Procesos de desarrollo en el horóscopo

Transcripción

Procesos de desarrollo en el horóscopo
Procesos de desarrollo en el horóscopo
Cálculos dinámicos parte II
Interpretación de valores más y menos
en los signos y las casas
Louise Huber
Este texto fue publicado en los años 80 como una obra individual dentro de la colección
Autodidacta de API Verlag, que recogía contenidos que se trataban en los cursos del API. La
parte I describe el procedimiento detallado del cómputo de los cálculos dinámicos.
Índice
Introducción de Bruno Huber
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Leyes de desarrollo astrológicas y cósmicas
Microcosmos y macrocosmos
La ley del equilibrio
El triple proceso de desarrollo
El yo superior situado en el centro del horóscopo
Enseñanzas de desarrollo orientales: karma y renacimiento
Procesos de toma de conciencia
Disposición y entorno - Dinámica de desarrollo
Discrepancia entre signo y casa
Forma de funcionamiento de los cálculos dinámicos
Consideración de la totalidad
Presión para la adaptación o postura de trabajo
Desarrollo y cultivo de la autoconciencia
Los cálculos dinámicos
Directrices
Ejemplo: Valoración de los totales por temperamento
a) Más/Menos en los signos de fuego y agua, temperamentos del yo
b) Más/Menos en los signos de aire y tierra, temperamentos del tú
Valoración de los totales por cruz
a) Más/Menos en la cruz cardinal (cruz del impulso)
b) Más/Menos en la cruz fija (cruz de la perseverancia)
c) Más/Menos en la cruz mutable (cruz del contacto)
Comparación cruz/temperamento
Valoración de los cálculos por signo
Ejemplo : Tauro + Cáncer Valoración de los cálculos por casa
Reglas de interpretación
Valoración de la fuerza de la impronta
Horóscopo ejemplo A
El efecto positivo de las cualidades de los signos
Efecto psicológico
Umbral de dolor o de miedo con valores + y Grandes diferencias en los valores de los cálculos
Valores altos en las tres primeras casas
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Valoración del total
Menos en el total
Más en el total
Cero en el total
Grandes diferencias con cero total
Equilibrio de las fuerzas
La casa 12 con + (Piscis)
Horóscopo ejemplo B
Casas con valores negativos
Casas con valores positivos
Fases de desarrollo o de liberación
La casa 6 con + (Virgo)
El punto de la edad por la casa 6 con +
Conclusión final
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Introducción de Bruno Huber
El intento de valorar cuantitativamente las posiciones de los planetas y su
distribución en el horóscopo no viene de muy antiguo en la historia de la
astrología (probablemente no antes del tiempo de la Reforma (siglo XVI)).
Hasta el siglo pasado los intentos se limitaban a averiguar la posición de los
planetas en los temperamentos y las cruces del zodíaco y, muy a menudo, se
consideraba sólo la posición por cuadrante. En este siglo, fundamentalmente
en las zonas de habla alemana, se empezaron a utilizar cuantificaciones
diferenciadoras.
Todos estos sistemas se limitan a los signos del zodíaco y además utilizan
cálculos relativos (por ejemplo un máximo de 10 ó 100). De esta manera sólo
se podía averiguar cómo la totalidad de la fuerza de los planetas (que se
consideraba fija) se distribuía por temperamentos y cruces. Sin embargo en la
naturaleza humana cada individuo tiene una fuerza distinta. Ningún método de
cálculo consideraba este hecho.
Los cálculos dinámicos son el resultado de más casi 20 años de investigación
y experimentación en esta materia. En mis indagaciones siempre me he
cuestionado qué es verdaderamente disposición hereditaria en la persona y
qué es condicionamiento moldeado por el entorno o comportamiento
controlado. Los resultados de la investigación han demostrado de manera
contundente que (en contra el anterior parecer astrológico) el efecto que el
entorno ejerce sobre la persona en forma de educación se refleja en el
horóscopo. Esto puede verse mediante una definición refinada de la posición
de los planetas en las casas.
Con los cálculos dinámicos hemos logrado, finalmente, valorar de forma
cuantitativa esta diferencia (valores de las casas) y contrastarla con la
valoración de los signos en un sistema de cálculo absoluto.
Es cierto que los cálculos dinámicos introducen una cierta complicación en la
interpretación. No obstante, cuando se ven las posibilidades que ofrecen tanto
el análisis de la diferencia entre disposición y condicionamiento como el registro
exacto del presupuesto energético, se justifica el esfuerzo, puesto que de esta
manera muchas personas obtienen explicaciones aceptables acerca de las
dificultades encontradas en el proceso de crecimiento personal y desarrollo
espiritual.
En este punto quisiera agradecer de todo corazón a mi esposa y a mi hijo la
cuidadosa y clara presentación de esta nada fácil materia.
Leyes de desarrollo astrológicas y cósmicas
La psicología astrológica está basada en el pensamiento evolutivo esotérico.
Se basa en una concepción psicológica que considera al ser humano como una
totalidad, viéndolo por una parte como psique humana interconectada con el
entorno y con la totalidad cósmica, y por otra como entidad espiritual
(individualidad) que puede establecer una relación libre y consciente con
ambos.
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La psicología astrológica parte, además, de la base de que toda la creación
sigue un determinado Plan de Evolución. Todo ser humano se desarrolla en un
proceso gradual desde su nacimiento hasta la muerte. Esta ley de desarrollo es
visible en toda la naturaleza y produce un autocrecimiento y un desarrollo
permanentes, un proceso de germinación, maduración y muerte.
La comprensión de este concepto evolutivo nos da un correcto sentido del
tiempo. Nos permite contemplar el tiempo desde una óptica nueva y diferente.
Esta nueva dimensión del tiempo nos permite expandir nuestra conciencia y
nos ayuda a tener una mejor comprensión del presente. Nos ofrece una visión
general de nuestra propia vida así como de la historia de desarrollo de toda la
humanidad. Reconocemos que todo tiene un sentido. Todo lo que nos sucede
está sujeto a esta dinámica de desarrollo y tiene la finalidad de conseguir un
«redondeo», un completamiento y una compensación de los desarrollos
erróneos de nuestra personalidad para, finalmente, alcanzar un cierto grado de
perfección. Por perfección entendemos aquí: convertirse en un ser total,
indiviso y completo.
Éste es, en el fondo, el sentido de nuestra vida y también el de la psicología
astrológica. Desde este punto de vista, lo que experimentamos y lo que nos
muestra el horóscopo está lleno de sentido, todo tiene un significado simbólico
para nuestro desarrollo continuo. Ésta es la idea básica de nuestras
enseñanzas astrológicas de desarrollo.
Queremos poner esto en relación con el nuevo método de cálculo, que es un
elemento dinámico de desarrollo para el crecimiento de la personalidad, desde
distintos puntos de vista. Como nuestra vida personal está inmersa en un gran
suceso cósmico, podemos investigar estas relaciones desde arriba hacia abajo,
desde lo grande a lo pequeño. Antes de abordar la comprensión de nuestra
(relativamente pequeña) vida humana en sus posibilidades de desarrollo,
consideraremos las leyes de desarrollo en un ámbito de actuación mayor.
Microcosmos y macrocosmos
Como sabemos, el ser humano es un
microcosmos en el macrocosmos, esto es, una
pequeña imagen de una gran realidad cósmica.
Cada persona es sólo una parte, una diminuta
parte de una inmensa totalidad que lo abarca
todo, el Todo Cósmico. Las energías vitales
que penetran en nosotros y en la naturaleza
son las energías de «una gran Vida en la que
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser».
La relación entre lo pequeño y lo grande, entre el ser humano y el cosmos, y la
consideración de todos los problemas humanos desde el punto de vista de una
Vida nos permite obtener la proporción y la orientación adecuadas, realizar
valoraciones correctas y conseguir una profunda comprensión de las
interconexiones.
En la naturaleza y en el ser humano, el desarrollo tiende siempre hacia un
equilibrio, hacia un «redondeo». Podemos observarlo en todas partes: en la
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biología, la vida de los animales, la vida conjunta de las personas y también en
el cosmos, el curso de los planetas y las estrellas fijas e incluso en las galaxias.
Un inmenso orden lo regula todo, lo mantiene todo en equilibrio. Si algo cae en
algún momento fuera de este equilibrio, la naturaleza encuentra los medios y
los caminos (a veces drásticos e incomprensibles para los humanos) para
reestablecer el equilibrio. Todo lo que nos sucede sirve para este proceso de
completamiento y perfeccionamiento de nuestro ser.
La ley del equilibrio
¿Qué es pues esta fuerza misteriosa que restablece el
equilibrio? ¿Qué tipo de energías son las causantes de
catástrofes naturales, enfermedades, guerras, golpes de
destino... para restaurar el equilibrio? Siempre que alguien
ha hecho algo mal o «se pasa de vueltas», las fuerzas del
Plan se activan para restablecer el equilibrio.
Si observamos con detalle los fenómenos de los tiempos actuales en nuestra
sociedad y los consideramos desde el punto de vista de la ley del equilibrio y el
desarrollo, podemos darnos cuenta con relativa facilidad que muchas cosas
suceden porque el punto de gravedad se ha desplazado en alguna dirección no
favorable para el desarrollo global. También aquí, la naturaleza tiende a
reestablecer el equilibrio, tanto en lo referente a las cuestiones políticas como a
las sociales, económicas o humanas. El conocimiento de la ley del equilibrio
puede aportarnos una profunda calma, sobre todo cuando los acontecimientos
disparan nuestro miedo y nuestro desasosiego, y somos incapaces de hacer
nada al respecto (quizás porque de esta manera nos dejamos caer fuera del
equilibrio). Sólo encontramos soluciones positivas y constructivas cuando
somos conscientes de estas leyes, reflexionamos sobre ellas y actuamos tras
una deliberación tranquila y objetiva. El correcto sentido del tiempo y la certeza
de que éste cura muchas cosas nos ayuda de manera importante.
El triple proceso de desarrollo
Para poder entender mejor estas leyes queremos adoptar ahora otro punto de
vista. La ley del equilibrio es un concepto general que engloba a distintas leyes.
Éstas pueden ser parecidas en su esencia, pero son distintas en su
manifestación y representan un importante fundamento para todos los procesos
de desarrollo y crecimiento. Astrológicamente tienen que ver con las tres
cruces, que ocasionan distintos impulsos y orientaciones en la existencia
humana y hacen referencia a las más profundas fuerzas de motivación.
1. La ley de la economía o del análisis
Es una ley compensadora y en la vida humana regula el lado físico de la
conservación, las posesiones y la utilización. En particular regula todos los
sucesos naturales, no sólo a nivel material sino a todos los niveles. En la
concepción astrológica corresponde a la cruz fija.
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2. La ley del crecimiento o de la síntesis
Es el principio de desarrollo inherente a toda vida, que produce la cohesión de
todas las formas mediante una voluntad de vivir claramente orientada. Puede
equipararse al principio vital y corresponde a la cruz cardinal, la cruz del
impulso.
3. La ley de la atracción o de la conciencia
Ésta es la tercera ley y corresponde a la cruz mutable. Es el resultado de la
relación entre la ley de la economía y la ley del crecimiento. Juntas, como
triplicidad funcional, ponen en marcha el proceso creativo en el Gran Todo y el
proceso de desarrollo en los individuos.
