Versión WEB - El proyecto de Bana

Transcripción

Versión WEB - El proyecto de Bana
Historia de
una pelota
Historia de una pelota
Autor: Alumnado de los siguientes Centros Educativos: Colexio Plurinlíngüe PP. Franciscanos
Lugo, Colexio María Auxiliadora Lugo, CPI Atios (Valdoviño), Colexio Plurilíngüe PP. Franciscanos
A Coruña, CEIP Antas de Ulla, CEIP Condesa de Fenosa O Barco de Valdeorras
Ilustración: Carolina Rodríguez Arajol
Diseño de cubierta: Carolina Rodríguez Arajol, Ginés Vázquez Seijas y Luis Abel Taboada
Compaginación: Ginés Vázquez Seijas y Luis Abel Taboada
Colaboración: German Cordo Isorna, Mercedes de Santaló Osorio, Laura Río Hortas, Laura Adela
Fernández, Pilar Méndez, Jesús Dopazo Sánchez, Marta Gayoso Ríos
Del texto, 2015, Alumnado de los centros arriba mencionados.
De esta edición:
2015, Bana Editorial (Aula 14-3ºA, Colexio Plurilíngüe PP. Franciscanos Lugo. Praza Maior 2627001-Lugo) [email protected]
1ª edición: julio 2015
Reservados todos los derechos.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en modo
alguno o por ningún medio sin permiso previo del editor.
Edición para España. Prohibida su comercialización fuera del territorio español.
Ref: xx-¿?
Dep. Legal: x. ¿¿.??¿-2015
ISBN: ¿¿-¿???-¿?¿-¿
Impreso por Bana Editorial
A los alumnos y alumnas de los centros educativos
participantes por la magia de sus letras
A Mercedes, Marta, Germán, Jesús, Pilar, Laura y
Laura Adela por su implicación desinteresada
A Carol por ser el color de nuestras hojas.
Indice
Capítulo Uno
Colexio P.P. Franciscanos de Lugo
12
Capítulo Dos
Colexio María Auxiliadora de Lugo
19
Capítulo Tres
CPI Atios de Valdoviño
23
Capítulo Cuatro Colexio PP. Franciscanos de A Coruña
29
Capítulo Cinco
CEIP Antas de Ulla
32
Capítulo Seis
CEIP Condesa de Fenosa
36
Colexio P.P. Franciscanos de Lugo
39
Capítulo Siete
Prologo
Formando parte de El Proyecto de Bana, se ideó para el curso 2014/2015 una
expansión del mismo abriendo a otros centros la posibilidad de participación, para
que niños y niñas de diversos colegios compartieran una historia a la que se denominó:
"Historia de una pelota".
Alumnos de Educación Primaria de los Colegios: Colexio Plurilingüe PP. Franciscanos
de Lugo, CPI Atios de Valdoviño, Colexio Plurilingüe PP. Franciscanos de A Coruña,
CEIP Antas de Ulla, Colexio María Auxiliadora de Lugo e CEIP Condesa de Fenosa
de O Barco de Valdeorras, hicieron posible la experiencia, haciendo que la pelota
siempre querida y acariciada por los alumnos y alumnas , diera a luz a una maravillosa
historia de vivencias colegiales, saltando de un centro a otro, dando a conocer su
entorno y los lugares más significativos y emblemáticas de la ciudad o villa, creados,
recreados y soñados por esos alumnos y alumnas de Ed. Primaria con una gran dosis
de imaginación y capacidad creativa.
"Historia de una pelota" hizo posible la relación de niños y niñas que viven en
contextos distintos, creó entre ellos vínculos de cercanía, abrió nuevos horizontes e
hizo posible la convivencia a través de la creación literaria.
Nuestro agradecimiento a todos los que hicisteis posible esta historia y que la
experiencia sea la base de nuevas iniciativas.
Introduccion
Allí estaba, en un rincón olvidada, detrás de Saturnino, el esqueleto de
plástico que guardaba nuestra aula.
Nadie sabía quién la había dejado allí, ni desde cuando ocupaba un lugar en
nuestro pequeño mundo.
