18 -Encuentro Nº 13 - María

Transcripción

18 -Encuentro Nº 13 - María
“Carta entre hermanos”
CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA
ENCUENTRO Nº 13
María
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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TEMARIO
1-Jesús nos dio a su madre……......................................................Pág. 4
2- María y los apóstoles………….……………………………….pág. 6
3-María es nuestra Madre…….….………………………………..pág. 8
4- María es nuestra mediadora…………………………………...pág. 9
5-María es nuestra abogada defensora…………………………...pág.12
6-María es nuestra maestra……..……………………………….,,pág.12
7- La Oración del Santo Rosario………………………............--....pág.21
8- La presencia de María entre nosotros………………………....pág.28
9 -Resumen………………..………..............................................Pág.37
10- Preguntas para responder….....................................................pág.41
Nihil Obstad
Pbro. Claudio Castricone
Coordinador del Área Adultos
de la Junta Nacional de Catequesis
25 de abril del año 2010
Imprimatur
Monseñor Héctor S. Cardelli
Presidente de la Comisión Episcopal
de Pastoral Penitenciaria
2 de junio del año 2010
Contenido: Ana María Terradas.
Ilustraciones: Carlos Julio Sánchez
Queda hecho el depósito
que establece la Ley 11.723
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Querido hermano:
En el Encuentro pasado sobre la Cárcel, la Cruz y la Resurrección de Jesús,
hemos dicho que su madre lo acompañó en todo su dolor.
Cuando le dijeron a María: Tu hijo ha caído preso, Ella habrá recordado con
angustia al profeta Simeón cuando le había anunciado en el Templo:
“Una espada te atravesará el corazón”
Lucas 2,35
María siguió estremecida de dolor todos los pasos de su Hijo. Desde que fue
encarcelado hasta que lo vio morir en la Cruz y lo recibió con ternura entre sus
brazos.
El apóstol Juan nos dice:
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre”
Juan 19, 25
Para Jesús debió ser un gran consuelo poder mirar a su madre en su dolor.
Ella estaba allí para acunarlo en su corazón, como cuando era niño. Para
consolarlo. Para darle fuerzas. Para orar con Él…
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Así como María estuvo al pie de la Cruz de su Hijo, así también está con
todos los hijos que están clavados en una cruz de injusticia, de error, de
marginación, de abandono. Porque cada uno de ellos tiene el mismo Rostro de
Jesús.
En cada una de nuestras cruces de dolor, sigue clavado Jesús. Y allí está
María para consolarnos, para darnos fuerzas, para orar con nosotros.
JUNTO A LA CRUZ
Junto a la Cruz de su Hijo
la madre llorando se ve;
el dolor la ha crucificado,
el amor la tiene de pie.
Quédate de pie,
de pie junto a Jesús,
que tu Hijo sigue
en la Cruz.
Cruz del lecho de los enfermos,
de los niños sin un hogar.
Cruz del extranjero en su patria,
del que sufre en soledad.
Cruz de la injusticia y la miseria,
de los marginados de hoy.
Cruz de tantas falsas promesas
y de la desesperación.
Cruz del abandono de amigos,
del olvido y la traición.
Cruz de la amenaza y del miedo
la tortura y la prisión.
Cruz de los que sin esperanza
sufren sin saber para qué.
Cruz de los enfermos del alma,
de los que perdieron la fe.
Quédate de pie,
de pie junto a Jesús,
que tu Hijo sigue
en la Cruz.
1- JESÚS NOS DIO A SU MADRE
En la Cruz, Jesús estaba dando su vida por nosotros. Sin embargo, aún le
quedaba un gran tesoro para entregarnos Ese tesoro es María, su madre, para que
fuera nuestra Madre. Ella tenía la fe y la confianza en Dios que Su Hijo le había
enseñado. María había sido su primera discípula. La más fiel, la más constante.
La que más lo amaba. La que mejor comprendía su mensaje.
Momentos antes de morir, Jesús hizo un pedido a su madre:
“Al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dijo Jesús a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo”
Juan 19,26
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Después, señalando al discípulo, le dijo:
“Aquí tienes a tu Madre”
Juan 19,25
Este discípulo amado a quien Jesús entregó su madre antes de morir, se cree
que era el apóstol Juan.
Si nosotros queremos ser discípulos amados de Jesús,
debemos recibir a María como Madre.
Cuando Jesús dijo al discípulo amado que recibiera a María como Madre, se
la estaba dando como Madre de todos nosotros. Se la estaba dando como Madre
de la Iglesia. Se la estaba dando como Madre de todos los hijos de Dios…
María y el discípulo amado dijeron SI a Jesús, y desde ese momento la madre
de Jesús es nuestra Madre.
Dos fueron las Misiones que Dios entregó a María:
• Ser la madre de Jesús.
• Ser la Madre de todos nosotros.
¡María es siempre Madre…!
María nos acompaña en nuestro caminar por la vida. Ella está siempre con
todos sus hijos y en especial con el hijo que más la necesita… ¡Como la mejor
de las Madres!
Jesús dio Su Vida
por nosotros
y nos dio
a Su propia madre.
Desde ese momento,
nadie puede decir
que es huérfano
de Madre
en este mundo.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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María fue siempre una niña y una mujer de total pureza y entrega a la
Voluntad de Dios. Por eso fue la elegida para ser la madre de Jesús. La humildad
de María atrajo sobre ella la mirada de Dios.
Jesús le dio a María el lugar más alto que hay en este mundo como ser
humano. Pero, ¡cuidado! Puede pasar que haya gente que ponga a María como lo
primero y se olvide de Jesús. Esto es una idolatría. Es poner a un ser humano en
el lugar de Dios o por encima de Dios. Que quede claro: a Jesús se lo adora
como Dios y a María se la respeta y venera como Madre Nuestra. ¡Bendita
herencia que nos dejó Jesús!
2- MARÍA Y LOS APÓSTOLES
Jesús había elegido, entre sus discípulos, a doce apóstoles para que fueran la
base de Su Iglesia. Los eligió después de orar toda una noche. Porque Jesús
nunca tomaba decisiones sin antes haberlas consultado con Su Padre.
Es bueno preguntarnos: ¿Hacemos nosotros lo mismo?
¿Consultamos con Dios antes de tomar una decisión importante?
¿A quiénes eligió Jesús como apóstoles? A hombres rudos y casi analfabetos.
Amigos de pelear por cualquier cosa. Eran diamantes en bruto a los que Jesús
fue puliendo y encomendó a su madre la tarea de seguir formándolos.
María comenzó con ellos a cumplir con su Misión de Madre de la Iglesia. Los
llamó, los reunió en oración. Les dijo que todo iba a salir bien, que Jesús
volvería con ellos. En una palabra: les dio esperanzas… ¡Porque las habían
perdido!
El corazón de esta Madre estaba estremecido de amor por los discípulos de
Jesús. Eran para Ella tan importantes como lo había sido Su Hijo. Los discípulos
de Jesús no estaban solos: María era la Madre que los reunía como familia ¡Ella
debía lavarles los pies, como se los había lavado Jesús!
La verdad es que ninguno de los apóstoles había comprendido del todo a Jesús.
Lo que menos les cabía en la cabeza era lo que el Maestro les había dicho sobre
Su Resurrección. Después que Jesús murió, muchos de ellos se sintieron
desilusionados. Les parecía que Jesús era un fracasado.
¡Con estos hijos que le dejó Jesús como herencia, tuvo que lidiar María!
Veamos, como botón de muestra, querido hermano, lo que pasó con uno de los
apóstoles llamado Tomás, cuando sus compañeros le contaron que habían visto a
Jesús Resucitado.
