Regiones y Desarrollo Sustentable

Transcripción

Regiones y Desarrollo Sustentable
Regiones y
Desarrollo Sustentable
13-14
El Colegio de Tlaxcala, A. C.
Regiones y Desarrollo Sustentable
Consejo editorial
Lawrence Altrows (Ryerson Polytechnical University)
Lourdes Arizpe (CRIM-UNAM)
José Luis Calva (IIE-UNAM)
Gonzalo Castañeda Ramos (UDLA-Puebla)
Gustavo Garza Villareal (El Colegio de México, A. C.)
Bernard Lafayette (Rhode Island University)
Collette Le Cour Grandmaison (Universidad de París)
María Luisa Torregrossa (FLACSO)
Allen M. Prindle (Otterbein Collage)
Ryzard Rózga Luter (UAEM)
Brígida Von Mentz (CIESAS)
Víctor L. Urquidi (El Colegio de México)†
Úrsula Oswald Spring (CRIM-UNAM)
El Colegio de Tlaxcala, A.C.
Dr. Alfredo Cuecuecha Mendoza
Presidente
Lic. Gabriela Zamora Cordero
Coordinadora de Vinculación y Extensión
Mtro. Homero Meneses Hernández
Coordinador Académico
Mtro. Guillermo Aragón Loranca
Coordinador Editorial
Regiones y Desarrollo Sustentable
julio - diciembre 2007
enero - junio 2008
Núm. 13-14
Presentación
Índice
5
Artículos
El ambiente como externalidad. La emergencia de lo invisible
Francisco Sandoval Vázquez
13
Descolonizar el desarrollo
Jaime Ornelas Delgado
31
La tierra cultivable en el suroeste de Tlaxcala. Una mirada
desde los sistemas disipativos
Ramos Montalvo Vargas
Héctor Jesús Morales Rodríguez
53
Exorcisando el ejido: crónica de un desafuero
Francisco Castro Pérez
77
Propuesta para recategorizar como Parque Nacional
a las Cascadas de Agua Azul, Chiapas, México
Carlos Melo Gallegos
Naú Silverio Niño Gutiérrez
101
La problemática ambiental generada por el rastro municipal
de Atlixco, Puebla: un análisis desde la perspectiva de los
sistemas complejos
José Héctor Abraham Gutiérrez
Eduardo Almeida Acosta
Abel Gil Muñoz
125
Adopción de tecnología y rendimiento en el cultivo
del maíz en una región campesina del estado de Puebla
José Pedro Juárez Sánchez
Benito Ramírez Valverde
137
Número coordinado por el Mtro. Guillermo Aragón Loranca
Ganadería lechera familiar, territorio y migración
Alfredo Cesín Vargas
Fernando Cervantes Escoto
Benito Ramírez Valverde
153
Metodológía de trabajo en la Brigada de Educación
para el Desarrollo Rural No. 121. Huejotzingo, Puebla
María del Carmen García Casarrubias
Guadalupe Beatriz Martínez Corona
Juan Alberto Paredes Sánchez
Gloria Angélica Valenzuela Ojeda
167
Documentos
Reforestación urbana y legislación ambiental. Fortalezas
y debilidades de la ley en el estado de Tlaxcala
Noé Santacruz García
191
Israel’s War for water
Marie Kennedy
199
El enfoque ideológico del Desarrollo Regional
como ensayo de interpretación en el
pensamiento de José Carlos Mariátegui
Héctor Manuel Cortez Yacila
207
Reseñas
Guía para la transversalización en la gestión integrada de
recursos hídricos con enfoque de género
Elsa Eugenia Carrasco Lozano
219
El futuro del agua en México. Boris Graizbord y Jesús
Arroyo Alejandre (Coords. 2004). Universidad
de Guadalajara, El Colegio de México, UCLA Program
on Mexico, Casa Juan Pablos
María de Lourdes Hernández Rodríguez
227
Abstracts in English
231
Résumés en Français
235
Aceptación de manuscritos en Regiones y Desarrollo Sustentable
Los trabajos firmados son estrictamente responsabilidad personal de los autores.
239
Regiones y Desarrollo Sustentable es una publicación semestral de El Colegio de Tlaxcala, A. C.
ISSN 1665-9511
Presentación
Mtro. Guillermo Aragón Loranca
Regiones y desarrollo sustentable, nació en el año 2001, al mismo tiempo que la institución de cuyo trabajo académico es portadora, El Colegio de Tlaxcala, A.C., teniendo como
objetivos fundamentales, difundir los resultados de las investigaciones interdisciplinarias
generadas por sus profesores investigadores en torno a la generación y recuperación de
conocimientos y saberes capaces de promover un desarrollo regional sustentable y equitativo; así como difundir trabajos de investigadores e instituciones similares, nacionales y
extranjeras.
Desde el 2001 hasta ahora se han publicado 12 números de la revista que han significado
un enorme esfuerzo institucional por cumplir con los objetivos planteados al inicio de su
publicación, mismos que reflejan el proceso de maduración y consolidación de las tareas
sustantivas de El Colegio; puesto que paulatinamente, sus investigadores y docentes se han
ido incorporando a la publicación, aportando sus trabajos de investigación a pesar de las
crecientes restricciones económicas a las que son sometidas las instituciones de educación
superior, en el marco de las recurrentes crisis económicas globales.
Los académicos de El Colegio de Tlaxcala, A.C. estamos convencidos de que las restricciones económicas no deben impedir la difusión de los conocimientos generados en torno
al desarrollo regional, y de que es necesario hacerles frente con creatividad y compromiso
hacia la sociedad. Por ello, para seguir cumpliendo con los objetivos planteados al inicio de
la publicación, a partir de este número y por acuerdo del Consejo Editorial del Colegio, se
publicarán números dobles-anuales de la revista y se reducirá su tiraje a 500 ejemplares
impresos; pero al mismo tiempo, se mejorará su presentación y diseño electrónico para
promover y facilitar su consulta en la página web de El Colegio.
Estas decisiones se tomaron con la convicción de que los conocimientos generados por
el quehacer académico de los estudiosos del desarrollo regional, deben seguirse difundiendo para su análisis, discusión y contrastación con la realidad de nuestro estado y del país, ya
que se requieren, urgentemente, estas aportaciones para generar focos de desarrollo regional y no quedarse al margen de los procesos globales de desarrollo. Al mismo tiempo, con
estas medidas se retoma el compromiso de llevar a niveles cada vez mayores de excelencia
académica, los trabajos que se difundan a través de la revista.
Por lo que respecta al presente número doble (13 y 14), éste reúne trabajos que giran en torno al tema de las relaciones entre el modelo predominante de desarrollo y sus
Maestro en Análisis Regional, Doctorado en Desarrollo Regional y Coordinador Editorial de El Colegio de Tlaxcala,
A.C..
consecuencias en el medio ambiente. Nunca como ahora, en el mundo globalizado, las
relaciones entre el ser humano y la naturaleza habían estado tan deterioradas, a tal punto
que cada día se hace más evidente que, de no cambiar la lógica de producción y consumo
predominante, se aumentará el peligro de extingir la vida sobre el planeta.
Hasta hace algunos años todavía se negaban o se minimizaban la extensión y las consecuencias del deterioro ambiental que ya se manifestaban por todas partes en el mundo; sin
embargo, ante las innegables secuelas del cambio climático, la alarmante disminución de la
cubierta vegetal, el acelerado derretimiento de los glaciares, la creciente escasez de agua
apta para consumo humano, y la reducción permanente de las condiciones mínimas para la
producción de alimentos, ya no se puede negar que estamos enfrentando una crisis nunca
antes experimentada por la especie humana, y que no solamente concierne a las condiciones ambientales, sino que atañe a todas las esferas de la vida humana: la económica, la
social, la política, la cultural, entre otras.
Si bien es cierto, se reconoce la gravedad de la situación, se siguen negando u ocultando sus verdaderas causas: estar empeñados en mantener un modelo civilizatorio basado
en un sistema de producción/consumo que pretende un crecimiento económico ilimitado,
propuesto como ideal de desarrollo y de felicidad, lo cual resulta incongruente en un medio
natural que nos sustenta con recursos limitados.
La Revolución Industrial que significó la producción masiva de mercancías destinadas a
un mercado especulativo, y no a la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano,
generó una lógica mercantilista apoyada en la idea de que la ciencia y la tecnología podían
dominar y explotar, no sólo la naturaleza, sino la fuerza de trabajo humano, en el marco de
una idea de progreso ascendente e infinito hacia formas de vida más cómodas, más llenas
de mercancías, pero al mismo tiempo generando el rápido deterioro de los ecosistemas y
consumiendo ingentes cantidades de energía. Al separar el proceso productivo de su fuente
de abastecimiento de recursos, se generó un desequilibrio entre la naturaleza y las sociedades humanas, cuyas consecuencias están a la vista.
En este contexto, desde varias décadas atrás, se han comenzado a generar, tanto desde
la academia, como desde los saberes y las prácticas tradicionales, un conjunto de respuestas a esta crisis global; han surgido nuevas ramas del conocimiento, como la ecosofía, la
epistemología ambiental, la termodinámica de los sistemas vivos, la economía ambiental y
ecológica; la bioética, el ecofeminismo, el comunitarismo, el decrecimiento, el ecosocialismo, y una larga serie de perspectivas que tratan de comprender la realidad, teniendo como
marco de reflexión a la naturaleza.
Al lado de esos saberes y conocimientos innovadores, también existen y se recuperan
experiencias y prácticas que, sin cuestionar del todo al modelo civilizatorio predominante,
aportan propuestas de desarrollo más respetuosas de la naturaleza, con la finalidad de
mitigar los efectos de la crisis, moviéndose en el marco de las teorías del desarrollo sustentable.
Ambas tendencias, la de vanguardia y la más conservadora, son abordadas por los trabajos que integran el presente número de Regiones y Desarrollo Sustentable; pero todos
tienen en común aportar propuestas que tratan de comprender los alcances de la crisis ambiental, al tiempo que presentan experiencias y alternativas que tienden hacia una cierta
sustentabilidad, entendida como ese horizonte lejano, y hasta utópico, que sirve de brújula
indicadora del rumbo hacia otros modelos de vida y de desarrollo que rompan con la lógica
productivista, predominante hasta ahora, de tal forma que se detengan y se reviertan los
efectos de las crisis que se están viviendo a nivel planetario.
El primer trabajo “Emergencia de lo invisible” de Francisco Sandoval, es una invitación
a reflexionar sobre las consecuencias que para la lógica racional, sobre la cual se han construido los paradigmas científicos, tiene la emergencia de los problemas ambientales que
desbordan y desafían todos los marcos epistemológicos, haciendo evidente que la naturaleza tiene límites, tanto en proporcionar recursos como para absorber los deshechos de los
procesos productivos. La crisis ambiental viene a cuestionar todas las certezas sobre las que
descansa el conocimiento científico, y nos invita a repensarlas desde una perspectiva más
existencial: no basta tratar de conocer el mundo, sino que es urgente definir cómo “ser” en
el mundo, ya que de ello depende el cambiar las relaciones destructivas que el ser humano
mantiene con la naturaleza. El considerar a la naturaleza como una “externalidad” de los
procesos sociales y económicos, ha hecho que ella se convirtiera en un ente invisible y ausente, pero que ahora emerge como una realidad a través del deterioro ambiental. Desde
esta perspectiva, la emergencia de nuevos saberes cuestiona también el concepto de desarrollo: ¿De qué tipo de desarrollo estamos hablando en medio de esta crisis generalizada?
Jaime Ornelas Delgado ofrece una respuesta a la pregunta anterior con su trabajo: “Descolonizar el desarrollo”, en el que aborda el desarrollo como una categoría utilizada para
expresar el crecimiento económico, surgida en el contexto de la “Guerra Fría”, propuesta
por teóricos metropolitanos, como Schumpeter, Lewis, Myrdal, Kalder, entre otros, y asumida en América Latina como el instrumento para lograr el crecimiento económico en los
marcos y parámetros definidos desde las metrópolis capitalistas como receta para contrarrestar la tentación de los países pobres de adoptar el modelo socialista. Destaca el trabajo
de Rostow (1960) que afina el modelo al establecer de modo definitivo que el desarrollo es
crecimiento económico que se mide por el PIB y además que el desarrollo es un proceso natural, un camino por el cual deben transitar todas las sociedades, por lo que los centros del
desarrollo capitalista pueden ayudar a los países de la periferia transfiriéndoles inversiones
de capital y tecnología, pero escondiendo que en realidad el planteamiento del desarrollo
se construyó en función de los intereses de los países desarrollados para subordinar a los
países pobres mediante relaciones comerciales asimétricas y desventajosas. Se propone a
la industrialización como motor del crecimiento económico, pero dependiente de los capitales, la tecnología y los mercados de las metrópolis. Este modelo también conllevó una
supuesta misión civilizatoria para imponer una cultura de la inversión y del emprendimiento, en detrimento de otros valores culturales propios de las culturas latinoamericanas. Este
trabajo demuestra cómo la elaboración del concepto de desarrollo implicó epistemológicamente, un proceso inverso en la producción del conocimiento: se partió del razonamiento
ideológico para tratar de amoldar la realidad de acuerdo con él, y no a la inversa.
Continuando con el análisis de las complejas relaciones entre sociedad y naturaleza,
el siguiente trabajo, “La tierra cultivable en el suroeste de Tlaxcala. Una mirada desde los
sistemas disipativos”, de Ramos Montalvo Vargas y Héctor Jesús Morales Rodríguez, pretende aplicar un modelo de análisis, basado en la teoría de los sistemas complejos (Rolando
García) y la teoría de los sistemas disipativos (Prigogine, Adams y Tyrtania), al análisis de las
unidades campesinas de producción de la región suroeste del estado de Tlaxcala, que pre
senta características particulares en el contexto agrícola del estado: por una parte es una
región ubicada en la cuenca baja del río Zahuapan que desde tiempos inmemoriales fue
escenario de las crecidas del río que fueron depositando el limo y los materiales orgánicos
que hoy conforman una fértil y húmeda región de alta productividad agrícola. Sin embargo,
por su situación geográfica, su cercanía con la ciudad de puebla y su periferia industrializada, está sufriendo una presión creciente de los procesos de urbanización que avanzan
sobre los terrenos de cultivo, en detrimento de la producción campesina, cuya superficie
de cultivo se va reduciendo también, como lo demuestran los análisis de fotointerpretación
de imágenes satelitales comparadas en un eje temporal. Sin embargo, cuando se considera
a la región como un sistema disipativo abierto e interactivo con muchos otros sistemas, se
pueden vislumbrar diferentes estrategias puestas en práctica por los campesinos de la zona
para seguir asegurando su reproducción a pesar de las condiciones cada vez más adversas
a las que se enfrentan, por lo que este modelo de análisis ofrece diferentes perspectivas
para la toma de decisiones.
Otro trabajo en la misma perspectiva de los sistemas complejos es el que presentan José
Héctor Abraham Gutiérrez, Eduardo Almeida Acosta y Abel Gil Muñoz: “La problemática
ambiental generada por el rastro municipal de Atlixco, Puebla. Un análisis desde la perspectiva de los sistemas complejos”. Este es otro ejemplo de análisis que permite un cambio
radical de perspectiva sobre un problema ambiental, para transformarlo en un sistema que
puede generar oportunidades de desarrollo, al contemplarlo desde una perspectiva más
amplia, revelando sus complejas interacciones con otros sistemas, lo que permite plantear
una nueva dinámica en su funcionamiento, favoreciendo un nuevo proceso organizativo
más eficiente y productivo.
“Exorcisando el ejido: crónica de un desafuero”, de Francisco Castro Pérez es un trabajo
que partiendo de una historia de vida, analiza y reflexiona sobre los desafíos, los conflictos
y las contradicciones a los que se ve sometido el ejido en el contexto del neoliberalismo. El
ejido fue considerado como el fruto más importante y prometedor del movimiento revolucionario de 1910; sin embargo, a lo largo de la historia reciente de México, ha sido objeto de
políticas gubernamentales de apoyo y promoción abiertas (como en el periodo cardenista),
hasta aquéllas que pretenden eliminarlo y privatizarlo para insertar la tierra en el circuito
del mercado, como fue la reforma salinista al artículo 27 que permite su venta. A pesar de
todo, el ejido subsiste, se niega a morir y aún viviendo procesos contradictorios en su interior, sigue manteniendo la posibilidad de reproducir la vida campesina y sus valores éticos y
culturales que siguen dando identidad a múltiples regiones del país y que tiene mucho que
aportar en la búsqueda de la soberanía alimentaria.
Incrementar la producción nacional de alimentos, a partir del trabajo de las unidades
campesinas, sea cual sea su régimen jurídico, sigue siendo una preocupación constante de
numerosos investigadores del desarrollo, y éste es el tema abordado por los dos siguientes
trabajos. El primero de ellos, “Adopción de tecnología y rendimiento en el cultivo del maíz
en una región campesina del estado de Puebla”, de José Pedro Juárez Sánchez y Benito Ramírez Valverde, en donde se analizan las repercusiones que las políticas públicas respecto
al campo, han tenido en la producción del maíz, principalmente a partir de la apertura de
mercados planteada por el TLC, y cómo ante las condiciones cada vez menos favorables, los
campesinos buscan reducir sus costos de producción, rechazando la adopción de los insu
mos y la tecnología de altos rendimientos productivos. El segundo, “Ganadería lechera familiar, territorio y migración”, de Alfredo Cesín Vargas, Fernando Cervantes Escoto y Benito
Ramírez Valverde, aborda un estudio de caso (Santa Ana Portales, en el estado de Tlaxcala),
zona tradicionalmente lechera, para analizar los impactos que los acelerados procesos de
industrialización, urbanización y pauperización están teniendo en la región (que ya fue objeto de estudio del tercer trabajo de este número de la revista desde la perspectiva de los
sistemas complejos) y las estrategias que los campesinos están encontrando para asegurar
su reproducción en un agroecosistema favorable en recursos naturales; sin embargo, el trabajo destaca que las estrategias implementadas hasta ahora, han sido insuficientes puesto
que la tasa de migración es muy alta y sigue creciendo.
La compleja problemática que enfrenta el campo mexicano y la búsqueda de alternativas de solución, implica la revisión de las estrategias de desarrollo que se han venido
aplicando a lo largo del tiempo, como es el caso del programa de educación tecnológica
agropecuaria que la SEP ha implementado desde hace décadas para llevar la educación a
las comunidades rurales marginadas, para mejorar sus condiciones de vida. Esta valoración
se hace en el trabajo, “Metodología de trabajo en la Brigada de Educación para el Desarrollo
Rural No. 121. Huejotzingo, Puebla”, de María del Carmen García Casarrubias, Guadalupe
Beatriz Martínez Corona, Juan Alberto Paredes Sánchez y Gloria Angélica Valenzuela Ojeda.
A través de este estudio de caso, se analiza cómo se aplica en la realidad este programa
educativo y cuáles son las causas que limitan los resultados más favorables, llegando a la
conclusión de que entre ellas se encuentran un fuerte burocratismo en su manejo y la falta
de formación de los promotores en el manejo de una metodología apropiada.
El tema de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) es otro urgente tema de reflexión en el
trabajo: “Propuesta para recategorizar como Parque Nacional las Cascadas de Agua Azul,
Chiapas, México”, de Carlos Melo Gallegos y Naú Silverio Niño Gutiérrez. Aunque en su
momento, la creación de las ANP respondió a la urgencia de proteger áreas específicas cuya
riqueza y biodiversidad estaban en peligro, otorgándoles un estatuto jurídico muy rígido, en
el caso concreto de esta zona que primero fue Zona de Protección Estatal y Refugio de Fauna
Silvestre, luego Reserva Ecológica y Reserva Especial de la Biósfera, hasta quedar como una
región en espera de ser recategorizada, indefinición que ha provocado un rápido deterioro.
En este contexto los autores ofrecen los resultados de un estudio geográfico integral en el
que se rezonifica el área y se ofrecen argumentos para proponer que se recategorice como
Parque Nacional, figura que puede garantizar un manejo más sustentable de la zona.
Finalmente en la sección de Documentos, se presentan tres trabajos: el primero de ellos
relacionado con el arbolado urbano y el marco jurídico que determina su manejo; el segundo aborda el análisis de uno de los ángulos poco visibles del conflicto entre Israel y Palestina, la lucha por apoderarse de los recursos hídricos de la región y el tercero plantea un
análisis de la idea de desarrollo que Mariátegui planteó desde su perspectiva latinoamericanista.
Esperamos que los temas que conforman este número permitan profundizar y ampliar la
reflexión en torno a la necesidad de cambiar de manera radical, tanto las relaciones entre
la sociedad y la naturaleza, como de modificar nuestro modelo civilizatorio hacia una forma
de vida más austera, pero más plena y duradera.
Artículos
El ambiente como externalidad.
La emergencia de lo invisible
Francisco Sandoval Vázquez
Resumen
Tradicionalmente la sociedad occidental no ve a la naturaleza como forma de vida con algún
valor ontológico; normalmente es observada como un objeto cognoscible, cuantiflicable y
gobernable; ello resulta en un sinnúmero de contradicciones entre sociedad y naturaleza
que acaban negando a la naturaleza dejándola en el campo de lo externo, lo extraño, lo
ajeno, lo otro. El agotamiento, contaminación y sobreuso del medio natural, no sólo pone
en peligro la vida de alguna especie de animales o vegetales; también pone en riesgo la
vida en el planeta, por lo menos como ésta se conoce ahora. Por ello es necesario reconocer que el pensamiento moderno ha llevado a nuestro planeta al borde de un colapso
económico, ecológico, social, y en esta medida, ambiental. La invisibilidad (externalidad)
de las relaciones entre sociedad y naturaleza ha generado la problemática ambiental que
se presenta como un problema que demanda nuevas estrategias conceptuales y nuevas
formas de organización social.
Introducción
Las primeras imágenes que permitieron la vista del planeta desde el exterior, a finales de
la década de los sesenta, dieron la posibilidad de observar lo que, por años, había permanecido oculto, velado para la vista humana: la unidad del planeta, la vida biológica y social;
el medio y el ambiente, como una unidad imposible de separar. Este hecho nos devolvió la
mirada de un saber olvidado: que la vida está unida al planeta, a la madre tierra, el mito de
Gaia revivió en la mirada moderna que pudo observar una esfera azul que brilla sobre un
fondo oscuro. Sin embargo, esta forma de mirar va más allá del nihilismo de los Limites del
crecimiento y de Una sola tierra; más que un fin y una amenaza a la humanidad, la mirada
del mundo desde el exterior del planeta, presentó la posibilidad de mirar en la diferencia,
Candidato a Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
La necesidad de revivir el mito griego frente al dogma de la religión cristiana fue uno de los postulados de Nietzsche de finales del siglo XIX, como un método para revivir el pensamiento crítico de la filosofía. El mito como el
derecho de mentir, es el reconocimiento que hiciera Nietzsche al hecho de que la verdad no nos está dada, sino que
se va creando e institucionalizando mediante el discurso. El ambiente llama a redimensionar los criterios y métodos
modernos de conocer y acceder a la verdad, de ahí su fortaleza y su crítica; sin embargo, esto no quiere decir que el
saber ambiental es un saber mítico.
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despertar el interés por vivir y por la vida en todas las formas naturales y culturales en las
que ella se expresa.
El hombre moderno que insiste en ocultar lo terrible, en disminuir su ansiedad, mediante el conocimiento del mundo, busca descubrir las leyes que gobiernan la vida y asegurar su
existencia mediante el sometimiento de la naturaleza, perdiendo de vista la unidad entre
el ambiente y la sociedad. El conocimiento moderno trata de evitar la incertidumbre que
llega a ser considerada en ocasiones como fatalidad; el conocimiento moderno busca las
respuestas en un orden universal, donde el hombre ocupa un lugar central por lo que es
objeto mismo del conocimiento y de las tecnologías que éste ha podido construir.
En el transcurso de la modernidad, el conocimiento le ha permitido a la humanidad
mejorar y expandir sus posibilidades de vida, no sólo geográficamente, sino también temporalmente; la humanidad por medio del conocimiento ha tenido la capacidad de trasladar
y reproducir su habitat ecuatorial por todo el planeta; asimismo, ha transformado su propio
cuerpo dotándole de una capacidad de vida mas allá de los 30-40 años que el orden biológico le tenía reservados. La humanidad ha alcanzado la suma de 6,600 millones de habitantes
dispersados por todas las latitudes y longitudes del planeta, al mismo tiempo que ha extendido su esperanza de vida por encima de los 63 años.
Sin embargo, otro análisis del proceso histórico evidencia involuciones históricas en las
que se crea miseria, estrechez, y peores condiciones de vida de las que existían anteriormente (Cazes, 2001: 6). Esta otra mirada al proceso histórico revela las grandes contradicciones de la modernidad, los desafortunados encuentros de las sociedades no occidentales
con la modernidad y la destrucción ambiental que arrastran consigo, al ser incapaz de ver
los fenómenos, objetos y sujetos que se encuentran fuera de su forma de observar, reconocer y explicar; es decir, de todo aquello que no es susceptible de cuantificar y reconocer
a través de la experimentación.
Los desequilibrios y las contradicciones son propios de las modernas formas de conocer
y transformar la sociedad y la naturaleza; hoy podemos observar claramente un sinnúmero
de estas contradicciones: del PIB mundial, el 20% más rico participa con el 86%, en tanto
que el 20% más pobre, participa con el 1%; de las exportaciones el 20% más rico participa
con el 82%, en tanto que el 20% más pobre, participa con el 1%; en el uso de internet, el
20% más rico participa con el 93%, en tanto que el 20% más pobre participa con el 0.2%
(Cazes, 2001).
Las contradicciones ambientales no son menos elocuentes: por ejemplo, la región de
América del Norte se encuentra en una disyuntiva ambiental crítica, ya que sus pautas de
producción y consumo generan un gran número de problemas ambientales que tienen un
costo ambiental y social de escala mundial: “La utilización de combustibles es elevada: en
1995 el habitante medio de América del Norte utilizó más de 1.600 litros de combustibles
(en comparación con alrededor de 330 litros en Europa). La ‘zona muerta’ desprovista de
oxígeno que actualmente aparece frente a las costas del sector estadounidense del Golfo de
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México todos los veranos –en el punto máximo del escurrimiento de fertilizantes procedentes de la zona maicera– cubre una superficie igual al estado de New Jersey. Las poblaciones
de peces frente a la costa este, casi han desaparecido. La captura de peces del Atlántico ha
disminuido de 2,5 millones de toneladas en 1971, a menos de 500,000 toneladas en 1994.
El calentamiento mundial podría desplazar el área de distribución natural correspondiente
a muchas especies forestales de América del Norte, en aproximadamente 300 km. hacia el
norte, lo cual disminuiría la utilidad de las reservas forestales” (PNUMA, 2000: 154).
Estas estadísticas construidas dentro del marco conceptual, teórico y metodológico del
conocimiento moderno, permiten observar que en su afán de conocer y dominar, el hombre moderno ha dejado de percibir a la sociedad como unidad entre naturaleza y cultura,
entre ambiente y formas de vida, entre sistemas ecológicos y económicos. Las aspiraciones
sociales de mayor libertad, mejores condiciones de vida, aprovechamiento más equitativo
de los recursos, bienes y servicios, además de condiciones más justas de ingreso y riqueza,
se alejan cada vez más de nuestro horizonte civilizatorio.
Al contrario, la concentración de riqueza, disparidad social, crecientes niveles de pobreza y epidemias anteriormente erradicadas, son parte del mundo globalizado. La población
mundial seguirá pasando hambre pese a los logros de crecimiento económico. En el mundo
no se podrá cumplir el objetivo de erradicar la pobreza antes del 2015 y es posible que
tampoco se cumpla antes del 2030, de acuerdo con la Organización para la Agricultura y
la Alimentación de la ONU, en una declaración previa a la cumbre Mundial de la Tierra de
septiembre del 2002 (Rauters, 2002: 33).
1. Agotamiento y contaminación como evidencia ambiental
Actualmente la preocupación por el ambiente ha abierto otros espacios de análisis, no sólo
en el ámbito de las políticas ecológicas, sino también sociales y sobre las acciones gubernamentales, convocando a la participación de la sociedad civil organizada; así la problemática
ambiental forma parte de la agenda política mundial, nacional, regional y local. Las líneas
estratégicas que esboza la crisis ambiental se orientan a la preservación y la recuperación
de las condiciones ambientales, fortaleciendo las actividades locales de protección ambiental; tan es así, que la conservación y el aprovechamiento de los recursos naturales se promueve desde las comunidades hacía las instancias de gobierno.
Ya antes de que se conociera el célebre informe de los Límites del crecimiento, existía
la noción de la disponibilidad limitada para satisfacer necesidades crecientes impulsadas
Las problemáticas más urgentes de la región (latinoamericana) son los altos niveles de pobreza y desigualdad económica entre países desarrollados y países en desarrollo, así como entre los países de la propia región. La pobreza
absoluta en América Latina y el Caribe creció de 200 millones a 225 millones de personas entre 1990 y 1999. La
proporción entre el 20% de las familias de mayores ingresos y el 20% de menores ingresos es veinte veces mayor, lo
que convierte a América Latina y el Caribe en la región con la peor desigualdad económica en el mundo (PNUMA,
2001: 7).
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por un estilo de vida suntuario. Los límites a un crecimiento económico y del consumo
desmedido, son un problema fundamental cuando observamos en términos ambientales a
la sociedad y su desarrollo; nuestros conceptos de “calidad de vida” y de desarrollo están
íntimamente ligados al consumo y al ingreso; por lo tanto, en una civilización como la nuestra que tiende a la concentración del saber y del poder ¿qué es lo que se está tratando de
hacer sustentable? ¿Es el sistema de exclusión y concentración lo que estamos interesados
en sustentar, o por el contrario, lo es la diversidad cultural y biológica del planeta?.
El agotamiento, contaminación y sobreuso del medio natural, no sólo pone en peligro
la vida de alguna especie de animales o vegetales, también pone en riesgo la vida en el
planeta, por lo menos como ésta se conoce ahora. Por ello, es necesario reconocer que el
pensamiento moderno ha llevado a nuestro planeta al borde de un colapso económico,
ecológico, social, y en esta medida ambiental. La invisibilidad (externalidad) de las relaciones entre sociedad y naturaleza, ha generado la problemática ambiental que se presenta
como un problema que demanda nuevas estrategias conceptuales y nuevas formas de organización social.
El problema ambiental ha demostrado ser la crisis de las sociedades contemporáneas,
reflejo de las contradicciones propias de la forma de organización y distribución del trabajo,
la riqueza, la producción, la educación, el ingreso, el acceso a la salud, entre otras. Por ello,
la problemática ambiental no es una crisis ecológica, sino social. En gran medida el problema ambiental es un problema de percepción, de la forma de mirar y entender al mundo y
de la apropiación social de éste. Hoy se sufren los resultados de ese mirar limitado, de esa
forma de conocer el mundo como recurso, como medio para lograr los fines de un pequeño
sector de la humanidad.
El desarrollo de las fuerzas productivas fue el centro de los esfuerzos sociales más importantes de los últimos 200 años; el conocimiento científico y tecnológico se interesó por
el problema central de esta época: mantener y aumentar el crecimiento económico, la
producción y la riqueza. Por ello, las contradicciones sociales y ambientales que generó el
crecimiento económico se ocultaban tras el velo del progreso; para los actores políticos y
sociales de la época, la prioridad era lograr el desarrollo económico mediante la industrialización, el crecimiento y acumulación del capital, el conocimiento y la tecnología. Todos,
liberales y socialistas, apostaban a que no existía ninguna salida que no fuese la del crecimiento económico-desarrollo de las fuerzas productivas (Porto, 2001: 45).
Cuando se le preguntó a Gandhi, después de la independencia de la India, cómo haría para elevar el nivel de vida
de los hindúes al nivel de vida británico, él contestó: “Gran Bretaña necesitó la mitad de los recursos del mundo para
lograr esta prosperidad ¿Cuántos globos necesitaría un país como la India?” (CEAMA, 1987).
Es común escuchar que el nivel de vida de la población cubana es tan denigrante que la población (principalmente
femenina), de la Habana se ve en la necesidad de prostituirse con los turistas que visitan la ciudad-puerto; sin embargo, el informe 2002 del PNUD ubica a Cuba sólo una décima por debajo del nivel de desarrollo humano alcanzado
por México, estando en las posiciones 54 y 55, respectivamente; con esto podemos observar que el consumo y el
ingreso no son determinantes para lograr mejores condiciones de vida para la población; (PNUD, 2002:15).
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Hoy se reconoce y se llega a aceptar que el problema ambiental es un problema social
que llama a una búsqueda de respuestas más sociales que ecológicas, ya que se entiende
que el problema ambiental manifiesta una crisis social. “La crisis ambiental es la crisis de
nuestro tiempo. No es una crisis ecológica, sino social. Es el resultado de una visión mecanicista del mundo que, ignorando los límites biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida de
las diferentes culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta. Éste es un hecho antrópico y no natural. La crisis ambiental es una crisis moral de instituciones políticas,
de aparatos jurídicos de dominación, de relaciones sociales injustas y de una racionalidad
instrumental en conflicto con la trama de la vida” (PNUMA: www.rolac.org).
Desde la Segunda Guerra Mundial, pero sobre todo, desde las tres últimas décadas del
siglo XX, el interés por el cuidado y conocimiento del ambiente ha permeado a los diferentes actores sociales, involucrándolos en esta problemática y uniendo problemas ancestrales
con la defensa y preservación del ambiente; así los movimientos ambientalistas han retomado los problemas relacionados con la tenencia y uso de la tierra, la autodeterminación
de las comunidades indígenas, las luchas por reivindicar el derecho a la diferencia, entre
otros. De esta forma, el problema ambiental ha trascendido su especificidad ecológicobiológica, adquiriendo una mayor amplitud, capaz de involucrarse con otros problemas sociales derivados de las contradicciones generadas por el crecimiento económico, al mismo
tiempo que se amplía la gama de movimientos sociales y políticos que atraviesa.
La problemática ambiental ha generado enfoques teóricos y actitudes valorativas que
comparten la preocupación por preservar las diferencias culturales y biológicas como estrategia de existencia, a fin de mejorar la calidad de vida de las regiones rurales o urbanas,
con el propósito de mejorar las condiciones de vida de las sociedades. A diferencia de la
mirada moderna de occidente que ve en la homogeneidad el orden del progreso, la mirada
ambiental busca preservar la diferencia y la multiplicidad de formas de ser y existir. La crisis
ambiental, que coincide y se agrava con otros problemas sociales tales como la pobreza,
conllevan a una crítica de los valores dominantes de las sociedades contemporáneas; al
observar las graves contradicciones, se crea la necesidad de buscar valores y conocimientos
alternativos (PNUMA: www.rolac.org).
2. El ambiente como alteridad racional y cognitiva. El diálogo de saberes
En las últimas décadas del siglo XX, la preocupación por el ambiente ha abierto espacios
de análisis, no sólo en el ámbito académico sino también en el gubernamental, atrayendo
además la participación de la sociedad civil organizada; así el tema ambiental actualmente forma parte de la agenda política mundial, regional y local a nivel público y privado. El
reconocimiento del ambiente, abre el debate sobre la forma de pensar y actuar, es decir,
cuestiona la racionalidad misma. El ambiente problematiza la racionalidad moderna y el
conocimiento construido sobre la base de ésta, no desde el discurso de la negación a priori,
sino desde la incapacidad que ha demostrado el conocimiento moderno para reconocer
al ambiente. Ello se observa en la invisibilidad del ambiente, que sólo últimamente se ha
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reconocido como una externalidad de la tecno-ciencia, demostrando así que el ambiente es
una región nueva para el conocimiento moderno.
El ambiente puntualiza los problemas de significar a la naturaleza desde un pensamiento marcadamente antropogénico, con un interés puramente económico que se pretende
universal; es en este sentido, que la problemática ambiental busca una resignificación de la
naturaleza, de la sociedad y del ser humano. El conocimiento moderno, y principalmente, la
ciencia experimental, como método universal para conocer, ha consolidado las bases mistificadas de una naturaleza que se somete a la voluntad humana una vez que ésta le arranca,
mediante interrogatorio, sus leyes. El conocimiento que florece con la ciencia experimental
moderna se impone sobre la naturaleza, y sobre la humanidad misma, al pretenderse universal y atemporal. Al negar lo que no puede conocer –demostrarse desde su perspectiva
teórico-metodológica– el conocimiento científico contribuye a consolidar un discurso que
mitifica la verdad, la naturaleza, las dimensiones humanas y sociales.
Es en este sentido que el concepto de ambiente, desde su emergencia, problematiza la
representación de un mundo donde la razón une por principio de manera ideal los fenómenos cambiantes del mundo mediante fórmulas y categorías. El conocimiento moderno del
mundo parte de la necesidad de construirlo y apropiarse de él, como recurso para un fin:
el crecimiento de las fuerzas productivas que acumulan e incrementan el capital. El mundo
conocido por la modernidad no es una realidad externa al hombre, de carácter universal y
objetivo; por el contrario, es la elaboración de un discurso que hace del conocimiento un
instrumento que media entre el saber y la realidad.
De esta manera, el conocimiento generado dentro de la matriz de la ciencia experimental, construye un discurso que viene a sustituir al mito en su función de superar el caos,
superar el miedo por el conocimiento mitificado; para el conocimiento moderno lo desconocido carece de nombre, por lo que no se lo puede conjurar, por ello todo debe ser nombrado, todo tiene que tener nombre. El conocimiento viene a ser como erupción del orden
en el caos. Es el conocimiento que oculta el caos de la existencia, lo que facilita la existencia
humana de un homo oeconomicus.
El conocimiento del mundo es más que un conocimiento objetivo, es la construcción
de instrumentos útiles y manipulables que permiten realizar el proyecto histórico de una
sociedad determinada –o por lo menos de la parte de la sociedad que tiene los medios para
ejercer formas concretas de dominación–, ya que tiene la posibilidad de crear instituciones
sociales, no sólo cognitivas, sino también político-económicas. Por ello, la problematización ambiental cruza de forma horizontal y vertical el entramado de las relaciones sociales,
al indagar sobre los discursos de la modernidad, así como las prácticas sociales e individuales que se instituyen a partir de éstos.
El hilo conductor entre contaminación y agotamiento de los recursos, problematiza la
relación teórico-práctica que se establece entre el conocimiento moderno y el ambiente,
preguntando sobre el discurso que construye las formas de organización productivas que
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contribuyen al acelerado deterioro del ambiente, al mismo tiempo que se empobrece la
condición de vida de un amplio sector de la población mundial.
Las graves contradicciones entre crecimiento económico y deterioro ambiental, sólo
pueden compararse a las contradicciones entre crecimiento de la riqueza y la pobreza social; para algunos los logros económicos se trasladan de forma semiautomática al bienestar
generalizado de la población mundial, por lo que los costos ambientales se compensan o
se ignoran; para otros, el crecimiento económico mundial no es garantía de mejores condiciones de vida para amplias regiones de la población mundial.
Por otra parte, el riesgo originado, por y en, el deterioro y agotamiento ambiental, está
relacionado con el actual modelo de industrialización y urbanización, por lo que el problema ambiental, al preguntarse –o proponer el rechazo– por la pertinencia de este modelo
de formación y organización social, cuestiona el pensamiento y la racionalidad misma de la
modernidad. Al interrogar la pertinencia del conocimiento y el discurso de la modernidad,
se establecen las bases para la construcción de un modelo civilizatorio alternativo, donde se
reorienta el potencial productivo de los ecosistemas y las sociedades. El ambiente se construye como una crítica a lo pensado; desde su invisibilidad y el silencio al que había sido
sometido, el ambiente se muestra como una estrategia para pensar diferente, en la medida
que posibilita y crea nuevas formas de organizar la vida, el pensamiento y la racionalidad.
Al mostrar los errores entre el conocimiento y la percepción sobre la realidad, se crean las
bases sobre las cuales se puede dar un diálogo de saberes, capaz de superar el logocentris Casi un tercio de la población del África subsahariana sufre desnutrición y la proporción numérica va en aumento.
Más del 40% de los hogares urbanos de África viven en la pobreza absoluta, sobreviviendo con menos de un dólar al
día. La asistencia oficial para el desarrollo hacia la mayoría de los países africanos disminuyó un 25% en la última década y la asistencia que se proporcionaba a siete países, cayó más allá del 50%. Existen alrededor de 25 millones de
personas que viven con VIH/SIDA en el África subsahariana. Más de 12 millones de personas han muerto por causa
del SIDA en África y más de 2 millones en sólo un año. Además, alrededor de 13.2 millones de niños han quedado
huérfanos como resultado de la epidemia (PNUMA, 2002).
“La economía mundial ha crecido en forma sostenida durante las últimas décadas, difundiendo la prosperidad
y sacando a muchos millones de personas de la pobreza, especialmente en Asia. No obstante, se proyecta que la
población mundial alcanzará en los próximos 25 años a alrededor de 2.000 millones de personas, la mayoría de las
cuales nacerán en economías en desarrollo y de mercados emergentes. Sin un esfuerzo concertado de los países
por ayudarse a sí mismos mediante la aplicación de sólidas políticas de desarrollo, y de la comunidad internacional
por incrementar su respaldo a los esfuerzos de los propios países, muchas de esas personas estarán condenadas a
vivir en la pobreza” (FMI, 2002).
“No ha habido suficiente crecimiento económico. Esto ha impedido generar recursos para luchar contra la pobreza
y revertir los problemas. El modelo económico está basado en la explotación intensiva de los recursos naturales:
la deforestación es problema serio –se pierden casi 7 millones de hectáreas cada año en la región –, los suelos
se degradan, desaparece diversidad biológica, hay altos niveles de contaminación por el nulo tratamiento de los
residuales en las ciudades y el uso de productos químicos contaminantes no se ha revertido… América Latina es la
región de mayor desigualdad en el planeta y con alto nivel de vulnerabilidad, que se expresa en el crecimiento en la
frecuencia de desastres naturales como la lluvia, la sequía, el fenómeno de El Niño, huracanes, producto del cambio climático. Habrá mayor afectación en vidas humanas. Está en proceso de deterioro. Aunque todavía le quedan
recursos importantes que, si se manejan adecuadamente y con políticas de desarrollo sostenible, pueden caminar
con patrones de producción y consumo sostenibles hacia el desarrollo. Se requieren acciones internas y crear un
entorno internacional que lleve al aumento de la equidad en el comercio. En la práctica, se debe aplicar el principio
de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados tienen más responsabilidad sobre los
problemas que existen, tienen más recursos y tecnología para ayudar al mundo a resolverlos” (Enciso, 2003).
19
mo del conocimiento moderno que tiende al empobrecimiento del espíritu humano y la
destrucción-contaminación ambiental.
Si bien es cierto que el conocimiento moderno construye una forma unidimensional de
conocer, también es cierto que aportó el sentido histórico de los procesos sociales y que
asimismo reconoció una historia natural; también tuvo la capacidad de reconocer que la
sociedad se (trans)forma y al (trans)formarse transforma a la naturaleza, por lo que los
actores sociales son dinámicos al tener la capacidad de crear y recrar formas de organización social, política y económica. El conocimiento moderno de mirada única, termina por
reconocer que es incapaz de saber completamente la multidimensionalidad de la realidad
que la mirada moderna pretende conocer.
El Informe Meadows fue realizado con la metodología de las ciencias experimentales,
utilizando un computador para analizar las múltiples variables que se consideraron, a fin
de realizar una sistematización eficiente desde el punto de vista metodológico. A partir de
su publicación en 1972 se dio a conocer desde la perspectiva de la ciencia, la irracionalidad
ecológica del progreso económico, fijando los límites a su crecimiento; con lo que se inició
el debate teórico y político para valorizar la naturaleza, buscando estrategias para revertir
los daños sociales y ambientales del proceso de desarrollo. La base del debate son los datos
que arrojara el Informe Meadows sobre las posibilidades reales de mantener un crecimiento que propicia la degradación entrópica de los procesos productivos. La percepción de la
crisis ambiental, a finales de la década de los 60 y principios de los 70, tiene un marcado
acento cientificista, al basarse en la acumulación y divulgación de cifras y datos recabados
bajo la metodología de las ciencias experimentales.
La ciencia ha constituido el instrumento más poderoso de conocimiento moderno, capaz
de generar las transformaciones más sorprendentes de la naturaleza y la sociedad; la ciencia ha redimensionado la forma de vida de la población, desde la esperanza de vida hasta
el nivel de confort, prácticamente a escala mundial. El conocimiento científico moderno es
la herramienta mediante la cual se ha logrado tener la capacidad para resolver problemas
críticos como la escasez de recursos, el hambre en el mundo y de procurar mejores condiciones de bienestar para la humanidad.
La Ley de la entropía, que fue tomada de la termodinámica como una categoría central
para descubrir los límites físicos de la economía moderna, es un claro ejemplo de la capacidad del conocimiento científico para mejorar las condiciones de vida y el entendimiento
de la realidad como complejidad, al mostrar de manera experimental los límites físicos que
impone la segunda ley de la termodinámica a la expansión de la producción industrial masificada, utilizando como fuente de energía combustibles fósiles.
En este sentido, es importante reconocer que no todo el conocimiento moderno ha sido
instrumento para enajenar(se) la vida. Así, la mirada del mundo desde su exterioridad que
sólo fue posible mediante la modernidad, permitió a la humanidad reconocer la externalidad del conocimiento moderno, es decir, el ambiente. En este sentido, el ambiente es
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parte de esa mirada que reconstituye lo invisible, que muestra lo que el saber nomotético
ocultó, que permite observar las relaciones entre la sociedad y la naturaleza que han estado
ocultas durante los últimos 500 años. El ambiente cambió la percepción sobre la seguridad
y el riesgo, por lo que permite reconstituir los saberes que sirven para vivir, que buscan un
reencuentro con la vida en la medida que posibilitan formas de existencia diversas tanto
cultural como biológicamente.
El ambiente, como concepto y categoría de investigación, permite comprender que la
ciencia experimental no es un recurso único ni suficiente para comprender la realidad o
las interacciones entre sociedad y naturaleza, por lo que posibilita el diálogo entre saberes
diversos. El concepto de ambiente problematiza la estructura misma del conocimiento en
las sociedades modernas, cuestiona sus logros en la medida que percibe y manifiesta sus
contradicciones. El saber ambiental arroja datos que permiten comprender cómo el conocimiento científico y la “(…) tecnología, al interés económico y al poder político comprometen seriamente la supervivencia del ser humano; a su vez, la inequidad social, asociada a la
privatización y al acceso desigual al conocimiento y a la información, resultan moralmente
injustos. La capacidad humana para trascender su entorno inmediato e intervenir los sistemas naturales está modificando, a menudo de manera irreversible, procesos naturales cuya
evolución ha tomado millones de años, desencadenando riesgos ecológicos fuera de todo
control científico” (PNUMA, 2003).
El ambiente se presenta como un problema capaz de propiciar, mediante la crítica, terminar con el logocentrismo de la ciencia experimental moderna, ya que reconoce el desconocimiento de este saber científico pretendidamente unívoco y universal. La capacidad de
transformación, predicción y la certeza de la ciencia, le han otorgado a ésta última un papel
preponderante en la cultura hegemónica para poder construir el conocimiento y la verdad,
al mismo tiempo que se niegan y excluyen otros saberes no científicos, como pueden ser
los saberes populares, indígenas, rurales, entre otros. Sin embargo, el ambiente reconoce
que los principios de preservación biológica y cultural no pueden ser comprendidos, y del
mismo modo que los problemas ambientales no pueden solucionarse únicamente con los
conocimientos científicos.
El ambiente surge de y en un saber en el mundo, más que un conocer el mundo: un
saber basado principalmente en una comprensión antes que en la explicación del mundo.
Los problemas ambientales sólo pueden ser reconocidos y enfrentados con el concurso de
un saber que incluya las diferentes formas de conocer, que posibilite un diálogo de saberes
que supere el trabajo disciplinario de la ciencia y su capacidad para parcelar la realidad y el
conocimiento. El saber ambiental se construye como un saber incluyente que reconoce y
mantiene en diálogo diversas formas de pensamiento y racionalidad, incluso aquéllas que
pueden parecer por principio opuestas entre ellas.
Los juicios de verdad implican la intervención de visiones, intereses y valores que son irreductibles al juicio “objetivo” de las ciencias (PNUMA, 2003).
21
La conformación de centros de investigación, o la reunión de grupos de científicos interdisciplinarios o multidisciplinarios, no garantiza en sí misma el diálogo de saberes y la
superación de la fragmentación del saber.
“La comprensión de la complejidad ambiental demanda romper el cerco de la lógica y abrir el
círculo de la ciencia que ha generado una visión unidimensional y fragmentada del mundo…
El círculo de las ciencias debe abrirse hacia un campo epistémico que incluya y favorezca el
florecimiento de diferentes formas culturales de conocimiento. El saber ambiental es la apertura de la ciencia interdisciplinaria y sistémica hacia un diálogo de saberes” (PNUMA, 2003).
El saber ambiental reivindica las diferencias de existir, pensar, conocer y saber; por lo
que propone un diálogo de saberes que pueda transformar la organización social a fin de
generar condiciones de vida más favorables en términos políticos, económicos y ecológicos,
donde la redefinición de la organización social sea acompañada de una reelaboración de las
relaciones que se establecen entre la sociedad y la naturaleza. El problema ambiental llama
al diálogo entre los diversos órdenes de la realidad social y natural, por lo que es indispensable crear nuevas formas de saber que permitan el encuentro de saberes.
El saber ambiental problematiza los fundamentos epistémicos y ontológicos del conocimiento moderno; asimismo, problematiza la relación entre el ser en el mundo que este
conocimiento propone e instrumenta. Las concepciones del conocimiento moderno son,
ante todo, comprensiones subjetivas; a pesar de su vestimenta de objetividad, los conocimientos humanos son pragmáticos incluso cuando se pretenden objetivos. Ahora es posible revivir la posibilidad de crear formas de pensar divergentes, sustentadas en saberes
frente al dogma de la ciencia experimental moderna. El ambiente presenta la posibilidad de
desmentir la verdad científica, porque la verdad no nos está dada por principio universal, el
ambiente es así el límite del conocimiento moderno.
Las políticas de la globalización económico-ecológica ponen de manifiesto la impotencia
del conocimiento para comprender y solucionar los problemas que han generado sus formas de conocimiento del mundo; el discurso del crecimiento sostenible levanta una cortina
de humo que vela las causas reales de la crisis ecológica. Así, ante el calentamiento global
del planeta, se desconoce la degradación entrópica que produce la actividad económica
ejercida bajo la racionalidad económica (cuyo último grado de degradación es el calor)
y se niega el origen antropogénico del fenómeno al calificar sus efectos como desastres
“naturales”. La geopolítica del desarrollo sostenible mira con optimismo la solución de las
contradicciones entre economía y ecología al proponer la reconversión de la biodiversidad
en colectores de gases de efecto invernadero (principalmente bióxido de carbono), con lo
cual se exculpa a los países industrializados de sus excedentes de sus cuotas de emisiones,
mientras se induce una reconversión ecológica de los países del tercer mundo. Esta capitalización de la naturaleza genera nuevas formas de inequidad en la distribución ecológica de
los derechos de apropiación y transformación de la naturaleza (Leff, et al. 2003).
22
3. Las posibilidades históricas del ambiente
La inclusión de la diversidad como categoría y forma de pensamiento, propicia la heterogeneidad de formas de pensamiento-comportamiento y por lo mismo, de tolerancia; el
problema ambiental permite mediante el reconocimiento de la diversidad, el beneficio
máximo de la diferencia a fin de que cada actor –individual o colectivo–, exprese sus valores, intereses e ideales. La diversidad ambiental es por ello diversidad política e ideológica
que se expresa en la puesta en práctica de las acciones que propician la preservación de la
diversidad cultural y biológica.
A diferencia del ideal de la modernidad, que busca la unidad como principio de orden,
la problemática ambiental advierte sobre la necesidad de reconocer la diferencia y la diversidad. El ambiente al problematizar la unidad, el equilibrio y la identidad propia del conocimiento matematizado de la ciencia experimental; hace evidente la necesidad de instaurar
el diálogo entre las diferentes racionalidades y entre los diferentes saberes. La crítica a la
racionalidad económica dominante, se vincula con la crítica del conocimiento y con las bases de la organización social dominante.
De esta manera, el concepto de ambiente es una categoría que constantemente remite
a la realidad compleja que involucra relaciones sociales, naturales y las que se dan entre
estas dimensiones; por lo que, la comprensión y valoración de esta realidad compleja implica acuerdos políticos que integren a los diferentes –y divergentes– actores sociales, a fin
de construir un futuro incluyente y viable desde los puntos de vista económico, ecológico
y social.
Por ello, la preservación ambiental es una estrategia para la conformación y desarrollo
de un proyecto histórico y civilizatorio alternativo al capitalismo y a la modernidad. La problemática ambiental es una evaluación racional-formal de las posibilidades históricas con
las que cuenta la humanidad en cuanto a la viabilidad de construir un proyecto histórico
alternativo.
El ambiente es una evaluación crítica de los límites sociales a los que hemos llegado,
no sólo desde el punto de vista económico-ecológico, sino también político; por lo que
propicia un proceso de reapropiación social del medio, del conocimiento –que posibiliten
la construcción de nuevas tecnologías de producción sobre la base de los ecosistemas– y de
los medios de producción, a fin de materializar los principios de una sociedad sustentable,
una economía ecológica, fuentes renovables de energía, salud y calidad de vida para todos,
erradicación de la pobreza y seguridad alimentaria (PNUMA: 2003).
De esta forma, el ambiente problematiza los paradigmas de los conocimientos constituidos como leyes, planteando la apertura de la ciencia moderna mediante la complejización
del mundo, al tiempo que deconstruye su pretendida objetividad y universalidad: la crisis
ambiental propicia un cambio en las perspectivas teóricas y metodológicas del conocimiento de una realidad hecha de objetos por un saber orientado hacia el ser en el mundo; con
23
lo que se crea la crítica teórica y filosófica, así como los elementos estratégicos y políticos
para construir una realidad social alternativa.
Así, el ambiente al convocar a la participación social y a la deconstrucción de la racionalidad productiva hegemónica, construye las posibilidades históricas y las condiciones sociales que permiten reconocer el valor y el potencial ambiental para alcanzar mayor bienestar para la humanidad en su conjunto, la racionalidad ambiental empuja a un proceso de
reapropiación comunitario del conocimiento y los medios de producción, orientando los
esfuerzos sociales hacia la solución de los problemas más críticos de la humanidad, a fin de
construir la legitimación y el consenso del proyecto de la sustentabilidad de la diversidad
biológica y cultural con la finalidad de construir un nuevo orden social.
La problemática ambiental reconoce la crisis y los limites de la civilización moderna–industrial que explota y diferencia a las regiones geográficas, las sociedades y los seres humanos como individuos; al mismo tiempo que destruye y desequilibra los procesos naturales
que dan cimiento a la vida;10 por ello propicia la reflexión y la búsqueda de nuevos horizontes civilizatorios.
Así por principio, el ambiente es un elemento de renovación de la cultura, al demostrar,
mediante el juicio crítico, en cuanto a la viabilidad económica, ecológica, política y social
de las estructuras productivas actuales, la insustentabilidad del modelo civilizatorio de la
modernidad; el ambiente es la crítica que busca alejarse de la cultura contemporánea como
un estado que se subordina al consumo, la explotación y la acumulación del capital. De esta
forma, el ambiente construye la cultura como un proyecto político en tanto ontológico y
axiológico; la dimensión ambiental constituye lo social como ser político.
El ambiente es factor de la alternancia y la polisemia discursiva-conceptual, ya que al replantear las estructuras del conocimiento, propicia la libertad del espíritu y el pensamiento
humano, al manifestar que para las personas no existen horizontes iguales, ni perspectivas
homogéneas. El ambiente reconoce un saber inacabado que impulsa un proceso interminable de búsqueda y construcción del saber.
El enfoque ambiental se erige como una redefinición del conocimiento, del mundo como
complejidad; por ello impulsa una forma de existencia en el mundo como devenir, ya que
reconoce que es muy poco lo que se sabe sobre el mundo natural o social, así como las interrelaciones que estas dimensiones mantienen entre sí, con los cuales se puedan construir
estructuras completamente terminadas.
El ambiente plantea exigencias legítimas a las estructuras políticas y productivas de las
sociedades contemporáneas, rechazando el dominio del hombre (la ciencia y la tecnología)
10 “De acuerdo con el Word Disastrs Report (publicación de la Cruz Roja Internacional), tan sólo durante 1998 los
‘desastres naturales’ afectaron a más de 126 millones de personas en todo el mundo, provocaron el desplazamiento
de 13,5 millones y causaron daños por un total de 90 mil millones de dólares” (Toledo, 2002).
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sobre la naturaleza. El ambiente revela la capacidad humana para deconstruir el orden discursivo dominante y las estrategias de poder y de saber que lo sostienen, al mismo tiempo
que abre la posibilidad de construir una racionalidad social y productiva que supere la inmediatez de las ganancias privadas.
El ambiente constituye una alternativa histórica en cuanto redefine la producción desde
las bases mismas de una productividad eco-tecnológica sustentable, dando así la posibilidad de construir una racionalidad material alternativa. Ello plantea reconocer que la perspectiva ambiental se encuentra en franca oposición al modelo civilizatorio capitalista occidental que impulsa la racionalidad instrumental reduccionista de la modernidad que busca
como fin el desarrollo de las fuerzas productivas ligadas a la acumulación y concentración
de la riqueza, el saber y el poder.
Desde la perspectiva ambiental se observa entonces la crisis ambiental como una contradicción y una fractura de la razón moderna y modernizante, a fin de proporcionar las
bases de una nueva racionalidad productiva fundada en el potencial productivo de los sistemas ecológicos, y un nuevo sentido civilizatorio; el ambiente constituye entonces una perspectiva de inmediatez de la naturaleza que se opone al (pre)dominio del intelecto humano
sobre el mundo. La perspectiva ambiental se opone a la idea de que si la sociedad “(…) ha
perdido el control de la naturaleza es porque ha perdido el control sobre sí misma y porque
ha olvidado que a la naturaleza se le ‘domina’ cuando se coincide con sus leyes” (Toledo,
2002); por el contrario, reconoce el avance del conocimiento humano y los límites que este
conocimiento ha demostrado tener para comprender su complejidad. Así la perspectiva
ambiental reconoce que:
La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo
civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce
al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur), mientras privilegia un modo de
producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso
de globalización (PNUMA, 2003).
En estas tres últimas décadas pasadas del siglo XX, los movimientos sociales, impulsados
desde la perspectiva ambiental, han recolectado saberes dispersos, obligando a burócratas,
científicos y académicos a dialogar con ellos y mantener un diálogo de saberes. Este diálogo de actores y saberes permite construir nuevos sujetos sociales y políticos, que buscan
diferentes acuerdos y pactos sociales mediante los cuales se transformen las instituciones
y estructuras sociales, políticas y económicas, generando una nueva relación entre la sociedad y la naturaleza. Las movilizaciones sociales en protesta por la contaminación y la
amenaza nuclear de finales de los sesenta y principios de los setenta, generaron organizaciones civiles y ciudadanas que impugnaron y cuestionaron el desempeño y la capacidad de
gestión de los gobiernos nacionales. Con el surgimiento de la crisis ambiental, el imaginario
social reconoció un nuevo problema social y la consecuente constitución de nuevos actores
sociales, al formar organizaciones abiertas, con niveles de participación diferentes, con lo
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que propiciaron la emergencia del ambiente como discurso y estrategia capaz de construir
una nueva racionalidad social y productiva y una alternativa al paradigma de la civilización
moderna-industrial y a las relaciones de producción y consumo insustentable de crecimiento11.
Conclusiones
La degradación y contaminación ambiental que se expresan mediante la destrucción y/
o saturación de los recursos, no es un problema ecológico en sí mismo; la causa de este
proceso degradatorio encuentra su origen en el crecimiento económico a ultranza, que la
globalización económica ha venido a acelerar. Esta pérdida de calidad de vida, motivada por
la degradación ambiental, está relacionada con la pérdida y empobrecimiento social, tanto
de las comunidades rurales como de los suburbios urbanos; incluso se han perdido valores
y prácticas productivas tradicionales que permitían una subsistencia digna de dichas comunidades, por lo que se perdieron formas de producción y convivencia más cercanas a la
racionalidad ambiental.
La homogenización cultural que se promueve con la globalización económica, fomenta
el individualismo carente de identidad, ya que ésta se diluye en una cultura masiva. Paradójicamente, la globalización ha desarrollado un individualismo que es capaz de darse a
sus propios fines, que se retira de la sociedad para volverse sobre sí mismo; la globalidad
económica es la búsqueda del individuo en sí mismo. De esta forma, la época moderna no
es individualista, sino que destruye la identidad y la autonomía de las personas y las comunidades. El proceso de crecimiento y globalización económica, que incluso construye el
discurso de la sustentabilidad para arroparse y enmascarar su decadencia, está vinculado a
la desintegración de valores culturales, los saberes y las prácticas comunitarias.
Frente a estos procesos dominantes, la crítica actual, respecto de la perspectiva ambiental, no se realiza desde un futuro utópico, sino desde el pasado y presente donde se muestra su decadencia. Las estrategias de la racionalidad ambiental se basan en la recuperación
de la identidad, los saberes y la diversidad cultural, por lo que se busca legitimar el pasado
de las comunidades y sociedades no occidentales, reconociendo sus derechos sobre sus territorios y prácticas ancestrales en la autogestión de sus recursos productivos (Leff, 1998).
11 “La conciencia ambiental surgió en los años sesenta como parte del movimiento contracultural de búsqueda de
nuevos sentidos existenciales y una resignificación de la vida y se convirtió en movimiento político en los años 70,
luego de la Conferencia sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972). En los últimos 10 años, y como efecto
de la Cumbre Ambiental de Río 92, ha cambiado la geopolítica en torno al discurso y las políticas del “desarrollo
sostenible”. No sólo se ha diluido el discurso del eco-desarrollo y se ha dado un vuelco a la razón para ajustar las propuestas ecologistas a los designios de la racionalidad económica; no sólo se han intensificado los ritmos de explotación y transformación de los recursos, sino que han surgido nuevas estrategias de intervención de la naturaleza, así
como nuevas manifestaciones de sus impactos y riesgos ecológicos. De esta manera se han puesto en uso común y
en la retórica oficial conceptos antes reservados para los medios científicos y académicos; esta terminología se inscribe dentro de nuevas estrategias epistemológicas que alimentan una ecología política y las políticas ambientales,
donde se expresan y manifiestan interpretaciones controversiales y conflictos de intereses, así como principios y
formas diferenciadas de reapropiación de la naturaleza” (Leff, 2003).
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Los principios de diversidad en el ambientalismo enfrentan la homogeneidad de patrones
productivos, defendiendo los valores de la diversidad de contextos ecológicos, la pluralidad
cultural y la preservación de las identidades de los pueblos. Estos principios éticos aparecen
como una condición para alcanzar los objetivos del desarrollo sustentable a escala local y
global (Leff 2003).
El ambiente desde su emergencia ha contribuido a contemplar la sociedad desde afuera,
a cambiar la mirada y la forma de pensarse de las sociedades modernas y tradicionales,
tejiendo mediante acuerdos, el diálogo de racionalidades y saberes. El ambiente ha contribuido a elaborar un contrapeso a nuestra propia tradición moderna, a la cultura de la
homogeneidad, la dominación y la ganancia. El ambiente permite observar la última consecuencia de los valores de la modernidad; para descubrir los intereses detrás de estos
valores, la racionalidad ambiental ha mantenido un diálogo de saberes con la posibilidad de
crear nuevos valores. Ante la crisis ambiental los valores de la modernidad se desvanecen;
pierden su objetivo, su validez.
El valor económico como precedente para el bienestar social y la calidad de vida, como
antecedente incluso al valor de la vida, es un concepto del siglo XIX, identificado con el
ascenso de la economía racional. El hombre moderno y las sociedades modernas mediante la problematización ambiental, encuentran su incapacidad para dominar y controlar su
existencia y la de la naturaleza.
Los campos de destrucción como defensa de algunos valores, negando la diversidad humana, son parte de la historia de la modernidad. La crisis ambiental es una extensión de
esos campos de destrucción y esa negación de la diversidad que ha terminado con personas, culturas y algunas especies naturales. En la modernidad, lo económico, lo eficiente,
lo matematizable, la ganancia, se hicieron trascendentes, el mundo natural y social como
diferencia, perdieron su valor, la modernidad devaluó a la naturaleza, el cosmos y los valores comunales. Por lo que la crítica ambiental es una crítica a la modernidad como proyecto
civilizatorio.
La ética de la sustentabilidad induce un cambio de concepción del conocimiento de una
realidad hecha de objetos, por un saber orientado hacia el mundo del ser. La comprensión
de la complejidad ambiental, demanda romper el cerco de la lógica y abrir el círculo de la
ciencia que ha generado una visión unidimensional y fragmentada del mundo.
Reconociendo el valor y el potencial de la ciencia para alcanzar estadios de mayor bienestar para la humanidad, la ética de la sustentabilidad conlleva un proceso de reapropiación
social del conocimiento y la orientación de los esfuerzos científicos hacia la solución de
los problemas más acuciantes de la humanidad y los principios de la sustentabilidad: una
economía ecológica, fuentes renovables de energía, salud y calidad de vida para todos,
erradicación de la pobreza y seguridad alimentaria. El círculo de las ciencias debe abrirse
hacia un campo epistémico que incluya y favorezca el florecimiento de diferentes formas
27
culturales de conocimiento. El saber ambiental es la apertura de la ciencia interdisciplinaria
y sistémica hacia un diálogo de saberes (PNUMA, 2003).
La naturaleza se perdió en la modernidad como la primera bendición, no divinizada,
pero divinizante; el cultivo de la tierra y la fecundidad de ésta se enterró junto a los dioses;
la exclusión de la naturaleza se ergió mediante su sacralización. El ambiente es la crítica a
esta racionalidad moderna que lo mantuvo invisible, pero que es sólo mediante la racionalidad ambiental que se pueden recuperar los saberes tradicionales y modernos en la
construcción de nuevas relaciones sociales.
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30
Descolonizar el desarrollo
Jaime Ornelas Delgado*
“La descolonización realmente es creación de hombres nuevos. Pero esta creación no recibe
su legitimidad de ninguna potencia sobrenatural: la ‘cosa’ colonizada se convierte en hombre
en el proceso mismo por el cual se libera”.
Frantz Fanon
Resumen
El desarrollo, categoría utilizada para expresar el crecimiento económico, surge en el contexto de la “guerra fría” y si bien fue propuesto por teóricos metropolitanos, se asumió
en América Latina como parte de los instrumentos disponibles para lograr el crecimiento
económico en los marcos del capitalismo y como alternativa al socialismo.
