Historias de cuevas, culebras y diablos

Transcripción

Historias de cuevas, culebras y diablos
Historias de cuevas,
culebras y diablos
Agua
Así soy yo
Campo y campesinos
Comida y recetas
Conejo y Coyote
Creencias, dolencias y remedios
Cuentos de animales
Cuentos de engaños, para hacer reír y fantásticos
De la cuna a la tumba en las comunidades
Historias de cuevas, culebras y diablos secretaría de
educación pública
Gigantes, duendes y salvajes
Historias de cuevas, culebras y diablos
Historias de espantos, seres que se transforman, tesoros
escondidos y matrimonios engañosos
Las comunidades. Fundación, historia, percances y festejos
Maíz
Oficios y ocupaciones
Orígenes y dueños. Por qué son así algunas cosas
del mundo y cómo otras suceden en el monte
Refranes, adivinanzas, acertijos, trabalenguas, juegos
y chistes
Versos, arrullos y canciones
De las cosas
que se cuentan
secretaría de
educación pública
Historias de cuevas,
culebras y diablos
Directorio
Emilio Chuayffet Chemor
Secretario de Educación Pública
Alma Carolina Viggiano Austria
Directora General del Consejo Nacional
de Fomento Educativo
Alejandro Verde López
Director de Administración y Finanzas
Martha Beatriz Rivera Fernández
Directora de Educación Comunitaria
e Inclusión Social
Fernando Rojas Espinosa
Director de Planeación y Evaluación
Marco Antonio Mendoza Bustamante
Director de Comunicación y Cultura
Marco Antonio Hernández Martínez
Director de Cooperación con Sociedad Civil
y Organismos Internacionales
Katy Villarreal Saucedo
Directora de Asuntos Jurídicos
Silvia Arleth Austria Escamilla
Directora de Delegaciones y Concertación
con el Sector Público
Fernando Sánchez de Ita
Titular del Órgano Interno de Control
EL Consejo Nacional de Fomento Educativo
agradece a Mauricio Gómez Morín y a Chac
por la asesoría y dirección general de los
talleres de plástica. Asimismo, reconoce la
labor de Felipe Ugalde Alcántara, Alejandra
Eugenia Gutiérrez Aldana, Lydia Andrea
Gutiérrez Aldana, Roberto Martínez Martínez,
Guillermina Aragón Rivas, Antonio Ramírez
Intzin, Ana Patricia Martos Enciso, Carolina
Hope Sánchez Mejorada, Sebastián Santis
Gómez, Germán Ponciano Vargas e Isaac
Hernández, coordinadores regionales de dichos talleres.
También agradece la valiosa colaboración de María de Jesús Salazar Muro, Martha Fabiola Torres Muñoz, José Carmen
Díaz Miguel, Ari Hida Pazos Macías, Germán Valdivia Pueyo, Rosa María Daffunchio,
Virginia Tenorio Sil, Pascuala Sánchez Hernández, Jaime Robles Pineda, Francisco
Javier Félix Valdez, Rocío Casariego, Héctor
Solís, Feliciano de Jesús López, Antolín
López Mendoza, Claudia Huitrón Acosta y
Antonio Gil Zurita, por su participación en
el proceso de investigación.
Historias de cuevas,
culebras y diablos
De las cosas
que se cuentan
Historias de cuevas, culebras y diablos
Edición
Consejo Nacional de Fomento Educativo
Adaptación
Elisa Ramírez Castañeda
Diseño
Cynthia Valdespino Sierra
Ximena Pérez Viveros
Coordinación editorial
Pedro Antonio López Salas
Rodolfo A. Montes Martínez
Primera edición (versión electrónica): 2013
D.R. © Consejo Nacional de Fomento Educativo
Insurgentes Sur 421, edificio B, Conjunto Aristos,
col. Hipódromo, CP 06100, México, D.F.
www.conafe.gob.mx
ISBN (Obra completa) 978-607-419-260-5
ISBN 978-607-419-269-8
IMPRESO EN MÉXICO
12
De las cosas que se cuentan…
16
17
Ch’en Ajtealjá
El túnel de Ajtealjá
18
19
Tlatoli tlen yiwekauitl
La cueva de los jabalines
20
21
Ti men un sexe
El hombre perdido
22
23
Ñatansha cruxi
La cruz cortada
24
25
Mba’al nií ra’jp gahdx ihjc
La culebra de siete cabezas
26X-Tabay
27 La X-Tabay
28
29
Te pukl
El diablo sombrerón
30
31
Má’í sal
Cerro del Diablo
34
35
Toib xho ne toib buin dxaab
El señor y el diablo
Índice
10Presentación
36
37
Ja’ jä’äy mëta’ mëku’
La persona que caminaba de noche
38
39
Li xpoxil li k’ux ch’ute
El hijo del diablo
40
41
San Miguel wanikal
San Miguel y el diablo
46
47
En Zaragoza io t sexi kunda’u
El saco del diablo
50
51
Jem dyablu i jem yaachapaps
El pobre y el diablo
54
55
Se telpokatl iuan inantsin
El yerno del diablo
60
61
Li a’mtel yu’un vokolale
El jornalero del infierno
62Bindxab
63 El diablo sin pies
64
65
Nhñu ‘bede ya johodo ner tz’ithu
Los tres hermanos y el diablo
66
67
Te une y te yatzibü
El niño y el diablo
68
69
Takaam tsaj tëjk
La promesa sin cumplir
70
71
U tsikbali’ k’aak’asba’a
Cuento de una bestia
72
73
Su’usi, tee ji tachi
Dios y el diablo
76Glosario
78
Índice de escritores
82
Listado de ilustradores
Presentación
Tu idioma es la casa de tu alma.
Ahí viven tus padres y tus abuelos.
En esa casa milenaria,
hogar de tus recuerdos,
permanece tu palabra.
Jorge Miguel Cocom Pech, escritor maya
Las historias surgen para ser contadas. Se cuenta lo que se ve o lo que
otros han contado. Hacedores de las Palabras son eso: historias tramadas
en el hilo del tiempo con palabras que tejen el testimonio escrito de un
legado cuyo valor es incalculable.
Los autores, los hacedores de las palabras, son niños indígenas de diversas regiones del país que, en sus lenguas, cuentan y con ello conservan la
herencia cultural que poseen: lo que viven, saben y ven.
La serie Hacedores de las Palabras consta de 18 títulos, cuyos temas son
las fiestas, los trabajos, los animales, las leyendas, frases y refranes conocidos en diversas comunidades del país. Los más de quinientos textos contenidos en estos libros fueron seleccionados en dos concursos que el Consejo
Nacional de Fomento Educativo promovió para reunir las voces de niños
hablantes de alguna lengua originaria: náhuatl, kiliwa, maya, chol, rarámuri,
zapoteco, tzotzil, mixteco, etcétera. Cada obra refleja, en la heterogeneidad
de sus lenguas, formas afines de interpretar el mundo.
Después de once años de su primera publicación, el Consejo ofrece ahora
(2012) una segunda edición de la serie para continuar el reconocimiento
a este invaluable trabajo. Como en la primera, se respetaron las formas de
expresión escrita que los hablantes originarios de las lenguas indígenas
consideraron adecuadas, así como las traducciones al español llevadas a
cabo, casi todas, por ellos mismos. Las ilustraciones que acompañan los
textos surgieron de los talleres de plástica organizados expresamente para
la primera edición de este material.
Sirva, pues, Hacedores de las Palabras como homenaje a todos los
mexicanos poseedores de la riqueza de una lengua originaria.
Historias de cuevas, culebras y diablos
11
De las cosas que se cuentan…
Las cuevas son la boca del inframundo, del lugar que a
veces se llama infierno, de donde pocos o ninguno regresan. Quien entra y vuelve no puede contar mucho,
porque no puede seguir vivo sobre la tierra. Por lo que
se alcanza a saber, las cosas allá, a pesar de ser parecidas, son en el fondo muy distintas. Quienes estuvieron
allá un instante, regresan y descubren que aquí han
transcurrido muchos años; los que acarrean oro se encuentran acá con un saco lleno de hojas secas o carbón.
Bestias, culebras y diablos habitan los túneles y cuevas. A veces estos seres andan entre nosotros, pero
siempre acaban llevándose a quien no cumple sus promesas, los reta o cuenta sus secretos. Se les topa por
accidente, llamándolos o haciendo pactos; pero el trato
con ellos es siempre difícil, aunque sea accidental.
Las historias de diablos y seres malignos se cuentan
de noche, en voz baja, a la luz de las velas o de la hoguera, para asustar y advertir, para jugar y divertir. Porque...
¿a quién no le gusta asustarse, aunque sea tantito?
16
Tzeltal
Ch’en Ajtealjá
Hacedores de las Palabras
Jun k’aal ay la stsob sba joeb mamaletik bajt’ik la yilik jun
ch’en te nopol ay ta lum Ajtealjá.
Jich la te mamaletike bajtik laj lea’ te ban ti ay te ch’en, chapalik
ta beel sok sk’ajk’ik k’alala k’otik ta ban ay te ch’en nailaj la
sp’isik sitik te mamaletike, te k’ala mat’o oxch’ik ta
yutil te ch’en, in ts’in te joeb mamaletike,
och’ik la beel tsiín ta yutil te ch’en.
Najt’ laj baemikixaa te kalal la
staik makel ta olil ch’en. Ay la
mach’a awun lea ta bantí
yutil te ch’en “jich la yal”
max k’axatikix le a meto ay
laj mach’a xi te bantí yutil
ch’en.
Jich yu’un ja te’ joeb
mamaletike k’axikto la
be’el malaj xiwik yu’un
jich laj maba ya xbenikix
najt’ jam be’el te tite
ch’en, in te mamaletike
mala sn’a bantí bajt’ikix
na’t jamla beel te ti chen,
bajtík tsiín yu’un bujum
tiknax te bajt te ch’en.
Jich te mamaletike
xiwiklaj sutik laj te lokel
jich laj te yayejibal jun ch’en.
Un día se juntaron cinco viejos para ir a ver un túnel que
queda cerca de la comunidad de Ajtealjá.
Y así los señores, curiosos de conocer el túnel, alistaron sus
linternas para poder ver, y al llegar al túnel lo primero que hicieron, antes de entrar, fue persignarse.
Entonces entraron y comenzaron a caminar. Ya habían
avanzado mucho cuando una voz les gritó desde dentro del
túnel: “ya no pasen”.
Los señores se detuvieron y aunque ya habían caminado
mucho se regresaron a su casa; tomaron otro camino dentro
de la cueva, porque seguía.
17
El túnel de Ajtealjá
Historias de cuevas, culebras y diablos
18
Náhuatl
Tlatoli tlen yiwekauitl
Hacedores de las Palabras
Yiuekauitl itech no altepetl
otlapanok tlamouisoli itech se
ostok tlen itoka “Kachtitla”.
