"La Orchila", Naciente Literaria y Guardián de la - Bacoa

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"La Orchila", Naciente Literaria y Guardián de la - Bacoa
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Bacoa. Revista Interdisciplinaria de Ciencias y Artes. ISSN: 2343-5542. Año II. Vol. 2. N° 4. Julio – Diciembre, 2013.
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM).
Autora: Ana Zareina Ramírez Carrero. Título: El cuento folklórico “La Orchila”, naciente literaria y guardián de la historia, p.p. 68-79.
EL CUENTO FOLKLÓRICO “LA ORCHILA”,
NACIENTE LITERARIA Y GUARDIÁN DE LA HISTORIA
Ana Zareina Ramírez Carrero.
Ponencia presentada en las
VII Jornadas de Literatura, Historia y Arte Rupestre del Municipio Ayacucho
Homenaje al Dr. Ramón J. Velázquez.
San Juan de Colón, Estado Táchira, Venezuela.
En el año 332 a.C. Alejandro Magno fundó al norte de Egipto un pueblo que llevaría su
nombre “Alejandría”; este pequeño pueblo pesquero creció en importancia y con esto la
necesidad de edificar una guía para los barcos que se acercaban por la creciente fama de
la región portuaria. En el 299 a.C. Ptolomeo Soter comenzó la construcción del Faro de
Alejandría, la última de las siete maravillas antiguas. Tiempo después, cuando los árabes
conquistaron Alejandría, destruyeron varias edificaciones y descuidaron otras, el faro dejó
de alumbrar y los terremotos de 1303 dañaron su estructura cayendo al mar. Varios siglos
después, se conociódel faro más alto en toda la historia, gracias a las investigaciones de
Estrabón y Flavio Josefo, historiadores que describieron la asombrosa construcción en sus
escritos, más las leyendas locales propagadas por los viajeros.
¿Cuál es la relación de esta construcción del siglo III a. C. con la historia actual? Es
la apasionante curiosidad del investigador la que da respuesta a esta interrogante y es que en
la memoria colectiva que experimentan, heredan y transmiten los pueblos, está el patrimonio
cultural. Por ende, el folklorista, el etnógrafo, el literato y el investigador, escudriñan en los
recuerdos, ruinas, relatos, canciones, tradiciones, creencias y otros, vestigios de las razones
que dan cuerpo a una cultura y a su historia.
Isabel Aretz (1986) señala que…“el floklorista no estudia piezas inconexas, simple
piezas de exhibición, sino algo viviente que nos habla no sólo del presente, sino del pasado,
al que por fuerza debemos penetrar” (p. 46). Una leyenda local de La Popita en San Cristóbal,
estado Táchira, cuenta la existencia de una casona llamada “La Orchila”, propiedad privada
del gobierno regional vigente para la década de los 50 y que fue destruida cuando derrocaron
al Presidente Marcos Pérez Jiménez. De esta forma, comienza el recorrido por un ápice de la
historia, sepultado por los cambios sociales y que se conserva en la oralidad de la comunidad.
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Bacoa. Revista Interdisciplinaria de Ciencias y Artes. ISSN: 2343-5542. Año II. Vol. 2. N° 4. Julio – Diciembre, 2013.
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM).
Autora: Ana Zareina Ramírez Carrero. Título: El cuento folklórico “La Orchila”, naciente literaria y guardián de la historia, p.p. 68-79.
La primera informante (01.06.13) de 80 años de edad cuenta
“¡Ah! pues cuando yo llegué a vivir a la Popita existía una casa
de fiestas del Gobernador Antonio Pérez Vivas, estaba situada
a lo que ahorita actualmente es carrera 3. Eso era encerrado
todo en vegetación. Por la Avenida Principal habían láminas
de zinc demasiado altas y a ese lugar no había acceso de nadie,
absolutamente nadie, porque eso era privada.
Pues ahí uno se deba de cuenta porque yo vivía en la carrera 5 en
todo el frente, eso… la carrera 5 estaba cubierta por una cerca de
purospumarroso por ahí no había acceso para entrar a ese sitio.