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“Tomás, uno de los doce apóstoles, llamado el Mellizo, no estaba
con ellos cuando se les apareció Jesús. Los discípulos le dijeron:
¡Hemos visto al Señor! Pero Tomás contestó: Hasta que yo no vea
las marcas de los clavos en sus manos, no ponga mis dedos en el
agujero de los clavos y no meta mi mano en la herida que le hizo el
soldado en su costado, no creeré.
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez
reunidos. Estaba también Tomás. Se presentó Jesús en medio de
ellos estando las puertas cerradas y les dijo: La paz esté con
ustedes.
Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo y mételo en las llagas de mis
manos. Trae tu mano y métela en mi costado. No seas incrédulo y
cree. Tomás le contestó: Señor mío y Dios mío.
Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? ¡Felices los que
creen sin haber visto!”
Juan 20, 24-29
Jesús dice que son felices los que creen sin haberlo visto.
¡Esos somos nosotros…!
Debió ser grande la vergüenza que sintió Tomás. Temblando habrá tocado las
llagas del Señor. Esa vergüenza lo llevó a decir una de las más hermosas
oraciones del Evangelio:
“Señor mío y Dios mío”.
Juan 20, 28
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Todos los apóstoles vieron a Jesús Resucitado. ¡Por fin comprendieron que
tenían a Dios con ellos en la persona de Jesús! Comprendieron que no habían
perdido a Su Maestro. Y que, además, ahora tenían a María como Madre.
3- MARÍA ES NUESTRA MADRE
María es Madre de todos nosotros. Y sabemos que está en primer lugar con el
hijo que más sufre, con el que más necesita de su amor, de su consuelo y de su
ternura.
Oye mi canto que implora
Madre que estás junto a mí.
Cuando se busca la aurora,
cuando se ansía vivir,
cuando en el alma se llora,
siempre acudimos a ti.
María quiere que le abramos nuestro corazón para decirle lo que nos pasa. Es
nuestra Madre y vive pendiente de cada uno de nosotros. Siempre está a nuestro
lado. Al lado de cada uno de sus hijos. Sus preferidos son los preferidos de
Jesús, por eso María está siempre junto a cada hijo que está solo, enfermo,
necesitado, solo, encarcelado.
Comparto con usted, querido hermano, estas palabras que nuestro hermano
francés, Yacques Fesch, escribió el 12 de setiembre de 1957, en el Diario íntimo
que dedicó a su hijita Veronique. Él amaba mucho a María y quería que su hijita
también la amara.
¡María! ¡Nombre bendito que amo y venero desde lo más íntimo de mi ser!
Yo atestiguo, por experiencia de las almas, que cuando un corazón ha
recibido del Cielo el don precioso de recurrir a María en sus penas, sus
peligros, sus pruebas, ese corazón es pacificado, reposado, bendecido,
Y esta es una oración que nuestro hermano Alberto nos mandó desde
Entre Ríos:
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MI ORACIÓN PARA LA VIRGEN MARÍA
¡Virgen María!
Yo te pido en esta oración que no me abandones y me des mucha
fuerza, mucha fe y esperanza para seguir con esta cruz. No será la
misma que llevó tu hijo Jesús, pero también es muy pesada.
Estuviste, Madre, hasta el último momento junto a tu Hijo y le diste
mucha fuerza para soportarla. Yo te pido que me cuides, que no me
dejes desfallecer. Yo también soy hijo tuyo como Jesús y te alabo y te
pido que me des fuerza y que alivies mi dolor. Mi corazón estará
siempre abierto para recibir tu bendición maternal.
Yo soy un preso que muchas veces no ve el sol ni la luna y soy
tentado para cometer locuras. Hay momentos en que no quisiera
seguir viviendo. Por eso te pido, Madre mía, que no me abandones.
Cuántas veces, en un rincón de mi celda llorando triste y vencido,
imploro tu nombre, Virgen María. Por eso, Madre mía, en esta
oración te pido por mí y por todos nosotros. Por aquellos que nos
juzgan y no nos aceptan por haber estado en este lugar.
¡Virgen María, queridísima Madre, bendita seas!
4- MARÍA ES NUESTRA MEDIADORA
Dios eligió a María para que fuera nuestra mediadora de dos maneras:
• Para que por medio de Ella Jesús viniera al mundo.
• Para que por medio de Ella nosotros vayamos a Jesús.
Pero María fue también medidora entre Dios Padre y Jesús. Esto es algo que
pocos conocen. Veamos como fue esta mediación:
“Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre
de Jesús. Fue también invitado Jesús con sus discípulos. Sucedió
que se había terminado el vino preparado para la boda y se
quedaron sin vino.
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Entonces la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le
contestó: Mujer, ¿por qué me dice esto? Todavía no ha llegado mi
Hora. Pero ella dijo a los servidores: Hagan todo lo que Jesús les
diga.
Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos para
sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada una. Le
dijo Jesús a los sirvientes: llenen de agua las tinajas. Y las
llenaron hasta el borde. Después les dijo: Saquen las tinajas
afuera y llévenlas al encargado de la fiesta. Ellos las llevaron.
Cuando el encargado de la fiesta probó el agua convertida en
vino, llamó al novio, pues no sabía de donde venía ese vino. Pero sí
lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y el encargado
de la fiesta le dijo al novio: Todos sirven primero el vino mejor y
cuando ya todos han bebido bastante, sirven el inferior. Pero tú
has guardado el vino mejor para el final.
Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de
Galilea. Así se manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en
él”.
Juan 2, 1-11
Meditemos un poco sobre la actuación de María como mediadora entre Dios
Padre y Dios Hijo.
Dijimos que el Padre eligió a María para enviarnos a Su Hijo Jesús como
Salvador del mundo. Estamos hablando de cuando María dio a luz al niño Jesús.
Pero ahora, en esta boda de Caná, vemos que el Padre eligió a María para que
diera a luz a Jesús como el Mesías.
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Cuando Jesús le dijo a María en la boda que aún no era su tiempo de hacer
milagros porque no había llegado “Su Hora”, Ella no le contestó nada y dijo a los
servidores. "Hagan todo los que Jesús les diga”
El Padre le hizo saber a María que había llegado la Hora de Su Hijo. Ella debía
darlo de nuevo a luz para que comenzara a realizar la Misión para la que había
venido al mundo. Había llegado el momento en que Jesús debía comenzar a
predicar el Reino de Dios. Y es a María a quien el Padre se lo revela.
Como vemos, querido hermano, la Misión de María es mucho más grande que el
hecho de haber traído físicamente a Jesús al mundo…
Las últimas Palabras de María en los Evangelios fueron:
“Hagan todo lo que Jesús les diga”.
Juan 2,5
Estas palabras tienen todo el valor de un testamento. Después, María entra en el
silencio. Empieza la Hora de Su Hijo. Se ha cumplido el tiempo de la espera del
Mesías.
Después del milagro en la boda de Caná, Jesús empezó a hacerse visible como
Mesías. Comenzó a predicar el Reino de Dios diciendo:
“El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca.
Conviértanse y crean en la Buena Nueva”.
Marcos 1,15
Hasta aquí hemos hablado de María como mediadora entre Dios Padre y Dios
Hijo. Ahora vamos a verla en su Misión de mediadora entre Jesús y nosotros.
Leemos en un Documento de la Iglesia:
“María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones,
indigencias y sufrimientos. Hace de mediadora en su papel de Madre… María
intercede por los hombres. Como Madre desea también que se manifieste el
poder de su Hijo encaminado a socorrer la desventura humana y a liberar al
hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida".
