Las minas - Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio

Transcripción

Las minas - Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio
«Cuadernos comarcanos n.º 8»
Las minas
de la comarca Andorra-Sierra de Arcos
Edición:
CELAN, Comarca Andorra-Sierra de Arcos
Coordinación:
Javier Alquézar Penón
Corrección:
M.ª Victoria Benito Morales
Autores de los textos:
Javier Alquézar Penón, Josefina Lerma Loscos, Antonio Pizarro Losilla y M.ª Ángeles Tomás Obón
Fotografías:
Archivo CELAN (Págs. 2, 14, 18, 22, 24, 26, 34, 40, 43, 53, 54, 56, 61, 62),
archivo Comarca Andorra-Sierra de Arcos (Págs. 1, 4, 38, 48, 49, 50, 55, 64),
Archivo López Segura/IET (Pág. 36), Compañía General Minera (Pág.30),
ENDESA (Págs. 32, 12) y SAMCA (Págs. 20, 28).
Fotografía de portada:
Archivo CELAN
Diseño y maquetación:
Pilara Pinilla estreudes
Imprime:
Cometa, S. A.
DL: TE-178-2013
Índice
prólogo
5
orígenes y evolución de la actividad minera
7
La minería en españa
9
La minería en teruel
11
La minería en la comarca andorra-Sierra de arcos
13
Las primeras empresas carboneras de la comarca
15
La formación del carbón: el lignito
17
la minería subterránea
19
la minería a cielo abierto
21
El trabajo en la mina: el minero
23
las minas de ENCASO/ENDESA
25
las minas de SAMCA
29
las minas de LA COMPAÑÍA GENERAL MINERA
31
el destino comercial e industrial del carbón
33
El transporte del carbón
35
transformación social y urbanística
37
MWinas, un museo a cielo abierto
39
crisis y contestación minera (epílogo)
41
Apéndice
42
carbón en españa
45
equipo minero / esquema de una mina
47
Pozo San Juan: de mina de carbón a manantial de agua
49
El humedal Corta Alloza
51
la avalancha humana
53
Los economatos laborales
55
Misiones en las minas
57
siniestralidad
59
Alloza y la resistencia a la minería a cielo abierto
61
Bibliografía
63
Sin embargo, el trabajo en la mina ha
estado muy comúnmente estigmatizado,
hasta el punto de que en muchas fases de
la historia ha sido propio de esclavos, condenados o desarraigados. Solo su generalización por las necesidades industriales, la
toma de conciencia de los propios mineros
de su condición y la lucha que esta desencadenó a base de durísimos conflictos
sociales consiguieron mejorar su situación
y su consideración social.
La provincia de Teruel es un territorio rico
en yacimientos minerales, algunos de los
cuales han proporcionado importantes
rendimientos, como el hierro y las arcillas,
pero ninguno ha servido tanto de elemento distintivo de la provincia como el
carbón, su principal fuente de riqueza.
Desde principios del siglo XX el lignito de
las entrañas de esta comarca iba siendo
extraído por pequeñas empresas y en
modestas proporciones hasta la aparición
de la Empresa Nacional Calvo Sotelo en
1942. Su instalación en Andorra significó
toda una revolución para esta localidad,
que vio transformarse su personalidad
eminentemente agraria –al estilo de cualquier otra en su vecindad– en otra totalmente volcada en el sector minero y cuya
población se llegaría a triplicar. También la
presencia de la empresa SAMCA en Ariño
tendría efectos similares.
Las minas, desde mediados del siglo
pasado, han dado mucho trabajo no solo a
las cabeceras donde se instalaban las
empresas mineras sino también a toda la
comarca. El carbón y la electricidad producida en la central térmica de Andorra han
constituido, por tanto, la columna vertebral de la sociedad y de la economía
comarcales. Tanto es así que en el proceso
de comarcalización de Aragón, desde el
primer momento se contó con Andorra
para encabezar una comarca cuya actividad económica y vitalidad la hacían diferenciarse de las vecinas. No tanto, pues,
por lo que había significado Andorra históricamente, sino por lo que el carbón
había hecho de ella, se convirtió en un cen-
tro administrativo de la economía del contorno y la tercera población provincial
tras Teruel y Alcañiz.
Esta posición se reforzaría con los servicios
de atención comarcal que se fueron
creando a partir de los años 70 en educación
y sanidad, mientras se iba formando a la
vez un modesto hinterland comercial. Las
alusiones y referencias que se suelen hacer
de Andorra-Sierra de Arcos como “comarca
minera” no son, pues, gratuitas.
El carbón generó también toda una serie
de actividades económicas auxiliares o
subsidiarias que en conjunto pudieron
ofrecer a lo largo de décadas un tejido
laboral sin paro y con una oferta de trabajo constante que permitió recalar en la
comarca a una considerable población
inmigrante procedente tanto del conjunto de España como, más recientemente, del extranjero.
La crisis del carbón, iniciada a mediados de
los 80, ha cambiado el panorama. Los
intentos de acabar con el “monocultivo
del carbón” a base de planes de reconversión industrial y de diversificación económica no han dado todos los frutos
deseados y, lo que es peor, han quedado
barridos en buena medida por la actual crisis económica.
El futuro está por ver, pero el pasado está
ahí y bien merece que le echemos un vistazo a través de estas páginas que nos
recuerdan la deuda contraída con la mina
y el negro mineral.
Prólogo
Las herramientas de trabajo, las armas, el
sistema monetario, las máquinas, los
medios de transporte, el ferrocarril, los
materiales de construcción…; todo ello,
tan ligado a la vida humana y a la idea de
progreso, se ha soportado siempre sobre la
base del trabajo minero.
Dos de las principales cuencas carboníferas turolenses se encuentran en la
comarca Andorra-Sierra de Arcos. Son las
de Val de Ariño y la de Gargallo-Estercuel,
que se extienden por casi todo el territorio
comarcal de norte a sur.
LAS MINAS
Los primeros rastros del hombre minero
hay que remontarlos hasta diez mil años
atrás en la historia de la humanidad.
Desde entonces el papel jugado por la
minería en la sociedad humana ha ido creciendo cada vez más y es imposible disociarlo de la evolución económica en todas
las épocas, pero mucho más desde los inicios de la revolución industrial en nuestro
mundo contemporáneo.
5
Prólogo
Minero inglés de Yorkshire, grabado de 1814.
El descubrimiento de América y la expansión de Europa en la Edad Moderna significaron una eclosión de la minería. Las
ingentes remesas de metales preciosos (oro
y plata) traídos de América proporcionaron
el auge de la Corona de España y su hegemonía europea, a la vez que el despegue de
un capitalismo mercantil. Fue la época
dorada de la minería americana, pero también fue el principio de una fuerte activación de la europea, protagonista de un
espectacular crecimiento con la revolución
industrial iniciada a mediados del siglo
XVIII. La revolución tecnológica se basó en
la mecanización del trabajo y en el uso del
vapor como fuente energética, tanto para la
industria (textil y siderúrgica) como para
los modernos medios de transporte y locomoción (ferrocarril y navegación a vapor).
El hierro, para las máquinas, barcos y locomotoras, y el carbón, para la producción de
vapor, hicieron necesarias ingentes inversiones en el sector minero, motor indispensable de la industrialización.
Al mismo tiempo, la continua necesidad de
oro provocó una nueva búsqueda de El
Dorado, despertándose una verdadera “fiebre del oro” a raíz de su descubrimiento en
California en 1848 y que luego se traslada-
ría a otras partes del planeta (Alaska, Sudáfrica y Australia).
La II Revolución Industrial, una verdadera
reconversión industrial financiera y empresarial del capitalismo a consecuencia de la
crisis de 1873, encaminó sus inversiones a
nuevos sectores industriales como los de
la metalurgia (cobre, zinc, aluminio) y energéticos, los del petróleo y de la electricidad,
que se tradujeron en una revalorización de
la minería del cobre (indispensable para la
transmisión de la electricidad) y la del carbón (como combustible de las centrales térmicas). Además de los nuevos metales, el
hierro –transformado en acero gracias a los
altos hornos Bessemer y Siemens– se convirtió en el símbolo de la nueva era (“Era del
Hierro”) gracias a sus nuevas funciones en
la construcción de edificios y puentes y,
también, en la fabricación de armamentos
demandados por las políticas agresivas,
imperialistas y belicistas de las potencias
europeas en la segunda mitad del siglo XIX
y primera del XX (guerra franco-prusiana
de 1870, dos guerras mundiales…).
La minería siguió siendo, pues, esencial en
la economía contemporánea, que continúa
abriendo nuevos campos como el de los
minerales radiactivos para la industria atómica y que sigue creando en el mundo conflictos armados, como los de la lucha por el
control de los yacimientos de diamante en
el centro de África, y otros de tipo medioambiental causados por las dañinas prácticas de las empresas mineras y las nuevas
tecnologías extractivas.
orígenes y evolución de la actividad minera
La Edad Media significó una brutal recesión
de las actividades mineras cuando la
sociedad se ruralizó y se sustituyó la economía de mercado por una de autoabastecimiento, de manera que el comercio quedó
reducido a una ocasional circulación de hierro y sal, procedentes de las pocas minas
que malamente sobrevivieron.
LAS MINAS
La minería se encuentra ya entre las primeras actividades de la humanidad sedentaria
y productora, allá en los pretéritos tiempos
del Neolítico. Tras las primeras prácticas
artesanales –cestería, cerámica y textil– el
hombre neolítico aprendió a fundir mineral
de cobre con el fin de fabricar instrumentos
útiles para su vida cotidiana. Sin embargo, el
metal de cobre resultaba muy endeble para
la fabricación de armas e instrumentos de
trabajo, así que cuando se descubrió que el
cobre mezclado con estaño producía un
nuevo metal, el bronce, mucho más fuerte y
contundente para esos fines, se impuso la
necesidad de conseguir el preciado mineral
de estaño viajando por mar a los confines de
lo conocido, Galicia e Islas Británicas. Tan
fuerte fue el impacto que a la época que se
abría con la nueva tecnología metalúrgica
se la conoce como la Edad del Bronce
(II milenio a. C.), que habría de durar hasta
que un nuevo metal, el hierro, se impusiera
en Egipto y Oriente Medio, por medio de los
hititas, y en Europa, por los dorios en Grecia
y los celtas en Europa occidental, a lo largo
del primer milenio antes de Cristo. La nueva
Edad del Hierro supondría el definitivo
triunfo de este metal, más ligero y barato.
Junto a la extracción del mineral de hierro,
las civilizaciones de la Antigüedad clásica,
Grecia y Roma, se centraron en las minas de
oro y plata, para usos monetarios y ornamentales, y en las canteras de mármol, para
la construcción y la escultura. El trabajo
minero era exclusivamente realizado por
esclavos de hombres de gran fortuna, que
arrendaban los minas al Estado, propietario
por ley del subsuelo.
7
orígenes y evolución de la actividad minera
< Vista y corte de una mina. Acuarela de Gaspar Sabugo, siglo XVI, Archivo de Indias, Sevilla.
fue siempre el del transporte, con unas
redes viarias muy deficientes, que encarecían enormemente los precios finales.
Tanto es así que, a pesar de los aranceles
proteccionistas de los que gozaba, en algunos puertos españoles seguía siendo más
barata la hulla británica que la asturiana.
El panorama no cambió especialmente en
las primeras décadas del siglo XX. Pero tras
la Guerra Civil, la política autárquica de
Franco pretendió una recuperación económica a partir casi exclusivamente de los
recursos económicos propios. Estos habrían
de explotarse con una intervención decidida del Estado mediante la creación de
empresas nacionales mineras. El objetivo
era el de aumentar la producción carbonífera nacional y así procurarse una autosuficiencia energética con la que superar el
aislamiento internacional que se había
impuesto al régimen franquista y que
habría de durar hasta mediados de los cincuenta. Los bajos precios del petróleo
comercializado internacionalmente hicieron entrar en crisis al sector minero en los
años 60, registrándose un elevado cierre de
pequeñas explotaciones y empresas carboníferas, pero la crisis de 1973 –la denominada “crisis del petróleo”, secuela de la
guerra árabe israelí de ese año– rescataría al
sector minero al hacer más competitivo
el carbón en la producción energética por el
alza de los precios petrolíferos. El fin de
siglo devolvería al sector minero a una
situación de crisis, la profunda crisis actual.
La minería en españa
rio peninsular musulmán, donde se reactivó la minería sobre la base de los ricos yacimientos ya explotados por Roma. En los
siglos XVI y XVII la producción minera
alcanzó unas cifras exorbitantes gracias a la
explotación de los yacimientos americanos,
especialmente los de oro y plata (Potosí,
Zacatecas, Guanajuato).
