villa betalba - Rodolfo Vera Calderón

Transcripción

villa betalba - Rodolfo Vera Calderón
Ubicada en el corazón de Carrasco, fue un lugar de encuentro
entre el jet set internacional y la alta sociedad rioplatense
“VILLA BETALBA”
PAULINA DE BARIDON NOS INVITA A LA HISTÓRICA
RESIDENCIA DE ALBERTO DODERO EN MONTEVIDEO
Vista de “Villa Betalba” desde el jardín,
construida en un estilo muy parecido al de las
grandes mansiones de Palm Beach. Escenario
de inolvidables veladas, se convirtió en visita
obligada del jet set durante la década del 40,
que huía de una Europa devastada por la
guerra. Izquierda: Paulina junto a su hija
mayor Paulina (derecha) y sus dos hijos
menores, Margot y Pedro.
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La mujer del empresario Pedro Nicolás Baridon, miembro de una de las familias
más influyentes de Uruguay, abre las puertas de una casa “de leyenda”: en sus
salones, el célebre armador argentino –mentor de Aristóteles Onassis– celebró
fiestas inolvidables, donde reunió a estrellas de Hollywood con Eva Perón
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“El primer cambio radical
que realicé fue pintar toda la
recepción con un color alegre y
vivo, así como decorarla con arte
contemporáneo y objetos que
Pedro Nicolás y yo hemos ido
comprando en nuestros viajes”
Izquierda: el área de recepción, que ya ha sido
redecorada en tres oportunidades por Paulina desde
que se mudó a esta casa, en 1988. Derecha: lo primero
que se aprecia al entrar en la casa es un gobelino que
mandó hacer Nicolás Solari, abuelo del dueño de casa
en el siglo XIX, para su emblemática casa de la calle
Uruguay, en Montevideo. La cómoda, decorada con dos
potiges antiguos sang de boeuf, es francesa y Paulina la
compró en un anticuario. Está custodiada por dos sillas
lira doradas a la hoja. Abajo: en las paredes del hall
principal se destaca un biombo de Coromandel dividido
en dos que le aporta un toque sofisticado al ambiente.
En la otra página, abajo: en el pasillo que conduce al
dormitorio principal sobresale un gran buda fabricado
con materias antiguas que los Baridon compraron en
Angkor Wat (Camboya). El tapiz Aubusson es antiguo
y la cómoda, sobre la que se aprecian dos jarrones de
porcelana japoneses de Satsuma, es italiana.
A
mediados del siglo pasado no
existía en Montevideo un lugar tan concurrido por el jet
set internacional y la alta sociedad
rioplatense como “Villa Betalba”,
la casa que el célebre armador Alberto Dodero construyó a comienzos de la Segunda Guerra Mundial
para instalarse junto a su segunda
mujer, la vedette norteamericana
Elizabeth “Betty” Sundmark. Allí,
en la casa que bautizaron jugando
con sus nombres (“Bet” por Betty
y “Alba” por Alberto), transcurrieron gloriosas veladas que hasta el
día de hoy son recordadas y entre
cuyos invitados figuraban leyendas
de Hollywood como Joan Fontaine
y Anne Bancroft. Construida por
los arquitectos Raúl Clerc y Héctor
A. Guerra y decorada íntegramente por Jansen de París, la casa del
naviero más famoso de la historia
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argentina se convirtió en un emblema de su poder y savoir-vivre.
Mentor de Aristóteles Onassis
y muy cercano al matrimonio de
Juan Domingo y Eva Perón, Dodero dividía sus días entre Europa,
Nueva York, Buenos Aires y Montevideo, donde, entre otros negocios, era dueño del hotel Victoria
Plaza. Al poco tiempo de su muerte –en marzo de 1951– los descendientes de Alberto pusieron la
casa a la venta y Betty regresó a Estados Unidos. Allí volvió a casarse
con el actor Alan Curtis.
