narrar radio-video - Pontificia Universidad Javeriana (Bogota
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narrar radio-video - Pontificia Universidad Javeriana (Bogota
• B Narrativas medtáticas 4. Narrativas periodísticas ...................... . l. Pensar el periodismo ........................ 2. ¿Qué es el periodismo? ...................... 3. ¿Cómo narra el periodismo? ......... . ....... Bibliografía .................................. . . . . / . 5. N arratlvas publ'" .cnanas ....................... . l. Pensar la publicidad ........................ 2. ¿Qué es la publicidad? ....................... 3. ¿Cómo narra la publicidad? ................... Bibliografía .................................. . . . . 6. Narrativas de la radio ./................... . 1. ¿Qué es la radio? ........................... 2. Funciones de la radio. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . ... 3. ¿Cómo narra la radio? ....................... Bibliografía .................................. 7. Narrativas televisivas. . . . . .. . . . . . ............... . l. Pensar la televisión ...............' .......... 2. ¿Qué es la televisión? ........................ 3. ¿Cómo narra la televisión? .................... 4. Los modos de la teleactualidad ................ 5. Las nuevas telenarrativas ..................... Bibliografía .................................. . . . . . . 8. Narrativas del vídeo .. '. -: . . . . . . . . . . . . . . .. . .... . l. ¿Qué es el vídeo? ........................... 2. La condición vídeo .......................... 3. Formas vídeo .............................. 4. ¿Cómo narra el video? ...................... 5. Videosubjetividad .......................... Bibliografía .................................. Introducción 111 112 118 122 128 ,. )', 131 132 134 141 153 Las guerras no matan al hombre; el mal gusto, sí (Qum- Eye for the Straight Guy) 155 155 159 160 164 165 165 169 181 187 196 201 203 204 207 . . . . . . 214 217 220 Conclusiones: ¡Cuéntame, no me ilustres! .......... . 221 210 [1] ¿Cómo siente la sociedad contemporánea? Narrando, cantando, bai lando, gozando. Más si, quien escribe, sueña desde el país más feliz del mundo: Colombia (World Database o[Happiness¡ 2004). A pesar que nos estamos matando, somos el país más feliz del mundo por que hemos encontrado en la narración el modo de imaginar otros mundos posibles. «Antes que me hubiera apasionado por mujer al guna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia. Nada supe de los delíquios embriagadores, ni de la confidencia sentimemal, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con ro do, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera es pirímslmeme, para que mi alma deseellara en mi cuerpo como la lla ma sobre el leño que la alimema»; así se inicia una las obras literarias fundadoras de la colombianídad, La wrágine, de José Eusta sio Rivera (1888-1928). Somos los hijos de los relatos. Y también para el conjuro del destino sirve que «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de re cordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hie lo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y caña , I ) , • ~ 10 brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precio pitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehist6ricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo»~ así seduce García Márquez en su Cien afiol de Jo/edad. Narran do expiamos nuestras culpas en estas tierras del olvido de Carlos Vi. ves~ Shakira. Juanes y el Pibe Valderrama. Narrando vivimos en las sociedades del miedo para expiar nuestras miserias. Sobre la narra ción versa este texto. [2] i' ( r \ J \ Introducción Narratlvas medJ.áticas No sólo Colombia, sino el mundo entero, ha diluido la experiencia de la argumentaci6n y la razón para ganar la vivencia de la narración y la felicidad instantánea. Tal vez, aburridos de razones que no explican y futuros que nunca llegan, hemos optado por afectos instantáneos y re latos desde los cuales podemos asignar sentido al exceso de signifi cantes vacíos que habitamos. ¿Significantes vacíos? Sí. Si algo nos ca racteriza como sociedad es la abundancia de signos sin sentido establecido, signos vacíos de relación y experienCia; signos que deben ser llenados de significados a través de intervenciones narrativas y ar gumentativas (Ladau, 2003). Significar es, entonces, un acto político. La. mejor táctica, producir sentido desde la narraci6n. La. práctica más extendida, producir sentido desde las intervenciones mediáticas. La paradoja es que el poder mediátíco se encuentra en cómo, desde la na rración, asigna, nombra, visibiliza, representa, reconoce e imagina posibilidades de sentido; pero también éste es su defecto y su desgra cia, ya que llena la existencia de sentidos frágiles, móviles, leves, pre carios. El resultado: en esta sociedad mediátíca estamos más entreteni dos, pero también más vaCÍos de conciencia política: mientras habitamos la levedad, lo efímero, el flujo, perdemos de vista al autor, así como los proyectos colectivos de creación y las teorías sociales que permitan imaginar que la vida es probable en Otros términos y viven cias. Más estilo, menos ideología. Una sociedad-televisión. A primera vista el mundo de la vida está perdiendo en espesor y densidad para 11 .ganar en flujo, sensación y ligereza. Sin embargo, hemos devenido es y narraci6n para hacer del sentido y el sujeto una posibilidad. ._~~:r'" .Los medios de comunicación nos venden la idea de que «somos dio ses»: ya que nos fundamos en nosotros mismos, no necesitamos de ilusuadores ni de razones para ser exitosos; sólo debemos ser expertos en la narrativa, el espectáculo y el entretenimiento. La narraci6n-en tretenimiento-espectáculo es nuestra tradición y nuestra actualidad. unas estéticas mediá Hemos devenido en hamo zappings, habitantes tita.r que nos dicen que nuestra vida es una película que debe ser vivida de manera espectacular y cuyo sentido es el entretenimiento. El re sultado: una época en la cual el gusto predominante tí ene marcas de exceso, pensamiento leve, celebridades mediáticas y actitudes facilis tas de felícidad. ¿Problemático? Sí. No se puede estar contento con esta. huida del argumento, el disenso y la reflexi6n; no se puede cele brar la telebasura y el entretenimiento basura. Esta llamada de aten ción sobre la actuación espectacular y el predominio de la 16gica del entretenimiemo no significa que no tengamos salida, ni que seamos felices en esta interpelaci6n mediática; indica que así son los me~ dios de comunicación y que debemos usar estos modos intrínsecos de los medios para comenzar a imaginar narraciones de mayor utilidad social y política. Debemos intentar narrar de nuevas maneras para aprovechar que la mayoría encuemra en estas estéticas identificación, modos del gusto y escenarÍos para la creencia, la diversi6n y el deseo. Si la narrativa y la estética marcan todas las acciones de nuestro tiem po, debemos actuar desde y en estas condiciones. Deberíamos bucear detrás de la levedad y el entretenimiento que nos prometen los me dios de comunicación para pensarnos desde otra paree y preguntar nos por lo que estas tendencias nos dicen de la sociedad que habita mos. Hemos llegado a un punto de no retorno: o desde la academia y la investigación asumimos desde otras perspectivas el entreteni miento, el espectáculo y la narraci6n mediátka, o nos vamos a que dar sin nada que decir a la sociedad de las mayorías, que ha comenza • 12 Introducción Narrattvas medlátJcas do a militar en el eslogan que dice: «Las guerras no matan al hombre; el mal gusto, sí» (Queer Eye for the Slraight Guy). [4] ADVERTENCIA: SE ACONSEJA UNA LECTURA LIBRE DE ESTE TEXTO, NO DOGMATICA. SE SUGIERE MIRAR DESDE EL OTRO LADO. LEERl.O EN cOMPAÑíA DE LAS PROPIAS INTUICIONES Y SABERES SABJÉNDO NOS HljOS DE LA TELE. Este texto debería ser un gran relato que revelara la magia de la na rración mediática como estrategia de emoción del alma perdida en los imperios bushian()j. Pero no lo es, es un relato con estructura aca démica que busca demostrar que los medios de comunicaci6n son fundamentalmente narradores de mundo y que el entretenimiento es el horizonte del sentido mediático. Un ejercicio de la comunicación de urgencia, «una especie de mutación perceptiva» (Calabrese, 1989: 145) para comprender y explicar en otras lógicas y otras pers pectivas las culturas medid/jeas. Aclaro, de entrada, que cuando afirmo que «vinimos mediáti camente al mundo para narrar y entretener» no asumo una posición determinista, ni el mundo mediático como una situación dada sin posibilidad de transformación. Creo que hay contenidos, razones, éticas que hay que tener en cuenta; creo que las versiones crítico-re flexivas sobre la banalidad y el empobrecimiento mediático del mundo de la vida son válídas y necesarias; sólo quiero llamar la aten ción sobre ese otro lado de la realidad comunicativa ran desdeñado y despreciado: el enrretenimiento y sus formas de narrar. Reconociendo que hay mucho de verdad en las criticas a la banali dad mediática y que este tipo de pensamiento y análisis es necesario, este texto argumenta que «ese fluir leve-efímero-fragmentario» de los medios de comunicación es el paisaje simbólico más habitado, el que más genera sentidos para la vida y el que más interviene los modos que toma el sentido colectivo. Afirmo, asimismo, que «ese fluir le ve... " tiene un potencial enorme para comprender cómo estamos pro duciendo y viviendo las identidades, las culturas y las sensibilidades. 13 'ha la comunicación como «intervención», o como esas ganas de ~t'Otnper la rutina con senddos y experiencias frágiles. Concibo la co 'municabilidad como una «interpelación», en el sentido de llamada de ¡atención, de vínculo, de actuar. Así, cada mensaje mediático es una llamada de atención narrativa desde la lógica del entretenimiento y el . espectáculo; es ahí donde han demostrado su enorme potencial de co municación. Finalmente, creo que para comprender y explícar ade cuadamente «ese fluir leve mediádco» se debe analizar '«su adentro», sus modos particulares de intervenir en la sociedad. Así que, en este texto, se acepta que no estamos contentos con la ., producción de sentidos mediáticos, pero no se comulga con la idea o:"~ de eliminar (pulsar delele) el entretenimiento como modo legítimo de interpelación mediática, Por muy críticos que seamos, y aceptando que hay oteos modos más racionales, más argumentativos, más enig mátícos de comunicación, tenemos que comprender qUé los medios de comunicación de masas, para ganar comunicabilidad e interven ción social, deben contar de nuevo la vida. desde lo emocional; fabular desde el entretenimiento. Para eso narramos. Por eso, nuestra socie dad habita la estetización y la narrativización de la experiencia desde yen los universos frágiles de los medios de comunicación. [5] Este texto parte de tres p}anteamientos, y tiene una matriz de com prensión y cinco aplicaciones: Planteamíentos: 1) La comunicación es un modo de producir senti do social, de afirmar o transformar percepciones y representaciones, de conectar con promesas de futuro y de buscar las formas narrativas del mundo. Así, la acción mediática recrea, renueva, recontextualiza los ritos y las creencias humanas para producir un paisaje simbólico; uno marcado por la indisrinción, donde los referentes se legitiman más por su uso que por su razón, 2) Los medios de comunicación han construido sus peopías culturas o modos de significar, vincular y ri rualizar el mundo de la vida. A estas culturas las denomino medid/ieas • 14 Introducción Narrativas medláticas y expresan, sobre tocio, «un deseo y una urgencia social» existentes en la sociedad (Abruzzese y Míconi, 2002: 171). 3) Las estéticas me diáticas proclucen un gusto socialmente legitimado que viene deter, minado por la lógica del entretenimiento que se hace espectáculo, pensamiento light, actitud new age y política reality. «Los medios se identífican con lo estético porque, además de difundir información, los media producen consenso, Ínstauración e intensificación de un lenguaje común en lo sodal [... ] y esa función es estética, el placer es tético que produce constatar la pertenencia a un grupo unido por la capacidad de apreciar la belleza. Una estética que existe en la medida en que es comunicación. El sentimiento estético significa descubrir su condición de deseo, de derecho a la belleza, de aspiración de las masas» (Abruzzese y Miconi, 2002: 167). Busco, enronces, analizar las Ctlltura.r medidticas o el modo propio como se da la comunicabili dad o la interpelación desde los medios de comunicación y cómo se construyen las estéticas o los modos del guSto mediático. Estas cul turas se han explicado, generalmente, «desde el afuera» (desde la fi~ losofía, la semiótica, la psicología, la antropología, entre otras). Este texto llama a comprenderlas desde el «adentro» (las condiciones de narración) de los modos mediáricos de producci6n de referentes de encuentro, sentires colectivos y encantos para la vida. Matriz de análisis: El lugar de concreción de estos planteamientos es el de los moclos de narrar; así. aquí, se convierte a la narración en el disposicivo para dar cuenta de la acci6n del «adentro» de los medios de comunicación. La narración es una forma para convertirnos a noso tros ya los otros en «historias» que nos devuelven en forma de expe riencia a la vida cotidiana. Umbeno Eco ya explicaba que, «aunque nos creamos aislados en la torre de marfil de un campus. impermea bles a las fascinaciones de la Coca Cola, más atentos a Platón que a los publicitarios de Madison Avenue L..] esto no es cierto [... ] incluso el moclo en el que nosotros, o al menos nuestros estudiantes, leen a Pla tón (si lo leen) está determinado por el hecho de que existe Dallas, in~ cluso para quien no lo ve nunca» (Eco en Calabrese, 1989: 7-8). Aun que ya Dalias no existe, sí que leemos el mundo y lo comprendemos '~;: (;. .' " 15 desde las lógicas de Matrix, Los SimpJon o cualquier reality de moda. Lo cierto es que comprendemos los textos de las culturas y los mun dos de la vida desde los modos narrativos mediáticos que habitamos. Así, en este texto se afirma, como punto de partida, que la comunica bilidad de los medios está mucho más en los modos de narrar que en los contenidos propiamente dichos; se afirma que las prácticas mediá ticas son relatos para la interpelación social que actualizan otros mo dos de signlficar y referenciar la vida, y que deben ser comprendidos más desde la narración que desde los argumentos, más desde el estilo y las esté ricas que desde las razones y las ideologías. :.'l;! Aplicaciones: Si se acepta que lo común a los procesos de diseño, producción, realización y consumo mediático son las narrativas, en tonces debe ser posible llegar a concretar cómo narran los diversos medios. Éste es el propósito final de este texro: determinar los modos y las estructuras de relato de dos especificidades