1. México

Transcripción

1. México
PONENCIA IMEF
2005
“ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO”
Presidente de Ponencia:
C.P. José Coballasi H.
Ad Value Asesoría de Inversiones S.C.
Director
Ponentes:
Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos
Cemex México
Director de Estudios Económicos
Lic. Ernesto Cervera Gómez
GEA Grupo de Economistas y Asociados, S.C.
Socio Director
Dr. Salvador Cerón Aguilar
STF Consulting Group
Director
Índice
INTRODUCCIÓN
C.P. José Coballasi H.
CAPÍTULO I
Desempeño Histórico 1914-2004
Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos
Introducción: La Gran Guerra y América Latina.
1. México: De la revolución a la expropiación petrolera.
1.1 El periodo revolucionario.
1.2 El periodo de 1920-1940.
2. De la expropiación petrolera al Desarrollo Estabilizador: 1940-1970.
2.1 La estrategia de Sustitución de Exportaciones.
2.2 El Desarrollo Estabilizador ¿La arcadia económica mexicana?
3. Las crisis recurrentes: 1970-1988.
3.1 El desarrollo compartido y sus consecuencias.
3.2 La abundancia y el derrumbe.
3.3 La cancelación del crecimiento.
4. El Viraje Estratégico y la Renovación de la Política: 1988-2004.
4.1 La orientación al exterior y las reformas de primera generación
4.2 La "Primera Crisis del Siglo XXI" y sus secuelas.
4.3 La transición sin reformas clave.
CAPÍTULO II
Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales en el Proceso
de Estabilización
Lic. Ernesto Cervera Gómez
1. Antecedentes de la estabilidad en México.
1.1 La corrección de los desequilibrios fundamentales.
1.1.1 El déficit público.
1.1.2 El déficit de la Cuenta Corriente.
1.1.3 El Balance Ahorro - Inversión Privada.
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36
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50
51
52
52
56
58
2
2. Los beneficios de la estabilidad macrofinanciera.
2.1
2.2
2.3
2.4
59
Corrección de la inestabilidad crónica.
Abatimiento de la pobreza.
Reconsolidación de la clase media.
Sectores clave beneficiados.
59
62
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3. Los riesgos y las vulnerabilidades
69
3.1 La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente
creación de empleo.
3.2 La brecha entre los países que han realizado cambios
estructurales con la preservación de estabilidad macrofinanciera
y México. (La velocidad sí cuenta).
3.3 Las presiones sobre los balances recuperados.
3.3.1 Sobre el déficit fiscal.
3.3.2 Sobre el balance con el exterior.
3.3.3 Sobre el endeudamiento de empresas y familias.
69
73
76
76
79
79
CAPÍTULO III
Crecimiento e Iniciativa Empresarial
Dr. Salvador Cerón Aguilar
81
1. Planteamiento.
2. Ciclos, crecimiento e inversión.
3. Clima de negocios y decisiones de inversión.
4. Crecimiento e iniciativa empresarial.
5. Empresas y hombres de empresa.
6. Lecciones empresariales de crecimiento
7. Conclusiones
82
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94
97
99
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COMENTARIOS FINALES
C.P. José Coballasi H.
110
REFERENCIAS
115
3
Introducción
C.P. José Coballasi H.
Presidente de Ponencia
Ad Value Asesoría de Inversiones S.C.
Director
4
Introducción
Durante 2005, los logros en materia de economía se han visto magnificados
con una inflación sin precedentes; una apreciación del peso (en lugar de la
tradicional devaluación) y tasas de interés que no han cruzado los dos dígitos,
entre muchos otros datos duros, los cuales, en algunos casos, son mejores que
los de nuestros socios comerciales: Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, no podemos olvidar que estamos en los umbrales de un fin de
periodo presidencial, por lo que tampoco es prudente dejar de considerar que
se avecinan ya, en menos de nueve meses, las elecciones para presidente de la
República que, por cierto, nunca en la historia de nuestro país se habían
presentado tan competidas. Estos dos hechos nos obligan a hacer el recuento
de varios y connotados eventos plasmados en nuestra historia y aún vivos en
nuestra memoria, como la devaluación, después de 22 años de estabilidad, en
1976; o como en 1982, cuando íbamos a administrar la riqueza y en su lugar
estatizamos la banca y la inflación se destapó hasta 98%; o en 1995, cuando el
país, que se encaminaba hacia el primer mundo, sufrió el “error de diciembre”,
cuyas consecuencias son de todos conocidas.
Es justo reconocer que las crisis económicas en el país siempre se han
presentado después de altos crecimientos, pero ahora lo que nos ha hecho falta
es precisamente ese crecimiento. El crecimiento durante el presente sexenio se
aprecia insuficiente. No cabe duda, sin embargo, que sexenios anteriores han
acusado altos crecimientos a costa de importantes desequilibrios económicos y
con la realidad de que su efecto deseado no trascendió.
Con una estabilidad de diez años, que destaca en los últimos cuatro o cinco,
surgen espontáneamente algunas preguntas: La estabilidad económica de que
goza México ¿es permanente?, ¿tiene bases sólidas?, ¿la estabilidad fuerza a un
crecimiento reducido?, ¿nos atreveríamos a romperla con tal de crecer? O
mejor, ¿deberíamos ser pacientes y tener presente que la estabilidad nos
proporciona los cimientos para el logro de un crecimiento sostenido? Además,
¿qué hemos hecho como sociedad civil para mantener y aprovechar las ventajas
de una estabilidad evidente?
Estos cuestionamientos son los que nos han motivado a abordar temas tan
trascendentales y obligados en la elaboración de la Ponencia IMEF 2005,
Estabilidad y Crecimiento. Ya son treinta y tres los años que el IMEF ha
5
manifestado su inquietud por puntualizar, analizar, discutir y proponer sus
puntos de vista al abordar los temas económicos y financieros de toral interés
para el propio sector profesional, así como para la sociedad mexicana en
general.
Es muy oportuno caer en la cuenta de que el país está, desde hace diez años, en
un periodo de estabilidad económica. En este sentido, las políticas diseñadas e
implantadas han llevado a México a obtener resultados indudablemente
positivos. ¿Quién puede olvidar los traumas de hace poco tiempo en la
administración de las empresas, cuando se acercaban las negociaciones
salariales; o el arduo trabajo para pagar las altísimas tasas de interés de los
créditos o deudas; o los apuros familiares para hacer que el gasto alcanzara, con
las frustraciones una y mil veces sufridas?
Este trabajo técnico, que el IMEF se ha echado a cuestas y presenta aquí ante
sus asociados y a la sociedad en general, sin duda ha sido un acierto por su
oportunidad y la acuciosidad con la que los ponentes abordan sus diferentes
partes. Ellos tocan dos cuerdas muy sensibles de la economía de México: Una,
más o menos templada y aceptablemente sonora, que es la estabilidad; otra,
muy floja, que desentona con la primera, o que casi en algunos momentos calla
por completo, que es el crecimiento. El tema, en sus dos puntos, no podía ser
más actual.
Nuestros ponentes --distinguidos profesionales de la economía y las finanzas y
reconocidos personajes de estas disciplinas, cuyos conocimientos y experiencia
no pueden ponerse en tela de duda-- aceptaron gentilmente colaborar en este
trabajo de investigación del IMEF. Se han colocado, con acierto visionario, en
la plataforma desde la cual les ha sido posible observar y estudiar el tema dual
abordado por la Ponencia 2005 de nuestro Instituto, desglosado en tres partes
principales:
• Desempeño Histórico 1914-2004;
• Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales del
Proceso de Estabilización;
• Crecimiento e Iniciativa Empresarial
El primer capítulo nos recordará todos y cada uno de los hechos que
históricamente afectaron a nuestro país, pasando por los diferentes ciclos
económicos, la incipiente industrialización, el Desarrollo Estabilizador, la
6
sustitución de importaciones y la apertura comercial, incluidos los periodos
críticos, como son las devaluaciones del 76, 82 y 94.
Se dice que “quien no voltea al pasado es proclive de cometer los mismos
errores”. Con base en esta premisa, la Ponencia IMEF aborda los hechos que,
primordialmente desde el punto de vista económico --aunque no descuida el
político--, influyeron en la conducción de México.
La segunda parte de la ponencia abre el panorama hacia una orientación
positiva de la realidad económica de México. No puede pensarse de otra forma
cuando se habla de “Consolidación Institucional de los Cambios Estructurales
del Proceso de Estabilización”. Veremos que México ha venido construyendo
su estabilidad económica desde hace unos diez años, y que la misma está
tomando carta de naturalización en los últimos cuatro o cinco. Podría pensarse
que ésta es una afirmación optimista; pero si adentramos nuestra aseveración
en los datos existentes de la economía del país –por lo menos a escala macroes una realidad con base en la cual se puede trabajar sin riesgo de crisis
recurrentes.
Mucho se ha logrado, en términos de la recuperación del equilibrio en rubros
clave de la economía. Sin embargo, existen serias presiones sobre los
desequilibrios recuperados: el déficit fiscal, el desequilibrio con el exterior y el
endeudamiento de empresas y familias.
Lo anterior, por supuesto, debe tomarse muy en cuenta; pero sería prudente
hacerlo desde un punto de vista positivo. Hacerlo de otra forma llevaría a
juicios erróneos que podrían ocasionar un retroceso en vez del avance deseado.
La tercera y última intervención nos llevará por las rutas de la aplicación
práctica de las ideas expresadas en los capítulos anteriores y en este mismo.
Se establece en su texto la importancia del crecimiento y de los ciclos que
influyen en sus alzas afortunadas y en sus indeseados descensos. La realidad en
México es que su crecimiento económico ha sido, durante los últimos setenta
años, un gráfico que muestra “picos y valles”.
A mediados de la década de los años treinta se le “vendió” al mexicano la idea,
la imagen, de un Estado Protector, idea o imagen que muchos “compraron” y
guardaron en sus acervos por conveniencia durante lustros enteros. Quedó
entonces implícitamente establecido que el Gobierno era el único responsable
7
de fijar las normas, de crear las condiciones, para operar en el campo de la
economía... ¡Error! Aunque esta circunstancia haya permanecido tanto tiempo.
En una nación donde se quiere trabajar para su engrandecimiento económico y,
por supuesto, político y social --sin descuido, naturalmente, del bien personal--,
todos sus miembros deben sentirse, cada cual en su entorno, activamente
responsables de crear el clima de negocios favorable para generar riqueza y, con
ella, crecimiento. Y esto no lo puede hacer el Gobierno solo... ni lo debe hacer
solo.
La generación de riqueza que impulsa al crecimiento económico se logra
solamente por medio de la combinación de los esfuerzos de todos los
componentes humanos de un país, cualquiera que sea la condición de éstos.
Esta combinación se da abiertamente en la empresa. La empresa es la base de la
economía. Y del acierto con que ésta se maneje depende el crecimiento
económico de un país, reflejado numéricamente en su Producto Interno Bruto
que, para cerrar el círculo, es la suma del esfuerzo de todos y cada uno de los
individuos económicamente activos gracias al impulso empresarial.
Es por ello que el texto del tercer capítulo de la Ponencia IMEF 2005 se ocupa
de precisar el terreno donde se debe hacer realidad la aplicación práctica de las
ideas expresadas y estudiadas: en el “binomio empresas-empresarios”.
La empresa se crea por el impulso de un empresario-emprendedor que tiene
“visión clara, firmeza de carácter y muestra siempre una actuación esforzada”
para obtener resultados según objetivos previamente definidos; ésta es la base
principal donde debe sustentarse el crecimiento.
Con el párrafo anterior concluimos esta breve introducción y damos paso a la
presentación de la Ponencia IMEF 2005 Estabilidad y Crecimiento.
8
Capítulo I
Desempeño Histórico 1914-2004
Lic. Gerardo Cruz Vasconcelos
Cemex México
Director de Estudios Económicos
9
Introducción: La Gran Guerra y América Latina
Como lo señala Víctor Bulmer-Thomas,1 cuando estalló la Primera Guerra
Mundial, el 2 de agosto de 1914, se inició el eclipse del “viejo orden internacional”.
Ese orden se caracterizaba por:
• Una casi completa movilidad de capitales y de mano de obra entre las
fronteras internacionales; y
• La vigencia del “Patrón Oro” como mecanismo de pagos
internacionales.
En esa época, las naciones consideraban prioritario el equilibrio externo,
subordinando el pleno empleo y la estabilidad de precios a este objetivo, por lo
que los ajustes ante choques económicos adversos propiciaban deflación y
desempleo. En el caso de América Latina, nuestros países se caracterizaban por ser
exportadores de productos primarios, por recibir flujos de capital externo y, en el
caso de Argentina, Brasil y Uruguay, por ser el destino de importantes migraciones
europeas.
La guerra trastocó el Patrón Oro y terminó con la libre movilidad de capitales. Las
monedas dejaron de ser convertibles entre los países beligerantes, se cancelaron las
nuevas emisiones internacionales de capitales y quedaron suspendidos los créditos
externos --otorgados a los países emergentes--. También llegó a su término la
inversión extranjera directa realizada en países como Argentina, Brasil y México,
proveniente de diversos países europeos. En síntesis, el comercio y las finanzas,
que eran los motores de la economía internacional, se colapsaron.
¿Cuáles eran las debilidades que enfrentaron los países de América Latina en el
contexto de la Primera Guerra Mundial? Bulmer-Thomas, en su excelente obra
citada, identifica cuatro problemas:
• La inestabilidad de corto plazo de los precios de los commodities, que esconde
las tendencias relevantes de largo plazo. De hecho, antes y después de la
guerra, ésta ha sido el problema primordial de los países exportadores de
productos primarios.
• La demanda “estratégica” de minerales, que continuó después de la guerra,
con el afán de las potencias de controlar la oferta de materiales clave como
el petróleo, el cobre y el aluminio, pero que no reflejaba una tendencia de
largo plazo.
Bulmer-Thomas, Victor; The Economic History of Latin America since Independence; Cambridge University Press,
2003. (Hay traducción al español del Fondo de Cultura Económica).
1
10
• La manipulación de los precios en diversos mercados clave dominados por
cárteles, por ejemplo, el mercado brasileño del café. Esa manipulación de
precios ha dado lugar --a lo largo de la historia-- a periodos de saturación,
con la consiguiente caída de los precios.
• La debilidad de los sectores no exportadores en la mayoría de las economías
de América Latina.
No está de más reflexionar sobre las debilidades expuestas. De hecho, continúan
caracterizando a diversos países de la región.
A pesar de la debilidad de los sectores no exportadores, hacia 1920 la mayoría de
los países de América Latina habían hecho sólo tímidos avances en materia de
industrialización. Es más, fue necesaria la Gran Depresión de 1929 --que forzó
caídas dramáticas de precios en los mercados de productos primarios-- lo que
finalmente dio impulso a la industrialización de la región. México no fue la
excepción en el proceso aludido.
Sin embargo, antes de concluir este apartado, conviene señalar la evolución del
PIB (Producto Interno Bruto) en América Latina. El Cuadro 1 muestra la
evolución del crecimiento durante el siglo XX, por periodos, para los principales
países de la región.
Cuadro 1
Tasas de Crecimiento del PIB, por Periodo
(en porcentaje)
1900-29 1900-13 1913-29 1929-45 1945-72 1972-81 1981-96 1900-80 1900-96
Argentina
Brasil
Chile
Colombia
Ecuador
México
Perú
Venezuela
LA-8
Centroamérica
Latinoamérica
3.8
4.2
2.9
4.5
3.4
4.5
5
3.6
6.3
4.1
3.6
4.4
5
3.4
4.5
2.3
4.3
4.1
5.1
3.7
4.9
4.1
1.4 a
5.3
9.2
3.3
3.8 b
3.4
4.4
3.0
3.8
3.3
4.2
2.8
4.2
3.8
2.9
3.8
6.9
4.1
5.1
5.3
6.5
5.3
5.7
5.6
5.4
5.3
2.5
6.6
3.6
5.0
7.0
5.5
3.4
4.7
5.2
3.8
3.7
1.9
2.4
5.4
4.0
2.6
1.5
0.4
2.2
2.3
2.7
2.2
3.5
5.5
3.2
4.7
4.8
5.2
42
6.5
4.3
4.2 b
3.3
5.5
3.3
4.7
4.8
5.0
3.9
5.9
4.3
4.0 b
Nota: LA-8 comprende la lista de países de arriba. Centroamérica incluye Costa Rica, Guatemala
Honduras, El Salvador y Nicaragua.
a) Cifra para México durante este periodo, excluyendo los años de la Revolución (1911-1920).
b) Los datos comienzan en 1920.
Fuente: Cuadro 2 1 p 15 en Thorp R (1998): Progress Poverty And Exclusion Johns Hopkins University Press
11
1. México: De la Revolución a la Expropiación Petrolera
1.1 El periodo revolucionario
En 1914, al inicio de la Gran Guerra, México se hallaba en pleno proceso
revolucionario. De 1910 a 1920 se estima que la Revolución arrasó con 1.5
millones de vidas. Este cruento hecho nos habla, por sí solo, de las enormes
pérdidas económicas que significó el proceso aludido. En efecto, la fuerza de
trabajo disminuyó abruptamente, como lo refleja la participación de la Población
Económicamente Activa (PEA) en el total, que pasó de 35% en 1910 a 31% en
1920. En el periodo señalado se perdieron múltiples cosechas de algodón, café y
azúcar, entre otras, debido al abandono de los campos de cultivo por el
reclutamiento para la lucha armada. De hecho, a medida que la agricultura y las
manufacturas declinaron, los mercados negros de diversos productos florecieron
en las ciudades. Por otra parte, el sector minero sufrió enormes pérdidas, ya que la
producción de oro cayó 80% entre 1910 y 1916, en tanto que la de plata, como la
de cobre, tuvo una disminución de 65% en el periodo mencionado.
El 22 de febrero de 1913 se consumó el asesinato de Francisco I. Madero y José
María Pino Suárez. Victoriano Huerta usurpa el poder desde esa fecha hasta el
verano de 1914, cuando las tropas revolucionarias de Francisco Villa, Álvaro
Obregón, Venustiano Carranza y Emiliano Zapata hacen huir a Huerta de la
Ciudad de México. En agosto de 1914, Carranza se proclama Presidente, no sin
enfrentar la oposición armada de Villa y Zapata. Las hostilidades cesaron cuando
Villa, Zapata y Obregón se reunieron y designaron Presidente a Eulalio Gutiérrez.
Sin embargo, pocos meses después Obregón, aliado de Carranza, derrota a las
fuerzas de Villa
--leales a Eulalio Gutiérrez--, lo que le permite a Carranza reclamar nuevamente la
Presidencia de la República.
Durante 1915, la pequeña historia recién relatada vuelve a repetirse: Villa y Zapata
combaten a Carranza; Obregón lo defiende. Nuevamente acuerdan reunirse Villa,
Zapata y Obregón, y vuelven a nombrar Presidente a Eulalio Gutiérrez. Y,
nuevamente, Obregón y Carranza derrotan a Villa y a Zapata. Carranza vuelve a
tomar el poder a finales del año citado, y esta vez se consolida en el Ejecutivo,
extendiéndose su presidencia hasta abril de 1919, cuando el asesinato de Zapata
convierte a Carranza en un hombre odiado y Obregón se rebela contra su antiguo
jefe. Carranza huye de la Ciudad de México y es asesinado en Tlaxcalantongo.
Provisionalmente, Adolfo de la Huerta es designado Presidente. Finalmente,
Obregón gana la presidencia en las elecciones de 1920, y este hecho marca la
finalización de la lucha armada.
12
Como lo señala Julio A. Santaella: “La Revolución de 1910 representó un severo
trastocamiento para la economía mexicana. La pérdida de vidas humanas y la
destrucción del acervo de capital en ciertas áreas, así como la carencia de un orden
institucional, provocaron el colapso del crecimiento económico. Fue hasta 1920
cuando la actividad económica y social de México inició el retorno hacia la
normalidad...” 2
1.2 El periodo 1920-1940
En EUA, los años veinte se caracterizaron por un rápido avance tecnológico en la
agricultura, con la mecanización de los cultivos y la introducción de semillas y
fertilizantes mejorados, lo que hizo posible incrementar la oferta de productos
agrícolas. El incremento de la oferta se reflejó en una caída de los términos de
intercambio para buena parte de los países de América Latina, como lo indica el
Cuadro 2. Cabe enfatizar que el índice de precios de exportación de México pasó
de 100 en 1928, a 49 en 1931.
Cuadro 2
Precios y Cantidades para Exportaciones y Términos Netos de Intercambio
(1928 = 100)
a) 1929 = 100 b) 1930 = 100
País
Precio de
Exportaciones
Volumen de
Exportación
Términos Netos
De Intercambio
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
República Dominicana
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Perú
Venezuela
37
79ª
43
47
48
54
55b
51
30
37
49b
91
49
50
39
81
88
48a
86
31
102
81
106b
83
75
101
104b
101
58
78
76
100
68
na
65
57
63
78
81b
74
52
54
na
130
64
71
62
101
Latinoamérica
36
78
56
Fuente: Cuadro 4.1, p. 105, en Thorp, R. (1998): Progress, Poverty And Exclusion. Johns Hopkins University Press
Santaella, Julio A., “Economic Growth in México. Searching for Clues to Its Slowdown”; Mimeo, December,
1998.
2
13
Al shock de los precios agrícolas se agregó el de la Gran Depresión de 1929. El
impacto inmediato de este evento fue una súbita reversión de los flujos de
capitales, que regresaron a EUA ante las elevadas tasas de interés en el mercado
norteamericano. En el corto lapso de tres años (1929-1931), la caída de los precios
agrícolas y el repunte de las tasas de interés propiciaron crisis fiscales a lo largo de
América Latina: los ingresos derivados de los impuestos al comercio exterior se
abatieron, en tanto que el servicio de la deuda externa se incrementó
sustancialmente. Sin embargo, diversos estudiosos del periodo coinciden en señalar
que lo que perjudicó en mayor medida a América Latina fue el agudo
proteccionismo en EUA, derivado de la reacción del Congreso norteamericano
(tarifa Smoot-Hawley) ante el desplome económico iniciado en 1929. Durante los
años treinta, los mercados internacionales se caracterizaron por cierta volatilidad,
que se agudizó en los albores de la Segunda Guerra Mundial (1939). En el contexto
internacional, la década estuvo marcada claramente por diversos factores políticos,
que predominaron sobre los económicos y desembocaron en la contienda armada.
Pero, sin duda, la Gran Depresión generó dos tipos de desequilibrios en los países
de América Latina. Por una parte, surgió un desequilibrio externo, como resultado
de la caída de los ingresos por exportaciones y la salida de flujos de capital; por
otra, hubo desequilibrios internos, causados por la reducción de los ingresos
gubernamentales, lo que dio lugar a déficit presupuestarios que no podían ser
financiados recurriendo al crédito externo. Al respecto, como lo señala
atinadamente Bulmer-Thomas, durante los años veinte la mayoría de los países de
América Latina adoptaron el Patrón Cambio-Oro, o retornaron a él, como fue el
caso de Argentina. Bajo el Patrón Cambio-Oro, el ajuste de los desequilibrios
externos era, teóricamente, automático; en tal sentido, a medida que caían las
exportaciones, ocurría un drenaje de oro, o divisas, de los países con déficit
externo, lo que disminuía la oferta monetaria y el crédito bancario. Esta
contracción monetaria, al reducir el nivel general de precios, permitía que las
exportaciones recuperaran competitividad y, a la vez, encarecía las importaciones.
De tal manera, había una restauración paulatina del equilibrio externo.
Sin embargo, algunos países --como México-- experimentaron una caída tan severa
de los ingresos por exportaciones, aunada a una carga considerable del servicio de
la deuda externa, que la teoría del ajuste automático no funcionó y suspendieron el
Patrón Cambio-Oro, adoptando diversas variantes de controles de cambios y de
racionamiento de las importaciones. Poco después, la decisión de Estados Unidos
y Gran Bretaña de abandonar el Patrón Oro obligó a los países de América Latina
a encarar el problema del retorno a la convertibilidad de sus monedas. La solución
abrumadora fue vincular las monedas locales al dólar.
14
Por otra parte, en México, hacia 1933, los efectos de la depresión económica
empezaban a ceder. El crédito y el gasto público se reactivaron y mejoraron los
términos de intercambio, a pesar de la volatilidad de los precios de las
exportaciones agrícolas. Como lo señala Manuel Gollaz:3 “Durante los treinta se
aplicó una política que marcaría el estilo del desarrollo económico del país en los
años siguientes. (Al respecto) la mayor parte de los países latinoamericanos
reaccionaron a las condiciones económicas creadas por la depresión mundial con
una política de sustitución de importaciones, mediante el control de divisas,
licencias de importación, y medidas para orientar los términos de intercambio
internos a favor del sector industrial. En México... ( ) no se siguió esta (última)
modalidad. Aunque es cierto que aquí también se puso en marcha un proceso de
industrialización orientado hacia la sustitución de importaciones, también lo es que
se dio apoyo decidido al desarrollo del sector agrícola”.
Esta importante distinción también la hace Bulmer-Thomas,4 al señalar que
muchos países de América Latina, en los años veinte, eran importadores de bienes
agrícolas que, en principio, podían ser producidos internamente. Por lo tanto, es
conveniente reconocer que, en los treinta, también ocurrió una sustitución de
importaciones en la agricultura --caso de México-- como parte del proceso de
sustitución de importaciones.
Es relevante destacar que la reacción de México y otros países de América Latina
ante la Gran Depresión tuvo, como esencia, un cambio en los precios relativos
internos, proceso que impulsó la sustitución de importaciones. Pero, además, para
recuperar el crecimiento, no sólo fue preciso movilizar el mercado interno hacia la
producción manufacturera, sino evitar una caída de las exportaciones que, en el
caso de México, estaban constituidas por bienes primarios, el petróleo entre ellos.
Fue en los años treinta, en el contexto de la salida de la Gran Depresión, cuando
Lázaro Cárdenas (1934-1940) puso el énfasis en el desarrollo social del país, lo que
contrastaba con la historia mexicana reciente. Los estudiosos de la realidad
mexicana coinciden en que Cárdenas impulsó la creación de infraestructura en el
sector agrícola y llevó a cabo programas de reparto agrario. Aspectos tales como
los créditos selectivos para la agricultura, los precios de garantía y las grandes
inversiones en obras de irrigación, fueron características del régimen cardenista. En
retrospectiva, el apoyo al campo fue fundamental para impulsar, posteriormente, el
despegue industrial del país.
Gollaz, Manuel, “México, Crecimiento con Desigualdad y Pobreza”; Mimeo, El Colegio de México, Febrero
2003.