El desarrollo mantuvo su vigencia en los tres decenios posteriores a la Segunda Guerra
Mundial, pero con el advenimiento del neoliberalismo fue retirado de la agenda de las preocupaciones nacionales e internacionales. Sin embargo, al iniciarse el siglo XXI, el fracaso de
la economía sustentada en el mercado autorregulado ha traído de nueva cuenta el desarrollo a la agenda nacional e internacional. Esto obliga a revisar críticamente los problemas del
desarrollo, y el concepto mismo, para mostrar su carácter colonial, si se pretende construir
caminos ajenos al neoliberal y superar los problemas que han hecho de América Latina una
de las regiones más desiguales del mundo.
Introducción
El conocimiento social en América Latina se ha producido, fundamentalmente, en el ámbito
del conflicto político, de ahí que su producción haya estado marcada siempre por la necesidad de pensar, comprender y explicar las múltiples, complejas y contradictorias determinantes de los procesos de transformación económica, política y social en cada momento
de su historia.
El desarrollo, como concepto utilizado para expresar y medir el crecimiento de la economía, no es la excepción en tanto surge en el contexto de la “guerra fría”, y aunque fue
propuesto en sus inicios por los teóricos de los países metropolitanos, adquirió carta de
naturalización en América Latina como parte de los instrumentos diseñados para ofrecer
una alternativa al socialismo.
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Desde su aparición, el contenido del desarrollo suscitó un intenso debate pues su conceptualización mostraba ciertas limitaciones; una de ellas, quizá la más importante, era
entenderlo sólo como el crecimiento del producto interno bruto per cápita (PIBpc) en los
límites del capitalismo, lo cual significaba mantener las estructuras de desigualdad y exclusión social características de este modo de producción.
Si bien el desarrollo, identificado con el crecimiento económico, mantuvo su vigencia
en las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, al mediar la década de 1970,
con el advenimiento del neoliberalismo, el tema del desarrollo fue retirado de la agenda de
las preocupaciones nacionales e internacionales y reemplazado por las que traía consigo la
inserción de la economía en la globalización, la competitividad y el mercado.
Al iniciarse el siglo XXI, en buena parte del mundo, y particularmente en América Latina,
el evidente fracaso de la economía basada en el mercado autorregulado trajo de nueva
cuenta a la agenda nacional e internacional los problemas del desarrollo, aunque se pone
en duda si su reducción en relación con el crecimiento del PIBpc, sea suficiente como para
superar la condición dependiente de nuestras naciones.
Hoy, los problemas involucrados en el desarrollo, y el concepto mismo, deben enfrentarse críticamente si se pretende construir caminos ajenos al neoliberalismo y superar los
seculares problemas estructurales que han hecho de América Latina una de las regiones
más desiguales del mundo.
Con el propósito de revisar el desarrollo como categoría teórica-práctica, resulta indispensable el análisis y reflexión, así sea de manera breve, de las condiciones históricas de
su aparición como propuesta de diversas corrientes de pensamiento económico, como la
neoclásica. Se trata de hacer la crítica del desarrollo desde la Economía Política y contribuir
De acuerdo con información proveniente del Banco Mundial: “Desde que se dispone de datos sobre los niveles de
vida, América Latina y el Caribe se encuentran entre las regiones del mundo que presentan la mayor desigualdad.
Con excepción de la parte de África ubicada al sur de Sahara; esto es válido respecto de casi todos los indicadores,
desde los ingresos o gastos en consumo hasta la mayoría de los resultados de salud y educación” (Banco Mundial,
2003). En América Latina, la décima parte más rica de la población percibe el 48% del ingreso total, la décima parte
más pobre sólo recibe 1.6%; en cambio, en los países desarrollados, la décima parte superior recibe 29.1% del ingreso total, en comparación con el 2.5% de la décima parte inferior” (Cetré, 2006: 35). Un estudio reciente de la CEPAL,
concluye lo siguiente: “La región de América Latina y el Caribe es pródiga en desigualdades. El indicador agregado
de distribución del ingreso es útil no sólo porque habla con elocuencia de las brechas que atraviesan la región, sino
también porque detrás de las brechas de ingreso, o en ellas, se plasman brechas que se refuerzan entre sí, cual
círculo vicioso. Por una parte, las brechas en materia de educación y conocimiento lo son en materia de desarrollo
humano; y por ello, no sólo la educación es vital, sino también la nutrición, la salud preventiva y la capacitación.
Las brechas en el conocimiento son brechas en el ejercicio positivo de la libertad, entendida como conjunto de
capacidades para llevar adelante proyectos de vida. En la región, completar la secundaria es la norma entre jóvenes
del quinto quintil, a excepción entre jóvenes del primer quintil. Si se requiere la secundaria completa para acceder
a opciones laborales que permitan romper la reproducción intergeneracional de la pobreza, esta brecha educativa
perpetúa la desigualdad a lo largo de la vida y entre generaciones” (CEPAL, 2010: 46).
32
a la construcción de una visión de ese proceso distinta a la hegemónica y superar el presente neoliberal que tantas calamidades ha traído a nuestras naciones.
Antecedentes del desarrollo
Durante algún tiempo, antes y después de la crisis general del capitalismo de 1929–1933, el
monopolio de las explicaciones, no sólo de lo que ocurría en América Latina sino aún de lo
que debía ocurrir en su porvenir, lo mantuvieron las teorías elaboradas fuera de la región.
En ese momento economistas de diversas corrientes anglosajonas –aunque fundamentalmente los afiliados a las escuelas neoclásica y keynesiana–, ejercieron una fuerte influencia
en el pensamiento económico latinoamericano proponiendo, apenas concluida la Segunda Guerra Mundial, centrar el estudio en los problemas del desarrollo y el crecimiento de
nuestros países.
Economistas tan diversos como Joseph A. Schumpeter (1912 y 1958), Arthur Lewis
(1955), Gunnar Myrdal (1957), Nicholas Kaldor (1961) o Lauchlin Currie (1966), por citar
algunos autores conocidos en América Latina, se propusieron analizar los problemas esenciales del desarrollo, al que en general y con variantes menores, identificaron exclusivamente con el crecimiento del valor de la producción económica per capita, hecho que para
los economistas neoclásicos suponía la ocupación plena de los factores en un mercado en
equilibrio permanente.
La orientación de los economistas neoclásicos por comprender el desarrollo como un
proceso restringido al crecimiento del PIBpc, es decir como un proceso estrictamente económico, se convirtió en el punto de ruptura y diferenciación con la escuela clásica, para la
cual, en palabras de David Ricardo: “El problema principal de la economía política consiste
en determinar las leyes que regulan” la distribución de la producción entre las tres clases
integrantes de la sociedad: los propietarios de la tierra, los del capital y los trabajadores
(Ricardo, 1817; 1959: XVII).
Sin embargo, la corriente neoclásica, cuya influencia crece en el mundo occidental en
el último tercio del siglo XIX y sufre su primer descalabro cuando fue incapaz de prever y
luego ofrecer alguna explicación válida y convincente sobre la crisis general de 1929–1933,
Entre las consecuencias económicas y sociales del neoliberalismo en América Latina, podemos mencionar las
siguientes: el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante creció en la región únicamente 1.1% en promedio anual
entre 1990 y 2005, tasa bajísima que con la década perdida de 1980 acumula más de un cuarto de siglo de estancamiento económico; en materia social, la población latinoamericana en condiciones de pobreza creció continuamente durante la etapa en que predominaron los gobiernos neoliberales al pasar de 136 millones (40.5% de la población
total de la región) en 1980 a 221 millones (44% de la población) en 2002; y sólo a partir de ese año empezó a disminuir en términos absolutos y relativos la población en situación de pobreza al bajar a 217 millones de personas (42%
de la población total) en 2004 y a 209 millones (39.8% de la población latinoamericana) en 2005 (CEPAL, 2007). Sin
embargo, por efecto de la crisis la CEPAL proyectó que de 2008 a 2009 las personas en pobreza habrían pasado del
33% al 34.1%, mientras que la indigencia habría aumentado de 12.9% a 13.7%. “Esto se traduciría en nueve millones
más de personas en situación de pobreza en 2009, lo que incluye un aumento de cinco millones de personas en
situación de indigencia” (CEPAL, 2010: 20).
33
tuvo como peculiaridad la construcción de un conjunto de instrumentos analíticos, basados
en los postulados teóricos de la economía clásica, sólo que ahora empleados para abordar
aspectos parciales del sistema económico; en realidad, los economistas neoclásicos poco
aportaron a las ideas elaboradas por sus predecesores acerca del funcionamiento del sistema económico, al que aceptaban como un dato y analizaban una de sus partes, el mercado
y su racionalidad, con el viejo instrumental heredado de los economistas clásicos. Incluso,
desde su aparición, la escuela neoclásica ha venido repitiendo una tautología convertida en
verdad absoluta para todos los tiempos: “El precio de mercado es racional si surge en un
mercado competitivo y existe un mercado competitivo si los precios son precios de mercado” (Hinkelammert 1997:13). El mercado se convierte, así, en el mecanismo más eficiente
para la asignación de los recursos productivos y la formación de los precios.
Uno de los postulados fundamentales de la doctrina neoclásica, es la persistencia en
el mercado de un equilibrio estable de manera permanente, siempre y cuando, se dejen
funcionar libremente a las fuerzas del mercado, cuyo funcionamiento autorregulado se
considera como la más alta expresión de racionalidad económica. Desde entonces, la visión
neoclásica de la teoría del equilibrio general, dominó el pensamiento económico y “los
sucesivos desarrollos tomaron la forma de mejoras o de críticas a la teoría del equilibrio”,
pero nunca pasaron de ahí (Napoleoni, 1982: 11).
Los disturbios que alteran el equilibrio del mercado provienen siempre de variables circunstanciales y externas a él, pero cuando estos disturbios ocurren: “el sistema pone en
juego mecanismos que espontáneamente le permiten volver al equilibrio, o sea, estamos
en presencia de un mecanismo homeostático” (Valenzuela, 2009:5). Sin embargo, este mecanismo se dificulta, y llega a impedirse, en la medida que el Estado persiste en su política
intervencionista que termina por destruir la libre competencia.
En consecuencia, para funcionar libremente y autorregularse, además de la no intervención del Estado, el mercado requiere del cumplimiento de tres supuestos sine qua non: i)
ningún vendedor o comprador puede influir en el precio; ii) la mercancía producida y vendida es homogénea, de ahí la existencia de un conocimiento pleno del mercado; iii) el acceso
y la salida al mercado está libre de restricciones, esto es: existe movilidad perfecta de los
factores de la producción (Ferguson, 1967: 485).
En la realidad estos postulados resultan imposibles de ocurrir y nada hace suponer que
algún día podría cumplirse la fantasía del libre funcionamiento del mercado, pues su realización tiene exigencias alejadas de la realidad económica.
Metodológicamente, la propuesta del equilibrio estable, invierte el proceso de construcción del conocimiento en tanto pretende someter la realidad concreta a la lógica del
razonamiento, lo cual la hace incapaz de explicar científicamente la realidad económica,
en particular las crisis periódicas del capitalismo, y sobre todo, para hacer una propuesta
viable de desarrollo para los países de la periferia capitalista.
34
Por estas razones, cuando el capitalismo sufrió la crisis general más severa hasta entonces conocida (1929–1933), la teoría neoclásica nada puedo explicar pues al poner el acento
en el estudio exclusivo del consumidor y la empresa individual, poco podía aportar al conocimiento de los orígenes de la crisis y sus causas –inexplicables en un mercado permanentemente en equilibrio–, ni las posibilidades de acción del aparato gubernamental para
paliar los efectos de las crisis o acortar las fases recesivas del ciclo y contribuir a garantizar
el proceso de acumulación del capital.
1. Las primeras propuestas de desarrollo
El primer economista que habló del desenvolvimiento económico, fue Joseph A. Schumpeter, teórico de la democracia liberal y destacado economista neoclásico, quien en 1912
publica su libro Teoría del desenvolvimiento económico, donde consideraba a éste como
mero “progreso económico” y al empresario como el agente promotor de dicho progreso
(Ekelund y Hébert, 1992: 603).
Para Schumpeter, como para los economistas neoclásicos, el desarrollo es un asunto
meramente económico y no social, hechos que considera distintos: “Los hechos sociales,
dice Schumpeter, son, al menos de inmediato, resultado de la conducta humana; los económicos, de la conducta económica […] que tiene por objeto la adquisición de bienes mediante cambio o producción” (Schumpeter 1912;1967: 17). De ahí, concluye que siendo el
desenvolvimiento un hecho económico, se aleja de la esfera de lo social.
Para Schumpeter, la identidad entre el crecimiento económico y el desarrollo o “progreso económico” como lo llamaba, ni siquiera merecía discutirse, y en su artículo “Problemas
teóricos del desarrollo económico”, publicado en 1958, advierte lo siguiente: “Hablo de desarrollo económico durante cualquier periodo determinado si la tendencia de los valores de
un índice per cápita de la producción total de bienes y servicios se ha incrementado durante
ese periodo” (Schumpeter, 1958; 1970: 91).
Con esta definición economicista y positivista, Schumpeter al tiempo de ofrecer una concepción del desarrollo resuelve el problema derivado, sin duda, de la exigencia característica de la escuela neoclásica de medirlo todo. En este caso, Schumpeter encuentra la solución
recurriendo al seguimiento del comportamiento del PIBpc en un periodo determinado y
concluye: “sólo cuando ese comportamiento es positivo se puede hablar de desarrollo”.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los teóricos metropolitanos comenzaron a proponer a las naciones de la periferia capitalista el abandono de su situación de subdesarrollo
y avanzar en la modernización de su economía al “estilo de Occidente.” En este contexto,
Arthur Lewis, economista de corte neoclásico, a mediados de la década de 1950, publicó
su obra Teoría del desarrollo económico, en la cual desde el primer capítulo deja expuesta
su visión del desarrollo, que si bien reconocía la importancia de la distribución, enfatiza los
problemas del crecimiento:
35
El tema de este libro es el crecimiento de la producción por habitante. Lo que sigue no depende de las definiciones previas de esos términos, aunque puede ser útil hacer algún comentario acerca de su significado.
En primer lugar, deberá notarse que nuestro tema es el crecimiento y no la distribución. Es
posible que crezca la producción y, sin embargo, que la masa del pueblo se empobrezca.
Tendremos que considerar la relación entre el crecimiento y la distribución de la producción,
pero nuestro interés primordial estriba en analizar el crecimiento y no la distribución (Lewis,
1955; 1963: 9).
Convertido el crecimiento en el problema nodal del desarrollo, los economistas de las
metrópolis al abordar el subdesarrollo, colocaban en el centro de sus preocupaciones analíticas los obstáculos que era necesario remover para permitir a los países subdesarrollados
crecer económicamente, con lo que se empezó a comprender, como uno solo, el desarrollo
y el aumento de la producción en un lapso determinado.
Con ese mismo enfoque, Gunnar Myrdal propuso a las naciones de la periferia superar la
idea de ser “economías atrasadas”, concepción “completamente estática”, para sustituirla
por el desarrollo, que Myrdal proponía entender “como una teoría dinámica para impulsar
y sostener el progreso económico y hacer buenos los supuestos de la democracia social”
(Myrdal, 1979; 136-137).
Otro economista neoclásico, Lauchlin Currie, sintetiza lo que a su parecer son las diversas formas mediante las cuales se puede estudiar el desarrollo, todas ellas vinculadas al
crecimiento, sin considerar los aspectos referidos a la distribución, para concluir aceptando
que la preocupación central de su obra es averiguar cómo acelerar el crecimiento. Dice
Currie:
Es posible estudiar el problema del desarrollo desde varios ángulos. El primero consiste en
considerar cómo y por qué empieza el crecimiento. El segundo, que ha ocupado a los historiadores económicos, consiste en explicar el nivel de crecimiento a que se ha llegado, lo que
constituye un ejercicio histórico y analítico. El tercero, que ha interesado a muchos escritores, consiste en la búsqueda de un patrón congruente de crecimiento que se adapte a muchos casos diferentes [...] Un cuarto enfoque consiste en investigar por qué el crecimiento no
ha avanzado más rápidamente, es decir, en elaborar el diagnóstico del problema. El quinto –y
la preocupación principal de este libro– consiste en averiguar cómo acelerar el crecimiento
(Currie, 1968: 15).
Como se puede observar, en general los economistas de corte neoclásico soslayan que
el desarrollo es resultado de un proceso de transformación, tanto de las relaciones sociales
de producción como del modo de distribución de la riqueza, condiciones que requieren y
exigen la creciente participación social.
36
2. El desarrollo económico como modernización: las etapas del desarrollo de Rostow
Dentro de las propuestas del desarrollo como modernización y en el marco de la escuela
neoclásica, ocupa un lugar destacado la obra del economista norteamericano Walt Whitman Rostow, quien en 1960 publicó un libro que marcaría los debates sobre el desarrollo
en América Latina. El título de la obra, Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto
no–comunista (“The Stages of Economic Growth: A non–communist manifesto”), revela sin
ambages su propósito y orientación: “ofrecer una alternativa de desarrollo dentro del capitalismo a los países subdesarrollados que podían verse atraídos por el socialismo”.
Según Rostow, el subdesarrollo resulta ser una etapa de desarrollo por la que todas las
naciones del mundo han pasado; y afirma que la transición del subdesarrollo al desarrollo
puede describirse a través de una serie de etapas por la que todos los países han atravesado, o deben atravesar y cuyo punto de partida es la existencia de una sociedad tradicional
a partir de la cual se podría iniciar el desarrollo siguiendo las misma y sucesivas etapas que
permitieron a las naciones occidentales llegar a la última etapa la de la “sociedad de consumo masivo.” La historia de toda sociedad, sostiene Rostow, se desenvuelve por etapas y todos los
países del planeta se encuentran en alguna de las siguientes cinco etapas (Rostow, 1974:
16 y ss.):
1] La primera etapa es la de la sociedad tradicional, cuya estructura económica está “determinada por funciones de producción limitadas, basadas en la ciencia y en la tecnología
prenewtonianas y en actitudes prenewtonianas respecto del mundo físico”. En esta etapa
predomina la agricultura de subsistencia.
2] La segunda etapa es la de las precondiciones para el despegue. Es ésta una “etapa de
transición donde surgen las condiciones previas para el impulso inicial” al desarrollo.
3] La etapa del despegue. Aquí, “algún sector industrial adquiere un crecimiento diferencial e impulsa el crecimiento de los otros, arrastrando al conjunto de las instituciones
sociales y políticas que se ajustan al nuevo nivel de esta aceleración”. La industrialización
Una referencia lejana de la “teoría” del desarrollo de las sociedades por etapas, puede encontrarse en Friedrich List, economista alemán que en 1840 publicó su libro Sistema Nacional de Economía Política, donde escribe:
“Cuanto más avanzada está la economía, más civilizada y potente es la nación; cuanto más crecen su potencia y su
civilización, más se desarrollará la historia económica. He aquí las principales fases que hemos de distinguir en el
desarrollo económico de los pueblos: estado salvaje, estado pastoril, estado agrícola, estado agrícola y manufacturero, estado agrícola, manufacturero y comercial” (List, 1955:11). Más adelante explicaría List la manera como debe
transcurrir ese desarrollo, apelando a la intervención del Estado: “La historia nos enseña, cómo naciones dotadas
por la Naturaleza de todos los medios necesarios para alcanzar el alto grado de riqueza y poder, pueden y deben,
sin entrar en contradicción consigo mismas, modificar su sistema, a medida que ellas progresan. Primero, en efecto,
saliendo de un estado de barbarie gracias al libre comercio con naciones más adelantadas, y desarrollando su agricultura; después, estimulando por medio de restricciones la aparición de sus manufacturas, de sus pesquerías, su
navegación y su comercio exterior” (List, 1955: 109).
37
que se apresura, provoca una fuerte migración trabajadores de la agricultura a la industria,
del campo a la ciudad. La importancia de las ciudades significa que las actividades económicas y la población se concentran sólo en algunas partes del territorio; mientras una o dos
actividades manufactureras dominan el conjunto de la producción manufacturera y el nivel
de inversión alcanza el 10% del PIB.
4) La cuarta etapa la denomina Rostow tendencia a la madurez y se caracteriza por un
largo intervalo de progreso apoyado en la generalización de la tecnología moderna en el
conjunto de la actividad económica. La innovación tecnológica alienta la diversificación de
la actividad económica y se amplían las oportunidades de inversión. En esta etapa: “De un
10 a un 20% del ingreso nacional se invierte continuamente, lo que permite que la producción sobrepase al aumento de la población”.
5) Finalmente, la quinta etapa es la del alto consumo en masa, en la cual: “a su debido
tiempo, los sectores principales se mueven hacia los bienes y servicios duraderos de consumo”. Los servicios se convierten en el área dominante de la economía y al mismo tiempo,
como ha ocurrido en las sociedades occidentales, a través del proceso de democratización
política se ha optado por asignar grandes recursos al bienestar y la seguridad sociales.
El proceso de tránsito del subdesarrollo al desarrollo, según lo define Rostow, adopta
la forma de un crecimiento lineal y ascendente de tipo comteano, que se desenvuelve a
través de tres fases o estadios históricos: i) el ciclo secular de la acumulación; ii) el ciclo de
despegue; y iii) el ciclo de desarrollo autosostenido.
A grandes rasgos, el modelo de Rostow sintetiza los postulados principales de las teorías
metropolitanas: a) El subdesarrollo es un estadio, o etapa de tránsito, por la que atraviesan
todos los países en un momento de su historia; b) El subdesarrollo consiste esencialmente
en la carencia absoluta de recursos, y sobre todo de ahorro, inversión y tecnología; c) En
consecuencia, el subdesarrollo está determinado por las bajas tasas de ahorro e inversión
por un largo proceso de acumulación que precede al despegue; d) El subdesarrollo se carac El sociólogo francés Augusto Comte (1798–1857), consideraba que al igual que todos los organismos, las sociedades humanas se transforman y desarrollan en sistemas o estadios cada vez más complejos y mejores. El paso de
un estadio a otro, si bien provoca crisis en el orden social, forma parte esencial del progreso. Para Comte, la historia
se explica a través de tres estadios identificados, según como los seres humanos se explican los fenómenos de la
realidad: el teológico o ficticio, que es el más primitivo y en el que han vivido todas las sociedades que atribuyen a
los dioses todo lo que sucede, es la época de la mitología y las supersticiones; el segundo estadio, el metafísico o
abstracto, donde se indaga sobre las causas de los fenómenos pero en vez de acudir a entidades sobrenaturales o
imaginadas se elaboran conceptos racionales que justifican el por qué de los acontecimientos, en él las explicaciones se buscan mediante la razón pero a través de teorías abstractas, explicaciones filosóficas surgidas de la inteligencia de los pensadores; y finalmente, el tercer estadio, el científico o positivo que es, según Comte, el estadio último
y definitivo de la sociedad y consiste no en buscar el origen o la causa –el por qué– de las cosas, sino en establecer
de manera positiva las relaciones entre los fenómenos, esto es, en controlar cómo tienen lugar. El estadio positivo
corresponde a la sociedad industrial y tecnológica, en él las ciencias naturales, la observación directa de los fenómenos, el saber sólidamente asentado en la física, las matemáticas, en la biología, explica con veracidad las causas
de los fenómenos. El positivismo del siglo XIX y principios del XX cree ciegamente en el progreso, su lema es: “saber
para prever, prever para actuar” (Bátiz, 2010:10-11).
38
teriza por el elevado peso de las actividades primarias; los bajos coeficientes del producto
nacional por habitante; la importancia de los productos primarios en las exportaciones y de
la agricultura en la ocupación de la población activa.
Por otra parte, lo esencial del modelo de Rostow radica en dos cuestiones fundamentales: i) su explicación del subdesarrollo como un problema de estadio histórico por el que
atraviesan, necesariamente, todos los países y ii) la definición del desarrollo como el simple
efecto de procesos naturales de políticas convencionales “que tienden a elevar los niveles
de ahorro, inversión y productividad y producto por habitante”, sin cambios profundos en
la estructura económica y sin necesidad de alterar las relaciones de dominación y dependencia en las que se refuerza el subdesarrollo (García, 1978: 218).
Para Rostow, el desarrollo es formalmente el tránsito de una etapa a otra y como el obstáculo para lograr ese tránsito es la escasez absoluta de ahorro y de tecnología, el problema
puede resolverse, de acuerdo con él, mediante un proceso operacional consistente en la
transferencia de recursos financieros y tecnología desde las naciones metropolitanas hacia
los países subdesarrollados. En consecuencia, desde la óptica de este autor, recogida por
buena parte de los economistas neoclásicos, el papel básico en el desarrollo de los países
subdesarrollados corresponde desempeñarlo a las naciones metropolitanas operando por
medio de la inversión privada directa, los préstamos públicos, las transferencias de tecnología y de modelos organizacionales. En estos términos, el desarrollo dependerá siempre de
la voluntad de la nación metropolitana para transferir recursos en la magnitud que requiere
la economía subdesarrollada (García, 1978: 223).
Finalmente, Rostow no aclara jamás las determinantes concretas de las alternativas asequibles a la sociedad en cada momento histórico, es decir, no es capaz de señalar todo
“aquello que explica la índole de las metas que ésta se fija en distintos periodos del desarrollo histórico”, lo que hace desear a los hombres lo que quieren en distintas sociedades,
diversas épocas y en distintos momentos históricos (Baran y Hobsbawm, 1978: 211–212).
Para el materialismo histórico, la respuesta a esta interrogante es que esos actos y motivaciones humanas son resultado de una acción dialéctica entre procesos bióticos y sociales,
impulsados por el dinamismo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción;
en cambio, advierten Baran y Hobsbawn: “el profesor Rostow tiene la solución más sencilla
de todas: no sabe cuál es la respuesta ni tampoco parece importarle” (Baran y Hobsbawm,
1978: 212).
3. La propuesta keynesiana
La impotencia teórica de la escuela neoclásica permitió el surgimiento de una teoría que al
tiempo de superar sus propuestas, ofreciera explicaciones sobre los orígenes de las crisis
y se convirtiera en una especie de guía práctica para lograr el crecimiento económico. De
esta manera, en 1936 se publica la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
del inglés John Maynard Keynes, quien inicia deslindándose de la economía clásica que:
“domina el pensamiento económico, tanto práctico como teórico, de los académicos y go39
bernantes de esta generación igual que lo ha dominado durante los últimos cien años”
(Keynes, 1965:15).
Para empezar, Keynes rechaza la visión del equilibrio general planteada por la escuela
clásica que no siendo más que una mera generalización del análisis microeconómico cuando se pretende hacerla representativa del funcionamiento de la economía, sus postulados
resultan insuficientes, ya que sólo pueden ser aplicados a un caso particular en tanto: “las
condiciones que supone son un caso extremo de todas las posiciones posible de equilibrio”.
De esto, concluye Keynes: “Las características del caso especial supuesto por la teoría clásica no son las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por la que sus enseñanzas
engañan y son desastrosas si intentamos aplicarlas a los hechos reales” (Keynes, 1984: 5).
Si la teoría clásica, tanto como la neoclásica, están alejadas de los hechos reales, si son
incapaces de explicar lo que ocurre en la realidad; Keynes propondrá un instrumental que
reconoce la necesidad de regular al mercado mediante variables económicas mensurables,
sintéticas, manejables y susceptibles de ser transformadas en instrumentos útiles para la
política económica emprendida bajo la responsabilidad del Estado.
Las propuestas de Keynes y los keynesianos, ponen el acento sobre la influencia que
podría tener una política de gasto público compensatoria para poner en movimiento al
sistema económico, lo que logró una buena acogida entre los gobiernos latinoamericanos
que encontraban, así, una opción viable para actuar buscando la superación del subdesarrollo, cuya característica era la desocupación de los factores de la producción y la pobreza
generalizada por la falta de inversión productiva.
Keynes partía de reconocer que por sí mismo, el mercado es incapaz de sostener proyectos estratégicos de largo plazo y, por lo tanto, postulaba la intervención del aparato
gubernamental en la economía para sostener mediante su gasto la demanda efectiva considerada determinante en la inversión productiva, asignándole así la mayor importancia a la
política económica en el desarrollo inducido. De ahí la atención prestada por los gobiernos
de la región a una estrategia sustentada en medidas encaminadas a fortalecer la demanda
efectiva con el propósito de ofrecer los estímulos necesarios a los dueños del capital para
que destinaran los recursos suficientes para mantener constante la expansión de la inversión productiva.
Keynes, sin embargo, no elaboró un modelo de crecimiento o desarrollo pues su enfoque
fue, “fundamentalmente estático y de corto plazo”; en cambio, el instrumental analítico
que aportó fue utilizado por numerosos economistas para elaborar una amplia gama de
modelos de crecimiento económico que inició formalmente la llamada macroeconomía dinámica, estrechamente vinculada a la economía del crecimiento o del desarrollo asumida
por diversos gobiernos en América Latina. En todo caso, el keynesianismo mantuvo el propósito de la economía neoclásica: el crecimiento, aunque su estrategia para lograrlo fuera
diferente.
40
La intervención del Estado permitió a lo largo de tres décadas que van de 1945 a 1975
la apresurada expansión de la economía capitalista, lo que devolvió la confianza en la posibilidad de conseguir, no sólo un crecimiento económico sostenido de largo plazo, sino
también la certeza en el aumento constante de la inversión, la productividad, el progreso
tecnológico, el empleo y el consumo. En ese momento de pujante expansión capitalista:
“Los economistas occidentales vieron decaer su interés por el ciclo económico y se dedicaron más plenamente a la búsqueda de las claves del crecimiento económico interno. En
esas circunstancias surgió la economía del desarrollo” (Galindo y Malgesini, 1994: VIII y IX),
identificada con el crecimiento económico y desde ese momento: “la preocupación fundamental de la teoría de crecimiento se centra en la influencia que tiene la inversión sobre el
crecimiento del ingreso, el equilibrio dinámico y la ocupación” (Sunkel y Paz, 1970: 30), es
decir, sobre el desarrollo.
La experiencia, sin embargo, mostró que a pesar de haberse logrado significativas tasas
de crecimiento económico en los países latinoamericanos, las condiciones de vida de la
población no mejoraron y, en algunos casos, empeoraron para buena parte de la población.
Incluso, la evidencia empírica hizo admitir a muchos analistas que el desarrollo o crecimiento económico podía producirse sin consecuencias sociales positivas para una determinada
sociedad, de ahí que en los años ochenta los conceptos de desarrollo económico y desarrollo social se distanciaran aún más, manteniéndose la idea del crecimiento económico
distante de las políticas de bienestar social. De esta manera, el desarrollo económico se
mantuvo definido: “como un aumento rápido y sostenido del producto real por habitante
con los consiguientes cambios en las características tecnológicas, económicas y demográficas de la sociedad” y al mismo tiempo, aparecieron los conceptos de desarrollo social
y desarrollo político más cercanos al mejoramiento de la calidad de vida de la población
(Castro, 2004: 4).
Bajo estas premisas, Nicholas Kaldor, representante de las corrientes postkeynesianas,
en su libro: Ensayos sobre el desarrollo económico (1961), sostiene que su análisis se refiere
a la teoría del crecimiento: “a fin de demostrar en que forma puede ser útil para deducir
ciertos principios que sirvan de guía a la política económica en cuanto al desarrollo acelerado” (Kaldor, 1961: 12).
En este caso, Kaldor enfatiza la idea de la política económica para impulsar el crecimiento, poniendo en duda la capacidad del mercado para estimular el crecimiento y proponiendo “ciertos principios” para dirigir la intervención del Estado en el proceso de desarrollo
económico, identificado también con el creamiento.
Las propuestas de Kaldor refuerzan el significado de la industria en el desarrollo económico. En efecto, entre sus aportaciones más reconocidas están las tres leyes, o “principios”
para lograr el crecimiento:
1) “Existe una gran relación entre las tasas de crecimiento del PIB y la de la producción de
bienes manufacturados”;
41
2) “El crecimiento de la productividad en el sector manufacturero, está correlacionado de
una forma positiva con el crecimiento de la producción en ese sector”; y
3) El tercer principio se refiere a las causas por las que existen diferencias en las tasas de crecimiento en la producción manufacturera, concediendo una gran importancia a los factores
de la oferta y la demanda: el consumo, la inversión y a las exportaciones (Galindo y Malgesini,
1994: 60).
Así, la industrialización, especialmente en Kaldor pero también en todos los demás economistas keynesianos, se identificó como la forma más rápida de resolver el problema del
crecimiento y el empleo, es decir de alcanzar el desarrollo superando la desocupación y el
estancamiento económico.
4. El desarrollo como categoría colonial
El análisis realizado sobre las propuestas metropolitanas para alcanzar el desarrollo, permite concluir que el concepto fue construido de acuerdo a las visiones y necesidades de los
países centrales que proponían a las naciones subdesarrolladas concentrarse en la realización de los esfuerzos necesarios para crecer con el propósito de alcanzar la forma de vida
y la organización social y económica de los países desarrollados, entendidas como la única
opción posible al subdesarrollo, identificado por la diferencia existente entre los indicadores cuantitativos de la periferia con el centro, de esta manera, los registros cuantitativos de
las naciones desarrolladas se convirtieron en la medida de lo bueno y lo malo: del desarrollo y el subdesarrollo.
Para quienes desde los países industrializados analizaban la realidad del subdesarrollo
y proponían los caminos para dejarlo atrás, afirmaban que si los mayores niveles de crecimiento económico y las mejores formas de vida se concentraban en Estados Unidos y Canadá, así como en las naciones de Europa central y noroccidental, se debía a que su cultura era
superior en todos sentidos a la de los países subdesarrollados. En consecuencia, mientras la
cultura occidental representaba el desarrollo, el resto del mundo era subdesarrollado.
Desde entonces se comenzó a entender que el crecimiento económico, identificado con
el desarrollo, dependía, en mucho, de las actitudes asumidas por la sociedad ante “el trabajo, la riqueza, el ahorro, la procreación, la invención, los extranjeros, la aventura, etcétera”,
actitudes todas provenientes de fuentes profundas de la mente humana (Lewis, 1963: 14).
En todo caso, el subdesarrollo era también una actitud mental asumida por la población
frente a factores que en Estados Unidos o en Europa habían sido los detonantes del desarrollo.
Así, buena parte de los estudios sobre el subdesarrollo tenían como propósito explicar
las razones por las cuales esas actitudes inhibidoras del crecimiento variaban de un país
a otro, llegándose a concluir que la incompatibilidad entre las naciones dependía de las
“diferencias de ambiente natural, clima, raza” o de la ausencia de tecnología e instituciones
42
que alentaran el desarrollo. Al respecto, a principios de la década de 1950, escribía Arthur
Lewis:
Un país puede ser subdesarrollado en el sentido de que su tecnología es atrasada, cuando se
la compara con la de otros países, o en el sentido de que sus instituciones son relativamente
desfavorables a la inversión, o en el sentido de que sus recursos de capital por habitante sean
escasos, si se comparan, digamos, con los de los países de Europa Occidental, o en el sentido
de que la producción por habitante es baja, o de que tiene valiosos recursos naturales (minerales, agua, suelo) que no ha comenzado a utilizar (Lewis, 1963: 20).
Las conclusiones de los análisis realizados por los teóricos de los países centrales, tanto
los de corte neoclásico como los keynesianos, eran contundentes. El dato duro mostraba
las diferencias cuantitativas entre el subdesarrollo y el desarrollo: en el primero se carece
de los niveles de ahorro prevalecientes en las naciones desarrolladas; el excedente económico, siempre escaso, era dilapidado en gastos suntuarios, lo que impedía su uso productivo; la escolaridad en el subdesarrollo es muy baja –comparada con la prevaleciente en
las naciones desarrolladas-, lo cual determina la mentalidad precientífica de la población y
el predominio de “una actitud prenewtoniana en relación con el mundo físico”, donde se
desconocen las ventajas de las aplicaciones tecnológicas al proceso productivo; asimismo,
las ciudades carecían del orden y el esplendor de las metrópolis del centro que se convertían en ejemplo a seguir; de la misma manera, la corrupción, que se decía inexistente en
los países del centro, era un cáncer en la periferia; finalmente, mientras las sociedades
desarrolladas creaban instituciones promotoras del crecimiento de la productividad y la
economía, los países subdesarrollados tenían y creaban instituciones que se convertían en
un obstáculo más al desarrollo, incluso se llegó a la elaboración de diversas “teorías científicas” que llegaban a mostrar que en las diferencias entre los países desarrollados y los
subdesarrollados contaban de manera concluyente las cuestiones biológicas.
Para ejemplificar sobre ese tipo de formulaciones elaboradas por “científicos” colonialistas como A. Poroto y R. Carothers, expertos de la Organización Mundial de la Salud,
Frantz Fanon refiere las difundidas respecto de los argelinos, de quienes se afirmaba eran
criminales natos, para lo cual se elaboró una teoría y se aportaron “pruebas científicas” que
demostraban de manera contundente que “el argelino es un gran débil mental” que mata
frecuentemente, salvajemente y por nada. (Fanon, 1963: 274-275).
La explicación “científica” de la criminalidad de los argelinos, que se hacía extensiva
para todos los africanos, alcanzaba su excelsitud en la siguiente conclusión del mencionado
profesor Carothers: “El argelino no tiene corteza cerebral, o para ser más precisos en él
43
predomina, como en los vertebrados inferiores. Las funciones corticales, si existen, son muy
frágiles, prácticamente no integradas a la dinámica de la existencia […] El africano utiliza
muy poco sus lóbulos frontales”.
Como se puede observar, concluye Fanon: “No hay, pues, ni misterio ni paradoja. La eficiencia del colonizador para confiar una responsabilidad al indígena no es racismo ni paternalismo, sino simplemente una apreciación científica de las posibilidades biológicamente
limitadas del colonizado” (Fanon 1963: 279).
En todo caso, las naciones desarrolladas, a través de sus “teóricos” y “científicos” convocaban a los países subdesarrollados a ser, en lo posible, como ellas, a vencer prejuicios y
superar sus culturas primitivas y su civilización atrasada, a seguir los mismos caminos que
las sociedades occidentales y, para el efecto, sus teóricos neoclásicos y keynesianos ofrecieron el instrumental que les facilitaría el cómo hacer las cosas.
Los indicadores construidos para mostrar el crecimiento económico y los niveles de
bienestar alcanzado por los países centrales, desconocían la diversidad y pretendían homogeneizarla, terminando por caracterizar al subdesarrollo como un conjunto de índices
cuantitativos, no distintos sino inferiores o negativos a los supriores y positivos, existentes y
elaborados en las sociedades consideradas desarrolladas del mundo occidental.
De la comparación de esos indicadores, se concluía que el subdesarrollo era simplemente una etapa inferior del desarrollo por la que todos los países, de diferentes culturas, han
pasado, etapa que sólo se podía superar si la sociedad “tradicional” y subdesarrollada no
occidental era capaz de asumir los valores de la cultura cristiano-occidental. Al respecto,
dice Samuel Huntington:
El mundo es en cierto modo dos pero la distinción principal es lo que se hace entre Occidente
como civilización dominante hasta ahora y todas las demás, que, sin embargo, tienen poco
en común entre ellos por decir nada. El mundo, dicho brevemente, se divide en un mundo
occidental y muchos no occidentales (Huntington, 2005: 43).
En todo caso, el problema de las naciones no occidentales es cómo superar el subdesarrollo y la solución única es el ser lo más parecidas a Occidente.
Sería Harry S. Truman, presidente de Estados Unidos entre 1945 y 1952, quien dividiría
al mundo en dos partes: las naciones desarrollas y las subdesarrolladas, sugiriendo desde
el poder imperial que estas últimas –de grado o por fuerza–, deberían seguir el modelo
Fanon al respecto escribe: “Para darse a entender, el doctor Carothers establece una comparación muy viva. Así
advierte que el africano normal es un europeo lobotomizado. Es sabido que la escuela anglosajona había creído
encontrar una terapéutica radical de ciertas formas de enfermedades mentales, practicando la exclusión de una
parte importante del cerebro. Los grandes trastornos de la personalidad comprobados han conducido después
a abandonar este método. Según el doctor Carothers, la similitud existente entre el indígena africano normal y el
lobotomizado europeo es notable” (Fanon, 1963: 280).
44
de desarrollo de las primeras. De esta manera, cuantificando los déficits existentes en los
países de la periferia, respecto de los indicadores elaborados y utilizados por las naciones
europeas y estadounidenses para medir su propio desarrollo, se determinaba el grado de
subdesarrollo alcanzado por las naciones de la periferia.
Ante esta situación, W. W, Rostow, proponía por ejemplo comprender el subdesarrollo
como la etapa inicial por la que habían pasado todas las sociedades, incluidas las desarrolladas, y emprender el despegue para superarla, ¿cómo?, asumiendo los valores de la cultura
occidental, es decir, abandonando sus orígenes y actuando con la voluntad de dejar de ser
lo que son y convertirse en naciones que asumen la racionalidad de la cultura capitalista
occidental e iniciar, así, su historia.
Por supuesto, América Latina no pertenece a la civilización occidental. Además de ésta
última (integrada por Europa y Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda), los otros mundos,
los no occidentales, los dominados, se agrupan en siete civilizaciones: la China, la Japonesa, la Hindú, la Islámica, la Ortodoxa (Rusia), la Latinoamericana y la Africana (Huntington,
2005: 53 y ss.).
Entendido así, el mundo el desarrollo termina por concebirse como una especie de cruzada civilizatoria que enfrenta a la barbarie representada por las culturas ajenas a la Occidental, condición que terminaba por impedir su desarrollo, en cambio: “La expansión de
Occidente ha promovido tanto la modernización como la occidentalización de las sociedades no occidentales” (Huntington, 2005: 92) y no sólo eso, el desarrollo, tal y como se
ha propuesto desde Occidente marcado por su obsesión de crecimiento, no sólo tenía la
intención de evitar que los pueblos periféricos cayeran o permanecieran bajo los influjos de
culturas ajenas, sino que también podía frenar el avance del comunismo.
En 1961, en plena Guerra Fría, el entonces presidente de Estados Unidos: John F. Kennedy, revelaría el real significado colonial de su política de: “ayuda para el desarrollo”. En
esa ocasión, dijo Kennedy: “La ayuda exterior es un método por el cual los Estados Unidos
mantienen una posición de influencia y control en el mundo y sostiene a bastantes países
que sin ella se habrían hundido definitivamente o pasado a formar parte del bloque comunista” (Hayter, 1972: 13).
Esa fue la impronta de la relación sostenida por los gobiernos estadounidenses a lo largo
de toda la asegunda parte del siglo XX. En particular, cuando América Latina se hizo objeto
de estudio de los teóricos metropolitanos, los análisis, más que atender a las peculiaridades
De acuerdo son Samuel Huntington: “La idea de civilización fue elaborada por pensadores franceses del siglo XVIII
como opuesta al concepto de ‘barbarie’. Una sociedad civilizada difería de una sociedad primitiva en que era urbana,
alfabetizada y producto de un acuerdo. Ser civilizado era bueno, ser incivilizado era malo. El concepto de civilización
proporcionaba un criterio con el que juzgar a las sociedades, por lo que durante el siglo XIX los europeos dedicaron
mucha energía intelectual, diplomática y política en elaborar los criterios por los que las sociedades no europeas se
podían juzgar suficientemente ‘civilizadas’ para ser aceptadas como miembros del sistema internacional dominado
por los europeos” (Huntington, 1995/2005, pp. 47-48).
45
de la región, enfatizaban el hecho de que todo aquello que no era igual a las naciones desarrolladas no estaba dentro del canon, poniéndose como ejemplo de incapacidad cultural
y vicio deplorable las distintas formas de resistencia nativa a ser semejantes a las naciones
occidentales desarrolladas que presumían tener, por ejemplo, una poderosa “cultura del
ahorro” que le permitía a la economía disponer de cuantiosos recursos para ser invertidos
productivamente o cultivar elevados conocimientos científicos y tecnológicos para ser aplicados a los procesos productivos –actitud impensable en el subdesarrollo–, además de tener un ideal cultural y civilizatorio individualista y modernizante, inexistente en la América
Latina comunitaria y aferrada a una cultura que no corresponde a la necesaria modernidad
exigida por el desarrollo.
Una vez clasificados nuestros países como subdesarrollados, la colonialidad se reforzó
con la tarea que los poderes del centro impusieron a los pueblos de la periferia: dejar de ser
como eran y emprender la vía del desarrollo, seguida por las naciones más avanzadas del
capitalismo; dicho de otra manera, se trataba de dejar de ser nosotros para asemejarnos
a ellos. Se planteaba, entonces, como la tarea fundamental el cambio de actitud frente al
desarrollo, condición indispensable para lograr abandonar el subdesarrollo y pasar a formar
parte del mundo civilizado Occidental.
Este proceso impositivo fue singular y lo revela Frantz Fanon de la siguiente manera: los
norteamericanos y europeos se dedicaron a “fabricar una élite indígena, se seleccionaron
adolescentes, se les marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura
occidental [y] tras una breve estancia en la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados”
(Fanon, 1963: 7).
Convencida la nueva élite indígena de las bondades de asumir la cultura occidental, se
dio de manera entusiasta a la tarea de promover entre su pueblo:
Los supuestos de que la modernización es deseable y necesaria, de que la cultura autóctona
es incompatible con la modernización, de que dicha la cultura autóctona se debe abandonar
o abolir, y, por último, de que la sociedad debe occidentalizarse completamente a fin de modernizarse con éxito (Huntington, 2005: 93).
Surge así el desarrollo como una especie de generosa oportunidad ofrecida por los países más desarrollados del capitalismo, tanto a las nuevas naciones que habían sido sus ex
colonias, como a los países latinoamericanos que buscaban ávidos su emancipación definitiva. El desarrollo, mediante la industrialización, se ofrecía como un ideal que les permitiría
a los países que recién habían logrado su independencia política o luchaban por ella, crecer
y modernizar sus patrones de producción y consumo, pero sobre todo, les evitaría caer bajo
los ensueños del comunismo.
Así, soslayando su historia de pillaje y explotación colonial, las naciones más desarrolladas de Europa, tanto como los Estados Unidos, construyeron el mito de su idílico proceso de
desarrollo y la industrialización fue considerada como la única vía legítima del desarrollo.
46
De cualquier manera, la imposición del desarrollo en América Latina no fue sencilla,
pues diversos pensadores lo reconocían como una propuesta que planteaba a los países
subdesarrollados, un camino imposible de seguir, si se considera que el desarrollo de Estados Unidos o de los países europeos que se ponía como espejo, se había dado en condiciones históricas totalmente diferentes a las que determinaban en esos momentos el subdesarrollo.
El desarrollo se vio como un proceso histórico único e irrepetible. En palabras de Theotonio Dos Santos:
Las sociedades capitalistas desarrolladas corresponden a una experiencia histórica, completamente superada, sea por sus fuentes básicas de capitalización privada basada en la explotación del comercio mundial, sea por la incorporación de amplias masas trabajadoras a
la producción industrial, sea por la importancia del desarrollo tecnológico interno de estos
países. Todas esas condiciones históricamente específicas no se pueden repetir ahora (Dos
Santos, 1974:11).
De acuerdo a lo anterior, y con la manera como se propuso la estrategia de crecimiento
económico por los economistas neoclásicos y los keynesianos, podemos concluir con Walter Gonçalves que el desarrollo como concepto se construyó sistemáticamente como: “una
idea colonial en el sentido más preciso de la palabra” (Gonçalves, 2009: 45). Y lo fue así
porque, en ningún caso, se proponía un crecimiento endógeno, sustentado en el mercado,
los recursos y los avances científicos y tecnológicos internos; por el contrario, a partir de
advertir que en nuestras naciones se carecía de esos: “motores del crecimiento”, se proponía suplirlos recurriendo a los países metropolitanos, siempre tan dispuestos a colocar su
capital excedente en las regiones donde el capital es escaso y abundan la fuerza de trabajo
y los recursos naturales, todos sacrificados a la industrialización.
En síntesis, la dimensión colonial del concepto desarrollo se refiere a cómo se ve el mundo de la periferia desde el balcón de los países centrales. De acuerdo con Edgardo Lander:
Es la mirada del mundo que se realiza desde el centro de la construcción imperial; es la
mirada desde la cual –a partir de la naturalización del orden existente– se establece la construcción jerárquica de tiempos históricos, de pueblos, de culturas, de las llamadas razas; es
la mirada que clasifica al conjunto de la humanidad en un orden jerárquico en el cual hay
pueblos inferiores y pueblos supriores, pueblos que están en el presente y pueblos que están
en el pasado. Construcción que, a su vez, es la expresión de la construcción jerárquica del
orden colonial (Lander, 2004:170).
En todo caso, en el pensamiento metropolitano la idea del desarrollo se finca en el supuesto de que las sociedades subdesarrolladas podían transformarse hasta llegar a ser
semejantes a las naciones de Europa Occidental y Norteamérica. Así, “la sociedad liberal
industrial aparece como el modelo del orden social moderno y es el camino hacia el cual
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inexorablemente avanza la humanidad, el patrón de referencia que permite constatar la
inferioridad o el atraso de los demás” (Lander, 2004:171).
Finalmente, al reconocer que el tiempo histórico no es lineal y que, por lo tanto, no
existe posibilidad histórica alguna de que nuestras sociedades alcancen por la misma vía el
grado de desarrollo de aquéllas que de acuerdo con sus propios indicadores cuantitativos
hoy tienen los más elevados niveles de desarrollo; corresponde a los pueblos de América
Latina, a sus académicos e intelectuales en estrecha relación con los trabajadores del campo y la ciudad, construir una teoría que reconozca a un nuevo sujeto como el promotor
del cambio y el usufructuario de sus resultados; que exprese nuestras realidades, recoja
las formulaciones teóricas forjadas en América Latina, así como nuestras luchas y anhelos
históricos siempre pospuestos y ofrezca una ruta legítima –es decir, latinoamericana– para
construir una sociedad igualitaria, incluyente, fraterna, solidaria y democrática. Tarea ardua y compleja, sin duda, pero es indispensable realizarla cuanto antes.
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51
La tierra cultivable en el suroeste de Tlaxcala.
Una mirada desde los sistemas disipativos
Ramos Montalvo Vargas
Héctor Jesús Morales Rodríguez
Resumen
El presente trabajo resulta de la necesidad por socializar información relativa a las condiciones socioproductivas de la región suroeste del estado de Tlaxcala, donde el crecimiento
urbano, ha invadido tierras con alto potencial productivo, cuya riqueza está siendo reemplazada por asfalto, viviendas, equipamiento, infraestructura y servicios públicos.
Derivado de una labor de fotointerpretación de imágenes Landsat de la NASA en la región sur de la entidad tlaxcalteca, se pudo detectar que la zona baja de la cuenca del río
Balsas en Tlaxcala, presenta una importante distribución de tierras para el cultivo, principalmente de riego, lo que puede originar estrategias para los pequeños productores que
todavía ven en la actividad agropecuaria una forma de subsistencia.
Introducción
En el presente trabajo se analizan las relaciones que intervienen en los procesos sociales
de la región agropecuaria del suroeste de Tlaxcala. La revisión implica la valoración de una
nueva perspectiva de análisis dentro de las ciencias sociales y se asume el objeto de estudio
como un sistema abierto, y por tal motivo, producto de múltiples categorías y procesos. Las
ciencias sociales tradicionales teorizan las relaciones desde la perspectiva antropocéntrica
a manera de causa y efecto para explicar los fenómenos sociales. Considerar la interrelación
de los fenómenos sociales y naturales, implica la revisión de los procesos demarcados por
factores físicos que los condicionan y constriñen. La reflexión sistémica incluye, de manera
general, contemplar tanto los factores internos, como los externos y, cómo perturban la relación sociedad-naturaleza. Se busca la aproximación a una nueva perspectiva que unifique
enfoques tanto naturales como sociales, donde los sistemas disipativos buscan integrar una
Doctor en Desarrollo Regional, profesor-investigador de El Colegio de Tlaxcala A. C. y profesor visitante del Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias Sobre Desarrollo Regional (CIISDER) de la Universidad Autónoma de Tlaxcala
(UATx).
Candidato a maestro en Análisis Regional por el CIISDER-UATx.
53
interpretación multicausal de los fenómenos de tipo social, por lo que su relación con los
procesos físicos es de vital importancia.
Dentro del análisis multicausal, pueden existir diversas interpretaciones a un mismo fenómeno; en el presente texto, el principal objetivo es resaltar los procesos socio-territoriales que ocurren a nivel global y nacional, como la modificación al artículo 27 Constitucional,
la implementación del neoliberalismo por el estado mexicano y los efectos de la revolución
verde, los cuales provocan dentro de la estructura productiva campesina, la incorporación
de nuevas estrategias para la producción de autoconsumo.
1. Metodología
El presente trabajo resulta de la necesidad por socializar información relativa a las condiciones socioproductivas de la región suroeste del estado de Tlaxcala, donde el crecimiento
urbano, ha invadido tierras con alto potencial productivo, cuya riqueza está siendo reemplazada por asfalto, viviendas, equipamiento, infraestructura y servicios públicos.
Derivado de una labor de fotointerpretación de imágenes Landsat de la NASA en la región sur de la entidad tlaxcalteca, se pudo detectar que la zona baja de la cuenca del río
Balsas en Tlaxcala, presenta una importante distribución de tierras para el cultivo, principalmente de riego, lo que puede originar estrategias para los pequeños productores que
todavía ven en la actividad agropecuaria una forma de subsistencia.
El método de regionalización obedeció a una minuciosa fotointerpretación del recurso
raster, donde se advierte la configuración geomorfológica de un cuadrante en la zona baja
en forma de triángulo rectángulo, lo que originó la idea de distribuir el territorio en cuatro
segmentos, a partir de un centroide generado en software de SIG y derivando un meridiano
y un paralelo desde su origen, teniendo por resultado el Mapa 1.
Aunque se cuida la confidencialidad de los datos en este escrito, no se omite el trabajo
de campo y de validación empírica, con base en cifras oficiales poco difundidas. Por lo tanto, como ejercicio académico resulta de vital importancia revelar la trascendencia de la producción agrícola campesina en el sur del estado, ya que en ella están inmersos más de 40
mil productores potenciales en una reducida superficie de tierra disponible, situación que
se agrava por la inminente atomización todavía más aguda de la propiedad que se presentará en los próximos años. Aunque el análisis se centra en tres municipios del suroeste de
la entidad (Zacatelco, Axocomanitla y Tetlatlahuca), donde las condiciones de producción
son propicias para implementar sistemas de riego, los resultados revelan la importancia de
estudios sobre zonas cultivables con una reducida porción de tierra disponible.
Para contextualizar el problema de investigación y tener referentes teóricos de análisis,
en seguida se presenta una rápida revisión de las principales categorías conceptuales.
54
Mapa 1. Construcción de cuadrantes
Fuente: elaboración propia con software de SIG, imagen de satélite NASA Landsat al 2000 y cartografía vectorial del INEGI escala 1:250,000.
2. Los sistemas disipativos
Los sistemas disipativos son relativamente un nuevo enfoque por medio del cual se estudian los fenómenos sociales y físicos desde un punto de vista, donde la energía es causa y
efecto de dichos fenómenos en los procesos evolutivos. La producción y el consumo energético tanto de seres humanos, plantas, animales y demás seres vivos e inertes, conlleva a
una relación estrecha con la segunda ley de la termodinámica. La energía dentro del proceso social y natural provoca una disipación e irreversibilidad en los procesos; a esto se le
conoce como entropía. La perspectiva de los sistemas disipativos o energéticos supone un
enfoque holístico en el análisis, donde:
los individuos, la sociedad y el medio natural relevante representan un campo continuo y
fluctuante de múltiples flujos energéticos. En este campo hay islas o sectores de energía
potencial (materiales, combustibles, bienes almacenados) que se mantienen en equilibrio
y cuya energía puede liberarse para uso humano mediante la aplicación de la tecnología
adecuada (Adams, 2005:84).
55
Todos los sistemas vivos nunca están aislados de su entorno (Prigogine et. al, 1999:44),
por esto, dentro de la producción agrícola, los recursos energéticos son fundamentales al
momento de intervenir en el proceso. El sistema productivo agrícola refiere tanto las relaciones sociales como sus implicaciones en el entorno, lo que se denomina metabolismo
rural, tal y como lo sostiene Toledo (2002). No hay ninguna relación social que no esté determinada por fenómenos físicos; por lo tanto, el metabolismo rural es un sistema abierto
disipativo donde se intercambia materia, energía e información. La energía en este caso se
encuentra en los insumos que el campesino destina para el cultivo, independientemente de
donde provengan, de fuera o dentro del sistema.
El elemento importante que desde el ecomarxismo se analiza, y que aquí se retoma, es
el referido al “metabolismo” entre sociedad y naturaleza, lo que permitirá comprender la
composición regional, en este caso del suroeste de Tlaxcala. Por lo tanto, existe un metabolismo que representa las relaciones socioambientales referido a condiciones particulares
de una determinada biota; sin embargo, las condiciones de disipación de energía conllevan
a ligar los procesos internos con los externos. Dichos procesos de primer nivel, no refieren,
por lo tanto, a una sola escala geográfica, sino que existen fenómenos externos, procesos
de segundo nivel o metaprocesos, pero también hay procesos de tercer nivel que afectan
el acontecer interno o regional y viceversa (García, 2000). El metabolismo refleja las formas
mediante las cuales, en el entorno rural, el campesino se apropia de los recursos con una
dinámica específica por medio de su trabajo, pero que dicha dinámica es afectada por fluctuaciones en el sistema, en nuestro caso la atomización de la tierra.
El primer proceso metabólico por medio del cual los seres humanos organizados producen y reproducen sus condiciones materiales; es la apropiación de la naturaleza; dicha
apropiación tiene tres diferentes configuraciones: “(1) el grado de transformación de los
ecosistemas de los que se apropian las diferentes sociedades; (2) la fuente de energía empleada para realizar dicha apropiación; y, (3) el tipo de manipulación que los seres humanos
efectúan sobre la estructura, los componentes y la dinámica de los ecosistemas” (Toledo,
2002:34). El autor da cuenta de dos diferentes formas de apropiación de la naturaleza y las
describe como el modo extractivo y el cinegético. En este caso, dos formas de apropiarse de
El concepto de naturaleza ha tenido diferentes desarrollos, el primero es el elaborado por Marx en la gran industria y la agricultura, retomado por Schmidt en el libro El concepto de naturaleza en Marx y desarrollado desde la
sociología ambiental por Víctor Toledo (2002).
Los procesos y niveles de análisis en el estudio de sistemas complejos están encaminados a observar la dinámica
de los sistemas, por lo que los procesos ocurridos deberán de separarse según la propia investigación. Rolando
García (2000) expone los tres niveles de procesos que pueden ocurrir dentro del análisis:
a) Básicos o de primer nivel, los cuales tienen efectos locales, sobre el medio físico o sobre la sociedad, que lo
habita y lo explota, de procesos más amplios que tienen lugar en otros niveles.
b) Segundo nivel o metaprocesos, que son procesos que gobiernan o determinan a los procesos de primer nivel.
c) Y de tercer nivel, referidos a políticas nacionales de desarrollo, modificaciones del mercado internacional.
Una fluctuación en el sistema es cualquier irregularidad en el ambiente interno o externo del proceso energético,
que aumenta la disipación: aumento en los marcadores de flujo energético, mutación que afecta la estructura, disfunción que incide en el desempeño de la forma y otras. Según Prigogine, las fluctuaciones son fuente dinámica de
orden, ya que obligan a readaptarse o crear nuevas estructuras, de modo que “extraen el orden del caos” (Tyrtania,
1999:198-199).
56
la naturaleza, o dos formas desarrolladas por las clases agrícolas para producir y reproducirse en una determinada biota, según la disponibilidad de sus propios recursos. La separación
entre productores se realiza de acuerdo con una racionalidad sobre cómo producir, de la
propia relación sociedad-ambiente y por lo tanto, de cómo dichas racionalidades diferentes
provocan impactos ambientales también diferenciados. Las transformaciones en la racionalidad fueron ocasionadas por los cambios en la lógica campesina respecto de la agroindustrial. El cambio según el propio Toledo (2002) fue provocado por el cambio de fuentes
de energía.
En la medida en que la sociedad se complejiza se ha requerido de una mayor cantidad
de energía para satisfacer las necesidades diarias. Según el principio de Alfred Lotka sobre
la maximización de la energía, la selección natural operará de manera tal que aumente el
flujo total a través del sistema, siempre y cuando, esté disponible un remanente no utilizado de materia y energía disponible (Lotka citado por Adams, 2005). Por lo tanto, la producción agroindustrial predomina sobre la tradicional: la primera cuenta con los recursos
suficientes para aprovechar la energía. Dicho principio sostiene que las sociedades donde
más energía se disipa, se han visto favorecidas y por lo tanto dominan a las que menos
energía liberan.
Por otra parte, el término para mínima disipación está referido por Prigogine-Waime
(citado por Adams, 2005:87) que establece: “cuando determinadas condiciones de frontera
impiden que el sistema alcance el equilibrio termodinámico (esto es cero producción de
entropía), el sistema se instala en el estado de mínima disipación”. Al respecto, si se pudiera
aislar a una sociedad campesina tradicional, y sólo bajo condiciones específicas donde la
familia campesina se mantuviera estable en su número, el uso de la energía no excedería de
la tasa o cantidad disponible. Otra forma de ver este fenómeno es que cuando los recursos
energéticos no son suficientes, la reproducción campesina se perturba y pueden ocurrir
determinadas estrategias para estabilizar el consumo de energía dentro de la familia. Por lo
tanto, se pueden crear nuevas fronteras o expulsar a miembros de la misma unidad como
medida de autorregulación; y, como bien señala Palerm (2008:307), “la mejor demostración
de que es así, es que la unidad doméstica periódicamente expulsa, de manera selectiva, a
algunos de sus miembros redundantes, y cuando hace falta incorpora de manera igualmente selectiva a los miembros que requiere para asegurar el éxito de su funcionamiento”.
El metabolismo es afectado por un metaproceso global y nacional en la apropiación de
recursos, utilización y concentración de los mismos. Los cambios en un sistema productivo
pueden generarse y derivar modificaciones profundas en la economía agraria nacional; a
esto se le designa: procesos de segundo nivel o metaprocesos, los cuales a su vez son dirigidos por políticas económicas internacionales o procesos de tercer nivel. En el caso de
México, ha sido ampliamente documentada la forma en que el Estado Mexicano aplica al
pie de la letra el decálogo emitido por el consenso de Washington sobre la aplicación de
las políticas neoliberales, y que se reflejó en el periodo del presidente Carlos Salinas, con la
modificación al artículo 27 Constitucional. Las clases sociales agrarias, en éste caso, son un
proceso nacional producto único del modo de producción prevalente a nivel nacional. La
57
construcción de las clases sociales se encuentra en el modo de producción imperante y con
ello, en las relaciones existentes en el mercado nacional. Debido a las particularidades extractivas que se han desarrollado en la producción capitalista, se observan particularidades
en las clases sociales agrarias, según sean los recursos que se extraigan del metabolismo,
en nuestro caso del suroeste de Tlaxcala. Este metaproceso, que influye en los procesos
regionales, es identificable, ya que la toma de decisiones concernientes al mercado agrario
nacional, repercute en la de tipo regional y por consiguiente, en la conformación de una
clase social regional.
3. Disparidades productivas y extensión de tierra cultivable
Las disparidades en la producción se pueden observar comparando a los grandes productores del norte del país (principalmente Sonora, Sinaloa y Chihuahua), los cuales han acumulado recursos tanto económicos como políticos, lo que se refleja en cuantiosos ingresos
derivados de subsidios gubernamentales y grandes extensiones de tierra con alta productividad. Mientras en gran parte del sur del país, en donde destacan Oaxaca, Guerrero y
Chiapas; la unidad agrícola está principalmente enfocada al autoconsumo, a satisfacer las
necesidades de la familia campesina, produciéndose con escasos recursos, o de bajo valor
energético en el mercado, como los abonos producidos por animales. Lo anterior puede
llevar a una pequeña analogía en el mismo estado de Tlaxcala donde es entendible por la
disponibilidad de las extensiones de tierra; ya que por un lado, los posesionarios del norte
del estado tienen alrededor de 1.98 hectáreas; mientras que en el sur, alcanzan las 1.27
hectáreas promedio. En el siguiente mapa se pueden apreciar las parcelas con más de 10
hectáreas y destaca el cuadrante I y II, donde está la mayor cantidad de parcelas distribuidas; en contraste, en las regiones del sur (cuadrantes III y IV), se presenta una reducida
cantidad de parcelas diseminadas con más de 10 hectáreas de tierra.
58
Mapa 2. Parcelas con más de 10 hectáreas en Tlaxcala
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
En la siguiente tabla se presenta la división del estado de Tlaxcala en cuatro cuadrantes,
para identificar la distribución en el tamaño de las parcelas que poseen los campesinos y
se aprecia que el sur presenta la mayor atomización de la tierra, donde incluso se localizan
predios desde 3.2 metros cuadrados. Además, se registran 278 parcelas en el estado de
Tlaxcala con menos de 100 metros cuadrados, de las cuales 203 están localizadas en la
región sur de la entidad.
Tabla 1. Distribución de la tierra en el estado de Tlaxcala
Parcelas con menos de 10 hectáreas
Región
Municipios
Superficie
(km²)
Parcelas
mayores a 10
hectáreas
Cantidad
Superficie
promedio
Porcentaje de
territorio ocupado
Región I
(noroeste)
15
1271.5
99
29345
1.98
45.68
Región II
(noreste)
11
859.6
55
14475
1.87
31,52
Región III
(suroeste)
36
743.4
1
17479
0.62
14.61
Región IV
(sureste)
25
1116.2
19
23684
1.73
35.64
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
59
El cuadro refleja que la región suroeste presenta el 20.57% del total de parcelas del territorio estatal con menos de 10 hectáreas; sin embargo, proporcionalmente a la superficie
de su región, es la más baja con apenas el 14.61%, lo que significa que existe una elevada
atomización en muy poco espacio disponible para la producción agrícola campesina. Así lo
demuestra el siguiente mapa, donde se aprecian parcelas con diminuto tamaño, incluso
muchas de ellas, llegan a tener dimensiones de apenas dos o tres metros de ancho por varias decenas de metros de largo, resultado de un reparto familiar o ejidal en la comunidad.
Mapa 3. Atomización de la propiedad en el suroeste de Tlaxcala
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
En el siguiente mapa, se muestra la superficie con menos de una hectárea que es utilizada para la producción agrícola en el territorio estatal en relación con el total de parcelas;
pero comparativamente también con la proporción del territorio empleado para uso agropecuario, lo que hace suponer una relación muy estrecha entre la superficie disponible y
los procesos de producción tradicional es bajo condiciones de manejo para la suficiencia
alimentaria y el autoconsumo.