CASA DE FAMILIA
Cuatro años después y, tras ser
demolida parte de la propiedad,
el historiador y empresario Pedro
Daniel Baridon Armand-Ugon y
su mujer Margot Solari decidieron
comprar la fantástica propiedad
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“La mayoría de los géneros con los que tapicé los muebles del living son sedas
naturales que compré en India durante un viaje que hice con mis hijos menores”
ubicada en Carrasco para mudarse junto
a su único hijo, Pedro Nicolás. Una decisión inusual para la época, ya que Carrasco era una zona en la que las familias
adineradas de Montevideo se instalaban
solamente durante el verano. Pero los
Baridon querían una casa cómoda en
un lugar tranquilo y “Villa Betalba” era
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perfecta para ello. Décadas más tarde, el
único heredero de Pedro Daniel y Margot
–hoy considerado uno de los empresarios
más influyentes de América Latina (actualmente se desempeña como vicepresidente del Consejo Mundial de Petróleo
y es socio fundador del Consejo Empresarial de América Latina)– decidió seguir
viviendo allí cuando se casó con Paulina
Rubio Azevedo, en 1988. Paulina, quien
había enviudado en 1983 con sólo 30
años y era madre de tres hijas –Paulina,
Valentina y Magdalena–, no sólo volvió a
encontrar el amor, sino también un lugar
perfecto para criar a sus herederas rodeadas de naturaleza y tranquilidad. Después
El living principal, dueño de una impresionante boiserie, es el lugar en el que a
Paulina le gusta recibir a sus invitados. El cuadro que está sobre la chimenea es una
de las obras más importantes de la casa. Se trata de un lienzo de Carlos Federico
Sáez (1878-1901), el reconocido artista uruguayo que perteneció al movimiento
italiano de los macchiaioli. Entre los muchos objetos, se destacan las lámparas y
los platos Imari que están sobre la mesa ratona, además de un par de réplicas de
esculturas del gran artista uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín fabricadas en
porcelana de Rosenthal. Derecha: Alberto Dodero junto a la entonces primera dama
Eva Perón y su segunda mujer, Betty Sundmark, en una imagen
tomada alrededor de 1946.
nacieron Margot y Pedro, los dos hijos de
Pedro Nicolás y Paulina.
Rodeada por su hija mayor, sus dos hijos menores y tres de sus nietas, Paulina
Rubio Azevedo de Baridon posa para
¡Hola! en “Villa Betalba” y cuenta algunos de los secretos mejor guardados de
la emblemática mansión.
VIVIR LA HISTORIA
–Paulina, ¿cuáles son tus primeros recuerdos de esta casa?
–Las comidas que compartí con Pedro
Nicolás cuando éramos novios, además
de los partidos de tenis que jugábamos
durante el primer verano que comenzamos a salir. También recuerdo mucho
cuando conocí a mi suegra, Margot Solari de Baridon, una mujer espléndida,
distinguida y sencilla.
–¿Qué es lo que hace única a
“Villa Betalba”?
–El hecho de que a pesar de que fue
construida hace más de setenta años sigue
siendo contemporánea y funcional. Me
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La vajilla fue un regalo de cumpleaños que Pedro Nicolás
le hizo a Paulina durante uno de sus tantos viajes a París
y está decorada con las iniciales de la pareja
Abajo: Paulina, esplendida con un vestido Carolina Herrera, prende las velas momentos antes de recibir
invitados. En primer plano se aprecia uno de los dos magníficos candelabros antiguos de Vermeil que
decoran la mesa. “La historia de esta vajilla es muy divertida porque mi marido me la compró una tarde en la
que yo me demoré haciendo compras en París. La eligió mientras me esperaba y pidió no sólo que incluyeran
nuestras iniciales en ella, sino que ordenó que detrás de cada plato imprimieran una leyenda escrita con su
puño y letra que dice: “Para mi querida Paulina, Pedro Nicolás”. Casi me desmayo de la emoción por lo lindo
que me pareció el gesto”, cuenta.
