La noches Inquieta. A Roma

Transcripción

La noches Inquieta. A Roma
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Se halla de venta en la Librería de Hernández.
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FANTASIAS POETICAS
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H ay un^§3KH?ís‘ s'ití hBrasi
En que mueínTO lloras cesan,
H oras <jue en el alma pesan
Como iñfiTétfsfa3eternidad :"
Unas horas sin0dtiéVité,
Sin occideíre® ^ W S o m p re .1
E n que atosigan'á'lJ hombre
La mentirá'1yvlá'‘veífaau.
Horas ¿in voz, en nYie quiere
Escuchar a'fgfó el oicfo
Y el aire no tiene ruido
Que potler le'cfái' a oñ':
E n que quiere lfÍDiár Ia leogua
Y se detiCneÁi^édfeíff,‘
Porque tem e aFguiVaVo^a
Que la pued’á 'iiiréffumpír.
En que coíi b^os* avaros^ y Miramos lo que ntrveinps,
En que delirar creemos.
Y delirartlñ^c^éeH "
H oras en'q'íié'diiétme^efitéro
Este muridoqlik ’ha’bítam ós.
o
Y nosotros despertamos
Su descanso á sorprender.
E n los pliegues de la sombra,
Como antípodas del día,
Estas horas do agonía
Caminando amargas v an:
El tiempo abortó esas horas
F a ra d alma que medita
Que el cuerpo no necesita
H oras de tan noble afan.
Pasan sobre el grato sueño
Del labrador fatigado.
Sobre el sueño descuidado
D el indolente Señor:
Sobre el del tranquilo esposo,
Y el del nócio indiferente,
Y el de la hermosa inocente
Que sueña el primer amor.
Pasan sobre la sonrisa
D e la madre cariñosa,
Q ue amante, madre y esposa]
E n uu amor goza tres:
Pasan respetando el sueño
Del olvidado mendigo,
Q ue al dar á la sien abrigo
D eja desnudos los pies.
Y buscan el sueño inquieto
D e algún pensador profundo,
Que aguarda mas ancho mundo
3
D e este otro mundo detras:
Buscan al hombre que piensa,
Y que al pensar que es eterno
Cambiara por un infierno
E l posible de ser mas.
Al asentarse en su lecho
A sus párpados llamando,
El ánima despertando
Por el párpado miró.
Presentósele la sombra
Como imágen de la nada
A la roja llamarada
Que la lámpara brotó.
Escucha, y oye silencio,
Mira, y los ojos ven sombra,
Habla, y el eco le asombra
Sin responder á su voz:
Solo Bpreode que es de noche,
Que su mente inquieta vaga,
Que su lámpara se apaga
Y que el sueño huyó precoz.
Entonces lucha afanado
El cuerpo con la costumbre,
E l ojo busca la lumbre,
Busca el oido rum or:
Y el alma sin luz ni ruido
Que su pensamiento estorbe»
Yuela libre por el orbe.
En pos de mundo mejor, t
4
Pero estando róixtavada
A la cárcel de fe tierra,
Vuelve al cuerpo qilté la encierra
P ara m editar «n él ;
Entonces sugeta al cuerpo,
M ar que en las rocas se estrella,
P ara sentir como aquella
Sentidos 1c presta aquel.
D ébil como el cuerpo Catolices,
P or ojos de carne m ira,
Y ve lo que V er delira
Por aquel turbio cristal.
Y e que la lámpara séCá
L a luz postrera derram a,
Y ve en la convulsa llama
U n no sé qué de infernal.
Aquellas ráfagas tibias,
Llam aradas de un momento
Que alumbran el 'aposento
P ara ofuscarle otra vez :
Que confundiendo las formas,
D ando espacio á los objetos,
P intan m anchad y esqueletos
Q ue cruzan por la pared.
A quella lum bre ^o&crlatite
Q ue en torno al pábilo flota
A érea, vibrante, rota,
D e indefinible color,
D ibuja en los pardos vidrios
Y en las blancas muselinas
5
Creaciones peregfunas
Q ue nos l]ei«uj de terror.
Asoma rostros deformes
D e diabólicos contornos
Que en colg,a»luras y adoraos
N<>s parece ver g ira r ;
Y a son gigantes m o n tu o so s
Q ue desparecen livianos.
