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Xitnena Ortúzar
Fortín
Mapocho
Prensa que golea
al dIctador chileno
Michael Irwin
El goleador
La .multitud ruge cuando aparecemos
pero yo me abstraigo. Estoy
registrando las cosas inmediatamente:
el cielo está gris sobre el estadio y
hay un viento que agita las banderas;
la delgada capa de césped se ha
secado bien después de la lluvia en la
Que e taro
madrugada.
Núm. 1328. México, D.F.
17 de Septiembre de 1987.
El 11 de serpiente
y el cancionero popular
la cultura en
M
leo
en a culfura
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Braceros chinos y racismo" :,.'. _:~
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El movimiento antichino en
Sonora (1880-1934)
Jorge Gómez Izquierdo
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. -
VICENTE LEÑERO: LOS PASOS DE JORGE (cuarta
y última parte)
.. . .
~
.
LOS PASOS
DE JORGE
(Ibargüengoitia, Usigli y el teatro)
Cuarta y última parte
VICENTE LEÑERO
Un crítico implacable
ntre 1961 y 1964, cuando empezaba
a declinar su entusiasmo teatral,
luego de diez años de ilusiones sin haber alcanzado jamás un gran éxito en
_ escena -como lo había logrado en
cambio, y hasta varias veces, sus compañeros
Carballido, Magaña, Mendoza, Luisa
Josefina... - Jorge Ibargüengoitia se dedicó
mensualmente a la crítica teatral en la Revista de
la Universidad de México que dirigía Jaime
Carcía Terrés. La Revista de la Universidad de
México y los suplementos de Fernando Benítez
-México en la cultura de Novedades, primero, y
La cultura en México de Siempre! después- eran
por esas fechas los órganos culturales más fuertes
de México: emporios de una élite -de un grupo
importante de intelectuales no en balde acusados
de mafiosos- que se proponía a sí misma como
rectora de la vida intelectual del país. Ibargüengoitia tenía la suerte de estar dentro y gracias a
ello, no obstante la ausencia de éxitos tangibles,
gozaba del fuero y de la impunidad de todo el
grupo; es decir: tenía tribuna propia y la posibilidad de espetar, desde ella, opiniones 'que
merecían ser tomadas como dogmas de la inteligencia nacional.
La incursión de Ibargüengoitia en el campo de
la crítica fue recibida bajo sospecha por los profesionales del teatro con quienes el guanajuatense
nunca logró establecer comunicación. Decía:
E
Tengo facilidad para el diálogo, pero incapacidad para establecerlo con gente de teatro 77.
En la revista, heredaba el espacio que habían
ocupado Francisco Monterde, Juan Ibáñez, José
Luis Ibáñez y Juan Carda Ponce, pero él
aparecía con la espada desenvainada: dispuesto a
desmitificar valores del teatro mexicano y a
introducir la sátira como forma de comentario.
Antonio Magaña Esquivel dijo del guanajuatense
que era un crítico "chistoso, mordaz, siempre
dispuesto a desahogos" 78, mientras sus colegas
recibían, mes a mes, una buena andanda de burlas más que de palos.
A la muerte de Ibargüengoita, Armando Ponce
reunió algunos de los comentarios más hirientes
que profirió en esa época el escritor metido a
crítico. Vale la pena consignar algunos párrafos: 79
Sobre Federico Schoeder Inclán, por Hoy invita la Güero:
Hay personas que piensan que la farsa es
36
una comedia escrita por un tónto: No es verdad. En este caso, por ejemplo, el personaje
de Santa-Anna no es una caricatura torpe.
No es cierto que Inclán haya querido hacer
una comedia que le salió farsa. Quién sabe
qué haya querido hacer, pero le salió una
farsa muy mala. Lo que no entiendo es por
qué el Departamento Central no se da cuenta de que ese Santa-Anna sí es un insulto a la
dignidad nacional, porque un país que eligió presidente no sé cuántas veces a un señor
así, se merece... pues no sé... se merece una
obra como la de Inclán, probablemente 80 •
Sobre Luis C. Basurto, por Escandalo de la verdad:
"¡Cuánta soledad I ¡Cuánto silencio'" Dice
uno de los personajes del Escándalo de la
verdad después de tres horas de hablar sin
descanso, "todas las palabras maravillosas
que no hemos pronunciado... etcétera". TELON FINAL. ¿Será irónico esto? ¿Será Basurto capaz de hacer conscientemente un comentario tan certero de su obra? ¿Habrá estado durante seis o siete años tomándole el
pelo a todo México "hablándole en necio"?,
¿o se trata de un caso único de inocencia
bien recompensada? 81.
Sobre Wilberto Cantón, por Tan cerca del cielo,
una obra sobre Carlota y Maximiliano:
Este episodio, que desde 1930 ha venido
siendo la tentación de los dramaturgos mexicanos, fue tratado de una manera... no definitiva, porque ningún hecho histórico puede
tratarse definitivamente, pero sí respetable,
Por Rodolfo Usigli en 1943. Dieciocho años
después Wilberto Cantón presenta una obra
que, siguiendo los pasos de Corona de
sombra, no sóJo "no dice nada nuevo" (como
hizo notar el comentarista don Armando de
Maria y Campos), sino que no dice absolutamente nada 82.
Sobre Emilio Caraballido, por su Teseo:
Carballido se remontó a la antigüedad clásica para volver a contarnos el mito de Rosalba y los Llaveros. En este caso, Rosalba (Teseo), mata a Lázaro (Minotauro), en vez de
conquistarlo y aleccionarlo. Rosalba es el
personaje amante del aire puro, que abre las
ventanas y arranca las costras de las heridas,
sin importarle que haya dos o tres personas
que mueran de pulmonía o de dolor; Lázaro
es el mal informado que vive prisionero en
un laberinto de estupidez familiar. Este paralelo no puede llevarse muy lejos, porque
de repente resulta confuso. Por ejemplo, son
las hermanas del Minotauro las que hablan
como Rosalba, es decir, no como mujeres
modernas, sino como alumnas de Filosofía y
Letras: "Cuando miraste mi vientre, noté en
tus ojos un deseo de sumergirte en él, no como un amante, sino como un niño", o una
frase equivalente. Teseo, por su parte, es
más homme de monde que Rosalba, pues
cuando Ariadna le pregunta si hizo el amor
con sus compañeras de viaje, le contesta:
"Las poseí a las siete", y le explica por qué lo
hizo con razones muy convincentes 83.
Sobre Salvador Novo, por su Cuauhtémoc, dice:
que el texto está escrito por una persona
muy inteligente, muy bien enterada y que
no tenía ganas de escribir una obra en esos
momentos (... ) Cuando Salvador Novo d!ce
que Cuauhtémoc no ha muerto, quiere decir, probablemente, que el indio sigue siendo esclavo, que es precisamente 10 que nunca fue Cuauhtémoc. El tuvo esclavos, y si le
hubieran dado tiempo, hubiera sido un déspota como todos sus parientes, pero tuvo la
buena suerte de que lo derrotaron joven, de
que le quemaron los pies y lo dejaron inútil
para cualquier trabajo, y que luego lo colgaron, pasándolo de esta manera a la historia
como un héroe impoluto. En cambio, los demás indios, que eran sus esclavos, siguieron
siéndolo de los españoles y ahora "de las clases opresoras". Entonces, ¿cuál Cuauhtémoc
no ha muerto? 84 •
En su repaso mensual, Ibargüengoitia sólo deja a
salvo a su maestro Rodolfo Usigli. Seguramente
no se reponía aún de la carta de 1957 que le
destruyó las Esfinges y las ilusiones, pero conservaba intacto el respeto al preceptor. Cuando en
el ambiente teatral salía a relucir el nombre de
Usigli, Ibargüengoitia lo citaba para defeaderlo.
Así hablaba de El gesticulador, por ejemplo, a
raíz de un montaje fallido en el Teatro del Bosque, a principios de 1961:
La obra está escrita con un cariño, con un
oficio, y con una economía de medios, que
ha resistido los años extraordinariamente
bien, lo que resulta más meritorio si se tiene
en cuenta que fue escrita en una época cuya
producción dramática mundial se ha ido a la
basura casi en su totalidad, lo que puede
comprobarse fácilmente recurriendo a Le
XOCHIPOXTLI: Ya en Teloyucan, en
Apan y Actopan,
en Ixmiquilpan y Hueyapan tocan
el teponartle, el xoxotle y el poxtle,
la chirimía y el chichucaxtle,
como lo ordenaste.
CACAMA: Repito:
Blanda el guerrero la macana con gana
porque yo, Cacama,
lo ordeno.
(Xochopoxtli escudriña el horizonte.)
Petite llustration. Con todo, la actualidad
más importante del Gesticulador consiste en
ser uno de esos rarísimos casos en que alguien ha dicho en México una verdad política sin bis';tel• •
y concluía afirmando, de una vez por todas, que
ésa era '1a obra más importante que se ha escrito
en México".
La invulnerabilidad de Usigli a los sarcasmos
de Ibargüengoitia sólo se mantuvo hasta septiembre de 1961. Por aquellas semanas el afamado dramaturgo regresó a México procedente de
Líbano -donde continuaba fungiendo como ministro plenipotenciario del gobierno para asistir
al estreno de Corona de juego. La obra, según
Usigli. era "un primer esquema para una tragedia anti-histórica americana"; trataba sobre
Cuauhtémoc y estaba escrita en verso. Dirigida
por Ignacio Retes, con escenografía de Julio
Prieto y un reparto en el que Antonio Medellin
era Cuauhtémoc; José Gálvez, Hemán Cortés; y
Héctor Andremar, Bemal Díaz del Castillo. la
obra se estrenó el 13 septiembre en el Teatro Independencia -teatro que se estrenaba también- como un enorme acontecimiento teatral.
La gran expectación no fue mayor que el sonoro
fracaso que sufrió Usigli, quizá el más doloroso
de su carrera. Como siempre, el dramaturgo lo
trató de atemperar escribiendo luego unas largas
Notas a manera de ensayo, sobre el porqué y el
cómo de "ese intento de búsqueda o de experimento para tratar de trasponer al teatro mexicano el género trágico en la forma canónica de Grecia".
Aclaró, sereno:
Si publico las notas es sólo porque en varias
críticas que he leído se me acusa -y no
siempre entre líneas- de la comisión de un
fraude contra el teatro. ¿Qué importa esto
ni nada -se dirá- en un momento en el
que se tambalea y amenaza desaparecer el
mundo que habitamos? Mientras exista, a
mí me importa sólo, y por eso lo tomo públicamente, el partido del hombre, el partido
de México, el partido del creador, el partido
de Cuauhtémoc, el partido del teatro. Y
también me importa que mis hijos sepan que
su padre podrá ser un dramaturgo fracasado
como tantos otros. pero que no es un estafador, ni un improvisado ni un falsificador 86.
Al ataque masivo de críticas que recibió Usigli
por Corona de fuego se sumó Ibargüengoitia. Pero las impugnaciones del discípulo no fueron motivadas por la vulnerabilidad de la obra sino más
bien por la actitud que había mostrado Usigli a
su llegada a México al ser entrevistado por Elena
Poniatowska.
En un doble texto aparecido en México en la
cultura el 17 de noviembre de 1961, Ibargüengoitia documentó lo que sería su rompimiento
definitivo con Rodollo Usigli:
SUBLIME ALARIDO DEL EX ALUMNO
HERIDO
Después de tomar clase de Teoría y Composión Dramáticas con Usigli durante tres
años, de ser dizque su discípulo dilecto, y lo
que es peor, de mencionarlo diecisiete veces
en mi charla de la Casa del Lago, abro el
México en la Cultura del domingo y me encuentro con el siguiente párrafo:
"LA ENTREVISTADORA: ¿Y los autores
mexicanos, maestro?
"USIGLI: Me sigue pareciendo Luisa Josefina Hemández la más seriamente entregada. Hay otro muchacho, Raúl Moncada,
en provincia, que trabaja con un Cuauhtémoco De los demás no puedo hablar porque
no los conozco. De Carballido no he visto
nada nuevo. Leí lo de Sánchez Mayans,
"Las alas del pez". y me parece un
muchacho que tiene muchas posibilidades" .
¿Por qué no me menciona a mí? Yo también quiero estar en la constelación. Quiero
ser santo y estar en el calendario. No es posible que se le haya olvidado que existo. porque el otro día estuvimos tomando copas en
el Bamer. Es verdad que no estoy tan seriamente entregado como Luisa Josefina, ni
tengo tailtas posibilidades como Sánchez
Maya..'lS, pero si habl~ de Moncada porque
está trabajando en un Cuauhtémoc. yo tengo derecho a que hable de mí porque estoy
trabajando en una obra que voy a tener el
gusto de insertar a continuación para que
conste que se me ha hecho una injusticia.
Se intitula:
NO TE ACHlCOPALES CACAMA
Tragedia del Anáhuac en verso libre, por
Jorge Ibargüengoitia.
Personajes: Cacama, Xochipoxtli, Cortés,
Marina, Bernal Díaz del C~o.
CACAMA: Suene el teponaxtle, el xoxotle. y
el poxtle,
la chirimía y el chichicaxtle;
blanda el guerrero la macana con gana,
porque yo, Cacama,
lo ordeno.
XOCHIPOXTLI: Ya vienen los tlaxcaltecas,
los cholultecas y huehuetocas
los chichimecas de Chi~híndaro.
famosos por sus dulces aguas.
y los de Zacatlán de las Manzanas
preñadas;
y vienen también los mecos y los texcocanos
porque al fin y al caho
todos son buenos mexicanos.
CACAMA: Repito:
Blanda el guerrero la macana con gana
por que yo, Cacama
lo ordeno
(Entran cuarenta guerreros en escena, con
sus familias.)
XOCHIPOXTLI (levantando los ojos al cielo):
Huichilopoxtli, en esta noche de Teteme
coc,
danos la fuerza de Huizachaztle.
la rapidez del pachixtle,
y el valor del huaxtle,
para vencer al capitán
Malinche.
