Marruecos - CACTRAVEL, Compañía Andaluza de Congresos

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Marruecos - CACTRAVEL, Compañía Andaluza de Congresos
Marruecos
. es
MARRUECOS
EL HECHIZO DEL OASIS
Marruecos constituye un lugar fascinante en el que el visitante se ve sumergido en un oleaje
continuo de nuevas sensaciones que despiertan las más variadas emociones. Marruecos es
lugar de medinas, zocos, mezquitas y amplias avenidas flanqueadas por frutales.
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4 / Marruecos
Es tierra de mágicos desiertos y fértiles oasis, de playas paradisíacas de arenas blancas y aguas transparentes, de bosques de coníferas de gran belleza, de
parques naturales con una rica fauna y de grandes cadenas montañosas con
impresionantes cumbres en las que la nieve permanece durante casi todo el
año. En sus hermosas ciudades imperiales -Fez, Marrakech, Meknés y Rabat-
se pueden admirar las construcciones
que las distintas dinastías marroquíes
dejaron a su paso, evocando un tiempo de esplendor histórico y cultural
que aún se puede revivir a través de
la observación y la contemplación. Y
continuando con el hechizo, como si
de un espejismo se tratara, Marruecos
ofrece majestuosas fortalezas de color
arena y ciudadelas de un encanto
sin igual. Ciudadelas que salpican
la denominada Ruta de las Casbahs,
las antiguas fortalezas bereberes. En
el cruce de los caminos que llevan a
los valles del Draa, el Dadés y el Ziz,
en Ouarzazate, se puede iniciar un
recorrido inolvidable por una de las
más fabulosas sendas turísticas de
todo el continente africano. Con un
poco de suerte se podrá admirar la
grandeza de los míticos hombres azules, los bereberes y sus mujeres con
los cabellos teñidos por la henna y
con enigmáticos tatuajes que adornan
la cara, los pies y las manos. En las
proximidades del litoral marroquí, la
siempre fascinante Casablanca con la
extraordinaria Mezquita de Hassan II,
la deseada Tánger y la antigua posesión portuguesa de Agadir, permanecen como mudos testigos del pasado,
sin olvidar la alegría que desborda Rabat, la capital del Reino. Más allá, la
majestuosa Tetuán, situada a los pies
del Rif y la belleza de Essaouira, son
otros de los alicientes para el viajero.
La cultura, la aventura, el disfrute de
la paz y la tranquilidad bajo el sol de
las playas, la agitación de los zocos y
el arte del regateo, la práctica del más
insólito de los deportes, la degustación de los platos marroquíes o la
afabilidad de sus gentes, son tan sólo
alguno de los motivos que hacen que
Marruecos sea un destino muy buscado por los viajeros. Por eso, visitar
Marruecos es realizar el más cercano
de los grandes viajes.
HISTORIA
PREHISTORIA
Los historiadores suelen situar el comienzo de la historia marroquí entre los
años 800 y 600 a.C. Alrededor del 500 a.C. los etíopes se instalan en esta zona
mezclándose con sus habitantes. En ese momento los moradores del sur eran
nómadas con la caza como principal actividad, mientras que en el norte sus
habitantes ya eran sedentarios y habitaban en viviendas trogloditas. En el siglo
IV a.C. nace Mauritania que será confiado por el emperador Augusto a Juba II en
el año 23 d.C. y cuyo territorio incluía el actual Marruecos.
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PRIMERAS INVASIONES
En el 42, ya de nuestra era, los romanos invaden Mauritania dividiéndola
en dos provincias siendo la del oeste, “Mauritania Tingitana”, la que se
convertirá con el paso del tiempo en
el actual Reino de Marruecos. El desarrollo de la región que perdurará
hasta el año 429 con la invasión de
los vándalos. A partir de esa fecha las
incursiones se suceden con los bizantinos y los visigodos acabando con el
dominio romano en la zona.
LLEGADA DE LOS MUSULMANES
En 682 el jeque árabe Oqba Ben Nafi,
fundador de Kairuán, la primera ciudad musulmana tunecina, marcha
sobre territorio marroquí. Musa ben
Noussir completa la conquista entre
los años 705 y 710 estableciendo distintas guarniciones en Tánger y el Tafilalt. En el año 711, Tariq Ibn Ziyad comienza desde Marruecos la conquista
de España. La dominación del califato
consigue que la religión musulmana
se consolide en el país pero no evita
la creación de distintos reinos que terminan disputándose el poder. La rebelión más importante estalla en el 740,
encabezada por soldados bereberes,
contra el califato omeya de Damasco,
el más influyente, que acabará con su
poder y propiciará la fragmentación
del territorio en numerosos y variados
reinos y principados.
Idriss II que extiende el territorio del
reino. La muerte de Idriss II en el 828
no afectó el desarrollo del país, los sucesores de Idriss II continuaron progresando llegando a ser nombrados califas
de Córdoba. Sin embargo, curiosamente
esto les costará su poder ya que la fragmentación de España facilita su caída,
además de la incursión que los guerreros bereberes almorávides realizan desde el desierto.
DINASTÍA ALMORÁVIDE
DINASTÍA IDRISÍ
En el año 786, Idriss I, descendiente
del yerno del Profeta, se refugia en
Marruecos huyendo de una matanza
ordenada por el califa de Bagdag. Dos
años después es nombrado imán, jefe
religioso por los bereberes del centro
del país. Durante su reinado nacen
ciudades como Fez y se consolida el
norte del país hasta Tlemcen. En el 792
muere asesinado siendo sustituido por
Comienzan por controlar las rutas comerciales conquistando incluso Fez, la capital Idrisí. En el año de 1070 fundan Marrakech, capital de su reino que recibe el
nombre de Marruecos. Los almorávides,
liderados por Yusef ben Tashfin, ocupan
gran parte de la Península Ibérica. A su
muerte le sucede su hijo Ali ben Yusef
que reina por más de treinta años. Mientras los almorávides gobiernan en Tinmal, surge el predicador Ibn Tumert que
fomenta la pureza y el rigor del Islam y
de quien son seguidores los almohades
(que significa “los unidos”).
HEGEMONÍA ALMOHADE
En 1121 los almohades se consolidan
en las cordilleras del Atlas y se rebelan
contra los almorávides para potenciar
el rigor religioso. En el año 1147 conquistan Marrakech, con lo que finaliza
la rebelión. A Ibn Tumert (primer líder
de los almohades) le sigue su discípulo
Abd el Mumen que unifica todo el norte de África (Argelia, Túnez y Libia). Le
sucederá Yacub el-Mansur que unirá a
este territorio las provincias españolas
andaluzas. A su muerte las derrotas
marroquíes se suceden provocando la
fragmentación del reino y el abandono
de las ideas religiosas de Ibn Tumert.
La debilidad de los almohades será
aprovechada por los Beni Merin que toman las principales ciudades llegando
a controlar incluso Marrakech en 1269.
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DOMINIO MERINÍ
Los meriníes tuvieron su máximo esplendor con la figura de los sultanes
quienes impulsaron un importante
desarrollo de los estudios religiosos
y la construcción de diversos monumentos. Aunque intentan reconstruir
el reino, la peste negra y las rebeliones en diferentes ciudades marroquíes impiden su objetivo. Mientras,
portugueses y españoles continúan
avanzando por diversos puntos de la
costa atlántica. Descendientes de Mahoma, la tribu árabe de los Beni Saad
predica la Guerra Santa y cuando los
portugueses comienzan a competir
por el comercio transahariano deciden luchar contra ellos tomando Marrakech en 1525 ocupando el poder.
El asedio a los portugueses no finaliza con la toma de la capital, Agadir,
Mazagan y Fez serán los siguientes
hitos en la expulsión de los lusos que
finalizará con la batalla de los Tres
Reyes en 1578 capitaneada por Ahmed el-Mansur. A su muerte en 1602
se fracciona de nuevo el reino y los
andalusíes proclaman una república
independiente en Salé.
REINADO ALAUITA
Descendientes del yerno del profeta,
los alauitas toman el poder en 1666.
Mulay Sherif y sus descendientes
tienen como meta reunificar Marruecos bajo una política militar y económica rígida. Su descendiente Mulay
Ismail que gobernará el país de 1672
a 1727 consigue dominar a las tribus
bereberes de Tánger y Larache finalizando con los poderes políticos
y religiosos locales y extendiendo
las relaciones internacionales. A la
muerte de Mulay Ismail, al no haber
delegado el poder en ninguno de sus
hijos, se inicia una guerra que durará
veinte años.
PERÍODOS DE CRISIS: SIGLO
XVIII Y XIX
Sidi Mohammed, que gobernará de
1757 a 1790, consigue una época de
relativa tranquilidad pero la peste,
la sequía y el declive del comercio
marítimo terminarán con la época
de prosperidad. En 1844 Argelia será
invadida por los franceses y a partir
de 1856 distintos países europeos comienzan a imponer su propia moneda
que desplaza a la local (también contaban con sus propios tribunales de
justicia aunque extraoficialmente las
principales ciudades ya se encontraban bajo control extranjero. Moulay
Hassan, 1873-1894, intenta ganar poder pactando con las tribus del Alto
Altas e intentando modernizar el país
pero para ello endeuda al país con
los bancos extranjeros asegurando el
control de estos. Ante el interés de diversas potencias europeas por el control de Marruecos se hace necesaria
la conferencia de Algeciras en la que
se reúnen doce naciones y en la que
se designa a Francia y España como
mandatarias del nuevo Banco de Estado de Marruecos, de hecho, Francia
se queda con Marruecos central y
España con las zonas más pobres de
los extremos norte y sur del país. Un
año después los franceses ocupan Casablanca al haberse producido diversos asesinatos de europeos y también
en 1907 Mulay Hafid es nombrado
sultán. Éste pedirá ayuda en 1911 a
las tropas francesas para acabar con
la ocupación de Fez por parte de las
tribus sublevadas.
PROTECTORADO FRANCÉS
Esta ayuda obliga al sultán a firmar un
tratado de Protectorado el 30 de marzo
de 1912 a favor de Francia, por lo que
España se queda con una pequeña zona
de influencia, Mulay Hafid abdica en
favor de su hermano Mulay Yusef y el
general Lyautey es nombrado residente
general de Marruecos eligiendo Rabat
como capital del Protectorado. Los movimientos independentistas comienzan su labor y en 1921 tendrá lugar la
rebelión del Rif que será sofocada cinco
años después por una coalición francoespañola. En 1925 con la salida del
general Lyautey, Francia realiza un gobierno más directo cediendo cada vez
menos parcelas a los marroquíes. Esta
situación provoca la organización de
la resistencia que durante la Segunda
Guerra Mundial no actúa aceptándose
una especie de tregua no pactada. El
apoyo de los independentistas tanto al
desembarco norteamericano de 1942
como el recibido por el presidente Roosevelt durante la conferencia de Anfa
un año después, ofrecen un nuevo impulso a este movimiento. En 1944 se
proclama el Manifiesto de Independencia y en 1947 Sidi Mohammed se pronuncia a favor de la independencia y
de la admisión de Marruecos en la Liga
de Estados Árabes propiciándose las
negociaciones entre el gobierno francés
y los nacionalistas marroquíes. Sin embargo, estas negociaciones se verán enturbiadas por los disturbios sangrientos
que tuvieron lugar en Casablanca el 7 y
8 de diciembre de 1952. El 20 de agosto
de 1953 el sultán es obligado a abdicar
y exilarse del país lo que provoca una
mayor actividad de la resistencia que
es vista con buenos ojos por el Gobierno español. La sublevación argelina
en 1954 y los problemas en Indochina
hacen necesaria una solución pactada
para el gobierno francés.
INDEPENDENCIA
El sultán Ben Yusef volverá del exilio
el 16 de noviembre de 1955 acelerando el proceso de independencia. El 7
de abril de 1956 Francia reconoce la
independencia de Marruecos y el 29
de octubre España hace lo mismo. Ben
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Yusef gobierna el nuevo reino bajo el
nombre de Mohammed VI y comienza
la redacción de la primera constitución que será promulgada en 1962 por
su hijo Hassan II, el monarca marroquí fallecido en el año 1999. En 1970
Hassan II publicó el proyecto de una
segunda constitución que sería aprobada en referéndum en julio de 1971.
Desde que llegó al trono, Mohammed
VI ha introducido nuevas propuestas
en política exterior que han conseguido mejorar las relaciones con Estados
Unidos, Francia y España.
SITUACIÓN Y
GEOGRAFÍA
Situado al noroeste del continente
africano, Marruecos ocupa una extensión de 710.850 kilómetros cuadrados que limitan al norte con el mar
Mediterráneo, al oeste con el océano
Atlántico, al sur con Mauritania y al
este con Argelia.
CORDILLERAS
Marruecos es fundamentalmente montañoso, con 4 cordilleras de importancia:
al norte se levanta el Rif, la cordillera
más baja con el Yebel Tidirhin de 2.548
metros como máxima altura y el Atlas,
dividido en el Medio Atlas, conformado
por elevadas planicies y pliegues más
accidentados en el noroeste, siendo su
cumbre más alta el Bu-Iblam con 3.190
metros; el Gran Atlas, donde está situado
el pico de mayor altura de Marruecos, el
Monte Tubkal con 4.165 metros, además
de ser la cordillera más alta del Magreb;
y el Anti-Atlas que desciende hasta la
costa atlántica cerrado hacia el sur por
el macizo de Yebel Sirua de carácter
volcánico. Entre el Rif y el Atlas Medio
se extiende una meseta de menor altura
conocida como la “Quebrada de Taza”,
cuyo terreno está cubierto de lava de antiguas actividades volcánicas. Las zonas
más fértiles del país se encuentran entre
el océano Atlántico y el Atlas.
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EL LITORAL
En la zona costera mediterránea las
montañas se mezclan con el mar y
destacan como accidentes geográficos
de importancia el Cabo Tres Forcas
y Punta Almina. Desde ésta, hasta el
Cabo Espartel, se encuentra el Estrecho
de Gibraltar y el litoral Atlántico de
menor altura, recto y más arenoso con
pequeños acantilados que finalizan en
playas de gran belleza.
RÍOS, OASIS Y BOSQUES
La cuenca fluvial marroquí es abundante y sus ríos caudalosos, aunque
la mayoría no consiguen llegar al mar
debido a los enormes bancos arenosos
que existen junto a las desembocaduras. Destacan en la vertiente atlántica el
Loukous, el Sebou, el Oum er Rebia, el
Tensift, el Sous y el Massa, uno de los
ríos más bellos del país por sus verdes
orillas; y en la mediterránea el Muluya,
los ríos Dadés, Rheris, Ziz y Guir que
nacen en el Gran Atlas para perderse en
el desierto. Resulta interesante el lago
Dayet Afurgah, situado en una de las
depresiones cársticas que abundan en
la meseta del Medio Atlas.
Dentro de las formaciones geográficas y
topográficas del país llaman poderosamente la atención los oasis, vergeles de
origen espontáneo que se pueden hallar
en lo más recóndito de las superficies
áridas. El agua es el signo distintivo de
este pequeño enclave densamente poblado de palmeras datileras, un refugio
para el viajero y un modo de subsistencia de explotación intensiva de dátiles
para los lugareños. Pero es que, además
de sus 3.500 kilómetros de costa y las
rugosas cordilleras del Rif, el Medio y
el Alto Atlas, el Anti Atlas y el macizo volcánico del Yebel Sirua, Marruecos cuenta con antiquísimos y verdes
bosques de coníferas, muy ligados a
las alturas mencionadas, sin olvidar
los bosques de arganes, en tierras más
áridas y calurosas. En los denominados
bosques de la Mamora abundan las acacias, los eucaliptos, los pinos y más de
50.000 hectáreas de alcornoques.
DESIERTO
Entre el Yebel Sirua y el Anti Atlas se
ubica el desierto marroquí, el cual está
estratificado en función de su proximidad al mar, con lo que su naturaleza
presahariana casi nada tiene que ver
con las volátiles y cambiantes dunas
que el inclemente sol devora sin piedad. La estepa, aunque árida, alberga
una nutrida vida animal así como una
variedad de flora.
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FAUNA Y FLORA
La diversidad geográfica de Marruecos comprende una extensa variedad
de especies animales y vegetales, que
se reparten entre las marismas de sus
costas, las dunas de sus desiertos, las
elevadas cumbres, las áridas estepas
y las refrescantes sombras de sus oasis. Así pues, el desierto y la estepa,
aunque igualmente áridos, contienen
especies distintas y comparten otras
muchas variedades. La estepa tiene
en el esparto de las colinas, el azufaifo espinoso con sus frutas rojas
que resultan comestibles, la artemisa
blanca que suele crecer cerca del esparto, la tawarza, arbusto de latex que
predomina en los cauces de los ríos y
los betoums, pistacheros del Atlas, su
principal vegetación.
La fauna está formada por animales
perfectamente adaptados a su hábitat,
como el chacal dorado que se alimenta de lagartos y roedores y también, en
los malos tiempos, de fruta; el dromedario que en invierno se cubre con un
pelo más largo, la perdiz moruna, la
salamanquesa, el lagarto como el de
cola espinosa o el de Bribrón y serpientes como la psammophis shokari
y aves como las gangas, las ortegas,
los camachuelos, los corredores, las
collalbas y los gorriones, así como
roedores, meriones, jerbos o los gerbillos. Existen además otras muchas
especies entre las que destacan, armadillos, hienas, fenecs y liebres. En el
desierto, entre las hermosas dunas, se
pueden contemplar plantas fredolias,
enredaderas del desierto, euforbos
del rey Juba y auzones que cobijan
del calor sofocante del día a víboras
cornudas de peligrosa picadura, varanos del desierto, escincos conocidos
como peces del desierto, zorros del
Sahara, escarabajos, moscaretas de
cabeza gris, escorpiones negros o languedocianos de color rojizo, ardillas
de Berbería, liebres del Cabo, gacelas
Dorcas, hienas rayadas, erizos, jerbos,
meriones de Libia, gerbillos y un buen
número de aves como buitres negros,
moscaretas de luto, collalbas de cabeza blanca o cabeza rubia, terreras
saharianas, alondras del desierto,
corredoras, gangas coronadas, gangas
comunes, camachuelos trompeteros,
collalbas del desierto, alondras cornudas, chorlitos del desierto, halcones
borní, búhos ascalafos y gorriones
blancos, entre otras tantas. En los
márgenes del río Massa, un verdadero
vergel convertido en Reserva Natural,
se pueden contemplar porrones, jabalíes, meloncillos, águilas, alondras,
mirlos, mumones, quebrantahuesos,
ibis, tórtolas, garzas reales, gacelas y
como reyes, pintando el horizonte de
color rosa, maravillosos flamencos. La
zona del lago de Merdja Zerga se caracteriza por su abundancia de aves.
Es, sin duda, uno de los paraísos para
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quienes gustan de la observación de la ornitofauna. Aquí pueden verse distintas
especies de pájaros, especialmente en los meses de invierno, como agujas colinegra, espátulas, golondrinas de mar, garcetas comunes, garcillas bueyeras, ánades
reales, gallinetas, andarríos bastardos, cigueñelas, tarroblancos, fumareles cariblancos, gaviotas barbudas y flamencos, entre otras especies.
La fauna marina marroquí, muy conocida por sus excelentes sardinas, comprende más de 240 especies: gambas, pulpos, calamares, salmonetes, doradas, lubi-
nas, langostas, caballas, anchoas, bonitos de vientre rayado, atunes rojos,
peces espada y rayas son diariamente
extraídas de sus aguas por los pescadores que combinan las artes tradicionales con las técnicas más modernas
de pesca. Destacan otros peces como
lenguados, pargos, salmonetes de
roca, rascacios rojos, róbalos, mújoles
y jureles. El litoral marroquí cuenta
con una gran variedad de aves como
vuelvepiedras, chorlitejos grandes,
gaviotas canas o charranes patinegros, entre otras muchas.
En las cumbres del Atlas entre matorrales, xerofitos espinosos y enebros
turíferos, triscan los musmones y
vuelan los quebrantahuesos, las
águilas calzadas y reales, las alondras cornudas y las chovas piquirrojas. En los bosques de cedros y
de arganes destacan las peonías, los
algarrobos, el enebro rojo, el pistachero del Atlas y como fauna, las
ardillas de Berbería, el azor oscuro,
el colirrojo de Musier, el autillo, el
águila culebrera, los macacos de
Berbería, las jinetas y el leopardo. El
bosque de Mamora destaca por sus
eucaliptos, pinos, acacias y alcornoques y por sus camaleones africanos,
cigüeñas blancas, papamoscas grises, carracas y tórtolas. En los oasis
y palmerales se pueden contemplar
especies como el doum, palmera
enana, las washingtoniana robusta,
la pequeña de Canarias y la hermosa
sabal palmetto, entre más de 25 especies. La más común es la datilera que
alcanza alturas de hasta 30 metros,
aunque no suelen vivir más de cinco
años. Marruecos posee cerca de cinco
millones de palmeras datileras, distribuidas en una superficie de más de
80.000 hectáreas. En cuanto a fauna,
los oasis son el hábitat de ruiseñores
de los jardines o de los sapos de Mauritania, entre otras especies.
