Mirandolina : comedia en tres actos y en prosa

Transcripción

Mirandolina : comedia en tres actos y en prosa
I
JL u/
í
IMIOOOM
(LA
LOCAN DI ERA)
COMEDIA
&n
t^ros
aotoa
y
oo prosa
ESCRITA EN ITALIANO POR
O^a^Rr^O
OOZ^DONI
T TSAOÜGIDA. AL CASTELZ.A110 POR
CRISl'OBAL DE CASTRO
Copyright, by Cristóbal de Castro, 1913
SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES
Calle del PradOi
iei3
núm. 24
»áíIJRA.JVX>OJ^IJVA
Esta obra es propiedad de su traductor» y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla
£spaña ni en
los países
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hayan
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cele-
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Queda hecho
et la
HoUande
el deposito
que marca
la ley.
MIRANDOLINA
(LA
© r»
LOCAN DI ERA)
COIVIEDI A
tres setos y s m prosa
ESCRITA EN ITALIANO POR
OA^RX^O OOJL.DOIVI
Y TRADUCIDA
A.L
CRISl^OBAL
Se estrenó en
el
CASTELLANO POR
E)K
CASTRO
TEATRO DE LA PRINCESA
pafiía Rosario Pino, el 16
por
de Octubre de 1913
*-
MADRU/
S.
TBLASOO. IMP., MABQCtS DI BAITTA
1913
AltA,
U
OOF.
la
Com
A
REPARTO
ACTORES
PERSONAJES
MIRANDOLIN
ROSARIO PINO.
HORTENSIA
Mabgaeita Robles.
DEYANIRA
EL CABALLERO
Doea Sánchez.
Maetínez Tovae.
Sb.
EL MARQUÉS
Mobeno.
EL CONDE
Ribas.
FABRICIO
UN CRIADO
UN CRIA DO
Agüdín.
del Caballero
Mancha.
Conde
Esteañi.
del
La acción en Florencia,
y
en
el
hospedaje de
Mirandolina.— Época, 1750
1^^ QiÜWaM&j}S!¿iSÍm^iS)AQAt3A<JA0i
ACTO PRIMllRO
üua
sala
en
la hospedería.
cnadros de
la
Puerta
al
foudo
dos laterales. Muebles y
y
época.
ESCENA PRIMERA
Al levantarse
Marq
.
Conde
Marq,
Conde
Marq.
Conde
Marq.
Conde
Marq.
Conde
Marq.
el telón, el
MARQUÉS
y
el
CONDE,
disputan
¡No faltaba rcásl Entre usted y yo hay mucha diferencia.
Usted aquí es un huésped igual que )'o. Mi
dinero vale tanto como el de usted... y... y...
Pero, ¿no está usted viendo que cuando Mirandolina me distingue es por algo?
¿Por qué?
Porque soy el marqués de Padua...
Y yo el conde de Albaflorida...
Sí, conde, conde. ¡Condado por dinero!
Yo he comprado mi título y usted ha vendido el suyo. De manera...
¡Oh, es insufrible! Yo soy quien soy y á mí
no se me pierde el respeto, ¿estamos?
Tero, ¿quién pierde aquí el respeto, sino
usted^ Usted es quien habla con un tono...
¡Naturalmentp! Yo estoy aquí de huésped
porque amoá Mirandolina. Esto lo sabe todo
el mundo. Tengo derecho á que ninguno la
mire á
la cara...
Y si
no...
—
Conde
Marq.
6
~
si no, qué?... ¿Es que va usted á impedirme que yo haga el amor como se me an»
toje? Pues estaría bueno. ¿Por qué cree usted que estoy yo en Florencia? ¿Por qué me
hospedo aquí? Por Mirandolina... Nada
ipás que por Mirandolina...
Bueno, bueno... De todos modos no va usted á sacar nada en limpio.
¿Y
Conde
Marq.
¿Yo, no, y usted, si?
Yo, tí, y usted, no. iPnes no faltaba más!
¡Yo soy quien soy! Mirandolina necesita de
Conde
Marq.
Conde
Mirandolina
Marq.
Conde
Yo no pregono lo que hago.
Usted no lo pregona, porque no tiene nada
que pregonar... ¡Aquí todo se sabe!
Marq.
Conde
No
se 6a[)e...
Sí
se
mi
protección.
lo que necesita eá dinero.
¡Dinero, dinero! (Despectivamente.) ¡Bah!
Yo pago diariamente un cequí, ¿usted
oye? Además la regalo muchas cosas...
sabe.
Me
han dicho
lo
los
lo-
camare-
ros...
Marq.
¡Los camareros!
botarate.
Como
Habrá sido Fabricio. Ese
quiere casarse con Mirando-
lina...
Conde
Marq.
í'uede ser, no digo que no. Ha seis meses
murió fcu padre y la pobrecilla necesitará uu
hombre al frente de esto.
Bueno, se casa, ¿y qué? Yo he de seguir
siendo su protector... Yo haré... Bueno, ya
sé lo
Conde
que
haré...
(Expaasivo.) ¡Ah, picaro!
piensa?
¡Digo,
(Pausa corta.)
digo,
Vamos
á
Ver...
Usted es que conoce á
cos, ¿á que sí?
Marq.
¿De modo que usted
hombres serios!
los
las
Con
franqueza,..-
mujeres como po-
¡Psé!... (procurando disimular su vanidad.)
¡Psé!..»
¡Psél...
Conde
¡Usted es un libertino! (Bromeando.) ¡La de
aventuras que tendrá usted que contar! (ei
marqués á cada palabra
del conde, hace gestos de afec-
tadísima modestia.)
Marq.
(Asomándose ai foro y llamando.) ¡Camarero! (A|
el mismo juego de antes.) ¡Psié! (otra
vez lla-^
mando.) ¡Camarero! (Aparece ai foro Fabricio.)
conde
)
ESCENA
DICHOS
Fab.
/;Llamaba
Mahq.
Fab
(Ásperamente.)
CüNDíT
Fab
Marq.
el
y F.VBRICIO
señor?
¿Señor? ¿Qué 68 6^0 de señor?
Es que...
Diga usted, ¿cómo
Ferdón.
II
.
está la Mirandolina?
Siuy bien, ilustrísiruH.
¿Se ha levantado ya?
Fab.
Sí, ilustrisima.
Makq.
Animal...
Fab.
¡Ilusliísima!
Pero, ¿qué es eso de ilustrisima?
El tratamiento que he dado al señor. (Por
Marq.
Fab.
ei
conde.)
Marq.
Entre
el
señor y yo hay alguna diferen-
cia...
Fab
Marq.
(Ya
Fab.
En
Marq.
Así.
que hay diferencia...)
dueña que venga, que necesito ha-
lo creo
Di á
la
blarle...
Conde
Fab.
seguida, excelencia... ¿lis así?
Lo sabes hace cuatro meses. Pero eres
un impertinente y un necio.
(a Fabricio, dáudole una moneda.) Toma. Un CCquí. Para que veas si hay diferencia entre el
señor y yo!
¡Oh, excelencia!
Mil gracias...
(ai
Mftrqut-s.;
ilustrisima...
Marq.
tiro el dinero como los
á Mirandolina... Ligero, ¿eh?
Yo no
Marq.
Conde
Marq.
(saie
Avisa
yabricio
que me humilla dando cequíes
camareros? ¡Bah!... Yo valgo por mí
mismo, no por el dinero.
Pues sin dinero, amigo mío...
¿Qué? Ya me voy yo cansando de tanta historia... Sin dinero, ¿qué? La cuestión es per
noble, tener alcurnia... La gente ve á un nrble y dice: ¿Ese? Ese es un procer. Pero ve
á un rico que no es noble y dice: ¿Eee? Ese
es un asno cargado de dinero.
Y á usted no le llamarán asno.
Desen^íáñese usted. El dinero es lo de menos. ¿Quién tiene hoy dinero en el mundo?
¿Ufcted cree
á
C/ONDE
locos...
ios
.
—
8
Los que no tienen otra co?a. Vaya usted
viendo; los sabios, los artistas, los héroeí?,
¿han tenido dinero nunca? jPues entonces!
Conde
No
lo
han tenido porque no
pedirlo...
iVaya
si lo
se lo dan.
Pero
Créame usted á
piden!
mí...
Marq.
Conde
Marq.
Conde
Marq.
¡Yo qué voy á creerle á usted!
Es usted
intolerable.
Y usted insufrible.
Y usted un.
Y usted un... (Por la derecha
ma
ESCENA
DICHOS
Cab,
y á
los gritos se aso-
Caballero.)
el
y
el
III
CABALLERO
¡Señores, señores!
¿Qué
gritos
son estos?
¿Qué ocurre? ¿Por qué disputan?
Marq.
Conde
Cab.
Marq.
(Despectivo.)
Por nada.
Que este hombre es una pólvosido porque yo sostengo que el
dinero es preciso en la vida para todo.
(m
caballero.)
ra.
Todo ha
La verdad, marqués, que el dinero...
(irritado.) ¿Y la nobleza? ¿Entonces es que
la
nobleza no significa nada? ¿Todo del vil metal, del becerro de oro? ¡Pues no señor, y no
señor!
Cab.
Conde
Makq.
Conde
Cab.
Marq.
Conde
Marq.
nobleza tiene su lugar...
dinero el suyo.
¿Entonces por qué es usted conde?
Por eso precisamente, por el dinero.
Me parece un motivo demasiado fútil para
que dos personas de calidad...
Entre el señor y yo hay alguna diferencia.
¡Ya lo creo que hay diferencia. El marqués
quiere á Mirandolina y yo la quiero más
aún. El aguarda que se le rinda simplemente por su nobleza. Yo enpero que me corresponda en recompensa á mis atenciones,
á mis regalos...
Sí, pero lo que hace falta saber es el empeño que yo pongo en este asunto.
]No, la
Y
el
—
Conde
•C
\B.
9
—
(ai caballero ) Diga usted que todo e-i vauidad.
Dije antes que no comprendía cómo dos caballeros podían disputar en términos tan
agrios Pero ahora que conozco el motivo de
la disputa, lo comprendo menos. ¡Disputar
por una mujer! Una mujer le pone á usted
y á usted iracundo. ¡Una mujer!
|Vamos, que no me cabe en la cabeza! Pero
fi,U'*tedes que creen que es una mujer?
Oiga usted, oiga u^ted; que Mirandolina no
irritado,
Marq.
es
Conde
Marq.
Cab.
Marq.
Conde
C.\B.
M.rRQ.
una mujer
cualquiera...
eso dice bien el marqués. Mirandolina
tiene un mérito extrarjrdinario.
Cuando yo la protejo ya se puede usted
figurar que tendrA cualidades superiores.
Pero ¿qué puede tener ella que no tengan
En
las
demás?
Es
bella, distinguida...
Viste con mucho gusto, habla bien...
eso es todo? Tres días llevo aquí y ni
siquiera la he dicho una palabra. ¡Las mujeres! ¡Bah!
Porque no se ha fijado usted. ¡Con aquellos
¿Y
ojos!
C;.^NDE
se ríe? ¿Ha notado usted
dos ho3'os?...
el andar? Tan sereno, tan gallardísimo,
Pues ¿y cuando
los
Marq.
¿Y
tan...
C ONDE
Marq.
Cab.
Comde
No, no, no... Cuando hay que verla es cuando mira así...
¿Así? ¿Pues no dice que mira aí-í? Mira así.
un poco atravesado. ¡Ccn una gracia!
¡El par de locos! Dos hombres réspet-íblei
desquiciados por una mujer. Si se viesen
ustedes así ante un espejo... ¡Ja, ja, j i!
Le digo á usted que no la conoce. Yo soy
un hombre acostumbrado á tratar mujeres
vamos... ¡cuando yo he cnído!
y.
Yo he tratado á las damas de más alcurnia
y no he encontrado una que tenga, como
tiene Mirandolina, tan alta idea de la dignidad y del decoro.
¿'^ues y yo? Después de tanto tiempo de
cortejarla y de tantísimos regalos, no he podido tocarla ni un dedo... ;Yo!... ¡Yo!
.
.
Marq.
Conde
—
Cab,
10
—
Arte, perfidia, engaño, ¡Infelicesl ¿Y ustemí no
des creen esas cosas"? A mí, no.
la larga, todas lo*
me la dan. ¡MujircB!
mismo. ¡Bah!
A
A
Conde
¿usted no ha estado enamorado nunca?
Cab
¿Yo?...
Makq.
Cab.
siendo usted noble é hijo único ¿no ha
pensado en la sucesión?
Ya lo creo. Bastantes veces. Mas cuando
considero que para tener hijos hay que
aguantar á una mujer... ¡antes me ahorcan!
Jintonces ¿qué va usted á hacer de su fortuna?
Pues lo que hago; disfrutarla con mis ami-
Marq.
(ai Conde.)
Cae.
CüND2
¿Yo? ¡Quite usted, hombrel
í'ero
gos.
te.
No crea usted que es un disparaCreo que los amigos somos también muy
útilee...
Conde
Marq.
Cab.
CoNDK
Marq.
CoNDL
Cab.
Conde
Makq.
(ai caballero.) ¡Somos! Ya puede usted irse
preparando.
¿Y con las mujeres ni esto?
S^i tuvitsen que vivir de mi dinero... le aseguro á usted...
Hombre... Aquí viene Mirandolina. ¡Mire
usted qué ojos!
¡Vea usted qué majestad, qué gentileza!
¡Qué mujer!
(Burióu.) ¡Oh, qué asombro, qué maravilla!
Prefiero una buena perra de caza...
(Disgustado.)
(ídem.)
(Por
el
Oiga
Oiga
usted...
usted...
foro Miraudolina, con delantal y cofia.)
ESCENA
dichos
MiR.
Buenos
días.
y
IV
MIRANDOLINA
¿Me llamaba alguno de
los se-
ñores?
Marq.
Mir.
Marq.
Mir.
Yo la he llamado; pero no aquí.
¿Dónde me llamaba su excelencia?
A mi cuarto.
¿A su cuarto? Entonces avisaré al camarero.
Marq.
11
—
(ai Caballero.) (^,H.i oído iisted? ¡En seguidita
entra en nini:ún cuarto!)
Cab.
(ai Marqués.) (¡Hipocfesíal jFarsal)
Conde
Yo, querida Miraudoiiiia, no la digo á usted
que vaya á mi cuarto, porque no tengo inconveniente tn hablarla aquí... (sacando un
estuche.) Mire Ubted estos pendientes... ;I,í«
gustan?
MiR.
Preciosos.
Conde
Fíjese; son brillantes.
MiR.
Ya
he
lo
¡También entiendo algo de
visto.
joyas! ¡Preciosos! ¡Preciosos!
Conde
Pues son para
Cab.
MiR.
(ai conde.) (¡Así,
u.-ted.
Marq.
af-í! ¡Arruinarpel)
ofrece usted los brillantes?
(ai conde.) Pero ¿u^ted cree que esas orejitas
Conde
necesitan brillante.^?
Acéptelos Ucttd como testimonio de
MiR.
Cab.
¿Por qué
me
(Loco,
Conde
Si
MiR.
No
más que
usted...
sé qué hacer... No sé qué decir... No debiera aceptarlos... Pero si el señor conde...
¿Cómo he de
Cab
loco.)
me desprecia
i^Toma
Conde
mi
amor...
¡Oh, señor conde! ¡Amor!
el
despreciar al señor conde?
estuche.)
(¡Lástima de horca!)
(ai caballero.)
(¿Ha visto usted cuánta
delica-
deza?)
Cab
Marq.
(¡Mucha, mucha!)
Verdaderamente, conde,
lo
que ha hecho
usted...
Conde
Marq.
¿Qué he hecho?
Eso de regalar á una mujer en público
¿Verdad, Mirandolina? ¿A (^ue la propia Mirandohna confiesa que hay mucha diferen..
cia entre ust^d
y yo?
¡Mucíia! ¡Mucha!
MiR.
¡Oh,
Marq.
Conde
¿Lo ve u^^ted?
¿Lo ve usted?
(a Mirandolina.) Ya que e-tá Uslt/ii U4ui, Irma
que decirla que las sábanas que me han
puesto son muy bastas. Si no las tiene usted mejores enviaré á mi criado por otras
Cab,
(ai coude.)
