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Planeta toros_Maquetación 1 14/02/11 11:53 Página 128 PRÓLOGO N uestra querida Fiesta de los Toros, durante cientos de años ha sido patrimonio cultural de todos los españoles tanto de derechas como de izquierdas. Pretendo con este trabajo recopilar una serie de monografías de célebres toreros de distintas épocas que han sido publicadas en la revista Pliegos de Rebotica de la Asociación Española de Farmacéuticos de las Letras y Artes, así como también conferencias que he pronunciado en el Ateneo de Madrid, Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, Colegios de Madrid, Barcelona, Málaga, Navalcarnero y otros. Toro, torero y espectador, constituyen fundamentalmente el llamado Planeta de los Toros. 3 DEDICATORIA A mi abuelo Tomás y a mi padre, que eran buenos aficionados a los toros. El primero partidario de Juan Belmonte y mi padre de Joselito. Con ellos acudí a mi primera corrida de toros en la bonita plaza de Calatayud, yo entonces tenía once años. Tuve la suerte de presenciar una magnífica corrida. Desde aquel día quedé enganchado a la Fiesta. A mi queridísima Juana Mari, ya fallecida, a quién le trasmití mi afición. A mis queridísimos hijos, a quienes quiero de todo corazón y por quienes he luchado en la vida y seguiré haciéndolo hasta que me fallen las fuerzas. Así como a mis queridos hijos políticos a los cuales considero como míos. A mis queridos nietos y bisnieta, en quienes tengo puestas todas mis esperanzas. A mi querida hermana, hermanos políticos y demás familia, a todos los compañeros y amigos que integran la Peña Taurina de AEFLA. A todos, con mi mayor gratitud. 4 EL TORO EL TORO BRAVO Y SUS ENCASTES ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E stamos ante el verdadero protagonista de la Fiesta: el toro, ese animal bello, perfectamente armónico en su conformación externa, bravo y noble que lucha y se defiende dando lugar a una de las mas hermosas, viriles y artísticas manifestaciones del valor humano: la fiesta española, denominada Fiesta Nacional. No se tienen datos suficientes que señalen con exactitud cuales fueron las primeras ganaderías que se dedicaron a la cría específica de ganado bravo para explotar su lidia con fines comerciales. Parece ser que fue a finales del siglo XVII cuando las vacadas de bravo comenzaron a organizarse, si bien todavía sin fines lucrativos. Un siglo mas tarde, cuando el espectáculo taurino cobra interés popular por relevar el pueblo llano a la aristocracia en el papel protagonista y por ampliarse la proliferación de festejos mas allá de festividades o celebraciones puntuales, las ganaderías comienzan a tomar forma de explotación pecuaria con un destino definido: la lidia del toro. Por este motivo, nacen las castas fundamentales del toro que son las siguientes: CASTA JIJONA, CASTA NAVARRA, CASTA MORUCHA, CASTA CABRERA, CASTA GALLARDO, CASTA VAZQUEÑA Y CASTA VISTAHERMOSA. • CASTA JIJONA. Su fundador fue D. José Sanchez Jijón. En diversas zonas de Ciudad Real, Montes de Toledo y Colmenar Viejo, existían unos toros que se caracterizaban por su color rojo encendido y a los que les llamaban Jijón por haber sido la familia con ese apellido que estableció el primer centro de crianza de dichos toros en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real). Con motivo de la exaltación al trono de Fernando VI, se lidió una corrida en Madrid el 13 de octubre de 1746 de esta ganadería. Esta casta que fue tan famosa, hoy día está prácticamente extinguida. Los toros eran grandes y bastos de hechuras, cabeza grande, astas muy desarrolladas y de pelo rojo encendido. • CASTA NAVARRA. De todas las ganaderías de Navarra, ninguna igualó a la de D. Nazario Carriquiri cuyos toros se codearon con las más famosas vacas andaluzas y castellanas. Durante muchos años fueron el terror de los toreros, a los que perseguían, llegando incluso, a saltar la barrera no por su mansedumbre, sino con el ánimo de cogerlos. Las reses eran de pequeño tamaño, escaso peso, cabeza chata, ojos saltones, astas cortas y cortos de cuello. Actualmente, solo queda un pequeño grupo de ganaderías dedicadas a la cría de esta raza, son las ganaderías de Oscoz y la de Armillas. • CASTA MORUCHA. Los primitivos toros de Castilla la Vieja, de la zona de Valladolid, cruzados posiblemente con la casta Navarra, dieron lugar al ganado de “El raso de Portillo” que pastaba en Boedillo y Pedrejo del Portillo. Parece ser que el milagro de 7 El planeta de los toros San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y de los toreros, quien paró con su báculo a un toro huido de Valladolid tras haber sido corrido y alanceado, sucedió en el siglo XV con un toro de esta casta. Esta ganadería, la más antigua de Castilla, rompía plaza en todos los festejos reales y usaba divisa blanca. Este privilegio lo tenía desde el tiempo de los Reyes Católicos. Eran toros grandullones, cornivueltos, feos de hechuras y duros de patas, de color negro listón y bragados. • CASTA CABRERA. En su origen era de los frailes dominicos y cartujos, aunque su principal criador fue José Rafael Cabrera. El cruce de esta casta con la gallarda, dio lugar a una de las más famosas ganaderías: Miura. La ganadería Miura lidia por primera vez en Madrid el 20 de abril de 1862. En esta corrida el toro “Jocinero” causó la cogida y muerte de Pepete, tío abuelo de Manolete. Junto a las diversas tragedias producidas por estos toros, hay importantes triunfos: el de Machaquito en Madrid en 1911, el del Gallo en Sevilla en1915 y el de Juan Belmonte y Vicente Pastor, al año siguiente en la Maestranza de Sevilla. En agosto de 1947 el toro “Islero” mata a Manolete en Linares, una de las más importantes figuras del toreo. Los toros de Miura tienen una capa muy variada y van desde el negro, pasando por los colorados, castaños y cárdenos. Son animales largos, de mucha alzada y tamaño, cabeza alargada, ojos grandes y saltones con cuello largo. • CASTA GALLARDO. Parece ser que el origen de esta casta es también “frailera” como la cabrera. En la actualidad ya no quedan ejemplares puros y son los de Pablo Romero aunque cruzados con vazqueños y jijones, los que más se aproximan a los antiguos gallardos. En 1885 adquiere la ganadería D. Felipe de Pablo Romero que recibió una ganadería destrozada por el abandono y los cruces y logró convertirla en una de las mejores vacadas. En la ganadería de Pablo Romero hay sangre vazqueña, jijona y cabrera. Debutó en Madrid el 9 de abril de 1888, lidiando la corrida Lagartijo y Guerrita. Los toros gallardos tienen una presentación exquisita, de excelente trapío, cabeza chata y pequeña. El cuello es corto con un gran morrillo y las extremidades cortas, los pelajes suelen ser cárdenos, entrepelados y negros. • CASTA VAZQUEÑA. Fue su fundador el utrerano Gregorio Vázquez, quien mezcló las sangres de tres ganaderías, la del Marques de Casa Ulloa, la de Cabrera y la de Juan Bécquer. En 1830 adquirió la ganadería el Rey Fernando VII. En 1833, al fallecer el Rey, la adquirieron los Duques de Osuna y Veragua. En 1849 el Duque de Osuna se separa de la sociedad continuando el de Veragua hasta 1930. En 1922 el toro “Pocapena” mata en Madrid a Manuel Granero, una de las cogidas más trágicas de la Tauromaquia. En 1930 la ganadería de Veragua es adquirida por D. Juan Pedro Domecq y Díez. Los pelajes de sus toros son variados debido a la mezcla de sangres, negros, cárdenos, castaños, coloraos y berrendos. Tienen gran trapío y abundantes rizos en la cara y cuello. • CASTA VISTAHERMOSA. Este encaste constituye en la actualidad el 90% de la cabaña de bravo española. Los toros del Conde de Vistahermosa eran superiores a los demás porque en ellos se aunaba la bravura y la nobleza, factores fundamentales en el toro 8 El toro bravo y sus encastes de lidia. De este encaste derivan los Urquijos, Contreras, Gracilianos, Parladés y Coquillas. El primer Conde de Vistahermosa fue Pedro Luis de Ulloa y Calis nacido en Utrera en 1697. El toro vistahermoseño es hermoso de hechuras, cabeza ligeramente acarnerada, pelo brillante, negro, castaño o chorreado, fino de cabos y de gran nobleza. En la actualidad, la Unión de Criadores de toros de lidia, nacida en 1905, engloba 290 ganaderías repartidas por tres zonas geográficas: Zona Centro con 90 ganaderías, Mediodía con 115, Zona de Portugal con 23 y Salamanca con 62. Además de la Unión de Criadores, existen la Agrupación y Ganaderos de lidia unidos, lo cual supone que en España y Portugal existen 1.114 ganaderías de bravo, repartidas por la geografía peninsular. Para finalizar, vamos a referirnos a un encaste que ha sido el más emblemático del siglo XX, los “Victorinos”, surgidos del reciclaje obtenido de un tipo de toro derivado del cruce de Santa Coloma, lidiado a nombre de su hermano el Marqués de Albaserrada. Victorino Martín Andrés y su hijo Victorino han trazado la pauta a seguir en la crianza del toro de lidia para disfrute del aficionado. A lo largo de treinta y cinco años es sin duda un ganadero histórico, el más importante del siglo XX. Parientes bien cercanos de los “Victorinos” por mantener el mismo linaje, son los toros que cría y lidia su sobrino Adolfo Martín y el ganadero madrileño José Escolar. Madrid, 26 de febrero de 2004 9 LA GUERRA AL AFEITADO DE LOS TOROS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E n los primeros años de la década de los cincuenta se produjo un acontecimiento que sería muy importante, casi decisivo, para el futuro de nuestra querida fiesta nacional. Se acababa de celebrar la corrida del Montepío de Toreros en la plaza de Madrid. Antonio Bienvenida, Manolo Carmona y el mexicano Juan Silveti, se habían encerrado con seis astifinos toros del Conde de la Corte, obteniendo un éxito clamoroso pues la terna salió a hombros por la puerta grande de las Ventas. La conmoción que produjo entre los aficionados fue grande. Durante muchos días no se hablaba en Madrid de otra cosa. Bienvenida, Carmona y Silveti habían toreado el toro íntegro, con trapío, al toro de verdad. Durante los primeros años de la posguerra le habían tratado de lavar el cerebro al aficionado con campañas desde la mayoría de los periódicos nacionales, inculcándoles la idea de que al toro de antes no se le podía hacer el toreo de hoy. Hacía tiempo que el prestigioso crítico taurino de Radio Madrid, Curro Meloja, andaba detrás de que una importante figura del toreo diera el paso decisivo de denunciar públicamente el denigrante afeitado del toro de lidia, que por aquel entonces estaba en su máximo apogeo. Antonio Bienvenida fue el hombre elegido por Curro Meloja. Antonio, tras pensarlo unos días decidió ser el, quien públicamente denunciara esta corruptela que padecía nuestra fiesta nacional. Antonio dice cuanto sabe. Confiesa que el ha sido el primero que ha toreado toros afeitados, pero por el bien de la fiesta cree en conciencia, que hay que poner a la autoridad entre la espada y la pared para que se decida a cortar el infamante fraude. Se armó un enorme revuelo en toda España y parte del extranjero. Los aficionados se ponen del lado de Antonio, mientras que las gentes que viven del negocio de los toros, los toreros los primeros, atacan ferozmente al maestro, interpretan que ha hecho las declaraciones para sumar corridas. Surgen los retos y se le margina de varios carteles. El paso ya estaba dado. Desde ABC le respaldaron Luis de Armiñan, Felipe Sassone y Gregorio Corrochano. En este periodo de tiempo, junto a las figuras ya consagradas de Aparicio, Litri y Ordóñez, surgen matadores que comparten con las figuras el amargo trance de tenerse que pasar por la barriga, pitones sin manipular. Han pasado ya más de cincuenta años de este acontecimiento y yo me pregunto si el problema se ha solucionado, a mi modo de ver, no, pues exceptuando las plazas de 10 La guerra al afeitado de los toros Madrid, Pamplona, Sevilla, Bilbao y las de primera categoría, en las plazas de segunda y tercera, en muchas de ellas se lidian toros sospechosos de haber pasado por la barbería. Madrid, 25 de octubre de 2006 11 TOREROS PEPE-HILLO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. C ualquier mediano aficionado sabe que José Delgado Guerra “Pepe-Hillo”, constituye en la historia del toreo, uno de los hitos más destacados y gloriosos. Nace en Sevilla el 14 de marzo de 1754 y fue bautizado en la Colegiata de San Salvador el 17 del mismo mes. El aprendizaje del futuro ídolo se desarrolló en el matadero de la ciudad hispalense. Ayudado por “Costillares”, comenzó a obtener el beneplácito y el entusiasmo de los públicos, tanto por su voluntad de agradar como por la gracia y el donaire de sus lances, mereciendo de Pedro Romero que dijera: “lo que Dios le ha quitado de fuerza, se lo ha dado de gracia”. El día 3 de mayo de 1768 logra su primer triunfo en la plaza sevillana hasta que el 11 del mismo mes, en 1801 es herido de muerte por un toro negro zaino de D. Joaquín Rodriguez de Peñaranda de Bracamonte que él mismo había visto el día antes en el Arroyo del Abroñigal, solicitando de los vaqueros que le fuese reservado para él, impresionado por su trapío y porque se había adelantado, retador, hacia el caballo que montaba. Es notorio el enfrentamiento con Pedro Romero, señor de las plazas andaluzas, mientras que Pepe-Hillo lo fue de la madrileña. El interés de los públicos españoles se dividió por igual entre los dos grandes maestros, sin olvidar a “Cúchares” el que podemos señalar como “padre del toreo”. En 1801 Pepe-Hillo, según las crónicas, estaba agotado, gordo y lento, su cuerpo carecía de sus antiguas facultades físicas y es que había llevado una vida agitada llena de aventuras con majas y manolas, vendedoras, tonadilleras y bailadoras. El festejo celebrado el 11 de mayo de 1801 se componía de dos medias corridas: la de la mañana donde fueron lidiadas reses de Gijón y en la que Pepe-Hillo fue cogido por un toro que le ocasionó un leve rasguño y una leve contusión. En la de la tarde, el toro Barbudo, autor de la mortal cogida, recibió cuatro varas. Al entrar a matar, el toro le prendió con el pitón derecho y campaneándole en distintas posiciones, le tuvo más de un minuto destrozándole vientre y pecho, muriendo al cabo de quince minutos. Así acabó la vida de este gran torero que durante su carrera había recibido veinticinco cornadas. En este mes de mayo aciago de 1801, encontró también la muerte en Granada, Antonio Romero, hermano del famoso Pedro Romero. Madrid, 23 de enero de 2007 15 UNA ÉPOCA DEL TOREO: LAGARTIJO Y FRASCUELO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E stos dos diestros llenaron una época del toreo, una de las competencias más hermosas, auténticas y apasionantes de la historia. Rafael Molina Lagartijo representaba la elegancia, el buen estilo, el total dominio de la profesión, mientras Frascuelo era el valor seco, angustioso, dramático que enardece a las masas. Un año y medio se llevaron de diferencia en su nacimiento. Lagartijo nace en la ciudad de los califas el 27 de noviembre de 1841 y Frascuelo en Churriana (Granada) el 23 de diciembre de 1842, con lo que parecían destinados el uno y el otro a constituir la inmortal pareja que formaron. Durante treinta años, el gran torero cordobés exhibe por los ruedos la gama de un estilo majestuoso, lleno de garbo, dominio y arte. Luce su magisterio en todos los tercios y únicamente en la suerte de matar se muestra habilidoso. La media estocada recibe el nombre de lagartijera; con las banderillas domina todas las suertes y con la muleta derrocha seguridad. Se decía que se podía pagar el dinero de la entrada por solo verle hacer el paseíllo, igualmente que años después se decía de Curro Romero. Estoqueó cerca de cinco mil toros y solo recibió una cornada grave. Era un hombre muy devoto. Se cuenta que un día iba camino de la plaza y notó que no se había puesto el escapulario de San Rafael. Obligó a la cuadrilla a ir a buscarlo: “Yo no puedo torear sino me acompaña mi paisano”. Una frase muy suya era la de: “Sí alguna vez me coge un toro, será bravo y noble. No estoy dispuesto a dejarme coger por ningún buey”. Si Lagartijo fue la seguridad y la elegancia, Frascuelo su rival, se caracterizó por la torpeza, sufriendo treinta cornadas. En una ocasión, Lagartijo se arrodilló ante la cara del toro al rematar un quite. En el siguiente, Frascuelo se quedó de rodillas de espaldas al astado. Por último, los dos se tumbaron en la arena a poca distancia de la res. El Presidente de la corrida les llamó a su palco para amonestarles, ordenándoles cesaran sus temeridades, que podría culminar en una desgracia. La rivalidad de Lagartijo y Frascuelo duró casi veinticinco años. Lagartijo se cortó la coleta en la plaza de Madrid en 1893. Frascuelo se retiró el 12 de mayo de 1890, también en la capital de España. Fue un soberbio estoqueador y un torero extraordinariamente valeroso de exagerado pundonor. Con Lagartijo y Frascuelo se inicia la primera edad de oro del toreo, que ha de tener su segunda edición en el siglo XX con la aparición simultánea de Joselito y Belmonte. Madrid, 12 de septiembre de 2006 16 DON LUIS MAZZANTINI ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. N ada más lejano de la profesión en que hubo de triunfar, que sus principios en la vida como Telegrafista y Factor de la toledana estación ferroviaria de Santa Olalla. El título de bachiller que ostentaba y su personal ambición, no cuadraban con su modesto cargo y limitado porvenir, lo que originó que, después de empujarle con escaso éxito al teatro lírico, en el que probó fortuna en calidad de cantante, le hizo inclinarse hacía el toreo, donde consiguió llegar a ser un formidable matador y un brillante torero, de depurado estilo al ejecutar la suerte suprema, tal vez como consecuencia de su elevada estatura. Hubo de pasar cinco años de probaturas, hasta que “Frascuelo” le confirmó la alternativa en Sevilla el 13 de abril de 1884 con un toro de Murube. Mazzantini contaba veintiocho años de edad pues había nacido en Elgoibar el 10 de octubre de 1856. Don Luís Mazzantini toreó mil corridas a lo largo de su carrera y estoqueó cerca de tres mil toros. Se cortó la coleta en 1905 y se calcula que ganó la importante suma de cinco millones de pesetas. Hablaba idiomas, vestía de etiqueta, llegó a ser Concejal del Ayuntamiento de Madrid, empresario del Teatro Real, Diputado y Gobernador Civil de Ávila y Guadalajara. Era un magnífico orador y gran patriota. Actuó hasta 1905 cuando, con motivo de la muerte de su esposa en México y hallándose él en Guatemala, se retiró de la profesión en que fue primera figura. Madrid, 20 de septiembre de 2007 17 RAFAEL GUERRA “GUERRITA” ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. C órdoba “La Sultana” fue la tierra madre de este gran artista, nacido el 6 de marzo de 1862 y que en su infancia frecuentó el matadero de su ciudad natal en el que su padre desempeñaba las funciones de conserje o “llavero” por lo que él inició sus actividades taurinas con el sobrenombre de “El niño del llavero” “Llaverito”. La carrera de “Guerrita” fue rápida y brillante; banderillero de “Bocanegra”, ingresó en la cuadrilla de Fernando Gómez “Gallo” y a las órdenes del espada sevillano, salió por primera vez en la plaza de Madrid el 24 de septiembre de 1882 banderilleando con tal arte, elegancia y decisión el sexto toro de la ganadería de Anastasio Martín, que reclamado por el público, hubo de dar la vuelta al ruedo. A partir de entonces la gran atracción de la cuadrilla del “Gallo” fue ese muchacho al que anunciaban en los carteles con letras de tamaño superior a las utilizadas por los matadores. Algo que hasta entonces no se había visto y que tampoco hemos conocido posteriormente. Sin embrago, la carrera de Rafael Guerra, alcanzando el puesto más destacado de su profesión hasta llegar a la cúspide, no fue jalonada de unanimidad en los juicios; antes al contrario, “Guerrita” supo de todas las amarguras de sus detractores que no le consintieron ni un solo instante de desmayo hasta hacerle imposible la vida en los ruedos; primero echándole a pelear con “Espartero” “Reverte” y “Mazzantini”, y después, negándole el agua y la sal, hasta hacerle desembocar, pese a la plenitud de sus facultades físicas y artísticas, en una retirada prematura que, sin previo aviso, llevo a cabo en Zaragoza el 15 de octubre de 1899, después de matar al toro “Limón”, colorado ojo de perdiz, afirmando y llorando cuando se desvestía en la ultima tarde de su vida torera: “Yo no me voy de los toros, me echan”. Rafael Guerra “Guerrita” mató 2339 toros, de los cuales 163 fueron de Miura y Pablo Romero y 173 de las ganaderías colmenareñas, siempre tenidas por duras; veintiocho fueron estoqueados en la suerte de recibir; sufrió diez cornadas graves; inauguró cuatro plazas de toros, Gijón, Zamora, Valladolid y Jerez, concedió cinco alternativas, sumando 900 corridas toreadas, de ellas 137 en Madrid, 72 en Sevilla, 46 en Bilbao y 40 en Pamplona. Como detalle de su poderío y facultades, hemos de citar el hecho de que haya sido el único torero que ha actuado en tres corridas el mismo día, hecho que se produjo el 19 de mayo de 1895 en las plazas de San Fernando, Jerez y Sevilla, alternando con “Fabrilo”, “Pepete” y Antonio Fuentes. Su labor en los tres festejos fue magnífica, banderilleando en las tres corridas y despachando a sus toros de diez estocadas y dos pinchazos. 18 Rafael Guerra “Guerrita” Este fue “Guerrita”, figura excepcional de su época y de todas las demás, que tomó la alternativa de manos de su paisano “Lagartijo” en la plaza de toros de Madrid el 29 de septiembre de 1887. Madrid, 19 de abril de 2007 19 EL ESPARTERO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. M anuel García “El Espartero” aprendiz de la espartería de su padre, de ahí su apodo, nació en el año 1866. Enseguida sorprendió con un estilo que exacerbaba los gustos morbosos del público. El presentimiento de la muerte del diestro acompañaba a los espectadores cada vez que este actuaba y por eso le seguían con frenesí. “El Espartero” mantenía al público en un continuo ¡ay! Tomó la alternativa en Sevilla el día 13 de septiembre de 1885 de manos de “Gordito” y la confirmó en Madrid el 14 de octubre del mismo año de manos de “Currito” con Fernando “EL Gallo” de testigo. En cierta ocasión, le hablaron del triste sino de su carrera, de las muchas cornadas que recibía, “El Espartero” contestó la célebre frase de… “más cornás da el hambre”. El 27 de mayo de 1894 es contratado para actuar en la plaza de Madrid, donde debe estoquear toros de Miura, alternando con “Zocato” y Antonio Fuentes. El toro que abrió plaza de nombre “Perdigón”, colorado, ojo de perdiz, cornidelantero y de hermosa lámina, cumplió en el primer tercio y llegó a la muleta con sentido, se hacía imposible la faena. Resultó revolcado al entrar a matar. Se levantó con el traje roto y conmocionado, tras unos muletazos atacó por derecho, el toro se encontró distraído y avisado, el animal le arrolló y el diestro sevillano cayó al suelo. “Perdigón” le metió la cabeza atravesándole el pecho. Ya en la enfermería, poco después sufrió un colapso. Su muerte produjo una profunda impresión en toda España. Las coplas y sevillanas durante muchos años se cantarían por todo el país: “Espartero, Esparterito, no te vayas a morir que las niñas de la Alfalfa se pondrán luto por ti” “Perdigón” segó su vida en plena carrera taurina, cuando tan solo contaba veintiocho años. Fue un torero de un valor asombroso pero sin soltura con capote y muleta, matador de estilo defectuoso, pero luchó para conquistar el puesto a que aspiraba, consiguiendo alternar con “Guerrita” en las corridas del abono madrileño durante la primavera de 1894. Madrid, 15 de marzo de 2007 20 RAFAEL GONZÁLEZ MADRID “MACHAQUITO” ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. F rente al toreo largo, poderoso y cerebral de Ricardo Torres “Bombita”, los aficionados que ven en la fiesta la pelea a brazo partido entre toro y torero, encuentran a “Machaquito” su ideal. Con estos dos toreros surge la salsa picante de la fiesta, como en los tiempos de “Pepe-Hillo” y Romero, de “Cúchares” y “Chiclanero”, de “Lagartijo” y “Frascuelo”, etc… En Córdoba nació “Machaquito”, el 2 de enero de 1880. Trabajó desde niño en el matadero cordobés. Hizo el aprendizaje de entonces recorriendo los pueblos para conocer bien la difícil profesión. Actuó de banderillero en diversas cuadrillas. Debuta como novillero en Granada y en 1898 se presenta en Madrid con éxito. Tomó la alternativa de manos de Emilio Torres “Bombita” con toros de Veragua. Esta alternativa es la última que se concedió en el siglo XIX. Le llueven los contratos, impresiona su decisión y su valentía a la hora de irse detrás de la espada. Su popularidad aumenta al máximo, cuando en Hinojosa del Duque se hundió un tendido, cayendo al ruedo gran parte del público. “Machaquito” alejó al toro de la multitud y lo tiró sin puntilla de una gran estocada. Con motivo de este suceso, le concedieron la Cruz de Beneficencia. En su rivalidad con “Bombita”, se enriquecen y también suman gran cantidad de cornadas, más de treinta se llevará “Bombita” y “Machaquito” también recibe un montón de ellas. En el año 1905 mata 126 toros de 135 estocadas. El gran escultor Benlliure esculpe “La estocada de la tarde”, se trata de un toro agonizante vacilando sobre las patas a punto de caer rodando sin puntilla. Con el capote y muleta cumplía, buen banderillero y con la espada, era un gran estoqueador. Se mantuvo en primerísimo fila hasta que el 14 de octubre de 1913, después de dar la alternativa a Juan Belmonte en la plaza de Madrid, decide repentinamente retirarse, imitando a “Bombita” que lo había hecho días antes. Esta fue en resumen la gallardía torera de este valiente matador de toros cordobés. Madrid, 3 de junio de 2007 21 RAFAEL GÓMEZ “EL GALLO” ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. R afael, “El Gallito Chico” en sus comienzos, hijo del “Sr. Fernando”, débil, enfermo y supersticioso con sus 27 años a la sazón, se hallaba completamente arruinado en la temporada taurina de 1907. Matador de toros desde el 28 de septiembre de 1902, cuando tomó la alternativa de manos del gran “Bombita” con un toro de la ganadería de Otaolaurruchi, entonces ya se había olvidado de sus primitivos triunfos de novillero. Su éxito en tres corridas toreadas en Madrid durante el otoño de 1908, le rehabilitaron en parte y toreó 41 corridas más, efectuando durante el invierno un viaje a Méjico que fue muy provechoso, tanto en el aspecto económico como en el artístico. Su temporada cumbre fue la de 1912 durante la cual actuó en 74 corridas, con desigualdades características, pues era diestro que lo mismo se encaramaba que lo mismo se encaramaba en los cuernos de la luna que se tiraba de cabeza al callejón en una de sus típicas “espantás”. Pocos toreros pueden sentirse tan entrañablemente compañeros de la Guardia Civil, pues Rafael fue protegido cientos de veces por los “tricornio” en las tardes aciagas, en algunas de las cuales se hacía temer al linchamiento por parte del defraudado público. Para Rafael, dejarse un toro vivo, contemplar como se lo llevaban los cabestros, era algo normal, no le afectaba. Cuarenta años de apasionante vida torera, matador de leyenda, de fracasos y de colosales resurrecciones artísticas. “Guerrita” dijo una vez de él que si se caía desde un quinto piso, llegaba al suelo torero. Una anécdota curiosa es la que le ocurrió cuando le presentaron a D. José Ortega y Gasset. Cuando se marchó, preguntó a un contertulio…¿ y este quién es?, le respondió el amigo que era un filósofo… ¿y eso que es? Es un señor que se dedica a pensar. Rafael moviendo la cabeza exclamó: “desde luego hay gente pa tó”. Su boda con Pastora Imperio, la extraordinaria bailaora, constituyó un auténtico acontecimiento en toda España, pero duró poco, se separaron pocos meses después. Varias veces se retiró y otras tantas volvió a lo largo de su vida, llena de altibajos tanto en España como en América. “El Gallo” figura garbosa, que olía a torero a dos leguas, nació en Madrid en 1882. A los 13 años banderilleaba en Alcalá del Río, lo que le acredita de precoz. Rafael murió en Sevilla de su alma, aunque fuera madrileño de nacimiento, el año 1960. Con Rafael el “divino calvo”, se fue un torero muy importante de la historia del toreo. 22 EL PAPA NEGRO, FUNDADOR DE UNA DINASTÍA TORERA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. Velada literaria organizada por A.E.F.L.A y el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, el día 20 de diciembre de 1995 en el salón de actos de COFARES. Queridos compañeros y amigos: E n este año de 1995, se ha cumplido el centenario de dos importantes efemérides taurinas. La primera fue el día 8 de mayo fecha del nacimiento del que fue un torero excepcional, José Gómez Ortega, JOSELITO o GALLITO para la historia. Esta efemérides se ocupó de resaltarla nuestro compañero Luis Gómez con ocasión de la Velada literaria celebrada en Zaragoza en el Colegio de Farmacéuticos el pasado día uno de diciembre. Hoy en representación de todos los aficionados a la Fiesta de AEFLA, vamos a tratar de exaltar la figura del PAPA NEGRO, ya que hace pocos días se cumplían los cien años de su debut como becerrista en Portugal. El patriarca de la dinastía torera contaba en aquel entonces once años de edad. No ha sido pródiga Extremadura en toreros importantes pero en ella brotaría la raíz de uno de los árboles más fecundos en frutos de arte y hombría de cuantos han florecido en la Tauromaquia. La raíz a la cual nos referimos, es Manuel Mejías Rapela, nacido en el pueblo de Bienvenida (Badajoz) el día 12 de febrero de 1884, pasado el tiempo conocido por el nombre de EL PAPA NEGRO. Por si alguien ignora la razón de que se designase con este sobrenombre al patriarca de la estirpe de los Bienvenida, digamos que en sus mejores tiempos de matador de toros, las máxima figura era el sevillano Ricardo Torres “Bombita”, a este el sagaz crítico taurino de EL DEBATE, Don Modesto, le hizo una laudatoria reseña en una tarde de clamoroso triunfo, que tituló EL PAPA de la tauromaquia. Días después torea Manuel Mejías Rapela BIENVENIDA asimismo en Madrid, y logra tal triunfo que el citado crítico le apela el PAPA NEGRO aludiendo a que por este nombre era conocido el Padre General de los Jesuitas, que vestía sotana negra y se le consideraba la segunda autoridad de la Iglesia Católica. El PAPA NEGRO fue prodigio desde niño, pues cuéntase de él que ya en 1893 con tan sólo nueve años, se atrevió a darle capotazos a un toro de Miura que, al encerrarlo en los corrales, se había partido una pata. Dadas sus aficiones taurinas, para que mejor pudiera hacerse lidiador, sus padres deciden fijar su residencia en Sevilla a la que se 23 El planeta de los toros traslada desde Bienvenida donde la pareja Mejías-Rapela tenían su residencia desde el año en que contrajeron matrimonio. Becerrista de renombre, novillero de postín y matador de toros de fama sería el PAPA NEGRO. En Madrid se presenta como novillero en 1902 con toros de Villamaría y con REGATERÍN y MAZANTINITO como compañeros de cartel. Esta campaña y la siguiente se caracterizan por lo personal de su toreo, por lo vistoso en la ejecución de todas las suertes. Nadie duda que ha llegado a la Fiesta una gran figura. Después de tres años como novillero, estando entre los primeros puestos del escalafón y una vez cuajado como torero, da el paso definitivo y toma la alternativa en Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar el 14 de octubre de 1905. José García Rodriguez ALGABEÑO, es el padrino y LAGARTIJO, el testigo. Los toros pertenecen a la ganadería de Benjumea. En corrida Regia en honor de los Reyes de Portugal, confirma la alternativa en Madrid al año siguiente, el 14 de marzo, lidiándose toros de Miura y de Murube, siendo también ALGABEÑO el que le cede los trastos. Las temporadas de 1905 a 1910 se mantuvo el PAPA NEGRO en lugar destacado alternando con toreros poderosos como eran el BOMBITA, MACHAQUITO, FUENTES, VICENTE PASTOR, RAFAEL EL GALLO y RODOLFO GAONA y enfrentándose a toros con poder, sentido y fortaleza como jamás tuvieron ni volverán a tener. Esta realidad respecto a los toros de lidia jugados en los principios del siglo XX, es unánimemente reconocida por los historiadores y tratadistas de la Fiesta. Manuel Mejías Rapela BIENVENIDA era un lidiador como se dice en la jerga taurina largo, con muchos recursos, capeaba con garbo, banderilleaba con precisión y buen gusto, fue muletero de buena ley y desigual con la espada. Con ésta logró en algunas ocasiones magníficos volapiés y buenas estocadas en la difícil suerte de matar recibiendo. Pero no fue constante con el acero y ello, según opinión de sus contemporáneos, le restó contratos y dinero. La tarde del 10 de julio de 1910, se lo jugó todo a una carta y le fue desfavorable. Con el afán de demostrar que podía ser el número uno, se encerró en Madrid con seis toros de Trespalacios como único espada. En tercer lugar salió el toro VIAJERO, un toro con muchísimo sentido que al iniciar la faena de muleta con un pase estatuario, le prendió por el muslo destrozándole la femoral. Alfonso Cela CELITA, que era el sobresaliente, tuvo que estoquear cuatro toros por el percance del matador. Si VIAJERO no logró matar al hombre, sí consiguió apagar las glorias toreras de BIENVENIDA. Con esta terrible cornada empieza la decadencia irremediable del gran torero. En 1911 todavía consigue torear treinta corridas, cifra de diestro de fuste en aquella época. Los años siguientes torea algunas tardes alternado con los dos colosos de moda JOSELITO y BELMONTE saliendo de los trances con dignidad. 