Okajka tlakame tlen
okintemouaya tekuanime, se
tiotlak oyake itech ostok iwan
okitake miak kopitzome iwan
se okimiktike, pampa okajka
miake itech ostok iwan ikon
okixotlaltike kuauitl pampa
makisakan kopitzome o
mamikikan. Okse tonali oyaki
ika yehwan, otlachiato xoch
omike tekuanime, ikuakon
okalaki otlatemoke nochten
okalaki nawin tlakame iwan se
omoka tlatentli tlen okalake
otlatemohjke nochten iwan
amitla okasike, iwan okisaskia
ikuakon omotlatzak iwan
ompa omike; axhan tlen
omoka plapohua
tlenotlapanok, pampa miak
kitowan tlen tlakatl omoka
kahlan yen tlahtlakole
okinimaka ika miak tohmi, tlen
ompa itech ostok.
Hace muchos años en mi comuni-
dad ocurrió un accidente muy sorprendente en una cueva llamada
Kachtitla. Había hombres que se dedicaban a cazar animales; una tarde
se dirigieron a la cueva y de repente
vieron varios jabalines. Entonces,
emocionados mataron a un jabalí,
pero adentro de la cueva había varios. Prendieron fuego para que salieran los jabalines o se murieran, para
que a la mañana siguiente fueran por
ellos. Al otro día muy tempranito los
hombres fueron a ver si los animales
se habían muerto, decidieron entrar y
entraron; uno quedó afuera de la
cueva. Al estar adentro buscaron y no
encontraron los jabalines y decidieron salir. Al llegar a la entrada, la cueva se cerró y no pudieron salir y
murieron. Esta historia la cuenta el
señor que quedó afuera de la cueva.
Así también cuenta la gente que el
hombre que quedó afuera vendió a
los hombres que entraron por varias
monedas de oro y que en esa cueva
existen cosas de oro.
19
La cueva de los jabalines
Historias de cuevas, culebras y diablos
20
Zapoteco del Sur
Ti men un sexe
Hacedores de las Palabras
Ngok tivez timen nguiti ylu ti alliyche tala
gllicale Siren horcale mencá usin segue nsak
besttola wislomtomp, plante pero uñentme
usebme tilen y luseme guatola len lyu según
rnime axta sun cano rssin naasca rnime quelen
qyiyca nsu maytola, nsumenno, xlena, kiaw,
rnime que yter tilin uñome len túnel leme uru
axta San Carlo osea leme mdet prop scuentme.
Una vez un señor decidió pasear en un ce-
rro muy grande, cerro La Sirena. A las pocas
horas llegó a donde había oreja de león ante
un gran peñasco. Empezó a juntar estas plantas, pero sin darse cuenta se metió en una
cueva o candona.
Así siguió caminando bajo tierra. Según
decía, en ese cerro había un gran túnel que
llegaba hasta San Carlos. Dentro de ese cerro
había muchos animales, personas, árboles
frutales y ríos. Así que vivió en ese túnel un
año y por fin salió a San Carlos.
Y él contó su propia historia.
21
El hombre perdido
Historias de cuevas, culebras y diablos
22
Mixteco alto
Ñatansha cruxi
Hacedores de las Palabras
Nxee kua’a kuia ña ki shi uni se’e ñan San Juan Ixtaltepec
san kuashá san kuaxa kava Ranchu Duxi ya’a n maxi ti san
dava dava xiti kava, iyo n kava, kan nu san nani kava, yoo
san dantuvi nashá kava, san dava dava yituvi n cruxi ñakui
xi ñutun san n n xan xa’a cruxi san mismuni momento
ñukuan cruxi keshá keni san tiuni shui san kuanu diki kava,
dio se’e ña shan xa’a cruxi san ko’oyo diki kava, san shi’i san
tuvi compañeruxi danu ña’an sanshidoñaan san
xiva’aña’a’n ka’a kava, mientra kua’an kian shi familiashi ña
shi’in’ san ña xaku do’oxi ña xi’i noticia kixi tine’en ña shi’i
san nshakaña’an nxan ve’exi san shikintuxi san panteón
nukuan panteón ñu’u.
Hace muchos años vinieron tres hombres
de San Juan Ixtaltepec y se subieron a la peña
de Rancho el Águila y llevaron un machete.
Y en medio de la peña hay una cueva muy
grande que se le llama Cueva de la Luna.
Entonces esos hombres llegaron a donde
está la cueva y en medio estaba puesta una
cruz de madera.
Uno de ellos cortó la cruz y en ese mismo
momento la cruz comenzó a sangrar; y ellos
se asustaron y se bajaron de la peña, pero el
hombre que había cortado la cruz se cayó de
la peña y se murió.
Sus dos compañeros lo bajaron cargando y
lo escondieron debajo de la peña mientras
fueron a avisarle a su familia que se había
muerto.
Al escuchar la noticia fueron a traer al
muerto y se lo llevaron a su casa y lo enterraron en ese panteón que hay en ese pueblo.
23
La cruz cortada
Historias de cuevas, culebras y diablos
24
Zapoteco del Istmo
Mba’al nií ra’jp gahdx ihjc
Hacedores de las Palabras
Ru’u miññ didx guíu’ too miñgúhl ni guhg. Xhiiñ no gabiazme buc gahl
xhimdoome. To dzé zame guexh dxi tohpme yahjc. Zume chehx guiajc, coo to
cuev tohdxi guzló gayob leññ me no guhl xhiiñ me we.
Vie’me garu’u gahdx ihjc de leeme no ru va garu’u ni ultim no xhpa’n per xhpa’n
cal rnaziu gre’ lhqui. Min guhl nexh bzieme ru bieme le no gudeme ni guudxi ru
cal, gahg no bza’ ame lee leññ cuev ru gudahp xhiñ me.
Zame xhi riu’me no guhdxi me xhimquieme ni nexh uliu, rame lee guhti xhiññ
me no peadxime lee.
Min guhl dzé riume xhi riu’me nga’adxga par gdeme ni gaadxi xhiñ me ni naacg
to mba’al de gahdx ihjc, per briu’ to mquie ni gluadx le’eme no vie’ ma calzto.
Dzé miñguhl gupguiat xhigadxi xhiñ bieme va queñ. Biome leema nexh
gudxialme leu. Per xhigw ni güiie’ guznal mba’al cal lehti nhuieme va lo riu’ma.
Ma cal dxigñme leñ to cuev no hue via’ñma no cuev leu cuev le yahp, gahx ru
guhl mba’al cal.
Ruyme diidz ma’ cal bia’n len cuev hue no ruuma
xhta na, no dahñ nuu zta’ajl mi’iñ.
Cuenta la leyenda que había una señora que se llegó a embarazar y espera-
ba el nacimiento de un hijo. En una ocasión se fue al monte a juntar leña. Estaba al otro lado del río, junto a una cueva, cuando empezó a sentir dolores.
La señora se alivió.
Vio que salían siete cabezas y al último una cola
unida a las siete cabezas. La
señora, a pesar de ver esto,
no se espantó sino que le
dio de mamar en ese instante y lo dejó en la cueva
donde llegó a aliviarse.
Se fue a su casa y le dijo
a su esposo una mentira:
que se había muerto el hijo
y lo había enterrado.
La señora siempre escapaba de su casa a escondidas para amamantar a la
culebra de siete cabezas, pero no faltó una persona que la espiara y llegara a
ver al animal.
Al otro día la señora regresó a dar de mamar a la cría y notó que no estaba.
Por más que la buscó no la halló. Pero el señor que la había visto siguió a la
culebra, para saber el paradero del animal.
El animal llegó a una cueva y allí se quedó. Ahora el lugar se llama La Cueva de Chayotepec, cerca del lugar donde nació la culebra.
Cuentan que el animal se quedó en esa cueva y sigue existiendo hasta
ahora, y en el cerro de Chayotepec vive mucha gente.
25
La culebra de siete cabezas
Historias de cuevas, culebras y diablos
26
X-Tabay
Maya
Hacedores de las Palabras
U p’el k’ine u tu nojoch ma’a ke tunbin tu p’e beje ka’
bin tu yila juntul x-chup ka’ bin tu yilaje exch’upo ma’an
ki’icnpaan bin le x-ch’upo k’a bin tu ya’ala bin te mako
biisen ti nayi tumen satlen ka’a tu ya’ale mako mia’alo in
viskeche tu’ux ka ka’jtal te bandaja ka bin tu ya’ala
x-ch’upo sajak le mak bino tú yila bine x-ch’upo tso’oku
sutu de x-chayican katu vise nojoch mako ich saika’a ka’a
tu kinsaje nojoch ma’ako yetu úbek’echi lunej bin tu ni’ ka
ki’imi, je’elo le mako ku man yetelo tu manu kaxté kabintu
yilaje ti nikiikbalu’ bake’ le ma’ako ichi le sajkabó.
Un
día un
señor estaba
viendo, cuando
apareció una mujer muy bonita y le dijo:
—Llévame a mi casa,
porque estoy perdida.
—Está bien, te llevo,
¿dónde queda tu casa?
Entonces le dijo al señor:
—Queda por allá.
El señor vio que la mujer ya se formó como culebra y llevó al señor dentro de la cueva y lo mató con la cola de
la culebra. El señor se murió y el que andaba con él vio los huesos de su amigo.
27
La X-Tabay
Historias de cuevas, culebras y diablos
28
Te pukl
Tzeltal
Hacedores de las Palabras
Jun buelta tul winik, laj sta jpukj k’an smilta machito y la xi te
pukuje, jauk jauk ts’in meto lokta alimal, jauk meto te pukuje jala te
chiin winik ja sbil sombreron teyax och to yutil ch’en kalal la yaix
stojol te winike k’ejel ayixaa le ayix lajta jun yutil ch’en sok
la’j te ts’ey la layilte pu’ kuje jetik jiek bayal xiel yuun. Ju’uk laj
meto ay la yak k’axel wineketik leate banti te’eltike, y la yaiy stojol
le ay awta yutil ch’en jieh bajti yilik jieh laj tehajik koel laso jih
kolkbeel, el kot state winike soktetsie jieh lok tel ta yutil ch’en te
winike, ja smul te pukaja
jafein la la sokebexik
tebitil och beel ta
yutilte ch’ene jich la
yal ja la yik’o beel te
sombrerones jich laj
kax beel jun k’aal te
winikej tsakot laj ta
chamel ta k’ux ch’at’ul
y soy k’ux jolol y la sta
yorall laj te winike sok te
tsie ja yu’un texiw bayal
te beluk laj staa.