4 Ibid, pp 204-205
3
15
Pero también hay que señalar que, con Cárdenas, se inaugura la época del Estado
Protector, que interviene en la actividad económica e impone regulaciones a dicha
actividad, en particular a la agricultura en el caso que nos ocupa. A la postre, el
reparto de tierras pulverizó la propiedad agrícola, eliminó en amplias zonas del país
la posibilidad de generar economías de escala en ese sector e inhibió la inversión
privada. Por otra parte, las indemnizaciones derivadas de la expropiación de tierras
representaron --en un primer momento-- una carga financiera considerable para el
erario público, lo que ensanchó el déficit presupuestal del Gobierno Federal.
La expropiación petrolera es uno de los hitos de nuestra historia económica
reciente y, sin duda alguna, es una de las expresiones más vigorosas del llamado
nacionalismo mexicano. Los estudiosos coinciden en que, desde los años veinte,
durante su estancia en la región de la Huasteca, por exigencia de su carrera militar,
Cárdenas se había dado cuenta de la prepotencia de las compañías petroleras
extranjeras, que operaban en México desde 1900 y a las que ni la Revolución, ni los
saqueos, ni la Constitución de 1917 afectaron en forma alguna.
En 1938, Cárdenas vio la oportunidad de resolver el ya añejo conflicto entre el
Estado mexicano y las petroleras con motivo de una serie de movilizaciones del
sindicato petrolero, exigiendo mejores sueldos para los trabajadores, jornada de
trabajo de acuerdo con la ley y seguridad social. Las autoridades laborales fallaron a
favor de los trabajadores, pero las petroleras se negaron a acatar varios fallos de la
Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, así como la resolución que, en definitiva,
dictó la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta insubordinación --así lo juzga
al menos el historiador Alejandro Rosas--5, “fue el pretexto de oro para Cárdenas.
La noche del 18 de marzo de 1938, en un mensaje a la Nación, anunció la
expropiación de la industria petrolera.”
2. De la Expropiación Petrolera al Desarrollo Estabilizador: 1940-1970
2.1 La estrategia de sustitución de importaciones: Aciertos y desatinos
En el caso de México, la industrialización vía sustitución de importaciones (ISI, en
adelante) se caracterizó por una producción intensiva en capital y orientada hacia el
consumo interno; un esquema altamente proteccionista en materia de comercio
exterior y una aguda dependencia de la tecnología y la inversión extranjeras. Este
proceso de largo alcance --en vigor desde los años cuarenta hasta los ochenta-Rosas, Alejandro; “El Hombre de Jiquilpan, Lázaro Cárdenas”; en México: Sabías que...; Presidencia de la
República, Mayo, 2005.
5
16
coincide, para todo fin práctico, con el ascenso y el agotamiento del régimen
corporativista en México, inaugurado con Lázaro Cárdenas. En forma paralela, a la
vez que México se “cerró” al exterior, en aras de defender a la industria nacional
bajo el argumento de la “industria naciente”; también se asentó y prosperó un
régimen político de partido dominante que, en la práctica, inauguró décadas de
autoritarismo en México. Pero el autoritarismo, lejos de reflejarse en un
fortalecimiento financiero del sector público, tuvo un vicio de origen: la debilidad
estructural de la hacienda pública. Para mostrar este punto, es útil la comparación
entre periodos y países, tal como aparece en el Cuadro 3.
Cuadro 3
Ingresos y Gastos del Gobierno Federal
(Porcentaje del PIB)
Gasto Total
del Gobierno
Argentina
Brasil
Chile
Colombia
México
Perú
Latinoamérica
Ingreso por
Impuestos
Ingresos por impuestos menos
el gasto total del gobierno
1950 1960 1970 1950 1960
1970
1950
1960
1970
22.5
21.4
25.2
17.0
14.2
15.0
-5.5
-7.2
-10.2
17.5
25.3
33.3
16.0
20.1
27.0
-1.5
-5.2
-6.3
17.0
29.3
34.6
16.7
16.5
21.8
-0.3
-12.8
-12.8
13.4
11.2
17.3
12.0
10.4
13.4
-1.4
-0.8
-5.6
12.6
10.7
13.5
7.5
7.1
7.9
-5.1
-3.6
-5.6
13.9
14.6
21.5
14.0
14.9
18.9
0.1
0.3
-2.6
na
20.7
25.7
na
14.4
17.2
na
-6.3
-8.5
Fuente: FitzGerald, 1978
Fuente: Cuadro 6.2, p. 170 en Thorp, R. (1998): Progress, Poverty And Exclusion. Johns Hopkins University Press.
En cuanto al tema de la ISI, en Latinoamérica el proceso aludido fue, hasta cierto
punto, obligado debido a la interrupción de los flujos de comercio normales dada
la ocurrencia de dos eventos sucesivos: la Gran Depresión y la Segunda Guerra
Mundial; en particular, escasearon los bienes de consumo importados, ya que el
aparato productivo de las economías en guerra se orientó hacia la producción de
armamentos; a la vez que, al abatirse las exportaciones agrícolas y de otros
productos primarios que realizaban los países de América Latina, los ingresos de
divisas resultaron insuficientes para mantener las importaciones en los niveles
acostumbrados. En tales condiciones, las empresas locales iniciaron la producción
de bienes de consumo que tradicionalmente se importaban, aprovechando la
protección que les otorgaba la mínima, o nula, competencia de las importaciones.
17
En el caso de México, cabe señalar que de 1940 a 1970 el PIB real creció a una tasa
anual superior al 6% y, en el periodo denominado “desarrollo estabilizador”, al
crecimiento del PIB se agregó el control de la inflación, lo que se ha señalado
como evidencia de las bondades del modelo ISI. En nuestro país, la ISI tuvo,
como principales características:
•
•
•
•
Elevado proteccionismo
Generosidad en los subsidios a la industria
Importantes concesiones fiscales a la importación de bienes de capital
Alto contenido importado de la producción manufacturera e incapacidad de
la economía para generar divisas suficientes para el crecimiento.
A largo plazo, las características aludidas generaron importantes distorsiones en la
economía, de las que nos ocuparemos después. Por lo pronto, conviene señalar
que el impulso a la industrialización dio lugar a un proceso de urbanización. Hubo
amplias migraciones del campo a la ciudad, que incluso fueron alentadas por las
autoridades, ya que hacia la segunda mitad de los años cincuenta, las ideas
imperantes en América Latina en materia de desarrollo económico eran afines a
las que W. Arthur Lewis racionalizó en su influyente artículo “Economic
Development with Unlimited Supplies of Labor” (1954).
En retrospectiva, es indudable que las ideas que Lewis racionalizó tuvieron un
impacto significativo en las ideas sobre el desarrollo de diversos países, México
entre ellos, resultando ser un aspecto esencial de las políticas económicas en boga
durante 1960-1980. De ahí la conveniencia de aludir, con brevedad, a esas ideas.
Lewis observó que las economías en desarrollo típicas eran dualistas, no sólo en
el sentido de tener dos sectores (agricultura e industria), sino también en el
aspecto más fundamental de tener escasa interconexión entre ambos.
El sector rural exhibía baja productividad de la mano de obra, empleaba
tecnologías de producción artesanales y concentraba a una parte importante de la
población, que consumía buena parte de los bienes agrícolas que producía. La
única conexión importante entre este sector y el moderno (industria) era la
provisión de mano de obra a la industria, vía la migración del campo a las
ciudades. Dado este contexto, Lewis argumentó que era conveniente orientar
hacia una mayor industrialización la reinversión de las utilidades generadas en el
sector moderno, pues en esa forma la economía crecería más rápidamente. Por su
parte, como lo hemos mencionado, el sector moderno, en el caso de México y
América Latina, contaba con un gran proyecto al concluir la Segunda Guerra
Mundial: la industrialización vía sustitución de importaciones.
18
Cabe señalar que estrategias como la ISI requieren la intervención gubernamental
o, dicho en forma más general, sólo prosperan mediante la existencia de un
aparato de coordinación central, encargado de distribuir los incentivos adecuados
para orientar los recursos hacia una finalidad determinada, en este caso, la
industrialización. La necesidad de este aparato de coordinación es más clara si
consideramos que, en el México de los años treinta (antes de la adopción de la ISI
como estrategia de desarrollo), contadas empresas estaban en condiciones de
iniciar el proceso de sustitución de importaciones, lo que hicieron en forma poco
eficiente en un principio, ya que se encontraban en una clara desventaja
competitiva frente a las empresas del exterior.
Las empresas foráneas no sólo producían a costos más bajos, lo que reflejaba su
avance en la curva de aprendizaje sino que, por citar otro punto destacado,
disponían de financiamiento adecuado para sus operaciones; en cambio en México
se carecía de experiencia en la producción de bienes de consumo y el mercado de
crédito exhibía la clásica fragmentación concomitante a su escaso desarrollo. Este
punto es muy relevante, ya que es una explicación poco citada al abordar el tema
de la ISI. Al respecto, Joseph Stiglitz6 llama “inadecuación institucional” a
aquella “falla de mercado” en los mercado financieros, debida al mal
funcionamiento de la intermediación financiera o debida a la ausencia de un
mercado de capitales. Esta falla de mercado es debida a que los mercados están
incompletos,7 lo que da lugar a una asignación ineficiente de recursos y a un
desempeño económico distante del óptimo posible.
En el caso de México, el mercado de crédito bancario era fragmentario en los años
treinta e inicios de los cuarenta. El problema esencial consistía en la carencia de
información sobre la solvencia de los solicitantes de crédito. En otras palabras,
muchas empresas no tenían historial crediticio, lo que daba lugar a un
racionamiento del crédito bancario y, cuando las empresas obtenían recursos, lo
hacían a tasas usurarias, que compensaban los altos riesgos crediticios. Para dotar
a las empresas de recursos crediticios, fue preciso recurrir a instituciones públicas
ya existentes en México, como el Banco de México (fundado en 1925) y Nacional
Financiera (creada en 1934). Esta última, en particular, se enfocó en los años
cuarenta hacia el respaldo financiero de la actividad empresarial. De ahí una de las
facetas de la intervención gubernamental en la economía.
6 Stiglitz, Joseph, “Alternative tactics and strategies for economic development”, en New Directions in Development
Economics; University of Notre Dame, USA, 1992.
7 Mercados en los que está ausente el suministro de bienes o servicios que pueden producirse en ellos; por
ejemplo, un mercado de seguros donde no existen seguros de gastos médicos para los mayores de 65 años; o
un mercado financiero donde no existen instrumentos de inversión para plazos mayores a 3 años.
19
Como lo señala Enrique Cárdenas,8 desde los años treinta se inicia el proceso de
sustitución de importaciones, apoyado por las depreciaciones del tipo de cambio
real. Sin embargo, el periodo que nos interesa aquí es el de la industrialización con
un Estado activo como trasfondo (ISI), que se implanta hasta los años cuarenta.
Al respecto, dice Cárdenas, en la obra citada: “A dos años de iniciada la Segunda
Guerra Mundial la economía mexicana entró en un nuevo periodo de expansión.
Dicho crecimiento se realizó con un sistema político cada vez más centralizado,
autoritario y presidencialista. La noción de que la prosperidad económica iba de la
mano con la industrialización y la urbanización se convirtió en la norma de las
administraciones post-cardenistas, y la mayoría de los esfuerzos gubernamentales
se enfocó a expandir la infraestructura económica en beneficio de la industria, el
comercio y las ciudades...”
Continúa Cárdenas: “De 1940 a 1945 las importaciones (mexicanas) en dólares
crecieron a un ritmo anual de 22%. De ese incremento, 70-75% era de bienes
intermedios y de capital, (lo) que reflejaba un nivel de inversión más alto y, en
consecuencia, de crecimiento económico. El PIB creció a una tasa promedio de
5.2% durante la guerra (1939-1945), pero el crecimiento del sector industrial fue
mayor (7.6% anual). ¿Cuáles fueron las fuentes de dicho crecimiento? ¿De qué
manera fue financiado? ¿Qué participación, si la hubo, (tuvieron) el gobierno y el
sector privado? ¿Qué efecto tuvo --el crecimiento industrial-- en la distribución del
ingreso?”
Dice Cárdenas que, a diferencia de lo que ocurrió con otras economías de
América Latina, “...EUA y México, al ser economías colindantes, no enfrentaron
restricciones al comercio bilateral durante la guerra... la expansión de la demanda
estadounidense por materias primas mexicanas presentó una tendencia ascendente
durante la guerra... (De hecho), las exportaciones modificaron su composición de
manera drástica. Históricamente, los minerales, que habían constituido más de
70% de las ventas al exterior, cayeron de modo continuo durante la primera mitad
de los cuarenta hasta reducir su participación a poco más de 20%... pero el mayor
efecto provino del sector manufacturero. De representar alrededor de 7% del total
en 1939, las exportaciones manufactureras se incrementaron sin excepción hasta
1945, cuando alcanzaron casi 38%. Ello implicó un incremento de 850% en el
volumen de exportaciones manufactureras durante la guerra.”
Cárdenas Enrique; “El Proceso de Industrialización Acelerada en México (1929-1982), en Industrialización y
Estado en América Latina; Lecturas del Trimestre Económico, No. 94; FCE, México, 2003.
8
20
Uno de los detonantes de la ISI, y del auge concomitante de las exportaciones
manufactureras, fue la inversión pública en infraestructura y la inversión privada.
Indica Cárdenas que “...la inversión pública real se incrementó a un ritmo anual de
15% durante la guerra... (y) en combinación con el rápido crecimiento de la
inversión privada, se creó una base productiva que permitió la expansión de la
producción. La inversión total durante la guerra creció a una tasa real promedio de
13%. A medida que aumentaba la relación capital-trabajo, la producción por
trabajador (productividad del trabajo) en el sector industrial también se
incrementó, particularmente gracias a la creación de la infraestructura. Además,
una ley para estimular a la industria por medio de exenciones fiscales fue aprobada
en 1941 y reforzada en 1946, la cual incluía incentivos fiscales y otros apoyos
públicos.”
El final de la guerra, punto aparte para dejar en claro la estrecha dependencia
norteamericana de la economía nacional, también mostró una clara consecuencia
de la sobrevaluación del peso frente al dólar durante el periodo bélico, dado el
esquema de paridad fija que lo mantuvo en $5.40 de 1940 a 1948. En sólo dos
años, 1946-1947, el déficit comercial acumulado ascendió a 578 millones de
dólares, lo que se reflejó en una persistente pérdida de reservas internacionales del
Banco de México. A esto se agregó la llegada a la Presidencia de la República de
Miguel Alemán quien, después de implantar diversas medidas de control de
importaciones, optó por un corto periodo de flotación cambiaria, que llevó la
cotización del peso a $8.25 por dólar en 1949.
Pero antes de la flotación aludida, dadas las enormes presiones en la balanza
comercial, el gobierno de Miguel Alemán decretó una serie de medidas
proteccionistas para detener el incremento de las importaciones. En 1947,
finalmente, una larga serie de artículos queda sujeta a cuotas de importación. Tal fue el
comienzo, dice Enrique Cárdenas, “...de una tendencia para proteger a la industria
nacional, no tanto como una estrategia de desarrollo basada en el proteccionismo,
como sería finalmente el caso, sino como una medida de corto plazo para contener
la avalancha de importaciones. Sin embargo, para 1948 la situación era insostenible
dado que las reservas (internacionales) habían disminuido 67% comparadas con las
de 1945. Las autoridades financieras dejaron flotar el peso en julio, y éste inició
una inmediata depreciación. Cuando el tipo de cambio quedó fijo, casi un año más
tarde (junio de 1949), el peso se había depreciado casi 80%.”
Si bien el esfuerzo por proteger a la industria nacional fue modesto en un
principio, añade Cárdenas, “...a lo largo de los años cincuenta la política de
protección prosiguió, ampliando de modo general sus alcances y, finalmente,
aplicando el concepto de que una nueva industria que sustituía importaciones se
21
hacía acreedora de manera automática a una protección total de la competencia
externa. Con el tiempo, la idea de proteger a la industria nacional se convirtió en
una estrategia habitual de desarrollo económico. El objetivo principal era estimular
a los productores internos, aislando al mercado nacional y, al mismo tiempo,
sustituir importaciones.”
Según cálculos del propio E. Cárdenas, “durante el decenio de los cincuenta, la
inversión total real creció a un ritmo promedio anual de 17%, mientras que el PIB
lo hacía a una tasa de 6.6%. Así, la inversión, como proporción del PIB, pasó de
14% en 1950 a 17% en 1960”. Por otra parte, recuérdese que instituciones como
Nafinsa asumieron la tarea de otorgar financiamiento preferencial a las empresas
privadas involucradas en la sustitución de importaciones. Ese financiamiento se
orientó, en buena parte, hacia la adquisición de maquinaria y equipo importado,
rubro que representó alrededor del 40% del total de la inversión privada durante
los cincuenta.
Sin duda, durante el periodo 1940-1960 la estrategia de sustitución de
importaciones se reflejó en un avance relevante de la industrialización, fincado en
un sostenido repunte de la inversión y en un crecimiento significativo del PIB real.
Sin embargo, pocos años después, la estrategia empezaría a dar señales de
agotamiento, aunque este proceso no se presentó de inmediato. Sería hasta los
años setenta, una vez concluida la etapa del “desarrollo estabilizador”, cuando los
costos de la estrategia aludida resultarían notables.
2.2 El Desarrollo Estabilizador ¿La Arcadia Económica Mexicana?
Sobre el desarrollo estabilizador (DE, en adelante) se han escrito largos y diversos
ensayos. La gran mayoría de ellos lo pondera desde una perspectiva cercana al ideal
en materia de política económica. Y, ciertamente, el desempeño del país en el
periodo 1958-1970 se caracterizó por un elevado crecimiento económico, en
condiciones de estabilidad de precios, con un tipo de cambio estable (fijo), bajas
tasas de interés nominales --aunque no reales--- y un déficit fiscal bajo control.
Sobre el tema que nos ocupa, también seguiremos a E. Cárdenas,9 que es el
historiador más prolífico y actual de la economía mexicana. Para Cárdenas, no es
correcto circunscribir el DE al periodo 1958-1970, sino ubicarlo en dos sub
periodos, los de 1950-1962 y 1963-1971. Al respecto, dice nuestro autor que, en
realidad, en los años cincuenta en su conjunto, a raíz de la devaluación de 1948, la
Cárdenas; Enrique (1996): La Política Económica en México, 1954-1994; Fondo de Cultura Económica;
México.
9
22
economía nacional mostró un crecimiento vigoroso, que concluyó hasta el final de
la década de los sesenta. En ese lapso, habría existido un punto de inflexión –a
principios de los sesenta- en que se inicia el debilitamiento del modelo de
desarrollo, aspecto que se reflejó, al paso del tiempo, en crecientes presiones
inflacionarias durante los setenta.
Pero, aún durante el periodo 1950-1962, es posible distinguir interesantes
contrastes. Si bien la economía creció a una tasa promedio anual de 6.2% en
términos reales, las trayectorias de importantes variables agregadas mostraron
cambios sutiles. Como la indica el Cuadro 4, durante 1950-1956 el ahorro interno
financió buena parte de la inversión total del país, y el sector público mostró un
déficit de 0.05% del PIB, lo que indica un alto financiamiento de la inversión
pública con recursos gubernamentales. La brevísima historia descrita contrasta con
la del periodo 1957-1962. En este caso, se reduce el ahorro interno y,
correlativamente, aumenta la participación del ahorro externo en el financiamiento
de la inversión total. El déficit del sector público también se eleva.
Cuadro 4
Financiamiento de la Economía, 1950-1962
(porcentaje del PIB)
1950-1956
1957-1962
Inversión total
Ahorro externo
Ahorro interno
15.16
0.74
14.42
15.46
1.81
13.65
Sector privado
Inversión privada
Ahorro privado
Balance
9.73
9.04
-0.69
9.93
8.88
-1.05
Sector Público
Inversión Pública
Ahorro público
Balance
5.43
5.38
-0.05
5.53
4.77
-0.76
Fuente: Cuadro I.1, p. 27 en Cárdenas, E. (1996): La Política Económica en México, 1950-1994. Fondo de Cultura Económica
23
Punto aparte de los cambios anotados, el dinamismo de la economía durante 19501962 se explica por varios factores citados por Cárdenas. Los dos más relevantes
fueron la Guerra de Corea, que impulsó la demanda norteamericana de algunos
productos básicos mexicanos, como el algodón; y el gasto gubernamental
deficitario, que se orientó hacia la inversión pública en infraestructura básica,
colocando el énfasis en la industria petrolera, las carreteras y la dotación de clínicas
y escuelas. Por otra parte, en el ritmo de la inversión privada, que se mantuvo, en
promedios anuales, cercana al 10% del PIB durante el periodo de análisis, sin duda
influyó la rentabilidad del capital, pero el factor más relevante fue el atractivo de
mercados cautivos, protegidos de la competencia externa, lo que representó rentas
atractivas para el empresariado nacional.
Por otra parte, conviene anotar que la amplia participación del sector financiero en
el crecimiento –en particular, la Banca Comercial y la Banca de Desarrollo- fue un
aspecto esencial del DE. Uno de los puntos clave en este proceso fue la baja
inflación, que permitió estimular la adquisición de instrumentos de renta fija.
Algunos comentarios al respecto son pertinentes.
Como lo establecía la Ley General de Instituciones de Crédito de 1941 (vigente
hasta 1976), la Banca Comercial manejaba su cartera de crédito en dos niveles:
crédito libremente asignado; y crédito dirigido (controles selectivos), tanto por
sectores como en materia de tasas de interés activas. Estos controles generaron
una asignación ineficiente de los recursos crediticios, ya que la distribución
sectorial reflejaba las preferencias gubernamentales y no las necesidades reales de
crédito en la economía. Por otra parte, como lo han puesto de manifiesto diversos
estudiosos del tema, las tasas subsidiadas a las que se otorgaban estos créditos,
hacían más oneroso el crédito libre otorgado al sector privado. Esto se reflejó en
un amplio diferencial entre las tasas activas libres y las tasas pasivas que pagaba la
Banca. Cabe señalar que éstas últimas eran elevadas en términos reales, como lo
muestra el Cuadro 5.
24
Cuadro 5
Tasas de Interés Reales (%) y Activos No Monetarios, 1960-1970
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
Bonos
Activos
Tasa Real
%PIB
Financieros
No Monetarios 1/
de Crecimiento
4.0
12.2
7.3
14.8
19.3
8.5
7.9
18.4
23.0
9.9
8.3
22.7
22.5
10.9
6.8
27.9
20.3
11.4
5.3
34.5
19.4
12.9
4.6
44.4
23.4
14.9
6.0
56.2
23.0
17.3
7.5
67.1
17.8
18.7
5.5
83.3
19.9
20.9
4.2
101.9
16.5
22.9
3.5
118.8
10.6
24.2
7.6
1/ Saldos en pesos corrientes
Fuente: Isaac Kats, “El Sistema Financiero Mexicano”, Editorial Diana, CIDAC, junio 1990.
En efecto, si tomamos como referencia las tasas pasivas reales pagaderas sobre los
bonos financieros, éstas promediaron más del 6% anual durante el periodo 19601970. Sin duda, los atractivos rendimientos reales ofrecidos fueron un factor
decisivo para atraer recursos hacia el sistema financiero. Esto se constata en la
última columna del cuadro anterior: los activos no monetarios en poder del
público pasaron del 7.6% del PIB en 1960 al 22.9 del PIB en 1970. Lo anterior
pone de manifiesto los contrastes que encierra el periodo del DE: A pesar de la
imposición de controles selectivos del crédito y de la existencia de tasas de interés
subsidiadas, se fortaleció el sistema financiero nacional. Es evidente que la
estabilidad de precios jugó un importante papel en este proceso.
Uno de los aspectos que más llaman la atención del DE, fue el hecho de que se
mantuvo el crecimiento y la estabilidad de precios a pesar de la devaluación de
1954. Esto merece un breve comentario. La Guerra de Corea se reflejó en un auge
exportador para México pero, a la vez, dio lugar a una persistente sobrevaluación
del peso frente al dólar en el contexto de una paridad fija entre ambas monedas.
Como el ingreso creció continuamente, parte del mismo se volcó hacia mayores
importaciones, lo que terminó por generar un déficit en cuenta corriente de la
balanza de pagos. Terminada la Guerra de Corea, cayó la demanda externa, lo que
agudizó las presiones sobre la moneda mexicana y, finalmente, el “Sábado de
25
Gloria” de 1954 ocurrió una devaluación del Peso, que pasó de 8.65 a 12.50 pesos
por dólar.
Ante la devaluación, la reacción de la economía fue extraordinaria. Como la indica
E. Cárdenas,10 en 1954 el PIB creció 10% en términos reales y, para el periodo
1954-1957, lo hizo a una tasa anual promedio de 8.2%, aunque a partir de 1956 la
caída de los precios agrícolas en los mercados internacionales se reflejó en una
desaceleración del crecimiento y en el retorno a un paulatino desequilibrio en la
cuenta corriente de la balanza de pagos. Para evitar una nueva devaluación, el
gobierno solicitó un crédito externo por 650 millones de dólares lo que, aunado a
una inversión extranjera (1957) de casi 500 millones de dólares, permitió financiar
el déficit aludido sin causar una merma considerable de las reservas internacionales
del Banco de México.
Cabe señalar que en la década de los sesenta, la economía exhibió el mayor
crecimiento económico registrado en su historia reciente. El PIB total tuvo un
incremento real del 7.1% anual entre 1963 y 1971, en tanto que para el PIB por
habitante fue de 3.6% anual. No obstante, ese crecimiento solo era posible debido
a la concurrencia del ahorro externo, que complementó al ahorro interno para
financiar la inversión. Al respecto, una de las características de la economía durante
el DE y, de hecho, hasta principios de los noventa, fue la incapacidad para generar
las divisas necesarias para adquirir en el exterior los bienes intermedios y de capital
que requería el aparato productivo para sostener su crecimiento.
Durante el periodo 1963-1971 resultó cada vez más claro que diversos factores
apuntaban hacia una fragilidad creciente de la economía. Como lo menciona E.
Cárdenas, se hizo precaria la competitividad del aparato productivo en un contexto
altamente proteccionista; a la vez que no ocurrió una amplia diversificación de las
exportaciones, lo que perpetuó nuestra incapacidad para generar las divisas
requeridas para nuestro crecimiento: A lo anterior se agregó una creciente
recurrencia al gasto gubernamental para mantener las altas tasas de expansión de la
economía.
Como lo comenta Jonathan Heath,11 durante el DE se gestó una “debilidad
estructural” de la economía. En efecto, el proteccionismo desmedido dio lugar a la
existencia de empresas ineficientes, lo que generó una estructura de subsidios para
mantener a flote a esas empresas. Esos subsidios crecientes, a su vez, gravitaron
sobre las finanzas públicas, presionando al alza el déficit fiscal. Además, la nula (o
10
11
E. Cárdenas, op.cit; pp. 47-48
Heath, Jonathan; “¿Desarrollo Estabilizador?”; en Reforma; 9 de Junio 2005.
