Esperanza en Austria para cristianos de Oriente Medio

Transcripción

Esperanza en Austria para cristianos de Oriente Medio
EXPERIENCIAS
Esperanza en
Austria para
cristianos de
Oriente Medio
Austria tiene 8,7 millones de habitantes, y el año pasado
ha acogido 90.000 refugiados: salvo Suecia, ningún otro
país de la Unión Europea ha acogido a tantos. AMAL es
una de las asociaciones de inspiración cristiana donde
colaboran personas que quieren ayudar y apoyar a los
refugiados.
AMAL es una palabra árabe que significa esperanza. La asociación compaña sobre todo a familias de migrantes cristianos, en su mayoría de Siria e Irak, a los que el Estado ya ha
concedido asilo y que permanecerán en el país.
Imad, su esposa Ghadir y sus tres hijos, de edades que van
de los 4 a los 8 años, están muy agradecidos por el trabajo
de AMAL. Son una familia católica de Damasco, donde Imad
tenía un buen trabajo como gerente de una empresa. Pero
vino la guerra, y la persecución de los cristianos. La familia
huyó a Austria en un accidentado viaje. “Cuando llegamos
a Austria, explicamos a todos que éramos cristianos. Se sorprendían mucho: aquí no sabían que hubiera cristianos en
Siria. Tuvimos que explicarles primero que sí, que, en efecto,
¡hay cristianos en Siria!”, cuenta Imad.
La situación era muy dura: son conocer el idioma, sin casa
ni trabajo. Poco a poco fueron mejorando las circunstancias,
pero seguían sin conocer familias austríacas… hasta que conocieron a Gordian Gudenus y a su familia.
“La guerra ha obligado a muchos cristianos de Siria y de Irak
a huir. No solamente han sufrido por las bombas, sino también
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CAMBIO DE IMPRESIONES
por la persecución a causa de su fe”, cuenta Gordian Gudenus,
presidente de AMAL. Antes de conocer a la familia de Imad
no sabía bien cómo ayudar eficazmente; pero de repente los
problemas de los migrantes adquirieron un “rostro”. De la
amistad entre ambas familias surgió la idea de AMAL, asociación que fundaron junto con otras familias para atender
sobre todo a cristianos perseguidos, a quienes ayuda a encontrar en Austria una segunda patria.
Una segunda familia
Todo comenzó por un encuentro casual en una parroquia
de Viena. “Gordian fue muy amable con nosotros”, cuenta
Ghadir. “Nos invitó a su casa, y pasamos un día entero con su
familia. También rezamos juntos, y hablamos mucho. Al final
Marina, la mujer de Gordian, dijo: ‘¡Ahora seré la abuela de
vuestros hijos!’ Eso me conmovió tanto que me puse a llorar”,
dice Ghadir, que en Siria trabajaba como diseñadora gráfica.
Y su marido añade: “Tuvimos que irnos de Siria con nuestra
familia; pero aquí hemos encontrado una segunda familia.
Eso es muy importante para nosotros los refugiados, estos
contactos de corazón a corazón”. En ese momento decidió
ayudar a otros refugiados.
En ese momento nació AMAL. “Para cualquier persona, la
familia es el tejido social más importante, especialmente en
tiempos de crisis. Y conocer a otras familias con las que uno
puede compartir sus preocupaciones y alegrías, es extremadamente importante”, dice Gordian Gudenus, que es padre de
seis hijos. Imad añade: “Queremos dar algo a los demás. AMAL
nos da también la oportunidad de transmitir a los austriacos
algo sobre las personas de origen árabe. AMAL es un puente
entre gente de Austria y del Oriente Medio. Así se produce un
intercambio sobre diferentes mundos y culturas”.
El aprendizaje del idioma (en este caso, el alemán) es esencial para arraigar en un país nuevo. Hay cursos, pero muchos
están abarrotados o hay los tiempos de espera para ser admitidos son muy largos. “Una lengua se aprende hablando y
teniendo relación con personas. Por eso estuvimos pensando
cómo formar un grupo donde los migrantes pudieran hablar
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y practicar el alemán, mejor en un contexto privado, para que
también pudieran cultivar relaciones con austríacos. Y encontramos a una profesora que dij que sí, que se iba a jubilar
y tenía tiempo”. Era Margit Kauer, vienesa de 60 años que
siempre había querido hacer algo por los refugiados. “Desde
noviembre de 2015 el número de las personas atendidas por
AMAL ha ascendido a 170 adultos y 40 niños y jóvenes”, explica Kauer, que durante mucho tiempo enseñó idiomas en
una escuela secundaria. Ella coordina a los 60 voluntarios:
estudiantes, personas activas profesionalmente y jubilados:
“Nuestro ayudantes y moderadores provienen de nuestro propio ambiente y de los conocidos de los moderadores”.