{ai Marqués.)
más
MiR.
sí, eí!
finas.
¡Ay, Jesús! Se pondrán
más
finas,
descuide
—
12
—
señor. Pero creo que podía hablarme un
poco menos altaneramente. ¡Siquiera porque so.y una mujer!
(A buena parte vas )
Yo, donde gasto mi dinero, no acostumbro
á tener cumplidos, ¿lo oye usted? Y en cuanto á que es usted mujer, me da lo mismo.
'
(¡Qué hombre! ¡Qué barbaridadl)
(a Mírandoiina.) No haga usted caso... Es un
enemigo mortal de las mujeres... Compael
Conde
Cab.
MiR.
Conde
dézcalo usted...
Cab.
MiR.
Yo no tengo necesidad de que me compadezcan. Y las mujeres, menos.
¡Pobres mujeres! ¿Qué le han hecho? ¿Por
qué tanto rigor con nosotras, señor caballero?
Cab.
Por
lo
que
sea, ¿entiende
usted?
No
acos-
tumbro á dar confianzas á nadie. O me ponen mejores sábanas ó las comprará mi
criado, (ai Marqués y
al
Conde.) ScñoreS...
A SUS
Órdenes.
(Mirandolina lo ve
de
él
hasta
el foro,
ir,
entre irritada y burlona.
Va
tras
y cuando sale el Caballero le ame-
naza, en silencio, con los puños cerrados. Después, de
cara al público, se echa ó reir.)
MiR.
Marq.
MiR.
Pero ¿han visto ustedes que salvaje? ¡Qué barbaridadl
No haga u^ted caso. Detesta á las mujeres
porque cree que todas son iguales. Claro, el
pobre no la conoce á usted.
¡Ja, ja, jal
Pues como se me ponga á mí en la cabeza,
me va á conocer. Estoy por ponerlo en la
calle...
Marq.
Conde
MiR.
Cuando usted quiera. Y si se resiste, no tiene usted más que decirlo; aquí estoy yo.
Y si es por perder un huésped no lo deje
usted tampoco. Aquí estoy yo, que pagaré
gustoso su hospedaje con tal de que se vaya.
Gracias, señores, muchas gracias. Pero no
hace falta. Para despedirlo me basto yo sola.
Y en cuanto á perder un huésped, ya saben
ustedes que en mi casa no hay nunca un
cuarto desocupado. ¡Pues no faltaba más!
¿Que no le importan las mujeres? ¡Eso ya
la veremos! ¡Vaya si lo veremos! (pabricio por
el foro.)
13
ESCENA V
DJCnOS
y
FABRICIO
Fab.
Preguntan por
Conde
^.Quién es?
Fab.
El dependiente de una joyería. (\ Miraudoii
na.) ¿Qué haces aquí? Éste no es tu sitio.
el
Eeñor conde.
(Sale.)
Conde
¡Ah!
llar...
¿De la joyería? Vendrán con un coCompañero de los pendientes, Miran-
dolina.
MiR.
Conde
Por Dios, señor conde...
Usted merece eso y mucho más. ¿Para qué
quiero yo el dinero? Vamos á ver qué tal es
el collar. Adiós, Mirandolina. Hasta luego,
marqués, (saie.)
ESCENA
MIRANDOLINA
y
el
VI
MARQUÉS
Marq,
(Aparte, por
WlR.
que humillarme con su dinero.)
¿Qué le parece al señor marqués de tanta
el
Conde.) ([Imbécil!
No
hace
mós
joya?
Mabq,
¿Que ha de parecerme? Que
tro sueldes
MlR.
Marq,
le
costarán cua-
porque serán malas, y
él se da
tono con usted regalándolas como buenas.
E-; un imbécil, un estúpido, un mentecato.
No hace más <jue regalar y regalar por vanidad, por díirse tono, ¡fiegalar! ¡Regalar!
(zumbona ) Pero, scñor marqués, los regalos
no ofenden. ¡Digo, me parece!
¿Cónjo que liO ofenden? ¡Humillan, avergüenzan! ¿Pues por qué no regalo yo? ¡Por
eso! Regalan los aparatosos, las gentes de
poco más ó menos. ¡Pero las personas de
distinción! ¡Los espíritus reñnados!
parec^, señor marqués, que los reyes
también regalan.
(Confuso.) ¡Los reyes! ¡Los reyes! Pero no son
regalos, sino presentes, obtequios, agasajos.
Me
..
—
No
humillante y grosero de en-
es el acto
como diciendo:-^«Tú no
las puedes costear porque eres un pelagatos.» ¿Qué
cree usted, que ese imbécil no la humilla
regalándola cada día una cosa? ¡Y qué regalos! Todavía si fuesen flores ó dulces, pase.
Pero joyas... ¿Yo que había de regalar joyas? Primero me ahorcan. ¡Brrr!
Lo creo; señor marqués. Pero, vamos, á mí
viar joyas,
MiR
me
Marq.
MiR.
Marq.
MiR
'-
14
.
Marq.
Mik
Marq.
parecía...
como una no
está al tanto...
¿Le parece á usted ¿Tengo dinero? Pues que
ge entere todo el mundo. ¡A ver! Unos pendientes. ¡A ver! Un collar... ¡Hombre, por
Dios! ¡Ni que se tratase de indios! ¿Qué hacía Colón con los salvajes de Aoiérica? Esto,
ni más ni menos que esto. (Notando que Mirandoiina ríe.) ¿Verdad que es así? Claro, una mujer inteligente, en seguida cae en la cuenta.
Es que lo de Colón tiene gracia...
¡Naturalmente! ¡Conquistaba á los salvajes
con regalitos! Creerá ese majadero que á usted se la conquista con regalos? ¿Verdad
que no?
¡Señor marqués, por Dios!
Yo no recalo, porque sé lo que es delicadeza. Pero le juro á usted que muchas veces
envidio á ese necio.
¿Por el dinero?
¡Qué dinero! Ya
sal>e
usted que á
mí
el
di-
nero...
MiR.
¡Ya! ¡Ya!
Marq.
MiR.
Lo envidio por su ridiculez.
tipo ridículo como él...
¿Qué haría vuecencia?
Marq.
Pues una cosa
muy
'Si
yo fuese un
ridicula; casarme, (saie
foro riendo.)
ESCENA
Vil
MIRAND0LINA
SÍ? ¿Conque
marqués de Padua
¿Ah,
el
excelentísimo señor
conmigo? Muy
que habría una pequeña difi
La de que yo no quiero. No digo yo
bien. Pero es
cuitad...
sola
se casaría
.
—
15
—
con un marqués tronado, sino
sús!
Me
gusta
y mandar
mucho
ñi con... .(Je-
dueña de mi crko»
Pero no pe me olvida
sf»r
yo*., (pausa.)
aquel salvaje, diciéndome: »Y si no me ponen mejores sAbanap, rae voy.i ;Pues váya«e
de una vez! ^.Habráse visto cosa i<;uar? De
modo que todos los que vienen A mi casa,
me buscan, me rrgalan, me sonríen, me bnilan el agua.., se quieren casar conmigo. están locos tan solo de que yo los mire... y ese
estúpido, más que estúpido, grosero más
.
que
sjrosero,
me
trata
desdeñosamente? ¿Ah,
¡Pues lo veremos! ( Pausa corta.) ¡tóneraigo
de las mujere-l ¡Que nos desprecia a todas!
¡Que !e importamos un comino! ¡Porque no
ha dado todavía con una muj^^r, mujer! ¡Ya
sí?
lo creo!
(otra pausa corta.) \K\
me
marqués!
A mí
pero no es cosa que
me quite el sueño. ¡El conde! El dinero lo
estimo v no lo estimo, según. Lo único que
de verdad me gusta, me encanta, vamos,
que rae vuelve loca; es que me sonrían, que
la
nobleza
gusta,
si,
enamoren, que me regalen... E-o si, no
puedo reme liar. En lo que meno-i pienso
es en casarme No tengo ninguna necesidad;
vivo decentemente; disfruto de nú libertad,
me
lo
Pero ese hombre... Mire ust^d que decirme
á mí, en mi cara, que le da igual que yo sea
hombre que mujer ¿Igual?... (Fabricio por ei
..
foro.)
ESCECENA
MIRANDOLINA
Fab.
¿Mirandolina?
MiK
¿Qué hay?
El número
Kab.
tres
y
VIII
FABRICIO
que está armando una
gri-
Dice que las sábanas son mny bastas...
Lo sé, lo sé. Me lo ha dicho á mí misma.
tería.
MiR.
Vamos
Fab.
MiR.
Fab.
allá.
Bueno; saca la ropa, que hay que llev^rs-*-!-^
en seguida, porque tiene un genio...
Deja, yo misma se la llevaré.
;Tú?
.
—
MiR
Yo,
Fab.
Me
MiR.
Fab.
MiR.
Fab.
—
yo.
parece á mí que ese huésped... (Hada,
Dada. Con esta mujer es imposible.)
¿Qué te parece á ti? (No conviene apretar
mucho la cuerda. Hay que seguir un ten
con ten.) Lo que me parece á mí es que llevas unos días...
Sí, señor, ea; los cosas cle.ras. Llevo unos
días disgustado. Primero el marqués, luego
el conde, luego el caballero del tres... Cada
vez más regalos, y tú cada vez más amable.
Eso no es lo tratado, Mirandolina.
(Riendo.) ¡Jesús, Jesús! Piies no tienes tú humos que digamos! Cualquiera que te oyese
creería que eres mi marido, ó poco menos.
|Lo tratado! Y ¿qué es lo tratado?
Demasiado lo sabes. Que tu padre al morir
dejó dispuesto que nos casaríamos, l'ero por
el
MiR.
sí,
16
camino que vas...
No hay más remedio. El ten con
(Aparte.)
ten.
(Fingiendo indignación
)
Pero ¿tú sabes
lo
que dices? ¿Qué te has creído? Yo me casaré
cuando quiera y con quien quiera. Aquí no
hay más convenio que uno; yo soy la dueña,
y tú un camarero como los demás. Si lo
quieres así bien, y si no con tomar la puerta...
Fab.
¿Que yo ^oy un camarero como
demás? (compungido.) ¿Que yo soy un camarero como los derr'áfc?...
No, hombre, no... Ya sabes lo que quiero
decir. Es que nunca te pones en lo justo.
¿Que soy amable con los huéspedes? Naturalmente. Como que en cuanlo no sea amable se me van. Pero ¿tú quién te crees que
soy yo? ¿Una coqueta, una loca? Los trato
bien por el crédito de mi casa. ¿Que algunos
me regalan? ¡Bueno! ¿Que oíros me hacen el
amor? ¿Y qué? Con tomar los regalos y dejar los amores, estoy en mi sitio. Créeme,
Fabricio, cuando yo hago las cosas por algo
(Estupefacto.)
los
MiR.
Y
en cuanto á casarme... (con picardia.) Míbien. (Suspira.) Me parece que si no eres
tonto, te he dicho bastante.
(confuso.) No sé, no sé. No hay quien te en-
68.
rame
Fab.
tienda.
Ahora me
dices eso... Antes dijistes
—
17
—
que era un camarero como
que me pnsa á mí contigo,
me
los
demás.
;>alu^^?
Lo
T,i*/.i.w.
pasa á mí contigo...
(caballero dentro foro izquierda.)
Car.
¡C^marerol ¡Camarero! ¿Pero qué casa
es
esta?
MiR.
(¡El salvaje! (a Fabricio.) Vé á ver
qué quice
ese gruñón. Corre. Yo voy á sacar la
ropa.
(sale foro.)
Fab.
Cab.
Fab.
Voy en
(ídem
Id.)
seguida.
¡Camarero! ¡Camarero!
¡Que
voy!... (Sale foro derecha.)
(Se oyen dentro un instante las voces del
Caballero
y de Fftbricio, y disputando entran en escena.)
ESCENA
EL CABALLEKO
Cab.
(Abriendo una carta.)
ted
Fab.
Cab.
Fab.
y
IX
FABRICIO
Nada, nada. Se
lo dicc us-
así.
Ya ve el señor...
Basta. (Fabrido va á la puerta.) ¡Ah! ¡Que
gan el chocolate en seguida!
En seguida, señor.
trai-
ESCENA X
El
Cab.
Marq.
Cab.
CABALLEKO
y luego
el
MARQUES
(Leyendo la carta.) Lo de siempre. «Querido
Horacio: sabrás que ha muerto el coude
Mana y que ha dejado una hija única con
un dote de cien niil e.^cudos...> (Aburrido.)
¡Lo de siempre! ^:Qué D)e importan á mi
cien mil escudos? Mi familia intenta acorra
larme, casarme á la fuerza y yo no he de casarme de ningún modo... (Guardándose la carta )
Fs inútil; conmigo no juegan las mujere.«,
Antes me ahorcan.
(Por el foro.) ¡Hola! ¡Hola! ¿No le molesto?
¡Hombre, por Dios, de ningún modo!
—
18
—
Marq.
Con personas como usted, da gusto. Pero
con majaderos como el conde... ¿Ha visto
usted qué hombre más estúpido?
Cab.
Querido marqués, para que le respeten á
uno, tiene uno que respetar.
Perfectamente. ¿Me quiere usted decir si
hay hombre más respetuoso que 3^0? Soy la
cortesía andando. Me encanta tratar bien á
todo el mundo... Pero con el conde, no puedo, es que no puedo.
No puf de usted, porque es su rival en amores. ¡Qué vergüenza, marqués! ¡Un hombre
como usted enamorarse de una hostelera!
¡Un hombre como usted hacer el ridículo
por una mujer como lo está usted haciendo!
¡Ah, amigo mío! Los secretos del amor. Es
el tirano de la vida. Cuando le llegue á usted la suya.
¿La mía? Descuide usted que no me llega.
Eso le llega al que quiere, pero al que no
quiere ..
Sí, pero el hombre dispone... Vea u?sted lo
que me ha pasado á mí con mi administra-
Marq.
Cab.
Makq.
•
.
Cab.
MA^Q.
dor...
(Entra un
Cae.
Marq.
criado
con
el
chocolate. El Caballero lo
examina, hace gestos de desagrado y lo rechaza.)
¿Chocolate sin leche? ¡Puf; Llévatelo.
Cab.
¿Sin leche? Déjalo ahí. (ai caballero, sonriendo.)
No me gusta más que sin leche, para que
vea usted.
Si, sí; va en gustos.
Marq.
(sorbiendo
Cab,
Marq.
ei chocolate.) Pues sí, señor, mi adniinistrador me ha hfcho una... Como que,
sencillamente, le cuesta el cargo.
Pues ¿qué ha sido?
¡Figúrese Uí-tedl Tenía que enviarme hoy
mismo cien escudos y...
Cab.
y...
Mahq.
¡Figúrese usted!
se los enviará.
Si ese es el caso; que tenía que ser hoy mismo. He dado mi palabra, y usted sabe lo
que es la palabra de un caballero. (Aparentan.
do no darle importancia.) ¿Sabe USted que CStC
<'ab.
Mafq..
y...
Mañana
chocolate?...
Cab.
¿Sí?...
.
—
Mapq.
He dado mi
19
pnlal)ra.
(Por cien escudos!
Cab.
¡Hombre,
Marqués
—
ma ha
ae alboroza,
.
y aquí rae tiene usted.
(sorbe
..
el
chocolate.)
convencido
usted!...
(ki
Caballero se levanta, Uu^n •!
el
foro y llama.) ¡Camarero! Otro chocolate como
este. ¡Lo toma Uf^ted con tanto apetito, quo
Marq.
Cab.
Marq.
no. he podido resistir!.
¡Apetito! Pues crea usted
que con eso de mi
administrador...
¡Bah! Le enviará el dinero mañana.
Pero si ese es el cas-)... Que tenia que ser
hoy... ¿Uí-ted podría adelantarme?...
Oab.
Yo
Marq.
¿Me querrá
lo siento,
mangues. Pero también estoy...
usted dar á entender que no
tiene dinero?...
C.\B.
(sacando unas monedas.)
Este CH todo mi Capi-
tal...
jMarQ.