26
escasa) presencia de empresas del exterior se reflejó en mercados poco
competidos, lo que otorgó posiciones de privilegio a empresas nacionales carentes
de ventajas competitivas que dominaban la actividad económica interna. A lo
anterior
--así lo apunta E. Cárdenas--, habría que agregar la “política de mexicanización”,
que se tradujo en la proliferación de empresas paraestatales o “mixtas”, localizadas
en las ramas de bienes intermedios o de capital.
En retrospectiva, el DE fue una época de claroscuros en materia económica, en la
que coexistieron el crecimiento con estabilidad, por una parte; y distorsiones
severas en el aparato productivo, por la otra. Esas distorsiones harían insostenible
la estrategia de crecimiento durante los años setenta.
3. Las Crisis Recurrentes: 1970-1988
3.1 El Desarrollo Compartido y sus Consecuencias
Comenta Nora Lustig, una de las más lúcidas analistas de la historia económica
reciente de nuestro país que, “En los años setenta, la política económica seguida
en México implicó un camino de alto riesgo. La aplicación de medidas
sobreexpansivas, financiadas con un creciente endeudamiento externo, tuvo
consecuencias desastrosas cuando los precios del petróleo bajaron y las tasas de
interés mundiales se elevaron...”12
Hacia principios de los años setenta el crecimiento se desaceleró, por la cada vez
mayor dependencia de las importaciones de bienes intermedios y de capital,
aunada a la ya crónica generación insuficiente de divisas. El régimen de Echeverría
consideró llegado el momento de impulsar el crecimiento por la vía del mercado
interno, para lo que era necesario, según el análisis oficial, expandir el gasto
público y acrecentar la participación estatal en la economía. A la preocupación por
impulsar el crecimiento, se aunaba el deseo de “repartir el ingreso”. La novedad
era “crecer distribuyendo”.
Sin embargo, a diferencia de otros países en desarrollo, como Corea del Sur y
Taiwán, México no contaba con un aparato productivo competitivo que
sostuviera altas tasas de crecimiento, ni estaba abierto al exterior en el comercio de
manufacturas. El Cuadro 6, con información tomada del ya citado libro de Lustig,
Lustig, Nora; México: Hacia la Reconstrucción de una Economía; Colegio de México /Fondo de Cultura
Económica; Segunda Edición; México, D.F.,.2002
12
27
hace una comparación elocuente de los ritmos de crecimiento de México y los
países mencionados, para diferentes etapas históricas.
Cuadro 6
Tasas Medias de Crecimiento Económico Anual y Fuentes
de los Cambios ocurridos en el Total de la Producción Manufacturera Bruta
en México, Corea y Taiwán, periodos seleccionados, 1950-1975 (a)
(Porcentajes)
Fuentes del Cambio
País
Y
años
Corea
1955-1963
1963-1970
1970-1973
Tasa
media de
crecimiento
anual
Expansión
de la
demanda
interna
Expansión
de las
exportaciones
Sustitución
De
importaciones
Cambio de
los coeficientes
de insumoproducto
Total
10.4
18.9
23.8
57.3
70.1
39.0
11.5
30.4
61.6
42.2
-0.6
-2.5
-11
0.1
1.8
100
100
100
Taiwán
1956-1961
1961-1966
1966-1977
11.2
16.6
21.1
34.8
49.2
34.9
27.5
44.5
57.0
25.4
1.7
3.8
12.3
4.6
4.3
100
100
100
México (b)
1950-1960
1960-1970
1960-1975
7.0
8.6
7.2
71.8
86.1
81.5
3.0
4.0
7.7
10.9
11.0
2.6
14.4
-1.0
8.2
100
100
100
Fuente: Kemal Devis, Jaime de Melo y Sherman Robinson, General Equilibrium Models for Development Policy,
Publicación de Investigación del Banco Mundial, Cambridge University Press, Cambridge, 1982, cuadro 4.3, p.106
(a) Véase en la fuente la descripción de la metodología. Las tasas medias de crecimiento anual de este cuadro
difieren de las que aparecen el cuadro i.4, quizá porque los autores presentan estas cifras como preliminares.
Las cifras han sido redondeadas b) Resultados preliminares
Fuente: Cuadro 1.1., p. 43 en Lustig, N. (2002): México, Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
El experimento del “desarrollo compartido” fue, a la postre, un rotundo fracaso.
Si bien la economía sufrió una leve desaceleración, se desató la inflación. Este
último proceso empeoró, en vez de mejorar, la distribución del ingreso nacional.
El deterioro de la situación económica tuvo su causa, por una parte, en la
expansión del gasto público sin el correspondiente incremento de la recaudación,
lo que generó un déficit fiscal creciente cuyo financiamiento inflacionario truncó
la estabilidad de precios. Por otra parte, se gestó un creciente antagonismo entre el
28
Presidente Echeverría y la comunidad empresarial, lo que destruyó la confianza de
los inversionistas.
Como lo señala Lustig; “La estrategia de crecimiento basada en la expansión del
gasto público se derrumbó en 1976. El sector privado, preocupado por el curso de
la política económica y hostigado por el expansionismo estatal y por la retórica y
las acciones izquierdizantes de Echeverría (como la expropiación de tierras en el
Valle del Yaqui), recurrió a la fuga de capitales para proteger su riqueza contra una
probable devaluación del peso y también como un arma política en contra del
gobierno... En agosto de 1976, por primera vez en 22 años, se permitió la flotación
del peso en el mercado de divisas, el peso se devaluó en casi 40%”. Como
corolario, el país recurrió al Fondo Monetario Internacional, con el que firmó un
“Acuerdo de Facilidad Ampliada”. Cabe agregar que la situación de la economía
internacional, caracterizada por una caída de los precios del petróleo y tasas de
interés en ascenso, sin duda, agudizó los errores de política económica de
Echeverría.
Cuadro 7
Principales Indicadores Económicos. 1956-1976
(porcentajes)
Concepto
1956-1972
1973-1976
Producto Interno Bruto (tasa
de crecimiento)
Inflación (a)
Déficit Público/PIB (b)
Cuenta Corriente/PIB
6.7
3.1
2.5
-2.5
6.1
16.7
8.0
-4.1
(a) Cambio porcentual en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, a
partir de 1969; para los años anteriores se usó el Índice de Precios al Mayoreo.
(b) La información disponible comienza a partir de 1965
Fuente: Cuadro 1.4, p. 45 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura
3.2. La Abundancia y El Derrumbe
“Vamos a administrar la abundancia” fue una frase que alcanzó la celebridad
durante el sexenio de José López Portillo (1976-1982). En esa época, el choque
petrolero que sacudió a la economía internacional derramó grandes --pero
efímeros-- beneficios en la economía mexicana. La abundancia del petróleo,
además, propició una persistente apreciación del tipo de cambio real que, a la
29
postre, condujo a un severo desajuste del tipo de cambio y, en última instancia, a
una crisis de pagos internacionales de la economía nacional.
Dice Enrique Krauze: “En 1975, tras el destape, el candidato --sin contrincantes
legales-- debió entrar en trance místico. El destino, la historia, el misterio, el
cosmos, la Providencia, le convertían en el hombre más poderoso de México.
Quizá se sintió un poco más como Quetzatcóatl...”.13 En su II Informe de
Gobierno, el Presidente, estudioso de nuestro pasado indígena, al hablar del
petróleo aludiría al “espejo negro de Tezcatlipoca”, el dios azteca que daba y
quitaba la riqueza. Pero también, amargamente, se quejaría en su VI Informe de
Gobierno (1982): “Soy responsable del timón, no de la tormenta”, cuando la crisis
económica azotaba a la economía nacional. Con eso pensó, equivocadamente, que
eludía su enorme responsabilidad histórica.
Con López Portillo el petróleo se convierte en el motor de la economía nacional,
proveedor de divisas y piedra angular del crecimiento industrial. Al respecto, Nora
Lustig muestra que las reservas probadas de petróleo aumentaron de casi 6,000
millones de barriles en 1975 a 40,000 millones en 1978. Para 1982, las reservas
probadas se estimaban en poco más de 70,000 millones de barriles. Durante los
cuatro años del auge petrolero la estrategia de crecimiento basada en la expansión
del gasto público produjo resultados impresionantes en términos de crecimiento,
inversión y empleo. Entre 1978-1981, el PIB real creció a un promedio anual de
8.4%, la inversión total aumentó 16.2% anual y el empleo urbano se expandió al
5.7% anual. En el Cuadro 8 se detalla la evolución de las principales variables
económicas para el periodo aludido.
Sobre las expectativas que generó la riqueza petrolera, conviene señalar que
diversos estudios se orientaron a la realización de previsiones sobre la utilización
eficiente de la misma. Con la ventaja enorme que siempre otorga la visión
retrospectiva, podemos decir hoy que eran cuentas alegres, porque partían de dos
premisas equivocadas: suponían que los políticos jamás perseguían intereses
propios y que aplicaban criterios económicos --como el “costo de oportunidad”-en la toma de sus decisiones sobre la utilización de recursos extraordinarios. Nada
más alejado de la realidad. Al respecto, las previsiones señalaban que, durante el
régimen de López Portillo, la economía nacional debería absorber, cuando menos,
el crecimiento de la oferta de mano de obra (840,000 personas por año): y que el
excedente generado por las exportaciones petroleras debería transformarse en
13
Krauze, Enrique. El Sexenio de López Portillo. Editorial Clío, Primera Edición. México, D.F., 1999
30
“fuentes de ingreso permanente” (inversiones productivas), para así asegurar la
transferencia petrolera hacia las generaciones futuras.14
Cuadro 8
Principales Indicadores Económicos,
1976-1981
Concepto
1976
Producto Interno Bruto
(cambio porcentual anual) a/
4.2
PIB per cápita (cambio
porcentual anual) a/
1.2
Inversión Fija Bruta (cambio
porcentual anual) b/
0.4
Tasa del desempleo urbano
abierto (porcentaje) c/
6.8
Precios del consumidor
(cambio porcentual
anual), promedio anual
(1978 = 100) d/
15.8
Déficit Fiscal
(porcentaje del PIB) e/
9.9
Deuda externa total
(miles de millones de
dólares) f/
27.5
Deuda pública total
(miles de millones de
dólares) g/
20.8
Tasa prima nominal de los
Estados Unidos (porcentaje)
h/
6.8
Precio promedio del petróleo
de exportación (dólares por
barril) i/
...
Participación de las
exportaciones petroleras en el
total de las exportaciones
(porcentaje) j/
15.4
Tipo de cambio real (libre)
(1970 = 100) k/
103.3
Balaza comercial (miles de
millones de dólares) l/
-2.6
Balanza en cuenta corriente
(miles de millones de dólares)
m/
-3.7
Fuga de capitales (miles de
millones
de dólares) n/
3.0
... No aplicable
Promedio
19781981
1976-1981
1977
1978
1979
1980
1981
19761977
3.4
8.2
9.2
8.3
7.9
3.8
8.4
6.9
0.5
5.2
6.1
5.0
5.5
0.8
5.5
3.9
-6.7
15.2
20.2
14.9
14.7
-3.2
16.2
9.4
8.1
6.8
5.7
4.6
4.2
7.5
5.3
6
29.1
17.5
18.2
26.3
27.9
22.4
22.5
22.5
6.7
6.7
7.6
7.5
14.1
8.3
9
8.7
30.9
34.6
40.3
50.7
74.9
29.2
50.1
43.1
22.9
26.3
29.8
33.8
53
21.9
35.7
31.1
6.8
9.1
12.7
15.3
18.9
6.8
14
11.6
...
13.3
19.6
31.3
33.2
...
24.3
...
22.3
30.7
45.1
67.3
72.5
18.9
53.9
42.2
129.4 124.0
120.5
107.8 90.8
116.4
110.8
112.6
-1.1
-1.8
-3.2
-3.4
-3.8
-1.9
-3.0
-2.6
-1.6
-2.7
-4.9
-10.7 -16.1
-2.6
-8.6
-6.6
0.9
0.1
0.2
-0.3
2.0
2.9
2.6
11.6
Véase, por ejemplo: Rizzo, Sócrates y Leopoldo Solís. Opciones de Política Económica, Documento de
Investigación # 12; Banco de México. México, D.F., Septiembre 1979.
14
31
a/ Banco de México, Indicadores Económicos, México, agosto de 1987, p. II-H-2. Las cifras usadas para
calcular la tasa de crecimiento del PIB están en pesos de 1970.
b/ Ibíd., cuadro II-H-9, p. II-H-15.
c/ Para 1976 y 1977, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Programa nacional de empleo, 1980-1982, vol. 1,
México, 1982, cuadro 21, p. 65. Para 1978-1981, Jaime Ros, Mexico from the Oil Boom to the Debt Crisis: An Analysis
of Policy Responses to External Shocks, 1978-85, en Rosemary Thorp y Laurence Whitehead (comps.) , Latin American
Debt and the Adjustment Crisis, University of Pittsburgh Press, 1987, cuadro 1. Las cifras de 1976 y 1977 son el
promedio del periodo 1976-1977.
d/ Para 1976, Banco de México, Indicadores Económicos, México, marzo de 1988, cuadro III-2, p. III-2. Para 1977-1981,
Banco de México, Indicadores Económicos: Resumen, México, febrero de 1992, p.f.
e/ Para 1976-1978, Banco Mundial, Mexico:Recent EconomicDevelopments and Prospects, Washington, 1984, cuadro
5.1.1, p. 114. Para 1979-1981, Macro Asesoría Económica, Realidad Económica de México,1999, cuadro 20.1, p. 539. El
"déficit fiscal" es el "requerimiento de préstamos del sector público".
f/ Para 1976, E. Zedillo Ponce de Leon, "Mexico´s Recent Balance-of-Payments Experience and Prospects for Growth",
World Development, vol.14, agosto 1986, p. 963. Para 1977-1981, José Ángel Gurría, "La política de deuda externa de
México, 1982-1990", México, enero de 1991, anexo1, p. 26.
g/ Para 1976, E. Zedillo Ponce de León, "Mexico´s Recent Balance-of-Payments Experience", cuadro 3, p. 967. Para
1977-1981, José Ángel Gurría, en Ibíd.
h/ Robert Devlin, Debt and Crisis in Latin America: The Supply Side of the Story, Princeton University,
Princeton, 1989, p 50.
i/ Macro Asesoría Económica, Realidad Económica de México, 1991, cuadro 21.1, p 555. La cifra para 1988 se calculó
como la razón del valor de las exportaciones petroleras (1774 millones de dólares), tomado de PEMEX, Anuario
Estadístico1987, Instituto Mexicano del Petróleo, México, p. 117, al número de barriles (133 247 000) tomado de
DIEMEX-WHARTON, Mexican Project, vol.2, July 1982, Wharton Econometrics Forecasting Associates, junio 1982,
cuadro 5.01, p.7 del apéndice de Estadísticas Históricas.
j/ Banco de México, Indicadores económicos, agosto de 1987, cuadro IV-H-5, p. IV-H-45.
k/ Banco de México, Indicadores económicos, febrero 1992, cuadro IV-17, p. IV-22.
l/ Banco de México, Indicadores económicos, agosto 1987, cuadro IV-H-45.
m/ Ibid.,pp. IV-H-27 a IV-H-32.
n/ José Ángel Gurría y Sergio Fadl, "Efectos de la política económica en la fuga de capitales: La experiencia de México,
1970-1989", ensayo inédito, cuadro1.
Fuente: Cuadro 1.5, p. 50-51 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
Esa visión razonada sobre el futuro promisorio de la abundancia contrastaría,
cuando cayeron los precios del petróleo en 1981, con los “golpes de timón” del
régimen. Hay que resaltar que el petróleo se convirtió en una “garantía” para la
contratación de crédito externo, proceso del que se abusó en 1981-82 ante el
cambio de condiciones en la economía global. Conviene mencionar que, en 1981,
las exportaciones petroleras habían alcanzado el 72.5% de las exportaciones totales
de bienes y servicios, de ahí la enorme fragilidad de nuestros ingresos de divisas
frente a los vaivenes del mercado petrolero. Al mismo tiempo, las tasas de interés
internacionales se elevaron en forma persistente. En este contexto, el déficit en
cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzó un monto sin precedente: 16,100
millones de dólares, financiado en gran parte con endeudamiento externo (Véase
Cuadro 8).
El año de 1982 se caracterizó por las grandes devaluaciones del peso y una
desaceleración pronunciada de la actividad económica. Basta señalar que la
inflación se elevó a 98.8% y que las reservas internacionales del Banco Central se
abatieron a 1,800 millones de dólares. Pero, más que relatar la debacle --lo que ha
32
sido objeto de diversos estudios--, resulta oportuno el comentario. La opinión
general, con la que coincidimos, es que el régimen de López Portillo, ante la
riqueza petrolera, optó por hacer de la expansión del gasto público el instrumento
por excelencia para impulsar el desarrollo del país. A esto se agregó la cada vez
mayor recurrencia al endeudamiento externo para mantener a flote a la economía,
ante el compás de indecisión que se abrió dentro del gabinete presidencial,
profundamente dividido en cuanto a qué camino seguir ante la caída en los
ingresos de divisas derivados del petróleo. Eran los tiempos en que la gran
disyuntiva era abrir la economía al exterior o mantener a toda costa la protección
de la planta industrial. En retrospectiva, el triunfo de los proteccionistas fue
pírrico.
Pero el evento que a la postre marcaría la culminación de la crisis económica, a la
vez que la sima más honda del juicio presidencial, fue la “nacionalización de la
Banca” que, a la luz de la opinión pública, fue una “estatización bancaria” porque,
en efecto, la Banca --y sus dueños-- eran nacionales. La “nacionalización”,
anunciada en el Sexto Informe de Gobierno el 1º de septiembre de 1982, fue el
cenit del autoritarismo mexicano, de la Presidencia omnipotente que no comete
errores y, por lo mismo, no admite interlocutores. Este evento de antología, a su
vez, contribuyó a clausurar el crecimiento de la economía nacional.
3.3. La Cancelación del Crecimiento
Durante el régimen de Miguel de la Madrid (1982-1988), la economía mexicana
enfrentó la clausura de los mercados internacionales de capitales, como resultado
de la suspensión en el pago de la deuda externa declarada por el gobierno al cierre
del sexenio de López Portillo. Con tino, muchos comentaristas han llamado la
“década perdida” al decenio de los ochenta para México en particular y América
Latina en general. Esto contrasta con lo ocurrido con Argentina en 2003-2005, que
después de una suspensión de pagos externos y de decidir unilateralmente devolver
alrededor de 25 centavos por cada dólar invertido en sus bonos soberanos, ha
regresado con comparativa rapidez a los mercados internacionales de capitales.
La importante transferencia de recursos hacia el exterior, realizada durante el
sexenio de Miguel de la Madrid, se reflejó, en esencia, en la persistente disminución
de la inversión en México. Otro aspecto relevante de este sexenio fue la
instauración, a partir de diciembre de 1987, de los “Pactos de Solidaridad
Económica”, que tuvieron como propósito alinear expectativas económicas entre
los empresarios, los trabajadores y el gobierno, para acelerar el proceso de
estabilización. Adicionalmente, se dio paso a una liberalización comercial acelerada
(reducción de aranceles frente a terceros países en el seno del GATT) y se
33
procedió a la liberalización financiera (1988), permitiendo que las tasas de interés
fueran fijadas por el mercado; además, se procedió a la eliminación del encaje legal
y también de los “cajones selectivos de crédito”, que distorsionaban y encarecían el
crédito de la Banca Comercial.
El sexenio que nos ocupa no sólo heredó la pesada carga de la deuda externa de
finales del sexenio de López Portillo; también enfrentó los grandes daños causados
a la Ciudad de México por el terremoto de 1985 y, un año después, por la nueva
caída de los precios del petróleo, que comprometió los esfuerzos de estabilización
que venía realizando el régimen desde sus inicios (Ver Cuadro 9). De hecho,
México inició 1986 con una crisis de balanza de pagos, suspensión de la asistencia
financiera derivada del Acuerdo stand-by con el FMI y con el impacto de las
pérdidas económicas del terremoto de septiembre de 1985. Para completar el
cuadro crítico, entre febrero y marzo de 1986 el precio del barril de petróleo cayó
de 25 a 10 dólares por barril, lo que el Banco de México equiparó con una pérdida
de ingresos del orden del 6.7% del PIB (8,500 millones de dólares).
A pesar de que en el sexenio de La Madrid prácticamente se canceló el
crecimiento, conviene reiterar que a partir de la segunda crisis del petróleo se
adoptaron diversas medidas de amplia trascendencia, en particular la reforma
financiera y la opción de acelerar la apertura externa. Esta apertura, que formó
parte del Pacto de Solidaridad Económica, fue su aspecto más controvertido por la
rapidez que se le imprimió al proceso, ya que el arancel máximo se redujo de 40 a
20%, se eliminaron los precios oficiales de las importaciones, así como los
permisos de importación para casi todos los productos
La crisis de la deuda externa de los ochenta no fue exclusiva de México, ya que
afectó a América Latina, como lo muestra el Cuadro 10, con la caída del PIB per
cápita, el consumo y la inversión en relación con sus niveles de 1980-81. El origen
de esta crisis, cabe aclararlo, se gestó años antes, durante el debilitamiento de los
precios de los commodities de 1976-78, evento que fue enfrentado con la
contratación de crédito externo por los países de América Latina. Estos créditos
bancarios, en dólares y a tasas flotantes y carentes de una adecuada supervisión,
estuvieron plagados de problemas de selección adversa y riesgo moral. El ascenso
de las tasas de interés internacionales se reflejó, a partir de 1981, en moratorias
sobre el servicio de la deuda externa.
El ajuste económico en México –y en el resto de América Latina-- recayó no sólo
sobre las empresas, sino también sobre el mercado de trabajo. El hecho más
relevante fue la desorbitada expansión de la economía informal, a la que no sólo se
34
trasladó la fuerza de trabajo convencional, sino en particular las mujeres y los
jóvenes que se incorporaban al mercado.
Cuadro 9
Metas y Resultados del Primer Programa de Estabilización, 1983-1985
Concepto
1982
1983
1984
1985
Inflación (diciembre a diciembre,
precios al consumidor) (porcentaje)
Proyecciones originales del FMI a/
Metas revisadas (gobierno) b/
Cifras observadas
...
...
98.8
55.0
...
80.8
30.0
40.0
59.2
18.0
35.0
63.7
RFSP c/ (porcentaje del PIB)
Proyecciones originales del FMI a/
Metas revisadas (gobierno) b/
Cifras observadas
...
...
16.9
8.5
8.5
8.6
5.5
5.5-6.5
8.5
3.5
5.1-5.6
9.6
...
-3.6
-2.2
3.6
-1.8
2.4
-1.2
0.7
...
...
0.0-0.5
1.0-2.0
-6.2
5.4
4.2
1.2
...
...
-0.6
0.0
...
-4.2
3.0
0.0-1.0
3.6
6.0
3.0-4.0
2.6
Balanza en cuenta corriente
Proyecciones originales del FMI
(porcentaje del PIB) a/
Cifras observadas (porcentaje del PIB)
Metas revisadas (gobierno)
(miles de millones de dólares) b/
Cifras observadas (miles de millones
de dólares)
Crecimiento real del PIB (porcentaje)
Proyecciones originales del FMI a/
Metas revisadas (gobierno) b/
Cifras observadas
Fuente: Las metas del FMI y del gobierno son proyecciones originales; véase Nora Lustig
y Jaime Ros, México, Estudio 7 de Países del World Institute for Development Economics
Research
(WIDER) de la Universidad de las Naciones Unidas, Helsinki, marzo de 1987, cuadro 3, p. 67.
Las cifras observadas provienen de los cuadros II.1, II.4.
... No aplicable
A/ Fines de 1982
B/ Las cifras revisadas provienen de Presidencia de la República, "Criterios generales de la
política económica", 1983
C/ Requerimientos financieros del sector público
Fuente: Cuadro II.3, p. 66 en Lustig, N. (2002): México: Hacia la Reconstrucción de una Economía. Fondo de Cultura Económica
35
Cuadro 10
PIB per cápita y el Sector Externo en América Latina
(Porcentaje de 1980-81 del PIB)
PIB
Consumo
Inversión
Cuenta corriente
no financiera
Bienes
Exportaciones
Importaciones
Servicios
Exportaciones
Importaciones
1980-81
1982
1983
1984
1985
1986-90
(promedio)
100.0
77.0
24.4
95.6
74.0
19.6
91.3
70.3
14.9
92.2
70.4
15.2
92.7
69.9
16.1
94.1
71.6
15.9
12.5
-12.3
12.6
-9.7
13.6
-7.5
14.5
-8.0
14.2
-7.9
15.2
-9.2
2.0
-3.6
2.1
-2.9
2.0
-2.0
2.0
-1.8
2.1
-1.7
2.5
-1.9
Fuente: Devlin y French-Davis, 1995; actualizados para 1994-95 basado en ECLAC, Descripción Preliminar, 1996. Rosemary Thorp, Progres, Poverty and Exclusion, tabla 7.2, p. 220
Fuente: Cuadro 10, p. 220 en Thorp, R. (1998). Progress, Poverty and Exclusion. Fondo de Cultura Económica
En general, la década de los ochenta fue un periodo de ajuste económico
permanente, enfocado al cumplimiento a corto plazo de los compromisos
financieros, en un contexto de continuas renegociaciones de la deuda externa y de
un esfuerzo de estabilización que sólo empezó a rendir frutos hacia finales del
decenio aludido. Los viejos esquemas de desarrollo en México se habían agotado y
se abría la ruta hacia la plena liberalización comercial y las privatizaciones.
4. Viraje Estratégico y la Renovación de la Política: 1988-2004
4.1 La Orientación al Exterior y las Reformas de Primera Generación
La segunda mitad de los años 80 y una vez que era evidente que la excesiva
intervención del gobierno en la economía había llevado al país a finanzas
públicas endebles, tasas de inflación elevadas y nulo crecimiento, las
autoridades reconsideraron su estrategia económica. En esas condiciones, se
puso de nuevo sobre la mesa la consideración de que el sector externo jugara
un papel de mayor peso en el desarrollo económico del país.