Mediación entre migrantes y nacionales
AMAL ve su principal papel en servir de plataforma de intermediación entre refugiados que desean integrarse y austriacos dispuestos a ayudarles. “Con ese fin hemos contactado con
la persona que en la diócesis de Viena se encarga de los refugiados cristianos, así como con parroquias sirias e iraquíes.
Ellas nos remiten los refugiados y sus familias”: así explica
Gudenus el modo de trabajar de AMAL.
La idea básica de la iniciativa es el encuentro entre personas. Los domingos, las familias de Austria invitan a las
familias de Siria a comer, o se organiza una excursión al
bosque. Durante la semana, algunos voluntarios, sobre todo estudiantes, ayudan a los niños en las tareas escolares.
Los adultos dan clases de alemán a los adultos en su propia
casa, o les ayudan en los trámites administrativos. Un grupo
de expertos –abogados, médicos…– se han ofrecido a prestar
sus servicios a AMAL desinteresadamente.
También Ghassan ha llegado a Viena con su familia, a través del Líbano. Es dentista. Tenía una consulta muy moderna, que fue completamente destruida en un ataque dirigido
contra él sólo por ser cristiano. Huyó a Austria con su mujer
y su hija de un año. Está muy agradecido a AMAL: “Por casualidad oí a un amigo hablar de la asociación AMAL, vine y
conocí a estas personas. Nos han ayudado mucho y han sido
muy cariñosos con nosotros, sobre todo un médico vienés jubilado. Tenemos conversación de alemán con él, y nos ayuda a
aprender el vocabulario médico mejor y más deprisa alemán.
¡Es una gran ayuda!”. Se ha formado también un grupo intercultural de madres, en el que mamás austriacas y sirias
intercambian experiencias.
Tanto la experiencia de los que atienden como de los que
son atendidos es extraordinariamente satisfactoria, cuenta
Michael Leitner, director de AMAL. Ya han desaparecido en
ambas partes posibles recelos iniciales. “La vivencia más bonita para mí fue cuando un refugiado, al que había atendido
durante no mucho tiempo, me abrazó agradecido y empezó
a llorar”, dice el experto en informática, abuelo y católico
practicante. Su llamamiento es: “Todos pueden hacer algo
por los demás. Para ayudar no hace falta tener ujna formación
profesional específica. Hay que informarse, seguir formándose,
pero sobre todo empeñarse con el corazón y la cabeza. Eso lo
han entendido muchos de mis amigos y conocidos, y ahora
colaboran con AMAL”.
Fe firme, y perdón
La fe firme de los cristianos del Medio Oriente impresiona
mucho a los austriacos. “Lo que aprendemos de ellos es cómo
personas que se ven en una situación tan difícil perciben su fe
realmente como un apoyo. Eso es un testimonio importante para nuestra Iglesia y para nuestra sociedad”, subraya Gordian
Gudenus. El hermano del cuñado de Ghadir, Fadi, un joven
de 28 años, fue decapitado por los extremistas. Nos muestran
una foto. A la pregunta de cómo se sienten cuando la miran,
responde Ghadir: “Fue terrible, terrible. Pero perdonamos. Como Jesús nos ha enseñado. En Siria ahora necesitamos perdón
para poder empezar de nuevo”.
En algún momento, cuando sea posible y la guerra haya
terminado, quieren volver a su patria con su familia. Ahora
agradecen poder quedarse en Austria: “Nos alegra que los
austriacos hayan elegido la palabra árabe AML (esperanza)
como nombre para la nueva asociación. Eso es lo que necesitan todos los refugiados: ¡esperanza! ¡Esperanza significa
futuro!”. n
— Susanne Kummer, Viena
Esta sección está abierta a iniciativas útiles de evangelización, que puedan servir de inspiración a otros lectores.
Contactar con [email protected].
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