Cab.
(Examinando las moneda.s que tiene el Caballero en la;
palma de la mano.) ¿Esto eS Un CeqUÍ de orO?
¡^í, señor; un cequi. El último que me que-
Marq.
(Tomando
da...
¡Ah, pues con estc tengo
¡No tomo más, no insi>ta uste<K
foro.) Que no, que con el cequí tenei
cequi.)
bastante!...
(Yendo
Oab.
al
go bastante! Que no
¡Que no señor!
señor... (saliendo foro.)
(viéndole
¡BllPUo! (Pansa
estupefftclo.)
ir
corte.)
IJepués de todo, me ba salido barata. ¡Quería cien escudos!... Ea... Esta es la nobleza
tíorentina... Mucha alcurnia, mucho blasón
y toman el primer c»^quí que hallan á mane.
(Por
el foro,
con sábanas de encaje;
ver al Caballero, que da
la espalda,
Mlraiidollna.
amenaza. liUego fingiendo sorpresa,
da un
Caba'Iero al verla, da muestras de disgusto.
lina, sonriente,
así
un
hace una reverencia.
grito.
I
1
Mirando-
Ambos quedan
instante.)
ESCENA
El
Ál
hace un mohín do
CABALLEK0
y
XI
MIRANDOLINA
MiR.
Cab.
;Ay!
MiR.
Perdón, señor... Creí que estaba en su cuarto.
¿Qué?
—
Cab
MiR.
Cab.
MiR.
20
—
Bueno: ¿qué quiere usted?
Traigo la ropa de su cama.
Bien, (indicándole un velador.) Póngala ahí.
Quisiera que antes se dignara el señor
(Ásperamente.)
(Amablemente
)
mi
rarla.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
(Acercándose de mala gana.)
Vea
el
señor.
Holanda
A
Ver...
finísima...
¿Holanda?
De
á tres escudos la vara, sin el encaje...
¡Ah, también con encabe! (palpándolo.) ¡Y es
de Venecia! ¡No, no! ¡Lléveselo! jYo no he
pedido tanto!
MiR.
Estas sábanas no las pongo
los per:;onajes...
Cab.
MlR.
Cae.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Í/ab.
MlK.
Cab.
Vea
más que para
el señor...
Son
riquísi-
mas... ¿8e las pongo, señor?... A otro no se
las pondría por nada del mundo... Al señor,,
por ser quien es, si.
¿Por ser quien soy? ¡Admirable cumplido!
(Mostrando un mantel.) Este mantel...
;0h! ¡Magnifico! ¡Magnifico! Pero es adamascado... Estas telas, cuando se lavan pierden
mucho... No, lléveselo, lléveselo...
¡Qué he de llevarme! ¡Este mantel y estas
servilletas son para el señor!... ¡No faltaba
más!
(No, la verdad es que se hace simpática.)
(Tiene cara de no gustarle las mujeres... No'
liay más que verlo.)
Bueno. Pues dele eso á mi criado ó póngalo
ahí encima. No hay necesid-id de que usted
se moleste
No, si no es molestia. Tratándose de personas como el señor, lo hago siempre con mucho gusto.
Bien, bien. (¡Me está adulando! ¡Pues lo que
es á mí!... ¡Mujeres! ¡El que no las entienda
que las coiupre!)
Pues voy á dejar
esto en su cuarto.
quiera.
(Kntrando izquierda.) (,Es UU Salvaje!)
Esta cree que con buenas palabritas...
Donde usted
Pues
marqués, ni el
conde. Lo que es conmigo no valen dulzu-
no
señor...
Yo no
soy ni
el
ras...
MiR.
(saliendo sin
comer?
la ropa.)
¿Qué desea
el
scñor para
.
—
Cab.
MiR.
—
2i
Cualquier cosa. Lo que haya.
Lo digo por
saber sus gustos. Si prefiere un
plato especial, dígalo con toda confianza.
me ocurre ya se lo diré al camarero.
pero es (;ue los hombres no entienden
de estas co>as. Si le gu^ta al señor nn frito,
una salsa, un postre cualquiera, le agradece'
Cab.
MiK.
8i
Cab.
Muchas
se
Sí,
ré
que
me
lo diga.
gracias.
Pero
le
advierto á usted
que oonmio^o no se hace lo (jue con el marqués y el conde.
¡Ave M;ma! ¡Lo que con el marqués y el
MiR.
conde! Esián aquí de huéspedes, y natoraímente hay que atenderlos... ¿Que me dicen que están enamorados de mV? ¡Como -i
una no tuviera en qué pensar más (]ue en
enamorar^el Yo estoy á mi negocio, y nada
rnás que á mi negocio. Les hablo, les son-
.
río.
.
después...
me
río
como una
loca...
¡Ja,
ja, ja!
¡Hombre!
Cab.
¡Me gusta esa franqueza!
¡Me
gusta!
MiR.
Cab.
MiR.
Yo no tendré
otra cosa, pero franqueza.
pero también sabe usted fingir.
^;Fingir? ¿Yo fingir? Pregúnteles el señor.
Ni al conde, ni al marqués ni á nadie le he
dicho una cosa por otra Bromear todo lo
que quieran; pero en serio, nunca... Ni a
ellos ni á ninguno. A mí los hombres rauje
rie^íos, que no hacen más que ir detrás de
Sí,
todas,
me
revientan...
Como
se lo digo.
Me
parecen tan ridículos como las mujeie.s que
no se ocupan más que de rendir hombrea
Ya ve usted; yo no soy un adefesio; tengo
algunos ahorro?; estoy sola en el mundo...
Pues, sin embargo, no pienso en casarme...
Prefiero estar así, con tal de conservar mi
libertad.
"C B.
jAh, ya lo creo! ¡La libertad es un gran tesoro!
MiR.
Pues ya ve usted
tontamente.
Cab
¡Uy!
El señor, ¿es casado?
Dios me Übrel ¡Ni lo soy ni lo seré!
Muy bien. Las mujeres, scñor... Bueno.
MiR.
Cab.
MiR.
si
hay gente que
lo
pierde
i
No
.
—
soy yo
—
22
llamada á hablar mal de
la
las
mu-
jeres.
única mujer que habla de
iPero es usted la
Cab,
modo.
ese
Le
Míe.
Nosotras, las hosteleras, co-
diré, señor.
tratamos gentes tan distintas, vemos
muchas cosas... Y la verdad, nos reímos de
los hombres que tienen miedo á nuestro
mo
Fexo.
(¿Eh?)
Cab.
MiR.
(Fingiendo que se va.)
¿El scñor necesita alguna,
cosa?
¿Tiene usted mucha prisa?
Ko quiero importunar...
C^B.
MiR.
Cab.
No importuna
usted.
tsta conversación.
Al contrario.
Me
Me
gusta
divierte.
me
pasa con
el sefior? Pues lo mismo
entretengo charlando, les digo
los otros.
cuatrc tonteiías, les gasto cuatro bromas..»
¿Ve
MiR.
Me
y
Cab.
MiR.
.
entretenidos,
ellos,
«No
se
me
dicen
siempre:
vaya usted.»
(sin poder
contener
el
disgusto.)
Es
natural.
usted tan agradable con todos.
Muchas gracias, señor; es usted
Es
muy ama-
ble...
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
¿y si rdgnno se enamora de usted?
¿Enamorarse?... ¿A^í, de pronto?... ¡Vamosl...
No
lo he podido comprender nunca.
jAdmiiable energía! ¡Incomparable forta-
leza!
Cab.
¡Enamorarse!
más
MiR.
triste
..
¡Asi piensan los
¿Quiere
el
Es
la
mayor
debilidad, la
flaqueza humana...
hombres que son hombrest
señor darme la
mano?
(señalán-
dola.)
Cab
MiK.
Cae.
MiR.
;Para qué voy á dar la mano?
Para una cosa... ¡Mire el señor qué las tengo
limpia-l
Allá va.
que
tei:go el
hombre
Caií
MiR.
Esta es la primera vezhonor de apretar una mano de
(KstrecDáodoie la mano.)
homl>re. (Retira la mano.)
Bien, bien... Bat-ta...
¿Ve el señor? Si le hubiese dado la mano al
marqués ó al conde, se hubieran creído que
estaba enamorada de ellos, que me había
^
vuelto loca.
naáa la
A
23
—
ninguno de
más pequeña
los
libertad...
dos daré
ja-
En cambio,
aquí... ¡Bendita tea la
conversación sin malini interés por nadie...
Perdóneme el ?eñor si he dicho alguna impertinencia... Pero ya conocido, le serviré
con más guáto ijue a nadie.
¿Por qué con m-^a gusto que á nadie?
Porque, además de su persona, tiene el mérito su modo de ser. Porque con el señor
puede una tener franqueza, espontanearse»
hacer un sin fin de cosa>) sin que sospeche
nadie que una interna enamorar al señor.
cia,
Cab,
MiR.
Cab.
MiK.
Cab.
MiR.
Cab
MiR.
C'B
MiR.
Cab
Miw.
ni suposiciones,
Es que sería inútil.
Puee por eso .. no puede sospechurlo nadie.
(¡Caramba! Puew me estoy poniendo yo no
sé cómo...) Si tiene usted algo que hacer...
Mucho. Pero como el señor me rogó antes
que me quedase... Si el tenor necei^ita algo,
enviaré al caiuarero.
Bien. Pues si necesito algo la llamaré á
usted.
Yo no acostumbro á ir á los cuartos de mis
huéspedes. Pero al del señor iré alguna vez.
¿Por que á los otros no y al mío síV
Porque el señor me gusta y los otros no.
¿Que yo le gucto á usted?...
¡iMucho! Me gusta [¡orque no es mujeriego,
porque no es de los que se enamoran...
(Hace una reveiencia y va á
salir.)
(¡Salvaje.
¡Ytl
te lo diré yo, ya!)
ESCENA
El
XII
CABALLKRO,
solo
Bueno.. Yo sé lo que me hago. Con las
mujeres, á la larga... Y ésta es una de las
de a la larga... La verdad ea que tiene una
franqueza, un modo de decir las cosas...
una... un... Algo tiene de extraordinario, no
caho duda .. Pero tj-mbién yo tengo algo de
extraordinario, ¡qué dianlre!: el conocerlas.
Alalai^a, todas iguales. Después de todo.
—
24
para divertirse,
(\soma por
¿Perder
la izquierda el criado del
ESCENA
El
mismo da
lo
¿Enamorarse?
otra.
CABALLERO
esta que la
libertad?
la
Caballero.)
XIII
CRIADO
y su
Orlado
Señor, que es la hora de escribir.
Car.
Vamos
Ckiado
Han
Cae.
Chiado
allá...
llevado unas sábanas con encajes...
Bien... Se ponen...
y unos
manteles
tran los dos
por
..
Y
unas
la izquierda.
servilletas... (En-
—Queda
la
escena tola
segundos y aparecen en el foro, precedidas de
Fabricio y vestidas con elegancia llamativa, Deyanira
unos
y Hortensia.)
ESCENA XIV
HORTENSIA, DEYANIRA y FABRICIO
Fah.
Este es el saloncito. Aquí están los huéspedes más distinguidos. Allí (izquierda.) el señor conde de Albaflorida.
HORT.
(a Deyanira.)
Deyan.
(a Hortensia.) ¡i'hib! ¡Calla!
F*B.
HoRT.
Fab.
DfcYAN'.
¿Lo VeS?
uu scñor caballero napolitano.
Y no hay aquí habitación para nosotras?
No, no, señora. Aquí precisamente, no.
Allí (Lerccha)
(I,
jAh, pues Cantonees... (a Hortensia.)
Me
pare-
ce, condesa...
HoKT.
¡Baronesa, por Diosl... ¡No sea usted impa-
ÜEYvN.
Diga usted á la dueña que
venga.
Sí, señora condesa... Sí, señora baronesa...
En seguida. (Qué lástima que no tengamos
ciente!
Fap.
(a Fabricio.)
un
palacio.) (Salen por
.
el
foro.)
.
—
26
^
XV
ESCEINA
HORTENSIA
Apenas
sale
no
DEYANIRA
examinan las puertas, y convencidas de que
dejan sus cabases y ríen maiiciosameate
Fabriclo
las ven,
HoRT.
¡la, ja!
DtYAN.
Pero,
HoRT.
y
Se
lo
ha
creído... ¿Kstás
viendo?
Hortensia... Eres el demonio...
necesidad liay de estas co?as?
Pues que no hay más remedio,
¿Qué
En la
más re-
hija.
situación en que estamos no hay
medio.
Deyan.
HoRT.
Deyan.
HoRT.
Deyan.
HoRT.
Pero, ¿quieres decirme qué hacemos aquí?
Este es un hospedaje caro.
Precisamente. ¡Una condesa y una baronesa no se van á hospedar en un cutricliill
No te entienio.
Yo si me entiendo. ¡Vava! ¿No está el conde hospedado aquí? ¿No sabemos que es
rico y se desvive per las mujeres?... Pues
ahí lo tienes todo.
Pero ¿te conoce?
Pues por eso; porque no me conoce. ;Ta
crees
que
si
me
Deyan.
HcRT.
conociera?...
¿Es
la
una hospedería? Vamos,
Deyan,
repórtate, seréudle,
que se va á empezar...
Pero si no tenemos ni un escudo...
Por eso trabajamos, para tenerlos. Más difícil es ganarlos en el teatro que en la vida.
Para el teatro se necesitan ciertas condiciones; para la comedia humana, no hay más
que ser hombre ó mujer...
¡A quien se le diga!... Mira, Hortensia, yo
e>-toy muy apocada... ¿Qué quieres? ¡No lo
puedo remediar! Yo no sirvo para estas co-
y oído
Deyan
HoRi.
(Fijándose en
primera vez que nos
encontramos sin dinero? Pues entonces...
Sí, pero como quieres (^ue pasemos por condesas ó barones'.\s... Yo, la verdad...
Pero ¿es la primera vez que lia^ heclio en el
teatro de baronesa? ¿No es mucho más difícil so.'^tener un carácter en el teatro que en
Deyanira.) [Tonta!
á la caja,
—
JloRT.
Para estas cosas sirve todo
Con tal de no ser un adefesio, í-irve todo el mun(io, créeme á mí.
Ademns, no me vengaw con historias. Bien
que í-ervias con el caballo! o Héctor.
¡Ahí ¡Es que Héctor se me declaró!
jY aq.iel muchacho rubio de Verona?
¿Lorenzo? También se me declaró...
Eso creerás
mundo,
el
DíYAN
HoRT.
J)i:yan.
HoriT.
—
26
¿Y
el
tú.
tonta.
¿Y el capiVamos, déde pamemas, que no podemos perder
seuador?
¿Y
el violinista?
tán? (íTambién se te declararon?
jate
D&YAN.
tiempo... El conde es rico. Hay que entrar
en fuego, en seguida.
(Yendo al espejo.) ¿Y dices que le gustan las
morenas?
HoRT.
Deyan
Y
y las castañas... Todas, todas...
Pero ese hombre es un f-átiro.
las rubias...
¡Ay, Jesús!
(Componiéndose ante
el
espejo con coqueieila.)¿lraeS
antimonio?
HoRT.
mi cabás... No es un sátiro; es simplemente un vanidoso. Le gusta regalar, darse
Eli
tono, teuer amigas... (Yendo ai espejo.) Hija,
este viajecito nos ha puesto... ¡Estoy horro-
Deyan.
rosa! ¿No?
R^ guiar. La que está hecha una lástima soy
yo. ¡Mira
el
HoRT.
Deyan.
HcRT.
Dkyan
HoRT.
qué greñas!
(se arreglan
mutuamente
peinado.)
Trae, mujer, trae... (viendo áFabricio por el foro )
Estos caprichos, baronesa...
¿líh'-^ (viendo á Fabricio.) Por Dios, condesa.
¿Capricho?
Peí o ¿por qué venir sin una dama teniendo
cinco?
Cuatro, cuatro.
Bueno, lo mismo da. El caso es que las deja
Ui-ted en Venecia, y ahora no tiene peinadora...
Fab.
¿üan vuestras excelencias permiso?
HüRT.
Adelante, (tutra
FabricJo con
el libro
de viajeros.)
