Atenas - Cultura Ateniense

Transcripción

Atenas - Cultura Ateniense
Atenas
¡Música Maestro!
Décadas de los 60 y 70
Índice
Centro de Estudios de la
Cultura Ateniense
Introducción 4
Velocidad 5
Elvis y Los Beatles 7
Bolero ranchero 9
La Revolución Cubana 11
Club Social Ateniense 14
Cine Daisy 16
Los Mario 17
John Alfa 18
El colegio 19
Arribo de la televisión 20
Vientos del norte 22
Centro de Estudios de la
Cultura Ateniense
México lindo y querido 29
Campañas políticas 34
De España vengo 36
Llegó la salsa 44
No solo tangos 48
Nuevos salones de baile 57
De Francia e Italia 60
De América del Sur 63
De las Antillas 67
Revolución Musical de los 70 70
Resumen 72
Introducción
Recordemos el propósito principal de este trabajo: reconfigurar en el tiempo las principales influencias musicales
que fuimos recibiendo en el pueblo de Atenas a partir de
los años 50 y que contribuyeron a formar nuestros gustos
y preferencias en materia musical.
Como nuestro hecho central es la cultura, las influencias que recibimos, no importa de dónde vengan, devienen en cosas determinantes en lo que llegamos hacer y a ser. Lo veremos en este trabajo:
el cúmulo y variedad de influencias que comenzamos a recibir una
vez arribamos a los años 50, se multiplicaron con fuerza imparable
y global. Tal hecho, que ha sido un proceso gradual pero sin pausa,
nos ha llevado a ser lo que ahora somos, un producto más mezclado y confuso de lo que fuimos en el pasado. Es lo lógico y natural.
Ya no somos aquellos seres cohibidos, monóliticos, casi de una sola
pieza, con gustos y creencias muy homogéneas, que predominábamos en los 50. Pero tampoco somos una especie de marcianos o
extraterrestres ahora irreconocibles. Muchas cosas han cambiado,
pero como pueblo mantenemos una identidad y una cultura reconocible.
Hemos variado respecto de lo fuimos en el pasado. No
obstante, en el contexto actual, seguimos siendo diferentes a otros pueblos.
Velocidad
La época de
la carreta
Velocidad: palabra clave para describir
lo que ocurre en los años cincuenta.
Poco a poco todo empieza a ser más
veloz, vertiginoso. Cada vez en mayor
grado, subiendo el ritmo de todo en
cada sucesiva década. Y en todos los
órdenes de nuestra vida, que se torna
La época del automovil
más agitada, competitiva e impaciente.
Reiteramos lo dicho en otros trabajos: la
carreta, símbolo de la sociedad vecinal,
La época del jet
con su ritmo lento y acompasado, nos
daba la medida del tipo de persona, paciente, sosegada, tranquila, que aquella
moldeaba. Su sustituto, el autómovil,
símbolo de la sociedad moderna, de la
prisa, el individualismo, la libertad y la
movilización, auguraba, una vez que se
popularizó y llegó a reinar, un cambio
Movimiento
de época. Que tenía que reflejarse neceMayor ritmo
sariamente en la música, o en un ámbito
Aceleración
importante de esta, como llegó a ser el
rock y el pop. A tono con los nuevos
tiempos de desenfreno, movimiento,
agitación, fusión, mezclas, libertinaje,
experimentación y mayores posibilidades tecnológicas.
Revolución
sexual
Revolución musical
Lo interesente es que vivíamos en Atenas y que todas aquellas
revoluciones que acontencían en otras latitudes, especialmente en
los EEUU, nos llegaban con demoras, rezagos y una serie de amortiguamientos que hacían que sus efectos fueran menores. Claro que
en su momento nos llegaron las ondas del fenómeno que representó Elvis Presley y luego Los Beatles, pero sin que fueran algo desestructante y de gran impacto. Éramos un pueblo pequeño, recogido,
donde la tradición y las ideas religiosas todavía se hacían valer y
nos protegían de las influencia externas. Nunca experimentamos ni
vivimos tal como sucedió en EEUU, un fenómeno cultural en términos revolucionarios, de modo que, de pronto, cambiaran nuestras costumbres y visión del mundo de una manera radical, profunda, amplia. Después de todo, nuestra pequeñez, relativo aislamiento
y conservadurismo en las costumbres que nos ha caracterizado ha
tenido sus ventajas, en particular en el largo plazo. Nunca hemos
sido inmunes a las influencias externas culturales, pero ellas nos
llegan en una escala, tiempo y modo muy propia de nuestras condiciones. Prácticamente sin que la sangre llegue al rio.
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Elvis y Los Beatles
¿Cómo recibimos el fenómeno musical de Elvis Presley en
Atenas? Se inició en los cincuenta pero se extendió a las
décadas subsiguientes. Con Elvis los EEUU estaban demostraron porque después de la segunda guerra mundial
era la nación más poderosa e influyente del mundo. Elvis
se convirtió en un fenómeno mundial, globalizado, impactando a unos más que a otros. Más a las nuevas generaciones, nacidas alrededor de la mitad del siglo XIX. Por
ejemplo, quienes nacieron en el icónico año 1948, para los
sesenta eran jóvenes colegiales que habían sido amamantados durante los 50 por los ritmos y música latina, en especial el bolero, y que al escuchar aquel ritmo más vibrante
y desinhibido que traía el rock and roll, mostraban mayor
disposición que sus progenitores a abrirse a sus influencias,
pero sin abandonar sus primarias preferencias dentro de
las que se habían criado. Se decían: muy bien, lo acogemos, tomamos nota de él, no nos digusta del todo como si
sucedía con los mayores, pero tampoco lo cambiamos por
lo que ya está inscrito en nuestros corazones.
Betlemanía
Después de Elvis nos llegaron los Beatles. Si aquel representó un
sismo de cinco grados estos lo elevaron a 8 o más, ahí donde se
dio propiamente su epicentro. Nosotros lo recibimos diezmado, en
términos de una sacudida menor. Pero de sacudida en sacudida,
el terreno que pisábamos se fue agrietando. Todo es cuestión de
ponermos en el traje vivencial con el que cada generación vivió
sus influencias. Cada cual las experimenta a su manera, de distinta
forma, abriéndose entre ellas lo que conocemos como brechas generacionales. Digamos que la generación nacida en Atenas en 1948
o en sus cercanías, recibió el fenómeno Elvis sin las reticencias de
sus mayores, y al representado por los Beatles con mucho mayores reservas. La verdad es que para muchos de aquella generación,
musicalmente, nunca nos acabó convenciendo los Beatles, aunque
para una minoría pueda que sí. Pese a que la sabiduría convencional los endiosara y los pusiera en el máximo altar musical. Y que
ellos mismos se creyeran superiores a Cristo, en una odiosa comparación que hicieran y que nos les ayudó en nada para que nos
fueran más atractivos. Sí hemos de reconocer, sin la menor duda,
que representaron, o estuvieron envueltos, en una de las mayores
revoluciones culturales y generacionales que haya experimentado el
mundo hasta la fecha. Y eso no es poco decir.
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Bolero Ranchero
Pedro Infante y otros nos habían dado muestras de las posibilidades del bolero ranchero. Pero Javier Solís fue su máximo exponente.
El bolero ranchero había despegado en los 50 y ya para los sesenta
en nuestro pueblo estaba en pleno fulgor. La mezcla resultó efectivísima pues sus elementos estaban presentes y arraigados en nuestra
cultura: la vena ranchera y la del bolero. No hubo que esperar mucho, de inmediato prendió y fue acogido en nuestro medio con esa
fiebre que nos hacía escucharlo todos los días y a cualquier hora del
día. Ahi estaban las rockolas dando cuenta en cada momento de la
voz de Javier Solís encarnando el bolero ranchero. Llorarás, llorarás,
mi partida. Aunque quieras arrancarme de tu ser. Voz, letras, acompañamiento y una época romántica, aseguraron su acogida.
Sin embargo, se nos antoja que de todo lo que grabó Javier Solís, su
máxima obra, grandiosa en sí, no fue en el campo del bolero ranchero, sino de un antiguo solar mexicano donde florecieron los valses.
En 1959 grabó el disco que se
denominó Javier Solís Con banda. Acompañado por una banda
sinfónica compuesta por músicos
mexicanos y estadounidenses,
interpretando una selección de antiguos vales Solís logró una regia,
histórica e inolvidable interpretación.
Dios nunca muere
Macedonio Alcalá
Muere el sol en los montes
Con la luz que agoniza,
Pues la vida en su prisa
Nos conduce a morir.
Pero que importa saber
que voy a tener el mismo final,
porque me queda el consuelo
que Dios nunca morirá.
Voy a dejar las cosas que amé
La tierra ideal que me vio nacer
sé que después habré de alcanzar
La dicha y la paz, Que en Dios alcanzaré.
Sé que la vida empieza
En donde se piensa
Que la realidad termina
Sé que Dios nunca muere
Y que se conmueve
Del que busca su beatitud.
Sé que una nueva luz
Habrá de alcanzar nuestra soledad
Y que todo aquel que llega a morir
Empieza a vivir una eternidad.
Entre los valses que interpretó está Dios
nunca muere, del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá, quien lo compuso en 1868. Se tiene como el himno de
facto del Estado mexicano de Oaxaca.
En 1963 se tomó la voz de Solís de esa
grabación para hacer otra con acompañamiento de mariachi, un anuncio
de las posibilidades que ya ofrecía la
tecnología para hacer cosas de las que el
oyente pasaba por alto.
La canción es un canto desprendido
de las condiciones y creencias prevalecientes en el Estado de Oaxaca, de la
propensión de su gente a migrar y dejar
la tierra en que nació, con dolor, consuelo y esperanza, en busca de nuevas
oportunidades. Un canto de fe en Dios,
pues él nunca morirá y se conmoverá
si buscamos su gratitud. Al final, en la
soledad de la muerte encontraremos
una eternidad.
Por supuesto, la población no tiene
entre sus preferidos ese disco de valses.