ARTESANÍA Y COMPRAS
Marruecos es un verdadero paraíso para los amantes de las compras, productos de
todo tipo, color y aroma a precios asequibles. A estos atractivos hay que añadir los
lugares donde se realizan las compras, zocos y medinas, lugares que encarnan el
espíritu de este pueblo dicharachero y negociador por excelencia con un ambiente animado y colorista que merece la pena visitarse aunque no se fuera a adquirir
ningún objeto (algo poco factible ya que la oferta es realmente espectacular). La
artesanía marroquí ha pasado de generación en generación, de padres a hijos, con
gran esmero consiguiendo piezas de gran belleza. Cabe destacar especialmente la
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alfarería, el tejido de alfombras, los bordados, la cestería, el
trabajo en cuero, la joyería y los objetos de cobre y madera.
Sin lugar a dudas, hallará las mejores muestras de alfarería
en Fez y en Safi. Sin embargo, en ciudades como Azemmur, Marrakech, Meknés, Rabat y Tarudant encontrará
muestras en tosco barro vidriado o esmaltado. Dentro del
mundo de las alfombras siempre hay que hacer distinciones. La primera de ellas es en función de su posible uso y
del lugar donde se colocarán, condiciones que influirán en
la dimensión y composición del producto (definido por su
trama y el número de nudos). Y es que existen alfombras
campesinas y de ciudad, siendo las más populares estas
últimas, sobre todo las fabricadas en Rabat, en las que hay
un predominio del rojo y de figuras de influencia oriental. Las denominadas alfombras campesinas o bereberes,
con motivos geométricos, son más toscas pero de mayor
colorido. En el norte de Marruecos, especialmente en ciudades como Azemmur, Fez, Meknés, Rabat, Salé, Tetuán y
Xaouén, se han desarrollado a lo largo del tiempo diferentes técnicas de bordados, con arreglo a distintas influencias, cuyos productos, sin embargo, tienen en común los
motivos, así como la riqueza de sus colores. La ciudad de
Fez está especializada en los bordados de seda sobre lino
y algodón y en los trabajos con hilos de oro y velos de
satén. Meknés es popular por sus bordados en suaves colores, mientras que en Rabat predominan los
motivos de la herencia de Al Andalus. La ciudad de
Salé destaca por las formas y diseños de sus motivos
y Azemmur por los coloridos bordados que sirven
de tapices o adornos para las cortinas. La cestería
en Marruecos ha sido concebida para responder a
las necesidades ordinarias de sus habitantes. En su
fabricación se emplean materiales tales como la palmera enana, el junco y la caña para crear mobiliario
de jardín, lámparas, sombreros y diversas cestas que
facilitan el transporte de cuantas compras se realicen. Los artículos en cuero de este país son muy
populares entre los turistas.
ARTÍCULOS DE CUERO
En Marruecos se puede hallar un cuero lo suficientemente delicado para revestir artículos de escritorio,
carteras o cubiertas de libros y con la resistencia precisa para cubrir sofás o taburetes. También es fácil encontrar objetos de marroquinería, así como hermosas
chaquetas y vestidos y, cómo no, zapatos, maletas,
maletines y bolsos de todos los tamaños y diseños. El
precio no suele ser un obstáculo para la compra.
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JOYERÍA
Las joyas en oro y plata son muy atractivas en Marruecos tanto por su precio
como por sus diseños. Las piezas modernas son las más baratas, mientras
que las antiguas, particularmente las
bereberes, que son muy hermosas,
alcanzan precios más elevados. Brazaletes, anillos, collares, pendientes,
todos ellos trabajados delicadamente con piedras preciosas o sin ellas,
son, sin duda, una buena elección.
Los cofrecillos para guardar las joyas
tallados resultan también muy interesantes. Los bereberes son un pueblo
que también se ha esmerado en los
trabajos en ámbar y coral.
INSTRUMENTOS MUSICALES
Los instrumentos musicales son muy
originales, tambores de todos los
estilos y decoración, gaitas, oboes
bereberes hechos con dos caños de
madera, niras, flautas con lengüeta
provenientes del Atlas, qarqab (castañuelas de hierro) o mandolinas
andalucíes que desprenden suaves
melodías, entre otros.
ARTESANÍA
El universo de productos incluye
numerosas prendas de vestir como
caftanes de distintos diseños y colores, babuchas, camisas y pantalones
de algodón, pañuelos y sombreros
típicos. Los bordados marroquíes son
muy hermosos. Son numerosos los
productos de cobre y latón como bandejas y los populares juegos de té y
café. Las alfombras y tapices son también de interés, aunque carecen de la
complejidad de adornos de sus homólogas persas y turcas y están hechas a
mano en un tejido más liviano, pero
son más densas en pelo. Además, son
muy resistentes y la relación preciocalidad es realmente buena. Los diseños de los kilims son muy atractivos
tanto para poner en el suelo como
para colgar de una pared.
Las cerámicas y los trabajos en vidrio
ofrecen una gran variedad de artículos
como platos, lámparas, palmatorias,
macetas, cajas y jarrones, entre otros
muchos, con hermosas decoraciones en brillantes colores. Son muy
interesantes también los muebles de
marquetería y los artículos de madera
como cajas pulimentadas, juegos de
ajedrez o tableros de mesa. Un buen
regalo puede ser el frasquito de distinto tamaño, diseño y material para
guardar el khol, muy originales y
también las narguilas, pipas de agua
en las que se fuma el tabaco. También
resultan muy originales las muñecas
con trajes regionales.
En Marruecos se pueden adquirir,
sobre todo en los tenderetes situados
a los lados de la carretera, diversos
fósiles y minerales donde el artículo
preferido son las rosas del desierto,
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esas formaciones de arena y sal tan
curiosas y estéticas. Los mercados de
especias son fascinantes. La mezcla
de los distintos olores y la profusión
de colorido que se puede contemplar
en los sacos de arpillera, cajas y frascos resultan alucinantes. En ellos se
puede adquirir khol, menta, alcarabea,
tomillo orégano, curry, guindillas, pimentón, canela, café y té de distintas
clases, henna natural con la que teñir
los cabellos, pistachos del Atlas y dulces dátiles de incomparable sabor. La
repostería ofrece deliciosas variedades
a tener en cuenta.
EL ARTE DE REGATEAR
El regateo es parte esencial en el placer
de las compras. Para disfrutar con él es
importante comprender que para un
marroquí es tan importante la relación
que se establece entre el comprador y
el vendedor como conseguir la venta de un artículo. La prisa no tiene
cabida en zocos, mercados y tenderetes,
en realidad son un lugar entrañable
para reunirse, charlar y reír, de ahí su
incomparable encanto y ese ambiente
tan especial que en ellos se respira. Una
vez en el interior de ellos, es aconsejable
pasear admirando los distintos artículos
y una vez elegido uno y comparado los
distintos precios se inicia el proceso de
compra con una agradable charla que
seguramente se verá aderezada con una
invitación a tomar un dulce té con hierbabuena. Cuando se llega al precio del
producto, lo habitual es que se pida de
salida una cantidad excesiva por parte
del vendedor, el comprador debe sonreír
y rebajar esa cifra a un poco menos de la
mitad, a partir de ahí cualquier precio
que se alcance será aceptable. Si además
se ha conseguido un ambiente agradable
y una charla amena, las dos partes quedarán plenamente satisfechas y el visitante habrá descubierto el placer que el
regateo puede ofrecer en sí mismo.
ENTRETENIMIENTO
DEPORTES DE MONTAÑA
El trekking y el montañismo también
tienen lugar en este país con cuatro
cadenas de montañas con una docena
de cumbres de más de 4.000 metros
y 400 de más de 3.000 metros. Todas
accesibles a personas con buenas condiciones físicas. A pie por el Sirwa, el
Sargho, el Rif o los bosques de cedros
del Medio Atlas o las travesías de cañones. Los amantes de estos deportes
cuentan con una buena infraestructura para practicarlos sin problemas,
guías y acompañantes diplomados,
hostales de paso y refugios, alquiler
de mulas o de bicicletas y todo ello a
precios asequibles.
VEHÍCULOS TODOTERRENOS
Los amantes de los rallies saben que
Marruecos cuenta con terrenos irregulares y dificultosos ideales para vivir
aventuras inigualables. El Rally Dakar y el Rally del Atlas
han demostrado que los paisajes marroquíes son perfectos
para los todoterrenos pues cuentan con pistas de todos los
niveles y recorridos palpitantes con destinos tan hermosos
como el Mussem de los Noviazgos de Imilchil, en el Alto
Atlas, las dunas de Merzouga o las gargantas del Dadès. Se
pueden alquilar diferentes vehículos todoterrenos, con o sin
conductor, con o sin equipamiento de material de camping,
a su elección.
ACTIVIDADES EN EL AIRE
El cielo marroquí también ofrece una amplia oferta de actividades en el aire, como la aviación, paracaidismo, ultraligeros, vuelo a vela, parapente y globos aerostáticos. Numerosos aeroclubs cuentan con todo lo necesario para surcar el
aire y contemplar desde las alturas este maravilloso país.
EQUITACIÓN
Quienes se decanten por la hípica, cuentan con caballos
soberbios y playas blancas, dunas y bosques para cabalgar.
También se puede disputar un partido de polo, saltar obstáculos o participar en concursos.
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PESCA Y CAZA
ESQUÍ
La pesca de agua dulce tiene como reina a la trucha. Se puede
pescar en los ríos (oueds), pero más emocionante resulta hacerlo en las gargantas; en los lagos, en cambio, proliferan los
lucios, black-bass, percas, luciopercas, gobios, carpas, anguilas y barbos. La temporada suele ir de mayo a junio y varía de
acuerdo al tipo de especies. La temporada de caza cambia según el tipo de animal que se quiera apresar. De octubre a marzo para la mayoría de las especies y de junio a julio para las
tórtolas. Se pueden adquirir piezas como codornices, tórtolas,
becadas, agachadizas, cercetas, perdices, perdigones, faisanes,
zorzales, palomas y jabalíes. La Reserva de Arbaoua, emplazada en torno a la costa sur de Larache con sus 12.000 hectáreas,
es un lugar maravilloso para disfrutar de la caza entre finales
de septiembre y principios de marzo, fechas permitidas por
las autoridades locales. Pero no sólo las aguas saladas del mar
ofrecen posibilidades, las aguas dulces de ríos y lagos no se
quedan atrás. En las aguas más bravas, en cuatro días, se puede
hacer el circuito de los cañones del Este o del Oeste, los ríos
(oueds) del Alto Atlas y del Medio Atlas que permiten descensos excepcionales de hasta 145 kilómetros de longitud hacia
Ahanesal y Melloul. El Oum-er-Rbia ofrece un recorrido de
rafting de 60 kilómetros practicable todo el año. Es aconsejable
no realizar estos recorridos sin un guía experimentado.
Los amantes del esquí tienen en Marruecos un exótico
destino. La nieve cubre las montañas durante bastantes
meses al año. Podrá practicar esquí de pista sobre la
nieve en polvo del Alto Atlas, descensos de vértigo en
Michlifen, en el Medio Altas, y esquí de fondo en los
macizos del Rif, Medio Atlas y Alto Atlas con itinerarios
espectaculares. Las estaciones están bien equipadas y
cuentan con remontes mecánicos.
GOLF
Marruecos se distingue, además, por una oferta amplia
y variada para los que prefieren actividades más tranquilas, aunque no por ello menos emocionantes. El golf
es una de las pasiones nacionales y cuenta con varias
competiciones de alto nivel como el Trofeo Hassan II,
que tiene lugar en el famoso recorrido rojo del Royal Golf
Dar-Es Salam en Rabat.
En todo el país hay repartidos 14 campos situados en
marcos naturales de gran belleza. La mayoría de estos
campos cuentan con 18 hoyos (Rabat, Agadir, Marrakech, Mohammedia y Tánger), o 9 hoyos, en Casablanca y
Meknés. Estas instalaciones están abiertas todos los días
del año.
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POR LA NOCHE
La vida nocturna de Marruecos tiene
mucho que ver con los olores y los sentidos. Y no hay nada más placentero que
acercarse a uno de los tantos cafés que
ocupan plazas como la Djemma el-Fna
de Marrakech. Desde su recogimiento
es posible captar el mundo de colores
en movimiento que toma vida en forma
de contadores de cuentos, bailarines y
encantadores de serpientes. Aún así, en
los principales hoteles podrá disfrutar
de espectáculos folklóricos y de escenificaciones de bailes populares, sin
olvidar las modernísimas discotecas
que suelen encontrarse en los sótanos
o azoteas. Tanto en Marrakech como en
Agadir pruebe su suerte en los casinos.
ESTACIONES TERMALES Y
BALNEARIOS
Para descansar y relajarse mientras
las aguas termales hacen su labor
bienhechora, nada mejor que el
Moulay Yacoub, cerca de Fez, donde
se alivian los reumatismos y afecciones de piel y respiratorias en unas
instalaciones de lujo con equipamiento médico completo. También
existe un instituto de talasoterapia
en Casablanca, el Lido.
ACTIVIDADES CULTURALES
Los amantes de la cultura y de la arqueología cuentan con numerosos
museos y enclaves arqueológicos de
importancia en los que deleitarse,
como el Museo de las Artes Marroquíes en Tánger, Museo Arqueológico
de Tetuán, Museo Dar Jamaï en Meknés, Museo Arqueológico de Rabat,
Museo Dar Batha en Fez, Museo Dar
Si Saïd en Marrakech o los restos arqueológicos de Larache, Lixus, Cotta,
Banassa o Volubilis y las maravillas
rupestres de Tarraga, Tamegoul, Merkala, Taourirt, Erfud, Taous y la más
bella, Foum el Hassam, entre otros.
SOL Y PLAYA
Los aproximadamente 3.500 kilómetros
de costas que tiene Marruecos son pródigos en hermosas y placenteras playas
de arenas finas y aguas transparentes.
La costa atlántica también dispone de
bellas playas, donde se distingue especialmente Agadir; otras, como Essaouira o Dar Bouazza, cerca de Casablanca,
son magníficas a la hora de practicar
el surf y el windsurf, de hecho, están
integradas en los circuitos de las grandes competiciones internacionales. El
litoral Mediterráneo dispone de varios
centros turísticos de gran interés.
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GASTRONOMÍA
La preparación de los exquisitos platos marroquíes cuenta con numerosos ingredientes como especias, legumbres, frutos frescos y secos, carnes sabrosas y
pescados y mariscos. Los platos típicos marroquíes son la harira, contundente
y nutritiva sopa con carne, lentejas y garbanzos, y los tajines, guisos que reciben su nombre del recipiente de barro con tapadera de forma cónica en la que
se cuecen las carnes, legumbres y pescados a fuego lento durante horas con
aceite de oliva y especias. Un tajine de lujo que se suele preparar los días de
fiesta es el que se prepara con carne de cordero, almendras, sésamo y ciruelas,
cuya mezcla de sabor salado y dulce resulta delicioso. No menos deliciosos
son el pollo al limón; la pastela, que es un pastel de carne de pichón cubierta
de hojaldre y salpicado de azúcar y canela; kebabs, las conocidas brochetas
que se pueden tomar en restaurantes
o en los populares puestos callejeros,
trozos de carne de riñones, hígado de
cordero o buey a la parrilla y las sabrosas keftas, muy similares a nuestras albóndigas pero preparadas con carnes
muy sazonadas.
El plato típico de la cocina marroquí
es el maravilloso cuscús, tradicional
almuerzo familiar del viernes que
los visitantes pueden tomar todos los
días, existen un sinfín de variedades
dependiendo de la región. Es toda
una experiencia comerlo con la mano,
siempre la derecha, como hacen los
propios marroquíes. Delicioso resulta
también el mechoui, un cordero entero asado lentamente hasta que está en
su punto y el punto exacto es aquel
en que la carne se deshace nada más
introducirse en la boca.
Para combatir el calor, también a la
hora de comer, es recomendable la ensalada marroquí, origen del gazpacho
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andaluz, que suele presentarse cortada en trocitos y con
bastantes especias. Los yogures naturales dulces, cubiertos
de melocotón, nectarinas o fresas naturales, son también
otro plato refrescante.
Los pescados y mariscos son muy frescos; sardinas, camarones, gambas, mejillones, calamares, ostras y otras muchas delicias dignas de ser degustadas. La cocina marroquí, considerada como la mejor del mundo árabe, es universalmente
reconocida y apreciada y se puede degustar tanto en restaurantes de lujo como en los puestos callejeros o en los pequeños cafés-restaurantes que salpican cualquier ciudad.
POSTRES
Para el postre, los dátiles, naranjas, clementinas, manzanas,
ciruelas y otras variedades tropicales resultan excelentes,
pero además la repostería marroquí es magnífica. En su mayoría los dulces están hechos con almendras y miel, como el
bstila, pastilla de hojaldre y leche de almendras; los deliciosos pasteles de miel; los cuernos de gacela, pasteles en forma
de media luna rellenos de pasta de almendras; los feqqas con
almendras y uvas pasas; los ghoriba con sésamo o almendras;
los beghrir, especie de crêpes de nido de abeja servidos con
mantequilla fundida y miel; o los shebbakia, pasteles fritos
en aceite y recubiertos de miel. Todo un placer.
BEBIDAS
Como bebidas se pueden tomar la cerveza del país o sus
vinos, en especial los tintos que son muy buenos aunque
también muy fuertes; también son de buena calidad los
blancos, ácidos, y los rosados como el Oustalet. Si se toma
agua debe ser embotellada y si se tiene sed los zumos de
fruta fresca son maravillosos. Para después de comer o
para tomar en cualquier momento, nada mejor que un té
a la menta.
FIESTAS Y FOLCLORE
Las festividades marroquíes dependen de dos calendarios
distintos: las fiestas civiles se rigen por el calendario gregoriano que es igual que el de España, por lo que el fin de
semana se compone del sábado y domingo, con la diferencia
de que los viernes es el día de la oración para los musulmanes, por ello se hace un descanso a mediodía para que
los fieles puedan realizar sus oraciones convenientemente;
mientras que las celebraciones religiosas dependen del calendario lunar que aunque también tiene doce meses, es más
corto que el solar por lo que las festividades musulmanes
varían de fechas dependiendo del año de la Hégira en que
nos encontremos. Sus principales celebraciones son la fiesta
del cordero, denominada “Aid el Adha”; la del primer día
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del calendario musulmán, “Fatih Moharam”; la de la finalización del Rabadán, conocida en el mundo árabe como “Aid
Al Fiar”; y la más importante de todas es el “Mulud”, la festividad que conmemora el aniversario del nacimiento del Profeta Mahoma. En cuanto a las fiestas nacionales, en enero está
la celebración del Año Nuevo y el día once se conmemora el
Manifiesto de la Independencia. En marzo, la fiesta civil más
importante es la del Trono y se lleva a cabo el tercer día del
mes. En el mes de mayo se celebra el Día del Trabajo y en julio el Día de la Juventud. En agosto los marroquíes festejan el
Vasallaje en el Uad Eddahab y el aniversario de la Revolución
del Rey y del Pueblo. Finalmente, durante el mes de noviembre se celebra la onomástica de la Marcha Verde y la fiesta
de la Independencia. Asimismo, en Marruecos tienen lugar
una gran variedad de celebraciones populares. En febrero se
festeja en Tafraut la fiesta de los Almendros en Flor, un verdadero regalo para los sentidos, y en marzo en Beni-Mellal y
Alhucemas, la Fiesta del Algodón. En Agadir se lleva a cabo
en el mismo mes el Festival Nacional de las Artes Culinarias,
en el que los chefs y mejores restaurantes del país presentan
platos tradicionales e innovadores. En el mes de mayo destacan la Fiesta de las Rosas en el Kelaa M’Gouna; la Fiesta de
los Cirios en Salé (festividad asociada a la Fiesta del Nacimiento del Profeta); y el Festival de Músicas Sagradas en Fez,
con la presencia de artistas de reconocido prestigio mundial,
así como interesantes exposiciones de caligrafía, tejidos y fotografías. Junio cuenta con varios eventos de interés como la
Fiesta de las Cerezas, que se celebra en Séfrou, una zona donde se cultivan cerezos, y en cuyo acto se elige a la reina de las
fiestas, actúan distintas agrupaciones folclóricas y se abren
numerosos puestos callejeros de cerezas. En este mismo mes
tiene lugar el Festival de las Artes Populares en Marrakech, el
cual reúne a las tribus procedentes de las distintas provincias
del país en el Palacio de El Badi de Marrakech, donde exponen algunas de sus manifestaciones artísticas. A lo largo del
mes de julio, se celebran diversas fiestas como son la Fiesta
de la Miel en Utanan (Agadir), la del Mar en Alhucemas y la
de las Naranjas en Agadir. También en este mes tiene lugar
una de las celebraciones más peculiares del país, la Fiesta del
Camello en Guelmim. Agosto cuenta con el Festival Cultural
de Asilah; mientras que en septiembre se celebra el Festival
de las Fantasías en Meknés, el Festival de los Noviazgos en
Imilchil y la espectacular Fiesta del Caballo de Tissa en Fez.
