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MUCHO MÁS QUE MIEL
(More than Honey)
Una película de Markus
Imhoof
Sinopsis
Mucho más que miel supone un magnífico vehículo para conocer el frágil mundo de
las abejas, por el que debemos velar para evitar el alarmante proceso de desaparición
de su población causado por el uso de agrotóxicos y otros actos abusivos de efectos
letales. Si las abejas desaparecieran, el ser humano no tendría posibilidades de
permanecer en este mundo.
En Mucho más que miel contemplamos el complejo y exótico microcosmos que
encierran las colmenas. Dentro de ellas descubrimos un universo fascinante que
cumple un papel fundamental en el equilibrio ecológico del planeta.
Markus Imhoof, cineasta veterano y nieto de apicultores, dirige este documental en el
que nos muestra las distintas formas de interacción entre hombres y abejas,
diseccionando tanto la labor de apicultores y agricultores como el funcionamiento de las
colmenas. A través de bellas imágenes tan asombrosas como sugestivas, el realizador
propone una absorbente inmersión en una enigmática e inteligente sociedad animal
donde cada miembro desempeña su labor a la perfección.
Año de producción: 2012 – Documental – Duración: 91 minutos
Suiza-Alemania-Austria
MARKUS IMHOOF
Cineasta
Markus Imhoof
nació en Winter (Suiza) en septiembre de
1941.
Su primer corto documental, Ormenis 199 † 69, satiriza a la
clase militar de su país de origen a través de una ácida mirada
a la caballería nacional. El filme sufriría la censura hasta 1976.
Se alzaría, pese a todo, con el Swiss Government Film Award
y con la Medalla de Plata de Venecia.
En 1970, funda junto a varios compañeros de profesión la Nemo Film Corporation. Cuatro años
después, debutaría en el largometraje con Escape Risk. En 1981 pondría en solfa el mito de la
neutralidad suiza y del humanitarismo durante la Segunda Guerra Mundial con La barca está
llena.
En 1977, funda la Limbo Film AG, produciendo docenas de películas de cineastas de la talla de
Daniel Schmid, Jacques Rivette o Chantal Akerman.
Rodará en Berlín en 1986 otra producción de tintes políticos, The Journey, aproximándose para
la ocasión a los movimientos estudiantiles del momento. Seis años más tarde cambia de
registro para tomar las riendas de un drama criminal basado en hechos reales, The Mountain
(Der Berg).
Desde 2003, está afincado en Berlín y no ha dejado de lado ni su faceta de productor, ni la de
cineasta. Tanto es así que, en 2012, concluye el rodaje de Mucho más que miel, un ambicioso
documental sobre la extinción de las abejas que aúna la denuncia ecológica con el virtuosismo
técnico, cosechando múltiples palmarés en todo el mundo.
FICCIÓN
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Fluchtgefahr (1976)
Tauwetter (1977)
La barca está llena (1981)
Die Reise (1986)
The Mountain (1991)
Flammen im Paradies (1997)
DOCUMENTAL
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Ormenis 199 † 69 (1969)
Le film du cinéma suisse (1991)
Mucho más que miel (2012)
Ficha artística
Randolph MENZEL
Fred JAGGI
John MILLER
Liane SINGER
Heidrun SINGER
Ficha técnica
Dirección…………….................
Guión…………………...............
Productor...……….....................
Fotografía..................................
Música.......................................
Montaje.....................................
Markus IMHOOF
Kerstin HOPPENHAUS / Marcus IMHOOF
Marcus IMHOOF/ Helmut GRASSER / Pierre-Alain MIER
Attila BOA / Jôrg JESHEL
Peter SCHERER
Anne FABINI
LA CRÍTICA
«Mucho más que miel habla de todas las cosas que están dañando a las abejas, desde los
pesticidas hasta aquellas prácticas agrícolas que alteran sus ciclos de vida. A la vez,
contemplamos a los trabajadores chinos que polinizan los árboles, lenta y dolorosamente, de
manera manual; está claro que Imhoof está lanzando un mensaje de advertencia. Sin ninguna
duda, el mágico arte de esta hermosa película nos invita a tomar conciencia del cuidado de las
abejas y a honrar las cosas irremplazables que hacen por nosotros».