comunicadvas (el periodismo y la publicidad) y de tres mediaciones (la radio, la televi sión y el vídeo). [6] Bienvenido, hamo zapping. [En el desarrollo de los conceptos de estéticas mediáticas y entreteni miento conté con el apoyo de Sergio Roncallo, estudiante del Máster en Comunicación de la Universidad )averiana, y de Liliana Medina, estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Ja~ veriana; gradas a ellos] Bibliografía Abruzzese, Alberto y Míconi, Andrea (2002). ZaPPing. SocMogía de la expe ,iencla televisiva. Madrid: Cátedra. CaJabrese, Ornar (989). La era neobarroca. Madrid: Cátedra. Ladau, Ernesto (2003). Conferencia inaugural. Encuentro de Pelafacs. Puerto Rico. • 3 La narración mediática 11 ", Una de las afirmaciones más incontrovertibles es aquella que dice que somos los relatos que producimos de nosotros mismos como sujetos y como culturas. Habitamos la cultura de la narraci6n como estrategia para sobrevivir, resistir e imaginar la vida. En el mundo de la vida, aun que no tengamos nada, tenemos relatos para explicarnos e imaginar nos. «Después de hacer el amor con él, le dice: "¿No queréis que os cuente una historia extraordinaria y maravillosa?"». El rey acepta y empieza Las mil y una n()(:hes. El relam no tiene ninguna explicaci6n psicol6gica. es puro relato. Es un canje condnuo de lo oral a lo escri tO, de lo escrito a lo oral. No se conoce el autor. lo que cuenta es el relato y el transmisor. Es una cadena de transmisores, adaptadores. oyentes. narradores [... ] Es una mezcla de enseñanz.as, de ejemplos morales y fantasías. Este libro excluye toda conclusi6n, es un libro inacabado e inacabable. Todos somos adaptadores o lectores. Es la cultura de Scherezade la que se impone a la brutalidad del rey» (Goytisolo, 2004: 3). Esta cultura del narrar es nuestra salvaci6n en los tiempos de la tecnocracia, esta cultura es la que ha llevado a los medios de comunicación al centro de la vida. Umberto Eco, reflexionando sobre la invasi6n norteamericana de Irak, se preguntaba si George W. Bush había leído Las mil y una noche.r: «Cuando escuché las reacciones irritadas y chocantes que emi tían la Casa Blanca cada vez que Sadam Husein hacía una de sus declaraciones con juegos de palabras (primero dijo que no tenía misi les, luego que los había destruido y más tarde que los destruiría y, finalmente, que sólo tenía dos o [Ces, etcétera), me preguntaba si las • Narratlvas medlá.tlcas 88 alturas políticas de Washington habían leído alguna vez Las mil y una noches. [Si lo hubiesen hecho] eso podría llevarlos a mejores conclu siones para la comprensión interna de Bagdad y sus califas. Resulta evidente, para mí, que la estrategia de Sadam es la misma que la em pleada por Scherezade, quien cada noche, durante dos años y nueve meses, le contó al rey una historia nueva paca evitar que fuera conde nada a morir. [Frente a la estrategia narrativa de Scherezadel sólo hay dos salidas para enfrentar esas tácticas dilatorias, que tienen raíces culturales muy profundas. La primera es no jugar para nada el juego, evitar que Scherezade siga contando historias y, por miedo, cortarle la cabeza de inmediato. La segunda, Bush puede haber respondido a ca da historia de Sadam-Scherezade con una de su propia inspiración, dando como resultado una escalada de amenazas para ver quién pierde la paciencia primero. La primera es la estrategia final escogida por Bush» (Eco, 2003: 4). Tal vez Bush nunca leyó esta historia obligato ria para comprender el poder de la narración. Pero existe la alternativa (algo inverosímil) de que sí haya leído Las mil y una noches y se haya dado cuenta de que, si siguiera escuchando a Sadam-Scherezade, des pués de mucho tiempo lo perdonaría y terminaría durmiendo-amán dolo como el rey Sahrayar con Scherezade. Algo queda evidente, en todo caso: narrar es una estrategia de seducción, una táctica dilatoria, un asunto de paciencia, una estrategia para mantenerse vivo. He ahí la importancia cultural y comunicativa de la narración. El mundo deviene narración; un minimalismo encantador, ya que la vida de un sujeto resume el destino de todos los hombres; el todo social adquiere sentido en una historia particular. «Hegel pri mero, y después Borges, escribieron que la suerte de un hombre resu~ me, en ciertos momentos esenciales, la suerte de todos los hombres» (Martínez, 2001: 38). Desde siempre hemos desconfiado de los dis cursos que nos comprenden y explican a partir de razones, porque poco han logrado decirnos sobre cómo somos. Para ser y compren dernos, contamos. Los seres humanos, las culturas y las sociedades son experiencia; frente a ella podemos intentar comprensiones y ex plicaciones teóricas y conceptuales, peco sólo podemos comunicar lo que vivimos o deseamos si convertimos nuestras experiencias en his~ La narración medütlca 89 todas. Siempre que buscamos explicarnos, nos convertimos en una historia. ¡Narramos! «Uno de los más agudos ensayistas norteameri canos, Hayden White, ha establecido que lo único que el hombre real mente entiende, lo único que de veras conserva en su memoria, son los relatos. White lo dice de modo muy elocuente: "Podemos no comprender plenamente los sistemas de pensamiento de otra cultu ra, pero tenemos mucha menos dificultad para entender un relato que procede de otra cultura, por ex6tica que nos parezca". Un relato, según White, siempre se puede traducir sin menoscabo mncial, a dife rencia de lo que pasa con un poema lírico o con un texto filosófico. Narrar tiene la misma raíz que conocer. Ambos verbos tienen su re moto origen en una palabra del sánscrito, gna, conocimiento» (Mar tínez, 2001: 41-42). Narramos en cuantO buscamos conocer-nos. Tal vez por eso es que nos educamos a través de historias, amamos sedu ciendo con historias, vivimos para tener experiencias que se puedan convertir en historias. Vivir es poder contar nuestro paso por el mun do, ya que es «a través de la narración como damos significado y legi timidad a la realidad cultural» (Buxó y De Miguel, 1999: 19). Esta narrativización de la experiencia social y política nos pone frente al potencial de comprensión y explicación de la narración. «La narración puede ir del registro de un cambio (por lo general, existencial) a la exploración de sus causas (por qué se produjo el cam bio o la situación) o a las consecuencias (qué produjo, qué nuevo or den instauró o no modificó)>> (Ford, 2001: 264). La narración es una forma de pensar, comprender y explicar a través de estructuras dra máticas; cuentos contados que tienen comienzo, nudo y desenlace; historias de sujero que, con base en motivos, busca una meta pero en cuentra diversos conflictos que le impiden llegar al objetivo, al final se supera el obstáculo y la suerte cambia. Somos el relato que conta mos de nosotros mismos. «Un psicólogo como ]erome Bruner conje tura que nuestra manera normal de dar cuenta de la experiencia coti diana toma la forma de una historia» (Eco, 1996: 144). El predominio de lo narrativo se inscribe en diversas tradiciones. "El arte de narrar [... ] es efecto de una inteligencia colectiva» (Vil ches, 2001: 146). «Desde el discurso religioso o la teología moral I ' • 90 La nanac.lón medláttca Narratl:vas medíáücas ~ 1) 'e-," hasta la jurisprudencia; desde los géneros literarios breves como el ~ cuento, la fábula, la parábola o el ejemplo hasta los registros anecdó- ~ ticos o autobiográficos que se dan en la conversación cotidiana: de la ir narrativa folclórica a los mitos» (Ford, 2001: 247). Narramos inscri tos en una tradición y narramos como colectivo, o mejor aún, para conectarnos con los otros y crear comunidades de sentido. No hay narrativa sin cultura> es decir, sin leyes, sin convenciones; estén éstas establecidas o no en un código formal, lo que debe ser narrado se de fine porque habitamos una pulsión narrativa o usamos la narrativa como dispositivo cognitivo, porque somos herederos del impulso de narmI, que es de naturaleza transcultural y transhistórica, pero deter minado por las culturas que deciden qué es lo que merece ser conta do y la manera de contarlo (Ford, 2001: 256-257). No sólo somos los hijos de estas tradiciones, sino que la misma identidad es narrativa, pues la narrativa actúa, configura memoria, anticipa futuro, provee identidad (Chilun, 2000). Así, la narraci6n es ese articulador entre nuestro pasado y nuestro futuro: «Nuestras relaciones perceptivas funcionan porque damos confianza a un relato previo [... ] Nadie vive en el inmediato presente: todos ponemos en relación cosas y aconte cimientos mediante el aglutinante de la memoria, personal y colecti va. Vivimos según un relato histórico [...] Este entramado de memo ria individual y colectiva alarga nuestra vida, aunque sea hacía atrás, y hace destellar ante los ojos de nuestra mente una promesa de in mortalidad [...1En el fondo, nosotros buscarnos, en el transcurso de nuestra existencia, una historía originaría que nos diga por qué he mos nacido y hemos vívído» (Eco, 1996: 144 y 152). Narramos por que queremos encontrarle sentido a nuestro estar en el mundo. La narración ordena, articula, significa el caos que habitamos y confiere origen, sentido, finalidad a nuestra experiencia (Chilun, 2000). «La narrativa nos ofrece la posibilidad de ejercer sin límites esa facultad que nosotros usamos tanto para percibir el mundo como para reconstruir el pasado. [... ] A través de la narrativa adiestramos nuestra capacidad de dar orden tanto a la experiencia del presente como a la del pasado» (Eco, 1996: 145). Nuestra educación sentimental, moral, cultural y política se realiza a través de la narración. «No hay que 01 ] ~Cil >:-l í{:~) .~ 6. i; - 91 vidar que nos educamos a través de historias y vivimos en un mar de cuentos, nos contamos historias, nos montarnos nuestra propia pelí cula y, por lo tanto, es a través de la narración como damos significado y legitimidad a la realidad cultural» (Buxó y De Miguel, 1999: 19). El narrar cumple diversas funciones: para impactar o sorprender. ironizar, mostrar lo incomprensible, lo imprevisto y paradójico de la naturaleza humana. Para explicar el origen y los hábitos de los hom bres y las características de las cosas. Para transmitir enseñanzas so bre éste o «el otro» mundo. Para jugar y entretenerse. Para explorar con la imaginación los mundos posibles, los misterios del universo o los fantasmas del inconsciente. Para alabar, para criticar, para burlar se de los demás. Y también para explorarse a sí mismos. Otras veces es para mostrar estados o acciones elementales, emotivas o édcas, ejemplificadoras de la maldad o la bondad, la solidaridad o el egoís mo, el heroísmo o la cobardía, la mentíra o el engaño, la franqueza y la verdad, la astucia. Y también situaciones arquetípicas (símbolos recurrentes, estructuras rituales o míticas): pasajes, aprendizajes, pruebas, conquistas (Ford, 2001: 258). La capacidad y el potencial de interpelaci6n-comunicabilidad de la narración han sido probados en todos los tiempos. Sólo unos ejemplos: La Biblia, Génesis: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. I Y la tierra estaba desor denada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Es pírítu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. I Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. I Y vío Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. I Y llam6 Dios a la luz Día, y a las tinieblas llam6 No che. Y fue la tarde y la mañana un día. ~w .~t: .::;. '~ ~~. ~'.i ~/ Miguel de Cervantes Saavedca, El Quijote: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. ~' Juan Rulfo, Pedro Páramo: Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en • 92 NarratIVas medláticas La narración medJátlca Q) cuamo ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. f ~ ~ ir Esta herencia de explicarnos desde la experiencia narrada es celebrada en extremo por las culturas mediáticas. Así, en nuestra sociedad, asis timos a «un crecimienw de lo narrativo frente a lo argumentativo o informativo y de lo individual o microsocial frente a lo macro o lo es tructural de la cultura contemporánea» (Ford, 2001: 246). Lo para dó;ico es que, «para modernizarnos». en una sociedad heredera de lo ilustrado y que celebra lo racional y conceptual, asistamos a una na rrativizaci6n generalízada. Esta necesidad compulsiva por relatar que es propia de la comunicaci6n contemporánea se documenta en el éxi to del cine y la televisi6n y el descrédito de la raz6n y la ciencia. Este hecho documenta: «1) el crecimiento de las zonas de informaci6n ge neral en los periódicos y también de sus lectorados y el decrecimiento de la lectura de las "zonas duras" (política, internadonal, economía); 2) la sucesi6n de casos que conmocionaron a la opini6n pública y que generaron no s6lo más debate, sino mayor continuidad y serialización en los medios que los temas planteados estructuralmente desde el Es tado o desde la sociedad civil; 3) el surgimiento y el éxito de los géne ros O subgéneros, fundamentalmente televisivos, estructurados a par tir de casos reales» (Ford, 2001: 249). La vida se cuenta, ésa es la gran promesa de los medios de comunicaci6n de masas. En la actualidad, la vida, la ciencia, el conocimiento, se relatan en una diversidad de formatos que prometen realidad pero en forma de ficción; son encantadoras maneras de fabular el mundo de la vida; la ciencia se ha convertido, rambién, en un asunto de narración. «Los in dividuos que se piensan a sí mismos como científicos sociales son li bres ahora de dar a su trabajo la forma que deseen en términos de sus necesidades, antes que en términos de ideas heredadas sobre la forma en que eso debe o no ser hecho» (Geerrz, 1991: 65). Así, la clasifica ción de los pensadores no se realiza desde las ciencias (filosofía, psico logía, antropología... ), sino desde su estilo narrativo. Asistimos a nue vos modos de presentar las investigaciones, como lo son las historias literarias, los ensayos artísticos, las fantasías barrocas, los testimonios, .a J i ~ g 93 las parábolas, los diarios de viaje, los argumentos políticos o ideol6gi cos, las memorias personales. La investigaci6n y la teoría toman mr mas narrativas para producir sus argumentos. Asístimos, entonces, a un giro interpretativo que Heva a que «la teoría se mueva por analo gías, por una comprensi6n «como si» [... ] Cuando el curso de la teoría cambia, las convenciones con las que ella se expresa. varían también f..·] Las analogías provienen ahora más de los acrefactos de la perf01" mance cultural que de los de la manipulación física: provienen del tea (ro. la pintura, la gramática, la líteratuta, la ley, el juego [... J, analogías explicatorías que son al mismo tiempo la evidencia de la desestabili zación de los géneros y del surgimíento del giro interpretatiw» (Geenz, 1991: 66). Habitamos la narrativizaci6n de la sociedad. Esta narrativízacion de la sociedad ha llevado a que los modos de narrar habiten la ambigüedad. los intersticios. lo flexible y la mezcla. A eso, Vikhes (2001) 10 ha llamado lógica fozzy. «La lógica fuzzy es que nada es absoluto. 