36
Así, con la mira puesta en reducir los costos a las empresas, fomentar la
eficiencia y apoyar el proceso de inserción de nuestra economía en los
mercados internacionales, en 1985 se puso en marcha un proceso de apertura
comercial unilateral, que consistió en a) suprimir los permisos previos de
importación sobre casi el 80% de las fracciones arancelarias sujetas a
restricciones cuantitativas y (b), iniciar las negociaciones para el ingreso de
México al GATT.15 Más adelante y ante la necesidad de reducir la inflación, las
autoridades acelerarían el proceso de apertura comercial al bajar, entre
diciembre de 1987 y diciembre de 1988, el arancel máximo de 100 a 20%, en
tanto que el número de artículos sujetos a restricciones cuantitativas se redujo
de 1,200 a 325 (aproximadamente 21.2% de las importaciones totales).16
El proceso de apertura comercial unilateral se complementaría con una
estrategia de negociación de acuerdos de libre comercio. En este contexto,
México suscribiría con el gobierno de Chile, en septiembre de 1991, su primer
Tratado de Libre Comercio. Ese mismo año se iniciarían también los trabajos
para negociar un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá,
mismos que culminarían con la entrada en vigor del TLCAN el 1º de enero de
1994.17
A la fecha, y como resultado de dicha estrategia, nuestro país tiene hoy
suscritos 12 tratados de libre comercio con 43 países de América, Europa y
Asia, los que en conjunto representan dos terceras partes de las importaciones
mundiales y tres cuartas partes del PIB mundial. En este marco, entre 1990 y
2004 nuestro país ha conseguido incrementar el valor de sus exportaciones
totales en casi 400% (de 38.4 mmd en 1990, a 189.2 mmd en 2004), mientras
que las exportaciones no petroleras se han multiplicado por un factor de 2.3 en
los últimos 10 años.
Hacia delante, no obstante, es necesario considerar que la apertura comercial
no garantiza, ni con mucho, un crecimiento económico sustentable. En primer
lugar, porque nuestra dependencia de EUA (90% del total de nuestro comercio
es con ese país) nos hace vulnerables a sus ciclos económicos.18 En segundo
lugar, porque es claro que nuestras ventajas arancelarias se están evaporando en
virtud de que nuestros principales socios comerciales continúan negociando
Las negociaciones iniciaron en noviembre de 1985, y el ingreso oficial se daría en julio de 1986.
Pedro Aspe (1993), p. 137.
17 El Senado de México aprobó el Tratado el 22 de noviembre de 1993. Por su parte, el Senado y la Cámara de
los Comunes de Canadá lo aprobaron el 27 de mayo y el 23 de junio de 1993; mientras que la Cámara de
Representes y el Senado de EUA lo aprobaron el 17 y 20 de noviembre de 1993, respectivamente.
18 A esto debemos agregar que aproximadamente el 90% de las exportaciones manufactureras de México se
concentran en tan sólo 12 empresas, la mayoría extranjeras.
15
16
37
tratados de libre comercio con otros países que compiten con nuestros
productos (EUA, por ejemplo, ha negociado tratados de libre comercio con
Chile, Centroamérica, Tailandia, etc.). Finalmente, porque en los mercados
mundiales de bienes enfrentamos una competencia cada vez más fuerte y
dinámica proveniente de países como China, Corea del Sur, Taiwán, Malasia,
Singapur, Brasil, Hong Kong, etc., al tiempo que hemos sido incapaces de
continuar promoviendo los cambios estructurales necesarios para elevar nuestra
productividad y competitividad.
4.2. La Primera Crisis del Siglo XXI y sus Secuelas
El cambio estructural iniciado en México a mediados de los años 80, con la
apertura comercial unilateral, fue reforzado durante la administración del
Presidente Salinas con políticas encaminadas a fortalecer la posición financiera
del sector público y liberalizar la economía. Así, entre 1988 y 1994, los
esfuerzos del gobierno federal por equilibrar su presupuesto (reduciendo
gastos, vendiendo empresas públicas, elevando la recaudación, etc.) resultaron
en una reducción del déficit público de casi 10 puntos porcentuales del PIB y,
por ende, en una reducción en su demanda de recursos prestables. (Gráfica 1).
Gràfica 1: Déficit Económico del Sector Público
(% PIB)
12
8
4
0
-4
-8
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Fuentes: INEGI y SHCP
De manera paralela a este esfuerzo, se promovieron y adoptaron diversos
cambios legales y operativos en el sistema financiero nacional. En particular,
entre 1988 y 1989 las tasas de interés fueron liberadas, en tanto que los cajones
selectivos de crédito (mecanismo utilizado por el gobierno para asignar
recursos entre sectores específicos) y los requerimientos legales de reservas
(instrumento por el cual el gobierno extraía recursos de los bancos comerciales
a fin de financiar su déficit) fueron eliminados.
38
También, en 1989, las autoridades alcanzaron un acuerdo con los acreedores
externos para renegociar la deuda externa del país, lo que resultó en nuestra
reinserción a los mercados financieros internacionales. Posteriormente, entre
1991 y 1992, las autoridades reprivatizaron 18 instituciones bancarias,
permitieron la creación de nuevos bancos y autorizaron a bancos extranjeros
abrir sucursales en territorio nacional.
Estos eventos, en combinación con menores restricciones a los movimientos
internacionales de capital, y dado el significativo diferencial entre las tasas de
interés locales y externas, se tradujeron en un incremento simultáneo de la
profundización financiera y de las entradas de capital (Gráficas 2 y 3).
Gráfica 2: Profundización Financiera*
(% PIB)
35
30
25
20
15
10
94
93
92
91
90
89
88
* Profundización Financiera: M2 como % del PIB.
Fuentes: Banco de México e INEGI.
Gráfica 3: Transferencia neta de recursos al país
(% PIB)
8
4
0
-4
-8
-12
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
Fuentes: Banco de México e INEGI
39
Ello significó, a su vez, una mayor disponibilidad de recursos financieros para
expandir el crédito interno. El crédito bancario se elevaría de alrededor de 14%
del PIB en 1988, a más de 45% en 1994, recursos que en su mayoría habrían de
ser canalizados al sector privado (Gráficas 4 y 5).
Gráfica 4: Crédito de la Banca Comercial (%PIB)
50
40
30
20
10
0
88
89
90
91
92
93
94
Fuentes: Banco de México e INEGI.
Gráfica 5: Orientación del Crédito Bancario
(% Total)
Sector Privado
Sector Público
Otros
Fuente: Banco de México
La disponibilidad de recursos prestables fue acompañada también por un
aumento sustancial en la demanda de dichos fondos, que a su vez estaba siendo
alimentado por una sustancial mejora en las expectativas de empresarios,
campesinos y trabajadores respecto al futuro de la economía mexicana (Cuadro
11). Los resultados macroeconómicos en el periodo 1988-1992 (menor
inflación, entradas de capital, apreciación de la moneda, menores tasas de
interés y mayor crecimiento económico), contribuirían a mantener dicho
optimismo.
40
Cuadro 11
La Opinión Pública y el Pacto
(porcentaje de respuestas)
Primera Fase
Segunda Fase
Tercera Fase
Dic 1987- Feb 1988
Marzo 1988
Abr 1988-May 1988
Sector Privado:
Incertidumbre
Reproches al gobierno1
Optimismo
47.2
11.1
41.7
28.6
7.14
64.3
5.9
0.0
94.1
Campesinos y Trabajadores:
Incertidumbre
Reproches al gobierno
Optimismo
71.9
18.8
9.4
22.2
11.1
66.7
17.4
21.7
60.9
Elaborado a partir de una muestra aleatoria de 131 artículos publicados en los diarios nacionales, de diciembre de
1987 a mayo de 1988. 1 Opiniones sobre si el Pacto sería apoyado adecuadamente por una política fiscal
consistente.
Fuente: Aspe (1993), Cuadro I.17, p. 55.
En este entorno, las familias demandaron más recursos para la adquisición de
vivienda y de bienes de consumo (duraderos y no duraderos); en tanto que las
empresas demandaron recursos para renovar sus instalaciones y equipos, así
como para financiar nuevos proyectos de inversión. La gráfica 6 muestra que
entre 1988 y 1992 las familias y empresas pasaron de acreedores a deudores
netos del sistema bancario. En este periodo, el cambio en la posición acreedora
de familias y empresas fue superior a los 16 puntos del PIB.
Gráfica 6: Posición acreedora (+) o deudora (-) de familias y empresas
(% PIB)
Acreedor (+)
Deudor (-)
Empresas
Familias
Fuente: Banco de México
41
Con la liberalización financiera y la reprivatización del sector bancario se
esperaba una mayor eficiencia en la captación y asignación de los recursos
prestables. No obstante, en lugar de mayor fortaleza financiera y crecimiento, la
expansión crediticia del periodo 1988-1994 se acompañó de una creciente
vulnerabilidad de la banca, misma que se reflejó en un incremento en su cartera
vencida (Gráfica 7). Los factores que contribuyeron a este debilitamiento de la
banca mexicana a lo largo de la expansión crediticia de 1988-1994 son diversos,
destacándose la falta de personal capacitado para administrar la banca después
de la liberalización financiera, deficiencias en la supervisión y regulación del
sector, la ausencia de burós de crédito y el daño moral derivado de un seguro
implícito total para los depósitos.
Gráfica 7: Índice de Morosidad
(Cartera vencida como % de la cartera total)
8
6
4
2
0
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Fuente: CNBV
El deterioro del balance de los bancos, a su vez, se exacerbó con la aparición de
eventos económicos y políticos adversos durante 1994 y se hizo evidente
cuando estalló la crisis cambiaria de diciembre de ese año.
En 1994, no obstante que hubo un crecimiento aceptable del PIB (4.5%), la
aparición de grupos armados en Chiapas, el asesinato del candidato a la
Presidencia del Partido Revolucionario Institucional, un elevado déficit en
cuenta corriente (7% del PIB), así como un repunte en las tasas de interés
internacionales, elevaron la incertidumbre y redujeron el atractivo de invertir en
la economía mexicana. Esta combinación de eventos se reflejó en una
reducción en el flujo de capitales de corto plazo hacia México, el cual pasó de
8.6 mmd en el primer trimestre, a tan solo 1.4 mmd en el segundo trimestre
(Gráfica 8).
42
10000
Gráfica 8: Inversión Extranjera en Cartera
(Millones de dólares)
5000
0
-5000
-10000
93:1 93:2 93:3 93:4 94:1 94:2 94:3 94:4 95:1 95:2 95:3 95:4
Fuente: Banco de México
Las reservas internacionales, esenciales para la continuación del régimen
cambiario de bandas vigente, registraron también una reducción notable
durante los primeros seis meses de 1994, pasando de 26.3 mmd en enero, a
16.1 mmd en junio (Gráfica 9).
Gráfica 9: Reservas Internacionales
(mdd)
30000
20000
10000
0
93:01 93:04 93:07 93:10 94:01 94:04 94:07 94:10 95:01
Fuente: Banco de México
Al tiempo que las entradas de capital y las reservas internacionales caían, las
tasas de interés experimentaron un repunte significativo, al pasar de 9.7% en
marzo, a 15.8% en abril. (Gráfica 10).
43
20
Gráfica 10: Tasa de Rendimiento en Cetes
(%)
15
10
5
0
93:01
93:04
93:07
93:10
94:01
94:04
94:07
94:10
Fuente: Banco de México
La caída en las entradas de capital, la presión sobre las reservas internacionales
y el incremento en los intereses, representaron una seria preocupación para el
gobierno. Primero, porque la caída en las reservas ponía en riesgo la viabilidad
del régimen cambiario y, segundo, porque el incremento en las tasas de interés
aumentaba la vulnerabilidad de un sistema bancario que registraba ya un nivel
elevado de cartera vencida. Las autoridades consideraron, o al menos así lo
aparentaron, que esta situación sería transitoria y que modificar el régimen
cambiario en ese momento habría causado una crisis sistémica en la banca. En
consecuencia, decidieron colocar, a partir de mayo de 1994, una fuerte cantidad
de bonos denominados en dólares (Tesobonos), estrategia a la que los
inversionistas, mexicanos y extranjeros, respondieron vendiendo sus posiciones
en Cetes.
La emisión de Tesobonos detuvo temporalmente la salida de capitales y la
tendencia ascendente en las tasas de interés (Gráficas 9 y 10). Sin embargo, en
el segundo semestre de 1994, eventos políticos, así como errores económicos,
afectaron negativamente la confianza de los inversionistas y, con ello, la
capacidad del gobierno para hacer frente a sus compromisos de corto plazo en
Tesobonos. Esto aumentó la especulación contra el peso y contrajo
sustancialmente las reservas internacionales del Banco de México (que cayeron
esta vez de 16.1 mmd en septiembre, a 8.3 mmd en diciembre). En estas
condiciones, el peso debió devaluarse el 20 de diciembre de 1994.
En ese contexto, la incertidumbre respecto a la capacidad del gobierno para
cumplir con la amortización de Tesobonos y los problemas de algunos bancos
para fondear y recuperar sus créditos en dólares, complicaron la renovación de
muchas líneas de crédito y la colocación de certificados de depósito
denominados en moneda extranjera (Cuadro 12). Esto se tradujo en un severo
44
problema de liquidez en dólares que obligó al gobierno, a través del Banco de
México, a otorgar préstamos de emergencia a las instituciones que tenían
amortizaciones pendientes en dicha moneda
Cuadro 12
Obligaciones sujetas a renovación al 31 de diciembre de 1994
(millones de dólares)
Ene-95
Feb-95
Mar-95
Abr-Dic-95
Más de 1 año
Total
Certificados de Depósito
1,307
1,132
1,388
1,511
287
5,625
Líneas de Crédito
2,524
2,732
1,249
3,808
1,809
12,121
Papel Comercial
185
83
0
50
468
787
Eurobonos
30
12
36
380
1,778
2,236
4,046
3,959
2,673
5,749
4,342
20,769
Total
Fuente: Merrill-Lynch (1998).
Durante los primeros meses de 1995, la depreciación del peso, la contracción
económica, la mayor inflación y el repunte en las tasas de interés reales y
nominales, provocaron un incremento en la cartera vencida de los bancos (de
acuerdo con la contabilidad de esa época, el índice de morosidad pasó de 7.3%
en diciembre de 1994 a 9.5% en marzo de 1995).
Los incrementos del valor en pesos de los pasivos denominados en dólares de
los bancos (producto de la devaluación); el aumento en la cartera vencida y las
pérdidas en su cartera de activos, obligaban a las instituciones bancarias a
incrementar, de manera simultánea, el capital y las provisiones preventivas; para
lo cual se requerían recursos adicionales. Sin embargo, en plena crisis, no había
quienes estuvieran dispuestos a arriesgar sus recursos en un sector que estaba
prácticamente al borde del colapso. En consecuencia, muchos bancos no
pudieron cumplir con los requerimientos de capitalización. 19
Con un nivel creciente de cartera vencida y el bajo nivel de capitalización de los
bancos en los primeros meses de 1995, el sistema bancario mexicano enfrentó
un serio problema de solvencia. En esas condiciones y dada la magnitud de la
crisis financiera que se evidenció con el abandono del régimen cambiario de
bandas el 22 de diciembre de 1994, en enero de 1995 las autoridades se vieron
forzadas a instrumentar un programa de rescate bancario orientado a atacar los
En diciembre de 1994 sólo Mercantil Probursa mostraba un nivel de capitalización inferior al 8% requerido;
pero en febrero de 1995, observadores del sector concluían que más de la mitad de las instituciones bancarias
fueron incapaces de cumplir con dicho requerimiento. Ver Merry Lynch, 1998, p. 28.
19
45
problemas de falta de liquidez, deterioro en la calidad de los activos, y baja
capitalización de los bancos.20
4.3 La Transición sin Reformas Clave
Gracias al --ahora polémico-- programa de rescate bancario, los ahorradores
no perdieron sus recursos y ninguna obligación de las instituciones dejó de
cumplirse, con lo cual se evitó una corrida bancaria, el colapso de nuestro
sistema de pagos y una crisis económica de mayor duración e impacto que la
finalmente observada.
En efecto, la rapidez con la que se actuó para enfrentar la crisis bancaria, así
como un aparato productivo mejor preparado para aprovechar los mercados
internacionales --gracias a la estrategia de apertura iniciada en los años 80--,
dieron a la economía mexicana la flexibilidad suficiente para revertir la
contracción de 1995. Así, después de la fuerte caída del PIB en ese año (6.2%),
el crecimiento del PIB se recuperó de manera significativa en los siguientes 5
años (Gráfica 11).
Gráfica 11: PIB México 1995-2004
Crecimiento Anual (%)
8
6.8
5.2
6
6.6
5.0
4.4
3.8
4
2
0.0
0.8
1.4
0
1995 1996 1997
1998 1999 2000 2001
2002 2003 2004
-2
-4
-6
-6.2
-8
Fuente: INEGI.
En 1998, el actual Secretario de Hacienda de México escribía que “[e]l pecado original que llevó a la crisis
mexicana de 1994-1995 se encuentra en la expropiación de los bancos comerciales que los debilitó y los entregó
para que se convirtieran en un conducto frágil para la privatización y la expansión del crédito. Adicionalmente,
(1) un régimen cambiario semi-fijo; (2) un considerable déficit en cuenta corriente producto de una formidable
expansión del crédito, (3) un aumento sustancial en las tasas de interés en EUA y (4) un disparador, que fueron
las tensiones políticas acumuladas durante 1994, un hecho rara vez incorporado por la mayoría de los
analistas.” Vea Gil Díaz, F. (1998), 311-12.
20
46
En esta recuperación las exportaciones no petroleras se expandieron a una tasa
promedio anual de 19% en el periodo 1995-2000, ligeramente arriba del
crecimiento total de las exportaciones, que lo hicieron a una tasa de 18.4%
(Cuadro 13).
Cuadro 13: Exportaciones de México 1992-2004
Crecimiento Anual (%)
Totales
Petroleras
8.2
1.7
12.3
-7.4
17.3
-0.8
30.6
13.8
20.7
36.4
15.0
-3.1
6.4
-36.3
16.0
36.5
21.8
61.8
-4.4
-18.2
1.4
12.4
2.3
25.4
14.1
27.2
12.6
-2.2
18.4
18.2
3.4
11.7
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
1992-1994
1995-2000
2001-2004
No Petroleras
9.8
16.6
20.5
33.1
18.8
17.6
11.4
14.7
18.7
-2.9
0.4
0.0
12.4
15.6
19.0
2.5
Fuente: INEGI
No obstante, debemos destacar que, si bien el acceso preferencial al mercado
estadounidense resultó de gran ayuda para salir de la crisis, también es cierto
que este vínculo comercial ha redundado en una creciente dependencia de
nuestra actividad económica al ciclo económico de nuestro vecino del Norte y,
en particular, al crecimiento de su producción industrial (Gráfica 12).
Gráfica 12: PIB México y Producción Industrial EUA: 1997-2005
(Crecimiento Anual %, Información Trimestral)
12
4.3
7.0
2.7
5.2 4.9
3.4
2.0
4.3
5.4
4.0 3.9
5.2
4.4
4.7
5.2
3.9 4.1
2.0
5.9
4.7
1.9 1.6 1.9
0.2
0.1
-2.4
2.1
3.1
3.0
0.4
I 2003
-4.9
III 2002
-3.4
I 2002
III 2001
I 2001
III 2000
I 2000
III 1999
III 1998
I 1998
III 1997
I 1997
I 1999
Prod Ind EUA
-4.4
4.0
-1.1 -1.0
-1.6
-2.8
-6
2.4
4.7 4.8 4.6
0.6
0.8 1.3 0.9
0.0
4.6 4.9
2.0
-1.3 -1.3
2.7
0
2.5
III 2005
7.9
7.4 7.3 7.0
5.3
I 2005
8.4
7.1 6.9 7.0
7.5
III 2004
6.7
I 2004
6
7.5
4.6
III 2003
8.4
PIB México
Fuente: INEGI y Federal Reserve Bank of Saint Louis,
47
En estas condiciones, por tanto, no sorprende que ante la recesión económica
registrada en EUA en el periodo 2001-2002, el crecimiento del PIB en México
también haya resultado muy pobre.
En retrospectiva, la evidencia indica que la crisis cambiaria-financiera de 19941995 distrajo todo tipo de recursos, al tiempo que destruyó buena parte del
capital político del gobierno federal, necesarios para continuar promoviendo los
cambios estructurales indispensables para elevar la productividad y el
crecimiento del país.
Y si bien en los últimos 10 años hemos atestiguado avances importantes en el
área macroeconómica21 y del marco legal,22 también es cierto que continúan
pendientes reformas estructurales clave como la energética, la laboral, la
hacendaria, de telecomunicaciones, etc.; así como la necesidad de continuar con
el proceso de mejora regulatoria23 y el fortalecimiento de la gobernabilidad y el
estado de derecho.
¿Cuáles son las grandes enseñanzas de la historia económica de México
en el siglo XX?
• La fundamental es que durante buena parte de la centuria brillaron
por su ausencia las instituciones que fortalecen el mercado.
• Una economía cerrada, con monopolios gubernamentales sobre la
riqueza (industria petrolera), es un caldo de cultivo para el
autoritarismo y la discrecionalidad en materia de política económica.
• La riqueza petrolera ha cerrado las puertas a las reformas y
distorsionado la sana conducción de la política económica.
21 Por ejemplo, la reducción en la tasa de inflación a niveles de un solo dígito, tasas de interés reales y nominales
más bajas, menor riesgo país, equilibrio en cuentas externas, déficit público cercano a cero; reservas
internacionales en niveles récord, etc.
22 Entre ellos, la reforma al sistema de pensiones (1997-2004), la introducción de la Ley de Protección al
Ahorro Bancario (1999), la Ley de Concursos Mercantiles (2000), la Ley del Mercado de Valores (2001), así
como diversas iniciativas encaminadas a fortalecer el sistema financiero (2001-2004).
23 De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, “actualmente los costos de transacción en
términos de días y número de trámites (oportunidades para la corrupción) son muy superiores a los observados
en economías desarrolladas y son sólo comparables o bien a economías centralmente planificadas como China,
u otras como Alemania, donde a pesar de la orientación de mercado de la economía, la carga regulatoria
responde a estrictas regulaciones que atienden a estándares superiores de planeación urbana, ecología,
infraestructura, apoyos y subsidios...Los beneficios potenciales de la corrección de una carga regulatoria
excesiva son más que sustanciales y se miden en puntos del PIB.” López Silanes (2001) concluye, por ejemplo,
que el costo de la regulación en México, tanto por costos de transacción como por inversión no realizada,
asciende a 15% del PIB.
48
• El abatimiento del déficit fiscal, el combate a la inflación y la reforma
financiera (tasas de interés determinadas por el mercado y Banco
Central autónomo), son pilares de la estabilidad macroeconómica.
• Las crisis recurrentes de la economía nacional han estado asociadas
a un bajo nivel de ahorro interno.
• Durante buena parte del siglo XX, hasta antes del inicio de la
vigencia del TLCAN, fue patente la incapacidad de la economía para
generar las divisas necesarias para sostener el crecimiento
económico. Las devaluaciones de la primera mitad del siglo XX
estuvieron especialmente ligadas a esta “falla estructural”.
• Históricamente (1921-1996), México mostró, en promedio, un
crecimiento real anual de 5%, sin embargo, en la última etapa, a
partir de los ochenta, el crecimiento anual apenas supera el 1.5%.
• A raíz de la crisis de 1982, la destrucción de activos, la quiebra de
empresas, la carga del pago de la deuda externa y la caída de la
formación bruta de capital fijo, fueron determinantes en la pérdida
de la capacidad de crecimiento económico. Esa desventaja no la
hemos podido recuperar.
• Por otra parte, a raíz del TLCAN hubo un cambio en la dinámica de
crecimiento de la economía nacional: los avances en la
competitividad de nuestras empresas exportadoras son cruciales para
sostener el crecimiento económico. Pero estamos perdiendo la
competencia con empresas de otros países en el mercado
norteamericano. Corregir esta nueva “falla estructural” será crucial
para mejorar nuestra capacidad de crecimiento económico en el
futuro.
49
Capítulo II
Consolidación Institucional
de los Cambios Estructurales del
Proceso de Estabilización
Lic. Ernesto Cervera Gómez
GEA Grupo de Economistas y Asociados, S.C.
Socio Director
50
1. Antecedentes de la estabilidad en México
Durante más de veinte años México transitó por un escenario macroeconómico de
inestabilidad, grandes desequilibrios y graves contracciones de la actividad
económica. Las cuatro grandes crisis macrofinancieras (1976, 1982, 1987 y 1995)
que México enfrentó en el pasado reciente no sólo significaron una pérdida de
bienestar general de la población, sino también marcaron negativamente a los
agentes económicos del país en términos de sus decisiones de ahorro y de
inversión por varias décadas.
Para entender el significado de dichas crisis es preciso descifrar y esclarecer las
principales causas comunes que propiciaron estos periodos de inestabilidad. En el
marco tautológico del sistema de cuentas nacionales se pueden establecer tres
brechas (o desequilibrios) en todos los periodos de inestabilidad en México: el
balance fiscal, el balance con el exterior y el balance entre el ahorro y la inversión
privada.24
Diversos estudios han documentado el origen de las crisis de 1976, 1981 y 1987 en
el exacerbado déficit del sector público, mientras que la de 1995 encontró su
origen en el sobreendeudamiento del sector privado. En ambos casos, los
resultados son de todos conocidos: un déficit de cuenta corriente superior a lo que
el país puede mantener en el corto plazo, una inflación desbordada y fuera de
control y reiteradas devaluaciones del tipo de cambio.
A lo anterior se sumó un Banco de México que se alineaba a las directrices del
Gobierno Federal, lo que implicaba, de facto, una política monetaria excesivamente
flexible y no autónoma.
Es evidente que México ha avanzado notablemente para generar un marco
institucional acorde con un comportamiento estable y sostenido de las principales
variables macrofinancieras. Los resultados en términos de la corrección de los
desequilibrios registrados en el pasado es evidencia contundente al respecto. Sin
embargo, el progreso de las reformas estructurales para alcanzar la estabilidad
macroeconómica no se ha consolidado y aún no se han superado los problemas
que enfrentan las empresas mexicanas para mejorar su productividad y su
competitividad en un entorno internacional cada vez más globalizado. Lo anterior
ha implicado rezagos importantes en materia de crecimiento y generación de
24 A partir de la definición de ingreso nacional dada por: Y=C+I+G+X-M, se puede obtener una expresión de
estos tres balances de la siguiente forma: (S-I)+(T-G)=(X-M), donde (S-I) representa el balance ahorro
inversión del sector privado, (T-G) el balance fiscal o déficit público y (X-M) el déficit de cuenta corriente con
el exterior.
51
empleo formal, con el consecuente deterioro del bienestar de porciones
importantes de la población del país.
El reto inmediato es muy claro: reformar el marco institucional de toma de
decisiones que permita alcanzar al país las reformas necesarias para detonar,
precisamente, el crecimiento sostenible y la creación de empleos. Lo anterior sólo
será posible en la medida que se preserve lo que tanto trabajo ha costado: la
estabilidad macroeconómica.