60
Mapa 4. Comparativo de superficies (área total municipal, área total de parcelas
y parcelas menores a una hectárea)
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
La superficie estatal es de 3990.8 kilómetros cuadrados, mientras que las parcelas cultivadas registradas son aproximadamente 89 mil para una superficie de 1500 kilómetros, de
las cuales, el 15 % son parcelas con menos de una hectárea para una superficie total de más
de 215 kilómetros cuadrados. Lo anterior demuestra una clara tendencia a la producción de
autoconsumo a pequeña escala. Si estas mismas cifras se analizan por cuadrantes, se tiene
la siguiente tabla, que es muy ilustrativa tanto del fenómeno de la atomización de la tierra,
como de la proporción que para uso agropecuario tiene como destino final.
Tabla 2. Comparativo de superficies por regiones (área total municipal, área total de
parcelas y parcelas menores a una hectárea)
Región
Superficie total por
regiones (km²)
Superficie de
parcelas totales (km²)
Superficie total de parcelas
menores a una hectárea (km²)
Región I
(noroeste)
1271.5
589.51
56.06
Región II
(noreste)
859.6
274.42
30.08
Región III
(suroeste)
743.4
108.41
63.84
Región IV
(sureste)
1116.2
407.60
51.21
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
61
En el mapa siguiente se presenta en la región suroeste, la distribución parcelaria con
menos de una hectárea, lo que confirma la concentración de la tierra en determinadas
zonas de la región. En consecuencia, por la cantidad de productores dedicados a la producción agropecuaria, se vuelve vital la inserción de estrategias, no sólo para mejorar las
condiciones de subsistencia y autoconsumo; sino además, para aprovechar la calidad de la
tierra y expandir la producción como estrategia para la colocación en el mercado de los productos de la región. Aunque de manera reciente, el ingreso de métodos alternativos, como
los invernaderos creció considerablemente en todo el territorio estatal, las condiciones de
humedad durante todo el año para esta región, hacen posible el éxito de estas medidas
alternas en el manejo de parcelas con alta productividad agrícola. En seguida se aprecia, la
distribución de la pequeña propiedad en la región suroeste.
Mapa 5. Distribución de la propiedad con menos de una hectárea en la región suroeste
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
Es justo a partir de la disponibilidad de espacio con vocación agropecuaria, que cobra
especial relevancia el enfoque de la termodinámica, porque se pueden inferir variables que
reflejan aún antagonismos en los distintos tipos de producción. También se manifiesta dentro de la producción y la acumulación, un nuevo elemento para el análisis del campesinado
y de la situación actual energética.
62
4. Producción y consumo de energía
En la producción agrícola el consumo energético se ha modificado según la sucesión de las
innovaciones tecnológicas; por ejemplo, al inicio de la industrialización hubo dependencia
al consumo de carbón, la segunda guerra mundial reconvirtió el consumo a petróleo y dio
lugar a la revolución verde durante la cual se crearon nuevos pesticidas, fungicidas, plagicidas y todos los cidas que intervienen en la agricultura; además, de los fertilizantes que para
la producción intensiva se han vuelto indispensables.
La fuente básica de energía en el planeta son la energía solar, el agua y el viento; la energía solar es transformada y concentrada por las plantas, las cuales, a su vez, nutren a otros
seres herbívoros, y éstos nutren a carnívoros y, ambos al morir, a su vez nutren a distintas
especies que descomponen la materia para ser utilizada en otro proceso; este ciclo es clave
para proveer al metabolismo de energía. Conforme fue creciendo la población y con ello
sus necesidades, se empezó a requerir de nuevas fuentes de energía acumuladas en la
biota para intensificar la producción agrícola, inició entonces la era del carbón. Aunado al
mismo desarrollo, la intensificación en la industrialización originó más tarde la extracción
del petróleo y gas.
Si se parte de las necesidades energéticas básicas para la producción y reproducción de
la sociedad, el trabajo de la agricultura requiere una determinada cantidad de biomasa para
producir alimentos, interviene el trabajo humano y de animales en dicha producción e incrementa la cantidad disponible. Los cálculos indican que una caloría de trabajo humano o
de animales contribuye a producir de 20 a 40 calorías extra. El trabajo humano requiere una
fuente de energía endosomática o interna donde “la conversión, o coeficiente económico
(como lo llamó Podolinsky, con terminología de los ingenieros de las máquinas de vapor)
era en el cuerpo humano de una quinta parte” (Martínez, 2006:30). Si nos enfocáramos en
la producción agrícola tradicional para satisfacer las necesidades de una unidad campesina
con la cantidad y calidad de recursos que ésta utiliza, se marcaría una tendencia a la mínima
disipación en cuanto a la utilización de los recursos energéticos disponibles.
En una sociedad más diferenciada como la actual, el coeficiente económico o la relación
que existe entre consumo de energía y trabajo, tiene que ser diferente. “En la sociedad más
simple y más trabajadora, estaría cerca de ser 5:1. En este caso, la productividad energética
del trabajo; es decir, su contribución a una mayor disponibilidad de energía, debía ser como
mínimo de 1:5, para que la sociedad en cuestión fuera sostenible. En sociedades con mayores necesidades y con mayor diferenciación social, la productividad energética mínima
debía ser mucho mayor” (Martínez, 2006:30). Lo anterior trajo como consecuencia en la
producción agrícola, cambios de estrategia para incrementar la productividad y las alternativas también variaron según el tipo de detonador (triggers), utilizado para producir alimen-
63
tos, las estrategias pueden variar según sean los recursos económicos y naturales propios
de cada metabolismo, o propios según sea la relación entre sociedad y naturaleza.
Se percibe entonces que la agricultura permite al hombre resolver todos sus problemas
de abastecimiento de energía, mediante el consumo energético proveniente de la fotosíntesis; a esto se le llama principio de Podolinsky. Con el aumento de la demanda en el mercado de alimentos, se optó por nutrir a la biomasa con materia proveniente de la extracción
de petróleo, materia que nutre artificialmente la tierra para incrementar la producción de
alimentos.
La producción de maíz, por ejemplo, sí aumentó considerablemente con la aplicación
de fertilizantes químicos; el problema en este proceso radica en que el aumento en la producción, derivado de un incremento desmedido en la cantidad de insumos petroquímicos
que se suministran a la tierra, lo que provoca un desbalance energético global. Lo anterior
obliga a observar que el verdadero costo del maíz esté en la cantidad de energía que se le
asigna, tanto a la tierra como al detonador, y no en el costo del producto final. Así entonces
la gran disparidad energética entre una forma de producción y la otra, radica en el capital
acumulado disponible para producir, y en la cantidad y calidad de tierra con que cuenta el
agricultor. En la región aquí analizada, la atomización de la tierra es un elemento que otorga
una cualidad específica al metabolismo y que se refleja en tres cosechas anuales de maíz,
el otro extremo, como ya se mencionó, es el aspecto cuantitativo que limita la cantidad de
producción.
Hernández (1985), aclara que la productividad agrícola se puede realizar por la relación
insumo-producto; y una forma de hacerlo, es mediante la concepción de la termodinámica; por medio del estudio de materiales y la energía. Desde esta perspectiva, no se debe
idealizar a los recursos que utilicen los agricultores de subsistencia, pero confirma que la
producción de maíz y frijol en la agricultura tradicional sobrepasa los requerimientos de
una familia, con la siembra de una hectárea como mínimo, situación que padecen una importante cantidad de productores del suroeste del estado de Tlaxcala.
Los municipios que se asumen para un análisis más detallado en la región suroeste, se
seleccionaron con base en el criterio de la producción por zona de riego, y contempla principalmente los municipios de: Tetlatlahuca, Zacatelco y San Lorenzo Axocomanitla; donde
adicionalmente, se considera como criterio en la construcción de la región, el área lechera
que se encuentra entre los municipios mencionados. Se parte del hecho entonces, de que
dichos elementos conforman un metabolismo, ya que las relaciones sociales en el área lechera están encaminadas a modificar y a apropiarse de los recursos en la región por medio
del trabajo.
Como bien precisa el mismo Martínez (2006:30), “la historia ha visto cuatro grandes tipos de detonadores tecnológicos para producir alimentos, todos los cuales precisan del insumo humano: (1) el trabajo humano que se
emplea en la caza y la recolección, (2) el cultivo basado exclusivamente en la energía humana, (3) el cultivo que usa
el trabajo de los animales y (4) la agricultura industrializada”.
64
Mapa 6. Mapa de los municipios de estudio
Fuente: elaboración propia.
En la región suroeste de Tlaxcala, considerada bajo la metodología aquí utilizada, el
36% de productores con menos de una hectárea en el estado, están localizados en esa región, lo que permite suponer la insuficiencia de tierra para los agricultores tradicionales. Lo
anterior resulta fundamental para esta explicación, ya que la administración y uso racional
del suelo disponible es la clave para aspirar a la subsistencia de muchos pequeños productores del suroeste del estado de Tlaxcala, los cuales deben complementar sus ingresos con
una importante variedad de actividades en otros sectores de la economía.
La metodología consistió en la delimitación por cuadrantes con base en SIG y teledetección, donde a partir de la
determinación de un centroide, se trazó un meridiano y un paralelo para obtener los cuadrantes.
65
Tabla 3. Predios con menos de una hectárea en los municipios de la región
suroeste de Tlaxcala
Municipio
Españita
Ixtacuixtla
Hueyotlipan
Xaltocan
Panotla
Chiautempan
La Magdalena
Tlaltelulco
Tlaxcala
Tepetitla de
Lardizábal
Santa Ana
Nopalucan
San Damián
Texoloc
Nativitas
Santa
Apolonia
Teacalco
Tetlatlahuca
San Lorenzo
Axocomanitla
Zacatelco
Xicotzingo
Mazatecochco
de José María
Morelos
Superficie total por
municipio en región
III (km²)
Superficie total
por parcelas
(km²)
Superficie total por
parcelas menores a
una hectárea (km²)
28.64
162.50
20.47
30.33
57.35
17.42
11.55
23.50
2.93
2.46
6.94
1.16
3.02
11.93
1.30
1.57
4.32
0.63
14.07
1.01
0.69
52.38
1.15
0.90
29.86
9.49
7.84
9.33
1.80
1.69
11.24
1.73
0.97
57.01
23.51
13.09
8.15
1.08
0.74
22.62
5.77
4.02
3.24
0.27
0.26
27.47
8.14
12.26
0.85
9.26
0.82
2.91
0.68
0.60
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
De los tres municipios analizados, resulta que el 74 % de la superficie de las parcelas son
menores a una hectárea; esto acentúa el interés por emprender nuevas formas de producción del campesinado en la región. Aunque hay otros municipios en la misma delimitación
que tienen más extensión de tierra cultivable y con elevada atomización como Ixtacuixtla,
Panotla, Nativitas y Lardizábal; éstos se ubican más al poniente de la entidad y en superficie
municipal, tan solo los tres primeros, suman 276.8 kilómetros cuadrados, en tanto que los
tres municipios aquí analizados (Zacatelco, Axocomanitla y Tetlatlahuca) alcanzan apenas el
19.2 % de la superficie de los primeros, con un total de 53.3 kilómetros cuadrados, lo que
evidencia la concentración y atomización de la tierra cultivable en esos municipios con poca
extensión territorial.
66
Mapa 7. Predios con menos de una hectárea en los municipios estudiados
Fuente: elaboración propia con recolección de trabajos de campo y comparación con datos de la
SEFOA y el OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
Siendo la producción campesina el eje de este análisis, se muestra la siguiente tabla elaborada por Pimentel y Pimentel (1996), donde se observan los diferentes costos de mano
de obra. En lo que a detonadores se refiere, se aprecia un incremento en la cantidad de
energía que se utiliza en la producción, visto en la tabla como kilocalorías. Por otra parte,
el consumo de insumos para la producción de maíz, en la agricultura tradicional, es visiblemente más bajo con respecto a la cantidad total de energía obtenida. Se aprecia también
que el costo energético para la producción de maíz, bajo la agricultura intensiva, es alto
como lo es también su alta productividad.
67
Tabla 4. Costo energético de los detonadores y flujo liberado bajo diferentes
regímenes de producción de alimentos
Caracterización
de la
producción
de alimentos
Nueces de los
kung
Yuca en África
Hortalizas en
Nueva Guinea
Maíz en México
Arroz de los iban
en Bomeo
Mani en
Tailandia
(búfalo)
Maíz en México
(bueyes)
Trigo en India
(buey bulldog)
Arroz en Japón
Col de Bruselas
en EE.UU.
Espinaca en
EE.UU.
Arroz en EE.UU.
Maíz en EE.UU.
A
B
C
Insumo
en
energía
humana
(Kcal.)
Insumo en
energía
total
(Kcal.)
Insumo en
energía
total/insu
mo en
energía
humana
D
E
Egreso de
energía
Egreso
de
energía/
insumo
total de
energía
Energía humana empleada en la recolección
2680
821,760
2680
1.0
10,500
Energía humana empleada en el cultivo
838,260
1.0
19,219,200
F
Egreso
de
energía/
insumo
de
energía
humana
3.92
3.92
22.93
23.39
686,300
739,160
1.1
11,384,462
15.40
16.59
589,160
642,338
1.1
6,901,338
10.74
11.71
625,615
1,034,225
1.7
7,318,080
7.08
11.70
Energía del trabajo animal
585,040
1,923,41
3.3
4,992,000
2.60
8.53
197,245
770,253
3.9
3,340,550
4.34
16.94
324,413
2,827,813
8.7
2,709,300
0.96
8.35
297,600
Agricultura industrializada
8,221,040
27.6
22,977,900
2.80
77.21
27,900
8,060,328
5,544,000
0.69
198.71
26,040
12,759,849
490.0
2,912,000
0.23
111.83
11,000
4,650
11,017,000
10,539,650
1001.5
2265.7
23,642,190
26,625,000
2.15
2.53
2149.29
5725.81
288.9
Fuente: Pimentel y Pimentel (1996), citado en Martínez, 2006.
La tabla permite afirmar que para satisfacer a una familia o unidad doméstica campesina
con el trabajo familiar, es relativamente sencillo con una cantidad básica de tierra y mano
de obra. El campesino en su racionalidad es sólo un productor de su propia subsistencia,
mano de obra efectiva y potencial, reproductor ampliado de la fuerza de trabajo en general (Palerm, 2008). Los costos energéticos son relativamente menores a la cantidad de
recursos requerida para la producción intensiva, la cual principalmente ahorra tiempo, ya
que al implementar mejores detonadores –tecnológicamente hablando–, se utiliza menor
energía humana en el proceso y por lo tanto es más eficiente en lo que a trabajo humano
se refiere.
Los campesinos no son puros en el sentido de producir alimentos en su parcela y destinar dichos recursos a la producción y reproducción de la familia campesina; por lo tanto,
Habría que apuntar al respecto aquí, que las necesidades de una unidad campesina han sido analizadas en diferentes distribuciones; Hernández (1985), como se mencionó atrás, sostiene que una unidad puede subsistir con una
hectárea como mínimo y que la unidad correspondería a cuatro miembros.
68
han evolucionado así como sus estrategias para reproducirse; y, destinan otros recursos
energéticos a la producción agrícola, y/o agropecuaria, como los provenientes de la migración, el trabajo asalariado, cría de animales domésticos, renta de la tierra, fabricación de
artesanías, narcotráfico o incluso lenocinio, como ocurre en algunas regiones del estado.
Las estrategias antes descritas son realizadas no por su posición y lógica acumulativa de
ganancia, sino por su marginación y necesidad de reproducirse; y, por la pertenencia a una
clase no privilegiada, es una autoexplotación, mediante la intensificación de la agricultura
y el aumento de la jornada de trabajo, haciendo crecer el excedente de producción que
puede verse como mercancía y también como la cantidad de mercancía que puede comprar
(Palerm, 2008). Asimismo, al crecer la familia campesina, para asegurar el autoabasto y su
reproducción con los recursos disponibles, la unidad expulsa o dispersa a algunos de sus
miembros, y son los que en última instancia, pueden aportar con recursos, ya que si bien se
dispersa la fuerza de trabajo, esto no oculta el hecho de que la unidad doméstica campesina
siga funcionando orgánicamente unida.
5. Disparidad por tipos de producción
Algunos datos de la disparidad, y claros ejemplos de máxima disipación, demuestran que
21 países generan 79.6% del PIB mundial y 62% de la producción agrícola mundial; éstos
cuentan con el 15% del total de la población mundial y cada productor agrícola obtiene en
promedio $5,22 dólares anuales, ellos tienen un promedio de 8.9 hectáreas por trabajador
y utilizan un promedio de 40 kilogramos de fertilizante por hectárea. La otra cara de la
moneda es que en 90 países sus productores obtienen ganancias anuales de aproximadamente $ 550 dólares, tienen un promedio de tierra de 1.3 hectáreas y utilizan aproximadamente 9 kilogramos de fertilizante por hectárea (Pineda, 2004). El modelo neoliberal
impuesto como condición para el desarrollo de los países del tercer mundo, ha ocasionado
que las políticas públicas estén encaminadas a defender a la libre empresa y no al pequeño
productor.
Cifras para la región Noroeste de Tlaxcala son significativas cuando se hace referencia
a los apoyos gubernamentales; por ejemplo, según estimaciones del OEIDRUS Tlaxcala
en el año 2005, el Distrito de Desarrollo Rural (DDR) 164 correspondiente a la región sur,
en Tetlatlahuca se tienen aproximadamente 6000 registros de apoyo para PROCAMPO, en
Zacatelco 17000 y en San Lorenzo Axocomanitla 15000; lo que evidencia que son más de 38
mil apoyos tan solo para tres municipios de la región suroeste, esto representa una importante cantidad de parcelas trabajadas para la producción agrícola; no obstante, y a pesar
de que el tipo de suelo en toda esta región es muy rico y productivo, los campesinos deben
Significa Oficina Estatal de Información para el Desarrollo Rural Sustentable y es un organismo operativo encargado de proveer información estadística a los productores y usuarios en general, en el ámbito agropecuario y de
desarrollo rural de interés. Asimismo, se encarga de la actualización y difusión de la información sobre producción,
precios, esquemas de comercialización, insumos y de comportamiento climatológico; misma que debe ser confiable
y oportuna de manera que les permita la toma de decisiones a los agricultores, investigadores y usuarios de la información para encontrar nuevas y mejores alternativas para su desarrollo productivo, económico y social en el estado
de Tlaxcala (citado en http://www.oeidrus-tlaxcala.gob.mx).
69
conformarse con pequeñas propiedades para hacer un trabajo intensivo, para lo cual deben
incorporar distintas estrategias de cultivo.
Las consecuencias son también dispares en el campo: la producción intensiva acumula
subsidios y produce con mejores condiciones, la producción tradicional y su escaso nivel de
recursos lleva a los campesinos a: 1. producir con escasos recursos; 2. abandonar las tierras
de cultivo; o, 3. convertirse en productores orgánicos por vía de la necesidad más que por
conciencia, esto significa que el abastecimiento de energía depende más de compostas y
fertilizantes orgánicos que de los inorgánicos.
En el suroeste de Tlaxcala la producción agrícola se ha diferenciado con la entrada de la
industria lechera, algunos campesinos han transformado sus parcelas, antes destinadas al
cultivo de maíz; al cultivo de alfalfa principalmente, para así abastecer la demanda del sector, incluso a destinar la producción de maíz, que antes era consumida para alimentación
del ganado. Asimismo, la región suroeste de Tlaxcala no está altamente tecnificada en la
producción de alfalfa; sin embargo, ésta sí depende de ciertos insumos provenientes de los
hidrocarburos, que hacen a la producción costeable, pero debido a la misma atomización
de la tierra, los productores no logran crear un excedente suficiente para convertirse en
pequeños o medianos productores.
Los campesinos que no alcanzaron a cambiar este tipo de producción; por diferentes
motivos, continúan cultivando maíz, avena, haba, frijol y alfalfa como base de su producción; y debido a que el principal destino para este producto es el autoconsumo, la inversión en insumos inorgánicos resulta un costo adicional que algunos campesinos no están
dispuestos a pagar para incrementar la producción y optar por la venta como alternativa
de financiamiento o utilidad a los pequeños productores de la región suroeste del estado
de Tlaxcala.
La declaratoria de productores en la región respecto del nombre del cultivo central de
sus actividades, sólo se centra en el maíz, cuando en realidad existen otros cultivos menores
como alfalfa, haba, avena y frijol. En relación con el maíz, haba y frijol, es entendible porque
tradicionalmente se ha efectuado con fines de autoconsumo; sin embargo, en relación con
la alfalfa y la avena, se debe a una estrategia paralela que ha desarrollado el campesino respecto de la producción de maíz porque una importante cantidad de productores cuentan
con animales de traspatio y destaca el ganado vacuno para la producción lechera. Ahí radica
la importancia de la siembra de alfalfa y avena como fuente de alimentación para el ganado,
además de que la mayor parte de la región suroeste tiene humedad todo el año, lo que no
hace necesarios los sistemas de riego para la producción. Respecto del trigo y frijol, aunque
son reducidas las parcelas que adoptan esta estrategia, la siembra se realiza principalmente
con rotación de cultivo para mejorar la recarga de fosfatos.
70
6. Condiciones generales de la producción intensiva
Parte de los frutos de las investigaciones militares realizadas durante la Segunda Guerra
Mundial, se materializaron en las tecnologías implementadas en la revolución verde. Las
políticas gubernamentales se focalizaron en tecnificar el campo. México no fue la excepción: las grandes agroindustrias10 alimentarias contribuyeron a producir el alimento que
las grandes ciudades demandaban, pero el propio desarrollo obtuvo también sus costos
sociales. La alianza entre grandes productores y el estado exigió el desarrollo de políticas
públicas acordes a los intereses del mercado, donde se efectuaban regulaciones tanto para
la explotación de los recursos naturales, como la explotación de mano de obra que facilitaba, al final de todo el proceso, la acumulación del capital.
La articulación fue tal que puso en peligro la misma producción campesina destinada en
mayor medida al autoconsumo; y que si bien, antes de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los campesinos mexicanos destinaban una parte de su
producción a la venta; hoy en día los bajos costos de producción de las grandes industrias
conllevan a la condena económica del campesino, ya que venden sus cosechas a precios
irrisorios. En el caso de la producción de maíz por ejemplo, con respecto al precio de la
tortilla, alimento básico para el campesino, de 1999 a 2003, el precio real cayó 33% según
datos reportados por Alejandro Nadal de El Colegio de México. Pero el costo de los insumos
y fertilizantes, fue arrastrado por las alzas del precio de los hidrocarburos, y se incrementó
169% y según reportes de Mestries (2009), la urea pasó de $1,700 en el año 2000 a $3,500
para el 2002. En consecuencia:
el TLCAN generó expectativas para alentar la expansión del sector agroexportador, no obstante las asimetrías económicas y sociales con la economía norteamericana y la economía
canadiense. Para México, el TLCAN ha venido a ser un eje estratégico para forzar a la modernización del sector agropecuario, los productores que reunieron las condiciones inmediatas
para elevar la productividad, reducir costos y vender a precios competitivos. Han sido beneficiados de este cambio estructural, alrededor del 5% del total; los productores que no han
sido capaces de hacerlo, 95% del total, están condenados al desplazamiento del mercado; su
producción, a ser sustituida por importaciones de alimentos y materias provenientes de sus
socios comerciales (Salinas, 2004:6).
10 Para desarrollar el concepto de agroindustria aquí se retoma lo dicho por Morett Sánchez cuando expresa: “la
agroindustria en sentido estricto es aquella cuyo objeto fundamental de trabajo es una materia bruta de origen
agrícola. En la producción agroindustrial, por dedicarse precisamente a la transformación de productos agrícolas,
inciden los fenómenos biológicos y naturales propios de la agricultura; esto es, que su abastecimiento depende de
los ciclos naturales, lo que ocasiona que algunas de estas empresas laboren de manera estacional obedeciendo a las
épocas de cosecha, al tiempo que favorecen las condiciones para que el abastecimiento sea irregular en cantidad
y calidad. Las agroindustrias generalmente se relacionan directamente con los campesinos y muchas veces con la
naturaleza del producto que transforman (perecedero) y les obliga a establecerse en determinadas zonas geográficas” (Morett, s/f:50).
71
El marco en el cual se encuentran México y América Latina, es trágico desde varios puntos de vista: las relaciones comerciales que se pactaron, de ninguna forma han beneficiado
a la mayoría de los productores, y en el mejor de los casos, la competencia es de muchas
formas injusta. Esto lo viven campesinos que cuentan con ganado, quienes llegan a vender
el producto lácteo entre $ 4.00 y $ 4.50 por litro. Lo anterior es un recurso adicional del
productor y está explicado en parte por la atomización de la tierra y las modificaciones
realizadas al artículo 27 constitucional y que impactan las formas de trabajo agrícola. En
consecuencia, existen diversos procesos de tercer nivel, que suceden en el exterior, pero
que inciden considerablemente en la conformación estructural de la región. Por ejemplo,
como bien establece McMichael (1999:9-10):
las proyecciones de la oecd han predicho que las exportaciones de maíz norteamericano
reducirán los precios de maíz en los mercados locales en un 20 por ciento para el año 2000.
Esta reducción en precios internos de maíz va a poner en riesgo a medio millón de familias campesinas con reducciones en su ingreso de un 15 por ciento. De acuerdo con Kevin
Watkins, esta situación va a tener un alto costo social reflejado en la reducción del gasto en
educación, la dependencia creciente en el trabajo infantil, el deterioro nutricional, y la cada
vez mayor participación de la mujer en el mercado de trabajo fuera del hogar con el objeto
de compensar la caída en el poder adquisitivo de las familias”, lo que sin duda está condicionando la política interna y la intervención de los gobiernos en la materia, reduciendo su radio
de acción a medidas compensatorias o desmintiendo políticas internacionales de impacto
evidente, que reducen las posibilidad de éxito de los pequeños productores.
En consecuencia, la política económica ejercida por las grandes industrias afecta y conduce a la pobreza a la mayoría de los campesinos, y no sólo a ellos sino también a los pequeños y medianos productores quienes se ven opacados también con la desigual competencia
que tienen los productores “rivales” en el norte del Continente. Mientras algunos productores norteamericanos son beneficiados con subsidios para diversos insumos, materiales,
fertilizantes y semillas, además de sistemas de protección al mercado. Los productores nacionales se enfrentan a políticas menos amigables, las cuales han sido promovidas por el
BM, FMI y la OMC para los países en desarrollo y que son llevadas y aplicadas por nuestros
gobiernos al pie de la letra. Como ejemplo tenemos los recursos destinados a la producción agrícola por el programa ASERCA11, los cuales se dirigieron en un 57,7% únicamente
a cuatro estados: Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Jalisco (Mestries, 2009), afectando por lo
tanto la distribución de recursos públicos en otras regiones del país y por consiguiente a su
desarrollo. Lo anterior, no sólo representa una separación productiva a nivel mundial, sino
también una división internacional de trabajo, llevando a casos como el nuestro, en donde
México tiene que proveer de recursos naturales y de mano de obra barata a los grandes
productores. Lo absurdo de las medidas implementadas por organismos internacionales es
que las recomendaciones de las políticas económicas que deberían ser llevadas a cabo por
todos los países, no son implementadas por quienes las emiten, tal es el caso de EE.UU., lo
11 ASERCA: Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria.
72
importante en este acercamiento es resaltar los procesos de tercer nivel que en este caso
afectan directamente a la estructura regional.
En la región suroeste del estado de Tlaxcala, la producción agrícola tradicional está enfocada principalmente a la producción de maíz; por ejemplo, sólo en tres municipios referidos
(Zacatelco, Axocomanitla y Tetlatlahuca), suman 3347 hectáreas para casi el 82 % de la superficie total en parcelas agrícolas; le sigue el avena forrajera con 276 hectáreas y aunque
no se registra el alfalfa con la intención de crianza de ganado para la producción lechera,
básicamente, ésta presenta cantidades muy altas pero no son reportadas por su dificultad
de registro, ya que se realizan permanentemente cortes a un mismo sembradío y éste se
efectúa generalmente todo el año, aspecto que impide a las instituciones oficiales un seguimiento en las cantidades producidas.
Tabla 5. Comparativo de superficie sembrada en el año agrícola 2005 en Tlaxcala
y la región suroeste, por tipo de cultivo tradicional
Región Suroeste (Zacatelco,
Axocomanitla y Tetlatlahuca)
Cultivo
Superficie sembrada
Porcentaje
Estado de Tlaxcala
Superficie sembrada
Porcentaje
Avena Forrajera
276
6.7
5775
4.0
Ebo (Janamargo o veza)
64
1.6
249
0.2
Elote
9
0.2
40
0.0
Frijol
131
3.2
7873.5
5.5
Haba grano
17
0.4
974
0.7
Haba verde
195
4.8
1469
1.0
Maíz forrajero
51
1.2
9526
6.6
Maíz grano
3347
81.8
117962.5
82.0
2
0.0
12
0.0
Zempoaxochitl
TOTALES
4092 Hectáreas
143881 Hectáreas
Fuente: elaboración propia con datos del OEIDRUS Tlaxcala, 2010.
Por otra parte, se aprecia una importante cantidad de haba verde con casi el 5 % y ocupa
el tercer lugar en superficie sembrada de los 9 cultivos principales en la región suroeste,
esto se debe a las posibilidades de venta para consumo en el mercado interno; pero también porque las condiciones climáticas y de alta productividad de la tierra facilitan su alta
rentabilidad. Si se compara con las cifras estatales, el mismo cultivo ocupa el quinto puesto
en esos mismos rubros con apenas el 1 % del total estatal. Lo anterior es evidencia de que el
campesino visto como clase social ha sido marginado a producir con el mínimo de recursos
energéticos y con un mayor esfuerzo humano en el trabajo promedio por superficie sembrada, situación característica en zonas donde la atomización de la tierra, el crecimiento
urbano y las condiciones climáticas son determinantes en el proceso de producción en sistemas campesinos tan peculiares como el de la región suroriente del estado de Tlaxcala.
73
Sin embargo, la trascendencia de cultivos como el maíz tanto en Mesoamérica como en
México, se refleja en la persistencia del campesino a seguir produciéndolo pese a las condiciones que enfrenta. El maíz como base de la alimentación representa más que un valor
de uso, un valor de cambio para el campesino, por la cantidad de usos que el cultivo le significa; incluso, el maíz amarillo llega a destinarse para el autoconsumo del campesino entre
37 y 40% de la producción, y para el uso pecuario, o alimentación de ganado de traspatio
un 20% (Mestries, 2009:88). Si a lo anterior se suma el aporte que representa la siembra
intercalada de frijol, calabaza, haba y hierbas comestibles para el humano o animales de
traspatio, la contribución en calorías para la reproducción de la familia, representa en gran
medida una clave en sus estrategias alimentarias.
Conclusiones
El análisis desde los sistemas disipativos tiene la ventaja de considerar múltiples factores
internos y externos que afectan al sistema; con ello podría generarse una multiplicidad de
interpretaciones y por tal motivo podría caerse en vaguedades. No obstante, su importancia radica en la posibilidad de hacer un recorte dejando de lado el enfoque tradicional, para
ingresar este encuadre teórico relativamente reciente.
El resultado de este trabajo muestra cómo fenómenos internos y externos afectan al
metabolismo y repercuten en la estructura productiva; con ello, inciden en la toma de decisiones de la unidad campesina, que para asegurar su reproducción genera diversas estrategias complementarias del ingreso. La baja dependencia de la producción tradicional a los
insumos energéticos derivados del petróleo, genera una articulación con sus recursos que,
al encontrarse de manera más abundante, son utilizados como un remanente energético,
el cual satisface las necesidades básicas para su producción y reproducción. Los efectos
de las políticas públicas sobre el medio rural, han implicado reacomodos en su misma organización; y, fenómenos como la atomización de la tierra, repercuten en la cantidad de
producción que no es suficiente, marginando a los productores a condiciones únicamente
de autorreproducción.
Las características propias del metabolismo en el suroeste de Tlaxcala y su riqueza natural, caracterizada por las bondades de un suelo altamente productivo y clima favorables,
han contribuido a que algunos campesinos se conviertan en pequeños productores, obteniendo un margen de ganancia, que les permite adaptarse a las fluctuaciones del sistema.
Otros productores con menor cantidad de tierra han promovido estrategias que les ayudan
a sobreponerse y resistirse a la extinción ante las fluctuaciones e inconvenientes que se
derivan de factores externos. Una u otra estrategia puede entenderse desde el análisis del
sistema global o general, pero provocan particularidades específicas al bosquejar los elementos naturales y sociales que se manifiestan en un determinado metabolismo.
74
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76
Exorcisando el ejido: crónica
de un desafuero
Francisco Castro Pérez
Resumen
A casi cien años del inicio del movimiento armado y la lucha agrarista que permitió la creación del ejido, y a pesar de las reformas jurídicas impulsadas por el gobierno federal en
1992, esta célula social y productiva se resiste a cambiar su régimen social a favor del dominio pleno, alterando las expectativas del desarrollo regional soñado por los teóricos y los
políticos neoliberales.
En este documento, a través del relato de la historia de vida y la crisis identitaria de un
hijo de ejidatarios que tuvo que emigrar de su pueblo para cursar estudios universitarios, se
analizan las contradicciones jurídicas que llevan al protagonista a proponer modificaciones
al Reglamento Interno del ejido, o a solicitar el dominio pleno de su parcela. Este intento de
exorcizar el ejido, provocará su desafuero colectivo, tambaleando su sentido de pertenencia, pero cimbrará también el status quo del núcleo ejidal.
Presentación: las primeras palabras
Habitualmente, la discusión académica sobre los conflictos sociales, derivados de los cambios de la política agraria neoliberal, instrumentada en México en los últimos quince años,
se centra en la contrastación de diversos enfoques teóricos y se apoya en un fuerte basamento documental y estadístico. Esta modalidad analítica, resulta claramente pertinente
para realizar análisis macroestructurales, pero tal vez no sea la más apropiada –mucho menos la única– para dar cuenta de las expresiones “micro”, de las transformaciones y disputas
intracomunitarias que se dan en los mundos rurales (glocales) contemporáneos.
Por ello, en este documento, a través del relato de una historia de vida individual y la
crisis identitaria del sujeto protagónico, se analiza la viabilidad (y la vitalidad) de un ejido
tlaxcalteca como célula social y productiva, en un contexto económico de crisis y donde la
normatividad jurídica favorece e impulsa el fin de la propiedad social a favor de la propiedad privada.
*Profesor-investigador de El Colegio de Tlaxcala, e integrante del grupo de investigación denominado Sociedad,
Ambiente y Desarrollo Regional del Doctorado en Desarrollo Regional.
77
En el texto se coloca también sobre la mesa, el debate inacabado sobre la tragedia de
los comunes (Hardin, 1968), y el gobierno de los comunes (Ostrom, 2000), representados,
respectivamente, por las visiones de los campesinos que consideran conveniente adoptar
el dominio pleno, y de los ejidatarios que siguen defendiendo a capa y espada el acceso
comunitario a las áreas y recursos no abiertos al cultivo.
Vale decir también, que aun cuando este trabajo centra su atención en un conflicto particular entre un ejidatario y sus compañeros, es decir de un ejido en particular, involucra
necesariamente un contexto más amplio –el del municipio y la región– incorporando a la
discusión la importancia de conservar o modificar las estructuras ejidales en aras de un desarrollo regional incierto, construido históricamente como resultado de las combinaciones
entre las presiones de fuerzas externas, y las resistencias y acomodamientos internos.
Siguiendo estos planteamientos, se advierte al lector que en este documento no encontrará una gran discusión teórica, sino una prolija descripción de hechos. La descripción de
la crisis identitaria de un migrante rural, que siendo nieto de peones de hacienda, e hijo de
ejidatarios, alcanza un doctorado en ciencias sociales a la vez que obtiene, por derecho de
sucesión, el status de ejidatario, reinsertándose en su núcleo social de procedencia.
Sin embargo, un acuerdo de asamblea general de ejidatarios incorporado en el Reglamento Interno del ejido, pero que limita el derecho de uso íntegro de la superficie parcelada y contraviene las disposiciones establecidas al respecto en la legislación federal, lleva al
protagonista de este relato, a establecer una controversia con sus compañeros ejidatarios
que hace cimbrar la existencia misma de esta unidad social y productiva creada en el marco
del movimiento agrarista del siglo pasado. ¿Puede acaso una iniciativa individual, trastocar
la estructura social, o la fuerza de ésta se impone irremediablemente a los intereses del
sujeto? Vieja discusión sociológica cuya vigencia es indudable.
Aunque en el texto, por motivos precautorios están modificados los nombres de personas y lugares, éstos existen en la vida real y constituyen un ejemplo más de las luchas
económicas, políticas, jurídicas, ambientales y culturales, que se libran en el mundo de la
nueva ruralidad campesina, en los espacios agrarios que sobreviven dentro del contexto
neoliberal globalizante, en los ámbitos marginales del subdesarrollo menos atendidos y
más agredidos del México contemporáneo.
La insurrección del protagonista de esta historia, dinamita desde adentro la estructura
ejidal, pone en jaque el control caciquil de los líderes locales y el manejo de los recursos en
las tierras de uso común. El reclamo por los derechos agrarios se transforma en una suerte
de exorcismo al ejido, que lleva implícita la descalificación de sus compañeros ejidatarios; el
desafuero colectivo que cuestiona a fondo su sentido de identidad y de pertenencia. Cuestiones tradicionalmente estudiadas por la ciencia del hombre y la cultura: la antropología.
78
Por otro lado, aquí se presenta una situación sui géneris, donde parte de las superficies
parceladas, siendo del dominio privado de cada ejidatario, son entendidas de acuerdo al
Reglamento Interno, como áreas de uso público, y esta apreciación colectiva, choca con la
visión de los particulares que reclaman la explotación individual de la superficie amparada
por sus certificados parcelarios.
Los titulares de las parcelas no pueden aprovechar en su beneficio la piedra, leña muerta
o heno de los tlatellis, los cuales son reclamados como recursos comunitarios, pero el ejido
tampoco ha podido explotar los materiales pétreos, ni ha impulsado la reforestación de
estas áreas. Solamente los agricultores que tienen ganado se han beneficiado de los pastos, en tanto que el heno de los encinares es vendido por los representantes del ejido para
allegarse algunos recursos monetarios.
Visto así, el régimen ejidal y los acuerdos incorporados en el Reglamento Interno, han
contribuido a la conservación de los escasos recursos naturales disponibles en estas áreas
ejidales, pero no apuntan a garantizar un futuro sostenible. Modificar el Reglamento, permitiendo que los titulares de las parcelas aprovechen para si los materiales que se encuentran en los tlatellis, u otorgar el dominio pleno a los ejidatarios interesados, ¿significa necesariamente la sobreexplotación y el deterioro de los ecosistemas?
Ésta es una pregunta que vale la pena plantear para el campo tlaxcalteca y para el campo
mexicano; por lo menos para las regiones donde aún predominan la economía y la agricultura campesina. El rumbo que siga el desarrollo rural y el desarrollo regional, está vinculado
inevitablemente al destino de la institución ejidal y su gente.
1. La primera crisis identitaria
En 1979, la esposa del medio hermano de su padre, le había dicho en medio del festejo
que organizó la familia para celebrar su graduación como técnico en ciencias de la salud:
“sobrinito, tú ya no perteneces aquí”. En ese momento el joven de 20 años –que la gente
conocía coloquialmente con el nombre de Tetzahuitl– no entendió cabalmente el sentido
de tan lapidaria frase, y sólo atinó a voltear, sorprendido, hacia su tía política. No pidió aclaraciones, tampoco consintió o negó, pero aquella afirmación abrió un debate interno sobre
su identidad, que lo acompañaría –como a cualquier migrante– a lo largo de su vida.
¿Por qué le decían que él ya no era parte del pueblo donde nació, de la casa donde había
vivido su infancia y adolescencia, de su pequeña familia nuclear? Su madre lo había parido,
con ayuda de una partera, en la misma casa donde ahora se festejaba su graduación: una
amplia casona con troje, pajar, macheros, chiqueros, un corral “grande” donde se depositaba el estiércol del ganado y la leña, tres corrales chicos utilizados para tender la ropa, cultivar calabazas y chilacayotes, o para criar gallinas y guajolotes, cocina “de humo” (donde se
hacían las tortillas), comedor, sala, varios “cuartos” o recámaras, un pozo donde se captaba
el agua de lluvia, y una huerta sembrada de rosales y bugambilias.
79
Como niño campesino, había convivido con animales domesticados y silvestres: vio nacer a potrillos y corderos, becerros y lechones, presenció la capazón de los cerdos, la trasquila de las ovejas y el herraje de los caballos, aprendió a apreciar el olor fétido del zorrillo,
el golpeteo del pájaro carpintero sobre los troncos, o el sonido preventivo de la víbora de
cascabel. Su paladar se acostumbró a los gusanos (iztacuillis y chinicuillis) de maguey, la
carne de conejo, la salsa hecha en molcajete, los quelites, los esquites, tamales y tlaxcallis,
los capulines y tejocotes.
Por las mañanas, vio cómo los agricultores iban a los campos de labor detrás de sus
yuntas, y cómo regresaban los pastores por las tardes detrás de su rebaño. Antes de que
amaneciera, su oído se acostumbró a oír el rebuzno y el trote de los asnos arreados por los
tlachiqueros, el lejano silbido del tren transoceánico, y más tarde, el repique de las campanas que anunciaban, en la iglesia de la cabecera municipal, la primera misa del día.
Obedeciendo las órdenes de sus padres, aprendió a uncir a los asnos, a ponerles las
castañas para ir a traer agua de los dos jagüeyes que había en el pueblo, o a colocarles la
angarilla para echar en ella las hojas secas del maguey (“mesotes”) que se necesitaban en
casa para hervir el maíz (nixcomitl), con el que se harían las tortillas, o para calentar el agua
con la que se bañaría la familia.
Al regresar de la escuela, debía cumplir –en diferentes días– con algunas tareas: barrer
los chiqueros o los macheros, ir a la “arcina” y acarrear pastura seca para las mulas, ir a
cortar trébol, malva u otros “jegüites” (xihuitl) para alimentar a los cerdos, o ir al magueyal
para traer a casa el aguamiel que su abuela utilizaba para fabricar el pulque doméstico.
Por las noches, alumbrados apenas por la débil luz de la lámpara de petróleo, y mientras
se cocinaba la cena en el tlecuil o en el anafre de carbón, los mayores comentaban los hechos del día, repetían las anécdotas de su vida, o contaban historias tenebrosas de brujas,
naguales y aparecidos, que atemorizaban a cualquiera.
En este pequeño mundo rural, en un pueblito llamado Tequequilpan, que en 1960 tenía
menos de 300 habitantes, y formaba parte del municipio tlaxcalteca de San Judas Tadeo,
donde la carretera y la luz eléctrica apenas habían llegado, y donde tener agua potable era
un sueño, ahí le había tocado nacer. Oyó decir que su pueblo era muy antiguo, de origen
acolhua, que en el monte hubo una iglesia vieja porque ahí vivía la gente, luego bajaron
al llano los franciscanos, que algunos vecinos, al labrar sus campos, encontraban ídolos e
ixtetes.
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Foto 1. El pueblo de Tequequilpan
Fuente: fotografía del autor.
Sin embargo, oyó decir también, que las tierras ahora cultivadas por los campesinos,
fueron arrebatadas a las haciendas de la región, por los agraristas y revolucionarios que
tomaron las armas para no seguir siendo peones generación tras generación. Esta lucha había dado lugar a la creación del ejido, y los campesinos, ahora llamados ejidatarios, fueron
beneficiados en 1924 y 1937 respectivamente, con una dotación y una ampliación ejidal.
Ser ejidatario, permitía tener en usufructo una parcela propia para dedicarla al cultivo, y
tener acceso también, a las tierras de uso común del ejido, utilizadas colectivamente para
el pastoreo, la caza y la recolección. Ser ejidatario implicaba trabajar permanentemente la
tierra de labor, so pena de ser privado de los derechos agrarios, realizar faenas gratuitas
(desazolve de zanjas, jagüeyes, compostura de caminos), y tomar decisiones conjuntas en
asamblea general; el máximo órgano de gobierno ejidal.
La tierra repartida, como en otras partes de la región y del país, no alcanzó para todos
los demandantes y toda vez que en 1939 no aceptaron formar un nuevo núcleo agrario a
expensas de la hacienda de Mazahuacan, localizada en un municipio cercano, sus derechos
fueron dejados a salvo para una futura expropiación que ya no llegaría jamás.
En los años siguientes, la exigua superficie que obtuvo el ejido en los procesos de dotación y ampliación (723 hectáreas de tierra laborable y 92 hectáreas de cerril destinadas al
uso común) no bastaría para satisfacer una demanda lenta pero sostenida de los jóvenes
hijos de ejidatarios, propiciando diversos conflictos y la formación de estructuras caciquiles
organizadas en torno a la figura del Comisariado Ejidal.
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Tener el control del Comisariado, representó tener el poder de gestión ante las autoridades agrarias, decidir sobre el reparto o la privación de derechos, y asumir, por lo tanto el papel de líderes comunitarios respetados u odiados, por los beneficiados o los perjudicados.
Entre 1940 y 1980, un par de familias dirigieron los destinos del ejido y sus apellidos
(Beristain, Valadéz) quedaron registrados como integrantes sempiternos del Comisariado;
ya sea en la presidencia del mismo, en funciones de secretario, tesorero, o formando parte
del Consejo de Vigilancia.
Su largo dominio fue apenas interrumpido por la participación, entre 1980 y 1990, de un
grupo opositor que apoyó a Feliciano Ortegón y a José (“pepe”) Camarena. Sin embargo,
esta fugaz presencia, sólo sirvió de preámbulo a una nueva toma del control por el grupo
dominante, en cuya gestión se llevó a cabo la elaboración del Reglamento Interno del ejido
y la ejecución del Programa de Certificación de Derechos Parcelarios (PROCEDE).
De este modo, el joven festejado aquella tarde de 1979, tenía medianamente clara su
condición de nieto de peón de hacienda, de hijo de ejidatarios, y de su pertenencia pueblerina; sus recuerdos y afectos estaban ligados a una historia personal de 18 años en Tequequilpan, apenas modificada por la estancia de año y medio en la ciudad de México, donde
había ido a estudiar una carrera técnica en ciencias de la salud, pensando en regresar a
trabajar en la clínica de campo inaugurada 2 años antes.
Por su mente no pasaba que de no obtener empleo ahí, y para poder ejercer su oficio,
tendría que salir de su pueblo natal, emigrar e ir a residir en alguna ciudad que contara con
clínicas u hospitales dotados con los equipos de radiodiagnóstico que él podía manejar. Esta
visión estaba perfectamente clara para su tía política, la de la frase apocalíptica: “tu ya no
perteneces aquí”.
En los años siguientes, la cruda realidad confirmaría el planteamiento de aquélla buena
mujer: el joven técnico, obtuvo empleo en diferentes ciudades del Bajío, de la capital de la
república y del estado de Puebla. Sus regresos a la casa materna se fueron espaciando, la
amistad con los amigos de la infancia y los compañeros de la escuela se fue diluyendo, y el
vínculo con la tierra y las actividades agropecuarias también se debilitó.
2. El reencuentro y las dudas por la pertenencia
Diez años después, por azares del destino, el migrante campesino había obtenido un título
universitario en ciencias sociales y ya no ejercía su oficio técnico. Su visión del mundo se
había ensanchado mediante el aprendizaje en aulas y el contacto con sociedades rurales
y grupos indígenas. La sensibilidad hacia la cultura propia, alterada por el contacto con el
modo de vida urbano, experimentó un proceso de reconfiguración, propiciando un nuevo
acercamiento a sus orígenes, que se materializó con su participación en la defensa de las
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propiedades agrícolas familiares, durante un proceso de expropiación impulsado por las
autoridades ejidales de su pueblo natal a finales de los años ochenta.
En aquella ocasión, las autoridades ejidales recordaron un decreto presidencial de 1924,
que asignó carácter de ejido tanto a las tierras de labor expropiadas a las haciendas circunvecinas (San Miguel, San Serafín, San Bartolo), como a los terrenos del fundo legal donde
estaba asentada la población desde hacia centurias.
Amparados en tal decreto, y apoyados por las instituciones agrarias así como por el poder ejecutivo estatal, las autoridades ejidales de Tequequilpan, lograron la expropiación de
las pequeñas propiedades que detentaban algunos vecinos, entre ellas: las 6 hectáreas de
la parcela denominada La Trinidad que perteneció al abuelo materno del migrante campesino convertido en antropólogo.
El desenlace desfavorable de esta disputa, marcó un segundo momento de ruptura identitaria: ¿cómo seguir perteneciendo a una comunidad que se había unificado para privar
de una posesión agraria a la familia? Si bien, era de reconocerse que hubo un ofrecimiento
(desestimado por sus padres) de conservar la parcela bajo el régimen de ejido, y que el
gobierno del estado pagó una indemnización a los particulares, las rencillas que se crearon
con varios vecinos, y el dolor de ver perdida la posesión, propiciaron un nuevo distanciamiento hacia el resto de la población.
Por otro lado, la reinserción identitaria del flamante licenciado en ciencias sociales, se
dificultó aún más ante los brutales cambios ecosistémicos y culturales que generó la modernización productiva en la región: la implantación del monocultivo cebadero y el paquete
tecnológico correspondiente (maquinización, uso de energía fósil, agroquímicos); así como
la acción impune de los mixioteros, contribuyeron a provocar la eliminación de la planta de
maguey, los cultivos asociados, las semillas criollas, el abono orgánico, y la biodiversidad
local.
Los herbicidas, insecticidas y fungicidas, utilizados para el control de las malezas y las
plagas, estaban arrasando con plantas comestibles y medicinales, con una gran variedad de
fauna silvestre, y provocaban fuertes intoxicaciones entre la población campesina. La siembra obligada de semillas híbridas y de maíz blanco, desplazó diversas variedades criollas,
generando la pérdida de una fortuna genética y del conocimiento campesino.
Los suelos agrícolas dejaron de recibir abono orgánico y perdieron la protección de las
cercas de maguey, lo cual propició la disminución paulatina de su capacidad productiva y facilitó la acción erosiva del viento y el agua. Incluso, la falta de los esquilmos o rastrojos que
dejaba la producción agrícola tradicional, obligó a los ganaderos a ejercer mayor presión
sobre los exiguos pastos de las tierras comunales situadas en los montes.
Paralelamente, se daba la modernización, industrialización y urbanización de la cabecera municipal y los pueblos administrativamente sujetos a ella, si bien había dotado a
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sus habitantes de una serie de servicios sanitarios, educativos y de comunicación: drenaje,
agua potable, clínicas, escuelas, carreteras vecinales, trajo consigo graves consecuencias
ambientales como la producción de crecientes volúmenes de basura arrojada en tiraderos
a cielo abierto o en las barrancas, y la generación de aguas residuales vaciadas también en
las barrancas.
Estos fenómenos eran poco visibles ante la relativa bonanza económica de una población campesina que aún recibía diversos apoyos del gobierno federal y sus instituciones:
créditos y seguro agrícola, precios de garantía, asistencia técnica, y que había logrado incorporar en las décadas de los años setenta y ochenta, a muchos de sus hijos en las modestas
fábricas del municipio, en el complejo industrial de San Bernardino, Contla, o en la empresa
maltera que se asentó en la zona para comercializar la producción cebadera de la llanura.
Este relativo desarrollo económico y social de la región, llegó a su fin al iniciarse la década de los años noventa: a la quiebra de las industrias de San Bernardino, se sumó el retiro
del apoyo que el Estado mexicano había brindado a quienes Arturo Warman (1979), bautizó como “los hijos predilectos del régimen”: los campesinos.
El proceso de industrialización se retrajo y la agricultura quedó sujeta al juego de las
fuerzas del mercado, dejando como únicas opciones económicas a las actividades del comercio y los servicios, y provocando la emigración hacia otras entidades del interior del país
primero, y hacia los Estados Unidos y a Canadá posteriormente. En menos de un siglo, una
economía predominantemente agrícola, decaía sin poder sostener su intento de industrialización y se encaminaba hacia su tercerización.
Ante este panorama tan desfavorable, ¿por qué alguien querría mantener sus nexos
identitarios con el mundo que lo vio nacer? El idealizado paraíso de la infancia ya no estaba
ahí, los amigos se habían tornado enemigos, y un presente, bajo una mirada crítica advertía
de un futuro aciago.
3. Los esfuerzos por reinventarse y la debacle campesina
A comienzos del nuevo siglo, el “prófugo del arado” que por azares del destino, decidió
estudiar ciencias sociales, había cursado los estudios de maestría y estaba por alcanzar el
nivel doctoral. Eligió trabajar una línea de investigación sobre ambiente y cultura en sociedades campesinas e indígenas, y en las tesis de ambos posgrados, abordó diversos problemas socioambientales del municipio en que nació.
Pero mientras realizaba sus investigaciones, en el transcurso de la década de los noventa, los campesinos enfrentaban los efectos adversos de un Programa de Modernización del
Sector Agropecuario y Forestal (1988-1994), que declaraba el fracaso del minifundio ejidal
y la agricultura campesina por su incapacidad para abastecer el mercado interno, exportar
y generar divisas, así como su decreciente aportación (5 %) al Producto Interno Bruto.
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Se afirmaba también, que era necesario dar fin al rezago agrario, aclarar, de una vez por
todas a los “herederos de promesas”, que el reparto agrario había concluido, dar certeza
jurídica a los agricultores en activo, reconocer la personalidad jurídica de los núcleos de
población ejidal, y atraer la inversión hacia el campo.
Después de 75 años de existencia, el proceso de Reforma Agraria iniciado en 1917, llegaba a su fin en 1992, por la vía de las modificaciones jurídicas al artículo 27 constitucional y
la publicación de la Ley Agraria (LA).
Para poner en práctica las nuevas disposiciones jurídicas, se crearon nuevas instituciones: el Registro Agrario Nacional (RAN), la Procuraduría Agraria (PA), los Tribunales Agrarios
(Unitarios y Superior), y se echó a andar el Programa de Certificación de Derechos Ejidales
y Titulación de Solares (PROCEDE).
Con estos ajustes jurídicos, se esperaba que la inversión fluyera modernizando el sector
y reactivando la actividad productiva. Los críticos de esta reforma –a la que consideraban
contra reforma agraria– pronosticaron una galopante concentración de la tierra en pocas
manos como nueva forma de latifundismo.
Sin embargo, la ausencia de una política agropecuaria favorable a los productores mexicanos que acompañara los cambios jurídicos e hiciera posible la recuperación del sector, la
brutal devaluación del peso en 1994, y la apertura comercial impulsada a través del Tratado
de Libre Comercio, establecido con Estados Unidos y Canadá, entre otros factores, hicieron
de la agricultura una actividad económica de baja rentabilidad. ¿Para qué comprar tierra si
los costos de producción no se recuperan, o no permiten obtener ganancias significativas,
ante los bajos precios a los que se tienen que vender las cosechas de los productores nacionales? ¿Cómo ser competitivos sin subsidios federales y contando únicamente con el magro
apoyo de programas compensatorios como el PROCAMPO?
Al paso de los años, sólo la agricultura empresarial representada por algunos productores de hortalizas, flores de ornato, o frutas, obtuvieron éxito en el contexto de apertura
comercial predominante. La agricultura de subsistencia, por el contrario, no solamente se
estancó, sino que entró en proceso de franco retroceso.
En el centro del país y muy específicamente en la zona noroeste del estado de Tlaxcala,
el campo se descapitalizó, los hombres que se quedaron cultivando los campos envejecieron, las tierras perdieron progresivamente su materia orgánica, y la alta siniestralidad
climática fue haciendo cada vez mas riesgosa la actividad agrícola.
En este contexto tan desfavorable, en el transcurso del año 2004, el protagonista de esta
historia, vivió dos sucesos contrastantes: la obtención del grado doctoral y la muerte de
su padre, quien le designó como primer sucesor de su parcela ejidal, a la que todos en el
pueblo conocen como el “Llano del Tecuani”.
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Esta parcela, localizada en un Mal País (nombre que daban los españoles a los terrenos
montuosos y pedregosos), situado a tres kilómetros de Tequequilpan, tiene una superficie
cercana a las 10 hectáreas, pero solamente 6 de ellas son laborables; el resto forma parte
de montículos rocosos a los que localmente se les denomina Tlatellis, donde crecen algunos
encinos (Quercus sp.), arbustos como el tepozán (Budleja Lanceolata), plantas de matorral
xerófilo como nopales y biznagas, así como hierbas y pastos que sirven de alimento al ganado.
Foto 2. Los Tlatellis: santuarios en disputa
Fuente: fotografía del autor.
Ante el deceso del titular de esta parcela, en el transcurso del año 2005, el sucesor hizo
los trámites necesarios para adquirir los derechos sobre la misma, pero la dejó en arrendamiento hasta el año siguiente (2006). Para el año de 2007, el nuevo titular de la parcela
decidió trabajarla por sí mismo y probar suerte sembrando un cultivo comercial: árbol navideño.
Al tomar esta decisión, se dio cuenta de que este cambio de cultivo implicaba, entre
otras cosas, disponer de un capital inicial considerable, esperar alrededor de 7 años para
obtener dividendos del primer corte, contar con asesoría técnica para la selección de la
planta, así como la siembra, fertilización, poda y venta. También le quedó claro que era
necesario cavar un embalse que permitiera acopiar agua de lluvia para los riegos de la
plantación en época de estiaje, y que era imprescindible levantar una cerca perimetral que
impidiera el paso del ganado por el área sembrada.
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Es en este intento de encontrar una alternativa a la producción del monocultivo cebadero, cuyos efectos ambientales negativos ya hemos descrito, cuando el nuevo titular del
“Llano del Tecuani” recibió la notificación del presidente del Comisariado Ejidal (CE), de
que en el Reglamento Interno (RI) del ejido, se estipula que el ejidatario solamente tiene
derecho de uso sobre la superficie cultivable, mas no así sobre las áreas la piedra, la madera
seca o el heno que se encuentre en los tlatellis de la parcela, pues éstos pertenecen al ejido
como en las áreas de uso común.
Esta restricción interna, fue considerada por el afectado como una la limitación de sus
derechos de uso, y un problema de indefinición jurídica, que lo decidió a iniciar una controversia y a confrontar nuevamente sus raíces culturales e intereses económicos con los de
sus vecinos y compañeros.
4. El reclamo y el desafuero: la identidad a prueba
En febrero de 2008 el interesado acudió a la Procuraduría Agraria (PA) para solicitar su
asesoría e intervención, presentando un documento en el que, después de acreditar su personalidad como ejidatario en pleno uso de sus derechos, describía cómo en el apartado “A”
del artículo 16 del capítulo segundo (De los derechos y obligaciones de los ejidatarios) del
Reglamento Interno (RI), aprobado en Asamblea General de ejidatarios el 18 de septiembre de 1997, se estableció que: “…en aquellas parcelas donde se hayan asignado derechos
individuales, y se encuentre en estas tierras, piedra, leña muerta y heno, dichos recursos
seguirán siendo de uso común”. De igual manera, en el artículo 59 del capítulo séptimo (De
las tierras parceladas) se asentaba: “…en aquellas parcelas donde se encuentre piedra, leña
muerta y heno, seguirán siendo los recursos existentes en ellos de uso común. Una vez que
dicha superficie sea apta para las actividades agrícolas, los ejidatarios que tengan reconocidos derechos, pueden hacer el uso y disfrute de la misma”.
Estas disposiciones internas, continuaba reclamando el afectado, contravienen también
los artículos 76 y 77 sección 6ª (De las tierras parceladas), de la Ley Agraria (LA) vigente, que
otorgan al ejidatario el derecho de aprovechamiento, uso y usufructo de su parcela (artículo
76), y donde se señala enfáticamente que: “…en ningún caso la asamblea ni el comisariado
ejidal podrán usar, disponer o determinar la explotación colectiva de las tierras parceladas
del ejido, sin el previo consentimiento por escrito de los titulares” (artículo 77).
Partiendo de estas contradicciones jurídicas, el ejidatario en cuestión, solicitó a los funcionarios de la PA, su intervención para llevar a cabo la revisión, y en su caso, la modificación, de los apartados del RI que limitan los derechos de uso del propio demandante, y
otros ejidatarios, cuya parcela estaba en la misma situación.
La PA procedió a notificar a los miembros del CE, y éstos acudieron a una reunión de
avenimiento, realizada en las oficinas de la institución el 5 de marzo de 2008. Al enterarse
de la petición del quejoso, la rechazaron de inmediato y se dijeron incapaces de resolverla
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sin el acuerdo de sus representados, por lo que se decidió discutir el asunto en asamblea
general.
El 16 de mayo de 2008, en segunda convocatoria, se llevó cabo la asamblea general,
interviniendo en primer lugar el ejidatario afectado, quién públicamente manifestó que lo
dispuesto en algunos apartados del RI limitaba sus derechos de uso en la superficie parcelada de la cuál era titular, por lo que consideraba conveniente solicitar a la asamblea su
autorización para revisar, y en caso, modificar tales apartados.
Los representantes de la PA, por su parte, confirmaron que lo estipulado en algunos capítulos del RI, contravenía, en efecto, las disposiciones de la LA, cuyo carácter federal, la coloca por encima del RI; sugirieron la conveniencia de actualizar el RI, y aclararon que según
el artículo 61, sección tercera del capítulo segundo de la LA (De las tierras ejidales), el ejido
tuvo 90 días naturales posteriores a la resolución para impugnar que las áreas de los tlatellis, hayan quedado dentro de las superficies parceladas; a diez años de distancia; aclararon
que la asignación actual, como lo señala el artículo mencionado, es: “firme y definitiva” y
que ya no era jurídicamente procedente reclamarlas como tierras de uso común.
Los miembros del CE y otros ejidatarios intervinieron para reconocer los errores jurídicos
del RI y argumentaron que fue un error técnico del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), al realizar los trabajos cartográficos; plantearon que los demás
ejidatarios sabían y estaban de acuerdo en que la piedra, madera y heno de los tlatellis eran
de uso común, y propusieron una nueva medición antes que conceder el uso de los tlatellis
al actual demandante u otros ejidatarios que llegaran a plantear el mismo reclamo.
Ante este planteamiento, los funcionarios de la PA aclararon que no sería posible realizar
ninguna remedición sin el consentimiento escrito de los titulares de las parcelas, y que los
ejidatarios tendrían que pagar los trabajos técnicos, toda vez que el Programa de Certificación de Derechos Agrarios (PROCEDE) había concluido sus trabajos en Tlaxcala varios años
atrás.
Al conceder nuevamente el uso de la voz al demandante, éste planteó a la asamblea,
dos opciones más:
1. Una permuta; él dejaría la parcela con tlatellis a cambio de otra parcela con igual superficie localizada en áreas de la planicie.
2. Que le concedieran el cambio de régimen; de ejido a dominio pleno.
En relación al primer planteamiento, nadie manifestó interés y enfatizaron que en caso
de ocurrir, no sería por las 10 hectáreas que ampara el certificado parcelario del demandante, puesto que la superficie de los tlatellis (alrededor de 4 hectáreas) se consideraba como
tierra de uso común.
Con respecto a la segunda propuesta, uno de los ejidatarios –y líder del grupo caciquil
que ha dirigido las decisiones del CE– alzó la voz para decir: “¿Cómo se le va a autorizar
dominio pleno en el monte? Se quedaría con la tierra de cultivo y la piedra de los tlatellis.
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La piedra de los tlatellis en el monte es para nuestros hijos. En las tierras de la llanura se te
podría conceder, pero nunca en las tierras del monte”.
Se dio paso a la votación, y ésta fue apabullante: 2 votos a favor por 70 votos en contra
de revisar y / o modificar el RI, de concederle dominio pleno, o autorizar cualquier permuta
a favor del demandante. Para cerrar la reunión, los representantes de la PA conminaron al
demandante y los miembros del CE, a acudir posteriormente a sus oficinas para oficializar
el desestimiento del demandante o la continuación del proceso.
Al concluir esta primera batalla, un sentimiento de culpa y derrota invadió a Tetzahuitl.
La unión de los ejidatarios en defensa de los recursos que se consideran de uso común, aunque hayan quedado certificadas dentro de las áreas parceladas individuales, demostraba
una gran conciencia y solidaridad, la vitalidad de los lazos consanguíneos y de parentesco,
o en el peor de los casos, ilustraba el control caciquil de algunos líderes comunitarios y los
representantes ejidales. Él quedó exhibido como un tipo ambicioso que pretendía apropiarse de recursos considerados por los demás ejidatarios como de uso común, y entró en un
proceso de exclusión social y crisis identitaria.
Las dudas hicieron su aparición: ¿Las superficies de los tlatellis fueron segregadas del
área determinada como tierras de uso común en los procesos de dotación y ampliación?
¿La parcela paterna tenía una superficie menor antes de que el PROCEDE hiciera acto de
presencia? ¿Hay alguna institución pública que pueda obligar al ejido a revisar y / modificar
el RI, o es una atribución exclusiva del ejido? ¿Se había concedido dominio pleno a algún
vecino antes que él? ¿Convendría vender la tierra heredada para evitar mayores confrontaciones, aunque esto significara firmar su desarraigo?
Al paso de los días y los meses, el sentimiento de culpa y las dudas se fueron disipando.
Los miembros del CE y su Comité de Vigilancia no acudieron a firmar el acta de la asamblea
realizada en mayo de 2008 y cuando el visitador agrario se las envió, no la devolvieron,
argumentando que no estaban de acuerdo con la redacción, se supo que ellos azuzaron a
los campesinos para que fueran a votar en contra, y ya había antecedentes de otros peticionarios a quienes la asamblea ejidal concedió dominio pleno.
Por otra parte, la revisión de la Carpeta Básica del ejido, el Historial Agrario y el expediente de Usufructo Parcelario Ejidal (del año 1989), radicados en el archivo de la Delegación Tlaxcalteca del Registro Agrario Nacional le permitieron comprobar que:
• Las 92 hectáreas de uso común, eran resultado de la suma de 36 hectáreas de superficie cerril, otorgadas al ejido en la dotación de 1924, y más otras 56 hectáreas –también
cerriles–, obtenidas en la ampliación de 1937. Los tlatellis situados dentro de las tierras
parceladas nunca fueron contemplados como tierras de uso común.
• La unidad mínima de dotación en la región era de 3 hectáreas y la máxima de 8 hectáreas laborables; la parcela del “Llano del Tecuani” –comenzada a trabajar por el padre de
Tetzahuitl en 1960– solamente tiene 6 hectáreas laborables y casi 4 hectáreas de tlatellis.