Redemptoris Mater. Punto Nº 21
El alma de María es como un canal tan puro que no tiene ni una gota de
egoísmo. Por eso nuestros pedidos salen de nuestro corazón, pasan por el corazón
de María, y llegan directamente al Corazón de Jesús. Ella está en el medio. Es
nuestra mediadora.
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5-MARÍA ES NUESTRA ABOGADA DEFENSORA
Cuando Nuestra Madre ve que uno de sus hijos es tratado con injusticia, se
pone a su lado y lo defiende como hace una leona con sus cachorros.
¡Muchísimo más…!
Cuando tenga algún problema, querido hermano, no deje de llamar a María
para que lo proteja. Póngase bajo su amparo y verá de qué manera Ella lo ayuda.
María siempre está a su lado. Lo sienta o no.
Confíe siempre en su Madre del Cielo. Sobre todo cuando necesite que Ella
lo defienda de la incomprensión, de la injusticia, del abandono. María será
siempre su mejor abogada defensora.
CONSAGRACIÓN A MARÍA
Madre mía, yo me ofrezco del todo a Ti,
y en prueba de mi cariño de hijo
te entrego en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mí corazón,
en una palabra todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad,
te pido que me acompañes
y me protejas en todo momento. Amén.
6-MARÍA ES NUESTRA MAESTRA.
¿Qué nos enseña María?
• Nos enseña a ser humildes de corazón.
• Nos enseña a orar.
• Nos enseña a vivir en comunidad.
María nos enseña a ser humildes de corazón
¿Qué es ser humildes de corazón? Ser humildes de corazón es unir nuestra
voluntad a la Voluntad de Dios. Hacer siempre y en todo lo que la Conciencia
nos pide. Es hacer lo que debemos, nos guste o no nos guste.
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Es ser en todo parecidos a Jesús, que siempre vivió totalmente entregado a la
Voluntad de Su Padre. Por eso fue un hombre libre.
“Mi alimento es hacer la voluntad de mi padre”.
Juan 4,34
Así como es Jesús, también es nuestra Madre. Ella no conoce el egoísmo,
porque el centro de su vida es Jesús. Es humilde porque está vacía de sí misma
porque está totalmente ocupada por Jesús.
Cuando nosotros decimos María, Ella nos contesta: Jesús.
Así, humildes como nuestra Madre del Cielo, debemos ser nosotros, querido
hermano. Debemos dejar que nuestro yo chiquito se una al Yo poderoso de
Jesús en el Corazón de María. Entonces seremos felices de verdad porque el
centro de nuestra vida… será Jesús
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Para ser humildes hay que ser
muy fuertes. Debemos atrevernos a
mirarnos por dentro para ver en qué
necesitamos la ayuda de Jesús… y
pedir esa ayuda.
Se reconoce la humildad de una
persona cuando es capaz de confiar
en que, con la ayuda de Jesús, todo
lo puede.
“Todo lo puedo en Jesús
que me da fuerzas”.
Filipenses 4, 13
Veamos un ejemplo de fe y humildad en este pasaje del Evangelio.
“Jesús estaba en medio de un gentío que no lo dejaba ni respirar.
Se encontraba allí una mujer que sufría una hemorragia de
sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho en manos de
médicos y había gastado todo lo que tenía. Pero, en lugar de
mejorar, estaba cada vez peor.
Como había oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás
entre la gente y le tocó el manto. La mujer pensaba: Si logro
tocar aunque sea el borde de su manto, quedaré curada. Al
momento se cortó su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba
curada.
Jesús se dio cuenta de que un poder había salido de él, y dándose
vuelta en medio del gentío, preguntó: ¿Quién me ha tocado? Sus
discípulos le contestaron: Ya ves que te oprime toda esta gente,
¿y preguntas quién te tocó? Pero Jesús seguía mirando a su
alrededor para ver quién lo había tocado.
Entonces la mujer, que sabía muy bien lo que había pasado,
asustada y temblorosa, se postró ante él y le contó la verdad.
Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, estás curada
de tu enfermedad”.
Marcos 5,24-34
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¡¡¡Esta mujer le robó un milagro a Jesús!!!
¿Sabe por qué logró ser sanada por Jesús? Porque de verdad tenía fe en Él.
Para tener esta entrega y esta confianza en el Amor y en el Poder sanador de
Jesús, hay que ser muy humilde. Hay que sentirse necesitado y tener la fe y el
coraje de reconocer las propias heridas y entregárselas al Señor para que las
cure.
Lo contrario de la humildad es el orgullo. Porque el orgulloso no reconoce sus
defectos y necesidades, no quiere ponerse de rodillas ante Dios para pedir ser
sanado.
El humilde abre el corazón a Dios y el orgulloso lo cierra. Porque el humilde
sólo busca cumplir la Voluntad de Dios y el egoísta sólo busca que Dios lo
ayude a realizar sus propios caprichos.
“Dios se niega a los orgullosos y ayuda a los humildes”
1ª Pedro 5,5
La persona que es humilde de verdad, pone toda su confianza en Dios y, por
lo tanto, recibe de Él toda la ayuda que necesita. Esto dice San Pablo, uno de los
apóstolos más fuerte y valiente del Nuevo Testamento
”Cuando soy débil ante Dios, es entonces cuando soy fuerte”
2ª Corintios 12, 10
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Nuestra Madre ora para que el hijo orgulloso descubra su necesidad de ser
sanado por Dios, entonces lo ayuda a arrodillarse ante Él para pedirle lo que
necesita. Tan pronto como el hijo se pone de rodillas ante Dios, se está liberando
de la pesada carga del orgullo.
Muchas veces se piensa que es humilde la persona que dice: “yo no valgo
nada”, “yo soy poca cosa”. No es así. Para nada. Porque si una persona no
reconoce sus virtudes, no es humilde, es ignorante. Porque no se da cuenta de
que todos somos valiosos a los ojos de Dios, porque somos sus hijos.
“Hijo mío, eres precioso a mis ojos, eres valioso y yo te amo”.
Isaías 43, 4
María nos enseña a orar.
En todas sus apariciones María nos dice:
“Hijitos míos, oren…oren…oren…”
Nuestra Madre nos repite una y otra vez lo que Jesús nos dice:
“Es necesario orar siempre, sin desanimarse nunca”
Lucas 18,1
Para entender bien, querido hermano, cómo debemos hacer para orar siempre,
le voy a contar una historia que es un resumen del libro “La oración del
peregrino ruso” de autor anónimo.
Había un hombre que estaba intrigado por estas Palabras de Jesús: “Es
necesario orar siempre, sin desanimarse nunca”
Y se preguntaba:
— ¿Cómo se puede orar siempre y en todo momento? ¿Cómo se puede orar
cuando se tiene la mente ocupada en un trabajo, leyendo, o cuando se está
conversando con otro?
Le pareció algo tan difícil de entender que decidió ir a un convento y buscar
a un monje para que se lo explicara. Se puso en camino y llegó al convento
donde encontró a un monje muy anciano a quien le hizo esta pregunta:
— ¿Me puede enseñar a orar siempre y en todo como lo pide Jesús?
El monje le contestó:
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— Veo que eres una buena persona porque te preocupas por tu vida
espiritual. Quédate unos días a vivir en el convento y te enseñaré lo que se
llama la Oración del corazón. Ven a verme mañana al amanecer.
El monje le dio una celda que estaba desocupada. El peregrino acomodó sus
cosas, cenó con la comunidad, y luego se fue a dormir porque estaba muy
cansado por la caminata. Se despertó al amanecer y fue a buscar al monje que
lo estaba esperando. Entonces el monje le dijo:
— Desayuna, enciérrate en tu celda y repite quinientas veces la siguiente
0ración: “Jesús, hijo de Dios, ten piedad de mí pecador”. Te espero mañana al
amanecer.
