Garoza_12
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GAROZA Revista de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular 12 2012 GAROZA Número 12. Año 2012 DIRECTORA: Emilia Cortés Ibáñez VICEDIRECTOR: Manuel Cousillas Rodríguez SECRETARIO: Francisco Linares Valcárcel COMITÉ EDITORIAL y EDITORES: Manuel Cousillas Rodríguez, José Manuel Estévez-Saá, Pablo Cancelo López, y Rubén Jarazo Álvarez. CONSEJO DE REDACCIÓN: Marco Vélez Barreiro, Eduardo Barros Grela, Alejandra Moreno Álvarez, y José Miguel Alonso Giráldez. CRITERIOS DE SELECCIÓN Y EVALUACIÓN DE TRABAJOS CIENTÍFICOS DE LA REVISTA GAROZA. EVALUADORES EXTERNOS: Dr. Jesús Cañas Murillo, Catedrático de la Universidad de Extremadura. Dr. Ramón Sainero Sánchez, Profesor Titular de la U.N.E.D en Madrid. Dra. Rosa Navarro Durán, Catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona. COMITÉ CIENTÍFICO: Antonio Raúl de Toro Santos, María A. Salgado, Margarita Estévez Saá, Montserrat Amores García, David Clark Mitchell, Eduardo de Gregorio Godeo, Anna Nizegorodcew, Xose María Dobarro Paz, Teresa López Fernández, Anna Szcepaniak-Kozak, y Mª Jesús Lorenzo Modia. DISEÑO GRÁFICO: Beatriz Cousillas Barros. INDEXACIÓN E IMPACTO: Presencia de la serie editorial en repertorios y boletines �������������� ����������� �� ��� �������������� LATINDEX, ISOC, DICE, Dialnet, MLA International Bibliography, y MLA Periodicals. © Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular (SELICUP). Reservados todos los derechos ISSN: 1577-8932. Depósito Legal: C-988-2001 Impreso en España. Printed in Spain. Imprime: Nino S.L. A Coruña, Spain. Ilustración de cubierta: Francisco de Goya No está permitida la reproducción total o parcial de esta revista, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. ÍNDICE 1. Anna AGUSTÍ FARRÉ. El acto de escribir.....................................................9 2. Sol ARGÜELLO SCRIBA. Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos en la historia de las mujeres en el Mahabharata...................15 3. Manuel COUSILLAS RODRÍGUEZ. Neologismos y anglicismos en los términos náuticos del litoral atlántico irlandés y el noroeste peninsular español............................................................................................33 4. Aldo DAPARTE JORGE. Adaptaciones de un clásico: el mito cidiano al servicio de la promoción lectora, el adoctrinamiento o la crítica social………………………......................41 5. Mari Pino DEL ROSARIO. Ideología y re/creación en la literatura infantil española de la segunda mitad del XIX y primer cuarto del XX..…………………………......….57 6. Alan FLOYD MOORE. Las “Comunidades imaginadas” de Benedict Anderson……...................................................................................67 7. Mónica FUERTES ARBOIX. Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX: Fray Gerundio de Modesto Lafuente....................79 8. Hana KHASAWNEH. The Irish Victory of Comic Defeat: Synge and O’Casey…..................................................................................…91 ���������������������� On Kultura Masowa ����� �������� �� ��������� �� �� �������������� ��� 10. Hadrian LANKIEWICZ. Science fiction as an excuse for political criticism: Dicks’ vision of political simulacrum……………………………….....................................117 11. María José MARTÍNEZ GIRÓN. La condesa d´Aulnoy: La magia de las hadas en la corte española......................................................................131 12. Jane MATTISON. Aesthetic truth and popular appeal in British Poetry from World War One.......................................................145 13. Noemí PEREIRA ARES. El hiyab en Brick Lane, de Monica Ali…………………….................................................................161 14. María A. SALGADO. Materia en olvido de Ana María Fagundo: testamento poético de una experiencia cotidiana.....................................177 15. Anna SZCZEPANIAK-KOZAK. Constructing the picture of cultural and linguisticreality: an overview of research methods in applied linguistics…......................189 16. Marco VÉLEZ BARREIRO. El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas: un caso de estudio de producción cultural………………….....................203 17. Sabrina VENEZIANI. Il fuoco di S. Antonio……………..........................219 18. Emilia WASIKIEWICZ-FIRLEJ. Constructing a culturally fit ad: a review of cross-cultural research on advertising……………................233 RESEÑAS Patricia BASTIDA RODRÍGUEZ, Caterina CALAFAT RIPOLL et alii (eds.): Actas del IV Congreso de la SELICUP. Pasado, presente y futuro de la cultura popular: espacios y contextos. Palma: Universitat de les Illes Balears, 2011, CD (Reseña de Rubén JARAZO ÁLVAREZ)………………………………………………............249 NOTAS INFORMATIVAS Normas para la presentación de originales............................................................255 Junta directiva..............................................................................................................258 Condiciones y formas de pago a SELICUP...........................................................259 Revista Oceánide........................................................................................................260 Página Web de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular SELICUP y la revista Garoza www.selicup.es Página Web de la Revista On-line Oceánide oceanide.netne.net ARTÍCULOS EL ACTO DE ESCRIBIR Anna Agustí Farré Novelista Resumen El artículo es una reflexión sobre el acto de escribir que los escritores llevan a cabo antes de dejar plasmada su obra en unas cuantas páginas en blanco, y una conclusión personal sobre dicho acto: creación individual, estilo, comunicación. El tema se desarrolla a partir de una pregunta hecha a diferentes autores de por qué escriben cada uno de ellos, para pasar a otra más genérica de por qué el ser humano escribe, cuando en realidad el hombre es ante todo un ser oral, y acaba con la diatriba de si es arte u oficio lo que realizan novelistas, poetas, dramaturgos. Lo importante, sin embargo, es el resultado final: la creación de la novela, del poema, de la obra teatral. Palabras clave: escribir, palabra, oral, oficio, arte, estilo, creación, comunicación. Abstract The article reflects on the act of writing that writers perform before leaving his work embodied in a few blank pages, and a personal conclusion about measurement: individual creation, style, and communication. This issue is developed from a question posed on why different authors write, to linger on a more generic question such as why mankind write when, in fact, human beings are orally predisposed. This article ends on the dilemma whether novelists, poets, or playwrights create art or a commodity. In the end, however, the final aim of this article is to analyse the creative process of novels, poetry or plays. Keywords: writing, word, orality, job, art, style, creation, communication. Artículo ¿Por qué escribe usted? Esta pregunta se ha hecho hasta la saciedad a todos los escritores famosos que, a lo largo y a lo ancho de nuestro continente y de todos los continentes conocidos hasta el momento, han publicado su obra con más o 9 Anna Agustí Farré. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. menos éxito. A pesar de haber sido las respuestas tan dispares –o similares- y tan variadas –o contradictorias-, tan simples y sencillas –o con más enjundia-, parece que no hemos dado aún con la definitiva, la genial. Por este motivo, probablemente, seguimos preguntando y esperando LA RESPUESTA. Y buscamos la que nos conduzca a la solución de la incógnita, y entonces, sólo entonces, podremos respirar tranquilos y salir de la incertidumbre en la que vivíamos sumergidos. ¿Es eso cierto? ¿Tanto preocupa la pregunta de la que se han llenado unas cuantas páginas sin que –quizás- nos gustara ninguna de las respuesta o fuera lo suficientemente sabia para convencernos? Basta, supongo, el tono irónico de lo dicho hasta ahora. Según mi parecer importa poco saber por qué escribe tal o cual escritor. Para mí es más importante el resultado de su obra. En El País Semanal del 02-01-2011, Jesús Ruiz Mantilla hizo un reportaje titulado “¿Por qué escribo?”, pregunta que responden cincuenta escritores, hombres y mujeres, y he escogido algunos ejemplos: Umberto Eco respondió con un contundente: “Porque me gusta”, y Carlos Fuentes con otra pregunta: “¿Por qué respiro?”, y Enrique Vila-Matas: Ah, ya veo, vuelve la vieja y pérfida pregunta. Pero también podrían ustedes preguntarme por qué acabo de hacer una lazada en mis zapatos [...], en algún tiempo remoto, un antepasado hizo la primera lazada. Nosotros no somos más que sus imitadores, un eslabón en la cadena ininterrumpida de la tradición. [...] De modo que a quién habría que preguntarle por qué escribo es a ese antepasado, preguntarle por qué quiso ir más allá del nudo. Son tres meros ejemplos de lo que respondieron en su día dichos escritores que nos pueden aportar mucho o poco según la interpretación que hagamos cada uno de nosotros. Y en este breve abanico de opiniones no quiero dejar de lado el artículo de Joana Bonet en La Vanguardia del 20-01-2009, titulado “Voyeurs”, en el que la periodista escribe lo que Le Clézio, al recibir el premio Nobel, se preguntó en voz alta: “Entonces, ¿por qué escribir?”. Y se respondió: “El escritor ya no tiene la petulancia de creer que va a cambiar el mundo, que va a crear con sus novelas un modelo de vida mejor. El escritor desearía ser testigo; sin embargo, la mayoría de las veces es un simple voyeur.” Parece ser que Le Clézio nos quiere dar a entender que este voyeur mira y observa, y después nos transmite a través de la palabra escrita la recreación de unos personajes y unos hechos. El autor se convierte en un simple intermediario para que el receptor conozca, sepa, se emocione, sufra, aprenda, viva..., y todo, gracias a la mirada del escritor. Unamuno, por su lado, decía que poner las palabras por escrito en un libro es una “tragedia del alma”, ¿quería decirnos con eso que no deseaba quedarse para sí solo el dolor, ese sentimiento trágico de la vida, y que quería hacernos partícipe de él? Es posible. Todo es posible. Sin embargo, lo importante para mí como lector no es saber por qué escribe un autor sino encontrar en una novela una historia que complazca mi espíritu, una historia con la que me identifique, con la que me sienta a gusto, un relato que me atrape de tal manera que me pasen las horas sin percatarme del acto que estoy llevando a cabo. Quiero sumergirme en la vida de los personajes y sentirme uno más 10 El acto de escribir entre ellos como cuando una amiga o un pariente te hace partícipe de sus alegrías y sufrimientos, sus temores, deseos, ilusiones, fantasías, fracasos; nos habla de su pasado, de su presente o de su futuro. Con la diferencia de que el escritor ha sabido crear un lenguaje literario adecuado, un estilo con el que nos cautiva, una técnica narrativa atrayente; ha logrado hacer una descripción verosímil de los personajes, de las situaciones; aportar su punto de vista narrativo; introducirnos en un tiempo interno y externo..., es decir, ha conseguido hacer con el lenguaje, con la palabra escrita, y la ayuda de todos los elementos citados, literatura, arte. En el campo de la poesía los parámetros pueden llegar a ser distintos. Solo apuntar que la palabra sigue siendo el arma con la que cuenta el poeta para su creación, y la belleza, la sensibilidad, las imágenes, el ritmo son los únicos instrumentos que acompañan la verdad de su poesía, su verdad a veces indemostrable. La rima y la métrica se dan por añadidura en algunos poetas. Siempre se ha dicho que un buen novelista es aquel que lee poemas. Lo cierto es que hay otra pregunta más genérica que nos atañe a todos:¿Por qué se escribe? Es tan amplia la cuestión que podría referirse única y exclusivamente al acto de escribir en general, no al oficio y arte de escribir de novelistas, poetas, autores teatrales, guionistas... Es evidente que el niño, desde pequeño aprende a escribir con la ayuda de un maestro o de sus padres, y en unos pocos meses será capaz de plasmar en un papel su nombre y a partir de ahí se irá desarrollando en él la habilidad de la escritura y puede, que ya desde entonces, convierta esta destreza en una necesidad de expresarse por escrito, ayudado siempre por otra necesidad imperiosa de leer lo que los otros cuentan. Leer, leer, leer es el mejor camino para llevarnos a escribir. Fedor Dostoyevsky, prisionero en Siberia, pedía en una carta a su familia: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!” García Lorca, en el discurso que pronunció al inaugurar la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros, dijo –entre otras muchas cosas- estas palabras: “Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría pan; sino que pediría medio pan y un libro”. Aunque, si partimos de la premisa de que el hombre es un ser oral: en el principio la palabra se hizo verbo, y el pensamiento se expresó con vocablos más o menos inteligibles, con gestos, actitudes, comportamientos, ¿por qué, pues, nos preguntamos, el acto de escribir? Recuerdo haber leído en alguna parte que Ana Mª Matute hablaba de la magia de los cuentos, que desde hacía miles de años llegaban por las montañas y dormían en las casas, y de la historia de la Niña de Nieve que su abuela le contaba. Hacía poco que se había enterado de que ese cuento era una antigua leyenda ucraniana y acababa diciendo algo así como... “pero, ¡qué diferente de labios de mi abuela a como la leí!”. Las historias narradas al lado del fuego, los cuentos que un padre deja ir junto al embozo de la cama del hijo para que este se duerma, los relatos familiares de otras épocas, transformados por el paso del tiempo en leyendas, siempre han sido y seguirán siendo un placer para el espíritu. Bien es cierto que en las cavernas de la prehistoria se han encontrado dibujos, formas, símbolos escritos de sus primeros moradores que de esta manera querían comunicarse más allá de los sonidos que emitían. Por consiguiente, nos tenemos 11 Anna Agustí Farré. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. que preguntar también el porqué de aquel lenguaje escrito. ¿Fue arte pictórico o literario?¿No se considera hoy el cómic una forma de literatura gráfica que une iconos-imagen e iconos-palabra? ¿Qué es escribir? Pero volvamos al acto de escribir como oficio y arte, conceptos que parecen a simple vista antagónicos; sin embargo, nadie puede negar que sean a su vez complementarios, las dos caras de una misma moneda. Si leemos en el diccionario la definición de oficio (del latín officium), dice en sus primeras acepciones: Ocupación habitual o acostumbrada. // Cargo, función, ministerio, profesión. De poco nos sirven estos simples conceptos para ilustrar lo que queremos explicar. Añadamos en este punto las manifestaciones de algunos escritores que se consideran a sí mismos, antes que nada, “unos trabajadores”. Las palabras de Francisco Candel son una constatación de ello en el libro de entrevista, Los hechiceros de la palabra, de la escritora Montserrat Roig, que inicia su conversación con el autor con esta pregunta: —Candel, tú eres uno de los pocos escritores españoles auténticamente profesionales. ¿Cómo concibes, tú, el oficio de escribir? —Cuando me hacen esa pregunta, aparte de no saber qué contestar, siempre digo lo mismo: ya de pequeño me inculcaron la idea de que, en esta vida, hay que tener oficio. Unos son mecánicos, otros pintores de brocha gorda o carpinteros. La idea de “oficio” ha degenerado por el automatismo de las fábricas. Pero yo soy un señor que tengo el oficio de escritor. [...]. Lo que más me gusta es ganarme la vida escribiendo. Yo no voy contra los escritores no profesionales, pero a mí me da la impresión de que si no como de lo que escribo, ya no soy tan escritor. (Montserrat Roig, 1975: 148,149) La misma autora escribe de Josep Pla -quien dice de sí mismo que es “un profesional” y que “hay otros oficios más satisfactorios”- lo siguiente: Escribir, para Pla, es una nimiedad tan complicada que llega a devastar. Despojado, el oficio de escribir, de toda vaciedad romántica, Pla ha demostrado que, a pesar de su aparente facilidad y espontaneidad, escribir es uno de los oficios más duros, menos agradecidos, más descorazonadores de todos los que existen. (Montserrat Roig, 1975: 183) Y si por otro lado buscamos la definición de arte (del latín ars, artis), nos encontramos con lo siguiente: Virtud, disposición y habilidad para hacer alguna cosa //Acto por el cual el hombre, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, imita o expresa lo material o lo inmaterial, y crea, copiando o fantaseando. // Conjunto de reglas para hacer bien una cosa, etc. Meras definiciones de diccionario. Veamos lo que Jaume Cabré, en El sentit de la ficció. Itinerari privat, escribe acerca de qué manera hacer literatura y arte. Creo que la plena comprensión de la vida y la existencia (si es posible), la serenidad absoluta (si existe), invalidan la posibilidad de hacer literatura. La persona serena simplemente (¡simplemente!) vive. El arte 12 El acto de escribir es, entre otras cosas, la corroboración de la insatisfacción humana. Es la búsqueda libre de la felicidad. (J. Cabré, 1999:11)1 Jean-Paul Sarte ya en 1948 trataba dicha cuestión en su libro ¿Qué es la literatura? Y afirmaba que toda obra literaria es “una llamada”. Puede ser la llamada misteriosa de la forma pura, de la forma que es contenido, de la belleza, o, incluso, puede ser la llamada de la literatura para ir contra la literatura, provocando el escándalo. Roland Barthes dijo en una ocasión que para el escritor escribir es “un verbo intransitivo”. Simone de Beauvoir consideraba que el milagro de la literatura era esa “otra” verdad que se convertía en la “mía” sin dejar de ser otra. ¿Nos sirven estos razonamientos y testimonios para comprender en qué consiste el acto de escribir? Con esta intención están expuestos en este artículo. A título personal he de confesar lo que representa para mí el acto de escribir: Es creación individual y solitaria: dar vida a una idea –un tema- a través de las palabras y su connotación, servirme de ellas para desarrollar un argumento. Sentimiento personal, porque tu bagaje cultural y emocional se vacía en la historia, en el comportamiento de los personajes. Originalidad, es decir, ser tú en aquello que cuentas, a pesar de estar siempre influenciado por ciertas lecturas, por esas novelas favoritas, casi libros de cabecera. Estilo: ahí radica el punto diferenciador de cada uno de los escritores y que podríamos unir al término originalidad. Yo diría que todos los recursos estilísticos de tipo semántico, fónico, sintáctico, etc. que la lengua te ofrece van encaminados a reinventar un estilo propio, sin dejar de lado la creación de ambientes; la manera de presentar a los personajes; la voz del narrador; la morosidad o rapidez del discurso... Y como conclusión: El acto de escribir se materializa cuando eres capaz de conseguir la simbiosis adecuada entre contenido y forma, e incluso ir más allá, relacionar el arte literario con las demás bellas artes, tema debatido desde el siglo XIX entre los estudiosos de la Estética y la Crítica literaria. Una vez llevado a cabo dicho acto, después de mucho hacer y deshacer -escribir y corregir-, pones el punto final a tu novela. Entonces, deja de ser algo tuyo, y descansas. Tu obra te abandona para formar parte de una recua de libros, apretados unos contra otros en las estanterías de una librería o de una biblioteca, en espera de que una mano lo coja, lo hojee, lo toque y se decida a escogerlo para llevárselo a casa. Cuando el lector abre el libro por la primera página y empieza su lectura no hace otra cosa que llevar a cabo un acto de soledad. La vida está llena de actos solitarios; la diferencia en este caso es que leer una novela, un cuento, un poema puede convertirse en un apasionante acto de comunicación entre un escritor y su lector. Solo en ese momento el acto de escribir se puede dar por terminado. Referencias bibliográficas ROIG, Montserrat (1975). Los hechiceros de la palabra. Barcelona: Ediciones Martínez Roca. 1 Traducción propia (N. de la A.). 13 Anna Agustí Farré. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. CASTELLET, José María (1970). Nueve novísimos. Barcelona: Barral Editores. CABRÉ, Jaume (1999). El sentit de la ficció. Itinerari privat. Barcelona: Proa. LODGE, David (2011). El arte de la ficción. Barcelona: Península. WOOD, James (2009). Los mecanismos de la ficción. Madrid: Gredos-Colección: BCN. 14 DRAUPADI Y KUNTI: DOS MODELOS FEMENINOS EN LA HISTORIA DE LAS MUJERES EN EL MAHABHARATA Sol Argüello Scriba Universidad de Costa Rica, San Pedro, Costa Rica Resumen Este es un artículo que presenta un estudio sobre los personajes femeninos en el Mahabharata, el poema épico más largo de la India. Sus compositores fueron hombres, y crearon estereotipos femeninos que fuesen modelos a seguir, motivo por el cual, en este trabajo se hace un estudio sobre la mujer en India Antigua y especialmente de Draupadi y Kunti, esposa y madre respectivamente de los Pandavas, los personajes principales de esta obra literaria. Palabras claves: Mahabharata, literatura épica, mujer, modelo femenino, personaje femenino. Abstract This is an article that presents an study about the femenine characters in the Mahabharata, the largest epic poem of India. The writers of this work were men, and created femenin estereotips that will be roll models, for that reason, in this work had being studied about women in Ancient India and specially of Draupadi and Kunti, wife and mother respectively of the Pandavas, the principal male characters of this literary work. KeyWords: Mahabharata, epic literature, femenin models, femenin character. Artículo 1. INTRODUCCIÓN Los personajes femeninos en la literatura épica, concretamente en el Mahabharata, son presentados por medio de generaciones, razón por la cual a esta obra se le ha llamado “la enciclopedia de la civilización”, puesto que habla del desplazamiento de los pueblos indoarios por el río Ganges, en la India. Este artículo es el inicio de 15 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. una serie de trabajos, cuyo interés es estudiar los modelos y estereotipos femeninos presentes en esta literatura y que son parte de la herencia cultural humana, especialmente porque la India es una de las dos culturas milenarias del mundo. Además puede servir de base para estudios comparativos posteriores. Las imágenes y estereotipos femeninos, en la literatura épica india, se pueden rastrear desde los orígenes de la literatura de la India; y para ello, es necesario hacer una introducción del desarrollo histórico y cultural de la literatura desde su nacimiento. Aspecto nada novedoso, pero que sí es conveniente explicar, porque cada cultura expresa de manera distinta sus apreciaciones sobre la distinción de género, y el papel que cumplen hombres y mujeres en esas sociedades. La primera pregunta que deriva de un planteamiento téorico sobre qué es género, la cual se podría aclarar con los estudios de género que empiezan con la distinción de sexo/género. Pero, en la presente investigación, ha interesado la definición de género para la distinción de lo femenino y lo masculino, los papeles que cumplen y sobre todo en un momento histórico y cómo llega a permear una cultura determinada, para llegar a concluir que el género es una clasificación culturalmente específica. Existen diferentes teorías de género que pueden ser utilizadas para analizar los personajes femeninos en la literatura; entre estas, se encuentra la de Kate Millet, quien plantea lo siguiente, según la cita Black and Brodbeck (2007: 11), en el libro titulado Gender and Narrative in the Mahabharata: that gender distinctions not only pertain to different kinds of behaviour for men and women, but also could be seen as cultural differences: male and female are really two cultures and their life experiences are utterly different [esto de las distinciones de género no solamente pertenece a diferentes tipos de conducta para hombres y mujeres, sino también pueden ser vistas como diferencias culturales: masculino y femenino son realmente dos culturas y sus experiencias son totalmente diferentes]. Propuesta que también asume Gayle Rubin (Black and Brodbeck 2007: 12), quien hace énfasis en el dominio masculino sobre la mujer, transmitido por la mujer y se perpetúa en el hombre. Sin embargo, los estudios recientes de género, ponen menos atención en lo anterior para estudiar las diferencias de clase y etnia, así como los sistemas económicos y políticos contribuyen a dar forma y definición a las identidades genéricas (Black and Brodbeck 2007: 12). Judith Butler (Black and Brodbeck 2007: 13) propone que el género se produce por el lenguaje repetitivo y la conducta social. En fin, las distinciones genéricas inclusive sexuales son totalmente culturales, y determinan los roles sociales y la conducta de hombres y mujeres. Por último, se ha querido resaltar el trabajo de Sister Prudence Allen, R.S.M quien en su libro The concept of woman: the Aristotelian Revolution, 750 B.C- A.D 1250, plantea el marco téorico de análisis de la literatura de Occidente desde el concepto de mujer, haciendo preguntas como ¿De qué manera el hombre y la mujer son opuestos?, ¿cuáles son los papeles que asumen hombres y mujeres sobre la maternidad o paternidad con respecto a la procreación? Y si hombres y mujeres se 16 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... relacionan con el conocimiento, al que denomina sabiduría, de igual manera. Y por último, si hombres y mujeres tienen las mismas o distintas virtudes. Preguntas que permiten concluir que las mujeres y los hombres son significativamente diferentes, y que tanto biológicamente como genéricamente cumplen papeles de colaboración entre sí. Esta es la parte más interesante en las teorías de género, cómo hombre y mujer con sus diferencias, inclusive culturales, están para colaborar y participar de las necesidades de unos y de otros, y no de manera desequilibrada, donde uno solo gana a costa del otro. Esta teoría no busca demostrar la superioridad de género. La última de las propuestas teóricas es inclusiva, propone cómo hombres y mujeres están para la complementaridad y colaboración social. Y es con este planteamiento téorico que nos hemos decidido analizar y comprender los personajes femeninos: Draupadi y Kunti, no sin antes proponer los antecedentes de la mujer e las imágenes femeninas desde los orígenes de la literatura en la India Antigua. 2. EL CONTEXTO HISTÓRICO-GEOGRÁFICO DE LA INDIA ANTIGUA La India es un subcontinente que nunca estuvo aislado totalmente, la barrera de montañas no impidió las invasiones extranjeras dadas en diferentes épocas, que se agruparon en las cercanías de los dos grandes ríos: el Indo primero y luego el Ganges, de gran importancia para el desarrollo de la civilización de la India Antigua. En cuanto al valor de la naturaleza, el monzón o las lluvias es el fenómeno natural más importante. La literatura de la India Antigua se inicia con la llegada de los pueblos indoeuropeos que han emigrado desde el centro de Asia; llegan a las tierras iranias y se desplazan al noroeste de la India. Esta migración se da en el segundo milenio a. C., pueblos que no dejan restos arqueológicos, pero sí transmiten su lengua: el sánscrito y con este, una gran literatura. Aunque se desconozcan las manifestaciones literarias anteriores a esta llegada, probablemente sí hubo literatura entre los pueblos preindoeuropeos. La presencia histórica de estos pueblos en la India Antigua provoca un gran impacto, y la India sufre grandes cambios, se da un paulatino encuentro con los pueblos asentados mucho tiempo atrás de su llegada, entre ellos, la llamada Civilización del Valle del Indo, cuyos sellos aún no se han descifrado; sin embargo, se verá en siglos posteriores como una constante en la cultura india, entre estos aportes está el culto a la Diosa-Madre. Aspecto que se observa en uno de los sellos de Harappa, tal como se aprecia en muchos otros pueblos antiguos, el culto a la diosa está relacionado con el toro, tal como lo afirma Basham (1988: 13): In many ancient cultures the worship of the mother Goddess was associated with the bull, and these were no exception [En muchas culturas antiguas el culto a la Diosa-Madre estaba asociado con el toro, y esta no fue la excepción]. Así, el culto a la divinidad femenina, que los indoeuropeos no trajeron a la India, permanece hasta hoy en día, aspecto muy importante en los estudios sobre los personajes femeninos en la literatura india. 17 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. La distinción entre los pueblos de origen indoeuropeo y los no indoeuropeos se da por lo étnico-lingüístico, con la oposición de las lenguas habladas o prácritos y el sánscrito que pronto se convierte en lengua de la cultura y de la clase sacerdotal o brahmanes. También se habla del desarrollo del sánscrito, en sus dos etapas, la védica y la clásica. La rama indoeuropea india, se denomina indoaria: indo, por el río de ese nombre, en el noroeste del subcontinente indio y aria de la metátesis de los fonemas de la palabra Irán o tierra de los arya, término que significaba, en sus inicios, pariente y luego noble, para diferenciarse de los pueblos de distinto color de piel y lengua. Estos indoarios traen su literatura, la cual se caracteriza por ser una literatura hímnica, religiosa, que habla de cómo conminar a los dioses por medio de la palabra. Es una literatura religiosa, el sacrificio védico, aún permanece igual que hace más de 3000 años, se basa en la pronunciación exacta y sin error de cada uno de los sonidos de los himnos védicos, ya que si hay un equivocación, el ritual se invalida. En el ritual, el valor del sonido es la parte más importante, su transmisión y aprendizaje, aún hoy, sigue siendo oral y memorístico, llevado a cabo por los brahmanes o clase sacerdotal. Por eso no fue necesaria la construcción de templos, que sí se dieron muchos siglos después. Se componen los Vedas o Himnos Védicos, de la raíz sánscrita VID o ver, son himnos que fueron “vistos” por los rishis o videntes, sus compositores. La literatura védica comienza en 1700-1500 a.C. y concluye en el 300 a.C, consideradas fechas aproximadas. El más antiguo de todos los himnos es el Rig Veda, luego le siguen en orden cronológico de composición el Yajur Veda, el Sama Veda y el último o agregado posteriormente el Atharva Veda. Luego aparecen los comentarios en prosa sobre el ritual y los himnos, esto es el motivo de la composición de las Brahmanas y Aranyakas; luego, la sistematización de la especulación filosófica con las Upanishadas. Esta época se relaciona con la ubicación de estos pueblos en el Punjab, al mismo tiempo se fortalece la división social o varna (color); primero, los brahmanes o sacerdotes, quienes tenían el dominio del sánscrito y de los himnos religiosos, luego los ksatriyas: los guerreros, los vaishyas: los ganaderos, agricultores y comerciantes, por último se unen los pueblos conquistados o shudras. Esta división social va a ser la base de los jatis del Hinduismo, hasta llegar a tener más de seis mil subgrupos sociales hindúes. La literatura propiamente religiosa no expresó el más mínimo interés por componer la historia de estas tribus, por lo tanto la literatura épica que crearon otros pueblos como los antiguos griegos con la Ilíada y Odisea con el objetivo de contar su “historia”, no se presenta en la India, sino más bien, este interés se manifiesta siglos después y con otros motivos bien distintos a otras culturas. Es claro que los indios no tuvieron necesidad de luchar contra extranjeros o pueblos invasores, hasta siglos después. Eran pueblos patriarcales y patrilineales como las demás ramas del grupo indoeuropeo, sin embargo, es conveniente presentar la imagen femenina tanto de las diosas como de lo femenino y de las mujeres en general. 18 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... 3. LA IMAGEN FEMENINA EN LA ÉPOCA VÉDICA En el Rig Veda, tal como se puede apreciar en el Himno de la creación o del Purusha (Rig Veda, X-90), el hombre primordial, nos muestra una división social masculina, no hay espacio para el nacimiento de la mujer o su función social. Así de la partición del Purusha, surge la división social de la siguiente manera: de la cabeza (de su boca) los brahmanes o sacerdotes, del pecho: los ksatriyas o guerreros, de sus muslos: los vaishyas, de los pies los shudras o pueblos conquistados. ¿Y la mujer? No tiene presencia en esta repartición social. Sin embargo, también aparece, en el mismo libro X, el himno dedicado a la palabra, Vâc, cuyo género es femenino; interesante resaltar que la palabra es el elemento central de la creación artística, literaria y religiosa que promueve la visión de mundo de estos primeros compositores de la literatura antigua de la India Antigua. Además el estudio de los Vedas también era aprendido por las mujeres (Raman 2009: 24). Pero al final de la era Védica, las mujeres al igual que los hombres de la casta más baja (shudras) son excluidas de este aprendizaje, aunque aún se conservan los nombres de algunas compositoras de estos himnos. Esto, a pesar de que los Vedas representan una predominante visión masculina de las diosas y las mujeres, algunas mujeres fueron educadas y sobresalieron por su conocimiento. A pesar de que el matrimonio significaba la pérdida de la casta en que habían nacido y la adopción de la del esposo, algunas prácticas de los pueblos prearios, como la figura de la Madre-Diosa, además de otras costumbres de contacto sexual y social. Tal como dice Sita Anantha Raman (2009: 24): For example, sage Aitareya, autor of Aitareya Brahmana, Aranyaka, and Upanishad, had a shudra mother named Itara whose matrilineal pre-Aryan heritage helped to identify Aitareya called upon Goddess Earth, his mother`s tutelary deity, to inspire his composition of the Aitareya Upanishad. It is also intriguing that although the Purusha Sukta states that the shudra emerged from Purusha`s feet. Aitareya Upanishad symbolically describes this male being as Cosmic Intelligence quickened by the Life Force (Brahman) entering through his feet [Por ejemplo, el sabio Aitareya, autor de la Aitareya Brahmana, Aranyaka y Upanishada, tuvo una madre de la casta shudra, llamada Itara, cuya herencia matrilineal prearia ayudó a identificar a Aitareya, llamada Diosa de la Tierra, la deidad tutelar de su madre, para inspirar su composición llamada la Aitareya Upanishad. También es fascinante que si bien el Purusha Sukta establece que el shudra surgió de los pies de Purusha, la Aitareya Upanishad describe simbólicamente el hecho de ser hombre como Inteligencia Cósmica que despertó por la fuerza de la vida (Brahman) que entró a través de sus pies] (Traducción de la autora de este trabajo). La cita presenta uno de los elementos más importantes del sincretismo religioso, expresión de la integración de los pueblos no indoeuropeos representados en la clase social más baja, los shudras, cuyo origen proviene de los pueblos prearios, y 19 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. sus creencias y cultos religiosos giraban alrededor de la Diosa-Madre, tal como lo muestran algunos de los sellos. A pesar de que las divinidades de los Vedas son antropomórficas, su caracterización no es clara, si embargo, la sexualidad y el género sí se expresan de manera explícita. Las diosas son descritas como matronas y esposas, que muchas veces gimen como vacas1, ya que la vaca es el animal más querido por los indoarios, por todo lo que obtenían de ellas. Entre las divinidades femeninas está Ushas, descrita como una joven bailarina, quien se viste con ornamentos hermosos y descubre sus senos, como la vaca, aludiendo a su capacidad de dar alimento como madre. Luego, la diosa madre Prithivi, quien cubre todos los seres vivos. Las divinidades femeninas y las mujeres expresan su deseo sexual de manera inocente y no tienen reparo en manifestar su deseo de tener relaciones sexuales con sus consortes para tener hijos. Es una sociedad que venera la maternidad por lo tanto exalta la diosa maternal. Sobresale la diosa Aditi, madre de los dioses y de todo ser viviente, pero la mayoría de las divinidades femeninas representan fuerzas de la naturaleza al igual que las divinidades indoeuropeas. Llama la atención que algunas mujeres ejercen el oficio de bardos, y otras divinidades como Saraswati son inspiradoras de la creación literaria. Otras acompañaban a sus esposos brahmanes en los rituales públicos y tenían parte activa en estos, sobre todo en los rituales para obtener progenie. Hay datos de que las mujeres al igual que los shudras participaron del estudio de los Vedas, cuyo dominio y respeto equivalía a salvación; por eso, el brahman, en este contexto, era venerado y considerado el portador y conservador del medio para conminar las divinidades: la lengua sánscrita. La sociedad del momento le daba importancia a la belleza física, no como se considera en el mundo actual, sino era equivalente a la capacidad de las mujeres y hombres de reproducirse por presentar la madurez física requerida para tener hijos, sobre todo la mujer, con ese sentido era de quien se habla más en los Vedas. El matrimonio era una meta social, era un deber de los padres de conseguir el novio o la novia correspondiente. La mujer debía preferiblemente casarse virgen; y el matrimonio era monógamo, la poligamia se daba en algunas penas más ricas. Aunque la posición de las mujeres, socialmente, no les permitía adquirir puestos de mando, a la mujer inteligente se le buscaba un esposo igualmente o superior en inteligencia. Algunas de ellas, también cuidaban de la propiedad de los padres, en ausencia de hijos varones, aún en este sistema patrilineal se nota un cierto respeto por la mujer. Como el ideal de vida para la mujer era el matrimonio, a las viudas las volvían a casar aunque fuera de manera simbólica con el cuñado que adoptara los hijos, costumbre de fecha aproximada del 500 a. C., según el Atharva Veda. En cuanto a la sati o inmolación de la viuda en la pira fúnebre del esposo muerto, que en siglos muy posteriores se convirtió en costumbre en muchas regiones de la India, en este momento era un acto simbólico, y a la viuda se le instaba a casarse pronto. 1 Es la frase empleada para caracterizar a las mujeres, en varios de los himnos. 20 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... Es conveniente resaltar que durante siglos, en culturas de la India, de origen no indoeuropeo, se observan costumbres no patriarcales, y que han influido en darle a la mujer una posición social distinta de la presentada por el canon literario compuesto por los brahmanes, aunque es difícil no ver esa influencia. 4. LA ÉPICA La literatura épica o smriti2, lo que se recuerda. Surge después de la literatura védica o shruti3, lo que se oye, literatura religiosa por excelencia. La literatura Smriti tiene como base las historias y leyendas de siglos anteriores, pero con la característica de expresar lo védico y lo no védico, forma en que se define el Hinduismo, como un sincretismo entre ambos. El ritual se mantiene como el centro de la vida religiosa y social, donde lo sagrado y lo profano no se separan; se sistematizan los fines de la vida del individuo en el Hinduismo, el Dharma 4 surge como ideal social e individual. La literatura épica india no se puede considerar de igual manera que las épicas occidentales, primero porque no surge como expresión de la identidad o nacimiento de un pueblo, aunque estos idearios están presentes en la India, hay conceptos sociales, políticos, religiosos que se manifiestan muy fuertemente y muy diferentes a lo que se encuentra en otras literaturas épicas. En la India, los grandes epopeyas son el Mahabharata y el Ramayana. Se ha llegado a afirmar que son los dos poemas épicos más largos del mundo, tan solo el Mahabharata consiste de 90.000 stanzas de 32 sílabas. La composición del Mahabharata va desde el siglo IV a. C. al siglo IV d. C. Su transmisión fue oral, ya que la escritura se emplea en la India muchos siglos después del inicio de su composición y se conoce que se le intercalan largos pasajes de teología, moral y del arte de gobernar. Existen varias recensiones y traducciones, de las cuales se ha hecho la que puede considerarse contiene un resumen de todas: la edición Poona, publicada en la India y traducida únicamente al inglés, también de manera resumida. La edición Poona fue hecha en sánscrito, la lengua original de composición. Sus compositores fueron brahmanes especializados y se le atribuye al legendario Vyasa. Ha sido una obra en todo sentido monumental y es necesario considerarla una “enciclopedia de la civilización”. Se divide en 18 libros o parvans, al igual que los 18 días de duración de la batalla central de la obra y resume el tema principal constituido en la rivalidad entre dos familias emparentadas de príncipes o ksatriyas: los cien hermanos Kauravas y sus primos, los cinco hermanos Pandavas. El nombre Mahabharatha quiere decir: Maha: gran(de) y Bharatha: la tribu principal indoeuropea, o sea, la gran batalla de los Bharathas. ������������������������������������ ������������������������������� ��������������������������������������������������������������������������������������������������� Dharma expresa el conjunto de deberes y obligaciones para la sociedad y para el individuo. Y está por encima de los dioses y los hombres. 21 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Los cinco hermanos Pandavas o los hijos de Pandu, gracias a la pericia en el arco del hermano Arjuna, logran ganar en una justa a la princesa Draupadi y se desposan con ella, asunto a tratar en este mismo trabajo posteriormente. La rivalidad con los primos, los Kauravas o hijos de Kuru, había comenzado mucho antes de este matrimonio. Los Kaurava han perdido y desean obtener venganza y robarles el reino. Logran retar a los Pandavas en un juego de azar, se aseguran el gane al retar al mayor de los hermanos; éste pierde todas sus posesiones pero, a pesar de esta pérdida, libran a Draupadi, la esposa, de ser esclava. Así los Pandavas, sin posesiones ni riquezas, como mendigos, van al exilio y al cabo de doce años regresan para enfrentarse a sus primos y recobrar lo suyo. La guerra es inevitable. La batalla se lleva a cabo en el campo de los Kurus o Kauravas –actual Delhi-; el dios Krishna es su aliado, los acompaña siempre y la victoria está de parte de los Pandavas, el hermano mayor se convierte en un gran rey que gobernó con sabiduría gracias a la ayuda de sus hermanos. Al final, los Pandavas se van a los Himalayas en busca de la eternidad junto con su esposa Draupadi. El argumento es simple; sin embargo, tiene muchas interpolaciones y entre las más famosas están las de Savitri, Nala y Damayanti, que se consideran pertenecientes a los años de exilio, llamados Libros del Bosque. En ambas narraciones, los dos personajes centrales son femeninos, tanto Savitri como Damayanti (Nala es su esposo) son modelos ideales de la mujer de la literatura épica india. No se puede afirmar que pertenecen a la sociedad india de la época ya que la obra dura en su composición muchos siglos y durante este tiempo, la sociedad india fue desarrollándose, pero los personajes épicos, sobre todo las mujeres, permanecieron invariables. Hay dos formas de acercarse al Mahabharatha: una es como repertorio y como libro la otra. Como repertorio, es considerado una colectiva posesión de generaciones de bardos, algunos pertenecían a ciertas cortes o tribus, otros probablemente vagaban de corte en corte como Phemios en Homero, poetas viajeros que se desplazaban de reino en reino y contaban la historia de la guerra de los Bharathas, hecho que probablemente ocurrió entre el 1000 ó 1200 a.C., también agregaban leyendas, fábulas, cuentos edificantes y moralizantes, en honor a la celebración de algún festival religioso. De esta manera el repertorio se fue ampliando y variando durante tantos siglos de composición. La creación del Mahabharata tiene la intención de fortalecer la casta ksatriya o guerrera, quienes se van adueñando de grandes extensiones de tierras. Los brahmanes cumplen la función de un “poder consejero del rey” o de los sacerdotes que realizaban elaborados rituales para fortalecer al rey, a pesar de que este llega al poder por sí mismo, no por la ayuda divina. Hay que tener en consideración la emigración de estos pueblos en el noroeste de la India; en la etapa védica, su vida se lleva a cabo región del Punjab, en cambio en el desarrollo del Mahabharata se observa la emigración de estas tribus hacia el río Ganges y sus afluentes. 5. LAS MUJERES EN LA LITERATURA ÉPICA Si bien en el Mahabharata, gracias a los personajes masculinos las acciones se desarrollan, con ellos surgen los modelos sociales más importantes, pero siempre 22 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... en torno a su función de reyes protectores de las criaturas, como dueños de vidas y tierras; prácticamente su presencia como reyes se debe a su propia acción no a la presencia divina en ellos, más bien, porque responden al deber de actuar correctamente, no hay un destino para ellos, sino la consciencia de que se debe actuar de acuerdo con el dharma: cumplir con lo correcto y verdadero en esa sociedad. A pesar de lo sobresaliente de los personajes masculinos, los femeninos son muy importantes, y a veces más poderosos que ellos, son modelos a seguir por su valentía y capacidad de resistir al sufrimiento que la vida conlleva, son personajes “más humanos”, menos idealizados. Las divinidades védicas anteriores van perdiendo su protagonismo, surge el dios Krishna, cuyo nombre significa “negro”, lo que lo hace ser una divinidad no indoeuropea, se considera que proviene de los pueblos prearios por la clara alusión al color de su piel, más propia de los pueblos no indoeuropeos; también porque este es el nombre de un de los afluentes del Ganges. Además de la aparición de la trilogía del Hinduismo: Brahma, Shiva, Vishnu. Brahma es el creador, Shiva el destructor, cuyo símbolo es el fuego, la danza cósmica, y Vishnu el conservador, cuyo símbolo es el agua. Los tres son el eterno retorno de vida y muerte, expresan que en la naturaleza nada es permanente y todo está en constante cambio y evolución. Los cambios en las corrientes filosóficas y religiosas responden a los procesos sociales, al intercambio e influencias ejercidas de lo no indoeuropeo, así el Hinduismo es una “corriente que arrastra otras corrientes”. También hay términos nuevos, como karma: acción; maya: infatuación, puja: ofrenda de flores y frutos a los dioses, entre otros. Y si las divinidades védicas, en su mayoría tenían su consorte, ahora en el Hinduismo las esposas de los dioses son la parte activa de la divinidad, la Shakti, fuerza cósmica activa, la divinidad masculina es la parte pasiva. El panteón de los dioses védicos sufre algunas bajas, otros permanecen como héroes; Brahma, dios creador es considerado un “deus otiosus”, a diferencia de Shiva y Vishnu, ya que en ambos se observan las fuerzas naturales de la destrucción y la conservación. Los dioses masculinos no son nada más que la transformación de las divinidades anteriores. En cuanto al ritual védico, las mujeres de las clases altas: brahmanes y ksatriyas conservan su protagonismo, pero poco a poco fueron siendo consideradas incapaces de aprender o de participar en este. Socialmente, la mujer debía ser: virgen hasta el matrimonio, fiel al esposo hasta la muerte de este y ser una madre dedicada. El modelo social era el de la madre entregada a sus hijos, siempre por encima de sus propios deseos; inclusive debía ser protectora con su esposo. El concepto de que el amor de madre es superior al de otros es un ideal predominante, esto se observa cuando Kunti sufre una gran pérdida cuando tiene que entregar a sus hijos que han llegado a la edad de 13 años, se convierte en una mujer sola, esto ocurre en el Mahabharata; o en el Ramayana, Rama no juzga tan duro a su madrasta cuando ésta interviene para que el padre de Rama elija a su sucesor Bharata y no a Rama, teniendo mayores méritos; por tal motivo Rama justifica la acción de 23 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Kaikeyi, su madrastra, como un exceso de amor maternal. Aspecto desconocido en otras culturas. El papel de mujer-madre es el más importante, no el de la mujer-hija. 6. POLIGAMIA, POLIANDRIA, PATRILINEALIDAD Los indios de estas épocas consideraban natural la sexualidad y la pasión de la mujer como propias de la naturaleza tanto humana como animal. La poligamia solo la practicaban algunos reyes y clases más altas, no era muy aceptado como una costumbre válida porque significaba la presencia de celos en la vida familiar tanto palaciega como en la vida de la gente común. La poliandria no se practicaba entre los arios, sin embargo, es interesante como en el Mahabharata, el personaje Draupadi se casa con Arjuna, el arquero quien la ha ganado en un concurso de arqueros, su madre Kunti le dice que al casarse con Draupadi, ella está casada con sus cuatro hermanos, los Pandavas. Costumbre prearia, ella es respetada con gran devoción por sus cinco esposos, por su fidelidad, ya que la convivencia con ellos será alterna y deberá ser fiel al esposo de turno. El dios Krishna, avatar de Vishnu, la defiende y protege contra las burlas de la gente, durante los años de exilio. Pero, sobre todo, la sociedad aplaude y celebra la mujer fecunda, la que es capaz de tener hijos ya que esta era quien perpetuaba la línea de sangre. 7. TABÚES Para evitar la influencia de costumbres no arias, aunque estas siempre se dieron, además del confinamiento de la mujer a su casa, se crean los tabúes con respecto a la presencia de la menstruación o la sangre después del parto. En ambos existen reglas muy bien claras de cómo no se debe tocar una mujer en esos estados o el hombre asceta, cuya mujer está en ese estado no debe cocinarle comida. 8. MONOGAMIA Y FIDELIDAD Se ha dicho anteriormente, que la sociedad de la época védica y la hindú apuntan a un solo ideal: la monogamia y la fidelidad, precisamente las divinidades tienen una única consorte. Sin embargo, se podría pensar que la poliandria, presente en el Mahabharata y practicada por el personaje femenino Draupadi, es equivalente a la poligamia, lo cual no era, como práctica, una forma de igualar en derechos a la mujer con el hombre, ya que en la poliandria, la mujer debía permanecer unos dos años con cada uno de los esposos, serle fiel el tiempo que dura esa relación, precisamente, con el fin de comprobar la paternidad, costumbre que fortalecía el patriarcado. No se debe pensar que estas mujeres tuviesen mayor libertad sexual, ellas debían aceptar que sus esposos estuviesen con otras mujeres o esposas, un ejemplo de esto se da con el personaje Arjuna que se casa con Chitra para darle un hijo no a Chitra sino a su padre el rey. Así permanece con ella de dos a tres años, para asegurarse que la mujer quede embarazada y conciba un hijo suyo. La fidelidad debe practicarla la esposa pero el marido no necesariamente, estos textos justifican por una u otra razón otros matrimonios para estos héroes, aunque no para las divinidades hindúes, a los que no se les perdona la infidelidad. 24 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... En el Mahabharata se habla de la costumbre de expulsar de la familia al esposo que incumple la regla de no entrar en las habitaciones que comparte el marido de turno con la esposa común, el castigo era expulsarlo por un año; así fue como estuvo Arjuna exiliado del reino de los Pandavas. 9. ¿SOLO HEROÍNAS? El tema central del Mahabharata es la lucha entre el dharma o justicia y el adharma o injusticia. Esta lucha envuelve hombres, mujeres, dioses y demonios. Y en esto, para hacer cumplir el deber o el dharma, tiene un papel primordial el poder redentor el “sufrimiento de la mujer”. Los modelos femeninos como Savitri, Damayanti, Draupadi, Kunti fueron valientes y leales. Como princesas o esposas de guerreros, debían ser ganadas por medio de certámenes o por la escogencia propia o svayamvara, cuyo significado en sánscrito es: svayam: por sí mismo y vara: como sustantivo significa esposo, como adjetivo: el mejor, excelente. O sea que la princesa escogía el mejor de los partidos que se presentaba al palacio de su padre, quien le dejaba la oportunidad a la joven de escoger. Ambas costumbres se mantenían, poco a poco prevaleció la costumbre védica del padre que escogía por la hija, quién le convenía, costumbre que se mantiene aún hoy en la mayoría de los hindúes más ortodoxos. Las heroínas y sus consortes tienen por característica el vivir un matrimonio monógamo más allá de la muerte, pero ellas, especialmente, son admiradas por la fidelidad al esposo. Al respecto afirma la especialista Raman (2009: 55) en el libro Women in India I: Later Hindus respect them as pativratas ( wives who have taken a vow of fidelity), and this ideal has been one of the most resilient female paradigms in Indian history [En el Hinduismo tardío, se respetan como pativratas (esposas que han hecho un voto de fidelidad), y este ideal ha sido uno de los más resilentes paradigmas femeninos de la historia de la India]. Al contrario, el matrimonio poliándrico de Draupadi causó en algunos príncipes estupor, al expresar que este ejemplo podía provocar la promiscuidad entre las mujeres. Y en el Mahabharata ella tiene poder sobre los cinco esposos, en el sur de la India, sobre todo en los pueblos de origen Dravidio, se considera a Draupadi una diosa, aspecto que quizás demuestre la influencia de los pueblos no arios como los dravidios, en cuanto a la adoración de la divinidad femenina, sobre todo desde su aspecto de poder y de madre de las criaturas. Por ejemplo, Kunti ayudó a su padre en la atención del sabio Durvasa, quien agradecido por sus atenciones le dio a la virgen el poder de comninar los dioses, por medio del conocimiento de unos mantras. Así convoca al dios del sol Surya, quien la hace una madre sin haberse casado, por lo que ella coloca al niño en una canasta, en el río, un cochero lo recoge y cría. Luego del matrimonio con un hombre impotente, decide utilizar los otros mantras y también le da el mantra u oración necesaria a la segunda esposa, quien desea tener hijos y nacen así los gemelos que completan los Pandavas. 25 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Luego está el ejemplo de Draupadi, la cual recibe por boca de Kunti el hecho de que al haberse casado con Arjuna también se ha casado con los otros hermanos, de esta manera se rompe la monogamia tan alabada de la mujer y la poligamia masculina aceptada por esta sociedad. Esta inclusión de estos modelos femeninos, demuestra en parte que fueron comunes en la India antigua. De alguna manera, el que estas historias se contaran en las cortes o celebraciones religiosas hizo que estos personajes femeninos se convirtieran en modelos sociales y no fuera tan fácil eliminarlos de la historia antigua de la India. Sin embargo, hay que contemplar que estas actuaciones son producto no de su libertad como heroínas, sino en respuesta de la necesidad patriarcal de permanencia y conservación de la tribu o del grupo social. Las mujeres en la smriti o épica fueron modelos de madres, hijas y especialmente esposas fieles, ellas realizaban su dharma cumpliendo con sus respectivos deberes del momento en que vivían. La última de las interpolaciones del Mahabharata es la Bhagavad Gita, en esta se considera que tanto las mujeres como los shudras tienen derecho a la salvación, solo hace falta la devoción a la divinidad Krishna, el avatar de Vishnu, como dios presente en la obra, quien declara su compasivo amor por todos. El refugio y devoción a la divinidad es el camino para obtener la protección del dios. La costumbre de ofrecer el incienso, la ofrenda de flores y frutas se encuentra desde en la India desde épocas prearias5, que el Hinduismo absorbió como una forma devocional muy importante llamada puja, practicada en los hogares y en los templos, especialmente por las mujeres. Hay otro aspecto que contemplar, el de la viuda o de la mujer mayor que acompaña al esposo al bosque en búsqueda de la superación espiritual. También varios personajes femeninos vivieron en el exilio, en el bosque, solas o acompañadas por hijos o esposo. Vivencia muy dura, pero más difícil la aceptación social de la capacidad de la mujer de lograr la liberación espiritual en el Hinduismo. A pesar de las limitaciones que las mujeres tenían, podían heredar de los padres las tierras o riquezas, en caso de no existir hijos varones en el matrimonio. Aunque la dote no era costumbre en la India antigua, Draupadi y otros personajes femeninos llevan valiosos regalos a la familia del esposo. El papel de las hijas, en el Mahabharata, era de gran estima y orgullo para el padre, lastimosamente, hay interpolaciones misóginas en el Mahabharata y el Ramayana. Es importante el respeto dado a la mujer casada, el hombre no debía verle la cara a la esposa de otro, época en que no se usaba el velo que le fue impuesto a la mujer siglos después en el norte especialmente, el respeto se debía a que el adulterio no era aceptado. 10. DERECHOS DE LA MUJER EN LA ÉPICA A partir del momento en que el autor del Mahabharatha condena fuertemente la humillación de Draupadi, cuando esta no puede ser premio ni objeto de intercambio en el juego de dados, demuestra el respeto por la mujer. Muchas heroínas tenían voz 5 Los restos arqueológicos de los pueblos prearios, en las ciudadelas del Valle del Indo, en el 3000 a. C., se han encontrado numerosas imágenes que demuestran los ritos dedicados a la Diosa, de la misma manera como se ha practicado en el Hinduismo. 26 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... ante el esposo o el padre, su opinión era importante, podían expresar sus ideas y tomadas en cuenta. 11. LOS MODELOS FEMENINOS EN EL MAHABHARATA De manera general, hasta este momento han sido presentadas las características generales de la mujer, por medio de los personajes femeninos del Mahabharata, que aunque no se proponga como tal, son considerados modelos a seguir, respetar o ignorar en una India posterior; pero sobre todo, los estereotipos femeninos para la educación de otras mujeres o para la devoción religiosa. Esto porque el Mahabharata es una obra literaria con carácter religioso que muestra un mundo creado en el pasado, con vigencia en muchísimos aspectos en la India actual. El Mahabharata tiene tres generaciones de personajes femeninos, que van desde los más antiguos hasta los más jóvenes. Sin embargo, Draupadi es el principal y muchos de los personajes femeninos fueron creados para “acompañarla” en el destierro. Su mayor característica es ser el soporte de los esposos caídos en desgracia, de los Pandavas. La historia principal cuenta que las envidias de los Kauravas hacia sus primos los Pandavas provocaron atentados fallidos contra los hermanos, sin embargo, con la ayuda del tío de ambos, logran invitar a su palacio a los cinco hermanos y a su esposa Draupadi, y esa invitación era para la realización de un tradicional juego de dados. Yudhisthara, el mayor de los hermanos Pandavas, es quien acepta el reto y comienza el juego, a pesar de las peticiones de sus hermanos de que se detenga cuando comienza a perder, y el resultado es la pérdida total de las posesiones, lo que implicaba salir casi desnudos al exilio. La única persona a la cual libera, a pesar de que no puede parar de jugar, es a su esposa Draupadi; sin embargo, los Kauravas desean tenerla con ellos, y en medio del salón del palacio, enfrente de los padres y de Kunti, la madre de los Pandavas, comienzan a desnudarla, pero el dios Krishna hace que de su sari salgan metros y metros de tela, al mismo tiempo que descubren que está con la menstruación, lo que la convierte en “intocable”, tal como se ha explicado anteriormente. En ese mismo instante, ella ruega a los dioses y el chacal aúlla, considerado una señal, es entonces que el padre de los Kauravas, el ciego Dhritirashtra le concede unos privilegios. Es así como Draupadi va al destierro con los Pandavas. 12. DRAUPADI Su nombre proviene de la raíz sánscrita DRU: correr (Whitney, 2006: 80), y su nombre era derivado del de su padre Drupada. La costumbre indoeuropea, según se puede apreciar en las obras épicas en Occidente, consistía en citar al padre después del nombre del héroe, así como nuestro apellido, por ejemplo Odiseo Laertíada o Telémaco hijo de Odiseo, Orestes hijo de Agamenón, Aquiles hijo de Peleo, se pueden citar muchos casos, sin embargo; las heroínas no son nombradas como hijas de… Helena de Troya se le conoce no por su origen troyano, sino porque es llevada a Troya por Paris, y así otros casos. En cambio Draupadi presenta dos características, su nombre derivado del de su padre, a diferencia de su hermano, quien no lleva el nombre deri27 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. vado de Draupada, y la segunda es que no ha nacido de mujer ni de hombre alguno, ha nacido de la tierra, junto con su hermano. Cuenta la historia que Drupada, el padre de ambos, no tiene hijos y realiza el sacrificio del fuego, para llegar a tener hijos, la respuesta de la divinidad es que de ese fuego en la tierra, nacen un varón y una niña, ambos ya crecidos. Esto significa que ambos son hijos adoptivos de Drupada. ��������� ������ ������� ��������� ���� ��� ����������� ��������� ��������� ��� ������������������������������������������������������������������������������������� de Pañchala; pero en cuanto sale del fuego, ella adopta el nombre de la esposa de ��������������������������������������������������������������������������������� �������������������������������������������������������������������������� El hecho de que su nombre principal, por el cual es conocida en todo el Mahabharata, derivara del verbo correr puede significar varias cosas, que su familia es de origen indoeuropea y como tales son seminómadas, o puede hacer alusión a los doce años de exilio, donde debe ir de sitio en sitio, puesto que puede correr el riesgo de morir por diferentes razones junto con sus esposos, sus primos no son de confiar y puede que decidan no respetar el exilio. En el Mahabharata, frecuentemente, es llamada como ������� ��������, o se ������������������������������������������������������������������������������������ posible origen no indoeuropeo, de pueblos aborígenes cuyo tono de piel se caracterizaba por ser oscuro. Aunque en el momento histórico en que se inicia la composición de esta obra, el encuentro entre culturas se ha dado desde el inicio, pero la obra tiene el interés de resaltar el color oscuro como parte de esa integración. Draupadi representa ese sincretismo, considerado no solo étnico sino religioso también. Ella es la representación de la divinidad femenina, de la diosa, su origen proviene de la tierra, ha nacido del fuego que fue hecho en la tierra. Esto significa la adopción de la religiosidad no aria, muestra de que ha entrado a formar parte de la tradición védica, es el Hinduismo. El culto a la diosa, se ha de recordar, se relacionaba con los pueblos agrarios, con el culto a la Madre-Tierra. Draupadi, a partir del destierro, va con sus esposos, sin sus cinco hijos, cada uno por cada esposo. Pero sigue siendo el modelo de belleza, los hombres Kauravas la codician, y es el modelo de la fidelidad a pesar de la desventura a la cual está sometida y no por su propia decisión, sino por culpa del mayor de los hermanos Pandavas, su esposo Yudhishtira. Lo único bueno que hace en defensa de esta mujer, es no permitir que ella se convierta en esclava, a pesar de la nobleza de su origen. Ella, al igual que sus maridos son de casta kshatriya o guerreros, además son hijos de las divinidades: Dharma, Vayu, Indra; Draupadi también tiene su origen no humano. Cabe preguntarse cómo estos personajes de “origen divino” caen en desgracia como cualquier ser humano, sufren humillaciones y pierden todas sus posesiones y el poder terreno, sus progenitores no intervienen para darles una ayuda ante la injusticia o el abuso de otros. Esta es la gran diferencia que podemos encontrar en una Draupadi con una Helena de Troya, a la cual se le atribuye la responsabilidad de causar una guerra que dura diez años. Draupadi responde a un contexto diferente; la India épica. Es un 28 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... mundo donde los seres humanos no cumplen su destino, como en el contexto griego, sino que el ser humano debe cumplir con un deber, y éste constituye no solo la obligación con sus padres, la sociedad, el esposo, hijos, etc., sino también el asumir sus debilidades o humanidad personales y salir airoso en la prueba. Si observamos la mayor debilidad de Draupadi, ya que va al destierro llena de deseo de venganza, de cólera en su corazón, de sufrimiento porque debe enviar a sus cinco hijos al hogar de sus padres. Ya en este momento guarda silencio, no reclama. Aún en el bosque es modelo de la esposa que cumple con sus deberes, como nuera, como esposa de los grandes reyes a pesar de que ahora estén en desgracia. Sin embargo, cumple con todo callada, su cólera está silenciosa. Sin embargo, rompe con todo estereotipo de “mujer ideal” en el contexto citado, busca el momento de su venganza. Se une a esta desgracia, de que es objeto de burla de otras mujeres, sufre la humillación social. Doce años de dolor, de destierro, ¿acaso no es esto humano? No espera recuperar la riqueza o su status, busca que de alguna manera, quien se ha atrevido a desvestirla, muera y tal como fue su promesa en el palacio de los Kauravas, “bañarse con la sangre” de este, que aunque parezca a nuestros ojos muy violento su deseo, se puede considerar realista, ya que la guerra provoca en los seres humanos lo más bajo del ser humano. Esta caracterización de Draupadi, es contrastante con la definición de su aspecto físico, como la más bella de todas las mujeres, conocidas hasta el momento, descripciones que no tienen reparo en ser detalladas, sin prejuicio alguno, en contraste con las descripciones de las mujeres y diosas griegas en la Ilíada o la Odisea. Definitivamente, la figura femenina en la India, más voluptuosa, es un modelo en la épica. Además de que nacer sin una madre humana, le otorga una fuerza interior propia, de pureza personal, condición de los sabios y ascetas masculinos (McGrath, 2009:118). Otro aspecto de su “humanidad” es la fuerza de su palabra, se atreve a reclamarle a su esposo Yudhisthira, al salir del palacio hacia el destierro; es la reina que reclama a un marido que no ha cumplido con su deber, que ha perdido todo y no cumplido con sus obligaciones como rey, como cuidar su reino y todas las criaturas que habitaban en este. Como no lo hizo, dejó que el juego se apoderara de él, ha provocado la ira en Draupadi, pocos parlamentos o reproches en boca de un personaje femenino épico son tan terribles y acusadores, ella transgrede su posición de reina acompañante, se convierte en mujer. Este episodio caracterizará en el resto de la obra a Draupadi, se mantendrá enojada, disgustada, entre sus esposos, únicamente Bhima es quien la complace, porque de los cinco maridos es el único que jura vengar la afrenta. No quiere regresar a las riquezas, al palacio, solo se comporta como una mujer ofendida y por lo tanto busca venganza. La palabra sánscrita que le corresponde Es el momento de la amargura y el sufrimiento para Draupadi, no hay regreso a una vida feliz, la rueda de la vida ha girado y le toca sufrir. Después de doce años de exilio, sus hijos pequeños ya serán hombres jóvenes, a los cuales no los ve crecer, quizás ni le lleguen noticias de ellos, en el destierro ella es quizás la más afectada, sin tener responsabilidad alguna. 29 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. El autor o autores masculinos de este poema hicieron a Draupadi, un personaje lleno de dolor, su único fin es acompañar a sus esposos, pero es el sufrimiento quien la va a acompañar. Algunos de sus esposos se van solos por otros reinos, inclusive tienen nuevas esposas, solo ella es fiel, ni ante la tentación o seducción de otros reyes, sucumbe. Entonces cabría preguntarnos ¿por qué Draupadi debe ir al destierro con sus esposos, pudiendo irse con sus hijos a la casa de sus padres? Aspecto que podría ser contradictorio en una sociedad que como se planteado anteriormente en este trabajo, su papel de madre está por encima de todo papel en la sociedad, se resalta a la madre por encima de la esposa. Se podría aclarar que con el Hinduismo, siendo necesario enmarcar esta obra dentro de este, lo más importante es la pareja, los dioses constituyen la pareja primordial, la diosa está acompañando al dios, son complementarios, ella se constituye en su parte activa, la energía activa: la Shakti. El rey puede cuidar de su cosmos en la medida en que su esposa, la reina está con él. Como pareja real representan el equilibrio primordial, una hierogamia, un matrimonio sagrado. Pero el problema consiste en que aquí no hay una sola pareja, Draupadi es la pareja de varios reyes, entonces cómo afectaría esta pluralidad, es esposa cada determinado tiempo, son pareja única por dos años, lapso considerado para tener hijos y saber de quién son esos hijos. Entonces ¿qué papel social cumple la esposa-reina? Al ser complementaria, el orden se mantendrá mientras ella sea fiel a los maridos, aún a pesar de las otras esposas que puedan tener los Pandavas. Con Draupadi en palacio o en el destierro, los varones del clan familiar estarán protegidos, esa es su función, ser soporte; y para llevar a cabo este deber de la mejor manera, los autores masculinos del Mahabharata compondrán diferentes interpolaciones donde las mujeres-heroínas sufrirán igualmente que Draupadi, para “acompañarla”, cuando ella escuche en boca de narradores sus respectivas historias, entre las dos más famosas están Damayanti y Savitri. 13. KUNTI Es la madre de los Pandavas y es la suegra de Draupadi, su papel literario es secundario, pero es a su vez un soporte para su nuera, ella ha sufrido lo suyo. Su nombre se relaciona con la palabra sánscrita kunta: flecha. Este nombre deriva del reinado Kunta, donde su padre es el rey de la casta ksatriya o guerrera, su otro nombre es Pritha, palabra que se relaciona con la tierra. Su vida estará sujeta a la actuación de su padre, quien la regala a un rey amigo, quien a su vez la da al brahman que llega a su casa, luego al esposo impotente, por último cuando adquiere un poco de tranquilidad, muere su esposo y pierde todo: status y posición económica, lo que la convierte en “arrimada” de su cuñado, un rey ciego. Su vida vuelve a la tristeza, cuando observa el destierro de sus hijos, a quienes no puede proteger. Es un vida de larga tristeza. No solo es un personaje muy interesante debido a su capacidad de sobrevivencia sino porque obtiene el dominio de la palabra, especialmente de mantras u oraciones que le permitía obtener de los dioses el don de quedar embarazada de ellos o sea que sus hijos serán semidioses. Esta capacidad de conminar a los dioses por la palabra 30 Draupadi y Kunti: dos modelos femeninos... es un dominio particular de los sacerdotes varones; las mujeres nunca podido en el Hinduismo, aprender mantras para el ritual. En fin, Kunti obtiene ese don, gracias a los méritos al antender por orden de su padre a un bramán experto en “encantamientos”, que está de visita en el palacio de un amigo de su padre, quien no tiene hijos y menos una hija que atienda y alimente a invitados de esta categoría, ya que una simple sirvienta no podía hacerlo. El padre manda a Kunti a donde su amigo a vivir, ahí atiende con gran diligencia al brahmán y al amigo de su padre, y recibe como regalo la capacidad de invocar a un dios y que pueda engendra un hijo de este. No piensa Kunti en su propia persona, únicamente en cumplir con sus deberes de la casta ksatriya, nunca podrá ser realmente feliz. Así Kunti invoca al dios del Sol y da a luz un hijo, a escondidas de todos, solo la sirvienta le ayuda, que nace con aretes en las ojeras, de ahí su nombre Karna que quiere decir oreja en sánscrito, y adornos de guerrero. Como no estaba casada, con gran dolor pone al niño, con oro y otras riquezas, en una canasta, y lo pone en un río pequeño. Es recogido por un cochero que aunque reconoce su casta de guerrero lo cría como hijos suyo, y por las riquezas que hay en la canasta le pone el nombre de Vasusena, que literalmente quiere decir ejército de riqueza. Este hijo se aliará en un futuro con los Kauravas y morirá a manos de Arjuna su hermano de madre. Kunti siempre recordará con dolor a su hijo, no podrá saber de este, hasta que durante los 18 días de guerra, una noche, se encuentran en la parte neutral y ella le confiesa quién es. Karna ha guardado por su lado, el gran dolor de haber sido abandonado, el no conocer su origen y nunca perdona a su madre, así el encuentro entre Karna y su madre Kunti, es no solo un momento terrible para la madre, sino que el hijo le reclama su abandono y su incapacidad de perdonarle el abandono, pero sobre todo, el no haber recibido jamás el sacramento de ksatriya, lo que le permitirá morir sin las exequias correspondientes. Es el momento en que se rebela el secreto de Kunti, pero sus hijos le reclaman, que si ella hubiera hablado antes, nunca hubiera habido guerra y no hubieran muerto tantos seres humanos en esa guerra. Hasta la desgracia de la culpabilidad de cómo su secreto provoca semejante tragedia, habiendo tenido una razón válida para su actuación. En este momento, Kunti es viuda, ha vivido en la casa de su cuñado Dhritarashtra, padre de los Kauravas, ciego de nacimiento, cuyo hermano el esposo de Kunti fue, en vida, un hombre impotente y además condenado a morir si tenía relaciones sexuales. El poder que recibió Kunti le permitió dar a luz a los tres primeros Pandavas y ese don se lo transmite a la otra esposa, Madri, quien da a luz los gemelos. Pandu su esposo ha debido trasladarse a vivir en el bosque, lejos del palacio, porque su hermano, el ciego Dhritarashtra es quien hereda el reinado de Hastinapura. Así los Pandavas son criados en el bosque, hasta que la que muere Pandu y Madri la segunda esposa decide morir en la pira fúnebre y acompañar a su esposo. Por lo tanto, Kunti y sus cinco hijos van al palacio y ahí son educados junto con los cien primos. Arjuna el segundo de los hijos “obtiene” en una justa de destreza con el arco y la flecha a Draupadi como esposa. Kunti cuando la ve llegar con Arjuna y los hermanos, pronuncia la orden de que disfruten todos de ella, refiriéndose a la comida; sin embargo, se entiende que se refiere a Draupadi, la cual, gracias a las palabras de Kunti, su suegra, en la esposa común de los cinco hermanos. Más adelante, después 31 Sol Argüello Scriba. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. del destierro, al final de la gran guerra, ya muertos los hijos de todos, los Pandavas se convierten en reyes y los Kauravas han muerto, inclusive su hijo Karna, Kunti maldice al dios Krishna, causante de la muerte de todos los descendientes de los Pandavas y Kauravas, quienes han muerto. Referencias bibliográficas BASHAM, Arthur (1989). The origins and development of Classical Hinduism. Oxford : Clarendon Press. ----- (1994). A cultural history of India. Oxford: Clarendon Press. ----- (1998). The wonder that was India. India: Rupa & Co. BLACK, B. and BRODBECK, S. (2007). Gender and Narrative in the �����������. USA: Routledge. 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Salvador de Madariaga, A Coruña, España Resumen Este artículo propone una revisión en el ámbito de la nomenclatura de los neologismos y anglicismos de expresión marinera que conectan el litoral irlandés y gallego durante el siglo XIX y XX. Recoge asimismo parte de la tradición marítima y migratoria que ha unido a ambas comunidades desde la alta Edad Media. Palabras clave: neologismos, Irlanda, Galicia, tradición marítima. Abstract This paper proposes a revision in the scope of the classification of neologisms and anglicisms in the seafaring expression connecting the Irish and Galician coast during the Nineteenth and Twentieth centuries. It also expands on the literature of maritime and immigration tradition that has united the two communities since the early Middle Ages. Keywords: neologisms, Ireland, Galicia, maritime tradition. Artículo La existencia de diversas lenguas francas en el ámbito marítimo, pueden remontarse a pasados muy remotos. No obstante, hasta la segunda mitad del siglo XII en la Península Ibérica, no podemos datar los primeros escritos, principalmente a través de comercio marítimo, en los que aparezca un vocabulario de términos náuticos específico de la Península Ibérica. Asimismo, el Camino de Santiago tanto por tierra y mar aumentó considerablemente gracias al Jubileo concedido en el año 1122. Ello producirá una mayor afluencia de términos náuticos procedente de otras comunidades europeas. Igualmente, el poder de la lengua franca marítima o náutica, no debe ser subestimado dada la importancia de las galeras en el poder naval de los reyes y sus reinos. Así las galeras por aquel entonces están presentes en el norte 33 Contenido Manuel Cousillas Rodríguez. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. de España o en Flandes, y cada una de ellas mantiene celosamente sus códigos de comunicación. No es hasta el descubrimiento de América cuando el sistema de navíos se sistematice en los reinos de Castilla y Aragón. A su vez, el descubrimiento de América obligará a los navíos a desarrollar cartografía, nuevos aparejos dando lugar a un lenguaje nuevo, que algunos críticos denominan el oceánico. Pero frente al oceánico se encuentra la lengua franca mediterránea que será preponderante en la Península Ibérica hasta el siglo XIII. Con el desarrollo de los astilleros en el norte peninsular, el nuevo comercio con Flandes, y la necesidad de una navegación específica para el Océano Atlántico, la lengua franca mediterránea perderá su importancia, su preponderancia y cederá el primer puesto al lenguaje marinero oceánico del que deriva el lenguaje naval español actual. Esta lengua denominada por los franceses en el siglo XVIII como una jerga compuesta del francés, español, italiano y de otros idiomas, es la base que dará lugar durante la Edad Media a la jerga náutica atlántica u oceánica. Autores como Jan Fennis afirman que la lengua franca durante la Edad Media consistía en una lengua de comunicación entre los pueblos de habla romance los árabes y los turcos formada principalmente por el lenguaje extraído de términos romances, y hablada en las cuencas occidentales y orientales del Mediterráneo. Es muy probable que tras la caída del Imperio Romano fuese difícil acceder a las comunicaciones entre diversos territorios y comunidades por tierra, prevaleciendo las comunicaciones marítimas. Así pues, es complicado o casi imposible encontrarnos con documentos que atestigüen la existencia de esta jerga marítima antes del siglo XIII. Ello no implica que no existiese antes de este siglo, sino que existen pocos o nulos testimonios escritos de esta jerga, y especialmente en el ámbito de los términos relacionados con el contrabando u otros términos marginales de los que hablaremos en las siguientes líneas. No existe, por tanto, hasta bien entrado el siglo XV y XVI un estudio del lenguaje náutico español, ya que tampoco existen muchos documentos escritos previos al siglo XIII. Esta circunstancia dificulta o complica la evolución de la lengua y el estudio de la evolución de lengua marinera española. No obstante, Cesáreo Fernández Duro en su libro La Marina de Castilla indica o data la fundación de la marina castellana en el siglo XII. Es por aquel entonces cuando el obispo de Santiago de Compostela Gelmírez se dirige a Génova para pedir ayuda en la construcción y navegación de nuevos navíos que harían frente a las incursiones o conquistas externas. Fernández Duro nos remite a la obra de un maestro genovés llamado Ogerio que acompañado de su equipo habría fabricado los navíos que en Galicia posteriormente harían frente a los piratas del Norte. Dado el éxito en la construcción de estos navíos en el norte peninsular, toda la franja cantábrica se convertirá en el nuevo centro de construcción de navíos. Dando preponderancia a la jerga oceánica es de suponer que carpinteros y navegadores genoveses del equipo de Ogerio trajeron consigo parte de la jerga mediterránea e introdujeron parte de ese vocabulario en el lenguaje naval oceánico. Ya entrados en la edad moderna, el lenguaje oceánico tiene entidad propia. Así se demuestra en el glosario de Alonso de Chaves publicado en su obra Espejo de navegantes en 1536. El descubrimiento de América, las nuevas construcciones en el norte peninsular, o las 34 Neologismos Una ycala anglicismos en la poesía en femenina los términos delnáuticos... siglo XIX nuevas técnicas cartográficas, manifiestan la preponderancia del oceánico en este glosario. De los ciento nueve términos que figuran en el glosario, únicamente un veinticinco por cien de estos son de herencia mediterránea. La aparición de motores de propulsión o la sustitución de la madera por otros materiales de construcción, al igual que la introducción de anglicismos y neologismos en las jergas mediterránea y oceánica, provocarán la pérdida de vocabulario autóctono y el olvido de todos estos términos. En cuanto a la introducción de anglicismos y neologismos en la jerga atlántica, debemos primero diferenciar muy bien entre ambos términos, ya que los anglicismos consisten en tomar del inglés vocablos para: […] formar por paronimia voces alienígenas al español […] usando principalmente traducciones, parónimos castellanos de dicciones inglesas que tiene significado diferente y a veces opuesto. […]. Existen en las dos lenguas homógrafos homónimos parónimos que con frecuencia llevan a establecer sinonimias o equivalencias completamente erróneas […]. Los anglicismos consisten en palabras que son castizas per se pero usadas con acepciones que no tiene en castellano y que son iguales a las de sus homónimos o sus parónimos en el idioma inglés […]. Los anglicismos también consisten en frases locuciones o construcciones en que se agrupan voces castellanas conforme a la sintaxis inglesa por ejemplo el uso abusivo de la pasiva. […]. Los extranjerismos puros es decir las voces inglesas que se usan corrientemente en nuestro idioma, ora en su cabal forma, ora con grafía o pronunciación hispanizadas; unas veces porque en realidad no poseemos palabras que puedan traducirlas; otras porque se considera, erróneamente que no las hay; otras, en fin, por aceptación, o porque se estima más expresivo el extranjerismo (Alfaro, 1948: 116-7). En otro apartado se encuentran los neologismos producidos en la actualidad sobre todo por la influencia de la lengua inglesa, préstamos que en la mayoría de las ocasiones son útiles y necesarios dada la falta de estos términos en el lenguaje de destino. Un ejemplo es la introducción de términos anglófonos en la jerga náutica española actual. La aparición de neologismos y anglicismos se entiende dado que a partir del siglo XVIII las pequeñas comunidades y naciones que conformaban la vieja Europa se hacen cada vez más cosmopolitas. Se viaja más y las comunicaciones marítimas son esenciales para ello. El latín vulgar utilizado tras la caída del Imperio Romano, tanto en el ámbito público como en la jerga oceánica, ha caído en desuso y es reemplazado por el francés tras la revolución de 1789, cuando la cultura francesa propaga los principios humanísticos de su revolución. Así, el francés se convierte en idioma vehicular para la diplomacia, la ciencia y otros asuntos: Desde el tratado de Utrecht hasta la caída de Isabel II todo lo que la España oficial hace, piensa, crea, recibe, espera o pide, debe tener el beneplácito francés. Afrancesados se llaman a los cortesanos y sostenedores de José Bonaparte. Afrancesados son más tarde los que apoyan el absolutismo contra el liberalismo. A Fernando El Pérfido le sostienen en su trono bamboleante las huestes del duque de Angulema. Los liberales 3535 Contenido Manuel Cousillas Rodríguez. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. por su parte buscan en los hechos de la Revolución Francesa, y en los escritos […] y apologistas la inspiración de sus ideas (Alfaro, 1948: 123). En este ámbito europeo que relatamos, cada vez es más común la comunicación entre comunidades a través de los viajes. Esto provoca la aparición y uso de los anglicismos, galicismos y otros préstamos como los neologismos. Así aquel que llega a tierras anglosajonas, francesas o hispánicas necesita de la utilización de vocablos relacionados con sus necesidades más básicas, necesita el uso de servicios como una tienda, un restaurante o en la parte más lúdica, espectáculos de naturaleza, usos y contextos muy variados que en su país de origen no existen, y cuyo nombre en español o no existe o no conoce. Es en estos casos cuando aparece el uso de barbarismo, préstamos y neologismos. Veremos así la hispanización de términos franceses o anglófonos al castellano a través de su adaptación fonética y grafológica al castellano. Ya que cuando este sujeto de una comunidad dada regresa a su tierra se lleva consigo todos aquellos préstamos, barbarismos y neologismos y los difunde en su ámbito lingüístico. Tras la preponderancia de la cultura francesa y la introducción de galicismos en la actualidad, y especialmente a partir de finales de siglo XVIII, los anglicismos toman el primer puesto en la penetración de términos en el lenguaje náutico español esta influencia de la cultura inglesa se hace mucho más patente que la influencia francesa dado el carácter exponencial de su introducción. El francés penetra en la cultura española a través del lenguaje escrito, no es así en el caso del inglés, que penetra a través de la prensa, de la industria, las ciencias, el cine, los deportes, los viajes o el comercio marítimo. Es además una lengua hablada por más de doscientos millones de sujetos en el ámbito de las comunidades anglosajonas y las colonias dependientes de este imperio. Es así mismo lengua accesoria en algunos de los países más poblados del mundo como China o India. En el caso que nos ocupa, la introducción de anglicismos en el noroeste peninsular está íntimamente ligada a las relaciones ancestrales entre Reino Unido, Irlanda y Galicia. Antiguos manuscritos irlandeses que recogen leyendas de carácter prehistórico ya hablan de las relaciones existentes entre el noroeste peninsular español e Irlanda en el Lebor Gabála Érenn. Estas relaciones existentes se plasman en colaboraciones delictivas en torno al contrabando. Incluso el monasterio franciscano situado en Bantry desde 1460 hasta 1601 era conocido por su utilidad como almacén de contrabando para licores españoles y franceses. Conocedores de la importancia del contrabando, clanes como O’Sullivan, O’Driscoll, y MacFee se dedicarán a comercializar con productos de necesidad básica en las costas francesas y peninsulares. Esto explica que la proliferación de mitos y leyendas de carácter oral fuese tan incipiente desde hace siglos. Una prueba de ello es la leyenda de Breogán en la Coruña como ejemplo de uno de los mitos con más calado en el noroeste peninsular. Si bien existía una actividad comercial específica entre el sur de Irlanda y el noroeste peninsular desde la Edad Media, con la llegada de los aranceles introducidos por las aduanas inglesas el comercio marítimo entre Irlanda y Galicia decaerá notablemente con una significativa excepción: el comercio de contrabando. La obra dedicada por Michael Carroll a la Segunda Armada Invencible Pesqueros Gallegos en el Gran Sol pone así de 36 Neologismos Una ycala anglicismos en la poesía en femenina los términos delnáuticos... siglo XIX manifiesto las relaciones entre el sur de Irlanda y el contrabando con la Península Ibérica, en especial en la localidad de Bantry: Quizá algunos consideren que la siguiente historia sobre la flota pesquera española y su relación con el pueblo de Bantry, en el oeste de York, no es más que historia moderna de escaso interés para las generaciones actuales o futuras. Sin embargo la presencia de tantos españoles durante el periodo de 1946 y 1979 tuvo un fuerte impacto, tanto económico como social, en la vida del pueblo (Carroll, 2007: 1). Pero las narraciones de Carroll están fundadas en la enorme crisis sufrida tras la Guerra Civil en el año 1936 en España, que provoca la marcha escalonada de los buques españoles para faenar en Irlanda y el Gran Sol. Estos bancos permitirán una transformación económica en el norte peninsular español desarrollándose especialmente en el caso gallego en los puertos de la Coruña y Vigo. Pero estas relaciones también traerán beneficios al Sur de Irlanda como apeadero provisional. En el sur de Irlanda el restablecimiento de las relaciones pesqueras con el noroeste peninsular español permitió el inicio de una etapa económica más boyante. No debemos olvidar que tras la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Civil en España, y a pesar de que la República irlandesa fue una de la pocas potencias neutrales durante el conflicto, productos de necesidad tan básicas como el pan o la carne escaseaban tanto en la comunidad gallega como en la comunidad irlandesa. El razonamiento estaba a la orden de día y el trueque y contrabando pasaron a ser esenciales en la vida diaria de la población pesquera. Lo que se refleja no sólo en sus relaciones marítimas con el peninsular español, sino también en la introducción de nuevos neologismos relacionados con los términos náuticos, en especial con el contrabando. Así narra Carroll la primera aparición de navíos españoles en Bantry: Lo primero que pensaron los pescadores del pueblo fue que los buques eran cañoneros ingleses, o bien pesqueros transformados en dragaminas […]. Los pesqueros eran de madera, tenían unos veintiséis metros de eslora y cascos blancos, proas acampanadas y largas chimeneas amarillas con una banda roja en el centro… Los nombre de las embarcaciones Avispa y Alfil, podían verse claramente sobre la parte delantera del puente. Debajo, en letras más pequeñas, se leía La Coruña. Pronto alguien grito que los buques eran españoles. Algunos de los pescadores mayores comenzaron entonces a discutir entre ellos sobre cómo se las apañarían para cruzar el Golfo de Vizcaya hasta la costa Sur de Irlanda y cruzar la larga bahía hasta Bantry sin una carta de navegación (Carroll, 2007: 6-7). Pero el valor de la peseta española, extremadamente devaluada tras la Segunda Guerra Mundial, apenas tenía valor en Irlanda. La mayor parte de los bancos locales únicamente aceptaban billetes y los tripulantes de los pesqueros gallegos en muchas ocasiones no disponían de tanto dinero. El trueque y el contrabando se convertirán, por tanto, en el modo más común de subsistencia entre los marineros y los vecinos del sur de Irlanda. Los principales artículos en el comercio negro eran los licores, el tabaco americano e inglés, o los puros habanos. Así narra Carroll el valor de estos productos en el mercado irlandés: 3737 Contenido Manuel Cousillas Rodríguez. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Una botella de brandy barato, como Terry o Fundador, podía comprarse por cinco chelines o como decían los españoles, dos caballos, o dos medias coronas, que tenían un caballo en uno de sus lados. Así mismo, el chelín, o moneda de doce peniques, se conocía como “el toro” y la moneda de dos peniques como “el pollo”. Pronto todos conocían los precios a usar durante el regateo (Carroll, 2007: 59). Pero Carroll también narra la técnica del cochecito -el paso de artículos prohibidos por la aduana sin ser declarados bajo un cochecito de bebe- que pasaba por ser una de las técnicas más usadas en los puertos del sur de Irlanda. Cuando esta técnica pasó a ser conocida como una de las más efectivas, podían verse en el puerto de Bantry hasta veinte cochecitos de niños circular todas las noches: Los oficiales empezaron a sospechar que los cochecitos se estaban usando de alguna manera en el contrabando, por lo que a menudo paraban e interrogaban a las madres con cochecitos. A veces pasaban las manos por los laterales del cochecito, pero al no descubrir nada dejaban que las mujeres siguiesen su camino […]. En una ocasión en que estaban registrando el cochecito de la madre dijo “puedes registrarme a mí también” y comenzó a quitarse la ropa. Avergonzado y temiendo represalias de la gente del pueblo, al oficial no le quedó otra alternativa que desistir de registrar cochecito. Los demás oficiales siguieron su ejemplo, por lo que cochecitos y bebes se cogían prestados para ir de excursión al muelle a buscar brandy. Parecía que había una explosión demográfica en el pueblo con tanta mujer joven empujando cochecito (Carroll, 2007: 60). Esta hegemonía de los puertos de Vigo y La Coruña en el tráfico de contrabando con el sureste irlandés se explica dado que eran considerados dos de los puertos más importantes en las escala de buques mercantes, trasatlánticos y con destino al Mediterráneo o al lejano Oriente. En una economía tan destartalada como la española en la segunda mitad del siglo XX, no es de extrañar que el estraperlo o el mercado negro desarrollase un papel tan importante en la vida de los marinos. Pero esta estrecha relación entre el noroeste peninsular e Irlanda y los neologismos producidos en la jerga náutica española no será una influencia en un único sentido. El castellano también pasará a forma parte esencial en la vida de los pueblos pesqueros irlandeses. Así tiendas tan básicas como las farmacias, las mercerías, o los comestibles en pueblos como el de Bantry pasaran a tener rótulos en castellano pudiendo leerse “la farmacia” de O’Sullivan “la tienda” (el establecimiento de comestibles de Seano) y un largo etcétera, tal como menciona Carroll (2007: 65). La relación tan estrecha también afectaba al precio de los productos que a veces eran etiquetados tanto en libras como en pesetas, lo que suponía un problema en ocasiones, pues los comerciantes debían estar pendientes de la variación en el cambio de moneda en los bancos locales cada semana. No obstante, nuevos tipos de pesqueros y nuevos caladeros, especialmente a partir de la década de los años sesenta, propiciará la búsqueda de nuevos bancos en el suroeste de África. Con grandes barcos de gran capacidad y refrigeración, el envío de barcos a África supondrá la bajada de los precios en el pescado fresco, 38 Neologismos Una ycala anglicismos en la poesía en femenina los términos delnáuticos... siglo XIX que será sustituido por el pescado congelado. La inmediatez y el abaratamiento del pescado congelado hicieron que el mercado se viniese abajo temporalmente. Sin embargo, la comercialización de pescado fresco en ciertos ámbitos no sólo no se ha perdido, sino que también ha sido recuperada paulatinamente. Este hecho ha provocado que muchos armadores y pesqueros se arruinasen tras haber invertido sus ahorros en nuevos buques y una tripulación dispuesta a cambiar Irlanda por África. No pasarán muchos años, sin embargo, hasta que aquellos que abandonaron las costas irlandesas regresen. A pesar de ello, las flotas francesas y alemanas ya ocupaban el sitio que los españoles habían dejado, desplazando así a los barcos del noroeste peninsular al Norte. Sin embargo, este hecho no tendrá relevancia en la adopción de neologismos, y especialmente anglicismos en la jerga náutica gallega y castellana, dada la larga tradición de siglos que avalan esta relación. Así existen antiguas voces gallego-portuguesas utilizadas especialmente en el siglo XIV y XV pertenecientes a neologismos de todo tipo. Marinerismos en tierra o voces náuticas que cambiaban su significado regularmente, términos germanos que provenían básicamente del castellano de siglos XVI - XVIII, palabras del caló como chamullar o junar, préstamos del italiano como cuore, del genovés acamalar, americanismos como morlaco, galicismos como frapé y, por supuesto, anglicismos como jailaife. Finalmente, la introducción de gran cantidad de términos marítimos del inglés en el castellano actual, por tanto, es sobradamente notable en vocablos como bergantín, clíper, yate, cúter, filibote, paquebote, queche, braga, boya, bolina, escotilla, escora, grumete, babor, o estribor. Otros términos actuales relacionados con el contrabando proceden de dos campos semánticos específicos: las armas y el alcohol. Así la introducción de anglicismos como rifle, fusil, alabarda, mosquete, mosquetón, sable, carabina, escopeta, pistola, revolver, ballesta, cañón o parapeto tiene su explicación en tales actividades delictivas. Acontece, de igual modo, con el léxico relacionado con los licores -champán, coñac, ron, vermú, Borgoña, Burdeos, o vodka- que, si bien no todos son de origen inglés, serán introducidos en el vocabulario peninsular a través de la influencia del inglés y las relaciones existentes entre las comunidades atlánticas anglófonas y el noroeste peninsular español. Referencias bibliográficas ALFARO, Ricardo (1948). “El anglicismo en el español contemporáneo.” En BICC IV.1: 102-28. CARROLL, Michael J. (2007). La Segunda Armada Invencible. Pesqueros gallegos en el Gran Sol. Netbiblo: Santa Cristina, A Coruña. Trad. Ramón Olivares para la edición española. CHAVES, Alonso de (1983). Espejo de navegantes. Estudio de Paulino Castañeda, Mariano Cuesta, y Pilar Hernández. Madrid: Instituto de Historia y Cultura Naval. FENNIS, Jan (1995). Trésor du langage des galères. Tübingen: Max Niemeyer Verlag. 3 vols. 3939 Contenido Manuel Cousillas Rodríguez. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo (1894). La Marina de Castilla. Madrid: Edición facsimilar. FONDEVILA SILVA, Pedro y SÁNCHEZ BAENA, Juan José (2007). “Un nexo de comunicación en la historia naval: La lengua franca mediterránea.” En Contrastes. Revista de Historia 13 (2004-2007), 157-82. 40 ADAPTACIONES DE UN CLÁSICO: EL MITO CIDIANO AL SERVICIO DE LA PROMOCIÓN LECTORA, EL ADOCTRINAMIENTO O LA CRÍTICA SOCIAL Aldo Daparte Jorge I.E.S. 1º de Marzo, Baiona, España Resumen Los continuos procesos de reescritura aplicados a las obras clásicas de la literatura han dado lugar a una “literatura en segundo grado” que se caracteriza por su intención divulgativa o adoctrinadora, según los casos. El objetivo de este trabajo es hacer un repaso general de las versiones contemporáneas del mito literario cidiano, en particular algunos ejemplos especialmente marcados por la ideología imperante en distintos momentos y su contraste con el hipotexto fundamental, a partir de las teorías de Genette. Palabras clave: Competencia literaria, clásico, divulgación, reescritura, adaptación, hipertexto, hipotexto, paratexto, Cid. Abstract The continuous processes of rewriting applied to the classical works of literature have led to the birth of a sort of second-grade literature represented by its informative or indoctrinating intention, as appropriate. The aim of this work is to provide an overview of the different contemporary versions of the literary Cid myth, including especially relevant examples characterized by the ideology prevailing at different times and its contrast with the fundamental hypotext, from the theories by Genette. Keywords: Literary Competence, classical, spread, rewriting, adaptation, hypertext, hypotext, paratext, Cid. 41 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Artículo 1. LA “LITERATURA EN SEGUNDO GRADO”, SEGÚN GENETTE: RELACIONES DE HIPERTEXTUALIDAD Las adaptaciones y reescrituras con función divulgativa y educativa se justifican porque hay dos niveles de lectura (especializado y general), máxime en un contexto como el actual en el que la literatura circula trazando múltiples interrelaciones y formas de intertextualidad. El único límite a este proceso debe ser una reescritura condicionada por los principios básicos o “deontología de las adaptaciones” (Soriano, 1995: 45): preservar el sentido profundo de la obra original, crear textos elaborados y declarar su condición de adaptaciones. También es imprescindible el conocimiento profundo, por parte del autor, de la obra original. Con todo, hay un problema no resuelto al que María Victoria Sotomayor (2009) no alude cuando hace unos planteamientos teóricos como estos, previos al repaso de las adaptaciones del Quijote: el sentido profundo de la obra es un supuesto que la propia crítica, especialmente en el caso de los textos más estudiados, los clásicos, se ha encargado de demostrar que no es unívoco, inmutable o universalmente compartido, por lo que la opción más acertada podría ser la que recogiese, de modo ecléctico, los principales sentidos que se han querido ver, durante la tradición de recepciones, en la obra. Las referencias al hipotexto, actualmente, suelen reforzarse con el “componente paratextual” (Sotomayor, 2005: 236) que, además, es idóneo para un lector escolar al que el mundo caballeresco medieval le resulta exótico y atractivo, especialmente las viñetas que ilustran amores, aventuras, lucha y fantasía. Únicamente en el caso del travestimiento burlesco destinado a adultos (¡Mío Cid!) tiene lógica que el elemento paratextual exija un complejo ejercicio de interrelaciones donde las connotaciones adquieren plenitud de sentido por medio de una lectura intertextual entre el hipotexto, el hipertexto y el contexto cultural actual. Aparte de esta declaración de deuda con el hipotexto implícita en el componente paratextual, el buen criterio de las reescrituras actuales busca nuevos métodos que conjuguen la adecuación del texto a la limitada competencia del lector con la fidelidad a la obra original por medio del diseño de itinerarios de lectura con los que seleccionar los fragmentos esenciales, opción preferida en los niveles más avanzados de la formación, previos al desarrollo de la plena competencia literaria. Los fundamentos teóricos que sostienen la necesaria existencia de la reescritura están arraigados en una concepción de la literatura como un producto surgido de la interacción que se produce entre múltiples sistemas sociales, culturales y lingüísticos del que forman parte los textos, pero también los autores, los lectores, los mediadores y el mercado. La polifonía de voces o diálogo entre textos (Bajtín) y la llamada “literatura en segundo grado” (Genette, 1989) son conceptos que surgen de la reflexión de teóricos procedentes de las tendencias críticas formalistas y estructuralistas que parten de una concepción de la actividad literaria como un proceso de interrelaciones entre los elementos que conforman el sistema. En este 42 Adaptaciones de un clásico contexto es donde cabe situar las múltiples facetas de la intertextualidad, proceso ininterrumpido a lo largo de la historia de la cultura, que tiene su expresión más patente en las adaptaciones, un modo de reescritura en auge debido a la conciencia que han ido adquiriendo los distintos tipos de mediadores acerca de su función social y educativa. Desde que surgieron las primeras reflexiones sobre la necesidad de preservar la comunicación efectiva de los receptores sin suficiente competencia literaria y las obras del canon, se plantearon diversas técnicas de manipulación del texto original y de complementación del mismo por medio de elementos paratextuales que ayudasen al lector nuevo a vadear las procelosas aguas en las que se zambullía cuando aceptaba la ardua tarea de aproximarse a los clásicos de la literatura. Los elementos externos al propio texto, el único susceptible de ser considerado literatura en el auténtico y pleno sentido del término, según las corriente críticas que defienden un paradigma esencialista, adquieren, en cambio, gran relieve en las teorías sistémicas porque permiten estudiar este tipo de productos como uno de los subsistemas culturales con una dimensión pragmática o comunicativa que justifica las relaciones textuales, según los estudios de Genette (1989). El estructuralista francés ha establecido cinco grandes tipos de relaciones transtextuales: el modo intertextual, el paratextual, el metatextual, el architextual y el hipertextual. Es este último tipo de relación el que se da en múltiples adaptaciones del primero del clásico al que atendemos en este trabajo. Muchas creaciones literarias nuevas surgen por la mutación que experimentan unos textos con respecto a otros de los cuales derivan mediante transformación directa o imitación realizada con intenciones varias: reescritura seria, burlesca, paródica… El primer tipo, denominado trasposición, el más frecuente, se vale de recursos que pueden suponer cambios meramente formales del texto base o transformaciones sustanciales del sentido. Las obras del canon que han experimentado largos procesos de reescritura, tanto del texto, por medio de las manipulaciones efectuadas en el mismo, como de su interpretación, a través de prólogos, reseñas, críticas, valoraciones…, han acumulado una tradición de lecturas que condicionan la decodificación que haga el lector actual, de modo que estas ya han pasado a formar parte de la obra literaria. Los distintos agentes de la mediación entre producción y recepción (editores, críticos, bibliotecarios, profesores…), guiados por motivos culturales, ideológicos, pedagógicos o económicos, han potenciado estos procesos de manipulación del texto original para promocionar el acceso del lector a las obras literarias. La etapa de la vida en que la persona está más expuesta al consumo de estos productos es la de formación, en la que el mediador más importante (el profesor) utiliza las adaptaciones de los clásicos con fines predominantemente didácticos. En los productos destinados al consumo escolar es, por tanto, donde se ha desplegado una mayor creatividad con finalidad divulgativa en torno al texto básico o hipotexto, en el caso que ahora nos ocupa el Cantar de Mio Cid. Este ha experimentado múltiples transformaciones mediante procedimientos generales de adaptación: versiones modernizadoras, selecciones, ampliaciones y reescrituras varias. Las transformaciones más relevantes del hipotexto que ha establecido Genette pueden hallarse representadas y aplicadas en la prolongada tradición editorial del Cantar: 43 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. se pueden encontrar adaptaciones por medio de los mecanismos de la escisión, la concisión, la condensación, la extensión, la selección y la antología. Los paratextos presentes en todo tipo de ediciones y adaptaciones literarias o artísticas, no sólo de la obra, sino también del argumento cidiano en toda su extensión, añaden elementos significativos al texto propiamente dicho y se seleccionan según su función, el tipo de receptor del producto o factores editoriales implicados. De entre los grandes subtipos de paratextos (peritextos y epitextos)1 que distingue Genette (1989: 11-12), aquí sólo se va a prestar atención a los que se encuentran en el soporte físico del libro pues son los únicos de los que tenemos la seguridad de que llegan a todos los lectores de determinada edición de la obra, así como a los medidadores preferentes de la mayor parte de ellas, los profesores. Es el criterio que sigue el reciente estudio sobre las adaptaciones del Quijote (Sotomayor, 2009) al que venimos aludiendo, derivado de la constatación de que los epitextos entendidos como recursos de dinamización lectora son de uso preferente en la literatura infantil y juvenil, no tanto en los clásicos. El título, peritexto fundamental que adelanta el contenido de la obra (en el apelativo preferente del héroe, “Cid”, implicado siempre en los títulos de ediciones y adaptaciones de la materia relacionada con el héroe, predomina la función referencial del lenguaje) e incita al receptor a la debida atención que debe prestarse a las gestas de nuestro héroe (“Mio Cid” tiene función conativa), en las dos modalidades clásicas adoptadas por la tradición crítica (Cantar o Poema), combina criterios temáticos y remáticos (Genette, 1987: 54-98). Las adaptaciones, si no se mantienen fieles a este carácter mixto del título, optan preferentemente por conservar el inevitable componente temático, a veces reforzado con elementos que pretenden hacer atractiva la obra para un lector joven (“andanzas”, “aventuras”…). Si bien, en términos como “historia”, “aventura” o “andanza” está presente, al igual que en “cantar” o “poema”, la condición ficcional o literaria de la obra (rema). Cuanto mayor es la adaptación, más se manipula el título tradicional y, sobre todo, las partes en que esta se subdivide, que pueden sintetizar contenidos varios. Una modalidad muy especial de elementos paratextuales son los prólogos, introducciones, glosarios, notas a pie de página, guías de lectura o actividades sugeridas sobre la obra o fragmentos de la misma, en general diseñados bajo una perspectiva didáctica por profesores que piensan en una utilización escolar del libro o editores que pretender ofrecer un producto atractivo para el manejo autónomo por parte del lector. Los prólogos y la contraportada, en las adaptaciones, suelen hacer alusiones al destinatario previsto y a los criterios que se han seguido para realizar la manipulación del texto original. En estos preliminares y anexos, los editores suelen servirse de información complementaria sobre los aspectos histórico-culturales, el género y la interpretación general del texto que permiten salvar la distancia que media entre el contexto de producción y recepción original de la obra y el lector actual. La mayor parte de las adaptaciones pretenden ser una primera aproximación a la figura histórico-legendaria y literaria del Cid que, como mito, ha de ser cono1 Peritextos: dentro del propio libro en que se ha editado una obra; epitextos: en soportes ajenos al libro que permiten una divulgación entre el público (medios de comunicación, folletos, catálogos…). 44 Adaptaciones de un clásico cido desde temprana edad, con la expectativa de que, en el futuro, el lector nuevo acceda al texto completo. No obstante, algunas de ellas buscan otros efectos más inmediatos en el receptor, sea el adoctrinamiento, el mero entretenimiento o el creativo juego paródico con estas manifestaciones históricas de la cultura. En general, la tendencia a mantener fielmente el contenido argumental básico del poema no impide una adecuación de los pasajes y, a veces, una interpretación de los personajes a los intereses de un lector infantil o escolar. Las modernizaciones y las antologías, que, en cambio, se caracterizan por seguir literalmente el texto original, intentando mantener la condición poética y el ritmo del texto medieval, suelen destinarse a un público escolar de edad más avanzada, al que se ofrecen también variados elementos paratextuales (introducciones, notas, actividades…) que le ayudan a una profundización en los aspectos literarios de la obra, necesaria para alcanzar la competencia literaria. 2. LA TRADICIÓN DE ADAPTACIONES DEL CANTAR DE MIO CID: DIVULGACIÓN, MANIPULACIÓN E IRREVERENCIA Los libros de referencia o textos canónicos de nuestra cultura siguen siendo un tema recurrente para la crítica literaria, como reflejan a menudo los medios de comunicación. Así, por ejemplo, en un artículo reciente de X. Fernández, aparecido en la prensa, se dice de estos modelos que “son obras irrepetibles que o bien consiguen reflejar la sociedad de su época o manifiestan los sueños más secretos del hombre”2. He ahí los dos principales valores de la ficción narrativa que ha pervivido como género capaz de entablar todavía una relación dialógica con el receptor actual: modelos de vida y acción que recogen respuestas dadas en el pasado a acontecimientos o anhelos de otra época y los sueños, la fantasía, recurso ineludible de la obra de arte literaria. Ahora bien, se constata que los productos culturales de tradición escrita que seguimos usando en la docencia de manera predominante para la formación lingüística y literaria están cada vez más alejadas del centro de interés y de las necesidades formativas del lector escolar actual, habituado a recibir información masiva superficial, por unos conductos diferentes a los tradicionales y en un contexto de progresiva multiculturalidad. Las nuevas circunstancias han ido haciendo surgir, en los últimos tiempos, numerosas propuestas didácticas de los expertos, las editoriales y, sobre todo, los propios docentes que, a raíz de la praxis en el aula, van alumbrando métodos y experiencias que pretenden dar respuesta a los nuevos retos de una enseñanza moderna, con un enfoque intercultural y sin descuidar el aprovechamiento de las nuevas tecnologías aplicadas a la formación, en nuestro caso, lingüística y literaria. El interés por el destinatario en edad infantil o juvenil es el estímulo que impulsa el surgimiento de la literatura especialmente destinada a este tipo de receptor. Puede recordarse al respecto el motivo que lleva a Lewis Carroll a relatar su Alicia. Esta preocupación por los intereses del destinatario de corta edad es objeto del tratado de Paul Hazard (1988) sobre la historia de dicho empeño en Europa. En 2 “El canon modélico del receptor”. El Correo Gallego, 2 de marzo de 2008, p. 8. 45 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. nuestro país, una de esas naciones del sur despreocupadas por satisfacer las ansias literarias de los niños, hay, no obstante, bastantes editoriales que, ya desde antes de la guerra civil, se empeñaron en publicar obras, versiones y adaptaciones literarias en colecciones orientadas a la juventud. García Padrino (2000: 5-6) hace un breve repaso de ejemplos significativos de esta labor divulgativa. A diferencia del Quijote, el esquema argumental cidiano no se recrea en obras de literatura infantil y juvenil hasta el siglo XX. Las obras destinadas a la lectura escolar tuvieron auge especial en la década de los años veinte, impulsadas por la convocatoria del Concurso Nacional de Literatura en 1928. La obra premiada el segundo año de celebración de dicho evento (1929) fue la titulada Gestas heroicas castellanas contadas a los niños, de Ángel Cruz Rueda. Vinculadas a este tipo de textos están las versiones de leyendas recopiladas y de literatura tradicional, en general, que son materia predilecta de los editores preocupados por ofrecer lecturas adecuadas a los niños desde antes de la guerra hasta los años sesenta. Flor de leyendas (1933), de Alejandro Casona, Pueblos y leyendas (1936), de Herminio Almendros, Oros viejos (1956) o Fiesta (1967) son testimonios que lo confirman. Los momentos históricos más intensamente marcados por el radicalismo de las ideologías dejaron su huella inconfundible en este tipo de versiones de la literatura tradicional y clásica. Si el Departamento de Prensa y Propaganda de la II República dio ejemplos de manipulación proselitista de los textos (García Padrino, 2000: 1112), el gobierno instaurado tras el golpe de estado y la guerra haría lo propio con obras como el Cantar de Mio Cid, antologado y glosado por Fernández Flórez. Breviario de Mio Cid, de Darío Fernández Flórez (1942)3 es un compendio de textos, como el propio núcleo del sintagma sugiere, que consta de varias partes. Comienza con una introducción histórica sobre el personaje al que se alude en el título, trufada de una fraseología que, por su contenido y tono, apunta de modo inconfundible al estilo que impone el nuevo régimen político español4. No se desaprovecha la ocasión para hacer buscar al nuevo caudillo nada menos que “los antecedentes cidianos y cisnerianos” (Fernández Flórez, 1942: 16), idea que se retomará con tono de soflama en el último párrafo de la obra. En la breve biografía del héroe medieval, realidad, leyenda y literatura se confunden con frecuencia para conformar un cuadro que convenga a los presupuestos 3 Ana María Ramírez de Arellano Oñate, en su artículo “Nueva España: literatura y prensa (1942)”, Argensola, 101(1988), pp. 157-202, hace un repaso de las reseñas literarias del año de publicación de la obra aparecidas en Nueva España. Sobre el Breviario de Mío Cid, recoge una cita de la publicación que es muy ilustrativa sobre la intención y contenido de los libros editados por la Delegación Nacional de propaganda: esta, según el autor de la reseña, está empeñada en “difundir la verdad política e histórica de España, imprimiendo sin miras mercantiles, y facilitando los libros a precio de coste, monografías históricas, semblanzas de españoles ilustres, breviarios del pensamiento nacional, dedicando especialísima y compleja atención a lo económico, lo histórico, lo político, lo militar, a la olvidada cuestión de Marruecos” (cita reproducida por la autora del artículo en las págs. 188-189). El ensayo de Darío Fernández Flórez se encuadra en este espíritu. 4 Dos ejemplos ilustrativos: se ponderan las dotes del Cid como militar y caudillo “mesurado y digno, justiciero y viril��������������������������������������������������������������� ��������������������� siempre presuroso en auxilio “de quien él sentía como vértice y símbolo de una unidad histórica de destino” (Fernández Flórez: 14) -los subrayados son míos-. 46 Adaptaciones de un clásico ideológicos que lo sostienen. Por eso, se intenta justificar la falta de objetividad histórica: “la realidad �historia��y la sublimación de la realidad �poesía��se aúnan vigorosas en un destacar el riquísimo perfil de esta sorprendente y difícil cualidad �la fidelidad del señor a su rey y a su Patria�” (Fernández Flórez, 1942: 14). En cambio, la parte central del libro es más provechosa porque se trata de una antología del Cantar de Mio Cid y unas laisses traducidas de la Chanson de Roland, con la que se contrasta obsesivamente nuestro poema, acompañada de un comentario inicial y unas glosas de los fragmentos organizados por temas que aportan ideas interesantes, entre la reiteración de estereotipos nacionalistas. Las páginas de presentación de la antología glosada reproducen las teorías neotradicionalistas relativas a la fecha de composición del poema, el realismo propio de la épica española que caracteriza a este “poema de fronteras”, que rechaza los elementos ficticios de la épica francesa, y la tendencia al esquematismo (Fernández Flórez, 1942: 20). Además, a diferencia de las gestas europeas, se impone la naturalidad y no se incurre en la sobrevaloración del traidor. La maestría de la obra estriba en el manejo de la técnica dramática, la hondura del carácter psicológico de los personajes, una temática humana y una técnica comunicativa o de representación eficaz: “exhibe sin narrar, cara a cara con un público que era oyente en la plazuela castellana” (Fernández Flórez, 1942: 21). En este “intento de interpretación histórica” (Fernández Flórez, 1942: 26), es objetivo declarado presentar al personaje ante la sensibilidad del lector inexperto sin erudición, más atento al fondo que a la forma, prescindiendo de complejidades literarias, centrándose en varias facetas del mismo: el ambiente, el hombre (su prosopografía y su etopeya), el héroe (el hombre idealizado) y un apéndice, desde la perspectiva de nosotros frente a los otros, enlazando con la actualidad. Del contenido del apartado denominado “Tono ambiental”, interesa recoger la idea de que la voluntad del protagonista es el valor humano al que se somete toda descripción externa. Hay un profundo contraste entre la predilección por los contenidos humanos de nuestro poema y los usos de las gestas francesas, que “no necesitan mostrar preocupaciones económicas, no necesitan vivir de algo” (Fernández Flórez, 1942: 39). La oposición constante, también a lo largo de las glosas sobre los fragmentos de la obra, entre la épica francesa y la española se refleja, en el comentario del “Tono somático”: se recrea el juglar franco en descripciones físicas de atributos que adornan a ambos bandos, a diferencia del español, parco en datos corpóreos; incluso, cuando aparece alguno, “se hace bruscamente moral”. La “estética francesa”, en cambio, siempre está pendiente de las apariencias o de la “norma erótico-sentimental” que sustenta toda la literatura del país vecino (Fernández Flórez, 1942: 44). El juglar del Cid huye del artificio narrativo, de la carga descriptiva, prefiere que los personajes se caractericen hablando, siguiendo la técnica de la “dramatización escénica” y limitando la descripción a “una certera pincelada, que ofrece el hecho vivo, no la narración del hecho” (Fernández Flórez, 1942: 45). Al referirse al “Tono psíquico” del héroe, de nuevo se convierte la Chanson en blanco de todas las iras del autor, que arremete contra “la inadmisible y estrambótica actitud psíquica que exhiben Carlomagno y su hueste” (Fernández Flórez, 1942: 51). 47 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Es esta una epopeya que se permite deformar la realidad, cantar una derrota o admitir bravatas de los personajes, fruto, en último término, de esa vieja idea romántica, tan cara a nuestro comentarista, del espíritu de los pueblos, en este caso, el francés: “ese turbio subconsciente histórico francés, un verdadero retablo de orgullos y vanidades, de insatisfacciones y de temores asfixiantes” (Fernández Flórez, 1942: 54). En el capítulo dedicado al “Tono heroico”, se da un paso más en la línea que viene siguiendo la obra, al incluir una selección de textos de la Chanson de Roland para propiciar el cotejo de ambos cantares épicos y establecer “un diálogo tenso y sensacional” (Fernández Flórez, 1942: 61), que acaba más bien en denuestos. Las cifras de combatientes y las descripciones de los mismos no tienen parangón posible: frente a una pintura de realidades y hombres, se sitúa “una técnica espectacular, a base de masas gregarias y muertas” (Fernández Flórez, 1942: 72) y “un alarde de monstruosidades” (Fernández Flórez: 54) compuestas de seres y procedencias servidos al capricho de la más desbordada fantasía. Se aplica el escalpelo crítico al motivo de la táctica militar empleada por estas tropas: la película francesa opta por “monótonos y retrasados primeros planos” (Fernández Flórez, 1942: 79), es decir, los combates singulares que producen cierta frustración a las expectativas creadas por la parafernalia del movimiento de desmesurados ejércitos. El juglar cidiano, por el contrario, se detiene en narrar las tácticas, procedimiento bélico más pegado a la realidad que la estereotipada lucha caballeresca. Por último, se centra en la figura heroica del protagonista castellano, que encarna los ideales colectivos. En la epopeya de allende los Pirineos, hallamos el gesto absurdo (no entendido, evidentemente, por el comentarista) de Roldán, el vanidoso que se sacrifica estérilmente con los suyos, el gran pecado de un egocéntrico patológico. Ruy Díaz, muy al contrario, representa al héroe total, leal, prudente, mesurado, humano, familiar, práctico y clemente con el enemigo. También en 1942, Juan Cabal publica un libro sobre los mitos literarios españoles que han alcanzado una dimensión universal, entre los que incluye al Cid. El objetivo declarado en el prefacio parece una constante en todos los intentos de acercar al gran público las obras canónicas y los mitos literarios en publicaciones de marcado carácter didáctico: facilitar “al lector de cultura media y muy especialmente a la juventud” (Cabal, 1942: 7) estos frutos de la fantasía sobre los que se asienta la cultura. Es decir, se trata de instrumentos orientados al desarrollo de un proceso experimentado por los lectores que, en su culminación, han tenido ya el privilegio de disfrutar de “una lectura copiosa y bien orientada” (Cabal, 1942: 8), lo que equivale a decir, receptores que han alcanzado un nivel aceptable de competencia literaria. El texto muestra una retórica patriótica y nacionalista acorde con el espíritu de la época. Así, por ejemplo, rechaza de plano la influencia de la Chanson de Roland en el Cantar de Mio Cid (Cabal, 1942: 28-29) e identifica el ser heroico de España con el protagonista de nuestro poema (Cabal, 1942: 50-51). No obstante, hay dos aspectos significativos que permiten poner en entredicho el estereotipado tono monocorde y acrítico de la retórica del momento: se constata el declive de la figura histórica del héroe a la luz de la moderna investigación a favor del personaje literario elevado a la categoría de mito por medio del Cantar y del romancero: 48 Adaptaciones de un clásico sobre la anécdota histórica se crea “el tipo más representativo de la raza” (Cabal, 1942: 10). Además, entre la exaltación del héroe como prototipo genuino con el que se ha identificado el pueblo español, se ha infiltrado el concepto menos anacrónico de un personaje concebido como modelo de castellano: “lo que representa el Cid en las tradiciones de Castilla” ( Cabal, 1942: 50), en la línea de críticos posteriores, como Julio Rodríguez Puértolas. La técnica de adaptación seguida en el texto de Juan Cabal es la condensación de la historia entremezclada con elementos paratextuales predominantes, a modo de glosa o interpretación y la cita de fragmentos literales del romancero del Cid para reflejar la tradición del mito forjado por y para el pueblo. La editorial Boris Bureba publica, en la colección “Te voy a contar…”, unas adaptaciones de clásicos españoles y extranjeros siguiendo la estela de Araluce. Se trata de obras canónicas como El Poema de Mio Cid, La Divina Comedia, el Quijote y muchas más en versiones asequibles para un público infantil que salen a la luz en la primera década de la posguerra. Otras adaptaciones aún más sometidas a los gustos del público en general son las aleluyas, género en que el elemento icónico y el textual tienen un peso similar, que perduraron durante muchos años como un producto muy demandado. En una de las series de Hernando, se divulgaron las gestas de los héroes de la literatura española, desde el Cid o los siete infantes de Lara hasta don Quijote o don Juan. En los años sesenta, resurgieron las colecciones de clásicos juveniles y se mantuvieron las adaptaciones pedagógicas y escolares muy condicionadas por los criterios comerciales (García Padrino, 2000: 12), pero no faltó un limitado número de obras del canon en ediciones que respetaban el texto original, como es el caso de El Cid (1965), de María Luisa Gefaell, Los Nibelungos (1966), Roldán (1970) o la Vida del Lazarillo de Tormes (1974). Posteriormente, ya en los años ochenta, revive el intento de recuperar la línea clásica de Araluce con la colección de “Grandes obras” de la editorial Lumen, donde los textos emparentados genéricamente con el Cantar de Mio Cid siguen suscitando la atención de quienes se dedican a hacer versiones de la literatura para niños y jóvenes: Lanzarote del Lago, de José María Carandell, El Ramayana, de José Luis Jiménez Frontín, La Orestiada, de Enrique Ortenbach y, cómo no, el Cantar de Mio Cid, de Ana María Moix. Joseph Lacier, en El Cid Campeador (1961), diseña otro tipo de recreación del clásico a modo de novela histórica, con ilustraciones distribuidas cada cuatro páginas. Las dos o tres viñetas en que se divide cada una representan imágenes de trazo limpio características del cómic historicista de la época. Se reproducen fragmentos puntuales de diálogo entre unos personajes idealizados, que adoptan una prestancia heroica por medio del reflejo de actitudes dignas, con los que se refuerzan alguna escena significativa en el desarrollo de la trama. El autor se vale de la historia, la leyenda, el texto de las Mocedades de Rodrigo y el Cantar de Mio Cid para recrear la figura del héroe en todo su recorrido vital. El Cid es víctima estoica y fiel de los nobles intrigantes y de la incomprensión del rey Alfonso. El propósito con que el héroe se dirige al destierro, tras abandonar sus posesiones de Vivar aparece en 49 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. boca del personaje de una manera diferente a la que formula el Cantar: “María Santísima y todos los santos, rogar (sic) por mí. Que Dios me dé fuerzas para destruir a los infieles y aliento para convertir a mis enemigos en amigos otra vez” (Lacier, 1961: 77). Estos principios van a marcar la orientación de buena parte de la lucha posterior: la guerra santa contra el enemigo musulmán. Se descarta, en coherencia con el planteamiento anterior, la segunda línea narrativa del Cantar, más novelesca, relativa a la honra familiar del Cid. No, en cambio, episodios anecdóticos de tradición folclórica, como el de las arcas de arena, que permiten desplegar la perspectiva de rechazo a la alteridad cultural: Rachel y Vidas son “mercaderes judíos” que ejercen la usura, como corresponde a su raza, y aparecen retratados como personajes codiciosos que se mueven con prudente sigilo (Lacier, 1961: 81-82). Además, la recreación se explaya en la ampliación de la escueta y sutil versión del texto original. La obra se cierra con un colofón titulado “Caballero español” (Lacier, 1961: 253-254), auténtico panegírico del personaje que se hace a sí mismo en medio de las dificultades y logra cosechar la gloria merecida por sus virtudes hasta alzarse al pedestal de inmortales. La página de cierre (Lacier, 1961: 255) se cubre con una imagen dinámica del Cid cabalgando, ya muerto, al frente de sus tropas dispuesto a ganar su última batalla. El contraste con la figura serena y casi estática de un héroe camino del destierro en la portada interior pretende ser muestra gráfica de un discurrir vital que ha cambiado la posición del personaje y el signo de la historia. Los elementos fundamentales de la narración, el estilo formulario y elusivo, junto con todos los demás rasgos formales propios del texto poético, han desaparecido; pero, de modo particular, interesa resaltar que el predominio del discurso directo sobre la narración que caracteriza el Cantar se ha invertido en esta novela histórica. El resultado, tanto en el terreno del contenido, como en el de la forma y el estilo, es sustancialmente distinto del punto de partida que marcan los hipotextos. Sesenta y cinco años más tarde que la Vicesecretaría de Educación Popular y en un contexto histórico y cultural sustancialmente distinto, los representantes de 451 Editores, convencidos de que “todo lo que no es imitación es plagio”, se proponen inaugurar la editorial con la primera obra de “una colección de versiones, remakes, homenajes o como quiera llamarse”, según reconocen en su presentación a la obra de Antonio Orejudo, Luisgé Martín y Rafael Reig titulada ¡Mio Cid!, publicada en 2007 (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 13). El tono de la presentación y el trato a los clásicos es desmitificador, completamente alejado de la aproximación reverencial al texto de los años cuarenta del siglo pasado que se acaba de comentar. Obviamente, la desacralización irreverente del mito tampoco deja de ser una pose marcada por los prejuicios de la ideología actual, acompañada de buena dosis de sobreactuación y sumisión servil a la dictadura de los medios de comunicación y audiovisuales5. Además, como demuestra Rodiek (1995) en su estudio de la trayectoria seguida por 5 La portada lo acusa sin disimulo: un revólver en el suelo de piedra, próximo al ángulo que forma este, con el fondo de una pared del mismo material, que evoca el ambiente del Oeste. Sobre el fondo negro en forma de rectángulo, que se alza en el centro del paredón, las letras en blanco que forman el título (¡MioCid!), como si de una diana se tratase. 50 Adaptaciones de un clásico la materia cidiana hasta la actualidad, no es nueva, como casi nada en este mundo (lema, por cierto, de la empresa editorial, según se dice en la presentación). En el origen de esta actitud hacia la literatura, está el principio que los editores defienden, muy acorde con el relativismo general característico de nuestra época: lejos de ser un lugar sagrado al que hubiera que llegar genuflexo y con el gorro quitado, o del que hubiera uno de alejarse, la literatura es un palacio laberíntico para entrar a saco en sus estancias, ávidos como minotauros, buscando un Teseo que echarse a la boca y sin respeto por nada ni nadie (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 19). A los creadores dedicados al empeño en este primer paso, seguramente los ha movido lo que uno de ellos, Rafael Reig, ha confesado a tan aguerridos editores: “una generación de escritores es una generación de lectores que leen de forma nueva la tradición literaria” (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 19). Antonio Orejudo realiza la versión inicial, centrada en el primero de los cantares en que suele dividirse el poema y la titula, como corresponde, “El destierro”. En un mundo de ciencia-ficción, con viajes intergalácticos, un Cid con abundantes tics característicos los héroes del cine de acción norteamericano protagoniza una versión futurista de los acontecimientos de esta primera parte de la obra. No faltan en ella la parodia de las anticipaciones épicas (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 25), una concepción actual de las relaciones familiares (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 27), el interés económico como único móvil de la acción bélica y el otro convertido en extraterrestre, con lo que se diluye el dramatismo de las masacres. Aunque el punto de partida de la parodia se basa en la inversión de valores con respecto a la obra clásica y en su conversión en un argumento futurista, el dardo de la crítica seguramente apunta a la vulgarización de la vida en las ficciones cinematográficas de baja calidad y consumo masivo y a los contravalores que propugnan. La recreación del cantar segundo, “Las bodas de las hijas del Cid”, es obra de Luisgé Martín. Un profesor universitario, que tiene una actitud servil hacia don Emiliano Díaz de las Vinuesas, astroso y carpetovetónico catedrático burgalés que se cree descendiente del Cid, pronuncia una conferencia en la que se hace una encendida defensa de la gallardía y heroísmo del Cid, contestando a las teorías que se han vertido, al parecer, sobre la condición de “pendenciero, chantajista y mal cristiano” (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 57), además de mercenario, del personaje. En medio de unos argumentos pedestres, tópicos y rancios, va intercalándose la evidencia de acciones reprobables del Cid, que el ponente no puede ocultar, pero que trata de justificar tergiversando su interpretación más lógica, acaso porque el ebrio, como el niño, dice las verdades sin reservas6. Así, cuando compara el carácter del Cid con el de Babieca, como una prolongación de la vida de este, agrega como justificación: “Tampoco hay nada malo en ser bronco, violento y desalmado, siempre que uno sirva a los ideales convenientes” (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 64). Es decir, el antimodelo moral por antonomasia: el fin justifica los medios. ������������������������������������������������������������������������������������������ 51 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. A partir del momento en que don Emiliano se queda dormido, domina todo el relato la crítica más demoledora contra todos los hechos del Cid por parte del ponente, con la vulgarización y tergiversación más absoluta del contenido del Cantar. La visión que ofrece del enemigo resulta un burdo peaje debido a la presión de la corrección política actual, inclinada a zaherir las actitudes de la cultura propia, descargando a la ajena de toda carga de negatividad acusada: cuando los incautos ejércitos de Yusuf de Marruecos cercaban Valencia, el héroe cometía la vileza de alegrarse por la ocasión que se le brindaba “para que él acerara en ellos, con el filo de su espada, el honor y la gloria” (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 67). El combate es una demostración de que el Cid y sus hombres son indignos de llamarse seguidores de Cristo. No falta aquí la debida dosis de ambigüedad, producida porque no sabemos, en las circunstancias en que se pronuncian palabras como estas, si quien habla es el aguardiente, el rencor del profesor hacia el catedrático, un crítico tan extremista en la adulación y sumisión como en la revancha (don Emiliano no lo estaba oyendo porque se había quedado dormido) o el libre albedrío que se permite una boutade por el mero placer de provocar o jugar, en suma de gaber7. Si es lo último, hay que recordar a los editores y al propio autor que, intencionadamente o no, han dado una muestra de que no hay nada nuevo bajo el sol. Cerca de un milenio antes que ellos, un adelantado juglar francés había hecho lo propio con la figura de Carlomagno y los Doce Pares en el cantar paródico Le Pèlerinage Charlemagne. “La afrenta de Corpes” es el tercer cantar, en versión de Rafael Reig. Resulta la más fiel al argumento literal del cantar de gesta. Si bien el Cid y sus mesnadas son calificados reiteradamente de primitivos, que se entusiasman como simples criaturas ante la perspectiva de la batalla contra Búcar (“Cid y sus medievales” es la designación que reciben el héroe y sus mesnadas en boca del narrador y de los infantes), los de Carrión se presentan como cobardes, codiciosos, intrigantes y, en suma, oponentes “malos”. Incluso el episodio de Avengalvón se rehace, simplificado y actualizado en la forma, pero manteniendo los elementos básicos de la trama original. El relato se desvía, en este caso, al actualizarlo, hacia un litigio o conflicto de clases entre gentes valientes, pero de condición baja, y la nobleza “pija”, como se la denomina en el relato (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 96). Cuando Cid está valorando, un poco más adelante, cómo actuar ante la afrenta recibida, habla el narrador en estilo indirecto libre, haciendo de transmisor de las elucubraciones del personaje: “se llevan una mano de hostias, sí, les duele: pero no los humilla. ¿Por qué? Porque ellos juegan en otro tablero. ¿Me explico? Habría que partirles la cara en su propio tablero” (Orejudo, Martín y Reig, 2007: 96). La reescritura del clásico hecha en ¡Mío Cid! parte del esqueleto argumental del Cantar (personajes, motivos y situaciones) para crear textos muy distintos por medio del travestimiento burlesco. Quizá no se deba hablar de adaptación en sentido estricto, si bien el mundo de ficción del hipotexto es imprescindible para que un lector modelo competente pueda entender las claves de la parodia. Esta competencia intertextual es la que da sentido a la reinterpretación burlesca moti������������������������������������������������������������������������������������������������������� ideológico. 52 Adaptaciones de un clásico vada por un contexto sociocultural en el que las masas han dejado de consumir los relatos juglarescos y otras manifestaciones de la cultura tradicional para alimentar su imaginación con nuevos héroes de la pantalla o la ciencia-ficción. Desde el momento en que, según Sotomayor (2009: 72), “el discurso de la posmodernidad se instala en una sociedad que rechaza los sistemas morales, sociales y políticos totalizadores, y se forja una nueva cultura urbana ajena a todo intento de trascendencia”, es decir, desde el último cuarto del siglo pasado hasta ahora, proliferan las ediciones de la obra destinadas al uso escolar y a la lectura no reglada, tanto infantil como juvenil, aparte de las recreaciones novelescas de la figura del héroe histórico. Es decir, pasa al primer plano el interés por la lectura placentera del texto que favorecen sus valores predominantemente artísticos. A la vez, se mantiene un ritmo constante de ediciones o reediciones del texto íntegro, críticas o divulgativas, que se intensifican con motivo de la celebración del noveno centenario de la muerte del Cid en 1999 o del octavo centenario del manuscrito de Per Abbat en 2007. En este último período histórico, se concibe la lectura no ya como un simple instrumento al servicio del aprendizaje lingüístico por medio del estudio de modelos (el Quijote es el caso paradigmático) o de la propagación de ideales patrióticos y morales, sino como “un aprendizaje integral que debe favorecer la creación de hábitos, la respuesta afectiva y la comprensión de lo leído por encima de otros elementos” (Sotomayor, 2009: 72). Además de que la nueva legislación educativa considera el estudio de las obras canónicas como base esencial para la formación cultural del alumno de enseñanza secundaria, se asienta firmemente la idea, con las consiguientes repercusiones en el mundo editorial, de que la lectura de los textos debe concebirse como una actividad placentera. Esta idea, que surgió tímidamente en el siglo XIX, fue afianzándose progresivamente, hasta el punto de que hemos llegado a una situación en la que abundan las ediciones de los clásicos en versiones modernizadas o fruto de reescrituras variadas, con presentaciones cuidadas y atractivas, sofisticados elementos paratextuales e ilustraciones de calidad. Las versiones audiovisuales, por último, son una expresión complementaria del interés lúdico del que quieren dotarse las historias literarias, hasta el punto de que pueden ser objeto de las manipulaciones más libres ejercidas por guionistas y directores sobre el hipotexto. 3. CONCLUSIÓN Los intentos de divulgación de nuestro cantar de gesta han corrido, pues, parejos con los de otros clásicos, frecuentemente asociado a textos legendarios y heroicos españoles o europeos (tema predilecto para ofrecer como lectura juvenil)8, de vez en cuando aprovechado por la propaganda por su potencialidad patriótica, aunque expurgado, en las últimas décadas, de toda connotación ideológica que vaya más allá de su interés literario. En las últimas ediciones9, se presentan versiones asimi8 El repaso a esta tradición de ediciones, hecho anteriormente, siguiendo el artículo de García Padrino (2000), así lo demuestra. �� ����� �������� ��������� �������������� ���� ���� ������������ �������� ��� ������� �������� ����������� Debesa (2007), Del Amo (2006), McCaughrean y Montaner (2000), Muñoz Puelles (2006), Navarro 53 Aldo Daparte Jorge. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. lables a las de cualquier otra obra canónica adaptada, destinadas a los mediadores, que resaltan por su utilidad para la educación en valores y para la formación literaria. Si lo comparamos con el clásico español por antonomasia, el Quijote, resulta evidente que comparte con este, y aun en mayor grado, la distancia insalvable entre un mundo de referencias y un lenguaje de hace siglos y los del receptor actual, a la vez que se distancia de la obra de Cervantes al no tener en común con ella la fortuna de haber sido considerada lectura escolar privilegiada desde fechas muy tempranas. Aun así, paradójicamente, la temática heroica y su evidente semejanza de la cosmovisión y la forma de los relatos épicos con los parámetros genéricos básicos de productos de ficción literaria y cinematográfica que consumen los adolescentes actuales pueden hacer del venerable poema y otras narraciones similares, debidamente adaptados, una lectura tan sugestiva o más que el Quijote. Además, el aprovechamiento didáctico creativo de este tipo de obras, como se indica en páginas anteriores, no hace más que reforzar la propuesta de que, a la lectura deleitosa de las adaptaciones, se puede sumar, con éxito, el trabajo instructivo en pos del desarrollo de la competencia literaria basado en la aproximación a los clásicos. Difícilmente el Cantar de Mio Cid podría haberse convertido en una obra leída como una novela de aventuras, “degradación” que sí experimento el Quijote. Aquel se quedó reducido al ámbito de la lectura escolar hasta que aparecieron las primeras reescrituras que trataron de acercar el esquema argumental al lector infantil por el atractivo que una amalgama de gestas, historia y leyenda podría presentar a este tipo de receptor, al que también se ofrecían otras versiones de clásicos españoles o universales en determinadas colecciones populares. Algunas de las inquietudes expresadas explícita o implícitamente por las sucesivas generaciones de editores de la obra permanecen en las actuales reescrituras: el carácter fundacional de una tradición de clásicos en lengua española, la confusión entre la figura histórica, la literaria y la mítico-legendaria en una amalgama cuyas facetas resulta difícil discriminar, la figura del protagonista que se erige en símbolo y modelo ético para una sociedad que busca arraigo histórico y cultural, no descuidada en parodias como la comentada antes, la difícil lectura de un texto y un mundo lejanos, que no prescindibles, para un receptor moderno, la necesidad de allanar el camino a los lectores de un menor nivel de especialización en literatura medieval; en suma, un producto cultural que puede servir de base para la formación histórica, lingüística, literaria y humana del gran público. En el terreno del debate filológico que se refleja en muchos de los elementos paratextuales de buena parte de las ediciones del clásico, los temas que han centrado el interés de la investigación, hasta tiempos recientes, han sido cuestiones aledañas al texto en sí: autoría, fecha, transmisión, historicidad, tradición textual, fijación del propio texto… Actualmente, aunque la crítica especializada, por medio de la aplicación de nuevos recursos técnicos o teorías interpretativas recientes, sigue removiendo el campo abonado por las viejas polémicas, se han incorporado, con vigor, enfoques de la obra literaria a la luz de las nuevas teorías narratológicas que desplazan el interés de la exégesis hacia el texto literario y su recepción como tal. Las ediciones Durán (2007), Ochoa (2007), Sánchez Aguilar (2007). 54 Adaptaciones de un clásico divulgativas y escolares de la mayor parte de las obras del género, tan limitadas, han proliferado, en cambio, en el caso del único cantar universalmente conocido y bien conservado de la épica castellana medieval. Referencias bibliográficas CABAL, J. (1942). Los héroes universales de la literatura española. Barcelona: Juventud, págs. 7-51. DEL AMO, Montserrat (2006). Andanzas del Cid Campeador. Hugo O’Donnell (Pról.) Fuencisla del Amo (Ilustr.). Madrid: Bruño. DOMINGO DE ISABEL, Ángel A. (2007). Rodrigo, un caballero de leyenda. Adaptación del Cantar de Mío Cid. Felipe López Salán e Irene Fra Gálvez (Ilustr.). León: Junta de Castilla y León. FERNÁNDEZ FLÓREZ, Darío (1942). Breviario de Mio Cid. Madrid: Ediciones de la Vicesecretaría de Educación Popular. FONTANILLA DEBESA, Emilio (2007). Cantar de Mio Cid. Anónimo. Esther Pili (Ilustr.). Madrid: Anaya. 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Arcadia). 56 IDEOLOGÍA Y RE/CREACIÓN EN LA LITERATURA INFANTIL ESPAÑOLA DE LA SEGUNDA MITAD DEL XIX Y PRIMER CUARTO DEL XX Mari Pino del Rosario Greensboro College, Carolina del Norte, Estados Unidos Resumen En este estudio se analiza la ideología diseminada por Fernán Caballero (1796-1877), Julia de Asensi (1859-1921) y José Ortega Munilla (1856-1922)en sus libros para el público juvenil. El texto que se les leía o que leían los niños era el producto manufacturado por el autor, el ilustrador y el editor del mismo. Esta colaboración hacía posible que la palabra y la imagen en tándem sedujeran al comprador y persuadieran al lector a seguir unas pautas ideológicas particulares. La literatura infantil, por lo tanto, ejerció en esta época de inestabilidad política y económica española un fin recreativo pero también fue un instrumento para crear generaciones conservadoras o liberales. Palabras clave: cuento, ideología, ilustración, literatura infantil, Fernán Caballero, Julia de Asensi, José Ortega Munilla, feminista, alfabetización, conservador Abstract This article examines the ideology disseminated by Fernán Caballero (1796-1877), Julia de Asensi (1859-1921), and José Ortega Munilla (1856-1922) in their works for children. The text read to or by children was a product manufactured by its author, illustrator, and publisher. This collaboration made it possible for word and imagetowork in tandem, seducing buyers and persuading readers to adopt a particular ideology. Therefore, in times of Spanish political and economic uncertainty, the literature written for children pursued not only to entertain but wasalso a means for maintaining or critiquing the status quo. Keywords: short story, ideology, illustration, children’s literature, Fernán Caballero, Julia de Asensi, José Ortega Munilla, feminist, literacy, conservative 57 Francisco Mari Contenido Pino Linares del Rosario. Valcárcel. GarozaGaroza 12 (2012). 11 (2011). ISSN:ISSN: 1577-8932. 1577-8932. Artículo El 19 de marzo de este año se conmemoró el bicentenario de la primera Constitución Española sin hacerse referencia a su corta vida o a todo un siglo de inestabilidad política interior y fracaso en el exterior -legado de la monarquía. Una mirada más completa al siglo XIX nos muestra que mientras España se derrumbaba y la monarquía se mantenía en pie, generaciones de españoles y españolas se hacían mayores en un país analfabeto, a pesar de las grandes sumas en el haber literario de la nación con autores de la talla de Mariano José de Larra (1809-1837), José Zorrilla (1817-1893), Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), Rosalía de Castro (1837-1885), Benito Pérez Galdós (1843-1920), Emilia Pardo Bazán (1851-1921), Clarín (18521901) y la joven Generación del 98. Teniendo en cuenta que sólo un 28% de la población española sabía leer o leer y escribir en 1877; que el mayor índice de alfabetización pertenecía a la cornisa cantábrica, Barcelona y Madrid1; y que la población rural presentaba incluso un mayor índice de analfabetismo, todo acercamiento a la literatura del XIX y principios del XX debe partir de la siguiente aseveración: los escritores y escritoras se dirigían a un público selecto constituido por el clero y las clases altas, en medios urbanos y de una zona reducida del país. Así pues, los autores de menor renombre como Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), Julia de Asensi (18591921) y José Ortega Munilla (1856-1922) que escribían para el público infantil se dirigían a los hijos e hijas de ese 28% de la población alfabetizada. La tinta que salía de sus plumas no iba en pos de fines lucrativos, ya que el mercado del libro infantil apenas comenzaba a desarrollarse, sino educativos y recreativos. Fernán Caballero, Asensi y Ortega Munilla pusieron en marcha su proyecto educativo, partiendo de que los niños leerían los libros o se les leerían -con lo cual los mayores también participaban en la tarea como receptores del contenido-; y de que después de leerlos o escucharlos, los pequeños adoptarían unos principios aprendidos de esos libros que luego defenderían de mayores y que más tarde transmitirían a sus propios hijos. Para llevar a cabo su proyecto, estos tres escritores se rodearon de cómplices o colaboradores: los editores y los ilustradores. Aquellos, los editores, facilitaban que el texto se divulgase pero también influían en la versión final que recibía el público. Y estos, los ilustradores, añadían con la imagen una lente para enfocar el mensaje del texto, seducir a los compradores y persuadir a los lectores. Por lo tanto, en este estudio he examinado el producto que llegó al público infantil alfabetizado a fines del XIX y principios del XX como un conjunto de texto escrito, ilustraciones y diálogo entre palabras e imágenes. Mi propósito al estudiar esta literatura emergente es evidenciar y concretar las enseñanzas incrustadas bajo la máscara del recreo o la diversión; es decir, la ideología impartida y la educación fomentada a los niños en aquella época española turbulenta, descorazonada y pobre, pero de grandes intelectuales y artistas. Siguiendo el orden cronológico de las primeras publicaciones para el público infantil de nuestros autores, comienzo con las obras de Fernán Caballero. Su voz 1 http://www.ine.es/inebaseweb/pdfDispacher.do?td=192916&ext=.pdf. 13 de marzo de 2012. 58 58 Ideología y re/creación Una cala enenlalapoesía literatura femenina infaltil delespañola... Contenido siglo XIX narrativa aquí suele hacer uso de la segunda persona del singular o plural: “niños míos” y se percibe en ella un tono íntimo. En su prólogo a Lágrimas, Antonio Cavanilles declara el objetivo unívoco que persigue Fernán Caballero con sus escritos: “Mi intención supera mucho a la de hacer novelas… [Es la] rehabilitación de lo santo, de lo religioso, de las prácticas religiosas y su alto y tierno significado” (Caballero, 1862: x). Y su estratagema ha sido bien diseñada como explicita ella misma en el primer capítulo de La mitología contada a los niños e historia de los grandeshombres de la Grecia: “las nociones que ahora recibáis serán como las aguas de una buena otoñada, que, sin labrar la tierra, la preparan para recibir el cultivo a su debido tiempo, puesto que las cosas que en la niñez se aprenden, no se olvidan nunca, lo cual sé por experiencia”2 (Caballero, 2008: 1-2). No es de extrañar pues que cuando la escritora se dirige a los niños en las últimas décadas de su vida después de enviudar tres veces y verse en la ruina financiera, se afiance aun más en los principios y las instituciones que le han prestado su apoyo: la Monarquía, la Iglesia Católica y la aristocracia. Así pues, “Cuentos de encantamiento”, “Cuentos religiosos”, “Oraciones, relaciones y coplas” y “Colección de artículos religiosos y morales” trazan con líneas gruesas y claras el prototipo del español diseñado por Caballero, que resumo como sigue: 1) sumiso como oposición a rebelde3; 2) creyente católico devoto4; 3) respetuoso y regenerador de la religión5; 4) antisemita6; 5) español de pe a pa o castizo; 6) proclive al aprendizaje7 pero 7) cauteloso ante la Academia promotora del escepticismo8 y el positivismo. Al prototipo de la española Fernán añade madre, hija y esposa ejemplares y en casa. 2 Cito de la reimpresión de 2008 basada en la edición de 1926 realizada por el Apostolado de la Prensa. 3 “Las revoluciones son la cobertera de la impiedad” (Obras completas, 1911: 190) y más adelante dice: “La falta de sumisión, esto es, la rebeldía, es, niños míos, la causa de todos nuestros males” (Obras completas, 1911: 299). 4 “Castigando está a España / el alto Dios soberano, / pues andamos peleando primos, parientes y hermanos. / No queremos creer en Dios / ni conocer los castigos” (Obras completas, 1911:181). Caballero recoge aquí un romance de un soldado para expresar su ideología católica y exculpar a la monarquía de las crisis políticas y económicas en que se veía sumida España. 5 “[a] vosotros, jóvenes, para los que ya el siglo XIX y sus rancios errores son viejos […] a vosotros, niños míos, está encomendada la bella y culta misión de regenerar la religión” (Obras completas, 1911: 311). �� ���������� ������ ��� ���� ������� ������ ��� ������ ��� ������ ��� ��� ������ ��� ��� ������������ ��� �������� defensora de la Iglesia Católica y enemiga del pueblo hebreo autor del deicidio, por lo que llama a los judíos malvados (Obras completas, 1911: 167-168). 7 “nunca de deben desperdiciar las ocasiones de aprender, pues, cuando menos se piensa, puede sernos de gran utilidad lo aprendido” (Obras completas, 1911: 58). Más esclarecedora es la siguiente cita: “la desgracia es que no se sabe sacar partido de estas vuestras encantadoras ventajas [en vuestra infancia]” (Obras completas, 1911: 295). 8 “Ensancha el alma notar el entusiasmo y simpatía con que el pueblo sencillo acoge y lee estos versos, que serían burlados en una Academia; pero cuyo espíritu es el genuino del pueblo, que aún no está corrompido por los perversos o necios enemigos del catolicismo” (Obras completas, 1911: 175). 59 59 Francisco Mari Contenido Pino Linares del Rosario. Valcárcel. GarozaGaroza 12 (2012). 11 (2011). ISSN:ISSN: 1577-8932. 1577-8932. Los cien grabados de La mitología contada a los niños e historia de los grandes hombres de la Grecia (Caballero, 1867) corroboran la misma ideología conservadora que expresan los cuentos. El alcance de esta obra –Mitología- que logró treinta ediciones o reimpresiones en menos de veinte años indica no sólo la buena acogida de su ideología conservadora por el público alfabetizado -recordemos que éste lo constituían el clero y las clases altas- un año antes de que se produjera la revolución “La Gloriosa” sino su utilización por la clase dominante para perpetuar dicha ideología a través de varias generaciones de lectores.El tomo es creación literaria e historia; es historia porque su tema se basa en personajes históricos y culturales y es creación porque Fernán quita y añade a sus explicaciones según sus dictados ideológicos. Las ilustraciones de estatuas de cuerpo entero o bustos junto al texto no sólo embellecen la página impresa sino que recalcan y otorgan autoridad a la palabra al remitir al lector a una realidad histórica que subraya el mensaje y su ideología. Con el fin de sopesar las resonancias de la yuxtaposición de palabra e imagen en Mitología, estudiemos por ejemplo, una de las primeras ilustraciones que hallamos al abrir el libro: la diosa Cibeles. La Cibeles, fuente donde confluyen Alcalá y Prado, fue construida durante el reinado de Carlos III entre los años 1777-1782. La fuente se instaló enfrente del Palacio de Buenavista que pasó a ser Cuartel General del Ejército en 1847, cuando Fernán Caballero tenía cincuenta y un años de edad, y sólo fue trasladada a su ubicación actual en 1895. Dado que la fuente servía de abastecimiento al pueblo, los lectores madrileños de la Mitología publicada en 1867 conocían la fuente y asociaban el grabado con la estatua delante del Cuartel General del Ejército. Madres, maestros y lectores se remitirían a la fuente delante del Cuartel para explicar el texto a los menores y contestar la inocente pregunta “¿Qué es eso?”. Este grabado, uno de los primeros en la colección, persuadía a los lectores a valorar el pasado monárquico español y el papel del ejército como legítimo defensor del orden. Otras enseñanzas relatadas en este libro son menos sutiles y demuestran cómo la escritora impone sus dictados ideológicos sobre el relato; en su explicación del cuerno de la abundancia, por ejemplo, la escritora inserta sus gotas de sarcasmo y crítica social: “Si fuese de invención moderna, se le vería producir monedas, cruces, bandas y nombramientos de diputado” (Caballero, 2008: 92). La utilización de Mitología como instrumento educativo al servicio de la ideología conservadora no se limitó al último tercio del siglo XIX sino que ha continuado hasta nuestros días. El texto que he utilizado para este estudio es una impresión de 2008 con ilustraciones en blanco y negro de la edición de 1926 del Apostolado de la Prensa, una organización dedicada a diseminar textos que mantienen el statu quo de la Iglesia Católica. 1926 era el tercer año de la dictadura de Primo de Rivera quien clamaba en su manifiesto la necesidad de alzarse para que la moral y doctrina de los hombres verdaderamente masculinos imperase. Consecuente, pues, con su propósito de fomentar una ideología conservadora en la infancia durante una España inestable, el Apostolado de la Prensa editó la Mitología de Fernán Caballero en 1926 para infundir en sus lectores el respeto a lo monárquico, lo católico y la dictadura. La reimpresión realizada en 2008 indica no sólo un interés en auge por la literatura infantil desde sus comienzos sino asimismo el renacimiento de un activismo en defensa de la ideología conservadora, monárquica y católica. 60 60 Ideología y re/creación Una cala enenlalapoesía literatura femenina infaltil delespañola... Contenido siglo XIX Cuando emprendí esta investigación, lo hice consciente de que la escritora rondaba los 60 años en el momento en que se estrenaba en este género y que no sólo había (sobre)vivido las luchas internas españolas y las independencias de las colonias en el Nuevo Mundo con el respaldo de la aristocracia y la reina Isabel II, sino que su discurso escrito para adultos ha sido catalogado de paradójico, al contrastarlo con las experiencias de la propia Cecilia9, y aburrido10--valoraciones todas ellas sobre la obra para adultos. También sabía que su obra para niños ha suscitado poco interés por parte de la crítica del siglo XX11, pero pensé que no obstante se detectaría una evolución hacia la modernidad en el pensamiento conservador de Fernán Caballero en las últimas décadas de su vida cuando escribe para los niños. He hallado atisbos de ello como cuando la escritora revela que “las niñas asisten a las escuelas”, un derecho otorgado por la Ley Moyano de 1857, sin calificar este hecho peyorativamente, pero también he comprobado que Fernán permaneció firme en sus convicciones y cosmovisión monárquica, católica y aristocrática hasta el fin de sus días, y que luchó por esa ideología volcándose en adoctrinar a los jóvenes. Recreándolos con su ficción, imágenes y elaboración de la historia, Fernán se proponía re-crear el pasado glorioso español en vez de avanzar a una España más acorde con los principios democráticos de la Constitución de 1812. No obstante, y dado el alto índice de ventas, tuvo numerosos simpatizantes y seguidores y los sigue teniendo en los círculos católicos, como el Apostolado de la Prensa. Cuando Fernán Caballero moría en 1877, Julia de Asensi empezaba a escribir; pero no se iniciaría en el género de la literatura infantil hasta diez años después cuando trabajó como redactora en el semanario infantil El Camarada (1887-1891)12. En 1897 Asensi publica su primer texto designado específicamente para el público infantil titulado Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas13. En su portada 9 “Cecilia was a staunch defender of Catholicism… Like her father, she believed woman´s place ������������������������������������������������������������������������������������������������������ ��������������������������������������������������������������� �������������������������������������� Caballero alienta a la mujer a no incurrir en el terreno académico o literario sino permanecer en el ��������������������������������������������������������������������������������������������������� para Caballero “women should choose from a position of dissimulated knowledge (of marriage, sex, and society). Publicopinioniswhatmattersmost” (Davies, 1998: 58). 10 José Agustín Balseiro (1977) le recrimina a Fernán Caballero su miopía literaria; para Balseiro la escritora es terca y se obstina en estirar “lo fofo e inútil” y relegar a un segundo plano su deber narrativo. 11 “[it] creates an atmosphere of entertainment, gentle morality, and love of country ways…Her popularity is attested to by the many published pieces…Although this literature has disappeared from any serious criticism of Fernán Caballero´s work, all these productions kept her in the public view during the declining years” (Klibble, 1973: 153-154). El crítico redactaba estas líneas antes de que el mercado del libro para el público infantil se multiplicara exponencialmente en países como España y México a partir de 1990 y de que se volviera la mirada a este género fértil y pleno de lecturas. ��� ��� ������� ������� ����� ��� ���������� ��� �������� ���� ��� ������� ��� ���� ��������� ����� ���� ���� publicaciones ofrezcan mejores ilustraciones. En “Basta de charla” el redactor jefe se arrepiente de haber eliminado el reparto de libros-regalo e invertir ese presupuesto en la contratación de grandes ilustradores nacionales e internacionales para, de esa manera, aumentar el número de ventas (El Camarada, 1891 (209): 834). 13 Con anterioridad, se habían editado una pieza teatral titulada El Amor y la sotana: comedia en un 61 61 Francisco Mari Contenido Pino Linares del Rosario. Valcárcel. GarozaGaroza 12 (2012). 11 (2011). ISSN:ISSN: 1577-8932. 1577-8932. aparecen tres rasgos indicativos del desarrollo del mercado. Primero, el apellido del ilustrador figura prominentemente y con ello manifiesta la importancia del mismo en la elaboración del producto.14 Además, la editorial Bastinos contrata a dibujantes con una larga trayectoria artística. En esta portada se menciona a Cabrinetty15. Juan Cabrinety y Guiteres fue un pintor, dibujante y grabador catalán galardonado y cuya colaboración se solicitaba a nivel nacional para diversos géneros16. Segundo, las ilustraciones se realizaban en equipo como consta en la portada: “Cabrinetty y otros artistas”; deduzco que los otros ilustradores eran menos conocidos y el número de ventas, caché artístico y políticas del comercio dictaban que se incluyera o no el apellido del ilustrador principal. Tercero, el subtítulo especifica que se trata de una colección de cuentos para niños y niñas17, en la ilustración utilizada se representan a un niño y una niña y los protagonistas de estas trece narraciones son niños y niñas. Todo ello respondía al aumento del alfabetismo; el índice seguía siendo menor para las niñas que los niños, pero en 1897 iban a la escuela de primaria y algunas de ellas se habían beneficiado de las escuelas coeducativas de la fundación de la Institución Libre de Enseñanza18. Ya, en esta colección de cuentos, nos percatamos de la ideología asensina mayormente expuesta en obras posteriores. Por ejemplo, en el desenlace de “Pedro y Perico” un cuento de príncipes y princesas se expresa una ideología democrática, ya que el pueblo sabe elegir al buen gobernante y éste es justo, sencillo y misericordioso. Pero en cuanto al papel de la biología frente a la educación, Asensi se pronuncia a favor de aquélla. En este cuento los roles sociales de dos niños se invierten, de manera que el heredero al trono asume el papel del campesino y al huérfano se le otorga el nombre del príncipe. Ambos niños reciben la misma educación y, no obstante, el buen gobernante es el que ha nacido heredero. En otro cuento, “La princesa Elena”, Asensi aboga por el derecho de la mujer a la sucesión al trono cuando explica que Elena era princesa heredera porque en ese principado les era posible a las mujeres subir al trono. Con la inclusión de este comentario en su texto de 1897, Asensi remitía a sus lectores a los logros de la Ley Sálica fernandina de 1833 y aludía con ironía a todos los sucesores varones, incluso extranjeros, de Isabel II. Diez años después, ya entrado el siglo XX, Asensi publica una colección de dieciséis relatos titulada Las estaciones donde retoma los temas del buen gobernante, la religión católica y la educación de las niñas y los niños. La estructura de esta colección es de corte clásico con cuatro partes que corresponden a cada estación del año comacto (1878), la novela Tres amigas (1880), Leyendas y tradiciones en verso y prosa (1883) y Novelas cortas (1889) -todas ellas para el público adulto. Santiago Arabal: historia de un pobre niño se había editado en 1894 pero en tirada limitada y para particulares. 14 Las leyendas y tradiciones en prosa y verso (1883), una colección de once relatos, no incluye ilustraciones y Santiago Arabal: historia de un pobre niño (1894) tampoco tiene ilustraciones. 15 La portada deletrea Cabrinety con la doble consonante. 16 Entre sus muchas obras se hallan las ilustraciones de Morriña de Pardo Bazán (Casado Cimiano, 2006: 42). 17 Estas habían recibido atención con la apertura de escuelas para niñas y la creación de escuelas mixtas. 18 Su fundador, Francisco Giner de los Ríos, estableció la libertad de cátedra para enseñar sin tener que adherirse a lo estipulado por el gobierno, y que la enseñanza fuera coeducativa. 62 62 Ideología y re/creación Una cala enenlalapoesía literatura femenina infaltil delespañola... Contenido siglo XIX puestas de un relato de introducción con los mismos personajes y tres capítulos más con los títulos de cada mes. Ese relato de introducción es el hilo conductor que enlaza a las cuatro partes; Asensi elige la estructura de los ejemplos del Conde Lucanor para dar cohesión a la forma y emitir las enseñanzas directamente a sus lectores.19 Si la estructura de esta colección es clásica, su contenido refleja que el pensamiento de la escritora ha evolucionado desde Brisas. Comprobémoslo analizando tres cuentos: “Abril: el campo de Daniel”, “Mayo: las flores” y “Septiembre: la cazadora”. 1) En “Abril: el campo de Daniel”, Asensi desvirtúa posturas ideológicas basadas en la ignorancia. a) el discurso del cristiano viejo frente al converso se utiliza para adquirir y acaparar tierras. El alcalde valiéndose de los prejuicios antisemitas de una España anquilosada en el medievo, logra en 1896 que todo un pueblo margine y provoque la ruina del padre de Daniel porque Daniel es un nombre judío. La voz narrativa revela que lo que el alcalde persigue es apoderarse del terreno de Daniel porque linda con el suyo. b) la Iglesia sólo vale según sus representantes quienes actúan bien o mal. La Iglesia como institución está representada por los curas y las monjas; aquellos obedecen a las autoridades civiles e ignoran a Daniel mientras que las monjas socorren al niño con algo de comida. c) entre el rey y el campesino se halla la clase latifundista. D. Pedro, un terrateniente, caballero justo y buen cristiano, intercede a favor de Daniel. d) la justicia prevalece. El alcalde es destituido por incumplimiento al deber y abuso de poder. e) el pueblo sabe elegir y elige a sus representantes. D. Pedro reemplaza al alcalde por voluntad del pueblo. 2) En “Mayo: las flores”, Asensi desmitifica el poder divino como deus ex máchina. La niña protagonista cree que se ha producido un milagro, pero a los lectores se les indica que ha sido obra de una monja caritativa. 3) En “Septiembre: la cazadora” Asensi debate el papel de la biología frente a la educación y se pronuncia a favor de la biología. Su punto de vista de los roles de los sexos es antifeminista pero con toques de apertura hacia una sociedad futura. En este cuento, Asensi narra el despertar de un conde que “había dado una educación completamente varonil” a su hija Diana (Asensi, 1907: 66). La voz narrativa explica en qué había consistido esa educación: Diana “montaba a caballo muy bien, cazaba a la perfección, manejaba la bicicleta como un consumado ciclista y no conocía ni las labores ni los juguetes propios de su sexo” (Asensi, 1907: 66). Pero, cuando Diana descubre el arte de coser y bordar y le expresa su preferencia por las labores a su progenitor, éste cede. La protagonista de Asensi contrasta aquí con las de Caballero porque Diana puede elegir y elige coser y bordar, a pesar de que pueda realizar las facetas varoniles a la perfección. Por lo tanto, para Asensi la biología no limita o define las actividades de Diana. Y, sin embargo, después de dar este paso agigantado 19 Patronio ha sido reemplazado por D. Mario Peñalver, padrino, y el Conde por sus ahijados Mercedes ������������������������������������������������������������ 63 63 Francisco Mari Contenido Pino Linares del Rosario. Valcárcel. GarozaGaroza 12 (2012). 11 (2011). ISSN:ISSN: 1577-8932. 1577-8932. apenas comenzado el siglo XX, Asensi se retrae y concluye el relato aclarando que el deporte es esencialmente masculino y coser y bordar esencialmente femeninos.20 Las portadas de las dos colecciones mencionadas, Brisas y Estaciones, son de estilo modernista. La editorial Bastinos se hallaba en Barcelona, la ciudad de Antoní Gaudí, y las portadas reflejan la repercusión que este maestro catalán y el movimiento artístico tuvieron en el mundo de la ilustración. En el interior de los libros encontramos, sin embargo, imágenes que siguen unas pautas casi fotográficas. Las estaciones de 1907 exhibe mayor influjo en su interior, ya que algunos de los grabados reciben toques curvilíneos en sus marcos que coinciden con el estilo de la portada e infunden modernismo y contemporaneidad a los mismos. El conjunto de imagen y marco logra no sólo que el lector y la lectora visualicen la escena sino que les remite a una creación artística en el marco de la lectura así como en la realidad circundante. El periodista, novelista y académico de la Real Academia José Ortega Munilla comenzó a escribir para el público infantil a los cuarenta y cinco años de edad, en 1901. El autor se inicia en este género reconociendo su gran responsabilidad para con los “inocentes lectores” (Ortega Munilla, 1901: 6) y antes de proceder a narrar en primera persona dieciséis divagaciones o relatos en los que interpela sus críticas sobre una gran variedad de temas, como son la monarquía21, el Día de la Raza22, el vicio23, la Guardia Civil24, la ciencia25, la ciudad promotora del vicio frente al campo sano26 o la mujer27. Las ilustraciones son de grandes maestros28. Nos encontramos con 20 “desde entonces, la niña compartió el tiempo entre el sport para complacer a su padre y las labores propias de su sexo”. 