Farran Smith Nehme
New York Post
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«Si las abejas desaparecieran del planeta, a la humanidad le quedarían apenas cuatro años de
vida. Esta sentencia, atribuida a Albert Einstein —aunque quizás apócrifa—, se halla en el
epicentro de Mucho más que miel, un fascinante y laberíntico documental acerca de la
desaparición de las abejas del mundo a causa de un fenómeno conocido como desorden de
colapsos de la colonia».
Stephen Holden
The New York Times
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«El documental sobre abejas Mucho más que miel está lleno de preciosas imágenes y
fascinantes detalles sobre la compleja estructura social y la anatomía de las abejas. ¿Sabías
que las abejas pueden saborear con el vello de sus patas? ¿O que “ven” los olores en tres
dimensiones gracias a un sistema olfatorio estéreo? Viven en comunidades de decenas de
miles de individuos donde nadie les ha explicado lo que deben hacer, y sin embargo, cada una
de ellas conoce el trabajo que debe realizar».
Michael O’Sullivan
The Washington Post
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«El efecto de la fotografía es tan vívido que uno se imagina sintiendo los pelillos de las patas
de las abejas, y el movimiento nos permite seguir al detalle y comprender el comportamiento de
una criatura responsable de buena parte de la oferta alimentaria del planeta».
John DeFore
The Hollywood Reporter
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«¿Qué sucede exactamente en la mente de una pequeña abeja? Tienes que ver Mucho más
que miel para descubrirlo. No esperes un aburrido despliegue de datos. Imhoof prefiere
presentar la información visualmente, mostrándonos detalladamente a las abejas mientras
trabajan o descansan. Con sus torsos a rayas y sus alas de celofán, las descubrimos como
unos animales alucinantes a los que el cineasta sabe hacer justicia. Trabajan duro haciendo
miel; ya es hora de que empecemos a tratarlas correctamente».
Stephanie Zacharek
Village Voice
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«Markus Imhoof ha realizado un inmenso documental, presentado en los festivales de Berlín y
Locarno, que sorprende por sus imágenes e inquieta por su contenido. Cuando la sala asume
que el 80% de los vegetales necesitan la estrecha colaboración de las abejas para ser
polinizados, los escalofríos recorren las espaldas de los espectadores».
Carlos Loureda
Cine Invisible
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«Lo más llamativo en Mucho más que miel son los primeros planos de las abejas en sus
colmenas, trabajando colectivamente en la creación de su nueva reina: Imhoof pasa tiempo
detallando el carácter extraordinario de la estructura social del mundo de las abejas. Y aún más
notables son las secuencias de las abejas en vuelo (acompañadas por Rimsky-Korsakov) que
pasan como una exhalación a través del aire como si fueran personajes de una serie televisiva
para niños [...] El CGI y los efectos digitales aclaran los movimientos dándole a las imágenes
un aire disfrutablemente caricaturesco».
Jay Weissberg
Variety
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«El toque de distinción lo aporta el tono melancólico y confesional de la voz en off, distante de
la asepsia habitual en este tipo de productos. Pero destacamos, por encima de todos sus
méritos, sus prodigios tecnológicos, que permiten que la experiencia tenga un carácter
inmersivo inusual, presentando, a través de un laborioso y fascinante trabajo técnico, primeros
planos de las abejas en plena interacción con sus congéneres o en pleno vuelo. No hay
ninguna nota optimista que suavice las conclusiones [...] y concluido el metraje, nos quedamos
a solas con nuestra consternación».
Ignacio Pablo Rico
Miradas de cine
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ENTREVISTA A MARKUS IMHOOF
Markus Imhoof, eres conocido por tus
películas de ficción, especialmente por La
barca está llena (1981), The Journey
(1986) y The Mountain (1992). Has ganado
premios dirigiendo a actores y ahora, a
los 70 años, tu debut en el documental te
pone frente a frente con las abejas.