10 indistinto, lo brumoso, el matiz. La lógica fozzy en el ámbito del discurso narrativo es el contexto de la confron taci6n entre el universo filosófico narrativo de Aristóteles y el de Bu da. Ame la lógica aristotélica que afirma que toda cosa debe o ser o no ser, sea en el presente o en el futuro, Buda proclama que el mun do no es eterno-no-eterno, ni tampoco que el mundo sea finito o infi nito. La idea fundamental del budismo es ir más allá de los mundos opuestos, construidos por distinciones intelectuales y contaminacio nes emocionales» (Vilches. 2001: 127). Esta 16gicafllzzy llama a la ambivalencia como lógica narrativa. En todo caso, lo que va a quedar de nosottos son nuestras historias, nuestros relatos. Para nuestro Ca so, somos parte de tradiciones narrativas como la telenovela y el bale- ro, el Chavo y Caminflas. el tango y el vaJlenato. Esta rradición crea experiencia estética en la recepción, produce culturas que comparten productores y audiencias (ChiJun, 2000). El poder revelador de la narraci6n está en que sólo si vivimos pode- mas contar; vivir significa encontrar nuestros modos de narrarnos. Quien no experimenta la vida no tiene nada que contar, ya que somos una producción narrativa; narramos porque sólo allí encontramos sen tido, en la fiíbula, en el mito, en el deseo. La condición para narrar es • 94 ~ ,~ 1 Narratlvas medlátlcaa tener experiencia, hacer significativa la rutina. «Podría relatar, a modo de ejemplo, cuánto me conmovió, en un viaje por la península Ibérica, entrar por fin en una catedral en la que ninguna luz eléctrica había os> curecido todavía con su i1uminaci6n el auténtico lenguaje de las anti guas catedrales de España y Portugal» (Gadamer. 1991: 117). «Nin guna luz eléctrica había oscurecido». he ahí el asunto diferencial de 10 narcativo. que implica no oscurecer con la tecnología sino revelar, visi bilizar, mostrar aquello que s610 se vive viviendo. teniendo experien cias. construyendo vivencias. ¡Sólo si vivimos construimos historias! No es la alucinací6n tecnológica y esteticista de la CIIltllra mediática el factor que promueve la comunicación, es su forma de narrar y su cuento contado; los mtdia tienen que encontrar sus modos de narrar porque se ha probado que la tecnología encandila pero no cuenta sola. Los humanos requerimos de héroes con los cuales identificarnos y gene cae deseo. Héroes herederos del amor; portadores de sabiduría; protec tores de nuestros destinos. Yesos héroes yesos mitos nos los deben brindar los medios de comunicacion como los grandes narradores de nuestro mundo que son. Esa pulsi6n por fabular el mundo de la vida y esta energía por encontrar sentido en el mundo marca las cul1l1rfIJ medU tiffIJ. Ahí está el poder de los _ia, sólo que, todavía,los medios de co municaci6n no saben narrar, de ahi los continuos fracasos industriales y culturales. Por ahora debemos conformamos con atisbos en cine, video, televisión, Internet, que nos permiten imaginar que todo puede ser po sible. Falta todavía experimentar; al mercado, también, le conviene. La pregunta política es si esta sociedad narrativa (y narratol6gica) responde a una cultura de búsqueda, de construcción de nuevos relatos de desarrollo, o es una vuelta de tUerca sobre el control, la segmenta ción no democrática, el poder distributivo en redes no centralizadas, el flujo financiero/cultural, la reestructuración de los mercados, [... ], un dispositivo transmisor de sabiduría o de conocimiento o un dispositivo de control y degradación social (Ford, 2001: 283). l. ¿Qué es la narración? La narrativa se ha constituido en «saber, oficio y práctica» que com parten los productores y las audiencias; saber que posibilita la inteli- La narración medJ.ática 95 gibilidad de lo comunicado. experiencia que permite genecae comu nidad de sentido sobre la comunicación. La narrativa es una perspecti va paca captar el significado O el funcionamiento de los fen6menos co municativos; es una matriz de comprensi6n y explicación de las obras de la comunicaci6n. Para comprender cómo se entiende aquí, veamos cómo la categoría «narrativa» se ha utilizado en diversos sentidos: • Autor/obra: Aquí se entiende por narrativa el análisis de la pro ducci6n de un autor que haya construido una obra. Se busca com prender su estilo audiovisual, sus recurrencias temáticas, sus mo dos de intervenir la sociedad, sus planteamientos filos6ficos y narrativos. Una obra es maestra (Hitchcock, Bresson, Renoir, Rossellini, Hawks, Ford) porque se destaca respecto a su contexto hist6rico, se revela contra el aparato econ6mico-indusrcial, abre perspectívas (Cassetti, 1994: 91-106). • Periodo: Es la narrativa de una etapa temporal en un autor o una cinematografía establecida; por ejemplo, la narrativa de Buñuel en México o la narrativa del cine argentino en la década de 1990. Se intenta comprender los elementos temáticos. las historias, las estétícas y los modos de producción dentro de una época deter minada. • Escuela o movimiento: La narrativa da cuenta de un modo de enfrentar y realizar la obra audiovisual; por ejemplo, la narrativa del cinema n()f)O brasileño o del neorrealismo italiano o del tÚJgma holandés o de la llotlvelle vague francesa o del free cinema inglés o del new amerícan cinema estadounidense. Se analiza un conjunto de obras como expresi6n de una propuesta de pensamiento, estilo audiovisual y acción polítíca. • Nacionalidad: La narrativa de una comunidad audiovisual aco tada por el territorio simbólico desde donde se produce; por ejemplo, la narrativa del cine españolo del cine iraní. Se estable cen las relaciones, las propuestas y las prácticas que caracterizan la obra de un país. El cine y toda la comunicación reflejan las as piradones y los miedos de una comunidad, producen un horizon te de la identidad. • 96 Narrattva!l medUttlcas La narración mediátlca 97 !ti ¡¡: • Representación: Los medios de comunicación expresan modelos de colocación del sujeto en ideologías, estrategias para estabilizar ~ l los significados respecto a temas clave como la mujer,los inmi- ¡r granees,los jóvenes. Entonces, no se pueden analizar y comprender los modos en que una sociedad piensa políticamente un asUnto a partir de las narraciones que proporcionan los medios de comuni cación. Se analizan los modos en que el cine, la televisión, la litera tura o cualquier otra mediación comunicativa establecen referentes respecto a determinadas realidades o sensibilidades, como lo feme nino, lo étnico, lo juvenil, lo marginal; por ejemplo, la narrativa de lo femenino en la televisión española. El argumento es que los me dios de comunicación, a su vez, son ventanas abiertas al mundo, es pejos de la vida y referentes colectivos de los modos legítimos de ser en la sociedad que participan de la producción de la realidad hasta el punto de reproducirla en toda su densidad y consistencía, de liberar su sentido escondido y mostrar sus sobresaltos íntimos. Estos modos legítimos y constituidos de estudiar la narrativa, la asu men como categoría para comprender el hecho comunicativo «desde el afuera» (autor, periodo, movimiento. nacionalidad o representa ción); por el contrario, la propuesta de esce texto es comprender la narrativa mediá.tica en el «adentro»: en él se quiere encontrar el mo do propio de comunicabilidad de la obra mediática. En este sentido, se asume que la narrativa (Vladimir Propp en García )iménez, 1996: 16-17) es la forma del contenido (acontecimiento, acción, persona jes, espacio y tiempo) y la forma de la expresión (sistema semi6tico de mediación del narrar: radio. cele, teatro). Se afirma la narratividad como una racionalidad intrínseca que busca hacer legible los mensa jes a través de las estrategias de organización del discurso mediá.tko; como formas del relato que comparten procedimientos comunes y referencias arquetípicas vinculantes a partir de los referentes mora les, estéticos y dramatúrgicos conocidos (Chilun, 2000). La narrativa se refiere, aquí, a los mecanismos mediante los cuales se establece el intercambio simbólico y dramatúrgico entre quien produce y quien asiste al mensaje mediático. Todo porque cada acto de comunicación mediático mantiene las huellas del gesto narrativo que le ha dado vi da. ¡Eso es lo propiamente comunicativo! ¡SU adentro! El poder de interpelación (comunicar, llamar la atención, cener im pacto) que tiene la narración se encuentra en que propone una relación emocional y comprensíble desde y en el hecho de contar historias. Po demos no saber qué significa, pero sabemos cómo disfrutar su historia. La narrativa no es un aspecto dellengua;e, aunque todo el mundo lo ve como un producto del mismo (¡la dominación de la escritural!). La na rrativa es una forma de pensar desde el contar, su fuerza se encuentra en que es un dispositivo de fabulación, de encantamiento, una estrategia de buscar la forma de la experiencia de la vida. «Los textos narrativos son aquellos cuyo significado está en las historias (en el cuento conta do)>> (García)iménez, 1996: 17). No hay narración que no esté media tizada por signos, símbolos y textos (Ricoeur, 2000: 203): • Mediación a través de los signos: con ello se afirma la condición originariamente lingüística de toda experiencia humana. El ca mino más corto entre mí y yo mismo es la palabra del otro, que me hace recorrer el espado abierto de los signos. • Mediación a través de los s(mb%s: expresiones con doble sentido, que produce un conflicto de interpretaciones. No hay quizá. crea ci6n simbólica que no esté arraigada, en última instancia, en el acervo simbólico común a toda la humanidad. • Mediación a través de los textOJ. Gracias a la escritura, el discurso adquiere una triple autonomía semántica: respecto a la intención del locutor, respecto a la tecepción del auditorio primitivo y res pecto a las circunstancias económicas, sociales y culturales de su producción. Lo escrito obtiene la condición de devenir-texto del discurso. La narración opera en estos tres niveles: signos, símbolos y textos que marcan el acto de narrar pero se diluyen en historias. La narración es un proceso por el que una obra audiovisual sugiere a un espectador los pasos que lo conducen a completar una historia, a comprender lo contado, no 10 que se quiso decir. Así, la narración es un compendio • 98 ~, I f¡ 1 ',1 I ) \ Narratlvas medlátlcas de instrucciones que orientan la. producci6n, la percepción y la com prensión del relato. Estas instrucciones se refieren a esquemas de contar establecidos en la sociedad (géneros y formatos), esquemas de referencia (historias can6nicas), esquemas procedimentales (drama turgia) y esquemas estilísticos (marcas de significación que constru~ yen comunalidades y diferencias) (Casserti, 1994). Esto significa que la narrativa se concreta en su «adentro>, como una serie de formas efe<:tÍvas de conexi6n de los aconte<:imientos (relaciones de causali dad O contradicción), construcci6n de la temporalidad (orden, fre cuencia, duración), relato desde el espacio (relaciones de elementos, ambientación y montaje) y constitución del estilo (procedimientos técnicos, lingüísticos y estéticos). Así,la narración es el acto de inter pelar (llamar a relaci6n) a partir de la actuaci6n de diversas estrate gias de comunicabilidad que presentan tres ejes de acci6n: la unidad de personaje o sujeto, la unidad de espacio o universo del relato, y la unidad de tiempo. Ricoeur (2000: 190) afirma que el tiempo es el elemento fundamental para la narración: «El carácter común de la experiencia humana, señalado, articulado y aclarado por el acto de narrar en todas sus formas, es su carácter temporal. Todo lo que se cuenta sucede en el tiempo, arraiga en el mismo, se desarrolla tem poralmente; y lo que se desarrolla en el tiempo puede narrarse». La trama es el resultado, pero, a su vez, el acto de producción de la narración. Siguiendo a Ricoeur (2000: 191-197), la trama es el con junto de combinaciones mediante las cuales los acontecimientos se transforman en una historia o bien, correlativamente, una historia se extrae de los aconte<:imientos. «la trama es la mediadora entre el acontecimiento y la historia», Toda trama es una fOrma de síntesis de lo heterogéneo. ~ Un tomar conjuntamente, que íntegra aconudmientos en UrJa historia y que compone, conjuntamente, factores tan heterogé neos como las circunstancias, los personajes con sus proyectos y moti vos, interacciones que implican cooperación u hostilidad, ayuda o impedimento y, por último, casualidades». la narrativa, entonces, puede ser comprendida como «el acto de hacer-relato», como la ac ción de «elaboraci6n de la trama». que se expresa en cuatro interven ciones: La narración mediá1ica 99 • Selección y disposición de los acontecimientos y de las acciones narradas, que hacen de la fábula una historia completa y entera, que consta de principio, medio y fin. • Acciones que provocan un cambio de suerte, un «nudo» por des hacer, una «peripecia» sorprendente, una sucesión de incidentes «lamentables» u «horrorosos», • Producción de historias, en la medida en que compensa la peripe cia mediante el reconocimiento, que sella el destino del héroe mediante un último acontecimiento que aclara toda la acción. • Toda historía debe producir en el espectador la catarsis de la com pasi6n y del terror. 