venezuela y sus regiones marinas - MSINFO
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VENEZUELA Y SUS REGIONES MARINAS VENEZUELA Y SUS REGIONES MARINAS Venezuela es un país marítimo. Esta cualidad, es una de las numerosas con que la naturaleza lo ha dotado. Más de 2.800 kilómetros sobre la costa del mar son suficientes para dar ese calificativo a Venezuela. A ello, hay que agregar que somos un país rico en islas, aun cuando esas islas las hayamos tenido semiabandonadas a lo largo de nuestra historia. Más se aprovecharon de esas islas los contrabandistas holandeses, quienes tomaron a Curazao en 1634, los ingleses, posesionados de Trinidad cuando finalizaba el siglo XVIII, que los propios venezolanos. Son muchas las características que hacen de Venezuela un país marítimo. Los veinte alisios, no sólo refrescan la línea del litoral y favorecen los valles de la cordillera septentrional que se abren sobre el mar, sino que llegan hasta el confín de los Llanos, hasta las sabanas áridas de Lara o hasta el fondo de las llanuras inundables del sur del Lago de Maracaibo. Los vientos marinos condicionan nuestro régimen de lluvias y determinan nuestros dos períodos estacionales, seco y lluvioso, impropiamente tlamados verano e invierno. 285 Cuando Venezuela sea un país desarrollado, sentiremos mejor nuestra condición de nación marítima. Entonces se apreciará y se aprovechará mejor la abundante riqueza que se extiende sobre nuestra ancha plataforma continental. La variada riqueza ictiológica será aquilatada en su justo valor, y las pesquerías, los crustáceos, los moluscos, alimentados por el mar venezolano, ocuparán su legítimo rango tanto en el comercio interior como en los mercados internacionales. Las esponjas de Los Roques, las langostas de este mismo archipiélago y de Los Frailes, los líquenes colorantes de La Orchila, los inmensos manglares que se extienden desde la Guajira hasta el Delta del Orinoco, los mantos de plancton que flotan sobre los bancos pesqueros de una amplia superficie marina, vendrán a nutrir la industria nacional con un apropiado aprovechamiento. Los mares abisales de Venezuela ofrecen una exuberante riqueza en pesca mayor. Las playas arenosas de Margarita y de Los Roques, los paisajes de ensueño de La Orchila, las maravillas sin paralelo de las aguas y manglares de La Restinga en Margarita; las albuferas de Tacarigua, del Unare, de Píritu y de las costas guajiras; las salinas que se extienden desde Pampatar hasta las costas occidentales del golfo de Venezuela; los caños del Delta del Orinoco represados por la alta marea; la riqueza arqueológica de la isla de Cubagua; esto y mucho más, constituyen un haber imponderable que con un turismo bien dirigido y mejor orientado, podría proveer beneficios abundantes para Venezuela. Sin embargo, poco apasionan las aguas marítimas venezolanas. Podría decirse casi que los enamorados de ellas son los nacidos frente al mar o en nuestros territorios insulares. Quizás el único estadista venezolano que se asomó a la importancia y trascendencia de la amplitud de nuestros mares que bordean el territorio nacronat por el 286 norte y por el este, fue Antonio Guzmán Blanco, cuando con esas aguas y sus islas, decretó la constitución del Territorio Colón, extendido desde los islotes albos y rocosos de Los Monjes, al noreste de la península de la Guajira, hasta Los Testigos, en el umbral del Atlántico.' Los misterios de la fosa de Cariaco, ese abismo marítimo de casi 1.500 metros de profundidad localizado al sur de La Tortuga, las posibilidades de grandes yacimientos petroleros en la plataforma continental del golfo de Paria, del golfo de Venezuela y de las tierras sumergidas al norte de las costas de la cuenca del Unare, los misterios paleogeográficos de los mares que rodean la doble península de Araya-Paria; la riqueza pesquera del golfo de Cariaco y la utilización de la sal de Araya en la industria química, han creado en estos recientes años un interés mayor hacia los dominios marítimos venezolanos, pero todo ello, apenas es una parte de lo que esas aguas deben representar en el destino económico de Venezuela. Desde el punto de vista climático, las aguas marinas que rodean a Venezuela están incluidas dentro de la Zona Tropical Lluviosa, de acuerdo con la clasificación que de los clima ha hecho Wilhelm Koeppen. Mas la clasificación del notable geógrafo alemán tiene fundamental vigencia para las zonas terrestres y no para las marinas, por lo cual, más acertado es colocar las aguas que rodean a Venezuela en la gran región de los alisios, de acuerdo con la clasificación de Rudolf Lütgens, profesor de Geografía Económica de la Universidad de Hamburgo. Las aguas venezolanas y las que por derecho geográfico-económico deben ser igualmente venezolanas, son apenas una mínima porción de esos 361 millones de kilómetros cuadrados que totalizan la superficie de mares, y de su área más extensa, la región de los alisios, que suma una superficie 1. Años después de escritas estas páginas. Venezuela ha suscrito acuerdos sobre sus fronteras marítimas en el Caribe. 287 de 109 millones de kilómetros cuadrados. En su derecho territorial sobre las aguas marítimas, Venezuela no se acoge a la tesis en discusión de las seis millas a partir de la costa, más seis o doce millas adicionales para fines pesqueros, ni tampoco sólo a la tesis de las bahías históricas. Venezuela sustenta y sostiene la tesis braslleña que expresa que el territorio nacional alcanza hasta donde llega la plataforma continental, para el sector de sus aguas que cubren una plataforma rica en petróleo o en pesquerías y para otro sector, el de las aguas interiores, la tesis sustentada por países marítimos como Filipinas y Japón. En Venezuela, hasta el presente, se ha difundido una clasificación de las aguas marinas, atendiendo sólo a la riqueza pesquera de las mismas. Es la tradicional tridivisión en zona pesquera oriental, zona pesquera central y zona pesquera occidental, la cual se mide sobre la línea de la costa. En nuestra cátedra de Geografía Económica de Venezuela, nos hemos permitido exponer al estudiante universitario, una variación de esa división, considerando tres zonas pesqueras en el Caribe y una cuarta, en el Atlántico, desde Boca de Serpientes hasta Punta Playa, esta última. Pero en definitiva, la primera división, que es la adoptada por el Ministerio de Agricultura y Cría, o la que presentamos en nuestra cátedra universitaria, no conduce a nada concreto, pues si bien Intílca la longitud de la costa que abarcan esas zonas, no señalan la profundidad y la extensión de las aguas en ellas comprendidas. El artículo 7'12 de la Constitución de la República de Venezuela señala que "El territorio nacional es el que correspondía a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política en 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados celebrados válidamente por la República". Añade nuestra carta fundamental que "la soberanía, autoridad y vigilancia sobre el mar territorial, la zona marítima contigua, la plataforma continental. .. ", se 288 ejercerán en la extensión y condiciones que determine la ley. Cabría preguntar cuáles eran las aguas marítimas durante la Capitanía y aun cuáles eran las aguas marítimas antes de 1777. Lo que se sabe a ciencia cierta es que cuando los vascos de la Compañía Guipuzcoana obtuvieron su concesión monopolista sobre el comercio de la provincia de Caracas, extendido luego a las provincias occidentales y orientales, la vigilancia del contrabando era referida a las costas y cuando comenzaron a combatirlo a partir de 1730 realizaban su acción no sólo a lo largo de la línea costera sino en alta mar y, sobre todo, en la plataforma insular que se extiende de extremo a extremo del norte de Venezuela. Algunos países hispanoamericanos han sustentado tesis bastante audaces en lo que atañe a su dominio en aguas que consideran territoriales, como es el caso de Chile, Perú y Ecuador, al sostener que son aguas jurisdiccionales las que se extienden desde la línea de la costa, hasta 200 millas mar afuera. Fundamentan su tesis en el argumento de que las inmensas riquezas pesqueras de esos mares, determinadas sobre todo por las corrientes marinas -y la ausencia de territorios que no sean propiedad de alguno de esos tres países-, son esenciales para la vida de los mismos. Cuando en las conferencias internacionales sobre Derechos del Mar se debate aún la tesis de las seis millas de aguas territoriales, más seis suplementarias de aguas pesqueras, resulta difícil el éxito de la tesis sustentada por las tres naciones del Pacífico sudamericano, pero ellas, se imponen. Venezuela se encuentra en situación mucho más favorable para la regionalización de sus aguas, por la amplitud de su plataforma en los extremos oriental y occidental del país, por la consagración ya tradicional de las actividades pesqueras bajo bandera venezolana en las indicadas zonas. Además, en lo que atañe a las aguas com- 289 prendidas al sur de la línea exterior de islas que van desde Las Aves hasta