(Entran los españoles con caballería y artillería. Derrotan a los indíos y hacen prisioneros a Cacama y a Xochipoxtli. Entran
Cortés, Marina y Bernal Díaz del Castillo.)
BERNAL DIAZ: Bajo los soportales de esta
plaza
ha tres siglos hubiera paseado
con la altivez bizarra de mi raza
y mis fanfarronerías de soldado.
CORTES: Soy Cortés, pero valiente.
MARINA (aparte): En mi sexo re funden dos
mundos.
.
CACAMA: Tu prisionero soy, Malinche,
Aztlán está a tus pies,
mátame de una vez
CORTES (a sus soldados).: Mátenlo de una
vez.
(Los soldados se disponen a obedecer. Bernal Díaz IQS detiene con un ademán.)
BERNAL DIAZ (a Cacama): Joven venturoso
no mueras rencoroso,
sino gozoso,
porque escribiré una crónica
y te mencionaré en ella
favorablemente.
CACAMA: Gracias, Tonathiú.
MARINA (aparte): Me siento embarazada,
creo que daré a luz
al México del futuro.
CORTES (a sus soldados indicando a Cacama): Cuélguenlo.
(Los soldados obedecen.)
CACAMA: ¡México, creo en ti! (1) (Muere.)
(1) Si la pieza la montan en el Seguro Social.
se puede agregar: "Yen tus escenógrafos" .
J1
XOCHIPOXTLI: Llore el ahuehuete, el
guaje,
el cazahuate y el zapote
el dulce fruto.
Vomiten el Popocatepetl y
El Citlatepetl
de blanca nieve.
Todo está perdido
para Aztlán.
BERNAL DIAZ: Les daremos una lengua
sonora
para comunicarse con Guatemala
a toda hora.
y por mi crónica,
todo el mundo sabrá quién es
Don Hernando de Cortés.
(El cielo se torna violeta. Cortés se estremece. Marina da a luz. Los indios, bajo la dirección de Xochipoxtli danzan alrededor del
recién nacido, mientras cae lento el... TELON).
¿Verdad que es una injusticia que Usigli no
haya hablado de mí en su entrevista con Elena Poniatowska? 87.
A raíz de la muerte de Usigli en 1979, dieciocho
años después de escritos estos textos en los que resentimiento y burla integran la diatriba, IbargUengoitia recordó el episodio y concluyó con estas frases su epitafio al maestro y a la relación:
Nada de lo que he escrito ha sido tan venenoso ni nada ha tenido tanto éxito.
Pasó el tiempo. Volví a encontrar a Usigli
en la Embajada de México en Buenos Aires,
en 1974. Nos saludamos afectuosamente pero era evidente que ya no teníamos de qué
hablar. Ahora él está muerto y yo estoy tratando de recordarlo 88 •
Ultimo acto
Una vez asesinado el padre literario, Ibargiiengoitia ya no tuvo freno que le impidiera arrojar a
diestra y siniestra el ácido de su crítica. Ni siquiera se detuvo ante Alfonso Reyes, quien para
la élite comandada por Benítez y García Terrés
era poco menos que el dios de la intelectualidad
mexicana.
Pues hasta de Alfonso Reyes se atrevió a reir
Ibarguengoitia en junio de 1964, en ocasión de
un ~pectáculo preparado por Juan José Gurrola
en la Casa del Lago sobre dos textos del ensayista
regiomontano. La crítica llevaba como título El
Landrú degeneradón de AIJonso Reyes 89 y representó un duchazo helado para quienes no sólo incensaban de continuo al Reyes muerto apenas
cinco años antes, sino que consideraban la Casa
38 .
del Lago como un templo y a Juan José Gurrola
como su sumo sacerdote. Frente al entusiasmo y a
las fanfarrias que desencadenó Landrú, IbargUengoitia arrojó su nota discordante:
El espectáculo de la Casa del Lago está formado por dos obras: La mano del ro~::zr.·
dante Aranda y Landrú. La primera es una
obra extraordinaria, que podría llamarse
Cómo matar de tedio en ocho páginas, escrita por un señor (Alfonso Reyes) que no tenía
nada qué decir y que estaba empeñado en
escribir ocho páginas. Al final del cuento, el
protagonista, que es la mano del comandante Aranda, descubre que después de todo, la
mano ha sido pretexto literario infinidad de
veces y decide suicidarse, que fue lo que debieron hacer las ocho cuartillas de Alfonso
Reyes, desgraciadamente no lo hicieron y se
las tiene uno que soplar para fin de ver
Landrú, dichas lo mejor posible por Claudio
Obregón y Marta Verduzco, que tratan de
hacer parecer ingenioso un texto que es de
una estupidez y una densidad verdaderamente lamentables. El público de la Casa
del Lago se ríe cuando se lo mandan, que es
cada vez que la mano hace un signo procaz.
Esto es más lamentable todavía que la obra,
porque ocho cuartillas malas cualquiera las
escribe, pero que el público no tenga alientos para protestar ante un fraude, es signo
nefasto del tiempo y de la sociedad en que
vivimos. 89
La crítica causó escándalo desde antes de su
publicación. Para el director García Terrés, leer
que un texto de Alfonso Reyes era calificau" .:"
"una estupidez y una densidad verdaderamente
lamentables" resultaba un agravio tanto más
sorpresivo e insoportable cuanto que provenía de
un miembro de la misma pléyade que supuestamente veneraba a Reyes por unanimidad. Imposible censurar la crítica, pero imposible publicarla intacta, sin contradicción alguna.
No se sabe si a Jaime García Terrés se le
ocurrió llamar a Carlos Monsiváis, o si fue el propio Monsiváis quien espontáneamente escribió y
llevó a la Revista de la Universidad de México un
artículo para defender a Alfonso Reyes y regañar
a Ibargiiengoitia. Sea cual haya sido el origen, el
caso fue que en el mismo número en que apareció, como todos los meses, la crítica teatral de
IbargOengoitia, se incluyó el texto de Monsiváis
titulado Landrú o crítica de la crítica humorística o cómo iniciar una polémica sin previo
aviso 90.
Pese a sus años y a su naciente fama de cronista
festivo, Monsiváis empezó su artículo con solemnidad de académico:
A propósito de un gran experimento de la
Casa del Lago: Landrú -dirección de Juan
José Gurrola y música de Rafael Elízondo-, Jorge IbargOengoitia intenta demoler
la validez literaria de dos textos de Alfonso
Reyes. Y a propósito de Jorge IbargUengoitia, intentaré, a la vez que señalo mi radical discrepancia con sus opiniones, atisbar
algunos de los escollos más evidentes de la
crítica en México.
Según Monsiváis, su largo artículo trataba de
promover no la defensa de quien ("primer
hombre de letras en Hispanoamérica") por sí
solo establece su categoría, sino el recuento
de los daños que nos causa la crítica o reseña
impresionista. Porque es muy peligroso que
lo pintoresco haga las veces del razonamiento y que se pueda, en nombre del sentido del
humor, legalizar la arbitrariedad. Desde
luego, fundándose en impresiones -muy
eficaces algunas-, en honestidad implacable y en chistes de la mejor ley, se pueden
obtener notas convincentes y divertidas. Pero estaremos frente a una nueva exaltación
del sofisma. Se parte de un chantaje cultural: "el ingenio es elogiable", y se concluye:
"luego, el ingenio es verdadero". Y de allí a
convertir cada artículo en picota, linchamiento o perdón, sólo hay un paso.
En tono siempre inquisidor, Monsiváis remataba:
Creo que JI, al atender a la obra de Reyes y
juzgarla como el relato sobre "un señor mediocre y vagamente degeneradón", cayó en
la trampa de su facilidad humorística: es
muy gracioso, pero apartado de un análisis
coherente (... ) Con chistes se puede alejar al
lector del desarrollo .lógico de un punto de
vista (... ) y si se relee La mano del comllndante Aranda uno puede, en este desafío de
criterio, decir que Ibargiiengoitia sencillamente no entendió el texto. Porque es difícil
resumir las aventuras de una mano -como
tema y como símbolo contemporáneoscon la riqueza idiomática, la maestría, la
erudición sonriente, el humor puro, la cultura afable de don Alfonso. o hay ni por
asomo, "estupidez y densidad". Y aquí ni siquiera solicito credulidad para mis afirmaciones.
IbargUengoitia no cayó en la provocación. Lastimado al leerse refutado en su propia publicación
yen la propia materia de su especialidad, respondió al mes siguiente renunciando a la crítica de
teatro que había escrito durante más de tr años
en la Revista de la Universidad. Su última nota e
llamó Oración fúnebre en honor de Jorge [bargiJengoítia. Empezaba así: 91
Escribo este artículo no más para que no digan que me retiré de la crítica porque Monsiváis me puso como Dios al perico (ver el
número de junio de esta revista) o porque
me corrieron de aquí por mal crítico. No me
voy ni arrepentido, ni cesante, ni, mucho
menos, a leer las obras completas de Alfonso
Reyes. Me voy porque ya me cansé de tener
que ir al teatro (actividad que he llegado a
detestar), escribir articulos de seis páginas y
entregarlos el día veinte de cada mes. Los
artículos que escribí, buenos o malos, son los
únicos que puedo escribir. Si son ingeniosos
(ver Monsiváis, loc. cit.) es porque tengo ingenio, si son arbitrarios es porque soy arbitrario, y si son humorísticos es porque así
veo las cosas, que esto no es virtud ni defecto, sino peculiaridad. Ni modo. Quien creyó
que todo lo que dije fue en serio, es un cándido, y quien creyó que todo fue en broma
es un imbécil.
Antes de hacer- algún comentario a lo que
dijo Monsiváis, quiero advertirle al mismo
que no habrá la polémica que creyó iniciar
"sin previo aviso", porque si él quiere que la
crítica se haga "(partiendo) ... de un respeto
elemental hacia lo que se juzga, para concluir por un proceso orgánico en la pérdida o
en el enriquecimiento de ese respeton, que 10
haga él, porque para mí, el respeto mismo
debe tener una base orgánica y en general
puedo decir que respeto mucho más al teatro
que a las obras que se montan en él y, en
particular, que respeto mucho más a
LandfÚ que a Alfonso Reyes.
Y luego de dos o tres cuartillas más sobre el derecho a ejercer la critica como mejor le parezca a
cada crítico, Ibargüengoitia remataba:
El caso es que decir que Alfonso Reyes escribió dos obras malas (una de las cuales, por
cierto, él no se atrevió a publicar) sigue siendo aquí un pecado tan grande "corno si" alguien dijera, hace cincuenta años, que Angela Peralta cantaba muy feo, o hace veinticinco que Francisco Sarabia era un mal piloto. Así que: ¡Viva Méxicol ¡Gloria a los héroes que nos dieron libertadl
EfectivlllIlente, Ibargüengoitia se retiró para
siempre de la crítica teatral y del teatro. Después
de El atentado no volvió a escribir una obra y toda su energía, toda la chispa de su cáustico humorismo aprendido en el camino de los frentazos, las orientó a la narrativa. Empezó en 1964
con Los relámpagos de agosto, y entre esa fecha y
1983 había publicado ocho libros: uno de cuentos
(La ley de Herodes, 1967), otro de artículos recopilados (Via;es por la América ignota, 1972) y los
demás, novelas: Los relámpagos de agosto (premio Casa de las Américas 1964), Maten al león
(1967), Estas ruinas que ves (Premio Novela México 1974), Las muertos (1977), Dos crímenes
(1979) y Los pasos de López (1981) 92.
El salto del teatro a la narrativa desde que escribió Los relámpagos de agosto fue enormemente fortuito para Jorge Ibargiiengoitia. El mismo
lo dijo:
El éxito de Los relámpagos ha sido más prolongado que estruendoso. No me permitió
ganar dinerales pero cambió mi vida, porque me hizo comprender que el medio de camunicación adecuado para un hombre insociable como yo es la prosa narrati"::l: ~o
tiene uno que convencer a actores ni a
empresarios, se llega directo al lector, sin intermediarios, en silencio, por medio de hojas escritas que el otro lee cuando quiere, caroo quiere, de un tirÓD o en ratitos y si no
quiere no las lee, sin ofender a nadie -en el
comercio de libros no hay nada compaTable
a los ronquidos en la noche de estreno 93.
En 1979, al echar la vista hacia atrás sobre el
dramaturgo que había querido ser en aquel tiempo, cuando ingresó en la dase de Teoría y Composición Dramática de Rodolfo Usigli, Ibargiiengoitia trazó el siguiente dIbujo de sí mismo:
En el rostro del autor se notan las huellas del
tiempo: ha .engQr<iado, ha encanecido, tiene
papada, pero vive feliz. NQ tiene deudas ni
se siente olvidado ni es desconocido y, sobre
todo, no es dramaturgo. Hace diecisiete
años descubrió que aunque puede escribir
obras de teatro con relativa facilidad, su carácter no se presta para tratar con gente de
teatro: ni entiende lo que ellos dicen ni ellos
entienden lo que él les quiere decir. Por eso
dejó el teatro por la novela y no se ha arrepentido ni un instante de haber hecho el
cambio 94.
Cuando Jorge Ibargüengoitia murió, el 27 de noviembre de 1983 en un accidente aéreo en el
aeropuerto de Barajas, vivía en Europa felizmente casado con Joy Laville y estaba escribiendo
una novela: Los amigos.
(77) Jorge lbargüengoitia dice de sí mismo. Op. Cit.
(78) Antonio Magaña Esquivel: Medio siglo de teatro
mexicano. Opus. cit. Pág. 151.
(79) Sobre la reoopilación de citas, ver: Armando Pon-
(80)
(81)
(82)
(83)
(84)
(&5)
(86)
(87)
(88)
(89)
(90)
(91)
(92)
(93)
(94)
ce: Ibargüerlgoitia: un crltiaJ teatral exigente,
mordaz, implacable, en Proceso No. 370, 5 de diciembre de 1983. Págs. 50 Y 51.
