Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo?
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Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo?
Ortopedia y deporte 4 (l):28-38, 1995 Selección Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? F. Santonja Medina*, I. Martínez González-Moro** Rachis and sport: which one and when? Resumen Las desviaciones del raquis con relativamente frecuentes sobre todo las del plano sagital. Con frecuencia somos consultados tras el diagnóstico de escoliosis, cifolordosis o dorso plano sobre la conveniencia o no de la práctica de la educación física y el deporte, y en caso afirmativo, qué actividad deportiva resultará más aconsejable practicar. Son frecuentes las teorizaciones sobre la idoneidad o perjuicio de una determinada actividad deportiva para un defecto en cuestión, sin una sólida base o demostración científica, con lo que contribuimos a la confusión terapéutica. Antes de contraindicar la actividad deportiva es preciso valorar la deformidad y la actividad físicodeportiva en cuestión. Respecto a la primera interesa aquilatar: grado de estructuración, potencialidad evolutiva y respuesta esperada con la terapia; y en relación al deporte: sus gestos más frecuentes y significativos, así como su repercusión * Profesor Titular de Universidad. Facultad de Medicina. Área de Fisioterapia. U. de Murcia. Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopedia. Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. ** Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Profesor Titular de Enseñanza Secundaria. Rama Sanitaria de Formación Profesional. Recibido: 18.1.95 Aceptado: 26.1.95 34 sobre la columna y el defecto en cuestión. Siempre tendremos presente y sopesaremos los innegables beneficios fisiológicos, psicológicos y de naturaleza sociológica que produce el deporte. Es preciso conocer los períodos críticos de maduración vertebral ya que una determinada actividad física, practicada con excesiva dedicación e intensidad pueden ocasionar secuelas morfológicas vertebrales. Selección, 1995; 4(l):28-38 Palabras clave: Escoliosis. Cifolordosis. Isquiosurales. Exploración. Maduración. Deporte. Indicación. Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? 4(l):28-38, 1995 Selección Conceptos Key words: Scoliosis. Kyphoscoliosis. Ischiosurals. Exploration maturity. Sport. Indication. Introducción El boom deportivo de nuestra sociedad junto al mayor descubrimiento de las desalineaciones del aparato locomotor durante los reconocimientos escolares y médico-deportivos, han fundamentado en parte la candente actualidad por el estudio y conocimiento de las implicaciones que los diferentes deportes pueden tener sobre las distintas deformidades ortopédicas y en especial sobre la columna. Este interés ha ido dirigido tanto en su aspecto positivo (se ha venido a denominar "correctivo" con bastante ligereza), como sus efectos perjudiciales cuando se realiza de forma intensa sobre una inmadura columna. La cuestión que nos plantean con frecuencia en la consulta es: ¿Puede un adolescente con E. de Scheuerann practicar ciclismo o nadar al estilo mariposa? O un escoliótico ¿puede practicar el tenis o jugar al baloncesto? La respuesta de estas cuestiones es compleja por las diferentes matizaciones que hemos de tener presentes. De forma simplificada se pueden agrupar en dependientes del deporte: especialidad deportiva, tiempo de dedicación, intensidad, preparación de su entrenador; y del individuo: edad ósea, maduración, personalidad, existencia de desalineaciones de la columna y flexibilidad de éstas cuando existen. A más alto rendimiento deportivo el planteamiento será si puede seguir dedicándose a la actividad deportiva que le gusta y al ritmo de entrenamiento que le requiera o, por el contrario, tiene que abandonarla y buscar otras actividades. La columna vertebral debe su peculiar estructura a las tres principales funciones que tiene que desarrollar: soporte, movilidad y protectora de la médula espinal. En el plano frontal, la disposición correcta de la columna, es su completa verticalidad y la ausencia de curvaturas laterales (en la actualidad