La historia secreta del retorno de Evo Morales La cara oculta de

Transcripción

La historia secreta del retorno de Evo Morales La cara oculta de
"Bolivia Hoy", 30 años después... | Crónicas de Álex Ayala: Necroturismo| Stefanoni se pronuncia sobre la bofetada a Arguedas
Cingolani: Paitití, geografía y periodismo | Molina sobre Carrére
Año 1 | núm. 03
dOMiNgO
7 JULiO
cultura, política y otros desaciertos
Bs 5.00
La historia secreta del retorno de Evo Morales
CFKArgentina.com
La venganza de la OTAN
La vocera del departamento de Estado confesó que mantienen contactos con varios países.
El Desacuerdo conoció que la diplomacia europea admitió presión de Estados Unidos.
Fútbol, derroche y protestas
La cara oculta de Brasil
sale a la luz
La FiFA se lleva las ganancias y Brasilia paga como
nunca antes se hizo en la historia. El trasfondo de la
ola de movilizaciones que hizo temblar al Maracaná.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
2
Crítica de la sazón pura
Historia del Puchero
Rumorosa, bonita, donosa
huella de viento, música mía,
que alquimia secreta hallaríamos
para engendrarte, que sueño
soñaríamos cuando naciste
A mi hija Raquel y a mi nieta
Aroa
n Ramón Rocha Monroy
Vez que como un buen puchero,
vuelvo a preguntarme qué sería de
este platillo abundante sin la generosa ración de ají amarillo que lo
corona. ¡No tendría gusto! Pero es,
al parecer, una conclusión poco relexiva, pues el puchero tiene un largo linaje en el Viejo Mundo porque
desciende del puche, la olla peninsular, la olla podrida, tan citada por los
escritores y poetas del Siglo de Oro,
que no vendría a signiicar “descompuesta” sino “poderida”, “poderosa”,
según aclara Beatriz Rossells en su
inolvidable y docto examen de tres
recetarios charquinos, por decirlo
así, de los siglo XVIII y XIX.
Este servidor venturoso porque tiene un
yerno extremeño y cocinero de los mejores del
Reino, tuvo la dicha de saborear una olla preparada por manos peninsulares, y no extrañó
el ají, y apreció con enorme placer los sabores
rotundos del tocino y el garbanzo, entre otros
ingredientes. Covarrubias, el del siglo XVII, diría sin duda: Ollas, las de antes, pues contenían
carnero, vaca, gallinas, capones, longaniza, pie
de puerco, ajos y cebollas. Sancho Panza dice
“que mientras más podridas son, mejor huelen”; Don Quijote la tenía en gran mérito pues
“aquel platonazo”, como lo llamaba”, era el favorito de reyes, canónigos, rectores de colegios
y campesinos recién desposados.
El “Arte de cocina, pastelería y bizcochería”, de Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor del rey, aconseja cocinarla con
gallina, vaca, carnero, un pedazo de tocino
magro, palomas, perdices, zorzales, solomillo
de puerco, loganiza, salchichas, liebre y morci-
llas; cecina, lenguas de vaca y de puerco, orejas y salchichones; verduras, berzas, nabos,
perejil y yerbabuena.
[
El garbanzo y el buen ladrón
En in, Lope de Vega le dedica versos y destaca, entre sus ingredientes, la liebre y el garbanzo. Este último es de origen cartaginés y
fue introducido a la Península por el general
Asdrúbal, quien la hizo cultivar por sus soldados en la actual Cartagena, llamada Cartago
Nova por los romanos. Como que muy cerca
hay una ciudad que se llama Garbanzal. Y sin
embargo, el mejor garbanzo de todos es castellano, según el dicho: “El garbanzo y el buen
ladrón, de Fuentesaúco son”. Los pobres lo
añadieron a la olla, también llamada cocido.
La palabra garbanzo viene del árabe arbanço;
en catalán se dice cigró, que viene del latín cicer, como que Cicerón era apodado así porque
tenía una tremenda verruga en la nariz, que
parecía un garbanzo.
La opulencia de la olla real no tuvo parangón en la olla del pobre; quizá por eso
Alonso Quijano comía a diario una “olla con
más vaca que carnero”, tan diferentes de la
olla opulenta de las bodas de Camacho, cuyo
cocinero decía una frase inolvidable: Este
día no es de aquellos sobre quien tiene jurisdicción el hambre. Más pobre aún era la
olla del Licenciado Cabra, maestro del Buscón, mi libro de cabecera escrito, cómo no,
por Quevedo, “el poeta del hambre”: caldo en
escudilla de madera donde lotaba un garbanzo huérfano, un nabo aventurero y tan
poco carnero que dejaba descomulgadas las
tripas.
[
El aporte americano
Nuestras culturas aportaron un ingrediente fundamental en el actual cocido: la
papa (que por cojudos los españoles llaman
patata); además del tomate, el ají (guindilla, otro nombre cojudo), el pimentón y el
chocolate. La papa llegó a
la Península en 1540 y le
pusieron patata cruzando
papa con batata; los franceses controlaron el hambre de
los pobres con papas durante
la Revolución Francesa; los
ingleses extendieron su uso
entre los pobres de Irlanda
y a poco se extendió como el
maná en Europa del norte y
del este.
José de San Martín, el
Santo de la Espada, no hablaba como Gardel sino como
gallego, y comía a diario el puchero argentino (puchero viene de puche, olla), de carnes
y legumbres desabridas para
nuestro gusto.
El puchero valenciano (de
las tres abocás, o vuelcos) es
uno de los pocos que tiene
arroz cocido en caldo y con
pedazos de jamón.
Hay versiones del puchero en otros países: el cocido chileno trae
choclo en vez de garbanzo; el puchero peruano trae papas blancas, kawi, camotes,
yucas, repollo, ají verde, cebollas, tomates,
comino, achiote, chalona, papada y patitas de chancho, garbanzos, arroz, plátano,
ajos grandes, pimienta, sal y frutas cocidas:
membrillos,peras y manzanas verdes. El
puchero mexicano tiene res, carnero, jamón
crudo, pollo, tuétano, papas, camote, plátanos largos, aguacates, manteca, garbanzos,
elotes (choclos), col, calabazas, nabos, zanahorias, cebollas, dientes de ajo, pimientas
negras, puré de jitomate (tomate verde), cilantro y limones, además de frutas cocidas:
duraznos y peras.
El puchero nuestro tiene ají amarillo sobre arroz con garbanzos; kawi cocido o frito;
costillar de cordero y chorizo fritos; repollo y
papas blancas; y una suculenta llajua de locoto, quilquiña, suico y cebolla blanca picada en
cubitos.
cultura, política y otros desaciertos
Consejo editorial: Susana Bejarano, Manuel Canelas, Nicolas Laguna, Boris Miranda, Mario
Murillo y Amaru Villanueva Rance.
Colaboraron en este número: Ramón Rocha Monroy, Liliana Colanzi, Rafael López,
Luciana Cadahia, Jiovany Samanamud, Pablo Stefanoni, Fabián Restivo, Cristian
Vera, Álex Ayala, Fernando Molina y Pablo Cingolani.
Contacto: [email protected]
diseño: Sergio Vega [refugio del Artillero, estudio-taller]
Depósito legal: 4-3-33-13
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
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En el reino de las reinas
Belleza y poder en Santa Cruz
En Santa Cruz se elige una reina cada tres días. El auge de “la industria de la
belleza” no es simplemente el resultado de la vanidad de las mujeres, sino sobre
todo de una cultura machista de la que también ellas son víctimas. La belleza es un
producto que tiene un valor de uso y consumidores bien deinidos, y en el que rara
vez el “objeto de deseo” trasciende su condición de objeto o tiene las de ganar
n Liliana Colanzi
Me pidieron que escribiera unas palabras sobre el tema de la belleza en Santa Cruz. Podría
empezar contando cómo, cuando yo era una
adolescente en los 90s, vi extenderse el boom
de la cirugía plástica, de manera que en pocos
años se volvió habitual que las jóvenes de la
familias pudientes pidieran, junto al viaje de
promoción, unos implantes mamarios o una
cirugía de la nariz. O podría recordar cómo
una fábrica de muebles lanzó hace algunos
años una provocativa y celebrada campaña
publicitaria que mostraba a una modelo cruceña desnuda en un sofá, en actitud seductora, bajo el slogan de “100% cuero”. O citar el
dato “que a nadie sorprenderá ya” de que en
Santa Cruz se eligen 128 reinas al año (una
cada tres días). Todas estas anécdotas suelen
apuntar casi siempre a una misma y lapidaria
conclusión: qué frívolas son las mujeres cruceñas.
Decir que en Santa Cruz hay más reinados y concursos de belleza que en el resto
del país es una obviedad. Sin embargo, acusar a la mujer cruceña de esta situación es
perder de vista la cuestión central. El auge
de la industria de la belleza no es simplemente el producto de la vanidad de las mujeres, sino sobre todo el resultado de una
cultura machista de la que también ellas
son víctimas. La belleza es un producto que
tiene un valor de uso y consumidores bien
definidos, y en el que rara vez el “objeto de
deseo” trasciende su condición de objeto o
tiene las de ganar. Aquellas que negocian la
carta de la belleza pueden acceder a ciertos
beneficios, pero esto no les otorga un acceso al poder en condiciones de igualdad. Es
cierto que al seguir las reglas de un canon
estético –casi siempre foráneo– que las
alienta a someterse a cirugías o a competir
por el deseo sexual, las mujeres participan
en la perpetuación de un sistema sexista
que las invalida, pero eso no las hace culpables de su opresión. (Por supuesto, es difícil
no exasperarse con las madres que regalan
pechos de silicona a sus hijas quinceañeras como símbolo de su ingreso al mundo
adulto).
[
Ser Miss, más importante que
estudiar
Para una mujer, seguir el camino de los reinados de belleza sigue siendo hasta hoy una
estrategia tanto o más efectiva que la educación universitaria si se quiere acceder a un
puesto en la política (cosa que, por otro lado,
no extraña: la atracción erótica y el dinero
son, según Houellebecq, las dos dimensiones
del sistema en el que vivimos). Es cierto que
hay mujeres profesionales que
han llegado a desempeñar cargos importantes, pero cuesta
imaginar que Jessica Jordan
o Muriel Cruz habrían podido
presentarse como candidata a
la gobernación del Beni y presidenta del concejo municipal
de Montero respectivamente
si no hubieran pasado antes
por el Miss Bolivia.
Puede que el machismo
sea más aparente en Santa
Cruz, donde la erotización
de lo femenino se evidencia
en una estética publicitaria cansina que muestra a la
mujer continuamente como
objeto sexual; sin embargo,
el machismo no es, ni mucho
menos, un invento de Santa
Cruz. El sexismo es una parte tan arraigada de la cultura
boliviana que permea todos
los espacios, y en especial el de
la política. En ese sentido, el
MAS actúa de la misma manera que otros gobiernos conservadores del pasado.
Si bien el MAS ha dado
pasos necesarios y valiosos
en cuestiones de justicia social, uno de los aspectos más
aborrecibles de este gobierno
es el aianzamiento de un
discurso machista y patriarcal que no hace otra cosa que
institucionalizar la violencia contra la mujer. Así, por
ejemplo, el Presidente insulta
a todas las bolivianas cuando
se jacta públicamente de embarazar a las mujeres de los
pueblos bajo el lema de “Evo
cumple” o cuando canta coplas carnavaleras que hacen
alusión a los calzones de las
ministras. Que estas afrentas
sean siempre festejadas con
aplausos sólo es una muestra de la normalización del machismo: el problema está tan
enraizado en el sistema que ni siquiera se
percibe como tal. La violencia, que se naturaliza a través del discurso, también tiene su
correlato en la práctica: así lo demuestran
los políticos del MAS acusados de golpear a
sus parejas, el asambleísta que violó a una
funcionaria en el ediicio de la gobernación
en Sucre o el alcalde de Santa Cruz que manoseó públicamente las nalgas de una concejala.
[
Pensar “de cintura para abajo”
Santa Cruz no es una excepción a la regla,
no es una anomalía. Es simplemente una pasarela más grande, una amplia vitrina donde
exhibimos nuestros defectos. Si en algo se han
puesto de acuerdo la derecha y la izquierda es
en su manera de pensar –para usar una expresión de Roberto Bolaño– “de cintura para
abajo”, en su desprecio tanto por las mujeres
como por los homosexuales. De nada sirve
modernizar las carreteras, construir ediicios
o mejorar las comunicaciones de un país si no
hay un cuestionamiento de nuestros prejuicios. Se habla de un “proceso de cambio”, pero
se trata de un proceso incompleto y fallido si
empieza por alienar a la mitad de la población. Se le podría pedir a la sociedad cruceña,
tan regionalista, que no siga el ejemplo y revise sus prejuicios machistas, pero es difícil
que esto ocurra si las costumbres no cambian
en la casa del Presidente en La Paz o en la del
más humilde trabajador pandino o tarijeño.
Los bolivianos, tan diferentes en tantas cosas, nos damos la mano en eso.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
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Una relexión sobre un proceso controvertido
¿Por qué tenemos autonomías?
La ruta crítica de la descentralización, un camino con vaivenes entre la departamentalización y
el municipalismo. Entre la convivencia, la secesión y el desgano.
Otros
desaciertos…
Radio ERBOL nos dio una peculiar bienvenida. Después de hacernos una entrevista que
más se parecía a un interrogatorio, no tomaron en cuenta nuestras respuestas y pusieron
el titular que ya tenían planiicado desde el
principio. De remate, ponen sobre la mesa la
posibilidad de un descabellado inanciamiento que recibiríamos. ¿Es tan difícil de creer
que un grupo de jóvenes tenga ideas propias
e iniciativa? Malaleche. Buscan encasillarnos,
no lo lograrán.
