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Bélgica
21
Brujas
p A G e s
PHOTO
REPORT
BRUJAS: VIVIR EN UN CUENTO DE HADAS
Hay ciudades por las que no pasa el tiempo. El letargo que la ocultó tras
siglos de esplendor permitió que su retorno fuera más superlativo. Brujas es
hoy día uno de los destinos turísticos más atrayentes.
Una de las mas bellas ciudades de Europa y del mundo, embelesa y
atrapa por el sosegado paseo por sus calles empedradas, la contemplación
de las obras flamencas que cuelgan de sus museos, el olor a chocolate que
emana de sus múltiples comercios, o por la intrincada red de límpidos canales
que la atraviesan y que le granjean el sobrenombre de “La Venecia del Norte”.
Muy bien conservada, esta pequeña ciudad medieval mantiene la
esencia de su historia, consiguiendo formar un positivo contraste entre la
naturaleza de sus parques y sus construcciones arquitectónicas de ensueño.
Begijnhof
De capital comercial
a centro turístico
internacional
Hoy día, capital de la provincia del
Flandes Occidental, la ciudad de Brujas
siempre ha tenido una relación muy directa
con el mar. Al parecer, el origen de esta urbe
data de los siglos bajomedievales cuando los
normandos fueron estableciendo algunas
poblaciones en el estuario del Zwin, un brazo
de mar que penetró en el continente. En
este lugar se estableció un desembarcadero
o Brygga, palabra escandinava que significa
puerto. El agua ha sido vital no solo para
las comunicaciones, sino también para la
defensa del lugar.
En el siglo VII, el conocido como
Municipium Brugense fue evangelizado por
San Eloi y, con el tiempo, fueron los Condes
de Flandes quienes comenzaron a levantar
aquí una fortaleza, el burcht, para defenderse
de las sucesivas incursiones normandas.
Por entonces, aún el mar estaba presente en
la zona. Sin embargo, a mediados del siglo
XI la progresiva sedimentación la alejó del
Mar del Norte y fue cerrando el Zwin. Un
revés que se subsanó gracias a la creación
en 1180 del antepuerto de Damne, con el
que se comunicaba a través de un canal.
Lange Rei
Begijnhof
Bruggemuseum Volkskunde
Centro de la Dentelle
Diamantmuseum
Su entrada en la Liga Hanseática en el siglo XIII supuso
el enriquecimiento progresivo de la ciudad llevándola a ser
capital comercial de la Europa septentrional. La Hansa era
una federación de comerciantes de algunas ciudades de
países del Norte de Europa como los Países Bajos, Alemania,
Suecia o Dinamarca entre otros. El siglo XIII fue por tanto
una centuria de gran esplendor, gracias al comercio y la
artesanía de sus paños que engrandaban las arcas de los
burgueses de la ciudad.
No obstante, toda esta riqueza atraía el interés de
muchos, en especial de la nobleza. Los condes de Flandes,
que protegían a los gremios y agrupaciones menos
adineradas, quisieron monopolizar el comercio que habían
estado controlando los ricos burgueses, apoyados por el rey
de Francia. Las agitaciones políticas desembocaron en los
llamados Maitines de Brujas en 1302. Se llamó así a la masacre
nocturna que infringieron los miembros de una milicia
flamenca a las tropas de la guarnición francesa que implantó
el rey en la ciudad. El 18 de mayo algunos revolucionarios
como Pieter de Coninck y Jan Breydel entraron en las casas
donde se alojaban las tropas francesas. Esta acción provocó
que el 11 de julio se enfrentaran estas milicias flamencas
exaltadas y el ejército de Felipe IV de Francia. Esta fue la
llamada Batalla de las Espuelas de Oro o Batalla de Courtrai
porque se llevó a cabo cerca de esta ciudad. En ella, el rey
francés sufrió una dura e inesperada derrota y permitió así
a los gremios entrar en la administración de la ciudad.
De estos conflictos que se sucedieron a lo largo de
la historia viene en parte la enemistad con los franceses, la
cual aún hoy se mantiene entre la zona francófona belga y
la zona flamenca.
A pesar de todo, estos enfrentamientos no supusieron
un freno para que el siglo XIV fuese el siglo de esplendor
del comercio en Brujas, una ciudad donde nada menos que
diecisiete países mantenían delegaciones permanentes y
la cual atraía a comerciantes, banqueros y artistas de toda
Europa.