la Sociedad para el Estudio e Investigación de la Escoliosis, considera normal la existencia de curvas hasta 10° Cobb. El plano sagital presenta tres curvaturas móviles opuestas entre sí (18), cuyo rango de normalidad es motivo de controversia aún en la actualidad (8, 25, 31). El deporte es una actividad física que se practica en forma de competición individual o colectiva, sujeta a reglas fijas y que pone en juego sus cualidades y habilidades; pudiéndose practicar de forma lúdica o profesional. El término deportista, se define como "toda aquella persona aficionada a los deportes o que entiende de ellos", aunque coloquialmente consideramos a "toda persona que practica una actividad deportiva de carácter formativo, lúdico, pseudoprofesional o profesional"; existiendo un amplio espectro de dedicación al deporte, en lo referente al tiempo de dedicación y/o a la intensidad con la que se practica. Es necesario precisar y aquilatar, la dedicación deportiva cuando se aborda el espinoso tema de la contraindicación deportiva. La indicación y contraindicación deportiva es un capítulo apasionante de la medicina del deporte. Dado el carácter de universalización del deporte, es cada vez más frecuente, la consulta sobre estos aspectos en la práctica diaria, planteándole una difícil papeleta tanto al ortopeda, rehabilitador como al Médico del Deporte, sobre el consejo deportivo a dar ante una desaxación en concreto. Raquis y deporte Ante el establecimiento del binomio "raquis y deporte", lo primero a considerar son sus relaciones dentro de la normalidad, es decir, con normoalineación de la columna y la pelvis, junto a la realización de la práctica deportiva con una carácter lúdico y formativo. En estas circunstancias la inmensa mayoría de los deportes podrán ser practicados. Durante la etapa de crecimiento, debemos ser más cautos en al análisis de las posibles repercusiones del deporte, para lo que es imprescindible conocer la maduración de la columna vertebral así como la biomecánica de los gestos más usuales de la actividad deportiva en cuestión. No debemos caer en la postura extrema de prohibir (ante la existencia de un proble35 Selección 4 (l):28-38, 1995 ma postural) cualquier actividad deportiva. En el caso de una actitud cifótica no prohibiremos todos los deportes cifosantes o supuestamente cifosantes, debido a que estos deportes ejercerán menos efecto perjudicial que su mala sedestación habitual (adoptada más de 6 a 10 horas al día) ni que su incorrecta actitud habitual en bipedestación de "cargado de hombros". Cuando nos enfrentemos ante una posible contraindicación deportiva, debemos recordar los innegables efectos beneficiosos que el deporte ejerce sobre la salud, tanto en el aspecto fisiológico (mejora del sistema cardiovascular, respiratorio, estímulo del crecimiento) como en la esfera psíquica y sociológica (autoconfianza, satisfacción personal, mejora de la imagen propia y mayor socialización del niño (26), así como los peligros que puede ocasionar a un escolar o adolescente su "desahucio" para la actividad física. La principal motivación para que un niño realice deporte es la diversión, y cuando se le margina para el deporte, con frecuencia ocasionamos su baja autoestima, pudiendo dañarle psicológicamente, conduciéndole a la autoexclusión de los futuros beneficios del ejercicio físico practicado de forma regular (26). No es correcto dar una lista de deportes para tratar una deformidad en cuestión, sin tener en cuenta: la existencia de instalaciones deportivas y de medios del individuo para poder llevarla a cabo; y las aficiones del escolar. Si un niño se siente obligado a realizar cualquier actividad deportiva no pondrá su empeño, ilusión y entusiasmo, sino que lo tomará como un castigo y realizará el deporte desmotivado (con el mínimo esfuerzo). ¿Cúal sí? Va a depender de la misión u objetivo que busquemos del deporte: lúdico y formativo del niño; terapéutico de desalineaciones del raquis; o profesional (puede ser fuente lesional en caso de incorrecta técnica, existencia de deformidades previas y/o excesivos entrenamientos en cantidad e intensidad). En el primer supuesto, la inmensa mayoría de los deportes pueden ser practicados, exigiendo un reconocimiento médico-deportivo (R.M.D.) que descarte deformidades estructurales, ya que las posturales apenas se modificarán por su práctica. Para el tan de moda "deporte como terapéutica", precisamos no sólo conocer al individuo (R.M.D.), sino aspectos de \a patogenia, biomecánica... de la deformidad a tratar, así como pormenorizadamente la correcta técnica del gesto deportivo de la/s disciplinas deportivas a utilizar. Nuestro objetivo será conseguir que mientras juega y se divierte, actuemos beneficiosamente sobre la deformidad. 