junto con New Brunswick– que tienen el francés como lengua oficial
Transcripción
junto con New Brunswick– que tienen el francés como lengua oficial
Oh lalá Quebec AQUÍ La calle peatonal Es la provincia más grande de Canadá y una de las dos –junto con New Brunswick– que tienen el francés como lengua oficial. Aquí, un recorrido por las encantadoras ciudades de Montreal y Quebec para descubrir su esencia europea y el singular espíritu de la cultura francocanadiense. Sainte-Catherine en The Village, Montreal. ENFRENTE Chacra en la Île d’Orléans, Quebec City. 64 . lu garesd ev i aj e. c o m p o r C O N N I E L LO M PA R T L A I G L E . F oto s d e N AT H A L I E H O U L E . FOTO de CON N I E L LOM PA RT L A I G L E “Good morning”, saludé cuando entré en una pâtisserie de Montreal. “Bonjour”, me respondió una señora de ojos claros y pelo enrulado. Fue muy extraño escuchar el idioma francés fuera de Francia y, sobre todo, que la mujer no tuviese inconveniente en continuar la conversación en inglés. De repente, la realidad de baguettes y croissants que caracteriza al país de la Torre Eiffel era real de este lado del Atlántico, en los Estados Unidos de Canadá. Siempre me resultó difícil disociar el gentilicio norteamericano de estadounidense y del idioma inglés. Pero ¿qué hay entonces de los canadienses? Ellos también son norteamericanos: los que hablan inglés y los ocho millones que viven en Quebec, una de las dos provincias de Canadá –además de New Brunswick– donde el francés fue reconocido como lengua oficial. En esta provincia, que es la más grande del país, las ciudades parecen retazos de Europa, y es tan distinta del resto que muchas veces coqueteó con la posibilidad de ser independiente. Para comprender la dualidad anglo-francesa hay que viajar en el tiempo, hacia el año 1534, cuando el explorador Jacques Cartier tomó posesión de las tierras de Gaspé –una ciudad sobre el costado este de Quebec– en nombre de Francia. La soberanía duró hasta el siglo XVIII, cuando pasó a manos británicas tras la firma del Tratado de París (1763). Desde entonces, los quebequenses han defendido con gran recelo su cultura y su idioma, y han intentado –sin éxito– independizarse del resto de Canadá pasando por dos referendos con resultados apretadísimos (en el último, de 1995, los separatistas perdieron por el 1% de los votos). Lo que sí lograron, a pesar de ser sólo ocho millones en un país con más de 33 millones de habitantes, fue que se firmara el Acta de 1774 –que restableció la fe católica, el idioma y el derecho civil francés en la provincia– y que en 2006 el parlamento canadiense reconociera a Quebec como una nación dentro de Canadá, en lo cultural. Hoy, las intenciones separatistas parecen haber menguado, sobre todo desde que en 2010 Quebec recibió a más de 50 mil nuevos residentes y que el mandarín está por convertirse en el segundo idioma más hablado del país, por encima del francés. Sin embargo, esa realidad no ha modificado en nada el charme europeo que flota en el este canadiense. Quienes lo visiten deben saber que preguntarle a un quebequense si es francés es lo mismo que consultarle a un escocés si es británico. Aquí todos saben que han sido colonizados por Francia, y están muy agradecidos, pero ellos forjaron sus propias costumbres y hasta su versión del idioma, que acá se llama québécois. Desde el vocabulario hasta los insultos y las expresiones informales 66 . lu gare sd ev i aj e. c o m son distintos que en Francia. Por eso, los programas de TV producidos en Quebec incluyen subtítulos cuando se transmiten por canales francófonos fuera de Canadá. Los quebequenses