En octubre tiene lugar la Fiesta de los Dátiles de Erfud. Finalmente, en diciembre pase unos días por Agadir y comparta
con sus ciudadanos el Festival de la ciudad, o si lo prefiere
trasládese hasta Rafai donde tiene lugar a mediados de diciembre la Fiesta de la Aceituna.
COSTUMBRES MARROQUÍES
Este país africano acoge excelentemente a sus visitantes,
aunque que deben tener en cuenta que las costumbres marroquíes difieren notablemente de las occidentales por lo que se
debe mostrar respeto por ellas. Las más importantes son:
- En Marruecos el acceso a mezquitas y lugares santos está
prohibido a los no musulmanes, pese a que existen algunas
excepciones como la Mezquita de Hassan II en Casablanca, el Mausoleo de Mohammed V en Rabat, el Mausoleo
de Moulay Ismaïl en Meknés y el Mausoleo de Moulay Ali
Chérif en Rissani.
- Evitar las vestimentas provocativas, especialmente en los
lugares santos.
- El té de menta es un símbolo de hospitalidad por lo que es
de buena educación aceptarlo cuando se lo ofrezcan. Esta
bebida está exquisita, así que en realidad tomarlo no es una
obligación sino un placer.
- Cuando el visitante es invitado a una comida familiar previamente debe lavarse las manos en el aguamanil y no se
debe comenzar a comer hasta que el dueño de la casa haya
pronunciado la oración “bismillah” en alabanza a Dios.
- A la hora de comer se debe hacer con la mano derecha
y se recomienda probar todos los platos ya que la cocina
marroquí es deliciosa. No es necesario acabar con toda la
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comida del plato ya que normalmente
es muy abundante.
- Durante el mes santo del Ramadán es
aconsejable no comer, beber ni fumar
en público.
- Antes de realizar una fotografía hay
que pedir permiso a la persona. Normalmente se muestran encantados de
colaborar pero es preferible mostrar
ese detalle de buena educación. Los
marroquíes son gente muy acogedora
y recuerde que al entrar en su casa
hay que agradecer efusivamente todas
sus atenciones. En este país conviven
apaciblemente la modernidad con las
más antiguas reminiscencias histórico-culturales. Así pues, por ejemplo,
los hombres azules aún celebran una
ceremonia ritual antes de cruzar el
desierto y las familias y tribus se reúnen periódicamente para honrar los
ritos de su religión. Marruecos es una
tierra en donde sus habitantes han
sabido hilvanar los movimientos más
contemporáneos con las tradiciones
de antaño. Esto dice mucho de la tolerancia que usted encontrará entre
sus gentes.
- La familia es muy importante para
los marroquíes. Los ancianos son
venerados y los niños, los reyes del
hogar. Los núcleos familiares están
muy unidos y suelen estar encabezados por los varones, padres, maridos, hermanos e hijos. Las mujeres
son también muy importantes en la
sociedad aunque debido a las costumbres musulmanas permanecen,
en su mayoría, de forma más discreta. Las más ancianas ordenan el
grupo de mujeres de una casa y son
las que deciden aunque las mujeres
de los primogénitos también tienen
bastante poder. En los últimos tiempos estas rígidas leyes se han abierto,
sobre todo, en las grandes ciudades
y son cada vez más las jóvenes que
estudian y trabajan participando ac-
tivamente en todos los campos de la
sociedad. Sin embargo, existen ciertos aspectos que no han cambiado:
están prohibidas terminantemente
las relaciones prematrimoniales, ya
que las mujeres deben llegar vírgenes
al matrimonio.
El matrimonio es un acontecimiento
social importante y las bodas se celebran con todo el lujo que sea posible. Si tiene oportunidad, no deje
de asistir a una pero recuerde que es
imprescindible una invitación.
ARTE Y CULTURA
El arte y la cultura marroquíes ofrecen
toda su riqueza y esplendor para deleite de los visitantes.
ARQUITECTURA
Las impresionantes construcciones
marroquíes se pueden dividir en
aquellas que tienen un carácter religioso, como mezquitas, minaretes y
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madrasas; y civiles, como medinas,
murallas, puertas y viviendas. Las
mezquitas son los lugares de culto de
los musulmanes. Al entrar, normalmente, se descubre un patio porticado
con una fuente para las abluciones
desde el que se puede acceder al haram, sala de rezos principal donde
se encuentra el mihrab, la hornacina
cavada en el muro que se encuentra
orientado hacia La Meca y que indica
la dirección en la que se debe rezar. A
su izquierda se levanta el minbar, la
cátedra desde la que predica el imán
en la oración de los viernes. Todo ello
suele estar decorado con hermosos
dibujos o tallas geométricas y florales.
Los minaretes son las elevadas torres
que se levantan en las mezquitas desde las que los muecines llaman a la
oración. Su forma es habitualmente
cuadrada, aunque existen también
algunos cilíndricos y suele estar coronado por una cúpula. Su hermosa
decoración cuenta, además de las ventanas a distintas alturas, con distintos
motivos geométricos o florales tallados
en piedra o en fascinantes mosaicos de
alegres colores. Las madrasas son los
lugares donde se imparten las enseñanzas religiosas además de otras materias y también es la residencia de los
estudiantes. Las madrassas cuentan
con un patio central con una fuente
para las abluciones del que salen distintas galerías donde están situadas las
habitaciones de los alumnos y como
peculiaridad típicamente marroquí
destaca el haram, la sala de grandes
proporciones que se usa tanto para el
rezo como para impartir las clases. Las
medinas, ciudades árabes por excelencia, destacan por su curioso trazado
de callejuelas intrincadas en donde
se mezclan viviendas de varias alturas
con mezquitas, plazas, jardines, mercados, fuentes, ofreciendo un espectáculo único en el mundo. Las puertas
y murallas son elementos imprescindibles en la arquitectura marroquí. Las
puertas cuentan con el hermoso arco
de herradura y, a veces, con el de medio punto, bellamente decorados con
motivos originales como merlones,
escritura cursiva, conchas, motivos
geométricos o florales, molduras ovaladas y los maravillosos mosaicos de vivos colores. Las viviendas no llaman la
atención desde el exterior, sin embargo,
cuando se atraviesa la puerta un nuevo
mundo se abre hacia el interior con su
patio que suele tener en su centro una
fuente, las agradables habitaciones y
las terrazas, punto de reunión con la
vecindad al atardecer.La arquitectura
berebere resulta impresionante con
sus construcciones de adobe que se
pueden apreciar en los pueblos fortificados de los oasis, las casbah. También
resultan muy curiosas las tiendas que
utilizan los pastores nómadas durante
la trashumancia del ganado.
LITERATURA
Marruecos cuenta con escritores que
han conseguido deleitar a numerosos
lectores de todo el mundo: El-Omari
en el siglo XIV o los cuentos bereberes
como Abdessalam N’Id Bram son una
muestra. La belleza estética y el dinamismo son algunos de los principales
elementos de la literatura bereber tanto
en cuentos, leyendas o cualquier otra
forma de manifestación literaria. Su
estilo muy elaborado e incluso metafórico se utiliza en los contenidos de
sus novelas y cuentos. Son muy repetitivos los temas nacionales, fantásticos
y religiosos. La literatura marroquí no
cuenta con una gran notoriedad ni trayectoria dentro del país y no porque
no sea de buena calidad, sino porque
empezó a escribirse en árabe clásico,
una lengua nativa conocida por unos
pocos en Marruecos. Fuera del país,
debido a lo mucho que tardó en ser
escrita en lengua árabe y lo difícil
y tardío que resulta traducirla, para
Occidente ha sido si cabe aún más distante. Hasta los primeros años del siglo
XX, la única literatura escrita en el país
con renombre internacional era la redactada por algunos de los inmigrantes
franceses que estaban instalados en el
país. Sus obras realistas acercaron un
mundo prácticamente desconocido
para Occidente. El análisis riguroso
de los escritores, su exagerada descripción, la forma de relatar las costumbres
de los pueblos africanos y el fabuloso
retrato del país hizo que las obras dieran la vuelta al mundo. Se podría considerar que el primer escritor marroquí
de la época moderna con un nombre
más o menos destacado fuera del país
es Allal al-Fasi, poeta militante que
estuvo muy comprometido con la independencia del país. Poco después de la
emancipación de Marruecos, apareció
el primer romance de Abdelmajid Ben
Jelloun Pendant l’enfance, seguido más
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tarde por Mohammed Zefzaf con su
obra “Murailles et Trottoirs”, producida en 1974. Otro de los grandes de la
época fue Ahmed el-Madini con “Un
temps entre l’accouchement et le rêve”,
escrita en 1976. Dos años más tarde
otro comprometido autor del país, Rabi
Moubarak, escribió la fantástica obra
“Le Vent d’hiver” en 1978. Sin embargo, los autores más populares del país
llegan con el género que destacó por encima de todos los demás: el poético. Un
mundo de estilización y belleza servirá
para crear auténticas obras de arte de la
mano de Mohamed Seghini, Moustafa
Madaoui, Ahmed Mejati, Allal el-Hajjam, Mohammed Bennis y Mohammed
al-Achaari, entre otros. De los ensayistas, cabe destacar a Mouhammad Aziz
al-Lahbabi y Mouhammad al-Sabbagh.
Otros emblemáticos autores de la literatura marroquí son Ahmed Sefrioui
con sus obras: “Le Chapelet d’ambre”,
escrita en 1949 y “La Boîte à mervei-
lles”, de 1954; Driss Chraïbi destaca por
“Le Passé simple”, de 1955 y “la Foule”,
de 1961; y Mohammed Khaïr-Eddine con
sus obras “Nausée noire” y “Agadir”, ambas escritas en los años 60. Para los años
70 destaca el popular autor Abdelkébir
Khatibi con sus obras “La Mémoire tatouée” y “La Blessure du nom progre”.
Uno de los escritores más sensibilizados
con el tema de la emigración es Tahar
Ben Jelloun, merece la pena destacar
obras como “Cicatrices du soleil”, de
1972, “La Plus Haute des solitudes”, de
1977, “L’Enfant de sable”, de 1985 y la
obra maestra que le hizo ganar el famoso
premio Goncourt en el año 1987: “Nuit
sacrée”. Algo más actuales son los literatos Ahmed Sefroui, Gran Premio de
Literatura de Marruecos con “El Rosario
de Ámbar”; los maravillosos poemas de
Mohammed Ben Brahim “el-Marrakchi”;
o la fascinante novela “Sueños en el
Umbral” de Fátima Merlnisi acercan Marruecos a todo el mundo.
ARTESANÍA TRADICIONAL
La artesanía marroquí ha pasado
de generación en generación, de
padres a hijos, con gran esmero
consiguiendo piezas de gran belleza. Cabe destacar especialmente
la alfarería, el tejido de alfombras,
los bordados, la cestería, el trabajo
en cuero, la joyería y los objetos de
cobre y madera. Sin lugar a dudas,
hallará las mejores muestras de alfarería en Fez y en Safi. En la primera
de ellas por ser la pionera, donde se
trabaja fundamentalmente la cerámica de color azul, y en Safi, por ser
la heredera natural de la anterior,
aunque en sus obras predominan el
marrón, el verde y el amarillo. Sin
embargo, en ciudades como Azemmur, Marrakech, Meknés, Rabat y
Tarudant encontrará muestras en
tosco barro vidriado o esmaltado, si
bien es cierto que cada región -que
produce un tipo de cerámica- rea-
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40 / Marruecos
liza dos tipos de producciones: las
puramente ornamentales y aquellas
que tienen un fin utilitario, ya sean
para el transporte o la conservación
de alimentos. Suelen estar decoradas
con figuras geométricas o simbólicas.
Dentro del mundo de las alfombras
siempre hay que hacer distinciones.
La primera de ellas es en función de
su posible uso y del lugar donde se
colocarán, condiciones que influirán
en la dimensión y composición del
producto (definido por su trama y el
número de nudos). Y es que existen
alfombras campesinas y de ciudad,
siendo las más populares estas últimas, sobre todo las fabricadas en
Rabat, en las que hay un predominio
del rojo y de figuras de influencia
oriental. Las denominadas alfombras
campesinas o berebere, con motivos
geométricos, son más toscas pero de
mayor colorido. Entre sus categorías
hallará las del Medio Atlas, bien sea
las de fondo coloreado de Meknés o
las de fondo blanco y figuras oscuras
de Taza; las del Alto Atlas, de fina
constitución; las de Marrakech, las
más imaginativas; y las del este del
país, de tonos azules y verdes sobre
fondos oscuros. En el norte de Marruecos, especialmente en ciudades
como Azemmur, Fez, Meknés, Rabat,
Salé, Tetuán y Xaouén, se han desarrollado a lo largo del tiempo diferentes técnicas de bordados, con arreglo
a distintas influencias, cuyos productos, sin embargo, tienen en común los
motivos, así como la riqueza de sus
colores. La ciudad de Fez está especializada en los bordados de seda
sobre lino y algodón y en los trabajos
con hilos de oro y velos de satén. Meknés es popular por sus bordados en
suaves colores, mientras que en Rabat
predominan los motivos de la herencia de Al Andalus. La ciudad de Salé
destaca por las formas y diseños de
sus motivos y Azemmur por los coloridos bordados que sirven de tapices
o adornos para las cortinas. La cestería en Marruecos ha sido concebida
para responder a las necesidades ordinarias de sus habitantes. En su fabricación se emplean materiales tales
como la palmera enana, el junco y la
caña para crear mobiliario de jardín,
lámparas, sombreros y diversas cestas
que facilitan el transporte de cuantas
compras se realicen. Los artículos en
cuero de este país son muy populares entre los turistas. Sus trabajos
se han sofisticado con el paso del
tiempo, de forma que no le será nada
complicado dar con magníficos pufs,
cojines, bolsos, maletas, cinturones y
cazadoras. Antiguamente tan sólo se
fabricaban sillas de montar, lomos
para libros o babuchas. La joyería es
fundamentalmente en oro, aunque la
plata y las piedras preciosas también
forman parte de este antiquísimo
oficio, practicado por un gremio que ha venido habitando
los mismos barrios desde hace muchísimos años en ciudades como Essaouira, Fez, Marrakech, Meknés, Rabat, Salé
y Tánger. La joyería berebere rural tan sólo existe en plata.
En Ouarzazate, Tazenajt y Talouin hallará bonitas piezas
fabricadas por estas tribus, que suelen fijar el precio en
función del peso, obviando la calidad o la estética del objeto. Sus puñales curvados son ciertamente admirables.
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TATUAJES
La práctica del tatuaje en el norte de
África ha estado presente desde tiempos muy remotos, muestra de ello son
los vestigios encontrados en la Necrópolis (la cual data del año 3000 a.C.) y
en las pinturas murales halladas en la
tumba de Seti I, donde se puede observar a los tamahus exhibiendo sus
variados tatuajes. Esta tradición, con
más de cinco mil años de antigüedad,
se implantó en Egipto con fines curativos, por ello las mujeres de la época
no dudaban en tatuarse el dorso de la
mano, el pecho, la barbilla y la frente.
La simbología de este místico mundo de
tatuajes llega hasta nuestros tiempos en
forma de líneas, puntos, círculos, cruces, esvásticas y ruedas, como la más
característica expresión de los pueblos
africanos. Existen dos tipos de tatuajes:
los que se hacen con henna y se dibujan con pluma o pincel por lo que no
penetran la epidermis y son temporales, y los que se llevan a cabo con aguja,
carbón y un colorante vegetal.
A pesar de que en el Corán se prohíbe
expresamente la práctica del tatuaje, la
comunidad bereber lo justifica a través
de Fátima, la hija de Mahoma (según
los biógrafos musulmanes la mujer
más perfecta), la cual llevaba tatuajes
en su barbilla y pecho. Por ello, es muy
común ver a las mujeres del norte de
África con sus manos, mentón, piernas, cuello y frente tatuados. Y es que
lo consideran necesario ya que según
la tradición las marcas son talismanes
protectores que sirven a las mujeres
contra las enfermedades, los actos
dañinos, el “mal de ojo” y las malas
energías. A las niñas, cuando cumplen
los 10 años, sus madres les tatúan sus
manos y pies con henna como gesto de
prosperidad, belleza y para alejar las
dolencias. Y cuando llegan a una edad
adulta acuden a la tatuadora para que
marque su piel con los mismos motivos
pero elaborados con aguja.
La planta de henna crece principalmente en climas calientes, por ello
en países como Irán, India, Pakistán,
Malasia, Siria, Egipto, Marruecos y
algunas regiones del norte de África
es muy común el tatuaje de henna.
Los turistas pueden probar a hacerse
uno; es natural, indoloro y no hace
daño a la epidermis. Sus precios varían según el tamaño y lo complicado
que sea el diseño. La durabilidad del
motivo ronda las tres semanas, pero
si se cansa del tatuaje puede retirarlo
con alcohol.
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EQUIPO DEL VIAJERO
HORARIO COMERCIAL
Manteniendo el debido respeto a las costumbres del país, el vestuario más aconsejable es la ropa ligera de algodón para el día y algo de abrigo en previsión de noches
frescas en el interior y en el sur del país, especialmente en los meses de noviembre a
marzo. No olvide las gafas de sol, protectores solares y un buen sombrero. Un buen
calzado cómodo es indispensable.
Los bancos están abiertos de lunes
a viernes, de 8:15 h. a 11:30 h. y de
14:15 h. a 16:00 h. Durante el Ramadán, el servicio se ofrece de 9:30 h. a
14:00 h. Los museos suelen abrir de
lunes a viernes, de 9:00 h. a 12:00 h.
y de 15:00 a 17:30 h. Muchos cierran
los jueves y los viernes por la mañana. Los comercios están abiertos,
generalmente de 9:30 a 13:00 h. y de
15:00 a 19:30 h.
CLIMA
INFORMACIÓN
PRÁCTICA
ADUANA Y DOCUMENTACIÓN
Los visitantes a Marruecos precisan
de un pasaporte en regla. La estancia
por turismo está limitada a tres meses sin visado. A los ciudadanos españoles se les exige mantener vigente
su pasaporte.
El clima en Marruecos varía según las regiones. En las costas el invierno es suave
y húmedo y el verano moderadamente cálido, mientras que en el interior existe un
mayor contraste. El clima mediterráneo prima en la costa, el subtropical al sur y el
continental en las áreas montañosas. El verano es caluroso y las mejores temperaturas se hallan a partir de los 1.500 metros de altitud. La nieve hace acto de presencia
en el mes de octubre en las cumbres del Rif y del Atlas, de modo que la primavera
y el otoño resultan las estaciones más recomendables para visitar los macizos más
bajos como el Atlas Medio y el Rif. El invierno es el mejor momento para acercarse
a las presaharianas Sirwa y Sarhro.
TEMPERATURAS (RABAT)
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Set Oct Nov Dic
DIFERENCIA HORARIA
La diferencia horaria respecto a España
es de menos una hora.
máx
mín
17 18 21 21 22 25 27 27 26 24 21 18
7 7 9 10 13 16 17 18 17 13 10 8
IDIOMA
El idioma oficial es el árabe, aunque los dialectos berebere se hablan
usualmente en las zonas de montaña.
Las lenguas extranjeras más habladas
son el francés, el español y el inglés.
RELIGIÓN
La religión mayoritaria es la musulmana (98% de la población), aunque
también se celebran los oficios de los
cultos católico y judío en las grandes ciudades. El viernes es el día
de rezo para los musulmanes, pero
al seguir el calendario gregoriano
la actividad productiva tan sólo se
paraliza al mediodía.
ELECTRICIDAD
En Marruecos la corriente eléctrica
es de 220 voltios, aunque todavía
existen zonas que funcionan a 110
voltios, por lo que es recomendable
informarse directamente en el lugar
antes de emplear cualquier aparato
eléctrico. Casi todos los enchufes son
de clavija redonda.
FORMA DE CONDUCIR
Para conducir en Marruecos hace falta el carné de conducir, la carta gris y
el seguro internacional (carta verde).
Si el coche no es propio, se necesita
además una procuración certificada.
MONEDA
La unidad monetaria es el dirham
(MAD) que se divide en 100 céntimos. Existen billetes de 10, 50, 100
y 200 DH y monedas de 1, 2 y 5 DH y
de 5, 10, 20 y 50 céntimos. Los cambios de divisa en efectivo se pueden
realizar en los aeropuertos y en la
mayoría de los hoteles (al cambio
oficial) y es importante conservar el
recibo del cambio de moneda a fin
de que, a la salida del país, se pueda
solicitar el cambio de dirhams por
divisas (hasta un máximo del 30%
del total cambiado).
Las tarjetas de crédito más usuales se
aceptan en muchos hoteles, restaurantes y tiendas y sólo en el Banque
Crédit du Maroc se pueden hacer operaciones con la misma. Los euro-cheques tienen más dificultad ya que sólo
se aceptan al menos en un banco, de
cada una de las grandes ciudades.