Al amanecer del otro día fue el peregrino quien esperó que viniera el monje.
Cuando estuvo con él le contó que lo había obedecido en todo. El monje le dijo:
— Muy bien, veo que estás deseoso de aprender la Oración del corazón.
Ahora desayuna, enciérrate en tu celda, y reza mil veces: “Jesús, hijo de Dios,
ten piedad de mí pecador.” Te espero mañana al amanecer.
Cuando estuvo en la celda el joven rezó el día entero. Al amanecer del día
siguiente fue a buscar al monje: Lo esperó toda la mañana pero no vino. El
superior de la orden religiosa se le acercó y le dijo que el monje que buscaba
había fallecido durante la noche. Se despidió muy triste por la muerte de su
maestro de Oración y porque no había podido completar la enseñanza.
Mientras caminaba silencioso hacia su casa sintió que en su corazón sonaba
una voz que decía constantemente: “Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí
pecador”. Se puso a cantar para ver si la voz se callaba, pero descubrió que no
se callaba. Que podía cantar y orar al mismo tiempo. Después se puso a
conversar con un hombre que pasaba por ahí y descubrió que, cuando hablaba
con el otro, sentía adentro una voz que decía sin parar: “Jesús, Hijo de Dios,
ten piedad de mí pecador.”Se sintió feliz. Había aprendido la Oración del
corazón. Ahora sabía que, hiciera lo que hiciera, y pensara en lo que pensara,
su corazón siempre estaría orando. Y dio las gracias a su anciano maestro
fallecido.
La Oración del corazón, la podemos hacer nosotros tal cual la enseñó el
monje. O con la frase o palabra que más nos llegue al corazón. Cuando uno tiene
el corazón puesto en Dios, haga lo que haga, vive en permanente comunión con
Él. En permanente paz. Pase lo que pase, venga la cruz que venga, el corazón
está orando siempre. Entonces puede decir:
“Yo soy todo oración”
Salmo 109, 4
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Cuando un pensamiento doloroso, querido hermano, se repita y se repita en su
mente quitándole la paz, diga una y otra vez la frase o la palabra de “su oración
preferida” y verá cómo le viene la paz que busca….Que siempre viene.
Dicen los maestros de oración: Así como una espina que produce dolor se
saca con otra espina que produce curación, así también un mal pensamiento que
produce dolor se saca con un buen pensamiento que nos da la paz. Es muy
sabido que los buenos pensamientos producen buenos sentimientos y los malos
pensamientos producen malos sentimientos…
Si nuestra Madre nos pide que oremos siempre es para que estemos unidos a
Jesús. Es la manera de vivir en paz. Pase lo que nos pase.
Podemos resumir en este texto la importancia de lo que nos enseña María:
“La oración constante del que vive unido a Dios, tiene mucho
poder”
Santiago 5,16
¿La oración del que vive unido a Dios tiene mucho poder? Sí, y sobre todo
cuando son dos o más los que están orando. Así lo enseña Jesús.
“Les aseguro que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para
pedir algo, sea lo que sea, lo conseguirán de mi Padre que está en
los Cielos. Porque donde están dos o más reunidos en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos”.
Mateo 18, 19-20
Hacía diez años que un matrimonio buscaba tener un hijo, pero el hijo no
venía. Entonces decidieron visitar a un hombre muy sabio que tenía fama de
poder comunicarse con Dios.
Cuando llegaron al lugar donde vivía el sabio le pidieron que le preguntara a
Dios si ellos iban a poder tener hijos. El sabio les dijo que lo dejaran solo por
un momento. El matrimonio se fue a otra habitación para que el hombre sabio
pudiera hablar con Dios y hacerle la pregunta. Al rato volvió y les dijo:
— Lo lamento mucho. Me ha dicho Dios que ustedes no podrán tener hijos.
El matrimonio regresó a su casa con mucha tristeza. Pasaron diez años. Un
día se encontraron en la calle el matrimonio y el sabio. El matrimonio venía con
tres chicos. Entonces el hombre sabio preguntó asombrado:
— ¿Son hijos de ustedes estos chicos?
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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El matrimonio, muy feliz, contestó que si. Charlaron un rato y cada uno tomó
por su camino. Cuando llegó a su casa, el hombre sabio se fue derechito al
lugar donde siempre hablaba con Dios. Cuando Dios se hizo presente, el sabio
le dijo:
— Me has mentido. Me dijiste que el matrimonio no podía tener hijos y hoy
los he encontrado con tres hermosos niños. ¿Cómo es posible?
Entonces Dios largó una fuerte carcajada y le dijo:
— La verdad es que ellos no podían tener hijos. ¡Pero yo no me pude resistir
a la oración que, día y noche, hacían los abuelos!
María nos enseña a vivir en comunidad
Después que los discípulos vieron subir a Cristo resucitado al Cielo, se
mantuvieron unidos y oraban en comunidad:
“Los discípulos se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado
de los olivos, que dista de la ciudad como una media hora de
camino. Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior
de la casa donde se alojaban....Todos ellos perseveraban juntos
en la oración en compañía de algunas mujeres y de María, la
madre de Jesús”
Hechos 1, 12.14
Como en los primeros
tiempos, María sigue hoy
formando la Iglesia que le
encomendó Jesús.
Ella es la guardiana de nuestra
fe.
Ella ora por nosotros para que
abramos nuestros corazones
para recibir al Espíritu Santo y
que así nos convirtamos en
fieles discípulos misioneros de
su Hijo.
Esta es la promesa que nos hizo Jesús Resucitado el día que subió al Cielo:
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
20
“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre
ustedes, y serán mis testigos en todos los pueblos, hasta el
fin del mundo”
Hechos 1, 8
El gran deseo de nuestra Madre es que los hermanos vivamos unidos. Que
seamos de verdad la familia de los hijos de Dios. Para poder vivir esta unión
fraterna, debemos comenzar por formar comunidades para ayudarnos entre
nosotros a seguir el Camino de Jesús. Algo que no es fácil, pero que se hace
difícil para el que se aísla de los demás.
Así crece la Iglesia de Jesús en el mundo. De esta manera los demás se sienten
atraídos a formar parte de ella. No puede ser verdadera una fe en María en
quienes se aíslan y no se comunican con los demás. Porque María, como
Madre, es siempre hogar, fraternidad.
La comunidad cristiana comienza a formarse en la familia.
Nosotros, querido hermano, que nos escribimos con usted y sus compañeros,
formamos una comunidad. Nos reunimos una vez por semana para orar juntos,
recibir la correspondencia y despachar nuestras cartas.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Nuestras reuniones comienzan poniéndonos bajo la protección de Nuestra
Señora de la Merced, Madre de los encarcelados.
Después leemos y meditamos el Evangelio del día. Y al final, nos dedicamos
a repartir la correspondencia. Las cartas que recibimos las respondemos desde
nuestros hogares.
La oración que dedicamos a María antes de comenzar nuestras reuniones es
ésta:
Madre, estamos aquí reunidos
en el Nombre de Jesús tu Hijo encarcelado,
Quien tiene los rostros de nuestros hermanos.
A ti, Madre, está ofrecida nuestra misión.
A ti pedimos por cada uno de los que nos has confiado.
Acompáñalos, cuídalos, protégelos.
Cuida a sus familias, haz que los acompañen,
que les demuestren amor que es lo que más necesitan.