Jorge Ibargilengoitia: Teatro. Todos somos cándidos, en Revista de la Universidad de México. V~
lumen XVII. No. 4. Diciembre de 1962. Pág. 28.
Jorge Ibargilengoitia: Teatro. Miércoles de ceniza, ¿jueves de qué? Opus cit. Pág. 27.
Jorge Ibargiiengoitia: Teatro. Otra vez Max, en
Revista de la Universidad de México. Volumen
XV. No. 12. Agosto de 1961. Pág. 27.
Jorge Ibargiiengoitia: Teatro. Todos somos cándidos. Opus cit. Págs, 28 Y 29.
Ibid. Pág. 29.
Jorge Ibargiiengoitia: Teatro: El gesticfdador de
Rodolfo Usigli en el Teatro del Bosque. Revista de
la Universidad de México, Volumen XV. No. 7.
Marzo de 1961. Pág. 26.- Es evidente que Ibargilengoitia exagera sobre la dramaturgia universal
que se fue "a la basura". En los años en que Usigli
escribió El gesticulador, Jean Anouilh escribió El
viajero sin equipaje (1936); Pirandello: Los gigantes de la montaña (1936); Brecht: Los fusiles de la
Madre Carrar (1937) y Miedo y miserias del tercer
Reich (1938); Bulgákov: Moliere (1936); Paul
Claudel: El libro de CrisMbal Colón (1935); T.S.
Eliot: Asesinato en la catedral (1935); Carda Larca: La casa de Bernarda Alba (1936); Giradoux:
E.lectra (1937); Clifford Odets: GulJen Boy
(1938), etc.
Rodolfo Usigli: Notas a Corona de fuego, en Prólogos, epílogos y otros textos en Teatro Completo
de Rodolfo Usigli. Tomo 111. Letras Mexicanas.
Fondo de Cultura Económica, 1979. Pág. 792.
Jorge Ibargtiengoitia: Sublime alarido de e:r.alumno herido y No te achicopales CacamQ en Méxko
en la cullura '<le NooedaiJes. 17 de~bre de
1961.
Jorge lbargilengoitia: Recuerdo de Rodolfo Ungli.
Opus cit. Pág. 35.
Jorge lbargüengoitia: E1LAndrú degeneración de
Alfonso Reyes en Revista de la Universidad de M~
%ÍCO. Volumen XVIII. No. 10. Junio de 1964.
Pá~. 26 Y 9:1.
Carlos Monsiváis: Landrú o la critica de la crítica
Itu~ o cómo úUciar UftCJ poléJrúoa tin previo aviso, en Revista de la UnWersidad de México.
VolumenXVnI. No. 10. Junio de 1964. Pá~. 28y
29.
Jorge IbargBengoitia: Teatro. Oraciónjúnebreen
honor de Jorge Ibargüerlgoitia. Revista de la Universidad de México. Volumen XVIII. No. 11. Julio de 1964. Pág. 29.
Todos estos libros de Ibargilengoitia han sido
publicados por la editorial Joaquín Mortiz, a eKcepción de la primera edición de Estas ruinas que
ves, aparecida en Novara, y de Los pasos de López, aparecida en Océano.
Jorge Ibargi.iengoltia dice de sí mismo. Opus cit.
J':'fge Ibargüengoitia: Dos aventuras de la dramaturgia subvencionada. Opus cit. Pág. 34.
Fotos. Archivo LA cultura en México en la cultura y
Juan Miranda. Archivo Proceso.
'
39
.Fortín
Mapoch
Prensa que golea al
dictador chileno
Ximena Ortúzar
L
legítimo derecho a ascender a la primera división.
En efecto, en 1947 -cuando la democracia tradicional chilena era considerada tan inherente al ser nacional
como el paisaje mismo y la libertad de
prensa tan indiscutible como la Cordillera de Los Andes el Fortín Mapocho Futbol Club, impedido con mano mora de convertirse en equipo de la
liga, decidió abrir una publicación
con el fin preciso de denunciar esa
irregularidad.
Los ordenamientos legales de aquel
tiempo exigían solamente como requisitos para el lanzamiento de un órgano informativo que su nombre fuera
registrado en la Biblioteca Naciollal,
especificando además el nombre del
propietario, el del director, el tipo de
contenido y la periodicidad de la
publicación. Fortín Mapocho quedó
rejos nunca serán tan
altps que cierren t:l poso a
los ideos y a la verdad,
OS
en(atizó un preso político
en' la cárcel pública de
Santiago de Chile, donde conversamos
hace algunas semanas. Con esa afirmación respondía a la extrañeza que
nos causó el grado de información con
que contaba acerca de hechos políticos
muy recientes -y muy celosamente
ocultados por el régimen militar- y,
sobre todo, lo acertado de su apreciación al respecto.
En el quiosco de la esquina más
próxima a ese penal, díarios y revistas
de oposición a la dictadura, agitados
por el viento invernal, semejaban banderas de libertad.
Para un extraño, tal profusión de
opiniones disidentes, impresas y expuestas a la luz del día, podría hacer
pensar en una permisividad por parte
de la dictadura o en una suerte de
apertura a la libertad de expresión inicialfJ:lente conculcada, como todas las
libertades. Cualquier chileno, y en es-pecial todo periodista, sabe que tales
espacios se ganaron a punta de audacia, decisión, ingenio y valentía.
Porque la mañana misma del golpe
de Estado contra el gobierno constitucional de Salvador Allende eran
clausurados radios, revistas y diarios;
la televisión quedaba bajo tutela militar; comenzaba la gigantesca pira
donde fueron reducidos a humo millares de libros sin más juicio que el del
militar a cargo del allanamiento.
La "legalidad" impuesta determinó
que toda publicación nueva debería
contar con autorización gubernamental para su circulación: tal autorización fue sistemáticamente denegada a
toda solicitud referida a publicaciones
informativas ajenas al pensamiento
uniformado.
La avidez por saber encontró las
primeras y limitadas respuestas en la
prensa clandestina, constituida principalmente por boletines de diversos
partidos políticos, con un denominador común: la denuncia.
En 1976, la Democracia Cristiana
-entonces oposición tolerada al régimen militar luego de haberlo apoyado- obtuvo permiso para abrir el
semanario Hoy. .Ese mismo año fue re40
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gistrada la Agencia Publicitaria y de~ segulTla pendiente en Chile, como registrado como "diario, de circulación nacional". Treinta y siete años
Servicios Informativos. APSI, cuya tantos otros.
después se com¡ertiría en ...el huevo
función principal y no declarada fue
emitir un boletín informativo para
de Colón.
...y en eso llegó el Fortín
A fines de 1983 ese diario -que
suscriptores. Posteriormente se constinunca
había llegado a serlo, porque
tuyó en revista quincenal -con el
La prensa chilena tenía, a fines de
mismo nombre: APSI- y apareció en 1983, solamente diarios oficiales u ofi- sólo circuló como periódico mensual
quioscos con información interna- ciosos: El Mercurio, La Nación, Las primero y como bimensual despuéscional.
corría el peligro de desaparecer.
Ultimas Noticias, La Segunda, La
Abandonada por estéril la lucha del
Ya en 1983 APSI incluyó informaTercera. Las revistas opositoras, si
club
de futbol, que desapareció como
ción nacional, lo cual le ha valido su- bien cumplieron y aún cumplen un
los
directivos del periódico decital,
cesivos juicios y clausuras, pero ha papel de primera línea en materia de
dieron
transformarlo
en el órgano inpersistido como publicación periódica,
información alternativa, no llenaban
. temo de la Vega Central-algo como
actualmente semanal.
el vacío de un diario. Su precio, adeLa Merced de México- y así subsistió
En 1979 comienza a publ~carse la más, las hacía y las hace prohibitivas
por más de tres decenios.
revista Análisis, que pese a contar con para los sectores populares y marLa clausura masiva de órganos peregistro legal ha sido permanentemen- ginales del país que cuenta con índices riodísticos posterior al cuartelazo no
de
desempleo
y
subempleo
de
más
de
te acosada por funcionarios del Minisincluyó al Fortín; su propietario y adterio del Interior a cargo de la prensa 30 por ciento déla población económiministrador de toda la vida, don Hercamente
activa.
nacional.
Dado que la dictadura no autoriza- nán Pinto Uribe -un viejo militante
Por último -al calor de las protes- ría jamás la apertura de un diario comunista- decidió sal~r1e la vida y
buscó en qué manos depositarlo. Decitas que iniciaron en Chile la moviliza- nuevo y opositor, había que reabrir alción social antipinochetista- nace en guno antiguo y por tanto autorizado,
dió que el destino último del Fortín
1983 la revista Cauce que, como las de aquellos que no fueron clausurados debía ser el de ese diario de combate
dos anteriores, asume una clara posi- tras el golpe. Algo así como "el huevo que Chile necesitaba. Y lo logró.
ción opositora al régimen.
Un ex senador democristiano -Jorde Colón" Esta sublime locura seria
Pero faltaba un diario de combate y posible gracias a que años antes un
ge Lavandero, que fue tan opositor a
todo hacía pensar que ese anhelo club de futbol fue estafado en su
Allende como desp~ antipinochetis-
no al propio Ejército. A punto de
publicar las escrituras probatorias de
todo lo anterior, Jorge Lavandero fue
víctima de un alevoso atentado perpetrado por doce individuos de civil
cargados de aparatos de transmisión
en sus vehículos sin placas, de armas
semiautomáticas y de garrotes.
ta- compró la marca. Lo único que
necesitaba para echar a andar el Fortín era notificar a las autoridades competentes el cambio de propietario y el
nombre del director responsable. Y
conformar un equipo de periodistas
audaces, decididos, ingeniosos y gene'rosos -porque al comienzo habría
que trabajar gratis- que le dieran
forma a lo que en esos días se nombraba con la clave de "El sueño de una
noche de verano".
Lanzarlo a la calle no fue fácil: no
había fondos, ni oficina, ni máquinas
de escribir. En vísperas de aparecer
con el primer número semanal (habría
que postergar las ansias de ser diario),
agentes de seguridad del régimen
apresaron a dos de los periodistas "fortineros" que preparaban el reportaje
central: "Las casas de los miembros de
la Junta Militar". Su encarcelamiento
fue entonces el reportaje central.
El6 de marzo de 1984, en la mañana, los transeúntes de Santiago se arrebataban en los quioscos, en las esquinas, en las salidas del metro, el número uno de la segunda época del Fortín
Mapocho, que en un maje superior a
los 50 mil ejemplares se agotó en un
par de horas.
Se marcaba un hito en la lucha por
la democracia: el Fortín hacía un gol
de media cancha a la dictadura de Pinochet.
La segunda edición del número
uno, puesta en circulación esa misma
tarde, fue requisada por órdenes de la
dictadura. Y ese mismo día la dictadura giró instrucciones para que el
Fortín fuera clausul"ado y sus directivos sometidos a juicio. La acusación:
"Abrir una publicación periodística
nueva sin solicitar el permiso correspondiente-.
El alegato, ante la Corte de Apelaciones, corrió por parte de los abogados del Ministerio del Interior y los del
Fortín, Estos últimos se abocaron a
demostrar que no había delito alguno
que perseguir toda vez que "el Fortín
no es una publicación nueva y por 10
tanto no necesita permiso para circular. Tampoco ha sido abierta recientemente, sino que, con otros dueños,
otro contenido, otro maje y otra periodicidad, ha continuado su ya antigua existencia."
El fallo de la Corte fue contundente: por tres votos a cero se reconoció la
legalidad del Fortín. El número dos
apareció con toda puntualidad en la
fecha prevista y, también con toda
puntualidad. el Ministerio del Interior
lo clausuró, elevando esta vez una demanda por ilegalidad del periódico
ante la Corte Suprema de Justicia. Allí
el fallo fue taxativo: por cinco votos a
cero se ratificó la existencia legal del
La pérdida de un oído, daño cerebral y el pronóstico de epilepsia
-además del robo de los documentos
de El Melocotón- fue el resultado de
esa "advertencia" que no impidió que
la verdad fuera dicha de cara a la nación, en el Fortín. Pese a que la dictadura decretó estado de excepción
-que conculca las ya escasas garantías constitucionales- y que en dicho
estado es obligatorio someter todo material periodístico a censura previa del
Ministerio del Interior, los fortineros
deliberaron y decidieron que era
imprescindible arriesgarse y elaborar
un número extra que dijera en su por-
¡ANiMO .t
QlJE. NO t-fAV MAL- QJI:
1)~ cieN AÑOS
wi ~ lt.ElII05 Q06.
LOAcru~
Fortín Mapocho. El titular del siguiente número fue:
tada: LOS DOCUMENTOS DE LA-
VANDERO. Y presentarlos al Ministerio.
y ahora por goleada.
El público, que desde el primer número recibió al Fortín como "su periódico", conformó el mejor equipo de ca-
zadores de noticias. Hasta la redacción
negaban denuncias, documentos, datos que permitieran contar todo
aquello que la prensa oficialista ocultaba. Uno de esos aportes se tradujo en
la denuncia más temeraria hecha hasta entonces dentro de Chile y contra
Pinochet: la compra fraudulenta de la
casa del tirano en El Melocotón
-zona precordillerana donde hace
justamente un año, miembros del
Frente patriótico Manuel Rodríguez
realizaron un fallido intento de ajustiCiarlo.
1
El dato entregado por un colaborador fue punto de partida para que el
equipo Fortín indagara y recopilara
las pruebas de que el "capitán
general" había accedido a esa propiedad engañando no sólo a la nación, si-
Cinco dias después el legajo -con
nuevas copias de esos doclUllentosfue regresado sin censuras. ¿Cómo
aplicar "censura de prensa~ a escrituras públicas que no son material
periodístico? Los 118 mil ejemplares
editados de ese "extra" se agotaron el
mismo día de su aparición. en diversos
puntos de Chile. Y el prestigio del
Fortín creció en proporción inversamente proporcional al de Pinochet. El
escándalo de la compra fraudulenta
de El Melocotón fue reproducido en
varios países del mundo.