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46 / Marruecos
EMERGENCIAS
El Ministerio de Asuntos Exteriores
califica la sanidad de Marruecos
como óptima. Las principales ciudades cuentan con una sanidad privada
bastante bien dotada. Sin embargo,
si viaja a las zonas rurales, lleve un
botiquín. El número de emergencias
para la policía es el 19, para bomberos el 15 y el de ayuda en carretera el
177. En caso de necesitar un médico,
lo mejor es acudir a la recepción del
hotel o a alguna farmacia. En general, la mayoría de las ciudades tienen
farmacias donde se pueden adquirir
medicamentos para enfermedades
comunes y material de primeros
auxilios. Si se precisa de algún medicamento específico, es aconsejable
llevarlo desde el país de origen. En
caso de pérdida de documento de
identidad o pasaporte, póngase en
contacto con la policía.
Prefijo Internacional
Es el 212.
DIRECCIONES ÚTILES
Embajada de Marruecos
en España
Serrano, 179
28002 Madrid (España)
Tel.: 915 631 090;
Fax: 915 617 887
Embajada de España
en Marruecos
Rue Aïn Khalouiya. Rte. Des Zaërs,
Km. 5,300 Suissi. Rabat (Marruecos)
Tel.: 633 900;
Fax: 37 630 600
Oficina de turismo de Marruecos en España
Ventura Rodríguez 24, 1º izq.
28008 Madrid (España)
Tel.: 915 412 995; Fax: 915 594 594
www.turismomarruecos.com
TRANSPORTES
Marruecos, por su situación geográfica
muy cercana a Europa, es un destino
de lujo para sus visitantes. Los medios
de transporte para llegar a este país
son muy variados ya que, por ejemplo,
sólo 14 kilómetros lo separan de España por el Estrecho de Gibraltar.
Avión
Si desea viajar en avión desde España consulte las siguientes aerolíneas:
Air Europa, Binter Canarias, EasyJet,
Iberia, Royal Air Maroc y Ryanair.
El país cuenta con doce aeropuertos
internacionales: Agadir, Al Hoceima
(Alhucemas), Casablanca, Dakhla,
Fez, Laâyoune (El Aaiún), Marrakech,
Ouarzazate, Oujda, Rabat-Salé, Tánger
y Tetuán. La compañía Royal Air Maroc y las principales compañías aéreas
internacionales ofrecen tanto vuelos
regulares como chárter desde las grandes ciudades de Europa, América y
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Oriente Medio. Para desplazarse por
el interior del país, Royal Air Maroc
ofrece un excelente servicio que intercomunica Agadir, Alhucemas, Casablanca, Dakhla, Er Rachidia, Fez, El
Aaiún, Marrakech, Meknès, Ouarzazate, Oujda, Rabat-Salé, Asmara, Tánger,
Tan-Tan, Tetuán. Sus precios son muy
interesantes.
como minibuses cubriendo trayectos
interurbanos (si se quiere viajar solo,
habrá que pagar el coste de las plazas libres), mientras que los pequeños
sólo circulan dentro de las ciudades.
En algunas ciudades los petits-taxis
no disponen de taxímetro, por lo que
es aconsejable pactar el precio antes
de iniciar el trayecto.
Trasbordador y Automóvil
En automóvil a través del trasbordador que parte de Algeciras hacia
Tánger y Ceuta o desde Almería
hasta Nador o Melilla. También
existen transbordadores desde Sète
en Francia. Los puertos de Tánger y
Casablanca registran un gran tráfico
de pasajeros.
Tren
Existen dos grandes líneas de ferrocarril de la ONCF que permiten el
desplazamiento por el interior del
país; una recorre el país de norte a
sur, desde Tánger a Marrakech y otra
de este a oeste. Existe un tren rápido entre Casablanca y Rabat. En los
meses de verano es recomendable
comprar billetes de primera clase ya
que disponen de aire acondicionado,
aunque los de segunda clase son también bastante cómodos. El servicio es
puntual y rápido.
Taxi
Existen dos clases de taxis en Marruecos, los “grands-taxis” y los “petitstaxis”. Los primeros suelen operar
Autobús
Es muy frecuente combinar este
medio de transporte con tramos en
ferrocarril como es el caso en los desplazamientos hacia Essaouira, Fez,
Agadir y Marrakech. Los autocares
enlazan las principales poblaciones
de Marruecos y son un excelente
medio de transporte para conocer el
país. Existe una compañía estatal,
CTM, provista de buenos vehículos
con aire acondicionado y cuyos precios son reducidos, así como diversas
empresas privadas.
Alquiler de Automóvil
En Marruecos resulta fácil y económico alquilar un automóvil y recorrer
diversas rutas por su cuenta si no se
viaja en coche propio. Se pueden alquilar los vehículos tanto en empresas internacionales como nacionales,
más económicas. Es aconsejable revisar cuidadosamente el estado del ve-
hículo antes de emprender la ruta y
cerciorarse de que dispone de rueda
de repuesto, gato y bidones de agua.
El código de circulación marroquí es
de tipo internacional. Las indicaciones de las carreteras se pueden leer
en árabe o francés. La velocidad lími-
te en autopista es de 120 kilómetros,
en carretera a 100 kilómetros y en
núcleos urbanos 40 ó 60 kilómetros.
Es obligatorio el uso del cinturón de
seguridad. Se recomienda conducir
con prudencia ya que se puede encontrar aparte de con otros vehículos
con peatones, ciclistas, motoristas,
carretas y animales, no dude en usar
la bocina. Existen numerosas gasolineras en las principales poblaciones
pero si se va a hacer una ruta por lugares poco poblados, conviene llevar
depósitos de reserva.
Tánger y La Costa Mediterránea
Marruecos / 51
como la “Kasbah”, aquí se encuentran
algunos de los monumentos más emblemáticos de Tánger: el Dar El-Majzen, antiguo palacio del sultán y la
Mezquita de la Alcazaba, que se alza
en Méchouar, la plaza pavimentada
de la Kasbah. La Medina de Tánger
es un verdadero espectáculo animado
de olores y color. Aquí se asienta el
Gran Zoco, donde se pueden adquirir
productos de la gastronomía regional,
desde pescados, kebab y frutas hasta
especias frescas.
SITIOS DE INTERÉS
TÁNGER
Esta ciudad africana se extiende sobre suaves colinas y
se asoma a una preciosa bahía bañada por dos mares: el
Atlántico y el Mediterráneo. A esta costa llegaron fenicios,
romanos, árabes, portugueses, españoles, ingleses y franceses que dejaron importantes vestigios de su presencia. En el
año 1923 Tánger se convirtió en una ciudad protegida internacionalmente que, sin embargo, se llenó de contrabandistas, espías y personas exiliadas por motivos políticos. En
la actualidad, Tánger es una importante ciudad portuaria,
volcada en el turismo y la industria artesanal, que sigue
conservando ese aire exótico que se respiraba en sus calles
a principios del siglo XX. El paseo por la ciudad descubrirá al viajero las dos zonas diferenciadas que la conforman:
la vieja Tánger o Medina y la Villa Nueva, situada junto
a los bulevares Pasteur y Mohammed V. Esta zona nueva
alberga la mayoría de los hoteles, bares y restaurantes de
la ciudad. La parte más elevada de la Medina es conocida
Museo de Antigüedades
En el palacio Dar es-Shorfa
Entre en las antiguas cocinas del palacio de Dar de Makhzen y se encontrará con la prehistoria y la antigüedad marroquíes como, por ejemplo,
los bronces y mosaicos procedentes
de los asentamientos romanos de
Lixus, Cotta, Banasa o Volubilis. De
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Museo de las Artes Marroquíes
En el palacio Dar es-Shorfa
La imponente silueta del Dar el Makhzen domina la casbah
de Tánger. Este antiguo palacio del gobernador, construido
en el siglo XVII, se alza alrededor de un espléndido patio
adornado con porcelanas esmaltadas. El Museo de las Artes
Marroquíes está alojado en los aposentos principescos, que
hacen honor a su nombre con sus techos de madera pintada, sus escayolas esculpidas, sus mosaicos... Todo allí invita a la admiración. Todas las regiones de Marruecos han
encerrado entre estos muros sus mejores embajadores. El
este último salió el célebre mosaico denominado “La navegación de Venus”, en el que la diosa aparece rodeada
de ninfas detrás de un navío, que surca unas aguas azules,
casi transparentes. La historia de Tánger y de su región
está representada en el primer piso. En la sala 3, dedicada
a los antiguos ritos funerarios, junto a una sepultura de un
niño inhumano en una tinaja y unos pequeños sarcófagos
de plomo, se alza, en tamaño natural, la admirable maqueta de una tumba cartaginesa. La visita termina atravesando un agradable jardín andaluz, donde parece dormir,
desde la eternidad, una antigua necrópolis reconstruida.
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Grande Mosquée
La zona en la que se encuentra ubicada la Gran Mezquita
alawita perteneció a un importante emplazamiento de la
Antigüedad. Según la historia, allí fueron hallados restos
del Capitolio romano. La antigua Catedral del Espíritu Santo, que correspondió a las colonias portuguesas durante la
ocupación, fue reconstruida en forma de mezquita a finales
del siglo XIX por Moulay Ismail. Se compone por una edificación blanca en adobe culminada por un minarete, es decir,
una torre elevada en forma cuadrada con estampas en mármol verde, un patio fortificado con una fuente y la puerta de
entrada y ventanas en forma de arco de herradura.
norte, con sus armas adornadas con marquetería, sus utensilios de alfarería con sutiles motivos de flores o de plumas.
Rabat, con sus alfombras tornasoladas y su característico
medallón central. La sala de Fez es deslumbrante: sedas de
delicados reflejos, libros soberbiamente encuadernados,
caligrafiados e iluminados, platos antiguos combinando los
colores más audaces, desde el amarillo oro hasta el célebre
azul de Fez.
Calle Siyaghine
La calle del comercio debe su nombre a los puestos de relojeros, joyeros y orfebres que se instalaban a principios del siglo
XIX. Sin embargo, el trazado de la misma es mucho más antiguo, corresponde a la planificación urbanística del Imperio
romano, es decir, a la Decumanus Maximus. Hoy en día la calle se adorna con puestos de venta de ropa, productos artesanos e incluso electrónicos. También puede visitar la antigua
casa de Dar Niaba, una vieja residencia de mediados del siglo
XIX perteneciente a la ocupación francesa. Si está buscando
tiendas de lujo, es mejor que vaya a la calle Touahin.
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Jardines de la Mandoubiya
La antigua residencia de los monarcas marroquíes alberga
el más espectacular jardín dotado de milenarios árboles,
flores y la más cautivadora colección de helechos. En el
jardín hay grabado un discurso conmemorativo del difunto rey Mohammed V.
Zoco Dakhel
En el centro de la ciudad se halla uno de los zocos más
antiguos de la ciudad por ello su incalculable valor histórico, arqueológico y cultural. La plaza en la que se
encuentra se entrecruza con las principales avenidas de
la localidad.
Torre semicirculares de Kasba
Los años en los que se mantuvo el mandato español
(1581-1640), Marruecos no sufrió grandes cambios infraestructurales, sin embargo, la colonia portuguesa aportó
a la arquitectura de la ciudad monumentales murallas en
piedra. Una de ellas es el antiguo monumento militar, el
cual, con una longitud de aproximadamente 350 metros,
se ve finiquitado por torres semicirculares.
Museo de Tánger Asilah
Place de la Kasba
Desde la +Antigüedad ha sido recinto de numerosos palacios, las últimas construcciones que se levantaron en el
lugar fueron: una casa para el gobernador portugués (durante la época de invasión portuguesa), y el castillo inglés
de Upper (durante el período en el que rigió la colonia
británica). Gracias a las ruinas del último edificio, se levantó el actual palacio del primer gobernador de Tánger:
Pachá Ahmad, en el año 1682. Su interesante arquitectura
se compone de un patio central rodeado por un pasillo
con dieciséis columnas en mármol blanco y numerosos
capiteles. El edificio, que alberga el actual Museo de Tánger, es una de las mejores muestras de arquitectura marroquí que conserva la antigua ciudad. Vale la pena destacar
la inscripción en letras negras sobre fondo blanco en zellij
que se encuentra en la gran cúpula o al-Koubba Lakbira.
En el museo se exhiben muebles, vestidos, fusiles y sables
del siglo XVIII, sillas de montar y techos del siglo XIV,
entre otros; muestras que relatan la historia en diversas
épocas del país. También tiene un salón con artesanía local, regional y nacional.
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Dar al-Baroud
Tánger ha sido siempre una ciudad
diplomática, militar y comercial, su
misticismo y la variedad de sus tradiciones, además de las fabulosas
construcciones y ruinas arquitectónicas, recuerdan las múltiples culturas que se han asentado en la zona.
Dar al-Baroud es otro ejemplo de su
histórica edificación, el imponente
monumento militar constituye una
de las construcciones más emblemáticas de la ciudad. A base de piedra,
conserva en la parte superior dos cañones de la época.
Bab al-Fahs
Es un portón construido a finales del
siglo XIX que sirve de entrada a la
plaza del Gran Zoco. La puerta, compuesta por un arco de medio punto,
cuenta con una cornisa de tejas verdes sostenidas sobre dos columnas.
Bab al-Kasba
A lo largo de la ciudad resultan impresionantes sus construcciones en
adobe. Concretamente la puerta de
Bab al-Kasba data del siglo XVIII, está
construida en forma de arco de medio
punto y está decorada en la parte superior con motivos geométricos.
Bab et Borj Dar Dbagh
Dentro de la medina de Tánger se halla esta antigua edificación compuesta
por una torre semicircular, una puerta
en forma de arco y una pared escalonada. Procedente de la época portuguesa
(1471-1661), es uno de los lugares más
visitados por los turistas.
Rue al-Mouahidin
La calle Francis, el Siyaghine y la calle
al-Mouahidin conforman la zona más
comercial de la ciudad. Sus antiguos
bazares ofrecen la más hermosa y típica artesanía, además de vender los más
variados e inimaginables artículos. La
boutique de Majid Raïss y el Rincón de
la Artesanía Beréber, son algunos de
los sitios más visitados.
Tombeau d’Ibn Batouta
Para homenajear al célebre explorador y novelista Ibn Batouta, nacido
en Tánger el 24 de febrero de 1304, se
ha construido una tumba de tamaño
mediano. Fue famoso por sus viajes
alrededor del mundo durante el siglo
XIV. Una de las obras más emblemáticas es Sa Rihla, en ella el autor relata
muchas de sus aventuras y experiencias en tierras extrañas.
Palais Rayssouni
Construida en 1906 por Rayssouni, es
hoy una de las obras más importantes
de la ciudad. El edificio de arquitectura andaluz-marroquí es el lugar donde
todos los años se dan cita algunas de
las expresiones culturales y artísticas
nacionales e internacionales.
Bab et Borj al-Homar
Uno de los arquitectos militares más
importantes de la Corona portuguesa,
Boyac, construyó el fuerte más famoso de la ciudad. El edificio en piedra
es de forma circular, cuenta con 3
ventanas y su puerta en forma de
arco está adornada por un medallón
portugués. En su interior se hallan
muchas de las armas de la antigua
guardia real.
Museo arqueológico de Lareche
Place Dar al-Makhzen
El edificio que alberga el museo fue
levantado en el siglo XVII durante la
ocupación española. Sin embargo, la
exposición no fue inaugurada hasta
el año 1973. En su interior se halla
una muestra dedicada a la historia
local desde la época de los fenicios
hasta la islámica. También dispone
de una colección de artículos realizados en cerámica y utilizados con
fines decorativos en distintas épocas: fenicia, cartaginense, mauritana y romana. Admire las lámparas helenísticas, jarrones, mosaicos, cántaros y un sinfín
de artículos de la época.
Museo Etnográfico de Tetuán
Zankat Skala, 65 Bab El Okla. 93000-B.P.41
Construido en el año 1928 en Dar Bennouna, fue posteriormente trasladado
de la medina a los aposentos del sultán Moulay Abad al Rahman e inaugurado
como se conoce hoy en día en el año 1948. En su interior se halla un muestrario con algunas de las artesanías de la localidad en cerámica, en cuero, en
bordado y alfarería. Cabe destacar el zellij, típico de la producción artesanal
de Tetuán. Una de las exposiciones del museo que más llaman la atención es
el traje Sheda. La ceremonia que rodea al traje consiste en como una mujer que
Marruecos / 61
60 / Marruecos
contemplar los restos de las murallas de la ciudad. La vida cultural es apreciada
en este tranquilo lugar y uno de sus tesoros en este aspecto se encuentra a poca
distancia de la Plaza, el Museo Arqueológico donde se exponen herramientas,
monedas, estatuillas y mosaicos que se conservan de la era prehistórica y de la
preislámica, además de albergar una de las mayores y más completas bibliotecas
del Magreb con más de 60.000 volúmenes. La Plaza Hassan separa la parte antigua de la ciudad de la más moderna. En ella está situado el Palacio del Jalifa, actual palacio real y desde allí el visitante se adentra en la medina a la que se puede acceder por más de siete puertas labradas aunque la entrada a la ciudad vieja
es la Bab El-Oqla. Si se camina hacia la parte más antigua, se encuentra el Museo
de Artes Marroquíes donde se pueden contemplar maravillosos trajes regionales
e interesantes instrumentos musicales, mientras que si va en dirección a la zona
está comprometida en matrimonio es
inducida por otra mujer que ya está
casada en el arte del maquillaje y la
seducción, haciéndole tomar consciencia de su propio cuerpo.
Museo Arqueológico de Tetuán
Rue Ben H’saïn 93
Inaugurado en 1940, el museo concentra una importante exposición de
utensilios prehistóricos en piedra tallada y numerosos vestigios romanos
e islámicos. Una de las exposiciones
más interesantes son los mosaicos
romanos que datan del siglo II d.C. y
la extensa galería donde se exhiben
algunas de las artesanías más típicas
de la ciudad. El edificio situado entre
la medina y la ciudad moderna, conserva en su exterior un amplio jardín
con estelas funerarias de origen islámico procedentes del cementerio de
Tetuán del siglo XVI.
ALREDEDORES
Tetuán
Esta antigua ciudad se aferra firmemente a las alturas del Rif, mirando de soslayo
el intenso verdor del valle del río Martil, desde las azoteas de sus blanquecinas
casas. Obra de árabes y andaluces, Tetuán simboliza, como ninguna otra, la armoniosa diversidad cultural. La veintena de mezquitas y santuarios repartidos
por Tetuán se sumergen en el eco que brota de sus callejuelas pavimentadas con
guijarros, las mismas que llevan hasta una serie de relajantes y frescas plazoletas.
En esta ciudad cada gremio tiene su espacio natural en forma de plaza o calle, de
hecho, la visita a la ciudad suele iniciarse en la Plaza El-Jala donde se pueden
moderna se accede a la Escuela de
Artes y Oficios Tradicionales, donde
se enseñan las técnicas artesanales de
tejido de alfombras, curtido del cuero,
creación de mosaicos, la escultura el
madera y yeso y pintura y se pueden
contemplar las mejores creaciones de
profesores y alumnos. En la medina se
pueden admirar también la Mezquita
Sidi Saidi, el Jardín Moulay Rachid,
el cementerio musulmán, el mellah,
antiguo barrio judío, los mercados de
Souk el Hots, Guersa el Kebir, la calle de Souk el Foki y la plaza Oussa y
para finalizar el recorrido el Museo Etnográfico, situado en la antigua fortaleza del sultán Moulay Abderrahman,
guarda objetos de la vida cotidiana
de los marroquíes que han habitado
estos lugares, trajes, sillas de montar
o armamento y el Balneario de Cabo
Negro, al norte de la ciudad, con relajantes playas y más de 90 caminos por
los que pasear.
Marruecos / 63
62 / Marruecos
cornisas esculpidas y otros muchos
encantos escondidos en su medina,
donde además se pueden admirar un
molino de viento aún en activo y otro
de aceite que en otros tiempos estuvo
accionado por mulos. En la Kasbah
destaca la Torre del Homenaje, antigua prisión convertida hoy en museo
de artesanía local. Resulta muy animado su mercadillo.
Chefchaouen (Xauen)
A 60 kilómetros al sur de Tetuán, se
asienta esta preciosa ciudad santa con
una veintena de santuarios y mezquitas como la Gran Mezquita con su
minarete octogonal o el santuario de
Mulay Alí Ben Rashid, fundador de la
ciudad. Además Xauen ofrece encantadoras callejuelas pavimentadas con
guijarros y puertas de un color entre
azul y malva, balcones de hierro,
Cabo Malabata
A diez kilómetros al oeste de Tánger,
Cabo Malabata ofrece la posibilidad
única de disfrutar de las aguas tanto
del Atlántico como del Mediterráneo.
Al final de este hermoso recorrido por
carretera, paralelo a una costa recortada por calas, un viejo faro ofrece una
buena panorámica de Tánger y de su
estrecho. Antes de llegar al faro se
pueden contemplar las ruinas de una
antigua fortaleza portuguesa del siglo
XIV denominada Ksar-es-Seghir y en
la actualidad se está construyendo un
balneario que contará con todas las
comodidades y diversiones, incluido
un puerto de recreo y un lago artificial
en el que se podrá practicar winsurf.
En toda la zona se pueden disfrutar de
hermosas playas y calas de arena fina
donde bañarse en un marco natural de
gran belleza.