Teníamos otras pelotas, una de baloncesto, varias de fútbol, incluso había
una muy bonita de voleibol. Pero cada día a las dos cuando nos marchábamos
a casa, sus dueños las recogían y se las llevaban. A la mañana siguiente
volvían a estar allí esperando pacientemente que llegase la hora del recreo.
Pero aquella pequeña pelota de plástico rojo no bajaba nunca al recreo, no
se marchaba a casa a la hora de comer. Cada día estaba allí… como si
fuese uno de los muebles de la clase, como si no le importase a nadie,
como si no tuviese una historia….
Pero cada objeto y cada ser tiene su propia semblanza, y ésta es esa
historia…¡La historia de una pelota!
Capitulo Uno
Colexio PP. Franciscanos de Lugo
Un día Carolina, la profesora de Emotio, la cogió y la escondió en el
comedor del Colegio Franciscanos de Lugo.
Los niños fueron al comedor a buscarla pero Carolina fue antes a por ella
y la escondió en el tobogán del patio. Los niños no la encontraban.
Carolina la cogió otra vez y la llevo a la clase de 3ºA y la puso en el baúl.
Un día David, el profesor de 5ºA, encontró la pelota y la puso donde
estaba al principio, pero Carolina no soportaba que la encontrasen siempre
y le dijo a la profesora Alicia de Ed. Físicasi escondes la pelota te doy 50 euros.
Alicia le dijo- ¡Vale!
Carolina le dio el dinero pero los niños habían visto a Alicia esconder la
pelota en el palco de la Praza Maior.
La pelota fue rodando hasta el tablero de ajedrez y allí la cogieron Iván
y Pablo y la pusieron en su sitio otra vez.
Un día, después de mucho tiempo, los niños se la llevaron al patio para
jugar pero un profesor se la confiscó, aunque la volvieron a encontrar y
la escondieron en la silla de Laura Couto, una niña de clase. Laura se iba
a sentar y la vio. La escondió en la mochila de su amiga Mela.
Mela la tiró al claustro del colegio y la pelota se quedó durmiendo allí.
La pelota se sentía sola y abandonada.
Mar, la señora de la limpieza la cogió y la volvió a dejar en la clase.
Pasaron los días y la pelota seguía allí, los niños de clase, los profesores,
Mar… nadie sabía nada de esa
pelota.
La pelota se llamaba Bana y les dijo a los niños de clase- Yo soy la reina
de todas la pelotas.
Y antes de que pudieran contestar, la pelota Bana les dijo- Mañana traedme
todas las pelotas que podáis a la Praza Maior.
Pero al día siguiente los niños se olvidaron y la pelota les riñó y los
niños no jugaron a nada en el recreo. Volvieron a clase y la pelota estaba
en la silla de una alumna que se llamaba Estela. Cuando la vió preguntó-
¿Qué hace aquí la pelota? Yo no la dejé aquí.
Mario, un compañero suyo dijo- Fue Laura Couto
Laura se rió y dijo- Te quería gastar una broma.
La pelota se fue al patio porque Dani iba a jugar con ella. Se puso
muy contenta y dijo- ¡Qué bien, van a jugar conmigo! ¡Es la primera vez
que alguien juega conmigo!
Jugaron con la pelota y cuando se acabó el recreo se la llevaron a su sitio
detrás del esqueleto Saturnino.
Al día siguiente la cogieron otra vez y jugaron con ella al baloncesto. Laura
Couto tiró a canasta y la pelota se quedó enganchada en el aro. Se quedó
allí sola. La cogieron con un palo y la rescataron. Después un niño de 4º
la cogió y la escondió en los baños y los niños tuvieron que buscar y
buscar.
La encontró Dani cuando iba al baño. Y Dani se la dejó a su amigo Mateo
de 3ºB.
Al día siguiente Mateo se puso a jugar con ella y a la pelota le encantaba,
pero un día un niño mayor la embarcó en el adarve de la muralla y allí se
quedó observando pasar a la gente y preguntándose que qué sería aquel
edificio tan raro donde se había quedado sola y olvidada.