TB I Brujas 4
Begijnhof
Del ostracismo a la
gloria
Ya en el siglo XV las cosas se torcieron,
otra ciudad flamenca, Amberes, fue cogiendo
el relevo como centro comercial y financiero
internacional, en detrimento de Brujas. A
la progresiva sedimentación del Zwin hay
que añadir otros factores que explican este
decaimiento como la competencia del puerto de
Amberes, una crisis que invadió a la industria
textil brujense o las luchas de resistencia que
mantuvieron frente a la Casa de Austria, la cual
finalmente se adueñó de la ciudad a finales del
siglo XV.
Desde el siglo XVI hasta el XIX Brujas
quedó relegada al más absoluto ostracismo.
Difuminada entre la bruma de su pasado, pasó
desapercibida por los acontecimientos históricos
que se produjeron en estos siglos, lo que, sin
duda, le ha ayudado a seguir conservando el
legado tan fabuloso que hoy presenta.
Será en el siglo XX cuando vuelva a renacer
gracias a la llegada del turismo internacional por
un lado y a la apertura del puerto marítimo de
Zeebrugge en 1907 por otro. La cada vez mayor
proliferación de turistas fue debida en parte a la
obra de Georges Rodenbach de 1892, Brujas, la
Muerta, la cual generó un hálito de romanticismo
sobre esta ciudad que despertó en los viajeros
las ansias por conocerla.
A pesar de su ocupación por los nazis
durante la Segunda Guerra Mundial, Brujas
ha conseguido conservar su casco medieval
intacto, lo que hace de ella uno de los destinos
más fascinantes del continente.
Rozenhoedkaai
HÚtel de ville
Joya del Gótico
Medieval
El centro histórico de Brujas fue
proclamado Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco en el año 2000 y Capital Europea
de la Cultura en 2002 conjuntamente con
Salamanca.
Si uno observa el plano de la ciudad
se da cuenta que el casco antiguo está
delimitado por una serie de canales que lo
bordean en círculo y en torno a los cuales se
situaban las murallas de la ciudad. Hoy se
conservan algunas de las puertas de entrada
de esta fortaleza como la Puerta de Gante
o la de Ostende, también conocida como la
puerta del Asno.
Dos Plazas son las que centralizan la
visita de la ciudad: la Plaza Mayor y la Plaza
del Burgo.
En la plaza mayor o Plaza del
Mercado podemos encontrar uno de los
símbolos de la ciudad, la torre Belfort (el
Campanario). Posee forma octogonal y
a ella se puede acceder tras subir más de
350 escalones. La subida permite conocer
el mecanismo del carillón de su reloj y
observar una de las mejores vistas de la
ciudad. La torre fue aumentando su altura
con el paso de los siglos hasta llegar a
alcanzar los 83 metros que mide en la
actualidad. El edificio, que sorprende por
su preciosismo, fue usado durante mucho
tiempo como mercado cubierto. Aún hoy,
todos los miércoles por la mañana son día
de mercado, una tradición que permanece
desde mediados del siglo X. A la derecha de
este encontramos el Palacio Provincial, que
reemplaza desde el siglo XVIII al antiguo
mercado de los paños, donde se comerciaba
la famosa lana flamenca que le dio tanto
prestigio y abundancia a la ciudad. Además
de estas existen numerosas casas históricas
medievales que las ocupaban algunos de
los gremios y magistrados de la ciudad. Por
último, en la plaza podemos contemplar
desde 1887 las estatuas de Jan Breydel y
Pieter de Koninck que fueron los héroes
locales que participaron en los Maitines de
Brujas de principios del siglo XIV.
Plaza del Markt
Joseph de Ferraris - Fecha entre 1771 y
1778
TB I Brujas 7
Muy cerca de esta llegamos a la Plaza del Burgo, otra de los grandes atractivos
turísticos de Brujas. Aquí se erigió la primera fortaleza en el siglo IX que pretendió
defender la ciudad de las incursiones normandas. En ella, hoy día sobresalen tres
fabulosos edificios. En primer lugar debemos hablar del Ayuntamiento, una de las
joyas del gótico-florido medieval construido desde 1376 a 1421, que se convirtió en
uno de los primeros ayuntamientos del país. Su grandilocuencia y decorativism o,
con más de cuarenta hornacinas en la fachada, es muestra de la grandeza económica
que en el siglo XIV desprendía la ciudad. En el interior merece la pena visitar la Sala
Gótica y ver su bien conservado artesonado. Otro edificio, anexo al Ayuntamiento
es la Antigua Escribanía, posterior en el tiempo, de época renacentista, pero de
gran elegancia y prestancia. Alberga hoy día el Archivo Municipal.
