Antología

Transcripción

Antología
Selección de Olga Drennen
Campamento LECTURA
(desde 10 años)
Distintos escritores integran esta antología. Autores que cuentan historias
de amor, humor, terror, fantasía y misterio. Historias creadas hace mucho
tiempo y relatos que pudieron suceder en otras épocas, imaginados
ayer no más. Los lectores pueden disfrutar con las poesías
o conocer y repetir coplas que el viento trae y lleva.
En los cuentos y en las obras teatrales de este libro,
seres comunes, extraordinarios o fabulosos los esperan
para reír, jugar y soñar.
Campamento LECTURA
Quienes se animen a emprender la aventura
de leer estos textos vivirán la experiencia
de integrar un verdadero
Campamento “LECTURA”.
Animalario (desde 7 años)
Historias de aquí y de allá (desde 8 años)
Picnic de lecturas (desde 9 años)
Campamento LECTURA (desde 10 años)
0 7 5- 0 0 05
Safari literario (desde 11 años)
Antología (desde 10 años)
Rincón de letras (desde 6 años)
Antología
Selección de Olga Drennen
Índice
N ací un viernes de carnaval. Será
por eso que siempre me gustaron tanto
la música, el ruido y los disfraces.
Como también me encantaban los libros, aprendí a leer antes
de ir a la escuela. Entonces, ni me imaginaba que iba a ser
escritora. Yo quería bailar. Pero, como dije alguna vez,
algo se opuso: la balanza. Así que empecé a escribir. Y no paré.
Publiqué muchos libros. Libros para grandes y libros para
chicos, entre ellos, Sombras y temblores, La trama del miedo
y Pasen y vean, entre otros.
Además de escribir, también leo mucho. Y de entre lo leído,
elegí algunos cuentos, poemas y leyendas para compartir
con ustedes.
Olga
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La antóloga .................................................................................................. 4
Dos más uno son tres chanchos, de Silvina Reinaudi . ...................... 6
Búsqueda de empleo, de María Mercedes Mac Lean .............................. 10
Coplas, de autor anónimo ........................................................................... 13
La flor del ceibo, de Anahí Rosello .......................................................... 14
Nuestro Canuto, de Ema Wolf . .............................................................. 18
El gato que caminaba solo, de Rudyard Kipling .................................. 23
Hogar, de Ángeles Durini ............................................................................ 28
Cus Cus y sus amigos, de María Monserrat Bertrán ............................ 32
Rumba sin rumbo, de Silvia Schujer ........................................................ 34
El caso de la laguna contaminada, de Olga Drennen . ...................... 36
La novela de la tarde, de Alejandra Erbiti ............................................ 41
El Gato Más Curioso Del Mundo, de Beatriz Actis ......................... 46
El león y el conejo, fábula hindú ............................................................. 50
Ocurrió en un tren, de Franco Vaccarini ................................................ 52
La grulla agradecida, cuento folclórico japonés ..................................... 57
Naranjas y limas, poesía popular ............................................................ 62
Sueños, de Anahí Rosello ........................................................................... 63
El sapo encantado, de Julia Chaktoura .................................................. 68
Ramón, de Eduardo Dayan .......................................................................... 72
Cambio de figuritas, de Mercedes Pérez Sabbi ....................................... 77
Extraña visita, de Alejandra Erbiti ........................................................... 82
Justo a tiempo, de Eduardo Dayan . ........................................................ 84
¡Se me lengua la traba!, de Fabián Sevilla ............................................ 86
La serenata, de Juan Manuel Marroquín .................................................. 90
Concierto de balón, de Ana María Ramb ................................................ 92
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Búsqueda
de empleo
H
acía ya más de una semana que Sara compraba el
periódico todos los días, y los lunes, compraba dos.
Necesitaba urgente encontrar trabajo, había hecho
todos los cursos de computación que encontró en la academia y
que le aseguraban darle la oportunidad de ser elegida.
Esa mañana, con tres diarios debajo del brazo, regresó a su casa,
se cebó un mate y, recostada en la cama, se puso a marcar con un
lápiz rojo los posibles lugares a donde mandar sus datos.
En eso estaba cuando leyó:
SE SOLICITA PULGA
Importantísimo circo busca pulga con experiencia en el
espectáculo.
Las candidatas deben dominar al menos tres de las siguientes
pruebas:
Doble trapecio, cuerda floja, barras asimétricas, triple y cuádruple
salto mortal, acrobacia ecuestre, pirámide viviente, salto al barril,
equilibrio sobre esferas.
Es preferible que dominen tres idiomas o más pues suele haber
frecuentes giras artísticas por el extranjero; por la misma razón,
quienes integren el elenco no deberían tener problemas en comer
cualquier tipo de platos regionales.
Se considerará también a favor la habilidad para interpretar
instrumentos de cuerda o viento.
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Coplas
C
uando yo era chiquitito,
me lo decía mi abuelo:
“Nunca verás en el mundo
un hombre calvo con pelo”.
El dormitorio que tengo
es tan chico, tan pequeño,
que solo puedo dormirme
cuando tengo poco sueño.
Ilustraciones: Diego Garavano
Las postulantes deben estar dispuestas además a colaborar con el
montaje de las carpas, carga y descarga de los equipos, cuidado y aseo
de los elefantes, alimentación y cepillado dental de leones, tigres y
panteras, atención de la boletería y otras tareas generales.
Se espera que las aspirantes sean de carácter tranquilo, alegres,
madrugadoras, sociables, constantes en su entrenamiento, sin temor a
las alturas.
Los formularios de ingreso deberán traer adjunto fotos de cuerpo
entero de las solicitantes, listado de trabajos afines anteriores con
los teléfonos de los empleadores, datos de edad, peso, altura y demás
medidas, número y fecha de emisión del pasaporte.