Pasaron los días y la pelota se sentía muy triste, nadie iba a rescatarla.
Echaba de menos que los niños jugaran con ella.
Los veía allí abajo, en el patio, en el recreo.
Un día un animal de cuatro patas y muy peludo se acercó a ella, pero
no la rescató, sólo la olisqueaba.
Al día siguiente un grupo de rescate fue a por la pelota Bana. Quedaron
por la tarde en la Plaza Maior para ir a rescatarla.
Cogieron una escalera de cuerda y un rastrillo.
Unos días después el animal peludo de cuatro patas volvió para olisquearla
pero se llevó la sorpresa de que ya no estaba
Un día un niño la cogió y la llevó al colegio. Después se la fue a enseñar
a sus amigos. Jugaron con ella y la pelota sentía que era del colegio.
Se la llevaron a una clase y allí estaban los niños de 3ºB
¡Es la pelota Bana!- exclamaron todos a la vez.
La pelota la traía un niño moreno, bajito, con gafas, que era muy listo
Los niños de 3ºB le pidieron a Fus que comprara otra pelota en una
tienda de deportes porque la pelota Bana se sentía sola.
Al día siguiente los niños de 3ºB y de 3ºA pudieron ver cómo era la
pelota nueva.
Y desde entonces la pelota Bana volvió a quedarse sola día tras día, recreo
tras recreo olvidada detrás de Saturnino en la clase de 3ºA.
Pero un día cuando el polvo empezaba ya a apoderarse de ella Carolina la
recogió para llevársela a su casa y dejar que niños y niñas de otros colegios
pudiesen disfrutar de ella.
Cuando iba andando, sin darse cuenta, perdió a Bana y fue rodando poco
a poco llevada por el viento y por los empujones aburridos de la gente
que se encontraba por la calle, hasta que se paró finalmente dentro de un
enorme y precioso edificio blanco y verde con unas rejas en su exterior.
Capitulo Dos
Colexio Maria Auxiliadora de Lugo
Estaba tiritando de frío. De pronto, Arion, un alumno del cole la ve de
lejos y se acerca a preguntarle qué le pasa. Entonces se hacen amigos y
Arion se lleva a Bana.
Arion estaba jugando al fútbol con Bana y de repente aparece el conserje
que, enfadado, coge a Bana y la esconde en la sala de calderas, porque no
le gustan las pelotas.
De pronto, empieza a salir humo por la caldera. Bana grita para pedir ayuda
y llama a Arion para que le rescate. Arion rápidamente abre la puerta. La
sala de calderas está muy oscura. Arion tropieza con una silla y se cae
con fuerza contra la manivela de la caldera.
El conserje escucha un fuerte ruido en la sala de calderas y va a ver lo
que pasa.
Arion se mete debajo de la caldera para sacar a Bana. Le cuesta sacar la
pelota porque había poco espacio y la caldera estaba caliente, pero al final
la saca.
Después, notan que empieza a hacer mucho calor y como no aguantan se
escapan del sitio. Pero, de pronto salta una chispa y comenzaron a arder
todas las calderas. Rápidamente, el conserje sale de la sala de calderas
para llamar a los bomberos. Llegan Silvia, Tony y Cristian, los bomberos y
apagan el fuego y salvan a Arion y a Bana.
En un despiste de Arion, Bana se mete en un saco donde uno de los
bomberos llevaba una manguera y otros objetos. Cuando Bana se da cuenta
de donde está, se encuentra en un lugar que no conoce, solo ve el inmenso
cielo, allí en lo alto y escucha una sirena intensa y cercana. Ya no siente
las manos calurosas de Arion acariciándola ni su simpática voz con ganas
de un rato al fútbol.
Aquel lugar no era como ningún otro que Bana conociese, nada de lo que
había a su alrededor le era familiar, sólo el cemento frío sobre el que
reposaba y el sereno cielo azul sobre ella.
Cuando ya creía que se quedaría allí por mucho, mucho tiempo, un bombero
la recogió y la metió en el maletero de un coche.
Allí todo estaba oscuro, creyó reconocer una caja de cartón, y unas zapatillas
de correr a su alrededor.