Había una vez un señor que se encon-
tró un diablo. Lo iba a matar con machete y se espantó el diablo, de repente
salió corriendo. Pero era un sombrerón
que entró en la cueva. El señor iba con su
perro; cuando se dio cuenta, estaba dentro de una cueva junto con su perro. Vieron unos demonios y se espantó mucho
el señor. De repente pasaron unos señores por la montaña, escucharon el grito
que había en la cueva. Esos señores
consiguieron unos lazos, bajaron dos
señores al mismo tiempo y vieron
que ahí estaba el señor con su perro. Sí salió el señor que estaba en
la cueva por culpa del sombrerón. Ya cuando salió le preguntaron por qué estaba en la cueva y
contestó el señor:
—Mirá, me llevó el sombrerón.
Cuando pasaron unos días empezó a
enfermarse con dolores de estómago,
dolor de cabeza y por fin falleció el señor por el susto que tuvo con su perro. Así terminó este cuento.
29
El diablo sombrerón
Historias de cuevas, culebras y diablos
30
Chinanteco
Má’í sal
Hacedores de las Palabras
Echa ju lä il ma’ ki sal, enafe ene
kon toñko e juo ta ma ñia etá tsa
kián ma, asá lt la iltn ná, ena seá
komi, asa wtn ñi sa li tan tsa ñi kua
kon fie etán ö tsatä tsama támá já
mat ja m matí kataa tsa teñi ña esö
naya eté ku ne ñía etá sea w casoa
ku ne ja ñia emale koa kon ma ti wa
jan tsa í sem yá ñia emasaa kon maú
el ku ne. Jan kasea tsa atsa xia
makaa, ñia vachaa laj iman ñia
asemä bea samatä ija emakuoi, lajt
tñi ja la il ku, sm ñia eka sta ifa bea
smajo imá nem.
Enaj ñia m ñia jan tsa kasëa tsa kian
to ñi kon ené na kuo na kú.
Ñia ekua tsa, chan jan chaa juñt ñia
mo choa ju ñia jo roa lajt lo eliye
ma’ajea.
Cuentan que aquí en el Cerro del
Diablo pasan muchas cosas, pues
hay una cueva muy profunda que
habitan personas que son de ese
cerro. Pero no son personas como
nosotros, sino que cambian por algún defecto. Estas personas no salen de allí, como tampoco puede
entrar nadie.
Una vez entraron dos señores
que andaban pescando, cuando
empezó a llover. Fueron a meterse
allí en esa cueva; pero ellos no sabían nada de lo que pasaba allí. Y
entraron hasta adentro y encontraron unos jarros de oro y ellos, contentos, empezaron a agarrarlos.
Pero en ese momento apareció un
señor vestido con una piel de tigre
y en la mano tenía un bastón de oro
que brillaba mucho.
Les dijo a los señores que no tocaran nada, que dejaran en su lugar
todo lo que habían agarrado y que
se olvidaran de salir porque se iban
a quedar en esa cueva para siempre, que ellos iban a tener allí todo:
dinero, ropa, comida, sin necesidad
31
Cerro del Diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
32
Hacedores de las Palabras
Laje tsa lé tsyé ñia mal tsa tá sew
safö m toa w tamatá ch o tö. Tsajo
tsa í, ñia tsa kí tamá eg t m toa w
tama ta’ ch ö tö.
Tsajo tsa í, ñia tsa kí tama’ eg f m
koo asn ñi taan tsa tan kuago wea
ja kachía né. Ja mané a tán fa tsaw
ja ja kon mchí ja mea ñia ekipaa, s
w taan tsa tán kuago wea ñia toon
tsa ajo ten, enef m ña vatán skuago
í ja ma takiaa tí ñia bomba ñ ma ja
matoo ko teñ tó ja seb sta igá kon
ta matage saí, jonma ganaá asa
tom vátaa.
Lla mna eka je ta güetsa, no makón
cha meñi en soón ñia t kon joo y,
lal m’n, l la l né asta limoaná larre
la soó.
Konlá mañ too tsa té je jeje milä
kima’ mi soché m ñia se chi maí
tóma jo kon lé b ku ñia ni ko m kó
tama fa n lije eliyemi ö too ja lfa
etaa jín loa majé teñi já sema n
too lo ne ja ma né kima ja.
Historias de cuevas, culebras y diablos
de trabajar; y si alguien intentaba salir, moriría
a los tres o cuatro días.
Pasaron ocho días y uno de los señores le
dijo al jefe de esa cueva:
—Quiero que me des dinero.
Y le dio, pero dicen que era de noche cuando el señor escapó y se fue a su casa y empezó a contarle a toda la gente que había estado
en un lugar muy bonito y que había muchas
cosas bonitas de oro y mucha comida.
Pues como ese señor empezó a contar
todo eso, la gente empezaba a ir, pero no entraba porque en la entrada de la cueva había
un viento muy fuerte, nadie podía asomarse.
Bueno, el señor que escapó, a los tres días
murió, así como el jefe de la cueva le dijo.
Pasó mucho tiempo sin que nadie fuera a
ese lugar, hasta que un día un grupo de gringos que decían ser exploradores llegó a ese
lugar a tomar fotografías y filmar películas. Y
ellos trataron de entrar; apareció un animal
de una gran cabeza que los arañó y los golpeó. Algunos se salieron y escaparon y otros
se quedaron dentro, ya muertos.
Luego dicen que volvieron a regresar esos
gringos trayendo bombas y armas, y dizque
pusieron una bomba dentro de la cueva y
33
que no explotó. Y ellos se sorprendieron al
ver que la bomba no tronaba. Esos gringos se
fueron, ya no regresaron nunca.
Ahora en esta cueva por las noches a veces se escuchan risas o voces, y cada fin de
año se escucha mucha música dentro. Y el reflejo de una luz lastima la vista. No se sabe
todavía qué hay en verdad en esa cueva.
Y de la gente de aquí, de Isla Crucero, varios hemos ido. Ya no hay mucho viento pero
se siente frío, muchísimo frío, y se oye un ruido muy feo. Pero sí es bonito en el suelo, parece que tiene piso en la entrada, pero más
adentro no hemos ido y esto es lo que pasa
en el Cerro del Diablo.
34
Toib xho ne toib buin dxaab
Zapoteco del Istmo
Hacedores de las Palabras
Nap rabez toib beel laain toib guiee. Toib
dxuu toib xhoo ni caduuid ne toib guiib la
bibibu guiig beelcu, ne bicuagbu lamu. Gooit
belcú ne guira xhiruñmo gogni nis xhina.
Xho cu bibi lamu lo bacáal que belcula bindxaab
lamu ne godxmu lamu:
—¿Xhigoom bigaaidlona? Guxhica non gaitlo.
Orni goyonila, peel noné xhoca xhilá ne gooitbu.
Dicen que vivía una culebra en una piedra. Un día un
señor que pasaba por allí y traía un rifle vio la cabeza de
la culebra, le apuntó. La culebra se murió y toda su sangre se volvió agua roja.
El señor vio en su sueño que la culebra era el diablo.
—¿Por qué me mataste? Mañana mismo te vas a morir
—le dijo.
Cuando amaneció, el señor tenía calentura y se murió.
35
El señor y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
36
Mixe alto
Ja’ jä’äy mëta’ mëku’
Hacedores de las Palabras
Jamëk jay tu’uk nyitxy mëëj käjpjot’p kootsitëk, ta tu’uk jaay
t’ixpäty mij it jotyp, jantsy pojën ojts wyïnmay: tatäm nmëku’kj
kyëta’ky. Kojëk wyinkonëj ta oy t’ïxkapy, ju’kpëk ja jääy wënaty
jëtsek ja kyojup yëk wënaty jëtsëk tsäpts ja nyïxuuy.
Kuk ojts wyinkonë tak ojts ja jöäy y’
awäk tu’uty nayëtenëk ja mëku’ nyikxy.
Tajëk wyinmäy tsyänet jya’ tukpëkt,
tajëk ojts, mëët nyatsyikyëj jëyëk
jaakam ja jääy yëk wëpeptäky kojëk
pyiti’ky tëjëk it tjöätjikëy tak t’pa’xy
tamëk tyanë ja mëku’
xonëk ja’ yony,
tajëk ojts
yo’ytsyo’nëj ja jääy
yek xon tsyë’jkënë
tajëk jam nyekxne mä
jë jäyën tak ojts ja jääy
pa’an myo’yëj kyepëk y’uk
määnëj uu mëk ojts kyuxiinyënë
ontsëk ja jeky pya’am ko’knë kimy
jekyëk ojts y’okknë ta yäjk ne täjnë
määj ja nääx.
Había un señor que iba caminando para el pueblo, ya bien obs-
curo; como a medianoche vio a una persona que venía bajando
en el bosque. Luego pensó: “parece que allí viene un amigo que
va bajando”. Cuando ya venía más cerca el señor distinguió bien:
fumaba y tenía puesto un sombrero negro y camiseta roja. Cuando ya estaba muy cerca, le empezaron a bailar los ojos, luego se
hizo a un lado y el diablo también se hizo a un lado, venía de
frente a él. El señor pensó: “¡Ahorita verá! ¿Quién cree que soy?”
El señor se peleó con el diablo a trancazos, fue a dar muy lejos y allí se
quedó tirado. Cuando se levantó ya había quedado
como loco y luego vio que
allá estaba parado el diablo y que estaba bien
alto. Luego el señor siguió su camino, pero
tenía miedo; se fue donde vivía gente y luego le
dieron sábana. Pero ya
no podía dormir, se mantenía despierto. Cuando
ya amaneció se había
vuelto mudo, estuvo mucho tiempo enfermo,
después se murió y lo enterraron en la tierra.
37
La persona que caminaba de noche
Historias de cuevas, culebras y diablos
38
Tzotzil
Li xpoxil li k’ux ch’ute
Hacedores de las Palabras
K’alaluk jun kerem
k’uxtajek xch’ute musk’an
xtajin, musk’an xve;
yu’un oy jun chamel naka
lukumetik ja’o k’alaluk taj
lajestik k’usi ik’ik’ xchiuk
litas lajestik askale mi muj
k’antik jun chamele sk’an
jpoxtatik ja’ xpoxil li yi’vel
koko’one taj meltsantik
ta jun litro jo’ li’june
taj lakantik la juneb’
minuto timi ji ta’aje
tax kuch’tik jun vasu ta
k’ak’al ja’o lik’alal muyuk
bu ve’emotike li’june
chkuchtik jun xemuna
mi laj kuch tik ti jun
xemunae’ li lukumetike
tax paj li ta yut jch’utike.
Hace muchos años los hombres dicen que había mu-
chos diablos.
Una vez una señora salió a las cuatro de la mañana.
Pero a la señora se la cargó el diablo. Se fue a la cueva
del diablo y tuvo tres hijos.
La señora quería regresar a su
casa. Cuando su hijo creció, le dijo:
—Quiero ir a mi casa.
El niño la llevó a su casa, pero
cada tarde la venía a ver el diablo.
La señora no quería eso, no quería que viniera su esposo. Le dijo a su
hijo:
—¿Por qué regresa cada tarde tu
papá?
—¡Ay, mamá! Si te espantás, voy a
matar a mi papá.