Habría que esperar hasta la segunda década
del siglo XIX para asistir al comienzo de la
recuperación de la actividad minera gracias
a los estudios y las leyes que se fueron llevando a cabo. Los gobiernos liberales cambiaron de signo la legislación minera, hasta
entonces muy regalista, enfocando la
explotación de los recursos minerales hacia
la iniciativa privada. Serían la Ley de Minas
de 1868 y los aranceles librecambistas de
1869 los que abrieron las puertas al capital
extranjero que acabaría por dominar el
panorama empresarial de la minería a lo
largo del último tercio del siglo XIX, la
época de mayor esplendor de la minería en
España. En 1877 España era el primer país
productor europeo de plomo (Cartagena y
Linares), cobre (Riotinto), mercurio (Almadén) y hierro (Vizcaya).
Debido a la debilidad de la economía industrial española decimonónica, los minerales
extraídos tenían como fin principal su
exportación a países más industrializados.
Precisamente, las exportaciones del hierro
vizcaíno permitieron la acumulación de
capital que daría lugar a la banca y siderurgia vascas. El carbón asturiano, que se
empezó a explotar a principios del XIX, no
tuvo la misma fortuna pues su problema
LAS MINAS
Las primeras culturas mineras reconocidas en la Península Ibérica son las del
Bronce denominadas de Los Millares y de
El Argar (Almería y Murcia). Partiendo del
bronce final se generó una cultura en
Andalucía occidental, conocida como Tartessos por los griegos, que alcanzaría un
cierto esplendor económico y cultural gracias, seguramente, a su continuado contacto con los fenicios y también a su
posición en la “ruta del estaño” y a la
explotación del cobre de Riotinto. Fue
la riqueza mineral de la península la que
justificó en buena medida la presencia de
colonizadores griegos, fenicios y cartagineses en el sur-sureste peninsular. Los cartagineses levantaron a mediados del
primer milenio un imperio territorial con
base en Cartago Nova (Cartagena), colonia próxima a extraordinarios yacimientos de plomo argentífero.
La Península se convirtió en escenario de la
II Guerra Púnica a finales del siglo III a. C.
Tras su victoria sobre los cartagineses, los
romanos ya no abandonarían la península,
conquistando su territorio y explotando
sus recursos agrícolas y mineros. Las actividades mineras de los romanos son bien
conocidas y se sabe que extrajeron oro en
Almería y en el noroeste peninsular, plata
en Sierra Morena, hierro en el Moncayo,
cobre en Riotinto, plomo en Cartagena,
mercurio en Almadén y sal en Cardona.
Con los visigodos se inicia un retroceso en
cuanto a la explotación minera, que tendría
su continuación en los reinos cristianos
medievales, no así en Al-Andalus, el territo-
9
La minería en españa
de la crisis del petróleo iniciada en 1973 y
a la construcción de las centrales térmicas
de Escucha (1970) y de Andorra (1979),
que sustituyeron a las obsoletas centrales
de Escatrón y Aliaga, cerradas en los
ochenta.
La central térmica de Andorra fue construida por la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA), que se hizo cargo del
grupo minero de ENCASO en Andorra
por decisión gubernamental en 1972.
SAMCA dio un giro al sistema de explotación del carbón con la apertura de la primera mina a cielo abierto en 1975 por su
mayor rentabilidad económica, inaugurándose un proceso que seguirían otras
empresas en detrimento de la minería subterránea. A mediados de los 80 y durante
los 90 los efectos del Plan Energético
Nacional, que contemplaba grandes
recortes al carbón, se empezaron a notar y
la producción fue cayendo paulatinamente. Proceso que se remató con la reestructuración del sector minero del Plan
1998-2005 de la Minería del Carbón,
cuyos coletazos llegan hasta nuestros
días, en que la minería del carbón agoniza
tras los cierres de la mayor parte de las
explotaciones y de la central de Escucha
(2001), así como por la desaparición o retirada del sector minero de empresas como
MFU y ENDESA.
El sector extractivo de arcillas y caolines
alcanzó un gran auge con las políticas de
expansión constructiva de finales del siglo
XX y principios del actual, pero la “crisis del
ladrillo” iniciada en 2008 ha frenado de raíz
sus expectativas.
La minería en teruel
de buenas inversiones, como se comprueba por la apertura de un buen número
de pozos en las distintas cuencas y con la
llegada de la Sociedad General Azucarera
de España a Val de Ariño en 1920.
Durante los primeros años de la Guerra
Civil las minas pasaron a formar parte de
las colectividades, pero al acabar la experiencia revolucionaria en 1938 se volvieron a privatizar: Cloratita S. A. se instaló
en Andorra y SGAE regresó a Ariño, aunque luego sus instalaciones pasaron a propiedad de la Sociedad Anónima Minera
Cataloaragonesa (SAMCA).
El gobierno español –siguiendo la filosofía
autárquica que practicó en posguerra–
decidió asegurar una amplia explotación
del carbón turolense expropiando buena
parte de las minas particulares de Val
de Ariño para que fueran explotadas
por la empresa Nacional Calvo Sotelo
(ENCASO), que se instaló en Andorra. El
proyecto minero lo completaba ENCASO
con la construcción de una central térmica en Escatrón y de un ferrocarril
minero, el Andorra-Escatrón, inaugurados por Franco en 1953. Otra central térmica, propiedad de Eléctricas Reunidas de
Zaragoza (ERZ), había entrado en funcionamiento el año anterior en Aliaga para
quemar los carbones locales.
Fueron buenos años para el carbón y eso se
notó en las localidades mineras, que experimentaron un importante crecimiento a
lo largo de los años 40-50. Pero la década
siguiente supuso la caída en una crisis del
sector al no resistir el carbón la competencia de los bajos precios petrolíferos. Situación de la que se saldría en los años setenta
al revalorizarse el lignito a consecuencia
LAS MINAS
La actividad minera a gran escala en la provincia de Teruel es cosa del siglo XX. Se ha
centrado sobre todo en la minería del hierro, en la del carbón y, en menor medida, en
la de arcillas y caolines.
En 1900 se fundó la compañía minera de
Sierra Menera para explotar los minerales
de hierro de la cuenca de Ojos Negros para
su exportación a Gran Bretaña, lo cual
requirió la construcción de un ferrocarril
propio de Ojos Negros a Sagunto. La crisis
de demanda que significó la Primera Guerra Mundial favoreció la fundación de la
Compañía Siderúrgica del Mediterráneo,
que instaló sus altos hornos en el puerto
de Sagunto para consumir la producción
de Sierra Menera. En los años 70 cuando se
redujo drásticamente la demanda de hierro, al entrar en crisis el sector siderúrgico,
quedó en entredicho la viabilidad de Sierra
Menera, que acabaría por cerrar en 1987.
El carbón de la provincia, el lignito, se concentra en tres cuencas principales: la de
Val de Ariño, la de Escucha-Utrillas y la de
Gargallo-Estercuel.
Fue en 1900, también, cuando un grupo de
empresarios zaragozanos, que querían
asegurar la incipiente industrialización de
su ciudad con el carbón de Teruel, decidió
fundar la Compañía de Minas y Ferrocarril de Utrillas (MFU). Esta empresa compró concesiones en toda la cuenca central
y construyó una línea de ferrocarril, la de
Utrillas-Montalbán a Zaragoza (1904). En
1910 la mayor parte de las 74 600 t de carbón que se producían en la provincia
correspondían a MFU.
La Primera Guerra Mundial hizo crecer el
valor del lignito turolense, provocando la
atención de algunos empresarios en busca
11
La minería en teruel
En cuanto a la arcilla, hay que recordar
que se usaba ya en poblados íberos como
El Castelillo (Alloza), donde se han
hallado piezas cerámicas de gran valor
para el conocimiento de esta antigua cultura. Y desde hace siglos, ha servido en la
fabricación de baldosas, ladrillos y tejas
para el consumo local. En el siglo XIX, las
entonces denominadas sustancias térreoalcalinas de Ariño y Oliete llamaban la
atención de los investigadores. En los años
< Vista aérea de Corta Barrabasa, Alloza.
La minería por excelencia en la comarca
hace referencia al lignito, cuyo consumo
comenzó a popularizarse en el siglo XIX.
Hacia 1860 las labores de extracción eran
bien visibles a lo largo de Val de Ariño y el
combustible era aprovechado por herreros y pequeñas fábricas. En las primeras
décadas del siglo XX, se suministraba a
las industrias regionales y a partir de los
años 50 la producción se destinó en porcentaje cada vez mayor a abastecer a las
centrales térmicas de Aliaga y Escatrón.
Había comenzado la explotación a gran
escala del lignito de esta cuenca, caracterizada por poseer importantes reservas y
más facilidad de obtención que otros
yacimientos de la provincia.
Desde finales de los años 70 se produjo un
cambio tecnológico en la extracción del
carbón: apareció la minería a cielo abierto,
más productiva y rentable que la subterránea, pero con dos impactos negativos
muy evidentes: empleo de mucha menos
mano de obra y destrucción del paisaje
natural. Dos nuevas centrales, la de Escucha desde 1970 y la de Andorra –llamada
“Teruel”– desde 1981, consumían más del
90 % de la producción minera. La dependencia estructural de la economía comarcal respecto a la minería del lignito y su
conversión en energía eléctrica ha llegado
a ser casi total.
En el pasado existieron también otras actividades mineras, algunas apenas recordadas. Entre ellas destacan las explotaciones
de manganeso en Crivillén (hay excavadas más de 80 bocaminas en su término);
las canteras de yeso en la partida Albarizas, entre Oliete y Alloza; los estudios y
pequeñas extracciones de hierro en Oliete,
Gargallo y Ejulve (documentado en 1878);
o la investigación para obtener bauxita en
Alacón, en 1952.
ALUMBRE* (sulfato hidratado de aluminio y potasio): mineral de aspecto frágil
y transparente que se obtenía a partir de
las arcillas y lignitos más superficiales.
Durante mucho tiempo se usó como
mordiente, ya que era el único producto
conocido capaz de fijar los colores en las
telas sin dañarlas y de curtir las pieles;
también resultaba muy útil en determinados preparados de farmacia. Las primeras noticias conocidas sobre la
explotación de minas de alumbre y caparrós en la comarca Andorra-Sierra de
Arcos datan del siglo XVI, época de desarrollo de la industria textil aragonesa.
La minería en la comarca andorra-Sierra de arcos
Desde al menos el siglo XVI, Alloza,
Ariño, Andorra y Estercuel destacaron por
elaborar y comercializar alumbre y caparrós, unos acreditados minerales que se
utilizaban, sobre todo, como mordientes
en los tintes textiles. La producción era
vendida principalmente en Zaragoza,
algunas ciudades de Cataluña y el puerto
de Vinaroz, y dio fama y prosperidad económica a la zona durante el siglo XVIII.
1960 se empezaron a explotar arcillas
comunes, refractarias y caolín en varios
puntos de Oliete, Crivillén, Gargallo y
Estercuel. Hasta fechas recientes no se
instalaron fábricas de gres y otras cerámicas en algunos municipios de la zona, y la
materia prima se transformaba en otras
regiones.
LAS MINAS
Las explotaciones mineras están tan vinculadas a la historia y a la economía de
esta comarca que han configurado en
gran medida su identidad colectiva.
Desde tiempos remotos, científicos y viajeros admiraron la amplia depresión de
terreno conocida con el nombre de Val
de Ariño, donde la erosión había dejado al
descubierto capas de distintos colores.
Esa diversidad de estratos geológicos
permitió a los pobladores de varias épocas
aprovechar tres riquezas minerales: alumbre*, arcillas y lignito.
13
La minería en la comarca andorra-Sierra de arcos
< Haciendo la guardia en el polvorín, Andorra.
A mediados de la década de 1940, casi el
setenta por ciento de la superficie registrada en Val de Ariño permanecía improductiva. Además de algunos pequeños
propietarios individuales, había cuatro
empresas mineras de relativa importancia: Cañada S. L., Cloratita S. A., Compañía Española de Investigación y Fomento
Minero, S. A. (CEIFM S. A.) y SAMCA.
Las cuatro en conjunto no alcanzaban las
100 000 toneladas de producción anual,
una cifra muy baja si se tiene en cuenta la
gran superficie que controlaban. SAMCA,
que por entonces pertenecía, al igual que
Cloratita, S. A., al grupo químico Cros,
fue la única que continúo las labores carboníferas. En los años 40 ya desarrollaba
labores en la concesión Santa María y
estaba construyendo viviendas para trabajadores en la localidad de Ariño, donde
había emprendido también otras iniciativas sociales.
En 1942 se constituyó la denominada
Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO),
una nueva sociedad estatal que contaba
entre sus proyectos con la extracción de lignito de la cuenca de Alloza-Ariño-Andorra.
Dado que la parte más productiva estaba
como vemos en manos privadas, comenzó
un largo y complicado proceso de negociación con los propietarios mineros, algunos
de los cuales se resistían a vender sus concesiones. En junio de 1946 se publicó la
expropiación forzosa de un conjunto de
pertenencias** mineras enclavadas en los
términos de Alloza, Ariño, Andorra y
Oliete. La superficie superaba las ocho mil
hectáreas y entre los afectados figuraban
las citadas cuatro principales empresas de la
zona. Desde finales de la década de los 40
ENCASO abordó ya una intensa actividad
minera en la cuenca.