ReBejo unitario de la oposición chilena, con un lenguaje directo y dando
prioridad a los temas de interés de las
mayorías populares, el Fortín se ganó
un espacio preferente, negando a convertirse en la publicación periodística
de mayor venta en Chile.
A la denuncia y la propuesta movilizadora unió desde el comienzo el humor, en la convicción de que ser serios
no implica ser graves. Por ejemplo, el
dia 30 octubre de 1984 se realizó con
éxito el primer paro nacional de actividades convocado por el Comando Nacional de Trabajadores; mientras la
dictadura prohibía al amparo del estado de excepción la utilización de palabras tales como "paro, huelga, protesta, represión, movilización social,
tortura", etcétera, el Fortín lanzó una
edición extra con el titular a ocho rolumnas de
¡TEMBLO EL 301
incluyendo en una nota de tres párrafos -en un número íntegramente dedieado al paro nacional- la información de un temblor de tierra de dos
grados ocurrido ese mismo día.
y más tarde, para convocar a dos
días de protesta nacional que se
realizarían en días 28 y 29, el Fortín tituló a ocho columnas:
"Confirmado: El 28 y 29 CAEN....
martes y miércoles, respectivamente".
La implantación, del estado de sitio
-por enésima vez- impidió la protesta y, de paso la circulación de todas
las publicaciones periodísticas.
Otro aporte del Fortín en su afán de
agregarle una sonrisa a la lucha por la
democracia ha sido la creación de La
Margarita: una niña pequeña que
aparece ert la portada con un pensamiento que puede ser por ejemplo:
"No hay peor sordo que el que no
quiere irse...", o "¿Por qué tenemos
que llegar gradualmente a la democracia si llegamos de golpe a la dictadura?", o "Estamos en un país militarizado, deberíamos estar en un país civilizado".
Las constantes clausuras y censuras,
el encarcelamiento de directivos y periodistas, el amedrentamiento yel sabotaje dan la exacta dimensión de la
importancia que el régimen de Pinochet reconoce a la prensa opositora
que, lejos de entregarse, crece en fuerza y en número de publicaciones: en
enero de este año apareció el diario democristiano La Epoca y también en
enero el Fortín se convirtió en diario,
manteniendo su lugar de vanguardia
en la preferencia de los lectores.
De esa preferencia recordamos una
anécdota profundamente ilustrativa:
en 1985, durante los funerales de un
obrero secuestrado y asesinado por los
militares, periodistas del Fortín necesitaban abrirse paso entre el rortejo de
miles de personas. Solicitaron tal permiso a uno de los activistas que dirigía
el coro que gritaba consignas antipinochetistas. Al decirle: "Compañero,
ábranos paso, somos de la prensa",
preguntó: "¿De cuál?", y respondieron: "De la buena, pues..... De inmediato, con su altavoz, detuvo a centenares de los miles de participantes en
el cortejo, diciendo: "Paso a la verdad,
.aquí viene el Fortín Mapocho".
Decenas de manos estrecbaron las
de los periodistas, algunas flores fueron arrojadas a su paso y hubo quienes
dijeron: "Gracias, compañeros, por
d~os ~?Z a nosotros, que no la
temamos ...
El preso político tenía, también en
esto, toda la razón: las rejas no son tan
altas, las ideas viven" circulan. La
verdad también.
.
41
einticinco años de canto
popular -los últimos 14 en
dictadura militar- y un
comienzo difícil, lleno de
rechazos y amenazas, han
dejado una huella profunda en
Quelentaro cuya palabra, a su vez,
cala profundo en el público, chileno.
Fueron inicialmente -a mediados
de los años sesenta- un dúo: los hermanos Eduardo y Gastón Guzmán;
exiliado el primero en Canadá, Gastón continúa la labor de a dos que se
realiza en común a pesar de la distancia -"mi hermano me envía una
letra y yo la envuelvo de música"- ,
y así se presenta ante el público,
anunciando "Eduardo y Gastón
Guzmán: Quelentaro".
Gastón Guzmán no habla con la
prensa. Nunca. Excepcionalmente
nos recibe en Santiago de Chile. Y
conversamos.
-¿Qué significa Quelentaro?
-Para mí, "toda la tierra cantando". En su significado estricto es algo así como la cola del aguilucho.
Pero fue también el nombre de un
cacique araucano y el nombre de un
estero mezquino y pestilente de nuestro pueblo natal (Angol, provincia
de Malleco, en el sur de Chile).
-¿Por qué eligieron ese nombre,
por el cacique o por el estero?
-Por el estero. Porque en aquellos años de los comienzos, Eduardo
y yo éramos pestilentes y también
mezquinos, es decir, nuestro caudal
de canto era tan escaso como el
caudal de ese esterito en la veranada. Pero en invierno eSe caudal era
horriblemente ancho y Quelentaro
tiene también el invierno de su canto, que es muy ancho.
-¿Y por qué pestilentes?
-Por que lo "normal" en esos
tiempos era cantar canciones tradicionales. como tarjetas postales, que
no conducen a nada. Canciones con
conceptos errados que equivocan los
destinos de un pueblo. Y otras, consi·
deradas "comprometidas", que tienen mensajes contrarrevolucionarios.
ese que dice: "cuándo
querrá os del cielo que la tortilla
se vuelva. que los pobres coman pan
y los ricos mierda. mierda". En un
orden revolucionario todo el mundo
debe tener pan y nadie, pero nadie,
debería comer mierda.
-¿Qué cantaba Quelentaro en
esos tiempos?
-Verdades. Le pusimos a nuestra
guitarra todas las verdades que teníamos y las hemos dicho de cara al
pueblo.
-Las cantaron...
-No, las dijimos. Porque en esos
comienzos, cuando frecuentábamos
peñas folclóricas y centros nocturnos, Eduardo y yo comprendimos
muy claramente que no teníamos
voz para cantar y buscamos un medio para expresar nuestras verdades.
Yel más directo era la palabra. Todo
lo decíamos hablando, por falta de
V
voz.
Una de sus últimas canciones, el
"Aquiebracanto", habla precisamente de eso, de un "un hombre sin
garganta para el canto, que se abri6
paso 'aquiebracanto' limpio", del
cual "hay muchos que juran que así
canta; el hombre canta hablando y
con fondo de guitarra".
42
Quelentaro
E 11 de serpiente
y el
•
canCIonero popular
Ximena Ortúzar
-¿Y por esas verdades fueron rechazados?
-y amenazados. Porque en esos
tiempos y en esos lugares que frecuentábamos había que ser
"machos" y defender el honor a navaja y hombría. Yasí también se defendía el canto a guitarrazo limpio.
No sólo se trataba de crear y cantar
una canción, sino de defenderla.
-Lo lograron: se hicieron cantores populares...
-Nos hicimos obreros del canto, o
artesanos del grito, con un canto
terriblemente descarnado que no
obedecía a ninguna circunstancia
política, a ninguna coyuntura, sino
que nacía desde más allá de adentro.
-¿El cambio en el país, camhió a
los cantores populares y a Quelentaro?
-El país no cambi6, porque país
es el territorio. Cambió la patria a
partir del once de serpientes del 73.
Ese cambio en el entorno impidió
que los cantores populares fueran
hoy más evolucionados cultural y
poéticamente. Este nuevo entorno,
esta patria cambiada nos lim6, nos
limitó, nos capó. Por eso muchos
cantores optaron por la metáfora para seguir diciendo.
• -¿Quelentaro también?
.
-Quelentaro sigui6 usando la palabra directa, desnuda y descarnada. Primero, luego del once de serpierde, le pusimos un crespón negro
a la guitarra. Y así aparecíamos en
público.
-¿Cuál fue la primera canción
que compusieron después del golpe?
-"Se me asoma tu nombre". Es
una canci6n de amor. Y le quitamos
el luto a la guitarra. Fue tomar de
nuevo el hilo de la madeja de la vida,
reco~uirnos y empezar otra vez a
florecer.
-Lo cual, en las circunstancias de
la patria chilena, era todo un acto de
rebeldía. ¿Qué vino después?
-Después vino la primera canci6n de contenido social: un reconocimiento al maestro primario. Más
tarde, en el plano de la denuncia, hicimos "Coplas al viento" y así, hasta
llegar a "El cesante", donde relato
que cuando era niño, me amenazaban -si no me portaba bien- con
llamar al "cesante, que se comía a los
niños". Y digo que ahora el cesante
soy yo, que me como a los chicos y
que veo a mis propios hijos faltos de
pan y a mi compañera sin canciones
al lavar la ropa.
-¿Han permitido esas canciones
en este régimen?
-Las han dejado ser... relativamente. Porque ninguna estación de
radio las difunde y tampoco tenemos
ni siquiera la sombra de un espacio
en la televisión chilena.
Sin embargo, los discos de·Quelentaro se venden, se agotan. El propio
sello grabador ha debido reconocerlo
entregándoles el Disco de Oro. Y
cuando se presenta Gast6n Guzmán
-siempre como Quelentaro- en alguna peña, café-concierto o sitio
público, la gente abarrota el lugar.
Tal sucede en el único recital fijo que
realiza cada año, en Santiago, presentándose por dos días consecutivos
en un cine o teatro, en cuatro funciones: ni un ~iento vacío, gente en
la puerta, impedida de entrar, que se
conforma con escuchar lo que las bocinas permiten y con verlo a la salida
donde, por cierto, esperan también
patrullas policiales y carros lanzaagua.
- ¿A qué se debe este fenómeno de
público que es Quelentaro que no
cuenta con un aparato publicitario
ni con una organizaci6n política de
respaldo?
-Quiero entender que lo que hemos hecho en nuestra vida de cantores populares, como Quelentaro, ha
dejado un camino difícil y duro, pero limpio y sano. Le hemos cantado
verdades a la clase trabajadora y nadie, hasta ahora, ha dicho más. Eso
hace, creo yo, que la gente nos crea y
nos siga. Tal vez reconocen en nosotros la capacidad de ser valientes o
quizás quieran aprovechar la tribuna que nos hemos ganado para decir,
a través nuestro, lo que otros no se
atreven a decir. Yo me atrevo siem-
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Una sección adicional
de cuatro páginas de publicidad en colores
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Aunque hay un lapso en la paginación,
no falta ningún texto.
Víctor Jara, ahora
y en la hora
E n su descarnada d.nuncia
del fascismo franquista, Pablo Neruda decía que esa dictadura comenzaba con el asesinato de su mejor poeta: Federico García Lorca.
Días despúes de asesinar al presidente Allende y con él a la democracia, Pinochet -sus esbirros- asesinaron a Víctor Jara,
cantor popular en todo el profundo
significado de esta expresión: Víctor fue del pueblo y para su pueblo.
Romper sus manos a culatazos en
el improvisado campo de concentración que fue el Estadio Chile
luego de la asonada, abarrotado de
patriotas presos como antes de chilenos libres que acudían allí, precisamente, para escuchar a Víctor
cantar "Levántate y mírate las manos, para crecer, estréchala a tu
hermano... ", bastaría para caracterizar a un régimen que perdura,
apoyado en el terror de las balas.
No fue todo: torturas horrendas
pre, porque alguien tiene que hacerlo. Me eleg¡ yo, teniendo mis propios
miedos. No es fácil de explicar. En
una canción decimos: 'No le tengo
miedo al miedo, porque el miedo,
miedo da" ... y en otra: "Y si miro a
mis hijos, me atrevo, hasta el miedo
del miedo y hasta allá".
-¿El público de Quelentaro es especial?
-No sólo especial. Es el mejor de
todos. Es consecuente, se emociona
de veras. Su aplauso no es un ruido
hecho con las manos: es un sonido
con calor humano que nace de mucho más adentro.
-¿Cómo ve hoy el canto popular
de otros cantores chilenos?
-Terriblemente influenciado por
costumbres y creaciones ajenas. Los
muchachos de la nueva camada tienen una fuerte influencia de Silvia
Rodríguez o de Pablp Milanés. Creo
que algunos son cañtores remolones
que no se adelantan para abrir nuevos caminos y mostrárselos al pueblo. Todo avanza y un cantor tiene
que estar al día con la última voz de
la cultura para que, con sensibilidad, sea capaz de proponer metas
mejores. Hoy se siguen cantando
canciones que ya no tienen vigencia
ni validez en esta patria yen este momento.
-¿Cómo es la patria chilena,
hoy?
-Es una larga y hambrienta faja
de tierra. Por eso nuestras canciones,
sí son populares, sí son para el pueblo, deben tener una médula firme.
-¿Pero sin panfletos, no cuyuntural ni funcional?
-Uno puede cantar a la infancia
que tuvo, por ejemplo, o a las diversas etapas de la vida, pero sin hacer
-un ojo vaciado- y la ráfaga al
fin, quién sabe si menos dolorosa
que todo lo anterior, consumaron
el crimen contra toda la nación chilena. La muerte de Víctor resumió
miles de muertes. Víctor siguió
-sigue- muriendo mif veces en
decenas de miles de patriotas chilenos.
A catorce años de su asesinato recibe a diario el homenaje de los destinatarios de su canción: en medio
del apagón cultural, de la mordaza, de la guerra sin tregua a la razón y a la cultura, lo mejor de Chile le sigue carltando. Sus canciones
y otras, nuevas, renovadas, recorren la larga y angosta faja de tierra poblada por hombres sometidos
en las normas -que no leyes- pero libres por dentro y desde dentro.
Como decía Víctor convencido
en su cantar: "¡untos iremos unidos
en la sangre, ahora y en la hnra de
nuestra muerte. Amén". (X. O.)
de ello un monopolio. Siento, además, que uno debe quedarse en otros
pero sin cicatrices; es como decirle a
alguien todo nuestro dolor pero sin
dejarle nuestras llagas. De nosotros,
de todos, brota todo aquello que nos
siembran. Si se nos priva de la libertad, que es el germen de la vida,
nuestra respuesta tiene que ser necesariamente este canto brutal, estrellero y agresivo. o son consignas,
son vivencias.