—
27
ESCENA XVI
DI(HA.S, FABRICIO
F.AB
La dueña que en seguida
vuestras exwlencias
HouT.
Deyan
Fab
HoRT.
viene. Suplica á
den sus nombres...
La baronesa
Ueyanir.i... de Monttíior...
Hortensia... del Prado.
(Kscribiendo.) ¿Kdad, naturaleza, e.stado?
Li señora baronesa, veintidós años, casada
La condesa
y natural de
DtY.\N.
me
jioma...
La señora comiesa,
veintidós años, casada
y natural de Ñapóles...
Fab
(Escribiendo.) La .-eñora baronesa... La señora
conde-a... (Miruudolina, por el foro, al oir loa titules,
hace gestos de admiracióu y prepara
cías.)
las reveren
¡La dueña!
ESCENA
XVII
DK HOS, MIRANDOLINA
MiR.
HoRT.
Deyan.
MiR.
(Fíaee dos leverencias.)
¡Ob!
¡Ah!
(^
^
Madama.
.
-Madama!
qué bermcsa...
Muy
distintiguida,
Hortensia.)
¿Me
sí
p'^niaite,
señor...
madama,
besar su
manoV
HO'^T.
(Alargando
la
mano.) ¡Oil! (üeyanira no puede ocul-
tar la risa.)
MlR.
(v Deyauira
también.
Dey.\n.
MiR.
HoRT.
MiR.
Deyan.
MiR.
HoRT.
MiR.
Ho xT.
Deyan.
besándola
la
mauo.)
Y
VUeCencia
'^Horteusía ríe.)
Vamos
condesa... Vamos...
se ríe?
De nada, de nada... Esta baronesa...
(cou recelo.) (Jum, jum... >le parece á ucí!)
(a Hortensia^ por Miioudolina.) (Mucbo OJO qUe
no es tonta.)
(a Fabricio.) ¿Has toniftdo los nombres? Pues
¿De qué
j
anda, que en seguida voy...
(No tengas cuiílado.)
¿Dónde se pone el equipaje de madamas?
(confusa ) ¿lil equipaje?... El equipaje
(a Hortensia.) ¿Lo estas viendo?
(a Dcyanira.)
..
.
—
MiR.
-
28
El equipajp, SÍ, el equipaje... ¿Son muchos
baúles? ¿Y los criados? También serán muchos.
Deyan.
HOUT.
Deyan.
MiR.
Mire usted, yo no puedo más...
(Amenazando á Deyanira.) ¡liaronesa!
Yo no
Que no y que
sé fingir...
no...
¡Ah' ¡Cuando yo decía! Muy bien, señora
baronesa. Me gusta su franqueza y su lealtad, (a Hortensia.) No, uo haga usted gesto-'.
Es inútil. ¿Por qué fingen ustedes ser gran-
más que dos pobres
des damas, no siendo
mujeres?
HoRT.
Es
MiK.
DtYAN.
No,
qvie... si
si
(Muy compungida
una
MiR.
HoRT.
UbY>N.
MiR.
usted
í^upiera...
no npcesito
)
haber...
Ya ve
Me
usted
lo figuro...
..
Estamos en
situación...
Bueno, pues no hay que hablar más... Yo
soy mujer y me ba^ío cargo de las cosas...
¿Necesitan ustedts estar aquí unos días hasta que cambie el viento? Conforme... Les
daré un buen cuarto... Lo único que les
pido es qi:e si vienen huéspedes, me lo dejen libre... ¿eh?
jAyl usted no sabe...
Si usted supiera...
Me
lo figuro...
Me
vida. (e1 Marqués,
lo figuro...
al foro,
muy
Sé lo que es
enfático
la
y con exa-
jeradas ceremonias.)
ESCENA
DICHAS,
el
r\í
XVIII
ARQUES
Marq.
HoRT.
Mir.
Dey\n.
Marq.
¿^e puede entrar?
(¡Un caballero!) ¡Ob, por mi parte!
Adelante, señor Marqués...
MiR.
honrar mi bospedería... La señora
Vienen
condesa Hortensia del Prado... (Reverencia grotesca del Marqués.) La scñora baronesa de Mon-
HoRT.
(a
¿Marqués?
(a Mirandoüna.) Estas damas...
í^
teflor... (ídem, id.)
Deyanira.)
(Ksta quicrs scguír la broma.
¿Qué hacemoí-?)
Deyan.
(a Hortensia.) (Seguirla.
¡Qué vamos á hacer!)
.
—
29
Marq.
(a Mirandoüna.)
Diga
iistecl
nombre de un humilde
á estas
damas
el
servidor...
MlR.
El señor maríjués de Padua
HORT.
Marq.
¡Ah! Kl marqués de Padua...
(a Mirandoiüía.) MiraiuioUna, ¿usted oye? Me
conocen... ¡Claro! Como que son dos damas
de alcurnia.
¡Oh, ya lo creo! ¡Y tan de alcurnia!
De modo que el señor mariones .. vive aquí...
Aqui, señora condesa... Como dijo el poeta.
«Aquí vivo porque aquí muero.» (Mirando en-
MlR.
H ort.
Marq
,
tre suspiros á
¡Ah! ¿De
Hort.
Marq.
..
Mirandolina.)
modo
que...?
Mirandolina es de tal condirión, fjue
sabe bien los usos galantes. Vo podré obsequiarlas á ustedes 8Ín que muestre el menor enojo... ¿Verdad, Mirandolina?
¡Ah, lo que es eso, por seguro! Lo único que
conviene poner en claro es que el señor
marqués sostiene qus el regalar á una mujpero
MlR.
jer es injuriarla...
es una teoría admirable, (ocsdeñosamen-
Hort.
Pues
DtYAN.
Sobre todo para
Marq.
Entendámomos.
te.)
marqués. (ídem)
Regalar, es una injuria,
pero agaí^ajar, no. FÁ conde de Albaílorida,
eí-e
asno cargado de
ra, sin
tras
oro... (Hortensia
y Deyaol-
poder contenerse, se dan codazos y dan mués
de
contento)
Perdón,
madamas... Pero
cuando lo censuro así...
¡Un asno, uj adamas, un verdadero asno!.
¿Cargado de oro?
Hort.
Marq
el
.
crean
untede.-^ i\ue
Gasta
los e.^cudo^
Ve una
á centenares, á millares...
mujer, y ¡toma! un aderezo. Ve á
otra y ¡toma!
un
verdadero asno?
collar...
¿No
es esto ser
un
En cambio, yo procedo con
delicadeza, (sacando nn pañuelo de color muy doPor ejemplo... Este pañuelo, ¿no es
una preciosidad?
blado.)
Hort.
Deyan
MhRQ.
(Do mala gana
(ídem.) Si,
) Sí...
.
llama un agasajo, véaMirandolina.
l'ues esto es lo
lo uí^ted,
OÍ.
SÍ...
que
MlR.
Es muy
Marq.
Al de usted...
¿Al mío, por qué^
MlR.
lindo.
¿Lo
se
llevo á su cuarto?
—
30
un
Mafq.
Porque
MlR
Mai Q.
MlF.
Mai o.
Pero señor unarqué^-^...
¿Quiere usted dis^u-tarme?
jAh, no, no! ¡Disgustarlo nunca! (lo
Deyan
HORT.
Marq.
es
Eso hago
agasajo...
tama.)
Agaí-ajo sin hunaülar, sin envilecer... Obsetjuios delicados, finos, flore?,
dulces, pañuelos... ¡Pero joyas! ¿Regalar yo
joyas?
(Es un marqués tronado.)
(^,Ahora te enteras?
Estas damas opinan como yo, de fijo. Ya
está aquí ese imbécil. (Asoma por el foro el Conde. Hortensia y Deyanira se componen y arreglan vestidos y peinados, dando muestras de llamar la aten\
o...
ción del Conde.)
ESCENA XIX
DICHOS,
Marq.
Conde
Marq.
Venga usted
gas mías...
CONDE
el
acá...
(cou reverencia.)
Vea
estas
damas, ami-
Madamas...
señor conde de Albaflrrida de quien
tantos elogios acabo de hacer... La señora
condesa de Monteflor... ¡Señora baronesa del
Í]1
Jrado...
mrdo que amigas
Conde
¡De
HoR'i-.
¡Oh! Conocidas
Dkyan
y
..
del
marqués!
..
Conocidas...
C'-^NDE
conocidas de hace un momento...
son amigas, me parece, es del
señor conde...
(Asombrido.) ¿MíaS?
HoRT.
Amigas precisamente...
CoNDK
señor conde es... napolitano.,.
¿Y ustedes son napolitanas? ¡Ah,
MiR.
De quienes
Paisanas...
Como
el
muy
bien!
bien! (Hablan ios tres aparte.)
(Pero ese idiota... ¿Kstá usted viendo? Su-
¡Muy
Marq.
pongo que no
le
hará usted caso nunca
más...)
Conde
Mirandolina.
MíR.
¿í^eñor
Conde
conde?
Diga usted que pongan en mi cuarto
cubiertos...
Marq.
(¡Qué ordinario! Ni por cumplir invita.)
tres
—
CONÜE
MiR.
HoRT.
Deyan.
31
—
(a MSrandolina.) SupOllgO, que no lo á']
rá el que yo invite A damas de ese r.t
Al contrario. De las de ese rango son lui
que
corresponden al señor conde.
(fíQué se propondrá la hostelera?)
(Los maneja como muñecos... 8e proponga
lo que se proponga nos dará tiempo... Digo
yo...)
HoRT.
MiR.
(Me parece que
HoRT.
(iP^í* Dio=!,
Dpyan.
MiR.
Chist,
sí...
que
viene.)
madamas me dan licencia, lep dispondré
sus chimaras... En cnanto á equipajes y servidumbre espero sus órdenes...
Si
VJirandoIinal)
(¡Vlirandolina!
Perff-ctamente. Lo di-ipondré yo.
(En la habitación de la izquierda se oye gritar
al
Ca-
ballero.)
Cab
(Dentro
MiR.
(¡Adiós! ¡El salvaje!;
^,Quién grita?
¡Animal! ¿Qué has hecho? jAnimal!
)
Marq.
Conde
HoRT.
¿Cómo?
Deyax.
Cab.
(Dentro.) ¡E'tá
jEI
enemigo de
las
mujeres!
¿Qué?
(A
hecha
trizas!
¡Animal!
Mirandolina avanza á
los gritos,
la puerta.
Horten
y Deyanira ríen con las explicaciones del Cun-le.
El Marqués se pasea, escandalizado. Arrecian los gri-
sia
Criado perseguido por
tos y sale el
cual trae en las
el
Caballero,
manos una funda de almohada con
el
lo»
encajes rotos.)
ESCENA ULTIMA
DICHOS,
Cae,
el
CABALLERO
(corriendo tras
lina.)
el
C.'íIADO
Criado, que se
Señor caballero,
Cab.
(Mostrando
MiR.
Si e^to
fué
ampara do Mirando-
el clavo, señor!
la
repórtese... Serénese.
la almohada.) Vea USted
funda de
que ha hecho ese villano.
no es nada.
¿Cómo que no es nada? Hecho trizas. Y
ahora, ¿qué hago yoV ¿Qué dirá usted de
de mír (a Mirandolina.)
lo
C.^B
el
¡Mi.^erable!
Criado
MiR.
¡Si
y
..
—
MiR
Pero
CaB.
MiR.
gi
32
—
esto se arregla en
así.
Un momento.
(con
el lienzo
un amén. Sostenga
extendido, al Criado.) ¡Miserablel
(Sonriendo.) ¡Chist!
¡Sostenga
un momento:
(Saca del delantal un canutero y de
éste
una aguja
EstaS COSaS parecen mucho, (Cosiendo.) pero luego... (Mirando á Hortensia y Deyanira.) 110 son nada.
enhebrada.)
CaB
.
(Más reportado y sosteniendo
Mirandoiina.)
MlR
¡Pues no lo
el lienzo,
mientras
¿Tiene arreglo?
ha de tenerl (sigue hablando
ai
cose
caba-
llero.)
enemigo de las mujeres!)
enemigo de las mujeres!)
HoRT.
(a Deyanira.) (¡El
Deyan.
(Riendo.) (¡El
CaB,
(Como continuando la conversación.) Crea USted
que por poco lo mato.
¡Sí que tiene usted un geniecitol (cosiendo.)
Pero no es nada! ¡No es nada!
MiR.
I
(e1 Conde, entre Hortensia y Deyanira, forma
un gru-
po burlón. El Marques, apartado, también se burla.
El Caballero, atento á la costura, no ve otra cosa.
Mirandoiina, haciendo gestos y guiños á los demás,
cose y cose
muy
FIN DEL
seria ante el Caballero,— Telón lento.)
ACTO PRIMERO
ACTO SEGUNDO
La habitación
A
del Caballero. Chimenea, bargueño, sillas, cornucopiaa.
la derecha,
una ventana. A
la
izquierda un ropero con
el
tapiz
corrido.
En
el
centro de la
levantarse
el telón, el
esceca esta puesta y servida
Cftballero
y Fabricio, con servilletas
al
lee
la
mesa, Al
en una butaca. El Criado
hombro, están dispuestos á
servir.
ESCENA PRIMERA
£1
CABALLERO, FABRICIO
y
el
CRIADO
Criado
Fab.
¡Anda, hombre, dile (jue está la
mesa.
Díselo tú. ¡Me va á tirar un plato!
Si fueras mujer, no digo que no. ¡Cómo está
Criado
Dímelo á mí, que soy
Fab.
(ai Criado.)
sopa en
la
estos dias!
el que lo aguanto
Se le ha recrudecido el
odio á las mujeres en tal forma, que ayer...
más.
CaB.
(Bajando
(cerrando
respingo.)
el
la voz.)
libro.)
¡Como
¡Idiotas! (Los Criados dau un
SÍ
hubiera mujeres
así!...
¡Bah!...
Criado
Señor...
Cab.
r:Qué?
Criado
Cuando
Cab.
mesa.
Pues anda,
el
señor guste...
La sopa
sirve, (se sienta
está en la
el caballero. El Cria-
do, detrás, con la servilleta al liombro, va alarjfando
los
platos
que
trae
Fabricio.)
Me
parece qUC
hoy almorzamos más temprano.
n
34
Criado
Cab.
Señor, es que desde hoy sirven este cuarto
antes que ninguoo. El señcr conde ha armado un escándalo porque quería que lo
sirviesen antes... Pero ha dicho la dueña
que no; que el señor el primero, antes que
ninguno.
jHombre!... ¡Pues di á la dueña que muchas
gracias.
Criado
Cab.
Criado
Cab.
Criado
¡Si
viera el señor!... ¡Es
¿Te gusta, eh?
una
mujer!...
(volviéndose un poco
al Criado.)
¡üuú! ¡Con aquella cara! ¡í'on aquellos ojos!
¡Con aquel modo de mirarl... ¡¡UuúÜ
Bien, hombre, bien... Pues con aquella cara,
con aquellos ojos y con aquel modo de mirar, es una mujer como todas... ¡A la larga!
¡Créame á mí!
¡Como
todas!...
Mirandoiina no es como
to-
das...
Cab.
(i)ando
un puñetazo.)
¡Como
todas',
(Pausa corta.) ¿IMe vas á decir lo
que
imbécil!
una
es
mujer? ¡Amor, constancia, sacrificio! ¡Si, sí!
¡Tú y ese libro, y ese libro y tú, tontos de
remate!
Criado
Ponme
vino.
(sirviendo vino.) ¡Sí, claro!
Las
novelas...
sabe lo que son novelas. (Acude
Ya
se
á la puerta don-
de Fabrieio asoma con un plato. Entrambos cuchichean
unos instantes. Luego
Cab.
esto
Criado
Cab.
el
Criedo avanza
qué
mesa.)
es?
mucho y que muchas
Cab.
la
Esto una salsa que ha hecho Mirandoiina
por sus propias manes para el señor. Dice
que le digamos qué le ha parecido al señor.
(Probando la salsa ) Dile que SÍ, que me gusta
Criado no se mueve.)
Criado
á
Dice Mirandoiina, que si no le gusta al señor el pollo, que le enviará un pichón.