Una vez sucedió que un niño se murió, hijo de una señora que
trabajaba ahí y todos quisimos aprovechar de ver y como se formó
el alboroto y nos [metimos], yo logré conocer la casa y todo, antes
de que llegará la PTJ; después nos sacaron a todos. Y entonces
vimos era una casa hermosa con una soberana piscina, una casa
demasiado equipada con todo, todo, todo y según dicen era una
orchila del Gobernador del estado por ese tiempo Doctor Antonio
Pérez Vivas ¡y, bueno! ahí se celebraban fiestas y reuniones.
Sucedió que Cuando cayó el gobierno de Pérez Jiménez, que el
gobierno de Pérez Jiménez cayó; este, todos los vecinos y no
vecinosahí llegaba todo mundo, la casa fue destruida, se robaron
todo, todo, todo lo que la casa tenía por dentro, este… se llevaron
todo, todo, todo hasta que quedó eso en un puro terreno, ese
terreno fue repartido en parcelas a las personas que… adyacentes
y se fundó lo que fue el sitio, La Popita que dije anteriormente,
de los linderos…”.
Domingo León y Rudy Mostacero (1997) en su libro “Caripe: historia cotidiana y
oralidad” exponen que la oralidad en Venezuela “está constituida por las expresiones poéticas
y narrativas, el teatro popular, la música floklórica, los testimonios y biografías (…), los
proverbios, refranes, adivinanzas, etc.” (p. 34). El relato anterior manifiesta los elementos
esenciales de una narración corta: unos personajes, un ambiente y momentos narrativos,
que se muestran empapados de las variantes regionales; sirva como ejemplo la geminación
“se robaron todo, todo, todo”. Asimismo, constituye un cuento folklórico originario de
la oralidad; una prueba es que manifiesta el alto grado de informalidad evidente en la
morfología, une valores sociales -los tratamientos “Doctor” para referirse al gobernador- y
antropológicos, como también agrupa una temática, una actitud social, rasgos estructurales
y una composición.
¿Por qué se clasifica como cuento folklórico y no popular? Porque el cuento popular
existe en el momento o moda de la generación, en cambio el folklore es propio del pueblo,
tradicional y por generaciones; en la propia etimología de la palabra folklore -de origen
inglés- se halla su sentido: folk de “pueblo” y lore de “saber”; es decir, es una narración
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tradicional guardada y transmitida en el inconsciente colectivo a través de la memorización,
el método más antiguo de herencia cultural y que forma parte del acervo que identifica a un
pueblo o sociedad, mejor dicho, el folklore. Su temática es variada aunque en el fondo tiene
una intención didáctica, moralizante y recreativa desde anécdotas de la vida cotidiana y, las
variaciones sociolingüísticas completan este tetraedro folklore-cultura-sociedad-literatura.
Ante esto, Domingo León y Rudy Mostacero (1997), ubican las narraciones folklóricas
según su manifestación originaria: escrituralidad y oralidad, las cuales se aproximan una
a la otra y se produce un punto de convergencia identificado por ellos como …“zona de
intersección”…(p. 29), es decir, los relatos en su esencia son tradición oral y se plasman
para ser conservados o son de origen escrito y se llevan a la oralidad para la transmisión y
promoción. El presente estudio se concentra en los cuentos folklóricos de tradición oral que
son transcritos para la perpetuar las memorias y difundir el patrimonio, aunque se valoran dos
opciones que ofrece la recolección de mencionados relatos.
La primera opción consiste en recoger, estudiar y conservar el patrimonio en su
manifestación original, guardar los fondos culturales de cada generación y lugar, y por ello
cumplir funciones sociales pues son creaciones que tienen una forma, estilo y función, y son
propios del inconsciente colectivo por su carácter ingenioso (Salas, 1985). En los cuentos
folklóricos son evidentes los rasgos de la construcción colectiva que comprende matices
culturales, registros lingüísticos populares y demás atributos que hacen la tradición local.
Esta iniciativa se enmarca dentro de los parámetros legales del decreto de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
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emitido en la adopción de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial por la Conferencia General en la UNESCO el 29 de septiembre de 2003. Cabe
destacar, que la convención estipula por parte de los países miembros y no miembros, la
obligación de salvaguardar, no solo los patrimonios materiales sino los inmateriales. Esta
disposición transitoria abarca hasta los países que poseen autonomía propia como lo está
claramente especificado en el Artículo 33 del texto de la Convención para la Salvaguardia
del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Al respecto, se entiende como patrimonio cultural inmaterial como todos aquellos
saberes y conocimientos, además de monumentos físicos, que son pasados de generación en
generación y que determinan un estilo de vida peculiar para cada región y cultura. Se dice
salvaguardia por el hecho de continuar con la transmisión de la cultural inmaterial más que
fosilizarla al protegerla o conservarla.