Los preferidos son los boleros rancheros
de Solís. En Atenas y en México.
La revolución
cubana
¿Que tiene que ver la revolución cubana en esta vela? Bueno, aquella fue un época de revoluciones en todos los campos, también en
lo político y militar. Estábamos en medio de la guerra fría. Por otra
parte, como nos interesa conocer o recordar de dónde nos venían
las influencias musicales, lo tiros artísticos musicales, tenemos que
decir que Cuba era un excepcional francotirador artístico cultural
que durante la década de los cincuenta había acertado en nuestros
corazones con sus innumerables aportes en este campo. Con la
revolución cubana se silenciaron aquellos tiros provenientes de la
isla caribeña. La Sonora Matancera, Celia Cruz, Bienvenido Granda, Daniel Santos y una pléyade de artistas que tenían en la isla
su asiento, tuvieron que emigrar a otras tierras. Imposible acallar
aquellas voces, aquellos músicos. Se confiscan las casas, los haberes personales, los inmuebles, pero lo que una persona sabe, hace,
conoce, sus conocimientos, destrezas, habilidadades personales,
sus dones propios, emigra con ella. En el exilio tienden a crecer. En
México, EEUU, Venezuela, Colombia llegaron a sobresalir y a cotizarse a lo alto. La Cuba musical cobró vida fuera de la isla. Al rato
apareció la salsa, una fusión creada con diferentes componentes cubanos. Lo latino adquirió una nueva dimensión. Todas esas nuevas
ondas llegaban a nuestro pueblo donde continuamos acogiéndolas.
La revolución cubana, por lo pronto, produjo varios efectos: mandó
al exilio a una serie de cantantes y músicos que continuaron sus
carreras en otros países donde esparcieron los dotes y creatividad
musical de ese pueblo. Para la música hispana representó una ganancia. A lo interno el pueblo cubano continuó con sus fortalezas
musicales que de ningún modo se apagaron. Con el tiempo apareció la nueva troba cubana que tanta influencia tuvo en nuestro
medio. Además, los aires de cambio, de renovación que en un principio trajo esa revolución catapultó a la canción protesta en distintos lares. De especial importancia fue para nosotros la música que
nació en Nicaragua en paralelo a los movimientos armados que se
dieron contra el régimen de los Somoza. Una muestra más de que
la música brota, acompaña y refuerza los movimientos y manifestaciones sociales de la más diversa índole.
En el exilio sobresalió el fenómeno Celia Cruz. Desde los años
cincuenta en Atenas le rendíamos admiración junto a la Sonora
Matancera. Durante toda la segunda mitad del siglo XX ejerció su
ejemplar carrera musical, la que extendió hasta las cercanías de su
muerte en el año 2003, a sus 78 años de edad.
Letra Yerberito Moderno
Se oye el rumor de un pregonar
que dice así :
el yerberito llegó, llegó
traigo yerba santa pa' la garganta
traigo keisimon pa' la hinchazón
traigo abrecaminos pa' tu destino
traigo la ruda pa' el que estornuda
tambien traigo albahaca pa' la gente flaca
el apasote para los brotes
el vetiver para el que no ve
y con esa yerba se casa usted
Yerberooo
Pero yo traigo yerba santa pa' la garganta
y con esa yerba se casa usted
Ay pero yo traigo la ruda pa'l que estornuda
y con esa yerba se casa usted
Pero yo traigo el apasote para los brotes
y con esa yerba se casa usted
Oye yo traigo keisimon pa'la hinchazón
y con esta yerba se casa usted
Y con esa yerba se casa usted
Eh que mi yerbero moderno, yerbero moderno y con esa yerba se casa usted
Oye yo traigo yerba santa pa'la garganta
y con esa yerba se casa usted
Pero yo traigo el apasote para los brotes
y con esa yerba se casa usted
Mira yo traigo el vetiver para el que no ve
y con esta yerba se casa usted.
Fue como un amor a primera
vista. La canción quedó prendida a nuestro ser por el resto de
la vida. La voz de Celia, el ritmo,
el sabor inconfundiblemente
cubano, la letra tan vivaz del
Yerberito Moderno, nos cautivó
en nuestra infancia sin dubitación alguna. De mayores, en
la feria del agricultor, al pasar
por un puesto de hierbas medicinales, mágicas y milagrosas,
resuena en nuestros oídos la voz
de Celia cantando el Yerberito
Moderno. El poder evocador, el
misterioso pegamento que traen
consigo las canciones, su adherencia a nuestro existir sin que
haya manera de bloquearlas, es
simplemente grandioso. Se oye
el rumor de un pregonar que dice
así: el yerberito llegó, llegó. Por
las calles de la ciudad pasa un
yerberito. Nos alegramos por
partida doble: por el encanto
que producen las hierbas, por la
evocación de aquella canción.
Club Social Ateniense
En los años sesenta ocurre un lamentable deceso. Después de más
de dos décadas de brindar esparcimiento y entretenimiento, sobre
todo musical, el Club Social Ateniense cierra sus puertas poco antes
de que el cantón cumpliera su centenario en 1968 . Su deceso era
una señal de los tiempos que nos decía: ha llegado a su final una
época, la época dorada del bolero, de los bailes legandarios con la
gran orquesta (big band), una época de romanticismo, perfectamente entronizada en nuestra sociedad vecinal. A continuación
vendrían otros tiempos, con sus singularidades, pero aquellos del
Club Social Ateniense no volverían más.
La gran orquesta sufrió los rigores de la época, se hizo financieramente insostenible. Había que buscar alternativas adaptadas a la
nueva situación. En los últimos años del Club Social ya nos había
visitado Paco Navarrete y su conjunto nos mostró las adaptaciones
que estaban requiriendo los nuevos tiempos. Más adelante, con
su versatilidad e inteligencia musical, se encargaría de hacer otras
adaptaciones a su conjunto a fin de acoger a la Salsa en nuestro
medio.
En la época del Club Social hubo dos muy buenos bailarines, que a
la vez eran hermanos: Wilberth y Gilberto Alfaro. Siempre surgía la
pregunta: ¿cuál de los dos es mejor? La forma competitiva en que
vemos a cada rato la vida nos inducía a ello. Era de esos casos en
que la respuesta no es fácil. Si algunos se inclinaban por uno o por
el otro, al cabo se coincidía en que la diferencia era de estilo, no de
calidad y elegancia.
Conjunto de Paco Navarrete
Cine Daisy
El cine Daisy continuó en los años 60 con su papel de entretenimiento pero en competencia con la TV, con las que llevaría las de
perder al poco tiempo. Pero también era utilizado por artistas del
pueblo para hacer diversas presentaciones. Recordamos una del
joven colegial Francisco Chico López, de La Puebla, acompañado
en la guitarra por su padre don Manuel, cantando algunas típicas
costarricenses. Era lo que se solía decir un buen prospecto que
luego quedó a medio camino, ya que por razones que cada quien
sabrá, no acabó desarrollando todo su potencial. En otro orden de
presentaciones, hizo una memorable en este escenario el artista ateniense Gerardo Mejer, artista de la magia, el ilusionismo, el hipnotismo, campo reservado a muy pocas personas pues requiere de una
vocación, voluntad, inteligencia y perservancia particular, como fue
su caso.
Los Mario
Se les llegó a conocer como Los Mario,
pues dos de sus fundadores e integrantes más representativos se llamaban
Mario, el uno Soto, el otro Fonseca.
Mario Soto era el cantante estrella en
el pueblo, y Mario Fonseca uno de los
mejores sino el mejor guitarrista del
cantón, músico por los cuatro costados.
De los Fonseca que salieron rayados
para la música.
A ellos se unieron Carlito Mora, Julio
Espinoza y Juan Rafael Alfaro.
Atenas
Conjunto
Los Mario
Eso sucedió en los años 60 cuando el
Club Social Ateniense todavía mantenía
su vigencia, aunque ya en su ocaso.
Su repertorio era muy fiel a los gustos
de la época, y por tanto prevalecía lo
romántico.
Fue un bonito experimento, una conjunción de almas musicales.
John Alfa
Nuestro medio no sido fértil en el surgimiento de conjuntos musicales.
El conjunto de John Alfa, con sus vaivenes, logró en los años 60 mantenerse en
el ambiente durante varios años, superando un mal presagio.
A Juan Alfaro (John Alfa) siempre le
gustó cantar, cuando se le presentó la
ocasión y reunió ciertos colones, compró
equipo y algunos instrumentos musicales. Armó un conjunto, surgió el nombre
artístico de John Alfa y se tiró a pista.
Tocaba en el cantón y fuera de él, donde
surgiera la oportunidad. Hoy estaban estos músicos; no se sabía quienes llegarían
mañana. Tenía la ventaja de ser el dueño
del conjunto y de disponer de su futuro a
su antojo. Había que rejuntar los músicos que aparecían en el momento, lo que
estuviera disponible, sin hacer muchas
preguntas. Es natural que su historia este
salpicada de múltiples anécdotas. Si algo
suena y queda en estas experiencias son
las anécdotas.
El colegio
En los años 60 el Liceo de Atenas estaba en lo que hoy se conoce
como inmueble Escuela José Carlos Umaña, frente al parque municipal. El colegio ofrecía normalmente buenas condiciones para que
quienes tenían inclinaciones musicales se reunieran y conformaran
conjuntos musicales. En nuestro caso, todos de corta vida, mientras
en otros lugares no eran inusuales las historias en que, en el colegio,
se sembraban las semillas de lo que llegarían a ser conjuntos de más
largo aliento.
Era muy importante el impulso, apoyo y participación de los profesores. En cierta ocasión llegó al Liceo de Atenas, por aquellos años,
un profesor de inglés procedente de Heredia, Guillermo Sáenz, el
cual resultó además músico, pianista, con ansias de dar rienda suelta a esta interesante faceta. Reunió a varios estudiantes de los que
mostraban facilidades artísticas musicales (Jorge Rodríguez, Carlos
Alberto Rodríguez, Gerardo Sequeira, Juan Rafael Alfaro, Agapito
González) y formó un conjunto musical que pervivió el corto tiempo que duró Guillermo entre nosotros como profesor.