Todas las religiones del mundo se han ocupado desde
siempre de esta unidad con triplicidad funcional. La ley
de la economía es el principio brahmánico o el Espíritu
Santo, la ley de la síntesis es la ley vital del Padre, de la
voluntad y la ley de la atracción, la del equilibrio y el
amor, es la ley del Hijo.
No obstante, estas tres leyes son sólo leyes menores de
un impulso mayor que fluye desde el centro de toda vida
y que es el principio de la inteligencia de la sustancia. En la filosofía hindú se
conoce como la chispa divina de las personas, el fohat, que nos une con la vida
del Logos inmanifestado o, en términos religiosos, con lo trascendente de la
divinidad.
El yo superior situado en el centro del horóscopo
En nuestra forma de dibujar el horóscopo dejamos siempre
un círculo en el centro en el que no dibujamos ningún
aspecto. Ahí se encuentra simbólicamente el yo superior, el
ser interior de la persona, el lugar de donde proviene el
impulso hacia la manifestación, hacia la vida. Por eso, en
toda interpretación del horóscopo es importante reflexionar
sobre este centro interno, considerándolo como la instancia
actuadora de la vida.
El yo superior, que situamos en el centro del horóscopo, es la causa de todas
las cosas. Empuja hacia fuera, sobre las energías planetarias, en las distintas
áreas de la vida o casas. No debemos oponernos a este impulso sino que
debemos sensibilizarnos y abandonarnos a él alegremente. En realidad el yo
superior es el que verdaderamente produce en nosotros la compensación de
los desarrollos erróneos (la mayoría de las veces cuando el punto de la edad
pasa por alguna posición destacada del horóscopo). En esos momentos se
produce un flujo directo desde el centro del ser hacia el mundo exterior.
Cuando percibimos conscientemente esta línea de unión directa entre el yo
superior y la realidad externa, entonces reconocemos que todas las cosas que
suceden conducen, en el fondo, a algo bueno. Todo acontecimiento del
proceso de desarrollo, aunque a veces nos parezca duro e injusto, tiene un
sentido y está dirigido hacia la restauración de un equilibrio armónico.
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Desde el centro fluye una fuerza superior y un orden vital al que todo se
encuentra sometido. Es el lugar de la paz interna, la fuente de toda existencia.
Todo lo que actúa de modo perturbador vuelve a su sitio y es equilibrado
mediante el poder transformador del yo superior.
Enseñanzas de desarrollo orientales: karma y reencarnación
En las religiones hinduistas y en el budismo, este proceso
de compensación se explica con la ley del karma y la
reencarnación. Se parte de la suposición de que el alma es
inmortal mientras que la forma (el cuerpo físico) está
sometida a las leyes materiales y muere. El alma o yo
superior existe eternamente y, según las leyes cósmicas de
la evolución, se encarna una y otra vez en la Tierra para
alcanzar una completa conciencia de sí mismo y de todo el
universo.
Se piensa que cada ser humano tiene una meta evolutiva y que ésta es
imposible de alcanzar en una sola vida. Por esto son necesarias muchas
reencarnaciones. Cada nueva vida es una nueva oportunidad de acercarse a
esta meta evolutiva. La doctrina de la reencarnación o del renacimiento de las
religiones orientales sostiene que el desarrollo se produce en una secuencia
cíclica de vidas hasta que el ser humano alcanza la perfección y es capaz de
manifestarse como hijo de Dios en la Tierra.
Las preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Para qué he nacido? ¿Cuál es el objeto de
mi vida? ¿Por qué debo sufrir este destino? ¿Por qué otros lo tienen más fácil
que yo? se explican con la ley del karma. Esta ley, que también se conoce
como ley de causa y efecto, es la responsable de restablecer continuamente el
equilibrio en el proceso de desarrollo. Todo lo que pensamos, deseamos o
hacemos queda registrado en un gran almacén de energía del cosmos y algún
día recae sobre nosotros. Esto explica las grandes diferencias en el destino de
los seres humanos: por qué unos tienen todo lo que necesitan y otros, en
cambio, deben luchar por la supervivencia física.
Según la sabiduría oriental, la ley del karma tiene un doble efecto. En primer
lugar, la persona se ve obligada a pagar las deudas de sus vidas anteriores. En
segundo lugar, continúa desarrollándose bajo la ley de causa y efecto, y en el
proceso aprende a no volver a hacer determinadas cosas pues hacerlas tiene
consecuencias no deseadas. Los elementos que actúan de forma liberadora
son la inteligencia, la capacidad de diferenciación y la decisión voluntaria.
Los principios de la psicología astrológica están en total sintonía con esto. A
través del conflicto y la fricción, el ser humano se ve obligado a emplear y
desarrollar las capacidades que antes no sabía que tenía a disposición porque
estaban dormidas o latentes en su inconsciente. A partir de las experiencias,
aprendemos a establecer un intercambio positivo con nuestro ser interior y con
el entorno. Al tomar conciencia de nuestro ser interior, conseguimos liberarnos
cada vez más del «inevitable destino» que resulta de nuestros propios impulsos
inconscientes, comportamientos psíquicos erróneos, temores y tendencias de
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protección inútiles, sentimientos de culpabilidad y obsesiones... en otras
palabras, de nuestro karma.
Si podemos entender y clasificar correctamente estas fuerzas, el nombre que
les demos es lo de menos. El mero hecho de darnos cuenta de que algunos de
nuestros problemas provienen de nuestra disposición hereditaria y otros nos
son transmitidos por el entorno, o el conocimiento de que las causas de
nuestras dificultades son de naturaleza kármica, pueden ayudarnos a
liberarnos de los problemas o a adoptar una actitud distinta frente a los
mismos. Lo esencial es tomar conciencia de las interconexiones causales que
están activas en nosotros.
Procesos de toma de conciencia
La investigación psicológica ha descubierto en las últimas décadas que las
vivencias, especialmente las de la infancia, ejercen una presión sobre el
pensamiento, el sentimiento y el comportamiento en tanto actúen de manera
inconsciente y no reconocida. Tan pronto como se vuelven conscientes, su
presión desaparece y se puede trabajar en la supresión de sus efectos.
También lo heredado y lo recibido por educación nos domina mientras no
podamos desmontar gradualmente modos de comportamiento erróneos
mediante el autoconocimiento. Este tipo de proceso de autoconocimiento no
elimina en el acto lo innato ni lo recibido a través de la educación pero permite
tomar la distancia adecuada para desarrollar una nueva actitud. Ya no estamos
entregados al efecto de fuerzas inconscientes por más tiempo sino que con el
autoconocimiento podemos hacer algo al respecto.
Esto distingue también a las personas de los animales. Los animales no
pueden reflexionar sobre sus reacciones y su existencia, y por lo tanto no son
responsables de su comportamiento. Su forma, la constitución de sus órganos
y su comportamiento instintivo están armonizados con el entorno. Con los
humanos no pasa lo mismo. Gracias a su propia individualidad y a su
inteligencia pueden adaptarse de muchas maneras a las condiciones del
entorno y transformarse según sus necesidades. Los bienes de nuestra
civilización y el progreso técnico son una muestra de ello.
Disposición y entorno - Dinámica de desarrollo
Para obtener una gran libertad interna y entender las fuerzas de
restablecimiento del equilibrio que trabajan en nosotros es de gran ayuda
reconocer mediante el horóscopo qué influencias del entorno nos determinan.
Esto se ve mediante la posición de los planetas en las casas. El sistema de
casas del horóscopo simboliza tanto el entorno como nuestra la sensibilización
hacia el entorno. Muestra el efecto de la educación, la influencia del medio
ambiente en la juventud que ocasiona un determinado condicionamiento o una
determinada sensibilidad hacia el entorno.
Los signos del zodíaco muestran la disposición originaria. En ellos, en concreto
en las posiciones de los planetas en los signos, reconocemos los factores
hereditarios. La estructura de aspectos también corresponde a la disposición
originaria, puesto que se forma a partir de las posiciones de los planetas en los
signos. Pero, la estructura de aspectos refleja una impronta motivacional aún
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más profunda, que sólo se relaciona
condicionalmente y en cuanto a principios.
con
la
estructura
hereditaria
Al considerar un horóscopo debemos empezar comprobando en qué grado y
de qué modo la persona ha sido estructurada por el medio ambiente y cómo se
comporta ante el entorno. La mayoría de problemas de las personas no se
deben a su disposición originaria sino al conflicto entre su disposición y las
situaciones concretas de la vida, es decir, a la diferencia entre «lo que soy» y
«lo que el entorno quiere de mí». En el horóscopo, esto se reconoce en el
desplazamiento existente entre el sistema de casas y los signos, es decir, que
depende de la posición del AC. Una vez que sabemos esto, podemos
enfrentarnos mejor a este conflicto y podemos intentar conseguir la
concordancia entre el deber y el querer, es decir, entre las casas (exigencias
concretas de la vida) y los signos (la voluntad interna). Por desconocimiento de
este efecto conjunto, muchas veces sufrimos ante el «tener que» y ante la
presión de una situación o una exigencia del entorno. Esto conlleva dificultades
porque el inconsciente no puede aceptarlo. Es, por tanto, interesante saber que
el inconsciente diferencia entre el deber y el querer, y que es liberador cuando
este conocimiento se hace consciente.
Discrepancia entre signos y casas
Los cálculos dinámicos son un método que permite averiguar la discrepancia
entre la disposición hereditaria y el efecto del entorno, entre el «querer» y el
«tener que», entre la propia voluntad y las situaciones concretas de la vida.
Como vimos, el método de cálculo se basa en la consideración del efecto
conjunto de las casas y los signos, y del desplazamiento entre ellos.
Cuando el signo de Aries está en la casa 10, como en el dibujo, puede ser que
Leo se encuentre en la casa 1. Esto pone de manifiesto un cambio de valores
entre las cualidades de cruz y temperamento. Leo, como signo fijo, no se
adapta bien en la casa 1 (cardinal) desde el punto de vista de la cruz. No
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obstante, desde la óptica del temperamento sí hay coincidencia con la casa 1,
puesto que Aries es un signo de fuego. Estas discrepancias producen siempre
una diferencia de potencial entre signo y casa o entre la disposición hereditaria
y las situaciones condicionadas de la vida, que ocasionan crecimiento.
Forma de funcionamiento de los cálculos dinámicos
Podemos comparar esta diferencia de potencial con un mecanismo de dar
cuerda. Cuando signos y casas coinciden podemos hablar de energías
cósmicas y mundanas vibrando de manera sincronizada o de una ausencia de
tensión. Dejando volar un poco más
nuestra imaginación, podemos situar
todos los planetas en su lugar de origen.
Así tenemos las fuerzas esenciales de
los planetas junto con las fuerzas de las
casas y de los signos en su lugar
adecuado. Torcemos entonces el
sistema hasta conseguir el horóscopo de
una persona en concreto y nos imaginamos que todo está unido con una fuerza
elástica que anhela regresar al tranquilo estado original. Así se produciría ese
gran potencial que actúa en nosotros como fuerza de desarrollo dinámica. Esta
concepción está, en buena parte, en sintonía con la que los físicos tienen del
mundo, según la que todo lo que se mueve en la naturaleza se debe a una
diferencia de potencial. Tanto los distintos movimientos como las descargas de
las diferencias de potencial originan continuamente nuevos potenciales que
ocasionan un gigantesco acontecer en el cosmos y en las personas y que, en
definitiva, representan la dinámica de la vida en su proceso de desarrollo.