Dile que yo como de todo. (Por ei plato.) ¿Y
gracias, (ai ver que
¿Qué haces? Anda á
ei
de-
círselo en seguida.
Voy.( ¿Qué milagro es este?)
¡Es una salsa sabrosísima! ¡Caramba si es
sabrosa! (comiendo más.) (Esta mujer! ¡Esta
mujer! ¡El caso es que no hay más remedio
que estar contento. Buena mesa, buena
cama, buen trato... Sobre todo^ lo que no se
puede negar es que es muy franca. ¡Vaya si
es franca! Aquello que decía de los que
.
—
ÍJ6
^
pierden tontamente
Criado
Cab.
lista,
muy
(Entra
el
la
libertad...
Ka
muy
lista.
Criado.)
Dice Miraudolina que ilé la.s ííra('ias al señor.
Que está muy contenta de (jue le hayijL gustado la salsa... Ahora se (jiieda en la cocinji
haciendo ua postre para el señor.
¿Haciendo un postre para mí? Ponme vino.
(ei Criado sirve.) ¿Un postre para mí^ ¿Y do
(]ué es el pbstre?
Criado
Cab.
Criado
Cae.
Criado
Cab.
No
sé, señor. Pero será una cosa rica. Porque le digo al señor que tiene unas majioa.
¡Qué manos!...
(Bromeando.) ¡Qué manos! iQué ojos! ¡Qué andares! Siempre estás así.
Es que como Mirandolina no hay otra.
Hoy habrá que pagarla doble. Pagarla doble
y largarse de aquí en seguida... ¿Y el qonde
ha comenzado ya á comer?
Ahora mismo. Tiene dos damas á la mesa.
¡Ah, sil Las que vinieron ayer. ¡Dos dimas! ¡Admirable compañía! El conde es un
imbécil de marca may(>r.
(Por
el
foro Mirandolina, con un plato y «ervilIetR
-<'
hombro.)
ESCENA
dichos
MiR.
Cab.
Criado
Cab.
Mir.
y
II
MIRANDOLINA
¿Se puede?
¿Quién es?
Señor...
Dame otra servilleta. ¿Quién es?
Perdón, (ai rnado.) Deja, que yo pondré la
servilleta. (Pone
la servilleta
en
la
mesa.)
^
Cab.
Pero esto no es cosa de usted, sino del
Mir.
criado.
¡Ay, señor!... ¿Pero yo qué soy?
Cab.
Mir.
Cab.
MiR.
¿Una con-
desa?
(¡Qué modesta! ¡Qué sencilla!)
Yo no sirvo á la mesa á todos porque algunos son como son! ¡Pero al stñor!...
¡Oh!... ¡Muchas gracias! ¿Y esto qué es?
Pues esto son natillas de chocolate... Lb3 he
hecho yo para el señor únicamente... Y...
vamos, creo que no han salido mal del
todo.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
Estarán riquísimas... Como la salsa.
^.Estaba buena?
lOhl |Exquisita!,. ¡Exquisita!
El señor, que es muy amable... Yo, pobre de
mí, no sé hacer nada. Pero quisiera saber
mucho para tener contento al señor.
(Mañana á Ñapóles.) Si tiene usted que
hacer...
MiR.
¡No, nada! Está todo en su sitio. Los camareros tienen ya distribuido el día... Además,
quisiera saber qué le han parecido mis natillas.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
¡Ah, bueno, bueno! (probando las nainias.) ¡Oh,
cosa! ¡Qué encanto! ¡Qué delicia!
le dije al señor? Es lo único que Mé
hacer.
¿Lo único? (ai criado.) Pon vino.
Después de las natillas tiene que ser bueno.
qué
¿No
(ai Criado.)
Dame
¡Ah, Borgoña!
BorgOña.
Yo
(e1 criado lo sirve.)
creo que es el mejor vino
de dulces.
Usted tiene buen gusto en todo.
Pues crea el señor que me engaño
muy
po-
cas veces.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
Ahora es una de ellas.
¿Qué me engaño ahora?
Sí.
¿En qué?
En
pensar que merezco yo tantas aten-
ciones.
MiR.
(suRpirando.) ¡Av,
Cab.
(Alterado.)
señor caballero!
¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué suspira
us-
ted, Mirandolina?
MiR.
que ha dicho
Por
lo
nes.
Yo
la tenpío
el señor de
con muchos, y
las atencio-
viera lii^ted algunos qué ingratos son. (vuelve á suspirar.) ¡Ay, .Fesús, qué vida esta!
Cab.
MiR.
(piácidamerte.) Pues yo no seré ingrato.
¡Con el señor no va la cosal Yo no intento
hacer méritos, sino cumplir con una perso-
na como
Cab.
si
el
señor.
¡Ah, no, no! Usted tiene conmigo atenciones... Yo le aseguro á usted que... (vierte ei
MiR.
Oab.
JVIiR.
Cab.
IMiR.
Cab.
MiK.
vino en el mantel.) ¡Caramba!... Pero,
¿qué pao
pasa á luí hoyV
¿El vino en el mantel? ¡Alegría! ¡Alegría!
jA la salud de usted! (Bebieado.)
muchas fj;racia«!
Es un vino admirable.
A mí es el que más me gusta.
¿Sí? Pues beba uated un vaso.
¡Oh, no! Muchas gracias... Muchas gra¡Oh,
cias...
Cab.
MiR.
CiiB.
¿Ha comido
usted ya?
señor.
Pues entonces...
i6i,
¿De veras no toma un
va-
sito?
MiR..
Cab.
MiK.
Cab.
MiR.
No
sé
qué
hacer...
No
Otro vaso.
No, no. ¡Si el señor
sé
qué
decir.
(ai criado.)
mismo.
Lo he usado
me
permite, en
este
yo.
(Riendo.) Mejor...
Así sabré sus secretos...
(e1 Criado pone otro vaso en
la
bandeja.)
Cab.
MiR.
(jAh, sabia!) (Derrama otra vez el vino.)
El caso es... Estoy pensando que hace dos
horas que almorcé. x\o se me vaya á subir á
cabeza.
Cab.,
¡Cá, hombre, cá!
Si me diera el señor
MiR.
un bocado de pan,
tal
vez...
Cab.
Con mucho
gusto.
otra,
MiR.
Cab.
Criado
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MlK.
Cab.
Tome
usted. (Le da pan.)
mano y el pan en la
queda un momento indecisa.) íSiéntese USted.
(Mirandolina, con
el
vaso en una
¡Oh, no señor! ¡No soy di^^na de tanto!
Vamos, vamos... íSi estamos solos, (ai criado.)
Tráele una silla.
(De esta hecha, revienta mi señor.)
¡Si lo supiesen el señor conde y
marqués, pobre de mí!
el
señor
¿Por qué?
Porque me han invitado muchas veces y
nunca acepté.
Vamos, siéntese,
Por obedecer...
(ai criado.) (De
siéntese...
(Se sienta y moja el paa eu Tino.)
esto, cuidadito. ;Ñi
una, pa-
labra!)
Criauo
(Descuide
milagros!
el señor.)
¡Hay
^;"
-- ""•
'•»
'-"^
—
MiR.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiR.
Cae.
—
A la salud de todo lo que
señor conde...
a la salud de todo lo que más quiera Mirandolina.
De este brindis no toca nada á las mujeres.
¿Por qué?
Porque como el señor no las puede ver...
(Alzando
el
vaso.)
más quiera
Cab.
8&
y
el
las puedo ver...
se conserve siempre así...
Bueno, pero es que ahora...
no
Que
(Temiendo
ai
Criado.)
MiR.
Ahora... ahora... Ahora, ¿qué? señor caba-
Cab.
usté, (ai oído.) Que no quisiera que
hiciese usted cambiar de propósito...
¿Yo? (Riendo.) ¿Yo? (Suspirando.) ¡Yo! ..
(Al Criado.) Anda y que cuezan los dos huevos de costumbre... Eí^tate allá y tráetelo&
llero...
Escuche
me
MlR.
Cab.
tú mismo.
Criado
¿Cómo
Cab.
Como
Criado
los quiere el señor?
te parezca...
Entendido. (Que no asome por
aquí...) (saie
foro.)
MiR.
Cae.
Mirandolina...
f.Qué, señor caballero?
Voy á decir á usted una cosa, de verdad, de-
MiR.
Cab.
verdad...
La oiré con mucha atención.
Que es usted la única mujer
Cab.
MiR.
cuentran dos personas
Cab.
MiR.
con quien yo
estoy completamente á gusto... Vamos, que
estoy... que... vamos...
Le diré al señor caballero. No es que yo
valga nada, ni sea nada; pero á veces se eny...
debe de ser
la
simpatía, esa atracción, esa cosa... También
yo estoy sintiendo por el señor lo que no he
sentido por ningún homl)re...
¡Mirandolina! Tengo miedo de que me haga
usted perder mi tranquilidad...
Vamos, señor! Cualquiera que le oyese, ¿qué
;
diría? También yo voy sintiendo... Pero no
quiero enloquecer por los hombres y menos
por uno que aborrece tanto á las mujeres...
¡Quién sabe si el señor hace todo esto por
una prueba! ¿Quiere darme un poquito de
Borgoña?
—
CaB.
30
—
(Repentinamente
MiR.
malhumorado.) ¡Ea!... |Ba8ta!. .
(Derrama el vino en el mantel.)
(¡La Última trinchuralj ¿Qué le ocurro ul Et-
GaB.
(Llenando
ñor?
vaso de MirandoIIna.)
el
Nada, beba US-
ted...
MiR.
Cab.
Pero, ¿el señor no bebe?
me
emborra-
chase. ¡Un clavo saca otro clavo!)
(sc iiena e»
Sí, beberé... (Sería
mejor que
vaso.)
MlR,
(con vehemencia.) ¡Choque! (choca su
vaso con
el
Cab.
¡Por los buenos amlgos!
(Algo mareado.) ¡Por los bucnos amigos!
Por las personas que simpatizan... ¡Choque,
sin miedo!
(Gritando.) ¡Por Mirandolina!
MaRQ.
(Apareciendo
del Caballero.)
Cab.
MiR.
al íoro.)
¿Y por mí?
(Mirandolina, avergonzada, escapa á un rincón. El Caballero adelanta al
Marqués con
ESCENA
DICHOS
y
el
C B.
Makq.
¿Cómo
MlR.
Cab*
(intentando escapar.)
ira.)
III
MARQUÉS
es esto, marqués?
Pues muy sencillo, amigo mío. Pedí permi
so, no me respondían, vi la puerta abierta y
entré.
(a Mirandolina
usted no
Marq.
me
)
Cou
permíSO... VOy
¡Quédcse!
(a1 Marqués.)
á...
Yo COn
permito estas confianzas...
Le pido á Uteted mil perdones. Ya le he dado
una explicación. Yo creí que estaría usted
solo, como í'iempre... Me encuentro á Mi*
randolina y me alegro... Porque ahora me
..
va usted á decir si es verdad ó no lo que yo
he dicho tantas veces; que Mirandolina ea
una
MiR.
Maí-q.
Cab.
Yo
alhaja...
CFtaba aquí sirviendo al señor caballero
un plato. Me dio un mareo y el señor caballero, entonces, me hizo tomar un .-(.rho de
Buigoña...
(A.h! ¿pero eso es Borgoña?
Legítimo.
—
Marq.
—
40
¿Legítimo? Ahora
entra el Criado, con
sabremos, (va
lo
á beber y
la ban-
huevos cocidos en
dos
deja.)
Cae.
Pon un vaso
(ai criado.)
Deja ahí
los
al señor marqués.
huevos, que ya no tengo gana.
ESCENA
DICHOS y
el
IV
CRIADO
Marq.
(ai cñado.)
Criado
Claros, señor marqués... Clarísimos...
¡Ah, no, no!...
¡Señor marqués, con permiso del señor caballero... Pruebe esas natillas de chocolate,
Marq.
MiK.
Marq
.
¿Claros ó duros?
que he hecho yo con mis manos.
¿Con sus manoa? Venga una silla,
(ss sienta
y come.)
Mir.
i>eñoT caballero,
como ya
estoy mejor,
me
voy.
Cab.
Marq.
Cab
Mir.
Déme
usted gusto.,. Quédese un poco más...
quédese, que quiero que pruebe usted un
vino de Chipre... ¡qué vino!
Vamot*, por complacer al señor marqués...
P^^l señor marqués me dispensará, pera...
8í,
Cab.
MiR.
Cab.
Mir.
Cab.
Vaya, quédese...
Marq.
(comiendo.)
MiK.
Muchas
¿Me lo manda el señor caballero?
La ruego que se espere un poco.
Obedezco,
(se sienta.)
(¡Claro! Coí> estas cosas
sabor,
¡Qué
qué
color,
me
natillas,
qué
obliga más...)
Mirandolina! ¡Qué
olor!
gracias, señor
Marqués. (Es un car-
gante.)
Cab.
'lAh!
¿También
es
usted enemiga de los
hombres?)
Mír.
Cab.
Mir.
Cab.
Marq.
Cab.
Marq.
¡Como el señor lo es de las mujeres!)
(Mis enemigas comienzan á vengarse.)
(¡A-h, sí! ¿Pues cómo es eso?)
((Canalla! ¿No lo sabe usted?)
A la salud de mis amigos... (Bebe.) Es Borgoña. Firmo y rubrico que es Borgoña.
Pero, Marqués, ¿y el Chipre?
Aquí conmigo, (saca una botella diminuta y Mi-
(Sí...
randolina y
el
Caballero ríen.)
—
.
—
MiR.
41
~
marqués no quiere que bu Chipre
suba á la cal)ezal
Esto se hebe oliendo, más que bebiendo,
como la ambrosia. (Abro la boteiiiu.) Trae va¡El señor
86
Marq.
eos. (e1 Criado
Cab.
.'os
lleva Igualea A los del vino.)
PerO
¿qué vasos traes? ¡Más peque ñosl
Trae los del rosoli.
(k1 Criado trae unos vasos minúsculos.)
Marq,
(Sirviando
ccmo un dedo en cada uno de
repartiéndolos.) ¡Qiié néctar!
Cab.
MiR.
(
¡Qué
los
vasos j
glorial
a Mirandoiina.) (¿Qiié le parece esta porquería?)
(¡Agua de fregar!)
Marq.
(ai caballero.)
Cab.
¡Oh, admirable! ¡Verdaderamente
¿Qué
tal,
eh?
maravi-
lloso!...
Marq.
¿Y
MiR.
C\B.
Mir.
á usted, Mirandoiina?
mí, que yo no sé fíngir, y que no me
gusta... El que sabe fingir una cosa, sabrá
fingir muchas...
(¡No sé á qué viene este cañonazo!)
Mirandoiina, usted entiende de muchas cosas, pero lo que es de vinos... ¡Decir de este
Chipre!... ¡Qué heregía!
(ai Caballero.) (¡Qué maniático!)
(a Mirandoiina.) (¡De Una manía ridicula!)
(La manía del señor es despreciar á todas
Cab.
(Y
MiR.
Cab.
Marq.
A
las
mujeres )
de usted es humillar á todos
la
los
hom-
bres.)
MiR.
C\E.
(A todos, no.)
(A todos, sí.)
Marq.
(ai criado.)
Con permiso de
de mi parte
dile
pero fuerte, (¡ue
al
lo
tu señor, vé y
conde de Albaflorida
oigan todos— que le rue-
go que pruebe mi vino de Chipre...
Criado
En
Marq.
:Qué herecíía!
¡Que no se maree el señor niarqués!...
¿Sabe usted lo único que me marea?
MiR.
Marq.
seguida, excelencia.
(Bebiendo otro vasito.)
Eío-<
ojos.
MiR.
¿De verdad?
Marq.
(ai caballero)
Estoy enamorado perdido do
ella.
Cae.
Muy
Marq.
Usted no sabe
sepa usted!
bien...
lo
due
es esto. ¡El
día que
1'»
42
Marq.
¡Lo comprendo, marqués, lo comprendo!
Yo soy celoso como un turco. La dejo estar
al lado de usted, por ser usted. Si fuera otro^
Cab.