entienden perfectamente el francés, pero quizás a los franceses se les escapen algunos conceptos del québécois informal. Además, este último incorporó a su léxico muchas palabras de otros idiomas. La provincia supo bien cómo conservar su cultura. La televisión no suele transmitir los mismos programas que ven los vecinos americanos, sino aquellos hechos en casa (como Just for Laughs) o en Francia. Tiene su propio star system y una cocina influenciada por las culturas francesa e irlandesa (el 40% de los habitantes son descendientes del país del trébol), donde el plato más popular es la poutine. Consiste en un puñado de papas fritas mezcladas con cubitos de una versión quebequense de ricota y bañadas con una salsa caliente de carne, que funde ese requesón y ablanda las papas. Sobre el nombre –que a muchos les recuerda al presidente de Rusia– hay varias teorías, pero la más popular es que proviene del argot local y significa “mezcla rara”. Y algo de eso –en un sentido no peyorativo– tiene Quebec. MONTREAL AQUÍ Bicis en el barrio italiano de Montreal. ARRIBA Simpáticos empleados en el mercado del viejo puerto, Quebec. ENFRENTE Vidriera en un local de pieles del barrio Petit-Champlain, Quebec. Dicen de esta ciudad, que se detecta en una isla donde confluyen los ríos St. Lawrence y Ottawa, que es la dama de las contradicciones. Es muy nueva y a la vez muy vieja (fundada en 1642); flirtea con el futuro sin soltar su pasado francés, y construye rascacielos sin deshacerse de los parques. En una misma conversación, los montrealeses pueden cambiar del francés al inglés –su segunda lengua–, y viceversa, lu ga re s . n º219. 67 gent ilez a To ur isme mo nt r éal , st ép han Po ulin Montreal x 4: AQUÍ Fachada de la catedral MarieReine-du-Monde. ARRIBA De la manito por SainteCatherine, la calle comercial de la ciudad. La Maison du Jazz. El restaurante y lounge Six del Hyatt Regency. 68 . lu ga resd ev i aj e. c o m como si nada. Algo de su espíritu se lee en el escudo que lleva la frase concordia salus: “salvación a través de la armonía”. Montreal tiene alma de equilibrista. Dicen también que es la capital del beso, que se da de derecha a izquierda para hacerlo a contramano de sus colonizadores, y que es un blend entre Nueva York y París. Por un lado, es la principal ciudad de habla francesa fuera de Francia y, por otro, la zona de Old Montreal recrea algo de su espíritu con las callecitas de adoquines alumbradas con farolas; las galerías de arte, boutiques de artesanos y cafecitos que funcionan en edificios de los siglos XVIII y XIX, y su propia basílica de Notre-Dame (1829): una pieza gótica con impactantes vitraux que reproducen escenas de la ciudad, el interior revestido con tallas de madera y un órgano con más de siete mil tubos. Dos rasgos bien neoyorquinos quizás sean los rascacielos del Downtown –altísimas torres espejadas que por las noches se convierten en inmensos cuadros pintados con luz– y su sociedad cosmopolita. Al igual que en Nueva York, hay barrios que agrupan diferentes culturas como Little Italy, el bastión donde se asentaron los italianos en el siglo XIX con sus trattorie, ristoranti y cafés. Es simpático, porque hay almacenes abarrotados de productos gourmet (como Milano). También está la iglesia renacentista de la Maddona della Defesa –con frescos de Pierlucio Pellissier– y, enfrente, una pasticceria que vende tortas de bodas, la imprenta para hacer las invitaciones y una casa de trajes de novia. Además, a pocas cuadras, uno se puede perder probando quesos artesanales en el mercado de Jean-Talon. En Montreal también hay una pequeña Chinatown, donde