36 F. Santonja e I. Martínez Balius en 1987 (5), publica su clasificación de la repercusión del deporte sobre el raquis y establece cinco grupos*. I) Vertebralmente negativos o perjudiciales, donde agrupa la gimnasia deportiva, rítmica, artística, el judo, la lucha, los saltos atléticos y el estilo de mariposa. II) Vertebralmente negativos en potencia, como los saltos de palanca y trampolín, el esquí, las carreras de obstáculos, el remo y la vela, deportes montados como la equitación y el ciclismo, y sobre todo la halterofilia; III) Vertebralmente indiferentes en el que agrupa las carreras, marcha, fútbol, hockey, tenis, golf, tiro con arco; IV) Vertebralmente positivos al desarrollar estiramientos, como el baloncesto, balonmano, voleibol, gimnasia y natación (excepto mariposa). Desde el enfoque ortopédico precisamos conocer los deportes que genéricamente puedan beneficiar o perjudicar cada desalineación, aunque su consejo sea siempre personalizado. Vázquez y Solana (35), analizaron la influencia de un importante número de actividades deportivas sobre las desalineaciones de la columna, para lo que clasificaron a los deportes en tres grupos: permisibles o beneficiosos, indiferentes y prohibidos o vertebralmente negativos. No debemos sobredimensionar la importancia del deporte. Es preciso recordar que las únicas medidas terapéuticas reconocidas con posibilidad de controlar o corregir una desalineación estructurada son la gimnasia conectiva, las ortesis y en deformidades más graves la cirugía. El deporte sólo ayudará al desarrollo y maduración del individuo y si está correctamente indicado no perjudicará a la deformidad, pero no existe ninguna evidencia científica sobre su papel corrector de la desalineación. Para centrar el tema, nos podemos ayudar de la tabla I en el que sólo analizaremos las desalineaciones de la columna, sin entrar en consideraciones sobre pa- Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? tología traumática (fracturas, fracturas-luxaciones), reumática ni tumoral que pueda asentar sobre él. El grupo I no ofrece ninguna complicación y salvo excepciones, las actividades deportivas cotidianas o más difundidas no ofrecen ningún problema para la columna vertebral si se practica con unos correctos principios técnicos y a una intensidad adecuada al desarrollo y maduración del niño o adolescente. La única consideración a tener presente será durante el período de maduración de la columna vertebral, para lo que deberemos conocer los estadios evolutivos de los cuerpos vertebrales. El grupo II engloba las desalineaciones posturales o corregibles de la columna, que representan el mayor porcentaje de casos, y que por su posibilidad de evolución, tanto durante la infancia y adolescencia como en la edad adulta, suelen precisar de sencillas medidas terapéuticas tendentes a la corrección o al menos evitar su progresión. El tipo de actividad deportiva puede complementar las medidas terapéuticas, si actúa en contra del defecto o al menos no la agrava. En este grupo debemos tener muy presente las aficiones de los niños, porque raramente a estas bajas intensidades perjudicará de verdad la actividad en cuestión, todo lo más no efectuará un efecto beneficioso, lo cual puede compensarse con mayor trabajo de las medidas correctivas a cambio de permitir practicar la actividad deportiva que le gusta. Si la intensidad deportiva es elevada y su práctica perjudica o agrava el defecto en cuestión, sí deberemos plantear una restricción (no la supresión) de esa actividad, impidiéndole entrenamientos