Curiosidades de 80 años de Las Piraguas

Transcripción

Curiosidades de 80 años de Las Piraguas
Francisco José Rozada Martínez
Curiosidades de 80 años de Las Piraguas (I)
Los nombres de las piraguas. La ley de los cinco colores. Las primeras mujeres en la
prueba deportiva.
En sus inicios se llamó “Regata de Piraguas”, tomando la salida
en su tercera edición en Arriondas, a finales de julio de 1932, con
un desquite o “revancha amistosa” al inicio de septiembre.
Algunas veces se buscaba que coincidiese que la marea
estuviese alta en la meta de Ribadesella y se elegía por ello el
primer o segundo sábado de agosto. Así, por ejemplo, el
Descenso del Sella de 1945 fue el 11 de agosto y no el 4, primer
sábado. No fue hasta el 9 de agosto de 1969 cuando se puso en
práctica la norma reglamentaria recogida en acta según la cual se
decía que “la regata se correrá el primer sábado de agosto
siguiente al día 2”, y en ese XXXIV Descenso el primer sábado era
día 2, por lo que pasó al segundo sábado, día 9. Así quedó
establecido hasta hoy, aunque no siempre se cumplió el
reglamento, pues en 1975 fue otra vez un 2 de agosto y, en 1992,
fue el día 15 de ese mes para no coincidir con los Juegos
Olímpicos de Barcelona, razón absolutamente justificada.
En 1945 la Sociedad Colombófila “La Parraguesa” efectuó una
suelta de palomas en la meta de Ribadesella, sobre cuyo puente
se agolpaban ya muchos selleros; de hecho -al año siguiente“Buelta”, el enviado especial de LNE, contó la asistencia de 285
coches, 23 autocares, 50 motos y unas 400 bicicletas. En 1947
surgió una polémica por dónde debía estar situada la meta, ya
que los vecinos de Llovio querían que fuese en su localidad, con
la disculpa de que allí se celebraba la romería posterior en los
Campos de Oba y que el tren fluvial (que iba por su tercer año)
tenía dificultades para llegar al puerto de Ribadesella. No lo
consiguieron pese a la mucha publicidad distribuida por Asturias
y, además, la prensa se puso de parte de Ribadesella, pues su
puente era el lugar más apropiado como meta y se hizo una
demostración de que el tren fluvial podía llegar sin problemas
hasta la villa del Divino Argüelles. Decenas de miles de manteles
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de plástico se vendieron ese año debido a la fuerte lluvia y
fueron convertidos en impermeables, a modo de ponchos.
En 1951 tuvo lugar el XV Descenso del Sella y pasó a la historia
de la Fiesta
como el primero de rango internacional, ya que participaron
Portugal, Francia, Italia y Bélgica, ganando Arturo Castro y
Ramón Prieto, de Gijón, con su piragua “Orbayu”. En 1953
Dionisio de la Huerta dio a conocer los que llamó “Principios
fundamentales del Reglamento de Las Piraguas”, apuntando que
el Descenso era una prueba absolutamente amateur desligada
de todo afán de lucro. Así estableció que no habría premios en
metálico, ni propaganda comercial, sólo se admitirían remeros
aficionados y solicitaba que acudiesen todos con collares de
flores y montera picona (hasta diez años después no se añadió el
chaleco al “uniforme reglamentario”) y aseguraba que Asturias
era -después de Canarias- la provincia española más abundante
en flores, de modo que su intención era convertir el Descenso en
un vergel, en una romería ambulante que acompañase a los
participantes a lo largo del recorrido, pues para eso había creado
la Feria del Folklore y de lo Típico Asturiano, que en ese año
celebraba su segunda edición. Las piraguas tenían nombre
propio y, en 1953, las favoritas eran “Ruxidora”, de Villaviciosa,
con Antonio y Jaime Fdez. y “Sta. Marina”, de Ribadesella, con
Chus Villar. Los hermanos Cuesta (Antonio y Maximino)
competían con su piragua de nombre “Omedina” y ganaron la
edición XVIII al año siguiente, al igual que Antonio y Leandro
Cuesta ya habían ganado en 1949 el XII Descenso. “Sin prisa” era
el nombre de la embarcación de Antonio y Luciano Peruyero, de
Arriondas; como “El Bígaru”, del parragués José Luis (Pepito)
Fondón, aunque los periódicos del día mencionaban
erróneamente también a su hermano Fernando (Nano), pero en
esa piragua iban Pepito y Juan Peruyero, con el dorsal 64, que
partieron del puesto número 2. De la margen izquierda del río
salieron ese año 22 piraguas y de la derecha, 23. Otra piragua -de
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nombre “Arriondas”- era la de Pepe Martínez y Fausto A. Dory.
