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cenit centro de investigaciones para la transformación DT 32/Abril de 2009 CLUSTERS DE SOFTWARE Y SERVICIOS INFORMATICOS: LOS CASOS DE CORDOBA Y ROSARIO A LA LUZ DE LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL Andrés López, Daniela Ramos y Gabriela Starobinsky1 1 Investigadores del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT). Los autores agradecen la valiosa colaboración de Cecilia Simkievich para la realización de este trabajo. ÍNDICE I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................. 3 II. EL MARCO CONCEPTUAL ............................................................................................................................... 5 1. Introducción ..................................................................................................................................................... 5 2. Los cambios en la organización de la producción a nivel mundial y las cadenas globales de valor............... 5 3. La importancia del territorio y la concentración geográfica ........................................................................... 7 4. Competitividad y clusters ............................................................................................................................... 10 5. Los clusters y las cadenas globales de valor.................................................................................................. 12 6. Políticas públicas para la creación y desarrollo de los clusters.................................................................... 13 III. UNA CARACTERIZACIÓN Y COMPARACIÓN DE ALGUNOS CASOS DE CLUSTERS EXITOSOS EN EL SECTOR TIC..................................................................................................................................................... 15 1. Introducción ................................................................................................................................................... 15 2. Las dotaciones iniciales.................................................................................................................................. 16 3. Los disparadores ............................................................................................................................................ 18 4. El papel del Estado y las políticas públicas ................................................................................................... 19 5. El rol de las Universidades y los centros de investigación............................................................................. 23 6. Conexiones y sinergias al interior de los clusters .......................................................................................... 26 7. El rol de las transnacionales .......................................................................................................................... 32 8. Conclusiones................................................................................................................................................... 35 IV. CLUSTERS DE SOFTWARE Y SERVICIOS INFORMATICOS EN ARGENTINA: LOS CASOS DE CORDOBA Y ROSARIO ....................................................................................................................................... 37 1. Introducción ................................................................................................................................................... 37 2. Caracterización general de la evolución de la industria y los clusters de SSI en Córdoba y Rosario .................. 40 3. Las dotaciones iniciales.................................................................................................................................. 44 4. Los disparadores ............................................................................................................................................ 45 5. El papel del Estado y las políticas públicas ................................................................................................... 49 6. El rol de las universidades y los centros de investigación ............................................................................. 51 7. Conexiones y sinergias al interior de los clusters .......................................................................................... 53 8. El rol de las transnacionales .......................................................................................................................... 61 V. CONCLUSIONES ................................................................................................................................................... 68 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................................................................ 71 2 I. INTRODUCCIÓN La industria argentina de software y servicios informáticos (SSI), cuyos orígenes se remontan a los años ’70, ha tenido una acelerada expansión en los últimos años. Esta expansión fue en parte resultante de la fuerte iniciativa del sector empresario local, que a lo largo del tiempo ha conseguido aumentar significativamente las ventas y las exportaciones, incrementar notablemente el nivel de empleo en el sector y desarrollar nuevas capacidades tecnológicas y empresariales. Pero también fue motorizada más recientemente por la llegada de varias empresas transnacionales (ET) que han decidido radicar filiales en el país o expandir el alcance de las actividades que ya venían realizando previamente. Así, actualmente la industria está conformada por cerca de 1000 empresas formales y un número incierto (aunque presumiblemente elevado) de empresas informales o unipersonales a las que se agregan los desarrolladores de software embebido –en general pertenecientes a la industria electrónica-. Desde el fin de la crisis de 2002, la industria argentina de software viene mostrando un fuerte dinamismo: sus ventas crecieron a valores constantes más de un 25% entre el año 2002 y el 2004 y continuaron mostrando un buen desempeño en 2006 y 2007 (11.5% y 10.6% anual, respectivamente). Previsiblemente, la ocupación en el sector también mostró una evolución positiva, pasando de 15.000 puestos en el año 2000 a 45.700 en 2007 (se estima que actualmente la industria da empleo a más de 50.000 personas en forma directa). La devaluación de 2002 fortaleció la competitividad del sector al provocar una fuerte baja en los costos laborales medidos en dólares. Así, entre otras cosas, crecieron no sólo las exportaciones, sino que también llegaron inversiones extranjeras directas (IED) atraídas por la disponibilidad de mano de obra calificada a costos relativamente baratos. De este modo, la industria de SSI argentina comenzó a integrarse en las cadenas globales de valor (CGV) que se han venido formando a escala internacional en este sector en los últimos años. Como parte de este proceso se desarrollaron las primeras iniciativas de clusterización en este sector. Entre ellas, las dos más relevantes son las de Córdoba y Rosario, a cuyo análisis se dedica este trabajo. Como es bien sabido, la literatura teórica y una importante evidencia empírica sugieren que la formación de clusters puede potenciar la competitividad de las firmas a través del surgimiento de economías externas (acceso a infraestructura común y a un pool de recursos humanos calificados, por ejemplo), y también a partir de las ventajas de la cooperación entre agentes (empresas, proveedores, clientes, universidades, etc.) geográficamente cercanos. Ahora bien, es factible pensar que en distintos sectores las ventajas de la clusterización pueden adoptar diferentes formas, o pueden tener mayor o menor alcance. En este sentido, en un trabajo previo (López y Ramos, 2008), constatábamos que en los casos de Córdoba y Rosario las sinergias esperables en teoría a partir de la formación de un cluster se daban de una manera relativamente débil. Surgió entonces el interés por saber si esa era una particularidad de dichos casos o si en el sector de SSI la cooperación y la interacción entre agentes podían tener menor alcance que en otros sectores en los cuales, por ejemplo, las cadenas de valor resultan más “largas” (por ejemplo, el automotriz). A su vez, al presente conviven las ventajas derivadas de la aglomeración geográfica con las tendencias a la fragmentación de los sistemas productivos a través de la formación de las antes mencionadas CGV. Estas CGV, en general, son organizadas y lideradas por las grandes ET 3 que dominan los distintos mercados internacionales de bienes y servicios. En consecuencia, los clusters deben encontrar la forma de integrarse en dichas cadenas para preservar su competitividad y el acceso a los mercados externos. En algunos casos, como los mencionados de Córdoba y Rosario, los clusters ya nacen en un escenario marcado por la existencia de las CGV, por lo cual ese desafío se plantea casi desde su propia creación. El presente trabajo tiene entonces dos objetivos: a) analizar los clusters de Córdoba y Rosario a la luz de la experiencia de otros clusters exitosos en la industria de tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs); b) estudiar como dichos clusters se insertan en las CGV del sector, lo cual supone fundamentalmente entender las motivaciones, naturaleza e impactos de la IED que allí se radica. En la sección II se presenta el marco conceptual a partir del cual es posible analizar el fenómeno de los clusters y la forma en que interactúa con la formación de CGV a escala internacional. La sección III analiza algunas experiencias exitosas de clusterización en la industria TIC. La sección IV se dedica a los casos de Córdoba y Rosario, siguiendo el ordenamiento analítico utilizado para el estudio de los casos internacionales. Finalmente, las conclusiones del trabajo se presentan en la sección V. 4 II. EL MARCO CONCEPTUAL 1. Introducción El interés teórico por explorar acerca de las ventajas económicas de la concentración geográfica fue resaltado ya en los años 1920 por Alfred Marshall, quien destacó los diversos tipos de externalidades que se generan a partir de la interacción empresarial en espacios territoriales específicos. Más recientemente, el estudio de los beneficios de la aglomeración ha recobrado una importancia central en el análisis económico, no sólo en los campos de la organización industrial y el desarrollo económico, sino también como guía para la formulación de políticas económicas (Giuliani 2002). Uno de los hitos en este renovado interés por el tema de la concentración geográfica ha sido, desde el lado del estudio de la competitividad industrial, el trabajo de Michael Porter, quien hace eje en el concepto de cluster, el cual se convirtió en la noción más relevante para la teoría del desarrollo territorial en las últimas décadas. Asimismo, diversos autores, especialmente europeos, han producido una vasta literatura, tanto teórica como empírica, sobre los clusters y los distritos industriales y su impacto sobre la competitividad y la innovación. Desde otro ángulo, Paul Krugman, Anthony Venables y otros economistas han explorado las relaciones entre geografía y desarrollo económico a partir del análisis de las fuerzas de aglomeración y su impacto sobre la concentración de la actividad productiva en determinados espacios. Paralelamente, el despliegue de la globalización, entre otros fenómenos, trajo aparejada la formación de las llamadas cadenas globales de valor (Gereffi et al, 2001). Esto, a su vez, generó la necesidad de examinar a través de qué vías interactúan los factores que conducen a una mayor integración de la economía global (a través de la reducción de las barreras de tiempo y distancia favorecidas por los cambios tecnológicos y regulatorios), con la continuada importancia del territorio como fuente de ventajas competitivas. Aquí tratamos estas cuestiones a través de una breve revisión de la literatura disponible, a fin de enmarcar nuestro análisis de los clusters TIC en un esquema conceptual más abarcativo. 2. Los cambios en la organización de la producción a nivel mundial y las cadenas globales de valor En las últimas décadas se dieron cambios profundos en la economía mundial que llevaron a alteraciones en las formas tradicionales de organización industrial y competencia en los mercados. Por un lado, la globalización y la difusión mundial de las TICs desembocaron en la reducción de distancias y tiempos. Por otro lado, la creciente importancia de las industrias basadas en conocimiento –y en general del conocimiento como base de ventajas competitivasmodificó el peso relativo de los distintos factores que influyen en la competitividad. Como es bien sabido, al presente la competitividad ya no se basa tan estrechamente en cuestiones estáticas, como la dotación de recursos, o en el costo de los factores (aunque ellas sigan siendo relevantes), a la vez que ganan importancia las acciones que generan ventajas dinámicas en el mediano o largo plazo, como la innovación o la diferenciación de productos. Esto resalta la importancia de la generación de nuevo conocimiento como factor clave para la competitividad. A su vez, la generación de conocimiento requiere de la interacción y colaboración entre firmas, universidades, proveedores, clientes, etc., o, en otras palabras, de la existencia de sistemas de innovación eficientes (Porter 1998; Kantis 2005; Lundvall, 1992). 5 En este escenario, se observa una tendencia a la formación de cadenas productivas globales o cadenas globales de valor. La idea de cadenas de valor remite a un concepto bastante sencillo, que se refiere a la secuencia de las distintas actividades que intervienen en la elaboración de un bien o servicio, desde la concepción del producto y las sucesivas etapas de elaboración hasta la comercialización del mismo. Así, se tiene un enfoque amplio del proceso productivo, no sólo teniendo en cuenta la manufactura de los bienes sino también los procesos intangibles como la I+D, la distribución y el marketing. Raramente una empresa o unidad productiva por sí sola se encarga de cubrir todas esas actividades. Lo peculiar del nuevo escenario es la tendencia a que ellas sean llevadas a cabo por unidades geográficamente dispersas alrededor del mundo (que pueden pertenecer o no a una misma empresa). Un fenómeno en parte antecedente a la aparición de las CGV fue la separación, dentro de las grandes firmas, de las actividades de producción del resto de las actividades que se realizaban internamente. Esto dio pie a procesos de deslocalización de las actividades productivas y, posteriormente, al surgimiento de esquemas de “integración compleja” en las ET. En el marco de estos esquemas, las filiales de las mismas en distintas partes del mundo (que hasta entonces operaban en forma aislada del resto, a imagen y semejanza de su casa matriz, en la modalidad stand alone) empiezan a vincularse estrechamente entre sí. En consecuencia, las distintas funciones de la cadena de valor (el ensamblaje, la distribución, la I+D, la comercialización, etc.) se ubican allí donde pueden servir de manera más eficiente para la corporación como un todo (Kosacoff, et al., 2007). Este fenómeno se refleja, por ejemplo, en el offshoring de servicios empresariales por parte de las grandes ET, que concentran las actividades “centrales” (core activities) del negocio en su casa matriz, mientras que delegan tareas rutinarias –como el manejo administrativo de los recursos humanos, la contabilidad, la atención al público o la gestión de cobros y pagos – en filiales ubicadas en terceros países (o las subcontratan a firmas independientes). De esta manera, las subsidiarias y/o subcontratistas pasan a integrarse en las cadenas de valor de las respectivas industrias como prestadoras de servicios (López et al, 2008). Los motores que están detrás de la creciente difusión y alcance de las CGV incluyen el avance de las TICs, que contribuyen a reducir los costos de coordinación, logística y monitoreo de operaciones realizadas en forma geográficamente descentralizada, la baja de los costos de transporte –evidenciada no sólo en el campo de las mercancías físicas, sino también en la circulación de intangibles- y la liberalización del comercio y la IED –acompañada por la proliferación de diversas formas de acuerdos bi o plurinacionales, que van desde procesos de integración regional a tratados de inversión. Todos estos factores facilitan la redefinición de las estrategias a escala global de quienes son los principales actores de las CGV: las grandes empresas trasnacionales (Kosacoff et al, 2007). Considerando que el peso de las ET en la economía global se hace cada vez mayor (sólo para citar dos datos, las ET participan en 2/3 del comercio mundial y las mayores 700 ET contribuyen con la mitad del gasto total en I+D a nivel mundial –UNCTAD, 2002), y la división del trabajo a nivel global se vincula cada vez más con la lógica de las CGV, pasa a ser crucial entender cómo los países y sus firmas se insertan en esas cadenas, ya que de ello dependerá en gran medida su capacidad de atraer inversiones, exportar y generar derrames para la economía local. Cuando hablamos de formas de inserción nos referimos tanto a las ventajas competitivas que ofrecen las firmas/países, como a la naturaleza de las actividades que desarrollan dentro de la cadena de valor y el tipo de agentes involucrado. Sólo a modo de breve mención de alguno de los temas cruciales en este sentido, digamos, por ejemplo, que es relevante saber si las 6 ventajas competitivas parten de la posesión de trabajo no calificado a bajo costo (fácilmente hallable en otras localizaciones) o en activos específicos basados en la disponibilidad de conocimiento o capacidades innovativas territorialmente delimitadas. Asimismo, dentro de las cadenas de valor hay actividades que tienen mayor o menor relevancia estratégica para la corporación, o que son capaces de generar mayores o menores derrames para el territorio receptor. Finalmente, también importa conocer si la inserción en las CGV se da a través de empresas locales independientes o de filiales de ET, y, en este último caso, cuales son las relaciones de dichas filiales con el entorno local. Los clusters no escapan a esta tendencia general, por lo cual, como se señaló antes, resulta importante analizar cómo interactúan las ventajas de la concentración y la interacción local con la inserción en las CGV y la vinculación con las ET que lideran esas cadenas. Luego de revisar algunos conceptos básicos relativos a los clusters y su impacto sobre la competitividad, volvemos sobre dicho análisis. 3. La importancia del territorio y la concentración geográfica La concentración geográfica resulta así de un balance entre fuerzas que incentivan la aglomeración (centrípetas) y aquellas que la desestimulan (centrífugas). Las centrípetas se basan en la existencia de recursos especializados (fuerza de trabajo, proveedores, etc.), de rendimientos crecientes a escala y eslabonamientos locales, y de derrames de conocimiento. Las centrífugas incluyen la necesidad de situarse cerca de los consumidores en otros espacios geográficos, los costos de transporte para abastecer a la demanda dispersa y la congestión de los recursos (escasez de recursos naturales y de insumos, el aumento de los salarios y del precio de la tierra, la contaminación ambiental). A primera vista podría parecer que la globalización tiende a hacer desaparecer las distancias y, por ende, tornar irrelevante la localización, entre otras cosas, porque el avance tecnológico y la propia globalización han reducido dramáticamente los costos de transporte. Sin embargo, se ha argumentado que, paradójicamente, en un contexto de difusión global de la información, transportes veloces y desarrollo de las telecomunicaciones, la localización y la cercanía geográfica incrementan, en lugar de reducir, su peso como factor clave para la competitividad (Porter 1998). Esto es así porque los diversos agentes ubicados en un territorio específico interactúan, intercambian conocimiento y técnicas, complementan sus actividades y generan ganancias de eficiencia conjuntas (Porter 2000; Schmitz, 1997). Asimismo, la concentración de firmas dedicadas a una actividad específica en un territorio puede generar un efecto positivo sobre la demanda, ampliando el mercado colectivo al cual dichas firmas pueden acceder. En consecuencia, la concentración geográfica importa para el desarrollo de ventajas competitivas dinámicas necesarias para competir internacionalmente. Se trata, púes, de entender que las ganancias de eficiencia no sólo estarán dadas por los esfuerzos y desarrollos internos a cada agente económico, sino por el contexto institucional y el ambiente en el cual los agentes desenvuelven sus actividades productivas y se vinculan entre sí. A su vez, no sólo las grandes empresas juegan un rol importante en este proceso, sino que las pequeñas y medianas (PyMES) empresas pueden también ser actores de peso. El concepto de eficiencia colectiva planteado por Schmitz hace referencia a la potencialidad para desarrollar ventajas competitivas que tienen las empresas concentradas geográficamente, a través de la combinación de los beneficios obtenidos de las externalidades y de la acción conjunta (Pietrobelli y Rabellotti 2005). 7 Entre las externalidades más importantes se encuentran la concentración y formación de recursos humanos especializados en las actividades llevadas a cabo por las empresas de un territorio determinado. Esto no sólo tiene impactos favorables en cuanto a la destreza y habilidades de los recursos humanos con las consiguientes ganancias de productividad laboral y calidad, sino que también favorece, vía movilidad de los recursos, a la difusión local de conocimiento, en particular aquel de naturaleza tácita (Pietrobelli y Rabellotti 2005). Otra externalidad positiva es la concentración de proveedores especializados de insumos y servicios. Los proveedores se asientan en cercanía a las empresas que abastecen y su multiplicación aumenta la competencia y hace bajar el precio de los insumos. También se generan externalidades a través de la baja de los costos de las comunicaciones y el transporte y la existencia de infraestructuras compartidas. Finalmente, la cercanía puede favorecer la interacción cliente-proveedor, y por ende la generación de innovaciones. Ahora bien, el concepto de cluster excede la mera idea de aglomeración. Siguiendo a (Pietrobelli 2002), pueden esquematizarse tres tipos de organización regional: “Aglomeración (casual) de firmas, donde se observan vínculos ocasionales entre las empresas, con poca o ninguna experiencia en actividades conjuntas y con ausencia o bajo desarrollo de instituciones locales involucradas”. “Redes de empresas “donde la empresa líder tiene la propiedad sobre algún recurso estratégico, o se encuentra localizada en una etapa estratégica de la cadena de valor”. Según los autores, las distintas formas de liderazgo “pueden ser del tipo hub and spoke donde una o varias firmas (en general grandes) constituyen el centro de la red y un conjunto de empresas (clientes, proveedoras, de actividades relacionadas) forman los rayos de la misma, del tipo satellite platform que consiste en una aglomeración de subsidiarias locales de grandes empresas (en general extranjeras) y sus empresas relacionadas (la diferencia con la anterior es que la empresa grande no está localizada en la misma región, lo cual suele resultar en un nivel de cooperación y articulación entre las empresas muy limitado) o State-anchored, donde las actividades se encuentran aglomeradas en torno a una base militar, una empresa pública, una universidad o un laboratorio de I+D público.” “Distritos industriales con mayor cantidad de transacciones interfirma, mayor desarrollo en las prácticas de cooperación y eficiencia de las instituciones locales, y la presencia de economías de escala a nivel del distrito debido a la especialización de las empresas y a la profunda integración entre las actividades económicas y el tejido sociocultural”. Esta última concepción se emparenta estrechamente con la idea de cluster. En efecto, los clusters no son una simple concentración geográfica de empresas que genera externalidades pecuniarias (como menores costos de transporte y de insumos), sino que en él se crean relaciones de cooperación y se desarrollan cadenas de valor de forma tal que resultan en ventajas mutuas y aumentos de productividad y de las capacidades innovativas de cada una de las firmas, así como del conjunto (Martin y Sunley 2005). “Los clusters son concentraciones geográficas de empresas e instituciones interconectadas. Los clusters aglomeran un abanico de empresas interrelacionadas y otras entidades que a su vez compiten. Incluyen proveedores especializados en determinados insumos, como componentes, maquinaria, y servicios, y proveedores especializados en infraestructura. Los clusters frecuentemente se extienden aguas abajo a los canales de comercialización y consumidores y luego hacia las industrias de manufacturas complementarias y hacia empresas 8 relacionadas con capacidades, tecnología, o insumos comunes. Finalmente, muchos clusters incluyen instituciones gubernamentales y universidades, organismos académicos, think tanks, organismos de capacitación, agencias de comercio, que proveen entrenamiento, educación, información, investigación, y soporte técnico (Porter 1998).” Los límites de los clusters son difíciles de definir teóricamente ya que cada uno tiene particularidades distintas, por lo que no existe una clasificación taxativa. De hecho, los clusters pueden formarse en cualquier industria, en economías pequeñas o grandes, áreas urbanas o rurales, e incluso en diferentes espacios geopolíticos. Dadas las características idiosincrásicas de los diferentes clusters no existe entonces una definición apropiada que pueda corresponderse con todos ellos. Asimismo, los límites de los clusters son dinámicos, ya que se transforman constantemente con la incorporación de nuevas firmas, instituciones, actividades y relaciones novedosas, tanto vía desarrollos tecnológicos como por la propia dinámica del mercado (Porter 2000). Sin embargo, la noción de cluster, más allá de su imprecisión, es fundamental para comprender los fenómenos modernos de organización de la producción. En efecto, al ser más amplia que las categorizaciones comunes de la organización industrial, captura las importantes interrelaciones, complementariedades, y derrames en términos de tecnología, capacidades e información generados debido a la concentración y subsiguiente articulación industrial. Un hecho importante para la dinámica de los clusters es que dentro de ellos la competencia y la cooperación se complementan, aunque a primera vista parecen acciones contrapuestas. Las empresas compiten intensamente para conseguir y retener clientes, y en ello reside la clave del éxito de su negocio. La cooperación, sin embargo, beneficia a las empresas en su conjunto. Ésta se da a nivel vertical, entre industrias relacionadas y con las instituciones locales. Dichas relaciones mejoran la competitividad de todas las empresas a pesar de que sean rivales en el mercado. El aumento de competitividad, prestigio y calidad de las empresas en su conjunto reporta a su vez beneficios a nivel individual de cada firma. De hecho, la cooperación puede coexistir con la competencia ya que sucede en dimensiones distintas y entre actores diversos. En contraste al accionar desvinculado de compradores y vendedores en un mercado perfectamente competitivo, en la esfera del cluster se pueden generar vínculos de confianza y coordinación que hacen más eficientes y menos riesgosas las negociaciones. Con la organización de un cluster se evitan los problemas de la descentralización sin perder la flexibilidad de acción que se resigna en los casos de integración vertical (Porter 1998). Adicionalmente, se logran economías de escala, articulaciones, complementariedades y derrames en cuanto al desarrollo tecnológico, la información, el conocimiento y las habilidades acumuladas. El accionar conjunto y cooperativo genera entonces resultados positivos en cuanto a la productividad, la competitividad y la innovación. Las características que pueden incentivar o no la formación de polos, clusters o concentraciones geográficas son generales, pero cada industria posee particularidades que hacen más o menos importantes cada uno de ellas y, por ende, determinan el peso relativo de las fuerzas de aglomeración vs las de carácter centrífugo. La industria TIC posee particularidades que acentúan las fuerzas centrípetas y atenúan las centrífugas. Las características de esta industria son: i) es intensiva en trabajo calificado; ii) los costos de transporte no son relevantes; iii) en el caso del software, se producen bienes no rivales; iv) los costos iniciales de desarrollo tecnológico son altos, en tanto que los de reproducción son bajos. El hecho de que no importen los costes de transporte, ni la dispersión 9 de la demanda, potencia las fuerzas que desincentivan la concentración geográfica. Sin embargo, acentúan las fuerzas que incentivan la aglomeración el hecho de ser una industria intensiva en trabajo capacitado (recurso específico) y en conocimiento (Quah, 2001). En efecto, por un lado la conformación de clusters en dicha industria genera concentración de trabajadores calificados, lo que facilita la consecución de dicho recurso. A su vez, la proximidad de las firmas ligada a la rotación de personal hará que el conocimiento embebido en los recursos humanos se disemine a lo largo de las empresas del cluster (Pietrobelli y Rabellotti 2006). 