2. Narraci6n y cultura mediática El potendal de acción simbólica de los medios de comunicación está en la competencia que tiene para producir vínculo y. conexión entre los seres humanos, para imaginar relatos en- los que quepamos todos. Para realizar este ideal comunicativo. los medios tienen como poten cial el he<:ho de que son máquinas narrativas. La narración o su efec to,llamado trama o hiJtoria, produce dispositivos de comprensión so dal, como muy bien ejemplifica Eco en El Péndulo de Fouc¿¡ult, cuando Jacobo BeJbo dice: «Yo jugaba con el foHetín, para darme un paseo fuera de Ja vida, Me tranquilizaba porque me proponía lo inal canzable [... ] Tenía razón Proust: la vida está mejor representada en la música mala que en una Missa Solemnis. El acre nos engaña y nos tranquiliza, nos hace ver el mundo tal como los arristas quisieran que fuese. El foUetio hace como si bromeara, pero luego nos hace ver el mundo tal como es, o al menos tal como será» (Eco, 1996: 132). He aquí un testimonio del potencial de conexión e identificación que generan los relatos mediáticos, no es evadirse de la realidad, sino ir al encuentro de las experiencias de la vida. «La asociaci6n de imágenes, ambientes, razones, sentimientos y sensaciones con la contextualiza ción de detalles de la vida privada [ ... ] forma lazos dialógicos que implican a la audiencia en la recreaci6n de significados o realidades [...J, significa interactuar imaginatívamenre la relaci6n entre la ex • 100 ______________________________________________ Narrat1va8 medié.t1cas La narración medi4t1ea 101 ~ periencia personal y aquellos códigos y convenciones con cuyas imá genes se identifica por razones de uso, gusto y popularidad, así corno de criterios estéticos, ideológicos y de activismo político, creando así narrativas interiores y marcos de acci6n» (Buxó y De Miguel, 1999: 19). Comprender las máquinas narrativas mediáticas significa, en tonces, adentrarse en uno de los modos preferidos de intervención cultural en la sociedad contemporánea. En este textO se quiere afionar que la especificidad de la comunica ción se encuentra en la narraci6n; que comunicar es la búsqueda de las furmas antes que la de los concenidos que se despliegan; que el comu nicador es un experto en la narración, antes que un productor de teoría social; que comunicar es producir conocímiento desde el acto de na rrar. Así, las narrativas mediátícas son simultáneamente dispositivos de producci6n y dispositivos de análisis de la actuaci6n de los me dios de comunicación. ¿Qué se estudia para la producción/análisis de las narrativas mediátícas? El canear, el narrar, el conflicto, las compe tencias, las intervenciones, el estilo, la memoria, la significaci6n. El contar: En el acto comunicativo, el habla situada en la acción so cial constituye sus significaciones en la práctica de los participantes: • el contar: quién lo dice, a quién, cómo, cuándo, respecto a qué. • el contexto: los estilos, los canales, el contexto en el cual actúa. • los propósitos, los intereses y las metas (las intenciones). El narrar: El acto y el acontecimiento de narrar construyen modelos comunicativos en los que interactúan rodos los actores, para generar así ~un flujo de transferencias y reacciones interpersonales» (Buxó y De Miguel, 1999: 14). Los elementos narrativos que participan en él son: • Los sujeros: el productor, el actor y el espectador o la audiencia. • 1.0 dramatúrgico: el argumento, la caracterizaci6n de los persona jes, las acciones. • Las intenciones: los contextos y las finalidades. El conflicto: La narración tiene como fundamento una situación del conflicto producida por una carencia inicial. Así, nos podemos imagi- nar cinco tipos clásicos de conflicto como origen del relato: ser huma no frente a hombre; ser humano frente a sociedad; ser humano frente a él mismo; ser humano frente a naturaleza; ser humano frente a desti no. y una más, productores vs. audiencias: «La relación de hegemonía de los emiJores frente a la roiJtencia de las audiencias requiere de la coope raci6n. Paca que haya conflicto es necesario que haya cooperaci6n para que éste pueda realizarse. Pero cooperaci6n no significa consenso. No hay duelo sin acuerdo previo entre las partes, sin una necesaria seduc ci6n por el otro que le lleva a buscado para encontrarlo en el terreno de la lucha. No hay lucha o resístencia sin terrenos comunes, de en tendimiento sobre algunas reglas. ¿En qué consiste esa cooperaci6n? Precisamente en la aceptaci6n del conflicto como base de la comuni caci6n. en la evidencia de que sin conflicto no hay comunicación. Sin conflicto no hay historia, no hay narraci6n. Como el virus, el conflicto tiene por misión desarrollarse y aurorreplicarse .. (Vikhes, 2001: 135). Competencias narrativas: La potencia de las culturas mediáticas se halla en el hecho de que productores y audiencias comparten las competencias narrativas: lo que se produce se sabe comprender. ¿Desde qué competencias? Desde las competencias de producci6n, dramarúrgicas, referenciales, estéticas y de modo. • Competencias de producción: Los modos, como las lógicas de producción y consumo, determinan la producción del relato. • Competencias dramatúrgicas: Las estrategias y las tácticas de construcción y resolucióo del conflicto, de construcción de perso najes y de manejo temporal. • Competencias de referentes narrativos: Los modelos narrativos que intervienen en el relato (géneros y formatos) como mecanis mos expresivos en los cuales se negocia entre tecnologías, oralida des y matrices culturales. • Competencias Las marcas culturales, de estilo y de mo do de contar que se establecen en la expresión mediática, que ac tualizan valores y juicios acerca de lo bello o lo aceptado como institUción del gusro validado. • Narrativas medlátleas 102 ________________- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - • Competencias de tono: Los puntos de vista que toma el relato se- gún la intención de expresi6n y representación desde la que se producen los mensajes. Intervenciones narrativas: Las narrativas mediáticas, en cuanto es trategias de contar (no sólo de representación) y modos de interpela ción comunicativa (no de difusión de contenidos), se caracterizan por tres aspectos: • Acttl4lizar ritllales, ya que la narración lleva a los medios de co municación a convertirse en experiencias de ceremonia, celebra ción y juego mediante las cuales se inscribe en la vida cotídiana. • Prometer expnJión social a través de práCticas narrativas inscritas en una diversidad de estrategias: informativas (periodismo), prácti cas de seducción (publicidad y moda), prácticas de compañía y ambiente (radio), prácticas de encantamiento (tele y cine), prácti cas de memoria y experimentación (vídeo), prácticas de conexi6n (Internet). • Prodt.lár el significado desde las intencionalidades de producción y las comunidades interpretativas. El estilo: Las diversas combinaciones de posiciones ideológicas, mo- dos de narrar, intervenciones estéticas y perspectivas temáticas cons tituyen marcas específicas para diferenciarse en medio de la prolife ración de historias mediáticas. «Cabe destacar el argumento, los estilos y retóricas que hacen uso, por ejemplo, del humor, la seriedad, la ironía, la convencionalídad y la espectacularidad según convenga destacar los efectos exóticos, históricos, subversivos, de denuncia, de horror o de violencia» (Buxó y De Miguel, 1999: 14). Memoria narrativa: Una de las actuaciones más celebradas de la na rración es su potencial para generar referentes de sentido común en~ tre productores y audiencias, referentes que se convierten en marcas de la memoria y la identidad. Ahora, la memoria colectiva empiez.a a hacerse de programas de televisión, videojuegos y películas. Los ha bitantes de la actualidad somos, simulráneamente. una producción ~ La muracJón mediátiea lru narrativa, e intervenimos/producimos el mundo de la vida desde los relatos. Los medios de comunicación «funcionan como soportes cul turales uniendo memoria, representación, ritua.l y narración» (Buxó y De Miguel, 1999: 17). Significación: Una característica. de la inflación comunicativa que habitamos, ésa que nos marca como una sociedad excedida en histo rias, es la. proliferación de significantes vacíos que deben ser llenados de sentido (efímeros, pero productivos) en cada nueva. intervención comunicativa. Los mensajes mediáticos en formato de telenovelas, realilies o historias de Hollywood llevan a producir una práctica coti diana de imaginacíónfcomprensión común: todos tenemos los mis mos espejos desde donde mirarnos, todos tenemos la posibilidad de ver nuestras vidas en las historias transmitidas por los medios. En es te sentido, las historias mediáticas constituyen un repertorio desde donde producir significación en la vida cotidiana. «Cada vez. más personas en todo el mundo ven sus propias vidas a través del prisma de las vidas posibles ofrecidas por los medios de comunicaci6n en to das su formas. Esto es,la fantasía es ahora una práctica social» (Appa duraí. en Buxó y De Miguel, 1999: 21). 3. Modos de la narración La narración sólo existe como «imaginación reglada», como modos de creación que se someten «a reglas». La productividad mediática se encuentra en el hecho de que establece una comunidad de producto res y audiencias que comparten las mismas reglas narrativas para comprender e imaginar historias. ¿Cómo lo hace? Uno, a partir de su presencia cotidiana y rutinaria en la vida; dos,retomando modelos de referencia canónicos a partir de los cuales se construye el imaginario narrativo. «Para Jorge Luis Borges todas las historias del mundo se pueden reunir en dos esquemas fundamentales: el de la Odi.rea, donde un exiliado trata de volver a su patria y se encuentra con todo tipo de obstáculos para lograrlo, y el del Nuevo Testamento, que cuenta có mo un hombre trata de salvar a sus semejantes y perece en el inten· • 104 Narrattvas medJátlcas e e: ~ ro» (Vilches, 2001: 134). Otro modelo paradigmático es Shakespeare, en quien se dice que están contenidos todos los modos de contar ~ posibles. Así, la narración es «un laboratorio de formas en el que en- ii sayamos las configuraciones posibles de la acci6n para comprobar su coherencia y su verosimilitud~~ (Ricoeur, 2000: 194). La imaginaci6n reglada a la que se alude tiene un marco potente de comprensión desde la categoría de género. El género es definido co mo la forma del contenido, la forma que toma el relatO, según Bajtin. El género es un conjunto de reglas compartidas que permite al autor utilizar formas comunicativas reconocidas que generan un sistema propio de expe<:tativas para las audi~ncias (figuras recurrentes, perso najes, ambientes, referencias hist6ricas, temas, referencias a la litera tura y a las otras artes, estilo ... ). Los géneros son matrices culturales . universales, populares y tradicionales; por lo tantO, asignan una com prensi6n (casi) universal a las histOrias. No son los temas, son los mo dos de contar los que generan comprensión universaL La categoría gé nero sigue siendo problemática en su comprensión, pues cada campo académico (la literatura, el cine, la televisión) ha llegado a unos acuerdos específicos. Unos se refieren a los géneros mediante el dís poSltlVO la comunicaci6n (discursivos, epistolares, literarios, mu sicales, dramáticos, radiof6nkos, cinematográ.ficos, televisivos), mientras que otros hacen referencia al cine y determinan que son los estilos mediante los cuales se cuentan las historias (por ejemplo, el western, el policiaco, la ciencia-ficci6n, la comedia ... ); unos más creen que son los diversos tonos del relato (como el melodrama, la tragedia, la comedia, la épica ... ); otros afirman que son los formatos (la tele novela, la sitc()1n, el talk ,rh()Ul, el reality); los minimalistas, finalmente, terminan distinguiendo sólo entre ficci6n y realidad. lo único daro es que el género como modelo expresa un tono, un modo de construir la historia, unas convenciones compartidas entre productores y públicos en el modo de conrar la historia. Si a esta confusi6n se le agrega el hecho de que hoy reina lo intersticional, lo híbrido, lo múl tiple, la conclusi6n podría ser que no hay géneros puros en )a expre si6n y que todo da lo mismo. Pero no es así, pues si existiera ese caos nada podría ser comprendido masivamente, ninguna obra comunica- , ~ ~ La narractón mediá.t1ca 105 civa podría generar industria, se rompería la comunidad entre pro ,~ ductores y públicos. Lo cierto es que requerimos tener referencias " modélicas narrativas desde donde producir, disfutar e interpretar. ¿Cómo se puede comprender el género como mecanismo referen te del acto de narrar? Una estrategia para asegurar la comunicabili dad, unas fórmulas para estabilizar el desorden de la creaci6n; unos referentes desde donde enfrentar el acto de narrar, los modos de ase gurar el movimiento narrativo, y una táctica para generar arquetipos y producir identificaci6n; un modelo para organizar la producci6n y la industria y los rituales de producción; unos modos de encuentro con las lógicas culturales de cada sociedad. Estrategia de comunicabilidad: Los géneros son un conjunto de reglas, estructuras repetitivas y convenciones que garantizan la esta bilidad de la comunicación entre el autor o la industria y el especta dor. No se conserva hasta el infinito, sin() que se transforma, pues su forma de operar es hacerlo en la tensión entre lo conocido y )0 inno vador. El género, por tanto, establece un cootrato entre productores y audiencías al producir un conjunto de convenciones compartidas, no s610 con otros textos similares, sino también entre textos yau diencias, textos y productores, productores y audiencias. Constituye una prácrica cultural (Mazzioui, 2001: 182-183). Referente narrativo: El género establece los modos en que se arti cula la distupción/restauración de la pérdida del equilibrio inicial a causa de la aparici6n del conflicto (Mazúorti, 2001: 183). Ahora bien, el modo de contar la búsqueda del sujeto de la historia tiene un canon clásico aristotélico que establece «personajes que realizan o su fren acciones en el transcurso de los aconte<:imientos, y cuyas accio nes transforman la situación de un personaje a partir de un estado inicial a un estado final [... ] Los preceptos aristotélicos dicen que el personaje no sea ni peor ní mejor que nosotros, que sufra rápidos cambios de fortuna, peripecias y anagn6risis, que la acción llegue a un punto de catástrofe al que siga la catarsis» (Eco, 1996: 135~136), Los géneros trabajan sobre arquetipos o referemes morales universales • 106 Narrativas Illediáticas La narracf6n medtátlca (1 ~ l ~ 107 1 a Jos que siempre se alude, pues todo género recupera mitos, temas y níea (establecen modelos para el acto de narrar) y económica (gene problemas que encarnan intentos instituidos como modos legítimos ~ ran industria). Los géneros actúan como fOrmas rirualizadas que or o de leer el mundo y estructurar el sentido social. «La narración se basa ¡¡ ganizan los modos de la narraci6n mediática: en el conflicto como función comunicativa. El mundo de la narrativa • Economía narrativa: Sigue leyes conocidas por todos y hace que se basa en especial en la emoción del conflicto, de la competición sal· las historias sean contadas de manera más eficíence al controlar la vaje o de la lucha moral entre seres irreconciliables» (Vilches, 2001: polisemia de todo relato. 