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• Esta parcela formó parte de una superficie de 80 hectáreas aproximadamente, que en
la ampliación de 1937 fue respetada a favor de la ex hacienda de San Serafín, pero el abandono de los dueños, provocó que los campesinos sin tierra de los ejidos de Coaquilpan,
Tequequilpan, y Cuautlan, los tomaran en posesión y los abrieran al cultivo en la década
de 1960.
• Después de 30 años de posesión, la Secretaría de la Reforma Agraria, en cumplimiento
de una resolución de la Comisión Agraria Mixta emitida en septiembre de 1990, reconoció
el derecho de los posesionarios, expidiendo los certificados de derechos agrarios respectivos, garantizando el uso y disfrute de los derechos concedidos por la Ley Federal de la
Reforma Agraria todavía vigente.
Contando con esta información, y con base en el artículo 5°, capítulo IV del Reglamento
Interior de la Procuraduría Agraria, el 13 de junio de 2008, Tetzahuitl decidió solicitar a la
Delegación Tlaxcalteca de esta dependencia federal, el nombramiento de un árbitro ante
el cual las partes involucradas, presenten sus pruebas y realicen los alegatos correspondientes. A finales del mes de julio de ese año, la PA contestó negativamente la petición,
notificando al promovente que este procedimiento solamente surte efecto, si ambas partes
están de acuerdo en solicitarlo.
Tetzahuitl procedió entonces a invitar por escrito al presidente del CE, a someterse al
procedimiento de arbitraje, garantizando que aceptaría el veredicto cualquiera que este
fuera. Esta propuesta, elaborada a mediados del mes de agosto del año 2008, no fue contestada por la autoridad ejidal, que de esta manera dejó de manifiesto su falta de disposición para participar en un procedimiento que avizoraba como desfavorable.
Sin embargo, hubo una reacción a la propuesta de arbitraje. El 9 de septiembre de ese
mismo año, el nuevo visitador agrario de la PA, giró un citatorio a Tetzahuitl, donde se le invitaba a comparecer para responder una imputación de los miembros del CE y del Consejo
de Vigilancia, donde se le acusaba de una presunta invasión “…por parte de la parcela (sic)
dentro de las tierras de uso común número 2 del mismo núcleo agrario”.
Atendiendo al citatorio, el presunto invasor acudió a la reunión, donde quedó claro que
no había invasión alguna, sino un diferendo en la forma de entender si los tlatellis situados
dentro de la superficie parcelada amparada por el certificado de derechos agrarios del acusado, podían ser aprovechados por él, o si los demás ejidatarios podían utilizarlos siguiendo
la idea de que pertenecían a todos según lo estipulado en el RI.
Al ver que este mecanismo de presión se venía por tierra, el secretario del CE, con el
coraje a flor de piel dijo: “Antes de que empezaras con esto, había paz social en el ejido. Tú
lo que quieres provocar son conflictos. Deberías aprovechar lo que sabes en beneficio del
pueblo y no para perjudicarlo”. Su exabrupto fue secundado por el presidente del Consejo
de Vigilancia, quien en un arranque de rabia y alzando la voz, le dijo a Tetzahuitl: “Bueno, tú
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que reclamas si ya ni vives aquí, ya no eres de aquí. Lo que pasa es que te quieres adueñar
de lo que no te ha costado”.
Casi treinta años después de que la tía Alicia le dijera que él ya no pertenecía a su pueblo, que ya era otro por haber estudiado, porque para ejercer su oficio tendría que vivir en
la ciudad, otras voces le decían que la gente del pueblo ya no le reconocía como parte de
ellos.
5. La exploración de otros caminos y los nuevos diferendos
Antes de concluir la reunión donde citaron a Tetzahuitl, acusándolo de invadir tierras de uso
común, los acusadores manifestaron su decisión de promover una nueva medición de las
tierras parceladas que cuentan con tlatellis, y le ofrecieron otorgarle un certificado de uso
común adicional para que, al término del procedimiento, pudiera seguir detentando –bajo
tal modalidad– parte de la superficie en disputa.
Tetzahuitl aceptó someterse al procedimiento y “devolver” los tlatellis a las tierras de
uso común del ejido, siempre y cuando todos los ejidatarios que están en la misma situación otorguen su consentimiento por escrito y en asamblea general se apruebe el cambio
de destino de estas superficies. Los miembros del comisariado aceptaron el reto, comprometiéndose a tener dicho consentimiento en un plazo de dos meses.
Antes de que concluyera el mes de septiembre, los funcionarios de la PA, cumpliendo
con sus funciones conciliatorias, citaron a las partes para llevar a cabo una reunión informativa, escuchar los avances de las gestiones hechas por los representantes del CE y explorar
nuevas opciones.
En la reunión los representantes del CE reconocieron la imposibilidad de que el cien por
ciento de los ejidatarios cuyas superficies parceladas cuentan con tlatellis, estuviesen dispuestos a aceptar una nueva medición y menos aún, a devolverlos. Reconocieron también
la dificultad extrema que tendría el ejido para pagar los costos de una nueva medición,
puesto que no todos los ejidatarios estarían dispuestos a cooperar para tal fin.
Los funcionarios de la PA, insistieron en los altos costos de esta propuesta, así como las
dificultades técnicas y administrativas que tendrían que enfrentar y procedieron a explicar
las ventajas de que el ejido transite hacia el régimen de dominio pleno:
• Se obtiene mayor seguridad jurídica.
• Se puede heredar a varios beneficiarios (a diferencia del ejido que exige transferir los
derechos a un solo sucesor).
• Permite vender fracciones de la parcela (a diferencia del régimen ejidal que por restricciones del artículo 91 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, considera
irregulares estas operaciones permitiendo solamente la enajenación de la superficie total),
a un precio comercial más elevado.
• Puede ser ocupada para construir vivienda propia
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Ante este panorama, y en el afán de resolver la controversia, preguntaron a los representantes del CE y del Consejo de Vigilancia, si estarían dispuestos a conceder el dominio pleno
al inconforme, a cambio de que éste, en una operación posterior, enajenara los tlatellis a
favor del ejido como tierras de uso común.
Los interpelados, sin salir de su sorpresa e incredulidad, preguntaron a su vez a Tetzahuitl si él estaría dispuesto a hacer este pacto de caballeros, y hasta llegaron a considerar
que esta medida podría permitir recuperar, los tlatellis de todos los ejidatarios con tierra
en el monte.
Tetzahuitl aprovechó la oportunidad para manifestar lo injusto de las acusaciones de que
había sido objeto:
“Me han dicho que por que tuve que emigrar, ya no me reconocen como parte del pueblo,
que he invadido tierras de uso común, y que me quiero quedar con lo que no me ha costado.
Yo les digo que en igual condición están decenas de vecinos que han tenido que emigrar
por necesidad, pero igual que yo visitan la comunidad periódicamente. ¿Si no se vive en el
pueblo los 365 días del año, se deja de pertenecer a él? Por otro lado, si yo soy considerado
invasor, los otros 20 compañeros que tienen parcelas con tlatellis en el monte son también
invasores, ¿o no? Y bueno, para que no se diga que me quiero quedar con lo que no me costó, acepto la propuesta de los ingenieros; estoy dispuesto a pagar los costos del notario para
adoptar el dominio pleno”.
Ante esto, los representantes ejidales solicitaron a los funcionarios de la PA, la realización de una asamblea informativa en Tequequilpan, en la cual los demás compañeros serían
enterados de las dificultades para hacer una nueva medición, así como de las ventajas de
conceder el dominio pleno a Tetzahuitl (y otros vecinos que así lo quisieran) para resolver
el diferendo y “recuperar” los tlatellis. Consideraron que la primera convocatoria se podría
emitir para mediados del mes de octubre y la segunda convocatoria para el mes de noviembre.
Si esto se llevaba a cabo, antes de que concluyera el año 2008, o en los primeros meses
del año siguiente, se podría efectuar una asamblea de formalidades especiales de carácter
cerrado –donde se intentaría conceder el dominio pleno a Tetzahuitl y otros posibles interesados en el cambio de régimen– o bajo la modalidad de asamblea abierta, donde cualquier ejidatario interesado o todos los ejidatarios, podrían solicitar la adopción del dominio
pleno.
En cualquier caso, para que la resolución a la que se llegara tuviera validez, se recordó a
los presentes, que de acuerdo al artículo 26 de la LA, se requeriría la asistencia de las tres
cuartas partes de los ejidatarios en primera convocatoria, o la mitad más uno de los ejidatarios en cualquier asamblea extraordinaria posterior, y que para validar las resoluciones –de
92
acuerdo al artículo 27– sería necesario el voto aprobatorio de las dos terceras partes de los
asistentes a la asamblea.
A pesar de que la propuesta de los funcionarios de la PA, pareció despertar el interés de
los representantes ejidales, Tetzahuitl no dejó de advertir que en caso de que no se pudiera
avanzar por esta vía, el se vería obligado –como última opción- a llevar su caso ante los
Tribunales Agrarios contando con la representación legal de la PA, toda vez que él fue el
primero en demandar la asesoría de esta institución, quedando como opción alterna, solicitar los servicios de la Dirección de Asuntos Agrarios y la Consejería Jurídica del Ejecutivo
del Estado de Tlaxcala.
Este planteamiento tuvo rápida respuesta del presidente del Comisariado Ejidal:
“Ya habías de dejar las cosas como están. ¿Cuándo crees poder contra todo el pueblo y sus
usos y costumbres? Si te vas al Tribunal, nos traemos 3 o 4 camiones llenos de gente, y vamos
a ver si los empleados no fallan en nuestro favor, o como no tenemos dinero, con que no
vengamos, y a ver quién nos obliga”
En medio de este clima tenso, los representantes ejidales citaron la asamblea acordada
a mediados de octubre (primera convocatoria) y a principios de noviembre (segunda convocatoria), sin poder alcanzar el quórum legal en ninguna ocasión, ante lo cual, alguno de
los ejidatarios presentes, propuso que la siguiente convocatoria se pospusiera ¡para el mes
de enero del año siguiente pues la gente estaría muy ocupada con las fiestas de fin de año!
La propuesta fue aceptada, y solamente hasta la segunda convocatoria, el 11 de febrero de
2009, se llevó a cabo la pretendida asamblea informativa, contando con una asistencia de
apenas 25 ejidatarios.
Anotado como tercer punto de la orden del día, los funcionarios de la PA, desglosaron
las ventajas del régimen de dominio pleno, sin poder despertar el interés de la gente. Este
nuevo fracaso, llevó a Tetzahuitl, a deducir que los representantes ejidales (curiosamente
apellidados igual), de motu propio, o acatando instrucciones de los líderes locales, decidieron no propiciar una asistencia numerosa que se sensibilizara con la información sobre el
régimen de dominio pleno, evitando con esto, la multiplicación de los interesados en redefinir el uso de los tlatellis en las tierras parceladas del Mal País.
Apostaron al silencio, a jugar con el paso del tiempo, pues siendo ellos quienes solicitaron la celebración de la asamblea, dejaron que transcurrieran casi cinco meses, para
llevarla a cabo, en la segunda convocatoria extraordinaria, y sin estimular la asistencia. Por
ello al término de la reunión, el secretario del CE dijo a Tetzahuitl: “Pues ya ves, la gente no
responde, no le interesan las asambleas ni el ejido. A este paso nunca habrá quórum para
celebrar asambleas donde se tengan que tratar peticiones de dominio pleno. Ni modo”.
93
6. La vida nos da sorpresas
A un año de haber iniciado los trámites, y a pesar de los intentos conciliadores de la PA, Tetzahuitl estaba nuevamente como al principio y enfrentado con las autoridades ejidales, los
caciques del pueblo, y muchos ejidatarios que habían comprado la idea de que los tlatellis
eran de uso común, y para no perderlos, convenía no modificar el RI, ni conceder dominio
pleno a ningún solicitante que tuviera su parcela en el Mal País.
El abanico de opciones seguía intacto, mostrando sus conveniencias y sus inconvenientes:
I. Dejar las cosas como estaban. Esta decisión representaría asumir la derrota, aceptar la
ilegalidad jurídica del RI, aceptar el usufructo de 6 hectáreas laborables y permitir el aprovechamiento comunitario de los recursos naturales presentes en las otras 4 hectáreas; todo
a cambio de mantener una pertenencia, más o menos tolerada, de los demás ejidatarios y
sus líderes.
II. Volver a intentar que los representantes ejidales acepten el procedimiento de arbitraje agrario; opción con muy pocas posibilidades de ser aceptada una vez que ellos están
consientes de que el marco legal no les favorece.
III. Vender la parcela; alternativa económicamente poco atractiva toda vez que el posible
comprador pagaría por la superficie de uso agrícola, pero no por los tlatellis, y adicionalmente, esta operación contribuiría a profundizar su desarraigo.
IV. Iniciar la demanda ante los Tribunales Agrarios, para que se reconocieran sus derechos de aprovechamiento integral de la superficie amparada por el certificado parcelario
expedido en 1992 a favor de su padre, y transferida a su favor en 2005. Teniendo altas
probabilidades de ganar la demanda, el fallo favorable de los jueces significaría conservar
la parcela pero bajo el régimen ejidal, y la posible orden judicial de revisar y modificar el
RI, le haría ganar muchos enemigos en el ejido. Seguiría siendo ejidatario, pero con el alto
costo de tener a los compañeros y vecinos en contra. La inclusión forzada se traduciría en
una exclusión de facto transformando el triunfo en derrota.
V. Impulsar ante los representantes ejidales y los funcionarios de la PA la petición de
dominio pleno, prometiendo enajenar posteriormente los tlatellis a favor del ejido como
tierras de uso común; propuesta de difícil concreción habida cuenta del poco interés manifestado por otros ejidatarios que temen al pago de impuestos, a la desconfianza manifestada por los miembros del CE en que Tetzahuitl cumpliera la palabra empeñada, y la misión
casi imposible, de cumplir con los requisitos de quórum que establece la LA para realizar
una asamblea de formalidades especiales.
Es en este contexto, cuando inesperadamente se acercaron a Tetzahuitl varios ejidatarios cuyas parcelas cuentan con tlatellis y están localizados el Mal País. Al parecer no se
habían acercado porque no les interesaba la revisión de un RI que ni siquiera conocían, y
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cuya modificación representaba tener problemas innecesarios con autoridades ejidales y
vecinos con quienes se sostienen relaciones consanguíneas, de amistad o trabajo.
Intentar, por el contrario, el cambio del régimen ejidal al régimen de dominio pleno, les
resultó atractivo por las ventajas que representaba: certeza jurídica, mayor valor de la tierra
para efectos de renta o venta, posibilidad de fraccionarla con fines de venta o herencia,
derecho a cercarla, explotar la piedra, reforestar los tlatellis, construir su vivienda en la
parcela.
De esta manera, en el transcurso del mes de marzo, la primera decena de ejidatarios con
tierras en el Mal País, han comenzado a reunirse e invitar abiertamente a otros interesados
potenciales, para solicitar a los representantes ejidales la celebración de una asamblea general donde pongan a consideración del pleno, su solicitud de cambiar de régimen.
Alcanzar este objetivo permitiría a los interesados, incluido Tetzahuitl, que aunque el
RI no sufra cambios y siga siendo respetado por los ejidatarios que deseen conservar tal
status, ellos ya no estén limitados en su derecho de uso sobre la superficie que amparan los
certificados parcelarios.
Una iniciativa solitaria parece haber despertado al monstruo dormido, alterando la paz
de un régimen ejidal de casi un siglo de duración. El exorcismo al ejido parece tener altas
perspectivas de éxito, y el arropamiento que ahora está teniendo Tetzahuitl, le está permitiendo recuperar su sentido de pertenencia y le augura tener el reconocimiento social que
el mismo puso en jaque por un arranque tan insensato –por aislado– como arriesgado (por
tocar los intereses de los caciques locales que controlan las decisiones de la gente a través
de préstamos onerosos, rentas paupérrimas y compras irregulares).
La sentencia varias veces repetida: “tú ya no perteneces aquí” y el grosero intento de
desafuero, parecen revertirse ante la tozudez del sujeto alrededor del cual se teje esta historia aún incompleta. Por otra parte, y en el marco de este mismo proceso, la solidez y
permanencia del régimen ejidal parece venirse abajo, abriendo a la discusión si la función
histórica del ejido como célula social y de producción rural, ha llegado a su fin.
El resultado de esta disputa, marcará también, con el ejemplo de los tlatellis, el destino
de los recursos comunes: ¿Fue la modalidad ejidal y la necesidad de los pastores y ganaderos, la que permitió su conservación, o fue la incapacidad técnica de los ejidatarios la
que impidió explotar los materiales pétreos que habrían terminado con estos codiciados
relictos naturales? ¿Bajo el régimen de dominio pleno, los particulares los conservarán y
reforestarán, o harán efectivos los temores de los ejidatarios quienes auguran una rápida y
cruenta sobreexplotación? ¿Los actuales representantes del CE cumplirán su amenaza de
iniciar la explotación de la piedra volcánica antes de que el cambio de régimen, beneficie a
los particulares?
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Si la vida lo permite, y hay tiempo y modo, el autor de esta crónica, habrá de relatar la
trayectoria de este proceso.
Conclusiones provisionales
El ejido, como institución social, no quedó inerme después de las reformas jurídicas en
materia agraria de 1992: en el artículo 27 constitucional se reconoció la personalidad jurídica y el patrimonio propio de los núcleos de población ejidal, concediéndoles la facultad
de autoregularse a través de su Reglamento Interno; se otorgó a los ejidatarios el derecho
de asociación con terceros o con el Estado, así como el derecho de transmisión y enajenación de sus derechos parcelarios, abrió también la posibilidad de cambio de régimen en la
tenencia de la tierra (del régimen ejidal al dominio pleno) y sostuvo a la asamblea general
como el órgano supremo.
Tanto para decidir el destino y uso de las tierras de uso común (en la formación de sociedades mercantiles por ejemplo), como para aprobar las solicitudes de los particulares interesados en adquirir el dominio pleno sobre su superficie parcelada, se concede a la asamblea general el papel protagónico y en apariencia nadie podría estar en contra de esto.
Sin embargo, como se ha descrito en este documento, la claridad de la normatividad
jurídica, no evita contradicciones e incompatibilidades como las que están planteadas en el
RI del ejido de Actipac –capítulos sobre derechos y obligaciones de los ejidatarios y de las
tierras parceladas– y los lineamientos que se consigna a este respecto en la LA.
Evidentemente, en el caso de este ejido, los intereses internos, condujeron a elaborar un
RI “a modo”, que restringe el derecho de uso de los individuos en las tierras parceladas de
monte, en beneficio, un tanto aparente, de las necesidades comunitarias. No deja de sorprender que la redacción del RI no haya sido objetada por la PA y que el RAN lo inscribiera
sin objeción.
Por otro lado, el espíritu democrático de la asamblea general, no alcanza a cumplirse
cuando la asistencia y la votación son generalmente inducidas, empujadas o desalentadas
por los líderes ejidales; neo caciques pueblerinos de nuevo cuño que otorgan favores y
préstamos para controlar las decisiones de los ejidatarios más necesitados y menos informados.
Cuando se da esta combinación mortal, la asamblea general de ejidatarios, y la reglamentación interna, se erigen en murallas infranqueables que mantienen al individuo como
un prisionero para el que no hay salida fácil: abrir un boquete en los muros, o intentar escalarlos, puede significar el exilio simbólico e incluso real, la transformación de su sentido
de identidad histórico y territorial. Los propios le ven como ajeno, y él deja de reconocerse
como parte de los que ahora mira como los otros.
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Por todo esto, a partir del relato de un caso particular, asociado a los avatares de la
institución ejidal en tierras del altiplano central mexicano, es posible asomarse a la contradicción latente entre el dominio público y privado de las tierras de uso común, y el aprovechamiento privado y público de las tierras parceladas, en un núcleo de población ejidal que
quiere seguir siendo ejido, al que no le atrae mayormente el régimen de dominio pleno.
A más de quince años de las reformas jurídicas agrarias, y cuando todas las presiones
externas parecieran predecir el fin del régimen ejidal, esta célula de organización social y
productiva se niega a desaparecer, sostenida por sus grupos de poder (a los que conviene
un régimen que les permite rentar y comprar tierras baratas), por su reglamentación interna (inamovible sin un juicio agrario que sea favorable a algún ejidatario descontento), y por
los mecanismos internos de control sobre las decisiones de la asamblea general ejidal.
A este esquema de funcionamiento interno, que opera a favor de la reproducción social
del ejido, es necesario agregar las limitaciones normativas de las instituciones que intervienen en los conflictos, como es el caso de la PA cuya función, meramente conciliadora, no
permite alcanzar la resolución de los mismos.
Así pues, en la región donde se desarrolla esta historia, el problema del desarrollo rural
–toda vez que la industrialización no ha prosperado y a pesar de que han crecido la maquila
doméstica, el comercio, los servicios, la migración y el tráfico de sustancias prohibidas– es
todavía una cuestión relevante. Los campesinos, dedicados esencialmente a la producción
de cebada maltera, siguen aferrados a la tierra con la esperanza de que vendrán tiempos
mejores y con la convicción también, de que no hay para ellos otro lugar mejor a donde ir.
La adopción del régimen de dominio pleno y la aportación de tierras de uso común para
la formación de sociedades mercantiles, que implican la privatización del régimen social y la
capitalización de los bienes comunales, parece difícil de darse en el corto plazo, si se toman
en cuenta las inercias y motivos, los mecanismos de control que aún operan en los ejidos;
esas estructuras socioproductivas que emanaron de una revolución agraria que está cerca
de cumplir su primer centenario de existencia.
Glosario
Angarilla: Instrumento de elaboración rústica que utilizaban los campesinos para transportar, a lomo de burro, las pencas secas del maguey hasta sus casas, donde
las utilizaban como combustible para alimentar el fogón donde se cocinaban
los alimentos. Consistía en dos rectángulos de madera ensamblados entre sí, y
una red de ixtle colocada en cada rectángulo, donde se depositaba la leña en
cuestión.
Arcina: Nombre utilizado por los campesinos para definir el zacate compactado con el que
se alimentan los equinos –caballos, mulas, asnos– y los bovinos; vacas. Parece
un localismo que proviene del verbo hacinar.
Iztacuilli: s. gusano blanco del maguey (metl) que se extrae de las pencas.
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Ixtetete: Adj. v. Deteriorado, estropeado. Objetos prehispánicos de cerámica u obsidiana a
los que la gente no asignaba ningún valor.
Chinicuilli: s. gusano rojo del maguey (metl) que es extrae del tronco (metzontli).
Tecuani: s. Fiera, devorador de hombres.
Tetzahuitl: s. v. Espanto. Nombre dado al dios Huitzilopochtli.
Tlatelli: s. Altura, montículo, elevación, cerro con piedras.
Tlaxcalli: s.v. Tortilla, pan de maíz (Simeón, 1997: 696).
Tlachiqueros: s. pl. Oficiales encargados de raspar el maguey y preparar el pulque… antiguamente se les llamaba a tecuatlachique.
Tlecuilli: s. Hogar del fuego, el fogón donde se cuecen los alimentos.
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99
Propuesta para recategorizar como
Parque Nacional las Cascadas de Agua Azul,
Chiapas, México
Carlos Melo Gallegos
Naú Silverio Niño Gutiérrez
Resumen
El estudio hace énfasis sobre la grave y compleja problemática que afecta al: Área Natural
Protegida Cascadas de Agua Azul, afectada por: su incongruencia jurídica respecto a su
actual categoría de manejo (área de protección de flora y fauna), el evidente abandono
oficial en su gestión administrativa y el avanzado impacto ecológico traducido en deterioro
de recursos naturales y alteración paisajística; diagnóstico con base en el cual dicha área se
redelimita, rescatando los valores naturales más sobresalientes y cuyos atributos para fines
de manejo planificado, facultan a recategorizar a las Cascadas de Agua Azul bajo la figura
protectiva de Parque Nacional.
Introducción
La naturaleza pródiga de nuestra República Mexicana, dotó en lo particular al estado de
Chiapas con vastos y diversos recursos biológicos y físicos que enmarcan un valioso legado
histórico-prehispánico y expresiones culturales, atributos que a nivel nacional, confieren a
dicha entidad federativa quizá la mayor riqueza en variedad ecosistémica, climática, hídrica,
de suelos y paisajes naturales. Sin embargo, a Chiapas también lo agobian índices de extrema pobreza y rezago social reflejados en altas tasas de deforestación, alarmante pérdida de
biodiversidad, procesos erosivos y deterioro paisajístico.
Actualmente Chiapas es vanguardista en el establecimiento de Áreas Naturales, contabilizando 16 integrantes del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SINAP), hoy tuteladas a nivel federal por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP). De tales
Investigador, Instituto de Geografía, UNAM, México. Correo electrónico: carlosmelo64@starmedia.
com
Docente/investigador, Centro de Investigación y Postgrado en Estudios Socioterritoriales (CIPES), UAGRO, México. Correo electrónico: [email protected]
101
áreas, seis ostentan categoría de Reserva de la Biosfera, tres de Parque Nacional, dos de
Monumento Natural, cuatro de Protección de Flora y Fauna Silvestres, y una de Santuario.
Adicionalmente Chiapas ha declarado a nivel estatal una variada gama de reservas
naturales que suman 46 áreas que, junto con las de carácter federal, representan el 17%
(1,265,465 has.) del territorio estatal (http://www.conanp.gob,mx). Como medida tendiente a garantizar y consolidar el enorme y rico potencial que aún ostenta Chiapas, el gobierno
del Estado ha puesto en marcha el Programa de Ecología y Recursos Naturales 1995-2000,
el cual destaca la protección de áreas naturales, como alternativa prioritaria que asegure
la preservación de los recursos y el mantenimiento de los ciclos naturales, para optimizar
los procesos productivos y el desarrollo sustentable; siendo también sitios idóneos para el
desempeño de actividades científicas, educativas y ecoturísticas (COPLADE, 1995).
1. Justificación y Objetivo
Las Cascadas de Agua Azul, al igual que muchas otras áreas naturales del estado y del país,
enfrentan múltiples impactos ambientales, paradójicamente surgidos e incrementados a
partir de 1980, año en que dicha región geográfica se declaró “Zona de Protección Estatal
y Refugio de la Fauna Silvestre” (Diario Oficial de la Federación, 29 de abril de 1980), cuyo
decreto invoca disposiciones de las entonces vigentes Ley Forestal y Ley Federal de Caza,
razón que derivó su tutela administrativa al subsector forestal de la ya desaparecida Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH).
En 1982 el manejo de la reserva se transfirió a la ya extinta Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), misma que en 1984 fundó el Sistema Nacional de Áreas Naturales
Protegidas (SINAP), en cuyo registro se confiere a las Cascadas de Agua Azul, categoría de
“Reserva Ecológica” (SEDUE, 1984), denominación que en 1988, al promulgarse la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEyPA), fue modificada por la de
“Reserva Especial de la Biosfera” (SEDUE, 1989).
Con motivo de las posteriores adiciones y reformas hechas a la LGEEyPA en diciembre de
1996, la anterior categoría de “Reserva Especial de la Biosfera” fue derogada, y en consecuencia, las Cascadas de Agua Azul y otras áreas quedaron legalmente sujetas a recategorización (SEMARNAP, 1996).
Históricamente, el conflictivo estado legal y sectorial que ha prevalecido sobre las Cascadas de Agua Azul, la han transformado en un área indefinida respecto al carácter de protección y manejo que debe otorgársele con apego a sus actuales características y potencial
natural. Esta circunstancia, previo estudio geográfico integral de la reserva, abre la posibilidad de que se actualice y promulgue una nueva declaratoria jurídica, estrategia entonces
contemplada en el Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas 1995-2000; la cual,
faculta llevar a cabo la modificación de límites originales, rezonificar el área y proponer la
recategorización idónea para su ulterior manejo (Ibídem, 1996).
102
El objetivo consiste en exponer los aspectos biológicos y geográficos que facultan declarar como Parque Nacional a las Cascadas de Agua Azul, Chiapas, México.
2. Método y técnicas de trabajo
En su proceso, el método incluye la realización de las siguientes acciones: frente a circunstancias que impidieron la consulta del polígono oficial de la reserva, este documento se
elaboró con apoyo de datos referentes al deslinde que cita el decreto correspondiente. Su
levantamiento tuvo el control geográfico de las hojas topográficas escala 1:50 000 Tumbalá
(SPP, 1983 y Yalajón INEGI, 1984), Chiapas. La poligonal resultante es aproximada, porque
no corresponde exactamente la transferencia de los datos con la base cartográfica utilizada.
La base cartográfica se construyó a escala 1:25 000, habiéndose elaborado dos mapas:
uno que precisa la topografía del relieve y la red fluvial, con trazo maestro de curvas de nivel
equidistantes 100 m. y complementariamente cada 20 m., y un segundo mapa que presenta acotamiento de curvas maestras, cuyo fondo destaca rasgos culturales (asentamientos
humanos, vías terrestres, aeropistas, etcétera).
El reconocimiento general de aspectos biofísicos, tuvo el auxilio cartográfico de fuentes
secundarias (mapas temáticos de geología, suelos y vegetación escala 1:50 000, INEGI).
Para cumplir la fase de diagnóstico ecológico-ambiental, aspecto sustantivo del estudio, se
construyó la carta hipsométrica a fin de visualizar la configuración del relieve como apoyo
para el mapeo de geoformas conspicuas.
Asimismo, se llevó a cabo fotointerpretación estereoscópica (fotografía aérea, vuelo
2000 del INEGI), y su ulterior verificación en campo, a efecto de identificar in-situ las condiciones de la vegetación en cuanto a patrones distributivos de masas forestales, grado de
coberturas arbóreas, estados sucesionales y usos de la tierra. La información aerofotográfica se restituyó a la carta base, cuantificándose los aspectos mencionados.
Acorde a la homogeneidad o discontinuidad del dosel arbóreo, se mapeó la vegetación
y se diagnosticaron las diversas condiciones de impacto ambiental, habiéndose establecido
cuatro niveles cualitativos (bajo, moderado, fuerte y muy fuerte), e identificado el o los factores antropogénicos de perturbación. Con apoyo del diagnóstico obtenido se identificaron
y jerarquizaron los espacios naturales, en función de atributos físicos, bióticos y escénicos,
aplicando como parámetro prioritario la densidad y grado de conservación que ostenta la
cubierta vegetal arbórea.
Bajo este criterio, cartográficamente se determinó la zonificación natural de la reserva y
se esbozaron las aptitudes del paisaje para responder a variados fines de manejo. Jerárquicamente el área se subdividió en las siguientes zonas: 1) Preservación para vida silvestre; 2)
Sobresaliente paisaje escénico-natural; 3) Aprovechamiento agropecuario; 4) Regeneración
de la cubierta vegetal primaria y 5) Asentamientos humanos.
103
Con base en la zonificación global de la reserva que en términos reales muestra el potencial natural aún rescatable, el polígono original se modificó para redelimitar el área y
excluyendo superficies que por razones de deterioro ambiental y uso del suelo, resulta inconveniente considerar patrimonio territorial de la reserva.
Esta acción finalmente conlleva a proponer: se recategorice el área en congruencia a su
actual condición ecológica, atributos paisajísticos y funciones ambientales.
3. Caracterización geográfica de la Reserva
a) Localización. La región denominada Cascadas de Agua Azul fue, en 1980, declarada por
causas de interés público y mediante decreto presidencial, “Zona de Protección Forestal y
Refugio de a Fauna Silvestre”, cubriendo 2580 has. comprendidas en la jurisdicción política
del municipio Tumbalá, Chiapas (Diario Oficial de la Federación, 29 abril de 1980). De acuerdo a la medición planimétrica del polígono levantado para la reserva, el área que señala el
decreto correspondiente se incrementó en 910 has. totalizando 3490 has., diferencia atribuible a lo confuso e impreciso de los datos consultados respecto a su ajuste cartográfico.
En tal virtud, para efectos del estudio, se respeta la superficie obtenida, lo cual no altera los
propósitos del mismo.
Geográficamente, la reserva se localiza al extremo noroeste de la Sierra Norte de Chiapas, posición limítrofe con las estribaciones meridionales de la Planicie Costera del Golfo. A
nivel local se circunscribe a las coordenadas extremas de 92° 05’ 30’’ a 92° 08’ 28’’ longitud
oeste de Greenwich y 17° 13’ 25’’ a 17° 19’ 10’’ latitud norte (Figura 1).
La reserva establece comunicación terrestre con el Estado y resto del país, a través de
la carretera federal 199 que regionalmente, interconecta a las poblaciones de Ocosingo y
Palenque.
b) Reconocimiento físico del paisaje. En la reserva predomina material geológico de origen marino, lo cual presupone que durante un largo periodo de tiempo estuvo ocupada por
mares someros, habiéndose depositado diversos organismos y materiales sedimentarios
que al consolidarse formaron rocas calizas (Cuanalo et al., 1989).
Durante fases ulteriores de evolución geológica hubo intensa actividad orogénica, causante del plegamiento y dislocación de los depósitos marinos, hecho ocurrido simultáneamente al ascenso progresivo de los fondos marinos continentales, proceso seguido por
etapas de erosión y sedimentación continental que actuaron hasta el periodo geológico
Cuaternario. Resultado actual de estos fenómenos es el afloramiento litológico dominado
por rocas calizas bien estratificadas y dispuestas básicamente en forma de bancos masivos y conglomerados, aunque también se presentan en lajas. El espesor máximo de este
material alcanza 800 m. y muestra coloraciones grisáceas y rojizas, textura por lo común
masiva e intercalaciones de núcleos fosilíferos delgados, compuestos principalmente por
104
dolomitas. Este material resistente a la erosión mecánica pero muy débil al ataque químico,
está conformado por los siguientes tipos de roca: calizas del Cretácico Superior que afloran
y ocupan casi la totalidad del sector cerril centro-oeste y el entorno sur adyacente al valle
fluvial de las cascadas. Rocas del Terciario Paleoceno constituidas por alternancia de calizas,
margas y lutitas que integran la porción cerril contigua al norte y este del valle fluvial. Rocas
de lutitas y areniscas del Eoceno con intercalaciones de limonitas y conglomerados que
afloran en un pequeño sector al este de la reserva (López, 1983).
Figura 1. Localización geográfica del área de estudio
República Mexicana
Estado de Chiapas
´
Area natural protegida
Cascadas de Agua Azul
Fuente: elaboración propia.
Un segundo material litológico corresponde al afloramiento aluvial del Cuaternario, resultante de la precipitación de carbonatos, habiéndose formado depósitos superficiales
producto de largos periodos erosivos actuantes sobre las estructuras geológicas primarias.
105
Acorde a sus características estos depósitos son de origen fluvial y coluvio-aluvial; los primeros afloran ostensiblemente en márgenes y zonas interfluviales del río Agua Azul y sus
cauces divagantes, ocupando el valle principal de la reserva; el depósito es muy variable
resaltando mantos arcillosos, arcilloarenosos, arenas, guijarros y cantos rodados. Los depósitos coluvio-aluviales, producto de la acción conjunta de procesos erosivos mecánicos
y químicos, afloran en la base de abruptos estructurales entre las paredes escarpadas (SEDESOL, 1994).
La intensa actividad tectónica a que han estado sometidas las estructuras de roca sedimentaria caliza se expresa en un relieve fuertemente plegado, fracturado y dispuesto en
bloques afallados y dislocados, relieve sobre el cual la acción climática extremosa con marcada estación húmeda (mayo-octubre) que concentra casi todo el volumen pluvial anual
superior a 2800 mm. y régimen térmico con medias máximas de 33 °C y medias mínimas de
18 °C, han favorecido la intensa acción de factores morfogenéticos niveladores del relieve.
Las formas características de este relieve son mesetas y laderas (Figura 2).
Las mesetas se localizan sobre crestas de pliegues anticlinales disponiéndose en forma
escalonada y de acuerdo con la altitud (Figura 3), al norte de la reserva incursionan dos
mesetas que ocupan el nivel hipsométrico más bajo del área (200 a 300 m.s.n.m.), mientras
que al sur, otras de mayor extensión quedan incluidas en rangos hipsométricos más elevados (300 a 500 m.s.n.m.).
En este relieve cerril el modelado cárstico por disolución química de las crestas, actúa
principalmente en zonas de parteaguas, donde el lento escurrimiento fluvial auspicia la
infiltración por grietas y fisuras, desarrollándose valles reducidos, por lo cual, la escasez
de colinas a manera de costras de carbonato de calcio secundario, evidencian la erosión
diferencial (SEDESOL, 1994).
La segunda forma del relieve cerril, y elemento típico del paisaje, son las laderas cuyo
gran vigor muestra frentes abruptos con valores de pendiente que van desde 13.5° (15%)
a más de 36° (40%), siendo comunes las paredes rocosas en las zonas inferiores de las laderas.
En la reserva, sólo las laderas con amplia exposición horizontal y por ende, menos pronunciadas que se ubican en el sector norte, están surcadas por corrientes de régimen intermitente que forman barrancos de escasa profundidad con cabeceras en proceso de erosión remontante. A excepción de escasas corrientes que se insuman antes de establecer
contacto con la depresión fluvial creando vallecitos ciegos, los restantes cauces funcionan
como arroyos temporales y afluentes de los ríos Shumulá y Agua Azul. El factor pendiente
y la escasa cubierta vegetal han inhibido la formación de suelo, donde prevalecen litosoles
manifestados como afloramientos rocosos o muy próximos a la superficie.
106
Figura2. Mapa de principales rasgos geomorfológicos
Área Natural Protegida
Cascadas de Agua Azul, Chiapas
´
´
´
´
Fuente: mapa base elaborado con apoyo de las cartas topográficas, esc. 1:50 000. Hojas Tumbalá
(SPP, 1983) y Yajalón (INEGI, 1984).
107
Figura3. Mapa hipsométrico con rangos cada 100 metros
Área Natural Protegida
Cascadas de Agua Azul, Chiapas
´
Fuente: mapa base elaborado con apoyo de las cartas topográficas, esc. 1:50 000. Hojas Tumbalá
(SPP, 1983) y Yajalón (INEGI, 1984).
108
La segunda unidad geomorfológica en la reserva, es la depresión de tipo planicie aluvial
formada por procesos acumulativos de sedimentos que a través del tiempo geológico ha generado la acción erosiva del río Agua Azul, el cual surca amplia superficie cubierta por depósitos del Cuaternario. Esta planicie fluvio-acumulativa comprende los niveles hipsométricos
más bajos del relieve (100 a 300 m.s.n.m.), presentándose llanuras aluviales altas y bajas en
las que la geoforma predominante son terrazas antiguas que ocupan sitios adyacentes a las
riberas superiores o áreas deprimidas sujetas a inundación temporal o permanente, donde
se han desarrollado suelos de gley por sus características de hidromorfismo. En lo general,
el suelo presenta textura arcillosa y estructura amorfa que permite la instalación de plantas
hidrófilas riparias conformando así un medio de tipo palustre.
4. Diagnóstico evaluativo de la cubierta vegetal
La influencia que ejerce el medio físico sobre el ámbito de la reserva, determina un paisaje
de vocación forestal antaño expresado por exuberante desarrollo primario de selva alta
perennifolia, que es el tipo de vegetación más rica y compleja a nivel planetario, y según
menciona Rzedowski (1978), bajo condiciones de estado clímax, en esta comunidad predominan elementos arbóreos de follaje siempre verde, con tallas superiores a 25 m.; por lo
común muestra tres estratos arbóreos más o menos diferenciables, además del arbustivo
y herbáceo.
El estrato superior promedia 30 m. de altura con surgencia frecuente de individuos que
rebasan los 45 m.; los árboles son de troncos rectos pero ramificados en su mitad inferior,
con diámetros entre 40 y 80 cm. aunque algunos alcanzan dos y tres metros (ejemplo canshan y ceiba), las copas exhiben formas piramidales y esféricas (Ibiden, 1978).
El estrato arbóreo lo conforman gran cantidad de especies que se muestran como dominantes: Terminalia Amazonia (canshan), Schyzolobium parahybum y Ceiba pentandra, aunque también son frecuentes Tabebuia rosea, Callophyllum brasiliense, C. aesculifolia (bari),
Phithecellobium leucallyx (guanacastle), Dalium guianensis, Brosimum alicastrum (amón),
Manikara zapota (zapote), Licania platibus (zapote de mico), Picus carica, F. cotinifolia, F.
elastica, F. pertusa, Licaria alata, L. campechiana, entre otras.
El estrato arbóreo medio lo integran elementos leñosos y arbustivos con alturas fluctuantes entre 15 y 20 m.; las copas muestran aspecto piramidal y follaje hasta la punta del
tronco. Además de algunos individuos del estrato superior (ejemplo Tabebuia rosea, Ceiba pentandra, Licania platibus), en el estrato medio destacan Tabebuia guayacán, Licania
sparsipilis, Cymbopetalum penduliflorum, Annona clerimilla, A. diversifolia, A. purpurea, A.
reticulata, A. glabra, A. muricata, Inga pumctata, I. jinicuil, Himenanea coubaril, Nectandra
glandulosa y Stemmadenia donnell.
El estrato arbóreo inferior oscila entre cinco y diez metros de alto y además de árboles y
arbustos incluye una rica gama de formas vegetales, abundando plantas umbrófilas adaptadas a condiciones microclimáticas de penumbra acentuada y alta temperatura y humedad,
109
sobresaliendo helechos con hojas grandes y anchas de los géneros Adiantum spp. y Tectaria
spp., palmeras de los géneros Chamaedorea spp., Bactris spp. y Sabal spp. En dicho estrato
destaca como forma de vida la abundancia de plantas trepadoras leñosas (lianas) y epífitas
herbáceas (bromelias y orquídeas), junto con líquenes crustáceos que a veces cubren por
completo los troncos arbóreos.
Acorde con la consulta y manejo del listado que Bredlóve (1973) reporta, la diversidad
florística de la selva alta perennifolia para el Municipio de Tumbalá, Chis., donde se ubica la
reserva, está conformada por 49 familias que aproximadamente, agrupan a 312 especies,
de las cuales, 133 (40% del total), corresponden sólo a las familias Fabaceae (81 especies) y
Asteraceae (52 especies), mientras que las familias Euphorbiaceae, Rubiaceae y Moraceae
ostentan entre 10 y 15 especies, y las restantes 44 familias tienen menos de nueve especies.
De acuerdo con el análisis actualizado de la fotointerpretación y su restitución cartográfica, el paisaje forestal en la reserva Cascadas de Agua Azul, muestra cubierta arbórea
muy discontinua y con fuertes síntomas de perturbación, reflejando un complejo mosaico
del bosque tropical primario. Al efecto, se identifican los siguientes grupos: selva alta perennifolia y mediana subperennifolia; selva mediana subperennifolia, selva mediana subperennifolia riparia, selva secundaria y, medio selvático desprovisto de vegetación original
(Figura 4).
Selva alta perennifolia y mediana subperennifolia. Se vincula estrechamente al sustrato
de roca caliza. Otrora esta comunidad tuvo exuberante desarrollo ocupando laderas vigorosas o suaves, terrenos planos u ondulados y suelos someros o aluviales; es decir, alcanzó su
estado óptimo en equilibrio con el medio ambiente.
En contraste, hoy en día el carácter primario de este bosque tropical ha sido prácticamente anulado, existiendo como relictos sólo dos reducidos manchones confinados a
laderas cerriles próximas al cauce del río Agua Azul. El núcleo forestal más extenso cubre
aproximadamente 39.34 ha. y se ubica adyacente al río Agua Azul ocupando la margen derecha y en menor grado la izquierda, sitios en que se desarrolla sobre paredes abruptas que
encañonan al cauce fluvial. Mientras que otro manchón con escaso cubrimiento de 17 ha.,
se localiza al norte del núcleo forestal también sobre laderas de fuerte pendiente, aunque
menos pronunciadas. Ambos relictos de selva alta perennifolia (56.37 ha.) aún mantienen
aceptable nivel estructural, fisonómico y florístico típicos de dicha comunidad. Así, en el
estrato superior dominan elementos arbóreos de las especies: Terminalia amazonia, Manilakara zapota, Picus spp., Dalium guianense, Calophyllum brasiliense, Brosimun alicastrum
y Pithecellobium leucallyx, entre otras. Estas especies que aunadas a la diversidad y abundancia florística de estratos inferiores, confieren a este grupo vegetal un nivel aceptable
de conservación reflejado en su cobertura arbórea. En consecuencia, se deduce que no
obstante resentir escaso impacto degradativo, ostenta alta capacidad de recuperación que
puede en un breve plazo conducir a dicha comunidad hacia el estado clímax.
110
Figura 4. Mapa de cubierta vegetal y grados de transformación
Área Natural Protegida
Cascadas de Agua Azul, Chiapas
´
VEGETACION
0
0
10
20
GRUPOS
COBERTURA
ARBOREA
IMPACTO
DEGRADATIVO
SELVAALTAPERENNIFOLIA
Y MEDIANASUBPERENNIFOLIA
DENSA
BAJO
20 0
SELVAMEDIANASUBPERENNIFOLIA
SEMIABIERTA
MODERADO
SELVAMEDIANASUBPERENNIFOLIA
´
RIPARIA(SELVADE GALERIA)
DENSAA
SEMIABIERTA
MODERADO
AFUERTE
SELVASECUNDARIAARBOREACON
´ DE ACAHUALES
INTERCALACION
ABIERTA
FUERTE
´
MEDIO SELVATICO
DESPROVISTO
´ ORIGINAL
DE VEGETACION
RALA
MUY FUERTE
0
30
0
30
SIGNOS CONVENCIONALES
´
RASGOS FISICOS
15°17’17’’
200
Curva de nivel acotada en metros
Corrientes perenne
100
Corriente que desaparece
RASGOS CULTURALES
Población rural
200
´ aislados
Caserios
Camino pavimentado
Camino de terracería
Veredas
Aeropista de tierra en servicio
Aeropista de tierra abandonada
300
Poligonal aproximada de la reserva
17°15’
Agua Azul Chico
92°07’30’’
40 0
Construyó: Carlos Melo Gallegos
Digitalizó: Juan Carlos Del Olmo Morales
Fuente: mapa base elaborado con apoyo de las cartas topográficas, esc. 1:50 000. Hojas Tumbalá
(SPP, 1983) y Yajalón (INEGI, 1984).
Figura 4. Mapa de cubierta vegetal y grados de transformación.
Selva mediana subperennifolia. Este grupo, componente de la selva alta, por efecto de
antiguas extracciones selectivas del estrato arbóreo superior, hoy en día muestra fisonomía
111
de selva mediana, cuyos dos principales núcleos en la reserva, se desarrollan bajo condiciones de relieve cerril menos accidentado, suelos variables y escasa humedad edáfica-atmosférica.
El manchón más significativo de selva mediana subperennifolia cubre una extensión
aproximada de 93.75 has. en el extremo limítrofe sureste de la reserva; ocupan el mayor
nivel hipsométrico (500-600 m.s.n.m.), mientras que un segundo núcleo con amplitud de
45.62 has., contiguo al poblado de Agua Azul Chico, se desarrolla a menor altura (300-400
m.s.n.m.) en laderas de pendiente suave a moderada. En este grupo vegetal (139.37 has.)
al estrato arbóreo lo integran además de algunos elementos aislados típicos de la selva alta
(ejemplo: Tabebuia rosae, Ceiba pentandra y Licaria platibus), especies leñosas y arbustivas
con alturas fluctuantes de 15 a 20 m. entre las que sobresalen: Lycania sparsipilis, Tabebuia
guayacán, Ceiba pentandra, Inga punctata, I. jinicuil, Nectandra glandulosa, N. sanguinea,
Annona clerimilla, A. diversifolia, A. purpurea, A. reticulata, etcétera.
Selva mediana subperennifolia de carácter ripario. Este grupo también denominado selva de galería, se desarrolla bajo condiciones de intensa humedad edáfica, situación que
en la reserva corresponde a la planicie acumulativa aluvial donde el río Agua Azul ejerce
influencia directa sobre los suelos.
En este ámbito, la selva primaria, antes exuberante, ahora es de carácter mediana, a causa de pasadas extracciones que afectaron el estrato superior, y después el aclareo del sotobosque con fines de fruticultura. La selva riparia ocupa 44.10 has., en casi todo el interior y
partes externas del área drenada por los cauces principales y secundarios del río Agua Azul.
Pese a que su estructura y continuidad ha sido alterada por la introducción de plantaciones
frutícolas y agrícolas, la selva aún presenta núcleos cerrados con dosel arbóreo entre 15 a
20 m. emergiendo elementos hasta de 30 m. de alto.
De acuerdo con el inventario florístico exprofeso, levantado por Flores (1994), para la
vegetación riparia, dicho autor reporta alrededor de 73 especies dominantes propias de
la comunidad selvática y la introducción de 18 plantas de cobertera. Entre los elementos
arbóreos de origen primario son comunes las especies: Ceiba aesculifolia, C. pentandra,
Inga spp, Lycania platibus, Ficus cotinifolia, F. pertusa, Nectandra glandulosa, N. alicastrum,
Cecropia obtusifolia, C. peltata y Abebuia rosea, entre otras (Ibidem., 1994).
Selva secundaria. Esta vegetación que deriva del bosque tropical perennifolio es el grupo
más difundido en la reserva, cubre alrededor de 2363 has. y distribuidas sobre mesetas y laderas del relieve cerril. La selva fisonómicamente ha perdido sus atributos originales, muestra dosel muy irregular y fragmentado por la existencia intermitente de múltiples terrenos
deforestados, subutilizados y abandonados, que previa aplicación tradicional del sistema
roza-tumba-quema, han sido objeto de agricultura nomádica y esquilmo.
Tales áreas conforman acahuales formados por vegetación secundaria, con diferente y
muy compleja dinámica temporo-sucesional, siendo difícil apreciar regularidades en pre112
sencia de especies, fenómeno notable a nivel de los estratos arbustivo y en menor grado,
arbóreo predominantes en este bosque tropical secundario; mientras que los estadíos iniciales ocupados por vegetación herbácea duran breve tiempo, y por lo común se restringen
al crecimiento de malezas y ruderales.
En parcelas agrícolas que recién han sido abandonadas, la sucesión secundaria (acahuales) inicia con la asociación de malezas dominadas por numerosas gramíneas y plantas
herbáceas, mientras que en terrenos antaño objeto de intenso cultivo, la sucesión progresiva de los acahuales se caracteriza entre otras especies, por las siguientes indicadoras de
distrurbio: Trema micrantha, Cecropia obtusifolia, C. peltata, Guazuma ulmiflia, Phithecellobium spp., Leucaena sculenta, Gliricidina sepium, Casearia aculeata, Conosteogia icosandra, Zanthoxylum fagana, Sapindus saponaria y Luehea candida (Rzedowski, 1978).
Los acahuales más antiguos que en la reserva ocupan mayor superficie de selva secundaria, sucesionalmente evolucionan en condiciones difíciles hacia el estado clímax, por lo
que, además de contener algunos elementos de bosque tropical primario, tienen entre
otras especies indicativas de deterioro, a los siguientes elementos leñosos que se integran
a los estratos arbóreo y arbustivo: Bursera graveolens, B. simaruba, Trema micrantha, Alvaradoa amorphoides, Calliandra arborea, C. houstoniana, Bauhinia spp., Crotalaria incana,
C. retusa, Manikara achras, Cecropia obtusifolia, C. peltata, Cliricidina sepium, Leucaena
scultata, Stchizolblium pruriens, Acacia dolichostachya, Eugenia chiapensis, Abizinia tomentosa, etcétera (Ibidem, 1978).
Dado que la selva secundaria exhibe diversidad de cobertura muy abierta y discontinua
y, a la vez sufre constante e intenso impacto degradativo, su capacidad de regeneración hacia el estado clímax se dificulta requiriéndose al efecto y bajo condiciones de inafectabilidad
absoluta, un largo periodo de tiempo.
Medio selvático desprovisto de vegetación original. El paulatino desmonte que ha transformado la selva primaria en vegetación secundaria es un proceso que magnificado sobre
terrenos de relieve suave y moderado, ha generado la casi absoluta deforestación de las
mesetas localizadas en la parte sur del sector cerril comprendidas en el rango hipsométrico
de 500 m.s.n.m., así como de las llanuras aluviales baja y alta en la planicie fluvial acumulativa. La superficie bajo estas condiciones alcanza 710 has., que representan el 29.95% de la
reserva, territorio fragmentado en innumerables parcelas que invariablemente se destinan
al cultivo agrícola y pastizales, y como testigos de la vegetación original subsisten pequeños
manchones de selva secundaria (acahuales). La ausencia de cubierta forestal y el uso agropecuario permanente, determinan nulas posibilidades de revertir este proceso degradativo
hacia la regeneración natural del medio.
113
5. Zonificación natural de la reserva
Asociado al reconocimiento físico de la reserva, el diagnóstico evaluativo de la vegetación
es en cuanto a homogeneidad y densidad de cobertura primigenia, el factor básico que
faculta identificar ámbitos conservados, al no existir evidencias claras de disturbio por aprovechamiento forestal; semiperturbados, cuando hay rastros incipientes de explotación y
deterioro; degradados, si la cubierta vegetal ha sido alcanzada por vegetación de carácter
secundario; y selva perdida, cuando ha sido eliminada y su vocación forestal sustituida por
campos agropecuarios o asentamientos humanos.
Bajo este criterio se definen para la reserva las siguientes cinco zonas naturales: zona
de preservación para vida silvestre, zona con sobresaliente paisaje natural-escénico, zona
para regeneración de la cubierta vegetal primaria, zona de aprovechamiento agropecuario
y zona de asentamiento humano (Figura 5).
Zona de preservación para vida silvestre. La integran dos subzonas con selva alta perennifolia en excelente estado de conservación, las que mantienen rica y abundante diversidad
florística, actuando a la vez, como importante hábitat y refugio faunístico; por tal razón,
dichos medios constituyen enclaves representativos del bioma tropical primario en la reserva.
Una subzona con escasa magnitud de 17.0 has. comprende laderas bajas de suave relieve contiguas a la planicie aluvial, donde establece contacto con la vegetación riparia. Su fácil
acceso y relativa cercanía al poblado rural de Agua Azul Chico, son factores de potencial
impacto ecológico debido al incremento de desmontes, roturamiento agrícola e incendios
provocados, que a la sazón amenazan su integridad. La segunda subzona de mayor amplitud que la anterior cubre 39.37 has., sobre laderas de pendiente rigurosa y paredes escarpadas que encañonan al cauce superior del río Agua Azul. Por su difícil acceso la subzona ha
estado exenta de la libre incursión humana; la selva alta mantiene sus condiciones prístinas;
no obstante, enfrentar el latente riesgo de desmonte con fines expansionistas de la frontera
agrícola-pastícola.
Toda la Zona de vida silvestre deberá manejarse bajo una política de conservación estricta y absoluta, teniendo como objetivo fundamental, garantizar la preservación de los recursos biofísicos, a fin de optimizar su dinámica y procesos naturales que coadyuven a mantener la diversidad biológica, debiendo aplicarse una norma protectiva de manejo adecuado.
En consecuencia, los únicos usos permisibles tendrán que relacionarse con actividades de
investigación científica y otras vinculadas a la educación ambiental de bajo impacto. Entre
las acciones complementarias a realizar se contemplan: vigilancia permanente, implantación de veda forestal y faunística, restricción al libre acceso humano y control y combate de
incendios, entre otros.
Zona con sobresaliente paisaje natural-escénico. Involucra masas tropicales de selva mediana subperennifolia con nivel semiperturbado que evidencia antiguos aprovechamientos
114
silvícolas; empero, la cubierta vegetal exhibe notable proceso recuperativo hacia el estado
clímax, por lo que su riqueza en especies florísticas oriundas de la selva primaria, es abundante y representativa de la comunidad, infiriéndose la existencia de especímenes faunísticos mayores.
Esta zona se subdivide en tres zonas. La primera comprende al núcleo forestal de vegetación riparia o selva de galería que ocupa 44.10 has. de la planicie baja aluvial, en terrenos
húmedos sujetos a la influencia ejercida por el drenaje fluvial del río Agua Azul. Pese que
dicho medio selvático ha sido someramente transformado en su estructura original a causa
de la introducción de plantaciones frutales de cobertera (cítricos, café, plátano, guanábana, marañón, higo, etcétera), y en menor grado, el parcelamiento agrícola-hortícola (maízfrijol), su cubierta vegetal semidensa que enmarca cauces fluviales cuyo microrelieve da
origen a innumerables cascadas, conforma el paisaje natural de mayor atractivo y belleza
escénica en la reserva. Tales atributos ofrecen amplias posibilidades al desarrollo ecoturístico-recreativo de carácter activo y pasivo, actividades que pueden armonizar con el actual
usufructo agroecológico que practican los residentes del poblado de Agua Azul.
La segunda subzona adyacente al sur del poblado antes referido, tiene una amplitud de
45.62 has. y ocupa laderas inferiores de fuerte pendiente. Su proximidad al asentamiento
humano y fácil acceso, representan factores de presión hacia la estabilidad del medio selvático, manifestándose periféricamente en amplio laboreo agrícola, esquilmo forestal y frecuente desmonte. La tercera y más amplia subzona cubre 93.75 has. sobre la meseta cárstica localizada al sureste del sector cerril más elevado en la reserva (400-500 m.s.n.m.).
Los tres elementos de la zona, con sobresaliente paisaje natural-escénico y evidente
capacidad regenerativa hacia el estado clímax, deberán sujetarse a la misma política de
conservación señalada para la zona anterior, siendo apta para usos vinculados con la investigación científica y educación ambiental, pudiendo también aceptarse actividades ecoturísticas controladas y de bajo impacto ambiental. En función de la problemática específica
que afrontan las subzonas, cumplir los fines conservacionistas y su objetivo, requiere implementar acciones de vigilancia permanente, veda florística y faunística, recreo regulado,
control de desechos sólidos, introducción y mejoramiento de infraestructura para servicios
públicos, etcétera.
Zona de regeneración de la cubierta vegetal primaria. Esta zona ostenta la mayor amplitud territorial en la reserva, ocupando 2363.0 has. dispersas indistintamente sobre mesetas
y laderas del sector cerril. Reminiscencia de la selva primaria que desde antaño y hasta la
fecha está sometida a fuertes disturbios por aprovechamientos forestales y desmontes con
fines agrícolas, la zona ahora exhibe vegetación secundaria de pobre y discontinuo cubrimiento arbóreo, estando en cambio dominada por el desarrollo sucesional de acahuales.
115
Figura 5. Zonas naturales, políticas de manejo y usos permisibles
Área Natural Protegida
Cascadas de Agua Azul, Chiapas
´ NATURAL
ZONIFICACION
POLITICA DE MANEJO
0
0
10
20
20 0
El Tortuguero
USOS PERMISIBLES
´
ZONA DE PRESERVACION
PARA VIDA SILVESTRE
´
CONSERVACION
ESTRICTA Y
ABSOLUTA
´ CIENTIFICA
´
INVESTIGACION
´ AMBIENTAL
Y EDUCACION
DE BAJO IMPACTO
ZONA CON SOBRESALIENTE
´
PAISAJE ESCENICO-NATURAL
´
CONSERVACION
REGULADA
´
´ CIENTIFICA,
INVESTIGACION
EDUCACION AMBIENTAL,
ECOTURISMO Y AGROECOLOGICO
´
ZONA PARA REGENERACION
´
RECUPERACION
NATURAL
´ CIENTIFICA,
´
INVESTIGACION
APROVECHAMIENTO CONTROLADO
DE RECURSOS, RECREO RUDIMENTARIO
ZONA DE APROVECHAMIENTO
AGROPECUARIO
´
OPTIMIZACION
PRODUCTIVA
´
LABOREO AGRICOLA
DE
ALTO RENDIMIENTO
ZONA DE ASENTAMIENTO
HUMANO
DESARROLLO CULTURAL
´
Y SOCIOECONOMICO
´ DE SERVICIOS
PRESTACION
´
TURISTICOS, PRODUCCION
AGROPECUARIA DE TRASPATIO
Y HABITACINAL
DE LA CUBIERTA VEGETAL
PRIMARIA
0
30
0
30
SIGNOS CONVENCIONALES
´
RASGOS FISICOS
15°17’17’’
200
Curva de nivel acotada en metros
100
Corrientes perenne
100
Corriente que desaparece
RASGOS CULTURALES
Población rural
200
´ aislados
Caserios
Camino pavimentado
Camino de terracería
Veredas
Aeropista de tierra en servicio
Aeropista de tierra abandonada
Poligonal aproximada de la reserva
300
17°15’
Agua Azul Chico
92°07’30’’
0
1
2
3
4 km
40 0
Construyó: Carlos Melo Gallegos
Figura 5. Zonas naturales, políticas de manejo y usos permisibles.
Digitalizó: Juan Carlos Del Olmo Morales
Fuente: mapa base elaborado con apoyo de las cartas topográficas, esc. 1:50 000. Hojas Tumbalá
(SPP, 1983) y Yajalón (INEGI, 1984).
116
La persistente y nociva intervención antropogénica que obstaculiza revertir tal proceso
degradativo, obliga, aunque ello parezca utópico, a implantar una política de regeneración
natural que tiene implícito ejecutar simultáneamente los siguientes programas: 1) De conservación, cuyo objetivo tienda a recuperar la comunidad selvática original, útil para regular
el uso silvícola de recursos. 2) De investigación orientada a obtener información técnica sobre fertilidad y erodabilidad del suelo, índices de agostadero, reproducción y poblamiento
de fauna silvestre, entre otros. Por sus condiciones de grave alteración natural, la zona admite como únicos usos, el científico, de educación ambiental y recreo extensivo de carácter
rudimentario.
Zona de aprovechamiento agropecuario. Es producto de una intensiva y casi absoluta
deforestación de la cubierta selvática; ahora muestra un suelo reemplazado por el roturamiento extensivo y homogéneo de parcelas sometidas a cultivo agrícola temporalero, las
que se alternan con terrenos en periodo de descanso y otros recién abandonados cubiertos
por acahuales incipientes.
La zona con amplitud de 710.0 has., predominantemente destinada al cultivo de maíz
y frijol y, en menor escala, caña de azúcar y yuca, que en términos naturales ha perdido
su innata vocación de floresta tropical, comprende el sector inferior medio de la reserva,
ocupando indistintamente mesetas de relieve ondulado y suave, laderas cerriles con pendiente moderada y terrazas de la llanura aluvial baja, próximas al drenaje fluvial del río Agua
Azul.
En virtud de la radical transformación del medio original y la nula posibilidad de revertir
el uso agrícola del suelo ya preestablecido, el cual representa fuente básica de ingreso económico y productos alimenticios de autoconsumo para las comunidades rurales asentadas
dentro de la reserva y contiguas a la misma, los programas urgentes a ejercer de manera
simultánea en esta zona, tienen implícito realizar prácticas de recuperación y mejoramiento
de suelos, así como aplicar técnicas agronómicas-pecuarias con base en cultivos y ganado
que reditúen mayor producción y rentabilidad económica.
Zona de asentamiento humano. Involucra al poblado rural de Agua Azul Chico, localizado en el extremo sureste limítrofe de la reserva. Tiene una superficie aproximada de 38.0
ha, ocupa la llanura aluvial alta de la planicie y laderas cerriles con pendiente; moderada,
establece umbral con la margen derecha del cauce del río Agua Azul. Dicha población es el
único asentamiento humano inserto en el territorio de la reserva, y por ende, el que directa
e indirectamente está relacionado tanto con el usufructo turístico-recreativo del sistema
fluvial que alberga las cascadas, como con la transformación del paisaje natural mediante
actividades productivas de subsistencia; acciones jurídicamente sustentadas bajo tenencia
de la tierra con régimen ejidal.
Grosso modo, las características socioeconómicas de la comunidad rural se definen en:
población total de 683 habitantes (comunicación personal del comisariado ejidal), en gran
porcentaje jóvenes (68%) menores de treinta años, en su mayoría, conforman la población
117
económicamente activa dedicada a labores turísticas rudimentarias, agricultura tradicional
(maíz, frijol, caña de azúcar y yuca) y fruticultura (cítricos, plátano, papaya, mango, cacao
y café).
Para esta zona de asentamientos humanos se recomienda la aplicación de una política
de desarrollo social integral que, entre otros aspectos, contemple la introducción y mejoramiento de infraestructura y servicios públicos (trazado de calles, drenaje, suministro domiciliario de agua, alumbrado público y particular, escuelas, centro de salud, mantenimiento
y operación de aeropista, etcétera).
Interpretación de resultados
El otrora soslayamiento de los considerandos, y la nula observancia jurídica del decreto que
en origen motivó y sustentó declarar área natural protegida a las Cascadas de Agua Azul,
junto a la ulterior carencia de voluntad política federal y estatal en aplicar disposiciones
legales a través de las correspondientes instancias ecológico-administrativas en materia de
Áreas Naturales Protegidas, son factores asociados que han influido en el devenir histórico
de la reserva y que hoy en día se traducen en condiciones de marcado abandono oficial, no
sólo en lo que respecta a la indefinición de su carácter jurídico, sino también, en el avanzado estado degradativo de sus recursos naturales, procesos que al unísono repercuten sobre
el funcionamiento ecosistémico, lo que amenaza la integridad y sobrevivencia del bioma
selvático.
Pese a la grave y compleja problemática que afronta la reserva, aún es factible el rescate
y salvaguarda de ciertos enclaves naturales, propósito que tiene por un lado, fundamento
en la vigente y actualizada Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente
(LGEEyPA) y su órgano administrativo representado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) adscrita a la SEMARNAT; y por el otro, en el contexto ecogeográfico que aporta el presente estudio.
Al respecto, el Artículo 46, Sección II, Título Segundo, de la LGEEyPA (SEMARNAP, 1996),
que deroga como Área Natural Protegida a las Reservas Especiales de la Biosfera, afectó a
las Cascadas de Agua Azul y otras áreas que ostentaban dicha categoría, las cuales si bien
mantienen su status protectivo y su reconocimiento como áreas naturales, para efectos de
manejo, han quedado sujetas a recategorización.
Ello, sin lugar a dudas margina a la reserva Cascadas de Agua Azul del Corredor Biológico
Mesoamericano (CBM) y a los pobladores, de lograr la sostenibilidad política, económica y
ambiental que en cambio sí puede tener la Reserva de Biosfera Maya y las ANP de los siete
países centroamericanos (http://www.biomeso.net).
Tal circunstancia brinda a las Cascadas de Agua Azul una oportunidad favorable de asignárseles nueva categoría de manejo que potencie el desarrollo endógeno en congruencia
con las características actuales de su medio natural, y responda eficientemente a posteriores
118
fines de conservación, manejo y desarrollo. Para acceder a la correcta recategorización de
la reserva, el presente estudio con sustento en los resultados obtenidos plantea como fase
previa, efectuar modificaciones territoriales a fin de redelimitar el actual polígono del área,
proceso que obedece fundamentalmente al estado conservado o degradado que mantiene
el paisaje de vegetación tropical selvática. Al efecto, tanto la zona de preservación para vida
silvestre como la de sobresaliente paisaje escénico, constituyen los ámbitos geográficos
que poseen los más óptimos niveles de equilibrio ecológico, condición que lamentablemente sólo engloba 249.84 has., lo cual para la reserva significa el ínfimo porcentaje de 6.85%.