De ahí lo mató, le cortó la cabeza
con una espada en la orilla de su cueva y se murió su papá para siempre.
39
El hijo del diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
40
Totonaco
San Miguel wanikal
Hacedores de las Palabras
Wankan huma ya makgan tachuwin
wa San Pedro wanika limakutut ama
akaskawini lhuwa karisiano y takalhin
wali matapanukal ni ku xwi lenka nak
pupunu wankan pi San Pedro ni lay
makutulh wanikal pi na wakan San
Pedro pekgkua akan chalh wa ni lay
makutulh y watu xla tlawa taspt’li
wanika tu ku ni lay li makutulh watu
tlawakal makanka chuna stalalh José
tamakasputul, San Miguel akalistan
makankalh San José wix tlakgxa
tliwekge na pina makutuya kit
kmakaman San José. Walitum
tachuwin wanikal ni tu
minkgasat pala akit xkglakasli
xkwan wix ni tu minkgasat y
akit mi mapekgsina.
Akan kaxmatli huma San
José taspitli lichuwinal
tu lalh. Ama chixku tiku
xmakanit wanilh pi lu
lan ’ni wakal hama
makamparay a chatum.
Alh San Pablo wanikal napina
makutuya xaxantlih watiya tachiwin
wanikal.
Ma si wix limakapinkanita Santo wix ni
kintimakutu la kakilhikal tu ku xlakoltol
ni limakutul pixlimapekgsikanit pi na
makutuy wanikal pi na makankan San
Martin Caballero wanilh ama
akgskawini y wi lanka chuchut na ta
kul’tatanu ki mapakgs’kanit wix na
takuta tanu akgskawini xtajuma lanka
chuchut wampa xtachiwin tu xwanit
wa ama Santo ni tu xlimakuani
takalpitsil, putum chuchut ta naxgkali
kosli tama Martin Caballero, pekgua
amputul talakatsuwi nakglay ama
kawayo wa tu xlawal taspithi
lakgchilhkin tlatikan wanil pi ni lay
makutul xlachipaputu.
Akalistan makanka a chatum wanikan
Santiago Caballero wanikal pi
natamakutuya na lipina min kawayo la
tatsakgsa makapitsin nilaytamakutu
Santiago Caballero kilah. Wanikal
C uenta la antigua leyenda que a
San Pedro le dijeron que sacara al
demonio, pues se comía a mucha
gente y a los animales. Por eso querían que lo quitara de su lugar y lo
llevara al mar.
Dicen que San Pedro no lo pudo
sacar. El diablo le dijo que se lo iba a
comer.
Se espantó San Pedro cuando llegó y ya no lo pudo sacar. Mejor se
regresó. Le preguntaron por qué no
lo había sacado. Mandaron a José.
—Tú eres el más poderoso. Vas a
sacarlo porque yo te estoy mandando, San José.
El diablo le dijo las mismas palabras que al otro:
—Eres cosa insignificante. Si quisiera, te comería, porque tú no eres
nadie y yo soy tu rey.
Al escuchar esto, San José regresó
y contó lo que le había sucedido.
El Señor que lo había mandado le
dijo que lo bueno era que no se lo habían comido, que iba a mandar a otro.
Fue San Pablo, le dijeron:
—Ve a sacarlo.
Llegó con las mismas palabras:
—Aunque te hayan nombrado de
santo, tú a mí no me sacas.
Lo regañaron porque no lo había
sacado como le habían ordenado.
Mandaron a San Martín Caballero, y
le dijo al demonio que estaba en la
laguna:
—Salte de allí, me han ordenado
que tienes que salir de allí.
Tampoco pudo. Luego mandaron a
otro, que se llama Santiago Caballero.
Le dijeron que lo sacara y lo arrastrara
con su caballo, porque ya los demás
habían ido y no pudieron.
Santiago Caballero fue y el
demonio le dijo:
—Te voy a comer con todo y
caballo.
El demonio abrió la boca
y toda el agua se movió. Y el
caballo del santo se espantó y
no quiso acercarse. Santiago
Caballero mejor se regresó.
41
San Miguel y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
42
Hacedores de las Palabras
takilakochi makapitsin xlakgskujni min
tlatikan paks kawaputul ni lay kin ta
makatlajay anta hu nitiku kintimakutul
lanka chuchut wan akgskawini, Santiago
taspit’li xasluntu, akalistan al San Miguel
haya chil ti nakgalhakgaxpata na
makutuyan nakgalhakgaxpata
masihuman xpupulkan chu spada wa
akgs kawinikg ti lakachixkuwin pakgs
ta kilakoche xlakgskujni min tlatikan
kintamakgasitsil nakwayan ama
akgskawani takalpitsil lampara waputu
San Miguel maxil akgtum tasnokgni
akgskawini kilhal ni kiwalini nak ta anan
likasnongli y espada tapalalhi akgtum
lakaskonot putum chuchut tanakgalhi
lanka sin antiya kgtiji akgskawini wa
chu kintampulakgchin masi
ni litampulakgchin wa akgtum
lanka luwa.
San Miguel wani nikgkalhaskin
mintampulakgchin ka tlawanti ho
nakgsnokparayan anta niku kgleman
nakg chiwaliyan nakinkgalhakgaxpata
ho hak waliniparayan, ama akgskawini
akan walinika ama akgskawini
pekuaxnil kiltaxtul lanka lhukuyat ama
dkgskawini chilenka laxglankalichin
xtampun pupunu, wankan lanchu pi
taxtuputun nimaxikan talakaskin
nataxtuy mat para nataxtuy na
kawakoy putum karisiano akan sinan
tsukuy makglipa wa San Miguel
makgtakalha.
Historias de cuevas, culebras y diablos
Llegó ante Jesús con las manos vacías y le dijo
que no pudo sacarlo.
Siguió San Miguel.
—Ha venido el que respetarás y te sacará.
Y mostró su balanza y la espada y el demonio dijo:
—No respeto a nadie, pues han venido todos los discípulos de Jesús y ya me hicieron
enojar. Ahora te voy a comer.
El demonio abrió la boca para comerse a
San Miguel, pero el santo le dio un espadazo.
El demonio gritó:
—No me pegues, te acompañaré.
El golpe de la espada se convirtió en un
gran relámpago. Todas las aguas de la laguna
se movieron y se volvieron un gran aguacero.
Ya en el camino el demonio dijo:
—Mi faja, mi faja.
Pero no era una faja, era una gran serpiente.
San Miguel le dijo:
—No me digas nada de tu faja y sigue caminando o te vuelvo a pegar. Donde te voy a
dejar estarás amarrado y me tienes que respetar; si no, te pego.
43
Cuando le pegó, el demonio sintió un gran
miedo, hasta le salió una gran flama de fuego
por la boca. El demonio fue llevado amarrado
con grandes cadenas en el fondo del mar, y
cuentan que hasta hoy quiere salir y no le dan
permiso, porque si llega a salir acabará de
nuevo comiendo personas. Cuando se enoja
comienza a relampaguear y San Miguel se
encarga de cuidarlo.
46
Mixteco
En Zaragoza io t sexi kunda’u
Hacedores de las Palabras
O sexi o matrimoniu ngunda’u xa ña
tu naxanxio, konguida decearte nantú
tiempu xa bá nadu xa u nguite xa na
chinde ña’a kuitna, ten xiote ie xi xa
nyukida decearte tenxé xo xa kua’ate
xuku xigantaute kuina na kada
presentarex.
Tenguida presentari kuitna ten xiga
tnu’ux sexi kunda’u nayando xuiute
chi mey kida ayudar na’y tenquida
contesto. Seyi, nda se lo
kunda’ur siempre
kida decearir na
chindeña’a
kuitna xi’i
tuini.
Chi mer nú
familiá ña
tu naxa kada
mantenerir
ngo nguida
contestá kuitna xanda amigo nu
xiga ku deceaun te kada ayudarna’ar,
ko kadaro’ nüeu tratú nú sha kada
prometerin te na kadaro nüi tratú
nú sha cada determinacion,
tenguida contestar sey te sha kaaró
te kada prometeró ku xa kú te xia’a
kuitna, nú xasxa hión fe; te xa’a kú
promesa, promesa kadan kú uxa
xuia, kada rrecorerin nu nasxiu, te
datma nitnon maku nadaman ma
kuchin ni ma deten dekin nun, te
dandon dahian ñadtún kiya kú
compromisu.
Ihoba’a ni te na kada kumplirir ku
seyueu xiá, tenxiánu kuitna sakú, na
tashnur sakuhía te dangonditan na
xino plazo nguendoro, te nda sha
ndoñun dikoní daquendan bolsa te
tawan xandoñun xeyueu ntnueu
sakú tenyikono inyikondote, nyete
nun yeute tienda katnu xinde ñayiu
diko ga ndandote ñadukute xi
dahiate; dat kua’ate nyete nunchin
duxite tuini, nyicate nyete nun
yigate pasada xa ndote nyite xa
kutriste daydueute nundote, ten
Había una vez un matrimonio po-
bre, retrasado de dinero. Pero el
hombre deseaba que el diablo lo
ayudara; ése era su deseo y su fe.
Un día se fue el hombre al monte y
le rogó al diablo que se presentara.
De pronto se le apareció el diablo y
le preguntó al hombre qué se le ofrecía, que él lo podía ayudar.
—Señor, yo soy muy pobre. Siempre he querido que el diablo me dé
dinero porque no tengo para mantener a mi familia.
—Sí, amigo, si eso deseas te puedo ayudar. Pero vamos a hacer un trato. Si de veras prometes tener fe,
vamos a tratar.
El hombre aceptó.
—Lo que se dice y se promete, se
cumple.
—Mira bien si tienes fe —dijo el
diablo—. Vas a hacer promesa de recorrer el mundo por siete años. No te
quitarás la ropa que traes ahorita, no
te bañarás, no te rasurarás el cabello
ni los bigotes, abandonarás a tu esposa y a tus hijos.
—De acuerdo, yo lo cumplo —dijo
el hombre.
El diablo le prestó su saco.
—Este saco te lo presto, y cuando
metas la mano en la bolsa, allí tienes
el paquete.
El hombre tomó el saco y se fue a
recorrer el mundo. Llegó a un pueblo
y pidió posada en una tienda de abarrotes. El tendero le dio posada. Pero
como vendía la tienda, el pobre se la
compró y fue por su esposa y sus hijos. Los dejó en la tienda y siguió su
camino.
47
El saco del diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
48
Hacedores de las Palabras
yigatnute naxa
tna’an te xiy xa, thé
xino plazo deudatar
te ñatú tuini xa
queyaú, te guindeña’a
ñañá ve’er, te xiate xa un xaxa
ndoñún tuini te natashnur tuini,
doñun, koña tu nguiday kasu, xi
ngaxiriy xa na tuini kune’e ht nitea’a
daka ten yiotnuiy kuiy xa luchika, te xia
la nuxaxas meun ñandoñun favorko
rukoxa kueur kajar favor, tenyey xiay,
xa ¿nda xa ih’o tuinin xa tashnún?