se alternan locales de dim sum (ver nota Nueva York, pág. 18, capítulo Chinatown), herboristerías y baratijas. Es curioso ver carteles en mandarín traducidos al francés, como Bonbon’s à la Barbe de Dragon. Más cerca del centro, The Village es el barrio gay y allí el centro de la movida ocurre en la calle Sainte-Catherine, que en esta zona se hace peatonal y se llena con decks donde tomar algo, ver y ser visto. Decorada con miles de globos rosas, las noches en The Village son una fiesta, con sex shops que parecen supermercados, abiertos hasta la madrugada, bandas en vivo y obras de teatro emergente en la Usine. Pero, más allá de París o Nueva York, esta isla tiene su propia esencia. A pesar de que, como Toronto, hay una ciudad subterránea con más de 30 km de locales para los días helados, Montreal ama salir a la calle. Es que afuera es donde todo sucede: allí estallan las fuentes de la Place des Artes en el centro; se celebran lu ga re s . n º219. 69 en el Quartier des Spectacles de Toronto. AL LADO Bar de Quebec donde ofrecen platos británicos con toques locales. gen tile z a Q ua rt ie r de s s pec tacle s, ma rtine doyo n AQUÍ Juego de luces más de 108 festivales al año, se organizan muestras de esculturas de hielo durante el invierno y se recibe el verano con fuegos artificiales. Los montrealeses, además, tienen un estilo de vida envidiable. Aquí nadie tarda más de 30 minutos en llegar a las oficinas, que los viernes bajan sus persianas a las 15. Como los taxis y los autos son caros, todos caminan o andan en bici, siempre por el lado de la calle donde calienta el sol. De hecho, la ciudad tiene 800 km de bicisenda, estacionamiento gratuito y duchas para empleados en casi todos los trabajos. Tampoco existe la cultura del picnic frente al monitor: los montrealeses jamás se pierden de hacer la pausa del mediodía para almorzar en alguno de los seis mil restaurantes que aloja la ciudad. Con gusto, gastan ¡el 20% de su sueldo en comida! Muchos eligen Atwater, el mercado de las flores que funciona en un impactante edificio art déco del barrio Little Burgundy. Y como toda ciudad importante, más allá del centro y de la ciudad vieja, tiene un barrio que está de moda. Aquí es Plateau Mont-Royal, donde jóvenes profesionales y artistas conviven con delis, librerías y antiguas casas que se destacan por las inmensas escaleras de hierro que adornan sus fachadas. Hay quienes justifican esta estética tan característica, de escalones anchos y barandas con formas curvas, por el hecho de que los primeros inmigrantes querían tener su propia puerta principal, incluso si vivían en el segundo piso. Otros creían que de esa manera ganaban metros en el interior y que el espacio 70 . lu gare sd ev i aj e. c o m lu ga re s . n º219. 71 de la escalera no se contemplaba en el precio del alquiler (que se evaluaba por metros). Como sea, este barrio se presta para ver escenas únicas, como un concierto espontáneo en una calle cortada donde hay un piano sin dueño, o un grupo de mujeres pintando enanos de cerámica mientras charlan y comen una carrot cake en el Céramic Café-Studio. Plateau es popular por las bagels de estilo montrealés: más chicas y con un agujero más grande que las neoyorquinas, éstas se amasan a mano, se hierven en agua endulzada con miel y, luego, se hornean a la leña. En este mismo barrio, cuando cae un rayo de sol, la gente se congrega en el Parque La Fontaine para broncearse en cueros junto a un inmenso lago artificial que durante el invierno se transforma en una pista de patinaje sobre hielo con música en vivo. En Montreal, para ver la ciudad desde lo alto