manuel larralde bustillo

Transcripción

manuel larralde bustillo
La entrada a la propiedad, que en 1950 fue cedida a la congregación
de religiosas húngaras María Ward, sigue preservada tal y como la
diseñó Bustillo en 1931. Su tono colorado, tomado de las construcciones
pompeyanas, le aporta un aire italiano único y original. “Este campo es
una gran síntesis de la obra de mi bisabuelo, ya que es una construcción
sencilla pero refinada. En cada uno de sus detalles podemos ver la
influencia de su amor por lo criollo, por lo autóctono”, confiesa Manuel.
Derecha, arriba: Manuel posa en uno de los patios de la propiedad con
el último autorretrato que pintó su bisabuelo en 1961, a sus 72 años.
MANUEL
LARRALDE
BUSTILLO
“MI BISABUELO ES
SIEMPRE UNA GRAN
INSPIRACION”
Descendiente del arquitecto más
importante de Argentina en el siglo XX,
es una promesa del arte nacional.
A punto de mudarse a Londres,
muestra “La Estancia”, el campo que
Alejandro Bustillo y Blanca Ayerza
construyeron en 1931
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Retrato de Alejandro Bustillo y Blanca
Ayerza a los pocos meses de su
matrimonio. Abajo: además de servir
de mirador, la torre de
“La Estancia” era el lugar en el
que las cuatro hijas del arquitecto
–Marta, Blanca, Elena e Inés–
reforzaban los estudios durantes
las vacaciones de verano. En la
otra página: la casa principal
fue la primera construcción que
edificaron cuando Alfonso Ayerza
les regaló una porción de sus
tierras el día que se casaron,
en 1916. En la otra página,
abajo: riguroso con los horarios,
Alejandro colocó una campana
para anunciar que la comida
estaba servida.
“Alejandro era un ciudadano del mundo que
siempre contaba anécdotas interesantísimas.
Fue un hombre que tuvo una gran influencia
en el arte y siempre estaba rodeado
de figuras únicas”
L
os Bustillo son una familia
prolífica. El apellido está vinculado a la historia del arte
argentino del siglo XX y es un
referente único de la arquitectura nacional. Entre sus integrantes
hay pintores, escultores, arquitectos, escritores y hasta bailarinas.
Cuando Alejandro Bustillo y Blanca Ayerza se casaron en 1916, jamás imaginaron que su amor por
la estética trascendería de una
forma tan intensa. Pero esas largas temporadas en su estancia de
Plátanos –la pequeña localidad en
el partido de Berazategui fundada
en 1874 por Laureano Godoy– dejaron sus frutos. Allí, en el campo
de ciento cincuenta hectáreas que
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Godoy vendió a Alfonso Ayerza
para criar caballos árabes, la familia entera se nutrió del exquisito
gusto del patriarca, que instaló
ahí mismo uno de sus estudios.
Cuando Bustillo se casó con
Ayerza, en 1916, el padre de la novia les regaló una porción de sus
tierras con una casa llamada “Claveles”. Allí vivieron hasta 1931,
cuando decidieron mudarse a la
ciudad. Pero no abandonaron ni
vendieron la propiedad, sino que
decidieron fundar “La Estancia”,
un campo de 120 hectáreas que
el afamado arquitecto subdividió
en dos secciones. Una de ellas, de
aproximadamente treinta hectáreas, fue destinada a actividades
agropecuarias. En la otra, Bustillo
profundizó los lineamientos arquitectónicos de la casa original, “Quinta Grande”, con una torre y amplias
galerías de inspiración colonial italiana, y construyó alrededor un conjunto de casas para que cada uno de
sus hijos veraneara con sus respectivas familias.
En esa misma propiedad, la más
querida por el arquitecto, Manuel
Larralde Bustillo (31) –hijo de Ignacio Larralde Gowland e Isabel
Bustillo Lynch– habla con ¡Hola!
Argentina sobre la influencia de su
bisabuelo en su ascendente carrera
en el mundo del arte y cuenta cómo
fue crecer en una familia para la que
la estética y la belleza fue siempre
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Uno de los edificios más representativos de es la construcción
con grandes ventanales y balaustrada que el reconocido
arquitecto levantó en medio del parque. Izquierda: la capilla,
cuyo estilo Bustillo tomó de la arquitectura italiana, era donde
se celebraban muchas de las ceremonias religiosas de la
familia. La columnas corintias que sostienen el balcón son un
ejemplo de la influencia neoclásica. Izquierda, abajo: detalle
de la puerta tallada de madera, cuyo diseño se inspiró en las
puertas de las iglesias del Renacimiento. Derecha, abajo:
Manuel, que posa en una de las fuentes de la propiedad,
confiesa: “Bustillo fue multifacético, con una gran habilidad
para construir lo que se proponía”.
una constante. “Nacer en una familia
como la mía es realmente un privilegio.