21 En “La reina de la aguja” basado en Isabel I comenta: “Entonces los monarcas no nadaban en la abundancia ni en el lujo. Míseramente vivían. No gozaban en esa hora de espléndida lista civil, que es como se llama en los tiempos modernos el presupuesto de los monarcas” (Munilla, 1901: 8). 22 Escrito a raíz de la pérdida del 98, “El 12 de octubre” llama a los descubridores “unos cuantos locos a las órdenes del loco mayor, el que fue genio y, por tanto, fue mártir… Siglos y siglos estuvieron las inmensas tierras americanas en una soledad demoníaca y un día Colón tropezó en su navegar fantástico, con las islas problemáticas, con los continentes ignorados… Habrá que esperar otros siglos, otros millares de años para que el nombre de los españoles consiga la victoria espiritual a que tiene derecho” (Munilla, 1901: 17). 23 Ante la sociedad en declive, estima Munilla que es mejor la muerte de un niño a su deterioro moral, como asevera en el desenlace de “El botones” (Munilla, 1901: 20). ������������������������������������������������������������������������������������������������������ que aquí se denomina política- ha abusado de la disciplina de esos veteranos para que la autoridad de los tricornios impidiese el acceso a los colegios electorales de la ciudadanía votante” (Munilla, 1901: 37). 25 La ciencia no es magia en “Cisóforo el mago”. Situado en los tiempos de Alfonso X el Sabio, ������������������������������������������������������������������������������������� ��� �������� ���������� �� ����� �������� ��� ���� ��������� ���� ��� ���������� �� ����������� ����������� �� ��������������������������������������������������������������� ��������������������������������������� ennoblece (Munilla, 1901: 28). 27 “Y entonces vi que los solados que España ha puesto en la frontera de toda demasía son en los ������������������������������������������������������������������������������������������������������ de pueblo en pueblo, expuestas a la grosería ciudadana” (Munilla, 1901: 38). 28 En el prefacio a Los viajes de un cronista (1892), Munilla agradecía a su editor que hiciera posible la edición de sus crónicas y las embellecieran con las ilustraciones de Pons a quien expresa con toda humildad su admiración. 64 64 Ideología y re/creación Una cala enenlalapoesía literatura femenina infaltil delespañola... Contenido siglo XIX un cuadro de F. Mató “Cristóbal Colón delante de los dominicos”; “Isabel cede sus joyas a Colón” de Antonio Muñoz Degrain; “Desembarco de Colón” de J Sancho y “Carlos V en Yuste” del vallisoletano Miguel Jadraque. Estas imágenes fundamentan lo relatado y, por su estilo clásico, remiten al lector al pasado glorioso de la España imperial a la vez que contribuyen a levantar los ánimos tras la derrota del 98. En 1921 sale su lograda novela Los tres sorianitos: aventuras de niños y de héroes en la editorial Hijos de Santiago Rodríguez de Burgos.29 El texto está dividido en veinticuatro partes que relatan las adversidades de tres huérfanos. Los tres niños heredan tierras en el Paraná, pero para recibir su herencia tienen que desplazarse a América. Las ilustraciones fueron realizadas por Pedro Antequera Azpiri (1892-1976).30 Veinticuatro de las treinta y siete ilustraciones aparecen en rojo y negro, colores y estilo posimpresionistas donde la naturaleza es roja, salvaje, adversa y peligrosa, y las figuras humanas carecen de rasgos distintivos. La portada evoca dos carteles de Toulouse Lautrec (1864-1901) titulados “Aristide Bruantdans son cabaret” de 1893 y “Le chat noir” de 1896. Las ilustraciones estilo Art Nouveau de Cabrinety a fines del XIX han evolucionado a estas de Azpiri, paralelas a los movimientos artísticos del momento. En el último título editado el año de su muerte, 1922, y titulado La voz de los niños, Ortega Munilla reitera su preocupación por el futuro de una España sumida en el analfabetismo. En “El niño sin letras”, por ejemplo, Andresito es la voz que clama en el desierto que se instruya a los niños. El texto lamenta y delata que “muchos millares de muchachitos españoles no tengan donde les enseñen, ni local donde sean admisibles, es una ignominia, es un bochorno” (Ortega Munilla, 1922: 30). Ortega Munilla acaba su vida también clamando por una España que cumpliese con su deber de educar al pueblo. En resumen, Caballero, Asensi y Ortega Munilla, aunque pertenecientes a generaciones y géneros diferentes, compartieron un mismo interés por el público infantil y afán por la educación de los niños. Sus cuentos y las ilustraciones de los mismos recrearon al público infantil mientras iban en pos de una nueva España que volviera al pasado o avanzara con los tiempos. Los tres autores estimaron que España quedaba en las manos de generaciones que heredaban un imperio en ruinas y un país y una identidad nacional en crisis y a la deriva. Vertieron su tinta conscientes del papel y poder de la literatura infantil para persuadir, guiar, instruir y re-crear al país. Caballero se ancló en el pasado y se mantuvo firme en su ideología monárquica, católica y aristocrática y bajo el seudónimo masculino y medieval hasta el fin de su vida. Asensi y Ortega Munilla, al contrario, utilizaron el pasado como trampolín para saltar, aunque no muy alto ni lejos, hacia el futuro. Ortega Munilla, Asensi y su generación fueron testigos presenciales de la creación de la Institución Libre de Enseñanza en 1876 y de grandes avances técnicos y artísticos. Sus saltitos a la posteridad se reflejan en algunas semillas ideológicas plantadas en sus escritos aunque tardasen décadas en brotar. Por ejemplo, Asensi se adelantó al discurso feminista de principios del XXI �������������������������������������������������������������������������������������������������� empresarial era “la escuela redime y civiliza” (http://librerias-hsr.es/paginaParrafos.php?codigo=5 14 marzo de 2012). 30 La ilustración de cuentos es una de sus facetas distinguidas. Sobresalen La historia de Narizotas (sudurraundi), Lazarillo de Tormes, Rinconete y Cortadillo, La larva y el águila. 65 65 Francisco Mari Contenido Pino Linares del Rosario. Valcárcel. GarozaGaroza 12 (2012). 11 (2011). ISSN:ISSN: 1577-8932. 1577-8932. que defiende el derecho de la mujer de ser profesional o ama de casa. A pesar de que Asensi en “Septiembre: La cazadora” restablezca la autoridad de la biología frente a la educación cediéndole la última oración del cuento al patriarcado, Diana la protagonista no se ve limitada por su biología y puede elegir. Y Ortega Munilla denunció el analfabetismo de la España que le tocó vivir haciéndose portavoz de los niños cuyo futuro -y el futuro de España entera- dependía de aprender a leer, escribir y estudiar. Por último, apunto también que sin los diseños, colores, estilos y arte de los ilustradores los textos escritos por Fernán Caballero, Asensi y Ortega Munilla habrían quedado desnudos y desprovistos de ese imán para atraer al lector incluso antes de iniciar la lectura, retenerle y persuadirle. Y sin los editores y redactores que propulsaron su interés por este género cuando apenas nacía en España, pocos podían costeárselo y muchos competían por el reducido público alfabetizado, nosotros careceríamos de los medios para imbuirnos en el pasado y volver al presente con un mayor entendimiento de la función que tiene la literatura infantil en la propagación de ideologías particulares. Referencias bibliográficas ASENSI, J. (1897). Brisas de primavera: cuentos para niños y niñas. Barcelona: Bastinos. ----- (1907). Las estaciones: cuentos para niños y niñas. Barcelona: Bastinos. BALSEIRO, J.A. (1977). “Fernán Caballero (1796—1877).” Novelistas españoles modernos. San Juan: Editorial Universitaria, 1-23. CABALLERO, F. (1862). Lágrimas: novela de costumbres contemporáneas. Madrid: Mellado, 1862. ----- (1911). Obras completas. Madrid: Revista de Archivos, vol. XIII. ----- (2008). La Mitología contada a los niños e historia de los grandes hombres de la Grecia. Madrid: Apostolado de la Prensa. DAVIES, C. (1998). “The Dissimulation of Superiority: Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero´ (1796—1877). ”Spanish Women´s Writing 1849-1996. Londres: Athlone Press, 41-58. El Camarada: Semanario Infantil Ilustrado (1891). Barcelona: Ramón Molina. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS. “Reseña geográfica y estadística de España, 1888”. http://www.ine.es/inebaseweb/pdfDispacher. do?td=192916&ext=.pdf 13 de marzo de 2012. KLIBBE, L. (1973). Fernán Caballero. Nueva York: Twayne. “Librerías Hijos de Santiago Rodríguez”. http://librerias-hsr.es/paginaParrafos.php?codigo=5) 14 de marzo de 2012. ORTEGA MUNILLA, J. (1901). Lecturas infantiles. Barcelona: Sopena. ----- (1921). Los tres sorianitos: aventuras de niños y héroes. Burgos: Hijos de Santiago Rodríguez. ----- (1922). La voz de los niños. Barcelona: Sopena. 66 66 LAS COMUNIDADES IMAGINADAS DE BENEDICT ANDERSON Alan Floyd Moore Universidade da Coruña, A Coruña, España Resumen Han pasado casi treinta años desde la publicación de Las Comunidades Imaginadas: Reflexiones acerca del origen y la expansión del nacionalismo, de Benedict Anderson. Su tesis es que el nacionalismo es un fenómeno que surgió en los siglos dieciocho y diecinueve, impulsada en parte por la unidad lingüística basada en la imprenta. La nación es una comunidad “imaginada”, es decir, que vive primero en la mente de los líderes políticos, y sus miembros ni siquiera se conocen entre sí. Los defectos del nacionalismo son, según Anderson, que el resultado sea una nación excluyente de pueblos vecinos e inmigrantes, y que la identificación con pueblos del pasado les lleva a ver la historia desde un punto de vista racista. Algunas actitudes nacionalistas en la política tienen similitudes con las puristas y “prescriptivistas” en el mundo de la lingüística. Consideramos que en rasgos generales, las opiniones de Anderson son válidas. Palabras clave: nacionalismo, identidad, comunidad, prescriptivismo lingüístico. Abstract Almost thirty years have passed since the publication of Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, by Benedict Anderson. His thesis is that nationalism is a phenomenon born in the eighteenth and nineteenth centuries, propelled by the linguistic unity based on printing. The nation is an “imagined community”, that is, it lives firstly in the minds of the leaders of the peoples, and its members do not even know each other. The drawbacks of nationalism occur when, according to Anderson, when the nations it gives rise to exclude neighbouring peoples and immigrants, and when their identification with peoples of the past leads them to observe history from a racist point of view. Some nationalist attitudes in politics have similarities 67 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. with those of purists and prescriptivists in the world of linguistics. I consider that Anderson’s opinions are broadly correct. Keywords: nationalism, identity, community, linguistic prescriptivism. Artículo 1. INTRODUCCIÓN: LA IDENTIDAD Cualquier diccionario admite dos tipos de “identidad”, aunque relacionadas: una es la “identidad” objetiva, real, indiscutible y obvia, como en: “Se conoce la identidad de los sospechosos”, mientras la otra es más subjetiva, ya que es el propio individuo el que se identifica con otras personas o entidades, considerando que comparte los mismos rasgos que otras personas o que simpatiza con ellas, como en: “Me siento identificado con este pueblo”. Efectivamente, nuestra identidad es, en algunos casos, algo inalterable e incuestionable. No dudamos en ningún momento, y tampoco nos podemos evitar, identificarnos con nuestro nombre, sexo, ocupación, relación familiar (hijo, tío, padre, madre, etc.) o incluso raza. Pero existen otras identidades que están sujetas a la polémica, la opinión y al gusto personal: nuestra identificación con un partido político, club de ocio o sociedad anónima, por ejemplo, puede desaparecer de un día para otro cuando perdemos la voluntad de seguir perteneciendo a ellos. ¿Dónde se encuentran la nación y la nacionalidad, dentro de esta gama de identidades? Es indudable que la nación, una vez ideada y creada, perdura en el tiempo, mientras que el segundo grupo carece de este rasgo; pero, la nación y la nacionalidad, ¿son inalterables? Está claro que no: los regímenes caen, las banderas cambian, las fronteras se mueven, a veces cientos de kilómetros, ya sea por el resultado de una guerra, o por los deseos de un líder, la comunidad internacional o la voluntad de un pueblo. Naciones que existieron durante cientos de años de repente son engullidas por otra u otras, se hacen parte de una federación o imperio. Sin embargo, el nacionalismo muestra una capacidad impresionante de sobrevivir en una era de globalizaciones, macroeconomías, multinacionales, medios de comunicación de masas, cultura transnacional, federalismo, regionalismo, internacionalismo, etc. Contra todos los pronósticos, está vivo, y parece que cada vez más, tanto a nivel popular como a nivel académico, lingüístico y político. El libro del profesor de la Universidad de Harvard, Benedict Anderson (1983) Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, nace, aparte del estudio académico, de las experiencias vividas por el autor en el sudeste asiático durante varios años. A pesar del paso del tiempo, sigue teniendo validez hoy, casi treinta años después. El autor no habla de “comunidades imaginarias”, sino de “comunidades imaginadas”, es decir, que existen en nuestras mentes y por ello son reales. Las citas más famosas de la obra son las que afirman que: “El nacionalismo es una comunidad política imaginada. Es imaginada porque ni siquiera los componentes de la nación más pequeña conocerán a la mayor parte de sus compatriotas en persona; no sabrán ni siquiera sus nombres, pero sin embargo, en la mente de cada uno de ellos vive la imagen de su comunidad” (Anderson, 1983: 6). Y sigue en la página siguiente: “Finalmente, [la nación] se imagina como comunidad porque, 68 68 Las Comunidades Una cala enImaginadas la poesía femenina de Benedict del Anderson siglo XIX ignorando las desigualdades y explotación existentes en cada nación, ésta siempre se concibe como una camaradería auténtica y sin jerarquías: en última instancia, es esta confraternidad que ha hecho posible que, durante los dos últimos siglos, tanta gente… hayan dado su vida por unos espejismos tan indefinidos” (Anderson, 1983: 7). Sin embargo, distingue entre lo imaginario y lo imaginado, a diferencia de Gellner (1983), quien afirma que el nacionalismo inventa naciones donde no existen, mientras que Anderson, en principio, no atribuye falsedad a tales figuraciones. 2. LA HISTORIA DEL NACIONALISMO, SEGÚN ANDERSON Anderson asocia el origen y auge del nacionalismo con la época del nacimiento de los Estados Unidos, en contra de la idea Euro-centrista (la noción de que absolutamente todo tuvo su origen en Europa). También lo asocia con el declive de la religión como fuerza social, y de la figura del rey como si de un representante divino se tratara, argumentando que el nacionalismo ofrece el mismo sentido de continuidad y un tipo de “inmortalidad” o permanencia colectiva, según el mito de la nación como unidad estable. Anderson sugiere que el auge del nacionalismo coincidió con, y fue impulsado por, el auge de la imprenta. Este hecho, que puede parecer neutral, significaba que las fronteras lingüísticas estuvieran marcadas con claridad, a veces coincidiendo con las fronteras nacionales. Los habitantes de los demás países no entendían “nuestra” escritura, lo que les alejaba de “nosotros”. La imprenta creó la identidad lingüística porque la gente se percató de los cientos, miles o millones de personas que escribían y leían la misma lengua que ellos: “…y al mismo tiempo solo esos cientos, miles o millones de personas pertenecía al grupo.” (Anderson, 1983: 44) La imprenta también proporcionó una característica de permanencia a las lenguas. Los libros se hicieron entes estables y fijos, y no estaban sujetos a los errores que pudiese cometer un monje o un escribiente, el lenguaje se hizo menos cambiante y más estándar, asumiendo más o menos su forma moderna. Con el auge de la nación, aumentó el protagonismo de los idiomas nacionales. Antes, se había creído que la misa sólo se podía celebrar en latín, ya que este idioma era divino, creencia que apoyó y extendió la iglesia de Roma en beneficio propio. De la misma manera, sólo el árabe expresaba bien el mensaje divino del Korán. La teoría de Sapir-Whorf era aceptada en su versión más extrema: el signo lingüístico no era arbitrario, y lo divino se expresaba en latín, “la lengua divina”, como en ningún otro idioma, mientras nadie se creía la idea de que todos los idiomas reflejaba igualmente el mundo real. Pero con el nacimiento de la imprenta, circularon libros masivamente en los distintos idiomas nacionales. Anderson cita los libros de Martin Luther como la primera circulación de libros en masa. Al escribirse en alemán, se leyeron sus obras en todo el país, a diferencia de las obras en latín, que tenía una comunidad de lectores mucho más reducida. A continuación, como ha pasado con todos los nacionalismos, el nacionalismo alemán procuró que las clases populares se interesasen por la política y apoyasen los nuevos estados. Así, la distribución de los libros impresos en el idioma nacional facilitó la expansión del nacionalismo como fenómeno popular. 6969 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. Nos hacemos conscientes de nuestra nación a lo largo de nuestra infancia, adolescencia y madurez. Anderson nos recuerda que este proceso de “nacionalización” tiene algunos rasgos extraños: somos las mismas personas que nacimos hace años, pero no sentimos culpabilidad por las cosas que hicimos en la locura de la adolescencia porque no nos identificamos con ella. Sin embargo, sí nos podemos sentir identificados con una nación cuyo pasado está envuelto en las tinieblas y con unas personas que nada tienen que ver con nosotros. Tajfel (1978) investigó cómo se forman y se mantienen los grupos de personas, incluso por cuestiones absurdas, por ejemplo, por el hecho de tener el pelo rubio, por tener los ojos azules, por la preferencia por un pintor o un músico frente a otro, etc. Así, incluso cuando los grupos se forman al azar, tirando una moneda al aire, asumimos esa identidad muy ���������������������������������������� ������������������������������������� no tengan una historia de antagonismo, no sea gente frustrada, no compitan por recursos limitados, o ni siquiera se conozcan. Requiere un gran esfuerzo no hacerlo. Una vez que las fronteras entre los grupos se han establecido, ser miembro del grupo ��������������������� ����������������������������������������������������������� cómo líderes maquiavélicos se aprovechan del entusiasmo del pueblo por su nación imaginada para auparse al poder y manejarlo, usando banderas, himnos y uniformes. Los líderes de los movimientos nacionalistas de los siglos dieciocho y diecinueve eran hijos de su tiempo, y no eran más progresistas, en algunos casos, que los representantes de los imperios que les precedían. Por ejemplo, Anderson cita a la actitud racista de Simón Bolívar, quien afirmó que una revuelta de los negros era mil veces peor que una invasión de los españoles. Thomas Jefferson, como la mayor parte de los líderes del movimiento de la independencia norteamericana, tenía esclavos, y se puso furioso cuando el gobernador británico publicó un bando por el cual quedaban liberados. Por poner otro ejemplo, en el Tratado de Easton (1758), los británicos prometieron no pasar de las montañas Allegheny en sus pretensiones coloniales, a cambio de la neutralidad de los nativos en la guerra contra Francia. Los británicos proclamaron en 1763 que los territorios al oeste de las montañas Apalaches estaban reservadas a los indios, pero los colonos americanos no consideraron vinculantes estos acuerdos y siguieron el proceso de expansión en detrimentos de los nativos. A veces, las nuevas nacionalidades fueron impulsadas y lideradas por personas eran tan arrogantes y exclusivistas como sus antecesores imperialistas. De ahí que la inmigración de otros países puede llegar a ser considerada enemigo de los nacionalismos, porque al diluir la sangre pura de la nación, también se diluye su compromiso con el país. Edwards (2009: 181) hace referencia a la reacción de los independentistas quebequeses a la derrota en el referéndum de 1995, cuando los quebequenses rechazaron la independencia de Canadá por un estrecho margen: tras conocer los resultados, Jacques Parizeau, el líder del Partido Quebequés, realizó un polémico discurso, en el que se refirió continuamente a los franco-canadienses como “nosotros” y achacó la derrota al “voto económico y étnico”, en referencia a los inmigrantes, pueblos nativos indios y los quebequenses anglófonos. Otro caso más cercano en el tiempo es el de la Liga Norte italiana, cada vez más secesionista y xenófoba, que clama contra los “inmigrantes” llegados del sur de Italia. 70 70 Las Comunidades Una cala enImaginadas la poesía femenina de Benedict del Anderson siglo XIX 3.- LOS INCONVENIENTES DEL NACIONALISMO Con el triunfo de los nacionalismos, necesariamente pierden unos y ganan otros, pero a veces sólo ganan unos pocos. Anderson (1983: 161) nos recuerda que: “Son los líderes, no los pueblos, que heredan… los palacios,” y que “… a menudo, durante la creación de naciones nuevas, uno ve un entusiasmo popular genuino, mientras coexiste una manipulación sistemática y maquiavélica de la ideología nacionalista a través de los medios de comunicación, el sistema educativo, etc.” (Anderson, 1983: 113) A veces, remplazar una élite por otra no aporta ningún beneficio a los pueblos. John Edwards (2009), que piensa de manera parecida a Anderson, observa que de todas las identidades colectivas, la identidad nacional es quizás la más fundamental e inclusiva. Los pueblos necesitan estos anclajes, porque, afirma Edwards, los viejos elementos de familia y aldea se erosionan debido a las presiones ejercidas por la ciudad y la modernización. La nación, la escogida, la soñada, tiene continuidad a través del tiempo, como la tienen las lenguas. Pero, a veces nos engañamos si nos identificamos con pueblos del pasado. El sentido de la nación turca como ente prolongable indefiniblemente a través del tiempo quiere decir que un turco no pueda admitir una masacre de armenios un siglo después del acontecimiento, incluso cuando son hechos probados. Por ejemplo, he asistido a la presentación de un libro español que trata del ataque de Sir Francis Drake a la ciudad de La Coruña entre el 5 y 18 de mayo de 1589. Afirma el autor que las pérdidas de los ingleses eran superiores que las de la Armada Invencible el año anterior. Independientemente del hecho de que Inglaterra no era la misma unidad política que hace 400 años, cada país exagera la victoria de los habitantes del país donde vive o de donde procede. Ciertamente, ¡en Inglaterra, nunca mencionan esta batalla en las clases de historia! De la misma manera, los ingleses sabemos que en la Inglaterra de los tiempos de los romanos, nuestros antepasados puede que hayan estado tanto en el bando inglés como en el bando romano, pero exageraremos el valor de los nativos y la brutalidad de los romanos porque los nativos habitaron “nuestro” trozo de tierra. ¿Por qué debe un turco o un inglés o un español de hoy en día identificarse con los turcos, ingleses o españoles de hace un siglo? El hecho de que nací en Inglaterra ¿quiere decir que debo identificarme con Drake y en contra de María Pita o al lado de Nelson contra Napoleón? Cuando ni yo ni mi familia tenemos nada que ver con ellos. Por ejemplo, mi apellido, “Floyd”, tiene raíces celtas, pero no por ello me siento identificado con los celtas. Es posible que mis antepasados hayan luchado en contra o a favor de Nelson o Drake. Hoy en día esto no tiene relevancia. De hecho, la tripulación del buque de Nelson, el Victory, en la batalla de Trafalgar, estaba compuesta por 22 nacionalidades, y las tripulaciones de otros barcos, un total de 18.000 hombres (y una sola mujer) incluían irlandeses, africanos, americanos, canadienses, rusos, franceses y españoles; estas últimas dos nacionalidades luchaban así contra las armadas de sus propios países (ver página web) . Ni siquiera las fronteras de estos países son las mismas hoy en día que en el pasado. Inglaterra tenía un imperio hace un siglo, pero ahora es un país de tamaño medio dentro de la Unión Europea. Escocia, que formaba parte de este imperio, ha 7171 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. sido independiente y puede volver a serlo, ha sido dueño de las islas a su alrededor, incluido la Isla de Man, y se compró las Islas Hébridas a Noruega en el siglo 13. Así vemos que ninguna nación tiene unas fronteras fijas. ¿A qué época debe uno remontarse para definir esa nación con la que nos queremos sentir identificados? Y, cómo defino a esa nación, geográficamente, políticamente o étnicamente? Nunca se nos dice cuál de estos elementos es el definitivo. Gellner (1964) dice que es el nacionalismo que inventa naciones, no vice-versa, y no está muy equivocado. ¿Estarían contentos los nacionalistas británicos o ingleses de hoy en día si viviesen en tiempos del imperio, cuando las mujeres no podían votar y la mitad de los niños se morían antes de llegar a la adolescencia? Estarían de acuerdo con los métodos de Winston Churchill, que introdujo el uso de armas químicos a Iraq cuando los árabes y kurdos se levantaron contra la ocupación británica en 1920. Churchill, el entonces Secretario de Guerra y de Aire, sugirió el uso de “bombas asfixiantes” para acabar con la rebelión. Algunos miembros del Gabinete expresaron su repulsa, citando el horror que tales armas habían causado durante la Primera Guerra Mundial, pero Churchill respondió: “No entiendo esta repugnancia por el uso de gas venenoso. Estoy muy a favor de su uso contra tribus primitivas” (Simons, 1994). Los ingleses, hasta el siglo veinite, eran culpables de marginar a Escocia, Gales e Irlanda. Aparte de los muchos ejemplos que se podrían dar de la política y la economía, los ingleses se apoderaron de la cultura y la lengua. Shakespeare mismo hace que John of Gaunt, en un famosísimo soliloquio, llame “Inglaterra” a toda la isla de Gran Bretaña: “This sceptred isle… this England” (Vida y Muerte del Rey Ricardo II: Acto II, Escena I). “Escocés” era un insulto durante los tiempos de los Tudores: una persona que llamaba a otra “Escocés” podría perder el sueldo de siete semanas. La Enciclopedia Británica llegó a negar la propia existencia del País de Gales durante el siglo diecinueve. En el sitio donde por orden alfabético tendría que estar “Gales”, ponía “Para Gales, ver “Inglaterra”. De este tipo de insensibilidad también nace el nacionalismo moderno. Pero, por otra parte, estarían a gusto los galeses o los gallegos viviendo con los antiguos celtas, con sus tribus peleándose entre sí, su esclavitud, sus sacrificios a los dioses y su pillaje? Edwards (2009: 47) afirma: “Es innegable que la imagen que se ha hecho popular -de gentes que vivían una existencia paradisíaca, después obligadas a adaptarse a unos visitantes foráneos cuyas intenciones y deseos eran completamente diferentes y con una voraz ansia de poder- no es verídica”. Los nacionalistas, como dijo George Orwell (1945: 283), creen que su nación es la más fuerte, o si no lo es, que debería serla, la que más merece serlo; y el nacionalismo es el hambre del poder. Orwell (1945: 294), asimismo, vio importantes rasgos de racismo en el nacionalismo celta: “Se afirma que el celta es superior, espiritualmente, al sajón -más sencillo, más creativo, menos vulgar, menos clasista…, pero lo que se encuentra bajo esa superficie es en realidad la misma hambre de poder”. 4.- EL NACIONALISMO Y EL “PRESCRIPTIVISMO” LINGÜÍSTICO El “prescriptivismo” o “normativismo” lingüístico es el establecimiento de reglas para el uso de una lengua, a veces entendidas como obligatorias para los 72 72 Las Comunidades Una cala enImaginadas la poesía femenina de Benedict del Anderson siglo XIX hablantes. Se trata de una forma de estandarización. Existe un paralelismo entre la creencia en la pureza de la nación y la creencia en la pureza de la lengua propia de dicha nación. Sin embargo, es fácil ver que todas las lenguas, como todos los países, han cambiado con los tiempos. Ninguna lengua fue “pura”, ni tuvo un sonido mágico o ideal o comunicaba mejor los sonidos de la naturaleza. Ningún idioma en sí es mejor que otro, y muchos tienen la misma fuente indo-europea. Todos son más sencillos o más complejos que otros en algún aspecto. Como apuntó Peter Trudgill: “No se puede afirmar que ningún dialecto sea superior o inferior, lingüísticamente, a otro. No existe ninguna prueba que un dialecto sea más expresivo o más lógico que otro Los dialectos estándar son sencillamente los que han coincidido históricamente con las zonas más ricas y las clases acomodadas. Nuestra valoración de los diferente acentos y variedades depende de nuestra percepción de esa comunidad” (Trudgill, 1975: 26). El nacionalismo suele venir acompañado de un cierto “prescriptivismo” lingüístico, lo cual lleva a cierta planificación lingüística, y tiene necesariamente que marginar a algunos idiomas o variedades con respecto a otros. El ala más conservadora de todos los países incluye personas que defienden la supuesta pureza de una cierta forma de su idioma. Los periódicos ingleses todavía reciben cartas rechazando formas no-tradicionales del idioma, y en el mundo hispano y francófono son mayoría los lingüistas “prescriptivistas”, hecho que es una reacción natural en contra de la influencia del inglés. Pero prácticamente todos los lingüistas del mundo anglosajón defienden el punto de vista “relativista”, contrario a la imposición de normas. Los nacionalismos han querido usar el idioma como arma contra lo que consideran idiomas imperiales o imperialistas. Pero todos deben escoger unas formas en detrimento de otras. En Gran Bretaña, coexisten dos idiomas en Gales, en Escocia coexisten el inglés, el gaélico escocés y el escocés. Para los documentos oficiales se usan los dos primeros. En Cataluña coexisten el catalán y el castellano, a veces con cierta tensión, y lo mismo ocurre en Galicia con el gallego y el castellano. El gallego actual ha tenido que ser “prescriptivista”, aceptando unas formas y rechazando otras para llegar al gallego normativo. Cualquier gobierno en Galicia, Cataluña, Escocia o Gales tiene que elegir a cuál de sus idiomas quiere dedicar su esfuerzo y dinero, y a cuál de las variedades del idioma regional se quiere fomentar. Cualquiera de las comunidades que los hablan se sentirá más o menos satisfecha con el trato recibido en esta lucha por el poder lingüístico. Edwards (2009: 100) menciona una visita a un congreso en Santiago de Compostela durante la cual una discrepancia de la ortografía entre el portugués y el español llevó a la gente a estallar en lágrimas. Este acontecimiento demuestra, según él, que cuestiones de identidades de grupo e idioma son casi sagradas, y cita el siguiente texto de la Biblia: “El verbo era Dios”, para demostrar la importancia que siempre ha tenido la lengua. Las religiones y las lenguas se han ido expandiendo en paralelo: el árabe con el islam, el latín y el español con el catolicismo, el judaísmo con el hebreo. Surgen mitos asociados con la naturaleza sagrada de las lenguas. Los nacionalistas galeses llegaron a afirmar que el galés era el idioma del edén, los 7373 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. daneses que el danés era el idioma original del hombre, mientras que Leibniz creyó lo mismo del alemán. Los nacionalistas irlandeses afirmaron que el inglés era una lengua sórdida y que le faltaba alma, mientras que el irlandés era el instrumento y la expresión de una cultura puramente católica. De la misma manera, los ingleses siempre vieron al irlandés como una lengua bárbara. Los puristas del nacionalismo y de los idiomas tienen mucho en común. Es cierto que muchas personas están preocupadas por la desaparición de su lengua, incluso idiomas importantes como el polaco y el danés. (Jensen, Christian & Jacob Thøgersen, 2011) Existe una “ecología lingüística” académica, que defiende los idiomas en extinción, pero como comenta Edwards (2009: 245): “[…] es difícil aseverar que haya hecho algo por alguien, excepto, por supuesto, para aquellos eruditos que han encontrado una oportunidad de publicar artículos… y promover debates, aunque hayan sido sólo debates entre ellos mismos”. Pero si somos capaces de separar la política de la lingüística, ¿cuánto se pierde realmente si un idioma desaparece? ¿Han desaparecido las formas de pensar y la cultura de los que hablaban latín y griego antiguo, ahora que nadie habla esos idiomas? ¿Tiene sentido la afirmación de Phillipson, que la propagación del inglés significa “la imposición de nuevas estructuras mentales”? (Phillipson, 1992: 166). Yo, personalmente, diría que no. Después de vivir en medio de dos culturas y dos comunidades lingüísticas, puedo afirmar que se puede expresar casi todo en los dos idiomas; de lo contrario, la traducción no sería posible. Los idiomas son un vehículo para el entendimiento, y poner fin a la situación de la Torre de Babel no es totalmente negativo. ¿Cómo podría hablar un kazajo con un japonés sin un idioma universal, como hoy en día lo es el inglés? No es en absoluto negativo poder expresarse en más de un idioma, y aparte de facilitar la comunicación entre personas, lleva a la posibilidad de compartir más de una identidad, hecho que fomenta la tolerancia. 5.- PUNTOS DISCUTIBLES Coincido en casi todos estos puntos con Anderson y Edwards, pero en algunos, su lógica flaquea. El más importante, en mi opinión, es que Anderson no entra en los matices del nacionalismo, que es un fenómeno mucho más complejo que lo que describe aquí. Existen nacionalismos socialistas, liberales, marxistas, conservadores, moderados, extremistas. Además, existen nacionalismos de países existentes, de países que ahora son considerados regiones, de países que no han existido nunca, de los que han dejado de existir, etc. Una segunda consideración es que, cuando argumenta que el auge del nacionalismo ocurrió a causa del declive del derecho divino de los reyes y de la religión, no podemos estar seguros de que esto sea cierto. Sólo podemos atestiguar una coincidencia en el tiempo, que no puede ser considerada una prueba. Además, cuando afirma que el nacionalismo es un fenómeno relativamente nuevo en el siglo dieciocho, se olvida de muchos ejemplos anteriores: sólo hay que echar un vistazo a las obras de Shakespeare para ver los elogios de Enrique V a Inglaterra. 74 74 Las Comunidades Una cala enImaginadas la poesía femenina de Benedict del Anderson siglo XIX Otros puntos discutibles son sus afirmaciones que: “la gran mayoría de la población del mundo habla un único idioma” (Anderson, 1983: 38), cuando se puede comprobar que casi la mitad de las personas del mundo dominan más de uno, y que: “ningún gran pensador ha sido nacionalista,” opinión ésta última que comparte con Hobsbawm (ver abajo). El nacionalismo es visto casi como una patología, una enfermedad, tan inevitable como la adolescencia, la enfermedad de Alzheimer o las malformaciones congénitas. Creo que Anderson exagera. Además, el libro de Anderson contiene importantes lagunas a la hora de definir la identidad, o mejor dicho, las identidades. Faltan importantes matices, como el hecho de que prácticamente sólo habla de la nacionalidad, y muy poco de las diferentes identidades que tenemos (como mujer, blanco, persona mayor, niño, etc.) que podemos sentir a lo largo de nuestras vidas, o incluso de un mismo día, dependiendo de la situación en la que nos encontramos. Tampoco habla del hecho de que hay identidades inevitables como padre, blanco, inglés, londinense, pero que hay otras que son evitables o que se pueden escoger o renunciar, tales como aficionado al ajedrez, fan de un club de fútbol, marido, simpatizante de un partido político, etc. Tampoco distingue entre las identidades menos y más importantes. 6.- OTRAS OPINIONES Eric Hobsbawm (1990: 12-13) opina, igual que Anderson, que: “Ningún historiador serio de las naciones y del nacionalismo puede ser nacionalista comprometido políticamente . El nacionalismo requiere creer en cosas que claramente no son ciertas. Los historiadores son profesionales que tienen la obligación de no equivocarse, o al menos esforzarse en el empeño”. Por otra parte, en su famosa conferencia de 1882 “Qu’est ce qu’une nation?”, Ernest Renan (1882/1947: 902) afirmó que la identidad nacional dependía de una memoria selectiva y distorsionada de acontecimientos pasados: “El olvido, y yo diría los errores históricos, son un factor imprescindible a la hora de crear una nación, así que los avance en el estudio la de historia es un peligro para el nacionalismo”. Si uno construye una historia nacionalista, la tentación es narrarla para que diga lo que uno quiere, o se “imagina”. Pero si nos remontamos al pasado, e intentamos ver las cosas que ocurrieron desde un punto de vista neutral, no existen negro y blanco, sino muchos tonos de gris. Por ejemplo, por mucho que simpaticemos con las tribus indígenas, en contra del imperialismo occidental, no nos podemos olvidar de que han cometido torturas, abusos sexuales, y han practicado la esclavitud por todo el mundo. Hubo conflictos salvajes entre Maoríes, Aborígenes, Aztecas, Mayas y entre las tribus celtas. Fueron responsables de la deforestación y la extinción de muchas especies de animales. Si no hicieron más destrozos, fue porque no tenían la tecnología para hacerlo, no por respeto al medio ambiente. Otro historiador, Paul Ward (2004), es relativista, aproximándose también a la línea de Anderson. Afirma que las fronteras nacionales son temporales, y lo demuestra mirando la historia de la isla de Gran Bretaña. A veces, se ha dividido en condados, en áreas de influencia de barones, en el terreno de una Guerra Civil, en tres países, en uno, y ahora puede que vuelva a ser territorio de tres países. Su argumento es 7575 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. que ninguna de estas opciones es la “correcta”, ni necesariamente “impuesta” por otros, sino que es “imaginada” por los grupos que están en el poder. Asevera que, en este sentido, es igualmente válido proclamar una identidad escocesa que una galesa, que una inglesa, que una británica, que ninguna, y que además estas identidades no son auto-excluyentes. Si una identidad británica se puede considerar “impuesta”, también se podría considerar así una nacionalidad galesa. Pasando a las opiniones de Tom Nairn (1977/2003: 172), éste afirma que el hecho de ser “británico” se asocia con el imperio, y al dejar de existir el imperio dejará de haber un “Reino Unido”. Lo que quiere decir es que la pertenencia a una nación u otra es cuestión de intereses y voluntades: los ingleses llevan muchos años dentro de la Unión Europea sin estar la mayoría a favor de ser miembros de ese club, y lo mismo pasa con muchos escoceses y galeses en relación con el Reino Unido. La “identidad” es un término con connotaciones positivas: si careces de identidad, suele ser solo porque no has podido encontrarla. La identidad es lo que te puede aportar ser un país, y lo que aspira a tener un pueblo que todavía no es un país, que no tiene territorio propio. En este sentido, algunos escoceses se sienten frustrados al cumplir los requisitos para ser nación pero serlo sólo de forma incompleta. John Edwards (2009: 157) afirma que la identidad étnica es una forma de racismo. Mientras las fronteras entre ellas están cambiando constantemente “el nacionalismo hace uso de una etnicidad pre-existente”. El nacionalista nunca entra en profundidad en la cuestión de si esta ascendencia común es de raza, geografía, lengua o religión, porque es una cuestión que puede levantar polémica. En este respecto, Anderson considera que es un dato positivo, por ejemplo, que ningún monarca puramente inglés se haya sentado en el trono de Inglaterra desde principios del siglo once. “Desde entonces, un desfile multicolor de normandos, galeses, escoceses, holandeses y alemanes se ha sentado en el trono. A nadie le importaba de dónde provenían los reyes hasta que el nacionalismo azotó el país durante la Primera Guerra Mundial (Casa de Windsor).” (Anderson, 1983: 83) De hecho, los imperios siempre han sido impulsores de globalizaciones y mezclas étnicas desde tiempos inmemoriales, aunque los imperios hayan sido racistas a la hora de elegir su clase gobernante: sólo los ingleses, escoceses y galeses se movían libremente por el imperio británico. En dirección contraria, encontraremos a Anthony Easthope (1999: 11), quien rechaza la afirmación de Anderson de que todas las identidades menos las más inmediatas y palpables son de alguna manera artificiales, pero sí admite que son la imaginación y el discurso que establecen tanto a la comunidad como la identidad. La identidad colectiva es un proceso por el cual uno consigue establecer su lugar en el mundo, y Easthope afirma que la mayor parte de las identidades sólo se sostienen en contra de otras. Una identidad gallega se opone, naturalmente, a una española. Easthope admite que Anderson hace una contribución útil al estudio del nacionalismo, especialmente su observación que el estado moderno nació en América, no en Europa, pero afirma que su argumento principal es demasiado simple, cuando afirma que la idea de “nación” es artificial, y que el ejemplo que Anderson conoce mejor (Indonesia) no es típico, sino una excepción. Comenta Peter Rutland, en una reseña, que el propio título del libro de Anderson es engañoso, ya que las naciones no son imaginadas sino que son muy reales, pero Rutland es injusto: lo que afirma Anderson es justamente que llegan a nacer las naciones porque tienen una existencia previa en la imaginación de la gente. 76 76 Las Comunidades Una cala enImaginadas la poesía femenina de Benedict del Anderson siglo XIX 7.- CONCLUSIONES Oímos muchas veces generalizaciones en las conversaciones diarias acerca de las habilidades, la inteligencia, las maldades y bondades de ciertos pueblos y de ciertas naciones desde tiempos inmemoriales, pero nunca apoyadas en pruebas fehacientes. Puede que sea fascinante recordar lo que ocurrió en el trozo de tierra que habitamos en el pasado, pero identificarse con los que vivieron allí no tiene lógica. Así que, ¿con quién nos identificamos? Somos personas cuyas moléculas se renuevan cada siete años, así que no somos la misma persona que hace siete años, y ni siquiera nos podemos “identificar” con esa persona, en un sentido estricto. Nuestro pasado es, y nuestros antepasados son, afortunadamente, una mezcla de identidades. Anthony Birch (1989: 13) dice que es: “[…] identificado como londinense cuando está en el norte de Inglaterra, como inglés cuando está en Escocia, como europeo en África, como blanco en Harlem … se burlan de mí por mi acento inglés en Irlanda, y se burlan de mi acento irlandés en Inglaterra”. Así que podemos tener muchas identidades al mismo tiempo. La afirmación de Hobsbawm de que un historiador serio no puede ser nacionalista tiene algo de razón: los nacionalistas exageran el valor de “sus” ejércitos e intentan minimizar los del “enemigo”, aunque, como hemos visto, quienes eran “nosotros” y “ellos” hace cientos de años no está muy claro. Como nos demuestra Anderson, la nación no es una entidad fija, sino que cambia a través de la historia según los intereses y el poder adquiridos por unos sectores de la sociedad u otros. A partir de ahí, los que ostentan el poder nos intentan convencer, a través de banderas, manipulaciones varias, medios de comunicación, ceremonias, racismo (transmitido oculta o abiertamente), de que pertenecemos a un grupo, excluyendo a otros. Es una manera de transmitir afecto hacia los de “casa” y odio, rechazo y envidia hacia los pueblos que nos rodean. El campanilismo, el hecho de identificarse con las gentes con las que se ha convivido, provocando una reacción contraria en los pueblos alrededor, se manifiesta a través del odio y de la envidia, con frecuencia sin motivo, hacia los habitantes de localidades cercanas, a pesar de que suelen ser muy similares a las propias. Se exageran las virtudes propias y se desprecian las ajenas. Es muy difícil no ser nacionalista en un contexto histórico donde el país de uno está siendo agredido, pero es igualmente fácil entender que el nacionalismo haga que los pueblos alrededor se sientan amenazados cuando un partido nacionalista llega al poder en un país o una región vecino. El nacionalismo, a veces disfrazado de progresista y a veces de conservador, es un retroceso en el sentido de que ha fomentado la idea de que ciertos pueblos pertenecen a un lugar, y otros pueblos pertenecen a otro lugar. De ahí que si un pueblo transgrede esas fronteras está fuera de su espacio natural y es legítimo que sea expulsado, devuelto a su territorio de origen. En este sentido, el nacionalismo está a un solo paso del racismo: el orgullo de la raza celta o aria, árabe o africana. El nacionalismo resiste los cambios históricos mejor que el racismo, pero son parecidos, y un cierto racismo subyace en los nacionalismos. No existe ninguna garantía de que una entidad política, por ser más pequeña, vaya a tratarlo con más justicia. No hay ninguna razón para pensar que una nación recién creada sea más justa que la anterior – ¿son menos violentos o más justos los Mossos d’Esquadra que la Guardia Civil o la Policía Nacional? Es menos corrupto la diputación o ayuntamiento de una provincia gallega que el gobierno de Madrid? Es más civilizada Bosnia que Rusia por ser más pequeño? No necesariamente. Tenemos que 7777 Francisco Alan FloydLinares Moore.Valcárcel. Garoza 12Garoza (2012).11ISSN: (2011). 1577-8932. ISSN: 1577-8932. vigilar los derechos humanos sean cuales sean las fronteras establecidas. Existen ricos y pobres, vulnerables y poderosos en todos los estados. De hecho, puede que una entidad más pequeña, como un pueblo, sea más manejable para un gobierno que una grande – el hecho de que todo el mundo conoce a todo el mundo puede producir el miedo a represalias a nivel local, mientras que el gobierno central es más anónimo. Juntando estos dos conceptos, nación e identidad, construiremos un polvorín lleno de explosivas posibilidades, que ha sido fuente de mucho sufrimiento y muchas muertes, además de mucho valor y altruismo. El libro de Anderson, aunque a veces le falta rigor, sirve de advertencia acerca de los excesos tanto del nacionalismo como de la lingüística “prescriptivista”. Referencias bibliográficas ANDERSON, Benedict (1983). Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism Verso: London and New York. BIRCH, Anthony H. (1989). Nationalism and National Integration London: Unwin Hyman. EASTHOPE, Anthony (1999). Englishness and National Culture London: Routledge. EDWARDS, John (2009). 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Britishness since 1870 London: Routledge. Páginas web http://www.historyhouse.co.uk/articles/nelsons_navy.html 78 78 SÁTIRA Y REALIDAD ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: FRAY GERUNDIO DE MODESTO LAFUENTE Mónica Fuertes Arboix Coe College, Cedar Rapids, Estados Unidos Resumen Este artículo analiza el papel de Modesto Lafuente y Zamalloa (1806-1866), como editor del periódico Fray Gerundio, publicación donde criticó con severidad la ineficacia de los distintos gobiernos que dominaron la escena política tras la muerte de Fernando VII. El periódico es un ejemplo del gran éxito que supuso los ataques, burlas y críticas de la realidad española de aquel entonces, un período de crisis económica, política y social suscitada por la prolongada guerra civil entre liberales y carlistas, fuente principal de numerosas publicaciones satíricas. Palabras clave: Modesto Lafuente, Fray Gerundio, Fernando VII, sátira, crisis social. Abstract This article analyses the role of Modesto Lafuente y Zamalloa (1806-1866), as editor of the newspaper Fray Gerundio, a publication which severely criticised the inefficiency of the several governments that dominated the political scene after the death of Fernando VII. The newspaper is an example of the great success that led to the attacks, ridicule and criticism from the Spanish reality of that time, a period of economic and social crisis raised by the prolonged civil war between Liberals and Carlists, the main source of numerous satirical publications. Keywords: Modesto Lafuente, Fray Gerundio, Fernando VII, satire, social crisis. 79 Mónica Fuertes Arboix. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Artículo A raíz de la guerra de la independencia de 1808 Goya (1746-1828) dibuja una serie de ochenta y tres grabados, entre 1810 y 1820, en los que da testimonio de la tragedia española y de las atrocidades de los soldados de Napoleón. Nos referimos a la serie de “Los desastres de la guerra” publicados por primera vez en 1863, treinta y cinco años después de la muerte del pintor. Común en ellos son el dolor, la crueldad y el horror que sugieren la decadencia económica, política y social de España y que pretenden sacudir, atacar e indignar al espectador para señalarle la verdad tan difícil de enfrentar durante este periodo. Como Goya en sus grabados hubo también escritores que trataron de señalar la caótica realidad de la España de la primera mitad del siglo XIX. Es el caso de Modesto Lafuente y Zamalloa (1806-1866), que a través de las páginas de su periódico Fray Gerundio criticó con severidad la ineficacia de los distintos gobiernos que se iban alternando en el poder después de la muerte de Fernando VII. El propósito de este trabajo es presentar el periódico Fray Gerundio como medio de difusión de gran éxito de los ataques, burlas y críticas de la realidad española en el período de relativa libertad de imprenta que se da a la muerte de Fernando VII. Un período de crisis económica, política y social suscitada por la prolongada guerra civil entre liberales y carlistas, que provocará la aparición y desaparición de numerosos periódicos satíricos. La prensa periódica de carácter satírico es el único medio con el que se expresan aquellos escritores descontentos con la realidad y que han agotado otros medios literarios con el que comunicar su desengaño. Lafuente supo llegar a un amplio sector de la población recibiendo fama inmediata pero, desgraciadamente, el tiempo ha querido que sólo se le recuerde por su faceta de historiador. Modesto Lafuente, como tantos otros escritores contemporáneos, creyó en la razón como instrumento básico para liberar a la sociedad de la obediencia ciega a la autoridad, “la libertad pública estimula la libertad privada porque, según, Kant, todo individuo acogerá naturalmente su autonomía de juicio si las condiciones externas se lo permiten” (Borradori, 2003:87). Pero las condiciones externas en la España de finales del siglo XVIII y principios de XIX no contribuyeron al desarrollo de la libertad pública y, evidentemente, mucho menos al de la libertad privada. El siglo termina con el miedo, en todas las monarquías europeas provocado por los sucesos de Francia que culminaron con el asesinato del Rey Luis XVI en 1791, y que determinó en España la rígida censura de la prensa. El siglo XIX empieza con la ocupación militar del país por Napoleón. La guerra de la independencia ofrece contradicciones internas presentes luego en la política española decimonónica: aunque en principio todos luchan contra los franceses para defender la independencia de España, en realidad están luchando por cosas distintas. Unos por conservar la ideología del Antiguo Régimen, mientras que otros lo hacen para establecer las bases de una legitimidad democrática. 80 Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX La libertad del individuo como base principal para el desarrollo de la libertad pública se da en España en breves intervalos de liberalismo hasta la definitiva anulación de la Constitución de Cádiz en 1823. Paradójicamente, los españoles trajeron al rey Deseado quien coartó las libertades básicas del individuo y de la sociedad y, además, expulsó a los liberales que habían votado aquella constitución. Durante diez años hubo silencio y poco más, pues el absolutismo de Fernando VII consiguió refrenar el movimiento liberal que había luchado contra Francia. Tres de los grabados de Goya hacen referencia a la verdad, el setenta y nueve, el ochenta y el ochenta y dos, titulados respectivamente: “Murió la verdad”, “¿Si resucitará?” y “Esto es lo verdadero”. La verdad está representada por una mujer muerta tendida en el suelo y una multitud la observa asombrada, como si su muerte fuera un hecho inesperado. En el siguiente grabado la mujer aparece a medio enterrar con un hálito de luz tenue a su alrededor. La multitud espera, impaciente. ¿Pero qué o a quién espera? El grabado ochenta y dos parece dar la solución. La mujer indica a alguien anónimo el camino a seguir. Es un hombre con un rostro oscurecido que parece un campesino, con una pala en la mano. Algo parecido a un perro está a su lado. Podría estar diciéndole que siga adelante con su trabajo sin preocuparse de los demás. O podría ser que el hombre sea un enterrador y la verdad le indica donde se encuentran los muertos. Porque hay más, habrá más. Muchos más…Goya, consciente o inconscientemente, abre las puertas a uno de los conflictos más cruciales de la literatura de los siglos XIX y XX: ante la cruda realidad, a la que nadie hace caso, ¿cómo debe proceder el artista? La realidad española de la primera mitad del siglo XIX es una tragedia, y la guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas una burla, si tenemos en cuenta que en 1823 los franceses regresan para restituir en el trono a Fernando VII; un rey que rechazó la Constitución de 1812, y que tras recobrar el trono gobernó bajo las normas del más atroz absolutismo. Tras su muerte se inicia la primera guerra civil entre los partidarios de su esposa María Cristina, regente hasta la mayoría de edad de su hija Isabel, y los del hermano de Fernando VII, el infante Carlos María Isidro; un enfrentamiento entre liberales y conservadores que sumió al país durante siete años en una gran crisis económica, política y social. La tragedia de esta guerra reside no sólo en lo de que por sí tiene de trágico una guerra, sino por su inexplicable duración, 1833-1840, y las adversas consecuencias de la segunda guerra carlista, 1846-1849.1 Al referirse a los grabados sobre los Desastres de la guerra de Goya, Valeriano Bozal afirma que éstos son “una reflexión plástica sobre el horror, la crueldad y la muerte” (Bozal, 1979: 728), refiriéndose a que el artista no copia la realidad sino �������������������������������������������������������������������������������������������������� o habría sido derrotado en el transcurso de unas semanas. La larga duración de la guerra enmascaró ������������������������������������������������������������������������������������������������������ ���������������������������������������������������������������������������������������������������� éstas parecen reducirse fundamentalmente a dos, una por cada bando: la defección de la aristocracia, en preferencia meridional, que hizo causas común con los liberales quizás atraída por las ventajas de la desamortización de los bienes eclesiásticos; y la impotencia de la burguesía española para imponer radicalmente su orden en el campo” (Clemente, 2001: 57). 81 Mónica Fuertes Arboix. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. que construye “una imagen que nos permitirá acercarnos a la realidad con ojos diferentes a los convencionales, ver el acontecimiento con otra perspectiva, ver la violencia, la guerra y la muerte de una forma distinta a la habitual” (Bozal, 1979: 728). De la misma manera se acerca el escritor satírico costumbrista a la realidad: reflexiona constantemente sobre su tiempo mediante una imagen de la que es testigo ofreciendo una perspectiva nueva de los problemas que le preocupan. Pero este proceso le llena de insatisfacción: primero porque ya antes de empezar a escribir sabe que se enfrenta a la derrota y, segundo, porque la esencia del escritor satírico es trágica per se. Sus escritos nacen de la tragedia, y la comicidad en ellos abriga en realidad, sentimientos de rencor, frustración e impotencia. El escritor satírico como Modesto Lafuente relata la imagen del hambre, la muerte y la guerra como un hecho habitual y rutinario; destaca los problemas presentándolos al público de una manera más eficaz. Para ello se vale de todas las técnicas y recursos discursivos que encuentra a su alrededor y la sátira se erige como la convención literaria por excelencia, mediante la cual puede desplegar sus reflexiones críticas con libertad de estilo y forma. Fray Gerundio tuvo un éxito inmediato desde su primera publicación en León en 1837. Tanto es así que al año siguiente se trasladó el semanario a Madrid y se inicia una segunda edición de los números ya publicados2. Sin embargo, el Fray Gerundio y su autor cayeron en el olvido literario, y si hoy en día se recuerda a Lafuente es por su ingente trabajo como historiador y autor de la Historia General de España. El propósito de Lafuente es escribir periódicamente sobre materias políticas, literarias y de costumbres en el género-crítico-satírico. Se trata, pues, de un periodismo testimonial que quiere acercar al lector la actualidad política de España y, aunque lo hace entreteniendo, Lafuente advierte que algunas materias no “se prestan todas igualmente al ridículo, ni siempre y a todos horas y momentos un escritor satírico puede tener humos para la sátira festiva” (Fray Gerundio, Tomo I, VII). El éxito del periódico se debe a sus dos protagonistas, Fray Gerundio3, del que el semanario recibe el nombre y su fiel lego Tirabeque. Fray Gerundio es un fraile exclaustrado a resultas de la ley de desamortización de Mendizábal. Se dedica al periodismo para ganarse la vida bajo los cuidados de su lego Tirabeque, y tiene una educación y formación religiosa muy sólida que utiliza al escribir sus artículos4 (mitología, sermones, salmos e historias del antiguo testamento). Tirabeque es cojo 2 Tanto Miguel Olivio y Otero como Ramón de Mesonero Romanos dan cuenta de la popularidad y del éxito de Fray Gerundio en sus escritos. 3 Evidentemente, Lafuente se vale de la fama del Fray Gerundio del Padre Isla para dar vida a su publicación; si el primero era una sátira contra la charlatanería y falsa erudición de los predicadores, el semanario de Lafuente es una sátira contra la incompetencia de los políticos y la palabrería baldía con la que prometen terminar con la crisis económica y política. ��������������������������������������������������������������� ��������������������������������������� o capucha del hábito de los monjes, o a todo lo que cabe en la capilla, que en el caso de Fray Gerundio es mucho, pues, como mencionábamos anteriormente, toda la realidad es susceptible de crítica. 82 Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX y feo, y a menudo no entiende o interpreta mal las noticias en los periódicos y los objetivos de su amo en los artículos que éste escribe. Por las simplezas que dice Mesonero juzgó precipitadamente las capilladas como propias del gusto del populacho5. En realidad Tirabeque es el Sancho Panza de Fray Gerundio y el contrapunto de su conciencia política. Representa la voz popular y entiende la realidad inmediata, la cotidianidad que le afecta directamente: el hambre, la guerra, el aumento de huérfanos y viudas, las irregularidades en las votaciones o la inefectiva ayuda internacional. Así pues, mientras que Fray Gerundio señala los problemas y pone en evidencia a los culpables, Tirabeque los ridiculiza con el genial efecto de subrayar aún más el malestar de la situación o la incompetencia del personaje público que se critica. Son dos maneras prácticas y eficaces de manifestar el descontento general del país, sin caer en la monótona presentación de la queja bajo un único punto de vista. Las dos perspectivas permiten a Lafuente utilizar técnicas estilísticas cultas y populares al mismo tiempo, lo que enriquece enormemente el discurso y la sátira. Este estilo ecléctico es, en mi opinión, la clave del éxito del semanario. Tanto si los artículos se leen6 como si se escuchan lo cierto es que alcanzan a todos los públicos, no sólo porque reflejan el malestar general, sino porque la dialéctica entre los protagonistas, cargada de humor y sentencias chocarreras, informa, entretiene y amonesta. “El Fray y su lego introducen la deformación grotesca al percibir y representar todo lo que sucede desde su peculiar punto de vista. Las figuras paródicas, bufonescas, interpretan el mundo al verlo, y al interpretarlo-deformarlo dicen la verdad que la apariencia oculta y los escritos serios no se atreven a desvelar” (Bozal, 1979: 322). Tirabeque es espontáneo e impulsivo y no se detiene en meditar las causas de los problemas. Así, cuando oye decir que el Duque de la Victoria tiene un ojo en Madrid y otro en la guerra, se pone a buscar el ojo por toda la ciudad, pues en su opinión, el Duque se debería concentrar en uno sólo de los ojos porque no es propio de los militares intervenir en los asuntos del gobierno. Fray Gerundio al principio desaprueba el sin sentido de la búsqueda, pero reconoce que Tirabeque tiene razón y que debería decir al Duque que se ocupe sólo de lo militar (Tomo VII, capillada 158). De la mima manera impulsiva actúa cuando escribe una carta a su primo Venancio Mata expresando su preocupación al no tener noticias de él: “si te has muerto primo, dímelo con franqueza, que más vale llevar de una vez un golpe súpito que estar siempre con el alma en vilo, porque como dijo otro, no hay peor estado que el de la incertidumbre” (Tomo XI, capillada 165, 66-67). Como 5 La cita de Mesonero en sus Memorias de un setentón dice así, “Y por último allá en León, y se ��������� ������ �� �������� ��� �������� ���������� ���� ��� ����� ��� �������� ��� ����� ��������� ��� ���� famosas capilladas, que tan saboreadas había de ser entre las masas populares: y es que esas masas, poco dadas de suyo a la sal ática, lo eran más, por su temperamento, a la de la cocina conventual, con que solía aderezar sus guisados el fantástico lego Tirabeque” (Mesonero, II, 93). 6 Hay que recordar que el lector de principios e incluso mediados del siglo XIX es parecido al del siglo XVIII: casi inexistente, y el número de analfabetos “se mantuvo estable –en torno a los 11.900.000 entre 1841 y 1910” (Viñao 646, en Infantes et al.) Durante este periodo hay un incremento de los gabinetes de lectura que potencian la lectura colectiva y en voz alta. El escritor consciente de esta realidad asume la responsabilidad de llegar a las masas, de formar una opinión pública, sirviéndose del costumbrismo, como herramienta que populariza sus artículos. 83 Mónica Fuertes Arboix. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. hacía Sancho, a veces confunde las palabras, lo cual molesta a Fray Gerundio: “Crea usted señor que tengo el espíritu muy afeitado. –El espíritu podrás tenerle afeitado, pero la cara, vive Dios, Tirabeque, que no parece sino que vas a profesar de romántico o de capuchino (…)- Señor, cuando uno tiene afeitado el corazón, no tiene humor para afeitarse el rostro de la cara. –Afectado querrás decir, simple, que no afeitado. –Señor, yo no tengo el corazón afectado, que yo no afecto nada, sino que soy un hombre francote y natural que dice siempre lo que siente (…)7” (Tomo XI, capillada 272, 173). Todo lo que tiene de impulsivo Tirabeque lo tiene Fray Gerundio de reflexivo. De su pluma salen todas las capilladas y en muchas de ellas, él es el narradortestigo en las que, evidentemente, se encuentra también representado. En muchas ocasiones, sin embargo, los artículos son resultado de meditaciones hechas desde su celda como consecuencia de una lectura, o conversación con Tirabeque. Lafuente encarna en Fray Gerundio la figura del clérigo responsable con una visión aguda y clara de la problemática situación política de España. De ahí que algunos artículos puedan considerarse valiosas síntesis histórico-críticas: ¿Quién creería que el año 37 ha sido el año de las virginidades? Nadie a no demostrarlo Fr. Gerundio. Sí, año estéril, año infecundo, año roñoso, año impotente, tú serás notado en la rueda de los tiempos con el sello de la virginidad, porque solo has sido abundante en virginidades! Vete con Dios, y no vuelvas; vete con la Virgen y no tornes jamás. […] Y si no, dime; ¿Se nos ha dado alguna paga correspondiente a alguno de tus meses? No, ingrato, no; que aún se nos deben cinco o seis de tu antecesor. […] Y aún con respecto a la guerra ¿has engendrado algo por ventura? No: todo lo has dejado en embrión, y quiera Dios no hayas ahogado el feto en el vientre de España por los escesos que ella y tú habéis cometido, y nazca después muerto, o venga el parto al revés, y se nos desgracie de todos modos (Tomo II, capillada 39, 184).8 Parodiar la realidad es muchas veces caricaturizarla o mostrar lo grotesco y esperpéntico de la verdad, como hizo Goya en los grabados de los Desastres de la guerra. La sátira de Lafuente tiene el objetivo principal de mostrar su descontento y frustración. Lafuente busca la soberanía nacional manifestada en unas elecciones sin fraude, libertad de pensamiento y expresión, justicia social, derechos civiles, despolitización de la religión, educación del pueblo para una mejora de la sociedad y dedicar esfuerzos para la finalización de la guerra civil. Por ello Lafuente dedicará mayor atención a atacar al pretendiente Don Carlos María Isidro y a sus partidarios. También critica el programa de desamortización de Mendizábal y sus negativas consecuencias, como la menesterosa situación de los religiosos exclaus7 Como vemos, se pueden advertir ecos del Quijote en los diálogos entre Fray Gerundio y Tirabeque. 8 Sería un despropósito hacer un recuento de los temas tratados en los quince volúmenes del semanario en estas pocas páginas. Los ejemplos de las técnicas utilizadas por Lafuente para llamar la �������������������������������������������������������������������������������������������������� características de la sátira es que se vale de cualquier género para hacer efectiva su crítica. 84 Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX trados. Pero el problema que más le preocupa es la falta de continuidad de los programas de gobierno, lo que hace que en España se empiecen muchas cosas pero que nunca se terminen, con consecuencias catastróficas para el país.9 La realidad española de la primera mitad del siglo XIX tiene distintos prismas y todos son válidos. Le sucede algo similar a la entrañable historia de Don Quijote con el yelmo de Mambrino y la bacía de barbero, -¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? -dijo don Quijote-. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro? -Lo que yo veo y columbro -respondió Sancho- no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra. -Pues ése es el yelmo de Mambrino -dijo don Quijote-. Apártate a una parte y déjame con él a solas: verás cuán sin hablar palabra, por ahorrar del tiempo, concluyo esta aventura y queda por mío el yelmo que tanto he deseado”. (Don Quijote de la Mancha, primera parte, capítulo XXI). La verdad la hacemos entre todos, pero la mera verdad, es que la verdad no existe. La verdad es que Don Quijote creyó que la bacía de barbero era la que ganó Reinaldos de Montalbán matando al rey moro Mambrino, y verdad es también que Sancho veía que se trataba de una vulgar bacía de barbero. La autenticidad, la certeza son una creación artística, no una cualidad de las cosas, y, en las obras de arte, verdad y certeza son posibilidades que no se pueden demostrar porque sólo son propuestas que nos ofrece el artista. Esta ambigua relación de la obra artística con lo verdadero abarca todos los ámbitos de la cultura y la sociedad. Así, lo que no se sabe con certeza se puede interpretar con historias ficticias protagonizadas por personajes literarios o artísticos, sin dejar por ello de ser verdaderas, como sucede con la historia. Cualquier historia de cualquier país está plagada de mitos que explican conceptos sencillos como el origen de los colores de la bandera, o más complejos como la falta de libertad, el carácter de un pueblo, las características raciales o la ausencia de una historia y de una identidad propias. En palabras de García de Cortázar: Un mito es una raíz, una boca de sombra, un eco fosilizado. Un mito es como un hombre que habla en sueños, lúcido y sonámbulo…La suprema ficción que en la antigüedad el poeta interponía al horror que le inspiraba lo desconocido o la invención que hizo brotar la Europa 9 En 1812 se inicia una de las problemáticas que marcará la historia política de España hasta su trágica consecuencia como fue la guerra civil de 1936 y que consiste en la rivalidad eterna entre el conservador y el liberal: el conservador destruye la obra del liberal y el liberal la del conservador y el país, consecuentemente, no avanza. 85 Mónica Fuertes Arboix. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. de las naciones en el siglo XIX. Los mitos se entretejen, tejiendo y destejiendo el tapiz de la historia, entre disputas teológicas, delirios de progreso, sueños racionalistas y recuerdos de esperanzas. Los mitos no son falsas creencias acerca de nada, sino creencias en algo, símbolos santificados por la tradición y la historia. Los mitos son hechos de nostalgia, creaciones contra el absolutismo de la realidad. Fábulas, según el diccionario de la lengua española, predominantemente de carácter religioso o relatos que desfiguran lo que es una cosa y le dan apariencia de ser más valiosa o más atractiva (García de Cortázar, 2004: 9). Con la creación de mitos se tapan, se eluden o se suprimen vacíos históricos relativos a una comunidad. La imaginación, máscara de la realidad, es la encargada de construir y re-construir historias para ensalzar y enorgullecer a la comunidad: el pasado se re-escribe para explicar el presente y justificar el futuro. Y al fin, la historia no deja de ser una propuesta que se considera durante siglos como verdadera y a la que se añaden y suprimen acontecimientos dependiendo de la interpretación que la comunidad le quiera dar. El siglo XIX es un marco idóneo para la mitificación de la historia; los países buscan en el pasado relatos de vidas heroicas e interpretan las victorias o las derrotas de antiguos reyes como signos inconfundibles de tiempos épicos que han de volver. La entidad nacional es un largo proceso de formación que suele empezar en el medievo y que se explota en el romanticismo como inherente al concepto de nación, “la nación es un hecho cultural del que se derivan consecuencias políticas. La nación es definida como una entidad cultural impelida a actuar como entidad política. La cultura se convierte en la base esencial, y única, de la diferenciación nacional” (Pérez Vejo, 1999: 46). El romanticismo de Lafuente se basa en la idea de libertad individual y colectiva de la Ilustración. Lafuente es un romántico porque tiene una enorme sed de lo real, de abarcarlo todo y de llegar a todos. Aspira a la Felicidad, con mayúscula, ese estado inalcanzable que ha de hacer a la sociedad dichosa y próspera. Y ahí reside su infelicidad: la realidad de España en los años del Romanticismo es caótica y los conceptos estéticos del clasicismo ya no sirven o son demasiado limitados para quienes quieren plasmar “Todo” lo que les rodea. Lo Bello, el equilibrio, la proporción, la simetría, la limitación..., son categorías anticuadas que no se corresponden con la realidad: caos, desproporción, maldad, fealdad, crueldad… ¿Cómo incluir esa otra verdad dentro de lo Bello? El romanticismo abarca también lo grotesco, lo cruel lo feo… lo Sublime, en fin. Para el romántico experimentar lo Sublime es, en cierto modo, experimentar la libertad y esto será, según Valeriano Bozal, una característica de la modernidad, “porque se configura como alternativa al providencialismo que de una manera u otra había venido dominando la comprensión de la naturaleza y lo hace sin eliminar la que es la nota fundamental de toda comprensión de la naturaleza: la afirmación de su grandeza” (Bozal, 1999: 57). Pensemos en cualquiera de las 64 estampas de Goya sobre Los Desastres. No hay nada Bello en ellas, en el sentido estético clásico de proporción y armonía, pero supera aquél concepto de belleza y los 86 Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX grabados despiertan en nosotros el entusiasmo y la admiración. La guerra es una tragedia y eso es precisamente lo que quiere señalar el artista y para ello lo Bello no sirve, hay que invertir el mundo para mostrar el caos. No es importante que el pintor estuviera allí presenciando las atrocidades de la guerra, eso no les resta verosimilitud. Nos está diciendo que cosas como aquéllas pueden suceder: es una propuesta del artista que aceptamos como verdadera. Lafuente no fue testigo de las atrocidades que ocurrieron en el campo de batalla ni presenció las muertes de los prisioneros, sin embargo, sus artículos satíricos nos parecen auténticos y reales. Las propuestas de Fray Gerundio fueron aceptadas por el público como verdaderas y, sin embargo, no pertenecen a lo bello: no tratan de agradar o de deleitar, sino que quieren provocar para señalar la realidad en toda su complejidad. Utilizó la sátira para causar sentimientos de pena y peligro, porque esta propuesta estética destruye las convenciones artísticas y literarias de lo Bello y crea nuevas formas con las que señalar la desproporción y la injusticia. Lo Sublime es, como advierte Bozal, un concepto también de la historia y que se deriva de la Ilustración. La historia ya no es de unos pocos sino que debe atender al pueblo como base de la nación; toda la cultura conservada sirve al filósofo e historiador para que pueda descubrir el carácter del pueblo, su entidad. La Historia moderna deja de lado la Providencia y busca en el pasado del hombre las razones de su naturaleza y de la sociedad de la que forma parte. Los ilustrados ven en la Grecia clásica “el espejismo imprescindible para fijar las posibilidades de un destino histórico y marcar su necesidad. Alcanzarlo es la tarea sublime que la modernidad encomienda a la historia –y esta es la segunda razón por la que este concepto es fundamental: promesa de felicidad futura que legitima tanta miseria presente” (Bozal 59-60: 1999). Para los románticos la literatura medieval se convierte en la época de la historia desde donde parte todo. Claro que en su contemplación, se olvidaron de la realidad social de la Edad Media y sólo quisieron representar la armonía imaginaria que los textos medievales intentan reflejar. Como los ilustrados los románticos interpretaron la historia: que los hombres y mujeres de la Antigua Grecia o del medievo fueran o no felices no importaba, porque para eso están el historiador, el filósofo y el escritor, para desfigurar las cosas y darles apariencia mucho más valiosa y atractiva. Para Lafuente el determinismo geográfico origina la identidad del pueblo español: los españoles son un solo pueblo porque así lo determina su territorio y, según él, aunque se tienda a la independencia y a la disgregación, acabarán compartiendo un mismo destino y una misma religión. Utilizó el concepto de lo Sublime tanto en su semanario como la Historia General de España. Por un lado, usó la sátira para interpretar la realidad española de la Regencia: la guerra, el hambre, la violencia, la injusticia, las falsas promesas de los gobernantes, la hipocresía...; así, pudo distanciarse de la realidad para poder verla en toda su complejidad. El escritor satírico nunca pierde de vista aquello que satiriza porque ahí reside su tragedia: para subrayar la realidad hay que entenderla, no de otra forma se puede jugar con ella para mostrar todas sus apariencias. Por otro lado, como historiador, Lafuente remontó a tiempos inmemoriales la identificación de estado-nación con una evidente función mítica: 87 Mónica Fuertes Arboix. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. […] la historia como relato sobre los orígenes, como narración del mito fundacional. Cuando la identidad colectiva ya no es la cristiandad sino la nación, el gran relato bíblico sobre los orígenes ya no sirve, se necesita otro alternativo, y es entonces cuando hacen su aparición las historias nacionales (Pérez Vejo, 1999: 191). La Historia General ��� ��������� ��� ������ ������� ������� ���� ������� ���� proceso de construcción de la nación española que tiene en cuenta las necesidades políticas del momento fundamentadas en la unidad política y social de España . Lafuente ofrece una imagen de España destinada desde sus orígenes hacia la unidad ��������� �� �������� ����� ����� ����� ��� ���������� ����� ���� ������������� ������ ��� progresivo perfeccionamiento” (Pérez-Garzón, 2003: XCI). Lo Sublime en su concepción de España consiste en considerar la diversidad nacional como propia de la manera de ser español. Lafuente valora las tradiciones locales y la diversidad cultural de España pero como características intrínsecas al hecho de ser español. Pérez Vejo (1999: 194) opina que la actividad política de ����������������������������������������������������������������������������������� muchos acontecimientos del presente a través de los del pasado. Para Valeriano Bozal la imitación impide que seamos como lo imitado (1979: 58), y esto explica que la historia en el siglo XIX sea un arma política capaz ����������������������������������������������������������������������������������� que se nos ofrece como verdad. La imitación del pasado es siempre imitación de lo ������������������������������������������������������������������������������������ los “delirios de progreso, sueños racionalistas y recuerdos de esperanzas” (García de Cortázar, 2004: 9). ����� �������� ���� �������� ��������� ���� ���������������� ����������� ���� hizo Lafuente para escribir su Historia General, lo cierto es que su obra fue una propuesta de acercamiento a la verdad que funcionó. Como advierte Pérez Garzón, “si hubo una virtud exitosa en la obra de Lafuente, ésa no fue otra que la de haber ofrecido la idea de España como una estructura fundamentada en el consenso moral de la pertenencia a una misma nación y, por tanto, de organizarse en un mismo Estado” (2003: XCIV). De la misma manera en Fray Gerundio, la autenticidad, aunque sea grotesca, es una creación artística que, además de seducir y entretener, también funciona: se critica a los políticos, se subrayan los errores del gobierno y se recuerdan los problemas que aún quedan por resolver. Modesto Lafuente no espera que sus críticas sean una solución, pero sabe que al menos se leerán dejando en evidencia las ineptitudes de los gobernantes. Paradójicamente, no poder solucionar ni interferir en la mejora del país hizo que Lafuente se cansara de criticar sin corregir y que se decidiera a ejercer su actividad intelectual en otros campos como el costumbrismo, la política y la historiografía. Modesto Lafuente fue un liberal con una sólida formación ilustrada pero en 88 Sátira y realidad española en la primera mitad del siglo XIX las páginas de su semanario se desliga, por lo menos ideológicamente, del bagaje ilustrado del que aprendió. Josep Carles Clemente señala muy acertadamente que: […] la diferenciación entre ilustrados y liberales consiste en que los primeros, para todas las empresas de reforma, se apoyaron en la autoridad, a la que exaltaron, como instrumento, hasta los límites. Para los liberales, en cambio, las reformas debía decidirlas la nación y no el rey (Clemente, 2001: 45). Pero lo cierto es que tanto ilustrados como liberales se sienten decepcionados, y este desengaño hace que se incremente el número de sátiras y que la angustia del escritor se agudice y escriba sus artículos de forma destructiva. Fray Gerundio se publicó hasta 1842, aunque existe una era segunda de la publicación entre 1843 y 1844. Lafuente supo aprovechar el éxito obtenido por los personajes que creó y los utilizó también para libros posteriores como Viajes de Fray Gerundio por Francia, Bélgica, Holanda y orillas del Rin (1842-1843), Teatro social del siglo XIX (1846) y Viaje aerostático de FrayGerundio y Tirabeque: capricho gerundiano (1847). Pero la fama de Fray Gerundio y Tirabeque y de la publicación satírica con la que se inició Lafuente crearon también escuela y aparecieron periódicos y revistas como Fray Junípero (Madrid 1840), Fray Gerundio (Sevilla 1843), Fray Supino Claridades y Fray Tinieblas, ambos publicados en 1855. La fatalidad de Lafuente ha sido la de pasar a la historia de la literatura por su faceta de historiador y que su carrera literaria con la que se dio a conocer se desconozca. Muchas pueden ser las razones, pero principalmente se debe al estilo ecléctico de la publicación que desconcierta tanto al crítico literario como al político. Lo cierto es que la opción de señalar la realidad bajo el prisma de la sátira funciona porque la realidad española de este periodo es ya caótica per se. Conociendo este tipo de publicaciones se entienden algunos elementos que pervivieron en la literatura española posterior, porque el costumbrismo satírico no muere con el fin de la publicación sino que irrumpe en el realismo, pervive y se populariza en el naturalismo español y los esperpentos de Valle-Inclán. Referencias bibliográficas BOZAL FERNÁNDEZ, Valeriano (1979). La ilustración gráfica en España. Madrid: Comunicación. ----- (1999). Necesidad de la ironía. Madrid: La balsa de Medusa. Visor. BORRADORI, Giovanna (2003). La filosofía en una época de terror. Diálogos con Jurgen Habermas y Jacques Derrida. Madrid: Taurus, Santillana Ediciones Generales S. L. CERVANTES, Miguel de (2005). Don Quijote. Ed. Tom Lathrop. Newark: Hispanic Monographs. CLEMENTE, Josep Carles (2001). Crónica de los Carlistas. 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Pamplona: Urgoiti editores S. L. PÉREZ VEJO, Tomás (1999). Nación, identidad nacional y otros mitos nacionalistas. Oviedo: Ediciones Nobel. 