no hay que subir a un rascacielos sino al parque Mont Royal, diseñado por Frederick Law Olmsted, creador del Central Park de Nueva York. Allí van los montrealeses cuando quieren despejarse, tomar una bocanada de aire fresco o, simplemente, mirar las cosas desde otro punto de vista. Quebec, la ciudad Llegar a la capital de la provincia es fácil: hay tren, avión y autopista. Pero, de las tres opciones, la tercera es imperdible. Quienes se animen a manejar en tierras lejanas deben encarar los 250 km que separan Quebec City de Montreal por el Chemin du Roy (Camino del Rey). Éste avanza entre la campiña hilvanando pueblitos, granjas, graneros, antiguos almacenes de ramos generales y tiendas de quesos artesanales. La ruta es un viaje en sí mismo y un preámbulo perfecto para descubrir la única ciudad amurallada que existe en el hemisferio norte, más arriba de México: Quebec City, patrimonio mundial de la Unesco desde 1985. No hay que guiarse por su título de capital. Aquí no hay rascacielos ni ciudades subterráneas y el ritmo es aún más apacible que en Montreal. Fundada en 1608 por Samuel de Champlain bajo el nombre de Nouvelle France, parece inspirada en un cuento de hadas donde todo gira en torno al inmenso castillo medieval Le Château Frontenac (1925). Lo fantástico es que quienes alguna vez soñaron con dormir en un palacio pueden hacerlo realidad en una de sus 611 habitaciones, donde hoy funciona el hotel Fairmont. A sus pies, la inmensa Terrasse Dufferin es un mirador hacia el río St. Lawrence donde siempre hay músicos, retratistas y vendedores de globos de helio. El castillo y la muralla son los íconos de la ciudad alta o Haute-Ville, que es un laberinto de callecitas adoquinadas por las que cada tanto pasa un mateo, se cruza un pastelero con una bandeja de croissants recién horneadas o suena un contrabajo en vivo. Un funicular conecta la parte alta con la Basse-Ville. Cuentan que en invierno se arma una rampa de hielo para deslizarse con patines o trineos desde el castillo hasta la orilla del río, a más de 75 km por hora. Abajo está el barrio Petit-Champlain, un rincón europeo con elegantes locales que venden abrigos de piel, antigüedades y artesanías quebequenses. Las calles son tan angostas que sólo se las puede recorrer a pie, 72 . lu ga resd ev i aj e. c o m Quebec x 3: AQUÍ Fotos frente a The Fairmont Le Château Frontenac. AL LADO Cartel de la famosa librería Nelligan Inc del barrio St-Jean Baptiste. ABAJO Boutique de jabones en Petit-Champlain. lu ga re s . n º219. 73 sorteando músicos que interpretan canciones de Edith Piaf con arpa y acordeón, y carritos que venden helados. La historia de este barrio se sintetiza en el fresco que pintó MuraleCréation –una sociedad de muralistas asociados a la compañía francesa de arte urbano CitéCréation– en la PlaceRoyale que ilustra la evolución del estilo de vida local desde los comienzos de la Nouvelle France. El final perfecto del paseo hay que buscarlo al otro lado de la calle, en el mercado del viejo puerto, para brindar con una copa de ice cider, una sidra hecha con manzanas quebequenses. El barrio cool de Quebec City es St. Jean Baptiste, donde hay librerías de usados, diseñadores independientes y supermercados orgánicos. En este reducto de bohemia es imposible no detenerse frente a la vidriera del Musée de Chocolat, donde Éric Normand expone sus obras de arte hechas con chocolate. Adentro, además de degustaciones de helados, bombones y todos los productos que se pueden elaborar con cacao, ofrece ocho variedades de chocolatada caliente. Enfrente, Jean-Alfred Moisan, un almacén de 1871 donde se consiguen