PERTENENCIA**: en la ley minera de 1825
se denominó pertenencia a la unidad de
medida de las propiedades, que se estableció en 200 por 100 varas, algo menos de
14000 metros cuadrados, un tamaño demasiado reducido para productos como el
carbón.
DENUNCIA: figura legal introducida por
esa misma ley para que los particulares se
vigilasen entre sí. Permitía a cualquier persona acusar a una empresa minera de
incumplimiento de los requisitos legales y,
probada la veracidad, el denunciante obtenía las pertenencias que figuraban en la
denuncia.
las primeras empresas carboneras de la comarca
La apertura de explotaciones mineras de
cierta relevancia comenzó a principios
de siglo, como una consecuencia más de la
expansión económica de la época y del
proceso industrializador que vivía la
región. Varios empresarios abrieron cotos
mineros en distintos puntos de Val de
Ariño. Entre ellos destacaron los andorranos Manuel y Macario Sauras, y Manuel
Cañada, que en el año 1898 había iniciado
uno de los trabajos de explotación más
antiguos de la zona, en la concesión Barrabasa, en tierras de Alloza, y producía entre
4000 y 9000 toneladas al año. Por otro
lado, en 1920, unos industriales catalanes
apellidados Tayá fundaron la Sociedad
Anónima Minera Catalano-Aragonesa
(SAMCA), que iba a tener gran relevancia
en la zona. En esos años, la Sociedad General Azucarera de España, propietaria entre
otras de una fábrica azucarera en La Puebla de Híjar desde 1912, también empezó
a extraer entre 5000 y 8000 toneladas
anuales de lignito para autoabastecerse.
LAS MINAS
Las primeras concesiones para explotar el
lignito de la comarca estuvieron repartidas entre pequeños propietarios. Era frecuente que esos registros mineros no
prosperaran o que a lo sumo se extrajeran
de ellos escasas producciones destinadas
al consumo local. Los más remotos surgieron hacia 1855 en las cuencas de Gargallo
y Estercuel, mientras que para Val de
Ariño los primeros empresarios aparecieron citados en Miscelánea Turolense, entre
los años 1891 y 1901. En 1900 la Agencia
de Negocios de Domingo Gascón contaba
en esta cuenca con cuatro minas, que
transfirió un año más tarde a la Sociedad
General de Carbones de Teruel. Su peso
dentro de la aún débil minería turolense
era inapreciable.
15
Las primeras empresas carboneras de la comarca
Los yacimientos de lignito turolense se
encuentran en el centro-norte de la provincia. Durante buena parte de la Era
Secundaria o Mesozoico (hace 250 millones de años), que se divide en los períodos
Triásico, Jurásico y Cretácico, casi toda
la actual provincia turolense estuvo
cubierta por las aguas de un gran golfo
marino de aguas cálidas. La línea de costa
no era estable, sufría retiradas y avances
que dieron lugar a una alternancia de
ambientes continentales con ambientes
de plataforma marina desde finales del
período Jurásico hasta mediados del Cretácico. Los restos de una densa vegetación, que quedaron enterrados en los
fangos y arenas aportados por los cursos
fluviales, dieron origen a la formación de
las capas de carbón, que alternaban con
otras rocas sedimentarias (arenas, margas, limos, lutitas, areniscas) y quedaron
dispuestas en sucesivas capas o estratos.
Además, como consecuencia de continuos procesos geológicos, dichas capas no
se encuentran en posición horizontal,
sino que presentan pliegues y fracturas,
penetran en el subsuelo y vuelven a aflorar en zonas alejadas entre sí. No es
< Formación del carbón a partir de materia vegetal (Simón, J. L. et al., 1998).
extraño, por tanto, que la explotación de
minas haya sido posible en distintos lugares de la provincia. Los estratos de carbón,
arcillas, areniscas y calizas se intercalan y
forman series de gran potencia. Los yacimientos carboníferos se encuentran en
las formaciones del Cretácico inferior
(entre el Aptiense y el Albiense), que reciben la denominación universalmente
aceptada de “Formación de Escucha” y
“Formación de Utrillas”, por encontrarse
sobre ellas estas poblaciones donde desde
antiguo se explotaba el carbón. Los carbones explotados pertenecen todos a la Formación Escucha, aunque presentan
características distintas según el ambiente
sedimentario en que se formaron. Se diferencian dos subzonas: la norte (Val de
Ariño, Estercuel) y la sur (Utrillas, Escucha, Castellote), con mayor grado de carbonificación***.
CARBONIFICACIÓN***: proceso físicoquímico y biológico de formación del carbón a partir de la celulosa y la lignina de la
materia vegetal, que consiste en el incremento del contenido de carbono frente a
otros elementos. En los primeros estadios
la materia vegetal se transforma en turba,
pero a medida que el proceso de pérdida
de agua y expulsión de volátiles continúa
pasa a convertirse sucesivamente en carbones cada vez con mayor grado de carbonización: lignito, hulla y antracita.
La formación del carbón: el lignito
Uno de los rasgos más característicos de
los yacimientos de carbón es la frecuente
repetición de capas individuales intercaladas entre capas de otra naturaleza, que
también se repiten de forma cíclica a lo
largo de series que pueden alcanzar enormes espesores. Cada ciclo de estas sucesiones suele estar constituido por un
tramo de areniscas y conglomerados, otro
de arcillas o pizarras, una o varias capas de
carbón y nuevo tramo de arcillas, a veces
intercaladas con calizas y fósiles marinos.
Aunque los carbones más antiguos datan
de hace unos 450 millones de años
(cuando las plantas empezaron a coloni-
zar los continentes), los períodos en los
que el registro geológico muestra una
mayor cantidad de carbón corresponden
a los de hace 300 y 50 millones de años,
dos etapas orogénicas o de formación de
relieves de gran actividad tectónica.
LAS MINAS
El carbón es una roca sedimentaria –forma
capas o estratos– del grupo de las orgánicas –en su formación han intervenido
directamente los seres vivos–. Se origina a
partir de la transformación de masas vegetales acumuladas en zonas pantanosas,
lagunares o deltaicas, que se caracterizan
por estar inundadas durante largos periodos de tiempo. Otra condición decisiva
para la formación de los yacimientos es
que la acumulación vegetal no sea descompuesta antes de ser enterrada y que
alternen períodos de hundimiento o subsidencia rápida, en los cuales los restos
vegetales son depositados, inundados y
destruidos, y períodos de subsidencia
lenta, en los que la cuenca se va rellenando de sedimentos donde se inicia una
nueva colonización vegetal.
17
La formación del carbón: el lignito
Esas labores son de distintos tipos. La fundamental es el pozo principal de extrac< Rozadora de tambor.
El método de explotación viene definido
por el conjunto de todas las normas y
reglas prácticas mineras, modernas tecnologías y descubrimientos de la investigación empleados en el aprovechamiento
óptimo de un yacimiento desde los puntos de vista económico y de seguridad.
Hay dos partes fundamentales: la geome-
tría del método, donde se incluye el diseño
de la forma normalizada de las labores de
acceso, preparación y explotación de cada
labor de arranque; y la tecnología aplicada
para arrancar, cargar y transportar el
mineral.
En nuestra comarca, se empleó en principio el sistema llamado de cámaras y pilares, muy antiguo y clásico en la provincia.
Tanto el arranque del carbón como su
carga eran labores manuales, que obligaban a dejar macizos de protección entre
las cámaras y en las galerías; las pérdidas
de carbón podían llegar al 50 % en cada
capa. Además, propiciaba incendios espontáneos, que a menudo obligaban a abandonar unidades de explotación completas. A
partir de los años 60 se fueron implantando procedimientos cada vez más adecuados, con un índice de aprovechamiento
superior y mayor seguridad en el trabajo.
Sin embargo, la posibilidad de avance
tecnológico en el interior se ve limitada
porque las herramientas y máquinas necesarias son muy específicas, condicionadas
por la falta de espacio, la escasa ventilación y las peculiares condiciones ambientales. En la actualidad, este tipo de
minería se considera excepcional y solo se
utiliza para extraer minerales de gran
valor o cuando se pueden aplicar sistemas
muy tecnificados que prescinden casi por
completo de mano de obra.
la minería subterránea
Existen dos métodos de extracción claramente distintos. El tradicional, la minería
subterránea, accede a las capas de carbón
sin mover los materiales que se sitúan por
encima (los estériles, según la terminología minera), a diferencia de las explotaciones a cielo abierto. En nuestra comarca ha
sido subterránea hasta mediados de los
años 70. Con este método hay que realizar
un conjunto de labores de acceso –que en
definitiva son huecos practicados en el
terreno por diferentes medios y técnicas–
para llegar al mineral, enlazarlo con la
superficie y estructurarlo en secciones y
tamaños normalizados, que permiten proceder al arranque de una manera ordenada,
segura y económica.
ción, que se excava tras el estudio de su
ubicación ideal y pone en contacto el exterior con el interior; de él partirán todas las
galerías. Un caso especial es el plano inclinado principal, que cumple las mismas
funciones y se realiza cuando las características geológicas lo aconsejan. Por otro
lado, se pueden diferenciar las llamadas
labores auxiliares (pozos, planos inclinados o chimeneas de ventilación), de preparación (galerías generales, transversales,
recortes, etc.), y las de arranque o explotación, propias de cada método. Dadas sus
características geológicas (capas de carbón potentes, con una inclinación que
suele ser inferior a los 30 grados de pendiente), el modelo de preparación minera
más usual en la cuenca de Val de Ariño era
el de la llamada mina horizontal o de
explotación por plantas, de forma que
cada una de ellas es una franja del
yacimiento comprendida entre dos galerías horizontales. En el subsuelo queda
excavada toda una red de galerías, que se
comunicaba con el exterior a través del
pozo principal de extracción.
LAS MINAS
Las labores mineras tienen la misión de
poner a disposición de la humanidad los
minerales que necesita; es decir, los buscan en la parte accesible de la corteza
terrestre y los explotan, mediante técnicas de laboreo y beneficio. Para valorar un
yacimiento se efectúan trabajos de reconocimiento, exploración e investigación
que permiten conocer las características
geológicas, la rentabilidad económica
(mediante la evaluación de las reservas) y
los condicionantes sociales y medioambientales, y elegir el tipo de minería que se
va a desarrollar.
19
la minería subterránea
•
Canteras: caracterizadas por una
extracción lenta y cuidada (en bloques o losas) de diferentes tipos de
rocas que se utilizan para la construcción.
•
Cortas: consisten en labores tridimensionales en las que se arranca
gran volumen de minerales. Los trabajos mineros profundizan al mismo
tiempo que se extienden en longitud
y anchura.
•
Minería de transferencia: tienen
lugar labores bidimensionales con
< Corta Santa María, Ariño.
explotaciones a cielo abierto se revelaban
capaces de recuperar más del 90 % del carbón desperdiciado en viejas explotaciones
subterráneas.
El sistema de minería a cielo abierto que
se generalizó en nuestra comarca se denomina transferencia entre paneles; pertenece, por tanto, a este último tipo.
Mediante el uso de maquinaria pesada, las
labores se inician con la apertura de un
hueco y una escombrera exterior, y continúan abriendo sucesivos paneles en el
yacimiento y rellenando los anteriores
con los estériles del siguiente panel. Al
elegirlo, la principal empresa minera
(ENDESA) consideró que minimizaba la
afección medioambiental. El objetivo
final es realizar un proceso de restauración
de terrenos integrado con la propia operación minera. En concreto, a través de
varias fases, se repueblan con especies
forestales los taludes de escombrera y las
plataformas se ponen en marcha para uso
agrícola.
Esta modalidad de explotación supone un
logro desde el punto de vista de la productividad (los rendimientos medidos en
tonelada extraída por trabajador son casi
10 veces mayores que en la subterránea),
de la rentabilidad y de la mejora en las condiciones de trabajo. Sin embargo, la
menor necesidad de puestos de trabajo es
una de las razones principales que explican el declive demográfico que comienza
en la provincia en la década de los años 80
y se agudiza en las décadas siguientes.
Otros aspectos negativos de las explotaciones a cielo abierto son la destrucción de
paisajes, sus efectos sobre la agricultura y
la alteración del marco ecológico, cuestiones que provocaron tensiones entre ayuntamientos y empresas explotadoras. Hay
que tener en cuenta, sin embargo, la destacable labor de restauración realizada en
la comarca. Además de recuperar terrenos
para las tareas agrícolas, se llevó a cabo un
innovador proyecto en la superficie de
Corta Alloza, con la creación de un humedal en el hueco final de la explotación, que
ha permitido el crecimiento de flora
autóctona y la proliferación de fauna
diversa; además sirve de lugar de descanso
a distintas aves migratorias.
La minería a cielo abierto surgió en Aragón
en los años 70, cuando se hizo patente que
la subterránea no era capaz de satisfacer la
demanda de las centrales térmicas de la
región. Varias empresas comenzaron a realizar estudios de viabilidad y SAMCA fue la
pionera al introducir esta tecnología en la
mina Santa María (en el término municipal de Ariño) a principios de 1975. Las
la minería a cielo abierto
Dependiendo de los diferentes tipos de
yacimientos, hay tres métodos de excavación básicos, aunque en algunos casos la
explotación sea una combinación de ellos:
profundización casi fija, de capas de
minerales horizontales o de poca
pendiente, con o sin recubrimiento
de estéril.