90 THE IRISH VICTORY OF COMIC DEFEAT: SYNGE AND O’CASEY Hana Khasawneh Yarmouk University, Irbid- Jordania Resumen El principal argumento de este artículo se centra en la representación cómica del pueblo irlandés como un pueblo borracho, tosco, temeroso de la clase religiosa, voluble e irresponsable. La característica más visible del teatro de esta época converge en la convención del irlandés como un personaje cómico o campesino, cuyas características distintivas son su dialecto indignante, proclive a una disposición combativa. De este modo, el artículo señala que existe una relación directa entre esta tradición cómica y el desarrollo de Irlanda como Estado colonial / poscolonial. La violencia colonial no es un asunto baladí. La comicidad no está del todo ausente del teatro colonial de Irlanda, sino más bien la ausencia de humor la revisión colonial parece más una inversión de la recurrencia sorprendente de la comedia con el discurso colonial. Por tanto, el impulso cómico libera los deseos privados y las aspiraciones de la nación oprimida, el centro del drama irlandés, un lugar salvaje y remoto apartado del mundo civilizado. A través de la creación de mitos cómico, realidades reprimidas como la Irlanda han encontrado una válvula de escape a sus miserias. Palabras clave: Declive, Comedia, Cultura nacional, Colonialismo, Identidad irlandesa, negación expectativa. Abstract It is the argument of this article that the comic representation of the Irish people as drunken, swearing, priest-fearing and fickle liberates them from the burdens of responsibility. The most visible feature of drama was the convention of the stage Irishman as a humorous character either gentleman or peasant whose distinctive features were his outrageous dialect, proclivity to Irish bulls and pugnacious disposition. The article observes that there is a direct link between the Irish comic literary tradition and the development of Ireland as a colonial/postcolonial state. Colonial violence is not a laughing matter. Laughter is not wholly 91 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. absent from the Irish colonial scene, but rather the absence of humor within colonial analyses would seem more like an inversion of the striking recurrence of comedy with the discourse of colonialism. Thus, the comic impulse releases the private desires and aspirations of the oppressed nation. At the centre of the Irish drama is the concept of Ireland as a wild and remote place set apart from the civilized world. Through the comic mythmaking, repressed realities find a liberating outlet. Key words: Comic fall, Comedy, National culture, Colonialism, Irishness, Denial of expectations. Artículo It is the argument of this article that the comic representation of the Irish people as drunken, swearing, priest-fearing and fickle liberates them from the burdens of responsibility. The most visible feature of drama was the convention of the stage Irishman as a humorous character either gentleman or peasant whose distinctive features were his outrageous dialect, proclivity to Irish bulls and pugnacious disposition. This endearing caricature has many variants such as soldier, priest, gentlemen and fortune hunter. The best description of this figure is provided by Maurice Bourgeois when he states that: The stage Irishman … has an atrocious Irish brogue, makes perpetual jokes, blunders and bulls in speaking and never fails to utter, by way of Hibernian seasoning, some wild research or oath of Gaelic origin at every third word; he has an unsurpassable gift of “blarney” and cadges for tips and free drinks (Bourgeois, 1913: 109). While English audiences had watched this parodic representation with relish, Dubliners were against that insulting intrusion into the image of their historical conscience. The general condition of life presented in the Irish comedy is tragic but it is through the releasing energy of comedy that this ominous mood is tempered. The comic impulse of the modern Irish drama reconstructs and releases unconscious aspirations and emotions that are frustrated in the conscious world. It is empathy not admiration which moves audience to laugh. If the damned Irish heroes cannot bear the painful reality, it is necessary to resort to the comic laughter as O’Casey, Synge, Joyce and Beckett realized in the midst of despair. The Irish comic theatre is a major contributor to world literature. It is assuming new meanings and subtle shades of significance in accordance with the development and orientation of the emerging nation which uses it. Comedy is an intrigue strategy to compensate for personal and national frustrations. It serves as a powerful defense against the forces of repression and a catalytic impulse that laughs in order to restore truth and freedom. This tragicomedy is recognizing an oppressive reality of life on one hand and on the other hand comedy is capable of transforming this pessimistic awareness. This is fulfilled through a positive interference that introduces an optimistic perception of life. Comedy serves as an impulse of disobedience 92 The Irish Victory of Comic Defeat but it is a uniquely an Irish gift. The Irish irreverent playboys, cowards, braggarts and paycocks with their comic prevarications are detached from the oppressive social, political and cultural terrors. They subvert the platitudes about servile and respectable behavior. Through their ability to live resourcefully with defeat, Irish clowns are distinguished from tragic characters who are easily broken and damned by defeat. Their comic faith is a celebration of life and a defiant affirmation of man’s ability to survive the repressive forces in general. Irish comedy restores freedom and truth. Albert Cook claimed that “the function of comedy is to adjust the manners of people to the healthy norms of nature, to avoid excesses presented on the stage” (Cook, 1949: 98). Similarly, Northrop Frye asserts that: […] comedy normally presents an erotic intrigue between a young man and a young woman which is blocked by some kind of opposition, usually paternal and resolved by a twist in the plot which is the comic form of Aristotle’s ‘discovery’” (Frye, 1957:121). Frye concludes that comedy moves towards the incorporation of the hero into the society where he will fit naturally. The article observes that there is a direct link between the Irish comic literary tradition and the development of Ireland as a colonial/postcolonial state. Colonial violence is not a laughing matter. Laughter is not wholly absent from the Irish colonial scene but rather the absence of humor within colonial analyses would seem more like an inversion of the striking recurrence of comedy with the discourse of colonialism. Brenden Bradshaw states that: […] successive waves of conquest and colonization, by bloody wars and uprisings, by traumatic dislocation, by lethal racial antagonisms and indeed by its own nineteenth century version of a holocaust, it is impossible to consider stereotypical representations of Irish identity without noticing the ways in which they have been determined and delimited by comedy (Bradshaw, 1993: 98). The stereotype of a buffoon and its theatrical analogue of the stage–Irishman is dim-witted, subservient and linguistically incapable figure whose ‘paddy-whacky’ is coded as other to the rational subject. Comedy and colonial violence have conversed with one another. Irish comedy can be knowing as James Joyce suggested when he marked out Oscar Wilde as ‘court jester’ to the English. The jester is a servant and a slave of the master’s whims but he is also one who criticizes the prevailing order and this testifies a skilful manipulation rather than blundering foolishness. In Ulysses, Stephen Dedalus chafes “Tame essence of Wilde” (Joyce, 1998: 156). What Stephen rejects in this context is the superficial understanding Irish revivalists have for what Wilde represents both to him and to Ireland. Margot Norris has pointed out that Stephen conceives of Wilde as a symbol of colonial oppression. Stephen refashioned Wilde’s Decay of Lying aphorism into the cracked looking-glass of a servant emphasizing his subjugation to the Crown. For Stephen, Wilde becomes not only that vision of Ireland which prostitutes itself by trading 93 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. allegiances and degrading its art but the bizarre spectacle of his trail also becomes a symbol of the Irish-born writer’s betrayal by the Crown he serves. The modern Irish drama reached its glory in the early decades of the twentieth century at the Abbey Theatre with William Butler Yeats and Lady Gregory who founded a great theatre that provided inspiration for a native Irish drama written in English. Yeats states that “authors must be free to choose their own way; but in their pilgrimage towards beauty and truth they require companions by the way.” (Yeats in Hogan & Kilroy, 1976: 129). The Abbey Theatre was a space of imagining and reinventing Irish culture, politics and drama. It blends naturalism, romanticism and poetry as exemplified principally by the plays of O’Casey during the 1920s. O’Casey was the first Irish dramatist to combine successfully humor, musicality, Irish myth and folklore and the English dialect to be found in the remote regions of Ireland. Although Irish playwrights have a diversity of talents, inclinations and sensibilities, they agreed on the necessity to replace the caricature of Irish life on the stage with serious and authentic drama that would be at once popular yet not ruled by political orthodoxies. The Abbey Theatre placed Ireland’s resources of myth, folklore, language and social custom at the service of dramatists whose work is recognizably Irish. Yeats advised aspiring playwrights “Let us learn construction from the masters and language from ourselves” (Yeats in Owens & Radner, 1990: 3). An aptitude for language and humor is a distinctive feature of Irish drama. From its beginnings, Irish drama was primarily of colonial character. Many of the plays performed there embodied an inversion of the most sacred values of a restrictive ideological construct that would be known as ‘the Irish nation’ by political nationalists. The history of the Abbey was marked by several violent events; these were audience responses to certain plays that were not regarded as suitable modes for Ireland’s national theatre. For Yeats, the role of a national theatre was that it could transform ‘the mob’ into ‘the people’ and thus it could perform a powerful function in the constitution of the modern state. Thus, the comic impulse releases the private desires and aspirations of the oppressed nation. At the centre of the Irish drama is the concept of Ireland as a wild and remote place set apart from the civilized world. Through the comic mythmaking, repressed realities find a liberating outlet. Reality is the enemy in Irish comedy and the only alternative is the wild dream of an impossible life. Comic characters are defeated in reality but not in their impossible dreams; though it would be misleading to exaggerate the extent of their comic triumphs as they accept illusions for reality and this hinders any association with their condition. The happiness of humor is regarded as its most outstanding characteristic. Happiness aims at changing the relation between the oppressed individual and the oppressing outside world. There is an inevitable correspondence between tragedy and the irresponsible comedy that is maintained through the Irish comic theatre. In order to rise; the comic characters must fall again and again before overcoming obstacles. Comic characters live in a dangerous world of poverty, disease and political oppression and their instinctive ability to remain alive and to laugh in the midst of violence constitutes their victory in defeat. 94 The Irish Victory of Comic Defeat This article pays particular attention to Synge’s The Playboy of Western World (1907) and O’Casey’s Juno and the Paycock (1924). Both Synge and O’Casey assert that laughter is a powerful defense against the forces of repression. Traditionally located in the comic subplot, their irreverent clowns become the central figures of the main plot in Irish comedy. O’Casey uses sharp irony and anti-climax to deflect the audience’s attention away from the main action so there are no happy endings at the final curtain. As most people have difficulty in coping with their realities, they may have a suppressed desire to suspend their worries by sharing the vicarious laughter of Captain Boyle, Fluther Good and Bessie Burgess. These characters laugh at the obstacles of responsibility and respectability. Man is sickened by the reality of violence, fear and pain and O’Casey looks at this dilemma from a double perspective: an ironic viewpoint and a tragicomic point of view. There are two conflicting forces in Mary Boyle’s character: one pulling her back, namely the economic conditions and the other propelling her forward and mainly ambition to improve and prosper. This is the energy of O’Casey’s theatre: the triumph of the principle of knockabout in situation. It is no wonder that O’Casey’s plays do not entail a personal failing but a heroic and radical social intervention. An essential difference should be marked between O’Casey and Synge. Synge wrote at a time when Ireland was in transition from colonial oppression to one of emancipation and accordingly he created a world more stable and unified than was the case after 1910. Synge proposed an evasion of history, an escape from the horrors of bourgeois life into an alternative world leading to certain death. On the other hand, O’Casey was a writer in response to an age of social and political turmoil. He embraced history and consequently dramatized a history of disorder and breakdown which allows little action for the ordinary people of whom he writes. For colonial and postcolonial Ireland, the idea of normal politics is anomalous and the theatre possesses a highly charged political valency. O’Casey is responding to a comic impulse in creating his irreverent clowns whose unconscious desires and wishes emerge as a comic compensation for harsh reality. Finding humor in a tragic situation and exploiting it created ‘the Irish acting tradition’ that reveals a desire to avoid the suffering characterizing the colonial and the postcolonial Irishman. In modern Irish drama, the main joke with its comic strategy and its aggressive comedy undo restrictions and retrieve freedom and joy; although this dionysian ritual of comic renewal has been greeted with omnipotence, violence and suspicion. Staging with gusto and embellishment must be viewed as a relished art form. There is an element of salvation, as well as damnation in this type of dark humor. O’Casey describes the Irish comedy as ‘a world of chassis’ making the best of a bad situation. The Irish comedy reinforces the awful absurdity and the chaos. Wylie Sypher asserts that the comic impulse is wild, “A mechanism for releasing powerful archaic impulses always there below the level of reason…. This uncivilized but knowing self Nietzsche once called Dionysian, the self that feels archaic pleasure and archaic pain. The substratum of the world of art, Nietzsche says, is ‘the terrible wisdom of Silenus, and Silenus is the Satyr-god of comedy leading the ecstatic ‘chorus of natural beings who as it were live ineradicably behind every civilization (Sypher, 1956: 10). 95 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. The modern Irish drama is enshrined as the new national culture. As Loren Kruger puts it in her discussion of national theatres, “The literal place of performance or exhibition (the stage or the museum, the building and its geographical location) plays a role in the cultural recognition of theatre as art” (Loren, 1992: 12). In establishing an alternative to the stereotypical and colonial representation of the Irish, the Irish drama established a tradition of an agrarian Celtic twilight. At the turn of the twentieth century, the modern Irish theatre was a political movement made up of the artist who is an activist wanting to use theatre for imagining an Ireland dependent of English control. O’Casey and Synge have had a common interest in creating an image of the Irish people opposite to the Irish stereotypes of loud, drunken and brawling buffoon and in promoting positive images of the Irish people, their history and their unique culture. Modern Irish dramatists came to the conclusion that the Irish theatre needed to be made in Ireland by the Irish, for the Irish and for the Irish consumption. Lady Gregory’s letter soliciting funds for the project of The Irish Literary Theater can best illustrate this theme of Irishness when she states that: We propose to have performed in Dublin, in the spring of every year certain Celtic and Irish plays, which whatever be their degree of excellence will be written with a high ambition, and so to build up a Celtic and Irish school of dramatic literature. We hope to find in Ireland an uncorrupted and imaginative audience trained to listen by its passion for oratory, and believe that our desire to bring upon the stage the deeper thoughts and emotions of Ireland will ensure for us a tolerant welcome and that freedom to experiment which is found in theatre of England, and without which no movement in art or literature can succeed. We will show that Ireland is not the home of buffoonery and of easy sentiment, as it has been represented, but the home of an ancient idealism. (Gregory, 1913: 8-9). Since most previous Irish playwrights from Richard Sheridan to George Bernard Shaw ended working in London rather than Ireland the idea of developing a theatre community at home and about home was an exciting endeavor. It also served to counter the English imperialism that perceives the Irish culture as dependent on English influence and support. Theatres, playwrights and audiences often dispute over what kind of theatre was the best. Lady Gregory and Synge controlled the Irish National Theatre Society and with the aid of an English patron transformed the democratic nationalist theatre made of individuals from different classes and religious backgrounds into a professional theatre run by Anglo-Irish directors proclaiming the Irish National Stage. The Irish Revival resisted English domination through playing Irish games, wearing Irish fashion and speaking and learning the Irish language which were serving as means of subverting and deconstructing the cultural and the economic imperialism while reaffirming Irish civilization as an ancient, unique, sophisticated and most important autonomous cultural tradition of people deserving self-rule. Luke Gibbons asserts that “to engage in cultural activity in circumstances where one’s culture was being effected or obliterated 96 The Irish Victory of Comic Defeat or even to assert the existence of a civilization prior to conquest was to make a political statement if only be depriving the frontier myth of its power to act as an alibi for colonization” (Gibbons, 1996: 189). Theatrical performance that is created collaboratively by text, audience, actors, space, historical and cultural context must be recognized as a complex means for creating and contesting a national identity. Synge being a fluent Irish speaker who spent time gathering stories and other cultural materials translated some Irish idioms into English to capture the aural and visual qualities of the Irish tongue. He tries to improvise a theatrical discourse that captures the spirit of the Irish language and thought while also illustrating the dualities inherent in the life of many characters who maintain their Irish identity, customs and beliefs within a colonial system that imposes a different language and culture. Synge wrote plays about peasant characters who are real and talk poetry. This enterprise is import to Synge to make his readers believe in the reality of the speakers of the dialect. He relies on the energy and vitality of popular speech and that is why he recognizes his readers as his collaborators. He gave direction and form to the peasant speech that because of its unfamiliarity he could expect his readers’ attention to words and registers for their own sake and for their according to poetry. It is in this sense that Synge’s language is poetic and his own creation. The vividness of popular speech has been explained by the restrictions of its rural community where the majority of people are rarely literate. Many of Synge’s comic effects depend on uses of language which are unfamiliar to his readers and audience. Synge devoted his energies to developing a modernist Irish idiom through his plays articulating a fascination with Celtic folklore. He is having a tendency to use the Irish dialect for lyrical, comic and fantastic effects. He exploits a single word or phrase that is having a multiple significance that transcends its immediate context. Such single words are key words around which the meaning crystallizes. In certain contexts, Synge makes use of the word to evoke uneasiness in the human situation. The word ‘queer’ is used to mean eccentric as when Nora says to the Tramp Dan. Occasionally, the same word stands for madness as when Michael Dara asks about Patch Darcy. The most striking example of this sort of multiple meaning is the title itself, ‘the playboy of the western world.’ ‘The Playboy’ is an Irish admiring word for a tricky rascal but throughout the play it varies in significance. Christy is first called a playboy by Widow Quin with ironic respect when she discovers that the father is still alive. In act III, the playboy becomes ‘the champion playboy’ of the western world. However, the champion is deflated by the reappearance of his father. Synge’s drama emerged out of a larger cultural revolution such as the inclusion of Ireland into the United Kingdom and the subsequent immigration of one and half million in the following decade that created a cultural crisis. Synge publicly announced his desire to revive the oppressed Irish language, “Damn the bloody Anglo-Saxon language that a man can’t swear in without being vulgar!” (Synge in Greene & Stephens, 1959: 15). Another attractive feature of the AngloSaxon dialect that attracted Synge was its wealth of abuse terms. Irish dramatists perceive their mission to fight the negative images of Ireland in the British media, as well as to fight the increasing ‘Anglicization’ of the Irish people according to 97 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Douglas Hyde. They are the metaphorical enthronement of excess, abnormality and marginality. Noticeably, the concept of femininity developed by Synge is specific. Synge’s women constitute a libel on Irish womanhood. His women are inhabitants of a fictional world in which the reversal of some unquestionable values of Irish nation’s idiosyncrasy sets them apart from tradition. The Playboy represented a clash of form and content and resulted in an aggressive reception by the audience that had to face the author’s demystified presentation of the Irish peasantry. The audience found it hard to identify with the image of Irishness. The feminine conversational exchanges reveal that the linguistic construction of Synge’s women is a challenge. James Kilroy states that: Mr. Synge’s play as a play is one of the worst constructed we have witnessed. As a presentation on the public stage, it is a vile and inhuman story told in the foulest language we have ever listened to from a public platform… This hideous story is told in language much of which is too coarse to be printed (Kilroy, 1971: 66). The conversational exchanges reflect the new social order imposed by Synge’s creation. In this new social order, women break all kinds of bounds and stand against the reductionist image that typifies the nationalist premises of that period. Synge endowed these characters with superiority, either physical or verbal. Such verbal superiority is apparent in the use of any device that facilitates the control of language. Thus, women tend to interrupt, to ask or to order more frequently. It is noticeable that the Irish drama relies on a body of shared truths and preconceptions. Irish people and their political leaders are commonly portrayed as pigs, peasants, mental patients and children. Such comic figures reinforce the dominant prejudices about the people of Ireland and undercut their claims for self government. The pig represented Ireland’s status as an agricultural, rustic and backward nation and some of the prejudices against Irishmen are related to the British colonial ideology. As a colonized nation, Irish individuals seem as primitive, stupid, backward and uncivilized. Thus, the Irish comedy is an act of emotional release and the accompanying comic impulse of insurrection fulfills both spiritual and political victory. The artistic representation of this comic faith is an affirmation of life and �� ����������������������������� ������������������ ����������������� ������������� modern age tragedy is inadequate to express a world turned upside down. Comedy alone is suitable for the gloomy modernist atmosphere as comedy creates a distance ���������������������������������������� ��������������������� ��������������� ���������������������������������������������� ����� ������������������������������ joke, a fanciful or an impropriate image. There are no enduring love matches or moralistic happy endings in the comedy of Synge and O’Casey. The comic world is always presented as a chaotic space without truth that encourages subterfuges, anarchic games and disguises of comic survival. It is the comic ability to survive cheerfully with oppression that distinguishes them from tragic characters who are broken by defeat. Most of the comic characters should be viewed as fortunate victims of failure as in the plays of Synge, Yeats, Shaw and O’Casey. O’Casey states that “A laugh is a great natural stimulator, a pushful entry into life; and once we can 98 The Irish Victory of Comic Defeat laugh, we can live” (O’Casey, 1956: 226). The image of the migrant, tramp and traveler recurs through the works of many Irish writers not only because displacement is the condition of the uprooted nation but more especially because such a figure is adaptive. Laughter in O’Casey’s plays is a ritualistic escape that asserts the ability to survive the oppressive forces of life. O’Casey moved to rural Ireland that is sustained by peasant clowns. In such comic world, there is a tentative suspension of faith and an aesthetic temporary agnosticism. O’Casey’s comic characters such as Captain Boyle and Joxer Daly fail to perceive the redeeming excesses of their offensives follies. O’Casey underlines the folly and fallibility of such mock-heroic clowns who lack reformation and at the same time maintains our sympathy for their hilarity. In the preface to The Well of the Saints, Yeats approached Synge’s grotesque characters in relation to their outward defeat: Mr. Synge, indeed, sets before us ugly, deformed or sinful people, but his people, moved by no practical ambition, are driven by a dream of that impossible life. That we feel how intensely his Woman of the Glen dreams of days that shall be entirely alive, she that is ‘a hard woman to please’ must spend her days between a sour-faced old husband, a man who goes mad upon the hills, a craven lad and a drunken tramp; and those two blind people in The Well of the Saints are so transformed by the dream that they choose blindness rather than reality. (Yeats in Synge, 1984: 98). In Synge’s The Playboy of Western World, Christy Mahon’s failure to murder his father saves him from the hypocrisies of Mayo people. Act I ends with Christy’s wry acknowledgement, “Wasn’t I a foolish fellow not to kill my father in years gone by” (Synge, 1968: 93). There is a bizarre humor in this absurd statement and in Christy’s new self- realization and fulfillment after killing his father and more importantly after telling the village folk about it. The joy of story-telling is one element of its comic action and part of delight of the play is to watch Christy’s story progress. His audience listens with approval to the grand story of killing his father and he tells it lovely. The Play is valued as much for his fine words as his savagery. The theme of the play is the proximity of violence. The comic pattern places Christy’s crime on two levels of dramatic situation: Christy’s resentment and his subsequent violence and the reluctance of the Irish peasant community to accommodate him. Christy spends his nights poaching a game and this poaching is an escape of his father’s authority. The oppressive father image is a mosaic of outmoded marriage customs, denial of opportunity for self-expression and personal fulfillment. Synge’s comic world demonstrates a violent environment and the texture and the form of the play celebrate the readiness of the citizens to accept murder under certain conditions as an act of heroism. Pervading the entire formal development of the play is the language which demonstrates the community’s thirst for violence. The play is Synge’s peasant lyricism with a frightening subtext of violent metaphor. Jimmy Farrell’s response typifies the Mayo’s citizen’s view towards violence when Christy accepts the role of pot-boy, “Now, by the grace of God herself will be safe this night, with his father holding danger from the door, 99 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. and let you come on, Michael James, or they’ ll have the best stuff drunk at the wake.” (Synge, 1968: 45). Such accommodation of violence is a clear indication of the psychic-state of locality. The action pattern of the play is the creation of a hero in a violent archetype. The fact that Synge made his peasants mob farcically drunk does not mitigate their social relevance; rather it emphasizes the absurdity of their violent responses. The Playboy of the Western World, as well as its theme, main characters and tone all arise directly from the popular oral art form that has close relations to the peasant culture. A major theme in the play and throughout modern Irish drama is the love of the Irish for taking flights of fancy and imagination. Synge captured the harsh truths, the painful lives, the blind faith, the poetry of oral tradition and the humor of the poor folk in rural Ireland at the beginning of the twentieth century. His decision to chronicle the Irish oral culture that was disappearing from world literature arose from a deep sympathy with and appreciation for the peasantry and their way of life. This sympathetic attraction affects his work through his preference for material from rural Ireland. The peasantry appears in Synge’s writings as a powerless group whose culture is being eroded by the colonizer and the anticolonial elite. In the preface to The Playboy, Synge writes: In Ireland, for a few years more we have a popular imagination that is fiery and magnificent and tender; so that those of us who wish to write start with a chance that is not given to writers in places where the springtime of the local life has been forgotten and the harvest is a memory only and the straw has been turned into bricks (Synge, 1968, 54). The abundance of rural sources in his plays has been viewed as a subsuming of folk matter into the larger framework of modernist dramatic structure. Synge’s concern is focused on an existing culture not an ancient one; albeit existing only for a few years. The use of folktale as the basis of the play is a strategy that has been demonstrated earlier in In the Shadow of the Glen and his book The Aran Islands. Seamus Deane wrote of The Playboy: Famine, eviction, military oppression and landlordism, the characteristic facts of late–nineteenth century Irish rural existence for the peasantry are almost entirely repressed features of the text. The peasant society that Synge knew was dying because it had been atrociously oppressed – not because it had lost contact with the heroic energies which its early literature had once exhibited (Deane, 1985: 65). Synge’s fresh use of the Irish English language of farmers and fishermen marks the beginning for the new Irish theatre. The play is a superb blend of tragicomic plots. Synge succeeded in fulfilling his goal of writing in English what seems to be perfectly Irish in essence and eventually he created a form of ‘Irish English’ that is simultaneously prose poetry. What both O’Casey and Synge have in common is a profusion of phrase and an expansion of expression where realism might demand contraction and concision. Redundancy is a value in The Plough as it is not only 100 The Irish Victory of Comic Defeat the comic characters who use language by accretion and by pilling phrases upon phrases but the effect depends on flamboyance, “An’, once for all, Willie, you’ll have to thry to deliver yourself from th’ desire of provoking’ oul’ Pether into a wild forgetfulness of what’s proper an’ allowable in a respectable home.” (Synge, 1984: 177). But whereas Synge uses phrasing to communicate feeling, O’Casey uses it for comic effect that fills the void. O’Casey presents rural and pastoral comedy in his later plays that include Cock-a-Doodle Dandy and Purple Dust. These two plays arrange a conflict between a tame and repressed society and the free spirits, playboys and playgirls who defy the ludicrous repressive society and escape to England. Exile is the only alternative available. It could be said that where Synge developed a rural dialect; O’Casey developed an urban one. Synge found on the Aran islands a bilingualism capable of being transformed into exotic speech spoken nowhere in Ireland. With O’Casey, the language creates a world inhabited by fantasists, a space that is deleted quickly to make a room for another invention and tends towards play, towards filling the void with words. He found in Dublin a sharp and colourful speech that he transformed into sustained pattern beyond realism. Irish comedy is based on the denial of expectations: losers can be winners and folly can be wisdom. The violation of expectations inspires the varied reactions of relief, horror and humor. Such oxymoronic plays allow the comic characters to insulate themselves from the villainies of the world and to resort to the counterstrategies of disguises, subterfuges, prevarications, verbal exaggeration and mendacities that are necessary illusions for self-preservation. Christy’s character and development are underlined in the play. Christy is neither a comic boaster nor a conscious liar. His lies are unconscious fantasies which mark his own growing sense of self-esteem. In the early drafts, Synge kept the comic denouement with the return to status quo ante, the final text shows a definitive change in Christy by the end of the play. There is a duality that is central to Synge’s vision: the Playboy as a comic type and the daydreamer whose fantasies are exposed by reality and yet he became a mature individual who learned by his mistakes. From the beginning, he is extremely naïve and when asked about the motive of his crime, he replies: “He was a dirty man, God forgive him, and he getting old and crusty, the way I couldn’t put up with him at all” (Synge, 1968: 73). Christy evolves from what Old Mahon describes as ‘a dribbling idiot’ to become not only a manly youth but also a sports and a poet hero. The father’s account of his son tells us that “Christy is a lier on walls, a talker of folly, a man you’d see stretched the half of the day in the brown ferns with his belly to the sun” (Synge, 1968: 121). At the end of Act 1, Christy sums up his position, “it’s great luck and company I’ve won me in the end of time -two fine women fighting for the likes of me-, till I’m thinking this night wasn’t I a foolish not to kill my father in the years gone by” (Synge, 1968: 93). In the Second act, Pegeen’s admiration for Christy becomes more to him than merely an instance of ‘great luck and company.’ Because Pegeen can sense his fine words, she occupies the centre of Christy’s mind. By the end of Act 111, Christy is pleading with Widow Quin and he is in love for the first time. In the final act, Christy reaches the peak of self-assurance in his triumph at the sports. It is the terrible shock off her betrayal of him which awakes him from his dreams. His belief in Pegeen is shattered but 101 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. it strengthens his belief in himself. In Christy, Synge presents his view of the artist. He develops from a backward boy into a sophisticated poet who discovers a language of imagination which sets him apart from quotidian existence. He accepts a life of imagination and freedom. Christy’s speech is rich in figurative tropes and densely textured. Synge recreated Irish-English habit of flexible word order, elaborate turn of phrase and rhetoric exaggeration. In The Playboy, Synge described several scenes as Rabelaisian and this stirs in our minds Mikhail Bakhtin and the idea of carnival with its social-political implications. Carnival sums up Synge’s use of comedy with its subversive energy. Both tragedy and comedy describe the reckless confrontation with the commonplace. Tragedy celebrates a metaphysical delight between Apollo and Dionysus and Synge found correspondences for these forces in the Irish life and myth. There is both a structural and a verbal denial of expectations in the barbarous Irish comedy. The structural joke involves an inversion of the traditional order of plot and subplot. The unexpected plot becomes the central focus while the action of the main plot is consigned to a secondary position and very often occurs offstage. Our ordinary expectations on the comic fate of Christy are constantly reversed throughout the course of the play. The game of oxymoron functions as the illogic of a Celtic bull that is created out of the collision of antithetical impulses and it is the oxymoron laughter that is released by Mahon who loses and wins only to survive as a comic outcast. While O’Casey contrives to arrange the action on stage in a way that mocks stock responses, it is very likely that he anticipated Brecht’s theory of alienation in which the audience is temporarily alienated and liberated from the preconceived ideas by a cathartic denial of expectations. There is an outrageous delight in the comic rejection of one’s habitual assumptions. The denial of expectation is usually sudden and violent and the audience needs to continuously adjust itself to the unexpected reversals in the dramatized world. What is important about the anarchic freedom is that it challenges the repressive authority. It is very noticeable that in the barbarous world of Irish comedy that follies are mocked or indulged and that they go on uncorrected. Eventually, misunderstandings remain unresolved. Mahon and Captain Boyle are wise fools for our own sake as they remind us of own frailties. In other sense, clowns persist in their folly in order to become wise. The revival of the dead is a process that people enjoy witnessing and enacting. The comic effect is derived from the paradox that contradicts the dominant cognitive and social structures. The miracle of resurrection is a familiar motif in Irish folklore; however these practical jokes might seem as improper to those unfamiliar with the structure of traditional Irish wakes. Synge played with the idea of resurrection in The PlayBoy when Mahon seemingly killed his father and the dead father rises from death. Vivian Mercier argues that “the marvelous is but one stage in the development of many an Irish tale. In a later version the same story may appear as a parody” (Mercier, 1962: 12). The wise clowns may be said to possess a tragicomic characteristics that render them worse and better than actual life. There is a remarkable difference between high comedy and low comedy. Comic characters in low comedy cannot be reformed while the playboys of O’Casey, Synge, Beckett and many other Irish writers recognize their redeeming excess through 102 The Irish Victory of Comic Defeat their follies. The playboys and paycocks resort to mock-heroic hyperbole but there is a self-preserving shrewdness that enables them to avoid the buffoonery of tragicomic characters. They are more attractive, more human, more accessible and more enduring than the heroic characters in Irish literature and history. Synge’s characters stand on the margins of convention. They are extraordinary. They build up a new and abnormal order shaking the solid foundations. To conclude, the Irish comedy may be the answer to the dissociation and disintegration of life. The anarchic society creates its own hilarious antidote in the comic disorder that shakes the sacred foundation. In a disordered modern world in which the dignity of actual life has been discredited, the comic inclination may be better. The spiritual charge of laughter is psychic than actual. It is psychologically important to laugh in order to bear the pain of existence. This is a modern phenomenon that justifies the impulse to create comic subplots that dominate and diminish the tragic main plots. This is Ireland’s painful laugh at itself, as well as at England. This creative ability to transform high tragedy into comedy is a dominant aspect of the Irish imagination and particularly in the works of Synge and O’Casey. These literary figures survived as they were the comic mythmakers of their own liberation in literature. The Irish people resorted to comic strategies rather than physical violence to compensate for their personal and national frustrations. Comedy is the enemy of order and it is noticeable that the Irish modernist comedy parodies authority so that the frustration of human wishes is defeated by the chaos of comic disorder. It is good to refer to Beckett who sums up the comic explosion as ´the principle of disintegration´: Mr. O’Casey is a master of knockabout in this very serious and honourable sense- that he discerns the principle of disintegration in even the most complacent solidities and activates it to their explosion. This is the energy of his theatre, the triumph of the principle of knockabout in situation, in all its elements and on all its planes from furniture to the higher genres (Beckett, 1975: 76). Beckett perceives the originality of O’Casey’s theatre in the use of comedy for tragic purposes and the hilarious presentation of the principle of disintegration; although Beckett did not refer to the political implications of this vision. O’Casey was aware that things were falling apart and in his Dublin plays, he wanted to dramatize this social disintegration. Works Cited BECKETT, Samuel (1975). “The Principle of Comic Disintegration”, Sean O’Casey: A Collection of Critical Essays, Thomas Kilroy (ed.), Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall. BOURGEOIS, Maurice (1913). John Millington Synge and the Irish Theatre, London: Constable. Brown, P & Levinson, S. 103 Hana Khasawneh. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. BRADSHAW, Brenden (1993). Representing Ireland: Literature and the Origins of Conflict, Cambridge: Cambridge University Press. COOK, Albert (1949). The Dark Voyage and the Golden Mean: A Philosophy of Comedy, New York: W.W. Norton. DEANE, Seamus (1992). “Synge and Heroism,” in J.M. Synge. Four Plays, Ronald Ayling (ed.), London: Macmillan. ����������� ���������������������������� Four Plays, in The Reader’s Encyclopedia of World Drama, John Gassner & Edward Quinn (eds.), London: Methuen. FRYE, Northrop (1957). Anatomy of Criticism: Four Essays, New Jersey: Princeton University Press. GIBBONS, Luke (1996). Transformations in Irish Culture, Cork: Cork University Press. GREENE, David & STEPHENS, Edward (1959). J.M Synge 1871-1909, New York. GREGORY, Augusta (1913). Our Irish Theatre, New York: G. P. Putnam’s Sons. HOGAN, Dolman & JAMES, Kilroy (1975). The Irish Literary Theatre: 18981901, Atlantic Highlands, NJ, and Monmouth: Dolmen. JOYCE, James (1998). Ulysses. Ed. Jeri Johnson. Oxford: Oxford University Press. KILROY, James (1971). The “Playboy” Riots, Dublin: Dolmen. KRUGER, Loren (1992). The National Stage: Theatre and Cultural Legitimation in England, France, and America, Chicago: University of Chicago Press. MERCIER, Vivian (1962). The Irish Comic Tradition, Oxford: Clarendon Press. O’CASEY, Synge (1956). “The Power of Laughter: Weapon against Evil,” The Green Crow, New York: Braziller. ----- (1984). Complete Plays, Vol.1, London: Macmillan. OWENS, Coilin & RADNER, Joan (1990): Irish Drama: 1900-1980, The Catholic University of America Press. SYNGE, John (1968). Preface to The Playboy of Western World: A Comedy in Three Acts, in plays: Book Two, Ann Saddlemyer (ed.), vol. IV of J.M. Synge: Collected Works, ed. Robin Skelton. London: Macmillan. SYPHER, Wylie (1956). “The Meanings of Comedy,” Comedy: An Essay on Comedy. George Meredith; Laughter by Henri Bergson, New York: Doubleday Anchor. 104 ON KULTURA MASOWA [MASS CULTURE] ����������������������������������������������� ����������������� Kasimir Pulaski Technical University in Radom, Polonia Resumen Este artículo aborda las circunstancias culturales y políticas de la traducción de Czeslaw Milosz en ensayos polacos de Mass Culture: the Popular Arts in America, editado en su antología de la Mass Culture, París 1959. En él se explica tanto por razones personales e históricas su particular visión de la cultura de masas estadounidense en la década de 1950, en comparación con la cultura popular en Europa Central, que se desarrolló al servicio de la propaganda soviética. Palabras clave: Cultura, masas, Estados Unidos, revisión, propaganda, soviética. Abstract This paper discusses cultural and political circumstances of Czeslaw Milosz’s translation into Polish essays from Mass Culture: the Popular Arts in America, edited in his anthology Mass Culture, Paris 1959. It explains both personal and historical reasons of his particular view of American mass culture in the early 1950s as compared to popular culture in Central Europe, which developed and served as a tool of Soviet propaganda. Keywords: Culture, mass, United States, review, propaganda, soviet. Artículo ���� ��������������������������� ������������� Kultura masowa [Mass Culture], issued by the Literary Institute in Paris in 1959. It was written under the influence of the collective volume Mass Culture the Popular Arts in America, issued in 1957. The poet took from the book the sketches which he considered the most representative, and made them available for the Polish reader in his own translation. These are, in order, the articles of Dwight MacDonald, Clement Greenberg, Marshall ��������� ������ ��� �������� ���� ������ ������� ������ ��������� ��� ���������� with his commentary Pytania do dyskusji [Questions for Discussion]. 105 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. This collection of essays may be viewed from at least a few perspectives. First: asking whether the diagnoses of the American researchers are correct in the light of today’s state of knowledge on mass culture – but then we lose the author of the ���������������� �������������������������������������������������������������� other works as the most interesting ones; in other words, defining the author’s criterion for text choice. Third: pondering why the book was published as early as the ���� ����������� ������������������������������� �������������������� ����������� And fourth: asking what significance the afterword holds for the anthology and the editor’s writing, and why it was placed there. Here I signal the possibilities of analysing the collection from various perspectives not in order to characterise them all. Quite the contrary: I should like �� ��������� ��� ����������� ������� ������������������������������������������ ��������� ��������������� ������������������������������������������������������� its development in Poland as compared to the countries of Western Europe or the United States. Neither am I interested here in the evolution of knowledge on mass culture, the professional studies on which are constantly growing. I focus mostly ���������������������������� ����������������� ��������������� ���������������� to include that seemingly separate composition in a wider context of the writing of the author of Bells in Winter and prove it to be its integral part. The title of the afterword: Questions for Discussion, causes a certain genre confusion. The author precedes the anthology with a preface, but puts his last word in not as a recapitulation, but partially on the same terms as the sketches of mass culture researchers appear here. He does not generalise or summarise the statements of others. He takes their hypotheses and theorems over to unfamiliar grounds: behind the Iron Curtain, and analyses the issue on his own using the tools �������������������������� ��� ����������������������������������������� ������� research in the socialist countries’ block. He makes such an analysis – which is necessarily fragmentary. Not sketching the whole image, he names his deliberations, “questions”, stressing the makeshift status of his own reflections, unsupported by research. He is aware that the theses proposed by the American researchers are not ������������������� �������� ����� ��������������������� ��� ���������� ����������� not finalise the reflections contained in the volume. As he broadens their context to an area of terrae incognitate, he opens a discussion, moderates it. It might be ���� ����� ���� ������ �� ��������� ������ ��� ���� ���� ����� �������� ���� ��������������� character, and on the other – reveals its contributory nature. Without a pretence to be comprehensive, it is useful for a member of the Western world and provokes its addressee proper: the Polish intellectualist, to think on the matter. ��������������� ��������������� ����������������������������� ����������������troduction]: Kultura ludowa [Folk Culture], �������� ������� [“High” Culture], Kultura masowa and L’homme moyen sensuel. In the Introduction, the author stresses the supplementary role of his essay, as he says that Western intellectualists: ������ � ����� ��������������������������������������� � ������ �������������� ��������� ��� ���� ���� ������� ������������ �� ����� �������� ���������� �������� ������������ �������, 1959: 129) [seek 106 On Kultura Masowa similarities or differences in other civilisations rarely and only occasionally. It might distort the perspective somewhat, and even harm certain theoretical views]. He draws attention to the presence of mass culture in the cinema and in literature in Central and Eastern Europe before World War II. After the war, when official influence of Western culture was stopped in that area, a specific – terror����������������������������������������������������������������������������������sions as to the similarities of the two phenomena: both mass culture and socialist realism are different but parallel sub-culture branches. Different, since – though both useful in manipulating the social mass – they arise from diverse needs: the former, for entertainment, for interest, for gaining a grip over people’s minds in the democratic system; the latter, nationalist in spirit, as a component of the strategy of forming the new man, a tool of totalitarian pedagogy. Thus using a working division into folk, upper and mass culture, suggested by the American authors, the author of ��������������� [The Seizure of Power] poses his own hypotheses as to their differences and similarities. �� ���������������������������������������������������� ���������� ��������������� it as an independent entirety. He thus writes: ��� �������� ���� ���� ������� ������ ���������� ����� �������� ��� �� ��� ������� ����� ������� ������ ������������� � �� �������� ����������� � ��������������� ���� ������� �� �������� ������������� ���� ���������� �������������������������� ����� ����������������������������������������������� ����������������������������� ����������������������� (������, 1959: 130) [The culture is almost never “pure”. [...] It has successively incorporated various currents, often from “above”, which were assimilated and transformed, or survived in a residual form, e.g. pagan beliefs which can survive many centuries. Neither is it true that folk culture was a garden separate from the formal culture of masters]. He gives examples of such assimilation and imitation, such as copying the style of the sacred art in folk sculpture and painting. He does not remain only within the Slavic civilisation, either. Starting – characteristically – from Lithuania, he makes an anthropological journey over to Scandinavia. He does not contend himself with commenting on modern times. He reconstructs the history of folk culture from the modernist fascination with Highlander culture to its made-for-tourists “Cepelia”1 version in the Communism. Folk culture behind the Iron Curtain, he claims, has also been transformed into a propaganda means. The folk – its creator, moulds into the proletariat, the working people, who aspire to the role of creators and consumers ������������������������������������������������������������������������������������� with which the Communist regime has treated folk culture: ��������� ��������������� ������� ��� ��������� ����� ����������� ������������������������������������������ ������������������������� ������ �������� ������� ��������� �� �������� ��������� ���� ���������� ���� 1 Folk and Art Industry Centre – folk handicraft co-operative (1949-1990). 107 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. ���������� ��� ����� ����������� ����������� �� ���������������� ����� ����������������������������������������������������������������������� ����� ������������������������������������������������������������ ������������������ ���������������������� , 1959: ����� 131-132) ������������������������� [The ������������� The relation of ��������������������� ������������������ the communist authorities to folklore is ambiguous and actually irrational. One the one hand, they aim at industrialisation, which destroys folk culture; on the other, they support it, on the condition that it be suitably corrected and vulgarised. [...] Folk song, “massed”, with its “quirks” rubbed down, with all that’s unnecessary thrown away [...] is a horror and most often a tool of totalism]. The process of making folk culture to mass production in socialist countries was not much different from similar practices in the west, where black music was promoted to wider circulation, and in westerns there appeared suitably civilised ������������������������ �������������� ��������������������������� ����������munism it served heavy-handed politics, and in the Western democracy, political correctness... ������ ����������� ������� ������������������������ ������� ����������������� means on the European ground. He relates the American highbrow-middlebrow division to the sharp contrast between intellectuals and intelligentsia which has had a long tradition in Europe and an inspiring effect on poetry, not only that of the turn of the century. Referring to the interwar period, the poet draws a line �� ����������������������������������� ����������������� ����������� �����������2, and intellectuals who gathered around the artistic avant-garde, the source of the ��������������������� ����� ������� ������������������������ �� ������� ����������� Gombrowicz located his prose, as he was fighting an intellectual’s battles with intelligentsia. After the war, due to central culture management, that division had been upset. In fact, the conflict might have become even more acute, as the artistic taste of the intelligentsia began to turn “mass-like”, and the intellectuals, pushed to the margins of cultural life, partly went underground or emigrated. The poets shares the view of Dwight MacDonald (2005: 42), who claims that: Until about 1930, High Culture tried to defend itself against the encroachments of Mass Culture in two opposite ways: Academicism, or an attempt to compete by imitation; and Avantgardism, or a withdrawal from competition. Academicism is kitsch for the élite: spurious High Culture that is outwardly the real thing but actually as much a manufactured article as the cheaper cultural goods produced for the masses. �����������������������������������������3: ������ ������ ������ ������� ������������� ������ ����������� ���������� �������� ������ ������������ �������� � ����������� ��������� � ������ ��������������������������������������������������������������������������������� 3 Literally: “Review” – a weekly, established in 1945. 108 On Kultura Masowa nieraz wyszukanymi dowcipami. Ten gatunek tygodnika jest nieznany ����������������������������������������������������������������� ������������ �������������������� 1959: 139) [which combines advice on social life issues, fashion, thrillers (often by the best authors) with information, graphics and oftentimes very sophisticated jokes. That type of a weekly is unknown in the West – where no periodical with a circulation of 400,000 would not dare to print Kafka’s short stories]. “Przekrój” was a cultural hybrid in the times of socialism. It combined the elements of popular culture and high culture in a shape in which it was able to �������������������������� ������������������� �������������������� ����� ��� ���tural chaos in the country in which official order was established with a heavy hand. Additionally – between the lines – he suggests that the process of cultural homogenisation has not yet fully taken place in Poland. Moulding the recipient top-down gives an official pretence of social uniformity – and “Przekrój” is its patent contradiction. Steering the culture centrally in totalitarian states could remind only those who do not know its rules of functioning, of the subsidy system in the West, as described by the author of���������������������������������������������: ������� ������������� ������������������������������� ������������� ������������ �� ������ ��������� ������������ ���������� ������� ���������������������� ����������� ����������� ������ ������������� �� ������������ �������� ������ ���������� ��� ������� ��� ��������������� ���� ������������������ �������������������������������������������������� zakupy przez muzea (������� 1959: 134) [Today, “high culture” in the West is mostly subsidised. Subsidised are almost all literary monthlies – by foundations, universities or publishing companies [...] Subsidised are the more difficult books [...] Posts at universities for writers (America), scholarships for artists’ education, awards, museums’ purchases come from subsidies]. In the West, however, the system of institutional support for high culture was characterised by that blessed cu r se, or cu r sed blessi ng of freedom, which ������ ���������� ������ ��� ������� ��� ��������� ������ ����� ������ ��� ���� anthology’s author’s reflection is undoubtedly one of the most crucial parts in the ������������������������������������������� ��������������� ��� ������������� freedom, when an artwork is measured with aesthetical value criteria, the creator – a refugee from a totalitarian world – was sometimes stranded, unable to find himself in a situation of full autonomy, which he felt to be a useless feature. Let us quote Rudnicki’s own words: ������������ ����������������������������������� � ����� ������������ ����������������������������������������������������������������������� ��������������������������� ������������� ��������� ��������� ����������������� ������������������������������������������������������������������������ ������������� �������������������������������������������� ���������� 109 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. �������������� ����� ��������������� ��������������������, 1959:135136) [With us, there are no redundant cards, everyone takes part – for or against! Even if you don’t want to, even if you hate something, your hatred gives you a raison d’être, a voice, makes you a philosopher, ideologist, human. [...] There a fascination in it, an idea, the power and weight of which you feel only here, in the streets here, where you suddenly see that you don’t know what to do with your freedom, where you see it can – kill]. ��������������������� �������������������������� ����������������������������� ��� sense of personal importance – as in their work they act against the system which ties their hands, but which through its existence also validates their actions – then ��������������������������������������������� ����� ����������������������������� high culture created in a totalitarian environment. He writes: ��������� ������� ���������� �� ��������� �������� �������� � �������������������������� ��������� ������������ ������ ���������� ���� ���� ����� ���������� ��������� �������� �� ���������� ��������� � ������ ������� �����������paradisum doctorum, infernum rusticorum, ���� ������� �������, 1959: 136) [Yet let us state cruelly that “high” culture wins in conditions which are unbearable for the average individual; the individual would smash it just in order to have decent clothes, refrigerators and cars. In Paris Rudnicki missed Poland, paradisum doctorum, infernum rusticorum, after all]. The victory of high culture over mass culture in the socialist countries is illu������������������ ������������������������������������������������� ��������������� a social demand for high culture, thus destroying infernum rusticorum alone will ���������������������������������������������������������������������������������� addresses such a booklet to the Polish reader, if the Western version of mass culture reached the said reader in trace amounts, the local socialist realism did not satisfy anyone’s needs and, basically, between high culture and folk culture there stretched an undefined space, not conquered by middlebrow culture. The author states that in Poland there has not yet occurred a homogenization process advanced enough to unify the labourer, peasant, clerk into a collective type of recipient. And in his opinion the best moment to present the issues of mass culture to the Polish intellectuals, so that they may anticipate the phenomena to be observed soon and – in the situation which gives them a privileged position – take actions to weaken its invasion. Unity of culture in its high-, middle- or lowbrow ������������� �������������������������������� ������������� �������������������� with new elements, towards which the work of the élites will have to take a stand. The poet speaks about the future with surprising intuition: ����� ������������� ����������� ��������������������������������� ������������������������������������������������ �� ��������������������������������� ����������������������������� ������������������������ ����� ����������� ����������������������� 110 On Kultura Masowa ��������������������������������������������������������� ������������������� ��������������������������������� ������� ������������ ������������ ��������� �� ������ ������ �������� ����� ����� ����� ���������� ����������� �� �������� �������������� ���� �� ������� ����� ����������� ���� ��� ���������� ���������� �������������� (������, 1959: 140) [If we agree that the mass character is inevitable, the following possibilities, roughly defined, appear in the planned economy: 1. Destroying “higher” culture as something unnecessary, which is no solution. 2. Protecting it in reserves for rare animals, due to its “laboratory”, “experimental” value. Such culture, however, will be sickly due to a narrowed area. 3. Richness, variety of levels, with constant movement among them. [...] Only by keeping in mind the fact that the needs of particular groups are different, the kitsch may be reduced to a relatively harmless size]. Bringing the discussion on mass culture into the Polish language would mean as much as showing its possible consequences to its participant. L’homme moyen sensuel ����������������������� ������� ������ ����� ������� �������� ���� �������� �� Edward Shils, who seeks Marxist roots in the criticism of the industrial society, and who places the Polish poet among the intellectuals leading in that criticism. Shils believes that the Marxist sympathies of mass culture critics have them form accusations against it, because it opposes their fantasies of a “height of humanity ������������������������ ����� ����� ����������� � ����������������������� ����� �� against its will, like once their spiritual masters wanted to create a new human on ������������������������������������������������� Mój system odniesienia jest inny: kraje, gdzie masa albo pozostaje ������������ ���� ����� ��� ����������� ��������������������� ������ ������������� ���������� ������������ ������ ���� ������ ���� ������ � ���� �������������������� ������� ��������� ���������������������������� ���������� ��� ����������������������������, 1959: 144) [My system of reference is different: countries where the mass is either formless (which might raise hopes?), or is squeezed into a clearly artificial, inconvenient form, which not only won’t make it to geniuses, but may even force it to seek its only entertainment in drinking or bear wrestling]. The Polish poet doesn’t aim to attack l’homme moyen sensuel. On the contrary, he notes something that escaped Shils: ��� ��� ��� ����������� ���������� ������ ���� ������ �� �������� �� ������������ ����������������� � ����� ���������������������������� ���������������������������������������� ����� ������������� ������dach (������, 1959: 144) [For that same average man who cares only for money and pleasure, at the same time carries in himself impulses which are able to entangle him in ideology, politics, poetry, and even make him die on the barricades]. 111 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. ����� ��������� ��������� ����������� �� ����� �������� �������� ��� ������� ��� addressing the anthology to the Polish reader in the late 1950s. The stay in America let the poet acquaint himself with the situation, new for him, of – shall we call it – literary communication in the New World, orient himself in what cultural system he was functioning and what recipient he might count on. In the preface, Przedmowa, he notes that literature and art should be aware of the conditions they are developing in, and if a component of the said conditions is mass culture – called ���������� ������������� ����������������� ������� ������������������������� ������� contemporary to the poet. Let us thus say that reading the collection from which the translated sketches were taken, was useful for himself as a writer who found himself in the new conditions for creating. Yet if he passes them further to the Polish intellectuals, then not only to broaden their horizons. It is, as it seems, also about the l’homme moyen sensuel ����� ����������������� reader of Kultura masowa to think of. First, because he sees the future of culture as a kind of circulation of its higher and lower products among the social groups. Second, because he sees the vacuity and evil of socialist realism and is afraid that high culture may be closed in the social trenches of élites, unable to permeate to lower social strata, which in turn are in danger of becoming the more stupefied. ������ ���������� �������� �� ������ ������� �� ������ � ��������� ����������� ������� ����������� ����������� �� ������ ����������� ���� ���� ����� ����������� ���� ������ ��� ��������� ������������������ ������� ����������������������������������������������������������� ��������� ������������������������������������������������� ���������������� ������ ��� ���������������������� ������� ��������������������� ��������� ���������� ���� ���� ����� �������, 1959: 145) [Right were all ������ �� ������� ������ � ��� ��� ��� fight against true thought, true literature and art saw not only a source of distress for the élite, but a serious danger for the very masses; all those who, like artists dreaming of producing beautiful items of daily use, proved that they believed in some or other communication between high culture and mass culture, despite the authorities’ hostile attitude towards that idea]. For the higher impulses inside l’homme moyen sensuel, the writer decides to anticipate the development of culture in Poland and wishes to give a testimony to the captivity of minds in democratic conditions with the few sketches. After all, it seems that such closeness in time of the ���������� ����� [The Captive Mind] and the anthology discussed here should not be surprising. Both publications are divided by mere six years, and only four passed between the issue of Zniewolony ��������������������������������Mass Culture... ������������������������������������ ����� ��������� ��� �������� ��� ���tements of Karl Jaspers and Witold Gombrowicz on ���������� �����, one might in a similar way compare two level of reading the book: the moral level which stresses its metaphysical aspect, according to Jaspers, and the cultural, or sociological one suggested by Gombrowicz. The author of Kosmos [Cosmos] distinguishes two ������������ ������� ��������������������� ��������������������������� ��������� ������ 112 On Kultura Masowa explain the poet seeking parallels between mind captivity in the East and in the West. While in Miasto bez imienia [City Without a Name] or in Widzenia [Visions over The San Francisco Bay] he shows rather a personal sense of alienation in the New World, weariness and disgust with rubbish, what prevails in Kultura masowa is his sociological passion, reflection on culture mechanisms and dynamics, which brings the text closer to – ���������� �����. In that sense, Kultura masowa may ����������������� ��������������������� �������� ������������� ������������ ����������� of a person from the East or the West, but of a member of Western civilisation in the early 20th century: spiritually crippled by war, enslaved by authoritarian government systems or mass media active within exemplary democracies. Yet the anthology is not to fortify its few (as it were) readers from behind the Iron Curtain. It is rather a report – depressing with its conclusions, but still realistic – about the mental condition not only of l’homme moyen sensuel! In that sense, Jaspers’ words about �����������������may be related to it: ������������������������ ����� � ����������������������������������� ������������������������������������������������������������������� ������������������������������ ������������������������������������ �������� ����������������������������� ������������������������������� ����������� ������� ���� �� ��������� ��������� ����������������� �������� �������������������� ���������� ��� ��������� �Czarnecka, 1992: 254) [The eternal opposites of good and evil, nobility and wickedness, truth ��������������������� ������������� ����������������������� ��� �������� writes, even if they are not put in convenient, well-rounded formulas. [...] Here the heart comes to the fore, a heart which trembles at the sight of any reality which destroys people, and the eye of great psychological precision, the sense of injustice, incapable of tricks]. In the sociological diagnosis, Jaspers finds metaphysical motivation, which – ������������������������������������ ��� ����� � ������������������ ��������� ��� writes. The antinomy: universal – makeshift, on which the poet builds his literary statements, is also present in Pytania do dyskusji, and bears testimony to the state of culture of the middle 20th century in socialist countries and shows its spiritual ������������������� ��� ��������������������������� ����������������� ������������������� because it is based on evil. Censorship, lack of freedom, printing ban, the falsehood of socialist realism which popularises a certain anti-humanism, are doubtlessly evils of a greater specific gravity than the evils of mass culture, which are: mental shallowness, impoverishment of aesthetic taste, lack of originality or promoting a false vision of the human. But still, we are talking about a lesser or greater evil, not about any opposing values. ������������������������������������ ���������������������������������� ���������������������������� ������������ ������ �������� ������� ����������� � ��� �� �������� �� ������ �������� ��� ����� ������� ������ ������ ��� ���� ������������ ���������� ��� ����� ������� ����� ������� ��������������� ���������� ������������������������ � ��������������� ����� ������������������� 113 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. was to remove the barrier, Poland would immediately be engulfed by commercial mass culture, and that to a much greater degree than it was before the war, as then there were no social conditions for that since almost all of the countryside (at that time farmers made up a vast majority) were excluded]. ������������������������������������ �������������������������� ��������������� critic of the social relations of the Interwar Period. Yet the poets adds that an analogous process of mass culture deluge would have occurred much more violently in Russia. This means simply that popularising materialist philosophy in socialist realism slogans – in the opinion of the author of ��������������� – brought abundant harvest there. That the people brought up in socialism, deprived of subjectivity, who do not ask about any supernatural reason for their existence, and who use a quantitative and not qualitative criterion for assessing reality, will enthusiastically add colour to their dull lives with kitsch. After all, let us agree that the average representative of Western culture, who has not been subject to political indoctrination, reaches for mass culture product no less willingly. Here, the essence of ���������������������������� ������������������������������������ ������� �� ��������� imagination of the modern human – resulting from unquestioning acceptance of a scientistic image of the world – the impersonal technologizing of life which has transformed people into a social mass, the tragic history of the first decades of the past century, have all warped human understanding of good and evil. Maybe saying that mass culture is one of the faces of Ulro in the opinion of ������� ����� ������������������� ������������������������������������������������� supposed to be the place where the spiritual wreck exists who was stripped of his faith in the supernatural order of the cosmos by the scientific worldview, what can mass culture have to do with that? And yet it does. Art deprived of the metaphysical �������� ����������� ������������������������������������������ ������������������� of his times – reflects those changes in thinking which have made the land of Ulro real. As a representative of sub-art, mass culture is the most primitive mirror of those changes. MacDonald (2005: 43) writes: There are theoretical reasons why Mass Culture is not and can never be any good. I take it as axiomatic that culture can only be produced by and for human beings. But in so far as people are organized (more strictly, disorganized) as masses, they lose their human identity and quality. Mass culture is not good in two senses: aesthetic and axiological. Not losing faith in the impulses of good which dwell inside l’homme moyen sensuel��������� actually respects him more than Shils, who attacks the former. He resents: ������������ ������������ ���������� ������ ����������� ������� ������������������ ��������� ��� ��������������������������������� ���� ��������� ������������� ���������� ����� l’homme moyen sensuel, ����������� ��������������������������������, 1959: 145) [The followers of the politically efficient kitsch, trying to obtain the “uniformity” of 114 On Kultura Masowa culture, for the fact that the fruit of their work was not the “new human”, but an emotionally shrunk human, an old homme moyen sensuel just aching and hateful]. In that context, the letter to Jerzy Turowicz of October 1952 with a “repair pro���������������������� ������� ������������� ���������������� ��������� ��������� on the future of intellectual élites and l’homme moyen sensuel. If the poet proposes a certain intellectual contraband to the editor of “Tygodnik Powszechny”4: ���������� ������������������������������������������������������� �� �������� ��� ����������� �� ������������� � ��������� ����������� �� ������������������������������������������������������������������� ���������������������������������������������� ������� ���������� ���� ������� ��������� ������������������������ ������������������������ ����������������������������������������������� ���������������������� �� ��� ����� ��� �����������������������������������������������zukiwania. [I repeat, I see a chance and I feel a great void, I feel it due to the chaos and the young shavers thrashing about in literature, and since talentless writing blooms in Poland and thousands of the young people most mentally active come in contact with it, we need to be able to convince them that literature itself is rubbish, that no one can discover any wisdom and guidelines on the way of life therein and there through, that they need to seek beyond literature, and that we (you, sort of) don’t want to convert you, but just give you the tools to seek with]. It is in order to use the crack between the conservative ideology of church institutions, the tendency of “Pax”5 to compromise, vulgarised Marxism and true Marxism, and show valuable philosophy and modern art in a non-distorted form to the Polish intellectual and the intellectual-to-be. The falsehood of mental life in ����������������������������������������������������� ���������������� ��� ��������������� ���������������������������������� �������������������� ��������������� ������������������� ����������� ��� ����������� ��������� �� ������� �������� �������� ���������� � ��� ���������� ���� ���� ������� ��������������� ���� ����������� ������� ���������� ������������� ���������� ��� ������� ���� ������ ���������� �� ��� ���������� ��������� ��� ������ ���� ������ �� ���� �� ������������ ��������� ���������������� ��� �������� �������� ���������6 [we would need some programmes of a special school, with some digestible name, for instance within the Clubs of Catholic Intelligentsia7 or separately, then attract young writers to such a school, and treat it not as a means 4 Tygodnik Powszechny [General Weekly] - a Polish weekly magazine focusing on social and cultural issues, published since 1945. 5 The PAX Association - a pro-communist secular Catholic organization created in Poland in 1947. 6 Ibid. 7 Polish organization grouping Catholic intelligentsia, founded in Poland in 1956. A mild Catholiccentre opposition group in communist Poland. 115 Ewa Kolodziejczyk. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. of indoctrination, take everyone, cunningly develop in them the conviction, a breeze, that if you want to be a poet, a writer, then it’s just not possible without knowing the 20th century philosophy, and show them the ideological situation, going from today backwards...]. Kultura masowa ��� ������������� ����������������������������� ������� ������ poet encourages Turowicz to take. �������������������������������������������������������������� ������ ������� If we view the works of the author of Ocalenie [Rescue] – according to his declarations – as arising from the need to praise things because they are, to describe and extol the esse, then ���������������, ����������������, Kultura masowa and Ziemia Ulro [The Land of Ulro] must be seen as resulting from that attitude: they defend and attempt to save the esse��������������� ���������Kultura masowa to be useful, and mainly because: ����������� ��� ����������������������������������� ������� ������ ������������ ��������� ������������������������deux ex machina, ale ��������������������������������������������������������������������� [In the end, it’s not about giving to understand, by showing human sin, that somewhere behind the curtain works some deux ex machina, but not to demean the Etre, even in its tangible and earthly forms]. Works Cited ������������ �� ����� ���������� ������� ��������� �� ������������ ���� ��������������������� ������� [Jaspers and Gombrowicz: Two opinions on The Captive Mind]. In ���������������������������������������������� Komentarze [������ ���������� ������������� ����� �������� �������� ���ments]. Kraków. MACDONALD, D. (2005). “A Theory of Mass Culture”. In Popular Culture: A Reader Raiford Guins, Omayra Zaragoza Cruz (eds.). SAGE. ������������������ Kultura masowa [Mass Culture]. Paris: Literary Institute. ----- (2001). ������������������������ ����������������� ���������� [Forgive me that I’m writing to you as if you were a planning office]. Letter to Jerzy Turowicz. In Tygodnik Powszechny 4. 116 SCIENCE FICTION AS AN EXCUSE FOR POLITICAL CRITICISM: DICK’S VISION OF POLITICAL SIMULACRUM Hadrian Lankiewicz ��������������������, Polonia Resumen Este artículo revisa la función de Philip K. Dick, famoso escritor norteamericano de ciencia ficción. Su producción literaria recibió la atención merecida por parte de la crítica literaria más reputada, que ofreció un análisis de su novelística situándola mucho más allá de los cánones de la ciencia ficción. El autor del presente artículo asume el modo metafórico de estos textos identificándolos con un oxímoron o una metáfora materializada (Warrick, 1987) como punto de partida para un análisis posterior. Esta perspectiva permite analizar la narrativa de Dick desde un punto de vista más amplio de ficción política. Así, es posible percibir sus textos como una sátira mordaz del régimen capitalista y de sus elementos intrínsecos de control. Se dedica atención especial a The Simulacra, novela que refleja el concepto de simulacrum de Baudrillard para indicar la manipulación de las autoridades a través de los medios de comunicación y de la situación actual del mundo existencial. Palabras clave: ciencia ficción, metáfora, ficción, política, The Simulacra. Abstract The article takes under scrutiny the fiction of Philip K. Dick, a renowned American science fiction writer. His literary output received due attention from recognized literary critics offering insightful analyses seeing his fiction far beyond the canon of science fiction writing. The author of the present article assumes the metaphorical mode of his fiction identified as an oxymoron, or a metaphor made literal (Warrick, 1987) as a starting point for further consideration. This presumption allows us to perceive Dick’s writing in a broader frame of political fiction. This platform makes it possible to construe his writing as a mordant satire of capitalist regime and its constitutive elements of control. Particular attention is given to The Simulacra, a novel epitomizing Baudrillard’s concept of simulacrum to skewer the manipulation of the authorities through media and present the condition of the existential world. Keywords: science fiction, metaphor, fiction, politics, The Simulacra. 117 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Artículo The history of politically engaged literature reaches ancient times. Most often political fiction is presented as a literary subgenre, however “the boundaries of this genre are very difficult to delimit” (Dickstein, 2008) with some critics reserving the label to the writers like Vidal and his Washington, D.C. (1967), Burr (1973) or 1876 (1976) novels exhibiting machination of the political class, or postmodern theorists who totally deny the existence of this genre such as Jameson (1981, cited in Dickstein, 2008). One may also take an approach after Eliot in Felix Holt, the Radical (1866) that “there is no private life which has not been determined by a wider public life” (cited in Dickstein, 2008) and make the genre very ample. Classical examples featuring politics as an important plot element might be Plato’s Republic (ca. 360 BC) or Moore’s Utopia (1516). Contemporary literature offers a wide array of publications falling into this category. Some authors communicate political content in a very straightforward way in their titles e.g. When the White House Was Ours by Porter Shreve (2008) others, like Pynchon in Vineland (1990) or Doctorow in The Book of Daniel (1971) in writing in the post-modern convention make political allusions more camouflaged. Some use Kafka’s, or more precisely Kafkaesque style, to skewer threatening and pointless bureaucracy or, as defined by his biographer Adler (2001: 4), to present “nightmarish situations, and all pervasive bureaucracy, looming totalitarianism, infinite hierarchies, and a deep existential angst” Catch-22(1961) by Heller elaborates on the motif of bureaucratic absurdity, or Slaughterhouse-Five (1969) by Vonnegut “depicts history as a murderous blight, a maw that consumers individual lives, a bit of meaningless madness” (Dickstein, 2008). American literature, because of its practicality and possibly historical background took a political stance from its beginnings. Even if, as Dickstein notices, it was not that successful in this regard as the literature of some other countries in which “politics is part of the air” they breath, he mentions a great deal of exceptions in American twentieth century literature of political concern (Dickstein, 2008). The literary genre of science fiction offers additional possibilities in this regard. Normally, it presents either utopian or dystopian fiction exploring social and political structures. While utopias pursuing a political satire offer a version ofan ideal image of the world contemporary to the writer, dystopias create nightmare images extrapolating future developments from current trends. As the number of utopias and dystopias in science fiction is really overwhelming, the author of the present paper mentions only some illustrative examples. Somewhat British classics in this regard are Brave New World (1932) by Huxley, Animal Farm: A Fairy Story (1945) and Nineteen Eighty-Four (1949) by Orwell. American contribution is represented by Starship Troopers (1959) by Heinlein, The Dispossessed: An Ambiguous Utopia (1974) by Le Guin, The Mars Trilogy (1990s) by Robinson, or The Dune (1965) by Herbert. The last mentioned book represents a trend in sci-fi development associated with the New Wavebreaking the canonical science and technology based constrains established in the Campbellian era. Identified as soft science fiction 118 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... by exhibiting a greater concern for style this new trend finally brought science fiction to the doorstep of the literary mainstream. Primarily concerned with social or psychological issues the New Wave science fiction became also a platform for discussing political issues. The writer in focus, Philip K. Dick, is undoubtedly one �������������������������������������������� 1. A PARTICULAR CASE OF PHILIP K. DICK’S FICTION Philip K. Dick, one of the most American science fiction writers was praised for his originality and novelty by renowned critics (cf. Heer, 2001) and other writers (cf. Lem, 1973, 1975). Literary authorities eulogized him as the American Borges or Dostoyevsky of the twentieth century or even the Shakespeare of science fiction (cf. Lankiewicz, 2008: 11; Freedman, 1988). Themes raised in his writing oscillate around social, political and metaphysical issues. His political satires aim at unmasking the monopolistic corporations, authoritarian governments or more generally any machination – the control system (matrix) while making astute comments pertaining to the existential condition of the modern world. His writing is ostensibly canonical science fiction. He uses the gadgets of sci-fi to extrapolate from his contemporary situation and present dystopian vision of the future as a comment on his contemporary times. He achieves his literary ends envisaging strange worlds dominated by entropy and chaos while baffling the reader with unexpected plot twists, whimsical humor and logics known only to him. Critics frequently raised the problem of classification of Dick’s literary output. Fekete (1984: 80) epitomized this discussion in a question “… of whether the Dick canon is a canon of writing or of particularly SF writing”. Warrick (1987: 200) chose to term Dick’s writing as quantum-reality fiction to underscore its adequacy to the quantum physics reality presented in his worlds and heavy metaphorical nature of his style with oxymoron as a dominant mode (ibid., 2).The metaphorical, many a time, is realized through the intended humorous effect, as it is emphasized by some interpreters of Dick’s literary output (Lankiewicz, 2008). 