intensos pero permitiéndole mantener contacto suave (en plan esparcimiento si presenta gran afición) con su deporte supuestamente perjudicial y dirigirlo a la práctica de deportes beneficiosos, para los que no existirá limitación de tiempo ni de intensidad. Los del Grupo III (desaxaciones estructuradas) siempre deben ser tratados y controlados por el especialista en Ortopedia o en Rehabilitación, y la actividad deportiva también dependerá de su criterio. Aconsejamos la valoración conjunta con el especialista en Medicina del Deporte, al aportar el conocimiento más profundo del gesto deportivo. Nuestro criterio es permitir e incluso incitar a la práctica deportiva a los portadores de deformidades estructuradas leves o moderadas, y sólo en las graves podemos contraindicar la práctica del deporte aunque con las premisas de temporalidad y búsqueda de actividades complementarias sustitutorias. Recordemos que son muy infrecuentes las contraindicaciones deportivas absolutas y que siempre existen otras actividades que pueden proporcionar los efectos beneficiosos del ejercicio físico. 4 (l):28-38,1995 Selección Fig. la. Inspección raquis sagital de una adolescente con actitud cifótica y eje atrasado. Fig. 1b. Medición de Flecha Lumbar (85mm). Se obtiene entre la máxima concavidad posterior de la lordosis y el hilo de la plomada. 37 Selección 4 (l):28-38, 1995 F. Santonja e I. Martínez Fig. 2. Comportamiento de la columna en flexión anterior. El incremento claro de la cifosis indica gravedad. Fig. 4. Test Elevación Pierna Recta de 55°. Existe una clara restricción de la extensibilidad de la musculatura isquiosural. Fig. 3. Test de flexión anterior en una adolescente con escoliosis torácica derecha. Fig. 5a. Genu varo de 6 ctn. La medición se realiza con las rótulas al frente. Estudio clínico Dada la alta incidencia de anomalías que se encuentra en los reconocimientos médico-deportivos (14, 24, 28) recomendamos que a todo escolar se le practique un sistemático estudio de aptitud para la práctica deportiva antes de establecer cualquier indicación deportiva. Las exploraciones dependerán de la edad a la que se ejecute, aunque siempre incluirán al aparato cardiovascular y locomotor (29). Este reconocimiento El desconocimiento de padecer una desaxación de la columna no significa que no sea portador de alguna. En nuestra experiencia, el 96% de las desalineaciones sagitales del raquis que diagnosticamos clínicamente, eran desconocidas por los universitarios que reconocimos a lo largo de cuatro años (28). 38 Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? Fig. 5b. Genu recurvatum derecho de 6 cm. Medición en decúbito con rodilla apoyada. Fig. 6. Pies con calcáneos en varo (mayor apoyo externo) y huella plantar normal. se especializará en atención a la disciplina deportiva sólo en caso de elevada dedicación deportiva (26, 29). El estudio del aparato locomotor debe incluir la valoración clínica de la columna y pelvis, descartando la 4 (1):28-38,1995 Selección existencia de retracciones de la musculatura glútea e isquiosural que presentan notables relaciones con el raquis; estudiando los miembros inferiores en conjunto (caderas, rodillas y pies) tanto en los planos frontal, sagital y, en ocasiones, el torsional. Durante el crecimiento aconsejamos que se realice (27): • Valoración del grado de las curvaturas sagitales del raquis, mediante la maniobra que tengamos a nuestro alcance (Cifómetro de Debrunner, Inclinómetro de Myrian, Pantógrafo de Willner, Topografía de Moire o la toma de las flechas sagitales) (11, 31). Nosotros recomendamos esta última por su rapidez y sencillez de obtención, facilidad de interpretación, ser el método más económico del mercado (sólo se precisa de una plomada y una regla) y la buena correlación con los estudios radiográficos (28) (Fig. la y b). • Estudio de la reductibilidad de las curvaturas (flechas sagitales en Autocorrección (28, 29)) y del comportamiento de la columna tanto con la flexión anterior del tronco (Fig. 2), como en sedestación (19, 27). • Estudio del plano frontal del raquis mediante: Inspección, toma de flechas laterales y flexión anterior del tronco o