-Que otros sienten propias...
-Horriblemente propias. Hay
gente que nos dice: "eso que está reflejado en su canción no es otra cosa
que yo. Ese es mi padre, ese es mi barrio, esa es mi vida y bendigo a quien
lo dijo por mí". Y a partir de ese momento se constituye en propietariós
de lo que uno ha dicho. Conducimos
nuestro canto, pero no nos pertenece. Creo que eso es lo que la gente reconoce, recibe y reclama de nosotros. os cree porque no les hemos
mentido jamás. Ha habido en nuestro canto equivocaciones, pero no
engaños.
-¿Cuál equivocación, por ejemplo?
-Una canción que se llamó" os
quieren echar al mar" que escribimos a raíz de un conflicto limítrofe
con Argentina. Es una gran equivocación, una mala canción, patriotera y barata. Eso no debe ocurrir y
hemos evitado caer de nuevo en ese
error.
-La limpia trayectoria les significó prestigio, reconocimiento por
parte del público. ¿Les dio también
dinero?
-No más del mínimo necesario.
La verdad no es comercial y por lo
tanto es desechable. Quelentaro no
es comercial, según entienden este
concepto los comerciantes de ia canción. Pero nosotros no estamos dispuestos a vender partes nuestras como si fuéramos pollos. Cada cual
tiene sus metas. La nuestra es decir
verdades. Y eso cuesta caro porque
de los 365 dias que tiene el año, tenemos dos, sólo dos, en que nos encontramos con nuestra gente y hacemos un recital como ellos lo van pidiendo. Siempre rompen mi esquema inicial y el recital toma el curso y
el orden que el público pide. Es glo-
rioso. Pero hay que comer todo el
resto del año. Ya veces...
Por todo lo anterior, la imagen de
Quelentaro es una imagen fuerte, temeraria, desafiante. En su último recital incluyó "Los muros", canción
que jamás se atreverá a incluir un
disco de su sello grabador y que dice
"el muro es el diario nuestro y a
escribirlo, compañeros".
Eso, en un país donde un rayado
mural es todo un desafío al régimen.
Pero las verdades de Quelentaro
no terminan allí, no se quedan en la
denuncia o el desafío. Tal vez una de
sus más transparentes verdades sea el
amor. De él, Gastón Guzmán dice:
-El amor es una capacidad. Hay
personas que se mueren amando por
no ser capaces, tal vez, de resistir el
enorme caudal de su amor. Mi capacidad de amar es horriblemente hermosa. En la escala del amor sé que
tengo el peldaño más alto. Quiero
con todo el cuerpo y más allá. Amando soy desequilibrado y hago mis pequeños desórdenes porque no puedo
canalizar ordenadamente un caudal
que es más grande que yo.
Y de ese "desorden" nacen canciones como "Se me asoma tu nombre"
que dice a renglón seguido: "y me lo
trago, y me quedo rumiando un sabor a recuerdos... Siempre escondo
tu nombre, lo disfrazo, lo achico, lo
dejo pequeñito... y lo amo".
Lo explica así:
-Cuando me siento débil me aferro fuertemente a los recuerdos, los
reconstruyo. Para avanzar hay que
agarrarse de los recuerdos más dulces, aunque ellos hayan sido los más
desgarradores.
-¿Son dulces y desgarradores, al
mismo tiempo?
-Es que el amor siempre duele.
Me gustaría, algún día, centrar el
corazón y estacionármelo en el centro. Siempre anda errante dentro de
mí, como un pensamiento, como una
música. Y duele, duele_
47
Capítulo 1
n fragmento de la Crónica me recuerda mi aspecto en aquella époa de esta semana
ca: "La i
jugador clave en
está de&
la final de a opa, del sábado: el
veloz goleador de Inglaterra Vincent Gilpin. A
pesar de que Manston es fuerte favorito, después
de haber derrotado dos veces a los de Albion durante el campeonato, los expertos pronostican un
partido de pooos goles. El ex defensa central de
Manston, John Carpenter, quien salvó a Albion
-casi manco- de la eliminación, estará de
regreso para neutralizar el peligro que representa
la estatura de Noel Mostyn. Entre los atacantes
de Albion, sólo el joven Barry Oníons puede dar
problemas. Se espera que el partido se decida por
una sola anotación, y si es el caso, no hay mejor
prospecto que Gilpin, quien reaparece con su
acostumbrado estilo sorpresivo. Tiene el temperamento, la tenacidad y la motivación necesarias. Si encuentra la red, habrá llegado a la marca legendaria de anotar un gol en cada uno de los
partidos de la Copa. Acertada recompensa seria
su reincorporación en el equipo mundialista de
Inglaterra; él la merece. Cuando se entrega a
fondo, pooos defensas pueden con su tenacidad y
concentración. Grogan, su marcador, se enfrentará a 90 minutos extenuantes.
Nombre: Vicent Gilpin.
Estatura: 1.70
Peso, 72
Lugar de nacimiento: El Este de Londres.
Estudios: Secundaria de Mountford Hill.
Nombre de su esposa: Claire.
Hijos: ¡Espera unol
Torneos en Inglaterra: Nueve.
Mayores aptitudes como jugador: Astucia y seguridad.
Limitaciones o debilidades: Baja estatura.
Su mejor actuación: Todavía no la da.
Ambición inmediata: Ganar en Wembley este sábado y jugar en las finales de la Copa del Mundo
con el equipo de Inglaterra.
Ambición a largo plazo: Ser recordado.
Mayores influencias en tu carrera de futbolista:
Cyril Islip y Ceoff Cowley.
Jugador más duro al que te has enfrentado: John
Carpenter en juegos de práctica. Enfrentarse a él
es como tratar de burlar y pasar a un pulpo.
¿Te has fastidiado alguna vez del futbol?: No me
lo permitiria.
¿Cuánto tiempo más seguirás jugando?: Hasta
que esté acabado.
¿Seguirás en el futbol después de colgar los botines?: No; jugar es lo único que sé hacer bien.
¿Un futbolista nace o se hace?: Las dos cosas.
¿Qué consejo darías a UD jugador joven?: Juega
duro y conserva tu suerte.
¿Cuáles son tus pasatiempos fuera del deporte?:
Caminar, conversar y husmear. También colecciono navajas.
¿En qué gastas tu dinero?: En diversiones.
¿Qué te gustaría ser si no fueras futbolista?:
Agente secreto o buzo de profundidad."
Ese párrafo inicial era bien intencionado -el
escritor era cuate mío- pero de hecho, nadie
más que yo podía entender la importancia que
La final tenía para mí. Había cuestiones de
fondo que nadie podía adivinar, y que de cualquier manera no podían resultar de utilidad. Estaban fuera del interés de un reportero de futbol.
Casi todas ellas aparecerán a lo largo del libro.
Todo lo que diré por el momento, es que había
muchas en mi mente.
El gran día yo estaba contento por esto.
Para mí, trabajar antes de cada partido, independientemente de que fuera la final de la Copa,
había significado siempre un gran esfuerzo.
Muchos jugadores tienen talento; yo no, y la
48
El goleador
Capítulo 1
Michael
~in
mayoría son más grandes. Para hacer mi marca
yo tengo que ponerme en un estado de tensión o
apasionarme. Algunas veces me hace falta un duro golpe para levantarme; así como hay boxeadores que no se meten en la pelea hasta que no han
saboreado un poco de su propia sangre.
Ultimamente me resultaba cada vez más difícil
entrar a las patadas, y que Manston fuera claro
favorito no ayudaba. Hasta me ponía contento el
que Carpenter estuviera en el juego, porque él
era un defensa al que tenias que respetar; pensar
en sus huesudas patotas me daba uno o dos incentivos que yo necesitaba.
Antes de cualquier partido trato de elevar mis
propias tensiones; la consigna principal, tener
miedo. Pero no lo demuestro. En los vestidores
mi personalidad se divide; por fuera platico, bromeo, río como normalmente lo hago, aunque
creo que mi voz se acelera. Por dentro, el nerviosismo y la concentración empiezan a burbujear lentamente. Con frecuencia llegan a mi estómago, y tengo que correr a vomitar o a cagar al
excusado.
En Wembley hice las dos cosas y me sentí muy
bien. Todos los demás rituales previos a los partidos avanzaban mezclados a la peste ascéptica del
linimento. Brine tiraba una pelota a Paget para
poner a trabajar sus reflejos; Mount masajeaba
sus grandes muslos; el chaparrito Neil Herrick
bailoteaba para todos lados parloteando sin parar; Connaught entraba en su rutina de abdomi~ales. En conjunto, los muchachos hacían un
buen cuadro. El entrenador iba de jugador en jugador ofreciendo buenas dosis de consejos, tales
como "marquen cerrado", "cánsenlos". Ya estamos uniformados, engrasados y listos; el momento se acerca.
Mientras caminamos bajo el túnel estoy tan
concentrado en el juego, ya tan próximo, que me
ataranto. Si me preguntaras mi número de teléfono no lo recordaría.
Los jugadores de Albion, junto a nosotros, se
ven nerviosos. Algunos de los más chavos están
pálidos. Nunca he jugado contra Grogan. Es delgado y peludo; parece buen saltador, como tiene
que ser. Unas semanas antes Noel Mostyn le
frustró dos goles de cabeza. Si Noel pudo con él
en el aire, yo puedo apabullarlo en el juego
terrestre. Onions es un chavito flaco con calvicie
prematura. No puedes creer que apenas tenga
<:üecinueve años. Volteo para mirar de reojo a
John Carpenter, pero él se mantiene inexpresivo;
el hombre más alto en el túnel mirando fijamente
sobre mi cabeza. Mostyn no va a poder recetarle
ni una patada, pero si lo mantiene ocupado abrirá espacio para mí.
La multitud ruge cuando aparecemos pero yo
me abstraigo. Estoy registrando las cosas inmediatas: el cielo está gris sobre el estadio y hay un
viento que agita las banderas; la delgada capa de
césped se ha secado bien después de la lluvia en la
madrugada. Mi tobillo no anda muy mal, solamente inc6modo.
Me relajo un poco mientras nos formamos para
la presentación. Una vez que empecemos, quedaré atrapado en el juego, como un pez dorado en
una pecera, pero hay tiempo para el último vistazo hacia arriba y alrededor. Algunas de estas noventa mil cabezas pertenecen a gente que yo conozco. Papá y mamá están encaramados en alguna parte, uno junto al otro. Igual que AlIan Ruddock y Pete Harvey con sus mujeres. Mi embarazada esposa está allá arriba con todos sus parientes. También media docena de mujeres que yo
conozco y ella no. Claire está disfrutando; Pat
Arnold estará irritado, Geoff Cowley sabe Dios
qué estará sintiendo. El pobre viejo Dooner maldice su suerte. No logro ver a ninguno, pero ellos
me ven a mí, y me reconocen desde tan lejos por
mi número diez en la espalda. Pronto los haré
gritar.
..... Nuestro máximo goleador, Vincent
Gilpin".
Una mano real sobre la mía; una amable palabra real o dos. Segundos después todos estamos
congelados de pie, a causa del himno nacional
aullado por los fanáticos; termina en una grande
y loca algarabía y estamos corriendo por la
cancha para empezar el partido.
A Paget le gusta que lo ayude a entrar en calor
con un par de tiros rasos y con algunos balones
francos para despertarlo. Es un portero sólido pero podría ser más alto. Lo mismo Charley
Mount, quien da la impresión de acortarse cuando enfrenta a un rival, con eso parece tan ancho
como su estatura. Trevor Rees ha tenido un
sprint o dos; a los treinta y tres años ha perdido
un poco el ritmo, pero compensa con su experiencia. Gordon Philp hace alarde con su toque de
bola. Sería un gran actor en el teatro, pero no
siempre puede desarrollar su destreza dentro del
campo.
El árbitro silba para que cambiemos posiciones
en la cancha. Mientras cruzamos, vuelvo a encarar a Carpenter pero él no me presta atención.
Evita el saludo a cualquiera de los nuestros; no
creerías que haya jugado alguna vez con nosotros. Grogan se ve feroz y su mentón está cubierto por una incipiente barba. Pronto puede
haber fuertes roces, pero él evade mi vista.
Mientras los equipos toman posiciones~ el
ruido de la multitud se intensifica, como un
coche de carreras arrancando. Jack Jeffórd sppla
su silbato y la algarabía estalla cuando Dunn da
la patada inicial.
Las alineaciones son:
Manston Town: Paget; Rees, Mount, Brine,
Connaught, Selby, Philp, Herrick; Mostyn, Gilpin, Fenn.
Alboin: Smith; Searle, Carpenter, Grogan, Innes; Kenny, King, Middleditch; Dunn, Seymour,
Onions.
Arbitro: Jack Jefford (Stourport).
Un partido de futbol no puede ser descrito;
muchas cosas pasan al mismo tiempo. Puedes dar
sólo una impresión general y ofrecer algunos detalles.
En un minuto Onions engaña a Rees y centra;
Seymour brinca sobre Mount para rematar directo al pecho de Paget. Paget prepara el saque de
meta y yo voy por él, pero Carpenter está detrás
de mí para hacer contacto. Me marca mientras
Grogan se va contra Mostyn. No tiene sentido.
Herrick me manda un pase. Escucho el grito
de Mostyn y engancho la bola que pasa sobre mi
hombro, hacia el centro. oel va corriendo hacia
ella; casi llega, pero Grogan lo empuja por detrás
y se oye el silbatazo. Selby llega para cobrar el tiro libre que Fenn puede rematar, pero el silbato
suena de nuevo: Jefford no estaba listo.
"No la chingues árbitro".
"¡Cuida tus palabras'"
Me callo porque Jefford ya me amonestó una
vez en esta temporada.