133). Los géneros determinan el tono y Jos modos de resolver el con • Industrial; Permite la estandarización y la producci6n en serie de flicto, de asegurar el movimiento de la historia. El personaje, según productos con identidad de referencia narrativa. ASÍ, los géneros las motivaciones que lo hacen actuar y sus formas de enfrentar el con regulan y activan la memoria de textos similares y la expectativa flicto, se convierte en un tipo de héroe: hacia el nuevo texto. • Épico, que tiene todo su potencial narrativo en su fuerza física. • Cultural: Las audiencias y los productores comparten historias • Trágico, que para restaurar el orden inicial debe vencer a su con basadas en citas fijas que permiten la significación colectiva. ciencia. • Placer: Los géneros producen mm:!os de disfrutar, ya que traen • C6mic'o, que aparece cuando se narran las historias del absurdo, la inscritos los placeres que deben esperarse de ellos. ironía o la imperfección humana. • Comunidad: Los géneros permiten que todos (productores y au • Dramátit:o, o que es capaz de alcanzar su meta ejerciendo su liber diencias) se reconozcan como miembros de una comunidad de sentido. tad a partir de sus atributos, su competencia, su lucha, su saber, o su sabiduría. • Melodramático, pasivo, que espera que otros resuelvan su proble ma y alcanzar el éxito sin hacer nada, pues todo se decide por el destino. • Suspense, cuando intenta restaurar el orden a partir de la justicia o el hallazgo de la verdad. • SlIperheroico, el personaje del deseo: ser algo que no se es pero se quiere ser, como volar. • Antiheroíco o el que no tiene nada de especial: es cotidiano y desde ahí transforma su vida y la de su comunidad. Modo de organización: El género es un modo de ordenar las ideas. los medios y los recursos expresivos para garantizar la comunicabili dad de los productos y las continuidades de esas formas en comuni dades futuras. Los géneros, como organizadores de la expresión que crean criterios comunes entre productores y audiencias, cumplen además una función cultural (significan desde su comprensión), téc Inscripción sociocultural: Cada sociedad tíene preferencia por los géneros que mejor dan euema de sus modos de significar desde la na rración; unos modos de enfrentar el acto de narrar que reflejan las ob~ sesiones y los deseos, las agresiones y los posibles puntos de equili brio; se narra diferente en Irán, en]ap6n y en Colombia, por ejemplo. El acto de narrar tiene una lógica propia del contar audiovisual que sigue un procedimiento establecido, independientemente del género en que se narre (García]iménez, 1996: 24~26): • Idea: unidad de contenido. lo Story-line: síntesis de la historia en pocas líneas. .. Sinopsis: esencia de la idea expresada concisamente de un modo narrativo. Describe los caracteres de los personajes y las acciones y los acontecimientos fundamentales. • Tratamiento: las situaciones narrativas, el tono de la historia, la perspectiva de los personajes, el estilo de los elementos narrari vos. • 108 Narrativas mediátlc.as La narractón medJátJca 1) • '"'" Estructura: esqueleto de la historia articulado de manera cohe e.~: rente. Establece las acciones clave y fija sus relaciones y las pautas [ ir de las transiciones. En la actualidad, no habitamos los géneros de manera pura. Tal vez nunca los hayamos usado como f6rmula pura, sino como modelos de referencia. «Hace tiempo, intentando explicar por qué Casablanca se había convertido en un objeto de culto, avancé la hipótesis de que una condición del éxito y del culto es la «desarticulación» de la obra. Me explico. A estas alturas es sabido que Casablam:a se construyó día a día, sin saber cómo iba a acabar la historia, hasta el punto de que Ingrid Bergman resulta tan fascinantemente misteriosa porque. ac tuando en el set, aún no sabía cuál sería el hombre que elegida, y por tanto sonreía a ambos con igual ternura y ambigüedad. Y sabemos también que, teniendo que realizar una historia aún incierta, el guio nista y el director le metieron todos los clichés de toda la historia del cine y de la narrativa, transformando la peHcula en una especie de museo para cinéfilos [... ] El inmenso, milenario éxiro de la Biblia se debe a su desarticulabilidad, visto que la obra es de diferentes auto res» (Eco, 1996: 141).10 mismo sucede con el inmenso atractivo de la película del brasileño Fernando Meirelles, Ciudad de Dio! (2003), que se construyó con actores «naturales» que s610 conocían su pe queña parte en la película y desconocían la totalidad de la historia. La desartículabílídad narrativa, entonces, hace estallar la fórmula, el pa radigma de lo conocido, y crea situaciones novedosas en el relato, con la incertidumbre y la emoción que toda historia debe tener. Estamos en la época de las narraciones intertextuales; así, crear significa tomar los géneros y sus modos de organización de la creación para imaginar nuevos modos del relato. Somos en la medida en que sabemos narrar en relación con modelos de referencia, que pueden ser intervenidos pero nunca olvidados. --------------------------------------____________ 109 ~ 1 ~ Bibliografía Bux6, M.' Jesús y De Miguel, Jesús M. (L999). De la investigación audi(J1lisllal. Barcelona: Proyecto a. Cassetti, Francesco (1994). Te01'{a del cine. Madrid: Cátedra. Chilun, Albert (2000). ",La urdimbre mitopoética de la cultura mediática». Barcelona: Analisi #24, 2000] www.bib.uab.es/pub/analisil02112175n24p121.pdf Eco, Umberro (2003). «Mil noches en Ba.gdad~. La ReviJta de El Erpectadur, 20 de abril, p. 4. (1996). Seis paJeos p01' los bosques narralÍws. Barcelona: Lumen, pp. 131-154. Ford, AnibaJ (2001).l.a melrca de la Bestia. Buenos Aires: Norma. Gadamer, Hans-Georg (1991). La aCNtalirladde lo bello. 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Bogotá: Cátedra UNESCO de ~ Comunicaci6n Social, Universidad )averiana. 30 de septiembre y 1 Y 2 de ~ octubre. j' 6 Narrativas de la radio .':l 1. .. 1' ~' .' <, Somos orales, anónimos e individuales. Somos silencios, músicas, vo ces, sonidos, ruidos. Somos espontaneidad y flujos. Somos partici pación desde lo que mejor sabemos hacer para expresarnos: hablar. Somos acontecimiento oraL Nuestra sociedad de los medios es, sobre todo, un ambiente sonoro, de hablas, de conversaciones. Yeso es la radio. La radio es, simultáneamente. construcción de imágenes sono ras, producción del ambiente auditivo de la vida y lugar legítimo de la participación más libre; está hecha desde la propia voz. Eso es la radio, el medio que crea imágenes personales y colectivas sobre la rea lidad, que genera imaginación en vivo yen directo, que permite pen sar que uno forma parte del diálogo colectivo. La radio ha sido un medio brillante en su potencial social, cultural y político, de ahí el gran movimiento Amare (Asociación Mundial de Radios Comunita rias) y la versatilidad de las radios ciudadanas, indígenas, mineras (Rodríguez, 2001). La radio ha conectado la nación como territorio y ha producido una nueva sensibilidad; una sensibilidad de nuevos protocolos del sentimiento, de sonido popular en la expresión; una nueva imagen del pueblo, una nueva idea de la vida doméstica (Mon siváis, 1997). Sobre este medio conocemos muchas experiencias. mu chos manuales que nos dicen cómo producirla y hacerla alternativa, de voz comunitaria. pero ¿cómo narra? 1. ¿Qué es la radio? La radio es un medio caliente, a lo McLuhan, cuya legitimidad está en el público y cuya virtud está en conversar con y en la vida cotidiana. Su • 156 Narrativas de la radio Narrativas medJáticas (l> ll:! potencial está en que abre la imaginación a lo que cada uno quiera pensar, y al hacerlo activa referentes personales, culturales y narrativos le. gítimos y creíbles para el disfrute. Ésta es, tal vez, la clave de su éxito: cada uno la produce en su cabecita. «La radio es el medio por excelen cia, tiene tanta o más imagen que un televisor, te informa mucho más que un diado» (Rottman y Bernárdez, 2000: 21), La radio está ahí, instantánea, flexible, versátil, para encantar la rutina y estar en eHa. La televisión, para competir con ella, se ha limitado a ser una radio con imágenes; es tan así que la televisión no se ve, se oye (Machado, 2000). Somos radio. La radio es el medio más existencial porque hace actuar la cultura oral, que dice que somos en la medida en que contamos la vida, que nos impele a hacemos acontecimiento oral, que nos produce diálogo, que nos da el derecho a la palabra propia. Más que su seduc ción tecnológica, la radio es el modo preferido para «hacer actuar» la comunicación, pues no requiere alfabetización, sino que se reconoce y se produce desde los modos de la oralidad. la radio es existencial en la medida en que es como la vida, refleja la rutina del diario devenir en su «rutina narrativa de historias» para contarnos lo que ha pasado en nuestro entorno (la información); en la medida en que promueve los relaros para construir las mitologías populares (esas historias que pa sarán de boca en boca; la palabra que corre de boca en boca convoca); en la medida en que suministra formas diversas del habla nacidas des de la práctica y la inventiva popular; en la medida en que comunica desde el humor y la iconía propias de la conversación de café; en la medida en que imagina poesía cotidiana y paisaje sonoro; en la medi da en que produce sentímentalidad al estilo de la música popular. Existencia de lo público. la radio está pegadita a uno, es tan personal que cada uno la siente como propia. En unos tiempos en los que cada vez tenemos menos vida privada y sólo nos quedan la reclusión hogare ña y las pequeñas victorias del anonimato no vigilado, la radio acom paña a todas partes porque su escucha es individual y cotidiana; apare ce en el auto, marca el hogar, se hace via;e público pero privado. ASÍ, la radio es un lugar público en la medida en que junta desde la escucha privada y desde el hogar como eje de la acción colectiva del individuo; i ~ E 157 ! J 1J Q no hay que salir de casa para estar en el mundo, no hay que ir al en cuentro para estar en comunidades de sentido, redes de acción o grupos de discusión. Estamos en los tiempos del tecno·hogar:. Ahí la radio ga na centralidad porque se convierte en un nodo privilegiado del flujo de los encuentros simb6licos y posibilita la imaginación de comunidades cercanas. La radio es el medio de todos; en la ciudad moderna yen la ruralidad excluida la radío brinda «atención rápida y gratuita, infor macÍón oportuna, ayuda desinteresada, contención emocional, garan· tía de anonimato, ilusión de exclusividad» (Winocur, 2002: 142). Ritual sin fin. La radio es una cita permanente, abierta, afectiva; un vínculo en que prima el acto de comunicación (el significante) sobre la naturaleza de lo comunicado (el significado). La mayor parte de las radíos del mundo son para hablar (sin consecuencias). «La observa ción sistemática de las prácticas domésricas nos muestra que la aten ci6n es selectiva y se mantiene flotante entre los quehaceres domésti cos, las plátícas familiares, el ruido dé los electrodomésticos, el sonido del televisor y los rumores cotidianos [... ] Asimismo, en todas las familias se observaron actos de humanización del aparato, en el sentido de adjudicarle comportamientos o virtudes casi humanas» (Winocur, 2002: 144~145). El aparato, pero sobre todo su «ruido», forma parte de la vida diaria, ya que es un flujo que toma los modos de la rutina y se adapta a los modos de sentir y marcar el día de la gente. La radio es el medio que «gana penetración y flexibilidad, adaptando modos y temas al ritmo de las vidas cotidianas de la gente» (Castells, 1999: 362). Se adapta y reconvierte según las necesidades y las ex pectativas de las audiencias. Es móvil tamo por su producción como por su consumo. La radio se considera una compañía que no exige na da; una compañía informativa y musical que, además, ofrece consejos sobre la vida diaria; está encendida a todas horas; forma parte de las rutinas domésticas, Ia.borales y de ocio. Por lo tanto se convierte en un medio invisible, siempre está, pero nadie se mete con ella. No «está para escucharla». está. «El modo distraído de relacionarse con la ra dio, que se manifiesta en la actitud de "escuchar sin escuchar" o man tener el aparato encendido como "música o tel6n de fondo", consti • 158 Narrativas mediátlca.s Narrat:lvas de la radio 159 e ~ tuye un mecanismo cíclico de retracción-conexión que caracteriza a [ las prácticas de comunicación con el ámbito doméstico» (Winocur, 2002: 144). Yeso es lo maravilloso de la radio, ya que al estar imagi na un paisaje sonoro, construye el entorno en el interior del hogar vehículo-oficina, crea un envolvimiento auditivo. t Relación de memoria. Muchos somos hijos de la radio, de ella aprendimos a imaginar nuestro contexto social, por ella construimos una geografía no conocida, en ella nos hicimos hinchas del equipo amado del fútbol y con sus músicas construimos nuestra sentímenta lidad. La radio es nuestra intimidad cultural y sentimental, ya que reconoce las especificidades de expresión de cada culrura en su sensi bilidad y narrativa, y así se convierte en la experiencia diaria que vin cula y construye comunidad de sentido. La radio produce marcas en la memoria individual y colectiva al proveer de relatos, músicas, vo ces, testimonios, hechos de la cultura oral. La radio, entonces, permi te generar identidad en la medida en que expresa y se expresa como «10 propio», apareciendo en su práctica como resistencia ante la cultu ra-mundo en sus prácticas de integración simbólica desde lo cercano. Comunidades de sentido. La cultura mediática, sobre todo la televi sión y el periodismo escrito, excluyen buscando la individualidad o la calidad de los públicos; la radio libera porque se produce cerca de cada grupo de interés social. Ahí las comunidades populares encuentran voz, los jóvenes hallan su lenguaje y sus temáticas, las mujeres pierden el miedo y se hacen discurso, los indígenas encuentran su especificidad cultural, los adivinos pueden visualizar el futuro, los campesinos oyen su música, las religiones expresan la fe. ¿Por qué? Porque la radio per mite la voz. propia, no requiere de la traducción a través de los expertos o los periodistas; en la radio uno puede escucharse, ser escuchado, con versar. La radio actualiza una comunicación más cercana geográfica o temática o narrativamente a la gente; hay una para cada interés, cada uno sabe cuál es su radio. Y frente a la radio preferida desarrollamos fi delidad, aquí el zapping no es la práctica preferida. El resultado: la cre ación de comunidades imaginarias de sentidos, afectos y referentes; imaginarios compartidos sobre la vida, la muerte, la sexualidad; iden tificaci6n con personajes, voces y estilos de habla; colectivizaci6n es pontánea de la experiencia; ilusión de ser tenido en cuenta. Credibilidad. Increíble, pero cierto: la radio tiene mayor credibili dad que la televisión. Y esta credibilidad se construye sobre la base de los modos de interpelación radial que aprovechan el valor de la pala bra hablada y la verosimilitud de las fuentes orales (Winocur, 2002: 166.169). La mayor objetividad de la radio se explica -paradójica mente- por la falta de recursos gráficos o audiovisuales para apoyar las afirmaciones; se cree que en la producción la imagen se pueden uti lizar múltiples estrategias para enmascarar o disfrazar la noticia. Yes que la radio activa estrategias de alta legitimidad cultural provenien tes de la cultura oral, como el hecho de que haya alguien que se hace cargo del relato (valor del sujeto); el hecho de que tenga como referen te la voz propia de cada uno (valor del testimonio); el hecho de que permita la participación «espontánea» del público (valor de visibili dad); el hecho de que los locutores y produetores sean más abiertos y audaces en sus juidos. porque no deben mostrarse para decir lo que piensan yeso les permite expresar con mayor comodidad la verdad (valor de opinión); el hecho de que genere la ilusión de la verdad, con la presencia de expertos analizando, la cita de esradísticas y La crítica mesurada (valor del saber); el hecho de que cree pactos de fidelidades y vínculos afectivos entre programas/locutores y públicos creando, a su vez, tradiciones de escucha (valor afectivo). 