test de Adams (Fig. 3) para descartar la existencia de giba o saliente paraespinal (19, 31). • Nivelación de la pelvis en el plano frontal (existencia de desnivel pélvico, secundario o no a dismetría). Equilibrio de la pelvis en el plano sagital mediante la regla de Piollet (24, 33). • Exploración de la flexión de la cadera con rodilla flexionada (descarte de fibrosis glútea) y con rodilla extendida o Test de Elevación de la Pierna Recta para la valoración de la musculatura isquiosural (Fig. 4). • Descarte de la patología torsional de los miembros inferiores por inspección previa a la valoración del morfotipo frontal y sagital de los miembros inferiores. En caso de sospecha se medirán las rotaciones de la cadera en decúbito y la maniobra de Netter (22). • Exploración de la rodilla tanto en bipedestación (patología del plano frontal) como en decúbito (plano sagital (29) y articulación fémoro-rotuliana) (6, 16) (Fig. 5a y b). • Y estudio de los pies en carga (calcáneo, huella, plantar, antepié) (23, 34) (Fig. 6). Si no existe ninguna alteración o ésta es una actitud, se podrá autorizar sin reservas la práctica deportiva. Ante una fundamentada sospecha de patología, se solicitarán los convenientes estudios radiográficos, teniendo presente no excederse en su petición. La finalidad de las exploraciones complementarias será: confirmar la sospecha patológica, conocer su magnitud, estadio en el que se encuentra, gravedad y probable evolución. Sólo tras esto y el conocimiento de los principales gestos realizados en la actividad deportiva Selección 4 (l):28-38, 1995 F. Santonja e I. Martínez Fig. 7. Escoliosis lumbar (T12-L4= 21° Cobb, izquierda) más dismetría. Fig. 8. Cifosis de Scheuermann. Existe acuñamientos vertebrales anteriores en cinco vértebras consecutivas. en cuestión, estaremos en condiciones de indicar o contraindicar el deporte ante niños en crecimiento. escoliosis de una forma un tanto simplista (sólo la desviación lateral) y no la deformidad estructural en los tres planos del espacio. Cuando un niño con escoliosis estructurada quiere practicar un deporte asimétrico, habrá que estudiar más pormenorizadamente la deformidad (localización, lado, extensión, grados, probable evolución, flexibilidad...) y el deporte practicado (gesto deportivo principal, repercusiones sobre la pelvis y raquis, intensidad, n° de horas a la semana...). Realizaremos controles periódicos e insistiremos en los ejercicios de compensación. Raramente tendremos que prohibir la práctica deportiva, aunque sí es frecuente aconsejar la práctica de otras actividades deportivas. El uso del corsé ortopédico no es una contraindicación para la práctica deportiva, más aún les debemos animar a que realicen actividades deportivas que no sean lesivas potencialmente para él ni para sus compañeros (deportes de equipo). Cuando la pauta terapéutica es a tiempo completo (23 horas al día), podrá realizar todas las actividades que le permita el corsé. Si lo llevan a tiempo parcial, se deben aprovechar las horas sin corsé para ejercitar su deporte habitual. En deportistas de élite con escoliosis estructuradas podemos ampliar el número de horas libres del corsé Escoliosis y deporte Al niño con escoliosis es habitual restringirle su práctica deportiva y adoptar los padres, familiares y profesores una postura de sobreprotección con la que se fomenta la marginación dentro de su grupo social. No existen normas fijas respecto a la orientación deportiva del niño con escoliosis sino que precisan una valoración individual. Una curva escoliótica no es sinónimo de columna frágil por lo que no tiene sentido limitar la gimnasia ni el deporte en niños con curvas escolióticas (15) leves (Fig. 7) o moderadas (<50°). Sólo cuando existe una afectación cardio-respiratoria, como en las escoliosis severas, el niño tolerará peor el esfuerzo físico, pero no justifica la exención total para la actividad deportiva. Ningún deporte determina la aparición o progresión de una curva escoliótica, pero a pesar de esto se suele relacionar que los deportes asimétricos (tiro con arco, deportes de raqueta, esgrima) originan curvas escolióticas, aunque no existen