Intentamos una jugada de pizarrón. Mount
hace la finta de tirar, pero salta el balón; Philp lo
filtra entre la barrera mientras yo la rodeo. Estoy
libre de Carpenter, pero su larga pierna deja la
bola en las manos °del portero. La multitud se balancea al ritmo del juego en los dos extremos.
Me molesta tener a Carpenter encima; el chingaquedito no te marca: te rodea, te susurra. Pero
es más que eso, lo conozco desde hace' mucho
tiempo. Hay muchas cosas entre nosotros. No me
siento a gusto con su aliento sobre mí. Da lo mismo; si lo mantengo a raya, Mostyn puede atornillar a Grogan como lo hizo hace un mes. Pero
que todavía
veo a oel y me doy cuenta
tiembla después del primer
ue. No le gusta
la violencia. Grogan salió a polvearse las mejillas
para verse cachondo. Estará adentro de nuevo; al
próximo segundo ya está ahí. Philp, como pendejo, patea la bola para nadie; Grogan se la lleva
junto con la pierna derecha de Mostyn. No hay
castigo. La táctica está clara. Long John me envuelve mientras Grogan hace palpitar con fuerza
el corazón de Mostyn. Ha realizado la mitad del
trabajo sin una sola palabra de Jefford.
Desde enfrente, lanzan provocaciones a Dunn
y a Seymour para que brinquen; es sucio pero
útil, porque los viejos y pesados jugadores han olfateado la sangre y tienen con qué enfrentar a
nuestros defensas. Philp se atoró con un calcetinazo sin balón y Onions se escapa de nuevo, esta
vez zigzagueando sobre Rees y prendiendo un tiro raso que Paget desvía. Dunn cabecea el tiro de
esquina por encima del travesaño pero el tiro de
esquina tiene que repetirse. Connaught lo
estrella en Seymour. Tercer tiro de esquina, y la
pelota pasa de largo. Es un desastre allá atrás.
Brine regaña a los defensas.
Onions otra vez. Observa el panorama y se
desplaza con el balón hacia la derecha; después
hace un quiebre y deja a Rees sentado. Mount le
cae encima a Onions con toda su humanidad, y lo
amonestan, mientras el público chifla y abuchea.
Onions, sin siquiera sacudirse, cobra el castigo, y
otra vez Dunn y Seymour ganan en el salto a
nuestros centrales y apenas fallan al rematar.
El juego toma forma; una forma inconveniente para nosotros. Rees está hipnotizado por ese
chavo Onions, así que Selby se mantiene retrasado para cubrirlo. Ganado un poco de espacio, su
medio volante se ha envalentonado y va hacia
adelante, neutraliza a Philp y martillea frente a
nuestros defensas. Prácticamente, sólo tenemos a
se
Herrick en la media, y ni siquiera Neil
mantiene en movimiento, parece ver la suya. Hacia el frente, Mostyn se está embotellando y Fenn
no ha recibido ni un pase. Yo tengo que bajar a
acarrear balones; a esa distancia no soy ninguna
amenaza. Carpenter simplemente me deja ir y
tiene razón. En media hora difícilmente he des~
perdiciado un balón, pero no he conseguido nada.
Al fin un mal despeje de Connaught le proporciona una escapada a Fenn. Va pegado a la banda; me deja la bola de tac6n y la toco de priritera
intención, pero el botín de Carpenter aparece no
sé de dónde para desviar lejos la pelota. Lo he
visto hacer eso cien veces, y sigue resultando
impredecible. El pandillero no tiene tregua, pero
con su alcance y su velocidad puede sacarle una
yarda a cualquiera en el juego. Es él quien cabecea el tiro de esquina, mientras Grogan derriba a
Mostyn por tercera vez.
Sus jóvenes mediocampistas avanzan y avanzan sobre nosotros. No consiguen nada, pero todo
el juego se realiza en nuestro tercio trasero. El
partido esm resultando contrario a todas las espectativas. La primera mitad está a punto de terminar cuando el pequeño Herrick arranca haeia
la derecha con Fenn, jala a Carpenter y me filtra
un pase hacia adelante. Mi pierna va a disparar
cuando siento el golpe por atrás: una patada de
Grogan en la nuca, al mismo tiempo que stiena °el
silbatazo, Rees cede otro tiro' de esquina que
cobra Onions, y por primera vez Long John logra
levantar el servicio. Le grito a Mostyn, que tiene
la estatura para ir por él, pero llega tarde y Carpenter mete un cabezazo que pasa a centímetros
del marco.
Termina el primer tiempo: ¡por Dios que lo
necesitábamosl
.
Me acerco a Grogan y le digo: "Tienes diez minutos, hijo: ¿por qué no sacas un seguro para tus
pantorrillas?" En los vestidores no veo las cosas
tan mal. No hemos jugado y nos han mantenido
atrás, pero todavía estamos cero a cero. Ellos han
tenido un buen momento, pero no logrará.n conservar la tranquilidad en esta bronca. El entrenador nos anima; Steve Brine y Charley Mount nos
alientan; por mi parte, hablo derecho con Noel
Mostyn.
"Vayan
hacia
adelante",
"¡presiónenlosl", insiste el entrenador; por una
vez tiene razón.
El segundo tiempo es diferente desde el principio. Noel ha vuelto a la vida, Philp empieza a lef9
o
o
o
vantar y Fenn se mete en el juego. Me llegan balones y por fin estoy en el negocio, hago quiebres
a la derecha, doblo a la izquierda; jalando a Carpenter de un lado a otro dentro del área, en orden tan duro como es, lograré debilitarlo. Grogan ha perdido el ánimo y Mostyn empieza a hacer algo por arriba. En cualquier. momento
podría desmarcarme y tener alguna oportunidad. Puedo vencer a Carpenter; si alguien puede,
soy yo. Jadea mientras lo hago correr y correr,
pero todavia no ha perdido el paso una sola vez.
Selby y yo lo movemos con pases rápidos, pero
nuevamente usa una de sus largas barridas para
desviar certeramente la pelota.
Sus medioue~ftSan, y Onions queda aislado.
Entra, sale, entra. Selby se escurre y sirve un largo centro que Mostyn cabecea apenas arriba del
palo; Grogan se queda parado. Mi tobillo empieza a dar lata, pero no dejaré que me detenga
porque estoy oliendo un gol. Vamos a la mitad
del segundo tiempo, y una anotación sería suficiente. Hago mi primer tiro: un chafle bien colocado que el portero casi suelta.
En dos minutos estamos de regreso. Connaught sirve un balón cruzado, Mostyn brinca
para cabecear y Grogan brinca sobre Mostyn,
cráneo contra cráneo. La pelota vuela hacia
afuera, Grogan se tambalea y Mostyn cae. Reclamamos el pénalty pero Jefford marca un tiro de
esquina. Noel sale noqueado, tienen que atenderlo. Grogan también recibe tratamiento, pero
no está muy lastimado. Cuando Mostyn se levanta, su ojo izquierdo está cerrado. Una cortada en
el párpado chorrea sangre hasta la mejilla. Grogan lo ha visto caer: el precio de una cabeza
estrellada. Noel queda fuera y Mick Long toma
su lugar.
El tiro de esquina sale corlo. Voy por él, al
mismo tiempo que Grogan, tirando un codazo.
El cae de rodillas; se escucha el silbato y la multi-
50
tud aúlla. El portero me sale al paso~ pero Carpenter lo detiene, mientras Jack Jefford me amonesta por segunda vez en seis semanas.
Grogan vuelve al campo después- de recibir
atención médica, pero cuando apenas se está
reintegrando, Selby lo burla, y Searle se ve obligado a conceder un tiro hore en los linderos del
área. Mientras me preparo para cobrarlo,
Herrick sirve hacia la izquierda y yo me desplazo
hacia la derecha; Mount prende al balón, abre la
barrera y la estrella en el travesaño. Herrick
entra a rematar pero el portero lo derriba. eil se
levanta con suficiente rapidez pero falsea, yo conozco ese gesto. Se ha torcido un músculo. Veo
comohaee ettuermsmientras trota.. Hemos fallado un gol por centímetros, estamos con diez
hombres y medio y ya hicimos nuestro cambio. Si
nos vamos a tiempos extras nos pueden ganar después de todo.
De repente empiezan a dar pelea. Con Herrick
cojeando tenemos problemas atrás, como en la
primera mitad. Onions regresa al juego. Mick
Long está empantanado en la media cancha, y
Fenn y yo aislados de nuevo. Mi tobillo se estremece a cada paso, pero me mantengo en movimiento, reclamando pases que nunca llegan.
Durante veinticinco minutos o algo así, jugamos con un poco de clase; ahora la hemos perdido. Sólo aguantamos, metidos en nuestra área
mientras los contrarios continúan p~ionando y
el juego se nos escapa. Steve Brine sigue gritando,
organizando. pero estamos al borde de la desesperación. Herrick no puede hacer gran cosa. Rees
y Philp despejan a donde sea. Paget rechaza de
puños los centros que debiera atrapar. Carpenter
se adelanta de nuevo y casi anota el primer tanto
con un cañonazo que Brine alcanza a sacar con la
punta del dedo gordo y Mount despeja al centro
de la cancha. Grogan llega antes al balón, peru se
lo quito y acelero hacia la portería. Searle se cru-
za. desplazándome hacia la derecha, cargo limpiamente y me deshasgo de él, levanto la cabeza
para buscar un receptor. Nada. Nadie se adelantó. Hago un tiro de zurda al palo derecho; no es
malo, pero el portero lo alcanza y se tira sobre la
bola, ante la tardía llegada de Mick Long.
Desde la banca nos indican que quedan diez
minutos. Mi tobillo agoniza después de esa canera, y hemos desperdiciado un gol. Le pego un grito a Mick: "¡Métele ganas, con una chingada, ve
por ellal"
Atacan de nuevo. Oníons se desmarca; la bola
salta de eabeza en cabeza dentro del área chica,
hasta que Brine logra engancharla y Pbilp la despeja como va, para dar un pase a Fenn sobre el
corredor izquierdo, Long lo acompaña.
Lo que sucede después está muy claro en mi
mente, porque lo he revivido cincuenta veces en
el video. Fenn se quita a Searle y se desplaza hacia la línea de banda con Grogan enfrente y Long
por dentro. Grogan se barre y Fenn sirve un pase
retrasado a Long, que se desplaza con la pelota.
Somos dos contra uno, así que Carpenter se va
sobre él. Mick la suelta adelantada Carpenter
mide, presiona a media velocidad y alarga su
pierna izquierda en una barrida desesperada. Yo
paso la bola por debajo de su rodilla y salto por
encima de ella; finto hacia la izquierda, el portero sale y después abro fuego hacia el poste derecho.
El pensamiento es más rápido que una pelota
de futbol. He ganado el partido, la Copa y un lugar en Europa. He anotado en todos los juegos.
He conjurado a la mala suerte este día y en la
temporada. Me chingué al grandote Jobn Carpenter. Me he desagraviado. Estoy de regreso,
todo relampaguea en mi cabeza antes de que
suene el silbato marcando el gol, de que la multitud explote y Mick Long me brinque encima para
celebrarlo. (Traducción: Armando Castellanos).
BRACEROS CHINOS Y
RACISMO
El movimiento antichino en Sonora (1880-1934)
Jorge Gómez Izquierdo
La inmigraci6n china (1880-1910)
esde el nacimiento de México como
país independiente, de acuerdo con la política de
fomento a la colonización del naciente Estado
mexicano, se intentó atraer inmigrantes de raza
blanca, principalmente europeos católicos, con
cuyo concurso se esperaba hacer dé México una
nación moderna. Su modernidad consistiría en la
aceptación de las i'eglas del sistema industrial imperante en Estados Unidos y Europa. La condición para los extranjeros que desearan vivir en
México, de profesar la religión católica, desapareció con el régimen porfirista; pero, en cambio,
éste reforzó la idea de que la inmigración prove-.
niente de países con un desarrollo industrial
avanzado era requisito imprescindible para alcanzar los tan ansiados niveles de civilización,
propios de Estados Unidos y Europa.
La creencia positivista, sustentada por las élites porfirlstas, que veía en la .población autóctona un obstáculo al progreso, dio el argumento
ideal en favor de la colonización extranjera como
una necesidad apremiante p~a la nación.
Los chinos que empezaron a llegar a principios
de los años ochenta del siglo XIX para-trabajar en
la construcción del ferrocarril de Tehuantepec y.
en labores agrícolas, no eran el tipo de inmigrantes que los ideólogos de la colonización esperaban. Como representante de una nación derrotada y humillada por las potencias industriales a
partir de las guerras del opio entre 1839 y 1860,
en torno al hombre chino se había creado una
imagen estereotipada que lo presentaba como un
ser perverso, amoral, degradado por terribles enfermedades y refractario a los valores de progreso
y modernidad.
La universalización del sistema fabril-industrial encontró en la población china un recurso al
alcance para sustituir a la mano de obra negra
-cuyo tráfico había sido ya prohibido por Inglaterra en 1833- e indígena en América. La trata
de culíes chinos (y de otros países asiáticos) fue un
elemento en la transición de la sociedad tradicional agrícola a la moderna sociedad industrializada, que tuvo en la manipulación de las formas
tradicionales en beneficio de la producción capitalista una de sus características sobresalientes.
En el caso de México fue muy clara la integración
de sus élites al mercado mundial l. El entronque
de la sociedad tradicional con el mundo industrializado se concretó en la comercialización
de materias primas como el algodón del sur de
Estados Unidos, el henequén de Yucatán, el azúcar de las Antillas y el guano de Perú, así como en
la construcción de líneas ferroviarias; actividades, todas ellas, que requirieron el concurso de
trabajadores chinos y asiáticos en general.
Así pues, la gran demanda de mano de obra en
diversos puntos del país, aunada a la "buena fama" que los chinos habían adquirido como trabajadores dóciles y baratos en Cuba, Perú y Estados
Unidos. le abrió las puertas de México en los años
ochenta. En 1884 se fundó la Compañía Mexicana de avegación del Pacífico que, representada
por Luis Larraza, Emilio Guillermo Voguel y
Salvador Malo, firmó un contrato con la Secretaría de Fomento en el cual se comprometía a establecer líneas de navegación en el Pacífico, a
realizar doce viajes redondos al año entre México
y Asia, y a transportar por sus lineas trabajadores
asiáticos e inmigrantes europeos.