24 El Papa Negro, fundador de una dinastía torera En 1917 el PAPA NEGRO hará su última temporada en España y alternado con JOSELITO, presencia en Madrid el 22 de abril la cogida y muerte de FLORENTINO BALLESTEROS, uno de los mejores toreros que ha dado Aragón. Casado en 1911 con Carmen Jiménez y teniendo ya tres hijos, el matrimonio a finales de 1917, emprende la ruta de las Américas. BIENVENIDA va a ellas no con el ánimo de conquistar tierras, como siglos atrás hicieron sus antepasados, pero sí con la ilusión de poder subsistir toreando donde pueda y a cuanto pueda. Aún logró triunfos, como aquel de su mano a mano con RAFEAL EL GALLO en Cartagena de Indias. Aquella tarde debió ser, por la desbordada imaginación de los dos protagonistas, la más pródiga en derroche de fantasías que el toreo había conocido en aquella plaza. Prueba de ello es que una placa de bronce se colocó en aquel coso como recuerdo. Pasados unos años, en 1924, el PAPA NEGRO regresa a España con sus hijos que comienzan a actuar bajo su dirección y, si ya no triunfa personalmente en los ruedos, comparte los triunfos de sus hijos. El 20 de marzo de 1927 toreando en México se corta la coleta de manos de su hijo Manolo, retirándose de la profesión que tan dignamente había ejercido. Toda su vida fue un sueño, una hermosa fantasía, imaginando galleos, recortes, serpentinas, revoleras, pares de banderillas, faenas memorables y estocadas recibiendo. Hizo posible que su vida torera se prolongara en sus hijos, Manolo, Pepe, Rafael, Antonio, Angel Luis y Juanito que han sido la continuidad de su personalidad y alguno de ellos, especialmente Manolo y Antonio, llegaron muy cerca de lo que a él le hubiera gustado ser. El PAPA NEGRO es el autor material de la dinastía, el pilar sobre el que descansa esa gran realidad con más de un siglo de historia que son los BIENVENIDA. Uno a uno fueron preparados para el ejercicio de tan difícil profesión. Les enseñó los recursos del arte de torear con el máximo amor, entrenándoles día a día en el desaparecido jardín de la casa de la calle del General Mola, hoy Príncipe de Vergara, donde vivía la familia. El viejo patriarca corregía los defectos, pulía deficiencias con autoridad de supremo maestro. Han pasado más de cien años y el PAPA NEGRO, un espíritu de torero con casta y arte les transmitió a sus seis hijos varones, de los que cinco, único caso en los dos siglos de historia del toreo, han sido matadores de toros, todos ellos con el don de la caballerosidad, el arte y la honra de una hombría de bien que tuvo su raíz en un pueblo extremeño, BIENVENIDA. En los BIENVENIDAS no cabe destacar el uno del otro, cada uno tenía su propia personalidad. Manolo, el primogénito, era un compendio de la buena ejecución del arte de torear y lidiar reses bravas, estaba en posesión de un amplio y variado repertorio con el capote; gran rehiletero y seguro estoqueador y, sobre todo, una gran valentía que justificó su bien lograda fama de gallo de pelea. Pepote, el segundo de la dinastía, ha sido uno de los más grandes banderilleros de este siglo, banderilleaba por los dos lados, en 25 El planeta de los toros todos los terrenos y con dominio de todas las suertes. Antonio era un torero alegre y pinturero, selecto y copioso con el capote, fino y elegante con las banderillas, dominador artístico, maestro con la muleta y decidido y valiente al matar. Angel Luis tenía una mezcla del toreo alegre sevillano y de la seriedad del toreo cordobés y todo ello sin mengua de su propia personalidad, en él había también un cierto aroma gitano. Por último, Juanito era un compendio de todas las cualidades de sus hermanos y, si no llegó a ocupar el sitio que le correspondía fue tal vez debido a lo mucho que le castigaron los toros. Para terminar diremos que los mayores éxitos del PAPA NEGRO han sido ser el forjador de una dinastía de toreros excepcional en nuestra querida fiesta y que ésta continúe viva en nuestro recuerdo. 26 IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. D espués de Joselito y Belmonte, fue la gran figura de los felices años veinte, era cuñado del primero, de aquellos diestros que tanto en el ejercicio de su profesión como fuera de ella, tenía una personalidad acusadísima que le hacía distinto de todos sus compañeros. Nació en Sevilla el 6 de junio de 1891, en el hogar de un distinguido médico y allí vivió hasta su fallecimiento en Madrid el 13 de agosto de 1934, como consecuencia de la grave cogida recibida en Manzanares dos días antes, al dar un paso sentado en el estribo, al toro granadino de los hermanos Ayala. En aquella tarde actuaba en sustitución de Domingo Ortega y tenía como compañeros al mejicano Armillita Chico y a Alfredo Corrochano. Tenía una valentía desmedida que le llevó a realizar los más temerosos alardes de valor, única forma en la que podía competir y triunfar junto a aquellos dos colosos con los que mantuvo una porfiada lucha, tarde a tarde. Tomó la alternativa en Barcelona el 16 de marzo de 1919, siendo el padrino Joselito y testigo, Juan Belmonte. En ese año toreó 50 corridas. Confirmó la alternativa el 5 de abril de 1920, teniendo como padrino otra vez a Joselito y como testigos, a Belmonte y Varelito. Era un excelente banderillero, una de sus especialidades fueron sus pares por dentro, dando al clavar, la espalda a las tablas, en las que alguna vez llegaba a apoyarse para salir del embroque. Además de gran torero fue hombre de gran sensibilidad y cultura, estrenó con éxito varias comedias y cultivó los medios intelectuales en los que se desenvolvía con la misma sencillez y éxito que en los ruedos de las plazas de toros. Era persona de gran generosidad donando parte de su patrimonio para que Sevilla dispusiera de su primer aeropuerto. Gran aficionado al fútbol llegando a ser Presidente del Betis. Como se ha visto, Sánchez Mejías fue un magnífico torero, genial banderillero, mecenas cultural y escritor. Amigo de muchos poetas de la generación del 27, no es de extrañar que a su muerte se le dedicaran numerosos poemas, entre los que destaca: “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca. 27 RECORDANDO A JOSELITO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l 8 de Mayo de 1995 se celebró el centenario del nacimiento del que fue un torero excepcional, José Gómez Ortega, “JOSELITO” para la historia. No queremos los aficionados a la fiesta de los toros de AEFLA que pase desapercibida esta fecha y por eso vamos hoy a dedicarle unos minutos en su recuerdo. Pretender hacer una semblanza de lo que fue el gran JOSELITO, nos lleva mucho tiempo, pero voy a tratar de intentarlo con brevedad, dado el poco tiempo de que dispongo, resaltando lo que fue y significó para el toreo este gran lidiador, que junto al gran Juan Belmonte constituyeron la edad de oro del toreo. En el pueblo sevillano de Gelves nace José Gómez Ortega JOSELITO. Era el 8 de Mayo de 1895. Hijo menor del gran torero Fernando Gómez “El Gallo” y de Gabriela Ortega, bailaora de tablao. Torero por vocación y tradición. La finca donde nació se llamaba “El Algarrobo” y allí existía una placita de toros que el Señor Fernando, su padre, había construido para solaz y entretenimiento de sus hijos, Rafael y Fernando. Joselito teniendo tan solo tres años, empuñó por primera vez una muleta de juguete para torear un supuesto toro que era su hermano Fernando. El padre del que pasado el tiempo sería gran figura del toreo, como tan otros fundadores de dinastías toreras, buscaba con ahínco la continuidad de sí mismo y que sus hijos llegaran más lejos. Al morir su padre, la familia se traslada a Sevilla y en un modesto colegio de la calle de la Feria, cerca del mercado, aprende a leer y escribir. A muy temprana edad asiste por primera vez a una corrida de toros, en la que actúa su hermano Rafael. Desde entonces ya no quiere ser otra cosa que torero. Juega al toro, torea de salón y llama la atención por sus extraordinarias dotes y facilidad para la ejecución de las suertes en sus jugueteos en la alameda de Hércules. En seguida se dejó crecer la coleta, distintivo tradicional de los toreros en aquella época, y sin haber cumplido los diez años, sus hermanos Fernando y Rafael, le llevan a una tienta, donde se enfrenta por vez primera a una becerra añoja. Siguió asistiendo a varios tentaderos y cuentan que en una ocasión se encontraba presenciando una capea en Coria del Río. Un banderillero las estaba pasando moradas para banderillear a un novillo. José, impulsado por su precocidad le gritó: “En ese terreno no se arranca, cámbiate y ponte ahí”. El subalterno le respondió: “¿Te quieres callar de una vez niño?”. Entonces, Joselito que había acudido a la plaza con banderillas cortas con la idea de tirarse de espontáneo, hizo lo que le había aconsejado al peón y dejó en todo lo alto los dos rehiletes. Debemos reconocer que no le faltaron nunca las facilidades para intervenir en 28 Recordando a Joselito cuantos tentaderos quiso debido a la fama de su padre y de sus hermanos que le abrían todas las puertas, especialmente de las ganaderías sevillanas. Su precocidad era tal, que con once años, conoce todos los resortes de la profesión. A su innata intuición añade un sentido de la colocación, de las querencias y de los terrenos. El 18 de Abril de 1908 se viste por primera vez de luces en la plaza de Jerez. Alterna con “Limeño” y “Pepete”. El primer becerro que mata en su vida se lo brinda a Domecq y éste agradecido le da cinco duros. José se empareja con “Limeño” y forma una cuadrilla juvenil, cobrando cincuenta duros por corrida. Recorrió entonces las plazas portuguesas con gran éxito, sorprendiendo los progresos del muchacho a sus hermanos que entonces estaban haciendo la campaña en América. Se cuenta que José llevaba en la cuadrilla un peón que se apodaba “Agualimpia”, que era pariente suyo. El hombre conocía a fondo los secretos del toreo. Y en cierta ocasión, cuando José se disponía a empuñar la espada y la muleta para dirigirse al becerro le dijo: José, por el derecho. El chaval se resolvió airado diciendo que se callara que él sabía lo que tenía que hacer. “Joselito” hizo la faena por el lado izquierdo, por naturaleza, entre el delirio del público que asistió. Se cuenta también una pintoresca anécdota de los primeros tiempos de José. Su privilegiada posición le permitía vivir con cierto desahogo y acudía a los tentaderos a caballo. En una ocasión, galopando por la carretera acompañado por varios amigos, vio a un maletilla que caminaba con un hatillo al hombro. Se compadeció de él y lo subió al caballo. Aquel torerillo harapiento al que José ayudaba en aquel momento, era nada menos que Juan Belmonte. En 1910, “Joselito” torea treinta y seis novilladas y 1911 treinta funciones. En 1912 después de torear unas cuantas novilladas con gran éxito, toma la decisión de presentarse en Madrid, tenía preparada la Empresa una novillada del Duque de Tovar. Al verla “Joselito” en los corrales, le pareció que tenía poco trapio y se negó a torearlos. Como no se disponía de otros novillos, José se inclinó por torear una verdadera corrida de toros de Olea que tenía la Empresa pastando en las afueras de Madrid. El éxito de José fue tal que esa misma temporada toreo en Madrid seis novilladas más. El crítico taurino Don Pío tituló su crítica de la corrida de Madrid diciendo “Ha resucitado Lagartijo” El 23 de Septiembre de 1912 decide tomar la alternativa en Sevilla, de manos de su hermano Rafael “El Gallo” con toros de Moreno Santa-María. El histórico toro del doctorado se llamaba “Caballero”. El día 30 repite en la Maestranza actuando mano a mano con su hermano Rafael, obteniendo otro nuevo éxito. El día uno de Octubre confirma la alternativa en Madrid en una corrida de ocho toros de Veragua. Actúa de padrino su hermano Rafael. La misma tarde, Vicente Pastor doctora a Manuel Martín Vázquez. “Joselito” frente a sus dos toros que sacaron grandes dificultades los superó con su habitual destreza. Aquella temporada de 1912 triunfó en la feria de 29 El planeta de los toros Zaragoza, donde consiguió el máximo cartel. José a pesar de su juventud, había llegado a matador de toros en plena sazón. La temporada de 1913 la comienza “Joselito” con la preocupación de arrollar a Ricardo Torres “Bombita” que entonces estaba en el candelero. José sentía herido su amor propio por los frecuentes “baños” que “Bombita” le había dado a su hermano Rafael en anteriores etapas, se le acusaba también a “Bombita” de quitarle contratos al “Gallo”. La Empresa de Sevilla organiza este año la feria de Abril a base de la competencia entre los “Gallos” y “Bombita”. Ricardo Torres salió airoso de aquel primer round con “Joselito”, pero los buenos aficionados se percataron que el gran “Bombita” no podría resistir por mucho tiempo el empuje del menor de los “Gallos” El día uno de Junio en Madrid, “Joselito” torea junto a su hermano Rafael y “Machaquito” una terrorífica corrida de Palha, los tres espadas salieron a hombros por la puerta grande. El día 5 de Junio volvió a torear José en Madrid, ganado de Saltillo con su hermano Rafael y “Bombita”, cortando “Joselito” su primera oreja en Madrid, galardón que tan solo poseían entonces Bombita, Vicente Pastor (dos veces) y su hermano Rafael. A partir de la Semana Grande en San Sebastián, “Joselito” le gana la pelea una y otra vez a “Bombita”, como éste era muy inteligente, se dio cuenta que le había llegado el momento del adiós. José puede quedar de dueño y señor de la fiesta, pero no se podía esperar que le iba a surgir un torero como Belmonte, que le iba a hacer frente sin pretenderlo. Era el público el que creaba la competencia. José no pudo con Juan, ni Juan con José aunque Belmonte dijera que la pelea se la ganó el menor de los Gallos aquella tarde trágica de su muerte en Talavera. Durante la temporada de 1914 se suceden las pugnas entre Gallito y Belmonte. Los dos matan corridas de Miura, Pablo Romero, Saltillo y Concha y Sierra. Ambos colosos están en plenitud. En 1915, la competencia está al rojo vivo. Juan organiza alborotos, pero José está en un momento cumbre de afición y poderío. Gallistas y Belmontistas acaban en los tendidos de las plazas de Toros a bastonazos. Es la rivalidad, la bendita rivalidad de la fiesta. En 257 ocasiones torearon untos. En esta temporada de 1915 gustó Joselito de torear corridas de seis toros. Él sólo toreó en Málaga, Adujar, San Sebastián y Almagro. En todas estas corridas mostró su arte y su poderío, pero fue en Sevilla el 30 de septiembre donde triunfó de manera rotunda. El 17 de Octubre “Joselito” mata seis toros de Miura en Valencia con lo que remata su temporada. Llegó a torear 102 corridas. Téngase en cuenta que entonces no había avión y que los desplazamientos se hacían en aquellos trenes y por carretera en aquellos coches, lo que supone más mérito que las 153 corridas toreadas por el famoso Jesulín de Ubrique en la temporada pasada. 30 Recordando a Joselito En 1915 torea 105 corridas, en 1917 actúa 103 tardes. En esta temporada “Joselito” fue testigo presencial el día 22 de Abril en la plaza de toros de Madrid, de la trágica cogida mortal del valeroso torero aragonés Florentino Ballesteros. Toreaban aquella tarde aciaga, Manuel Mejías, fundador de la famosa dinastía de los Bienvenida, Joselito y Florentino Ballesteros. El sexto toro de la tarde de la ganadería de Bejumea, de nombre “Cocinero” al lancear de capa Ballesteros fue alcanzado y cogido con una tremenda cornada en el pecho. Dos días después y tras una penosa agonía, moría uno de los mejores toreros que ha dado Aragón a la fiesta. Ochenta y una corridas toreó en 1913, perdiendo veinticinco por cogidas. En 1919 actuó noventa y una veces. Llevaba veinte corridas toreadas el 16 de Mayo de 1920 cuando surge en su vida el toro “Bailaor” de la ganadería de la viuda de Ortega que le mata en Talavera de la Reina. “Joselito” fue a Talavera de puro compromiso. Dicen que fue Gregorio Corrochano, el ilustre crítico de ABC, quien intercedió para que toreara aquella tarde. El destino le había marcado su día, José alternaba mano a mano con su cuñado Sánchez Megias. El toro “Bailaor” renarado de la vista, bronco, escaso de peso, pero con edad y sentido, en un momento de confianza le alcanzó y le clavó el pitón izquierdo en el vientre, la cornada había sido mortal de necesidad. “Joselito” contaba con 25 años de edad recién cumplidos. La conmoción en toda España fue enorme, pues nadie podía entender que un torero tan poderoso como él cayera víctima de un toro. Todos le lloraron y muy especialmente Juan Belmonte que había perdido su compañero, su rival de tantas tardes gloriosas, su amigo y por encima de todo, al torero que admiraba de corazón. “Joselito” fue un colosal banderillero, desde la “Guerrita” no había tenido rival, dominador con la capa y la muleta y un hábil estoqueador, pero sobre todo, fue un torero dominador como lo fue años más tarde Domingo Ortega. Fue el diestro eje de una época, la antena alrededor de la cual giraba el torbellino de la fiesta taurina. Al margen de su vida profesional, “Joselito” tuvo sus aventuras y sus pasiones que acompañas siempre a los ídolos de toreo. Según nos cuenta Montero Alonso, en su libro “El amor y la muerte de los toreros”, siendo todavía novillero tuvo una novia formal, con la que hubiera querido casarse un día. Pero ella le pedía que dejase el toreo y en él la afición podía más que todo. Yo la quería mucho confesará él un día, sin embargo, esto del toreo es una cosa muy seria, y para no hacerla sufrir corté con ella. Convertido ya en un matador de toros y en plena apoteosis de triunfo, “Joselito” vive los amoríos de quien tiene, en plena juventud, todo: el triunfo, el dinero, la popularidad. José se enamora de un artista muy especial, Adelita Lulú, una de las más cotizadas del cuplé, entonces estaban en su máximo esplendor Pastora Imperio, la que sería después la esposa de 31 El planeta de los toros su hermano Rafael, “El Gallo”, Raquel Meller, la Goya y Carmen Flores. Al poco tiempo se esfuma el romance entre el torero y la Adelita, y una nueva historia de amor es la que une al nombre “Joselito”. La protagonista de la nueva pasión del torero es Consuelo Hidalgo, vedete que trabaja entonces como gran estrella en el nuevo teatro Reina Victoria en “La Duquesa de Tabarín”, revista con sabor a perfume francés que llegaban entonces por aquellas épocas a Madrid. Recordamos lo que pensaba Don José María de Cossio, del gran torero que dominaba todos los toros, vencía a todos y con todos triunfó. Si ejemplar fue su vida torera, mayor ejemplaridad logró su muerte, que completa el ciclo de su actividad taurina, sin un fallo con perfección de mito. Para terminar recordaremos unas coplas para la guitarra que compuso Rafael Sánchez Mazas por motivo de la muerte de Joselito. ¿Quién te había de llorar, Joselito en primavera? ¿Por qué fuiste a torear y a morir a Talavera? ¿Quién te había de llorar? Cuatro blandones había Y cuatro banderilleros, llorando en la enfermería a la flor de los toreros Guardad, guardad las mantillas, chiquillas, las postineras; sacad los velos, chiquillas, chiquillas las verbeneras ¡Guardad, guardad las mantillas! Pedro Muñoz Seca el fecundo y desdichado autor de comedias, dedicó también a Gallito las siguientes quintillas: ¡Talavera, Talavera qué triste suerte tu suerte! En tu plaza bullanguera de una cornada certera hallo Gallito la muerte, ¡Gallito! ¡El mejor torero! ¡El más artista! ¡El más primero! ¡El que aquel día nefando llegó a la plaza cantando las colas del Espartero! Setenta y cinco años después permaneció viva en la mente y en el sentimiento de los que amamos nuestra fiesta nacional, aunque no alcanzamos a conocerle. 32 NICANOR VILLALTA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. N acido en Creta provincia de Teruel, el 20 de noviembre de 1897. Podemos decir que es el mejor torero que ha dado Aragón. Se hizo en Méjico, allí vistió su primer traje de luces y allí aprendió el oficio. Se presentó en Zaragoza el año 1919 en una novillada en la que actuaban también unos toreros cómicos, capitaneados por “Llapisera”. El año siguiente toreó mucho sin picadores, destacando por su gran valentía y su entrega a la hora de ejercitar el bolapié. Hasta el 2 de abril de 1922 no se presentó en Madrid. Su extraño físico, su largo cuello, su figura altísima y un tanto desgarbada llamaron la atención. Pero casi tanto como su desgarbo, impresionó su gallardía: esa asombrosa manera de bajarle la mano a los toros y de irse en corto y derecho detrás de la espada. Le doctoró Luís Freg en la plaza de toros de San Sebastián y actuaron en la misma corrida Marcial Lalanda y su primo Pablo. Era el 8 de agosto de 1922. Confirmó su alternativa en Madrid de manos de Fortuna y con Emilio Méndez de testigo. Desde entonces, Nicanor recorre las plazas españolas y americanas en constante triunfo. Tiene el record de orejas conquistadas en Madrid, Villalta cortó cincuenta y dos apéndices en aquella época cuando la afición de Madrid era muy dura. Nicanor se retiró del toreo después de la guerra. No tuvo fortuna en sus negocios. Su vida privada, como la de otros tantos toreros, no se caracterizó por el orden y la buena administración. Como la situación del torero baturro no era boyante, se le organizaron festivales benéficos en Madrid y Zaragoza. Nicanor contribuyó al esplendor de esa soberbia década de los años treinta con su hombría de bien y su pundonor sin cuento. 33 LA TRAGEDIA DE GRANERO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. M anuel Granero nace en Valencia el 4 de abril de 1902 en el seno de una familia acomodada. Estudia las primeras letras con aprovechamiento y enseguida demuestra una sensibilidad para la música ya que toca el violín con admirable maña. Comenzó a torear al final de 1918 participando en diversas novilladas sin picadores. Con el toreaban dos grandes toreros: Chicuelo y Juan Luis de la Rosa. En 1920 irrumpe con gran fuerza en las plazas de Zaragoza, Barcelona, Bilbao, Salamanca, Sevilla y Madrid. En esta plaza hace el paseíllo por primera vez el 25 de junio de 1920 junto con Victoriano Roger “Valencia II”, gustó mucho y esto le dio el salvoconducto para la alternativa. Toma la alternativa en Sevilla, el 28 de septiembre de 1920, actuando de padrino Rafael “EL Gallo” que le cedió el toro “Doradito” de Concha y Sierra. Empezaron entonces a llamarle el sucesor de Joselito. El 22 de abril de 1921 confirma la alternativa en Madrid, alternando con Chicuelo y “Carnicerito de Málaga”. Granero repite varias veces en la plaza de Madrid sus grandes triunfos y llega a torear noventa y cuatro corridas a pesar de haber sufrido cuatro cornadas. El 7 de mayo de 1922 se celebra en Madrid la cuarta corrida de abono con tres toros de Albaserrada y tres de Veragua. La terna la componen Juan Luís de la Rosa, Manolo Granero y Marcial Lalanda que viene a confirmar la alternativa. El lleno fue hasta la bandera. El primer toro de Albaserrada embistió con nobleza, lo toreó bien con capa y muleta. Lo mató de una gran estocada y fue obligado a dar la vuelta al ruedo. Por aquel entonces las orejas estaban muy caras en Madrid. A las seis y media de la tarde saltaba a la arena “Pocapena” de Veragua, era un toro cárdeno, bragado y afilado de pitones, burriciego, manso y con querencia a las tablas. Granero vestía un terno negro y oro, quiso iniciar la faena con un ayudado por alto en el tercio. El toro que embestía con violencia y hacia las tablas, se le arrancó y enganchándolo por el muslo, una vez en el suelo, el toro le metió la cara repetidamente, llevándolo a cornadas hasta las tablas, metiéndole debajo del estribo. Allí lo destrozó, fue un espectáculo de lo más lamentable que se pueda dar en una plaza de toros. Cuando recogieron su cuerpo del suelo era un trágico pelele. El parte médico decía textualmente: Durante la lidia del quinto toro, ha ingresado en la enfermería el diestro Manuel Granero con una herida en la región orbital derecha, con fractura del fondo de esta cavidad, atravesándole la masa encefálica y con fractura de los huesos frontal, etmoides y esfenoides. La herida es mortal de necesidad. El herido que entró en estado agónico, falleció momentos después. 34 La tragedia de Granero Hasta ese día llevaba toreadas trece corridas. La impresión de toda España fue tremenda. Con él se iban las ilusiones de los aficionados “gallistas”. Dicen que para llegar a la categoría de Joselito le faltaba flexibilidad, pero otros opinan que incluso toreaba mejor que José. Estaba en su mejor momento y con un futuro espléndido por delante. “Pocapena” le quitó la vida y a la Fiesta, uno de los toreros con más posibilidades de la historia. 35 CAGANCHO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. S e llamaba como “Costillares”, Joaquín Rodríguez, fue un diestro muy especial, absolutamente desigual, como “El Gallo”, lo mismo se elevaba hasta el cielo que se hundía en él. Sus lances de capa y sus pases de muleta eran inimitables. En ocasiones, dejaba que se fueran los toros vivos al corral y por esta razón, visitó las cárceles españolas más de una vez. A este respecto, apareció una caricatura publicada en un diario aragonés original de “Teixi”, que representaba la celda de una prisión en la que dos ratones dialogaban, diciéndole el uno al otro: ¡Que raro, son las ocho y no ha venido Cagancho! Joaquín Rodriguez “Cagancho” nació en el sevillano barrio de Triana el año 1903. Sus juegos infantiles transcurren en un continuo toreo de salón. Le embiste otro gitanillo que se llama Francisco Vega de los Reyes y que más tarde popularizaría el apodo de “Gitanillo de Triana”. A los quince años, Cagancho mata la primera vaca. Viste el traje de luces en San Fernando en 1923. Se presenta en Sevilla el 25 de julio de 1924 y deja una excelente impresión y le repiten el domingo siguiente. En 1926 se da a conocer en toda España. El 5 de agosto torea en Madrid, impresiona su majestuoso toreo de capa, su figura esbelta y su empaque flamenco. En una sola tarde consigue la popularidad. En 1927 toma la alternativa en Murcia de manos de Rafael “El Gallo”. El toro pertenece a la ganadería de Carmen de Federico. El 13 de julio la confirma en Madrid de manos de “Valencia II”. Cagancho toreó temporadas de gran auge y otras de espectaculares baches en España y en América, acabó viviendo en Méjico. Será recordado por sus hermosos lances de capa, sus espectaculares “ayudados” con la muleta, sus sublimes volapiés y también por sus famosas “espantás”, el de la salida a hombros por la puerta grande o como ya se ha mencionado, el que dejaba que se fueran vivos los toros al corral. 36 MARIO CABRÉ ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. C omo homenaje a Cataluña por los momentos tan difíciles que está pasando la Fiesta de los toros en esta Comunidad, voy a glosar hoy la figura de un torero catalán que fue importante en los años cuarenta y cincuenta, Mario Cabré. Cabré nació en Barcelona en el año 1916. Al parecer su familia estaba muy vinculada al mundo de la farándula. Debutó con picadores en septiembre de 1935 en la Monumental de Barcelona, actuando con Rafael Ortega y el mexicano Silverio Pérez. Se presentó en la plaza de las Ventas el 10 de agosto de 1941. En 1943, Cabré torea más de treinta novilladas con picadores con gran éxito, dejando constancia de un estilo depurado y elegante, especialmente con el capote, que lo maneja con las manos bajas y sin forzar la figura. Toma la alternativa en Sevilla en octubre de 1943. Actúa de padrino, Domingo Ortega y como testigo, actúa Luis Gómez “El Estudiante”. Ocho días después, confirma la alternativa en Madrid con Domingo Ortega, también como padrino y Antonio Bienvenida como testigo. Durante más de quince años se mantuvo en activo pero sin una continuidad que le permitiera encaramarse a los primeros puestos del escalafón. Tan pronto aparecía anunciado en los carteles de una importante corrida de toros, como se le veía en los escenarios interpretando “Don Juan Tenorio” como actor. El cine y la televisión tampoco le fueron ajenos. Polifacético, también fue un buen poeta, sentimental y enamorado del amor, recordemos sus aventuras con la bellísima Ava Gardner, “toreando al alimón con Luis Miguel Dominguín”. Pero por encima de todo, fue un excelente matador de toros valiente y un artista cabal. Madrid, 23 de junio de 2005 37 RECORDANDO A MANOLETE ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l 28 de Agosto de 1977, se cumplen cincuenta años de la cogida y muerte en la plaza de toros de Linares de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, victima de “Islero”, toro de la legendaria divisa de Miura. Como gran aficionado a los toros que soy y admirador que fui del gran torero cordobés, hoy, como miembro de la sección taurina de A.E.F.L.A., quiero rendirle un homenaje para conmemorar tan importante efemérides. El 4 de julio de 1917, en el número 2 de la calle cordobesa de Torres Cabrera, Angustias Sánchez da a luz a un niño. Por las venas del recién nacido corre sangre torera. Su madre, por esas inesperadas jugadas del destino, estuvo casada con dos toreros. Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Rafael Molina “Lagartijo chico” excelente torero. Muerto éste prematuramente de muerte natural, Doña Angustias contrae matrimonio con el matador de toros Manuel Rodríguez “Manolete”. Fruto de este enlace es el niño que acaba de nacer en Córdoba, al que se le impone el nombre de Manuel Laureano. El padre de la criatura era, a su vez, hijo de un modesto banderillero, primer “Manolete” de la dinastía, cuyo hermano había sido victima de un toro de Miura en la plaza de Madrid. Luego, José Rodríguez “Pepete” que era tío abuelo de nuestro “Manolete”, iba a caer muerto, también por un Miura, casi un siglo después. “Manolete” nuestro protagonista, tuvo una difícil niñez, era débil, enfermizo, acobardado y triste. Su padre había sido un segundón del toreo pese a tener el oficio bien aprendido; mataba muy mal, hasta el punto que los críticos de la época le apodaban “Manolo travesía” porque atravesaba a casi todos los toros. En aquella época a la suerte suprema se le daba bastante más importancia que en la actualidad. “Manolete” padre muere el 4 de Marzo de 1923, su hijo contaba entonces cinco años de edad. Su madre, luchando heroicamente, iba sacando adelante a la familia, compuesta por seis hijos, tres del primer matrimonio y otros tres del segundo. Los hermanos Salesianos de Córdoba le tuvieron bajo su protección desde los seis hasta los once años. Cuentan de él sus profesores que era un niño retraído y triste y poco amigo de los juegos, como si estuviera consciente de las privaciones de su casa. Empieza a jugar con los chicos de su edad al toro, pero se cansa y se fatiga, no puede con la debilidad, pero si su naturaleza era frágil, su voluntad era de hierro. Tenía que ser torero para sacar de la penuria a su familia y para que su madre, a la que adoraba, pudiera gozar de tantas delicias que le estaban vedadas. Una mañana del año 29 se reúne con su primo y otros amigotes y deciden probar suerte 38 Recordando a Manolete para torear unas becerras en el término de Espejo, tienen suerte y les dejan torear y “Manolete” aguanta impávido los achuchones. No se asusta, será torero. Sigue toreando en otros tentaderos y en uno de ellos recibes su bautismo de sangre. Un becerro le propina un puntazo en una pantorrilla. En esta tienta estaban como directores de la faena campera los matadores de toros Fausto Barajas y Marcial Lalanda. Es precisamente Marcial, en la plenitud de su carrera, quien traslada en su automóvil al maletilla Manolo a Córdoba. Al año siguiente interviene en festivales celebrados en Montilla y Bujalance y el Domingo de Resurrección de 1931, alterna con la torera Juanita Cruz en la plaza de toros de Cabra, obteniendo su primer éxito. Después de actuar en la parte seria den varias charlotadas formando parte de la agrupación cómico-taurina musical “Los Califas”, “Manolete” viste su primer traje de luces en una nocturna celebrada en Córdoba donde ya empieza Manolo a revelarse como consumado estoqueador, cualidad que o le abandona a lo largo de su carrera. En 1935 debuta en la madrileña plaza de Tetuán de las Victorias, actuando con el mejicano Silverio Pérez. El critico de la novillada dice de él que es un buen estoqueador y tiene un magnifico estilo con el acero, pero con el capote y la muleta es malo. Vaticina que no pasará de ser uno de tantos desgraciados con sueños de gloria y dice que es una lástima que toree tan mal matando tan bien. Como se puede apreciar, el crítico supo ver las condiciones de gran estoqueador que ya apuntaba el torero cordobés pero su profecía, al vaticinarle que no pasaría de ser uno de tantos, no pudo ser más desacertada. En 1936 el torero larguirucho y desgarbado obtuvo sus primeros éxitos en su Córdoba natal. Con la guerra en medio, Manolete se convierte en el héroe de la España nacional. José Flores “Cámara”, torero retirado, se encarga de apoderarlo. Ambos harían cambiar el rumbo del toreo en aquella época: el uno por su personalidad y el otro por la visión comercial que tenía. Once novilladas torea en 1939. El dos de Julio del mismo año toma la alternativa en Sevilla, le doctora el gran “Chicuelo” y actúa como testigo “Gitanillo de Triana”. Los toros pertenecen a la ganadería de Clemente Tassara. Manolete obtiene gran triunfo en la plaza de la Maestranza cortando dos orejas. Confirma la alternativa en Madrid, a manos de Marcial Lalanda, confirmándose también Juanito Belmonte, el hijo del gran maestro de Triana que también brillaría en los años cuarenta. En 1940 el diestro de Córdoba queda situado en la cumbre de la Taumaroquia arrasa a todos y reina en solitario como lo hizo antes su paisano “Guerrita”. El toro se reduce debido a la penuria de piensos en aquella época, pero Manolete impone unas modas nuevas que impresionan. Su concepto de la verticalidad y la quietud hacen vibrar al público de aquellos años. De cuantas aportaciones haya podido prestar al toreo Manolete, la mas fundamental ha sido la de salir todas las tardes a ejecutar su faena a todos los toros. Su toreo era de una pureza extraordinaria, sus lances y muletazos han quedado como modelo del arte de torear, tanto por su verticalidad como por su estilo personal. 39 El planeta de los toros Fue durante ocho años el dueño y señor de la fiesta. No tuvo competencia. La rivalidad que se le atribuyó con el torero mejicano Carlos Arruza fue inventada. Este torero era un extraordinario rehitelero pero basaba todo en las condiciones atléticas excepcionales que tenía. Pepe Luis Vázquez el fino torero sevillano, por su calidad de toreo, pudo ser el único competidor, pero este no era hombre de pelea ni de valor espartano y no fue posible la competencia. Manolete reconocía que Pepe Luis toreaba mejor que el y que representaba la quinta esencia del arte de torear. Fue con Pepe Luis con quien más veces alterno el cordobés, 120 corridas. En Manolete es constante la seguridad y el buen arte con el que realizaba la suerte suprema, perfilándose en corto, montando el estoque y arrancando por derecho y cruzándose a la perfección, y a ello se debe el prestigio de su primer tiempo de torero antes de nuestra guerra y después, cuando empieza a mostrar sus cualidades de torero excepcional personalidad inconfundible. En 1940 torea cincuenta corridas, cincuenta y cinco en el 41, setenta y dos en el 42, setenta y cinco en el 43, noventa y tres en el 44, setenta y una en el 45 y una en el 46 por voluntad propia. El año 45 la fama del torero alcanzaba los más alejados meridianos. Decide hacer las Américas y se presenta en la plaza “El Toreo” de Méjico, el nueve de Diciembre, alternando con los diestros mejicanos Silverio Pérez y Eduardo Solórzano, los toros pertenecen a la ganadería de Torrecilla. El éxito de Manolo es de apoteosis, conquistando al público mejicano y cortando las dos orejas y rabo de su primer toro. A su segundo toro al darle un lance a la verónica le tiró un pitonazo, clavándoselo en el muslo izquierdo y no pudo matarlo por la cogida. La presentación de Manolete había sido un éxito completo. Siguió su campaña una vez recuperado de la cogida y torea en Guadalajara y en Puebla con sendos triunfos. A continuación, y para cerrar su campaña en América, se traslada a Perú, donde en Lima torea cuatro corridas y por ultimo, antes de regresar a España, torea en Colombia, donde la afición de Bogotá comprueba que lo que se había dicho del Califa de Córdoba era cierto y quizá poco. Otorgó a lo largo de su brillante carrera la alternativa a toreros como Manolo Martín Vázquez, Morenito de Talavera, Manolo Escudero, El Choni, Parrita y Rafael Llorente. Durante mi época de estudiante tuve la fortuna de verle torear en varias ocasiones, de todas tengo el recuerdo de ver a un torero de gran profesionalidad y honradez. Pero, quizás la tarde que mejor recuerdo me dejó fue la del 29 de Mayo de 1943 en la plaza de las Ventas. En ella confirmaba la alternativa el fino torero madrileño Manolo Escudero y completaban la terna Juanito Belmonte y Manolete, los toros eran de Galache. La corrida fue un éxito para los tres espadas, pero especialmente Manolete realizó dos faenas de muleta de gran maestro matando a sus dos toros de dos magnificas estocadas. Después de varios años a la cabeza del escalafón, llega el año 1947. Nadie puede entender como un hombre que no se había encerrado aquel año con toros de Miura ni en Madrid, ni en Sevilla, ni en Barcelona, ni en Bilbao, lo fuera a hacer en Linares, una plaza de inferior categoría a un mes de temporada y de un adiós definitivo a la profesión que parece ser tenía decidido, así se lo había dicho a Matías Prats en San Sebastian cuando toreó en la semana grande a mediados de Agosto. 40 Recordando a Manolete En aquel mes de Agosto toreó el día 10 en Huesca, luego en Toledo y de la ciudad imperial va a Gijón. El día 26 actúa en Santander y desde allí se traslada a Madrid donde deja apalabrada actuación en la corrida de la Prensa. En la noche del 27 sale en su Buick camino de Linares y llega la fecha del 28 de Agosto, una de las mas trágicas de la historia del toreo. Manolete torea con Gitanillo de Triana y con Luis Miguel Dominguín toros de Miura, una corrida organizada por Pedro Balaña, nuevo empresario de Linares. Cuando Manolo entra a matar al quinto de la tarde, de nombre Islero, éste le coge aparatosamente por el muslo. Todo el público se da cuenta de la gravedad de la cogida por el reguero de sangre que deja el torero sobre el albero al ser conducido a la enfermería. Los esfuerzos de la ciencia son inútiles y el torero fallece en el Hospital de Linares a las cinco de la madrugada del día siguiente, acompañado por su intimo amigo Álvaro Domecq, su apoderado Camará y su novia, la actriz Lupe Sino, con la cual iba a casarse el torero al final de la temporada taurina en el mes de Octubre. Islero se llevó por delante la vida del hombre; pero el torero lo dejaría incólume, porque ya estaba arraigado en la historia. El tiempo agiganta su figura y hasta los que más le combatieron, por los vicios y defectos que dicen aportó a la fiesta, léase: la espada de madera, el toro chico y el afeitado, han acabado de reconocer la categoría de su irrepetible figura. Aunque han pasado cincuenta años, el recuerdo de Manolete no se ha extinguido. Todavía sirven de referencia su hombría de bien y su calidad torera, para medir a quienes con fortuna o maestría, triunfan por esos ruedos. Su nombre está en el Olimpo de los dioses, donde están alineados “Pepe Hillo”, “Frascuelo”, “Lagartijo”, “Guerrita”, “El Gallo”, “Joselito” y Belmonte, unos victimas de los toros, otros, que esperan, en paz o en desasosiego, el adiós a la vida. Para terminar, vamos a leer el poema que Adriano del Valle, el gran poeta onubense, le dedicó a Manolete con motivo de su muerte: “Feria de Agosto en Linares Niñas entre el olivar De la vacada más negra seis toros se lidiaran llegados de las marismas al filón del mineral plomo que quiere ser plata rastrojo que fue trigal Las amapolas segadas rojo epitafio serán.” 41 ¿DEBIÓ IR MANOLETE A LINARES? ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l 28 de agosto de 1947 en la feria de Linares, inesperadamente aparece Manolete anunciado para estoquear una corrida de la terrorífica ganadería de D. Eduardo Miura. Transcurrido ya mucho tiempo, parece una extrañez. José Flores Camará el apoderado de Manolete que había tratado de allanar el camino del diestro de Córdoba, imponiendo un toro disminuido, se lanzaba a la locura de firmarle un contrato para matar toros de Miura en una plaza que nada le podía dar a esas alturas, prácticamente cuando Manolete ya estaba ido de los toros. Nadie se explica los motivos que obligaron a Camará a firmar el contrato de Linares. Es de suponer que el único que saldría beneficiado fuera el empresario de la plaza, D. Pedro Balañá, pues al parecer acababa de hacerse cargo de dicha plaza. Además incluía en el cartel, nada menos que a Luís Miguel Dominguín que en aquella época estaba en pleno triunfo. El colmo era incluir en el programa el nombre de Miura. Se desconocen las artimañas de que se valió Balañá el gran empresario catalán para convencer a Camará. Los toreros a lo largo de la historia antes y después de Manolete han llevado a cabo hombradas a plazas de primera categoría a sabiendas de lo que representaban para su carrera, baste recordar los encierros con 6 toros de toreros como Paco Camino, Roberto Domínguez, Joselito, Niño de la Capea, etc. No podemos entender como un hombre que no se había encerrado con Miuras aquel año (1947) ni en Madrid, Sevilla, Bilbao, Barcelona y Valencia, lo fuera a hacer en Linares, a un mes de final de temporada y de un adiós definitivo a la profesión que parece tenía decidido, para casarse con su gran amiga, Lupe Sino. Sería la fecha del 28 de agosto de 1947, la que el destino le tenía preparada para la muerte de uno de los más grandes toreros que ha dado la historia de la Tauromaquia. 42 CURRO ROMERO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l pasado 18 de marzo de 2009, se han cumplido cincuenta años de su alternativa en Valencia, otorgada por Gregorio Sanchez y como testigo, Jaime Ostos, con un toro de la ganadería del Conde la Corte. Curro nace en Camas (Sevilla) el 1 de diciembre de 1933. En 1947 comenzó a trabajar como aprendiz en la Farmacia de Maravillas Bocio y posteriormente en la de Pedro Fernandez Conrradi en Camas. Empieza a torear de salón y acudir a algunos tentaderos como aficionado. Fue un novillero puntero que salió lanzado de La Maestranza el 25 de mayo de 1957. El 18 de marzo de 1959 toma la alternativa en Valencia y el 19 de abril torea su primera corrida en la Maestranza de Sevilla cortando las dos orejas a un toro de Peralta. El prestigioso y duro crítico de ABC se tuvo que entregar al camero con grandes elogios. Un mes después de tomar la alternativa, la confirma en Madrid con Pepe Luis Vázquez como padrino y Manolo Vázquez como testigo. Curro ha sido la elegancia, majestuosidad, sentimiento y temple que se convierte en caricia cuando despliega su capote. Bordó el toreo, lo pintó y lo esculpió. Al igual que “El Gallo”, Cagancho, La Serna y Rafael de Paula y otros artistas del toreo, a veces pintaron bastos, como aquella vez que en Madrid en mayo de 1967, fue detenido por negarse a matar un toro. A pesar de las malas rachas que ha tenido, su público siempre le fue fiel. En los años 60 se vivió el apogeo de Curro. Tiene en su haber cuatro puertas grandes del Príncipe en Sevilla, los años 1960, 1066, 1968 y 1980, así como seis puertas grandes de la plaza de Las Ventas de Madrid, 1959, 1963, 1965, 1966, 1967 y 1973. Ha toreado como único espada seis corridas, tres en Sevilla y una en Madrid, Málaga y Ronda. Toreó la última vez en Las Ventas en 1996 para dar la alternativa de torero de Madrid, a Uceda Leal. Su despedida de los toros fue en La Algaba en octubre de 2000. Muchas plazas de España y América se rindieron a Curro. Pasarán muchos años y este torero mágico continuará en el recuerdo de los buenos aficionados por haber dejado medio siglo de aroma de romero, como una manera única de entender el toreo: El Faraón de Camas. 43 EL EMBRUJO DE MANUEL BENITEZ “EL CORDOBÉS” ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. D e El Cordobés hemos de decir que, aparte de sus cualidades toreras, muchas más de las que la crítica especializada le señaló en su día, hay que dejar en claro que su fama arrolladora se fraguó en gran parte al margen de los ruedos, encajaba perfectamente dentro de su momento por su melena y su indumentaria, representó a una juventud inconformista. Manuel Benítez que toreaba bien y a veces, muy bien, poseía una personalidad fuera de serie dentro y fuera de los ruedos. Nunca imitó a nadie, hizo su propio toreo, el que sentía en la plaza, vocacional, pasionalmente y sabemos que esto, en ninguna de las profesiones en la actualidad, se perdona. Su tauromaquia única en la historia del toreo moderno, nadie pudo copiarla, aunque no faltaran imitadores. Se arrimaba más a los toros que sus compañeros y aunque sus detractores decían que sus toros eran más pequeños, que estaban arreglados, lo cierto es que con el hicieron el paseíllo figuras como Antonio Bienvenida, Paco Camino, Diego Puerta, Jaime Ostos, Curro Romero y Palomo Linares, con todos ellos compartió plaza y como en todas las profesiones, unas veces venció el, la mayoría, y otras, los demás. Manuel Benítez además de gran torero, fue un fenómeno social que nació del pueblo y ese mismo pueblo, le dio la popularidad. El Cordobés mandó en su época sin rival, desde que apareció en los ruedos hasta que se marchó. Fue el eje de los años sesenta y nadie le pudo hacer sombra. En la historia del toreo, digamos moderno con matizaciones, solo hubo dos toreros que fueron eje de la Fiesta como el: Juan Belmonte y Manuel Rodríguez Manolete. Los otros, aún siendo muy importantes, imprescindibles algunos para la Fiesta en su momento, como ejemplo Ordóñez, Espartaco, Ruiz Miguel, Niño de la Capea, etc., ninguno por sí mismo, habría sido capaz de dirigir la Fiesta como el lo hizo. Muerto Manolete en 1947 en Linares, al poco tiempo se retiran Pepe Luis Vázquez y Carlos Arruza. Luis Miguel Dominguín empieza a mandar en el toreo junto a Manolo González, Aparicio, Litri, Pedrés, Chamaco, pero ninguno es capaz de levantar la Fiesta en aquellos momentos hasta que de pronto, hace la aparición un desgreñado y poco pulido torero conocido como El Renco y mas tarde como El Cordobés. Este revolucionó todos los ambientes taurinos y no taurinos, llegando a cobrar en aquellos tiempos tres millones de pesetas por corrida y ha pasado a la historia como el cuarto Califa de Córdoba, después de Lagartijo, El Guerra y Manolete. Madrid, 18 de enero de 2011 44 DIEGO PUERTA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. D iego Puerta ha sido uno de los toreros más valientes de toda la historia del toreo y uno de los representantes de la década de los sesenta, año en que tras su gran faena al toro “Escobero” de Miura en la Feria de Sevilla, comenzó su brillante carrera. Nació en Sevilla el 28 de mayo de 1941. A finales de 1956 se presentó en la plaza de Vista Alegre con gran éxito. Barcelona le lanzó definitivamente tras su presentación como novillero en agosto de aquel mismo año, presentándose en Madrid el 6 de mayo de 1958, junto a “Miguelín” y Emilio Redondo, con novillos de Sanchez Fabres. Causó muy buena impresión y tras torear 58 novilladas, tomó la alternativa el 29 de septiembre en Sevilla de manos de Luís Miguel Dominguín y como testigo, Gregorio Sánchez. La temporada siguiente se ve cortada por un gravísimo percance en la Feria de Bilbao que le interesó el hígado y que le hace torear poco más de 25 corridas. La temporada de 1960 es triunfal para el torero sevillano. Confirma la alternativa en Madrid el 20 de mayo de 1960 de manos de Manolo Gonzalez en presencia de “Chamaco”. El éxito de esa tarde y el posterior en la misma plaza con un toro de Pablo Romero dos días después, le lanzaron definitivamente y termina la temporada con 71 corridas. Aquel año se forma la terna de: Puertas, Mondeño y Paco Camino. Al año siguiente, al tomar la alternativa “El Viti”, el torero salmantino desplaza poco a poco a Mondeño. Gregorio Sanchez, Jaime Ostos, Curro Girón,”Chamaco”, Andrés Vázquez y posteriormente, “El Cordobés”, configuran taurinamente estos años. Diego Puerta se mantiene como primerísima figura hasta su definitiva retirada de los ruedos el 12 de octubre de 1974 en la plaza de la Maestranza de Sevilla. Torea esa fecha un mano a mano con Paco Camino. Se fue con él una de las trayectorias más honradas y uno de los toreros de más casta de los últimos tiempos. En sus diez y seis temporadas de matador de toros sobrepasó las 50 corridas como media, llegando a alcanzar durante los diez primeros años, un promedio de 70 corridas. Ha sido uno de los toreros más castigado por los toros habiendo recibido 48 cornadas. Por su valor se le conoció por “Diego Valor”. 45 ENRIQUE PONCE ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E ste gran torero ha recibido recientemente el premio taurino ABC (el Cavia de los toros), uno de los más prestigiosos de la tauromaquia. Anteriormente lo recibieron Miguel Ángel Perera y Sebastian Castella. Ponce nació en Valencia en la Residencia Sanitaria de la Fe, el 8 de noviembre de 1971. Enrique Ponce rememora su niñez con mucho cariño. Dejó los estudios en 2º de BUP porque ya actuaba de novillero. Iba muy poco por el Instituto porque cuando no toreaba hacía tentaderos en las ganaderías. Por esta razón, por no ir casi nunca a las clases y suspender las evaluaciones, decidió dejarlo de momento, porque pensó que si no triunfaba en los ruedos, siempre podría regresar a las aulas. Afortunadamente las cosas le rodaron bien y no ha tenido tiempo para volver a estudiar, hasta la fecha. El caso de Ponce es bastante similar al del Juli ya que con ocho años empezó a torear becerritos en el campo. Con nueve, ya actuaba delante del público y con diez, mató su primer becerro en el concurso para becerristas organizado por el complejo valenciano Monte Picayo. Tras un aprendizaje rápido, pasó de becerrista a novillero con caballos y, a tomar la alternativa en Valencia el 16 de marzo de 1990. Fue su padrino José Miguel Arroyo “Joselito” y de testigo actuó Miguel Báez “Litri”. Confirmó la alternativa en Madrid el 30 de septiembre de 1990 con toros de la viuda de Diego Garrido. El padrino fue Rafael de Paula y el testigo, Luís Francisco Esplá. Ha toreado dos mil corridas en la cúspide de la Fiesta, dos mil lecciones de Tauromaquia, una leyenda que forma parte de la historia. Durante la temporada de 1995 llegó a torear 120 corridas, cortando 174 orejas. Esta temporada de 2010 ha hecho el paseíllo 66 días, cortando 63 orejas y 5 rabos. Nunca ha rehuido ningún tipo de ganaderías, ni compañeros, ni actuaciones en televisiones. Ha matado más de 4.000 toros y ha llegado a indultar 39, lo que no ha conseguido ningún otro torero. Ha sido, en general, respetado por los toros, pero tiene un penoso recuerdo de la gravísima cogida que tuvo en León cuando se debatió entre la vida y la muerte. Sus plazas preferidas son Valencia, Madrid, Sevilla, Bilbao y Méjico, también Nimes. En América, en la Monumental de Méjico es el torero español que más veces ha toreado y ha triunfado. También en Lima, solo José Mª Manzanares padre y él, han conseguido cuatro veces el Escapulario del Señor de los Milagros. Toreros como Espartaco, quien ha dicho de él, que representa una carrera ejemplar y una profesionalidad increíble. Torear tantos años, solo está al alcance de las grandes figuras y él es todo un maestro. Para el dramaturgo Albert Boadella, Ponce representa el toreo clásico, su toreo da sen- 46 Enrique Ponce sación de facilidad que es condición de los grandes artistas. Esta facilidad solo es posible por su enorme conocimiento de los toros y de sus más imprevisible impulsos. En estos momentos, Ponce dice que la fiesta está atravesando buenos momentos y que se torea como nunca. Hay un plantel de de buenos toreros como Morante, El Juli, Castella, Manzanares, Talavante y El Cid que torean muy despacio y con gran perfeccionismo y el toro, ha ido adaptándose al toreo que se está haciendo. El problema preocupante en la actualidad es la flojedad de algunos de los toros. El toro se cae por muchas razones, entre ellas por la consanguinidad y por el exceso de kilos de las reses. Este es el resumen de parte del curriculum de un gran torero sobrino y nieto de torero, ya que su abuelo paterno fue Rafael Ponce “Rafaelillo”, matador de toros valenciano al que no recuerda porque solo contaba un año de edad cuando murió. Fue un buen matador de toros muy castigado por estos y por lo atrevido que era. ¡Enhorabuena torero por el Premio Taurino de ABC y que conquistes muchos más! 47 REJONEO EL ARTE DEL REJONEO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l rejoneo, entroncado con la mejor tradición del toreo, es el toreo a la jineta. El arte de rejonear, también denominado por los portugueses “Arte de Marialva” puede considerarse en tres distintas épocas: los balbuceos de la Fiesta, el predominio de los lusitanos y el rejoneo a la española que nace en 1923 con D. Antonio Cañero. Si fue el Cid Campeador el primero que alanceó toros a caballo, o sí, según opinión de Sanchez de Neira, antes de que D. Rodrigo Díaz de Vivar fuese armado Caballero por Fernando I de Castilla y León, ya se alanceaban reses por moros y cristianos. El rejoneo a la española adquirió rumbo y altos vuelos en 1923, exactamente el día 2 de septiembre en que actúa por primera vez como profesional D. Antonio Cañero, capitán de caballería. Cañero revolucionó el toreo a caballo llevando a las plazas de toros el más puro aroma campero, desde la indumentaria hasta las ejecuciones de las suertes, rematadas a pié, cuando ello era preciso por no haber matado al toro desde lo alto de la cabalgadura. En el toreo a caballo existen tres tercios, el primero el tercio de salida, el segundo tercio de banderillas y el último tercio de muerte. El primer tercio es vistoso y de extraordinaria importancia, debido a que de su correcta o incorrecta ejecución, dependerá el comportamiento del toro en sus restantes tercios y en consecuencia, el mayor o menor triunfo del caballero. En el primer tercio el caballero recibe al toro, fija su embestida, lo encela y lo lleva toreando con temple de un terreno a otro, si es posible dejándolo parado en los medios. Cuando el toro ha sido probado y toreado, se pasa a clavar los rejones de castigo. La finalidad de estos es quitar ímpetu al toro, descongestionarlo y obligarlo a que humille. El segundo tercio de la lidia a caballo o tercio de banderillas se corresponde con el segundo y tercero de la lidia a pié. En este tercio aunque es obligatorio clavar las banderillas, no tiene como objetivo prioritario clavar en el morrillo del toro estos palos de 70 cm de longitud revestidos de vistosos colores. El tercio pretende subsanar los defectos de la embestida del toro no corregidos durante el primer tercio. El último tercio, como en el toreo a pié, el tercio a caballo es el que corresponde dar muerte al toro. Es un tercio poco vistoso, pero de suma importancia. Matar desde el caballo es mucho más difícil que hacerlo a pié, porque el toro se mueve, el caballo se mueve y en consecuencia, el torero a caballo no dependerá de sí mismo para hundir el rejón de muerte. Es numeroso el grupo de excelentes rejoneadores que han triunfado en los ruedos a 51 El planeta de los toros partir de D. Antonio Cañero. Podemos citar entre ellos a D. Álvaro Domecq, su hijo Álvaro, el Duque de Pinohermoso, Conchita Cintrón, Ángel y Rafael Peralta, Simao da Veiga, Lupi, Joao Moura y en la actualidad, el número uno es el rejoneador de Estella, Pablo Hermoso de Mendoza. Hoy día, el arte de torear a caballo ha alcanzado en España niveles de perfección impensable tan solo unos años atrás. Estamos en una época en la que se torea desde el caballo con distancias inverosímiles y los ejercicios de monta son auténticas exhibiciones de alta escuela. Un verdadero espectáculo que viene a demostrar hasta qué punto, un caballo diestramente preparado y magistralmente dirigido, puede sentirse “torero” frente a un toro. Madrid, 24 de septiembre de 2008 52 EL ALANCEAMIENTO Y EL REJONEO EN ESPAÑA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. T odas las tauromaquias consultadas están de acuerdo, en que la suerte del toreo a caballo más antigua ha sido el alanceamiento. Consistía esta suerte primitiva en esperar r el caballero, al toro, a caballo firme, en forma semejante a la actual forma de picar, quebrando el asta de la lanza con el empuje del toro, una vez colocada en la cervis o morrillo, procurando sacar indemne el caballo. Esta suerte necesitaba, como todas las de acaballo, la colaboración de algún diestro auxiliar o subalterno de a pie, que solía ser alguno de los pajes del caballero. El alanceamiento fue ejecutado por caballeros españoles, desde la baja edad media, hasta los siglos XVI y XVII. Además del valor que demostraban, servía a los caballeros como ejercicio físico de entrenamiento y adiestramiento para la guerra. En el siglo XI tenemos constancia escrita de su existencia, ya que Rodrigo Díaz de Vivar, la practicaba, aunque según Sánchez Neira, antes de que El Cid fuese armado caballero por Fernando II de Castilla ya se alanceaban reses. Muchos aficionados a la fiesta de los toros conocen que el propio emperador Carlos V alanceo un toro en la plaza mayor de Valladolid, con motivo de las fiestas celebradas por el nacimiento de su hijo el príncipe Felipe en 1527. De gran gentileza española calificaba esta proeza el historiador Gonzalo Argoto de Molina en su célebre obra La Montería. En 1582. En pleno siglo XVI comienza a ganar terreno otra manera más movida y alegre del toreo a caballo o toreo a la jineta o arte Marilba como la llaman los portugueses; El rejoneo. La diferencia fundamental entre estas dos suertes a caballo, consiste en que el alanceamiento es una suerte estática, en cambio, el rejoneo es dinámico. En el alanceamiento como ya hemos dicho, el caballero espera al toro a caballo firme, en cambio, en el rejoneo, el caballero busca al toro yendo rápidamente de frente, procurando la embestida y burla a base de doma y de toreo. Por eso, las condiciones que deben reunir los caballos son muy distintas. Para el alanceamiento se requerirán caballos de gran alzada, fuertes de lomo y flemáticos; para el rejoneo se requieren caballos de menor alzada, más estilizados y nerviosos. Para el rejoneo el instrumento utilizado, es una asta de madera de aproximadamente un metro y medio de longitud, con una cuchilla de 15 x 5 cm en la punta y una muesca cerca de ella, por donde se quiebra al ser clavado. Existen dos clases de rejones, los de castigo para el primer tercio y el de muerte para el último. 