Y a ridículos enanos
Que se juntan .ádauzar.
Y a son pájaros flotantes,
Y a son repugnantes viejas,
Y a son fantasmas distantes,
Negras visiones sin luz::
Y a son vivientes que .pasan,
Y a son antorchas que .cruzan,.
Cuyo fulgor desmenuzan
Lineas hendidas en cruz.
Y a charolado vacio
D e estrellas rojas orlado,
IJ hondo hueco iluminado
Por agonizante hachón:
Y a pardos gri^pos de .sombra,
Y a misteriosos paisages,
Y a pabellones de eucages
O tapices de crespón.
L a llam a.trém ula en tanto
• De un momento á otro momento
Su resplandor ceniciento
c
Amaga inquieta matar:
Flota en el aire exhalada
Del pábilo desprendida, •
Y torna al pábilo asida
Seg'unda vez á brotar.
O lame blanda los bordes
Del vaso que la contiene,
Y á reconcentrarse viene
E n el pábilo otra vez:
Y moribunda vacila,
Corno vibra y pestañea
Mal herido en la pupila
Un ®jo con rapidez.
Acaso un insecto imbécil,
D e nuestro pavor objeto,
Viene á revolar inquieto
D e la llama en derredor:
Y en su fantástico vuelo
Cruzando la luz, parece
Que aumenta en formas y crece
Como ensueño aterrador.
Se desvanece un momento,
Luego flotando aparece,
Y con la llama se mece
Cual si la hiciera vivir;
Mil veces la hiende y cruza
Cual si un espíritu fuera
Que danzara en una hoguera
Donde alguno ha de morir.
7
Se le vé sobre la llama
Volar errante zumbando,
O bien las alas plegando
L a opaca lumbre beber.
Se le vé en el vidrio hueco,
Sobre sus pies transparentes,
Sus pasos indiferentes
D e uno á otro lado mover.
Y |si del fuego aturdido
La claridad evitando
Y su vuelo acelerando ,
Se le vé cerca pasar,
£1 rostro se hunde en las ropas;
Y mientras el miedo pasa,
La luz que ilumina escasa
Se acaba al fin de apagar.
m
9
II-.
E L S IL E N C IO Y LA' <JBS'ÜRIL).VI>)
Cuando tras vela afanosa
Fatigados nos dormimos,
Soñamos con.lo que vimos
O lo que Creimos ver-.
Así en tropel misterioso
Se ag'itan confusamente
Los delirios que' la menté
Despreció1volando ayer,
P or huir de ella tan soló
E n ella se cobijaron,
Y dentro de ella aguardaron
D e revelarse ocasion;
Que esos fantásticos sueños
Que turban nuestro1reposo
Del ánimo religio o
Secretos abortos son.
Porque el que cree y el que duda
P or descuidado que vira,
E n algo el creer estriba
Y en alffo
O estriba el dudar:
Y Rlgu na vrz engañado
P or las que creyó evidencias,
En sus dudas y creencias
H a por fin de vacilar.
El ruido y el movimiento,
La voz y la compañía
' Que nos dá la íuz del día
Impiden peDsar talvez,
Y entonces creencias, dadas,
Dentro del ánimo callan,
Y en él guarecidas hallan
Asilo en su timidez.
Por eso en orgia insensata
E l disoluto mancebo
Dice:— -‘en el licor que bebo
Ahogo cuanto creí.”—
P or eso en placer sumido
Dice el embriagado amante :
— “Yo no creo en este instante
¡ Vida m ía ! mas que en tí.’’—
'Por eso ante sus monedas
El jugador avariento
Dice con audaz acento :
— “Creo en el oro y no mas.”—
Y por eso el pendenciero
Que el triunfo lidiando alcanza
Dice osado á su venganza :
— “Honra, satisfecha estáí.”—
Pues sí en la noche umbría
Tras sueño inquieto despierta
Cada sentido una puerta
A sus creencias le dá ;
Y duda, y teme y vacila,
Y azorado el hondo pocho,
il
11
10
En derredor de su lecho
Fantasmas fingiendo está.
Su lámpara ya apagada
AI matar la última lumbre
Dejó sombra en la techumbre,
Dejó sombra en la pared ;
Cerrado dentro la alcoba
El aire falto de ruido
Escucha en vano el oido
La voz de la lobreguez.