Arribo de la televisión
La televisión arribó a Atenas en la primera parte de los años 60.
Donde hoy está tienda Luckas estaba la pulpería y cantina de don
Rafael Ángel Jenkins, quien puso en su negocio uno de los primeros
televisores que llegaron al pueblo, para contemplación y asombro
de los vecinos. El mundo de la pantalla no nos era ajeno a través
de la pantalla del cine, pero sí el de la pantalla chica que guardaba
muchas diferencias y potencialidades sobre aquella. Podía transmitir imágenes durante horas al día, primero con un horario limitado
a una parte del dia, más adelante durante todo el día, lanzándonos
imágenes, programas, noticias, anuncios a diestra y siniestra. Poco a
poco comenzó la adicción a la televisión, sobre todo por parte de
Tienda Luckas
los jóvenes. Eso significó que las influencias que recibíamos antes
del mundo exterior, en especial del mundo que estaba a kilómetros y kilómetros de distancia, se multiplicaran sin límites y fueran
impactando en nuestra forma de ser. En nuestros gustos y preferencias.
Con la televisón, los cambios y transformaciones que estaban en el
ambiente reciben un potente mecanismo para expansionarse. En
sus inicios en Costa Rica veíamos programas musicales bastante
criollos o latinos, como el de las Estrellas se Reúnen del productor y
conductor Ferrando, despúes el de Raúl Velasco de México. Después, después, lo que estuviera de moda en el mundo nos llegaba al
al poco rato, al instante, luego en tiempo real. Nuestro mundo, el de
la sociedad vecinal en habíamos vivido, ya era otro.
Inés Sánchez, Canal 7, Las Estrellas se Reúnen
Vientos del Norte
Hablando en términos musicales, los vientos que soplaban de América del Norte sobre Costa Rica siempre fueron del alta intensidad.
Primero con mayor fuerza de parte de México. Después de la segunda guerra mundial los provenientes de EEUU poco a poco van
adquiriendo mayor amplitud, como consecuencia del poderío que a
nivel mundial llega a tener este país. La cultura que se va imponiendo en la mayoría de países, no solo en el campo musical, llevaría el
sello estadounidense. Pero, sin duda, México mantuvo su vigencia.
Musicalmente continúa representando una influencia cultural de las
más importantes sobre el país, y por tanto sobre el pueblo de Atenas. Por ahora vamos a referirnos al caso de los EEUU.
En la década de los 60 la música conoció una gran evolución y una
gran ebullición. La aceleración y rebeldía de la década anterior se
ve potenciada. Los adolescentes, los jóvenes, amparados en mayores niveles de vida y mayores grados de libertad y expresividad, van
implantando su propio mundo, la cultura juvenil, hacia la cual los
publicistas y los mercadólogos dirigen sus ojos. La juventud se desmarca radicalmente de sus progenitores en materia musical, hecho
que resultó desde luego mucho más contundente en los EEUU que
en nuestro medio. En efecto, este desmarque se observa en Atenas
en los sesenta pero con una fuerza y extensión mucho más suave y
gradual. Nuestros padres difícilmente escuchaban música en inglés,
pero ya sus hijos consumíamos una parte importante de ella en ese
idioma, aunque no tuviésemos dominio sobre él. Teníamos una
ventaja que ellos no tuvieron: algo de inglés habíamos aprendido en
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el colegio, lo necesario para que las canciones en inglés no nos asustaran, por lo contrario nos atraían.
Janis Joplin decía: Puedes destrozar tu presente preocupándote por
tu futuro. Mi asunto es pasarlo bien y disfrutar. ¿Y por qué no si al
final todo termina, no? Lo que te hace sentir bien no te puede causar
ningún daño. Murió a los 27 años. Había nacido en 1943 y en 1970
todo había acabado para ella. Su período musical mayor fue de
1962 a 1970. Esta extravagante cantante llamó nuestra atención por
su voz y por la forma intensa y alocada en que vivió su corta vida.
Mientras en Atenas estábamos muy interesados en mejorar nuestro
futuro mediante el estudio, sacrificándonos en el presente, esta artista nos recomendaba otra cosa.
Claro que estábamos viviendo
mundos muy diferentes. Había un
inmneso mar de distancia entre
el mundo de Janis Joplin, intenso,
apresurado, de libertinaje, drogas,
excitación, alocamiento, del momento, y nuestro mundo que transitaba entre la sociedad vecinal y
la actual, en todo caso más vecinal
que moderna. Pero si en la sociedad vecinal nos estremecíamos y
nos conmovíamos ante casos como
el de Janis Joplin, en la moderna
hemos perdido esa capacidad de
asombro.
Joan Baez nació en 1941, dos años antes que Janis Joplin. Ambas
son representantes de la joven generación de los años 60, de la
contracultura de la época, pero mientras Janis Joplin se entregó a
la música y a los desbordes y excesos que esta conllevó en su vida
personal, Joan Baez se ligó a la música hasta el presente y se convirtió en una activista de los derechos civiles y humanos y la justicia
social. Ambas imbuidas de la rebeldía que caracterizó a aquella
contracultura, sin embargo utilizaron la música para seguir caminos diferentes. Los padres de Joan Baez cuando esta era una joven
y manifestaba inclinaciones por la música pusieron ciertas reservas a que siguiera una carrera musical. Chapados a la antigua, los
padres abrigaban temores de que sus hijos al seguir una carrera de
esa naturaleza se perdieran en el caos y desenfreno que veían en el
nuevo mundo, cosa que los espantaba. Los padres querían para sus
hijos una vida semejante a la llevada por ellos, bastante predecible
y ordenada, lo que ya no era posible. Justamente eso era lo que no
querían los jóvenes que protestaban contra el statu quo.
Bob Dylan nació en 1941, músico, compositor y poeta estadounidense, de los más prolíficos e influyentes de su época.
Joan Baez
Nuestras grandes concentraciones de gente que conocimos por la
época tenían que ver con la política, con las campañas políticas que
eran muy pasionales y enardecidas. Se convocaba a un mitín en el
pueblo con motivo de la visita del candidato a la presidencia de la
República, donde este y otros personajes hacían ardientes discursos
con el ánimo de influir a su favor en los ánimos de los manifestantes. La gente aplauidía, vitoreaba, coreaba, alzaba y ondeaba las
banderas. Las personas con frecuencia se mostraban fuera de sí
cuando los ánimos se caldeaban. Pero tales manifestaciones nunca
tuvieron lugar con motivo de la música. Por eso nos sorprendió que
un festibal musical como el de Woodstock, en 1969 en los EEUU,
fuese capaz de atraer y convocar a tantas personas. Poco a poco
nos dimos cuenta de que los nuevos conjuntos, los nuevos ídolos
musicales, tenían la capacidad de efectuar grandes concentraciones
multitudinarias de personas, y que dichos espectáculos no eran
excepciones sino la nueva forma en que la juventud se volcaba hacia
la música. Y que algún día aquella moda llegaría a Costa Rica.
Festibal de Woodstock, 1969.
Los cambios que por doquier estábamos experimentando no
habrían sido posible sin la concurrencia de la tecnología, de los
nuevos artilugios e instrumentos musicales que esta proveía. Para
reunir a miles de miles de personas y hacer que las ondas musicales llegasen con la misma intensidad a los diferentes sitios en que
estaban ubicados, se requería de tecnología, de que esta amplificara
y transportara aquellas ondas hasta donde se requirieran. Y en ningún lugar del mundo las posibilidades de la tecnología, de la creatividad, la adaptación, de la capacidad para
tansformar en cosas operativas cosas que
apenas estaban en la imaginación, eran mayores que en los EEUU. De todas ellas hubo
una que fue muy significativa a fin de que los
nuevos grupos musicales llegaran a obtener
la popularidad que ahora les conocemos: la
guitarra eléctrica. Había nacido en los EEUU
a principios de los años treinta ante la necesidad de los músicos de jazz de amplificar su
sonido. Con el amplificador muchos instrumentos sufrieron adaptaciones eléctricas.
La electricidad inundaba nuestras vidas, la
llevaba a nuevas posibilidades y confines.
Con la guitarra eléctrica, que fue sufriendo
diversos avances, los conjuntos musicales
pudieron hacer presentaciones electrizantes
que conectaban con el estado de ánimo y las
vibras del ambiente, o que las inducían, las
potenciaban.
Por varias razones recordamos a Paul Anka. Un grupo de jóvenes
que crecimos acudiendo al Club Social Ateniense tuvimos la oportunidad de escuchar en él a una serie de crooner americanos (Frank
Sinatra, Dean Martin, Nat King Cole, etc.) que nos conquistaron
con su estilo y calidad vacalística. Paul Anka, mucho más jóven
que ellos, fue un cantante melódico que se inscribía en la corriente
de los grandes crooners. Pero fue además un prematuro compositor que a sus dieciocho años nos inundó con una serie de éxitos, a
finales de los 50 y comienzos de los 60. De la época de Elvis Presley
ejerció en nuestra generación una influencia casi equivalente al rey
del rock and roll. Otra razón que nos hace recordarlo es que Alvarito Rojas tarareaba en inglés algunos de sus éxitos, como Diana, y
nosotros no podíamos hacerlo dado nuestro pobre dominio de ese
idioma. Alvarito estudiaba en el Saint Francis donde el inglés era
comida de todos los dias, mientras en nuestro pueblo y en las aulas
del colegio continuaba siendo un idioma limitado. Aunque aquello
no era obstáculo para apreciar la buena música en inglés, sin duda
envidíabamos a quienes podían dominarlo. Paul Anka también se
dio a conocer por una demanda que interpusiera contra el mexicano César Costa, el cual supuestamente interpretaba música de su
autoría sin la debida autorización y reconocimiento. Comenzábamos a caer en la cuenta de los conflictos por derechos de autor.