Xirucosta ndoñu tuini xa xuyau tar
un tauté date xia seyueu xa rú kuianu
tuini nu xasxa ndoñu’u, date kanden
ngua nde un tay xiay xa, tatá cachi sr
nguinhxe xa taxnute tumi xa khuyaún
tnu’e te xia’a tay xa nuxaxa na taxnus
te inio ba’ani date xia’a muchacha xa
kuini na kueur shiun ko taxnú tuini
ndoñutar, tenuntu kueú ku’u nguete
kua’ate, nyete nun, yete karrúva’a date
nyeni tiempu yindueu plazu, ten yikote
nangone’ete saku, te xia kuitna xa
max’ku ndunate erencia nyigay, te xiate
xa io kumplido dada nyikote nyite,
damate, detete dkte, nute datenyakue
kate karu, date ngonditate xi’iy, nxio
uiko nguhio ngund tnandate, xiga nxini
dichinxatnu dada na tuiniy, ntnariniy
nxe nguekahuay.
Doko ndute dichi iga ku kuenda kuitna.
Historias de cuevas, culebras y diablos
Llegó a otro pueblo, pidió posada en una
casa. El dueño de la casa tenía dos hijas preciosas, pero el padre de las muchachas tenía
que pagar pronto una deuda. El pobre, greñudo y mugroso, le preguntó a la hija mayor:
—¿Qué se le ofrece a tu padre? Yo lo puedo ayudar.
—Mi papá debe pagar una deuda mañana
y no tiene con qué.
—Yo le presto, ¿cuánto quiere?
La muchacha pensó: “¿Qué dinero ha de
tener este mugroso?”
Pasó la hermana menor, y el pobre le
preguntó lo mismo. Él le dijo que le podía
prestar para que pagara.
—¿De veras?
La muchacha dijo a su papá:
—Papá, el señor que llegó dice que te
presta dinero para que pagues tu deuda.
—Si me presta, qué bien.
La muchacha se enamoró del pobre, pero
el hombre se fue.
Cuando llegó a otro pueblo se compró un
carro último modelo y siguió su camino.
Cuando menos sintió, ya habían pasado los
siete años.
49
Regresó a encontrarse con el diablo, le entregó el saco que le había prestado siete
años y se despidieron.
Desde lejos el diablo le gritó:
—Pero, ¿sabes qué?, me vas a dejar herencia.
El hombre no adivinó qué quería decir y
regresó a su casa. Se bañó, se rasuró bien y se
fue a recoger su carro. Fue por la muchacha
y se casó otra vez.
Hicieron un grandioso baile. Cuando celebraba su matrimonio, la hermana de la novia,
por coraje de no haberle hecho caso al hombre pobre, se fue a un pozo de agua y se mató.
Ésa fue la herencia
del diablo.
50
Popoluca-zoque
Jem dyablu i jem yaachapaps
Hacedores de las Palabras
In matyajpa’ iga tum pixin
tsam yaachap dya tyimi i
maats pakpa’ i maniktam.
Jiispa tum tum jaama’
ampatpa’ yoxakuy jexpam
siga’ tsuts tikmi, nas tum
traytyi si’ i kuam yoxaji, jem
pixin joobidyam nimaytya i
wagaytya jayan puyni ata
hukyaj jemum kin, jemum
yoxaji kumu xix, jemum
it’yajum; i wat kuenta jem
xixyaj, tum jaama pud ni dya
nim mi i put i nik i tyikkim,
jem tun dya wi idyik, jeeykum
i ñaxukmi, nuk i tyikkik.
Cuentan que un señor era muy pobre,
que no tenía con qué mantener a su familia; entonces, pensativo todos los días
se decía: “Tengo que encontrar trabajo
así sea en el infierno”.
Pasaban por ahí buscando trabajadores y se encontraron con el señor. Firmó
muy pronto el contrato y se fue con el
muchacho, caminando largo rato hasta
llegar a la casa del patrón. Se puso a trabajar; como era un rancho, su trabajo
fue cuidar las vacas. Un día el señor salió
de su trabajo sin pedir permiso y fue a
su casa, pero el camino le pareció muy
raro. Cuando llegó a la estación anterior
y llegó a su casa, su familia estaba desesperada porque no sabían dónde había estado todo ese tiempo. Cuando lo
vieron se alegraron mucho y le preguntaron dónde estaba.
—Les tengo una noticia —contestó—,
ya encontré trabajo y les traeré dinero.
Pero les dio una condición: “Harán lo
que yo diga”. Su familia estuvo de
acuerdo. Más tarde el señor regresó a su
trabajo, a medio caminar lo alcanzó la
noche. A lo lejos miró la casa del dueño;
cuando llegó, el dueño le hizo preguntas. Él le contestó que estuvo visitando a
su familia. El señor embrujó a su patrón
que era el diablo. El señor fue muy vivo,
porque el diablo le preguntó:
—¿Cuánta familia tienes?
Le contestó que nada más una.
—¿Quién es tu ser más querido?
El señor le contestó:
—Ninguno.
—¿Entonces por qué los visitas?
—Para que no se preocupen.
El diablo hacía tantas preguntas porque quería comerse a la familia del señor.
—¿Por eso desapareciste un día?
—Sí.
—Bueno, ve a ver a las vacas.
—Sí, ya voy.
—Cuando te agotes vienes a comer.
—Sí, patrón.
El señor pensó: “Si el diablo no me
paga, ¿adónde voy a encontrar otro
trabajo?”
En eso iba cuando vio una moneda de
plata y pensó: “¿Qué compro?, galletas,
se me acabarán pronto. ¡Ah!, ya sé, lo daré
a mi familia para que hagan una casa”.
51
El pobre y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
52
Hacedores de las Palabras
I jem i wiichoomo an yakneyaj
i dyik iga dya i jodonyaj juty
idyik i inne’, okmi’ may may a
yaj i dyam mas nimaytyaj tyi
jam i paat yoxakuy —
manamiñaytyam timiñ, peru’
in wattampa tyi a nimpa, ik nik
kum kupinchak jumi i am jem
tum tik di jem nawat i oomí jé
judy oy; je inimay jem i oomi
jutten i maanik ini ity ñimay
iga wisten, akkuagoy gakum
juuppik in maytyooba, ni tyum,
i tyiga nikpa’ iñ amyaj iga odoy
anyakyajiñ, dya i tyoobay i
tyumpiy je i dyik i kuday
tyooba i tyumpiy jem i
maaniktam tum jaama nikya i
amyaj jem xixyaj, jem pixin jis siga
dya a yojpa’ juty nikpa’ an wak
yoxakuy, maymaya’ jesik i ix tum
tumiñ i pin nim ¿tyi an juypa? an
juypa kaxtyañ añi peru yajpa
joobity’ tyim mejor nikpa’ an
tsagay an wichoomo i iwaadyiñ
tum tik i kukejajom nik.
Historias de cuevas, culebras y diablos
Al día siguiente le pidió permiso al dueño
para ir a ver a su familia, el dueño le contesto
que sí.
—Pero vas con Chilia —y se fueron caminando muy lejos hasta que por fin llegaron y
le dio a su mujer para que hiciera la casa. Su
mujer se puso muy contenta, pero tuvieron
un problema y la esposa gastó todo el dinero,
que aunque la moneda no era una fortuna, él
sí lo consideraba así. Pensando en la moneda
de plata, el pobre señor soñaba con la casa
que le había encargado a su mujer, sin saber
lo que pasó en la casa; y la mujer, por supuesto, triste. Después, pasado un mes, un día el
pobre señor regresó y preguntó:
—¿Dónde está la casa que encargué?
La señora contestó:
—Tuvimos problemas, gastamos el dinero.
—¿Y de qué problema me hablas?
—Es que me ofrecieron un becerro y no tenía
dinero. Lo compré, pero el resto aquí lo tengo.
—Pues ya no te preocupes, en el costal
traigo mucho dinero para hacer una casa de
dos pisos.
Pero no se dio cuenta de que el diablo lo
siguió y, cuando platicaba con su familia, se
quedó parado a cien metros. El diablo parecía
un caminante. Preguntó que cómo estaban.
53
—Bueno, aquí les dejo el dinero, ya me
voy. ¡Adiós!
Pasaron varios días, no regresó. Un día el
señor se montó en un caballo; el caballo subió disparado y el señor se cayó. Se levantó y
agarró al caballo y le dio algunas palizas. El
caballo ya no pudo correr. El señor se lastimó
la pierna, se curó él mismo, y al caballo también, pero se le quitó lo brioso. El diablo investigó si de verdad el señor no tenía familia;
él le contestó que no. Pasó mucho tiempo con
lo mismo, investigando. Después de tanto
tiempo investigó si de verdad no tenía familia. El pobre fue a pedirle permiso y el diablo
fue detrás de él y como a los cien metros
mató a cien gentes y persiguió al pobre. Y se
quedó parado mirando al pobre y vio que el
pobre tenía mucha familia. El pobre al regreso pasó de largo y el diablo pensó: “¿A éste
qué le pasa? Se fue de largo, ya no me quiere
hablar. A mí no me hace nada, lo voy a esperar, voy a acabar con eso”.
Pasó un año y después el diablo decidió
convertirse en un aire y desbarató la casa del
pobre. Toda su familia se murió y el pobre
también se murió.
54
Náhuatl
Se telpokatl iuan inantsin
Hacedores de las Palabras
Se telpokatl nemiya san iuan inantsin, kiya xnexti nkin iuan tinemis
ineua san nikualo tlakemayan xok eka akin mitstlakualtis, okinankili un
telpokatl xok nikneki tlaninonamiktis neua ikuelita ninomachtis
tlaninonamiktis xokuelis ninomachtis. Itlaj akin iuan ninemis kitos
maniktlakenti para tla ninomachtis xokuelis on inantsin kiya niman xok
uelis niman ipan kech tonali okontake se ichpokatl, neualatika kiya o
tepokatl akinon ne ualatika uatlatsotsontiu ika kotlakuikali kema, on
telpokatl sanpouanixpilo kema ekotiu on ichpokatl on telpokatl sanken
ixpilkatl, melak yokualan maski kititia melak yokualan kema oya on
ichpokatl niman setonali okse ojekok kema on telpokatl sa ontlachixtika.