4. Competitividad y clusters Los clusters son una nueva forma de pensar la organización de las economías regionales y las estrategias de desarrollo productivo. Esto implica desafíos para los actores involucrados y comprometidos con el desarrollo local, en tanto es necesario replantear los roles de las empresas y la articulación con diversos organismos estatales y privados. Si bien las decisiones y formas de organización internas a cada firma importan, se torna fundamental su relación con el contexto para ganar competitividad. En efecto, las empresas comparten necesidades, oportunidades y obstáculos para aumentar su productividad. El cluster implica una facilidad de dialogo entre ellas, los proveedores, el gobierno y otros organismos. Si logra darse un dialogo y coordinación fluidos los desafíos que comparten pueden enfrentarse conjuntamente con mayor capacidad de resolución. Así, gracias a la concentración sectorial de empresas especializadas se obtiene una eficiencia conjunta a través de la acción colectiva que no podrían obtener a partir de su acción individual. En la misma línea (Matta y Donadi 2007) señalan que las bases de los clusters son la acción colectiva, las relaciones de asociatividad y la cooperación, en tanto que sus integrantes no sólo conforman una adición de empresas sino una red dinámica. Dentro del cluster, entonces, además de los estímulos a comportamientos dictados por intereses personales, es crucial la interdependencia de los actores, lo que debería resultar en acciones que generen juegos de suma positiva (ver más abajo el diagrama desarrollado por Michael Porter que ilustra sobre los potenciales efectos positivos de los clusters sobre la competitividad). Por el lado de los factores, es crucial la existencia de recursos humanos especializados, sobre todo aquellos relacionados con actividades de innovación, los cuales suelen ser difícilmente intercambiables o disponibles por fuera del cluster. Asimismo, es relevante la disponibilidad de capital así como de infraestructura dedicada. El contexto existente para las estrategias y comportamientos competitivos está dado por las reglas, incentivos y normas que regulan el tipo y la intensidad de la competencia local. En el ideal, la rivalidad debe pasar de bajos salarios a bajos costos totales, y luego de los costos a la diferenciación de producto y la innovación. Una competencia fuerte entre los productores locales puede estimular las mejoras en productividad y calidad que luego serán la base de la capacidad del cluster de competir en el exterior. A su vez, la presencia de una demanda doméstica sofisticada es fundamental para presionar a las firmas a producir y proveer nuevos y mejores productos localmente. En la actualidad, la calidad de la demanda local es más importante que su tamaño, ya que puede revelar segmentos de mercado en los cuales diferenciarse. Finalmente, el cuarto pilar del diamante tiene que ver con los vínculos locales, con proveedores y otras industrias relacionadas, a través de los cuales se potencia tanto la circulación y 10 generación de conocimiento, como los encadenamientos productivos que amplían el mercado para los productores del cluster en conjunto. Contexto para la firma Estrategia y Rivalidad Condiciones de factores Cantidad y costo de los factores: − Recursos naturales − Recursos humanos − Recursos de capital − Infraestructura física − Infraestructura administrativa − Infraestructura informativa − Infraestructura científica y tecnológica Calidad del factor Especialización del factor Un contexto local que estimula formas apropiadas de inversión y mejoras sustentables Competencia vigorosa entre los competidores locales Industrias relacionadas y solidarias − Presencia de proveedores locales capaces − Presencia de industrias relacionadas competitivas Condiciones de demanda − Consumidores locales sofisticados y demandantes − Necesidades de los consumidores anticipadas a las de otro lugar − Demandas locales inusuales en segmentos especializados que puedan servir globalmente Fuente: Porter (2000). Resumiendo un poco entonces lo dicho hasta ahora, las ventajas concretas que pueden derivarse de la creación de clusters incluyen las siguientes (Porter 1998; OECD 2007): La posibilidad de acceso a insumos particulares, proveedores especializados y recursos humanos calificados especializados, tanto vía caída en los costos como aumento de la oferta. Fácil y más rápido acceso a la información sobre mercados, técnicas y tecnologías. Posibilidad de desarrollar acciones deliberadas de complementación productiva, tecnológica y comercial entre los miembros. Mejor acceso a bienes públicos. Mayor creación y circulación de conocimiento, especialmente aquel de naturaleza tácita. Atracción de consumidores y clientes debido a la concentración de la oferta. 11 5. Los clusters y las cadenas globales de valor El concepto de cluster hace hincapié en las relaciones internas y específicas de una región entre empresas, instituciones estatales y privadas y organismos académicos. A la vez, como se mencionó antes, los cambios acarreados por la globalización obligan a analizar las vinculaciones externas de los clusters. El enfoque de cadena de valor puede ayudar en ese sentido, ya que plantea cuáles son las relaciones que tienen las concentraciones industriales con actores externos (incluidas otras aglomeraciones), y el lugar que ocupan en dichas interrelaciones (Pietrobelli y Rabellotti 2005). El desempeño de las concentraciones industriales dependerá de las relaciones entabladas dentro de las respectivas cadenas de valor. Al presente, muchos aglomerados se encuentran integrados en CGV. Esa integración puede generar para los clusters, y para las firmas en ellos nucleadas, acceso a experiencia e información relevante y ganancias de reputación, así como también ayudar a abrir mercados de exportación y favorecer la transferencia de conocimiento y capacidades tecnológicas (Pietrobelli y Rabellotti 2005). Sin embargo, el mero hecho de participar en cadenas no garantiza que esas ventajas se materialicen. Ello dependerá, entre otros factores, de la manera en que se organicen las relaciones dentro de la red, las capacidades y poderes relativos de los agentes involucrados y los activos que ofrezcan los distintos ambientes nacionales en los que dichos En este sentido, por un lado es fundamental la identificación de los eslabones que mayor valor agregado aportan a la cadena y/o mayor relevancia estratégica tienen desde el punto de vista de la lógica de conjunto, para entender cuáles son las actividades centrales de la misma y como se reparten las rentas a lo largo de ella. A su vez, otra dimensión relevante en el análisis de las CGV es la del ejercicio de la governance dentro de ellas. Por governance entendemos el poder de decisión sobre los parámetros de las relaciones comerciales que se establecen dentro de las CGV. En particular, la organización interna de las mismas dará como resultado que dicho poder de decisión se ubique, por ejemplo, en las firmas que realizan las primeras etapas de producción o, en un caso contrario, en aquellas que se encuentren en las fases finales de distribución y comercialización del producto terminado. Dado el carácter transnacional de las CGV, el ejercicio de la governance por un grupo de empresas u otro tendrá relevancia en las características de los vínculos comerciales entre los países que son el asiento geográfico de las distintas etapas de la producción. No es trivial, entonces, la posición que ocupen los países en desarrollo dentro de las CGV en tanto eso seguramente tenga consecuencias sobre las trayectorias posibles de desarrollo. Dentro de este esquema general, existen a su vez distintos grados de jerarquía. Puede darse una situación cooperativa en la cual las firmas mantengan relaciones de poder mas o menos equitativas, situaciones cuasi-jerárquicas en la cual existen relaciones de subordinación entre firmas independientes con cierto margen de acción, y por último relaciones jerárquicas en las cuales algunas firmas son directamente propiedad de otras. En la mayor parte de las cadenas se dan relaciones jerárquicas o cuasi-jerárquicas, por lo cual es crucial el rol de los líderes de cada cadena, quienes ejercen roles de coordinación y planificación, pero también definen como se difunden la información, el conocimiento y las tecnologías a lo largo de la cadena. Como se dijo antes, los beneficios de integrarse en las CGV no son automáticos, sino que dependen de cómo se inserten en ellos las empresas. En este punto, las cadenas jerárquicas o cuasi-jerárquicas pueden favorecer que las PyMEs accedan, por ejemplo, a nuevas tecnologías de producto o proceso, pero a la vez pueden dificultar que esas empresas avancen hacia 12 responsabilidad o funciones más estratégicas o de mayor valor agregado dentro de la cadena (Pietrobelli y Rabellotti 2005). Esto llama a pensar que, en este contexto, las políticas públicas deben tomar en cuenta tanto la necesidad de potenciar las ventajas de los clusters (externalidades y acción colectiva) como a favorecer una mejor inserción de ellos en las CGV. 6. Políticas públicas para la creación y desarrollo de los clusters Pari passu la emergencia de nuevas formas de competencia menos basadas en costos y recursos dados, y más centrada en competencias y capacidades innovativas, las acciones procompetitividad de los gobiernos, antes centradas en la esfera macroeconómica, comenzaron a dar mayor importancia a factores micro y mesoeconómicos. Es aquí donde los clusters comienzan a cobrar importancia como eje de las políticas públicas, en tanto medios para el desarrollo, el cambio estructural y la mejora de la capacidad innovativa local. Si bien la conformación de clusters no surge espontáneamente a través de las fuerzas de mercado, a su vez la experiencia muestra que crear clusters “de la nada” es una tarea usualmente destinada al fracaso. Por lo tanto, las políticas de apoyo deben basarse en iniciativas que ya hayan alcanzado algún grado de madurez inicial, lo cual generalmente depende de la existencia de factores propios de las respectivas sociedades locales tales como la existencia de relaciones de confianza, la presencia de instituciones de apoyo, la disponibilidad de capacidades emprendedoras, etc. Las políticas públicas orientadas al fomento de los clusters deben en principio tomar en consideración por un lado los factores territoriales (e.g. identidad cultural y social, el nivel de concentración y especialización regional), y por otro lado las vinculaciones existentes entre los actores (horizontales y verticales). De esta manera, las políticas públicas debieran poder tener en cuenta los factores locales de competitividad y fomentar las vinculaciones internas y externas, vinculando las dos esferas (ver diagrama siguiente). Factores competitivos locales POLITICAS PÚBLICAS Promover vinculaciones Se observa en América Latina que en las concentraciones geográficas es más probable que existan externalidades antes que acciones colectivas. Para estas últimas son necesarias algunas condiciones tales como confianza mutua y capital social, que no se dan automáticamente sino que son procesos que llevan tiempo. Por lo tanto, las políticas deben hacer hincapié principalmente en los vínculos entre los actores, sin descuidar por cierto la generación de externalidades (Pietrobelli y Rabellotti 2006). Sobre estas bases, las políticas deberían hacer foco en los siguientes ejes (Pietrobelli y Rabellotti 2006): 1) Desarrollo de una fuerza de trabajo especializada 13 -Creación de centros de capacitación de mano de obra (con el fin de desarrollar nuevas currículas, promover la difusión de estándares internacionales, recolectar información sobre el mercado laboral del cluster, organizar programas de entrenamiento, etc.) El sector privado debe tener una fuerte presencia en el funcionamiento de estos centros. 2) Articulación entre las firmas -Generación de confianza entre ellas -Coordinación de proyectos colectivos -Fomento de asociaciones de negocios -Mejoramiento de los servicios financieros 3) Relaciones externas del cluster -Mejoramiento de la posición en la cadena de valor -Promoción de acceso a nuevos mercados -Generación de vínculos con instituciones externas 4) Innovación -Otorgamiento de subsidios -Creación de centros tecnológicos e incubadoras -Promoción de interacción con centros de investigación y universidades 5) Cadenas de valor -Atracción de los líderes de la cadena al cluster a través de incentivos fiscales y subsidios. -Mejoramiento de los proveedores (calidad y precio de los insumos). -Facilitación de la interacción en las cadenas de valor (reducir los costos de transacción y generar confianza). -Promoción de acceso a nuevos mercados y nuevas cadenas de valor -Alcance de estándares internacionales: Ferias comerciales, promoción de productos, provisión de información, asistencia técnica. Naturalmente, este listado es simplemente indicativo y las políticas específicas a adoptarse en cada cluster dependerán de un cúmulo de factores incluyendo su grado de maduración, las actividades desarrolladas, el tipo de agente empresario dominante, la existencia o no de relaciones de confianza y cooperación pre-existentes, etc. En la sección siguiente veremos justamente como los Estados han jugado una variedad de roles en el desarrollo de los clusters vinculados al sector TIC. 14 III. UNA CARACTERIZACIÓN Y COMPARACIÓN DE ALGUNOS CASOS DE CLUSTERS EXITOSOS EN EL SECTOR TIC 1. Introducción Anteriormente vimos que los clusters son, en el plano teórico, una forma de organización de la producción caracterizada por una densa red de conexiones entre los actores (empresas, universidades y gobierno) participantes del proceso de producción y de generación de conocimiento. Sin embargo, es posible preguntarse en qué medida esas características se presentan en los clusters realmente existentes. Podemos pensar, en ese sentido, que las características del territorio o de la sociedad en donde se insertan son factores que pueden favorecer o conspirar contra la aparición de esas conexiones. A la vez, la naturaleza de los respectivos sectores también puede ser un elemento que promueva o dificulte las interacciones que la literatura teórica resalta como distintivas de los clusters. Así, podemos preguntarnos por ejemplo en cuantos clusters existentes realmente la acción colectiva lidera los procesos de innovación y productivos. A continuación, se intentará responder estas preguntas a través del análisis de clusters TIC en diversos países. Los puntos a abordar en este análisis son los siguientes: dotaciones iniciales, disparadores, rol del Estado, las universidades y los centros de investigación, conexiones y sinergias al interior de los clusters y el papel de las empresas extranjeras. La elección de estos temas se basa en la intención de entender tanto los procesos a través de los cuales se crean y evolucionan los clusters, como el rol de las interacciones dentro de los mismos. Otro punto crucial es analizar si la IED y la presencia de ET puede ayudar a las firmas nucleadas en los clusters a potenciar sus procesos de aprendizaje e insertarse en las CGV. Los clusters analizados son los siguientes: Parque Científico Zhonguancun (Beijing, China), Parque Científico Hsinchu (Hsinchu, Taiwán), Cambridge Techopole (Cambridge, Inglaterra), Cluster de Bavaria (Munich, Alemania), Cluster de Bangalore (Bangalore, India), Cluster de Tel Aviv (Tel Aviv, Israel), Cluster de Dublín (Dublín, Irlanda), Parque Tecnológico de Andalucía (Málaga, España), 22@barcelona (Barcelona, Madrid), y Porto Digital (Recife, Brasil). En el cuadro 1 se presenta información general de cada uno de ellos. Cuadro 1. Clusters Internacionales Cluster Bangalore (1988) Bavaria Cambridge (1970) Dublín (1990) Localización Bangalore – India Actividad Principal Software, servicios informáticos, BPO Munich – Alemania Biotecnología y Software Cambridge – Gran Hardware y Software Bretaña– Irlanda Dublín Software y servicios Informáticos Hsinchu – Taiwán Electrónica Parque Científico Hsinchu (1980) Parque Tecnológico de Andalucía (1992) Málaga – España Porto Digital (2000) Recife – Brasil San Diego (1980) San Diego – EEUU Tel Aviv (1994) ZhongGuanCun (1980) 22@Barcelona (2000) TICs Software y servicios informáticos y Software Biotecnología Tel Aviv – Israel Software Beijing – China Electrónica y Software Barcelona – España TICs Fuente: Elaboración propia. 15 Empresas TIC 1.900 20.000 1.500 s.d. 400 500 107 1.300 4.000 17.000 1063 Cabe aclarar que el objetivo de esta sección no es realizar un estudio exhaustivo de los clusters mencionados, sino sólo presentar algunos de los factores más relevantes de su constitución y funcionamiento, en particular con el objetivo de contrastar dichos aspectos con los casos de Córdoba y Rosario que se analizan más adelante en este trabajo. 2. Las dotaciones iniciales En primer lugar evaluaremos y compararemos las dotaciones iniciales con las que contaba cada región a la hora de creación de los clusters, teniendo en cuenta no sólo la infraestructura y los costos, sino también factores intangibles como el capital humano y lo que podemos llamar “capital social” (confianza, cultura, espíritu emprendedor, etc.). La dotación inicial más importante que se observa en todos los casos es la presencia de recursos humanos calificados (en algunos casos a bajo costo, como en Bangalore o Beijing) – en el caso de Irlanda se destaca además como factor importante la existencia de una población calificada de baja edad promedio- y la existencia cercana de Universidades y organizaciones académicas. En particular se destacan los recursos especializados en ciencias duras, ingeniería y tecnología. Todas las regiones albergaban alguna universidad reconocida o institutos académicos de investigación prestigiosos (Bresnahan et al. 2001). Cabe destacar, como ejemplo, que Tel Aviv es el lugar que más profesionales y científicos concentra de todo Israel. Por su parte, Dublín cuenta con un centro educativo, el Trinity Collegue Dublin (TCD), que contribuye especialmente a la formación en áreas de Ciencia y Tecnología. En Bangalore predominan institutos públicos dedicados a las áreas de ciencia y tecnología. Asimismo, el prestigio de las Universidades como las de Beijing o Cambridge ha sido una variable clave para la instalación de empresas de alta tecnología. La Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), en particular el Departamento de Informática, jugó un papel esencial en el desarrollo del cluster Porto Digital de Recife como centro de excelencia de formación de mano de obra calificada y generadora de spillovers. Asimismo, tanto en el caso de Recife como de Cambridge los spin-off de las universidades han sido factores importantes para la conformación de los clusters (volvemos sobre esto más adelante). La infraestructura también ha tenido mucha relevancia a la hora de elegir la localización de las empresas, y en particular por tratarse de empresas TIC, la disponibilidad de redes eficientes de comunicaciones cobra aún más importancia. Buena parte de los clusters estudiados se localizan en ciudades importantes en las cuales las comunicaciones y el transporte cuentan con redes amplias y difundidas. En los casos en los que la infraestructura era débil (por ejemplo, Bangalore), fue el gobierno quien hizo las inversiones necesarias para instalar las redes de comunicaciones necesarias para el desarrollo de este tipo de actividades. Es importante también destacar la estructura financiera desarrollada en estas ciudades (Beijing, Cambridge y Recife), y la presencia de capitales de riesgo (Israel, Bangalore). A su vez, varias de estas ciudades son cosmopolitas y cuentan con poblaciones angloparlantes, como ocurre en Cambridge, Bangalore, Dublin y Tel Aviv. En los casos españoles ambas ciudades contaban con gran potencialidad en cuanto a su desarrollo urbanístico gracias a la implementación de planes de inversiones públicas en infraestructura, junto a la disponibilidad de terrenos edificables. Adicionalmente, contaban con una base industrial previa, y solían ser distritos de actividades tradicionales por lo que disponían 16 de una infraestructura preparada para la instalación de nuevas industrias (Gutiérrez Colomina 1999; Ajuntament de Barcelona 2007). La existencia de antecedentes previos en las áreas TIC también fue un factor importante en ciertos casos. En Bangalore por ejemplo ya desde los ’50 se habían establecido algunas empresas y centros de investigación vinculados a electrónica. Recife en tanto, al ser un centro comercial y financiero, contaba con bureaus de procesamiento de datos de grandes empresas y bancos -en 1967 se crea la primer firma privada de procesamiento de datos (Bercovich y Suassuna 2008). Otro factor relevante en muchos casos ha sido la existencia de un espíritu emprendedor, de una cultura de trabajo colectivo, y un alto nivel de confianza en la sociedad, y entre los empresarios en particular. En general, estas características son más propias de los países desarrollados, en donde las instituciones son más fuertes, los agentes operan en base a relaciones de confianza, y el accionar colectivo se encuentra más difundido, tal como se observa en los casos de Cambridge, Munich y San Diego por ejemplo. Asimismo, en Israel, gracias a la tradición militar el trabajo en equipo, la existencia de redes personales y la colaboración son comportamientos regulares. Por su parte, en Taiwán también la cooperación entre agentes se encuentra difundida, en este caso gracias a la influencia de las relaciones internacionales establecidas principalmente con el Sillicon Valley de Estados Unidos, y a la actitud de los repatriados (Bresnahan et al. 2001). En Irlanda el clima de negocios ha mejorado y lo mismo ha ocurrido con las actitudes hacia el empresariado. Ello ha resultado, por ejemplo, en una creciente disponibilidad de capital de riesgo y crédito para el sector TIC (Arora et al, 2000). En China, por el contrario, existe un nivel de desconfianza generalizado en la sociedad que repercute en la esfera productiva. En general, la confianza queda circunscripta a los círculos familiares, pero no han sido éstos los que impulsaron la creación del cluster. En consecuencia, la producción tiende a estructurarse verticalmente. Tampoco existe espíritu empresarial difundido, los empresarios no son innovadores sino más bien conservadores, y reacios a implementar cambios en la producción. No obstante esta situación se está transformando gracias al desarrollo del cluster (Liefner et al. 2006). Bangalore es un caso similar, con escasa confianza entre los empresarios locales. Sin embargo, en los casos de China, Taiwán, Málaga, Barcelona, Bangalore y Recife se destaca la voluntad de la administración pública y su compromiso con el desarrollo de la región, la cual puede haber compensado la falta de iniciativa privada recién mencionada. En los casos españoles el desarrollo de los clusters se encuentra inmerso en proyectos de urbanización más amplios, llevados adelante por los ayuntamientos locales. Cabe reportar finalmente que un estudio sobre los clusters de software en Irlanda inquiere directamente sobre las ventajas y desventajas de la aglomeración tal como son percibidas por los miembros del cluster. Entre las primeras, las firmas citan el tamaño y sofisticación de la demanda doméstica, la calidad de la infraestructura (tanto en telecomunicaciones como de transporte) y el acceso a un pool de recursos humanos especializados. En cambio, el rol de las industrias de apoyo (consultoras, servicios, etc.) no es reportado como relevante. En cuanto a las desventajas, aparecen los problemas de congestión asociados a la falta de espacios para oficinas, escasez de determinados recursos humanos, y problemas con el transporte y el acceso a comunicaciones (Arora et al, 2000). Resumiendo, digamos que entre las dotaciones iniciales hay dos que juegan un rol crucial: la presencia de recursos humanos calificados y la existencia de universidades y centros de investigación de buen nivel. La infraestructura también es crucial, pero seguramente, en caso 17 de no existir o ser débil, puede construirse en menos tiempo que lo que lleva crear una masa de recursos o desarrollar universidades de excelencia. Las otras dotaciones, en tanto, inciden más bien sobre el desarrollo y potencialidad de los clusters (por ejemplo, a mayor confianza mayores las posibilidades de cooperación). 3. Los disparadores En primer lugar, en Taiwán, China, Bangalore, Málaga, Barcelona y Recife la iniciativa estatal ha sido un disparador clave para la creación de los respectivos clusters. En Taiwán, el gobierno nacional impulsó la conformación del Parque Científico de Hsinchu con vistas a atraer IED, en el marco de un proyecto de desarrollo tecnológico nacional. Desde el gobierno de Recife se promovió a través de incentivos económicos la aglomeración de empresas e instituciones vinculadas a TICs. En la India ocurrió algo similar, sumado a la presencia de empresas públicas. A su vez, la generación de clusters se enmarcaba en los proyectos de modernización urbana y renovación productiva encarados por los gobiernos españoles. En segundo lugar, se observa en algunos casos el importante rol derivado de la expansión de la demanda interna de TICs (Cambridge, Israel, Recife). En el caso de Recife la necesidad de implantar una industria TIC surgió principalmente de su expansión urbana y demográfica. Por ejemplo, la instalación del estatal Banco Banorte fue un impulso importante de demanda de TICs, debido a la utilización de automatización bancaria. Por su parte, Israel contaba con una demanda interna por parte de la esfera militar. En los casos taiwanés, indio e irlandés fue por el contrario el mercado externo (las posibilidades de exportar) y la IED –esto es más notorio en Irlanda- las que incentivaron la instalación de empresas TIC. Luego, en el caso del Cambridge Technopole, éste se creó como resultado de un desprendimiento de la Universidad de Cambridge, en donde se había conformado un grupo de consultores (Cambridge Consultants Ltd) proveedores de tecnología, del cual fueron naciendo nuevos proyectos vinculados al desarrollo de tecnologías. Al igual que en Cambridge, un disparador de la creación del Porto Digital ha sido la creación de un spin-off de la universidad, el "Centro de Estudos e Sistemas Avançados do Recife". En este caso, el sector público, el sector académico y el privado aunaron esfuerzos para impulsar la creación del cluster. Por el lado del sector privado se creó una organización sin fines de lucro, el “Núcleo de Gestão do Porto Digital” (NGPD). Ésta fue la responsable de gestionar el proyecto, y de garantizar la ejecución de las inversiones públicas (Bercovich y Suassuna 2008). En Israel fueron las empresas locales las que iniciaron el proceso de inversión en el sector de alta tecnología. En San Diego el disparador principal fue la creación por parte de empresarios y académicos de un plan estratégico con el objetivo de incentivar los lazos entre investigadores de centros de estudio prestigiosos y empresarios pioneros, por un lado, y conectar a estos dos actores con fondos de capital de riesgo, por el otro. Bajo esta estructura tripartita comenzó a generarse una masa crítica de firmas dedicadas a la biotecnología. La existencia de un research cluster fue entonces un disparador clave en este caso (Walshok et al. 2002). En contraste, tanto el Parque Científico Hsinchu como el cluster de software de Dublín se originaron, principalmente, gracias a la radicación de empresas extranjeras. En buena medida Bangalore también se hizo conocida en el mundo como región productora de software gracias a la presencia de grandes ET (Lateef, 1997). La presencia extranjera asimismo ha profundizado la aglomeración de empresas, y potenciado las inversiones, gracias al desarrollo de proveedores y clientes de las ET en la zona (Saxenian 2002; Giarratana et al. 2003). 18 Digamos entonces que los disparadores pueden ser variados, sin que se encuentre un patrón uniforme al respecto (cuadro 2). Probablemente –aunque puede haber excepciones a esta lógica- es más factible encontrar un rol importante de la iniciativa privada y de la demanda local en clusters ubicados en países desarrollados, en donde el tejido productivo es más denso y el nivel de maduración de los agentes es mayor, en tanto que en los países en desarrollo el Estado tal vez juegue un rol más importante y la exportación sea relevante para complementar un mercado interno más pequeño o menos sofisticado. Cuadro 2. Disparadores Disparador Iniciativa Estatal Iniciativa Empresas Locales Desprendimiento de la Universidad Impulso IED Cluster Hsinchu, PTA, Porto Digital, Barcelona, ZSP, Bangalore Israel, San Diego, Cambridge Cambridge, Porto Digital Dublín, Hsinchu Fuente: Elaboración propia en base la información de los respectivos casos. 