Los cálculos dinámicos nos permiten comprender en gran medida (si bien
probablemente no en toda su extensión) estas diferencias de potencial que
están en nuestro más profundo interior, que han nacido con nosotros y que,
hasta ahora, habían permanecido ocultas. Es la fuerza de tracción o el
potencial de desarrollo que nos impulsa a todos en común hacia una meta de
desarrollo de la que no podemos tener una idea clara. La idea de que, tomando
distancia podemos comprender nuestro lugar de origen, nuestro punto de
partida y nuestro punto de llegada, abre perspectivas psicológicas y espirituales
bastante nuevas pues con esta perspectiva tocamos algo muy profundo del ser
humano: el anhelo de regresar a la unidad primordial, a la patria original.
Aparte de este significado más filosófico, los cálculos dinámicos nos ofrecen
también indicaciones muy concretas referentes a nuestras posibilidades de
desarrollo. Además, en un horóscopo existen también otros puntos de tensión o
de desarrollo. En diferentes partes encontramos desniveles energéticos de
distinto tipo: acumulaciones de planetas, posiciones en los signos, puntos de
reposo, puntos de alta energía por signo sobre puntos débiles de casas... Y
además, también los aspectos.
En el horóscopo encontramos por todas partes desniveles energéticos de este
tipo. Pero la diferencia de potencial entre signos y casas nos da una clave muy
concreta, puesto que el resultado de los correspondientes cálculos de cruz y
temperamento en signos y casas son valores positivos o negativos, valores
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más o menos. Estos valores nos indican de qué modo podemos llegar a
«redondear» nuestra personalidad. Contienen componentes de destino o de
desarrollo muy esenciales con las que podemos hacer algo en la vida. Una vez
conocidos, nosotros mismos podemos intentar conseguir un equilibrio entre los
distintos factores, cualidades, características genéticas y puntos fuertes y
débiles. Esto nos permite avanzar hacia el estado de equilibrio que caracteriza
a una personalidad tranquila, capaz de afirmar la complejidad de la vida y de
situarse de manera estable en medio de las permanentemente cambiantes
condiciones internas y externas. Los mundos interno y externo forman
entonces una unidad. En otras palabras, este proceso podría definirse como
una reconciliación entre la persona y el mundo, una coordinación entre el
centro del ser y las posibilidades concretas existentes en la vida. Entonces, ya
no experimentamos como presión lo que el entorno exige de nosotros sino que
lo comprendemos como una tarea. Y este enfoque es completamente distinto.
De esta manera logramos adoptar una nueva actitud ante todas las cosas.
Consideración de la globalidad
La psicología astrológica ve al ser humano como un todo
y su objetivo es que la persona llegue a actuar como una
globalidad integrada y no como un ser dividido que
experimenta al entorno como una carga, un peso o una
presión y que, en constante pugna con la voluntad
interior, no es capaz de vivir por sí mismo (y, por lo tanto,
es manipulable por el entorno).
En el horóscopo también representamos la totalidad de la
persona. En él vemos tanto el centro esencial de la
persona como la estructura de su conciencia (figura de
aspectos con los planetas), los signos y el sistema de casas. En el horóscopo
podemos reconocer, por una parte, qué sensibilización se «imprimió» en la
persona a través del sistema de casas y, por otra, qué tareas y exigencias del
destino trajo consigo al nacer. Entonces, la persona puede afrontarlo
conscientemente y finalmente identificarse con ello para llegar a una situación
de armonía con las exigencias y posibilidades del mundo. La mayoría de las
personas que viven en conflicto con su entorno quieren ser algo distinto a lo
que son o bien acusan al entorno, haciéndole responsable de sus fallos y
errores.
Para llegar a ser más conscientes del entorno y alcanzar un alto grado de
integración en él, debemos expandir nuestra conciencia desde el centro (el
círculo central) hacia la totalidad del horóscopo, hasta la periferia exterior. En
otras palabras, con nuestra propia potencia interior debemos crecer hacia el
mundo exterior, reconocerlo como algo propio, tomar posesión de él e
integrarnos y sentirnos uno con él. Desde esta conciencia de unidad,
continuamente podemos adaptarnos de manera positiva a las necesidades
internas y externas, pero con una actitud nueva y llena de amor hacia lo
existente.
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Presión de adaptación o tareas personales
Lo visto hasta ahora nos permite establecer
una clara relación entre las leyes de
desarrollo y de equilibrio, y los cálculos
dinámicos. Debemos, pues, entender los
valores que utilizamos en los cálculos
dinámicos como algo totalmente distinto al
concepto de «presión de adaptación» que los
psicólogos sociales utilizan en la actualidad.
De hecho, nuestra postura básica es que
quien aspire a la autorrealización jamás debe adaptarse incondicionalmente
sólo porque el entorno pretenda algo de él ejerciendo cierta presión. No debe
ceder ante esa presión hasta que sepa el porqué. Con la respuesta a la
pregunta ¿por qué? puede dirigirse positivamente hacia el mundo desde la
propia comprensión y la propia voluntad, puede cumplir lo que percibe como
sus tareas y, si éstas coinciden con lo que el mundo le ha pedido, mucho
mejor.
Esto significa que podemos determinar nuestro propio mundo por nosotros
mismos, aunque sea en el sentido de nuestra sensibilización al entorno. Esto
es algo bastante distinto a simplemente acceder a la adaptación. Para utilizar
correctamente los cálculos dinámicos es importante tener siempre presente
esta diferencia. En un sentido más profundo, estamos tratando sobre la
cuestión de la libertad del ser humano, facultad por la que la persona puede
decidir si voluntariamente, desde su propia comprensión, acepta las tareas que
le demanda el entorno o si por el contrario, para sentirse más libre, intenta ir
por un camino nuevo (y, para él, mejor).
Desarrollo y cultivo de la autoconciencia
La libertad de la persona crece en la medida en que su
autoconciencia aumenta, es decir, en el grado en que reconoce
obsesiones y factores que la condicionan y la determinan y,
mediante la propia voluntad libre, consigue una nueva realidad.
En el proceso de desarrollo hay tres niveles. En el primer nivel
estamos ciegos, entregados e inconscientes. No sabemos que existen otras
posibilidades. En el segundo nivel nos rebelamos, oponemos nuestro yo a las
presiones indeseadas, nos sentimos con ganas de pelear y nos desarrollamos
a través de la propia experiencia. En el tercer nivel nos volvemos sabios y
creativos, y creamos las condiciones de vida que corresponden a nuestras
verdaderas capacidades.
Astrológicamente esto puede explicarse del siguiente modo: nacemos con un
determinado horóscopo en el que, por una parte, las fuerzas de los planetas
(órganos de función psicológicos) reciben de los signos sus cualidades y
energías especiales y, por otra, son condicionados a través del sistema de
casas. Estas fuerzas esenciales (los planetas) trabajan primero con su cualidad
original, podríamos decir que en su forma «bruta». Esto es totalmente
inconsciente. Durante la vida aprendemos cómo activar y poner en juego estos
órganos de función y, de este modo, poco a poco, descubrimos estas energías.
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En última instancia, de lo que se trata es de tomar plena conciencia de estas
fuerzas del ser para cultivarlas y emplearlas exitosamente en la vida. Cuando
conseguimos obtener una conciencia diferenciada de estas fuerzas o
mecanismos, podemos emplearlos de una forma más refinada. Esto es un
axioma de conocimiento psíquico y espiritual.
En psicología astrológica debemos aprender a pensar que las antiguas reglas
formalistas ya no valen. De lo que se trata es de encontrar el camino hacia el
yo superior. En nuestros días, esto es lo esencial para avanzar en el proceso
de autoconocimiento y para tomar conciencia de nuestras posibilidades en el
mundo, de manera que podamos poner en juego las partes y áreas individuales
de nuestro ser de una forma cada vez más sutil y diferenciada. Cuanto más
claramente reconocemos nuestras capacidades individuales, mejor podemos
funcionar de una manera cultivada con ellas. En nuestro proceso de desarrollo
estamos constantemente sometidos a procesos de transformación internos y
externos que podemos reconocer en la discrepancia o el desplazamiento entre
signos y casas. Estamos pues sujetos a una determinada dinámica de
desarrollo, una especie de fricción (o rozamiento) que podemos valorar o
cuantificar con el método de los cálculos dinámicos.
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Los cálculos dinámicos
No veremos el procedimiento de cómputo detallado de los cálculos dinámicos
(este tema se trata en el curso A1 y en el curso a distancia). Sólo daremos una
visión general del mismo. El procedimiento consiste en asignar unos
determinados valores a las posiciones planetarias en función de su posición por
signo y otros según su posición por casa. Después agrupamos estos valores
por cruz y temperamento, es decir, según sean cardinales, fijos o mutables o
pertenecientes a fuego, tierra, aire o agua. A continuación combinamos los
valores positivos o negativos de las cruces y los temperamentos para conseguir
el signo y la casa correspondiente. Por ejemplo si tenemos cardinal 30 y fuego
25, esto hace referencia al signo cardinal y de fuego de Aries, que es el primer
signo del zodíaco y corresponde a la primera casa del sistema de casas.
Directrices de utilización
Como dijimos, los valores calculados consisten en una representación
matemática de la discrepancia entre la disposición hereditaria (signos) y las
exigencias del entorno (casas). Con estos valores registramos el presupuesto
energético de una persona de un modo diferenciado. El método es, pues, una
estadística energética que nos da la clave del comportamiento psicológico.
Cálculos dinámicos
Cruz
Temperamento
------------ Motivación ------------------- Comportamiento --------Total Cardinal Fija Mutable
Fuego Tierra Aire Agua
96
38
44
14
Signos
18
23
20
35
104
28
52
24
Casas
29
39
14
22
--------------------------------------------------------------------------------------8
-10
8
10
Diferencia 11
16
-6
-13
-23 Cáncer
26 Virgo
21 Sagitario
Los programas astrológicos que realizan los cálculos de horóscopos según el
método API presentan los cálculos dinámicos de la siguiente forma:
La fila superior (Signos) representa los valores de las posiciones de los
planetas en sus signos. Son las capacidades con las que hemos nacido o, en
otras palabras, nuestra constitución.
La fila del medio (Casas) muestra los valores de las posiciones de los planetas
en las casas. En estos valores se ve el efecto de la educación recibida del
entorno, es decir, la fuerza modificadora del condicionamiento.
La tercera fila muestra las diferencias. Los valores más o menos indican qué
fue más fuerte en la fase de crecimiento de la persona: la disposición (-) o la
educación (+).
13
Debajo de la tabla, a mano derecha, hemos situado los nombres de los signos
con valores más ó menos. Son combinaciones de los valores de la fila de
diferencias. Indican las metas o aspiraciones resultantes y deben ser
interpretados (lo veremos más adelante) como signos o como casas.
Los signos representan la oferta de energía constitucional y las casas la
demanda de energía que proviene del entorno. Cuando el total por casas es
mayor que el total por signos, la casa tiene signo positivo (más) y esto indica la
existencia de una impronta de comportamiento obligado en una determinada
dirección por parte del entorno. En caso de valores muy altos, en ese espacio
vital puede darse una explotación de las propias reservas energéticas, con
posibilidades de que se produzca un déficit energético. Esto suele
compensarse con la sustracción de energías de áreas con valores negativos.