Kema on ichpoka on tenots pokuanankili on telpokatl kijyaj tlatimomachtis
on nokotlakuikal melak kualtsin kiya tlamanikonyeko, kema okimakak kiya
tlaj okikuilitak tiaske nochan onpa nimitsmachtis tlatiaske tiaue ojoneke
on telpoka kiya on inantsin kanon tiatika yokinankili, sanken yaue sekanka
panoua itik tlakoyo sekan okinextito tlakoyoj niman uitstla san kanekatsi
okinextito teostotl, kema on ichpokatl ponkalak kiya tikintlapalotias on
nopiuan kema okiminextito nokuanamiktoke on kouamej niman san
tlatlako opanoke niman sanka ikuatlaseual kintlapalotiu san panekatsin
okonotske on ichpokatl, itatsin kiya xpaki xueuetska xmotsintetlatlasini
kema panpa yonikekoti momon kema pokikako malo on tlakatl onomotij
kiya tlaiuan tinemis on nuchpach kiya iuan ninemis tlakon nimistlakentis
nimon nimikstepos kaktis kiya ixmona miktikan ipan se tonali yejua
okiminamikli on malo kema on telpokatl enonemilia kiya on isiuau
kemanon koyoniske nokakjuan, kilia neixkikauati kan noxixa notatsin sanse
yauali manpakochikan tikomontas yokoyunke kema okinkuito niman
okimititito on imonta kixeilia, on malo oman ixtati monantsin kema on
malo sanpouanotlan kuatelkets niman pokichichiu uakax kema oualku on
Un muchacho vivía con su mamá, ella le decía al muchacho:
—Encuentra con quién vas a vivir porque yo me enfermo a cada rato y, si
me muero, ya no habrá quien te cuide.
—Yo no quiero casarme y no me gusta. Lo que quiero es estudiar y si me
caso ya no podría estudiar porque me pedirá que la vista y le dé para su alimentación, y todo lo demás.
Unos días después vieron a una muchacha que traía una guitarra.
—¿Quién viene allá? —le dijo su mamá, y el muchacho le habló. La muchacha se le acercó y le dijo al muchacho:
—¿Quieres enseñarte a tocar mi guitarra? Está bonita, muchacho.
De verdad se enojó. La muchacha se fue rumbo a su casa. Al
otro día llegó otra muchacha también con una guitarra y
ahora el muchacho se quedó viéndola. Al llegar a su casa
se metió hasta dentro:
—Te traje esta guitarra para que toques.
Él contestó: —A ver, déjame tocar.
—Si te gusta vamos a mi casa, allá te enseñaré.
—Pues vamos.
Y se fueron, su mamá preguntó:
—¿Adónde vas? —y no le contestó. Se fue caminando entre monte y cerro hasta que llegaron a
una cueva y la muchacha se fue adelante. Le dijo
al muchacho que vaya saludando a todos sus
tíos y tías. Luego encontraron unas serpientes con cabeza y ellos pasaron en medio y
él iba saludando con su sombrero.
Más adentro le habló al papá di-
55
El yerno del diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
56
Hacedores de las Palabras
uakax okasike pokinkalakike kan nitotia on uakaxtin kema san se uelta.
Niman se yokomaili se tlakatl mas opeu se kimailia tlakame niman naui
okimaile kema okikixtike pitik techinantli okisaloke jitech koj tli mas
etlajoka otlato, okito tla katejua on pagrito kilia xnesi kuiliti namauan un
tekon pagre oya okin kuito kuak osekok niman okin kualti onokue tlakatl
kema okitetlatlatouil tlenon ipan onochiui.
Historias de cuevas, culebras y diablos
ciéndole que se riera y palmejara a su novio, que ya
hice llegar a tu yerno. Salió
el diablo, espantoso y el
muchacho se espantó feo.
El diablo le dijo:
—Muchacho, si vas a vivir con mi hija te daré todo.
—Sí viviré con ella.
—Si vas a vivir, cásate
con ella.
Y los casó él mismo.
Más tarde, el muchacho
quedó pensativo, y dijo:
—¿Cuándo se acabarían mis huaraches?
Y le dijo su esposa:
—Vete a ver allá donde va al baño mi papá. Y es que es una noche nada
más y verás que ya están agujerados.
Al día siguiente vio, estaban agujerados. El diablo le dijo:
—Vas a ir a ver a tu mamá, si está bien o mal.
Y el diablo lo bendijo y se convirtió en un toro muy grande, empezó a caminar a una fiesta y se metió al corral del toro. Empezó a bailar; en unos cuantos minutos mató a un jinete y siguió matando a muchos. Después lo sacaron
del corral amarrado a una estaca. Más tarde habló y dijo:
—Aquí estás, compadrito, por favor ve a traer mis documentos.
Y el compadre se fue, al regreso le dio a tragar los documentos y después se
convirtió en ser humano y empezó a contar todo lo que le sucedió.
57
60
Tzotzil
Li a’mtel yu’un vokolale
Hacedores de las Palabras
Ti bone-e oy to ox jun vinik muyuk yamtel muk’usi xmal-o yu’un
k’ak’al y laj yal:
—Jta to amtel k’ukchaal bokol.
Ja ti lok tas nae jis tato ta be jun vinik laj yakb’e amtel y jmoj xa
bat xchu’uk tis b’a yamtel la ti abate jis bok’ ixim ta ju bus muktik
ixim sak, ixim tsoj, ixim ik’, ji k’o tik xiniche’etik ji koltaunuk june li
yalbe ak’o ba yich’ tal s’i sventa k’ok ta
slok’esik maktik b’oketik sjunul kokal
ti vinike chiam si y las xonik li k’ok’e,
jun k’ak’ale jun v’och la yalbik: —Ti
jo’on kutike mauk mero
bochumkutik yum se
alel li ichom bokol
jo’otik li oyotike li
yum laj mutik to k’im
mukto’ox bu
lajemkutik ti b’a kixa
b’at li mas kom kom sjol
la takim albo a k’o xak
k’elan beik junuk boch.
Hace mucho tiempo vivía un hombre que no tenía tra-
bajo. Desesperado dijo:
—He de encontrar trabajo, aunque sea en el infierno.
Cuando salió de su casa encontró en el camino a un
hombre que le ofreció trabajo y se fueron juntos. La primera tarea que le dio fue separar por colores unos montes enormes de maíz: maíz blanco, maíz rojo, maíz
negro. Unas hormigas llegaron a ayudarlo.
Después le ordenaron que fuera a leñar para atizar la
lumbre y sacar unas jícaras muy grandes. Todos los días el
hombre iba a traer la leña y encendía el fuego. Un día una
jícara le dijo:
—Nosotras no somos verdaderas jícaras, sino almas
en el infierno y estamos aquí porque enterramos
dinero antes de morir. Cuando te vayas no pidas
tu paga en dinero, pide que te regalen una jícara para que nos saques de aquí.
61
El jornalero del infierno
Historias de cuevas, culebras y diablos
62
Zapoteco de Guevea
Bindxab
Hacedores de las Palabras
Nu to dze ghiguul nirto’o. To dze
teidme gato’me ru guiad xhigule lo
gwial no lo guiuial, vieeme to
bindxab xajpme to mziid yuxh no to
cach, no nexh rajome ñë’e, to
bindxab dezie’jme Mardoñ no
bie’eme xhgue camión, no Mardoñ
binme de dxie’elb no di ñal ni’ime,
ru bindxad guiiu’u leñyu guiu’u
gueéme no xhigul Mardoñ gue’e
ukme diñal zoome rixhdxe’e bia’aga
riup tajime ruup dxijñme xhiriume
dxünme gayu’unme no xhim
na’ame segaj gayonme por xhim
na’ame gulanime le’emé per
Mardoñ ne xher ni’i deime ni rajme
no rajme per ne xher ni’ime bre’e
guial loa ernime gume xhin na’ame
nik xhaikme briu’u to bindxab nexh
que’e ni’eme ca’ame to mziid y uxh
no bindxab dzie gueme no diral
ni’jme xhigule ris cuazime le’eme
per nexher viazme. Le’esu briu’
bindxab guirlome per xhigule
bria’aga ñejtme ru’ubaa bialme ba
yac teidme gwial xhan guiwiali.
H
abía una vez un señor que vendía. Un día pasó a vender. Cuando se regresó el señor, en la noche en el picacho vio a un diablo: tenía un cuerno y
un sombrero roto y no tenía pies. El diablo espantó a Mardonio y se apagó
la luz de su carro. Mardonio lloraba de miedo y no pudo hablar. Cuando el
diablo entró al suelo, se prendió la luz. El señor Mardonio se volvió loco y no
pudo manejar, casi se iba a rodar. Cuando se fue a su casa, llegó llorando y su
esposa lloraba también. Lo habían asaltado, pero Mardonio no hablaba; le
daban de comer, comía pero no hablaba. Al siguiente día ya hablaba y le dijo
a su mujer que así le pasó: que salió un diablo sin pies, tenía un sombrero
roto y ese diablo le apagó su luz y no podía hablar. Pero a ese señor le hacían
la parada y no se paraba, por eso le salió el diablo en la cara. El señor se iba
a morir de miedo, pero cuando sanó jamás pasaba de noche por ese lugar.
63
El diablo sin pies
Historias de cuevas, culebras y diablos
64
Otomí
Nhñu ‘bede ya johodo ner tz’ithu
Hacedores de las Palabras
Nar pa mi boy nar dätä botsï co yoho ya jhodo jnam chilo y
na ma dethä, ar dätö.
Ja mi ne na nei y como jinti mi ñheje ya tada ynui ma ts’its’i
ya tolo jioje nubu shta ma da nei, un nar pa ui yede que un jar
tejé mi yo be ar tzu’ntbu ar dätö vi mo que nda guadi ar ney
ne ga maha, pe no bi dini un nar shuts’i mar na söthä y vi
nejui un mi juadi ar nei vi ma car tojo, pe noho chichilo jimvi
ma y buho yoho vi senicar toyo y vi käts’i car shuts’i y ne vi
jiandi un ar shuts’i con nuho vi nejui y vi jiöncar zunthä y ar
chuts’i y ja güenjiga ne vi mor bots’i ingo gëñi ngmui ogi när
doro ne vi dicui ar rhiry y vi jio un ar jodo y vi gose.
Había una vez un niño ma-
yor con sus dos hermanos,
un menor y un mediano. Y
al mayor le gustaba mucho el baile y como no tenían padres se llevaba a
sus hermanitos, siempre
iba al baile. Un día escucharon que en el cerro estaba el diablo, y el mayor dijo:
—Terminando el baile, nos
vamos.
En el baile se encontró con una niña
muy bonita y bailaron. Terminando el baile se fueron al cerro,
pero el menor no fue; y los otros dos llegando al cerro se asomaron a la cueva y vieron a la niña con la que bailó y les dijo:
—¿Qué buscan?
—Busco al diablo.
—Yo soy —dijo la niña.
—Tú no eres.
De repente se transformó en un toro feroz y los correteó y los
mató y el hermano menor se quedó solo.