Siempre quise hacer filmes de ficción, pero
esto tenía sus complicaciones financieras
cuando empecé a rodar películas en los
sesenta. Es por eso que mi primer trabajo
tras finalizar mis estudios en cine fue un documental sobre la caballería. Quizás, en cierta forma,
era una película similar a Mucho más que miel; en ella me pregunto si los caballos están tan
encariñados con los militares como orgullosos se sienten estos de sentarse sobre ellos. Pese a que
tuvo múltiples limitaciones, hasta el límite de ser censurada, ganó unos cuantos premios. Antes de
ello, mientras asistía a la escuela de cine, había rodado un documental sobre una prisión —las
proyecciones públicas aún no estaban permitidas. Mi primera producción estrenada en cines fue
Escape Risk (1974). Estaba basada en el diario que yo escribía mientras trabajaba como guardia de
prisión para preparar la película. El componente documental ha sido siempre una base importante
para mis obras de ficción. Siempre he estado buscando maneras de ilustrar aquello que está oculto
tras la vida real del mundo.
¿Cómo surge la idea de hacer una película sobre abejas?
Las abejas han mantenido a mi familia por más de cien años. Jugaron un papel esencial en la
fábrica de conservas de mi abuelo. Sin las abejas, él nunca hubiese tenido cerezas, albaricoques o
frambuesas en sus vastos huertos y jardines de bayas, ni tampoco encurtidos. Es algo que yo ya
había aprendido de niño.
Y mi hija y mi yerno investigan las abejas. Eso sí, mi historia familiar por sí sola difícilmente hubiese
sido una razón para realizar la película. Mi inquietud despertó realmente cuando las abejas de todo
el mundo comenzaron a morir a un ritmo alarmante, lo cual se convirtió de repente en un asunto de
suma importancia.
Así que mi conexión personal estableció el sendero narrativo, que va de mi abuelo hasta mis nietos,
quienes también aparecen en el filme usando vestimentas de apicultor que eran demasiado grandes
para ellos. Esto me permitió representar el aspecto del futuro de manera tangible y significativa,
porque el futuro está íntimamente ligado a las abejas.
¿Cuánto tiempo tuvo que trabajar en Mucho más que miel?
¡Cinco años! Al viajar alrededor del mundo realizando mi investigación inicial, iba imaginando cómo
sería la película, que finalmente comenzaría con mi familia en Australia. Gracias a CIBER,
renombrado centro de investigación sobre las abejas en la Universidad de Australia Occidental,
pude establecer contacto con investigadores y apicultores de distintos continentes. Esto me condujo
a una especie de sistema de relevos, ya que una persona me llevaba a la siguiente. La preparación
fue también muy importante para planear el rodaje del filme en cuatro continentes, ya que teníamos
que ceñirnos a períodos muy concretos determinados por la naturaleza. Si no estabas donde tenías
que estar en el momento correcto, debías esperar hasta mayo del año siguiente, por ejemplo.
Afortunadamente, la primavera no tiene lugar al mismo tiempo en todo el planeta.
¿Así que escribiste un guión a partir del sustancioso material de investigación que habías
reunido?
Quería que los espectadores pudieran identificarse emocionalmente con los distintos protagonistas,
explicitando sus circunstancias vitales. Los contrastes tenían que ser fácilmente reconocibles para
contar la historia. Y lo que es más, cada escena, relatada desde la perspectiva de los hombres,
debía ser igualmente experimentada desde el punto de vista de las abejas. Ellas van
convirtiéndose, paulatinamente, en las protagonistas de la película. Es por eso que la planificación
es tan importante. La idea es que los espectadores no tengan miedo de las abejas al verlas desde
tomas tan próximas; que empiecen a identificarse con ellas, de forma similar al viaje junto a los
seres azules del planeta alienígena de Avatar. Excepto que las abejas son mucho más bellas...
En varias ocasiones, la cámara sigue el vuelo de la abeja usando un primerísimo primer
plano. Algunos espectadores probablemente pensarán que has utilizado abejas artificiales...