Cuando el total por signos es mayor que el total por casas aparece un signo
negativo (menos) en las casas y esto indica una alta posibilidad de vivir según
la propia manera de ser, pero también puede indicar la existencia de un
estancamiento de energía ocasionado por la falta de demanda de este tipo de
energía por parte del entorno. En este caso, las energías disponibles por
disposición hereditaria no suelen fluir suficientemente hacia el entorno, lo cual
ocasiona que, dentro del presupuesto psíquico, fluyan hacia otras áreas para
las cuales no son apropiadas. Esto puede ocasionar comportamientos de
sobrecompensación en otras casas con valores más y, en casos
excepcionales, con valores más ó menos extremos, puede producir incluso
reacciones de enfermedad.
Si queremos valorar y equilibrar estos valores más ó menos, no debemos
abordarlo de forma exclusivamente cuantitativa con planteamientos del tipo:
«Un poco más aquí y un poco menos allí». Estamos manejando conceptos
matemáticos que nos hacen prestar atención a las diferencias cualitativas que
queremos equilibrar. Como vimos antes, reconocemos la discrepancia entre
disposición hereditaria (nuestras capacidades internas, nuestros poderes) y las
exigencias o situaciones de «tener que» en la vida, así como al grado de
libertad que pone de manifiesto esta comparación. Por eso, al considerar los
cálculos dinámicos, debemos tener siempre en cuenta la diferencia entre
cantidad y cualidad.
Al interpretar tampoco debemos caer en el viejo dualismo y decir sencillamente:
más es bueno y menos es malo. Esto sería un error, puesto que los cálculos
dinámicos muestran unas diferencias muy sutiles que, si bien son cuantitativas,
debemos interpretar cualitativamente. Muestran los desarrollos en
determinadas áreas de la vida que ocasionan un ajuste entre la disposición
hereditaria y la influencia del entorno. Por lo tanto, estas fuerzas reguladoras
deben verse siempre en referencia a un tercer polo, a algo que la persona deba
alcanzar o a una situación en la que deba madurar. Además, los valores más ó
menos no nos dicen nada sobre si estamos ante un proceso de adaptación o
de crecimiento. Esto depende considerablemente del grado de
autoconocimiento, es decir, de la capacidad interna de actuar y pensar de
maneta independiente y sin influencias externas.
14
Así pues, no es correcto interpretar que los valores más signifiquen que se
deben desplegar forzosamente las energías en la cruz, el temperamento, el
signo o la casa correspondiente. Ni tampoco que con valores menos deban
reprimirse o desconectarse. Cuando lo vemos globalmente, nos damos cuenta
que, en realidad, se trata de procesos de desarrollo o de equilibrio que
«redondean» la personalidad y estimulan el crecimiento. También debemos
contemplar estos valores como una globalidad y aprender a ver los valores más
y menos como cualidades complementarias. De este modo encontraremos el
equilibrio adecuado en nosotros mismos y en nuestra relación con el entorno.
Un criterio adicional que es importante y útil para la valoración es que el
movimiento de la energía va fundamentalmente de los signos a las casas. Los
signos, como disposición hereditaria, son estructuras primarias y las casas,
esto es, la educación y el efecto del entorno, secundarias. Cuando no
avanzamos en la solución de los problemas en las casas, es conveniente
regresar a las cualidades de los signos. Si, por ejemplo, en la casa 3 se nos
impone una presión de aprendizaje y nos encontramos en una situación tensa,
podemos utilizar como elemento equilibrador la cualidad del signo que se
encuentra en esa casa. En caso de que se tratara del signo de Piscis,
deberíamos soñar de vez en cuando, porque para Piscis, el estado de sueño
significa relajación y reposo, y se regenera no haciendo nada.
Ejemplo
En la tabla de análisis tenemos dos mitades. La primera hace referencia a la
cruz (motivación) y la segunda al temperamento (comportamiento). La fila
superior se refiere a los signos (cuota hereditaria), la fila del medio a las casas
(cuota de formación) y la fila inferior a la diferencia entre signos y casas o entre
disposición hereditaria y efecto del entorno.
Diferenciamos los valores más y menos en los siguientes puntos:
1. En las cualidades de las cruces
2. En los temperamentos
3. En los signos resultantes
4. En las casas resultantes
5. En el total o cifra de estrés.
Naturalmente, para realizar una buena valoración, debemos conocer bien las
cualidades de los elementos astrológicos. A continuación los describiremos
brevemente. Empezaremos con las cruces y los temperamentos.
Valoración de los totales por temperamento
En el libro Psicosíntesis astrológica de Bruno Huber puede encontrarse una
descripción detallada de las cruces y los temperamentos.
Los temperamentos (fuego, tierra, aire y agua) indican el modo y la forma en
que hacemos las cosas, es decir, nuestro comportamiento. Los temperamentos
pueden dividirse entre temperamentos del yo y temperamentos del tú.
15
a) Más/Menos en los signos de fuego y agua (temperamentos del yo)
Los temperamentos del yo son Aries, Leo y Sagitario por una parte, y Cáncer,
Escorpio y Piscis por otra. Estos temperamentos se experimentan en forma de
percepciones subjetivas (fuego = intuición, agua = sentimiento). Los valores
positivos (más) indican que el yo debe
desarrollarse más intensamente. Los
valores negativos (menos), en cambio,
señalan la necesidad de una moderación
del comportamiento personal-egoísta. Las
fuerzas reguladoras actúan para que el yo
experimente una transformación.
b)Más/Menos en los signos de aire y tierra (temperamentos del tú)
Géminis, Libra y Acuario por una parte y Tauro, Virgo y Capricornio por otra
son los llamados temperamentos del tú. Estos temperamentos se experimentan
en forma de pensamiento objetivo (concreto el de la tierra y abstracto el del
aire). Aquí estamos en los ámbitos del comportamiento social y las correctas
relaciones humanas. Con valores positivos (más) hay que esforzarse más por
el tú, adaptarse pertinentemente al tú o volverse más sensible. Los valores
negativos (menos) indican que se da demasiada importancia al tú y con
frecuencia no se tiene opinión propia, la persona se deja influenciar y busca la
autoafirmación a través del tú. En este caso hay que reflexionar más sobre uno
mismo y volverse más independiente y autosuficiente.
Valoración de los totales por cruz
Las cruces (cardinal, fija y mutable) simbolizan nuestra motivación interna,
nuestro modo de pensar, nuestra orientación y las expectativas que tenemos
en la vida.
El tipo cardinal (Aries, Cáncer, Libra y Capricornio) quiere cambiar el mundo,
transformarlo, a través de diferentes métodos. El tipo fijo (Tauro, Leo, Escorpio
y Acuario) quiere emplear la sustancia de forma correcta, conservar lo existente
y sacarle provecho. El tipo mutable (Géminis, Virgo, Sagitario y Piscis) tiene
como motivación fundamental cambiar, aprender, experimentar, y disfrutar.
Las cruces representan una triplicidad y son las fuerzas de motivación más
profundas del ser humano. La triplicidad está siempre en la base de la
cuatriplicidad, está en la raíz y es muy determinante porque se encuentra en el
plano de la motivación.
Así como los temperamentos nos permiten hacer afirmaciones fundamentales
sobre el método, el comportamiento o las herramientas que una persona utiliza
en la vida, las cruces nos dan información sobre el espíritu que hay detrás de
cualquier manifestación o acción, es decir, nos permiten comprender los
motivos internos. Hay una gran diferencia en que me acerque al mundo de una
forma fija o cardinal, pero que lo haga al modo del fuego o del aire supone una
diferencia relativamente pequeña. En este último caso se trata sólo del
comportamiento y no cambia nada esencial en el hecho que yo me acerque a
todo básicamente, por ejemplo, con un ritmo cambiante que corresponde a la
cruz mutable.
16
Si queremos conocer la motivación de una persona y saber qué ley de
desarrollo espiritual la mueve y la impulsa, en el temperamento no
encontramos ninguna indicación. Esta pregunta debemos planteársela a la
cruz.
a) Más/Menos en la cruz cardinal (la cruz del impulso)
Los valores positivos o negativos en las cruces hacen
referencia al cultivo o la transformación de la
motivación base. Un valor positivo (más) en la cruz
cardinal indica que debemos aprender a tener una
actitud positiva y a imponer nuestro punto de vista, que
tenemos capacidad para dar impulso (y que debemos
hacerlo) y que no debemos dejarnos determinar por
otros. Con valores negativos (menos), por el contrario,
nadie demanda nuestro impulso. Para alcanzar el
equilibrio hay que averiguar en qué otra cruz hay
valores positivos (más). Si, por ejemplo, la cruz fija muestra un valor positivo y
la cardinal negativo, indica que debemos preocuparnos de lo que tenemos, que
debemos conservarlo y aprovecharlo adecuadamente y, por otra parte, querer
influir en las cosas de una forma menos impulsiva y sin empujar tanto hacia
adelante. Debemos volvernos más pacientes y saber que el tiempo hace
madurar las cosas.
b) Más/Menos en la cruz fija (la cruz de la persistencia)
Un valor positivo (más) en la cruz fija indica que debemos desarrollar solidez
interior. Debemos aprender a perseverar en nuestras metas y planes sin
permitir que nada ni nadie nos desconcierte. Con un valor negativo (menos)
debemos ser menos tercos y testarudos. Debemos aprender a soltar y a
adaptarnos a las nuevas condiciones. Si en este caso, además, la cruz mutable
tiene un valor positivo, puede facilitar el acercamiento hacia el equilibrio
necesario.
c) Más/Menos en la cruz mutable (la cruz del contacto)
Valores positivos (más) en la cruz mutable indican una gran capacidad de
adaptación. Debemos aprender a reaccionar flexiblemente a los permanentes
cambios de la vida y no debemos entristecernos cuando las cosas buenas se
acaban. Con valores negativos (menos), solemos ser poco capaces de
adaptarnos a las cosas o a las personas nuevas. Sobre todo cuando las otras
dos cruces tienen valores positivos. Éstas, naturalmente, están en contra de la
adaptación sensible de la naturaleza mutable. La mayoría de las veces, un
valor negativo en la cruz mutable indica una motivación orientada al
rendimiento.
Transformar las cualidades de las cruces es bastante difícil porque se
encuentran a una profundidad mayor que los temperamentos. No obstante es
importante conocer a fondo las cualidades fundamentales de las cruces para
orientarnos hacia una posible transformación de nuestra motivación según lo
indicado por los cálculos dinámicos. Como sabemos, el proceso de equilibrio
transcurre de manera menos dolorosa cuanto más conscientemente
cooperamos con las leyes de desarrollo.
17
Comparación de los valores de las cruces y los temperamentos
Si los valores de los temperamentos son altos (positivos o negativos) y los de
las cruces bajos, entonces debemos cambiar nuestro comportamiento. La
mayoría de las veces esto sucede por sí solo en el transcurso de la vida. No
obstante, si nos ocupamos conscientemente de este tema y lo afrontamos
voluntariamente, la transformación se produce de una manera más fluida. El
comportamiento está más en la superficie. Lo aprendido en la educación es, en
cierto modo, una estructura «impresa» en nuestra esencia. Si influimos en ella
de una manera suficientemente continua, podemos reeducarnos en la forma de
comportamiento que estimamos correcta. En cuanto a la orientación y la
motivación de las cualidades de las cruces, difícilmente podemos modificarlas,
para conseguirlo se necesitan crisis de transformación que trasciendan
nuestras motivaciones vitales.