Te pedimos por nosotros, para que nos ilumines
y podamos decirles la palabra cariñosa y oportuna
que los ayude a sentirse amados por Jesús,
la que despierte en ellos el deseo de seguir Su Camino.
Gracias por tu presencia en nuestras reuniones
donde nos acompaña tu amor maternal y tu consejo.
Enséñanos a escribir ¡siempre! la mejor carta,
la carta que Tu, Madre, escribirías
como si fuera tu Hijo preso en Jerusalén.
Ayúdanos a vivir lo que predicamos.
Amén
7- LA ORACIÓN DEL SANTO ROSARIO
Nuestra Madre nos pide que recemos todos los días el Santo Rosario. Así les
dijo a los pastorcitos de Fátima en el año 1917:
“Recen el Rosario todos los días para alcanzar la Paz”.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
22
El Santo Rosario está formado por cincuenta cuentas divididas en cinco
partes, llamadas decenas, que están separadas por una cuenta.
En cada decena se medita un pasaje de la vida de Jesús y se reza un Padre
Nuestro, diez Ave María y un Gloria, Al terminar se reza un Padre Nuestro, tres
Ave María y un Gloria.
ORACIONES DEL SANTO ROSARIO
Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el Cielo. Santificado sea tu Nombre. Venga a
nosotros tu Reino. Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas así como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de Gracia. El Señor está contigo. Bendita eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María,
madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora
y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Antes de rezar cada Padre Nuestro meditamos un pasaje del Evangelio sobre
la vida de Jesús, después rezamos las diez Ave María y el Gloria. A cada una de
estas meditaciones las llamamos Misterios.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
23
Se llaman Misterios porque son verdades que el hombre no puede descubrir
por sí mismo, sino que le han sido reveladas por Dios por medio de Su Palabra
escrita en la Biblia.
Estos son los Misterios del Santo Rosario que se meditan a lo largo de la
semana:
MISTERIOS GOZOSOS: LUNES Y SÁBADOS.
1º- La anunciación del ángel a María y encarnación del Hijo de Dios (Lucas
1, 26-38)
El ángel Gabriel se presenta ante la Virgen María y le dice que ha sido elegida
para ser la madre del Hijo de Dios. Ella contesta: “Yo soy la servidora del
Señor, que se cumpla en mí la Voluntad de Dios”. Por medio del Espíritu Santo,
Jesús se encarna en el vientre virgen de María.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a ser humildes como Ella para cumplir
en todo la Voluntad de Dios.
2º- La visita de María a su parienta Isabel (Lucas 1, 39- 45)
María emprende un largo viaje para visitar a su parienta Isabel. Quiere
compartir con ella la alegría de llevar a Jesús en su seno, y también para
acompañarla cuando nazca Juan el hijo que espera Isabel.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a saber compartir con los demás la
alegría de haber recibido a Jesús en nuestro corazón y acompañarlos en sus
necesidades,
3º- El nacimiento de Jesús en Belén (Lucas 2,1- 7)
Jesús, nuestro Dios y Señor, nace en la mayor pobreza, pero es recibido con
amor por sus padres María y José.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a tener pobreza de corazón para que sea
Dios nuestra única riqueza.
4º- La presentación de Jesús en el Templo (Lucas 2, 22-38)
María y José llevan al niño Jesús al Templo para ofrecerlo a Dios.
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a tener un corazón puro como el de los
niños.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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5º- El niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2, 41-52)
Después de la visita al Templo, Jesús no regresa con sus padres.
Angustiados, lo buscan durante tres días. Cuando lo encuentran, Jesús les dice:
“¿Por qué me buscaban no saben que yo debo ocuparme de las cosas de mi
Padre?
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a ocuparnos de las cosas de nuestro Padre
Dios.
MISTERIOS LUMINOSOS: JUEVES
1º- El bautismo de Jesús en el río Jordán (Mateo 3,13-17)
Jesús, que no conoce el pecado, se hace bautizar por Juan en las mismas
aguas donde se bautizan los pecadores.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a ofrecer a Jesús nuestras miserias para
que las purifique.
2º- Las bodas de Caná (Juan 2, 1-11)
Jesús realiza su primer milagro a pedido de su madre. Este primer milagro
indica que ha llegado Su Hora como Mesías. El comienzo de su predicación del
Reino de Dios.
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a predicar el Reino de Dios a los que nos
rodean.
3º- Jesús predica el Reino de Dios (Marcos 1,14 – 15)
Jesús comienza su predicación pidiendo conversión y fe en sus enseñanzas.
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a tener fe y un verdadero arrepentimiento
y deseos de cambiar lo que está equivocado.
4º- La transfiguración del Señor (Lucas 9, 28-36)
Poco tiempo antes de ser crucificado, Jesús llevó a sus apóstoles Pedro, Juan
y Santiago a un monte para orar. Mientras oraban, los apóstoles vieron que el
Rostro de Jesús cambió y sus ropas se volvieron de una blancura deslumbrante.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a orar para poder sentir la presencia viva
de Jesús Resucitado entre nosotros.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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5º- Institución de la Eucaristía (Lucas 22-14-20
Antes de ser encarcelado, Jesús ofreció Su Cuerpo y Su Sangre, que serían
derramadas en la cruz, para nuestra salvación. De esta manera Jesús es para
nosotros el Pan de vida que alimenta nuestra alma.
Pidamos a nuestra Madre nos haga sentir hambre y sed de Dios, para recibir a
Jesús en la Eucaristía.
MISTERIOS DOLOROSOS: MARTES Y VIERNES
1º- La Oración de Jesús en el Huerto (Mateo 26, 36-46)
Antes de ser apresado, Jesús ora durante largas horas para preparase ante el
gran sufrimiento que le espera. Busca consuelo en sus discípulos, pero ellos
están dormidos. Jesús está solo en su dolor.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a orar en nuestros momentos de dolor y
saber acompañar a los que sufren.
2º- La flagelación del Señor (Juan 19,1)
Jesús sufre con paciencia y terribles tormentos la crueldad humana en su
propio cuerpo.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a no hacer daño a nadie.
3º- Jesús es coronado de espinas (Juan 19,2-5)
Los soldados romanos ponen a Jesús una corona de espinas. Para burlarse de
Él lo abofetean y escupen. En silencio y en paz, Jesús sufre para salvarnos.
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a unir nuestros sufrimientos a los de
Jesús, para ofrecerlos por las necesidades de los que amamos y por la salvación
del mundo.
4º- Jesús con la cruz a cuesta camino del calvario (Juan 19, 17)
Cargando con el peso de la cruz y con su cuerpo estremecido de dolor, Jesús
camina hacia el lugar donde debe ser crucificado para salvarnos. Cae y se
levanta varias veces sin rebeldías.
Pidamos a nuestra Madre nos ayude a saber cargar con paciencia nuestra cruz
y ofrecerla por la salvación de los demás….y de nuestra propia salvación.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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5º- Crucifixión y muerte de Jesús (Juan 19,18-22)
Jesús muere entre tormentos pero en paz, porque ha cumplido la Misión que
lo trajo a este mundo, que es nuestra salvación.
Pidamos a nuestra Madre llegar al último momento de nuestra vida habiendo
cumplido, como hijos de Dios, nuestra misión aquí en la tierra.
MISTERIOS GLORIOSOS: MIÉRCOLES Y DOMINGOS
1º- La resurrección del Señor (Mateo 28,1-8)
Al tercer día después de su muerte, Jesús resucita.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a morir a nuestros pecados para poder
nacer a una vida nueva junto a Jesús Resucitado.