La fecha de cierre para la recepción de las solicitudes es el día
30 del próximo mes, sin excepción.
Pulgas acuáticas, pulgones y piojos, por favor abstenerse.
De pronto, algo muy caliente quemó su brazo y la despertó.
El mate se le había volcado. No lo notó antes porque se había
quedado dormida.
Entonces, después de secarse el brazo, volvió a cebar otro mate
y tomó el lápiz nuevamente.
–¡Y justo yo soy pulga acuática…! –suspiró.
María Mercedes Mac Lean
El barbero de mi barrio
cuenta cuentos de terror,
pone los pelos de punta
y así los corta mejor.
De autor anónimo
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La
flor del ceibo
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ran los tiempos en que los guaraníes vivían libres en
la orilla del Paraná, y pescaban los peces de sus ríos,
cuidaban sus plantas de mandioca y tejían sus vestidos.
Entre esas gentes había un cacique. Y también una voz que hacía
callar el canto de los pájaros. Era Anahí, su hija, que cantaba. Y
entonces, los hombres y las mujeres dejaban a un lado sus labores,
los yaguaretés dejaban a sus presas, el sol se ponía más dorado si
era de día, y la luna, más brillante si todo era negro.
No importaba el momento del día. Ella cantaba. Cuando
trenzaba su cabello negro bajo los árboles, cuando lavaba su piel
morena a la orilla del río, cuando guardaba sus secretos, cuando el
sueño de su padre caminaba con pies cansados.
Sucedió que, en una de esas noches, un rumor comenzó a llegar
al caserío. Eran voces que avanzaban, avanzaban. Voces que nunca
antes se habían oído. Voces que hablaban en una lengua imposible
de entender. Voces que crecían tanto que tapaban el canto de Anahí.
Eran guerreros blancos, brotando como hormigas de un
monstruo dormido en la costa del río.
Rápidamente, el pueblo preparó la defensa. El cacique al frente,
sus hombres atrás, chocaban sus lanzas de madera contra las lanzas
de metal. La furia de unos y otros tronaba en la oscuridad, hasta
que se escuchó un solo grito profundo, de pájaro herido. Era la voz
de Anahí, partiéndose en el aire. Su padre había muerto.
Un silencio pesado y oscuro cayó sobre la Tierra. Y atravesando
el silencio, la voz de Anahí, como un vidrio roto, haciendo tajos en
las almas.
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Anahí Rosello
Ilustraciones: Mauro Stefanazzi
Sin jefe y con miedo, los hombres se rindieron. Uno a uno
dejaron sus armas sobre el pasto, y, bajando las cabezas, volvieron
a sus casas mientras los guerreros blancos se ubicaban en círculo,
rodeando el pueblo.
En el campo de batalla solo quedó la princesa morena con su
mirada mojada, llena de odio y de espanto, pequeña y gigante,
parada en la oscuridad. Erguida, los ojos fijos en los ojos del dueño
de la lanza asesina.
Semejante valentía no podía quedar allí, desafiando, y entonces
el jefe blanco ordenó que la atraparan.
Mientras la llevaban al barco, la princesa buscaba en todos los
ojos aquellos que no olvidaba, pero no los encontró.
La tiraron en un camarote sucio y oscuro, y de tanto en tanto alguien
le traía un poco de agua. Intentaban curvar su cuerpo a latigazos, pero
Anahí seguía de pie, en silencio, buscando los ojos, siempre.
Hasta que un día, el guerrero abrió con un golpe la puerta de la celda
y lanzó una risotada. Pero al entrar vio que la mirada de la princesa
reconocía la suya y se le hundía igual que un cuchillo filoso. Rudo
y valeroso como parecía, bajó la vista y tembló, y, tratando de que la
joven no lo notara, la tomó con fuerza por la cintura y la besó.
Anahí saltó como un yaguareté herido. De un
tirón le arrancó la lanza que llevaba en la mano
y, sin dar tiempo a nada ni a nadie, la clavó en
el corazón asesino. Entonces, mientras la sangre
brotaba, la princesa volvió a cantar.
Los guerreros corrieron al calabozo y llamaron
al capitán, sin poder creer lo que veían. Cuando
llegó, la sangre de su soldado más fuerte ya era
un charco en el piso, y, al lado del cuerpo muerto,
Anahí cantaba una canción que parecía llegar
desde otro mundo.
Al ver y oír lo que vio y oyó, el capitán no
dudó. “Esto es cosa de brujería. ¡A la hoguera con esta!”, ordenó.
La sacaron a empujones del barco y la hicieron caminar por el
campo, en medio de dos filas de hombres armados. La escupían, le
gritaban, pero a ella poco parecía importarle. Seguía cantando, y su
voz se volvía más bella. Allá en el pueblo, su gente comprendió.
En el camino, sus guardias se tapaban los oídos, no fuera que el
canto los hechizara y no pudieran cumplir con lo ordenado.
La llevaron hasta un árbol, un poco más lejos, y la ataron con
sogas y cadenas. Después amontonaron paja y pasto seco a sus pies
y el capitán encendió él mismo la fogata. Los guerreros miraban
aterrados cómo el fuego se levantaba del piso, hacia la copa del
árbol, flotando. Y mientras más subía, el canto sonaba cada vez más
fuerte, más claro, más libre. Como no podían dejar de escucharlo,
los hombres huyeron hacia el barco, pero ya nadie pudo dormir.
A la mañana siguiente todo era silencio alrededor del árbol.
Abajo, un montón de cenizas. Arriba, unas flores de pétalos
gruesos, suaves y brillantes, habían nacido por primera vez en todos
los tiempos. Alguien después la nombró flor de ceibo, tan roja y
encendida como el fuego y el canto de libertad.
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