Otra bienvenida igual de malintencionada
es la que nos regalaron un par de autoproclamados “comisarios” del proceso. Lobby en
embajadas, comentarios escandalizados en
ministerios, lloriqueos en la Vicepresidencia e
incluso reclamos a quienes nos dan un “Like”
en nuestra página de Facebook. Nosotros, obviamente nos enteramos de todo de primera mano. Sepan que no tenemos que pedirle
permiso a nadie. Menos a ustedes. Sólo nos
divierten y animan a seguir con más fuerza.
Reciban la competencia con más dignidad.
n Rafael López Valverde
Las fronteras son las cicatrices de la historia,
desde esas de nuestros barrios (La Paz vs. Palca) hasta las que se dibujan entre países pariendo engorrosas visas, migrantes, gitanos,
minas antipersonales, mezquitas prohibidas,
odios encendidos. Las costras son retratos de
heridas añejas y nuevas, y serán de otras cuyo
in es una incertidumbre.
Por ejemplo, no son más de dos años, desde que Sudán del Sur lograra su independencia al desprenderse de Sudán, a través de un
referéndum que bordeó el 100% de aprobación. A su vez, Sudán se dislocó de Egipto en
la década de los setenta.
En los Balcanes, Kosovo declaró su independencia el 2008, en medio de controversias
gigantescas, dejando a Serbia en solitario que
el 2003 decidió hacer lo propio con los saldos
de la ex Yugoslavia: Serbia y Montenegro.
La consolidación de los estados impulsada por todo tipo de pasión humana, es sólo
un rostro de la transformación, al interior de
los perímetros nacionales se modiican sin
respiro los balances políticos. Se dejan parlamentarismos y se instalan presidencialismos, se dejan simplismos (unitarismo) y se
asumen federalismos/ autonomismos, etc.
La descentralización de los 90
Bolivia ha cicatrizado múltiples veces y
ha cambiado en su seno también en numerosas oportunidades. Jean Paul Faguet, estudioso en las reformas territoriales, plantea
una hipótesis para Bolivia que vincula ambos
tipos de cambio estatal. Según Faguet la descentralización con destino municipal, contra
todo pronóstico, fue la medida que frenó las
pretensiones secesionistas de aquellos cruceños que así lo creían posible. En similar, pero
no idéntica línea, Carlos Hugo Molina, en
un libro publicado en 1997 por la Secretaría
Nacional de Participación Popular, sugiere
que se optó por lo municipal (1994) por una
desconianza al corporativismo cívico departamental de ese entonces. Es decir se modiica urgente lo interno para que no brote la
cicatriz.
Cierta o no la hipótesis, aparece como
convincente en 1993, cuando estábamos a
punto caramelo de ir hacia la descentralización departamental. Esto era debido a un
proyecto de ley aprobado en tal sentido por
la Cámara de Senadores, después de alrededor de 17 intentos de la bancada cruceña por
promover ésta u otra norma con tal objetivo
desde la década de los 80, y teniendo de telón
de fondo el pacto de 9 julio propiciado por el
MIR, que con entusiasmo planteó al país el
horizonte descentralizador. En síntesis, ¿por
qué Goni, decide perder poder voluntariamente entonces?
[
desvanecimiento de los
estatutos autonómicos
Aunque es complejo de determinar la verdadera intensidad del proyecto de crear un nuevo Estado dentro de Bolivia, el temor/rumor
sobre la vocación departamental activó la salida municipal y se frustró el movimiento departamentalista por primera vez. Su segunda
frustración radica en el desvanecimiento de
los estatutos autonómicos ante la primacía
de la constitución aprobada en 2009. Sin em-
bargo aquí se siembran dos dudas gigantescas, ¿se creía realmente que los estatutos eran
el norte político o se los pensó como la carta
negociadora?, y en contraste, ¿es la visión de
las autonomías en la Constitución aprobada
en Oruro el verdadero norte ideológico del
MAS o se la pensó como contención a los Estatutos?
Al in de cuentas, ambos proyectos se
pactan y nace la parte tercera de la Constitución, más como necesidad de conquistar
votos del entonces Congreso que hacían los
2/3 para convocar al referéndum de aprobación de la nueva Constitución, que como una
vocación consciente de proyecto territorial.
Allí podría estar la explicación al desgano de
muchos en el nivel central y en algunos niveles autonómicos en la implementación del
modelo, que les podría ser ajeno, contra un
Ministerio de Autonomías que intenta con
honestidad.
Aunque quisiera negarlo, no encuentro
otra hipótesis política como la de Faguet
para el 94, que pensar que fue la necesidad de
aprobar el texto constitucional lo que condujo al resultado autonómico vigente. Entonces,
ante el desgano, cabe la posibilidad que la ola
de la autonomía mañana se llame federalismo y golpee con más fuerza a la quietud central. En esta medida, me extraña que incluso
en el programa Evo Cumple, no sean los alcaldes los que se lleven los lauros y que el 2015
podrían reproducir el poder del MAS a escala
local, el referente, ahora más que antes, sigue
siendo el Presidente.
¿Qué estamos sembrando al no ponerle
más entusiasmo a esto?
Mientras los medios de comunicación y los
masistas siguen paso a paso la actividad de
los “librepensantes” y la disidencia clasemediera, viejos dirigentes como el Mallku Felipe
Quispe, Alejo Veliz, Rufo Calle, Lino Villca,
Román Loayza y Filemón Escóbar se reunieron en Cochabamba. Ellos también piensan
en 2014, pero trabajan –como en los viejos
tiempos– en silencio. Y al igual que antes, casi
nadie les presta atención.
Ya nos enteramos que el incidente en Europa
con el avión del Presidente cayó por sorpresa
en el búnker de la embajada estadounidense.
Cuando comenzaron a llegar los reportes,
nadie comprendía nada. Parece que desde
Washington se olvidaron avisar a La Paz de
su (in)feliz iniciativa.
Desde el FAB-001 supimos que la furia del
Presidente al enterarse de que Europa le prohibía el paso fue impresionante. Evo estaba
para comerse crudos a los franceses y portugueses.
Nos enteramos que Eduardo Rodríguez, el
agente boliviano para atender la demanda
marítima ante la Corte de La Haya, se irá
en unas semanas a Países Bajos para ejercer
como embajador ante aquel país e instalar
el cuartel general de Bolivia en el pleito con
Chile. Éxitos.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
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Ayer, hoy y siempre...
Escrache
Cómo las protestas de conventillos porteños de principios de siglo se reproducen, con idéntico
sentido, en la España indignada de hoy. Los gobiernos pasan, la protesta callejera queda
n Luciana Cadahia
El juego de las etimologías muchas veces
encubre una estrategia de pensamiento reaccionaria y aristocrática. En varias ocasiones,
cuando un pensador apela a este recurso, se
vuelve cómplice de la mitología del Origen, en
el que las prácticas individuales y colectivas
son concebidas como el soporte inerme sobre
el que se ha depositado una experiencia epocal insoslayable, determinada desde el principio de los tiempos por el sello imborrable de
las etimologías.
El principal inconveniente de esta práctica, tan cotizada en el mercado intelectual, es
que descuida la dimensión política e histórica
del uso de las palabras, es decir, su lugar de
enunciación. Podríamos decir que, al no prestar atención al terreno desde el cual un término es expresado, se corre el riesgo de convertir a las palabras en juguetes exquisitos
para divertimento de unos pocos, elementos
muertos que nada tienen que ver con el uso
performativo de la lengua en el ámbito de la
praxis. De tomarnos en serio este juego, no
habría otro camino de emancipación posible
más allá del que aparece a la luz de la linterna
del ilósofo erudito, una especie de sacerdote
de las palabras, encargado de encontrar en el
origen de los términos las huellas de nuestra
salvación o perdición.
Por suerte, existen palabras rebeldes que
no se dejan inscribir y domesticar dentro de
esta lógica, sino que más bien parecen indicarnos que todo empleo de la etimología no
puede desvincularse del uso concreto que le
damos a las palabras en un momento determinado. Este es el caso del lunfardo escrache.
Al ser incapaz de ocultar su origen bastardo y
el abismo que lo separa de los grandes linajes
etimológicos, debe conformarse con su estatus contingente e histórico.
Si el castellano nació como una deformación oral del latín, el lunfardo vendría a ser
la deformación de una deformación previa,
es decir, una especie de aberración de la pureza de la lengua, donde la conluencia de los
dialectos indígenas, africanos e italianos se
iltraría por todos los poros del español, produciendo engendros del que ningún ilósofo/
sacerdote podría exorcizarnos.
Es curioso el uso que se le daba a la palabra escrache a principios del siglo XX en
ambas orillas del Río de la Plata: la empleaban para referirse a la foto judicial con la que
quedaban “escrachados” los ladrones ante la
justicia y para indicar la acción de romper o
destruir algo. Tal y como fue empleado en las
huelgas de los conventillos en el año 1907 en
Buenos Aires, cuando describían las protestas de los inquilinos ante la especulación de
precios propiciada por los propietarios de las
viviendas.
[
La década del noventa
A mediados de los 90’, la agrupación HIJOS, conformada por los hijos de los desaparecidos durante la última dictadura militar en
la Argentina, se reapropió de los dos usos del
término y convirtió al escrache en una práctica especíica de resistencia política, interesada en producir un cortocircuito sensible que
pusiera en entredicho los relatos oiciales.
Al irrumpir ante el domicilio de los represores y torturadores de sus padres, la
presencia de los hijos de los desaparecidos,
no solo producía una ruptura que violentaba el ámbito de representación instituido
por las leyes de Obediencia Debida y Punto
inal, sino que visibilizaba una grieta entre
el pasado y el presente que no conseguía ser
clausurada por el discurso oicial. Si este discurso pretendía, desde un historicismo progresista y servil a las necesidades del neoliberalismo, neutralizar la política y crear la
cínica icción de una sociedad madura y reconciliada con su propio tiempo, el escrache
ponía en evidencia la imposibilidad de este
cierre y señalaba la politicidad inherente a
todo relato histórico.
Así, la violencia del escrache, entendida
como una forma de intervención urbana y
barrial, contrastaba con la violencia previa
ejercida por los grandes grupos mediáticos,
los distintos lobbies económicos y el gobierno de aquel entonces, cuya violencia destructiva instauraba una negación absoluta y, por
tanto, un vínculo abstracto con el propio
pasado. Frente a la violencia inmunitaria
del discurso oicial, interesado en conservar
el orden establecido a través de un pacto de
silencio generalizado, el escrache se instituyó
como una violencia destructiva/airmativa,
puesto que así como estableció una ruptura
(violencia destructiva) con el discurso oicial,
por otra parte construyó y radicalizó una relación de ascesis con la justicia, amenazada
por la violencia destructiva del Estado neoliberal. El escrache coniguró un tejido social
capaz de desautorizar los discursos dominantes y construir otro vínculo colectivo con el
pasado, la justicia y memoria.
[
Los tiempos que corren…
Si la socialdemocracia europea se caracterizó por mirar con desdén e ínfulas paternalistas los distintos procesos políticos latinoamericanos, en la actualidad parece tener
lugar una inversión de sentido.
La ruptura del pacto social y el consecuente desmoronamiento de la socialdemocracia en Europa, además de destruir el único
Es curioso el uso que se le daba a la palabra escrache a
principios del siglo XX en ambas orillas del Río de la Plata: la
empleaban para referirse a la foto judicial con la que quedaban
“escrachados” los ladrones ante la justicia y para indicar la
acción de romper o destruir algo.
rostro amable del neoliberalismo del siglo
XX, trajeron consigo una repolitización de la
ciudadanía, sistemáticamente acallada por la
lógica compensatoria del Estado de bienestar. En España, entre las actuales formas de
protestas sociales, podemos encontrar una
reapropiación de la práctica política del escrache.
Si bien sus motivos parecen acercarse
más a las huelgas de los conventillos en los
arrabales porteños del siglo pasado que a la
lucha por la memoria histórica, puesto que
hasta ahora el escrache tiene por inalidad
denunciar a los políticos que legitiman los
desahucios, lo cierto es que esta práctica está
generando un empoderamiento de la ciudadanía decidida a romper con la autocensura
que la derecha ha sabido construir de forma
paciente y calculada durante décadas en España. Esa misma derecha que conigura los
registros cotidianos de la sensibilidad, las formas de pensar y decir lo común.
En esta guerra estética la derecha española lleva mucha ventaja, pero la olla
podrida se ha destapado. No sabemos qué
sucederá, pero lo cierto es que el relato de
la socialdemocracia se ha derrumbado y con
ello se abre la grieta irreconciliable entre el
pasado y el presente. Ahora está en manos
de la ciudadanía española animarse a construir otro relato del pasado y de su relación
con América latina, lo que quizá permita
construir un nuevo tejido social, en el que
los afectos y las pasiones colectivas no sean
instrumentalizados por el cálculo burocrático de los efectos, sino que pasen a formar
parte del juego de lo político.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
6
30 años después
A propósito de Bolivia Hoy
Actualidad y lecciones del viejo libro que editó y compiló René
Zavaleta Mercado. ¿Son vigentes las categorías usadas en los
ochentas en tiempos plurinacionales? Tres décadas después,
esta obra fundamental sigue dando lugar al debate
n Jiovanny Samanamud Ávila
Sin duda alguna un texto constitutivo para la
comprensión de la realidad boliviana, aquella
que tuvo lugar en el horizonte explicitado
en la revolución de 1952, es el de Bolivia
hoy. Hay un buen trecho de tiempo entre
su publicación, 1983, y los acontecimientos
importantes que estudia el mismo pero, tal
como el método en el descubrimiento de una
nueva realidad aparece al medio o al inal de
una investigación, la posibilidad de dilucidar
este horizonte se lo hizo 30 años después, si
tomamos como momento constitutivo a la
revolución de 1952.