Entender lo que se ha alcanzado es una tarea fundamental para valuar su
importancia en términos del bienestar de la población, en especial de la de menor
ingreso relativo. La estabilidad macroeconómica sí ha representado beneficios
importantes para las empresas y las familias de México, no sólo en términos del
abatimiento de la pobreza, sino también en función de la recomposición de la clase
media del país, que prácticamente desapareció durante 1976-1995, y su efecto
sobre la reactivación del mercado interno.
1.1 La corrección de los desequilibrios fundamentales
1.1.1 El déficit público
Diversos estudios han documentado los impactos negativos de un déficit fiscal
elevado sobre la demanda agregada, sobre la inflación y, por ende, sobre la
inestabilidad macroeconómica. Entre 1971 y 1989 el déficit económico del sector
público (diferencia entre los ingresos totales y los egresos totales de la
Administración Pública) se ubicó por arriba del 2.5% del PIB (cifra recomendada
por la OCDE como límite para no ocasionar inestabilidad macroeconómica entre
sus países miembros), con un promedio de 9.1%. Sin embargo, a partir de 1990 se
inició un periodo de ajuste de las finanzas públicas que ha perdurado por quince
años en el que el déficit público no ha rebasado 2% del PIB (gráfica 1).
52
Gráfica 1
DÉFICIT ECONÓMICO DEL SECTOR PÚBLICO
(Porcentajes del PIB)
2.5
0.0
-2.5
-5.0
-7.5
-10.0
-12.5
-15.0
-17.5
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
-20.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Desafortunadamente, la corrección del desequilibrio de las finanzas del sector
público se logró por medio de la contracción de su gasto neto total (de 33.3% del
PIB en promedio en 1976-1990 a sólo 23.6% del PIB en 1991-2004) y no por
medio de un incremento de los ingresos públicos. Si bien se realizó el ajuste
requerido, el costo del mismo, en términos del gasto necesario para el desarrollo
productivo del país, fue enorme.
De hecho, México es actualmente uno de los países con la menor proporción de
gasto sobre el PIB entre los países miembros de la OCDE y, mientras nos sigamos
negando la oportunidad de tener un sector público con los ingresos suficientes
para realizar el gasto que requiere el país (combate a la pobreza, educación, salud,
infraestructura, etc.), tendremos que seguir tolerando un nivel de gasto inferior al
necesario para incrementar la productividad y competitividad de nuestras
empresas. Se puede tener equilibrio presupuestal del sector público con un nivel de
gasto de 30% del PIB, pero se requiere la reforma integral de finanzas públicas
para genera ese mismo nivel de ingresos (gráfica 2).
53
Gráfica 2
GASTO NETO DEL SECTOR PÚBLICO
(Porcentajes del PIB)
45.0
40.0
Dimensión del ajuste
del gasto público
35.0
30.0
25.0
20.0
15.0
10.0
5.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Ante un escenario de contracción del gasto público, el camino más fácil para el
ajuste siempre será (desafortunadamente) la reducción de los gastos de inversión
pública. En ese sentido, los gastos de capital del sector público decrecieron de
niveles de 7.0% del PIB en 1976-1988 a sólo 3.3% del PIB en los últimos quince
años. De manera evidente, el beneficio del ajuste fiscal también se tradujo en un
detrimento del factor más importante para el crecimiento: la inversión.
Como era de esperarse, las dos empresas de mayor importancia relativa (Pemex y
CFE) registraron las mayores disminuciones en su inversión al pasar de montos
que representaban 5% del PIB en 1972-1986 a su nivel actual, inferior a 1% del
PIB. El deterioro de la infraestructura básica energética del país no es una sorpresa
frente a una reducción en la inversión (que conlleva mantenimiento y
depreciación) de esta naturaleza (gráfica 3).
54
Gráfica 3
GASTO DE CAPITAL DEL SECTOR PÚBLICO
(Porcentajes del PIB)
12.5
10.0
7.5
5.0
2.5
Total
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Organismos y empresas
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP e INEGI
Las paradojas que se desprenden de este comportamiento son muy claras. Por una
parte, siendo un país abundante en recursos naturales (petróleo y gas) para proveer
un servicio de energía de primer mundo en términos de calidad y costo, las
empresas mexicanas se tienen que resignar a uno de costo elevado y pobre
infraestructura. Por otra parte, Pemex constituye el elemento más importante en
términos de su aportación a los ingresos del sector público, con más de 33% de los
ingresos totales y, al mismo tiempo, es el que menos recursos dispone para su
crecimiento por la carencia de ingresos (tributarios) para atender las necesidades
del país en gasto corriente.
En todo caso, a pesar de los costos asociados a la reducción del gasto, el ajuste del
desequilibrio fiscal ha sido uno los factores más importantes para alcanzar la
estabilidad macroeconómica requerida para el desarrollo sustentable del país.
Una ganancia adicional estriba en la consolidación de la idea de que un déficit
público elevado es nocivo para el crecimiento del país. Después de los estragos
causados por la exacerbación del déficit público en los periodos de inestabilidad,
resulta casi imposible encontrar argumentos de desarrollo económico que
impliquen un déficit público superior a 2% del PIB, independientemente de la
inclinación política de los tomadores de decisiones en el país (ejecutivo y
legislativo).
55
1.1.2 El déficit de la cuenta corriente
El segundo desequilibrio, presente de manera consistente en los periodos de crisis
macrofinanciera, es el déficit con el exterior. En efecto, en los periodos críticos de
inestabilidad (1976, 1982 y 1994), el déficit de cuenta corriente alcanzó niveles
insostenibles para mantener el tipo de cambio fijo. En todos y cada uno de esos
episodios la incompatibilidad de incentivos fue evidente: mientras más elevado era
el desequilibrio con el exterior, mayor era la probabilidad de un ajuste cambiario y,
por tanto, mayor la demanda de dólares por parte de empresas y familias. Apostar
contra el peso era una apuesta segura (gráfica 4).
Gráfica 4
BALANCE DE CUENTA CORRIENTE
(Porcentajes del PIB)
4.0
2.0
0.0
-2.0
-4.0
-6.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
-8.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico e INEGI
En torno a la corrección del desbalance externo, observado a partir del inicio del
periodo de estabilidad macroeconómica, gravitan fundamentalmente dos factores.
El primero es el cambio de un esquema de tipo de cambio fijo o deslizante hacia
uno flexible. Este cambio significó eliminar, de tajo, el incentivo a generar
ganancias cambiarias extraordinarias en periodos de inestabilidad financiera.
Apostar ahora contra el tipo de cambio es una ruleta rusa. La estabilidad cambiaria
observada en 1998 con la crisis internacional de Rusia y de Brasil y en 2000 con el
proceso político de cambio de administración, son sólo una muestra de dicho
comportamiento.
56
De manera automática, el tipo de cambio real (definido como el tipo de cambio
nominal peso por dólar, multiplicado por el INPC de EUA y dividido por el INPC
de México) paulatinamente regresó al nivel que observó justo antes de la última
crisis macrofinanciera (noviembre de 1994) y, desde entonces, el tipo de cambio
nominal ha fluctuado en ese rango de acuerdo con el diferencial de inflaciones
entre los países (gráfica 5).
Gráfica 5
TIPO DE CAMBIO NOMINAL
(Tasas de crecimiento anual)
300.00
250.00
Periodo de inestabilidad macroeconómica Periodo de estabilidad macroeconómica
con tipo de cambio fijo o deslizante
con tipo de cambio flexible
200.00
150.00
100.00
50.00
0.00
1977.01
1977.07
1978.01
1978.07
1979.01
1979.07
1980.01
1980.07
1981.01
1981.07
1982.01
1982.07
1983.01
1983.07
1984.01
1984.07
1985.01
1985.07
1986.01
1986.07
1987.01
1987.07
1988.01
1988.07
1989.01
1989.07
1990.01
1990.07
1991.01
1991.07
1992.01
1992.07
1993.01
1993.07
1994.01
1994.07
1995.01
1995.07
1996.01
1996.07
1997.01
1997.07
1998.01
1998.07
1999.01
1999.07
2000.01
2000.07
2001.01
2001.07
2002.01
2002.07
2003.01
2003.07
2004.01
2004.07
2005.01
2005.07
-50.00
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de INEGI y de la Reserva Federal de EUA
El segundo factor que explica la corrección paulatina del desbalance externo es el
cambio estructural realizado en la economía mexicana, para insertarse de lleno en
el proceso de globalización por la vía del Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica (TLCAN). El acceso garantizado al mercado más grande del mundo
ha permitido que las exportaciones no petroleras se hayan multiplicado por cuatro
en los últimos diez años, lo que implica un sector exportador sustancialmente más
sólido y diversificado. Desde hace más de una década México dejó de ser un país
dependiente del petróleo para convertirse en un país diversificado hacia
exportaciones manufactureras y agropecuarias. Sin embargo, sigue manteniendo
un sector público cuyas finanzas dependen crucialmente de ese tipo de ingresos
(gráfica 6).
57
Gráfica 6
EXPORTACIONES PETROLERAS Y NO PETROLERAS
(Millones de dólares)
200,000.0
180,000.0
160,000.0
140,000.0
120,000.0
100,000.0
80,000.0
60,000.0
40,000.0
20,000.0
Exportaciones petroleras
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
0.0
Exportaciones no petroleras
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de INEGI
1.1.3 El balance ahorro-inversión privado
Por último, el desequilibrio relacionado con el sector privado, en términos de la
brecha entre su ahorro y su inversión, también ha sido corregido en el transcurso
de los últimos diez años. Este desequilibrio causó los mayores estragos en la última
crisis macrofinanciera (1994-1995) cuando el sector privado (tanto empresas como
familias) incurrieron en un periodo prolongado de gasto, por encima de sus
posibilidades reales de ingreso esperado. En ese sentido, la deuda privada llegó a
niveles históricamente elevados al alcanzar más de 80% del PIB en 1994 y 1995,
con las consecuencias conocidas en términos de los efectos que esto tuvo en la
capacidad de repago de su deuda de 1995 en adelante (gráfica 7).
A partir de 1995 el sector privado nacional también ha transitado por un ajuste
importante de su desbalance ahorro-inversión. Desafortunadamente, esta
transición también se dio a costa de una disminución sensible de su inversión y no
por medio de un aumento del ahorro. Al igual que en el caso del ajuste de las
finanzas del sector público, el ajuste privado también ha incidido negativamente en
la capacidad de crecimiento de la economía nacional por la vía del acortamiento
permanente de la inversión.
58
Gráfica 7
DEUDA DEL SECTOR PRIVADO
(Porcentajes del PIB)
90.0
80.0
70.0
60.0
50.0
40.0
30.0
20.0
10.0
0.0
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Interna
Externa
2001
2002
2003
2004
2005
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP y el INEGI
A final de cuentas, el sobreendeudamiento del sector privado se redujo
dramáticamente de los niveles históricos de 1994-1995 a tan sólo 38% del PIB en
2005. Si bien este nivel de endeudamiento muestra una posición mucho más sólida
del sector privado, también muestra una ausencia total de crédito a este sector por
parte del sistema bancario. La posibilidad de crecimiento está ahí, pero no se
logrará hasta que no se presenten los grandes proyectos detonadores del
crecimiento (reformas estructurales).
2. Los beneficios de la estabilidad macrofinanciera
2.1 Corrección de inestabilidad crónica
Los beneficios de la corrección de los desequilibrios fundamentales (déficit
público, balance de cuenta corriente y sobreendeudamiento privado) ha tenido
beneficios importantes sobre la población en general y sobre la forma de hacer
negocios en lo particular. El primero de ellos está vinculado con la reducción de la
inflación a los niveles de nuestros principales socios comerciales. Durante décadas
los elevados niveles de inflación en México incidieron en un cortoplacismo
exacerbado; esto es, difícilmente se podía planear a corto y mediano plazo en un
país en el que la inflación mensual podía alcanzar dos dígitos.
59
La conjunción de una política fiscal que presionaba consistentemente la demanda
agregada, con una política monetaria que no compensaba este comportamiento
con restricciones de la liquidez para incidir en tasas de interés reales elevadas,
permitió que la inflación promediara 41% en promedio por año entre 1973 y 1995.
A partir del periodo de estabilidad macroeconómica (1996-2005), la inflación
promedio anual es de sólo 12.1% en promedio por año. Cabe destacar que durante
2005 la inflación en México será ligeramente inferior a la de EUA (gráfica 8).
Gráfica 8
ÍNDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR
(Tasas de crecimiento anual)
140.0
120.0
100.0
80.0
60.0
40.0
20.0
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
La corrección del fenómeno inflacionario ha permitido diversos beneficios para la
sociedad mexicana en su conjunto:
• En primer lugar, el poder adquisitivo de los mexicanos dejó de deteriorarse.
En efecto, mientras que entre 1976 y 1995 el salario mínimo disminuyó
70% en términos reales (reducción de 6.1% en promedio por año), en 19962005 el poder adquisitivo de dicho salario mínimo, se mantuvo constante
(gráfica 9).
60
Gráfica 9
SALARIO MÍNIMO GENERAL EN TÉRMINOS REALES
(Pesos de 2002 por día)
160.0
Periodo de inestabilidad
macroeconómica
140.0
Periodo de estabilidad
macroeconómica
120.0
100.0
80.0
60.0
40.0
20.0
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
0.0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
• En segundo lugar, el tipo de cambio se ha estabilizado en términos reales
ubicándose, de manera automática, en una banda de ±10% respecto al nivel
que mostró previo a las devaluaciones de 1982 y 1995. En sentido estricto,
las leyes de mercado operan para que el tipo de cambio nominal refleje los
movimientos observados en el diferencial de inflaciones entre México y
Estados Unidos (gráfica 10).
Gráfica 10
TIPO DE CAMBIO REAL
(Índice base Noviembre de 1994=100)
250
Periodo de inestabilidad macroeconómica Periodo de estabilidad macroeconómica
con tipo de cambio fijo o deslizante
con tipo de cambio flexible
200
150
100
50
1977.01
1977.07
1978.01
1978.07
1979.01
1979.07
1980.01
1980.07
1981.01
1981.07
1982.01
1982.07
1983.01
1983.07
1984.01
1984.07
1985.01
1985.07
1986.01
1986.07
1987.01
1987.07
1988.01
1988.07
1989.01
1989.07
1990.01
1990.07
1991.01
1991.07
1992.01
1992.07
1993.01
1993.07
1994.01
1994.07
1995.01
1995.07
1996.01
1996.07
1997.01
1997.07
1998.01
1998.07
1999.01
1999.07
2000.01
2000.07
2001.01
2001.07
2002.01
2002.07
2003.01
2003.07
2004.01
2004.07
2005.01
2005.07
0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico y el INEGI
61
• Probablemente el cambio más importante en términos del control
inflacionario es el vinculado con el abatimiento de las tasas de interés y,
consecuentemente, con la accesibilidad al crédito para ciertos segmentos de
la población. Actualmente, las tasas de interés se ubican en niveles
sostenibles en el largo plazo y, al mismo tiempo, permiten el crecimiento del
ahorro y posibilitan el financiamiento de mediano y largo plazo en el país.
De alguna manera, las correcciones de los desequilibrios fundamentales han
incidido en la desaparición paulatina de uno de los peores enemigos de la
inversión: el cortoplacismo. Hace diez años era impensable realizar una
inversión en este país a más de cinco años; hoy es lugar común (gráfica 11).
Gráfica 11
TASAS DE INTERÉS NOMINALES Y REALES
(Cetes a 28 días %)
120.0
100.0
80.0
60.0
40.0
20.0
0.0
Nominal
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
-40.0
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
-20.0
Real
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de Banxico
El riesgo país se ubica en niveles históricamente bajos
2.2 Abatimiento de la pobreza
El segundo aspecto fundamental de la estabilidad macroeconómica es el
abatimiento de la pobreza. Sin duda, este es el aspecto más analizado de los
beneficios de la estabilidad y en el que difícilmente se puede dar algún tipo de
controversia. Los datos son contundentes: a partir de la información de las
Encuestas de Ingreso y Gastos de los Hogares en México (ENIGH), el número de
personas en estado de pobreza alimentaria aumentó de 18 millones en 1992 a 33
millones en 1996. De igual manera, en el periodo de inestabilidad macroeconómica
el número de personas en pobreza de desarrollo de capacidades aumentó hasta
62
alcanzar más de 40 millones de personas. Esta dinámica se revirtió a partir del
inicio de la corrección de los desequilibrios fundamentales (gráfica 12).
Gráfica 12
PERSONAS EN CONDICIÓN DE POBREZA
(Millones de personas)
45.0
40.0
35.0
30.0
25.0
20.0
15.0
10.0
5.0
1992
1994
1996
Pobreza alimentaria
1998
2000
2002
Desarrollo de capacidades
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
Esta corrección del fenómeno de pobreza se profundizó todavía más en la última
medición de la ENIGH (2004): el número de familias con algún tipo de pobreza se
abatió 5% entre 2002 y 2004. Destaca especialmente la reducción de las familias en
pobreza alimentaria (-9.3%) y las de pobreza de capacidades (-4.7%). De igual
manera, el número de familias en condición de pobreza patrimonial
(fundamentalmente vinculado a la tenencia de casa propia se abatió 3.5% en el
mismo periodo) (gráfica 13).
63
Gráfica 13
FAMILIAS EN CONDICIÓN DE POBREZA
(Número de familias)
12,000,000
10,769,504
10,222,399
10,000,000
8,000,000
5,950,765
6,000,000
5,118,430
4,370,075
4,000,000
3,535,053
2,000,000
0
Alimentaria
Capacidades
2000
2002
Patrimonial
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
2.3 Reconsolidación de la clase media
Las recurrentes crisis observadas en los periodos de inestabilidad tuvieron un
impacto negativo sobre la clase media del país, lo que a su vez adelgazó el mercado
interno y las ventas del país. Paulatinamente, la estabilidad macroeconómica ha
revertido este proceso duplicando, en los últimos diez años, el número de familias
pertenecientes a este segmento. Entre 1992 y 1996 más de 90% de las nuevas
familias que se generan cada dos años en el país (1.3 millones en promedio) se
ubicaron en el segmento de pobreza, con ingresos menores a cinco salarios
mínimos (GRÁFICA 14).
64
Gráfica 14
DISTRIBUCIÓN DE FAMILIAS EN MÉXICO POR MÚLTIPLOS
DE SALARIOS MÍNIMOS
(Número de familias)
2,500,000
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2,000,000
1,500,000
1,000,000
500,000
25
24
23
22
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
De 9.5 a 10
de 8.5 a 9
De 9 a 9.5
De 8 a 8.5
De 7.5 a 8
De 7 a 7.5
De 6.5 a 7
De 6 a 6.5
De 5.5 a 6
De 5 a 5.5
De 4.5 a 5
De 4 a 4.5
De 3.5 a 4
De 3 a 3.5
De 2.5 a 3
de 1.5 a 2
De 2 a 2.5
De 1 a 1.5
De 0.5 a 1
Menos de 0.5
-
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
A partir de la medición de la ENIGH de 1998, el proceso de estancamiento de la
clase media mexicana empezó a revertirse y mostró un crecimiento de 6% en
promedio por año entre 1998 y 2004, cifra sustancialmente más elevada al
correspondiente al crecimiento demográfico (1.8% por año).
Este proceso de reconsolidación de la clase media ha estado sustentado, como se
mencionó, por un aumento importante de las percepciones de la clase trabajadora
del país, fenómeno directamente vinculado con el abatimiento de la inflación en
México. Aunque el salario mínimo se ha mantenido prácticamente constante entre
1995 y 2005, otros indicadores de remuneraciones han mejorado notablemente en
el mismo periodo. Tal es el caso de las remuneraciones medias de la industria
manufacturera, que aumentaron 2.4% en promedio por año entre 1996 y 2005, y
del salario medio de cotización en el IMSS, que aumentó 2.9% en promedio por
año en el mismo periodo (gráfica 15).
65
Gráfica 15
FAMILIAS DE CLASE MEDIA EN MÉXICO
(Número de familias)
10,000,000
9,259,045
8,747,610
9,000,000
7,855,385
8,000,000
7,000,000
6,514,651
6,000,000
5,141,024
5,488,464
5,791,673
5,000,000
4,000,000
3,000,000
2,000,000
1,000,000
-
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
Además de la recuperación del poder adquisitivo, el mejoramiento de los ingresos
promedio de las familias en el país también ha sido resultado del mayor número de
perceptores por familia registrado en los últimos quince años. Así, mientras que en
1992 el número de perceptores por hogar era de sólo 1.63 personas, en 2004 este
indicador ascendió a 2.03 (aumento de 24.5%). Al mismo tiempo, el número de
integrantes en el hogar se ha reducido de manera importante: de 4.72 personas en
1992 a 4.03 personas en 2004. En ese sentido, el número de perceptores por hogar
representa ahora más de 50% de los integrantes de la familia (gráfica 16).
Gráfica 16
PERCEPTORES POR HOGAR Y TAMAÑO PROMEDIO
DE LAS FAMILIAS EN MÉXICO
(Personas)
5.0
4.5
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
1992
1994
1996
Perceptores por hogar
1998
2000
2002
2004
Tamaño promedio del hogar
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la ENIGH del INEGI.
66
2.4 Sectores clave beneficiados
El incremento del número de familias de clase media en el país, el aumento de los
ingresos familiares promedio en términos reales, la disminución de las tasas de
interés derivada de la corrección de los desequilibrios fundamentales y la
penetración de nuevos intermediarios financieros para ocupar nichos de mercado
específicos, ha permitido una expansión importante de ciertos segmentos del
mercado interno. En específico, destaca la expansión de las nuevas viviendas
formales en el país, que ha rebasado 500 mil viviendas por año recientemente
(gráfica 17).
Gráfica 17
NUEVAS UNIDADES DE VIVIENDA
(Viviendas)
600,000
550,000
500,000
450,000
400,000
350,000
300,000
250,000
200,000
150,000
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la CONAFOVI.
Sin duda, la construcción y financiamiento de la vivienda constituyen uno de los
mercados con mayor dinamismo en la economía, con amplias repercusiones
positivas para más de 40 sectores de actividad. En buena parte, este
comportamiento se deriva del hecho que la vivienda es uno de los pocos sectores
de actividad en México en los que se ha registrado algún tipo de cambio estructural
(creación de la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda, de la Sociedad
Hipotecaria Federal, nuevas instituciones hipotecarias, desregulación profunda del
sector, recursos importantes y crecientes del sector público al financiamiento de
hipotecas, etc.).
Sin embargo, esta expansión no hubiese sido posible sin la corrección de los
balances fundamentales de la economía y la consecuente reducción de la inflación
67
y las tasas de interés nominales. Nuevamente, la posibilidad de adquirir un crédito
viable de largo plazo (17 o más años) por parte de las familias mexicanas
representa un cambio radical para mejorar su condición de pobreza patrimonial.
Los beneficios de esta expansión se multiplicarán cuando México pueda consolidar
un mercado secundario robusto de hipotecas (bursatilización), que permita
incrementar todavía más la oferta de recursos al sector.
Otro sector beneficiado del aumento de las familias en el segmento de clase media
es el de electrodomésticos. Este sector comparte las características mencionadas
para la vivienda, en el sentido que se conjunta una masa salarial suficiente con la
disponibilidad de crédito. A partir del periodo de estabilidad macroeconómica el
aumento asciende a 7.9% en promedio por año (gráfica 18).
Gráfica 18
VENTAS AL MENUDEO DE ELECTRODOMÉSTICOS
(Índice base 1994 = 100)
130.0
120.0
110.0
100.0
90.0
80.0
70.0
60.0
50.0
40.0
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Industrial Mensual del INEGI.
Por último, el sector de ventas de automóviles también comparte las características
de sector de bienes duraderos con disponibilidad de crédito de largo plazo para las
familias mexicanas. En este caso, el crecimiento promedio por año asciende a 10%
(gráfica 19).
68
Gráfica 19
VENTAS AL MENUDEO DE AUTOMÓVILES
(Unidades)
1,150,000
1,100,000
1,050,000
1,000,000
950,000
900,000
850,000
800,000
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Industrial Mensual del INEGI.
Cabe destacar que la dinámica de expansión en estros tres mercados de bienes
duraderos (vivienda, electrodomésticos y automóviles) ha sido acompañado por un
mejoramiento importante de las familias consumidoras del país. En efecto, las
mayores expansiones al interior de cada uno de los sectores mencionados no se ha
producido en los segmentos de menor valor relativo (vivienda de interés social,
electrodomésticos de precio inferior o automóviles austeros), sino en los
segmentos de valor agregado intermedio (vivienda media, electrodomésticos de
valor intermedio y automóviles subcompactos).
Lo anterior muestra que una porción importante de los consumidores mexicanos
(40% de las familias del país) ya no corresponden a una clasificación de consumo
de subsistencia y que, por tanto, el mercado interno puede empezar a clasificarse
como robusto. Este factor ha sido crucial en experiencias de países que han
trascendido de niveles de desarrollo intermedio a elevado, por la vía del
sostenimiento de condiciones de estabilidad macroeconómica y la instrumentación
de cambios estructurales en su economía.
3. Los riesgos y las vulnerabilidades
3.1 La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente creación de empleo.
69
La consecución de un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica por la
vía de la corrección de los desbalances fundamentales no ha garantizado el factor
más importante para el desarrollo del país: crecimiento económico elevado y
sostenido. Durante los últimos 25 años, el PIB sólo ha crecido 2.8% en promedio
por año, cifra que se compara muy desfavorablemente con el crecimiento
promedio registrado en 1922-1980 (6.2% por año). En ese sentido, resulta claro
que la estabilidad macroeconómica es una condición necesaria pero no suficiente
para garantizar el crecimiento de la economía. En la medida que nos sigamos
negando la posibilidad de realizar los cambios estructurales necesarios para
detonar el crecimiento, la estabilidad macroeconómica será suficiente sólo para
crecer 2.8% cada año (gráfica 20).
Gráfica 20
PRODUCTO INTERNO BRUTO
(Tasas de crecimiento anual)
15
Crec. %
1980-2004
2.8%
10
5
0
Crec. %
1933-1980
6.2%
-5
-10
2010
2000
1990
1980
1970
1960
1950
1940
1930
1920
-15
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del INEGI.
De manera evidente, el crecimiento insuficiente se traduce en una baja generación
de empleo formal en el país. De acuerdo con la dinámica demográfica de México,
cada año se incorporan 1.2 millones de mexicanos a la fuerza laboral. En los
últimos 25 años sólo una pequeña fracción de ese total ha podido encontrar un
trabajo en el sector formal de la economía.25 En el periodo de inestabilidad
macroeconómica (1980-1995) sólo 330 mil personas en promedio por año
encontraron un trabajo formal en la economía, mientras que en 1996-2005 este
promedio aumentó a 548 mil (gráfica 21).
