matias y victoria garfunkel

Transcripción

matias y victoria garfunkel
En su casa, un espectacular petit hôtel
de 1900, en Belgrano
MATIAS Y VICTORIA
GARFUNKEL
“LA VIDA NOS DIO TANTO QUE
SENTIMOS LA NECESIDAD DE AYUDAR”
El heredero de una de las fortunas más grandes de Argentina
y su mujer abren las puertas de su intimidad y hablan del
nuevo y gran desafío que tienen por delante: una fundación
enfocada en la salud de los más humildes y que ayudará a
equipar hospitales y sanatorios de todo el país. El fatídico
accidente que él sufrió en Bariloche hace seis meses,
aseguran, les cambió “la cabeza y las prioridades de la vida”
En el living de su casa, Victoria luce un diseño de Las Oreiro y zapatos de Chanel. “Matías es un apasionado
de la decoración y es él quien siempre se ocupa de ambientar nuestras casas”, cuenta Victoria. Totalmente
recuperado del accidente que sufrió el pasado 5 de mayo cerca de Bariloche, el nieto de Boris Garfunkel está
totalmente volcado a su nuevo proyecto. “Soy muy afortunado de haber encontrado a Victoria y de emprender
juntos el desafío de una fundación”, confiesa.
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El más grande de los tres livings que
tiene la casa de los Garfunkel está
presidido por una gran obra de Benito
Quinquela Martín (1890-1977), uno
de los artistas argentinos favoritos
de Matías. A la izquierda, se aprecia
un autorretrato en bronce de Pablo
Picasso. “Soy un apasionado del
arte”, asegura. En la otra página:
felices y enamorados, Victoria y
Matías atraviesan uno de los mejores
momentos de su vida. En su mano,
ella luce el enorme brillante que el
empresario le regaló en París el día
que le pidió casamiento.
“Una de las sorpresas más lindas que tuve fue cuando Matías se arrodilló frente
a mí en las calles de París y me pidió que me casara con él” (Victoria)
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“Una de mis piezas
favoritas de esta
colección es el bastón de
mando que perteneció
al presidente Raúl
Alfonsín” (Matías)
Izquierda: el hall de mármol da la bienvenida
a la mansión. Se aprecia una fotografía de
Spencer Tunick –el controvertido fotógrafo
estadounidense cuya especialidad es
fotografiar grupos numerosos de personas
desnudas– y la colección de bastones de
Matías. Sobre la mesa se ven varias esculturas
de Rembrandt Bugatti (1884–1916), el escultor
italiano especialista en animales. Abajo:
“Muchos de los bastones los uso… Los mangos
son verdaderas obras de arte”, dice Matías.
S
e conocieron en Nueva York hace tres
años. Desde el primer momento en
que se vieron, en una comida organizada por amigos en común, nunca más
se separaron. Como muchas, la historia de
amor de Matías Garfunkel (39) y Victoria
Vannucci (30) fue un camino con peripecias y separaciones, pero que finalmente
tomó formalidad en París en un soleado
día de mayo de 2011. Ese día, el heredero de una de las fortunas más grandes de
Argentina –su padre, Jorge Garfunkel, fue
un reconocido empresario que fundó el
Banco Buen Ayre, y su madre, Mónica Madanes, pertenece a la familia que es dueña
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del imperio Aluar, máximos productores
de aluminio en Latinoamérica– le pidió
matrimonio en la puerta de una tienda de
la Avenue Montaigne.
Fijaron la fecha: el 31 de marzo de
2012. Bajo el rito judío, Matías y Victoria se casaron en La Celeste, el campo
que Matías le compró a Paula Cahen
d’Anvers y Federico Alvarez Castillo en
San Miguel del Monte, en provincia de
Buenos Aires. La felicidad volvió a inundar sus vidas un año después, el 24 de
marzo de 2013, cuando nació su primera
hija, Indiana, “el mejor regalo que Dios
nos pudo dar”, aseguran.
Pero un accidente automovilístico que
casi deja sin vida a Matías les cambió la vida
para siempre. Sucedió la noche del pasado
5 de mayo en Río Negro, cuando él perdió
el control de la camioneta que conducía.