Este texto es sin duda el primero que sistemáticamente aborda esta cuestión, lo que
no quiere decir que no hayan existido antes
comprensiones lúcidas, más bien diríamos
que estas no aparecían de la misma forma,
es decir bajo un estructura que puede asemejarse a un conjunto de categorías que hacen posible la comprensión de un horizonte
histórico. Ahora es posible emprender un
contrapunteo de los análisis contenidos en el
libro, a la luz de un nuevo horizonte histórico,
que mostrará sin duda algunas continuidades pero fundamentalmente, esto lo sostendremos aquí, diferencias sustanciales.
Un tópico constitutivo y aglutinador es
que el horizonte del 52 expresa a su vez el
auge y clausura de una corta primavera obrera, y lo de corta se sostiene en función de los
mismos análisis del texto, que sin haber experimentado el triunfo neoliberal de 1986,
intuían otros tiempos. Ahora los campesinos,
aquellos que Zavaleta llama “masa pre-capitalista” son el centro desde donde es posible
vislumbrar horizontes políticos. Zavaleta
mismo entendía que esta emergencia era un
síntoma del agotamiento de lo que llamó “el
Estado del 52”.
El denominado ideologema del Nacionalismo Revolucionario (Antezana) era el
signo ideológico de la época porque lograba
articular a la “nación y a la revolución”. Pero
este ideologema es solamente posible bajo un
supuesto de continuum teleológico que las
articula, sin esta teleología historicista sería
imposible tal ligazón. Por un lado, se trata de
liberar a la nación contra la anti-nación y por
el otro la constitución de la nación libre es la
condición de posibilidad de una revolución.
Ambos extremos se unen por su teleología
implícita.
Ahora bien, bajo este nuevo tiempo también se presentan dos extremos como parte
de este horizonte histórico: socialismo y Vivir
Bien, pero a diferencia del anterior, y esta es
una diferencia radical respecto al 52, no exis-
te una teleología historicista entre ambos. Es
más, a tal punto puede llegar la otredad de
un lado respecto del otro, que puede convertirse en una “contradicción creativa” (García
Linera) que en otras palabras no signiica
más que: “como no sabemos qué es, pero así
mismo hay que asumirlo, debemos juntarlos
creativamente”: es cuestión de ingenio pero
nada se sabe de lo que nos espera más adelante. Esta respuesta es comprensible porque
no existe una teleología entre vivir bien y socialismo. De ahí que lo campesino es intraducible para el horizonte del 52 y solo aparezca
como un hecho cuantitativo (Antezana) o
como expresión de la “era del sentimiento
Katarista” (Zavaleta).
Es posible que entonces se lo viera del
siguiente modo: los campesinos imposibilitados de estructurar un proyecto de liberación,
una masa que se bambolea al compás del
discurso obrero del proletariado. Ahora esto
es cuando menos altamente discutible, hay
una continuidad del proyecto entre Katari,
Willka, Leandro Nina Quispe, Avelino Siñani,
Fausto Reinaga, el Katarismo y ahora el planteamiento del Vivir Bien, esto es la reconstitución del territorio indígena conquistado,
este es el hilo conductor que viene de larga
data y que el horizonte corto del 52 nunca
vio venir.
El texto de Silvia Rivera vislumbra ya esta
continuidad considerando el 52 como una
ruptura que vuelve a retomar su memoria
histórica con el Katarismo, sin embargo todo
el horizonte epocal nacionalista subordina el
papel del campesino, reduciéndolo al papel de
clase. De hecho el denominativo es ya un síntoma de aquello, sin embargo, está claro que
el Katarismo y su discurso abrirá una brecha
fundamental en el discurso clasista al con-
traponerlo al étnico. De ahí en adelante esta
ruptura ira minando poco a poco el análisis
clasista y se abrirá todo un debate sobre la
colonialidad .
Ahora no basta con hablar de campesinos y, no es cuestión solamente de enfoque,
la realidad política muestra cómo los sujetos
sociales encarnan auto-identiicaciones que
les dan direccionalidad a su proyecto político,
por tanto, tiene incidencia histórica y social
y esta no es cuestión de “relejos de estructura”. Por eso se habla más bien de indígenas e
indios ya no como un añadido exótico sino
como “un horizonte de visibilidad” (si usamos la terminología del propio Zavaleta). Se
ha rebasado, por lo tanto, signiicativamente,
el espectro cognitivo del 52 y tal vez ésta es
la lección más difícil de entender, y es que
no sólo este horizonte ha sido superado sino
sus propias categorías emergentes ya no son
útiles.
Es por eso que hoy existe una diicultad
para comprender lo indígena e indio (no son
lo mismo, pero preferimos en esta ocasión
identiicarlos frente al otro discurso solo por
cuestiones didácticas) y aparecen como la
otredad radical con exotismo expresado en
el Vivir Bien. Otros preieren simplemente la
vía de la denigración y hablar de “pachamámicos” como sinónimo de utopistas o idealistas, y a ratos da la impresión de que fueran
guiños manualescos de un “revolucionario”
que necesita tener a su “idealista de contrincante” recuperando con esto la decimonónica
batalla entre materialismo e idealismo y asumiendo que su enemigo idealista de turno es
el “pachamámico”.
Les resulta difícil de entender que mucha
de esta inlamación discursiva es más un efecto de la virtualidad moderna en un contexto
como el nuestro que un proyecto político en
concreto, y si fuera así, no adquiriría otras
formas más que cercanas a los socialistas
utópicos que son antecedentes del socialismo
y el comunismo y como tal, reducidos a un
estrecho margen, lo que signiica que pueden
tener usos y formas paradigmáticas pero no
convertirse ellos mismos en proyectos históricos. Además, esta miopía impide diferenciar
el soporte de esta virtualidad, es decir, esto
no es más que un signo de una incapacidad
categorial antes que de una contundencia argumentativa.
El discurso indigenista e indianista en
muchos casos establece sus diferencias respecto al horizonte del 52, ya no se puede
hablar de campesinos, sino que se trata de,
como reza la constitución: “indígena originario campesinos”, una extraña coniguración
que Xavier Albó llamo alguna vez “forma
anticucho o pacumutu”, reiriéndose a una
agrupación insertada sin necesariamente
una continuidad lógica cognitiva, lo que desconcierta, y desconcertó, a los legalistas que
no cuentan con una teoría para esto.
Y esto nos permite relexionar sobre la relación entre categorías e historia, por lo menos para un uso pedagógico de esto, ya que
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
7
Otros desacuerdos
/ Manuel Canelas
El informe de Samuel Doria
sobre “El Evo cumple”
Muchos critican las referencias al refranero durante una discusión. Este recurso puede
entenderse como una suerte de cita a la “autoridad popular”. Contra la docta referencia
a Platón, que a veces pretende clausurar el debate, alguien replica, invocando a los ancestros: en el pueblo de mi abuela decían... Rafael Sánchez Ferlosio, mi más admirado escritor, ha logrado algunas de sus mejores relexiones analizando un refrán. Textos como
“Cuando la lecha está en el arco, tiene que partir” o las brillantes páginas que ha escrito
a partir de “el potro que ha de ir a la guerra ni lo come el lobo, ni lo aborta la yegua” así
lo atestiguan.
Uno de los dichos más recurridos es el de “el diablo está en los detalles”. Una lectura
distraída del informe, “La verdad del programa Evo Cumple”, podría hacernos pensar
que estamos ante un sólido documento técnico. “Hoy no hay nada sólido, vivimos una
modernidad líquida” decían en el pueblo de mi abuela los lectores de Zygmunt Bauman.
No vamos a discutir la liquidez del informe de Samuel que, por otra parte, hace aguas.
Vamos a comprenderlo como un discurso político, entendiendo discurso de una manera
amplia: como práctica que construye un signiicado político partiendo de determinados
hechos sociales.
El denominado ideologema del Nacionalismo Revolucionario
(Antezana) era el signo ideológico de la época porque lograba
articular a la “nación y a la revolución”. Pero este ideologema es
solamente posible bajo un supuesto de continuum teleológico
que las articula, sin esta teleología historicista sería imposible
tal ligazón
muchos hoy parecen sostener que primero
está la lógica y luego la historia. Sólo con este
supuesto es posible ver como “monstruosa” e
ilusoria a las actuales coniguraciones contenidas, por ejemplo, en la Constitución. Alguno que otro se dedicó a la tarea de estructurar
un orden lógico analítico de la CPE, y encontró que ésta no lo contenía (¡vaya sorpresa!).
Solo comprendiendo el contexto y el pretexto del libro Bolivia hoy, uno se percata
que las categorías que pueden dilucidar un
horizonte surgen mucho después de que este
haya recorrido un camino mínimo, no antes y
mucho menos al principio. Si hay una lección
que hay que sacar del texto en este sentido,
sería que “la lógica no está primero que la
historia”. Lo que no signiica, por supuesto
que sea la historia la que esté primero, sino
se trata de señalar que existe, como mínimo,
una compleja relación que no debe menospreciarse.
A esto hay que sumar las “paradojas” del
movimiento obrero hoy o por lo menos de
las expresadas últimamente, por ejemplo
en el enfrentamiento entre cooperativistas
y mineros. Los primeros fueron los baluartes de la lucha contra el pataleo neoliberal
de Gonzalo Sánchez de Lozada, fueron hijos
de la relocalización (ya que este sector tuvo
su despunte allí), y ahora resultan aliados
del gobierno y se enfrentan a los mineros
asalariados. Además, en términos de participación en las decisiones políticas, suelen
ser los más privilegiados. Esto resulta una
paradoja a la luz de la ortodoxia porque no
es posible explicar cómo puede haber preeminencia política por un cooperativista
(¡pequeño burgués!) frente al proletariado,
vanguardia de la revolución.
Guillermo Lora analiza el proceso de constitución y emergencia de la clase obrera, su acumulación como clase (diría Zavaleta), y desde
el proyecto de clase del proletariado evalúa la
emergencia y su participación histórica durante el proceso nacionalista revolucionario. Hoy
la coniguración es distinta, si hubo participación obrera o proletaria en los términos que
deinía Lora (porque ahora no es que se hayan
reducido sino que está disperso y bajo diversas
modalidades de trabajo) no hubo gran participación sobre todo si hablamos de su relación
constitutiva como clase en sí, es decir, con la
vanguardia que de alguna u otra manera expresaba la COB. Al contrario fueron otros los
actores principales que dispusieron de otras
memorias y que nada recuerda esa centralidad
obrera pensada desde el 52, sobre todo si pensamos en “el acto de irradiación” (Zavaleta) que
se debe sobre todo a esa clase obrera, no existe
entonces dicha centralidad hoy.
Decir que hoy Bolivia no es la misma sería una perogrullada. Habrá que mostrar sus
limitaciones en el plano histórico y sus consecuencias en la construcción categorial para
pensar este momento que, como brevemente
intentamos decir, es distinto del 52. Hay lecciones importantes para hoy como aquellas
referidas a pensar que una tarea urgente es
contribuir a su visualización categorial como
nuevo momento histórico y no retomar la
fofa y ociosa tarea de la “contrastación teórica” ni el anecdotario comparativo pueril que
solo busca etiquetar una época y no construir un pensamiento de la época.
[
Arranque de campaña
Nos interesa rastrear el espíritu de este discurso. Lo primero que cabe apuntar es
que el documento es una intervención política en regla, un arranque de campaña.
Samuel se iba quedando fuera de la pole: Rubén Costas está por volverse frecuente
en discotecas cochabambinas y tarijeñas y Juan del Granado ha iniciado un proceso
de democracia interna abierto al público para mostrar su “ñeque”. Leyendo con cuidado su informe, poco le debe importar a Samuel que quede claro el escaso trabajo de
campo realizado en el mismo. Quería recuperar la iniciativa, marcar el tempo político
de la oposición e intentar encontrar un argumento de debate nacional, que evidencie
así las debilidades de sus rivales: Juan, y su marcada impronta paceña y Costas con su
camiseta verde autonomista.
En lo anterior ha tenido cierto éxito. Pero el espíritu neoliberal, para cualquier lector
atento, se pasea en los detalles. Cuando Carlos Böhrt habló sobre el Evo Cumple señaló
algunas virtudes y entre sus defectos veía que era “antiautonomista”. Queda pendiente
preguntarle a Böhrt si la siguiente declaración del informe de Samuel: “Es verdad que
el programa parte de las demandas de los alcaldes y dirigentes que solicitan los fondos.
Pero las demandas populares no varían mucho en el tiempo ni en el espacio: suelen ser
inmediatistas y supericiales” le parece un elogio de la descentralización. Por no subrayar
el desprecio, y la tontería, elitista contenida en la frase cuando dice que las demandas
populares son supericiales (sic).
Música de los 90: si los alcaldes (¿también los de Unidad Nacional?) son unos
incapaces, los más habilitados para determinar las necesidades de la gente, y no despilfarrar los recursos, son los propietarios del conocimiento preciso: los tecnócratas de
toda la vida. Misma melodía se puede escuchar cuando uno lee las partes referidas a
las organizaciones sociales. Incautas ellas, además de supericiales, están presas de las
redes del MAS. Lo más conveniente sería dejarse tutelar, nuevamente, por los criterios
de la “Nueva Gestión Pública”. Dogma que, como ya sabemos, de Nueva y Pública tiene
muy poco.