Plaza del Burgo, la Antigua Escribania y el Ayuntamiento
Al otro lado, en una esquina de la
plaza, aparece otro interesante edificio, en
este caso de tipo religioso, la Basílica de
la Santa Sangre. Está formada por dos
plantas. La primera es la basílica actual de
los siglos XV y XVI, la cual se sitúa sobre una
segunda iglesia anterior en el tiempo. Aquí
abajo, en la Cripta de San Basilio, al parecer
se conservan las reliquias de la sangre de
Cristo. Es una Cripta alto-medieval, del siglo
XII, que puede presumir de ser la única
construcción románica conservada en su
estado original en el Flandes Occidental.
Si tuviéramos la suerte de ver Brujas
a vista de pájaro, observaríamos que a la
ya mencionada Torre Belfort hay que sumar
otras dos torres que dominan junto a esta la
ciudad.
En primer lugar debemos hablar de la
Iglesia de Nuestra Señora, cuya torre, de
122 metros es el segundo edificio de ladrillo
más alto del mundo. Esta fastuosa iglesia se
empezó a edificar en 1210 y fue finalizada
en 1549. En ella se conserva la única obra
de Miguel Ángel que se expone fuera de
Italia: La Madonna y el Niño.
Junto a esta se encuentra el puente de
San Bonifacio, o puente de los enamorados,
a través del cual se puede acceder a la
Nuit Blanche, una casa del siglo XV, hoy
reconvertida en casa de huéspedes por un
amable hospedero, en la que uno se puede
alojar y vivir en el medievo por unos días.
En esta casa durmieron la noche de bodas
el rey Balduino I de Bélgica, hermano del
actual rey belga, Alberto II.
TB I Brujas 9
Iglesia de Nuestra Señora
Basílica de la Santa Sangre
Basílica de la Santa Sangre
Madonna y el Niño
Catedral
Al otro lado de la iglesia de Nuestra
Señora, en Katelijnestraat, podemos encontrar
el Hospital de San Juan. Es un complejo de
edificios de épocas diversas, datándose el más
antiguo del siglo XII. Del hospital de San Juan
destacan el tímpano Románico de su entrada y la
capilla interior que posee pinturas de Jacob van
Oost el Viejo. Actualmente alberga un museo.
También en relación con el arte religioso,
es interesante adentrarse durante el día en una
de las zonas del Beaterio. A él se llega desde
el Hospital de San Juan por Katelijnestraat
y luego por Wijngaardstraat. El Beaterio o
Beguinato es una ciudad dentro de la propia
ciudad, donde vivían en la edad media una
especie de religiosas llamadas Beguinas, y que
se dedicaban a trabajos manuales y a la vida
mística. A las beguinas le sucedieron monjas
benedictinas que siguen viviendo como antaño.
Es muy recomendable entrar y contemplar,
especialmente en primavera, su bello jardín
florecido y sus típicas casas donde se alojan las
religiosas. El beguinaje de Brujas es uno de los
más antiguos de Europa. Fue fundado en 1245
por la condesa Margarita de Flandes. En Bélgica
existen otros muchos de estos beaterios muy
bien conservados como el de Gante (Gent) o en
especial el de Lovaina (Leuven).
A los pies del Beguinato podemos
encontrar otro de los agradables rincones de la
ciudad como es el Lago del Amor. Este es uno
de los lugares más atractivos para los turistas
donde se pueden ver algunos cisnes o el reflejo
en el agua de las preciosas casas que lo rodean
como la casa del guardia del siglo XVI. Al sur de
este lago se encuentra un puente del siglo XVIII
defendido por la llamada Torre de la Pólvora.
Torre de la Polvora
Hospital de San Juan
Entrada al Beaterio
Beaterio
Dali Xpo Gallery
Breydelstraat
Muy cerca de aquí se emplaza la
otra elevada torre de la ciudad: la que
compone el campanario de la Catedral de
San Salvador. Asentada sobre una inicial
iglesia románica de la que aún se conservan
los cimientos, será en el siglo XIV cuando la
fábrica aumente su extensión y se construya
en gótico. Este edificio tiene el honor de ser
la construcción de ladrillo más antigua de
Bélgica. En su interior conserva numerosos
objetos de arte sacro, tapices y cuadros de
artistas flamencos.