Cuando mi productor vio el presupuesto, propuso crear una abeja en 3D que podría hacerlo todo,
costaría menos y no picaría a nadie. Pero rechacé la idea al momento. Uno jamás habría podido
imaginar cómo vuela una abeja real. Las abejas de la película son de verdad. Hemos trabajado con
distintos aromas para poder comunicarnos en el lenguaje de las abejas y ganarnos su confianza.
Pero el truco más efectivo fue la paciencia. Y tuvimos a nuestro propio experto en la lengua de las
abejas viajando con nosotros; sin él, todo esto no habría sido posible.
Teníamos dos equipos, uno para el personal y otro el doble de grande para las abejas. Para filmar a
las abejas utilizamos cámaras de alta velocidad y lentes endoscópicas, como las que se usan para
operar a seres humanos. Si grabas una colonia de abejas a un ritmo normal, todo lo que obtendrás
es una colmena bullendo de actividad nerviosa. Con setenta imágenes por segundo, es decir,
reduciendo tres veces el tempo normal, las abejas se mueven a la misma velocidad que nosotros, y
así puedes ver exactamente lo que están haciendo, sus fascinantes patas, sus enormes y peludos
ojos, su lengua.
A veces utilizamos mini helicópteros para los vuelos. Todas las abejas en vuelo fueron filmadas a
300 imágenes por segundo. Un segundo de realidad corresponde a doce segundos de película,
pero no olvides que tenía que captar el segundo adecuado. Para el vuelo de bodas de la abeja
reina, que duró treinta y seis segundos, trabajamos a lo largo de más de diez días — y realmente
solo pudimos contemplarlo una vez y media. Después de dos años rodando, teníamos 205 horas de
metraje. Estuvimos hasta un año en la sala de montaje.
Las abejas son las protagonistas de la película, pero tú también elegiste muy bien a los
participantes humanos. El más impresionante para mí fue Miller, rey de los apicultores de
Estados Unidos, porque él comenta las claves de su trabajo continuamente.
Encuentro fascinante la intensidad con la que ama a las abejas pero, al mismo tiempo, su sistema
de apicultura industrializada es una de las razones de que las abejas estén desapareciendo. No
obstante, es capaz de analizar el asunto y formarse una opinión crítica, incluso pese a que, a
continuación recurra al típico optimismo americano.
¿Cómo encontraste a los protagonistas?
El “antagonista” de Miller es originario de mi país natal, Suiza. Podría ser el abuelo de Heidi, aquel
personaje del famoso libro para niños. Se tumba entre las rosas alpinas y defiende su isla ignota en
la región de los Alpes, aunque con un efecto tremendamente negativo: las abejas están muriendo
en su paraíso debido a la endogamia.
Fred Terry, el otro americano, el tipo de las abejas asesinas en Arizona, es quien contrasta
verdaderamente con John Miller. Él se ha aventurado en el lado desconocido de la naturaleza.
Encontré por Internet a aquel equipo que produce abejas reina integrado por una mujer y su hija.
Esta pequeña empresa familiar matriarcal vende abejas reinas en 58 países de todo el mundo y ha
combinado su nombre con la cepa de las abejas para crear una etiqueta propia: Carnica-Singer®.
Pudimos observar la polinización manual en
diferentes provincias de China. Me decidí
por la mujer de Dalian (al norte de China)
porque ella misma es como una abeja que
vuela lejos y regresa al hogar con el polen
para completar el trabajo de las abejas. A
través de ella, percibes cuánto esfuerzo
requiere la polinización.
El profesor Menzel, neurobiólogo e
investigador apícola, está interesado en el
comportamiento individual de las abejas.
Algunos investigadores desean reducir el proceder de las abejas al efecto de estímulos a los que
responden robóticamente. Menzel dice que incluso la colonia de abejas, como colectivo, tiene
emociones. Él también es el encargado de recrear la perspectiva de las abejas en las tomas macro.
Y hay investigadores apícolas en mi propia familia: mi hija Bárbara y mi yerno Boris Baer, quien
dirige al equipo universitario, y mis dos bisnietos, Andrin y Lucien.