Acorde al objetivo inicialmente planteado, el trabajo expone las características biológicas y geográficas que facultan declarar a las Cascadas de Agua Azul como Parque Nacional.
No obstante gracias a su escasa magnitud, obvias son las razones que confieren a ambas
zonas relevancia natural y espacios prioritarios que deben mantenerse como territorio patrimonial de la reserva, toda vez que la primer zona (vida silvestre), alberga relictos representativos y son muestra valiosa del ecosistema original de selva alta perennifolia antaño
exuberante en la región; mientras que la segunda zona (sobresaliente paisaje escénico-natural) aún mantiene en dos áreas diversos especímenes de selva primaria y, en una tercera,
predomina vegetación similar asociada con terrenos agrofrutícolas que enmarcan al sistema fluvial y sus cascadas que conforma el más importante y espectacular paisaje escénico
en la reserva.
Frente a las zonas anteriores, contrasta fuertemente el precario nivel de conservación,
implícito en el paisaje natural ya degradado o en proceso de transformación, cuyo amplio
cubrimiento superficial por desgracia caracteriza a la reserva que ocupa 3111.0 has. que
significan el 89.73% de su territorio. Tal condición de disturbio, en gran medida involucra a
la zona destinada para regeneración natural de la selva primaria que se extiende en 2363.0
has.; ello representa el 67.70%. A ésta preceden en magnitud, la zona de aprovechamiento
agropecuario con 710.0 has. (20.95%) y la zona de asentamientos humanos que ocupa 38.0
has. (1.08%).
El panorama descrito justifica redelimitar la reserva, labor que entraña complejidad en
razón de problemas derivados no sólo del notable desequilibrio entre las superficies del
medio natural conservado y el degradado o transformado, sino también por la heterogénea
distribución e irregular fragmentación vegetal; así como las diversas presiones e influencias
antropogénicas sobre los recursos. No obstante, bajo una óptica conservacionista que pretende el rescate de las zonas que aún mantienen vocación forestal, resulta estratégicamente obligado incluir en su entorno ciertas porciones de las restantes zonas alteradas, mismas
que para fines de manejo, podrán subordinarse al control y directrices que contemplen una
futura planificación del área.
Bajo estas circunstancias y con apego al criterio señalado, redelimitar el nuevo polígono
de la reserva, tiene implícito aplicar las siguientes acciones: en primera instancia, dado que
amplia superficie correspondiente a la zona de regeneración natural localizada al norte del
río Shumulá, está sujeta al permanente uso agrícola itinerante con clara tendencia a man119
tenerse y acrecentarse sobre el ámbito de selva secundaria; tal superficie se excluye como
integrante de la reserva en virtud de las nulas expectativas para revertir dicho fenómeno
antropogénico. Esta medida aunque entraña significativa pérdida territorial (alrededor de
1184 has.), a cambio, facilita y simplifica el proceso de redelimitación y la ulterior recategorización del espacio potencialmente útil para fines de manejo planificado, en tanto que la
superficie eliminada, puede operar considerándose área de amortiguamiento, la que bajo
una adecuada normatividad contribuirá a mitigar riesgos e impactos ambientales a favor de
la nueva área a delimitarse.
Frente a este caso, en que la alteración vegetal es homogénea en un amplio y aislado
sector de la zona de recuperación natural, lo que determina su inminente eliminación, en
la restante superficie, localizada al centro-sur de la reserva, prevalece un complejo mosaico
natural donde indistintamente alternan ámbitos a preservar y rescatar (zonas de vida silvestre y paisaje escénico sobresaliente), extensos medios deteriorados (zona de regeneración
natural), terrenos productivos (zona de aprovechamiento agropecuario) y un centro rural
(zona de asentamientos humanos).
Esta situación que en alto grado dificulta segregar el área a redelimitarse, obliga en primer término a excluir absolutamente la zona ocupada por el poblado Agua Azul Chico y
su entorno inmediato. Empero, la distante y dispersa ubicación entre las zonas a priori seleccionadas para continuar siendo patrimonio de la reserva, muestra notable aislamiento
que impide su fácil conexión debido a la interferencia de terrenos productivos y masas
forestales alteradas.
Tal anomalía que desarticula y rompe la continuidad de las zonas naturales conservadas,
obliga favorecer su interrelación bajo un sólo marco protectivo, lo cual para el deslinde de
la nueva poligonal entraña suprimir también algunos fragmentos tanto de las zonas agropecuarias como de regeneración natural, debiendo de manera infortunada pero necesaria
incluir amplias extensiones de tales zonas como integrantes de la nueva poligonal.
Finalmente, los resultados del estudio ecogeográfico que sustentan la redelimitación de
las Cascadas de Agua Azul se traducen en la propuesta de una nueva poligonal, cuyo territorio conformado aproximadamente por 1825 has. alberga los recursos biológicos, físicos y
escénicos mejor conservados y con mayor aptitud para manejarse social y ambientalmente
bajo un esquema de planificación y desarrollo (Figura 6).
7. Propuesta de recategorización
Con fundamento en el carácter natural y los atributos escénico-paisajísticos que ostenta
el espacio geográfico comprendido en el polígono y, dado que jurídicamente la reserva
original carece de figura de manejo, estando por ello sujeta a obtener nueva categoría;
ésta, según lo establece la ley ecológica, deberá estar acorde al uso prioritario del que es
objeto.
120
Figura 6. Nuevos linderos del polígono propuesto como Parque Nacional
Área Natural Protegida
Cascadas de Agua Azul, Chiapas
Propuesta de re-delimitación
POLÍGONO DE RECATEGORIZAR
COMO PARQUE NACIONAL
SUPERFICIE EXCLUIDA DEL
ACTUAL POLÍGONO DE LA RESERVA
SIGNOS CONVENCIONALES
´
RASGOS FISICOS
Curva de nivel acotada en metros
100
Corrientes perenne
Corriente que desaparece
RASGOS CULTURALES
Población rural
´ aislados
Caserios
Camino pavimentado
Camino de terracería
Veredas
Aeropista de tierra en servicio
Aeropista de tierra abandonada
Poligonal aproximada de la reserva
Fuente: mapa base elaborado con apoyo de las cartas topográficas, esc. 1:50 000. Hojas Tumbalá
(SPP, 1983) y Yajalón (INEGI, 1984).
121
Dichos aspectos con apego a las características que definen y diferencian los ocho tipos
de Áreas Naturales Protegidas en nuestro país, confieren al polígono obtenido clara afinidad con la categoría de Parques Nacionales, cuya definición, entre otras cosas, menciona
que son representaciones de ecosistemas importantes por su belleza escénica, existencia
de flora y fauna y valores educativos y recreativos, enfatizándose su notable aptitud para
el desarrollo del turismo, o bien, por otras razones análogas de interés general. Asimismo,
se precisa que en los Parques Nacionales junto a la realización específica de actividades
vinculadas con la protección de los recursos naturales y la preservación de ecosistemas, es
permisible el fomento de la recreación, el turismo y la educación ambiental (SEMARNAP,
1996).
En tal sentido, la propuesta para recategorizar con carácter de Parque Nacional al nuevo
polígono resultante del estudio, es absolutamente compatible a dicha categoría de manejo,
al satisfacer los requisitos jurídicos que la tipifican, dado que las Cascadas de Agua Azul
además de su innata relevancia científica en lo ecológico, biológico, geomorfológico, hídrico
y estético, también figuran entre los más sobresalientes y sui géneris enclaves paisajísticos
de nuestro país.
La interrelación de ambas cualidades, ha despertado el paulatino interés de la industria turística, cuyas empresas privadas (como Agencias de viajes), dependencias públicas,
(como FONATUR), organismos ecológicos no gubernamentales (como PRONATURA) y otras
instancias, al atender la promoción y difusión de los atributos del área, mediante documentales fílmicos, guías especializadas, artículos periodísticos, organizaciones de viajes,
mapas turísticos, etcétera, han propiciado una creciente afluencia de visitantes nacionales
y extranjeros, lo cual ya ubica a las Cascadas de Agua Azul entre los destinos turísticos más
relevantes de México.
Tal circunstancia ratifica la aptitud natural y el gran potencial que el área propuesta tiene
para un enfoque ecoturístico planificado, debiendo aprovecharse sustentablemente a través de su gestión como Parque Nacional.
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Páginas web consultadas
http://www.conanp.gob.mx
http://www.biomeso.net
123
La problemática ambiental generada
por el rastro municipal de Atlixco,
Puebla: un análisis desde la perspectiva
de los sistemas complejos
José Héctor Abraham Gutiérrez
Eduardo Almeida Acosta
Abel Gil Muñoz
Resumen
Este artículo aborda la problemática ambiental provocada por los desechos del rastro municipal de Atlixco, Puebla. Se parte de un cambio conceptual en la percepción de los materiales contaminantes, de “desecho” a “subproducto”, y posteriormente, se propone un
cambio estructural y funcional como solución. Siguiendo la metodología de sistemas complejos, la investigación inicia con la construcción del Sistema Complejo-Rastro, en términos
de ciertos elementos clave, y la precisión de las interacciones entre ellos (estado estacionario inicial). Durante la construcción del sistema, se hace un diagnóstico para identificar los
elementos y procesos que inciden en el problema estudiado; luego, se analiza la dinámica
del sistema, los procesos de desestructuración-reestructuración posibles, y los cambios posibles en la estructura y funcionamiento en el tiempo por la conformación de un nuevo
estado estacionario (estado estacionario final). Se identifica un factor desencadenante de la
reorganización del sistema: el procesamiento de los desechos para convertirlos en subproductos útiles para la agricultura.
Introducción
Los problemas ambientales en los que vive actualmente la humanidad son sumamente
complejos. Esta complejidad se origina porque en la realidad existen fenómenos ecológicos, económicos, políticos y sociales que están concatenados unos con otros en una red de
interacciones múltiples (Leff, 2002). Problemas ambientales a escala global como la pérdida
de biodiversidad, la desertificación, y la migración de las zonas rurales a los centros urbanos, entre otros, ya no pueden verse como problemas aislados, sino como el resultado de
procesos interdependientes derivados de una concepción del mundo centrada en criterios
economicistas y del beneficio a corto plazo (Novo, 1997). A escala local y regional, estos
problemas pueden manifestarse en la pérdida de fertilidad de suelos agrícolas y la contaminación del agua o el suelo, entre otras muchas formas.
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Ante esta realidad multidimensional, se requieren nuevos enfoques metodológicos para
abordar los problemas ya citados, pues han rebasado la capacidad de los modelos científicos reduccionistas y simplificadores, los cuales ya no son capaces de ofrecer soluciones
a mediano y largo plazo (Leff, 2002). Diversos autores como García (1986) y Novo (1997),
proponen enfoques metodológicos partiendo tanto de una visión integradora del problema como del análisis histórico del mismo. También, al considerar la realidad como un sistema complejo, estos autores señalan que una tarea clave para interpretar el problema
adecuadamente, es el identificar el sistema objeto de estudio; así como los elementos de
conexión, los flujos y las pautas que conectan los comportamientos del sistema (García,
1984; García et al., 1988).
Con base en lo anterior, el propósito de este trabajo es el analizar la problemática ambiental provocada por los “desechos” del Rastro Municipal de Atlixco, Pue., desde una óptica integradora y bajo el enfoque de sistemas complejos, siguiendo la metodología propuesta por García (1984) y García et al. (1988).
1. Marco Conceptual
La metodología para el estudio de sistemas complejos que propone García (1984) y García
et al. (1988), persigue dos objetivos: primero, obtener un diagnóstico del funcionamiento
del sistema; y segundo, actuar sobre el sistema.
Para lograr el primer objetivo, es necesario construir el sistema objeto de estudio; para
ello, es preciso tomar de la realidad los elementos que inciden sobre la problemática ambiental a interpretar, descubrir las interacciones que se dan entre ellos, e identificar los
procesos que tienen lugar. La identificación y selección de los datos que se toman de la
realidad empírica, está dada por el marco epistémico, el cual se conceptúa como el conjunto de teorías o teorizaciones que constituyen el corpus de conocimiento a partir del cual
se aborda el estudio de un problema determinado. De este modo, el marco epistémico
representa una cierta concepción del mundo y en muchas ocasiones, expresa de manera
implícita un cuerpo valorativo del investigador. En este contexto, los observables son datos
de la experiencia ya interpretados bajo un marco epistémico determinado (García, 1984).
Es conveniente señalar que los elementos o componentes del sistema no son independientes, en la medida en que se determinan mutuamente. Otro aspecto a tener en cuenta es
que los elementos seleccionados deben ser aquéllos en los que las relaciones sean más
significativas. Esta selección de los elementos estará dada por las preguntas que orientan la
investigación (García, 1984).
El siguiente paso consiste en definir los límites del sistema; ésto debe hacerse de tal manera que la problemática a estudiar tenga cierta estructura (la cual está determinada a su
vez por el conjunto de relaciones que se establecen entre los elementos). El estudio de las
estructuras de los sistemas complejos es importante por dos razones: primero, porque al
analizar un estado estacionario –o estado de equilibrio dinámico– se estudia la relación diacrónica-sincrónica, la cual hace evidente la manera en la que los diferentes elementos que
126
constituyen tal estado se han estado relacionando a través del tiempo, y permite explicar
la historicidad de los mismos; y segundo (y más importante), porque permite estudiar los
mecanismos de estructuración y desestructuración, con los que se puede analizar cuándo
y cómo se transforma una estructura. De este modo, el aspecto central del análisis de la
dinámica de los sistemas, es el estudio de procesos; los procesos describen los cambios que
tienen lugar en el sistema (García, 1984).
Una vez construido el sistema, las interacciones entre lo que queda dentro del mismo y
lo que queda fuera, se estudian a través de las condiciones de contorno o condiciones de
los límites; tales condiciones se especifican en forma de flujos. En el estudio de los flujos es
necesario considerar su velocidad de cambio, la cual está estrechamente relacionada con la
escala temporal de los fenómenos que se desean estudiar (García, 1984).
Para lograr el segundo objetivo de la metodología, se suelen formular políticas encaminadas a detener o revertir los procesos deteriorantes en el sistema estudiado (Climént,
1997). Al aplicar estas nuevas políticas se espera que ocurran cambios estructurales y funcionales en el sistema, de tal manera que después de un cierto tiempo de adaptación a las
nuevas condiciones, se alcance un nuevo estado estacionario (García, 1984).
2. Descripción del problema
La ciudad de Atlixco se encuentra ubicada en la parte centro-poniente del estado de Puebla,
en el centro de la República Mexicana. Esta ciudad pertenece a una región natural caracterizada por un clima que va del semicálido a cálido, con lluvias en el verano. Asimismo, está
bañada por una gran cantidad de afluentes del río Atoyac. Estas condiciones hacen de la
región un importante centro de producción de diversas especies de plantas. La región de
Atlixco se ha considerado una zona de crecimiento económico y de difusión cultural y religiosa muy importante (Carrillo, 1998).
A pesar de sus virtudes, debido al crecimiento desordenado que ha tenido la ciudad de
Atlixco, actualmente el Rastro Municipal ha quedado localizado prácticamente en el “centro
histórico” de la ciudad; su actividad, y más particularmente, el manejo que se le está dando
a los desechos generados, está teniendo un impacto ambiental considerable en las zonas
circunvecinas.
Actualmente, en el Rastro Municipal de Atlixco, Pue. se sacrifican –en promedio– 100
porcinos, 25 bovinos y 8 ovicaprinos por día. De este sacrificio se producen aproximadamente 840 litros de sangre, 0.75 m3 de contenido ruminal de bovinos, 3,900 litros de
efluentes de limpieza de vísceras de bovinos y 150 cm3 de pezuñas y cerdas.
La sangre y el efluente proveniente de la limpieza de las vísceras de los bovinos se vierten, sin ningún tipo de tratamiento, a la barranca que está a un costado del Rastro Municipal, por donde fluye el río Cuexcomate, el cual atraviesa parte de la ciudad. Los desechos
sólidos –como el contenido ruminal, las pezuñas y las cerdas– son enviados cada tercer día
127
al relleno sanitario. Esta manera de disponer de tales residuos provoca problemas de contaminación en agua, suelo y aire, generando un malestar entre los vecinos que viven tanto
en los alrededores del Rastro como a lo largo del río, situación que eventualmente puede
desembocar en problemas de gobernabilidad, afectando las relaciones entre ciudadanos y
autoridades municipales.
Así, el punto de partida es el problema de contaminación provocado por la sangre, el
contenido ruminal, las cerdas y las pezuñas “producidas” en el Rastro.
3. Metodología
Para proceder al análisis del problema, se partió de dos premisas, la primera implicó un
cambio conceptual de los materiales contaminantes, entendiéndolos no como “desechos”
sino como “subproductos”; la segunda supuso el considerar al Rastro y su entorno como
una totalidad organizada. A partir de aquí se inició la construcción del sistema objeto de
estudio –Complejo-Rastro–, identificando los elementos más relevantes del mismo y sus
interacciones, y precisando sus límites, todo ello con la guía de preguntas conductoras definidas con anterioridad. La estructura (estado estacionario inicial) correspondió al tipo de
funcionamiento que se deseaba explicar.
Durante la construcción del sistema, se hizo un estudio de diagnóstico, centrado en la
identificación de procesos y mecanismos correspondientes a la dinámica del problema estudiado. Posteriormente, se procedió a analizar la dinámica del sistema Complejo-Rastro, y
a identificar los cambios que se dieron a través de los procesos de desestructuración-reestructuración en la conformación del nuevo estado estacionario que alcanzó el sistema.
4. Planteamiento del Sistema
Al detectar un problema ambiental como el provocado por el Rastro Municipal de Atlixco,
Pue., no se deben considerar sólo hechos aislados, como el que la sangre sea tirada al río
sin ningún tratamiento y la contaminación que de ahí se desprende, también es necesario
tomar en cuenta la percepción que se tiene de este material (es basura); el papel del Rastro
(proveer de carne en canal para el consumo humano) y los asentamientos humanos en
el cauce del río (impactos sobre la salud), entre otros aspectos. La manera convencional
de resolver el problema sería proponer mecanismos que impliquen la implementación de
cierto tipo de mejoras, como la instalación de una planta de tratamiento; sin embargo,
este tipo de “soluciones” son sólo meros correctivos, que eventualmente pueden generar
nuevos problemas, que a su vez requerirán nuevas soluciones. De este modo, el problema
continuará por tiempo indefinido.
Por lo tanto, para abordar este problema se parte de la consideración de que la sangre, las pezuñas, las cerdas, el contenido ruminal y los efluentes, provenientes del lavado
de las vísceras de los bovinos, no deben ser vistos como desechos sino más bien, como
subproductos útiles que pueden ser aprovechados como abonos o fertilizantes orgánicos
128
(Abraham et al., 2004; Aubert, 1997; Jeavons, 1991). Desde esta perspectiva, lo que está
ocurriendo con los materiales antes citados es que en lugar de ser procesados, envasados
y aplicados en viveros, invernaderos o suelos agrícolas, se están tirando al río (sangre y
efluentes) o están siendo llevados al relleno sanitario (contenido ruminal, cerdas, huesos y
pezuñas) provocando problemas de contaminación y de salud pública.
El Rastro Municipal de Atlixco y sus alrededores deben considerarse como la expresión
espacial de una realidad que es un entretejido de situaciones sociales, políticas, económicas, culturales y ecológicas, en la cual se cubre un amplio rango de actividades que incluyen
la producción ganadera, el consumo de agua, el sacrificio de animales, cuotas por animal
sacrificado, y muchas otras. Estas actividades son a la vez causa y efecto de procesos interrelacionados. El hecho de que exista un ensamblaje de interrelaciones entre procesos,
constituye en sí mismo un complejo de relaciones, por lo que es posible referirse a éste
como una totalidad organizada y dinámica.
Bajo estas consideraciones, al analizar el problema ambiental causado por el Rastro, se
busca interpretar la manera en que se dan las relaciones e interdependencias entre éste y
algunos elementos que interactúan con él. En otras palabras, es la relación entre el análisis
y la síntesis lo que importa, ya que es el tejido de relaciones lo que finalmente permite
concebir el fenómeno que se está estudiando (Morin, 1994).
Dado que en el sistema es imposible incluir todos los elementos de la realidad concreta
y multidimensional en la que el Rastro está inmerso, se hace inevitable el seleccionar sólo
los más relevantes para establecer un determinado número de relaciones entre ellos. La
selección de elementos se hace con base en una interpretación de la función que tienen
dentro de la totalidad organizada y de qué tan estratégica resulta para el análisis propuesto
(García, 1984).
El hilo conductor para definir los elementos y las relaciones que surgen en la problemática ambiental está dado por las “preguntas conductoras” (García, 1984), que en este caso
son las siguientes: los desechos del proceso de producción de carne en canal como la sangre, el contenido ruminal, las pezuñas y las cerdas, que causan problemas de contaminación ambiental, una vez procesados, ¿podrían ser considerados como subproductos útiles
para la agricultura?; ¿qué implicaciones tendría este cambio conceptual en las relaciones
funcionales y estructurales entre el Rastro y su entorno?
Aquí es conveniente señalar que los mismos elementos pueden ser usados para definir
varios sistemas, con estructuras diferentes, las cuales surgen del establecimiento de distintas relaciones entre los elementos. Por lo tanto, la selección de los elementos y las relaciones que se dan entre ellos, también dependerán de los objetivos de la investigación y del
marco epistémico considerado en el estudio (García, 1994).
Una vez construido el sistema, el reto consiste en pasar de la identificación de los elementos seleccionados a la comprensión del proceso o los procesos que tienen lugar en
129
el mismo. En otras palabras, es pasar de la descripción del sistema a la interpretación del
mismo (Novo, 1997). Un proceso o una serie de cambios constituyen el curso de acción de
relaciones causales entre eventos. Estos no son datos obtenidos empíricamente; tampoco
son observables construidos como la interpretación de datos; son relaciones que se hacen
con base en inferencias. El papel jugado por tales inferencias hace de éstas un tema central
en el proceso de construcción del sistema, por lo que es importante establecer las siguientes distinciones (García, 1994):
a) Algunas de las inferencias pueden consistir en la aplicación de una generalización
inductiva, partiendo de experiencias previas en situaciones similares.
b) Con frecuencia, los procesos que tienen lugar en un sistema complejo se identifican
estableciendo vínculos entre eventos separados. Tales vínculos no son “observados”, son
inferidos de deducciones lógicas, tomando como punto de partida ciertas premisas que son
dadas por el marco epistémico del investigador. En otras palabras, el grupo de relaciones
causales entre eventos que se establecen por este tipo de inferencias serán construcciones
elaboradas en el proceso de investigación a partir de la realidad empírica.
Para finalizar esta sección, es conveniente indicar que, de aquí en adelante, para hacer
referencia al Rastro Municipal y los elementos de la realidad empírica que inciden en la
problemática ambiental considerada, se usará la expresión Complejo-Rastro.
5. Construcción del sistema Complejo-Rastro
Al inicio de la investigación, tanto los límites como los elementos o componentes del Complejo-Rastro no estaban bien definidos; su caracterización se fue elaborando a partir de las
preguntas conductoras y de un cierto comportamiento expresado en determinado número
de actividades sociales, ecológicas y/o productivas que interactúan y son interdependientes.
En el estudio del sistema Complejo Rastro no se observaron sangre, pezuñas o contenido ruminal aisladamente, sino que se percibieron desechos orgánicos o abonos orgánicos,
categorías que son el resultado de una elaboración conceptual, relacionada con las actividades productivas, económicas, sociales y ecológicas. La sangre, las pezuñas y el contenido
ruminal, son datos de la experiencia empírica; en tanto que desechos orgánicos y abonos
orgánicos se encuentran interpretados en el contexto de un marco epistémico específico.
Con la expresión Complejo-Rastro, se ha designado a un grupo de elementos interrelacionados a través de actividades centradas en la relación Sociedad/Naturaleza, y de manera
más específica en una problemática ambiental. Con esta formulación, el Complejo-Rastro
se refiere a una realidad empírica concreta. Como se ha señalado anteriormente, los elementos que son “extraídos” de la realidad empírica y utilizados para la construcción del
sistema considerado no son otra cosa que abstracciones de la realidad, es decir, conceptualizaciones de datos empíricos. De la misma manera, las relaciones causales y los procesos
130
que intervienen en el análisis, son inferencias hechas en función de los eventos que ocurren
empíricamente.
El sistema Complejo-Rastro, que es el objeto de estudio, está construido a partir de las
relaciones que se dan entre el Rastro y algunos elementos o componentes de su entorno:
los sistemas de operación relacionados tanto con los procesos de matanza de bovinos, porcinos, ovinos y caprinos, los procesos de generación de desechos que se dan dentro del
Rastro, y su impacto sobre el medio físico y la sociedad (problemática ambiental).
La problemática ambiental no sólo es el daño ecológico o la contaminación del agua
y del suelo, pues también está relacionada con procesos sociales, como la percepción de
los vecinos, y con procesos políticos y económicos, como el desarrollo urbano y la gestión
municipal, entre otros.
El Rastro es el nexo entre el ambiente físico y la producción ganadera con la sociedad, la
cual proporciona a su vez los medios de apropiación, transformación, circulación y consumo de la producción. En estas articulaciones se dan dos tipos generales de interacciones:
las de corte ecológico y las de carácter económico-social, en las que los procesos de sacrificio de animales juegan un papel determinante, generando procesos de deterioro ambiental
y social (v. gr. contaminación y afectaciones en la calidad de vida de los vecinos).
Para efectos metodológicos, se pueden establecer tres niveles de organización macro,
meso y micro (Abraham, 2005). A nivel macro se encuentra la totalidad de la realidad empírica, en este caso, el Municipio de Atlixco, Pue., y a nivel micro, se delimita el Rastro con sus
elementos de “adentro”. En el nivel meso se considera la “porción” de la realidad empírica
que comprende a elementos de “afuera” que interactúan con el Rastro a través de las condiciones de contorno, mediante flujos de materia, energía e información (Esquema 1). En
otras palabras, los niveles meso y micro corresponden al sistema que en párrafos anteriores
se ha denominado Complejo-Rastro.
Siguiendo el esquema de recuadros concéntricos, los límites del sistema Complejo-Rastro están representados por los niveles meso y micro. Estos dos niveles, como se señaló
anteriormente, están interactuando entre sí a través de flujos. Los flujos que entran están
dados en forma de ganado (bovinos, porcinos, ovinos y caprinos) y agua potable; los flujos
de salida son los efluentes de lavado de vísceras de bovinos, sangre, pezuñas, contenido
ruminal, cerdas, malos olores, ruido y moscas.
Estos flujos pueden observarse en el Esquema 1. En el estudio de los flujos es necesario
considerar su velocidad de cambio, ya que ésta se encuentra estrechamente relacionada
con la escala temporal de los fenómenos a estudiar. Para el caso del problema ambiental
considerado, los flujos son muy rápidos: tan pronto es sacrificado un animal, sus desechos
son acumulados en toneles o vertidos directamente al río con los efectos señalados en
párrafos anteriores.
131
Esquema 1. Construcción del Sistema Complejo-Rastro
Realidad Empírica (macro)
Introductores de ganado Complejo-Rastro
Agricultores
(meso)
Dinero
Fuentes de agua
Ganado
Administradores Municipales
Vecinos
Habitantes de Atlixco
Planes de Desarrollo
Río Cuexcomate
Relleno sanitario
Rastro (micro)
sangre, pezuñas
cerdas, pajosos,
efluentes, moscas,
malos olores
Fuente: elaboración propia.
Mientras el Rastro se considere sólo como un centro de acopio para el sacrificio de animales; y su forma de operación sólo esté centrada en la producción de carne en canal con
las más altas medidas de control sanitario; y la sangre, el contenido ruminal, las pezuñas,
las cerdas y los efluentes de lavado de las vísceras, sean considerados como desechos, los
flujos se mantendrán constantes a través del tiempo, sin mayores cambios en la estructura
inicial del sistema, salvo en la aplicación de meros correctivos para mitigar algunos impactos como la contaminación del río y las molestias de los vecinos.
Sin embargo, al cambiar la concepción del Rastro y considerarlo como un centro de producción integral tanto de carne como de subproductos aprovechables como insumos agrícolas, entonces los flujos cambian, nuevos elementos se incorporan y se alcanza una nueva
estructura con propiedades y relaciones nuevas entre sus componentes (Abraham, 2005).
6. Dinámica del sistema Complejo-Rastro
Los cambios que se dan en el tiempo en el sistema Complejo-Rastro son consecuencia de
los procesos de estructuración y desestructuración. En estos procesos, elementos o componentes de la realidad empírica que inicialmente no formaban parte del sistema ComplejoRastro pueden llegar a ser elementos importantes de la nueva estructura una vez que se
alcance un nuevo orden.
Inicialmente, las modificaciones que se le hicieron al matadero para transformarlo en
rastro no alteraron la estructura del sistema Complejo-Rastro, es decir, el sistema continuó
en una situación “estacionaria” (Esquema 1). Esto significa que, a pesar de que las relaciones entre los elementos del sistema sufrieron fluctuaciones, no hubo una transformación
132
en la estructura del mismo. En otras palabras, la mejoras que se llevaron a cabo en el matadero bajo las administraciones anteriores, sólo se enfocaron al desarrollo de infraestructura con el fin de hacer más higiénico el proceso de producción de carne en canal para el
consumo humano. El destino de los desechos y los problemas ambientales subsecuentes se
siguieron dando sin cambios significativos.
El planteamiento de políticas alternativas, que en este contexto podrían estimarse como
perturbaciones de carácter exógeno, puede llevar al sistema Complejo-Rastro a una situación de inestabilidad (“desestructuración”) que eventualmente podría desembocar en la
conformación de un nuevo estado estacionario (Esquema 2). En el nuevo estado estacionario, la estructura y funcionamiento del sistema Complejo-Rastro es distinta. Algunos de los
elementos que conforman el sistema son nuevos mientras que otros desaparecen; además,
las condiciones de contorno, los límites y las relaciones entre ellos son otras. En consecuencia, el conjunto de las relaciones internas del sistema Complejo-Rastro se desorganiza: por
una parte se desatan mecanismos que permiten al rastro reorganizarse internamente para
que se puedan recoger los desechos, que ahora se consideran subproductos, para procesarlos y transformarlos en abonos o fertilizantes orgánicos; por otra, los vecinos afectados
y el río contaminado llegan a “desaparecer” del sistema, para convertirse solamente en
elementos de la realidad empírica que ya no tienen cabida en el nuevo estado estacionario
que alcanzaría el sistema Complejo-Rastro (“reestructuración”).
La incorporación de nuevos elementos que existen en la realidad empírica, como es
el caso de algunos agricultores o viveristas de la región interesados en la compra de esos
productos, del Departamento de Parques y Jardines del Municipio de Atlixco, consumiendo
parte de los abonos, y el flujo de dinero que se da en el sistema por la compra/venta de los
fertilizantes, conduce a nuevas formas de relación que durante algún tiempo se mantienen
cambiantes (Esquema 2). No obstante lo anterior, en un lapso de tiempo, aún indeterminado, el sistema Complejo-Rastro volvería a estabilizarse con una estructura diferente.
Esquema 2. El nuevo estado del sistema Complejo-Rastro una vez estabilizado después
de la fase de “desestructuración”
Realidad Empírica (macro)
Introductores de ganado Complejo-Rastro
Vecinos (meso)
Relleno Sanitario
Río Cuexcomate
Habitantes de Atlixco
Parques y Jardines
del Municipio.
Agricultores
Viveristas
Ganado
Rastro (micro)
Dinero
harina de sangre,
harina de pezuñas,
lombricomposta,
té de efluente
Planes de Desarrollo
Fuente: elaboración propia.
133
Conclusión
El analizar, bajo el enfoque de sistemas complejos, la problemática ambiental originada por
el Rastro Municipal de Atlixco, Pue. permitió construir un sistema en el que se identificó un
factor desencadenante que podría contribuir a resolver la problemática ambiental causada
por los desechos actualmente generados por el rastro: el procesamiento de los mismos
para convertirlos en subproductos útiles para la agricultura. Este cambio en las condiciones
de contorno del subsistema rastro, permitiría que éste pasara de un estado estacionario en
el que la práctica común es la de tirar los desechos líquidos en el río y enviar los desechos
sólidos al relleno sanitario; a uno nuevo, en el que la práctica común sea recolectarlos para
su transformación en fertilizantes o abonos orgánicos. Ello iniciaría procesos que finalmente llevarían a reorganizar la estructura del sistema Complejo-Rastro y a resolver el problema ambiental.
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135
Adopción de tecnología y rendimiento
en el cultivo del maíz en una región
campesina del estado de Puebla
José Pedro Juárez Sánchez
Benito Ramírez Valverde
Resumen
En este trabajo se evalúa la adopción de la tecnología y el rendimiento obtenido en el cultivo del maíz en dos puntos en el tiempo, 1995 y 2000, en una región campesina, que abarca
11 municipios del estado de Puebla, México. Los resultados de la investigación ponen de
manifiesto que los agricultores no adoptaron la tecnología generada para la región, principalmente en la aplicación de fertilizantes fosfatados. Los rendimientos y utilidad obtenida
por hectárea en el 2000 fue inferior a la que se obtuvo en 1995. En este comportamiento
influyó la reducción de los precios reales del maíz, la apertura comercial realizada en el
sector agrícola y la política hacia el campo seguida por el Estado. Estos factores indujeron a
los agricultores a disminuir sus costos de producción reduciendo la utilización de insumos
de alto rendimiento.
Introducción
La política agrícola en México ha sido definida de acuerdo a los modelos de desarrollo
implementados. En el modelo Primario Exportador, el sector agrícola fue el motor de la
economía, y los protagonistas eran los grandes propietarios de la tierra. En el modelo de
Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI), el papel protagónico de la economía fue
concedido al sector industrial; también se buscó fortalecer al sector agrícola específicamente a las unidades de producción con mayor grado de capitalización, dedicadas a la elaboración de productos demandados en el mercado extranjero. A los agricultores minifundista
productores de granos, se les asignó la tarea fundamentalmente de satisfacer a precios
bajos la demanda de alimentos –maíz– que requerían los habitantes de la ciudad.
Para ello se diseñaron programas con grandes inversiones, dirigidos a los cultivos de
exportación a cargo de los neolatifundistas y a los productores de alimentos básicos para el
Profesor-Investigador Asociado del Colegio de Postgraduados Campus Puebla.
Profesor-Investigador Adjunto del Colegio de Postgraduados Campus Puebla.
137
consumo de la gran mayoría de la población; sólo se les incentivó a través de una política
compensatoria y no de inversión, lo cual acarreó la formación de una agricultura dual.
El modelo Neoliberal fue implementado a partir de 1982 en el país; en éste se aplica una
política agrícola que tiene efectos negativos en el sector primario, debido a la desincorporación de empresas del Estado relacionadas con el fomento agrícola; eliminación parcial
de subsidios; disminución de la inversión en el sector e inicio de la apertura comercial fundamentalmente. A los campesinos se les retira el apoyo para la producción de alimentos
básicos y los programas que se implementan son principalmente para paliar la pobreza y
no para incrementar la producción. No son tomados en cuenta para producir los alimentos
que consume la gran mayoría de la población, es por ello que se les excluye del modelo
neoliberal.
La política agrícola afectó la producción del cultivo del maíz principalmente; al respecto
Appendini (1991: 997), argumenta que la baja en la producción en 1988 y 1989 tuvo mucho
que ver con la política de precios y la contracción de la producción en general. Pero en los
siguientes años, la política agrícola se acentúo más y el mercado internacional del maíz en
1994-1996, los flujos del grano se incrementaron y los precios alcanzaron niveles sin precedente, para luego descender (Fritscher, 1998:39).
Esta situación generó bajos precios a la importación de maíz, en detrimento de la producción nacional; incluso se dió el caso de que era más barato importar una tonelada de
maíz que producirla. También generó inestabilidad en su producción, ya que no se incentivó
a los agricultores para incrementar la producción por hectárea, lo cual repercutió en la autosuficiencia alimentaria. Esta política en el bienio de 1989-1990 llevó a México a importar
un promedio de 3.9 millones de toneladas de maíz al año para satisfacer una demanda de
16.7 millones de toneladas; (por consiguiente, 23% de ésta se cubrió con importaciones)
(Hibon, Triomphe, López y Saad, 1993: 313).
La importancia de este cultivo estriba en que es el alimento básico de la población mexicana, es por ello que es el principal cultivo del país, tanto por la superficie sembrada, como
por el número de personas que dependen de él. Paradójicamente, esta transformación de
la agricultura, capitalizada y creciente, no ha aumentado la producción alimentaria, sino
por el contrario, la ha disminuido. La dinámica de esta creciente transformación ha respondido a la demanda de los países capitalistas dominantes. Es así que dentro de la agricultura
ha surgido una nueva división mundial del trabajo en la que los países subdesarrollados
se especializan en la producción de productos agrícolas comerciales particulares y, con
ello, crean la necesidad de importar cada vez más los productos alimenticios básicos (Soto,
2003: 175).
Kay (1995: 28), menciona que el proceso excluyente de modernización acentuado en el
decenio de 1980, ha transformado a los actores sociales y sus relaciones en el sector rural.
Los propietarios de la tierra han quedado subordinados a las fuerzas del capitalismo nacional y mundial. La economía campesina, aunque sigue siendo un importante proveedor de
138
empleo y alimentos primarios, es un sector relativamente en declive y muchos campesinos
se han visto marginados como productores, quedando condenados a un nivel de pura supervivencia y/o a la búsqueda de un empleo asalariado.
1. La adopción de la tecnología
En algunos países subdesarrollados el crecimiento económico ha estado determinado principalmente, por las políticas económicas que fomentan los organismos internacionales,
como el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. En la implementación de
determinados modelos económicos, la agricultura ha desempeñado un papel estratégico
en el crecimiento de la economía y el desarrollo nacional. Sus contribuciones ya tradicionales en las cuentas nacionales, en cuanto a producción de alimentos, generación de divisas y
empleo, hoy son enriquecidas y complementadas con aportes fundamentales en los campos social y ambiental (Seixas y Ardila, 2002: 1).
El cambio tecnológico ha jugado un papel determinante en la consecución de los objetivos de este sector. Seixas y Ardila (2002: 5), comentan que numerosos especialistas en desarrollo económico han identificado al cambio técnico como la variable que más aporta al
crecimiento económico a nivel mundial. Esta importancia es mayor en la actualidad, y se estima que en gran parte define los niveles de competitividad entre países. En América Latina
y el Caribe, por ejemplo, se calcula que alrededor del 40 % de los cambios en la producción
agropecuaria logrados en las últimas cuatro décadas, son atribuibles al cambio técnico.
La adopción de la tecnología agrícola en América Latina tiene sus orígenes en la Revolución Verde, basada fundamentalmente en el empleo de semillas mejoradas. La relevancia de
la transferencia de tecnología ha seguido los siguientes modelos: difusión de innovaciones
que se sustenta en la generación y difusión de la tecnología; insumos de alta rentabilidad,
que supone que para alcanzar el desarrollo, es necesario que los pequeños agricultores incrementen su productividad gracias al uso de insumos modernos claves propuestos por las
tecnologías agrícolas; y el cambio tecnológico inducido, tiene como finalidad determinar un
patrón eficiente de cambio tecnológico y el tipo de tecnología que es preciso generar para
sustituir factores de producción escasos por otros relativamente abundantes (Sepúlveda,
1992: 23,31 y 36).
Este planteamiento indica que la generación de paquetes tecnológicos se ha realizado
bajo una visión técnico-económica o productivista en la mayoría de los casos. El cambio
Es el grado en que los productores se apropian de la tecnología generada por las instituciones de investigación y
que es transferida a través del sistema de extensionismo.
Es el intercambio de conocimientos sistemáticos con la población rural sobre distintos conocimientos destinados
a mejorar la producción y productividad de los cultivos.
Conjunto de elementos que se estudian sobre un cultivo en condiciones determinadas a juicio de quien lo analiza,
para generar una recomendación tecnológica, tomando en cuenta las condiciones económicas y culturales de los
agricultores, así como medio ambientales. Se caracteriza por que la tecnología generada ha sido probada fehacientemente como para rendir beneficios económicos a sus potenciales usuarios.
139
tecnológico, es relevante para los pequeños agricultores debido a que permite aumentar
sus niveles de producción, y con ello resolver en parte la falta de recursos escasos por recursos abundantes, como los insumos de alto rendimiento. Bajo esta política se suponía que
con la generación de la tecnología era suficiente, y que sólo era necesario darla a conocer
masivamente a la población para que se apropiara de ella.
Para los pequeños agricultores no es fácil aumentar sus niveles de producción, debido
a la escasez de recursos y tecnologías que se adapten a sus necesidades. Harwood (1979),
menciona que aún cuando sean los mismos cultivos y sistemas y se sigan las mismas prácticas de producción, la reacción de los pequeños agricultores al cambio, variará de acuerdo
a las diferencias de capacidad, actitud y otros factores que influyen. Para Flores (2001), la
adopción de la tecnología dependerá de qué tan apropiada sea culturalmente, si es necesaria y si está de acuerdo con sus propios intereses, si es respetuosa de sus tradiciones, si es
útil y si obtienen buenos resultados a corto plazo, y si no existen riesgos financieros.
Entonces, los agricultores estarán dispuestos a adoptar nuevas técnicas, si éstas aseguran una retribución económica adecuada, si existe poco riesgo, si están disponibles los
insumos a precios adecuados y si son compatibles culturalmente. El qué y cómo en la aceptación, lo deciden quienes están expuestos a las nuevas ideas o tecnologías. Otro factor que
influye es el precio del producto que cultivan: si éste es bajo, por lo regular, los agricultores
tenderán a disminuir el costo de producción que significa la disminución de los fertilizantes
principalmente.
Ahmad (en Ruttan y Hayami 1989:23-29), demostró, sin lugar a dudas, que si un factor
se convierte en más caro en comparación con otro a lo largo del tiempo, los esfuerzos
innovadores de los empresarios se orientarán al ahorro del factor que se ha encarecido,
siempre que los empresarios ideen nuevas posibilidades técnicas alternativas que puedan
desarrollarse con la misma magnitud de costos de investigación. Ruttan y Hayami (1989),
argumentan que la eficiencia relativamente baja de la producción en la agricultura de los
países en desarrollo, se explica principalmente por la capacidad limitada de los sistemas
de investigación agraria, de esos países para desarrollar nueva tecnología en respuesta a
variaciones de los precios relativos de los factores. Entonces hablamos de la incapacidad
de generar nuevos factores de producción más económicos para sustituir a los que tienen
precios elevados.
También, se observa que los agricultores no se apropian de todo el paquete tecnológico;
sólo toman una parte de él, de acuerdo a las condiciones que prevalezcan en el proceso
productivo, como el clima, y las que consideren que no se contraponen a las prácticas que
realizan año con año y que les han rendido buenos resultados. La tecnología, en el mejor
de los casos, la pueden conocer los agricultores y considerar que es la adecuada a las condiciones del cultivo que siembran, pero si no cuentan con los recursos económicos para su
compra, su aplicación será de forma parcial.
140
2. Objetivo y metodología
El objetivo de esta investigación es conocer el cambio en el uso de la tecnología recomendada para el maíz, en lo que respecta número de plantas por hectárea, dosis de fertilización
y la relación entre la adopción de tecnología y el rendimiento de maíz de los agricultores de
una región campesina del estado de Puebla, en los años1995 y el 2000.
El trabajo es un estudio analítico retrospectivo: se aplicaron en la investigación 121 y
216 cuestionarios a productores que sembraron maíz en 1995 y 2000. La selección de los
productores se realizó en forma aleatoria, en primer lugar comunidades y después agricultores. Para analizar la información se utilizó estadística descriptiva y se realizaron pruebas
de t con el propósito de comparar los cambios ocurridos entre años y por agrosistema.
Se estimó el rendimiento del maíz bajo el método de la pesada promedio de mazorcas
en campo, que consiste en recolectar mazorcas de maíz del terreno mediante un muestreo
aleatorio de una fracción de la superficie bajo el siguiente procedimiento. Se dividió la parcela en cinco sitios con una extensión de 10 metros lineales, ahí se realizó la recolección
de mazorcas para obtener su peso promedio; se contó el número de plantas y se midió la
distancia entre surcos. Posteriormente se escogieron 2 mazorcas representativas de cada
sitio para calcular el porcentaje de humedad y olote, éstas se desgranaron para calcular el
rendimiento promedio de maíz por hectárea.
La región de estudio se localiza en el centro oeste del estado, entre los 18° 41´ 34” y
19° 20´ 11” latitud norte y los 97° 09´08” 97° 46´ 00” de longitud oeste del meridiano de
Greenwich. El territorio de estudio comprende 11 municipios que pertenecen al estado
de Puebla que se ubica en el centro-sur de la República Mexicana. En la figura siguiente se
aprecia la ubicación espacial de la región de estudio en el contexto nacional y estatal.
141
Mapa 1. Ubicación de la región de estudio en el contexto nacional
Fuente: elaboración propia a partir de Síntesis Geográfica del estado de Puebla, 2000.
La región se caracteriza por estar conformada por una llanura en la parte central; lomeríos y sierras, principalmente en los límites; anualmente se siembran más de 120,000
has., donde el maíz cubre aproximadamente el 77% de la superficie, frijol el 9% y haba el
7%. En el 2000 tenía una población de 159,221 habitantes, con 94,341 personas mayores
de 15 años o más; el 79.2% sabe leer y escribir (INEGI, 2001). El 28.9% de la Población Económicamente Activa es obrero o empleado; la mayoría de la población labora en el sector
primario, ya sea como jornalero, trabajadores por su cuenta o como trabajadores familiares
no remunerados.
3. Identificación de los agrosistemas en la región de estudio
Debido a la variabilidad agronómica y ambiental en la región, el área de investigación se
dividió en agrosistemas, para generar recomendaciones agrícolas más adecuadas a las condiciones de la región. El concepto de agrosistema es una abstracción que relaciona al cultivo con el ambiente y que involucra: 1) factores controlables de la producción como son
las dosis, oportunidad, fuente, y método de fertilización; 2) factores incontrolables de la
producción como el régimen de lluvias, la textura y profundidad del suelo, entre otros. Esta
serie de factores define áreas con características similares, que llamaremos agrosistemas,
ubicados dentro de una región campesina (Ramírez, Ramírez y Juárez, 2007: 30 y 31). La
región de estudio se dividió en 5 agrosistemas en función del suelo, clima, manejo previo y
142
rendimiento obtenido. El propósito fue generar y/o validar la tecnología de producción de
cultivos apropiados a las condiciones de los agricultores y son los siguientes:
I Agrosistema Ciudad Serdán. Ubicado en el centro de la región. Tiene suelos de textura arenosa, con topografía plana, profundos y con un pH de 6.5 a 7.0; son los dominantes.
Predominan los suelos de tipo cambisol.
II Coyotepec. Se localiza en la parte occidental del Plan, sus suelos son arenosos con
deposiciones de material limoso arenoso. Tienen el mayor riesgo de heladas.
III Tlachichuca. Suelos con textura arenosa, profundos y con topografía ondulada. Tiene
un gran potencial productivo.
IV Bajo Potencial. Se localiza una parte en el norte y la otra en el sur del área de estudio.
Tiene suelos de textura gruesa, de color claro y profundos, con pH de 7.5 a 8.5 y de fuerte
reacción al ácido clorhídrico. Se presentan heladas, sequía y vientos fuertes. Su potencial
es bajo.
V Sierra. Se localiza al oriente del la región de estudio. Su potencial agrícola es de los
mejores, por lo tanto el tipo de suelos como por la alta precipitación, pero existe un alto
riesgo de heladas tempranas o tardías (Gutiérrez, 1995:16-25).
Mapa 2. Agrosistemas en la región de estudio
Fuente: elaboración propia a partir de Síntesis Geográfica del Estado de Puebla.
143
4. Comportamiento de la adopción de tecnología
Los principales resultados de la investigación hacen referencia a las semillas mejoradas, la
cantidad de plantas sembradas por hectárea y los niveles de fertilización en los terrenos.
El análisis se hace en función de los agrosistemas y los puntos en el tiempo comparados:
1995 y 2000.
Con respecto a las semillas, se encuentra que el 97% y el 97.3% de los agricultores en
1995 y en el 2000 utilizaron semillas criollas que obtuvieron de la producción anterior. Emplearon semillas mejoradas los agricultores de los agrosistemas uno, dos y tres en 1995 y en
el 2000 fue utilizada en los agrosistemas uno y dos. Los agricultores que tienen menos de 3
hectáreas no las manejan, argumentan que no le tienen confianza, porque de acuerdo a su
experiencia, no resisten la sequía, consideran que tienen un bajo nivel de germinación y su
compra representa un alto costo.
El paquete tecnológico generado para la región recomienda sembrar con 45 mil plantas
por hectáreas en los agrosistemas uno y dos, donde se considera que los agricultores tienen
una adopción alta si siembran más de 43 mil plantas por hectárea. De acuerdo con los resultados obtenidos sobre la cantidad de plantas –aspecto muy importante en la productividad
del cultivo– en el 2000 el 37% de los agricultores del uno y el 51% del dos realizaron una
adopción alta. El 62% de los entrevistados en el uno y el 48% en el dos adoptaron medianamente el número de plantas. En 1995 fue escaso el porcentaje de productores que superó
las 43 mil plantas por hectárea, el cual se considera óptimo. La prueba de t realizada al
comparar la densidad de población en los dos años estudiados para el agrosistema uno y
dos, señala que en el 2000 los agricultores aumentaron la cantidad de plantas (t < .001). En
el cuadro 1 se presenta la comparación en número de plantas por hectárea y agrosistema
de cada uno de los años estudiados.
Cuadro 1. Cantidad de plantas/has. de maíz por agrosistema
Uno
Año
1995
2000
Menos de 23000
23000 27000
28000 320000
33000 37000
38000 42000
43000 47000
Más de 48000
Total
23000 27000
28000 320000
33000 37000
38000 42000
43000 47000
Más de 48000
Total
%
Frec
2
6
9
8
9
1
5.7
17.1
25.7
22.9
25.7
2.9
35
8
21
16
16
11
72
Dos
Frec
%
%
1
3.8
Agrosistema
Tres
Frec
%
Frec
%
2
8.0
4
6
11
3
1
15.4
23.1
42.3
11.5
3.8
4
10
7
2
100.0
26
100.0
25
100.0
11.1
29.2
22.2
22.2
15.3
100.0
1
7
13
15
7
43
2.3
16.3
30.2
34.9
16.3
100.0
3
17
9
9
6
44
6.8
38.6
20.5
20.5
13.6
100.0
Fuente: encuesta a agricultores entre 1995 y 2000.
144
16.0
40.0
28.0
8.0
Cuatro
Frec
%
Frec
%
5
21.7
9
5
1
3
39.1
21.7
4.3
13.0
23
6
11
12
10
3
100.0
14.3
26.2
28.6
23.8
7.1
42
100.0
Cinco
Frec
%
Frec
%
1
7
8.3
58.3
3
1
12
25.0
8.3
100.0
1
2
5
4
3
15
6.7
13.3
33.3
26.7
20.0
100.0
Total
Frec
Frec
10
23
31
34
17
5
1
121
6
24
59
53
47
27
216
%
%
8
19
26
28
14
4
1
100
3
11
27
25
22
13
100
En los agrosistemas tres, cuatro y cinco se recomienda sembrar con 40 mil plantas por
hectárea; se considera que si los productores siembran de 33 a 47 mil plantas, el grado de
adopción es alto. Bajo este criterio, en el 2000 los agricultores sembraron con un mayor
acercamiento a la recomendación, así lo indica la prueba de t al comparar cada agrosistema
en cada uno de los años estudiados, obteniendo en todos los casos significancia estadística
de p < .001. En el agrosistema cinco no se encontraron cambios significativos (p = .144) entre años. El grado de adopción es modesto en los primeros agrosistemas, debido a que los
agricultores consideran que el número de plantas recomendado es alto. En los otros agrosistemas el nivel de adopción es más adecuado, ya que se recomienda un menor número de
plantas por hectárea y éste se adecúa más a las prácticas que normalmente realizan.
Al relacionar cantidad de plantas con rendimiento, se encontró que los agricultores del
agrosistema uno, que sembraron de acuerdo a la recomendación, el 55.5% obtuvo más de
3,000 kilogramos por hectárea y los que sembraron entre 33 y 42 mil plantas, el 60% logró
rendimientos superiores a los 3,000 kilogramos. En el agrosistema dos, el 50% de los que
adoptaron óptimamente el número de plantas tuvo rendimiento superiores a los 3,000
kilogramos. La correlación entre número de plantas y rendimiento para el agrosistema uno
y tres fue de (r = .425) y (r = .440) lo que indica que a medida que se incrementa el número
de plantas por hectárea, aumenta el rendimiento obtenido. Para el agrosistemas dos la
correlación fue de (r = .250), en el cuatro fue de (r = .273) y en el cinco la correlación fue de
(r = .084) lo que significa que el grado de asociación fue pequeño entre el rendimiento y el
número de plantas.
La utilización de los fertilizantes químicos es un elemento importante para incrementar la producción de los agricultores de la región, donde el 99% de ellos hizo uso de estos
insumos en el periodo de estudio. La dosis de fertilización en los agrosistemas uno y dos
recomienda aplicar 110 kilogramos de nitrógeno para agricultores con capital limitado y
130 para productores con mayor nivel de capitalización. Se considera como una aceptación
óptima si los agricultores aplican entre 101 y 140 kilogramos; en una adopción media se
ubicarían los agricultores que apliquen nitrógeno en el rango de los 140 a los 150 kilogramos y de los 85 a los 100 kilogramos se considera baja.
Bajo este supuesto, en 1995 en el agrosistema uno se encontró que el 45.7% de los agricultores fertilizó adecuadamente, de acuerdo a la recomendación; y en el 2000 aumentó al
51.4%. En este periodo el 40% de los agricultores aplicó más de 141 kilogramos, se consideró como una adopción media, ya que emplearon más fertilizante del recomendado. En el
2000 los agricultores mejoraron la eficiencia en la aplicación del nitrógeno con respecto a
1995 y fueron pocos los que tuvieron bajos niveles de adopción. La prueba t, para este agrosistema, arrojó una significancia de p = .743, que indica que los agricultores mantuvieron la
dosis de fertilización de Nitrógeno aplicada entre años.
En el agrosistema dos se incrementó el porcentaje de agricultores que fertilizaron de
acuerdo a la recomendación, al pasar de 38% a 61%. Los agricultores que tienen entre 6 y
9 hectáreas, aplicaron menos nitrógeno del recomendado repercutiendo, en la adopción
145
que se consideró baja; en cambio el 60% de los que tienen más de 12 hectáreas fertilizaron
adecuadamente y el porcentaje restante aplicó más fertilizante del recomendado.
Cuadro 2. Dosis de nitrógeno por agrosistema (kg./ha.)
Año
1995
2000
Menos de 75
75 85
86 100
101 115
131 140
141
150
Más de 150
Total
Menos de 75
75 85
86 100
101 115
116 130
131 140
141
150
Más de 150
Total
Uno
Uno
%
Frec
Dos
FrecDos
Frec
2
2
1
10
6
1
13
35
0
1
5
14
4
19
6
23
72
Frec
3
4
5
3
6
0
3
24
0
0
3
8
6
12
5
9
43
%
5,7
5,7
2,9
28,6
17,1
2,9
37,1
100,0
,0
1,4
6,9
19,4
5,6
26,4
8,3
31,9
100,0
%
%
12,5
16,7
20,8
12,5
25,0
,0
12,5
100,0
,0
,0
7,0
18,6
14,0
27,9
11,6
20,9
100,0
Agrosistema
Agrosistema
Tres
FrecTres %
Cuatro
Cuatro
Frec
%
Cinco
Cinco
Frec
%
FrecTotal %
Frec
1
0
8
4
8
1
3
25
2
0
1
6
4
15
2
14
44
Frec
2
2
2
6
5
0
6
23
0
0
5
12
7
12
0
3
39
Frec
1
0
1
8
1
1
0
12
0
0
1
2
4
3
1
4
15
Frec
9
8
17
31
26
3
25
119
2
1
15
42
25
61
14
53
213
%
4,0
,0
32,0
16,0
32,0
4,0
12,0
100,0
4,5
,0
2,3
13,6
9,1
34,1
4,5
31,8
100,0
%
8,7
8,7
8,7
26,1
21,7
,0
26,1
100,0
,0
,0
12,8
30,8
17,9
30,8
,0
7,7
100,0
%
8,3
,0
8,3
66,7
8,3
8,3
,0
100,0
,0
,0
6,7
13,3
26,7
20,0
6,7
26,7
100,0
Total
%
7,6
6,7
14,3
26,1
21,8
2,5
21,0
100,0
,9
,5
7,0
19,7
11,7
28,6
6,6
24,9
100,0
Fuente: encuesta a agricultores entre 1995 y 2000.
En los agrosistemas uno y dos, los agricultores que fertilizaron por arriba de los 100
kilogramos, recibieron asesoría tanto en 1995 como en el 2000, la cual pudo influir en la
aplicación de Nitrógeno.
Con respecto a la dosis aplicada de fósforo, recomiendan fertilizar con 50 kilos por hectárea; en el agrosistema uno, se considera óptima la adopción de fosfóro si aplican entre 41
y 60 kilogramos; una dosis media es la que se encuentre en el rango de los 31 a los 40 kilos
y si aplican más de 60 kilogramos por hectárea. Los agricultores aplicaron óptimamente
este insumo en un 64% en 1995 y 82% en el 2000. Pero sólo aplicó Nitrógeno el 54% de los
agricultores; ello indica que la dosis recomendada en este agrosistema la adoptó de manera
óptima el 44,4%. La prueba t señala que no existió diferencia significativa en la aplicación de
fósforo entre 1995 y 2000 (p = .863).
En el agrosistema dos, se sugiere aplicar 25 kilos de este insumo, la mayoría de productores empleó más Fósforo del recomendado, ubicado principalmente en el rango de los 41
y 50 kilos, lo cual consideramos como una adopción media. Este insumo lo usó el 60% de
las personas que aplicaron nitrógeno. La prueba t arrojó una significancia de p = .022 señalando que en 1995 se aplicó más Fósforo que en el 2000.
146
Cuadro 3. Dosis de fósforo por agrosistema (kg./ha.)
Año
1995
2000
21 30
31 40
41 50
Más de 60
Total
Menos de 21
21 30
31 40
41 50
51 60
Más de 60
Total
Uno
FrecUno %
Frec
%
1
7,1
1
9
3
14
0
1
0
32
0
6
39
7,1
64,3
21,4
100,0
,0
2,6
,0
82,1
,0
15,4
100,0
Dos
FrecDos %
Frec
%
0
,0
0
8
3
11
1
0
0
26
0
1
28
,0
72,7
27,3
100,0
3,6
,0
,0
92,9
,0
3,6
100,0
Agrosistema
Agrosistema
Tres
FrecTres %
Frec
%
1
7,1
0
8
5
14
0
3
1
16
0
1
21
,0
57,1
35,7
100,0
,0
14,3
4,8
76,2
,0
4,8
100,0
Total
Cuatro
Frec
Cuatro %
Cinco
Frec
Cinco %
Frec
Total %
Frec
0
0
1
0
1
0
0
0
19
0
2
21
Frec
0
0
6
0
6
0
0
0
5
1
0
6
Frec
2
1
32
11
46
1
4
1
98
1
10
115
%
,0
,0
100,0
,0
100,0
,0
,0
,0
90,5
,0
9,5
100,0
%
,0
,0
100,0
,0
100,0
,0
,0
,0
83,3
16,7
,0
100,0
%
4,3
2,2
69,6
23,9
100,0
,9
3,5
,9
85,2
,9
8,7
100,0
Fuente: encuesta a agricultores entre 1995 y 2000.
En el agrosistema tres y cinco, la prueba t arrojó una significancia de p = .016 y p = .008,
respectivamente; lo que indica que los agricultores aumentaron la dosis de Nitrógeno en el
2000; en el agrosistema cuatro, la significancia de p = .739 señala que no existió diferencia
en la dosis de Nitrógeno entre 1995 y 2000. Los resultados de la investigación dan como
recomendación fertilizar con 80 kilos de Nitrógeno para productores con capital limitado
y 100 para los que tienen más recursos. Se considera una adopción óptima en aquellos
agricultores que usan entre 75 y 115 kilos de Nitrógeno. En 1995, en el agrosistema tres,
el 48% empleó más de 116 kilos y en el 2000 se incrementó este porcentaje al 80%; se
consideró como una adopción media, ya que emplearon más fertilizante del recomendado. En el agrosistema cuatro, en el periodo de estudio, el 44% de los agricultores aplicó
adecuadamente el Nitrógeno. En el agrosistema cinco, en 1995, el 75% de los agricultores
usaron óptimamente el Nitrógeno y en el 2000 sólo lo aplicó adecuadamente el 20%. En estos agrosistemas los agricultores aplicaron más nitrógeno, porque consideran que los kilos
recomendados no son suficientes y los incrementan. La asesoría técnica es casi inexistente
en estos agrosistemas.
Con respecto al Fósforo, para los agrosistemas tres y cinco, recomiendan aplicar 40 kilos
por hectárea, por lo tanto, los que aplicaron entre 31 y 50 kilos se considera, con una aplicación apegada a la recomendación tecnológica. En el 2000 más del 80% de los agricultores
de estos agrosistemas fertilizaron adecuadamente, pero si tenemos en cuenta el número de
personas que aplicaron Nitrógeno, los niveles de adopción bajan. En el tres, el 40% adoptó
medianamente la recomendación y en el cinco, el 33.33% fertilizó adecuadamente. Debido
a que en estos agrosistemas en el 2000 entre el 40 y 65% de los agricultores usaron Nitrógeno, lo cual hace que la dosis se aplique por algunos agricultores de manera parcial, destacando el uso de los fertilizantes nitrogenados. En el agrosistema cuatro, la dosis de Fósforo
recomendada es de 20 kilos por hectárea, en el 2000 del total de agricultores que fertilizaron con nitrógeno el 53.8% utilizó Fósforo, de este porcentaje el 90% aplicó medianamente
la dosis recomendada. La prueba de t arrojó en el agrosistema tres una significancia de p
147
= .016, que muestra que en el 2000, los agricultores incrementaron la dosis de fósforo con
respecto a 1995; en el cuatro y cinco se halló una significancia de p = .760 y de p = .341, lo
que indica que no existió diferencia en la aplicación de Fósforo entre 1995 y 2000.
En conclusión, consideramos que los agricultores han aceptado más el uso de los fertilizantes nitrogenados e incluso incrementaron su uso en el 2000; la prueba de t muestra
una significancia (p = .003) lo que indica que se incrementó la dosis de fertilización del Nitrógeno con respecto a 1995. Los fertilizantes fosfatados fueron relegados en comparación
con los nitrogenados, la prueba de t señala una significancia de (p = .140) que indica que
no existió cambio estadístico en la aplicación de este insumo en los años estudiados, pero
disminuyó el número de agricultores que lo aplicaron. La explicación más evidente es que
los productores buscaron reducir los costos de producción en donde invierten más y en este
caso es la fertilización. La baja utilización del Fósforo respondió al papel secundario que le
atribuyen los agricultores en el incremento de la producción. Se consideraría esta estrategia
como una forma de adaptación a la política agrícola implementada en los últimos años.
5. Rendimiento obtenido
El rendimiento promedio de maíz en la región en 1995 fue de 2,692 kilos por hectárea; el
mínimo fue de 151 kilos y el máximo de 5,805 kilos; en el 2000 hubo productores que perdieron la cosecha y otros que obtuvieron hasta 7,200 kilos. El rendimiento medio en este
año fue de 2,243 kg./ha. La prueba de t mostró que si existió diferencia significativa (p =
.014) en los rendimientos entre 1995 y 2000, es decir, que se obtuvo una mejor producción
en 1995. También se encontró que los rendimientos en 1995 tuvieron una distribución más
homogénea que en el 2000. El coeficiente de variación fue de 55.4% y 78.6%, respectivamente. En este sentido, es importante destacar la pérdida o reducción de la cosecha por
fenómenos ambientales como sequía o heladas.
Por agrosistemas, se tiene que el uno en 1995 tuvo una producción promedio de 3,171
kilos por hectárea y en el 2000 de 2,716 kilos; para corroborar si existieron cambios en los
rendimientos por hectárea. Se aplicó la prueba de t y arrojó una significancia de p = .077,
que señala que no hubo diferencia estadística en el rendimiento que tuvieron los agricultores en 1995 y 2000. Con respecto a la variación de los rendimientos, se tiene que en 1995
éstos fueron ligeramente más homogéneo (CV=40%) que en el 2000 (CV=45%). La dispersión de los rendimientos en el 2000, se debe a que el 22.2% de los entrevistados dijeron que
su cultivo fue afectado por algún siniestro y obtuvieron rendimientos inferiores a los 2,000
kilogramos. La adopción tecnológica se mantuvo, es por ello que no se logró incrementar
la producción. Este agrosistema tiene los niveles más altos de adopción de tecnología en
la región.
Es una medida de dispersión
C
VC
V = (=s(/ sx/ )x, )expresa la desviación típica como porcentaje de la media aritmética.
Cuanto mayor es la desviación de un conjunto de datos con referencia a su media, más elevado es el coeficiente, lo
que está indicando una distribución más heterogénea.
148
En el agrosistema dos, en 1995, el rendimiento medio fue de 2,916 y en el 2000 llegó a
los 1.914 kilos; en este año algunos productores perdieron la cosecha y otros alcanzaron
hasta 6,931 kilogramos. El grado de dispersión en este agrosistema fue mayor en el 2000, el
coeficiente de variación fue de 98% y en 1995 la distribución de los rendimientos fue más
homogénea, con una dispersión de 33%. La presencia de sequía y heladas afectó al 28% de
los predios de los agricultores en el 2000, obteniendo rendimientos inferiores a los 1,000
kilogramos.