53 El planeta de los toros El esplendor del toreo a la gineta, decae con la iniciación del reinado de Felipe V, por cuanto ni al rey ni a Isabel de Farnesio le gustan la fiesta de los toros, posiblemente debido, a que vieron morir a estos desjarretados en las corridas a que asistieron en Madrid durante 1.725. No puede afirmarse de una manera concreta cuándo desapareció en aquella época totalmente el rejoneo, pues consta, que durante algún tiempo coexistió en las plazas de toros con la garrocha y la vara larga, ejecutada la suerte por gente de poca alcurnia. Entre ellas merece la pena recordar a Nicolasa Escamilla, más conocida por “La Pujuelera” inmortalizada por Goya en uno de sus cuadros. Esta popular mujer es el antecedente que se tiene del rejoneo femenino. Parece ser, que fue en 1.750 cuando fue abolido el uso de rejones que habría de tener en España, tan brillante resurrección casi dos siglos más tarde. El rejoneo, podemos definirlo, como el arte de torear a caballo colocando banderillas y rejones en el cornúpeta, cuyas astas pueden estar intactas a bien, mermadas o emboladas, si así consta en los carteles. En las corridas solemnes, como la de La Beneficencia, la de la Cruz Roja y la de La Prensa, se engalaban las plazas con colgaduras, guirnaldas, y reposteros, y en el ruedo había un caballero en plaza que vestía con calzón de seda, casaca brillante, y sombrero de tres picos ribeteado de plumas. Clavaban las banderillas y los rejones a un toro embolado y cuándo consideraba su misión cumplida, si el toro no moría del rejón de muerte, saludaba al público y se retiraba, dejando al astado en manos de un torero de a pie que lo remataba. El toreo a caballo adquirió distinto rumbo y un resurgir, en el año 1.923, concretamente el 2 de septiembre, en que actúa por vez primera como profesional Don Antonio Cañero, cordobés, hijo de un profesor de equitación que desde niño le había adiestrado en los secretos de la misma. Cañero, originó una verdadera revolución en el toreo a caballo, porque lejos de seguir los caminos trillados, tiró por el atajo llevando a los ruedos de las plazas de toros el puro aroma campero, hasta la ejecución de las suertes. El éxito de Cañero fue tal, que se convirtió en la mayor atracción de los carteles de la época, llegando a torear más de 60 corridas en 1.925. A los toros que rejoneaba Cañero no le ponían bolas en los cuernos como en Portugal, no porque al público español no le gustara, sino porque en el campo las reses no las tenían y hubiese sido un fraude. No había toros para el rejoneador y toros para los matadores de a pie, como en la actualidad. Cañero era un matador más, y sorteaba por las mañanas en los corrales los toros en puntas con sus compañeros de cartel. Si no morían sus toros con los rejones, echaba pie a tierra, se quitaba las espuelas, muleteaba y mataba a estoque los toros que le habían correspondido. Podemos considerar a Cañero como el fundador del rejoneo a la española, sustituyó el calzón corto de seda por la calzona del campo andaluz y la casaca lujosa, por la chupa de rico paño de los jinetes andaluces, tocado no con el sombrero de tres picos, sino con el elegante sombrero cordobés. 54 El alanceamiento y el rejoneo en España Rivalizó en los ruedos con dos de los más grandes rejoneadores portugueses de todas las épocas, Nuncio y Simao da Veiga. Se retiró en 1.935. Otra gran figura del rejoneo a la española, fue el aristócrata jerezano Álvaro Domecq y Díez, ganadero, escritor taurino y político, pues fue alcalde de su ciudad natal y posteriormente de la Diputación de Cádiz. Domecq con su estilo distinto de Cañero, aún dentro de la misma línea campera, disfrutó de idéntica popularidad arrebatando también a los públicos por su valor y su arte, tanto como jinete, como de torero de a pie. La personalidad de Don Álvaro es la que logra poner de moda el rejoneo en los felices años de Manolete y Arruza. Amigo íntimo de Manuel Rodríguez, una vez fallecido este trágicamente en Linares en 1.947, su madre Doña Angustias Sánchez, le nombra albacea testamentario en la liquidación de la fortuna del mítico torero cordobés. Alvaro Domecq consigue la armonía entre la técnica portuguesa, la vibración de Cañero y el temple que el veía en Juan Belmonte como rejoneador. Éste caballero jerezano actuó desinteresadamente en los ruedos, ya que sus honorarios los entregaba a entidades benéficas, por ésta labor le fue entregada la Gran Cruz de Beneficencia. En el año 1950 se retira de los ruedos y 10 años mas tarde reaparece para darle la alternativa a su hijo Alvarito, digno sucesor que durante mas de veinticinco años ha triunfado en las plazas de España, Portugal y America. Alvaro Domecq Romero formó con los hermanos Peralta, Angel y Rafael y el portugués Lupí los famosos “Cuatro jinetes de la apoteosis”. En la temporada de 1971 llegó a torear ciento once corridas y en pleno triunfo de arte y facultades se retira del toreo activo en octubre de 1985 en Jerez de la Frontera. En 1992 reaparece, solamente, para dar la alternativa a sus sobrios Antonio y Luís Domecq. Actualmente dirige la escuela de equitación de alta monta en Jerez con los famosos caballos cartujanos. Otro coloso del rejoneo y del toro a caballo ha sido Carlos Perez de Seoane, mas conocido por Duque de Pinohermoso. Practicaba el toreo y el rejoneo, que va desde la bárbara lanzada al arte de torear; sus caballos pisaron las principales plazas de España, aunque nunca fue profesional en el sentido riguroso, pues sus honorarios los cedía al Montepío de toreros. Era hombre de gran pericia, entusiasmo y valor y a el se debe el famoso Decálogo del rejoneador. En éste decálogo Pinohermoso da las normas para realizar de una forma ortodoxa el rejoneo desde el amor y la pasión que debe tener el rejoneador a los caballos a la manera de realizar las distintas suertes del rejoneo durante la lidia. De la práctica y cumplimiento de éste Decálogo, hace depender Pinohermoso la doma del caballo, la emoción y el arte del rejoneo. Continuador de las glorias de Cañero, Pinohermoso y los Domecq aparece la figura de un formidable caballista nacido en Puebla del Río, Ángel Peralta, el llamado “Centauro de Puebla”. Éste gran lidiador ecuestre ha matado mas de cinco mil y ha domado mas de doscientos caballos, de los cuales un centenar de ellos han sido auténticos toreros, basta recordar a los famosos “Ingenioso” y Cabriola”. Merece la pena recordar el enfrentamiento que tuvo Peralta con Gregorio Corrochano y la contestación que le dio, con motivo de dar a la publicidad determinadas aprecia- 55 El planeta de los toros ciones a cerca del rejoneo moderno. Decía Peralta que a parte de que el propio reglamento taurino reconoce que la colocación de bolas en las astas de los toros o el afeitado no gusta al público español, hay que decir que cortar los pitones a los toros para rejones, no ha sido precisamente invención de los rejoneadores para disminuir el riesgo profesional. Se trata con ello de humanizar la fiesta, lo mismo que se hizo en 1928 con la incorporación del peto a los caballos de picadores, cortando en lo posible, el denigrante espectáculo de ver los caballos sangrantes y despanzurrados. Ángel Peralta torea en la temporada de 1971 ciento veinticinco corridas, marca difícilmente superable. En 1965, toreando en Alicante el 5 de septiembre, tiene la desgracia de perder su jaca preferida de nombre “Cabriola”, corneada y muerta en la plaza. Las dos orejas que le concede la Presidencia por su enorme faena se las ofrece al noble animal muerto en medio de un gran llanto. A peralta se bebe la invención de la suerte de la rosa, es también el primer rejoneador que pone banderillas cortas a dos manos y cita también a los toros con el caballo andando de rodillas. Recientemente, la ciudad de Sevilla, en su plaza de la Maestranza, le ha rendido un merecido homenaje con motivo de sus bodas de oro del rejoneo. Aunque nos estamos ciñendo exclusivamente en ésta charla a los rejoneadores españoles que mas han sobresalido en éste difícil arte, haremos una excepción por el impacto que causó en el público español de los años cuarenta; se trata de la bella amazona peruana Conchita Cintrón la llamada “Diosa Rubia”, unía el encanto de su belleza, la destreza de su arte y la simpatía. Conchita Cintrón, torera de a caballo y de a pié, nace en Antofagasta (Chile), pero a los pocos meses de su nacimiento sus padres se trasladan a Lima, por lo cual siempre se le ha considerado peruana. En 1940 debuta en Méjico y alterna nada menos que con Liceaga, Armillita y Luís Procura, los tres ases del toreo azteca de entonces. En las temporadas del cuarenta al cuarenta y siete torea doscientas once corridas, pero su sueño era venir a España y triunfar en ella. De España se llevó un gran recuerdo ya que estaba enamorada de sus gentes, pero se fue de ella dolida y apenada por no haber sido autorizada para torear a pie, prohibición absurda en aquel entonces, un caso parecido al de Juanita Cruz. Los aficionados españoles la vieron actuar pie a tierra en contadas ocasiones en Madrid y Sevilla, sobre todo, actuó en privado en la finca de Juan Belmonte, con el cual le unía una gran amistad. Personalmente tuve suerte de verla en el año 1945 toreando en un festival benéfica en Vista Alegre y pude comprobar la pureza de su toreo y temple que tenía tanto con el capote como con la muleta, además ejecutaba con gran decisión la suerte suprema. En España toreó cinco temporadas y en 1950 se retiró del toreo en plena juventud, trasladándose a Portugal donde fundó una ganadería con sangre de Pinto Barreiro. Con ella 56 El alanceamiento y el rejoneo en España el toreo femenino alcanzó las máximas cotas no habiendo sido igualadas por ninguna de las muchas rejoneadoras que le han sucedido. Fermín Bohórquez, otro rejoneador de lujo, hijo del ganadero de reses bravas de igual nombre, por lo que vivió el ambiente campero y taurino desde niño. Entusiasta del caballo y del toro, no puede extrañar pues su gran afición al rejoneo. Como profesional hace su presentación en mayo de 1961 en Pamplona. En 1963 torea varias corridas con los toros en puntas, como lo había hecho Cañero tres décadas antes. En 1971 sufrió en Madrid toreando en la feria de San Isidro, un fuerte trauma cerebral al caer del caballo, por poco le cuesta la vida. Como consecuencia de esta caída, el caballo es corneado en el vientre muriendo pocos días después. El caballo se llamaba Mondeño y era uno de sus preferidos. A partir de 1975, tras el fallecimiento de su padre, se hace cargo de la ganadería familiar, no obstante, sigue toreando varios años más en España, Perú y México donde consigue grandes triunfos. Junto a los rejoneadores españoles sobresalientes que hemos comentado, han brillado también con luz propia otros grandes artistas del toreo a caballo: Rafael Peralta, todavía en activo, compagina el rejoneo con sus comentarios taurinos en Tele 5, Manuel Vidrié, que ejecuta el cambio a caballo como nadie lo ha hecho, Pareja Obregón, Josechu Pérez de Mendoza y los hermanos López Chávez, etc. En la actualidad, disponemos de un magnífico plantel de jóvenes valores de gran calidad, podemos citar entre ellos a los hermanos Luis y Antonio Domecq, nietos del gran Don Álvaro, Gines Cartagena, Javier Buendía, el gitano Antonio Correas y el hijo de Fermín Bohórquez del mismo nombre. Todos ellos, han ocupado la pasada temporada taurina de 1993 a la cabeza del escalafón constituido por más de cien rejoneadores. Hemos dejado para el final la nota trágica, porque también el rejoneo ha contribuido a engrosar la lista de la tauromaquia. Nos referimos al malogrado Salvador Guardiola Domínguez, muerto en la plaza de toros de Palma de Mallorca en agosto de 1960, perdió su vida por un exceso de arrojo de en el ruedo. Este joven caballista andaluz. Propietario de la ganadería de su nombre, actuaba siempre de manera altruista como también lo hacía Don Álvaro Domecq, ofreciendo sus honorarios para obras de beneficencia. Pero esto, es nuestra incomparable fiesta española, para unos pocos les proporciona dinero, fama y la gloria y para otros la tragedia de morir en una plaza de toros. Navalcarnero, 7 de mayo de 1994 57 CONCHITA CINTRÓN ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. G erardo Diego la definió como el amor de la andanada. Era una rejoneadora nacida en Chile un 9 de agosto de 1922, pero considerada peruana, rompió moldes: Conchita por su belleza y elegante porte fue llamada “La diosa rubia del toreo”, ya que toreaba a caballo con gran soltura y prestancia, aunque su especialidad fue el toreo a pié, entonces prohibido a las mujeres en España. Fue la revelación de los años cuarenta del siglo XX. En enero de 1936 teniendo Conchita catorce años, toreó en la plaza de Acho un festival y cautivó con unos rejoncillos que entusiasmó al público. En la plaza Monumental de Méjico se presentó y tuvo un gran debut, toreó por verónicas con las manos bajas, parando, templando y mandando, puso de pié a la multitud. Desde 1939 hasta 1943 toreó 211 corridas entre la capital y sus estados, matando 401 toros. Alternó con los mejores toreros mejicanos, Armillita, Lorenzo Garza, El Soldado, Procuna y Silverio Pérez. La ilusión de Conchita Cintrón fue siempre culminar su carrera toreando en España a pié, pero entonces, el Reglamento lo prohibía a las mujeres. Debutó con caballos en Sevilla en mayo de 1945, rejoneó y triunfó. También toreó ese año en Las Ventas con gran éxito. En esta temporada de 1945 alcanzó 38 actuaciones y toreó a pié solamente en festivales y en el campo donde demostró su maestría. Convivió con las máximas figuras de distintas épocas, desde Juan Belmonte a Antonio Bienvenida, desde Pepe Luís Vázquez a D. Álvaro Domecq. Todos ellos dijeron que era una rejoneadora extraordinaria y excelente toreando a pié. El poeta Pablo Montero le dedicó la siguiente décima: Ilumina el redondel la gracia de tu sombrero. En tu frente de laurel Mundo de flor y salero Tiembla en el aire un clavel Que se ha mirado en tu vida Y en la tarde, conmovida Por tu mirada serena Se hace música la arena Que canta bajo tu brida. Además de torera, fue escritora y pintora. Escribió dos libros: “Recuerdos” y “Porqué vuelven los toreros”. Falleció en febrero de 2009. Descanse en paz la gentil rejoneadora, que prefirió siempre que le llamaran torera. 58 EL PÚBLICO EN LOS TOROS EL PÚBLICO EN LOS TOROS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E n las plazas de toros están representadas todas las clases sociales, desde las más elevadas a las más humildes, asisten a la corrida con igual entusiasmo y al entrar en la plaza, las categorías se borran, no hay más que aficionados y un espíritu democrático reina en la fiesta. ¿Cuántos pueden considerarse verdaderos aficionados? Gran parte de los que asisten a las corridas de toros carecen de los conocimientos necesarios para enjuiciarlas adecuadamente. El verdadero aficionado a los toros no es solo el que va a la plaza de su ciudad cuando hay Feria. El auténtico aficionado hace muchas más cosas, asiste si es posible, a tentaderos y capeas, compra libros y revistas taurinas, escucha los programas de radio y televisión, y sobre todo, habla de toros en su casa, en el trabajo, en tertulias, peñas o coloquios. Es decir, compara, discute, recuerda, se hace ilusiones o sueña con la faena ideal. Hay dos grandes grupos de aficionados, los toristas y los toreristas. El aficionado torista es aquel que no tiene ningún torero favorito y vela por la pureza de la fiesta. Valora mucho el toro y la lidia que se hace en función del toro que está en el ruedo. El toro bravo es un ejemplar único y es el principal intérprete de la Fiesta Nacional. Los toreristas en general, son más partidarios del torero que del toro, van a ver a su torero predilecto cuando torea, ignorando lo bien o mal que pueden estar los otros compañeros. El espectador que acude a las plazas de toros los podemos clasificar en dos sectores, el público que va a sol y el de sombra. El público de sol suele ser más bullicioso y jaranero que el de sombra y en general, más ingenioso. Del tendido de sol parten los “olés” más entusiastas, los aplausos más ardientes y también los pitos más sonoros. El tendido de sombra suele ser más sosegado. A él van los aficionados prudentes, los invitados de los toreros y los ganaderos, políticos y artistas. En las barreras y tendidos de sombra se fuman Montecristos, se toman canapés y se bebe manzanilla y whisky. El espectador de sol fuma Farias y suele consumir bocadillos de jamón o tortilla y alguno lleva la bota de vino con la cual invita a los vecinos de localidad. Los turistas, por lo general, van a la sombra ya sea debido a las agencias de viaje o aconsejados por los hoteles donde residen. Existe también un grupo de aficionados que son los abonados a la temporada de prestigio social, como ocurre en las corridas de San Isidro en la plaza de Las Ventas de Madrid, o como en Sevilla durante la Feria de Abril. A pesar de los muchos detractores que hoy día tiene la Fiesta, los verdaderos aficionados, los turistas y los ocasionales seguirán acudiendo a los toros, con lo cual la supervivencia de nuestra querida Fiesta nacional, está asegurada. 61 El planeta de los toros Ricardo de la Vega, uno de los más taurófobos declarados, escribió la siguiente redondilla: Es una fiesta española Que viene de prole en prole, Y ni el gobierno la abole, Ni habrá nadie que la abola. 62 EL TORERO ANTES DE LA CORRIDA Y SUS SUPERSTICIONES ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L as horas anteriores a la corrida, son para el torero horas de verdadera angustia. El torero, por la mañana, escruta el tiempo, quizá con el deseo no confesado de que una lluvia impida la celebración del festejo. Luego recibe a los amigos. Come poco, ligeramente y muy temprano. Más tarde llega el momento de vestirse e ir a la plaza con su cuadrilla. Antiguamente, el desfile hacia la plaza tenía gran relieve y era casi una exhibición popular verlos montados en sus calesas. Hoy los toreros van a la plaza montados en sus grandes coches, pasan desapercibidos y van disimulando su congoja con un borroso sonreír. El vestirse para torear es una operación ritual en la que asisten al torero, su mozo de estoques que le va ayudando a ponerse la taleguilla, la camisa, la faja, la chaquetilla, el corbatín y el resto de prendas que constituyen el traje de torear. Le coloca también la coleta postiza que remeda la trenza antigua que desde “Paquiro” hasta Juan Belmonte habían llevado los toreros como distintivo de su profesión. Al principio, los toreros del siglo XVIII no llevaban coleta. “Costillar” y “Pepe Hillo” llevaban una redecilla de malla que recogían sus largos cabellos y la sujetaban con una especie de peineta sobre la nuca. En 1830, el gran Francisco Montes “Paquiro” estrena una especie de sombrero que le llaman montera. Por debajo de la montera aparecía la trenza que a partir de aquel momento se convierte en símbolo profesional. En nuestro siglo, el matador mejicano Rodolfo Gaona decidió suprimir el adminículo, y la innovación cunde cuando Juan Belmonte hace lo mismo. Desaparece la coleta natural y también, el traje corto fuera de la plaza que distinguía a los matadores en activo y retirados del resto de los ciudadanos. Hoy, la coleta es postiza. Por la calle, un torero es exactamente igual a cualquier otro hombre de su edad. Consecuencia del clima de angustia que, por lo general se debate el torero antes de la corrida, son las supersticiones. El torero tiene unas supersticiones de tipo general. En Andalucía por ejemplo, trae mala suerte el hablar de culebras, derramar la sal, poner un sombrero encima de la cama, etc. Hay toreros, como el colombiano César Rincón, que tiene por costumbre cubrirse el rostro con la esclavina de su capote para no ver salir al toro, pues dice que le da mala suerte, prefiere verlo ya en la arena. Otros, como “Antoñete”, le tienen horror al color amarillo y jamás se ha hecho un traje de torear con la seda de este color. Los hay también que tocan madera antes de salir al ruedo, en el patio de cuadrillas antes de iniciar el paseíllo. “Joselito”, que fue un torero extraordinario, era muy supersticioso con las zapatillas y no usaba nunca ningún par dos veces. El gran problema de todos los toreros antes de salir al ruedo es el mido, luego, una vez ante el toro, lo dominan, pero hay algunos que no lo pueden dominar hasta el arrastre del último toro. 63 El planeta de los toros La mayoría de los toreros aseguran que enfrentarse al toro les produce miedo. Solamente los privilegiados son capaces de dominarlo. El maestro Antonio Fuentes afirmó “El que no tiene miedo acaba prendido en las astas”. El que lo tiene se sirve de él para ver qué puede hacer y hacerlo. Todo está en saber dominarlo. El miedo lo demuestra el torero de muchas maneras, a unos les cambia el semblante de color (palidez, enrojecimiento), otros tienen movimientos inquietos y descontrolados, a otros les produce sudoración, e incluso hay algunos que se les puede apreciar cierto enronquecimiento en la voz. Rafael Gómez “El Gallo” jamás ocultó su miedo, no podía sobreponerse a él. Y es curioso como, lo que en la mayoría de sus compañeros era una actitud imperdonable, en Rafael fue una cualidad que público y empresas aceptaron. El miedo del torero es aún mayor que el de otros profesionales que juegan también la vida como los pilotos de coches y de motos. El torero no se enfrenta a una pieza mecánica, sino a una fiera que tendrá un comportamiento desconocido. El piloto conoce a su máquina; el torero por contra desconoce si el toro será bravo o manso, noble o peligroso. El famoso torero Luis Procuna distinguía tres tipo de miedo: primero del toro, segundo del público y el tercero mayor que los otros dos, de si mismo: miedo a tener miedo, es decir miedo al miedo. Existen fundados motivos para la superstición en el mundo de los toros. Los tres matadores que se han apodado “Pepete” han muerto por heridas producidas por asta de toro. El primer “Pepete” llamado José Rodríguez Rodríguez, murió en la plaza de Madrid en 1862 victima del toro “Jocinero”, el cuál le partió el corazón, en cogida similar a la que tuvo el infortunado “Yiyo” en 1985 en Colmenar. El segundo “Pepete”, José Rodríguez Davie, el 19 de Diciembre de 1898, toreando toros de Zalduendo en la plaza de Fitero (Navarra), al rematar con una larga un quite. Salió perseguido, saltó al callejón y el toro saltó tras él y el corneo en el muslo devolviéndolo, mortalmente herido, a la arena. El “Pepete” tercero, José Gallego Mateo, el día 7 de septiembre de 1910, fue victima de un toro de Barladé toreando en Murcia que le partió la femoral. Desde entonces, ningún torero con este apodo ha tomado la alternativa. Otro hecho misterioso en la Tauromaquia es el del mes de Mayo. En este mes tan bonito y alegre de primavera es el que mas victimas ha producido entre los grandes toreros. El sevillano “Pepe Hillo”, torero alegre, elegante y temerario, era el torero de la aristocracia y toreaba para la admiración de las damas y los gitanos. El 11 de Mayo de 1801 es cogido en la plaza de Madrid por el toro “Barbudo” de Peñaranda de Bracamonte, le da un terrible cornadón en el vientre que le causa la muerte. Años más tarde, el 30 de Mayo de 1820, Curro Guillen sale a la plaza de Ronda a matar toros de Rafael cabrera. Al ir a estoquear a su primero recibiendo el toro le prende por el muslo y muere a las pocas horas. 64 El torero antes de la corrida y sus supersticiones La fábula torera de Manuel García “Espartero”, no hay diestro que la iguale. Su muerte tuvo una importancia en la poesía popular como andando el tiempo había de tenerlo, en la poesía culta, Iñacio Sánchez Mejías. El “Espartero”, buen muletero y hábil con el capote, carecía de facultades, lo que le obligaba para dominar los toros, a meterse en sus terrenos, y de ahí que resultase cogido con frecuencia. El 27 de mayo de 1894, toreando en la plaza de Madrid con Antonio Fuentes, fue cogido al entrar a matar al toro “Perdigón” de la ganadería de Miura. El toro le prendó por dos veces y le causó la muerte. Años más tarde, Fernando Villalón, el gran poeta de la generación del 27 le dedicó su famoso romance al torero trágicamente desaparecido. Giralda, madre de artistas, molde fundir toreros, dile al giraldillo tuyo que se ponga un traje negro. Malhava sea Perdigón, el torito traicionero, negras gualdrunas llevaban los ochos caballos negros; negros son los atalajes y negros son sus plumeros Mocitas las de la Alfalfa; mocitos los pintureros; negros pañuelos de talle y una cinta en el sombrero. Dos viudas con claveles negros en el negro pelo. Negra faja y corbatín negro, con un lazo negro, sobre el orio de la manga, La chuna de los toreros. Ocho cabellos llevaba el coche del “Espartero” El 16 de Mayo de 1920 murió en la plaza de Talavera José Gómez “Gallito”. “Joselito” fue todo lo que puede ser un torero, dominaba todas las suertes y fue con Juan Belmonte la pareja de toreros que concretó toda una época de oro del toreo. Causó su muerte el toro “Bailador” de la ganadería de la Vda. de Ortega. El día anterior Gallito había toreado en Madrid. La corrida transcurrió en medio de un gran escándalo debido a la poca presencia que tuvieron los toros de Murube. Alguien desde el tendido le dijo: “Ojala te mate un toro mañana en Talavera”. Desgraciadamente, la criminal petición se había cumplido. El 7 de mayo de 1922, en la plaza de Madrid, muere Manuel Granero, torero muy joven y una gran promesa, los aficionados lo consideraban como el sucesor de “Joselito”. Unos días antes de la tragedia, pasando su mozo de estoque por una casa, vio una fotografía de “Granero” que decía “la ultima fotografía de Granero”. Mal signo, malísimo. Al torear 65 El planeta de los toros a su segundo toro de nombre “Pocapensa” de Veragua, fue corneado horriblemente y murió al instante. No paran aquí las víctimas del mes de Mayo. Curro Puya, uno de los toreros que mejor ha manejado el capote en todas las épocas, recibió una cornada mortal en la plaza de Madrid en este fatídico mes de Mayo. Pascual Marquez, murió al destaparle el viento cuando toreaba de capa a “Farlero”, toro de Concha y Sierra el 18 de Mayo de 1941. Tal es el ambiente trágico que flota en las plazas de toros en el mes de Mayo, el más bonito del año, en el que los claveles son más rojos y el sol alegre y diamantino. Así es nuestra fiesta, sin posibilidad de cambios radicales. De no existir la contingencia de que la tragedia se preste sobre la arena, nuestro espectáculo no tendría razón de ser. Han de existir la gloria y el drama, la riqueza y la desgracia, o si se prefiere más taurinamente hablando, el sol y la sombra. 66 LA PUERTA GRANDE ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. La glorificación del torero pasa por la salida del redondel por la puerta grande. Este final glorioso de la tarde, representa para el matador, el arco de triunfo del héroe, la coronación del torero izado en hombros y el reconocimiento del público a su labor en el albero. Abrir un torero la puerta grande de una plaza de toros es lo más preciado para el y los aficionados, su sueño, pues representa el triunfo. Cuando el diestro ha estado a punto de abrirla y ha tenido la llave en su mano, le causa una gran frustración. El torero vallisoletano David Luguillano, después de una gran faena en Madrid al toro de su confirmación de alternativa, decía que no podía dormir pensando en lo que pudo ser y no fue: salir a hombros de la plaza de las Ventas. Cesar Rincón el gran torero colombiano conoce muy bien esa gloria durante varias tardes en la monumental madrileña. Desde entonces dice que ya sabe lo que es el cielo y ya se ha quedado allí. El paseo del diestro sobre los hombros de los llamados “capitalistas” representa un símbolo de majestad. En la plaza de las Ventas reconocida como la primera del mundo, han salido por su puerta grande, distintos matadores de toros varias veces, Santiago Martín “Viti” 14, Paco Camino 12, Antonio Bienvenida 11, Andrés Vázquez 10, Ruiz Miguel 10, Diego Puerta 8, Julio Aparicio y Miguel Báez “Litri” 7 y muchos mas hasta 130 matadores que han salido por ella. Fuera del planeta de los toros, se ha elevado al mito de otros campos, en iguales formas triunfales a la de los toreros. Excepcionalmente, Don Benito Perez Galdós ha sido el único escritor llevado en hombros desde el teatro hasta su casa del barrio de Argüelles. En el mundo del fútbol, el seleccionador nacional Villalonga fue paseado a hombros de los aficionados en el estadio Santiago Bernabeu, tras la victoria de España sobre Rusia, cuando conquistó la Copa de Europa de Naciones con el famoso gol de Marcelino. Madrid, 8 de noviembre de 2004 67 LA ISIDRADA EN LAS VENTAS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. M adrid festejó siempre a su santo Patrón San Isidro, pero no tenía feria taurina. Las corridas y novilladas en Madrid, comenzaban a primeros de marzo y terminaban a finales de octubre. El año de 1947 conoce una interesante innovación que supone el colofón del prestigio de la plaza Monumental de las Ventas. Un hombre listo y trabajador, Livinio Suyck, llega a la gerencia de la empresa. Don Livinio tuvo la feliz idea de reunir las corridas de toros que con motivo del patrón San Isidro se celebraban durante el mes de mayo, en una feria de Madrid, iniciada modestamente ese mismo año. Uno de sus principales atractivos fue la restauración del tradicional abono que había antes de la guerra civil, cuya supresión al acabar la contienda, sentó muy mal a los aficionados de Madrid. La primera feria del año 47 contó con cinco corridas de toros y tuvo un triste comienzo, Antonio Bienvenida fue cogido gravemente por un toro de Rogelio Miguel del Corral y gracias a la penicilina se recuperó pronto y pudo reaparecer en el mes de septiembre con un gran triunfo. En este año del 47, la Isidrada o feria grande de Madrid quedó consolidada para los restos. En sus dos primeras ediciones del 47 y 48, triunfaron toreros como El Andaluz, Parrita, Pepín Martín Vázquez y Rafael Ortega, este último, el mejor interprete del volapié después de desaparecido el gran Manolete. En el año 1949 ya se celebraron siete corridas de toros y en ellas triunfaron Parrita, Manolo Gonzalez y Luis Miguel Dominguín. Este, el día 17 de mayo, se plantó jaque y alzando el dedo índice de la mano derecha en vertical hacia el cielo, se autoproclamó el número uno ante el estupor y barullo de los espectadores. En esta temporada del 49, un joven madrileño de 17 años llamado Julio Aparicio se presenta como novillero en las Ventas y obtiene un resonante triunfo. A partir de este momento le apoderó Cámara, antiguo apoderado de Manolete y le contrata más de setenta novilladas. Poco más tarde, Cámara apodera también a Miguel Báez Litri y consigue una de las parejas de más tirón de la historia del toreo. Con la pareja Aparicio-Litri, los novilleros y las novilladas se imponen por cantidad y atracción a las corridas de toros y a los matadores del escalafón superior. De las cinco corridas iniciales del año 47, se llega en la actualidad a los casi treinta festejos entre corridas, novilladas y corridas de rejones. Hoy la feria de San Isidro se ha convertido en la feria más importante del mundo taurino por la cantidad y calidad de sus carteles. Un triunfo en ella, supone el pasaporte para la fama y el torear el resto de la temporada en las principales plazas de España y de América. Durante la celebración de la Isidrada, se