Pero los verdaderos protagonistas de la película son las abejas. No las hago hablar, pero me tomo
la libertad de plantear, de manera lúdica, la cuestión de las abejas africanizadas: “¿Están las abejas
finalmente contraatacando?” Me agrada ver a las abejas rebelarse, estoy muy satisfecho por el
hecho de que no nos vayan a hacer fáciles las cosas nunca más.
Los espectadores quedarán impresionados cuando salgan de los cines y piensen sobre lo
que han visto. Comer miel ya no volverá a ser igual. Muchos se preguntarán qué pueden
hacer para ayudar.
Todo el mundo puede hacer algo con respecto al impacto de su huella ecológica; tiene que ver con
el hecho de ser más conscientes con la relación que mantenemos con el medio ambiente. Los
consumidores tienen el poder democrático de negarse a comprar artículos cuya producción pueda
dañar al medio ambiente e incluso a sí mismos.
Las abejas se alimentan a través de plantas y flores. El campo inglés es desastroso para las abejas.
Sin embargo, los jardines reales británicos son espléndidos, están llenos de flores. Es irónico que
las abejas, en las ciudades, vivan mejor que las de las zonas rurales. Esto se debe a que siempre
florece algo en la ciudad a lo largo del año, ya sea en parques o en cementerios.
Los gases de escape son menos tóxicos que los plaguicidas que esparcimos en el campo, que es
donde nosotros, los seres humanos, nos vamos a relajar sábados y domingos. Pero puedes
cometer los mismos errores que la industria agrícola en tu jardín o balcón particulares: los
plaguicidas vendidos a los jardineros domésticos, utilizados también en las plantas de balcón,
pueden ser muy peligrosos. Está sucediendo lo mismo a pequeña y a gran escala. Ahora le doy a
mi perro un remedio inofensivo contra pulgas y garrapatas, nunca más nada que contenga
neurotoxinas. Es el mismo neonicotinoide que mata a las abejas. Todos podemos contribuir de una
manera u otra. Aún más eficaz sería limitar la cantidad de tiempo que pasamos sobre aviones, y no
volar tanto como tuvimos que hacerlo para este filme. Hemos llegado a calcular si el daño que
hicimos con la película es mayor que los beneficios obtenidos.
¿Reconocen las instituciones estatales el problema que supone la desaparición de las
abejas? ¿Hay algún tipo de iniciativa, o se comportan más bien como el Sr. Miller, que decía:
“Es mi naturaleza, veo los problemas, pero no tenemos otra alternativa. En última instancia,
somos capitalistas”?
Cada país tiene su instituto de las abejas. La ONU y el Club de Roma realizan análisis pero, en
realidad, prácticamente todas las acciones se basan en la rentabilidad a corto plazo. Sin embargo,
la gente ya está empezando a pensar de manera un tanto diferente. En abril de 2013, un
referéndum en el Parlamento Europeo para proteger a las abejas de los pesticidas más peligrosos
perdió por un estrecho margen —un mes más tarde fue aprobado. Las abejas son el tercer animal
de trabajo más importante después de las ovejas y los cerdos. Es por eso que es tan difícil de
entender la razón de que la agricultura, cuya subsistencia depende enteramente de las abejas, siga
siendo una de las mayores amenazas para ellas. Con el pretexto de que tenemos que alimentar al
mundo, hemos creado un sistema agrícola crecientemente tiránico. Y como cualquier fuerza
totalitaria, tiene que tratar a sus enemigos con mano dura, ya que de otra forma el sistema no
funcionaría. Los monocultivos son el paraíso de los parásitos, pero requieren muchos más
pesticidas y herbicidas que las pequeñas unidades de producción. Hay una advertencia en la
entrada de las plantaciones de almendras: “Entrando aquí, usted corre el riesgo de exponerse a
sustancias químicas cancerígenas”. En su Informe de Alimentos, la ONU afirma que la especie
humana puede subsistir solamente gracias a la agricultura local, estructurada y pequeña, pero se
está haciendo justamente lo contrario. Obviamente, solo la política puede influir aquí, por eso cada
uno de nosotros puede hacer un montón por las abejas; votando a la persona correcta, quiero decir.