4. El papel del Estado y las políticas públicas Los Estados nacionales pueden tener un papel de suma importancia tanto para la conformación de los clusters como para su consolidación. Su accionar puede ir desde implementar incentivos fiscales hasta coordinar la relación entre los agentes, incluyendo la creación de infraestructura, el apoyo a la formación de capital humano, etc. A continuación, estudiaremos el rol que el Estado ocupó en cada uno de los casos internacionales, tanto en el proceso de creación y desarrollo de los clusters, así como las medidas llevadas a cabo en cada caso. Estilizadamente, el rol estatal puede caracterizarse según su intensidad y sus resultados como determinante, activo y secundario. En los casos de Beijing, Bangalore, Taiwán, Málaga, Barcelona y Recife dicho rol ha sido determinante, sobre todo en su formación. En Tel Aviv y Dublín ha ocupado un papel activo. Por el contrario, en Cambridge, Munich y San Diego el Estado ha sido un actor secundario y el sector privado ha dirigido básicamente el proceso. Si bien el Estado ha jugado un rol determinante en los casos de los clusters de Taiwán, China, India, España y Brasil, su participación asumió a lo largo del tiempo distinto carácter en cada país. En el caso del cluster de Hsinchu, el Ministerio de Economía planificó e impulsó su creación, dejando luego en manos de una organización independiente su organización jurídica. En China, España y Brasil el Estado jugó un rol clave para su consolidación, incentivando la instalación de nuevas empresas, la creación de incubadoras y de parques tecnológicos y otorgando exenciones fiscales y financiamiento. En Bangalore, sucedió algo similar, ocupando el Estado un rol central en el desarrollo del cluster. En cambo, en las regiones desarrolladas (Cambridge, Munich y San Diego), el Estado jugó un rol más secundario, y aunque otorgó ciertos incentivos, no tuvo una centralidad tan marcada en el desenvolvimiento de los clusters, ni en su creación. Es entonces el sector privado en estos casos, a través de organizaciones específicas, quien tuvo el liderazgo en la materia. En China en 1988, el gobierno municipal creó la “Zona Experimental de Beijing para Industrias de Nuevas Tecnologías”, con el objetivo de impulsar el desarrollo de aquella aglomeración y transformarla en un importante cluster de alta tecnología. Si bien las empresas de la “Calle Electrónica” ya se encontraban reunidas por razones económicas, fue iniciativa estatal 19 formalizar la organización del cluster. De la mano de esta medida, se otorgaron incentivos concretos para la radicación de empresas y se promovió la interacción entre los actores. A lo largo de los años, el Comité de Dirección del Parque Científico Zhongguancun de la Municipalidad de Beijing lideró, organizó y coordinó el proceso de desarrollo del cluster, a través de la implementación de políticas públicas que promovieron la aglomeración de industrias de alta tecnología otorgando incentivos fiscales, financieros, y generando demanda de servicios de informática, además de fomentar la creación de nuevos parques tecnológicos e incubadoras. Por otra parte, se llevaron a cabo políticas para la atracción de repatriados para que volcaran a la comunidad la experiencia adquirida en el exterior, tanto a nivel técnico como de gerenciamiento y administración. El Estado juega entonces en el caso del ZSP de Beijing un rol primordial ya que crea incentivos para la radicación de nuevas empresas, para la generación y difusión de conocimiento, y al mismo tiempo coordina las articulaciones entre los actores del cluster (Hamaguchi y Kameyama 2006). En Bangalore, a mediados de la década del 80 las autoridades locales en asociación con el Departamento Nacional de Electrónica decidieron crear un parque industrial (llamado Electronics City). El objetivo principal de esta ciudad era el de proveer las instalaciones y la infraestructura necesarias para promover inversiones en el área de electrónica, garantizando una provisión estable de electricidad, telecomunicaciones y un centro de capacitación técnica especializado en electrónica. Muchas empresas adquirieron parcelas de tierra en Electronics City. Paralelamente a la creación de este parque, el gobierno nacional lanzó el esquema STPI (Software Technology Parks of India), cuyo objetivo era estimular y dar apoyo a pequeños exportadores de software a través del otorgamiento de beneficios fiscales y de la creación de parques tecnológicos. La decisión en 1988 de instalar el primer Parque Tecnológico de Software Indio coincidió con el lanzamiento de Electronics City, y ambas iniciativas atrajeron empresas dedicadas a la electrónica y al software. El parque instalado en Bangalore por el gobierno nacional mostró ser un factor clave para el desarrollo del cluster dado que aquél proveía a las empresas allí ubicadas de infraestructura, edificios, electricidad y una conexión satelital de alta velocidad (Singh 2005; Balatchandirane 2007). A partir de estas iniciativas, el dinamismo que cobró la industria de software en Bangalore fue notorio. Esto llevó al gobierno a implementar una política de incentivos específica para el sector, tal como lo había hecho con la industria electrónica en la década del 80. Con este fin, se creó un departamento gubernamental exclusivamente para la actividad TIC. En la década del 90 el gobierno nacional se ocupó a su vez de publicitar a Bangalore alrededor del mundo2. En Hsinchu, en un primer momento, la planificación estatal fue el disparador clave para la creación del cluster. Los líderes políticos, repatriados que habían estudiado en Japón o en Estados Unidos, incentivados por el éxito de aquellos países intentaron reproducirlo en Taiwán. Por ende, implementaron programas para el desarrollo interno de capacidades tecnológicas. En 1980 el Consejo Nacional de Ciencia sponsoreó la creación del Parque Científico de Hsinchu para atraer IED, firmas de alta tecnología y profesionales en el exterior. El gobierno otorgó amplios incentivos fiscales y financieros a las inversiones que se radicaran en la zona del parque. Una organización estatal fundamental para el desarrollo del cluster ha sido el Instituto de Investigación de Tecnología Industrial (ITRI), el cual se transformó en una primera instancia en el mayor proveedor de tecnología. También impulsó la creación de nuevos proyectos, apoyó a los centros de investigación, y otorgó subsidios y préstamos a emprendimientos en alta 2 Por ejemplo, en 1994 se firmó un convenio de colaboración entre el Departamernto de Electrónica Indio y la Comisión Europea bajo el nombre de 3SE (Software, Servicies, Support and Education Centre Limited). El objetivo de este acuerdo era promover la cooperación en el área de software y computación a través de la instalación de oficinas en Bangalore (Lateef 1997). 20 tecnología. Por otro lado, implementó campañas y facilidades para incentivar la vuelta de los estudiantes del exterior (Saxenian 2002; Wai Yip So 2007). La particularidad del rol del Estado en Hsinchu reside en su flexibilidad, ya que su accionar fue cambiando a medida que el cluster evolucionó, y con el afianzamiento del sector privado el mismo se fue replegando, aunque manteniendo sinergias fuertes con las empresas. Actualmente el gobierno organiza programas para la transferencia de tecnología e incentiva la formación de nuevas empresas (Chen 2005). En el Parque Tecnológico de Andalucía se destaca la presencia del sector público desde sus comienzos. El Ayuntamiento de Andalucía fue el creador del parque, ya que la decisión de emprender el proyecto estratégico surgió desde la administración pública. En 1988 firmaron un acuerdo la Junta de Andalucía con el Ayuntamiento para dar nacimiento al PTA. Actualmente, la gestión del PTA se encuentra en manos del Ayuntamiento, la ESPA (Empresa Pública de Suelo Andaluza) y el IFA (Instituto de Fomento Andaluz). El Estado continua jugando un rol preponderante en el parque a través de la influencia directa en los servicios que brinda, en proyectos de infraestructura y de I+D. Adicionalmente, comparte la dirección de la mayor incubadora del PTA, junto a capitales privados (Gutiérrez Colomina 1999). Al igual que en Málaga, el Proyecto 22@barcelona fue lanzado en 2000 por el Ayuntamiento de Barcelona, como parte de el Proyecto Levante Barcelona (cuyo pilar era la renovación en infraestructura). El proyecto pretendía la renovación urbana y productiva de 200 ha en el barrio de Poblenou, con el objetivo de transformar un antiguo distrito industrial en una localidad con diversidad de actividades, viviendas, comercios, centros de investigación, etc. En este caso el Estado cumplió un rol esencial en el planeamiento urbano. El Tercer Plan Estratégico Económico y Social de Barcelona aprobado en 1999 tenía como principal objetivo transformar al distrito 22a en una ciudad del conocimiento: 22@barcelona. El sector público invirtió en capital fijo, infraestructura y equipamientos. La lógica de intervención llevada a cabo fue la de crear un efecto palanca para el accionar del sector privado. Adicionalmente, el Estado apoyó activamente al Vivero de Empresas, la Agencia de Desarrollo Regional y al Centro de Producción Audiovisual, así como a las universidades Pompeu Fabra y Oberta de Catalunya. Existen también muchas empresas de capitales mixtos como la sociedad 22@bcn SA (sociedad privada-municipal) dedicada al desarrollo y ejecución de obras urbanísticas y transformación del suelo (Boixader 2005; Ajuntament de Barcelona 2007). El caso brasilero también se encuentra muy vinculado a la participación estatal. En el año 2000 fue creado el cluster Porto Digital por iniciativa el Gobierno de Pernambuco, en particular a través de su “Secretaria de Ciencia, Tecnologia e Meio Ambiente”. Éste invirtió 15 millones de dólares en mejoras de infraestructura y en la creación de fondos de capital de riesgo. El proyecto Porto Digital no sólo pretendía la generación de un polo tecnológico sino también estimular una modernización urbana. La Prefectura de Recife otorgó en 2004 un incentivo fiscal a las empresas de software allí instaladas y se redujo de 5% a 2% el valor del impuesto municipal sobre servicios (ISS). A su vez, el gobierno busca difundir el uso de TICs hacia otros clusters de Pernambuco, a través de sistemas de gestión, portales WEB, capacitación y educación a distancia (Bercovich y Suassuna 2008). En Cambridge el Estado no ha ocupado un papel central como en los casos anteriores, más allá de que apoya al cluster a través de medidas específicas, básicamente mediante la provisión de infraestructura “blanda” para el Cambridge Technopole (por ejemplo, programas de asistencia para las empresas nuevas). Uno de los programas estatales más importantes es el Enterprise Hubs creado por la Agencia de Desarrollo del Este de Inglaterra (EEDA). Sus objetivos son (1) 21 desarrollar grupos de redes; (2) apoyar el desarrollo de las incubadoras, centros de innovación y los parques científicos; (3) asegurar la difusión de las nuevas tecnologías; (4) ayudar a los emprendedores a conseguir financiamiento. Adicionalmente, para 2009 entrará en funcionamiento una incubadora de negocios mixta, fundada por la EEDA y una fundación privada (Hauser Raspe Fundation). Sin embargo, no otorga financiamiento ni incentivos fiscales a los emprendimientos nuevos, lo que es remarcado por gran parte de los empresarios como una debilidad (St. John's Innovation Centre Ltd 2008). En Munich el rol del Estado es similar al recién mencionado, ya que mayormente otorga apoyo a nuevas empresas y provee infraestructura blanda. El gobierno incentiva la conformación de nuevas firmas en más de 30 incubadoras (en los últimos años más de 10 mil empresas nuevas fueron creadas gracias al apoyo del Gobierno Estatal de Bavaria). Existen centros que brindan asesoría en negocios con el fin de ayudar a la fundación de nuevas empresas innovativas y lograr el sustentamiento de las mismas. Asimismo, el gobierno de Bavaria promueve incentivos especiales para empresas de información y comunicación. En 1994 el mismo creó el programa BayernONline que tiene como objetivo la difusión de información y tecnologías para la creación de nuevos proyectos. Luego, en 1998 se inauguró el Software-Offensive-Bayern el cual es un pilar en la iniciativa para el apoyo de proyectos de alta tecnología por parte del gobierno. Desde allí se invierte en I+D y se realizan talleres de entrenamiento laboral y gerencial. En 2000, se funda el Munich-Moosach Software Campus, desde el cual se brinda ayuda a los fundadores de nuevos proyectos, y se transfiere tecnología y conocimiento entre la universidad y la industria. Adicionalmente, ofrecen fondos para la promoción del desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías el banco LfA Förderbank Bayern (Banco para el Avance de la Economía de Bavaria) y el Ministerio de Economía, Transporte y Tecnología (Mandel 2004). El Estado de Israel ha contribuido a la formación del cluster de Tel Aviv a través de distintas medidas. Por un lado, creó a comienzos de la década del 90 el llamado Incubator Program, cuyo objetivo básico era ayudar a empresarios emprendedores a desarrollar sus ideas creativas financiando sus proyectos a través de fondos de capital de riesgo por un período de dos años. En este sentido fue de particular importancia la creación de un fondo público (Yozma) a principios de los años ‘90 que contribuyó al establecimiento de una industria de capital de riesgo que hoy se encuentra mayoritariamente en manos privadas. También fundó el Magnet Program, Israel-US Binacional Industrial Research and Development Foundation (BIRD), cuyo fin era estimular la cooperación en el área de investigación entre firmas israelíes y americanas. Asimismo, otorgaba una reducción en la carga fiscal de aquellas corporaciones locales e internacionales que se instalaran en Israel con el propósito de emprender proyectos de I+D. Cabe agregar aquí también que la política educativa ha jugado un rol clave en el desarrollo del cluster de Tel Aviv (De Fontenay y Carmel 2001). En lo que se refiere a estímulos al sector de software, el gobierno irlandés ha tenido políticas de incentivo tanto para empresas extranjeras como nacionales. Un rol particularmente activo fue el de la Irish Development Agency (IDA), que fue fundada en 1970 para promover la IED en Irlanda y reestructurada en 1994, dando como resultado dos nuevas agencias: IDA Ireland, que continuó enfocada en la IED, y Entreprise Ireland, que se encargó de la promoción al sector local (Arora et al. 2000). Las medidas adoptadas para atraer inversiones extranjeras se enfocaban básicamente en otorgar beneficios fiscales a aquellas empresas que se instalaran en el país. El principal incentivo otorgado era la reducción del impuesto a las ganancias. Por su parte, las medidas para las empresas locales fueron diversas. En 1991 el gobierno estableció una serie de “Programas en Tecnología Avanzada” (PATs), cuyo objetivo era favorecer e incentivar la interacción entre universidad y empresa. Otra política de incentivo al sector de software fue la creación del National Development Plan 2000-2006. En éste, se estableció el 22 Government Research, Technological Development and Innovation (RTDI), el cual tenía como objetivo básico fortalecer la conexión entre investigación en I+D y la innovación en software. En este marco, el presupuesto destinado a I+D por parte del gobierno creció considerablemente (Green 2000). Por último, vale la pena reiterar el importante rol que tuvo el Estado en crear el primer fondo de capitales de riesgo. Hasta 1996, año en el que el National Software Directorate (NSD) decidió crear un fondo estatal de venture capital, no existía en Irlanda este tipo de fondos, lo cual era una traba importante a la hora de estimular al sector TIC (Arora et al. 2000). Aunque todas estas medidas tuvieron alcance nacional, claramente alentaron la inversión en todos los clusters existentes en el país. En suma, tal como señalábamos al final de la sección anterior, si bien la relación no es necesariamente lineal, podemos decir que a menor nivel de desarrollo relativo, mayor el papel que juega el Estado en los clusters. En algunos casos los clusters, si bien apoyados en dotaciones iniciales vinculados a recursos humanos, universidades, etc., han sido proyectos liderados desde el principio por el Estado. En otros (Israel, Irlanda) el Estado generó esquemas de incentivos para potenciar el desarrollo de la industria TIC. Finalmente, los casos correspondientes a los países más avanzados (en nuestro caso Cambridge, Munich y San Diego), el rol del Estado fue coadyuvante, pero el surgimiento y desarrollo de los clusters se debió mucho más a la iniciativa privada (ver cuadro 3 para un resumen de las principales iniciativas de política adoptadas en cada cluster). Cuadro 3. El papel del Estado y las políticas públicas Disparador Incentivos Fiscales Promoción Inversiones Financiación Infraestructura Puerto Digital 22@ Bangalore Beijing Taiwan Dublín Tel Aviv Infraestructura Blanda Demanda Estatal de TICS Parques tecnológicos Incubadoras Promoción I+D PTA Munich Apertura Comercial Repatriación Plan de Desarrollo Tecnológico I+D Estatal Cambridge Fuente: Elaboración propia en base la información de los respectivos casos. 5. El rol de las Universidades y los centros de investigación Como se dijo más arriba, en todos los clusters estudiados la Universidad cumple un rol clave en cuanto a la formación de recursos humanos altamente calificados y especializados en áreas intensivas en conocimiento, y en TIC en particular. 23 Más allá de esta característica general, entre los casos analizados, aquellos en donde parece haber relaciones fluidas entre universidad y empresas son Cambridge, Beijing, Málaga, Recife, Munich y San Diego. En ellos existen, en diversa medida según los casos, canales de diálogo entre el sector académico y el productivo, se difunden las innovaciones creadas en la universidad a la industria, la investigación se orienta según las necesidades de la producción, se crean spin-offs, hay una colaboración directa de los investigadores en el desarrollo de I+D de las empresas, se generan patentamientos conjuntos, se forman recursos en áreas de interés empresarial, y se brindan pasantías en las empresas para los estudiantes (ver gráfico 1). Gráfico 1. Relación Universidad - Empresa UNIVERSIDAD Difusión innovaciones Investigación orientada Spin-offs Formación Pasantías EMPRESA La Universidad de Cambridge ha establecido importantes relaciones con la industria a través de sus centros de investigación, el surgimiento de spin-offs (empresas de la universidad o universitarios que crean empresas), el reclutamiento de profesionales o investigadores por parte de las firmas, y la colaboración directa de los investigadores en la I+D del sector privado. En 1999 se crea con fondos del gobierno el Centro Empresarial de Cambridge y el Instituto de Cambridge, dos organizaciones dedicadas justamente a aceitar los vínculos universidadempresa. Ejemplos de actividades concretas son los programas de entrenamiento empresarial, y la capacitación laboral para graduados y no graduados que están pensando en establecer su propio negocio (Probert et al. 2003; Barrel 2004; St. John's Innovation Centre Ltd 2008). En el caso de Beijing, la existencia de prestigiosas universidades como la Universidad de Tsuinghua y la Universidad de Pekín, y también la Academia Científica de China (la cual aglomera a muchos centros de investigación), ha sido una ventaja clave para el desarrollo de la industria de software. Las firmas del cluster tienen una estrecha relación con las universidades. Muchos graduados van a trabajar a las empresas, o incluso fundan las suyas propias. Se realizan consultorías en las universidades y centros de investigación, y existen laboratorios que realizan investigaciones relacionadas con alguna actividad productiva. En este punto, es importante señalar que a fines de los ’80 el gobierno disminuyó los fondos otorgados a las universidades, por lo que se vieron necesitadas de fondos de las empresas, lo que las llevó a profundizar la búsqueda de interacciones. Los métodos de interrelación con las firmas pueden darse a través de contrataciones de investigaciones, investigaciones conjuntas entre universidades y empresas, pasantías de estudiantes en las firmas, el apoyo monetario de las universidades para empresas nuevas, patentamientos, licenciamientos y hasta la fundación de nuevas empresas (Kuchiki 2007). Adicionalmente, juega un rol importante la Academia Científica China en el planeamiento de políticas científico tecnológicas. En particular, el Instituto de Política Gerencial realiza investigaciones y servicios de consultorías para las autoridades centrales y el gobierno local para tomar decisiones de políticas de ciencia y tecnología, administración y gerencia de empresas. El Instituto ofrece cursos de posgrado y doctorados en ciencia e ingeniería de gestión, y maestrías en economía de la tecnología y gestión. Por último, promueve el retorno de estudiantes en el exterior para repatriarse en el ZSP (Kuchiki 2007). 24 La Universidad de Málaga desempeña un papel fundamental en el desarrollo tecnológico de la región. La principal vinculación se da a través de desprendimientos de proyectos productivos desde la misma universidad y sus investigadores (spin-offs). Otro organismo clave para la articulación universidad-empresa es la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), la cual pone en contacto las invenciones creadas en la universidad con las empresas que podrían llegar a implementarlas. Asimismo, hay once grupos de investigación que tienen sus laboratorios en el PTA. El llamado Edificio Azul es el espacio clave para las vinculaciones, ya que allí residen empresas que poseen vinculación con la Universidad, además de albergar a la OTRI. La capacitación de los recursos humanos es también clave para el desarrollo local; una iniciativa en este sentido es el Centro de Formación Ocupacional en Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones. En suma, el rol de la Universidad ha sido y continúa siendo fundamental en el desarrollo de este cluster, no sólo por la formación de recursos humanos sino también por los spin-offs que de allí han surgido, renovando significativamente el tejido empresarial sectorial (Gutiérrez Colomina 1999; Romera Lubias 2001). La Universidade Federal de Pernambuco (UFPE) es una de las más importantes de Brasil en las áreas TIC. Dentro de la misma el Centro de Informática (CIN) está compuesto actualmente por 55 profesores doctores y cuenta con una infraestructura de más de 400 puestos de trabajo interconectados en red. Además de formar recursos humanos el CIN-UFPE incentiva la interacción con las empresas del sector. A través de la incubadora Recife-Beat (“Base para Emprendimientos de Alta Tecnología”), se apoyó el nacimiento de nuevas empresas de informática provenientes del medio académico. Otra institución relevante en cuanto a la vinculación con el sector productivo es el spin-off "Centro de Estudos e Sistemas Avançados do Recife" (CESAR). El nexo universidad-empresa dentro del Porto Digital está centrado en el CESAR, a través de los proyectos llevados a cabo por este organismo, los cuales reorientan los conocimientos hacia actividades aplicadas en la industria. El centro cuenta con una incubadora de empresas (nacieron en los últimos cinco años 30 empresas), ofrece desarrollo de software y otros servicios TIC para grandes empresas nacionales y transnacionales, promueve la creación de empresas y la captación de inversiones de riesgo para esos proyectos, concreta alianzas con diversos actores y apoya al CIN y la vinculación de este centro académico con proyectos productivos y comerciales. Las formas de vinculación concreta que tienen las empresas con la universidad son proyectos de investigación conjuntos, desarrollo de sistemas, cesión de sistemas para su uso en la Universidad, pasantías de estudiantes en las empresas, etc. En 2006 se creó el “CESAR Educação”, un centro de estudios que ofrece una maestría profesional en ingeniería de software. También dentro del CESAR funciona el “Instituto para Inovação em Informática”, una ONG conformada por investigadores universitarios que desarrolla actividades de I+D de largo plazo, y ofrece, a su vez, cursos de post-grado y un observatorio tecnológico (Bercovich y Suassuna 2008). En este caso se observa entonces una fluida relación del sector académico con las empresas. Sin embargo, no todas las empresas pueden acceder a esquemas de vinculación tecnológica con la universidad. Principalmente son grandes empresas nacionales y trasnacionales las que cuentan con dicha oportunidad. Por ende, si bien existe una densa red de vínvulos, la misma no abarca a las pequeñas y medianas empresas, las cuales sólo reconocen la importancia de la universidad en su calidad de formadora de recursos humanos. En parte esto se debe a la Ley de Informática, que incentiva a los fabricantes locales de hardware a financiar actividades de I+D, en laboratorios propios y de terceros, lo que sólo grandes empresas pueden costear (Bercovich y Suassuna 2008). Munich es un centro importante de educación superior, cuenta con 11 universidades y muchos centros de investigación. Dicha estructura se encuentra cada vez más orientada hacia las 25 ciencias de la informática, donde hay catorce carreras de Negocios en Informática, nueve de Informática, y dos para cada una de las siguientes áreas: Bio-informática, Mecatrónica y Multimedia. Adicionalmente, para profundizar la vinculación con el sector productivo, existen cursos de entrenamiento para profesionales TIC, se promueven start-ups de firmas basadas en TICs y se apoya a los proyectos de investigación en la materia. A su vez, existe un centro en el cual se vinculan universitarios e industriales llamado “UMTS/Mobile services Bayern” que fue establecido por reconocidas empresas como Siemens ICM, T-Mobile, O2 y Vodafone. En éste, investigadores, científicos, profesionales e industriales pueden intercambiar ideas y conocimientos, coordinar acciones conjuntas e inspirarse mutuamente. Asimismo, participan del mismo activamente investigadores de la Universidad Técnica de Munich, quienes son responsables de la coordinación del centro, apoyan la selección de proyectos y los apadrinan a lo largo de su desarrollo (Mandel 2004). Vale la pena también destacar que en San Diego existe una continua asistencia por parte de la Universidad de California San Diego y otras instituciones de investigación, al sector de alta tecnología a través principalmente de programas de educación de grado y postgrado y cursos de capacitación especializados en biotecnología y telecomunicaciones (Walshok et al. 2002). En el caso de 22@barcelona se destaca el “Centro de Transferencia Tecnológica” perteneciente a la Fundación Barcelona Digital. Es un centro de investigación dinámico donde confluyen investigadores de universidades y empresarios con el fin de lograr desarrollar e implementar nuevas tecnologías. El centro es un importante referente innovativo de Barcelona (Ajuntament de Barcelona 2007). En los restantes clusters si bien la Universidad cumple un rol fundamental en la formación de recursos humanos calificados, se encuentran vinculaciones débiles entre la misma y la esfera productiva. En Israel es el ejército la institución que cumple el rol de conectar los desarrollos científicos con su aplicación práctica. El mismo invierte más en proyectos de I+D y obtiene más innovaciones que la Universidad. En India los vínculos se centran en la formación de personal, e incluso las firmas se quejan de que las universidades son lentas para adaptar sus curriculas a las necesidades del sector productivo (Arora et al, 2000). En este caso, las universidades parecen tener débiles contactos con el mundo de los negocios (Rosenberg 2001). En suma, si bien no hay cluster TIC sin universidades cercanas, las mismas pueden ser desde simples proveedoras de recursos humanos hasta jugar un rol crucial en los procesos de generación y difusión de tecnologías, pasando por la oferta de diferentes tipos de servicios técnicos y de otro tipo. Probablemente el rol mayor o menor de la universidad en el plano tecnológico obedezca a factores tales como la existencia o no de políticas públicas que fomenten las vinculaciones, las estrategias más o menos research oriented de las universidades, el tipo de negocios que se desarrollan en los clusters, etc. En todo caso, cabe también recalcar que aún en los casos en donde las vinculaciones existen y son densas, ellas no siempre abarcan a todo el sector privado, ya que las PyMEs (por razones vinculadas a tamaño, disponibilidad de información, capacidades tecnológicas, etc.) usualmente tienen más problemas para insertarse en ese tipo de redes. 