En vano miran los ojos
La sombra descolorida:
Con una ilusión mentida
Vienen á topar al fin;
Do quíer que avaros sa tornan
Ven una masa uniforme,
Una sombra espesa, enorme,
Que no se ciñe á confín.
La mente duda medrosa,
Los sentidos se adormecen.
Y embriagados se estremecen
Con cada nueva ilusión:
Todo en la mente se agita,
Todo en la mente se embota,
Todo en torno nuestro flota
E n cállada confusion.
Y átanto mirarlos ojos,
A tanto oir los oidos,
Fatigados, aturdidos,
Rumor oyen, sombras ve;
E l ánimo se amedrenta,
Y brotan los pensamientos
Medrosos y antiguos cuentos
Que le atosigan también.
¿
Enton cas es cuando el eco
Del cabello que tropieza
Nos retumba en la cabeza
Con chasquido colosal;
Entonces semeja el roce
De la ropa mal plegada,
La voz seca y prolongada
De rápido vendaba!.
Entonces es cuando el ruido
De nuestro azorado aliento
Nos parece él sordo acento,
La lejana confusion
De las invisibles alas
D e aves mil desconocidas,
Que van cruzando perdidas
Los aires en rebelión.
Y escuchamos á lo lejos
Huellas de pies recelosos
Y váguidos vaporosos
Que se apagan al nacer;
Y crujen en las vidrieras
Confusos sacudimientos,
Y ahullidos, gritos y acentos
De rábia, espanto y placer.
12
E n to n c e s firtjfen ÍOs tfjhg
A com pás dé esíos riimó'rtíí
M il fan tástico s C'til'órtís,
S o m b ras y delirios lYifl j
Bultos q u e rñedarl irtformód,
C ircu io s de luces bellas,
V ag as y N u d a s céntéllái
D el m iedo a b o rtó febril.
Y fantasmas qué érí tu inulto
Pasan, corren, flotiSn, vuelan,
Y se apagan y rielan
Sin tener lu z fii color;
Y parece que cruzando
P o r las tinieblas oscuras,
A rrastran sus vestiduras
C on repugnante rumor.
Caprichos, menos que nada,
D e esencia desconocida,
Delirios sin voz; sin vida,
N ad a pueden, nada son;
Mas sin cuerpos ni colores,
T ien en cuerpos y semblantes
• Q u e los ojos delirantes
L es prestan en su ilusión.
Les presiá to 2 el oido,
Y movimientos la ttlenté,
Y vienen confusamente»
M ente y oido á acOs»fr;
Y m ente y ojos y oídos
13
C on tan fantástico- empeño
A lejan el blando sueño
Y em piezan | delirar.
Llénon entonces el aire
Peregrinas ilusiones.
Y frágiles creaciones
D e la duda y de la fé,
D o n d e e n tre ig u ales contornos
U n a en o tra con fu nd ida
L a m iseria d e la vida
Y la relig ió n se vé»
A llí tíñtré üfi ffciedO füündíiUO
Y e n tre u n a etée'iiria e rfá d a
V a una idea áé í'd tíada
O una olvidada verdad;
Y en tan cumplidas tinieblas,.
E n silencio tan completo
S e transparenta un objeto
Inm enso-....... la eternidad.
¿Quién no cree y quien no duda
C uando á solas en su lecho
E n el reló de su petího
S us horas contando está?
¿Q uién nó cree y ño d u d a entonces
E n el silencio y ia som bra?
¿Quién pensando no le asombra
L o que existe rrias allá?
Porque esos seres aéreos
14
Q u e en redor nuestro sentimos.