El comedor, decorado íntegramente por Jansen de París, es uno de los ambientes mejor conservados de la mansión. El gran mueble de fondo, sin embargo,
fue una de las piezas que los Baridon agregaron a la decoración original. Se trata de un mueble con alzada del siglo XVIII adquirido en Holanda por Enrique
Armand-Ugon, tío de Pedro Nicolás, mientras se desempeñó como juez de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, entre 1952 y 1961. Izquierda: detalle
de la vajilla de Bernardaud (Limoges) en la que se puede leer un monograma con las iniciales de “Baridon Rubio”, los apellidos de Pedro Nicolás y Paulina.
sorprende la maestría con la que fue planeada. La distribución de las habitaciones,
que casi todas daban al área de la pileta,
fue modificada por mí cuando me mudé
para hacer más cómoda esa zona y poder
ubicar los cuartos de mis cinco hijos.
–Existen infinidad de anécdotas de
cuando Alberto y Betty vivieron aquí…
–Los Dodero organizaban fiestas fantásticas cuando vivieron aquí: invitaban a sus
amigos de todo el mundo, contrataban orquestas para que amenizaran cada una de
sus veladas y en ¡los trece bares que había
distribuidos por toda la casa no dejaban de
preparar drinks día y noche! [Se ríe]. Aristóteles Onassis se hospedó varias veces en
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esta casa y aquí pasó parte de su luna de
miel con Tina Livanos, en 1946.
EL COLOR, SU MEJOR ALIADO
–¿Cuál es tu espacio preferido?
¿Por qué?
–La recepción. Adoró su boiserie de roble
y sentarme frente a la chimenea durante el
invierno. Además, es donde se puede contemplar una de las mejores vistas del jardín.
–La casa fue decorada originalmente
por Jansen de París…
–Dejé la decoración de Jansen tal cual la
encontré, incluidos los apliques de luz y la
boiserie. Por razones prácticas cambié el
bar que estaba ubicado al lado de la coci-
na y lo transformé en un desayunador. El
primer cambio radical que realicé fue pintar toda la recepción con un color alegre y
vivo, así como decorarla con arte contemporáneo y objetos que Pedro Nicolás y yo
hemos ido comprando en nuestros viajes.
También cambié parte del mobiliario para
poder recibir a mis amigos cómodamente.
Desde que me casé, hace veintisiete años,
llevo hechas tres redecoraciones.
AMOR A PRIMERA VISTA
–¿Cómo conociste a tu marido?
–Fue durante una despedida a un embajador de España, en 1987. Se trataba de
un gran cóctel en la casa de Mariano Vejo,
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“Aunque dejé la
decoración de
Jansen tal cual
la encontré, por
razones prácticas
cambié el bar que
estaba ubicado al
lado de la cocina y
lo transformé en
un desayunador”
Arriba: el despacho de Pedro Nicolás Baridon, que hoy se desempeña como vicepresidente del Consejo Mundial de Petróleo y fue condecorado por
Su Majestad la Reina de Inglaterra y el gobierno francés, es un reflejo de su gusto sobrio y refinado. La boiserie es original de Jansen y el mobiliario
es de estilo Hepplewhite. El cuadro sobre el sillón es una obra del pintor uruguayo Carmelo de Arzadun (1888-1968). Abajo: Paulina (h) y Margot
–reconocida diseñadora de moda desde hace más de seis años– posan en el living sobre dos cajas japonesas laqueadas antiguas del siglo XVIII
que se usaban para transportar té. En la otra página: el desayunador está pintado en un tono de verde que los Baridon copiaron de uno de los tres
grabados de botánica antiguos que compraron durante uno de sus viajes a Praga. Las dos fruits de cerámica blanca que están sobre la mesa del
fondo son made in Sicilia y la vajilla es la original de la casa, que fue hecha por pedido de Alberto Dodero en Portugal.
padre de una gran amiga que insistía en que era muy joven y no podía quedarme sola para siempre. Fue amor a
primera vista: cinco meses más tarde nos casamos.