2. POLITICAL BACKGROUND TO P.K. DICK’S FICTION Politically engaged fiction as Dickstein (2008) articulates is triggered by nation calamities or cataclysm in history, or assuming a more moderate approach, moments manifested by social or political upheavals, or simply interesting times. Dick surely happened to write in very turbulent times in American history of the 50’s, 60’s and 70’s dominated by the terror of the Cold War and the fight between left and right ideologies, capitalistic expansionism etc. Overlooking social and political events in Dick’s literary output would be, as Robinson claims, neglecting one of possible metaphors for his novels (1984: 11).Warrick in her analysis of Dick’s works (1987: 88) made it clear that in his prose “everything that exists has contemporary aspects” or that “The fabric of his fiction is a patchwork quilt stitched together from the people, places, and events of his personal life, transformed just as he transformed the events of our national life with his wildly inventive and distorting imagination” 119 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. (ibid., 4). Heer (2001) presents a controversial image of Dick overwhelmed with leftish ideology: Dick’s fiction of the 1960s resonated not only with the counterculture but also with the New Left. Dick, who came of age in Bohemian Berkeley, infused his novels with a satiric radicalism. As he noted in his diary, “I may not have been/am CP [Communist Party], but the basic Marxist sociological view of capitalism—negative—is there. Good.” Dick’s political imagination is evident in his recurring focus on the world of work. Writer’s discontent with fighting capitalism is surely the dominant theme also in Robinson’s (1984) analysis of the selected novels by Dick. Nonetheless, it would be unfair to perceive his writing only through the dimension of Marxist ideology. No doubt, Dick’s fiction wears undeniable traces of political discourse (cf. Durham 1988, Fitting 1974) and is clearly engaged in contesting the system. The controversial question remains which system is under criticism. The most probable answer is any matrix plotting against his “little” men. The author of the present paper calls it elsewhere machination of the universe (Lankiewicz, 2008). Postmodernist criticism of Palmer (1991), referring Dick’s writing to the concept of simulacrum and hyperreality, offers an additional perspective to the alleged machination. 3. METAPHOR AS A LITERARY CHOICE Dick’s writing is surely very controversial. Even those who appreciate his writing occasionally blame his oeuvre for artistic soppiness and lack of commonsensical logic. Artistic blunders, most common in the books of the 60s, are ascribed to his speedy creations (Gillespie, 1975: 20). There are, however them, as Le Guin or Silverberg, who find a method in stylistic inconsistencies perceiving them as a way of expression matching the pursued goals (Robinson, 1984: 76). Fitting (1983: 234), for example, conceptualizes an opinion that Dick’s narration constitutes a challenge to the idealistic delusion of reality as inherently unchangeable, natural and objective. Thus, what some construe as the imperfection of the form, others perceive as a means of expression. Dick’s prose, particularly the one of the 60s, largely breakes with the conventions of the science fiction genre of the technically oriented Golden Age. His fictitious worlds are designed to represent a metaphor for present-day society of his time. The expanded metaphor possesses the quality of a disfiguring mirror intensifying the final satirical effect. The caricature is so much exaggerated that the reader may have difficulties in recognizing it at the first glance. Quantum physics fiction, as proposed above, puts a burden on the reader of joining apparently disconnected elements into the bigger picture, and this sometimes requires several careful readings. Only then, the metaphorical image crystallizes in the mind of the reader. Robinson (1981: 69), using Barthes’s notion of “the effect of the real”, demonstrates the functioning of metaphorical meanings in Dick’s prose. In his opinion, Dick’s literary metaphor seems to be the elaboration of an everyday saying, e.g. the 120 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... President is a robot controlled by hidden forces. In real life this sort of statement does have a big effect on anybody, but in the world of a novel it becomes reified, manifesting itself with a particular image of fictitious reality. With recourse to the fantastic vision of the future, the problem obtains its gravity. Then, the novel may be interpreted as the embodiment of futuristic technological possibilities which is the part of our history and our existence (ibid.). The metaphor of this type shapes people’s political reasoning and it may be used as a conceptual matrix for better understanding of any political reality. The use of a metaphor in the futuristic world of science fiction seems to be compatible with the function of memory in the political theory of Fanon evoked in literary criticism of the sci-fi genre by Taylor (1975: 34). Memory in this theory constitutes an instrumental function of the mind shaping the past according to its own needs. This, in turn, resembles a creative activity of an artist who selectively describes and immortalizes a thing or phenomenon. This selective activity makes the present overlap with the past. Taylor (ibid.) relates the present to the other temporal direction: But the present encompasses not only the past, but the future as well, albeit in a different form. The possibilities of the future lie latent in the present, awaiting the selections that determine reality. Alternate worlds can be the key to the reaction of the present: through the process of fictional dreaming, present events may reappear in new lights and the world takes on new form. The future and the past meet in the present, where they are interpreted and given meaning and thereby interact to influence each other. ���� ��� ���� ����������� ��� ���� ���� ����� �������� ������� ���� ��� ������ ���� ���������������������������������������������������������������������������������� this new platform allowed him to join two passions: one for realistic literature and ���� ������ ���� ����������� ������������ �������� ��� ��������� ��������� �������������� ���������������������������������������������������������������������������� 4. SIMULATED WORLD OF LATE CAPITALISM A possible metaphor for Dick’s fiction might be lifting the veil of the capitalist regime, the way it holds control over people. A satire has, as its constitutive elements, the magnifying grotesque apparently rendering the object of criticism invincible to intensify the comical hence capitalism in Dick’s novels remains unalterable. Robinson (1984: 78) mentions three novels of triumphant capitalism. They include: The Penultimate Truth (1964), The Simulacra (1964), Clans of the Alphane Moon (1964), and Now Wait for the Last Year (1966). Warrick (1987: 87) adds to the list Dr. Bloodmoney(1965), in which capitalism does seem to be as victorious as in all aforementioned books of the period. The novel epitomizing the problem under scrutiny directly in its title is The Simulacra exposing American “democracy noir” with a central metaphor pertaining to the manipulation of media information by the political establishment 121 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. (Piagetti, 1975: 28). Dick excels in this novel commenting on misuse of power in his technique of making the metaphorical literal (Warrick, 1987: 29). In this book Dick “turns to biting political satire rather than the straight political criticism he wrote in his earlier novels” (Warrick, 1987: 89). The distorted vision of the world is funny and cynical at the same time. The world is controlled by Baudrillard’s simulacrum incapacitating people’s perception of reality. The matrix, standing for power and control, generates illusionary worlds in which ubiquitous merchandize is to supplement reality and saturate the world with meaning, even the President turns out to be an android with a public image of a human being. Ironically, citizens, uncritically consuming media broadcasts, taken in by the fake image, resemble the mechanical of the android itself, who in turn is positive about its own humanity. Dicks’ androids are not to demonstrate that “the robots are just like us”, they rather communicate the sad truth that “we are just like the robots” (Robinson, 1984: 29). In Baudrillard’s theory simulacrum is the result of the evolution of the sign and its gradual disconnecting from its meaning in the process of human perception. In the modern world there is no connection between the sign and reality or any transcendental truth, and the sign “bears no relation to any reality whatever: it is its own pure simulacrum” (Baudrillard, 2000: 405). Thus simulacrum is the only truth: “transition from signs which dissimulate something to sign which dissimulate that there is nothing, marks the decisive turning point”(ibid.).When reality has been erased, the sign represents merely a nostalgia for this reality which boils down to “a proliferation of myths of origin and signs of reality” (ibid.). Any truth, objectivity or authenticity seems to be second handed. The referential function of the sign constitutes a utopian claim, which Lacan (2000: 62) perceives as the inability of “getting outside language, and that language is innately figurative, not transparently referential”. This stance makes the sign devoid of transcendental meaning and instead referring only to other signs. Modern world is full of second hand references of the sign. Counterfeited brand merchandise is a good example of a figurative vision of life. Other instances are offered by technological achievements such as an e-mail, virtual reality, flight simulators, or hyperreal inventions in the culinary art, e.g. sweeteners containing no sugar and decaf containing no caffeine. Life in the present world seems to be a great metaphor of reality. Fiction has entered reality or reality has become fiction rendering life to be a literal (verbatim) metaphor. The Simulacra (1963) presents a metaphorical vision of the world contemporary to the writer. With the making of metaphorical literal the reader gets a tangible reification of ideas standing for the basic emptiness of the sign translating into the criticism of American society dominated with ubiquitous capitalism. Taking into account the publication year of the novel it is certain that the crucial theory of simulacrum was surely unknown to the writer since it became disseminated about twenty years later, however, the eponymous heroes (the President and the First Lady) embody the basic concept which adds an additional dimension to Dick’s satirical picture of the world controlled by money and merchandise. He makes this 122 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... control verbatim, it is merchandise – the simulacrum of the beloved president – that motivates citizens’ actions. Presenting the whole government as a fraud, Dick depicts the fate of his typical “little” working men – one can hardly find heroes in his novel (Le Guin cited in “Criticism and Analysis” (1996) – whose life is an illusion constructed by political conspiracies. They count for the establishment as much as pawns on the chessboard. Using German terminology (justified by the political situation of the book), Dick stratified the novel’s society into ‘Ges’ (Geheimnisträger, “bearers of the secret” constituting the elite and ‘Bes’ (Befehlsträger, “implementers of instruction”, working people). The secret in question, for the political elite consisting of high rank government, military, police officials, and business people representing big cartels, is that the President is an android (simulacrum) and the First Lady Nicole Thibodeaux a consummate actress acting a part. The novel presents the world of the twenty-first century divided into a number of superpowers. One of them is a trans-Atlantic political entity of The United Stated of Europe and America. The main plot oscillates around the White House and the ‘Ges’ political elite which tries to maintain power with recourse to all possible means. ‘Der Alte’ – the fake President embodies, in Warrick’s (1989: 90-91) words, the literal realization of a metaphorical saying in which the US President is charged of “being a mere robot programmed by people behind the scene”. Directly related with this making metaphorical literal is the other one that it is the First Lady who keeps the helm of the countries’ politics. In fact, beautiful Nicole is the one who governs but even her power seems to be apparent when the reader learns that she is also fake, representing a second simulacrum of the novel. Real political decisions are far beyond her capacity, and are made by a secret council consisting of enigmatic members, communicating their decisions to the First Lady thorough the telecoms. At the end of the novel, where another layer of machination is revealed, the reader discovers that the chairmen on the secret council is Bertold Goltz, an alleged neo-fascist, an intrepid adversary of the government. Metaphorical references embodied in the power scheme reach far beyond the two presented above. The influence of German cartels on political decisions and the multiplication of scheming results in an image of power lost in political simulacrum according to the principle that “the specific character of every relation of force is to dissimulate itself as such, and to acquire its force only because it is so dissimulated” (Bourdieu cited in Baudrillard 2000: 407). Nicole wants to make a practical use of this principle to head off the danger triggered by disclosing the truth to the masses. She believes that a sign (her appearance on the TV screen) is a sufficient factor corroborating her reality. Her wish to be back on TV encapsulates the claim that simulacrum is the only truth: reality cannot exist without a sign. Hence characteristic words of Kongrosian (an extremely talented pianist, a psychokinetic playing with his mind without touching the piano keys, heavily afflicted with schizophrenia), directed at Nicole “If you don’t exist I’m to become invisible again – or even worse!” (Simulacra: 202). Her image, associated with the archetypical mother, the foundation of existence, is vital for his own survival. 123 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Ironically, he is looking for a tangible constant established by media (as everybody else) in the world dominated by commercials which, as he claims, are taken by him literally. He claims this illness to be exogenous which additionally accentuates the function of media in shaping human illusions. Kongrossian’s schizophrenic obsession, nourished with his inability to communicate above the metaphor level, ends with his phobias of offending body odor and the fear of vanishing. His literal turning inside out (parts of his body are exchanged for object around him) communicates a more universal truth pertaining to human existence, namely that everyone creates his own reality, which is compatible with Baudrillard’s theory of sign. Warrick perceives it as a growing obsession in Dick’s writing. “We become what we think and one of the most important elements of thinking is metaphor thinking. The metaphors the mind uses to model reality become the reality where the individual lives’ (1989: 92). However, the solipsistic perception is most often invaded by more powerful minds which “drag weaker ones into their reality” (ibid.). The function of political and commercial propaganda (of a stronger mind) is to build the desired illusion of reality. In the perspective of Baudrillard’s simulacrum the weak points of the novel appear to be the intended ones. The verisimilitude of the social novel’s stratification is none. Sometimes, the reader finds it difficult to make the difference between a ‘Ges’ and a ‘Bes’, even members of the closed family belong to a different social class. Thus the definition of the secret finds no explanation of its maintenance and consequences of treason. Not caring for the cohesiveness of the plot Dick seems to make an eye to the reader suggesting a metaphorical mode of reading. The world in which God is dead and the sign is a pure simulation, both the political elites and little people are engaged in the game of building personal illusions. The magnitude of subplots, perceived by some as flaws, in fact underscores the semiotic game, the very foundation of human existence. The more it is true about political power based on simulacrum which mutates and gets out of control. Goltz’s discussion with Nicole manifests this aspect of the sign (Simulacra: 161). “Little”, dispossessed Dickian protagonist, unaware of the condition of reality controlled by the semiotic processes of politics and business is left perplexed, schizophrenic, unable to make the whole picture of fragmentary reality. This is how Jameson interprets the cultural logic of capitalism “schizophrenic experience is an experience of isolated, discontinuous material, signifiers which fail to link up to a coherent sequence” (1984: 119). As a matter of fact, many protagonists of The Simulacra would use psychotherapists’ services if it were not for the ‘MacPhearson Act’ putting a ban on psychotherapy to build an outlet market for the psycho-pharmaceutical cartel launching a new drug substituting the therapy. Uninitiated in the semiotic game, ‘Beses’ mistakenly take the hyperreal for reality. The adored First Lady is too beautiful to real even if they admit that no one so idealistic can be found in their world (Simulacra: 94). The White House reality is so remote to normal people that they take the media image presented on a TV screen for real. The inherent desire to live a different life renders the information presented by the elite to be uncritically absorbed by masses. Significant is the 124 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... scene in which Ian Duncan, one of Dickian little protagonists coming home after brainwashing watches the First Lady on TV. His reaction to apparently commercial information featuring his ideal Nicole is frighteningly childish, he even raises his hand in response to the question posed by the image of his adoration (Simulacra: 174). The Simulacra realizes Dick’s anathema to any institutional misuse of power making metaphorical literal to visualize the constitutive element of the capitalistic regime. The future vision of the world, in fact, presents a comment to Dick’s contemporary times when controlled media and secretly guarded technology are used for manipulation, a feature characteristic for consumer societies. Capitalism as a system is immoral and unscrupulous in the opinion of Bourdieu, a French sociologist (cited in Baudrillard, 2000: 407), and it is able to function only because of a superstructure which is imposed on it by its critics. “Capital in fact has never been linked by any contract to the society it dominates. It is a saucer of the social relation, it is a challenge to society and should be responded to as such” (ibid.). By taking the example of Watergate Baudrillard expounds how this scandal was used “to regenerate a moral and political principle” or “to regenerate a reality principle in distress” (ibid.). In the light of this theory, capitalist society as such represents one big simulation presenting itself as reality. Total simulation awakes in Dick’s protagonists, particularly his “little” men, the desire for reality and this is how the system of control, matrix, gains its momentum: “The only weapon of power, its only strategy against… defection, is to reinject realness and referentiality everywhere, in order to convince us of the reality of the social, of the gravity of the economy and the finalities of production” (Baudrillard, 2000: 409). In this light any scandal contributes to the strengthening of the system in the name of symbolic law. The novel realizes the above mentioned comment in the verbatim fashion. Nicole Thibodeaux is not afraid of withdrawing the contract for producing a new android President (when the ‘die Alte’ has expired) from the politically influential German cartel “Karp and Sohnen”. Instead she seeks to make them weaker by commissioning a small American firm belonging to Maury Frauenzimmer to do the task. She is convinced that the German cartel will not disclose the secret to the public because it would be a direct violation of law. This is what one of the officials says: “This is a clear violation of basic law, of course. Such knowledge constitutes a state secret and cannot be brought before the Bes. Both Anton Karp and his father Felix Karp are perfectly ware of that: they discussed these legal aspects at their conference. They know that they – and anyone else at policy level at the Werke – would be instantly liable to persecution.” (Simulacra: 86). Law is identical to morality even if it firmly rests on imposture. The government is legal by all means to the benefit of the public good as a government official retorts to the doubts of the First Lady: 125 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. “May I say,” Nicole said drily, “that all of us are de facto criminal. Because this government – as you pointed out – is based on a fraud. And of the most primary magnitude.” “But it’s the legal government, “Gareth said. “Fraud or not. And the so-called ‘fraud’ is in the best interests of the people. We’re not doing it to exploit anyone – as the cartel system does! We’re not out to engorge ourselves at somebody else’s expense.” (Simulacra: 89-90). Nicole responds to this with an unspoken reflection ‘that’s what we tell ourselves”. A repeated lie becomes the truth in the name of a general conviction that the true basis of political power is “Not guns or troops but the ability to get others to do what you want them to do. By whatever means are appropriate” (Simulacra: 90). Political power is beyond morality, it can be perceived only in the terms of being legal or illegal. The White House scandal exhibiting the foundation of capitalist domination will probably exert a small impact on social relations. The last scene of the novel presents chuppers. Neanderthal-like humans affected by radioactive fallout are dancing, possibly their war dance, waiting for a chance in history of mankind as some observers comment their efforts. This does not seem to be a revolution (as it might seem) but just another war interspersed with local folklore. Only the fittest can survive. Chuppers obviously lack this feature, they are not equipped for that task being “Meek, small and hunched, apologetic, shuffling and mumbling, they lurched along their meager life-track, getting nearer each moment to the end.” (Simulacra: 220). In the world dominated by ubiquities capital even the social safety valve performed by the humorous, including the political satire contained in the novel, is the subject of simulation. It performs the function similar to the one Disneyland serves for America – “presented as imaginary in order to make us believe that the rest is real” (Baudrillard: 406) – that there is serious behind the humorous. In fact both notions are completely lost in the never-ending semiotic process marked by the logics of individual perception. In the novel the humorous functions as an apparent safety valve both for the protagonists and the writers, as the social critic. Ironic laughter ostensibly frees from the shackles of the omnipresent controlling matrix of capitalist domination. It offers itself as a moment of freedom but actually it communicates the sad truth of the condition of a little man in this world. Thus Martian papoola, seemingly funny Martian creature but totally controlled, used as a commercial hook to get potential clientele to move to arid Mars, as well as Loony Luke’s jalopies, cheap rusty vehicles “that just barely manage to get you to Mars” (Simulacra: 77) constitute a gap in the solid wall of authority but they function due to the unspoken permission to do so (Simulacra: 144). It resembles a situation in communist countries when the establishment allowed the existence of cabarets and skits overtly criticizing the dominant regime to simulate an illusion of freedom. Analogically to how Fitting construed The Three Stigmanta of Palmer Eldritch one may state that Loony Luke’s work “serves not to free but to enslave: to maintain and secure an exploitative and unjust system” (1983: 228). His “jalopy jungles” are a part of a bigger scheme of 126 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... simulated reality to generate the feeling of illusory freedom in the world dominated by fraud. The Simulacra offers a conspicuous metaphorical image of capitalist expansionism in the humorous comment of one protagonist on the newspaper information about the discovery of single-cell organisms on Ganymede used as a testimony of life on this satellite of Jupiter. Presupposing the existence of scandal as a prerequisite of power, his vivid imagination generates images of additional layers of excavations in which one can find contraceptives, comic books and even empty Coca-Cola bottles. If so, the information would be kept secret by the authorities because “Who wants to find out that the entire solar system has been exposed to Coca-Cola over a period of two million years?” (Simulacra: 41). The third person narrator informs us that Chic Strikerock was not able to think of civilization without Coca-Cola, its sign authenticated its existence. This cynical humor does not last with him for a long time, he shakes the cynicism off, as it is “bad for business. And we must have business as usual. That’s the watchword of the day – of not of the century.” (Simulacra: 41). His perception of the world is dominated by the production of goods. The effect of the presupposed government fraud in his humorous vision is of no effect as in his own perception business is identified with morality and is of paramount importance. The media role in distorting the perception of the world to maintain the system is embodied in another metaphor made literal in the novel of an common saying in America “those commercials really bug me” (Warrick, 1987: 91). Parenthetically, the idea of a metaphor made literal in Dick’s writing was originally raised by Robinson (1984: 67). In the novel commercials are disseminated via mechanical, notorious bug-like creatures which enter the cars and houses like pests. Kongrosian’s mind afflicted with schizophrenia takes all the commercials literally, but he is not the only one to give in to them. Whether it is the ‘Beses’ from the novel or contemporary citizen, most of them are the victims of media manipulation who uncritically or literary absorb the commercial “crap”. If one assumes that schizophrenia is a general condition of modern societies, advertising makes a good use of it shaping people’s perception according to its needs. One might say that the illness is transferred through media. Dick applying his mode based on an oxymoron presents these ideas seriously and humorously at the same time. Kongrosian convinced that his body gives off the most hideous odor, which is the result of his neurotic reaction to the commercial that begins “In moments of great intimacy with ones we love, especially then does the danger of offending become acute” (Simulacra: 68), decides to “contaminate” the “psych-chemist” of a German cartel by whisking the towel from the video phone. Humor contained in the political satire of Dick gives his “little” protagonist an illusory feeling of short-lived victory. The reader knows that he is not able to defeat the political matrix lost in the multilayered labyrinth of simulation. In the context of omnipresent simulacrum the authorities who try to hide the truth from masses are the subject of simulation themselves. Baudrillard’s concept makes the charges against the book’s as over-laden with too many ideas without meaningful vision of 127 Hadrian Lankiewicz. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. transcendence seem ungrounded. In the world where the sign is lost in referential quality transcendence is a fixation of one’s mind which may offer a tentative theory. This makes reality a personal or common illusion which Dick translates into idioskosmos (sheltered individual) or koinoskosmos (shard social consciousness) (Sutin, 2005: 48). Lonny Luke luring his potential clients with a cheap and rusty jalopy to challenge the life on Mars offers a substitution of one simulation for another. The promise of a better life appears to be the product of government controlled media plotting to solve the problem of the overpopulated Earth, the fraud, in its turn, increases the market demand for his second hand vehicles. 5. SUMMARY The humorous and serious meet frequently in Dick’s novel to intensify the satirical effect. The existential condition and the place of a human being in the ubiquitous simulation is well illustrated in the novel. The last example to be called here rests on a metaphor resting on comparing the mechanical and the humane (one of other important themes in his writing). Dick presents the protest of androids learning that their constructor will leave the Maury Fraunezimmer’s company: “If Mr. Strikerock goes,” the adult male simulacrum stated, “we go with him” (Simulacra: 58). But the bunch of artifacts is basically impotent as the owner of the factory concludes. Dick’s metaphor made literal as the dominant mode in this novel renders every man an android gradually hardening in a vat of chocolate to evoke the accident which ironically happened to a maintenance man in one of the factories and made its way to the newspapers (Simulacra: 59). The mechanical job of maintaining, possibly safe and lucrative, achieved its transposition into the amount of sweetness that kills. “It’s just too damn dreadful. It unhinges you. And the worst part is that it’s so dreadful it’s almost funny” (ibid.). “How are you going to work an event like that into your Weltanschauung?” (ibid.). Dick’s “little” protagonist tries to find a way out of the maledictory web (cf. Aldiss, 1983) through humor, madness, drugs, etc., but all of the search for the way out is like as a Chinese finger-trap, the more he tries the stronger its grip (Feehan, 1995). All in all, considering the world dominated by simulacrum it might worth mentioning Heer’s comment as a summary to the above analysis: “Dick’s portrayal of a media-saturated world where reality is lost among simulacra is just as timely as ever, so perhaps we should heed Disch’s advice to return to Dick’s splendid fiction and leave the sad life behind”. Works Cited ABRASH, M. (1985). “A Failure of Scholarship” [review of Robinson 1984], Science-Fiction Studies, Vol. 37, 12:3, 337-9. ADLER, J. (2001). Franz Kafka. Woodstock NY: Overlook Press. 128 Science Fiction as an Excuse for Political Criticism... ALDISS, B. (1975). “Dick’s Maledictory Web”, Science-Fiction Studies, Vol. 5, 42-7. [Reprinted in Olander J. and Greenberg, M. H. (eds.) (1983) Philip K. Dick. New York: Taplinge, 97-104]. BAUDRILLARD, J. (1980, 1983, 2002). „Simulacra and Simulations”.In D. Lodge and N. Wood.Modern Criticism and theory. Harlow: Pearson Education. 403-412. “Criticism and analysis” [no author] (1996). 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Sin embargo no es una guía fiel, y su gusto por la ficción queda también reflejado en estas obras. En definitiva, la condesa llena de magia unas vivencias que aún así resultan sinceras. Su propia vida es, en definitiva, un cuento. Palabras clave: Condesa d´Aulnoy. Ficción. Cuentos de hadas. Viajes. Corte. Carlos II. Abstract Although Mme d´Aulnoy is only too well known by her fairy tales, in this work is treated an aspect of her more unknown: her figure as a journey´s narrator. Her stage on Charles II´s Spanish court turns out to be fascinating and shows us a world full of contradictions and strong contrasts with the refined Sun king, Louis XIV´s French court. However hers is not an accurate guide, and her pleasure for fiction is reflected too in these works. Once and for all, the countess fills of magic a personal experience that even so resulting sincere. Her own life is, finally, a tale. Key words: Countess d´Aulnoy. Fiction. Fairy tales. Court. Charles II. Artículo Marie-Catherine le Jumel de Barneville nació en Normandía, en el castillo de Barneville, en 1650 o 1651. Su madre, Judith-Angélique Le Coustelier era una mujer calculadora y ardiente que le transmitió el gusto por los placeres. Su padre, Nicolas-Claude Le Jumel, señor de Barneville, escudero y relacionado con toda 131 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. la nobleza de Normandía había servido en la guerra y le inculcó la pasión por los viajes. Su afición a los cuentos le llegó, en cambio, de su tía Marie Bruneau, señora de Loges. Toda su vida experimentó la fascinación que le causó su soberano Luis XIV, su amor platónico e inalcanzable. Lo mismo le sucedió más tarde con su amigo Charles Perrault con quien hubiera deseado casarse. Finalmente lo hizo en 1666 con François de la Motte, quien había comprado la baronía d´Aulnoy. Pretendió tener también el título de conde, es por lo que a su mujer se la conoce más por este título. No fue un matrimonio feliz: De la Motte era un hombre atractivo pero también fullero y bribón batiéndose en duelos constantemente1. Cuando se casó con Marie-Catherine ella contaba con dieciséis años y él cuarenta y seis. En pocos años tuvieron cinco hijos: Marie-Anne, Dominique-César, Angélique-Françoise, Judith-Henriette y Thérèse-Aymée. Comenzaron a aparecer graves disensiones entre los esposos y la condesa no tardó mucho en imitar la vida disoluta de su marido teniendo varios amantes. Tras la muerte de su primer marido, la madre de la condesa se había casado en segundas nupcias con el marqués de Gudannes. Había seguido a su marido a Roma en donde prestó sus servicios a la corte de Madrid y donde pasó bastante tiempo. A su vuelta trajo las costumbre más disolutas: su hija, con su temperamento, no necesitaba nada más que eso. Madre e hija resolvieron acabar con de la Motte. Hicieron entrar en el complot a sus dos amantes, los caballeros de Lamoysière y de Courboyer que hicieron creer que el conde era traidor al rey y culpable de lesa-majestad por lo que fue encarcelado en la Bastilla2. Allí, al ser interrogados ambos, confesaron haber tramado el complot a instancias de las dos mujeres por lo que fueron ejecutados en la plaza de Grève. Un oficial de justicia fue encargado de arrestarlas pero la madre se escapó y la hija usó sus encantos para salvarse de la prisión. De la Motte sólo pasó un año en prisión pero cuando salió era una sombra de sí mismo y únicamente sobrevivió algunos años gracias a la ayuda prestada por el príncipe de Borbón. La marquesa de Gudannes y su hija se refugiaron en España donde fueron bien acogidas en la corte de Carlos II porque aún se recordaban sus buenos servicios prestados en Roma y en donde descubrió un fascinante universo de costumbres insospechadas. Madame d´Aulnoy se consoló pronto con numerosos amantes, de los cuales el más célebre fue el bastardo real Don Juan de Austria, Infante de España por deseo de su padre. Hijo muy querido de Felipe IV y de la célebre actriz de teatro María Calderón, conocida como La Calderona3; pero el exilio le pesaba y 1 Ver apéndice donde se inserta una nota manuscrita de d´Hozier citada por Foulché-Delbosc (1926, LXVII: 10). 2 En 1669, año del nacimiento de su hija Judith-Henriette, el barón d´Aulnoy estaba efectivamente ausente puesto que estaba en prisión. 3http://books.google.es/books?id=beBFAAAAcAAJ&pg=PR44&dq=la+calderona&hl=e s&sa=X&ei=sJZrT-agEsaHhQeywoicBw&ved=0CG4Q6AEwCQ#v=onepage&q=la%20 calderona&f=false23/03/12 132 La Condesa D’Alnoy... aunque contaba con la amistad de las damas de la corte y la protección de la reina María Luisa de Orleans, sobrina de Luis XIV y primera mujer de Carlos II, marchó sola a París. Al llegar se encontró con una carta que le anunciaba la muerte de su marido. En este tiempo se había vuelto un poco menos coqueta aunque aún le gustaba vestirse con colores vivos, encajes y joyas. Su afición por la buena mesa había hecho que engordara bastante, lo que no impidió que continuara con su agitada vida galante. Recibía en su salón4 a una variopinta sociedad compuesta tanto por nobles de sangre como por acaudalados provincianos (Adam, 1997: 154). La mayoría venían para oírle contar sus cuentos. Su fama aumentó lo que no le impidió seguir formando parte de intrigas cortesanas. La condesa murió el 14 de enero de 1705 a los cincuenta y cuatro años de edad, prematuramente envejecida, rodeada de sus hijas5 y de sus amigos. Mme d´Aulnoy al igual que una princesa de cuento fue dotada desde la cuna con tres cualidades esenciales, la salud, sentido común y lo que Malherbe llamaba la loca de la casa, esta maravillosa imaginación inspiradora de sus obras (Jyl, 1989: 324). Su reputación literaria, tanto en Francia como en España e Italia se había cimentado sólidamente. Fue uno de los escritores más leídos de su tiempo. Este último país la honró hasta el punto de llamarla para que formara parte de la Academia de los Ricovrati de Padua6 en 1698. Sus obras dotadas de una viva imaginación y un formidable talento han llegado hasta nosotros con su frescura y su fuerza del primer día. Entre las principales se encuentran: Memorias de la corte de España (1690); Relación del viaje a España (1691); Memorias de la corte de Francia (1692); Memorias de la corte de Inglaterra (1695); Memorias secretas de los príncipes (1696); Los cuentos de Hadas o Las Hadas a la moda e Hipólito, conde de Douglas. Aunque su fama le viene de sus famosos cuentos de hadas, ¡quién no ha leído El pájaro azul o La bella de los cabellos dorados!, es de sus Memorias de la corte de España y más concretamente de la Relación del viaje a España de lo que trataremos en este artículo. En la obra puede comprobarse sin dificultad que la ficción se mezcla continuamente con la realidad. Se puede considerar sin exagerar que es el más célebre de los relatos de viajes a España del siglo XVII junto con los de Antoine de Brunel, efectuados en 1655 y el de François Bertaut, realizado en 1659. Los tres tienen una particularidad común y es que ninguna de sus ediciones anteriores al siglo XIX menciona el nombre de sus respectivos autores (FoulchéDelbosc, 1926, LXVII: 86). En la Relación de la condesa sorprende a cada paso el discreto artificio de su estilo, lo pintoresco de sus descripciones, lo picante de las revelaciones sobre las costumbres de la alta sociedad española de la época. �� ������������������������������������������������������������ ��������������������������������� ������������������������������������������������������������������������������������������������������� incalculable aunque su producción literaria es de poca importancia” (Hauser, 1974: 133). 5 Son conocidas las conductas infames de las tres últimas hijas de la condesa (Ver Apéndice). De ��������������������������������������������������������������������������������������������������� fuesen adulterinas y que su padre se negase a reconocerlas. 6 A esta Academia pertenecía también la pintora Elisabeth Cheron (1648-1711). Hizo el retrato de la ���������������������������������������������������������������������������������������� 133 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. En ella cuenta cómo a cada paso las gentes del país: criados, muleros, posaderos procuran aprovecharse de ella por ser extranjera, pero siempre sale triunfante de sus asechanzas. Cuenta, por ejemplo, cómo en una posada de San Sebastián, en el momento de acostarse ve un rayo de luz que se filtra por debajo de la puerta, se levanta y contempla a dos muchachas que son cruelmente maltratadas por un viejo. Las libera y oye de sus labios su triste historia. Algunos días más tarde se ve mezclada en otro suceso no menos novelesco. El lector, sorprendido, se pregunta qué debe creer. Finalmente se da cuenta de que en realidad lo que Mme d´Aulnoy hace es…contarle cuentos. No es razón, sin embargo, para desechar su lectura porque más adelante nos hablará del magnífico recibimiento de la corte de Madrid en donde se encuentra a gusto porque habla español, lengua que encuentra expresiva, noble y grave; las personas de la corte hablan de un modo más conciso que los demás: tienen ciertas comparaciones y metáforas tan abstractas que a menos que se esté acostumbrado a escucharlos se pierden la mitad de sus conceptos (d´Aulnoy, 1926: 409). De todas las lenguas que dice haber aprendido la que le gusta más es el español. Todo ello hace que pronto pueda verse mezclada en las intrigas cortesanas. Allí visitará a las damas, asistirá a sus toilettes, que le asombran por su complejidad; las damas cuya tez era naturalmente morena y de hermosos cabellos negros como el ébano gustaban de aplicarse clara de huevo batida sobre el rostro para aclararlo lo que les daba un aspecto peculiar con un brillo semejante al de la laca. Por otra parte se depilaban las cejas dejando sólo una línea muy fina pero al mismo tiempo se peinaban dejando parte del flequillo cayendo en el entrecejo para que las cejas parecieran juntas. Esto les parecía muy distinguido (d´Aulnoy, 1926: 344). La utilización de algunos objetos con una doble funcionalidad, sentido religioso y de ornato, se evidencia en el rosario que se lleva sujeto a la cintura y tan largo que casi arrastra por el suelo. Observará como testigo curiosa e imparcial su modo de vida, tan distinto del que dejara en París. Tiene el honor de ser presentada ante las reinas, Mariana de Austria, la fúnebre reina madre, viuda de Felipe IV y María Luisa de Orleáns la alegre y jovencísima reina francesa, esposa de un Carlos II que conjuga en su persona toda la decadencia de una dinastía y un imperio. La obra está concebida en forma de cartas. Fue publicada en abril de 1691 y está dedicada al duque de Chartres, hermano de padre de la reina María Luisa de Orleáns. El futuro regente tenía entonces diecisiete años y debía casarse con Mlle de Blois, hija de Luis XIV y de Mme de Montespan, matrimonio que le haría cuñado de dos protectoras de la condesa d´Aulnoy, la princesa de Conti y la duquesa de Borbón (otra hija de Luis XIV y la Montespan). No faltan autores, entre ellos Fouché-Delbosc (1926, LXVII: 90-91) que dudan de la autenticidad de las Memorias de la corte de España y de la Relación del viaje a España. La misma condesa en un Avis au lecteur dice que se ha inspirado y copiado incluso frases enteras de la obra manuscrita État de l´Espagne de 1678 à 1682 cuya escritura corresponde al siglo XVII. Dichas obras podrían no ser más que compilaciones y calcos de las Memorias del marqués de Villars que había viajado a España y vivió en Madrid de 1679 a 1681 y que fue embajador de Francia 134 La Condesa D’Alnoy... en la corte española antes de la paz de Nimega. Si ello es cierto pocas supercherías literarias habrían gozado de un éxito tan duradero. Sea recreación literaria de sus viajes o plagio creativo lo que más llama la atención en la autora es la mirada crítica y descriptiva puesta en los españoles y España. Esta relación repleta de observaciones detalladas ha proporcionado un sinfín de nuevos datos sobre el país, las costumbres y la moral española, tanto que su obra fue utilizada para enriquecer los diccionarios de la época al igual que la famosa Enciclopedia de Diderot y D´Alembert. La Relación del viaje a España siempre fue reconocida como el más célebre e instructivo relato de un viaje a España en el siglo XVII.7 La literatura es siempre, incluso en los casos en que se encarna en una obra genial, el espejo y la interpretación del estado de la sociedad en un momento determinado de su evolución histórica; este estado se basa siempre en una tensión entre lo ideal y la realidad y la obra de arte literaria sólo consigue serlo reproduciendo este estado más o menos lleno de contradicciones internas. Por otra parte no se trata simplemente de reproducir sino de metamorfosear, de dar forma, dotando a la obra de arte de ese significado y esa coherencia que la definen (Barthes, 1971: 52). Reales o no estas cartas nos proporcionan una variada información de la vida cortesana y de los usos tan pintorescos a ojos de la autora. Deja asimismo su testimonio mezcla de admiración y asombro del carácter de los españoles8 En una carta nos cuenta que la condesa de Lemos, aunque de setenta y cinco años de edad, no tenía ni una sola arruga (d´Aulnoy, 1926: 253) o que los zapatos de las mujeres españolas, de tafilete negro recortado sobre tafetán de colores, sin tacones, pequeños y ajustados al pie son como los de las muñecas francesas (d´Aulnoy, 1926: 333). También le llama la atención que no deseen tener prácticamente pecho, toman incluso precauciones desde niñas para impedir su crecimiento poniéndose encima pequeñas planchas de plomo y vendándoselos como se hace con los niños en la cuna. Igualmente llama su atención la costumbre de dejar una pequeña parte de la espalda al descubierto lo que hace que casi se les vieran los huesos dada la extrema delgadez de las damas españolas, que era considerado un ideal de belleza, lo que contrastaba con la moda existente en la corte francesa de la época (d´Aulnoy, 1926: 334). Hace también la descripción del vestido que usaban las viudas y las dueñas consistente en un corpiño y una falda negra y por encima una especie de manto de tela de batista que bajaba hasta más debajo de las rodillas; las mangas eran largas y ceñidas a los brazos cayendo hasta las manos. Este manto se anudaba al cuerpo y como no tenía pliegues por delante parecía un babero. Llevaban en la cabeza una tela de muselina que les enmarcaba la cara de tal modo que parecían monjas ya que no se veían los cabellos. Encima de todo ello un gran manto de tafetán negro que las cubría hasta los pies y encima del manto un sombrero cuyos bordes, muy anchos, iban atados bajo la barbilla con cordones de seda. Considera insoportable tal vestimenta e incluso le da miedo (d´Aulnoy, 1926: 235). Por el contrario el deshabillé de las damas españolas le parece más elegante que el de las francesas porque usan una gran mantilla de terciopelo forrada en ocasiones de 7 http://www.452f.com/pdf/numero02/02_452F_misc_guenther_indiv.pdf. 21/03/2012. 8 Ver Apéndice: Relation du voyage en Espagne, pp. 204-205. 135 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. armiño; son tan largas como anchas por lo que pueden cubrirse con ellas el rostro y la cabeza si lo desean (d´Aulnoy, 1926: 273). Pero lo que más asombro le causa es la riqueza tanto de las telas de brocado de seda, puntillas, bordados de hilo de oro o de plata y la gran cantidad de piedras preciosas, no como las ha visto en la corte de Francia sino infinitamente mejores y de más calidad: una dama puede llevar al mismo tiempo diamantes, rubíes, esmeraldas, perlas, turquesas y muchas más, lo lastimoso es el poco cuidado en engastarlas, el oro cubre prácticamente las piedras, lo que hace desmerecer el conjunto. Al ser preguntadas le contestan que les parece que el oro es tan bello o más que las piedras, pero la condesa considera que la verdadera razón es que los joyeros no lo saben hacer mejor. Jamás se ponen collares pero llevan brazaletes, sortijas y pendientes que son mucho más largos que la mano y tan pesados que no comprende cómo pueden llevarlos sin que se les arranque el lóbulo de la oreja. Llevan toda la cabeza llena de agujas, unas con pequeñas moscas de diamantes y otras con mariposas cuyas pedrerías destacan por su colorido. En cuanto al arreglo del cabello, se peinan de diferentes maneras pero llevan siempre la cabeza al aire, suelen hacerse cinco trenzas a las que anudan cintas o cordones de perlas, las unen por sus extremos sobre la espalda, y en verano, cuando están en sus casas, las envuelven en un trozo de tafetán de color guarnecido de encajes de hilo, incluso ha visto a algunas que llevaban plumas sobre la cabeza de forma más elegante que la de las damas francesas (d´Aulnoy, 1926: 335). La primera vez que ve a un disciplinante le causa una fuerte impresión y está a punto de desmayarse, lo describe como un hombre vestido con una especie de falda de tela de batista muy fina hasta los pies y plegada con pliegues tan menudos que la hacen prodigiosamente amplia, tanto que se suelen emplear hasta cincuenta anas9 de tela. Llevan sobre la cabeza un gorro tres veces más alto que un pan de azúcar cubierto de tela de Holanda; de este gorro cae un gran pedazo de tela que le cubre el rostro y la parte delantera del cuerpo. Hay dos pequeños agujeros por los que pueden ver; detrás de su camisola tienen dos grandes agujeros bajo los hombros; llevan guantes y zapatos blancos y a veces lazos que anudan las mangas de la camisola y que cuelgan sin atar, entonces se ponen a disciplinarse bajo las ventanas de sus amantes porque esto causa gran admiración pública. Se azotan con la disciplina de forma acompasada y en los hombros de forma que corren dos ríos de sangre pero procurando no mancharse el resto de la ropa. Cuando se encuentran con una dama particularmente bella se azotan de forma que su sangre la salpique lo que es una especie de galantería muy apreciada (d´Aulnoy, 1926: 359-360). Hace una muy detallada descripción de un auto de fe celebrado con motivo de los esponsales de los reyes Carlos II y María Luisa de Orleáns, espectáculo que le aburría y al que procuraba ir lo menos posible (d´Aulnoy, 1926: 503). Describe también el magnífico entierro de una hija del duque de Medinaceli. Su ataúd era de una rara madera de las Indias, puesto en una especie de saco de terciopelo azul, cruzado con bandas de muaré de plata y cordones de hilo de plata. 9 Ana : medida francesa para telas o paños equivalente a la vara castellana pero que tiene una tercia y cuatro dedos más que esta. http://books.google.es/books?id=LjK_yHt4sjAC&pg=PA109&dq=ana +medida+francesa&hl=es&sa=X&ei=JuFrKEBYGZhQfnuMWbBw&ved=0CGAQ6AEwBw#v=on epage&q=ana%20medida%20francesa&f=false. 21/03/2012. 136 La Condesa D’Alnoy... Iba en una carroza cubierta de terciopelo blanco con festones y coronas de flores artificiales alrededor, aunque normalmente se solía amortajar a los muertos con hábitos de alguna orden religiosa y con la cara descubierta hasta la iglesia donde iban a ser inhumados. Si eran mujeres vestían el de la orden carmelita que era muy apreciada en España (d´Aulnoy, 1926: 365). Las amplificaciones y los adornos de Mme d´Aulnoy siguen la misma tendencia: se trata de pintar a España como un país de vegetación lujuriante y fauna exótica, con costumbres a la vez salvajes y galantes, con pasiones violentas y desgarradoras. La capital de Álava es una ciudad rodeada por dos cercos de murallas, unas viejas y otras nuevas. Pero algo llama la atención a la condesa de las vitorianas: que todas las damas abusan tanto del colorete que se lo dan sin reparo desde la parte inferior del ojo hasta la barbilla y las orejas, llevándolo hasta el escote y hasta en las manos. Le parecen verdaderamente cangrejos cocidos10. En pleno siglo XVII, una mujer, que conoce sin duda la leyenda de Guilhem de Cabestaing, cuyo corazón fue dado a comer por un marido celoso a su esposa (Riquer, 1975: 1067), hace comer a su marido el corazón de su amante (d´Aulnoy, 1876: 107). Los hombres rechazan empleos para no dejar a sus amantes (d´Aulnoy, 1926: 239). Una reina ofendida y celosa hace encerrar a su rival en una pequeña habitación cuya llave sólo ella posee y en donde la tiene a pan y agua (d´Aulnoy, 1876: 348). Un hermano muere de pena al conocer la muerte de su hermana al que estaba muy unido (d´Aulnoy, 1926: 278). Una dama vestida con ropas de hombre se bate con su amante infiel y lo hiere (d´Aulnoy, 1926: 388). Hay fantasía en ellos pero está presentada invariablemente con sincera simpatía. La comida española se le hace incomestible al llegar: a pesar de que el cordero es tierno el hecho de que esté frito en aceite en vez de mantequilla no le gusta. Las perdices rojas se encuentran en gran cantidad y son gruesas pero demasiado secas y a esta sequedad natural se le añade el hecho de que las asan en exceso. En muchos lugares se encuentra buen pescado y en particular bessugos, cuyo sabor le recuerda al de la trucha pero todo está demasiado especiado y el ajo y el azafrán le repugnan. El vino lo encuentra muy bueno, así como los dulces (d´Aulnoy, 1926: 211). Como curiosidad citamos que hace referencia a la ciudad de Orense que le parece una de las cosas más singulares del Reino porque una parte de la villa goza del mejor clima de la primavera y de los mejores frutos del otoño a causa de las fuentes de agua caliente que caldean el aire con sus exhalaciones, en cambio la otra parte sufre los rigores del más crudo invierno porque está al pie de una montaña muy fría (d´Aulnoy, 1926: 232). Al llegar a Madrid, que le sorprende por no estar rodeada ni de murallas ni de fosos, la primera impresión no es buena, las calles son largas, rectas y anchas pero están muy mal pavimentadas comparadas con las de París. El agua y el barro corren por ellas alegremente. Imposible evitarlo: llegan hasta las patas de los caballos. Hay que tener cuidado con las salpicaduras de las carrozas (d´Aulnoy, 10 http://www.noticiasdealava.com/2010/11/02/sociedad/euskadi/una-viajera-del-xvii-por-tierrasde-la-llanada. 21/03/2012. 137 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. 1926: 323). El Palacio Real está situado en un montículo que llega a los bordes del Manzanares, sus vistas dan al campo que es allí muy agradable; se llega allí por la Calle Mayor que es muy larga y muy ancha con varias casas muy grandes que la embellecen. Hay una plaza espaciosa delante del Palacio que está construido con piedras muy blancas. Dos pabellones de ladrillo rematan la fachada; el resto no es muy regular. Detrás hay dos patios cuadrados, el primero está adornado con dos grandes terrazas; unas balaustradas de mármol bordean las terrazas y unos bustos del mismo material las adornan. Lo que encontró bastante singular es que las estatuas de las mujeres tuvieran las mejillas y los hombros pintados de rojo (d´Aulnoy, 1926: 375). No le dejan indiferente las corridas de toros. Admira la belleza del espectáculo, son fiestas grandes y magníficas y lo considera noble y costoso en vidas, es difícil su descripción, hay que verlas para comprenderlas. Pero confiesa que a pesar de todo no le agradan y no entiende cómo en un reino donde los reyes se proclaman católicos exista una diversión tan bárbara. Aunque ya sabe que es una tradición muy antigua que viene de los moros insiste en que debería ser abolida como otras costumbres de los infieles (d´Aulnoy, 1926: 406). Podemos concluir que pese a las evidentes coincidencias con los relatos de otros viajeros y que en muchas ocasiones el ambiente de su Relación es el mismo de la obras de teatro españolas del siglo XVII, y más concretamente de las de Calderón. La doña Ángela de La dama duende no va a una cita; es su hermano quien la importuna sin reconocerla y es un desconocido quien la defiende, es prácticamente la misma situación que encontramos en un episodio relatado en su viaje11. Pese a todo encontramos una frescura en los diálogos, una originalidad y al mismo tiempo descripciones farragosas como la relación de los nobles y los títulos de la corte o las rentas de los obispados de España salvadas con una meticulosidad que le son propias. En una época en la que el plagio era considerado a menudo como una muestra de erudición, Mme d´Aulnoy convierte su Relación en un relato de amena lectura que nos sigue fascinando. Referencias bibliográficas ADAM, A. (1997). Histoire de la littérature française au XVIIème siècle. Paris : Éditions Mondiales, vol. IV. AULNOY, Mme d´ (1876). Mémoires de la cour d´Espagne. Édition par B. Carey. Paris: Plon éditeurs-imprimeurs. ----- (1874). Nouvelles espagnoles. Relation du voyage d´ Espagne. Paris: Plon éditeurs-imprimeurs. ----- (1926). Relation du voyage en Espagne. Introduction et notes par R. Foulché- Delbosc. Paris : Revue Hispanique LXVII. pp. 153-569. BARTHES, R. y otros (1971). Literatura y Sociedad. Problemas de metodología en sociología de la literatura. Barcelona: Ediciones Martínez Roca. 11 Ver Apéndice: Relation du voyage en Espagne, p. 216. 138 La Condesa D’Alnoy... DUBY, G. et MANDROU, R. (1976). Histoire de la civilisation française (XVIIXX siècles). Paris: Éditions Armand Colin ; collection U. FOULCHÉ-DELBOSC, Raymond (1896). « Bibliographie des voyages en Espagne et Portugal «. Revue Hispanique, t. 3. New York : 1961, pp. 40-165. ------ (1926). “Madame d´Aulnoy et L´Espagne”. Revue Hispanique LXVII. pp. 1- 152. HAUSER, A. (1974). Historia social de la literatura y el arte. Madrid: Editorial Guadarrama, vol. II. JYL, Laurence (1989). Madame d´Aulnoy ou la fée des contes. Paris : Éditions Robert Laffont. PERRAULT, Charles (1836). Les contes de Charles Perrault suivis des contes de fées par Mme d´Aulnoy, Hamilton et d´autres. Paris : Imp. Paul Brodard. Collection des grands classiques français et étrangers. RIQUER de y MORERA, Martín (1975). Los trovadores. Historia literaria y textos. Barcelona: Editorial Planeta. Apéndice Nota manuscrita de d´Hozier: FOULCHÉ-DELBOSC, R. (1926: 210-211, t. I). C´était un bel homme bien fait, d´abord valet de pied de César, duc de Vendôme, qui cherchait d´avoir de beaux hommes à son service ; il devint ensuite un de ses valets de chambre et contrôleur général de sa maison. Le prince l ´employa dans ses affaires de guerre de 1649 à 1650, et il fit si bien ses affaires à Bordeaux auprès de lui, qu´il y gagna assez pour acheter la baronnie d´Aulnoy, en Brie, au bailliage de Provins, que lui vendit Claude Gobelin, le 13 mai 1654, au prix de 150.000 livres. François de la Motte fut fait chevalier de Saint Michel le 12 mai 1653. Sa mauvaise conduite plus encore que ses débauches particulières et les voies par lesquelles il s´était élevé, jointes aux désordres de la vie de sa femme, lui ont fait perdre et consumer la plus grande partie de son bien, et il a été réduit, pour subsister, à se faire contrôler de la maison de S.A.S. Monseigneur le Prince ; enfin il est mort accablé de ses infortunes et des infamies de ses filles, dont il y en a deux qui imitent leur mère. TRADUCCIÓN : Era un hombre guapo y bien formado que fue primeramente criado de César, duque de Vendôme, que siempre quería tener hombres guapos a su servicio; luego fue uno de sus ayudas de cámara y mayordomo de su casa. El príncipe lo empleó en sus asuntos de guerra de 1649 a 1650 y cumplió tan bien con sus tareas en Burdeos para con él, que ganó lo suficiente para comprar la baronía d´Aulnoy, en Brie, cerca de las tierras del bailío de Provins, que le vendió Claude Gobelin el 13 de mayo de 1654 por 150.000 libras. François de la Motte fue nombrado caballero de San Miguel el 12 de mayo de 1653. Su mala conducta más aún que sus perversiones 139 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. particulares y las vías por las que se había encumbrado, unidas a los desórdenes de la vida de su mujer le hicieron perder y consumir la mayor parte de sus bienes y se vio reducido, para subsistir a hacerse controlar por la casa de S.A.S. Monseñor el Príncipe, finalmente murió agobiado por sus infortunios y las infamias de sus hijas, dos de las cuales imitan a su madre. MADAME D´AULNOY. Relation du voyage en Espagne. (1874 : 216). Il arrive quelquefois qu´une dame couverte de sa grande mante unie, ne montrant de tout son visage que la moitié d´un œil, vêtue fort simplement pour n´estre pas connue, et ne voulant point se servir d´une chaise, va à pied au lieu du rendezvous. Le peu d´habitude qu´elle a à marcher, ou bien souvent son air, la fait distinguer. Un cavalier se met à la suivre et à lui parler ; incommodée d´une telle escorte dont il ne lui est pas aisé de se défaire, elle s´adresse à quelqu´autre qui passe, et sans se faire autrement connoître : Je vous conjure, lui dit-elle, empêchez que cet importun ne me suive davantage, sa curiosité pourroit nuire à mes affaires. Cette prière tient lieu d´un commandement au galant Espagnol : il demande à celui dont on se plaint, pourquoi il veut fatiguer une Dame malgré elle ; il lui conseille de la laisser en repos ; et il se trouve un opiniâtre, il faut tirer l´épée, et quelquefois l´on s´entre-tue sans sçavoir pour qui l´on s´est exposé. Cependant la belle gagne au pied, les laisse aux mains, et va où elle est attendue. Mais le meilleur, c´est que bien souvent c´est le mari ou le frère qui prend ainsi l´affirmative, qui deffend la dame des poursuites du curieux, et qui lui donne lieu de se rendre entre les bras de son amant. TRADUCCIÓN : Sucede a veces que una Dama cubierta con un gran manto de un color, que sólo muestra de su rostro la mitad de un ojo, vestida muy sencillamente para no ser reconocida y no queriendo servirse de una silla (de manos), va a pie al lugar de su cita. La falta de hábito de caminar o a menudo su aspecto hace que se fijen en ella. Un Caballero se pone a seguirla y a hablarle; incomodada por tal escolta de la que no le es fácil deshacerse, se dirige a otro que pasa, y sin hacerse reconocer: Os lo ruego, le dice, impedid que este importuno me siga más, su curiosidad podría dañar mis intereses. Este ruego hace el efecto de una orden al galante Español: le pide a aquel del que se queja por qué quiere cansar a una dama a su pesar; le aconseja que la deje en paz; y si el otro es porfiado, hay que sacar la espada y a veces se matan sin saber por quien lo habían hecho. Sin embargo la bella retoma el paso, los deja en su pendencia y va adonde es esperada. Pero lo mejor es que a menudo es el marido o el hermano el que la retoma y defiende a la Dama de las persecuciones de los curiosos y quienes dan lugar a que esta se dirija a los brazos de su amante. MADAME D´AULNOY. Relation du voyage en Espagne. (1874 : 204-205). Les Espagnols ont toujours passé pour être fiers et glorieux. Cette gloire est mêlée de gravité, et ils la poussent si loin, qu´on peut l´appeler un Orgueil outré. Ils sont braves sans être temeraires, on les accuse même de n´être pas assez hardis. Ils sont colères, vindicatifs, sans faire paroître d´emportement, liberaux sans ostentation, sobres pour le manger, trop presomptueux dans la prosperité, trop rampans 140 La Condesa D’Alnoy... dans la mauvaise fortune. Ils adorent les femmes et ils sont si fort prévenus en leur faveur, que l´esprit n´a point assez de part au choix de leurs Maîtresses. Ils sont patiens avec excez, opiniâtres, paresseux, particuliers, Philosophes ; du reste gens d´honneur et tenant leur parolle au peril de leur vie. Ils sont prudens, jaloux sans mesure, des-interessez, peu oeconomes, cachez, superstitieux, fort Catholiques, du moins en apparence. Ils font bien des Vers et sans peine. Ils seroient capables de plus belles Sciences, s´ils daignoient s´y appliquer. Ils ont de la grandeur d´âme, de l´élevation d´esprit, de la fermeté, un sérieux naturel, et un respect pour les Dames, qui ne se rencontre point ailleurs. TRADUCCIÓN : Los españoles han pasado siempre por ser orgullosos y gloriosos. Esta gloria está mezclada con la gravedad y la llevan tan lejos que puede llamarse un Orgullo ultrajado. Son valientes sin ser temerarios, se les acusa incluso de no ser bastante osados. Son coléricos, reivindicativos, sin llegar al arrebato, liberales sin ostentación, sobrios en la comida, demasiado presuntuosos en la prosperidad, demasiado rastreros en la mala fortuna. Adoran a las mujeres y están tan inclinados a su favor que no tienen bastante gusto en la elección de sus Amantes. Son pacientes en exceso, porfiados, perezosos, particulares, Filósofos; en cuanto al resto, gentes de honor que dan su palabra y la mantienen aún a riesgo de su vida. Son prudentes, celosos sin medida, desinteresados, poco ahorradores, oscuros, supersticiosos, muy Católicos, al menos en apariencia. Hacen muchos Versos y sin dificultad. Serían capaces de las más hermosas Ciencias si se dignasen aplicarse a ellas. Tienen grandeza de alma, elevación de espíritu, firmeza, seriedad natural y un respeto por las Damas que no se halla en ningún sitio. MADAME D´AULNOY. Relation du voyage en Espagne. (1874 : 502-506). Les Actes généraux de l´Inquisition en Espagne, qui sont considerez dans la plus grande partie de l´Europe, comme une simple execution de criminels, passent parmi les Espagnols pour une cérémonie Religieuse, dans laquelle le Roi Catholique donne des preuves publiques de son zele pour la Religion. C´est pourquoi on les appelle Autos de Fé ou Actes de Foi. Ils les font ordinairement des Rois à la Couronne, ou à leur majorité, afin qu´ils soient plus authentiques. Le dernier se fit en 1632 et l´on en prépare un pour le mariage du Roi. Comme il ne s´en est point fait depuis longtemps, on fait de grands préparatifs pour rendre celui-ci aussi solemnel et aussi magnifique que le peuvent estre ces sortes de cérémonies. Un des Conseillers de l´Inquisition en a déjà fait un projet qu´il m´a montré. Voici ce qu´il porte. On dressera dans la grande place de Madrid un théatre de cinquante pieds de long. Il sera élevé à la hauteur du balcon destiné pour le Roi, sous lequel il finira. À l´extremité et sur toute la largeur de ce théatre, il s´élevéra à droite du balcon du Roi, un amphithéatre de vingt-cinq ou trente degrez destiné pour le Conseil de l´Inquisition et pour les autres Conseils d´Espagne, au dessus desquels sera sous un dais la chaire du grand Inquisiteur, beaucoup plus élevée que le balcon du Roi.  la 141 María José Martínez Girón. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. gauche du théatre et du balcon on verra un second amphithéatre de même grandeur que le premier, où les criminels seront placez. Au milieu du grand théatre il y en aura un autre fort petit, qui soutiendra deux cages où l´on mettra les criminels pendant la lecture de leur Sentence. On verra encore sur le grand théatre trois chaires préparées pour les Lecteurs des Jugements, et pour le Prédicateur devant lequel il y aura un Autel dressé. Les places de leurs Majestez Catholiques seront disposées en sorte que la Reine sera à la gauche du Roi et à la droite de la Reine-mère. [...] La cérémonie commencera par une Procession qui partira de l´Église de Sainte-Marie. Cent Charbonniers armez de piques et de mousquets, marcheront les premiers, parce qu´ils fournissent le bois qui sert au suplice de ceux qui sont condamnez au feu. Ensuite viendront les Dominiquains precedez d´une Croix blanche. Le Duc de Medina Celi portera l´étendard de l´Inquisition, selon le privilège hereditaire à sa famille. Cet étendard est de damas rouge, sur l´un des costez est representé une épée nue dans une couronne de laurier, et sur l´autre les Armes d´Espagne. Ensuite on portera une Croix verte entourée d´un crespe noir. Plusieurs Grands et d´autres personnes de qualité de l´Inquisition marcheront après, couverts de manteaux ornez de croix blanches et noires bordées de fil d´or. [...] Le Roi, la reine, la Reine-mère et toutes les Dames, paroistront sur les balcons vers les sept heures du matin ; à huit, la marche de la Procession commencera comme le jour precedent. Plusieurs hommes porteron ensuite des éfigies de carton grandes comme nature. Les unes representeront ceux qui sont morts dans la prison, dont les os seront aussi portez dans des coffres avec des flâmes peintes allentour ; et les autres figures representeront ceux qui se sont échapez et qui auront esté jugez par contumace. On placera ces figures dans une des extremitez du théatre. On lira ensuite leur Sentence, et ils seront executez. TRADUCCIÓN : Los Actos generales de la Inquisición en España, que son considerados en la mayor parte de Europa como una simple ejecución de criminales, pasan por ser para los españoles como una Ceremonia Religiosa, en la que el Rey Católico da prueba públicamente de su celo por la Religión. Por eso se llaman Autos de Fe. Los hacen normalmente en las coronaciones de los Reyes o en su mayoría de edad, para que sean más auténticos. El último se hizo en 1632 y ahora se prepara uno con motivo del matrimonio del Rey. Como no se había celebrado ninguno en mucho tiempo, se hacen grandes preparativos para que sea tan solemne y magnífico como sea posible en este tipo de ceremonias. Uno de los consejeros de la inquisición ya ha hecho un proyecto y me lo ha mostrado. Helo aquí. Se alzará en la gran plaza de Madrid un teatro de cincuenta pies de largo. Se elevará a la altura del balcón destinado al Rey, bajo el cual acabará. En el extremo y a todo lo ancho de este teatro, se elevará a la derecha del balcón del Rey, un anfiteatro de veinticinco o treinta estrados destinado al Consejo de la Inquisición y a los otros Consejos de España, encima de ellos, bajo un baldaquino estará el del gran Inquisidor, mucho más elevado que el balcón del Rey. A la iz142 La Condesa D’Alnoy... quierda del teatro y del balcón habrá un segundo anfiteatro del mismo tamaño que el primero y donde se colocará a los criminales. En medio del gran teatro habrá otro muy pequeño que albergará dos jaulas donde pondrán a los criminales durante la lectura de su Sentencia. Habrá además en el gran teatro tres estrados preparados para los Lectores de los juicos y para los Predicadores ante el cual se habrá dispuesto un Altar. Los sitios de sus majestades Católicas se dispondrán de forma que la Reina estará a la izquierda del Rey y a la derecha de la Reina-madre. [...] La ceremonia empezará con una Procesión que partirá de la Iglesia de Santa María. Cien Carboneros armados de picas y de mosquetes irán los primeros, porque proporcionan la madera que se utiliza para el suplicio de los que son condenados al fuego. Luego vendrán los Dominicos precedidos de una Cruz blanca. El Duque de Medinaceli llevará el estandarte de la Inquisición, según el privilegio hereditario otorgado a su familia. Este estandarte es de damasco rojo, en uno de sus lados está representada una espada desnuda dentro de una corona de laurel y en el otro las armas de España. Luego llevarán una Cruz verde rodeada de un crespón negro. Varios grandes y otras personas de calidad de la Inquisición marcharán después, cubiertos con mantos adornados con cruces blancas y negras bordadas con hilo de oro. [...] El Rey, la Reina, la reina-madre y todas las Damas, aparecerán en los balcones sobre las siete de la mañana; a las ocho comenzará la marcha de la Procesión como el día anterior. Varios hombres llevarán a continuación efigies de cartón de tamaño natural. Unas representarán a los que murieron en prisión, cuyos huesos serán también llevados en cofres con llamas pintadas alrededor; y las otras figuras representarán a los que se escaparon y que había sido juzgados por contumacia. Estas figuras serán colocadas en uno de los extremos del teatro. Se leerá a continuación su Sentencia y serán ejecutados. 143 AESTHETIC TRUTH AND POPULAR APPEAL IN BRITISH POETRY FROM WORLD WAR ONE Jane Mattison Kristianstad University, Suecia Resumen En palabras de Paul Fussell, la Primera Guerra Mundial se ha convertido para los británicos en un todo que impregna a la condición esencial de la conciencia en el siglo XX”. Una de las influencias más grandes y duraderas a la vista del público británico en torno a la guerra son los poemas de los poetas soldados como Rupert Brooke, Charles Hamilton Sorley, Siegfried Sassoon, Edmund Blunden, Wilfred Owen, Ivor Gurney y Rosenberg Isaac. Estos poetas buscaron validar la base de su experiencia directa. Sus poemas se convirtieron, y siguen siendo inmensamente populares dada su credibilidad y la experiencia que presentan en el ámbito de la verdad emocional. Los poemas confirman sus pensamientos y temores más íntimos, a la vez que trascienden su realidad personal, lo que facilita la comprensión y el dominio de los sentimientos. Muchos de los poemas descritos a continuación figurarán en las celebraciones del centenario tras el estallido de la guerra en 1914. Palabras clave: Primera Guerra Mundial, estética, verdad, patriótico, antibélico, emoción. Abstract In the words of Paul Fussell, World War One has become for Britons an ´all-encompassing, all-pervading, both internal and external at once, the essential condition of consciousness in the twentieth century.´ One of the greatest and most lasting influences on the British public´s view of the war are the poems of the soldier poets, most notable Rupert Brooke, Charles Hamilton Sorley, Siegfried Sassoon, Edmund Blunden, Wilfred Owen, Ivor Gurney and Isaac Rosenberg. The poets sought validity on the basis of direct experience. Their poems became, and remain, immensely popular because they are believable and because the experience they present rings true emotionally. The poems confirmed people´s innermost thoughts and fears while at the same time transcending them, facilitating understanding and mastery of feelings. 145 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Many of the poems discussed here are certain to feature in the centenary celebrations of the outbreak of war to take place in 1914. Keywords: World War One, aesthetic truth, patriotic, anti-war, emotion. Artículo Almost one hundred years after its outbreak, World War One continues to fascinate Britons and is an important part of the national collective memory1. It has, as one critic has noted, become “all-encompassing, all-pervading, both internal and external at once, the essential condition of consciousness in the twentieth century” (Fussell, 1975: 321). One of the greatest and most lasting influences on the British public’s view of the war are the poems of the soldier poets, most notably Rupert Brooke, Charles Hamilton Sorley, Siegfried Sassoon, Edmund Blunden, Wilfred Owen, Ivor Gurney and Isaac Rosenberg. The poets sought validity on the basis of direct experience. Their combatant lyrics established an aesthetic of truth based on the idea that they provide a direct path between the realities of war and the innocence of the civilian reader2. Their voices are thought to be “sincere, realistic and truthful”; they “operate as a conduit to the general meaning of the war, dispelling the patriotic cant of civilian ignorance” (Campbell, 2005: 266). The soldier poets are emblematic of the evolving attitude towards the war, as patriotic enthusiasm was gradually replaced by disillusionment3. As James Campbell demonstrates, the canonical war poets have traditionally been regarded “as the voices of protest against military and governmental competence culminating in pointless slaughter” (Campbell, 2005: 266). It is the anti-war poetry that has gained precedence and which is in focus here: the earlier patriotism was short-lived, and its idealised, romantic images were thought to have little to do with the reality of war. The influence of the soldier poets remains undiminished, as evidenced in the regular appearance of their poems in British examination syllabuses at both secondary and high-school level, and in the publication of new editions and collections4. The poems owe their popularity to their ability to give a voice to the changing response to the war, the earlier ones expressing the initial desire to rally for one’s country and preserve its culture and beauty for posterity (1914 and 1915), and the �� ����������� ������� ��� ������� ��� ��� ���� ��� ����������� ��������� �������� ���������� ��������� ����� audience decoding of messages about the past” (Winter, 2006: 197). 2 This is the argument, for example, of Lane (1972) (which, despite its title also focuses on war poets other than Owen and Sassoon); Lehman (1982); and Crawford (1988). 3 See Stallworthy (2002) for a more detailed discussion of the poets looked at here. Stallworthy also discusses the work of Julian Henry Francis Grenfell, Francis Edward Ledwidge, Philip Edward Thomas and David Jones. 4 For example, a Kindle edition of World War One poetry was published in 2011: Brooke et al. (2011). This edition includes the work of Rupert Brooke, Siegfried Sassoon, Edward Thomas, Isaac Rosenberg, Ivor Gurney and Wilfred Owen. 146 Aesthetic Truth and Popular Appeal... later ones, encapsulating the growing disgust at the horrors of war, particularly after the Battle of the Somme in 19165. The early poems, “uncritical, jingoistic, and patriotic” (Robb, 2002: 160), were, like all popular culture at the time, designed to mobilise6. The later poems, which belonged primarily to the post-war decade, were seen as authentic. The poets of World War One struggled to force to new uses the Georgian language at their disposal, turning the Arcadian-pastoral modes used in the first two years of the war into bitter irony. As J.M. Winter argues, “By straining the Georgian modes to their utmost, and beyond, they created something that, however technically flawed, was a powerful testimony to the experience of those who fought in the war and a moving memorial to their dead comrades” (Winter, 1985: 291). The poems discussed here present a form of truth based on emotion. The aesthetic truth of the poems does not refer to what is actually true, but what is “true to life” – namely, what is believable and could happen. As James Andersson Winn notes, over a million combatants had died by 1916. While the monuments described their deaths as “glorious”, they “were often muddy and anonymous” (Winn, 2008: 16). It is not my intention to enter into the debate about whether this picture is the truth or not in any objective or historical sense (this has been done by others7); instead, I wish to show how the changing content of the poems presents a truth that was believable. The poems confirmed people’s innermost thoughts and fears while at the same time transcending them, facilitating understanding and mastery of feelings8. Of the four levels at which art seems to express truth, “our emotions, cultural values, sensory experience, and the elusive significance of our experience” (Dorter, 1990: 37), it is the first two that are most relevant here9. The experience presented by the poems rings true emotionally. To be aesthetically effective, the feelings expressed in the poems must reflect more than the personal idiosyncrasies of the artist: what is expressed must be shared, the feelings must be held in common, the particular must reflect the universal. In this sense art is able to disclose truth about our shared life of feeling (Dorter, 1990: 38). as it apprehends and expresses the nature of what gives significance to our experience. At the same time, the poems express truth in terms of a particular cultural style and set of cultural values. The experiences evoked in the reader “reveal something of these values and the possibilities inherent in them” (Dorter, 1990: 38). ���������������������������������������������������������������������������������������������������� and Gibson, 1989: 281). In total, more than nine million soldiers, sailors and airmen were killed in the ���������������������������������������������������������������� �������������������������������������������������������������������������������������������� 7 See, for example, Vandiver (2010: 1–30). Vandiver refers to several studies conducted that have been conducted in the last twenty years. 8 This is the difference between popular art, which allows us to wallow in our emotions, and art, that gives us “understanding and thereby mastery of our feelings” (Kaplan, 1966: 358). 9 See Dorter (1990: 37–38) for a breakdown of the four levels at which art appears to express truth. 147 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. The poet, voluntarily or involuntarily, exemplifies the soul of his nation, shaping it at the same time. The images of the poems evoke the extraordinary in both pleasant and unpleasant experiences. What is experienced in the poem is the truth that it reveals, forcing our thoughts beyond identifiable concepts to their significance. This process relies both on imagination and emotion: experience is cognised by imagination10. Emotion is the means by which we are affected by the experience produced by the imagination. As the World War One historian John Keegan observes, while the consequences of the war could not be foreseen, the emotions and experiences “can, by contrast, all too easily be projected into the future” (Keegan, 2000: 426). It is these emotions and experiences that the war poems, designed neither to entertain11 nor please the reader12, capture so effectively and are the reason why they continue to fascinate. 1. PATRIOTIC POETRY Throughout the war, newspapers and magazines published verse, anthologies appeared in large numbers, and poetry (especially of the patriotic kind) was read in churches around the country (Robb, 2002: 129–159). War poems were read by millions. While Rupert Brooke symbolises the early idealism, Siegfried Sassoon, as I hope to show, encapsulates the bitter disillusionment that emerged after the first months of fighting. Much of the early war poetry was patriotic doggerel that has long since been forgotten. The collection of verse called Songs and Sonnets for England in War Time (1914) is a case in point13. The most popular war poet was probably John Oxenham, whose poems were permeated by optimism and who expressed his enthusiasm for the war in terms of Christian idealism and faith in God’s divine love and purpose. His poem, “For the Men at the Front” (Oxenham, 1916: 13), for example, is reputed to have sold eight million copies. Each stanza appeals to the “Lord God of Hosts” to protect different groups: the dead, the weak and broken, those grieving at home, and ministers of the church. The final verse asks God to send peace until the end of the world. Much of the early poetry followed the conventions of Georgian poetry (stressing chivalry, the virtue of sacrifice and the righteous cause), featured rural subjects and used pastoral imagery14. Not surprisingly, Georgian poets focused on England and 10 Hans Ulrich Gumbrecht puts this a little differently as he argues that “feelings, impressions, and images […] are produced by our consciousness and […] are inaccessible to us in our historically ������������������������������������������������� 11 A pre-requisite of popular literature (Gelder, 2004: 22). �������������������������������������������������������������������������������������������� 13 An example is the poem “Britannia” by H. De Vere Stacpoole, originally published in the Daily Express, 7 August 1914: Men deemed her changed, and lo! / At word of war unveiled, / She stands, as long ago,/ She stood when Nelson sailed. / The sea wind in her hair, / The salt upon her lips, / Upon the Forelands fair / She guards the English ships. 14 For a discussion of the use of landscapes in Georgian World War I poetry, see Johnston (1964). 148 Aesthetic Truth and Popular Appeal... Englishness. One who was close to the Georgian poets but who was not actually published in Georgian poetry anthologies was Edward Thomas. This ploughman dead in battle slept out of doors Many a frozen night, and merrily Answered staid drinkers, good bedmen, and all bores: “At Mrs Greenland’s Hawthorn Bush,” said he, “I slept.” None knew which bush. Above the town, Beyond “The Drover”, a hundred spot the down In Wiltshire. And where now at last he sleeps More sound in France – that, too, he secret keeps. (Thomas, 1978: 67). This poem, called “A Private” and written in 1915 (Thomas was 37 at the time and volunteered for the Army, joining the Artists’ Rifles), demonstrates Thomas’s love of the countryside, as represented by the anonymous ploughman. Wiltshire is one of the most rural parts of England and quintessentially English. The long vowels in the final two lines, “sleeps” and “keeps”, suggest serenity. The ploughman takes the secret of his calmness with him to the grave. The World War One poets discussed here are among the best-known and most anthologised. The first literary celebrity of the war was the pro-war Rupert Brooke. Brooke’s sonnet cycle 1914 (Brooke, 1916) epitomises the early idealism of the war and the sacrifice of the young men who died. The poem “The Dead” is a case in point: “Blow out, you bugles, over the rich Dead! / There’s none of these so lonely and poor of old / But, dying, has made us rarer gifts than gold” (Brooke, 1916: 314). Brooke’s poetry increased in popularity when the dean of St Paul’s Cathedral in London quoted “The Soldier” in his Easter sermon in 1915. The poem, which is part of the 1914 sonnet cycle, is still one of the most frequently quoted on the war and regularly taught in English schools. Following is the best-known stanza. If I should die, think only this of me: ������������������������������������������ That is forever England. There shall be In that rich earth a richer dust concealed; A dust whom England bore, shaped, made aware, ������������������������������������������������� A body of England’s, breathing English air, Washed by the rivers, blest by suns of home. (Brooke, 1916: 316). Brooke’s patriotic poetry, full of the love of England and celebrating Englishness, combined with his early death granted him the status of a national martyr. After his death, his poetry became even more popular, with no less than 300 000 copies of his 1914 and Other Poems and Collected Poems being sold between 1915 and 1925. 