E l rum or que percibim os
E n to rn o n u estro bullir,
A quel e s tra ñ o delirio
E n q u e c reem o s d u d a n d o
Q ue h ay quien nos esta m iran do
S in podérselo im p e d ir ;
E se rum or misterioso
C o n que la sombra m urm ura,
E sa lu z leve, insegura,
Q u e radia la obscuridad;
E se tem or sin objeto
Q u e la som bra nos infunde,
Y en la m ente nos confunde
L a m entira y la verdad;
E se insectdlo nocturno
Q u e nos asalta y aterra,
Q u e con nosotros se cierra
Im portuno á combatir,
Q u e en monótona algazara,
E n ronco y sonoro ruido
Acosa nuestro descuido
Sin dejar de ir y venir;
E se insecto á quien juzgamos
E n nuestra aflccion medrosa
Un ser, un soplo, una cosa
Q u e nos dice no se qué,
U n no sé qué misterioso
Q u e nos traspasa de miedo,
15
Q u e de un labio rebolt'oso
S e derram a y no se ve;
Y aquel afanoso empeño
C on que dorm ir procuram os
Y con quien tanto porfiamos
Q u e hace inútil nuestro afán,
S o n voces d e nuestra nada
Q u e soñando com prendem os,
Y q u e á g rito s— sí c reem o s—<■
P re g u n tá n d o n o s están.
P o r eso si en órg’iá inm unda
E l disoluto m anrebo
D i c e :— “ en el licor q u e bebo
A h o g o c u a n to c r e í ;“ —
P o r eso si en sus placeres
D ice el insensato a m a n te :
— “ Y o no creo en este instante
¡ V ida m ia m as que en t í ;“—
P o r eso si ante su oro
E l ju g a d o r avariento
D ice con seg u ro a cen to :
— “ C reo en el o ro y no m as —
P o r eso si el pendenciero
Q ue el triunfo lidiando alcanza
D ice altivo á su v e n g a n z a :
— “ H o n ra , satisfecha estás,“—
E n la som bra de la noche
C on su corazon á solas
L uchan con las tu rb ias olas
16
De la duda y el temor;
El uno por sus fesJines,
E l otro por'su dinero.
P o r su honor el pendenciero,
Y el am ante por su am or.
Porque ese fugaz murmullo,
Ese crepúsculo vago,
Son el reflejo, el amago
Del final de nuestro ser;
Y dudar en el silencio,
Tem er en la sombra oscura,
No es ni duda ni pavura,
Es conocerse y creer.
17
Que la som bra y ol silero
Reflejan la eternidad
Como la luz de los cielos
Reverbera en un cristal,
Y recordando su polvo
A la flaca humanidad,
Son clamor de nuestra nada
Qu.e diciéndonos éatá
“ Creed, 6 velad.“
Q ue el no atreverse á creer
E s decidirse á dndar,
Y dudar es tener miedo
D e creer una verdad;
D udar es estar en vela,
C reer es tranquilo estar,
Y es fuerza por duda ó miedo,
Puesto que tan juntos van,
C reer, ó velar.
Pues no es mas el corazon
Que un indestructible altar
D e donde nuestras creencias
No se separan jam as ;
Y el jugador y el valiente,
Y el disoluto galan,
Tienen allá en la alfa noche
U n momento sin solaz
E n que sus vagos temores
Y su inquietud y su afan
Les están diciendo á voces
E n la muda oscuridad:
¡ Creed, ó velad.“
i
18
Que ese rum or del silencio,
Y esa ráfaga fugaz
Que deliram os que alumbra
L a callada oscuridad,
Y ese tem or sin objeto,
Y ese insecto pertinaz
Que zumba, y silba y se agita,
Sube y baja, y viene y va,
Y ese empeño, esa porfía
Conque en nuestro torpe afan
Procuram os el descanso,
¡Vive Dios! que no son mas
Que el miedo á nosotros mismos
Q ue nos impone tenaz
Creer, ó velar.
Es la sombra incomprensible
D e ese oculto mas allá
Tras de cuyo pensamiento
No alcalizamos á ver mas
Que lo que envuelve la noche,
Silencio y oscuridad.
III.
EL AMANECER.
Y al fin de tanto temer,
T anto soñar sin dormir,
Y
tanto afan,
E l alba esperando ver
Cerrándose sin sentir
Los ojos van.
Al menor ruido que oimos
Vuelven á abrirse otra vez
Lentam ente :
Mas apenas los abrimos
Tornan á su lobreguez
M uellemente.
Y todavía creemos
Q ue sentimos y miramos
Desvelados, V
Y lo que oimos y vemos
E s solo loque soñamos
Fatigados.
Todavía en la cabeza
Se agitan los pensamientos
Confundidos,
20
Y con lánguida pereza
Dejam os sus movimientos
V agar perdidos.