2. Funciones de la radio La radio es el medio de la modernidad porque las audiencias encuen tran en sus programas la mejor enciclopedia para estar en la «actuali dad»: en ella se aprende de todo un poco. por ella se es modernQ. «La modernidad. particularmente en las familias de sectores populares. se vive como una exigencia de "saber un poco de todo", una expecta tiva que antes se depositaba sólo en la familia y en la escuela, y ahora también se coloca en los medios» (Winocur, 2002: 153). En la radio aprendemos sobre la intimidad (sexualidad, salud, creencias, alimen tación); somos un paisaje musical; obtenemos servicios; podemos so \ 160 Narrativas mediáttcas Narratlvas de la radio 1-- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -________ 16] -----.: licitar desde una canción hasta un consejo; nos informamos sobre la realidad; nos conectamos con otros; se c06dianiza el poder; se produ~ ce la solidaridad sodal. Ser moderno es saber de todo, poder partici_ par sin perderse en las agendas de lo impuesto. Sigujendo a 'Winocur (2002), y atisbando en la experiencia estética y comunicativa de la radio, uno puede encontrar que este medio cumple funciones diversas según el Jugar social desde donde los públicos se relacionan con eHa' Criterio La radío para los secrores populares Punto de vista Contenido Saber Interés Credibilidad Validaci6n Conflabílidad Contar lo privado y lo íntimo. Códigos de comporramil'nto. formas. de socIabilidad y estéticas. Sobre)' de$de la fiunilia. Asistencia para entender y resolver desde lo cercano. En los relatos simples, lineales y congruentes. En la vida cOtidiana, ya que se confronta lo ~aprendido» con los amigos, los vtcinos,los líderes. En la espontaneidad del relato. -- Verosimilitud Verdad En el relato breve y concreto y en la simplicidad expresiva.. No está en los políticos, sino en las mediaciones de los locutores y los infurmadores. Se le asigna mayor transparencia porque se cree que tiene menor comprom iso con el poder y permite una mayor plul".tlidad. + fatk. radio + radiodrama + musical + depones + partici inreractividad + servicio social + música solicitada + humor... Bn la radío se gana en legitimidad y veracidad siempre y cuando se pierda la autoridad del experto y el jiustrado y se gane la visión desde yen lo cotidiano; se trabaje desde el pensamiento del hincha, el fan, el aeyente; se gane la subjetividad emocional del oyente; se siga la lógi '. ca del entretenimiento. La radio debe producir comunidades imagi narias de pertenencia; por lo tanto, no debe tergiversar Ja palabra de los oyentes, sino buscar hacer posible la representación que elimina imagínaciamente la cadena de delegaciones; hay que generar senti mientos de pertenencia. ¿Cómo narra la radio? ~pIl1-IVU La radio para los S6Crores medío-a1tos - -Opinar y demostrar saber. ~ Noticias y opini6n. -- - Memoria narrativa. Productores y audiencias tienen una memoria del medio. Somos la radío de nuestra juventud, somos una tradición en el ámbito de nuestra escucha. Por lo tanto, tenemos competencias basa das en tradiciones de hablar-escuchar la radio, sabemos cuándo se está en el aire, cómo se pan:idpa, qué se puede decir, cómo se llega a la au diencia. Sabemos actuar comunicativacnente en las condiciones de pro ducción (agendas, lenguajes, puestas en escena), porque comunicarse en la radío significa actualizar los modos de nuestra tradición oraL fnrerpreraci6n desde la política. Otra fuente de IICtua.!idad ycompañfa. En las fuentes re8 istradas romo legltimas. Se confronta la ~informaci6n. radial con la ínfurmación de otros medios. En la recunenda " coherencia ínfurmativa es lo más confiable. En los an.áIisis profundos, con referencias y datos. Es[¡i en los políticos, los intelectuales y los adultos. 3. ¿Cómo narra la radio? Las formas de la radio nunca se han mantenido estables, se reinventan en cada oyente porque se adaptan a la vida cotídjana. Los formatos de narración se adaptan a la audiencias para generac encuemros más afec rivos: noticieros musicales + música sin palabras + paJabras. sólo pa labras + actualidad + cultura/educación + consultorio sentimemaJ + ¡'<i, Intimidad. La radio tiene como valor narrativo 10 anónimo, uno se puede hacer público sin perder su privacidad. En la radio se habita la ilusión de ser comprendido y tratado como un amigo en una atmós fera de intimidad imaginaria. Anonimato que libera de los compro misos y las culpas. Comunicación que crea complicidad tácita, afec riva, igualitaria en el hecho de no ser rostro, sino voz. Participación. La radio produce y cuenta desde el encuentro con sus oyentes. Nacrac en radio es «tener» la voz de la gente. Es fiícil, un teléfu no basta y una tradición de cultura aralia autoriz.a. La radio fumenta un reconocimiento público sin obligar a diluir al sujeto en una máscara vi sible. «Habíamos entregado la radío a los oyentes y ellos la manejaban como se les anrojaba. Habíamos logrado una comunicación auténtica», dice Macio Pergolinl, el exitOso locutor de la radio argentina (Rottman y Bernárdez., 2000: 29). La radlo es el medio de comunicación más cec • ~ 162 Narrativas medláticas Narrativas de la radio tenido, ya que "los locutores se vuelven grandes domesticadores de la incertidumbre» (Winocur, 2002: 152). El locutor es, entonces, el organizador narrativo del relato radiofónico. cano a la conversación de la vida diaria, ya que su viaje se hace por el charlar sin objetivo fijo; es más, la radío actualiza el tipo de habla de la vida cotidiana. Así, su mayor valor narrativo es fomentar la parrici~ pací6n de viva voz.. Una participación de objetivos múltiples: conversar, saludar, concursar, llamar, quejarse, criticar, emocionarse. Cada vez más se hace evidente que la radío debe ser o parecer que es «en vivo». Múltiples temporalidades. La radio para narrar interviene la tem poralidad. Primero, el tiempo de la radio como referente-marca para organizar el devenir del día por sus llamadas de atención: flash infor~ mativo, la hora, la canción, el servicio social, el informe del clima, la sección de ... (Winocur, 2002: 144-145). Segundo, el tiempo-día~ si hay un medio que se adapta a la vida cotidiana ése es la radio, su asunto es encontrarse con las rutinas de sus oyentes, buscar estar en el modo de cada uno, expresar el flujo temporal de la comunidad de oyentes. El rítmo del día del oyente es convertido en el ritmo de la radio, un fluir que requiere de diversas velocidades, temáticas y suje- tos: informaciones para la toma de decisiones en la mañanita; más carde, lentitudes de hogar y oficina; al mediodía, acompañamiento de agenda pública~ en la tarde, más estilos de vida, salud, cultura, fa rándula; noche de infurmación, opinión. debate e intimidad. La na rración radial busca convertir el día en un juego de tiempos de escu cha, porque su éxito es construir hábitos de escucha. Un tercer tiempo de la radio es el estético: radio rápida que no da descanso a la velocidad urbana; radio lenta para los tiempos campesinos; radio que cambia de tema a cada minuto para las frágiles atenciones juveniles. Narrar en la radio es traba;ar sobre el tiempo buscando los tonos cer canos a los tiempos de la _escucha; un encuentro entre ritmos de vida, modos de escucha y tiempos de atención de los oyentes. La voz. El locutor es un mediador de los modos de comprender el mundo de la vida; mediación que se da por el lenguaje que usa, el to no, el ritmo, la textura y la sentimentalidad comunicada. La radio es comunicación breve e intensa, dramátíca, efímera, coyuntural (sin antes, sin después), en la cual la voz es el recurso más familiar y afec tivo. Así, es más importante el tono y el estilo del locutor que el con 163 r- Irnaginaci6n sonora. La radio es la narración para la imaginación sonora a través de silencios, ruidos, voces, músicas. Los recursos ex presivos de la radio buscan crear una vinculación afectiva y la cons trucción de una imaginación común. En este reíno de lo sonoro, la radio tiene como universo preferencial a la palabra hablada que se co. munica en un lenguaje corriente y sin formalismos, pero lleno de sentimientos; un lenguaje como de la vida cotidiana. «El uso del len guaje coloquial, del tono familiar, la calificación del problema en tér minos morales y la posibilidad de establecer comparaciones o parale los con situaciones conocidas o prescritas en los códigos de conducta familiares conectan un discurso con otro en el plano del sentido co mún» (Winocur, 2002: 147). f· f { .~. t' Contarlo todo. la radio habla de todo en versi6n de utilidad prácti ca. «Todo circula con la misma importancia: medicina, arte, naturis mo, sexualidad, historia y avances tecnoI6gicos»» (Winocur, 2002: 154). Esto significa que la radio está muy cercana a la vida de sus oyentes, ya que en la vida práctica todo se toma importante mientras tenga un significado existencial y un potencial práctico. Los temas y los problemas de los mensajes radiales serán significativos síempre y cuando aludan «a un imaginarío compartido»' por los oyentes; te mas que estén presentes tanto en las telenovelas como en los noticia rios, los mercados y las reuniones sociales siempre y cuando circulen y se transmitan en formatos narrativos comprendidos por los oyen tes. La recurrencia temática y narrativa sirve para garantizar la comu nicación, ya que «todos se sienten aptos para dar una opinión porque se sabe de lo que se está hablando y a qué códigos simbólicos refiere ... (Winocur, 2002: 149). Este contarlo todo es posible porque la radio tiene un modo de intervenci6n en la sociedad basado en la esponta neidad, la conversación y la cercanía culruraL «El proceso de locali zación de 10 global, particularmente en sectores populares, no depen de tanto de qué tan cerca o tan lejos esté el suceso desde el punto de 202 ______________________________________________ _ Narratlvas mediátlcas García. 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El vídeo nos ha liberado, ya nos permite a todos balbucear rasguños de pensamiento visuaL El vídeo es la cámara y la cámara es una «máquina semiótica» (Machado, 2000: 20), ya que posee potencialidades adormeddas o desconocidas que el realizador audiovisual inquieto acabará descu briendo, o aun inventando, para ampliar el universo de las posibilida 204 ____________________________________________ Nanatlvas medtá.ticas ~ Narrativas del video 205 iI) des de expresión e invención humanas. La cámara es un artefacto que está en todas partes registrando el devenir del mundo. El hombre de la cámara, propuesto por Vertov a comienzos del siglo xx> está en to das panes. La cámara es minímalista y desde lo pequeño revoluciona el acercamiento y la representación de la realidad; modífica menos lo observado; permite imágenes en mejores versiones de la subjetividad; es menos aparatosa; llama menos la atenci6n; obliga a una estética de contacto, de cercanía. Las nuevas cámaras de vídeo (digitales) se con vierten, entonces, en un valioso instrumento para producir más ver dad subjetiva sobre la realidad, ya que permiten al sujeto el trabajo en solitario, 0010 él o ella y su cámara pueden relatar la experiencia. Así, se genera un nuevo tipo de audiovisualidad y un nuevo estílo de reali zador de relatos. «Hay que buscar o deiar que pasen "las condiciones simbólicas de la maravilla, el milagro, la probabilidad y la verosimili tud [... ] dejar que actúe la fabulaci6n como forma de contar y la esté tica de los gustos de la época (Bux6 y De Miguel, 1999: 13). Hay que dejar que la maravilla mágica y milagrosa del vídeo actúe para plante ar, otra vez, las cuestiones de la libertad y de la creatividad en el con texto de una sociedad cada vez más informatizada y cada vez más de pendiente de la tecnología (Machado, 2000: 22): 1. ¿Qué es el vídeo? Cada época tiene su tecnología de liberaci6n, la nuestra tiene el vídeo. La expresi6n en el vídeo rompe con las imposiciones y los parámetros de la industria de la televisión y el cine. El vídeo promueve que haya una construcci6n personal a través de todas las posibilidades de pro ducción y creación que ofrece como tecnología y estética. Hi jo re belde del cine que se resiste a ser televisión y busca su identidad más allá de las formas audiovisuales heredadas. eso es el vídeo. «El vídeo no es arte, pero es un medio que puede ser utilizado para crear un pro ducto artístico (la estética de la imagen electr6nica). No es televisión, pero no puede ignorarla y debe buscarla para hacerla su medio o uno de ellos. El vídeo es un soporte de memoria popular» (Habich y Carri llo, 1994: 84). Por más libre que sea, el vídeo es vigilado por las pan- f: ~ ji tallas mediáticas. Por ejemplo. la televisi6n ofrece una pantalla me diática para distribuir los relatos vídeográficos; asimismo, los modos televisivos de producir imágenes, sonidos y relatos retoman y adoptan las creaciones del vídeo (Montoya, 2001: 108). El video. igualmente, ha ofrecido nuevas posibilidades al cine en el aspecto tecnol6gico y expresivo. El cine, a pesar de ser el modo au diovisual más antiguo y estructurado en cuanto a su contenido. a su lenguaje, a sus texturas, a sus movimientos de cámara, a su ilumina ci6n, a su sonido ...