La Orchila, o sea, las que en 1781 fueron denominadas en virtud de decreto de Guzmán Blanco, Mar de Colón, comprendiéndolas en el Territorio Colón, son aguas interiores encerradas entre una cordillera sumergida cuyos picos más elevados son esas islas y la costa Central de Venezuela. Podría sostenerse que las aguas sobre la plataforma continental que se extienden aproximadamente desde los 62 0 a los 71 0 al oeste de Greenwich y que cubren una faja que se extiende también aproximadamente, entre los 100 Y 12 0 latitud norte, son venezolanas. Nuestro país ha ejercido en verdad un dominio económico sobre ellas desde los mismos años coloniales. Sobre la base de un mar venezolano, atendiendo a razones de geografía física, y si se quiere, a razones históricas y económicas, podríamos establecer para Venezuela siete regiones marinas, incluidas como se indicó, dentro de la gran región de los alisios. Para ello se tomarán en cuenta los límites del zócalo continental, la existenciade dos cordilleras submarinas, sumergidas durante una de las tantas convulsiones tectónicas del territorio venezolano, posiblemente en el cretáceo superior, y las líneas divisorias que de acuerdo con los países vecinos, se establecerían sobre la plataforma continental, cuya única delimitación hasta hace algunos años, era la suscrita entre Venezuela y Gran Bretaña, con relación a los suelos submarinos petroleros y las aguas pesqueras del golfo de Paria. Sobre la base de lo dicho antes, las regiones marinas venezolanas serían las siguientes, sin atender a recientes acuerdos marítimos internacionales: 1. La región del Golfo de Venezuela o Golfo de Maracaibo, con una sub-región que sería la del Golfete de Coro. Esta última sub-región con tendencia a desaparecer al convertirse en albufera. La región estaría compren290 dida entre los 70° y los 72° Oeste y entre los paralelos 11° Y 12°, 30'. Sus límites terrestres serían las costas de la Guajira venezolana, las costas occidentales de Falcón y, por el norte la cota de los 200 metros límite entre plataforma continental y las aguas abisales. 2. La Región Central o del Mar de Colón, comprendida entre los 64°, 30' Y los 70°, la cual tendría como límite septentrional los 12° 20'. Comprendería gran parte del mar interior. 3. La Región de la Fosa de Cariaco, cuyo límite septentrional estaría en los 11 0, o sea a la altura de la isla de la Tortuga. Esta región correspondería en gran parte a la cuenca sedimentaria de Cariaco. 4. La Región del Golfo de Cariaco, integrada por las aguas que forman este golfo. 5. La Región Oriental, al este de las islas Los Hermanos entre los meridianos 61°, 60° Y 65°. Su límite al norte y al este estaría determinado por la curva de los 200 metros, o sea el límite de la plataforma continental. 6. La Región de Paria, que comprendería las aguas venezolanas del golfo de Paria. 7. La Región Atlántica, la cual estaría formada por las aguas oceánicas que cubren la plataforma continental frente al Delta del Orinoco, hasta las aguas que por el sur, determinan el límite con Guyana. O sea, al norte del paralelo So, 55'. Se añadiría la pequeña plataforma insular con las aguas que rodean a la pequeña isla de Aves, a la altura del paralelo 15. En general, todas estas regiones con la excepción de la 6 11 y la 711 integrarían el Mar de Venezuela, o sea, las aguas marinas que se extienden al norte del país, desde los islotes de Los Monjes, hasta las aguas al este del archipiélago de Los Testigos. 291 Este esquema de las regiones marinas de Venezuela estaría sujeto a aquellas modificaciones que son susceptibles de realizarse, sobre todo cuando hoy se cuenta con dos estaciones oceanográficas, una de la Universidad de Oriente y otra en Punta de Piedras en la Isla de Margarita, dependiente de la Fundación La Salle, en la empresa de estudiar la ecología, la biología y el relieve marinos de Venezuela. Pero de todos modos, sobre las bases de esta división regional de nuestras aguas del Caribe y del Atlántico, podría trazarse el esquema de una división geográfico-económica del mar venezolano. 292 LAS ISLAS MARITIMAS DE VENEZUELA No son muy extensas las islas venezolanas. Las tres que integran el Estado Nueva Esparta, totalizan 1.150 Km2. y las que forman las Dependencias Federales, 120 Km2. El Estado Nueva Esparta alcanzó una población de 118.830 según el censo de 1971. En el mismo censo para 1971, la población de Gran Roque, 436 habitantes, y la Orchila, 27. Sabemos que en las Aves, La Blanquilla, La Tortuga, Los Hermanos, Los Testigos y Los Frailes, siempre hay alguna población. De todas maneras, puede advertirse que la población de las islas que forman las Dependencias Federales es inconstante. Lo difícil de la subsistencia allí, la escasez de recursos, hace que sea poca la población permanente. En verdad, tradicionalmente, de las islas que formaron el antiguo Territorio Colón, sólo el Gran Roque y La Orchila, han tenido población fija. En el resumen de población ofrecido por la Dirección General de Estadística para 1971, no se indica si aparte del Gran Roque y La Orchila, fue que no se halló población en las otras islas, o que no fueron censadas. De todas maneras, la evolución de la población, de las Dependencias Federales según los últimos censos, ha sido como sigue: 293 1936 1941 1950 1961 1971 .............................. .............................. .............................. .............................. ................. ............. ' 345 852 779 861 463 En los años anteriores a 1971, se escogía un día determinado, usualmente domingo, para levantar el censo de población. Ese día, se censó cada isla y allí aparecieron los pescadores que habían acampado en la respectiva isla. Es curioso que en esos censos, en casi todas las islas, sólo figuran hombres y a veces, sólo una o dos mujeres, con excepción del Gran Roque, que ya por muchos años, ha tenido población estable. En verdad, poca preocupación ha existido en Venezuela por sus islas. Algunas de sus islas mayores han pasado a otra soberanía. Curazao, isla venezolana hasta entonces, fue usurpada por vía de la violencia por los piratas holandeses en 1624. Desde esa fecha, en unión más tarde de Aruba y Bonaire, enarbola el pabellón de los Países Bajos. Cuando finalizaba el siglo XVIII, España cedió a Inglaterra la Provincia de Trinidad, uno de los puntos de partida de la decadencia del dominio hispánico en su imperio de las Indias Occidentales. Margarita, isla heroica por su gesta espartana durante la Guerra de Emancipación, por su valentía para sobrevivir en medio de su pobreza en años posteriores, se la mira hoy con mayor interés. De isla permanentemente de emigración pase quizás en el futuro a isla de inmigración, gracias al desarrollo aún imperfecto de la Zona Franca, que ya debiera ser puerto libre, y a los planes turísticos que se retardan en demasía, mientras la isla crece en interés. 294 En estos últimos meses, las islas venezolanas parece que están despertando la atención del sector oficial. Desde los infelices años del perezjimenismo, La Orchila se ha tornado en isla presidencial. La Isla del Placer se la llamó en la década oprobiosa, pero creemos que altl hubo más imaginación que realidad. De todas maneras, La Orchila es una de las más hermosas islas del mar venezolano. Ha sido objeto de estudios detenidos y, en especial, el desarrollado por la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Debe ser una de las islas que se adecue para el turismo, no importa que sea isla presidencial. Se nos había dicho que allí tenía su asiento una base naval, tal vez ya no lo es, debido a esa población demasiado pequeña de 27 habitante de que nos informa el último censo. De todas maneras, La Orchila tenía vegetación, había en ella frutales, había cría de ovejas, el liquen orchila fue famoso como colorante, fue estación de cuarentena. Por eso, debiera convertirse en isla turística para así continuar esa pequefía historia que hemos tratado de resumir. Los Roques, se han convertido en centro de turismo, pero su población, no crece. No sabemos hasta dónde alcanza el confort de esa isla, pero vemos, que se anuncia para allí, viajes de fin de semana y que dispone ya de una pista de aterrizaje. ¿Será ese turismo proclive para forjar el desequilibrio ecológico de su hábitat, o se habrán tomado las medidas indispensables para evitar un desastre de sus recursos biológicos? Ya antes de ese turismo, se ha hablado de la destrucción de los recursos del mar con sistemas de pesca prohibidos. Parte del turismo lo debe constituir la defensa de la naturaleza del medio donde esa actividad se desarrolla. El interés hacia nuestras islas lo demostró Antonio Guzmán Blanco al integrarlas hace un siglo en un Territorio Federal. Posteriormente, la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, además de Los Roques y La Orchila, ha estudiado La Blanquilla, La Tortuga y Las Aves, se luchó y 295 se rescató para Venezuela la distante isla de Aves, cuya fauna es destruida por pescadores foráneos. Su interés como peñón mínimo emergido algunos metros sobre el Caribe, ha movido hacia allí varias expediciones científicas. Los Monjes, tan discutidos pero tan venezolanos, han sido objeto últimamente de un estudio exhaustivo acerca de sus características geológicas y de sus posibilidades mientras y pesqueras. Otra expedición visitó una de las dos islas mayores que conforman el archipiélago de Las Aves, al Este de las Antillas Holandesas. Todo esto parece decirnos que habrá de cambiar el destino de las islas marítimas venezolanas. Ya sabemos cuál es el de algunos cayos e islotes próximos a la costa, sobre todo en el litoral occidental del país. Los turistas de fin de semana, han tomado posesión de ellos y han levantado edificaciones rústicas. Al fin y al cabo, son pequeñas eminencias sobre el nivel del mar hasta entonces desaprovechadas y no censuramos lo que ocurre, hasta que se les dé un destino más regular. Pero pensamos sí, que ya es hora de que se preste la debida atención a las islas de los mares venezolanos, sobre todo, a las islas septentrionales. Básicamente, el turismo, puede ser su mejor destino. No se requerirían en ellas dotaciones fastuosas; simplemente facilidades de alojamiento, pequeños puertos deportivos con sus muelles construidos con madera y mangle, y los recursos indispensables para que el turista no pene, sino que disfrute. 