Y permaneció allí durante mucho tiempo, no sabría decir cuánto, pero
sentía el monótono traqueteo de las ruedas al moverse, la sensación de
movimiento al coger las curvas. Hasta que se detuvo, abrieron el maletero
y la luz volvió a darle esperanzas. Justo en ese instante una chica sonriente
la cogió delicadamente y se la llevó.
Capitulo Tres
Colexio Atios de Valdovino
Esa niña se llamaba Sofía era guapa e inteligente. Sofía llevó la pelota a
un colegio llamado CPI Atios en Valdoviño. Valdoviño es un pueblo costero
y tiene unas playas bonitas y grandes.
Sofía dejó la pelota en la silla de Carla, entonces Elena la volvió a coger
y la llevó para la mesa de Andre. Andrea se sorprendió y llevó la pelota
para el gimnasio. Azu vio la pelota desde lejos y descubrió que era mágica.
Azu cogió la pelota para jugar con ella pero Cristian se la quitó para
devolvérsela al grupo Esperanza. Ainoha la cogió y empezó a jugar con ella.
Laura, la profe, se la quitó y la dejó encima de su mesa. Entonces la pelota
les empezó a hablar y todos quedaron con la boca abierta. Bana les dijo:
- Me gustaría jugar con vosotros.
De repente la clase entera contestó:
- ¡¡¡Sí!!!
Iker cogió a Bana y todos bajaron al recreo a jugar con ella. Todos estaban
jugando al fútbol cuando Iker lanzó la pelota tan fuerte que se quedó
enganchada en un árbol. Andrea y Sara, que eran muy valientes, treparon
por el árbol y la cogieron pero al bajar se les resbaló de las manos y Bana
se fue rodando cuesta abajo hasta que Ainoha la cogió y se la dio a Ale.
A Ale le encantaba hacer gimnasia rítmica así que empezó a lanzarla al
aire, inventándose bailes con ella. A Bana le encantaba aquel juego pero
Manu le dio una patada y Bana acabó a los pies de Martín Díaz que las
estaba dibujando. Martín se las llevó a su casa y la puso al lado de sus
terrarios. Abraham que estaba al lado de Martín la cogió y al día siguiente
la llevó al cole.
Abraham empezó a jugar al baloncesto con ella. Bana se enganchó en la
canasta. Bana se quedó sola y aburrida. Así que… se puso a cantar. Patricia
la escuchó y la rescató. Después Rubén la cogió y la llevó a su casa,
jugaron los dos juntos a la “play”. A continuación invitaron a Beltrán. Bana
les ganó la partida. Rubén enfadado le regaló la pelota a Beltrán. Rubén
y Beltrán llamaron a Laura y a Martín y fueron todos juntos al parque a
jugar. Jugaron al fútbol con Bana. Bana hizo de árbitro pero salió lesionada.
Se hizo un esguince. Se acabo el partido ganando esta vez Rubén y
Beltrán. Todos ayudaron a Bana y la llevaron al médico. El médico le dijo
que tenía un esguince grave., Bana se puso muy triste, porque pensó que
nunca podría volver a jugar. Ana intentó consolarla. Bana ya se sentía mejor.
De repente, entraron dos niños en la habitación, le dieron una patada y
Bana salió por la ventana. Todos se sorprendieron porque Bana también
tenía alas. La pelota se cayó en la playa…
La playa en la que aterrizó Bana era la playa de Valdoviño, A Frouxeira. A
Bana le impresionó lo bonita y grande que era.
Cuando Bana echó un vistazo a su alrededor, vio a un niño llorando en
una esquina de la playa. Bana se acercó volando a junto del niño para
consolarlo. Le preguntó qué le pasaba y el niño le dijo que le dolía mucho
un tobillo. Bana le dijo que no se preocupara, que ella le ayudaría a llegar
a casa sano y salvo. Javier, que así se llamaba el niño, no vivía muy lejos,
y Bana lo llevó volando.
La familia de Javi, estaba muy preocupada porque no sabían dónde estaba.