25
Medido como el número de nuevos asegurados en el IMSS cada año.
70
Gráfica 21
ASEGURADOS EN EL IMSS
(Flujo anual de nuevos asegurados)
1,200,000
1,000,000
800,000
600,000
400,000
200,000
0
-200,000
-400,000
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
-600,000
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del INEGI.
Aun cuando la generación de empleo formal aumentó en el periodo de estabilidad,
sigue siendo menos de la mitad del requerimiento anual de la fuerza laboral del
país. Nuevamente se afirma la idea de que la estabilidad es necesaria pero no
suficiente para el crecimiento y la creación de empleos formales. La pregunta
inmediata que surge al observar este comportamiento es ¿a dónde va la gente que
no encuentra ubicación en este segmento de la economía? La respuesta es evidente
y sólo existen tres posibilidades: la migración (aproximadamente 350 mil
mexicanos emigran a EUA cada año), el desempleo abierto (hoy representa más de
4% de la Población Económicamente Activa) y la economía informal (más de 300
mil mexicanos se insertan en la economía informal cada año).
Lo anterior tiene consecuencias muy graves para el desarrollo y la competitividad
del país, en la medida en que el sector informal tiene una de las productividades
más bajas de México (y probablemente del mundo) al no poder estar vinculado
con la dinámica de la economía formal. Además, tiene consecuencias negativas
importantes en el ámbito de la evasión fiscal y de la delincuencia organizada, que
abate consistentemente la dinámica de la propia economía legal (formal).
En los últimos cinco años, siete de cada diez empleos generados fueron informales
y 27% de la población ocupada del país labora actualmente en el “sector no
estructurado”. Durante los periodos críticos de inestabilidad macroeconómica, este
sector fungió como amortiguador social para el desempleo. Hoy se ha constituido
como uno de los problemas más serios para detonar el crecimiento y la
competitividad de la economía nacional (gráfica 22).
71
Gráfica 22
PERSONAS OCUPADAS EN EL SECTOR INFORMAL NO
ESTRUCTURADO DEL PAÍS
(Millones de personas)
11.7
11.2
10.9
10.5
9.9
2000
2001
2002
2003
2004*/
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la Encuesta Nacional de Empleo del INEGI.
La encrucijada para el país es desafortunada: por una parte, las reformas
estructurales necesarias para detonar el crecimiento son evidentes y reconocidas
por todos los actores políticos y, al mismo tiempo, los partidos políticos
representados en el Congreso juzgan inconveniente su aprobación por temor a
perder la carrera electoral del 2006.
En su mínima expresión las reformas fiscales han sido analizadas en diversos
foros; no es necesario abundar en ellas. Simplemente basta con mencionar que no
es posible concebirlas por separado ya que dependen, de manera irreversible, entre
sí:
• Una reforma fiscal integral que permita al gobierno alcanzar, por lo menos,
diez puntos adicionales del PIB en ingresos tributarios. Sólo con esto se
puede liberar a Pemex de la excesiva carga fiscal para poder realizar la
reforma energética. Dicha reforma fiscal sólo puede estar sustentada en
una mayor tributación al consumo y en una ampliación de la base tributaria,
para incorporar al sector informal de la economía. Esto último no puede ser
alcanzado sin una reforma laboral que permita a la economía formal
absorber a la tercera parte de la PEA que actualmente se ubica en el sector
informal.
72
A pesar de que la problemática es clara y las soluciones están al alcance, no será
posible realizar estos cambios sin modificar, primero, nuestro esquema
institucional para la toma de decisiones. Mientras mantengamos un sistema con
incompatibilidad de incentivos para los actores políticos, difícilmente podremos
salir de este círculo vicioso.
3.2
La brecha entre los países que han realizado cambios estructurales con la preservación de
estabilidad macrofinanciera y México (la velocidad sí cuenta).
Al igual que México, durante los últimos veinte años diversos países emergentes
han podido ajustar los desequilibrios fundamentales de sus economías, alcanzando
periodos prolongados de estabilidad macroeconómica. Sin embargo, a diferencia
de México, este grupo de países ha podido realizar los cambios estructurales para
detonar el crecimiento de su economía.
Destaca que de la muestra de países que se presenta en el cuadro 1, muy pocos
comparten características similares en términos de su sistema político o de su
ubicación geográfica. Las únicas características comunes son la preservación de la
estabilidad macroeconómica (los tres balances fundamentales), la generación de un
mercado interno maduro (PIB per cápita de aproximadamente 7,000 dólares por
habitante al año) y la consolidación de cambios estructurales que originó un
impulso inicial de crecimiento.
Cuadro 1
ECONOMÍAS EMERGENTES CON ESTABILIDAD MACROECONÓMICA,
MERCADO INTERNO MADURO Y CAMBIO ESTRUCTURAL
España
Portugal
Finlandia
Polonia
República Checa
Hungría
Sudáfrica
Botswana
Chile
Costa Rica
Australia
Nueva Zelanda
Corea
Singapur
Malasia
Tailandia
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información deL Fondo Monetario Internacional.
En todos los países señalados el resultado en términos
crecimiento fue espectacular. En promedio, el PIB per cápita
de esos países se duplicó al término de los siguientes
instrumentado sus respectivos cambios estructurales,
preservaran la estabilidad macroeconómica (gráfica 23).
de su dinámica de
de todos y cada uno
seis años de haber
siempre y cuando
73
Las proyecciones de este tipo de crecimiento potencial para el caso de México son
abrumadoras, fundamentalmente porque la mayor parte del costo ya está pagado
(estabilidad macroeconómica). Además, México ya cuenta con un mercado interno
maduro con un PIB per cápita del mismo nivel observado por las economías
emergentes con cambio estructural. ¿Nos podemos imaginar un México con un
PIB per cápita de 14,000 dólares por habitante en 2012?
Gráfica 23
PIB PER CAPITA DE PAISES CON ESTABILIDAD
Y CAMBIO ESTRUCTURAL
(Dólares por habitante año)26
25,000
23,000
21,000
19,000
17,000
Irlanda
Austria
Finlandia
Australia
España
Singapur
Hong Kong
Israel
15,000
13,000
11,000
9,000
7,000
5,000
0
1
2
3
4
5
6
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información deL Fondo Monetario Internacional.
Haber renunciando al cambio estructural nos ha costado mucho como país, no
sólo por la riqueza perdida en materia de crecimiento, sino también por nuestra
posición relativa frente a otros países en materia de dinámica y competitividad.
Siendo México la duodécima economía del mundo en términos de su producción
total, en materia de competitividad global es la 56 y ha perdido nueve posiciones
en los últimos cinco años (cuadro 2).
26
La temporalidad el PIB per cápita de cada país está ordenada para ubicar su cambio estructural en el año 0.
74
Cuadro 2
POSICION COMPETITIVA DE MEXICO EN EL MUNDO
2000
2001
2002
2003
2004
n.a.
47
45
53
56
Desempeño
económico
31
27
40
47
52
Eficacia
gubernamental
27
25
31
42
50
Eficacia de
negocios
34
41
44
54
57
Infraestructura
40
42
46
57
58
44
60
Promedio gral.
Desarrollo de
tecnología y
comunicaciones
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del World Economic Forum.
La velocidad con la que se tomen las decisiones hacia delante también es
importante. Baste mencionar que hace tres años México era la novena economía
del mundo, en 2004 resultó ser la duodécima y, si mantenemos nuestro
crecimiento inercial, en dos años más seremos la décimo sexta (cuadro 3).
Cuadro 3
PRODUCTO INTERNO BRUTO DE LAS VEINTE ECONOMÍAS
MAS GRANDES DEL MUNDO
País
Estados Unidos
Japón
Alemania
Reino Unido
Francia
Italia
China
España
Canada
India
Corea
México
Australia
Brasil
Rusia
Holanda
Suiza
Belgica
Suecia
Turquía
Lugar 2004
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
Lugar 2003
1
2
3
4
5
6
7
9
8
12
11
10
13
15
16
14
17
18
19
21
PIB *
11,668
4,623
2,714
2,141
2,003
1,672
1,649
991
980
692
680
676
631
605
582
577
359
350
346
302
* Miles de millones de dólares
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del Banco Mundial.
75
Por último, baste mencionar que los reflectores del mundo están centrados ahora
sobre los cuatro países con mayor prospectiva de desarrollo en los próximos diez
años: China, India, Brasil y Rusia. Ninguno de estos cuatro países ha consolidado
todavía un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica, aunque los cuatro
ya han tomado las medidas necesarias para corregir los desequilibrios fiscales, de
cuenta corriente y de ahorro-inversión privada. Tampoco se observa hasta el
momento que en esos cuatro países sus mercados internos hayan alcanzado el
nivel de madurez requerido (en todos los casos el PIB per cápita se ubica por debajo
de 3,000 dólares por habitante).
Sin embargo, en todos los casos ya se han realizado los cambios estructurales
requeridos para detonar su crecimiento. Cada uno de los países por una vía
diferente: China se ha especializado en manufacturas ligeras y difícilmente algún
país podrá competir con sus empresas en los próximos diez años; India ha hecho
los cambios necesarios para competir a nivel mundial en servicios de valor
agregado, con los mayores estándares de competitividad; Brasil se ha abocado a
realizar reformas estructurales para mejorar la competitividad de su agroindustria
y, en pocos años, será uno de los proveedores de productos agroalimentarios más
importante del mundo; Rusia ha enfocado su cambio estructural a la generación y
producción de tecnología para satisfacer el mercado europeo; en México, teniendo
ventaja en estabilidad macroeconómica y en madurez del mercado interno,
seguimos esperando el cambio estructural genérico, sin tener una idea clara de qué
nicho del mercado mundial queremos atacar.
3.3 Las presiones sobre los balances recuperados.
3.3.1 Sobre el déficit fiscal.
La estabilidad en el balance de las finanzas públicas del país presenta un panorama
difícil para los próximos años. Las presiones por la deuda contingente del
Gobierno Federal tenderán a incrementarse de manera consistente en el tiempo,
fundamentalmente derivado del incremento de los pagos por Proyectos de
Infraestructura Productiva con Impacto Diferido en el Registro del Gasto
(Pidiregas) y por las presiones en materia de gasto inherentes a las pensiones del
IMSS y del ISSSTE.
En el caso de los Pidiregas, los proyectos generalmente se asignan por licitación
pública internacional para su ejecución; durante su construcción los gastos no
impactan a las finanzas públicas porque las empresas ganadoras de las licitaciones
cubren dichos gastos con recursos provenientes de financiamientos,
disponibilidades propias o inventarios; cuando las obras están concluidas y en
76
condiciones de generar ingresos, los proyectos se entregan a las empresas del
sector público (Pemex y CFE) y una vez que los proyectos entran en operación, se
inicia el pago de obligaciones a través de recursos presupuestales. Es decir, en la
etapa de operación, cuando se obtienen ingresos, es cuando Pemex y CFE inician
el pago presupuestario de las obras construidas, cuyo monto se refleja anualmente
en su presupuesto y en el gasto público.
Actualmente estos proyectos representan un monto de inversión global, a precios
del año 2006, de un billón 608 mil 94.3 millones de pesos (78.9% correspondientes
a PEMEX y 21.1% a CFE). A esa cantidad se debe sumar un monto por 522 mil
835.8 millones de pesos por concepto de intereses por amortización de los
proyectos recibidos por el Gobierno Federal, lo que totaliza una cantidad de dos
billones 160 mil 930.1 millones de pesos. Ese total, deberá pagarse en un horizonte
de tiempo que termina en el año 2044, pero que alcanza un pico en el año 2010
(gráfica 24).
Gráfica 24
PROGRAMA DE AMORTIZACIÓN E INTERESES DE LOS PIDIREGAS
(Millones de pesos a precios constantes de 2006)
250,000
Intereses
Amortización
200,000
150,000
100,000
50,000
2032
2031
2030
2029
2028
2027
2026
2025
2024
2023
2022
2021
2020
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
0
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información de la SHCP.
En esa esencia, esta deuda implica una erogación adicional que tendrá que realizar
el Gobierno Federal en los próximos años y que en 2010 podría alcanzar 2.1% del
PIB. En ausencia de medidas que aumenten los ingresos del sector público en esa
misma proporción, lo anterior implicaría también un aumento del déficit del sector
público en más de dos puntos porcentuales del PIB.
Además de las obligaciones contraídas en materia de Pidiregas, el Gobierno
Federal tendrá que enfrentar también otras obligaciones contingentes que crecen
77
en el tiempo. Las más importantes en términos de su monto son las vinculadas al
pago de pensiones y jubilaciones del IMSS y del ISSSTE (gráfica 25).
Actualmente estas obligaciones implican un gasto presupuestal equivalente a 1.1%
del PIB; sin embargo, está cifra aumentará irremediablemente en los próximos
años hasta alcanzar casi 2% del PIB entre 2008 y 2010. Hay que recordar que la
reforma al régimen de pensiones del IMSS, instrumentada en 2005, sólo aplica a
los nuevos trabajadores y sus beneficios no se sentirán sino hasta el 2025 en
adelante.
Nuevamente, en ausencia de medidas que impliquen mayores ingresos adicionales
del sector público, este aumento forzoso del gasto implicaría un aumento del
déficit público en más de un punto porcentual del PIB. Lo anterior, aunado al
déficit contingente de los Pidiregas, nos llevaría a niveles de desequilibrio público
que rebasan los estándares establecidos por la OCDE como permisibles para no
ocasionar desequilibrios macroeconómicos de consideración.
Gráfica 25
GASTO PRESUPUESTAL EN MATERIA DE PENSIONES POR INSTITUTO DE
SEGURIDAD SOCIAL, 2004-2012
(Millones de pesos a precios constantes de 2006)
200,000
180,000
IMSSS
ISSSTE
160,000
140,000
120,000
100,000
80,000
60,000
40,000
20,000
0
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
Fuente: Elaborado por el autor a partir de información del IMSS y del ISSSTE.
78
Sin duda, esta dinámica de gasto adicional “asegurado” plantea un escenario en el
que sería imposible ofrecer una política de gasto que no asegure un mayor ingreso
correspondiente, que no ocasione un desequilibrio mayor en el balance de finanzas
públicas. Los límites en este ámbito son muy estrechos.
3.3.2 Sobre el balance con el exterior.
El segundo riesgo en el horizonte de los próximos seis años se vincula con el
equilibrio de la balanza de cuenta corriente. El deterioro observado en los niveles
de competitividad de las empresas mexicanas en los últimos años ha incidido
negativamente en el crecimiento de nuestras exportaciones. Este fenómeno se ha
dado con especial énfasis en nuestras exportaciones manufactureras hacia los
Estados Unidos.
En los últimos años se ha generado un escenario en el que un crecimiento
importante de la economía de nuestros vecinos del norte ya no necesariamente se
traduce en un aumento más que proporcional de nuestras exportaciones no
petroleras. La sensibilidad o grado de respuesta se ha abatido notablemente: en los
primeros seis años de vigencia del TLC por cada punto de crecimiento de la
economía norteamericana nuestras exportaciones aumentaban 6%; actualmente
esta vinculación se ha reducido a sólo 2%.
La penetración del mercado norteamericano por parte de economías emergentes
con mayores niveles de competitividad y menores precios (China, Brasil, India,
etc.) pone en entredicho las ventajas alcanzadas en la fase inicial del TLC y, al
mismo tiempo, plantea la necesidad de avanzar en la profundización del mismo
hacia temas que se excluyeron de la integración comercial.
En especial destaca la discusión de un acuerdo migratorio de largo plazo y la
discusión a fondo de los impactos que representará la liberación total del sector
agropecuario a partir de 2008.
3.3.3 Sobre el endeudamiento de empresas y familias.
Por último el balance ahorro-inversión del sector privado podría desequilibrarse
ante contingencias macroeconómicas de largo alcance, en especial derivadas de
movimientos bruscos en las tasas de interés y/o del tipo de cambio. En ese
sentido es imprescindible no perder la estabilidad macroeconómica como premisa
fundamental para preservar este balance.
79
La conclusión general de este capítulo se podría resumir en lo siguiente: no se
puede aspirar a un mayor crecimiento de la economía mexicana con elevada
generación de empleos si nos negamos, consistentemente, la oportunidad de
cambiar a fondo las estructuras obsoletas del país; pero tampoco se podrá crecer
establemente si perdemos la estabilidad macroeconómica que hemos alcanzado.
No olvidemos que, en este dilema, la velocidad para tomar decisiones cuenta y
mucho, y que lo que dejamos de hacer en el corto plazo es aprovechado por otros
países que no titubean ante los espacios que vamos liberando paso a paso.
80
Capítulo III
Crecimiento e Iniciativa Empresarial
Dr. Salvador Cerón Aguilar
STF Consulting Group
Director
81
1. Planteamiento
El crecimiento económico puede ser estudiado como objetivo de política
económica, como proceso económico o como resultado de la actividad
emprendedora. Cuando el crecimiento es un objetivo, el análisis conveniente es el
de las políticas económicas que lo favorecen o inhiben. Cuando el crecimiento se
estudia como proceso, la perspectiva analítica es esencialmente micro-económica.
Finalmente, cuando el crecimiento es estudiado como resultante del proceso
emprendedor, el análisis del riesgo, los recursos, la formación de expectativas y las
competencias, nos ofrecen un mejor ángulo para comprenderlo.
El binomio empresas y empresarios al que comúnmente nos referimos en el
mundo empresarial no siempre permite distinguir las actividades que dan origen a
una empresa de aquellas que se requieren para administrarlas y eventualmente
hacerlas crecer. El emprendedor es un empresario con unas características
relacionadas más con su capacidad de visión, la firmeza de su carácter y una
actuación esforzada, necesarias para construir una empresa bajo escenarios de
incertidumbre. El empresario-director es una persona con conocimientos,
habilidades y actitudes que le permiten tomar decisiones, administrar recursos y
coordinar el trabajo de otras personas para conseguir resultados de acuerdo con
unos objetivos previamente definidos.
El surgimiento y la desaparición de empresas están estrechamente relacionados
con las capacidades tanto de los emprendedores como de los directores que
imprimen carácter y definen el destino de las empresas que han formado o que
dirigen.
La creación de empresas, y con ellas el empleo y la riqueza, es el resultado de una
acción emprendedora, lo mismo cuando se parte de una nueva idea que cuando se
promueve un cambio en una empresa ya existente. Uno y otro caso requieren de la
ponderación de unos recursos y capacidades frente a un escenario nuevo e
incierto. El riesgo implícito en la decisión, pero sobre todo en la ejecución,
afectará el resultado que se obtenga. Las estrategias para el manejo del riesgo no
siempre son analizadas en forma explícita, lo que determinará el carácter o el tipo
de emprendimiento. La evidencia con la que se cuenta permite suponer,
tentativamente, que la falta de ponderación de los factores de riesgo eleva la tasa
de fracasos en los emprendimientos y, por el contrario, su mejor comprensión
mejora la tasa de éxito.
82
2. Ciclos, crecimiento e inversión.
En los últimos 70 años México ha experimentado un largo proceso de cambios y
reformas, que pretendido sacarlo del subdesarrollo y consolidar un proyecto de
país moderno. Podríamos decir que en 1935 se inicia dicho proceso, después de
instituirse el Plan Sexenal como esquema de desarrollo con cuatro objetivos
principales: aprovechamiento al máximo de la riqueza nacional, mejores ingresos
para los campesinos y obreros, industrialización y una economía autosuficiente,
dando prioridad al problema de la tierra.
En ese contexto, en los años siguientes el país realizó una serie de acciones de
política económica que le permitieron lograr un avance importante, alcanzando en
el periodo 1940 a 1980 un crecimiento excepcional de 6.3% promedio. En este
lapso destaca el crecimiento logrado entre 1954 y 1970, donde México, luego de la
Segunda Guerra Mundial, implementó un modelo de desarrollo conocido como
desarrollo estabilizador.
Este periodo se caracterizó por una gran estabilidad macroeconómica y financiera;
el Producto Interno Bruto (PIB) creció 6.7% anual con una tasa de inflación
promedio de casi 3%; en 1954, el gobierno fijó el tipo de cambio en $12.50 por
dólar (paridad que duró 22 años). Durante el periodo de 1950 a 1962 la política
monetaria, fiscal y crediticia se enfocó a enfrentar los embates de la economía
internacional, el PIB no dejó de crecer (6.2% anual en promedio), la inflación y el
tipo de cambio permanecieron constantes; avanzaron las inversiones en
infraestructura y la energía se ofrecía a precios asequibles; se elevó la demanda
agregada, mientras que las finanzas públicas se mantenían equilibradas ya que el
gobierno no se endeudaba más allá de sus posibilidades.
Sin embargo, en este periodo de los años 50 a 60, el ahorro interno continuó en
niveles muy pobres, bajo un aparato proteccionista que le permitió tener una
economía estable pero débil ante los choques externos; las políticas monetarias y
fiscales fueron preventivas y adecuadas, orientadas a la producción; la economía
supo aprovechar las oportunidades de la posguerra para alentar sus exportaciones
y hubo un manejo prudente de los créditos externos.
La década de los 60 se caracterizó por ser un periodo de alto desempeño
macroeconómico al alcanzar un crecimiento promedio del PIB de 7.0%, un
aumento importante del empleo y una inflación en niveles cercanos al 3.0% anual.
Si bien fue una década de prosperidad, afloraron aspectos de debilidad estructural.
El primero fue la pérdida progresiva de competitividad del aparato productivo,
83
resultado del excesivo proteccionismo contra la competencia externa, en tanto que
calidad y precio poco competitivos encubrían la ineficiencia, dando por resultado
altas tasas de ganancia sin sentido exportador. En ese escenario, el crecimiento de
la industria estaba en relación directamente proporcional al crecimiento del
mercado interno. Otro aspecto de debilidad estructural era la brecha entre el
ahorro interno y la inversión, que tuvo que cubrirse con recursos externos,
haciéndonos cada vez más dependientes de la inversión extranjera. México se vio
inmerso en una serie de déficit crónicos, los cuales fueron cubiertos con créditos
del exterior.
En la década de los 70, la estrategia que había seguido la economía mexicana
mostró signos de agotamiento. Un primer diagnóstico indicó que era necesario
mantener altos niveles de inversión y buscar políticas más abiertas de
redistribución de la riqueza en lo que se denominó la estrategia de desarrollo
compartido. Para mantener el ritmo, se incrementó la inversión pública y se
ampliaron los programas sociales a través de un déficit en las finanzas públicas. El
embargo petrolero de 1973 y el abandono de Breton Woods cambiaron
radicalmente el contexto financiero externo de la economía mexicana.27
La economía mexicana creció de 1971 a 1980 a una tasa media anual de 6.7%, que
se mantuvo a través de un gasto público deficitario y un auge petrolero
apalancados por endeudamiento externo. El déficit del sector público, que en 1971
significaba el 2.5% del PIB, se elevó a 14.1% en 1981, alcanzando en 1982 el
16.9%. La inflación promedió en el mismo periodo 17.9%, para luego dispararse a
92.6% en 1982. El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos pasó del
0.2% del PIB al 6.0%. La deuda externa del país pasó de 8,630 millones de dólares
en 1970 a 74 mil millones para fines de 1981.
El peso, que desde 1954 había permanecido estable, dejaba de serlo. El 1° de
septiembre de 1976 se anuncia la devaluación de la moneda en 59%. La
devaluación de 1976 provocó un aumento en los precios, aunque por otro lado se
dio una mejoría en la balanza de pagos. Luego de los descubrimientos de
yacimientos petrolíferos anunciados en 1978 se posibilitó alcanzar un crecimiento
promedio de 9.1% entre 1978 y 1981, siendo el último periodo de alto crecimiento
de la economía mexicana.
A principios de la década de los 80 la acumulación del déficit en los balances
macroeconómicos, que habían propiciado un endeudamiento creciente hasta llegar
al límite de la insolvencia, conformaron un escenario de expectativas de
crecimiento a la baja y alza de la inflación, que se conjugaban con un entorno
27
¿Por que no crecemos? Reflexiones de 54 economistas.
84
adverso de crisis económica mundial, mismo que provocaría que la demanda
internacional por petróleo cayera, bajaran los precios y se redujeran los ingresos
del país. Por otro lado, las exportaciones no compensaron las importaciones y las
divisas no fueron suficientes para cubrir las obligaciones con los acreedores
internacionales, con lo que se mantenía la necesidad de recurrir a más crédito
externo para financiar el desarrollo, mientras que las tasas de interés
internacionales se elevaban.
En 1982, ante la negativa de organismos internacionales a seguir prestando a
México, el gobierno declaró la suspensión de pagos de la deuda externa por 90 días
y se nacionalizó la banca. En ese año el tipo de cambio pasó de $27.00 a $150.00
por dólar. La inflación se ubicó en 98.8%, quedando por arriba de las tasas de
interés, además de que se observa una desaceleración de la actividad económica. A
partir de ese año los ajustes salariales se calcularon con relación a la inflación
esperada.
A partir de entonces se busca controlar los desequilibrios macroeconómicos
cambiando radicalmente la forma de enfocar el análisis por parte de las
autoridades. La idea de impulsar el crecimiento por la vía del déficit presupuestal,
para expandir la demanda agregada e impulsar la formación del capital, quedó
relegada; el agotamiento del modelo de industrialización y sus efectos
dinamizadores de la oferta se habían debilitado y se habían fortalecido las
presiones inflacionarias. En los años de 1983 a 1988 el enfoque se dirigió a la
corrección drástica de los desequilibrios en los balances macroeconómicos,
mediante un severo control del gasto público, una intangible reforma fiscal, la
modificación del ajuste cambiario, el desmantelamiento del estado empresario, el
combate a la inflación monetaria y la estabilización.28
Durante el gobierno del presidente Miguel de la Madrid se implementan varios
esquemas de ajuste, que respondían a la ortodoxia exigida por el Fondo Monetario
Internacional (FMI) planteadas en las cartas de intención. El Programa Inmediato
de Reordenación Económica (PIRE), de 1983 a 1986, tuvo como elementos
principales los siguientes: a) disminución del gasto público; b) aumento de ingresos
públicos para frenar el desmedido crecimiento del déficit; c) elevación en el nivel
de las tasas de interés para estimular el ahorro y d) reducción de la liquidez del
sistema.
La Transición de la Economía Mexicana. III Conferencia Internacional de la Red de Estudios sobre el
Desarrollo. Celso Furtado
28
85
El Programa de Aliento y Crecimiento (PAC), de 1986 a 1987, intentó, mediante
un nuevo acuerdo de crédito contingente con el FMI, restablecer el crecimiento.