296 COSTAS E ISLAS COSTERAS Uno de los más sugestivos litorales venezolanos es el que corre por el extremo oriental del país. Mirando la costa desde el mar, se tiene ante sí la visión plena de la Tierra de Gracia. A menudo, una vegetación vigorosa se deja lamer por el mar. O comparte la fruición tropical del contacto de las aguas atlánticas con el inmóvil y milenario discurrir de los caños del Delta. En esas costas y en esas aguas se dan la mano poderosos dioses de la naturaleza. El río padre se lanza al mar en su postrer aventura de fuerza fluvial, o el fondo submarino de las aguas de Paria, anuncia una huidiza riqueza y los restos del malestar tectónico que aisló Trinidad de las cosas de la Península. La más vieja historia de la aventura inicial de España en el Continente, eleva su antigua llama en esos cálidos y verdes paisajes. En remotos horizontes se nos pierden nombres de leyenda como los de Ordaz y de Berrío. A la mente nos llega el cuadro casi mágico de las naves colombinas afrontando con sus altivas quillas las olas de las Bocas del Dragón. Y se medita en torno a lo que sentiría Colón cuando se vio en aquellas tristes y solitarias aguas donde el paisaje pesa, colmado de serenidad. 297 ¿Cuando nació a la vida el golfo de Paria? ¿Qué hondo cataclismo extremeció las entrañas de la litosfera en aquellas latitudes geográficas? No hubo historiadores que narraran ese desgarramiento de una esquina del continente, porque todavía la historia no había nacido. Tal vez mientras los aluviones formaban paulatinamente el Delta, ya la entraña terrestre se había conmovido y había cambiado el perfil de un paisaje de espejismo en ese litoral del extremo oriental de Maracapana. En el subsuelo submarino de Paria están los capítulos ignorados de esa tragedia telúrica. Los geólogos sueñan con un manto de petróleo saturando las arenas de ese subsuelo marino. La imaginación podrá reconstruir en un vago árbol de palabras lo ocurrido allí hace milenios, pero los hombres de hoy sólo miraremos el desgarrón geológico, la invasión de las aguas del Atlántico, y más allá, la Isla, la Gran Isla, tan colmada de la historia de Venezuela, la Isla que fuera una lujuriante provincia venezolana, con su nombre sonoro y sagrado, nombre de diosa verde y todopoderosa: Trinidad. El río Guanipa nace en las arenas de las mesas y el río Guarapiche y el río San Juan, conjugados luego en vena inmensa, nacen en altos montes pero llevan el mismo destino, como es el de pagar tributo a las aguas del Golfo Triste. Allí, en ese litoral bajo y sin puertos, las bocas de los dos poéticos ríos, posee una similitud de hijos gemelos. Más altivo quizás el San Juan, más pasivo quizás el Guanipa, pero las mismas playas, los mismos manglares, y sobre todo, el mismo cinturón de verde espejeante bajo el sol, mira el correr de las aguas, sucias y violadas por las prosas de los tanqueros, las del San Juan, menos vencidas y más serenas las del río que nace entre morichales y juega al escondite bajo las porosas arenas de las mesas. 298 Trinidad está allí frente a Venezuela, para que 105 venezolanos miremos con nostalgia; es tierra cargada de evocaciones hispanas. Trinidad, Puerto Espana, San Fernando, San Francisco, se quedaron en la evocación y para la evocación y palpitan en la esperanza. Y algo más acá Monos y Chacachacare, contrafuertes insulares para detener el oleaje del Océano frente al Golfo Triste. Pero,el primor de las islas bajas, donde las aguas marinas y las aguas fluviales se unen para formar graciosos canales, están allí, casi adheridas a la costa venezolana. Porque Patos, al Norte, es un punto apenas frente a las escarpadas costas de la península de Paria, y que alguien definió con acierto como el islote de la renunciación. El límite convencional partió en dos las aguas del Golfo de Paria; parte de esas aguas se convirtieron en inglesas y se nos dio de regalo el islote. Pero la gran isla está allí, para mirarla con nostalgia y para recordar todos los nombres hispanos que gravitan sobre su destino y sobre la poesía de sus cálidos y verdes paisajes. Pero son las islas del Delta, inmensas algunas, inundables la mayoría, aún inestables varias y algunas en formación como las del extremo Este, las islas más costeras de Venezuela. Tal diría alguno que son las menos islas, pero son islas profundas y esencialmente venezolanas. Ese Delta donde el Orinoco se multiplica en brazos y sale manso o revuelto hacia el mar, es una síntesis de poesía tropical. Rómulo Gallegos en las páginas inmortales de "Canaima" ha escrito uno de los himnos más hermosos a la conjugación de las aguas fluviales y de las aguas oceánicas en ese sector del trópico venezolano. Allí, la naturaleza había vencido al hombre. Los caños discurrían con soledosa mansedumbre. Cuando el río enriquecido va alzando su nivel, las playas que constituyen la orla de esas islas desaparecen bajo las aguas. El guaraúno conoce allí con pertecclórsja estrategia de las aguas; las que manan de las nubes y las que el río arrastra en su ímpetu incontenible. 299 Pero esa naturaleza, va siendo vencida por el mismo aprovechamiento de la naturaleza, de los dones naturales de una tierra providencial. Un día, fue el petróleo. Fue perforada la dermis de la tierra y la industria floreció poderosa. El río San Juan se pobló de ruidos de barcos y Tucupita sintió el hálito de la industria. Nuevos dones de la naturaleza en el hierro hicieron cavar la garra de la maquinaria, en la espalda de los caños y así, Mánamo y Macareo se poblaron de dragas, y fueron entonces las gabarras y los cargueros colmados de mineral de hierro los que poblaron de ruidos y de nueva vida el litoral de algunas de esas islas. El arroz dio un nuevo brillo a la superficie de algunas de ellas y los bosques se vieron talados en el aprovechamiento de sus maderas; los manglares sintieron la valorización de su corteza y el aquilatamiento de su duramen hecho para resistir la corrosión de las aguas. Una nueva vida ha comenzado a gravitar sobre las islas del Delta; sin resistencia algunas, inundabies la mayoría, libres del río y de sus embates otras, pero comienzan a ser ya islas llamadas a otro destino, porque la historia de los deltas es fecunda en ejemplos de vitalidad, con culturas seculares como en el Ganges o en el Nilo, o nuevas, como en el del Mississipi. Hoy, en las islas del Delta, se atisba una vigorosa cultura, que aún apenas la roza, pero que andados pocos años, estará firme en muchas de ellas. 1957 300 APROVECHAMIENTO DE LAS COSTAS VENEZOLANAS Oficialmente se ha exteriorizado la intención de aprovechar integralmente con fines turísticos, la totalidad de las costas venezolanas. Vale decir, los 3.726 kilómetros de costas que se prolongan desde Punta Playa, en la frontera con Guyana, hasta Castilletes, en la frontera con Colombia. Como señala Leví Marrero, los litorales marítimos de Venezuela estuvieron sujetos a variadas mutaciones a lo largo de la evolución paleogeográfica de lo que es nuestro país, añadidas las profundas variaciones que se experimentaron en las épocas geológicas más recientes.' De ello, surgió la complicada geomorfología de las costas venezolanas, con su cadena de islas paralelas al litoral, con su zócalo continental de variadas alternativas batimétricas que incluye dos fosas, la de Bonaire y la de Cariaco; las antagónicas características de los litorales, desde los escarpados del Litoral Central, hasta las costas salineras, las de playas arenosas, las costas pobladas de manglares y la interesante cadena de albuferas en el espacio que se prolonga desde Barlovento hasta las áreas inmediatas a las bocas del Unare. 1. Leví Marrero, Venezuela y sus Recursos, Caracas, 1964. 