Con frecuencia encontramos valores altos (positivos o negativos) en las cruces
(por ejemplo 30 ó -28) y valores más bajos en los temperamentos (por ejemplo
-2 ó 4). Esto indica que las fuerzas de motivación están sujetas a grandes
cambios. Los valores altos (positivos o negativos) en las cruces llegan a la
«médula espinal» de la vida porque el condicionamiento penetra más
profundamente y su efecto llega hasta el plano de la motivación. De esta
manera su efecto es también muy duradero.
Cuando el énfasis está en los valores de los temperamentos, el entorno ha
querido imponer sólo el comportamiento. El mensaje permanente para la
persona en su educación ha sido: «Esto debes hacerlo así o asá», mientras
que en caso de énfasis en las cruces el mensaje recibido ha sido algo como:
«Debes conseguir algo en la vida, debes llegar a ser algo». Esto último va a
una profundidad mucho mayor y puede producir un efecto desconcertante en la
motivación original de la persona, llegando a creer que realmente es lo que
siempre ha querido. Esto puede conducir a que vivamos una vida que no sea la
nuestra y que nunca lleguemos a experimentar lo que realmente queremos en
nuestro profundo interior. Esto puede producir autodistanciamiento,
depresiones o la pérdida de uno mismo. Las obligaciones de temperamento no
llegan tan hondo y son fácilmente corregibles una vez ha despertado la
voluntad. Podemos cambiar más fácilmente la forma y el modo de hacer las
cosas recibidos a través de la educación que la estructuración de nuestras
fuerzas de motivación.
Valoración de los cálculos dinámicos atendiendo a los signos
También podemos combinar por parejas (sumar) los valores de las cruces y los
temperamentos y considerar los resultados como factores más o menos a
aplicar a las cualidades de los signos correspondientes.
Por ejemplo, si combinamos los valores positivos de la cruz fija y el
temperamento tierra, obtenemos un valor que hace referencia al signo de
Tauro (fijo y tierra). La combinación de los valores negativos de la cruz cardinal
y el elemento agua dan el signo de Cáncer (cardinal y agua). Y así
sucesivamente.
18
Las cualidades de los signos son indicaciones especiales de las valoraciones
de las cruces y los temperamentos. Como sabemos, los signos zodiacales son
una combinación de los elementos astrológicos fundamentales. Como
disponemos de un conocimiento detallado de las cualidades especiales de los
signos, corremos el riesgo de concentrar excesivamente muestra atención en
estos efectos detallados y, de este modo, dejar de ver el significado global de
los valores calculados. Como dijimos, debemos tener presente siempre la
valoración global y no olvidar que estamos tratando de fuerzas reguladoras y
compensadoras que actúan en las cruces, los temperamentos, los signos
resultantes y las casas. Estas fuerzas hacen que toda la personalidad avance
en su proceso de «redondeo» y se vea estimulada al crecimiento. Además,
debemos ver también siempre los valores en relación a un tercer polo que
pueda ser alcanzado. Para realizar una interpretación correcta de las
cualidades de los valores positivos o negativos no debemos considerarlos
como opuestos sino como elementos antagónicos que pueden trabajar
conjuntamente complementándose en su cooperación. No debemos caer en la
enfatización excesiva de determinados elementos ni en la estrechez de miras.
Las distintas partes deben coordinarse armónicamente para avanzar hacia una
determinada meta de desarrollo.
Ejemplo : Tauro-Más y Cáncer-Menos
Por ejemplo, si el signo de Tauro (combinación de la cruz fija y el
temperamento tierra) tiene valor positivo (más) y el signo de Cáncer
(combinación de cardinal y agua) tiene valor negativo (menos), quiere decir que
la sobrevaloración sentimental del yo y la sensibilidad del acuoso signo de
Cáncer deben acercarse a las cualidades racionales y de tierra del signo de
Tauro para cooperar en un equilibrio armónico. Es decir, que los signos con
valores más deben reconciliarse con los de valores menos. En el caso de
Cáncer y Tauro, la persona no debe dejarse apartar de sus intenciones y sus
metas por las reacciones sentimentales de Cáncer, sino que debe abordar el
dominio de sus tareas de forma estable y perseverante al modo de Tauro.
Si, por el contrario, tuviéramos a Tauro con valor menos y a Cáncer con valor
más, indicaría que la persona no debe ser tan testaruda sino que debe
desarrollar más la sensibilidad y los sentimientos.
Valoración de los cálculos dinámicos atendiendo a las casas
Al considerar los signos nos centramos sólo en una parte de nuestro ser. Como
sabemos, los signos hacen referencia a la disposición hereditaria que traemos
con nosotros al nacer. Son cualidades que, dado su carácter genético, no
podemos cambiar fácilmente puesto que están profundamente arraigadas en
nosotros. Es decir, están almacenadas de manera similar a como lo están las
fuerzas de motivación que relacionamos con las cruces.
En cambio, las casas hacen referencia a la influencia del entorno y la
educación, esto es, al condicionamiento. El nivel de las casas podemos
equipararlo al nivel del temperamento, del comportamiento.
19
Como nuestra vida acontece fundamentalmente en las casas, en un entorno
con el que interaccionamos diariamente, en el nivel de las casas tenemos una
mayor conciencia de los procesos de transformación y desarrollo. Los planetas,
nutridos de sus correspondientes cualidades de signo, se expresan en la vida
en las casas. Conseguir resultados en relación con los cambios sugeridos por
los cálculos dinámicos es mucho más fácil en las casas que en los signos. Si
trabajamos conscientemente en nosotros. Si nos autoeducamos y lentamente
eliminamos costumbres y reacciones erróneas, comprobaremos pronto los
resultados.
Veamos un ejemplo para entenderlo mejor. Si el signo de Leo tiene valor
positivo, entonces, en la casa correspondiente (la casa 5) la vida nos presenta
una serie de exigencias importantes. La correspondencia entre signos y casas
es de sobra conocida.
Como vimos, en las casas estamos expuestos a fricciones. En ellas, las fuerzas
de crecimiento encuentran su campo de acción y tienen lugar correcciones,
regulaciones, transformaciones o compensaciones. Por este motivo,
contemplar las casas es muy productivo. Las casas en las que tenemos valores
altos (positivos o negativos) nos indican las áreas en las que tenemos tareas
especiales. Nos dan información sobre las actitudes individuales y las posturas
internas que debemos cambiar en la vida. En las casas con valor positivo
deberíamos adoptar una actitud positiva con respecto a las cualidades del
signo que se encuentra en esa casa y en las casas con valor negativo
deberíamos volvernos autocríticos y adaptarnos más a la cualidad de la casa.
Los campos que nos señalan estos valores son áreas de las que debemos
ocuparnos a lo largo de toda la vida, sobre todo si se trata de signos
interceptados, es decir, signos que no tienen ninguna cúspide de casa. En
estos casos, la cualidad del signo no puede ser directamente efectiva en la vida
y esto hace que en estas casas o áreas vitales nos sintamos descontentos
aunque, visto desde fuera, todavía tengamos mucho que conseguir.
En el análisis de signos y casas también diferenciamos si los efectos se
producen en las cruces o en los temperamentos. Para esto procedemos de la
siguiente manera: si de las dos cifras que sumamos (una de cruz y la otra de
temperamento) la cruz tiene el valor más alto (positivo o negativo), la
20
transformación se refiere a la cruz, es decir a la motivación. Si el valor más alto
es el del temperamento, la transformación se refiere a las características del
comportamiento.
Reglas de interpretación
Para la valoración desde el punto de vista de las cualidades de los signos, los
valores negativos de las cruces se combinan con los valores negativos de los
temperamentos y, análogamente, los positivos con los positivos. Según los
resultados de nuestras investigaciones, deben tomarse en cuenta sólo los
signos o las casas cuya suma de ambos componentes (cruz más
temperamento) sea igual o supere los 15 puntos (los que, sumados, den un
valor menor a 15 no tienen un significado especial). En las casas individuales
valoramos a partir del valor 8 (positivo o negativo).
Valoración de la fuerza de la impronta
El efecto de la impronta puede valorarse según la siguiente clasificación
aproximada:
Más de 35 puntos
Entre 35 y 15
Entre 15 y 5
Entre 5 y -20
Menos de -20
Impronta fuerte
Impronta normal
Poca impronta
Sin impronta, desatendido/descuidado
o relativamente libre
Represión o libertad
21
Horóscopo ejemplo A
En este ejemplo tenemos -10 cardinal y -6 aire. Esto da como resultado el
signo Libra o la casa 7 y se refiere al plano de motivación porque el valor por
cruz es más alto (más negativo en este caso) que el valor por temperamento.
En cambio, tenemos -13 agua que combinado con -10 cardinal nos da el signo
de Cáncer. En este caso la transformación se refiere al comportamiento porque
el valor del temperamento es más alto. Cuando hablamos de Cáncer como
signo nos referimos al comportamiento por disposición hereditaria y cuando
hablamos de Cáncer como casa nos referimos a la estructura de
comportamiento aprendida en la casa 4 (la casa de Cáncer). Esta diferencia
debe tenerse totalmente clara al interpretar.
El efecto positivo de las cualidades de los signos
Si por ejemplo el signo Leo (fijo y fuego) tiene valor positivo, la casa 5 tiene
también valor positivo y la fricción, la transformación y la compensación tienen
lugar en esa casa, es decir, en las relaciones con los demás, en el área del
contacto muy cercano, en el amor o en la relación con nuestros hijos. Ahí nos
encontramos constantemente en situaciones de presión, ahí nos confrontamos
directamente con los problemas y debemos encontrar soluciones.
22
Si consideramos ahora el signo de Leo, en la casa en que se encuentre,
centramos la atención en nuestra constitución hereditaria, donde lo esencial es
la sustancia y su cualidad. En el signo tenemos libertad de decisión, cosa que
no se da en el campo de fricción de las casas. Y justamente mediante las
correspondencias entre las áreas de fricción de una determinada cualidad
(casa) y la disposición interna de la misma cualidad (signo) obtenemos una
cierta distancia sobre todo el proceso que nos conduce a tener que tomar una
decisión relacionada con las siguientes preguntas: «¿Quiero esto de verdad?
¿En qué medida debo admitirlo? ¿Cuál debe ser mi actitud al respecto?».
Efecto psicológico
De entrada debemos decir que el empleo y la interpretación de los cálculos
dinámicos admite diferentes posibilidades. Cada cual debe, por lo tanto, ser
creativo y encontrar su propio camino y, a partir de la experimentación con el
propia horóscopo, aprender cuál es el efecto psicológico de los cálculos en sí
mismo.
Por ejemplo, podemos experimentar los valores negativos en las casas como
que el entorno no desea esas cualidades en la misma medida que nosotros
(dada nuestra disposición hereditaria) quisiéramos o esperaríamos. Enviamos
ininterrumpidamente deseos y energías mentales hacia el entorno que no son
bien recibidos pues nadie reacciona positivamente a ellos. Esto nos hace sufrir.
El rechazo y los límites que nos imponen la educación y el entorno son para
nosotros experiencias dolorosas pues no nos sentimos aceptados. Por eso
puede ser que durante un largo tiempo no entendamos las exigencias y
condiciones que se nos piden en las casas con valor negativo.