Mi bisabuelo fue una gran figura para
todos y sigue muy presente en nuestras
vidas. Su obra es el mejor legado que
tenemos”, confiesa mientras termina de
pintar un cuadro en el jardín rodeado
de estatuas griegas que Alejandro diseñó en la década del 30.
–¿Qué recuerdos tenés de este campo?
–Fue un lugar muy querido por toda
la familia y es un reflejo del gran amor
que mi bisabuelo tenía por la arquitectura clásica. Según me contó mamá, era
un tipo muy metódico, pero también
muy alegre y al que le encantaba cantar y
tocar la guitarra. De hecho, su casa siem88
pre estaba llena de gente muy interesante, como Leopoldo Marechal y Victoria
Ocampo, a quien le construyó su casa de
Palermo Chico en 1928. Tanto su estudio como sus casas eran lugares en los
que siempre se congregaban los mejores
artistas de la época. Es decir, en este campo se mezclaba la naturaleza con el arte,
algo que es muy propio de los Bustillo.
–¿Cómo es ser artista llevando un apellido como el tuyo?
–Mi tío César, que hizo una gran carrera como pintor, fue el primero en
seguir sus pasos, por lo que no me sorprende que yo haya elegido este camino
también. A mí me enorgullece llamarme
Bustillo y cada vez que veo una obra de
“Al igual que mi bisabuelo, dejé Arquitectura
para dedicarme a la pintura. Pero él tuvo que
retomar su carrera para poder vivir”
Alejandro me doy cuenta de que
era un hombre muy refinado al
que le gustaban las cosas simples
de la vida. Fue un hombre cuya
mayor virtud fue la sencillez.
–¿Cuándo te diste cuenta de que
querías seguir el camino del arte?
–Siempre dibujé, desde muy
chico, y ya adolescente comencé a
tomar mis primeras clases de pintura en el taller de Jorge Demirjian. Al igual que mi bisabuelo,
empecé a estudiar Arquitectura y
abandoné para dedicarme al arte.
A diferencia de Alejandro, quien
también se volcó a la pintura después de abandonar la carrera de
Arquitectura, yo decidí que el arte
sería mi vida y volqué todas mis
energías en eso. Tuve la suerte
de poder comenzar a vivir de mis
obras. De hecho, siempre pienso
lo difícil que habrá sido para él
haber abandonado el arte plástico
después de que en 1912 ganara
con un autorretrato el primer premio del Salón Nacional del Pintura del Museo de Bellas Artes.
–¿Hay una influencia de las
obras de Bustillo en el estilo de
tus cuadros?
–No sabría definir mi estilo,
pero sí estoy consciente de que, al
igual que su obra pictórica, la mía
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“Mi familia está feliz de que sea artista y me apoyó siempre. Entre mis hermanos
hay un músico y una bailarina, por lo que la sangre Bustillo sigue latente”
Arriba: amante de los paisajes, Manuel termina de pintar uno de sus cuadros en el parque de “La Estancia”. “En este campo se mezclaba la
naturaleza con el arte, algo que es muy propio de nuestra familia”, cuenta. Abajo: Alejandro Bustillo fue un gran coleccionista de estatuas griegas y
muchas de ellas las ubicó en la casa donde reunía a toda su familia los veranos y los fines de semana.
está marcada por el manejo del
color y la fuerza del trazo. Creo
que mis cuadros son un reflejo de
mis recuerdos y de mis vivencias.
Sin embargo, algunas veces tengo
la sensación de que la tendencia
en el mundo del arte está yendo
hacia otro lado, pero recuerdo a
Alejandro y sigo mi sensibilidad
artística. Pienso que cuando Le
Corbusier diseñaba obras lineales
y minimalistas, él seguía ideando construcciones neoclásicas y
afrancesadas. En eso puedo decir
que soy un Bustillo.
–Hablemos de tu mudanza a
Londres…
–Decidí irme a vivir a Londres
porque creo que es una de las
capitales del arte más importantes del mundo. Además, me di
cuenta de que como artista debo
experimentar nuevas cosas y seguir aprendiendo. Mi decisión
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también estuvo influenciada por
los consejos que el afamado galerista Thomas Gibson, que es un
gran amigo de mi padre, me dio
cuando lo visité en su galería de
Bruton Street. Recuerdo que fui a
visitarlo para mostrarle mi trabajo,
le gustó muchísimo y me aconsejó
que siguiera estudiando y perfeccionando mi técnica. Así es que en
septiembre iniciaré un Master in
Arts en la City and Guilds of London Art School. Sé que es una decisión de la que mi bisabuelo estaría
muy contento, ya que nada le daba
más gusto que cualquier Bustillo se
interesara por el arte.
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Texto: Rodolfo Vera Calderón
Fotos: Tadeo Jones y Archivo
de Blanca Bustillo de Balcarce
Producción: Victoria Miranda
Agradecimientos: Giesso,
Etiqueta Negra y Penguin
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