LAS MINAS
La minería a cielo abierto consiste en una
excavación realizada desde la superficie
del terreno con el fin de llegar a extraer el
mineral sin labores subterráneas. Para
lograrlo se realizan varias operaciones:
arranque mecánico de los materiales rocosos, carga en los medios de transporte,
traslado del mineral al punto de tratamiento o uso, acarreo del estéril a la
escombrera y vertido o descarga de ambos
materiales. Para que este tipo de minería
sea posible se necesita que el espesor de los
estériles no sea excesivo en comparación
con el mineral a extraer. Por ello, la relación entre ambos es determinante en la
elección de esta técnica.
21
la minería a cielo abierto
< Entibado con cuadros metálicos.
En las décadas siguientes, la modernización de los métodos significó un cambio
muy importante en las condiciones de
trabajo (e incluso en la consideración
social) de los mineros. Se trasladaban en
camiones adaptados para viajeros, que
seguían rutas establecidas. Al principio,
vehículos anticuados y carreteras en mal
estado provocaban frecuentes retrasos en
el comienzo de la jornada. El minero
encontraba ahora en los vestuarios guantes e indumentaria de trabajo (el equipo
fue evolucionando: mono completo o
traje de pantalón y chaqueta, botas de
goma), que era utilizada según las variables condiciones del interior: a veces frío,
y a veces mucho calor. A continuación se
pasaba por la lampistería, donde se cogían
la lámpara y una ficha que se colocaba en
un tablón, lo que mostraba así el número
de obreros disponibles y su categoría. El
vigilante comunicaba la labor que correspondía realizar ese día y los mineros bajaban a la planta.
La organización de los trabajos y las categorías laborales estaban relacionadas con
los métodos de explotación y con el
grado de mecanización aplicado en cada
momento. Durante los años sesenta,
cuando comenzó a utilizarse el método de
tajos convencionales de pasadas sucesivas, el personal de interior se distribuía en
cuatro grandes secciones: arranque o frentes de explotación (a cargo de picadores y
barrenistas), preparación o avance de galerías (ayudantes, vagoneros, entibadores),
mantenimiento mecánico y eléctrico, y
servicios generales, como el transporte y el
suministro de materiales. Cada relevo
(había tres) tenía un responsable o vigilante, que revisaba los tajos y controlaba
el estado de las labores.
La atmósfera polvorienta, una importante humedad y las corrientes de aire
para ventilación, con sus bruscos cambios
de temperatura, provocaban frecuentes
enfermedades respiratorias. Podían sufrir
lesiones como consecuencia del esfuerzo y
a menudo accidentes leves, golpes con las
herramientas o maquinaria y caídas. La
labor más peligrosa era la de avance, por el
uso de explosivos y porque nada sostenía
el hueco recién abierto; el temor a los
derrumbes era casi constante, hasta que
los entibadores fijaban el techo y las paredes de la galería por medio de cuadros (en
los primeros tiempos, de madera; luego,
metálicos). Existía también el peligro reiterado de sufrir avenidas de agua e incendios producidos por la autocombustión
del mineral. En los años 70 comenzó una
auténtica revolución en cuanto a medidas
de seguridad e higiene, que mejoraron sustancialmente las condiciones laborales.
El trabajo en la mina: el minero
encendido para asegurarse de la calidad de
la atmósfera.
LAS MINAS
La mina se compone de un entramado
subterráneo de galerías oscuras y polvorientas, siempre revestidas de cierta dosis
de peligro, en las que los mineros desempeñaban tareas de gran dureza física. En
los primeros años cuarenta, para entrar a
formar parte de la plantilla solo era necesario superar una revisión médica. El trabajador se incorporaba al proceso
productivo desde el escalón más bajo de
ayudante-minero y adquiría la pericia en el
tajo, en contacto directo con el carbón. Los
salarios eran míseros y las condiciones en
que se extraía el carbón, muy difíciles. Los
mineros acudían a las explotaciones de Val
de Ariño, casi siempre a pie, desde los pueblos cercanos. El encargado anotaba los
nombres, les entregaba la ración de carburo (que debía pagar el minero) y la rudimentaria herramienta, y ellos dejaban su
ropa en un cuarto y bajaban al lugar de trabajo. El arranque del mineral se hacía a
golpe de pico y con ayuda de la explosión
de barrenos de dinamita, para a continuación afrontar la penosa labor de sacarlo al
exterior, con vagonetas manuales o tiradas por caballerías. La mayoría de los
mineros trabajaban casi desnudos y
bebían agua que un pinche repartía por los
tajos. Sin duchas, apenas se lavaban a la
salida. La seguridad de las labores se comprobaba con métodos elementales, como
el de recorrer las galerías con un candil
23
El trabajo en la mina: el minero
Situación. Aproximadamente a 1 kilómetro
de Andorra, en el comienzo de Val de Ariño.
Cronología. El primer plan de labores data
de 1950 y la producción comenzó en 1952,
< Mina Andorrana, Andorra.
La Oportuna
Situación. En Val de Ariño, dentro del término municipal de Alloza, a 7 km de
Andorra.
Cronología. Las tareas de preparación
comenzaron en 1949, aunque la primera
zona donde se ubicó se tuvo que abandonar; ya en 1951 dio la primera producción,
de 16 929 toneladas. Se cerró en verano de
2005, por terminarse las reservas.
Personal. La época en que más trabajadores tuvo fue hacia 1978; cifrados en unos
780, de los cuales 730 eran personal de
interior y 50 estaban en administración,
talleres y exteriores. En cuanto a personal
técnico, responsable del laboreo, llegó a
tener 4 ingenieros superiores y 15 ingenieros técnicos de minas.
Infraestructura. El acceso a las labores de
interior se realizaba mediante cuatro planos inclinados, conocidos como plano
n.º 1, n.º 2, n.º 3 y plano General. Se construyeron 12 plantas, quedando la más
profunda a 559 metros de la superficie. La
infraestructura de galerías llegó a tener
45 km de huecos abiertos.
Sistemas de explotación. Cámaras y pilares. Tajos franceses con pique a mano.
Tajo mecanizado con entibación autodesplazable, de origen ruso. Tajo mecanizado
alemán con entibación autodesplazable,
arranque con cepillo. Sutiraje por subniveles con minador de ataque puntual, origen ruso (PK-3).
Producción. Aunque esta explotación no
tuvo una producción regular, debido a los
problemas surgidos en el laboreo, ello no
impidió obtener un gran resultado total:
11 380 639 toneladas.
Innominada
Situación. En Val de Ariño, dentro del término municipal de Ariño, a 11 km de
Andorra.
Cronología. Las labores preparatorias
comenzaron en 1955 y los trabajos de
arranque a finales de 1956, en cuyo año se
extrajo una producción simbólica de 580
toneladas. Se cerró, una vez agotado el
yacimiento, en mayo de 1995.
Las minas de ENCASO/ENDESA
Andorrana
con 4850 toneladas. Cerró en 1967, por
tres motivos: fallas, agua y poca potencia
de las capas explotadas.
Personal. Unos 370 trabajadores.
Infraestructura. Se accedía a las explotaciones mediante dos planos inclinados, que
alcanzaron una longitud de entre 600 y 700
metros. El número de plantas fue el de tres,
aunque tan solo se explotaron dos. Las
galerías realizadas llegaron a alcanzar 4 km.
Sistemas de explotación. Cámaras y pilares. Tajo francés, entibación de fricción y
pique a mano.
Producción. La suma obtenida en sus años
de explotación fue 785 487 toneladas. La
máxima se alcanzó en 1966, año anterior
al cierre, cuando se extrajeron 124 704
toneladas.
LAS MINAS
La Empresa Nacional Calvo Sotelo de
Combustibles Líquidos y Lubricantes
(ENCASO) se constituyó en 1942 para gestionar el proyecto autárquico de abastecer
al país de los carburantes y lubricantes que
necesitaba la actividad industrial. La nueva
sociedad puso en marcha un conjunto de
factorías entre las que figuró el Grupo Ebro,
que levantó una central térmica en Escatrón, extrajo lignito en la cuenca de AllozaAriño-Andorra y construyó un ferrocarril
para unir las zonas industrial y minera.
Desde finales de la década de 1940
ENCASO abordó una intensa actividad
minera en dicha cuenca, con labores en el
Pozo San Juan, Andorrana, La Oportuna e
Innominada. En 1972, el Estado decidió
traspasar este complejo minero a ENDESA
y el cambio de titularidad vino acompañado de un potente proceso de mecanización y modernización de las minas
Innominada y La Oportuna, así como de
una serie de nuevos beneficios sociales para
sus empleados. En los años 80 se produjo
un radical cambio tecnológico con la aparición de la minería a cielo abierto, que
comenzó en 1981 con la apertura de Corta
Alloza y se intensificó en los años siguientes en Corta Barrabasa y Corta Gargallo.
25
las minas de ENCASO/ENDESA
Situación. En Val de Ariño, entre las minas
La Oportuna e Innominada, dentro del
término municipal de Alloza, a 10 km de
Andorra.
< Mina La Oportuna, Alloza.
Corta Barrabasa
Situación. En Val de Ariño, la explotación
comenzó muy próxima a La Oportuna y
finalizó a unos 2 km de Andorra.
Cronología. Los trabajos de preparación
comenzaron en 1986, con una producción
de 123 254 t, y finalizaron a comienzos de
2002.
Personal. Sin apenas variaciones, la plantilla estaba formada por unos 66 productores, incluidos técnicos y especialistas (dato
de 1999); a partir de este año, afectada por
prejubilaciones, el número fue bajando a 56
en el año 2000 y 45 en el año 2001.
Sistemas de explotación. Minería a cielo
abierto, explotación por transferencia
entre paneles.
Producción. En la vida de la explotación se
obtuvieron 7 464 076 t, siendo máxima en
1992 con 600 247 toneladas.
Situación. En el término municipal de Gargallo, en la subcuenca Gargallo-Estercuel.
Cronología. La explotación comenzó a
mediados de los 90, con una producción
de 241 857 t; su cierre tuvo lugar en 2007.
Personal. El personal propio de ENDESA
fluctuó, pero con pequeñas variaciones;
en 1999 había 44 trabajadores, incluyendo
técnicos y especialistas; en 2000 bajó a 38
y en el año 2001 había 37. En la explotación intervino también personal de
empresas subcontratadas, cuyo número
dependía de los trabajos a realizar.
Sistemas de explotación. Minería a cielo
abierto, explotación por transferencia
entre paneles.
Producción. En total, 5 000 000 toneladas.
27
Corta Gargallo
Corta Gargallo Oeste
Situación. En las inmediaciones de Estercuel y, por lo tanto, dentro de su término
municipal.
Cronología. Comenzó la extracción de
carbón en el año 2001, con 84 802 toneladas; finalizó en verano de 2012. En 2013
está en fase de restauración.
Personal. Comenzó con unos 40 trabajadores procedentes de Corta Barrabasa.
Más adelante se complementó con personal de empresas subcontratadas.
Sistemas de explotación. Minería a cielo
abierto, explotación por transferencia
entre paneles.
Producción. Hasta final de 2004 se obtuvieron 1 862 814 t, con una media anual
muy cercana a las 600 000 t/año, exceptuando el primero.
Las minas de ENCASO/ENDESA
Corta Alloza
Cronología. Comenzó a dar producción,
concretamente 476 622 toneladas, en el
año 1981 y finalizaron las labores de
extracción en 1991.
Personal. El personal directo de ENDESA
en esta explotación lo conformaron el staff
técnico y algún encargado, el resto del personal fue una agrupación de empresas
denominada CADA.
Sistemas de explotación. Minería a cielo
abierto, explotación por transferencia
entre paneles.
Producción. Se extrajeron un total de
6 518 231 de toneladas durante toda la
vida de la explotación, el máximo se
obtuvo en 1984 con un total de 996 841
toneladas.
LAS MINAS
Personal. En 1978, uno de los años de
mayor actividad, había unos 900 trabajadores, de los cuales 750 eran personal de
interior y los 150 restantes era personal de
administración, talleres y exteriores. En
los niveles técnicos hubo un número muy
similar al de La Oportuna, con 4 ingenieros y 15 ingenieros técnicos.
Infraestructura. Tuvo dos pozos verticales
de acceso al interior con sus correspondientes castilletes metálicos, San Fernando y San Joaquín, y además un plano
inclinado (contraplano). En la última fase
de explotación, para explotar los macizos
de protección del Pozo San Joaquín se
accedía a él mediante un plano inclinado.
Se construyeron 8 plantas y tuvo una profundidad máxima de 500 metros. La infraestructura de galerías fue de unos 30 km.
Sistemas de explotación. Cámaras y pilares. Tajos franceses con pique a mano. Tajos
mecanizados con entibación autodesplazable, de origen ruso, arranque con rozadora de doble tambor. Tajo mecanizado de
sutiraje con entibación autodesplazable, de
origen alemán. Sutiraje por subniveles con
minadores de ataque puntual, PK-3.