[
¿Al estilo Capriles?
Pero lo mejor, como en los cuentos de hadas, llega al inal. Para cargar todas las tintas
contra la gestión del Evo cumple, el informe se pierde en elogios a los Bonos Juancito
Pinto y Renta Dignidad: “( ) tienen una serie de ventajas que los convierten en las mejores políticas sociales con las que se cuenta en este momento. Se ejecutan de manera igual
para todos los beneiciados, lo que hace más difícil la manipulación política y disminuye
el riesgo de corrupción. Y confían en la capacidad de la gente para usar el dinero que
se les entrega de la forma más conveniente para ellos, es decir no tratan de orientar el
gasto”.
Un paseo por la hemeroteca resulta suiciente para comprobar las pasadas críticas,
plenas de adjetivos, de miembros de UN a los programas que ahora elogian encendidos.
Dos opciones: Samuel no leyó todo el informe o, como Capriles, empieza a querer incluir,
en el discurso, ciertos avances que el pueblo considera derechos irrenunciables. Sea cual
sea la opción no deja de resultar gracioso que ahora hablen de “rentismo moderno” donde antes decían “clientelismo populista”.
“!Cosas veredes Myo Cid que farán fablar las piedras!”
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
8
La historia secreta detrás de la llegada de Evo Morales
La venganza de la OTAN
El nuevo patio trasero, los PIGS y el miedo imperial a que
se conozcan sus secretos. La trama que se tejió detrás de
las prohibiciones de vuelo. La historia de un rumor operado
desde Washington, que se generó en Moscú y ahora se conoce
en La Paz
n Boris Miranda
¿Qué fue? ¿Secuestro, detención, atentado,
intento de magnicidio(!), broma, error, confusión? Ninguna de las anteriores, estimado
lector. Lo que sucedió en cielo europeo fue un
desquite. Era la revancha de las potencias. Lo
que le hicieron a Evo Morales fue la venganza
de la OTAN.
A las 13.00 (hora boliviana) del 2 de julio
nadie se imaginaba lo que estaba por suceder. Apenas unas horas después, en Palacio
de Gobierno, la Vicepresidencia y Cancillería
se multiplicaban esfuerzos en dos sentidos:
idear una ruta de retorno para el Presidente
y comprender qué es lo que había precipitado
a algunos países de la Unión Europea a ejecutar una acción tan temeraria en contra de
Bolivia.
Las llamadas se multiplicaban entre las
oicinas gubernamentales de La Paz al mismo
tiempo que las comunicaciones que llegaban
de Austria generaban aún más incertidumbre y preocupación. Antes de que se cierre la
tarde, la mayoría sabía que Evo estaba muy
enojado y exigía una reacción inmediata desde el aparato diplomático y político del país.
Bolivia tenía que denunciar al mundo que su
Jefe de Estado se encontraba parado en un
lugar de Europa.
Cuando los ministros fueron convocados a Palacio, ya de noche, el panorama
todavía no era muy claro. Sí se tenía la certeza de que Edward Snowden no estaba en
el FAB-001 y también existían indicios muy
bien fundados de que Estados Unidos tenía
mucho que ver con la torpe decisión de los
países europeos. El conlicto seguía en evolución a esas alturas pues España e Italia
se sumaron al veto impuesto por Francia y
Portugal. A las cuatro de la mañana del día
siguiente, en los sillones del despacho presidencial, algunas ministras conciliaron el
sueño todavía sin entender bien qué había
provocado tal situación.
La condición de la administración Rajoy
de permitir al avión presidencial aterrizar y
cargar combustible en las Islas Canarias fue
rechazada por Morales con irmeza. A esas
alturas ya era una virtual política de Estado (además de una potestad innegociable)
que no se permitiría a ningún oicial extranjero revisar el interior del Dassault Falcon.
Sin embargo, el nivel de desinformación y
confusión era tal que, en esa misma tarde,
el canciller David Choquehuanca le agradeció a los españoles el gesto. ¿Qué estaba
pasando?
[
La jugada de Estados Unidos
El Desacuerdo conoce de fuente primaria
que la diplomacia europea reconoció a la
Cancillería de Bolivia que la presión de Estados Unidos había sido demasiado fuerte y
tuvieron que ceder. Ellos, no lo dicen pero lo
saben, transigieron tanto a partir de su crisis
que ahora no pueden mirar a la potencia norteamericana a los ojos.
Washington, por su lado, negó cualquier
responsabilidad. Jen Psaki, portavoz del
Departamento de Estado, manifestó que se
trataban de decisiones “individuales” de los
países, sin embargo reconoció de inmediato
el intenso lobby de su país por el caso Snowden. “En los últimos diez días hemos estado
en contacto con un amplio número de países
con posibilidades de que Snowden aterrizase
o transitase a través de ellos”. ¿Entonces en
qué quedamos? Es prácticamente una confesión. Está claro que todo tiene origen en los
teléfonos de la Casa Blanca.
De la embajada de la avenida Arce es mejor no decir nada, porque ellos eran los más
sorprendidos y desprevenidos en la tarde
del 2 de julio. El (falso) rumor de que Joseph Edward Snowden se encontraba a bordo
del Dassault Falcon no pudo salir de los informantes que tiene Estados Unidos en La
Paz. Todo apunta a que fue una información
operada desde Washington y que se generó
en Moscú.
No se puede perder de vista un elemento. EEUU y otras potencias han perdido la
compostura en los últimos años como no lo
hacían desde los peores momentos de la guerra fría. Y ya no lo hacen para asixiar focos
El Desacuerdo conoce de fuente primaria que la diplomacia
europea reconoció a la Cancillería de Bolivia que la presión
de Estados Unidos había sido demasiado fuerte y tuvieron
que ceder. Ellos, no lo dicen pero lo saben, transigieron tanto
a partir de su crisis que ahora no pueden mirar a la potencia
norteamericana a los ojos
subalternos o comunistas, ahora salen de
sus cabales en afanes de persecución a compatriotas suyos que los dejaron en evidencia
como un monstruo vigilante y censor.
El acoso a la embajada de Ecuador en
Londres por el caso Wikileaks de hace unos
años no se explica de otra forma. Y ahora presenciamos un nuevo capítulo con lo sucedido
en los cielos europeos. Lo más certero que
dijo Evo Morales a su llegada al aeropuerto de
El Alto es que las potencias (todavía) se unen
para agredir. Jen Psaki lo reconoce. Todo comenzó en Washington.
[
La OTAN y el nuevo backyard
Es difícil suponer que la CIA perdió el rastro de su ex agente y por eso comenzó a creer
que estaba en el avión presidencial. De hecho,
el Gobierno tiene la convicción (con información no conirmada) de que los Estados
Unidos siempre supieron que Snowden no
estuvo jamás en el FAB-001 y que nunca existió acercamiento alguno con la delegación
boliviana.
Sin embargo, a los europeos les dijeron
otra cosa. A España, por ejemplo, le aseguraron que el analista de menos de 30 años se
encontraba en el mismo avión en el que Evo
Morales viajaba. Esta clase de explicaciones
ya llegaron hasta Bolivia desde los países
“engañados”. Además, esto explica la curiosa
aparición del embajador madrileño Alberto
Carnero en la pista del aeropuerto de Viena
para “tomar un café” junto al Presidente dentro del Dassault Falcon.
Tres de los cuatro países que negaron
el permiso de sobrevuelo al Presidente son
PIGS. No, no queremos decirles cerdos a España, Italia y Portugal, sino que éstos, junto
a Grecia e Irlanda, son las naciones de Europa que requieren intervención y auxilio por
sus serios problemas de déicit, desempleo y
endeudamiento. PIGS son sólo las iniciales
de los países convertidas en un malicioso
acrónimo inventado por los medios de comunicación norteamericanos. ¿Quién es uno de
los actores principales en el rescate de estos
países? Sí, acertó: Estados Unidos.
Todos estos países, además, forman parte
de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN). Endeudados y comprometidos geopolíticamente, se encontraban en una
situación muy difícil ante la potencia mayor.
Europa se metió en la crisis y Europa optó por
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
una salida que la hacía aún más vulnerable.
Ahora se encuentran ante la triste realidad.
Son el nuevo patio trasero de los Estados Unidos. El episodio con el avión de Evo lo dejó en
evidencia. Hay otro dato que no se puede perder de vista, Austria no pertenece a la OTAN.
Airmar que Bolivia otorgaría asilo a
Snowden pudo ser una declaración muy cara
para Evo Morales y fue, sin duda, una provo-
9
cación más, de muchas. Sin embargo, para encontrar los detonantes de lo que sucedió, hay
que mirar un poco más atrás. Sólo un poco.
El mandatario que reaccionó con más violencia ante la posibilidad de que Colombia se
incorpore a la OTAN fue el boliviano. La arremetida del Presidente contra esa posibilidad
incluyó la solicitud de una reunión de emergencia de Unasur para condenar el intento.
“Cuando internamente Estados Unidos
ya no puede dominarnos a países, a Gobiernos, a pueblos antiimperialistas, ¿cómo es
posible que Colombia pida ser parte de la
OTAN? ¿Para qué? Para agredir a Latinoamérica, para someter a Latinoamérica, para
que nos invada la OTAN como ha invadido en
Europa y África”, dijo el Presidente e inmediatamente después aseguró que no permitirá
que “militares de Europa y Estados Unidos
intervengan en Latinoamérica”.
Queda claro que motivos no les faltaron
a las potencias de la OTAN para “sentarle la
mano” amargándole a Evo el viaje de retorno
a Bolivia. Sin embargo, quedó más en evidencia la decadente relación de subordinación que
existe entre algunas naciones y el miedo a que
se revelen sus secretos. Ellos quedaron expuestos una vez más como lo que son, potencias
con vocación agresora. Actuaron como si nada
hubiese cambiado, sin embargo su medida
aleccionadora –la venganza– les salió al revés.
Ahora nos toca a nosotros exponernos como
lo que somos. Evidenciar con fuerza qué es lo
que cambio en estas décadas de lucha. Decirles,
cara a cara, que ya no somos más el backyard ni
nada que se le parezca. Nos lo ganamos. Nunca
más nos quitarán esa dignidad.
OTAN for dummies
CFKArgentina.com
Nicolás Laguna
Tras la segunda guerra mundial, los “países aliados” decidieron formar una coalición de
defensa frente no ya a los nazis sino la “amenaza comunista” con la irma del Tratado del
Atlántico Norte. Durante la guerra de Corea (1950) se creó un Comando Militar que agrupaba fuerzas de todos los miembros bajo la tutela de los Estados Unidos, cuyos militares
detentan desde entonces el Comando Supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Hasta el in de la guerra fría, esta organización militar sirvió como contención al crecimiento del bloque comunista, que respondió con el Pacto de Varsovia. También jugó un
rol importante durante la crisis de los misiles en Cuba (1962). Sin embargo, fue mucho
más activa después de la caída del muro de Berlín, actuando directamente en la guerra
secesionista de la ex- Yugoslavia, entre 1992 y 1999, en la invasión a Afganistán (2001 a la
fecha), la creación de un nuevo ejército en Irak, tras la invasión de los Estados Unidos, y la
guerra civil Libia. Por otra parte, la OTAN ha permitido a las principales potencias (EE.UU.
e Inglaterra) establecer bases militares en los países miembros, desarrollar operaciones de
inteligencia conjuntas y compartir la que se genera unilateralmente.
En 1966, las Fuerzas Armadas de Francia se retiraron por completo del Comando Militar Integrado de la OTAN, aunque no de la organización en sí. Esto implicó, entre otras
cosas, que todas las tropas no francesas, acantonadas desde 1950, se retirasen de su territorio y que ningún soldado de este país estuviera bajo el comando de extranjeros. Era una
declaración de soberanía frente a los Estados Unidos. Cuarenta y un años más tarde, en
2007, el entonces Presidente, Nicolas Sarkozy, decidió subordinar nuevamente su patria,
reincorporándola al Comando Militar Integrado. Una de las consecuencias se presenta en
el actual impasse con el Presidente de Bolivia. Por nuestra parte, nos quedamos con Robespierre: “La patrie est en danger”.
¿dónde encontrará asilo Snowden?
Los límites del destierro
Amaru Villanueva
Como conocimos a través de Wikileaks, Snowden pidió
asilo político a 21 paises: Austria, Bolivia, Brasil, China,
Cuba, Finlandia, Francia, Alemania, India, Italia, Irlanda,
Holanda, Nicaragua, Noruega, Polonia, Rusia, España,
Suiza y Venezuela. Ya había pedido asilo a Ecuador e Islandia.
Ahora bien, podemos especular, mientras permanezca
en su actual suerte de limbo legal y transitorio, acerca de
qué país se lo puede otorgar y bajo qué condiciones (hasta
cansarnos). Creo que resulta más interesante preguntarse
qué implicaría para estos países, en términos ideológicos,
otorgarle asilo, y qué implicaría para Snowden aceptarlo.
Empezando con la posición de Snowden, pedir, o (peor
aún) aceptar asilo de China o Rusia sería semejante a ir a
Corea del Norte pidiendo asilo político por abusos a sus
derechos humanos. Refugiarse bajo el ala de semejantes
infractores en el mundo del espionaje digital, la censura, y
la vigilancia ubicua, sería una contradicción y un profundo desacierto.
Lo que nos trae de vuelta a Venezuela y Bolivia, cuyos gobiernos han expresado la voluntad de conceder asilo a Snowden. Es importante entender lo que implica esta protección,
más allá de un gancho izquierdo al imperio. Hablamos de dos
países que si bien tienen una reputación errante respecto al
control mediático, tampoco se han convertido en referentes
de vigilancia o censura respecto a la información que luye por
el internet (sin quedar claro si es por ideología o ineicacia).