Cuando, de repente, ven a Javi llegar volando con Bana, la familia lloró de
alegría. Se pusieron tan contentos que invitaron a Bana a comer a su casa
y a quedarse unos días.
Bana estaba feliz en casa de Javier, y ya era una más de la familia
porque lo que en un principio iban a ser unos días, se convirtió en una
gran temporada. En verano, le propusieron ir de vacaciones a Canarias y a
Bana le encantó la idea. Lo que no podía imaginar era la cantidad de
aventuras que le ocurrirían en aquel viaje….
Hasta que un día jugando en el mar, las olas caprichosas alejaron a la pelota
de Javier que desde la orilla sólo podía ver como se alejaba más y más.
Días después un barco la recogió con sus redes y Bana viajó durante
semanas entre marineros y pequeños peces que trataban de escaparse de
las mallas.
Finalmente el barco se acercó a puerto y mientras la tripulación limpiaba
la cubierta, la pequeña pelotita cayó de nuevo al mar hasta que lentamente
mecida por las olas llegó a la orilla de una playa.
Capitulo Cuatro
Colexio PP. Franciscanos de A Coruna
Cuando la clase de 3º de Educación Primaria del Colegio Franciscanos de A
Coruña se dirigía a visitar la Casa del Hombre, Bruno que es muy observador,
divisó una pelota que se mecía en la orilla de la playa de Riazor movida
por las olas.
Avisó a la profe y junto a Irene fueron a recogerla y vieron que tenía
rotulada la palabra “Bana”. Ese debía de ser su nombre.
Con gran alegría la mostraron a todos, y mientras esperaban a la entrada
del museo, todos pudieron tocarla y acariciarla.
Al llegar al colegio decidieron jugar con ella pero había que pedir permiso
al profesor César para saber si podían bajarla al patio. Después de lograr
el permiso se pusieron todos a acariciarla, pero David “el futbolero” dijo
que había que prometer delante de Bana, que no le iban a dar patadas a
lo loco. Toda la clase se puso a inventar las palabras de la promesa:
Bana, Bana
tenemos mucha gana
de jugar contigo
como un amigo.
No te daremos patadas, y así no te enfadas.
Todos los demás cursos de Primaria al ver la bonita pelota y a los niños
y niñas de 3º tan contentos, quisieron tocarla y jugar con ella, pero como
no decían las palabras del juramento y le daban muchos golpes, Bana
siempre se las arreglaba para saltar, rodar y volar hasta llegar a sus amigos
y amigas de 3º.
Un día que la pelota estaba en la taquilla, un niño de 6º la cogió y se
puso a jugar con ella al brilé. Bana que es muy juguetona y que además lo
que más le gusta es jugar y volar, se sintió triste porque no eran sus
mejores amigos del colegio. Para volver con sus dueños empezó a volar
más alta y no cumplía las normas del juego, y los niños cabreados
empezaron a golpearla contra la pared.
Una profesora que llegó al patio la vio y como no sabía de quién era,
mandó que la llevasen a la secretaría a objetos perdidos.
Helena, que es la delegada, la vio y pronto habló con la directora para
poder recogerla y decirle que era de su curso y que era una pelota muy
especial
Decidieron presentarla a todos los cursos y que se quedase un día en
cada clase y así sería la pelota más famosa del colegio.
Cuando le tocó a 1º de ESO, la tiraron tan alta que se quedó en el aro
de baloncesto y empezó la “misión rescate” que solucionó el profesor
Gonzalo que con la escalera alta pudo cogerla, pero estaba un poco
desinflada, por eso le realizaron una cura de inflado y renovaron la promesa.
Al terminar la promesa por todos los cursos, se quedó en clase, pero
como la querían tanto y era tan bonita, Eugenia pensó que podían
compartirla con otros niños y niñas de otros colegios y empezaron a
pensar un plan.
¿A dónde podrían mandar a Bana? ¿Y cómo llegaría allí?