6. Conexiones y sinergias al interior de los clusters Las interconexiones empresariales son un pilar fundamental para poder hablar de clusters, ya que, como vimos antes, redes y lazos fuertes entre diversos agentes facilitan y amplían la difusión de información, tecnologías, prácticas gerenciales y comerciales. Entre los casos estudiados, la mayor densidad de vinculaciones internas se encuentra en Cambridge, Taiwán, 26 Israel, San Diego, Munich, Málaga y Barcelona. Allí se observa una amplia cooperación entre las empresas locales, a través de la transferencia de conocimientos e información, y también compartiendo contactos de proveedores y clientes, asesorándose mutuamente, y aconsejando a las nuevas empresas. También se desarrollan redes formales entre las mismas conformando un marco institucional caracterizado por organizaciones que nuclean a las empresas de los respectivos clusters. En contraposición, en Bangalore, Beijing y Dublín dichos vínculos parecen ser más débiles. Se encuentran pocas relaciones tanto formales como informales, y predominan la desconfianza, la rivalidad y un alto nivel de integración vertical. El caso del Cambridge Technopole representa un ejemplo empírico bastante cercano a lo que la teoría sobre los clusters plantea, ya que allí parece existir cooperación y complementación entre los actores a través de la acción colectiva, en particular entre las empresas locales. Éstas se relacionan entre sí formando redes de vinculaciones e incluso conforman organizaciones formales que sirven de aglutinadoras y ponen en contacto a las diversas empresas. Las relaciones formales son en este caso una vinculación fundamental, y en general los contactos informales son poco frecuentes. Cambridge cuenta con una estructura de organizaciones (cámaras industriales, parques científicos, incubadoras, etc.) que hacen al aprendizaje colectivo conectando clientes, proveedores, fondos de financiamiento y brindando un ambiente de confianza. Así, se ha argumentado que el desempeño del Cambridge Technopole se debe menos a la intervención estatal que a la capacidad y voluntad empresarial, la conexión existente entre los actores, y la cultura empresarial (Moore 2003). La organización más importante en términos de vinculaciones empresariales es el Cambridge Network, un foco aglutinador para empresas de alta tecnología. El objetivo de esta organización es ayudar a crear una comunidad afín de empresas y organizaciones académicas que se interconecten. Algunos ejemplos de su accionar son: ofrecer información vía su página web, realizar reuniones formales e informales periódicas (para conformar un espacio de encuentro), organizar eventos, etc. La idea principal es lograr a través de estas actividades la conformación de una red empresaria cooperativa que promueva el crecimiento de la región. Existen también organizaciones como el Great Eastern Investment Forum que sirve para poner en contacto a los nuevos emprendedores con los inversores de riesgo. Otro ejemplo importante es el Cambridge Hi-Tech Association of Small Enterprises que alienta el crecimiento de pequeñas y medianas industrias dedicadas a la alta tecnología. El objetivo es conectar a los nuevos empresarios emprendedores con los otros agentes necesarios para llevar a cabo un proyecto productivo. Las organizaciones mencionadas ayudan a las empresas a ganar reconocimiento en la comunidad, obtener información y financiamiento, conocer las prácticas de los demás empresarios y contactarse con proveedores y clientes, entre otros objetivos (Edmondson 2000). En el caso del cluster de Hsinchu existe una división del trabajo con un alto nivel de especialización, que se refleja en una estructura productiva descentralizada, con bajos niveles de integración vertical y proliferación de pequeñas y medianas empresas que producen distintos componentes. A pesar de que este contexto fomente relaciones horizontales de competencia, el desarrollo del cluster depende de la coordinación y complementación entre los actores. Como no es una estructura centralizada, y el conocimiento no se encuentra aglomerado en una sola firma, sino disperso en muchas, la transferencia necesariamente se da a través de comunicaciones entre empresarios, personal calificado, etc. Existen organizaciones de corte transversal que ayudan a la coordinación y funcionamiento de este esquema descentralizado fomentando las comunicaciones intensas, el aprendizaje colectivo y la colaboración. Este esquema de competencia, pero a la vez de coordinación, genera mayores oportunidades de 27 innovación. Así, según (Saxenian y Hsu 2001), los difundidos vínculos inter-firma locales e internacionales permitieron lidiar con los desafíos de la creación y difusión del conocimiento, especialmente aquel de carácter tácito, y de la internacionalización. En este marco, juegan un rol primordial las grandes empresas electrónicas alrededor de las cuales se crean redes de articulaciones entre ellas y sus satélites más pequeños. La comunidad tecnológica en Taiwán se encuentra en gran parte conformada por repatriados que han ido a estudiar a Estados Unidos y regresaron a montar sus propios negocios, o como gerentes de ET. Estos empresarios durante su estadía en Estados Unidos construyeron redes de relaciones informales, tanto con fines sociales como profesionales, entre ellos y a su vez con la comunidad empresaria americana. Al regresar a Taiwán esas relaciones se mantuvieron y reprodujeron al interior del país. En un principio los vínculos locales no existían, pero se fueron desarrollando con el cluster y con la instalación de taiwaneses repatriados que importaron las prácticas americanas. La existencia de IED previa a la instalación del cluster, sumada a la participación de empresas locales integradas a cadenas de valor globales, y al accionar de los repatriados, generaron un denso esquema de vínculos internacionales con Estados Unidos, en particular con el Silicon Valley. Los vínculos externos, a su vez, facilitaron la formación de capacidades locales, la absorción de experiencia, la inserción en las CGV y la incorporación e imitación de tecnologías y prácticas gerenciales (Hsu y Saxenian 2000; Saxenian y Hsu 2001; Pietrobelli 2002; Saxenian 2002). En San Diego la vinculación entre actores se encontraba ya en los inicios del cluster. La presencia de un biomedical research cluster implicaba la existencia previa de vínculos de las empresas con el sector académico. Además, en 1985 los líderes empresarios y académicos, como resultado de reuniones que habían tenido para repensar el modelo de desarrollo que se quería llevar a cabo en la región, fundan un programa cuyo objetivo era incentivar la creación de lazos entre investigadores de centros de estudios prestigiosos y empresarios pioneros, por un lado, y de estos actores con fondos de capital de riesgo, por el otro. Con esta estructura tripartita comenzó a generarse una masa crítica de empresas dedicadas a la biotecnología, interrelacionadas entre sí (Walshok et al. 2002). Munich, por su parte, cuenta con organizaciones extra-gubernamentales que cumplen un rol coordinador y aglutinador de empresarios. El Munich Network reúne a los innovadores del cluster y genera vínculos fuertes entre ellos. Es una asociación privada sin fines de lucro financiada por sus más de 450 miembros (firmas industriales, de capitales de riesgo, bancos, consultoras y centros de investigación), que funciona como un club. El Munich Network apoya la fundación, expansión y sustentabilidad de negocios basados en la implementación de alta tecnología (lo hace a través de programas específicos como el “Munich Business Plan Competition” o el “Munich Business Angel Network”). Luego, el Münchner Business Plan Wettbewerb ofrece a los nuevos emprendimientos la evaluación de sus planes de negocios por parte de empresarios con experiencia, entrenadores y financistas. La organización FIWM crea una plataforma de contactos y redes para el sector de medios de comunicación, organizando eventos y reuniones periódicas. Por su parte, el GründerRegion M es una iniciativa para apoyar a los negocios que son desprendimientos de la Universidad; los miembros del mismo son firmas orientadas a áreas de conocimiento, universidades y organizaciones públicas. El objetivo es combinar las actividades de los miembros para crear sinergias entre los sectores y una cultura empresaria, a través del entrenamiento, la coordinación y las consultorías (Mandel 2004). Por su parte, uno de los objetivos del PTA es lograr que exista una fluida cooperación entre las empresas locales, a la vez que estimular la creación de nuevas empresas de alta tecnología. En primer lugar, el parque ofrece una cantidad importante de servicios para la atracción de nuevos 28 emprendimientos, como salas de reuniones, oficinas, Internet, redes de telecomunicación, seguridad y mantenimiento. Adicionalmente, provee edificios de usos múltiples donde conviven distintas organizaciones y, por ende, se facilita la interacción de los diversos actores. En uno de los edificios funciona el Bic Euronova (organización de capital mixto), una incubadora de empresas en la cual los nuevos emprendimientos pueden permanecer hasta tres años. Es uno de los espacios claves del parque para la creación de nuevas empresas, y brinda desde el espacio físico para operar hasta servicios empresariales. La concentración de nuevas empresas en el mismo edificio implica que ya en sus principios las mismas se encuentran en contacto entre sí. Luego, una vez que las empresas deben abandonar la incubadora el parque ofrece más espacios para que las mismas puedan continuar su desarrollo, ofreciéndoles también el equipo informático y mobiliario. El Centro de Empresas alberga más de 40 empresas locales, las cuales no alcanzarían a costear una parcela propia. A su vez, grandes ET han establecido allí sus centros de servicios avanzados y sus fábricas de software (Coritel, Siemens, Telenor Media). También acoge varias empresas de servicios como bancos y agencias de viaje. Las empresas del parque conviven en los edificios estratégicos del parque, lo que implica un intercambio constante de prácticas empresariales, y de difusión de información (Gutiérrez Colomina 1999; Romera Lubias 2001). La Sede Social, por su parte, aloja a la empresa gestora del parque (PTA SA), a la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos (IASP) y a la oficina del Mediterráneo de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Desde allí se ofrecen servicios para todas las empresas del parque (auditorio, salas de reuniones). Por último, existen otros edificios donde también conviven empresas del PTA como el Centro Tecnológico de Empresas Auxiliares y los Contenedores de la zona I+D 10. Además de estos espacios comunes que facilitan el contacto y la cooperación tanto de empresas como de centros de investigación, existe un organismo coordinador específico que pretende fomentar y profundizar las relaciones entre las empresas (locales y externas) llamado IDEA. Este aglutina a las grandes empresas y PyMES del PTA, las cuales se encuentran rutinariamente en los “Desayunos Tecnológicos” y otras reuniones empresariales. Se generan así vinculaciones comerciales, redes de contratistas, asesoramiento mutuo en temas técnicos, fabriles y comerciales, etc. (Gutiérrez Colomina 1999; Romera Lubias 2001). Evaluando las conexiones entre actores se observa que se generan nodos de vinculaciones alrededor de la Universidad de Málaga (a través del OTRI), y en torno a los centros tecnológicos TIC. La intensidad de las articulaciones se incrementa con el tamaño de la empresa, ya que las grandes empresas innovadoras (sean locales o extrajeras) que se localizan en parcelas propias cercanas a la universidad son las principales protagonistas de las redes. Las redes se basan en pocos actores fuertes como subsidiarias de ET, centros tecnológicos y grandes empresas locales. Esta centralidad genera una densa red de relaciones pero a su vez margina a muchos pequeños empresarios (González Vázquez 2006). En el caso del proyecto 22@bcn el cluster TIC hace de soporte a nuevas empresas del sector y a PyMES, es sede de la formación de recursos, cuenta con incubadoras, residencias para profesionales, espacios de reuniones, servicios, atención y asesoría para empresas. En el mismo se encuentra la Casa de las TICs, la cual funciona como centro de divulgación y experimentación. En ella se encuentran empresarios con el fin de dialogar y compartir experiencias. A su vez, se vinculan con la comunidad a través de la divulgación de las nuevas 29 tecnologías y la difusión de su uso. Existen dos edificios disponibles con oficinas para alquilar y amplios servicios para PyMES TIC3. Vamos ahora a los casos de clusters en donde las vinculaciones juegan un rol menos potente. Uno de ellos es el del Parque Científico Zhongguancun, donde aparentemente las firmas locales son reacias a trabajar o colaborar con las demás. Se ha argumentado que ello se debe a que las estructuras de mercado son débiles, los derechos de propiedad frágiles y existe una incertidumbre generalizada que genera un ambiente de desconfianza. En este contexto, la construcción de conexiones y relaciones entre las mismas empresas locales, con organizaciones gubernamentales, y con ET, son complicadas y requieren de mayor esfuerzo por parte de los agentes (Hamaguchi y Kameyama 2006). Bajo las condiciones descriptas, la desconfianza en las transacciones de mercado es la regla, y las relaciones entre empresas del ZSP tienden a darse a nivel personal entre los gerentes. El rol que juegan los vínculos interpersonales en Beijing es central, y está muy difundida la creencia que el éxito depende de la red de contactos de los empresarios. Dado que adicionalmente las regulaciones y la transparencia legal son poco comunes, las relaciones entre empresarios tienden a darse en un nivel informal (guanxi). Mientras que los contratos formales son la forma más generalizada de relaciones en los países desarrollados, en China son relaciones informales interpersonales las que predominan. Cuanto mayor es la incertidumbre, mayor es la probabilidad de que confíen en relaciones interpersonales, en vez de emprender negocios con empresas desconocidas a través de contratos, dado que la incertidumbre hará que dichas relaciones sean riesgosas y los actores poco confiables (Liefner et al. 2006; Lu y Meyer 2006). A su vez, el parque hereda de la economía comunista una estructura productiva centralizada, lo que conlleva a que, dados los altos costos de transacción y la incertidumbre, sea más eficiente la integración vertical. La verticalización al interior del cluster genera problemas especialmente para las pequeñas empresas que proveen servicios especializados dado que no pueden contar con la demanda de las firmas más grandes. En consecuencia, existen pocas empresas pequeñas con capacidad innovativa, lo que influye en el potencial innovativo total de la región. Esto también genera desincentivo para la creación de nuevas empresas. Por último, tampoco existe una red basada en vínculos familiares en el ZSP, ya que es una comunidad de jóvenes que ha inmigrado en busca de oportunidades. Por ende, no poseen una tradición arraigada a los viejos valores de lealtad o de vínculo familiar, que podrían contrarrestar la desconfianza en las relaciones de mercado (Zhou 2005). En conclusión, la cooperación y red de vínculos interfirma son débiles al interior del ZSP, y predominan las relaciones personales entre los agentes. Entonces, las empresas nuevas deben hacer todo por su propia cuenta, desde conseguir el capital inicial prestado de amigos y familiares, hasta contratar y capacitar personal, 3 Adicionalmente, el proyecto 22@barcelona ofrece los siguientes servicios de soporte (Ajuntament de Barcelona 2007): • 22@network: asociación de empresas e instituciones que funciona como punto de encuentro. Brinda asesoramiento y acompañamiento. • Unidad de Gestión de Ayudas a Proyectos (UGAP): ayuda en la búsqueda de financiamiento. • 22@espacio: impulsa nuevas redes de cooperación, promueve la creación de proyectos conjuntos entre empresas, con la comunidad y el entorno. • 22@espacio de relación personal: encuentros profesionales, cursos y talleres. • Programa Ágora 22@: organiza actividades para la difusión de la cultura de la innovación. • 22@Digital: brinda soporte a proyectos innovadores, promueve la colaboración empresa-entorno, fomenta nuevas tecnologías y su difusión en el entorno vecinal para mejorar la calidad de vida. Desde el mismo se promueven el 22@proyecto Educativo que consta de períodos de práctica en las empresas del 22@barcelona, y el proyecto Familias Online, donde se dictan talleres y cursos de informática a las familias en centros educativos públicos. 30 desarrollar una estrategia de desarrollo individual aislada de las del resto, y luego salir a vender en el mercado. En Bangalore la mayor parte de las empresas está orientada al sector externo, por lo que las conexiones con empresas extranjeras están bien desarrolladas mientras que las vinculaciones entre empresas locales son difíciles de encontrar. El vínculo más frecuente con las empresas extranjeras se da a través de acuerdos en los que las firmas indias se comprometen a exportar sus servicios para que, luego, la firma extranjera venda el producto terminado a distintos consumidores finales. Al igual que en el ZSP, las firmas en Bangalore suelen estar integradas verticalmente, por lo que los lazos hacia atrás dentro del cluster son poco comunes. La razón principal por la cual se da la integración vertical y se observa una limitada subcontratación radica en el temor de los empresarios a que haya algún tipo de fuga de información entre las distintas etapas de producción. Cuando alguna forma de subcontratación existe, ésta se limita a la provisión de servicios específicos que siguen las pautas establecidas por los clientes (Lema 2005). Así, los vínculos bilaterales están muy poco desarrollados en Bangalore, donde prima la rivalidad más que la cooperación entre firmas. Son muchas las firmas pequeñas y medianas que necesitan acceso al mercado y otros recursos para poder crecer; sin embargo, las firmas grandes y bien establecidas que cuentan con dichos recursos no están dispuestas a generar alianzas con las más pequeñas. Al contrario, parecería ser que existen alianzas entre las grandes. Un ejemplo del escaso desarrollo de los lazos bilaterales en Bangalore es el del grupo de firmas indias (Tata Consultancy Services, Wipro, Infosys y Sasken) y su cliente Nortel (compañía canadiense líder en telecomunicaciones). La relación entre estas firmas y su cliente está dada de manera tal que la interacción entre las empresas indias no es necesaria. Cada una de ellas se vincula con Nortel a través de sub-proyectos independientes y es Nortel quien luego se encarga de integrar los trabajos realizados por cada una de las cuatro empresas. En resumen, las empresas que forman parte de la “red Nortel” no tienen conexión bilateral en ninguna instancia de sus actividades. Los arreglos multilaterales (que usualmente toman la forma de cámaras empresariales) son el tipo de vinculación más extendido en Bangalore, y en India en general. Las principales instituciones de este tipo en India son: NASSCOM (The allIndian Nacional Association of Software and Service Companies), The IndUS Entrepreneurs (TiE) y The Software Process Improvement Network (SPIN) (Lema 2005). Por su parte, las firmas de Porto Digital tienen escasos vínculos entre ellas, ya que son mayoritariamente proveedoras de software y servicios para empresas de otros sectores y regiones. Tampoco se observan relaciones de subcontratación entre firmas locales. En general, dado que muchas firmas comparten los mismos segmentos de negocios, se generan relaciones de rivalidad y competencia, en vez de conformar dinámicas cooperativas. Las prácticas cooperativas más frecuentes son los intercambios de información y contactos que se establecen de manera informal entre las empresas, gracias a la proximidad entre las mismas. En algunos casos este intercambio es tan rico que podría ser considerada como una capacitación gerencial. Las conexiones existentes se concentran en pocas instituciones locales como lo es el CESAR, donde las empresas participan de distintos proyectos, y trabajan conjuntamente (por ejemplo, existe un proyecto cooperativo de exportación, que implica tareas de capacitación y certificación conjuntas). Dentro de los obstáculos que podrían estar impidiendo la profundización de una red de cooperación entre las firmas locales se encuentran factores como la ausencia de estímulo gubernamental, la falta de confianza dada la tradición cultural, la carencia de información y el contexto de incertidumbre (Bercovich y Suassuna 2008). 31 Por último, en Dublín la cooperación entre empresas locales no parece estar demasiado difundida, y en particular se señala que los vínculos domésticos son menos valorados por las empresas cuando estas empiezan a exportar (Arora et al. 2000). Sin embargo, las empresas del cluster destacan la importancia de un ambiente de negocios estimulante y la acción de grupos tales como la Small Firms Association y Plato. Esta última es una red que apunta a fomentar los vínculos entre empresas grandes y pequeñas, y ofrece asistencia a cerca de 1000 PyMEs irlandesas. En resumen, parecería haber escasas relaciones de cooperación y sinergias en los clusters de Recife y Bangalore, al igual que en el ZSP. En el caso de los vínculos verticales, cuando algún tipo de subcontratación ocurre, ésta se limita a la provisión de servicios específicos. En el caso de lazos horizontales, éstos se reducen a redes de información entre firmas a través de la suscripción a cámaras empresariales, o algunos casos de relaciones personales. Podría decirse entonces que el desarrollo de las vinculaciones inter-empresarias no es una característica común a todos los clusters, pero sí que se generan en algunas regiones (dependiendo de las especificidades de cada una) y facilitan su desarrollo. 7. El rol de las transnacionales La IED puede jugar un rol importante en cuanto al aporte de capital, la transferencia tecnológica, el acceso a los mercados externos, la capacitación de recursos humanos, etc. A continuación, se analiza el impacto que tuvieron los capitales extranjeros en la conformación y el desenvolvimiento de los clusters estudiados, para analizar, con la evidencia empírica, si cumplieron un rol realmente dinamizador de dichos clusters. La existencia de un cluster puede ser un incentivo importante para la llegada de inversiones extranjeras (Beijing, Israel y Andalucía). A la vez, invirtiendo la causalidad, la presencia de IED puede ser un factor relevante para la conformación del cluster (Dublín y Taiwán). Las regiones analizadas poseen características que atraen a la IED incluyendo recursos humanos calificados (todas), costos laborales bajos (Bangalore, Beijing, Irlanda, Taiwán, Andalucía) y, en algunos casos, la existencia de incentivos específicos (Dublín y Hsinchu). Los impactos de estas inversiones en el desempeño de los clusters son diversos según cada región. Sin embargo, un rasgo común es que las empresas extranjeras raramente conforman redes con las empresas locales. Sin embargo, pueden cumplir un rol en materia de transferencia de conocimiento y tecnología, así como de generación de proveedores y clientes. El Parque Tecnológico Hsinchu es un caso de alta transnacionalización empresarial, en el cual la IED cumplió un rol importante en cuanto a la conformación del mismo. La IED aparece en Taiwán en los años 60 y 70 en una primera instancia debido a los bajos costos laborales, para desarrollar plataformas de exportación. Gracias a estas inversiones extranjeras se crearon muchos proveedores, y pudo darse un proceso de transferencia de tecnología y técnicas eficientes. A su vez, las empresas locales se insertaron en las cadenas de valor internacionales, en las cuales había posibilidades de generar un aprendizaje colectivo. Con el paso del tiempo, junto al desarrollo del cluster, la lógica de la IED se ha transformado, gracias al accionar de empresarios locales y del gobierno taiwanés, en búsqueda de ventajas tecnológicas y no sólo de costos (Saxenian y Hsu 2001). Como se dijo recién, la IED fue clave para la conformación del cluster ya que, por un lado, se crearon y aglomeraron muchas nuevas empresas de proveedores de partes. Por otro lado, las locales que seguían los pasos de las ET comenzaron a producir equipos para exportar, y se 32 fueron haciendo reconocidos con el tiempo. En un primer momento realizaban ingeniería reversa, pero luego consiguieron desarrollar diseños propios y capacidades locales en ingeniería que permitieron la producción de bienes más complejos y de mayor valor agregado. El crecimiento de la industria TIC creó ventajas para el desarrollo de dichas actividades por parte de las PyMES, y para la exportación de las mismas (Pietrobelli 2002). A su vez, existe en Hsinchu una comunidad transnacional entre empresarios del cluster y del Silicon Valley, y estas vinculaciones se reprodujeron al interior del cluster de la mano de los repatriados (muchos nuevos gerentes de las subsidiarias americanas) (Saxenian y Hsu 2001; Pietrobelli 2002). Al igual que el Parque Científico Hsinchu, el cluster de software de Dublín se originó, principalmente, gracias a la radicación de ET en dicha ciudad. Además de la elevada calificación de sus recursos humanos, Irlanda tiene un atractivo adicional para la IED que es el bajo costo de su mano de obra, relativo al resto de los países de la Unión Europea. Hubo en Irlanda tres olas de radicación de IED en los sectores de electrónica y TIC. En la década de 1970 tuvo lugar la primera ola, en la cual predominaban las empresas dedicadas a la computación y a equipos de telecomunicaciones. Durante la década del 80, hubo una segunda ola, en la que las firmas se especializaban en computadoras personales y paquetes de software, siendo Irlanda una plataforma de exportación. La tercera y última ola de IED ocurrió durante la década del 90. Las nuevas firmas se integraron más con el empresariado local y llevan a cabo actividades más variadas, incluyendo el desarrollo de software, servicios de soporte online al consumidor, y centralización de las operaciones de back office. En este mismo período las empresas domésticas de software comenzaron a crecer con mayor rapidez. Se puede ver que mientras la industria electrónica continúa dominada por ET, el sector de productos y servicios de software tiene hoy una creciente presencia de empresas locales (estas últimas, en su mayoría, PyMES) (Giarratana et al. 2003). Un buen número de ET ha establecido vínculos con empresas locales en áreas legales, comerciales y de búsqueda de personal, aunque también esos vínculos abarcan empresas especializadas proveedoras de servicios de software. Mientras que las ET afirman que su principal contribución al desarrollo de las firmas irlandesas es la transferencia de tecnología y personal calificado, ello contrasta con la visión de aquellas, para quienes las ET son fuente de ingresos, reputación y acceso a mercados. Las firmas irlandesas afirman que la falta de autonomía de las filiales de ET es un factor que dificulta la transferencia de conocimiento, lo que hace, por ejemplo, que los pedidos que hacen a los proveedores locales sean menos sofisticados que los que estos reciben de clientes domésticos. Otras empresas irlandesas apuntan a la diferencia de tamaño como factor que dificulta la transferencia de tecnología. Son muy pocas las firmas que consideran que la proximidad con ET es una ventaja competitiva (Arora et al, 2000). Aparentemente, la posibilidad de que las firmas locales reciban derrames de conocimiento depende de su especialización; por ejemplo, esos derrames pueden ser importantes cuando las firmas locales son contratadas para “localizar” paquetes de software o hacer testeo, ya que allí las ET son muy demandantes en términos de calidad. La rotación de personal también ha probado ser una fuente relevante de derrames (Arora et al, 2000). En Israel, más del 70% de las instalaciones de empresas internacionales fue posterior al surgimiento del cluster. Esto demuestra que el rol que tuvo la IED en Israel difiere del que tuvo en los casos de Irlanda y Taiwán: mientras en estos países los flujos de inversión externa pueden considerarse causa del nacimiento de los clusters TIC, en el caso de Israel la llegada de IED en los 90 ha sido una consecuencia. El principal motivo que llevó a la radicación en Israel fue la elevada calificación de sus recursos humanos, siendo varios los casos de grandes 33 empresas que eligieron a ese país como lugar para instalar sus laboratorios de I+D. Algunas compañías que poseen sus centros de desarrollo en Israel son Intel, Motorola, IBM, Microsoft, Alcatel y 3COM. Más aún, es tal el interés por los recursos humanos de Israel que hoy la IED que predomina en este país es del tipo de Fusiones y Adquisiciones, más que del tipo greenfield (para muchas resulta más rentable adquirir una empresa israelí que levantar una nueva subsidiaria en dicho país) (Giarratana et al. 2003). El gobierno de Beijing incentivó la radicación de ET desde 1980, con el fin de que la IED sea un canal de transmisión de conocimiento, que permita ir cerrando la brecha respecto de los países avanzados en materia tecnológica, a través del aprendizaje de los empleados y la transferencia de conocimiento hacia las filiales y la cooperación con firmas locales. Sin embargo, en este caso, hasta el momento, tal transferencia se dio poco en la práctica. Fue durante los años 90 que se instalaron las ET en ZSP, y se crearon redes dominadas por dichas firmas, conformadas por sus subsidiarias, proveedores y clientes locales. Las empresas extranjeras fueron atraídas por los bajos costos de producción (en particular la mano de obra), y en busca de oportunidades de mercado (market-seeking) (Liefner et al. 2006). Pese al desarrollo de las redes mencionadas, no se avanzó en la construcción de esquemas de complementación y cooperación para la difusión y generación de conocimiento y tecnología. Esto es así pese a que varias ET cuentan con institutos de I+D en Beijing dada la necesidad de investigación adaptativa para penetrar en el mercado chino (debido a su particular cultura y gustos), y la facilidad para contar con recursos humanos calificados (Liefner et al. 2006). Las principales firmas extranjeras establecidas en el ZSP son IBM, Sun, Nokia, Matsushita, Fujitsu, P&G, Novo Nordisk, Lucent, Nortel, Intel, HP, GE, Oracle, Symantec, Microsoft, Samsung, Motorola, Bell,Siemens, NTT, Canon, Panasonic, Hitachi, y NEC (Kuchiki 2007). Con la llegada de las ET Texas Instruments en 1985 y Hewlett-Packard en 1989, Bangalore comenzó a tener visibilidad internacional. Las empresas extranjeras que comenzaban a instalarse en esta ciudad elegían a India por los bajos costos laborales y a Bangalore por concentrar mano de obra calificada. Hoy, la mayor parte de las empresas líderes en el mercado de software tiene subsidiarias en Bangalore. A su vez, muchas firmas de otros sectores han establecido sus centros de desarrollo de software, tal como Siemens, Deutsche Bank o Citicorp. Si bien no ha sido el disparador (como sucedió en Irlanda), la IED ha ayudado de manera directa al crecimiento de este cluster. Cerca de 100 empresas extranjeras (incluyendo las más conocidas como IBM, Hewlett Packard, Motorola y Texas Instruments) tienen subsidiarias en el mismo (Lateef 1997; Singh 2005). Se distinguen dos tipos de IED en el cluster. Por un lado, están las empresas del área TIC (Texas Instruments, Hewlett-Packard, Verifone, Motorola entre otras), que se instalaron en Bangalore por el bajo costo de la mano de obra pero que, con el correr del tiempo, fueron realizando tareas de mayor sofisticación (gracias al elevado nivel de calificación de los profesionales indios). El otro tipo de IED corresponde a subsidiarias como Siemens o Deutsche Bank, que se instalaron en Bangalore dentro de un proceso de descentralización de operaciones de sus casas matrices. Los bajos costos y la calidad de la mano de obra fueron los principales atractivos. El objetivo de estas firmas, a diferencia de las anteriores, no es el de avanzar en la creación de sistemas de software más sofisticados, sino el de desarrollar software para el soporte técnico de sus propias compañías. Además de estos dos tipos de IED, que involucran firmas cien por ciento extranjeras, existen en Bangalore muchas subsidiarias que comparten su propiedad accionaria con capitales indios. También se pueden encontrar en Bangalore joint-ventures entre grandes ET del área TIC y firmas socias de origen indio. En la 34 década pasada, el joint venture más grande de Bangalore era el de IBM y Tata Group, llamado Tata Information Systems Limited (TISL) (Lateef 1997). Por su parte, Málaga ofrece varias ventajas para la localización de IED en la zona, contando con recursos humanos calificados, incentivos fiscales e infraestructura. Adicionalmente, el Parque tecnológico de Andalucía tiene un rol influyente para la radicación de ET. Se observa que estas empresas tienen vínculos frecuentes con las grandes empresas y con la universidad, pero no con empresas pequeñas y medianas. En el caso de Porto Digital se encuentran varios casos de IED, pero muchos de ellos no son instalaciones de filiales o centros de investigación sino más bien inversiones en I+D a través de instituciones locales como el CESAR. Para muchas firmas internacionales es más ventajoso establecer actividades TIC en conjunto con instituciones locales dada la mayor flexibilidad que brinda este esquema en comparación con la instalación de sus propios negocios. Motorola realiza en conjunto al CESAR software para movilidad y tests de software desarrollado, y con el CIN tests de software y formación de capital humano. Adicionalmente, creó un centro de desarrollo en alianza con CESAR y CIN el cual emplea cerca de 350 profesionales y técnicos. Por su parte Nokia posee operaciones propias vinculadas a TICs en Porto Digital. A través del “Instituto Nokia de Tecnología”, con cerca de 70 técnicos, realiza desarrollos de software para celulares de alcance mundial. Microsoft, en tanto, cuenta con un centro de operaciones en Porto Digital, el cual es uno de los “Centros de Innovación Microsoft” que la empresa tiene en varias grandes ciudades de Brasil, y cuyo propósito es difundir tecnologías Microsoft y orientar a las empresas e instituciones académicas en su adopción y utilización. Si bien la presencia de empresas extranjeras es importante en la zona ya que brinda visibilidad internacional, y atrae flujos de inversiones al Porto Digital, las mismas poseen escasos vínculos con las firmas locales, ya que las ET se vinculan con el CESAR y el CIN, pero las empresas locales quedan fuera de dicha articulación (Bercovich y Suassuna 2008). En suma, vemos que la IED ha tenido un rol importante en todos los casos examinados en esta sección. En algunos casos la llegada de empresas extranjeras precedió a la conformación del cluster y en otros se dio la secuencia inversa, pero está claro que en muchos casos ambos fenómenos se potenciaron mutuamente. La cuestión es que el mayor aporte de la IED a los clusters pareciera estar por el lado de la reputación y la visibilidad internacional. En cambio, parece ser más rara la cooperación en el plano tecnológico, y en general la transferencia de conocimiento hacia las empresas locales parece estar poco difundida. 