Cabo Espartel, las Grutas de
Hércules y Cotta
En dirección noroeste, a doce kilómetros de la ciudad, las aguas del
Atlántico se funden con las del Mediterráneo frente al Cabo Espartel.
También cuenta con fantásticas playas de arenas color ocre que se alternan con los bosques de alcornoques,
encinas, robles y palmeras. A poca
distancia, el incesante movimiento
de las olas ha creado las Grutas de
Hércules, que estuvieron habitadas
ya en tiempos prehistóricos y aún se
pueden contemplar marcas circulares talladas en esa época. Estas grutas
naturales son inundadas por el mar
durante la marea alta y, según la
mitología griega, fue en estas grutas
donde Hércules descanso después de
finalizar sus doce trabajos. A tan sólo
500 metros de las Grutas se pueden
contemplar las ruinas romanas de
Cotta datadas en los siglos I y II de
nuestra era con restos de un templo,
termas, granjas, almazaras de aceite y
fábricas de garum.
Larache
A 96 kilómetros al sur de Tánger,
Larache fue conocido en tiempos de
los romanos como Lixus. Aún se conservan en buen estado la acrópolis,
el templo y el teatro al igual que las
termas, espectacularmente decoradas
por un conjunto de mosaicos de sesenta metros cuadrados que representan el rostro del dios Neptuno. Cuenta
la leyenda que fue en esta ciudad donde Hércules llevó a cabo su undécimo
trabajo: recoger las manzanas de oro.
Aparte de las ruinas romanas, destacan la Plaza de la Liberación con sus
casas con arcos típicas de Andalucía,
la Fuente Antigua, la Alcazaba, el
Museo Arqueológico y, en especial, el
Castillo de la Cigüeña, construido por
prisioneros portugueses de la Batalla
de los Tres Reyes.
Montes Beni-Snassen
Estos montes ofrecen un espectáculo
natural de gran belleza. Estas pequeñas elevaciones cubiertas de bosques
tienen como máximos atractivos la
Gruta del Camello, con su manantial
de agua caliente y sus salas repletas
de estalactitas, la Cueva de la Paloma,
con enterramientos que se remontan
al Neolítico, y el Desfiladero del Zegzel, más apropiado para los amantes
del riesgo.
Ciudades Imperiales
Marruecos / 65
Casablanca, los Jardines Botánicos del
poeta M. Françoise o la ciudad amurallada de Salé.
SITIOS DE INTERÉS
La capitalidad de Marruecos ha recaído a lo largo de la historia sobre cuatro grandes ciudades. Rabat, Mequínez, Fez
y Marrakech, conocidas como las Ciudades Imperiales, han
compartido, en distintos períodos, este gran honor.
RABAT
La antigua ciudad imperial de Rabat es la actual capital de
Marruecos desde 1912. Amurallada y enclavada en la desembocadura del río Bu Regret, Rabat es una ciudad moderna
que ofrece un sinfín de atractivos turísticos, como sus bellas
playas, su alcazaba y su magnífico puerto industrial. El barrio
amurallado de Rabat data de su época almohade y constituye
una de las visitas de la ciudad más agradables e interesantes.
Allí se encuentran espléndidos edificios históricos como la
maravillosa Puerta de los Udayya, la Torre de Hassan, el Palacio Real, la Universidad de Mohammed V y la Mezquita de
Yamaa El Atiqa. Los alrededores de Rabat también cuentan
con sitios de interés turístico como la cosmopolita ciudad de
Torre de Hassan
A orillas del río Bu-Regreg se halla la
torre de Hassan, que con 44 metros es el
monumento más famoso de la ciudad.
Fue construido por el Gran Conqueror
de Almohad en el año 1195, siendo la
mezquita más grande del mundo musulmán. Años después Mohammed Ben
Yúsef, más conocido como Mohammed
V, declaró tras la vuelta de su exilio en
lo alto de la torre la independencia de
Marruecos del Gobierno francés, tomando el titulo de rey en 1957. Muy
cerca se encuentra el mausoleo donde
se hallan las tumbas de Mohammed V y
Hassan II. Esta obra maestra posee una
arquitectura en madera pintada, estuco,
mármol esculpido y bronce grabado,
cuanto menos espectacular.
Medina
La puerta en forma de arco da la bienvenida a la antigua ciudad medieval
y centro de la localidad. Un laberinto
de calles coloridas traslada al viajero a
sus tiendas, puestos de artesanías, restaurantes con menús típicos del país,
vendedores ambulantes de alfombras
y puestos de comida en los que el azafrán, la canela y el cuscús le envolverán
en una deliciosa mezcla de olores.
Royal Palace of Rabat
Construido sobre las ruinas del
Palacio Real que había en el siglo
XVIII, es hoy uno de los lugares más
interesantes de la ciudad por ser la
residencia oficial del rey Hassan II
de Marruecos. El bello y moderno
conjunto de edificios, erigidos en
1864, alberga el palacio, la mezquita
Ahl-Fas y una serie de edificaciones
gubernamentales.
Marruecos / 67
66 / Marruecos
Necrópolis de Chellah
La antigua ciudad romana denominada “Sala” se halla a
las afueras de Rabat. Aún se pueden contemplar la muralla, algunas casas, su avenida central en forma de cruz,
columnas y el antiguo cementerio cartaginense.
La Kasbah Des Oudaias
La antigua ciudadela de Alhomad de Rabat da la bienvenida a sus visitantes desde la Puerta de los Oudaias.
Construida en piedra tallada de color ocre-rojiza, está sostenida sobre dos columnas, es de forma arqueada, fue edificada alrededor del año 1195 y sirve para comunicar sus
barrios de casas blancas y azules con el resto de la capital.
Visite también el Jardín Andaluz, la mezquita Kasbah (la
más antigua de la ciudad) y el cementerio Alou. Asimismo, no se pierda Torre de los Piratas y no se marche sin
saborear el té de menta que se ofrece en el Café del Moro,
un famoso local de Kasbah.
Bosque Mamora
Merece la pena visitar en la capital de Marruecos el famoso
y popular Bosque Momora, el cual junto a sus playas, son
algunas de las atracciones turísticas más populares durante el verano. Situado entre el Oued Sebou y el Bou Regreg,
se expande lo largo de 134.000 hectáreas donde podrá
observar la naturaleza agreste de la región. En él crecen
eucaliptos, pinos, robles y perales.
Playas
Disfrute de la hilera de playas de arena blanca y aguas
transparentes que se extienden entre las costas de Rabat y
Casablanca. La playa de arenas doradas, denominada Sables
d´Or, se localiza a 16 km al sur de la capital. Si desea combinar placer con cultura nada mejor que trasladarse hasta la
playa de Temara donde podrá disfrutar del sol por la mañana y visitar una antigua Kasbah que perteneció a los Oudaia
al atardecer. Otras dos playas que merecen especial mención
por el magnífico paraje natural del que se ven rodeadas son:
Skhirat, a 23 km de Rabat, y Mohamedia. Para los aficionados al surf las olas de Plage des Nations son ideales.
Museo Postal
Para gozo de los filatélicos de todo el mundo, este museo
fue fundado en 1970. En él se reúnen soberbias colecciones de sellos marroquíes, sobres franqueados, teléfonos,
aparatos de telégrafos, aparatos de Baudot telégrafo con
impresora, belinógrafos aparatos que reproducen las fotografías a gran distancia o furgones postales.
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Museo Arqueológico
Construido en 1932 y ampliado algunos años más tarde para exponer
en él los frutos de una actividad arqueológica desbordante, este museo
alberga desde 1986 las colecciones del
Museo Nacional. La sección prehistórica reúne vestigios humanos desde
el Paleolítico. La sala de arqueología
islámica se enriquece constantemente
con las excavaciones efectuadas en
los yacimientos de los siglos XVIII y
XIX. Las civilizaciones prerromana
y romana ocupan un lugar de honor,
con algunas de las más bellas piezas
de la Antigüedad.
Museo de los Oudaïas
Este museo se encuentra en el fastuoso pabellón construido por Moulay Ismaïl en el siglo XVII para sus estancias
en Rabat. El jardín es la primera de sus
maravillas. La exuberancia de la vegetación atenúa la rigurosa geometría de
las avenidas. Parterres, fuentes monumentales y murallas hacen de él la flor
más fina de los jardines andaluces.
Abriéndose sobre este espectáculo con
un gran ventanal, la sala del fondo reconstruye un antiguo interior marroquí.
Cojines de brocados, de seda y de oro recubren los divanes en todo el contorno
de la pieza. Un poco más lejos, en una
fresca sala de mármol, se alinean unos
ejemplares de Corán muy antiguos ilustrados, joyas, vasijas e instrumentos musicales. La excepcional colección de alfombras merece una mención especial.
Museo de las Ciencias de la Tierra
Además de la historia geológica de
los orígenes de la Tierra, este museo
presenta un sorprendente dinosaurio
saurópodo. Su esqueleto, con todos sus
elementos rigurosamente auténticos,
fue descubierto en el alto Atlas en 1979,
en la región de Azilal, donde vivió hace
150 millones de años.
MEQUÍNEZ
En el siglo X, la tribu nómada de los
bereberes de Meknasa decidió asentarse a orillas del oued Boufekrane
por la benignidad de su clima y la
fertilidad de sus tierras, levantando
unas precarias aldeas ajardinadas que
recibirían el nombre de Meknassa Ez
Zaitoun. La llegada de los almorávides tiempo después supuso la fortificación de este espacio. Los almohades
y, posteriormente, los merínidas construyeron mezquitas y madrassas en
una ciudad que, en 1672, alcanzaría la
capitalidad del Reino alauita. Moulay
Ismaïl convirtió la villa de Mequínez
en capital política y militar de estilo
pre-sahariano. Durante un período de
cincuenta años se trabajó intensamente en la construcción de todo tipo de
edificaciones, fuentes, jardines, terrazas, mezquitas y palacios, para cubrir
el enorme perímetro marcado por las
murallas de la ciudad. Estas murallas
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70 / Marruecos
rodean la parte antigua de la ciudad
a lo largo de 40 kilómetros en la que
destacan Bab Berdain, puerta del siglo
XVII decorada con cerámicas verdes
y Bab el Jemis, la entrada principal
al barrio judío. Detrás de las murallas
se encuentra el estanque de Agdal, de
cuatro hectáreas, que servía para regar
los Jardines de los sultanes y en tiempos de escasez como reserva de agua
para los habitantes de la ciudad. En la
parte sur se encuentra Dar el-Ma, casa
del agua, con los contiguos graneros
Heri es-Suani, impresionantes edificios destinados a almacenar reservas
de comida para los malos tiempos y
también para dar cobijo y alimentar
a los cerca de 12.000 caballos de su
ejército. Este impresionante conjunto
se compone de 23 naves con muros de
7 metros de espesor y canalizaciones
subterráneas que dotaban del frescor
necesario para la conservación de los
alimentos.
Estos inmensos graneros estaban unidos por el meshuar al Palacio Imperial, Dar el-Majzen, que reunía todos
los elementos de la arquitectura marroquí. Anterior residencia de Mulay
Ismail fue el Dar Kebira, rodeado de
una triple muralla con más de veinte
pabellones y dos mezquitas como la
de Lalla Auda. A su lado se levanta el
Mausoleo de Mulay Ismail, que es uno
de los pocos monumentos religiosos
que pueden visitar los no musulmanes. Este mausoleo acoge una mezquita, la cámara funeraria de Mulay
Ismail ricamente decorada en la que
se encuentran también las tumbas de
su esposa y sus sucesores, en el suelo recubierto de alfombras se pueden
admirar los hermosos relojes que le
regaló Luis XIV, un patio decorado
con mosaicos y azulejos que da paso
al mihrab de escayola esculpida.
Al lado se levanta el Quba el-Jayyatin,
donde el sultán acostumbraba a recibir
a los diplomáticos extranjeros. En los
subterráneos se encuentra la conocida
como Prisión de los Cristianos que
también habrían servido como silos.
La Plaza de Lalla Auda, muy animada
al caer la tarde, está resguardada por
dos gigantescas puertas: la de Bab enNouar y la de Bab el-Mansour, una de
las más hermosas de todo el Magreb.
La Medina se agrupa alrededor de
la Gran Mezquita y desde ella se van
desplegando los distintos barrios de
la ciudad antigua que están agrupados
por oficios: cuchilleros, hojalateros,
tintoreros, cesteros, tejedores, herreros,
vendedores de instrumentos musicales, armeros, carpinteros y otros más.
En el barrio de los zapateros se levanta
la Madrassa Bu Inania, cuya construcción se inició bajo el reinado de los
meriní y finalizó en el siglo XIV.
Son de interés también en Mequínez
el Dar el-Beida, fortaleza de finales del
siglo XVIII y el cementerio musulmán
con el Qubba de Sidi Mohammed Ben Aisa, venerado en vida ya que, según
cuentan, transformaba las hojas de los árboles en monedas.
En la antigua ciudad romana de Volúbilis, en la que las legiones construyeron
sus fortificaciones y sobre la que se asentó Mequínez, todavía se pueden admirar las ruinas del foro, el templo, el capitolio, la basílica, un arco monumental,
mosaicos, fragmentos de esculturas, obras de arte, relojes solares y utensilios de
cocina. Los Baños de Gallien han mantenido en pie casi intactos los muros de
las diferentes salas de agua donde venían a purificarse los amantes de los baños
públicos y los hermosos mosaicos de los antiguos palacios resultan magníficos.
El Zerhoun con sus arboledas de encinas en la cima, olivares, huertos de perales
y manzanos, plantaciones de limoneros y viñas ofrecen un paisaje deslumbrante
para los amantes de la naturaleza que visiten la zona.
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FEZ
Fundada el año 799, aunque alcanzó su máximo esplendor
con el reinado de la dinastía meriní, desde 1248 hasta el
1541. Fue en el año 809 cuando oficialmente Fez se convierte en la primera capital del Reino, aunque volvería a
ostentar esta condición en dos ocasiones más: en el siglo
XIII, bajo el dominio de los merínidas y en el siglo XIX,
durante el reinado de Moulay Abdallah. Esta ciudad, centro espiritual y cultural tradicional de Marruecos repleto de
vida y de contrastes, nació como Fez el Bali, aunque de un
tamaño tan reducido que los merínidas, al tomarla, decidieron extenderla fuera de los muros. Los magníficos palacios
quedaron convertidos en un reducto nobiliario rodeado por
escuelas coránicas, mezquitas, zocos y jardines, lo que se
ha dado en llamar Fez el Jedid o Fez la Nueva. Sin embargo,
los trazos modernos de corte europeo que hoy se aprecian,
son posteriores a la Primera Guerra Mundial.
En las calles de la ciudad nueva se mezclan encantadores
de serpientes, vendedores de alfombras y artistas callejeros,
entre otros, ofreciendo un espectáculo difícil de olvidar.
En la Plaza de los Alauitas se levanta imponente el Dar
El-Majzen, el Palacio Real, complejo compuesto por varios
palacetes, plazas, jardines, una mezquita, una madrassa y
una casa de fieras. Continuando en la ciudad nueva por la
Puerta Bab Dekakène, de tres cuerpos, se alcanza la Gran
Calle con sus dos mezquitas Yamaa el-Hamira, de color rojo,
y Yamaa el-Beida, blanca. Muy cercana se encuentra Yamaa
el-Azhar de estilo andalusí y en la pequeña plaza de armas
situada en los aledaños se levanta la Mezquita Mulay Abdallah con su minarete de 25 metros decorado con cerámica
verde aunque más importante es la Gran Mezquita de Abu
Haq construida en 1276. La unión entre Fez el Bali y Fez
el-Yedid se realiza en la Plaza del Pachá el-Babdadi, a su
lado se encuentra el Palacio Dar Baza en medio de jardines
andaluces y cuya construcción se realizó a fines del XIX por
Mualy Hassan. En su interior se encuentra el Museo de las
Artes Marroquíes, con una interesante muestra de cerámica compuesta de curiosos astrolabios de distintas épocas,
telas bordadas en oro, ejemplares de Corán iluminados y
maravillosas alfombras, entre otros. Cercana se abre uno de
los símbolos de la ciudad, la Bab Bu Yelud, puerta de la
muralla del siglo XVIII decorada con cerámica esmaltada de
color azul y verde. Cruzar esta maravillosa puerta supone
adentrarse en un mundo fascinante, la Medina de Fez, la
mayor de todo el Magreb nombrada Patrimonio Mundial por
la UNESCO desde 1976, por lo que es conveniente recorrerla
bajo las directrices de un buen guía ya que es fácil perderse
por las intrincadas calles que la componen. Las vías principales son Talaa Kebira y Talaa Seguira y es aconsejable
tenerlas siempre como referencia ya que esta medina puede tener más de un millar de callejones sin salida y otras
tantas callejuelas. En la Playa Neyyarin se puede admirar
su peculiar fuente y el Funduq en-Neyyarine, antigua casa
de huéspedes convertida en mezquita. Muy cerca se percibe
la maravillosa mezcla de aromas que despliega el mercado
de las especias donde se pueden adquirir a buenos precios
estos deliciosos aderezos y también henna. Del mercado de
las especias al de los tejidos, la Kisariya donde se encuentra
la Tumba Sagrada de Mulay Idriss II y la Gran Mezquita de
Qaraouiyne, prohibidas para los no musulmanes. Muy cerca
se encuentra la madrassa más bonita de Fez, la Madrassa
Attarine, construida por el sultán Abou Said en el siglo XIV
en estilo hispano-marroquí. Un lugar original para visitar es
el Barrio de los Curtidores donde se pueden ver las pieles y
lanas secándose al sol y las tinas con los brillantes colores
de los tintes en su interior. Durante los recorridos por Fez
el-Bali se descubrirán en cualquier rincón los numerosos
palacios que se esconden en esta zona, Dar Caid Bel Hasen
dividido en la casa de los propietarios y la de los criados,
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74 / Marruecos
Dar Zuiten con una escuela religiosa
en su interior, Dar Adiyel revestido
de estuco y Dar Slaui de principios de
siglo, entre otros. Resultan de interés
también las Tumbas Meriníes situadas
al norte de Fez el-Bali, la maravillosa
vista que se observa desde la colina
El-Kolla, con las 785 mezquitas de la
ciudad, la Fortaleza Borj Norte que en
la actualidad acoge un museo de armas
y la Kasbah de Sherarda compuesta en
nuestros días por la Universidad de la
Qarauiyn y un hospital.
ALREDEDORES DE FEZ
La hermosa aldea de Imouzzer del
Kandar, a 1.345 metros de altitud, es
un encantador pueblecito berebere en
donde se respira una paz profunda únicamente interrumpida por su animado
zoco de los lunes. Resultan magníficas
sus curiosas viviendas subterráneas de
la casbah de los Aït Serghouchen, las
fuentes que brotan en las proximidades
del pueblo y la escalada al djebel Abad
de 1.768 metros de altura desde el que
se puede contemplar una magnífica panorámica con la tranquila llanura del
Saïs, los tejados planos de Fez con su
minaretes, Mequínez colgado sobre su
colina y las montañas del Rif al fondo.
Las aguas térmicas de Sidi Harazem
con sus propiedades curativas eran ya
conocidas en tiempos de León el Africano en el siglo XVI, en la actualidad
son ofrecidas en una moderna estación termal. Un paseo hasta la blanca
Koubba de Sidi Harazem resulta muy
atractivo ya que se camina entre eucaliptos, palmeras y adelfas hasta llegar
a la piscina sagrada cubierta por una
cúpula. Una excursión hasta las gargantas del Sebou puede ser fascinante,
ya que desde sus numerosos miradores
se pueden contemplar hermosas vistas
panorámicas de Fez, el Rif, el Medio
Atlas y las propias gargantas. Sefrou,
población tranquila y hospitalaria,
está rodeada de murallas y desde la
Koubba de Sidi Ali bou Serghine se
puede disfrutar con la vista de toda la
llanura, amplia y verde. Fuentes, ríos
y cascadas conforman el reino de las
aguas vivas. Taza, fundada en el siglo
X por los bereberes, es el paso obligado
entre las fértiles tierras del oeste y las
estepas del norte. En su ciudad antigua
se puede disfrutar con las murallas
del siglo XII, la fortaleza de la antigua
kabash, el minarete ensanchado de la
Mezquita del Mercado, Dar el Makhzen, la Gran Mezquita con su preciosa
araña de bronce con 514 lamparillas de
aceite, el mercado de granos y los zocos
donde se pueden adquirir esteras, joyas
y alfombras fabricadas en las montañas
por los bereberes de Beni Ouaraïn. La
región no es menos hermosa, bosques
de alcornoques, cedros, helechos de
gran altura, fuentes, cascadas y lagos,
pueden disfrutarse en el Parque Natural el djebel Tazzeka.
Marrakech y El Atlas
Marruecos / 77
pequeños chiringuitos o se contempla
el espectáculo que ofrecen los saltimbanquis. Esta ciudad del sur del país,
erigida a pies del Atlas, conserva sus
hermosas murallas de color rojizo salpicadas de hermosas puertas.