149 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Patriotic poetry in general, however, and Georgian in particular, soon lost appeal. As Andrew Barlow argues, as the optimism of the early war period was killed, “Georgian poetry came to see narrow and timid in scope” (Barlow, 2000: 17). It was time for the anti-war poets to take over. 2. ANTI-WAR POETRY While there were a number of less talented soldier-poets who attempted to follow in Brooke’s footsteps, most poets adopted a less idealised view of the war, particularly in the decade after its conclusion. Among the best known is Charles Hamilton Sorley, who was deeply critical of anything that smacked of jingoism: “I am sick of the sound of the word. In training to fight for England, I am training to fight for that deliberate hypocrisy, that middle-class sloth of outlook and appalling “imaginative indolence” that has marked us out from generation to generation” (cited in Stallworthy, 2002: 35). He was particularly critical of the jingoism in Rupert Brooke’s poetry15. At the beginning of the war, Sorley believed in the possibility of reconciliation between nations, as the following lines indicate. When it is peace, then we may view again With new-won eyes each other’s truer form And wonder. Grown more loving-kind and warm ������������������������������������������������ When it is peace. But until peace, the storm The darkness and the thunder and the rain. (Stallworthy, 2002: 36) At the same time, Sorley recognizes that peace will be preceded by darkness, thunder and rain. Conventional patriotic rhetoric belonged to another world. The real world of war was unmitigated tragedy as expressed in the following poem, found in Sorley’s papers after his death. When you see millions of the mouthless dead Across your dreams in pale battalions go, Say not soft things as other men have said, That you’ll remember. For you need not so. Give them not praise. For deaf, how should they know It is not curses heaped on each gashed head? ���������������������������������������������������� Nor honour. It is easy to be dead. (Cross, 1988: 61). Death, for Sorley, was “no triumph, no defeat: / Only an empty pail, a slate rubbed clear, / a merciful putting away of what has been” (Cross, 1988: 61). He broods on immortality: “And your bright Promise, withered long and sped / […] blossoms and is you, when you are dead”. “Two Sonnets” proved a powerful antidote to Rupert Brooke’s poems and influenced other famous war poets such as Siegfried 15 This is expressed clearly in a letter to his mother, reprinted in Stallworthy (2002: 35). 150 Aesthetic Truth and Popular Appeal... Sassoon16, who had been presented with Sorley’s posthumous Marlborough and Other Poems by Robert Graves17. Siegfried Sassoon was the most widely read of the anti-war poets, his work appearing in the Cambridge Magazine, and in two wartime collections, The Old Huntsman and Other Poems (Sassoon, 1918b) and Counter-Attack and Other Poems (Sassoon, 1918a). Sassoon’s poems were written for civilians unaware of the realities of war. In the poem “They”, for example, a bishop addresses some soldiers, explaining that those who return from the war “will not be the same” (Sassoon, 1918b: 35). The soldiers recognise this and cite concrete examples: George, who has lost both legs; Bill who has become “stone blind”; Jim, who has been shot in the lungs and is unlikely to survive; and Bert, who has contracted syphilis. The Bishop can only reply, “The ways of God are strange!” The “one-legged man” in the poem of the same name is grateful that his leg was amputated because now he can become “a citizen of life”, namely “eat and sleep and choose a wife” (Sassoon, 1918b: 43). Only through loss , it seems, can life be retained and some form of normality regained. The tone of Sassoon’s poem “The Hero”, describing a mother’s reaction on the notification of the death of her son, is particularly bitter: “Jack fell as he’d have wished,” the Mother said, And folded up the letter that she’d read. “The Colonel writes so nicely.” Something broke In the tired voice that quavered to a choke. She half looked up. “We mothers are so proud Of our dead soldiers.” Then her face was bowed. (Sassoon, 1918b: 48). The reader learns that Jack had been a coward. His death is no loss except for the “lonely woman with white hair”. The poem “Counter-Attack” in the collection with the same name also emphasises the futility of death, this time from the perspective of a soldier, “dizzy with galloping fear” as he waits for the counter-attack, and revolted by the “strangled horror / And butchered, frantic gestures of the dead” (Sassoon, 1918a: 12). “Galloping fear” recalls images of the cavalry, associated with victorious battles of an earlier age but no longer appropriate in the first modern war of machine guns, poison gas and tanks. 16 As Jon Stallworthy observes, Sorley “did not live long enough to acquire the technical skills of an Owen or a Sassoon, but he understood the truth about the war before they did, and found words for it ������������������������������������������������������������������������������������������������������� the second wave soon to follow them” (Stallworthy, 2002: 37). �������������������������������������������������������������������������������������������Collected Poems in the late twenties. The volume was published in 1927. In this volume, he collected his best war poems in a section called “War: 1915–1919”. Not a single war poem is included in any of his subsequent collections, with the exception of “Recalling War”, which he composed in the early Thirties. Samuel Hynes indeed speculates that “the man who wrote those poems was the Captain Graves who had been declared dead on the Somme. The other man, the one who survived, had moved on, to be a different (and a better) poet” (Hynes, 1992: 430). 151 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Sassoon resented the complacency of civilians who could never understand the horrors of war. In his poem “Blighters”, for example, he contrasts the corpses lying at Bapaume with the joys of the music hall. I’d like to see a Tank come down the stalls, Lurching to rag-time tunes, or “Home, sweet Home”, And there’d be no more jokes in Music-halls To mock the riddled corpses round Bapaume. (Sassoon, 1918b: 31). The capitalisation of “T” in tank emphasises that modern technology is more powerful than peacetime music. The corpses are “riddled” with bullets that belong to a new era of mass destruction. “Fight to a Finish”, in which the returning soldiers who had “refrained from dying”, marks a return to older technology, as the soldiers suddenly fix their bayonets and turn on the crowd who are cheering them (Sassoon, 1918a: 29). In the final verse, Sassoon imagines himself in the role of a commander of “trusty bombers” whom he decides to employ “To clear those Junkers out of Parliament” (Sassoon, 1918a: 29). The crowds in Sassoon’s poems are “smug-faced” as they “sneak home” after watching the returning troops “march by”. Sassoon is uncompromising in his bitter assertion that they should pray they will “never know / the hell where youth and laughter go” (Sassoon, 1918a: 31). Like Sassoon, Edmund Blunden also focused on the “hell” of war, contrasting the nightmare of the battlefield with innocent civilian pursuits such as concert parties. In his poem “Concert Party: Busseboum”, for example, Blunden describes soldiers as they leave a concert at the front. They emerge at cold sunset to find another “show” in progress: the battle at St. Eloi, with its own form of music and dancing. The first and last stanzas are reproduced below. The stage was set, the house was packed, The famous troop began; Our laughter thundered, act by act; Time light as sunbeams ran. To this new concert, white we stood; Cold certainty held our breath; While men in tunnels below Larch Wood Were kicking men to death. (Blunden, 1989: 181). The laughter at the concert echoes the thunder of the war outside the concert hall. It is relentless, just like battle. The alliteration of “cold” and “certainty” emphasises the inevitability of suffering and death. The entertainment at the concert is a mere pause in the agony of war: it can last only as long as you can hold your breath. The brutality of war is frequently contrasted in Blunden’s poems with pastoral scenes but these are used differently than in the early patriotic poems. Almost one quarter of the poems collected at the end of Blunden’s memoir Undertones of War feature pastoral oases that act as a kind of “ironic gauge” (Fussell, 1975: 267) of the terror of the battlefield. “The Guard’s Mistake” is a case in point. Blunden’s 152 Aesthetic Truth and Popular Appeal... battalion has left the line and retired to a virtually unscathed village where not even nature has forgotten that she should be friendly to man. The cherry-clusters beckoned every arm, The brook ran wrinkling by with playful foam. And when the guard was at the main gate set, Surrounding pastoral urged them to forget (Blunden, 1989: 172). A sentry, a former keeper of cows, forgets the war and replaces his rifle with a country cudgel, wearing a “philosophic smile upon his lip”. It is a “sin to soil the harmonious air / With the parade of weapons built to kill”. This cannot last, however. One minute later, the final stanza describes the following ominous scene. ������������������������������������������� The crimson-mottled monarch, shocked and shrill, Sent out poor sentry scampering for his gun, Made him once more “the terror of the Hun” (Blunden, 1989: 172). No one is in control of his situation: officers scream orders in shrill voices, terrified soldiers “scamper” in panic, making a poor match for the, by implication, better-prepared “Hun”. There is no room for cherry trees in such a war except as a reminder through their colour of bloodshed. Poetry was an important part of Blunden’s attempt to do what he regarded as the impossible, namely to enable those who had not seen the war to understand it. Even with the “benefit” of direct experience, he admits that war is unfathomable. The poems collected in Undertones of War are an integral part of the memoir and are thus also subject to the reservation made in the preliminary quoted below. I know that the experience to be sketched in [this memoir] is very local, limited, incoherent; that it is almost useless, in the sense that no one will read it who is not already aware of all the intimations and discoveries in it, and many more, by reason of having gone the same journey. No one? Some, I am sure; but not many. Neither will they understand – that will not be all my fault (Blunden, 1989: unpaginated, Blunden’s italics). Blunden was not quite correct, however, in his assumption that his memoir would not be read (the Penguin Modern Classics edition, for example was reprinted in 2000). Some of the most prominent features of the war for Blunden are concentrated in his poetry, making his poems an important complement to his memoir. Unlike either Sassoon or Blunden, Wilfred Owen did not write his memoir, his fame resting on his poetry alone18. Before joining up, he entertained an idealised view of war, as witnessed in the following four lines from “The Women and the Slain”, written in 1914: O meet it is and passing sweet 18 Owen did not in fact achieve canonical status until the 1960s, when Benjamin Britten incorporated nine of his poems into his War Requiem in 1961 (Strachan, 2006: xvi). 153 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. To live in peace with others, But sweeter still and far more meet, To die in war for brothers. (Stallworthy, 2002: 15). Owen does not condone killing but exalts sacrifice for one’s fellow man. His short period of service at the front, however, soon altered his perception of the true nature of war. His changed attitude is seen clearly in his poem “Strange Meeting” (Susan Hill adopted the title for her novel published in 1971). The poem opens with a picture of escape from battle through “some profound dull tunnel”, full of dead bodies. Yet also there encumbered sleepers groaned, Too fast in thought or death to be bestirred. Then, as I probed them, one sprang up, and stared �������������������������������������� Lifting distressful hands, as if to bless. And by his smile, I knew that sullen hall, – By his dead smile I knew we stood in Hell (Stallworthy, 1985: 125). Owen’s descent into hell is accompanied by a German soldier, a poet whom he has killed. The two poets briefly discuss the hopelessness of their situation, the loss of pleasures, the courage and wisdom thrown away to no avail. It seems that the German soldier has been ripped from life by the poet. I am the enemy you killed, my friend. I knew you in this dark: for so you frowned Yesterday through me as you jabbed and killed. I parried; but my hands were loath and cold. Let us sleep now […] (Stallworthy, 1985: 126). The poem is replete with paradoxes: friend and enemy; recognition despite the darkness, and the frowning “through” the narrator soldier. There is a suggestion that the dead German soldier is better off than the narrator, who must live with his guilt and who does not know when it will be his turn to die. Sassoon presents a similar meeting in his “Enemies”, which tells the story of a dead English soldier who confronts dead Germans, one of whom has been killed by the poet. Like Sassoon and Blunden, Owen criticised the complacency of civilians. His best known attack is to be found in “Dulce et Decorum Est”, where civilians who have not experienced gassing and its deadly consequences are warned that had they done so they would never repeat “The old Lie” that it is “sweet and fitting” to die for their country. The capitalisation of the first letter of “Lie” emphasizes the scale of the crime and of the population’s ignorance. If you could hear, at every jolt, the blood Come gargling from the froth-corrupted lungs, Obscene as cancer, bitter as the cud Of vile, incurable sores on innocent tongues 154 Aesthetic Truth and Popular Appeal... My friend, you would not tell with such high zest, — To children ardent for some desperate glory, The old Lie: Dulce et decorum est Pro patria mori (Stallworthy, 1985: 117). Paul Fussell argues that Wilfred Owen’s poetic response to the war is “unique” (Fussell, 1975: 291), suggesting that Graves, Sassoon and Blunden favoured “structured general ideas” about the war, for example the contrast between the trenches and remembered pastoral scenes of England. Wilfred Owen, on the other hand, paid special attention to the physical details of the soldiers: eyes, hair, limbs, faces, teeth, fingers, tongues, etc. Owen expresses a profound pity for the soldiers, who are destined to retain a normal healthy body for a short period only (see, for example, “Arms and the Boy”, “Asleep”, “The Sentry”, “Disabled”, “The DeadBeat” and “Inspection”). Owen’s famous “Anthem for Doomed Youth”, probably the most anthologised of all war poems, contrasts the general accessories of a funeral service – such as anthems, prayers, bells, candles and palls – with the “hands of boys” and “their eyes”. Men die as cattle in a slaughterhouse, “What passing bells for those who die as cattle?”, he asks. There is no time to give them a proper Christian funeral. The bugles that sound the Last Post are the very ones that had called the soldiers “from sad shires” to the colours: both Church and State are responsible for their deaths. Those who love the soldiers, however, will honour their deaths in a more heart-felt way. The pallor of girls’ brows shall be their pall; ��������������������������������������������� And each slow dusk a drawing-down of blinds (Stallworthy, 1985: 117). Their love stretches beyond the two weeks of formal mourning; it is forever. Owen’s mature poems move from grief to happiness, only to return once again to grief. A case in point is the poem “Miners”. The centuries will burn rich loads With which we groaned, Whose warmth shall lull their dreaming lids, While songs are crooned; But they will not dream of us poor lads, Left in the ground (Stallworthy, 1985: 112). This is the voice of the mature poet who wishes to tell the true story of the groaning masses who died for the cause and who are destined to be forgotten. Ivor Gurney expresses similar sentiments. While Ivor Gurney’s poetry is less famous than that of Owen’s, it does include a number of well-known verses such as the elegy “To His Love”. His war poems mingle people and things to produce a picture of unnecessary sacrifice. The first stanza of “The Silent One” is a case in point. 155 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Who died on the wires, and hung there, one of two – Who for his hours of life had chattered through ��������������������������������������� Yet faced unbroken wires; stepped over, and went A noble fool, faithful to his stripes, and ended (Kavanagh, 1983: 102). The silence of the soldier hanging on the wires is contrasted with the “lovely chatter” of idyllic pre-war days in Buckinghamshire. The wires act as a boundary between life and death. They are not crossed reluctantly or inadvertently but with the determination, nobility and honour that befits an officer – and a fool. The pastoral elegy “To his love” conceals the fact that the subject of the poem is dead (he is mistakenly believed to be dead but is, in fact, a prisoner of war). The pastoral forms hold the grief in check. The voice is elegiac but also controlled, only breaking in the final stanza with the hysterical “Cover him, cover him” (the body is under a mass of funeral flowers). The presence of perennial flowers introduces the notion of immortality. Appropriately, the memorial flowers are red, relating to the redness of the blood which has been so nobly shed. There is a complex play on the idea of remembrance in the final stanza: And with thick-set ��������������������������� Hide that red wet Thing I must somehow forget (Kavanagh, 1983: 41). Gurney’s post-war poetry mixes past and present, life and death, peace and war, making them a single condition. “Riez Bailleul”, for example, begins with the speaker who is “Behind the line there mending reserve posts, looking / On the cabbage fields with other men carefully tending cooking; / Hearing the boiling; and being sick of body and heart” (Kavanagh, 1982: 85–85) as they dream of England. This is a scene “Forced from the past” and designed to hide the present-day “pain” experienced back in England. The full war context is then opened up, as it projects what might have taken place: “a farmer’s treasure perhaps soon a wildnerness”. As Edna Longley concludes in her discussion of the poem, “The participial phrases, the octet’s lack of a main verb, the double-rhymed couplets all reinforce a sense of consciousness trapped in a circle of historical and psychological pain” (Longley, 2005: 64). A similar circle is visible in Isaac Rosenberg’s “Dead Man’s Dump”, in which “wheels” reinforce the historical fact of the death of the dead as they roll over the dead bodies “huddled” together. The poet labours under the psychological pain of having to witness the crunching of the bones while shells continue to “cry” over the dead “From night till night and now” (Noakes, 2004: 139). Although Rosenberg was later to express a dislike of Rupert Brooke’s patriotic idealism, one of his early poems, “The Dead Heroes”, written in 1914, expresses similar sentiments, albeit in a less personal way. 156 Aesthetic Truth and Popular Appeal... Flame out, you glorious skies, Welcome our brave, Kiss their exultant eyes; Give what they gave (Noakes, 2004: 86–87). The final stanza reads: England – Time gave them thee; They gave back this To win Eternity And claim God’s kiss (Noakes, 2004: 86–87). The sacrifices of the soldiers are made gladly (“exultant eyes”) and as part of a pre-ordained order over which Time (with a capital “T”) and God preside. The soldiers’ sacrifices for their country are deliberate and promise “Eternity” in Heaven. Notably, nothing is said of the hell through which they must travel to achieve such a state. By “Break of Day in the Trenches”, written in 1916, all such patriotic notions had, as already established, become unpopular. “Break of Day in the Trenches” is one of Rosenberg’s finest poems. The pastoral, symbolised by the poppy the soldier puts behind his ear at the beginning of the poem, and the demonic, represented by the appearance of the “queer sardonic rat”, vie for control, creating images of terror that have come to symbolise the story of the war. The “normal” pastoral mode of the beginning of the morning, as Noakes observes, is interrupted by the sudden appearance of the rat (Noakes, 2004: 128). The natural order of things is reversed as the rat confidently regards the fear in the soldiers’ faces as “shrieking iron and flame” hurl through the “still heavens”. In war, it is the rat that will outlive the soldier, and not vice versa. The poem returns to the pastoral world in the final four lines. Poppies whose roots are in men’s veins Drop, and are ever dropping; But mine in my ear is safe, Just a little white with the dust (Noakes, 2004: 128). The flowers, however, are nourished on the blood of the dead. The poppy behind the soldier’s ear is only safe as long as he keeps his head below the parapet. The rat, on the other hand, can run where he will. The white dust on the poppy is an omen: it is, as Paul Fussell observes, a reminder of the colour the poppy will be when it dies (Fussell, 1975: 253). The “safe” of the penultimate line is deeply ironical; there is no safety, as the poet himself was to experience just two years later (he was killed on 1 April 1918 at the Somme). One of the most astonishing features of the poem is its impersonality: it contains none of the bitterness and indignation found in Owen’s poems. Perhaps Rosenberg’s greatest achievement was what he called “the simplicity” of his poetry, where “combining an interesting complexity of thought is kept in tone and right value to the dominating idea so that it is understandable and still ungraspable” (Stallworthy, 2002: 169). The poem is equally powerful today. 157 Jane Mattisson. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. 3. CONCLUDING REMARKS The voices of the soldier poets continue to be regarded as sincere and truthful. Reflecting the changing perception of war from the early patriotism of 1914–1915 to the later disillusionment from 1916 onwards, they tell a story which was believable because the poems ring true emotionally and express truth in terms of a particular cultural style and set of cultural values that were understood by the British public at the time and that continue to strike a chord today. They exemplify the soul of the nation, shaping it at the same time. While the poets could not understand the course and consequences of the war, the emotions and experiences of war that their poems project are understood by readers today. They are an integral part of the earlier described “essential condition of consciousness” to which Paul Fussell refers in his assessment of the place of World War One in the collective memory of Britons. The poems confirmed people’s innermost thoughts and fears while at the same time transcending them, facilitating understanding and mastery of feelings. While popular, they are not popular art because they do not allow the reader to wallow in his or her emotions. They are part of the literary canon and enjoy a status comparable to that of the memoirs of the war because, like the latter, they make a claim to truth based on direct experience, but unlike the memoirs, they employ vivid images that continue to haunt the reader long after the poem is laid aside. They are not only a powerful testimony to the experience of those who fought in the war but a reminder that it must not be forgotten. It is certain that many of the poems discussed here will feature in the centenary celebrations of the outbreak of war to take place in 1914. Works Cited ANON (Ed.) (1914). Songs and Sonnets for England in War Time: Being a Collection of Lyrics by Various Authors Inspired by the Great War. London: John Lane. BARLOW, Andrew (2000). The Great War in British Literature. Cambridge: Cambridge University Press. BLUNDEN, Edmund (1989). Undertones of War. 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La escritora británico-bangladesí no sólo abre, de forma explícita, el debate dentro del mundo ficcional de la novela, sino que, más importante si cabe, crea toda una serie de personajes femeninos cuyos cuerpos vestidos proyectan silenciosamente un amplio espectro de actitudes que comprenden desde el rechazo hasta la ferviente celebración del hiyab. La presente aportación tiene pues por objetivo examinar el tropo del hiyab en Brick Lane, demostrando cómo, a través de la vestimenta de los personajes, Monica Ali ficcionaliza algunos de los posicionamientos más frecuentes ante el uso o no uso del hiyab entre mujeres musulmanas viviendo en contextos diaspóricos occidentales. Asimismo, este trabajo también pretende mostrar cómo la literatura, en su carácter de manifestación artística que interviene en la cultura contemporánea, se está haciendo eco de muchos debates actuales en torno a la vestimenta de ciertas minorías étnicas en Occidente. Palabras clave: Brick Lane, hiyab, vestimenta, personajes femeninos, diáspora. Abstract In Brick Lane, Monica Ali problematizes the practice of hijab. Not only does the British-Bangladeshi writer explicitly open the discussion within the fictional world of the novel, but also, and perhaps more importantly, she creates a series of characters whose dressed bodies silently project a wide spectrum of attitudes which range from the rejection to the ardent celebration of hijab. The objective of the present contribution is to examine the trope of hijab in Brick Lane, demonstrating how, through the characters’ dress, Monica Ali fictionalizes some of the most frequent stances on the use or non-use of hijab amongst Muslim women living in Western diasporic contexts. Likewise, this article also intends to show how literature, as an artistic manifestation 161 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. which intervenes in contemporary culture, is echoing many current debates concerning the attire of certain ethnic minorities in the West. Key words: Brick Lane, hijab, dress, female characters, diaspora. Artículo 1. INTRODUCCIÓN En Brick Lane (2003), Monica Ali consigue que el lector se inmiscuya, a través del mundo ficcional de la novela, en uno de los debates que ha generado –y continúa generando en la actualidad– una mayor controversia: el uso del hiyab. En líneas generales, en la cultura musulmana, el término hiyab (literalmente “cortina”) hace referencia al código de vestimenta, tanto femenino como masculino, que supuestamente prescribe el islam y que se relaciona con los principios de modestia, privacidad y moralidad.1 Por consiguiente, como apunta Fadwa El Guindi (1999), hiyab no es lingüísticamente equivalente a velo,2 ni es tampoco un hiperónimo que englobe la multiplicidad de prendas usadas por hombres y, principalmente, mujeres musulmanas para cubrirse el rostro: burka, chador, abya, haik, niqab, qina o lithma, entre otras muchas. Sin embargo, sí es cierto que, como resultado de un proceso de evolución semántica, el término hiyab también ha pasado a designar uno de los estilos más comunes de velo islámico, el cual se caracteriza por cubrir la cabeza de la mujer musulmana, dejando el rostro al descubierto. En el presente artículo, el término hiyab será empleado pues con estos dos significados dependiendo del contexto en el que dicho vocablo sea usado. Asimismo, cabe precisar que éste será utilizado de forma intercambiable con el término velo islámico, no sólo por razones estilísticas, sino también porque consideramos que la práctica del hiyab debe 1 Dentro del propio colectivo musulmán, existe una falta de consenso en torno al hecho de que el Corán pueda prescribir el uso del velo femenino como obligación religiosa. Así, mientras muchos estudiosos y comentaristas musulmanes se han basado en las suras 24: 31, 33: 53 y 33: 59 para defender la práctica del hiyab como parte de la profesión de fe musulmana (véase Hessini, 1994 o Shirazi-Mahajan, 1995), las apologías en contra del uso del velo islámico han ofrecido a menudo una interpretación contraria de los mismos pasajes. Para Mernissi (1991), así como para otras muchas feministas islámicas (véase, Ahmed, 1992; Al-Marayati, 1995 o Shaheed, 1994), el Corán no prescribe la práctica del velo femenino de forma directa y extensiva, sino que, en última instancia, sólo la ������������� � �������������������������������������������������������������������������������������� de sentido en la actualidad. 2 Como revela la propia etimología del término velo, procedente del latín �����, la práctica del velo no es exclusiva de las culturas árabes, ni tiene su origen en el islam, contrariamente a la creencia popular predominante. De hecho, estudios como los de Leila Ahmed (1992), Esposito (1998) o Fadwa El Guindi (1999) han demostrado que el uso del velo se remonta a la época pre-babilónica, siendo incorporado posteriormente por otras culturas como la griega, la cristiana o la islámica. En esta línea, en su artículo de prensa “El ‘burka’ de la discordia” (2010), el crítico literario y cultural Estévez Saá demuestra cómo en Occidente todavía perviven huellas visibles de la práctica del velo femenino tal y como prueban los ropajes con los que se viste a muchas imágenes religiosas de la tradición cristiana. 162 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali enmarcarse y estudiarse dentro de un fenómeno más amplio –y no exclusivo de la cultura musulmana– como es el del velo. Para unos, símbolo de opresión femenina, y para otros, blasón identitario, el mencionado hiyab ha acaparado, en las últimas décadas, el centro de atención tanto en países mayoritariamente musulmanes, como en aquellos que, aun no siéndolo, cuentan con una población musulmana considerablemente amplia fruto de los movimientos migratorios que se han sucedido desde mediados del siglo XX, tal y como ocurre en el caso del Reino Unido, escenario principal en el que se desarrolla la acción de la novela de Ali. En el contexto europeo, la polémica en torno al velo islámico ha alcanzado, en la más reciente actualidad, la esfera política de varios países, algunos de los cuales han optado por prohibir el uso del velo integral en los espacios públicos, configurando un espectro que oscila desde las posiciones más restrictivas de países como Bélgica o Francia hasta las menos coercitivas de Austria o Reino Unido.3 Sin embargo, a pesar de la recurrencia con la que el velo islámico aparece en los medios de comunicación o en determinadas secciones del discurso académico, el tema continúa ofreciendo una retórica volátil y confusa, siendo, como sugiere Fadwa El Guindi (1999), simultáneamente “attacked, ignored, dismissed, transcended, trivialized or defended” (1999: xi). Y es que adentrarse en una cuestión tan compleja como la del hiyab implica, casi inevitablemente, caer en el reduccionismo dada la caprichosa terminología, la gran variedad de estilos de velo que existen y los diversos significados que éstos proyectan dependiendo del momento, el lugar o la persona que los lleve. Asimismo, no podemos dejar de advertir que toda interpretación sobre la práctica del hiyab –incluyendo la que ofrece la presente aportación– está también condicionada inexorablemente por el contexto socio-histórico del escritor, crítico u observador. En líneas generales, podría decirse que Occidente y Oriente mantienen una visión polarizada sobre el hiyab, tendiendo a concebirlo como un elemento opresivo o liberador respectivamente. En su artículo “Women and the Veil. Personal Responses to Global Process” (2002), Helen Watson analiza de forma sucinta las actitudes que Occidente mantiene ante el uso del velo islámico y concluye que en el imaginario occidental conviven dos visiones bien diferenciadas sobre dicha prenda: “an outraged interpretation of the veil as an overt symbol of the oppression of women under Islam, or a romanticized view of the veil as part and parcel of the exotic, sensual Otherness of Oriental traditions.” (2002: 153). Como muestra esta cita, de acuerdo con Watson, la primera de estas visiones tiende a interpretar el velo como un instrumento de subyugación de la mujer musulmana, mientras que la segunda lo percibe como un símbolo de la Otredad exótica y sensual de Oriente. Sin embargo, cabe señalar que la interpretación del hiyab como símbolo de opresión femenina no impera exclusivamente entre colectivos occidentales, sino que también es recurrente entre las propias mujeres musulmanas, sobre todo, entre las feministas islámicas (véase Ahmed, 1992 o Mernissi, 1991). Así, para Mernissi 3 En España, aunque no existe legislación vigente a nivel nacional (2011), han sido varios los ayuntamientos que han optado por prohibir el uso del velo integral en los espacios públicos de sus dependencias municipales. 163 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. (1991), el hiyab ha sido –y continúa siendo– un instrumento de subyugación de la mujer que el patriarcado, y no el islam, habría impuesto a través de una interpretación sesgada del Corán. Frente a la tendencia de Occidente a percibir el velo islámico en términos negativos, el colectivo musulmán presenta a menudo una visión mucho más positiva acerca del hiyab, llegando incluso a considerarlo un elemento liberador que permite el anonimato público. Aunque comúnmente asociado a los preceptos religiosos de modestia, privacidad y moralidad, la realidad demuestra que el hiyab transciende el mero ámbito religioso, siendo empleado por muchas mujeres musulmanas como un elemento identitario que transmite información sobre aspectos tan diversos como el lugar de origen, el rango, la clase social o la alineación ideológica (El Guindi, 1999). Así, para algunas mujeres procedentes de países como, por ejemplo, Arabia Saudí, Egipto o Irán, el uso del velo o el tipo de tejido con el que éste está confeccionado constituye un marcador significativo de estatus social, adquiriendo además ciertas connotaciones estéticas y eróticas (Schick, 1990) que bien podrían comparase con las que proyectan los zapatos de tacón o el corsé en la cultura occidental. De forma opuesta, para otra sección del colectivo femenino musulmán, la práctica del hiyab lleva aparejada una reivindicación contra la objetivación del cuerpo femenino. Así, según la escritora iraní Zahra Rahnavard, el uso del hiyab contribuye a evitar que el cuerpo de la mujer se convierta en un “objeto cuyo valor reside exclusivamente en su aspecto” (Rahnavard, 1990: 9, traducción mía). En esta línea debemos situar también la creciente politización del velo empleado por muchas jóvenes musulmanas de forma voluntaria como símbolo de resistencia contra la permeabilidad de sus tradiciones ante el avance de la cultura occidental, posicionamiento este último que exploraremos con más detalle cuando analicemos determinados personajes de Brick Lane. Sin lugar a dudas, un breve repaso por la literatura sobre el hiyab muestra los múltiples factores que intervienen y determinan su práctica, pero, como advierte la escritora siria asentada en Londres Rana Kabbani (1994), lo verdaderamente importante no reside tanto en los significados que la práctica del hiyab pueda proyectar, sino más bien en el grado de libertad del que disponen las mujeres musulmanas para decidir sobre su uso o no uso –una cuestión a menudo mucho más difícil de evaluar. En estas líneas hemos intentado esbozar las ambigüedades que rodean a la práctica del hiyab, aun siendo conscientes, como hemos avanzado, de caer en un reduccionismo prácticamente inevitable dadas las características de la presente aportación y la complejidad del fenómeno objeto de estudio.4 Sin embargo, consideramos que estas breves observaciones sobre el amplio mundo del velo facilitan el posterior análisis del mismo en la novela de Ali. El objetivo de la presente contribución es pues examinar el tropo del hiyab en Brick Lane, demostrando, en primer lugar, cómo Monica Ali ficcionaliza algunos de los posicionamientos más frecuentes ante el uso o no uso del hiyab entre mujeres musulmanas viviendo en contextos diaspóricos occidentales y, en segundo lugar, cómo la literatura, en su carácter de manifestación artística que interviene en la cultura contemporánea, se está haciendo eco de ellos. De hecho, 4 Para una aproximación más detallada y exhaustiva acerca de la práctica del hiyab véase, por ejemplo, Ahmed (1992); El Guindi (1999); Fernea (1993); Mernissi (1991); Odeh (1993); Sherif (1987); Watson (2002) o Young (2001). 164 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali historiadores como James Clifford (1988) o antropólogos como Peter van der Veer (2000) han recurrido, en diversos trabajos, a distintos textos literarios para explorar cuestiones relacionadas con algunos de los movimientos migratorios y diaspóricos más recientes, fomentando y fortaleciendo así los estudios interdisciplinarios. En última instancia, esta aportación también pretende poner de manifiesto la relevancia de examinar de forma exhaustiva y sistemática una cuestión que ha sido a menudo eludida por la crítica literaria: el rol de la vestimenta dentro del texto literario.5 Para ello, este artículo combinará el análisis literario per se con estudios socio-culturales sobre el hiyab –algunos de los cuales ya han sido citados en los párrafos anteriores–, creando una metodología de corte socio-literario que se adecúe a las necesidades propias del tipo de análisis que pretendemos llevar a cabo y que favorezca la aproximación cultural al fenómeno literario. 2. EL VELO EN LA LITERATURA EN LENGUA INGLESA6 En el ámbito literario y, en particular, en el de la literatura escrita en lengua inglesa, el velo de la mujer oriental ha sido empleado, durante más de un siglo, como tropo de una realidad existente o como símbolo cuyos significados se muestran a menudo ambiguos, liminales y mistificados. Autores como Lady Mary Montagu en Turkish Embassy Letters (1971), Oscar Wilde en Salomé (1893) o el propio Rudyard Kipling en Kim (1901) representan ejemplos de escritores que, desde una época temprana y desde una perspectiva occidental, retratan en sus creaciones literarias la imagen de la mujer oriental bajo el velo, proyectando en la iconografía de Oriente una tipografía de la mujer como figura enigmática y misteriosa (Yegenoglu, 1992: 48). Por otra parte, el velo femenino también ha aparecido recurrentemente en la literatura en lengua inglesa escrita en y por autores originarios, por ejemplo, del Subcontinente Indio, aunque, como señala Grace (2004), para muchos de ellos el velo es un hecho y, por consiguiente, no aparece resaltado en sus obras, sino que pasa desapercibido como elemento inherente al contexto (Grace, 2004: 9), idea esta última que es fácilmente constatable en novelas tan conocidas como The God of Small Things (1997) de Arundhati Roy o A Suitable Body (1993) de Vikram Seth.7 La obra de Salman Rushdie ofrece, sin embargo, un contrapunto al politizar abiertamente el tropo del hiyab y convertirlo en un medio de denuncia social y religiosa. Así, en The Satanic Verses 5 En la última década, aportaciones como las de Aindow (2010); Hughes (2006); Kuhn & Carlson (2007); McNeil et al. (2009) o Ribiero (2005) han contribuido a salvar este vacío en la crítica literaria. 6 La razón de emplear el término velo, frente al de hiyab, en el título de este segundo epígrafe reside en que algunas de las novelas que aparecen nombradas en este apartado retratan la práctica del velo en culturas orientales o comunidades diaspóricas no musulmanas y, por consiguiente, el uso del término hiyab en el título del epígrafe no sería adecuado y podría inducir a error. 7 En The Woman in the Muslin Mask. Veiling and Identity in Postcolonial Literature (2004), Daphne ������ �������� ��� ������������ ��������� ��� ��� ������������������� ������������������������� �������� en distintas creaciones literarias de Egipto, la Península Arábiga, el norte de África o la India. En la presente contribución, nos hemos limitado a hacer referencia exclusivamente a ciertas novelas del Subcontinente Indio por considerar que éstas constituyen los antecedentes inmediatos de obras que, como ocurre en el caso de Brick Lane, se enmarcan dentro de la tradición literaria de la diáspora surasiática en Gran Bretaña. 165 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. (1988) no es fácil eludir el hecho de que, en un juego de ambigüedad terminológica no accidental, Rushdie otorgue el nombre de “The Curtain” (significando hiyab) al burdel al que Baal huye en el Capítulo VI. Con la llegada del Empire Windrush a Tilbury en 1948 y las subsiguientes olas de inmigración procedentes de diversas regiones surasiáticas, países como el Reino Unido, caso que nos ocupa, han sido testigos de la práctica del velo dentro de sus propias fronteras y, como no podría ser de otro modo, la literatura también se ha hecho eco de ello. Autores como Kamala Markandaya, Ravinder Randhawa, Meera Syal, Hanif Kureishi, Nadeem Aslam o la propia Monica Ali, ente otros, han aportado a las letras inglesas narrativas en las que la vestimenta –incluyendo el velo–, al margen de su función como recurso literario al servicio de la labor descriptiva, se convierte deliberadamente en el centro de atención y espejo de muchos debates actuales en torno a la indumentaria de las comunidades surasiáticas asentadas en Occidente. Novelas como The Nowhere Man (1972) de Kamala Markandaya, The Intended (1991) de David Dabydeen, The Black Album (1995) de Hanif Kureishi, Anita and Me (1996) de Meera Syal o la propia Brick Lane (2003) narran la presencia de Asia en Gran Bretaña a través de lo que Prafulla Mohanti ha denominado “brown eyes” (Mohanti, 1985). En estas narrativas no encontramos pues un narrador que, desde una perspectiva occidental, retrate la práctica del velo en el lejano Oriente –como ocurría en las obras de Montagu o Wilde –, ni tampoco nos topamos con una voz que describa dicha práctica en y desde el subcontinente surasiático –tal y como sucede en The God of Small Things o A Suitable Boy–, sino que lo que aparece ante el lector es una amplia gama de personajes de origen surasiático que, asentados en países occidentales como el Reino Unido, reflexionan sobre las implicaciones de usar o no usar su vestimenta étnica en sus respectivos contextos diaspóricos. En estas novelas, el atuendo de los personajes sí importa y, más que adquirir un valor simbólico, éste se convierte en un elemento de negociación identitaria a la que los personajes se enfrentan de forma consciente. 3. EL HIYAB EN BRICK LANE Brick Lane ha sido ampliamente reconocida por la crítica literaria como una importante contribución a la literatura Asio-Británica, siendo traducida a diversas lenguas –entre ellas el español con el título Siete mares, trece ríos (2003)– y convertida en película en 2007 bajo la dirección de Sarah Gavron. El gran impacto editorial así como el reconocimiento por parte de la crítica que han experimentado novelas como White Teeth (2001) de Zadie Smith o la propia Brick Lane ponen de manifiesto la relevancia que la literatura de minorías étnicas ha adquirido en las últimas décadas en el Reino Unido (Bradford, 2007; Galván, 2000), contribuyendo, como apunta Kobena Mercer (1994), a hacer presente lo que había estado ausente en el canon literario. Abordada desde planteamientos postcoloniales en algunos casos y desde perspectivas multiculturales en otros, lo que la crítica literaria no ha explorado todavía en profundidad es la relevancia que la vestimenta de los personajes adquiere en la novela de Ali, a pesar de que las alusiones al vestido y a la ropa inundan las 166 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali páginas de la narrativa. Y es que, a través de la vestimenta de los personajes, podría decirse que la escritora británico-bangladesí consigue ficcionalizar muchos de los debates que están teniendo lugar en la actualidad en torno a la indumentaria étnica de muchas comunidades musulmanas asentadas en contextos occidentales, tales como los suscitados en torno al controvertido velo islámico. La novela debut de Monica Ali narra la historia de Nazneen, una joven de origen bengalí que llega a Londres tras un matrimonio concertado con un hombre, Chanu, cuarenta años mayor que ella. Siguiendo una estructura lineal, que sólo se ve alterada por los recuerdos que la propia Nazneen trae al presente sobre su infancia en Bangladés, la narrativa también da vida y voz a otros muchos personajes de la comunidad bengalí de Brick Lane –principalmente, aunque no exclusivamente, personajes femeninos. A través de éstos, Monica Ali problematiza abiertamente la práctica del hiyab, no sólo abriendo, de forma explícita, el debate dentro del mundo ficcional de la novela, sino, más importante si cabe, dejando que sean sus cuerpos vestidos los que proyecten silenciosamente un amplio espectro de actitudes que comprenden desde el rechazo hasta la ferviente celebración de dicha práctica. Así, en un extremo del espectro encontramos el personaje de Mrs. Azad quien rechaza el hiyab por constituir un marcador de Otredad dentro del contexto diaspórico occidental en el que se ve inmersa. Por su parte, Razia, si bien, a lo largo de la narrativa, cambia su vestimenta étnica por una estética occidentalizada, muestra un cierto grado de ambigüedad en lo que respecta al velo islámico. En cuanto a Nazneen, la protagonista de la novela, podríamos decir que esta ocupa una posición central en el continuum, perpetuando la práctica del hiyab como símbolo religioso y cultural a lo largo de toda la obra. Finalmente, en el otro extremo del espectro se situarían las jóvenes integrantes del grupo islamista Bengal Tigers quienes celebran la práctica del hiyab en una de sus formas más restrictivas: el burka. El personaje de Mrs. Azad representa a una mujer bangladesí de clase media-alta que, tras varios años viviendo en Londres, ha optado voluntariamente por adoptar la cultura y costumbres occidentales. Como suele ocurrir en la novela de Ali, el lenguaje de la vestimenta se anticipa al lenguaje verbal y, consecuentemente, la indumentaria de Mrs. Azad anuncia su proceso de asimilación cultural mucho antes de que el propio personaje llegue a verbalizarlo con palabras: [Mrs. Azad was] in a short purple skirt […] Her thighs tested the fabric, and beneath the hemline was a pair of dimpled knees […] A cigarette burned between purple lacquered nails […] Her hair was cropped close like a man’s, and it was streaked with some kind of rust-coloured paint. (Ali, 2007: 106-107) La minifalda con la que Mrs. Azad aparece por primera vez en la novela contrasta con el sari que viste Nazneen, hecho que lleva a la propia Mrs Azad a articular verbalmente las razones que subyacen a su elección de atuendo: ‘Listen, when I’m in Bangladesh I put on a sari and cover muy head and all that. But here I go out to work. I work with white girls and I’m just one of them. If I want to come home and eat curry, that’s my business. Some women spend ten, twenty years here and they sit in the kitchen 167 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. grinding spices all day and learn only two words of English.’ She looked at Nazneen who focused on Raqib. ‘They go around covered from head to toe, in their little walking prisons, and when someone calls to them in the street they are upset. The society is racist. The society is all wrong. Everything should change for them. They don’t have to change one thing. That’ she said, stabbing the air, ‘is the tragedy’. (Ali, 2007: 114, énfasis mío) En la cita que hemos seleccionado, el tema del hiyab aparece explícitamente mencionado en el discurso de Mrs. Azad quien confiesa acatarlo cuando está en Bangladés, mientras que, en Londres, opta por rehuir de él. Podría decirse que la esposa de Mr. Azad pone en práctica lo que Spivak denomina “esencialismo estratégico” al emplear su vestimenta de forma esencialista y estratégica en diferentes contextos con “un interés político escrupulosamente visible” (Spivak, 1987: 205, traducción mía). Como explica la propia Mrs. Azad en la cita que hemos reproducido anteriormente, para ella, el uso del hiyab en su contexto diaspórico londinense constituye un marcador de Otredad que, más que ofrecer protección frente a la objetivación del cuerpo femenino –tal y como defienden algunos de los posicionamientos mencionados en el apartado anterior–, convierte el cuerpo de la mujer musulmana en un “objeto de observación y vigilancia paranoide” (Bhabha, 1994: 63, traducción mía), así como en un locus potencial de ataques racistas. La visión que Mrs. Azad articula acerca de la vestimenta étnica parece coincidir también con la de Shahana, la hija mayor de Nazneen, quien rechaza reiteradamente llevar puesta cualquier prenda de ropa que revele sus orígenes bengalíes y la distinga del resto de sus compañeros. Para ambos personajes, al igual que para muchas mujeres musulmanas viviendo en contextos diaspóricos, la vestimenta occidental puede llegar a constituir, tal y como argumenta Craik (1993), una técnica de aculturación, una estrategia que les permite sentirse visualmente integradas. En la novela de Ali, la vestimenta se convierte así en un medio a través del cual los personajes negocian visualmente su identidad cultural, una identidad que tiende a ser representada “no como una esencia sino como un posicionamiento”, nunca estable o completa, sino constantemente “en proceso” (Hall, 2003: 237, traducción mía). El personaje de Razia, la gran aliada de Nazneen en Brick Lane, constituye un caso todavía más complejo puesto que, si bien al comienzo de la novela aparece vestida con un sari,8 a medida que ésta avanza su apariencia se torna cada vez más occidentalizada hasta llegar a un punto en el que la propia Razia rechaza diametralmente el uso del sari: “She [Razia] was wearing a garment she called a tracksuit. She would never, so she said, wear a sari again. She was tired of taking little bird steps.” (Ali, 2007: 95). Tras la muerte de su marido, Razia consigue entrar en la esfera pública trabajando en una fábrica textil y, por consiguiente, el abandono del sari por parte de este personaje bien podría interpretarse como un símbolo que visualiza y reivindica su liberación 8 El sari es un vestido tradicional, usado principalmente en el Subcontinente Indio, que, en líneas generales, consiste en una tela sin costuras que las mujeres envuelven alrededor del cuerpo, creando formas y estilos muy variados (para más información, véase Barnerjee y Miller [2003]). En países mayoritariamente musulmanes como Bangladés –región de la que proceden los personajes que retrata Ali–, las mujeres suelen emplear un extremo del sari –denominado pullu–, así como una gran variedad de pañuelos o dupattas para cubrirse la cabeza a modo de velo. 168 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali frente a un dominio patriarcal que le había impedido participar activamente en su propia experiencia migratoria. Sin embargo, aunque el personaje de Razia no vuelve a aparecer en la novela portando un sari, ésta no abandona radicalmente su vestimenta étnica y, así, en pasajes posteriores aparece combinando los pantalones de un salwar con una camiseta que tiene dibujada la bandera del Reino Unido (Ali, 2007: 188). Del mismo modo, Razia tampoco renuncia a la práctica del hiyab por completo ya que, como observa la propia Nazneen, a pesar de su estética occidentalizada, Razia continúa utilizando pañuelos y dupattas para cubrirse la cabeza a modo de velo: “Razia pulled down her headscarf. She rubbed at her strong jaw. Now that she wore trousers she sat like a man, right ankle resting across left knee.” (Ali, 2007: 123, énfasis mío). De este modo, el personaje de Razia parece asimilar determinados aspectos de la cultura occidental, al mismo tiempo que mantiene otros elementos de su tradición cultural-religiosa, oscilando hacia lo que Stuart Hall (1992) –basándose en Kevin Robins (1991)– ha teorizado como un proceso de “traducción” (1992: 310), por el cual muchas personas desplazadas aprenden a habitar al menos dos identidades y a hablar dos lenguajes culturales distintos –entre los que bien podríamos incluir el de la vestimenta– traduciendo y negociando entre ellos. La actitud de Razia ante la vestimenta étnica diverge, por tanto, de la de Mrs. Azad y, aunque posiblemente más próxima a la de Nazneen dado que ninguna de estas dos mujeres parece rechazarla por completo, también se sitúa en discordancia con ésta, puesto que la protagonista de la novela de Ali no abandona el sari en ningún momento –tal y como hace Razia– , aunque sí sopesa la posibilidad de vestirse con ropa occidental: A pair of Chanu’s trousers lay on the floor of the wardrobe. […] She [Nazneen] picked them up, stepped out of her underskirt and put them on. To see herself she had to stand on the bed and look in the curly-edged dressing-table mirror. […] She took the trousers off, put her underskirt back on and hitched it up so that it stopped at the knees. Walking over the bedspread, she imagined herself swinging a handbag like the white girls. She pulled the skirt higher, and examined her legs in the mirror. […] Now, she thought, where’s the harm? (Ali, 2007: 141) A pesar de que, al igual que ocurre en esta cita, en pasajes posteriores (Ali, 2007: 220, 277-278), Nazneen vuelve a imaginarse a sí misma con ropa de estilo occidental, la protagonista de la novel de Ali no llega a abandonar el sari, ni la práctica del velo en ningún punto de la narrativa. Para Nazneen, el uso del sari y del velo islámico representa, en primer lugar, un símbolo de continuidad con la tradición, pudiendo incluso llegar a interpretarse como una huella derridiana que hace presente el pasado, al mismo tiempo que subraya su inexorable ausencia. Asimismo, el hecho de que el narrador heterodiegético de la novela nos muestre repetidamente a Nazneen en el acto de cubrirse la cabeza antes de abandonar su claustrofóbico apartamento en Brick Lane parece poner de manifiesto que, para la protagonista de la novela de Ali, el velo también constituye una forma de acatar los preceptos religiosos de modestia, pivacidad y moralidad:9 “She [Nazneen] put on her cardigan, took her keys and left 9 La relación entre el uso del velo y los preceptos religiosos de modestia, privacidad y moralidad 169 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. the flat […] She [Nazneen] bunched the skirts of her sari with one hand and took the steps two at a time […] Nazneen pulled the end of her sari over her hair. At the main road she looked both ways, and then went left.” (Ali, 2007: 53-54, énfasis mío). El velo de Nazneen vuelve a cobrar importancia cuando ésta olvida repetidamente (Ali, 2007: 212; 232) cubrirse la cabeza delante de Karim, el joven con el que emprenderá una relación extramatrimonial: “Nazneen sat. She folded her hands in her lap. She smoothed the soft blue fabric of her sari and folded her hands again. She had once more forgotten to cover he hair.” (Ali, 2007: 232, énfasis mío). Pasajes como éste no sólo anticipan la relación ilícita que tendrá lugar entre Nazneen y Karim, sino que demuestran indirectamente cómo el uso del velo por parte de la protagonista de la novela parece estar enraizado en los preceptos religiosos anteriormente mencionados. Además de un símbolo cultural y religioso, para Nazneen, el velo también constituye un instrumento de protección frente a la mirada masculina, tal y como muestra la cita que reproducimos a continuación en la que se nos describe a Nazneen cubriéndose al pasar al lado de unos jóvenes bengalíes: “When she [Nazneen] passed a group of young Bangla men on the path, they parted and bowed with mock formality. One remained straight and still and she caught his look, challenging or denying [...] Nazneen pulled her headscarf over her face.” (Ali, 2007: 143, énfasis mío). En una novela que subvierte conspicuamente el paradigma bergeriano de la mirada,10 el velo de Nazneen evita, en diferentes pasajes de la narrativa, que ésta pierda su posición de sujeto y se convierta en el objeto de la mirada de los demás personajes. En última instancia, podría decirse que este uso estratégico que la propia Nazneen hace del velo no viene más que a ficcionalizar aquellos posicionamientos que, como hemos avanzado en apartados anteriores, sostienen que esta prenda puede llegar a actuar como un “inhibidor de la mirada” (Bullock, 2000), ofreciendo protección frente a la objetivación del cuerpo femenino. Por todo ello, la protagonista de Brick Lane perpetúa la práctica del hiyab a lo largo de toda la novela, proyectando, a través de su vestimenta, su identidad cultural-religiosa y reivindicando, probablemente, como apunta Hanif Kureishi (1986), contemporáneo de Ali, que “ser británico no es lo que era. Ahora es algo más complejo que conlleva nuevos elementos.” (Kureishi, 1986: 38, traducción mía). parece basarse en determinadas interpretaciones de ciertos pasajes del Corán, tales como la sura 24: 31 y la sura 33: 59. En la traducción de Julio Cortés (2007), estos pasajes dicen: “Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el chal y no exhiban sus adornos sino a sus maridos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con los pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volveos todos a Dios, creyentes! Quizás, así, prosperéis.” (24: 31); “¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es mejor para que se las distinga y no sean molestadas. Dios es indulgente, misericordioso” (33: 59). ��������������������������������������������������������������������������������������������������������� quien mira e inspecciona detenida y reiteradamente los cuerpos vestidos y desnudos de los demás personajes, especialmente el de Chanu y el de Karim, su marido y amante respectivamente. De este modo, Ali invierte el paradigma imperante de la mirada y da poder a la mirada femenina, una mirada que, tanto en la cultura musulmana (Mernissi, 1985), como en la tradición greco-latina –a través de la ������������������������������������������������������������������������������� 170 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali Finalmente, el burka con el que deliberadamente Ali vista a ciertos personajes femeninos como Aleya o las integrantes del grupo islamista Bengal Tigers abre nuevos debates en torno a la práctica del hiyab. A través de la narrativa epistolar que aparece intercalada en la trama principal de la novela, Ali narra la historia de la hermana menor de Nazneen, Hasina, quien protagoniza una migración intra-nacional, trasladándose desde su aldea natal de Gouripur a Daca. En las cartas que Hasina envía a Nazneen, ésta relata sus avatares en la capital de Bangladés donde entra a trabajar en una fábrica textil junto a otras tres mujeres: Aleya, Shahnaz y Renu. Aunque la novela de Ali no explora en profundidad la cuestión del hiyab fuera de las fronteras occidentales, en una de sus cartas, Hasina sí relata como el marido de Aleya ha accedido a que su esposa trabaje en la mencionada fábrica a condición de que ésta lleve puesto un burka (Ali, 2007: 150). Para Aleya el uso del burka responde a una imposición patriarcal y no a un acto voluntario tal y como ocurre en el caso de las jóvenes integrantes del grupo Bengal Tigers en Londres. A diferencia de lo que ocurre en el caso de Aleya, para las militantes de los Bengal Tigers, el burka representa un símbolo de islamismo político, el cual, aparentemente, han adoptado de forma voluntaria. De hecho, como muestra la cita que reproducimos a continuación, estas jóvenes cambian el hiyab11 por el burka en un determinado momento de la novela: “Across the aisle, Nazneen saw the musician. Next to him were two small black tents. She recognized the voices. The girls who attended the last meeting, who wore hijab, had upgraded to burkhas.” (Ali, 2007: 279). De este modo, a través de los personajes de Aleya y las jóvenes militantes del grupo Bengal Tigers, Monica Ali contrapone dos usos bien diferenciados del burka, al mismo tiempo que subraya la relevancia de tener en cuenta el grado de libertad que subyace al uso de dicha prenda. La adopción y celebración del burka por parte de las militantes del grupo Bengal Tigers no constituye un hecho aislado en la novela, sino que se sitúa en paralelo con el cambio de vestimenta que experimentan otros personajes masculinos como Karim, ahora líder del mencionado colectivo. Así, como muestra la siguiente cita, Karim sustituye sus vaqueros y camisetas por un atuendo étnico: “Karim had a new style. The gold necklace vanished; the jeans, shirts and trainers went as well […] Karim put on panjabi-pyjama and a skullcap. He wore a sleeveless fleece and big boots with the laces left undone at the top.” (Ali, 2007: 376). La nueva vestimenta de Karim y el burka de las jóvenes cuyos nombres se desconocen se convierten en un símbolo de islamismo político a través del cual estos personajes reivindican su identidad musulmana y hacen frente a los ataques xenófobos y exclusionistas que han invadido la comunidad bengalí tras los atentados del 11 de septiembre. A medida que el movimiento de los Bengal Tigers se radicaliza, la vestimenta de estos personajes parece acabar por convertirse en un símbolo de resistencia contra la cultura y valores occidentales, culminando con la partida de Karim hacia Bangladés donde Nazneen lo imagina preparándose probablemente para la yihad: “Nazneen had a visión: […] Karim in a mountain cave, surrounded by men in turbans wielding machine-guns.” (Ali, 2007: 486). Podría decirse que, en la novela de Ali, los inte11 En este pasaje de la novela, el término hiyab no hace referencia al código de vestimenta supuestamente prescripto por el islam, sino que alude a un estilo determinado de velo islámico que ya hemos descrito al comienzo de la presente aportación. 171 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. grantes del grupo Bengal Tigers encarnan uno de los posicionamientos identitarios más esencialistas, rechazando cualquier forma de hibridación cultural y celebrando, contrariamente, el retorno a una identidad musulmana holística. Aunque la justicia poética no parece tomar parte por ningún personaje, sí resulta significativo que Nazneen, la protagonista de la novela, prefiera recordar la imagen de Karim vestido con camisa y vaqueros (Ali, 2007: 448). Volviendo a las jóvenes integrantes del colectivo Bengal Tigers, éstas parecen tener además una agenda paralela a la de sus homólogos masculinos, empleando las reuniones del grupo para erigirse repetidamente en representación de la mujer musulmana para así reivindicar sus derechos desde dentro de su propia cultura: “And they [the girls] shouted out suggestions freely. ‘Women’s rights,’ called one. ‘Sex education for girls,’ called the other. ‘Got to put that in.’ But she lowered her head immediately she had spoken, ducking out of it.” (Ali, 2007: 240). Es por esto que la adopción del burka por parte de estas jóvenes, al igual que el retorno al velo de muchas mujeres musulmanas que participan en la esfera pública, no debe entenderse, como sugiere Watson (2002), como un acto anti-feminista, sino más bien, como un acto de “feminismo a la inversa” (2002: 152). Sin embargo, el hecho de que las voces de estas jóvenes sean reiteradamente silenciadas llena de incertidumbre su éxito y hace casi imposible eludir las palabras de Spivak cuando explica que el hecho de que “‘la subalterna no pueda hablar’ significa que, incluso cuando la subalterna hace un esfuerzo mortal por hablar, ésta no es escuchada” (Spivak, 1996: 292, traducción mía). Con la marcha de Karim, los Bengals Tigers se diluyen y con ellos las voces de las mencionadas jóvenes quienes, a juzgar por las palabras de uno de los nuevos líderes (Ali, 2007: 486), no parecen tener cabida en los potenciales grupos organizados cuyo futuro la novela deja abierto. Finalmente, cabe señalar que, a través del enfrentamiento dialéctico que mantienen los grupos Bengal Tigers y Lion Hearts, la cuestión del hiyab se convierte en un debate explícito dentro del mundo ficcional de la novela: HANDS OFF OUR BREASTS!12 The Islamification of our neighbourhood has gone too far. A Page 3 calendar and poster have been removed from the walls of our community hall. How long before the extremists are putting veils on our women and insulting our daughters for wearing short skirts? Do not tolerate it! Write to the council! This is England! KEEP YOUR BREAST TO YOURSELF 13 And we say this. It is not us who like to degrade women by showing their body parts in public spaces. (Ali, 2007: 258) ����������������������������������Lion Hearts. 13 Respuesta distribuida por el colectivo Bengal Tigers. 172 El hiyab en Brick Lane, de Mónica Ali En el primero de los panfletos que hemos reproducido, los Lion Hearts, un grupo racista, anti-musulmán, acusa a la comunidad bengalí de Brick Lane de haber retirado varias representaciones que, como parece derivarse del mensaje, contenían la imagen de una mujer probablemente desnuda o semidesnuda, propagando insidiosamente, hacia el final del panfleto, un discurso en el que advierten de la peligrosidad de que los extremistas, tal y como ellos denominan a los Bengal Tigers, acaben por imponer el velo a sus mujeres –es decir, a las mujeres occidentales. Como respuesta, los Bengal Tigers contraatacan con otro mensaje en el que alegan que no son ellos los que degradan la imagen de la mujer exponiendo su cuerpo desnudo en público. Aunque ambos panfletos transmiten visiones polarizadas sobre el hiyab, los dos coinciden en emplear el cuerpo femenino como arma arrojadiza que no viene más que a enmascarar las verdaderas razones que subyacen al enfrentamiento. Y es que el cuerpo femenino y, en concreto, el de la mujer musulmana ha sido empleado en repetidas ocasiones a lo largo del siglo XX y XXI como un recurso retórico en diferentes conflictos, usando el velo como un palimpsesto sobre el que re-escribir discursos políticos, religiosos o sociales. Sin ir más atrás en el tiempo, Nancy Lindisfarne (2002) argumenta que la “liberación” de la mujer afgana bajo el burka ha sido empleada recientemente como uno de los pretextos para la invasión de Afganistán, disfrazando con ello otros intereses de carácter político y económico. Sin embargo, frente al empleo del hiyab como un instrumento discursivo en manos de aquellos que no lo portan, Monica Ali da prioridad a los cuerpos vestidos de sus personajes femeninos, dejando que sean éstos los que transmitan de forma silenciosa las voces de las protagonistas. 4. CONCLUSIÓN En Brick Lane, Monica Ali transciende la visión polarizada del hiyab como elemento opresivo o liberador, mostrando que las razones que subyacen a su uso o no uso son a menudo mucho más complejas y responden no sólo a cuestiones relacionadas con la tradición cultural-religiosa, sino también a los nuevos desafíos a los que la mujer musulmana se enfrenta en el siglo XXI. Para ello, Ali crea toda una serie de personajes femeninos cuyos cuerpos vestidos proyectan silenciosamente un amplio espectro de actitudes que comprenden desde el rechazo hasta la ardiente celebración del hiyab como símbolo de islamismo político, enfatizando, de este modo, lo que Frantz Fanon denominó “el dinamismo histórico del velo” (Fanon: 1980, traducción mía). En términos bakhtinianos, se podría decir que la novela de Ali ofrece una visión dialógica, sin favorecer, de forma monológica, ninguno de los posicionamientos que los diversos personajes femeninos sostienen ante la práctica del hiyab, aunque sí es cierto que las tendencias más esencialistas como las representadas por Mrs. Azad o por las militantes del grupo Bengal Tigers parecen diluirse conspicuamente hacia el final de la narrativa, dejando paso a la imagen de Nazneen que muy significativamente materializa su deseo de patinar sobre hielo sin dejar por ello de llevar un sari. 173 Noemí Pereira Ares. Garoza 12 (2012). 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En Inscriptions 6: Orientalism and Cultural Differences. YOUNG, R. (2001). Postcolonialism: An Historical Introduction. Oxford: Blackwell. 176 MATERIA EN OLVIDO DE ANA MARÍA FAGUNDO: TESTAMENTO POÉTICO DE UNA EXPERIENCIA COTIDIANA María A. Salgado The University of North Carolina at Chapel Hill, Estados Unidos In memoriam Resumen En junio de 2010, poco después de publicar Materia en olvido y dos años antes de su muerte, Ana María Fagundo definió este libro en una página de su “Diario” como su “testamento poético”. Apoyado en esta afirmación, el análisis de este último poemario de la poeta tinerfeña estudia la significación del mensaje poético y vivencial cotidiano que ha legado a sus lectores. Palabras clave: Romanticismo-Modernismo, poesía femenina contemporánea, intimismo, imaginería insular, indagación ontológica, experiencia cotidiana. Abstract In June of 2010, shortly after the publication of Materia en olvido and two years before her death, Ana María Fagundo defined this book in the pages of her “Diary” as her “poetic last will”. My study leans on this assertion to examine the meaning of the everyday poetical and historical message that this poet bequeathed to the readers of her last book of poems. Keywords: Romanticism-Modernism, contemporary women poetry, subjectivism, insular imagery, ontological search, everyday experience. Artículo La poesía de Ana María Fagundo (1938-2010) se caracteriza por su coherencia interna. El juicio que expresa Miriam Álvarez en su introducción a la obra poética de la autora refleja el consenso de la opinión crítica: “Todos sus poemarios pueden considerarse como el fluir ininterrumpido de un mismo impulso bajo corrientes y 177 María A. Salgado. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. momentos diferentes” (2002: I, 25). Fue por ello que cuando poco después de su muerte decidí ofrecerle un homenaje pensé que tal vez la mejor manera de celebrar su contribución a la poesía española contemporánea fuese señalando la consistente unidad de su obra, su continuidad poética en el tiempo, comparando la voz de la hablante de su obra primeriza, Brotes de 1965 e Isla adentro de 1969, con la de su último libro, Materia en olvido, de 2008. Cambié mi enfoque, sin embargo, cuando al iniciar la investigación descubrí los dos últimos párrafos de su “Diario,” escritos el mismo año de la publicación de Materia o sea dos años antes de que Ana María falleciera. El “Diario” permanece inédito, pero ambos párrafos se pueden leer en El Tablón, una página de internet con novedades que mantiene la Biblioteca de la Universidad de La Laguna (Tenerife), y en la que a fines de junio de 2010 se anunció su muerte: MATERIA EN OLVIDO es mi testamento poético y, por tanto, es mi última voluntad, es decir, en él se encuentran mis conclusiones después de una ya dilatada vida y es, por ello, que ya no deseo publicar ningún poemario más […] Vine a esta extraña y extraordinaria dimensión que llamamos VIDA a escribir mi poema y a darlo a los cuatro vientos […] Ahora solo falta que el ciclo vital se complete y el silencio se cierna sobre el ser que ahora escribe estas páginas; que la materia cumpla con su inescapable destino de ser polvo perdido entre el polvo de los siglos. Mi Diario (o Mi cajón de sastre) Fragmento del último escrito 23-06-2008. (2010: s.p.; elipsis en el original) La lectura de estas declaraciones me inquietó hondamente; por un lado me recordó las palabras que Ana María me dijo cuando me regaló Materia en olvido, recién salido de la imprenta, informándome con absoluta determinación que éste sería su último libro, y que yo le rebatí arguyendo que una poeta tan genuina como ella nunca dejaría de escribir, y por el otro, su comparación del libro a un testamento me hizo entender que antes de explorar cualquier otro tema era necesario determinar primero la significación de su testamento poético dentro de un contexto literario y biográfico. Es por ello que este homenaje a Ana María Fagundo se centra en Materia en olvido, que estudio como una poetización en la que trasciende una experiencia vivencial cotidiana articulada en el ocaso de su vida, resistiéndose a la destrucción ocasionada por el tiempo sobre su cuerpo y sus seres queridos. El que Ana María construyese su obra en torno a la poetización de vivencias personales es del todo consecuente con las corrientes del pensamiento occidental que predominaban a fines del siglo diecinueve y en la primera parte del veinte. Tal vez José Ortega y Gasset sea quien con más acierto haya captado tales tendencias en su conocida máxima “yo soy yo y mi circunstancia”, y la propia Ana María las hace suyas desde temprano en un breve ensayo publicado en 1985 y cuyo título, “Mi 178 Materia en Olvido de Ana María Fagundo... literatura es mía en mí,” tomado de un texto de Rubén Darío, se hace eco del conocido axioma “el estilo es el hombre” que informó la estética romántico-modernista en la que ella se formó.1 Es esta estética, eminentemente “yoísta” y definida por la búsqueda de respuestas, la que determina la fuerte identificación entre la persona histórica y la voz poética que caracteriza la obra fagundiana y que eventualmente le permitiría definir Materia en olvido como su testamento poético.2 Tan subjetiva manera “modernista” de entender la obra literaria se observa desde sus versos más tempranos. Brotes, el primer libro, publicado cuando su autora contaba veintisiete años, es en esencia una antología de sus primicias poéticas, dedicada a sus padres, en la que la voz poética enuncia los que serían sus temas fundamentales: “Indagación ontológica, intimismo y ámbito insular”.3 Materia en olvido, que vio la luz cuando Fagundo había alcanzado la ya madura edad de setenta años, es un poemario cohesivo dedicado también a su familia y en el que lleva a su conclusión los temas que inició en Brotes por medio de una reflexión ontológica en torno a la engañosa permanencia del mundo material, que expresa en términos íntimos y en su particular imaginería insular.4 La unidad y cohesión de la obra fagundiana son incontestables, sus temas y su acercamiento subjetivo se mantienen estables a través del tiempo, sin que esto impida en ningún momento la espléndida evolución de su expresión lírica que se estiliza y enriquece según se va acrecentando su dominio sobre los resortes de la poesía. Semejante unidad y cohesión se logran gracias a la consistencia de unos temas que Fagundo representa desde la perspectiva estable de una voz poética fuertemente individualizada que subraya su estrecha relación con su persona histórica apropiándose de una realidad empírica específica, el paisaje de Tenerife, su tierra natal. Tal identificación le permite poetizar desde temprano el yo y la escritura de su mundo poético a través de imágenes y metáforas del paisaje de la isla, y más exactamente aún del Teide, 1 La ideología predominantemente modernista que rige la estética de Fagundo se funda no sólo en el pensamiento de Darío, quien en las “Palabras liminares” a Prosas de profanas ����������������� singularidad de su propio estilo con las palabras que ella cita, sino también en las ideas del axioma que Ortega y Gasset expresa en sus Meditaciones del Quijote (1914). Tales pensamientos se fundamentan en el dogma decimonónico “el estilo es el hombre,” formulado en el Discours sur le style (1753) de George-Louis LeClerc (1707-1788), que Morse Peckham explora en detalle al estudiar la importancia de la asociación estilo-hombre en la estética romántica del siglo XIX (234 y siguientes) que heredaron los modernistas. ���������������������������������������������������������������������������������������������������� Juan Ramón Jiménez queda clara en la expresión y en las imágenes de sus primeros libros. Más tarde, el estilo fagundiano se individualizaría y aunque las huellas juanramonianas más obvias desaparecen de su expresión poética, siempre se mantienen intactas en su persistente búsqueda de la palabra exacta y en su uso del texto poético como espacio de conocimiento. 3 La cita forma parte del título de un artículo en el que Rafael Fernández esboza estos tres temas (1991: 169). 4 En el artículo “Materia en olvido de Ana María Fagundo: ser y palabra desde el espacio/tiempo del ocaso” estudio la cohesiva unidad de este libro como ejemplo del tipo de poemario moderno que ��������������������������������������������������������������������������������������������������� ����������������������������������������������������������������������������������������������������� canon literario y del momento histórico en que se escribe, y 2. porque establece una relación dialógica ���������������������������������������������� 179 María A. Salgado. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. ese volcán erguido en punta, afirmando su ser. La crítica en general ha señalado la centralidad de esta imagen en la construcción poética de su obra; la opinión de Candelas Gala es representativa: “La configuración geográfica de la isla, propulsando su presencia vertical en medio de un mar devorador, es una imagen poderosa en la percepción fagundiana de su propio ser y de la escritura como modos de afirmar la vida y el ser”.5 Ana María definió explícitamente su modo de entender la poesía en el epígrafe que escribió para introducir los versos de Brotes, “Poesía es lo que no puede ser / y está siempre siendo” (2002: OP I, 79), y la sugirió de manera implícita en los subtítulos que encabezan las cuatro partes del libro (“Búsqueda”, “Caos”, “Remanso” y “Camino abierto”). Tanto el epígrafe como los subtítulos colocan en primer plano una estética de raíz simbolista que entiende la poesía como vía de conocimiento.6 La voz poética reafirma dicha estética tácitamente cuando la pone en práctica en los plásticos versos del arte poética, titulada “Mi poesía,” con los que da inicio al libro y en los que representa el desasosiego de una hablante poseída por el numen: Es como si la rosa / pétalo a pétalo / fuera desnudando su fragante tersura / y se quedara limpia / e infinita en la soledad. / O cual si a jirones como gritos / de contenido silencio, / se me fuera desarropando lo más íntimo / en una dolorosa entrega. / Así es / ese yo inmensurable del poema / que me surca lo más hondo, / que me cierne, / me estremece y crucifica. (2002: OP I, 81) En los cinco versos iniciales se escucha el eco de uno de sus maestros, Juan Ramón Jiménez, pero aunque la influencia del poeta andaluz queda clara, Fagundo la rebasa, cuando en los cuatro versos siguientes hace suyas las imágenes, cargándolas de una nueva significación.7 En los versos de Juan Ramón, el poema y la poesía eran objetos o conceptos externos a su yo poético, que él dominaba; Ana María difumina tal distinción en estos cuatro versos (6 al 9), disolviendo los límites dentro-fuera al asociar el desnudarse al doloroso acto de entregar su propia intimidad. Los cinco últimos versos acaban por destruir toda distancia a través de ������������������������������������������������������������������������������������������������������� ������������������������������������������������������������������������������������������������� �������������������������������������������������������������������������������� 6 La adhesión de Fagundo a la estética simbolista y su insistencia en poetizar sus experiencias vivenciales las señala también Candelas (Gala) Newton: “la creación poética es el medio de penetrar en la verdad del ser, de ahí que para Ana María Fagundo poesía y vida vayan intrínsecamente unidas, ������������������������������������������������������������������������������������������������������ ������������������������������������������������������������������������������������������������� los últimos párrafos de su “Diario” que Materia en olvido es su testamento poético porque “en él se encuentran [sus] conclusiones después de una ya dilatada vida” (2010: “MATERIA” s.p.). 7 La metáfora rosa-poesía y el desnudarse de la poesía centran poemas de Juan Ramón tales como “Vino, primero, pura” (1957: 511) y “El poema”: “¡No le toques ya más / que así es la rosa!” (1957: 569). Fagundo no sólo conocía bien la poesía juanramoniana--la obra del poeta de Moguer fue el tema de su tesis de maestría, sino que también consideraba la lectura de Juan Ramón esencial para los aspirantes a poetas, según el testimonio de la escritora Benita López Peñate: “en aquel entonces [once años antes de morir] me aconsejaba leer a los clásicos, haciendo especial hincapié en Juan Ramón Jiménez [. . .]” (2010: s.p.). 180 Materia en Olvido de Ana María Fagundo... una erótica imagen que invierte el binomio poesía-mujer / poeta-hombre del canon masculino para convertir a la hablante en la poesía, poseída por el yo masculinizado del poema en un éxtasis de creación poética que se materializa en verso a través de la experiencia de su cuerpo.8 La dramática representación de la lucha de la hablante por encontrar un discurso poético que exprese, contestándolas, las preguntas inefables que la abruman, confirma de manera implícita la doble vertiente de su estética: la primera, de tradición romántica, asocia la experiencia de la autora con la de la voz poética y, la segunda, de índole metafísica, entiende el texto como un espacio de conocimiento. Leídos desde estas dos vertientes, el mensaje de su último libro tanto como las afirmaciones de su “Diario” son la lógica extensión del desasosiego existencial que la acosaba desde temprano, empujándola a hallar respuestas en estos tempranos versos de “Mi poesía”, y que la destrucción material que conlleva el paso del tiempo, más la muerte de sus parientes, habrían de agudizar en su último poemario. En Materia en olvido, y desde antes de empezar sus versos, Ana María coloca en primer plano su desasosiego ante la destrucción que el tiempo ejerce sobre la materia, específicamente, sobre los miembros de su familia. Para ello se vale de una dedicatoria que subraya lo biográfico y personaliza el tiempo al nombrar a tres generaciones: su hermana y su cuñado (Nina y Carrillo), muertos un par de años antes de publicarse Materia en olvido, y que personifican el pasado; sus todavía niñas sobrinas-nietas (Emma y Carly Fagundo), a quienes describe en inglés como “the Second Generation of the Fagundo Sisters”, que encarnan el futuro; y la “First Generation” de las “Fagundo Sisters”, es decir, ella misma y Nina -que no nombra pero que queda implícita al existir una segunda generación- y que en el poema representan un presente en plena transición, Ana María en el ahora de la escritura y Nina en el pasado ya de la muerte (2008: s.p.).9 En Brotes, escrito en una juventud con futuro, Ana María concibió como epígrafe un aforismo propio, que al definir la inefabilidad de la poesía anticipaba su seguridad en sí misma, es decir, su necesidad de definir su estética y la inevitabilidad de su destino de poeta; en Materia en olvido, imaginado en los años de su ocaso, viendo acercarse ya el final de sus días, no compone su propio epígrafe sino que se apropia de tres escritos ajenos para refractarlos de manera irónica en los poemas de las tres partes del libro, y representar así de manera implícita su abatida ansiedad ante la implacable destrucción de la materia que la rodea, y que vaticina su próxima muerte. El primer epígrafe adelanta por medio de dos versos de Lope de Vega la sorda angustia, pero también la aparente resignación, con que contempla la inminente destrucción de su cuerpo: “ya para lo que queda, pues es ������������������������������������������������������������������������������������������������������� segundo libro, Isla adentro, invitan a leer los poemas como expresión de búsquedas metafísicas, pero también como representación de las experiencias del cuerpo de la autora, como tan acertadamente lo ha estudiado Silvia Rolle. 9 En una conversación que sostuve con Ana María el 26 de abril de 2008 sobre ciertos detalles ��������������� ��� Materia en olvido me aclaró que ella y su hermana llamaban por su apellido-Carrillo--al marido de ésta y se llamaban a sí mismas “the Fagundo Sisters”. 181 María A. Salgado. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. poco, / no temas a la mar, ni esperes puerto” (2008: s.p.).10 Los dos poemas que dan inicio a esta sección del libro refractan con ironía el estoicismo implícito en este epígrafe. En el primero, “Almendros en flor”, lo ironiza cuando subraya exaltándola la auto-satisfecha plenitud de la materia, y en el segundo “Otro trece de marzo”, cuando introduce la vacilación existencial con que la hablante articula el tema de la destrucción de la materia. “Almendros” ofrece una bellísima e impersonal imagen de los árboles en flor, pujantes de vida, indestructibles casi; paradójicamente, al aludir a que su presencia en el paisaje es “cíclica” socava sutilmente el ostensible mensaje de vida, llamando la atención del lector hacia la fragilidad de la materia que se oculta tras el espléndido florecer: Vuelven los almendros / con su nieve cálida / y confortante, / a orillar de alegría / los aún fríos campos / Se acurrucan cariñosos / en las ramas de los árboles / los pájaros. // La materia ahora turgente, / nueva y dispuesta / se aprieta sobre sí misma / y / canta. (2008: 11-12) El también doble mensaje del segundo poema, “Otro trece de marzo”, es menos sutil, mucho más agresivo. Insiste primero en el devastador efecto del tiempo sobre la persona poética -identificada explícitamente como Ana María Fagundo por medio de la fecha de su cumpleaños en el título-11 y sobre el mundo físico que conforma su entorno, para contraponerle después una decisiva y optimista afirmación sobre la permanencia de la palabra: Materia en descenso, / en retroceso, / en caída / este trece de marzo. / Gris ahora el cielo. / Gris ahora el ánimo. / Gris ahora el camino. / Gris ahora / la ya lejana / alegría. / Sin embargo, / la palabra, / hoy también gris, / persiste en su pálpito de vida. (2008: 13) El contraste que se establece entre el enajenamiento que experimenta la hablante cuando contempla la destrucción que ejerce el tiempo sobre su cuerpo y su entorno material y la necesidad obstinada de creer en la inmortalidad que (aun cuando es gris) confiere la palabra poética, es el tema que se elabora no sólo en los trece poemas de esta primera parte del poemario, sino en las tres que lo componen, engarzado en un discurso poético que se apropia del espléndido paisaje de la isla de Tenerife para representar una sostenida indagación sobre la significación de la materia y el destino de la vida humana. En esta primera parte, la más larga y explícitamente autobiográfica, el cíclico renacer de la naturaleza contrasta de manera irónica con la finalidad de la muerte de sus familiares; en la segunda, predomina la majestuosidad de un paisaje cuya belleza y solidez insólitas se ven amenazadas por la caducidad imparable de la materia, oculta tras la ilusoria plenitud de vida del espléndido espectáculo natural; y por último, en la tercera, el paisaje le sirve para puntuar la reflexión de la hablante sobre el significado ambiguo de la vida que contrasta de nuevo con su certeza sobre la indestructible continuidad de la palabra poética. 