301 Es un litoral complejo, variado, pintoresco, prometedor, propicio para todas las actividades que el hombre civilizado desarrolla en las costas para su beneficio. Cuando se ha recorrido aun cuando sea sólo parcialmente el litoral venezolano, nos damos cuenta de esa variedad de paisajes que ofrece, y cuando se le mira con un interés comprensivo, podrán apreciarse todas las posibilidades que brinda para una explotación racional en beneficio del país y su habitante. Hace algún tiempo, se expresó que Venezuela sólo aprovecha en un 10% los recursos contenidos en el mar, no sólo en el territorial, 12 millas tomadas desde la más baja marea, sino todo el mar que baña nuestra plataforma y el que alcanza más hacia el norte, encerrado en la cadena de islas que se inician en el archipiélago de Los Monjes frente a la Guajira y concluyen en la zona de bancos localizados al norte de la isla de Trinidad y al este de Margarita. Si esa proporción es bastante desalentadora, ¿qué proporción de nuestras costas se aprovecha racionalmente? Es difícil responder a esta pregunta, porque de ello, no se ha hecho ni siquiera una estimación. Si oficialmente se tiene la intención de incorporar todo el litoral venezolano a los fines turísticos, la experiencia nos enseña que se trata sólo de una buena intención, como tanto abundan en nuestro país. Anunciar la ascogencia de sitios pilotos para desarrollar en ellos proyectos turísticos, con la adecuación de las playas para balnearios, con la construcción de obras recreativas y de funcionamiento específico y la edificación de la red hotelera indispensable para obtener el éxito en los propósitos perseguidos, es lo más adecuado. Una interesante monografía del experto fiscal Julián Vásquez Fermín, acerca de las bellezas naturales de las costas septentrionales de la península de Paria, es sugestiva. Esa descripción nos condujo a la evocación de al302 gunos sectores de las costas del Tirreno y del Adriático, con las aldeas de pescadores, los pueblecitos que ascienden por la montaña y que tienen a su pie una pequeña playa y un puerto pesquero de reducidas dimensiones. Una imagen de postal, como a veces las tropezamos en Venezuela, salvando las diferencias del paisaje natural mediterráneo al paisaje natural tropical. Turiamo y Puerto Fermín, digamos, para dar dos paisajes contrastados. La sucesión de ensenadas que nos describe Vásquez Fermín del litoral del extremo oriental-septentrional de Venezuela, ¿por cuántos es conocida y por cuántos es aprovechada? En la propaganda turística se nos ofrecen sugestivas fotografías de los médanos de Coro. Algunas veces se nos ofrece alguna fotografía de la laguna de Sinamaica, de Playa Colorada o de los bosques de cocoteros de las playas orientales de Falcón. Pero, ¿qué número de venezolanos disfruta de los encantos naturales y de los dones paisajísticos de esos lugares? A no ser por Luis Villalba Villalba, no hubiésemos apreciado, hace algunos años ya, la puesta de sol en la ensenada de Juangriego. Por un azar pudimos apreciar las arenas coralinas, albas como el azúcar de las playas de Punta Mosquitos en Margarita, y redescubrir la sugestiva poesía de la laguna de Las Marites en la misma Isla. Siempre hemos expresado que esta isla debe ser uno de los lugares pilotos para el turismo, sin que éste destruya los encantos naturales y tradicionales de la región. Creemos que Margarita, con sus playas, sus albuferas y sus variados paisajes interiores, sí puede ser incorporada integralmente al turismo, pero habría que comenzar por reorientar su puerto libre, por dotarla al menos inicialmente, de una treintena de hoteles y moteles, de organizar cierto número de cafeterías y de snack bars que permitan la disponibilidad de alimentos durante todo el día y primeras cuatro horas de la noche, a precio moderado y con un confort que aún no existe. Perfeccionar los sistemas de transporte desde tierra firme, adecuando tu303 gares para que el viajero, deje si quiere en el continente su vehículo con las requeridas seguridades y que a su vez, se agilice un sistema funcional de transporte colectivo y se den más facilidades de alquilar automóviles sin conductor, como ocurre en todas las grandes zonas turísticas del mundo. Pero las costas no son sólo utilizables para el turismo. Decirlo es redundante. De allí, que sea preciso señalar todas las posibilidades que al· hombre ofrece el extenso litoral marítimo venezolano. 304 FUNCION MULTIPLE DE LAS COSTAS Exteriorizada la aspiración de incorporar integralmente las costas venezolanas al turismo, habría que preguntar: ¿en qué plazo? No creemos que haya país alguno en el mundo, donde la totalidad de su literal marítimo haya sido asignado a fines turísticos, aun cuando España se acerca a ello. Sabemos que no es posible. En los países nórdicos, no poca longitud de sus litorales marítimos es imposible incorporarlos a los indicados fines del turismo, sobre todo, por el rigor climático. En Venezuela, sabemos que muchos litorales, por sus características no podrán cumplir la ya citada función, y entre ese litoral, pongamos por caso, está el cenagoso o poblado de manglares que corresponde a las islas más exteriores del Delta del Orinoco. En nuestro país, donde aún andamos a pie en muchas cuestiones de turismo, vale la pena escoger zonas piloto, y en ellas, desarrollar el turismo, como se ha hecho en Estados Unidos, para elegir el caso que mejor conocemos, que tenemos más próximo y por tratarse de una de las potencias turísticas más importantes del mundo. Barlovento, el litoral septentrional de Anzoátegui, el golfo de Cariaco, la isla de Margarita, el litoral nororiental de Falcón, son ya el punto 30S de partida para el desarrollo turístico marítimo, yescogiendo como etapa inicial dos de esas zonas. Se precisa sí que una comisión integrada por técnicos, por expertos, por personas enteradas e interesadas, estudie todos los pormenores y todas las posibilidades para que se tenga éxito en los fines perseguidos, no logrados aún en Nueva Esparta. En Venezuela, país de tan extenso litoral marítimo, las costas pueden cumplir todas las funciones propias de las mismas. Habría que comenzar por el aprovechamiento de sus riquezas naturales y extender ese aprovechamiento, no ya propiamente a los litorales en sí, sino a la plataforma continental, que es una prolongación de aquéllos. Cabría preguntar al respecto, si la explotación del mangle, planta de gran valor económico tanto por la utilización de su corteza para la extracción de tanino, como por su madera, de gran durabilidad en construcciones navales, está debidamente tecnificada; si se ejerce la requerida vigilancia para la explotación, pongamos por caso en Delta Amacuro, está racionalizada de tal forma que su explotación no signifique exterminio. El desarrollo en el país de la industria de pieles, requiere el uso intensivo de tanantes, aparte de que los derivados del Rizophora mangle, pueden constituir factor de exportación. El litoral marítimo venezolano, de extremo a extremo, es rico en manglares, y en determinadas zonas, como en La Orchila, cuando esta pintoresca isla se destine al turismo, como en Margarita, los manglares constituyen elemento decorativo del paisaje, de gran valor. Producto natural que abunda en las costas venezolanas, tanto en las orientales como en las occidentales, es la sal marina. La explotación del producto como especie fiscal se realiza en mayor escala en Araya, y en menor escala en la Isla de Coche, y en las Cumaraguas, penlnsula de Paraquan-. Por tanto los litorales de Falcón y Zulla, como sectores de los litorales de Anzoátegui y Sucre, así 306 como de Margarita, son ricos en salinas naturales. Las Salinas del Rey, próximas a Carúpano, fueron afamadas en la época colonial. La sal marina es materia prima fundamental para la industria química, comenzando por la elaboración de cloro líquido. Nuestras costas podrían suplir sal común no sólo para la Petroquímica de Morón y empresas afines, como para diversas actividades comerciales e industriales, sino para la exportación. No sabemos si se ha trabajado este producto para mercados exteriores donde por razones climáticas, es difícil la producción de la sal. Los litorales marinos, tanto continentales como insulares, son ricos en diversas especies de valor económico, moluscos y crustáceos entre ellos. Es una riqueza que abastece el mercado interno y que se coloca en algunos mercados del exterior. En diversos momentos, han sido elevadas palabras de alarma ante los métodos de explotación y, al respecto, está el alerta en lo que atañe a procedimientos aniquiladores de la especie en lo que se refiere a la explotación de la langosta. No cabe aqui un análisis detenido y profundo en lo que respecta a la riqueza de nuestras costas. Pero hay un campo que valdría la pena tomar en consideración, como es el de la utilización de las zonas costeras y fajas inmediatas con fines agrícolas, fundamentalmente en lo que atañe al cultivo del cocotero. Su derivado más importante, la copra, tiene una utilización creciente en la industria venezolana de la alimentación; pero hasta hoy, es deficitaria la producción, y el producto, se ha traído incluso de Las Antípodas. En Venezuela se elaboran grasas comestibles con la materia prima importada desde zonas tan distantes como las Filipinas. La siembra de cocoteros a todo lo largo del litoral venezolano y hacia sus zonas planas interiores, influidas por el clima marítimo, además de que transformarían el paisaje, darían al mercado interno una producción que teminaría con el déficit que se ha registrado de ese renglón. 