Los vientos que comenzaron a soplar en los cincuenta y sesenta
desde los EEUU resultaron imparables, cada vez más intensos, amplios y diversificados. La combinación entre tecnología, crecimiento, poder, innovación, libertad, brindaron un escenario ideal lleno
de posibilidades, de creatividad y expansión, pocos eran los límites
y muchos los incentivos. La fusión devino en una palabra clave, con
tantas cosas ocurriendo a un mismo tiempo, con tantas posibilidades, recibir influencias de aquí y de allá, mezclarlas, zarandearlas,
interrelacionarlas, experimentar, crear, recrear, potenciar, dando
origen a nuevas cosas, fue el signo de la época. El crecimiento de
los medios a través de los cuales nos llegaban las más diversas
influencias se expandía sin límites. Las influencias en el pasado
siempre existieron pero eran más limitadas y duraderas en el tiempo. Eso hacía de nuestro mundo un mundo más estable, sujeto a la
tradición, menos propenso a las innovaciones. Por eso parecía o era
más tranquilo, sosegado, perdurable, sin sobresaltos bruscos. Pues
en ese mundo estábamos en los años sesenta cuando de pronto el
fenómeno musical que, desde luego, no nos era desconocido, recibe
el flechazo de la época, y con él su capacidad para expandirse, ampliarse, multiplicarse y asumir miles de rostros.
Disco
Folk
Electrónica
Rock
and roll
México lindo y querido
Ahi viene la plaga. Le gusta bailar. Y cuando está rocanroleando.
Es la dueña del lugar. Asi empezaba esa pieza de rock interpretada
por los Teen Top, un grupo de rock and roll cuya voz principal era
la de Enrique Guzmán. También interpretaron el rock de la cárcel,
de una versión original en inglés de Elvis Presley. Muchas piezas
de rock dobladas al español nos llegaban de México a principios
de los 60, cantadas por Enrique Guzmán, Angélica María, Manolo
Muñoz, Alberto Vázquez y Cesar Costa entre otros. Al traducirlas
al español nos las hacían más accesibles, pero no más agradables,
pues las imitaciones y los calcos a menudo devalúan lo original. En
ese papel no se veían muy bien los mexicanos, en virtud de que el
cancionero y los cantantes que de México conocimos en los 50 se
caracterizaban por ser muy originalmente mexicanos, muy criollos.
Pero debemos entender que el mundo estaba cambiando y aunque
ese gran país se resistiera a la
influencia gringa, no había forma
de detenerla. La juventud mexicana también fue presa del fenómeno del rock que musicalmente
derrumbaba fronteras sin pedir
permisos aduaneros. En cuestión
de gustos y preferencias musicales la juventud de un país o de
otro cada día tendían a parecerse
más entre sí.
Las clases del cha cha chá. Las vamos a comenzar. Aquí te enseñarán.
Las clases del cha cha chá. Era un ritmo como tantos otros originario de Cuba. Pero en los sesenta no nos llegaba de Cuba sino de México. Había sido derivado del danzón por el músico cubano Enrique
Jorrín en los años cincuenta quien luego emigró a México cuando
la revolución se instaló en la isla a fines de esa década. Muy popular como baile de salón. Sus pasos, dos lentos y tres rápidos, son
la onamatopeya del ritmo del cha, cha, chá. Enrique Jorrín quería
un ritmo menos complejo que el danzón y el mambo, más fácil de
bailar, como a prueba de tontos o inútiles, que en el orden de la
danza éramos muchos. Por supuesto, teníamos problemas hasta con
el propio cha cha chá. Con el tiempo, cuando los derechos humanos
crecieron y se hicieron extensivos a toda la población, aprendimos
que todos tenemos derecho a hacer el rídiculo, cosa que fue más
evidente en el reinado del karaoke. De cierta manera el mundo se
democratizaba. Enrique Jorquín fue uno de los tantos músicos que
emigró a México, pues este país y en especial el Distrito Federal era
como la capital musical de América Latina. Triunfar en México representaba una hazaña con la que
soñaba todo artista latino. Las dimensiones, exigencias y la competencia que se daba en ese mercado
constituían una verdadera prueba
de fuego que muchos aspirantes no
lograban superar. Regresar al país
de origen, a un mercado mucho
más modesto, fue el destino de
muchos que así lo intentaron.
Luego de cantar con el trío Los Ases,
en 1959 Marco Antonio Muñiz inicia
una carreta como solista. Para 1965
ya era un solista consolidado, y no
uno cualquiera sino de esos que en
nuestro medio dejaría huella y una
serie de admiradores que le tenían
en un primer lugar. Efectivamente,
muchos atenienses disfrutaron y
continúan disfrutando sus interpretaciones, las más en el campo romántico del bolero. Marco Antonio, con su voz y su estilo, vino a prolongar la vigencia del bolero, entonces en un momento de eclipse.
Pero tengamos cuidado con este término y otros igualmente semejantes que pretenden darnos la idea del ocaso e inevitable extinción de ciertas cosas, pues resultan engañosos si los tomamos
a pie de juntillas. Que el bolero experimentará un declive en los
60 no significa que estuviera a punto de desaparecer. Las ritmos,
las piezas, las obras que llegan a adquirir un estatus de clásico no
están hechas para desaparecer. Es obvio que llegan a tener su época
dorada, como toda obra humana producto de la historia y sujeta a
sus caprichos y sus vaivenes. Y que pasada esta su vigencia es menor. Si no fueran obras clásicas entonces si es posible que lleguen a
desaparecer del todo. Pero como lo son, simplemente se adaptan, se
transforman, se mantienen con otros estilos y ejecutantes en consonancia con los demandas de la época. Así ha sucedido con el bolero.
Así sucedió con Marco Antonio Muñiz y otros que le sucederían en
esta historia sin fin.
31
En 1960, muy joven, en una presentación que hizo en televisión
Vicente Fernández se dio a conocer como cantante. Durante esa
década siguió dándose a conocer y para los setenta era el charro
más reconocido en México y en el mundo entero, ya que para
entonces la globalización era una realidad fácilmente reconocible.
En 1972 su éxito de ventas, Volver volver, una especie mundial de
himno ranchero, lo convirtió en famoso a una escala planetaria, ni
que decir en el patio latinoamericano, o en el costarricense o en el
ateniense. A cualquier fiesta que acudieras, ahí estaba la gente cantando Volver volver. O solitándola, una y otra vez. Surgieron cientos
de personas tratando de imitar a Chente. Con el karaoke se llegó al
paroxismo.
Estaba claro que el fenómeno de la ranchera, aunque había existido
una época clásica de ella, se encontraba vivito e internacionalizado,
gracias a la tecnología y a los medios modernos de comunicación.
Sí, pero gracias, fundamentalmente a México y a su riqueza artística y cultural. Gracias a la capacidad de la ranchera para arraigarse
en el corazón de la gente. Gracias a artistas como Chente. Habría
que decir, parafraseando a ese monstruo de la canción mexicana,
Pedro Vargas, gracias, gracias, muchas gracias.
Y es que la ranchera, bien lo
sabemos, puramente mexicana, es como una hija adoptiva
de nuestro pueblo, de esas hijas
adoptivas que se llegan a querer
como propias, y más.
Carlos Santana nació en México, Jalisco, la cuna del mariachi, en 1947. Su
padre tocó viola en un mariachi. Pero su influencia le vino del norte. Ya
en la infancia emulaba el sonido de guitarristas estadounidenses y tocaba
en bandas de rock and roll. En 1961 su familia se mudó a San Francisco de
California. Pronto lo hizo él y pronto estaba bebiendo de la rica cultura del lugar,
permeada por diversas influencias. En un
escenario floreciente y de grandes posibilidades en el campo
musical. En 1965
obtuvo la ciudadanía
estadounidense y en
1969 tocó en el festibal de Woodstock. Su
guitarra tenía el sabor
del rock latino. Su
estilo, dentro de una
cultura mezclada, tenía la marca de
sus orígenes,
mexicano, latino.
Así lo llegamos
apreciar. Así se
hizo famoso.
Campañas políticas
A fines de 1965 y comienzos de 1966, vivimos en Atenas una campaña política reñida e intensa. Se enfrentaron Daniel Oduber Quirós por el partido Liberación Nacional y José Joaquín Trejos Fernández por el Unificación Nacional. Con la indiferencia y desgano
que desde la modernidad actual vemos aquellas campañas políticas,
nos parecen excesivas, bulliciosas y sobrecargadas de signos externos y gran coreografía, todo para influir y captar la atención del
votante. Lo que fuera, la realidad es que eran vividas y organizadas
con alto esmero y detalles. Claro que un detalle muy importante
era la música, ya que si se trataba de llegar al votante, a su alma, a
su corazón, a sus fibras más sensibles, qué mejor que la música, que
una canción o una pieza musical pegagoza, que de forma subliminal se la llevara el elector a su cama a la hora de dormir, y que en la
intimidad de su sueño le diese vueltas por su cabeza. El rostro de
don José Joaquín Trejos, sereno y bondadoso, era adornado en uno
de sus cachetes por un gran lunar. De inmediato la asociación:
Cielito Lindo. Todos teníamos internalizado el estribillo de la canción mexicana que dice: Este lunar que tienes
Cielito Lindo junto a la boca..., ya estaba
ahí, en nuestro inconsciente, era nada
más de tocar aquellas fibras y el efecto
publicitario buscado se haría presente.
Cariñosa, y musicalmente, a este gran
presidente lo conocimos como Cielito
Lindo.
Letra Corrido a Pepe Figueres
Carmen Granados
Atenas tenía su comportamiento
electoral. No había sido fácil para
el Partido Liberación Nacional.
Para las elecciones de 1970 se
Allá en La Lucha y en San Cristobal,
enfrentaron José Figueres Ferrer
Un estandarte yo vi flotar:
y Mario Echandí Jiménez, dos
El estandarte a Pepe Figueres,
pesos pesados de la política naque no ha caido y nunca caerá.
cional. En 1948 la artista Carmen
Granados había compuesto un
¡Viva Pepe! ¡Vivan sus hombres!
corrido a Pepe Figueres, como
Todos muchachos de armas tomar.
un himno al 48, que resultó muy
Vivan glostoras y medallitas
apto a fin de utilizarlo en las
Que por la patria saben luchar.
campañas políticas y levantar el
ánimo y el orgullo liberacionista.