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Como segunda elección, el cuento folklórico en una fusión con la ficción, procrea
otras narraciones como los cuentos, mitos, leyendas, fábulas, coplas, décimas y más, cuyas
características clasificatorias pueden llegar a ser difusas y hasta interrelacionadas sin salirse
de ser composiciones populares. Al mismo tiempo, los cuentos que trascienden las fronteras
se convierten en composiciones literarias; las cuales se refieren a las historias que atrapan
al lector en un mundo distinto, en el cual, los elementos narrativos y las formas expresivas
juegan con la creatividad y trasladan al receptor fuera de su realidad; así es la magia de la
literatura escrita institucionalizada.
Sobre la base de las ideas expuestas, la segunda informante (04.07.13) de 82 años de
edad comparte:
“Lo único que iban allá a tomar y a bailar, reuniones, cuando
llegaban Pérez [Jiménez] los grandes de Caracas eso sí no supe
los nombres de ellos lo único que sé que venía Pérez Jiménez y
más nada y se reunía aquí con el gobernador Pérez Vivas y toda la
gente que había aquí de la alta [sociedad] no era así como ahora.
¡Claro! una casa grandota, una entrada como un tipo de nido
así para entrar uno hacia la casa, bonita, y aquello eran puros
árboles… puros árboles y era, mejor dicho no estaba poblado
como está ahora todo eso por allá que ya uno no conoce ¿ve? Y
eso fue todo.
-¿Cómo entró a la casa?
Invitada a una fiesta, ahí siempre hacían fiesta y todo, cuando se
reunían cada uno llevaba su pareja y listo: la novia o la esposa o…
pues pa´ ir bailar y tomar. ¡Huy! yo entre con un doctor que ese
quien sabe cuántos tiempos pero no lo nombro porque ese no, no
lo puedo nombrar.
-¿Recuerda algo más de la casa?
Que bailamos, comimos, este… y como yo era medio loca me
desaparecí y me fui por allá pa´ un cafetal y me puse a llamar a…
pues a mandingas ¿a quién más? Porque yo quería hacer pacto
con él, eso son… ¡Loca! usted sabe que uno de joven es loco
¿Usted no es loca? (…)”
Las características mencionadas en el desarrollo conceptual son evidentes en este
testimonio, se tomaran fragmentos para ejemplificar. El ambiente geográfico “una casa
grandota”, el ambiente social “toda la gente que había aquí de la alta [sociedad]” y el
ambiente psicológico “yo era medio loca” le ofrecen al espectador una ubicación completa.
La narración de los acontecimientos “Lo único que iban allá a tomar y a bailar, reuniones,
cuando llegaban Pérez” en los cuales el entrevistado no solo es testigo y protagonista, sino
que agrega acotaciones personales “eso sí no supe los nombres de ellos”. Un detalle crucial
del cuento folklórico es la presencia de la magia y el animismo “me puse a llamar a… pues
a mandingas ¿a quién más? Porque yo quería hacer pacto con él”. Aunado a esto, la sucesión
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de eventos representa una conexión entre el pasado y el presente que es historia para el joven,
recuerdos vivos para el informante “no estaba poblado como está ahora todo eso por allá
que ya uno no conoce ¿ve?”. Para finalizar el escudriño literario de este relato, la temática
siempre está acentuada por la identidad, la pertinencia folklórica; en este caso “La Orchila”
es una casa que guardó la expansión privada para los mandatarios y su círculo social.
El cuento folklórico es una creación en cada narración pues el informante modifica
el discurso, muestra los elementos en distinto orden y agrega otros. Se trata de creación y
recreación artística. Las leyendas locales son información para el investigador e inspiración
para el escritor, pues él toma los acontecimientos, funde realidad con ficción y presenta un
relato totalmente nuevo, producto de uno anterior que cuenta con características inminentes
de su origen: el entretenimiento y la información persiste. Por todas estas razones brota la
primera caracterización del título: “El cuento folklórico, naciente literaria”.