Sufrió fracturas en la columna y en el cráneo, y una contusión pulmonar. Gracias a
la asistencia que recibió en un sanatorio de
Bariloche, se salvó y pudo recuperarse en
tiempo récord. Hoy dice que está totalmente repuesto, “pero mi filosofía de vida ya no
es la misma. Quiero ayudar a que todas las
personas que lleguen a sufrir un accidente
puedan recibir la mejor atención para que
sus vidas queden fuera de peligro. Veo la
vida de otra forma. Tengo la necesidad
de ayudar”, confiesa el entrepreneur,
heredero de BGH –la empresa argentina de tecnología fundada en 1913
bajo el nombre de Boris Garfunkel e
Hijos, por su abuelo, un inmigrante
ucraniano– y accionista del Grupo 23,
una empresa de medios.
Victoria, su mujer y gran aliada, se
convirtió en su mayor apoyo y en la
“ideóloga” de este nuevo proyecto:
la Fundación Matías y Victoria Garfunkel, una organización sin fines de
lucro cuya misión es ayudar a personas humildes con graves problemas
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Derecha: dueños de un estilo diverso
y ecléctico, Matías y Victoria fueron
comprando objetos en sus viajes por
el mundo para decorar la casa. Los
sillones de cuero y asta los compraron
en una librería de Montmartre, en
París. “Estaban exhibidos en una
vidriera pero no estaban a la venta.
Le insistimos tanto al dueño que
terminó vendiéndonoslos”, cuentan
divertidos. Del lado izquierdo, una
obra del pintor constructivista
uruguayo Joaquín Torres García (18741949). Izquierda: una de las piezas
más importantes de la colección art
déco de los Garfunkel es la Lámpara
arlequín (1930), del artista francés
Marcel Bouraine, hecha en bronce y
marfil. Abajo: en la parte superior de
una de las chimeneas se destaca un
cuadro de Antonio Berni y la escultura
de una bailarina de Edgar Degas. Los
morillos son una réplica de un modelo
de Auguste Rodin.
Matías decidió enmarcar la bata rabínica del siglo XVII con la que se casó (que
compró en Marruecos) en uno de los livings de su casa
de salud. “Tomamos la decisión de
encaminar este proyecto a los pocos
días que pasó lo del accidente”, cuentan en su petit hôtel de Belgrano, una
casona del 1900 en la que recibieron
en exclusiva a ¡Hola! Argentina, y
en la que se ve reflejado el gusto de
Matías por el arte y la historia.
–Hay un antes y un después del
accidente…
Matías: No tengo dudas de que volví
a nacer desde aquel día y que ya nada
volvió a ser igual en mi vida. Y creo
que si pude salir adelante fue gracias al
amor de mi mujer y de mis hijos, porque sin ellos no creo que hubiera sobrevivido, ya que según me contaron
los médicos, mi cuadro era muy crítico
y solamente me habían dado tres horas de vida pulmonar. Pero la reacción
de Victoria fue brillante porque llamó
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inmediatamente a los médicos de la familia para pedirles ayuda. Todo fue muy traumático, pero hoy soy un agradecido de la
vida. Aún tengo momentos de mucho dolor porque mi columna vertebral se partió
en tres partes, pero basta con ver a mi hija
sonreír para olvidarme de todo.
Victoria: Creo que jamás podré olvidar
aquella noche en que sonó el teléfono a
las dos de la mañana para avisarme que
Matías había sufrido un accidente y que
estaba luchando por su vida. Recuerdo
que estaba amamantando a Indiana en
ese momento y cuando colgué su mirada
me tranquilizó y me dio fuerzas para enfrentar los días más duros. Desde ese día
ya nada es igual, todo lo valoro distinto y
trato de disfrutar al máximo la vida. Sin
duda, fue algo que me cambió mucho
como persona y que me hizo darme cuenta de que la familia es todo para mí.
SU NUEVO PROYECTO
–¿Cómo surgió la idea de crear la Fundación Matías y Victoria Garfunkel?
Matías: Más allá de que los Garfunkel
somos una familia que siempre estuvo vinculada a causas filantrópicas, sin duda fue
el accidente lo que nos llevó a tomar la decisión de crear una fundación, ya que me
di cuenta de que el equipamiento de los
hospitales es fundamental para la calidad
de vida de los pacientes. Nuestra ayuda
inicial se enfocará en la salud y estará basada en donaciones. Además, me pone muy
contento que sea Victoria quien presida la
fundación, porque a lo largo de todo este
tiempo me demostró que es una mujer
muy valiente y con un gran corazón.
Victoria: Ya estoy terminando el primer
plan de acción. Además, estoy formando
un cuerpo de voluntarios que recorrerán
los hospitales para darse cuenta de sus
carencias y poder canalizar la ayuda más
rápidamente. Estoy muy entusiasmada
con la idea y desde el primer momento le
dije a Matías que podía contar conmigo,
porque soy una convencida de que todo
granito de arena siempre es bueno.