Una vez visitemos la catedral,
podemos aprovechar para hacer algunas
compras. Justo al lado, en la Streenstraat
(Calle de las piedras), se sitúa la principal
arteria donde se suceden numerosas tiendas
que harán las delicias para los amantes de
los escaparates. También paralela a esta
encontraremos la Noordandstraat, llena
de boutiques, supermercados o tiendas de
souvenirs.
Muy cerca llegaremos a la Plaza
Simón Stevin, donde se celebra cada año
el mercado de Navidad. Estas fechas son
una época preciosa para visitar Brujas.
Aunque mucho frío, el ambiente invernal y
navideño con que se engalana la ciudad es
una maravilla, sobre todo si viste de blanco
sus calles y edificios. Hay varias tiendas
de objetos navideños que son verdaderas
fábricas de Papá Noel. Realmente llamativas
tanto para niños como mayores.
TB I Brujas 13
Aunque aún dentro del casco histórico, sería
interesante continuar el paseo alejándonos un poco de
todo este centro neurálgico. Por la calle Vlamingstraat
podemos encontrar una gran concentración de
entidades bancarias. Esto no es casualidad. Esta calle,
también llamada Calle Flamenca, era antiguamente el
barrio de La Hansa, y por tanto, de gran movimiento
comercial.
Muy cerca observaremos el Teatro Municipal
y junto a él la Casa de los Genoveses, una mansión
consular, aunque no la única, pues en la zona
también estaban el consulado de Florencia y de
Venecia, actualmente ambos edificios convertidos en
restaurante y librería respectivamente.
Entre estas casas de altos comerciantes
medievales destaca también la Lonja de los
Burgueses o Poortersloge, donde antaño se reunían
y descansaban los burgueses. No solo merece la pena
por su emplazamiento junto al Muelle del Espejo, sino
también por su interior, donde se encuentra el símbolo
de la ciudad, un oso legendario ataviado con diferentes
vestimentas según la ocasión. Cuenta la leyenda que
este oso fue el primer animal que encontró Balduino
Brazo de Hierro, primer Conde de Flandes, cuando
llegó a este lugar.
Además
de todos estos monumentos
destacables, la contemplación del urbanismo y de la
arquitectura de Brujas es ya de por sí un aliciente para
visitar la ciudad. Su arquitectura es muy característica
de esta zona flamenca, con casas de piedra con
multitud de ventanas en todos sus pisos y aguilones
en gradas que rematan la fachada. Si se visita el país
vecino Holanda, se comprobará que la mencionada
arquitectura y la estructura de sus canales mantienen
una clara similitud, debida a su proximidad, su unidad
histórica y las características y necesidades que
presenta toda la región.
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No solo es interesante conocer todo el centro de la ciudad a pie. Otra idea es
dar un paseo en barca por sus canales o recorrerla tranquilamente en bicicleta. Hay
algunas tiendas donde se pueden alquilar bicicletas por horas.
Sin duda, si se busca tranquilidad, es otro aliciente que se puede encontrar en
Brujas. Al dar las 18:00, cuando los comercios cierran y los turistas se alejan, las calles,
iluminadas por los pequeños halos de luz de las farolas o por los procedentes de las
velas de sus acogedores restaurantes, se convierten en un remanso de paz.
Spinolarei
Centro del arte
flamenco
Brujas presenta también un patrimonio
pictórico importante. Hay que recordar que en
ella vivió y desarrolló gran parte de su obra
Jan Van Eyck, considerado uno de los mejores
pintores del siglo XV del Norte de Europa y uno
de los referentes de la pintura flamenca. Los
artistas flamencos revolucionaron la pintura,
introduciendo algunas innovaciones como
la pintura de caballete y el uso del óleo que
adquirió durante el Renacimiento su pleno
desarrollo.
Otra de las grandes características de
la pintura flamenca que influyeron en artistas
posteriores fue el protagonismo que le inferían
a los colores cálidos y estridentes en sus
cuadros, lo que paradójicamente contrastaba
con el cromatismo grisáceo de las nubes que
asiduamente cubrían el cielo.
Brujas fue junto a Amberes la gran capital
del arte flamenco. En esta ciudad fueron muchos
los artistas que trabajaron y desarrollaron
su obra. Por ello, no es de extrañar que aquí
encontremos algunos de los museos más
importantes del país con obras pictóricas muy
significativas de la historia del arte.