2º- La ascensión del Señor a los Cielos (Hechos de los apóstoles 1,9-11)
Después de resucitar, Jesús estuvo cuarenta días con sus discípulos y luego
subió al Cielo.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a vivir en este mundo preparándonos
para alcanzar la vida eterna.
3º- La venida del Espíritu Santo sobre María y los discípulos (Hechos de los
apóstoles 2, 1-4)
Jesús había prometido que, después de resucitado, enviaría el Espíritu Santo
para hacer arder las almas de sus discípulos con el fuego del amor de Dios. Esto
se cumplió cuando vino sobre María y sus discípulos el día de Pentecostés.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a vivir unidos como comunidad fraterna
para que nuestros corazones ardan con el fuego del Espíritu Santo y podamos
encender con ese mismo fuego los corazones de los que nos rodean.
4º- La asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al Cielo (Apocalipsis
12, 1)
Nuestra Madre es llevada al Cielo por Jesús, en cuerpo y alma.
Pedimos a nuestra Madre nos venga a buscar el día de nuestra muerte para
llevarnos a la presencia de Jesús.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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5º- La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado (Lucas
1, 46-55)
Por su profunda humildad, pureza y entrega total a Dios, María ocupa el lugar
más alto entre todos los hijos de Dios.
Pidamos a nuestra Madre nos enseñe a ser humildes y puros como Ella para
poder vivir con una total entrega a Dios.
Como vemos, querido hermano, quien reza el Santo Rosario todos los días de
la semana ha meditado la vida de Jesús acompañado por María. ¡Por eso es tan
valiosa esta oración! Cuando rezamos diariamente el Santo Rosario, meditando
cada uno de sus Misterios, nos damos cuenta de que no hay mejor Catequista y
Maestra de oración que María.
El Papa Pablo VI ha llamado al Rosario:
El resumen de nuestra fe.
Quienes hemos profundizado en la riqueza y el valor inmenso de esta oración
tan querida por nuestro pueblo, sabemos que, tras los labios que murmuran sus
oraciones, se da el encuentro sereno y profundo con Dios.
Hay una manera de rezar el Santo Rosario para esos momentos en que estamos
muy deprimidos y no tenemos ganas de nada.
Después de meditar el pasaje bíblico,
pasamos cada cuenta por los dedos mientras
vamos diciendo en lugar del Ave María:
”Madre te necesito”. “Madre ayúdame”.
“Madre protégeme”. “Madre te pido por las
necesidades de mis seres queridos”…
De esta manera lo suelo rezar con las
mujeres que están en la Unidad Nº 3 de
Córdoba.
Es notable el silencio profundo que se hace
después de cada una de sus peticiones.
¡Tienen tanto que pedir estas hermanitas
nuestras tan queridas!
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
28
8- LA PRESENCIA DE MARÍA ENTRE NOSOTROS
Para comenzar, digamos que, aunque hay una sola madre de Jesús y Madre
nuestra, sus hijos le hemos puesto muchos nombres según el lugar donde se la
venere. Por ejemplo:
“Virgen del Milagro”, “Nuestra Señora
de la Paz”, Virgen de Luján”,“Virgen de
Guadalupe”,“Virgen de Itatí”, “Virgen
de Fátima”, “Nuestra Señora del
Rosario”, “Virgen del Valle”, “María
Auxiliadora”, “Virgen de Lourdes”, …
etc, etc...
Aquí en Argentina hay un nombre
muy original: “Nuestra Señora gaucha
del buen mate”.
Esto significa que se invita a María
para que nos acompañe en la mateada
que reúne a la familia y a los amigos.
Todos nosotros estamos unidos por
una devoción a la Virgen María que se
llama:
“Nuestra Señora de la Merced,
Madre de los encarcelados”
Nuestra Señora
de la Merced
Se festeja el 24 de setiembre.
Son muchos los lugares donde María se ha aparecido dejándose ver por sus
hijos. Pero nosotros vamos a elegir dos apariciones de muestra Madre aprobadas
por la Iglesia y reconocidas en todo el mundo:
• Virgen de Lourdes en Francia
• Virgen de Guadalupe en Méjico.
Virgen de Lourdes
Desde el año 1858 en Lourdes, se vienen sucediendo numerosas curaciones de
Jesús por medio de Su madre.
Le hago un relato muy sencillo y corto, querido hermano, sobre las apariciones
de Nuestra Señora de Lourdes y de los milagros que están pasando.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
El 11 de febrero de 1858,
Bernardita, una niña de
catorce años, recogía leña
cuando al acercarse a una
gruta vio a una Señora
vestida de blanco, con sus
pies descalzos cubiertos por
rosas.
En su cintura tenía una
ancha cinta azul, sus manos
juntas estaban en oración y
llevaba un Rosario.
Bernardita al principio
se asustó, pero luego
comenzó a rezar el
Rosario que siempre
llevaba. Al mismo tiempo
que la niña, la Señora
pasaba las cuentas del
suyo entre sus dedos.
Al finalizar la oración, la Señora retrocedió hacia la gruta y desapareció. La
niña comprendió que había visto a la Virgen María
Estas apariciones de la Virgen María se repitieron dieciocho veces. En la
novena aparición, la Virgen pidió a Bernardita que fuera a beber y lavarse los
pies en el agua de una fuente, y le señaló una gruta. La niña sabía que en la
gruta no había agua pero obedeció, escarbó en el suelo y brotó un manantial
de agua.
Sin saberlo, Bernardita acababa de abrir el manantial de las
curaciones y de los milagros más grandes que emocionan y
conmueven a la humanidad.
El agua milagrosa de Lourdes brota del manantial y llena piletas donde se
bañan los enfermos. Ha sido analizada por los mejores químicos y médicos del
mundo entero. Y se ha descubierto que es un agua pura y que sigue siendo pura
después que cientos de enfermos se han bañado en ella. Aun los que tienen las
enfermedades más contagiosas.
Son bañados uno tras otro todos los enfermos que llegan, pero no queda
ninguna bacteria viva en sus aguas.
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ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
30
Muchas curaciones milagrosas siguen sucediendo en Lourdes en la actualidad.
Por eso siempre hay colas de enfermos esperando para ser bañados en las aguas
de las piletas. Y hay también muchas personas que van para acompañarlos y
cuidarlos.
Millones de personas llegan cada año a Lourdes, y muchos enfermos han sido
sanados en sus aguas. Hay un Comité médico formado por especialistas de todos
los países del mundo, de distintas religiones y hasta ateos, que van certificando
con todos los estudios científicos cuales son las verdaderas curaciones que se
producen.
Infinidad de enfermos han encontrado la salud en sus aguas milagrosas, pero
el mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones del corazón.
¿Puede pedir la curación un enfermo que no puede viajar a Lourdes y bañarse
en sus aguas?: por supuesto que sí. Muchas curaciones del alma y del cuerpo se
han hecho en personas que no estuvieron en Lourdes.
Pero hay que pedir con fe. Ha pasado también que personas con fe pidieron
por enfermos que no tenían fe, ¡y los enfermos se curaron!
Así de sencilla y buena es nuestra Madre
Vamos ahora a comentar, querido hermano, un poco sobre la vida de
Bernardita porque ella misma es un milagro permanente.
Bernardita nació el 7 de enero de 1844 y falleció el 15 de abril de 1879.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
31
Cuando se le apareció la
Virgen, era tan pobre que vivía
con sus padres y sus cuatro
hermanos en una sola habitación
que era parte de una cárcel que
había sido desocupada por
insalubre.
Siempre fue una niña con muy
poca salud que trabajaba como
pastora por la comida.
Su única fuente de fortaleza
era la misma Virgen María.
Cuando fue mayor, Bernardita se hizo
monja y murió a los 34 años.