–¿Van a hacer donaciones?
Victoria: Sí, la primera fue precisamente al Sanatorio San Carlos, el lugar al que
trasladaron a Matías después del accidente y donde le salvaron la vida. La segunda
se hizo el 19 de septiembre pasado, después de haber sido invitada al programa
El diario de Mariana conducido por Mariana Fabbiani, donde me encontré con
la historia de Jeremías, un chiquito que
necesitaba 30 mil pesos para poder viajar
a China y someterse a un tratamiento con
células madre. Cuando escuché la historia
y me enteré del gran esfuerzo que estaban
haciendo sus padres, hablé con Matías y
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El estilo inglés se manifiesta con fuerza en la escalera de honor, donde las barandas en línea Chippendale conducen al primer piso de la casa. A la izquierda,
sobre el baúl, se ve un gran elefante de marfil que compraron rumbo al desierto del Sahara, en Marruecos. En la otra página, arriba: la biblioteca,
realizada en caoba y nogal, atesora la enorme colección de libros que Matías heredó de su padre Jorge. Abajo: en primer plano, una de las tres motos que
tiene exhibidas. Se trata de una Royal Ruby de 1914. Izquierda: Victoria, con un vestido de Alexander McQueen y zapatos de Tom Ford.
“Matías tiene un ojo único para detectar piezas extraordinarias. Cada uno de
los objetos de esta casa fue muy buscado” (Victoria)
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Lista para recibir invitados, la mesa luce vajilla y copas de Hermès, cubiertos de Christofle y servilleteros de Cartier. El florero es de cristal de
Baccarat y los candelabros de plata son antiguos. La araña la adquirió Matías en el anticuario Arita, de Eduardo Cohen, y perteneció al rey Pedro II
de Brasil. Al fondo, se ve un par de globos terráqueos ingleses del 1700. A la izquierda, se aprecia otra motocicleta, una Excelsior de 1912.
En las paredes se exhibe una parte de la enorme colección de cartas y manuscritos que Matías empezó a los 16 años cuando su padre le regaló un
manuscrito original de Napoleón para su cumpleaños.
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La gran mesa rectangular de mármol italiano del comedor de los Garfunkel
perteneció a Gianni Versace y data del siglo XV
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“El accidente de Matías
fue algo que me cambió
mucho como persona
y que me hizo darme
cuenta de que la familia
es todo” (Victoria)
Victoria, con collar de
perlas de tres hilos y
gran anillo de Mikimoto,
la emblemática casa
japonesa famosa por sus
perlas cultivadas, luce
radiante en el comedor
de su casa.
decidimos donarle esa cifra a los padres de Jeremías.
Matías: Igualmente, considero que
en un futuro todas las donaciones
deben ser anónimas, ya que así me
educó mi padre. Creo que cuando la
vida te da tanto, tenés la obligación y
el compromiso de ser generoso con
los demás. Veo un gran potencial en
esta fundación.
BUSCANDO OTRO HIJO
–¿Hay planes de agrandar la familia?
Victoria: Totalmente y pronto.
[Risas]. Justamente estamos buscando
otro hijo, porque nos gustaría que Indiana tuviera un hermano cuanto antes. Los chicos son siempre la alegría
de un hogar y nos encantaría que esta
casa estuviera repleta de risas.
Matías: Yo crecí como hijo único,
por lo que quiero que Indiana crezca
en una familia grande. Nada puede
darte más satisfacciones en la vida
que el cariño de un hijo. De hecho,
creo que fue gracias a mis cuatro hijos
[Ariana (14), Juan (12), Solana (8)
Arriba: en uno de los rincones
del comedor se destacan
dos cómodas neoclásicas
italianas de finales del siglo
XVIII sobre las que lucen una
gran colección de estatuas
y sellos antiguos de marfil,
regalo de casamiento de
Eduardo Cohen. Izquierda:
dos de las tantas cartas
que intercambiaron
Winston y Clementine
Churchill. Derecha: un
manuscrito escrito por
Jorge Luis Borges.
“Las piezas que más
me gustan de mi
colección son los
manuscritos de ‘El
Aleph’, de 1949, y de
‘Yo, judío’, de 1934”,
cuenta Matías.
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Derecha: a pocas semanas de que Matías se
someta a una nueva operación para mitigar el
dolor de espalda, Victoria –vestida de Ralph
Lauren– confiesa que está asombrada por la
rápida recuperación que logró su marido.