Los rendimientos logrados en el agrosistema tres, fueron, en promedio, de 2,231 y 2,206
kilos en 1995 y en el 2000. La producción lograda en este agrosistema, en el 2000 fue más
dispersa, tuvo un coeficiente de variación de 71%, y en 1995 fue de 31%. La prueba de
ello es que en el 2000 algunos agricultores perdieron sus cosechas y otros alcanzaron hasta 7,200 kilos por hectárea. En 1995, los agricultores del agrosistema cuatro, tuvieron un
rendimiento promedio de 1,354 kg./ha. y en el 2000 se incrementó a 1,836 kilos. Ello se
explica en parte a que en 1995 el 30% de los agricultores fueron afectados por la sequía y
las heladas, sus rendimientos no alcanzaron los 1,000 kilogramos; por otro lado, contribuyó
a incrementar la producción, en el 2000 aumentó el número de agricultores que emplearan
fósforo, aunque no fertilizaron adecuadamente. El grado de dispersión fue muy similar, el
coeficiente de variación fue de 59% y 54% para 1995 y 2000, respectivamente.
En el agrosistema cinco, los rendimientos disminuyeron de 3,634 a 2,156 kilos por hectárea, al igual que en los otros agrosistemas, el rendimiento del cultivo de maíz fue afectado
por los siniestros.
Cuadro 4. Rendimiento del maíz por agrosistema (kg./ha.)
Año
1995
Agrosistema
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
2000
Total
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Total
Media
3171
F
35
D. estándar
1274
Mín.
496
Máx.
5805
2916
2231
1355
26
25
23
975
698
804
1389
785
151
4871
3702
3333
3634
2623
12
121
591
1206
2833
151
4521
5805
2717
72
1218
655
7140
1915
43
1877
0
6391
2206
1837
44
42
1649
984
0
0
7200
5392
2156
2243
15
216
727
1439
655
0
3263
7200
Fuente: Encuesta a agricultores en 1995 y 2000.
En conclusión, los rendimientos obtenidos en los agrosistemas uno y tres permanecieron igual, no lograron incrementarse; en el dos y cinco disminuyeron; y el cuatro aumentó.
Se considera que influyeron en el rendimiento: la adopción de la tecnología generada, prin149
cipalmente en los agrosistemas con recomendaciones de baja fertilización, tanto de nitrogenados como de fosfatados; la aceptación de variedades resistentes a la sequía para cada
agrosistema; y la presencia de siniestros en el año 2000, esto repercutió en que algunos
productores no cosecharan maíz. Los agricultores, ante la nueva política agrícola, fueron
más cautelosos a la hora de invertir en la producción del maíz, ésta disminuyó en términos
reales, la cual contribuyó a la baja de la producción. Los agricultores no invirtieron más de
lo que ellos consideraron adecuado. En términos generales, se observó que los agricultores
pequeños en condiciones similares de calidad de tierra, obtienen rendimientos similares a
los medianos y grandes, es decir, son tan productivos como los productores grandes de la
región.
Conclusión
La adopción de la tecnología estuvo fuertemente relacionada con la capitalización de los
agricultores, con el potencial productivo de la tierra en explotación y con el clima de cada
agrosistema. Con referencia a la cantidad de plantas sembradas por hectárea, no fue adoptada totalmente en cada uno de los agrosistemas a causa de la incertidumbre del temporal,
de ahí que siembren cantidades inferiores a las recomendadas por hectárea. Con respecto
a la fertilización, no se encontró diferencia entre los años con respecto a la cantidad de nitrógeno aplicado por hectárea pero sí con el Fósforo. Éste fue utilizado por los agricultores
en menor proporción, debido al papel secundario que le atribuyeron en el incremento de la
producción, por el aumento del costo de los fertilizantes y por los bajos precios del maíz.
Los agricultores aplican la tecnología generada para sostener los niveles de producción
que permita la sobrevivencia de la unidad doméstica y no con un fin productivista. Se consideraría esta estrategia como una forma de adaptación a la política agrícola implementada
en los últimos años. Aunque en estos momentos los agricultores aumenten la producción
con la actual política de precios para este cultivo, no lograrían incrementar su utilidad como
ellos esperarían y los riesgos de inversión a que se enfrentarían serían más altos y en una
economía de subsistencia que va al día en los gastos de manutención, los agricultores no estarían dispuestos a arriesgar la supervivencia de los miembros de su familia a través de una
mayor inversión que no les sería rentable. En estos momentos es importante replantear el
tipo de investigación que se realiza en el país, y sería conveniente fomentar nuevas líneas
de investigación más respetuosas con el medio ambiente como la biotecnología.
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152
Ganadería lechera familiar,
territorio y migración
Alfredo Cesín Vargas
Fernando Cervantes Escoto
Benito Ramírez Valverde
Resumen
En este ensayo se analiza la manera en que los pobladores de Santa Ana Portales, comunidad ubicada en el suroeste del estado de Tlaxcala, están respondiendo a los cambios que
ha implicado la acelerada industrialización de la región, la que no necesariamente, implica
empleo para los habitantes de la zona, y al escenario de apertura comercial de la economía
y su impacto sobre la ganadería lechera que es una de sus actividades principales. La zona,
debido a que posee un rico agroecosistema, ha tenido asentamientos humanos de manera continua durante, aproximadamente, los últimos 3,600 años, pero a pesar de ello y de
las actividades emergentes que se están desarrollando en la región, ésta es expulsora de
mano de obra, entre otras causas debido a la alta densidad de la población, mayor de 500
habitantes por Km2, y a que la oferta de empleos no resulta los suficientemente atractiva,
es insuficiente o exigen habilidades que no poseen. Se concluye que si las comunidades
agrícolas situadas en agroecosistemas favorables, como es el caso de Portales, no están
generando los suficientes empleos para retener a su población, la situación se agrava en
las zonas marginales del medio rural.
Introducción
Los cambios cada vez más acelerados que está experimentado el mundo rural, han obligado
a las ciencias sociales a buscar nuevos elementos para su análisis. Se pretende conocer y
revalorar lo local como una manera de enfrentar el proceso de globalización y que las comunidades rurales no sean víctimas de ella. Una pregunta de fondo, indispensable contestar es: ¿Cómo se están insertando los diferentes territorios en un mundo globalizado?, en
este sentido, adquieren relevancia los estudios regionales, sobre todo si se considera que
BUAP, Unidad Regional Tetela. Correo electrónico: [email protected]
CIESTAAM, Universidad Autónoma Chapingo. Correo electrónico: [email protected]
Colegio de Postgraduados, Campus Puebla. Correo electrónico: [email protected]
153
los impactos que la globalización ejerce sobre los diferentes territorios no son homogéneos
y que cada uno tiene respuestas propias.
En este artículo se analiza la manera en que Santa Ana Portales, una pequeña comunidad tlaxcalteca, insertada en el centro del mayor polo de desarrollo industrial conformado
entre los estados de Tlaxcala y Puebla, y muy cercana a la ciudad capital de éste último,
articula sus actividades productivas con las que se desarrollan en la ciudad y en localidades
vecinas, mostrando gran flexibilidad para ello, y cómo a pesar de contar con oportunidades
de empleo en actividades agropecuarias y en algunas de las emergentes en el mundo rural,
éstas no son suficientes o atractivas, por lo que alrededor del 14% de sus habitantes se han
visto obligados a emigrar a los Estados Unidos.
Para comprender cómo una comunidad rural, con las características de Santa Ana Portales, se articula con su entorno y como éste modifica la cotidianidad y la dinámica socioeconómica del mundo campesino, se comienza por establecer el:
1. Marco de referencia de la investigación
1.1. Algunas transformaciones en el mundo rural
Se ha considerado que el mundo rural del México central está dotado de una permanencia –de una inercia incluso– que corresponde a unos modos de organización radicalmente
distintos de los de una vida urbana moderna (Bataillon, 1972); se ha visualizado lo rural
y lo urbano desarrollándose en espacios y tiempos distintos, se ha imaginado un mundo
dicotómico, en el que lo urbano e industrial son lo moderno, lo deseable, el objetivo de
los programas de desarrollo; simultáneamente, lo rural ha sido analizado en el discurso de
las ciencias sociales vinculado a tres fenómenos interrelacionados: i) una baja densidad
demográfica y un patrón de asentamiento disperso; ii) el predominio de la agricultura y
otras actividades “primarias” o “extractivas” en la estructura productiva de una localidad o
región, y iii) unos patrones culturales o estilos de vida diferentes a los que se desarrollan en
los grandes centros urbanos (Llambi, 1996).
El sector agropecuario mexicano padece una crisis cada vez más aguda por múltiples
razones, algunas añejas, otras como consecuencia de la implementación de políticas de
tipo neoliberal y de la globalización. Entre las causas iniciales que contribuyeron al deterioro del sector primario, están las funciones que desempeñaba para sostener el modelo de
substitución de importaciones, y que fundamentalmente consistían en: i) ser un mercado
cautivo para los productos de la industria nacional; ii) dotar de materias primas al sector
secundario; iii) proveer de divisas al país (cuando la agricultura mexicana tenía una balanza
comercial superávitaria); y iv) servir de reserva de mano de obra para el sector industrial.
El abandono del modelo de substitución de importaciones por considerarlo agotado,
aunado al excesivo endeudamiento del Estado Mexicano durante la década de los setenta
del siglo pasado (la deuda externa pasó de 3,600 millones de dólares en 1970 a alrededor
154
de 80,000 millones de dólares en 1982), desembocando en la crisis de la deuda de los años
ochenta, sucesos que obligaron al gobierno mexicano a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), institución que condiciona su apoyo a la aplicación de una serie de políticas,
acordes a la óptica de este organismo, tendientes a estabilizar la economía del país: se buscó la reducción del déficit público y el control de la inflación; además, significó un cambio en
el modelo económico y con ello la apertura de la economía; esto implicó cambios profundos en las políticas públicas hacia el sector agropecuario, entre las que destacan: supresión
de los programas de extensión, reducción dramática del crédito para el sector primario por
parte de las instituciones del Estado, desaparición del seguro agrícola, eliminación de los
precios de garantía (que servían de precios piso para algunos productos básicos), cambios
en la política de subsidios, entre otros.
Como parte del proceso de liberalización de la economía, el país ingresa al GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio) y posteriormente firmó el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el cual posibilita el libre tráfico de mercancías y de
capitales entre Estados Unidos, Canadá y México; pero un hecho importante para el caso
mexicano es que se dejó fuera de las negociaciones las relativas a un acuerdo migratorio y
con ello Estados Unidos evitó la libre movilidad de la mano de obra y la legalización de la estancia de los migrantes indocumentados mexicanos. De esta manera, el sector primario en
un periodo relativamente corto se encontró insertado en la arena comercial internacional
y con ello obligado a ajustar el precio de la mayoría de sus productos con los imperantes en
el mercado internacional, situación que implicó cambios importantes en el funcionamiento
del sector y nuevos desafíos que enfrentar en condiciones adversas.
Así, como consecuencia de los cambios en el sistema económico que se han implementado en el país a partir de 1982, el sector rural mexicano está sufriendo profundas transformaciones, y los esquemas tradicionales para el estudio de lo rural, por parte de las ciencias
sociales, han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias, ciertamente dinámicas, que
se están presentando en el mundo rural y las cuales son distintas entre las diferentes regiones dependiendo, entre otras razones, de su localización geográfica, de su dotación de
recursos naturales, de la infraestructura que se haya construido en ellas, de las posibilidades de empleo en sectores distintos del primario, de las habilidades derivadas del “saber
hacer” local y de la capacidad de adaptación de las regiones a los nuevos escenarios. De
ello se desprende que, al romperse las cadenas agroalimentarias promovidas por el Estado de Bienestar, los productores agropecuarios tienen tres alternativas: a) abandonar la
actividad, ya sea mediante la emigración o insertándose en otro sector; b) integrarse a las
nuevas redes agroalimentarias globales (en caso de que lo puedan hacer); y c) fortalecer
las redes locales, en caso de que existan; generarlas, si no existen; o rehacerlas, en caso de
que hayan existido.
La emergencia de nuevos escenarios, entre los que destacan: “la difusión de nuevos
patrones de consumo y hábitos de vida, la megapolización de los sistemas urbanos, los progresos espectaculares de las comunicaciones y la creciente movilidad de la población, han
155
modificado radicalmente el patrón de organización del territorio, desplazado o borrado casi
por completo las fronteras entre lo rural y lo urbano” (Linck, 2001: 9).
Los estudios sobre “nueva ruralidad” y territorio, intentan contestar qué es “lo rural” en sociedades en los que existe un acelerado proceso de “contraurbanización” o “suburbanización” como consecuencia de un mayor consumo de los espacios “rurales” por actividades
pertenecientes a los sectores secundario y terciario, provocando una profunda transformación en las actividades primarias e incrementado el empleo en el mundo campesino en actividades relacionadas con sectores diferentes del primario y la manera en que los patrones
culturales y estilos de vida “rurales” (frecuentemente percibidos como “atrasados”) están
siendo rápidamente transformados ante el avance de valores vinculados a la “modernidad”,
es decir, a estilos de vida “urbanos” (Llambi, 1996).
Ciertamente los problemas del mundo rural tienen causas complejas que se manifiestan
de diversas maneras en los diferentes espacios rurales, pero su crisis se puede visualizar
de cinco maneras: en la producción y en la orientación de la misma; en su población –y la
pérdida de la misma por migración–; en las formas tradicionales de gestión –las que fueron
eliminadas y reencauzadas hacia nuevos esquemas de participación e insertadas en espacios sociopolíticos cada vez más restringidos–; en el manejo de los recursos naturales –y la
coexistencia con recursos sometidos a procesos permanentes de degradación, tanto por las
actividades primarias como la originada por otros sectores– y en las formas tradicionales de
articulación social (Pérez, 2001).
Cerca de la mitad del empleo generado en los años noventa del siglo XX en los territorios
rurales de América Latina, es empleo rural no agropecuario (principalmente maquila de ropa
y en sitios ecológicamente privilegiados, ecoturismo), en tanto que más de la mitad del ingreso de estas familias proviene de sectores diferentes del primario, adquiriendo un peso muy
importante en los últimos años: los ingresos por remesas de migrantes (Echeverri y Ribero,
2002).
En el caso mexicano, durante la vigencia del TLCAN, ha continuado la pérdida relativa
de población rural con respecto a la población total, ello se debe a los flujos migratorios
campo-ciudad, cada vez menores, y a la migración internacional, cada vez más evidente; de
acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Población, en 2004 emigraron 380,000
mexicanos a los Estados Unidos, la inmensa mayoría de manera ilegal. En 1994, únicamente 3% de las familias ejidales tenían familiares que habían emigrado en alguna ocasión a
Estados Unidos, porcentaje que creció a 8% en 1997; en contraste, la migración dentro del
país bajó del 10% en 1994 a 7% en 1997 (Zorrilla, 2003). En el año 2004 las remesas que los
migrantes enviaron a México se convirtieron en la segunda fuente de ingresos provenientes
del exterior; representaron alrededor del 75% de las ventas de petróleo al exterior y fueron
superiores al total de la inversión extranjera directa que captó el país; indudablemente,
estas remesas son importantes para amortiguar la pobreza de numerosas familias, tanto
rurales como urbanas, y han permitido mantener una relativa paz social y la estabilidad de
156
la economía mexicana; se calcula que en 2005 el monto de las remesas alcanzará los 20,000
millones de dólares.
De los elementos importantes que se deben considerar en el análisis del empleo rural no
agrícola, es su mayor remuneración y su estabilidad, comparado con el empleo agrícola, los
ingresos agrícolas, además de ser cíclicos, dependen del clima y ahora están vinculados a
los precios de los productos de importación. De esta manera, el empleo en los sectores secundario o terciario permite superar las crisis periódicas de la agricultura y paliar los efectos
de la pobreza de las poblaciones rurales. El empleo rural no agrícola trasciende, en buena
medida, la cadena productiva agroalimentaria o agroindustrial; es decir, es un empleo que
no está necesariamente ligado a la producción primaria, sino que se inserta en los sectores
emergentes de la economía rural y que tiene fuertes implicaciones sobre la concepción del
capital humano requerido para consolidar una economía eficiente y en crecimiento en el
medio rural (Echeverri y Ribero, 2002); pero que a la vez requiere de una alta capacidad de
adaptación por parte de los pobladores del medio rural y el desarrollo de nuevas habilidades para poder desempeñar las nuevas actividades que se les demandan.
Así, desde distintos ámbitos académicos se están investigando las maneras en que las
diferentes sociedades rurales pueden aprovechar su capital social, más allá de las ventajas
comparativas que les ofrecen sus recursos naturales, para insertarse exitosamente en la
globalización y no ser victimas de la misma. Se busca revalorar lo local frente a lo global y su
pretensión por homogeneizar patrones de producción y de consumo que implicaría, entre
otras cosas, pérdidas en la diversidad cultural y biológica que ofrece el mundo rural.
Otro aspecto importante que se debe considerar es la tendencia decreciente en la producción agrícola tradicional, la que no puede competir con el precio que ofrece la producción
en masa y, además, no tienen éxito en los canales de comercialización de los alimentos de
calidad. Cuando estos productos tradicionales están vinculados a las áreas menos favorecidas, la globalización ciertamente acelera y exacerba los efectos de la competencia capitalista,
ya que sitúa a los dos tipos de producción en el mismo segmento de mercado final (BeloMoreira, 2004).
Por otra parte, alimentos tradicionales de alta calidad sufren reducciones en su precio, y
el riesgo implícito de eliminar su producción, ante la carencia de rentabilidad económica, al
enfrentar la competencia de falsos substitutos; por ejemplo, el maíz amarillo que en Estados Unidos es cultivado para consumo animal, y que al ser importado por México, sirve de
referencia para determinar el precio de los diferentes tipos de maíz que se producen en el
país para consumo humano. Otro caso que ejemplifica esta situación es el que enfrentan los
derivados lácteos, en que productos elaborados en el país utilizando leche deben enfrentar
la competencia de sucedáneos de derivados lácteos importados; es frecuente que el precio
en anaquel de estos productos –que, generalmente, se venden como si fueran elaborados
con leche ya sea a granel o sin etiqueta en el empaque que indique su composición– sea
menor a los costos de producción de los derivados lácteos mexicanos.
157
Así se considera que los diferentes territorios rurales se encuentran en un proceso que
busca articular respuestas locales a los fenómenos de inseguridad e incertidumbre, generados por el derrumbe del Estado de Bienestar y, simultáneamente, fortalecer las comunidades locales y redes de estructura rural que permitan enfrentar exitosamente el riesgo
implícito en los nuevos escenarios en los que se encuentra inmerso (Pérez, 2001).
1.2. La ganadería lechera mexicana
En el subsector ganadero (incluyendo todo tipo de ganadería) el 75.4% (2,386,927) de las
unidades que declaran tener algún tipo de producción ganadera autoconsume toda su producción, el 24.3% (769,941) vende en el mercado local y nacional, y 0.23% (7,391) exporta
su producción (De Grammont, 2001). En este sentido, la ganadería de autoconsumo cumple
funciones importantes en la nutrición de la familia y contribuye al cumplimiento de sus
compromisos sociales; pero la crianza de animales, sobre todo cuando se trata de especies
mayores, por parte de familias marginadas cumple la función de ahorro para enfrentar
contingencias y erogaciones importantes. En el caso especifico de la ganadería lechera –por
la cantidad y cotidianidad de la producción– el producto, la leche, tiene que ingresar en el
mercado, mediante diferentes canales de comercialización; en ese sentido representa un
ingreso periódico para la familia ganadera, ya sea diario o semanal.
Debido al carácter transnacional de muchas de las compañías dedicadas a la producción
de derivados lácteos, estas empresas están invirtiendo en aquellos países que tienen bajos
costos de producción y/o mercados en expansión. En apariencia 0.20 dólares americanos
por kilogramo de leche como precio pagado al productor, es el que sirve de base para diferenciar a los países que pueden exportar leche y derivados lácteos sin subsidios, de los
países que requieren de éstos para exportar (Tejo, 2001). Algunos países desarrollados, al
tener costos de producción superiores a los requeridos para ser competitivos en el mercado
internacional, estimulan la producción de leche mediante subsidios, los que representan,
para el caso de Estados Unidos, Japón y Comunidad Económica Europea, el 70% de los ingresos que reciben los productores (Fernández y Tarrio, 1995). Para el caso de México, considerando un tipo de cambio de 11.50 pesos por dólar, el precio promedio ponderado que
se pagó al productor de leche durante 2003 fue de 28 centavos de dólar por litro de leche
(SAGARPA, 2004), precio que es 40% mayor al que tienen los países con menores costos de
producción; además los ganaderos mexicanos prácticamente carecen de subsidios; en 1997
representaron el 3.6% de los que recibieron los ganaderos estadounidenses y 1.4% de los
canalizados por los países de la Unión Europea (Cervantes et al., 2001). En pocas palabras,
la agricultura mundial se encuentra inmersa en una especie de “Guerra Fría” en la que tanto
los Estados Unidos como la Unión Europea protegen a su sector primario mediante subsidios (principalmente a la exportación) y en que las victimas de esta confrontación son los
agricultores de los países cuyos gobiernos han adoptado el libre mercado como un dogma
de fe inquebrantable, o que carecen de la capacidad financiera para subsidiar a su sector
primario.
La importancia de la ganadería lechera mexicana radica en que representa el 24% del
valor de la producción del sector ganadero, siendo, de acuerdo al valor de la producción, el
158
segundo en importancia, solamente después de la ganadería bovina para carne. Después
de tener años de decrecimiento durante la década de los ochenta del siglo pasado, la producción de leche de bovino se reactiva en la década de los noventa, alcanzando tasas medias de crecimiento anual de 4.6% entre 1995 y 2001 (FIRA, 2003), pero a partir de ese año
el ritmo de crecimiento ha disminuido considerablemente. Por otra parte, México continúa
siendo el principal importador de leche en polvo para consumo humano en el mundo y
además, las importaciones de subproductos y derivados lácteos han crecido a tasas muy altas; ejemplo de lo anterior son las importaciones de queso; las cuales se incrementaron en
250% entre 1998 y 2003 (Cesín et al., 2003) y para otros derivados lácteos, se tienen tasas
de crecimiento de las importaciones similares o superiores; así, a pesar de que las importaciones de leche en polvo no muestran crecimiento en su volumen durante los últimos años,
el incremento en las importaciones de productos con un valor agregado están impactando
de manera negativa la balaza comercial agroalimentaria del país. De ahí la conclusión de
que, bajo el sistema neoliberal, el desarrollo del sector agropecuario no ha podido alcanzar
las condiciones prevalecientes antes de 1980; en el caso de la leche, entre 1981 y 1999 la
producción per cápita en el país se redujo en 15.5% (Castañon et al., 2003).
2. Consideraciones metodológicas
Santa Ana Portales es una comunidad que pertenece al municipio de Tetlatlahuca (“Lugar
de piedras que arden o rojas”) en el suroeste del estado de Tlaxcala. El municipio tiene
una superficie de 19.23 Km2 (0.47% del total estatal); 45% de la superficie del municipio
es plana, 40% semiplana y 15% terreno quebrado. El asentamiento humano de Santa Ana
Portales se encuentra en el piso del Valle Puebla-Tlaxcala, ocupando el mismo espacio en
el que se localizaba el casco de la hacienda del mismo nombre –de la cual únicamente se
conserva la iglesia, la que actualmente está ubicada en la plaza principal de la comunidad e
incorporada a los ritos católicos del pueblo– y como parte de la Antigua Ciénega de Tlaxcala,
la que fue desecada para la formación de superficie agrícola.
Santa Ana Portales se fundó en la década de los cuarenta del siglo XX como consecuencia del reparto agrario de la ex-hacienda Santa Ana Portales, entre pobladores de San Bartolomé Tenango, comunidad distante diez kilómetros al noreste de Portales. Actualmente,
los habitantes de Santa Ana Portales muestran una extraordinaria capacidad de adaptación
para enfrentar los nuevos escenarios que se presentan en el país, la que se manifiesta en
una diversificación del empleo que desempeñan en los sectores secundario y terciario, pero
sin abandonar la producción agropecuaria; articulándose a las actividades que se desarrollan en comunidades vecinas, mediante la maquila de chamarras con Xoxtla, población vecina perteneciente al estado de Puebla, y la producción de queso y otros derivados lácteos
con Aquiahuac y Tetlatlahuca y, en caso necesario, migrando a los Estados Unidos con el
objeto consolidar un patrimonio.
Enciclopedia de los Municipios de México, “Estado de Tlaxcala: Tetlatlahuca”, www.e-local.gob.mx
159
La región debido a la riqueza y variedad de sus recursos naturales ha sido habitada desde
la época prehispánica (Luna, 1993), a pocos kilómetros de Portales se localizan los sitios
arqueológicos de Cacaxtla y Xochitecatl, y desde 1930 su densidad de población supera los
100 habitantes por kilómetro cuadrado y de acuerdo con el Censo General de Población y
Vivienda del año 2000, esta densidad es mayor a 500 habitantes/km2; situación que implica
una fuerte presión sobre los recursos naturales de la zona y, por otro lado, la ha convertido
en expulsora de mano de obra. Santa Ana Portales se encuentra comunicada por una carretera secundaria con la Autopista México-Puebla, de la cual se encuentra a 5 kilómetros,
con la cabecera municipal, Tetlatlahuca, y con Nativitas. Las tierras de la comunidad serán
atravesadas por la autopista Puebla-Pachuca actualmente en construcción.
Con la intención de comprender la dinámica socioeconómica manifestada en esta comunidad, se realizó un muestreo cualitativo con varianza máxima, con una confiabilidad
del 90% y una precisión de O.1; utilizando como marco de muestreo una relación de todos
los jefes de familia. Una vez determinado el tamaño de muestra, se realizó una selección
aleatoria; Portales tiene 192 hogares y se realizaron entrevistas estructuradas en 63 de ellos
(32.81% de la población).
3. Resultados y discusión
3.1. Características generales de los hogares
La edad promedio del jefe de familia en Portales es de 45 años, jóvenes de acuerdo al promedio del campo mexicano, y 28.5% de los hogares tienen como cabeza a una mujer, esto
se debe en la mitad de los casos a: divorcio, viudez, abandono de la pareja, empleo de la
pareja en otra ciudad; lo que las hace ser madres solteras, y el otro 50% de los casos a que
su esposo emigró a Estados Unidos. La escolaridad promedio es de 8.89±4.09 años, la que
se considera alta comparada con el medio rural mexicano.
3.2. Producción agrícola
En Portales, el 42.85% de los hogares están relacionados con la producción agrícola, la cual
se realiza en condiciones de minifundio: el tamaño promedio de la parcela es de 0.9279
has., con un máximo de 2.5 has. El precio de la tierra es afectado por usos alternativos del
suelo; 94.9% de la tierra que se cultiva es utilizada para la producción de forrajes para el
ganado lechero.
Los principales cultivos en Portales son: maíz, alfalfa y calabaza, los dos primeros son
utilizados, básicamente, como forraje para la alimentación del ganado lechero, la planta del
maíz se le ofrece a los animales verde o como zacate seco dependiendo de la época del año,
la alfalfa generalmente se utiliza verde. En el caso de la calabaza, esta planta puede ocupar
exclusivamente la superficie destinada para su cultivo, o sembrarse en asociación con maíz;
en este caso, al extenderse la planta impide la proliferación de maleza, este sistema de
producción es una adaptación local de la milpa prehispánica mesoamericana (que consistía
160
en sembrar en asociación maíz, frijol y calabaza); la calabaza una vez extraída su semilla, la
que venden en $20.00 el kilogramo, es utilizada para la alimentación del ganado lechero,
en caso de que lo posea el productor, o bien como abono orgánico en la parcela agrícola
desbaratándola mediante rastreo e incorporándola a la tierra con un barbecho profundo.
En el 37.21% de la superficie agrícola destinada a la alimentación del ganado lechero
se tiene sembrada alfalfa de la que se obtienen diez cortes al año. En el caso del maíz, el
rendimiento por hectárea es bajo: 1,352 kgs. en promedio, a pesar de la excelente calidad
de tierra con que cuenta la comunidad; lo anterior se explica porque los agricultores han
dejado de utilizar fertilizante químico debido al alto costo que representa para ellos; en este
sentido, el ganado lechero es proveedor de abono orgánico que es, en la mayoría de los
casos, el único fertilizante que reciben las tierras de la comunidad.
3.3. Ganadería lechera
En el 33.3% de los hogares se desarrolla la ganadería lechera como actividad importante;
el tamaño promedio del hato es de 6.29 animales, de los cuales 3.91 son vacas (secas y
en ordeña), 62.1% del total; una vaca promedio de Portales permanece seca 57.87 días,
parámetro bastante cercano del ideal que es de 60 días y es una manifestación de eficiencia reproductiva, lo anterior es importante porque son los animales que generan ingresos
periódicos para la familia, mientras que las becerras y las vaquillas cumplen la función de
reemplazos de los vientres lecheros y los becerros y novillos sirven como ahorro para casos
de contingencia o para poder solventar los egresos más importantes del hogar.
La producción de leche es una actividad tradicional en Portales, el 80% de los ganaderos
manifiesta tener más de diez años de dedicarse a ella y 8.9% son ganaderos recientes con
menos de 5 años en la actividad. En el manejo de los animales intervienen, generalmente,
todos los miembros de la familia y no se contrata mano de obra; es frecuente que en el
caso de que el varón trabaje en alguna de las actividades emergentes en los alrededores de
Portales, o que haya tenido que migrar a los Estados Unidos, sea la mujer la que se dedique
a realizar todas las labores que implican el cuidado de los animales lecheros: limpieza del
corral, alimentación, ordeño, etcétera; independientemente de que un número importante, también se dedican a la costura de chamarras, además de atender el establo familiar y
las labores del hogar. Así, en el caso de que el jefe de familia haya tenido que migrar, las
remesas que envía son utilizadas para mejorar su vivienda; muchas de las casas de Portales
han sido construidas con dinero proveniente de este ingreso y son edificaciones que contrastan dramáticamente con el estilo de las viviendas que se encuentran en el medio rural.
Los gastos cotidianos del hogar son solventados por los ingresos obtenidos por la mujer de
la casa. También se encontró que algunas de las mujeres de la comunidad se iniciaron en la
ganadería lechera después de que falleció su esposo o al divorciarse, situación que rompe
con el mito de que la ganadería mayor es una actividad exclusiva de los varones. Lo anterior
concuerda con las siguientes afirmaciones: “el esfuerzo de las mujeres por la supervivencia
y el bienestar de las familias rurales suele marcar los límites de la reproducción social y
cultural de las poblaciones rurales” y, por otro lado, que “la participación de las mujeres en
161
las labores productivas agrícolas (en las fincas familiares) es mayor a la que suele aparecer
en las estadísticas” (Sepúlveda et al., 2003: 27).
Los rendimientos en línea de ordeña son bajos, 8.38 lts./vaca al día, y una explotación
promedio vende 30.88 litros de leche por día a un precio de entre $3.00 y $3.50 por litro; el
destino del producto es alguna de las queserías que se localizan en Aquiahuac, en Tetlatlahuca o en Tenango; lo anterior a pesar de que en el municipio, y distante aproximadamente a cinco kilómetros de Portales, se localiza la planta de LICONSA Tlaxcala, empresa que
no adquiere leche fluida debido a los menores costos de producción de un litro de leche
rehidratada, el que considerando un tipo de cambio de $11.50/dólar, es de $2.38 por litro
de leche –los costos desglosados son: leche en polvo $1.98, rehidratado $0.25 y grasa (generalmente de origen vegetal) $0.15– (FIRA, 2003), y de acuerdo con los criterios imperantes en el Gobierno Federal, es importante que las empresas públicas sean eficientes desde
el punto de vista financiero, aunque sus funciones sociales y de promoción de la actividad
pasen a segundo plano.
A pesar de que 33.3% de los ganaderos manifestó saber hacer algún derivado lácteo
y producirlo esporádicamente, no lo elaboran para comercializarlo y únicamente 19% de
los ganaderos destina leche de manera permanente para el consumo de su familia, aún
en el caso de tener niños. Los corrales para el ganado lechero se encuentran adyacentes a
la vivienda familiar y, debido al alto valor del suelo en la localidad, son reducidos, un establo promedio en Portales tiene 40.7 m2, equivalente a 6,47 m2 por animal; los materiales
utilizados para su construcción son tabique para las paredes y lámina para el tejado. En lo
referente al uso de tecnología, el 65% manifestó utilizar la inseminación artificial (IA), como
sistema reproductivo en sus animales, aunque únicamente la mitad de los que la usan, lo
hacen en todos sus animales y un porcentaje similar la ha utilizado por más de cinco años,
lo que significa que ya están ordeñando vacas nacidas mediante esa técnica; todas las vacas
de la comunidad se ordeñan de manera manual y en todos los casos, cuentan con asesoría
técnica ofrecida por un médico veterinario.
3.4. Actividades productivas emergentes en la comunidad
Además de la ganadería lechera, la agricultura y la maquila de ropa, las actividades productivas emergentes que desarrollan los habitantes de Portales son diversas: obreros en
Hylsa y en Krupp (las que se encuentran a unos cinco kilómetros de la localidad, en Xoxtla,
Puebla) o en alguna otra empresa de los alrededores; también hay otros que se dedican a
prestar algún servicio dentro de la comunidad, soldadores, mecánicos, etcétera; algunos
habitantes de la comunidad son concesionarios o chóferes de alguna de las rutas del transporte colectivo del suroeste de Tlaxcala, y otro grupo de la población realiza viajes diarios
a las ciudades de Puebla o Tlaxcala para desempeñar diversos oficios, principalmente en
el sector de los servicios: enfermeras, secretarias, profesores, mecánicos, almacenistas en
algún centro comercial, etcétera; independientemente de los habitantes que acuden a los
diversos tianguis de los alrededores, principalmente el de Tepeaca y el de San Martín Texmelucán para comercializar las chamarras que se producen en la comunidad. Lo anterior es
162
una muestra de los cambios que se están experimentando en las actividades productivas
que se desarrollan en el mundo rural y que implican una diversificación de los ingresos de
las familias, además de que la viabilidad del hogar depende, en buena medida, de obtener
ingresos de diferentes fuentes.
3.5. Migración internacional
Por otra parte, en la región se ha desarrollado una red de “polleros” que facilitan la migración de los habitantes de las diferentes poblaciones del suroeste del Estado de Tlaxcala a
distintas ciudades de los Estados Unidos; el costo promedio de sus servicios por persona es
de $20,000.00.
La migración internacional es un fenómeno de causas complejas, en las que se combinan
aspectos macro y microestructurales, pero su incremento durante el periodo que se ha
implementado el modelo neoliberal en el país se debe, fundamentalmente, a: i) la economía ha tenido bajas tasas de crecimiento (en algunos años negativas) y con un crecimiento
del PIB per cápita negativo; ii) la incapacidad de generar el número suficiente de empleos
que requiere el país; iii) el poder adquisitivo del salario real es menor al que tenía en 1981,
lo que significa que la demanda interna en lugar de ser estimulada para incrementar la
producción de los diferentes sectores, es contraccionada para evitar que se incremente la
inflación; y iv) la pérdida de rentabilidad en algunas actividades, sobretodo en las pertenecientes al sector primario, al tener que ajustar el precio de sus productos a los imperantes
en el mercado internacional, los que están fijados por los países que poseen ventajas comparativas, dotación de recursos naturales o mano de obra barata, por citar dos de ellas, y
por el precio que tienen en el mercado internacional, productos altamente subsidiados en
su país de origen. En resumen, la emigración ilegal de trabajadores mexicanos a Estados
Unidos es la consecuencia de las intensas relaciones, en múltiples aspectos, de dos países
vecinos con profundas asimetrías.
En el caso de Portales, la edad promedio del migrante, al momento de hacerlo, es de 28
años, generalmente con una familia constituida y no como opción laboral que desearía; en
la mayoría de los casos no tienen un lugar donde establecerse, ni empleo seguro a su arribo a los Estados Unidos, a menos que tengan algún familiar o amistad que haya emigrado
previamente. Las actividades que desempeñaban antes de emigrar eran diversas, predominando el trabajo agropecuario o como obrero, y su escolaridad promedio es de 9.75 años.
Los oficios que realizan en los Estados Unidos son diversos y básicamente pertenecientes al
sector servicios: como jardineros, lavadores de coches, lavando platos, recogiendo basura,
etcétera, y en menor proporción en el sector primario. El envió de remesas lo realizan por
diferentes medios, desde el correo, con alguna amistad que regresa a la comunidad (para
visitar a sus familiares o para reintegrarse a ella) y cada vez más frecuentemente utilizan
el envió electrónico que ofrecen en las cadenas de tiendas departamentales; la cantidad
que remiten mensualmente oscila entre 100 y 300 dólares americanos, cantidad que es
utilizada por la familia, parcialmente, en la compra de insumos y en los gastos cotidianos
para la satisfacción de sus necesidades, y por otra, en realizar mejoras a la casa familiar,
163
para la construcción de la misma, para la adquisición de tierras o ampliación de la parcela
agrícola y para la adquisición de ganado lechero. Un dato importante en este sentido es que
57.2% de las unidades de producción desean incrementar el tamaño de su hato. Un hecho
que resulta significativo es que la totalidad de los familiares de migrantes entrevistados
consideran que la estancia de su familiar en Estados Unidos es temporal y que regresaran
para integrarse a la familia, situación que en muchos de los casos resulta ser un buen deseo
y no una realidad; por otra parte, los pobladores que se reintegran a su comunidad, no son
los mismos que cuando partieron, traen consigo nuevos patrones culturales, pero también
vicios que trastocan la cotidianidad de su localidad, además, durante su estancia en Estados
Unidos pueden establecer nuevos vínculos familiares, lo que representa un riesgo para la
estructura de la familia que dejaron en su comunidad.
Se ha considerado que la integridad del territorio está altamente determinada por la
conservación de poblaciones o de asentamientos humanos que mantengan una alta dependencia de localización frente a los recursos naturales, de tal forma que el territorio se
encuentre ocupado más allá de las meras condiciones de productividad y de rentabilidad de
dichos territorios o del suelo, (situación francamente impensable bajo el sistema económico vigente). Los procesos de desplazamiento como resultado de precarias condiciones productivas, o simple inviabilidad de sistemas productivos locales, generan un gran riesgo para
mantener la integridad de un territorio (Echeverri y Ribero, 2002). Es necesario revalorar los
productos regionales y conocer la manera en se producen estos bienes, como una manera
de evitar la pérdida de sistemas de producción (y de articulación social) que se encuentran
en riesgo ante los embates de la globalización, pero además, por que pueden representar
guías para el desarrollo de sistemas de producción amigables con el medio ambiente.
Conclusiones
Los nuevos escenarios que se están presentando en el mundo rural exigen a sus pobladores
una extraordinaria capacidad de adaptación y los han obligado a diversificar e incrementar
las actividades que realizan cotidianamente. Los estudios regionales adquieren importancia
debido a que los impactos de la globalización se están manifestando de manera diferenciada entre los espacios del mundo rural y cada uno presenta sus particularidades en la
manera en que sus pobladores internalizan sus efectos, y a las respuestas que ofrecen para
enfrentar este proceso. Es importante conocer las actividades emergentes que están apareciendo en el medio rural y analizar sus posibles consecuencias.
Los impactos de las actividades emergentes, en una comunidad como Santa Ana Portales, no han sido adecuadamente evaluados y se requiere la realización de estudios interdisciplinarios debido a que además de los temas socioeconómicos; es importante analizar el
impacto ambiental de esas actividades ante el visible deterioro que presentan los recursos
naturales de la región y que se desarrollen sistemas de producción que se acerquen paulatinamente a esquemas sostenibles.
164
La ganadería lechera representa para los habitantes de Portales un ingreso permanente
que rompe con los ciclos del ingreso agrícola que tienen una estacionalidad determinada
por el clima. Además de que les permite enfrentar contingencias mediante la venta de algún animal, que es un activo altamente demandado, y para la comercialización del ganado
existen redes de intermediarios, distribuidos por todo el suroeste del estado de Tlaxcala y el
centro-occidente del estado de Puebla, lo que facilita este tipo de transacciones.
Son importantes los programas de extensión, los que son necesarios reestablecer y construir con un diseño acorde con los nuevos escenarios dinámicos que se están presentando
en el medio rural; y la vinculación de las universidades con los sectores productivos, en este
caso con el primario, para proponer soluciones a una problemática compleja, encontrando
los niveles apropiados de producción y desarrollando sistemas de producción amigables
con el medio ambiente.
De esta manera, si comunidades como Portales, a la que se puede considerar privilegiada por su dotación de recursos naturales, excelente ubicación, infraestructura generada
para el funcionamiento de diversos corredores industriales y alternativas de empleo en
sectores emergentes, están expulsando mano de obra de manera permanente, la situación
se agrava en las áreas marginadas del mundo rural.
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166
Metodología de trabajo en la Brigada
de Educación para el Desarrollo Rural
No. 121. Huejotzingo, Puebla
María del Carmen García Casarrubias
Guadalupe Beatriz Martínez Corona
Juan Alberto Paredes Sánchez
Gloria Angélica Valenzuela Ojeda
Resumen
Las metodologías empleadas en la educación no formal relacionadas con la problemática del campo mexicano, han sido poco estudiadas. Se analiza el caso de la Brigada de
Educación Tecnológica Agropecuaria (BEDR) No. 121, la cual depende de la Secretaría de
Educación Pública, cuyos objetivos buscan hacer llegar la educación a los estratos rurales
marginales para mejorar sus condiciones de vida. El objetivo de la investigación fue conocer
las características de la metodología de trabajo empleada y su relación con la metodología
recomendada por la SEP–DGETA y otras metodologías educativas. Se realizaron entrevistas
a profundidad a informantes clave, la aplicación de un cuestionario abierto, observación
participante y revisión bibliográfica y documental. Se identificaron factores que limitan la
aplicación de la metodología: la disponibilidad de tiempo de hombres y mujeres del campo; el escaso establecimiento de relaciones con otras instituciones, un fuerte burocratismo
interno y la falta de formación del los y las promotoras docentes en metodologías de trabajo.
Introducción
México desde principios del milenio, enfrenta una diversidad de problemas; uno de ellos es
la problemática rural altamente compleja, la cual se manifiesta en el desempleo, la descolectivización y privatización de las tierras (Scott, 1996). Además, existe en el medio rural una
organización deficiente de los productores, inadecuada aplicación de los recursos, irregularidades en la tenencia de la tierra, falta de asistencia social, infraestructura insuficiente y/o
Estudiante Maestría en Ciencias en el Programa de Estrategias Para el Desarrollo Agrícola Regional.
Profesor-Investigador Adjunto, Colegio de Postgraduados, CAMPUS Puebla.
Profesor-Investigador Asociado, Colegio de Postgraduados, CAMPUS Puebla.
Profesor-Investigador, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
167
desaprovechada, desconfianza hacia las autoridades e instituciones, abandono sociocultural, crisis económica, contaminación ambiental, deforestación, migración hacia las urbes y
a los Estados Unidos, falta de financiamiento, ausencia de tecnologías apropiadas y precios
bajos en los productos básicos del campo (SEP–SEIT–DGETA, 1993).
La crisis estructural del sector agropecuario ha determinado que campesinos y campesinas recurran a otras fuentes de ingresos, lo que ha implicado un aumento de la pobreza
rural y un rápido proceso migratorio. El deterioro de las condiciones de vida de las mujeres
rurales vinculado a la situación de crisis del sector rural, y a los fenómenos de migración
masculina, obliga a las mujeres a desarrollar actividades fuera de la unidad doméstica, a
tomar la jefatura y ejecución de los trabajos agrícolas y de su hogar; por lo tanto, lejos de
descargar su jornada de trabajo ésta se incrementa afectando su salud y calidad de vida. En
este contexto, persiste con gran fuerza la baja valoración del papel productivo de las mujeres dentro de las economías de subsistencia y en los renglones del trabajo no remunerado
en la familia y la comunidad (Esparza, 1996).
Muchos autores coinciden en que toda esta gama de problemas implican una serie de
urgencias inaplazables: es imprescindible atender el enorme rezago social de nuestro campo, el rezago social en que se encuentra la gran mayoría, mayor atención a las demandas de
justicia social, atención primordial que requiere la marginación social de mujeres, ancianos
y niños y la defensa de nuestro medio ambiente.
Desde esta perspectiva, diversos estudios comparten la opinión referente a que el factor
educativo constituye la clave fundamental en la construcción de la nueva sociedad. Castro
(1974:87), afirma que la educación es una herramienta fundamental para preparar al ser
humano desde que empieza a tener conciencia para cumplir sus más elementales deberes
sociales, para producir los bienes materiales y los bienes espirituales que la sociedad necesita produciendo por igual, con la misma obligación de todos. En este sentido, Castro considera que la educación es el único medio capaz de desarrollar las inclinaciones positivas del
ser humano y de combatir, desde muy temprano sus inclinaciones negativas.
La educación como concepto es muy amplia, profunda y flexible, siempre orientada a la
formación e información del ser humano. Para Dewey (citado en Gámez, 1980:26), “Educación es la suma total de procesos por medio de los cuales una comunidad o grupo social,
grande o pequeño, trasmite a las nuevas generaciones la experiencia y la sabiduría, las capacidades, aspiraciones, los poderes e ideales adquiridos en la vida, con el fin de asegurar
no sólo la supervivencia al grupo, sino su crecimiento y desarrollo continuos”.
La educación generalmente opera en dos vertientes: la educación formal y la educación
no formal. La primera se refiere a la educación que tiene lugar en el aula, bajo un horario,
con una estructura de planes y programas. Para el caso de esta investigación es de gran
interés la educación no formal, la cual ha recibido diversas denominaciones de acuerdo al
contexto y las personas. La educación no formal ha sido identificada como extensionismo
agrícola, capacitación, difusión y desarrollo de la comunidad. Otras denominaciones poste168
riores han sido: la educación de adultos, educación permanente, educación popular y educación extraescolar (Simkins, 1977; citado por Pieck, 1996). El Plan Nacional de Desarrollo
(2001–2006), la denomina educación para la vida y el trabajo. Al respecto, Simkins (1977,
citado en Pieck,1996), menciona que el uso de éstas denominaciones “...ha sido rara vez
riguroso y frecuentemente confuso”. De la misma manera, Selener (et al., S/A) señala que
los promotores reciben, a su vez, muchas otras denominaciones: paraprofesionales, paratécnicos, educadores comunitarios, promotores rurales, técnicos agricultores, facilitadores
locales, extensionistas, promotores rurales, técnicos, facilitadores, promotores comunitarios, brigadistas y colaboradores comunitarios. En la DGETA, hasta finales del 2003, se les
llamó promotores, y a partir de 2003 se les ha denominado promotores docentes.
La Belle (1982), conceptualiza la educación no formal como una serie de actividades
enseñanza–aprendizaje–enseñanza realizadas fuera de la escuela, organizadas y diseñadas
para acrecentar el poder de decisión y el estatus socioeconómico de el/la participante. Por
su parte Bock (1983. citado por Pieck, 1996: 61) subraya: “La educación no formal no sólo
asigna a la gente roles y estatus específicos, sino también legitima nuevos roles y nuevas
formas de relaciones entre ellos; la educación transforma sus identidades y la percepción
que tienen de su ubicación dentro de la sociedad”.
Lo cierto es que la educación formal y no formal, persigue el desarrollo, entendido como
la transformación positiva (no negativa) del ser humano y la sociedad en la que está inmerso y de la que forma parte. En este contexto, en los años de mil novecientos cincuenta y de
mil novecientos sesenta, se da gran importancia a la educación para el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad; este fue el enfoque más comúnmente utilizado por las
agencias gubernamentales, se convirtió en un elemento importante pero solamente del
discurso. Cardoso y Faleto (1978, citado en Pieck, 1996), señalan que años más tarde, las
economías recuperaron su capacidad de exportación, el capital extranjero ejerció el control
e los campos más dinámicos de la economía. Considerando estas condiciones económicas
(Gómez, 1981 y Finkel, 1979, citados en Pieck, 1996) se recurrió a la educación como mecanismo para alcanzar los objetivos del desarrollo; en otras palabras, el sistema educativo
se convirtió en el proveedor del recurso humano, orientado a la producción. En este marco,
fue evidente que la educación formal como la no formal, por sí sola no es capaz de determinar la transformación en el progreso económico y de un orden liberal democrático y
político. Mata (1981) y Niño (1986), coinciden en que tanto la educación formal y no formal
son importantes medios para lograr el pleno desarrollo social, agrícola o rural, o al menos
para que las personas aspiren a mejores condiciones de vida.
México necesita un modelo de educación no formal orientado hacia el cambio de valores, actitudes y aptitudes positivas, que busque la manera distinta de vivir partiendo de
la realidad inmediata (Castillo, et al, 1982). A partir de 1970, los programas de educación
no formal en México han venido cubriendo actividades que van desde la educación para la
salud, campañas de alfabetización, educación para la producción (Pieck, 1996); sin embargo, las instituciones encargadas de promover el desarrollo entre los habitantes del medio
169
rural, se enfrentan a muchos obstáculos por lo que difícilmente se cumplen las metas los
objetivos planteados.
Estas dificultades tienen su origen en los elementos de las políticas públicas y su diseño;
también en la metodología de trabajo empleada por la institución responsable. Todo programa de desarrollo rural involucra una metodología de trabajo, debido a que permite crear
estrategias de organización de grupos y comunidades, generar y difundir conocimientos,
así como valorar y evaluar el papel tan importante de los promotores, los campesinos y las
instituciones involucradas en la formación de sujetos.
Ander–Egg (1980), sostiene que la educación no formal no debe quedar reducida a
transmitir conocimientos, sino que metodológicamente, debe darse un proceso de acción–
reflexión que avance y que produzca en cada fase una toma de conciencia más critica, con
decisiones más responsables.
Es fundamental enfatizar nuevamente, la importancia de las metodologías educativas
en los programas institucionales, ya que son los medios estratégicos que permiten formar
al tipo de ser humano útil en la sociedad. Latapí (1985), menciona que en la metodología
queda implícita la tendencia del ser humano que queremos formar.
Se puede decir que la educación no formal, mediante las metodologías de trabajo tiene
una gran responsabilidad para que los grupos marginados se involucren como sujetos y
puedan lograr los procesos que los conduzcan a una sociedad más justa, igualitaria y sustentable. Ser sujetos significa que las personas piensen en su realidad, en sus problemas,
necesidades y aspiraciones, mientras que una persona como objeto recibe únicamente información.
Uno de los Programas de Educación No Formal inscrito en la Secretaria de Educación Pública (SEP) y que funciona a través de la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA) son las Brigadas de Educación para el Desarrollo Rural (BEDR´s), las cuales
pretenden contribuir a la organización para la producción de los sectores de la población
rural, mediante la educación no formal, la cual involucra a la capacitación para el trabajo.
De ahí que el presente trabajo se centre en el análisis de un caso, la BERD No. 121, para
indagar sobre los esfuerzos de este programa, y conocer sus componentes metodológicos y
características teórico–prácticas. Para ello es necesario también entender el contexto en el
cual se desarrollan las acciones educativas.
1. Aspectos sociodemográficos y geográficos del Municipio de Huejotzingo, zona de Influencia de la BEDR No. 121
El municipio engloba a la cabecera municipal: Huejotzingo de Nieva y las siguientes juntas
auxiliares: Santa Ana Xamimilulco, Atexcac, San Juán Pancoac, Santa María Nepopualco,
San Diego Buena Vista, San Miguel Tianguizolco, Santa María Tianguistenco, San Mateo
Capultitlán y San Luis Coyotzingo. Existen colonias dentro de algunas auxiliares. Santa Ana
170
Xamimilulco presenta la mayor densidad poblacional, sin embargo, tendrá que generarse
alguna política de control dada la alta contaminación del subsuelo por las actividades agropecuarias e industriales.
El municipio de Huejotzingo, en el estado de Puebla, colinda al norte con los municipios
de San Salvador El Verde, Teotlancingo, Chiautzingo, San Martín Texmelucan; al oriente con
el Estado de Tlaxcala, y los municipios de Tlaltenango y Juan C. Bonilla; al sur con los municipios de San Nicolás de los Ranchos, San Andrés Calpan, Domingo Arenas y San Pedro
Cholula; y por último, al poniente con el Estado de México.
Desde una perspectiva económica, el sector primario es el que mayor participación tiene, sin embargo, no se considera como rural ya que el 58 % de la actividad productiva presenta características urbanas, las cuales se concentran en la cabecera municipal y en menor
grado en Santa Ana Xamimilulco (INEGI, 1997).
Aunque la densidad poblacional es de 22 Hab./Ha. esta ha aumentado a 44 Hab. /Ha.,
aún se observa una población rural con traspatio para cultivo de hortalizas y/o corrales para
ganado menor. Este incremento también da cuenta del papel importante de Huejotzingo
como centro urbano de apoyo a la ciudad de Puebla.
El régimen de propiedad consiste en una privada y dos ejidos. En cuanto a programas de
agua potable y alcantarillado, el municipio presenta una alta inversión en zonas rurales. El
drenaje residual y pluvial es insuficiente y no cuenta con un canal adecuado de descarga,
misma que se efectúa en campos de cultivo de alta productividad, donde los contaminantes
son absorbidos afectando a más de doscientas hectáreas (H. Ayuntamiento de Huejotzingo
s/f).
En lo que corresponde a la educación formal, en el municipio existen aproximadamente
41 escuelas y 358 aulas, abarcando los niveles de preescolar, primaria, secundaria, capacitación para el trabajo, medio superior, normal, universidad del desarrollo y universidad
tecnológica. Esto representa un superávit aproximado de 183 aulas, esto debido a que en la
gran mayoría de las unidades sólo se cuenta con el turno matutino. Otro dato relevante es
el de los 8,671 niños entre 6 y 14 años, están sin instrucción primaria o incompleta, por lo
que se habrá de promover su asistencia a la escuela (INEGI, 1997).
En cuanto a la educación no formal, es importante mencionar el programa de educación
para adultos, abarcando los niveles de primaria y secundaria en horarios flexibles. Otra institución de educación no formal es la Brigada de Educación para el Desarrollo Rural (BEDR
No. 121) dependiente de la SEP–DGETA y que tiene una perspectiva de educar para mejorar
la productividad; y así contribuir a elevar el nivel de vida de la población rural (H. Ayuntamiento de Huejotzingo s/f).
El comercio y el abasto se concentran en el mercado municipal, el cual funciona al 40
% de su capacidad entre semana. El día de plaza que es el sábado, se extiende, ocupan171
do más de 10 calles, de 8:00 hrs. a 19:00 hrs., comercializando productos agropecuarios,
herramientas y ropa. El mercado se ve concurrido por localidades del poniente, ya que
debido a la construcción del Aeropuerto Hermanos Serdán, se perdió la comunicación con
Tlaltenango, que hacía su mercado en Huejotzingo. Sin embargo, el Aeropuerto Hermanos
Serdán constituye un detonador potencial para el desarrollo del municipio y la región (H.
Ayuntamiento de Huejotzingo s/f).
La contaminación por basura es un grave problema: existe un servicio deficiente en la
recolección; la comunidad utiliza los arroyos como tiradero, además de muchos puntos en
la periferia de la ciudad. En este sentido, la contaminación del subsuelo, mantos acuíferos y
atmósfera ha sido inevitable. Las características edafológicas del suelo en el municipio, no
permiten un relleno sanitario con los requisitos normativos de la SEDESOL, por lo que es
necesario establecer un convenio con los municipios cercanos y establecer el proyecto en
un lugar con las condiciones adecuadas. Esta medida debe acompañarse de un proyecto
educativo no formal, orientado a la separación de la basura.
Es evidente que existen fuertes problemas ecológicos, de riesgos y vulnerabilidad, los
cuales requieren un buen diagnóstico, así como su plan de acción respectivo, que involucre
actividades de educación no formal, orientadas a contrarrestar el efecto de todos estos
problemas, considerando que es la gente la que actúa todos los días, modificando el medio
físico-geográfico.
2. Planteamiento del Problema de Investigación
La BEDR No. 121 ubicada en Huejotzingo, Pue. imparte educación no formal o extraescolar
para el desarrollo rural, por lo que se considera necesario conocer a través de un estudio de
caso, las características de la metodología de trabajo que se emplea y su relación que tiene
con la metodología de trabajo recomendada por la SEP–DGETA del mismo modo, con otras
metodologías de trabajo. También conocer sus efectos en los procesos sociales (habilidades
y capacidades) que se generan en la población meta y los factores que favorecen o limitan
su aplicación para el logro de objetivos. La pregunta que guía esta investigación queda planteada de la siguiente manera:
¿Cuáles son las características de la metodología de trabajo empleada en la BEDR No.
121 de Huejotzingo, Pue? y ¿Qué relación tiene con la metodología educativa agropecuaria
recomendada por la SEP–DGETA y/o otras metodologías educativas; sus efectos en los procesos sociales que se generan en la población meta; así como los factores institucionales
de el/la promotor/a docente y los/las usuarios/as que favorecen o limitan la aplicación
y el logro de los objetivos? Para tal efecto, se plantearon las siguientes interrogantes: a)
¿Cuáles son los elementos que caracterizan a la metodología de trabajo empleada por la
BEDR No. 121 y su relación con la metodología educativa agropecuaria recomendada por la
SEP–DGETA y/o otras metodologías educativas? ¿Cuáles son los procesos sociales respecto
a habilidades y capacidades que se favorecen en la población participante a través de la
metodología de trabajo en la BEDR No. 121? c) ¿Cuál es el perfil y el papel de el/la promo172
tor/a docente en el proceso educativo formal que es promovido a través de la metodología
de trabajo en la BEDR No. 121? d)¿Cómo son las relaciones de la BEDR No. 121 con otras
instituciones para reforzar las acciones de su metodología de trabajo que lleven al logro de
los objetivos? y ¿Qué factores favorecen o limitan la aplicación y el logro de objetivos de la
metodología de trabajo en la BEDR No. 121?
3. Metodología, métodos y técnicas
La metodología incluye además del método, el objeto y marco teórico. Dicho marco teórico
y la ideología, determinan y condicionan los métodos que se escogen o construyen para
aproximarse al objeto (Yopo, 1989).
Los métodos de investigación pretenden encontrar el modo de abordar correctamente
la realidad para conocerla y además, demostrar que ese conocimiento es objetivo, es decir
que si responde al mundo real en sí, fuera del pensamiento (Jung, 1962; citado por García,
1997).
Se utilizaron el método dialéctico; métodos generales como son, el deductivo e inductivo, así como el análisis y la síntesis, además el método particular concreto utilizado en un
estudio de caso que se llevó a cabo en la BEDR No. 121 de Huejotzingo, Pue., donde la unidad de análisis fueron ocho promotores/as y usuarios/as de ocho localidades: Huejotzingo
(cabecera municipal), Santa Ana Xamimilulco, Santa María Atexcac, Santa María Nepopualco, San Juan Pancoac, San Diego Buenavista, San Miguel Tianguizolco y San Luis Coyotzingo
(siete juntas auxiliares). El objeto del estudio es conocer las características de la metodología de trabajo empleada en la BEDR No. 121 y su relación con la metodología recomendada
por la SEP–DGETA y/o con otras metodologías educativas; los efectos en cuanto a procesos
(habilidades y capacidades) en la población usuaria y los factores que favorecen o limitan la
aplicación y logro de objetivos.
Las consideraciones sobre el estudio de caso y su utilización metodológica que hacen
algunos autores permiten reforzar la fundamentación de emplearlo en esta investigación.
El estudio de caso para Rojas (1988:131) es:
“...un procedimiento que permite centrar la atención en alguna institución o persona que se
considera típica, o que se elige de manera intencional, para obtener información amplia y
profunda y conocer con detalle los diversos aspectos, manifestaciones y situaciones que ha
tenido o tiene, el caso que estudia. Para ello se pueden utilizar la entrevista, la observación
y el análisis de documentos”.
El estudio de caso, en opinión del autor
“permite, bajo determinadas circunstancias generalizar para otros casos aquellas situaciones
o elementos que se consideran comunes”.
173
Pries (1991), define que los estudios de caso son: “intentos de comprender totalidades
como procesos en movimiento”. Brugellmann, 1982:69; citado por Pries (1991:22) señala
que “con la elección del estudio de caso, como forma de investigación, se halla ligada igualmente una decisión por un levantamiento cualitativo de datos de una situación (de campo)
natural, tratada desde una perspectiva de investigación social de tipo interpretativo”.
Por tal motivo se recurrió al método del estudio de caso, ya que sus características metodológicas permiten responder al cómo y por qué del objeto; entender la relación entre
diversos factores, que hacen que el problema se exprese de tal o cual manera (Yin, 1984;
citado por Martínez, 2000).
El presente trabajo, se trata de un estudio de caso de una experiencia de un programa de
educación no formal a través de la BEDR No. 121 (Brigada de Educación para el Desarrollo
Rural), perteneciente a la SEP–DGETA (Secretaria de Educación Pública–Dirección General
Escuelas Tecnológicas Agropecuarias), con una trayectoria de 10 años. Los criterios que se
han seguido es que se aplica una metodología de trabajo dirigida a la educación no formal
para el desarrollo rural; existen relaciones que favorecen el acceso para que los/las promotores/as y la población usuaria proporcionen información con precisión; la BEDR No. 121
busca elementos estratégicos que le permitan impactar en su zona de influencia; además
tiene potencial para ser el ejemplo de las demás brigadas del estado de Puebla.
La selección de los casos no se plantea en términos de frecuencias estadísticas que remitan a la: “representatividad de una muestra”, puesto que se pretende abordar desde
referentes parámetros cualitativos (sin dejar de incluir aquellos elementos útiles que sean
susceptibles de cuantificar), en donde la selección de el/la informante clave, es básica (Rodríguez Gil y García, 1996; citado por Martínez, 2000).
El objetivo de la investigación cualitativa es la comprensión, centrando la indagación
de los hechos, buscando la compresión de las complejas interrelaciones que se dan en la
realidad y, en la investigación cuantitativa; su búsqueda va hacia las causas, persiguiendo
el control y explicación. La investigación cualitativa es considerada compleja, requiere de
flexibilidad, para adaptarse en cada momento y circunstancia en función de lo que se produzca en la realidad que se está investigando, incorpora el método dialéctico, y se requiere:
“planificar con flexibilidad”, sin perder los rasgos del diseño (Montero–Sieburth, M, 1991;
citado por Martínez, 2000).
Las técnicas se sitúan a nivel práctico y operativo, a modo de dispositivos auxiliares ó
instrumentos ó herramientas que permiten la aplicación u operación del método, independientemente del marco teórico de que se trate (García, 1997).
Para el estudio se utilizaron herramientas como son: entrevistas en profundidad a informantes clave: dos promotores (que conocen el programa de la BEDR No. 121), un usuario/a
por comunidad seleccionada (un total de ocho usuarios/as) y un no usuario/a por localidad
174
atendida (ocho no usuarios/as); aplicación de encuesta a través de un cuestionario abierto
(ocho promotores/as); observación participante, dirigida y sistemática (de los/las ocho promotores/as y los usuarios/as de ocho comunidades); revisión de proyectos y reportes de
actividades desarrolladas de los/las promotores/as que atienden a las ocho comunidades
seleccionadas; revisión bibliográfica y documental (libros, folletos, artículos, tesis, censos,
mapas y acta constitutiva). Posteriormente se realizó el procesamiento de la información,
descripción y análisis de los resultados, conclusiones y recomendaciones.
4. Descripción de resultados
La metodología de trabajo en la BEDR No. 121, y los procesos sociales generados en la población participante.
5. El Diagnóstico
Es el punto de partida de una metodología, pues permite conocer la situación actual de las
personas y las comunidades: de los/las ocho promotores/as encuestados; cuatro señalan
que cuentas con diagnósticos de las comunidades atendidas, otro dice que está inconcluso
y tres carecen de él. Mencionan las herramientas; el sondeo rural participativo, cuestionarios, entrevistas, encuestas, estudio socioeconómico por segmentos y diagnóstico básico.
La mayoría de los/as promomotores/as coinciden en que el diagnóstico es muy útil ya
que sirve para saber entender la realidad, permite conocer la comunidad, sus necesidades
y la situación en que vive la población.
Los/as usuarios/as entrevistados, señalan no haber intervenido en diagnósticos participativos y que nadie ha pedido información para elaborar un diagnóstico.
Se puede observar que los/las promotores/as no plasman por escrito sus diagnósticos,
y la población usuaria no ha participado en la construcción del mismo. Por lo que no están
sujetos a un proceso de empoderamiento y conocimiento de su realidad. El/la promotor/a
en su ir y venir a la comunidad, ha construido su propio diagnóstico por experiencia y bajo
un criterio empírico. La metodología de trabajo de la BEDR No. 121 establece una brecha
amplia con la metodología: Investigación–Acción Participativa, empleada por la CREFAL.
6. Planificación
El diagnóstico participativo es un elemento importante en una metodología, ya que implica
en los/as usuarios/as una planificación participativa apropiándose de los problemas comunitarios.
En lo que se refiere a la planificación con los/as usuarios/as, se observa que no se lleva a
cabo la planificación participativa: los encuestados sostienen que nunca se han reunido en
grupo para detectar necesidades y problemas sentidos, ni se ha planeado su participación
175
en la solución de dichos problemas. Solamente se ponen de acuerdo con su promotor/a de
manera verbal para realizar actividades sugeridas o las que el/la usuario/a solicita.
Seis promotores/as señalan que en la planificación, gestión y ejecución de proyectos no
participa la población usuaria. Dos de ellos respondieron afirmativamente, señalando que
la población participa planificando la reforestación, actividades en la agroindustria y en lo
pecuario.
En la población usuaria no se han generado a través de la BEDR No. 121 habilidades y
capacidades de intervención en la planificación participativa. También, incluye la programación de actividades y toda actividad implica recursos económicos para su operación, y
la BEDR No. 121 carece de dichos recursos. Internamente la Unidad Educativa se guía por
un Plan de Desarrollo Institucional (PDI) sexenal, un Plan Operativo Anual (POA) general,
un Plan Operativo Anual (POA) individual, el reporte trimestral de actividades y los planes e
informes semanales de cada promotor/a; sin embargo está ausente el componente “participación” por lo que se dista mucho de la Investigación–Acción Participativa de la CREFAL.
7. Capacitación para la producción agropecuaria
La capacitación para la producción es un componente importante que enmarca la metodología educativa agropecuaria SEP–DGETA. Este elemento permite apoyar el desarrollo
agrícola.
De los ocho promotores/as encuestados, siete afirman capacitar a la población usuaria
para la producción agropecuaria. El octavo promotor/a, lo hace también sólo que en una
parte mínima. Entre los/as ocho promotores/as abarcan las siguientes disciplinas de capacitación: huertos familiares, conservación de frutas y hortalizas, mermeladas, elaboración de
licor de frutas regionales, producción de hongo seta, producción de nopal verdulero, forraje
verde hidropónico, producción de maíz, poda y fertilización de árboles frutales, control de
plagas y enfermedades de los cultivos, uso y manejo de pesticidas agrícolas, producción
de plántula de hortalizas en charola, establecimiento de huertos frutícolas, aves de corral,
apicultura, cunicultura, reproducción y engorda de ovinos. Otras son campañas de reforestación, conservación del agua.