10 Los versos de Fagundo citan los dos últimos de un soneto, “Rota barquilla mía”, en el que Lope ������������������������������������������������������������������������������������ 11 A lo largo de su obra Ana María escribió un total de diecisiete poemas de cumpleaños. Silvia Rolle ������������������������������������������������������La obra de Ana María Fagundo (1996: 107). 182 Materia en Olvido de Ana María Fagundo... Poemas de la primera parte tales como “Materia en juventud”, “Retrato” y “Materia hacia la vida”, se apropian del paisaje para inscribir memorias de un pasado familiar feliz en un escenario paradisiaco que el tiempo ha ido destruyendo de manera implacable. En “Retrato,” por ejemplo, el soberbio paisaje enmarca a la hablante junto a la figura fina e inocente de su ahora ya muerta más joven hermana Nina: “Al fondo el mar batiendo / nuestra infancia conjunta. / Delgada, pecosa, rubia / la figurilla / grácil / entre muñecas, risas y cantos. / [...] / La isla prieta, erguida, / estallaba de gozo, / era nuestro amanecer” (2008: 15). En estos poemas, la palabra revive el pasado, pero contrario a los deseos de la voz poética no logra nunca impedir ni el avance del tiempo ni esa continua destrucción del mundo cotidiano que representa tan vívidamente en “Materia en descenso”, “El desmantelamiento” y “Materia en descomposición”, por medio de escenas dolorosas que evocan el derrumbe del entorno familiar que sigue a la reciente muerte de su hermana y cuñado.12 La hecatombe culmina en el último poema de esta primera parte, “Isla-Lápida”, en el que plasma la acumulación de las muchas muertes de sus parientes en una insólita imagen de la otrora hermosa y pujante isla trocada en un irónico y arrogante símbolo de muerte: “A lo lejos, / en el horizonte / de la memoria, / la isla, / mendrugo de tierra constreñida, / enhiesta, / majestuosa, / desafiante, / incrustada de lápidas, / arropada con mis / ya / muchos / muertos” (2008: 30). En contraste con los detalles patentemente autobiográficos y el tono angustiado de esta primera parte, la segunda representa una cavilación sobre el arte poetizada o trascendida con mayor distancia y convicción. Las Cartas a Theo, escritas por el pintor Vincent van Gogh a su hermano, le proporcionan un epígrafe que sugiere la continuidad de las vivencias íntimas de un autor en su arte: “… pone en su obra algo del alma humana, conmovida por no sé qué herida íntima” (2008: 31; elipsis en el original). Los ocho breves poemas que siguen, y que forman la totalidad de esta segunda parte, afirman el mensaje esperanzado del epígrafe exaltando la vibrante plenitud de la materia; cinco a través de deliciosas estampas de una naturaleza en pleno apogeo y dos demostrando el deleite con que la hablante y sus dos perrillos disfrutan de este paisaje.13 El bienestar y la satisfacción de “serse”, es decir, de vivir el momento presente en la plenitud de la materia, se traslucen en el poema titulado “Caricia”: Con la mano derecha / recorro / delicadamente / su lomo gris, suave y tibio. / Mi mano / --dulzor y contento-- / extiende su caricia / por los parterres floridos / y por los árboles abotonados / de un verde joven / de esperanza. / Todo nos anuncia ya / el regreso de la primavera. / Lejos el 12 En “El desmantelamiento” representa con un vocabulario realista en extremo el reciente desalojo de la casa de su hermana y cuñado, sugiriendo la internalizada exasperación que la acongoja presenciando el derrumbe de su entorno familiar: “El desmantelamiento llegó pronto, / con certera ����������������������������������������������������������������������������������������������������������������� ��� lejos, / dos nichos parpadeaban / su soledad / frente a la casa aterida” (2008: 24-25). 13 La poetización de sus dos perritos es frecuente en la obra de Ana María -son los protagonistas de su meditación poética en Palabras sobre los días (2004)-, y es otro detalle histórico que refuerza en ��������������������������������������������� 183 María A. Salgado. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. frío de la nieve, / lejos el nubarrón negro / del sueño… // Ascendente y tenaz / la vida / se yergue de futuros. (2008: 36) La satisfacción de vivir al máximo el momento presente imbuye esta segunda parte, pero aún así, la amenaza del tiempo se sigue cerniendo subrepticiamente tanto sobre el paisaje como sobre la hablante, recordando al lector su acción destructora. Tal ocurre en el poema arriba citado cuando alude al “frío de la nieve” y al “nubarrón negro del sueño” -a pesar de que los versos finales vuelvan a subrayar el triunfo de la vida; o en los de “Malvas en la pradera” que hablan de la “esperanzada / y pasajera / plenitud” de la primavera (2008: 37; mi énfasis); o en los que ponen fin al poema “Plenitud de mayo”, personalizando el discurso y subrayando las pérdidas familiares de la hablante: “los nichos no sienten / este claror de vida” (2008: 38). El exaltado canto a la vida de esta segunda parte, así como los dolorosos versos de corte autobiográfico de la primera, desembocan en una tercera parte que inscribe el interés de la voz poética por desentrañar el destino humano, reflexionando sobre la significación de la vida, la muerte y la poesía. El epígrafe que precede los siete poemas de este apartado cita un razonamiento del libro Un año de mi vida en el que Miguel Delibes desvaloriza la materia en un lenguaje frío, científico casi, para afirmar en vez la supervivencia del espíritu: “La condición fatalmente efímera del hombre unida a su condición de ser pensante y sensible alimenta mi esperanza de que todo no puede concluir aquí. Es una máquina demasiado perfecta y reflexiva, el hombre, como para aceptar que todo se reduzca a un proceso fisicoquímico que se desarrolla dentro de un tubo de carne” (2008: 43). Los versos de Fagundo refractan de nuevo este argumento del novelista vallisoletano ironizándolo, por ejemplo, en “Era la materia”, poema en el que exalta y valida la vida física en sí, repleta de promesas y suficiente en sí misma: La materia prieta, / enardecida, / veloz como la luz / enérgica de canto, / en punta, / en pugna, / en porfiante pacto / con cielo, / mar, / sol / y aire, / respira. / Todos los poros de su ser, / de su estar, / ajenos / a cualquier posible descenso. / Esa era la vida, / para eso se había configurado / la materia, / para eso había venido a hacerse / trayecto y senda, / y esa era su misión: / ser, / ser. / Ser mientras pudiera serse: / formidable / e / insignificante, / humilde y altiva. (2008: 45-46) Tal glorificación de la materia y del triunfo del momento presente, que puede entenderse como la respuesta que Ana María recibe de la materia cuando la convierte en el objeto de su reflexión sobre la incógnita del destino humano, culmina en “Respuesta de la materia”, poema en el que la hablante extiende su exaltación de la materialidad a la obra artística, observando que ésta, a pesar de ser producto de la acción humana se conserva inmune a su cíclica destrucción, superviviendo en la eternidad atemporal que proporciona el arte: La respuesta / estaba en la materia, / era todo materia. / Materia en ebullición, / creando y creándose, / siéndose y dejando de ser. / [...] / continuadamente, / persistentemente, / ciegamente, / en roca, mar, 184 Materia en Olvido de Ana María Fagundo... aire, fuego, / carne. / Gloria, afirmación y podredumbre, / con una sola y única meta: / serse, / afirmarse / y / no serse / para volver a serse, / para volver a afirmarse, / para volver a no serse. // Ese era el secreto de los secretos, / la luz, / la sombra. / Y esas eran también / la palabra, / el pincel, / el cincel, / y el pentagrama: / nuestras huellas de que habíamos habitado / la materia. (2008: 53-54) La respuesta que le proporciona la materia, y que enuncia la hablante en estos versos, esclarece que en el mundo material, el único que conocemos, la eternidad sólo se alcanza cuando, a través del arte, el autor deja inscrita su experiencia del presente. La hablante afirma así de manera implícita que la poesía que leemos, su poesía, tiene la capacidad de salvarla de la destrucción del tiempo, y salvar con ella a los seres, los paisajes y los objetos de la vida cotidiana que formaron su entorno, arropados todos ellos en su palabra, marcada distintivamente por la individualidad de su persona y personalidad históricas. Su mensaje, desde esta perspectiva materialista, es definitivamente decisivo y esperanzado. Pero paradójica, o no tan paradójicamente, el próximo poema, “Quizás la eternidad”, que es también el último del libro, vuelve a colocar en primer plano la ambigüedad de su mensaje, reintroduciendo la duda a través del cuestionamiento de la significación del vocablo “eternidad” por medio de la insistente reiteración del “quizás” del título en los versos del poema, dentro del que no sólo se repite un total de cinco veces--logrando desestabilizar y afirmar el mensaje simultáneamente--sino que lo emplea también para cerrar el poema y poner fin a su reflexión subrayando el ambiguo mensaje de su testamento, ambigüedad que refuerza al acompañar su quizás final con los significativos puntos suspensivos que superlativizan su vacilación al dejar abierta la incógnita: Quizás la eternidad / estaba / en el decir de ahora, / en la materia que configura / nuestro gesto, paso y sazón. // Quizás la eternidad / estaba / en el pie alegre / y dolorido / por la senda extraña / pero infinita / del presente. / Presente que olemos / gustamos, / tocamos, / vemos / y oímos. // Esa eternidad de ahora, / no la de después, / era en la que, gloriosa / o doloridamente, / zambullíamos nuestra vigilia / y nuestra conciencia. / Quizás la eternidad / estaba / en el hueso, / la sangre, / la carne / y este hálito / fugaz / del querer siempre serse. // Quizás no había otra / posible / eternidad, / otra conciencia sin materia. / Quizás… (2008: 55-56) Si Materia en olvido es su testamento, como Ana María afirma en su “Diario”, el mensaje que proclaman los versos de estos dos últimos poemas se distingue por expresar un desconcierto que traiciona la humana cotidianidad de su autora. Lo rutinario de su experiencia es incontestable, la impotencia y el dolor con que contempla la desaparición de su entorno familiar y su propia decrepitud son familiares a todo ser pensante. Tal dolorosa experiencia al final de su vida la conduce a aceptar la desengañada realización de que la materia nunca podrá responderle las preguntas trascendentes que la acosaban desde la ya lejana juventud en que escribió Brotes. No obstante, la materia le provee una respuesta decididamente materialista: 185 María A. Salgado. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. la única eternidad que conocemos es la del momento presente; somos, dice, materia finita, que nace, vive y muere en el tiempo; todo lo que se conoce es por y a través de la materia; y precisamente por ser materia, está condenado a perderse en el olvido. Pero además de ser materia, Ana María también era un ser espiritual, y su espíritu, al igual que el de Delibes, rehúsa aceptar la respuesta materialista que le ofrece su razón. Ante este dilema, la conclusión que entrega a sus lectores es doble y afirma dos imposibilidades: una, que el misterio del destino humano no se puede resolver de manera racional, y dos, que la duda en la existencia de algo más allá de la materia es una constante en el ser humano. No obstante las a todas luces trilladas conclusiones de esta doble respuesta, el logro de Materia en olvido como el de toda obra artística radica no tanto en el mensaje como en la perfección formal y la belleza plástica del lenguaje poético con que Fagundo envuelve esas conclusiones, tan patentemente cotidianas, que comparte con cualquier ser humano consciente.14 No hay duda que con el tiempo, y como ella misma indica en su “Diario”, su cuerpo será “polvo perdido entre el polvo de los siglos”, pero su poesía, como también intuye, seguirá en pie mientras el ser humano exista, manteniendo en alto el exquisito discurso con que expresó su perplejidad ante la incógnita del ser y del estar en el mundo. Ana María entendía que aunque el tiempo destruiría su cuerpo su poesía sobreviviría y envuelto en su discurso poético sobrevivirían también no solamente su individualizada persona poética sino además las personas queridas, las experiencias y el entorno de la isla que configuraron la vida y la obra de esa mujer-poeta única que en vida se llamó Ana María Fagundo Guerra. Referencias bibliográficas ACHUGAR, Hugo (1988). “The Book of Poems as a Social Act: Notes toward an Interpretation of Contemporary Hispanic American Poetry”. Trans. George Yúdice and María Díaz deAchugar. Marxism and the Interpretarion of Culture. Eds. Nelson and Lawrence Greensberg. Urbana: University of Illinois Press. 651-62. DARÍO, Rubén (1932). “Palabras liminares.” Prosas profanas. Obras poéticas completas. 1896. Madrid: Aguilar. 711-14. DELIBES, Miguel (1972). Un año de mi vida. Barcelona: Ediciones Destino. FAGUNDO, Ana María (2010). “MATERIA EN OLVIDO es mi testamento poético…” El Tablón. 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Palabras clave: Metodología, investigación, revisión, lingüística aplicada, estudios culturales. Abstract This writing will discuss selected research methods which may enable a researcher gathering and later analyzing real life language/ cultural data. In detail, the methodologies that the present author has employed in her research will be presented, i.e. a questionnaire, a free association study or the narrative approach. This is so as that enables her adding some comments on the suitability and efficacy of a particular method. By the same token, this work cannot offer a complete list. Rather it should be treated as a subjective review of the available tools and procedures which the present author considers viable options in cultural and applied linguistic research, quarantining a rich pool of data to be analyzed. Keywords: Methodology, research, review, applied linguistics, cultural studies. 189 Anna Szczepaniak-Kozak. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Artículo The main goal of this paper is to systematize information on research methodologies that enable investigating ever changing experience of language users in culturally conditioned milieu. At the same time, this writing will discuss selected research methods which may enable a researcher gathering and later analyzing real life language/cultural data. Also the methodologies that the present author has employed in her research will be presented, as that enables her adding some comments on the suitability and efficacy of a particular method. By the same token, this work cannot offer a complete list. Rather it should be treated as a subjective review of the available tools and procedures, which proved effective in linguistic research conducted with a view to capturing a not idealized picture of language use or cultural practices. 1. QUANTITATIVE RESEARCH Most of quantitatively oriented research pursues to capture tendencies, characteristics, or patterns that could be found across larger populations. Opponents of the quantitative orientation mention that to study individuallinguistic or culturally determined behavior with tools offered by this methodology would mostly be invalid. However, it does not mean that researchers should lay aside quantitative methods. Quite the contrary, for example contemporary studies clearly show that human behavior is individual in character but always requires socially “distributed cognition” (Wolf, Polzenhagen, 2006: 290) or “distributed representation” (Scharifian, 2003: 187) in order to be efficient and illuminating. This goes in line with cognitive sociolinguistic research results of Kristiansen (2003), which highlight the influence of social, cultural and linguistic stereotyping, including group-specific conceptualizations and underlying cultural value-systems, on interaction. To study such phenomena, randomly sampled quantitative research is the only viable alternative. An example of quantitative research aiming at studying culturally or socially distributed trends could be a questionnaire study conducted by the present author (Szczepaniak-Kozak, 2012a). The questionnaire was conducted by a trained coder in Kiel, a German city at the Baltic Sea, in July 2010. The sample group included 52 German persons, 34 women and 18 men. Most of them were students at the age range 20-27 years. The questionnaire itself, written in the German language, included 24 statements with five item Likert scale accompanying each of them. The aim of the study was to find out whether there are some discernable differences between cultural traits represented by older and younger Germans. That was a result of the author’s pilot interview study that indicated that German society undergoes a major shift in terms of widely accepted values of formality, time orientation and even time-honored compartmentalization (work/leisure time division). The starting point of the research was that while elder German generations have been deeply analyzed in the field literature taking into account anthropological, 190 Constructing the Picture of Cultural and Linguistic Reality... economical and historical perspectives (Hofstede, Trompenaars, Schmidt, Gajewska-De Mattos et al.), contemporary young Germans lack a sufficient portrayal. Hence, the present author’s aim was to fill in this gap at least to some extent. In practice this was done by gauging standpoints of contemporary German students and broadly commenting on them in relation to Hofstede’s typology of cultures. In detail, their responses to statements inspired by Hofstede’s typology were juxtaposed with the available in Hofstede’s publications German scores on the selected dimensions included in his typology. The following conclusions about the emerging trends among young studying Germans were drawn by the present author. The surveyed group showed the traditional in German society preference for medium power distance as in most cases their reactions were in line with the expected. However, young Germans appeared to wish for more direct communication at workplace. The participating German students also were found to share individualistic tendencies of the elder German generation, which could be noticed in their absolute acceptance of speaking one’s mind and employment/promotion based on one’s personal, objective achievements. The gathered answers also supported the implication that the contemporary generation of the studying in Germany could be labeled less masculine than the elder German generations. This is so as the young declared a very high support for gender equality at labor market, e.g. getting rid of the traditional division into gendered jobs, but putting women in prominent positions. The surveyed also acquiesced to less traditionally manly behavior of boys or men when it comes to expressing their feelings openly. Finally, the responses showed that German youth appeared to be more accepting when it comes to teachers’ ignorance and lack of precision or punctuality. At the same time they share with their fathers and grandfathers the appreciation of written rules and procedures securing smooth work progress. That study also revealed a great acceptance of uncertainty as a normal element of life among the surveyed, which would be very untypical of Germans, who are considered to go to great lengths in order to avert the unexpected, e.g. by tight planning and sticking to schedules. All in all, also the investigation presented above proved that the greatest challenge of quantitative study is always how to break abstract notions, like competence, success, cultural trait, into measurable subcomponents and what scales to apply to convert notions into numbers. However, the great number of recognized research projects proves that when conducted expertly, e.g. following the tight principles of participant sampling and data collection, the undertaking can bring very insightful, reliable and valid results. 2. FREE ASSOCIATION METHOD Before qualitative research methods are presented, some less frequently used but worth promoting tool is going to be discussed, i.e. the free association method. This method could be considered quantitative by nature but the interpretation of the data gathered with it requires mostly qualitative analysis. 191 Anna Szczepaniak-Kozak. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Osgood and Sebeok, the pioneers in the field of psycholinguistics, were the first to apply the freeassociation method to investigate communication. Throughout the fifties to the seventies of the twentieth century research on linguistic data collected in free association tests was considerably popular. Using this method for studies of language was often justified on the grounds of the principle of contiguity. This theory assumes that phenomena that humans experience in the company of other phenomena are stored in our brain as connected. Consequently, when we think about one out of the connected phenomena, the remaining ones will most probably occur to us (Wettler, Rapp, IS 1). Apart from the principle of contiguity, the conclusions from longitudinal studies on the norms for associative processes conducted by Nelson, McEvoy and Schreiber (2005) prove the soundness and reliability of the methodology when applied to cultural studies. The researchers namely put forward that human brain stores words not as separate units but as units linked within a constantly evolving associative network. Associations between words which are disclosed in free association tests are based on a matrix which is a store accumulated and worked out as a consequence of one’s experience and learning (Nelson, McEvoy, Schreiber, 2005: 4). In other words, word relations are not inherited but acquired and learnt via enculturation. Although the above mentioned researchers’ main research goal was to study the encoding, storage and retrieval processes of human brain, indirectly they proved that free association tests can be successfully applied to cultural studies. In their paper “Association, Rhyme and Word Fragment Norms” the researchers write that at one stage of their study they discovered that the British researchers Kiss, Armstrong and Milroy conducted similar tests. When the American and British test results were compared, it appeared that there were considerable differences between these two cultures, which came as a surprise as these ethnic cultures are considered typologically close. For example, a typical association to apple in British tests was tree and apple pie, whereas in Florida where this tree is a rare occurrence, the fruit word invoked the colors red and orange (Nelson, McEvoy, Schreiber, 2005: 5-6).Although the researchers explained these particular disparities in the obtained results on the grounds on the geographical conditions, they also put forward that this is not so with all of them. They inclined towards saying that during the enculturation process, humans acquire values, rituals, behavioural patterns which are characteristic of one’s environment and differences in one’s cognition are seldom conditioned by the geographic position itself. As the present author’s main field of scientific research is intercultural communication, it will be presented why this methodology is believed to be useful for intercultural research and how this method has been taken advantage of in so oriented studies. Szalay’s (in Klopf, 1996: 127) early research with the use of free association tests can serve as a good example of the methodology. He studied culturally conditioned schemata of thinking and nonverbal communication on the basis of data 192 Constructing the Picture of Cultural and Linguistic Reality... gathered from Korean, Columbian and American students. He successfully used the linguistic evidence collected in this way for supporting his hypothesis that cultural differences between the represented ethnic groups do exist. When we assume that acquisition and learning are the processes which influence one’s store of word associations, we can very easily explain why associative tests can be applied to studies of culture, culture awareness, and culturally determined communication. Because culture is the complex whole which humans acquire due to the processes of socialization with their family members and then with other people met at school, workplace and other spheres of human activities, the acquired system of meanings and practices will be stored in the matrix, which can be at least partially revealed in word associations. Naturally this can happen only when the word stimuli are appropriately selected. Free association tests also constitute a means of discovering stereotypes that are common among a particular communication community and which are culturally conditioned. Furthermore, such tests may reveal associations conditioned by sociocultural differences between people or groups. They can help the researcher understand how communication settings, including advertising or other mass media content, or popular culture may influence one’s worldviews, diminish one’s capability to think critically or to oppose deeply rooted stereotypes. Free association tests are very easy to conduct and offer a rich pool of data to analyse. However, they have not been very popular among linguistic scholars as interpretation of the gathered data is very challenging. Furthermore, researchers may face difficulties with creating lists of stimuli that could evoke linguistic data relevant to a particular phenomenon studied. It should also be mentioned that because researchers use different word lists, comparing the research results becomes arduous. Some remedy for that could be using some commonly known lists of stimuli, e.g. one compiled already in 1910 by Kent and Rosanoff. Since then it has been used to gather associations from not only English speaking people. It has been translated into many languages and used with speakers of other languages as well. As Postman and Keppel (1970) proved, associations to the stimuli listed in Kent and Rosanoff’s list are substantially common among adult users of particular languages, which enables comparing test results from different countries, regions or ethnic groups. In fact, Postman and Keppel’s (1970) work collects examples of so oriented research conducted by linguists working with non-English data as well, among them data from the Polish language. In more modern times similar studies �������������� ��������������������������������������� � ������������������ (2002), Szczepaniak-Kozak (2007). 3. QUALITATIVE METHODOLOGIES INTERCULTURAL STUDIES IN CULTURAL AND Research that can be considered qualitative in nature has been conducted for more than a century, initially in social sciences and anthropology, for example works 193 Anna Szczepaniak-Kozak. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. of Boas or Malinowski. Its continuators were researchers representing the school of British contextualism, i.e. Firth, Halliday. Also American ethnography started by Hymes sparked off an increased interest in analyzing language and text in the context of culture and regarding communicative patterns as a part of cultural knowledge and behavior. However, the first text that tried to define ‘qualitative methodology’ was the seminal work of Barney Glaser and Anselm Strauss, published in 1967, The Discovery of Grounded Theory: Strategies for Qualitative Research (Dörnyei, 2007: 36). Researchers doing qualitative study often conduct interviews in order to “obtain descriptions of the life world of the interviewee with respect to interpreting the meaning of the described phenomena (Kvale, 1996: 5-6; after Dörnyei, 2007: 134). Much attention in this research is paid to objectivity, and an unbiased, neutral formulation of questions, so that to obtain uncontaminated, unadulterated facts and details (Holstein, Gubrium, 1995: 8). Interviews differ in their format (e.g. one or more sessions with the same interviewee) and structure (structured, semi-structured and unstructured/ethnographic interviews). For some researchers this division seemsvery orthodox or superficial. Instead, for example, Holstein and Gubrium (1995: 8) oppose treating respondents as passive agents and consider interviews “interpretatively active, implicating meaning-making practices on both interviewers and respondents.” In this view, all interview data are unavoidably collaborative, reality-constructing, meaning-making occasions, whether recognized or not. In a similar vein, Fontana and Frey (2005: 696; after Dörnyei, 2007: 141) see interviewing as something more than a series of questions and answers. They recommend assuming an empathetic stance, allowing the interviewee to express his or her judgments, opinions or even approval as this may result in obtaining honest, and frequently also co-constructed meanings. This would be actually the interpretation this particular paper assumes. The present author is namely convinced that indeed humans are not repositories of facts or information. Instead most of what is learnt or experienced is stored wrapped with subjective interpretation, record of emotions which accompany a particular event and some afterthoughts, reconsiderations also gathered in interactions with others. To gain insight into the totality of this phenomenon, a more empathetic approach is necessary when interviewing. This can be achieved for example by incorporating elements of the narrative approach, presented in the following section. 4. THE NARRATIVE APPROACH AS A RESEARCH METHOD The narrative approach, sometimes also called life story or narrative interview,is a useful method for documenting to oneself and to others, not only facts and happenings that may be significant for the phenomena studied but also their sense and meaning. Generally, this research orientation can be defined as “a spoken or written text giving an account of a series of events occurring over time and integrated into a plot” (Gersten, Søderberg, 2010: 247). Most narratives would fit into the continuum 194 Constructing the Picture of Cultural and Linguistic Reality... between a story told by a person without any interruptions on the side of the interviewer and an exchange of questions and responses constructing the account of the occurring events. As Bochner (1994: 29) suggests, storytelling enables researchers “analyzing processes of reality construction” (Lyndolf, 1995: 172). We could trace back the narrative approach to studying communication to ideas of Garfinkel (1967), i.e. the originator of the ethnomethodological approach to studying societies, especially to his explanation of how people make sense of and bring order to their social world through the documentary method. Garfinkel was very distrustful of quantitative research methods, recommending paying a special attention to analyzing people’s accounts. He was concerned with the subjective nature of human experience, including communication with language defined as a tool for interpreting and clarifying social interactions. Continuators of Garfinkel’s theory, e.g. Zimmerman, Poller and Wieder, were concerned with how members of society see, describe, and explain social or cultural behavior. All in all, ethnomethodological research contributed greatly to understanding what methods common people employ to make sense of the surrounding world, and socio-cultural interactions. The narrative approach has its roots also in ethnographic life histories, in use already in the early years of the last century, e.g. the early classic of Polish and American sociology by Thomas and Znaniecki’s (1927) The Polish peasant in Europe and America. In the late 20th it could be observed that the narrative approach was successfully used by historians, psychologists, psychiatrics, anthropologists, sociologists and business studies scholars to gain insight into an individual experience of a person with a frequent accompanying end goal “to transform negative stories of their troubles into stories pointing to alternative possibilities of interpretation and action” (Gersten, Søderberg, 2010: 249). Finally, the contemporary revival of this empirical technique within communication and linguistic studies can be traced back to the concepts of creative interviewing by Douglas (1985) and of active interviewing put forward by Holstein and Gubrium (1995). The narrative approach is based on the idea of a person telling her entire life story or a story about some selected period or event, together with the feelings and interpretations attached to it. Also the life narrative approach is based on the concept that the events and emotions narrated must be understood from the perspective of the person who accounts it. The act itself may also be a “motivation and opportunity of self-recognition” (Klein, 2007: 75). Life story or narrative as an act of sharing one’s experience with others involves “mental activities such as intro- and retrospection,[…] provoking balances of the past and the present, educating, developing unusual modes of thinking, and overcoming fears and shyness to relate life-stories about oneself” (Klein, ibidem). Hence, for the narrator it may serve educational, cognitive and even sometimes therapeutic purposes. The act of narration on frequent occasions also constitutes an opportunity to understand one’s cultural identity in the process of self- or co-construction. As aptly captured by Gersten and Søderberg, 195 Anna Szczepaniak-Kozak. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. aspects to focus on would include attempts at pinpointing the narrator’s own identity constructions and shifts in these as well as his/ her images of other cultures. Here, narratological analysis is able to throw some light on cultural identifications, alliances, and oppositions in the stories told by expatriates. (2010: 250) To the hearer-researcher the narrative approach enables gaining insight into a very individual experience and its interpretation, and also understanding paths to constructing personal meaning and sense. This gives rise to obtaining an individual culture profile, a very demanded perspective in current research where the person and not nation is the target. Narrative is also a valuable research method as it enables capturing individual differences in cognition and interpretation. That is, although speakers may draw on the same conventions, they will use them variably to project different social identities, even within the same general social role, as they struggle to change what is normally expected from a social identity, or challenge their social identity over time. Moreover, individuals are not necessarily consistent across time or contexts; the same speakers may namely project themselves differently on different occasions and in different situations. This is so as social identities are dynamic, and individuals belong to many different groupings in society. Therefore, they have multiple identities or subjectivities which vary across situations and time as they enact a variety of roles (Weedon, 1987). People build multiple, compatible social identities that may be blended or even blurred. The same applies to cross-cultural contact as “there are no simple social or linguistic formulae that spit out how to compose suitable identities for the occasion” (Ochs, 1993: 298). This means there are no golden means which we can apply when in contact with persons representing a different socio-cultural profile. A routine that proved successful in some occasions may disappoint us in other. Life stories as a qualitative research method recognize the importance of the issues mentioned above and constitute an alternative research approach which has the following attributes: individualistic - encouraging respondents to develop topics in ways relevant to their own experience (Holstein and Gubrium, 1995: 17) and taking into account not only typical sociocultural categories like social status, family role, gender or profession but allowing a truly personal, idiosyncratic reality to be captured (Holstein and Gubrium, 1995: 30-32); interpretative - meaning allowing alternative or so far unconscious considerations to be brought into play (Holstein and Gubrium, 1995: 17); language and meaning based – the story teller’s aim is to improvise using resources languages makes available, after being prompted by the interviewer’s questions or comments; this way the respondent actively composes meaning by way of situated, assisted inquiry; subject-defined categories - parameters of analysis of those first-person accounts are designed in a close relation to the person telling the story; 196 Constructing the Picture of Cultural and Linguistic Reality... holistic - not excluding, and as Holstein and Gubrium (1995: 17) put forward, “providing an environment conducive to the production of the range and complexity of meanings” plus enabling accounting the experience in its totality of details; emergent - narratives show meanings not as a fully completed construal but a repository in an ongoing reflexive process of formulation. Life story is not there to be discovered, it is to be created in the interactional context of the session. An example of a narrative approach study could be an investigation conducted by the present author (Szczepaniak-Kozak, 2012b) in which she examined the course of expatriate experience of two Dutch studentsliving and studying in Italy. For the purpose of the study she conducted narrative sessions with the students to gain a deep description and analysis of the daily foreign culture experience that the two students from the Netherlands led for the period of three months in an Italian city located in Umbria, central Italy. The major intention of the author was to test whether the narrative approach may be relevant to investigate the students’ intercultural experience. Naturally, the study also had some descriptive goal of portraying their experience of living in a foreign country and studying at the Italian academia, i.e. to obtain biographical account. Throughout the whole process the students were naturally encouraged to talk about their foreign culture experience in order for the researcher to understand their motivations, meanings and beliefs, which would be in this sense an ethnographic activity. However, opportunities were also provided for them to discuss the events, activities and behaviors they experienced in order for themselves to be able to understand these in a different light, construct a new interpretation, accept or reject their previous meaning, become better prepared to coming events. Overall, the aim was also for them to “co-construct the meanings of their experiences for themselves”, the so oriented research called narrative co-construction (Bochner, 1994: 35). Hence, they could understand themselves and their experience abroad better and in consequence perform in an improved manner. The narrative approach, in conjunction with some other research techniques applied (e.g. questionnaire), enabled a deep probe into the individual intercultural experience of its participants. That can’t have been achieved with the use of any other method. Mostly the study concentrated on portraying the students’ adaptation processes, especially in relation to culture learning, academic/study shock and daily functioning. Both of the respondents reported numerous inconveniencies they experienced during their stay, especially in the first two weeks of their placement. Due to their problems related to finding accommodation and enrolling at the university, their adaptation did not start with the typical honeymoon phase, but still the conducted data analysis confirms that sociocultural adaptation problems are greatest during the early stages of transition and that they decrease significantly over time. At the same time, the research enabled the present author not only to understand the students but also it appeared a very eye-opening experience for the participants themselves. Thanks to their involvement they were given a prod to autoanalyze 197 Anna Szczepaniak-Kozak. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. the events, conversations and situations they found themselves in. They were also tutored some metalanguage to talk about it. The narrative approached also served as a very effective tool for detecting individual differences in the students’ selfrecognition process. For example, the narrative session enabled one of the students to learn more about her performance in critical incidents. All in all, the undertaken study proved that the narrative approach can be used to provide a considerable insight into the expatriate students’ cultural encounters, their process of culture learning and cultural intelligence development. 5. Concluding remarks Naturally it is not possible to discuss in such a short writing all methods or techniques which can be used to study cultural or linguistic phenomena. Instead the present writing oscillated around the focal point which could be boiled down to a statement that research in cultural or applied linguistic studies can profit considerably from the orientations discussed above, i.e. a questionnaire, a free association study or the narrative approach. The first orientation is most valid for studying general tendencies, and its reliability can always be questioned on the grounds of the omnipresent doubt of its sampling procedures. A representative sampling may also pose a challenge in the free association study, but its true difficulty lies in the qualitative analysis after. Finally, the narrative approach may be criticized for its narrow range of applicability and reliability, however its true virtue lies in the ability of the deep probe into an individual’s experience and interpretation process. Despite these weaknesses, all of them were proven and tested by the present author as viable options in cultural and applied linguistic research, quarantining a rich pool of data to be analyzed. Works Cited BOCHNER, Arthur, P. (1994). “Perspectives on inquiry II: Theories and stories”. In: Mark L. Knapp, Gerald; R. Miller. (eds.), Handbook of interpersonal communication. Thousand Oaks: Sage. 21-41. DÖRNYEI, Zoltan. (2007). Research methods in applied linguistics. Oxford: Oxford University Press. DOSSOU, Koffi, M. and B.KLEIN, Gabriella (2007). “Starting points, goals and fundamental precepts”. In: Gabriella, B. Klein. (ed.). SPICES Guidelines. Perugia: Key & Key Communications. 19-35. DOUGLAS, J. D. (1985). Creative interviewing. Beverly Hills: Sage. 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El festival tuvo que hacer frente a un cierto número de problemas que lo harían desaparecer durante algunos años, pero en 1995 volvería a aparecer para convertirse en el festival de música celta más importante de la Península Ibérica. Hasta tal punto, que hoy en día la historia de la música gallega no se puede entender sin él. Palabras clave: Música celta, mito celta, países celtas, festivales celtas, Festival de Ortigueira, Xavier Garrote, música gallega, música folk, música tradicional Abstract Celtic music is a widespread phenomenon all over the world. It seems to have been born in the late 19th century under the cover of the Celtic myth. It was introduced in Galicia in the 1970s through folk festivals attended by Galician musicians in the Celtic countries. These cultural events would find their counterpart in the Ortigueira Festival, first organised by Xavier Garrote in 1978. The festival, which was a huge success, would soon become a meeting point for Celtic groups and musicians, who found in it an opportunity for cultural exchange. The festival had to face a number of problems that would stop it for some years, but in 1995 it would appear again and become the most 203 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. important Celtic festival of the Iberian Peninsula. So much so that the history of Galician music cannot be understood without it today. Keywords: Celtic music, Celtic myth, Celtic countries, Celtic festivals, Ortigueira Festival, Xavier Garrote, Galician music, folk music, traditional music. Artículo El mito celta parece haber surgido en la antigüedad clásica, cuando el historiador griego Herodoto se refirió por vez primera a los keltoi o celtas: unos pueblos de origen misterioso que poblaban Europa occidental y de los que todo cuanto sabemos proviene de fuentes externas a su cultura. Los romanos tomarían posteriormente el testigo del mito de esos pueblos –que ellos preferían llamar galli o galos–, de donde provendrían, supuestamente, los nombres de Gales o Galicia. Tanto para unos como para otros, los celtas eran la representación de la otredad, de los extranjeros, que encarnaban en su imaginario colectivo la falta de civilización. Una imagen peyorativa que se repetiría a lo largo de la historia, por ejemplo, en la idea que los ingleses tenían de los irlandeses y que les sirvió para justificar su colonización. Sin embargo, el mito, que sobrevivió a lo largo de más de veinte siglos, también fue utilizado con frecuencia para resaltar las cualidades de determinadas comunidades, otorgándole así al concepto de celta un valor positivo. Fue el caso, por ejemplo, de los nacionalismos francés, bretón o gallego, que veían en el mundo celta la oportunidad perfecta para justificar sus respectivos proyectos políticos, en ocasiones, contradictorios (como el bretón y el francés): Algunas veces, la identidad celta se construyó como una herramienta para clasificar a los “otros” y de adscribirles características que sirvieran de contraste para autodefinirse, como en el caso de los prejuicios ingleses con los irlandeses y los escoceses. Sin embargo […] el celtismo también se ha adoptado […] basándose considerablemente en lecturas más positivas de estas mismas imágenes estereotipadas del mundo clásico de la antigüedad (Dietler, 1994: 586).1 A lo largo del siglo XIX, el mito celta cobró un giro brusco e inesperado cuando se desarrolló la lingüística indoeuropea, descubriéndose las relaciones que había entre las lenguas europeas y las familias a las que pertenecían. De repente, un pequeño grupo de territorios atlánticos en los que pervivían (o se habían extinguido recientemente) las lenguas celtas reclamó para sí el uso exclusivo del mito con el objetivo de justificar su renacimiento cultural y político: 1 Sometimes Celtic identity has been constructed as a means of classifying “others” and ascribing ���������������� ��� ����� ����� ������ ��� �� ������ ��� ������������� ���������� ��� ��� ���� ����� ��� �������� prejudices concerning the Irish and Scots. However […] Celticism has also been adopted […] relying heavily on more positive readings of these same alien stereotypical images from the ancient classical world.(Dietler, 1994: 586) Las traducciones son originales del autor, salvo indicación contraria. 204 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... Sin embargo, es altamente improbable que los pueblos de cualquiera de estas regiones se hubieran llamado alguna vez a sí mismos celtas antes del siglo XIX. Esta identificación es un producto de la filología histórica moderna, que reconoció las conexiones lingüísticas entre el gaélico irlandés moderno, el gaélico escocés, el galés, el bretón, el cornuallés, el manés y las antiguas lenguas celtas del continente (Dietler, 1994: 585).2 El mito celta en su versión decimonónica surgió con fuerza en Europa como reacción contra el Positivismo y la hegemonía de la civilización y de la Razón del Siglo de las Luces. Con él se reivindicaba una vuelta a las emociones, al lado más irracional del ser humano; constituía un redescubrimiento de la naturaleza y una puesta en valor de las culturas no industrializadas. De ahí que tuviera -y siga teniendo- su reducto en las periferias atlánticas británica, francesa y española, escasamente urbanizadas. La moda celta impregnó en gran medida la vida cultural y literaria de los ahora considerados “países celtas”, esto es: Irlanda, Escocia, Isla de Man, Gales, Cornualles, Bretaña, Galicia y Asturias. Esta moda tuvo sus máximos exponentes literarios en algunos de los grandes románticos europeos: Sir Walter Scott, Lord Byron, James MacPherson y Théodore Hersart de la Villemarqué, autor del célebre “Barzazh Breizh”, controvertido compendio de literatura bretona de tradición oral por la supuesta introducción de elementos inventados por el autor. Villemarqué fue el MacPherson bretón y su obra causó profundo impacto en los intelectuales gallegos de la época, que tal vez vieron en él la oportunidad de justificar por primera vez la celticidad de la música gallega: Lector entusiasta de Villemarqué foi Manuel Murguía, que tomou del a idea de que os cantores populares errantes eran os últimos herdeiros da antiga tradición bárdica. Xa Verea y Aguiar, na súa Historia de Galicia, laiábase da falta dunha tradición poética celta no país. Sabemos como Pondal procurou encher ese oco inventándoa directamente (Renales, 2000: 38). Sin embargo, el concepto de música celta no fue una invención gallega sino probablemente bretona. Surgió tal vez como una extensión natural de los conceptos de países celtas y cultura celta y fue consolidándose al abrigo del movimiento panceltista y de los grupos folklóricos de la Bretaña de la época: La idea de una “música celta” va a tomar forma entre los medios panceltistas, así como en el seno del movimiento folklorista de la época. Así, los primeros grupos de danzas folklóricas de comienzos del siglo XX en la Baja Bretaña se llamarán “Círculos celtas” (Miller, 2010: 1).3 2 However, it is highly unlikely that the people of either of these regions ever called themselves ����������������������������������������������������������������������������������������������������� recognized the linguistic connections between modern Irish Goidelic, Scots Gaelic, Welsh, Breton, Cornish, Manx and the ancient Celtic languages of the continent (Dietler, 1994: 585). 3 L’idée d’une “musique celtique” va peu à peu prendre corps parmi les milieux panceltistes, aussi qu’au sein du mouvement folkloriste de l’époque. Ainsi, les premiers groupes de danses folkloriques 205 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Distintos autores ofrecen definiciones dispares de la música celta, pero todos insisten en la sonoridad común que emana de las músicas tradicionales de los países celtas (Sawyers, 2001: 4). A día de hoy, cuando este género musical ya se ha consolidado, una parte importante de los repertorios tradicionales de los países celtas se han mezclado y popularizado entre los músicos de unos y otros territorios, hasta el punto que a veces, ni ellos mismos saben cuál es la procedencia de las melodías que interpretan: Por otra parte, los préstamos y los intercambios con las culturas célticas vecinas son tan numerosos que se está produciendo una especie de fusión. Los músicos escoceses, galeses e irlandeses ya no saben a veces demasiado bien si su repertorio viene de Cornualles, de Galicia o de Bretaña (Defrance, 2000: 151).4 La música celta se puede considerar una forma de música folk, esto es, una evolución de la música tradicional para adaptarla a los gustos del público urbano actual, denominada urban folk music por el famoso etnomusicólogo Bruno Nettl (1965: 1). Sin embargo, bebiendo de las mismas fuentes de tradición oral de los países celtas, distintos grupos folk pueden llegar a desarrollar sonoridades muy diversas según cuales sean las influencias a las que recurran, los instrumentos que utilicen o sus estilos interpretativos. Por eso, no toda la música folk que bebe de las músicas tradicionales de Irlanda, Escocia o Galicia se puede considerar celta: es posible hacer música folk de raíces gallega o bretona con sonoridades muy alejadas de ese estilo. Y a la inversa, es posible conseguir un sonido celta utilizando como materia prima una tarantella italiana o una jota aragonesa, siempre que éstas se interpreten con arreglo a los estándares de la música celta. Estos estándares comprenden el uso de unos instrumentos musicales concretos (como la gaita, el bodhram, el violín, la flauta o el arpa), así como unos arreglos y unos recursos estilísticos específicos. A pesar de todo lo que se pueda haber dicho, hoy por hoy sabemos que las músicas tradicionales de los diversos países celtas no tienen nada que ver, en principio, las unas con las otras y los elementos comunes que puedan tener entre ellas son los mismos que se les pueden encontrar con cualquier otra música europea. En cambio, la música celta es una interpretación -entre otras interpretaciones folk posibles- de esas músicas tradicionales con una intención deliberada de convergencia hacia un sonido común. Esta premeditación no le resta legitimidad a la música celta como género distintivo, con independencia de que el mito sobre el que esta se sustenta sea cierto o no: au début du XXe siècle en Basse-Bretagne prendront le nom de « Cercles Celtiques » (Miller, 2010 : 1). 4 Par ailleurs, les emprunts et échanges avec les cultures celtiques voisines sont si nombreux qu’une sorte de fusion est en train de se produire. Les musiciens écossais, gallois et irlandais ne savent parfois plus trop bien si leur répertoire vient de Cornouailles, de Galice ou de Bretagne (Defrance, 2000 : 151). 206 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... ¿Canto hai de crible na mitoloxía divulgada hai máis de cen anos por un historiador coma Manuel Murguía, que mesmo chegou a escribir sobre unha certa semellanza entre a música irlandesa e a galega? Máis prosaicos, algúns afeccionados téñense preguntado sobre a viabilidade do reclamo celta para ver divulgar a nosa música polo mundo adiante. A fin de contas, tampouco cómpre lexitimidade científica ningunha para suxerir un determinado fenómeno artístico (Estévez, 1999: 26). La decisión de crear este sonido común (fundamentalmente importado de Irlanda) probablemente se explica porque ya había toda una tradición literaria y cultural que buscaba desde el siglo XIX un acercamiento entre esos territorios. Y qué duda cabe, por la cercanía geográfica de unos festivales folklóricos que sirvieron de catalizador del movimiento panceltista y que les resultaban mucho más accesibles a los músicos gallegos, bretones o irlandeses que otros espacios de intercambio cultural de países más lejanos. A finales de los años 80 y principios de los 90 la música celta había calado tan hondo en el folk gallego que se acabó generando una corriente anticeltista que buscaba la reivindicación de las raíces latinas y medievales de la cultura gallega. Se sumaron a esta corriente grupos folk ajenos a la sonoridad celta como Muxicas, que publicó en 1990 un álbum titulado “Desafinaturum” con el objeto de contrarrestar lo que Amancio Prada denominó febre irlandiña: [El nombre del álbum] ...foi motivado por un intento de desmitificación da lenda celta, que rodeaba á nosa música popular; víñase reivindicando Irlanda, Bretaña… e resulta que histórica e culturalmente somos latinos. E no ambiente interno do grupo respirábase certa simpatía pola mitoloxía dos Augustos, Césares... (citado en Estévez y Losada, 2000: 80). Los festivales celtas, que proliferaron por toda la fachada atlántica europea desde los primeros años de los 80 (Estévez, 1999: 25), buscaban la forma de conjugar lo propio con lo universal, constituyendo un punto de encuentro para grupos de los diversos territorios atlánticos. El más conocido de ellos fue si cabe el Festival Interceltique de Lorient: Foron tempos, tamén, de liortas dialécticas, verbo da lexitimidade do concepto celta, no que se basea o reclamo dunha música que sintonizase Galicia con outros territorios desa franxa atlántico-europea. De feito, establécese unha ruta xeográfico-musical, que inclúe festivais distintos pero cun común identificativo en cuestión; por exemplo: Festival Intercéltico de Lorient (Bretaña), do Morrazo (Moaña); o veterano entre os galegos, do Mundo Celta en Ortigueira… (Estévez, 1999: 25). Así, comenzó una auténtica eclosión de festivales celtas que, como el de Ortigueira, sirvieron de amplificador para que la música celta calara en la escena musical local e internacional: O festival de música folk que se celebra en Ortigueira desde 1978, e a proliferación de grupos e solistas que se dedican exclusivamente a 207 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. este tipo de música son unha mostra palpábel da aceptación que ten este xénero tanto dentro como fóra de Galiza (Alén, 2004: 60). Los orígenes del Festival de Ortigueira se remontan a mediados de los años 70, un tiempo de efervescencia política y cultural en España. En la Ortigueira de la época -que apenas tenía 1.500 habitantes- había una asentadísima tradición de bandas de música, llegando a contarse hasta tres bandas diferentes en la villa. Fue en ese contexto en el que Xavier Garrote lideró la puesta en marcha de la iniciativa. Heredero de una larga tradición familiar, Xavier Garrote fracasó en su intento de ser músico dadas las reticencias de su padre, que había dirigido durante años la famosísima Banda Garrote y que no estaba muy satisfecho con la vida que había llevado. Xavier Garrote tuvo que plegarse a las exigencias de su padre marchándose a Lugo a estudiar Magisterio. Alli conoció a Rosendo, un gaiteiro de A Fonsagrada que le enseñó todo sobre el mundo del instrumento y que lo invitó a su tierra a pasar un carnaval. En A Fonsagrada descubriría Garrote con estupefacción que la gaita era un instrumento muy popular a diferencia de lo que ocurría en Ortigueira, en donde a pesar de las bandas la presencia de gaiteiros era prácticamente inexistente y los que tocaban en las fiestas solían venir de Viveiro o incluso de Rianxo. Garrote fue destinado durante un año a Viveiro como maestro y se establecería definitivamente en su Ortigueira natal en 1975, ejerciendo en el colegio público de EGB. Fue allí en donde ese mismo año Garrote, siguiendo su vocación pedagógica, puso en marcha la Escuela y la Banda de Gaitas de Ortigueira, que habrían de convertirse en germen del festival homónimo tres años más tarde. Convencido su padre de que Xavier ya no ejercería de músico más que como dedicación secundaria, accedió a ponerlo en contacto con el director de la banda de Lugo, que le facilitó las partituras y la asistencia técnica necesaria para poner en marcha su proyecto, que se materializó el 3 de noviembre de 1975 (Pereira, 2003: 161). Garrote contó también con la colaboración de La Voz de Ortigueira, en donde le permitieron publicar varios artículos en gallego (algo pionero en aquel momento) animando a la gente a participar en el proyecto de la banda: A Voz de Ortigueira é probablemente o semanal máis antigo de España; é unha dobre folla que se publicou incluso durante a Guerra. Nós chamábamoslle “a berza” porque se publicaba con papel verde debido á escasez de papel (Garrote, 2012). La banda de gaitas fue un proyecto pionero, dado que nunca se habían juntado tantos gaiteiros para tocar en Galicia. Según asegura Garrote, no hubo en su proyecto ninguna influencia escocesa ni bretona, sino más bien, la voluntad de aunar las sinergias de los alumnos de la Escuela, cada vez más numerosos. El detonante de esta idea fue la colaboración del famoso artesano Antón Corral, que instaló su taller en la villa y construyó para ellos instrumentos tan bien afinados que permitían que un gran número de gaiteiros pudiesen tocar juntos. La Banda de Gaitas de Ortigueira supuso también una innovación en el panorama de la música tradicional gallega en la medida en la que incorporó por primera vez de forma masiva y sistemática un gran número de mujeres. También aglutinó 208 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... la escuela por vez primera a los viejos gaiteiros, herederos de una tradición oral en vías de desaparición y a un puñado de músicos jóvenes, ilusionados y deseosos de tomar el testigo de ese mundo que estaba desapareciendo. Entre los primeros se encontraban figuras tan destacadas como Emilio Corral o Ricardo Portela, verdaderos tótems de la música tradicional gallega del siglo XX. Entre los segundos se encontraban los jóvenes integrantes del cuarteto tradicional Faíscas do Xiabre, germen del que habría de ser uno de nuestros grupos folk más internacionales: Milladoiro. En las reuniones que realizaban periódicamente en el Teatro de la Beneficiencia de Ortigueira, los músicos intercambiaban experiencias, información y sobre todo, partituras. Estas eran muy difíciles de conseguir, dado el hermetismo de los viejos gaiteiros y sus reticencias a compartir tan precioso material. La Banda de gaitas de Ortigueira actuó como intermediaria en el proceso, siempre con la idea en el horizonte de crear un archivo musical unificado, tal vez al estilo del Dastum bretón o del ITMA irlandés. A pesar de la efervescencia cultural de la banda, Xavier Garrote seguía sintiendo una cierta inquietud que no estaba resuelta. Pretendía que los chicos y chicas que tocaban en la escuela tuviesen una visión más amplia de la música tradicional; que tuvieran la oportunidad de aprender lo que se estaba haciendo en otros países, consciente tal vez de la importancia del momento y en un marco político y cultural de ilusión y cambios profundos. Surgió entonces la idea de organizar un intercambio con el Festival de Lorient, que en aquel entonces era ya un festival de reconocido prestigio en toda la Europa atlántica. Xeranio Torreiro -encargado de seleccionar los grupos gallegos que asisten a Lorient- visitó Ortigueira para conocer la banda y, entusiasmado con su calidad, formalizó la invitación: Fomos moi ben recibidos en Lorient porque era a primeira vez que un grupo de gaitas de Galicia ía cunha formación tan numerosa. […] Tiñan ido coros ou cuartetos pero non desa maneira. Eu lembro que entramos tocando no comedor, no que había unhas mil persoas, e todos se puxeron en pé. Aquilo foi apoteósico (Garrote, 2012). La experiencia permitió a los miembros de la banda hacer numerosos contactos con grupos de los países celtas y los animó a profundizar en la búsqueda de relaciones con ellos, retomando una idea que ya habían considerado con anterioridad en su búsqueda de nuevos horizontes: la organización en Ortigueira de un concurso o de un festival, materializándose en 1978 la segunda idea. Nonito Pereira da cuenta de cómo se puso en marcha el proyecto: La expedición gallega, impresionada por la que allí se “monta” [en el festival de Lorient], toma muy buena nota del desarrollo del mismo, y con un presupuesto de un millón de pesetas, pasa a limpio los apuntes recogidos en su viaje, para organizar con ellos, el 30 de julio de 1978, la primera edición del Festival […] (Pereira, 2003: 161). Sin embargo, Xavier Garrote desmiente esta idea asegurando que el Festival de Ortigueira no nació inspirado en su homólogo bretón: “Aparece en moitos sitios 209 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. que o Festival de Ortigueira naceu inspirado polo Festival de Lorient.[…] Dentro das posibilidades que tíñamos, estaba o festival” (Garrote, 2012). Tanto es así que, apunta Garrote, en su primera edición invitaron a un grupo que no tenía nada que ver con los países celtas: una formación bávara con la que habían contactado en una actuación en Ribadeo. La Banda de gaitas invitó a los alemanes porque el grupo tenía pocos miembros y por tanto, no saldría demasiado caro traerlos. En esa ronda de contactos previos, Garrote también se entrevistó con Xosé Vicente Ferreirós, gaiteiro de Faíscas do Xiabre y actualmente músico de Milladoiro. Ferreirós rememora la entrevista y subraya la importancia de la iniciativa para el devenir de la música gallega: Cando [Garrote] se puxo en contacto comigo, hai moitísimos anos, eu sabía que había unha banda de gaitas en Ortigueira pero nada máis. […]quedamos no bar O azul, en Santiago, e empezoume a contar o que quería facer. Preguntoume a miña opinión. Daquela aínda non existía Milladoiro; éramos Faíscas, e dixémoslle que contase connosco. […]Hai un antes e un despois de Xavier Garrote e do Festival de Ortigueira: non se entendería nada se Garrote non empezase coa súa teima (Ferreirós, 2010). Junto al grupo bávaro y Faíscas do Xiabre, participaron en la primera edición del “I Festival Folclórico Internacional do Mundo Celta” Antón Seoane, Emilio Cao y Cromlech5, además de algún grupo de Cornualles, de acuerdo con Garrote. Todavía no tenían una idea definida de lo que querían hacer e integraron el festival en las fiestas de Santa Marta de Ortigueira, el día 30 de julio, celebrándolo en el colegio de EGB en el que Garrote trabajaba como maestro. El recinto del colegio ofrecía las condiciones que necesitaban para ofrecer un espectáculo de pago, ya que se podía cerrar para cobrar entrada. Veinte días antes del festival un grupo de organizadores capitaneados por Garrote abandonaron la villa de Ortigueira para recorrer Galicia en coche repartiendo octavillas y pegatinas. En esos veinte días, durante los cuales tuvieron que dormir en el coche, consiguieron que la iniciativa tuviese una publicidad enorme. Garrote recuerda que en las siguientes ediciones repitieron este modus operandi, llegando a hacer en una ocasión en Vigo 10.000 fotocopias y repartiéndolas por la ciudad y sus alrededores. En otra ocasión recuerda Garrote haber pegado tantos carteles juntos en la autopista AP-9 a su paso por Vigo que éstos se veían desde Moaña, al otro lado de la ría. Aquellos días Garrote y sus colaboradores inundaron literalmente Galicia con publicidad del festival. La iniciativa tuvo tanto éxito que en la primera edición, los 1.500 habitantes de Ortigueira recibieron en sus calles nada menos que a 20.000 personas, muy por encima de las mejores estimaciones de la organización, que se vio completamente desbordada. Tal fue el éxito de la convocatoria que la organización, que había invertido un millón de pesetas de la época arriesgando su patrimonio personal, recuperó el dinero invertido sin ningún problema. El festival fue muy rompedor en muchos aspectos y la gente que venía de fuera, particularmente los extranjeros, apreciaban 5 http://www.festivaldeortigueira.com Consultado en marzo de 2012. 210 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... la libertad de pasearse desnudos por la playa de Morouzos: toda una novedad en la Galicia de la época. Garrote asegura que esto no disgustó a los habitantes de la villa, sino que se tomó como una anécdota más del festival. Aquella primera edición supuso, según Breixo Rodríguez, una recuperación del contacto de Ortigueira con las poblaciones de otros países celtas que habían tenido lugar en la antigüedad: Renovábase unha antiga tradición que se mantivera, cando menos, ata os séculos XVI e XVII, pois temos constancia documental de que moitos barcos da Bretaña, de Normandía ou de Irlanda viñan buscar fretes de madeira á ría ortigueiresa. Fecam, A Rochelle, Dieppe e moitas outras vilas do Atlántico eran o destino dos troncos que se cortaban nas fragas e nos soutos de Ortegal. Se cadra a gaita bretoa ou a escocesa xa se teñen escoitado no noso porto, moito antes do que se pensa, tocadas polos mariñeiros que viñan naqueles navíos (Breixo, 2008: 250). La primera edición del festival estuvo deslucida por la lluvia torrencial que obligó a suspender algunas de las actuaciones previstas. Sin embargo, tal era la ilusión con la que la organización y el propio pueblo acogieron el evento que el incidente apenas se recuerda hoy sino como una anécdota: Tocaron os dous primeiros grupos e nada máis, porque caeu unha tromba de auga tan descomunal que se suspendeu todo. (...) A ilusión era enorme e Garrote tiña un equipo que o seguía cegamente. O ano seguinte xa foi ben. (Ferreirós, 2010). Llovió con tanta intensidad que el propio Xosé Filgueira Valverde, que había sido invitado a leer el pregón de las fiestas, tuvo que dejar de hablar porque, según recuerda Garrote, diluviaba como no lo había hecho en mucho tiempo. Filgueira Valverde había sido invitado al festival para sortear las reticencias de la inspección ideológica de una Administración recelosa de los actos multitudinarios relacionados con la cultura popular y con la puesta en valor de la lengua gallega. Garrote recuerda que la parte posterior del escenario estaba ornamentada con una enorme bandera gallega, lo cual era peligroso en aquella época, con el país sumido en plena Transición tras la todavía reciente muerte de Franco. Breixo Rodríguez también da cuenta de la presencia del académico en el festival: Coincidindo coas festas da patroa, o primeiro festival celebrouse o día 30 de xullo do ano 1978 no recinto do colexio público. Comezou, oficialmente, coa lectura do pregón a cargo de D. Xosé Filgueira Valverde, daquela director do Museo de Pontevedra, quen foi un excelente padriño para tan excepcional encontro musical (Breixo, 2008: 251). Isaac Díaz Pardo, director y administrador del grupo Sargadelos, colaboró también con la organización del evento, haciendo acto de presencia el día del festival y regalándoles una composición de figuras de cerámica para cada grupo participante. A pesar de las trabas impuestas por la Administración, la organización siempre pudo llevar a buen término las distintas ediciones del festival, que se fueron sucediendo año tras año. Garrote explica que los obstáculos no eran insalvables: no había una voluntad de impedir el festival sino más bien, una absoluta indiferencia 211 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. por parte de las autoridades, que nunca llegaron a apostar por el evento y que rehusaban responsabilizarse del mismo. En cambio, la organización contaba con el respaldo y la colaboración de la inmensa mayoría de la población de la comarca, que durante el festival se volcaba con ellos: Colaboracións, todas. Foi moi fácil facer o festival: entre a xente de Ortigueira e os colaboradores externos foi moi fácil. Os únicos que puñan inconvenientes eran a Administración. Nós tíñamos que ter permiso administrativo e non nolo daban ata despois de acabar o festival. […] Facíamolo igual, pero se pasaba algo a responsabilidade era exclusivamente nosa (Garrote, 2012). El Colegio Nacional de Ortigueira, con capacidad para cinco mil personas sentadas ofrecía sus instalaciones para acoger el evento (Barcón, 2005: 127). Hacían la comida en el comedor del colegio, que también era gratis porque las cocineras eran las madres de los niños. Éstos además, servían las mesas. Como no había más que un hotel en la villa, muchos miembros de los grupos invitados iban a dormir a casas particulares tanto en la propia Ortigueira como en las aldeas de los alrededores. Iban y volvían en los coches particulares de los lugareños, que se ofrecían a hacer este servicio gratuitamente. Las cerca de 2.000 sillas habilitadas para que el público se sentara durante las actuaciones pertenecían al centro escolar. Cuando se rompían, se encargaba de su reparación el padre de un alumno del centro, que era carpintero. Además, la gente de Ortigueira les ayudaba a montar el palco. Incluso el banco del pueblo abría sus puertas a las doce de la noche para que la organización del festival pudiese ir a depositar el dinero de los ingresos. Ya desde la primera edición del festival, una cantidad ingente de periodistas de los diarios y las emisoras de radio más importantes del España, así como de la propia TVE se presentaban allí sistemáticamente para informar del desarrollo del evento, que tuvo un éxito mediático arrollador y que acabó siendo llamado “O Lorient galego” (Barcón, 2005: 131, 137). Garrote recuerda que un año invitaron al festival a una banda militar de la Reina de Inglaterra. Dado que los músicos eran militares, tuvieron que pedir un permiso especial para que vinieran. Y debido a un percance de última hora, tuvo que intervenir a favor del festival el cónsul del Reino Unido en Vigo: Un mes antes chamáronnos para dicirnos que non podían vir porque estaban mobilizados. […] Estaban noutra parte. Conseguimos a través do cónsul de Vigo que se fletase un avión e viñesen para aquí. Tiveron que estar unha semana máis do previsto… […] Estiveron no hotel de Ortigueira esa semana e cando eu fun pagar ao hotel cobroume só 10.000 pesetas, por 40 persoas, para que non dixera eu que era gratis (Garrote, 2012). Según Garrote, el Festival de Ortigueira fue desde sus inicios un festival de pago, dado que las instituciones públicas no querían colaborar. Recuerda Garrote que siempre tomaban como referencia el precio de una entrada al cine de Ortigueira. Breixo Rodríguez recuerda el precio de la entrada en su artículo sobre el festival: “Uns días antes, realizábase a venda de entradas nos comercios da vila. O prezo era 212 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... significativo, 100 pesetas de pé e 150 sentados nunha cadeira de encartar” (Breixo, 2008: 252). Ya desde la primera edición del festival surgieron graves problemas debido a los intentos de un grupo de vándalos que intentaron acceder al recinto del colegio sin pagar. Garrote subraya que, dada la falta de ayudas de la Administración, la organización del festival no hubiera sido posible sin la aportación económica del público asistente. En el cobro de entradas no existía ánimo de lucro, asegura Garrote, que recuerda como la Guardia Civil tenía que emplearse a fondo con porras y pelotas de goma para dispersar a aquellos que venían a reventar el festival, más por diversión que por una auténtica reivindicación de la cultura gratuita, según Garrote. Hasta tal punto no existía ánimo de lucro en la organización del festival que los grupos asistentes acudían al evento con la condición de no cobrar más que los gastos de desplazamiento. En una ocasión incluso vino a Ortigueira un grupo bretón que tenía una subvención del Gobierno francés para moverse por su país y que sólo quiso cobrarles el desplazamiento desde la frontera porque para la parte francesa del recorrido ya tenían dinero. El Festival de Ortigueira atraía a hippies y folkies de todas las edades y procedencias. En su primera edición, el productor Nonito Pereira fue enviado por la compañía discográfica Zafiro a conocer el festival para estudiar el boom celta en Galicia y en España. En su libro sobre música coruñesa, Pereira da cuenta de una anécdota que ilustra cómo la fiebre del celtismo llegó a alcanzar tintes cómicos en el ambiente celto-hippy que se respiraba en el festival: Una persona de edad e indumentaria indefinida, larga melena y poblada barba, con pequeñas y redondas gafas de sol, sentado con las piernas cruzadas a lo “indio”, que tenía colgado un cartel donde se leía: “Se dan gritos celtas por cinco duros”. […] Una vez realizado el pago este “juglar del grito” se levanta impertérrito y con toda la seriedad del mundo, lanza al aire un gutural “Uuuggghhh!” para volver a sentarse nuevamente (Pereira, 2003: 163). En el año 1987 el Festival de Ortigueira celebra la que habría de ser su décima y última edición. Agobiados por la posibilidad de una hipotética bancarrota, los organizadores decidieron abandonar el proyecto. Garrote explica que habían llegado a manejar un presupuesto tan elevado que, en caso de que en una edición hubiese un bajón en la asistencia por cualquier imprevisto, no podrían hacer frente a las deudas contraídas, que siempre iban avaladas personalmente por ellos y por sus familias. Se llegó a decir que la cancelación del festival tuvo que ver con los altercados entre algunos asistentes y la Guardia Civil, que se venían repitiendo insistentemente edición tras edición. También hay quien habla de cuestiones políticas tras la polémica clausura del festival, como Estévez y Losada, que en su Crónica do Folk Galego aseguran que: “A primeira edición do certame ortegano celebrouse en 1978, pero dez anos máis tarde unha decisión política desfixo o construído e o festival desapareceu ata 1995…” (Estévez y Losada, 2000: 238). Sin embargo, Garrote asegura que los motivos del abandono del proyecto fueron exclusivamente económicos: 213 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Foi unha decisión puramente económica. A cousa non daba para máis; era un risco permanente. Estamos a falar de que na quinta edición manexamos seis millóns de pesetas daquela época. Ir ás festas de Ortigueira e chover era todo un; entón se un ano non che ven xente, non recuperas, e con qué pagas todo? (Garrote, 2012). En un intento desesperado de salvar el proyecto, Garrote y sus colaboradores se reunieron con el alcalde de Ortigueira y con el Director Xeral de Cultura con la propuesta de que la Administración se hiciese cargo de la organización del evento. Desgraciadamente, asegura Garrote, no llegaron a un acuerdo y el proyecto quedó abandonado. La organización tenía en aquel momento una cierta cantidad de dinero ahorrada gracias a sucesivos superávits de ediciones pretéritas. Como agradecimiento a los grupos que habían participado en la X Edición, la organización decidió repartir el dinero entre los mismos, a modo de agradecimiento por haber tocado sin cobrar. El caso más paradigmático fue el grupo Milladoiro, que no sólo tocó cinco años desinteresadamente, sino que además durante ese tiempo participó de manera activa en la organización del evento cediendo su sistema de amplificación para que no lo tuvieran que comprar o alquilar. Habría que esperar hasta el año 1995 para que el Ayuntamiento de Ortigueira retomase el proyecto asumiéndolo como propio y haciéndose cargo de su organización, con su personal administrativo: Este acontecemento conta actualmente, non sempre foi así, co apoio económico das institucións. Na edición do 2000, o orzamento disparouse ata triplicar o de 1999, o que serviu para facer unha publicidade constante que tivo o éxito anceiado entre a poboación (Estévez y Losada, 2000:238). En esta segunda etapa, la línea de trabajo cambió de manera importante. En primer lugar, porque se hizo gratuito. Y en segundo porque se fue abriendo progresivamente a músicas del mundo ajenas a la música celta que no siempre agradaron a todos los fans del festival. Garrote -que actualmente está totalmente desvinculado de la Banda de gaitas de Ortigueira y del festival- lamenta la desnaturalización del evento, que atrae cada vez más gente que no viene a escuchar música celta, sino a pasar unos días de fiesta, convirtiendo el festival en un lugar de encuentro para las primeras experiencias y para acampar en la playa y en el pinar. Tanto es así, que ya hace años abundan las carpas techno en el camping, que han desplazado el sonido de los djembés y de las gaitas que antaño acompañaba a los asiduos festivaleros. Además, Garrote critica el protagonismo que se le ha venido concediendo en las últimas ediciones del festival a grupos y sonoridades ajenas al mundo celta, como las andaluzas o las mediterráneas. Y no es el único, porque en alguna ocasión el público se rebeló espontáneamente en contra de esas sonoridades, como en la edición de 2006, que la propia página web oficial del festival califica como “experimental”: Fica no recordo o dispendio de voz dunha Buika desubicada, a aparición do televisivo Neng e o grito do público pedindo máis gaita 214 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... e menos flamenco. En Galicia & outras músicas a fusión de folk, de jazz, de flamenco e das percusións brasileiras quedou en mestura, é dicir, en mera agregación de elementos diversos sen acción química. Con todo, abriu unha prometedora liña de traballo por explorar (www. festivaldeortigueira.com) Esa nueva vía de trabajo acabaría generando una auténtica polémica entre los partidarios de que el festival mantenga su sabor original, con las músicas no celtas en un segundo plano, y los partidarios de que a estas últimas se les conceda un mayor protagonismo dentro de la programación: Con todo, a polémica sobre o Festival de Ortigueira de arestora vai servida. Por unha banda alíñanse os partidarios de continuar pola senda da música celta e, por outra, os que prefiren que a súa celebración se abra e fusione cos máis diversos achegamentos musicais do mundo (Breixo, 2008: 255). En la actualidad el festival de Ortigueira representa una auténtica industria cultural en la comarca de Ortegal; el buque insignia de una villa cuyo nombre se ha visto proyectado por las cuatro esquinas de la Península Ibérica, pero también del Arco Atlántico europeo, y más allá. No en vano, el evento ostenta el galardón de Fiesta de Interés Turístico Nacional, otorgado por el Ministerio de Economía. En las últimas ediciones el público asistente al festival ha llegado a superar la escalofriante cifra de 100.000 visitantes y se ha convertido en el referente de la música celta a nivel peninsular. Por la villa de Ortigueira han pasado los mejores grupos del mundo: los bretones Alan Stivell, Skolvan, Gwerz, Bleizi Ruz, Pennou Skoulm o Gwendal; los irlandeses The Chieftains, Davy Spillane, Dervish, Sharon Shannon, Liam O’Flynn, Altan, Lunasa, The Dubliners; los escoceses Phil Cunningham, The Boys of the Lough, Tannahill Weavers, Wolfstone; y por supuesto, los gallegos Milladoiro, Carlos Núñez, Emilio Cao, Doa, Berrogüetoo Xosé Manuel Budiño, entre muchos otros. Pero el festival también ha visto crecer nuevos grupos, que se dieron a conocer gracias a él. De hecho, cuenta con un escenario llamado “Runas” dedicado precisamente a la proyección de grupos noveles: una iniciativa muy exitosa y muy aclamada por el público que ha ayudado a no pocos grupos a comenzar su carrera artística y a otros a consolidar la suya: Os festivais do verán -o inverno é unha estación subordinada a directos en teatros- son un dos momentos importantes nos que un grupo debe dar a coñecer as súas creacións […] para principiar a cimentar unha carreira musical sempre incerta, pero que ninguén esqueza que moitos deses triunfadores noutrora son hoxe a primeira liña de referencia do folk galego (Estévez y Losada, 2000: 240). Visto el enorme éxito conseguido por el Festival de Ortigueira, así como por otros festivales celtas en Galicia, no son pocas las voces que se alzan pidiendo que la Administración respalde con más contundencia la organización de ese tipo de eventos: 215 Marco Vélez Barreiro. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Nos últimos anos aumentou o número de espectadores que asisten a estes lugares, pero o que persiste teimosamente é a escasa axuda institucional […] a uns eventos que […] representan un honor para un pobo que ve o seu nome espallado por toda Galicia… (Estévez y Losada, 2000:237). Pero también es preciso reconocer que los festivales tienen una responsabilidad en su falta de coordinación entre ellos, lo cual les ocasiona serios perjuicios, como critican Estévez y Losada: Tamén hai que indicar que os festivais máis “pequenos” sempre padeceron unha falta de unión contumaz, o que non lles permite exercer unha maior presión social […] É rechamante que ningún festival galego pertenza á asociación de festivais folk do estado español, que procura traer a bandas a diversos lugares do territorio para que así o prezo dos concertos resulte máis económico (Estévez y Losada, 2000:238). A pesar de las polémicas suscitadas a raíz de su supuesta falta de legitimidad, la música celta parece haber encontrado su sitio en el mundo y en los mercados musicales internacionales, en gran medida gracias a la labor persistente y al buen hacer de personas que, como Xavier Garrote, dedicaron una parte de su vida a levantar proyectos como el Festival de Ortigueira: E a música que chamamos celta, e que non sabemos se o é, porque non sabemos qué é ser celta, entrou xa hai tempo na normalidade. En todos os países hai músicos que fan boa música celta. Non me sorprendería que no Xapón tamén. Converteuse nun xénero universal (Renales, 2000: 40). Tal es la importancia del fenómeno de esta música en los últimos veinticinco años que su influencia se ha extendido con frecuencia más allá del ámbito de los países celtas y de la música folk. Así, grupos pop como los vallisoletanos “Celtas cortos” triunfaron en el panorama musical español a finales de los años 80 haciendo suya esta sonoridad, aunque adaptándola a las necesidades de su proyecto. El pop celta tiene su versión irlandesa en The Corrs, pero también existe el rock celta (Alan Stivell), el punk celta (The Pogues), el rap celta (Manau) o incluso, el techno celta (Denez Prigent). Los festivales como el de Ortigueira constituyen un verdadero punto de encuentro para los practicantes y los amantes de estas músicas que ya han alcanzado su madurez al abrigo del mito celta que las justifica y las proyecta. Bien es cierto que hay un componente de mercantilización en la etiqueta de música celta que la industria ha manejado a veces caprichosamente, pero esto no le resta legitimidad como forma de expresión artística. En palabras de Carlos Núñez, entrevistado por el periodista Salvador Rodríguez: Que a música celta sexa un mito ou unha etiqueta que funcione a nivel popular, non ten por qué significar cinismo nin mercantilismo. Hai tamén detrás unha parte moi positiva: a do intercambio con outros 216 El festival de Ortigueira como puente musical entre los países celtas... pobos. Como diría Portela a “de sentir que temos outros irmáns fóra” (Rodríguez, 2003: 208). Xosé Vicente Ferreirós, gaiteiro de Milladoiro, concuerda con la opinión vertida por Núñez cuando defiende la validez del mito en base a su funcionalidad, aunque este no tenga una base científica: “O interesante non é a orixe ou veracidade do mito, senón o efecto que ese mito (verdade ou non) tivo na sociedade. E o feito é que lle abríu aos mozos da época as portas de Europa” (Ferreirós, 2010). La ciencia ha demostrado a día de hoy que la existencia de una raza, una cultura o una identidad celtas es más que cuestionable: todas ellas forman parte de un mito. Sin embargo, todas las comunidades humanas cuentan con sus mitos fundacionales, necesarios para su construcción y consolidación, así como para la definición de unos objetivos y unos valores comunes. Así, el mito de Santiago Matamoros en España, el American Dream de los Estados Unidos o el mito de Rómulo y Remo en Roma. Por eso, lo interesante no son los debates estériles sobre si las músicas o las culturas gallega, bretona o irlandesa son celtas o no, sino entender por qué en un momento dado de su historia esas comunidades humanas decidieron construir un imaginario común: De lo que se trata es de determinar qué significa el mito para un espíritu actual […] No se trata pues, ni de mentira ni de ilusión. Un mito no es esencialmente verdadero o falso, real o irreal […] Puede que así comprendamos mejor las lecciones de la historia, dado que ésta está llena de mitos que no osan decir su nombre (la patria, las causas justas, la libertad, etc.). Comprenderemos así a los celtas y su proceso intelectual (Markale, 1992: 10-11). Por todo ello, el trabajo de Xavier Garrote al frente del Festivalde Ortigueira forma parte ya del mito indeleble y de la historia de la música gallega -celta o no- escrita con mayúsculas. Porque a día de hoy en nuestra música y en nuestra cultura, sin el mito celta y el Festival de Ortigueira, no se podría ya entender el pasado ni imaginar el futuro. Referencias bibliográficas ALÉN, María Pilar (2004). Breve historia da música galega. Vigo: A Nosa Terra. BARCÓN PEÑA, Juan (2005). “O festival do mundo celta de Ortigueira”. EtnoFolk: revista galega de etnomusicoloxía. 3, 125-146. 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Festival de Ortigueira (2012b).“Historia” > “2006: A experimentación” <http:// www.festivaldeortigueira.com/festival/historiadet.php?id=12&lg=gal> Último acceso 10 Abril 2012. 218 IL FUOCO DI S. ANTONIO Sabrina Veneziani Università degli Studi di Bari Aldo Moro – Seminario di Storia della Scienza Italia Resumen Enfermedades del fuego son aquellas relacionadas con las lesiones cutáneas pigmentadas que se caracterizan por dolor quemante, en particular, el herpes zoster y el ergotismo. El ergotismo es una forma de envenenamiento por hongos causados por la ingestión del hongo del cornezuelo de centeno y el herpes zoster es una erupción cutánea dolorosa causada por el virus varicela-zoster. Las epidemias de fuego “santo” producidas con frecuencia en la Edad Media y el Renacimiento, requerían de la intercesión de San Antonio Abad para la curación de este tipo de enfermedades, hasta la llegada de la etiología. A pesar de todo ello y todavía en el siglo XX, el nombre de San Antonio se ha mantenido vinculado a una enfermedad mucho más sintomática: el herpes zoster. Palabras clave: cornezuelo de centeno, herpes zoster, fuego de San Antonio, Ignis sacer. Abstract Diseases of fire are those involving variously pigmented skin lesions characterized by burning pain, in particular Herpes zoster and Ergotism. Ergotism was a form of fungal poisoning caused by the ingestion of the ergot fungus and Herpes Zoster is a painful skin rash caused by the varicella zoster virus. Epidemics of holy fire occurred frequently in the Middle Age and Renaissance. Over the centuries it was required the intercession of St. Anthony Abbot for healing the fire diseases, until the recognition of the etiology of ergotism. Eradicated outbreaks of ergotism in the XX Century, the name of St. Anthony has remained linked to a igneous disease much more contained in symptoms: herpes zoster. Keyword: Ergot, Herpes zoster, Saint Anthony’s fire, Ignis sacer. 219 Sabrina Veneziani. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Artículo Wickersheimer correttamente riassume il ventaglio sintomatico delle patologie ignee: “Ignis conviene ad affezioni che provocano dolori cocenti simili a bruciature. Conviene anche a quelle le cui lesioni apparenti, nere o rosse, evocano le une il residuo di combustione, le altre quelle di fiamme divoranti” (Wickersheimer, 1956, II: 642-50). Malattie del fuoco, dunque, sono tutte quelle che comportano lesioni variamente pigmentate, caratterizzate da dolori urenti; una descrizione moderna per una ben nota definizione classica: Erysipela o Ignis sacer (Celso, V, 4). L’attuale gergo medico, rifuggendo antiche, auliche o ultraterrene denominazioni, risolve l’appellativo “mali del fuoco” con le prosaiche diagnosi di: ergotismo ed herpes zoster. 1. IGNIS SACER: IL MAL DEGLI ARDENTI Molti malati con le viscere divorate dall’ardere del fuoco sacro -Ignis sacer-, con le membra devastate e annerite come carboni che o morivano miserevolmente o conservavano la vita vedendo le proprie mani e i propri piedi incancreniti separarsi dal resto del corpo; ma molti soffrivano di un contrarsi delle membra che li rendeva deformi (Sigebert de Gembloux, CLX-CXCVIII c.1114). Dalla metà del IX secolo si iniziò a configurare in Europa una nuova spaventosa pestilenza, individuata con una miriade di nomenclature: mal degli ardenti, fuoco sacro, fuoco d’inferno, fuoco di sant’Antonio. Una malattia radicata, orribilmente mutilante e spaventosamente ricorrente. L’epidemia del 994 in Aquitania aveva falcidiato ben 40.000 uomini; e ancora nel 997 “un fuoco nascosto, che quando si attaccava a una parte del corpo, la consumava e la staccava dal resto” (Glaber, V, 1). Rodolfo il Glabro, il più folcloristico tra i cronisti medievali, anche a proposito dell’annus Domini 1033, 6 millenario della Passione, racconta di un’epidemia di fuoco degli ardenti e narra il ricorrere di carestie, episodi di cannibalismo, di un’eclissi, e un terremoto7 (Glaber V). Riguardo all’anno 1041 poi Glabro, il monaco errante, riporta: �� ������ ������� ����� ��������� ����� ��� �������� ������ ���� ������� ����������� ��� ����������� ��� ������ Santa, “la prima delle grandi partenze”, “condizionata dall’annuncio del compimento dei tempi”. (Alphandery, Dupront , 1976: 46-60). 7 Prosegue Glaber: “In seguito la fame cominciò a diffondersi in ogni parte del mondo, minacciando di morte quasi tutta l’umanità. ... Questa carestia vendicatrice aveva avuto origine in Oriente; dopo ����� ���������� �� ���������� ������ ������� ��� �������� ���� ���� ��������� ��� ������� �� ���������� ����� ����� dell’Inghilterra” Frattanto, dopo essersi cibata di quadrupedi e uccelli, la gente, sotto i morsi tremendi della fame, cominciò a prendere per nutrimento ogni sorta di carne, anche di bestie morte, e altre cose schifose. Taluni cercarono di sfuggire alla morte mangiando radici silvestri e piante acquatiche, ma inutilmente: non si trova scampo all’ira vendicatrice di Dio, se non rivolgendosi a se stessi. Si inorridisce a descrivere le perversioni cui l’umanità andò soggetta. In quel tempo - oh sventura! - la furia della fame costrinse gli uomini a divorare carne umana, come solo di rado si era sentito dire in passato. I viandanti venivano ghermiti da uomini più forti di loro, squartati, cotti sul fuoco e divorati. 220 Il Fuoco di S. Antonio Quindi anche la divina vendetta cominciò a infierire sui loro popoli secondo un occulta sentenza di Dio: infatti un ardore mortale consumò molti del popolo tra ricchi, modesti e umili. Mutilati di parti delle membra ne risparmiò alcuni quale esempio per i posteri (Glaber, V, 1). 8 La mortalità tornò a far registrare perdite consistenti durante le epidemie del 1042 e 1074, per poi volgersi implacabile nel 1089 e 1094. Ventotto ricorrenze epidemiche sono state enumerate dai cronisti tra l’857 e il 1347, anno della Peste Nera.9 Le spaventose descrizioni contenute nei resoconti medievali reiterano, seppur con alcune varianti, un ventaglio di sintomi caratteristico, rendendo piuttosto chiaramente la sintomatologia delle due forme di un’affezione ignea, epidemica e non infettiva, nota come ergotismo convulsivo o cancrenoso, determinata dall’assunzione più o meno massiccia di segale infestata da un fungo parassita (van Dongen, de Groot, 1995): una tossinfezione alimentare dagli effetti letali. L’intossicazione era riconducibile ad una micotossina della segale, grano a basso costo utilizzato per fare il pane, dunque all’azione nefasta di un alcaloide contenuto nelle spore del fungo parassita, la Claviceps purpurea Tulasne, che innestandosi sulla spiga produceva una escrescenza appuntita e nerastra a forma di rostro. (Rossi, 1999) Il termine ergotismo, infatti, trova la sua radice nel vocabolo latino articulum, articolazione o giuntura, traghettato attraverso l’antico lemma francese argot, lo sperone del gallo, a cui è paragonabile la forma dello sclerozio10 del fungo. (Fig. 1). Durante Medioevo e Rinascimento, gli sclerozi sulla spiga non erano guardati con particolare sospetto, poiché ritenuti una espressione patologica della graminacea, senza particolari esiti secondari sull’uomo. Il parziale riconoscimento delle conseguenze morbose dell’ingestione della segale infetta avvenne solo nel Seicento, quando medici e studiosi cominciarono a mettere in relazione le manifestazioni convulsive o cancrenose con le contrazioni uterine dovute all’utilizzo della pulvis parturiensis (o pulvis ad partum), il preparato galenico a base di sclerozi somministrato alle gestanti per uso abortivo o per l’accelerazione del parto11 (van Dongen, de Groot, 1995). Molti tra coloro che migravano da un luogo a un altro per sfuggire all’inedia, furono sgozzati di notte nelle case dove venivano accolti e diedero nutrimento ai loro ospiti. Moltissimi adescavano i bambini con un frutto o un uovo, li inducevano a seguirli in posti appartati, li trucidavano e li divoravano. In ������������������������������������������������������������������������������������������������������ 8 “Deinde quoque occulto Dei judicio coepit desaevire in ipsorum plebibus divina ultio: consumpsit ����� ������� ��������� ������ ������� ���� ��� ����������� ����� ��� ���������� ������ ������� �������� Quosdam vero truncatis membrorum partibus reservavit ad futurorum exemplum” (trad. dell’autore). 9 Per l’elenco delle carestie e le esplosioni di epidemie di ergotismo confronta Le Goff, 1965: 31-34; Montanari, 1993: 51-57; Fuchs, 1834, n. 38: 1-81. 10 Corpo duro, micro- o macroscopico, di certi funghi. Rappresenta uno stadio di conservazione, nel quale cioè il fungo conserva a lungo la sua vitalità, protetto da strati esterni resistenti. (voce Enciclopedia Treccani). �� ���� ����� ����� �������� ������� ����������� ������� ��������� ��� ������ ���������� ����������� ������ osservazioni delle conseguenze della pulvis parturiensis. 221 Sabrina Veneziani. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. Sarà Denis Dodart a dimostrare, in una lettera del 1676 alla Reale Accademia Francese delle Scienze, che l’ergotismo fosse da attribuire alla segale cornuta (Dodart, 1676). L’anno successivo il naturalista inglese John Ray descrisse compiutamente il processo patogeno della pianta e gli effetti tossici sull’uomo per l’utilizzo alimentare del cereale contaminato (Ray, 1677). Nonostante fossero ormai note le cause della malattia, le epidemie rimasero ricorrenti, soprattutto in Francia e Germania, dal momento che non venivano applicate adeguate misure profilattiche nella lavorazione della segale. Opportuni sistemi di bonifica, bagni a 20°, elettroterapia e droghe antielmintiche furono impiegati solo alla fine del XVIII secolo, dopo un’ulteriore dilagante epidemia di ergotismo cancrenoso, scoppiata a Sologne nel 1778 e che aveva mietuto oltre 8000 vittime (Percebois, 1977). Una rapida risoluzione del problema si ebbe dopo la sostituzione delle piantagioni di segale con le coltivazioni estensive di patate. Attualmente più di 40 alcaloidi ergot, divisibili in amido-derivati (ergometrina) e peptido-derivati (ergotamina), sono stati isolati negli sclerozi della Claviceps purpurea. Il parziale estratto dell’ergometrina (Stoll, Hofmann, 1938) è stata seguito nel 1943 dalla sintesi della dietilammide dell’acido lisergico, LSD (Hofmann, 1970), una fra le più potenti sostanze psichedeliche conosciute. L’ergometrina è attualmente utilizzata come profilassi e terapia dell’emorragia postpartum e come uterotonico; l’ergotamina è in uso come analgesico nelle emicranie (Stoll, 1918; Dudley, Moir, 1935). Mai come in questo caso la moderna farmacologia ha potuto avvalersi di osservazioni ed esperimenti involontari su un arco temporale tanto lungo e su scala così ampia, prendendo le mosse dalla quotidianità del gesto del pasto. Il pane di segale, infatti, costituiva la base dell’alimentazione del contadino medievale, soprattutto teutonico, e avrebbe mantenuto il suo parametro di nutrimento base delle plebi soprattutto nord-europee fino al XIX secolo (Montanari,1993: 41-44). La segale è un cereale estremamente resistente, sia alle basse temperature, sia alla siccità; infatti cresce fino al 69° di latitudine Nord e fino ai 2000 metri di altezza; ma deterrimum et tanta ad arcendam famen fecundam, dice Plinio il Vecchio, “decisamente cattiva, buona soltanto a tenere lontana la fame” e “le si aggiunge il farro per mitigare il gusto amaro, ma è alimento ingrato al ventre” (Plinio il Vecchio, I, XIII). Per tali peculiarità, spregevoli al gusto ma favorevoli all’economia, era abbondantemente coltivata in Europa ed utilizzata in sostituzione di altre graminacee, più fragili e costose come il frumento. Le fonti storiche, infatti, coincidono nell’indicare la comparsa delle epidemie di ergotismo, nei mesi successivi alla mietitura, con particolari concentrazioni nei periodi di carestia, a causa del rincaro dei viveri e della massiccia adozione della segale nell’alimentazione (Sournia, Le Goff, 1986: 195-198). Tra X e XVI secolo, la malattia compì i suoi corsi ripetutamente, soprattutto in Germania, Paesi Renani e Francia dell’Est. La Gran Bretagna fu spesso risparmiata; l’isola, infatti, era“saluberrima, quod temperie gratissima”, secondo la campanilistica opinione di Enrico di Huntinton, (Henricus Huntingdonacensis, CXCV, c. 805) il quale sosteneva che il freddo che l’isola riceve dal Nord mitiga il calore di quelle latitudini. E il rigore britannico è in grado di temperare qualsiasi fuoco, anche sacro, 222 Il Fuoco di S. Antonio al punto che “numquam autem in ea aliquos arripuit ignis sacer, sed a Gallis allati tibi solent sanari”.12 La nota dell’Arcidiacono di Huntigton non è ulteriormente chiarificante, ma sembra suggerire una terapia, tutta galenica, secondo cui i contrari si curano con i contrari, per cui gli ‘ardenti’ dalle Gallie venivano inviati nella gelida Inghilterra per essere risanati. Ma se certamente non era il freddo la terapia reale, si potrebbe congetturare che i malati in Inghilterra venissero nutriti con graminacee differenti o che, in questo caso specifico, la locuzione ignis sacer fosse di latina memoria e indicasse una non meglio riconoscibile patologia cutanea, una erisipela.13 Erysipelas est quam Latini sacrum ignem appellant id est, exsecrandum per antiphrasim. Siquidem in superficie rubore flammeo. Cutis rubescit. Tunc moto rubore quasi ab igne vicina invaduntur loca, ita ut etiam febris excitetur (Isidoro di Siviglia a, VIII) . Invece, il fuoco sacro “erat hulcus horribile”: una piaga orribile con manifestazioni cliniche spaventose. L’ergotismo cancrenoso così si delineava: successivamente ad un periodo di stato febbrile accompagnato da prodromi gastro-intestinali, subentravano progressive occlusioni vascolari, associate a lancinanti bruciori agli arti e contemporanee sensazioni di gelo, con modificazioni della tonalità della cute, dal rosso fuoco al cianotico, e perdita della sensibilità locale. La cancrena progressiva era l’inevitabile conseguenza, fino al coinvolgimento dell’intero arto ed al distacco delle membra o alla necessità del ricorso all’ amputazione. (Fig. 2) La mortalità era spaventosamente alta: Molti si ridussero a putridi brandelli come consumati da un sacro fuoco che squarciasse le loro interiora. Sempre più corrosi, i loro arti diventavano neri come il carbone. Morivano in poco tempo in preda a dolori allucinanti, oppure continuavano a vivere in modo ancora più orribile, senza mani né piedi….Di norma morivano dopo la caduta dei singoli arti (Sigebert of Gembloux, CLX, col.198). Del 945, invece, è la prima descrizione di episodi diffusi e ricorrenti di delirio, convulsione, ossessione, stupore e catalessi (Felibiano; Barger, 1931). Nella forma convulsiva, l’ergotismo sprigionava un invadente calore interno atrocemente urente accompagnato brividi di freddo glaciale; convulsioni, spasmi, allucinazioni, sudore, iperpiressia, delirio, letargia, eruzioni cutanee, e dissenteria si dipanavano nel decorso della malattia.14 Flessioni e distorsioni, dolorose e involontarie, di arti 12 “mai in essa il fuoco sacro ghermì alcuno, ma portati dalle Gallie sono soliti essere risanati” (trad. dell’autore). ��� ����� ������� ���� ������ ������� ����������� ���� ������� ���� ������� ������������� ������� ��������� ������������������������������������������������������������������������������������������������������ ���������������������������������������������������������������������������������������������������������� che presentavano caratteristiche comuni: rubor, tumor, dolor e talvolta pusulae e febris. Sulla questione di veda anche Ippocrate alla voce erisipela (Aphorism. Sectio VI, n. 25). 14 Si suppone che le improvvise accuse di stregoneria, cominciate a Salem nel 1692, fossero scatenate dalla suggestione determinata dagli effetti dell’ingestione di segale contaminata. Sulla questione si veda Caporael S., 1976. 223 Sabrina Veneziani. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. e dita accompagnavano lo stato stuporoso, ricorrendo cicliche nella giornata. (Fig. 3) La mortalità variava dal 10 al 20% (Tissot, 1840; Mervyn 2003). La totale mancanza di cognizioni mediche circa l’eziopatogenesi e l’eventuale terapia spinse la popolazione terrorizzata ad affidare la speranza di guarigione al fervore religioso, chiamando a patrocinio delle malattie del fuoco il santo vincitore delle forze diaboliche, il “custode dell’inferno”, colui che per tutta la vita aveva combattuto tentazioni e calore sahariano: Sant’Antonio Abate (250-356 d.C.).15 Nato a Come nel cuore dell’Egitto, infatti, Antonio aveva condotto per oltre ottant’anni vita di anacoreta nel deserto, divenendo bersaglio di molteplici tentazioni del maligno (Cattabiani, 1999, I: 105-110). Protettore di fornai, macellai, salumieri, allevatori, contadini, animali domestici e fabbricanti di spazzole, S. Antonio Abate si connota nella sua iconografia per il bastone a forma di Tau e la presenza del fuoco che, leggenda vuole, egli abbia rubato agli inferi per recarlo agli uomini.16 Le reliquie del santo erano giunte in Francia, secondo la tradizione, nell’anno 1070, recate da Costantinopoli dal nobile Iocellino dei conti Pittaviensi. Questi, incoraggiato da un sogno e dai voti paterni, era andato pellegrino a Bisanzio al fine di implorare per la Francia le spoglie di S. Antonio. Precedentemente le spoglie di S. Antonio erano state riesumate nel 529 e deposte nella chiesa di S. Giovanni Battista ad Alessandria. L’Egitto, in seguito, era caduto in mano Saracena e le sacre spoglie avevano ripreso il loro viaggio nel 704, approdando a Costantinopoli e rimanendo fino al 1070 (Ambrosi Lucenti, 1692: 131-138). Ottenuti i presunti sacri resti, Iocellino aveva destinato loro, nel Delfinato, un castello di sua proprietà quale dimora ultima, alla Motte Saint-Didier nella prioria di Vienne: l’attuale Bourg Saint-Antoine (Ambrosi Lucenti, 1692: 133).17 Dopo l’arrivo delle spoglie del Santo e a seguito dell’epidemia del 1089, il patrizio francese Gastone e suo figlio Guerin (Girindo), entrambi ristabiliti dopo aver invocato l’intercessione del santo, per voto di grazia ricevuta costituirono nel 1095 di una comunità18 laica di ospitalieri a Vienne, nel nome di Sant’Antonio, che si occupasse di curare e alleviare le sofferenze degli ardenti. A seguito istituzione dell’ordine degli Antoniani (o Antoniniani), chiese e hospitii dedicati al santo vennero edificati nei punti nevralgici delle principali vie dei pellegrinaggi verso Roma e verso Santiago de Compostela, Via Podensis, Via Lemovicensis e Via Turonensis in Francia e lungo il “camino frances” nel Nord della Spagna. Si trattava della più grossa rete sanitaria specialistica che sia mai stata organizzata in Europa (Benesch, ����������������������������������������������������������������������������������������������������� Marziale, San Marcello, S. Genoveffa e alla Madonna. La nascita dell’Ordine degli Antoniani sancì il ��������������������������������������������������������������������� 16 La festa di Sant’Antonio ricorre nel calendario popolare il 17 Gennaio, inizio del carnevale, e ne viene celebrata la vigilia con l’accensione di grandi falò. 17 Una tradizione diversa prevede che siano state le epidemie ricorrenti in Francia e Germania a dare impulso alla prima crociata popolare del 1095-96 e la costituzione dell’Ordine ospedaliero degli Antoniniani (o Antoniani) sia stata funzionale al recupero delle ossa di S. Antonio da Costantinopoli (Chaumartin, 1946). 18 Comunità non monastica che si atteneva alla Regola di San Benedetto. 224 Il Fuoco di S. Antonio 2000: 108–109, 117–200). Alla fine del Medioevo le quattro vie includeranno oltre 200 ricoveri per ardenti. Gli ospitalieri di S. Antonio indossavano un abito nero con croce azzurra ricamata in forma di Tau sul petto, si muovevano accompagnati da trilli di piccole campane che suonavano per richiamare l’attenzione e ottenere elemosine e vivevano esclusivamente di questua. Gli ospedali, ‘hôpitaux des dèmembrès’, avevano pareti rosse per permettere a pellegrini e analfabeti di riconoscere immediatamente la specialità delle cure (Farrer, 1978: 19–20). Gli Antoniani, a cui fu accordato dal Pontefice il privilegio di poter allevare maiali per uso proprio,19 si dedicavano alla terapia medica e, assistiti da barbieri e chirurghi, intervenivano chirurgicamente sui malati. Il pellegrino infermo che bisognava di ospedalizzazione veniva accolto e, per la sua restitutio ad integritatem, confessato; doveva obbedire alle regole monastiche e attenersi strettamente al regime dietetico (Probst , 1982: 260–274). Le lesioni venivano trattate il secondo giorno di degenza. Erano ispezionate, pulite e lavate con acqua e vino consacrati, in cui si diceva fossero state immerse le sacre reliquie (Falcoz, 1534: XXXV); veniva applicato il balsamo antoniano come terapia transdermica, e bendate. Al momento della dimissione, al paziente era fornita una bottiglia di vino antoniano, aceto aromatico probabilmente, da applicare localmente. Non è dato sapere quali ingredienti contenessero il balsamo e il vino; con ogni probabilità associavano gli effetti vasodilatatori del vino a quelli antisettici, deodoranti ed analgesici di altre sostanze ricorrenti negli antidotari medievali, come mandragora e oppio, allo scopo di sopportare il dolore e disinfettare le ulcerazioni o i moncherini (Bayer, Mischlewski, 1998; Schmitz. 1998: 412–416). Anche gli interventi chirurgici si praticavano numerosi: medicazioni locali delle piaghe, ablazioni dei tessuti infetti, resezioni delle gangrene e amputazioni in quantità erano attuate in principio dai monaci e, in seguito ai veti del 1215, da barbieri e chirurghi a contratto.20 Arti, mani e piedi, asportati venivano lasciati al santuario, quali prove a favore dell’intervento taumaturgico e macabri ex voto (Clark, 1984: 3-33). In alcuni autori, circola la notizia, quasi mai confortata da bibliografia primaria, che il grasso di maiale servisse da linimento per ungere le lesioni ergotiche. Olii e grassi erano ricorrenti nella terapia galenica per la preparazione di rimedi topici, soprattutto grasso di gallina o di capro, per la presunta proprietà essiccante; (Galeno (b) 5, II) tuttavia, mancano, memorie medievali dell’utilizzo medicamentoso specifico per i ‘mali del fuoco’. Di questa pratica terapeutica, però, si trova uno spunto confortante in un passo di Ildegarda di Bingen: Chi soffre di gotta paralizzante ponga lardo nel vino per un giorno e una notte, affinché divenga molle e si dissolva nel vino, mettendo fuori il suo succo. Poi schiacci un aglio e lo aggiunga al succo del lardo (…) 19 Tale singolare allevamento avveniva a spese della comunità: i suini avevano la libertà di circolare indisturbati per le strade, portando una campanella di riconoscimento (Di Nola, 1976: 217-231). 20 Nel 1215 un Concilio Laterano pronunciò l’interdetto formale contro i religiosi che praticavano la nefanda pratica di “versare sangue” (Serno, 2001; Bayer, Mischlewski 1998). 225 Sabrina Veneziani. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. e ne ricavi un unguento, e quando ha dolori per l’indicata malattia, si unga e starà meglio (Hildegarda Abbatissa). Inoltre, nel 1600, Tagault scrive: “comunemente si ricorre all’uso del burro o a qualsiasi altro grasso per curare le croste”, con esplicito riferimento alle ulcere e alle cancrene ergotiche (Tagaultus, 1610). Indipendentemente dalla straordinaria farmacopea galenica, dalle applicazioni mediche e dalle prassi chirurgiche, a rendere davvero efficace il ricovero era soprattutto il miglioramento dell’alimentazione. Con tutta probabilità, i monaci21 si limitavano a ripristinare con successo un regime alimentare privo di segale, che evitava l’inasprimento della malattia e lo stabilizzarsi delle condizioni sanitarie. Eliminata la fonte costante di contaminazione, la malattia scioglieva la sua morsa, pur lasciando sul corpo le testimonianze del suo passaggio. Dopo l’istituzione dell’Ordine degli Antoniani e grazie alla loro dedizione nelle cure del “morbo pestilenziale che si chiama ignis sacer e che molti chiamano arsura” (Meyer), il male prese il nome di “mal Monseigneur Saint Anthoine (Wickersheimer, 1956, II: 647) o “fuoco di S. Antonio”. Riconosciuta la Claviceps purpurea quale agente patogeno della segale nel XVII secolo e diminuito drasticamente il consumo di questa graminacea, le epidemie di ergotismo hanno avuto loro ultima drammatica recrudescenza nell’inverno del 1951 a Pont Saint–Esprit, (Gabbai, Lisbonne, Pourquier, 1951: 650-651) lasciando l’eredità onomastica di una malattia devastante ad un profilo patologico molto più contenuto: l’herpes zoster. 2. HERPES ZOSTER – IL FUOCO DI SANT’ANTONIO “Ci sono molti tipi di erisipela, tra questi uno è chiamato zoster, perché circonda gli uomini alla vita ed è fatale”, dice Plinio il Vecchio nella Naturalis Historia (XVI, 74). L’appellativo zoster, dal greco cintura, caratterizza il terzo degli herpesvirus: causa prima della varicella. Il subdolo agente patogeno, dopo aver determinato tale malattia, rimane silente o inattivo in alcune radici nervose; particolari condizioni di debilitazione o immuno-compromissione possono rendere inclini alcuni soggetti a sviluppare il “fuoco di S. Antonio”, riattivando il virus varicella-zoster. Si tratta di un disordine sistemico con predominanti manifestazioni neurologiche e dermatologiche; l’infezione si manifesta con una eruzione cutanea, di solito unilaterale, caratterizzata da lesioni vescicolari e rossore, accompagnata da intenso dolore nevralgico di tipo urente e sensazione di calore. Curato dai monaci antoniani alla stregua dell’ergotismo, per certe caratteristiche di somiglianza soprattutto nello stadio incipiente, anche l’herpes zoster è stato affidato alla disponibilità numinosa di S. Antonio Abate. ��� �������� ���� ���� ����������� ��� ���������� ����� �������� ��� ���� ����������� ������������ �������� facendone primo Abate il detto maestro dell’ospedale e della casa delle Limosine (Aimone): volle che i suoi frati salissero al grado chiericale, ordinandoli religiosi canonici della Chiesa Maggiore, che fosse la Metropoli di tutto l’ordine di chiamarsi de Canonici Regolari di S. Antonio di Vienna e diedegli per regola quella di S. Agostino in habito di tonaca, e cappa nera, contrassegnata del Tau di colore azzurro: Ordine Antoniano” (Ambrosi Lucenti, 1692: 128). 226 Il Fuoco di S. Antonio Il culto di Sant’Antonio, in Francia, si era sovrapposto al culto celtico autoctono del dio Lug, dio della morte e resurrezione che regnava sugli inferi, il cui animale consacrato era il cinghiale. Non deve sorprendere il trasferimento su un santo di attributi di una divinità pagana da parte della religiosità comune. Sarebbe molto strano che la Chiesa cercando di propagarsi in mezzo alla civiltà greco-romana, avesse preso ad usare, per parlare ai popoli, una lingua interamente nuova, e avesse sistematicamente rifiutato tutte le forme, che fino allora avevano servito a esprimere il sentimento religioso (Deleheyes, 1910: 216-217). I trapassi da una fede all’altra comportano necessariamente frammenti di usanze popolari precedenti, soprattutto nella conservazione di feste tradizionali e consuetudini cultuali. “Un elemento di capitale importanza nella ricerca delle origini lontane di un culto è la corrispondenza delle date. Le feste, cui accorre il popolo in gran folla hanno necessariamente luogo in giorni determinati, che rimangono ogni anno gli stessi” (ibidem: 258). Nel processo sincretistico di cristianizzazione, a S. Antonio furono assegnate le caratteristiche di dominatore del fuoco del dio Lug (Cattabiani, 1999, I: 108-109). Questo suo attributo viene tradizionalmente celebrato nel Meridione d’Italia con l’accensione di grandi falò, o focaracci, con funzione lustratoria e apotropaica nel giorno a lui dedicato, il 17 gennaio, “richiamando i riti del solstizio d’inverno, che vengono trasferiti in alcune regioni, nel periodo di Carnevale e che sono la duplicazione invernale dell’accensione dei fuochi di san Giovanni, propri del solstizio d’estate” (Di Nola 1976: 235; Rademacher, III: 227). La sosta divertita vicino ai grandi falò di Sant’Antonio talora costava un prezzo bruciante. Attardarsi intorno ai focaracci, in alcuni casi, poteva dare adito alla riattivazione del virus herpes zoster, causata dello shock termico a cui i devoti si esponevano nell’invernale giorno di festa; dunque al santo di Come l’onore e l’onere di intercedere per una malattia a lui attribuibile. In un’era in cui ci si abbandonava fiduciosi alle virtù taumaturgiche delle mani di re inglesi e francesi, consegnarsi ad una farmacopea ultraterrena, affidarsi al prodigioso intervento dei santi era dato costitutivo del tessuto fideistico corrente. Nel tempo in cui la fede si misurava con offerte ed espiazioni, la preghiera di intercessione ai santi era un’assicurazione sanitaria a prezzi popolari, una cassa malattie che non negava ricette a nessuno. Era l’età di mezzo, epoca di cattedrali, crociate e pestilenze, il periodo in cui le più ardite pratiche religiose trovavano la loro collocazione; in cui miraculum et mirabilia intridevano il quotidiano svolgersi dell’esistenza, integrati naturalmente nel sensum communis, senza costituire una categoria intellettuale distinguibile; in cui ogni sfaccettatura terrena era specchio e simbolo di una realtà superiore (Le Goff, 1993: 18). Referencias bibliográficas Patrologia Latina (PL) 227 Sabrina Veneziani. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. 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Düsseldorf: Artemis & Winkler. 1, Spighe di segale con sclerozi del fungo parassita Claviceps purpurea Tulasne. 231 CONSTRUCTING A CULTURALLY FIT AD: A REVIEW OF CROSS-CULTURAL RESEARCH ON ADVERTISING ������������������������� Adam Mickiewicz University, Polonia Resumen La premisa principal del trabajo es que los anuncios son una parte integral de la cultura, que ofrecen una visión excelente de los aspectos más ocultos de la misma, esto es, cuestiones de fondo, y creencias de diversos tipos. El estudio se centra en el debate entre la adaptación cultural y la estandarización de los anuncios y pone en cuestión las ideas de Levitt (1983) sobre la homogenización cultural de los públicos de todo el mundo y la recomendada estandarización de los elementos a los que los anuncios apelan. El artículo revisa un corpus seleccionado de investigación sobre anuncios centrándose en los valores culturales a los que estos apelan. En todos los estudios analizados se ha aplicado el modelo de cultura de Hofstede (2001) como marco teórico de referencia para el análisis al tiempo que el estudio del contenido se ha usado también como técnica de investigación. La investigación ha demostrado con claridad la existencia de diferencias culturales en la comunicación comercial que se estudian en la teoría de la comunicación intercultural. Estas pruebas apoyan la idea de que los anuncios si han de ser efectivos deben realizarse a medida de las cultural locales ineludiblemente. Palabras clave: anuncios a través de las culturas; objetivos de los anuncios; anuncios y cultura. Abstract The main premise underlying this paper is that advertising is an integral element of culture, giving an excellent insight into its most hidden elements, i.e. core values, beliefs and assumptions. The paper contributes to the debate addressing the question of cultural adaptation versus standardisation of adverts, challenging Levitt’s (1983) ideas concerning cultural homogenization of audiences worldwide and the recommended standardization of advertising appeals. It overviews a selected body of advertising research focusing on cultural values and appeals. In all the 233 ���������������������������Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. reviewed studies Hofstede’s (2001) model of culture has been applied as a theoretical framework for analysis, whereas content analysis has been used as a research technique. The critical review has clearly demonstrated the existence of cultural differences in commercial communication that could be accounted for by cross-cultural communication theory. This evidence supports the position that advertising should be tailored to local cultures in order to be effective. Key words: cross-cultural advertising; advertising appeals; culture and advertising. Artículo 1. INTRODUCTION Despite the fact that today’s world might be perceived as a global village, constructing an advertising message that persuades audiences across cultures appears a highly challenging task.Cross-cultural research on advertising, with its central question addressing cultural adaptation versus standardisation of adverts, has been to a large extent inspired by Levitt (1983). In his milestone article- “The globalisation of the markets”- Levitt (1983) stated that as a result of globalisation the world has become “homocultural” and, consequently, communication practices applied in advertising do not require adaptationto local markets. Levitt (1983) recommended standardisation of advertising, drawing on the idea that in the era of globalisation customers all over the world share common values and may be persuaded by the same appeals. Though initially entrancing, Levitt’s (1983) standpoint was soon challenged by empirical research which demonstrated substantial differences in the structure and content of advertising messages across cultures. However, the aim of such research was not only limited to finding similarities and differences in advertising, but also to identify whether such differences may be predicted on the basis of cross-cultural communication theory. In order to verify their hypothesis and account for the existing differences, most researchers referred to the classic and widely cited works of Hofstede(2001) and his model of culture. The popularity of Hofstede’s model in advertising research might be explained by the fact that numerical scores attributed to each of the countries can be used for statistical analyses. Additionally, the model has an exploratory power and it has been accepted both in the academic and business settings (c.f. De Mooij, 2010; De Mooij and Hofstede, 2010). Currently, the majority of cross-cultural advertising research supports the stance of adapting advertising messages to local cultures (c.f. De Mooij, 2010). Thispaper overviews a selection of subsequent cross-cultural advertising research studies where Hofstede’s (2001) model of culture has been used as a framework for analysis, aiming at identifying determinants of cultural fitness of advertising. 234 Constructing a Culturally Fit Ad... The first section of the paper briefly presents the main assumptions of Hofstede’s (2001) model of culture, followed by a discussion on the use of content analysis as the most frequently applied research technique to study cross-cultural advertising. Finally, a body of current cross-cultural advertising research focusing on cultural values and appeals is presented and critically discussed. 2. HOFSTEDE’S DIMENSIONS OF CULTURAL VARIABILITY AND THEIR IMPLICATIONS FOR COMMUNICATION Hofstede (2001) classifies cultures in accordance with five dimensions: power distance, individualism/collectivism, masculinity/femininity, uncertainty avoidance, and long-/short-term orientation. This dimensional model of culture has evolved from Hofstede’s perennial study conducted in 1970s which involved surveying a large number of people (116,000) from different countries about their values preferences and the use of the statistical technique of factor analysis. Even though the original study was conducted over forty years ago, its numerous replications have proved the validity of the data (De Mooij and Hofstede, 2010: 88). The study has significantly contributed to many fields of human communication, with a particular reference to cross-cultural, intercultural and international communication, and has been verified by a large body of research on cultural differences in values systems. 2.1 Power distance The concept of power distance is defined by Hofstede and Bond (1984: 419) as “the extent to which the less powerful members of institutions and organizations accept that power is distributed unequally”. A high Power Distance Index (PDI) reflects the acceptance of inequality over a range of fields of social relations and is the source of conflict between the powerful and the powerless. On the contrary, a low Power Distance Index relates to the balance between the powerful and the powerless. Cultures differ in their emphasis on low or high degrees of power distance, which is reflected not only in the hierarchical structures of organizations, but in communication between people of different statuses in a range of settings. In other words, in large power distance cultures one may observe a higher acceptance for social inequalities which are perceived as part of reality. Additionally, the place in the social hierarchy is firmly attributed to individuals and for this reason one’s status must be clearly communicated. Advertising draws on these social distinctions by appealing to social status needs through, for example, luxury goods (De Mooij, 1998; 2010). 2.2 Individualism and collectivism The second dimension proposed by Hofstede is individualism as opposed to collectivism. This dimension, most visible in intercultural contacts, is probably one of the most discussed, cited and researched concepts in the field of cross-cultural, 235 ���������������������������Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. intercultural and international communication. Hofstede defines the concept of individualism and collectivism in the following way: individualism pertains to societies in which the ties between individuals are loose: everyone is expected to look after himself or herself and his or her immediate family. Collectivism as its opposite pertains to societies in which people from birth onwards are integrated into strong, cohesive in-groups, which throughout people’s lifetime continue to protect them in exchange for unquestioning loyalty. (1991: 51) Cultural systems high on collectivism emphasise group harmony and develop communication rules which involve individuals’ adaptation to the group, so that the group speaks one voice (cf. Hofstede, 2001; Gudykunst and Ting-Toomey, 1996). People in collectivistic cultures construct their identity on the basis of their group belonging and they take the “we” orientation. In contrast, in cultures high on individualism (e.g. the U.S.A., Australia, the U.K.), individuals are “I’ centred and the main point of reference for one’s identity is in the person. One of the main goals of individuals is their well-being and self-actualisation, even at the cost of a group. In terms of communication patterns collectivistic cultures may be categorised as high-context (c.f. Hofstede, 2001; Hall, 1976). High- context communication, characterized as ambiguous and indirect, requires the listener to identify the speaker’s intentions. Additionally, in high-context communication interlocutors avoid losing face and expressing negative emotions or any form of criticism. In individualistic cultures people, on the other hand, prefer low-context communication which involves the speaker’s openness, directness, precision, and consistency with their feelings. These issues have been addressed in a large body of research. For example, Frymier, Klopf, and Ishi (1990) have ascertained that in individualistic cultures people are more affect oriented and more prone to talk than members of collectivistic cultures. Clarity plays a significant role in the effectiveness of communication for members of individualistic cultures as opposed to members of collectivistic cultures (Kim, 1994; Kim and Wilson, 1994). Additionally, members of collectivistic cultures, members of individualistic cultures perceive direct requests as an effective communication strategy (Kim and Wilson, 1994). This distinction is also manifested in marketing communication and affects construction of advertising messages. In individualistic cultures a hard-sell approach is more frequently taken and advertisements are expected to persuade the audience to buy a product. Contrarily, collectivistic cultures are more oriented towards relation-building and advertisements are expected to create trust (De Mooij, 2010: 89). 2.3 Masculinity-femininity 236 Constructing a Culturally Fit Ad... The dimension of masculinity and femininity is related to the way a particular society perceives the natural duality of male and female, focusing on the social roles attributed to each gender. As Hofstede defines it: Masculinity stands for a society in which social gender roles are clearly distinct: Men are supposed to be assertive, tough, and focused on material success; women are supposed to be more modest, tender, and concerned with the quality of life” (Hofstede, 2001: 297). This aspect of culture also involves perception of achievement and life success. In cultural systems high on the masculinity index (MI) gender roles are distinct and people, either men or women, strive for personal achievements, especially work-related recognition and success. Thus, the acceptance of work interference in private life is widespread. For this reason, in masculine societies the public exposure of success is expected which is demonstrated by consumption of luxury goods, prestige and status appeals in advertising (De Mooij, 2010). Alternatively, people in cultural systems low on masculinity perceive roles ascribed to genders as more flexible, and value quality of life and interdependence more than independence and personal ambition. 2.4 Uncertainty avoidance Following psychological research on tolerance of ambiguity (Adorno et al., 1950; Allport 1954/1979; Furnham and Ribchester, 1995), Hofstede (2001) proposes the dimension of uncertainty avoidance to discuss culturally dependent variances in tolerance/ intolerance of ambiguity at a national level. Hofstede defines the dimension of uncertainty avoidance as “The extent to which the members of a culture feel threatened by uncertain or unknown situations” (Hofstede, 2001: 161). In spite of superficial similarity, Hofstede (2001: 148) does not equate uncertainty avoidance with risk avoidance. In fact, individuals from cultures high on uncertainty avoidance often engage in situations which involve risk in order to reduce uncertainty. On the contrary, a low level of uncertainty avoidance is expressed in a greater acceptance of risk which refers to any domain of human activity, including communication. According to Gudykunst and Ting-Toomey (1996), in cultures with high Uncertainty Avoidance Index (UAI), individuals develop patterns of communication for almost any possible situation in order to avoid ambiguity. This particularly refers to communication with strangers, which appears highly ritualistic and/ or polite. The patterns of communication seem far more complex in high-context than in low-context cultures. However, the rules concerning a particular situation are not clearly specified and strangers may be simply ignored (Gudykunst and TingToomey, 1996: 43). As regards consumer behaviours, people representing high uncertainty avoidance cultures are less open to innovation and change than representatives of low uncertainty avoidance cultures (De Mooij, 2010). 237 ���������������������������Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. 2.5 Long-term orientation vs. short-term orientation The long-term orientation is the fifth dimension later introduced by Hofstede (1991) as a result of cooperation with Michael Bond. Despite different labeling, the dimension corresponds to Bond’s Confucian work dynamism. According to Hofstede: Long Term Orientation stands for the fostering of virtues oriented towards future rewards, in particular, perseverance and thrift. Its opposite pole, Short Term Orientation, stands for the fostering of virtues related to the past and present, in particular, respect for tradition, preservation of ‘face’ and fulfilling of social obligations. (2001: 359) In other words, long-term orientation involves investment in the future and is characterised by the following values: “perseverance, ordering relationships by status, thrift, having a sense of shame” (De Mooij, 2010: 90). Short-term orientation, on the other hand, focuses on “pursuit of happiness rather than on pursuit of peace of mind” and involves respect for tradition and focus on one’s firmness and stability. 3. CONTENT ANALYSIS IN ADVERTISING RESEARCH The majority of subsequent cross-cultural advertising research has shared one important element: methodology based on content analysis. Content analysis of advertising is a popular research technique applied in interdisciplinary crosscultural studies, valued over surveys of the audience who are usually incapable of identifying, or simply unconscious, of such underlying elements of culture as values, norms or beliefs (Frith and Wesson, 1991; Noth, 1990). Content analysis, also known as textual analysis, is a widely used technique to study all forms of recorded human communication, including books, webpages as well as all media content, particularly popular in social sciences (cf. Babbie, 1983). Holsti (1969: 14) extends the definition of content analysis to “any technique for making inferences by objectively and systematically identifying specified characteristics of messages”. This definition of content analysis does not limit the methodology to textual analysis, but makes it viable in any field of human communication. Except for being systematic, one of the key characteristics of content analysisis its replicability based on explicit rules of coding (cf. Krippendorff, 1984/2004). Early analyses of the media content arose from interest in the possible effects of mass communication and perception of media attractiveness on the audience. Hence, they focused mainly on social issues related to the media, such as the portrayal of violence, sex, or the role of the media as propaganda. The underlying assumption of the early research was based on the principle that the media content may be regarded as a valuable source of knowledge of culture and society (cf. McQuail, 2005). In fact, this assumption underlies most recent research. 4. CULTURE AND ADVERTISING 238 Constructing a Culturally Fit Ad... Advertising, as a form of social communication, is firmly set within its sociocultural context and, consequently, undergoes various cultural influences (e.g. Mueller, 1987; Rice and Lu, 1988; Tansey et. al, 1990; Frith and Wesson, 1991; Vestergaard and Schrøder, 1985; Hermerén, 1999). McCracken (1986) argues that advertising messages act as a tool for cultural transfer which is based on two elements: the product and the culture-determined setting. The advertised product possesses certain enduring qualities which, according to McCracken (1986), do not undergo manipulation. On the contrary, the reality presented in advertising messages plays a highly persuasive role and may be freely manipulated to present the required contents. In order to specify the factors concerning the relationships between culture and advertising, researchers often refer to the concept of value as one of the main cultural determinants. Pollay (1987), however, labels advertising a “distorted mirror” of culture and society as it reflects only certain values and lifestyles. He also argues that values exploited in advertising messages are further reflected and reinforced in the cultural system: “Cultural evolution can be expected toward the values in commercial communication” (Pollay, 1987: 108). In other words, the underlying values may determine the interpretation of meanings conveyed by advertising messages (Hornik, 1980; Onkvisit and Shaw, 1983; Cundiff and Hilger, 1984; McCracken, 1986). At the same time, advertising replicates and strengthens the existing value systems, social norms and stereotypes of its addressees’ (Holbrook, 1987; Vestergaard and Schrøder, 1985). Two recognized semioticians, Fiske and Hartley (1978, 1980), stated that advertising does not mirror socio-cultural reality but symbolically reflects the values of the audience. Vestergaard and Schrøder (1985) further argue that advertisements depict an idealised world, showing young, beautiful and happy people that reflects the addressees’ goals and desires, and simultaneously portrays the advertised product as a pass to this ideal reality. As persuasiveness is the basic function of advertising and effectiveness is its tangible goal, an advertising message must be adapted to its audience and reflect their social values and norms. Therefore, advertisements are in fact a mine of information on the social and cultural system of their audience. One of the methods of analysis of the implicit value systems underlying advertising messages, common in cross-cultural research, is the study of advertising appeals. Such research proceeds from the assumption that advertising appeals are not synonymous with values but they rather act as means of value expression (cf. Albers-Miller and Gelb, 1996). Accordingly, a selected body of research on cultural values and appeals in advertising across culture will be critically reviewed in the next section. 5. AN OVERVIEW OF CROSS-CULTURAL ADVERTISING RESEARCH: ADEVERTISING APPEALS AND VALUES The extent to which advertising appeals reflect cultural values has been the aim of several cross-cultural studies (e.g. Cheng and Schweitzer, 1996; Martenson, 1987; Mueller, 1987; Weinberger and Spotts, 1989; Albers-Miller and Gelb, 1996). The researchers conducting such studies identified advertising appeals in particular advertisements using unified schemes. For example, Pollay’s (1983) categoriza239 ���������������������������Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. tion of 42 advertising appeals classified them into adequate cultural forms and applied statistical methods to count the correlation between the application of the relevant appeal and one of Hofstede’s (1980) cultural dimensions. The results of the aforementioned studies have confirmed the hypothesized relationship between the presence of certain advertising appeals in advertising messages and the cultural values attributed to the particular countries by Hofstede (2001). For example, Albers-Miller and Gelb (1996) attempted to measure the extent to which cultural dimensions are reflected in advertising appeals (and values) in current advertising which appeared in business publications in eleven countries. The researchers used the list of 42 advertising appeals proposed by Pollay (1983). However, 12 out of 42 appeals were excluded from the study, since the coders found no relation between them and the dimensions. Afterwards, the relations between the remaining 30 appeals and Hofstede’s cultural dimensions were hypothesised. The study encompassed only four dimensions, as the fifth dimension of the long- versusshort-term orientation was not included in the study. A sample consisting of 200 advertisements in four product categories, i.e. office equipment, financial services, clothing and accessories, and travel services, selected from the leading business publications of Chile, Brazil, Taiwan, Japan, India, Israel, Mexico, the United States, France, Finland and South Africa, was coded using 30 appeals identified as being culture related. The results of the study confirmed 10 of the 30 hypothesised relationships. Initially, before removing the outliers, 5 of 8 hypothesised appeals were found to be significantly correlated for power distance. However, after removing the outliers, one more appeal was found to be statistically significant, totalling 6 appeals. As regards uncertainty avoidance, 3 of 8 hypothesised appeals were found to be significantly correlated, with 2 more being statistically significant after the removal of the outliers. For the masculinity/femininity dimension, 2 of 6 hypothetically related appeals were found to be significantly correlated, with further two appeals being added after the removal of unexpected observations. Finally, for the individualism/collectivism dimension, originally none of the hypothesised appeals was found to be significantly correlated, however, after the removal of the outliers 3 appeals were found to be significantly correlated with this dimension. As a result, 18 of the 30 hypothesised relationships found confirmation. Concluding, Albers-Miller and Gelb (1996) stated that advertising appeals may be related in a non-random way, i.e. that advertising values may vary to some extent in relation to Hofstede’s (1991) cultural dimensions. Although the hypotheses put forward by Albers-Miller and Gelb (1996) found only partial confirmation, the results of the study indicate that cultural dimensions have a predictive potential, on the basis of which a framework for hypothesis formulation concerning the use of advertising appeals could be developed. The researchers, bearing in mind the limitations of their study, suggested the use of other models of culture to verify their research hypotheses. Albers-Miller and Gelb’s (1996) study instigated a debate on the possible relationships between advertising appeals and cultural dimensions and inspired other studies. For example, De Mooij (1998) suggested some further alterations to the hypothesised relations and signalled the need to refer to other than Hofstede’s models of culture. 240 Constructing a Culturally Fit Ad... Despite numerous recommendations for the use of other models of culture as a framework for analysis, Hofstede’s (1991) model still overwhelmingly predominates in cross-cultural research and his cultural dimensions are often addressed in a range of studies in various countries. For instance, Hofstede’s (1991) dimension of individualism as well as Hall’s high-context/ low-context concept were used in the study conducted by Al-Olayan and Karande (2000). The researchers analysed 1604 advertisements from the U.S. and Arab world magazines for a number of concepts, including information content, application of price appeals and depiction of men and women. The results of their study revealed substantial differences in the portrayal of men and women across the studied cultures. In advertisements from the Arab world women were presented in accordance with adequate religious recommendation, for instance, wearing traditional garments and performing traditional roles, which sharply contrasted with the image of women in American advertisements. Moreover, Al-Olayan and Karande (2000) revealed that significantly more U.S. adverts use comparison as an advertising technique. In adverts from the Arab world pointedly direct comparisons to competitors’ products are avoided. Moreover, U.S. commercials were characterised by frequent use of information cues, especially price information cues. However, Al-Olayan and Karande (2000) failed to link the results of their analysis with cultural factors and provide the resulting conclusions. The only observation they made concerned the negative relationship between the price/promotion information and high-context of the Arab culture. A more comprehensive framework for analysis of the influence of culture on television commercials that addresses Hofstede’s (1991) dimension of individualism/ collectivism, time orientation, relation with nature and contextuality, was provided by Cho et al. (1999), who analysed television commercials from the U.S.A. and Korea. The researchers studied both the general theme of the commercials and their execution (i.e. content of the commercial). The results of their study revealed that as regards thematic content, individualism indeed prevailed in the U.S. commercials. They failed, however, to support the hypothesis that Korean commercials would contain more past-oriented themes than U.S. commercials. Contrary to the hypothesized expectations, a preference for associating products with “youth” dominated in Korean rather than U.S. commercials. On the other hand, in U.S. commercials a frequent portrayal of short-term enjoyment and pleasure was observed. However, Cho et al. (1999) confirmed the hypothesized more frequent use of “oneness with nature” themes in Korean commercials, and “manipulation with nature” in their U.S. counterparts. Moreover, the results of the study also demonstrated that Korean commercials could be qualified as high-context, whereas American ones may be seen as low-context. Another cross-cultural study of commercials from Korea and the U.S., as well as Germany and Thailand, was conducted by Alden, Hoyer and Lee (1993) who aimed at analysing differences in the use of humour in commercials classified as humorous. The researchers concluded that cognitive structures identified in humorous advertisements in the examined cultures seemed universal, though the specific content of advertisements differed and correlated with the principal cultural dimensions, such 241 ���������������������������Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. as, for example, individualism and collectivism, which again confirmed the viability of Hofstede’s (2001) model of culture. Hofstede’s (1980) model of culture was also referred to in Belk and Bryce’s (1986) study. The researchers compared television commercials from Japan and the United States in order to determine the influence of cultural values. The results of the study showed that in the U. S. advertisements individual determinism and materialism were central. Advertisements from Japan and the United States were also analysed by Mueller (1987) who focused on the themes in advertising messages. Though the researcher found no significant differences in basic advertising appeals in either country, the frequency of the application of a particular appeal differed. Thus, the author concluded that cultural differences are manifested in the degree of the same appeals while appeals such as product merit and status are universal. Hong et al. (1987) compared Japanese and the U.S. advertisements to find out whether their content and advertising expressions differ in the two cultures. The analysis focused on emotional appeals, informativeness and comparativeness of advertising. The results showed that compared to Japanese advertisements, the U.S. advertisements were less emotional and more comparative. The study did not reveal any significant results as regards information content. In order to determine the influence of cultural values on the content of advertisements, Tansey, Hyman and Zinkhan (1990) examined the use of work, urban and leisure themes in Brazilian and the U.S. advertisements targeted at businessmen. Their study revealed significant differences in the themes which were present. This led the authors to the conclusion supporting the diversification of advertising messages across cultures. The manifestation of cultural values in advertising was also tackled by Frith and Wesson(1991). The results of their study of American and British magazine advertisements revealed that in the U. S. advertisements characters were compared in more “individualistic” stances than in British advertisements. These findings also advocate cultural adaptation of advertising messages and reject the application of uniform advertisements. A similar study analysing cultural values in Chinese and American television advertising was conducted by Lin (2001). The results of Lin’s (2001) study revealed a correlation between cultural values and advertising appeals. Thus, in accordance with the hypothesis, in American commercials hard-sell appeal was used more often than in Chinese commercials. A similar relationship was confirmed for the use of individualism/independence appeals. The analysis also demonstrated that commercials mirror cultural differences concerning the concept of time and relationships between people and nature. 6. CONCLUSION The discussed empirical research on cross-cultural advertising clearly demonstrates the existence of cultural differences in commercial communication, as exempli242 Constructing a Culturally Fit Ad... fied by advertising, that could be accounted for by cross-cultural communication theory. This evidence supports the position that advertising should be tailored to local cultures, and contradicts Levitt’s argument for the creation of universal, globally fit messages. Methodologically the majority of current cross-cultural research has been conducted under the umbrella of content analysis that ensures systematic and replicable results. In the reviewed studies the analysis focused on advertising appeals which perceived manifestation of cultural values, information content, portrayal of gender roles and advertising style, as the main cultural determinants. Though Hofstede’s (1991) model did not give support to all the hypotheses put forward by the researchers, it still proved to be a viable framework for cross-cultural research. However, the participation of national cultures in the studies has not been evenly distributed. An overwhelming majority of the comparative analyses focused on examining culturally distant countries, usually a western country (the U.S.A.) and an eastern country (Japan, China, or Korea). It might be concluded that constructing a culturally fit advertising message requires an in-depth knowledge and understanding alocal culture and its communication patterns, as well as applying culture-specific advertising conventions and schemata. Thus, limiting cultural adaptation to translation of the body copy of an ad seems insufficient, since as Anholt (2000: 5) observes: “Advertising is not made of words, but made of culture”. Works Cited ADORNO, T.W., FRENKEL-RUNSWIK, E., LEVINSON, D.J. and Sanford, R. N. (1950).The authoritarian personality. New York: Harper and Row. ALBERS-MILLER, N.D. and. Gelb, B.D. (1996). “Business advertising appeals as a mirror of cultural values: A study of eleven countries”. Journal of Advertising4, 57-70. ALDEN, D.L., HOYER, W.D. and LEE, C.(1993). “Identifying global and culture specific dimensions of humour in advertising: A multidimensional analysis”. Journal of Marketing 57, 54-75. ALLPORT, G.W. (1954/1979). The nature of prejudice. Reading, MA: AddisonWesley. AL-OLAYAN, F.S. and KARANDE, K.(2000). 2000). “A content analysis of magazine advertisements from the United States and the Arab world”.Journal of Advertising 29 (3), 69-83. BABBIE, E. (1983). The Practice of Social Research. Belmont, CA: Wadsworth Publishing Company. BELK, R.W. and BRYCE, W. (1986).“Materialism 1986).“Materialism and individual determinism in U.S. and Japanese television advertising”.InAdvances in consumer research, LUTZ, R.J. 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El IV Congreso de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular (SELICUP) bajo el título Pasado, Presente y Futuro de la Cultura Popular: Espacios y Contextos, celebrado el pasado Octubre de 2010 en la Universitat de les Illes Balears, Palma de Mallorca, pasa por ser una de las reuniones científicas más prósperas de los estudios culturales en España en los últimos años, lo que a su vez se refleja en estas Actas. El volumen acoge estudios que abarcan antropología literaria, estudios culturales, sociología literaria, entre otras disciplinas, evaluados desde enfoque interdisciplinar que se aproxima a diversos fenómenos y materiales culturales. Las conferencias plenarias reflejan el espíritu de este trabajo colectivo tan diverso. Josephine Dolan se adentra en el ámbito de la discursividad en el cuerpo, Margalida Pons ilustra a la comunidad científica internacional en torno a los procesos de colectivización en la producción literaria catalana actual, y Paul Julian Smith �������� ����������� ����������� ����� ��������������� ���������� ��� �������� en torno a la cultura televisiva en España y Eslovaquia, construyendo un espacio común que enmarca perfectamente la cultura televisiva de los países de la vieja y la nueva Europa. A su vez, las ponencias del congreso están divididas en diversos espacios o bloques como la cultura popular y la enseñanza, cultura popular y globalización, marcos teóricos para el estudio de la cultura popular, minorías y multiculturalismos, lengua y cultura popular e incluso un espacio dedicado al turismo y la cultura. Con estos apartados los editores tratan de conglomerar acertadamente las contribuciones que abarcan desde una revisión en profundidad de diversos parámetros en torno a la cultura popular, hasta poner de manifiesto las propuestas más actuales en el ámbito de los estudios culturales en el recién inaugurado siglo XXI. 249 Patricia Bastida Rodríguez et al. Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. En un primer bloque de propuestas, el ámbito educativo, tanto en el sistema universitario europeo como en el ámbito de la educación secundaria, es analizado como transmisor y guardián de la cultura, prestando especial atención a toda aquella fenomenología vinculada a la cultura popular como las canciones o los cuentos tradicionales. En este sentido, destacan las contribuciones de Kimberly BrooksLewis (Fatih University), quien a través de “The Significance of Culture in Foreign Language Teaching and Learning...” extrapola los parámetros más interesantes de la transversalidad educativa, o “La canción infantil tradicional…” de Stella M. Watson (Ministerio de Educación de la República Argentina), quien apuesta por teorizar en torno a diversos ejes interdisciplinares que permitan crear un vínculo entre las canciones infantiles tradicionales y la docencia. Aportaciones mucho más específicas, pero no por ello menos interesantes en este bloque, son aquellas que profundizan en aspectos locales o formales en torno a la representatividad del cuento o canción tradicional en comunidades culturales concretas, como “La cenicienta que no quería comer perdices, ¿algo está cambiando culturalmente? La importancia de los cuentos clásicos en la educación”, o “La cançó valenciana en ��������������������� El apartado siguiente es el conformado por las contribuciones que giran en torno a la cultura popular en la era de la globalización. A pesar de ser quizá una de las secciones más amplias y generales del volumen, es a su vez una de las más interesantes. En esencia, las contribuciones de este apartado reflejan de algún modo las transformaciones a las que se ha expuesto la cultura popular en diversos ámbitos y latitudes a lo largo del siglo XX y XXI, en especial, atendiendo a aquellos cambios a los que la cultura popular se ha visto sometida en la era de la globalización. Una sección por otra parte necesaria en el ámbito de los estudios culturales pues refleja fehacientemente el estudio y el estado de la cultura popular en los últimos veinte años. Quizá una de las contribuciones más interesantes de esta sección pasa por el análisis del espacio virtual o audiovisual en el ámbito de los videojuegos bajo el título “Videogames Squared...”, dirigida por Pablo Cancelo López y profesorado afín a esta institución (Universidade da Coruña), quienes ponen de relieve un mercado tremendamente interesante como el audiovisual o el virtual, en el que los estudios culturales y las humanidades se acercan a la demanda social en torno a casos paradigmáticos, como el uso y comercialización de videojuegos. Otras intervenciones dialogan un espacio común entre las diversas identidades que, en realidad, conforman la comunidad norteamericana, y la americanización cultural que sufren otras regiones. Así se manifiesta en los trabajos de María Isabel Menéndez Menéndez (Universidad de Burgos) – “(Re)elaboración del drama televisivo norteamericano desde la identidad local: El caso de Mujeres” -, o Gulbun Onur, e Ibrahim Coban (Selçuk Üniversitesi) - Modernization or Americanization of Local Cultures: A Turkish Example. Asimismo, contribuciones como “The Twilight Saga: Franquicias cinematográficas, consumo participativo e identidades culturales”, de Meritxell Esquirol (Universitat Oberta de Catalunya), o “La (re)construcción de Transilvania en las 250 Pasado, presente y futuro de la cultura popular: espacios y contextos ���������� ��� ���������� ��� ������ ������ �������������� ��� ����������� �������� �� poner de manifiesto el interés por la antropología cultural en esta clase de estudios aportando una transversalidad que va más allá del relato y que se adentra en la realidad audiovisual, la discursividad, o incluso en el ámbito de la producción cultural y consumo de masas. A continuación el volumen recoge diversos marcos teóricos para el estudio de la cultura popular entre los que, a nuestro parecer, destaca el trabajo realizado ���� ���������� ������� ��������������� ���� ���������� � �������� ����������� ������������� ���������� ������� ������� ���� ������� � ������ ��� ������ ��� ��� �������� popular en la Inglaterra del siglo XVIII, lo que supone un verdadero deleite para el lector no versado en la cultura popular de este período. Lewandowski propone una lectura en torno a la denominada “Question of the Masses”, siempre polémica en el ámbito de los estudios culturales, lectura imprescindible en este volumen. La sección Minorías y multiculturalismos extiende el debate de la cultura popular en la era de la globalización hacia el marco del contacto e influencia entre comunidades culturales, etnias, grupos o estratos culturales muy diversos. Le sigue la sección Lengua y cultura popular que se adentra en las posibilidades del lenguaje y cómo este afecta a nuestra percepción de la cultura. Destacan por su brillantez y originalidad los trabajos de “Semántica conceptual multilenguaje”, dirigida por el grupo e-Lexis Ziento Volando de la Universidad de Zaragoza, y en especial el trabajo “Styling Popular Fiction…”, en el que Marija Zlatnar Moe (Univerza v Ljubljani) hace una incursión tremendamente original en torno a los cambios estilísticos y la traducciones eslovenas de ficción popular y prosa literaria. Cierra el volumen una tímida sección en torno al turismo y la cultura popular, pero de gran interés. El papel del turismo en el ámbito de la cultura popular como valor en alza para la recuperación del patrimonio artístico y cultural pone de manifiesto el interés de los países occidentales hacia lo que se denomina industria cultural. Destaca el artículo “Hungría en la narrativa de viajes contemporánea de lengua española” de Agnes Pal (Budapesti Gazdasági Föiskola). En definitiva, el valor de las Actas del IV Congreso “Pasado, Presente y Futuro de la Cultura Popular: Espacios y Contextos” supera con creces el habitualmente otorgado a esta clase de publicaciones. Constituye un estudio coherente que, como bien indican los editores, desde una óptica compleja, representa un gran paso en unos estudios que todavía podrían considerarse emergentes en el panorama académico español. En otras palabras, un éxito indiscutible para los estudios culturales en España que debemos agradecer a los editores de este volumen. Rubén Jarazo Álvarez Universidade da Coruña 251 NOTAS INFORMATIVAS NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ORIGINALES Los artículos y colaboraciones que sean enviados a la revista GAROZA (Manuel Cousillas Rodríguez (SELICUP) Fac. Filología. Campus da Zapateira s/n. 15071 A Coruña) se atendrán a las siguientes normas: 1.- Se presentarán por duplicado, impresos en papel, y en soporte informático, programa Word. El soporte informático irá debidamente etiquetado con el nombre del autor, el título del artículo y el tipo de procesador de textos utilizado. 2.- La extensión máxima de los artículos será de 18 páginas en formato D.I.N. A4, con 28 líneas y 65 espacios de media, letra tipo Times New Roman 12p. El texto irá a doble espacio y sin utilizar guiones a final de línea. Las reseñas tendrán una extensión máxima de 3 páginas en el mismo formato que el descrito para los artículos. 3.- La primera página de cada trabajo se iniciará con: - El título del artículo irá en mayúsculas y negrita, centrado en la página. - Nombre, en minúsculas, y apellidos, en mayúsculas, del autor. Todo centrado en la página. - Institución en que trabaja el autor en minúsculas, centrada en la página. - Se dejarán tres líneas en blanco antes de iniciar el artículo. 4.- A continuación se añadirá un resumen/abstract de 100-150 palabras redactado en español e inglés y seguido de un máximo de 10 palabras clave en español e inglés. 5.- A continuación se comenzará el artículo. Cada uno de los párrafos deberá ir precedido de un sangrado al igual que los epígrafes principales y secundarios. 6.- La numeración de los epígrafes (apartados y subapartados), tras el sangrado pertinente, se organizará de la siguiente manera: - El principal en negrita y mayúsculas. Ejemplo 1. AUTOBIOGRAFÍA - El siguiente en negrita y minúsculas. Ejemplo 1.1. En Español - El siguiente en cursiva y minúsculas. Ejemplo : 1.1.1. Poesía - El siguiente en redonda. Ejemplo 1.1.1.1. Poesía Lírica - Entre epígrafe y epígrafe se dejará una línea en blanco. 7.- Las notas a pie de página se destinarán para comentario o excurso: - Los números de las notas que vayan en el interior del texto se indicarán con números volados y sin paréntesis. - Las que vayan a pie de página irán a un espacio y letra Times New Roman 10pt. 255 Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. 8.- Las citas largas en el interior del artículo se marcarán con un doble sangrado, sin comillas, al principio y al final, a un espacio, letra tipo Times New Roman 11p. Se dejará, al principio y al final de la cita una línea en blanco. Las citas cortas en el interior del texto irán entre comillas. La omisión de texto de una cita se indicará mediante tres puntos suspensivos entre corchetes [...]. 9.- Para la cita de versos se transcribirán seguidamente en línea aparte a un espacio y en una sola columna. 10.- Se pondrá el signo de puntuación (punto, coma, etc.) después de las comillas o de las llamadas de nota. Ejemplos: “teatro”; “teatro”1. 11.- Para resaltar una palabra o frase dentro del texto se utilizará cursiva, nunca comillas o subrayado. 12.- Para las ilustraciones gráficas se enviará una fotografía de un tamaño no inferior a 18 x 24 cms., o el negativo. Se indicará en mayúsculas, en cualquier caso, el nombre del autor y detrás de qué palabra o frase deben ser insertadas. 13.-El sistema de citas bibliográficas en el interior del texto o en las notas tendrá el siguiente orden: - Apellidos del autor, año, orden de letra dentro del año (si fuera necesario), dos puntos, página o páginas de referencia. Ejemplo: Celma (1989: 52); Celma (1989a: 27-31). - Si la referencia es múltiple, las páginas se separarán por comas. Ejemplo: Celma (1989: 31-33, 37-41). - Si se citan varios autores u obras, se separarán por punto y coma. Ejemplo: (Celma 1989: 23-25; Greimas, 1988: 42-43). - Si el autor citado se incluye entre paréntesis, se pondrá coma detrás del apellido. Ejemplo (Celma, 1989). - Si la obra citada consta de varios volúmenes y sólo hacemos referencia a uno, se indicará a continuación del año de publicación. Ejemplo: (Murguía, 1982, I: 236) 14.- Al final del artículo, en mayúsculas y negrita, se incluirán las REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS de la siguiente forma: - Libros: NABOKOV, V. (1997). Curso de Literatura Europea. Barcelona: Ediciones B, S.A. - Si la obra consta de varios volúmenes se indicará al final el volumen al que nos referimos. Ejemplo: BOUZA ÁLVAREZ, J. L. (1982). Etnografía y folklore de Galicia. Vigo: Edicións Xerais de Galicia, vol. II. - Volúmenes colectivos: RÍOS CARRATALÁ, Juan A. (1999) “El teatro histórico escrito por mujeres (1975-1998)”. En Teatro histórico (1975-1998). Textos y representaciones, Romera Castillo, J. y Gutiérrez Carbajo, F. (Eds.), 191-203. Madrid: Visor Libros. 256 Notas informativas - Artículos: CORTÉS, E. (1997). “Zenobia Camprubí en su Diario de Estados Unidos”. Signa 6, 119-137. Se tendrá en cuenta lo siguiente: - Si hubiese más de una publicación de un mismo autor en el mismo año, distinga con letras siguiendo el orden alfabético. Ejemplo: (1988a) (1988b), etc. - Las obras de un mismo autor seguirán orden cronológico. - En caso de cita de varias obras del mismo autor, se pondrán los apellidos y el nombre sólo en la primera referencia y, en las demás, una línea de cuatro espacios. Ejemplo: ROMERA, J. (1990). ---- (1991). ---- (1992). 15.- Las propuestas serán sometidas a revisión anónima por pares. Para que el artículo sea aceptado para su publicación, deberá existir unanimidad por parte de los dos revisores externos, que deberán emitir un informe positivo para su publicación. En caso contrario, el artículo será rechazado. 257 Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. JUNTA DIRECTIVA DE SELICUP PRESIDENTE y TESORERO: Manuel Cousillas Rodríguez. VICEPRESIDENTE 1º: José Manuel Estévez-Saá. VICEPRESIDENTE 2º Y SECRETARIO GENERAL: Pablo Cancelo López. VICEPRESIDENTE 3º Francisco Linares Valcárcel. VICESECRETARIO GENERAL y SECRETARIO GENERAL DE ORGANIZACIÓN: Rubén Jarazo Álvarez. VOCAL 1º: Emilia Cortés Ibáñez. VOCAL 2º: José Miguel Alonso Giráldez. VOCAL 3ª: Mª José Martínez López. VOCALES: Juan Carlos Tejero Benito, Mª Jesús Cabarcos Traseira, Isabel Gutiérrez Román, Luis González García, José Roso Díaz y Eduardo Barros Grela. SECRETARIOS DE ORGANIZACIÓN AUTONÓMICOS: Belén Ramos Ortega (Andalucía) Mª Jesús Lacarra Ducay (Aragón) Alejandra Moreno Álvarez (Asturias) José Antonio Refoyo Fernández (Cantabria) Mª del Mar Ramón Torrijos (Castilla La Mancha) Antonio García Montes (Castilla-León) José Luis Castro González (Cataluña) Víctor Manuel Peláez Pérez (Comunidad Valenciana) Teresa Fraile Prieto (Extremadura) Marco Vélez Barreiro (Galicia) José Igor Prieto Arranz (Islas Baleares) Belén González Morales (Islas Canarias) Elena Domínguez Romero (Madrid) Eduardo Encabo Fernández (Murcia) COMITÉ DE HONOR: Fernando Alonso Romero, Jesús Cañas Murillo, Antonio Raúl de Toro Santos, Francisco García Tortosa, José Manuel González Calvo, Rosa Navarro Durán, Ramón Sainero Sánchez. 258 Notas informativas CONDICIONES Y FORMAS DE PAGO A SELICUP La pertenencia a la Sociedad Española de Cultura Popular supone una cuota anual de 30 € para los socios. Dicha cuota da derecho a: - 1 ejemplar de la revista GAROZA. - Publicación de comunicaciones (previa aprobación por parte del Comité Científico y consejo editorial) en los Congresos que se celebren. - 1 ejemplar de las Actas de los Congresos celebrados. La forma de pago será: Por transferencia bancaria a la c/c 2080-0706-13-3040001382 de Caixa Galicia. Se enviará una fotocopia del resguardo de transferencia a la sede de SELICUP (SELICUP. Manuel Cousillas Rodríguez. Facultad de Filología. Universidad de A Coruña. Campus da Zapateira s/n. 15071-A Coruña) Fax: 981.167151 Por domiciliación Bancaria. Fotocopie y rellene el impreso siguiente remitiendo el formulario, junto con una fotocopia de su D.N.I., a SELICUP. Manuel Cousillas Rodríguez. Facultad de Filología. Universidad de A Coruña. Campus da Zapateira s/n. 15071-A Coruña y entregando otra copia en su banco o Caja) Apellidos ___________________________________ Nombre __________________________ DNI ________________ Domicilio Particular _________________________________________ Localidad _________________Provincia ______________ C.P.: ____________ Tf: ________________________ e-mail: ______________________ AUTORIZO a que el importe de las cuotas que me corresponda pagar como socio de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular se haga efectivo en: Entidad bancaria: __________________________________________ Sucursal: __________ Dirección: _______________________ Ciudad: _______________ Cuenta número (20 dígitos): ___________________________________ Fecha y firma 259 Garoza 12 (2012). ISSN: 1577-8932. REVISTA OCEÁNIDE PUBLICACIÓN DIGITAL DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ESTUDIOS LITERARIOS DE CULTURA POPULAR SELICUP ISSN: 1989-6328 Clasificación UNESCO: 620200, Filología Periodicidad: Anual Año de comienzo: 2009Dirección web: http://oceanide.netne.net Oceánide, revista que rescata de la noche de los tiempos la interacción cultural, económica, histórica, política entre las comunidades que conforman el conglomerado europeo, pretende convertirse en un foro de discusión para aquellos especialistas que, con afán comparatista, desean vertebrar una parcela de estudio que hasta el momento ha quedado a manos de revistas de literatura comparada o de los estudios de recepción. Oceánide constituye en la actualidad un foro de debate para los académicos especialistas en el ámbito de las relaciones literarias y culturales entre los distintos pueblos y comunidades que conforman el histórico continente europeo. La revista, de periodicidad anual, proporciona acceso a los contenidos íntegros de la revista así como toda la información detallada para el envío de originales y consulta del histórico, al igual que permite a los académicos interaccionar entre sí en el ámbito de los estudios de cultura popular, en especial en su interacción en el marco geográfico europeo. La esencia electrónica, por tanto, de esta publicación se basa en este principio de interacción crítica entre estudiosos en la materia, permitiendo el debate académico y el transvase de resultados, casi instantáneos, en el ámbito de la investigación casi instantáneo. Con ello, esperamos que este sitio web permita promover los estudios de cultura popular en un siglo en el que las tecnologías no deben obviar el pasado de las comunidades que lo conforman. NUEVA CONVOCATORIA Recientemente, la revista Oceánide ha cumplido tres años, y desde el equipo editorial animamos a los socios de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular SELICUP a participar en el cuatro volumen que verá la luz en el año 2012. El plazo para el envío de las contribuciones es el 5 de diciembre de 2012. Aquellas propuestas que no cumplan con los criterios para el envío de los originales, no serán tenidas en cuenta para su aceptación. Criterios para el envío de originales: http://oceanide.netne.net/criteriosenvio.php Plazo para su recepción: 5 de noviembre de 2012. 260 Notas informativas Los artículos y colaboraciones serán enviados a la revista Oceánide. Dr. Rubén Jarazo Álvarez Instituto Universitario de Estudios Irlandeses Amergin Edificio de Investigación s.n. Campus de Elviña s.n. 15071 A Coruña o bien a: [email protected] INDIZACIÓN E IMPACTO DE LA PUBLICACIÓN - Revista Tipo A (ANEP) / Tipo B (CIRC) - Base de datos online EBSCO - Base de datos Sumarios ISOC - CSIC - Carhus+ 2010 - Catálogo LATINDEX (35 criterios cumplidos) - Dayang Journal System - DIALNET Portal de la Universidad de Zaragoza - DICE - DOAJ, Directory of Open Access Journals - Dulcinea Base de datos para protección del copyright - El Buscón de la Biblioteca Nacional de España - e-revistas Plataforma Open Access de la IEDCYT-CSIC - Georgetown University Library - HISPANA Directorio de recursos digitales del Ministerio de Cultura - HKU Electronic Resources Libraries (University of Hong Kong) - MIAR - MLA Periodicals y MLA Internacional Bibliography - OEI Observatorio Español de Internet de la Org. de Estados Iberoamericanos - Proquest - Ulrich’s Periodicals Directory - Universia 261