La riqueza folklórica y literaria de los cuentos locales no es limitada. La presencia
de aspectos biográficos, hechos sociales y momentos históricos asienta un fondo anecdótico
del acontecer humano. A continuación, la informante (02.06.13) de 65 años, cuya vida ha
acaecido toda en La Popita relata:
“Sí, La Orchila, éramos vecinos de La Orchila pero como no
podía ver, mirar si quiera para allá, ni nada de eso porque tenía
una laminas de zinc muy grandes, todititico eso eran como cuatro
cuadras encerrado y no se podía ver hacia allá hacia dentro los
únicos que le abrían eran las personas que estaban autorizaos o
que venían hacer cualquier actividad en esa casa como era del
Gobernador Antonio Pérez Vivas entonces… pues nadie podía
tener acceso a ella y entonces uno con el deseo de ver que había
pero no, no podía mirar nada y la tecnología pues no existía pa
estar sacando fotos ni siquiera de las láminas de zinc que nosotros
que cuento cuando esa época uno taba muy chamitoy imagínese
eso era, fue como en el 56, 57 antes de caer Pérez Jiménez porque
cuando tumbaron a Pérez Jiménez fue que le dieron porra a todo
eso y lo tumbaron a las láminas de zinc y la gente se metió pa
allá y desvalijo y tumbo baños y lavamanos le dieron porra a la
piscina y todo eso porque la señora pues no, la que cuidaba, la
que hacia mantenimiento la señora muy pocas veces se le veía
la cara y ella fue y salió en estado y tuvo un bebesito y como
le tocaba atender la gente que venía y toda esa broma pues ella
cuando el niño ya estaba de andadera, lo metió en una andadera y
el niño se fue rodando, rodando y quedo prensado y se ahorco con
las mismas tirantas esas de la andadera y… eso fue antes de que,
de que cayera Pérez Jiménez ¿no?, todavía estaba la casa, la casa
ahí que ella cuidaba pero después esa señora se iba volviendo
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como loca y cuando ya tumbaron a Pérez Jiménez y Pérez Vivas
también se fue y eso pues más nunca se volvió a saber de la vida
de esa señora.
-¿Cómo era la casa?
Bella, bellísima, eso sí tenía un espacio maravilloso tenia guamos,
mangos, guanábanos y un espacio campestre, campestre, porque
esto era puro campo sembraban mucho café y yuca, y de todo y
eso pues si tenían sus personas que iban a limpiar todo eso pues
era la casa del Gobernador y ahí iban los amigos de él. Pero la
casa de que era bella, era bella (…)”
La precisión de fechas, nombres, ubicación y otros datos comprobables en libros
de Historia de Venezuela, novelas y documentales, le dan sustento a loscuentos folklóricos
presentados. Consiste en la muestra de una propiedad privada del estado, no contemplada en
documentos gubernamentales, registros notariados, anécdotas de esta ciencia ni en medios
de comunicación como “El Centinela” o “La Hora” -diarios tachirenses para la época- y
no por ser menos importante, pues se trata de una bien privado para el disfrute, derroche,
complacencia y lenocinio, en un momento político definido y cuyos personajes dan un paso
más allá a la discreción para el goce.
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La demostración pública de sus acciones en “La Orchila” ante una sociedad
tradicionalista o la revelación de sus nombres, pueden implicarlos en escándalos que
dificultarían su autoridad y estabilidad en el poder. Entre estos personajes están: el Gobernador
Antonio Pérez Vivas, oriundo de Michelena, estado Táchira, cuya gestión gubernamental se
dio de 1950 a 1958. Respetado ministro, jurista y escritor de “Hegemonía Andina y Pérez
Jiménez” (1987) y “Psicología Tachirense y Desarrollo” (1966). Por otra parte, se identifica
al entonces Presidente Marcos Pérez Jiménez, andino nacido en Michelena, estado Táchira;
militar y político que fue titulado por la Junta de Gobierno de 1952 a 1953 y en 1953 la
Asamblea Nacional Constituyente lo instituye. Su supremacía finaliza el 23 de enero de
1958 por un golpe de estado. Adicional, en la siguiente grabación, se identifica a José Rafael
Cortés, pujante empresario proveniente de Rubio, dedicado a la producción textil (telares).