Bajo la sombra siempre querida
Para 1970 así se hizo, y de veras
De aquel simbólico Guayacán,
que el himnito aquel llegaba al
De triunfo en triunfo fueron las armas
corazón verde de los liberacioHasta alcanzarnos la libertad.
nistas, que al escucharlo sentían
orgullo de su gran líder y del
¡Viva Pepe! ¡Vivan sus hombres!
movimiento emprendido en el
Todos muchachos de gran valor.
48. Ni más ni menos, música para
Viva el valiente Pepe Figueres
los oídos, evocación para el alma,
Nuestro gallardo libertador.
agitación de los recuerdos.
Cielito Lindo era música mexicana, el Corrido a
Pepe Figueres fue compuesto sobre la base de un
género musical mexicano de gran popularidad en
nuestro pueblo. De modo que, es justo reconocerlo, México tuvo su participación en aquellas
campañas políticas. No era intromisión política.
De España vengo
España en los años 60 estaba viviendo bajo un régimen dictatorial,
es decir, en un ambiente poco propicio para la creación, difusión y
manifestación artística musical del pueblo. Un régimen que prohibía lo que no le convenía y estimulaba lo que era congruente con
su estrecho pensar. La antípoda del ambiente de libertad y permisividad que se vivía en EEUU y que dió lugar a una gran explosión
musical. A pesar de ello, la tradición y el espíritu musical del español era muy grande como para que un obtuso régimen la pudiera
anular. Ya fuera música que el régimen consintiera, clandestina o en
el exilio, a nuestro pueblo continuó llegando música de España que
influía en nuestros gustos musicales.
Época de juventud, de rebeldía, de protesta, contra el establecimiento, fuese de signo libertario como en EEUU o de subyugación como
en España.
De España siempre nos llamó la atención sus regionalismos y las
creaciones particulares de tipo musical que de ellos brotaban a
raudales. De gran riqueza expresiva, autóctono, propio, fruto de un
mapa peninsular variado expuesto a múltiples infuencias provenientes de un contexto histórico y cultural de tinte europeo.
36
La vida sigue igual
Julio Iglesias
En la vida cotidiana escuchábamos esta expresión: la
vida sigue igual. Se quería
dar a entender que pese a los
Unos que nacen otros morirán
pesares, pese a los agobios y
unos que rien otros lloraran
a los momentos extraordiaguas sin cauces rios sin mar
narios, al final, la vida, en lo
penas y glorias guerras y paz
esencial, poco o nada cambiaba, se nacía y se moría,
Siempre hay por quien vivir y aquien amar
inexorablemente, ayer como
siempre hay por que vivir por que luchar
hoy. Por eso cuando un
al final las obras quedan las gentes se van
cantante español ganó muy
otros que vienen las continuaran la vida sigue
joven en 1968 un premio euigual
ropeo por su interpetación
y composición La vida sigue
Pocos amigos que son de verdad
igual, la acogimos desde el
cuanto te halagan si triunfando estas
primer momento. Pero Julio
y si fracasas bien comprenderas
Iglesias, aunque la vida silos buenos quedan los demás se van.
guiese igual, no había venido
a este mundo por un premio
Siempre hay por quien vivir por quien amar
pasajero. Más pronto que
siempre hay por que vivir por que luchar
tarde nos demostró que era
al final las obras quedan las gentes se van
una máquina para triunfar,
otras que vienen las continuaran
para vender, no importa que
la vida sigue.... iguaal....
algunos no les agradara su
voz y su estilo. Antes pensábamos que necesitábamos de una gran voz para
poder triunfar. Julio Iglesias nos sugería que ya no era así, que el mundo había
cambiado, y que el éxito dependía de muchos factores. La voz era tan solo uno
de ellos.
Yo soy aquel. A principios de los años sesenta comenzó su despegue
artístico. Digan lo que digan, fue de lo grande que nos dio España.
Lo supimos cuando gente de distintas generaciones, incluyendo
nuestros progenitores, lo escuchaban y se deleitaban con él. Con
gran dominio del escenario, histriónico, soberbio, engreido, sin
falsas modestias, con plena seguridad de lo que era. Grabó música
latinoamerica en versiones que no pasan de moda. Magistral fue su
recital hispanoamericano, acompañado en guitarra por Los Gemelos. Duerme, duerme negrito, que
tu mama está en el campo... Esta
canción, antecedida por interpretaciones de Atayualpa Yupanqui
y Mercedes Sosa, encontró en
Raphael otro intérprete que también la dignificó, como es lo usual
en los grandes cantantes. Nada
mejor que una gran canción para
un gran cantante.
Los británicos tuvieron a Tom Jones; los españoles y los hispanoamericanos tuvimos a Nino Bravo. Ambos dueños de una portentosa voz. Cual tenores en música popular. Tom Jones era hijo de un
minero; Nino Bravo trabajó en una joyería antes de hacerse cantante. Estuvieron en medio del oro y las joyas. Pero ambos pronto
descubrieron que la joya más grande que poseían era su voz. El
primero nació en 1940, y Nino en 1943, así que en los sesenta aquellas privilegiadas voces ya sonaban en los escenarios y en la radio.
Y sonaban de verdad. De Nino se dice que cuando grabó Noelia los
equipos y técnicos de la época tuvieron problemas cuando daba sus
registros más altos. En Atenas disfrutamos a los dos, uno en inglés,
el otro en español. Nos sentíamos ufanos de que hubiera cantantes
en el idioma español con aquellas condiciones tan excepcionales. Si
bien, no teníamos inconvenientes en escuchar música en inglés, no
hay duda que la lengua era motivo de identidad.
La influencia de Serrat fue grande, su impronta imperecedera. Tenía varias cosas a su
favor que le hicieron una figura descollante.
Cantante y compositor, de calidad. Su vena
poética le permitía producir composiciones de calidad, y además cantarlas con los
sentimientos, expresividad y hondura que
aquella induce. Retrataba muy bien paisajes,
situaciones y sentimientos, cualidad que le
permitió convertir en temas emblemáticos
de una generación muchas de sus composiciones. Esa cualidad era muy apreciada
por quienes habíamos sido formados musicalmente a la antigua, en que la letra, lo
que se dice, lo que se expresa debía de tener
un importante peso específico dentro de la
canción.
En sus inicios tuvo una clara posición
contestaria. Bueno, eran tiempos revolucionarios, de cambios políticos y sociales. Ser rebelde, contestario, de izquierda era lo usual.
Soñar, pensar en un mundo mejor, darle su lugar a la utopía, a lo
inexistente, cambiar las injustas estructuras a fin de que naciera un
nuevo hombre, imaginar, desear y luchar por un mundo diferente,
fue un estado de ánimo de la época que contagió a toda una generación. No olvidemos que por aquellos años América Latina y la
misma España estaba en gran parte bajo la bota de los militares,
viviendo bajo dictaduras execrables.
Cantares (Antonio Machado Joan Manuel Serrat)
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Serrat conoció el exilio. Machado
también fue otro exiliado. En espíritu, los dos se unieron y nació el disco que se le conoció como Cantares,
emblema de una época.
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse, le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso.
En alguna parte escuchamos decir en los años 60: el mayor instrumento musical que existe es la voz humana. Cuando en esa década
tuvimos la oportunidad de escuchar al tenor canario Alfredo Kraus
comprendimos que una voz educada, de una técnica perfecta,
cálida, bella y vigorosa no tiene igual. Bien lo entendimos, Alfredo
Kraus estaba sobre todo lo que habíamos escuchado.
Decía Alfredo Kraus: A lo largo de toda mi
carrera he podido comprobar con resultados evidentes lo esencial que es para un cantante el poseer una técnica vocal que le permita desarrollar
en su totalidad las características de su voz para
alcanzar dia a dia un nivel de perfeccionamiento
mayor y conservar en buen estado ese instrumento delicado e intangible en que se basará el
éxito y duración de su vida profesional.
Le preguntaba un periodista: Maestro, uno de
tus secretos de tu técnica es la “I”, la famosa “I”
que es una de las bases efectivamente de tu conocimiento del arte vocal. ¿Cómo llegaste a esta
conclusión, de que esta vocal precisamente es la
que ha de basar una técnica de voz? Contestaba
Alfredo: Bueno, yo personalmente no llegué a
esa conclusión, alguien me lo enseñó. Parece ser
que a finales del siglo pasado (siglo XIX) hubo
alguien lo suficientemene observador para darse
cuenta que el sonido de “I”, a este sonido correspondía más frecuencias, y por lo tanto se dio
cuenta de que el sonido estaba más cerca de lo
que luego se llamó la “voz in mascara”...
Curioso, investigador, estudioso, aprendiendo,
enseñando, perfeccionándose, día a día, todos
los días. Por eso fue grande, grandísimo.
La
I
Llegó la salsa
¿Cómo y en qué momento llegó la salsa a Atenas? Es difícil precisar
un fenómeno cultural tan complejo como la salsa, menos en qué
día o lugar llegó a Atenas. La forma en que esos fenómenos culturales van penetrando en un pueblo como el nuestro depende de
muchos factores, pero nunca es de sopapo, es gradual, a veces más
rápido, a veces más lento. Su llegada, podemos pensar, fue más rápida que lenta. Por una razón: los ritmos en que ella se basa no nos
eran desconocidos, eran parte de nuestro curriculum vitae musical.
Lo nuevo era la mezcla, la condimentación, el cocimiento de sus
diferentes elementos, en otras palabras la salsa, nombre con el cual
se le llegó a conocer, en correspondencia a esa salsa que utilizamos
para acompañar y dar sabor a las comidas. En términos extensivos
a esa salsa la asociamos con cosas que animan y alegran. Entendemos que la música salsa es animación, alegría, sabor, azúcar con la
que endulzamos la vida.
Atenas fue conquistada por el fenómeno salsero, no sin las reservas
de algunos tradicionalistas.