Producción. Los niveles anuales de producción en esta explotación fueron más regulares que los de La Oportuna, debido a que el
terreno encajante de las capas de carbón
ofrecía un mejor comportamiento. En total
se extrajeron 11 064 249 toneladas.
Esta denominación comprendía un grupo
de minas unidas entre sí por medio de galerías para facilitar la extracción del carbón y
la ventilación, así como la evacuación de los
trabajadores en caso de emergencia. Estas
minas, entre las que se encontraban Corral
Negro, Santa Rosa y Plano del Este, no eran
< Mina Corral Negro en los años 60, Ariño.
Situación. En Val de Ariño, ocupando parte
de los términos de Alloza y Ariño.
Cronología. A partir de 1940 se fueron acometiendo labores de acceso con distintas
denominaciones: El Juncial, Pozo Santa
Rosa, Pozo Santa Bárbara, Pozo Regina.
Con el tiempo las labores se concentraron
en un único pozo de extracción, el denominado Corral Negro, que cerró en 1985,
mientras los restantes quedaron como
labores auxiliares de ventilación.
Personal. La plantilla inicial fue de 137
obreros, pero alcanzó, en algunas épocas,
450. Cuando finalizó la explotación, los
245 trabajadores que la componían pasaron a otras explotaciones del grupo.
Infraestructura. El acceso a las labores de
interior se realizaba mediante planos
inclinados en algunos casos y mediante
pozos verticales, en otros.
Sistemas de explotación. Cámaras y pilares. Cámaras y pilares con scraper. Tajos
franceses con pique a mano. Niveles en
retirada con minador de ataque puntual.
Producción. Durante su período de producción, condicionada por muchos factores, las cifras partieron de las 40 000
toneladas iniciales, subieron a 60 000 en
1950, y siguieron ascendiendo hasta superar las 300 000 toneladas a comienzos de la
década de los 70; esta cifra se mantuvo
hasta su cierre.
María
Situación. En Val de Ariño, dentro del término municipal de Ariño.
Cronología. Las labores de acceso comenzaron en 1973, y ya ese mismo año se extrajeron 31 000 toneladas; cerró en mayo de
2009.
Personal. Hubo muchas oscilaciones en el
número de trabajadores. La explotación
acogía personal proveniente de otras
minas del grupo, afectadas por reestructuraciones. En los primeros años, tuvo una
plantilla media de 65 trabajadores; en
1993, 117; y en 1996, alcanzó los 130.
Infraestructura. Constaba de dos planos
inclinados, separados unos 30 metros,
para acceder a las labores de explotación.
Desde sus inicios hasta 1986 todas las
labores se realizaron por medio de rozadoras de ataque puntual PK-7 de origen ruso
y a partir de este año se sustituyeron por
otras similares denominadas PK-3. Tuvo 7
plantas. La profundidad alcanzada desde
la cota de entrada es de 347 metros.
Sistemas de explotación. El método utilizado fue el de sutiraje de niveles con minador de ataque puntual.
Producción. A partir de 1986, la producción anual osciló entre 260 000 y 300 000
toneladas; la cifra récord se obtuvo en
1994 con 306 047 toneladas.
Las minas de SAMCA
Coto Minero Ariño
independientes, por lo que las cifras de producción y empleo se contabilizaban de
manera global.
LAS MINAS
La Sociedad Anónima Minera CatalanoAragonesa, que venía extrayendo lignito
en el término municipal de Ariño desde
los años 1920, atravesó serias dificultades
durante la década de los 60, la más crítica
para la minería del carbón. Problemas
laborales (accidentes y conflictos internos), técnicos y comerciales repercutieron
negativamente en la marcha de la sociedad, que en 1972 fue adquirida por el aragonés Ángel Luengo, un empresario que
contaba con gran trayectoria minera en
esta cuenca. La nueva dirección técnica
mecanizó los sistemas de excavación, que
no han dejado de avanzar hasta la actualidad en la mina Sierra de Arcos y comenzó
a trabajar en Val de Ariño, a principios de
1975, en la primera mina a cielo abierto de
Aragón. También cobraron impulso las
mejoras sociales en la localidad de Ariño,
donde se instaló, por ejemplo, un colegio
con profesores salesianos (el edificio
alberga en la actualidad el Centro de Interpretación del Arte Rupestre Antonio Beltrán). En 1982 SAMCA producía el 34 %
del lignito turolense.
29
las minas de SAMCA
Situación. Muy próxima a Ariño, en Val
de Ariño.
Cronología. Las labores preparatorias
comenzaron en 1983 y la primera producción se extrajo en julio de 1985. En la
actualidad sigue activa.
Personal. Se ha mantenido muy estable;
en 1993 había 210 trabajadores y en 1996,
190 trabajadores.
Infraestructura. Muy similar a la anterior,
el acceso al interior es mediante dos planos inclinados paralelos; la profundidad
desde la cota de entrada es de 559 metros.
Sistemas de explotación. Es el mismo que
se ha generalizado en toda la zona, aunque
hay variables en cuanto a la concepción de
los cuarteles de explotación. En lo fundamental, consiste en el sutiraje de niveles
de carbón con minador de ataque puntual.
Producción. En el año 1993 se extrajeron
326 470 toneladas; en 1996, 306 825 toneladas.
Corta Santa María
Situación. Dentro de la concesión Santa
María, muy próxima a Ariño, en Val de
Ariño.
Cronología. Las labores preparatorias de
mina se comenzaron hacia el año 1978. Su
origen se remonta a una explotación de la
denominada Corta n.º 2; en la actualidad
sigue en actividad.
Personal. Ha ido fluctuando según las
necesidades de explotación, con personal
propio de la empresa y algunas tareas subcontratadas.
Sistemas de explotación. Minería a cielo
abierto, explotación por transferencia
entre paneles.
Producción. Las cifras han ido aumentando
alrededor de un millón de toneladas al año,
desde las 52 000 toneladas iniciales.
31
Sierra de Arcos
han retomado los trabajos productivos en
Mi viña.
vincia de Teruel (la última es Sierra de
Arcos, de SAMCA).
Ante las dificultades que atravesaba la
minería subterránea, esta empresa se hizo
cargo de algunas antiguas explotaciones.
Desde principios de siglo XX, existían
labores como las minas Luisa, Indiferente,
Carlos o Mi Viña en tierras de Estercuel.
La Compañía General Minera emprendió
trabajos subterráneos en la mina Luisa en
1987; los mantuvo hasta 1992, con una
plantilla de más de 90 obreros. En 1993
reabrió la mina Carlos-Indiferente, con
casi medio centenar de trabajadores, aunque la plantilla fue disminuyendo; se cerró
en 2007 y fue la penúltima mina subterránea que se mantuvo operativa en la pro-
El sistema de explotación fue el de cámaras y pilares con sutiraje en retirada. El
avance de las galerías se hacía con tres
minadores de arranque continuo de origen ruso. El transporte interno del mineral se hacía con transportadores blindados
y con cintas transportadoras. A las capas
de carbón se accedía mediante planos
inclinados desde el exterior.
< Explotación a cielo abierto de Compañía General Minera, Estercuel.
El carbón obtenido es tratado en un lavadero neumático que, discriminado por
densidad, consigue mejorar la calidad del
carbón eliminando parte del azufre que
contiene.
LAS MINAS
La Compañía General Minera de Teruel,
S. A. se creó en 1978 con el objetivo de
obtener carbón aplicando las entonces
incipientes técnicas de minería a cielo
abierto. Su actividad se desarrolla principalmente en el término municipal de
Estercuel, aunque también la ha desempeñado en el de Cañizar del Olivar. En una
primera fase, la empresa explotó la mina
Mi viña, con una plantilla que osciló entre
30 y 54 trabajadores. Hasta 1987, la producción total fue de casi dos millones de
toneladas. Las labores con este sistema
de explotación continuaron en la mina
Elvira, entre 1990 y 2005 (con una producción media anual en torno a 165 000 toneladas), y desde 2006 hasta la actualidad se
Las minas de la compañía general minera
las minas de LA COMPAÑÍA GENERAL MINERA
Los comienzos de la explotación carbonífera en España fueron precedidos por el
< Central Térmica Teruel, Andorra.
El lignito de la cuenca de Val de Ariño
abasteció en las primeras décadas del siglo
XX a particulares, pequeños establecimientos locales y una variedad de industrias. En algunos casos, las fábricas
consumidoras de carbón se hacían cargo
también de la extracción arrendando
cotos mineros en la zona. Fue el caso de la
Sociedad General Azucarera de España,
propietaria de una fábrica en La Puebla de
Híjar desde 1912, que abastecía a esta y a
sus otras azucareras de Alagón, Calatayud, Casetas o Monzón con lignito obtenido en explotaciones propias. Hasta los
años 40, la empresa Cloratita S. A. también extraía carbón para su consumo en
diferentes industrias levantinas y catalanas del grupo químico Cros. Las cifras de
producción eran modestas: las explotaciones mineras de la Sociedad General extraían entre 5000 y 8000 toneladas, cifras
muy inferiores, por ejemplo, a las obtenidas por la empresa Minas y Ferrocarril de
Utrillas, que extrajo durante algunos de
los años veinte más de 100 000.
En los años 50 este panorama empezó a
cambiar con la decadencia y crisis de las
industrias consumidoras del combustible y el rápido relevo del carbón por el
petróleo como principal fuente de energía primaria. Los crudos de petróleo eran
más baratos que el carbón y aportaban
otras ventajas, como su comodidad
y limpieza de uso. Como resultado, el
destino del carbón quedó totalmente
asociado a la termoelectricidad. Las centrales térmicas de Aliaga y Escatrón,
recién construidas, eran las principales
consumidoras del carbón turolense. La
Empresa Nacional Calvo Sotelo, propietaria de esta última central, destinaba la
producción minera de Val de Ariño a
abastecerla. Esa dependencia hizo que el
trabajo en las minas se acomodara al consumo de la central, muy variable, irregular y supeditado a la producción obtenida
en las centrales hidroeléctricas. Desde
que a principios de los 70 se inauguró
otra central en Escucha, y en 1979 entró
en funcionamiento el primer grupo de
una nueva instalación en Andorra, la
central denominada Teruel, el destino de
la minería del carbón de la comarca está
exclusivamente ligado a la producción de
electricidad.
El destino comercial e industrial del carbón
Estas trabas han estado presentes en toda
la historia de la comercialización de los
lignitos. La primera hace referencia a las
limitaciones calóricas y a los componentes contaminantes, como el azufre, que
desprende el lignito al quemarse, y que es
el principal punto de debate en la crisis
que vive el sector a comienzos del siglo
XXI; y la segunda, a la falta de medios
rentables para el traslado de la producción, que como se sabe es una constante
carencia en la industrialización de estas
tierras.
nacimiento de una demanda específica
que provenía principalmente de astilleros, herrerías, hornos de cal, refinerías de
azúcar, fábricas de gas, etc. En la primera
mitad del siglo XIX el consumo aumentó
en una medida desconocida hasta entonces en las metalurgias de hierro y plomo,
y al generalizarse el uso de las máquinas
de vapor en industrias y medios de transporte.
LAS MINAS
Desde las últimas décadas del siglo
XVIII, los ilustrados aragoneses trataron de alentar el consumo del carbón
turolense, que parecía capaz de resolver
la delicada situación de escasez de leña y
carbón vegetal que sufría la ciudad de
Zaragoza y buena parte de la región.
Una de las dificultades que se oponían a
que el carbón mineral fuese de uso
común era la creencia generalizada de
que su combustión producía vapores
malolientes y muy perjudiciales para la
salud. La otra era la del transporte, que
encarecía tremendamente el precio del
mineral. A finales del siglo XVIII, en el
puerto de Barcelona resultaba casi tres
veces más barato el carbón inglés que el
turolense.
33
el destino comercial e industrial del carbón
1
2
3
Pero el gran protagonista de los viajes del
carbón de la cuenca de Val de Ariño desde
1953 fue el ferrocarril minero construido
entre las poblaciones de Andorra y Escatrón por la Empresa Nacional Calvo
Sotelo. El trazado, de más de 45 kilómetros, se iniciaba en Escatrón en los terrenos
de la zona destinada a las fábricas, que
determinaban la cota más baja de todo el
trayecto (128 metros de altura sobre el
nivel del mar). Empezaba, por tanto, a orillas del Ebro, continuaba por la margen
izquierda del río Martín, atravesaba el
arroyo de Val Primera y los ferrocarriles de
Madrid a Barcelona y de Val de Zafán hasta
Samper de Calanda, y a partir de aquí, por
la zona denominada Cabeza Gorda, llegaba hasta Andorra, donde alcanzaba 680
metros de altitud. La circulación ferroviaria evolucionó de forma paralela a las necesidades de carbón de la central térmica de
Escatrón. En los años cincuenta, cada con-
< 1. Camión para transportar carbón. 2. Cable aéreo, tramo intermedio. 3. Tren minero.
voy llevaba unos 14 vagones de 36 toneladas y se realizaban tres viajes diarios. Un
hito en la historia de estos convoyes lo
marcó la fuelización desde 1966 de las
máquinas que hasta entonces consumían
gran cantidad de carbón. La competencia
de nuevas fuentes de energía no podía quedar más patente.