307 UNA RIQUEZA COSTERA: LAS SALINAS Una de las más antiguas riquezas conocidas en Venezuela, reside en sus salinas. La sal y las perlas aparecen entre los primeros productos objeto de comercio. Las salinas de Oriente, en especial las de Araya, suscitaron la codicia de potencias cuyas naves merodeaban por los mares venezolanos y se recordará que aparte de pequeños incidentes con las aspiraciones francesas e inglesas hacia las salinas en el extremo de la Península de Araya, la disputa a las aspiraciones holandesas por su posesión, dieron origen al primer incidente internacional del incipiente estado colonial que más tarde sería la Capitanía General de Venezuela. Puede decirse que todo el litoral septentrional venezolano, de extremo a extremo, con excepción del Litoral Central, es rico en salinas. Son en total 28 salinas, además de diversas salinetas, como las de Lechería en Anzoátegui o de Pampatar en Nueva Esparta, que dan cierto rendimiento. El régimen de libre aprovechamiento que rige para todas las salinas y salinetas, con excepción de tres, y la mecanización de sólo una de ellas, las de Araya, con sus dos fuentes de producción, Laguna Madre y Laguna Artificial, hace que no sea extraño el hecho de que la llegada de las lluvias provoque la pérdida de parte de la sal acumulada. 309 La riqueza salinera de nuestro país, es aprovechada sólo en pequeña escala. Al respecto, José Rafael Pocaterra en su carácter de presidente de la Empresa Nacional de Salinas CA ENSAL, dijo en su informe correspondiente al ejercicio que terminó el 31 de diciembre de 1969, que "En todos los países del mundo la sal es monopolio del Estado, y de esa fuente extraen fuertes ingresos para el Fisco". Añade que "En Italia, por ejemplo, el tesoro nacional percibe, por concepto de la explotación de sus salinas, casi la mitad de lo que Venezuela percibe por petróleo". En nuestro país, en virtud del decreto del Ejecutivo Nacional de fecha 12 de septiembre de 1968, la explotación y administración de las salinas, pasó al Instituto Venezolano de Petroquímica, lo cual habla estado a cargo del Ministerio de Hacienda. Hoy, esa actividad está bajo control de la Empresa Nacional de Salinas C.A. Dicha empresa, tiene a su cargo la explotación y administración de las salinas de Araya, de Coche y de Las Cumaraguas, esta última en la costa oriental de la Península de Paraguaná. De esas salinas, sólo las de Araya están cabalmente mecanizadas. De las 28 salinas censadas en el país, no cabe duda que todas podrían ser mecanizadas, aun cuando no sabemos si al respecto, ha sido realizado un estudio acerca de las posibilidades de cada una de ellas. En mapa inserto en la Memoria de Hacienda, mapa que lleva fecha 1 2 de enero de 1955 y que emanó de la Administración General de la Renta de Salinas, figuran las salinas de la Isla de Coche; de El Rey, Punta de Araya y Araya, en las costas de Sucre; La Palazón y Cacharapo, en las de Anzoátegui; las de Goaiguaza y Gañango en las costas de Carabobo; una inmediata a La Vela; tres en la costa oriental de Paraguaná, o sean Las Cumaraguas, Yaima y Palo Seco; otra en la costa occidental de la misma península, la de Guaranao; tres entre las costas del golfete de Coro y la entrada al lago de Maracaibo; Mitare, Oribor e Iturre, y cuatro en las costas occidentales del golfo de Venezuela, entre Maracaibo 310 y Castilletes: Salina Rica, Salina de Montiel, La Redonda y Tapuri. De estas salinas, sólo tres estaban adscritas a ENSAL, o sea las de Araya, Coche y Las Cumaraguas. El consumo industrial de sal para el Instituto Venezolano de Petroquímica es abastecido por Araya, ya que las Cumaraguas, no han sido mecanizadas. La distancia que hay que cubrir entre Araya y Morón, es de unas 220 millas marinas, en cambio, la distancia que media entre Las Cumaraguas y Morón, es sólo de unas 144 millas marinas. Sin embargo, las perspectivas del nuevo complejo petroquímico, para cuya localización fue escogido El Tablazo, vecino a los puertos de Altagracia, la lógica indica la indispensable mecanización de las salinas, de algunas salinas cercanas, mecanización que permitiría además el aprovisionamiento parcial de la demanda de la petroquímica de Morón. A este respecto, en el ya citado informe de ENSAL, se dice: En cuatro años de acuerdo a nuestros cálculos y proyectos, las Cumaraguas estarán produciendo 800.000 toneladas métricas anuales, lo suficiente para que El Tablazo funcione sin tropiezo. Es una meta ineludible porque las Cumaraguas constituyen la base fundamental de materia prima para el funcionamiento de El Tablazo. La producción media de las salinas bajo administración oficial en toneladas métricas para el año 1969. fue de 183.000, discriminadas así: Araya, 124.000; Las Cumaraguas, 50.000 y Coche, 9.000. Esto implicó un beneficio neto de Bs. 3.917.119,00. Hasta hoy, 1980, lo ideal está distante. El consumo de sal por parte de la población se calcula en 71.336.502 Kgs., y estimándose que la población del país para 1980, sería de 14.869.871 habitantes, o quizás más, ese consumo subiría a 102.007.315 Kgs. Pero si se incrementara por este concepto, así como por la expansión de la industria petroquímica, el consumo de sal, hay que ver asimismo la perspectiva de la exportación, lo cual ya se hace a Japón, Estados Unidos, Jamaica y Trinidad, con 311 perspectivas inmediatas a otros países del Caribe y Canadá. De esta manera. las salinas nacionales darán todo el beneficio de ellas requerido. 312 LOS VALLES MARITIMOS DE LA COSTA CENTRAL La costa venezolana que se extiende desde Borburata hasta el Cabo Codera, constituye el tiplco ejemplo de costa alta. En toda su longitud, la montaña parece como si se precipitara al mar. A corta distancia de la línea costera, el mar se hace profundo y la plataforma continental, es inexistente. A veces, la montaña se aleja un poco de la orilla del mar y surgen entonces pequeñas extensiones que forman reducidas plataformas en forma de plano inclinado. Por lo común, por los valles de la montaña discurren uno o varios pequeños ríos, que nacen en las estribaciones cordilleranas que están al norte. En algunos casos, las extensiones que ascienden suavemente hacia la cordillera, tienen una línea costera más o menos recta; otras, siguen la línea que conforma hermosas bahías, cuya belleza ha sido aprovechada, parcialmente, y apenas han logrado una utilización plena, aquellas sobre las cuales se ha hecho llegar la carretera, como serían los casos de Turiamo o de Ocumare de la Costa, o hacia el Este de Naiguatá. La expansión de Caracas ha hecho indispensable el aprovechamiento progresivo del litoral marítimo que se alarga a ambos lados de la capital venezolana. Hasta hace algo 313 menos de medio siglo, esa utilización apenas alcanzaba a medias hasta Catia la Mar, a donde se llegaba por una mala carretera, y hacia el este, el límite prácticamente estaba en las playas de El Caribe, porque pocos eran los paseantes dominicales que se aventuraban a seguir por el camino que llevaba hasta Naiguatá y que se empinaba por las faldas del Cerro Grande. Más allá de esas dos poblaciones, las costas eran vedadas, por la falta de comunicaciones, para los veraneantes o para los paseantes dominicales que descendían al Litoral. Caraballeda, al pie de la montaña, llevaba una vida de placidez bucólica, y Carayaca, con su vista al mar y sus aires de montaña, era un nombre que se conocía pero cuya geografía se ignoraba. y hacia las costas más occidentales del litoral que limita al norte el tramo central de la Cordillera de la Costa, apenas Turiamo y Ocumare de la Costa comunicados con Maracay por una carretera que se iba perdiendo lentamente, y Puerto Colombia, al lado de Choroní, a donde todavía se va por una carretera cuyo recorrido es casi una pequeña aventura. Pero casi todas esas hermosas bahías que están entre Arrecifes y Puerto Cabello, la gran mayoría de esos pequeños valles marítimos que descienden desde la montaña empinada hasta el mar y que conjugan en su pequeño hábitat el vientecillo serrano y la caricia de los alisios, estuvieron casi inéditos para el conocimiento y disfrute de los venezolanos por muchos años. Por allá por 1840, cuando se planificó definitivamente el establecimiento de la Colonia Tovar, se pensó abrir un camino desde La Victoria hasta la Colonia, y desde allí, hasta Costa de Maya, lugar ideal para un pequeño puerto, para un balneario, y por donde saldrían los frutos cultivados y cosechados por los alemanes seleccionados por Aqustin Codazzi y asentados en un valle templado y donde la historia pudo contemplar uno de nuestros fracasos en materia de colonización. Mas, todavía, el camino moderno no ha sido abierto, y lo que pocria ser una playa y un balneario para disfrute de los aragüeños, aún está en perspectiva. 