reúne en Madrid la flor y nata de los aficionados a los toros de España, 68 La isidrada en Las Ventas Portugal y Latinoamérica. Tanto en el patio de cuadrillas, como en el de arrastre o del desolladero, se reúnen en grupos, aficionados, toreros, ganaderos y periodistas para discutir y analizar las faenas de la tarde anterior. Queremos recordar de aquellos años cincuenta, un acontecimiento que tuvo lugar el día 11 de mayo de 1950, donde el Alcalde de Madrid, Moreno Torres, inauguró la popular Venta del Batán ubicada en la Casa de Campo. La Venta del Batán, a semejanza de la de Antequera de Sevilla, constituye un magnífico escaparate para la exhibición de los encierros isidriles. El paraje es encantador y es un exponente bello de la hermosura campera de una auténtica finca de reses bravas. Madrid, 4 de diciembre de 2005 69 HISTORIA DEL TOREO EL TOREO EN TIEMPOS PRETÉRITOS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L a confrontación del hombre y el toro bravo, no cabe la menor duda de que queda testificada en remotísimos orígenes. El toreo no ha empezado ayer. Por el contrario, desde unos orígenes que algunos buscan n los más lejanos tiempos de la Humanidad, ha venido desenvolviéndose en notas distintivas muy variadas a través de los siglos. No debe desconocerse esta evolución, por lo menos en sus líneas generales, es decir, agrupando en breves estudios documentados las épocas que en el toreo pueden ser consideradas al frente de cada una de las cuales destacan los nombres y las figuras de los diestros que sucesivamente fueron sosteniendo sobre sus espaldas el prestigio y la popularidad de la Fiesta, hasta llegar a los que en la actualidad se encuentran en plena actividad y de los que nada podemos decir, porque todavía no son historia. Los orígenes de la fiesta de los toros, aparecen envueltos en una nebulosa de leyenda. Respecto a sus remotos principios y a sus lejanos orígenes se han dado muy diversas opiniones, sin que ninguna de ellas puedan presentar un absoluto fundamente histórico. Los romanos con sus luchas con las fieras en los circos y anfiteatros, los indios del Orinoco, burlando a los feroces caimanes; y loa moros de Granada hasta Boabdil el Chico alanceando toros llevados desde la Serranía de Ronda hasta los pies del Generalife, así como también, la caza de toros salvajes a pie en campo abierto con ayuda de picas con el fin de abatir a la bestia, han sido invocados como precedentes del toreo y así los acoge en su famosa “Carta al Príncipe Pignatelli”, Don Nicolás Fernández de Moratín, sin que, como es lógico, se incline por ninguna de estas versiones, apuntando tan solo la idea que se contiene en el siguiente párrafo que transcribimos: “la ferocidad de los toros que cría España en sus abundantes dehesas y salitrosos pastos, tanto como el valor de los españoles, son dos cosas tan notorias desde la más remota antigüedad, que el que los quiera negar acredita su envidia o su ignorancia, y yo no me cansaré de satisfacerla; sólo pasaré a decir que habiendo en este terreno la previa disposición de hombres y brutos para semejante contienda, es muy natural que desde tiempos antiquísimos se haya ejercido esta destreza, ya para evadir el peligro, ya para ostentar el valor, o ya para buscar el sustento con la sabrosa carne de tan grandes reses, a las cuales perseguirían en los primeros siglos a pie y a caballo, en batidas y cacerías.” Toreadores- Hay quien los entronca con la antigüedad más remota, profesión retribuida y considerada como infamante, en unión de otras, por el Rey Alfonso el Sabio en “Las Partidas”. Pero lo que está fuera de duda es que los caballeros que primero alancearon y después rejonearon toros, llevaban junto a sí una especie de auxiliadores o chulos 73 El planeta de los toros que eran los que corrían las reses y daban la lanzada a pie, suerte de los primitivos tiempos. Todos estos toreadores procedían de las clases más humildes de la sociedad, en contraposición con los nobles que habían abandonado sus caballerescas actividades, en sus deseos de agradar a las reales personas que manifestaron su inclinación por la Fiesta; y procedían, especialmente, del Norte y Andalucía, salidos estos últimos del matadero sevillano, convertido en escuela de Tauromaquia, desde las que salían a todas las plazas de España, incluso la de Pamplona, no obstante ser la tierra navarra vivero de lidiadores, famosos en estos primeros tiempos. En su iniciación profesional, estos primeros toreros de a pie, ajustaban sus emolumentos con los organizadores de las corridas que solían ser los mayordomos de las cofradías, atentos al buen resultado económico de las fiestas, que proporcionaban saneados beneficios que aplicaban a finalidades benéficas de los hospitales; pero poco después empezaron a ofrecerse unidos cuatro o seis, bajo la dirección del más valeroso y decidido, hasta que el Marqués de la Ensenada, corregidor de Madrid, organizó durante varios años una serie de corridas contratando cuadrillas de diestros regionales para que toreando en competencia, diesen vistosidad al espectáculo. De aquí provinieron las cuadrillas de toreros navarros, castellanos y andaluces, que toreaban frecuentemente en la Corte. Obsérvese que este toreo regional coincide de manera exacta con las tierras en que se crían toros bravos, lo que justifica la aparición de los toreros en las mismas. Es obvio decir que estos toreadores o seudolidiadores carecían de las más elementales normas y reglas para llevar a cabo su profesión, que nada tienen que ver con los que muchos años después constituirían el arte del toreo. Hemos de resaltar que en aquellos tiempos, fueron las más primerísimas figuras de la fiesta: los picadores o varilargueros. Nuestros caballeros que eran primorosos en manejar la lanza, han sido sustituidos por los picadores, que no lo son menos en usar las varas de detener. A partir de entonces, el picador tuvo la condición de primerísima figura en contratos, en emolumentos y en popularidad. El profesional que ejecutaba la suerte de varas, fue considerado como el principal diestro-torero quedando supeditados a sus órdenes hasta las espadas de mayor tronío. No tardaron mucho tiempo en perder categoría y descender la valoración de sus actuaciones hasta llegar a la actualidad donde, aun cuando suelen figurar sus nombres antepuestos al de los banderilleros, en realidad se consideran los más bajos del escalafón taurino. Entre los más destacados picadores de aquella época mencionaremos a los “Merchante”, Juan Santander y sobre todos ellos a Don José Daza. Los “Merchante” fueron tres hermanos, Antonio, Juan y Pedro, nacidos los tres en Medina Sidonia. Todos ellos montaban con arrogante destreza y conocimiento del genio e intención de los caballos y toros. 74 El toreo en tiempos pretéritos Juan Santander, oriundo de Sevilla, del barrio torero de san Bernardo, fue tan ejemplar su actuación en la famosa corrida organizada por Felipe V en la plaza de toros de Aranjuez el día 9 de mayo de 1734, que por Decreto, un mes después de la corrida, se le concedió por su Real Majestad, una pensión vitalicia de doscientos ducados. Don José Daza nació en Manzanilla (Huelva) en el primer tercio del siglo XVIII, fue entre todos los picadores de su época, el que más nombradías llegó a alcanzar. En 1759 tomó parte en las fiestas reales con motivo de la exaltación al Trono de Carlos III. El 30 de Diciembre de 1765 actuó en la Plaza Mayor de Madrid, en las fiestas reales que tuvieron lugar con motivo del casamiento del Príncipe de Asturias, más tarde Carlos VI: Pundonor, fortaleza y consumada maestría son las condiciones que exige Daza a los que han de picar en la plaza. La idea que tenía Daza sobre la formación del picador es acaso lo más interesante de su obra. La gradual educación del piquero decía que debía procurarse en el campo, y debían pasar antes por los escabrosos senderos de una continuada práctica en los campos a pie y a caballo, auxiliados por buenos peritos para fortalecer el ánimo, las fuerzas y el conocimiento. Practicó su profesión, según confesión propia, más de treinta y dos años en reales y particulares funciones, en casi todas las partes de España, pues se le ve actuar en Sevilla y en Madrid, en Andalucía y en castilla, tan sólo navarra, entre las regiones eminentemente taurinas, no debió disfrutar de sus habilidades. El anecdotario de daza es extensísimo y así, de él, vamos a entresacar una ocurrencia por el mismo narrada y que dice mucho en pro de su valor y de su serenidad de ánimo. “Toreando en la plaza de la Puerta de Alcalá de Madrid, después de haberse quebrado la garrocha, solté el resto de ésta al tiempo que el toro volvía a perseguirme y viendo que no bastaban los muchos pies del caballo a escaparnos, echado sobre el espaldar de la silla de montar, fui llamando la atención del toro con el brazo y me tiró una cornada que vino a parar a mi mano con la punta del asta, hiriéndome, agarré ésta y fuimos forcejeando largo trecho, hasta poder escaparme; que dice un aserto, que el necesitado se agarrará de un ascua ardiendo.” En cuanto al toreo de a pie, el primer torero del que se tienen noticias es Miguel Canelo. Puede esto afirmarse con certeza porque en las cartas de la Real Maestranza de Sevilla correspondientes al año 1733 figuraba su nombre contratado su trabajo en dos mil cien reales con motivo de la inauguración de la nueva plaza de toros de Baratillo. Canelo, según Daza pertenece al grupo de toreros que hacían su aprendizaje en el matadero. Volvió a torear en Sevilla en los años 34,36 y 37 y no queda ninguna constancia de su validez y habilidad como torero, pero es de justicia que su nombre no sea olvidado. A esta misma época pertenecen los nombres de Godoy “El extremeño”, “Martincho” y Francisco Romero. De Godoy, por nombre de pila Andrés, se sabe que era un rico hacendado de Plasencia, diestro como pocos en su tiempo en el manejo del caballo, al que dejaba libre de las 75 El planeta de los toros bridas, guiándolo con las piernas, alanceaba toros y cuando el animal no moría, le remataba pie a tierra con su espada. “Martincho”, de nombre Antonio Ebassun, era aragonés, nacido en Egea de los Caballeros y fue inmortalizado por el genial Goya en tres estampas de su famosas Tauromaquia, ha sido uno de los toreros más temerarios de su época. Francisco Romero, era natural de Ronda y sus datos biográficos son inciertos, como casi la de todos los toreros de su época. Con él se inició la primera gran dinastía taurina, constituida por los diestros de este apellido inmortal en la historia del toreo, que logran hacer de Ronda, sede de una escuela del toreo y ciudad rival taurina de Sevilla y Córdoba. De esta dinastía sería años más tarde Pedro Romero su más destacado paladín. Francisco Romero fue de los primeros, no sin gran sorpresa y admiración, que se vio esperar al toro con la muleta en una mano y el estoque en la otra, cara a cara y a pie firme, para darle muerte cuerpo a cuerpo. Desde el momento que aparecen en las plazas nuestros toreros de a pie, empezaron a manifestarse y conocerse nuevas suertes del toreo, que al mismo tiempo que engrandecen el espectáculo, ocasionan una grata distracción a los espectadores. La lanzada de a pie, el uso de las banderillas o rehiletes y otras, deben su origen a esta época en que habían hombres intrépidos y de gran arrojo que con su serenidad y destreza lograban burlar la ferocidad de los toros de una manera increíble. A título de ejemplo, citaremos el caso de José Cándido, nacido en Chiclana, que además de salvar a los toros de un brinco que daba, colocando un pie en la testuz, se le vio varias veces darles muerte con el sombrero e n la mano izquierda y un puñal en la derecha. Moratín cuenta en alguna ocasión que había hombres que picaban a los toros a caballo sobre otro hombre. Finalmente, para comprender la importancia que ha tenido el desarrollo de la fiesta en el siglo XVIII, describiremos de una manera esquematizada como ve Amorós, catedrático de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid y excelente aficionado, los acontecimientos que sucedieron y que han constituido los pilares en que se asienta la actual fiesta de los toros. Son los siguientes: • Frente al toro salvaje, surgen las ganaderías, que crían y seleccionan reses. • Pasan a primer plano los toreros de a pie, antes ayudantes de los caballeros. • La fiesta se democratiza, y los protagonistas ya no son nobles, sino gente del pueblo. • Se codifican las reglas de la lidia y surgen las Tauromaquias, y finalmente, se crean recintos construidos ex profeso para este menester: las plazas de toros. 76 ANÉCDOTAS TAURINAS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L a fiesta de los toros ha sido siempre pródiga en hechos anecdóticos, al margen de su fecunda historia general. Sus protagonistas, son hombres generalmente rudos, nacidos del pueblo español. No puede negarse, que los toreros de ahora sean más refinados y cultivados que los de antaño, gran parte debido a su paso por las Escuelas de tauromaquia. Tenemos excepciones como por ejemplo “Mazantini”, Manolo Granero, Victoriano de la Serna, etc., pero desde luego no puede negarse que existía en los llamados hombres de coleta una inteligencia innata, un talento natural, un don de repentización de que los de ahora carecen. Estas anécdotas taurinas son parte y arte de grandes maestros de la Tauromaquia; cuyos hechos han dejado una huella tan importante como la de su propio toreo. Sumergiéndome en libros y revistas he seleccionado unas cuantas que he considerado interesantes y poco conocidas, procurando en todo momento ajustarme al tiempo de que dispongo. En los años cincuenta del siglo XX, el record de corridas toreadas por un torero español lo tenía Miguel Báez “Litri”, que en 1949 toreó 114 novilladas con picadores. Este record, fue batido hace muy pocos años por el diestro de Ubrique, “Jesulín”, que llegó a torear en una sola temporada de 1994, 153 corridas de toros. Sin embargo, el hecho más curioso, en cuanto a acumulación de corridas, que registra la historia del toreo, la protagonizó Rafael Guerra “Guerrita” que el día 19 de Mayo de 1895, toreó tres corridas en un solo día, la primera a las siete de la mañana en San Fernando, con José Rodríguez y en la que se lidió ganado del Marqués de Saltillo, que eran según “Guerrita” los mejores del mundo. La segunda, a las doce de la mañana, en Jerez, con el infortunado “Fabrilo”, con toros de don José de la Cámara, y la tercera en Sevilla a las cuatro de la tarde con Antonio Fuentes y toros de Murube. Esta ostentación de resistencia física no ha sido superada por nadie. Actuó con éxito en todas las corridas, sin demostrar el menor cansancio. Debemos hacer constar el enorme mérito que la hazaña tuvo, dado los medios de transportes de los que se disponía anteriormente, en comparación con la época del mítico Manuel Benítez que hacía sus desplazamientos en su avioneta particular. Uno de los mayores alardes de organización taurina fue la corrida del 26 de Junio celebrada en Santander en 1913. Entre la mañana y la tarde se lidiaron diez y ocho toros: seis de Benjumea para “Cocherito de Bilbao” y “Torquito”, los dos toreros vascos y por la tarde seis de Parladé para “Machaquito” y “Joselito” y seis de Saltillo para Ricardo Torres “Bombita” y Rafael “El Gallo”. Nada de particular sucedió por la mañana, salvo la cogida de “Torquito”, ni en los seis primeros toros de la tarde. Pero los seis de Saltillo dieron un juego magnífico. Hasta el cuarto toro, había quedado mejor “El Gallo” que “Bombita”, pero en el quinto “Bombita” realizó una de las mejores faenas de su vida torera. En el décimo octavo toro 77 El planeta de los toros del día, “El Gallo” ofreció una faena inolvidable después de unos quites maravillosos y tres pares de banderillas impresionantes. “El Gallo” aunque es sabido que era hombre de pocos arrestos, citó hasta tres veces a recibir con el público enloquecido, finalmente mató a “Guineo” que así se llamaba el toro de un impresionante volapié. El público que se había aburrido en las otras dos corridas, pidió en pie el toro sobrero. En cuanto al miedo, han existido algunos toreros totalmente inmunes a él. Se dice que Salvador Sánchez “Frascuelo” dormía profundamente hasta que le despertaban para vestirse de luces, sin la menor inquietud y sin pesadilla alguna. Y aquél torero aragonés, ejemplo de bravos, que fue Juan Anlló “Nacional II”, jamás tuvo la menor inquietud ni en los momentos más difíciles de su carrera. Era de aquellos toreros que escupía en la arena cuando se dirigía a matar a un miura y cuando el público tenía la boca seca por la emoción. Y sin embargo, “Nacional II”, murió de la manera menos heroica que imaginarse pueda. Asistiendo como espectador en una corrida en Soria, otro espectador dirigió unas palabras soeces al torero que actuaba, que era Emilio Méndez. “Nacional” salió en su defensa y el iracundo espectador le rompió una botella en la cabeza. Arrestaron al torero en lugar del espectador y “Nacional” pasó toda la noche en la cárcel sin que nadie se ocupara de él. Cuando se dieron cuenta al día siguiente, se le diagnosticó una fractura de cráneo y aunque le hicieron la trepanación, era ya demasiado tarde y el pobre murió. Pero por lo general, todos los toreros pasan miedo. Juan Belmonte que ha sido hombre valeroso y consciente, no pudo nunca contener un gesto de escepticismo cuando se hablaba del apacible sueño de “Frascuelo” antes de la corrida. Uno de los años más fatídicos de la Fiesta y quizá haya sido el peor, fue el de 1934, en que murieron doce hombre a consecuencia de cornadas y hubo más de cuarenta heridos graves. Y de todos los meses del año, el peor fue el mes de Agosto. El 3 de Agosto de 1934 muere en Valencia el novillero Juanito Giménez, al hacer un quite por faroles de rodillas. El 5 muere un espontaneo en la plaza de Madrid. Al día siguiente, en la feria de La Coruña, la espada de Juan Belmonte salta al tendido y mata a un espectador. En aquella corrida que Belmonte toreaba con Domingo Ortega éste recibió la noticia de la muerte de su hermano en Madrid y la corrida acabó en una atmósfera terrible. Ortega parte en coche hacia Madrid, sufre un accidente a causa de la niebla y su primo muere. A consecuencia de la muerte de su hermano y del accidente, Ortega que debía torear en Manzanares el día once, rescinde el contrato y propone como sustituto a Ignacio Sánchez Mejías. En Manzanares la tarde del 11 de Agosto, el toro “Granadino” de la ganadería de Ayala, acaba de una cornada mortal con la vida de Sánchez Mejías. De aquella aciaga tarde dijo Rafael Alberti: “Por pies, con viento y alas por pies salía de las tablas Ignacio Sánchez Mejías. ¡Quién lo pensara que por pies un tornillo lo entablara!” Existen en la historia de los toros infinidad de broncas y de escándalos justificados. Una de las broncas más fuertes que ha habido en una plaza de toros, acaeció en Bar- 78 Anécdotas taurinas celona el día de San Jaime de 1835. Manuel Romero y Rafael Pérez de Guzmán toreaban reses de Zalduendo que resultaron mansas. Se alborotó el público y, en el último toro, se lanzó al ruedo y lo mató a garrotazos, destrozando la plaza y sacando al animal muerto por las calles. Como consecuencia de la excitación, se mezclaron elementos políticos extraños y se originó la terrible quema de conventos de 1835. Así quedó perpetuado en el cantar catalán popular: “Viren sortir sis torus Tots sis van ser dolents I aixó va ser la causa De cremar els convents” A consecuencia de estos sucesos, se clausuró la plaza de Barcelona durante quince años, siendo el suceso más trágico sucedido en una plaza de toros en lo que a broncas se refiere. Hablaba una vez “Lagartijo” con unos amigos en torno a los toros de muy desarrollada cuerna. Y se refería concretamente a uno que tuvo que lidiar en determinada corrida y que era fuera de toda ponderación.“No he visto cuernos más exagerados. ¡Aquél toro podía encunar a un tren de mercancías!”. Estas fueron sus afirmaciones. Pero para convencer más a sus contertulios, puso este rotundo ejemplo: – “¡Figúrense ustedes! Si a aquél toro le ponen un cuco en un pitón y otro en otro, cantan y no me oyen.” Las bandas de música tienen como misión en las plazas de toros el amenizar el desfile de las cuadrillas con un pasodoble, también interviene entre todas las plazas de toros, excepto en la de Madrid ajena a estas frivolidades. Como caso curioso diremos que una ocasión, se ha tocado la Marca Real en honor de un toro que se llama “Matajacas” del ganadero Jerónimo Martínez, lidiado en Cádiz el 10 de Agosto de 1853. “Matajacas” aguantó treinta y cinco varas y mató a nueve caballos. El Presidente participó del júbilo y ordenó que la banda que amenizaba la fiesta tocara la Marcha Real. El toro fue indultado en medio del delirio del público gaditano. Otra anécdota curiosa tuvo como protagonista al gran Rafael “El Gallo” toreando en la plaza de toros de Valladolid. Tenía que matar tres toros, pues entonces se estilaban las corridas de seis toros para dos matadores, Rafael había mechado con el estoque al primero de los pobres animales. Jadeante y sudoroso, se sentó en el estribo de la barrera, secándose la frente con el pañuelo. La pita fue estruendosa, un espectador del tendido de sol se puso en pie y gritó indignado: “¡A la cárcel!, ¡A la cárcel!, ¡A la cárcel!”, Rafael que pensaba que todavía tenía dos toros encerrados para él, levantó la cabeza, miró al espectador y dijo con aire de melancolía: “¡A la cárcel!, qué más quisiera yo”. Existen frases de toreros celebres que han quedado para la historia de la fiesta. Como por ejemplo, la que pronunció “El Gallo” al referirse a la necesidad de que en el momento de entrar, los toreros deben cuidarse de cruzar muy bien, es decir, que el brazo del estoque ha de cruzar por encima de la muleta. De ahí vino la frase, que se ha hecho popular: “El que a la hora de matar no hace la cruz, el diablo se la lleva”. 79 El planeta de los toros Terminadas las corridas de la feria de Córdoba, regresaba Rafael “El Gallo” en tren a Sevilla. En el pasillo del vagón comentó a un amigo que, después de saludarle recayó la conversación sobre las corridas de Córdoba. Fue el amigo preguntado a Rafael por la actuación de los diestros que en ella habían tenido parte, así como también por el juego que había dado el ganado. Luego le preguntó a él: “Y tú, ¿qué tal has estado?”, a lo que “El Gallo” contestó: “pues mira he tenido división de opiniones”. “¿Entre tú y “El Bomba?” pregunto el amigo. No, unos se acordaban de mi padre y otros de mi madre. Únicamente, cuando el torero ha alcanzado la fama suprema y es capaz con su nombre de llenar la plaza, el empresario se doblega. He aquí una anécdota simpática del “Guerra”. Rafael “El Guerra” había tenido unas diferencias con la empresa de una plaza de toros. El célebre torero dijo un día que no volvería a torear en Córdoba si no le pagaban lo que pidiera. El empresario al enterarse dijo: – “¿lo que quieras? ¡Y un jamón!”. Pasado el tiempo intervinieron amigos de ambas partes y la empresa y el torero llegaron a un acuerdo. El empresario pidió precio a Rafael y aceptó el señalado. Pero a la hora de presentarle el contrato “Guerrita” exclamó: – “Aquí farta argo. – “¿Qué?”. – “Un jamón”. – “¡Cómo un jamón!”. – “Dijo uzté que me daría lo que pidiera y un jamón. Y hay que ponerlo”. No hubo medio de convencerle. Rafael firmó el contrato con el que le pagaban cuatro mil pesetas por corrida y un jamón. Estando en el Hotel Palace madrileño le telefoneó a “Joselito” Juan Belmonte para advertirle: – “Me he enterado que hoy se van a reunir ahí, en el Palace, los empresarios, porque dicen que cobramos mucho dinero y que a ellos no les dejan subir las entradas.” “Joselito”, desde el otro extremo del hilo, le contesta: – “Tú estate tranquilo, que éstos no son capaces de reunirse ni para tomar café mientras yo esté aquí.” Bajó de su habitación y encontró a algunos de los ellos en el hall; se detuvo unos instantes y les dijo: “Señores, yo voy a Lhardy a tomar café, cuando vuelva y vea a los que estén aquí reunidos, les aseguro que con esos no toreo más en España.” Se marchó, dejándoles sorprendidos a todos. Cuando “Joselito” regresó, naturalmente, allí no había nadie. En el año cuarenta y cinco la popularidad de “Manolete” estaba en la cúspide, no sólo de España, si no en el mundo entero. Pedro Balañá, el conocido empresario de la plaza de toros de Barcelona, comentaba que en la Ciudad Condal había un carnicero establecido en Las Ramblas que era tal su admiración por el diestro de Córdoba, que cuando toreaba allí, al día siguiente de la corrida ponía en la puerta de la carnicería el siguiente cartel: “Tenemos carne de toro de Manolete.” 80 Anécdotas taurinas El diestro cordobés Antonio de Dios Moreno conocido por “Conejito”, actuaba en cierta plaza de toros en unión de la señorita torera apodada “La Lolita”. Esta resultó con un puntazo en el muslo y el citado matador estuvo discreto, nada más. A la hora de poner el telegrama a la familia, el mozo de estoques lo redacto así: – “Lolita herida en un muslo. “El Conejo”, sin novedad”. Como habréis visto, la Tauromaquia está llena de curiosísimas anécdotas en todas las épocas del toreo. Si las expuestas han sido de vuestro agrado, me doy por satisfecho. 81 EL NÚMERO TRES Y LA TAUROMAQUIA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E ste guarismo, es el que más preponderancia tiene en el mundo de los toros, el que juega un papel muy destacado. Tres son los toreros que generalmente intervienen en el espectáculo; tres las respectivas cuadrillas; asimismo tres, los tercios; tres el número de veces que el toro ha de acudir al caballo; tres los pares de banderillas que clavan los toreros en esta suerte, tres los componentes claves de la función: toro, torero y público. Tres personas integran la presidencia: presidente, veterinario y asesor taurino; tres por lo general, los que tocan clarines y timbales; tres los avisos que envía el presidente al torero; tres las partes en que se divide el ruedo: tablas, tercio y medios; tres el espacio habilitado por el público: tendido, grada y andanada. Tres son los cánones del toreo: parar, templar y mandar. Tres las partes fundamentales del traje de luces: chaquetilla, chaleco y taleguilla. Tres son también las mulillas que arrastran al toro al desolladero. Esta presencia reiterativa del número tres se hace ostensible, curiosamente, en algunas dinastías toreras y empieza con Pedro Romero, máxima figura de todos los tiempos, que era el tercero de los hijos de Juan Romero. El gran “Gallito” era el tercero asimismo de los hermanos. También ocurre con Marcial Lalanda, Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordoñez. De aquí que este guarismo sea fundamental e histórico en la fiesta de los toros. Madrid, 13 de septiembre de 2004 82 LAS TARDES NEGRAS DE LA FIESTA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. D esde hace más de doscientos años que empieza a ordenarse el toreo de a pié, los nombres de matadores de toros muertos por toros bravos en plazas de España, se suceden formando una larga lista. Los nombres de “Pepe-Hillo”, “Pepete”, “El Espartero”, “Granero”, “Joselito”, Manuel Báez “Litri”, Sánchez Mejías, “Manolete”, “Paquirri”, y “YIYO”, son algunas de las víctimas de la fiesta a título de ejemplo. Los alberos de las plazas de Madrid, Talavera, Manzanares, Málaga, linares, Pozoblanco y Colmenar Viejo, han sido testigos de la muerte de grandes toreros en pleno triunfo que han alcanzado la gloria mítica con su propia vida. Han muerto al hacer un quite a un compañero, al adornarse con el capote o muleta, al poner un par de banderillas como le sucedió al valenciano Montoliú en Sevilla, al clavar el estoque en la suerte suprema, como “Manolete” y “Yiyo”; por un exceso de pundonor, o un descuido, o porque el toro le hizo un extraño, según dicen los toreros. El día que los toros dejen de coger, la víctima será la propia fiesta. En 1801 el diestro sevillano José Delgado Guerra, conocido con el sobrenombre de “PepeHillo”, gran rival en los ruedos de Pedro Romero, acude a Madrid para torear reses de Peñaranda de Bracamonte, temibles toros castellanos. Pepe-Hillo, autor de la primera Tauromaquia y uno de los más grandes toreros de todos los tiempos, está en aquel momento ya viejo y con pocas facultades. Sale BARBUDO, un toro grande y bien armado, tras la faena de muleta, Hillo entra a matar y uno de los pitones le atraviesa el vientre. Goya, el gran pintor aragonés, estaba en el tendido y pintó la escena. Durante un mes no se lidiaron toros en la Corte en señal de duelo. En 1862, el cordobés José Rodríguez “Pepete”, un matador valiente aunque algo basto, lidiaba en compañía del gran torero madrileño Cayetano Sanz, toros de Miura en Madrid. Se cayó un picador y Pepete acudió al quite. JOCINERO que así se llamaba el toro le asestó dos cornadas, una de las cuales le partió el corazón, igual que años más tarde le pasaría al Yiyo en Colmenar Viejo. Con esta tragedia empezó la fatídica leyenda de los toros de Miura. Manuel García “El Espartero”, aprendiz en la espartería de su padre, de ahí su apodo, salió de la nada para hacer célebre la frase “más cornás da el hambre”. Ha sido uno de los matadores más simpáticos y populares de la historia, fue flor de un día, tal vez por aquello de que los valientes y el buen vino duran poco. Temerario pero sin recursos técnicos, nunca se daba por vencido, y menos cuando acudió a Madrid en mayo de 1874 para matar toros de Miura. Su primer toro de nombre PERDIGON, colorao y ojo de perdiz, le volteó al entrar a matar. Testarudo, de nuevo Manuel entró a matar por derecho, y nuevamente fue cogido de manera mortal, cuando contaba sólo veintiocho años, ya que había nacido en 1846. Su muerte produjo una profunda impresión en toda España. Durante muchos años fue cantada la sevillana de El Espartero que dice así: 83 El planeta de los toros Los toritos de Miura Ya no temen a nada Porque ha muerto El Espartero El mejor que los mataba José Gómez Ortega “Joselito”, ha sido uno de los mayores diestros de todos los tiempos, un prodigio de valor y de sabiduría, para quien el toreo no tenía secretos. Se decía que no había nacido vaca que podría parir el toro que podría matarle, y sin embargo BAILADOR, un toro terciado y burriciego de una ganadería de poco nombre, la de la Viuda de Ortega, le quitó la vida en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920. la desolación de los toreros fue total. Si un toro ha matado a Joselito, ¿qué va a ser de nosotros?, se preguntaron los toreros. Con la muerte de Gallito los aficionados buscaron a un heredero. Se fijaron en Manuel Granero, un joven valenciano de familia acomodad. Granero era aficionado a la música y tocaba el violín con sentimiento y se interesaba mucho también por el arte. En la plaza era valiente y artista y buen lidiador. En dos temporadas se hizo popularísimo. El 7 de mayo de 1922 toreaba en Madrid alternando con marcial Lalanda, que confirmaba la alternativa, y con Juan Luis de la Rosa. El toro POCAPENA de Veragua lo mató de una terrible cornada al lanzarle contra la barrera destrozándole la cabeza de un certero hachazo. Estaba en el mejor de los caminos con un futuro espléndido por delante. POCAPENA le quitó la vida y a la fiesta uno de los toreros con más posibilidades de la historia. Ignacio Sánchez Mejías, cuñado de Joselito, era un diestro enormemente temerario y excelente banderillero. Tenía aficiones literarias y había estrenado con éxito varias obras teatrales. Hombre de sensibilidad y cultura, cultivó los medios intelectuales, en los que se desenvolvía con la misma sencillez y éxito que en los ruedos de las plazas de toros. En 1943, teniendo cuarenta y tres años de edad y ya mermado de facultades, decidió volver a los ruedos. En el mes de agosto y sustituyendo a Domingo Ortega, fue contratado para torear una corrida en Manzanares. Le acompañaban aquella tarde el torero mejicano Armillita y Alfredo Corrochano. Los toros eran de la ganadería de Ayala. El toro GRANADINO, primero de lidia ordinaria, le cogió al iniciar la faena de muleta con un pase sentado en el estribo. El pitón entró en la ingle derecha. No se dejó operar en la enfermería de la plaza y ordenó que se lo llevaran a Madrid, a los pocos días se le presentó una gangrena gaseosa y murió. Fue enterrado en la misma sepultura de Joselito en el cementerio de San Fernando en Sevilla. Era amigo de muchos poetas de la llamada generación del 27, no es de extrañar que a su muerte se le dedicaran numerosos poemas, entre ellos destacó el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca. Manuel Rodríguez, “Manolete”, el califa cordobés, pensaba retirarse al término de la temporada de 1947. Cada tarde los públicos le exigían cada vez más al torero más caro de aquella época, se le censuraba que toreaba toros pequeños y algunos afeitados. En agosto, el día 28 acudió a Linares a las fiestas de San Agustín para matar reses de Miura. Le acompañaban en el cartel de aquel día Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín. Al entrar a matar al quinto de la tarde, ISLERO, Manolete lo mató de una certera estocada, e ISLERO acabó también con la vida del torero. 