• ha pasado de ser el modo de expresi6n más respe tado y reconocido en el ámbito artístico a tener que ceder su lugar al vídeo como dispositivo de expresi6n más cercano al sujeto actual; un dispositivo que obliga a unas estéricas más cercanas, irreverentes, ca llejeras, cotidianas y comunicativas. Cine y televisi6n retoman las propuestas estéricas del vídeo y las incorporan en sus modos de na rrar; así, asistimos cotidiamente a los movimientos rápidos, poco cla ros; a las iluminaciones naturales y los sonidos espontáneos; a la vida como relato entrecortado y rasgado; a grabaciones minimalistas en equipo, relato y estética; a la obra de nuevos realizadores que rescatan la fragilidad y movilidad de las formas de vídeo en la producci6n de imágenes; a nuevas temáticas, más cercanas a la sensibilidad en di recto y sin mediaci6n. La forma vídeo se caracteriza por ser fragmentada. por expresarse en condiciones de velocidad, por permitir dív.ersidades audiovisuales y por responder a la necesidad que tiene el ser humano de hacerse vi sible en las sociedades en riesgo culturaL Retomando a McLuhan y su planreamiento de que los medios de comunicación son una exten sión de Jos órganos del hombre, me atrevería a decir que el vídeo es una extensi6n del alma, una forma de comunicar indecible propia del ser humano. «El vídeo, como dispositivo de expresión y creaci6n, se ha convertido en la producción cultural más actual» (Rincón, 2002: 102). El vídeo se asume como forma (no es un formara, ni un género, ni un medía... , es una sensibilidad buscando producirse) narrativa (no es una explorad6n estética, ni una musicalizaci6n de la vida, ni un registro de viaje, es una posibilidad de contar hisrarias). El vídeo como forma narrativa es un dispositivo para explorar las posibilida NIU'l1ItIYas del video Narrat.tva& mediáttcas 207 206 ____________________~____- - - - - - - - - - - - - - - - - - o des expresivas de las tecnologías en relación con las necesidades ex- ¡¡: 8,l!.. presivas del sujeto. t La forma vídeo (ni formato. ní género, ní medio) es una narradón i' creativa, ya que trabaja sobre nuevas temporalidades. sobre una di versidad de exhibiciones, sobre circulaciones de gueto, sobre sensibi lidades en busca de estéticas. Pero ¿cómo es el vídeo? Siguiendo a Habich y Carrillo (1994), el vídeo como dispositivo comunicativo se caracteriza por: • expresar una encrucijada de lenguajes y de tecnologías de la co municación, y encontrarse entre las artes de vanguardia y la cul tura popular de la televisión; • provocar sentimientos en lugar de presentar argumentos; • gestar una nueva forma de pensar; un pensamiento elaborado a partir de máquinas de ver que permiten una visión sin mirada, ex periencia sin represencación, espectacularidad sin representación; • ser un movimiento antitelevisívo al desmitificar su retórica, ha cer estallar sus estructuras Ytransformar sus modos de inscribir la memoria popular~ • producir cambios en las estructuras narrativas al adoptar formatos breves o extensos, contar sobre el flujo e intentar nuevas miradas; • reflejar la velocidad y la obsesión del homo zapping. quien mira la pantalla desde la velocidad del telemando. El vídeo es, entonces, una de las prácticas comunicativas más experi mentales y ensoñadoras del discurso audiovisual contemporáneo. Lo es porque no está preformado (ni por las tempocalidades, ni por el formato, ni por los géneros); en cada imagen busca su identidad, len guaje, forma y duración. El vídeo constituye el discurso por antono masia del bricolaje de los tiempos y el discurso que mejor expresa el flujo del presente Y la transformación del tiempo extensivo de la his toria en el intensivo de lo instantáneo. El vídeo es la forma que toma nuestro tiempo (Habich y Carrillo. 1994), Ytodo porque es: • una tecnología accesible, por los bajos costoS de las máquinas; • una máquina semiótica de fácil uso; • una forma accesible para realizar productos audiovisuales; • una forma que tiene una alta diversidad de usos dentro del «mer cado» audiovisual; • una forma que permite al realizador explorar diversos y subjeti vos modos de realidad; • un mecanismo expresivo que promueve la libertad~ • un lugar de reflexión audiovisual, por el potencial que tiene en la búsqueda de imágenes y el potenciaJ que tiene de adenrrarse en Ja cotidianidad. Hacer vídeo es mirar desde el deseo, crear sensaciones a través de la ex posición de miradas y perspectivas alternas que abren a otros significa dos y otras explicaciones. Imaginar sin tener en cuenta la casualidad, el espacio o el tiempo, atendiendo 0010 a la subjetividad del creador; cada idea es una invitación provocativa a la aventUra de hacer significar de nuevo la vida. Reflexiones para conectar circuitos nunca conectados en busca de sentidos no previstos. Las ideas son Percepciones simples, pe queñas verdades nunca visitadas. Interesa la subjetividad, un lenguaje no manifestado (Rincón. 2002: 105). Ideas que «liberan» la sensación de libertad y «experimentan» la experiencia de las imágenes. 2. La condición vídeo El vídeo recicló, revolvi6 e inventó para crear de nuevo 10 audiovisual: «Tomó algunas de sus técnicas de acumulación de lenguajes diferentes (cómic, pintura, medíos de infurmación, publícídad). la seriación y la repetici6n, la estrecha relación entre arte y tecnología, la confronta ción, la oposición y la mezcla de imágenes anacrónicas y de estilos con trapuestos, de diferentes épocas y lugares» (Habích y Carrillo, 1994: 85). El vídeo hizo estaJlar lo audiovisual y propuso un nuevo modo de enfrentar la narración con imágenes. Siguiendo a Cubitt (1991: 169 187), las condiciones que marcan al vídeo como narración son: Una estética imperfecta, una mirada que cambia en cada expo sición, una condición imperfecta. El vídeo, como dispositivo de lo simbólico, forma parte de la producción de la historia y no puede 208 Narrativas medW:lcas permitírse proclamar eternidad en sus produccíones como hacen otros medíos simbólicos (la pintura, el cine, la fotografía ... ), sino que su naturaleza es la «pérdida de generaciones», ya que su materialidad se mueve y se pierde poco a poco cuando se edita, se copia. se emi te, se ve ... Su material se degenera con cada visionado. y, aunque es to ya no sucede en lo digital, el vídeo siempre propone otras maneras de ver en cada visualizaci6n; asi, la ~de-generaci6n» constituye un acto de significar en el hecho de ver. U na narraci6n improbable, un significado incierto, una condi ci6n de flujo. El vídeo es un proceso de 4<devenir siendo», un fluir permanente sobre 10 sensible. un énfasis en el catácter de precariedad de sus modos de significar. Esta debilidad de sentido se convierte en virtud al elevar su potencial de «devenir .. otros significados. El vídeo no tiene como horizonte de pensamiento la «autorreflexi6n», 10 cual hace muy bien el ser humano de manera consciente, racional y mosó fica~ el vídeo enfatiza el «autocuestionamiento», la pregunta por cómo venimos siendo producidos por nuestra lógica cultural; por si venimos siendo, por qué forma toma nuestro caos subjetivo y públi co. El vídeo eleva a pregunta la manera como somos producidos me díáticamente en las sociedades de la conformidad. El vídeo enfatiza como condición de narración el flujo de formas y significados. U na narraci6n de individuo, una búsqueda por fuera de lo me djático, una condici6n de resistencia. los medios de comunicación de masas homogeneizan y crean una comunidad-en-secie de perpe tuos conformes;. una diversidad de relatos para pax:ludr el registro de lo mismo. El vídeo se resiste a ser lo mismo e insiste en descentrar la individualidad como condición necesaria para la democracia mediáti ca, lo cual logra cuando reconoce un nosotros en la diversidad rebelde; un nosotros en el cual la subjetividad da potencial a la existencia del placer. El vídeo expresa la necesidad de involucrarse pasionalmente en la producción de imágenes por fuera de los medios de comunicación de masas. El vídeo está para ayudarnos a subvertir el orden. Intervenir el tiempo para imaginar la libertad, una condici6n de incertidumbre. El signo de nuestra época es ser sobrevivientes: ., f: ~ ~ Narrativas del video r-------------------~~~---------- ____ 209 «Sobrevivimos a la Muerte de Dios, el final de la ciencia, el declinar de Occidente, el desastre ecológico» INos queda como alternativa volver a recuperar el carnaval], esa especie de danza macabra que trata de reclamar un sentido de lugar en el mundo en medio del anonimato de las calles. Celebrar el sobrevivir. hacer de lo que habi tamos un hogar. Aquí es donde el vídeo tiene una tarea increíble: re vertir la tendencia, convertirse en el hogar del carnaval. [Siguiendo a De Certau], el vídeo es la posibilidad de intervenir el tiempo para fundar un lugaraut6nomo» (Cubitt, 1991: 172). El vídeo, como to do medio de comunicación, debe ser «específico de su tiempo y lu gar, debe reconocer los parámetros de esa especificidad y construir sus estrategias para producir su identidad» (Cubítt, 1991: 173). La televisi6n se propone a sí misma como el eterno presente, mientras que el vídeo diluye este propósito y lo convierte en imposible. El ví deo, la alternativa al eterno presente televisivo. No es el simulacro de Baudrillard, sino el proceso y el devenir vJdeo (el hecomirlg), la ne cesidad urgente del sujeto de producir memorias, historias, imáge nes. Nuestras memorias nos pertenecen y nosotros tenemos el encar go de crearnos y creernos hiscorías; el video nos permite hacer otra historia. El vídeo es un proceso audiovisual de contradicción, rene gocjaci6n y disputa entre Jo biográfico y 10 ideol6gico. Una imper fección, una incertidumbre, una estrategia para la libertad desde lo audiovisual. Somos diferentes, tenemos estéticas diversas, una condici6n comunicativa. El trabajo en vídeo versa sobre la diferencia, eJ diálo go, el Jugar en el mundo yel tiempo, sobre el hacernos imágenes. El vídeo inserta la posibilidad de la diferencia-sensible como expresión (lJámese mujer, gay, ecológico, étnico, sexuaL.) en el universo ho mogéneo del poder, lo-legítimo, lo-contado (llámese blanco, occi dental, hombre, ilustrado ... ). Ese intervenir desde la diferencia se instala en la medida en que la tecnología vídeo (cámara-edición) crea nuevas posibilidades de diálogo entre sujetos (entre los Otcos y entre los sujetos y las máquinas). Así, como lugar de comunicaci6n, pro porciona nuevas relaciones (Cubitt, 1991: 176-177): • NarratilraS medlAtlcas 210 ________________________- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - "~ • Una relación narcisista entre quien produce y lo producido: «so- I!.. g mos las imágenes de nosotros mismos». • Una relación de frustraci6n Y caos, ya que quien produce no pue- . de controlar el proceso de «devenir en imágenes». • Una relación de apoderamiento: sólo basta una cámara para mo ver el mundo, «podemos producir nuestros propios reconoci. t mientos». • Una relación expresiva en el «tratamiento» de las imágenes: «las imágenes son el material expresivo». • U na cultura estétiOl del proceso donde se construye un sentido evanescente y se alaba la desaparición de lo fijo, una «comunica ción del flujo». Narrativas del vídeo ~ 211 El vídeo sirve a todos f todo lo puede, todo lo cuenta. Más allá de las temáticas institucionales, los contenidos del vídeo son libres para que quien use la cámara dé a conocer sus ideas acerca de lo que siente o c6mo ve la vida, la sociedad, la cultura. Cada uno tiene la libertad de qué contar y cómo contarlo. Cualquier individuo puede hacerse vídeo, ya que las posibilidades técnicas del mismo permiten diversas formas de comunicaci6n según los intereses de cada sujeto. Así, las cáma ras de vídeo son un instrumento para comunicar y liberar el sujeto ex presivo. A. nivel temático, el vídeo ha permitido que la gente común cuente su cotidianidad y su memoria, llamada recumJo o alebracitin. El vídeo es, entonces, una forma audiovisual con alto grado de libertad, ya que cada sujeto puede contarse a partir de la experimentación del sí mismo hecho cámaras, temas, formas, narraciones. En esta perspecti va, el vídeo tiene mucha diversidad de contenidos y estéticas: 3. Formas vídeo El vídeo se resiste a ser clasificado. Es uno y muchos a la vez. Tiene múltiples formas de hacerse visible. Los interesados en estudiar esta forma de expresión han realizado numerosos listados de los tipos de vídeo. pero hasta ahora no hay una definitiva. Aquí va un nuevo in· tento, que nombra las más conocidas formas que toma el vídeo: El video es un acto de fe en la tecnología. lA narración videográfi ca está determinada por sus diseños tecnológicos, que son los que enarcan las estéticas y las expresividades del vídeo. Desde la tecnolo gía. el vídeo es un formato de producción audiovisual que se caracte riza por el fácil acceso que se puede tener a las cámaras debido a sus bajos costos Y a la fácil manipulación que tienen por su pequeño ta maño. La tecnología del vídeo ha impregnado todos los campos de la vida y ha producido memorias, ha determinado estéticas según la marca (la estética canon o panalonic). El vídeo revolucionó todas las pasibles maneras de expresión del sentimiento humano porque hizo de la tecnología una estética; cada marca y cada equipo tiene su esté tica incluida: somos Hí-8, digital. 3CCD. Sony, )Ve, Panasonic. So mos producidos tecnológicamente a «la imagen y seme;anza» del equipo que utilizamos, Focmaque toma. el video Ca.nu::terfsdOl fi.mc:lameAtal Vídeo publicitario El vídeo se U'I& p!VIl ofru.er infunnaciÓfl Y promover productos, servicios y eventos desde una 16gica de mercado. Videodip Producro que retoma y reinvellta la música lliguiendo las 16giCllS del mercado y los ímperativlJI!i de la íruJusnia del entretenimiento. Narrar la música siguiendo necesidades y exigencias del mercado; tendencias del gusto de moda; duraci6n acotada; intenciones definidas segtín el tipo de música. Así, mientras las refel'rl:lCi.u de saIw. muestran al pelo bartis6n seducror, el fi"P ilumina con los movímientos Blicney Spe¡us y en los 1r:X __ nIJI!i enronrl:'lU"DO$ con WlII elegía al e'.II:CesO. Vídeos temáticll& Vídeos que se rsliun con una 16gica de contar ulUll:e.ll"lática específica, y en los que poco ímpona el ámbito ap.r:!$Ívo. Aquí caben 106 vídeos institucionales, educativos, ecol6gicos, feministas". Videovigilancía Cámaras en ponerías, al.nw:enes, comisarías. La cámam como ojo (vigilancia y control) que ve y registra para descubrir a los indeseables sodales. Cada vez más, nuestras ciudades se estiUI convirtiendo en escenarios tegiStrados donde hay que actuar de conformidad con la ley «aparentando estar en televisión". Vrdeo<."'IIRro La cámara romo dispositivo de registro de la vida familiar y las rorm¡as de viajar como turistas, Memoria electr6nica de los rituales familiares. Insuumento para tIUlI'ClII: los tiempos a través de fiestas, reuniones o acontecimientos familiaRs, viajes 'f momentos memorables de la vída de las peCSOD.ll$, Vídeoane El vfdeo hecho por arti¡;ras. Expresión de auror. La expresión dd sujeto televisiva, la comodidad del televidente y la sociedad del consumo. artista se hace vídeo para cuestionar la unifOrmídllAi (amtiÓ4 enpág. Jig.) • 212 Narrativas del video r Narrat\Va.S mediátlcas 213 el> - Forma que roma el vídeo Característica fundamental Videoexpresión SI vídeo como IIICto de comunicación, lugar de Iiberaci6n y artefacto narrativo. No busca ser arte, sino expresión pura; su intención es desvelar cómo viene sIendo cada uno; su potencial, posibilitar el becoming de cada ser-expresión. Aquí $1: busca construir modos de expresi6n que pretenden dilucidar y comunicar las resistencias y los modos de la subjetividad contemporánea. J fi imagen y el sonido se adentraran en un nuevo devenir expresivo, má- giro e irónico. Aunque las construcciones narrativas no eran de su in terés, el uso que dieron a la música para superar la decoración o la ambientación y la fusi6n entre la escritura y la imagen (superposi ción de textos, de idiomas, fragmentos de letras) llevaron a una refle xión sobre las construcciones narrativas videográficas. Qué y cómo coorar con el video son y seguirán siendo preguntas a resolver. A par tir de la necesidad de dar al vídeo un carácter distinto al de registro, se usa como una forma de intervención en la sociedad del símbolo. El videoarte explora las pOSibilidades expresivas de la tecnología en ce· ladón con las necesidades artísticas del sujeto realizador y con una afirmaci6n frente a la sociedad. ~ ~. El vídeo es un espejo de cómo venimos produciendo referen tes en la sociedad. El vídeo es una representación de