314 En el presente, tenemos admirables cernostractones de cómo todo ese litoral escarpado en la mayor parte de su extensión, pero donde a veces la montaña cede y la costa se abre en forma de anfiteatro siguiendo las líneas de la ensenada, o donde la montaña se retira para ceder paso al pequeño valle por donde se desliza el río montañero de aguas puras y frías, puede ser utilizado ampliamente. Uno de los primeros ejemplos al respecto lo hallamos en esa conjunción con diversas denominaciones geográficas, según el sector que se extiende desde Cerro Grande y Caraballeda, hasta el mar, donde está surgiendo un pequeño conjunto de ciudades asociadas, desde Tanaguarena hasta El Palmar. Lo tenemos en proyectos urbanísticos al este de Naiguatá, o en los clubes privados y balnearios públicos ya realizados. Y sobre todo, está presente en la Colonia Vacacional de Los Caracas, una de las obras en su tipo más importantes que se ha realizado en la América Latina, y donde el hombre y la técnica han convertido los pequeños valles con aires de montaña y de mar, el curso de dos breves ríos y la costa semiescabrasa, en moderno balneario y sitio de descanso, dentro de un sobrio confort y de elegancia arquitectónica. El proyecto de prolongar la carretera que conduce hasta Los Caracas, hasta el este, enlazarla con Higuerote, donde ya se inician las costas bajas del Oriente, se aguarda. y por el oeste, luego de mejorar el camino Catia de la Mar-Arrecifes, ir prolongando esa vía hasta el encuentro de los todavía rústicos balnearios de Choroní y Ocumare de la Costa, para culminar en Puerto Cabello. De esta manera, al pie de la montaña y a lo largo del litoral marítimo central, dispondría Venezuela de una de las más hermosas carreteras del país, y el venezolano, podría aprovechar plenamente cada fin de semana o cada temporada de vacaciones, de todos esos insospechados parajes que apenas se vislumbran cuando se viaja en avión siguiendo la línea costera. 315 Con esa vía, y con algunas de enlace que podrían ser esa proyectada carretera cuyo propósito cumplió ya el centenario, entre La Victoria y Costa de Maya, y con el mejoramiento de la carretera Maracay-Choroní, el sector geográfico de más densa población de Venezuela, podría contar con el aprovechamiento cabal de una de las regiones más hermosas de nuestro pais, Poner más al alcance del venezolano esas porciones geográficas, incrementar hacia ellas un mayor movimiento turlstico gracias a una red de hoteles a costo moderado, accesible a las posibilidades económicas del hombre de clase media, sería realizar algo que hasta el presente, no había sido posible alcanzar plenamente en Venezuela, y cuyo primer experimento en escala de cierta consideración y llamado sin duda, a obtener el más pleno éxito, ha sido el de la Colonia Tovar. Entre Puerto Cabello y el Cabo Codera, son innumerables los ríos que descienden desde la cordillera al mar y cada uno de esos rlos, a medida que baja, va ensanchando su curso, en medio de una feraz vegetación, y en cada uno de esos pequeños valles, podría estar el asiento de una ciudad marítimo-serrana, o al menos, un hotel o una urbanización de pequeñas proporciones, donde el poblador temporal, tenga dos misiones esenciales, disfrutar de la bondad del ambiente y al mismo tiempo, conservar la naturaleza de ese ambiente, defendiendo la vitalidad de la flora, como si fuese algo propio. Es la mejor manera de evitar la destrucción que en otras zonas pobladas desde hace siglos, como el ámbito de La Guaira, condujo a la ruina de la vegetación. As! podrá el venezolano gozar a plenitud de todas las excelencias que le brindan los pequeños valles marítimos que se extienden a todo lo largo del litoral que va desde los montes que se alzan a las espaldas de Puerto Cabello, hasta allí donde penetran audaces en el mar en la mole del Cabo Codera. 316 EL CARIBE SUR-ORIENTAL Los estudios oceanográficos en Venezuela han experimentado en los últimos años un creciente ritmo, sobre todo en virtud del funcionamiento del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Oriente y de la Estación de Investigaciones Marinas de Margarita, adscrita a la Fundación de Ciencias Naturales La Salle. Satisface plenamente este aspecto de los estudios de los mares venezolanos, ya que eran muy precarias las informaciones que se tenían acerca de todo lo relativo de los mares adyacentes a nuestro país y de la prolongación de los mismos. Los informes batimétricos eran deficientes, y si bien se conocían algunas de sus características, no se poseían datos a fondo acerca de las corrientes ·marinas, de las fosas marinas de los mares' venezolanos, de la salinidad de las aguas, de la influencia de los ríos mayores sobre el relieve y la salinidad, de las caracterlsticas en detalle de la flora y de la fauna de nuestros territorios marítimos. Uno de los estudios más recientes que conocemos sobre la materia, es el desarrollado por Agustín Contreras A., perteneciente a la Estación de Investigaciones Marinas 317 de la Isla de Margarita, que ha publicado bajo el título de "Resumen de las Condiciones Hidrográficas del Caribe SurOrienta!", y el cual corre inserto en el número 90 de la Memoria de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. De acuerdo con la explicación que nos da el autor, "este resumen", referido a una pequeña porción del Caribe SurOriental, sintetiza el esfuerzo de dos años de trabajos representados en diez expediciones efectuadas con cierta periodicidad". Se estudia en esta monografía el afloramiento de aguas frías en toda el área costera, la influencia del Orinoco sobre la región, aspectos climáticos y además, fueron detectadas áreas con características hidrográficas comunes. Contreras ha delimitado dos zonas en su estudio: la oriental, de fondo regular y bajo la influencia directa del Orinoco, y la occidental, con la irregularidad de la fosa de Cariaco. Señala que la zona de separación es el meridiano 60° OOW, que pasa por la isla de Margarita, la cual actúa como barrera de separación. El trabajo que presenta Agustín Contreras A. está profusamente ilustrado con un mapa de las estaciones de investigación y de gráficas relacionadas con las materias de dicha investigación como temperatura, oxígeno y salinidad. Entre los datos curiosos que se aportan, está el relativo a las aguas de la fosa de Cariaco, donde comprueban investigaciones realizadas con anterioridad y en las cuales se demostró la inexistencia de vida por debajo de la capa que se extiende entre los 500 y 600 metros de profundidad. Se señala concretamente en esa zona la "ausencia de oxígeno a partir de los 500m." Consideramos que las investigaciones de este científico, constituyen aportación valiosa en los estudios oceanográficos en Venezuela. 318 MARGARITA, PUERTO LIBRE Cuando se anunció una zona franca para la Isla de Margarita, dijimos que lo apropiado seria crear alli un puerto libre. Para ese entonces, no se nos oyó. Nos referimos al sector oficial, el cual a menudo poco caso hace a lo que decimos o sugerimos los periodistas. Pero sí nos escucharon personas que conociendo la Isla y conociendo algunas características del comercio de extranjería que heredamos desde los días del dominio hispánico, saben lo que esa irregularidad significa para Venezuela, sobre todo, para quienes ejercen las actividades comerciales en forma legal. Pero no es el caso considerar tal aspecto en esta oportunidad. La verdad es que Margarita, se aprestará a gozar en breve de las condiciones de un Puerto Libre. Se hará justicia al habitante de la Isla, porque disfrutará de privilegios que le eran vedados en el régimen de la zona franca. Cuando decimos esto, quien conoce en la intimidad el desarrollo de la vida en la Isla, sabe que aun antes de la zona franca, el margariteño gozaba de ciertas características de un puerto libre irregular, al menos para determinados productos. Mas, ese beneficio, llegaba sólo a un sector de la población, ya que su limitado poder adquisitivo le impedía adquirir lo que el viajero sí conseguía. 