HISTORIA
MARRAKECH
En su afán por fortalecer el Islam, los almorávides, guerreros bereberes del desierto, conquistaron Fez y fundaron Marrakech (1070), la ciudad que terminaría por dar
el nombre al reino de Marruecos. La ciudad es un vergel
de amplias avenidas flanqueadas de naranjos, palmeras y
jacarandás y es, también, lugar de zocos, de sombreadas
callejuelas, de té con hierbabuena y de mujeres hermosas
venidas del Anti-Atlas para vender sus cestos, niños de
alegres carreras y hombres de mirada intensa que pueden
ser narradores de historias, músicos, bailarines, escritores
públicos, echadores de la buenaventura, vendedores de pociones, curanderos, boticarios o simplemente habitantes de
esta maravillosa ciudad. Frente a los suntuosos palacios, se
abren las calles en que cientos de mercaderes de alfombras
llevan mil años empleándose a fondo en el arte del regateo,
rodeados de telas y lanas expuestas al sol. Un poco más
allá, unos cuantos degustan cuscús, tripa y caracoles en
Marrakech comenzó siendo un pequeño asentamiento berebere debido a su
situación privilegiada con acceso a la
costa, al Alto Atlas y al Atlas Medio.
Los almorávides fueron los que ocuparon esa zona. Ksar El Hayar (Castillo de
Piedra) fue el primer edificio construido en el siglo XI, cuando esta tribu decidió asentarse allí. Yusuf Ben Tashfin
comenzó la conquista territorial y religiosa hacia el Norte. En 1062, se fundó
la ciudad de Marrakech, como capital
del Imperio que incluía ya el territorio
Idrisí y Marruecos, que dependía del
califato de Bagdad. A finales de siglo
comienza el desarrollo de la ciudad,
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78 / Marruecos
con la construcción de los edificios
principales, como la mezquita, palacios, así como murallas, acompañadas
de parques y jardines. Para el regadío
de estos últimos, se construyeron los
jettara, una serie de canales utilizados
todavía hoy en día. A principios del siglo XII, el Imperio incluía todas las tierras situadas entre el Ebro y el Senegal,
y desde Argel hasta el Atlántico, contando también con las islas Baleares.
En el año 1147 la ciudad es conquistada
por los almohades. De esta manera,
pasa a ser la capital de un imperio aún
mayor, que iba desde Libia hasta AlAndalus. Es este un período de construcción y ampliación de la ciudad. Su
nivel intelectual queda reflejado con la
presencia de Averroes, quien escribió
algunos de sus tratados en Marrakech.
En 1269 los benimeríes se apoderan de
la ciudad. Esta tribu se caracteriza por
el intento de unificación del Magreb.
Su presencia en la ciudad se extiende
hasta la llegada de los wattasíes en el
1401. En este período, a pesar de las
revueltas, se construirán nuevos edificios y jardines, como Fez la Nueva.
Es en el año 1521 cuando la ciudad
pasa a manos de los saadíes, quienes la
convertirían en la capital de todo el territorio marroquí. Esta es una época especialmente importante en el desarrollo urbanístico y en el embellecimiento
de la ciudad con parques y jardines.
La decadencia de la ciudad corresponde
a los años en que estuvo en poder
de los alauíes, quienes trasladaron la
capital a Mequínez. El fin de esta decadencia llegó a la vez que la dinastía
que continúa hoy en Marrakech comenzada por el sultán Mulay Hassan.
La extensión colonial europea también afectaría al reino de Marruecos,
a partir de 1911 con la llegada de los
franceses, que ejercieron su “protectorado” hasta 1956, tras numerosas revueltas y levantamientos. La dinastía
recupera así su poder perdido, el cual
había sido meramente nominal durante los años de dependencia. A pesar
de no carecer de una constitución, la
monarquía controla todos los aspectos
políticos, sociales, y judiciales. Es,
en la actualidad, con Mohammed VI,
cuando comienza un gobierno que intenta abrirse a la modernidad.
Marrakech es hoy un día una ciudad
muy importante dentro del país, gracias
a su actividad económica y turística.
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SITIOS DE INTERÉS
Mezquita de la Kasbah
Mezquita La Katubiya
Murallas
Con un claro fin defensivo, estas murallas de 19 kilómetros
de recorrido, rodean la ciudad. Comenzaron a construirse
durante la época almorávide (año 1132), aunque fueron ampliadas por los almohades y saadíes. El resultado final es de
unas murallas con más de doscientas torres y nueve puertas,
estas últimas de gran belleza.
Próximo a Place des Ferblantiers
Place Abd El Moumen
Su construcción comenzó en el siglo XII, aunque sufrió
remodelaciones en el XVI y en el XVIII, por lo que su estructura primitiva es apenas visible. Dentro del edificio
destaca la decoración del mimbar, a base de maderas y de
marfil, data del siglo XIII. La decoración omeya la encontramos en los capiteles del mihrab.
Mezquita de Sidi Bel Abbes
Mezquita de Mouassin
Fue una de las mayores mezquitas del mundo islámico al acabarse su construcción en el año 1158. Su
nombre, que significa “de los libreros”, se debe a las
numerosas tiendas de manuscritos que solían rodearla. De este edificio, lo que más impresiona al visitante
de Marrakech - es visible desde cualquier punto de la
ciudad - es su alminar, antecedente de otros como la
Giralda, que tiene una altura de casi setenta metros.
De su decoración destacan las tres bolas de oro de la
balaustrada, las bandas de mosaicos cerámicos y la
flor de lis.
Calles Sidi Rhalem y Bab Tarhzoui
Fue construida a principios del siglo XVII para albergar la
tumba de uno de los siete santos de la ciudad, Sidi Bel Abbes,
quien vivió en el siglo XII. La mezquita está acompañada de
una medersa que lleva su mismo nombre. Si hablamos de elementos artísticos, cabe destacar la cúpula octogonal, en ella,
la madera está grabada y pintada con motivos arabescos.
Rue Mouassin s/n
De este bello edificio terminado en 1572, lo que más
destaca es su fuente, destinada a cumplir las obligaciones coránicas de limpieza y purgación. La fuente tiene
un tamaño impresionante y está decorada con escayola
y madera de cedro.
Mezquita de Ben Youssef
Mezquita de Sidi Moulay el Ksour
Rue Ksour, s/n
Presenta dos particularidades interesantes; por un lado, fue
elegida para la sepultura de uno de los siete santos de la ciudad del que toma el nombre. Por otra parte, se conserva el
alminar meriní que se terminó de construir en el año 1331.
Al norte de la zona de los zocos
Difícil sería hablar del estilo de esta mezquita que comenzó su edificación con los almorávides, pero que sufrió
remodelaciones en los siglos XVI y XIX. Merece la pena
acercarse a verla, por la curiosa mezcla de estilo moderno
y antiguo que contiene.
Mezquita El Mansur
Conocida popularmente como la Mezquita de las Manzanas de Oro, se dice que las bolas de la linterna de su
minarete fueron fabricadas con las joyas de la esposa de
Yacub el-Mansur. Un pasillo en la muralla permite la
entrada a las Tumbas de los Príncipes Saadíes, situadas
entre cipreses y enredaderas, recubiertas de preciosos
azulejos. Sobresalen entre los distintos mausoleos el de
Qubba de Lalla Messauda y el Mausoleo de las Tres Salas,
la Sala de las Doce Columnas y la de los Tres Nichos.
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Palacio el-Badi
Medersa de Ben Youssef
Place des Fertblantiers
Junto a la mezquita de Ben Youssef
Es uno de los majestuosos palacios cimentados sobre jardines perfumados. Su
construcción fue ordenada por Ahmed
el-Mansur tras su victoria en la Batalla de
los Tres Reyes. Artesanos y materiales de
todo el mundo se combinaron para crear
este recinto del que actualmente sólo
quedan en pie las murallas de tierra pero
aún es fácil imaginar las espectaculares
fiestas que se celebraban en su interior.
Moulay Abdalah fue el encargado, en
el siglo XVI, de remodelar esta escuela
coránica cuyos orígenes se remontan al
siglo XIV, cuando fue fundada por Abu
el Hassan. Su interior alberga una pila
de abluciones del siglo IX. Al levantar
la vista se observa la decoración en
madera iluminada por los tragaluces.
Todavía se puede visitar alguna de las
numerosas habitaciones con vistas al
patio donde vivían los estudiantes. La
sala de oración destaca por su cúpula
construida con madera de cedro. Compitiendo con ésta, tenemos la cúpula de
mocárabes del mihrab y la bella decoración en bajorrelieve de las columnas, a
base de motivos vegetales y zellij.
Palacio de la Bahía
Rue du Yeane y riad Zitoun
Plaza de Yamaa el Fna
Av. Mohammed V
Situada en el centro de la Medina, es a última hora de la tarde cuando se
convierte en un auténtico centro de compras, comidas y, sobre todo, espectáculos. Allí se reúne todo tipo de gente que disfruta escuchando los instrumentos clásicos, como los laouds y los ginbris; viendo a algún que otro
encantador de serpientes; o las narraciones de historias clásicas, divertidas e
incluso de índole sexual. Es uno de los lugares ideales para adquirir música
y objetos tradicionales como cestos, alfombras y babuchas.
Encargado a finales del siglo pasado por
el gran visir Ba Ahmed, fue construido
por artesanos del país que crearon un entorno maravilloso con un jardín de ocho
hectáreas en donde se esconden distintas
estancias ricamente decoradas. Se pueden visitar las habitaciones de la favorita,
la sala del consejo y el patio de armas con
sus estanques y surtidores de agua.
Barrio El Mellah
Entre los palacios de El Badi y el de la Bahía
El mellah es la judería o barrio judío,
un lugar en el que se puede disfrutar
del laberinto de sus calles, en el que el visitante tiene la oportunidad de encontrar tres sinagogas y un cementerio judío. Es el mejor lugar para comprender la
distancia social y económica que separaba esta religión de la musulmana.
Palacio Real
Próximo a Place des Ferblantiers
En la actualidad, el visitante no puede acceder a este increíble conjunto de edificios debido a que sigue siendo una de las residencias reales. Es una auténtica
ciudad rodeada de muros en cuyo interior se encuentran numerosos jardines y
patios, dos mezquitas, edificios variopintos y el palacio en sí, con varias habitaciones decoradas al estilo europeo. Aunque la visita esté prohibida, si merece la
pena pasear por el mechuar, para observar el conjunto desde fuera.
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84 / Marruecos
Suqs (Zocos)
Comienzan en Yamaa el Fna
Son los zocos que comienzan en la
Plaza Djemma el Fna y que se llenan
de vida al atardecer, cuando los habitantes se animan al son de grupos
musicales, contagiando a los turistas
con sus danzas y alegres cánticos o se
admiran los encantadores de serpientes o se compra una pócima para la impotencia. Para llegar a ellos, podemos
comenzar en la puerta Bab Dukkala de
las murallas. El Suq Haddadine o zoco
de los Herreros, dedicado a los artículos de madera y metal, es el primero
que nos vamos a encontrar, muy cerca
de la rue Mouassin. Al terminar de
recorrerlo, nos encontraremos con el
Suq des Babouches para el calzado y
después con el Suq Cherratine con sus
maravillosos objetos de metal. En la calle Suq Attarin está el Suq des Teinturier, para fascinarse con los brillantes
tintes y las madejas de lana colgadas
en cañas de bambú para su secado, junto
a éste, el Suq el Atrrin con sus aromáticos perfumes. Podemos continuar el
paseo por la rue Suq el Kebir, donde se
encuentra el zoco para adquirir joyas.
Más tarde podemos acercarnos a la Kissaria, donde se puede comprar todo tipo
de ropa. En la plaza Rahba Kedima están
los Suq Larzal y Btana, zona de lanas y
pieles. En la rue Suq es Marine está el
Zoco de los Tejedores. Muy cerca de la
plaza de Yamaa el Fna, encontramos el
zoco de los Alfareros, donde se pueden
encontrar las más bellas piezas de cerámica. Por último, junto a la Mezquita de
Mouassin, encontramos el curioso Zoco
de los Caldereros.
Barrio de Gueliz
Próximo a la Av. Mohammed V
Es el nombre con el que se conoce la parte
de la ciudad construida durante la dominación francesa, en los años veinte, para
albergar a toda la comunidad europea.
Medina Antigua
Kubba de El Baadiyn
La importancia de este edificio es, sin
duda, el hecho de ser la única construcción almorávide que se conserva
intacta. El edificio permite ver los arcos de herradura y los polilobulados,
las estrellas de ocho puntas y la bella
red de nervaduras o las palmeras u
otros elementos de la naturaleza llevados al arte.
Palacio del Pachá Dar el Glaoui
Rue Bab Doukkala, s/n
Al caminar por Marrakech, tendremos
la oportunidad de visitar este palacio,
residencia de uno de los personajes
más curiosos del siglo XX, el Pachá Dar
el Glaoui. Lo más interesante es la influencia europea, mezclada con el estilo marroquí, debido, sin duda, al pensamiento europeizante del Pachá. Llama
mucho la atención, por ejemplo, una
curiosa mesa de indudable influencia
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86 / Marruecos
modernista. En este edificio, construido en los años veinte, podremos encontrar curiosidades verdaderamente utilitarias, como el agujero del hamman,
donde se solían gritar las peticiones.
Barrio de Hivernage
Suroeste de la Medina
Este hermoso barrio se compone de anchas avenidas y grandes jardines ya que
fue concebido como área de descanso
de invierno para los grandes personajes políticos y sociales. Los grandes
hoteles de cuatro y cinco estrellas no
podían estar situados en mejor lugar.
Barrio de Semlalia
Palacio de Congresos
Av. de Francia
Sin duda, se trata de uno de los edificios más modernos de Marrakech,
equipado con los avances tecnológicos
más modernos. Su estructura le hace
destacar entre el resto de edificios de
la ciudad. Las actividades propias de
su nombre se reparten en quince salas
diferentes.
Mausoleo de Sidi Abd al Aziz
Amesf, s/n
Abd al Aziz fue considerado santo en
el siglo XVIII, a su muerte se erigió este
mausoleo para que pudiera ser recordado y venerado por todos los fieles.
Frente a Bab Dukkala
Es el barrio más elegante de Marrakech.
Aquí están los hoteles más lujosos, varias universidades y suntuosos chalés.
En él, no podía faltar la más variada vegetación que decora y da un carácter alegre a las calles de este hermoso barrio.
Zaouia de Sidi Ben
Sliman el Jazuli
Barrio de Sidi Ben Sliman el Jazuli
Lugar elegido para enterrar a Sidi Ben
Sliman el Jazuli, uno de los siete santos de la ciudad. Aunque fue construi-
da en época saadí, tuvo que ser remodelada en el siglo XVIII, por lo que no
presenta el aspecto original.
Tumbas de los Príncipes Saadíes
Próximo a Place des Ferblantiers
Visires y sultanes recibieron sepultura aquí desde el siglo XIV. Del siglo
XVI se pueden visitar dos mausoleos.
El más grande de ellos, y también el
más impresionante, está divido en tres
salas distintas. En la primera de ellas
destacan las columnas de mármol y
el mihrab, recubierto con decoración
epigráfica. De las otras dos salas, el
visitante recordará la decoración de
estilo granadino del estuco y la madera pintada. Un paseo por los bonitos y
frescos jardines nos lleva al segundo
mausoleo. Un bello edificio en el que
podremos admirar el mármol blanco
de las columnas, pero, sobre todo, la
maravillosa decoración de las cúpulas
y los hermosos azulejos.
Museo Majorelle
Quartier Majorelle
Instalado en el taller del pintor
francés Jacques Majorelle, este
museo alberga una valiosa colección de arte islámico. En su maravilloso jardín, animado por la
algarabía de los pájaros, asombrosas variedades de cactus destacan
sobre la fachada azul.
Museo Bert Flint
Calle de la Bahía
Museo Dar Si Said
Expuestos en los salones del Teatro
Municipal, se reúnen los vestidos,
joyas, armas, instrumentos de música, alfombras y muebles, recopilados por Bert Flint, historiador de
arte holandés. Este es un pequeño
y encantador museo de arte y de
tradiciones populares del Valle
del Souss y de la región sahariana.
Existe otra sección de este museo,
que se encuentra en Agadir.
Riad Ez-Zaïtoun El Jadid
En una de las más bellas ciudades de Marruecos se alza un palacio suntuoso que
alberga la quintaesencia de las artes marroquíes. En la planta baja se exponen vestiduras, objetos de cobre batido, armas y joyas bereberes. ¿Esplendores del pasado?
Nada de eso. Muchos de los objetos mostrados aquí se utilizan y se llevan todavía
en las montañas. Para empezar, el salón del primer piso impresiona por su decoración hispano-árabe y sus muebles de cedro. La reconstrucción es tan perfecta que
se podría esperar que, de un segundo a otro, aparezca una recién desposada, con
su vestido de ceremonia, y se siente en el sillón, donde en otros tiempos quedaba
expuesta a las miradas de los maravillados invitados. En las demás salas abundan las alfombras. Deténgase ante la del Sahara, caracterizadas por sus resaltes de
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cuero. Grandes y sencillas esteras que
evocan la seca belleza de las inmediaciones del desierto. Alrededor del patio se despliega una espléndida colección de marcos. Montantes y batientes
de puertas y ventanas, decorados con
incrustaciones y ornamentaciones refinadas. Luego, al pasear por las calles
próximas, nos damos cuenta de que la
ciudad y sus habitantes han sabido
mantener muy vivas las tradiciones
de su cultura.
IMLIL Y EL PARQUE
NACIONAL DE TUBKAL
Museo Menebhi
Place Ben Youssef Palais Menebhi
Este museo data tan sólo de 1995.
Para ubicarlo, se eligió la gran mansión de la Medina. En las diferentes
habitaciones se encuentran diversas
manifestaciones de arte del país como
cerámicas, joyas e incluye exposiciones modernas de pintura, escultura o
fotografía tanto de autores marroquíes
como extranjeros.
Museo Tiskiwin
Rue de la Bahía Riad Zitoun Yedid, s/n
En el Alto Atlas las tribus bailan una danza guerrera, es de aquí de donde el
museo toma el nombre. Es una colección privada recogida por el holandés Bert
Flint, quien gustaba del arte popular marroquí, como joyas, armas, tapices, alfarería y todo tipo de objetos procedentes del Atlas.
La población situada al sur de Marrakech se asienta en el valle del
río Ait Mizane perteneciente a la
provincia de Al Haouz. El pueblo
bereber está compuesto por cuatro
agrupaciones de casas, de las cuales
Fimlil, Ashein y la Kasbah conservan su arquitectura tradicional en
piedra y adobe, y la cuarta llamada
Imil es donde se concentra el sector
más desarrollado en comercio y servicios por estar junto a las principales vías. Es un acogedor pueblo ideal
para conocer la cultura y la tradición
de uno de los países más místicos del
mundo. Recorra su calle principal y
déjese seducir por los puestos de fruta y verdura de temporada. Sus tiendas de artesanías y el pequeño pero
variado zoco del pueblo conservan
el encanto de cualquier bulliciosa
ciudad marroquí, con la diferencia
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de que en sus alrededores encontrará auténticos paraísos naturales. Sus laberínticas calles empedradas,
adornadas por casitas de adobe, se ven en algunos
casos contrastadas por las nuevas construcciones de
hormigón. Conozca su población, una interesante
tribu bereber o tamazight de habla tashelhit, o realice una de las rutas naturales más impresionantes
de la zona en el Parque Nacional de Tubkal, desde
donde emprenderá una emocionante aventura hacia
los grandes picos y riscos que bordean la localidad,
tales como el llamado Yebel Tubkal (el pico más alto
al norte de África) o el altiplano del lago Ifni.
SITIOS DE INTERÉS
Yebel Tubkal
A pesar de poseer 4.167 metros de altura, la Montaña
de Tubkal, situada en la cordillera del Gran Atlas,
sólo tiene 33 km de extensión. Su belleza y el hecho de ser el pico más alto del norte de África le
otorga un panorama único del país. A lo largo del
recorrido a pie o en burro se divisa un paisaje de
sendas rocosas, lagos, arbustos, fascinantes cascadas
y vegetación desértica. La cúspide de la montaña se
ve presidida por una pirámide metálica.
BENI-MELLAL
OUKAIMEDEN
Esta ciudad está al pie del pantano de Bin el Ouidane,
que sirve de punto de partida para llegar a las cascadas de
Ouzoud. Merece la pena visitar en la localidad las Kasbahs
de Ras el Ain, también el Mulay Ismail y los jardines de
la Fuente Ain Asserdoun. Los martes se pueden comprar
mantas bereberes en el mercado. Acérquese hasta el pantano que se encuentra a escasos kilómetros de la región, realice la Ruta de los Olivos, conozca el oasis de Beni Mellal y
las cascadas de Ouzoud. Estas últimas son las más famosas
y también las más bellas de su paisaje gracias a la combinación de sus caudalosas aguas con la exuberante vegetación
y los pájaros que sobrevuelan la zona.