En cambio, en las casas con valores positivos el entorno quiere mucho de
nosotros y nos las arreglamos sin dificultad. Se trata de cualidades que son
aceptadas sin problema y que podemos utilizar en la vida de manera muy
directa. Cuando no somos bien recibidos en las casas de valor negativo,
pasamos a emplear los valores positivos, es decir, los signos o las casas que
tienen valor positivo.
La síntesis o el desarrollo armónico se produce gracias a los éxitos que
obtenemos en las casas de valor positivo. El hecho de que en estas casas
seamos bien aceptados y no tengamos problemas nos hace más fuertes. Y,
con el tiempo, las características de disposición hereditaria débiles (no
demandadas por el entorno) de las casas negativas se ven casi
automáticamente equilibradas.
Éste es el principio de psicosíntesis de Roberto Assagioli: «No empezar por las
debilidades sino por los puntos fuertes porque, de este modo, el entorno nos
ofrece suficientes posibilidades de autodesarrollo. De esta manera nos
evitamos fricciones y contratiempos innecesarios que nos ayudan poco en el
proceso de integración de la personalidad o psicosíntesis. Sólo después
podemos desarrollar las cualidades fuertes (aunque no demandadas por el
entorno) de las casas con valores negativos.
23
También podemos considerar los valores positivos y negativos de los signos
como un umbral de dolor o miedo. Con valores positivos este umbral es mayor
porque, durante la educación, solemos haber tenido experiencias de rechazo
dolorosas en estas casas y por eso tenemos tendencia a la represión (sobre
todo cuando en ellas hay signos de cualidad muy diferente a la casa, por
ejemplo Sagitario en la casa 2). En estos casos es de gran ayuda recurrir a la
comparación de cruz y temperamento para entender correctamente qué
sucede.
En las casas o signos con valores negativos, el umbral de dolor o miedo es
menor porque no ha habido una presión tan fuerte por parte del entorno. En las
casas negativas somos relativamente libres pues no estamos tan cargados por
la educación. Por eso tampoco estamos tan predispuestos, ni a la opinión del
entorno, ni al dolor o al miedo.
Grandes diferencias en los valores
A veces los cálculos dinámicos muestran una diferencia considerable entre la
disposición (los signos) y el condicionamiento (las casas). En este caso
tenemos, o bien procesos de adaptación a los que nos vemos sometidos de
manera forzada por la vida (porque la vida nos exige que pongamos toda
nuestra persona en acción en una determinada área), o bien procesos de
aprendizaje directos o indirectos, conscientes o inconscientes, que tenemos
que llevar a cabo. Como vimos antes, a menudo no es fácil diferenciar si para
una determinada persona esto es un proceso de adaptación pasivo forzado o si
debe valorarse positivamente lo que después, en principio, se convierte en un
proceso de crecimiento.
Si además partimos de la base de que los valores negativos en las casas
indican que en estas áreas no estamos fuertemente estructurados y que los
valores positivos señalan un comportamiento según normas derivado de la
intensa formación por parte del entorno, entonces con relativa facilidad
podemos combinar las casas particulares partiendo de su significado
astrológico.
Para tener más indicaciones sobre cómo interpretar los cálculos dinámicos, a
continuación incluimos algunas posibilidades de actuación para valores altos en
las tres primeras casas.
Valores altos en las tres primeras casas
Más en la casa 1: El comportamiento personal corresponde a una
presentación según normas o reglas generalmente aceptadas. El yo está
adaptado a las condiciones del entorno y apenas se rebela.
Menos en la casa 1: El comportamiento personal no
corresponde a las reglas generalmente aceptadas. Una
persona así debe formarse su propia imagen y preocuparse
muy poco de lo digan los demás. La persona tiene suficiente
espacio para ser ella misma correspondientemente a la
cualidad del signo que se encuentra en esta casa.
24
Más en la casa 2: El comportamiento con respecto a las exigencias
económicas, el dinero, la sustancia y los recursos propios ha recibido la
impronta del entorno. La persona se maneja bien con los medios disponibles,
es ahorradora y, a menudo, miedosa.
Menos en la casa 2: En este caso el comportamiento económico no
corresponde a los criterios generales. A la persona no le preocupa la cuestión y
vive con relativa despreocupación o derrocha los recursos disponibles. La
persona debe desarrollar sus propios criterios, sustancia y valores,
correspondientemente a la cualidad del signo.
Más en la casa 3: El comportamiento está adaptado a la forma de pensar
general (del colectivo). La persona responde bien a las exigencia de formación
del entorno, asimila fácilmente y se maneja muy bien con el pensamiento
colectivo.
Menos en la casa 3: Este tipo de persona no se ajusta a lo prescrito, sigue su
propio camino en pensamiento y comportamiento. Le cuesta seguir las metas
educativas de los demás y dejarse formar sistemáticamente. Aprende de las
oportunidades y las casualidades de la vida correspondientes a la cualidad del
signo de la casa 3.
Valoración del total
El total del lado izquierdo de la tabla de los cálculos dinámicos recibe el nombre
de cifra de estrés. Se obtiene sumando los todos los valores de las cruces o
todos los de los temperamentos y, en principio, se valora como las cifras
individuales de cruz y temperamento. Siempre tenemos una diferencia de
potencial entre la disposición hereditaria y las estructuras de comportamiento.
Un valor positivo indica que, mientras existió, la educación quiso hacer más
que la propia disposición, lo cual indica, en principio, la existencia de estrés.
Con valores negativos, la formación por parte de la educación y el medio
ambiente fue demasiado débil. La disposición hereditaria existente no se pudo
llevar a su total desarrollo.
En este caso debemos hacer una doble diferenciación, tanto en el caso de
valores más como de valores menos.
Menos en el total
Con menos, el entorno no ha influenciado a la persona fuertemente, por lo
tanto puede realizarse con cierta facilidad, ser ella misma e imprimir su sello en
el entorno. Que lo consiga o no, no depende sólo de estas cifras sino de la
coherencia de la figura de aspectos. Una persona con una figura de aspectos
dividida (no coherente) no podrá imponerse fácilmente, aunque tenga un valor
negativo en el total. La coherencia de la figura de aspectos muestra si ya en la
juventud existía un núcleo fuerte que, en caso de total negativo, pudo resistir a
la formación del entorno hasta cierto grado, en todo caso más que con un valor
positivo. Una persona así no se deja presionar o sobreformar de ningún modo.
Esto hace que pueda apreciarse aún más profundamente la madurez interna
de la persona.
25
Una persona con la estructura de aspectos dividida suele estar sujeta a la
presión del entorno, se adapta y se deja formar fácilmente. Si con una figura de
aspectos «inquieta» aparece además un total negativo, casi siempre se trata de
un entorno débil que no ha hecho de la persona lo que de ella se podía haber
hecho. Por eso se vuelve indecisa e insegura, se ve frecuentemente
involucrada en situaciones donde se encuentra desamparada, se deja
«derribar» y sus capacidades para afrontar la lucha existencial son bastante
reducidas. Si, por el contrario, la figura de aspectos es fuerte y cerrada, no
acepta el condicionamiento, puede influir en el mundo y logra autorrealizarse.
Más en el total
Con más en el total la persona está expuesta de una manera importante a la
influencia del entorno y es propensa a adaptarse a todo. Con un total de 55, por
ejemplo, la persona está sujeta a una fuerte presión del entorno. Muy a
menudo este tipo de personas no se dan cuenta de esta presión puesto que
viven completamente adaptadas y saben muy poco sobre sí mismas y sus
posibilidades.
Sin embargo, si la persona tiene una estructura de aspectos coherente, poco a
poco aprende a liberarse de esta presión y a imponerse. Entonces, incluso con
poco talento, puede sacar mucho de lo que tiene pues ha aprendido a dar
mucho de sí.
En el caso de un total positivo con una estructura de aspectos débil, la persona
siente una sobreexigencia por parte del entorno y llega a situaciones de exceso
de estrés que pueden llevarla a un distanciamiento de sí misma y a estar
entregada al entorno. Una persona así comprende de manera completamente
errónea el concepto de libertad. No sabe que existe algo como la libre decisión.
Al desconocer esta posibilidad, sufre ante el «tener que» y ante la presión de
situaciones y emergencias de las que no puede liberarse.
Con el total positivo existe siempre una cierta sobreformación, en la que el
medio ambiente y la impronta del entorno son decisivos. El condicionamiento
es un proceso de formación que normalmente ha acabado al final de la
infancia, posteriormente sólo se producen algunas modulaciones. Éstas
pueden ser convertidas en procesos de autoconocimiento. Sobre todo con un
total positivo y una estructura de aspectos bastante efectiva, a veces puede
cambiarse hacia algo positivo.
Primero debemos desarrollar nuestra autoconciencia y experimentar nuestro yo
como punto de referencia en el entorno. De este modo podremos percibir y
juzgar las cosas tal como son y no como las hemos aprendido. Así pues,
primero podemos liberarnos de presiones externas. Cuanto menos conscientes
somos de nuestro yo, de ese punto de referencia, más dependientes somos del
entorno y las situaciones. Cuanto más fuerte es nuestro yo, más capaces
somos de intervenir en el desarrollo de los acontecimientos. Ésta es la
definición de la libertad del ser humano y ahí la voluntad empieza a ser capaz
de funcionar. Así pues, un valor total alto puede ser efectivo como fuerza
interna.
26
Cero en el total
Si el total es cero, significa que la disposición hereditaria y el condicionamiento
están al 50%. Podría pensarse que en este caso se produce un flujo
ininterrumpido de la energía de los signos hacia las casas y que la persona es
verdaderamente libre y está poco condicionada. Lo que sucede, en realidad, es
que no hay diferencia de potencial entre los signos y las casas. Ésta no es una
situación de partida mejor, puesto que en este caso no existe ninguna dinámica
de desarrollo. Con frecuencia, esta igualdad de potencial (ausencia de
diferencia de potencial) ocasiona un estado de conciencia estático que no
conduce al crecimiento interior. Todo desarrollo necesita una diferencia
energética, una diferencia de potencial que, en este caso, no se da. Esto en la
práctica se produce muy pocas veces.
Grandes diferencias con total cero
Puede ocurrir, por ejemplo, que el valor de estrés (el total) sea cero y sin
embargo encontremos en agua un valor de más 65 y en fuego de menos 65.
Aunque se anulan, esto produce un fuerte efecto de péndulo. El elemento
agua, por ejemplo en forma de características sentimentales, estaría
fuertemente potenciado y el elemento fuego, en forma por ejemplo de carácter
impulsivo, estaría infradesarrollado. Estas grandes diferencias de potencial
suelen indicar un comportamiento que no se sabe dominar y temeroso del
entorno. Una persona así oscila de un estado al otro. Sufre ante la
sobreexigencia del elemento sentimental agua y después cae en un estado
apático porque no puede hacer efectivo su elemento fuego.
Como el valor total o cifra de estrés muestra la diferencia de potencial entre
signos y casas, debemos realizar también un análisis por cruz y temperamento.
Por ejemplo, unos valores de más 15 en tierra y más 85 en agua indican que el
entorno ha sobreespecializado a la persona con algún tipo de unilateralidad. Si
el valor total es mucho más pequeño que la exigencia de construcción de un
temperamento, esto da una indicación de la medida de la propia falta de
libertad.
A pesar de que, en general, la discrepancia entre signos y casas encierra una
dinámica de desarrollo, hay casos en que las diferencias son tan grandes que
las personas están enteramente sometidas a ellas. Están entregadas de tal
modo a su condicionamiento que no es posible descubrir ninguna vía de
desarrollo sino que, al contrario, es el síntoma de una posible regresión.