demostraciones científicas que así lo aseveren (10). Lo contrario supone ver a la 40 Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? para mantener su nivel de entrenamiento. Es preciso realizar las máximas actividades deportivas permitidas por el corsé. Raramente es necesario que alteren un régimen de entrenamiento por una escoliosis leve o moderada. En atletas con cargas asimétricas sobre el tórax como en lanzadores de jabalina y en tenistas, se ha encontrado un 80% de escoliosis pero de pequeño grado de curvatura y que no ocasionaban dolor de espalda (32). Clásicamente se ha considerado beneficiosa para la escoliosis la práctica de la natación en cualquiera de sus estilos por el efecto antigravitatorio, trabajo de la musculatura en extensión y por generar mayor movilidad y flexibilidad (10). Pero los cuatro estilos se basan en repeticiones (alternativas o simultáneas) de movimientos simétricos de brazos y piernas, no conduciendo a la corrección de ninguna curva. Probablemente el desconocimiento de los factores anteriormente enumerados ha originado la excesiva importancia dada a esta disciplina, que si bien es verdad que no empeora la escoliosis, también lo es que no la corrige. Cifolordosis y deporte Las deformidades sagitales del raquis son mucho más frecuentes que las del plano frontal, aunque la gran mayoría son posturales y no deben plantear problemas respecto al deporte. Sólo si el individuo (portador de una cifosis) prefiere la práctica de un deporte cifosante tendrá que trabajar más los ejercicios correctivos. En caso de deformidad estructural como la cifosis de Scheuermann (Fig. 8), hay que ser más cautos: si la dedicación al deporte es de ocio, puede continuar con su práctica deportiva, pero a cambio intensificará los ejercicios de potenciación de la musculatura extensora del raquis dorsal, flexibilización del segmento cifótico y de la musculatura isquiosural. Dependiendo del grado de estructuración precisará el uso de corsés anticifosantes. El niño con cifosis y/o lordosis puede y debe practicar deporte. Como ya hemos visto, nunca debemos marginar para el deporte a ningún niño, menos aún si la deformidad tiene una frecuencia muy elevada y es, generalmente, tan agradecida a las medidas terapéuticas como las desviaciones sagitales de la columna. Si se descubre una cifosis estructurada en un deportista con trayectoria de élite, hay que adaptar el tratamiento a sus entrenamientos, restringiendo algo el uso del corsé, ya que a cambio nos ejecutarán más y mejor los ejercicios correctivos. Su mayor musculatura y flexibilidad así como su mejor conocimiento del cuerpo, 4 (l):28-38,1995 Selección facilita la comprensión y ejecución de las medidas terapéuticas lo que permite limitar el uso de la ortesis y evita truncar aspiraciones deportivas. Debemos emplear su motivación y afición hacia el deporte en favor de la corrección de la deformidad, siendo más flexibles en la aplicación de la terapia permitiendo sus entrenamientos. Por el contrario, si adoptamos una actitud rígida que le ocasione la pérdida de su nivel deportivo, le predispondremos en contra de la terapéutica. Si la actividad deportiva que realiza este adolescente es claramente cifosante (ciclismo, estilo mariposa, hockey...) durante el brote de crecimiento puberal, nos plantearemos el abandono temporal de esa actividad, permitiéndole el resto de los ejercicios que no sean claramente cifosantes, así como un contacto más suave con su deporte (paseos en bicicleta, patinar...), de forma que pueda continuar con su progresión física. Aconsejamos aprovechar este período para entrenamientos específicos como mejora de la técnica, flexibilización específica, etc. Respecto al efecto sobre la cifosis, podemos agrupar a las diferentes actividades deportivas en: beneficiosos, al predominar los estiramientos del raquis por practicarse fundamentalmente en extensión; perjudiciales, al predominar las posturas con incremento de la convexidad de la curvatura dorsal; y los indiferentes (2, 5, 7, 7, 35). • Deportes beneficiosos: Se consideran al estilo de espalda, el antiguo estilo de braza (la concepción moderna se asemeja al estilo de