En el interior del entramado minero, en
1959 empezó a funcionar un cable o ferrocarril aéreo para transportar el carbón
extraído de las explotaciones Innominada
(distante unos ocho kilómetros) y La
Oportuna (a unos cuatro kilómetros)
hasta las tolvas de la mina Andorrana.
Tenía 7308 metros de longitud total, descansaba sobre 83 caballetes metálicos, salvaba un desnivel de 118 metros y tenía
una capacidad de transporte de 120 000
kilos por hora. Los vagones del ferrocarril
se cargaban en las inmediaciones de esta
última y llegaban hasta la estación de
Andorra a través de un ramal de un kilómetro de longitud. Cuando aumentaron
las necesidades de carbón para abastecer la
nueva Central Térmica Teruel, el cable
aéreo fue sustituido por una red de cintas
transportadoras que incrementaban la
capacidad de transporte hasta 500 toneladas por hora. Este nuevo procedimiento
también fue definitivamente reemplazado desde 1984 por el transporte con
camiones por carretera.
el transporte del carbón
A principios de los años 1940 el problema
del transporte se hizo más evidente que
nunca en las explotaciones carboníferas
de la provincia. El lignito de la cuenca de
Val de Ariño recorría a lomo de mulos o en
carros más de 30 kilómetros, que incluían
elevadas pendientes en las que era preciso
doblar el tiro y donde en los días de lluvia
la tierra de los caminos se convertía en un
gran barrizal. El objetivo era la estación
ferroviaria de La Puebla de Híjar, donde se
cargaba en vagones con destino a Zaragoza o Barcelona, o era consumido en la
azucarera de la localidad. Sin embargo,
con la relativa mejora de las infraestructuras, el transporte por carretera fue
ganando terreno: en 1950, en Andorra
había once camiones dedicados al carbón
como mercancía principal y una década
después eran más de cincuenta.
LAS MINAS
Uno de los mayores obstáculos para el
desarrollo del sector carbonífero turolense
fue la ausencia de buenos medios para su
transporte. Solo había dos sistemas económicamente eficientes para el carbón: el
ferrocarril y la navegación de cabotaje. A
diferencia de la ciudad de Zaragoza, que se
benefició de una rápida comunicación
ferroviaria, la provincia de Teruel iba a
quedar excluida de las grandes líneas
nacionales, a pesar de que en el siglo XIX
relevantes personajes idearon proyectos
para tratar de trasladar el carbón hasta
determinados puntos neurálgicos. Como
en aquella época se consideraba viable la
navegación por el río Ebro desde Escatrón
hasta la desembocadura, varios trazados
tenían como destino esta población, desde
la que el mineral podría alcanzar el Mediterráneo. Esta idea resultó casi profética,
puesto que un siglo después Escatrón se
convirtió en destino del combustible, procedente de Andorra, que debía alimentar
la central térmica.
35
El transporte del carbón
< Poblado minero de Andorra, 1958.
ENCASO desarrolló este modelo, a mayor
escala, en Andorra. La construcción del
poblado minero comenzó en octubre de
1950 en un cerro próximo al pueblo. En
1953 se disponía ya de 240 viviendas y se
proyectaban 100 casas más. Tenían agua
corriente, luz eléctrica, cocinilla de carbón, servicio y ducha o bañera, y su disfrute estaba vinculado al contrato de
trabajo. Las destinadas a los mineros se
levantaron en la parte baja del montículo,
eran casas unifamiliares de una sola
planta, con una pequeña zona verde. Unas
calles más arriba, se construyeron otras
algo mayores (algunas eran de dos pisos)
para los vigilantes y empleados con categorías similares, y en la parte más elevada
de la loma, varios edificios para directivos.
Por otra parte, junto a la estación del ferrocarril se construyó un grupo destinado a
los empleados ferroviarios. Además, se
prepararon residencias para trabajadores
y para las congregaciones de los PP. Salesianos y las Hermanas Hijas de la Caridad
de San Vicente de Paúl, que se encargaron
de labores educativas. Las calles adoptaron nombres de pueblos de la provincia y
el nuevo poblado, que en principio aparecía separado del núcleo tradicional, contó
con capilla, hospital, escuelas, economato, oficinas, instalaciones deportivas,
recogida de basuras, guardas jurados y servicios de reparaciones gratuitas para las
viviendas.
La gran transformación socioeconómica
de la zona se reflejaba en 1970 en las cifras
de algunos indicadores sobre Andorra,
citamos tres: ocupaba la tercera posición
dentro de la provincia en población (tras
Teruel y Alcañiz), el nivel medio de renta
era de 137 608 pesetas mientras la media
del país era de 129 000 y había un 67% más
de televisores que en el resto del territorio
español. Contaba además con servicio de
autobuses a Zaragoza y Teruel, excelentes
piscinas, campos de baloncesto, un parque infantil de recreo y tráfico, peñas
recreativas y el segundo mejor club de fútbol de Aragón. Pero la presencia de una
gran empresa era también causa de la disminución de población agrícola, de la
ausencia de dinamismo empresarial y de
cuestiones más difíciles de cuantificar,
como la pérdida de identidad local. Tras
asumir el traspaso de las explotaciones,
ENDESA siguió diseñando beneficios
sociales para los empleados, aunque esta
práctica fue disminuyendo a medida que
crecían los servicios públicos estatales.
Transformación social y urbanística
En esas décadas, en un contexto de escasez general, algunas grandes empresas
desarrollaron una política social orientada a solucionar ese tipo de problemas.
En los centros industriales se construían
edificios de usos diversos con un peculiar
trazado y estilo arquitectónico, que respondía a la tipología de la cuadrícula utilizada en los ensanches de las ciudades
desde el siglo XIX. Este diseño se reprodujo en pequeños municipios turolenses,
en barriadas junto a las explotaciones
mineras. Ese iba a ser el caso de Ariño y
Andorra en nuestra comarca, pero también, por ejemplo, el de Aliaga (los barrios
de Santa Bárbara y de la Aldehuela) o el de
Utrillas (Barriada Obrera del Sur).
En Ariño, la empresa SAMCA empezó a
principios de los años 40 a construir un
grupo de 110 viviendas, a unos doscientos
metros del pueblo, para alojar a los mineros. La iniciativa, que se consolidó en las
décadas siguientes, constaba de residencias para técnicos, una clínica, una zona
recreativa (con bar, cine, peluquería, campos de deporte, etc.), economato laboral,
escuela (a cargo de los Hermanos de la
Salle) y centro de formación profesional.
LAS MINAS
El auge de las explotaciones de carbón produjo una clara revitalización demográfica
en la comarca. Ariño pasó de contar con
1224 habitantes en 1940, a 1656 en 1960.
Y Andorra creció de 2978 a 7795 en ese
mismo intervalo. En esta localidad los
nuevos habitantes procedían casi en un
70 % de Andalucía y también llegó un
número importante de Badajoz y Ciudad
Real. La primera y muy evidente consecuencia del aluvión demográfico fue el
hacinamiento de las familias y toda una
serie de problemas urbanísticos, sanitarios y sociales. En muy poco tiempo las
viviendas y todos los servicios municipales resultaron insuficientes.
37
transformación social y urbanística
El Pozo San Juan se localiza en Andorra,
muy próximo al casco urbano. Fue una antigua instalación minera, abandonada como
tal hacia 1960, que conserva todas sus señas
de identidad: el castillete de extracción, el
pozo minero, la sala de máquinas, los almacenes, la carpintería, etc. Esto permite que
las colecciones se muestren en su contexto
y sea mucho más fácil comprender el conjunto de trabajos propios de la minería.
Consta de los siguientes sectores:
Un antiguo almacén se convirtió en centro expositivo sobre el oficio y la vida del
minero. Dispone de una rica colección de
fotografías, planos, maquetas, útiles y
herramientas que muestran el duro y desconocido oficio minero. También se reproducen espacios de su vida cotidiana: el
economato, la enfermería, la oficina, la
lampistería, etc. Esta colección se va incrementando día a día gracias al trabajo de un
grupo de voluntarios, mineros retirados,
que se encargan de la localización y restauración de las piezas.
Castillete de extracción minera
Es el emblema físico y sentimental del Parque. Una esbelta estructura de hierro,
recientemente restaurada, de 44 metros
de altura; nuestra particular torre Eiffel,
construida además con el mismo sistema
que esta, mediante remaches calientes, sin
necesidad de utilizar tornillos.
Parque Escultórico
Exposición al aire libre de grandes máquinas, mudos testigos del duro trabajo en
túneles y galerías que ayudan a comprender los distintos métodos de explotación
del carbón en el interior de una mina,
desde los más antiguos a las últimas incorporaciones tecnológicas.
Edificio de máquinas
Se puede visitar el edificio donde se cobija
la máquina de extracción que hacía fun-
< Rozadora de ataque puntual, una de las máquinas expuestas en el Pozo San Juan.
cionar las poleas del castillete, una Robey
inglesa de principios de los años 50.
El Espacio de Interpretación “Restauración Ecológica de Zonas Mineras” se
localiza en Val de Ariño, entre los municipios de Andorra y Alloza, y comprende
Corta Alloza y Corta Barrabasa, explotaciones mineras a cielo abierto realizadas
por Endesa.
El carbón ha grabado su impronta en el
paisaje, y las minas, sobre todo las explotaciones a cielo abierto, dibujan escenografías que contrastan vivamente con los
decorados agrarios de nuestro entorno. Si
a ello añadimos el interesante proceso de
restauración de las explotaciones, nos
encontramos ante un panorama que no
deja indiferente a nadie. La visita nos permite conocer de primera mano todo el
proceso de explotación de una mina de
carbón por este método: los distintos sistemas de laboreo, la evolución de las
metodologías de restauración, los usos de
los terrenos ya restaurados y las relaciones
entre minería y medio ambiente.
HORARIO DE VERANO: fines de semana y festivos de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00
Horario de invierno: fines de semana y festivos de 12:00 a 14:00 y de 16:00 a 17:30
Pueden concertarse visitas fuera del horario
previsto. Todas las visitas son guiadas.
Más información en la Oficina Comarcal de
Turismo
Paseo de las minas s/n
978 880 927
www.turismoandorrasierradearcos.com
MWimas, un museo a cielo abierto
El Parque consta de dos espacios principales: el Pozo San Juan –donde se encuentra
la sede, el centro de visitantes y la principal área expositiva– y un Espacio de Interpretación, que corresponde a la superficie
restaurada de dos minas a cielo abierto.
Espacio museístico
LAS MINAS
El Parque Minero MWINAS, puesto en
marcha en mayo de 2005, tiene entre sus
objetivos conseguir un desarrollo sostenible de nuestro territorio, a través de la recuperación de la memoria histórica y del uso
innovador de los viejos espacios mineros. El
MWINAS brinda al visitante un espacio
único y vivo, en constante evolución, cuyo
eje vertebrador es la minería del carbón. Su
propuesta, que lo diferencia de otros
museos mineros, es mostrar la comarca
entera como un museo a cielo abierto. Ese
hilo conductor –la minería– tiene puntos de
referencia repartidos por el territorio, que
nos ofrecen una visión completa de la historia comarcal de este sector clave de nuestra
economía.
39
MWinas, un museo a cielo abierto
1
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3
4
más del 3 % de la financiación total y la
destinada a nuestra comarca se concentró
en Andorra (polígono industrial, parque
empresarial y matadero comarcal).
Las consecuencias de estos planes no han
afectado solo al sector minero, el motor
económico de la comarca, sino al resto de
los sectores. La destrucción de empleo significó un inmediato fenómeno de éxodo
poblacional y el estancamiento demográfico. La incertidumbre suscitada por los
cambios que se producen con los sucesivos
planes retrae las inversiones y provoca
inseguridad entre la población, en especial
entre las familias mineras, que ven peligrar
sus empleos y su nivel de vida. Por esta
razón ha sido este sector social el que más
frecuentemente ha reaccionado contra los
efectos de los planes, si bien ha contado con
el apoyo de las instituciones políticas locales y ha sido secundado por buena parte del
resto de la población, que se siente ligado de
alguna forma a la suerte de sus convecinos
mineros y al sector del carbón.
Procesos de protesta se han ido registrando con cierta frecuencia en todo este
período, como el de 1985 ante el anuncio
del primero de los planes citados, como el
motivado por la privatización de Endesa o
como las más recientes respuestas a los
plazos anunciados para el fin de la explotación del carbón y ante la crisis colateral,
que están ensombreciendo el futuro de la
comarca, sumida en el amargo trance de la
agonía empresarial y el desempleo galopante (entre 900 y 1000 parados de media
en los tres primeros trimestres de 2013 en
una población comarcal total que apenas
supera los 11 000 habitantes).