8. Conclusiones En conclusión, cada cluster, dadas sus dotaciones iniciales, su “capital social” y su esquema institucional propio, adquiere una forma distinta con particularidades específicas, por lo que es difícil delinear un “prototipo”. Sin embargo, pueden destacarse ciertos patrones que ayudan a comprender tanto la naturaleza como el desempeño de los mismos. Por un lado, la existencia de universidades, y de recursos calificados juega un rol crucial tanto en la conformación como en el desarrollo de clusters basados en actividades intensivas en conocimiento. Las vinculaciones empresa-universidad no se muestran indispensables para la existencia de clusters, y de hecho sólo se observan en algunos casos. Sin embargo, en los casos en los que se dan, facilitan el desarrollo de los procesos de innovación. Por su parte, las relaciones entre empresas locales tampoco se encuentran homogéneamente difundidas en los clusters, aunque los casos en los que se dan dinámicas cooperativas potencian tanto los procesos de creación y difusión de conocimiento, como el surgimiento e 35 internacionalización de las empresas allí ubicadas. Algunas de las prácticas que pueden destacarse en este sentido son la creación de espacios de encuentro común para los empresarios, la existencia de rutinas de reuniones entre los mismos, la instalación de incubadoras que ayuden al nacimiento de nuevas empresas, los programas de padrinazgo y apoyo a nuevos empresarios y el estímulo a las empresas más grandes a generar vinculaciones con las pequeñas. Por otro lado, la IED puede aportar al crecimiento y visibilidad de los clusters. Sin embargo, las ET raramente cooperan con empresas locales y los procesos de transferencia de tecnología y conocimiento son limitados. Por último, se encuentra que el Estado ha jugado un rol en todos los casos estudiados, pero con un esquema que estilizadamente podría caracterizarse del siguiente modo: a menor nivel de desarrollo relativo de la región, mayor el papel del Estado, incluyendo en ciertos casos un rol determinante en la propia creación del cluster. En la sección siguiente aplicaremos el mismo esquema de análisis aquí utilizado al estudio de los clusters de Córdoba y Rosario. 36 IV. CLUSTERS DE SOFTWARE Y SERVICIOS INFORMATICOS EN ARGENTINA: LOS CASOS DE CORDOBA Y ROSARIO4 1. Introducción En esta sección vamos a analizar los casos de los clusters de Córdoba y Rosario a la luz de la discusión conceptual y la evidencia empírica sobre algunos clusters TIC exitosos a nivel mundial. El objetivo es discutir en qué medida en dichos clusters aparecen las ganancias de eficiencia colectiva que teóricamente pueden generar dichas agrupaciones, pero considerando las especificidades del sector TIC, donde, tal como hemos visto, aún en los casos exitosos no siempre los clusters muestran una densa red de interacciones y sinergias entre sus integrantes. Córdoba y Rosario no son los únicos clusters TIC en Argentina, pero ellos son indudablemente los más avanzados, no sólo por el tamaño de la industria y el nivel de las empresas allí radicadas, sino también por su mayor madurez institucional. De todos modos, cabe mencionar que existen experiencias similares más incipientes en ciudades tales como Tandil, Mendoza, Neuquén, Bariloche, Tucumán, etc. En varios casos esto ha venido de la mano del creciente interés de los estados provinciales por estimular la radicación de empresas de software –y, más generalmente, de servicios vinculados a las TICs- en su territorio mediante el otorgamiento de fuertes incentivos. La ciudad de Córdoba es uno de los centros urbanos y uno de los polos de desarrollo económico más relevantes de la Argentina. Ubicada en la provincia homónima -la segunda más importante del país y responsable del 9% del producto bruto interno argentino5-, la ciudad posee una población de 1.2 millones de habitantes. En ella se concentran actividades industriales diversas -como la alimenticia, metalmecánica y automotriz-, y también una amplia gama de servicios financieros, empresariales, comerciales y turísticos. Adicionalmente, Córdoba se caracteriza por su gran dinamismo académico y cuenta con colegios, terciarios y universidades de prestigio nacional6 (Universidad Nacional de Córdoba, Tecnológica Nacional, Siglo XXI, Blas Pascal, Instituto Universitario Aeronáutico y Universidad Católica). Por su ubicación geográfica y por su oferta educativa, la ciudad de Córdoba recibe cuantiosos flujos de estudiantes del interior del país que se radican allí para realizar sus estudios universitarios. Esto le confiere un perfil de ciudad universitaria bastante particular y una población con un muy buen nivel de formación para los estándares nacionales: la población con estudios terciarios o universitarios completos (9.6%) es la segunda más alta del país luego de la Ciudad de Buenos Aires (19.9%). En los últimos años, Córdoba ha cobrado notoriedad por mostrar un gran dinamismo en algunos sectores de servicios, en particular en el área de call y contact centres, así como en la industria de servicios informáticos, desarrollo de software y electrónica. Este desarrollo se ha intensificado con el arribo a la ciudad de algunas grandes corporaciones internacionales del área TIC como Motorola, Intel y EDS. 4 El trabajo de campo en el que se basa la presente sección fue realizado en 2007. La mayor parte de la información cuantitativa aquí incluida también corresponde a dicho año, aunque en los casos en los que fue posible se actualizó la misma con datos más recientes. Los autores agradecen a todas las empresas, instituciones y personas que desinteresadamente prestaron su colaboración para la realización de este estudio. 5 Datos para el año 2002 medidos a valores constantes. 6 La universidad más antigua de la Argentina –y también del Virreinato del Río de la Plata- se fundó en el año 1613 en Córdoba (hoy es la llamada Universidad Nacional de Córdoba, UNC). Actualmente la UNC es la segunda del país en cuanto a cantidad de alumnos y docentes (después de la Universidad de Buenos Aires). 37 Mapa de la zona de Córdoba La evolución del dio lugar a la conformación en el año 2001 del Cluster Córdoba Technology (CCT), una institución que reúne una importante proporción de las empresas de software de la ciudad y constituye, sin lugar a dudas, una de las experiencias más interesantes dentro del sector TIC argentino de los últimos años. A partir de un grupo inicial de 10 firmas, a fines de 2003 ya eran 26 las empresas asociadas al CCT. Hoy, el CCT tiene 100 miembros activos. De este total, 90 empresas pertenecen al sector de SSI y call centers y el resto a actividades complementarias como educación técnica, marketing y asesoramiento legal y tributario. Al presente, la ciudad es uno de los polos informáticos más importantes de la Argentina. Si bien no existen datos precisos, las estimaciones oficiales disponibles indican que el sector de call centers de Córdoba emplea unas 20.000 personas, en tanto que ya son 4.500 los empleados de las empresas nucleadas en el CCT. Asimismo, habría más de 250 empresas vinculadas con la producción de tecnología electrónica e informática. Por su parte, Rosario es la tercera ciudad en importancia de la Argentina. Alberga una población en torno al millón de habitantes y es responsable del 5% del Producto Bruto Interno del país. La ciudad está ubicada en la zona sur de la provincia de Santa Fe y es el nodo central del área constituida por Rosario, Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo, Pérez, Capitán Bermúdez, Granadero Baigorria, Fray Luis Beltrán, Funes y Puerto General San Martín. A su alrededor, se desarrolla una vasta actividad industrial, comercial y agrícola ganadera –en especial, el área está vinculada directamente al complejo oleaginoso argentino, siendo Rosario el principal puerto aceitero del país-. Rosario es, por tanto, el principal centro comercial, industrial y financiero de la región y un nodo de conectividad clave dentro del MERCOSUR a través de la hidrovía Paraguay-Paraná. En la ciudad y su zona de influencia se localizan importantes empresas alimenticias, metalmecánicas, de maquinaria y equipos, petroquímicas, siderúrgicas, automotrices, papeleras, madereras, textiles y plásticas. Junto a estos sectores tradicionales, en los últimos años han ido apareciendo nuevas actividades vinculadas a la prestación de servicios, entre ellas, la industria de software y servicios informáticos y el turismo. 38 Mapa de la zona de Rosario La ciudad cuenta además con un elevado número de instituciones académicas. Existen seis universidades (Universidad Nacional de Rosario, Universidad Tecnológica Nacional, Universidad Católica Argentina, Universidad Austral, Universidad del Centro Educativo Latinoamericano y Universidad Abierta Interamericana) que reúnen 18 institutos de Investigación en el área técnica, 2 institutos de transferencia de tecnología y cerca de 80.000 estudiantes. Como resultado de lo anterior, Rosario se caracteriza por poseer una amplia masa de recursos humanos calificados -cerca del 15% de su población posee estudios universitarios-, un perfil emprendedor interesante entre su población y un nutrido grupo de investigadores -la ciudad concentra el 8% de los investigadores a nivel nacional (Kantis H. 2005)-. A su vez, en cuatro de las seis universidades existen carreras vinculadas a ingeniería y sistemas. En este contexto, desde hace ya varios años han ido apareciendo en Rosario empresas dedicadas al desarrollo de software y la prestación de servicios informáticos. Muchas de ellas surgieron de la mano de las grandes compañías industriales que operan en la región o bien como desprendimientos de ellas. Lo cierto es que Rosario es en la actualidad uno de los polos informáticos más importantes del país, a la vez que se van desarrollando también otras áreas de alta tecnología, como telecomunicaciones y biotecnología. Todo este proceso maduró en el año 2000 en la conformación del denominado “Polo Tecnológico Rosario” (PTR), producto de una alianza de firmas privadas, los gobiernos municipal y provincial, dos universidades y una fundación privada. Si bien esta institución no aglutina a la totalidad de las empresas tecnológicas de Rosario, es sin dudas el referente más importante y el emergente más interesante del movimiento que está acaeciendo en la ciudad en el área TIC, en especial en la última década. El PTR está conformado actualmente por 53 empresas, que se dedican al desarrollo de software propio, a brindar servicios informáticos, a la integración de productos de terceros y a producir software a medida7. 7 Existe un grupo de empresas recientemente ingresadas al PTR que se dedica a Biotecnología y otro grupo que desarrolla actividades en el área de Telecomunicaciones. 39 A su vez, para contextuar este dato en el marco más general de la industria de SSI de la región, digamos que según un relevamiento de empresas de base tecnológica realizado por el Grupo Polo Tecnológico Rosario (GPTR), en la provincia de Santa Fe había, hacia el año 2005, unas 120 empresas relacionadas con la producción y/o distribución de productos y servicios tecnológicos, de las cuales más de 50 estaban localizadas en la ciudad de Rosario. El desarrollo de estas empresas se apoyaba principalmente en la producción y comercialización de software (63%) y en menor proporción en el desarrollo de hardware, telecomunicaciones, o consultoría (Paz y Pontiliano 2005). La mayoría de las empresas tenía un grado importante de diversificación de actividades y respondía a demandas muy distintas por parte de los clientes. 2. Caracterización general de la evolución de la industria y los clusters de SSI en Córdoba y Rosario El desarrollo del sector de SSI en Córdoba podría esquemáticamente dividirse en tres etapas que coinciden, a grandes rasgos, con las últimas tres décadas. La primera tuvo lugar durante los ’80, cuando se da un proceso de creación de empresas a partir de la formalización de consultorías independientes o por cuenta propia de profesionales (Pujol 2006). La segunda se dio en los ’90, cuando el sector vivió un proceso de crecimiento que estuvo ligado, entre otros factores, a la reconversión del sistema de telecomunicaciones ocurrida durante dicha década, que generó una fuerte demanda de servicios vinculados a la tecnología informática y creó un mercado que hasta ese entonces era prácticamente inexistente o estaba acotado a un pequeño grupo de grandes empresas. A su vez, el contexto macroeconómico de los años 90, caracterizado por un tipo de cambio apreciado, permitió la renovación tecnológica en muchos sectores (sistema financiero, retail, etc.), lo que impulsó el crecimiento y un fuerte proceso de innovación en las firmas TIC (Pujol 2006). Por último, la tercera etapa comienza en 2000 y se caracteriza por la llegada de ET, la creación del cluster y la consolidación del sector. Si bien no disponemos de estadísticas sobre demografía empresaria en la ciudad de Córboba, algunos datos permiten caracterizar la evolución reciente de la industria de SSI local. Así, a comienzos de 2002, un estudio identificaba unas 160 empresas TIC en dicha ciudad (incluidas empresas electrónicas e informáticas), en su mayoría pequeñas y medianas, que exportaban y mostraban un nivel medio de desarrollo tecnológico (Pujol 2006). Según datos de la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones de Córdoba (CIIECA), entre el año 2000 y el 2003, el personal ocupado en las empresas de informática y telecomunicaciones de la provincia pasó de 2000 empleados a más de 3000 (Anzil 2007). Este desarrollo se potenció con la estrategia del gobierno provincial de promoción de inversiones en el sector. En efecto, con la crisis de fines de los ’90 y frente al retroceso de algunos sectores tradicionales como el automotor, el gobierno consideró que el sector TIC podía ser una buena alternativa de desarrollo estratégico para la provincia. Fue a partir de entonces que instituyó un plan para atraer inversiones en TICs y call-centers8. En este contexto, como puede verse en el cuadro 4, tanto el número de empresas como de empleados del CCT, así como la facturación, han venido creciendo sostenidamente desde sus inicios. Las empresas del CCT tienen en promedio algo menos de 50 empleados y facturan unos 350 mil dólares anuales. Por otra parte, se estima que en 2007 la apertura exportadora de las empresas del cluster alcanzó un nivel record del 42% de la facturación. 8 Si bien los call centres no son objeto de este estudio, diremos que, en el caso de los que están en Córdoba, se trata de empresas que, en su mayoría, pertenecen a capitales nacionales y que trabajan mayoritariamente para el mercado doméstico. Algunos de ellos son miembros del Cluster Córdoba Technology. 40 Cuadro 4. Principales datos económicos del Cluster Córdoba Technology 2001 2003 2006 2007* Empresas 10 14 51 96 Empleados** 180 1000 3000 4200 Empleados promedio 18 71 59 44 Facturación (USD M) 27.5 32.0 35.0 Exportaciones (USD M) 2.2 8.0 14.7 Exportaciones/facturación 8% 25% 42% (*) Estimado (**) No incluye los empleados en los dos call centres asociados al CCT Fuente: (Cluster Córdoba Technology), (Kantis H. 2005) y (Pujol 2006). Desde el punto de vista del perfil de especialización, no parece haber por el momento una clara orientación de las firmas hacia segmentos específicos. Algunas firmas hacen software factory, otras desarrollan software a medida y prestan servicios y algunas tienen sus propios productos en áreas como salud, educación, etc. El cuadro 5 permite apreciar el perfil productivo de las firmas de informática, electrónica y afines que había en Córdoba en el año 2006. Cuadro 5. Perfiles de las empresas de electrónica, informática y afines – Córdoba 2006. Perfil MiPyME PyME PyME Segmento Clientes Componentes: circuitos impresos, malla soldante, transformadores, cables Equipos de uso específico: electricidad, electrónica industrial, domótica, instrumentos de medición, telefonía, telecomunicaciones, informática, seguridad electrónica, audio, electromedicina, carteles. Equipos para el agro, petroquímica, de entretenimiento y de refrigeración Empresas de informática, electrónica y afines Interno y países limítrofes. Fábricas, clínicas y hospitales privados y públicos, comercios, petroleras, bancos, canales de cable, cooperativas, productores agrarios, etc. Interno y externo, principalmente países limítrofes, y siguen en orden de importancia el resto de Sudamérica, Centroamérica, Europa y en algunos casos EEUU y países de África. Informática (PC y redes), celulares. UPS y estabilizadotes de tensión para computadoras personales, balanzas para uso doméstico. Mercado Interno. Empresas, bancos y comercios Interno y Estados Unidos. Interno y externo. MiPyME Empresas, bancos, organismos del Estado, Software de administración y gestión institutos educativos, sindicatos, estudios de profesiones liberales, etc. ET Software embebido y de administración y gestión Otras filiales del mismo grupo económico, empresas, bancos, organismos del Estado, instituciones, etc. Externo e interno. Software de administración y gestión, software embebido y comercialización de equipos. Idem. Interno y externo. Electricidad y telefonía. Empresas y hogares de la Interno. provincia de Córdoba Firmas con relaciones con ET y/o GGE Empresa del Estado Interno. Fuente: (Berti 2006) Pese a no tener un perfil definido como industria, lo que sí aparece como rasgo en común entre las empresas es su orientación exportadora. Este hecho es bastante notable, puesto que en general se advierte que todas las empresas están exportando o pretenden hacerlo en un futuro 41 cercano. Las empresas exportadoras suelen vender al mercado latinoamericano e incluso algunas de ellas tienen oficinas en México, Chile o Brasil. Sin embargo, lo que para muchas constituye una verdadera estrategia de desarrollo de la compañía, para otras sigue siendo apenas una salida ante una eventual caída del mercado doméstico en los próximos años. En cuanto al sector de SSI en Rosario, (Báscolo et al. 2005) analizan su evolución en tres olas: la primera, desde mediados de los ’70 hasta fines de los ’80, estuvo motivada principalmente por la demanda de servicios informáticos por parte de grandes empresas, como Acindar y Siderar, y también por el proceso de tercerización en estas grandes empresas que daba lugar al surgimiento de pequeñas firmas de ex trabajadores creadas con el fin de prestar servicios como subcontratistas a la gran empresa. La segunda etapa abarca, según estas autoras, la primera mitad de los ’90, en un contexto favorable para la innovación tecnológica, y el cual la motivación principal del surgimiento de estas empresas tecnológicas era la incorporación de sistemas por parte, fundamentalmente, de las empresas privatizadas. La tercera ola abarca la segunda mitad de los ’90 y se caracteriza básicamente por la creación de empresas punto.com. La cuarta ola correspondería a la presente década, durante la cual el mercado de SSI mostró un gran dinamismo que impulsó la creación de muchas nuevas firmas y el crecimiento de las que ya estaban en el mercado al tiempo que la devaluación de comienzos de 2002 alteró los precios relativos, posicionó competitivamente a muchas empresas que, a partir de entonces, se internacionalizaron y convirtió a Rosario en un destino atractivo para radicar empresas de software orientadas a la exportación. Como parte de este proceso de expansión, se creó en 2000 el PTR. En el cuadro 6 vemos que la mayoría de las empresas del PTR (18 del total) se dedica a realizar tres actividades: desarrollo de software propio, provisión de servicios informáticos e integración de productos de terceros. Sólo 3 del total de las firmas están operando en el rubro de software factory. Cuadro 6. Distribución de las 53 empresas socias del PTR por tipo de actividad realizada Integración BioTeleNº Software a Software Servicios de tecnología comunicaciones empresas/Actividad medida propio informáticos productos 3 6 4 10 4 18 5 3 Fuente: elaboración propia en base a datos de www.polotecnologico.net y CEIL. Según la información recabada, son relativamente pocas las empresas de la ciudad que puedan considerarse como innovadoras, y si bien algunas firmas están focalizadas en algunos nichos o segmentos, en su mayoría muestran un alto grado de dispersión en cuanto al tipo de actividades que desarrollan. En el cuadro 7 puede verse un perfil de algunas de las empresas que conforman el PTR. Se observa claramente que se trata de empresas de tamaño pequeño en su gran mayoría, tanto en términos de facturación como de empleo (cerca de la mitad factura menos de U$S 500 mil anuales y tiene menos de 20 empleados). 42 Cuadro 7. Distribución de las empresas del PTR por categoría Total de empresas * 44 66% Empresas que desarrollan software propio Empresas con Oficinas en exterior ** 42% operaciones en exterior *** 56% Clientes en exterior 55% Facturación anual de empresas (en U$S) **** de 0 a 500,000 53% de 500,000 a 1,000,000 16% de 1,000,000 a 3,000,000 21% de 3,000,000 a 5,000,000 8% más de 5,000,000 2% Empleados por empresa ***** de 1 a 20 46% de 21 a 50 38% de 51 a 100 10% de 101 a 150 2% de 151 a 200 2% de 201 a 500 2% Fuente: elaboración propia en base a www.polotecnologico.net. Datos de 2007. *no se contabilizaron en el total a las empresas dedicadas a Biotecnología ó a Telecomunicaciones como así tampoco a aquellas empresas que no dieron información alguna **una empresa no informó ***tres empresas no informaron ****seis empresas no informaron *****dos empresas no informaron Según esta información –provista por la propia página institucional del polo-, hay una gran proporción de empresas que tienen oficinas en el exterior (42% del total) en tanto que son aún más las que realizan operaciones con el mercado externo (56%). Esto sin embargo se contradice con lo que muchas empresas han manifestado respecto de que la exportación es aún una asignatura pendiente. Posiblemente, la explicación de esto radique en el que si bien son muchas las firmas que han realizado algún tipo de negocios de exportación, éstos son aún de muy poca relevancia dentro de la facturación de las empresas (configurando una situación diferente de la observada en Córdoba). Las razones de la baja apertura exportadora manifestada por las empresas son varias. En primer lugar, se trata en su mayor parte de PyMEs jóvenes, por lo que es esperable que su inserción externa no sea muy importante aún. Por otra parte, algunas empresas consideran que dado el auge del mercado doméstico, la exportación no es un negocio tan atractivo. Otras, encuentran ciertas dificultades para exportar, básicamente porque lo que ofrecen no son horas hombre sino productos que, lógicamente, requieren de otras estrategias de marketing y comercialización para entrar en los mercados externos. Y por último, debemos mencionar que muchas de las firmas que exportan lo hacen porque han llegado al mercado externo de la mano de grandes empresas clientes pero no porque existiera el objetivo deliberado de exportar. Sin embargo, varios de estos factores también están presentes en Córdoba, lo cual tal vez sugiera que las diferencias en la propensión a exportar radican en factores tales como el tipo de especialización de las firmas en cada polo o el rol clave que han jugado las ET que han 43 invertido en Córdoba con una fuerte orientación exportadora, aunque se trata de hipótesis a analizar con más profundidad. Finalmente, pese a que, al igual que lo observado en Córdoba, no puede decirse que entre las empresas de la región prevalezca algún patrón de especialización definido, el tema está presente desde hace algún tiempo entre los actores del sector, quienes son conscientes de la necesidad de hallar algún perfil productivo que ayude a posicionar a las firmas tanto en el mercado local como en el externo. Es interesante notar que esta necesidad se tornó más evidente cuando llegaron al polo las empresas biotecnológicas y de telecomunicaciones que, por sus propias características, estaban más habituadas a buscar nichos o segmentos de especialización que las empresas TIC. Volveremos sobre este tema más abajo. 3. Las dotaciones iniciales Como ya se mencionó en la introducción de esta sección, tanto Córdoba como Rosario cuentan con los dos factores que, en nuestro relevamiento de la experiencia internacional, resultan cruciales para la conformación de clusters exitosos en el área TIC: una amplia dotación de recursos humanos con buen nivel de calificación (ver cuadro 89) y universidades con reconocida tradición académica. Más allá de esos dos factores, hay otros aspectos que merecen ser resaltados dentro de las dotaciones iniciales de ambos clusters. Cuadro 8 Estudiantes de carreras de Ingeniería e Informática en Córdoba y Rosario (universidades 10 estatales ) Córdoba Rosario Informática 2001 2002 2003 2004 2005 694 933 1009 1091 1007 3919 3496 3455 3673 3454 Ingeniería 511 629 646 614 575 3.451 3.573 3.720 3.924 3.903 Fuente: Anuario 2005. Estadísticas Universitarias. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Un hecho importante es que en ambos casos existía, previamente al surgimiento de los clusters respectivos, una tradición productiva en el área de informática y electrónica. En Córdoba esos antecedentes hay que buscarlos en una nutrida masa de egresados de las carreras de ingeniería –principalmente industrial, aeronáutica y mecánica- de los años ’70 que comenzaron a interesarse por el área de sistemas. Es así que desde fines de esa década hay empresas que diseñan, desarrollan, fabrican, instalan, arman, mantienen y reparan equipos electrónicos en la provincia (Berti 2006). En este sentido, Córdoba fue pionera en el país en el área informática tanto en hardware como en software. Con el tiempo, esto fue dando lugar a la aparición de algunos emprendimientos interesantes, al punto tal que en los ’80 el gobierno provincial impulsó la iniciativa de conformar un polo 9 Obsérvese sin embargo que el cuadro se refiere a estudiantes, pero los números de egresados son muchísimo menores. En 2004 apenas hubo 28 egresados de informática en Córdoba y 16 en Rosario, en tanto que en ingeniería las cifras respectivas son 210 y 184. Entre otras razones, esta brecha se origina por el hecho de que los alumnos abandonan tempranamente sus carreras atraídos por la posibilidad de obtener empleo en el mercado con salarios relativamente altos. 10 La información disponible no permite conocer cuantos estudiantes hay en universidades privadas en el caso de Rosario. En Córdoba, donde esos datos sí pueden ser estimados, en 2005 había cerca de 700 estudiantes en informática y 600 en ingeniería. 44 informático en la ciudad de Sinsacate, con el objetivo primordial de promover la fabricación de hardware y el desarrollo de una industria informática y electrónica. A su vez, desde la Secretaría de Industria de la Nación se había puesto en marcha un régimen de promoción para el sector informático que otorgaba beneficios promocionales y desgravaciones impositivas. Al amparo de este régimen, muchas empresas presentaron proyectos y algunas pocas llegaron a radicarse en Córdoba. Sin embargo, el proyecto del Polo Informático de Sinsacate no se concretó nunca, lo cual llevó a muchos profesionales del sector a buscar otras alternativas para su desarrollo profesional. Así fue como varios de ellos ingresaron de lleno al mundo del software que, como es lógico, presentaba menores barreras a la entrada que la industria de hardware. En cuanto a Rosario, la industria de SSI se remonta a fines de la década del ’70, cuando comenzaron a aparecer las primeras empresas dedicadas a ofrecer servicios a terceros, en general a grandes empresas de la zona de influencia11. Este pequeño grupo de firmas fue creciendo y con el tiempo se conformó una masa crítica de empresas de software que, si bien estaba formada por pequeños y medianos emprendimientos, generaba cierto dinamismo en el sector TIC. En cuanto a otras dotaciones, digamos que la infraestructura de comunicaciones había tenido una importante modernización en los años ’90, favoreciendo el desarrollo de actividades TIC. A su vez, en ambos casos las ciudades cuentan con una adecuada infraestructura de transporte. No hay, en cambio, ni sistemas financieros profundos ni fondos de capital de riesgo disponibles, ni tampoco una población angloparlante extendida. En tanto, desconocemos la existencia de datos que permitan saber en qué medida en Córdoba y Rosario existen factores tales como espíritu emprendedor, confianza, etc., pero probablemente no son muy diferentes de los disponibles en otras ciudades grandes del país (y el país no parece destacarse particularmente por esos atributos). 4. Los disparadores Hacia fines de los ’90, un grupo de empresas del sector de SSI cordobés comenzó a reunirse esporádicamente, aunque estas reuniones no fructificaron en aquel momento puesto que parecía no estar madura la relación entre las firmas, que continuaban viéndose unas a otras como meras competidoras. Por otro lado, por la misma época el gobierno de la provincia organizó un viaje a Irlanda, del cual participaron los rectores de las universidades de la ciudad, con el fin de conocer la exitosa experiencia de desarrollo del sector de SSI en ese país. Asimismo, en el 2000 se conformó la CIIECA (Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina), una agrupación gremial empresaria que reunía empresas de electrónica y software12. Todo este movimiento creó el entorno propicio para la conformación del cluster, algo que sucedió básicamente a partir de dos hechos: la acción decidida de un actor clave (un “clusterpreneur” en las palabras de (Kantis H. 2005)), que convocó y organizó al grupo inicial fundador del CCT, y el anuncio de la posible radicación de Motorola en Córdoba. 