mariposa), baloncesto, balonvolea, ballet, danza y los ejercicios gimnásticos de suspensión e hiperextensión del tronco. • Deportes indiferentes: El estilo crawl, los deportes de raqueta como el tenis, frontón y frontenis, los deportes pedestres como la marcha y las carreras, también el fútbol y el esgrima. • Deportes perjudiciales: El estilo de mariposa, el ciclismo (posición aerodinámica), hockey, remo, kayak, vela (postura de rappel), saltos de altura o pértiga, gimnasia deportiva, gimnasia rítmica, motocross y la halterofilia. Los estilos de natación presentan sustanciales efectos diferentes sobre el plano sagital. El de espalda favorece la disminución de la cifosis dorsal y lordosis lumbar, por lo que es aconsejado para la distrofia de Schuermann (36); la braza ocasiona hiperlordosis cervical y lumbar; el estilo crawl es ligeramente cifosante (7, 10); y el de mariposa favorece la acentuación de la lordosis lumbar (10) así como el incremento de la extensión de la cifosis e inversión de la lordosis lumbar en flexión del tronco. La hiperlordosis ha sido menos estudiada al ser con 41 Selección 4 (l):28-38, 1995 F. Santonja e I. Martínez Fig. 9. Medición del ángulo Lumbo-horizontal en flexión. Esta adolescente tiene 125° lo que indica una clara retroversión de la pelvis. Fig. 11. Detalle de la osificación de los cuerpos vertebrales. Aparición de la apófisis anular o listel. Fig. 10. Gimnasta con extensibilidad isquiosural normal pero con clara inversión lumbar para conseguir mayor amplitud articular de tronco y cadera. mayor frecuencia secundaria o compensatoria a las hipercifosis. Los deportes que suelen ser beneficiosos para la cifosis son perjudiciales para la lordosis (hiperlordosan) y viceversa (rectifican). Se consideran beneficiosos el ciclismo, hockey, estilo espalda de natación, ballet, danza, tenis de mesa y ejercicios gimnásticos de hiperflexión y retroversión pélvica. Se consideran perjudiciales el estilo mariposa, los ejercicios del "puente", la gimnasia rítmica y deportiva, los saltos de altura o longitud y la halterofilia. Síndrome de isquiosurales cortos y deportes Es una entidad poco conocida que se caracteriza por la cortedad funcional de la musculatura posterior del muslo, que ocasiona una retroversión pélvica durante la flexión del tronco, lo que origina un incremento de la presión sobre la porción anterior de los cuerpos vertebrales del área de la convexidad de la cifosis dorsal (4, 21). En otros pacientes puede originar 42 marcadas inversiones dinámicas de la lordosis lumbar con inversión de espacios discales, que en ocasiones puede acuñar anteriormente las vértebras lumbares craneales e incluso degenerar precozmente discos intervertebrales (discartrosis), desde jóvenes edades. Su diagnóstico es clínico al medir los grados que restan para la extensión de la rodilla (test popliteo), la flexión de la cadera (test Elevación de la Pierna Recta) (4, 13, 17, 29), o bien los centímetros que faltan para alcanzar el suelo o las plantas de los pies (Distancia dedos-suelo o dedos-planta (20)). Probablemente el mayor interés de la valoración clínica esté en cuantificar la repercusión clínica sobre la pelvis y el raquis lumbar (en segundo término interesará conocer la limitación de la amplitud articular), para lo que utilizamos el ángulo lumbo-horizontal en flexión o "L-Hfx" (30) (Fig. 9). Es preciso que conozcamos las imbricaciones de este acortamiento muscular sobre la pelvis y el raquis, ya que al estirar pasiva o activamente esta musculatura podremos estar actuando negativamente sobre la columna. Para evitarlo hay que controlar la pelvis (evitando su basculación posterior) al realizar los estiramientos. Deportes que precisan una elevada flexibilidad Raquis y deporte: ¿cuál sí y cuándo? (gimnasia deportiva, rítmica, ballet, artes marciales...) cuando lo practican niños sin una gran flexibilidad constitucional o con este síndrome, pueden obtenerla por inversión (flexión) del raquis lumbar (Fig. 10) e hipercifosis dorsal. Los deportes que ocasionen un aumento de la potencia muscular (ciclismo, carreras, culturismo, saltos), o que su gesto técnico presenta aproximación del origen