1987 fue un año de leve recuperación, hasta octubre, y de aparatosa recaída tras el
violento crack de la bolsa de valores.
Los recursos frescos requeridos por el PAC, desde junio de 1986, llegan al país en
marzo del 1987, con lo que las reservas internacionales del Banco de México pasan
de 6 mil millones de dólares a 15 mil millones; los precios internacionales del
petróleo se restablecieron desde mediados de 1986 hasta agosto de 1987, lo que
mejoró considerablemente los ingresos por exportación y permitió una mejora en
el saldo de la balanza comercial.
En diciembre de 1987 se aplicó el Pacto de Solidaridad Económica (PSE), de 1987
a 1988, concertado entre el gobierno, los sindicatos y las cámaras industriales y de
comercio. En el sexenio de 1983 a 1988 el PIB tuvo un crecimiento promedio de
sólo 0.3%, mientras que la inflación logró reducirse de 159.2% en 1987 a 51.7%.
El PSE pasó a ser el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE), de
1989 a 1994, con el cual se buscaba conseguir recursos del exterior, reducir la carga
de la deuda y bajar las tasas de interés como medios para superar el estancamiento
económico. Con este pacto, en 1989, la inflación se redujo en 19.7% y se
consiguió un crecimiento del PIB de 3.3%, con lo que se empezó a recuperar la
credibilidad. El gobierno de Salinas de Gortari encuentra una economía en vías de
estabilización; con el Plan Nacional de Desarrollo mantiene los cauces de la
política estabilizadora y emprende una reforma estructural, con reformas al marco
legal, y continúa la desincorporación de las empresas públicas, reduce la gestión
económica del Estado, liberaliza el comercio, se reprivatiza la banca comercial, se
lleva al cabo la reforma monetaria y se profundiza la apertura comercial con la
firma del NAFTA.
En ese sexenio se afianza la tendencia descendente de la inflación, se frena la tasa
de desempleo y se reduce la pérdida del salario real. La apreciación cambiaria se
vio reforzada por el ingreso de capitales, evadiendo las restricciones del bajo
ahorro interno; se compensó el déficit externo y se elevaron las reservas
internacionales. Con el dólar barato se contuvieron los precios internos, la
inflación pudo reducirse de 11.9% en 1992 a 7.0% en 1994.
Fue a mediados de 1991 cuando empezaron a aflorar los signos de debilidad
económica, al pasar de un crecimiento de 5.2% en 1990 a 1.9% en 1993. La
entrada masiva de inversión extranjera trajo consigo, entre otros efectos, un
aumento en los insumos y materias primas que no podían ser reflejadas en los
costos de los productos, debido a que ya no serían competitivos con el exterior; lo
86
mismo ocurría con las tasas de interés nacionales, que eran más altas que las
externas. El mayor costo financiero ponía en desventaja a los empresarios
nacionales, situación que llevó a la quiebra a muchas empresas.
La elevada sobrevaluación, producto de un inoportuno manejo del deslizamiento
del tipo de cambio, provocó fuertes presiones en el mercado doméstico, ya que el
consumidor prefería comprar productos importados. En ese contexto, el déficit de
la cuenta corriente de la balanza de pagos pasó de 5,821 millones de dólares en
1989 a 29,662 millones en 1994. La devaluación del peso frente al dólar y el
desequilibrio en el balance externo se conjugaron para permitir un crecimiento
promedio anual de apenas el 3.9%.
Una devaluación tardía, forzada por las circunstancias, precipitó la depresión de
1995 y el repunte inflacionario provocó un nuevo problema de insolvencia. Dadas
las circunstancias, la recuperación de la estabilidad financiera y la consolidación de
la política monetaria se volvieron prioritarias. El PIB alcanza un crecimiento
promedio en el sexenio de 3.5% y la inflación se reduce a niveles de un dígito, al
pasar de 51.4% en 1995 a 9.0% en el 2000.
En el año 2000, por razones ajenas al cambio político, entre ellas la desaceleración
de la economía mundial, el crecimiento se detuvo. La tasa promedio del PIB real
entre 2001 al 2004 fue de 1.6% anual, y se estimó que sólo alcanzaría un promedio
de 2.2% en todo el sexenio, crecimiento insuficiente para generar los empleos que
demanda el incremento natural de la población, el abatimiento de la pobreza,
mejorar la distribución del ingreso y satisfacer las expectativas de mayor bienestar
de la sociedad.
Por último conviene destacar que los niveles de inversión productiva han sido sin
duda uno de los factores clave para lograr el crecimiento económico de México. Al
respecto, cabe señalar que durante el periodo de 1940 a 1980 la Formación Bruta
de Capital Fijo (FBCF) alcanzó un crecimiento promedio anual del 10.6%,
logrando con ello un alto crecimiento del PIB de 6.3%; mientras que en el periodo
de 1954 a 1970, etapa del desarrollo estabilizador, la FBCF creció a una tasa del 8.5%
y un extraordinario crecimiento promedio del PIB de 6.7% anual. En contraste, se
observa un grave deterioro durante los periodos siguientes, sobre todo a partir de
la segunda mitad del sexenio de López Portillo hasta el final del correspondiente a
Zedillo, es decir, de 1981 al 2000 la FBCF acumuló un crecimiento promedio
anual de sólo 3.3%, y se estima que en el presente sexenio, dado el contexto actual,
eventualmente podría no superar un crecimiento arriba del 2.0% (Gráfica 1)
87
Gráfica 1
C ic lo s e c o n ó m ic o s d e M é x ic o e n lo s ú ltim o s 7 0 a ñ o s
P ro d u c to In te rn o B ru to y F o rm a c ió n B ru ta d e C a p ita l F ijo
(V a ri a c ió n % re a l a n u a l)
P IB
FB C F
12.0
5 0.0
10.0
3 0.0
8.0
6.0
1 0.0
4.0
2.0
- 1 0 .0
0.0
- 3 0 .0
-2 . 0
-4 . 0
- 5 0 .0
2005
2 000
1995
19 90
1985
198 0
1 975
1970
19 65
1960
195 5
1 950
1945
1935
-8 . 0
19 40
-6 . 0
- 7 0 .0
C re c im ie n to pr om e d io s e xe n al
L á z a ro
C á rd e n a s
P IB
F BC F
4. 5%
Á v i la
C a m ach o
A le m á n
V a ld e z
R u iz
C o rt in e z
Ló p e z
M ateo s
D ía z
O rd a z
E c h e v e rr ía
Á lv a re z
L ó p e z D e la M a d rid S a lin a s
P o rt illo
H u r ta d o d e G o r ta ri
Z e d illo
Fox
P . d e L . Q u e za d a
6 .2 %
5 .8 %
6 .4 %
6. 7%
6 .8 %
6. 2%
6 .6 %
0 .3 %
3 .9 %
3 .5 %
2 .2 % *
23. 1%
7 .3 %
5 ..3 %
9. 1%
9 .2 %
6. 0%
7 .2 %
- 3 .1 %
7 .8 %
6 .3 %
1. 9% *
3. Clima de negocios y decisiones de inversión
El crecimiento económico de un país no es fruto del azar, sino del
aprovechamiento de oportunidades. En economías abiertas como las actuales,
estas oportunidades vienen dadas principalmente por el avance de la demanda, los
cambios en la competencia y el progreso tecnológico, por lo que las empresas
deben estar dispuestas a afrontar los cambios, internos y externos, que el
crecimiento lleva consigo. Crecer no es producir más de lo mismo, sino productos
nuevos, quizás en otras localizaciones y para otros mercados.
Para aumentar la productividad es necesario invertir en infraestructura, en capital
humano, en tecnología y en la creación de un ambiente social, político y
económico que favorezca la inversión, la asunción de riesgos, la mejora del
personal y el cambio.
Desde el año 2000, STF Consulting Group ha venido realizando, como parte de su
actividad profesional, reuniones con directores y empresarios, en las que se les ha
preguntado en forma sistemática sobre los factores que inhiben la inversión en
nuestro país tanto en el corto como en el largo plazo.
88
Limitantes en el largo plazo
%
1
2
3
4
5
Reformas competitivas
Entorno de certidumbre y estabilidad
Estado de derecho y seguridad
Promoción y desregulación económica
Desarrollo de Infraestructura
%acum.
34.7
21.5
17.9
16.1
9.8
34.7
56.2
74.1
90.2
100
%
28
25
24
15
8
%acum.
28
53
77
92
100
Limitantes en el corto plazo
1
2
3
4
5
Gobernabilidad
Financiamiento
Expectativas de mercado
Políticas económicas
Competencias productivas
Destacan como los principales factores que inhiben el crecimiento de la inversión
en el largo plazo, la falta de las reformas que el país requiere para hacerse
realmente competitivo, la incertidumbre en el entorno y la falta de seguridad. A
corto plazo es la falta de gobernabilidad, financiamiento y expectativas del
mercado los principales inhibidores de la inversión.
México ha conseguido la calificación de grado de inversión y el riesgo país se
encuentra en sus mínimos históricos. Esta situación es consecuencia de la
estabilidad macroeconómica y el equilibrio en sus balances fundamentales lo que le
ha definido una tendencia decreciente en la inflación y las tasas de interés. Hoy se
experimentan signos de mejoría en la disponibilidad de crédito y una favorable
estabilidad cambiaria, aun a pesar de las presiones internacionales.
No obstante lo anterior, las condiciones estructurales del mercado aún muestran
debilidad, no existe un marco legal o estado de derecho que reduzca el riesgo,
tampoco un marco fiscal que sea promotor de la inversión y garantice la
estabilidad tributaria.
No cabe duda que el binomio rendimiento–riesgo, del que dependen muchas
decisiones de inversión privada, no siempre ha sido positivo en los últimos meses.
México tiene ahora un bajo pronóstico de crecimiento y expectativas muy inciertas
respecto a los cambios estructurales que se requieren. Sin la aprobación de las
reformas estructurales pendientes que incentiven la inversión privada, el efecto
89
multiplicador esperado de la inversión pública, para reanimar la capacidad
productiva, estimular las expectativas de ganancias futuras y mejorar el empleo
formal, seguirá siendo limitado. Los estudios del Banco de México identifican, en
este sentido, los principales obstáculos a la inversión:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Reforma en el sector energético
Reforma fiscal
Reforma laboral y del sistema de pensiones
Mejorar la seguridad pública
Mayor desregulación
Fortalecer el estado de derecho
Mejorar el marco jurídico
Mejorar la infraestructura
Mejorar el manejo político
En el periodo de enero-junio de 2005, la inversión productiva creció en 7.5%
anual. La inversión de las empresas, que incluye la adquisición de maquinaria y
equipo nacional e importado, ha mantenido una mejoría luego de tres años de
estancamiento. Aunque los resultados muestran una tendencia a la recuperación de
la inversión, un aspecto que sigue preocupando es el deterioro de la productividad
de la inversión para generar crecimiento. Se observa que el coeficiente de inversión
(FBCF/PIB) ha permanecido relativamente estable en los últimos años (gráfica 2)
Gráfica 2
Oferta y Demanda Agregada
(Variación % real anual)
2004
Oferta Global
2005
I Trim
II Trim
Ene-Jun
III Trim
IV Trim Ene-Dic
I Trim
II Trim
Ene-Jun
5.0
5.8
5.4
6.2
6.8
6.0
3.9
4.8
4.3
PIB
Importaciones
3.9
7.9
4.1
10.4
4.0
9.2
4.6
10.4
4.9
11.9
4.4
10.2
2.4
7.9
3.1
9.1
2.8
8.5
Demanda Global
5.0
5.8
5.4
6.2
6.8
6.0
3.9
4.8
4.3
Consumo Privado
3.9
5.2
4.6
5.8
7.0
5.5
5.4
4.4
4.9
Consumo del Gobierno
-0.2
-2.7
-1.5
-1.1
-0.9
-1.2
0.0
-0.5
-0.3
Formación Bruta de Capital Fijo
4.5
5.9
5.2
8.5
10.9
7.5
6.5
8.5
7.5
Exportaciones
9.6
13.7
11.7
12.4
10.3
11.5
4.8
6.3
5.6
Fuente: INEGI
90
Es importante mencionar que para que México pueda crecer a tasas superiores al
5.0% se tendrá que aumentar el ahorro público y privado a un nivel que permita
elevar el coeficiente de inversión en dirección al 25%, orientándolo hacia
inversiones en tecnología (gráfica 3).
Gráfica 3
Inversión y Crecimiento
PIB Crecimiento % real anual
Inversión % del PIB
25.0
10.0
4.0
15.0
2.0
-4.0
2005/01
2004/01
2003/01
2002/01
2001/01
2000/01
1999/01
1998/01
1997/01
1996/01
-2.0
1995/01
0.0
10.0
(% del PIB)
20.0
6.0
1994/01
(% del crecimiento)
8.0
5.0
-6.0
-8.0
0.0
Fuente: INEGI
De acuerdo con el análisis realizado por el FMI, el NAFTA hoy en día parece ya
ser insuficiente para seguir impulsando el crecimiento del país, debido
fundamentalmente a que mientras el crecimiento se sustentó en las bases del
tratado, la inversión en infraestructura, fuente interna del dinamismo, fue
gravemente desatendida.
A partir de la puesta en marcha del tratado, en enero de 1994, el valor de las
exportaciones creció exponencialmente logrando alcanzar en 2004 un monto
cercano a los 190 mil millones de dólares. Sin embargo, el auge de los primeros
años ha venido debilitándose de manera progresiva. El valor del comercio exterior
de México, que considera exportaciones e importaciones, dejó de representar el
50% logrado en el año 2000, para reducirse a niveles de alrededor del 40%,
mostrando a su vez una tendencia decreciente.29 (Gráfica 4)
La posibilidad para México de generar mayor crecimiento, una vez que el NAFTA
luce agotado, está en las reformas que apuntalen la productividad de la economía.
IMF - Stabilization and Reform in Latin America: A Macroeconomic Perspective on the Experience Since
the Early 1990s - Chapter 7: External Vulnerabilities
29
91
Hacer más flexible el mercado laboral, eliminar rigideces que aumentan el costo de
los empresarios y al sector de la energía son factores de preocupación. Es
necesario facilitar la inversión y explotación de nuevas oportunidades y
alternativas; las telecomunicaciones son otro sector que está sobrerregulado, lo que
eleva el costo de operación de los negocios.
Gráfica 4
México: Comercio Exterior y Flujos de IED *
IED Millones de dólares
US$
60.0
25,000
50.0
20,000
40.0
15,000
30.0
10,000
20.0
5,000
10.0
0
(% del PIB)
Comercio Exterior Como % del PIB
30,000
0.0
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
/e
* Inversión Extranjera Directa
Fuente: Banco de México
De acuerdo con estudios del Banco de México, en agosto de 2005 la percepción de
los analistas consultados sobre el clima de los negocios para las actividades
productivas en los próximos seis meses, tuvo por segundo mes consecutivo un
avance en las respuestas de mejora al pasar de 35% al 40%, sin embargo, aún se
ubica muy por abajo de los niveles observados el año pasado, pues el 51% afirma
que el clima de los negocios permanecerá sin cambio, resultado que sigue siendo
atribuible a la incertidumbre generada por el ambiente político interno (gráfica 5).
92
Gráfica 5
Clima de los Negocios en los Próximos Seis Meses
Con Relación a los Seis Meses Anteriores
Porcentaje de Respuestas
Empeorará
Sin cambio
Mejorará
100.0
90.0
80.0
70.0
60.0
50.0
40.0
30.0
20.0
10.0
Oct-03
Nov-03
Dic-03
Ene-04
Feb-04
Mar-04
Abr-04
May-04
Jun-04
Jul-04
Ago-04
Sep-04
Oct-04
Nov-04
Dic-04
Ene-05
Feb-05
Mar-05
Abr-05
May-05
Jun-05
Jul-05
Ago-05
0.0
Fuente: Banco de México
La percepción sobre la confianza de que la economía y el empleo mejorarán
durante los próximos seis meses mostró un repunte después de dos meses de
bajas, aunque sigue por abajo del 65% de las respuestas. Llama la atención la baja
en la percepción de los encuestados de que la economía está mejor que hace un
año (gráfica 6).
Gráfica 6
Confianza en la Economía Mexicana
Porcentaje de Respuestas
La economía mejorará durante los próximos 6 meses
La economia está mejor que hace un año
El empleo aumentará en los próximos 6 meses
95.0
85.0
75.0
65.0
55.0
45.0
Ago-05
Jun-05
Abr-05
Feb-05
Dic-04
Oct-04
Ago-04
Jun-04
Abr-04
Feb-04
Dic-03
Oct-03
35.0
Fuente: Banco de México
93
Lo anterior conforma un escenario poco claro de mejoría en el clima de los
negocios y debilidad en la confianza, lo que en el corto y mediano plazo
continuará siendo para las empresas determinante en la toma de decisiones sobre
inversión. En agosto pasado, la percepción de las oportunidades de inversión
muestra que el 47% de las respuestas dicen no estar seguros si es buen momento
para invertir contra el 19% que asegura que la situación actual es mal momento.
En esa tónica, la confianza de los analistas sobre la situación económica registró
nuevamente una baja y se encuentra en más de 20 puntos por debajo del nivel
observado el mismo mes de 2004, lo que aún demuestra la debilidad en su
recuperación, misma que va de acuerdo con una expectativa de crecimiento
acotada por la ausencia de mejores condiciones estructurales y de certidumbre
política, siendo estos los factores adversos de mayor peso que continúan limitando
el ritmo de la actividad económica (gráfica 7).
Gráfica 7
Confianza: Es momento propicio para invertir
Porcentaje de Respuestas
No está seguro
Mal momento
Buen momento
80.0
70.0
60.0
50.0
40.0
30.0
20.0
10.0
Ago-05
Jun-05
Abr-05
Feb-05
Dic-04
Oct-04
Ago-04
Jun-04
Abr-04
Feb-04
Dic-03
Oct-03
0.0
Fuente: Banco de México
4. Crecimiento e iniciativa empresarial
El crecimiento económico tendrá lugar en México en la medida en que se trabaje
en un sistema financiero eficiente, en el fortalecimiento del mercado interno, en el
avance tecnológico, en el desarrollo del capital humano y en la calidad de los
procesos productivos. También se requiere de un gobierno económicamente
fuerte, con una agenda bien definida y eficiente, capaz de establecer un sólido
Estado de Derecho.
94
Los factores productivos antes mencionados son frecuentemente analizados en
función del desarrollo económico, sin embargo extraña que no se cite la función
empresarial, ya que el crecimiento económico está determinado en lo fundamental
por la actuación del empresario. Los factores productivos concretan su
contribución al crecimiento sólo si son convenientemente utilizados y cuando el
empresario haya encontrado las formas o los medios para hacerles contribuir al
crecimiento económico.
La revolución emprendedora ha sido un proceso que se ha visto reflejado a nivel
global y que ha impactado el mundo de los negocios. Las iniciativas
emprendedoras hacen dos grandes contribuciones a la economía. En primer lugar,
juegan un rol crucial en la innovación donde lideran los cambios tecnológicos, el
crecimiento en la productividad y la competitividad. En segundo lugar, son el
mecanismo esencial por medio del cual millones de personas entran a formar parte
de la economía, dándoles una oportunidad de estar en una mejor posición
económica.
Emprender es un proceso dinámico de visión, cambio y creación. Requiere de
energía y pasión para crear e implementar nuevas ideas y soluciones. Pero también
es necesario el cálculo de los riesgos, los beneficios, la habilidad de formar un
grupo, la capacidad de desarrollar y concretar un plan de negocios y la visión de
reconocer las oportunidades. (Kuratko & Hodgetts, 2004, p.30)
Bajo esta perspectiva, emprender es más que la mera creación del negocio. Las
características para buscar oportunidades, tomar riesgos y la tenacidad para
empujar una idea y convertirla en realidad combinan una serie de capacidades y
habilidades en un emprendedor.
El término entrepreneur se traduce al castellano como emprendedor. La Real
Academia de la Lengua Española precisa que el término se refiere a la persona que
emprende y se determina a hacer y ejecutar con resolución y empeño alguna
operación considerable y ardua. Por su parte, el concepto de empresario se define
como el que toma a su cargo alguna empresa o negociación en la que intervienen
otras personas, poniendo los recursos necesarios para ella y recayendo en él las
pérdidas o las ganancias que resulten.
El emprendedor es quien percibe la oportunidad y crea la organización para
aprovecharla. Los elementos propuestos por Gartner (1985) para definir el espíritu
emprendedor son: el entorno, las características del individuo, el proceso y la
organización creada.
95
La más conocida definición del papel del empresario es la de Schumpeter, quien
describe al empresario creador como alguien que, a través de nuevas
combinaciones de factores de producción, lleva a cabo innovaciones y, con ello,
posibilita el desarrollo económico.
Los economistas reconocieron la importancia decisiva que tiene el empresario
innovador para el crecimiento económico cuando Alfred Marshall (1842-1924)
agregó a los tres factores clásicos de la producción: tierra, capital y trabajo, un
cuarto elemento: la organización. Pero no fue sino hasta 1912, con el libro de
Joseph A. Schumpeter, Teoría del desarrollo económico”, donde se impulsó una visión
positiva del empresario.
Entre los autores más influyentes que han estudiado al emprendedor se encuentra
Kets de Vries (1977), quien identifica al emprendedor a partir de los roles que
cumple al concebir e implementar la idea:
• Innovación
• Administración o coordinación
• Toma de riesgos
La innovación se puede entender a partir del modelo de Schumpeter (1965), quien
resalta esta característica como la función del emprendedor, que crea valor a partir
de una combinación novedosa de factores de producción.
El rol administrativo no es suficiente para diferenciar entre el emprendedor y el
empresario, según Kets de Vries (1977). Esta posición no es compartida por
Casson (1982), Baumol (1968) y Kirzner (1973), quienes consideran al empresario
como un tomador de decisiones pasivo y calculador, que reacciona mecánicamente
ante los cambios del entorno. Según Baumol (1968), el emprendedor es más que
un organizador --tal como lo concibe Casson (1982)-- y que un innovador --como
lo plantea Schumpeter (1965)--, pues el emprendedor debe conseguir nuevas
fuentes de recursos y métodos de mercadeo, además de estructurar la nueva
organización.
Para completar la concepción de emprendedor propuesta por Kets de Vries
(1977), es necesario adicionar la dimensión de la toma de riesgo, así el
emprendedor no sólo arriesga su capital económico sino también su imagen social
y los costos asociados con el fracaso.
96
En el caso de México, la variable innovación está profundamente influida por la
creatividad que caracteriza al empresario o emprendedor (Llano, 1994). En cuanto
a la dimensión administrativa del emprendedor, es posible afirmar que el
emprendedor en la cultura de nuestro país está fuertemente marcado por el
individualismo.
La toma de riesgos como un factor que caracteriza al emprendedor en México, se
determina por la forma como se está obligado a asumir riesgos en un entorno
inestable.
5. Empresas y hombres de empresa
En el proceso de emprendimiento los conocimientos y la experiencia son factores
de éxito, pero es necesario saber que detrás de cada empresa, al comienzo y en la
base de cada iniciativa, hay personas y que es el equilibrio entre personas y
procesos lo que nos dará la clave para mantener un rumbo firme. (Shane &
Venkataraman, 2000)
Encontrar ese equilibrio
caracterizada por:
•
•
•
•
•
en forma sostenida requerirá de una personalidad
La ilusión, el entusiasmo, la motivación
La confianza, implica afrontar con ánimo el mal tiempo
El optimismo, que no es ingenuidad, sino visión positiva de futuro
La paciencia, para entender que crear y hacer crecer lleva tiempo
La iniciativa, que se requiere para pasar de la idea a la acción
Las motivaciones, en ese sentido, juegan un papel importante pues no sólo definen
las iniciativas, sino que le dan orientación y peso a las responsabilidades que el
hombre de empresa tiene que asumir. (Oviatt, Shrader & Mc Dougall, 2004)
Algunas de las motivaciones del emprendedor son:
•
•
•
•
•
Solucionar un problema o atender una necesidad insatisfecha.
Aumentar el nivel de vida y crear oportunidades a la familia.
Poner en práctica una idea o por crecimiento empresarial.
Tradición familiar pero también por independencia o autoempleo.
Responsabilidad social, reconocimiento o anhelo de poder.
97
La creación de empresas y con ellas el empleo y la riqueza son el resultado de una
acción emprendedora, lo mismo cuando se parte de una nueva idea que cuando se
promueve un cambio en una empresa ya existente. Uno y otro caso requieren de la
ponderación de unos recursos y capacidades frente a un escenario nuevo e
incierto.
El riesgo implícito en la decisión, pero sobre todo en la ejecución, afectará el
resultado que se obtenga. Las estrategias para el manejo del riesgo no siempre son
analizadas en forma explícita, lo que determinará el carácter o el tipo de
emprendimiento. La evidencia con la que se cuenta nos permite afirmar que la
falta de ponderación de los factores de riesgo eleva la tasa de fracasos en los
emprendimientos y, por el contrario, su mejor comprensión mejora la tasa de
éxito.
Emprender y dirigir en entornos de cambio entraña un esfuerzo disciplinado y
una capacidad de aguantar frente a la adversidad, el riesgo, el desencanto y la
incertidumbre.
La velocidad del cambio, su naturaleza y la percepción subjetiva del emprendedor
o empresario, ha hecho que se privilegie la perspectiva administradora de la
empresa versus la perspectiva creadora o constructora de futuros; así, el corto plazo
domina, se exigen resultados ya y, por lo tanto, se adoptan a menudo decisiones
empresariales que perjudican la posición estratégica a largo plazo, único horizonte
fidedigno para medir la creación de valor. Las personas empleamos en
consecuencia una tasa subjetiva de descuento del tiempo muy elevada, de modo
que el futuro cuenta poco.
“El hombre es por naturaleza “maximizador”, pero ahora parece que se ha
convertido en un sujeto “contractual”, que cambia beneficio por seguridad y
abandona la maximización, que implica riesgo”. (Termes, 1986)
Ante la ausencia de una perspectiva que supere los límites más inmediatos, el
riesgo y la incertidumbre, tan connaturales a la vida, adoptan un tamaño
amenazante y desencadenan sentimientos acrecentados de inseguridad,
desconfianza y ansiedad.
“El hombre en situación de riesgo es maximizador de su propia función de
utilidad, la cual depende no sólo de su personal inclinación o aversión al riesgo,
sino también de su concreta situación de fortuna o preparación ante el infortunio”.
(Termes, 1986)
98
La actividad del empresario está sujeta también a pautas éticas: no sólo se trata de
producir más y mejores productos, sino también del cumplimiento de normas
éticas. La ética empresarial requiere que el empresario y su equipo dirigente
conduzcan la empresa de acuerdo con criterios éticos.