A lo que me voy es que otorgarle asilo político a Snowden,
aunque sea hipotéticamente, sería indirectamente conceder
la validez de los principios que deiende, diicultando futuras
restricciones de derechos informáticos en nuestros países,
por lo menos sin auto-contradecirse. En este sentido, el tener
a Snowden como refugiado en nuestro país serviría de precedente para resguardar la privacidad digital de los ciudadanos bolivianos frente a futuras amenazas. Si algún lector no
percibe estos peligros como reales, podemos remontarnos al
proyecto de Decreto Supremo iltrado por Anonymous Bolivia en Marzo del 2013, el cual le posibilitaría al Estado ejercer
control sobre el acceso a la información a través de un Punto
de Interconexión de Tráico (PIT). Pero en el contexto de la si-
tuación de Snowden, y en relación a las preguntas que le hace
al mundo este cuento-pesadilla, la situación nuestra es lo de
menos.
Paradójicamente, en los debates respecto a privacidad y
libertad de información, suelen ser los países liberales y neoliberales quienes más fuertemente dicen defender estos derechos, pero quienes en la práctica han sido justamente quienes
han podido romperlos de forma más hipócrita e imperceptible. Las restricciones en China, o en Cuba, se entienden (sin
defenderse, claro) desde una lógica en que reina el Estado y
su visión moral única e infranqueable, más arriba de derechos
como la libertad de expresión o acceso a la información. Pero
en EEUU, donde el programa de vigilancia masivo Prism se
presume ilegal bajo su propia constitución (sin mencionar los
datos que se originan en otros países, llevando esta infracción
al plano del derecho internacional), es donde más vergüenza
causan las revelaciones de Snowden, pues delatan una interna
contradicción, prácticamente irresoluble.
La moraleja lamentable de esta épica internacional es que,
al parecer, ningún país podría al mismo tiempo otorgarle asilo,
y hacer prevalecer en su propio territorio los derechos a la privacidad que él deiende. De este modo, un mártir que deiende
los derechos humanos que nos toca a todos defender en este
siglo, al no tener pasaporte ni asilo político viable y real, paulatinamente se va convirtiendo en una no-persona, un desterrado en todos los sentidos. Snowden se encuentra en tierra
de nadie en cuerpo, documentos, e ideología.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
10
Lo que fue el 3 de julio, con Evo detenido en Europa
Caminando para adelante
El Evo se plantó. Dijo lo que
tenía que decir, hizo lo que
tenía que hacer, no lo pudieron
encerrar ni con amenazas,
ni con acciones, ni con
embajadores astutos. Sólo lo
pudieron trampear en el aire
n Fabián Restivo
Son las 7 de la mañana del 3 de julio. Un soleado día de mierda. Mal día para dejar de fumar.
En la casa no dormimos. Estamos pendientes
de lo que pasa en el avión del presidente.
No es original. En muchas casas del mundo (sabemos) pasa lo mismo.
Quería escribir pero recordé una frase de
mi buen amigo y maestro Oscar Tafetani:
“nunca escribas cuando estés enojado. No es
bueno“. Así que aquí estoy, haciendo de nuevo
lo que no se debe. El problema es que solo se
me ocurren frases.
Por ejemplo: somos la pulga en la oreja
del mundo. Somos el nuevo centro de la política mundial. Somos nosotros, los ex jodidos.
Ahora se joden ustedes. Les toca. Vamos a seguir caminando para adelante. O como dicen
mis amigos cubanos: “¡pa’ atrás, ni pa’ coger
impulso!”.
Intento un análisis más objetivo sobre
Francia, Italia, España y sus amiguitos de
la OTAN. Podría hacerlo, pero el humor me
arruinó el primer café de la mañana y en el
aire suena Madredeus y me salta una mala
pregunta: ¿Portugal? Jodido por la Unión Europea y por Estados Unidos, a punto de desaparecer con sus fados, sus mujeres tímidas,
sus vinos amaderados y sus puertos. Claro
que me salta la frase: “¿Bruto, tú también?”
Saco a Madredeus y pongo a Gieco: “Cinco siglos igual”. Abro el diario y leo a algunos
opositores. Pobre gente. Si no entienden lo
que pasa en nuestros países, sería una crueldad pedirles que entiendan lo que pasa en el
mundo, de golpe se les da por intentarlo y
tenemos una epidemia de cuadriplegia producto del esfuerzo.
Llaman amigos de mis otros países con
tres preguntas que parecen calcadas: ¿Qué
pasa? ¿Qué sabes? ¿Qué hacemos? Aurelio
Rocha de Brasil, Carlos Girotti de Buenos Aires. El Pano de Nicaragua, otros
Pienso en la relación patológica de los
torturados con sus torturadores, de los espiados con su espiador. Pienso en mi abuelo,
un catalán perseguido por Franco y me lamento honestamente por los europeos decentes que deben estar puteando su rumiada vergüenza en algún bar, en alguna cocina,
frente a algún televisor en la oscuridad de la
casa que seguramente huele a café o a gas
lacrimógeno.
[
Secuestrado en Europa
Mi presidente se niega a que le revisen el
avión y recuerdo al Che: “Al enemigo no hay
que cederle ni tantito así”. Estados Unidos,
con la cobardía guerrera que lo caracteriza no
se pronuncia. Ordena que lo hagan sus torturados, que viven en el patio trasero llamado
Europa, que como dijo alguien, tiene más de
trasero que de patio.
El Vice dice: El presidente Evo está secuestrado en Europa.
Europa, la vieja dama autofágica que se
comió a su madre, Grecia, a cambio de una
deuda. Recuerdo “Las Satrapias” de Neruda
y hago una traducción, así que el certero y
visionario poema me queda en versión Mercado Común.
Tenía razón Oscar, no se puede escribir
cuando estás enojado. No se pueden hilvanar
ideas. Solo que me gustaría saber qué van a
decir ahora, los que disparan: “¡Y dale con el
discursito del imperio!”. Roedores de las banderas conquistadas
Decía, de Francia y España no me asombra, por allí pasaban los aviones de los nocondenados a muerte, camino a Guantanamo, mientras esos gobiernos miraban para
otro lado o decían “chau” con la manito desde
el techo de la Moncloa.
[
“diplomacia de los pueblos”
Creo irmemente que Suramérica y el Caribe se enfrentan a un momento de inlexión
estratégico histórico inevitable. Unasur,
ALBA, CELAC, Mercosur Podríamos sancionar a Europa y a Estados Unidos cortando el
envío de petróleo y alimentos. Deberíamos
despedir a los embajadores de estos países
europeos y convertir la embajada de Estados
Unidos en el ediicio sede de Unasur. La cagada es que nos lo van a dejar llenos de micrófonos, pero con lo que nos ahorramos de
construirla en Cochabamba, lo contratamos
a Snowden para que nos haga la contrainteligencia. ¿Cuál es el problema? Ellos se cagaron
en la convención de Viena y pusieron en riesgo real la vida de nuestro presidente. Si nos
cagamos en ellos es apenas una retribución
de atenciones. Eso se llama “diplomacia de los
pueblos”.
No es difícil de pensar la historia con solo
cuatro datos: no le perdonaron nunca a Haití
ser el primer país independiente. No le perdonaron nunca a Cuba su independencia. No
le perdonaron nunca a Chavez su caribe puro
en la noche de “váyanse a la mierda yankys
de mierda”. Y nunca nos van a perdonar a nosotros, hacerle a Estados Unidos, lo que ellos
le hicieron a Inglaterra.
Otro cigarro y van seis, mal día para dejar
de fumar. Claro que es peor día para ser embajador de Francia en Bolivia.
Decía: claro que no nos van a perdonar.
El Evo se plantó. Dijo lo que tenía que decir,
hizo lo que tenía que hacer, no lo pudieron
encerrar ni con amenazas, ni con acciones,
ni con embajadores astutos. Solo lo pudieron trampear en el aire, adentro de un avión
al que se le acababa la gasolina en territorio
de la OTAN. Y también salió de allí, como
todo lo que hizo en la vida: caminando para
adelante.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
11
Las protestas detrás de la Copa
Brasil, el fútbol y los grandes negocios
marca FiFA
¿Qué piensas cuando escuchas la palabra “Brasil”? Lo que
queda detrás de la potencia emergente y la gran iesta
futbolera que se alista para el año que viene. Cifras y crudas
realidades de un país muy latinoamericano.
n Cristian Vera
Si escuchas la palabra Brasil, rápidamente
en nuestros cerebros se activan una serie
de otras palabras/estereotipo para acompañarla: Fútbol, penta campeones mundiales,
actuales campeones de la Copa Confederaciones, carnaval, iesta, felicidad, mujeres hermosas y hombres, sexo, frenesí, sexta economía del mundo, organización, modernidad,
productividad, Pelé, Lula, amazonas, calor,
grandes ciudades, etc.
Tal vez esas palabras sean las más visibles y
las más bonitas (o no), pero hay otras que también caliican lo que es Brasil: favelas, inequidad,
pobreza, corrupción, narcotráico, sicarios, insatisfacción, inseguridad, racismo, Dilma.
Y es que Brasil, ahora que se imagina y se ve
moderno, por más que no le guste el gentilicio
es un país profundamente latinoamericano
sobre todo en sus contradicciones estructurales: quiere mostrarse muy transformado pero
ocultando bajo la alfombra todos los fuertes
indicadores de pobreza y extrema pobreza.
Ya lo dicen los datos: si bien es orgullo brasileño que entre el 2003 y el 2013, 40 millones
de personas hayan pasado a la clase media, el
10% de la población concentra el 75,5% de la
inmensa riqueza del país, un 20% de la población vive bajo la línea de la pobreza y un 4%
vive en la extrema pobreza. Y hay más de esas
contradicciones pero toda esta cuestión, muy
latente por cierto, la hizo aún más visible el
fútbol, y en concreto el escenario que ofrece
organizar la Copa de Confederaciones, una
copa menor de la Federación Internacional de
Fútbol Asociado (FIFA), adaptada para probar
la logística trabajada por los Estados para realizar el tan cotizado Mundial de Fútbol.
[
Cuando escuchas la palabra FiFA
Si escuchas la palabra FIFA rápidamente
en nuestros cerebros se activan una serie de
otras palabras: millones ya sea de dólares, de
gente, muy buenos negocios, longevos presidentes, corrupción, poder.
También al oir esas cuatro iniciales surgen frases como: “la única dueña del show
mundial de la pelota”. Un rasgo nada despreciable y especial de la FIFA es que los estados
no pueden entrometerse en el deporte de la
FIFA (hay de aquel Estado que se anime a
tocar a Burga, cuestionado presidente de la
Federación peruana, o a Chávez de Bolivia,
ambos por cierto reciben mensualmente 10
mil dólares de sueldo vía Zurich/Suiza), pero
a la FIFA le encanta meterse con el dinero de
los estados y hacer inmensos negocios. Y eso
es lo que hizo y realizará en Brasil.
No se tienen datos oiciales sobre las ganancias pero varias fuentes muestran que en
el Mundial EEUU 94 la FIFA ganó 300 millones de dólares y espera ganar con el Mundial
del próximo año la grandiosa suma de 1.600
millones de dólares y dejar en Brasil por distintas utilidades e impuestos la suma de 100
millones. Este último dato lo oicializó el presidente de la FIFA.
Estas cifras varían según quien las maneje, por ejemplo, para el genio del fútbol
Romario, la FIFA es quien gobierna Brasil
personas. Esta vez en Brasil, el fútbol, mejor,
los negociosos y el evento de la FIFA, fueron
escenarios muy oportunos para movilizar a
millones de personas para exigir al Estado
brasileño una diversidad de cambios que van
desde el desarrollo en infraestructura en educación, salud, pasando por mejorar el reparto
de la bonanza económica hasta llegar a cuestionamientos sobre el sistema político brasileño muy habituado a la corrupción.
En ese contexto, el fútbol se ha transformado en el mejor escenario mediático del
mundo. Por tanto, es de gran interés en el
mundo ser sede del máximo evento del fútbol: el Mundial. Ser sede del Mundial garantiza a un país ser durante un mes la capital
del mundo. Gran época para iniciar negocios,
imagínense la escena: empresarios brasileños
No se tienen datos oiciales sobre las ganancias pero varias
fuentes muestran que en el Mundial EEUU 94 la FIFA ganó 300
millones de dólares y espera ganar con el Mundial del próximo
año la grandiosa suma de 1.600 millones de dólares y dejar
en Brasil por distintas utilidades e impuestos la suma de 100
millones. Este último dato lo oicializó el presidente de la FIFA.
por estos días y ganará una fortuna que traspasa los 2.000 millones de dólares. ¿Cuánto
invertirá Brasil? Oicialmente para la Copa
de Confederaciones el Estado brasileño invirtió 11.000 millones. Con estos datos, ¿quién
hace el negocio? ¿Cuál es el negocio para los
estados? ¿Hacer sentir a su población que
son los mais grandes do mundo?
[
La herida social
Si alguien tiene alguna duda de la trascendencia del fútbol, ya sea desde el punto de vista
social, económico, político, cultural y simbólico, con todo lo ocurrido en Brasil seguramente
tendrá que cambiar de idea y empezar a creer
que el fútbol no solo mueve inmensas montañas de dinero allá donde va, sino a millones de
invitando a árabes a ver el mundial y de paso
hacer negocios, gran palestra, inmenso plus.