Atenas
Años 70
Todo tiene su final, era el título de una canción que cantó Hector
Lavoe con Willie Colón. Sabemos que nada es para siempre, y que
todo conocerá su final. Por supuesto también en materia de géneros
musicales. Pero también sabemos que todo evoluciona, se transforma, que lo nuevo que nace se fundamenta en semillas, raíces y
ramas de algo que ya existía. Nos alimentamos del pasado, de lo
que hemos sido, de nuestra cultura, para continuar ascendiendo, o
retrociendo, según se quiera ver, en esta vida. Para una generación
de atenienses que nos habíamos alimentado y vivíamos todavía
apegados a una serie de ritmos cubanos tradicionales, cuando
escuchamos aquella música por primera vez, a la que luego nos dimos cuenta que le llamaban salsa, nuestra primera reacción fue de
rechazo, de disgusto. Fruncíamos el ceño. En materia de gustos no
hay nada escrito pero cuando nos referimos a personas concretas
la frase no resulta tan cierta. Hay personas inflexibles en su forma
de ser, en consecuencia, asimismo, en sus preferencias musicales,
que de ordinario son pocas, limitadas. Estos aún no aceptan la
salsa. Otros, a quienes en un inicio no nos gustó, evolucionamos,
la aceptamos, la escuchamos, aunque no esté en nuestro radar de
preferencias. Entendemos su papel en este entremezclado mundo.
Todo tiene su final
Evolución, transformación
Willie Colón era de familia puertoriqueña, nacido en EEUU, criado
en Nueva York, su idioma era el inglés. Héctor Lavoe era de Puerto
Rico, con orígenes en el campo, jibarito, no hablaba inglés cuando llegó a los EEUU. Nunca renunció a su origen latino y por lo
contario en lo que cantó siempre quizó ser lo que era. Dice Willie
Colón que cuando lo conoció tuvieron gran empatía, él le enseñó
inglés a Lavoe y este le enseñó español a Colón. El fenómeno de
la salsa es el producto de la evolución propia de América y de las
nuevas circunstancias en que se expandía y se manifestaba lo latino.
La salsa, de raíces cubanas, antillanas, latinas, tenía su asiento en
Nueva York, en el cual las migraciones, los exilios, la masificación,
lo comercial, lo empresarial, las subculturas, la experimentación,
la innovación, la libertad, las oportunidades se mezclaban con lo
artístico de una manera fluida y creativa. Mientras tanto, Cuba
mantenía una actitud irreconciliable en lo político con los EEUU.
A esa Cuba le era imposible detener aquel fenómeno que no solo
era musical, también comercial y cultural. Si existe alguna cultura
mezclada y poliétnica a grados inigualables en el mundo moderno,
esa es la cultura estadounidense. El jazz, el blues, el country tocaron al rock, lo influyeron, qué de extraño tiene que la salsa, asentada en Nueva York tenga influencia del jazz, y del rock, y a través de
este, indirectamente, de otros géneros. Lo normal es que estemos
expuestos a influencias de las cuales no somos conscientes.
Salsa
Ser músico, ser médico, ser astronauta, etc,
insinúa una vocación, una inclinación, pero
no te hace por eso diferente a los demás seres
humanos. Se viven y se experimentan las
mismas sensaciones, emociones, pecados
y toda la gama de actitudes y conductas de
que es capaz un ser humano. No importa el
ámbito, características y dimensiones, Atenas
o Nueva York, aún en el campo musical que lo
consideramos tan desinteresado, se dan serios
conflictos, desavenencias y pugnas entre
personas por cuestiones baladies o vanales o
no tan vanales. De jóvenes escuchábamos en
el pueblo de parte de algunos músicos: es que
aquel, por ser el director o el dueño, trata de
dejarse para sí una tajada desproporcionada
de las ganancias. También lo veríamos en
Nueva York, con la Fannia All Stars. Músicos
disgustados con directores, promotores o propietarios de una empresa que reclaman mayor participación en las ganancias de la empresa. Y el empresario diciendo: bueno, yo puse el dinero, yo invertí
mis ahorros y arriesgué, sin ello, ustedes, los músicos o compositores, no hubieran surgido. El caso más patético era el de compositores que morían en la más abyecta pobreza luego de que sus creaciones alcanzaran fama mundial y hacían ricos a algunos exitosos.
También estaba el caso de empresarios que invirtieron, arriesgaron,
fracasaron y perdieron su fortuna. Son muchas las posibles situaciones, desde que vivimos en un mundo imperfecto y desigual.
47
No solo tangos
Argentina
Argentina: país inmenso territorialmente. También culturalmente. En literatura,
música, futbol, cine, bebimos de su rica
influencia. Fue notoria esa influencia mediante los tangos, un género musical que
tuvo un despliegue de ámbito mundial.
Influencia que después de los sesenta se
fue desvaneciendo sin llegar a desaparecer. Fue tan grande que llegamos a pensar
que Argentina era puro tango. Y futbol.
La cercanía de ese país la sentíamos fundamentalmente por medio del tango y el
futbol, pues, por lo demás, geográficamen-
te, lo percibíamos muy lejano. Su sombra no se proyectaba sobre
nosotros con el vislumbre que lo hacía México y EEUU, a los cuales
sí nos sentíamos más próximos y cercanos. Histórica y geográficamente estábamos en sus traspatios. En general veíamos a los países
de América del Sur más con una perspectiva más lejana que cercana. Colombia, el más próximo geográficamente, nos parecía lejano.
Claro que existía otro patrón que nos hacía sentir las distancias de
una forma muy diferente a la actual, cuando el mundo se ha achicado y las distancias se han acortado sensiblemente. El hecho que
queremos destacar es este: la grandiosa capacidad de la música para
acercar a los pueblos a pesar de sus distancias geográficas.
También disponíamos de otro patrón para sentir el tiempo. Es destacable la capacidad de la música para transmitir y fijar conceptos
que prevalecen en una época. Todavía en los cincuenta solía ser corriente repetir aquel estribillo que inmortalizó el cantor de tangos
al decir:...que veinte años no es nada,...El tango Volver procedía de
1935, así que en la época, cuando la esperanza de vida era relativamente corta, decir veinte años para alguien que esperaba vivir cincuenta años, significaba un porcentaje nada despreciable. La vida
era menos agitada y apresurada, por lo que los días, los meses y los
años parecían más largos. Hoy la esperanza
de vida es mayor, y el ritmo y el vivir en este
mundo mucho más vertiginoso, veinte años
pasan con suma rapidez. Así nos parece. En
consecuencia, los escritores y poetas ya no
tienen a los veinte años en la misma estima
de longevidad que se le tuvo ayer. Alberto Cañas al escribir sus memorias dijo que
ochenta años no es nada, como rebatiendo, o
más bien actualizando lo dicho por Gardel y
Le Pera. Pero, sentir...que es un soplo la vida,
es una realidad tan real, ayer como hoy. Y ese
fue el concepto que ellos nos quisieron transmitir, más que la cifra de veinte años dada en
Sentir...
que es un soplo la vida, forma de muestra. Aparte cifras y conceptos
que veinte años no es nada, concretos, lo grande es el medio y la forma
en que estos se transmitieron, hecho que los
que febril la mirada,
errante en las sombras, hizo perdurables y memorables. Y ese medio
y esa forma no es otra cosa que la música.
te busca y te nombra
La idea errónea que teníamos de que Argentina era
puro tango la comenzamos a replantear cuando
escuchamos a Mercedes Sosa y otros grandes de la
canción o la música de ese gran país.
Jorges Luis Borges nos
brindó la idea de universalidad y superación de
dañinos nacionalismos.
Pero esa universalidad no reñía
con la idea de la argentinidad, de
lo propio y autóctono. Así lo sentimos ahora, cuando percibimos
la necesidad de adoptar lo global
sin renunciar a lo local. Merceditas se encargó de ello. Y lo hizo
por medio de la música, con su
gran efectividad.
Astor Piazzolla acabó de convencernos sobre la necesidad de compatibilizar lo global con lo local.
Daniel Borenboim, argentino-judío, argentino universalista, nos ha
dado la hermosa lección de cómo la música nos puede y nos debe
hermanar, pese a milenarias diferencias entre los pueblos.
Facundo nos regaló inmensos momentos. Lo hizo con música, poesía y su don de comunicarse. Sabía que la vida está hecha de momentos, de instantes. Que debemos vivirlos, como merece esta vida.
Facundo nos enseñó que el “no jodas”, que tanto utilizábamos desde
nuestra infancia, bien utilizado, ante sentencias necias y clichés
establecidos, es una una magnífica respuesta.
53
Decía Alberto Cortez:
Cuando uno vive lejos de su país natal, al menos eso es lo que a mí me pasa,
no sé por qué razón uno se vuelve más crítico con él que en otras circunstancias. Seguramente debe ser porque uno dispone de mayor cantidad de parámetros comparativos y como uno ama el sitio donde nació quisiese que fuese el
mejor del mundo.
Siendo un artista, compositor, poeta y cantante, lejos
de su tierra esas sensaciones deben de haber provocado su vena creativa, que fue grande y admirable.
Cuando un autor se internacionaliza tiende a sentirse
más parte del mundo, a hacerse más universal, pero
en la mayoría de los casos no pierde de vista su localidad. Lo local y lo global se enfrentan en su interior.
Amigo de Facundo Cabral cantaron a dúo
No soy de aquí no soy de allá, ese canto a la
libertad y a la felicidad que en su mismo
título deja ver el desligamiento con los
lugares pero que inicia así:
Me gusta andar…
pero no sigo el camino,
pues lo seguro ya no tiene misterio,
me gusta ir con el verano…
muy lejos,
pero volver donde mi madre
en invierno
y ver los perros que jamás me olvidaron
y los abrazos que me dan mis hermanos.