En el Museo Groening, el más importante
de Brujas, se pueden contemplar obras como la
Virgen del Canónigo Van der Paele del gran Jan
Van Eyck, así como cuadros de otros destacados
artistas flamencos como Van der Weyden,
Gerard David, Isenbradt o Hugo Van der Goes.
Museo Guido Gezelle
Museo Groeninge
Museo Gruuthusea
El Museo Gruuthuse, emplazado en
una gran casa de una de las familias más
ricas de la ciudad y muy cerca del Groening,
nos permite la posibilidad de observar
diferentes colecciones de tapices, monedas,
encajes, instrumentos de música, armas,
etc., así como el interior de una de estas
fastuosas mansiones medievales
El Museo Memling está albergado en
una de las salas del Hospital de San Juan otro
de los edificios destacables para visitar, muy
cerca de la Iglesia de Nuestra Señora y frente
al cual se sitúa uno de los embarcaderos
desde donde poder navegar por los canales.
En este museo se conservan numerosas
obras del pintor flamenco Hans Memling.
Museo Kantcentrum. Este es el Centro
del Encaje situado en la calle Peperstraat,
e instalado en las torres del siglo XV de la
Familia Adornes. En este hay un taller que
realiza demostraciones de las técnicas de
fabricación del encaje. Hay numerosas
tiendas de verdaderas obras de arte de
encaje que se siguen fabricando de modo
manual al igual que en el pasado las hacían
las beguinas.
Por todo ello, la preponderancia
económica y artística de esta ciudad y de
Flandes en general, hizo que esta región se
convirtiera durante los siglos XIV y XV en
la gran rival de Italia, la otra gran potencia
comercial y cultural de Viejo Mundo. Este
enfrentamiento nos aclara la analogía que
se hace entre Brujas y Venecia, pues eran
los dos símbolos más representativos del
comercio y del arte europeo de la época.
Cerveza y chocolate
Comer es un placer y en Brujas tambien es posible
hacerlo bien
En el siglo XVI Brujas contaba con más de 30 fábricas
de cerveza, lo que se convierte junto al chocolate en los dos
indispensables productos de los que disfrutar en la ciudad.
Decenas de chocolaterías y restaurantes inundan el casco histórico
de Brujas.
Si uno es amante de la cerveza es imprescindible visitar De
Garre. En esta cervecería típica del siglo XVI se encuentra en la
calle homónima, una de las más estrechas de la ciudad y muy
cerca de la plaza del Burgo. Allí te obsequiarán con más de cien
variedades de cerveza.
Si lo que buscas no es solo beber cerveza, un restaurante
interesante es T´Oud Kanthuys, junto al Beguinato y el estanque
de los cisnes. Allí podrás probar platos típicos del país como son
los mejillones o la Sopa de Beguina.
El encanto que tienen este y otros muchos restaurantes
de la ciudad son el ambiente que desprenden. Imaginaos las
calles empedradas de la ciudad a oscuras, en silencio, solamente
iluminadas por unos pequeños faroles y la luz de los confortables
restaurantes. Suelen ser pequeños, con chimeneas y un trato
agradable por parte de los camareros. Sin duda, una experiencia
romántica muy recomendable.
Lo cierto es que hay muchos lugares donde elegir. El viajero
encontrará numerosos restaurantes y cervecerías por todo el
centro de Brujas, en especial en la plaza del Mercado.
Además, si lo que quieres es llevar algún recuerdo culinario,
o endulzar tu visita a esta ciudad, en Katelijnestraat son muchas
las tiendas donde se puede adquirir auténtico chocolate belga,
de todos los tamaños y sabores. En todas hay muestras para que
puedas probar su sabor. ¡Si quieres merendar gratis, pásate por
varias degustando diferentes galletas y bombones de chocolate!
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Auditorio o Concertgebouw
Brugge o Bruges
La historia de esta ciudad y sobre todo del país está caracterizada
por los constantes vaivenes de las potencias exteriores. Bélgica es un país
relativamente joven, conformado como monarquía constitucional tras
las revoluciones liberales de 1830. Las regiones que hoy lo componen,
junto con la actual Holanda (anteriormente unidas), siempre han estado
supeditadas al dominio progresivo de otras potencias europeas como
España, Francia o Alemania, frente a las que han tenido que luchar. De ese
enfrentamiento histórico y por la creación un tanto arbitraria e interesada
del país en algunos momentos, en Bélgica hoy día se deben distinguir la
zona francesa, históricamente pobre, y la zona flamenca, históricamente
rica.