Un ejemplo de la actividad mexicana en el este
de Asia lo constituye la contratación en 1890'de
quinientos trabajadores chinos, realizada por
Emilio Guillermo Voguel, de la Compañía Mexicana de Navegación del Pacífico, para laborar en
la construcción del ferrocarril de Tehuantepec.
En el mismo año, Juan G. Meyers fue comisionado por varios hacendados yucateeos para buscar
jornaleros en Japón y China 2. Un tercer
ejemplo: hacendados, comerciantes y otros
hombres de negocios de Yucatán, en noviembre
de 1891, decidieron importar jornaleros de China, para lo cual acordaron con Hi Log y Compañía, de la colonia inglesa de Hong Kong y de San
Francisco, California, un "enganche" de 484 chinos procedentes de Tehuantepec y Hong Kong 3.
En época tan temprana como 1871, algunos
medios impresos de la ciudad de México habían
advertido que la inmigración china podía crear
problemas de miscegenación (mezcolanza genética) y de desplazamiento en el mercado laboral 4.
Sin embargo, sería en Sonora, dos décadas después, donde ocurrirían las mas fuertes protestas
contra la presencia de chinos en México. Se les
acusó de ser los peores enemIgos de la clase trabajadora, pues al emplearse en cualquier actividad
a cambib de salarios muy bajos abatían los jornales y desplazaban al trabajador nacional, sumiéndolo en el desempleo u obligándolo a emigrar a Estados Unidos en busca de mejores horizontes. Se dijo también que era de temerse un posible mestizaje del chino con mujeres rpexicanas
de las clases bajas, pues ello seguramente
ocasionaría degeneraciones genéticas en la
"raza" mexicana.
"Los chinos mezclados con nuestl¡as ínfimas
clases no prometen, por cierto, el tipo de r
za del porvenir: vigorosa, inteligente y acti
va que reclaman la situación geográfica d
nuestro país y las aspiraciones de la nación;
sino el tipo de una nueva raza más degenerada aún que nuestras castas indígenas byectas por naturaleza 5.
A consecuencia de un fuerte movimiento antichino gestado en los años setenta y encabezado
por el Partido Obrero de California, el congresa
estadunidense canceló virtualmente la inmigraci6n de chinos con la aprobación del Acta de
Exclusión de 1882. La presencia china constituía
la más seria amenaza contra los trabajadores,
pues por sus bajos niveles de vida y su "exótica"
cultura era imposible pensar en su integración a
la sociedad norteamericana 6. A partir de ese
momento es probable que algunos chinos vieran
51
en México una alternativa para fijar su residencia. La zona fronteriza del norte mexicano resultaba sumamente atractiva para ellos, pues desde
allí podían intentar el retorno a Estados Unidos o
encontrar buenas condiciones para hacer una vida digna; era una región que se desarollaba con
dinamismo gracias a la inversión de capitales
extranjeros en la minería y los ferrocarriles, y a la
existencia de una agricultura y ganadería con alto rendimiento.
Aunque el peso de los chinos como grupo en la
economía de Sonora era aún modesto, se puede
hablar de la aparición de una incipiente burguesía que controlaba excedentes y realizaba inversiones en considerable escala; como lo muestra el caso del industrial de Guaymas, Luis
Chong Si, quien en la década de los ochenta
inal1guraba el cultivo de arroz en Pótam 7,
población ribereña del río Yaqui.
"En 1890, el gobernador de Sonora, Ramón
Corral, informó en un censo nominal que de
todos los extranjeros residentes en su estado
229 eran chinos, solamente superados por
los 337 norteamericanos y con gran ventaja
sobre los elementos ingleses y españoles en el
Estado. La población total era de 56000 habitantes aproximadamente" 8.
En 1903 la comisión encargada de estudiar los
problemas de la inmigración asiática en México,
creada por decreto presidencial del 17 de octubre
de ese año, se declaró contraria a la aceptación
de población china porque ésta no se amalgama
con los pueblos modernos de origen europeo, ni
es asimilable a la civilización occidental. Se calificaba a los chinos de ser un peligro para la
población nativa por su "baja condición y repugnantes costumbres" 9. En ese año, por otra parte,
los chinos poseían ya diez de las treinta Y siete
fábricas de zapatos existentes en Sonora.
Hacia 1910 la población china en México
había aumentado, de 897 que había en 1895, a
13,203 personas 10. En esta primera época de la
presencia china en México, la acusación más
reiterada contra ellos fue la de que arruinaban al
trabajador nacional, al abaratar los jornales y al
usurpar sus fuentes tradicionales de empleo; también se les acusó de desplazar a lavanderos,
abarroter<)S, cocineros, cantineros y costureras, a
otros comerciantes y a las mujeres proletarias.
"Más que desplazar casas establecidas, los
chinos se movieron callada y rápidamente
para satisfacer las demandas creadas por la
apertura de minas, la construcción de ferrocarriles, el crecimiento de los pueblos y la
expansión del mercado interno" 11.
En este sentido, la actividad de los chinos era un
factor más en el proceso de diversificación de la
sociedad sonorense y, en gran medida, por eso
atrajo para si las fobias y la animadversión de las
clases bajas y de los comerciantes. Ciertos aspectos de la idiosincrasia china se constituían, en
ventajas que·los mexicanos no estaban dispuestos
a tolerar; entre otros el de la frugalidad o "carencia de necesidades·', expresada en costumbres como dar a un mismo local usos diversos (espendio,
bodega y habitación), lo que les permitía vender
más barato. La movilidad social del chino
aparecía como una amenaza. Al modernizar y
ampliar el mercado (uniendo regiones antes
aisladas) destruia formas tradicionales de producciÓn y atentaba contra la inercia de la sociedad. El racismo antichino en México, como en
su momento el antisemitismo en Alemania, fue la
expresión del miedo del pequeño comerciante a
verse desplazado por la modernidad.
Racismo y xenofobia en Sonora
Los sentimientos antiextranjeros y los odios ra-
S2
ciales no eran un fenómeno nuevo en Sonora.
Ciertos acontecimientos de su historia (la invasión de filibusteros franceses en los años cincuenta, la pérdida de la Mesilla por esos mismos años
y algunos rasgos xenofílicos de la política económica del régimen porfírista), así como la secular
disputa contra los grupos indígenas, conformaron lo que podríamos llamar el nacionalismo sonorense, que se vería avivado durante el conflicto
de 1910-1917. Subyacería después magnificado
en su carácter xenof6bico y racista, en el proyecto de unificación nacional de los gobiernos emanados de la revolución, influidos fuertemente por
los sonorenses.
El proyecto de modernidad del estado porfirista, que benefició en Sonora a las empresas
extranjeras mineras, deslindadoras y constructoras de ferrocarril, se enfrentó con añejos privilegios de otra élite: los hacendados. Pero a fin de
cuentas éstos tuvieron que aceptar una posición
subordinada. La pérdida de su influencia en el
manejo de la riqueza y la política sonorense inconformó a las viejas oligarquías, convirtiéndose
en la "cabeza visible" del oposicionismo sonorense al porfirismo.
La vena racista del nacionalismo sonorense
(que tiene elementos comunes con el norteño en
general) proviene de un fuerte rechazo a los grupos autóctonos, que recordaban al colonizador
blanco el peligro de perder los territorios conquistados. Otro elemento es la influencia del movimiento sindicalista estadounidense en la
ideología de la revolución mexicana 12; afirmación que resulta muy molesta a los patriotas defensores de la "originalidad" del nacionalismo revolucionario mexicano. Sin embargo, resulta claro que las ideas y argumentos utilizados contra
los chinos, que eventualmente formarían el arsenal ideológico de los organismos nacionalistas antichinos, están tomados literalmente de las consignas del movimiento obrero estadounidense
que en los años setenta y ochenta del siglo pasado
luchó por la exclusión de aquéllos de Estados
Unidos. Esto se reflejó más claramente en el
programa de 1906 del Partido Liberal Mexicano,
de Rores Magón, que en su punto 16 planteaba
la necesidad de prohibir la inmigración china,
argumentando que ésta no reportaba niñgún beneficio para México 13.
Campaña antiextranjera y matanza de chinos
(1911-1914)
Durante el periodo de la revolución maderista el
odio generalizado de la población contra los
extranjeros tuvo su mejor oportunidad de manifestarse abiertamente. Los años de protección a
lo extranjero, con la evidencia Cotidiana del
progreso ascendente de sus negocios. habían propiciado la emergencia de fuertes sentimientos xeqofóbicos; por ello, al romperse el lazo de la
autoridad porfirista, las diversas facciones y jefes
revolucionarios encontraron legítimo, y a la
postre sumamente útil, dirigir el odio y las
frustraciones largamente contenidas de las clases
humildes y desposeídas contra los extranjeros (estadounidenses, chinos y españoles principalmente).
Los chinos fueron convertidos en las victimas
propiciatorias, adecuadas para el desahogo de las
pulsiones xenófobas latentes desde tiempo atrás.
Por su número y por el carácter de sus actividades, así como por sus características físicas y
lingüísticas, adquirieron una visibilidad social de
la que carecían otras etnias extranjeras. Si a ello
agregamos que para entonces se había generalizado la creencia de que los chinos eran ya un grupo privilegiado Ypoderoso, aunque carente de un
poder político que los protegiera, resulta explicable la existencia de resentimientos y envidias
contra ellos, principalmente entre las clases trabajadoras y entre las clases medias de comerciantes y agricultores. A los primef()S les parecía obvio que los comerciantes chinos eran los responsables de la carestía y la escasez de alimentos. Y
para los segundos, los chinos constituían un obstáculo a sus aspiraciones de mejoramiento social
y económico. Fue este último grupo el que constituyó la fuente más activa del racismo. Resultaba
intolerable que extranjeros como los chinos, calificados desde siempre como raza inferior (ni
blanca, ni europea), ocuparan posiciones en la
economía local que debían pertenecer a los nacionales. Además, el ataque contra los chinos, y
en general contra los extranjeros, brindaba a la
gente la posibilidad de mostrar su patriotismo e
identificarse como miembro de una colectividad
que creía luchar por la defensa de la nación.
De esta manera la xenofobia y el racismo adquieren presencia en la ideología de la revolución
desde sus principi~: ideolgía que ayudó a crear
el sentido de identidad nacional de los mexicanos. Durante la revolución maderista muchos
chinos encontrarian la muerte y, la mayoria, la
destrucción de sus propiedades.
El hecho que marca el inicio del movimiento
antichino es la matanza de 303 de ellos, el 15 de
mayo de 1911, en Torreón, acción perpetrada
por las huestes maderistas al capturar la ciudad,
que había sido evacuada con antela~ión por el
ejército federal; al mando de las fuerzas revolucionarias se encontraba Emilio Madero, hermano de Francisco, jefe de la revolución y futuro
gobernante de México. En su calidad de presidente interino del país, Francisco León de la
Barra ofreció al ministro chino pagar la cantidad
de tres millones de pesos para indemnizar a los
chinos por las pérdidas sufridas en los acontecimientos del 15 de mayo. Cuando Madero se convirtió en Presidente Constitucional, no sólo ratificó la oferta que había hecho De la Barra, sino
que adicionó 100 mil pesos, aclar~do que con
esa cantidad se cubrirían todas las reclamaciones
de los afectados. El gobierno de Madero reconoció que los chinos no habían provocado de ningún modo a los revolucionarios, sino que ést~,
al tomar la ciudad de Torreón, se dirigieron
"al Banco de esa nacionalidad [China], [y]
dos dependientes-que habían visto [los robos
y asesinatos que previamente habían cometido contra otros chinos] se propusieron defenderse, disparando sus armas. Aquello fue
motivo para que rodearan la casa y descargaran por cientos sus carabinas, acribillando a balaz~ a los dos y a todos los que allí se
encontraban y siguieron furiosos descuartizando a todos los de esa nacionalidad". 14.
Después de estos sucesos, el movimiento antichino fue más fuerte en _Sonora. De 13 mü 203
chinos residentes en México, la tercera parte radicaba en ese estado. En 1912 se calculaba en mil
500, aproximadamente, a los residentes chinos
sólo en Cananea, en su mayoría dedicados al comercio y a la horticultura, y se decía que se
habían apoderado de la mayor parte de las
tierras de labranza y del comercio. En 1911 Plutarco Elías Calles ejercía las funciones de secretario de una asociación denominada Club Democrático Sonorense, en cuyo programa también
destacaba la demanda de prohibir la inmigración
china 15.
A partir de 1912, otro tipo de acusaciones
contra los chinos servirían como causa contundente para aplicarles el artículo 33 de la Constitución. Se iniciaron con la denuncia del cónsul
mexicano en San Francisco, California, en el sentido de que los chinos traficaban con opio a través de la frontera 16. En el transcurso de los próximos dos años, los chinos tendrían frecuentes
problemas con las autoridades, les impondrían
multas por delinquir contra la salud pública al
establecer lugares para juegos de azar y fumaderos de opio. En 1913 la Legación de China pide
al gobierno federal protección para sus paisanos
que sufrieron ataques y saqueos a raíz de la
entrada de los rebeldes a la ciudad de Monterrey
los días 23 y 24 de octubre. En los meses de junio
y julio de 1914 la propia Legación protesta
contra las agresiones de diversas fuerzas revolucionarias contra agricultores chinos en Durango,
Chihuahua y Coahuila 17.
Dos gobernadores xenófobos:
Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta
Durante la gubernatura en Sonora de Plutarco
Elías Calles, el presidente municipal de Magda-
.
lena, el maestro de escuela José María Arana,
fundó y dirigió las primeras ligas antichinas.