–¿Qué fue lo que hizo que volvieras a creer en el
amor después de enviudar tan joven?
–El carácter y la personalidad de Pedro Nicolás. Eso
creo que fue lo que con el correr de los meses me convenció de que era el hombre con el que quería ampliar
mi familia. Además, siempre fue más que adorable con
mis hijas.
–Tu marido y vos son apasionados del arte. ¿Cómo
armaron su colección?
–Nuestra colección de arte ya venía de parte de los padres de Pedro Nicolás, que entendían mucho sobre el
tema y comenzaron desde muy jóvenes a comprar obras
de artistas uruguayos y europeos. Con el correr de los
años, la colección fue completada por adquisiciones hechas por mi marido y por piezas que recibí de mi padre,
que tenía la tradición de regalar a cada uno de sus hijos
un cuadro del taller de Joaquín Torres García para su casamiento. ¡Como me casé dos veces, tengo dos! [Se ríe].
ADN DIPLOMÁTICO
–Tenés fama de buena anfitriona...
–Para mí es un gran placer recibir a mis amigos porque la cocina es una de mis pasiones. Siempre que lo
hago, arreglo las mesas con flores de mi jardín y planifico meticulosamente el menú probando varias rece22
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“Mis nietas me visitan todos los
veranos y cada una plantó un rosal,
al que cuidan y riegan cada vez que
vienen. Los recuerdos que tengo con
ellas en esta casa son únicos”
Paulina junto a sus nietas Paulina (11), Calista (9) y Allegra (5)
en el jardín, obra de Charles Thays. “Desde chica tengo una
conexión muy fuerte con la naturaleza, la cual se refleja en mi
fascinación por cuidar personalmente el jardín de esta casa.
DisfrutO mucho elegir las flores, los rosales y los arbustos cada
vez que hay que reponerlos” cuenta.
tas, así como los vinos que mejor las acompañen.
–¿Cuál es tu regla de oro para recibir invitados?
–Trato de que todos se sientan como en su casa. Uno de mis
bisabuelos maternos perteneció al cuerpo diplomático brasileño, por lo que mi madre [Teresita de Azevedo Mañe] creció en
un hogar en el que el protocolo y el ceremonial eran seguidos
a rajatabla. Creo que esa veta diplomática ya vino en mi ADN.
–Hablanos de tu pasión por la jardinería.
–Desde chica tengo una conexión muy fuerte con la naturaleza, que se ve reflejada en mi fascinación por cuidar
personalmente el jardín de esta casa, diseñado por Charles
Thays. Disfruto mucho elegir las flores, los rosales y los arbustos cada vez que hay que reponerlos.
–Tus nietas deben ser felices en este paraíso cada vez que
vienen…
–¡Totalmente! Me visitan todos los veranos y juegan todo
el día en el jardín y en la pileta. Cada una plantó un rosal,
al que cuidan y riegan cada vez que vienen a esta casa. Los
recuerdos que tengo con mis nietas en el jardín son únicos,
por lo que no sabría decirte en realidad quién está más feliz
cuando estamos juntas, si ellas o yo.
•
Texto y producción: Rodolfo Vera Calderón
Fotos: Tadeo Jones y Archivo Personal de Alberto Dodero III
Agradecemos a Gabriela Pallares
Arriba: uno de los pabellones originales que aún se conservan y en
el que Paulina compartió algunas de sus primeras veladas cuando
comenzó a salir con Pedro Nicolás, a finales de 1987. Derecha: a lo largo
del corredor que une el jardín con la cancha de tenis, Paulina practica
su pasión por la jardinería. Abajo: Alberto Dodero (disfrazado del chef
francés Auguste Escoffier) junto a su mujer Betty [con abanico] durante
una de las tantas fiestas en “Villa Betalba”.
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