11 Algunas de estas firmas comenzaron, por ejemplo, haciendo tareas de grabo-verificación, luego pasaron a realizar adaptación y posteriormente desarrollo de software. 12 La CIIECA se conformó en el 2000, apenas un año antes que el CCT, a partir de un pequeño grupo de 6 empresas que actualmente llegan a 100. La mayor parte de estas firmas son fabricantes nacionales de productos de electrónica industrial, sistemas de seguridad, telecomunicaciones, broadcasting, electrónica en medicina y agro, etc. Muchas de ellas desarrollan y/o utilizan software embebido en sus equipos. Algunas de las empresas de la CIIECA también pertenecen al CCT. 45 En efecto, el grupo inicial de empresas se conformó a instancias del liderazgo de un miembro de una empresa de marketing cordobesa que venía trabajando desde tiempo atrás en la detección de nuevos sectores dinámicos. Las primeras conversaciones se iniciaron a comienzos de 2000 con un pequeño grupo de empresas desarrolladoras de software relativamente importantes en Córdoba. Casi simultáneamente, Motorola anunciaba su intención de radicarse en la Argentina y Córdoba era una de las localizaciones posibles. El gobierno estaba muy interesado en atraer esa inversión a la provincia, de modo tal que comenzó a negociar con la compañía ciertos incentivos para su radicación. Para las firmas locales la llegada de Motorola despertaba sentimientos encontrados Por un lado, generaba algún temor y una sensación de desigualdad ante los beneficios que el gobierno ofrecía a la empresa extranjera para su radicación. Pero al mismo tiempo, alertaba a las firmas acerca del potencial de la ciudad y su industria de SSI. Muchas empresas que se adhirieron a este último grupo pensaban que se abría una oportunidad única para desarrollar un sector de SSI competitivo y que el arribo de ET era una prueba de que esa oportunidad debía ser aprovechada ahora. Fuera entonces que las unió “el amor o el espanto”, el hecho es que la llegada de Motorola cristalizó un proceso que venía asomando incipientemente entre algunas pocas empresas y aceleró las decisiones. A partir de entonces, el grupo inicial se enfocó en desarrollar una trama de vinculaciones interempresarias sólida y a trabajar en pos de lograr que el gobierno creara un marco de incentivos para todo el sector y no solo para las ET. Finalmente, en febrero de 2001 se constituyó formalmente el CCT como asociación civil sin fines de lucro conformada por 10 empresas de los sectores de software y telecomunicaciones, a las que se sumaba la compañía de marketing del impulsor de la idea13. Entre estas firmas había, por ese entonces, un notorio desequilibrio respecto a su tamaño, facturación y grado de desarrollo (Pujol, 2006). El documento fundacional del cluster permite apreciar cuáles eran los justificativos de la creación del CCT según sus fundadores (CCT 2001; Dellavedova 2006): 1. La existencia de empresas locales con legitimidad local y algunas incluso a nivel internacional. 2. La presencia de recursos humanos capacitados para las actividades TIC, gracias a la existencia de universidades prestigiosas especializadas. 3. Las políticas públicas que durante la década del noventa permitieron la incorporación de tecnología y la radicación de nuevas inversiones extranjeras. 4. La incipiente presencia de proveedores de servicios afines e instituciones de apoyo técnico específico. 5. Concentración geográfica de empresas 6. Líderes con ideas innovadoras y pensamiento estratégico 7. Empresas que invierten en Investigación y Desarrollo La finalidad declarada del acuerdo era nuclear a las empresas del sector TIC, dadas las ventajas mencionadas, y así lograr una coordinación y sinergia de las mismas, que potenciara las acciones individuales mediante la conformación de redes que beneficiaran a cada empresa 13 Estas empresas eran: Interware, Invel, Siscard, Discar, MKT, IPP, Lempert & Asociados, Prominente (un spin-off del holding local Roggio), Vates y Voip Group Argentina. 46 en particular y también al conjunto, elevando a su vez la competitividad sistémica. Por otra parte, la iniciativa también pretendía incrementar la capacidad de vinculación con el entorno, desarrollar redes institucionales, promover la innovación y facilitar la internacionalización del sector (Dellavedova 2006). Las empresas extranjeras en tanto se concebían también como parte del cluster, ya que en el Estatuto del CCT se establece claramente como objetivo de la institución “impulsar la radicación de compañías extranjeras, con fines de inversión y desarrollo local” (inc. g, art. 2º). Un último punto importante a destacar es que el CCT nació y se consolidó en forma privada, en tanto fue recién más tarde que se incorporaron al mismo la universidad y el Estado. Esto constituye un hecho algo singular puesto que en muchas otras experiencias, tal como vimos antes, el Estado y las instituciones educativas han estado presentes desde un comienzo. En contraposición, el crecimiento de la industria de SSI en Rosario estuvo de algún modo apalancado por la acción pública (local) que mostró interés por promover este sector desde épocas tempranas. Esta inquietud quedó plasmada en el Plan Estratégico de Rosario, una iniciativa que comenzó en 1996 y de la cual habían participado actores sociales de muy diversos ámbitos. En el documento final del Plan se establecía que, a través de la articulación entre los ámbitos públicos, privados y académicos, debían estimularse las actividades científicas y el desarrollo tecnológico, para posicionar a Rosario como punto de referencia en dichas áreas tanto en el país como en el Mercosur. Asimismo, se planteaban dos acciones concretas en materia de política tecnológica y de innovación: la consolidación del Sistema Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico y la creación de un Parque Tecnológico (Plan Estratégico Rosario 1998). Sin embargo, por ese entonces no existía aún un ámbito en el cual discutir los objetivos de trabajo en común entre las empresas, la universidad y el gobierno local. Esto recién ocurrió en el año 2000, a instancias de un grupo de investigadores del Instituto de Investigación en Economía y Dirección para el Desarrollo (I.D.I.E.D) de la Universidad Austral y de tres empresas locales: Grupo Consultar, BLC y Grupo Tesis. Al respecto, (Lahitte 2006) señala que fue el espíritu emprendedor (de estas empresas) y el convencimiento acerca del potencial que tenía el sector en la ciudad lo que las llevó a realizar una experiencia que trascendiera lo individual. En la misma dirección, (Kantis H. 2005) señala que en todo este proceso intervino decididamente la acción de un individuo catalizador (en alusión a uno de los tres empresarios que participaron desde el inicio en este proceso), aunque aparentemente, por lo recogido durante la investigación, el rol de ese empresario habría sido algo menos relevante del que tuvo su similar en Córdoba. Es importante señalar que este movimiento tuvo desde un comienzo un fuerte apoyo del gobierno municipal que acompañó de cerca todo este proceso. En efecto, el gobierno de Rosario se integró inmediatamente a la propuesta cediendo además el espacio físico para la realización de las reuniones del grupo (Lahitte 2006). Luego, también fueron sumándose otras universidades e instituciones y el gobierno provincial, cuyo signo político era diferente al del gobierno municipal14. 14 La ciudad de Rosario ha sido gobernada por el Partido Socialista desde 1995 hasta la actualidad. La provincia de Santa Fe ha estado en manos del Partido Justicialista hasta diciembre del año último en que el Partido Socialista ganó las elecciones. Es decir que desde entonces, ambos niveles de gobierno tienen el mismo signo político (el actual gobernador de Santa Fe ha sido intendente de Rosario por 8 años en tanto que el actual intendente de Rosario ha sido uno de los promotores más activos del PTR mientras cumplía funciones como Secretario de la Municipalidad de Rosario). 47 Parte de la cohesión que se consiguió en este proceso de creación del PTR tuvo que ver con el mencionado anuncio de Motorola de radicarse en alguna ciudad del centro del país. En opinión de algunos testigos de esa época, la noticia sobre Motorola “agitó el tablero” puesto que muchas empresas tomaron conciencia de que si una ET de la envergadura de Motorota planeaba radicarse en Rosario era porque la ciudad tenía evidentemente un fuerte potencial para desarrollar el sector TIC. En un sentido, el anuncio más que temor generaba cierto optimismo entre los actores locales, razón por la cual no hubo reacciones defensivas sino más bien una actitud preactiva que finalmente cristalizó en la creación del PTR15 en el año 2000. El PTR nació como una asociación civil sin fines de lucro, con participación pública y privada. Su cuyo grupo fundador estaba constituido por la Universidad Nacional de Rosario (pública), la Universidad Austral (privada), empresas locales de tecnología (Grupo Consultar, BLC y Grupo Tesis), la Fundación Libertad, el gobierno municipal de Rosario, el gobierno provincial de Santa Fe y el Concejo Municipal de Rosario. Queda entonces claro que desde su creación el PTR se constituyó como una asociación público-privada tripartita: universidad, empresas y Estado. Si bien siempre estuvo presente la base tripartita de este proyecto, hubo etapas en las que el contexto externo impidió que los canales de cooperación entre las partes funcionaran con fluidez. En particular, la pata estatal estaba claramente dividida entre el gobierno local –fuertemente activo en la creación y consolidación del PTR- y el provincial -cuya participación fue mucho menos significativa. Esta diferencia tenía que ver con el hecho de que, hasta diciembre de 2007, ambas administraciones respondían a partidos políticos diferentes. El objetivo del PTR era posicionar a Rosario y su región como un centro de referencia internacional en el desarrollo científico y la innovación tecnológica a través de nuevas formas de gestión que articularan los ámbitos públicos, privados y científicos, mediante el desarrollo de tecnologías de la información, comunicaciones y biotecnología (www.polotecnologico.net). Para ello, los ejes estratégicos del PTR eran: 1. Promover, facilitar y estimular el crecimiento y la capacidad exportadora de las Empresas de Base Tecnológica (EBT). 2. Promover la creación de parques tecnológicos e incubadoras de empresas. 3. Fortalecer la educación en áreas tecnológicas. 4. Fomentar la vinculación empresa-ciencia. 5. Promover la calidad en los procesos y productos de las EBT. 6. Atraer inversiones en EBT. 7. Potenciar un ambiente emprendedor en la región. Observamos entonces que en el plano de los disparadores, hay tanto elementos en común como diferencias entre los casos de Córdoba y Rosario. Las dos iniciativas nacen por la misma época, con un liderazgo importante de ciertos empresarios o “clusterpreneurs”, en un contexto de fuerte crisis macroeconómica en Argentina, y tras un proceso de desarrollo del sector de SSI en ambas regiones que hacía presumir que existían posibilidades para potenciar a dicho sector aún más mediante la acción colectiva y la cooperación en áreas tales como calidad, innovación, 15 Como ya se mencionó, finalmente Motorola optó por radicarse en Córdoba, posiblemente porque ella ofrecía, además de otras ventajas equiparables a las de Rosario, un importante número de incentivos fiscales y tributarios que terminaron inclinando la balanza a su favor. 48 exportación, etc. Sin embargo, es importante aclarar que en los dos casos la decisión de crear el cluster fue previa a la devaluación de 2002, que posicionó a la Argentina como una localización atractiva para desarrollar actividades de SSI orientadas a la exportación, aunque en ambos casos existía la intención de potenciar las capacidades exportadoras de las firmas de las respectivas regiones. Otro hecho común es que en ambos casos un detonante crucial de la decisión de crear el cluster fue el anuncio de que una gran ET estaba interesada en invertir en una de las dos ciudades. Esto generó tanto temor como entusiasmo entre las empresas locales, pero en todo caso fomentó la idea de que la asociación entre ellas podía ser importante tanto para afrontar las consecuencias negativas de la llegada de las ET, como para aprovechar sus impactos potencialmente positivos. En tanto, la principal diferencia es que si bien en ambos casos fue clave el accionar privado, en Córdoba el Estado y la universidad estuvieron ausentes en la primera etapa, a diferencia del caso Rosario en donde tuvieron una participación activa. 5. El papel del Estado y las políticas públicas A lo largo de las últimas décadas, los sucesivos gobiernos que estuvieron al frente de la provincia de Córdoba mostraron un interés particular por apoyar al sector informático, en especial luego del fracaso del proyecto por desarrollar la industria microelectrónica y de hardware en la provincia de mediados de los ´80. El estímulo se ha dado por dos grandes vías: la inclusión del sector de software y servicios informáticos en la Ley de Promoción Industrial de Córdoba y una decidida política de atracción de IED. En el primer caso, en 2003 la provincia le otorgó al sector informático el status de industria (Decreto 1408/03), lo cual permite que las empresas desarrolladoras de software de Córdoba accedan a los beneficios de la promoción industrial vigente en la provincia. Dicha promoción exime a las PyMEs de los tributos provinciales por el término de 10 años y, desde 2007, del pago del impuesto sobre los Ingresos Brutos. Pese a que la promoción industrial implica beneficios fiscales importantes para las firmas, son pocas las que hasta ahora se han inscripto en este régimen –según datos oficiales, a fines de 2007 eran apenas 20 empresas-. Esto en parte tiene que ver con cierto desconocimiento por parte de las firmas pero sobre todo con las exigencias que impone la ley para poder adherirse (situación fiscal regular, habilitación, etc.) y que muchas veces son de difícil cumplimiento para empresas pequeñas caracterizadas, además, por tener un alto grado de informalidad. Con respecto a la política de promoción de inversiones, como veremos más abajo, la provincia ha recibido varias radicaciones importantes de empresas de software extranjeras a lo que se agrega la instalación de numerosos call y contact centres. Estas inversiones fueron motivadas, entre otros factores, por la existencia de subsidios por puesto de trabajo, la bonificación de parte de las cargas laborales y los aportes para equipamiento y oficinas, entre otros incentivos. El Estado ha promovido también otras acciones, tales como el otorgamiento de subsidios a PyMEs para obtener certificaciones de calidad, así como otras en el área educativa (PROFOCO –ver más abajo-, becas para estudios terciarios o de grado de carreras informáticas). También recientemente ha decidido apoyar mediante subsidios la creación de un parque tecnológicoempresarial mediante un convenio con el CCT y la CIECCA, acuerdo que fue refrendado por una ley recientemente sancionada. En el parque se instalarán unas 30 empresas y también 49 habrá un edificio de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en donde se dictarán cursos de grado y posgrado, y se realizarán actividades de extensión e investigación. El terreno fue originalmente comprado por las 8 empresas más grandes del CCT. Paradójicamente, más allá de este activismo, como ya comentamos, el Estado ha tenido poco que ver con la creación del CCT, la cual fue una iniciativa del ámbito exclusivamente privado desde su concepción. Ya hemos visto que, en contraste, el gobierno local ha tenido un rol decisivo en la conformación y posterior consolidación del Polo Tecnológico de Rosario. Asimismo, el Municipio le ha asignado al sector tecnológico un papel muy significativo en el proyecto de desarrollo sustentable ideado para la ciudad. Más allá del apoyo institucional ofrecido por el gobierno local, en materia de políticas concretas de apoyo al sector la visión del municipio ha estado siempre enfocada a crear condiciones favorables de entorno más que a ofrecer beneficios concretos a las empresas. En este sentido, ni la ciudad ni la provincia cuentan con un menú de subsidios o incentivos para atraer la radicación de empresas. La filosofía del gobierno de Rosario es que un entorno local favorable atraerá inversiones de “mayor calidad”, que promuevan sinergias con los actores locales, en lugar de otorgar incentivos para que Rosario se convierta en una plataforma de exportación de servicios (presumiblemente de bajo valor agregado). En definitiva, el gobierno aspira a captar inversiones extranjeras de empresas que puedan establecer algún tipo de interrelación con el medio local y que no estén tan dependientes del tipo de cambio y las ventajas de costos – transitorias- que puede ofrecer Rosario vis a vis otras localizaciones en el mundo. Sí tienen, al igual que otras provincias, leyes que declaran al sector de SSI como industria, lo cual les permite a las empresas acceder a ciertos beneficios fiscales concedidos a las industrias en general como la exención del impuesto a los Ingresos Brutos. A su vez, recientemente el gobierno de Santa Fe firmó un acuerdo con 14 empresas de software por el cual se iniciará el proceso para certificar bajo las normas ISO 9001:2000. Se trata de un proyecto del que participarán organismos provinciales y nacionales, a través del cual las empresas recibirán capacitación y asistencia técnica hasta estar en condiciones de obtener la certificación que garantizará la calidad de sus productos. En el ámbito local, el Municipio de Rosario exime a las empresas que cuentan con certificaciones de calidad del pago de la Tasa de Registro de Inspección, basándose en la premisa de que las mejores prácticas en el desarrollo de software mejoran la competitividad de las empresas en los mercados externos. Asimismo, en 2007 lanzó una línea de financiamiento para la innovación tecnológica con tasas de interés subsidiadas. Finalmente, en ambos casos, desde el punto de vista de la demanda, parecería haber un espacio para que el Estado local actúe comprando más productos de software y servicios informáticos a las empresas de la región. Si bien Rosario, por ejemplo, está avanzando mucho en materia de gobierno digital, todavía hay ciertos sectores en los cuales la demanda de software se realiza en forma caótica, desarticulada y atomizada sin que haya un plan de desarrollo de proveedores de software más integral. A su vez, muchas empresas consideran que el Estado no es aún un gran consumidor de tecnología y cuestionan la burocracia que muchas veces enfrentan en los procesos licitatorios. En suma, el rol del Estado ha sido importante en ambos casos, pero por vías bastante distintas. En Córdoba el Estado no tuvo intervención en la formación del cluster, pero jugó un rol clave con su política de atracción de inversiones extranjeras, lo cual, como veremos más abajo, no 50 dejó de traer impactos tanto positivos como negativos sobre las firmas locales. En tanto, en Rosario el Estado, además de jugar un papel importante en la creación del cluster, desechó las políticas de incentivos prefiriendo contribuir a crear un entorno favorable a la atracción de inversiones de alto contenido tecnológico y dispuestas a interactuar con el gobierno local. El punto es que, como veremos más abajo, hasta el momento las tres ET que están radicadas en la ciudad parecen más bien responder al modelo de exportación de servicios de bajo valor agregado y bajos encadenamientos en tanto que las ET que parecen tener algún viso de mayor sofisticación tecnológica y posibilidades de derramar conocimiento sobre las firmas locales – como Intel y Motorola- se han radicado en Córdoba en gran medida porque aquélla ciudad les ha ofrecido incentivos fiscales y subsidios interesantes. Más allá de esta diferencia importante, en ambos casos los Estados provinciales eximieron de algunos tributos a las empresas del sector SSI, y tanto ellos como los Estados municipales montaron algunas políticas específicas de subsidios y ciertos programas de capacitación laboral que si bien contribuyeron positivamente al desarrollo de los clusters, parecen haber jugado un rol secundario en su evolución. 6. El rol de las universidades y los centros de investigación Como se mencionó antes, tanto en Córdoba como en Rosario existen varias universidades de reconocido prestigio, que aportan la base fundamental de recursos humanos calificados en el área TIC. Sin embargo, más allá de esa función, no parece haber mayores vínculos entre el desarrollo del cluster y el sector académico, más allá de algunos intentos en esa dirección. De hecho, una de las primeras iniciativas adoptadas para promover al sector TIC cordobés fue la creación del Instituto Tecnológico Córdoba (ITC), en 2002. El propósito del ITC es crear lazos entre la industria TIC y la academia, interviniendo en la formación y desarrollo de los recursos humanos específicos. El ITC se formó originalmente con las 6 universidades de la ciudad y posteriormente se sumó el CCT. Esta iniciativa no tiene financiamiento gubernamental. A lo largo de sus años de existencia, los proyectos más relevantes del ITC han estado en el ámbito de la capacitación –aunque sin programas regulares- y en el debate acerca del perfil profesional que requiere la industria TIC para seguir creciendo. En este sentido, el ITC manejó el programa del BID/FOMIN “Entra XXI”, cuya finalidad era promover el empleo de jóvenes de bajos ingresos en el área TIC. El programa formó 400 jóvenes de los cuales el 80% pudo insertarse laboralmente. Asimismo, el ITC también trabaja con escuelas de nivel medio en la formación de capacidades entre los jóvenes. El Instituto cuenta además con dos laboratorios donados por Intel –el primero de ellos con anterioridad a la radicación de esta empresa en Córdoba-. El segundo de estos laboratorios es un Centro de Innovación Open Source cuyo objetivo es incubar emprendimientos basados en código abierto y hacer actividades de I+D en ese ámbito. También se conformó un grupo de desarrollo que implementó librerías Java para Apache Harmony, el proyecto Java SE de la Apache Software Foundation. En este proyecto estuvieron involucradas cerca de 30 personas y sus resultados fueron donados, siendo hoy este desarrollo uno de los principales aportes del ITC a un proyecto de alcance global (Jaimez y Gastañaga 2007). Recientemente el ITC ha comenzado a trabajar en el área de gestión de proyectos y de procesos, dos temas en los cuales las empresas más pequeñas del sector muestran falencias importantes. 51 El ITC tiene una relación fluida con las ET de la región –especialmente con Intel- e incluso, en el momento de su llegada, algunas de ellas utilizaron frecuentemente los servicios y el apoyo ofrecido por este instituto. Desde el punto de vista de su aceptación en el medio, en general las empresas perciben al ITC como un actor importante dentro del sector en Córdoba y lo tienen por referente en materia de vinculación universidad-industria. Sin embargo, aún son escasas las vinculaciones concretas entre el ITC y las firmas para llevar a cabo proyectos de I+D. Según los informantes consultados, esta falta de empresas que se acerquen al instituto con proyectos puntuales de investigación podría ser en parte el reflejo de ciertos temores a revelar información valiosa para la firma. En general, todos los referentes consultados consideran que la vinculación universidadempresa dista mucho de ser la ideal y en esto parece que la existencia del ITC no ha ayudado lo suficiente. Las críticas más importantes de las firmas del sector apuntan a la obsolescencia de los programas de estudios, la falta de visión empresarial de la formación, la orientación a tecnologías que no son las utilizadas por la industria y la lentitud de la burocracia universitaria. De todos modos, muchas consideran que esta situación está mejorando gradualmente, en particular, con la realización de algunas actividades conjuntas como capacitaciones, proyectos de innovación tecnológica financiados por el Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) del Ministerio de Ciencia y Tecnología y alguna injerencia que están pudiendo tener las empresas en la currícula. Por su parte, las universidades aducen que las empresas promueven el abandono prematuro de los estudios llevándose estudiantes que no han finalizado su formación de grado, lo cual atenta contra el nivel de competencias laborales y por supuesto genera una gran pérdida social a causa del desgranamiento de la matrícula educativa. En el caso de Rosario, desde el punto de vista de la vinculación del PTR con las instituciones de ciencia y tecnología de la región, la opinión casi unánime de los referentes consultados es que ésta podría ser mucho más intensa y fructífera. Si bien existe interacción entre el PTR y las universidades –en particular con algunas de ellas- los lazos aún son débiles y no hay trabajos conjuntos sistemáticos orientados a desarrollar capacidades locales específicas en el área de software y servicios informáticos. La mayor parte de las vinculaciones entre empresas y universidades se da a través de los proyectos financiados por el FONTAR. A futuro, el PTR tiene como objetivo la creación del Parque Científico Tecnológico de Rosario, el cual tendría, entre otros objetivos, el de potenciar fuertemente las vinculaciones universidadempresa. En verdad éste era un objetivo ya explicitado en el Plan Estratégico de Rosario, al cual el PTR adhirió entusiastamente. El proyecto cuenta con la participación y el apoyo del Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Rosario (CERIDER), la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la Municipalidad de Rosario, el Gobierno de la Provincia de Santa Fe y el PTR. La idea ya cuenta con un anteproyecto que fue realizado por el Instituto de Pesquisa, Planejamiento e Cooperaçao Internacional en Ambientes e Condiçoes para a Innovaçao (PROINTER) y se divide en dos grandes áreas: la biotecnología vinculada al sector de alimentos y las TICs. Según la información provista por (PROINTER 2005), entre los elementos componentes del Parque se hallan: 1. Un Centro de Administración y Servicios 2. Los Institutos de investigación de CERIDER y de la UNR 3. El Instituto de Tecnología Industrial (INTI) 4. Un Vivero de Empresas de Base Tecnológica –núcleo del Programa de Incubación de Empresas52 5. El Edificio Tecnológico –eje central del Programa de Radicación de Empresas, que 16 deberá acoger en sus inicios a empresas interesadas en instalarse en el parque . Está previsto que una vez construido, en el parque también se instale el Instituto Nacional de Agrobiotecnología (INDEAR) –una asociación de las firmas Biosidus y Bioceres que forma parte del PTR desde 2005- y el Centro Binacional Argentino Español de Genómica Vegetal. Pese a que lleva ya muchos años, la idea del Parque Tecnológico avanzó poco desde su concepción. Si bien en 2005 se realizó el concurso de ideas para el diseño del Edificio Tecnológico y se abrió la etapa de la búsqueda de financiamiento, el Parque Tecnológico sigue siendo tan solo un proyecto o un sueño de muchas empresas rosarinas y del propio gobierno local que, hasta el momento, no se ha podido concretar básicamente porque si bien existen empresas interesadas en radicarse allí, no se ha conseguido el financiamiento suficiente17. En suma, ambos clusters muestran una realidad bastante parecida en materia del papel de vinculaciones empresa-sector académico. Las universidades son principalmente proveedoras de recursos humanos, con mayor o menor adecuación curricular a las necesidades del sector privado. Raramente, en tanto, se producen vinculaciones empresa-universidad en el plano tecnológico. Tampoco parecen ser comunes los spin-offs (firmas creadas a partir de desarrollos generados en las universidades). En los dos clusters existen proyectos, con mayor o menor grado de avance, para crear parques tecnológicos que nucleen empresas y universidades en un mismo predio. Si bien esto puede facilitar la interacción, está claro que la mera cercanía física difícilmente baste para generar vinculaciones significativas, para lo cual probablemente se requieran tanto modificaciones en las conductas tecnológicas de las firmas, como algunos cambios en la dinámica de las universidades y políticas de estímulo más claras de parte del sector público. 7. Conexiones y sinergias al interior de los clusters En un estudio realizado en base a una encuesta a empresas, Kantis (2005) menciona como aspecto interesante el hecho de que previo a la constitución del CCT ya existía entre las empresas cordobesas cierta práctica generalizada de apoyarse en contactos externos, tanto formales como informales. Sin embargo, la construcción del “capital social” del CCT ha sido y continúa siendo un proceso complejo. Esto no debe sorprender puesto que dicha construcción implica no sólo desarrollar redes de relaciones entre las firmas, sino también consolidar el sentido de pertenencia al grupo y promover comportamientos basados en la confianza. Al respecto, es interesante observar los resultados que arroja el estudio realizado por (Matta y Donadi 2007) durante los años 2005 y 2006, en el cual los autores evalúan la red de relaciones que se ha desarrollado entre distintas firmas pertenecientes al CCT, a la CIIECA y/o al Programa de Cadenas Productivas BID-FOMIN, es decir, empresas TIC que, de un modo u otro se encontraban nucleadas bajo algún paraguas institucional. El mencionado estudio dividió las distintas redes establecidas entre los actores encuestados en diversos grupos. El primero tiene en cuenta el nivel de conocimiento que las firmas poseen las unas de las otras (red de conocimiento), de modo tal que el resultado permite saber cuáles son las más reconocidas y la voluntad existente de entablar alguna interrelación. A su vez, el nivel 16 El anteproyecto del Parque contempla la construcción de 12 módulos de 500 m2 para que se instalen algunas empresas de la región. 17 Por otra parte, el predio en el cual se construiría el edificio pertenece a la UNR y tampoco está definida la cesión del mismo. 