65
Los tres hermanos y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
66
Te une y te yatzibü
Zoque
Hacedores de las Palabras
Ytuna tumnaka tumü une yospano
tmij masandujkama komo, pagreis
kioyosese te une gene’rena mujsabiabu
wuru kionusü tumij jama sutu mau
ñukü punü tumü meyaomo akabaya
tyüsbiebana ponüis tzaya una wuku
dyakoü y hizo tumü karru te püt münu
y kianmetzu te una nüjmayu tiyune
tzüku y ajsokiu teuneis numayu ne
nüjütu punü y ñyatzpana porke jina
ispüki peru te une jina iajsowe peru te
te itzi ja tziü porke te ja tzaku te une
kümuku y ñümayu ü tük tema bure y
tar imiatzagamayu te wirün mituna
jamoye tumü müja bü tukomo ituna
miak tzama tasu bü tejin y tambien
jasana makos burro müa tuwi mixo
kaxi tzibu maü pokstük petzu jalo
kandxin tunuj’k y tambien ituno miümo
tiyü nüituna kotzükpünio tüitu jade
nüirüba de ütü y te yatzibü jenerena
tzübabu koke nuka jide txükikü y
tambien te une jenena ñatzpa porke
jaya isi nuka deka ituj’ y nümbana te
une ü nemaku porke ü jinü mi ispü y te
yatzibü’is jina yak mawe porke subano
te yatzibüis y yük nuka jima miawe
ikamioka ützi makatzi miak kae y te
une jiümitzibi y te put makana konuksi
cada 8 jamaran y te yatzibü jenerena
tzikpabu tiran porke yüti made konük
te une majdobona miamakümü y te
une teje y toe mujaajo y nikü maku
tumu zokomo y jinamna jikmoy y
tambien jinjü i tapana wakes.
Había una vez un niño que trabaja-
ba en una iglesia como servidor del
sacerdote; el niño era muy inteligente para las oraciones. Este niño contaba con ocho o nueve años.
Un día decidió ir a pescar a la orilla
de una laguna, tiraba su anzuelo para
cazar pez. De pronto vio venir un carro; un señor se bajó y le preguntó al
niño qué estaba haciendo. Y contestó el muchacho que le tenía miedo
porque no lo conocía; seguía callado.
El señor se dio por vencido, decidió
explicarle que su casa era cerca y se
acercó al niño, le tapó los ojos. El
niño dio un parpadeo, se levantó y se
dio cuenta que estaba en una hacienda y vio que había muchas cosas y
estaba lleno de diferentes animales:
vaca, burro, cabra, cochigato, perro,
gallina, pato y pavo, y tiene tienda y
un buen equipamiento, entre otros.
El señor encanto le invitaba buena
comida y hospedaje, quería que el
niño se fuera con él. El señor le
dio todo, todo. Un día lo llevó a la
iglesia todo el domingo, lo cargaba
en los hombros. El señor se veía
como un abandonado del diablo con
cachos, cola, alas. Siempre, cada domingo hacía así, con cacho, cola:
cuando el sacerdote hace la misa y
cuando levanta el cáliz, el diablo se lo
quita, y le gusta hacer lo que hace;
cuando alumbra la luz de la estrella,
alumbra al diablo; cuando se cae en
el piso, se cae el diablo. Cuando el
diablo dejaba al niño en una sola parte, el niño veía lo que hacía el diablo.
Cuando regresó le ofrecieron trabajo y dijo que no:
—Soy como un hijo tuyo.
Como un acompañante, lo llevaba
en una cabra con tiro a donde comen
sangre. El diablo come pura sangre
de los hombres donde pelean, donde le ponen cuchillo, machete.
Entonces el muchacho se fue a su
casa y luego se hizo sacerdote. Cuando el diablo lo tenía, el niño rezaba y
rezaba y lo bañaba bien de perfume
y le dijo:
—Te voy a dejar a tu casa donde
estabas pasando.
Y luego terminó. Esto sucedió en
Tuxtla Gutiérrez.
67
El niño y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
68
Takaam tsaj tëjk
Mixe
Hacedores de las Palabras
Je’eky je’e alpanyil tuun
myejts tsaj tëjk mu’utspë
më taka’am kajpt. Je’e
alpanyil tëkëëyëk je’e
mu’utspë y jëtu’un je’e
myaanany ko je’e tsaj tëjk
najty ya’j maaya’ty ko je’e
tseey najty ka’anë ia’axy.
Je’e alpanyil kap tsaj tëjk
yaj maay, manit je’e tseey
yaaxy ko najty ka’anë
jyoopë’ëy, y kaap tuun yaj
maay je’e tsaj tëjk.
Hace muchos años que llegó un albañil para empezar a
construir una iglesia en el pueblo de San Juan Guichicovi. El
albañil comenzó a construir la iglesia y dijo
que debía terminar antes de que un gallo
cantara.
El albañil no pudo terminar la iglesia, porque un gallo cantó antes de
amanecer y el albañil no pudo terminar de construir la iglesia, porque se cayó. Y la iglesia no se
terminó.
Las personas de San Juan
han querido terminar de
construir la iglesia pero no
han podido hacerla. Y la
iglesia quedó abandonada. Es una historia
de la iglesia de San
Juan Guichicovi.
69
La promesa sin cumplir
Historias de cuevas, culebras y diablos
70
Maya
U tsikbali’ k’aak’asba’a
Hacedores de las Palabras
Chuun u p’ée aak’ab ti’ u
p’ée chan kajtale’ ya’ab
maako’ob ku kaltalo’ob yéetel
tun búulo’ob yok’o u p’e
tuunich tu tseel jun p’ée u
hotoch yum k’uj’ min chumuk
ak’abe’ ka tu yilo’ob u jook’o
juntuul chan paal te’ tu ts’u le
lúumo, ka tu yilobe tun bin u
nojochta’, tu ch’akta tak le u
ka’anli’ le u hotoch yum k’uj’
leeti’obe jook’ yaalkabo’ob tak
tu naajilo’ob mix ka jok’o’ob
búuli’.
Un día en un pueblo estaban muchos señores tomando y
jugando baraja, sobre una piedra al lado de la iglesia.
Ya casi como a las doce de la noche vieron
que salía un niño de abajo de la tierra y
poco a poco fue creciendo, hasta quedar más alto que la torre de la iglesia.
Salieron corriendo rumbo a sus
casas y desde ese día no volvieron
a jugar baraja.
71
Cuento de una bestia
Historias de cuevas, culebras y diablos
72
Mixteco
Su’usi, tee ji tachi
Hacedores de las Palabras
Kakaa jankuu xee kuita ni skuunu
su’usi de ni nkivixa ini iin yutnu
tnunikma. Tachi nkeja’a jee teenuu
kon titaa jee teenuu yekoo ja’a ka
ntaanu nni nkuita ja jeet xeenu de kua
no’o tukade ni nxee su’usi de nuu ichi
ntaniita iin teeja jinee de satiñude de
nni jina ata.
—¿Naa sa’ani ta ña’anu?
De teu nni nka’ade:
—Chi’i sa iin nnundua. Tee de su’usi
nka’ata:
—Ntuku nteeni tee ichi tuu kine’eni de
tuka de ni kua’aya, de nkuuxa kivi nuu
ñuu tee satiñuun jito tee tuvi tuka de
ni jika kato de tani’ixa inka tee ja
satiñu de ni jiña’ava:
¿Nao sa’ani ta ña’anu?
De teo nni nka’ude:
—Chi’isa iin nnunda’a ntuchi nuu.
Su’usi kuinixa, ja kine’e va’axeesa ja
kuku suchi kuenchi ja, kakuni. De
su’usi nni ka’ata:
—Suku nara, kuku ntuchi kine’eni nuu
uu kuvi, de nni —nka’axa— chisa iin
tuntnu. Teeta de nuu nasa kuu yaa
tachi de jaituruña kuñaani ja,
jancha’asa jan kuu tee kuita. De soka
de chaa tachi, ja ntiki su’usu de
jaituu nuu tee o nuni’i xutnu teexa
de xutnu va’a ja.
—Ka’anu nu de ja nteva’anu te’eta
de nuu jata’a inini kaani iin teexa de
tachi, tuni jini ja ntejaa, jiti de nuni
jaa ni jukunee xiki suku.
Cuentan que hace muchos años el
diablo estaba correteando al Dios y
se metió dentro de un árbol de cazahuate. El diablo empezó a cortar el
árbol, pero conforme iba cortando le
salían nuevas ramas. Se cansó de tanto cortarlo y se fue.
Luego salió el Dios y en el camino
encontró un señor que estaba trabajando. El Dios le preguntó:
—¿Qué estás haciendo, buen
hombre?
El señor contestó:
—Estoy sembrando un puño de
piedras.
Y el Dios le dijo:
—Échale muchas ganas, pues cosecharás piedras.
Y así se fue el Dios y días después
en el terreno aquel donde había estado el señor había muchas piedras.
Después de caminar el Dios se encontró otro hombre que trabajaba y
le preguntó:
—¿Qué estás haciendo, buen
hombre?
Y éste le contestó:
—Estoy sembrando un puño de
frijoles. Si Dios quiere, levantaré una
buena cosecha para los niños, pues
lo necesitan.
Y el Dios dijo:
—Pues bien, frijoles cosecharás
dentro de dos días, y además —le
dijo— voy a sembrar este arbolito de
durazno. Si acaso pasa el diablo y
pregunta por mí, dile que pasé ya
hace muchos años.
Y así pasó el diablo, que andaba
persiguiendo al Dios y le preguntó al
señor que estaba sembrando frijoles
si había visto a un Dios. Éste le
contestó que sí.
—Pasó hacía años, porque sembró ese arbolito y
ya está grande, ya tiene duraznos; y si usted gusta,
pruebe un durazno.
Y el diablo, sin saber que
tenía hueso, a la hora de comerlo se le atoró en la
garganta.
73
Dios y el diablo
Historias de cuevas, culebras y diablos
74
Hacedores de las Palabras
Historias de cuevas, culebras y diablos
75
Glosario
Candona
Cochigato
Palmejara
Hueco oscuro o cueva.
Ave zancuda de cabeza y cuello negro, con collar
rojo, vientre verde y pico largo y fuerte.
Que diera palmadas, que le aplaudiera.
Índice de escritores
16
Ch’en Ajtealjá
El túnel de Ajtealjá
Josefina Gómez Santis,
10 años, tzeltal, Barrio Ajtealjá,
Oxchuc, Chiapas.
Informante: Juan Gómez.
Traductor: Benjamín Gómez.
24
Mba’al nií ra’jp gahdx ihjc
La culebra de siete cabezas
Ángela Altamirano,
10 años, zapoteco del Istmo,
El Caracol, Santa María
Guienagati, Oaxaca.
Informante: Acxel Iglesias.
18
Tlatoli tlen yiwekauitl
La cueva de los jabalines
José Tlaxcala Tlaxcala,
13 años, náhuatl, Xilotla,
Atlahuilco, Veracruz.
26
X-Tabay
La X-Tabay
Severiano Tuz Canul,
13 años, maya, Santa Isabel,
Felipe Carrillo Puerto,
Quintana Roo.