Sandro nació en 1945. En su juventud recibió el impacto del rock and roll
que desbordaba fronteras. Sobre todo de parte de su máximo exponente:
Elvis Presley, su ídolo, a quien llegó a imitar y del que tomó, en su propio
estilo, los movimientos, saltos y contorsiones espectaculares y la forma llamativa y diferenciada de vestir. Mientras un bolerista reducía a su mínimo
los movimientos histriónicos, guardando una postura y una imagen de
quietud, elegancia y romanticismo, el intérprete de rock hacía lo contrario. Fue de los iniciadores del rock en Argentina y en América Latina. En
esa fase la influencia que ejerció en los jóvenes atenienses fue poca o nula,
pues aquí casi no fue conocida. Sin embargo luego se hizo famoso como
baladista, y bajo la influencia del bolero conquistó a toda América Latina, al punto de que se le conoció como Sandro de América. En la balada
romántica que llegó a cantar Sandro y que lo hizo famoso, se sentía la influencia del bolero, se sentía que, aunque la época dorada de este estuviese
diezmando, no estaba acabando, continuaba vigente a través de nuevos
intérpretes y compositores que
lo adecuaban a las nuevas circunstancias. Por eso muchos
seguidores del bolero no tuvieron
inconveniente en acoger a Sandro
baladista. Por otra parte, Sandro con su estilo y movimientos
venidos del rock, se convirtió a
su vez en un fenómeno de masas
que sedujo y atrajo hasta la histeria en toda América Latina a
miles y miles de fans femeninas
que le adoraban. Sandro fue una
bisagra entre el rock y la balada
romántica, entre dos épocas. Una
transición.
Leonardo Favio era dueño de una poderosa y hermosa voz. Y de un
estilo que estaba destinado a conquistar el ámbito latinoamericano.
Llegó en un momento en que géneros tradicionales como el bolero
conocían un desvanecimiento mientras los recientes con base en el
rock se encumbraban. Una juventud que se afianzaba en el mundo
imponía sus gustos sin dobleces. Entre aquellas dos aguas una generación de nuevos cantantes llegó a nuestras tierras a cumplir un
papel muy importante, el de amortiguar el tránsito entre una época
serena y predicible a otra de menor serenidad y predecibilidad, a la
cual, desde luego, no estabamos habituados.
Este papel se cumple sin tener plena
conciencia de ello, pues al criarnos
bajo la influencia de una época que
decae y otra que surge, simplemente recibimos influencias de ambas,
aunque reneguemos de una de ellas.
En esos momentos, no importa lo
que creamos, somos presa de influencias y fuerzas que no controlamos plenamente. No sabemos en
que grado Leonardo Favio habría
estado de acuerdo con dicho criterio,
pero si podemos afirmar que este
gran artista, compositor, cantante,
director de cine, soñador incorregible, nos prestó un gran servicio con
su música.
Nuevos salones de baile
El Club Social Ateniense había desaparecido en los años sesenta, en
gran parte porque la época a que perteneció también había perdido
vigencia. Otro tipo de salón, en otros términos y con otras caracterísitca, estaba llamado a sustituirlo.
Al desaparecer aquel Club, los socios, todavía en plenas condiciones, enfrentaron un vacio que fue parcialmente cubierto con el
establecimiento del Baile de Los Recuerdos los 24 de octubre en el
Salón Turístico Los Cerros, de Oscar Coca Vargas. Así se preservó
una tradición que, sin embargo, con los años iba perdiendo vigor
conforme los antiguos socios envejecían, morían o claudicaban. Al
no darse las mínimas condiciones para su continuidad se extinguió.
Victorino Rojas fue un personaje muy peculiar. Vino de San Isidro de Atenas a la ciudad y se empecinó con obstinación en dotar
al pueblo de un salón de baile que sustituyera en otros términos
al Club Social Ateniense. Un salón de baile acoplado a las nuevas
circunstancias, más popular, sin membresías ni etiquetas, sin saco
ni corbatas ni requisitos que estuvieran fuera del alcance del común
de la gente. Lo logró e instituyó por mucho tiempo un salón que
aunque se le adjudicara otro nombre nunca pudo superar el natural
y consustancial a su dueño: el de Victorinos. Así se integró al imaginario popular, y así también se resguardó para la historia el nombre
de un personaje, humilde y empeñoso, que dio aquel importante
aporte al desarrollo cultural del pueblo.
Salón Vict
orinos
Presentación en el
Victorinos
Fello Rodríguez y Uben Alpízar fueron de los primeros en
alquilar y administrar aquel
salón. Uben además de ser
una persona sumamente dulce y amistosa era un empresario que sabía manejar aquel
tipo de negocio relacionado
con el baile, el espectáculo y el
entretenimiento.
Para los años 70 ya sentía
cierta apertura del país a través de mayores visitas de artistas extranjeros reconocidos
en el ámbito internacional.
A esos artístas si queríamos
verlos y disfrutarlos en vivo
debíamos de ir a San José
donde se presentaban. Uben
comenzó a contratar algunos
de ellos a fin de presentarlos
directamente en el Victorinos.
Además traía los mejores conjuntos del país a los bailes que
realizaba durante el año. Le
podemos llamar la gran época
de Uben.
De Francia e Italia.
¿Si el corazón se aburre de querer para qué sirve?, se preguntaba
Mario Bennedetti. ¿Y si nos aburriéramos de la música? ¡Qué mal
síntoma! Escuchando a Edith Piaf debemos decir: ¡Qué difícil aburrirse de la música¡ Con esto sugerimos la estatura emocional que
alcanzaba, o que nos transmitía aquella legendaria figurita, que por
ser pequeña de estatura, mayor impacto nos producía.
Al menos los colegiales por aquellos años teníamos una mayor propensión hacia el francés que hacia el inglés. Por entonces el apuro
de aprender otro idioma y que este fuera el inglés no existía, en
consecuencia, al tener que escoger nos inclinábamos por el francés
que presentaba más semejanza con el español y cuya pronunciación
nos parecía más agradable que el hoy idioma universal.
No me importa lo que diga la gente, y
muchos menos me importan sus leyes,
expresó alguna vez Edith Piaf. Cuando
quisimos conocer quien era la poseedora de aquella inigualable voz, de aquella
inigualable expresividad, de aquella
inigualable emotividad, dimos con un
ser rebelde, de una vida apasionada,
tormentosa, aventurera, nada ordenada,
nada métrica como su voz. Algunos inferían que para cantar como ella cantó,
se requería de la vida que llevó.
Su pequeña estatura, como en el caso de Edith Piaf, no nos da una
medida o una idea adecuada de su voz. Viéndolo, sin saber que es
cantante, no esperamos lo que en realidad es. El decía que la belleza
de su música no se hallaba tanto en su voz como en la propia canción. Sin embargo, después de conocer la forma en que se expresan
de sí mismo muchos artistas, termina uno por darse cuenta de que
algunos son bastante embusteros, pues lo que dicen no coincide con
la realidad. No tiene nada de extraño. Eso sucede con frecuencia
también en quienes no son artistas, mortales comunes y corrientes.
Charles Aznavour nos impactó por la belleza de sus canciones y la
belleza de su voz y, además, porque muchos de sus grandes éxitos
los cantó también en español.
Activo, curioso, amante de la vida y del
vivir, longevo, con más de 90 años en la
actualidad. En una presentación a sus
84 años expresaba: Mis padres están vivos. De inmediato uno se decía: ¡Vaya!
deben ser centenarios o más. Pero a
continuación terminaba la expresión:
Vivos en mis recuerdos. Todos los días los
recuerdo.
Cantante, compositor, actor, de padres
armenios, nacido en Francia, Aznavour es un pequeño gran gigante de la
canción. Nacido para perdurar, en el
recuerdo, en nuestra memoria.
El idioma italiano, con esa predominancia
de la “I”, además de sus raíces, latinas, nos
era muy atractivo. En los 60 y 70 estuvo
muy de moda el Festival de San Remo
que catapultaba e internacionalizaba a sus
ganadores. Italia también tuvo su Elvis
Presley, que produjo imitadores por todo
el mundo. A Bobby Solo, quien apareció
en el Festival de San Remo de 1964, se le conoció como el Elvis
Presley italiano.
Domenico Mondugno nos trajo Volare y Nel blue dipinto di blue,
grandes éxitos de la época. Salvatore Adamo grabó en español
varios hits musicales, entre ellos Mi Gran Noche. Nicola Di Bari
ganó el Festival de San Remo en 1979 con Primera cosa bella. De
Rafaella Carra se cantaban en las fiestas muchas de sus canciones.
Claudio Villa y Gigliola Conquetti aportaron lo suyo. Il mondo,
Che será, de Jimmy Fontana, hacían de las suyas.
En eso nos llegó Al di la cantada por Emilio Pericolli, y en Atenas le
surgió competencia. Julio Sánchez, quien había adoptado el nombre artístico de Julián Sanchep, cantaba boleros y baladas de moda.
No lo hacía mal e incluso pretendía probar suerte en México. No
era para tanto pero debían de respetarse las pretensiones personales. El sueño de México o del triunfo en otros países ha desvelado
a más de uno. A ciencia cierta no se conoce la suerte que le tocó a
Julián Sanchep cuando abandonó el pueblo hacia otras tierras. Es
un misterio. Pero en el recuerdo nos dejó su Al di la.
De América del Sur
Vimos a Argentina como un caso aparte por sus especiales condiciones. Pero de todos los países de América del Sur nos llovió
influencia musical. Algunos nos empaparon más que otros, no
obstante, en conjunto la mojada fue grande.
Lucho Gatica, Antonio Prieto y Mona Bell de Chile, fueron tres
grandes representantes de la época esplendorosa del bolero. Luego le sucedieron Los Ángeles Negros, conjunto formado en 1968,
dentro de un estilo y un formato posterior al bolero, pero continuándolo dentro de la balada y el pop, o más bien adaptándolo a la
nueva época. En la línea del folklor los Cuatro Hermanos Silva y los
Huaso Quincheros dieron muestra de su encanto y calidad.