(¡Ya
Cab.
ni
un minuto.
me
mí cargando
va á
lo
de «por ser
usted».)
(Entra
Criado con una bandeja
el
y una gran botella-
de vino.)
ESCENA V
DICHOS
Criado
el
CRIADO
El señor conde, que muchas
que haga vuecencia el honor de
(ai Marqués.)
gracias, y
Marq.
y
probar su vino de Canarias.
¡Qué necio! ¡Pues no va á comparar su vina
de Canarias con mi vino de Chipre! ¿A ver?
(Toma y
examina
(Oliendo.)
Es una
la
botella.)
porquería...
¡Pobre hombrel
¡Lo^ noto en el
olor!
Cab.
Marq.
Pero pruébelo antes...
¡Qué he de probarl Esta es una impertinencia más de ebe estúpido. ¡Me lleva hechas
muchas! ¡Pero, á fe de marqués de Padua,
que como yo
me harte!...
siga ese idiota aquí,
¡Mirandolina,
como
van a ocurrir cosas
muy
grandes! ¡Muy grandes! (Avanzando á la puerta.)
¡Muy grandes! (saliendo ccn la botella en lamano.)
ESCENA
MIRANDOLINA,
Cab,
MiR.
Cae.
MiK.
Cab.
MiH.
el
VI
CABALLERO
y
el
CRIADO
Pero este pobre marqués está
loco...
Por si acaso, f^e lleva la botella.
Está loco... Y usted tiene la culpa...
;.Es que yo enloquezco á los hombres?
Usted,
sí.
¡Usted! (con vehemencia.) jUsted!
(Levantándose) ISeñor Caballero,
con su
licen-
cia...
Cab.
MiK.
Espérese...
Perdón.
No
quiero enloquecer á nadie...
—
Cab.
MlR.
Cab.
43
-
(con imperio.) Espérese, liigo.
(Volviéndose á
el
resueltamente.) ^a<h,
(Desconcertado.) Nada...
Bebamos
.
olro vaso
Mii;.
Borgoña.
Vamos, vamos, que tengo prisa...
El último. Siéntese.
Vaya, el último; pero en pie.
Cab.
(Dándola
MiR.
Cab.
vaso
el
con
emoción
visible.)
Tome
de
Us-
ted...
MlR.
Un
dis
me voy en seguida. Un brinque me enseñó mi abuela.
Por el vino y el amor
que despiertan los antojos...
brindis y
El vino, alegra los ojos;
el amor, quita el rubor...
Por el vino y amor, pues,
este brindis imagino...
Primero me bebo el vino, (Bebe.)
y con
hago
los ojos, después,
que tú no ves...
(Guiñando picarescamente prepara
¿Lo vesr ¡No lo ves!
Cab.
lo
el
mutis.)
¿Lo ves? ¡No lo ves! (saie.)
|\dmirablel ¡Admirable! ¿Se va? ;Ah, hipócrita, embusteral ¡Embustera! (saie detrás enar
decido.)
ESCENA
El
CtíiADO
CRIADO, luego
¡Señores!...
Vil
el
CONDE
Por supuesto, que yo
lo
estaba
viendo... Mi amo, que si las mujeres son esto
y lo otro. ¡Mientras mas decía, más pensaba
yo en estas cosas! Ks lo que pana. (Remedando
á Miraudoiiua.) «¿Lo ves? ¡No lo ves!> ¡Quó
ha de ver, si va como un loco! Esto nos cues-
Conde
Criado
Conde
ta irnos de aquí, porque lo que es Mirandolina nos pone en la calle... ¡Qué mujer! Y él
decía que era como las demáe... ¡Sí, sí! ¡Como
las demás es la niña!
(ai Criado.) Di á tu señor quo tenga la bon-
dad de...
Mi eeñor no está, excelencia.
Ya sé que no está aquí. Lo he
visto entrar
—
en
Criado
Conde
la cocina.
44
—
Pero vé á
la
cocina y dile de
mi parte que necesito que nos veamos.
En seguida, señor conde. (¡Ir yo á buscar á
mi señor á la cocina!)
(Yendo al ropero y alzaudo el tapiz.) ¡Admirable!
(Asomando á la puerta y llamando en voz baja.)
¡Chist! ¡Venid! ¡Venid!
(Entran risueñas y de puntillas Deyanira y Hortensia.)
ESCENA
El
Conde
CONDE. DEYANIRA. HORTENSIA
Despacio, ¿eh? Os escondéis
ropero.)
HoRT.
Y cuando yo dé
Conde
Que
me
es á esta.
a
mí, ni me gusta ni me disgusta. Pero las
circunstancias...
El caso es que lo enredéis y lo convenzáis.
Como consigamos que
Es
CoNDE
HoRT.
allí, (indicando ei
la señal, listas.... ¿es-
tamos?
Bueno, pero que conste que á mí no
gusta...
Deyan.
VIII
venga, es nuestro.
decir, vuestro-
JN'o,
mío
no; de esta.
Bueno, de
esta.
Ya
sabéis; adularlo
y adu-
¡Chist! (Las dos corren precipitadamente y se
ocultan. El Conde va á la puerta y vuelve.) Creí
larlo.
que
venía...
(Las actrices asoman tras
HoRT.
Deyan.
Conde
el tapiz.)
¿Viene?
¿Es él?
No, pero estaros quietas, que ya no debe
tardar.
HoRT.
¡Que nos ha ofrecido un premio de cien es
Conde
Cumo
cudosi
os acompañe á la fiesta, os doy dos
cientos. Yo quiero demostrarle cumplida-
mente que un hombre, por gustar de las
mujeres, no es, como él dice, un ser inferior.
En
todo caso, necesito verle tan inferior
á los demás. Estoy ya harto de que
compadezca ¡Pues estaría bueno!
como
me
(Se oye al Caballero decirje á su criado: »¿Está aquí
señor conde?*)
el
—
45
—
(Las actrices se ocultan, Hl Conde, adoptando una «cll
tud solemne, se sitúa junto á la mesa. Entra, con gvtto
agrio, Caballero.)
ESCENA
DICHOS
y
el
IX
CABALLERO
Conde
¿Me ha llamado usted, conde?
Me he tomado esa libertad, sí señor. Pero^
¿Qué es esto? ¿Qué le ocurre? Parece que
Cab.
Vengo
Cab.
viene usted
así.
así...
¡Peor que
así!
Pero, en
fin,
¿qué
me
Conde
Cab
Conde
.
C\B.
Conde
Cab.
Conde
quiere usted?
Amigo mío, yo no Fé fí procedo bien ó mal.
En todo caso, mi propósito es absolutamente noble.
¿Qy^é propósito?
Se trata de la gi-an cuestión; de las mujeres.
Yo sé muy bien que u?ted es su enemigo
declarado. Pero como parece que esta afirmación de usted es completamente gratuita...
No comprendo ni una palal)ra.
Me explicaré mejor. Hay dos damas,
crn
quienes hablando de estas cosas he concertado una proposición que harán á usted. Se
trata de invitarle á una mascarada. Ve usted la fiesta, trata con las damas y podrá
hablar en adelante con conocimiento de
causa. Además para respetar 8us escrúpulos, usted va dÍFfraza<io. De manera que...
(irónico.) ¡Hombre! ¡Hombre! Se trata de catequizarme. Pero ¿usted no comprende que
es inútil? Yo no soy enemigo de las mujeres por capricho, sino por reílexión. I.o (jue
no entiendo bien es que e.=as damad...
Ahora se lo dirán ellus mismas. (Mamando.)
¡Ya! ¡Ya!
(ív
escoríese
el tapiz
y aparecen Hortensia y Deyanlr»,
que fingen un rubor dlícreto. £1 Caballero, dominando su disgusto, las saluda con una revercuola.)
HoRT.
Supongo que nos perdonará usted... Porquo
enemigo de las mujere- .,,. .-^ c. rl,,
el ser
del perdón.
-
46
—
ustedes son las que tienen que per-
Cab.
(irónico.)
Devan,
donarme.
Yo, por mi parte,
le
perdono. Ahí va la
absolución. Ahora, á besar la
€0NDE
mano que
mano
al con-
el
Caballero, tras de
titubear unos segundos, besa.) Así.
¡DÍ08 le haga
fesor. (Alargando
la
un santol
¡Muy bienl Esto camina. Como ustedes
ten-
Hasta
lue-
drán que hablar con
el señor...
go, (sale.)
Cab.
HORT.
Deyan
.
Pero Conde... ¡Conde!
Déjelo. No nos hace falta.
(a Hortensia.) Pero ¿tú vcs cómo han calumniado á este hombre? No he visto hombre
más galante que este enemigo de las mujeres.
HORT.
Deyan.
HORT.
al Caballero.) PcrO SÍ ese eS Un trUotro cualquiera, ¿verdad?
Todo eso lo dices por decir. Lo que tiene
que eres discreto... Que no te gustan los escándalos.
Coff»o que á las mujeres nos revientan les
exhibicionistas... ¿Qué te crees tú, que él no
(Acercándose
co
como
lo
sabe?
(Las dos se van acercando
abstraído, disimula
su
al Caballero,
el cual,
como
preocupación sonriéndolai de
vez en cuando.)
Cab
¿De modo que vosotras creéis que yo soy lo
que soy por conveniencia, porque saco así
HoRT.
¡Clarol
más provecho?
Deyan,
¡Naturalmentel
Cab.
Luego
creéis
que conozco bien
á las
mu-
jeres...
HORT.
Deyan.
HoRT.
¡Huy'
¡Ya lo creo! ¡Como el que más! Por eso tengo la seguridad de que vendrás á la mascarada de esta noche.
Figúrate. ¡Bocaccio puro! Una «villa» como
la de P'iamn:íeta. P.'l jardín iluminado, nosotras y otras diez amigas con trajes del Decameron. Orquestas, pajes, barcas en el río...
Tú debías ir de Pedro de Aragón; eres el
Yo haré de Carmosina enferiiiita en el
lecho y llamándote: cSeñor, señor, muriendo estoy de amor».
tipo.
—
Lo malo
—
47
que á epa hora el que ostá en «I
lecho soy yo. Varaos á ver, hijas de mi
-Cab.
ea
alma...
Deyan
.
HORT.
Cab.
mira
¡A.V,
¡Cuando yo
este!
¡Hijas de su alma! Pues
de su alma. ¡Y de lo que
Vamos
A ver.
sí
él
La verdad,
decía!,..
quo somos hijas
quiera!
la verdad.
esto es cosa del conde, ¿no?
fie
couauítft
coa
la
Todo
(Arivirtionrio
que
Vaya, no Ser tontas.
mirada.)
Aquí nos hemos conocido... Todo esto es
cosa del conde. ¿Qué os ha prometido el
conde? La verdad... iMirad que soy más
que él y os conozco más que
La
rico
»''l.
verdad!
Deyan
HORT.
decimos?
decimos, ei él guarda
(a Hortensia.) ¿Se lo
Bueno, se
lo
el se-
creto.
'Cab.
flORT
Cab.
HORT.
Deyan.
Cab.
¡No hay que hablar, hijas de mi al mal Kl
conde os ha encargado que me llevéis á esa
fiesta, ¿no?
Y nos da cien escudos... ¡La verdad!
Bueno. V^osotras le decís que sí, que iré.
Le sacáis los cien escudos y yo por no ir y
porque el conde quede en ridículo os doy
otro tanto. ¿Conformes?
¡Admirable! ¡Admirable!
¡Qué lástima que seas nuestro enemigo!
Pues andando, (saca un bolso y les entrega unas
monedas.)
Tomad,
Y ahora, llevadle la
hijitas.
noticia al conde.
HoRT.
¡Viva
Cae.
Deyan.
¡Chist! ¡Callad!
¡Viva
el
el
enemigo de
enemigo de
las mujeres!
las
mujeres!
(Salen las dos tirándole besos.)
ESCENA X
El
Cab.
caballero,
luego
el
CRIADO
Ahora id al conde, que luej^o yo me
entenderé con él. Pero ese horabn-, -un.'
se ha creído? ¡Ya nos veremos!
¡Aja!
Jas
Criado
Cab.
•^"'•^••'
(Entrando azorado.) ¡Señor!
¿Qué hay?
—
48
—
el Feñor? ¡La que se ha armadol Mírandolina está furiosa. Fabricio está furio-
Criado
¿No sabe
Cab.
so. Todos están furiosos. ¡Todos!
Bueno, mira. Lo que tienes que hacer
es-
arreglar los baúles, ¡volandol
Criado
Pero ¿nos vamos?
Cab.
Inmediatamente. Pide la cuenta, dame la
espada y el sombrero y arregla los baúles en
un amén. Vé por la cuenta antes de todo.
(Sale el Criado.)
ESCENA XI
El
Cab.
CABALLERO
y
FABRICIO
mejor. Seguir aquí una hora más^
Mientras más pronto salga, más pronto volveré á ser yo. Ahora
mismo no soy yo. Soy un pobre hombre
torturado por laí' coqueterías de una mujer..
(Pausa corta.) Y sin embargo... ¡Sin embargol
(como eu una honda lucha interior.) ¡Aquella VOzI
¡Aquellos ojos! ¡Aquel brindis! (Recordando
el de Mirandolina.) «¿Lo Ves? ¡No lo Vesl ¿Lo
ve:-? ;No lo ves!-*
¿Se puede?
Adelante.
¿Ha pedido el señor la cuenta?
Sí.
Es
lo
sería humillante.
Fab.
Cab
Fab.
Cab,
Fab.
Cab.
Fab.
Cab,
Fab.
Cab.
Fab.
Sí.
Ent(-ncps la traerá Mirandolina.
¿Es que ella hace las cuentas?
Siempre. ¡Hasta cuando vivía su padre!
¡Pero el señor pregunta unas cosas!...
¿Cómo es eso? Pregunto lo que &e me antoja. ¡No faltaba más!
El t^eñor me maltrata. ¡Claro! Se comprende.
Pero ¿qué estás diciendo, bergante? Yo no
maltrato. Eres tú que te insolentas.
¡Claro! Coruo MJrandolina va á ser mi mujer. ¡Claro! ¡Claro! (saie.)
—
—
49
ESCENA
El
Cab
CABALLERO
y
XII
MIRANDOLINA
¡Pero este imbécil! ¿Háse visto?
Que
te casas
con Mirandolina. ¡Cásate, niíaiiarracho, cásate! ¿A mi qué? ¿Qué me importa Mirandolina? ¡Ni estol
MiK.
Car.
(con
MlR.
(Con voz trémula.)
con el delantal.)
Cab.
(Mirándola por encima del papel.) PerO,
eso? ^,Llora usted?
MiR.
No
la
cnenta.)
(Ásperamente.)
¿Puedo
entrar, señor caballero?
Adelante. ¿Trae usted la
Sí.
cuenta?
señor. Es
Aquí
está. (Se enjuga lo« ojoi
me ha
que
¿qué 68
humo
entrado
en
los ojos.
Cab,
MlR.
Cab
MiR.
Cab
¿Hamo
en Jos ojos? ¿Humo en los ojos?...
Ea, se acabó. ¿Qué le debo?
(Casi sollozando.) Ahí.
lo dirá.
¿?eis escudos? ¿En diez días seis escudos?
¿Seis escud<;s por un hospedaje como éste?
.
Sí, eeñor. Seis...
escudos.
¡Imposible! Completamente imposible... Además, aquí no están puestos los extraordinarios... Los platos especiales que me ha iiecho
usted
MiR.
Lo que yo hago no
lo cobro, señor caballero...
(Se enjuga los ojos con
Cab.
MiR.
la
mano.)
Pero ¿qué tiene usted?'
Ya
lo dije:
que
me ha
entrado
humo
en
los
ojos...
Cab.
¿No
sería
cuando estuvo usted haciendo la
¿Ni cuando las nati-
salsa, aquella sal-a...?
llas,
MiR.
aquellas natillas...?
¡Ojalá! (sollozando.)
¡Ojalá
que hubiera sido
entonces!
no me voy, soy hombre al ngual) Bueno,
aquí tiene usted. Veinte escudos para algún
regalo á los criados. Adiós, Mirandolina...
Cab.
(¡Si
MlR.