Sostenían su acción en ideales nacionalistas, que
inspiraron al gobernador Calles para emitir disposiciones como la de crear "barrios chinos", con
el objeto de segregar del resto de la población a
una raza "nociva" e "inadaptable". Los antichinos insistían en que la mejor solución al problema era expulsarlos, siguiendo el ejemplo estadunidense, para terminar con el "peor obstáculo" al
desarrollo del comercio nacional. La demagogia
antichina utilizó los odios raciales en nombre de
una causa "noble", sin advertir su potencialidad
y el riesgo de acrecentarlos hastra extremos patológicos.
En su informe de gobierno de 1916-1917,
Adolfo de la Huerta sostenía que el aumento de la
inmigración china era "alarmante" y que los chinos eran nocivos porque desplazaban a las mujeres de las actividades tradicionales "más comunes
a ellas", como el lavado y planchado de ropa.
Con el triunfo de la revolución constitucionalista y la llegada al poder de Venustiano Carranza, en 1917, languideció la campaña antichina
por órdenes directas del jefe constitucionalista al
gobernador de Sonora. Los antichinos juzgaron
entonces que si las medidas dictadas por Calles y
De la Huerta no se habían aplicado, se debía a
que diversos funcionarios locales habían sido extorsionados para conseguir el amparo de las autoridades federales para los chinos. Estos respondieron basando su defensa en la existencia del
Tratado de Amistad, Comercio y Navegación
Chino-Mexicar o, firmado en 1899, que garantizaba el trato de súbdito de la nación más favorecida, para los chinos en México y pan los mexicanos en China.
En 1919 fue asesinado Carranza. En el año de
la consolidación del poder del grupo sonorense
(De la Huerta, Obregón, Calles) se incrementó
como nunca el acoso antichino. La representa.
ción diplomática de ese país presentaba numerosas protestas al gobierno mexicano. El gobernador argumentaba que aquéllos no acataban las
disposiciones contenidas en la Ley Orgánica del
estado: entre otras, la confinación en barrios especiales y el aislamiento del resto de la población, y la obligación de los patrones estipulada en
el artículo 106 de la Ley de Trabajo, de emplear
en sus negocios a por 10 menos 80 % de nativos del
total de sus empleados. En las tareas de arrestar
chinos y llamar a la población a saquearlos y
clausurar sus negocios, se destacaron los presidentes municipales de Cananea y Magdalena, Ju·
lián Conzález y José María Arana.
En 1919 el gobernador Adolfo de la Huerta
propuso, como solución al conflicto, que los chinos abandonaran Cananea y fueran ubicados en
otros poblados del estado. En esta misma época
Nacozari de Carcía, Pilares de Nacozari, El Tigre y Magdalena, eran los poblados sonorenses
donde la criminalidad antichina se mostraba más
frecuente. Por orden presidencial el gobernador
tuvo que revocar, por anticonstitucionales, las
medidas que impedían ejercer el comercio de comestibles a los chinos, con las que se pretendía
evitar que transmitieran a la población enfermedades "propias de ellos" como la tuberculosis, el
tracoma, la sífilis y la sarna 18.
En el mismo año de 1919, la Sef :oetaría de Industria, Comercio y Trabajo calculó una población de 6 mü 078 chinos en Sonora J9. El gobierno federal, que reconocía que el conflicto an,
tichino "no se originaba en el odio de razas, sino
en la competencia comercial", destituyó a José
Maria Arana, principal líder antichino, de la
presidencia municipal de Magdalena 20.
De acuerdo a C002;ález Navarro, el número de
chinos asesinados en México en la década 19101919 fue de'471, muy cercano al de los 550 estadounidenses.
El nacionalismo excluyente
El punto de desacuerdo entre las autoridades federales y las agrupaciones antichinas y funcionarios sonorenses que las apoyaban, residía no tan53
to en considerar la inmigración china como perjudicial para México, sino en las razones a esgrimir para restringirla. El gobierno federal, apoyado en la Constitución, razonaba que sólo se debía limitar el ingreso de trabajadores extranjeros
a fin de proteger al trabajador nacional, y agregaba que no existía razón alguna para rechazar a
hombres de negocios e inversionistas; los antíchinos, por el contrario, planteaban que la entrada
de los chinos debía prohibirse por su origen étnico.
Con el fin de evitar la derogación del Tratado
de Amistad, Comercio y Navegación pactado con
China, el gobierno de Obregón decide firmar el
21 de septiembre de 1921 un modus vivendi a
dicho tratado, que persigue reducir la afluencia
de trabajadores chinos y, de esa forma, terminar
con la "ruinosa competencia" que éstos significaban para el trabajador nacional. Sin embargo, la
población china en el país siguió incrementándo.se durante el lapso de 1910 a 1921, en el que pasó
de 13 mil 203 a 14 mil 813 individuos 21. En Sonora, en cambio, hubo un descenso, de 4 mil 468
en 1910, a 3 mil 639 en 1920 22.
Aunque en términos generales en el periodo
1920-1928 se nota UDa disminución de la violencia antichina, no dejan de producirse algunos
hechos notables que prepararán el terreno para
la expulsión definitiva de los chinos de Sonora.
En 1924 el presidente Obregón decreta la expulsión de los directores de la Chee Kung Tong, una
logia masónica, que habían sido encontrados responsables de los disturbios interchinos culminados en enfrentamientos armados entre esa'aseciación y su rival el Kuo Ming Tang (el partido nacionalista, a la sazón gobernante en China). Como consecuencia los antichinos adquirieron nuevos bríos para exigir al gobierno federal la aplicación del artículo 33 Constitucional a todos los
chinos residentes en el país.
En este ambiente y bajo el gobierno de Alejo
Bay, la XXVII Legislatura de Sonora aprobó el
13 de diciembre de 1923 las leyes 29 y 31, la primera relativa a la creación de "barrios chinos", y
la segunda a la prohibición de matrimonios de
chinos con mexicanas, que castigaba con una
multa a aquellos que hicieran vida marital 23.
Al finalizar el mandato presidencial de Plutarco Elías Calles, en 1928, se contaba ya con el dispositivo legal necesario para hacer efectivo el
viejo ideal de los defensores de la "pureza racial"
mexicana: excluir a los chinos del proyecto nacional.
La familia EJías da muerte al "dragón amarillo".
Durante este periodo el discurso antichino seguía
r~riéndose a ellos -como traficantes y consumidores de opio y morfina, como clientes de garitos
y casas de prostitución, como irrespetuosos de las
ley y malagradecidos con el país. Se hablaba de
la conspiración del "dragón amarillo" para apoderarse del comercio nacional y boicotear al gobi roo, y de la corrupción que había generado el
"oro chino" entre múltiples autoridades.
La campaña de integración nacional emprendida por el recientemente fundado P R encontró
en el movimiento antichino una posibilidad de
arraigarse y extenderse en muchas entidades de
la R pública. En Sonora, Sinaloa, ayarit, Jalisco, Oaxaca, Baja California 'arte, Durango,
Coahuila, Tamaulipas, Veracruz y Chiapas se
movilizaron otra vez diversos contingentes, a cuya cabeza se colocaron las autoridades locales. El
5 de agosto de 1931 el gobernador de Sinaloa,
Macario Caxiola, se pronunció por proteger y desarrollar la línea nacionalista de la campaña antichina y evitar 1ue se desviara hacia posiciones
antiextranjeras. 4. El 4 de julio del mismo año,
Rodolfo Elías Calles había enviado un mensaje al
presidente del PNR en Sonora, diputado Andrés
Peralta, haciéndole ver la conveniencia de que
las organizaciones del partido tomaran parte acS4
la cultura en
MEXICO
en la cultura
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y Rafael Centeno.
tiva en la campaña para proteger el comercio
mexicano 25.
Durante los años 1932 y 1933 se llevó a cabo la
expulsión de los chinos de Sonora; se les deportó a
Estados Unidos o al vecino estado de Sinaloa. La
justificación que daban las autoridades estatales
era legalista: que los chinos habían burlado las
leyes y sobornado a diversos funcionarios.
En marzo de 1932, el cónsul chino en Nogales
calculaba en menos de mil personas la población
china en Sonora y denunciaba el cierre forzoso de
negocios y propiedades chinas, así como la deportación de 70 comerciantes chinos de Hermosi110 y 30 de Huatabampo 26. El 16 de noviembre
del mismo año en un informe en el que explica las
causas de la salida de los chinos de Sonora, el gobernador interino Ramón Ramos sostenía lo siguiente:
"Los chinos por [... ] su inmutable idiosincracia, prefirieron antes que acatar nuestras
leyes, salir del país. o hubo acción coercitiva de parte de este gobierno" 27.
En 1934, al terminarse la campaña antichina en
Sonora, el gobernador Rodolfo Elías Calles explicaba que las considerables pérdidas en los ingresos del estado, originadas por la clausura de los
negocios chinos, habían sido compensadas por el
desarrollo del comercio mexicano. Por lo demás,
el "éxito" de la campaña ocasionó que disminuyera la población china en México de 15 mil 976
a 6 mil 661 individuos en el periodo de 1930 a
1940.
El odio generalizado contra los chinos no debe
considerarse como una reacción contra su importancia y poder. Mucho mayor fue siempre el poderío de los estadounidenses; pero mientras a éstos, a pesar de la existencia de genuinos sentimientos en su contra, se les temía y respetaba
porque representaban un poder real con vastas
capacidades de defensa, a los chinos resultaba fácil convertirlos en chivo expiatorio; sobre ellos se
descargarían las frustraciones de amplios sectores
sociales, a los cuales se les brindaría al mismo
tiempo la oportunidad de mostrar su patriotismo
e identificarse con una colectividad que fantaseaba con la "conspiración amarilla".
.
El proyecto de unificación callista incorporó al
movimiento antichino en su programa nacionalista, que trataba de fomentar la unidad e identidad de los mexicanos. A corto plazo, el elemento
xenofóbico actuó como un gran cohesionador,
pues ante la carencia de elementos positivos que
pudieran alimentar el orgullo de saberse participes de un proyecto nacional bien definido, la insinuación de que todo lo que hicieran los chinos
era malo sirvió para mostrar a los mexicanos su
superioridad sobre aquéllos, por lo menos en e
aspecto moral. De esta manera los antichinos, camo el Ku Klux Klan en Estados Unidos,luchaban
en nombre de la moral, por la observancia de la
tradición y la limpieza de las costumbres.
Las maniobras institucionales para dirigir la
agresividad hacia las víctimas designadas expli
can que la destrucción socialmente aceptada del
sujeto señalado haya funcionado como válvula de
escape de los instintos agresivos reprimidos 28
La sociedad sonorense hallo así, en la actitud an
tichina, 1\ bcasión para un desahogo "racionali
zado", en el sentido de una elección plenamenfe
intencional.
El odio a los chinos tuvo una transcendencia
regional indudable, como lo demuestra el hecho
de que todavía en 1965 se celebraba el 50° ani
versario de la campaña nacionalista antichina en
Sonora como un triunfo "en la defensa de la na
cionalidad y de la raza 29.
OTAS
1 Cereña, José Luis. "La penetración extranjer,a y los
grupos de poder económico en el México porfirista
en Problemas del Desarrollo. Año 1, Núm, 1. pp 4988. México, Instituto de Investigaciones Económi
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2 Misawa Saito, K. La colonia Enomoto de ChiaPas,
estrategÚJ expansionista y proyectos migratorios japoneses a fines del siglo XIX; El caso de México. Teis de maestría en historia de México. Facultad de
Filosofía y letras, UNAM, 1982, pp 40-41.
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octubre de 1871.
5 El Tráfico de Guaymas, Sonora. 18 de enero de
1901. Hemeroteca Nacional.
6 Morrison, Samuel Eliot et al. Breve Historia de los
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1980, pp 275-312.
9 Ota Mishima, Ma. Elena. Siete migraciones ;aponesas en México. El Colegio de México. pp 17-20.
10 Hu de Hart. Evelyn. Ob cit.
11 lbidem.
12 VasconoeMs, José. Ulises CrioUo. Cultura/SEP,
Lecturas Mexicanas, 12, México, 1983, p 323.
13 De la Torre Villar, Ernesto et al. Historia Documental de México, Tomo 11. U AM, México, 1984,
p409.
14 Metnoria de los hechos relativos a lo matanza de
chinos en Torreón el dia 15.de mtUJO de 1911, yel
protocolo del 16 de diciembre, prometiendo indem~ft PM la 9ft'I!ftmm. -F1mdo
:.&do de .la
Biblioteca Nacional.
15 González Navarro, Moisés. Población y Sociedad en
México (1900-1970), Tomo 11. Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, -uNAM, 1974, P 61.
16 AHSRE, (Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores). Doc 16-8-108,17 de octubre de
1912.
17 AHSRE, Doc 16-11-171, junio-julio de 1914 y Doc
16-9-131. noviembre-diciembre de 1913.
18 AHSRE, Doc 18-7-162, Exp 11242 (51; 72)/3, diciembre de 1919.
19 AG (Arclúvo General de la 'ación). Fondo Trabajo, Exp !~7-1 (f:91), 1919.
20 AHSRE, Doc 18-7-172, Exp 11242 (51; 72)/3. 1919.
21 González avarro, ob cit.
22 Hu de Hart, Evelyn. Ob cit.
23 AG , Fondo Gobernación, Ramo D.2.31, Exp 391,
Caja 21>.
24 AG , DGG (Dirección General de Gobierno),
2.360(21)8070, Exp 6, Caja 5.
25 Espinoza, José Angel. Ob cit, P 106.
26 AG ,DGG, 2.360(22) 8074, Exp 1, Caja 6.
27 AHSRE, Doc IV-241.2(51)1.
28 Mitscherlich, Alexander. La idea de lo paz y la
agresividad humana. Véase prólogo de Carlos Castillo del Pino. Ed Taurus, Madrid, 1971.
29 Apología del 50 aniversario de la Campaña Nacionalista. 26 de Mayo, 1915-1965. Estado de Sonora.

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