04_05culturas256

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04_05culturas256
04 DIAGONALCULTURAS.256
22.10.15_04.11.15 05
REPORTAJE
LAURA CORCUERA
La Pellejos era una señora a la
que todos los críos teníamos
miedo en el bloque de viviendas
vacacionales de Torredembarra,
un pueblo costero de Tarragona
que el espíritu ibérico urbanístico transformaría con el tiempo
en una miniciudad. En el patio
de los apartamentos se hablaba
de la OTAN y del misterio de
aquella mujer que vivía sola y a
la que los adolescentes de la
pandilla llamaban “la bruja”. No
tenía marido. No tenía hijos.
Tampoco nietos. Pero tenía instrumentos de cuerda. Era 1986 y
a mí me inquietaba y atraía por
igual la casa de La Pellejos. Otra
chica y yo la espiábamos a escondidas, pero nunca llegamos
a ver nada “raro”. Nunca nos
atrevimos a hablar con ella. Mi
familia dejó de veranear en
Catalunya y yo me olvidé de
aquella señora. A veces pienso
que La Pellejos fue la bajista estadounidense Carol Kaye, y que
no hablar con ella fue mi gran
oportunidad perdida.
Hoy formo parte de un grupo
de música punk rural que todavía no ha hecho su presentación oficial en los escenarios.
Vitoriana, María, la Maña y yo
montamos el grupo en Braojos
de la Sierra (Madrid) el 8 de
abril de 2013, después hacer
juntas varias performances
dentro del proyecto Ayer es hoy.
Nuestra banda se llama El Día
Que Murió la Thatcher porque
empezamos a ensayar la misma
jornada en la que el neoliberalismo europeo perdió a su máximo exponente, otra vieja que
rompió, a su manera, el mandato sociocultural de la juventud y
la belleza.
Tomemos los setenta años
como punto de partida de la
vejez, como expuso en su minucioso estudio sociológico del
mismo título la francesa Simone de Beauvoir. Gran parte de
los cambios sociales conseguidos en torno a la imagen de las
personas viejas y a la visibilización del edadismo (discriminación por edad) se deben al movimiento y pensamiento feministas. En diciembre de 2009, el
Encuentro Estatal Feminista de
Granada incluyó la vejez como
eje temático. Aquellos debates
desgranaron la construcción social de la vejez, y plantearon la
necesidad de redefir los roles
tradicionales asignados a las
personas mayores en relación
con la familia, la pareja, el trabajo remunerado, el dinero y la
sexualidad.
Las formas de reinventar la
vejez entroncan con la creatividad, las redes de apoyo mutuo,
y la creación de comunidades.
Que se lo digan hoy al movimiento de Yay@flautas. “La vejez es un regalo que no puede
malgastarse cuidando a los nietos, pagando los alquileres de
los hijos, y llevando la misma
vida que cuando trabajabas en
la ciudad”, dice hoy una de las
Thatcher, aunque ella dedica el
cotidiano a cuidar a sus hijos,
nietos y bisnietos.
Tenemos el edadismo incrustado en nuestra piel. Es el miedo a envejecer y también el miedo a la muerte.
Señoras de pelos largos y canos, interesantes y seductoras,
Tenemos el edadismo
incrustado en nuestra
piel. Es el miedo a
envejecer y también el
miedo a la muerte
sin necesidad de ser una Sofia
Loren ni una Juana de Grandes,
habitan pueblos y comunidades
de todo el planeta, chamanas y
estrategas expertas, dispuestas
a transmitir conocimientos, técnicas y placeres.
Cuerpos hermosos de mujeres mayores, como los que retrata la artista estadounidense
Aleah Chapin: “La vejez en todo
su esplendor y la belleza imperfecta contrariando los mandatos del Photoshop”. Pellejos y
arrugas bonitas, una sensualidad profunda que aparece después de la efímera tersedad y
que dota de otro tipo de glamour
a los seres viejos que han evolucionado, privilegiados, en un
planeta en guerras donde relativamente pocos llegan a los 70.
“En la juventud aprendemos,
en la vejez entendemos”, dijo la
escritora austríaca Marie von
Ebner Eschenbach.
Esther Ferrer, Susanne Linke,
Charo Francés, María Bonomi,
Iben Nagel Rasmussen, Arianne
Mounskine, Brigitte Fontaine,
Helene Cixous, Rena Mirecka,
Fina Miralles, Las Chicas de Oro,
Tina Turner o Vanessa Redgrave
–la lista de artistas mayores
podría ocupar toda la página–
encarnan con su prácticas artísticas y culturales la frase “envejecer es un logro, no un cataclismo”, y negocian el sentido del
envejecimiento a partir de posiciones vitales e intelectuales
muy diferentes a las estructuras
sociales en las que nacieron.
El mundo está poblado de
personas viejas (como de costumbre, más visibles ellos) que
hacen arte, cultura, ciencia y
política. Y también está poblado de tabúes. La sexualidad de
la gente vieja es un tabú. La
imagen del ‘viejo verde’ convive con el imaginario puritano
de la abuelita asexual. El deseo
de las personas mayores se
silencia o estigmatiza. Estereotipos falsos que responden a
una división sexual de la sexualidad, valga la redundancia.