[
grandes negocios
El modesto costo (¡?) es de 16.000 millones
de dólares. Esa será la suma, más o menos
certera, que Brasil invertirá en infraestructura, logística y otros grandes detalles de organización. EEUU, el 94 (año cabalístico para
nuestra selección), invirtió 50 millones. Más
tarde, Francia invirtió 300 millones de dólares. Cuatro años después Japón junto con
Corea del Sur invirtieron 4.000 millones. Los
alemanes, el 2006, organizaron un mundial
con 4.500 millones y Sudáfrica gastó 2.800.
Lo interesante de este desile de cifras es
la enorme inversión brasileña. Y más intere-
sante aún para comprender algo de la lógica
que cohesiona las protestas de junio es que
en Río la gobernación invirtió en la modernización del Maracaná 600 millones, todavía
no está acabada la obra y en infraestructura
educativa la gobernación Carioca en cinco
años invirtió 200 millones. Además, el Maracaná es el mejor ejemplo de Elefante Blanco.
Para el año 2008 se hizo una remodelación
millonaria de aproximadamente 80 millones.
Sin embargo, esa inversión, esa millonaria remodelación quedó en nada ya que se inició,
el 2011, de cero la actual modernización del
histórico Maracaná.
Qué preocupa de todo esto. Primero que
uno de los deportes más millonarios del
mundo se beneicie de la plata de los estados. Segundo, ¿qué hace con tanto dinero la
FIFA? ¿Garantizar los altos niveles de vida de
una cúpula dirigencial que no quiere alejarse
y de aprovechar de esos recursos? ¿Escuelas
formativas en el mundo? ¿Qué impacto tendrán sus actos “solidarios“ en África? Tercero,
habría que darse una vuelta por Sudáfrica a
observar cuál es la utilidad de 12 estadios de
asombrosa arquitectura, pero acordonados
por índices de pobreza signiicativos, la salud
precaria y una educación muy cuestionada.
Pero, todo esto no parece importarte a la
FIFA que está más preocupada en hacer grandes negocios. Por último, lo de Brasil también
debería ofrecernos una lección política sobre
la inlación de expectativas. Desde Lula a Dilma no se cansaron de mostrar la imagen de
que Brasil es una gran potencia del mundo,
que tienen una enorme capacidad de gastar
miles de millones de dólares. Tampoco se
ahorraron palabras para decir que la gente ha
subido tanto su nivel de vida como su poder
adquisitivo y frente a ello millones de personas veían eso como una publicidad elaborada, como algo no real si uno transita por las
calles y creo que las protestas de junio alrededor del fútbol pedían sensatez a los políticos:
coherencia en los gastos y menos show.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
12
Crónicas a ras del suelo
Necroturismo, tres historias sin vida
Cierre los ojos e imagínese un lugar tranquilo. ¿Qué pasa
ahora por su mente? ¿Una playa? ¿Una isla? ¿Un balneario?
¿Un convento dominico? Si usted pensó en un cementerio, dio
en el clavo. Visitar tumbas está de moda. Sobre todo porque
la experiencia es un tres en uno: sosiego, arte e historia en un
mismo recinto.
n Álex Ayala Ugarte
Fotos: Jesús Blanco, Gloria Ziegler, Salva Solé
y Álex Ayala
[
BOLiViA
Males de ultratumba
El tiempo corre y algunos mueren. Mientras
que otros se hacen mayores. Eso es precisamente lo que ha pasado con los “guías” del Cementerio General de La Paz, niños que dejaron
de ser niños y ahora son jovencitos que rara
vez se dejan ver entre los mausoleos. Antes,
ellos eran los responsables de un tour extraoicial que recorría las tumbas del padre Espinal,
el compadre Palenque o los beneméritos de la
Guerra del Chaco; y que hacía siempre un stop
en el pabellón de “los niños violados”, donde
yacen Patricia Flores, Álvaro Tavera y otros
menores que fueron abusados hasta la muerte.
“Algunos de los muchachos vuelven de
vez en cuando”, me dijo un operario del cementerio hace algunos meses. Pero no es lo
habitual, como hace años, cuando los más
osados se atrevían a dormir durante las noches más frías en nichos vacíos; y ahora son
otros habitantes del camposanto los que reconstruyen su historia cuando les preguntan.
Ramiro Cahuana, trovador ocasional e
intérprete de morenadas, valses y boleros, es
uno de los que conoce bien a los inquilinos del
cementerio. “Uno de los más extraños –relata–
es un señor que me contrató para que acudiera
a un velorio pagándome parte por adelantado.
Cuando acudí a la cita me di cuenta de que el
muerto era él. Era un suicida”. Otros son escritores “malditos”, como Jaime Saenz o Víctor
Hugo Viscarra, a quien le suelen llevar trago.
Otros, personajes ilustres, como el ex presidente Germán Bush. Y otros son quizás un poco
más incómodos: por un lado, los ladrones de
tumbas, dedicados a robar lo que hay a la vista:
marcos de bronce, lores y loreros; por el otro,
profanadores, sobre todo aspirantes a médico
en busca de cuerpos para sus prácticas.
“Pero cuando se llevan un cráneo o un cadáver luego lo pagan”, me dice, durante una
de sus rondas, uno de los serenos. “Aquí hay
espíritus rondando –añade–. Por la noche
a menudo escuchamos ruidos y crujidos; y
como a las doce, a veces, a gente hablando, caminando, llorando. Pero es normal. Las almas
nos acompañan, vigilan con nosotros”.
Según el antropólogo Alejandro Barrientos, “este es un lugar especial, en cierta manera peligroso, y uno debe cuidarse cuando lo
visita. No es un sitio sólo para pasar o permanecer así nomás. Es un territorio extraño,
lleno de sentimientos perturbadores”.
“Por eso –señala–, aquí uno debe de cuidarse. Hay que pedir permiso a los difuntos
para no contraer enfermedades como ‘el orejo’, que es cuando a uno le agarra el muerto”.
Estos males de ultratumba, según Barrientos,
afectan sobre todo a los más débiles, a las
embarazadas por ejemplo. “Cuando les da ‘el
orejo’ –comenta–, los bebés nacen con olor
a podrido, anquilosados, y pueden morir en
cualquier momento”.
“Por otro lado –advierte–, cuando alguien
entra en las tumbas o rompe el equilibrio que
hay entre ellas corre el riesgo de tener dolor
de huesos, falta de ánimo y acabar muriendo.
En este caso, uno de los síntomas más claros
son los sueños pesados”.
“Pero tampoco hay que asustarse demasiado –se ríe el sereno cuando le hablo de las
investigaciones de Barrientos–. Para mí, más
que los difuntos, son peores otros enemigos:
el hambre, que mato con coca, y el frío, que
combato a base de cigarrillos”.
Para albañiles como Luis Chuima, más que
por el cuerpo, el Cementerio General “entra por
los ojos”; y se explica a partir de los pequeños detalles de los nichos, decorados muchos de ellos
como si se tratara del rincón más especial de la
casa del difunto. Los de bebés tienen juguetitos;
otros, un vasito de cerveza o aguardiente; algunos, el escudo de una logia o un club de fútbol;
la mayoría exhibe fotos; y las lores, entre tanto,
tienen también un particular signiicado: los tonos blancos son para la gente joven, las rosas y
claveles para las mujeres y los hombres adultos
y los colores oscuros para los ancianos.
Según Barrientos, aunque parezca todo lo
contrario, aquí nada es al azar: todo tiene su
propia lógica. “Si los lunes, por ejemplo, uno ve
a mucha gente fumando frente al horno crematorio, es porque existe la creencia irme de
que fumar el primer día de la semana es una
manera de acompañar a los que están siendo
quemados –subraya–. Y si uno lo que ve es a
alguien con pinta de maleante husmeando cerca una tumba, lo más posible es que efectivamente se trate de uno. Ya que lanceros, auteros,
cogoteros, cleferos, charlatanes y descuidistas
suelen guardar un poco de tierra de muerto en
sus bolsillos para pasar desapercibidos y no ser
sorprendidos in fraganti cuando delinquen”.
“Algunos tienen hasta su ñatita particular para protegerse de la policía”, dice Barrientos. Las ñatitas son cráneos que uno guarda
en casa y cuida como si fueran de la familia.
A las ñatitas se les bautiza, se les viste, se les
da de fumar y se les habla; y cada 8 de no-
viembre, en el denominado “Día sin Sombra”,
aconsejan llevarlas al cementerio.
En tan señalada fecha a veces regresan los
aguateros y lustrabotas que hasta hace poco
eran niños; y si alguien les reclama, vuelven a
convertirse en guías improvisados.
[
COLOMBiA
Medellín, tras la sombra de
Pablo Escobar
La peor época de Medellín, la que todos preieren olvidar, está asociada al tema narco.
Al despilfarro, a los atentados y a un nombre: Pablo. Durante el imperio de Escobar se
aprendió a morir aquí de otra manera –de
ser un hecho privado, la muerte pasó a ser
un hecho público–; y el espejo de esa realidad
fueron durante varios años los cementerios.
En el de San Pedro, en la zona nororiental de
la ciudad –la más golpeada por la violencia hasta no hace mucho–, los árboles y las esculturas
de mármol se elevan hacia el cielo, recordando a
los cincuenta caballeros de buena alcurnia que
lo fundaron en 1842 para dar cobijo a los muertos de la alta sociedad. Función que cumplió
hasta que con el quiebre de los años 80 aparecieron las famosas e interminables galerías. Medellín se desangraba por aquel entonces y el cementerio acogió a las “autoridades” emergentes
que empezaron a controlar las calles: traicantes,
sicarios, paramilitares y demás familia.
Agencias como Medellín Experience
ofrecen hoy tours por los que fueron en su
momento los refugios de Pablo Escobar –el
barrio que él construyó, sus mansiones, su
propia cárcel (llamada La Catedral), la casa
donde lo mataron, etcétera–. Y algunas incluyen a San Pedro en sus recorridos. Al in y
al cabo, muchas de las víctimas de la “guerra”
por el control del tráico de drogas terminaron sepultadas en este camposanto.
En él están enterrados, por ejemplo, los
hermanos Muñoz Mosquera. Uno de ellos
fue lugarteniente de Escobar. Según Patricia
García, directora de este cementerio-museo,
“su madre llegó con un costal de plata para
comprar un mausoleo en efectivo; hizo instalar ahí mismo un sistema para que sonara
sin parar música sacra; y por dentro lo decoró
como una salita, convirtiendo a sus hijos más
que en un recuerdo en símbolo”.
Patricia cuenta también que, en los tiempos duros, “muchos traían sus canciones
para homenajear a sus familiares poniéndolas a todo volumen. Además pegaban en los
nichos fotos de la motocicleta del difunto o
escudos de sus equipos de fútbol. Durante los
funerales disparaban al aire y, en ocasiones,
las bandas se enfrentaban a tiros allí mismo o
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
remataban al muerto de los grupos rivales en
pleno entierro. Como muestra de poder, para
que quedaran aún más muertos de lo que estaban. Era una auténtica locura”.
Ahora ya no suceden esas cosas. Ya no son
las balas las que atraviesan San Pedro. Es el
turismo. “Que viene a conocer el pasado, pero
también cómo las cosas han ido cambiando.
Porque las cosas han cambiado en los últimos
años. Antes, la cremación apenas se permitía
por la gran cantidad de investigaciones criminalísticas abiertas en torno a los cadáveres. Hoy, sin embargo, es lo más normal del
mundo”, dice Patricia.
El otro cementerio emblemático de Medellín, visitado regularmente por operadores turísticos y devotos de Escobar, es el de Montesacro:
el de los ricos. Aquí fue enterrado en 1993 el
narcotraicante y aquí exhumaron sus restos en
noviembre de 2006 para resolver una denuncia
de paternidad de dos supuestos hijos. Dos acontecimientos capaces de atraer en su día a miles y
miles de personas, a toda la fanaticada de quien
fuera bautizado por algunas voces como el Robin Hood de los más pobres de Colombia.
Según Alonso Correa, encargado de mercadeo de la funeraria San Vicente, una de las más
conocidas de la ciudad, “para bien y para mal,
pero sobre todo para mal, Escobar fue como un
tsunami que arrasó con todo, que fue capaz de
cambiar incluso los valores de buena parte de la
sociedad de aquel momento”. “Debido a su inluencia –explica–, algunos de nuestros clientes
comenzaron a pedirnos ataúdes caros, mariachis, atuendos raros y elementos un tanto alejados de los servicios funerarios tradicionales”.
Camilo Andrés Jaramillo, compañero de
Correa, añade que en los 80 y los 90 el negocio marchó mejor que nunca. “Ganábamos
más que la Coca-Cola”, bromea. “¿Pero a qué
precio? –se pregunta–. Hasta para nosotros
era desolador recibir tanto cadáver”.
Actualmente, la tumba de Escobar, el
hombre al que responsabilizan de más de
cuatro mil asesinatos a lo larcho y ancho del
territorio colombiano, luce siempre rodeada
de lores. Y está idenicada por una lápida que
dice: “Cuando veas a un hombre bueno, trata
de imitarlo; cuando veas a un hombre malo,
examínate a ti mismo”.
[
ARgENTiNA
Evita superstar
Si el cementerio de La Recoleta, en Buenos
Aires, fuera un libro, estaríamos hablando
de un clásico de la literatura. Pero no lo es. Es
13
más, al principio no era ni siquiera un cementerio. Hasta 1822 fue una simple huerta del
convento de unos frailes recoletos. Luego llegaron los entierros: entierros y más entierros.
Un brote de iebre amarilla hizo que la alta
sociedad capitalina se trasladara a sus alrededores en 1870; y el lugar acabó por transformarse en último descaso de las familias más
ricas y poderosas de la ciudad.