El flamenco es una lengua que emana del Neerlandés. Este idioma
se hablaba en la región de los ríos Rin y Escalda, lo que aproximadamente
abarca en la actualidad los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y una
parte del norte de Francia. Sin embargo, tras la Guerra de los Ochenta
años (1568-1648), Flandes, que pertenecía al imperio español se dividió,
conformándose las Provincias Unidas del norte (actual Holanda) y las
provincias del sur (Bélgica), aún de la monarquía española. Las diferencias
entre ambas regiones eran claras: mientras los del norte eran protestantes
y librecambistas, los del sur seguían siendo católicos y proteccionistas.
Estas diferencias gestaron a su vez unas especificidades lingüísticas,
surgiendo en cada región dos dialectos diferentes provenientes del
neerlandés: el flamenco y el holandés.
Hoy día, a todas estas diferencias con su vecina holandesa, hay que
sumar que Bélgica sufre internamente una constante tensión por parte de
nacionalistas flamencos que quieren independizarse de la zona francófona,
al sur de Bruselas. Por todo ello, cuando se intente hablar en algunas
zonas de Flandes francés es posible que te respondan en otro idioma
como el inglés. Sobre todo ocurrirá en ciudades como Amberes, que es el
epicentro político de partidos de ultraderecha como Vlaams Belang.
En definitiva, Bélgica es un país con varias lenguas cooficiales, por
lo que podremos ver escrito por ejemplo en señales o indicaciones Brugge
(flamenco), en lugar de Bruges (francés).
TB I Brujas 19
Rozenhoedkaai
Vista desde el Campanario Belfort
Brujas y su entorno
Desconocidos son los alrededores
de Brujas. El paisaje de bosques y canales
que se alternan con los pólders y campos
cultivados típicos del norte de Europa, tienen
de por sí un encanto particular. Hileras de
árboles que flanquean un canal es la que
veremos si decidimos visitar Damme, una
pequeña ciudad a 6 kilómetros de Brujas y
muy cerca del mar.
Esta bonita ciudad tuvo una gran
importancia sobre todo durante los siglos
de esplendor medievales de Brujas pues
fue su antepuerto, con la que se conecta a
través del canal Brugge-Sluis.
Originariamente, el pueblo se asentaba
sobre un dam, que en neerlandés significa
dique, de ahí su nombre. Todo el comercio
marítimo que llegaba a Brujas pasaba por
este enclave, lo que infirió también en él
una gran riqueza comercial.
Al llegar a la ciudad, el molino de
Hoeke, que se usaba para moler cereales
hasta 1936, da la bienvenida al visitante.
Tras cruzar un pequeño puente se entra en
Damme, un pueblo tranquilo de ambiente
medieval, con calles estrechas y casas de
piedra de escasa altura.
La grandeza
de su
pasado se
ve reflejada en edificios como el del
Ayuntamiento construido entre 1464
y 1467, que presenta una fachada con
algunas hornacinas y un rellano abovedado
con una doble escalera que se encuentra
flanqueada por leones. En el interior de este
edificio se encuentra el Museo de historia
de la ciudad, y junto a este encontraremos
la oficina de turismo. Allí nos darán un
plano o nos informarán de otros vestigios
históricos interesantes de la ciudad. Uno de
ellos es el Hospital de San Juan, del siglo
XIII y que alberga hoy un museo. El otro
edificio fundamental que debemos visitar
es la Iglesia de Nuestra Señora, cuya torre
de 45 metros se observa desde lejos. Se
puede subir a ella, desde la cual podremos
ver el paisaje evocador que transmite este
pequeño pueblo.
Si la capital Bruselas representa la
modernidad y el cosmopolitismo de un país
que mira hacia la futura Europa, Brujas es
la abanderada de la historia y la antigüedad
de esta región.
Dicen que la historia se repite. Sin
embargo, en el caso de Brujas va a ser
complicado que vuelva a experimentar el
olvido que sufrió durante siglos, pues en
la actualidad, la ciudad desprende sobre el
visitante una mística embaucadora que lo
atrapa y le impide dejar de pensar en las
casas y los canales de la llamada “Venecia
del Norte”.
CREDITOS Fotografias : Stad Brugge, Jan Darthet, Danil de Kievith, Diamant Musem, Michael Vaerewijck
Texto: Pablo Ponte Ortega
Diseño:
Pedro Laguna Roqero
Especial Agradecimiento a Turismo de Belgica: Flandes y Bruselas www.flandes.net
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