No sé por qué, pero de Bolivia, Perú y Ecuador esperábamos más
que todo música folklórica. De
Ima Sumac del Perú, formidable
soprano que interpretó música
folklórica, se decía que de niña
imitaba el canto de los pájaros y
que las alturas del Perú, como a
las cantantes de los Alpes suizos,
le permitieron desarrollar unos
pulmones para sus inusuales
registros vocales. Nos parecía
aquello algo exótico. Y más cuan-
do se dijo que ella era descendiente directa del último inca Atahualpa de raza indígena. Canto revuelto con exotismo y leyenda.
Caso diferente era el de Venezuela, que por medio de la Billos
Caracas Boy la sentíamos musicalmente muy cercana a nosotros, a
nuestros gustos y forma de ser. Era explicable, pues la música que
interpretaba la Billos era la misma que a nosotros nos había impactado, proveniente de Cuba y de las antillas: boleros, guarachas, merengues o paso dobles latinizados. En los años 60 un joven cantante
llegó a esa orquesta a cantar boleros: Jorge Luis Rodríguez, el Puma.
Colombia nos influyó con su cumbia, no la original, sino la más
moderna y comercial, siempre bajo los efectos de la fusión, pues
todos estos ritmos son mezclas que toman de aquí y de allá para
configurar algo distinto, en un principio novedoso, por supuesto. Y
que es sometido al escrutinio del público que decidirá si lo aprueba
o no. Aqui es donde salta el aspecto comercial, en virtud de que en
el mundo moderno, más que ser auténtico y original, se trata de
vender, de que el producto que se ofrezca tenga acogida. Es en ese
sentido que se habla de cumbia moderna y comercial, en contraposición a la originaria, más de tinte folklórico.
Venezuela
En 1958 Brasil obtenía su primer título de campeón mundial de
futbol, surgía el fenómeno Pelé y la seducción de aquel equipo sobre un país y un pueblo como Atenas de locos por este deporte. En
1962 revalidaron el título de campeones mundiales. Se comenzó a
ver en aquel equipo no solo futbol sino ritmo, melodía, canto, danza y poesía. Cuando este deporte es llevado a altos niveles de perfección no puede dejarse de ver en él una danza ejecutada por once
personas con una precisión milimétrica. De manera que el gran
influjo musical de Brasil se efectuó por medio de aquella danza
deportiva que exhibía su selección de futbol. Pues, por otra parte,
el influjo musical del Brasil, teniendo en cuenta sus monumentales
dimensiones territoriales y poblacionales, no guardó las proporciones de su territorio y de su gente. El idioma, aunque con grandes
semejanzas con el español, no dejaba de ser una barrera. Por lo demás ciertos casos, que no fueron muchos, que impactaban a toda la
América Latina, como el de Roberto Carlos, Gaetano Beloso, Chico
Buarque, Nelson Ned, también impactaban en nuestro pueblo. Así
como la samba y los carnavales de Rio de fama mundial.
Uruguay y Paraguay se hallan atrapados entre dos grandes colosos: Brasil y Argentina. Para que se les escuche y se les mire deben
casi que gritar. Es así como la influencia musical que de parte de
Uruguay pudiéramos recordar es muy leve, casi de las menores o
la menor de América del Sur. Puede mencionarse durante aquellas
décadas a los Iracundo, un grupo de jóvenes bajo las vibras del rock
que lograron entre la juventud renombre internacional.
Paraguay tuvo mayor trascendencia que Uruguay en cuanto influencia musical. De ahí nos llegó: Recuerdos de Ipacarai, Mis
noches sin ti, Mi dicha lejana, La India, Pájaro Campana, Galopera, música encantadora que escuchábamos con especial deleite. Y
la música del gran compositor Agustín Barrios Mangoré, que fue
creciendo como las espumas con el tiempo.
Paraguay
Uruguay
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De las Antillas
Como caso aparte ya nos habíamos referido a Cuba, de las Antillas,
que de ellas es la isla mayor territorial y musicalmente. Las Antillas
comprenden una serie de islas esparcidas por el mar Caribe, dentro
de las cuales hay unas que se les llama Antillas Mayores (Cuba, Haiti, República Dominicana, Puerto Rico y Jamaica) y otras Antillas
Menores (la mayoría bajo el influjo del inglés o el francés). Aquí nos
interesa las mayores de influencia española y Jamaica de influencia
británica.
Estas islas antillanas son como volcanes musicales, con una energía,
potencia y capacidad musical que no guardan proporción con las
dimensiones de los territorios en que se hallan.
Puerto Rico es una auténtica máquina musical. Para referirnos a la
cantidad de compositores e intérpretes de esa isla que desde antaño
nos han influido necesitaríamos de un libro. Como no disponemos
del espacio requerido nos contentamos con aludir a un intérprete y
a una orquesta de ella por lo que valen para aquellas décadas. El intérprete es Danny Rivera, nacido en 1945 y que para las décadas de
los 60 y 70 ya estaba deslumbrando con su canto. En cuatro décadas
logró presentarse en el Carnegie Hall agotando las entradas y estableciendo un récord en ser el único puertorriqueño en conseguirlo.
Su repertorio: el bolero, la balada, sin dejar de atender las nuevas
corrientes. Activista por la paz y pro movimientos nacionalistas de
Puerto Rico. Su interpretación de la canción Madrigal debería estar
entre los clásicos de quienes aprecian la buena música, la imperecedera.
D
Si Danny nos impactó a quienes somos
seguidores de la balada y el bolero, el Gran
Combo de Puerto Rico lo hizo con los
fanáticos de la salsa. Esta orquesta es una
de las responsables de la introducción y de
la gran acogida que tuvo la salsa en el país.
Estuvo varias veces en Costa Rica y de ella
se nutrió Paco Navarrete para adaptar su
conjunto y propagar esa fusión musical.
República Dominicana ha llegado a ser un gran destino turístico.
Mucho factores han contribuido con ese hecho, pero sin duda su
riqueza musical es uno de ellos. El merengue dominicano, sabroso,
sabrosímimo para bailar. En un salón de baile sonaba un merengue
y todos a pista, el ritmo invitaba a bailar, y si no se sabía bailar a
moverse, era un ritmo muy democrático. Como sabemos, todo lo
que es democrático se hace popular, participativo, masivo. Bailando
merengue todos nos sentíamos igualitos. Cuanto todos se tiran a
pista desaparecen las diferencias, en la confusión de la multitud nadie atiende las pequeñeces. El problema sobrevenía cuando pocos
se tiraban a pista.
Del calypso habíamos recibido su magia por medio de nuestra
costa caribeña, de gran influencia jamaiquina. En esa zona era clara
el papel de la música en la formación de un pueblo, y la existencia
de regionalismos en el país. Aprendíamos, sobre todo a través de
la música, la riqueza de la diversidad, a respetar y reconocer las
diferencias. A compartir un suelo, una cultura. El calypso es música
folk originada en Trinidad a principios del siglo XX, con un ritmo
y melodía fácil de reconocer, emparentados con el jazz.
Revolución musical de los setenta
Con esta revolución musical de los 70 vamos concluyendo este
recorrido por las décadas de los 60 y 70. A la revolución a que nos
referimos es a una muy tica que tuvo lugar a partir de la segunda
administración Figueres Ferrer, 1970-74. Fue promovida y liderada
por don Guido Sáenz, y en lo fundamental consistió en renovar la
estructura de la principal orquesta del país: la Orquesta Sinfónica
Nacional y la formación musical de los futuros músicos. La profesionalizó, trajo músicos del extanjero y elevó su calidad. Impulsó la
Orquesta Sinfónica Juvenil y las estructuras o sistema en que se ba-
Orquesta sinfónica juvenil
70
saba el aprendizaje y la formación musical, haciéndola más técnica,
exigente y profesional. Las secuelas y efectos positivos de esta revolución las veremos cuando abordemos las décadas de los 80 y los
90. Veremos cómo, en términos relativos, Atenas no supo subirse al
tren que esa revolución propició y así desperdició una gran oportunidad, cosa que hoy lamentamos.
Por otra parte, don Rafael Felo Fonseca se retira de la dirección de
la filarmónica municipal, después de casi cuatro décadas de estar al frente de ella. A la filarmónica municipal y a las legendarias
retretas, que ciertemente ya venían en declive, les quedaba poco de
vida. En la foto de abajo, don Felo, ya retirado y octogenario, con
su esposa doña Ermida Jenkins y doña Elisa Ramírez, en el parque,
donde por tanto tiempo sirvió con su música al pueblo ateniense.
Resumen
Años 60. Un boxeador se movía por todo el cuadrilátero, sin parar,
como ejecutando una danza para desorientar al rival. Bailoteando,
Cassius Clay nos sugería que aquellos años iban a ser de movimiento, de velocidad, de desconcierto, de rebeldía. El ascenso del rock
y de la betlemanía nos decían y nos demostraban lo mismo. Las
cosas ya no iban a ser igual que antes, menos en el campo musical.
La rebeldía y aceleración que trajeron los años 60 llegaron para
quedarse. El ambiente propició una gran tranformación, explosión
y fusión en los géneros musicales. En sí eso no era nuevo, pero sí la
forma, amplitud e intensidad en que se daba. Todo aquello influyó
en las nuevas generaciones de todo el mundo, pero a su manera.
En Atenas los jóvenes no éramos inmunes a esos acontecimientos,
la apertura hacia el exterior que experimentamos los jóvenes de
entonces nos tocó. Pero no de una forma contundente como para
olvidarnos de la tradición en que nos habíamos criado. Acogimos,
pasados por el filtro de la tradición, ciertos estilos y cierta música
novedosa, sin embargo no claudicamos del bolero clásico y de sus
grandes intérpretes. La juventud es más propensa a sucumbir hacia
lo novedoso y es bueno en cierto sentido que así sea. Lógico, cada
nueva generación se fue distanciando más de lo que era la juventud en los años 50 y 60. Para que tractores sin violines fue la frase
emblematica que nos guió en los 70, sabia y revolucionaria. Si en el
pasado la música nos había envuelto desde la cuna hasta la muerte,
con cierta discreción y discontinuidad, de ahora en adelante, con la
nueva tecnología y los nuevos medios, no habría pausa ni lugar en
que la música no estuviese presente.

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