El matrimonio, que pasa por su mejor
momento, posa en su living privado. Detrás
sobresale una gran obra de Prilidiano
Pueyrredón titulada Retrato de familia. Arriba:
en el tercer piso de su mansión construyeron un
quincho, donde organizan asados los fines de
semana con los hijos mayores de Matías, Ariana
(14), Juan (12), Solana (8). Amantes del mar,
lo decoraron en un estilo náutico. Izquierda: el
gran gimnasio en el que Victoria, dueña de una
figura envidiable, entrena todos los días con su
personal trainer.
El gimnasio parece el de
un hotel cinco estrellas.
Entre las máquinas,
sobre las paredes de
piedra, convive un
gobelino antiguo
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“Matías y yo estamos
buscando ser padres
de nuevo, porque nos
gustaría que Indiana
tenga un hermano
pronto” (Victoria)
e Indiana; los tres primeros son de su
anterior matrimonio] que tomé fuerzas y pude salir adelante después del
accidente. Cuando escuché que la pequeña no quería comer y lloraba todo
el día mientras yo estuve internado,
me conmovió profundamente.
EL COLECCIONISTA
–Matías, la casa refleja tu gusto por
el arte, los muebles y hasta los “fierros”… ¿El coleccionismo es uno de
tus hobbies?
–Desde que tengo 5 años me apasiona coleccionar y elegir cosas. De
hecho, varias de mis colecciones están desperdigadas por toda mi casa.
Creo que más allá de atesorar cosas
bellas o con un peso histórico importante, el espíritu del coleccionista está relacionado con un deseo de
proteger y resguardar objetos para
las futuras generaciones.
–¿Cuál de tus “pequeños tesoros”
es el que más te apasiona?
–Sin duda, creo que los manuscritos y las cartas antiguas. Recuerdo
que empecé cuando cumplí 16 años
y mi padre me regaló un manuscrito
de Napoleón. Desde ese día no paro
de buscar estos objetos por todo el
mundo. Hace poco llegó a mis manos uno de los más raros. Se trata de
la renuncia del presidente Nixon,
escrita el 8 de agosto de 1974. Es
un documento que debería estar en
la Biblioteca y Museo Presidencial de
Richard Nixon, pero no, está colgando en la pared de mi comedor. Sin
embargo, mis favoritos son los manuscritos originales de El Aleph” y
“Yo, judío”, ambos de Borges.
Feliz junto a la pequeña Indiana, que nació el 24 de marzo de este año, Victoria asegura que la
maternidad es una de las mejores cosas que le pasó en la vida. La beba, muy simpática y, según
dice, parecida a Matías, lució un outfit de Burberry para la producción. “Hoy la familia es la
prioridad. Disfruto de cada instante al lado de mi marido y de mi hija”, dice.
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“SOY MUY AFORTUNADA”
–Victoria, ¿cómo cambió tu vida
desde que te convertiste en la mujer
de Matías Garfunkel?
–Hay tres momentos que marcaron mi vida. El primero fue el día
que tuve que salir a trabajar para po23
“Somos muy unidos y
me encanta que mis tres
hijos mayores vengan a
pasar los fines de semana
con nosotros” (Matías)
der vivir, porque debo aclarar que no
fue fácil llegar adonde estoy. Muchas
veces pasé por situaciones complicadas y conozco muy bien lo que es el
esfuerzo del trabajo. El segundo fue
el día que conocí a Matías y que me
di cuenta de que era el hombre con
el que quería compartir el resto de
mi vida. Y el tercero, cuando nació
Indiana y me convertí en madre.
Porque es gracias a mi hija que hoy
veo la vida de otra manera: la maternidad me sensibilizó enormemente y
me hizo darme cuenta de lo que es
el amor incondicional. Por eso, todos los días me levanto y le agradezco a Dios por darme el privilegio de
llevar esta vida y de tener un marido
tan generoso.
•
Texto y producción: Rodolfo Vera Calderón
Fotos: María Teresa de Jesús Alvarez
y Daniel Karp
“Cuando Matías estuvo internado,
Indiana no quería comer y dormía mal.
Cuando empezó a recuperarse, ella
mejoró con él” (Victoria)
Indiana, el día que cumplió siete meses, muy sonriente a punto
de salir a dar un paseo en su Inglesina, una de las marcas inglesas
más prestigiosas de cochecitos para bebés. “Mi hija tiene el mismo
carácter de su padre. Es muy simpática y tienen una personalidad muy
marcada”, cuenta orgullosa Victoria.
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