84 Las tardes negras de la fiesta Para terminar, comentaremos otra de las más recientes víctimas de la fiesta, Francisco Rivera “Paquirri”, su muerte sobrevino el 26 de septiembre de 1984 y el escenario fue la plaza de toros de Pozoblanco, en la serranía cordobesa. Sus compañeros fueron “El Soro” y “Yiyo”. Al llevar el toro al caballo fue empitonado de forma brutal por AVISPADO, clavándosele el pitón en las carnes. El diestro quiso desasírselo y este se clava más y más. Las cornadas que lleva son gravísimas, destrozos en la safena, en la femoral, y en la iliaca. Se decide su traslado a Córdoba y muere a las pocas horas. Su entereza ante la muerte y sus consejos al cuerpo facultativo de la plaza de Pozoblanco darían la vuelta al mundo por televisión. Paquirri murió en servicio a la fiesta. Seguro que fue recibido en el Cielo con las palmas de todos los toreros muertos en el ruedo. Un año más tarde, Yiyo sería la última víctima de la fiesta y la plaza de Colmenar Viejo se vestiría de luto. Pero esto, es nuestra incomparable fiesta española y ella sigue adelante a pesar de los muchos detractores que tiene. Para unos pocos, les proporciona fama y dinero, para otros, la gloria de morir trágicamente en una plaza de toros. 85 INFLUENCIA DEL TORO EN EL LENGUAJE COLOQUIAL ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. V engo observando que el hombre de la calle en infinidad de ocasiones, aplica la terminología taurina o jerga en situaciones que cotidianamente se le presentan. Lo curioso del caso es que esto parecería normal si se tratara de aficionados al arte de Cúchares, pero ocurre con frecuencia que el empleo de la jerga taurina aplicada al lenguaje de la calle, la utilizan personas que nada tienen que ver con la fiesta de los toros, incluso, conozco casos que son verdaderos detractores de ella. A continuación, exponemos algunas de las muchas expresiones de la riqueza semántica que comentamos. En una ocasión me comentaba un amigo que con motivo de una inspección de Hacienda sobre la declaración de la renta, le había tocado en suerte un Inspector que era un Miura, colorado ojo de perdiz y corniveleto, es obvio explicar cual fue el resultado de la inspección. – Se le puede llamar becerro a un niño que llora mucho. – Más cornás da el hambre (el valor de la necesidad). – Lanzarse al ruedo (Decidirse a hacer una cosa). – Ver los toros desde la barrera (Tomar las cosas con precaución). – Tener una buena mano izquierda (Saber tratar a la gente). – Atarse bien los machos (Afrontar responsabilidades). – ¡Vaya puyazo¡ (Cuando a uno le cobran una cantidad exagerada). – Las intenciones de un Miura (Las peores). – Estar para el arrastre (Encontrarse mal). – Estar enchiquerado (Estar preso). – Hacer novillos (No ir a clase). – Ser un maleta (Ser un torpe). – Cortarse la coleta (Dejar de trabajar, jubilarse). – Acudir al trapo (Dejarse engañar o convencer). – Farolear (Presumir de algo). – Echar un capote (Ayudar a alguien). – Parar los pies (A un toro o a una persona impertinente). – Pinchar en hueso (No conseguir lo que se pretendía). – Coger el olivo (Saltar la barrera). – Las cornadas donde más duelen es en la cartera (Las otras cicatrizan a los quince días). – Flojo de remos (Que tiene las extremidades inferiores débiles y se cae). – Vergüenza torera (Responsabilidad). – Ser un cabestro (Llevar los cuernos con resignación). – Torear a la limón (Hacer algo a medias). En cuanto al refranero es poco lo que se refiere al toro y mucho lo que tiene al buey como protagonista. 86 Influencia del toro en el lenguaje coloquial – – – – – Al buey viejo, cencerro nuevo. Al hombre por la palabra y al buey por el cuerno. A mujer brava, soga larga. Al toro y al loco, de lejos. Para torear y casarse, hay que arrimarse. He dejado para el final, la expresión torero, torero, tan de actualidad. Esta expresión se ha aplicado siempre al diestro que realiza una faena extraordinaria y acaba con el toro con una soberbia estocada en lo alto del hoyo de las agujas. Últimamente está de moda esta expresión y el público la aplica también a Raúl del Real Madrid cuando mete un gol de bandera, o se la aplica a Julio Iglesias o a Plácido Domingo después de sus recitales. Como hemos visto, dichos y refranes, palabras y frases que han nacido a lo largo de los tiempos alrededor de la fiesta de los toros, tienen un lenguaje sabio y muy gráfico, claro y contundente que ha servido para dar más fuerza y color a la conversación cotidiana de todo el mundo de habla hispana. Madrid, 8 de octubre de 2005 87 EL TOREO CÓMICO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E n los últimos años del siglo XIX comenzaron a proliferar en España cuadrillas que interpretaban en clave de chanza escenas taurinas. Un espectáculo novedoso organizado y representado como arte menor en el que salían al ruedo, novillotes de pequeño tamaño provocando situaciones esperpénticas entre el regocijo del público. Este público de toros empezaba a descubrir una cara amable y oculta de la fiesta. En 1916 el empresario Eduardo Pagés une a tres cómicos para componer una cuadrilla de toreros bufos que pronto daría la vuelta a España: Carmelo Tusquellas “Charlot”, Rafael Dutrus “Llapisera” y un tercer elemento que iba de comparsa, “El Botones”. Las ocurrencias de esta terna ante los becerros propició la creación de numerosas suertes del toreo serio. A Llapisera se le ocurrió enrolarse con el capote girando en sentido contrario a la embestida del novillote, o tomando la muleta por detrás y pasándolo por alto. Sin pretenderlo estaba creando la chicuelina y la manoletina, que serían después incorporadas poco a poco por ilustres toreros de épocas venideras. El genio del cine mudo de aquel tiempo Charles Chaplin estaba tan bien imitado por Carmelo Tusquellas que al espectáculo de Pagés se le conocía con el nombre de “Charlotada”. No tardaron mucho tiempo en aparecer otras compañías de toreros cómicos como fueron “El hombre torero”, “El chino torero” y otros varios que añadían a la oferta cómico-taurina la palabra musical, por la calidad de las bandas de música que los acompañaban. En la mayoría de estos espectáculos cómicos se incluía un espacio llamado “parte seria”, en el que un nuevo novillero lidiaba y estoqueaba uno de los becerros. Fueron las compañías de espectáculos cómicos auténticos viveros de grandes toreros, Manolete, Espartaco, Ortega Cano, etc. Por todo ello, la tauromaquia les reserva un fondo de gratitud a aquellos artistas que supieron desdramatizar el drama, acogieron ilusiones y sueños de jóvenes aspirantes a toreros, y supieron hacer de la caricatura una verdadera obra de arte. 88 JOSÉ MARÍA DE COSSÍO: EL SANTÓN DE LA TAUROMAQUIA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. C omo buen aficionado que soy a la fiesta de los toros, quiero dedicar hoy este artículo y rendirle homenaje con motivo de haberse cumplido el veinticinco aniversario de su muerte, a José María de Cossío y Martínez- Fortún, que ha sido el más taurino de los intelectuales españoles del siglo XX. Cossío podría ser llamado “El Santón” de la tauromaquia reflejado en su maravilloso Tratado técnico e histórico de “Los Toros”, unánimemente conocido como “La Biblia” del toreo. Gracias a este libro, el mundo de los toros fue reconocido como un elemento cultural integrador de la sociedad española. A José María de Cossío se le ha situado casi siempre dentro del planeta de los toros, pero sus temas y su obra han sido diversos y variopintos: poesía, críticas, ensayos, glosas de costumbres, deporte y todo tema que represente algo en torno a la vida del hombre. Cossío nace en Valladolid el día 25 de marzo de 1892, era el menor de cinco hermanos. Por línea paterna, sus abuelos eran oriundos de Sepúlveda (Segovia) y de Tudanca (Santander) y los abuelos maternos de Logroño y de Cuba. Al cumplir el primer año de su vida, quedó huérfano de padre y madre que murieron víctimas del mal de Pott en Sepúlveda que es donde vivían entonces. Transcurrido el tiempo, José María se traslada a Valladolid donde cursa el Bachillerato y luego la carrera de Derecho. Fue Valladolid, el comienzo literario de José María, sobre todo la poesía. El mismo, cita a sus compañeros de la Generación del 27, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti y García Lorca, de los cuales fue muy querido. En 1913 se traslada a Madrid para hacer estudios de Doctorado en Derecho. Dos años más tarde viaja a Salamanca para continuar sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras, donde disfrutó de la compañía de su amigo y profesor de griego, Don Miguel de Unamuno, con el que llegó a tener una gran amistad. Es en Salamanca donde nuestro protagonista inicia sus contactos con el mundo de los toros, aficionados, ganaderos y toreros. Su presencia constante en tientas, tertulias y corridas de toros terminan de afianzar en él su ilusión por el mundo de los toros. Cossío fue un hombre polifacético, además de los toros, era un gran aficionado al fútbol, llegando a ser Presidente del Racing de Santander durante unos años, así como socio del Real Madrid y del Atlético de Madrid donde cada domingo durante el invierno acudía a sus campos. Su obra literaria fue extensa, en primer lugar por la poesía, de la que su obra más importante es “Epístolas para amigos”. También ha de rendirse homenaje a sus traducciones 89 El planeta de los toros de insignes poetas de idiomas ajenos. Respecto a la prosa, son libros de una temática y estilo de lo más variado. Unos son voluminosos, otros requieren de varios volúmenes y alguna vez incluso, la colaboración ajena para temas especiales, cuyo estudio y redacción encomendaba a un especialista, como sucedió en algunos puntos concretos de su gran enciclopedia “Los Toros” y en otras muchas publicaciones. En la posguerra, fue crítico taurino de Blanco y Negro después de Gregorio Corrochano y Antonio Bienvenida, antes del malogrado Vicente Zabala que murió en un accidente de aviación en Colombia. Una vez concluida la guerra civil, con la paz, las tertulias de los viejos cafés de Madrid se volvían más necesarias para distraer la atención y evadirse del recuerdo de los conflictos armados. En aquellos cafés se reunían Cossío y la flor y nata de aquella época, médicos, ingenieros, toreros, escritores, políticos, músicos o militares. La primera de ellas se celebró en Aquearium, todas las noches, con Cossío y Díaz Cañabate (El Caña). Esta tertulia no duró mucho y decidieron trasladarla al famoso café Lyón D`or, situado en la calle de Alcalá 18. A esta tertulia acudían asiduamente Dámaso Alonso, Edgar Neville, Zuloaga, Eugenio D’Ors, Díaz Cañabate y Cossío. La parte taurina estaba representada por Domingo Ortega, Antonio y Pepe Bienvenida, Sanchez Mejías, los hermanos Dominguín, Paco Camino, Ostos, Curro Romero, Pepe Luis Vázquez, Manolete Ordoñez y otros muchos más. También asistían empresarios como Pedro Balaña, Eduardo Pagés, Canorea y Livinio Stuick. Los ganaderos que solían asistir eran Perez Tabernero, Atanasio Fernández y Guardiola. En representación de los músicos, asistían Andrés Segovia, Sainz de la Maza y Joaquín Rodrigo. Entre los escultores eran asiduos Juan Cristóbal, Sebastián Miranda y Daniel Zuloaga. La clase médica estaba representada por los Doctores Jimenez Díaz, Gregorio Marañón y Elosegui. Actores y cineastas como Conchita Montes, Tony Leblanc, Pepe Isbert y Paco Rabal. Periodistas y críticos taurinos como Matías Prat, Gregorio Corrochano y K-Hito. Había tertulianos ocasionales como la famosa tenista Lilí Alvarez y el farmacéutico Ricardo Labiada que era íntimo amigo de Cossío y tenía la farmacia en la Avenida de la Reina Victoria en Cuatro Caminos. En el Lyón D’Or se solía hablar de poesía, teatro, flamenco, pero fundamentalmente se hablaba de toros. Había también otra tertulia deportiva que tenía lugar en el restaurante Baviera, en la misma calle del Lyón D`or y se celebraba después del almuerzo. En esta tertulia se reunían gente del mundo del fútbol, como el Dr. Cabot, entonces Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ramallets, Zarra, Kubala, Di Stéfano, Puskas y Paco Gento. Don José María, como ya hemos dicho, era gran aficionado al fútbol y sus equipos de preferencia eran el Racing de Santander y el Barcelona. Esto hoy en día es impensable que un socio del Madrid sea hincha del Barcelona. El 4 de diciembre de 1947, José María de Cossío es propuesto por los Académicos Gregorio Marañón, Eugenio D`ors y Juan Ignacio Luca de Tena para ocupar la vacante causada por el académico Eduardo Marquina, que había fallecido recientemente. El 6 de junio de 1948, Cossío fue elegido Académico de número de la Real Academia Española, con la letra G y su discurso versó sobre “Lope, personaje de sus comedias” ya que él era un gran admirador de la obra del genial autor. 90 José María de Cossío: el santón de la tauromaquia José María de Cossío, aunque vallisoletano, su corazón era montañés, dedicó su vida a Santander, especialmente a Tudanca, fue santanderino por propia decisión. En la casona de sus antepasados tiene una biblioteca con más de veinticinco mil volúmenes y más de ochocientas fichas, una de las más importantes bibliotecas privadas de la literatura española. Por esta casona desfilaron hombres ilustres y notabilidades en las artes, la política y las letras como Unamuno, Concha Espina, Marañón, Miguel Hernández, Alberti, García Lorca, Cela o Bergamín. Otra de las facetas culturales de Cossío fue la Dirección del Ateneo de Madrid en 1963, donde ocupó dicho cargo a lo largo de una década. Formaron parte de su junta Gerardo Diego, Marañón, Cela, Fisac y García Nieto. Durante su mandato se celebraron interesantes cursos, conciertos, veladas y exposiciones relacionadas con el mundo de la literatura, las ciencias y las artes. En cuanto a la amistad que tuvo José María con los toreros, prácticamente la tuvo con casi todos más sobresalientes. Hay que resaltar la que tuvo con Joselito y Belmonte, los dos fenómenos de la era de oro del toreo. Joselito fue uno de los mejores y más íntimo amigo de José María. Desde que se conocieron en Madrid, jamás dejaría de acudir a ningún festejo taurino en donde el torero formara parte. Durante las seis temporadas taurinas, de las ocho últimas como matador de toros, disfrutó, junto al malogrado torero sevillano que murió en Talavera en 1920. Con Juan Belmonte compartió una fuerte amistad durante cuarenta y cinco años ininterrumpidamente. La estrecha relación con Joselito hace que conociera al que entonces era uno de sus banderilleros y que luego acabaría siendo su cuñado, el torero y dramaturgo Ignacio Sanchez Mejías. La dinastía de los Bienvenida hizo mella en la afición y el cariño de Cossío, destacando Antonio y Angel Luis, de ellos llegó a decir que eran junto con los Gallos, la familia de mayor jerarquía torera en aquellos momentos. De Antonio decía que era la perfección hecha torero dentro y fuera de la plaza. De Luis Miguel Dominguín dijo que por su inteligencia, su seguridad y su coraje taurino estaba llamado a mandar en su época. Con Domingo Ortega compartió una amistad inquebrantable hasta sus últimos días. Disfrutó con su toreo en la plaza y en el campo, donde en alguna ocasión llegó a torear mano a mano con él. Sería interminable la lista de toreros que gozaron de la amistad de Cossío. Junto a los ya citados, podemos añadir a Manolete, Aparicio, Litri, Curro Romero, Vicente Barrera, Marcial, Paco Camino y Antoñete, entre otros muchos. En los últimos años de su vida, Cossío recogió la cosecha de los frutos que con tanta dedicación había sembrado a lo largo de su existencia. Recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica; asimismo fue nombrado Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Madrid, la Gran Cruz de la Orden do Infante Dom Enrique de Portugal y la Gran Cruz de la Orden al Mérito del Perú. También en los últimos años se trasladó de Madrid a Tudanca donde se refugió en su 91 El planeta de los toros casona, en la cual llegó a escribir numerosos trabajos sobre su querida tierra de la montaña, a la que siempre amó. Como ejemplo podemos citar el “Romancero Popular de la Montaña”, “Epistolario de José María de Pereda” y “Rutas Literarias de la Montaña”. En abril de 1977, José María cae enfermo a los ochenta y cinco años de edad y es ingresado en Valdecilla, sufre diabetes, hipertensión y neumonía. Doce días después de ingresar, es dado de alta al mejorar el cuadro pulmonar. A continuación, es trasladado a Valladolid su tierra natal y es ingresado en un hospital para continuar su rehabilitación completa. A los seis meses de su ingreso, en octubre de 1977, fallece a causa de un fallo cardíaco. Fue enterrado en Valladolid y tuvieron que pasar seis años hasta que sus restos mortales fueran trasladados a Tudanca, según su deseo que dejó escrito antes de su muerte. Quiero terminar este artículo como homenaje a José María de Cossío, recordando lo que dijo Ortega y Gasset: “Los toros son una razón de ser de todos los españoles y nadie podrá conocer la historia de España sin antes no haber pasado por la de los toros”. Madrid, 7 de abril de 2005 92 LA MUJER EN EL PLANETA DE LOS TOROS MUJERES TORERAS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L a intervención femenina en la lidia de reses bravas no es otra cosa que el resultado de la tenacidad con que la mujer trata siempre de emular al sexo opuesto. La presencia de la mujer ha estado unida a su ubicación en el tendido como espectadora o aficionada. El toreo se ha dicho siempre que es cosa de hombres y la mujer ¿porque no? “La Martina”, “La Pajuelera”, María Salomé “La Reverte” o las hermanas Palmeño, se pusieron frente al toro cuando la fiesta estaba dominada por el hombre y lo hicieron con éxito. Dicen que “La Reverte” fue el primer caso de travestismo taurino ya que en realidad se llamaba Agustín Rodriguez, se trató más bien de un cambio de identidad, que no de sexo, al publicarse en 1908 la Orden de D. Juan de la Cierva que prohibía el toreo femenino. Más tarde Juanita Cruz se pasea por España como una mujer- torero de grandes cualidades hasta que estalla la guerra de 1936, emigra a Méjico y a su regreso se encuentra con una nueva prohibición. A la afición y perseverancia de Ángela Hernandez se debe la derogación de la prohibición a las mujeres de actuar en público. Esto ocurrió en agosto de 1974. A partir de entonces aparecen nuevas muchachas que compiten con novilleros y hasta con matadores de toros, como Maribel Atienza. Después de Juanita Cruz, la torera más importante ha sido Cristina Sánchez, alumna de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Torera con toda la extensión de la palabra aunque deficiente estoqueadora. Cristina Sánchez tomó la alternativa en Francia de manos de Curro Romero y Jose Mari Manzanares, como testigo. Tras Cristina, Mª Paz Vega se forja en la actualidad en la lucha con toreros de alternativa a la espera de una oportunidad en la que pueda mostrar su talento y su valor, para interpretar el arte de torear en las plazas más importantes de nuestro país. 95 LA MUJER EN EL PLANETA DE LOS TOROS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. Velada taurina celebrada con motivo del XXV aniversario de AEFLA en el salón de actos de Previsión Sanitara el día 10 de Noviembre de 1998 D e la afición de la mujer a la fiesta de los toros, entre cuyo público son el elemento más hermoso e indispensable, existen testimonios bien expresivos desde hace cientos de años. En el Monasterio de Santo Domingo, en Silos, una de de las pinturas del alfarje del claustro, representa a una dama, la cual arroja con su propio esfuerzo y a mano a un toro un arponcillo para enfurecerle, esta acción es digna de tenerse en cuenta en este lugar como antecedente, pues es probable que no se tratara de un caso singular, seguramente no fue la primera ni la única vez que las damas mostraron semejante arrojo. Antes de seguir adelante, debemos aclarar una obligada diferencia entre la mujer profesional del toreo y la aficionada a él. Entre estas últimas han figurado y siguen figurando damas de la buena sociedad y algunas célebres artistas nacionales y extranjeras, conocidísimas por demás, que han aprovechado cuantas ocasiones se les presentan en las fiestas campera, para hacer alarde de su valentía y de su gracia, dándole capotazos a un bravo becerro. Recordemos a título de ejemplo, las fiestas camperas que organizaba en su finca Villa Paz de Saelices, el famoso matador de toros ya fallecido, Luis Miguel Dominguín, en los años cincuenta, con ocasión de su visita a España de estrellas tan famosas y bellas como Ava Gadner, Sofía Loren y María Felix. En esta charla, vamos a centrarnos a la presencia de la mujer como profesional del toreo, participando en espectáculos públicos y con su trabajo remunerado. Vamos a mencionar solamente a algunas de las más celebres mujeres que han pasado por la fiesta de los toros desde el siglo XVIII, hasta nuestros días. Nos referiremos de una manera especial a las españolas, aunque mencionaremos también a aquellas que no habiendo nacido en España, la consideran como su segunda patria y fueron figuras del toreo. El toreo a caballo vio aparecer la grácil figura femenina en aquellos lejanos siglos de su apogeo. Pero fue en el siglo XVIII en el que bien puede decirse en justicia, que las lidiadoras hicieron formal y definitivo acto de de presencia según se desprende por los escrito por Don José Aza, famoso picador y escritor nacido en manzanilla, provincia de Huelva en el primer tercio del siglo XVIII. Escribía en su publicación bajo el título “Noticias sobre varias señor y otras particulares mujeres españolas que han toreado con aplauso”, la participación de mujeres de todas 96 La mujer en el planeta de los toros las clases sociales que se entregaban al placer de las faenas con los toros. Alude a una excelentísima señora de la Corte, que mandó soltasen en el jardín de su casa una furiosa ternera, y ejecutó y desahogó con ella su afición. El propio Aza, cita también el caso de una muchacha que al despedirse para enclaustrarse monja, y cuando parece lo natural que tuviera lejos de su imaginación tan profanas diversiones, se divirtió toda una tarde toreando becerros con el santo hábito, acompañanada de varios seglares y diversos caballeros de patio. A este mismo género corresponde el caso fabuloso, citado por Madame Dielafoy en su libro “Aragón y Valencia”, de una Doña María de Gaucín, que dejó el convento para dedicarse a torear, y que se distinguió por su valor, hermosura y virtud; pero después de alguno años de actuar por España con buen éxito, volvió serenamente a la paz conventual, sin que por ello fuese al parecer objeto de reproche por parte de las religiosas, que más bien celebraban los ecos que hasta ellas habían llegado de su fama en las plazas. En esta época, la mujer que más fama alcanzó fue la célebre “Pajuelera”, que se llamaba Nicolasa Escamilla, y tuvo la fortuna de que el genial pintor aragonés Goya, la inmortalizara en uno de sus célebres aguafuertes de su Tauromaquia. Su apodo venía de que antes de dedicarse a los toros, vendía pajuelas de azufre por las casas. Alcanzó grandes éxitos como torera a caballo, especialmente en Madrid y Valdemoro. En las primeras corridas celebradas por iniciativa de de José Bonaparte, tras la prohibición de la fiesta por Godoy en 1805, fue anunciada la actuación en Madrid de la rejoneadora asturiana Teresa Alonso para el día 28 de Julio de 1811. Enterado el ministro del interior, se negó a autorizar que torease aquella mujer, aduciendo que por las mismas razones que no se permite a los niños y ancianos a torear, había que impedírselo a las mujeres. Consultado el corregidor, contesto éste, y no mentía, que existían precedentes, y entonces el Rey no quiso saber más y autorizó la actuación de la rejoneadora con el fin de congraciarse con el público madrileño, tan revuelto en aquellos días. En las novilladas que se celebraron en los años siguientes, siguieron actuando mujeres, especialmente rejoneadoras, y en todos los carteles anunciaban como atractivo el traje con que habían de salir en público. Así Andrea Cazalla en 1818 rejonea vestida de sultana, Benita Fernández en 1822 actúa con traje de china, y Antonia Fernández lo hace vestida de turca. La desembocadura fatal de estas intervenciones femeninas era la mojiganga, en la que las mujeres representaban sus propios papeles. Varios años después, y en época de evidente decadencia del toreo varonil, vuelven a llamar la tención intrépidas toreadoras, y a la cabeza de ellas la zaragozana Magdalena García y la valenciana Mariana Duró, vestidas la primera de aldeana y la segunda de valenciana, a fin de que el público pudiera distinguirlas y decidir con sus votos cual de la dos era más intrépida. A mediados del siglo XIX, en 1845, aparece en Madrid, la primera cuadrilla femenina 97 El planeta de los toros de toreo a pie que se tienen noticias. La dirigía Martina García y llevaba como picadoras a Teresa y Magdalena García y como banderilleras a Rosa Inard y Manuela Renaud. Merecen ser citadas en esta época, por que revolucionaron el cotarro taurino, a las toreras catalanas Lolita Pretél y Angelita Pagés, espada de la cuadrilla constituida por Mariano Armengol, periodista catalán que usaba el sobrenombre de “Verduguillo”. Lolita Pretél figura como una de las mejores toreras de todos los tiempos, se presentó en Barcelona en 1895 y poco después lo hizo en Madrid. Natalio Rivas, decía de ella, que era una mujer excepcional por su mérito, a la vez que exaltaba su educación y cultura. Después de los éxitos alcanzados por estas muchachas, la más popular de las llamadas entonces “señoritas toreras”, fue María Salomé “La Reverte” que actuó en los ruedos durante el primer decenio del presente siglo sosteniendo un buen cartel., hasta que en Junio de 1908, Don Juan de la Cierva, ministro entonces de la Gobernación, dicta una Real Orden prohibiendo que tomen parte las mujeres en las corridas de toros. “La Reverte” interpuso recurso ante la real orden porque la juzgaba lesiva para su perfecto derecho a torear. El recurso parece ser que no prosperó y entonces “La Reverte” no tuvo más remedio que cantar la gallina, descubrió que su verdadero sexo no era el femenino, sino el masculino y su verdadero nombre era Agustín Rodríguez. Siguió luego actuando como novillero, aunque sin fortuna. La prohibición referida se llevó con rigor al principio, pero con el tiempo se suavizó y volvieron a torear las mujeres y a olvidarse del descrédito que el pintoresco incidente de “La Reverte” atrajo sobre el gremio. En los años treinta, aparece y triunfa en los ruedos Beatriz Santullano, montaba a caballo con depurada escuela y conocía a la perfección todas las suertes del rejoneo como una gran profesional. Citamos a continuación, a una mujer de las más famosas que se encuentra a largo de la no corta historia del toreo femenino, Juanita Cruz. Nacida en Madrid en 1917, desde su niñez presencia toda serie espectáculos taurinos, gracias a su amistad con las hijas del conserje de la plaza de toros de Madrid. Como profesional se presentó en Cabra (Córdoba) en 1933 haciendo el paseíllo con Manuel Rodríguez, el famoso desventurado “Manolete” de años después. En las Ventas de Madrid se presenta en Abril de 1936 acompañada de miguel Cirujeda y el que luego sería famoso diestro, Félix Colomo, teniendo una tarde triunfal cortando una oreja. Con varios festejos toreados ese año, le sorprende la guerra civil, que naturalmente, le corta su carrera taurina. Marcha a Venezuela donde reanuda sus actuaciones, para pasar seguidamente a las casi totalidad de los países de habla hispana donde se celebran las corridas de toros. Acabada la guerra en 1939, Juanita decidió acabar también su expatriación y volver a España, cosa que no pudo hacer porque en 1940, siendo entonces ministro de la Gobernación Serrano Suñer, él estaba dispuesto a que el nuevo reglamento de espectáculos taurino omitiese la prohibición de que las mujeres torearan a pie, aprovechando que la clausula no excluía a las rejoneadoras. El quería ver en los ruedos a Juanita Cruz, pero 98 La mujer en el planeta de los toros la información de que había sido afecta al bando republicano, le enfrió su entusiasmo. Cuando la noticia le llegó a Juanita, decidió quedarse en América con esta amarga reflexión: ya nos han ganado la partida esos maricas de toreros españoles, y ha tenido que haber una guerra civil para que me recurrieran. En 1940 toma la alternativa en Méjico, en Fresnillo, estado de Zacatecas y llega a torear en su vida activa casi setecientas corridas con grandes éxitos y con la gran suerte de que le respetasen los toros, pues en su vida profesional tuvo muy pocas cogidas y no graves. Murió con gran resentimiento y pena, por no haber podido tomar la alternativa en su patria. Este resentimiento ha quedado patente en el epitafio que figura en el monumento funerario que tiene en el cementerio de la Almudena de Madrid, donde reposan sus restos. El epitafio dice así: “a pesar del daño que me hicieron en mi patria los responsables de la mediocridad del toreo de 1940 a 1950, ¡Brindo por España!”