319 Al llegar a su nuevo status, no ha sido preparada Margarita para el funcionamiento normal de un puerto libre. y aquí, no aludimos ya al habitante de la región sino a quien, más numerosamente que antes, la visitará. Un puerto libre significa una afluencia numerosa de personas. Significa el incremento del turismo en forma creciente, atraído por los precios bajos de los renglones que las cargas aduanales encarecen notablemente. Y que a su vez, la ambición de buenos beneficios de quien vende, encarece más aún. Los ejemplos sobran. Podrían citarse ejemplos particulares, como es el caso de los vinos procedentes del Cono Sur. Desgravados en un 50% conforme a los acuerdos establecidos por la ALALC, el expendio normal de una botella de vino chileno o argentino, oscila en Caracas entre Bs. 9 y 11,00, Y según el humor y la aspiración del dueño de un abasto, la caja puede valer, de la misma marca y de un lugar a otro, entre Bs. 100,00 Y 140,00. ¿Cuánto se paga por una botella de ese mismo vino servido en un restaurante? Entre Ss. 33,00 y 45,00 por botella, según las "normas" de la casa. Conste que hablamos por propia experiencia. Margarita será Puerto Libre, vieja aspiración de muchos. Cada venezolano no residente de la Isla, podrá ir alll y siempre que sea mayor de 14 años, adquirir productos hasta por Bs. 1.500,00, cada tres meses. Sin duda, que eso halaga a muchos. Pero, ¿han sido preparados todos los mecanismos fundamentales para aceptar el número creciente de visitantes de Venezuela y del exterior? Estamos casi seguros de que no, porque si ello hubiera sido así, al menos lo que toca al sector oficial, serían ya muchas las páginas enteras que se habrlan publicado señalando esas realizaciones, y la televisión y la radio se habrían también encargado de decirnoslo en forma abundante y entusiasta. En primer lugar, está el caso del alojamiento ¿Existe un plan de construcción de hoteles paa alojar conforta320 blemente al turista-comprador? Si ese plan existe, lo desconocemos. Si se elabora ese plan, tanto por vía oficial como particular, podría pensarse en descentralizar del área de Porlamar y zonas circunvecinas, la acumulación de actividades comerciales de la actual Zona Franca y próximo Puerto Libre. Conocemos a Margarita de extremo a extremo. Creemos haber recorrido la totalidad de sus carreteras, y por mar, hemos visitado sitios no unidos por vía terrestre. Una organización turística de la Isla, permitiría no concentrar sólo la actividad comercial en localidades del Oriente de la Isla: Porlamar, Pampatar, Juangriego, La Asunción, Punta de Piedras, Boca del Río, San Francisco, entre otros lugares, podrían ser asiento de hoteles, de edificios para apartamentos y, lógicamente, de centros comerciales. En la parte oiental, lugares, casi idílicos como La Guardia, Pedro González, Puerto Manzanillo, El Agua, podrían asimismo adecuarse para el desarrollo turísticocomercial; el viajero gozaría de hermosas playas y a su vez, de centros cercanos para compras, bien provistos. Sectores como Laguna de La Restinga, como las Marites, podrían ser sitios de recreación, apartados del comercio del puerto libre. La dispersión de los centros comerciales por toda el área de la Isla creará tal vez un problema en las comunicaciones, pero ello podría ser perfectamente solucionado con un servicio eficaz y adecuado de autobuses, como lo hemos visto en otras zonas, donde incluso no existe puerto libre, como el caso entre Miami y Miami Beach. Es verdad que en algunos puertos libres en el mundo, la actividad comercial prácticamente se aglomera en un solo sector comercial, o cuando más en dos. Es el caso de Gran Canaria en la ciudad de Las Palmas de Gran Canarias y el caso de Victoria y Komloon. El Puerto Libre de Margarita, estimamos que es una realización feliz. Hasta hace algunos años, la fuga de di321 visas de Venezuela hacia las zonas vecinas que gozan del régimen del Puerto Libre, era de consideración. Esto sigue aún. Muchas veces hemos escuchado decir que lo que se consigue en Aruba o en Curazao, no se consigue en Margarita. No lo podríamos asegurar. Desde que la Zona Franca existe en Margarita, no la hemos visitado por el cuadro negro que se nos ha pintado: dificultad de alojamiento, colas para obtener las tarjetas de compra, colas para la revisión de lo comprado. Y se añade que si se va en ferry ya las dificultades rebasan todo. Hay que hacer colas por horas y ya son suficientes las colas en Caracas; en el Correo, en el Impuesto sobre la Renta, en las taquillas de las Rentas Municipales. Pero. ¿qué placentero no sería visitar Margarita ya Puerto Libre y estar libre de todas esas dificultades? 1975 322 PUERTO LIBRE DE MARGARITA UNA OBRA FUNDAMENTAL En Venezuela padecemos de los complejos aduaneros de los cuales no escapa ningún país de Latinoamérica. Al menos, que nosotros sepamos. Cuando hemos viajado en aviones que hacen escala en Maiquetía y siguen con destino a otra república del Continente, se aprecia la angustia de algunos pasajeros. Temen la aduana. No llevan drogas ni nada parecido, como tampoco exceso de licores o de cigarrillos, simplemente algunos recuerdos para familiares. Incidentes lastimosos hemos presenciado en algunas aduanas aéreas, cuya gravedad está en relación con el celo, o quizás, con la bilis o el capricho del reconocedor. Se nos dirá que son cosas del oficio. En nuestro país, comúnmente, la aduana es liberal. Raro es hallar un funcionario que se extralimite en el cumplimiento de sus funciones, aun cuando sí conoce cuál es su responsabilidad. Claro está que cuando se abusa, cuando esos regalos familiares sobrepasan de lo normal, necesariamente hay que cumplir con las pautas fiscales de rigor. No obstante, las prácticas del contrabando, que heredamos del período hispánico, cuando el tráfico de extran323 jería dañaba seriamente la hacienda colonial, ha subsistido. Y sobre todo se hace presente, cuando se elevan los aranceles de productos que el venezolano consume con predilección. Eso ocurrió hace algunos años cuando el kilogramo bruto de whisky fue pechado con un arancel de cuarenta bolívares. El contrabando proliferó y se cumplió una regla fiscal; que a mayor presión fiscal con respecto al producto extranjero, mayor contrabando. Para ese lapso, que por suerte duró poco, descendieron los ingresos impositivos por ese producto, porque el que circulaba era en su mayor parte de contrabando. Lo que decimos, lo investigamos, para comprobar lo que le anunciamos que ocurriría al Ministro respectivo, cuando se anunció el proyecto de la elevación de esos aranceles. El Ministro de Hacienda para esos momentos, amigo y compañero de promoción universitaria, nos explicó que todo había sido consultado con los organismos pertinentes y que nada sucedería. Pero no aconteció lo que supuso nuestro amigo, sino lo que le habíamos anunciado. Los elevados aranceles para licores de alta graduación elaborados con uva ya sean sobre todo coñacs y brandys, hacen que parte del consumo de esos productos estén canalizados por el cauce del contrabando, sobre todo por parte de aquellos consumidores que no tienen acceso a proveedurías oficiales que tienen exonerados los aranceles. El paliativo para reducir y casi anular el comercio de contrabando de licores, así como de otros productos de manufactura extranjera, ha sido la creación, primero de una zona franca en la Isla de Margarita, y luego, la transformación de ésta en puerto libre, iniciativa por cuya realización abogamos desde este mismo lugar por varios años. Más, al parecer, existen en el presente, peros al funcionamiento de ese puerto libre. Aparte de las restricciones existentes, para determinados productos, notamos la tendencia de reducir la lista de productos que se pueden traer desde la zona insular, libre de impuestos. No hemos 324 visitado el puerto libre de Margarita, ni pensamos hacerlo por ahora, mientras no se planifiquen las comunicaciones con tierra desde allí, mientras no se diversifiquen las áreas de comercio y mientras no se dote a la zona de una red hotelera donde quien vaya a la isla, no vaya a padecer en vez de hallar el solaz que encontrábamos cuando visitábamos la región antes de que se creara el régimen de libre comercio. Creemos que uno de los aciertos dentro de la política fiscal, de los propósitos turísticos y del mejoramiento socioeconómico del Estado Nueva Esparta, ha estado en la creación, al fin, de un puerto libre. Personas de arraigado espíritu regionalista, han dicho que el puerto libre, ha desfigurado las tradiciones, el folklore, las costumbres de la Isla. No creemos que se haya llegado hasta allí. En cambio, sí creemos que esta realización de dar a Margarita la clave para que allí se desarrolle la riqueza local a base de un turismo interesado en el puerto libre y a su vez en las playas insulares, ha deparado a ese sector de Venezuela los elementos necesarios para que el bienestar económico que era indispensable allí, haya ido apareciendo con características evidentes. Pero sin duda, para el logro cabal de todo propósito favorable, se requiere una planificación adecuada, que debe comenzar por el desarrollo de un sistema hotelero y de comunicaciones, por una zonificación en diversos lugares de la isla, de lo que al parecer, se ha concentrado básicamente hasta ahora en una sola área, como es la de Porlamar y su periferia. Hace poco, vimos aparecer una lista donde entendemos, se restringe la cifra de los productos que el turista puede traer en cada viaje, y asimismo, la eliminación de ciertos renglones. Pensamos ante esto, que quienes absurdamente nos han privado de la televisión en colores porque el aparato es demasiado caro, tienen la oportunidad de sobreponerse a ese peligro y per325 mitir que cada matrimonio que viaje a la isla se traiga su aparato más barato, y así, aliviar la conciencia de