En síntesis, se puede afirmar que son responsabilidades del hombre de empresa las
siguientes:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Tomar iniciativas y adoptar decisiones.
Aceptar riesgos y asumir esfuerzos.
Dirigir y entusiasmar a los colaboradores.
Entender los mercados y promover las innovaciones.
Actuar con responsabilidad social y ética.
6. Lecciones empresariales del crecimiento
En sus primeros textos, Schumpeter (Bhidé, 2001) colocó al emprendedor
individual en el centro del proceso de la innovación, pero también sostuvo más
tarde que la gran corporación usurparía inevitablemente el papel del emprendedor.
Las grandes empresas y las pequeñas realizan un trabajo complementario en el
concierto de la innovación y el crecimiento económico. Las grandes empresas
establecidas gozan de varias ventajas para la realización de iniciativas de gran
escala. La más obvia de ellas se deriva de su capacidad para movilizar recursos
significativos. Las nuevas empresas, por su parte, tienen mucha mayor flexibilidad.
Las primeras se tienen que someter a sistemas de control derivados de los recursos
que de terceros manejan, mientras las segundas inician con mayor facilidad nuevas
iniciativas, no obstante se encuentran más limitadas en recursos.
Los individuos y las compañías que emprenden nuevas iniciativas parten siempre
de recursos y de condiciones diferentes que influyen en:
• La naturaleza de las oportunidades o necesidades que cubren.
• El establecimiento de prioridades y
• La elección de estrategias.
No obstante lo anterior, el éxito de una nueva empresa dependerá de manera muy
importante de las habilidades y las aptitudes de sus fundadores o de los
responsables de ponerlas en marcha.
99
Las nuevas iniciativas que surgen de empresas ya establecidas, como el
lanzamiento de nuevos productos o su ingreso en nuevos mercados, dependerá, en
consecuencia, de la planeación y del talento del personal encargado de su
ejecución.
En contraste, la puesta en marcha de empresas pequeñas no reclama habilidades
excepcionales, ya que tampoco son muchas las posibilidades de alcanzar un mayor
tamaño o una rentabilidad extraordinaria.
Las nuevas empresas financiadas con capital de riesgo precisan mayor previsión y
más flexibilidad. El trabajo en equipo es más importante y es la calidad y el talento
de sus fundadores lo que determinará el resultado.
Los individuos que toman iniciativas de cambio revolucionarias requieren de una
gran previsión, una inusual disposición a correr riesgos, habilidad para inspirar a
los demás, creatividad y capacidad para administrar estructuras complejas.
Por otra parte, los grandes cambios en las organizaciones y la economía suceden
en forma paulatina, como resultado de los esfuerzos complementarios de
numerosos emprendedores y empresas ya establecidas. Los emprendedores
individuales, que podrían poseer la disposición a afrontar la incertidumbre, carecen
del capital para llevar a la práctica innovaciones de gran escala, mientras que las
grandes compañías, que poseen los recursos, tienen menos disposición a asumir
riesgos y tolerar la incertidumbre.
De esta forma, las decisiones e inversiones de los participantes en un mercado
contribuyen a definir la escala de operación eficiente y determinan las
características estructurales de las industrias a largo plazo. Es evidencia
comprobable que los empresarios con la capacidad necesaria para construir o
manejar grandes compañías, contribuyen a formar estructuras concentradas de
mercado, por el contrario, la presencia de emprendedores menos ambiciosos o
capaces, construyen estructuras de mercado fragmentadas y compañías más
vulnerables.
La observación de la realidad mexicana, que es muy rica en experiencias y cultura
en materia de emprendimientos y cambio empresarial, nos ha permitido, a través
de sucesivos encuentros con directores y empresarios,30 constatar que en las
Seminarios, talleres y conferencias organizadas por el Instituto Americano de Desarrollo Educativo A.C y la
Fundación Proempleo Productivo A.C.
30
100
empresas medianas y pequeñas la toma de decisiones en materia de inversiones, los
nuevos proyectos y los emprendimientos, están fuertemente influidos, como lo
menciona Gartner; por el entorno, las características del individuo, las limitaciones
de sus propias estructuras organizativas y el tipo de procesos que realiza.
a) Condiciones de entorno
• Los cambios en la tecnología y en los gustos del consumidor atraen a
nuevas empresas.
• Sólo una reducida proporción de nuevas empresas, menos del 10% del total,
realizan contribuciones significativas al crecimiento económico y la
generación de empleos.
• El nacimiento de nuevas empresas está muy relacionado con apoyos de
proveedores o el compromiso de grupos de consumidores.
• La mayoría de las nuevas microempresas, prestadoras de servicios
tradicionales se ubican en industrias maduras.
b) Características individuales
• El despliegue constante de nuevas habilidades, ambición y tolerancia al
riesgo son factores que incrementan la probabilidad de que una empresa
nueva llegue a ser grande.
• El trabajo constante, la capacidad para inspirar y la disposición a aprender
disminuye el riesgo de fracaso.
• Las habilidades y el carácter necesario para conseguir cambios y
emprendimientos exitosos son escasos.
• Las necesidades y circunstancias personales están fuertemente relacionadas
con el inicio de nuevas empresas.
c) Capacidades organizacionales
• El número de nuevas empresas formales que fracasan en los primeros cinco
años es del 60%.
• De las empresas familiares que han superado los primeros cinco años de
vida, se estima que cuatro de cada diez superan el cambio generacional y
sólo dos pasan a la tercera generación.
• La falta de capacidades para transferir experiencias o para delegar en otras
personas incrementa el riesgo de fracaso y la imposibilidad de trascender.
101
d) Procesos de trabajo
• El seguimiento de una estrategia y un método ordenado de planeación
reduce el riesgo de fracaso.
• La ejecución de una estrategia, cuando se ha podido formular, es el factor
clave para la calidad de los resultados que se obtienen.
• La falta de sistematización del aprendizaje reduce las capacidades de
innovación y de iniciativas emprendedoras.
Empresas visionarias:
Un estudio realizado por STF, con información pública de empresas mexicanas y
la compilación de la revista Expansión, ofrece resultados que confirman la tesis de
que las empresas visionarias, claras en sus objetivos y conocedoras de su negocio,
actúan con mayor firmeza, sosteniendo un ritmo de actividad e inversión con
independencia de las condiciones del entorno a corto plazo.
Así, cuando el empresario o el inversionista toman sus decisiones en la perspectiva
de largo plazo y bajo criterios que le permiten manejar el riesgo en niveles
aceptables por su diversificación, capacidad de innovación y emprendimiento,
contribuirán a construir escenarios más favorables a futuro.
Las empresas que invierten con independencia del entorno de corto plazo y tienen
claridad respecto de su negocio y la dinámica de su ramo o sector, consiguen
sistemáticamente el crecimiento, haciendo crecer su sector, incrementando su
participación y generando valor económico agregado.
La iniciativa emprendedora, pero también la estrategia preactiva, constituyen la
base del crecimiento de acuerdo con la teoría schumpeteriana, pero también son la
mejor defensa en un entorno de cambio y crecimiento constante que penaliza las
respuestas adaptativas o con retraso. Esta tesis constituye la directriz sobre la que
analizamos el comportamiento de las empresas de la lista de empresas
seleccionadas por Expansión.
El siguiente esquema ofrece el marco de referencia para interpretar a las empresas
que por iniciativa o estrategia construyen su futuro. Estas empresas se benefician
de una actuación adelantada respecto de los jugadores que en su industria actúan
afectados por el entorno de corto plazo y no por la claridad y firmeza de sus
propias acciones.
102
Gráfica 8
Entorno y respuesta estratégica
El entorno es causante
Desempeño
menor
Entorno
Favorable
Respuesta
tardía
Entorno
Desfavorable
Adaptación al entorno
Desempeño
extraordinario
Desempeño
normal
Respuesta
anticipada
Respuesta
oportuna
Resultado
negativo en
el sector
Respuesta
tardía
El entorno es resultante
Resultado
superior en el
sector
Resultado
medio en el
sector
Respuesta
oportuna
Inversión
insuficiente
Inversión de
Mantenimiento
Respuesta estratégica
pasiva o tardía
Respuesta estratégica
activa u oportuna
Respuesta
anticipada
Inversión para
el Crecimiento
Respuesta estratégica
proactiva o anticipada
Resultados del estudio:
El estudio parte de la identificación de las empresas que consiguen moverse de
manera significativa, tanto para adelantarse como para retroceder de posición en la
lista de acuerdo a sus ingresos.
A partir de su identificación se procede a analizar el comportamiento de sus
inversiones en activos y la comparación respecto del comportamiento equivalente
en su respectivo sector. Las mismas empresas son analizadas desde la perspectiva
del crecimiento de sus ventas, su productividad, rentabilidad e incluso creación de
valor. Los siguientes cuadros muestran de manera gráfica el comportamiento del
conjunto de empresas identificadas.
o Empresas con mayor movilidad en la lista
500 Empresas 1
120 Cambian posicionamiento en el quintil respectivo 2
99 Adelantan posición
21 Retroceden posición
1Lista
de las 500 empresas más importantes de la revista Expansión.
identificar las empresas que cambian de posición, se divide en quintiles la lista de 500 empresas. Se consideran cambios
significativos por quintil aquellos que se mueven 10 posiciones en el primer quintil, 20 en el segundo, 30 en el tercero, 40 en el
cuarto y 50 en el quinto.
2Para
103
o Comportamiento de las inversiones en activos y ventas
De las 99 empresas que mejoraron su posición en el ranking, 69% de ellas crecieron su inversión
en activos por encima del crecimiento promedio de su sector y el 80% de las mismas
experimentaron crecimiento en ventas por arriba del crecimiento del sector respectivo.
o Empresas que adelantan:
- Inversión y ventas.
100%
69%
80%
99 Empresas adelantan posición
69 Invierten en activos más que la inversión promedio del sector 3
80 Crecimiento en ventas mayor que el crecimiento promedio del
sector 4
3El
crecimiento de los activos de la empresa es mayor que el crecimiento promedio de los activos de las empresas del sector
listadas en las 500 de Expansión
4El crecimiento en las ventas de la empresa es mayor que el crecimiento promedio de las ventas del sector de las empresas
listadas
- Rentabilidad y productividad de activos
Del mismo grupo de empresas el 62% mejoró la rentabilidad sobre activos
respecto del año anterior y solo el 30% mejoró su productividad, dando margen
para que en los siguientes periodos, si mantiene su dinámica o mejoran las
condiciones del entorno, manteniendo constante la inversión mejorará la
rentabilidad y la productividad de sus activos.
- Rentabilidad sobre sus activos
100%
62%
38%
Empresas adelantan posición
Crece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior 5
Decrece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior
- Productividad de sus activos
100%
30%
70%
5La
6La
Empresas adelantan posición
Crece la productividad de los activos respecto del año anterior 6
Decrece la productividad de los activos respecto del año anterior
utilidad generada sobre los activos de la empresa crece sobre el año anterior y es superior a la rentabilidad del sector.
productividad de los activos de la empresa crece sobre el año anterior y es superior a la productividad del sector.
104
De estas empresas el 78% consigue en el mismo periodo crear valor agregado al
descontar el costo de oportunidad del dinero al rendimiento sobre capital obtenido
por la empresa. Es importante hacer notar que el 50% de estas empresas genera un
valor económico agregado superior a la mediana y moda del conjunto de la lista de
500 empresas, y en su respectivo sector se ubican entre los jugadores más
dinámicos y rentables.
o Empresas que retroceden:
- Inversiones en activos y ventas
De las 21 empresas que retroceden en su posición en el ranking, 76% de ellas
decrecieron su inversión en activos en forma más que proporcional respecto del
comportamiento promedio de su sector, y el 100% de las mismas experimentaron
un crecimiento menor que el crecimiento en ventas del sector respectivo.
- Inversión y ventas.
100%
76%
100%
21 Empresas retroceden posición
16 Invierten menos que la inversión promedio del sector
21 Crecimiento en ventas menor que el crecimiento por sector
- Rentabilidad y productividad de los activos
Del mismo grupo de empresas el 47% decreció su rentabilidad sobre activos
respecto del año anterior y el 70% decreció su productividad, haciéndose más
vulnerable en los siguientes periodos; de mantener su tendencia o si las
condiciones de entorno empeoran, su rentabilidad se verá mas afectada debido a
su retroceso en productividad.
- Rentabilidad sobre sus activos.
100%
53%
47%
Empresas retroceden posición
Crece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior
Decrece la rentabilidad sobre activos respecto del año anterior
105
- Productividad de sus activos.
100%
30%
70%
Empresas retroceden posición
Crece la productividad de los activos respecto del año anterior
Decrece la productividad de los activos respecto del año anterior
De estas empresas el 67% consigue en el mismo periodo crear valor agregado al
descontar el costo de oportunidad del dinero al rendimiento sobre capital obtenido
por la empresa. Es importante hacer notar que el 84% de estas empresas genera un
valor económico agregado inferior al del conjunto de la lista de 500 empresas, y en
su respectivo sector no consiguen destacar.
Para el análisis de los casos individuales, tanto del grupo que adelanta como el que
retrocede, se utilizó la herramienta de análisis de las estrategias de cambio a partir
de las creencias respecto del sector de competencia, los objetivos de la empresa, las
competencias individuales, la percepción del mercado y el concepto de producto o
servicio.
Estrategias de cambio e innovación
Dimensiones estratégicas
Pensamiento convencional
Administrador
Pensamiento innovador
Emprendedor
Características sectoriales
Las condiciones y reglas
están dadas
Es
posible
modificar
condiciones del sector.
Orientación Estratégica
El objetivo es ganar a
la competencia
El objetivo es ofrecer un
cambio cuantitativo en el valor
a fin de dominar el mercado.
Mercado / clientes
La empresa debe mantener
y aumentar su base de clientes
Debe centrar su atención en
características que los
clientes valoran de
modo diferente.
La empresa se orienta a
partir del mercado.
Se centra en los aspectos
claves valorados en común
por los clientes.
Competencias
Las empresas deben
aprovechar al máximo
sus ventajas y capacidades.
La empresa no debe
verse limitada por lo que
tiene.
106
Productos y servicios
Existen unos límites
tradicionales del sector
que determinan los
productos y servicios que
puede ofrecer la empresa.
La oferta de productos se
define en términos de
soluciones integrales
pudiendo salir de los
limites tradicionales del sector
Un estudio dirigido por A.T. Kearney a 300 jefes de empresas y altos directivos,
respecto del conocimiento y comprensión que tienen los líderes empresariales
sobre el crecimiento, reveló que las empresas no aprovechan su potencial de
crecimiento. Los ejecutivos valoraron su propio grado de aprovechamiento en 4.5
sobre una escala de 1 (bajo) a 8 (alto).
También informó sobre las principales barreras al crecimiento, en donde se
destacó que el principal obstáculo se encuentra en el liderazgo y las capacidades
organizacionales en el 42% de las respuestas; en contraste, las condiciones de
entorno aparecieron solo en el 7% de las respuestas. Entre las medidas que
consideraron importantes para fomentar el crecimiento se encontraron las
siguientes: definir la orientación estratégica de la empresa (50%), identificar los
factores culturales que inhiben el crecimiento (21%), elegir la estrategia de
crecimiento (13%), eliminar las barreras internas que entorpecen el crecimiento
(9%) y monitorear mejor a la competencia (7%).
El estudio de casos individuales de empresas líderes en nuestro país nos ha
permitido confirmar, de manera cualitativa, pero sin lugar a dudas, que las
empresas de crecimiento no son producto de un entorno favorable sino de las
características de sus equipos directivos, la claridad de sus estrategias y el
conocimiento amplio de su sector y el mercado.
Por último, dado que los ciclos económicos son una realidad, conviene
enfrentarlos con realismo y evitar que lo inmediato mande sobre el largo plazo y
que se pierda la vista del conjunto por la sobrevaloración de los acontecimientos
coyunturales.
Algunos líderes de empresas suelen encarar los problemas con exceso de
confianza, suponiendo que su industria no enfrentará un peligro real. Cuando el
ciclo es desfavorable se convierte entonces en un hecho que los afecta
directamente. La reacción inmediata la encuentran haciendo recortes en todos los
rubros, desde gastos en investigación y desarrollo hasta despidos de personal.
107
En una recesión, los empresarios visionarios no deciden como todos. Estas
elecciones intuitivas no son jugadas riesgosas, sino acciones rigurosas y
sistemáticas dirigidas a consolidar su posición en el mercado.
En la primera fase de una recesión, algunos empresarios se aferran a los años de
crecimiento rentable y a su reconocimiento de mercado, pero cuando la recesión
avanza, la industria se desacelera y sus presupuestos no se alcanzan, empiezan
hasta entonces a tomar medidas.
Algunos adoptan una posición pasiva y otros, por contraste, invierten en nuevas
empresas para diversificarse; su postura es defensiva. Sin embargo, los que dirigen
con prudencia no toman ninguno de los dos extremos, sino que se preparan para
el peor escenario, pero al mismo tiempo profundizan en los proyectos e
inversiones que les dan una mayor fortaleza competitiva, actuando en
consecuencia de manera proactiva.
En la fase de recuperación del ciclo se generan expectativas que llevan al
empresario reactivo a realizar las inversiones que tendría que haber hecho con
antelación, resultando ventajosas solo en los casos en los que los competidores
hubieran adoptado la misma actitud.
En cualquier caso, el exceso de confianza frente a una recesión y los drásticos
recortes de costos y gastos cuando se convierte en realidad, así como el aumento
en el gasto frente a las señales de reactivación, no son comportamientos
aconsejables. Paradójicamente, en períodos de crisis las empresas visionarias
deciden ir contra la corriente, para emerger del bache económico en mejores
condiciones que la competencia. Normalmente cuentan con planes de
contingencia, se concentran en lo que mejor hacen, mantienen sus proyectos de
crecimiento e inversión al tiempo de fortalecer sus lazos con sus socios de
negocio, clientes, proveedores y empleados.
7. Conclusiones
Algunas empresas han sabido crecer, otras desaparecen, muchas sobreviven y muy
pocas trascienden. Las estrategias de crecimiento empresarial dependen de visión y
ejecución alineadas. Identificar la oportunidad, desarrollar la competencia y
hacerlas coincidir consistentemente es una habilidad que pocas empresas
consiguen. El estudio del comportamiento de las empresas mexicanas identificadas
como líderes es muy elocuente respecto de la comprensión del fenómeno de
crecimiento. El entorno económico y los determinantes de la inversión pasan a un
segundo término cuando la oportunidad empata con la capacidad.
108
El crecimiento de las empresas y la creación de riqueza en el país están
fuertemente ligadas a las capacidades de generación de valor. El conocimiento y las
capacidades individuales son más importantes que los recursos financieros. Desde
esta perspectiva se enriquece la comprensión del crecimiento y se abre una
perspectiva alentadora para el emprendimiento y la creación de valor en las
empresas.
109
Comentarios Finales
C.P. José Coballasi H.
Presidente de Ponencia
Ad Value Asesoría de Inversiones S.C.
Director
110
Conclusión
Las grandes lecciones que nos ha dejado la historia económica de México a lo
largo del siglo XX hay que recordarlas todos los días, aprender lo positivo de
ellas y rechazar o borrar de nuestra agenda lo negativo para no cometer, o no
permitir, que se cometan los mismos errores del pasado.
Al recorrer su historia, en lo económico y en lo político, hemos recordado
claroscuros que animaron o deprimieron su bienestar. A principios de los años
treinta, el país se levantaba de los golpes de la posrevolución, gracias a nuevas
políticas de desarrollo social, al impulso de la agricultura, a grandes inversiones
en obras de irrigación y al inicio de la industrialización.
Le siguió un periodo de bonanza que duró aproximadamente 30 años, con un
crecimiento promedio de 6% sostenido y con una inflación casi inexistente. El
periodo conocido como Desarrollo Estabilizador mantuvo una casi completa
estabilidad durante 22 años, la cual terminó con la devaluación de 1976.
A partir de ese año las condiciones cambiaron: vino un rompimiento brusco de
la estabilidad económica, con desequilibrios en el déficit fiscal, producto del
exagerado gasto público, sobreendeudamiento e impresión de billetes para
financiar el déficit y, con esto, crisis recurrentes que se presentaron
principalmente a finales de cada sexenio.
En los años noventa se inicia una etapa de estabilidad económica, la que se ha
venido consolidando en los últimos cuatro o cinco años, debido al ajuste del
gasto público, a la corrección del desbalance externo y a la reducción del
sobreendeudamiento. Gracias a ello se están alcanzando logros, como el
abatimiento de la pobreza, la relevante reconsolidación de la clase media y el
desempeño destacado de algunos rubros de la economía, como el sector
vivienda y la venta de automóviles y electrodomésticos, entre otros. El ingreso
per cápita en el 2004 llegó a casi 7,000 dólares anuales.
Sin embargo, la política económica --en lugar de implementar mecanismos para
el ensanchamiento de los ingresos fiscales-- optó por la reducción del gasto a
través de una disciplina fiscal estricta y de una disminución en el
endeudamiento, lo que ha provocado un exiguo crecimiento durante los
últimos cinco años.
Como hemos mencionado a lo largo de este trabajo, es importante continuar
insistiendo en la creación de un clima más favorable para el binomio
111
productivo “empresa-empresario”; México debe unirse a la revolución
emprendedora que impacta favorablemente a los negocios. La iniciativa
emprendedora da origen a grandes contribuciones a la economía, como la
innovación, los cambios tecnológicos y el aumento de la productividad, las
cuales son creadoras de valor y riqueza, mecanismos esenciales para dar paso a
que millones de personas pasen a formar parte de la economía, con estabilidad
y crecimiento.
México debe prever los riesgos y evitar los errores que lo fuercen a volver al
pasado. Los principales riesgos y tareas que este trabajo ha identificado son los
siguientes:
o La resignación a un crecimiento mediocre con insuficiente
creación de empleo.
Un periodo prolongado de estabilidad macroeconómica, con la corrección de
desbalances no ha garantizado el crecimiento económico elevado y sostenido.
Por lo que podemos decir que la estabilidad es una condición necesaria, más no
suficiente.
o La brecha entre los países que han realizado cambios estructurales
con estabilidad y México.
Diversas economías emergentes, como Chile, España y Australia, entre otras,
han detonado su crecimiento, y lo han logrado a través de mantener una
estabilidad macroeconómica, un mercado maduro y al haber concretado sus
reformas estructurales. A diferencia de estos países, México, que ya cuenta con
estabilidad y un mercado interno maduro, no ha podido concretar estos
cambios estructurales necesarios para detonar su crecimiento económico.
o Las presiones sobre el déficit fiscal.
El actual déficit fiscal tendrá un panorama complicado en los próximos años.
Las presiones por la deuda del Gobierno Federal, incluyendo los Pidiregas y el
Fobaproa, así como el gasto de las pensiones, tienden a aumentar de manera
importante en el tiempo; en la medida en que no se realicen esfuerzos para la
acumulación de ingresos adicionales para el sector público, se presentaría un
aumento importante en el déficit público.
112
o La presión en el balance con el exterior y la pérdida de
competitividad.
En los próximos años, el desequilibrio en la cuenta corriente es un riesgo
potencial para nuestro país, debido a la disminución de los niveles de
competitividad de las empresas mexicanas. Actualmente, México se ubica en el
lugar número 56 en la posición global de competitividad, en los últimos cinco
años ha retrocedido nueve posiciones. Las economías emergentes, como las de
China, Brasil e India, han penetrado en el mercado norteamericano y obtenido
ventajas competitivas sobre México, deteriorando el volumen de nuestras
exportaciones.
o La presión sobre el endeudamiento de empresas y familias.
El balance ahorro-inversión del sector privado podría desequilibrarse ante
contingencias macroeconómicas de largo alcance, en especial derivadas de
movimientos bruscos en las tasas de interés y/o del tipo de cambio.
o Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Nuestro intercambio comercial con Estados Unidos y Canadá se ha reducido.
El ciclo comercial e industrial se ha ido desvinculando, lo que significa que el
Tratado podría estarse agotando. En los primeros años de vigencia del Tratado
de Libre Comercio, por cada punto de crecimiento de la economía
estadounidense nuestras exportaciones aumentaban 6%, actualmente esta
correlación es solo del 2%. Es entonces necesario reestructurarlo para que
tenga nuevamente vigencia o en todo caso buscar nuevas alternativas.
o Falta de aprobación de las Reformas Estructurales
La consolidación y aprobación de las reformas estructurales es indispensable
para detonar el crecimiento económico y así poder combinar una estabilidad
macroeconómica y un mercado interno maduro. Hasta ahora estas necesarias
reformas no se han concretado, de tal forma que las empresas mexicanas no
pueden mejorar su productividad para hacerle frente a un entorno internacional
cada vez más competido.
Este cambio estructural es evidente y reconocido ampliamente, sin embargo,
los partidos políticos representados en el Congreso retardan y traban el proceso
de aprobación. Es indispensable continuar la presión al Congreso para que las
Reformas Estructurales sean aprobadas.
113
Las principales reformas que deben concretarse son:
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Reforma en el sector energético
Reforma fiscal
Reforma laboral y del sistema de pensiones
Reforma para fortalecer el estado de derecho
Reforma para mejorar la seguridad pública
Reforma para mejorar la gobernabilidad
Comentarios Finales
Es innegable que México se encuentra, hoy, en un periodo de estabilidad; pero
para lograr que esta estabilidad se traduzca en crecimiento con elevada
generación de empleos, es necesario, de forma terminante, un cambio a fondo
de las estructuras del país. Las decisiones deben tomarse y las acciones
realizarse en el corto plazo. No se debe perder tiempo, ya que los espacios
están siendo aprovechados por otros países.
Aprovechar oportunidades y librar los obstáculos es trabajo no sólo del sector
público, sino de la sociedad en general, de todos. El sector empresarial es el
pilar de la economía, razón por la cual hay que prestarle toda la atención y el
cuidado a este segmento. Se debe alentar a los impulsores de la empresa: los
empresarios emprendedores y directores, así como a todos sus colaboradores
cercanos y lejanos. Ellos son los que mantienen vivos los deseos de crear,
innovar, producir y crear riqueza.
Lo anterior conduce a la recomendable actitud de que estamos en posibilidad
de asumir, con la certeza de que la respuesta será positiva. Muchas de nuestras
empresas y también muchos de nuestros empresarios, emprendedores y
directores, avalarán esta aseveración, aunque parezca temeraria.
Las tan llevadas y traídas reformas estructurales y su falta de aprobación
integral han impedido que México detone su crecimiento.
Por eso, en esta parte final de la Ponencia IMEF 2005 se insiste en la creación
conjunta de un clima más favorable para este binomio productivo “empresaempresario” que, apoyado por todos, florecerá y dará los frutos que necesita el
país. ¡Esto significa crecimiento!
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