La proporción entre la cifra total de estrés y los valores de las cruces y los
temperamentos no debería ser, pues, demasiado alta. Cuando hay cantidades
elevadas es siempre una indicación de que existe un desequilibrio con respecto
a la naturaleza original y que, por cuestiones de propia salud, deberíamos
intentar restablecer un cierto orden. Es decir, que debemos intentar conseguir
una saludable proporción de flujo entre signos y casas y, de esta manera,
aspirar a un equilibrio de las fuerzas.
27
Equilibrio de las fuerzas
Si una casa tiene un valor positivo alto, para que se produzca el equilibrio es
mejor que cultivemos la cualidad del signo. Y si la casa tiene valor negativo
alto, entonces debemos actuar más bien en la vida, o sea, en el ámbito
correspondiente a la casa. Cuando se tienen en cuenta de manera adecuada
estos procesos de compensación y transformación, entonces lo que se
transforma no son las cualidades de los signos o de las casas sino la actuación
de los planetas en las casas. Por eso se trata de una transformación de nuestra
conciencia. Además es importante tener presente que las fuerzas que nosotros
accionamos actúan desde el centro hacia afuera y no deben ser manipuladas
desde el exterior mediante incentivos y estímulos como si fueran
automatismos.
Cuanto mayores son los valores y más grande la diferencia que muestran,
mayor es el gradiente de potencial. Entonces lo que debemos intentar es
alcanzar el punto medio, esto es, producir conscientemente un equilibrio de las
fuerzas. Este equilibrio no se alcanza automáticamente, es decir, que debemos
trabajar y esforzarnos por ello. Ahí se encuentra nuestra libertad, si es que
verdaderamente la queremos. Así que, en realidad, podemos alegrarnos de
estar tan condicionados. Que esto nos haga sufrir más o menos no es lo
esencial. Lo importante es saber que hay un desequilibrio entre «querer» y
«deber», entre la disposición y las exigencias del entorno. Después debemos
encontrar qué posibilidades tenemos de compensarlo para avanzar en nuestro
proceso de autorrealización y después debemos decidirnos. Aunque se nos
haya sobreexigido o infraexigido no estamos totalmente determinados. En
ambos casos no podemos ser suficientemente nosotros mismos, tanto con
valores menos como con valores más.
Podríamos pensar que el caso ideal se daría cuando las cruces y los
temperamentos estuvieran igualmente repartidos, pero no es así puesto que en
este caso no habría ningún desarrollo. Se trata mucho más de que entre signos
y casas exista la posibilidad de un cierto flujo armónico que no origine ni un
efecto catapulta ni una presión demasiado fuerte. La mayoría de las veces esto
está disponible de alguna forma pero, casi siempre, sólo en determinadas
áreas (que los cálculos dinámicos nos ayudan a encontrar).
Los valores pueden interpretarse también como un estímulo de la sensibilidad
al que deberíamos prestar atención con mayor conciencia pues es un
componente de nuestro destino y está relacionado con la autorrealización.
Como vimos, no debemos entenderlo como una presión de adaptación sino
como un estímulo para nuestro proceso de crecimiento. Los valores calculados
nos indican que podemos poner en juego las cualidades de los signos y los
planetas disponibles en las casas correspondientes. Debemos establecer una
relación entre la disposición original y estas áreas de la vida, y desarrollar esas
cualidades. Esto es una tarea positiva y no un acto de adaptación. Debemos
tomar las riendas de este proceso, esto es, debemos cultivar estas cualidades
hasta que correspondan a las exigencias que nos plantean las casas o áreas
de la vida y, después, podremos emplearlas exitosamente. Al cultivar algo nos
hacemos independientes de eso que cultivamos. Ya no «tenemos que», sino
que «podemos y nos lo permitimos», lo cual es una gran diferencia. Cuando
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nos adaptamos pasivamente a una situación, nos resignamos y no vemos otras
posibilidades. Sin embargo, si sabemos que eso forma parte de un proceso de
crecimiento, entonces podemos aceptarlo y actuamos desde nuestro propio
convencimiento y con voluntad libre. En última instancia se trata siempre de un
proceso de transformación de conciencia.
Horóscopo ejemplo B
En este ejemplo queremos interpretar la combinación de signos y casas. De la
combinación de los valores positivos de la cruz mutable (20) y el temperamento
agua (50) resulta el signo Piscis, también con valor positivo. La indicación es
que se debe cultivar la casa 12 puesto que Piscis es el doceavo signo del
zodíaco. Por eso la casa 12 también da información sobre cómo debe ser el
comportamiento y qué tareas deben completarse para seguir el proceso de
crecimiento y de desarrollo.
La casa 12 con valor + (Piscis)
Si un Sol Leo debe tener un comportamiento de casa 12, como en el ejemplo,
lo experimentará como estrés. Si la casa 12 o el signo de Piscis muestra un
valor positivo, la persona se siente seguramente subestimada y despreciada.
Pero, en realidad, de lo que se trata es de desarrollar valores propios profundos
y de no darse tanta importancia a uno mismo. Esto también lo indica la posición
del Sol Leo en la casa 8, la casa de la transformación de la conciencia.
29
El Nodo Lunar suele encontrarse con frecuencia en casas con valores positivos
altos que indican el lugar del ascenso espiritual. En estos casos, la casa se
experimenta como una componente de destino esencial y como una profunda
necesidad interna o exigencia por parte del entorno.
A pesar del hecho de que el Nodo Lunar se encuentre en la casa 12 y que
además esta casa tenga un valor positivo alto y, por lo tanto, lo
experimentemos como una fuerte exigencia, no podemos llegar a la conclusión
de que debamos aceptar esta exigencia. Es mucho más importante darnos
cuenta de si estamos de acuerdo, si tiene sentido para nosotros o si, por el
contrario, un aislamiento fuerte en la casa 12 (donde estamos a solas con
nuestros pensamientos) puede llevarnos a un distanciamiento de nuestra
esencia. Esta posición podría también significar esto.
Si Piscis (o sea la casa 12) tiene un valor positivo alto, la inclinación hacia
dimensiones espirituales es muy fuerte. La persona quiere comprender a toda
la humanidad, entenderlo todo. Se siente infinitamente grande y está
convencida de hacer lo correcto para poder ser feliz. Si esto es exagerado,
entonces debe preguntarse: «¿De qué sirve a los demás que me retire y sólo
piense en el aislamiento espiritual?». Darse cuenta de esto ayuda a regresar y
a tomar distancia de esa sobreexigencia que proviene del entorno. Sin darnos
cuenta, solemos vivir según las exigencias que los padres han depositado
sobre nosotros pero cuando las reconocemos como tales sufrimos un shock y
queremos liberarnos enérgicamente de ellas. Si, como en nuestro ejemplo, el
signo de Piscis muestra un valor positivo de 70, entonces el entorno se ha
dedicado con fuerza a ideas alejadas de lo mundano, la impronta del entorno
fue intensa y la persona la aceptó automáticamente de manera inconsciente.
Esto no quiere decir que los padres hayan estado hablando constantemente al
niño de cuestiones espirituales, sino que estaban tan ocupados con
pensamientos de este tipo que los han transferido al niño.
Un factor adicional para la autoliberación es la consideración de la cualidad del
signo que se encuentra en esta casa. En nuestro ejemplo se trata de Sagitario
que, como sabemos, con su pensamiento propio quiere producir un efecto
docente y de fecundidad en la humanidad. Sagitario ayuda a encontrar el
equilibrio pues su primera motivación es la búsqueda de la verdad.
Para liberarse de la impronta del entorno en una casa, podemos emplear como
ayuda el signo que se encuentra en esa casa (en principio puede ser cualquier
signo). Esto da una ayuda decisiva en cuanto a cómo conseguir el equilibrio.
Veámoslo una vez más: si tenemos valores positivos altos en la cruz mutable y
en agua, esto indica Piscis, es decir, casa 12. Miramos el signo que se
encuentra en la casa 12, que nos muestra cuál es la cualidad original que se
encuentra debajo de la casa. Después vemos en qué sentido esta
sobreexigencia nos induce a actuar de manera errónea. En nuestro ejemplo se
trata de Sagitario. Este signo aporta el equilibrio y suministra un punto de
partida útil.
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Al interpretar, no debemos apoyarnos demasiado en los valores resultantes
sino en las cualidades indicadas. Los valores son sencillamente una clave que
no da una respuesta a nuestros problemas sino que nos sirve como base de
reflexión. Los cálculos son sólo una estadística de energía. Tiene poco sentido
manipular los valores pues con ello no se puede conseguir ningún
desplazamiento de energía. De lo que se trata es de llevar las cualidades al
equilibrio.
Casas con valores negativos
Veamos otro ejemplo. Si tenemos Libra con valor negativo, como en el ejemplo
A, durante el paso del punto de la edad por la casa 7 (de los 36 a los 42 años),
la persona siente un cierto desamparo porque en esta área vital tiene muy poca
estructura preformada. El valor negativo indica que en lo relativo a las
relaciones con el tú y las colaboraciones con otras personas, esta persona no
ha recibido una impronta intensa del entorno y con la constitución original que
tiene en la casa 7 poco puede hacer. Nadie le ha enseñado a manejarse en
este área de la vida, en la infancia no tuvo ningún modelo a seguir por lo que
no dispone de un instrumental acabado. Se puede decir que en una casa con
valor negativo la experiencia adquirida es muy poca, por desinterés y
pasividad. En una casa así no podemos empezar demasiadas cosas y nuestras
intervenciones son relativamente pocas. Dependemos de las coincidencias y la
influencia del exterior.
Sin embargo en las casas con valores negativos se produce un efecto muy
interesante: en ellas tenemos espacios de libertad en los que podemos
reconocer que no existe ningún tipo de sobreestructuración. En estas casas
somos relativamente libres y podemos recurrir más directamente a nuestra
constitución original, es decir a los signos (nuestra disposición hereditaria) y
ponerlos en funcionamiento de manera consciente. En las casas negativas, al
sacar nuestra disposición original tenemos éxito mucho más fácilmente,
mientras que en el caso de valores positivos, antes de llegar a ser nosotros
mismos, debemos desmontar una gran cantidad de superestructuras.
No obstante, en el caso de valores negativos también pueden originarse
estructuras superficiales ocasionales que tomamos o copiamos de aquí o allá
en nuestro entorno. Por eso, en estas áreas solemos sentirnos inseguros o
actuamos de manera cambiante, por lo menos hasta que nos orientamos más
hacia los signos en el proceso de autoexperimentación. Expresándolo en otras
palabras, en las casas con valores negativos tenemos una reserva de libertad,
a la cual podemos acceder a través de un proceso de toma de conciencia. En
estas casas tenemos siempre posibilidades de autoestructuración mediante las
que redefinimos nuestro comportamiento. En nuestro ejemplo con valor
negativo en la casa 7, podemos desarrollar conscientemente un
comportamiento propio o particular en el contacto, de acuerdo con el signo
Libra que en este caso se encuentra en la casa 7.