quienes han hecho esta prohibición. El televisor en colores es caro en Venezuela, porque entendemos que el fisco pecha cada aparato no recordamos si con el 125% o más; advalorem . El aparato es caro, porque el fisco lo desea o mejor, lo establece así. Pensamos que antes que restringir la lista de productos que pueden pasar por el puerto libre a un precio con exoneración, debe ampliarse. Traer licores de Margarita, no perjudica a los importadores de Caracas porque ellos mismos, son los expendedores en la Isla. La contracción en la Isla de productos aptos para traer desde Margarita, no hará otra cosa que incrementar el contrabando y favorecer los viajes a las islas de otra nacionalidad que con puerto libre, han sido tradicionalmente centros de comercio de extranjería con Venezuela. Caracas, marzo de 1976 326 LA FOSA DE CARIACO OLVIDADA Y ACTUALIZADA Un incidente, sin mayores consecuencias para Venezuela, actualizó la Fosa de Cariaco. ¿Cuántos venezolanos sabían dónde está situada esa fosa? Y añadiríamos ¿cuántos saben lo que es una fosa marina? Bastará con decir que en la mayoría de los mapas venezolanos, ya sean éstos políticos o físicos, la Fosa de Cariaco no aparece. Como tampoco aparecen los islotes de Los Monjes. Los Monjes, también actualizados en estas últimas semanas, a veces se les cita en publicaciones diversas, como el Islote de Los Monjes, sencillamente por desconocimiento. Tampoco éstos aparecen en la mayoría de los mapas de Venezuela impresos hasta el presente. Venezuela tiene un mar septentrional con numerosos accidentes en su relieve submarino y entre ellos, se cuentan dos fosas marinas, la de Cariaco al Oriente, entre la isla de La Tortuga y las costas de Anzoátegui y que toma su nombre del Golfo de Cariaco; y otra, más profunda y más extensa, al Occidente, la de Bonaire, que toma su nombre de la antilla holandesa de Bonaire y que está situada al Sur del archipiélago de Las Aves, al Noreste de las costas del Estado Falcón. También esta fosa fue actualizada hace dos años, 327 pues el epicentro del terremoto del 29 de julio de 1967, se situó en el subsuelo del borde oriental de aquélla. La Fosa de Cariaco es uno de los accidentes del relieve submarino del Oriente venezolano y está situada en territorio venezolano, ya que está circundado por islas que pertenecen al territorio nacional. Al Norte, La Tortuga y al Este, Margarita y Cubagua. Sin embargo, las características e incluso la presencia de esa fosa, es desconocida para la generalidad de las personas. Entendemos que ningún profesor de geografía física se la recuerda a sus alumnos de bachillerato, porque como ya hemos observado, poco es lo que se enseña al alumnado, no ya de Oceanografía y de Batimetría, sino de los accidentes más sobresalientes de la morfología del pals. Sin embargo, dentro del relieve del sector nororiental de Venezuela, la Fosa de Cariaco ofrece características muy interesantes. No es muy profunda si se le compara con fosas marinas del Pacifico, con profundidades mayores de 10.000 mts, como las fosas de La Tonga y de Las Kuriles. Nuestra fosa de Cariaco tiene apenas una profundidad máxima de 1.470 mts. Tiene una particularidad cual es de que por debajo de los 600 mts, la vida está completamente ausente. Hace unos quince años fue estudiada exhaustivamente por una comisión de científicos estadounidenses y en torno a las características de este accidente del relieve submarino venezolano, se publicaron estudios valiosos en revistas de los Estados Unidos. Con la misión que la estudió, estuvo el cronista científico de Estados Unidos, Thomas Henry, quien escribió una serie de artículos para la North American Newspaper Alliance, NANA, agencia norteamericana ya extinta, que enviaba para este diario sus artículos y que por tal motivo, permitió que los de Henry, aparecieran en las columnas de El Universal. Para esos mismos días, el doctor Francisco de Venanzi se hizo eco de los descubrimientos científicos realizados en la Fosa 328 de Cariaco y en columna que para ese entonces publicaba en la página editorial de este diario, dedicó una de sus crónicas a las originales características de la Fosa. El subsuelo submarino que rodea la Fosa, es petrolero. De allí, que una de las subcuencas petroleras venezolanas, sea la de Cariaco, que abarca desde las costas de Barlovento, hasta la isla de Cubagua. Como podrá advertirse en las relaciones de algunos cronistas de Indias, de Cubagua se llegó a exportar petróleo bituminoso a España, embarques que son registrados por Aníbal Martínez en su interesante libro Cronologia del Petróleo Venezolano y que no recordamos si asimismo lo registra Federico Batista en su estudio histórico sobre nuestro petróleo. Quizás todas estas características, eran conocidas por la persona que sugirió que el "gas nervioso", fuese echado en nuestra Fosa. Aquello era irrealizable, pero la olvidada y casi desconocida Fosa, vino al plano de la actualidad. 1970. 329 PUEBLOS QUE NACEN EN VENEZUELA Judibana es uno de los pueblos nuevos de Venezuela. Es ya una pequeña ciudad levantada donde antes predominaba el semidesierto, no lejos del mar, en parajes donde los cactos, los cujíes y otras plantas del medio xerófilo, escuchaban cotidianamente la voz angustiada y conforme a la vez de los caprinos que dominaban como más activos pobladores. Una década larga lleva ya de vida Judibana. Creemos que su historia gira en torno a los tres lustros, cuando una buena actividad económica surgió para la península de Paraguaná gracias a la instalación en las inmediaciones de la nueva ciudad, de la refinería de petróleo de más capacidad que funciona en Venezuela. Recordamos años ya un poco distantes, cuando por primera vez visitamos los parajes donde hoy se eleva Judibana. Ya conocíamos el llamado puerto de Las Piedras, el puerto pesquero de Carirubana, lo que existía del futuro Punto Fijo. Posteriormente, vimos cómo iba naciendo el puerto de Amuay. Las máquinas poderosas dominaban la costa. Las marejadas se estrellaban contra los muelles que se construían. Con galpones, había sido construido el 331 pueblo provisional de Adaro. Algunas casitas para funcionarios petroleros hablan sido levantadas. Se habían sembrado algunas plantas propias del medio seco. Con las buenas tardes, la Vinca rosea de los botánicos, se habían plantado casuarinas, pinos de Australia para muchos, Casuarina equisetifolia para los amantes de la flora. Ese árbol que hasta en los desiertos prospera, pero en el cual no se posan los pájaros, no soportaba la violencia del alisio y sólo crecía entonces hasta la altura de los muros que lo protegían. y en ese entonces, no había sombra de Judibana. Era la ciudad proyectada para el alojamiento de los trabajadores petroleros de todas las categorías. Pero cuando comenzó a nacer, lo hizo con vigor. Y la futura ciudad concebida conforme a un moderno concepto del urbanismo, comenzó a crecer y hoyes centro urbano en la vecindad de la febril actividad portuaria, al lado de la refinería que transforma en diversos derivados el petróleo que llega por oleoducto o por mar desde el subsuelo del Lago de Maracaibo. Ahora, se nos ofrece una variedad y múltiple imagen de Judibana, desde las páginas de Aquí Amuay, el periódico que en Paraguaná, concibe y dirige Juan Toro Martínez. Las páginas centrales de esta gaceta que informa acerca del núcleo petrolero, de su vida, de las actividades de la colectividad, ofrecen une excelente reportaje gráfico que bajo el título de "Judibana; una comunidad en desarrollo", da una idea bastante gráfica de la colectividad paraguanera. Este reportaje gráfico ha sido ideado de tal manera, que lo en él contenido responda a ese título de "una colectividad en desarrollo". Una panorámica de la ciudad, la visión de uno de sus bulevares, una residencia y residencias en construcción, dan una idea del dinámico discurrir de la localidad. Pero sobre todo, se destaca su actividad comercial en la reproducción de una serie de anuncios relacionados 332 con establecimientos, oficinas públicas, profesionales, que ponen de relieve una vida activa, como corresponde a un centro que no sólo vive, sino que se amplía. Ojalá se nos dieran con frecuencia visiones gráficas de localidades venezolanas, como las que nos presenta Aquí Amuay, porque así, gráficamente, se conocen aspectos importantes de nuestra geografía. Judibana ha crecido, se dice, gracias a un proyecto de planes de vivienda y de préstamos para los trabajadores de la empresa petrolera que allí tiene sus instalaciones. Pero ojalá, la ciudad que hoyes próspera, con un progreso que no se detiene, sume a su vida otras actividades económicas, que se las podrían brindar el mar inmediato, rico como pocos en pesquerías y las tierras, que aparentemente áridas, son propicias para diversos tipos de agricultura, como se ha demostrado con suelos de similares características, en otras latitudes de Venezuela. Judibana, pueblo próspero. reseñado con elocuencia gráfica, desde el mensuario de Juan Toro Martínez, bien merece el mejor de los destinos. De Aquf Amuay 1969 333