Las mejores ciudades para vivir
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Las mejores ciudades para vivir
Vivir en Vanguardia MARZO 2011 Las mejores ciudades para vivir Las elegidas 06. Londres El gran teatro del mundo muestra su cara más excitante entre bambalinas 10. Vancouver La ciudad más europea de todas las ciudades de América del Norte 05. Berlín Pobre, sexy y variopinta. Berlín no es una ciudad, sino varias y contrapuestas 01. Nueva York La capital del mundo irradia ideas y tendencias que marcan a las restantes 03. París La postal bohemia y sigue viva para goce de la industria turística local 02. Barcelona Una ciudad para habitar y levitar (de puro disfrute), y también para evitar 04. San Francisco La ciudad de los tranvías es bohemia, liberal y líder mundial en innovación 08. Madrid La ciudad de nadie vive en la calle: “como fuera de casa, en ninguna parte” 07. Sydney Los anglosajones más simpáticos del mundo residen en la ciudad olímpica 09. Roma Una ciudad real, entrañable y sensorial, tras el circuito artístico - turístico El jurado Jordi Balló Profesor de comunicación audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra; director de exposiciones del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y coordinador del consejo asesor del suplemento Cultura/s del diario La Vanguardia. Ensayista, cinéfilo y crítico sereno de distintas disciplinas culturales, su labor como comisario de múltiples exposiciones le ha convertido en uno de los referentes culturales 4 vivir en vanguardia Marc Bassets Nacido en Barcelona en 1974. Corresponsal de La Vanguardia en Washington. Antes fue corresponsal en Nueva York y en Berlín. Entre 2000 y 2002 trabajó en la corresponsalía del diario en Bruselas, después de especializarse en la Unión Europea en el Centre Universitaire d’Enseignement du Journalisme de Estrasburgo. Licenciado en Humanidades y en Periodismo en la Universitat Pompeu Fabra. Joana Bonet Periodista, dirige la revista Marie Claire desde 1996 y colabora en diferentes medios de comunicación. Articulista de La Vanguardia, es autora de los libros “Hombres, material sensible”, y “Las metrosesenta”, además de coautora, con Anna Caballé, de “Mi vida es mía”. Dirige un Curso de Periodismo y Comunicación de Moda en la Politécnica de Madrid y preside a asociación Escuela para Todas. Javier de las Muelas Es uno de los más prestigiosos cocktailman a nivel mundial. Ha presentado sus creaciones en Roma, Berlín, Londres, Tokio y Ámsterdam, así como en distintas ciudades de España. Siempre comprometido con el renacimiento de los cocktails, creador de tendencias y de lugares de referencia como el Dry Martini y Gimlet de Barcelona y mas recientemente el Dry by Javier de las Muelas en el Gran Meliá Fénix de Madrid. Montserrat Domínguez Nació en Madrid y allí vive aunque también lo ha hecho en Palma y en Nueva York, donde estudió en Columbia. Es directora de A Vivir Que Son Dos Días, en la SER. Por su trabajo ha conocido un puñado de ciudades, que se suman a las exploradas por su cuenta. No descarta que el futuro la lleve a vivir a Vancouver, Tokio, Sidney o incluso Barcelona. Bajo ningún concepto viviría en la hermosa Viena. Sergi Pàmies Nacido en París ocho años antes de la llamada revolución del 68, ha conocido a fondo distintas ciudades de las extintas Checolosvaquia, Yugoslavia y de la Unión Soviética, por solo citas algunos países de la desaparecida Europa del Este. Ha trasladado su espontánea brillantez literaria como narrador de cuentos al mundo de la novela y, para gozo diario, al comentario deportivo, televisivo o cultural. Pilar Rahola Periodista, filóloga por partida doble, traductora, polemista. Su ciclón creativo, su espontaneidad, divide al mundo entre quienes la adoran y los demás. Ha cubierto informativamente conflictos b´licos en zonas olvidadas y recorrido intensamente más de medio mundo, desde Argentina a Nueva York, pasando por Brasil, San Diego, México, Miami o Chile, sólo por citar algunos países Rafael Ramos (Madrid, 1956). Periodista y abogado. Licenciado por la Complutense de Madrid. Corresponsal de La Vanguardia en Washington (1978-1994) y Londres (1994- ). Autor de la novela “El Ángel de la Guarda”, un thriller político situado en la Inglaterra de Tony Blair sobre la corrupción en el deporte y la política. Cronista brillante, afronta con la misma sabiduría un articulo cultural que uno futbolístico Ima