e inserción de los isquiosurales (ciclismo, hockey) si no se acompañan de los oportunos estiramientos de dicha musculatura (fase de calentamiento y vuelta a la calma), conducirán a una pérdida progresiva de la flexibilidad de dicha musculatura; si esta actividad es además cifosante y se realiza durante la maduración de los cuerpos vertebrales, su práctica perjudicará aún más a la columna. ¿Cuándo? La prescripción de la indicación y contraindicación cuando se realiza en individuos en crecimiento precisa del conocimiento de qué forma crece y madura la columna vertebral en conjunto y particularmente los cuerpos vertebrales. El crecimiento de los cuerpos vertebrales es mayor que el del arco posterior excepto en la región dorsal; las vértebras lumbares crecen dos veces más rápidamente que las dorsales. La maduración de los cuerpos vertebrales se efectúa en dos tiempos: la osificación primaria abarca de los 6 a los 9 años y se hace a través de un núcleo de osificación en el centro del cuerpo vertebral; y la osificación secundaria, a partir de las placas adyacentes al disco intervertebral que lo hacen crecer en altura (7). El molde cartilaginoso de este disco intervertebral (7), platillo vertebral o listel (25), es muy maleable hasta su osificación y fusión al cuerpo vertebral. Esta osificación (Fig. 11) es variable observándose en el varón después de los 18 años de edad y más tempranamente en las mujeres. De esta estructura depende el crecimiento en altura del cuerpo vertebral. Cuando sufra una presión anómala y mantenida en el tiempo durante la fase de osificación, ocasionará acuñamiento anterior de los cuerpos vertebrales. En sujetos cifóticos durante el inicio de la osificación secundaria, hacia los 9 a 12 años de edad, los platillos vertebrales son frágiles para las excesivas tensiones mecánicas (2), lo que Bado (4) interpreta como un momento crítico para el raquis, porque a estas edades si no se descomprimen estos platillos, el dorso curvo funcional se transformará en estructurado. Durante la fase de rápido crecimiento o brote puberal se deben evitar prácticas deportivas intensas y 4 (l):28-38,1995 Selección enérgicas que incrementen las presiones sobre estas áreas (más aún cuando existen indentaciones congénitas en las placas cartilaginosas que facilitan el prolapso del material discal dentro de la esponjosa del cuerpo vertebral y prolapsos del núcleo en la esponjosa), evitando acuñamientos y otras lesiones por sobrecarga por la alta vulnerabilidad raquídea durante este período (12, 32). Consideraciones finales El adolescente que padece un defecto postural no debe tener ninguna contraindicación para la práctica de cualquier tipo de deporte que se realice con carácter lúdico y formativo. Cuando la deformidad es estructural, esto no es sinónimo de "fragilidad" de su columna, por lo que no hay ningún criterio objetivo para contraindicar la práctica de la actividad físico-deportiva. Los adolescentes que padecen desalineaciones raquídeas pueden y deben integrarse en la educación física escolar así como practicar deporte extraescolar. No podemos consentir que sea sobreprotegido, con la consiguiente merma en su formación integral al excluirlo de los beneficios de la actividad deportiva. Es muy importante el papel del profesor y del entrenador-monitor, para la correcta enseñanza del gesto técnico, así como la dosificación del esfuerzo a realizar según su estadio madurativo. En caso de adolescente deportista de élite o con proyección al que se descubre una deformidad estructural, se debe informar a los padres, al interesado y entrenador de los posibles "Beneficios-riesgos" de su práctica deportiva sobre su aparato locomotor. Hay que situar el papel del deporte en su justa medida. Es ampliamente reconocido que el deporte efectuado a alta intensidad es fuente de patología lesional e incluso origina desalineaciones (32), pero no está aún demostrado su efecto terapéutico sobre una deformidad en cuestión. Correspondencia: Dr. F. Santonja Medina Facultad de Medicina. Área Fisioterapia Campus de Espinardo. Universidad de Murcia 30100 Murcia 43 Selección 4 (l):28-38,1995 44 F. Santonja e I. Martínez