Comparte el cuarto informante (03.06.13) de 50 años de edad:
“Conozco la referencia de ese sitio por informantes como mi
padre, amigos músicos gente que trabajó en lo que se llamó el
Underground de una época de San Cristóbal.
La primera referencia es el sitio donde ocupa hoy día ocupada el
Supermercado Garzón ese era un lupanar4 de San Cristóbal que
quedó en lo que anteriormente se llamó el Puente… es en la época
de Juan Alberto Ramírez (…)
Uno de los lupanares que conducía al resto de lupanares o mabiles
como le decían de la San Cristóbal de los años 40 y 50; yo me
apoyo en los años 50 (…)
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¡Bien! pero de La Orchila se hizo famoso porque allí asistía el
gobernador del estado: Antonio Pérez Vivas, que era un hombre
de unos… Pérez Vivas pudo haber sido ser un hombre de 1918,
entonces para 1950 cuando es el gobernador del estado tiene 32
años de edad ¡Bien! A pesar de ser un hombre casado y todo,
era un hombre que mantenía una cuerdita, lo que llamaban una
cuerdita, un grupo de amigos entre los cuales se contaba José
Rafael Cortés que era un empresario joven, dinámico, de ese
entonces; en ese grupo estaba el señor Basilio Quiñones también,
que asistía a esas tenidas de estos caballeros y al vínculo con esas
señoras, de esa época. El gran cuento es que Antonio Pérez Vivas
y José Rafael Cortés gustaban de acercarse al bar de La Orchila
y sacaban sus revólveres y disparaban contra las botellas que
estaban allí y hacían un gran escándalo y pagaban por supuesto al
día siguiente todo.
Allí, trabajaron músicos, amigos míos, fallecidos, entre otros
como Carlos Arturo Cárdenas, trabajo gente… porque La Orchila
llegó, terminó en 1958, 1958 con el golpe de Pérez Jiménez. Eso
fue un día difícil, una época difícil porque la casa de José Rafael
Cortés fue saqueada, fue saqueada, y la casa de Antonio Pérez
Vivas fue saqueada también y todo lo que existió en la época
de Pérez Jiménez fue saqueado como fue saqueada La Orchila
porque era, significaba el punto de diversión de los señores del
régimen de Pérez Jiménez (…)”
Entre los relatos presentados se distinguen 2 testigos del lugar, un protagonista y un
informante que conoce la existencia de esta propiedad gracias a las anécdotas compartidas
por personalidades que asistieron al lugar, conocían su función y cuyos nombres son
representativos en la historia tachirense y venezolana. Se trataba de la vida privada censurada
que conocían los señores del círculo, los invitados a este, las damas de compañía y las
personas adyacentes al lupanar que se impresionaban al ver llegar el carro del gobernador.
Es decir, un relato que se mantenía en los comentarios de los habitantes del naciente Barrio
La Popita para la década de los 50, aunque ante la sociedad eran historias falseadas producto
del murmurar popular. Esa otra cara de la historia existente, no negada, pero no mencionada.
Ante esto, Rubén Jaimes (2011) aporta que:
El relato de las historias apócrifas no puede ser un discurso
monológico… es decir, el proyecto de escritura sobre un tiempo
y un espacio que pueda presentarse como historia alternativa,
alucinante, presentida y develada frente a la historia oficial, exige
múltiples enunciaciones que se confronten en el espacio narrativo
(p. 72).
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Una historia apócrifa es una historia que no está aunque se incluye, aunque existe y
se mantiene presente. “La Orchila” ante todos, es la isla perteneciente a las Dependencias
Federales Venezolanas que Marcos Pérez Jiménez reclamó a los habitantes para convertirla en
una base aeronaval y en conjunto construyó la casa presidencial para el descanso y diversión.
En realidad, La Orchila era utilizada para el disfrute ilícito -según las condiciones sociales
existentes que son parte del convivir venezolano-. Esta imagen empezó de cobrar fuerza por
los viajes especiales que llegaban a la isla; el más renombrado es la famosa banda Tropicana;
además la llegada de reconocidas estrellas y mujeres de compañía traídas de otros países, así
lo describe García Antonio(2012) en su libro El Macho de la Orchila.