Es una conocida estación de esquí donde se puede practicar
no sólo esquí convencional, sino también snowboard y esquí
de travesía. Sus montañas y glaciares con alturas de entre
los 2.800 y 3.200 metros, además de sus extensos terrenos
de hasta 200 km esquiables divididos en zona verde, roja
y negra, la convierten en una estación ideal para todos los
niveles. Además cuenta con 20 arrastres y 16 remontes mecánicos. Durante el verano se organizan recorridos de senderismo, ciclismo y la ruta Tacherdit, en la que descubrirá los
recónditos parajes que se hallan en la región. En el interior
de la vegetación encontrará distintas esculturas y grabados
prehistóricos que se conservan y que representan zoomorfos,
herramientas y simbología de los antiguos pueblos.
EL ATLAS
Lago Ifni
Muchos son los que acampan a orillas del lago Ifni para realizar excursiones por la montaña de Tubkal pilla o pescar un
buen ejemplar de agua dulce. El lago, poco profundo, es ideal
para darse un baño en sus aguas cristalinas. Si el guía que le
acompaña es bereber, no le extrañe si no se mete en el agua, ya
que para la antigua tribu el lago está plagado de espíritus.
Si Marrakech ofrece un espectáculo maravilloso, las montañas del Atlas lo incrementan aún más con sus impresionantes cumbres nevadas y sus incomparables paisajes.
A tan sólo 33 kilómetros de Marrakech se encuentra el
Valle de L’Ourika con sus espacios naturales fértiles y
tranquilos que se animan los lunes con el mercadillo de
Tnine de l’Ourika. Nogales de cien años de antigüedad se
pueden contemplar en la encantadora aldea de Setti Fatma,
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donde también se puede disfrutar de
un delicioso baño en las aguas de sus
siete cascadas. Se puede continuar el
camino hasta Annameure, pueblo habitado por la tribu Aït Oucheg y desde
allí iniciar la ascensión hasta Djebel
Yagour con sus más de 2.000 pinturas
rupestres. Al sur de Marrakech, a 47
kilómetros, en Ouirgane, los paisajes
se transforman en impresionantes
gargantas que recuerdan al Cañón del
Colorado estadounidense. Imlil, una
preciosa aldea montañosa, sirve de
enclave para las personas que decidan
visitar el Parque Nacional del Toubkal
o la Meseta de Tazaghaght con sus
paisajes pedregosos no por ello menos hermosos. A mayor distancia, a
194 kilómetros de Marrakech, aparece
Beni-Mellal, una bonita ciudad en la
que merece la pena visitar su animado
zoco en la Place de la Liberté, los jardines que rodean la fuente Asserdoun
y la Kasbah Ras el Ain. Desde allí es
indispensable viajar a las Cascadas de
Ouzoud con sus tres desniveles a 110
metros de altura que forman varias
piscinas naturales en las que bañarse
es toda una delicia. En las cumbres
nevadas de Oukaïmeden se puede
esquiar en invierno y hacer montañismo en resto de las estaciones.
Tomando la carretera de Uarzazat, en
la zona norte del Alto Atlas, se llega
a Taddert, un pequeño pueblecito de
montaña donde se pueden adquirir
piedras semipreciosas y fósiles a buen
precio. De allí se alcanza el puerto situado a 2.260 metros de altura de Tizi
N’Tishka, conocido como el puerto
de los pastos ya que es utilizado por
los pastores para llevar a sus reses a
los frescos pastos de gran altura que
se conservan durante la primavera y
el verano. Una vez cruzado el paso
aparece el País Glaua con sus kasbahs construidas por la tribu Glaua. El
centro del comercio de la zona se encuentra en Ouarzazate, famosa por sus
alfombras y cerámicas. Sus estudios
de cine, creados hace poco, facilitan
el rodaje de películas en esta región
desértica de gran belleza.
Ruta de las Casbah
Como si se tratara de un espejismo o un engaño de la
vista, majestuosas fortalezas de color arena y ciudadelas
abandonadas a su suerte, aguardan cubiertas por la arena,
conservando las cicatrices de la Historia, el retorno de los
guerreros, mientras acogen con agrado a los visitantes que
las admiran en silencio sobrecogidos ante su grandeza.
La aventura comienza en Ouarzazate, en el mismo cruce
de los caminos que llevan a los valles del Draa, del Dadés
y del Ziz, con la vista de las dos primeras casbah, la de
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Taourirt y la de Ait Benhaddou. La casbah de Taourit, antigua residencia señorial del Glaoui, jefe de la tribu Glaua,
eleva sus torres y sus almenas de entre una multitud compacta de viviendas. La casbah de Ait Benhaddou, situada
a unos treinta kilómetros de la ciudad, es un castillo de
arena bordeado por almendros en flor que ha servido de
escenario para películas como ‘Lawrence de Arabia’ o ‘Té
en el Sahara’, debido a su extraordinaria belleza reconocida por la UNESCO que le ha otorgado la categoría de
Patrimonio de la Humanidad. El Valle
del Draa es el resultado de un lecho
que se ha abierto paso desde el Alto
Atlas hasta Agdz, creando un alargado oasis de 200 kilómetros antes de
morir entre las arenas que preceden
al M’hamid que, en su momento, fue
el río más largo del país. Dejando
atrás la ciudadela, el fortín rojo y la
llamativa arista del Djebel Kissane
de la pequeña Agdz, la carretera continúa en pos del oued de Draa, entre
palmeras rebosantes de amarillentos
dátiles y flores rosadas de las adelfas.
Este mosaico de tonos crema y gris,
sobre una tierra ocre, descubre Tamenougalt, capital de los bereberes, con
su ksour, torre almenada de color arena que se pueden ver salpicando todo
el paisaje de la zona como también en
Igdaoun con sus altas torres de forma
de pirámide truncada. En Tinzouline
se puede admirar el ksar y la alcazaba
situadas en el corazón del oasis. En
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el oasis de Zagora los saadianos iniciaron su marcha por la conquista de
Marruecos en el siglo XVI, llegando
hasta Tombuctú. Desde este punto
se pueden realizar numerosas y excitantes excursiones. Una de estas
se dirige a Tamegroute, conocida por
su antigua biblioteca y los textos que
se guardan en ella y también por su
notable madrassa, las inconfundibles
mezquitas coloreadas en azul y blanco y el mausoleo situado en el interior
de la fortaleza con bóvedas de artesonado en oro que acoge los restos de
Sidi Mohammed Ben Nacer, creador
de la escuela coránica de este lugar.
La Llanura de las Gacelas, M’hamid
el-Ghuzlan, donde se desenvuelve
uno de los zocos más vistosos de Marruecos, es conocida como una de las
puertas del desierto. La arena y las
dunas habitan la inmensa hamada,
el Desierto del Draa donde el impresionante silencio y el implacable sol
se transforman al caer la noche en un
entorno lleno de vida, zorros del Sahara, escincos conocidos como pescados de las arenas, búhos gran duque y
otras muchas especies salen a explorar este remanso de paz desconocido
para la mayoría de los hombres. Otra
excursión fascinante recorre el Valle
del Dadés, este impresionante valle
nace en el Alto Atlas y se estrecha
hasta formar calcáreas gargantas en
las que, según el saber popular, se esconden hasta mil casbahs. Es el oasis
de Skoura, modelado por Yacoub elMansour en el siglo XII, la antesala a
este magnífico valle al que se accede a
través de una carretera flanqueada por
palmeras y jardines perfumados, particularmente hermosa a la altura de
los rosales del Kelaa M’Gouna. Ya en
Azlag, aldea conocida por los hábiles
artesanos que forjan hermosos puñales labrados, se divisa la vieja casbah
de el-Glaoui, impresionante ya que se
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mantiene haciendo equilibrios sobre una roca y que ofrece
un hermoso contraste con la sobria casbah de Bou Taghrar.
El camino remonta el Dadés, dejando al descubierto las
afiladas secciones que forman las gargantas, para alcanzar
el alto de un cañón, donde habitan numerosas y diversas
aves y muflones y se pueden contemplar otras casbahs
de color malva, rojo, anteado y púrpura dependiendo del
matiz que las rocas de alrededor posean como la mansión
fortificada de Amerhidil, las casbahs de Imassin y Ait Ridi
y El-Kelaa M’Guna, fascinante conjunto de casbahs de las
que sólo se conservan algunos restos que permiten imaginarse la magnificencia que alcanzaron en la antigüedad.
Los acantilados de Todra, con paredes de hasta 300 metros que limitan el paso a una franja de una veintena de
metros, forman parte del mismo espectáculo. Tinerhir,
su principal población con más de tres mil habitantes,
está construida en terrazas a lo largo de una colina con
un refrescante palmeral. A pocos kilómetros se encuentra
la Fuente de los Peces Sagrados de carácter sagrado por
lo que está prohibida la pesca. Merece la pena recorrer la
pista que lleva hasta Imilchil, futuro enclave del Parque
Nacional del Alto Atlas Oriental creado para proteger la
población de carneros salvajes.
El oued del Ziz baja también del Alto Atlas formando un
valle por entre los acantilados que salvan Rich y enfila
hacia el sur, regando las palmeras de Tafilalet antes de
esfumarse en las arenas de Taouz. El río, que forma un
largo pasillo protegido por ejércitos de altas y robustas
palmeras, observa en su curso la medersa de Sidi Salim,
el ksour y la espléndida casbah de Ifri. La presa de Hassan Addakhil atempera sus ánimos, y el dócil oued se
transforma, del esmeralda al rojizo ocre, en la zona de
sus riberas.
Erfoud pone el broche de oro al viaje, cerrando una extensión de hasta un millón de palmeras y abriendo la puerta a
las primeras arenas del Sahara.
Casablanca y sus alrededores
CASABLANCA
Esta ciudad mítica es la mayor metrópoli del Magreb y el mejor ejemplo de la modernidad marroquí. La ciudad consume
el 30% del total de la energía eléctrica del país, alberga al
60% de las empresas nacionales, es sede de casi todos los
bancos y sus hoteles y tiendas de lujo conjugan a la perfección el Art Déco con el estilo neo-árabe. En ella se han dado
acontecimientos de gran importancia como el de la Conferencia de Anfa, cuando Churchill, Roosevelt y De Gaulle
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acudieron ante el rey Mohammed V. Desde 1912 las autoridades urbanísticas han venido trabajando intensamente en
la adecuación de la ciudad a su crecimiento de población.
Así pues, se observa rápidamente cómo parten, en forma de
estrella, amplias avenidas desde el mismo centro. Este centro
se encuentra en la Plaza de Mohammed V donde se une la
ciudad antigua con la parte más moderna. Destacan en ella
la Torre del Reloj, restaurada en 1992 y el Hotel Excelsior
de 1920. Paseando por el Bulevar Mohammed V se pueden
contemplar los escaparates de los principales comercios de la ciudad y construcciones de los años 30 realmente encantadoras, también el mercado central
tiene en este bulevar su enclave y por
las mañanas se pueden adquirir objetos
llegados de todo el país. La Plaza de las
Naciones contiene el centro administrativo de la ciudad. Sus edificios son
muy atractivos como el del Consulado
de Francia, la Wilaya, prefectura de policía con su torre de 1930 que cuenta
con una sirena que puede oírse durante
el mes santo del Ramadán como señal
de que ha finalizado el ayuno y el Palacio de Justicia, construido en 1925.
En el centro de esta plaza, la enorme
fuente se puede contemplar en todo su
esplendor durante los fines de semana
cuando se realiza un espectáculo de luz
y sonido. Y del centro a uno de los remansos de paz de Casablanca, el Parque de la Liga Árabe. Pasear por sus
avenidas o tomar algo en las terrazas
de los simpáticos cafés es todo un placer. En este paseo se puede visitar la iglesia
del Sagrado Corazón que en la actualidad acoge un teatro. En el Barrio de los
Habas, conocido como la Medina Nueva, se erige otra iglesia cristiana, la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en la que destacan sus maravillosas vidrieras
diseñadas por Gabriel Loire. La Medina Nueva fue diseñada en 1923 por arquitectos franceses y es todo un ejemplo de cómo la arquitectura moderna se puede
adecuar a las necesidades de un mundo tan especial como el que se vive en una
medina. En sus calles ordenadas y sus plazas encantadoras se percibe el diseño
moderno sin perder ese sabor exótico que las caracteriza; destaca en su interior
la Mahkama del Pachá, edificio suntuoso que sirve a la vez de tribunal y de salón
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oficial de recepciones. Y de la Medina Nueva a la Medina
Antigua donde la sorpresa y la animación se respiran por
cualquier rincón de sus desordenadas callejuelas habitadas
por artesanos y comerciantes de cualquier especialidad. Al
norte se encuentra la Kubba de Sidi Beliuth, protector de la
ciudad y a su lado se halla una fuente que, según la leyenda,
quien bebe su agua se asegura el retorno a Casablanca. En la
calle Tnaker se levanta el santuario de Sidi Qayrawani, el
primer patrón de la ciudad y en el barrio oeste la Kubba de
Sidi Bu Smara, situada a la sombra de una antigua higuera
india. El extenso Muelle Moulay Youssef (3.180 metros),
que vino a suplir la carencia de una ensenada natural, es el
primero de Marruecos y el cuarto de toda África. El barrio
del puerto es uno de los centros de la vida en Casablanca,
por la mañana sus comercios de lujo, restaurantes, piscinas,
hoteles y bares de moda y, a partir del atardecer, la ‘movida’
nocturna hace su aparición ofreciendo una amplia gama de
diversiones con las que disfrutar. Uno de los mayores centros de atracción de la ciudad es la Mezquita de Hassan II
que, levantada desde el océano, es lo primero que se divisa
de Casablanca desde el aire. La sala de oraciones de esta
faraónica construcción puede albergar en su interior hasta
25.000 fieles y más de 80.000 personas en su explanada.
Más de tres mil artesanos venidos de todos los puntos del
país han hecho posible que, en una superficie de dos hectáreas, se
levante el minarete más alto del mundo con 200 metros de altura
con un rayo láser visible a 35 kilómetros a la redonda. Además, la
mezquita cuenta con un techo móvil que en sólo tres minutos puede
convertir la sala de oraciones en un enorme patio interior.
ALREDEDORES
A tan sólo unos kilómetros de Casablanca se pueden disfrutar de
los más variados placeres, el mar, bosques majestuosos y ciudades
fortificadas. Al norte de Casablanca, a unos 28 kilómetros, se puede
visitar el complejo de la Mohammedia con su playa de arenas finas
y aguas transparentes, casinos, hoteles de lujo, un hipódromo, un
club náutico, un campo de golf y un puerto que ha visto desfilar a lo
largo de la historia a navíos pisanos, genoveses, venecianos y portugueses. Al este de la ciudad se encuentra Ben Slimane, con los placeres del campo. Es maravilloso pasear por su magnífico bosque de
alcornoques de las Ziaïdas, practicar golf o pescar en el lago en el que
abundan las carpas y nadan los patos. Hacia el sur se extienden los
famosos viñedos de la Boulaouane, hogar de nacimiento del popular
vino gris, en donde se puede contemplar el vuelo de los halcones
mientras cazan. En esta ciudad se encuentra una reserva de halcones situada en una espectacular casbah rectangular dotada de siete
bastiones construida en 1710 por Mulay Ismail, la caza de halcón es
desde entonces una de las actividades preferidas por sus habitantes.
Agadir y El Sur
AGADIR
Continuando hacia el sur, por el litoral marroquí, se descubre la antigua factoría y la fortaleza portuguesa de Santa
Cruz del Cabo establecida aquí en 1505, que abre al mundo
de los encantos de una larga franja de diez kilómetros de
fina arena donde se localiza Agadir, en el lugar de la que
el fundador de la dinastía saadiana Mohammed Echeikh el
Mehdi desalojó a los lusos en 1541, siendo ésta su edad
de oro, en la que los navíos embarcaban sus cargamentos
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de caña de azúcar, dátiles, cera, pieles, aceites, especias y
oro entre otras muchas y variadas mercancías. Sin embargo, con el paso del tiempo esta ciudad fue perdiendo su
esplendor hasta que en 1960 un terremoto la destruye prácticamente en su totalidad. Mohammed V toma las riendas y
ordena su reconstrucción, esta vez pensando en un moderno centro vacacional ubicado lejos de las zonas de riesgo
de sufrir un nuevo seísmo. Así nace uno de los más bellos
balnearios del Reino con casas blancas, hermosos jardines e
instalaciones modernas y cómodas al
que acuden turistas deseosos de practicar deportes como el golf, en uno de
los campos más famoso del país con
18 hoyos; el tenis, en sus 150 pistas
de tenis; y la equitación por la playa,
entre otros. Nadar en su maravillosa
playa de arenas doradas o practicar
deportes náuticos como el winsurfing,
el submarinismo y la vela, sin olvidar
la pesca de altura a lo largo del Cabo
Ghir, es inolvidable. Los visitantes
también pueden conocer a los misteriosos ‘hombres azules’, descubrir
zocos presaharianos o, simplemente,
contemplar el fantástico vuelo de los
flamencos rosas.
Disfrute de unos días de descanso en
esta fantástica ciudad de vacaciones en
la que sus 9 km de playas, sus paisajes
de eucaliptos, pinos y tamarindos, así
como la más moderna y excelente infraestructura hotelera le garantizaran
unos días de ensueño.
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SITIOS DE INTERÉS
La Kasbah
Situada en lo alto de una colina, rodeada
de murallas y a una altitud de 236 metros, es uno de los pocos monumentos
que no ha sido reconstruido después del
terremoto, por lo que guarda el misticismo de la época, además de ofrecer las
mejores vistas de la ciudad.
Ciudad Moderna
Actual, animada y llena de vida, ese es el
ambiente que se respira en sus amplias
avenidas bordeadas por los mejores restaurantes, tiendas de artesanía y hoteles
de la ciudad. Recorra la calle de Hassan
II y déjese seducir por la variedad de comercios y los curiosos productos que ahí
se venden. Visite los jardines de Ibn Zaidoun, el Cuartel de Bomberos, dominado por su torre de entrenamiento, y los
edificios donde se encuentran Correos y
el Ayuntamiento, ambos obras del arquitecto J.F. Zewaco.
Medina de Agadir
La antigua ciudad es un lugar obligado de visitar por estar reconstruida
después de la catástrofe de 1960. El
arquitecto Coco Polizzi intentó recrearla tal y como era, consiguiendo
una fiel copia, aunque algo más pequeña que la medina medieval. Haciendo uso de materiales como adobe,
piedra y madera para las edificaciones del interior, la muralla y para las
calles, el arquitecto consigue con su
obra evocar al pasado construyendo la
esencia de lo que un día fue la antigua
ciudad. Camine por sus laberínticas
calles y llévese un recuerdo de alguno
de los más de 180 artesanos instalados en la localidad. Descanse en una
de las tradicionales casas-hotel que
hay, compre alguna curiosidad en su
zoco, pruebe el café de la región en
una de sus muchas cafeterías o algunos de los platos típicos.
Inmmouzer Des Ida Outanane
El encantador pueblecito que se asienta junto a un bosque de palmeras sólo
cuenta con calles empedradas rodeadas
de casas blancas de adobe. Sin embargo,
cuando llega el mes de agosto esta sencilla localidad se tiñe de vida, alegría
y movimiento ya que son muchos los
turistas nacionales y extranjeros que se
acercan hasta su Feria de la Miel. Otro
de sus atractivos turísticos son las cascadas de Oued Tinkert, a tan sólo 3 km de
la localidad.
Oued Massa
Es una reserva natural ubicada a tan sólo
51 km de Agadir compuesta por una
amplia variedad avifáunica alojada muy
cerca del río Massa. Entre los ejemplares más valorados están el exótico ibis
calvo y los flamencos rosas. Las mejores
épocas para apreciar estas especies son
primavera y otoño. Además en su playa
se encuentra el Morabito de Sidi Rbat.
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Museo Municipal Bert Flint
Es una completísima colección de objetos tradicionales de las regiones saharianas reunidas por el historiador de
arte Bert Flint.
Museo de la Abeja
Conozca todo lo que hay que saber sobre
la abeja reina, las colonias que hay del
insecto y sobre el fluido dulce y viscoso
que estas producen a partir del néctar de
las flores en la región de Souss.
Puerto Pesquero De Agadir
El más importante del país, con su lonja
y encantadores restaurantes donde degustar los pescados y mariscos recién
sacados del mar.