El milagro del que le hablaba recién,
querido hermano, está en su cuerpo.
Desde el día de su muerte hasta el día
de hoy, se mantiene tal cual estaba en el
momento de morir.
Su cuerpo está incorrupto. En la
fotografía vemos a Bernardita dentro de
un féretro de cristal donde parece estar
dormida.
Virgen de Guadalupe
La Virgen se apareció a un indígena azteca llamado Juan Diego, entre el 9 al
12 de diciembre de 1531. Sucedió en la ciudad de Méjico.
La historia de estas apariciones fue escrita en lengua indígena y después
traducida a todos los idiomas del mundo.
Era sábado muy de madrugada cuando Juan Diego iba camino de la iglesia.
Al llegar junto a un cerro, oyó una voz que lo llamaba y le decía en su propia
lengua indígena:
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
32
— Juanito, Juan Dieguito.
Juan Diego fue a ver quien lo llamaba. Cuando llegó arriba del cerro, vio a
una Señora que estaba allí de pie y que le dijo que se acercara. Cuando estuvo
en su presencia, se maravilló mucho de su radiante vestidura que era como el sol
y porque la tierra donde estaba parada relumbraba como el arco iris. Todo
brillaba como el oro. Llevaba una cinta en su cintura como las que usaban las
mujeres indígenas embarazadas.
Juan Diego se inclinó delante de ella y oyó su voz muy suave y cariñosa que
le decía:
— ¿Juanito, el más pequeño de mis hijos, adónde vas?
— Señora y Niña mía, tengo que llegar a la Iglesia para aprender las cosas
divinas que nos enseñan nuestros Sacerdotes.
— Debes saber y entender, tú, el más pequeño de mis hijos, que yo soy la
siempre Virgen María, madre de Jesús. Deseo que se levante aquí un Templo
para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy
la Madre de todos. Aquí quiero escuchar los lamentos y curar todas las miserias,
penas y dolores de mis hijos. Te pido que vayas al palacio del obispo de Méjico y
le digas que yo te envío a decirle que deseo que aquí edifique un Templo. Le
contarás puntualmente cuanto has visto y lo que has oído. Anda y pone todo tu
esfuerzo.
—Señora mía, ya voy a cumplir tu mandato; por ahora me despido
de ti.
Juan Diego fue a hablar con el obispo español, que se llamaba Juan de
Zumárraga. Apenas llegó pidió verlo y al cabo de un rato fue recibido. Cuando
Juan Diego le dijo que había visto a la Virgen María y cual era su mensaje, el
obispo no le creyó y le pidió que volviera otro día. Juan Diego salió y se fue
derecho al cerro donde se encontró con la Señora del Cielo que lo estaba
esperando. Muy triste le dijo:
—Señora, Niña mía, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandato. Vi al
obispo, le di tu mensaje, pero me parece que no me creyó. Señora y Niña mía,
te pido que mandes a otra persona más importante para hablar con el obispo
para que le crea, y no a este pobre indígena. La Virgen le dijo a Juan Diego
que era él y no otro quien debía hablar con el obispo.
Obedeció Juan Diego a la Señora del Cielo y volvió por segunda vez a
hablar con el obispo. Pero de nuevo no le creyó.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Para conformar a Juan Digo, el obispo le dijo que trajera alguna señal para
que se le pudiera creer que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Cuando Juan
Diego se encontró con la Virgen, le dijo la respuesta que traía del obispo. La
Virgen le dijo:
— Volverás aquí mañana para que lleves al obispo la señal que te ha
pedido; con esto te creerá. Debes saber, hijito mío, que yo te pagaré tu
paciencia, el trabajo y el cansancio que has tenido por mí. Te espero mañana.
Al día siguiente, cuando Juan Diego tenía que volver al cerro para ver a la
Señora del Cielo no fue, porque cuando llegó a su casa, se encontró con que
un tío suyo tenía una enfermedad muy grave y tuvo que cuidarlo. Cuando iba
por el camino para buscar ayuda para su tío se encontró con la Virgen que lo
estaba esperando. Entonces le pidió perdón por no haber asistido a la cita del
día anterior. María le dijo:
—Oye y comprende, hijo mío, el más pequeño, no te aflijas ni te angusties
por nada; no se entristezca tu corazón; ¿No estoy yo aquí? ¿No soy tu Madre?
¿No soy yo tu salud? ¿No te tengo protegido en el hueco de mis brazos? ¿Qué
más necesitas? No te aflijas por la enfermedad de tu tío, debes estar seguro de
que ya sanó. Ahora sube, hijo mío, el más pequeño, a la cumbre del cerro; allí
hallarás flores, córtalas y júntalas. Después baja y tráelas a mi presencia.
Juan Diego subió al cerro, aunque sabía que allí no crecían flores porque
había muchas rocas y abrojos. Además, era invierno y todo estaba cubierto de
nieve.
Cuando llegó arriba, se asombró mucho de que hubieran brotado rosas.
Estaban muy fragantes y llenas del rocío de la noche y parecían perlas
preciosas. Empezó a cortarlas; las juntó todas y las puso en su manta. Bajó
inmediatamente y se las mostró a la Señora del Cielo La Virgen le dijo:
—Hijo mío, el más pequeño, estas flores son la prueba y señal que llevarás
al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ellas mi voluntad de que se haga
el Templo y que tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador y muy digno de
confianza.
Juan Diego se puso en camino para hablar con el obispo. Cuando después
de horas de espera fue recibido, le dijo que La Señora del Cielo había
aceptado su pedido de darle una señal. Y agregó:
—Me mandó a la cumbre del cerro donde no hay más que hielo, para que
fuese a cortar rosas. A pesar de que es imposible que allí haya flor alguna yo
subí y encontré estas hermosas flores.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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Ella me dijo que se las debía entregar a usted, y así lo hago para que vea en
ellas la señal que le pidió a la Madre del Cielo. Aquí están las flores.
Recíbalas. Cuando las rosas se desparramaron por el suelo, se dibujó de
repente en la manta la imagen de la Virgen María que Juan Diego había visto
en el cerro.
El obispo lloró con mucha tristeza y pidió perdón a Juan Diego y a la Virgen
por no haber creído. Y rápidamente dio comienzo a los trámites para levantar el
Templo y poner allí la manta de Juan Diego con la imagen de la madre de Jesús.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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La Virgen de Guadalupe, que se había aparecido en el monte Tepeyac, fue
desde entonces reconocida como Patrona de América Latina. Con gran alegría
de todos…y de los indígenas en especial, que son los más pobres entre los
pobres.
Ellos se sienten los preferidos de Jesús, que siempre tuvo como predilectos a
los que el mundo desvaloriza….
Miles y miles de personas visitan la Iglesia de la Virgen de Guadalupe y son
muchísimos los milagros del cuerpo y del alma que allí suceden.
Algunas personas llegan por curiosidad, pero la mayoría van para pedirle por
sus necesidades. El 12 de diciembre de 1998, por ejemplo, recibió la visita de
aproximadamente 6 millones de personas.
Ahora vamos a hablar, querido hermano, de la manta de Juan Diego donde
quedó impresa la imagen de nuestra Madre, y de los muchos estudios que le han
hecho científicos de todo el mundo.
No se comprenden las cosas milagrosas que están sucediendo en esta pobre
manta indígena. Veamos ahora las cosas milagrosas que suceden:
1- La manta tiene siempre una temperatura de 36, 6 grados, que es
la del cuerpo de una persona viva.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
36
2- Cuando los médicos ponen un estetoscopio debajo de la cinta
negra de embarazada que la imagen de María lleva en la cintura, se
escuchan latidos de un bebé en el vientre materno.