Cab,
(Desmayándose.) ¡Ay! (Cayendo en
Yo
soy...
yo
fui...
¡Compadézcame
usted!
la silla.)
contristado, ba.bncíeute.) ¡Mirandolina!
¡Mirandolina! (contemplándola desmayada.) ¿Y 8¡
(Azorado,
4
—
50
—
enamorada de mí? ¿Por qué no?
¿Por qué no? ¡Mirandolina! (va y viene por la
estuviese
escena en lamentable confusión. Mirandolina, al verlo
MiR.
hace una mueca.)
de espaldas,
le
(¡Salvaje!
¡Anda, que ya verás!) (vuelve
ai
desmayo.)
Cab.
¡No sé quB hacer, Dios mío! (Acer¡Pobrecüla! ¡Sufres por mí! ¿Qué
hago? (Rebuscando en la mesa, toma un vaso de
agua y salpica la cara de Mirandolina.) ¡Mirandolina! ¡Animo, ánimo! ¡Estoy aquí! ¡No me iré!
¡Tranquilízate, qvie no me iré! (Asoma, jadeante, con la espada y sombiero de su amo, el Criado, que
(Atribulado.)
cándoseía.)
trae
también sogfs para
los baúles.)
ESCENA
DICHOS y
el
XIII
CRIADO
Criado
¡Gracias á Dios! ¡El sombrero, la espada,
sogas para... Mirandolina!
C^B,
¡Chistl
Criado
(Bajando
Cab.
¡Animal, que
Crudo
(Bajando aún más la voz.) ¿Arreglo los baúles?
(Amenazándole con el vaso.)
te VaS Ó... (Sale el
Cae,
la voz.)
El sombrero, la espada...
calles!
O
Criado.)
ESCENA ÚLTIMA
mirandolina,
Cab
el
CABALLERO,
el
MARQUÉS
y el
CONDE
amor de Dios, vuelve en
Lleva ya mucho tiempo... ¡Dios mío, si
estará enferma! ¡Este pulso... Este sudor
frío... ¡Mirandolina! ¡Que soy yo! ¡Que estoy
aquí! (Desesperado.) lEstá enferma, Dios mío,
enferma! ¡Y por mi culpa! (cayendo de rodillas.)
¡Mirandolina! ¡Por
tí!
¡Mirandolina!
Marq.
Conde
(Van entrando de puntillas el Marqués y
¿Qué es esto?
¡El enemigo de las mujeres!
MlR.
(ai sentir que hay testigos de su triunfo, finge despertar.)
jAy!
el
Conde.)
—
51
—
Oab.
(Emocionado.)
Marq.
{Mirandolinal
(ai Caballero.) ¿Se ha caído usted, amigo
mío?
(corrido y levantándose.) [Ya llOS VeremOS! jNo8
veremos! (Sale escapado y como loco.)
Pero, ¿qué ha sidi.? ¡Ese hombre va loco!
¡La derrota del enemigo de las muj'^res!
Va loco, inñamado, ardiendo. Pero aun me
falta algo para castigo de hombres presumidos y honor de mi sexo.
€oNDE
CaB,
MiR.
Conde
MiR.
[MirandoUna!
Marq.
¿Algo más?
MiR.
¡Algo más!... ¡Algo más!... ¡Algo más!
FIN DEL
ACTO SEGUNDO
(Telón.)
.
ACTO TERCERO
£1 cuarto de planchar de Mirandolinn.
Mesa con ropa blanca de va.
donde también hny ropa almidonada. En \a
rias clases. Sillas
mesa dos planchas de hierro con agarradores.
Al levantarse el telón, Mirandoliiia, tomando bocanadas de
agua, espurrea
co, la
las
ropas que ha de i)lanchar. Fabriclo, melancóli-
contempla.
ESCENA PRIMERA
MIRANDOLINA
MiR.
FABRICIO
Ea. ¡Se acabaron las diversionea! A trabajar
tocan. ¡Qué barbaridad de ropa tengo hoy!
¡Jesús! Ue aquí á que acabe... (prueba con ei
dedo mojado las dos planchas.) ¡Vaya! PueS €8-
tamos
Fab.
MiR.
y
bien. ¡Fabricio!
¡Qué, Mirandolina!
Hazme un
favor.
Tráeme una plancha muy
caliente.
Fab
(Kesignado.)
MiR.
(Amable.)
Fab
MiR.
La
traeré.
Perdóname... Pero como tengo tan-
ta prisa..^'o tengo que perdonar. Para eso soy tu
criado, para que me mandes, (va á salir.)
Espera, hombre, espera. No te lo mando; te
lo pido por favor. ¡Me parece que ya me entiendes!.
Fab
Te entiendo y no
que...
en ñn.
te
entiendo.
Pero creo
.
—
MiR.
Fab.
54
—
acá, hijo, ven acá. ¿Qué quieres decir»
que soy una ingrata?
No. Eres... lo quereres. Y después de todo,
Ven
ee natural.
MiR.
Fab.
¿Qué
que es natural?
quieres nada con los pobres
es lo
Que no
Qiie
..
gusta la nobleza...
¡Lo que son las cosas! Si una pudiera decirte
MiR.
lo todo.
viendo por mis
Fab
Pero
MiR.
Vamos, vamos... Tráeme
Fab
jate de historias...
(Yendo hacia la puerta.)
MlR.
(Fingiendo que habla consigo misma,
si
lo estoy
ojos...
la plancha...
y dé-
¡Voyl ¡voy! Pero
parece que eslo va á durar poco tiempo.
voz para que
la oiga Fabricio.)
me
pero alzando la
CuantO más
66 los
quiere, peor...
Fab.
MlR.
(Desde
guida
Fab.
el
(Áspera.)
dintel.)
¿Qué has dicho?
Que me
traigas la plancha en
se-
..
(Desconcertado.)
No
sé,
ahora enojada. ¡No
ESCENA
MIRANDOLINA
y
no sé... Antes amable,
no sel (saie.)
sé,
el
II
CRIADO
Criado
jPobre! Pero los hombres son así. Hay que
tener el pan en una mano y el palo en la
otra. Si no estamos perdidas.
Señora Mirandolina...
xMlR.
¡Hola, amigo!
Criado
Ocurre que mi señor
MlR.
¿Qué ocurre?
me manda á
ver cótno
está usted.
muchas gracias.
También me Ghcarga que beba usted un poco de esta meli-
MlR.
Dilé que bien y que
Criado
(sacando un frasquito de oro.)
MlR.
sa, que le calmará mucho los nervios.
¿Es de oro este frasquito?
Criaído
MlR.
Criado
De
¿Y
oro, sí señora.
me envía ahora la melisa y nó
cuando me desmayé?
Porque entonces no la tenia. La ha comprado hoy. Fui yo al joyero por el frasco y lue-^
go á la botica á que lo llenasen.
por qué
-
~
66 --
MiR.
(Rieudo.) ¡Ja! ¡ja! ¡Jai jja!
Criado
Criado
usted?
¿No me he de reír'? (Si me manda el remedio después de la enfermedad!
Bueno; pero por ei le ocurre á usted otra
Mir.
¡Vaya!
MiR.
¿Se
jja!...
ríe
vez...
vuelve
Lo probaremos,
el
frasco.)
(uebe ua poco y
Dile que
muchas
le de-
gracias,
¿eh?
Pero
Mir.
¿Cómo para
Criado
ha comprado para usted exclusivamente.
Bueno, pues no. Dile que uo. Que no lo
tomo.
Pero, ¿le va usted á hacer e¿e desprecio?
Después que se ha gastado veinte escudos
con tanta ilusión.
Pues que se deje de ilusiones. Digo que no
lo tomo y no lo tomo.
Es que como me dijo...
¡Se acabó! Ya le estás devolviendo el frasco.
Bueno, bueno. (En mi vida he visto otra.
¡Una mujer que no quiere regalos! ¡Bueno!)
Mir.
Criado
Mir.
•
frasco es para usted.
mí?... ¡No, no, nol
Criado
Criado
Mir.
Criado
si el
Si lo
(Sale.)
ESCENA
MIRANDOLINA
Mir,
Fab.
MlM.
Fab
Mir.
Fab.
y
III
FABRICIO
hombre, claro! Es preciso que él crea
que lo quiero por él, por él exclusivamente.
¡Amigo, ya verás lo que es bueno! ¡Todavía
no sabes tú lo que es una mujer!
(cou una plancha.) Aquí está la plancha.
¡Claro,
¿Bien caliente?
Achicharrando. ¡Como yo!
Como tú, ¿por que?
Por qué? ¿Qué te crees, que no se lo del
frasquito de oro? Puea lo sé. Mé lo ha dichi>
^-
el criado.
Mir.
Fab.
MlK.
Fab.
que' Be lo he detuelí
se lo has devuelto'a(¿Í3e lo had devuelto.'^
Te habrá dicho
¿Que
¡Naturalmente!
¿Por qué se lo has devuelto?
—
MiR.
56
—
Porque... Mira, Fabricio,
hablemos de otra
cosa.
F
B
Pero, mujer... Si vo
creí...
¿De modo que se
Ya
has devuelto? Pues perdóname...
bes que me pongo... Perdóname...
(secamente.) Mira, déjame planchar.
lo
MiR.
Fab.
(Humildemente.) Claro,
como uno
sa-
un cama-
es
rero...
MiR.
Fab.
Pon
Mr-í.
(Fingiendo
Fab.
(Atemorizado y yendo á
la otra
Voy. Pero
sabes
voy!
MiR.
plancha á calentar.
pobre no es deshonra. Bien
el ser
tú...
ira.)
¡Fabricio! ¡Fabricio! ¡Fabricio!
la
puerta.)
¡Voy, mUJCr,
(sale.)
¡No hay más remedio! Si no se la
una por sopas.
comen á
ESCENA IV
MIRANDOLINA
y
el
CABALLERO
Mlrandolina se pone á planchar y asoma,
Lo ve
melancólico, el Caballero.
Mirftndoliaa de reojo y sigue planchando,
cuando
ni
el
sin alzar la cabeza
Caballero la habla
Cab.
(Aqui está... No quería venir y, sin embargo, ¿qué voy á hacer? Venir... Venir núl
MiR.
(Aquí está
veces...)
el
hombre. ¡Te
aseguro!...) (plan-
chando.)
Cab
¡Mlrandolina!
MlR.
Cae,
MiK.
Cab.
MiR.
Cab.
MlR.
(Planchando y
(Echándole una ojeada.)
Cab
¿Por qué
sin alzar la cabeza.)
¿Quién?
Soy
yo, Mirandolina.
(ídem id.) ¡Ah, el señor caballero! ¡Servidoral
¿Cómo está usted?
Muy bien, para servirle...
Vengoá... Tengo motivos para quejarme de...
¿Sí? ¿MotivoS, moti-
VOS?...
me
ha rechazado usted
el
fras-
quito?
MiK.
(Planchando.) Pero,
ciese
con
¿qué quería usted que
hi-
él?
Cab
(guardarlo. ¡Utilizarlo!
MiR.
GracÍRis á Dios
no
me desmayo
tan fácil-
Cab.
—
67
mente. Lo que me pnsó esta mañana no me
ha pasado nunca, nunca.
Mil-andolina... Yo no tuve la cu^ija... ¡Digo,
me
parece!
MiR.
Cab.
¡Quién
MlR.
(Plauchando con fuertes golpes.) |Vle hizO
Cab
MiR.
Cab.
MiR.
sabel...
¿Que yo tuve la culpa? ¿Que fu6
por mi? ¿Que se desmayó u-tecl por mí?
(con pasión.)
Uflted
beber aquel ma'dito Borg.>ña!...
(Desaieutado.) ¡Ab, vamos! jNo fui yo, fué el
vino
Sea lo que sea, á su cuarto no vuelvo más...
(wecobiaudo la esperanza.) ¡Ah! ¡Comprendido!
¡Comprendido! ¿No quiere usted ir más á
mi cuarto? Pero vamos á ver... (Acercándosele.)
jFabricio! (a
la
puerta.)
¡Si
plancha, venga en seguida!
está
ya
tiene en las manos, deja caer el agarradero.
iiero lo recoge.)
otra
la
(\i colocar
la
El
que
Caba
No, no se molcste. ¡Muchas
gracias!
Cab.
Mik.
Cab.
MiR.
MiraudoHna...
(sacando uu estuche.)
(DespectivameLte.)
¿Más
(Planchando furiosa.)
A
He
regalos?
no tomo regalos...
Pues del conde los toma
dicho que
usted...
Por no des-
la fuerza.
preciarlo.
me
Cab
¡Ah!
MiR.
¿Y qué le importa el desprecio de una mujer? ¿No es enemigo de las mujeres?
¿Y
desprecia usted á mí?
Mirandolina! Demasiado sabe usted que eso
Cab.
i
ora antes...
¿Cuándo sale la luna nueva?
soy ningún lunático. Soy un convencido
ante el milagro de unos ojos...
MiR.
íSeñor caballero.
Cab
No
MlR.
Cab.
(Riendo.) ¡Ja! ¡jn! ¡ja! ¡jm!
¡Builona!
(Por
MiR.
Cab,
MiR.
Cab.
MlR.
el
Vamos, tome
¡Burlona!
usted...
estuche.)
(planchando
)
Gracins, gracias
..
(Repentinamente imperativo.) iÓUielo USted...
(Gritando.) ¡Pabricio! |A ver la
(Alterado.)
¿Lo toma
(Dominando su
ira.)
U8te<l ó
Lo
plancha!
no?
tomo...
(Enórglca)
tiro...
Cab.
MlR.
FaB.
(Excitado
)
¿Que
lo tira usted?
(^Corriendo á la puerta.
(Asomando.;
¿Qué?
^
:P.il)rl(-if)!
rFabriclo!
y
lo
—
68
—
ESCENA V
DICHOS
MlR.
(Tomando
la
y
FABRICTO
plancha que trae Fabricio.)
¿Está bien
caliente?
FaB.
MlR.
(Tristemente.)
láí.
(a Fabricio, con ternura.)
¿Qué
ticneS,
que pa-
receá triste?
Fab.
MiR.
Fab.
MiR.
Nada, Mirandolina, no
¿Eirtás maloV
es nada...
(Disimulando, frente al Caballero.) ¿Yo? ¿Por qué?
¿De qué? íSi necesitas más planchas caliente?, dame.
Mira, si estás malo, dime la verdad, (con ternura acentuada.) Ya sabes que si tú te pones
malo...
Cab.
MiR.
Cab.
MlR.
visible enojo ) Vamo?, déle la plancha y
que se la lleve...
Es muy bueno... Muy
Lo quiero mucho
leal... Muy hombre... ¿Sabe el señor?
Esto es peor que tragar quina.
(Dándole á Fabricio otra plancha.) Anda, Fabriclo^
hazme el favor... Ya sabes que te quiera
(con
..
bien.
Fab.
MlR.
Ya me
entiendes.
(con ternura.) ¡Miraudolína!
Vamos, vamos,
¡ligero!...
(Mirándole picaresca.
mente.) ¡Ligero!
Fab.
¡Uy, Dios mío, qué ojos!
ESCENA
MIRANDOLINA
y
el
(saie.)
VI
CABALLERO
Cab.
¡Vaya un camarero mimado! ¡No ee quejará,
MlR.
CÁb.
¿Qué quiere decir ese tono?
Quiere dt-cir... lo que eslá á la vista...
¿Que ettoy enamor^^da de él? ¡Ay, qué gracia! ¡Yo, enamorada de un camarero!... Ptiés'
si que tti tercer de mí una gran idea... jNó,^
señur caballero, nol No tengo tan mal gtis-
no!
MíR.
— soCuando yo me enamore f-erá de alguien
más alto... Pero de un camarero.. ¿Yo?
Usted se merece el amor de un rey.
to.
.
Cae.
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiF.
Cab.
MlR.
Cab.
MiR.
(Planchando.) ¿Del de copas ó del de basloc?
Mirandolina, hablemos en serio...
Hablemos en serio, si señor
¿No podría usted d-'jar de planchar?
,0h, no! Perdóneme, pero necesito esta ropa
para míiñana...
¿Tiene más importancia esa ropa que yo?
(planchando ) S^^gUTít mente.