Se les ocurrió una idea estupenda. La profesora Pilar conocía a un
profesor llamado Jesús que daba clases en un precioso pueblo de la
provincia de Lugo… en Antas de Ulla. Así que un día recogió a Bana, dejó
que todos los niños y niñas del colegio se despidiesen de ella y se la
llevó a Jesús para que otros niños pudiesen disfrutar de ella.
Capitulo Cinco
Colexio Antas de Ulla
Jesús nos trajo una pelota a clase. Nos la presentó, se llamaba Bana.
Nosotros nos presentamos a la pelota, somos: Patricia, Hugo, Sara, Sandra,
Nerea, Sheila e Iria. Cuando tocó la sirena salimos al recreo a jugar con
Bana. Primero jugamos al escondite, luego al volei y por último al fútbol.
Hugo le dio una patada tan fuerte que Bana salió volando y llegó a la
Plaza Nueva. Bana se sentía sola, hasta que un perrito la olisqueó. Por la
tarde los niños de segundo fueron a buscar a Bana. La encontraron jugando
con los niños de primero, que se llamaban: Xoel, Unai, Diego, Jonathan e
Iker. Después decidieron jugar con los columpios y a la batalla de pelotas.
De una patada Hugo la mandó volando al campo de fútbol. Los niños de
segundo llamaron a los de primero y fueron a buscar a Bana. Cuando
llegaron al campo, cogieron a Bana y jugaron todos juntos. Estaban tan
cansados que se fueron al Superclaudio a comprar unos helados. Mientras
tanto Bana cayó rodando a las piscinas de Antas de Ulla. Los niños fueron
a buscar a la pelota. La rescataron con una cuerda y se bañaron todos
juntos. Al despedirse Sandra decidió coger a Bana y llevarla consigo para
dársela a su hermana Ainhoa y que se la llevara a los niños de tercero
al día siguiente para que jugaran con Bana.
Ainhoa la hermana de Sandra compartía clases con los niños de tercero.
Cuando empezaron las clases, Ainhoa le preguntó a su profe Montse si
podía presentar la pelota a sus compañeros y compañeras. Montse le dijo
que sí. Los niños y niñas se presentaron: Marcos, Ánxela, Antía, Hugo,
Andrés, Alex, Daniel; son de tercero y Ainhoa, Nico, Ana, Antón, Lucía,
Raquel, Mireya, Natalia, Germán, David son de cuarto.
Los de tercero cambiaron de clase y se llevaron a Bana con ellos. Cuando
llegaron a junto de su profe Sergio le preguntaron si podían jugar todos
juntos en el recreo con Bana. Sergio contestó que sí. Cuando tocó el
timbre todos bajaron a jugar con Bana. Bana se lo pasó muy bien jugando
con los niños de tercero y cuarto, pero de repente Andrés, Hugo, Alex,
Nico y Antón discutieron por el fútbol y el director José les quitó a
Bana. Hugo y Marcos hablaron con la secretaria María José para que hablara
con el director y les devolvieran a Bana. María José consiguió convencer
a José y Bana volvió a la clase de tercero.
En el recreo de mediodía todos estaban jugando al fútbol con Bana, cuando
Hugo resbaló y Bana llegó rodando hasta Ánxela que se llevó a Bana para
su casa. Por la tarde Ánxela habló con su hermano Héctor de quinto y
fueron a jugar a la Plaza Nueva al fútbol con sus amigos Iván y Alex. Bana
estaba jugando muy emocionada, pero de repente Iván le pegó una patada
tan fuerte que Bana salió rodando carretera abajo, Dani intentó rescatarla
pero fracasó y Bana salió rodando y volando por Monterroso, Taboada,
Chantada, O Saviñao , Monforte de Lemos y Quiroga. Cuando llegó a
Quiroga cayó en el río Cabe y se marchó flotando hasta llegar al río Sil.
Bana se sentía muy triste, cansada y hambrienta; hasta que un niño la
cogió del río al pasar por A Rúa. Este niño le pegó una patada tan fuerte
que mandó volando a Bana hasta el Barco de Valveorras.