Casas con valores positivos
En cambio, cuando tenemos valores positivos en las casas, estamos
fuertemente influenciados y, en la casa o área correspondiente, tenemos
suficientes conocimientos y medios para satisfacer las exigencias que nos
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plantea el entorno. También poseemos suficiente energía para dominar la
correspondiente área vital. Allí nuestra energía es demandada y obtenemos
buenos resultados. Sin embargo, precisamente por esto, podemos también
sobrepasarnos. Aunque estamos convencidos de que con nuestro proceder
conseguimos resultados y obtenemos reconocimiento externo, con frecuencia
esto no nos ayuda demasiado en nuestro desarrollo porque, con gran facilidad,
nos alejamos de nuestra esencia, de nosotros mismos.
Con valores positivos, el entorno nos plantea exigencias y nos sentimos
estresados al tiempo que alejados de nuestra vida interior. Respondemos a
cualquier tipo de presión porque estamos equipados para hacerlo, somos
capaces de soportar el estrés y estamos programados para conseguir el éxito.
En general, con valores positivos dominamos mejor las situaciones de la vida,
pero la sobreformación recibida en la educación puede ser una impronta falsa,
que tal vez nos haga emplear los instrumentos de una manera inadecuada y
con una falsa motivación que no aporte nada bueno al crecimiento personal. Si
un signo o una casa tienen valores positivos, no siempre podemos asegurar
que podamos actuar en esa área de la vida con todos los medios ni que
debamos cumplir ante todo las tareas de este ámbito vital. Todavía no hemos
encontrado el punto de libertad.
Fases de desarrollo o de liberación
Para llegar a este punto de libertad hay distintas fases de desarrollo o de
liberación. Hasta el momento en el que logramos tomar conciencia de nuestra
problemática individual en una casa, habíamos cedido siempre a la presión y
cumplido las exigencias de este ámbito vital. El proceso de liberación comienza
cuando, con ayuda de los cálculos dinámicos, y mediante el trabajo con el
horóscopo nos volvemos conscientes.
Primero debemos darnos cuenta de si, para nosotros, esto está
verdaderamente bien. Como segundo paso podemos aceptar conscientemente
el área de la vida que tiene valor positivo. De esta manera ya hemos realizado
un acto de libre voluntad. Reconocemos también que hasta aquí estuvimos
sujetos a un fuerte condicionamiento y que hasta el momento del
reconocimiento no actuábamos con plena responsabilidad sino que estábamos
absolutamente bajo esa presión. Teníamos que seguir ciegamente lo que nos
imponía esta presión porque no nos dábamos cuenta de su existencia y no
habíamos podido reflexionar al respecto. Cuanto mayor es el valor, mayores
son la presión y el desconocimiento.
La casa 6 con + (Virgo)
Como este proceso es muy importante y aparece frecuentemente, quisiera
explicar otro ejemplo.
Cuando, como en el horóscopo A, tenemos el signo de Virgo con valor positivo
(correspondiente al temperamento tierra con signo positivo y la cruz mutable
también con signo positivo), las principales exigencias de la vida se dan en la
casa 6 (porque Virgo corresponde a la casa 6). La vida nos exige ante todo
esforzarnos por la cuestión existencial. Justamente porque el entorno nos ha
sensibilizado especialmente hacia la casa 6. Desde la infancia hemos sido
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programados para tratar temas relacionados con la casa 6. Si el entorno no se
hubiera preocupado tanto por la cuestión existencial, entonces otras cosas
hubieran tenido más importancia y la casa 6 no tendría valor positivo. La causa
es siempre el efecto del entorno y la educación. Y los efectos, esto es, las
exigencias, se dan en las situaciones de la vida.
No debemos ceder ante estas exigencias. Lo que debemos hacer es aprender
a comprobar si están fundamentadas o no. Que estas exigencias hayan estado
siempre ahí, no nos dice nada de si son buenas o malas. Ni tampoco nos lo
dice el hecho de que hasta ahora nos hayamos sometido felizmente a ellas.
Ahora debemos reconsiderarlas para (desde nuestro carácter general) valorar
hasta qué punto nos presionan y para ver si nos conducen a la solución de
nuestros problemas o si, en realidad, son un estorbo tanto para nosotros como
para nuestro proceso de desarrollo. Y si consideramos que realmente son un
obstáculo, deberíamos liberarnos de ellas.
En la casa 6, los problemas se encuentran a más profundidad. Están unidos a
nuestra existencia y a nuestros miedos, lo que puede ocasionar bloqueos. A
modo de ayuda podemos, como siempre, recurrir al signo que se encuentra en
la casa y ver su cualidad. Como sabemos, en los signos debemos plantearnos
cuestiones de sustancia y somos capaces de tomar una buena decisión.
Si además el Nodo Lunar se encuentra también en la casa 6 (como en nuestro
ejemplo), entonces debemos tomarnos muy seriamente la pregunta que
plantea el Nodo Lunar. En la práctica esto significa que no nos basta con
respuestas de tipo mundano, que trabajar para ganar el pan de cada día no es
suficiente, sino que debemos escarbar en la profundidad para avanzar en
nuestros problemas existenciales, porque los signos interceptados, suelen
indicar normalmente una tarea kármica. Pasará tiempo antes de que
encontremos la respuesta adecuada a los problemas de nuestra vida. Hasta
ese momento dependemos de un miedo a la existencia del que no nos
podemos deshacer hasta que hayamos descubierto por qué estamos sujetos a
ese miedo, a esa presión externa. Primero pues, podemos tomar la decisión de
si queremos concederle autoridad o no.
El punto de la edad por la casa 6 con +
Cuando el punto de la edad pasa por la casa 6 y ésta tiene valor positivo, en el
período que va de los 30 a los 36 años de edad notamos dolorosamente los
problemas existenciales que encierra la casa 6. O bien vivimos con un alto
grado de inseguridad, bajo una permanente presión de salir adelante en la vida,
o nuestras fuerzas vitales disminuyen y enfermamos. También puede ser que
durante este período no obtengamos prácticamente nada a cambio de nuestro
trabajo diario y que, por este motivo, debamos renunciar a muchas otras cosas.
Precisamente debemos aprender a cumplir con nuestras obligaciones
independientemente de si nos agrada o no. Y si logramos hacerlo sin
resistencia interna, tendrá lugar una transformación de conciencia. Se trata de
un proceso de reconocimiento y aceptación. El saber que en esta área de la
vida hay un problema importante, una tarea kármica, nos ayuda a empezar a
solucionarlo.
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Con el Nodo Lunar como punto de ascenso, la verdadera libertad sólo puede
conseguirse si moderamos nuestros propios deseos, si nos tomamos la
existencia como nuestra propia responsabilidad sin esperar recibir la ayuda de
otros. La libertad aquí es el reconocimiento de que debemos aceptar esta
exigencia del destino. Si además el horóscopo nos indica, como en el ejemplo
A con el Sol en Tauro, que nos preocupamos por la seguridad y la estabilidad,
entonces el desarrollo consiste en aceptar y aprender a vivir con esta
inseguridad. De ahí surgen posibilidades de crecimiento y de ascenso
liberadoras.
Como sabemos, sólo tiene dificultades consigo mismo y con el mundo quien
vive en conflicto consigo mismo. Esto nos hace caer del intercambio armónico
entre dentro y fuera, entre arriba y abajo. Por eso es importante buscar siempre
el propio punto intermedio y estar sólidamente anclados en el propio centro,
para aceptar positivamente el mundo y sus exigencias desde el propio
conocimiento y la libre voluntad.
Conclusión final
Mientras reprimimos una parte de nuestro ser, nuestro horizonte queda limitado
porque tenemos una percepción deformada de la realidad y de las
posibilidades de la vida. Las decisiones que tomamos son inmaduras e
interiormente inadecuadas pues tan sólo se ajustan a lo tradicional o a lo que
los maestros, los padres o cualquier alta instancia ha dicho. Cuando actuamos
así, estamos condicionados y nos comportamos sólo según nos han enseñado
en nuestra educación. Pero si queremos alcanzar la totalidad interna debemos
dejar de lado este comportamiento estandarizado que aún hoy, en gran
medida, divide al mundo entre «bueno y malo» y «blanco y negro», y
desprendernos de los sistemas que estancan y limitan nuestro desarrollo. La
valoración de lo correcto e incorrecto debemos realizarla individualmente,
según el saber y los criterios personales. De este modo estaremos cada vez
más cerca de nuestro centro, seremos más conscientes de nosotros mismos y
de nuestra individualidad, y reconoceremos la tarea de la que debemos
responsabilizarnos en el mundo.
Esto requiere un proceso de autocuestionamiento y autocontrol continuos así
como un manejo creativo de los cálculos dinámicos. Si antes de actuar
entendemos por qué tenemos que hacer esto o aquello, podemos vivir y obrar
desde nuestra responsabilidad. El yo debe ser nuestro punto de referencia para
todo tipo de valoraciones y juicios, no las normas del colectivo ni un super-yo.
La persona que ha alcanzado este grado de coordinación o de totalidad con su
ser interior y con el entorno, se rige según sus propios criterios y teniendo en
cuenta los requerimientos reales de la vida, no por reglas impuestas. Trabaja
conscientemente con los valores positivos y negativos, como un artista que vive
su vida con total convencimiento y diseña creativamente una realidad nueva.
Ha tomado el riesgo de la individualidad y asume la responsabilidad de lo que
hace y de lo que deja de hacer, como expresión de haber alcanzado una nueva
autonomía ética. Una persona así se dirige al mundo positivamente porque se
reconoce como parte de la totalidad. Puede, por tanto, llevar a cabo las mismas
tareas que los demás pero su enfoque se ha vuelto distinto, cosa que el
entorno suele percibir. Una persona que haya alcanzado esta totalidad y que se
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ha convertido en uno con el mundo, con su personalidad sólidamente
estructurada y con su conciencia expandida, constituye un punto de apoyo para
muchos, para la colectividad, y de este modo se convierte en servidor de la
humanidad.
Esto son grandes palabras pero nosotros debemos volvernos conscientes de
todas las posibilidades que con el conocimiento del horóscopo individual y los
cálculos dinámicos podamos alcanzar. No obstante, todo desarrollo depende
de la persona. Esperamos que el lector haya podido hacerse una idea de cómo
valorar los cálculos dinámicos en los signos y las casas pues este sistema es
un verdadero instrumento de crecimiento psicológico. No es fácil describir las
diferencias cualitativas en la actitud ante la vida con los procesos de desarrollo
y crecimiento que los valores positivos y negativos muestran. Como sucede en
toda la psicología astrológica, no existe ninguna receta de validez general. No
obstante, aunque el lector no pueda, de momento, manejar con soltura los
cálculos dinámicos, sí puede adoptar la actitud de investigador consigo mismo
y quizá de esta manera obtenga algún conocimiento que enriquezca su vida.
En definitiva, la vida nos lleva conduce hacia un constante proceso de
transformación y maduración que nos convierte en una totalidad armónica, que
permite que el yo interior pueda irradiar a su través. El principal impulso hacia
nuestro desarrollo procede de nuestro más profundo interior. Esta fuerza que
actúa en todos nosotros es la misma que se encuentra en todos los
acontecimientos creativos y en la evolución que renueva todas las cosas y nos
dirige a todos hacia una meta final. Nos rige y nos moldea continuamente hasta
que hemos alcanzado el deseado «redondeo» de nuestro ser.
Traducción: Joan Solé, 2000-2007
Nota: Posteriormente a la redacción de este texto, Michael Huber desarrolló un método de
representación gráfica de los cálculos dinámicos que se conoce con el nombre genérico de
diagramas de frustración y estrés (este tema se aborda en el curso A1).
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