Y las nocturnas visiones
Que nuestro capricho loco
Nos fingia,
Sus medrosas ilusiones
Desvanecen poco á poco
Con el dia.
U na luz tibia, insegura,
E l quicio de alguna reja
Iluminando,
Sobre la pared oscura
La luz que fuera refleja
Va pintando.
Y en el rayo fugitivo
Que se pierde en el flotante
Polvo leve,
A quel insectillo esquivo
Cruzando á su torno errante
L a luz le bebe.
Y pasa, y se m ece, y gira,
Sube, y baja, y huye y viene
Sin recelo,
Y se pierde, y se retira,
Y sobre la luz se tiene
E n ronco vuelo.
D e alguna torre cercana
El esquilón nos despierta
U n momento,
Y en una ilusión livian'a
Concibe la luz incierta
El pensamiento.
Y el rayo del sol naciente
Y el insecto pertinaz
Que bulle en torno,
Pasan un punto en la mente
Como una som bra fugaz
Sin contorno.
Y en la duda vacilando
Si velamos ó dormimos,
Nos parece
Que el sueño á que nos rendimos
Nos va la luz apagando
Que amanece.
Y pasando del dudar
Al descanso del dorm ir
Olvidamos
Lo que nos vino á turbar,
Y lo que pudo existir
O soñamos.
Y al despertar otro dia
Va no guardam os memoria
N i recelo
D e la inquietud y agonia,
D e la fantástica historia
D e aquel desvelo.
22
Porque asi pasan sombrías
Las horas de nuestros dias
Revoltosos,
Las noche de dudas llenas
Los días llenos de penas
Y azarosos.
Las noches creyendo ver
Lo que habernos de creer
Y- dudamos;
Y los dias sin pensar
En lo que hemos de soñar
Cuando durmamos.
¡ Oh ! verted blando beleño,
Tardas noches, en mi sueño.
Al resbalar,
Y tras sueño inquieto y largo
No tenga un recuerdo amargo
Al despertar.
«sg€£5íSSee<
N O T A :— E l Editor de esta colédon h tbia pensado
publicar sueltas las piezas </uc la componen.
Cuando abandonó esa idea, para adoptar Ib <ju.e
hoi realiza, algunas estaban ya fu era de la p i ensa y le ha sido imposible arreglar corectamente
la empajinacion de este tomo.
U n a C a l a v e r a — 8 — 1 7 — d o s o le s -------- d o s s o le s .
— 11— 8 — d e sd e sñ o sa -d e sd e ñ o sa
— 16— 16— d e l c r im e n - d e c rim e n
L á N o c h e I n — 1 1 — 1 — s o m b r a s v e - s o m b r a s vi
q d i e t a — “ — 6 — e n t o n c a s — e n to n c e s
— 1 7 — 1 — s ile io --------- s ile n c io
A
R o m a — 2 7 — 1 — ¿ q u a ----------------------¿ q u é
— 2 8 — 7 — e n t o n e n — e n to n a
— 30— 17— s a n g rie n to -s a n g ríe n ta
— 3 1 — 7 — s u s ------------- t ú s
— 3 2 — 9 — y t u s u e lo — y d e t u s u e l
— “ — 1 7 — d e l e s ---------d e lo s
— 3 3 — 5 — s a n g rie n to - s a n g r ie n ta
E l R ü e g o d e — 4 5 — 2 — n e g ro c a p u lla -n e g ra c a p il’
u n a M a d r e — 4 6 — 1 — b r i d a ----------- b r i n d a
L a V irg e n b a —
ñANDOSE
4 8 — 1 7 — q u i a r e ------- q u ie r e
L a F u e n te en —
6 7 — 1 1 — r a y o r -------------r a y o
C ANTADA
L a m u e r t e d e l — 71 — 5 — te n b la b o n -te m b la b a n
BR A V O
E l A lc a ld e
ro n q u illo
— 7 3 — 2 7 — p a v o r o a —^ p a v o r o s a
E l m e n d ig o
— 84— 1 — a h u s b rie n ta — h a m b rie n ta
— 8 6 — 2 6 — zayo^---------------r a y o
L a e x p ó s it a
-1 0 0 -6
— d i c b a ------- d ic h a
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