Capitulo Seis
Colexio Condesa de Fenosa
Saúl se la encontró rodando por el Paseo del Malecón. Le pareció una
pelota especial, por eso, al día siguiente la llevó a su colegio, el CEIP
Condesa de Fenosa. Allí le esperaban sus amigos, entre ellos destacaban
Marcos, Antón y Alicia. Les propuso jugar con ella en la pista cubierta del
colegio y cuando tocó el timbre, que indicaba el final del recreo, se la
enseñaron a Modesto, el profesor de Educación Física. Modesto les
recomendó guardarla en el almacén del pabellón con el resto de las pelotas.
Pero esta pelota roja tan juguetona no sabía que en la cesta le esperaban:
Jumpi, la pelota de baloncesto; Roco, la pelota de fútbol y Suri, la pelota
de tenis.
Bana se sentía feliz, pues acababa de conocer a sus nuevos amigos. Fue
entonces cuando decidieron inventar un juego nuevo: ¡el FUTBANIS!
Las cuatro pelotas estuvieron un buen rato pensando y, tras una larga
deliberación, decidieron establecer las siguientes reglas de juego:
1ª Regla: Hacer un triángulo con tiza en el suelo y meter dentro a Jumpi,
Roco y Suri, separados entre sí por medio metro.
2ª Regla: El jugador se colocará a 5 metros de distancia del triángulo.
3ª Regla: El jugador podrá lanzar hasta en 5 ocasiones a Bana para
intentar darle a las tres pelotas de dentro del triángulo. Si no se consigue,
se pierde una vida. Si pierde las cinco vidas, queda eliminado.
4ª Regla: Cada pelota que toque Bana suma 5 puntos. El jugador que
primero llegue a 50 puntos será el ganador.
Bana y sus amigos se ponían muy contentos cuando los niños del cole
jugaban con ellos. Cada día eran más y más niños los que se agolpaban
alrededor de ese triángulo para ver la competición y animar a los jugadores.
Viendo el éxito que tenía el juego, Saúl, Marcos, Antón y Alicia decidieron
organizar unos Juegos Olímpicos de FUTBANIS. A la final llegaron el
Colegio PP Franciscanos de Lugo y el CEIP Condesa de Fenosa de O
Barco.
¡Qué emoción! Los cuatro jugadores se desplazarían al día siguiente
a la capital lucense para disputar el partido decisivo. ¡Bana estaba como
loca de contenta!
Capitulo Siete
Colexio PP. Franciscanos de Lugo
Así pues llegó el gran día. El patio del Colexio Plurilíngüe PP. Franciscanos
de Lugo estaba listo para tan magnífico evento… ¡Los Juegos Olímpicos
de FUTBANIS podían comenzar!
Al abrigo de la muralla romana numerosos espectadores aguardaban curiosos
y emocionados.
Los ocho finalistas disputaron un trepidante encuentro hasta que el
marcador se detuvo en 49 puntos para el colegio Condesa de Fenosa de
O Barco de Valdeorras y 49 puntos también para el Colexio Franciscanos
de Lugo.
En ese momento los jugadores de ambos equipos se detuvieron durante
unos instantes y se miraron fijamente.
En sus rostros amplias sonrisas se dibujaban entre las gotas de sudor
del esfuerzo del juego. Y entonces Bana les susurró- “mirad a los
espectadores, también sonríen felices., todos hemos sido muy felices hoy
¿Importa ya quién gane?”
Suavemente la dejaron en el suelo y se abrazaron unos a otros entre
una atronadora ovación del público que fue acercándose al triángulo de
juego para felicitar a los jugadores. Y sin que nadie se diese cuenta, la
pequeña pelota roja fue rodando suavemente hacia un extremo del patio.
La gente abandonó el colegio y sólo la pelota permaneció en el patio
hasta que Mar, la señora que cuidaba de la limpieza del colegio la recogió
y decidió dejarla en la clase de 3ºA.
Y el tiempo pasó firme y cada día allí estaba, en un rincón olvidada, detrás
de Saturnino, el esqueleto de plástico que guardaba nuestra aula.
Nadie sabía ya quién la había dejado allí, ni desde cuando ocupaba un lugar
en nuestro pequeño mundo, pero esta pelota roja… sí tenía una historia.
FIN
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