Otros nombres: “La Guaxa”, “Caimán”, “Italia”, “Solitario”,
“Polesina”, “Monstruito”, “Folgazana” o “Corri-corri”.
“Esperainos” era la de Lolo Sánchez y Antonio Rodríguez, la única
inscrita de Infiesto, pero no se presentó en el momento de la
salida. Era el XVII Descenso y la ganadora fue Bélgica. Como es
sabido, las ideas del tren fluvial y de los collares de flores las
importó Dionisio de India, ese gran país al que -como Secretario
de la Federación Española de Tenis que fue durante 25 añosacudió con el equipo español de esta disciplina deportiva. La
participación de un equipo de Cuba fue la sensación de 1955.
Como el público no podía ver bien desde la orilla los nombres de
las piraguas Dionisio cambiaba los colores de las mismas a
medida que el Descenso crecía. Como recuerda Carlos Tejo
Pérez, en el año 1945 adjudicó el color rojo para Ribadesella, azul
para Arriondas, blanco para Infiesto, amarillo para Villamayor y
verde para Gijón. Piraguas y remos debían llevar esos colores.
En 1947 hizo cambios y el amarillo fue para Madrid, rojo y blanco
para Santander y negro y rojo para Bilbao. En el acta de 1954
quedaron definitiva y oficialmente adjudicados de la siguiente
manera y por este orden: Rojo para todos los equipos asturianos;
amarillo para el equipo español -o nación extranjera- vencedor
absoluto del año anterior; verde para el equipo ganador español
-o para toda la nación extranjera- del equipo ganador del
Descenso anterior; blanco para todos los equipos extranjeros y
azul para todos los equipos nacionales no asturianos. Buscando
un efecto estético, las franjas de la bandera oficial del Descenso
fueron distribuidas de arriba abajo por este orden: rojo, amarillo,
verde, blanco y azul. Las banderas y logotipos que se utilizan en
la actualidad colocan estos colores en otro orden, a saber: rojo,
azul, blanco, verde y amarillo (la colocación de la franja
horizontal blanca en el centro de la bandera hay que reconocer
que la “equilibra” estéticamente y le da sensación de simetría
cromática). Las embarcaciones podían llevar en la proa y en la
popa los colores de su club y el número de inscripción. El sorteo
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para el orden de salida se efectuaba hasta diez días antes en el
Tenis Club de Infiesto, como Sociedad Deportiva organizadora de
la prueba. La carrera se disputaba no sólo por naciones, sino
también por equipos y hasta por ayuntamientos. De hecho, en
1953, la de ayuntamientos estaba disputada por doce, a saber:
Amberes, Ginebra, Roma, Tonneis, Burdeos, Madrid, Valladolid,
Oviedo, Pola de Siero, Villaviciosa, Ribadesella y Arriondas. Era
preciso que participasen dos piraguas por cada localidad. En el
caso de los equipos debían participar tres embarcaciones y lo
hicieron cinco clubs de remo: Circulo Cannotieri Tirrenia, de
Roma; Union Sportive Tonneinquasie, de Tonneins-Francia; Club
de Remo, de Ribadesella; Frente de Juventudes, de Pola de Siero
y Club de Mar, de Villaviciosa. ¿No es curioso que siendo ya el III
Descenso de rango internacional a la Federación se le ocurriese
que en esa ocasión se disputase -simultáneamente- el I
Campeonato de Asturias de Descenso de Río?
Son las hemerotecas las que nos sirven para recopilar buena
parte de este anecdotario que -por elemental cuestión de
espacio- aquí recogemos muy resumido. En este caso concreto
“buceando” en el legado del ya fallecido y gran entusiasta de
esta fiesta Raúl Prado, cuya familia cedió a la villa de Arriondas entre otra documentación- varios álbumes que recogen
numerosísima información escrita y fotográfica sobre el
Descenso del Sella.
Y llegaron las bodas de plata de la Fiesta de las Piraguas. Era el
año en el que -desde 1950- se había dicho que “encajarían” el
XIII Descenso que en su momento no se celebró por razones de
superstición, ya que pensaban que ese número restaría afluencia
de público. Corría el año 1961 y se vio que era difícil de explicar
semejante idea, de modo que se celebró la XXV edición lo mejor
que se pudo. El tren fluvial llegó a Arriondas con 20 vagones, los
máximos que estaban permitidos por las normativas y
reglamentos de los ferrocarriles. Gran día de sol y Dionisio dejó
para ese día la presentación de las “novias” del Sella. Eran algo
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así como reinas, pero más sencillas, más asturianas, más
cercanas. Llevaban bandas cruzadas sobre el pecho con el
nombre de la región, el club, la sociedad o el país al que
representaban. Nada de carrozas para ellas, sino que iban a
hombros de jóvenes o en el centro de corros en los que se
bailaba; algunas veces iban al frente de su equipo de palistas. En
los Campos de Oba, en Llovio, se dio una sorpresa pues, tras la
comida a la orilla del Sella, se proclamó que la Fiesta de las
Piraguas sería también desde ese día la Fiesta de Asturias. En las
bodas de plata el Presidente de la Diputación -en representación
del Club de Tenis- hizo entrega a Dioniso de la Huerta de un
estupendo trofeo representando a un piragüista y con la
inscripción conmemorativa. Después, el tradicional festival
folklórico. Habían participado 194 palistas tripulando 120
piraguas de trece naciones. Ganó Dinamarca, seguida de España,
Suecia e Inglaterra.