53 de conocimiento que tienen las empresas es importante en cuanto a las acciones de cooperación que pueden llegar a establecer. Los resultados muestran que de un ideal de conocimiento mutuo del 100% en el caso del cluster de Córdoba el valor se encuentra en un 42%. El promedio de relaciones por empresa en número de firmas es de 19 de un total de 47. Esto implica, según los autores, un grado de desconocimiento relevante, ya que las empresas no llegan, en promedio, ni a conocer a la mitad de las empresas del sector. De todos modos, a nuestro juicio, este número no parece tan bajo, y la percepción durante las entrevistas realizadas para esta investigación es que en general hay un alto nivel de conocimiento entre las empresas respecto de sus pares, no sólo en el plano comercial sino que en algunos casos este conocimiento llega incluso hasta a los temas tecnológicos en los que cada uno está enfocado. La segunda red analizada por los autores es la red de comunicación entre empresas, hecho que implica reciprocidad e interacción entre las mismas. Esta comunicación se evaluó en tres niveles: a) comunicación para realizar negocios, b) intensidad y frecuencia de dicha comunicación, y c) relevancia de la información intercambiada. Los resultados para el primer caso dieron valores de 16% de los vínculos posibles. Tomando en cuenta el resultado anterior, esto significa que el 40% de las empresas que se conocen a su vez se comunica18. El trabajo encontró además, mayor cohesión entre las empresas pertenecientes a CIIECA que al CCT. En cuanto a los resultados de la evaluación de la red de cooperación (trabajo conjunto) entre las empresas del sector, su valor fue del 15% respecto de la máxima cooperación posible (Matta y Donadi 2007). En los gráficos 2 y 3 se resumen los resultados para las dos últimas redes. Gráfico 2. Red de comunicación Referencias: E empresa perteneciente a la CIIECCA; S empresa perteneciente al CCT; A empresas que han formado una sociedad para realizar negocios. Fuente: (Matta y Donadi 2007) 18 Los autores destacan que hay una gran divergencia en los valores entre diferentes empresas, existiendo casos extremos de redes densas y otros de total aislamiento. 54 Gráfico 3. Red de Cooperación Referencias: E empresa perteneciente a la CIIECCA; S empresa perteneciente al CCT; A empresas que han formado una sociedad para realizar negocios. N no pertenece al programa de Cadenas de Valor del BID. Fuente: (Matta y Donadi 2007) Más allá de este análisis general, cabe mencionar como hito importante que en el año 2003 se creó dentro del CCT el Córdoba System Factory (CSF), cuyo objetivo era asociar empresas pertenecientes al cluster con el fin de proveer servicios de factoría de software para el exterior en forma conjunta. El CSF estaba formado por 11 empresas del cluster y tenía un gerente comercial que coordinaba sus acciones. A su vez, esta iniciativa estaba apoyada por el Estado provincial, quien subsidiaba sus actividades. Las empresas integrantes del Córdoba System Factory estaban obligadas a obtener una certificación de calidad CMM, para lo cual contaban con el apoyo del Programa de Desarrollo de Cadenas Productivas del BID/FOMIN. El CSF comenzó a explorar algunos mercados externos, en general latinoamericanos, y finalmente logró obtener algunos contratos y ganar licitaciones para proveer servicios de factory en Chile y Paraguay. Pero posiblemente el grupo no estaba aún maduro para esta experiencia y comenzaron a aparecer problemas entre las empresas. En parte, esto estaba relacionado con la fuerte asimetría que existía entre las firmas integrantes del CSF –la más grande tenía 200 empleados y la más pequeña apenas 7-. Pese a haber logrado abrir algunas puertas en el exterior, la asociación se fue deteriorando y la confianza entre las firmas se diluyó. En opinión de algunos referentes claves consultados, parte del fracaso del CSF puede estar relacionado con el temor que tenían las empresas de que esa asociación compitiera con ellas mismas por los negocios en el exterior. Pero también influyeron otros aspectos como actitudes poco colaborativas, recelos entre las empresas, competencia, etc., todos ellos factores que suelen estar presentes en las experiencias asociativas que no llegan a buen puerto. En cualquier caso, pese al fracaso de esta experiencia, lo cierto es que por diferentes motivos quizás, la internacionalización pasó a ser un objetivo prioritario para casi todas las firmas y en ese sentido el espacio en común que presupone la existencia del CCT les ha permitido generar un ámbito de transferencia de conocimientos y experiencia en materia exportadora desde las 55 firmas más consolidadas hacia las que están recién iniciándose. De hecho, recientemente han surgido en el CCT algunas “micro-sociedades” cuyo objetivo es la exportación conjunta: muchos empresarios consideran que las agrupaciones más pequeñas –de 3 o 4 compañías- pueden ser altamente beneficiosas para acceder al mercado externo y obtener algunos contratos19. Con relación a la circulación de conocimientos tecnológicos entre las empresas, la situación parece ser un tanto más compleja. En un comienzo, existían ciertos reparos en la mayor parte de las firmas de convivir en un mismo espacio con sus competidores en el mercado. Si bien con el tiempo esta situación fue decantando, está claro que la difusión de aspectos técnicos es un área particularmente sensible para las firmas. No obstante esto, algunas empresas reconocen que la situación actual es bastante más distendida que en el pasado y que muchas empresas han entendido que “no tiene sentido ser celoso del conocimiento tecnológico”. Más allá de esta evidencia, aún considerando las experiencias puntuales o anecdóticas que pueden hallarse dentro del cluster, el hecho es que no parece haber hasta el momento una profusión de redes relacionadas con la realización de negocios. Sí es muy interesante la construcción institucional que se ha ido desarrollando en torno al CCT. Si bien, como veremos, no todas las iniciativas han tenido el éxito esperado ni están exentas de críticas, a nuestro juicio el hecho más relevante es que en torno al cluster se observa cierta densidad institucional que reafirma de algún modo la gradual consolidación de esta iniciativa y el compromiso que parecen tener todos las fuerzas vivas –empresas, universidades, ET, gobierno, etc.- para desarrollar la industria de software cordobesa. De todos modos, está claro que no se trata de promover la proliferación de instituciones, programas o redes, sino de que las que existan sean efectivas para el logro de sus objetivos. En este sentido, veremos a continuación que algunas de ellas han podido cumplir con su cometido mejor que otras. Un hito institucional importante en torno al CCT –además de la mencionada creación del ICTfue la adopción, en 2005, del Programa de Competencias Laborales (PROFOCO), cuyo objetivo era ofrecer formación para el trabajo sobre la base de la detección de los perfiles necesarios para cada segmento de la industria20. El programa estuvo en marcha por más de dos años, durante los cuales impartió formación de corta duración para estudiantes de nivel medio –en su mayoría desempleados-. Por su concepción, el PROFOCO no competía con la oferta académica puesto que apunta a otro segmento poblacional y sobre todo a un nivel de formación mucho más bajo. En el marco de este programa también se ofrecieron cursos de formación de formadores y de formación en las especialidades más demandadas por las empresas del sector al tiempo que se diseñaron 12 currículas y materiales de formación para las ocupaciones priorizadas por la industria. Si bien algunas empresas entrevistadas han sido críticas de este programa, en general existe una opinión positiva, tanto del PROFOCO como del antes mencionado programa Entra XXI. El otro hito institucional del CCT tiene que ver con la búsqueda por parte de las firmas locales de la obtención de beneficios similares a los que el gobierno ofrecía a las ET del sector que 19 Una evaluación similar hizo el Programa de Cadenas Productivas BID-FOMIN respecto de la asociatividad entre un número más pequeño de firmas y las mayores probabilidades de éxito de los programas. 20 Su antecesor había sido el diseño del mapa de perfiles de competencias para el sector TIC que se había diseñado en el marco del Plan Estratégico del sector de SSI (2004) y que podría considerarse como un indicio de la toma de conciencia temprana del sector acerca de la necesidad de formar recursos especializados. El proyecto mencionado diseñó un mapa de recursos humanos a partir del cual es posible determinar el tipo de especialidad requerida para cada etapa de la industria TIC. Posteriormente, se agregó un ranking de demandas insatisfechas por parte de las empresas y se eligieron algunas especialidades a las cuales se apoyaría en una primera instancia. 56 quisieran radicarse en Córdoba. El CCT tuvo en claro este objetivo desde un primer momento y se alineó estratégica y políticamente con un ala del gobierno provincial con el fin de alcanzarlo. El primer logro fue la sanción de la Ley que declara industria al sector de SSI. Esta norma posibilitó la adhesión de las empresas de SSI a la Ley de Promoción Industrial de la provincia de Córdoba y posteriormente a la Ley Nacional de Promoción de la Industria de SSI. Luego, en el año 2007 las empresas cordobesas consiguieron la igualación de beneficios respeto de las ET en materia de subsidios a la contratación de personal. Esta equiparación tiene pocos beneficios reales para las locales en el corto plazo puesto que la contratación de personal nuevo es prácticamente marginal –no así en el caso de las ET que, al radicarse, pudieron aprovechar este beneficio sobre la totalidad de la nómina salarial-. Sin embargo, su obtención significó un gran logro institucional para el CCT y desde ese punto de vista la acción conjunta de las empresas adquiere otra dimensión. En el mismo sentido se orienta la conformación de la Mesa Sectorial, tal vez el logro institucional más importante que hasta el momento se ha dado dentro del CCT. Esta mesa fue convocada por el gobierno de la provincia en 2007 y de ella participan todos los actores del sector: universidades, empresas extranjeras, Ministerio de Trabajo, Ministerio de Educación, Secretaría de Industria, el CCT y la CIIECA. La Mesa Sectorial es ante todo un espacio de encuentro y discusión estratégica del sector del cual participan todos los actores relevantes. A su vez, esto dio lugar a otra iniciativa que comenzó hacia fines de 2007, denominada Centro de Residencia Informática y Electrónica. Esta iniciativa había sido planteada en el marco del “Plan Estratégico del Sector IT 2007-2011 para la Provincia de Córdoba”, haciendo foco en unos de los ejes sobre el cual tanto el cluster como el gobierno ponen particular prioridad: la formación de recursos humanos. Este centro se convirtió en un nexo entre los diferentes programas de capacitación y las empresas en base a la capacitación en algunas de las tecnologías y lenguajes más demandados por el mercado. El centro está financiado por el gobierno provincial, en tanto que las ET de la ciudad aportaron los equipos informáticos. Por su parte, las empresas que contraten personas capacitadas por el centro deben abonar un canon que se utilizará para ampliar y mejorar las actividades del centro. Los participantes provienen de los diversos organismos de capacitación como son el PROFOCO, ENTRA 21, institutos terciarios, universidades, tecnicaturas, etc. Existen tres niveles: uno para personas sin ninguna preparación en materias informáticas, otro para personas con conocimientos previos como estudiantes de carreras informáticas o egresados con necesidad de reconversión tecnológica y un tercero para la capacitación de los empleados de las empresas. De todas maneras, y aunque hay muchas opiniones favorables al CCT, todavía es posible visualizar ciertos recelos o temores por parte de algunas empresas respecto del manejo de esa institución. En efecto, algunas firmas pequeñas visualizan al CCT como una entidad dedicada a hacer lobby con el gobierno y que tiene poco que ofrecerles a ellas. Otros consideran que el CCT como tal está mejor visto desde afuera que desde adentro. Para algunos, la mística que originó al cluster se ha ido perdiendo con el tiempo, en parte debido a los fracasos de algunas iniciativas, en parte por desavenencias internas entre las firmas y también porque, en cierto sentido, el CCT ha ido adoptando algunos rasgos que lo asemejan a una cámara gremial empresaria, orientándose más hacia la obtención de beneficios que al desarrollo estratégico de un plan de largo plazo para la industria TIC cordobesa. Los más críticos incluso opinan que hoy el CCT no tiene una agenda de temas, no hay prospectiva ni tampoco especialización o ideas de hacia qué segmentos orientar a la industria local. Este último es, probablemente, uno de los puntos pendientes más importantes dentro de 57 la agenda. En efecto, como se dijo antes, la industria de SSI en la ciudad carece de un perfil de especialización definido. Si bien esto no ha impedido el crecimiento del sector, entendemos –y así también lo hacen muchos de los actores del CCT- que el desarrollo de algunos perfiles en ese sentido –por ejemplo, vinculándose con algunas de las industrias más dinámicas de la región (metalmecánica, agroindustria, automotriz) o promoviendo los desarrollos conjuntos con el pequeño pero interesante sector de hardware y electrónica- podría ser un factor de dinamismo y consolidación de la industria de SSI en Córdoba. En suma, desde el punto de vista de los impactos emergentes de las relaciones que mantienen las firmas entre sí, aquellos parecen estar más bien concentradas en aspectos de índole institucional o gremial y en mucha menor medida en temas comerciales. Asimismo, la acumulación de capacidades tecnológicas es hasta el momento un aspecto casi individual de cada firma, puesto que las instancias de interacción en este terreno son aún débiles o están poco desarrolladas, tanto en el caso de las compañías locales como de los vínculos entre éstas y las ET localizadas en la ciudad (sobre esto volvemos más adelante). En cuanto a Rosario, desde el punto de vista de la interacción entre empresas, un estudio realizado por (Kantis H. 2005) destaca que el entramado de relaciones que existía con anterioridad a la conformación del PTR era bastante débil en tanto lo que predominaba eran actitudes aisladas o pequeños círculos de contacto. Asimismo, las redes institucionales tampoco tenían un rol significativo y una situación similar ocurría con los bancos y otras fuentes de financiamiento externas a las firmas –como los fondos de capital de riesgo-. La creación del PTR supuso un cambio importante en este panorama, lo cual luego se reflejó en algunas iniciativas interesantes. En un contexto de profunda crisis económica en Argentina, el objetivo del Polo a inicios de 2002 se enfocó en la calidad para la internacionalización. En mayo de ese año, el PTR lanzó oficialmente el Grupo Certificador de Normas CMMI (Capability Maturity Model). Este grupo estaba formado por las ocho empresas de la Comisión Directiva del PTR. El proceso hacia la certificación de calidad se inició en el mes de junio con el asesoramiento de la JICA (Japan International Cooperation Agency). Esta experiencia fue el primer caso en el país de una certificación de calidad hecha en forma asociativa, pero además se constituyó en el proyecto emblemático inicial del PTR y el que le dio visibilidad e institucionalidad en sus comienzos. Gracias a este proyecto, el PTR adquirió un gran acervo de conocimientos acerca del proceso de certificación de calidad, lo cual indujo la creación de un laboratorio específico para apoyar a las empresas en este tema, hecho que se concretó un par de años después. El laboratorio se creó mediante una asociación entre el PTR y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y comenzó asesorando a empresas de Rosario en materia de calidad de procesos para el desarrollo de software bajo las normas CMMI. Con el tiempo, fueron las empresas más pequeñas las que comenzaron también a mostrar interés en este tema, razón por la cual el laboratorio comenzó a ofrecer asesoramiento también en otras normas de calidad con menores exigencias de costos y tiempos, como las ISO. La existencia del Laboratorio presupone un gran avance para las firmas de la región puesto que, hasta ese momento, éstas debían llevar a cabo estos procesos en el exterior. Desde la conformación del Laboratorio de Calidad, son varias las empresas rosarinas que han certificado CMMI. Posteriormente el laboratorio inició una nueva experiencia asociativa, esta vez con empresas de Rosario, Santa Fe y Casilda –no todas ellas pertenecientes al PTR- que necesitaban certificar calidad para cumplir con los requisitos establecidos en la Ley Nacional de Promoción de la Industria de Software y Servicios Informáticos. 58 Pese a que el enfoque en el tema calidad se había pensado casi exclusivamente como una forma de acercar a las firmas a la exportación, una visión retrospectiva de la experiencia permite apreciar que, en términos de inserción externa, la certificación no les dio a las empresas tantos beneficios como esperaban o, dicho de otro modo, las empresas corroboraron que estas normas podían actuar como una condición necesaria pero no suficiente para insertarse en el mundo externo. De todos modos, el caso del laboratorio de software y la certificación de calidad en forma asociativa son iniciativas altamente positivas y constituyen, por cierto, un caso concreto de sinergia entre firmas tal como es esperable en el contexto de un cluster. Por otro lado, casi en paralelo a la experiencia del Grupo Certificador de normas CMMI, se fue conformando un segundo grupo de empresas orientadas a formar un consorcio exportador denominado GETIR –Grupo Exportador de Tecnologías Informáticas de Rosario-. Este proyecto contó también con el apoyo de la JICA y el respaldo de la Fundación Exportar y el Bank Boston. El GETIR estaba formado por 10 empresas, las cuales a su vez participaban del Grupo de Certificación de Calidad CMMI. Estas firmas mostraban características favorables para la inserción internacional, a saber, un avance en el proceso de certificación de calidad del 80%, experiencia en exportaciones -la mitad de ellas- y oficinas en el exterior -el 30% de las empresas (Kantis H. 2005). Las empresas asociadas participaron de la feria SIMOCI, realizada en Madrid. En esa oportunidad, el GETIR participó en rondas de negocios organizadas por Al Invest, durante las cuales hubo un intento por conformar alianzas estratégicas entre las firmas argentinas y sus pares europeos con un doble objetivo: que estas últimas actuaran como contrapartes del GETIR en el mercado de la Unión Europea y que las empresas rosarinas actuaran como “conectoras” con el mercado latinoamericano (López y Ramos 2007a). Entre los objetivos más generales de estas negociaciones se encontraba también el interés por intercambiar tecnologías (Lahitte 2006). Desafortunadamente, no tenemos más información acerca de cuáles han sido los resultados de estas vinculaciones hasta el momento. Ahora bien, desde el punto de vista de la interacción entre las firmas, no parece haber muchos más proyectos que los aquí mencionados. El PTR les ofrece a sus asociados apoyatura legal para adherirse a la Ley de Promoción de la Industria de SSI, servicios como el Laboratorio de Calidad e información sobre oportunidades de negocios. Pero aparentemente no existen todavía vínculos comerciales o tecnológicos sólidos entre las empresas socias del Polo. En opinión de las firmas consultadas, el PTR le da visibilidad al sector de SSI y permite la existencia de algunas experiencias asociativas –como la de calidad-. Pero no tenemos referencias de la existencia de negocios conjuntos. Para algunas empresas incluso, el grueso de las actividades que realiza el PTR (actividad gremial y política, medidas en relación a formación de recursos humanos y perfil de formación de competencias) son más característicos de una cámara gremial que de un cluster. Podría decirse que hasta se percibe cierto aislamiento por parte de las firmas, en el sentido de que no muchas de ellas están al tanto de lo que hacen sus colegas del PTR. De hecho, desde que se creó el Polo, no parece haber habido muchos problemas, recelos o competencias entre las empresas, algo que sí se experimenta al interior del CCT. En otras palabras, parecería que en el caso de Rosario las empresas conviven menos que en el caso de Córdoba, lo cual generaría un menor grado de relacionamiento y, por tanto, un menor nivel de conflictividad. Un hecho interesante es el acuerdo entre el PTR y la Federación de Industrias de Santa Fe (FISFE) con el objetivo de trabajar en la cadena de valor alimenticia en el tema de incorporación de software. De concretarse, este sería un paso interesante en la dirección de interrelacionar a las empresas de SSI con sectores dinámicos y competitivos de la economía regional, de modo 59 tal de ir dotándolas de algún perfil de especialización. Asimismo, en función de esta preocupación por la especialización, el PTR efectuó un relevamiento entre las empresas del sector para detectar posibles caminos sustentables de desarrollo y realizó unas jornadas colectivas de discusión que terminaron con la redacción del Plan Estratégico 2007-2012. Siguiendo este camino, el PTR planea en el 2008 armar un “Observatorio de Nichos”, es decir, una unidad de estudios que analice las posibles aplicaciones de software y los sectores que tendrían mayor potencial de ser desarrollados en los próximos años. Uno de los caminos posibles sería acrecentar la vinculación del sector con otras industrias locales dinámicas –e.g. maquinaria agrícola o la agroindustria-. Sin embargo, hasta donde conocemos por el momento es muy escasa esta vinculación. Según algunos referentes consultados, esto tiene que ver en cierta medida con la resistencia que hay en algunos de estos sectores a incorporar tecnología a los equipos fabricados, con la dispersión de los potenciales usuarios de software, con hecho de que los requerimientos son usualmente puntuales y específicos y con el tipo de empresas que predominan en los sectores que podrían vincularse más fácilmente –metalmecánica, por ejemplo- que muchas veces no están abiertas a la incorporación de software a los equipos, entre otras razones. Cabe agregar también que, a mediados de 2007, se firmó un acuerdo entre el PTR y el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) con el objeto de estimular la capacidad exportadora de las firmas y promover su crecimiento, básicamente a través de la capacitación de los recursos humanos de las empresas del PTR, la creación de foros de interacción, cooperación y consulta y la promoción de actividades de capacitación que ambas entidades organicen con el objeto de estimular el crecimiento de las PyMES asociadas al Polo y promover su capacidad exportadora. Finalmente, la decisión estratégica de incorporar nuevos sectores tecnológicos que presentaban un potencial de sinergia con el de software -como el de Telecomunicaciones y el de Bio (Bioingeniería y Biotecnología)21, se enmarca en la idea de dotar al PTR de un perfil tecnológico multisectorial y al mismo tiempo promover la vinculación entre sectores y los encadenamientos productivos en la región. En suma, las dos experiencias estudiadas muestran aún un escaso nivel de vinculaciones interempresarias, especialmente cuando se trata de hacer negocios conjuntos. Si bien existen algunos casos en los que esta interacción está comenzando a suceder, en general aún persisten algunos recelos entre las empresas, sobre todo cuando se trata de compartir información vinculada a lo tecnológico. En el caso de Córdoba, aparentemente las empresas conocen más acerca de las actividades de sus pares vis a vis la situación de Rosario. Sin embargo, por el momento esto no está favoreciendo vinculaciones inter-empresarias más activas, ya que las firmas siguen viéndose unas a otras primordialmente como competidoras, más allá de algunas alianzas en materia exportadora. En tanto, en Rosario la iniciativa cooperativa más relevante tiene que ver con la unión de empresas para la certificación de normas de calidad. Siendo esto un evento importante desde el punto de vista de la dinámica del PTR, está claro que se trata de una actividad en la cual las empresas no necesitan compartir información de mercado ni tecnológica, ya que el objetivo fundamental es amortizar los costos de la certificación. 21 Esto ocurrió formalmente hacia mediados del 2005 cuando se incorporaron 5 empresas biotecnológicas –Bioceres, Indear (asociación entre Biosidus y Bioceres), Laboratorio Litoral, Relmo y Wiener Laboratorios- y compañías de otras áreas como telecomunicaciones, bioingeniería, desarrolladores de equipamiento médico y electrónico, etc. 60 8. El rol de las transnacionales En un contexto general en el cual Argentina recibió en los últimos años un gran número de inversiones extranjeras en el área TIC, inducidas fundamentalmente por el bajo costo (postdevaluación de 2002) y la buena calificación de sus recursos humanos, y con el propósito fundamental de exportar, tanto Córdoba como Rosario resultan localizaciones atractivas para las ET que buscan diversificar fuentes de abastecimiento de personal en un contexto en donde el mercado laboral de Buenos Aires ha estado cerca del agotamiento (López y Ramos, 2008). Sin embargo, las actitudes de ambos clusters con relación a la llegada de las ET ha sido muy diferente, y ello ha repercutido, aunque no necesariamente de la manera prevista por las respectivas autoridades, en diferencias en la naturaleza e impacto de dichas inversiones. El sector de SSI en Córdoba comenzó a tener relevancia internacional con la llegada de ET gran envergadura como Motorola (uno de los principales proveedores mundiales de equipos telecomunicaciones), Intel (el mayor fabricante de chips) y EDS (líder en el mercado servicios de tecnología en soluciones de negocios, producción de software y gestión infraestructura). de de de de En 2000 Motorola anunció su intención de radicar un centro de desarrollo de software para teléfonos celulares y otros equipos en la Argentina. La posibilidad de que la compañía se estableciera en Córdoba generó un fuerte movimiento al interior de la industria de software local y fue también, como ya mencionamos, un elemento de cohesión determinante para la conformación del CCT. Este caso es interesante porque precedió a la devaluación de 2002, es decir, cuando aún el país no ofrecía ventajas de costos evidentes respecto de otros competidores. En 2007 la empresa, que exporta el 100% de sus desarrollos y ha alcanzado la certificación CMM 5, contaba con 260 empleados en Córdoba (López y Ramos 2007b). INTEL se instaló en Córdoba en el año 2006. El centro de Intel en Córdoba está formado actualmente por unas 60 personas -todas ellas con formación universitaria- aunque el objetivo de la empresa es llegar a tener, con el tiempo, 400 empleados. El centro de Intel en Córdoba forma parte de la Red de Centros de Software de la corporación que ya opera en los Estados Unidos, China y Rusia y el objetivo es que se especialice en desarrollar software para optimizar el desempeño de las aplicaciones que corren sobre arquitectura Intel. La estrategia de la empresa es lograr que el centro desarrolle el ciclo completo de vida del producto, lo cual significa que esta filial tendrá a su cargo todas las etapas del proceso, desde la arquitectura hasta la etapa final de producción (López y Ramos 2007b). El caso de Intel se diferencia de las otras iniciativas que se conocen hasta el momento en la Argentina puesto que apunta a cubrir un segmento de alto nivel tecnológico. Prueba de ello es el hecho de que los requerimientos de recursos humanos que tiene la empresa están enfocados, exclusivamente, a la contratación de ingenieros o profesionales con títulos de postgrado. EDS abrió su Centro de Servicios Globales en Córdoba a comienzos del año 2007. La empresa contaba con 600 empleados en dicho año. El Centro realiza mantenimiento preventivo y evolutivo de software y desarrolla proyectos en Java y Dotnet. Para ello, cuenta con tres áreas bien diferenciadas: desarrollo y soporte de aplicaciones, Business Process Outsourcing (BPO) y Administración de Infraestructura (ITO por sus siglas en inglés –Infrastructure Technology Outsourcing). A nivel global, la compañía tiene otros 7 centros de servicios similares al de Córdoba, todos ellos orientados fundamentalmente a la exportación. Otras ET instaladas en la provincia son la francesa Gameloft –dedicada al negocio de videojuegos para telefonía móvil- que en 2007 decidió abrir su segundo centro en la Argentina 61 (en donde básicamente adapta videojuegos y hace algunos desarrollos originales) en la ciudad de Córdoba (la empresa tenía desde el año 2005 un centro de desarrollo en Buenos Aires) y la brasileña Datasul, dedicada al desarrollo y comercialización de soluciones integradas de software. Esta empresa es la única de las ET que está asociada al CCT. En cuanto a los factores de atracción de Córdoba, aparecen varios relevantes: la existencia de recursos humanos calificados y de universidades prestigiosas y especializadas en diversas ingenierías, la seguridad que ofrece la ciudad, la similitud con el huso horario de los EE.UU., la existencia de una incipiente industria de software local (aunque la presencia del CCT como tal no parece haber jugado un rol relevante), los costos, menores a Buenos Aires (incluyendo aquí los inmobiliarios) y por último, los beneficios que ofreció el gobierno provincial a las ET como parte de su política de atracción de inversiones en el área TIC. Sobre este último punto en particular, debemos mencionar que dicha política de atracción de inversiones desató numerosas críticas tanto en la prensa como en el ámbito empresarial y académico, tanto por su costo y discrecionalidad, como por la falta de políticas similares de apoyo para las firmas locales (Berti, 2006; Pujol, 2006) y la escasa condicionalidad para recibir los subsidios –si bien los convenios incluían cláusulas específicas según las cuales las ET se comprometían, a cambio de los beneficios otorgados, a colaborar con las PYMEs locales, desconocemos cuáles eran los alcances de la colaboración exigida y las firmas locales en general afirman que en cualquier caso esa colaboración rara vez existió. De todas maneras, debemos mencionar que este tipo de medidas no escapan a lo que ocurre en la mayor parte de los países que intentan atraer inversiones de gran porte en este sector (López y Ramos 2007b). Con relación a los impactos de estas inversiones, cabe preguntarse hasta qué punto la llegada de estas empresas ha generado