Las empresas agroquímicas echan toda la culpa de la extinción de las abejas al ácaro varroa
destructor (de origen asiático), que ha sido el mayor problema para las abejas en los últimos 40
años. Hay una salvaje polémica en torno al tema entre la industria química y los apicultores. Pero
no es un misterio que las abejas están desapareciendo: no solo están muriendo a causa de los
pesticidas, las bacterias, los antibióticos, la endogamia o el estrés: es la suma de todo ello. Las
abejas están extinguiéndose porque la civilización ha prosperado.
¿Qué es lo más fascinante que has experimentado o aprendido en relación con las abejas?
¿Tuviste alguna epifanía?
La manera en que la colonia funciona me fascinó hasta el final, la inteligencia de los enjambres, el
rol de la abeja reina y el de la colonia, la cooperación no jerárquica. Aunque ella sea la madre de
todas las abejas de la colonia, la colonia puede decidir: “Ahora queremos una nueva reina”.
Entonces, las obreras “coronan” a una larva, que debería haber sido una trabajadora más, como
nueva reina. La antigua reina de las abejas debe salir del enjambre junto a las abejas viejas y
legarle todo a las abejas jóvenes, poniéndose en peligro a sí misma y a la mitad de la colonia con el
fin de formar una nueva.
Son una serie de acontecimientos tan enigmáticos que siempre estoy aprendiendo algo nuevo. Karl
v. Frisch, el investigador apícola que ganó el Nobel, dijo que las abejas son como una fuente
mágica inagotable.
¿Cómo se te ocurrió usar la frase de Einstein? ¿Cuál fue el contexto original en el que
surgió?
La sentencia de Einstein es la primera que salió a colación cuando empezamos a pensar en este
tema. Nadie había encontrado la nota anteriormente en el archivo de Tel Aviv; quizás sea
solamente un rumor, pero nos explica vívidamente con qué estamos tratando aquí. Vale la pena
considerar también otra frase de Einstein que encontré sobre este mismo tema, y que venía a decir
que no podemos resolver nuestros problemas con los mismos mecanismos de pensamiento que
hemos utilizado para crearlos.
La naturaleza propone soluciones que nosotros habíamos sido incapaces de prever. Por ejemplo,
las abejas africanizadas. La relación entre los seres humanos y las abejas, que tiene miles de años
de antigüedad, muestra el creciente conflicto entre la civilización y la naturaleza. Pero a partir de
ello también se plantea una cuestión fundamental: ¿somos los seres humanos parte de la
naturaleza? ¿O queremos situarnos fuera de ella con el fin de subyugarla? ¿Existe alguna forma
fructífera de simbiosis entre todos los implicados, a saber, las abejas, los apicultores, los
agricultores, los comerciantes y los consumidores, una especie de orquesta de jazz all-star
compuesta por solistas que no dejan de escuchar al resto del grupo para sumarse armónicamente a
ellos? Es la utopía de un enjambre inteligente.
Entrevista: Frank Arnold y Claus-Peter Lieckfeld.
Premios y Festivales
German Film
Premio Lola, Mejor Documental 2013
Swiss Film
Premio Quartz, Mejor Documental 2013
Premio Quartz, Mejor Película 2013
Premio Quartz, Mejor Banda Sonora 2013
Austria ROMY
Mejor Director de Documental 2013
Mejor Documental 2013
Austrian Film
Mejor Sonido 2013
Bavarian Film Award
Mejor Documental 2013
Zurich Film Award
Mejor Documental 2012
Solothurn Film Festival
Premio del Público 2013
Santa Barbara International Film Festival
Mejor Documental 2013
Pirámide Films Distribución
C/ Rodríguez San Pedro, 2 - Oficina 706 - Madrid
Tel.: 91 547 12 10 y 91 547 15 73
E-mail: [email protected] - www.piramide-films.com

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