En 1962 el Club “Los Rápidos” de Arriondas ya era importante a
pesar de haber nacido sólo un año antes. Formado por
muchachos de quince a veinte años contaba con doce
embarcaciones y veinte afiliados. Consiguieron seis trofeos de los
trece que se disputaban y -como contaba el antes citado Raúl
Prado, director técnico del equipo- al Club se le presumía un
futuro prometedor. No se equivocó y -cincuenta y cinco años
después- sus éxitos son innumerables. Juan Manuel Feliz (ahora
al frente del CODIS) con su piragua “El Portazgo”, Emilio Llamedo
con la suya de nombre “La Rápida”, Carlos Poo, Ángel Cepa,
Manolo Pendás, Tobis Blanco, Ángel Muñiz o Miguel Ángel
Blanco ya se mencionan como importantes miembros del club
desde su puesta en marcha (mejor diríamos “puesta en el río”).
Pagaban su cuota anual, bastante elevada; se les denegó una
subvención municipal en aquellos inicios; algunos asistieron a
cursillos y se hicieron preparadores nacionales. Emilio Llamedo
se había proclamado ya campeón individual de España. Profético
fue -hace 54 años- el periodista cangués J. M. Diego Carcedo
cuando escribió: “Les deseamos muchos éxitos. Que el club “Los
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Rápidos” suene mucho y bueno. Hay madera para ello entre
estos muchachos que ya han empezado a cosechar éxitos por
toda España, fruto de su extraordinario entusiasmo”.
Las mujeres formaron y forman parte de esta fiesta desde sus
inicios, pero su participación en la prueba deportiva era otro
tema. La clasificación en el apartado de “damas” -con meta en
Toraño- no fue una realidad hasta el inicio de la década de los
años 60; un ejemplo es que en 1963 participaron 116 piraguas y
“una sola señorita” (decía el desaparecido diario Región), aunque
en las hemerotecas aparecen ya en 1961. Un periódico afirmaba
por error que las primeras participantes femeninas y pioneras
habían sido ocho chicas de Irlanda y España el 9 de agosto de
1969. El Club Vallehermoso de Madrid, que participaba por vez
primera en el Sella, envió a tres chicas y dos chicos a la prueba.
Para la prensa de aquellos años y para el público resultaba ser
una noticia casi anecdótica y -hoy en día- es cuando menos
curioso que se escribiesen cosas como “es la primera vez que
participan, desconocen el río y aún no han iniciado sus
entrenamientos, claro que la mayoría femenina en el equipo
explica su tardanza en llegar al Sella…” o “nos alejamos, no sin
antes sacarles unas fotos, con la obligación de sacarlas guapas,
menos mal que no es nada difícil”. Era una forma de expresión
machista, muy propia de aquellos años. Once piraguas tripuladas
por féminas se clasificaron ya en 1975. La meta estaba en Toraño
(para las que llamaban “categorías inferiores”), pues no se pasó
al puente de San Román, en Llovio, hasta la época de Emilio
Llamedo como presidente.
Siempre hay excepciones, porque en 1933 Dionisio de la Huerta
Casagrán bajó el Sella con Marta Junquera y -al año siguientecon “Chona” Durán, hermana del ganador de 1932. Utilizaron la
piragua K2 de nombre “Macedonia”. La gijonesa Teresa Cerra
también bajó el Sella por aquellos años formando pareja con
Javier García Lomas. Tres mujeres anticipadas a su época,
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deportistas en tiempos difíciles para ellas que, además,
practicaban natación, tenis y esquí.
Francisco José Rozada Martínez
20 de julio de 2016
Actual diseño de la bandera oficial del Descenso del Sella
01.-1931-II Descenso-
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02.-1932.-Primera salida en competición desde Arriondas.
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03.-Cuando el cauce se cuidaba poco -1969-
04.-. Eran ´novias´ del Sella -no reinas- e iban a hombros, no en carroza.
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05.-1933-34. Chona Durán y Teresa Cerra, primeras mujeres en bajar el Sella.
06.-Puente de Ribadesella en los inicios del Descenso.
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07.-1934. V Descenso. Salida en la margen de Arriondas..
08.-En 1945.
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