Aquí cada nicho y mausoleo es una historia. Y cada historia tiene un argumento de telenovela. Por eso lo más aconsejable es hacer
la visita en compañía de algún guía.
Ellos van siempre un poquito más allá
que los turistas; y donde uno aprecia sólo un
par de bustos –por ejemplo, en la tumba de
Salvador María del Carril y Tiburcia Domínguez, su señora esposa– llegan a ver el inal
surrealista de una disputa. El problema de
esta pareja fue el siguiente: durante una fuerte discusión el señor Carril le dijo a su mujer
que nunca le dirigiría la palabra. Amenaza
que cumplió literalmente. Después Tiburcia,
para vengarse, dejó escrito como última voluntad en su testamento que quería que su
busto diera la espalda al de su marido. Así fue
y aquel enfado monumental quedó plasmado
para siempre en el cementerio.
A veces, los guías también cuentan anécdotas relacionadas con miedos íntimos que
muchos hemos tenido. Como la protagonizada por Alfredo Gath, propietario de un gran
almacén llamado Gath & Chaves. De él dicen
que mandó instalar un complejo dispositivo eléctrico para poder abrir su ataúd desde
dentro (por medio de un pulsador que le colocaron en la mano), ya que le daba pavor la
posibilidad de ser enterrado vivo.
Pocas tumbas, sin embargo, son tan peculiares como la de Alfredo Gath; y lo que más
resalta en La Recoleta se podría decir que son
las bóvedas: más de setenta de las casi cinco
mil de este recinto han sido declaradas Monumento Histórico Nacional.
Bóvedas las hay para todo gusto. Hay muchas con símbolos masónicos. Hay una con
forma de gruta construida por un poeta con
sus propias manos. Hay otra ocupada por un
joven cuidador del cementerio, David Alleno,
que trabajó toda su vida para comprarla; que
luego la decoró con una eigie con balde y
escoba que le representaba; y que acabó pegándose un tiro para estrenarla. Hay una en
recuerdo a Ruina Cambaceres, quien supuestamente fue sepultada con vida sin que nadie
se diera cuenta. Y hay una mezcla de estilos
impresionante: desde el barroco hasta el morisco, pasando por el bizantino.
Pero sin duda, la más visitada –tanto por
los que van con los tour-operadores como por
aquellos que se dan un paseo por cuenta propia– es la de Eva Perón: Santa Evita. En este
caso, por las vueltas que dio el cuerpo antes
de terminar en el cementerio.
Eva Duarte de Perón murió a los treinta y
tres años y fue embalsamada por el doctor Pedro Ara. Craso error quizás, pues cuando el ex
presidente Perón fue derrocado los golpistas
que tomaron el poder secuestraron el cuerpo
de su mujer para acabar de una vez por todas
con lo que la “abanderada de los descamisados”
representaba. Pero les salió el tiro por la culata. A pesar de que cambiaban el cuerpo constantemente de escondrijo, siempre aparecían
ramos de lores de sus seguidores allá donde lo
llevaban. Y inalmente decidieron deshacerse
de ella trasladándola a una tumba de Milán
con nombre falso. Quince años después, cuando Perón estaba exiliado en España, el cuerpo
fue desenterrado y le fue restituido. Y una vez
muerto Perón, entregado a sus hermanas,
quienes lo llevaron a La Recoleta para que ocupara un lugar en la bóveda de la familia.
Hoy dicen que hay toneladas de cemento
encima suyo para que nadie caiga en la tentación de volver a secuestrarla. Son muchos
los que se paran frente a ella para llorar, dejarle cartas, conversar o hacerle pedidos; la
mayor parte, sin darse cuenta de una realidad
macabra: el ex general Pedro Eugenio Aramburu, el hombre que dio la orden de hacerla
desaparecer en su momento, es su vecino en
el cementerio. Y así será, seguramente, hasta
el in de los tiempos.
Analista mediático: Experto en predecir el pasado.
Adriana: Gil.
Pregunta-consejo: Si les pica, ¿por qué no
se rascan? (Elsa).
Plan B: Revolución Chicote (Fdo. Jigote).
Confesión: Le temo más a Clark Kent periodista que a Superman (Lex Luthor).
Constatación: Algunos corregidores son
incorregibles (TIPNIS).
7%: Creci/miento.
Pitoconsigna 1: Despierten y beban, que
para dormir tienen siglos.
El Desacuerdo: ¿Cambio de Época,
cuento Chino o golpe Bajo? (Elsa).
Precisión: Estados Unidos aún tiene su
patio trasero, aunque actúe más como trasero que como patio (@Llockalla).
Coloniaje 1: Hace 500 años por tierra, hoy
por aire (Marca España).
Transición urgente: De las políticas de
estadio a las políticas de Estado (Atte. IndignadosBrasil).
Retorno: Vuelo Viena/venturado (Atte.
Austria).
Monasterios: Apátrida a sueldo público.
Francia: Embajada (imper)meable (Viceministro Michel).
dignidad: A un oceáno de distancia (Evo).
Cartelera 1: Secuestro en Viena (Franco(i)
lusos).
Cartelera 2: El octavo pasajero (Snowden).
dejá vù: “Váyanse al carajo yanquis de
mierda” (Chávez).
Rap: Fuera gringos madafaka (Dignidad).
EEUUROPA: Joint venture imperio-cachorros.
Preguntita: “Qué dirá el Santo Padre, que
vive en Roma”.
Egipto 1: Golpe avisa (Morsi-lla).
Primarias: Menos de lo mismo (MSM).
Misky k’utichina: Dulce, la venganza es
dulce (Palacio Quemado).
Estrellas: “Puerto Rico da la bienvenida a
las nuevas colonias estadounidenses: Portugal, España, Francia e Italia” (#Residente
C13).
Fiesta: Beber hasta matar (Gran Cuartel).
Egipto 2: Hermanos musulmanes eran los
de antes (Milicos).
Constatación: Gobierno y banca, unidos,
jamás serán vencidos (Pueblo).
Normas: Las hay rectas, las hay piérolas.
indignados: Neymar que por bien no venga.
Re-re-re-re-re-reelección: Percy 2015 (se
va la sextita).
Protesta: Más dignidad, menos Copa (Alcohólicos Anónimos).
Extradición: Permuto Goni por Snowden
(Fdo. Obama).
Protesta: Representantes contra la discriminación eran los de antes (Robinson
Iriarte).
4 de Julio: Cancelado por “problemas técnicos” (Curva Sur).
galo: Pessoa in grata (Jerjes).
Advertencia: Si se meten con una, se meten con todas (chicas Pito).
Homenaje de cierre: Tod@s somos Madiba (Elsa).
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
14
Textos y contextos
Sobre la bofetada a Arguedas
Respuesta del “autor intelectual” de uno de los “likes” de la primera editorial de El Desacuerdo
a la columna que Gonzalo Mendieta publicó en Página Siete la anterior semana
n Pablo Stefanoni
En el primer número de El Desacuerdo fue
publicada una especie de “Declaración de
principios” que sin duda –y a propósito– era
una mezcla de la Biblia y el calefón (como
diría el tango), un intento por diluir un poco
la “seriedad” con el que a veces suele actuarse
y sobreactuarse la política, poniendo todo,
incluso lo que está lejos de la trascendencia,
como una irrenunciable cuestión de principios. Es claro que la redacción de El Desacuerdo no puede coincidir con todo eso y
sus contrarios y que mucho de lo dicho ahí
eran cosas expresamente sin importancia.
Otras arbitrarias y algunas “serias”, pero todo
dentro de un “juego”, un texto cargados de
ironías para evitar deiniciones taxativas en
una publicación que quiere hacer del “desacuerdo” una práctica por encima de ideas
simples capaces de ubicar el bien y el mal
en cinco segundos (o incluso antes de que
los hechos ocurran). En ese marco, el grupo
editorial me envió un borrador de esa “declaración” en la que agregué dos o tres comentarios. Uno de ellos fue el referido a la bofetada
a Alcides Arguedas.
En una columna reciente, mi amigo Gonzalo Mendieta (Página Siete, 29 de junio)
la toma para presentar su “desacuerdo”. Sin
duda, al aislar el tema, la bofetada con la que
Germán Busch recibió a un sorprendido Arguedas en el Palacio toma otra relevancia; de
hecho Gonzalo plantea una especie de polémica sobre la violencia desde el Estado. En
eso estamos de acuerdo. En efecto, el “like”
sobre la bofetada era metafórica. Pero sin
discrepar en que el hecho en sí mismo es rechazable, no hay que dejar de contextualizarlo: en la época de la bofetada aún se desterraba opositores (e incluso se los podía fusilar),
o con suerte se los coninaba tierra adentro
del territorio nacional. Por otro lado, Busch
no era alguien que se apoyara en su poder
para responder de maneras poco elegantes.
De hecho, una vez al salir del cine al caer la
noche –caminando solo cerca de Plaza Murillo- repelió a tiros a un grupo que al parecer
quiso matarlo. Y otra se pegó el tiro él mismo. Su personalidad tenía el aura trágica de
un temerario héroe de guerra. No deja de ser
curiosa la forma en que Arguedas cuenta el
incidente en su diario íntimo: se acuerda del
insulto de Busch pero “olvidó” por completo
su respuesta “–¡Es usted un canalla!– me sopló con voz fuerte y mirándome a los ojos. El
insulto bajo y cobarde me sublevó e irguiéndome sobre la silla repuse con vehemencia:
-¡Y usted es .! Tampoco recuerdo lo que dije
ni como lo dije pero debiera ser dura mi frase
porque de un salto se puso de pie y con los
ojos saltados avanzó hacia mi ”. Luego vino la
trompada y la censura a los medios para que
no difundieran el tema.
Es cierto que su gobierno, como dice Gonzalo Mendieta, combinó efectivamente medidas antioligárquicas con pactos con sectores
de la gran minería. En verdad todos (desde
Patiño hasta La Calle) apoyaron el golpe de
Busch contra Toro; todos creían que podrían
inluir sobre el joven de 33 años; inexperto
en la gestión política pero con fuertes ansias
de regenerar la nación. Y todos lo tironearon
para su bando. Paradójicamente, Busch prohibió el comunismo, José Antonio Arze terminó marchándose a Chile y por los mismos
tiempos recibía a Marof en el Palacio, permitiéndole el regreso a Bolivia.
Sin duda hay un antiarguedismo nacionalista simplón; como el de quienes creen que
la nación es un buen pique macho (y Alison
Spedding padeció en carne propia ese patriotismo culinario cuando se atrevió a criticar la
cocina nacional). En verdad, mi “like” surgió
del hecho de estar leyendo la biografía intelectual de Arguedas escrita por Juan Albarracín Millán (“Arguedas. La conciencia crítica
de una época”), al momento de proponer mis
agregados. Concretamente acababa de leer
poco antes este párrafo de la columna “Contrapropuesta” (El Diario 15/8/1905) donde
Arguedas respondía a una columna de Benigno Lara contra los avisos en los diarios para
alquilar “pongo con taquia”. Es una especie
de bofetada al lector (al menos de hoy día):
“En el momento en que escribo estas líneas,
compacta muchedumbre llena la plaza San
Sebastián y en las calles que le dan acceso. Es
la popular iesta de La Asunta. En medio de
esa muchedumbre lo que salta a la vista es la
irritante cara de los indios , qué abundancia
señor!. Esto marea y asusta. Es una formidable invasión de bestias”. Luego sigue peor:
“En cierta época del año, cuando aumenta la
corriente del río, es costumbre de la Municipalidad hacer servir a los canes bocaditos de
pan con estricnina dentro para de un modo
fácil, cómodo, barato y ediicante, librarnos
de la plaga canina, dañosa e inútil. Propongo
que con los indios se use igual procedimiento . Será mejor que alquilarlos”.
Sus prejuicios antipopulares no se reducían a Bolivia. En sus Diarios íntimos, se
quejaba en unos de sus viajes a París de que
Sus prejuicios antipopulares no se reducían a Bolivia. En sus
Diarios íntimos, se quejaba en unos de sus viajes a París de
que los exclusivos bulevares del centro habían sido copados
por porteros de ediicio había ganado el Frente Popular y
ya ni en la ciudad luz se podía estar a salvo de esas “gentes
ordinarias”, como las llamaba el autor de Pueblo enfermo.
los exclusivos bulevares del centro habían
sido copados por porteros de ediicio ... había
ganado el Frente Popular y ya ni en la ciudad
luz se podía estar a salvo de esas gentes ordinarias –como las llamaba el autor de Pueblo
enfermo. Sus diarios y sus libros están llenos
de estos comentarios; como cuando dice que
los alemanes –que ya eran bastante perfectos– intentaron mejorar aún más su raza
–aunque de manera algo brutal–, en pleno
nazismo (La Danza de las sombras). Arguedas recibió el premio Roma, el 27 de abril de
1935, otorgado por el gobierno de Mussolini.