subjetivida des. El vídeo pone el énfasis en el yo.sujeto-que-realiza y trata de preguntarse por ¿quién tiene derecho a representar a quién? Esta pregunta antropológica permite reflexionar sobre la autoría, la au toridad y la autenticidad de la representación. Desde ahí surge la reflexión sobre la relación que se construye entre el realizador y la persona o realidad que es contada. «Superar el paradigma positi vista de la realidad empírica y pasar a un enfoque constructivista y de selección visual de la realidad ha supuesto apostar por la conti nuidad entre sujeto y objeto y la discontinuidad entre lo real y la apa riencia, la autenticídad, la autoridad y la autoría, y, frente a la precisión de la versi6n única, incorporar la ambivalencia y la ambi güedad de las versiones múltíples» (Buxó y De Miguel, 1999: 5). La representación consiste en producir significados culturales y por eso encontramos vídeos «autoritarios», de registro, expresivos. sub jetivos, liberadores, ideológicos, de ensayo. El vídeo desvela modos de representación social. El vídeo también narra y quiere encontrarse con la sociedad. Como expresión, el video no se contenta con la emodonalidad tec nológica, la afirmación del sujeto o la rebeldía ante la industria tele visiva; busca ampliar los accesos a las pantallas, intenta traducir nuevas estéticas desde lógicas no exploradas, como las étnicas y las femeninas. y todo con un objetivo: narrar, conectarse con la socie dad, comunicar otras estéticas, otros mundos. La videoexpresión es un dispositivo para contar historias en versión propia, sin ser artista ni mercader de videoc1ips. La expresión obliga a partir de los límites y las potencialidades de la estética y la tecnología vídeo pata, desde ahí, crear un relato que genere encuentro con las audiencias. La vi deoexpresión privilegia la autonomía del sujeto y la necesidad de cada uno de ser-expresión. Frente al video que quiere vender (publi citario), al vídeo que mercadea la música y fragmenta la realidad simbólica (clip), al vídeo que busca transmitir saberes y temáticas (educativo e institucional), al vídeo que vigila y controla la vida pú blica en la sociedad (seguridad), al vídeo que registra la vida íntima y an6nima (casero), la videoexpresión quiere comunicar: no preten de construir arte, sólo desea permitir al sujeto expresarse, consti tuirse en relato, hacerse visible desde su devenir estético, existencial y comunicativo. El vídeo se hizo Arte y cambió las vísualidades. Las inquietudes sobre si el vídeo debía ser sólo una forma de registro y búsqueda de otros usos hizo que pronto naciera el videoarte como un modo de in tervenir las imágenes audiovisuales y las realidades mediáticas para producir nuevos sentidos, disfrutes e ironías. Los artistas imaginaron las potencias creativas de la tecnología e hicieron posible las rupturas con la homogeneización industrial del cine y la televisión. Estos in novadores, que tienen como guro a Naim J une Paik, hicieron que la i 1. 214 ____________________________________________ Nanativas med1áticas 4. ¿Cómo narra el vídeo? Las condiciones del vídeo permiten expresar la pluridimensionalidad de la vida actual de manera creativa e imaginativa al convertir en CtÍ terios narrativos al sujeto y su experiencia de registro-juego-inven_ ci6n. ¿C6mo narra el vídeo? El límite expresivo es uno mismo. El vídeo permíte que el creador plasme su subjetividad cotidiana: no hay ningún tipo de censura, como sí podría ocurrir en televisión. El realizador cuenta desde sí mismo. Su límite expresivo es quien cuenta. Así, el primer criterio narrativo es la honestidad con uno mismo, evitar el propio fraude. La búsqueda expresiva es por el propio lenguaje. El vídeo no es un formato para contar (telenovela, noticiero, documental); tampoco es un género (melodrama, suspense, comedia ...), ni un medio (cine, tele, prensa) ... Es una mezcla de todas las formas de contar audiovi sualmente al servido de la subjetividad contante. Por lo tanto, está hecha de la mezcla de todo, siente la pulsi6n de buscar su propio len guaje. Mover la cámara, la perspectiva, la mirada pa.r1l contar la flui dez de la vida. El vídeo asume el espacio y el tiempo de manera in formal, dinámica y heterogénea para mostrar el carácter abierto, or gánico e imprevisible de la vida. La fluidez permite al realizador audiovisual descubrir aspectos insospechados de la realidad y crear obras, sonidos, universos y tiempos que ofrecen una dimensión casi total de la experiencia. No interrumpe; persigue el fluir de la vida. En busca de tiempos subjetivos y novedosos. En el vídeo, la ac ción no se despliega necesariamente en la sucesión cronológica, sino en la duraci6n establecida por el realizador, con lo cual cada parte de la obra adquiere la importancia que se le quiere dar, 'cada tiempo es subjetivo y novedoso aun en la reiteración. El vídeo rehúye la lineali dad de la narrativa convencional; lo cual no quiere decir que gane la Narrativas del video 215 complejidad, sino que busca un tiempo de relato propio. una ima gen-memoria evanescente. Un flujo de instantes, de ausencias. de in tersecóones en tiempos muertos. La profundidad de la realidad está en lo sonoro. Mediante voces humanas, músicas, sonidos de ambiente, silencios, cuidas y efectos sonoros ... El vídeo amplía los movimientos anímicos y recalca la pro fundidad de la realidad, esa sonoridad perdida por los relatos del cine y la televisión; lo sonoro se convierte en experimento de densidades inéditas. en un oír nuevo. Narración de cercanía, cámara que se inscribe en el cuerpo. El vídeo brinda la posibilidad de mirar donde normalmente no se mira. Hoy en día, a pesar de no existir unos parámetros para el movimien tO de una cámara de vídeo, es indiscutible que se puede hablar de movimientos propios del vídeo marcados ¡>or el cuerpo, la cercanía, la tecnología, la marca de la cámara. Nos movemos con el cuerpo~ la cámara desvela desde el cuerpo. La suciedad 'Visual, la experimentación de texturas, la expre sión estallada. El vídeo, por el hecho de tener una sensibilidad elec trónica, tiene una textura específica: poco profunda, sin posibilida des de juegos de campos ni de producción de diversidad cromática; poco artística en la íconocidad de su imagen. Su potencial está en su capacidad y versatilidad para comunicar Jo cotidiano callejero e ines table. Su estética es la Jlláedad visual. Su irreverencia, la posibilidad de contarlo todo, lo que sea. Su mayor rebelión está en la libre mani pulación que se puede hacer de las texcuras electrónicas desde la cá~ mara yen el sistema de edición; las experimentacíones que se pueden producir son infinitas. Así, las texturas son uno de los campos de búsqueda expresiva más atractivos del vídeo. Libre de tiempo, todo dura lo que debe durar. La duración del vídeo es totalmente libre: puede oscilar de 10-15 segundos a horas, dependiendo de la historia. el sentimiento, la situación expresiva o el • 216 _______________________________________________ NarrattvaS medlAtlcas ~ Narrativas del video 217 6 lf evento. Su duración no está sujeta a un reglamento de emisión, como sí ocurre con la televisión o el cine. El tiempo es el de la propia subje-. tividad. El vídeo significa desde y en la participación de quien ve. La participación es una cualidad llamada cuarta dimensión de la experien cia: se incorpora al vídeo, atrapa la voluntad de los espectadores para que intervengan en la obra por medio de la visión y el movimiento físico. Cada uno deviene lo que quiere, cada cual puede hacerse imá genes en la producción y cuando las mira. Las imágenes son lo que cada uno quiera hacer, obligan a salir la cómoda posición de espec tador para ganar la densidad de la incomodidad o el disfrute. La producción y realización del vídeo reconocen que la tecnología es asequible a cualquier individuo, que los hijos del vídeo encuentran en este dispositivo un lugar para convertirse en relato, que esta tec nología deja de ser un aparato para llegar a ser una máquina semióti ca ilimitada de posibilidades expresivas, con estrategias de visibili dad y de maneras de hacerse. Narrar en vídeo significa: • • • • Intervenir la imagen audiovisuaL Enfatizar el sonido como lugar narrativo. Narrar con la escritura, escribir la imagen. Reflexionar sobre las construcciones narrativas y los tiempos de narración. • Explorar nuevos formatos de producción que jueguen entre el do cumentO tradicional y el ensayo personal. • La narración sentimental y conceptuaL • La produccíón palimpsesto o hipemarración: colección de frag mentos, prácticas de lo heterogéneo, lo fragmentaría Y lo azaroso. • Una gramática digital autónoma para la producción de mundos • nuevos. El contenido s610 existe en cuanto se diluye en la forma. ~:I!. ¡: ir 5. Videosubjetividad El vídeo es la práctica comunicativa que imagína que todas las subje tividades poseen un potencial expresivo siempre diferente; permite cuestionar la idea de que somos masa, oblíga a innovar para no que dar presos de las industrias audiovisuales. El vídeo es una estrategia a mano para producir subjetividad, para desvelar si tenemos qué con tar, para conocernos y saber qué somos en y desde lo que contamos. La expresión no es sólo una característica inscrita en el dispositivo videográfico, sino un horizonte de experimentación y de inrerven ción para que el vídeo Hegue a tomar autonomía por sí mismo (ví deo), más allá del adjetivo que le da identidad (bien sea videoarte, vídeo casero, videovigilancia, videoclip ... La narración en vídeo reco noce otra forma autónoma de contar el conocimiento enfatizando el sí mismo a través de la exploración de la cámara, donde el sujeto pro ductor se confunde a sí mismo con lo contado, donde la cámara per mite a quien mira y a quien es registrado encontrar una imagen cer cana a Jo que uno es. El vídeo, como búsqueda audiovisual de la propia subjetividad, es un devenir en imágenes, un llegar a ser audio visual. El vídeo como exploración de la subjetividad. para que exista como modo propio y autónomo, exige unos criterios narrativos. Aquí me atrevo a imaginar algunos: Afirmar el yo. El vídeo surge como una pulsión individual por na rrar en ímágenes. Así, se debe privilegiar el lugar del sujeto como pumo de narración. Atreverse a convertir la cámara y la edición en un experimento sobre la propia subjetividad. Buscarse para encontrarse. El realizador debe poner «en conflic to» sus saberes previos y aventurarse por el viaje de exploración que significa encontrar las formas que tiene y toma la realidad y la subje tividad. Hay que atreverse a romper con lo conocido y posibilitar las nuevas narraciones aún impensadas en el dispositivo tecnológico y en el mundo como lugar de historias. , I 1 • 218 ____________________ Narrativas medllitlcas ______________ ~~ lI'l No traicionar la intuición. Si bien cualquier tema puede funcionar a la hora de reflexionar en torno a uno mismo, lo importante es que el relato responda a una inquietud personal y al deseo de libertad, a una estética cercana al gusto del realizador. En el vídeo, ]0 importante es el proceso que el individuo tiene a lo largo de la realización del mis mo, que le sirva para dar respuesta a preguntas personales o que, al menos, le plantee nuevas preguntas, y que se sienta tranquilo de ha cer lo que quiera con la cámara. Todo pasa, todo existe, todo es posi ble con una cámara de vídeo. La búsqueda personal en torno a cualquier tema o inquietud que tenga el realizador. El proceso de construcción del vídeo debe ser en un alto porcentaje un trabajo individual de constante reflexión y de mucha atención a las intuiciones y las sensaciones que el realiza dor va experimentando a medida que piensa cómo llevar a cabo su objetivo, debido a que en el proceso puede ir descubriendo cosas de su personalidad, del mundo interno y, también, externo que desco nocía. La forma del vídeo viene impuesta por la experiencia de hacer el vídeo. Hay que asumir la realizaci6n de vídeo como un medio de liberación del individuo, de los sentimientos de los que se está he cho; hay que dejarse llevar y utilizar cualquier tema que se elija como punto de partida para esa liberación. El resultado del proceso de rea~ lizar un vídeo será que éste habrá tomado su forma propia en cuanto a estética y narración, y ahí el realizador se podrá ver como en un es pejo. Yo soy mi video. La imaginación videográfica está intervenida por la sociedad. Hay que reconocer que somos el resultado de una serie de imposicio nes, reglas y normas que se verán reflejadas en la realización del ví deo. El vfdeo, como proceso de producción de la subjetividad, oos lleva a tomar conciencia de nuestros propios límites. Nos permite in tervenir en nuestra vida, y pensar en la socialización, la tradición y la expresión que tenemos inscritas en nuestro seco Cuando hacemos ví- Narratlvas del video J,! '" [ :¡¡ ~ ;ii E' ~ Q\ 219 deo, aparecen las huellas de la la televisión y el cine que hemos visto, los manuales leídos, la educaci6n audiovisual recibida. las furmas en que hemos sido producidos se reflejan en la manera de utilizar la cá mara, en los modos de editar, en las exhibiciones de nuestros miedos y fracasos estéticos. La espontaneidad expresiva en flujo permanente debe ser posi ble. Para que con la realización de vídeos los individuos logren alcan zar sus objetivos personales, no debe haber una intención permanente y desesperada de ser y hacer algo dístinto, innovador, alternativo. enigmátíco; el proceso debe ser espontáneo, casi natural. Esto quiere decir que el vídeo, como dispositivo de resistencia, debe ser utiliz.ado con la audacia del reconocimiento, pero también que no por mucho exhibirse se va a ser más honesto. La búsqueda de una estética para ca da producción debe ser la regla de cada producto videográfico. La realidad es un espejo. El vídeo hace pensar en la producción de la subjetividad, en la necesidad de cambiar la cotidianidad, de refle- xionar en torno a la libertad y sobre sí mismo. Si el vídeo produce subjetividad y !íbera al individuo en el relato contado, los sujetos re gistrados y los sujetos que se dedican a él encontrarán en el vídeo un espejo de sí mismos. El vídeo, como modo de contar, es un acto de comunicación en la medida en que reflexiona sobre las maneras de percibir y representar la sociedad y constituye un dispositivo de expresión para preguntar se, desde versiones subjetivas. por el sentido colectivo. El vídeo bus ca construir modos de narración que permitan al sujeto-individuo comunicar y encontrarse con un sujeto-colectivo. El vídeo desvela las resistencias y documenta los modos de la subjetividad contemporá nea. El vídeo, en cuanto libera su expresión, desoculta exiS[encias e interviene en los modos propios de hacer cultura. El vídeo es libre en la medida en que no requiere el rigor de la descripción documental. no quiere responder a preguntas académicas, no busca ser arte; sólo quiere mostrarse como un espejo diverso e inestable de la constiru