. Debió pensar que si no toreó aquí fue por culpa de los toreros de su tiempo que le vetaron. En los años cuarenta, aparece en los ruedos una rejoneadora que causó un gran impacto en el público español. Se trata de la bella amazona peruana Conchita Cintrón, “la Diosa rubia”, como la llamaban, unía a su encanto y belleza, la destreza de su arte y simpatía, era torera completa, a cabal y a pie. En 1940 debuta en Méjico acompañada de los tres fenómenos aztecas de aquella época, “Armillita”, Liceaga y Procuna. En las temporadas del cuarenta al cuarenta y siete, torea doscientas corridas, pero su sueño era venir a España y triunfar en ella. De España se llevó un gran recuerdo ya que estaba enamorada de sus gentes, pero se fue dolida y apenada por no haber sido autorizada para torear a pie, prohibición absurda en aquél entonces, un caso similar al comentado anteriormente. Los aficionados españoles la vieron actuar pie a tierra en algunas ocasiones en Madrid y Sevilla en festejos benéficos. Personalmente tuve la dicha de verla torear en un festival que se celebró en el año cuarenta y cinco la plaza de toros carabanchelera de Vista Alegre. Pude comprobar la belleza de su toreo y el temple con capote y muleta y su habilidad en la suerte suprema. Con ella el toreo femenino alcanzó las máximas cotas, no habiendo sido igualada por ninguna de sus colegas que la han sucedido. En la década de los años sesenta, hace su presentación en España una guapa rejoneadora colombiana, Amina Asís, cuya afición al toreo a caballo comenzó en su niñez. En 1955 se presentó en Méjico y en 1961 llegó a España, donde toreó durante ocho temporadas cosechando grandes triunfos, sobre todo en la Maestranza de Sevilla y en la Monumental de Barcelona. Ocupó un lugar de privilegio entre los rejoneadores de su tiempo. A esta bella amazona se le atribuyó un romance con el gran torero de Triana Juan Belmonte, a la que le achacaron que por ello se quitó la vida. María de los Ángeles Hernández, más conocida con el sobrenombre de “Ángela”, nace en Alicante en 1946. No pudiendo actuar como torera a pie, por la legislación entonces en vigor, aprende equitación y desde 1964, actúa como rejoneadora en cosos españoles, aunque en sus salidas a ruedos franceses puede demostrar sus buenas posibilidades pie a tierra. En 1968 viaja a América hispánica, donde actúa en cosos de Méjico, Perú, Venezuela y Panamá donde consigue grandes triunfos. En 1972 comenzó un largo y laborioso proceso para anular la disposición que prohibía al toreo femenino en España, por fin en 1974, logra una Orden del Ministerio de la Gobernación por la que se promulgaba tan deseada autorización. Todo el actual toreo femenino se debe a la tenacidad 99 El planeta de los toros de esta torera. Hay que tener en cuenta que el periodo de la postguerra en España abre un enorme vacío en relación con las mujeres toreras, que duraría desde 1936 hasta el año 1974, un largo periodo de treinta ocho años. Maribel Atienzar, nacida en Albacete en 1959, hija de un empleado de aquella plaza de toros, lo que le permite asistir desde su niñez a toda clase de espectáculos taurinos que se celebran en aquél coso. En 1977 torea su primera corrida con picadores en Hellín. Después de varias temporadas toreando en España, marcha a Méjico donde el 29 de noviembre de 1981 en la plaza de Pachuca recibe la alternativa cortando tres orejas. No vuelve a torear a plazas hispanas, por lo que no confirmaría aquí su alternativa, ceremonia que tuvo lugar en plaza Santamaría de Bogotá en 1982. Es de justicia destacar que su conocimiento y formas de actuar fueron superiores a las de las toreras de aquellos años. Posiblemente se equivocó o la equivocaron al tomar la alternativa en América, lo que impidió que siguiera su carrera en su patria en los ruedos en que triunfara en su etapa novilleril. Cristina Sánchez, nace en Madrid en 1972, hija del banderillero Antonio Sánchez. Procede de la escuela de Tauromaquia de Madrid, de donde han salido grandes toreros del momento como “Joselito”, “Fundi”, Niño de la Taurina”, Javier Vázquez, Encabo, el inolvidable “Yiyo”, etc. Estoqueó su primer becerro en Torrelaguna en 1989 y en Torrejón de Ardoz vistió su primer traje de luces en 1980, debutando con picadores en Febrero del 93. En la primavera del 96, el 25 de mayo tomó la alternativa en Nimes de manos del gran Curro Romero y en presencia de José Mary Manzanares, consiguiendo un gran triunfo y saliendo en hombros. En su primera temporada como matadora de toros ha toreado sesenta y siete corridos y ha compartido cartel con casi todas las figuras del momento actual. Cristina ha marcado un hito en la historia de la Tauromaquia por varios motivos: se ha convertido en la primera mujer que confirma la alternativa en Madrid y también la primera que hace el paseíllo como matadora en las ventas en la pasada feria de San Isidro. Ha sido la primera fémina en abrir la puerta grande de las Ventas en su etapa novilleril y la primera en ser izada en hombros en la maestranza de Sevilla, todo ello a base de sacrificios que significa para una mujer abrirse paso en un planeta tan de por si complicado y machista como el de los toros. Un acontecimiento extraordinario que quiero resaltar ha tenido lugar a finales de 1997 en la plaza de toros de Badajoz, ha sido la primera alternativa que se concede en un coso español a una mujer, la malagueña Mary Paz Vega. El padrino de la ceremonia fue también otra mujer, Cristina Sánchez. Además de la actividad de la mujer en el planeta de los toros como torera de a pie o a caballo, existen otras modalidades de ejercicio profesional de la mujer en este difícil y apasionante mundo del toreo: son las de ganadera, empresaria y apoderada que actualmente están siendo desarrolladas por la mujer con gran afición y eficacia. La de ganadera, nunca fue vetada a la mujer, obviamente porque en la mayoría de los casos era un título meramente honorífico, ya que el que llevaba directamente los pormenores de la ganadería era el marido, padre o hermano. En la actualidad, entre la pléyade de 100 La mujer en el planeta de los toros mujeres que llevan las riendas en la administración de sus ganaderías de reses bravas, podemos citar a Mary Carmen Camacho, Caridad Cobaleda, Lourdes Pérez Tabernero, Dolores Aguirre y Rocío de la Cámara. En lo que respecta a la mujer como empresaria de toros, tenemos el ejemplo de María José Balañá, hija del que fue famoso empresario catalán Pedro Balañá, que junto con su hermano Pedro participan directamente en la organización de los festejos que se celebran en la plaza de toros Monumental de la ciudad Condal. Pero antes de ella hubo una empresaria de toros que se enfrentó al machismo del mundo taurino: Lola Casado. Esta decidida mujer, hermana del que fue famoso matador de toros Juan García “Mondeño”, famoso como buen torero que fue y también porque cambió el traje de luces por los hábitos. Lo apoderó con gran éxito hasta la retirada definitiva de éste. Al cortarse la coleta “Mondeño”, Lola Casado siguió en el mundo taurino pero a mayor nivel como empresaria de la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Crítica taurina. En los últimos años han proliferado y brillado algunas reporteras y entrevistadoras en la prensa taurina, tales como Sonsoles Martín, Estrella Álvarez, Carmen Peinado, etc. La primera mujer en atreverse a hacer crítica taurina de verdad fue Mariví Romero, hija del gran periodista Emilio Romero. Mariví tiene los estudios de Periodismo y de Filosofía y letras. Dado su interés y afición por el mundo taurino, su padre le dio la oportunidad de empezar a escribir de toros en el diario madrileño Pueblo, que él dirigía. A los dos años de trabajar en Pueblo, le llamaron de Televisión Española para hacer el espacio taurino en el programa Buenas Tardes que presentaba Raúl Matas. El programa tuvo un éxito rotundo entre los aficionados, pero sin saber porque, posiblemente por las envidias, un buen día, después de doce años, decidieron acabar con él, alegando que su imagen estaba gastada. Tras la desaparición de Revista de Toros, Mariví pasó al periodismo en el diario YA, donde estuvo trabajando seis años. Siguió luego como comentarista en la radio, primero en la Cope y luego en onda Cero. Como crítica hemos de reconocer que fue honesta y dura, cosa que a muchos molestó. A pesar de haber luchado mucho contra el machismo para situarse en el mundo taurino, nunca se declaró plenamente a favor de la mujer torera. Cree que la mujer puede competir con el hombre en casi todas las profesiones, pero el vestirse de luces no acaba de asumirlo. Como hemos visto, durante estos casi tres siglos de existencia del toreo femenino a caballo y a pie, la evolución del mismo ha sido muy positiva para la fiesta, habiendo pasado de aquellas fiestas públicas ridículas y extravagantes del siglo XVIII y primera mitad del XIX, a la seriedad y a la técnica con que la mujer torea desde principios del actual siglo, hasta nuestros días. He pretendido con esta charla rendirles un homenaje a las mujeres valientes que con tesón, nobleza y bravura lograron abrirse camino en este difícil y sacrificado Planeta de los Toros, así bautizado por el gran escritor taurino Antonio Díaz Cañabate. Aunque el toreo es el mismo para el hombre que para la mujer, porque el toro no distingue de sexos, las protagonistas femeninas han sido ignoradas en casi todas las grandes obras de la Historia de la tauromaquia, y cuando han sido mencionadas lo han hecho de una manera anecdótica y superficial. 101 El planeta de los toros En el presente curso, en la Escuela de Tauromaquia de Madrid, están matriculados cerca de doscientos aspirantes a torero, entre los cuales hay varias muchachas, lo cual quiere decir que la presencia de la mujer en los ruedos está garantizada para el futuro. Termino, recordando la letra del pasodoble Juanita Cruz que dice: “Torera, torera, yo quiero ser torera, como Juanita Cruz, para burlar a la fiera con mi arte andaluz”. Es muy posible que con el paso el tiempo la mujer torera deje de ser algo totalmente anecdótico, pero todo tiene su principio y su lento pero seguro desarrollo. 102 EL ENTORNO DEL PLANETA DE LOS TOROS LOS COLORES Y EL TRAJE DE TOREAR ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. U n color muy habitual en el traje de luces de los toreros es el verde y sus variedades, manzana, esperanza y esmeralda. Los toreros en general, tienen sus manías en todo lo referente al color de los trajes. Fuera del ruedo, el inolvidable torero de Boróx, Domingo Ortega, se tocaba con un sombrero verde, pero sin embargo, no tenía ningún traje de este color, porque decía que la primera vez que toreó, se vistió de verde y tuvo una cogida. Tampoco le gustaban ni el color nazareno ni el tabaco. El verde es el color de la esperanza, de la fuerza y de la longevidad, el que utilizan generalmente los toreros que empiezan y que ven en él, la puerta del éxito. Antonio Ordóñez nunca lo vistió y cuando reaparecía después de una cornada, siempre vestía el traje que llevaba la tarde de la cogida. Victoriano Valencia tampoco vestía ternos de color verde botella y tenía razones supersticiosas: su abuelo tuvo una cornada grave en Palma de Mallorca con un vestido de este color. Su tío Valencia I tuvo también varias cogidas con trajes del mismo color y, para colmo de desdichas, con un traje similar, su primo Valencia III recibió varias cornadas. Su bisabuelo El Espartero vestía de verde y oro la tarde en que lo mató Perdigón, toro de la ganadería de Miura. Para consumar la hazaña de matar doce toros el mismo día, seis por la tarde y otro seis por la noche, Antonio Bienvenida vistió un traje verde y oro, era muy aficionado a este color. La hazaña que no llegó a consumarse, tuvo lugar el día 16 de junio de 1960, fue debido a fuertes calambres que sufrió el diestro en una pierna que le impidió continuar la lidia, cuando toreaba al tercer toro de la noche. Para debutar en la Maestranza de Sevilla, Vicente Pastor lució un terno verde y oro. También el gran torero aragonés Nicanor Villalta, el primer traje de torero que se compró era del mismo color. La trágica tarde de Linares en agosto de 1947 en la que perdió la vida Manolete, Luis Miguel Dominguín vestía un traje verde y oro. El rojo es sin embargo, el color por excelencia, el más habitual en la Fiesta de los toros. Curiosamente no aparece en ningún terno con esa denominación y sí como grana y sangre. Es el más torero de los colores, el traje de los toreros valientes. Joselito lo vestía la tarde de su cogida y muerte en Talavera. El rojo es un color vinculado fundamentalmente a la vida que encarna la belleza y el ardor. Alberti decía que era el primer color de la mañana y el último del día. Ha sido el color preferido de Pepe Luis Vázquez, decía que siempre tenía un traje grana y oro, cuidándose de que no le faltara nunca. En la actualidad es muy corriente ver a los toreros vestidos de azabache. Los subalternos 105 El planeta de los toros suelen llevarlos por razones económicas, son más baratos, pero también suelen llevarlos los toreros artistas y supersticiosos. No es de extrañar por tanto, que Curro Romero y Rafael de Paula los hayan llevado con frecuencia. Como piedra negra, simboliza la protección contra los males, además de garantizar la seguridad. Esta puede ser la explicación de que Curro y Paula, tan temerosos, los llevaran con frecuencia como si se tratara de un amuleto. Madrid, 24 de enero de 2006 106 LOS TOROS Y LA MÚSICA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L a música acompaña a la Fiesta de los toros, por lo menos, desde el 19 de junio de 1681 reinando en aquel entonces en España Carlos II El Hechizado. Aquel día hubo clarines, chirimías y guitarras en la Plaza Mayor de Madrid. La poesía, la pintura, la escultura, el teatro y la música han buscado a través de los tiempos su inspiración en el toro bravo y su entorno: la corrida, sus toreros, las bellas mujeres y su festivo y, al mismo tiempo, trágico ambiente. La Fiesta de los toros es una fiesta con música. Ésta forma parte del ritual taurino, de la misma forma que el traje de luces de los lidiadores, la presidencia de la autoridad o la puntualidad del comienzo. El paseíllo se hace con música y los cambios de tercio se señalan con toques de clarín y timbales. Los clarines son sustituidos en alguna ocasión, por una o dos trompetas y a veces se prescinde de los timbales o se les sustituye por otro tipo de redoble. En algunas plazas se utilizan instrumentos tradicionales típicos de la región: chirimías, dulzainas, y gaitas como ocurre en muchas plazas del norte de España, especialmente en Bilbao. Las grandes faenas de muleta se realizan al son de la música en la mayoría de las plazas de toros. La música durante la corrida es una dimensión más del colorido de la Fiesta. Pero el tema taurino está también presente fuera de las plazas de toros, en otras manifestaciones musicales. En los escenarios, desde el café-concierto y el cabaré, pasando por la zarzuela y la revista, hasta la ópera y la orquesta sinfónica, han encontrado en el planeta de los toros un motivo de inspiración. La música propiamente taurina es aquella que está relacionada directamente con la celebración de la corrida y forma parte del ceremonial de la Fiesta. Un mayor campo ofrece la música de inspiración taurina, que se interpreta fuera de la plaza. Aquí la variedad es muy grande. De toda la música relacionada con el mundo del toro, se lleva la palma el pasodoble, nos encontramos con él, dentro y fuera de la plaza, en todas las manifestaciones musicales que se relacionan con los toros: en el folklore y en el cuplé, en el teatro lírico, en la ópera y en la partitura sinfónica, y por supuesto, en el repertorio de las bandas de música que actúan en las plazas de toros que los han difundido por todos los pueblos de España. Durante la corrida, la banda interviene al iniciarse el paseíllo, en los intermedios, y eventualmente, a petición del público para premiar la labor del espada durante las faenas de muleta de cierto lucimiento. También cuando el maestro toma los rehiletes e incluso, en honor del toro bravo como veremos más adelante. Fue Barcelona la primera población en donde sonó la música para acompañar una 107 El planeta de los toros faena de muleta. Ocurrió el trece de mayo de 1877, toreaban aquella tarde Lagartijo, Villaverde y Manuel Molina. En esta corrida, Lagartijo, torero predilecto de la afición barcelonesa, hizo tal faena de muleta que los espectadores puestos en pie y dirigiéndose a la banda municipal que dirigía el maestro Sampere, pidieron música y tocaron el primer pasodoble que ha enaltecido una faena de muleta. El pasodoble torero posee una marcada peculiaridad aunque su escritura, su compás y hasta sus figuras musicales pueden parecer los de una marcha corriente; pero sus giros melódicos y su movimiento sosegado, en relación a las marchas militares, por ejemplo, lo definen de manera inconfundible. El origen del pasodoble torero es bastante impreciso, pero sin lugar a dudas debe su nacimiento a las marchas de pífanos y tambores que acompañaban a la Corte en las corridas reales y a los toques de clarines que señalaban el cambio de suerte en la lidia. Otra de las teorías sobre el origen de esta popular pieza musical es la del maestro Delgado-Iribarren, que según él, procede originariamente de un tipo concreto de marcha militar, que debió generalizarse en España durante el siglo XVIII y del que son herederos inmediatos los pasodobles de corte militar de mediados del XIX. Fue probablemente durante la guerra de la Independencia cuando adquirió su carácter épico-nacional y cuando, tal vez a través de la guerrilla, se hizo cosa del pueblo. A lo largo del siglo XIX, ya en boca del pueblo debió ser cuando, de su primitivo carácter de canto patriótico y guerrero se fueron derivando las variantes: se hizo callejero, danzarín y torero. No se concibe que la banda de música que actúa en las plazas de toros interprete otras manifestaciones musicales que no sean pasodobles en sus intervenciones durante la lidia. Por costumbre, a los toreros de cartel o a los que aspiran a serlo se les dedica un pasodoble. El desfile de cuadrillas o paseíllo al iniciarse el festejo, es el único momento en que la intervención de la banda tiene un carácter auténticamente ritual. Durante la lidia, por lo general la música permanece en silencio, pero en el último tercio al iniciarse la faena de muleta, cuando la labor del torero es brillante y suscita el entusiasmo del público, se admite que la música suene en su honor, realzando la vistosidad de la faena. La música cesa cuando, rematad la faena de muleta, el torero se perfila para entrar a matar. Esta costumbre de acompañar con la música las faenas brillantes de los lidiadores se da prácticamente en todas las plazas de toros, excepto en la Monumental de las Ventas de Madrid donde ha sido erradicada desde hace muchos años no se sabe muy bien porqué. Tal vez por un mal entendido sentido de la seriedad de la Fiesta. Sin embargo, ha habido en Madrid, dos ocasiones por lo menos, en que se ha premiado la labor de los toreros con música. La primera fue el dos de mayo de 1890, cuando en el tercio de banderillas compitieron Lagartijo y Guerrita. La otra ocasión tuvo lugar en la corrida de retirada del toreo de Bombita, el diez y nueve de octubre de 1913. El cartel lo componían nada menos que Bombita, Rafael El Gallo, Joselíto y Regaterín. En esta ocasión la música sonó en honor de Bombita al realizar la faena de muleta a su último toro. Un acontecimiento curioso relacionado con estas intervenciones de la banda de música durante la lidia, es el que tuvo lugar en la plaza de toros de Sevilla el día quince 108 Los toros y la música de abril de 1977, en la tercera corrida de Feria, en homenaje a la bravura de un toro de la ganadería de Salvador Guardiola durante el tercio de varas. Vicente Zabala, el malogrado crítico taurino fallecido, decía en el diario ABC del mismo día que el toro tomó cinco puyazos, arrancándose el animal de lado a lado de la plaza en busca del picador. El último puyazo lo recibió con la plaza puesta en pie agitando pañuelos blancos y la música sonando en su honor, como sonoro trofeo para el bravo y noble animal. Como caso insólito diremos que en una ocasión, se ha tocado la Marcha Real en honor de un toro de la ganadería de Jerónimo Martinez, cuyo nombre era Matajacas, lidiado en Cádiz el diez de agosto de 1853 en séptimo lugar. El toro aguantó treinta y cinco varas y mató nueve caballos. El presidente de la corrida participó del júbilo del público y ordenó que la banda interpretara la Marcha Real. El toro, que para más señas llevaba la divisa de su ganadería que era roja y gualda, los colores nacionales, fue indultado en medio del delirio del público gaditano. Casi todas las figuras del toreo tienen su pasodoble escrito en su honor y homenaje, y algunos de ellos, varios. No siempre corren parejos la fama del matador y la del pasodoble. Dauder, Gallito, Vito y Angelillo son modelos del género de permanente inclusión en los repertorios taurinos y sin embargo, están dedicados a sendos espadas, ninguno de los cuales llegó a ser figura del toreo. Todo buen aficionado sabe que el pasodoble Gallito no está dedicado al gran Joselito, sino a su hermano Fernando que no llegó a tener la fama y categoría de sus hermanos José y Rafael. También se da el caso contrario de grandes lidiadores cuyos pasodobles no han alcanzado la popularidad. Este es el caso de Guerrita, Machaquito, Bombita, Belmonte, Pepe Luís Vazquez y Antonio Bienvenida. En cambio, se encuentran entre los más conocidos y famosos los dedicados a Frascuelo, Martín Agüero, Manolo Bienvenida, Domingo Ortega, Marcial Lalanda y Manolete. En estos casos, la popularidad del diestro y la del pasodoble son similares. Tenemos pasodobles de indiscutible sabor torero muy conocidos por el público que no están dedicados a ningún protagonista de la Fiesta como ocurre en el caso de España cañí del músico militar bilbilitano Pascual Marquina, así como también Pepita Creus de Perez Chovi y Amparito Roca del maestro Teixidor. Aunque los toreros son los destinatarios más frecuentes de esta composición musical taurina, hay también algunos dedicados a otros personajes relacionados con la Fiesta, como es el caso del dedicado al famoso ganadero Victorino Martín, del maestro Delgado-Iribarren, estrenado en la corrida del diez de agosto de 1975 en la plaza de toros de San Lorenzo del Escorial en la que se lidiaron toros del popular ganadero de Galapagar. El cuplé es otra de las manifestaciones musicales en el que el toro y su entorno han sido muchas veces su inspiración. Las intérpretes del género en aquellos tiempos del cuplé fueron nada menos que La Goya, La Fornarina, Carolina Otero, Paquita Escribano, La Chelito, Raquel Meller y Pastora Imperio. Del variado repertorio de estas extraordinarias artistas destacaremos tres títulos entre los más conocidos: Camino de la playa creación de La Goya, Sangre torera de Paquita Serrano y La Maja, el rey y el torero de Raquel Meller. Mención especial requiere El relicario del maestro Padilla, cumbre de popularidad universal en el mundo del cuplé que ha batido todos los records de difusión y supervivencia. 109 El planeta de los toros Otro capitulo importante de la música de inspiración taurina es el de la música teatral. Desde el estreno de Pan y toros del maestro Barbieri el veinte y dos de diciembre de 1864 hasta las últimas aportaciones de corte clásico, Alonso, Guerrero, Moreno Torroba y Sorozabal, las obras de ambiente taurino son innumerables. En el género mayor, la ópera, sobresale el caso sin precedentes de Carmen título de los más repetidos y famosos del repertorio operístico mundial. Creada por un compositor francés de primera fila, Bizet. Su ambiente es taurino y uno de los principales protagonistas es un torero famoso. Su argumento explota los tópicos andaluces del siglo XIX de la gitana hechicera, el torero de fama, el sargento celoso y los contrabandistas de Sierra Morena. El último acto se desarrolla delante de una plaza de toros, la de Sevilla y a la hora de la corrida. Como prueba palpable del interés de esta obra maestra de la música taurina, nos referiremos a la Carmen española de 1981. Se trata de una versión españolizada de la genial ópera que se representó bajo la dirección de José Tamayo en la propia plaza de la Maestranza de Sevilla en junio de 1981, con un éxito indiscutible. El Gato montés de Penella representa el esfuerzo de crear una ópera española con tema taurino que supuso la proeza de ofrecer al público una réplica de la inmortal ópera de Bizet. En la música de concierto, ha sido Joaquín Turina el creador de la obra más importante sobre tema taurino, La oración del torero estrenada en 1925, hoy constituye un título incorporado al repertorio de las orquestas sinfónicas. Merece también ser recordada la música compuesta por Cristóbal Hallfter para ilustrar el drama de Alfonso Sastre, La cornada, que fue estrenada en Madrid en 1960. Recordaremos también el éxito que tuvo Ataulfo Argenta con la Orquesta Nacional de España en los años cincuenta, interpretando partituras de los maestros Bretón y Chapí. Lo cierto es que el tema taurino ha ascendido hacia las salas de concierto y ha llegado a plasmarse en algunas obras universalmente conocidas y aplaudidas. También el público durante la lidia, aporta su contribución musical a la Fiesta. De todas las manifestaciones sonoras del público de los toros. La más clásica es el olé con que acompaña cada uno de los pases cuando estos son de calidad y que a los toreros les suena a música celestial. Los silbidos y las palmas de tango son el signo contrario de desaprobación cuando las cosas no le van bien al torero. La división de opiniones combina simultáneamente los dos signos contradictorios, cada uno aplaude o silba según su leal saber y entender; así es de contradictoria la gente española. Finalizamos como en las plazas de toros de Zaragoza y Pamplona con otra variedad musical taurina, la jota, que tradicionalmente se interpreta a la salida del último toro y que es acompañada por el público con palmas en todo Aragón y Navarra. Madrid, 9 de marzo de 2006 110 LOS TOREROS Y EL AMOR ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E n todas las épocas y con mucha frecuencia, se ha dado el romance sentimental entre un torero y una mujer del mundo del teatro o del cine. En brillo de los caireles atrae a las mujeres, como a la inversa, los hombres se sienten atraídos por la luz de los escenarios: tonadilleras, cupletistas, bailarinas, etc. Los ejemplos de Rafael el Gallo y Pastora Imperio, Rodolfo Gaona y Carmen Moragas, Bombita y la Goya, Gallito y Adelita Lulú, Antonio Márquez y Concha Piquer, Pepe Bienvenida, y Pastora Peña, Mario Cabré y Ava Gadner, Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, Juanito Belmonte y Celia Gámez, Manolo Escudero e Irene Daina, Curro Romero y Conchita Márquez Piquer, Joaquín Bernadó y María Albaicín, Paquirri e Isabel Pantoja, y más recientemente Ortega Cano y Rocío Jurado y Javier Conde y Estrella Morente lo confirman. El romance de amor de los toreros ha apasionado siempre en todas las épocas a los públicos. No quieren estos limitarse al interés artístico de estos en los ruedos, a sus éxitos o sus fracasos. Desean igualmente, conocer al torero cuando se quita el traje de luces, cuales son sus gustos y sus costumbres y sus supersticiones. El brillo de los caireles se junta al de las lentejuelas, y el idilio se ofrece entonces a las gentes como una apasionante novela viva. Hoy vamos a centrar la charla en los amores de un torero que fue el líder de la postguerra en los años cuarenta, Manuel Rodríguez “MANOLETE”, próximo ya a cumplirse el cincuenta aniversario de su trágica muerte por un toro de Miura en la plaza de Linares. ¿Cómo era de verdad el mundo amoroso de Manolete? ¿Cuáles eran sus sentimientos y sus sueños en el complejo mundo del amor? Era una persona introvertida y tímida, callado y pausado. Son pocos los que consiguen acercarse a la verdad profunda de su espíritu. Son pocos los que reciben la confidencia del torero cuando se apaga el hervor de la plaza y queda ya sólo en pié, sin el traje de luces, el hombre. Con el va, en su itinerario por los ruedos el cortejo clásico de las admiradoras y curiosas, las que quisieran tener alguna aventura con el torero entonces de moda. “Manolete” recibía muchas cartas femeninas, algunas pintorescas, que hasta él tan serio, le hacían reír. Hay un tiempo en el que los ambientes taurinos se dice que el torero cordobés anda mal de salud. El rumor se extiende y algunas cartas al diestro lo recogen. Algunas admiradoras le llegan a ofrecer su sangre al torero, pues creen que está anémico. Una de ellas está dispuesta a ofrecerle su sangre a cambio de su amor. Peor acaba la carta pidiéndole algún dinero. Otra, desde un pueblo de la provincia de 111 El planeta de los toros Huesca le dice que se ha enterado de que necesita dos litros de sangre y está dispuesta a dárselos a cambio de dos millones de pesetas. El torero lo comenta con un amigo y le dice que conteste diciendo que por ese dinero le da su sangre y la de su familia. No se le conocen en su primera época amores y amoríos, fuera de las relaciones fugaces que la popularidad y el éxito del torero traen consigo. Desfilan fugaces rostros femeninos por la vida de Manolo. Son imágenes que se desvanecen rápidamente. Como aquella farmacéutica de Sans, que escondida en un palco, le iba a ver siempre. Y aquella madrileña que hacía guardia a la puerta del hotel. Y aquella otra que le seguía por todas las plazas y le enviaba claveles. Pero él guardaba, en lo más íntimo de su recuerdo, la imagen de una muchacha cordobesa a la que quiso mucho. A nadie hablaba de ella, nadie lo sabía. Solo un par de amigos conocían aquella pasión del torero. Ella era hija de una gran familia de Córdoba. Muy bonita y elegante. El comenzaba su vida de torero, no era aún el diestro popularísimo de después. Se sentía cohibido ante ella, pero su timidez le detenía. Pasado el tiempo, al regresar a Córdoba, supo que ella, tal vez cansada de esperar, se había casado. Pero la verdadera pasión en la vida de Manolete, surge cuando triunfa definitivamente en el mundo de los toros y fuera de este en todo el ámbito nacional. Ella es Antoñita Brochalo, joven actriz cinematográfica conocida con el sobrenombre de Lupe Sino. Se conocen en 1943 en el bar Chicote, rincón muy propicio en aquella época para idilios de este tipo. El estaba acompañado por su buen amigo y compañero Gitanillo de Triana y también por Pastora Imperio. Esta con la mayor naturalidad del mundo le presentó al torero a la muchacha que tantas ganas tenía de conocerlo. En aquel momento surgió un chispazo de amor intenso que los dos tratarían de llevar en secreto. Lupe Sino antes de conocer a Manolo, cuando sólo tenía de él la imagen de las plazas de toros, había dicho que no se enamoraría de ese hombre por nada del mundo, aunque fuese el último varón sobre la tierra. Esta impresión se desmoronó pronto, cuando lo conoció más, convirtiéndose en una llama de amor. Este amor entre el torero y la artista es guardado celosamente, ni siquiera los amigos más cercanos conocen su verdadera dimensión. Los rumores entre la gente abundan e incluso se llega a decir que el torero se casa, pero él lo niega una y otra vez. Al poco tiempo, el noviazgo es descubierto por la prensa, y aunque en España ellos procuran eludir a los periodistas, se hicieron muchas fotos juntos, y en Barajas y en Lisboa no vacilaron en retratarse del brazo, camino de las Américas. El público, al comenzar la temporada taurina de 1947, se muestra muy exigente con el torero que más cobra en aquel momento. Manolete da la sensación de estar fatigado y con mucho desaliento. Deja entrever su posible retirada de los ruedos cuando finalice la temporada en octubre. El torero ha logrado en su profesión cuanto es posible desear. Es millonario y famoso en el mundo entero y enamorado profundamente. La retirada es por tanto explicable y lógica. El torero puede vivir muy bien lejos del peligro de las plazas. Siempre decía que la suerte que más le gustaba era la de las mulillas porque era la señal de que había pasado el peligro. 