ricos quesos y productos gourmet elaborados en Quebec. Al final de la calle Saint-Jean se descubre Lobo Lavida, la casa vintage con marcas de autor y conocida porque el hijo de la dueña se camufla de maniquí para asustar a los clientes. Cerquita está el ascensor que baja hacia el barrio Saint-Roch, una zona de moda con boutiques, casas de té y la famosa juguetería Benjo, que tiene un trencito eléctrico para recorrerla. En la ciudad hay detalles para no perderse, como esos techos de cobre que parecen de pizarra verde (por efecto de la oxidación cobran, con el paso del tiempo, esa tonalidad). Otra curiosidad: dado que casi no quedan católicos practicantes, las iglesias funcionan como salones para eventos, escuelas de circo –por la altura de los techos– y bibliotecas. Y otra más: en Quebec la fecha de Carnaval coincide con la de Río de Janeiro, sólo que aquí se vive como una gran fiesta abrigada, con carrozas que se deslizan sobre la nieve, carreras de canoas sobre el río congelado, competencias de esculturas de hielo y hasta un bikini open para osados. Y otra: es la única ciudad del mundo donde la compañía quebequense Cirque du Soleil ofrece un show gratuito. Y la última (por ahora): los locales aman el invierno porque es el tiempo de practicar esquí de fondo en los parques y de patinar sobre hielo; pero también el sol: cuando brilla todos hablan de él y salen a la calle para sentirlo en la piel. A cinco minutos de auto está la Île d’Orléans, una isla considerada el jardín de Quebec donde crecen espárragos, frutillas y plantas de cassis (imperdonable no probar la crema de Monna & Filles). Allí hay un solo semáforo, la iglesia más antigua de la provincia (1717), la catarata Montmorency –con 83 metros, es 30 metros más alta que las del Niágara– e inmensas casas de veraneo inglesas. La isla es un buen lugar para despedirse de Quebec City. Desde allí se puede ver cómo el sol se oculta detrás del castillo mientras se encienden las lucecitas de esta ciudad mágica, feliz con su apariencia de haberse quedado detenida en el tiempo. 74 . lu ga re sd ev i aj e. c o m Aquí La cascada Montmorency. ENFRENTE Disfraces en el Centre d’Interprétation de Place-Royale, Quebec. ABAJO El fresco du PetitChamplain en la calle 102 del barrio homónimo, obra de MuraleCréation. lu ga re s . n ºXXX. 75 Datos útiles Montreal y Quebec Los argentinos necesitan sacar una visa para ingresar en Canadá. Más info en www.vfsglobal.ca CÓMO LLEGAR Air Canada Av. Córdoba 656. T: (0054-11) 4237-3640 / 0800-444-2007. @AirCanada www.facebook.com/aircanada www.aircanada.com. La ruta Buenos Aires-Quebec (vía Toronto con stop en Quebec) + Quebec-Montreal + Montreal-Buenos Aires (vía Toronto), desde u$s 1.893 final con impuestos, tasas y 35% de la resolución Afip incluidos. Válido para temporada baja saliendo un día de semana y con venta anticipada de 7 días. Tarifa expresada en dólares, se emite en pesos al cambio del día. MONTREAL DÓNDE DORMIR Hyatt Regency Montréal 1255 Jeanne-Mance. T: (001-514) 982-1234. www.montreal.hyatt.com Ubicado frente a la Place des Arts, este hotel es accesible también por la ciudad subterránea del centro de Montreal. De estilo moderno, cuenta con 605 habitaciones muy bien equipadas, gimnasio abierto las 24 horas, piscina cubierta y sauna. La doble, desde u$s 216 + impuestos. DÓNDE COMER St-Viateur Bagel & Café 1127 Mont-Royal Est. T: (001-514) 528-6361. www.stviateurbagel.com. Elabora tradicionales bagels montrealesas desde 1957. La clásica está rellena con salmón ahumado, queso crema, tomate, cebolla, limón y alcaparras en pan con sésamo. Mezcla 1251 Champlain. T: (001-514) 525-9934. www.restaurantmezcla.com Excelente fusión de cocina sudamericana, peruana, francesa y europea. Probar el chicharrón con mango verde. Brasserie T! 1425 Jeanne-Mance. T: (001-514) 282-0808. www.brasserie-t.com Ubicado debajo del Museo de Arte Contemporáneo, este restaurante es el indicado para probar el tartare. Atwater Marché 138 Atwater. www.marchespublics-mtl.com Mercado abierto en 1933, todos los días del año desde las 7 de la mañana. Consulte horarios de cierre online. Jean-Talon 7070 Henri Julien. www.marchespublics-mtl.com En el corazón de Little Italy, es uno de los mercados más antiguos de Montreal. Además de frutas y verduras ofrece quesos, aceites y otros productos gourmet. Consulte horarios en la web. Les Filles du Roy Las bebidas alcohólicas se venden en locales identificados con la sigla SAQ (Société des alcools du Québec). www.saq.com 76 . lu garesd ev i aj e. c o m 401 Bonsecours. T: (001-514) 849-3535. www.hotel-pierreducalvet.com Cocina francesa servida en el living de una casona de 1725. Allí funciona el hotel boutique Hostellerie Pierre du Calvet con 9 exclusivas suites. Su restaurante está abierto al público. Céramic Café 4338 St-Denis. T: (001-514) 848-1119. www.leccs.com. Para pintar objetos de cerámica mientras se disfruta de un café. Première Moisson www.premieremoisson.com. Típica pastelería quebequense famosa por sus croissants. Tiene varias sucursales. Consulte la más cercana en la web. Les Trois Brasseurs 658 St-Denis. T: (001-514) 845-1660. www.les3brasseurs.ca Cerveza artesanal servida en un popular comedor donde la gente se junta para mirar la transmisión de los partidos de hockey sobre hielo. Probar las flammekueche, pizza con crema típica de la región de Alsacia. PASEOS Y EXCURSIONES Parc National des Îles-de-Boucherville 55 Île Sainte-Marguerite. T: (001-450) 928-5088. www.parcsquebec.com. A 25 minutos de Montreal, en medio del río St. Lawrence, se encuentran las cinco islas que componen este parque. Es ideal para remar, andar en bicicleta y disfrutar del aire libre cerca de la ciudad. Sólo se llega en auto. Usine C 1345 Lalonde Montreal. T: (001-514) 521-4198. www.usine-c.com Centro cultural multidisciplinario con muestras de vanguardia. Musée des Beaux-Arts de Montréal 1380 Sherbrooke Ouest. Guy-Concordia. T: (001-514) 285-2000. www.mmfa.qc.ca Su colección permanente incluye arte europeo, canadiense, decorativo, diseño y un salón para conciertos con una exclusiva colección de Tiffany. En 2017 inaugurará un pabellón dedicado a los maestros del arte. Musée d’Art Contemporain de Montréal 185 Sainte-Catherine Ouest. T: (001-514) 847-6226. [email protected] / www.macm.org Martes de 11 a 18. Miércoles a viernes de Por el camino del Rey Es una ruta histórica (la n° 138) que avanza junto a la costa norte del río St. Lawrence. Construida en 1737, comienza en Repetigny y recorre 37 pueblos a lo largo de 280 km hasta llegar a Quebec City. Algunas paradas imperdibles: la iglesia gótica de Sainte-Anne en Sainte-Anne-dela-Pérade, construida en 1855; el molino Le Domaine de la Chevrotière; la quesería Fx Pichet (foto) y la fábrica de perfumes Aliksir . www.lecheminduroy.com DIRECCIONES Jazz en Montreal Upstairs 1254 Mackay. T: (001-514) 931-6808. www.upstairsjazz.com House of Jazz 2060 Aylmer. T: (001-514) 842-8656. www.houseofjazz.ca Diese Onze 115-A St-Denis. T: (001-514) 223-3543. www.dieseonze.com Montreal para agendar: Festival Internacional de Jazz (del 26/06/14 al 06/07/14, www.montrealjazzfest.com); Just For Laughs Festival (del 12/07/14 al 26/07/14, www.hahaha.com; montreal Pride (del 11 al 