Todo eso no disculpa, sin duda, una agresión física. Gonzalo Mendieta tiene razón en
el fondo del asunto si el terreno es la historia;
pero quizás sí se justiica la pequeña provocación “feisbukiana” de defender metafóricamente la “bofetada a la antihistoria” (como la
llamó Poririo Díaz Machicao); tras la cual varios universitarios llegaron a la casa de Arguedas gritando consignas contra el “Melgarejo
de cartón”, el “dictador bárbaro” y el “camba
iletrado” y en defensa del “escritor mártir”. Se
trata de un hecho que, al in de cuentas, y por
suerte, combinó la “tragedia” con un poquito
de farsa. Y así quise, al menos yo, recuperarlo como marca de fábrica de una publicación
que quiere romper con ciertas lecturas fáciles
(y facilistas) de la Bolivia actual. Quizás fue
una tardía “rebeldía juvenil”, aunque el paso
del tiempo no tenga vuelta atrás. Hay espacios en el periódico para el análisis serio, ese
lo era menos
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
15
Bibliofagia
Limónov, de Emmanuel Carrére
Una biografía novelada de un personaje desmesurado y estrafalario, de la Rusia de los últimos
cincuenta años y al mismo tiempo aventurarse en una indagación deslumbrante sobre las
paradojas de la condición humana. Poeta y pendenciero en su juventud, Limónov frecuentó
los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética, se vio obligado a exiliarse y
aterrizó en Nueva York, donde vivió como un vagabundo, fue mayordomo de un millonario y
escribió novelas autobiográicas
n Fernando Molina
Roberto Bolaño valoraba el que antes los escritores salieran de las ilas de la aristocracia
y la burguesía, y por eso fueran rebeldes, escandalosos, provocativos, estuvieran desesperados y vivieran en los márgenes (alcohol,
prostíbulos, asilos psiquiátricos). Con sentimiento de pérdida, los comparaba con los
escritores actuales, quienes, siendo un resultado de la democratización de las universidades y el acceso generalizado a la cultura, se le
antojaban capaces de cortarse la mano con la
que escriben a cambio de un poco de respetabilidad, éxito, premios literarios, becas, etc.
Como toda generalización, ésta puede
refutarse con historias individuales. Una
muy interesante es la de Eduard Limónov,
poeta, novelista, periodista, aventurero, disidente y político ruso, quien salió de los extramuros de una ciudad industrial soviética,
como tantos otros escritores actuales, pero,
contradiciendo la teoría de Bolaño, no vivió
ambicionando la estabilidad familiar ni el reconocimiento artístico o académico, sino algo
aparentemente más sencillo: no ser un “loser”
como todos los demás soviéticos. Este objetivo al principio demandaba, para él, alcanzar
la fama y la fortuna, pero después otras cosas
menos simples (por ejemplo, paradójicamente, sentirse soviético cuando ya nadie más lo
era). En todo caso siempre la aventura, el ir a
contracorriente...
Limónov escribió para escapar. Primero
de la vida deprimente y mediocre a la que
parecía condenado el hijo de un insigniicante funcionario del KGB y un buscapleitos constitutivamente inútil para las tareas
intelectuales, excepto la poesía, que en esa
época era considerada una suerte de “deporte nacional” y le interesaba incluso a los maleantes. Limónov, estableciendo un método,
se hizo simultáneamente poeta y maleante.
En la Unión Soviética de los años 60 el único
medio para vivir con glamur, independencia
personal y dignidad pública era ser barriobajero y marginal, y dedicarse a alguna forma de
arte y/o disidencia política. Era la alternativa
a la grisura de una carrera burocrática, al embrutecimiento del trabajo físico o, en el campo artístico, a la ignominia moral: prestarse a
cantar los logros de la revolución o a hornear
ñoñerías sobre árboles, montañas y amores.
[
La ruta autodestructiva
A partir de ese momento, Límonov se volvió adicto a lo “undergrownd”, un estupefaciente del que ya no podría desengancharse
nunca más. “Lo sórdido considerado como
una de las formas de lo épico”, esto lo marcaría para siempre. Por eso cada uno de sus movimientos ulteriores iría acompañado de una
decisión potencial o factualmente autodestructiva. Estaría con mujeres que no le gustaban; se enamoraría de mujeres con las que
no debía estar (avariciosas, alcohólicas, ninfómanas, muy jóvenes, etc.) Trataría de olvidar
a una de ellas teniendo relaciones sexuales
con afroamericanos desconocidos en los parques de Nueva York (experiencia que luego
contaría en su libro “Los poetas preieren a
los negrazos”). Sería mendigo, sirviente de un
rico, soldado, perseguido político, reo condenado por terrorismo. Escritor, claro. Trataría
de combinar los símbolos y las actitudes del
comunismo y del fascismo en una ética y una
estética (más que en una política) opuesta a
la salvaje modernización capitalista de Rusia (para muchos, un cataclismo comparable
con la revolución y la guerra civil que destruyeron al país en los años 20). Escribiría en
los medios de la extrema derecha (con tal de
que también fueran semi-anarquistas) o en
los de la extrema izquierda (con tal de que
no fueran democráticos). Reinstalaría la igura del “héroe” belicoso, musculado y audaz
como vector de la transformación histórica.
Con el tiempo, se convertiría en uno de esos
“héroes” en los que creía.
En in, el vínculo que el joven Limónov
estableció entre lo “under” y la vida plena se
revelaría como una asociación envenenada,
pues en adelante este hombre consideraría
el fracaso y la marginalidad social, fueran éstos del tipo que fuesen, espacios de felicidad.
Limónov fundó el Partido Nacional Blochevique (grito de guerra: “Stalin, Beria, Gulag”). Se
dejó fotograiar en la guerra yugoslava junto
a un criminal de guerra serbio, mientras disparaba una metralleta hacia Sarajevo.
La única ventaja de esta su neurosis fue
que lo mantuvo del lado de las minorías, los
débiles, los parias, las causas perdidas, lo políticamente incorrecto. Cada decisión autodestructiva que tomó lo colocó justo allí donde
había que estar para cabrear a las clases, los
partidos y los Estados dominantes.
[
Un libro inclasiicable
Hay una extraña consecuencia e integridad
en esto, y fue esta coherencia, además de las
virtudes literarias de los libros de Limónov, la
razón que impulsó al consagrado escritor Emmanuel Carrére a escribir una novela-biografía en torno a una igura tan controvertida y,
inalmente, desagradable. Pero Limonóv fue
más que un “skin head”, que un pirado, que
un admirador de la brutalidad. O al menos
así aparece en la versión de Carrére, que enfatiza en la ambivalencia del personaje, creo
que para no sentir remordimientos (aunque
igual los sienta), y quizá también para tornar
más interesante su historia (de ahí que haya
escrito una novela y no simplemente una
biografía, aunque a ratos esté escrita de una
forma demasiado exhaustiva y detallista, típico defecto de los escritos periodísticos que
no se deshacen siquiera de una partícula de la
información que se ha logrado mediante una
penosa investigación).
Se trata de un libro inclasiicable, en
suma. “Inclasiicable, asombroso y conmovedor”, completa Yasmina Reza. Aunque yo
pondría lo de conmovedor en suspenso, pues
creo que, pese a los remilgos del narrador
(que es el propio Carrére), el libro hace demasiadas concesiones a una escala de valores
muy peligrosa. Para comenzar, machista, ya
que pondera favorablemente a los bravos que
sufren solos y sin chillar, muchas veces por
causa de mujeres, las cuales, además, siempre
son histéricas: putas desquiciadas, musas bellas pero traidoras, etc.; una escala de valores
que admira la sangre fría en la guerra y en la
prisión, a un solo paso, por tanto, de admirar
la guerra y la prisión; una escala de valores, en
suma, que atribuye los sentimientos democráticos, paciistas e igualitarios a los miedicas y los apoltronados.
No me cabe duda de que las clases medias,
sus hábitos apacibles, su respeto púdico a las
reglas y las formas, son menos interesantes
en conjunto que cualquiera los duros que
quieren arrasar con ellas (el libro, pese a su
excesiva prolijidad, no se puede dejar). Pero
también sé lo que les debemos: la civilización.
La Paz, domingo 7 de julio de 2013
16
geografía y periodismo:
El “Teddy”
En los años 80, Teddy Ferrachol Arzabe publicó una revista
en el Beni. Este es un homenaje a ese esfuerzo y a su autor
que iba transpirando pueblo por pueblo, de Rurrenabaque
a San Ramón, de Cobija a San Joaquín, anclándose también
por Riberalta, por Guayaramerín, por San Ignacio, San Borja,
Magdalena, Santa Ana, por toda la Amazonía, documentando
y reuniendo la información que el luego escribía y publicaba
No sé si eran mejores o peores esos días. Eso
sí: eran diferentes. El aroma de lo artesanal
“como el buen pan que sólo se hace con las
manos” lo impregnaba casi todo, la pasión por
hacer las cosas se sentía cuando vos tocabas el
papel de una revista u olías un libro, latía algo
heroico, algo bello y heroico, algo que te entusiasmaba bien adentro, algo así como lo que
llamamos misión. Y tal vez, lo era. Tal vez lo era
en el caso de mi recordado, de mi homenajeado
amigo, Teddy Farrachol Arzabe, un periodista
de los que no hay más: un periodista nómade.
Tal vez me equivoque, pero cuando Teddy
comenzó a publicar la revista Paititi, allá por
1983, se había producido un vacío editorial
en la Amazonía. No me equivoqué. Lo leo en
Narasaquije, el entrañable libro de historia
del Beni que “Fito” Pinto Parada compuso
para los niños de su terruño.
Airma algo en sus páginas que hoy huele
a ciencia icción: “La proliferación de imprentas y periódicos en el Beni muestra una época
de esplendor que ya no existe, pues si en 1912
se editaban nueve periódicos (tres en Trinidad, tres en Riberalta, uno en Villa Bella, uno
en Magdalena y uno en Baures), en 1984 no
se tenía en todo el departamento ningún órgano de la prensa escrita“. El auge de la extracción del caucho provocó masacre y genocidio
pero algo bueno dejó, al menos para los que
amamos el olor a tinta.
La verdad es que Fito debería corregir su
libro, ya que incluso él mismo formaba parte del consejo editorial de Paititi, junto con
otras destacadas personalidades del ámbito
cultural amazónico como eran en ese entonces (y algunos lo siguen siendo) Antonio
Carvalho Urey, Rogers Becerra Casanovas, el
Arnaldo Lijerón, entre otros. Corresponsal
en Cobija era Chelio Luna y entre sus colaboradores de inicio, igura, como no, Homero
Carvalho. Por su intermedio y el de su inado
y siempre recordado padre, “Toñito”, conocí a
Teddy, y sin dudarlo, me sumé a su staf de escribas, donde no cobré nunca un mango pero
la recompensa era otra y no era poca: sabías,
sentías, te emocionaba ser parte de una historia, de una forja, y de una misión que Teddy
alentaba, como un quijote en medio de los curichales, como un mago cuya varita milagrosa
era el tesón.
[
Archivo Cingolani
n Pablo Cingolani
Una revista nomada
Paititi se hacía así: caminando, navegando, volando en lo que se podía, viajando por
días, semanas, meses. Teddy iba transpirando
pueblo por pueblo, de Rurrenabaque a San
Ramón, de Cobija a San Joaquín, anclándose
también por Riberalta, por Guayaramerín,
por San Ignacio, San Borja, Magdalena, Santa
Ana, por toda la Amazonía, documentando y
reuniendo la información que el luego escribía
y publicaba, visitando a sus colaboradores que
le entregaban los otros artículos que terminaban armando la revista, tecla a tecla, a puro
pulmón expandido por el aire de la llanura y
la selva. Si hoy, en 2013, todavía da escalofríos
internarse en las pampas del Yata, por el camino que une Santa Rosa con Riberalta, imaginen hace treinta años atrás y digan si lo que
hacía Teddy no es un mérito, no es un esfuerzo
que debería ser recordado y reivindicado como
parte de la historia grande, de la historia amable, del periodismo hecho en Bolivia.
Teddy, el mago “hay que considerarlo así
porque esto sí que fue magia pura”, logró
campear el lagelo de la hiperinlación que
vivió Bolivia a mediados de los ochenta y su
publicación siguió editándose, nomadeando
la geografía de la patria y el sentimiento de
amor por la tierra de uno, y estoy seguro que
ese era el secreto que escondía en su galera.
Fue luego de esos años que lo frecuenté, y cariño y gratitud es lo que me surge al evocarlo.
No sé, tengo entre mis manos el primer
número de Paititi, y quiero a modo de tributo, transcribir un párrafo escrito por Teddy, a
propósito de la iesta patronal en Santa Ana
del Yacuma. Dice así: “jocheando y montando
toros, cabalgando briosos caballos y apostando en las riñas de gallos, el movima entregó
en su iesta lo que constituye la pasión de su
vida: ser ante todo de pura cepa nativista y
costumbrista hasta la tumba”. ¡Qué lindo,
che! ¡Ya no se escribe así! ¡Cuánto amor de colla querendón chorrean esas palabras! ¡Cuánto bien me hace recordarlas!
Atesoro una anécdota muy personal, muy
apasionada, muy cómo era todo esos días de
vino y rosas, con Teddy y el padre de Homero, cuando los del servicio de inteligencia del
gobierno de Víctor Paz Estenssoro, me quisieron echar y expulsar de Bolivia, en 1987, tras
que participé invitado en el primer homenaje
que las organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda brindaron al comandante
Che Guevara, al conmemorarse veinte años
de su asesinato, en la mismísima La Higuera
donde fue fusilado. La anécdota es muy larga
y matizada, y algún día, la contaré entera.
La última vez que lo vi a Teddy fue de casualidad, hace tres años, en Cobija, la capital
del Acre boliviano. Estaba desmejorado de salud, mayor, cansado. Me contó todo su calvario con los médicos y yo no tuve otro remedio
que brindarle que un abrazo afectuoso. ¡Así
de dura es la vida entre parias pero también
qué intensa! Ojalá le lleguen estas palabras y
que sepa que no me olvido de él.
Dónde sea que se encuentre, este andariego valiente, este amador del camino y de
las palabras, este personaje irrepetible, puede
decir algo que pocos pueden repetir: que hizo
algo, algo bueno y sincero, por su tierra y por
su gente. Y por personas así, siento una simpatía total y me sacaré el sombrero siempre.
Siempre.

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