112 Los toreros y el amor Para esta temporada del 47, Cámara le había contratado corridas en las plazas de Pamplona, Vitoria, Gijón, Huesca, Linares y Zaragoza. Piensa torear algunas corridas más en Madrid y Valencia, no quiere pasar de cuarenta. Entre ellas, gratis, la de la Prensa y la del Montepío de la Policía. Llega el día 28 de agosto en Linares, se celebran las fiestas de San Agustín. Torean aquella tarde con el califa cordobés, Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín. Los toros pertenecen a la divisa de Miura. Cuando Manolo entra a matar al quinto de la tarde, de nombre Islero, éste le coge aparatosamente por el muslo. Todo el público se da cuenta de la gravedad de la cogida. Se le lleva a enfermería dejando un reguero de sangre, allí le hacen una primera transfusión e inmediatamente lo trasladan al hospital. Ya en el quirófano y mientras llega de Jaén la sangre universal pedida, se le hace a Manolo una nueva transfusión. Se ofrece para ello el matador de toros “Parrao”. Mientras tanto, los doctores reconocen, de nuevo, los destrozos que en el muslo causó Islero. A las once y media de la noche viendo que se le apaga la vida, Álvaro Domecq, su íntimo amigo, le lleva al capellán para confesarlo. A las cuatro de la mañana, la palidez de la muerte se adueña del afilado rostro del torero. El Dr. Jiménez Guinea, a quien ha llevado a Linares Gitanillo de Triana, llega al borde de la cama del torero, allí se encuentra también con el Dr. Tamames, avisado por Luis Miguel. Ambos coinciden: esperamos dentro de la gravedad que el herido reaccione. Manolo se queja. No siente ya las piernas. Transcurren unos minutos angustiosos. El capellán le administra los auxilios espirituales, Álvaro Domecq está a su lado. Manolete pronuncia unas palabras, serían sus últimas, no le veo Don Luis. A las cinco de la madrugada todo ha terminado, un breve estertor y el torero entrega su alma a Dios. Fuera de la habitación, entre llantos, se derrumba la novia del torero Lupe Sino, ha quien ha sorprendido la noticia de la cogida en Lanjarón. Cuando entró en el hospital se encontró con el apoderado del diestro, Cámara, y con Álvaro Domecq. Espera un poco le dijeron. Los médicos nos han aconsejado que no se exponga a emociones, está muy débil. Si él te llama, te avisaremos, pero manolo solamente se acordaba y repetía continuamente el nombre de su madre. Muerto ya el torero, Lupe Sino ve por fin a su amado ya inerte y llora desconsoladamente al ver truncada su próxima boda y su felicidad. Una vez más, los pitones de un toro habían acabado con la vida de un gran torero, como años antes ocurriera con las de “Joselito”, “Granero”, y Sánchez Mejías, y unos años después “Paquirri”. Afortunadamente, las relaciones entre torero y artista no acaban tan trágicamente con la muerte del torero, como en el caso de Manolete. El romance más reciente entre el torero Ortega Cano y Rocío Jurado, que acabó en boda, tuvo una tarde aciaga en diciembre del 94 en la plaza de toros colombiana de Cartagena de Indias, donde fue cogido gravísimamente el torero y por poco le cuesta la vida. Ortega Cano, con la ayuda de la ciencia y el amor de Rocío Superó la cogida y en las corridas de feria de esta año, en el mismo ruedo alcanzó un gran triunfo. La fiesta sigue, así como también seguirán los idilios entre los caireles y las lentejuelas, con el beneplácito de las revistas del corazón. 113 “CANITO”. VETERANO Y POPULAR FOTÓGRAFO TAURINO ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. F rancisco Cano “Canito” tiene 98 años, nació en Alicante y era hijo de un aspirante a torero, Vicente Cano, “Rejilla” en los carteles. Actualmente es el decano de los fotógrafos taurinos y sigue acudiendo a todas las plazas importantes para sacar fotografías en la puerta de cuadrillas al iniciarse el paseíllo. Su torero ha sido “Manolete” cuya muerte inmortalizó aquella tarde en Linares y cuya fotografía dio la vuelta al mundo. Para él, Manolete ha sido la máxima figura y tuvo la desgracia de verlo morir. “Aquel día de agosto de 1947, me llamó Luís Miguel Dominguin para que le acompañara a Linares porque sabía que yo conocía el toreo y sacaba las mejores fotos”. Antes que fotógrafo intentó ser torero. Le cogió la guerra en Alicante y tuvo que torear para los dos bandos. Un novillo le dio una cornada grande y como dicen los mejicanos: “Me partió la documentación”. Según él, Manolete fue un torero muy honrado, fue como Belmonte en su momento, con el cual tenía gran amistad. Belmonte tenía una personalidad enorme. Fue el torero que hizo arrimarse a todos los demás. Había uno, Joselito, que era muy técnico, pero Belmonte fue el que trajo el mejor toreo, el primero que se quedó quieto de planta y obligó a torear de cerca a los demás toreros. La foto con la que más dinero ha ganado fue la de la desgracia de Manolete. Aunque también ha vendido muchas fotos de Franco con Luís Miguel Dominguin, con Ava Gardner, Deborah Kerr, Gary Cooper, Sofía Loren,… Del toro dice que es el animal más noble del mundo, es el único animal al que se le puede engañar treinta veces seguidas. Si las personas fueran como los toros, la cosa iría de otra manera. Sobre el toreo actual dice que: “Es imposible de mejorar por su estética. El de antaño era un toreo poderoso que se basaba en someter al toro y torear a su manera. De los toreros actuales, hay un grupo que bordan el toreo, Ponce, Morante, El Juli, Castella o Manzanares, a título de ejemplo”. De los fallecidos se acuerda de Pepín Martín Vázquez y de los que toreaban con Manolete, como Ortega y Marcial. Sobre el color que mejor se deja fotografiar prefiere el blanco y negro. La sombra es más difícil de fotografiar y el sol, más fácil. El mayor disgusto que se ha llevado fue cuando le robaron los negativos de las fotos de Manolete, que se las robó un amigo que se aprovechó de su amistad, pero gracias a Dios, tenía reproducido todo su archivo. Como buen aficionado, recuerda con cariño a D. Pedro Balañá que ha sido el mejor em- 114 Francisco Cano “Canito”, el mas veterano y popular de los fotógrafos taurinos presario de toros, si viviera ahora seguramente los toros seguirían celebrándose en Cataluña. Se acuerda que una vez en Pamplona, Primo de Rivera quiso quitar los encierros y los pamploneses se manifestaron y dijeron que si los suprimían, le pegaban fuego a España, ahí quedó todo. “Canito” dice que se le ha hecho corta la vida. En su libro “Mitos de Canito” donde publicó sus mejores fotografías, se ha dado cuenta de lo mucho que ha vivido y lo rápido que ha pasado todo. Que Dios le siga ayudando y que cumpla más de cien para seguir fotografiando a los nietos de Paquirri, si llegan a ser toreros. 115 TORICANTANOS TORICANTANOS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. L a antigüedad de los matadores de toros se adquiere con la alternativa, ceremonia mediante la cual el “maestro” cedía la muerte de un toro a su más aventajado discípulo, un miembro de su cuadrilla, destacado banderillero. El acto tenía carácter de espaldarazo, recordando la usanza medieval, cuando el Señor nombraba caballero al aguerrido integrante de sus huestes para premiar su fidelidad y bizarría. En principio, la ceremonia era cosa de dos, el padrino y el novicio. A éste último el ingenio de los críticos taurinos le adjudicó el título de “Toricantano” en comparación de la ceremonia religiosa protagonizada por los sacerdotes que por primera vez cantan misa (misacantanos). En la actualidad el Toricantano y el padrino están acompañados por un tercer espada del cartel, que es el testigo. La alternativa se puede obtener en cualquiera de las plazas de la geografía taurina, si bien es preciso el confirmarla en tres sitios: La Monumental de Madrid, la de Méjico y la de Bogotá. El torero que va a tomar la alternativa o confirmarla irá destocado en señal de respeto. El Toricantano que toma o confirma la alternativa estoqueará el primer toro del festejo, recuperando seguidamente la antigüedad que le corresponde. La ceremonia consiste en la entrega por parte del padrino, el más antiguo del cartel, de los “trastos” estoque y muleta, al nuevo matador. En el siguiente toro, segundo de la tarde, se repite el acto con devolución de los “trastos”, en el que intervienen los mismos protagonistas. En aquel momento, el “Toricantano” pasa a ser ya Doctor en Tauromaquia. 119 LOS TOROS EN CATALUÑA BARCELONA Y LOS TOROS ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. R ecientemente, en uno de los plenos del Ayuntamiento de Barcelona y bajo votación secreta, su Alcalde Joan Clos y varios de sus ediles decidieron declarar a Barcelona ciudad antitaurina. Como gran aficionado que soy desde muy joven a la fiesta de los toros y dado que también soy Presidente de la Peña Taurina de la Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes, voy a tratar de demostrar que la decisión adoptada por el Ayuntamiento ha sido equivocada, ya que Cataluña tiene una historia taurina muy consolidada, y de paso defenderé a una fiesta que la considero como una de las mas cultas del mundo, basta recordar los nombres de Goya, Picasso, Dalí, Benlliure, Sebastián Miranda. Vázquez Díaz o Hemingway que fueron grandes aficionados a la Tauromaquia. El público catalán ha sido y sigue siendo un buen aficionado en general a nuestra querida fiesta nacional, los toros. He vivido en Barcelona durante diez años, desde el año cincuenta hasta el sesenta, en ella me casé y tres de mis cuatro hijos nacieron en la Ciudad Condal, por eso creo conocer a Cataluña y guardo gratos recuerdos y amigos de ese noble pueblo. Durante esos diez años acudí muchas tardes a los festejos taurinos que se celebraban en sus dos plazas de toros, La Monumental y Las Arenas, tenían lugar los domingos y los jueves con gran asistencia de público y con magníficos carteles. Barcelona descubrió al gran torero toledano Domingo Ortega y tuve la suerte de presenciar en 1953 su retirada de los ruedos con una magnífica corrida en la que actuaban Dámaso Gómez y el diestro cordobés José María Martorell, la corrida fue un éxito y todos cortaron orejas. Barcelona vivió con Chamaco un auténtico fenómeno sociológico, parecido años mas tarde al de Manuel Benítez “El Cordobés”. También fue la plaza donde más veces torearon el mítico Manolete y Carlos Arruza, también vibró con los hermanos César, Curro y Efraín Girón, los mejores toreros que ha dado Venezuela. Recientemente ha sido José Tomás el torero que más ha calado en la afición catalana. Sus once puertas grandes así lo avalan. Han sido muchos los catalanes que se han vestido de luces, matadores, banderilleros, novilleros y picadores, pero uno especialmente trascendió por su personalidad, Mario Cabré, toreo polifacético que nació en Barcelona en 1915. Cabré conquistó además de a Ava Gadner, La Maestranza de Sevilla donde tomó la alternativa, su toreo era elegante y puro. Elegante fue también otro torero catalán nacido en Santa Coloma de Gramanet en 1935, Joaquín Bernadó, que ha sido el torero catalán más internacional que ha habido. 123 El planeta de los toros Junto a Chamaco protagonizaron en la plaza de Las Arenas, uno de los momentos de pasión taurina más desbordante de Barcelona en los comienzos de los cincuenta, puedo dar fe de ello porque los ví muchas tardes. Cataluña ha dado también otros toreros importantes como Enrique Patón, y en la actualidad contamos con Serafín Marín, uno de los toreros con mayores expectativas del escalafón de matadores de toros. Este torero hizo hace pocos días el paseíllo como protesta por la decisión tomada por el Ayuntamiento con la barretina calada en sustitución de la montera, quiso poner su granito de arena. Quiero recordar también a un gran empresario taurino catalán, Don Pedro Balaña Espinós, al cual se debió el éxito alcanzado tanto artístico como económico de las dos plazas de toros, que entendió como nadie el espectáculo taurino. Gracias a este empresario, tuvieron un peso específico mayor que el del mismísimo coso madrileño de Las Ventas. Negar la tradición taurina de Barcelona es no conocer su historia. En estos momentos Pascual Maragall, Presidente de la Generalitat tiene ante si un auténtico Victorino cinqueño que lidiar, aún está a tiempo de rectificar porque de sabios es cambiar de opinión. A pesar de los muchos detractores que tiene nuestra fiesta, los verdaderos aficionados y los turistas siguen y seguirán acudiendo a las plazas de toros, con lo cual la supervivencia de la fiesta está asegurada. Ricardo de la Vega, taurófobo declarado, escribió la popular redondilla que dice así: Es una fiesta española Que viene de prole en prole Y ni el Gobierno la abole Ni habrá nadie que la abola. Madrid, 27 de abril de 2004 124 LA TAUROMAQUIA Y LA POLÍTICA EN CATALUÑA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E n esta revista, publiqué el pasado mes de junio un artículo que se titulaba “Barcelona y los toros”. El motivo de dicho artículo fue debido a que esta ciudad había sido declarada por su Alcalde Joan Clos y varios de sus ediles, ciudad antitaurina. En él, expuse razonamientos para demostrar que el público catalán ha sido y sigue siendo en general, buen aficionado a la Tauromaquia, basta recordar que Barcelona posee una plaza de toros Monumental, una de las más bellas y mejores de España y hasta hace pocos años disponía de una segunda plaza, Las Arenas. Por estos dos cosos taurinos, sobre todo en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, pasaron por ellas grandes figuras del toreo como Domingo Ortega, “Manolete”, Arruza, Pepe Luis Vázquez, los hermanos Dominguín, los “Bienvenida”, Aparicio y Litri y allí se consagraron la pareja Bernadó y Chamaco toreando mano a mano muchas tardes. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha propuesto recientemente modificar la Ley de Protección de los Animales para prohibir la celebración de espectáculos taurinos con toros que incluyen la muerte del animal, así como también las puyas y las banderillas, esto significaría la eliminación de las corridas de toros en Cataluña. La respuesta a ERC ha sido inmediata por parte de los aficionados y de muchos intelectuales catalanes como Albert Boadella director de Els Joglars, Alex Rigoda director del Teatre Lliure de Cataluña, Joan Font director del grupo Els Comediants y de Sanchez Piñol, antropólogo y autor, que han dicho que es una política oportunista y que ERC ha demostrado una ignorancia histórica al vincular el origen de la fiesta con el absolutismo de Fernando VII, cuando las corridas de toros en España tienen ya casi tres siglos. La intolerancia taurina de Carod-Rovira y demás miembros de su partido, utiliza la fiesta como instrumento al servicio de sus intereses políticos. Tal cual están las cosas, en Cataluña podrán conseguir la abolición de nuestra Fiesta Nacional, pero en el resto de España ni San Fermín, ni Santa Lidia, los santos más toreros y los buenos aficionados lo vamos a permitir. Madrid, 19 de Enero de 2005 125 EL PROBLEMA DE LOS TOROS EN CATALUÑA ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. E l público catalán ha sido y sigue siendo, buen aficionado a la tauromaquia. Basta recordar que Barcelona posee la plaza de toros Monumental, una de las más bonitas y mejores de España que fue inaugurada en 1916 y hasta hace pocos años disponía de una segunda plaza, Las Arenas. Por estos dos cosos taurinos, sobre todo en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, pasaron todos los grandes toreros de entonces, Domingo Ortega, “Manolete”, Arruza, Pepe Luis Vázquez, los hermanos Bienvenida, los Dominguín, etc., y allí se consagraron toreando mano a mano la pareja Bernadó y “Chamaco”. Cataluña ha dado también grandes toreros, recordemos al polifacético Mario Cabré, Joaquín Bernadó y Serafín Marín. La tentativa de prohibir por ley desde el Parlamento Autonómico una fiesta tan arraigada en Cataluña, me parece un tremendo disparate y una insensatez. Eliminar los toros de la cultura catalana demuestra un desconocimiento no solo de la cultura ibérica, española y portuguesa, sino de la propia cultura catalana. Si hablamos de política, basta recordar que Maciá y Companys, presidían ambos, corridas de toros en los años de la República. En cuanto a la pintura, hay que señalar a Fortuny, Miró, Dalí Tapies, a título de ejemplo. Alberti y Bergamín acudían con frecuencia a la plaza de las Ventas y Picasso y Jean Cocteau eran asiduos de la plaza francesa de Arlés. Toda la generación del 27, menos Cernuda, eran grandes aficionados a los toros. En Cataluña solo se habla de la fiesta de los toros como ejemplo de crueldad en los animales, pero nadie ataca a la caza mayor y menor, o a la fiesta genuinamente catalana que son los correbous, o a la caza del toro en otros lugares de la geografía española como Tordesillas, donde se masacra al animal. Lo que los partidos políticos catalanes antitaurinos se preocupan por los animales, es puro cuento, todo es política. Podríamos tomar ejemplo de nuestra vecina Francia, cuidando con esmero esta fiesta. Mientras en el Parlamento Catalán se discute una iniciativa que supondría el final de la fiesta en su Comunidad Autónoma, Luís Francisco Esplá en el ruedo de la Sorbona de París, da una lección magistral de amor a los toros y a la fiesta sin llevar traje de luces. Tengo la esperanza de que los políticos catalanes al final sean sensatos y que nuestra querida fiesta siga celebrándose en Cataluña como ha ocurrido siempre. La Monumental de Barcelona llegó hace ya bastantes años gracias a D. Pedro Balañá a estar a la altura de plaza de las Ventas en cantidad y calidad de los espectáculos. La llegada a la Monumental de Barcelona de José Tomás en 2007, fue una píldora que los nacionalistas antitaurinos tuvieron que tragarse, la plaza se llenó hasta la bandera; igualmente ha ocurrido en el 2009 cuando ha repetido. Luego, la afición existe y lo que 126 El problema de los toros en Cataluña se pretende es que la gente no vaya a verlos por ley. No es el sufrimiento del toro lo que preocupa a los parlamentarios catalanes, sino su vertiente española. El 18 de diciembre de 2009, fecha en la cual se ha realizado la votación en el Parlamento catalán y desgraciadamente no ha primado el respeto, la libertad y el sentido común de los parlamentarios, se ha dado luz verde para que Cataluña se quede sin corridas de toros. Este resultado negativo no alterará las conclusiones a las que llegó Ortega y Gasset, el mayor filósofo de la nación, que fue el primero en pensar sobre los toros y el que animó a José María de Cossío a escribir su famosa obra. Suya es la frase de “España no se puede entender sin los toros”. Los taurinos esperamos que durante el próximo mes de mayo de 2010, cuando el Parlamento diga su última palabra, la libertad de voto en el PSC y CiU, pueda derrotar esta desafortunada propuesta de ley. García Lorca decía: ¿ Que sería de la primavera española, de nuestra sangre y la lengua, sí dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida? Como conclusión, puede afirmarse que lo único que verdaderamente importa a los nacionalistas, es eliminar de Cataluña todo lo que huela a España. 127 CALATAYUD HABLANDO DE CALATAYUD ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL Miembro de A.E.F.L.A. Charla a los Farmacéuticos de Letras y Artes con motivo de su visita a Calatayud el día seis de Diciembre de 1995 Queridos compañeros y amigos: E n primer lugar, quiero agradeceros vuestra visita a nuestra Ciudad en nombre de los Bilbilitanos, mis paisanos. Quiero también dar las gracias a la Junta del Casino bilbilitano, especialmente a su Presidente, por habernos cedido este bonito salón, Espero que os llevareis un grato recuerdo de vuestra estancia en mi querida Ciudad. Como complemento de la visita que hemos hecho esta mañana acompañados por la Guía Turística, enseñándonos los monumentos artísticos que tenemos los bilbilitanos: Real Colegiata de Santa María, San Andrés, San Juan el Real y el Santo Sepulcro. Os voy a comentar una serie de temas que la Guía no ha explicado por estar fuera de programa. Son tres los temas: tauromaquia Bilbilitana, La Dolores y Marco Valerio Marcial, nuestro paisano más ilustre. Calatayud tiene una de las plazas de toros más hermosas de España. Fue construida en 1877, es de estilo mudéjar, tiene un ruedo de cincuenta metros de diámetro, uno de los más grandes de España, similar a la de las Ventas de Madrid y tiene una capacidad para nueve mil espectadores. Su inauguración tuvo lugar el día 9 de Septiembre de l897, siendo el primer lidiador que pisó su ruedo, el granadino Salvador Sánchez “FRASCUELO”, número uno del escalafón en aquel entonces y rival del gran “LAGARTIJO”. De segundo espada actuó Angel Pastor, lidiando ambos en un mano a mano los días 9 y 10 las dos corridas de inauguración de la plaza. Los dos toros pertenecían a la divisa de López Navarro los del primer día y Duque de Vergara los del segundo. Como anécdota os diré que los toros recibieron una media de siete puyazos y que murieron veinte caballos, doce el primer día y ocho el segundo. Desde aquella lejana fecha, han desfilado por ella todas las primeras figuras de la torería de las distintas épocas. En 1923 La plaza de Calatayud se convirtió en Universidad, pues en ella se doctoró el 9 de Septiembre JOSE MORENO conocido con el sobrenombre de “MORENITO DE ZARAGOZA”, le cedió los trastos de matar el gran Marcial Lalanda y actuó de padrino su primo primo Pablo Lalanda. En 1966 tomó también la alternativa en esta plaza Adolfo Ávila “PAQUIRO”, de CHICLANA (Cádiz), el padrino fue Joaquín Bernadó y de testigo actuó Efraín Girón el torero venezolano. 131 El planeta de los toros Domingo Ortega, toreando en el año 1931, sufrió una de las cornadas más graves de su vida torera. Calatayud ha sido también cuna de toreros, en ella nació RICARDO ANLLÓ, conocido en el mundo de los toros por “NACIONAL”. Tomó la alternativa en Madrid en 1918 de manos del gran torero azteca RODOLFO GAONA. De EL dijo el famoso crítico taurino de aquella época “DON VENTURA”, que había heredado el puesto que había dejado vacante el gran torero madrileño VICENPE PASTOR. Otro torero bilbilitano fue LISARDO MARCO SICILIA, primo mío, posiblemente mi afición a la fiesta de los toros venga de aquí. Fue novillero de postín durante las temporadas del 34 y 35. Desgraciadamente no llegó a tomar la alternativa porque murió al poco tiempo de empezar la guerra del 36. Otro torero de la tierra que aunque nacido en Zaragoza, pasó diez años en Calatayud, fue florentino Ballesteros, une de los mejores toreros que ha dado Aragón, junto al gran Nicanor Villalta y Fermín Murillo, murió víctima de una cornada en la plaza de toros de Madrid, toreando aquella tarde con el gran JOSELITO y el PAPA NEGRO fundador de la dinastía de los Bienvenida. Solamente dos víctimas, no profesionales, han contemplado los más de 117 años de existencia del Coso bilbilitano. Un peluquero de Zaragoza y un aficionado apodado Relojerito. Cambiando ahora de tercio, como decimos en la jerga taurina, os hablaré de La Dolores que ha llevado el nombre de Calatayud fuera de nuestras fronteras. En septiembre de 1934, durante las fiestas que se celebran todos los años en honor de nuestra patrona la Virgen de la Peña, se celebraron unos Juegos florales como desagravio a la mujer bilbilitana por aquello de la famosa copla que todos conocéis. Se presentaron al concurso más de mil coplas, todas ellas de gran mérito que se lo pusieron muy difícil al Jurado a la hora de conceder el premio. A título de ejemplo os voy a decir algunas: Si vas a Calatayud No busques a la Dolores Que puede que en la familia Las haya mucho peores, Si vas a Calatayud No andes pidiendo favores Que cuando te Hinchen los morros Sabrás lo que son dolores. La copla que fue premiada decía así: Si vas a Calatayud No pidas ciertos favores Las mujeres son honradas Y los hombres son muy hombres. 132 Hablando de Calatayud Según la Leyenda, el origen de la famosa copla que desacreditó a las bilbilitanas, parece ser que un pobre ciego recibió albergue gratuito una noche de invierno muy crudo en el mesón donde prestaba sus servicios como mesonera, Dolores, que así se llamaba. Como agradecimiento, el ciego le compuso la copla que iba cantando con su guitarrico por los pueblos, con la mejor de sus intenciones, Pasaron los años y seguramente ya nadie se acordaría de la mujer que propició la copla si no llega a ser porque en 1876 José Feliu y Codina viajaba de Madrid a Barcelona y al pasar por la estación de Binefar, oyó cantar a un mendigo la copla de la Dolores. Le hizo repetir la cuarteta y le dio una limosna. En esta copla se inspiró el escritor catalán para escribir el drama La Dolores. Posteriormente dio pie a que el maestro Bretón compusiera la ópera del mismo nombre que ha sido el trampolín que ha proyectado a la Dolores por todo el orbe, inmortalizando a nuestra Ciudad. Como habréis visto, La Dolores, un poco mito, leyenda y realidad, fue la herencia que Calatayud recibió del siglo XIX. Creo, que si alguien difamó a Dolores, no fie la copla, que fueron las lenguas viperinas de quien a través de los tiempos emplea con ánimo ofensivo. Lo verdaderamente penoso y triste para los bilbilitanos es que nuestra querida Ciudad, sea más conocida por la Dolores que por sus muchas riquezas históricas que posee como habéis podido apreciar esta mañana. Os voy hablar ahora aunque brevemente, de nuestro paisano Mas ilustre: Marco Valerio Marcial. Marcial, nace en Bilbilis el año cuarenta de nuestra era en las calendas de Marzo, por eso recibió el nombre de Marcial. La primera enseñanza la hizo en su pueblo natal y posteriormente completó su formación en Tarragona. Teniendo veinticuatro años se fue a Roma en busca de fortuna. El año ochenta, ultimo de vida del Emperador Tito, se inauguró el Coliseo y con este motivo Marcial compuso treinta epigramas exponiendo lo episodios de aquellas pomposas fiestas. Este fue el principio de su fama, llegó a escribir hasta doce libros de este género literario, siendo en aquella época el escritor de moda de Roma. Se distinguió por su sátira, muchas veces procaz, que no respetaba a nadie, ni se detenía ante nada, derrochando un gran ingenio. A los treinta y cuatro años de vivir en Roma, sintiendo envejecer y con una situación económica poco boyante, decide volver a España con la ayuda que le prestó su gran amigo y también excelente poeta Plinio el Joven. Una vez en Bilbilis, Marcial se encontró, además de la belleza del paisaje, que había también algo menos lindo, “el paisanaje”. Marcial se encontraba fuera de su elemento y a los tres años de su venida de Roma, expresa así su desencanto y arrepentimiento: 133 El planeta de los toros – “Lo que dejé por hastío, ahora le deseo”. Marcial muere a los sesenta y cinco años a principios del siglo II, añorando la intelectualidad romana, que había sido el marco de sus éxitos de escritor. Marcial reflejó de una manera extraordinaria la vida de la Roma Imperial, con los detalles más exactos de la vida callejera. No respetaba ni a los muertos. Cuando se metía con los vivos procuraba cambiar los nombres, pero dejaba suficientes indicios para identificarlos. Sin embargo, en el fondo era sensible, le gustaba el campo y se complacía en la amistad. Además de Marcial, Calatayud ha sido cuna de numerosas personalidades de las artes, las letras, la música, la ciencia y la milicia. Citaremos algunos de los más relevantes: • San Iñigo, patrón de la ciudad, nacido durante la dominación árabe, fue Abad del Monasterio de Oña. De su santidad, hablan los cuantiosos milagros obrados por él en tiempos calamitosos. • Baltasar Gracián, que aunque naciera en Belmonte de Calatayud, gustaba de que le llamaran bilbilitano, pues en aquel entonces dábase el nombre de bilbilitano, no solamente a los naturales de Calatayud si no que también a los nacidos en los pueblos de nuestra Comunidad. • El Barón de Warsage, ilustre militar hijo de padre belga y madre bilbilitana, era Mariscal de Campo, jefe del estado mayor del ejército de Aragón, murió defendiendo el puente de piedra en Zaragata en 1808. • Don Vicente da la Fuente, historiador de Calatayud, fue catedrático de la Universidad de Salamanca y después de la de Madrid. • Emilio Jimeno Gil, uno de los más insignes Químicos de éste siglo, Catedrático de química Inorgánica y Rector de la Universidad de Barcelona, posteriormente fue catedrático de Madrid y fundador del Laboratorio de Metalurgia. Premio Francisco Franco de Investigación. • Gualberto Bermúdez, ilustre jurista, presidente de sala del tribunal Supremo. • José Muñoz Román, autor de comedias musicales y muy conocido sobre todo por dos de ellas, Las Leandras y Cinco minutos nada menos. • Pascual Marquina, músico militar, autor coronado como el Rey del paso doble por la cantidad y calidad de las mismos, sobre todo, España Cañí y Cielo andaluz. • Fausto Navarro Azpeitia, Juez y notario de Barcelona primero y luego de Madrid. A este bilbilitano le guardo un afecto y cariño muy especial, ya qué en una de sus muchas visitas a su pueblo, hace ya mucho tiempo, conocí a una de sus hijas y pasado el tiempo me casé con ella. 134 Hablando de Calatayud Para terminar, os diré que también podemos considerar bilbilitano aunque naciera en Valencia, el moro Aben Jot, ya que desterrado de ella se asentó en Calatayud en el siglo XII. Parece ser que a él se debe el origen de la Jota. Desde la ciudad del Turia a la orilla del Jalón vino cantando la jota el desterrado Aben Jot. 135 Planeta toros_Maquetación 1 14/02/11 11:53 Página 128