Lo atrapante de la presente investigación es la existencia de una casona privada en
el estado Táchira llamada “La Orchila”, punto referencial en el sector Pueblo Nuevo, para
la década de los 50aunque destituida de todo registro cronológico público. Al engranar las
imágenes compartidas por los informantes mencionados y otros no incluidos por iteración de
la información, es favorable reconstruir este lupanar cuyo prestigio fue su carácter político.
Una casa de paredes azuladas y techo de teja; el piso estaba cubierto de mosaico verde
con pintas blancas similar al granito. Gozaba de un acondicionamiento con las mayores
comodidades y lujos del momento, entre esos: vajillas de porcelana, una rockola, copas y
otros. Alrededor eran enormes cafetales que terminaban en los linderos de láminas de zinc
y árboles de pomarrosa y, al lado izquierdo, una enorme piscina de fondo azul. Contaba con
una extensión de dos cuadras y dos calles, donde actualmente son la carrera 3 y 4 con calle
1 y 2 y, la carrera 5 (Véase imagen 1). Las fiestas eran constantes y de acceso restringido, el
champán y el whisky contaban como bebidas típicas de estas reuniones, los grupos musicales
en vivo animaban las fiestas y los cafetales servían para el encuentro de las parejas como
también las instalaciones de la casa. Como se dijo anteriormente, el lupanar debía su fama a
la asistencia de políticos, empresarios, doctores, personalidades destacadas en la sociedad y
aclamadas damas del momento.
Cuando derrocaron al Presidente Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, el
Doctor Pérez Vivas contaba con diez días en su función de Ministro de Relaciones Interiores
y el Coronel Luis Brea actuaba como Gobernador del Táchira (Hernández, Luis, 2010, p.
338). Ante la rebelión popular por el golpe de estado, los habitantes del lugar saquearon la
casa apropiándose de todo lo posible, hasta las láminas de zinc divisorias fueron tomadas
para “estendedero”, desmantelaron la casa con herramientas de construcción y con el tiempo
los terrenos fueron dados a las personas adyacentes. Así se completaron las siete carreras del
Barrio La Popita.
Este cuento folklórico es un relato alternativo que devela un atisbo de la historia y
nace una interrogante ¿Existirían otras propiedades de este carácter en el país o en el estado?
La memoria colectiva como guardián historiográfico no muere, persiste para poner
al alcance de las generaciones siguientes las razones de origen, cambio y evolución. Por
ende, es prioritario resaltar que el inconsciente colectivo, la tradición local, la literatura oral
anteriormente mencionadas, guardan en sus memorias detalles cruciales de la descripción
social, cultural, histórica, literaria, étnica, geográfica y tantas más. Es así como se completa
la dualidad: “naciente literaria y guardián de la historia”
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Autora: Ana Zareina Ramírez Carrero. Título: El cuento folklórico “La Orchila”, naciente literaria y guardián de la historia, p.p. 68-79.
¿Cuántos relatos existirán en solo este lugar por recoger? ¿Qué se llevarían consigo
tantas personas cuya existencia expiró, pero de alguna manera tuvieron contacto con
personajes y cuyas acciones cambiaron el futuro? ¿Será que este acercamiento del cuento
folklórico con la historia es muestra del romanticismo histórico social en relatos cortos? Sería
el inicio de una nueva investigación y es que la curiosidad del investigador, del folklorista,
del literato, no se colma con una interrogante contestada; al contrario, las inquietudes emanan
con furor.
Referencias:
- Aretz, I. (1986). Manual de folklore. Caracas: Monte Ávila Editores.
- García, A. (2012). El macho de La Orchila. Caracas: Libros Marcados.
- Jaimes, R. (2011). La historia desde el capricho o los caprichos de la historia. Caracas:
Fondo Editorial IPASME.
- Hernández, L. (2010). Cien años de historia tachirense 1899-2000. Táchira: Producción
Cultural Tachirense C.A.
- León, D. y Mostacero, R. (1997). Caripe: historia cotidiana y oralidad. Maturín,
Monagas: Litógrafos Asociados, C.A.
- Salas, Y. (1985). El cuento folklórico en Venezuela. Caracas: Academia Nacional de
Historia.
Recibido: 03 / 06 / 2013
Aprobado: 07 / 07 / 2013
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