o puede generar alianzas e interacciones locales que permitan la acumulación de capacidades tecnológicas para las firmas locales o el surgimiento de economías de especialización en torno al cluster. Por un lado, más allá de que los juicios sobre el tema no son unánimes obviamente, hay cierto consenso acerca del hecho de que, tomando a las 3 empresas de mayor porte, Intel es aquella que ha instalado una operación de mayor complejidad tecnológica, estando EDS en el otro extremo. De todos modos, muchos señalan que la falta de recursos humanos del mayor nivel de calificación en la provincia limitaría la posibilidad de desarrollar actividades cercanas a la frontera tecnológica. En cuanto a la vinculación con proveedores locales, en principio es escasa en los tres casos. Sin embargo, con el tiempo algunas ET como Motorola e Intel desarrollaron algunas iniciativas de aproximación a las firmas cordobesas. Motorola, por ejemplo, comenzó a subcontratar ciertas actividades e incentivó a algunas empresas a iniciar el proceso de certificación en CMM, colaborando mediante el ofrecimiento gratuito de cupos de pre-assesment de certificación. Sin embargo, pese a esta decisión, hasta el momento es relativamente poco lo que el centro de Motorola terceriza en empresas locales. Un hecho que sí ha sido destacado por las empresas entrevistadas es que Motorola ofrece a sus proveedores no sólo el contrato sino también una fuerte capacitación, lo cual es altamente valorado por las empresas beneficiadas con este tipo de vinculaciones. Otros de los aspectos positivos destacados es la colaboración de la empresa con las universidades -financiando cursos, postgrados y otras iniciativas de capacitación-. En cuanto a Intel, la compañía lanzó un programa gratuito para apoyar a pequeños desarrolladores de software denominado Software Partner Program (SPP), con el objetivo de capacitar desarrolladores que utilicen su mainframe. Más allá de eso, en cuanto a la interacción 62 de la compañía con las firmas locales, el caso es similar al de Motorola: es muy fluida en materia institucional y académica pero decae cuando se ingresa al mundo de los negocios. Sólo recientemente la empresa ha comenzado a trabajar con algunas pocas locales en el desarrollo de algunos proyectos puntuales que, aparentemente, son de gran interés tecnológico. Las pocas empresas que han logrado obtener contratos con las ET manifiestan que esto les ha servido (y mucho) para aprender debido a las exigencias que imponen estas compañías y a las que no siempre están habituadas. Esto es algo bastante recurrente en el tema de calidad, donde muchas empresas mencionan que ésta ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad del propio negocio. Sin embargo, cabría preguntarse hasta qué punto han sido las ET y su influencia las que generaron este tipo de cambios en las empresas locales y no el propio desarrollo de estas compañías y su creciente apertura exportadora los que las están impulsando a avanzar en este tema. Algunas empresas se han convertido en partners22 de las ET, es decir, en usuarias autorizadas y representantes de ciertas tecnologías de estas corporaciones lo cual, en opinión de las empresas locales, les ha dado la posibilidad de aprender y capacitarse. De todos modos, por ahora se trata de casos puntuales y no de una tendencia generalizada al desarrollo de redes de vinculaciones al interior del conglomerado. En este sentido, cabe señalar que, como modelo deseable, para algunas empresas locales, la interacción debería adoptar la forma de una subcontratación por parte de las ET. En efecto, el poder ofrecer horas hombre a las grandes corporaciones que están en la ciudad es un negocio atractivo para cierto tipo de firmas locales de SSI, en particular las que se dedican a software factory. Para otras, en cambio, la interacción deseable con las ET pasaría más por hallar algunos mecanismos que faciliten la transferencia de tecnología, conocimientos y el acceso a mercados preferenciales, como por ejemplo, el desarrollo de proyectos conjuntos en algún segmento del mercado. Más allá de que no existen importantes ejemplos de vinculaciones a nivel comercial o tecnológico entre las ET y las locales, debemos mencionar que sí se percibe un clima de fuerte interacción en otros ámbitos como el institucional o el académico, donde varias ET tienen una fuerte presencia, participan de las diferentes instancias que han ido surgiendo en torno al cluster y se constituyen, sin lugar a dudas, en actores sumamente relevantes en las discusiones acerca del futuro del sector TIC en Córdoba. A su vez, la llegada de empresas con altos estándares de calidad tornó más evidente la necesidad de introducir en las firmas locales algunas mejoras organizacionales y jerarquizar el tema de la calidad. Donde sí hay casi unanimidad entre las firmas locales es en reconocer que la llegada de las ET le dio a Córdoba otra visibilidad y que sirvió claramente como acción de marketing para posicionar a la ciudad en el país y en el mundo. Cabe recordar aquí que las compañías cordobesas tienen en general un gran interés por el mercado de la exportación y apuntan a ganar clientes en el exterior como estrategia de desarrollo. El efecto reputación es sin dudas un activo que ha dejado la llegada de las ET a la ciudad, puesto que no solo ha servido para darle visibilidad al sector TIC en el mundo sino que también puede servir en el futuro como un atractivo para nuevas inversiones que estén orientadas hacia sectores tecnológicamente interesantes y que puedan presuponer mayores efectos de derrame sobre el entramado local. 22 Para ser partner, por ejemplo, de INTEL, la compañía exige cierta infraestructura que no todas las empresas de software locales están en condiciones de asegurar por lo que este tipo de contratos quedan, en general, reservados para las firmas más grandes. 63 Un punto último a considerar es el impacto de la llegada de las ET en el mercado de trabajo. En particular, la llegada de EDS a Córdoba provocó un gran revuelo entre las compañías del sector. A diferencia de los casos de INTEL y Motorola, las firmas locales vieron en esta ET una fuerte amenaza para su supervivencia ya que compite por recursos humanos de similar perfil (no ocurre lo mismo en el plano comercial, donde no hay grandes rivalidades dado que la compañía estadounidense está enfocada mayoritariamente al mercado externo o corporativo). A esto se agrega que la ET no tiene prácticamente vinculaciones con las firmas locales. Como forma de paliar al menos parcialmente su descrédito, EDS comenzó a subcontratar horas hombre a las empresas locales. Sin embargo, esta metodología en muchos casos terminó con la transferencia del personal a la ET lo cual, en lugar de mejorar el clima tendió a empeorarlo. Es importante mencionar también que parte de esta falta de interacción puede estar relacionada con ciertas falencias que la ET detecta en el entorno local, por ejemplo, la heterogeneidad en la calidad de las desarrolladoras, el bajo nivel de inglés en algunos casos, la falta de entrenamiento para trabajar en grandes proyectos, la insuficiente experiencia en ciertos segmentos del mercado, etc. Más en general, digamos que algunas estimaciones hablan de que las ET “se llevaron” cerca de 400 personas del CCT (sobre un total de 4500). Además, como es lógico, los recursos que se han ido al principio han sido los mejores. La escasez de mano de obra sumada a la mayor demanda que presupone el crecimiento de los negocios de las ET ha tendido a elevar los salarios en los últimos años. Por otra parte, para algunas empresas pequeñas ha sido casi imposible retener al personal frente a las alternativas de desarrollo profesional que ofrecen las compañías extranjeras23. De hecho, como un resultado indirecto de la situación del mercado de trabajo, muchas firmas están volcándose hacia el desarrollo de productos puesto que en ese segmento tienen menores requerimientos de mano de obra. La rotación de personal va más allá de las cuestiones asociadas a la retención o el reclutamiento sino que también afecta el desempeño financiero de la empresa al extender el ciclo de negocios debido a la necesidad de capacitar al personal por períodos cada vez más extensos24. Por otra parte, la escasez de recursos humanos también está haciendo perder algunos negocios a las propias ET que no pueden afrontar grandes proyectos por falta de personal y terminan perdiendo el cliente a favor de alguna otra filial. Pese al efecto negativo de la llegada de las ET sobre el acceso a recursos humanos por parte de las firmas cordobesas, es interesante señalar que, transcurridos algunos años desde la llegada de la primera ET, ya hay algunos casos de drenaje inverso de personal desde las ET hacia las locales como así también de spin offs de las propias ET. Esto permite alguna transferencia de conocimientos y capacidades muy valorada por las empresas entrevistadas y la aparición de nuevos emprendimientos cuyos fundadores tienen un nivel de competencias posiblemente más elevado luego de haber pasado por estas compañías. De todos modos, en todos estos temas debemos tal vez trazar una distinción entre los casos de Intel, Motorola y quizás Gameloft y el caso de EDS, empresa cuyas actividades en la Argentina aparentemente tendrían un nivel menos exigente desde el punto de vista de la complejidad tecnológica25. 23 Según la información recabada, la brecha salarial entre las empresas extranjeras y las locales puede llegar a más del 50% en algunos casos. 24 Al agotarse los recursos más calificados (el extremo superior de la pirámide), las empresas deben recurrir a recursos con menor nivel de formación y por ende con mayores necesidades de entrenamiento “on the job”. Al decir de una de los empresarios entrevistados “las firmas cordobesas deberán acostumbrarse a trabajar con estudiantes y ya no con profesionales”. 25 En rigor, una parte del personal de EDS tiene una formación de tipo contable y está orientada más a proveer otro tipo de servicios habilitados por la tecnología que al desarrollo de software, lo cual justifica esta diferencia con las restantes empresas mencionadas. 64 Finalmente, el interrogante acerca de qué es lo que han dejado las ET es aún una pregunta abierta cuya respuesta parece apresurado dar ahora teniendo en cuenta el breve lapso transcurrido desde su radicación. No obstante, parece bastante claro que –más allá de lo discursivo- algunas de las firmas no tienen ninguna intención de generar encadenamientos con las empresas locales ni crear redes con el sistema científico-tecnológico local. Sin embargo, hay algunos indicios alentadores por parte de otras ET que no sólo interactúan con las firmas locales sino que, crecientemente, parecen estar afianzándose en la región, generando algunos proyectos interesantes y pensando en expandir sus actividades en la ciudad. En cuanto a Rosario, allí también han llegado algunas ET en los últimos años -Neoris, EDS y Accenture- en tanto que algunas otras firmas –como IBM o Gameloft- han evaluado en algún momento su posible radicación en al ciudad. Si bien por el momento se trata de un proceso bastante más acotado que el de Córdoba, desde el punto de vista del desenvolvimiento del entorno local la llegada de estas firmas ha tenido algunas repercusiones que vale la pena analizar en esta sección. El PTR tuvo, desde su creación, cierto interés por atraer inversiones a la ciudad, interés que quedó plasmado en el propio Estatuto de creación del PTR. En principio, se trataba de atraer ET que pudieran ser clientes de las firmas tecnológicas más que firmas de software o servicios informáticos que, de algún modo, pudieran competir con ellas. Pero más allá de esto, no había en el ánimo del PTR una resistencia hacia la radicación de firmas. De hecho, ya hemos mencionado que el anuncio de la posible instalación de Motorola había sido tomado por la mayor parte del sector como un indicio auspicioso del potencial del sector en la ciudad. La primera empresa extranjera en establecerse en Rosario fue Neoris, una compañía formada como un desprendimiento tecnológico de la compañía mexicana Cemex que adquirió en 2001 la firma de software rosarina Amtec.net. Para ese entonces, Amtec.net tenía también oficinas en Buenos Aires, aunque conservaba su headquarter y la mayor parte de su personal en Rosario (140 de las 180 personas de la firma trabajaban allí). Actualmente, Neoris Argentina cuenta con 600 personas distribuidas en 4 ciudades: Buenos Aires, Santa Fe, San Nicolás y Rosario. En el centro de esta última ciudad trabajan más de 200 personas. El centro de Neoris Argentina en Rosario se dedica a hacer software factory para la corporación (cuyos headquarters están en Miami). El otro centro de factoría de software importante que tiene la compañía está situado en México y es, en los hechos, el virtual competidor intra-corporación del centro de Rosario. Otra de las empresas que abrió un centro de desarrollo de software en Rosario es la norteamericana EDS. Esta compañía ya cuenta con un centro en Buenos Aires y, como ya vimos, otro en Córdoba, en ambos casos de mucha mayor magnitud que el que ha instalado en Rosario. EDS llegó a Rosario de la mano de uno de sus grandes clientes, la empresa automotriz General Motors, cuyo complejo industrial está en las afueras de la ciudad. Según la información disponible, el centro cuenta con alrededor de 40 personas que se dedican exclusivamente a atender a GM, tanto en la Argentina como en el exterior. La tercera empresa que se ha radicado en Rosario recientemente es Accenture La llegada de esta empresa a Rosario se inserta dentro de la lógica de funcionamiento de la corporación a nivel global y de la estrategia de expansión de sus diferentes centros en el mundo. Como parte de su expansión global, la firma abrió hace unos años un centro de desarrollo de software y BPO en Buenos Aires, desde el cual provee servicios a diferentes empresas del exterior y de la Argentina. En los últimos años, este centro creció vertiginosamente, en parte porque el mercado doméstico mostró mayor dinamismo pero en gran medida porque el país comenzó a absorber mayores porciones de negocios para el exterior (López y Ramos 2008). En este contexto, y 65 fundamentalmente en búsqueda de nuevas fuentes de recursos humanos, en 2006 la compañía decidió abrir un nuevo Centro de Desarrollo de Software, esta vez en Rosario, el cual actualmente cuenta con unos 100 consultores. El Centro realiza el mismo tipo de tareas que hace la compañía desde sus oficinas en Buenos Aires, con el foco puesto, fundamentalmente, en el mercado externo. Los factores que atrajeron a las ET a Rosario no son muy distintos de los observados en Córdoba: disponibilidad de recursos humanos calificados, algunas ventajas de costos y un ambiente propicio para este tipo de actividad –universidades, cercanía geográfica a Buenos Aires, disponibilidad de edificios de oficinas, ambiente industrial dinámico. La existencia de una industria local de SSI y/o del PTR parece haber jugado un rol menor o nulo según los casos. En cuanto a las vinculaciones, o la falta de las mismas, también la situación es similar a la de Córdoba. En este sentido es interesante relatar el caso de Accenture. Antes de su arribo, la compañía intentó negociar con el municipio y el PTR posibles beneficios, entre ellos, la entrega de un edificio para las oficinas o de un subsidio por el alquiler de las mismas. A cambio de esto, el municipio y el polo pedían que la empresa asumiera algún compromiso de contratar recursos del PTR para hacer desarrollos. Esta condición era particularmente interesante para las empresas del PTR dedicadas a servicios de software factory puesto que veían en ella la posibilidad de prestar servicios tercerizados a la ET. Finalmente, el Municipio y Accenture no llegaron a un acuerdo, en parte porque la convicción del gobierno local era la de no otorgar beneficios a las empresas que se quisieran radicar en la ciudad, diferenciándose así claramente de lo que se dio en llamar el “modelo cordobés” y en parte porque la empresa extranjera no estaba dispuesta a comprometerse a contratar recursos del PTR, tal como se le exigía. En todo caso, ni Accenture ni EDS tienen actualmente vinculaciones con las firmas locales. Incluso las relaciones comerciales entre Neoris y las PyMEs locales son prácticamente inexistentes (al parecer solo existen algunos casos aislados de subcontratación) y si bien la ET forma parte del PTR, hasta donde conocemos son muy escasos los vínculos o redes que ha desarrollado hasta el momento. No obstante, la compañía mexicana ha manifestado su intención de expandir el proceso de tercerización hacia PyMEs locales en un futuro puesto que evalúa positivamente las capacidades de las firmas de Rosario y su potencialidad de desarrollo. También al igual que en Córdoba, la llegada de las ET movilizó el mercado laboral de Rosario. En el caso de Neoris, la compañía tiene un acuerdo con las empresas del PTR de no sacarse personal, con lo cual genera menos resquemores entre las PyMES locales. Sin embargo, Accenture y EDS son vistas como dos potenciales amenazas para las empresas locales, en primer lugar, porque en muchos casos las empresas de SSI rosarinas han perdido recursos en manos de estas compañías, que están en condiciones de ofrecer mejores condiciones laborales y un programa de carrera quizás más atractivo y, en segundo lugar, porque la mayor presión que se siente en el mercado laboral está incidiendo sobre los salarios26. Pese a la relevancia de este tema, no hay hasta el momento una instancia formal de discusión sobre la materia, y sólo recientemente se ha conformado una comisión integrada por el PTR, el municipio, algunas universidades y empresas para intentar armar un plan de formación de recursos humanos y realizar un relevamiento de necesidades en las empresas. 26 Incluso, las propias ET sienten la escasez de recursos y enfrentan la competencia de los trabajadores “free lance” que realizan desarrollos para compañías extranjeras desde sus propias casas, secando aún más la plaza laboral. 66 La puja por los recursos puso sobre el tapete la cuestión del perfil de especialización de las firmas de software de Rosario. Básicamente, la cuestión se plantea en los siguientes términos: los riesgos de que lleguen ET a la región están asociados al modelo de negocios de las firmas locales: en la medida en que las empresas basen su desarrollo en vender horas hombre o servicios de bajo valor agregado serán vulnerables a la competencia de las grandes ET que están en mejores condiciones de ofrecer planes de carrera, salarios y condiciones laborales atractivas. Y esta disyuntiva no es exclusiva de Rosario sino que puede aplicarse perfectamente a la industria de SSI argentina en su conjunto. El problema radica entonces en discutir cuál es ese perfil de especialización deseable y posible y qué es lo que puede hacerse desde el cluster, la política pública y el sector privado para promoverlo. En el balance, y más allá de esta discusión clave, las empresas de Rosario piensan que, en algún punto, y más allá de la falta de interacciones visibles, la llegada de las ET las favorece en términos de reputación, aunque esta convicción no es compartida por todas las firmas ni tiene la fuerza que se percibe en el caso de Córdoba. Esta dualidad entre “mayor visibilidad para la industria y la ciudad” vs. “riesgos” la dejó plasmada claramente un empresario quien manifestó que: “como (miembro del) Polo, vemos muy bien la llegada de las ET pero como empresario, cada vez que llega alguna tiemblo porque tengo que aumentar los salarios”27. En suma, en ambos casos, parece bastante evidente que los vínculos entre estas compañías y las firmas locales son débiles y, en general, se limitan a la contratación de personal o a la tercerización de algunos trabajos puntuales pero que, en general, poco tienen que ver con la transferencia tecnológica y de conocimientos (a excepción quizás de la ayuda que algunas ET están ofreciendo a las firmas locales para llevar a cabo procesos de certificación de calidad). De todas maneras, dentro de esta situación general es necesario distinguir los casos de las ET “mano de obra intensivas” de aquellas que podrían calificarse como “conocimiento intensivas”. En el primer caso, está claro que la instalación de estas compañías ha convulsionado el mercado laboral y ha significado una fuerte presión sobre los salarios que paga el sector. En el segundo caso, la llegada de estas empresas, que tienen menores requerimientos de mano de obra y apuntan a segmentos más “complejos” desde el punto de vista tecnológico, si bien también ha generado algunos debates debido a los importantes incentivos que han recibido del gobierno (al menos en el caso cordobés), tiende más bien a ser vista por las firmas locales como un potencial factor positivo para el mejoramiento de las capacidades técnicas disponibles en cada región. Sí debemos decir que para la mayor parte de las empresas entrevistadas, la llegada de las ET significó un claro beneficio en términos de visibilidad externa de la industria. Tanto en Rosario como especialmente en Córdoba las empresas locales consideran que el arribo de ET de gran envergadura les permite posicionarse mejor a nivel global, aunque obviamente no resulta fácil cuantificar hasta qué punto esto se ha visto traducido en negocios concretos en el exterior. 27 Cabe aclarar que las empresas extranjeras que han arribado a Rosario plantean una competencia para las firmas locales en el plano del mercado de trabajo, pero no en cuanto a los negocios, ya que los nichos en donde operan son muy diferentes. Lo mismo vale para Córdoba. 67 V. Conclusiones En este trabajo hemos examinado algunas experiencias internacionales exitosas de clusterización en la industria TIC, y luego hemos analizado los casos de Córdoba y Rosario siguiendo el mismo esquema analítico empleado para presentar dichas experiencias, con el fin de determinar en qué medida los clusters de SSI existentes en Argentina reproducen o no las características encontradas a nivel internacional. De hecho, en la revisión de los clusters exitosos de otros países hallamos que, tal vez previsiblemente, no existe un único patrón en cuanto al nacimiento y características de dichos clusters. Y de aquí podríamos concluir que en la práctica no todos los clusters, aún los que funcionan “bien” desde el punto de vista de su desempeño comercial, muestran las virtudes que en la teoría se espera de dichas formas de concentración territorial de empresas, en particular considerando que en varios de los clusters TICs aquí analizados no se encuentran generalizadas relaciones de cooperación y sinergias entre los agentes de cluster. Dicho esto, de lo expuesto en este trabajo surge que tanto el Cluster Córdoba Technology (CCT) como el Polo Tecnológico de Rosario (PTR) están en esta última categoría, ya que no hay evidencia que sugiera que, más allá de algunas excepciones, en dichos clusters se hayan desarrollado redes de interacción entre empresas o entre empresas y universidades. En tanto, el hecho de que las ET allí instaladas se vinculen poco con el medio local sí parece un rasgo compartido con los otros clusters examinados, sugiriendo que, al menos en esta etapa del desarrollo de la industria TIC, las ET no suelen desarrollar redes intensas de cooperación con agentes externos, más allá de que puedan capacitarlos para usar sus tecnologías o ayudarlos a mejorar en aspectos de su gestión tal como ocurre en el caso de la calidad. Otro punto de coincidencia con la experiencia internacional es que ambos clusters cuentan con una importante masa de recursos humanos calificados y con universidades de prestigio en el área TIC. De hecho -más alllá de la existencia de incentivos fiscales en el caso de Córdoba- las decisiones de inversión de las ET que se radicaron en ambas ciudades estuvieron asociadas a dichos factores, y al hecho de que la industria local de SSI contaba ya, en ambos casos, con un núcleo de empresas muy activas, lo cual hacía presumir que en las respectivas regiones existían capacidades técnicas significativas. A su el CCT y el PTR muestran diferencias importantes entre sí. Los disparadores iniciales, por ejemplo, fueron distintos, pese a que el anuncio de Motorola respecto de una posible inversión en una de las dos ciudades jugó un papel clave en la creación de los clusters (tanto para posicionarse mejor ante dicha posible llegada como por el hecho de que el anuncio mostraba que la industria de SSI en dichas ciudades tenía potencialidades claras de desarrollo). Más allá de esta coincidencia, en el caso de Córdoba fue básicamente el empuje del sector privado el que motorizó la conformación del cluster, mientras que en el caso del PTR el Estado (en particular el municipal) parece haber jugado un papel mucho más preponderante en la etapa inicial de constitución del polo, aunque también fue decisiva la acción de un grupo de empresarios que tuvieron la voluntad y la visión de asociarse. También fue distinto el papel del Estado en el desarrollo posterior del cluster. En particular, mientras el gobierno cordobés fue activo en la concesión de incentivos para la atracción de inversiones, su par rosarino asumió la actitud inversa, en particular negándose a subsidiar inversiones que no generaran externalidades o interacciones con el entorno local. A pesar de 68 esta actitud, los dos casos de IED en donde esas vinculaciones parecen más fuertes –Intel y Motorola- se dieron en Córdoba. Ahora bien, mirando al futuro, es evidente que, por tratarse de proyectos muy incipientes, puede ser prematuro extraer conclusiones acerca de su desempeño. Hasta ahora ambos clusters tuvieron un fuerte crecimiento, en un contexto de expansión de la industria argentina de SSI en general, y lograron, en particular en Córdoba, un cierto posicionamiento en los mercados internacionales y la atracción de inversiones por parte de varias de las más relevantes ET del sector TIC. De todas maneras, y más allá de que es razonable esperar que estas iniciativas continúen madurando y consolidándose con el tiempo, es interesante plantear lo que, a nuestro juicio, son los principales desafíos que enfrentan ambos clusters. El primer punto en este sentido es que en los últimos años se ha dado una puja por los recursos humanos disponibles, lo cual ha generado cierto clima de hostilidad por parte de las firmas locales ante la llegada de las ET, ya que deben afrontar los crecientes salarios del mercado y la pérdida de personal capacitado a manos de estas compañías. Es evidente entonces que es preciso expandir la masa de recursos humanos, con el fin de evitar que la falta de personal, paradójicamente, pase de ser un factor de atracción a un obstáculo para la expansión del sector. En el caso de Córdoba parecen haberse dados pasos más concretos en esta dirección, y es preciso profundizarlos, pero apuntando a la formación de recursos en todos los niveles, ya que muchas veces las iniciativas se dirigen a capacitar personal en las áreas demandadas por el mercado olvidando la necesidad de generar también profesionales con mayor nivel de formación académica, lo que va desde fomentar que los estudiantes terminen sus carreras, hasta estimular la obtención de títulos de posgrado, ya que sin esa condición será difícil que se expanda el contenido innovativo de las actividades de SSI que se desarrollan en ambos clusters. El segundo punto tiene que ver con las vinculaciones (o la ausencia de ellas). Si bien como hemos visto la existencia de esas vinculaciones no es un dato que aparezca en todos los clusters internacionalmente exitosos, lo cierto es que su existencia fomenta la competitividad de dichos conglomerados productivos. Tanto en Córdoba como en Rosario existe la conciencia de que es necesario estimular la interacción y la cooperación entre las firmas y entre ellas y las universidades y se han adoptado tanto algunas iniciativas concretas –tal vez la más exitosa es la de certificación conjunta de calidad en Rosario- como planes específicos en dicha materia –la creación de parques tecnológicos-. Es de esperar que estas iniciativas maduren a medida que la confianza entre los agentes se incremente y desde el Estado y/o desde los cuerpos de gobierno de los clusters se fomenten las interacciones a través de medidas concretas. En tercer lugar, si bien la experiencia internacional muestra que no es un objetivo fácil, se debería apuntar a generar una mayor interacción entre las ET y las firmas de la región, especialmente pensando en la posibilidad de que estas últimas se integren en las CGV lideradas por las grandes corporaciones que se han radicado en Córdoba y Rosario. La subcontratación es obviamente una vía en ese sentido, pero también programas que apunten a generar transferencia de conocimiento desde las ET hacia las empresas domésticas. Un punto importante aquí es la posibilidad, que incipientemente parece darse en Córdoba, de que el personal capacitado por las ET vuelva a firmas locales o genere sus propios emprendimientos (spin-offs). Por último, desde el punto de vista de la especialización de las empresas, parece bastante evidente que hasta el momento ninguna de las dos iniciativas ha logrado definir un perfil claro 69 que la distinga y le permita ocupar ciertos nichos, tanto en el mercado doméstico como internacional. Esto no debería sorprender puesto que es una falencia que presenta, en general, toda la industria de SSI argentina y que, en parte, obedece a su relativa juventud. Sería por cierto interesante indagar hasta qué punto este perfil podrá ir desarrollándose a partir de la existencia de ciertas ventajas competitivas vinculadas a lo regional –por ejemplo, SSI para el agro o la industria metalmecánica en Rosario, software para la industria alimenticia en Rosario y Córdoba, etc.-. En todo caso, un hecho alentador es que ambos clusters reconocen que la definición de un patrón de especialización que los distinga es una necesidad que deberán afrontar de aquí al futuro y se han comenzado a buscar, especialmente en Rosario, algunas vías para hallarlo a través del diálogo e interacción entre empresas del sector SSI con firmas de otras industrias potencialmente demandantes de sus servicios. 70 Referencias bibliográficas Ajuntament de Barcelona (2007). 22@Barcelona El distrito de la innovación, Ajuntament de Barcelona. Anuario 2005 de Estadísticas Universitarias (2005). Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Anzil, F. (2007). 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