Estas actividades de capacitación se realizan con poca frecuencia y con poca población
usuaria debido a: necesidades individuales y/o familiares de el/la usuario/a y el rol de trabajo de el/la mismo/a; escasez de recursos, material y equipo en la BEDR No. 121, burocracia
y verticalidad institucional, perfiles inadecuados, ausencia de capacitación teórico–práctica
del promotor/a.
Encuestados/as de la población usuaria y no usuaria manifiesta la necesidad de mucha
capacitación y asesoría técnica.
176
Este elemento que pone en práctica la BEDR No. 121 está íntimamente relacionado con
la metodología agropecuaria SEP–DGETA y con la de PRESPO–SAGARPA.
8. Asistencia técnica agropecuaria
La asistencia técnica es un elemento considerado en la metodología SEP–DGETA y en la de
PRESPO–SAGARPA.
De los/as ocho promotores/as, seis mencionaron que proporcionan asistencia técnica y
dos no. Se pudo encontrar en campo que la mayoría no da una asistencia técnica uniforme,
lo que obstruye la enseñanza y la capacitación agropecuaria, esto debido a varias causas,
entre ellas, la falta de recursos económicos en la BEDR No. 121 y en el mismo/a promotor/
a.
Los/as usuarios/as entrevistados/as, señalan que han recibido muy poca asistencia técnica durante su ciclo productivo, por lo que sus habilidades y capacidades se han desarrollado poco.
9. Organización para la producción agropecuaria
La metodología SEP–DGETA considera la organización para la producción como indispensable para provocar el desarrollo rural. Cinco de los/as ocho promotores/as dijeron que
capacitan a la población usuaria en este aspecto, y tres promotores/as no realizan esta
capacitación.
A la población usuaria, no se les está capacitando como tal, no hay grupos organizados al
respecto y los/as promotores/as trabajan con esfuerzo, utilizando recursos económicos propios, sólo que se trabaja de manera dispersa. Eventualmente se reúnen grupos de mujeres
cuando se trata de talleres en el procesado de alimentos, la mayoría de los/as usuarios/as
tienen gran preferencia por el trabajo individual y no han logrado desarrollar las habilidades
y capacidades en la organización para la población en los/as usuarios/as.
10. Organización para el desarrollo socioeconómico
En una metodología la organización para el desarrollo socioeconómico debe contribuir a
que las personas sean sujetos colectivos en busca de mejores condiciones de vida, rebasando a la organización para la producción.
Este elemento es considerado muy importante por las siguientes metodologías: agropecuaria SEP–DGETA, PRESPO–SAGARPA, IAP–CREFAL Y Promoción Social–UNAM.
De los/as ocho promotores/as encuestados/as, seis dijeron no capacitar a la población
usuaria en este rubro, uno de ellos señaló que sí y el último dijo tener proyecto para capacitar. Al establecer comunicación con los/as usuarios/as, no se encontró ningún grupo
177
organizado para el desarrollo socioeconómico mediante los/as promotores/as, sólo grupos
eventuales de mujeres para el procesado de alimentos. La BEDR No. 121 no ha logrado la
organización para el desarrollo socioeconómico.
11. Desarrollo integral
De los/as ocho promotores/as, cuatro señalaron la no impartición de temas que propicien un desarrollo integral, por la falta de recursos materiales y económicos. Los/as otros/as
cuatro promotes/as, afirman impartir los temas de desarrollo integral de manera regular;
abarcan temas en lo social, lo cultural y del medio ambiente, excluyendo aspectos políticos,
ya que no se les permite como empleados. La experiencia principal de estos últimos fueron
las pláticas y la actividad de reforestación de 150, 000 arbolitos de Pinus moctezumac en
coordinación con autoridades de SEDENA, PRONARE, SEMARNAT, Presidencia Municipal y
la Población, durante el año 2001. Estas experiencias son esporádicas, aisladas y sin continuidad, lo que indica que el desarrollo integral no ha tenido una tendencia, ni un lugar
en las comunidades ni en la zona de influencia, lo que se confirma con los/as usuarios/as
entrevistados/as.
12. Reflexión y problematización del entorno
En una metodología, el conocimiento del entorno es muy importante para el cambio de
actitud en los/as usuarios/as: cuatro promotores/as afirman que sí imparten estos temas
a la población usuaria y cuatro señalaron que no. Los que afirman mencionan temas del
cuidado del medio ambiente, la conservación de suelos y bosques, aprovechamiento de los
recursos naturales, zona de riesgo volcánico, emigración campesina, justicia social. El resto
de los/as promotores/as señalan no impartir ningún tema.
La población usuaria sostiene que a través de la BEDR No. 121, no han recibido estas
pláticas para reflexionar sobre su entorno.
13. Autogestión de proyectos
De los/as ocho promotores/as, seis no han capacitado a los/as usuarios/as en la autogestión de proyectos y dos de ellos dicen que sí.
Ningún usuario/a entrevistado/a, indica estas autogestiones de proyectos. Se puede observar que los/as promotores/as son la parte orientadora para que el usuario recurra a
Finanzas, SAGARPA (con el técnico SAGARPA en el municipio), SEDESOL, FIRCO, FIRA, entre
otros, pero sin establecer un compromiso encaminado a la autogestión. En el proceso de
autogestión, se puede observar que influyen varios factores para obstruir la gestión como:
la baja rentabilidad de los proyectos en el campo, los esquemas bancarios que presentan
las instituciones y los escasos apoyos económicos.
178
El trámite de recursos económicos, materiales e insumos adquiere importancia debido
a que constituyen el factor integrador de individuos y la formación de grupos, sin embargo,
en la BEDR No. 121 no se han desarrollado las habilidades y capacidades para tocar puertas
en las instituciones estatales y federales, no excluyendo las de nivel internacional.
Los/as promotores/as comentan que hubo alguna vez un convenio entre SEP–DGETA y el
Fondo para la Paz; de éste, sólo unos cuantos saben cómo funcionó y dónde se canalizaron
los recursos de este programa.
14. Participación y empoderamiento
En una metodología institucional, la comunicación significa entendimiento y actuación entre iguales y el empoderamiento es tener el poder de pertenencia hacia el grupo, hacia la
comunidad y en la región.
Con respecto a los recursos económicos, cinco promotores/as señalan que los/as usuarios/as, no han obtenido el control sobre éstos, dos afirman que en forma muy limitada
y uno sostiene que sí se tiene el control. Se observa que las pequeñas explotaciones que
fomentan los/as promotores/as de la BEDR No. 121, mediante la capacitación y asesoría,
no producen grandes ganancias y muchas veces tienen prioridad para el autoconsumo. En
este contexto no se da el dominio económico ni del mercado.
En lo que se refiere a los recursos naturales, dos mencionaron que la población usuaria
tiene el control sobre éstos: no permitiendo la tala de árboles y la extracción de la tierra,
disminución de la venta de carbón, siembra de arbolitos y cuidado de los mismos. Tres dijeron que existe el control de los recursos de una manera muy limitada; los tres restantes
señalan que no existe ningún control sobre éstos. Se puede decir que la BEDR No. 121 no ha
tenido influencia suficiente para desarrollar esta habilidades en la población usuaria.
15. Metodología de trabajo de los/as promotores/as
Las circunstancias institucionales, sociales, económicas, políticas y geográficas en las que
se encuentra inmersa la BEDR No. 121, implican una organización interna propia, como
unidad educativa y por ende, la justificación de cada trabajador/a; en esta tónica dada, el/la
promotor/a docente señala crear su propia metodología de trabajo que con una visión de
conjunto tienen muchas características en común: el/la pomotor/a elige la comunidad a
atender, hace el diagnóstico de la comunidad en el conocer y convivir con la gente, se mantiene alerta para trabajar a la primera oportunidad con un grupo de personas, establece
una comunicación con la población usuaria, se presenta con autoridades, ofreciendo sus
servicios de capacitación, dosifica sus recursos económicos para pasajes y los materiales
y/o herramientas en los talleres de capacitación. Al interior de la unidad educativa participa
en reuniones, participa en la construcción del Plan de Desarrollo Institucional (PDI), en el
Programa Operativo Anual (POA) individual y general), en la entrega de planes e informes
179
semanales. Obedece los mandatos de la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA).
Finalmente, el conocimiento de ¿qué hacen? ¿cómo es? y ¿qué logran con la metodología de trabajo? en la BEDR No. 121, permitirá proponer elementos metodológicos estratégicos que conlleven a cumplir un buen trabajo con los/as usuarios/as del medio rural.
16. Perfil y papel de el/la promotor/a en el proceso de educación no formal promovido
en la BEDR No. 121
16.1. Perfil profesional
El perfil profesional de un/a promotor/a, es uno de los ejes fundamentales en la aplicación
de una metodología de trabajo; en una sociedad en crisis como la nuestra, no basta con
enseñar a hacer, es decir, no basta con el dominio de las técnicas productivistas, sino que
es necesario relacionarse de manera respetuosa y cuidadosa con el medio ambiente; por lo
tanto, hace falta el enseñar a aprender y el enseñar a enseñar: el saber ser, el saber conocer
y el saber hacer, en su conjunto. En suma, el perfil profesional involucra un compromiso
para educar, por eso la metodología SEP–DGETA sugiere que la educación en sí misma debe
acompañarse del concepto de capacitación social, técnica y administrativa puesto que contribuye a un desarrollo integral de las personas y su comunidad.
En esta investigación los perfiles profesionales encontrados en la BEDR No. 121, se
muestran en el Cuadro 1.
Es de vital importancia que el/la promotor/a docente, ejerza su perfil y se siga capacitando en aspectos sociales, técnicos y administrativos para la razón de ser de la institución
educativa y del mismo desarrollo rural.
Cuadro 1. Perfil Profesional de los/as promotores/as de la BEDR No. 121
Perfil profesional
Pasantes de maestría.
Profesionales a nivel
licenciatura
Estudiantes de 4o semestre en
docencia técnica.
Técnico en computación.
No. de promotores/as
2
%
25.0
3
37.5
2
25.0
1
12.5
Fuente: elaboración propia.
16.2. Papel del promotor docente
Este aspecto se refiere a las funciones que el/la promotor/a docente tiene al interior de la
unidad educativa.
180
En lo que respecta a la Promoción del Programa, seis promotores/as afirman promover
el programa de la BEDR No. 121, dos contestaron que en la Brigada no hay programa y que
sólo se promueve lo demandado por la SEP–DGETA en el POA (Plan Operativo Anual).
Una forma de difundir el programa es mediante las mismas actividades con productores/as, amas de casa, niños de preescolar y padres de familia, jóvenes de las TV–Secundarias, autoridades educativas y el DIF Municipal, además del asesoramiento a los/as jóvenes
del CBTa No. 185 Extensión Calpan, en sus funciones de Servicio Social. La comunicación
personal y con familias es muy eficiente, las gestiones acordes a sus necesidades, el establecimiento de parcelas demostrativas. En esta misma tónica, la comunicación masiva en
reuniones o asambleas con las autoridades civiles y ejidales constituyen excelentes ocasiones para difundir el programa.
En campo se encontró que las personas están siendo atendidas en grupos reducidos. A
pesar de que la mayoría de los/as promotores/as promueven el programa de la BEDR No.
121, la población usuaria y no usuaria, manifiesta que el programa no es lo suficientemente
difundido en las comunidades de influencia.
En lo que se refiere al trabajo en equipo interdisciplinario, primeramente el jefe de la
BEDR No. 121 considera el trabajo en equipo como algo necesario para poder enfrentar los
problemas complejos en el campo.
De los/as ocho promotores/as encuestados/as, dos promotores/as trabajan en equipo,
dos señalaron que se trata de llevarlo a la práctica, una persona contestó que por lo regular
trabaja en equipo y tres dijeron no trabajar en equipo.
Se pudo observar un curso taller de elaboración de licores de frutas regionales con personal de la BEDR No. 121 y productores/as, lo que indica un trabajo en equipo.
La tendencia en la BEDR No. 121 es el trabajo en equipo; sin embargo, tienen que ser
muy cuidadosos el jefe de la Brigada y las áreas para evitar los conflictos.
17. Relaciones de la BEDR No. 121 con otras instituciones para el logro de sus objetivos
17.1 Reforzar la metodología de trabajo
La BEDR No. 121 no puede permanecer aislada de otras instituciones ya que nunca obtendría resultados positivos.
De los/as ocho promotores/as, tres sostienen que hay colaboración entre la BEDR No.
121 y otras instituciones para proyectos socioeconómicos, dos comentaron que sólo se
tienen convenios de trabajo en el papel y tres señalaron que no se tienen colaboración con
otras instituciones. Las instituciones con las que se tiene relación, según los/as promotores/
181
as son PRONARE, SEMARNAT, PROFEPA, DIF, SAGARPA, CONAFOR, ITA No. 29 de Xocoyucan,
Tlax. En este contexto, se encontró que un/a promotor/a capacitó a las mujeres del programa PROGRESA en huertos familiares. Esto indica que la mayoría de los/ promotores/as no
tiene una estrecha relación institucional.
La tendencia de las políticas de DGETA–SEP es que la BEDR No. 121 unifique esfuerzos
con el CBTa No. 185 Extensión Calpan para el éxito de un proyecto socioeconómico, de este
modo habrá un mayor impacto en la población del área rural de influencia.
En cuanto a la gestión de recursos para proyectos socioeconómicos, un/a promotor/a
sostiene que la BEDR No. 121 gestiona recursos a través de otras instituciones, seis promotores/as señalaron que no se han gestionado recursos económicos y un/a promotor/a indicó desconocerlo. Se pudo detectar que en ocasiones muy contadas se ha proporcionado un
apoyo mínimo por parte de la SAGARPA a los/as promotores/as y sus usuarios/as, por darse
un parentesco o una amistad estrecha. SAGARPA exige mucho tiempo de gestión para luego
cambiar sus reglas de operación y rechazar el proyecto que causó expectativas. En términos
generales, la BEDR No. 121 y su personal, no han desarrollado sus habilidades en la gestión
de recursos económicos.
18. La metodología de trabajo de la BEDR No. 121 y los factores que favorecen o limitan
el logro de los objetivos
18.1. Factores institucionales
Con relación al burocratismo, se les preguntó directamente a los/as promotores/as si existe
burocracia o no en la BEDR No. 121: seis promotores/as dijeron que sí y dos mencionaron
que no. La mayoría de los/as promotores/as coinciden en que la elaboración de los documentos trimestrales y los soportes técnicos quitan mucho tiempo evitando la atención a
usuarios/as en el campo.
El/la promotor/a debe informar sobre sus actividades en la BEDR No. 121 para luego
pasar a enlace operativo en la ciudad de Puebla y finalmente hacer llegar este reporte a
México (al área de planeación de la SEP–DGETA); y así, ver el avance en el PDI (Plan de
Desarrollo Institucional).
Los recursos económicos son una gran limitante, pues toda actividad implica el uso de
dinero: cinco promotores/as señalaron que no reciben recursos financieros para operar el
programa, dos promotores/as dijeron que sí y uno/a comentó que los reciben muy limitados.
La mayoría de los/as promotores/as coinciden en que los recursos financieros de la BEDR
No. 121 son insuficientes para accionar y lograr los objetivos propuestos. En el año 2002
no se recibió ningún recurso económico lo que implicó un mayor esfuerzo para el/la promotor/a. Una gran fortaleza para la BEDR No. 121 es que cada promotor/a aparta dinero
182
de su bolsillo para trasladarse a la comunidad o aporta la gasolina de su vehículo y también
compra los materiales e insumos para cumplir con el objetivo de los cursos.
En lo referente a material y equipo para operar el programa, siete promotores/as dijeron
que no se cuenta con suficiente material y equipo que permita el logro de los objetivos.
Un/a promotor/a mencionó que no existen los recursos.
La mayoría de los/as promotores/as coinciden en que hacen falta los medios de comunicación que acerquen a los usuarios; cámara fotográfica, video, rotafolio, proyector. Hacen
falta herramientas de poda y utensilios de cocina, además de insumos como fertilizantes,
insecticidas orgánicos e inorgánicos, substratos, semillas, entre otros.
18.2 Factores de el/la promotor/a docente
18.2.1. Capacitación en aspectos sociales
La mayoría de los/as promotores/as construyen su diagnóstico de la comunidad por experiencia, mas no se plasma en un documento. De la misma forma planifican al mínimo
internamente y externamente involucran a los/as usuarios/as.
En su mayoría, el personal de la BEDR No. 121, conoce aspectos organizativos, sin embargo, en campo no se encontró ningún grupo organizado de manera permanente, sólo un
grupo de mujeres que se reúnen semanalmente para procesar alimentos, pero se encontró
información de que el/la promotor/a docente hiciera convenio con políticas gubernamentales a nivel local (con el programa de PROGRESA), por lo que estaban obligadas a asistir
como grupo.
Los/as usuarios/as prefieren trabajar de manera individual ya que en grupo no se juntan,
no tienen tiempo, no todos/as trabajan por igual y surgen intereses y conflictos. En cuestiones de la iglesia sí se organizan y cooperan debido a que así es la costumbre de años.
En los temas de reflexión y problematización del entorno y en los de desarrollo rural
integral, la mayoría de los/as promotores/as no han tenido capacitación, por lo tanto, hace
mucha falta tener este tipo de conocimientos e involucrarse en el desarrollo de la comunidad.
18.2.2. Capacitación en aspectos técnicos
Siete promotores/as sostienen haber tenido capacitación en aspectos técnicos agropecuarios y sólo uno dijo que no. En lo que se refiere a la asistencia técnica, cinco señalaron
haberse capacitado y tres no; se encontró en los/as usuarios/as que la asistencia técnica
no tiene la suficiente cobertura durante los ciclos productivos. En cuanto a la difusión de
la tecnología agropecuaria, cinco promotores/as dijeron estar capacitados y tres señalaron
que no; se observaron parcelas demostrativas de maíz criollo seleccionado, que la BEDR
183
No. 121 obtuvo en la SAGARPA y que dieron buenos resultados; sin embargo, hacía falta
más presencia del promotor/a en la parcela, y del mismo modo uno o más convenios con
instituciones generadoras de tecnología agropecuaria.
18.2.3. Capacitación en aspectos administrativos
De los/as ocho promotores/as encuestados, tres afirmaron haber tenido capacitación para
la administración de recursos financieros, materiales y humanos; uno contestó haber tomado la teoría, otro lo aprendió en la práctica y uno más aprendió en Estados Unidos pero no
en la DGETA. Los últimos dos señalaron no haber tomado esta capacitación.
En su conjunto, se notan conocimientos en el manejo de los recursos financieros, partidas presupuéstales, plantillas y nóminas del personal, así como la administración de recursos humanos en general. Hay que hacer notar que ningún promotor/a señaló la elaboración
de proyectos.
18.2.4. Capacitación para aplicar las metodologías de trabajo
La mayoría de los/as promotores/as afirman tener conocimientos respecto a la metodología SEP–DGETA; se encontró que un/a promotor/a tomó un curso teórico de 40 horas abarcando solamente el área social, no logrando cubrir el área administrativa y técnica. También
un/a promotor/a con mayor antigüedad menciona que al nacimiento de las BEDR´s, todo
promotor/a debía de tomar el curso teórico sobre la metodología SEP–DGETA.
En otras respuestas de los/as promotores/as, algunos afirman conocer la metodología
para la detección de necesidades con enfoque de competencia laboral para grupos de productores/as, siendo un enfoque reciente del movimiento globalizador. Cabe señalar que
aunque existen recursos humanos capacitados y se conozcan varios elementos metodológicos, los resultados aún no se ven reflejados.
18.3. Factores de la población usuaria
18.3.1. Multiplicidad de actividades
La mayoría (siete promotores/as) señalaron que la población usuaria siempre está implementando estrategias de sobrevivencia para el/ella y su familia, lo cual implica una multiplicidad de actividades que le toman tiempo y recursos económicos; a ellos/as les toma gran
parte del tiempo los cultivos básicos como maíz y fríjol intercalado con frutales, además de
llevar sus productos al mercado local y toda la gama de actividades domésticas. Se puede
decir que toda esta diversidad de actividades, constituyen serias limitaciones para que los/
as usuarios/as formen grupos y sean atendidos por los/as promotores/as de la BEDR No.
121.
184
Dos de tres mujeres entrevistadas muestran mucho entusiasmo por los cursos de cocina
y/o procesado de alimentos, pues consideran que además de aprender llevan comida elaborada a sus hogares, aunque también mencionan que le invierten dinero y tiempo.
18.3.2. Condiciones socioeconómicas
Seis promotores/as comentaron que las condiciones socioeconómicas de los usuarios/as
limitan el desempeño de su trabajo, y con ello el logro de los objetivos de la BEDR No. 121.
Un/a promotor/a dijo que en parte y otro señalo que no.
Los/as usuarios/as y sus familias tienen mucha inestabilidad en el ingreso familiar, un
bajo poder adquisitivo y la necesidad de comprar insumos agrícolas, útiles escolares y uniformes, además de sus gastos en las fiestas tradicionales y religiosas.
Lo cierto es que la BEDR No. 121, en su metodología de trabajo debe detectar necesidades e incluir en su programa de trabajo actividades que ayuden a generar ingresos.
18.3.3. Gestión de recursos financieros a través de la BEDR No. 121
Siete promotores/as sostienen no haber gestionado recursos financieros para proyectos
socioeconómicos y sólo un/a promotor/a señaló que gestionó estos recursos.
En entrevistas con los/as promotores/as afirman que se han elaborado proyectos para
las dependencias, sin embargo se encontró que el 75 % de los/as promotores/as, no han
logrado esta gestión y el 25 % sí ha logrado gestionar recursos financieros. En campo no se
encontró ningún proyecto operando.
18.3.4. Credibilidad hacia la BEDR No. 121
Cinco promotore/as comentaron que los/as usuarios/as tienen la suficiente confianza en la
BEDR No. 121; dos promotores sostienen que en término regular y el último no contestó.
Por su parte los/as usuarios/as entrevistados afirman tener confianza en esta unidad
educativa; esto lo demuestran porque buscan dar soluciones a sus problemas con la participación de algunas acciones: producción de setas, huerto familiar, producción avícola y
cunícola, control de plagas y enfermedades, y las gestorías.
Conclusiones
En la primera hipótesis se infiere que la metodología de trabajo empleada por la BEDR No.
121, carece de elementos definidos de trabajo porque impide establecer una relación con
otras metodologías analizadas en el marco teórico conceptual; consecuentemente no se
observó un desarrollo de habilidades y capacidades en la población usuaria; no se tiene
una zona geográfica de trabajo acotada, no se tiene un diagnóstico de necesidades senti185
das, la capacitación y la asistencia técnica tienen lugar sólo en el área agrícola, pero no es
suficiente dado que sólo hay un perfil agronómico. El grupo de promotores/as docentes
no imparte temas que permitan la reflexión y la problematización desde el punto de vista
social, económico, cultural, político y ambiental.
Paralelamente influyen los roles de trabajo de hombres y mujeres: los hombres se dedican al cultivo de maíz y frijol, comercio de productos del campo en Huejotzingo, San Martín
y Cholula y también a la venta de su mano de obra. Por su parte las mujeres, además de ser
amas de casa, realizan labores del campo y venta de los productos del campo en Huejotzingo, San Martín y Cholula; actualmente les quita mucho tiempo el Programa de PROGRESA
denominado en la actualidad OPORTUNIDADES, pues se trata de un subsidio económico
para las familias de escasos recursos. Todo esto influye para que los habitantes del medio
rural no se incorporen al Programa de la BEDR No. 121, sobre todo en lo que respecta al
trabajo en grupo.
El recurso humano en la BEDR No. 121 es muy valioso por sus conocimientos, capacidades y habilidades pero se carece de perfiles profesionales integrales que abarquen las áreas
social, técnica y administrativa. A la vez, no se ha logrado esa interacción entre las y los
promotores/as docentes que permita el trabajo interdisciplinario.
La BEDR No. 121 establece muy pocas relaciones con otras instituciones, sobre todo en
lo que se refiere a la gestión de recursos que se destinan a proyectos económicos y sociales,
lo que no favorece la aplicación de una metodología de trabajo y mucho menos la obtención de resultados en los diferentes planos de la problemática rural.
En cuanto a los factores institucionales, se exige bastante información que lejos de propiciar acciones en el medio rural, nos conduce con facilidad al fomento del burocratismo.
Paralelamente la documentación con respecto al PDI (Programa de Desarrollo Institucional)
y al POA (Programa Operativo Anual), es una simulación, ya que no existe financiamiento
suficiente que permita operar en la realidad; al tener un raquítico financiamiento no se
puede tener el equipo y material necesarios que permitan operar un programa y utilizar
como herramienta a la metodología educativa agropecuaria de la SEP–DGTA.
Cada promotor/a docente aporta de su sueldo para ejecutar las actividades con su grupo
o con individuos de la población usuaria.
Otro factor institucional de relevancia es el que se refiere a la inadecuada distribución de
las claves presupuéstales entre los miembros de la BEDR No. 121 (que está incluida dentro
del nivel medio superior); existen la asignación de las claves presupuéstales altas a quien
no reúne el nivel profesional, lo que provoca una desmotivación hacia un trabajo metodológico en el medio rural. Incluso no hay becas al desempeño docente como sucede en los
CBTa´s que también pertenecen al nivel medio superior de la SEP–DGETA.
186
Con respecto a los factores de el/la promotor/a docente, se puede decir que ellos/as
conocen las herramientas para elaborar diagnósticos, planificación participativa y de organización, lo cual no es reflejado en documentos. La mayoría de los promotores/as docentes,
aunque no tienen el perfil agronómico, señalan ser poseedores/as de conocimientos técnicos en las diversas áreas agropecuarias; del mismo modo, el promotor docente sostiene
tener conocimientos en la administración de recursos financieros, materiales y humanos.
En suma, no existen los recursos económicos suficientes, tampoco el material y equipo y
mucho menos un vehículo que permita llegar a las comunidades alejadas de la cabecera
municipal. Finalmente, existe una falta de compromiso de la institución SEP–DGETA y del
promotor/a docente con su trabajo, y la multiplicidad de actividades que realiza la población usuaria junto con sus condiciones socioeconómicas, limitan determinadamente la aplicación de la metodología agropecuaria SEP–DGETA, enriquecida con otras metodologías y
hasta la propia de la BEDR o del promotor/a docente. A pesar de lo anterior, la población
usuaria mantiene su confianza hacia la BEDR No. 121 y reconocen la demanda de capacitación y asesoría técnica en el campo de toda la región.
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188
Documentos
Reforestación urbana y legislación
ambiental. Fortalezas y debilidades
de la ley en el estado de Tlaxcala
Noé Santacruz García
Introducción
La degradación del medio ambiente es un problema grave que se presenta tanto a escala
mundial, como nacional y local; sin embargo, la protección ambiental a través de acciones
de Estado, es una actividad muy reciente en todo el mundo, por lo que su desarrollo no ha
sido tan profundo como en las actividades relacionadas con la agricultura, el transporte,
la educación y la salud, entre otras. No obstante, los conocimientos generados en torno a
la problemática ambiental se reflejan en toda la sociedad, al punto de provocar presiones
sociales para que el Estado adopte medidas que regulen aquellas acciones del hombre que
degradan al medio ambiente.
En México, a partir de la promulgación de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente (LGEPA), en enero de 1988, se dio inicio a un largo proceso de desarrollo de las leyes ambientales de cada estado. En el caso de Tlaxcala, este proceso fue
particularmente largo, ya que la Ley de Ecología y de Protección al Ambiente del Estado de
Tlaxcala (LEPAET) se publicó hasta el 2 de marzo de 1994, es decir seis años después del
ordenamiento federal, siendo el penúltimo estado en aprobar su ley (González, 1996).
A este largo periodo se debe sumar dos años más, ya que es hasta el 15 de marzo de
1996 que entra en vigor el Reglamento de la LEPAET en Materia de Manejo de los Recursos
Vegetales, instrumento jurídico en el cual se implantan diversos ordenamientos relacionados con el establecimiento y manejo de la vegetación urbana.
El objetivo del presente trabajo es exponer una serie de observaciones hacia la LEPAET y
el Reglamento de Recursos Vegetales para identificar fortalezas y debilidades de ambos instrumentos con respecto al manejo del bosque urbano. Cabe aclarar que no se presenta un
análisis jurídico, sino más bien, diversas opiniones acerca del contenido de la Ley, surgidas
a partir de la participación del autor en el Proyecto “Áreas verde urbanas y biodiversidad:
Maestro en Ciencias Forestales. Profesor Investigador de El Colegio de Tlaxcala A. e-mail: nsantacruzg@coltlax.
edu.mx [email protected]
191
El caso del Parque Nacional Xicohténcatl”, auspiciado por el Fondo Mixto de Investigación
CONACYT-Gobierno del estado de Tlaxcala.
1. Los instrumentos jurídicos
Como se ha mencionado, los aspectos relacionados con la reforestación y el manejo de la
vegetación urbana en el estado de Tlaxcala, están regulados por la LEPAET y por su Reglamento en Materia de Manejo de Recursos Vegetales.
El primer instrumento se compone de 103 artículos que se encuentran distribuidos en
siete capítulos; en ocho de estos artículos se hace mención de diferentes aspectos relacionados con el establecimiento, manejo y protección de las áreas verdes urbanas, y se
analizaran posteriormente.
Con respecto al Reglamento, éste se encuentra integrado por 46 artículos organizados
en cinco capítulos, además de un Anexo de Procedimientos. Las referencias específicas a la
vegetación urbana se dan en 11 artículos y en el anexo.
2. Las autoridades
La aplicación de las normas instituidas en los instrumentos jurídicos requiere, forzosamente, del nombramiento de figuras de autoridad que se encarguen de vigilar el cumplimiento
de las disposiciones establecidas y, en su caso, de la aplicación de las medidas punitivas
derivadas del incumplimiento. Para efectos de aplicación de la LEPAET y de los ordenamientos que de ella emanen, se definen, en el Artículo 3, como autoridades al gobernador del
estado, a los presidentes municipales, a la Coordinación General de Ecología (CGE) y a las
Comisiones Municipales de Ecología (CME).
La CGE es un órgano del Ejecutivo Estatal con funciones de enlace institucional permanente entre las dependencias del gobierno del estado, los municipios y los sectores de
la sociedad civil. Entre las facultades y obligaciones relacionadas con la reforestación y el
manejo de la vegetación urbana, se encuentran: Expedir los criterios y normas técnicas
para la preservación y restauración de la calidad ambiental en el estado; Proponer la declaración de áreas naturales protegidas de jurisdicción local, entre ellas los parques urbanos;
así como imponer las sanciones correspondientes por infracciones a la ley en el ámbito de
su competencia.
Por otro lado, las CME son órganos de carácter administrativo, integradas en cada uno
de los 60 municipios de la entidad e incorporados a todas las instancias relacionadas con la
ecología de su jurisdicción. Sus funciones y objetivos son: analizar y resolver los problemas
del municipio, así como vigilar que se ejecuten las disposiciones y acuerdos del Ayuntamiento en materia ecológica; preparar estudios acerca de los problemas ecológicos del municipio y con base en ellos, elaborar el Proyecto de reglamento respectivo. Además, deben
realizar labores de concertación con la ciudadanía para difundir los programas oficiales de
la materia y propiciar la participación ciudadana en las tareas que de ellos deriven.
192
La creación de estas comisiones puede identificarse como fortaleza del marco jurídico,
ya que ante la problemática ambiental del estado, las CME juegan un papel muy importante, por la facultad que tienen para analizar y resolver los problemas ambientales del municipio; además, pueden tener una visión más cercana y de mayor alcance de los orígenes
de la problemática ambiental en sus respectivos territorios. Sin embargo, también pueden
determinarse como una debilidad, debido a que el nombramiento de miembro de la CME
es honorífico y, por lo tanto no implica un cumplimiento estricto de las tareas encomendadas; además, en muchos casos el nivel de escolaridad de sus integrantes no permite
un conocimiento y entendimiento adecuado de la ley, lo que lleva a fallas en su aplicación
(Espejel y Santacruz, 1999).
3. Las fortalezas de la ley
3.1. La Ley de Ecología y de Protección al Ambiente del Estado de Tlaxcala
La LEPAET tiene como propósito dar un marco acorde con la preservación de la vida, en
relación con las garantías individuales y sociales. Las metas prioritarias que se tienen son:
la preservación y restauración de zonas boscosas del estado; el rescate a la pureza original
de los recursos acuíferos; proteger e incrementar las áreas verdes; difundir una verdadera
conciencia ecológica y llevar a cabo un programa permanente de limpieza con la contribución de la sociedad (Álvarez, 1994).
Entre las fortalezas identificadas en la Ley de Ecología de Tlaxcala y que tienen relación con la reforestación urbana, se encuentra el reconocimiento de las ciudades como
un ecosistema, en el que la vegetación urbana juega un papel importante, no sólo por sus
valores artísticos, históricos o de belleza natural, sino por su papel en el mantenimiento del
equilibrio del sistema. Este punto de vista, permite el reconocimiento de que los sistemas
urbanos están formados básicamente por el hombre y su ambiente, y que para entenderlos
es necesario considerarlos como sistemas ecológicos (López y Díaz, 1998).
Esta forma de entender a la ciudad ha permitido que, en la LEPAET, a los parques urbanos se les considere como áreas naturales protegidas cuyos valores y funciones van más
allá de los estéticos, y que pueden contribuir en gran medida a la obtención y preservación
del equilibrio ecológico en el ambiente urbano; por lo tanto, las acciones que tengan como
consecuencia la destrucción o el maltrato de plantas y árboles de la vía pública, parques y
jardines pueden ser motivo de multas y sanciones administrativas.
Asimismo, la legislación ambiental del estado, considera importante la incorporación
de contenidos ambientales en los Reglamentos y Bandos de Policía y Buen Gobierno de
los Ayuntamientos de la entidad, con el propósito de dictar normas de carácter local que
coadyuven al mantenimiento del equilibrio ambiental en los municipios.
193
Con respecto a las sanciones por faltas administrativas, la LEPAET considera diversas
penalidades; entre ellas, la reparación del daño ambiental, la cual deberá ser dictada por la
CGE con base en un dictamen técnico.
3.2. El Reglamento de la Ley de Ecología y de Protección al Ambiente del Estado de Tlaxcala
en Materia de Manejo de los Recursos Vegetales
Este ordenamiento tiene como propósito reglamentar los mandatos de la LEPAET que tengan que ver con el manejo de los recursos vegetales de la entidad; y en él se establecen las
normas y criterios técnicos para la realización de actividades de establecimiento, mantenimiento y remoción de la vegetación de los centros urbanos.
Aquí aparecen como fortaleza, por una parte, el que nuevamente se establece la importancia de las Áreas Naturales Protegidas para mejorar la calidad del ambiente en los centros
de población; y por otro lado, la incorporación y definiciones de conceptos relacionados con
la gestión de la vegetación, tales como poda, cicatrización, diámetro basal, entre otros.
Otra de las fortalezas de la Ley tlaxcalteca es el juzgar la importancia de reforestar primordialmente con especies nativas, aunque también se tiene en cuenta el uso de especies
introducidas, cuyas características permitan mejorar la fisonomía del paisaje urbano. Esta
consideración tiene relevancia debido a que, de acuerdo con López y Díaz (1998), las ciudades pueden llegar a representar sitios de refugio para algunos grupos de plantas, ya que
la incorporación continua de especies a los sistemas urbanos puede llevar a la extinción de
especies nativas y a la pérdida de la identidad biológica de la ciudad.
Un punto importante a favor de este reglamento es el establecimiento de principios técnicos para la realización de prácticas de mantenimiento de los árboles, tales como la poda,
la poda de raíz y la construcción de arriates y barreras que eviten daños a la infraestructura
urbana, criterios que a pesar de haber sido definidos y probados desde hace mucho tiempo, en muy pocas ocasiones se toman en cuenta dentro del marco legal.
De igual forma, se determinan los criterios para establecer plantaciones y para que una
vez que se realicen acciones de reforestación, el municipio o quienes las hayan ejecutado,
deberán garantizar el mantenimiento de los árboles por lo menos durante un año, con el
propósito de asegurar su sobrevivencia. Esto, en teoría, busca disminuir las erogaciones originadas por la plantación continua en los mismos sitios, sin que las plantas logren alcanzar
la madurez.
Asimismo, se considera que las intervenciones que se realicen deberán estar sujetas a
la autorización correspondiente, previa evaluación, en la que se considere además de su
relación con la infraestructura urbana, su valor botánico, escénico o cultural. Esta serie de
parámetros permitirían establecer categorías de valor, en las que se tome en cuenta tanto
la ubicación de la planta como su trascendencia en el ambiente urbano; de esta forma se
194
haría una valoración distinta de las plantas ubicadas en un camellón de las que se encuentran en una plaza o bien que representan un hito dentro de la ciudad.
4. Las debilidades
Por otro lado, las debilidades identificadas son diversas. Una de las que resaltan, debido a
que tiene que ver con la designación de una autoridad, es la ausencia de criterios para la selección de quienes integrarán las Comisiones Municipales de Ecología; esta ausencia se torna relevante debido a que dichas comisiones tiene entre sus facultades desde la vigilancia
del cumplimiento de la ley y aplicación de sanciones, hasta la realización de estudios para
la detección de problemas ecológicos de cada municipio. El cumplimiento de estas tareas
requiere forzosamente de tener un nivel de preparación adecuado, sin embargo Espejel
y Santacruz (1999), encontraron que la mayoría de los miembros de las CME sólo tienen
escolaridad de nivel básico y poco menos de la cuarta parte de ellos realizaron estudios de
licenciatura.
La estructura del Reglamento de manejo de recursos vegetales, tiene debilidades en sí
misma, ya que no construyeron capítulos separados para el manejo de la vegetación en
ecosistemas naturales, en áreas agrícolas o en zonas urbanas, por lo que las disposiciones
relacionadas con uno u otro sitio se encuentran mezcladas a lo largo del reglamento.
Por otra parte, la obligatoriedad de obtener un permiso para llevar a cabo acciones de
mantenimiento del arbolado, para lo cual es necesaria la realización de un trámite administrativo que, en teoría, no debe ser mayor de cinco días, trae como consecuencia que muchas de las labores cotidianas de mantenimiento no se realicen; lo cual trae consecuencias
negativas a la vegetación.
Otra de las debilidades encontradas, se da en el hecho de que para el establecimiento de
sanciones económicas por el derribo no autorizado de árboles, éstas se calculan en función
del volumen de madera obtenido (volumen de madera por quince días de salario mínimo),
sin tomar en cuenta el valor botánico o de ubicación del ejemplar, a pesar de que estos
parámetros son considerados de importancia para la autorización de intervenciones a la
vegetación.
De igual forma, si se considera la reparación del daño ocasionado a los árboles mediante
la plantación de nuevos ejemplares, el reglamento establece un método que no resulta
adecuado para las áreas urbanas ya que, de acuerdo con el procedimiento establecido,
se debe tomar en cuenta el área basal del árbol o árboles derribados para determinar el
número de árboles pequeños que deberán ser plantados. Así, si se derribara un árbol de
1.25 m. de diámetro basal, sería necesario plantar 3050 árboles pequeños –con diámetro
de aproximadamente 2.5 cm.– lo cual no es aplicable, entre otros cosas por la escasez de
espacios de plantación en las ciudades, porque los árboles de este tamaño tienen una baja
tasa de sobrevivencia y porque son presa fácil del vandalismo. Sería más conveniente considerar en los ejemplares de repuesto, un diámetro basal mayor relacionado, además, con la
195
altura de la planta, así como la realización de actividades de mantenimiento que aseguren
su adecuado establecimiento.
Comentarios finales
La Ley ambiental de Tlaxcala es considerada como una Ley diferenciada (González Gaudiano, 1996), debido a que se trata de una propuesta cualitativamente distinta a la estructura
de la ley general. Esta característica permitió la integración de conceptos y criterios que no
aparecen en otras legislaciones estatales.
Con las reformas a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al ambiente,
se da inicio a un nuevo proceso de análisis de los ordenamientos estatales y locales que
permita realizar las reformas necesarias para incorporar las modificaciones realizadas a la
legislación nacional en las legislaciones locales. Es, por lo tanto, deseable que este proceso
no sea tan largo como el que se siguió para la promulgación de la Ley en 1988.
En el caso del estado de Tlaxcala, se dio inicio en 1999 al análisis de posibles modificaciones a los instrumentos jurídicos locales, tomando en cuenta la opinión de académicos e
investigadores, así como de diversos grupos ambientalistas de la entidad.
Con respecto a la reforestación urbana, que es el tema que nos ocupa, las fortalezas
identificadas deberán conservarse en la nueva ley y sus reglamentos y, de ser posible, elaborar un reglamento específico para el manejo de los recursos vegetales de las áreas urbanas; asimismo, las debilidades deberán ser subsanadas con el propósito de mejorar las
condiciones de vida en las ciudades y lograr su sustentabilidad.
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197
Israel’s War for water
Marie Kennedy In South Africa, residents of Soweto are smashing water meters and taking Johannesburg
Water to court in protest against prepayment meters, which they claim are unconstitutional
(the South African constitution guarantees water as a human right).
In Michigan, activists striving to prevent bottling companies from further water takings
are seeking legislative oversight and a constitutional amendment to protect against Great
Lakes water diversions or exports.
Adivasi women in Plachimada, Kerala, India started their years-long dharna or sit-in in
2002 to prevent the local Coca-Cola bottling plant from stealing and polluting their water;
this year, Kerala banned colas, and Coke Pepsi Free Zones are spreading across the country.
From Atlanta to Cochabamba to Buenos Aires, citizens, outraged at steeply rising rates
coupled with lousy service, are driving out private water companies and insisting on public
accountability for the management of this most precious resource.
In practically every country in the world today there are clashes over water—who owns
it, who controls it, who needs it. The Mideast and particularly the armed assaults between
Israel and their Arab neighbors are many in the news recently, but one doesn’t hear much
about the role of water in these disputes. Yet, Israel’s expansionist program is as much
about water as it is about a clash of religion or security. In fact, control of sufficient water is
security for Israel and the other countries of this arid region of the world.
Many believe that water was the underlying reason for the invasion and occupation
of the West Bank in 1967. Among Palestinians, it is understood that the location of the
apartheid wall (security fence in Israeli terminology) has more to do with continued Israeli
control of the Western Mountain Aquifer than with security. The possibility has been raised
that a major reason for the removal of the settlements in Gaza was that the Coastal Aquifer
upon which these settlements and, indeed, all of Gaza have depended has become almost
Marie Kennedy is an emeritus professor of community planning at the University of Massachusetts Boston. She is
on the Planners Network advisory committee and the editorial board of Progressive Planning and edited this special
issue on water.
199
useless due to over-pumping and pollution. And, some believe that the reason for the
widespread destruction and deoccupation of Southern Lebanon in the recent war was to
realize the age-old hope of Zionists to include the southern bank of the Litani in the State
of Israel.
1. So, what is the basis for these speculations?
Water has been a key element of local and regional politics in the Middle East for centuries.
The early Zionists recognized that water was critical to the realization of their dreams. In
a proposal to the League of Nations in 1919, the World Zionist Organization delineated
borders for the future Jewish homeland based on watershed boundaries to include the
headwaters of the Jordan River, the lower Litani River in Lebanon and the lower reaches
of the Yarmouk River. In the 1947 partition plan, none of these areas were included in the
new state of Israel. Israel now controls all these areas with the exception of the Litani River.
In 1973, Israel’s former prime minister, David Ben-Gurion, reiterated the importance of expanding Israel’s borders based on access to water: “It is necessary that the water sources
upon which the future of the Land depends, should not be outside the borders of the future
Jewish homeland. For this reason we have always demanded that the Land of Israel include
the southern banks of the Litani River, the headwaters of the Jordan and the Hauran Region
from the El Auja spring south of Damascus.
The National Water Carrier, designed to irrigate the Negev Desert in the south of the
country with the water from the Sea of Galilee and the Jordan River, was completed in
1964. Israel began to withdraw water from the Jordan, soon taking more than their previously agreed-upon share of this water. Syria and Jordan responded by starting construction
of diversion schemes of their own. In 1965, Israel attacked the Arab construction sites.
The ensuing border conflicts culminated in a full-scale war in June 1967. Ariel Sharon, the
general in charge of the war, later commented, “People generally regard 5 June 1967 as the
day the Six-Day War began. That is the official date. But, in reality, it started two-and-a-half
years earlier, on the day Israel decided to act against the diversion of the Jordan.” Whether
or not water was the primary cause of the Six-Day War, the result of the war for Israel was
control of and direct access to significantly increased water resources—estimated to be a
50% increase in fresh water supplies. As Vandana Shiva writes in her book Water Wars, the
result of the war “was in effect an occupation of the freshwater resources from the Golan
Heights, the Sea of Galilee, the Jordan River, and the West Bank.”
Confiscation of almost all West Bank wells was one of the first military orders of the
occupation and until 1982 the military controlled West Bank waters. Now, the Israel water
company, Mekorot, is in charge. Management has deeply discriminated against Palestinians and has been wasteful of water when it concerns Jewish settlements. No new Palestinian wells have been permitted for agricultural purposes since 1967 and very few for
domestic purposes. Israel has set quotas based on 1968 usage of how much water can be
drawn by Palestinians from existing wells. When supplies are low in the summer, Mekorot
closes the supply valves to Palestinian towns and villages, but not to the illegal Israeli sett200
lements. Settlers continue to fill swimming pools and water lawns while Palestinians lack
water for drinking and cooking. Furthermore, settlers receive heavy subsidies for water to
promote agriculture while Palestinian farmers pay the same amount for irrigation water as
for drinking water. Twenty-five percent of West Bank Palestinian villages are not connected
to water service. When tensions are high and closures common, it is almost impossible for
water tankers to enter Palestinian areas and for villagers to get to nearby wells.
According to most estimates, Israel uses 73% of the water available from West Bank
aquifers, West Bank Jewish settlers use another 10% and West Bank Palestinians are left
with 17%. Israelis get about 350 liters of water per person per day while Palestinians get 70
liters—less than the 100 liter minimum standard of the World Health Organization. About a
quarter of all of Israel’s water comes from the Western Aquifer and over a third comes from
the Jordan Basin. The occupied West Bank sits on top of 90 per cent of the replenishment
area feeding the Western Aquifer, which flows underground from the highlands of the West
Bank to the lowlands of Israel. A separate Palestinian state on top of the Western Aquifer
would give them upstream claims to the lion’s share of this water. Israel would have downstream water rights, but those rights would be like Mexico’s water rights to the Colorado
River. And, if the eastern border of a Palestinian state was along the Jordan River, Palestine
would have downstream water rights to the Jordan. Such considerations no doubt led
former Agriculture Minister Rafael Eitan to declare that relinquishing control over water
supplies in the Occupied Palestinian Territories would “threaten the Jewish state.”
Which may explain the route of the apartheid wall. As Noam Chomsky points out, if
the wall was really a security wall it would be built “inside Israel, within the internationally
recognized border, the Green Line established after the 1948-9 war.” But, the wall that is
being built follows quite a different path. Elisabeth Sime, a director of CARE International
in the Gaza Strip and West Bank, put it succinctly: “The route of the wall matches that of
water resources, the latter being conveniently located on the Israeli side.”
When completed, the Wall will divide the West Bank into a northern and a southern
section. Writing in Stop the Wall in Palestine, Abdel Rahman Al Tamimi, an engineer with
the Palestinian Hydrology Group, notes that the Wall “will make the upstream of the aquifer inaccessible to Palestinians ensuring that Israel will control both the quantity and the
quality of the water.” He goes on to speculate about what this will mean to any final status
negotiations:
The aquifer is under the most fertile lands in the West Bank, thus water usage in the
area is closely tied to agriculture. Inaccessibility to the lands because of the Wall will deem
these lands dried and useless in just a few seasons; the agricultural sector will first diminish
and then wholly disappear. This major creation of facts on the ground will make the lands,
by force, unused and the then request by Palestinians in any negotiations for water for the
area will be argued by Israel as baseless.
201
The Coastal Aquifer, Gaza’s only natural freshwater supply, was at one time providing
about 18% of Israel’s water. Serious overpumping from this rather shallow aquifer has allowed salt from the Mediterranean and other nearby saline aquifers to be introduced. Salting, along with pollution from pesticides, fertilizers and fecal matter (the latter mainly from
the refugee camps, most of which have no proper sewage control) have rendered the this
water unfit for drinking in many areas and citrus, the traditional main crop of Gaza, is highly
salt-intolerant and is becoming infeasible. One wonders to what extent the lack of potable
water figured in Israel’s decision to pull out of Gaza.
In fact, in spite of controlling the Jordan Basin and the Western Aquifer, Israel is once
more running out of water. The Coastal Aquifer is gone and the river flow of the Jordan
River has dropped 90% over the last 50 years, primarily due to over-extraction. Some observers speculate that Israel is once more turning eyes toward the Litani River in Lebanon,
Lebanon being the only country in the region with a water surplus.
After the 1967 war, Moshe Dayan, Israel’s defense minister during the war said that Israel
had achieved “provisionally satisfying frontiers, with the exception of those with Lebanon.”
Both David Ben-Gurion and Moshe Dayan at various times advocated Israeli occupation of
southern Lebanon and the Litani. Over the years, the Litani River has continued to be in
Israel’s sights. It’s difficult to know what role water played in Israel’s invasion of Lebanon in
1978, 1982 and again this year. During the Israeli occupation of southern Lebanon between
1982 and 2000, rumors abounded but were never substantiated that Israel was diverting
water from the Litani River. What is known is that Israel prohibited the sinking of new wells, seized all technical documents relating to the Litani and in the barrage of 1993 drove
hundreds of thousands from their homes in southern Lebanon. And, in 2006? In a final
hard push, the day before the cease fire went into effect, Israeli ground forces advanced to
the banks of the Litani. Again, hundreds of thousands of refugees were driven from their
homes. Israel destroyed vast portions of the water infrastructure of Southern Lebanon,
including the Litani Dam, the major pumping station on the Wazzani River and the irrigation
systems for the farmland along the coastal plains and parts of the Bekaa Valley. As quoted
in the LA Times (8/22/06), UNICEF water and sanitation specialist Branislav Jekic said, “I
have never seen destruction like this…. Wherever we go, we ask people what they need
most and the answer is always the same: water. People want to move back to their communities. But whether they stay or not will depend on the availability of water.”
In this issue of Progressive Planning you will read of other struggles for safe, affordable,
accessible water in many places of the world. Many have predicted that wars of this century will be over water rather than oil. Nearly 2.2 billion people, one-third of the world’s
population are thirsting for water. In Haiti, Gambia and Cambodia, people are subsisting
on less than six liters of water per day. Millions die every year from water-related diseases.
The story of Israel is only one among many of the powerful taking water from those with
less power. It is only one among many stories of environmental degradation and wasteful
uses of water. In the United States we only have to look to the High Plains Ogallala aquifer,
which runs 1,300 miles from Texas to South Dakota supplying the breadbasket of this coun202
try, to find an even more egregious examples of over-pumping; it is being drawn down eight
times faster than nature refills it. And we only have to look to Las Vegas, with it’s green
lawns, swimming pools and golf courses in the middle of a desert to find a culture even
more wasteful of this precious resource. Let us hope that throughout the world, more and
more people will look and then act before it is too late.
Progressive Planning 2006.
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205
El enfoque ideológico del Desarrollo Regional
como ensayo de interpretación en el
pensamiento de José Carlos Mariátegui
Héctor Manuel Cortez Yacila
Mariátegui recurre a la explicación de la formación de ciudades y de las condiciones estructurales de las mal llamadas “regiones naturales” del Perú, como medio de reproducción
capitalista en un contexto que obedece más a un legado histórico colonial con quien se
enfrenta ideológicamente, considerando la carencia casi completa de un desarrollo regionalmente uniforme, y afirmando más bien la desintegración espacial que nace de un regionalismo marcado por las propias contradicciones económicas y sociales existentes.
La postura ideológica de José Carlos Mariátegui le permitió una clara visión en su particular forma de interpretar la realidad peruana de su tiempo. La expresión dialéctica de un
pensamiento formado con plena conciencia de su utilidad práctica, fue puesta de manifiesto, no sólo después de su formación en Europa, sino desde sus primeras aproximaciones y
vivencias en un mundo lleno de confrontaciones ideológicas, como legado histórico de las
contradicciones sociales desde la colonia. Bien lo expresa Paolo Bifani en su libro Medio
Ambiente y Desarrollo del año 1997, al recalcar la importancia que tienen los contextos en
la construcción de las estructuras conceptuales. Precisa que los periodos históricos y los
diferentes sistemas espaciales tienen especial relevancia en la generación de las estructuras conceptuales que, en el marco de formas de producción específicas, dictan estrategias
de desarrollo y procesos de gestión del espacio. En su obra, Mariátegui, al interactuar con
las ciencias sociales y económicas, plantea las diversas maneras cómo se ha construido el
Este trabajo fue elaborado con base en las principales obras de José Carlos Mariátegui: La unidad de la América Indo-española (1924), Apuntes autobiográficos (1927), Esquema de la evolución económica del Perú (1928), El
problema del indio (1928), El problema de la tierra (1928), Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana
(1928), Capítulos I a XII de Defensa del Marxismo (1929), Antecedentes y desarrollo de la acción clasista (1929). De
entre éstos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, posee un especial significado por ser el primer
examen integral de la problemática política, social, económica y cultural de Perú, aplicando el método dialéctico
marxista. Su muerte, ocurrida en Lima, a la edad de 35 años, interrumpió una trayectoria político-intelectual fecunda y cargada de enorme proyección latinoamericana y mundial.
Investigador-profesor de El Colegio de Tlaxcala A. C., Tlaxcala-México, en los programas de Maestría y Doctorado
en Desarrollo Regional. E-mail: [email protected].
207
proceso que vincula la realidad con el pensamiento económico en la historia de la sociedad
peruana.
José Carlos Mariátegui nació en Moquegua, Perú, el 16 de julio de 1894. Fue un ideólogo
y estudioso marxista heterodoxo, no tradicional, contrario a la tendencia ideológica dominante de la época. En una carta que envió el 10 de enero de 1927 al escritor Enrique Espinoza (Samuel Glusberg), director de la revista La Vida Literaria, editada en Buenos Aires y que
se publicó en el número del mes de mayo de 1930 en homenaje a su reciente fallecimiento,
se reconocía como ideólogo socialista y estudioso de la realidad nacional desde una curiosa
combinación de lo empírico con lo autodidacta. Le decía:
“…Nací el 95 (1895). A los 14 años entré de alcanza-rejones en el periódico La Prensa. Hasta
1919 trabajé en el diarismo, primero en La Prensa, luego en El Tiempo, finalmente en La Razón. En este último diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de
la política criolla, me orienté resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros
tanteos de literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923, viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia
donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos
peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época señalan estas estaciones de mi
orientación socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea
e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En
1924 estuve, como ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé
muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni
mi pobreza ni mi inquietud espiritual me lo consienten.
No he publicado más libros que el que Ud. conoce. Tengo listos dos y en proyecto otros
dos. He aquí mi vida en pocas palabras. No creo que valga la pena hacerla notoria; pero no
puedo rehusarle los datos que Ud. me pide. Me olvidaba: soy un autodidacta. Me matriculé
una vez en letras en Lima, pero con el sólo interés de seguir el curso de latín de un agustino
erudito. Y en Europa frecuenté algunos cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder
mi carácter extra-universitario y tal vez, si hasta anti-universitario. En 1925 la Federación de
Estudiantes me propuso a la Universidad como catedrático en la materia de mi competencia;
pero la mala voluntad del Rector y, seguramente, mi estado de salud, frustraron esta iniciativa”, (Mariátegui, 1927).
Mariátegui, decía Gabriel Lanese, coordinador de la Cátedra Libre Karl Marx de la Facultad de Humanidades de Jujuy y militante del PTS de Argentina, en su artículo “Seis tesis
sobre José Carlos Mariátegui” (2002), postula el modelo actual como el desarrollo desigual
y combinado como lo plantea León Trotsky, y fue, precisamente esta postura, una de las
causas del desencuentro con la III Internacional. Al formular las contradicciones económicas y sociales del país, Mariátegui buscó las fuerzas motrices del problema del Indio, y del
indigenismo en general, en los elementos de naturaleza económica y, desde allí, analiza la
dialéctica de la revolución. Él señalaba la incapacidad de un desarrollo nacional autónomo
208
del Perú, y en consecuencia de sus regiones históricamente formadas, al estar dominado
por los capitales imperialistas y por la gran propiedad agraria. No está de acuerdo con sólo
independizar al Perú nuevamente del sometimiento imperialista, sino que también debía
independizarse del latifundismo nacional. Estuvo en desacuerdo con los que consideraban
a la burguesía nacional con capacidad histórica de dirigir la revolución propiciando profundas desigualdades locales. Contra toda visión del desarrollo histórico mecanicista y unilineal, Mariátegui consideraba que la persistencia del latifundio no es indicio de la necesidad
de una revolución burguesa, sino un elemento que muestra plenamente la imposibilidad de
la burguesía nacional de llevar adelante sus tareas históricas.
Es cierto que la independencia del Perú y de las colonias ibéricas se construyeron sobre
la base de la reacción espontánea de los burgueses nacionales, ya que la política de España
obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento económico de las colonias, al
no permitirles traficar con ninguna otra nación y reservarse como metrópoli el derecho de
todo comercio y empresa en sus dominios. En este sentido, la burguesía nacional asume
un papel histórico para su desarrollo, más no para el desarrollo del Perú y sus regiones.
La historia peruana de la evolución y desarrollo, generaliza este hecho y nos dice que las
nacientes economías de las embrionarias formaciones nacionales de América, necesitaban imperiosamente, para conseguir su desarrollo, desvincularse de la rígida autoridad y
emanciparse de la medioeval mentalidad del rey de España. Sin embargo, tales intereses
surgieron de la población criolla y aún de la española, mucho más que de la población
indígena, presentándose, de esta manera, la independencia sudamericana incidida fundamentalmente por las necesidades del desarrollo capitalista.
Evidentemente, el efecto de la incapacidad y restricción para el desarrollo de las colonias, por parte de España, no tuvieron que ver únicamente con la burguesía nacional. La
historia refiere que España no podía abastecer abundantemente a sus colonias sino de
eclesiásticos y nobles, mientras que estas colonias sentían apetencia de cosas más prácticas
y necesidad de instrumentos más nuevos. La fuente de capital nacional, en crecimiento, se
volvía hacia Inglaterra, cuyos industriales y banqueros, colonizadores de nuevo tipo, querían a su turno acercarse a estos mercados cumpliendo su función de agentes de un imperio
que surgía como creación de una economía manufacturera y librecambista. Mariátegui, en
sus Siete Ensayos…, precisa que:
“El interés económico de las colonias de España y el interés económico del Occidente capitalista se correspondían absolutamente…Apenas estas naciones fueron independientes,
guiadas por el mismo impulso natural que las había conducido a la revolución de la Independencia, buscaron en el tráfico con el capital y la industria de Occidente los elementos y las
relaciones que el incremento de su economía requería. Al Occidente capitalista empezaron
a enviar los productos de su suelo y su subsuelo; y del Occidente capitalista empezaron a
recibir tejidos, máquinas y mil productos industriales. Se estableció así un contacto continuo
y creciente entre la América del Sur y la civilización occidental. Los países más favorecidos
por este tráfico fueron, naturalmente, a causa de su mayor proximidad a Europa, los países
situados sobre el Atlántico. La Argentina y el Brasil, sobre todo, atrajeron a su territorio capi209
tales e inmigrantes europeos en gran cantidad. Fuertes y homogéneos aluviones occidentales aceleraron en estos países la transformación de la economía y la cultura, que adquirieron
gradualmente la función y la estructura de la economía y la cultura europeas. La democracia burguesa y liberal pudo ahí echar raíces seguras, mientras en el resto de la América del
Sur se lo impedía la subsistencia de tenaces y extensos residuos de feudalidad” (Mariátegui,
1928:11).
El devenir de las confrontaciones políticas que se forjaron en la Colonia, tuvo su expresión no acabada en la Independencia. El cacicazgo y el gamonalismo no definían poderes
con una burguesía incipiente que debía tomar el control para emprender el desarrollo en
un contexto capitalista. En los tiempos de la Independencia la burguesía peruana no era
madura como para tomar el poder y conducir al Perú bajo los designios de una burguesía
nacional, con orden y perseverancia para el desarrollo nacional y de sus regiones. Lo que
Mariátegui denominó como orden liberal burgués, en el Perú estaba echado de menos; de
ahí la necesidad del desarrollo del capitalismo nacional. Sin embargo, Mariátegui señalaba
que,
“…mientras esta clase se organizaba, el poder estaba a merced de los caudillos militares. El
gobierno de Castilla marcó la etapa de solidificación de una clase capitalista. Las concesiones
del Estado y los beneficios del guano y del salitre crearon un capitalismo y una burguesía. Y
esta clase, que se organizó luego en el “civilismo”, se movió muy pronto a la conquista total
del poder” (Ibid, 11).
Logrando, con ello, consolidarse la Burguesía como clase y como dominio para organizar
su propia conducción.
La definición de las funciones de los grupos hegemónicos en el Perú, fue definiendo históricamente también una expresión regional concreta de organización política junto con las
capacidades naturales existentes, lo que imprime un carácter relativizado al espacio peruano para su organización territorial. Desde el punto de vista de la dinámica de las regiones
naturales en el Perú, la República guarda un especial hecho histórico de ocurrencia. Con el
guano y el salitre en los territorios costeros, emerge una economía costeña prevaleciente.
Mientras la búsqueda del oro y de la plata obligó a los españoles, en la colonia, y contra la
tendencia de los colonos, a instalarse en la costa, a mantener y ensanchar en la sierra sus
puestos avanzados, el guano y el salitre volcaron, en la República, la tendencia de la organización del espacio peruano, hacia la costa. Mariátegui señaló que:
“…La minería -actividad fundamental del régimen económico implantado por España en el
territorio sobre el cual prosperó antes una sociedad genuina y típicamente agraria-, exigió
que se estableciesen en la sierra las bases de la Colonia. El guano y el salitre vinieron a rectificar esta situación. Fortalecieron el poder de la costa. Estimularon la sedimentación del Perú
nuevo en la tierra baja. Y acentuaron el dualismo y el conflicto que hasta ahora constituyen
nuestro mayor problema histórico” (Ibid, 11)
210
Nuevamente, estando bien avanzado el período republicano, y a través del contrato Grace que ratificó el predominio británico en el Perú entregando los ferrocarriles del Estado a
los banqueros ingleses que hasta entonces habían financiado la República y sus derroches,
volvió a tener predominio la sierra central del país. La terminación del ferrocarril a La Oroya
abrió al tránsito y al tráfico industriales del departamento de Junín, permitiendo la explotación en vasta escala de su riqueza minera, y empieza una recuperación económica del Perú
en este período. En general, la recuperación de la economía peruana posterior a su postguerra, entre otros importantes resultados, originó la aparición de la industria moderna,
las sobreutilidades del período europeo y la ilusión del caucho. La aparición de la industria
consistió en el establecimiento de fábricas, usinas, transportes, etcétera que transforman
sobre todo la vida en la costa, y la formación de un proletariado industrial con creciente y
natural tendencia a adoptar un ideario clasista, que siega una de las antiguas fuentes del
proselitismo caudillista y cambia los términos de la lucha política. Las sobreutilidades del
período europeo se refieren al alza de los productos peruanos que causa un rápido crecimiento de la fortuna privada nacional, con lo cual se vuelve a operar un reforzamiento de
la hegemonía de la costa en la economía peruana. Finalmente, la emergencia de la región
natural montaña, con la ilusión del caucho, mismo que adquiere temporalmente un valor
extraordinario en la economía del país.
La perspectiva territorial regional de José Carlos Mariátegui, se trasluce en el análisis de
las condiciones de evolución de las relaciones feudales, sus rezagos, su concentración, su
repliegue comercial, la generación de la miseria de los burgos y, finalmente, su papel en la
conformación de las modernas condiciones capitalistas, tanto en la costa como en la sierra.
La decadencia de los cultivos en la costa fue tomando cuerpo y la mayor parte de los productos agrícolas y ganaderos que se consumían en el país, procedían de los valles y planicies
de la sierra. En la costa predominó la semifeudalidad y no logró la clase terrateniente transformarse en una burguesía capitalista. A la vez, las ciudades no se distribuyeron en la costa
ni se desarrollaron, en términos territoriales, porque las condiciones de la producción, basadas en el algodón y la caña de azúcar, para exportación, no obstante representaban una
pequeña proporción de la exportación en comparación con los minerales, y no requerían
comunicación con el medio o territorios inmediatos a las unidades de producción de estos
cultivos. No obstante, el predominio de esta feudalidad en la costa se traduce en la languidez y pobreza de su vida urbana, en tanto no se liberaba la tenencia de la tierra. El latifundio
predominó, teniendo como premisa implícita el hecho de que la modernidad, regida por un
régimen capitalista que podría liberar las tierras en tanto no residía en el agro su desarrollo,
debía ser precedida por la gran propiedad porque requería un gran capital existente.
Sin embargo, el capitalismo debió expandir el número de burgos y ciudades en la costa,
no sólo por la liberación de la tierra, sino por el incremento de los intercambios y relaciones
interterritoriales, junto con el desarrollo de los transportes y el comercio. En este sentido,
lejos de la propuesta feudal de la gran propiedad como gestora de la gran empresa, fue la
disgregación y la división parcelaria la que contribuyó a la instauración del capitalismo en
el Perú. Llegó un momento que Mariátegui decía que, en algunos casos, como en el del
valle de Chicama, el latifundio empezó a sofocar a la ciudad, y que la negociación capitalista
211
era más hostil al dominio feudal, disputándole el comercio y despojándolo de su función.
Sin embargo, la burguesía estuvo recluida: la hacienda, acaparando el comercio y los servicios con la tierra y las industrias anexas, priva de medios de vida al burgo y lo condena a
una existencia sórdida y exigua; es decir, las industrias y el comercio de las ciudades están
sujetos a un contralor, reglamentos, contribuciones municipales; el latifundio, en cambio,
escapa a estas reglas y tasas, lo que permite hacerle a la industria y comercio urbanos, una
competencia desleal. Finalmente, afirma Mariátegui, el capitalismo se sobrepone y origina
las grandes localidades urbanas, en tanto:
“…el capitalismo es un fenómeno urbano: tiene el espíritu del burgo industrial, manufacturero, mercantil. Por esto, uno de sus primeros actos fue la liberación de la tierra, la destrucción
del feudo. El desarrollo de la ciudad necesitaba nutrirse de la actividad libre del campesino”
(Ibid, 34).