20
Ti men un sexe
El hombre perdido
Ernesto Bernabé Luis Díaz,
14 años, zapoteco del Sur, Rancho
Viejo II, Santiago Xanica, Oaxaca.
Informante: Francisco López.
28
Te pukl
El diablo sombrerón
Mario Méndez Santis,
12 años, tzeltal, El Mash,
Huistán, Chiapas.
30
Má’í sal
Cerro del Diablo
Marciana Campos Montor,
16 años, chinanteco, Isla el Crucero,
San Lucas Ojitlán, Oaxaca.
22
Ñatansha cruxi
La cruz cortada
Florina López García,
11 años, mixteco alto,
Rancho el Águila Almoloyas,
San Juan Bautista Cuicatlán, Oaxaca.
Informante: Carlos López.
34
Toib xho ne toib buin dxaab
El señor y el diablo
Eloir Enríquez,
12 años, zapoteco del Istmo,
El Caracol, Santiago Lachiguiri,
Oaxaca.
36
Ja’ jä’äy mëta’ mëku’
La persona que caminaba de noche
Jaime Ubaldo Pérez Martínez,
15 años, mixe alto, Llano Ocotal,
Santo Domingo Tepuxtepec,
Oaxaca.
38
Li xpoxil li k’ux ch’ute
El hijo del diablo
Juan López Núñez,
13 años, tzotzil, San Andrés
Chaquilhucum, Larráinzar, Chiapas.
40
San Miguel wanikal
San Miguel y el diablo
Maria Teresa Texco Lorenzo,
13 años, totonaco, Catziquilín,
Coyutla, Veracruz.
Informante: Manuel Texco.
46
En Zaragoza io t sexi kunda’u
El saco del diablo
Julio César José Santos,
12 años, mixteco, San José Zaragoza,
Santiago Tilantongo, Oaxaca.
50
Jem dyablu i jem yaachapaps
El pobre y el diablo
Juan Hernández Pascual,
11 años, popoluca-zoque,
Alto Lucero, Hueyapa
de Ocampo, Veracruz.
54
Se telpokatl iuan inantsin
El yerno del diablo
Rodrigo Francisco Anastacio,
13 años, náhuatl, Xilonautli,
Chilapa, Guerrero.
60
Li a’mtel yu’un vokolale
El jornalero del infierno
Ramiro Sánchez Díaz,
13 años, tzotzil, La Colina,
Tecpatán, Chiapas.
Historias de cuevas, culebras y diablos
79
62
Bindxab
El diablo sin pies
César Cabadilla Reyes,
12 años, zapoteco de Guevea,
La Reforma, Guevea de Humboldt,
Oaxaca.
64
Nhñu ‘bede ya johodo ner tz’ithu
Los tres hermanos y el diablo
Rogelio Ramírez Martínez,
11 años, otomí, Santiago
Mezquititlán, Amealco, Querétaro.
66
Te une y te yatzibü
El niño y el diablo
Clara Estrella Sánchez de la Cruz,
10 años, zoque, El Paraíso,
San José Chapultenango, Chiapas.
80
Hacedores de las Palabras
68
Takaam tsaj tëjk
La promesa sin cumplir
Francisco Francisco Plutarco,
12 años, mixe, La Aurora,
San Juan Guichicovi, Oaxaca.
70
U tsikbali’ k’aak’asba’a
Cuento de una bestia
Isaías Kumul Cauich,
11 años, maya, San Pedro,
Valladolid, Yucatán.
72
Su’usi, tee ji tachi
Dios y el diablo
Marcelina Feria Vázquez,
12 años, mixteco, Cabacuaa,
Magdalena Peñasco, Oaxaca.
Informante: Marcelino Feria.
Traductor: Demetrio Bautista.
Listado de ilustradores
Alberto Francisco Ramón,
10 años, náhuatl, Tepetzingo,
Cuetzalan, Puebla.
Albina Díaz de la Cruz,
13 años, huichol, El Cora,
Tepic, Nayarit.
Apolinar Gallardo Gutíerrez,
10 años, mixe, Taller de pintura
Ayuujk, Tlahuitoltepec, Oaxaca.
Arturo Campos Hipólito,
13 años, chinanteco, Isla el Crucero,
San Lucas Ojitlán, Oaxaca.
Belina Valdez Amaya,
12 años, rarámuri, Chipuachi,
Guachochi, Chihuahua.
Claudia Ortiz Cruz,
12 años, mixteco, Loma Reyes,
San Juan Mixtepec, Oaxaca.
Damián Reyes Peralta,
12 años, Zapoteco del Valle,
La Magdalena, San Carlos
Yautepec, Oaxaca.
Diana Laura Apanteno Palmas,
6 años; Ambrosio Francisco
Vazquez, 11 años; Bartolo
Francisco Vázquez, 9 años;
Eleazar Molina Morales,
8 años; náhuatl, Tepetzingo,
Cuetzalan, Puebla.
Diego Ignacio Reyes Velarde,
8 años, náhuatl, Tepeyac Cuayo
Piaxtla, Tancanhuitz de Santos,
San Luis Potosí.
Eduardo Campos Olivera,
12 años, mixteco, Llano Tigre,
Mesones Hidalgo, Oaxaca.
Enedina Hernández Santos,
11 años, mixteco, Montenegro,
Santiago Tilantongo, Oaxaca.
Eusebio Sánchez Hernández,
12 años, chinanteco,
Nuevo San Antonio,
San Juan Lalana, Oaxaca.
Federico Benítez Jiménez,
14 años, mixe alto, Casa Grande,
Asunción Cacalotepec, Oaxaca.
Jorge Armando Vizcaíno Cota,
14 años, kumiai, Juntas de Nejí,
Tecate, Baja California.
Florencio Marcos Marcelo,
10 años, náhuatl, San Antonio,
Tamazunchale, San Luis Potosí.
José Epitasio Cerecedo Ramírez,
12 años, náhuatl, Xoloxtla,
Huejutla, Hidalgo.
Iván Ortigoza López,
9 años, mixteco, Barrio Centro,
Tezoatlán, Oaxaca.
Julio César José Santos,
12 años, mixteco alto,
San José Zaragoza,
Santiago Tilantongo, Oaxaca.
Jacinto Rubén Flores Fuentes,
11 años, náhuatl, Tepetomayo,
San Pablo del Monte, Tlaxcala.
Javier Alfonso Díaz Vargas,
6 años.
Jesús Antonio Cruz,
9 años, náhuatl, Totomoxtla,
Axtla de Terrazas, San Luis Potosí.
Jonatán Hernández González,
10 años, zapoteco del Sur,
La Ciénega Buena Vista,
Santiago Xanica, Oaxaca.
Justo Vidal Ek Ek,
13 años, maya, San Pedro,
Tahdziú, Yucatán.
Manuel de Jesús Tun Tuz,
12 años, maya, Kankabchén
Tepich, Felipe Carrillo Puerto,
Quintana Roo.
Manuel Texco Vázquez,
14 años, totonaco, Benito Juárez,
Coyutla, Veracruz.
Historias de cuevas, culebras y diablos
83
Margarita Cruz Bustillo,
15 años, rarámuri, Cumbre de Río
Verde, Guachochi, Chihuahua.
María Antonia Alonso Hernández,
13 años, náhuatl, La Laja,
Axtla de Terrazas, San Luis Potosí.
Maricela Arroyo Corrales,
13 años, náhuatl, El Cayaquito,
Aquila, Michoacán.
Marta Feria Solano,
11 años, mixteco, Cabacúa,
Magdalena Peñasco, Oaxaca.
Mateo Martínez José,
9 años, mixteco-tacuate,
Rancho la Virgen Santa María
Zacatepec, Oaxaca.
Mauro Merino Gracida,
14 años, mixteco, Loma Reyes,
San Juan Mixtepec, Oaxaca.
84
Hacedores de las Palabras
Minerva Martínez Pereda,
12 años, mazateco alto,
San Jorge Buenavista,
San José Tenango, Oaxaca.
Noé López Juárez,
12 años, zapoteco de la Costa,
El Carrizalillo, Santa María
Tonameca, Oaxaca.
Palemón Dircio Esteban,
13 años, tlapaneco, Llano
de la Parota, Acatepec, Guerrero.
Patricio Victoriano Vázquez,
9 años, náhuatl, El Naranjito,
Aquila, Michoacán.
Paula Guzmán Tapia,
8 años, náhuatl, Cuaxilotitla,
Tlapa, Guerrero.
Pedro Soto Martínez,
10 años, mixteco, Rancho
la Virgen, Tlaxiaco, Oaxaca.
Ramón Flaviano Francisco,
10 años; Máximo Méndez Cortes,
10 años; Aida Salgado, 6 años;
Gelacio Chico Salgado, 10 años;
nahuatl, Tepetzingo, Cuetzalan,
Puebla.
Rigoberto Martínez Hernández,
10 años, mixe, Taller de pintura
Ayuujk, Tlahuitoltepec, Oaxaca,
Roberto Campos Alvarado,
13 años, náhuatl, El Zapote, Aquila,
Michoacán.
Rolando Jiménez Gómez,
11 años, mixe, Taller de Pintura
Ayuujk, Tlahuitoltepec, Oaxaca.
Rosita Rivera Martínez,
14 años, mazateco alto, La Raya,
Santa María Chilchotla, Oaxaca.
Sabina Luis Vásquez,
13 años, zapoteco del Valle,
Rancho Maya, San Miguel
Tilquiápam, Oaxaca.
Santa Martínez Hernández,
13 años, tének, La Yerbabuena,
Aquismón, San Luis Potosí.
Teodoro Pérez Morales,
12 años, tének, Jagüey Cercado,
Aquismón, San Luis Potosí.
Virginio Hernández Carrillo,
14 años, huichol, Vado del Cora,
Santiago Ixcuintla, Nayarit.
Zenaida Alamilla Canul,
11 años, maya, San Felipe, Felipe
Carrillo Puerto, Quintana Roo.
Historias de cuevas, culebras y diablos
85
Historias de cuevas,
culebras y diablos
Agua
Así soy yo
Campo y campesinos
Comida y recetas
Conejo y Coyote
Creencias, dolencias y remedios
Cuentos de animales
Cuentos de engaños, para hacer reír y fantásticos
De la cuna a la tumba en las comunidades
Historias de cuevas, culebras y diablos secretaría de
educación pública
Gigantes, duendes y salvajes
Historias de cuevas, culebras y diablos
Historias de espantos, seres que se transforman, tesoros
escondidos y matrimonios engañosos
Las comunidades. Fundación, historia, percances y festejos
Maíz
Oficios y ocupaciones
Orígenes y dueños. Por qué son así algunas cosas
del mundo y cómo otras suceden en el monte
Refranes, adivinanzas, acertijos, trabalenguas, juegos
y chistes
Versos, arrullos y canciones
De las cosas
que se cuentan
secretaría de
educación pública

Documentos relacionados