< 1 y 2. Dos de las manifestaciones que tuvieron lugar a principios de los años 80. 3 y 4. Salida de la marcha minera a Madrid y apoyo ciudadano en una marcha
nocturna, junio 2012.
Crisis y contestación social (epílogo)
se instalaron a lo largo de dos décadas en la
comarca, sin que se modificara de forma
importante la situación hasta finales del
siglo pasado, cuando se pusieron en marcha los Planes de la Minería -nacidos de las
políticas económicas europeas procedentes
de la CECA– que habrían de cambiar notablemente el panorama general.
El plan 1998-2005, desarrollado para reducir y modernizar la producción de carbón,
pretendía declaradamente el desarrollo
alternativo de las comarcas mineras. Para
ello, se involucró a las organizaciones sindicales y empresariales, a las administraciones locales y al Gobierno de Aragón y
se invirtieron cuantiosas sumas en infraestructuras, sobre todo, en ayudas a
empresas y en líneas de formación. Entre
los proyectos aprobados para nuestra
comarca cabe destacar los del gasoducto
Ariño-Alloza-Andorra, el malogrado proyecto Ítaca y la todavía no realizada elevación de aguas del Ebro, amén de las
inversiones en carreteras y suelo industrial. Los resultados en este sentido fueron
“razonablemente satisfactorios” según la
DGA. Pero en materia de empleo lo cierto
es que la reducción supuso un golpe decisivo para el sector: de los 22 840 mineros
que había en España en 1997 se pasó a los
8290 de 2005, casi 15 000 empleos menos
liquidados a base de prejubilaciones, bajas
incentivadas y recolocaciones.
El plan 2006-2012 ha sido una continuación del proceso con algunas novedades: la
DGA aportaría un 25 % de los nuevos proyectos y se podrían financiar empresas sin
ánimos de lucro y proyectos que no fueran
de infraestructuras. Aragón recibió algo
LAS MINAS
Las minas de la comarca Andorra-Sierra de
Arcos dieron trabajo pero no grandes sueldos durante todo el período de la dictadura. Es verdad que ciertos beneficios
sociales (vivienda, economato, formación,
ocio…) compensaban algo los bajos salarios. Esta política paternalista de las
empresas mineras, sumada al aislamiento
de la zona respecto a los grandes núcleos de
concentración obrera, hizo que durante esa
época no hubiera movilizaciones reseñables
salvo las de la huelga de solidaridad con
Asturias de 1962 y la de bajo rendimiento
en Innominada de 1973. Sin embargo, a partir de 1975 –al igual que pasó en el resto de
España– la situación laboral y social entró
en un clima de agitación reiterada que daría
como fruto la organización de los mineros
en fuertes sindicatos y unos convenios
colectivos que mejoraron decisivamente las
condiciones laborales, así como los aspectos
salariales y sociales. Hitos fundamentales
en este proceso fueron la constitución de los
comités de empresa, la huelga de 1976 en las
minas de ENDESA y las elecciones sindicales de 1978. La unidad sindical favoreció el
éxito para los mineros de los términos del
Segundo Convenio en Endesa en 1978. Sin
embargo, la intransigencia empresarial en la
negociación del Tercer Convenio –en medio
de la dura huelga de 1979– precipitó una
ruptura de la unidad sindical que tardaría
mucho en recobrarse.
El nivel de vida de los mineros se elevó
notablemente y esta coyuntura de buenos
salarios y crecimiento demográfico por la
inmigración laboral arrastraría a los demás
sectores, tanto los industriales como los de
servicios. El bienestar y el pleno empleo
41
Crisis y contestación social (epílogo)
apéndice
Los rostros del carbón.
Producción de carbón
Fuente: Estadística Minera.
Producción, importación y consumo de carbón (t)
Fuente: Estadística Minera. Estadística de Comercio Exterior de España.
12• Ciñera, Matallana de Torío. (H)
13• Sabero. (H)
14• Guardo. (A)
15• Barruelo, San Cebrián, Casavegas. (H)
16• Villamayor, La Marea, Belaño. (H)
17• Llerandi, Sabarga. (H)
18• Cabrales. (H)
19• Cofiño, Ribadesella. (H)
20• Fresnedo, Libardón. (H)
21• Viñón. (H)
22• La Camocha. (H)
carbón en españa
1• Tineo. (A)
2• Cangas del Narcea. (A)
3• Carballo. (A)
4• Rengos. (A)
5• Tormaleo. (A)
6• Cerredo, Villablino. (H)
7• San Emiliano. (H)
8• Fabero, Toreno, Bembibre. (A)
9• Central y marginales. (H)
10• Cármenes, Villamanín. (H)
11• La Magdalena. (H)
LAS MINAS
Fuente: IGME, 1985
Historia de la tecnología española, Barcelona, Valatenea, 2001
23• Amao. (H)
24• Santo, Firme, Ferroñes. (H)
25• Naranco. (H)
26• Meirama. (L)
27• As Pontes de García Rodríguez. (L)
28• Vera de Bidasoa.(H)
29• Sallent de Gállego. (H)
30• Tamajón. (H)
31• El Pont de Suert. (H)
32• La Seu d’Urgell. (H)
33• Sant Joan de les Abadesses. (H)
34• Bisaurri. (L)
35• Cajigar. (L)
36• Capella, Laguarres. (L)
37• La Pobla de Segur. (L)
38• Tremp. (L)
39• Calaf. (L)
40• Prats Alp. (L)
41• Berga, Truixent. (L)
42• La Demanda. (H)
43• Mequinenza. (L)
44• Oliete, Andorra, Estercuel. (L)
45• Utrillas, Aliaga. (L)
46• Castellote. (L)
47• Foz-Calanda. (L)
48• La Ginebrosa, Beceite. (L)
49• Los Santos de Maimona. (H)
50• Bienvenida, Casas de Reina,
Berlanga.(H)
51• Guadalcanal, Alanís, S. Nicolás del
Puerto. (H)
52• Valdeinfierno. (H)
53• Couce, Benajarafe. (H)
54• Guadiato. (H)
55• Villanueva del Río y Minas, Viar. (H)
56• Puertollano. (H)
57• Arenas del Rey. (L)
58• Henarejos. (L)
59• Baleares. (L)
45
apéndice
carbón en españa
LAS MINAS
equipo minero / esquema de una mina
46
apéndice
Esta página y la anterior: La mina en Asturias. Colección La aventura del saber. Ediciones MADU, 2009. Dibujante: Neto.
LAS MINAS
equipo minero / esquema de una mina
47
apéndice
equipo minero / esquema de una mina
1
2
3
4
Era un detallado plan de producción en el que casi todo
salió mal. En 1951 se comenzó a excavar el pozo vertical con intención de alcanzar una profundidad
máxima de 320 metros y a lo sumo, 4,5 metros de diámetro. Pero en septiembre de ese año, cuando se llevaban profundizados y revestidos 178 metros, las obras
de perforación toparon con una vena de agua de considerable caudal. Fue el primero de la importante serie de
obstáculos que finalmente provocarían el abandono
de la explotación. El manto acuífero (comprendido
entre las cotas -178 y -196) paralizó las obras durante
algún tiempo, aunque en 1956 las labores de inyección
y profundización lograron atravesarlo y se llegó a la
cota -213. En ese momento se realizó una captación de
agua para el poblado con un caudal de 35 metros cúbicos por hora. Un año después se siguió excavando y se
montaron el castillete, las poleas y tornapuntas del sistema de extracción en el exterior, que han permanecido en pie y se han convertido en símbolo del actual
museo minero de Andorra. Aunque a 386 metros de
profundidad se llegaron a efectuar labores para enlazar
con la mina Andorrana, en 1960 se decidió abandonar
el proyecto y el Pozo San Juan no alcanzó nunca la consideración de mina en explotación.
< 1. Castillete del Pozo San Juan. 2. Máquina de extracción Robey
recien montada en el pozo San Juan. 3 y 4. Diferentes momentos
del desmontaje.
apéndice
49
La sala de máquinas del Pozo San Juan alberga uno de los artefactos más
espectaculares del museo y el único que puede verse en funcionamiento:
la máquina de extracción Robey, de la que dependería la entrada y salida
de materiales, mineros, carbón y escombros del interior de la mina. Está
integrada por diversos elementos como el puente grúa, un armario eléctrico, la cabina del maquinista, etc., y funciona mediante un sistema de
cabrestantes y enormes poleas situadas en el castillete. Pero lo más
extraordinario de la misma es su azarosa historia.
Esta máquina, de factura inglesa, se instaló en el Pozo San Juan en la
década de los cincuenta pero, como ya se ha explicado, este pozo nunca
llegó a utilizarse como una mina, así que a principios de los años 60 se
trasladó a la mina La Oportuna y allí estuvo funcionando hasta el año
2005, fecha en la que se cerró dicha mina.
Coincidiendo con el cierre de la mina, se celebraron en mayo de 2005
unas jornadas de homenaje al minero que significaron el inicio de los trabajos de recuperación de piezas, herramientas, máquinas…, y el montaje
de una exposición permanente en las instalaciones del Pozo San Juan.
Fue el principio de la puesta en marcha de toda una serie de proyectos
para recuperar el patrimonio minero de la comarca y convertir el Pozo
San Juan en la sede del Parque Minero MWINAS. Una de las primeras
actuaciones en llevarse a cabo fue precisamente el desmontaje, traslado
y nuevo montaje –un trabajo de gran precisión realizado por una
empresa especializada, que concluyó en 2006– de la máquina Robey
desde la mina La Oportuna hasta su ubicación originaria en el Pozo San
Juan, donde ahora luce como uno de los elementos más interesantes del
Parque Minero, medio siglo después de su primera instalación.
pozo san juan
En los años 40, la explotación minera de la cuenca de
Val de Ariño planeaba utilizar el denominado Pozo San
Juan como único punto de extracción del carbón producido en las minas Andorrana y La Oportuna. La previsión era optimista, pues se esperaba que constituyera
la principal fuente de combustible durante los primeros veinte años. Las reservas calculadas eran superiores
a los 34 millones de toneladas y su capacidad de producción se había fijado en 2000 toneladas por día.
La máquina de extracción Robey
LAS MINAS
Pozo San Juan: de mina de carbón
a manantial de agua
< Detalle del humedal Corta Alloza.
Estas comunidades vegetales posteriormente se han desarrollado de forma desigual en los distintos hábitats del humedal,
siendo en las zonas inundables donde los
procesos de colonización están ocurriendo
espontáneamente a mayor velocidad y
con gran naturalidad. Por ejemplo han
aparecido numerosas frondosas, como
chopos, en la desembocadura de los canales de drenaje.
Con el paso del tiempo la zona ha sido
colonizada también por la fauna, pues se
ha convertido en un punto de relativa
importancia para el acceso a agua dulce y
de calidad. Los anfibios fueron los primeros en colonizar el humedal. Entre los
mamíferos las especies más frecuentes
son el jabalí, el zorro, el conejo, el corzo y
la garduña. Pero son las aves acuáticas el
grupo más abundante. El porrón común,
la focha, la polla de agua, el pato colorado
o el zampullín no son difíciles de observar, aunque se encuentran normalmente
de paso, principalmente en el verano.
Hoy podemos afirmar que se trata de una
zona de gran valor ecológico, muy valiosa
como ejemplo de una actividad pionera
en materia de restauración ambiental. En
noviembre de 2010 fue incluida en el
Inventario de Humedales Singulares de
Aragón.
el humedal corta Alloza
El hueco final –de 130 m de profundidad
con una base superior de unos 500 m de
anchura por 300 m de longitud– dejado
por la extracción del carbón en Corta
Alloza (1981-1991) fue rellenado (19911998) por estériles mineros y por residuos del uso industrial del carbón hasta
alcanzar la cota original del terreno. Una
vez cubierto el cráter, se definió el relieve
y el modelado de la depresión, creando
dos cubetas con sus respectivas zonas de
inundación, que recogen las aguas pluviales y de escorrentía de una cuenca de
202 hectáreas. Posteriormente se iniciaron los trabajos para recuperar la cubierta
vegetal del suelo plantándose, en función
de sus características topográficas y de su
disponibilidad de agua, un amplio catálogo de comunidades vegetales características del entorno natural. De esta
manera se logró, pese a las difíciles condiciones iniciales del suelo (arcilloso, ácido
y pobre en materia orgánica) que se desarrollara artificialmente una secuencia
incipiente y gradual de paisajes vegetales. La maquia –pino carrasco, coscoja,
lentisco, sabina negra, enebro…– en las
laderas del borde del humedal y en los
taludes y plataformas de la escombrera;
el prado sabanoide –herbáceas como gramíneas, leguminosas y otras, retamas,
hinojos y espartal– en el espacio de transición entre la zona inundable y los taludes; y la orla de vegetación acuática en
torno a las lagunas.