Sobre la concentración en el espacio de las actividades humanas, Mariátegui decía:
“Las ciudades, conforme a una ley de geografía económica, se forman regularmente en los
valles, en el punto donde se entrecruzan sus caminos…” (Ibid, 31).
No admitía la hegemonía territorial de la ciudad de Lima porque no era una ciudad de
hondas raíces tradicionales. Decía que la génesis de Lima era un tanto arbitraria, ya que
fue:
“…Fundada, por un conquistador, por un extranjero. Lima aparece en su origen como la tienda de un capitán venido de lejanas tierras. Lima no gana su título de capital, en lucha y en
concurrencia con otras ciudades. Criatura de un siglo aristocrático, Lima nace con un título
de nobleza. Se llama, desde su bautismo, Ciudad de los Reyes. Es la hija de la Conquista. No
la crea el aborigen, el regnícola; la crea el colonizador, o mejor el conquistador. Luego, el
Virreinato la consagra como la sede del poder español en Sudamérica.” (Ibid, 199).
Por ello no ve en Lima una centralización económica, aunque sí administrativa y con poder político. Las voces que reclamaban descentralización no tenían ningún sustento técnico
serio. En general, no cree en una auténtica regionalización como inicio de un proceso de
desarrollo descentralizado; cree en un gamonalismo descentralizado. Para Mariátegui, las
aspiraciones regionalistas en algunos departamentos del país, sobre todo del Sur, son muy
imprecisas. Para él:
“…El regionalismo no es en el Perú un movimiento, una corriente, un programa. No es sino la
expresión vaga de un malestar y de un descontento.” (Ibid, 175)
Es que para Mariátegui:
“…El federalismo no aparece en nuestra historia como una reivindicación popular, sino más
bien como una reivindicación del gamonalismo y de su clientela. No la formulan las masas
212
indígenas. Su proselitismo no desborda los límites de la pequeña burguesía de las antiguas
ciudades coloniales” (Ibid, 175).
En el pensamiento de Mariátegui, el regionalismo carecía de autenticidad por su origen y
naturaleza de clase dominante. Así, el regionalismo se estanca en el plano exclusivamente
político; no obstante la propuesta de Mariátegui era su transformación. Para él debió plantearse el regionalismo en términos nuevos. Era urgente, teórica y prácticamente, llevar la
lucha del plano exclusivamente político a un plano social y económico. Lo nuevo significó
para Mariátegui buscar la autenticidad de la reivindicación regionalista no en el mecanismo
administrativo, sino en la estructura económica. Entendida la postura regionalista del gamonalismo como la transferencia progresiva del poder hegemónico; Mariátegui decía:
“Uno de los vicios de nuestra organización política es, ciertamente, su centralismo. Pero la
solución no reside en un federalismo de raíz e inspiración feudales. Nuestra organización
política y económica necesita ser íntegramente revisada y transformada” (Ibid, 176).
El actual:
“…centralismo se apoya en el caciquismo y el gamonalismo regionales, dispuestos, intermitentemente, a sentirse o decirse federalistas. La tendencia federalista recluta sus adeptos
entre los caciques o gamonales en desgracia ante el poder central” (Ibid, 176).
Así, para Mariátegui, en el Perú era difícil construir un auténtico sentido regionalista,
menos sobre la base de las actuales condiciones estructurales departamentales como se
combino en algún momento realizar. Decía:
“Es difícil definir y demarcar en el Perú regiones existentes históricamente como tales. Los
departamentos descienden de las artificiales intendencias del Virreinato. No tienen por consiguiente una tradición ni una realidad genuinamente emanadas de la gente y la historia
peruanas” (Ibid, 176)
Sin embargo, se solía realizar, y se suele hacer aún, de dicha manera.
Por no tener precisamente una estructura profundamente económica sino política, la
descentralización federalista careció de efectividad aún en los propios partidos liberales
existentes, y menos aún en tanto no se concebía como reivindicación de clase históricamente construida, sino como negaciones de las clases dominantes. Mariátegui no percibía,
entre los conservadores y liberales, ningún antagonismo ideológico entre la capital y las
regiones. Lo que sí distinguía entre conservadores y liberales era un antagonismo entre
encomenderos o latifundistas, que representaban a la feudalidad y a la aristocracia coloniales, y el pueblo mestizo de las ciudades, que representaba la retórica liberal que dejó la
Independencia. Esta lucha, incluso, alega, se ve reflejada en la supresión de los municipios
en la Constitución conservadora de Huancayo, en la cual se distingue la oposición de los
conservadores ante la idea del self government.
213
No obstante, señala que, tanto para los conservadores como para los liberales de entonces, la centralización o la descentralización administrativa no ocupa el primer plano de la
polémica. Es cuando la aristocracia,
“…junto con los comerciantes enriquecidos por los contratos y negocios con el Estado, se
convierten en clase capitalista y reconocen que el ideario liberal se conforma más con los
intereses y las necesidades del capitalismo que el ideario aristocrático” (Ibid, 176).
La descentralización encuentra propugnadores, tanto en el grupo conservador como en
el liberal, aunque también, tanto algunos conservadores como liberales, se declaran contrarios a tal descentralización. En consecuencia, en este período, indica Mariátegui, no hay una
clara tendencia definida en función de las clases sociales. E incluso, señala:
“Los ricos en ese curioso período, devienen un poco liberales; las masas se vuelven, por el
contrario, un poco conservadoras” (Ibid, 177).
Los caudillos civilistas como Manuel Pardo, propugnaron políticas descentralizadoras
como ocurrió con la creación, en 1873, de los concejos departamentales. Años después, el
conservador Nicolás de Piérola, inscribió y aceptó en la “declaración de principios” de su
partido, la siguiente tesis: “Nuestra diversidad de razas, lenguas, clima y territorio, no menos que el alejamiento entre nuestros centros de población, reclaman desde luego, como
medio de satisfacer nuestras necesidades de hoy y de mañana, el establecimiento de la
forma federativa, pero en las condiciones aconsejadas por la experiencia de ese régimen en
pueblos semejantes al nuestro y por las peculiares del Perú”. Indica Mariátegui que:
“Después del 95 las declaraciones anticentralistas se multiplican. El partido liberal de Augusto Durand, se pronuncia a favor de la forma federal. El partido radical no ahorra ataques ni
críticas al centralismo. Y hasta aparece, de repente, como por ensalmo, un partido federal.
La tesis centralista resulta entonces exclusivamente sostenida por los civilistas que en 1873
se mostraron inclinados a actuar una política descentralizadora” (Ibid, 177).
Mariátegui concebía la descentralización en el debate entre conservadores y liberales,
un hecho intrascendental. Es que él difundía el pensamiento práctico de la importancia de
los temas de debate en aquella época, enfatizando el problema del indio y la cuestión agraria, más que los temas de debate de los conservadores y liberales de la época: el “principio
de autoridad”, la “soberanía popular”, el “sufragio universal”, la “soberanía de la inteligencia”. Es que tampoco podía exigirse este otro debate en contextos en que los temas carecían
de principios ideológicos y se basaban en aspiraciones de una sola clase social. Aquí, decía
Mariátegui,
“…La clase proletaria carecía de reivindicaciones y de ideología propias. Liberales y conservadores consideraban al indio desde su plano de clase superior y distinta. Cuando no se
esforzaban por eludir o ignorar el problema del indio, se empeñaban en reducirlo a un pro214
blema filantrópico o humanitario…Admitida la prioridad del debate del “problema del indio”
y de la “cuestión agraria” sobre cualquier debate relativo al mecanismo del régimen más
que a la estructura del Estado, resulta absolutamente imposible considerar la cuestión del
regionalismo o, más precisamente, de la descentralización administrativa, desde puntos de
vista no subordinados a la necesidad de solucionar de manera radical y orgánica los dos primeros problemas. Una descentralización, que no se dirija hacia esta meta, no merece ya ser
ni siquiera discutida. …la descentralización en sí misma, la descentralización como reforma
simplemente política y administrativa, no significaría ningún progreso en el camino de la
solución del “problema indio” y del “problema de la tierra”, que, en el fondo, se reducen a
un único problema. Por el contrario, la descentralización, actuada sin otro propósito que el
de otorgar a las regiones o a los departamentos una autonomía más o menos amplia, aumentaría el poder del gamonalismo contra una solución inspirada en el interés de las masas
indígenas. Para adquirir esta convicción, basta preguntarse qué casta, qué categoría, qué
clase se opone a la redención del indio. La respuesta no puede ser sino una y categórica: el
gamonalismo, el feudalismo, el caciquismo. Por consiguiente, ¿cómo dudar de que una administración regional de gamonales y de caciques, cuanto más autónoma tanto más sabotearía
y rechazaría toda efectiva reivindicación indígena?” (Ibid, 199).
De lo anterior, se advierte que Mariátegui no concebía un regionalismo que se contente con la autonomía municipal, o con condenar abstractamente el régimen centralista sin
objetar concretamente su peculiar división territorial, en departamentos, en tanto el departamento es un legado cacical. Decía que una región no nace del Estatuto político de un
Estado; su biología es más complicada. La región tiene generalmente raíces más antiguas
que la nación misma; es precisamente un espacio estructuralmente autónomo de la nación.
En países como España e Italia, las regiones se diferencian netamente por la tradición, el carácter, la gente y hasta la lengua. Por este motivo Mariátegui negaba la denominación física
de la división geográfica del Perú en costa, sierra y selva o montaña. Decía que esta división
no sólo era física, trasciende a toda la realidad social y económica peruana y se asocia con
los rasgos geopolíticos de administración:
“La montaña, sociológica y económicamente, carece aún de significación. Puede decirse que
la montaña, o mejor dicho la floresta, es un dominio colonial del Estado Peruano. Pero la
costa y la sierra, en tanto, son efectivamente las dos regiones en que se distingue y separa,
como el territorio, la población. La sierra es indígena; la costa es española o mestiza (como se
prefiera calificarla, ya que las palabras “indígena” y “española” adquieren en este caso una
acepción muy amplia)” (Ibid, 202).
La historia peruana es dual. Conviven:
“…la forma histórica que se elabora en la costa y el sentimiento indígena que sobrevive en la
sierra, hondamente enraizado en la naturaleza” (Ibid, 202).
Este hecho se confronta con un desarrollo regionalmente uniforme. Hubo una desintegración espacial que nace del regionalismo marcado. En el Perú había un profundo pro215
blema de unidad como resultado de las condiciones de hegemonía sin consideración de lo
humano:
“…no hay aquí que resolver una pluralidad de tradiciones locales o regionales, sino una dualidad de raza, de lengua y de sentimiento, nacida de la invasión y conquista del Perú autóctono
por una raza extranjera que no ha conseguido fusionarse con la raza indígena ni eliminarla ni
absorberla. …una parte del gamonalismo, se alimenta evidente, aunque inconscientemente,
de ese contraste entre la costa y la sierra. El regionalismo cuando responde a estos impulsos,
más que un conflicto entre la capital y las provincias, denuncia el conflicto entre el Perú costeño y español y el Perú serrano e indígena” (Ibid, 185-186).
Un nuevo regionalismo, entonces, dejaba entrever Mariátegui, debería descansar en
bases exentas de las presiones sociales y sometimientos hegemónicos. Debe reposar en
nuevos cimientos biológicos, en un orden más peruano, más autóctono.
“…La redención, la salvación del indio, he ahí el programa y la meta de la renovación peruana. …los enemigos históricos y lógicos de este programa son los herederos de la conquista,
los descendientes de la Colonia. Vale decir los gamonales. A este respecto no hay equívoco
posible” (Ibid, 193).
De ahí que Mariátegui sugería, en la sierra liquidar la feudalidad, ya que en ésta subsisten con mucho más arraigo y mucha más fuerza que en el resto de la república, los residuos
de la feudalidad española. He ahí también el asunto de la evolución y el desarrollo de las
regiones en un contexto espacial de articulación entre éstas.
Bibliografía
Bifani, Paolo (1997). Medio Ambiente y Desarrollo, Universidad Autónoma de Guadalajara,
México.
Lanese, Gabriel (2002). “Seis tesis sobre José Carlos Mariátegui” en Lucha de clases, Segunda épocaNo. 1, 2002, Buenos Aires.
Mariátegui, José Carlos (1927). “Apuntes autobiográficos, Escrito 10 de enero de 1927”,
en La Vida Literaria, mayo de 1930, Buenos Aires, Argentina, presentado en el
Primer Simposio internacional sobre la vida y obra de José Carlos Mariátegui,
Guayaquil, Ecuador, 1971. Preparado para internet, por Juan R. Fajardo, para el
MIA, mayo de 2000: http//www. marxists.org/espanol/mariateg/autobio.htm
Mariátegui, José Carlos (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, edición preparada por Javier Mariátegui y Biblioteca Ayacucho (1984), Edit. Perú,
Lima.
216
Reseñas
Guía para la transversalización en la gestión
integrada de recursos hídricos con enfoque
de género. Guía de recursos. Transversalización
del enfoque de género. PNVD, GWA, IRC, GWP,
IV Foro Mundial del Agua (2006), México.
Elsa Eugenia Carrasco Lozano
La Guía de Gestión Integrada de los Recursos Hídiricos (GIRH) es un inventario de la hoy
abundante teoría sobre las relaciones de género y manejo del agua, que busca facilitar el
acceso de usuarios y usuarias a la información sobre el vital líquido. En su elaboración,
se han identificado y recopilado numerosos recursos, pero también han salido a la luz los
vacíos que existen sobre le tema, lo que revela la necesidad de continuar haciendo investigación.
Publicada por el PNUD, la Alianza de Género y Agua (GWA), el Centro Internacional de
Agua Potable y Saneamiento (IRC), Cap-Net y la Asociación Mundial para el Agua (GWP), se
presentó la primera guía durante el III Foro Mundial del Agua en Kyoto en 2003, la retroalimentación recibida desde entonces dio como resultado la segunda versión, totalmente revisada ampliada y mejorada, que incluye descripciones generales por subsectores, recursos
adicionales y estudios de caso en cuatro idiomas; esta última guía fue presentada en marzo
de 2006, en ocasión del IV Foro Mundial del Agua celebrado en la Ciudad de México.
Para su utilidad, la guía se organiza en cinco capítulos que intentan apoyar a profesionales del agua, políticos y políticas, especializados en género y otras personas e instituciones
en sus esfuerzos para suministrar agua suficiente y de calidad a las mujeres, los hombres, a
los niños y niñas del mundo.
El Capítulo I “Introducción a la Guía”, se divide en cinco apartados en los cuales se plantean una seríe de interrogantes del contenido de la misma y de su utlidad como documento
de consulta que le permita a los y las profesionales en las áreas de género y agua, transversalizar el enfoque de género en una institución, programa o proyecto. Elaborada en
respuesta a una necesidad identificada de información sobre la transversalización del enfoque; establece los siguientes objetivos: facilitar el acceso a la teoría y los recursos dispo219
nibles sobre género y GIRH; fortalecer la sostenibilidad y la eficacia de las actividades en el
sector de agua, a través de la incorporación del análisis de igualdad y de equidad; mejorar
la comprensión y el conocimiento de los conceptos de género mediante referencias de fácil
acceso a los materiales, casos y herramientas existentes; y mejorar los enfoques de planificación, ejecución, gestión y seguimiento de las intervenciones en GIRH; para su elaboración
se contó con la participación de consultoras y consultores profesionales del sector de agua,
especialistas en género y oficiales de programas del mundo. Por último sugiere que debe
ser usada en conjunción con los textos y materiales a los que se remite en cada uno de los
subsectores de la GIRH, por lo que enfatiza la intención de generar conciencia, promover el
aprendizaje, y fomentar la equidad social con enfoque de género.
El Capítulo II “Género y gestión integrada de los recursos hídricos” se divide en siete
apartados, destacando principalmente el enfoque holístico y sistemático de la guía encaminado a la gestión del agua como respuesta a las crecientes demandas rivalizantes sobre
reservas finitas del recurso, y también, como con este trabajo, se apunta a garantizar un
desarrollo concertado de los recursos hídricos, terrestres y recursos adicionales con el fin
de optimizar el bienestar económico y social sin comprometer la sostenibilidad de los sistemas ambientales. (Asociación Mundial del Agua, GWP, 2000). En este capítulo se explica
la transversalización de la perspectiva como el proceso que permite revalorizar las implicaciones para las mujeres y para los hombres de cualquier acción que se planifique, trátese
de legislación, políticas o programas en todas las áreas y a todos los niveles, se define al
género sin referirse simplemente a las mujeres o a los hombres, sino a la forma en que sus
cualidades, conductas e identidades se encuentran determinadas por el proceso de socialización; lo anterior basado en la evolución que el enfoque tuvo en décadas pasadas, desde
el asistencialismo en los años 70’s, hasta el “género y desarrollo” (GYD) de los 80’s, para
finalmente referirse al autoempoderamiento de nuestros tiempos.
En este capítulo la guía afirma ser una oportunidad para dar un giro paradigmático en
el manejo de los recursos hídricos, tomando como referencia la crisis global del medio ambiente, la expansión de la pobreza en las zonas urbanas y rurales, y la persistencia de las
desigualdades de género, por lo que sugiere la necesidad de un enfoque de gobernabilidad
diferente para el uso y la gestión del recurso, basado en el principio de que el agua debe ser
tratada como un bien económico, social y ambiental; el documento señala que las políticas
hídricas deben focalizarse en la gestión del agua y no sólo en su abastecimiento, esto a fin
de facilitar y propiciar su uso sostenible. En este sentido, las mujeres deben ser reconocidas
como un elemento central en la gestión y protección del recurso; su conocimiento y experiencia con el entorno natural les confiere a ellas un papel de suma importancia en la conservación y sostenibilidad del ambiente, dice la guía, (PNUMA, 2004). Asimismo, enfatiza la
necesidad de involucrar a hombres y mujeres, a ricos y pobres en la participación y toma de
decisiones para alcanzar la eficacia y la eficiencia de los programas; esto porque las experiencias han demostrado que los procesos participativos y los “intentos de involucrar a los
pobres”, no incluyen automáticamente a las mujeres; la guía subraya la necesidad de que
los gobiernos cumplan los compromisos internacionales; además de señalar la importancia
de las relaciones de poder al interior de las comunidades, las restricciones, capacidades y
220
beneficios percibidos de la participación, así como los métodos participativos utilizados
para introducir el enfoque. Por ultimo, enfatiza la necesidad de diseños de intervención
adecuados que garanticen el impacto positivo de los programas, a través de indicadores de
seguimiento y evaluación, la guía ofrece una serie de recursos anecdóticos, referencias bibliograficas y de instituciones tales como la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional
(ACDI) como complemento a la información.
El Capítulo III “Guía de recursos sobre género y los sectores de agua” consta de 13 descripciones sectoriales que examinan brevemente el enfoque de género y su intersección
con el agua en distintos sectores. Las descripciones sectoriales incluyen en su mayoría una
introducción, la problemática analizada o detectada, alternativas de solución, referencias,
recursos adicionales, recursos en inglés y francés con los correspondientes “links”, comentarios y estudios de caso. En Género, gobernabilidad y gestión de los recursos hídricos; considera en la gobernabilidad del agua a toda la gama de sistemas políticos, sociales, económicos y administrativos que han sido desarrollados para regular el suministro, la gestión de
los recursos hídricos y la prestación de servicios de agua a diferentes niveles de la sociedad;
presenta un panorama de la situación y ofrece alternativas de solución. Género agua y
pobreza; en este apartado se caracteriza el fenómeno de la pobreza, los graves problemas
de salud como el VIH y el deterioro del medio ambiente; se incluye también un analisis
de las implicaciones póliticas que el recurso genera a nivel mundial y hace un análisis del
agua como mercancía sujeta a la oferta y la demanda. Género saneamiento e higiene; en
esta parte del documento se hace un estudio de las condiciones de insalubridad en las que
viven las mujeres por falta de agua limpia para uso doméstico, por lo que se sugiere que las
iniciativas de promoción y educación en higiene se focalicen hacia ellas a fin de garantizar
la disponibilidad del recurso; incluye también un apartado de los actores implicados en el
proceso y sobre todo, de cómo se transversaliza el enfoque de género; destaca la valiosa
intervención de las ONG’s en los programas de saneamiento.
Género y abastecimiento de agua doméstica e higiene: en esta apartado se identifican
las fuentes de contaminación del agua, ya que se continúa considerando a la higiene como
un territorio femenino, por lo que en el análisis se propone involucrar a los niños y hombres
en el uso sostenible del recurso; también se estudian los roles de hombres y mujeres; por
lo anterior, se plantea redimensionar las políticas públicas en la gestión del agua a fin de
mejorar el acceso al agua potable y el saneamiento para el bienestar de los hogares. Género
privatización del agua: en este apartado se revisa como el BM y el FMI reorientaron sus
politicas económicas en los años 70´s, lo que dio como consecuencia la privatización de las
empresas del Estado encargadas de administrar el recurso, esto con el supuesto de que
de este modo, se llegarián a satisfacer las necesidades de abastecimiento de agua de las
mujeres pobres. Incluye las cantidades de agua limpìa para uso doméstico y personal como
un derecho humano establecido por la ONU en el 2002. También aborda los costos de la
privatización y los efectos en las mujeres. Género agua y agricultura: en esta parte se hace
un recuento de la participación de las mujeres y de los hombres en la actividad agrícola,
y cómo esto genera que el acceso al riego, tomando en cuenta el enfoque de género, sea
221
diferenciado para hombres y mujeres, teniendo como consecuencia un impacto sobre la
participación y gestión de las mujeres para el recurso.
Género agua y medio ambiente: en esta parte se analizan las interconexiones entre género, agua y medio ambiente, con énfasis especial en los desafíos y las formas de integrar
el enfoque de género en el proceso de gestión ambiental. Finalmente, en cada uno de los
siguientes temas se aborda la problemática de igual manera que las anteriores, haciendo
énfasis en la transversalización del enfoque en cada uno de los sectores, que son: género
y pesquería, género y gestión de zonas costeras, género y desastres, relacionados con el
agua, género y construcción de capacidad, En género y herramientas de planificación, además de la caracterización de la situación ambiental, se sugieren una serie de herramientas
de campo indispensables para aplicar por el investigador en temas del agua. Género e Iniciativas de presupuestación con enfoque: aquí se analizan las políticas, el régimen tributario, los ingresos del Estado, el gasto público y los déficits fiscales desde una perspectiva de
equidad de género; se analizan los presupuestos para evaluar si las políticas y programas
estatales tendrán impactos diferentes y desiguales sobre las mujeres y los hombres.
El Capítulo IV “Transversalización del enfoque de género en el ciclo de un proyecto”,
señala la importancia de incluir el enfoque de género en las diversas etapas de diseño ejecución y evaluación del programa; es decir, se presenta un ciclo genérico de un proyecto,
que puede ser adaptado a distintos contextos locales y muestra los aspectos de género que
deben ser considerados en cada etapa del ciclo; se sugieren una serie de preguntas que
permiten transersalizar el enfoque en el proyecto, además de un cuadro en el que, a través
de 20 etapas, se va consolidando el trabajo, al igual que los capitulos anterioes incluye
recursos adicionales.
Capítulo V “Transversalización del enfoque de género en las políticas e instituciones del
sector de agua”: en este capítulo se conceptualiza la política de género, además de que se
justifica la necesidad de desarrollarla a partir de tres aspectos que se subrayan: un análisis
situacional, la politica misma, y una estrategia de ejecución o plan de acción. Enfatiza la
necesidad de contar con un marco institucional que permita aplicar la politica, a fin de que
ésta sea exitosa. Incluye también un cuadro en el que desglosa los componentes que permiten transversalizar el enfoque, paso por paso.
Por ultimo, la guía incluye siglas, abreviaturas y un glosario de terminos empleados en el
texto que consta de 155 páginas. La consulta de este documento lleva al lector a una guia
tan completa que al término de cada capítulo y de las 13 descripciones sectoriales del capítulo …III se ofrecen al lector, conclusiones referencias bibliográficas, abundantes recursos
adicionales, recursos en inglés y francés y estudios de caso, que complementan la riqueza
del documento.
Anexos
Glosario
222
Adaptación (capacidad de adaptación y estrategias de adaptación). Capacidad de los
sistemas de medios de vida para hacer frente o adaptarse al cambio, reduciendo su vulnerabilidad por medio de estrategias tales como diversificar los medios de vida, desarrollando
las destrezas y capacidades requeridas y facilitando el acceso a recursos de apoyo, tales
como microcrédito.
Análisis de género. Forma sistemática de examinar los roles diferentes de las mujeres y
los hombres en el desarrollo; así como los impactos distintos del desarrollo sobre las mujeres y los hombres. En esencia, el análisis de género pregunta “quién”, es decir, quién hace
qué, quién tiene acceso a y control sobre qué, quién se beneficia de qué, en relación con las
personas de ambos sexos y distintas franjas etarias, clases, religiones, grupos étnicos, razas
y castas. Análisis de género significa también separar por sexo y analizar separadamente
por sexo la información acerca de todos los grupos poblacionales, socioeconómicos y culturales relevantes. El enfoque de género –esto es, el estudio de las mujeres y los hombres por
separado– es necesario en todas las etapas del proceso de desarrollo. Debemos preguntar
siempre cómo afectará una actividad, una decisión o un plan en particular a los hombres de
manera distinta que a las mujeres, y a algunas mujeres u hombres de manera distinta que a
otras mujeres y hombres (Rani Parker, 1993). Examinar la forma en que las tareas asociadas
a la gestión de los recursos hídricos se dividen entre los sexos y franjas etarias revela, por
ejemplo, en qué aspectos necesitan trabajar los proyectos de agua con mujeres o con hombres, así como al interior de las familias, ya que distintas categorías de mujeres y hombres
tienden a ejercer diferentes tareas, poder de decisión y conocimiento (van Wijk, 1998).
Desastre. Interrupción seria del funcionamiento de una comunidad o sociedad, con pérdidas humanas, materiales, económicas o ambientales generalizadas, que exceden la capacidad de la comunidad afectada para hacerles frente haciendo uso de sus propios recursos.
Un desastre es una función del proceso de riesgo: peligro más vulnerabilidad.
Empoderamiento. Proceso mediante el cual las personas –tanto mujeres como hombres– asumen el control de sus propias vidas: fijando su propia agenda, adquiriendo destrezas, desarrollando confianza en sí mismos/as, resolviendo problemas y desarrollando
autosuficiencia. Ninguna persona puede empoderar a otra: una persona sólo puede empoderarse a sí misma para tomar decisiones o expresar sus puntos de vista. Sin embargo, las
instituciones, entre ellas las organizaciones internacionales de cooperación, pueden apoyar
procesos para impulsar el auto empoderamiento de las personas o grupos de personas.
Equidad de género. Proceso de ser justos con las mujeres y los hombres. Para garantizar
la justicia, a menudo deben introducirse medidas para compensar las desventajas históricas
y sociales que impiden a las mujeres y los hombres desempeñarse sobre un terreno parejo.
La equidad conduce a la igualdad. En los sectores de agua, la equidad a menudo requiere
de políticas específicas, focalizadas en el desarrollo de la capacidad técnica de las mujeres
y la contratación de mujeres en el manejo de los recursos hídricos, a fin de subsanar su
desventaja histórica en la toma de decisiones en dichos sectores.
223
Género. Conjunto de características culturalmente específicas que identifican la conducta social de las mujeres y los hombres; así como la relación entre ellos. El género, por
lo tanto, no se refiere simplemente a las mujeres o los hombres, sino también a la relación
entre ellos y la forma en que ésta se construye socialmente. Dado que se trata de un tema
relacional, el género tiene que incluir a las mujeres y los hombres. Al igual que los conceptos de clase, raza y etnicidad, el género es una herramienta de análisis para entender los
procesos sociales (Status of Women, Canadá, 1996).
Gestión integrada de los recursos hídricos. También conocida como “manejo integrado
de los recursos hídricos” (MIRH), es un proceso que promueve el desarrollo y el manejo
concertados de los recursos hídricos, la tierra y otros recursos relacionados, a fin de maximizar el bienestar económico y social que resulta de este proceso de una manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales (Global Water Partnership/
Technical Advisory Committee).
Igualdad de género. Este término significa que las mujeres y los hombres disfrutan de
la misma posición. Igualdad de género significa que las mujeres y los hombres gozan de
igualdad de condiciones para hacer realidad sus derechos humanos totales, así como sus
potencialidades para contribuir al desarrollo nacional, político, económico, social y cultural
y beneficiarse de los resultados. Igualdad de género significa por lo tanto que la sociedad
valora por igual tanto las similitudes como las diferencias entre las mujeres y los hombres,
así como los roles cambiantes que ambos desempeñan; por ejemplo, los distintos roles que
cumplen las mujeres y los hombres en la gestión de los recursos hídricos.
Interesados. También llamados “actores” o “stakeholders”, son quienes tienen un interés en una decisión en particular, ya sea como particulares o como representantes de un
grupo. El término comprende a las personas que ejercen influencia sobre una decisión, o
tienen capacidad para hacerlo, así como a las personas que se ven afectadas por ella.
Interseccionalidad. Término que se refiere al reconocimiento de que las mujeres son
objeto de discriminación y violaciones de los derechos humanos, no solamente debido a su
género sino también a otras relaciones de poder vinculadas a su raza, etnicidad, casta, clase, edad, capacidad/discapacidad, religión y una multiplicidad de otras razones, incluyendo
su condición de indígenas.
Medios de vida. Se refiere a las capacidades, activos (materiales y sociales) y actividades requeridos para ganarse la vida. Se puede afirmar que un medio de vida es sostenible
cuando puede hacer frente a cualquier circunstancia, y recuperarse de, las presiones y sacudidas y mantener o fortalecer sus capacidades y activos, sin socavar la base de recursos
naturales.
Peligro. Fenómeno natural o artificial que puede ocasionar perjuicio físico y/o pérdida
económica y amenazar la vida y el bienestar humanos.
224
Resilencia. Capacidad de resistencia o de cambio de un sistema, comunidad o sociedad,
con el objeto de obtener un nivel aceptable de funcionamiento y estructura. La resilencia
se encuentra determinada por la capacidad de un sistema social para organizarse, así como
por su habilidad para incrementar su capacidad de aprendizaje y adaptación, incluyendo su
capacidad para recuperarse de un desastre (auto organizarse).
Riesgo. Daño o pérdida previstos debido a una combinación de vulnerabilidad y peligro.
Se considera que las personas están en riesgo cuando no tienen capacidad para hacer frente a un desastre.
Transversalización del enfoque de género. Proceso de acceder a las implicaciones para
las mujeres y para los hombres de cualquier acción que se planifique, trátese de legislación,
políticas o programas en todas las áreas y a todos los niveles. Es una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres,
sean parte integrante de la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que
las mujeres y los hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es conseguir la igualdad de género [transformando la corriente
principal]. (Consejo Económico y Social de la ONU, ECOSOC, 1997. Énfasis añadido).
Vulnerabilidad. Conjunto de condiciones y procesos que se generan por efecto de factores físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad de una
comunidad frente al impacto de los peligros.
Siglas y abreviaturas
ACFODE
Acción para el Desarrollo.
CapNet
Red Internacional para el Desarrollo de Capacidades en la Gestión Integrada de
los Recursos Hídricos.
CMDS
Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible.
ECOSOC
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
GIRH
Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (en ocasiones también MIRH:
Manejo Integrado de los Recursos Hídricos).
GPR
Gestión participativa del riego.
GWA
Alianza de Género y Agua.
IBM
Instituto del Banco Mundial.
225
IRC
Centro Internacional de Agua Potable y Saneamiento.
OBC
Organizaciones basadas en la comunidad.
ODM
Objetivos de Desarrollo del Milenio.
ONG
Organización no gubernamental.
ONU
Organización de las Naciones Unidas.
OSC
Organizaciones de la sociedad civil.
PNUD
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
PNUMA
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
REPEM
Red de Educación Popular entre Mujeres.
SEWA
Asociación de Trabajadoras Independientes de la India.
UIP
Unión Interparlamentaria.
UNICEF
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
226
El futuro del agua en México.
Boris Graizbord y Jesús Arroyo Alejandre (Coord., 2004)
Universidad de Guadalajara, El colegio de México
UCLA Program on Mexico, Casa Juan Pablos
María de Lourdes Hernández Rodríguez
El futuro del agua en México es una compilación hecha por Boriz Graizbord y Jesús Arroyo,
de los trabajos presentados en el “Primer Coloquio de Prospectiva sobre Agua” realizado en
Chapala, Jalisco en el 2003, con el propósito de informar a la sociedad lo que se espera con
la disponibilidad del agua en México de seguir con una política de bussiness as usual; esto
es la utilización del agua como una mercancía, cuya oferta, a la larga, será insuficiente para
responder a la demanda nacional.
El libro consta de quince artículos divididos en cinco partes; en la primera de ellas “El
agua como tema científico y político”, René Garduño, Carlos Gachorro y Boris Graizbord
resaltan la relevancia del aprovechamiento del agua en las relaciones interdependientes
entre ciencia, sociedad, política, cultura y escasez, como efecto de actividades antropogénicas.
Por una parte, Garduño aplica un modelo matemático que evalúa la cantidad, calidad
y disponibilidad del agua, demostrando que su escasez se está presentando en México en
zonas con mayor población y crecimiento industrial que paradójicamente, coinciden con
regiones donde la precipitación ha disminuido y donde la escasez del vital líquido se asocia
con procesos de aridez y cambio climático.
Gachorro analiza la inconsistencia entre crisis del agua y la ausencia del tema en la agenda pública local, pese a que en foros internacionales se trata el tema como asunto de interés mundial, haciendo hincapié en que la ineficiente distribución del agua incrementará las
desigualdades sociales, por lo que exige la participación del Estado mediante la coordinación de esfuerzos para un manejo más sustentable del vital líquido.
Por último, Graizbord muestra cómo la disminución en la disponibilidad del agua es
un hecho socialmente peligroso, rescatando que el derecho de propiedad y la disponibili-
227
dad del recurso representan los eslabones básicos para una adecuada gobernabilidad del
agua.
Un segundo bloque está conformado por aportaciones de Luis Abortes, quien contextualiza la política hidráulica en México en cincuenta y cuatro años de su história, describiendo el paso de la abundancia a la escasez del agua, al grado tal, que es declarada asunto de
seguridad nacional.
La tercera parte, denominada “Fronteras y agua compartida: Conflictos y cooperación”,
presenta trabajos de Polioptro Martínez-Austria, José luis Castro y Vicente Sánchez; Patricia Herrera-Austria y Edith Kauffer. Martínez-Austria se enfoca en los más de tres mil
kilómetros de frontera entre México y EUA y la codependencia que tienen ambos países
en al menos siete cuencas transfronterizas y veinte acuíferos sobreexplotados. En donde los
conflictos por agua no han podido ser resueltos, pese a un sin número de tratados, convenciones y demás instrumentos jurídicos.
En el mismo tenor, José Luis Castro y Vicente Sánchez analizan los contextos físicos, demográficos, económicos e institucionales de las regiones que dividen los ríos Bravo y Colorado, encontrando diferencias estructurales en el manejo del agua, señalando que la diferencia entre una política hidráulica de largo plazo como en EUA y una política hidráulica
mexicana, prácticamente inexistente.
Por su parte, Patricia Herrera aborda el papel de la comunidad científica en el manejo
equitativo del agua en le frontera norte de México, describiendo el papel de los profesionales en el desarrollo del pensamiento epistémico y su capacidad de introducir alternativas
políticas en sus gobiernos, que reduzcan la incertidumbre.
El último artículo de esta parte es presentado por Edith Kauffer quien propone utilizar
el concepto de hidropolítica al analizar los conflictos por agua entre los estados del sur de
México con Belice y Guatemala, debido a la pertinencia de interrelacionar estudios de geografía física, social y económica con la lucha por el poder y la hegemonía.
La cuarta parte de EL futuro del agua en México, presenta una serie de estudios de caso
bajo el tema “Ciudad y región: usuarios urbanos y rurales en Jalisco y Michoacán”. Una
primera aportación es de Patricia Ávila, que presenta un análisis histórico: agua-sociedad
en Morelia, desde su fundación en el siglo XVI hasta la fecha, en la que nos transporta de
la introducción del agua potable a las zonas urbanas hasta la actual competencia entre uso
doméstico, industrial y agrícola. Ricardo Ávila, Escobar Wickell por un lado y Guzmán y Peniche por otro, describen en dos artículos la importancia ecológica y económica que representa el Lago de Chapala en la zona conurbada de Guadalajara. Enfatizan el desabasto que
se espera ante la desecación del lago, originada tanto por inadecuadas decisiones técnicas
como por una deficiente aplicación de la Ley de Aguas Nacionales y la, cada vez más lejana,
intervención del gobierno local.
228
Cecilia Lezama informa sobre un tema de difícil acceso: el uso del agua en el sector
industrial. La autora argumenta que las empresas no tienen una idea clara del volumen
de agua que consumen y menos de su costo. Asimismo argumenta que el tratamiento de
aguas es más bien visto como un gasto y no como una inversión, por lo que mientras el valor
real del agua no se refleje en los costos de la empresa, tampoco se presentarán prácticas
que eficienticen su aprovechamiento y garanticen su saneamiento completo.
Francisco Morán presenta otra cara de la moneda en el uso del agua al estudiar su uso
en la agricultura. El autor se pronuncia a favor de la tecnificación y captación de la inversión
extranjera para optimizar el uso del agua en la agricultura de riego y orientar la producción
hacia el logro de índices de competitividad internacional.
En la quinta y última parte denominada: “Mecanismos de gestión”, Alma Aguirre y Paula
Silva presentan en dos trabajos por una parte, la importancia de de contar con mecanismos e instrumentos económicos en la gestión del agua. Aguirre analiza la efectividad de la
política fiscal y su capacidad de lograr la autosuficiencia financiera en el sector hidráulico,
bajo los principios: “el que utiliza los recursos naturales, paga” y “quien contamina, paga”.
Critica la exoneración de impuestos a localidades rurales y a agricultores, así como la permisibilidad de la ley al asumir que la declaración de los usuarios sobre el volumen de agua
solicitado es el mismo que el consumido, demostrando las pérdidas que en materia de
recaudación sufre el Estado por dicha política.
Por último, Paula Silva presenta una traducción de la “Declaración de Hyderabad”, India
en el 2002 sobre el agua para la agricultura, en la que se señala que actualmente, se consume 54% del agua dulce disponible y de seguir con la misma tendencia, en 2025 se estaría
consumiendo el 90%. Bajo el supuesto de que la agricultura de riego es la principal consumidora de agua, la Declaración promueve el uso de aguas residuales bajo la supervisión del
Estado y sus instituciones académicas.
Al finalizar el texto, el lector quedará seriamente consternado ante el abuso que como
sociedad estamos haciendo del agua, y el lector especialista contará con un marco de referencia actual, que le facilitará el fundamento de sus acciones a favor de la conservación del
ambiente y en particular del agua como eje rector de la vida.
229
Abstracts in english
The environment as an externality. The emergence of the invisibility
Francisco Sandoval Vázquez
Traditionally, western society hasn´t seen nature as a lifestyle with ontological value Generally it is observed as a cognizable, quantifiable, and controllable object; there is a countless
contradiction between society and nature which ends up denying nature and leaving nature
in the external field, the strange, the foreign, the other. The environment’s depletion, pollution and overuse, does not only endangers life of some animal or plant species; but life in
the planet, this is how it is known nowadays. Therefore, it is necessary to recognize that modern thinking has carried our planet to the edge of an economic, social, and environmental
collapse. The relation of invisibility (externality) between society and nature has generated
the environmental problem which is presented as a problem demanding new conceptual
strategies and new ways of social organization.
Decolonizing development
Jaime Ornelas Delgado
The development, category used to express the economic growth, emerged with the “cold
war” context, though it was proposed by metropolitan theorists, in Latin America was assumed as part of the available instruments to achieve the economic growth in capitalism and
as an alternative to socialism. The development kept its effect during the three later decades to the Second World War, but, with the arrival of neoliberalism it was removed from
the national and international agenda. Thus, at the beginning of the XXI century, the failure
of the economy based on the self-regulating market has carried out the development again
in the national and international agenda. This compels us to critical review development
issues, and its context, to show its colonial character, if it is to build routs outside neoliberalism and to overcome the problems which have made Latin America one of the most
unequal regions in the world.
Traducción de Blanca Nelly Rincón Lara.
231
The agricultural land in the southeast of Tlaxcala. A view from the dissipative
systems.
Ramos Montalvo Vargas, Héctor Jesús Morales Rodríguez
This study presents the results of the needs to socialize relative information on the social
productive conditions in the southeast region of the Estate of Tlaxcala, where urban growth,
has invaded highly productive land whose fertility is being replaced by asphalt, housing,
equipment, infrastructure and services. Derived from a photo-interpretation Landsat image
work from the NASA in the southwest region of the State of Tlaxcala, was possible to detect
that in the Balsas River low basin in Tlaxcala, there is a significant land distribution for farming, mainly irrigation, which can lead to strategies to small farmers who are still farming
in a subsistence living way.
Exorcising the Ejido: a lawlessness chronic
Francisco Castro Pérez
Nearly one hundred years from the beginning or the armed movement and the agrarian
struggle which allowed the creation of the ejido, and despite of the federal government
promotion of the legal reforms in 1992, this social and productive cell refuses to change its
social regime pro freehold, altering the expectation of the dreamed regional development
by the neoliberal theorists and politicians. In this study, through the story of life history and
the identity crisis of a son of an ejidatario who had to emigrate from his hometown to study
the university, are analyzed the legal contradictions leading the protagonist to propose modifications to the internal regulations of the Ejido, or to request full command of his parcel.
This attempt to exorcise the ejido, would cause its collective lawlessness, staggering their
sense of belonging, but it would also shake the ejido status quo.
A Proposal to reclassify the Agua Azul waterfalls, Chiapas, México as a National
Park
Carlos Melo Gallegos, Naú Silverio Niño Gutiérrez
This study focuses on the severe and complex problems affecting the Protected Natural
Area of the Agua Azul Waterfalls, Chiapas, Mexico. The problems are related to the legal
incongruence of the area status (area of protection of flora and fauna), the evident abandonment by the government regarding administrative management and the strong ecological
impact resulting in the degradation of the natural resources and the modification of the
landscape. On the basis of this diagnostic, a new delimitation of the natural area is proposed, to protect its most important natural resources. The proposal aims at reclassifying the
Agua Azul Waterfalls as a National Park.
232
Environmental Problems generated by the municipal slaughterhouse of Atlixco,
Puebla: An analysis through complex systems.
José Héctor Abraham Gutiérrez, Eduardo Almeida Acosta, Abel Gil Muñoz
This article is about the environmental problems generated by the wastes produced by
the municipal slaughterhouse in Atlixco, Puebla. We start with a conceptual change of the
perception of polluting materials from “waste” to “byproduct”, afterwards, a structural and
functional change was projected. Following the complex system methodology, this research,
begins with the construction of a Slaughterhouse system, considering certain components
and their accuracy of interactions. While the system was being constructed, a diagnostic
was performed to identify the influential elements and proceeding affecting this research;
it was analyzed then, the dynamic systems, the possible de-structuring-re-structuring processes, and the possible changes in time by conforming a new stationary state (final stationary state). The unleashing factor promoting system reorganization was the processing of
the wastes to turn them into useful byproducts for agricultural use.
Technology and production adoption in corn crop in a rural region in the State of
Puebla
José Pedro Juárez Sánchez, Benito Ramírez Valverde
This study evaluates the technology and production adoption obtained in a corn crop in two
different points in time, 1995 and 2000, in a rural region which includes 11 municipalities in
the State of Puebla, Mexico. The results in this investigation show that farmers do not adopt
the generated technology for this region, mainly in the phosphate fertilizer application. The
production and profits obtained by hectare in 2000 was less than the one obtained in 1995.
This was influenced by the reduction in real prices of corn, trade liberation in the agricultural sector and policy toward the rural area and the State. These factors brought a decrease
of production costs by reducing the use of high yield fertilizer.
Dairy farming family, territory and migration
Alfredo Cesín Vargas, Fernando Cervantes Escoto, Benito Ramírez Valverde
This essay analyses the way villagers from Santa Ana Portales, southeast of the State of
Tlaxcala, are responding to the changes involving region accelerated industrialization, which does not necessarily implies jobs, trade liberation and its impact on dairy farming, which
is their major activity. In this area, with an agricultural ecosystem, has taken place continuously human settlements during the last 3600 years impacting in high population (500
inhabitants per km2), lack of jobs, and people without required skills. So we conclude that
if this agroecosystems like the one in Portales, are not generating enough jobs to retain the
population, the situation worsens in rural marginal areas.
233
Work methodology in the brigade of education for rural development No. 121 in
Huejotzingo, Puebla.
María del Carmen García Casarrubias, Guadalupe Beatriz Martínez Corona, Juan Alberto
Paredes Sánchez, Gloria Angélica Valenzuela Ojeda
We analyze the Agricultural Technology Education Brigade (BEDR) No. 121, depending on
the Public Education Secretariat, whose objectives seek to reach education to the rural marginal areas to improve their living conditions. The aim of this research was to analyze the
methodology characteristics used and its relation with the methodology recommended by
the SEP-DGETA and other educational methodologies. Depths interviews to key informants,
open questionnaires, participatory observation and literature and documental review were
performed. Limiting factors were identified to the implementation of methodology: time
availability of men and women in rural; low building-relationship with other institutions, a
strong internal bureaucracy and the lack of training in working methodology of teachers.
234
Résumés en français
L’environnement comme externalité: l’émergence de l’invisible
Francisco Sandoval Vázquez
Traditionnellement la société occidentale ne reconsidère pas la nature comme une forme
de vie avec une certaine valeur ontologique; elle est plutôt perçue comme un objet cognoscible, quantifiable et gouvernable. Cela résulte d’une infinité de contradictions entre société
et nature qui finissent par reléguer la nature au second plan, soit comme un corps étranger.
L’épuisement, la pollution et l’utilisation à outrance du milieu naturel, non seulement mettent en danger la vie de certaines espèces animales et végétales, mais aussi, constituent
une menace pour la vie elle-même sur la planète, au moins telle qu’elle est connue maintenant. Pour cela, il est nécessaire de reconnaître que la pensée moderne a conduit notre
planète au bord d’un effondrement économique, écologique, social, et dans une certaine
mesure, environnemental. L’invisibilité (externalité) des relations entre société et nature a
engendré la problématique environnementale qui se présente comme un défi exigeant de
nouvelles stratégies conceptuelles et de nouvelles formes d’organisation sociale.
Décoloniser le développement
Jaime Ornelas Delgado
Le développement, concept utilisé pour exprimer la croissance économique, a surgi dans le
contexte de la « guerre froide ». Et, bien qu’il ait été proposé par des théoriciens métropolitains, il a été assumé en Amérique Latine comme un instrument de croissance économique dans le cadre du capitalisme et comme alternative au socialisme. Le développement est
resté en vigueur au cours des trois décennies postérieures à la Seconde Guerre Mondiale.
Mais, avec l’avènement du néolibéralisme, il a été éloigné de l’agenda des préoccupations
nationales et internationales. Cependant, au début du XXIe siècle, l’échec de l’économie
soutenue sur le marché autorégulé a réinscrit le développement dans l’agenda national
et international. Ceci oblige à réviser de manière critique les problèmes de développement,
et le concept lui-même, pour montrer son caractère colonial, si on prétend construire des
Traducción de Lamarre Cadette.
235
voies différentes au néolibéralisme et résoudre les problèmes qui ont fait de l’Amérique
Latine une des régions les plus inégales du monde.
La terre arable dans le sud-ouest de Tlaxcala : Un regard à travers des systèmes
dissipatifs.
Ramos Montalvo Vargas, Héctor Jesús Morales Rodríguez
Le présent travail résulte de la nécessité de socialiser l’information relative aux conditions
socioproductives de la région sud-ouest de l’Etat de Tlaxcala, où la croissance urbaine, a
atteint des terres potentiellement productives pour faire place à l’asphalte, aux logements,
et à d’autres infrastructures de services publics. Issu d’une tâche de photo-interprétation
d’images Landsat de la NASA dans la région sud de Tlaxcala, ce travail a permis de détecter
que la zone basse du lit de la rivière Balsas, dispose d’une importante superficie de terres
arables et irriguées, pouvant être à l’origine de stratégies pour les petits producteurs qui
voient encore dans l’activité agricole une forme de subsistance.
Exorciser l’ejido: chronique d’une violation
Francisco Castro Pérez
A presque cent ans du début du mouvement armé et de la lutte agraire qui a permis la
création du domaine collectif, et malgré les réformes juridiques promues par le gouvernement fédéral en 1992, cette cellule sociale et productive se résiste au changement de son
régime social au profit de la possession pleine et entière des domaines octroyés, altérant
les expectatives du développement régional rêvées par les penseurs et politiciens du
néolibéralisme. Dans ce document, à travers l’histoire de vie et de la crise identitaire d’un
fils d’un ejidatario qui a dû émigrer de son village en vue de réaliser des études universitaires, on analyse les contradictions juridiques qui ont conduit le protagoniste à proposer
des modifications au règlement intérieur de l’ejido, ou à solliciter la pleine jouissance de sa
parcelle. Cette tentative d’exorciser l’ejido, provoquera sa violation collective en chancelant
son sens d’appartenance, mais aussi, ébranlera le statu quo du noyau ejidal.
Proposition pour une reclassification des “Cascadas de Agua Azul” en Parc National,
Chiapas, Mexique
Carlos Melo Gallegos, Naú Silverio Niño Gutiérrez
L’étude met l’emphase sur la complexité de la problématique qui affecte l’Aire Naturel Protégé dénommé « Cascadas de Agua Azul », altéré par son incongruité juridique en ce qui
concerne sa classification actuelle de gestion (Aire de protection flore et faune). En effet,
l’abandon officiel évident de sa gestion administrative et son impact écologique avancé, se
sont traduits par une détérioration des ressources naturelles et une modification du paysage. Ainsi donc, ce diagnostic basé sur une nouvelle délimitation de la zone, dégageant les
236
valeurs naturelles, permet de catégoriser les « Cascadas de Agua Azul » sous la désignation
protectrice de Parc National.
La problématique environnementale engendrée par le marché municipal d’Atlixco,
Puebla: une analyse à partir des systèmes complexes
José Héctor Abraham Gutiérrez, Eduardo Almeida Acosta, Abel Gil Muñoz
Cet article traite de la problématique environnementale causée par les déchets du marché
municipal d’Atlixco à Puebla. La réflexion porte sur un changement conceptuel de la perception des matériaux polluants, de “déchets” à “sous-produits” et permet de proposer un
changement structurel et fonctionnel comme solution. A partir de la méthodologie des systèmes complexes, la recherche s’initie avec la construction du système complexe-marché et
la spécification des interactions entre ces deux éléments clés (état d’équilibre initial). Pendant la construction du système, un diagnostic a été réalisé en vue d’identifier les éléments
et les processus qui influencent le problème étudié. Ainsi donc, on a analysé la dynamique
du système, les possibles processus de déstructuration-restructuration, et les éventuels
changements dans la structure et le fonctionnement d’un nouvel état stationnaire (état
stationnaire final). Et finalement, on a identifié un facteur déclencheur de la réorganisation
du système: le traitement des déchets pour les transformer en des sous-produits utilisés
dans l’agriculture.
Adoption technologique et rendement dans la culture du maïs dans une région
rurale de l’Etat de Puebla
José Pedro Juárez Sánchez, Benito Ramírez Valverde
Ce travail se veut être une évaluation de l’adoption de la technologie et le rendement obtenu dans la culture du maïs au cours de deux années précises : 1995 et 2000, dans une
région rurale qui comprend 11 communes de l’Etat de Puebla au Mexique. Les résultats
de la recherche mettent en évidence que les agriculteurs n’ont pas adopté la technologie
produite dans la région, principalement dans l’utilisation de fertilisants phosphatés. Les
rendements et l’utilité obtenus par hectare en 2000 sont inférieurs à ceux atteints en 1995.
Ce comportement a été influencé par la réduction des prix réels du maïs sur le marché local
et la politique agricole appliquée par le gouvernement. Ces facteurs ont porté les agriculteurs à diminuer leurs coûts de production en réduisant l’utilisation d’intrants à rendement
élevé.
L’élevage de bétail laitier familial, territoire et migration
Alfredo Cesín Vargas, Fernando Cervantes Escoto, Benito Ramírez Valverde
Cet essai est une analyse de la manière dont les habitants de Santa Ana Portales, Communauté située dans le sud-ouest de l’Etat de Tlaxcala, répondent aux changements
237
qu’a entrainés l’industrialisation accélérée de la région ; alors que celle-ci n’implique pas
nécessairement l’emploi pour les habitants de la zone, et l’ouverture commerciale dans
l’économie ainsi que son impact sur le bétail laitier qui est une activité principale. En raison de la richesse de son agro-écosystème, la zone de Santa Ana a toujours été un lieu
d’habitat humain depuis approximativement 3.600 ans. Mais, en dépit de cette attraction
et des activités émergentes qui y sont développées, cette communauté est l’objet d’un processus d’émigration de main-d’œuvre à cause de sa forte densité de population d’environ
500 habitants par des Km2, de l’offre restreinte d’emplois et du manque de qualification
des jeunes. En conclusion, si les Communautés agricoles, comme celle de Santa Ana Portales, situées dans des agro-écosystèmes appropriés à l’agriculture, ne produisent pas assez
d’emplois pour retenir leur population; donc, la situation risque de s’aggraver dans les milieux marginaux du monde rural.
Méthodologie de travail à la Brigade d’Education pour le Développement Rural
No. 121. Huejotzingo, Puebla
María del Carmen García Casarrubias, Guadalupe Beatriz Martínez Corona, Juan Alberto
Paredes Sánchez, Gloria Angélica Valenzuela Ojeda
Les méthodologies employées dans l’éducation non formelle en rapport avec la problématique du milieu rural mexicain, ont été peu étudiées. En ce sens, ce travail analyse le cas
de la Brigade d’Éducation Technologique Agricole (BEDR) 121, dépendant du Secrétariat de
l’Éducation Publique, dont la mission est de toucher, au moyen de l’éducation, les couches
rurales marginales pour améliorer leurs conditions de vie. L’objectif de la recherche a été
de connaître les caractéristiques de la méthodologie de travail employée et sa relation avec
la méthodologie recommandée par la SEP-DGETA et d’autres méthodologies éducatives. A
cet effet, après la révision bibliographique et documentaire sur le sujet, des entrevues en
profondeur et un questionnaire ouvert ont été administrés à des répondants clés, suivis
d’une observation participante. Cette recherche a permis d’identifier des facteurs qui limitent l’application de la méthodologie, à savoir: la disponibilité de temps des paysans et
paysannes; la faiblesse des relations avec d’autres institutions, une bureaucratie interne
assez lourde et le manque de formation des promoteurs-enseignants sur les méthodologies de travail.
238
Aceptación de manuscritos para
Regiones y Desarrollo Sustentable
La revista Regiones y Desarrollo Sustentable es una publicación semestral de El Colegio de
Tlaxcala, A.C. Es un foro de académicos e investigadores de las ciencias regionales o afines
donde pueden presentar tanto los resultados de sus estudios, como contribuciones al avance del conocimiento en las áreas de su especialización.
Los trabajos a publicarse en esta revista serán selecciones mediante un proceso de arbitraje ciego por tres investigadores, y la publicación se determinará cuando por lo menos
dos de los tres ofrezcan dictámenes positivos y se hayan incorporado las sugerencias.
La revista consta de tres secciones:
1)Sección de artículos.
2)Sección de documentos.
3)Sección de reseñas.
Serán recibidos los artículos basados en investigaciones, ya sea con orientación hacia la
construcción teórica de modelos, o hacia su contrastación empírica. Se aceptarán también
artículos que divulguen los conocimientos que otros investigadores hayan aportado en el
pasado.
Por otro lado, serán bienvenidos los documentos (informes, notas críticas, comentarios,
comunicaciones) sobre materiales o eventos importantes para el avance de las ciencias
regionales, de sus aplicaciones y del desarrollo sustentable.
Los textos deberán ajustarse a los siguientes lineamientos:
1. Temas
Todos los relacionados con el desarrollo sustentable, en general; y con el desarrollo regional, en particular.
2. Formato y extensión
Las contribuciones serán escritas a doble espacio, tipo Arial, 12 puntos y deberán tener la
siguiente extensión:
• Artículos: Un máximo de 40 cuartillas en total (incluyendo cuadros, imágenes, gráficas
y bibliografía).
• Documentos: Un máximo de 20 cuartillas.
• Reseñas: Un máximo de 10 cuartillas.
239
3. Texto
Los textos deberán iniciar con un breve resumen del trabajo en español e inglés, con una
extensión aproximada de 150 palabras, es decir, entre 10 a 15 líneas. A continuación irá la
introducción, seguida de los diferentes apartados del trabajo, las conclusiones y, finalmente, la bibliografía.
Los títulos y subtítulos no se utilizarán en mayúsculas cerradas, por lo que deberá ir la
primera letra con mayúscula y las siguientes en minúsculas; los apartados tendrán que ir
numerados cronológicamente, a excepción del resumen, la introducción, las conclusiones
y la bibliografía. Por ejemplo:
Resumen
Introducción
1.Desarrollo regional
1.1 Economía
1.1.1 Tlaxcala
2. Región centro
2.1 Tlaxcala
2.1.1Puebla
Conclusiones
Bibliografía
Deberá indicarse la ubicación de imágenes, cuadros, gráficas y fotografías por medio
del título y la fuente de dónde se obtuvo la información para su elaboración (ver apartado
5).
El texto no deberá tener ninguna palabra en redondas (negritas) o subrayada, por lo
que sólo se utilizarán comillas para darle mayor énfasis a una palabra, en el caso de citas
textuales dentro de un párrafo o para citar algún subtítulo o apartado de una obra; también
podrán usarse cursivas para indicar una palabra en otro idioma o el título de alguna obra.
De lo contrario todo el texto irá en tipo Arial, 12 pts., normal.
4. Citas y notas
Las referencias deberán citarse en el texto, iniciando con el primer apellido del autor, seguido del año de publicación, y los números de páginas cuando sea necesario. Por ejemplo:
(Urquidi, 1996)
(Bassols, 1971: 52)
En caso de ser una obra con varios autores:
(Sampedro, et al., 2006)
(Bloom y Scott, 1995)
Cuando se citan varios autores de diferentes obras:
240
(Chávez, 1977; Haupt, 1980; Toledo, 1988)
Al citar al mismo autor con obras diferentes, pero del mismo año, se indicará éste último
seguido de una letra en orden alfabético. Por ejemplo:
(Hildenbrand, 1996a)
(Hildenbrand, 1996b)
Si se cita información obtenida de instituciones, deberá ir el nombre completo o las
siglas:
(INEGI, 1995)
(Gobierno del estado de Tlaxcala, 1999)
En el caso de las obras anónimas, periódicos o revistas se indicarán directamente con el
título en cursivas y seguido por el año:
(La Jornada, 2001)
(Regiones y Desarrollo Sustentable, 2000)
Para el caso de las páginas de internet se indicarán completas, seguidas del año. No
deberá ir subrayado:
(www.conapo.gob.mx, 2000)
Todos los trabajos citados en el texto deberán incluirse al final del artículo, en una lista
(bibliografía), ordenados alfabéticamente de acuerdo al primer apellido del autor, de manera que puedan identificarse rápidamente con las referencias del texto; por lo tanto, deberá
cuidarse la correspondencia de los años y ortografía de los apellidos tanto en el texto como
en la bibliografía.
Las notas explicativas deberán incluirse a pie de página en el texto, en Arial, normal, 10
pts. Dichas notas deberán incluirse para ampliar o explicar lo presentado en el texto y no
para hacer solamente una referencia bibliográfica, a excepción de que la información ahí
dada lleve una referencia. Por ejemplo:
Uso de agrotóxicos¹ en la agricultura [...]
______________________
¹ Entre 1999 y 2005 se triplicó la importación de herbicidas y se duplicó la de de insecticidas y fungicidas. Véase INEGI, 2005.
5. Imágenes, ecuaciones, cuadros, gráficas y fotografías
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Ilustraciones, cuadros, mapas, gráficas y ecuaciones deberán estar debidamente coordinadas con el texto, numerados consecutivamente, tener fuente y ser perfectamente legibles
y reproducibles.
a) Ecuaciones
Deberán ser numeradas progresivamente en el margen izquierdo y tendrán las explicaciones pertinentes cuando incluyan caracteres particulares; dichas explicaciones podrán ir
en el texto anterior o siguiente a la ecuación o en nota a pie de página.
b) Imágenes y fotografías
Las imágenes deberán ser de alta resolución (300 dpi), en JPG o en TIFF. Además deberán incluir título y fuente.
c) Cuadros
• Los cuadros deberán venir en su programa original (Word, Excel), no se aceptarán
cuadros de diapositivas de Power Point, ya que no son manipulables y su calidad es muy
baja. En caso de contar con cuadros o tablas en este formato el autor tendrá que rehacerlo o quedarán bajo su responsabilidad los errores y la calidad del cuadro.
• Deberán ser capturados en altas y bajas (iniciar con mayúcula y seguir con minúsculas), con tipografía Arial, en 12 pts.
• Se deberá considerar el tamaño del cuadro, en caso de ser muy grande el autor deberá
dividirlo en varios.
• No deberán contener relleno de color las celdas, ya que sólo se manejan en blanco y
negro.
d) Gráficas
• Las gráficas no deberán contener rellenos de texturas, debido a que el programa manejado no reconoce tales rellenos, los considera blancos. Se pueden utilizar colores sólidos, tome en cuenta que sólo se maneja en impresión blanco/negro.
• No deberán ser diapositivas de Power Point, sino del programa original.
• Todo el contenido (de texto) dentro de las gráficas deberá manejarse en altas y bajas.
Nota: Si llevan nota aclaratoria deberá ir inmediatamente después de la imagen, cuadro,
gráfica, etcétera y en el siguiente párrafo se colocará la fuente.
Todos los cuadros, gráficas, imágenes o fotografías deberán contener forzosamente:
• Número de imagen, figura, cuadro, etcétera.
• Título (mayúscula inicial seguida de minúsculas).
• Fuente (información sobre quién lo elaboró, de dónde se obtuvo y el año en que se
elaboró).
242
6. Bibliografía
Toda la bibliografía corresponderá a las citas anteriormente mencionadas y no podrá incluirse ninguna que no haya sido citada en el texto. Todas deberán indicarse en orden alfabético de acuerdo a la letra inicial del primer apellido de los autores, se manejará con
letra inicial en mayúscula y seguida de minúsculas y sin redondas (negritas) ni subrayado;
se continuará con el año entre paréntesis y seguido de punto; para seguir con el título de la
obra en cursivas o si se trata del título de un apartado o capítulo irá entre comillas y seguido
del título (en cursivas) de la obra a la que pertenece; y, finalmente, se indicará la editorial o
institución que la publicó y el lugar. Por ejemplo:
Aguilar, A. (2002). Globalización y capitalismo, Plaza y Janés, México.
Collado, J.C. (2004). “La Estrategia Territorial de Navarra. Un caso pionero de aplicación de
la Estrategia Territorial Europea”, en Romero González, J. y J. Farinós Dasí (eds.),
Ordenación de territorio y desarrollo territorial. El gobierno del territorio en Europa: tradiciones, contextos, culturas y nuevas visiones, Gijón, España.
En el caso de tener coordinadores o editores se indicarán con la abreviatura entre paréntesis, es decir, (coord.), (coords.) o (ed.), (eds.).
Benko, G. y Lipietz, A. (eds.) ��������
(2000). La richesse des régions: la nouvelle géographie socioéconomique, Presses Universitaires de France, París.
Collado, J.C. (2004). “La Estrategia Territorial de Navarra. Un caso pionero de aplicación
de la Estrategia Territorial Europea”, en Romero González, J. y J. Farinós Dasí
(eds.), Ordenación de territorio y desarrollo territorial. El gobierno del territorio
en Europa: tradiciones, contextos, culturas y nuevas visiones, Gijón, España.
Urquidi, Víctor L. (coord.) (1996). México en la globalización. Condiciones y requisitos de
desarrollo sustentable y equitativo. Informe de la sección mexicana del club de
Roma, Fondo de Cultura Económica, México, D.F.
No se indicará la página de la cita a excepción de revista o periódico, donde se indicarán
la página inicial y final del artículo citado y no sólo de las que so tomó la cita; de lo contrario
las páginas no se incluirán en la bibliografía. La paginación se indicará con p. en el caso de
una sola página y con pp. para dos o más páginas. Ejemplo:
Albuquerque, F. (2004). “Desarrollo económico local y descentralización en América Latina”, en Revista de la CEPAL, núm. 82, abril, Santiago de Chile.
Bassols Batalla, Ángel (1971). “Nuevos enfoques sobre el desarrollo regional”, en Problemas
de Desarrollo, núm. 35, vol. 8, México, pp. 8-46.
La Jornada. Sección Economía, 12/07/2000, p. 3.
Asimismo, en el caso de revista se indicará el año (año) y número (núm.); en los libros el
volumen (vol.) y/o tomo (t.); y en los periódicos la fecha completa (dd/mm/año) y página;
en todos los casos serán con abreviaturas en minúscula. Por ejemplo:
243
Bassols Batalla, Ángel (1971). “Nuevos enfoques sobre el desarrollo regional”, en Problemas
de Desarrollo, núm. 35, vol. 8, México, pp. 8-46.
La Jornada. Sección Economía, 12/07/2000, p. 3.
7. Entrega
Los autores deberán enviar el trabajo en un disco compacto, elaborado con el procesador
de textos Word 97 o en modo de compatibilidad para abrirse con ese programa para Windows; en el caso de los cuadros y gráficas deberán enviarse por separado, elaborados en
Excel para posteriormente incorporarlos cuando se realice el trabajo de edición y corrección. Además del formato en disco compacto, deberán entregar dos copias impresas que
incluirán las imágenes cuadros y gráficas para tener una guía de la versión final, por lo que
deberá respetar todos los lineamientos anteriores.
Los textos podrán enviarse a la Coordinación Editorial de la revista en las instalaciones
de El Colegio de Tlaxcala, A.C., en Melchor Ocampo 26, San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala, C.P.
90600, o por correo electrónico a: [email protected] o [email protected]
244
Edición a cargo de:
de Guillermo Aragón Loranca,
Elodie Aragón Gohory-Villain,
Doris Castro Velasco y
Joanna Carmona Flores.
Se terminó de imprimir en mayo de 2012 el tiraje de 1000
ejemplares en Conciencia Gráfica S.A. de C.V. Garrido, 76, Col. Aragón
la Villa, México D.F., C.P. 07000, Tel/Fax: 01 55 5781 0903. Impreso en
papel Bond de 90 g. Se emplearon tipos Calibri 8, 9, 10 y 12.
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