17/07/14, www.fiertemontrealpride.com) hyatt regency montrEal Palace royal 11 a 21. Sábados y domingos de 10 a 18. Lunes, cerrado. $CA 14. Miércoles desde las 17, mitad de precio. QUEBEC DÓNDE DORMIR Hôtel Palace Royal 775 Honoré-Mercier. T: (001-418) 694-2000. www.hotelsjaro.com. A pasos de la muralla que circunda la ciudad antigua, este elegante hotel con servicio de 4 estrellas combina estilo europeo con deco contemporánea. En el centro del edificio hay un jardín con piscina climatizada y estanque con peces. Además, piscina cubierta y gimnasio. Son 234 habitaciones, todas con vista a Quebec City, kitchenette, baño completo, LCD y cafetera. La doble, desde $CA 219 + impuestos. Auberge Saint-Antoine 8 Saint-Antoine. T: (001-418) 692-2211. [email protected] / www.saint-antoine.com En el corazón del antiguo puerto de Quebec City, este Relais & Châteaux funciona en una casona del siglo XIX con paredes de piedra que mira al río St. Lawrence. Cuenta con 95 habitaciones y suites de lujo, donde conviven historia, estilo y tecnología. Todas tienen estéreo Bose, wifi, cafetera Nespresso y minibar, entre otros lujos. Su restaurante, Panache, está a cargo del chef Louis Pacquelin, que trabaja con productos locales de temporada. La doble, desde $CA 189 + impuestos. DÓNDE COMER Aviatic Club 450 De La Gare Du Palais. T: (001-418) 522-3555. www.aviatic.ca. Pintoresco restaurante ubicado en la estación terminal de tren. Excelente cocina elaborada con pescados y carnes. Le Savini 680 Grande-allée Est. T: (001-418) 647-4747. www.savini.ca. Restaurante trendy en el barrio de St-Roche. Shows en vivo y cocina italiana. Le Petit Cochon Dingue 24 Boulevard Champlain. T: (001-418) 694-0303. www.lepetitcochondingue.com Buen fast food quebequense con acento francés. PASEOS Y EXCURSIONES Île d’Orléans www.tourisme.iledorleans.com La mejor manera para llegar a la isla es con auto o en un tour, ya que no existe transporte público hacia el destino. Cascada Montmorency 5300 Boulevard Sainte-Anne. T: (001-418) 663-3330. [email protected] www.sepaq.com. Ascenso en teleférico, desde $CA 11,25 ida y vuelta. Vía Ferrata, desde $CA 36 con guía. Todos los días de 8.30 a 19.30. Desde el 25/08 al 26/10, todos los días de 9 a 18. Musée de la Civilisation 85 Dalhousie. T: (001-418) 643-2158. www.mcq.org. Hasta el 1/09/14, todos los días de 9 a 18. Jueves hasta las 22. $CA 23. Musée National des Beaux-Arts du Quebec National Battlefields Park. T: (001-418) 643-2150. www.mnbaq.org Rodeado por el inmenso parque Battlefields, atesora 37.000 obras desde el siglo XVII hasta la actualidad. A partir de septiembre, todos los días de 10 a 18. Miércoles hasta las 21. $CA 18. Miércoles desde las 17, a mitad de precio. COMPRAS Cassis Monna & Filles 721 Chemin Royal, Saint-Pierre, Île d’Orléans. T: (001-418) 828-2525. www.cassismonna.com Desde 1992, la familia elabora una deliciosa crema de cassis, mermeladas, almíbares y otras dulzuras. Choco-Musée 634 Saint-Jean Faubourg. T: (001-418) 524-2122. [email protected] www.ericochocolatier.com Visite el museo y la chocolatería de Éric Normand. Hay degustaciones. Lobo Lavida 511 Saint-Jean. T: (001-418) 521-3397. Tienda vintage con diseños de autor. Agradecemos a Tourisme Québec (bonjourquebec. com), Tourisme Montréal (tourisme-montreal. org) y a la Office du Tourisme de Québec (quebecregion.com) por la colaboración prestada para la realización de esta nota. En Montreal, el transporte público es muy bueno, accesible y preferible a usar el auto, ya que estacionar y tomar un taxi es muy caro. En Quebec, al ser una ciudad más pequeña, una buena opción es usar bicicleta o caminar.