RUTAS POR EL SUR
El viaje continúa por paisajes naturales de tal belleza que dejan al turista una
impresión imborrable en su recuerdo, cascadas vertiginosas, cielos que alcanzan
tonos malva en las maravillosas puestas de sol, campos enteros de almendros
en flor, playas salvajes de aguas transparentes, ciudades encaladas y quizá su
máximo atractivo, los misteriosos y alucinantes hombres azules. A tan sólo doce
kilómetros de Agadir se puede disfrutar de la hospitalidad de las tribus bereberes
Valle de los Pájaros
Es un pequeño zoológico de aves de de los Ida Ou Tanana, refugiados en su blanca ciudad de Imouzzer. A pocos kilótodo el mundo donde cada especie ha- metros se encuentran los manantiales del río Tinkert con cascadas a distintos nibita en una morada reconstruida según veles que se deslizan por rocas calcáreas de color blanco, por lo que se denominan
popularmente el Velo de la Novia. Tarhazout ofrece una excelente playa en la que
su hábitat natural.
practicar surf. A 40 kilómetros de Agadir se encuentra SidiRbat, que cuenta con una excelente playa en cuyas cercanías
se ubica un parque natural, Souss Massa, con una laguna
en la que habitan numerosas especies de aves, ibis, patos
tórtolas, garzas reales y entre las que destacan los maravillosos flamencos rosas y las gacelas. A 80 kilómetros al sur de
Agadir se encuentra Tiznit en donde sus habitantes todavía
visten el traje regional. Población amurallada con almenas
de color rosa situada en un oasis, Tiznit es conocida por la
habilidad de los joyeros que trabajan con esmero siguiendo
los diseños bereberes en su animado zoco donde se pueden
adquirir hermosos collares, brazaletes, aderezos frontales,
cinturones, fíbulas, anillos, broches y otras muchas piezas.
A 185 kilómetros al sur de Agadir se emplaza Goulimine,
ciudad situada en el límite con la parte occidental del Sahara conocida por el mercadillo de los sábados en el que
con un poco de suerte se pueden contemplar los tratos que
realizan los fascinantes hombres azules, denominados así
por sus trajes de tejido de algodón de color índigo, llegados
del desierto que arriban a esta plaza para vender y comprar
dromedarios en el mayor mercado de estos animales de Marruecos. La capital administrativa del Sahara Occidental se
encuentra en El Aaiun, situada sobre una laguna salada rodeada de hermosas dunas. Sus principales puntos de interés
son el oasis de Lemsid, Tarfaya, centro del comercio británico en otra época, la fortaleza española de Dehira y el Palacio
de Ma el Ainin, actualmente en ruinas. Sidi-Ifni destaca por
sus construcciones decorativas y por la originalidad de su
puerto al que únicamente se puede acceder en teleférico.
Tafraout, el país de los Ammeln, está rodeada de montañas
de granito rosa que forman un circo natural que alcanza todo
su esplendor en amaneceres y puestas del sol cuando los
rayos se reflejan en las rocas y las casas color ocre pálido
envolviéndolo todo en tonos malva y rojo ardiente.
Las Ciudades Fortificadas
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ASILAH
Asilah se encuentra a poco más de 40 kilómetros. Esta
ciudad, puerto pesquero, de pequeño tamaño con sus
puertas y ventanas en colores azules, verdes y amarillas
que contrastan bajo el brillante sol marroquí con el blanco de las paredes esconden en su interior un rico pasado
histórico ya que fue habitada por romanos, españoles y
portugueses. Sus vestigios aún pueden admirarse en baluartes, torres y murallas.
Su historia se remonta a 3.600 años de antigüedad, siendo
quizá una de las más importantes de la ‘Mauritania Tingitana’; sin embargo, su actual denominación Asilah la recibió
durante el período de islamización de la ciudad. Unida a su
importancia histórica esta localidad ha destacado siempre
por su cultura y sus artes, de hecho, el Festival Internacional de Asilah atrae cada verano a miles de participantes de
todo el mundo.
La ciudad, fundada durante la época fenicia y griega en el
siglo II a.C., fue una importante localidad comercial cartaginense llegando a tener su propia moneda. Durante el
siglo I a.C. la ciudad fue dependiente de Septa y adoptó
el nombre de Julia Constancia, años después, una vez fue
conquistada por los árabes, vuelve a adoptar su nombre
original convirtiéndose para el año 712 en un punto de
encuentro comercial para las regiones del sur. Famosa
por ser poseedora de una significativa comunidad intelectual de escritores, científicos, filósofos y sabios, ha aportado a la historia importantes avances. Invadida por los
portugueses en 1471, conserva gracias a su arquitectura
importantes fortificaciones y murallas que valieron a los
nuevos ocupantes dirigidos por el rey Sebastián I, ganar
las batallas contra otros países europeos que también quisieron invadir Marruecos. Durante los siglos XV y XVI la
ciudad estuvo en manos de los portugueses primero, y tras
la muerte de su rey, pasó a control de la Corona española.
Años más tarde, concretamente en 1691, la ciudad es recobrada por Mulay Ismail hasta que en 1860 se produce
la guerra de África siendo el país invadido por la Armada
Española. Sin embrago, en 1906 Raisuli organiza un levantamiento logrando vencer a los españoles y haciéndose
con el control de la ciudad. También se autonombró pachá
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e instauró su propio régimen. Prácticamente en todo el país se inicia por
la misma época la liberalización de
los asentamientos europeos gracias a
Mohammed V, logrando la total independencia de Marruecos en 1956.
SITIOS DE INTERÉS
La Ciudad Antigua
Déjese envolver por las murallas que
rodean la ciudad, construidas por
Alfonso V de Portugal en el siglo XV
como método de defensa de la región;
sus rojas piedras contrastan con la arena del mar y las olas que rompen en sus
paredes de roca. En la parte superior
aún esperan apuntando los que un día
fueron amenazantes cañones navales y
en el interior de la muralla las casitas de
adobe de color blanco y las más entresijadas calles en piedra. Otro vestigio de
los invasores portugueses es la puerta
de Bab Homar o puerta de Tierra Abierta en la que aún se conserva el antiguo
escudo de su corona y desde la que se inicia la ciudad. No pasará desapercibido
por la torre cuadrada que se halla cerca de la puerta y mucho menos del camino de
Alcazaba, el cual le conducirá hasta la plaza central de la localidad: Sidi Ali Ben
Hamdush, donde encontrará un sinfín de tiendas, exposiciones de la artesanía regional y los más prestigiosos encuentros artísticos y culturales del panorama internacional. Desde el paseo marítimo verá restos de acuartelamientos españoles hasta
llegar al Palacio de Raisuni, antiguo caserón hispano-morisco de amplios salones,
cristaleras y patios decorados al estilo andalusí. El antiguo edificio hoy sirve para
albergar el museo cultural más importante de la localidad. Al lado se alzan algunos
edificios de la época del protectorado como las escuelas de Sidi Mohammed Ali
Marzok o la medersa coránica, obras
de Larrucea de los años 1929 y 1930.
A pocos metros encontrará el juzgado,
el cementerio musulmán y el mausoleo
de Sidi Ahmed El Mansur, constituido
con tumbas de cerámica multicolor.
Contemple las inmejorables puestas de
sol que iluminan las agraciadas casas
neo-árabes, construidas en adobe y de
colores blanco y azul y algunas adornadas por pinturas murales. Descubra
esta hermosa ciudad de mezquitas
blancas, infinitas playas de arena fina y
exquisitos restaurantes y tabernas donde degustar comida típica.
Ensanche
Entre la ciudad amurallada y el antiguo protectorado militar se encuentra
este pequeño y antiguo barrio de casas
adobadas compuesto por un antiguo
ayuntamiento, el edificio de correos,
la plaza donde se concentra el mercado de los más variados y artesanales
productos, sobre todo de verduras y legumbres cultivadas de sus tierras, muy
cerca está el casino del barrio, los cines
Magali y al lado el antiguo cuartel de la
Mehala. Uno de sus más importantes e
históricos edificios es la iglesia de San
Bartolomé, construida por un fraile
arquitecto en 1927. Este monumento
tiene dos torres campanarios con decorado barroco de color blanco.
Ciudad Moderna
Es una tierra a la que la industrialización y el modernismo le han permitido levantar importantes edificaciones para uso cultural, turístico y
comercial muy superiores a las de algunas localidades vecinas. Sus parajes naturales la convierten en uno de
los lugares preferidos no sólo por los
turistas, sino también para llevar a
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cabo algunos de los más importantes
fórum internacionales y nacionales
de cultura, ciencia y conocimiento
que tienen lugar en el país.
ALREDEDORES
Dar Chaoui
Este pueblo, situado entre la carretera
de Tetuán-Larache a 76 kilómetros de
Ceuta, se asienta sobre un valle que
hay entre los montes más altos del
Fondac y las cordilleras del monte
Habib. La antigua localidad romana
conserva de las ancestrales civiliza-
ciones algunas muestras arquitectónicas. Su estilo medieval se aprecia en
sus calles de pocos metros cuadrados,
en sus cientos de puestos que otorgan
al visitante un sinfín de colores y
olores, tiendas de venta de productos
de latón, vendedores ambulantes de
dientes, encantadores de serpientes e
incluso mujeres que se ofrecen para
hacer a los turistas un tatuaje con henna. Pruebe el delicioso té a la menta o
simplemente dé un paseo por el lugar
donde podrá observar gran variedad
de gente y culturas que llegan a concentrarse en este pequeño pero turístico pueblo marroquí.
Yebel El Habib
Tánger y Tetuán están localizadas entre 2 wilayas (subdivisión administrativa de algunos países musulmanes),
la de Tánger-Asilah con la comarca de
Fahs-Bni Miada, y la wilaya de Tetuán,
lugar donde se establece el pueblo de
Yebel El Habib. En él, el turista tendrá
la oportunidad de escalar su mítico
monte, conocer muchas de las especies
rurales del país y asistir al zoco del
pueblo que tiene lugar cada martes.
Ayacha
Conozca una de las zonas agrícolas
más importantes de Asilah situada en
Ayacha, lugar donde los territorios se
subdividen en granjas y cultivos debido a que es uno de los pueblos más
productores del país. Marruecos es,
sobre todo, agrícola y se siembra cereal en el 80% de su superficie. Los
terrenos de Ayacha se encuentran
fraccionados por parcelas de cebada,
trigo duro y trigo candela, mientras
que en primavera el maíz y el sorgo adquieren más protagonismo. El
zoco, que se instala todos los miércoles, es ideal para probar algunos de
los vegetales, frutos y legumbres más
típicos del país.
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Garbia
La verdadera importancia de Garbia
se halla a unos pocos kilómetros de
la localidad donde se encuentra Ad
Mercuri, las ruinas de una antigua
ciudad romana. Recorra algunas de
sus casas, antiguos aljibes (depósitos
para almacenar cereales) y el pórtico
central.
Moulay Bousselham
Las playas que bordean las costas de
Asilah albergan numerosas especies
marinas y están rodeadas por los
más espléndidos paisajes rurales. Un
ejemplo de ello es el pequeño pueblo
marinero de Moulay Bousselham poseedor de una importante reserva de
cigüeñas, garcillas y flamencos rosas.
Playa De Las Palomas
A tan sólo 2 kilómetros de Larache se
encuentra uno de los más hermosos
litorales rodeado de paradisíacos
parajes. Para los amantes del ecoturismo nada mejor que recorrer estas
escondidas playas situadas en las
partes más bajas y recónditas de las
montañas. Su vegetación sirve de hogar a las pequeñas y exóticas especies
marinas que se refugian en las rocosas cuevas que se hallan en las partes
bajas de las montañas.
Moulay Abdelsalam
Situado a 1.200 metros, el Moulay
Abdelsalam o Pueblo Santo (para los
musulmanes), es la localidad con más
fuentes de agua. Sus 20 fuentes sirven
para que sus aldeanos se laven y purifiquen. Visite la Mezquita del Santo y
desde ella contemple la espectacular
vista que ofrece su horizonte compuesto por una frondosa vegetación.
Azemmour
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Ben Ahmed en cuyas puertas se descubre el estilo luso. A la izquierda,
paseando se alcanza la casbah con la
Dar El Baroud, la Casa de la Pólvora,
desde cuya torre se tiene una magnífica vista de la ciudad y el río. Su playa, Haouzia, a kilómetro y medio del
centro, ofrece una gran atracción y un
verdadero placer porque su temperatura ideal y sus frescos veranos hacen
de esta playa una estación balnearia
única en el mundo.
EL JADIDA
A 100 kilómetros al sur de Casablanca aparece Azemmour
o “Moulay Bou Chaïb”, por su santo patrón, rodeada de
murallas de color ocre. Esta ciudad, aún desconocida para
el turismo masivo, fue un importante centro comercial durante la época de los cartaginenses. Más tarde, durante el
siglo XV, las invasiones portuguesas construyeron uno de
los puertos más importantes del país. Las puertas de sus
casas son de estilo manuelino portugués y se caracterizan
por el exagerado empleo de espirales, vueltas, curvas y
motivos navales en su decoración. La sinagoga, que se encuentra en medio de la ciudad, recuerda el antiguo barrio
judío denominado Mellah. En su paseo de ronda, una pequeña plataforma domina la desembocadura de las aguas
rojizas del Oum er-Rabia, famoso por sus deliciosas alosas,
la especialidad culinaria local. La medina es soberbia con
sus casas blancas y cuadriculadas adornadas de buganvillas que se escalonan en terrazas entre olivos y granados.
Más abajo se encuentra el santuario de Moulay Abdallah
Situado 100 km al suroeste de Casablanca, fue gracias a su ubicación un
importante puesto comercial que llegó
a ser invadido por la Corona portuguesa durante el siglo XVI. Bautizada por
los marines portugueses como Mazagan, la localidad adquirió una estructura, arquitectura y estilo típicamente
medieval procedente del país europeo. Una de sus obras maestras fue la
Cisterna Portuguesa. Esta extraña edificación, cuya función original era servir de almacén, se convirtió en aljibe o
cisterna al terminarse la construcción
de las murallas. La enorme obra subterránea de 33 por 34 m está cubierta de
bóvedas sostenidas por cinco hileras
de pilares de piedra. Durante años
permaneció oculta y olvidada hasta
que en 1916 fue descubierta por casualidad. Su magnificencia era tan grande
que fue utilizada para ambientar algunas escenas de la película “Otelo”, en
la versión de Orson Welles.
La ciudad fue dominio portugués hasta el año 1769 cuando fue recuperada
por el pueblo marroquí y rebautizada
como el Brija el Jadida, que significa
“la nueva fortaleza”, bajo el reinado
del soberano alauita Sidi Mohammed
Ben Abdellah. Sus murallas ofrecen un magnífico paseo panorámico
y cada uno de sus cinco bastiones
proporciona una vista única sobre el
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Bastión del Ángel
El mirador que se instala en el punto más alto de la ciudad
es un lugar desde el que podrá apreciar la antigua urbe y
parte de sus alrededores.
Cisterna Portuguesa.
Visite la antigua pero recientemente descubierta cisterna
subterránea. La extensa construcción está cubierta por bóvedas sostenidas por cinco hileras de pilares de piedra.
puerto, los fosos, las casas apiñadas y la mezquita con su
minarete blanco. Visite el fascinante aljibe portugués de
1.100 metros cuadrados, donde el agua y la luz ponen de
relieve una sorprendente arquitectura gótica.
El Jadida está considerada una de las regiones con más contrastes, encanto y tradición.
SITIOS DE INTERÉS
Muralla
Recorra las impresionantes murallas que bordean la ciudad,
construidas a base de rocas de color rojizo. Durante el dominio portugués fueron inexpugnables.
Calle Mohammed Al Hachmi Bahbah
Paralela a la muralla, recorre la ciudad y los bastiones del
Ángel, de San Sebastián y San Antonio, con estupendas
vistas al mar.
Cap Blanc
A 17 km de la ciudad se halla un antiguo faro sobre sus rocosas montañas.
Desde ahí podrá divisar las inmensas
instalaciones del puerto minero de
Jorf Lasfar.
Sidi Moussa
Visite uno de los refugios avifáunicos más famosos de Marruecos. En
las partes bajas de sus montañas se
forman cuevas con inmensas lagunas, y en su interior, yacen numerosas especies de plantas.
Oualidia
Es un pueblo de pescadores situado
a tan sólo 80 km de El Jadida. Hasta
hace 20 años, la pequeña y encantadora localidad era un lugar de costa sin
ningún interés turístico. Pronto sus inmensas olas, la brisa que las acompaña
y el buen tiempo empezaron a atraer
a aficionados al surf. Practique wind-
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surfing, bodyboard y surf. A pesar de
ofrecer buenos hoteles, merece la pena
alojarse en uno de sus campings, rodeados de naturaleza. Es, además, un lugar
ideal para disfrutar de unas vacaciones
playeras saboreando el excelente marisco, sobre todo ostras, ya que Oualidia es el principal centro de ostras de
Marruecos; para recorrer algunas de las
antiguas murallas que aún se alzan en
medio de la localidad; o para bañarse
en la laguna de 11 km de extensión que
se halla junto al río Souther. La laguna
está flanqueada por un kasbah construido en 1634 por el sultán El Oualid. Realice una de las muchas rutas turísticas
que se ofrecen para conocer los rocosos
acantilados que se alzan en la región
y para observar las distintas especies
de pájaros que emigran entre verano
y otoño. Las lagunas de Sidi Moussa y
de Oualidia cobijan una enorme comunidad avifáunica: flamencos rosados,
cigüeñas, currucas y muchos otros.
SAFI
A pesar de no estar muy claro su origen, las primeras menciones de la ciudad de las que se tienen constancia son las del geógrafo El Bekri, en el siglo
XI, llamándola Asfi. Anteriormente pudo ser parte de Mysokaras. Esta ciudad fortificada debe sus murallas al reinado de los almohades, período en
el que se desarrollaron ampliamente las actividades intelectuales, religiosas,
arquitectónicas, artísticas y científicas, aunque obras tan importantes como
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la Zaouia de Cheikh Mohammed Saleh, la escuela científica y el hospital
fueron destruidas posteriormente
por las guerras contra los portugueses, por lo que es imposible contemplarlas. Con la salida de los lusos en
1541, Safí volvió a vivir un período
de prosperidad bajo el reinado del
sultán Saadiano Mohammed Cheikh.
De esta época aún se conservan obras
magníficas como la Gran Mezquita
de la Medina, las escuelas religiosas
y científicas, la Capilla Portuguesa
instalada en lo que fue la antigua
catedral de 1519 y la Kachla, antigua
casbah construida por los saadianos
en la parte más alta de la ciudad.
Además de visitar la medina y las
murallas, son de interés también el
castillo del Mar, construido por los
portugueses en 1523. Es una pequeña fortaleza que aún conserva en el
interior los viejos cañones, muchos
de ellos fundidos en España, otros en
Holanda y en Portugal. Visite la antigua casbah construida por los saadianos
con sus tejados verdes y el Palacio de la Bahía, la torre redonda lusa, la antigua medina, la iglesia portuguesa de estilo gótico y la antigua medersa. Este
importante centro pesquero e industrial es también popular por el distinguido
trabajo de sus alfareros. Por esa razón, tres de sus principales atractivos son el
Barrio de los Ceramistas, el Museo de Cerámica y la Colina de los Alfareros,
donde los artistas moldean originales piezas de arcilla.
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ESSAOUIRA
Es una preciosa ciudad amurallada
del siglo XVIII. La antigua Mogador
fue fundada en el siglo VII a.C. bajo el
reinado de Jubal II, rey de Mauritania.
La parte moderna de la ciudad se remonta al año 1765 cuando el sultán Si
Mohammed Ben Abdellah la creó para
competir con Agadir. Este encantador
puerto, resguardado por unas sólidas
murallas con vistas a una paradisíaca
playa de fina arena, da vida a una ciudad de una intensa vida comercial de
la que no han podido retraerse personalidades de la talla del escritor Paul
Claudel o el cineasta Orson Welles, que
filmó en este lugar los exteriores de su
popular “Otelo”. La Puerta de la Marina, erigida durante el sultanato alauita,
une los muelles con la ciudad y abre
paso a la Skala del puerto y a las murallas, que segmentan la ciudad vieja en
barrios, alcazabas, el mellah y la medina. Esta última, moldeada por marroquíes y lusos, mira atentamente hacia
las intrincadas callejuelas que desembocan en la Plaza Bab el-Sebaa. Los joyeros y los orfebres se concentran en el
callejón Siaguin, aunque ya no trabajan
los materiales que antaño les hicieran
famosos. Sin embargo, los artesanos de
marquetería siguen hallándose en el
mismo sitio que hace siglos, el lugar al
que se accedía atravesando un pasadizo abovedado viniendo desde la Skala,
la antigua plataforma de defensa de las
murallas. No muy lejos de este punto se
emplaza el Museo Sidi Mohamed Ben
Abdallah, en una antigua residencia
palaciega que alberga las más variadas
muestras del arte marroquí. Al norte de
la ciudad se encuentra el mellah o barrio
judío, demarcado por un mercado que
termina en la puerta de Bab Dukkala. Su
playa se extiende sobre 6 kilómetros de
arena fina y es frecuentemente visitada
por los amantes de la pesca ya que sus
aguas son ricas en cangrejos, langostas,
congrios y rayas, entre otras especies. En
primavera se celebra el “mussem de los
regragua” que consta de una peregrinación al monte Hadid. Allí se pasa por las
tumbas de los siete santones quienes fueron compañeros de Mahoma. Al sur de la
ciudad, frente a la costa se localizan dos
islotes rocosos en los que se asentaron en
la época romana fábricas de púrpura. De
esa época también se conservan una villa
ricamente decorada y una fortaleza.
Las islas, conocidas como las islas purpúreas, sólo se pueden visitar con autorización oficial, pues están protegidas
como Reserva Natural.
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CENTRO DE INFORMACIÓN TURÍSTICA FEED BACK, S.L.
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