Pero las realidades son tan variadas como las personas (sin
importar su edad) y van desde
el “a mí no me han comido el
coño nunca y quiero probarlo
antes de morir”, pasando por el
“cuando eres vieja tardas más
en correrte, dura más y es más
interesante”, hasta el “¿por qué
no organizamos orgías con el
Imserso?”. El libro Relatos
Marranos, antología editada
por Pollen Edicions o el sensual
videoclip de Loretta Lynn con
Jack White cantando Portland,
Oregon pueden ayudarte a
cambiar la mirada.
HERRAMIENTAS PARA
DISFRUTAR DE LOS
DESCOLGAMIENTOS
Coma y beba de forma saludable (o no), haga ejercicio físico,
folle, baile, váyase de fiesta, viaje, ríase, esté en contacto con la
naturaleza y con sus amigos. Vuelva a follar. No se gaste un duro
en una cirugía estética que arruinará sus encantos más íntimos.
Canas, arrugas, orejas y narices grandes, pelos, tetas y genitales
colgantes serán las delicias de jóvenes y mayores. Si sigue con las
preocupaciones, puede darse cremas extendiéndolas siempre hacia arriba y pedirle a algún colega masajes tonificadores donde a
usted más le guste. El cuerpo viejo es dos veces sabio.
... FÍSICOS
VIEJAS
PELLEJAS:
La asexualidad, la incapacidad
intelectual o el carácter bondadoso y
frágil son características asociadas a la
vejez. Numerosas mujeres, anónimas
y famosas, las ponen en entredicho
Descuélguese de una idea
preconcebida de la vejez,
invéntese una propia, lea,
olvídese de intentar parar el
tiempo/espacio, júntese con personas viejas y monte un club de intelectuales. Salga a la calle a protestar por todo aquello que le agreda, forme parte de colectivos políticos y culturales, cree una banda
de rock, escriba un guión televisivo y desapéguese definitivamente
de la imagen fascista de la eterna juventud. Póngase a todo trapo a
Wanda Jackson en Thunder on the Mountain y a Tina Turner en We
don't need another hero. Ser mayor mola. Que no le engañen.
...MENTALES
Tradiciones y vanguardias
Otro mito igual de penetrante: los “abuelitos” y “abuelitas”
no pueden ser vanguardia intelectual de nada y tampoco bajar
línea política a la mesa familiar.
Para este apartado, se aconseja
el cómic de Raquel Franco y
Cristina Bueno Las abuelas dan
el golpe, en el que cuatro colegas deciden atracar un banco en
medio de la crisis del capitalismo. También Arrugas, cómic de
Paco Roca que después se hizo
película y que narra las aventuras cachondas de unos viejos
que viven en un geriátrico.
En materia de creatividad y
vejez (tema tan serio como los
10.000 millones de euros que
“deberá” España a la Troika en
enero de 2016), sobresale el
documental Young at heart, traducido al castellano como Corazones rebeldes, que Stevem
Walker grabó en 2007 sobre el
Young@Heart, un coro moder-
no en Northampton (Massachusetts, EEUU) formado por gente
vieja de entre 75 y 95 años que
se autodenominan “mayores
portándose mal” y que siguen
triunfando con sus versiones de
Jimi Hendrix, Radiohead o
Sonic Youth.
El espíritu edadista muestra
su cara más gris en las conversaciones sobre médicos, pastillas y dolores. La vejez no es
una enfermedad, sino “una
obra de arte en sí misma” que
puede provocar a un continente entero. Ahí están las piezas
teatrales La visita de la vieja
dama de Friedrich Durrenmatt
o Los Días Felices de Samuel
Beckett.
Mitos rotos
Vayamos al último grupo de
mitos de viejunos: la bondad y
la fragilidad. Pobrecitas las
abuelas que dan codazos para
agarrar el asiento en el bus o
colarse en una fila. Violencia
Rivas (Peter Capusotto) es la
vieja incorrecta precursora del
punk que más mola de la
Argentina internetera. En alguno de sus crapuleos quizás
conoció a Grace, de la película
Saving Grace (traducida al
castellano como El jardín de la
Alegría), una señora mayor
muy british que se montó un
invernadero de marihuana para superar los apuros económicos heredados del marido.
Lina Morgan, ¿qué dirías tú
desde el cielo sobre el precio
que pagan las mujeres mayores por ser como son, guerreras, solteras, amantes, artistas
en la España cañí y amén del
2015? “Carmen Sevilla se hacía la tonta con sus ovejitas,
pero era más lista que el hambre”, dice una Thatcher fan de
EJEMPLOS.
Una obra de la
artista Aleah
Chapin y el abrazo
del grupo punk El
Día Que Murió la
Thatcher.
Amparo Baró y de Concha
Velasco, aunque le horrorice
el anuncio de las compresas
para escapes de pipí, “por no
haber apretado el coño más
veces”.
Envejecer en el siglo XXI es
un privilegio, y sin embargo crecemos con el miedo a la vejez (y
a la muerte), ignorándola o estigmatizándola. Muchas personas se reconocen en “la pesadilla de levantarte un día y ver tu
cara de viejo”. Es una cuestión
de tiempo. Es un proceso. Y entonces ves a las abuelas de la
Plaza de Mayo, a las mayores
de Les Quilles en Benasque, a
las Old Women Movement de
California, a Lynn Margulis (saludos cósmicos) o a Margarita
Salas, y lo flipas. Y piensas: joder, yo quiero ser como ellas.
Yo quiero llegar a vieja y hacer
lo que me dé la gana. Quiero ser
una vieja pelleja. //

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