3- Estudios científicos no logran descubrir el origen de los colores
que tiene la imagen. Los científicos afirman que el material con que
están hechos no es ninguno de los conocidos en la tierra.
4- Se ha hecho pasar un rayo láser sobre la manta y se ha
descubierto que los colores de la imagen no están impresos en la tela,
sino que flotan a pocos milímetros sobre el tejido, sin tocarlo.
5- La manta está tejida con la fibra de una planta mejicana
llamada maguey. Esta fibra no puede durar, a lo sumo, más de 20 a
30 años. Sin embargo, la manta con la imagen de la Virgen de
Guadalupe, tiene más de 500 años y está intacta.
6- En el año 1791 se volcó por accidente ácido muriático, que
quemó un borde de la tela. A los 30 días, sin ningún tratamiento, se
reconstruyó el tejido dañado.
7- Las estrellas que se ven en la manta muestran la posición
exacta que el cielo de Méjico tenía el día en que quedó impresa la
imagen.
8- A comienzos del siglo veinte, un hombre incrédulo puso debajo
de la manta una bomba de alto poder. La explosión destruyó todo lo
que allí había menos la manta, que quedó en perfecto estado.
9- La ciencia descubrió que las pupilas de los ojos de la imagen de
María se mueven. Porque se contraen con la luz y se dilatan con la
oscuridad como ocurre con un ojo vivo y sano.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
37
10- En los ojos de la imagen de María, de tan sólo 8 milímetros, se
descubrieron pequeñísimas figuras humanas, que ningún artista
podría pintar. Al ampliarlas se ve la imagen de Juan Diego abriendo
la manta ante el obispo y todos los presentes. Doce personas en total.
Como vemos, querido hermano, nuestra Madre está AQUÍ Y AHORA con
nosotros. No queda para nadie ninguna duda de su presencia.
Son también para cada uno de nosotros estas palabras que nuestra Madre
dijo a Juan Diego:
“Oye y comprende, hijo mío, el más pequeño,
No te asustes ni te aflijas por nada;
no se entristezca tu corazón. ¿No estoy yo aquí?
¿No soy tu Madre? ¿No soy yo tu salud?
¿No te tengo protegido en el hueco de mis brazos?
¿Qué más necesitas?
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RESUMEN
Antes de morir, Jesús nos dejó una bendita herencia: Su madre. Para que sea
nuestra Madre. Ella fue siempre una niña y una mujer llena de pureza y fiel a la
Voluntad de Dios; por eso Dios la eligió como madre de Su Hijo y la llenó de
Gracias para nuestro bien. Nadie es huérfano en este mundo porque todos
tenemos una Madre para siempre. La tarea de María, como Madre nuestra, es
hacer que Jesús entre en cada corazón.
En el Corazón de María se formó la Iglesia que Jesús fundó en la tierra con
sus apóstoles. No fue tarea fácil para María, porque muchos de los apóstoles de
Jesús eran muy cabezas duras. Le dieron tanto trabajo como el que nosotros le
damos ahora.
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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María es mediadora entre Jesús y nosotros. El alma de María es como un
canal tan puro que no tiene ni una gota de egoísmo. Por eso nuestros pedidos
salen de nuestro corazón, pasan por el corazón de María, y llegan directamente
al corazón de Jesús. Ella está en el medio. Por eso la llamamos mediadora.
María es la abogada defensora de todo hijo que es tratado con injusticia,
desvalorizado, maltratado, incomprendido. Pidámosle que nos defienda cuando
seamos injustamente tratados. Nuestra dulce Madrecita saca entonces más garras
que una leona cuando defiende a sus cachorros.
A nuestra Madre le gusta que le pidamos en nuestras necesidades. Que le
digamos: “Madre, te necesito” y le contemos lo que nos pasa. Que confiemos en
ella. Porque cuidar de nosotros es su Misión.
María nos enseña a ser humildes, para que sepamos reconocer nuestras
virtudes y nuestros defectos. Nos enseña a orar en todo momento para que
siempre estemos unidos a Su Hijo. Nos pide que nos reunamos en comunidad
con los hermanos para orar con la Palabra de Dios y pedir por nuestras
necesidades y las necesidades de los demás. Ella sigue formando la Iglesia de
Jesús, que crece por nuestro testimonio de fe verdadera y generosa con los más
necesitados.
María nos pide en sus mensajes que recemos todos los días el Santo Rosario.
Es una oración que nos deja mucha paz en el alma y nos conduce directamente a
Jesús.
A Jesús se lo adora como Dios y a María se la respeta y se la venera como la
bendita Madre que Jesús nos dejó.
La prueba palpable de que María está presente entre nosotros como Madre
nuestra, además de lo que vivimos por nuestra relación personal con Ella, son
sus apariciones, mensajes y milagros que están sucediendo en todo el mundo.
Son también para todos nosotros estas palabras que María dijo a Juan Diego:
“Oye y comprende, hijo mío, el más pequeño, no te asustes ni te aflijas por nada;
no se entristezca tu corazón. ¿No estoy yo aquí? ¿No soy tu Madre? ¿No soy yo
tu salud? ¿No te tengo protegido en el hueco de mis brazos? ¿Qué más
necesitas?”
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
39
Querido hermano:
En el próximo Encuentro: “La Iglesia”, hablaremos cómo la fundó Jesús y de
la misión que tenemos en ella.
No olvide compartir con los demás lo que ha aprendido en este Encuentro.
Que Dios lo bendiga y bendiga a sus familiares y personas más queridas.
Me despido de usted con mucho cariño.
Ana María
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MIS NOTAS
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ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
40
ESTOY PRESO, MADRE
Noche tras noche desde que estoy preso,
cuando todo se ha vuelto silencio,
siento los leves pasos de María
recorriendo los pasillos del penal.
¿Qué buscas, María? ¡A mi hijo busco!
Sé que lo trajeron y me está llamando.
¡Aquí estoy, Madre! ¡Yo soy el que buscas!
El Cristo entre rejas que te hace sufrir.
Ven, Madre, a mi lado, ven con cada uno,
son cientos los Cristos que estamos aquí.
A todos nos faltan ternuras de Madre
siquiera un ratito antes de dormir.
La Madre se acerca, se sienta a mi lado,
mi frente acaricia y un beso me da,
mientras con ternura me dice al oído:
No te duermas, hijo, sin hablar con Dios.
Martín - Corrientes
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
41
“Carta entre hermanos”
ENCUENTRO Nº 13: María
PREGUNTAS PARA RESPONDER
(Contestar y mandar las hojas con la carta)
1- ¿Por qué cree usted que Jesús nos dio a Su madre para que fuera
nuestra Madre?
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2-¿Qué siente y piensa usted de los milagros que ocurren en Lourdes y
en Guadalupe?
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3- ¿Podría usted decir cuál es su manera de orar con el Santo Rosario?
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ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
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María nos pide que tengamos un corazón puro como dice San Pablo:
“Sean puros y tengan una conducta irreprochable ante Dios”
(Filipenses 1,10)
4- ¿Qué significa para usted tener un corazón puro?
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5- ¿Por qué María nos dice: “Hagan todo lo que Jesús les diga”?
(Juan 2,5)
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6- ¿Qué desea pedirle usted a nuestra Madre del Cielo con la confianza
de un hijo que sabe que está entre sus preferidos?
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7 -¿Qué temas le han interesado más de este Encuentro? ¿Por qué?
ENCUENTRO Nº 13: MARÍA
43
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8 -¿Puede darnos los nombres de compañeros que quieren escribirse
con uno de nosotros? Gracias.
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