; y lo dice usted así?
¡Claro! Esta ropa me sirve; mientras el caballero...
MiR.
¿Cóa:o que no le sirvo yo? Mándeme usted
alguna cosa y lo verá.
Pero ¿qué le voy á mandar á un hombre que
aborrece á las mujeres?
¡No me atormente más, Mirandolina, bas^
tante se ha vengado ya! Las mujeres que
son como usted...
(planchando) Muy bien. Se lo diré... Se lo
Cab.
(Acercándosele.)
Cab.
MiR.
Oab.
diré...
No
Sea ustcd
así...
con aepereza... Venga usted
No me
acá...
trate
Venga
us-
ted acá...
MlR.
(a1 acercarse el Caballero extiende la
con
Cab.
¡Ay!
MiK.
Cab.
¿Qué ha
MiR.
¡Qne
mano
y lo
quema
plancha.)
la
sido?
me ha quemado
achicharrado!
Perdóneme...
Fué
usted..,
que
querer...
sin
me
ha
Usted se
acercó...
Cab.
uf
MiR.
Cab.
MiR.
Cab.
MiK.
Cab.
Mlk.
Cab.
si no me importa... ¡Ay! Me ha hecho
ted otra queaiadura más grande...
No,
¿Dónde?
¡En
el
corazón!
(Riendo.) ¡Ja, ja, ja! (a
la puerta.)
¡Fabricio!
No llame
usted á Fabricio...
(Bur ona.) Pero SÍ nccesito otra plancha...
E>pere/espere. Llamaré á mi criado...
(celoso.)
(Vuelve á llamar
(Irritado.)
Que no
)
¡Fabricio!
Llame usted á
venga, que no
dose á Mirandolina.)
A Fabricio no.
])Updn ver. (Acercán-
otro.
lo
-^ 60
MlK.
—
á
la plancha.) ¡Qlie Se Va USted
otra vez! ¡No se acerque, no se acer-
(Esgrimiendo
quemar
quel
Oae.
Ks que estoy
loco, Mirandolina...
MiR.
CaB.
MlR.
Bueno, pues
me
Cab.
Es
MlR.
(Huyendo en lorno de
Cab.
(Detrás,
MlR.
(Se detiene cen gesto enérgico.)
(va á
iré...
la puerta.)
¡No, quédese! (Detrás de Mirandolina.) ¡QuédeSC!
Me sigue como un perro, (imitanlo en voz baja
el llamar á uu perro.) ¡Chipi, SUltán! ¡Cllipl, sultán!
la
primer vez que
yo soy
la
me he enamorado.
ComO qUe
mesa.) ¡Sí, SÍ!
tonta...
vez.) Pero ¿va USted á
jugar conmigo? ¡Aguárdese! ¡He dicho que
más excitado cada
se esperel
¡En mí nO
manda
nadiel ¡Nadie!
Cab.
MíR.
tenga usted compasión,
Mirandolina!
¿Esta mañana no podía ver á las mujeres y
ahora las pide compasión? la, ja! ¿Quién
va á creer semejante cosa? ¡Ja, ja, ial
(Excitado.) ¡Mirandolina!
(Desconcertado.) Pero...
¡
Cab.
MlR.
(Dando uta escapada y situándose en
la puerta.)
jja,
ja, ja, ja.
(ei Caballero, furioso, corre.
Mirandolina da un por-
tazo y se oye echar la llave por fuera.)
ESCENA
El
Cab.
VII
CABALLERO. Luego FABRICIO,
(Golpeando
la
puerta,
el
CONDE
y
el
MARQUÉS
en gran excitación nerviosa,)
¡Ha echado la llavel Me ha dejado encerrado como á un loco! ¡Mirandolina, abra usted!
(cou furia.) ¡Abra ubted ó echo la puerta abajo!
(i)esaientado y trémulo
)
¡Perdón, Mirandoli-
na, perdón! (Pausa. Poniendo
¿Qué, se ha
el
oído en la puerta.)
Yo me tengo
la culpa;
Imbécil! ¡Imbécil! (otra pausa.) Pero¿me quiere ó no me quiere? ¡Mequiere! ¡Ya lo creo!
Si no me quisiera no haría estas cosas... (otra
ido?...
•
pausa.)
lo
Pero ¿qué ha de quererme, haciendo
es una burla, una indigni-
que hace? Esto
—
dad
61
—
(Golpeando furiosamente
..
¡Abrid ó echo
la
la puerta.)
¡Abridí
puerta abajol
(Se abie la puerta y aparecen Fabricio,
al
Conde y
el
Marquéá.)
¿Llamaba
Fab.
(Socarronamenie.)
Mafq.
Conde
Pero ¿qué es esto?
Cab.
Marq.
Conde
SeñOI?
¿Qué
le ocurre á usted?
(Un poco mohíno por la sorpresa pero excitado
vía.)
Fab.
Cab.
el
¿Y Mirandolina? ¿Dónde
toda-
está Mirando-
lina?
¿Para. qué la quiere el señor?
No te pregunto á tí, botarate.
Vamos,
serénese...
i^AB.
¡Calma, calma!
¿Y Mirandolina?
He dicho, que para qué la quiere el señor.
He dicho que para lo que me dé la gana.
Cuando yo pago es para que me tirvan...
El ^eñor paga para que le sirvan en cosas lí-
Cab.
(ai Marqués y al Conde
Cab.
Pab.
Cab.
citas
y
honestas...
insolencia?
O
En
lo
demás...
Pero ¿ustedes ven qué
te vas ó te rompo el alma, es)
túpido...
Fab.
Maro.
¿A mí estúpido?
(interponiéndose.) Vamos, vamos.
Vete, Fabri-
cio.
Conde
(ídem.) V"amOS, vete... (Sale Fabricio.)
ESCENA
El
Conde
CABALLERO,
el
VIII
MARQUÉS
y
el
CONDE
calma... ¿Está usted viendo lo que
decía? Cuando f-e tiene el tejado de vidrio no se pueden tirar chinitas al del vecino... Se expone uno á todas e.?tas cosas...
Vamos,
yo
le
al Marqués.) ¿Usted sabe de lo que
conde?
lo que hablo, sí señor. Hablo de eii
manía contra Ims mujeres ¿Y para quéV
¿Para venir á parar á esto? Con pretexto d»*
no poder sufíir A las mujeres intenta usted
robarme á Mirandolina... ¡Ah, no! Pues eso,
Cae.
(Alterado,
Conde
habla
Sé de
no...
el
—
Mabq
Cab.
Marq.
CoNDü
Cab.
62
~
ca! ¡Robarme á Mirandolina!...
¿Pero usted sabe lo que dice?
(Acobardado.) ¿Que SÍ sé lo que me digo? jSegún! ¡Según!
(ai Cíibaiiero.) Hábleme usted á mí. ¡A mí!
¿No se avergüenza usted de su conducta?
De lo que me avergüenzo es de oirle á usted
¡Ca,
hombre,
(ai Marqués
)
sin decirle
que miente como un
bellaco...
Marq.
(¡Adiós)
Conde
¡Que no se diga! (Son capaces de matarse
aquí mismo.) ¡Señares!
El bellaco y más qne bellaco lo es usted...
(intentando escapar.) Voy á P visar...
(sujetándole.) Usted no va á ninguna parte...
Marq.
Cab.
Conde
Marq.
(interponiéndose.)
¡S^ñorcs! ¡SeñoresI
(ídem.) ¡Quieto aquíl
Pero ¿es que ahora la van á tomar
dos conmigo?
Usted me ha dicho á mí que el conde ..
Usted me ha dicho á mí que el caballero..
(ai conde.^ Y usted me ha dicho á mí.
(ai
Caballero.)
usted también me ha dicho horrorps... ¡Qué caramba!
Aquí se trata de que el caballero..!
Pero, querido conde, ¿qué le importa á usted que el caballero esté enamoiado de Mirandolina? ¿No me ve ust<-d á mí tan tranquilo? ¡Me importa un rábano!
Yo no amo á Mirandolina... ¡Miente quien
(Asustado.)
los
Cab.
Conde
Marq.
.
Y
Conde
Marq.
Cab.
lo diga!
Conde
¡Ah! Eso de mentir... Yo no lo he dicho...
Porque si lo hubiera dicho... ¡Brrr!
Entonces ¿quién lo ha dicho?
Lo digo yo, y lo sostengo yo... (Echa mano á la
Cab.
(ai
Marq.
Cab.
espada.)
Marqués.)
Déme
usted su espada, mar-
qués...
Marq.
Cab.
¿Yo qué he de dar?
¿Que no? (Afianzándose
al
Marqués.)
que estoy indefenso y que
me
¿No Ve UStcd
insultan?
(Qui-
tándole al Marqués la espada y yendo al Conde.)
¡Eu
guardia!
Marq.
Cab.
(a gritos.) ¡No! ¡No! ¡Que se sale el puño! ¡Que
se sale el puño!
(comprobándolo y tirando á un lado el acero y al otro
el
puño.)
asador!
Esto no es una espada.
¡ICsto es
un
—
Marq.
63
—
(Recogiendo acero y puño y volvleudo a armarlos.)
Asador, pero da su avío. ¡Así estoy libre da
matar á nadie. ¡Porque con
tengo
€ab.
Í'ONDE
€ab.
el
genio que
yo!... ¡Brrl
Déme usted unos minutos para ir
por mi espada. Espero que no huirá usted...
¿Huir yo? ¿Huir yo, miserable?
¿Miserable? (Echando otra vez mano á
espada del
Marqués.) Aun cuaudo tenga el puño roto...
(ai Conde.)
lii
¡Bellaco!
MlR.
(Desde
la puerta.)
¡Alto! ¡Alto! (Entra segalda de
Fabricio y se interpone entre
DICHOíí,
Marq.
ESCENA
IX
MIRANDOLINA
y
el
Conde y
el
Caballero.)
FABRICIO
Conde
Por culpa de usted nos íbamos á matar...
¡Pobre de mí! ¿Por mi culpa?
El señor está enamorado de usted.
•Cab.
¿Yo enamorado? No
MiR.
quien
es
verdad...
¡Miente
lo di?a!
Mir.
¿El señor caballero enamorado de mí? ¡No,
señor conde! ¿Cómo había de enamorarse
Conde
Marq.
¡Claro!
Oab.
íiQué se ve?
Marq.
que se ve! Cuando no
no
¿Enamorado de mí? Negándolo en presencia
de mí?
Mir.
¿Usted que va á decir?
Esas cosas se ven, se saben...
Hombre
¿Qué
se sabe?
¡Se sabe lo
se vé, no se sabe.
..
mía, hace bien. Porque me mortifica,
humilla, me envilece y me hace ver au
meza y mi
me
fir-
debilidad...
Marq.
¿Firmeza?
('onde
MtR.
¿Debilidad?
aborrezco la hipocresía. Conhubiera logrado que se enamorase de mí estaría orgullosa de mi triunfo.
¡Un hombre que no puede ver á las muje-
Sí, señores.
fieso
que
Yo
si
que las desprecia, que las aborrece, e.s
mejor conquista que una mujer puede
intentar. Señores, yo he intentado enamorar
al señor caballero y no lo he conseguido. La
res,
la
—
verdad es
—
64
ésta, (ai caballero.)
eeñor caballero?
Lo
¿Es verdad ó no^
intenté
y no
lo conse-
verdad ó no?
Que tenga que callarme!)
(,
(a MirandoUna.) ¿fiO vc usted? ¡Calla!
(ídem.) No tiene valor para decir que no...
(ai Marqués) ¡Ustcd qué sabe!
Pero ^ipor qué la toma usted conmigo?
¡Oh! ¡El señor caballero no se enamora. Conoce el arte, los engaños de las mujeres. No
cree en las palabras, ni en los suspiros, ni
en las lágrimas, ni en los desmayos...
¿Es que son mentira las lágrimas y los desguí... ¿FCs
Cab.
Conde
Marq
Cab.
Marq.
MiR.
Cab.
mayos?
MiR.
Cab.
MiR.
¡Cómo! ¿Pero no lo sabe el señor ó finge
saberlo? ¡Ciaro que son mentira!
Pues nientiras así, merecían la muerte...
no
Señor caballero, no se excite, que van á
creer estos señoies que está enamorado de^
veras...
Conde
Marq.
¡Como que no
lo
puede
ocultar!
Cab.
ve en los ojr s!
¡No lo estoy! ¡No lo estoy!
MiR.
No
¡Si se le
lo está, señoree, no lo está. La señal má&
cierta de amor son lo» celos: quien no siente los celos, no ama de veras. Si el señor es-
tuviesií
enamorado de mí, ¿sufriría, como
que yo sea de otro hombre?
¿De quién?
)
lo sufrirá,
Cab.
(Excitado
Marq.
Conde
(pavoneándose.)
iMiR.
á ser? Del hombre á quien medestinó mi padre.
¿De Fabricio?
¿De Fabricio?
De Kal)ricio, sí, de Fabricio. ¡Naturalmente!
De Fabricio, á quien en presencia del señor doy la mano de esposa, (oa la mano á Fa^
Marq.
Conde
Fab.
MiR.
(ídem
)
¿De quiéu?
¿De quién?
¿De quién va
que alborozado
bririo,
la estrecha.)
Cab.
(¡Oh!)
Conde
con Fabricio es que no
Bueno, pues ¡qué le hemos de hacer! Cásese usted y le daré un
dote de trescientos escudos...
(Es-tá visto que no quiere al conde.) Yo la
(Cuando
ama
Marq.
se casa
al caballero.)
doto...
..
-
MiR
Cab.
G5 "
Gracias, señores, pero no tengo necesidad
de dote. Soy una pobrecita mujer, sin gracia y sin brío para enamorar á persona de
rango Pero como Fabricio me quiere bier),
con él me caso. Cada oveja con su pareja.
(Excitado.) Sí; mejor es... Yo sé que te he servido de ensayo para tus ai tes engaños
y
fícciones. Me hae hecho conocer el poder,
infausto que tiene la mujer sobre e) hombre. Me has convencido, á costa de mi reposo, de que no basta despreciar á las mujeres, sino que es menester huirlas. ¡Cásate
con quien quieran! ¡Todo ^erá mentira y
j
como
farta,
tus lágrimas,
el asombro
(Sale alleriido entre
como
tus suspiros!
general.)
ESCENA ULTIMA
MIRANDOLINA,
el
MARQUÉS,
el
CONDE
FABklCIO
y
Fab.
Bueno,
MlR.
(Engatusando á Fabricio.) PerO ¿qué?
Fab.
(Receloso, pero dejáudose
j'er,
MiR.
Fab.
MiR.
pero...
convencer.)
Que...
Mu-
que...
pongo! Pero, caramba... Ks que tam-
bién...
Fab.
Caramba,
(Mimosamente.) Mírame, tonto, mírame...
Si te miro... ¡Ya ves si te mirol Ya ves cómo
me
MiR.
pero...
Hay
cosas...
(Ruérgica.)
Ni hay ni deja de haber.
mi mano
ó la puerta ¡iíscogel
¡Claro está! Poniéndote
mano.) Pero dcspués...
así.
¡Ea!
(cogiéndoi» de
O
1k
¡Después, después! ¡Después te querré mu¡El tonto éste! Pue.« no va á
tener celos! (¡Ya cayó!) ¡Tonto!
Mirandolina, usted hace de los hombres lo
cho y se acabó.
Marq.
MiR
Conde
Marq.
MiR.
Fab.
Conde
que quiere...
Ahora lo veremos, porque
ustedes un favor.
les
voy á pedir á
¡Concedido! ¡Nofaltal)a má^!
¡No faltaba más! ¿Qué esV
Que desde hoy cambien de hospedaje...
¡Ahora es cuando me convenzo, ahora
¿Qué le vamos á hacer? ¡Me iré!
.
—
Marq.
MiR
66
—
y
yo también, ¿qué remedio queda?
Ahora, más que mi conveniencia, he de cuidar mi honestidad Cambiando estado, cambio de costumbre. Y cuando los señores sospechen de una mujec por las apariencias,
piensen que la sospecha no es la verdad y
acuérdense de Mirandolina...
TELÓN
k
Precio:
DOS
pesetas