LAS MINAS
Endesa inició sus explotaciones a cielo
abierto en Val de Ariño en 1981 con la
apertura de Corta Alloza, y continuó con
la puesta en marcha en 1986 de Corta
Barrabasa. Los trabajos de restauración
se inician prácticamente en el mismo
momento en el que comienza la explotación y continúan hasta unos años después de finalizada la extracción del
carbón. Si bien todo el proceso de restauración es de gran interés, destaca, por lo
novedoso en su momento y por los buenos resultados obtenidos, la restauración
ecológica del hueco final de Corta Alloza,
transformado en un humedal que en
pocos años ha alcanzado un alto grado de
desarrollo como ecosistema. Lo que en su
día fue el vaso de la gran cubeta minera
abierta para extraer el lignito y sobre la
que posteriormente se vertieron en su
labor de restauración millones de toneladas de rocas y otros materiales estériles
hasta conseguir de nuevo su rellenado se
ha transformado en un paisaje totalmente distinto, antropizado y renaturalizado. Dichos trabajos supusieron para
Endesa el Premio Medio Ambiente Empresas 2005 otorgado por la Diputación
General de Aragón.
51
apéndice
El humedal Corta Alloza
En la década de los cuarenta se produce en
Andorra una primera expansión urbana
paralela a la llegada de la Empresa Nacional
Calvo Sotelo. Antes de la guerra eran la agricultura y la ganadería las actividades económicas básicas que empleaban a la mayoría
de los habitantes, junto con algunas fábricas
de jabón, molinos de harina y aceite. Los
andorranos vivían del campo y para el
campo. Desde mediados de los años cuarenta, una nueva actividad económica, la
minera, supone una brusca ruptura con la
villa heredada por la llegada masiva de nuevos habitantes. Se pasa de 3 199 habitantes
en 1945, a 4 485 en 1950 y 7 105 en 1955.
esta página la primera parte del documento
y en la siguiente se transcribe el resto del
texto en el que se destacan las necesidades
derivadas del incremento poblacional.
Este numeroso contingente de inmigrantes,
que conlleva la consolidación de la minería,
implica una nueva dinámica urbana y
muchísimos problemas, tal y como se
recoge en este escrito del Ayuntamiento
fechado en octubre de 1954 y depositado en
el archivo municipal. Reproducimos en
Es de suponer que fue escrito por el secretario del Ayuntamiento, pues era habitual
que cada año elaboraran unas estadísticas
con los datos económicos y de población
del municipio que aprovechaban para realizar una serie de peticiones amparadas en
las mismas, aunque no está firmado.
Se precisa asimismo la construcción de
nuevo Cuartel de la Guardia Civil ya que
el existente es insuficiente para alojamiento de la fuerza que ha sido aumentada y en la actualidad reside en dos
locales independientes.
Aun cuando se cuenta con un buen Grupo
Escolar de seis Escuelas, tres para cada
sexo y dos Escuelas de párvulos, ha habido
necesidad de solicitar de la Dirección
General de 1ª enseñanza la creación de
dos nuevas Escuelas para lo que se ha ofrecido local y material, todo ello independientemente de las creadas por la Empresa
Nacional “Calvo Sotelo” por lo que en
plazo breve habrá que solicitar la creación
de otro Grupo Escolar, ya que en la actualidad hay Escuelas a la que asisten ochenta
alumnos.
Otra de las necesidades apremiantes con
las que se encuentra el Ayuntamiento es el
de la ampliación del cementerio municipal católico para lo que se está haciendo el
La situación sanitaria en lo referente a
abastecimiento de aguas es de suma
urgencia resolverla; se precisa abastecer de
agua a domicilios particulares, establecimiento de alcantarillado y cubrimiento
de un regallo que cruza la localidad y que
es un foco de infección, en principio se
eleva a la Superioridad, en breve, proyecto
de captación, elevación y depósito de
aguas y sucesivamente se desea continuar
con los demás ya que es de suma urgencia
su resolución.
El matadero también resulta ya insuficiente por lo que habrá necesidad de proceder a construir otro nuevo ya que el
emplazamiento del actual, debido al
aumento de la población, no se encuentra
en lugar adecuado.
El estado de las calles es malo y se precisa
desde luego proceder a su pavimentación
si bien ante los otros problemas planteados y que son más perentorios puede
decirse se deja a un lado.
Otra de las necesidades que se notan es la
creación de estafeta de correos habiendo
recibido oferta de la Dirección de crearla si
el Ayuntamiento contribuía a poner local
para la misma y vivienda para el Oficial,
oferta que se desestimó por la prohibición
de contribuir los Ayuntamientos a servicios de las Direcciones generales aparte de
no emitir la hacienda municipal tales
desembolsos.
Aún cuando la Empresa “Calvo Sotelo”
sigue en la construcción del nuevo
poblado y los vecinos se afanan también
en construir viviendas sigue el hacinamiento del personal y para solucionarlo
se han solicitado cuatrocientas viviendas
del Plan general.
Los servicios de comunicaciones, mediante
los coches del Bajo Aragón, son en cierto
modo, aceptables y aún cuando se ha solicitado de la Dirección de dicha Empresa
modificación de algún servicio, con salida
directa desde esta, se precisa que los servicios establecidos se realicen diariamente,
incluidos los domingos.
Lo expuesto anteriormente responde a la
realidad y no existe ánimo de agravar
la situación ya que repetidas veces se ha
hecho constar así.
Andorra 20 de octubre de 1954”
la avalancha human
El continúo afluimiento de personal a esta
localidad ha convertido en inservible la
Casa-Ayuntamiento, para los servicios
precisos, siendo de urgencia la construcción de nuevo edificio que se adapte a las
necesidades actuales y asimismo también
al aumento de funcionarios que en la
actualidad responde a los siguientes: un
Secretario-Interventor; dos auxiliares;
un Alguacil; otro Voz pública y Dos Vigilantes nocturnos.
oportuno expediente deseando ampliarlo
en 4.560 metros cuadrados y para lo que se
calcula se precisarán unas 150.000 pts.
Poblado minero, Andorra.
LAS MINAS
“(…)
53
apéndice
la avalancha humana
Economato laboral de Andorra. >
< Edificio que albergaba el economato laboral de Ariño.
los economatos laborales
LAS MINAS
Los poblados mineros de Andorra y Ariño
contaron entre sus servicios con economato
laboral. Este tipo de establecimientos, legislados en 1941, pretendían abaratar los precios de los artículos básicos de consumo y
asegurar su abastecimiento en una época de
escasez. Todas las empresas de más de 500
trabajadores estaban obligadas a implantarlos. El de Andorra se instaló en su edificio
definitivo en 1953, dividido en secciones:
comestibles y licores, tejidos y mercería, despachos de pan, carne, pescados y verdura,
peluquería y tienda de electrodomésticos.
Las listas de productos disponibles en diferentes años son un elocuente indicador del
cambio en las condiciones económicas
del país, pues la venta derivó hacia bienes de
mayor lujo. Los beneficiarios de los economatos eran todos los trabajadores de la
empresa (y sus familiares), que podían hacer
sus compras a través de vales que luego se
descontaban de su nómina. Esta práctica
ayudaba por ejemplo a cubrir las necesidades
de los recién llegados, pero hubo voces críticas que alertaban de que el sistema incitaba
al consumo e incorporaba un modo de vida
urbano en el entorno rural. También se admitía a los miembros de los ayuntamientos de
los pueblos próximos, a los números de la
Guardia Civil de la zona, a los médicos y a
otros profesionales liberales.
55
apéndice
Los economatos laborales
misiones en las minas
LAS MINAS
Durante los años 40 y 50, los mineros recibían charlas pastorales impartidas por religiosos, misioneros y párrocos en las propias explotaciones. Tras la conferencia, los trabajadores confesaban y comulgaban, y a veces recogían un vale para intercambiar por un bocadillo. En esta carta podemos leer la respuesta del propietario de la mina Barrabasa (Manuel Cañada) a la propuesta del párroco de Alloza
de realizar una semana misional en primavera de 1949. En la fotografía, vemos a los obreros de Barrabasa con el sacerdote en 1950.
57
apéndice
Misiones en las minas
Siniestralidad
En la mina Sierra de Arcos (propiedad de SAMCA, en
término de Ariño) el 30 de octubre de 2001 también se
declaró un fuego en el interior del pozo, a 300 metros
de profundidad. En ese momento trabajaban dentro
28 mineros, pero el plan de emergencia permitió su
evacuación sin que sufrieran daños. Los sistemas de
ventilación invertida extrajeron el humo, la megafonía orientó a los trabajadores hacia una galería segura
y desde ella a las dos vías de escape previstas para salir
al exterior. Dos horas después del accidente una brigada del equipo de seguridad sofocó las llamas y logró
controlar el incendio. Uno de los titulares de prensa
decía “La tecnología ha evitado la tragedia”.
LAS MINAS
Uno de los principales inconvenientes del lignito de
esta cuenca es la facilidad con que se produce su combustión espontánea cuando entra en contacto con
oxígeno. En la mina Andorrana tuvo lugar un dramático accidente laboral relacionado con este problema.
El 17 de enero de 1956 siete trabajadores perdieron la
vida al tratar de recuperar una maquinaria atrapada en
una galería en la que se había originado un incendio
meses atrás. Cuando los mineros entraron en ella se
produjo una nueva explosión de fuego. Tres de ellos
fallecieron en el acto, tres más al poco de recibir ayuda
y el séptimo al día siguiente. Este fue el accidente más
grave de toda la historia minera de la cuenca. Aunque
causó una fuerte conmoción entre los trabajadores, no
hubo reacciones colectivas ante el suceso. La Jefatura
de Minas de Teruel facilitó la noticia al periódico
Heraldo de Aragón, que informó del suceso en primera
página. Se afirmaba que los fallecidos componían un
equipo especializado que tomó todo tipo de precauciones. Sin embargo, sus compañeros opinaban que
solo uno de ellos era un “verdadero minero” y que la
decisión de penetrar de nuevo en la galería había sido
precipitada.
59
apéndice
Siniestralidad
Un grupo de propietarios se opuso a la
expropiación y emprendió una serie de
protestas, apoyadas por grupos ecologistas de Aragón y recogidas en numerosas
ocasiones por la prensa regional. El Ayuntamiento, que en principio mantuvo una
actitud crítica, finalmente pactó la venta
de los terrenos municipales en diciembre
de 1985. Esta decisión fue desaprobada
por una parte del vecindario que, sobre
todo durante marzo y abril de 1986, protagonizó varios actos de protesta en los
terrenos donde iban a ser iniciados los trabajos para la instalación de la escombrera
e impidió en alguna ocasión la entrada a
las fincas de los representantes de la
Olivos antes del desmonte.
Administración. Mesas redondas, sesiones informativas y recogidas de firmas
culminaron en la manifestación del 23
de marzo de 1986 en Zaragoza. A finales
de abril, las posturas se acercaron y la
empresa aceptó alguna de las exigencias
que se planteaban.
Unos años después, durante la alcaldía de
Santiago Baeta, se denunciaba el escaso
grado de cumplimiento por parte de
ENDESA de algunos compromisos; al
mismo tiempo, se abría un expediente
sancionador contra la empresa por superar las cantidades de vertidos acordadas y
se precintó temporalmente la escombrera
de Corta Barrabasa. Además, se denunciaba la presencia de sustancias tóxicas,
tales como los residuos del lavado del carbón y las escorias de la central térmica, en
la Corta Alloza.
Alloza y la resistencia a la minería a cielo abierto
ENDESA había inaugurado en 1981 sus
explotaciones a cielo abierto con la mina
Corta Alloza. En 1986 iba a empezar a trabajar en la Corta Barrabasa, una nueva
explotación junto a la anterior. El expediente de expropiación de Corta Barrabasa abarcaba 300 ha y suponía la
desaparición de unos 4000 olivos, entre
otros cultivos; 255 ha se encontraban en
término municipal de Alloza, y de ellas
120 pertenecían a su Ayuntamiento y
el resto se dividía entre unos 75 pequeños propietarios. Además de la pérdida
de producción agraria, se temía el daño
medioambiental que iba a provocar la
escombrera, una futura montaña formada por toneladas de residuos que quedarían depositados a solo tres kilómetros
de Alloza. Se dudaba de la eficacia de una
hipotética restauración, mientras resultaba evidente la amenaza de degradación
paisajística y era muy probable la contaminación de las aguas subterráneas.
LAS MINAS
La explotación a cielo abierto lleva consigo considerables daños al entorno natural y a las tradicionales explotaciones
ganaderas y agrícolas, pues se pierden
extensiones de terreno cultivable y recursos hídricos. Estos problemas deben ser
compensados por las empresas mineras
con inversiones y mejoras en los servicios
rurales, y con la restauración simultánea o
posterior a los trabajos de extracción. A
principios de los años 80, diversos proyectos afectaban a los municipios turolenses
de Andorra, Ariño, Utrillas, Montalbán y
Alloza. Esta última localidad protagonizó
la oposición más contundente a este
nuevo tipo de minería, que provocaba
gran incertidumbre.
61
apéndice
Alloza y la resistencia a la minería a cielo abierto
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63
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Este cuaderno comarcano
se terminó de imprimir
el 3 de diciembre de 2013,
víspera de Santa Bárbara,
patrona de los mineros,
como colofón de las jornadas
60 aniversario del ferrocarril
minero Andorra-Escatrón.

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