Sanchis Ima Sanchís estudió periodismo en la Autónoma de Barcelona y es docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la UIC. Comenzó a publicar artículos y reportajes a los 16 años. Como free lance colaboró con sección propias en Ultima Hora, El País y en revistas de viajes. Fue responsable en Catalunya se la revista Elle. Hace 14 años impulsó el nacimiento de la sección La Contra de La Vanguardia. MilenaTrevisani Milena Trevisani es Directora Regional de The New York Times Syndicate para Europa, Oriente Medio y África. Nació en Italia y ha vivido un año en México, cinco en Estados Unidos (Nueva York y Los Ángeles), ocho meses en Caracas, otros ocho en Zagev y cuatro en Quito. Ha vivido tres años en París y reside desde hace ocho en Barcelona, ciudad de la que se confiesa enamorada aunque con matices. vivir en vanguardia 5 Ciudades para vivir 01 Nueva York Roma fue imperial. Como Atenas lo había sido antes. Las grandes ciudades siempre han ejercido un hechizo dominador sobre quienes las habitan, sobre su entorno y sobre quienes las visitan. También generan, en ocasiones, rechazos infundados por el alto valor simbólico que representan. Son bastiones de los países a los que pertenecen, pero al mismo tiempo brillan con luz propia. En España, por ejemplo, padecimos pleitos decimonónicos que enfrentaron a las ciudades con las sociedades rurales de las que habían surgido sus fundadores. Aún resuenan los viejos gritos carlistas que invitaban a incendiar desde Ripoll a Bilbao porque eran incubadoras de nuevos hábitos que pretendían dar un salto a la modernidad. Pero las ciudades han sabido conjugar lo mejor de la tradición agraria, las inquietudes de la burguesía emprendedora y el esfuerzo colectivo para caminar permanentemente hacia la modernidad. La Vanguardia presenta en este suplemento extra una apuesta informativa que tiene a la ciudad como protagonista. La ciudad como lugar de encuentro, pero también como valor cultural, lúdico, incluso financiero. La ciudad como primer epicentro de lo que supone vivir en vanguardia, sea en una urbe o en un paraíso semidespoblado. Tendremos ocasión de abordar en el futuro las inmensas posibilidades de una oferta vital que siempre aspira a la excelencia. De momento, aquí tienen una mirada sobre las diez mejores ciudades del mundo para vivir. Es un ranking, subjetivo como todos, pero realizado por un jurado de profesionales independientes de altísimo nivel. En línea con las selecciones que realizan los grandes medios internacionales de comunicación pag. 6 02 Barcelona pag. 18 03 París pag. 30 04 San Francisco pag. 42 05 Berlín pag. 50 06 Londres pag. 58 07 Sydney pag. 66 08 Madrid pag. 74 Grupo Godó Presidente Javier Godó, conde de Godó Consejero delegado Carlos Godó Valls La Vanguardia Director José Antich Vicedirector Alfredo Abián Director adjunto Álex Rodríguez Coordinación editorial: Eugeni Madueño Edición: Pilar Casanova Edición gráfica: Cristina Gallego Diseño: Betty Seoane Infografía: Clara Penín Portada: Xavi Parejo Pictogramas: Anna Parini Edita:La Vanguardia Ediciones, SL Diagonal, 477 (08036) Barcelona Tel: 93 481 22 00 Publicidad Publipress Media SL Diagonal, 477 (08037) Barcelona Tel: 93 344 30 00 09 Roma pag. 82 Depósito legal: B-12.567-2011 ISBN-13: 978 84 96642-66-9 Preimpresión: La Vanguardia Impreso en: Rotocayfo - Impresia 10 Vancouver pag. 90 VIVIR EN VANGUARDIA 3 foto: Heeb Christian/ AGE Fotostock 01 Nueva York En Población (2010) Ciudad: 8,3 millones. Área metropolitana: 20 millones PIB (2008) en miles de millones de dólares 1.406 Turistas internacionales (2009) 8.479.000 Posición en ranking de coste de la vida 27 6 vivir en vanguardia . casa Supongo que hay una época en la vida –cuando eres bebé, pongamos– en la que aún no sabes que Nueva York existe. Supongo, digo, porque yo no la recuerdo. Desde que, hace más de un siglo, el cine fue adquiriendo la importancia que llegó a adquirir (y que ya ha perdido, para desgracia de los vendedores de palomitas), poco a poco esa ciudad lejana se convirtió en algo tan familiar para todos nosotros como la Diagonal o el Cola Cao. Aún es la metrópolis por excelencia, la que, en esta época en la que nos toca vivir, supera a todas las otras grandes metrópolis que en el mundo han sido: Londres, París, Berlín... Sin duda, en algún momento, otra metrópolis desbancará a Nueva York. Pero durante buena parte del siglo XX y lo que llevamos del XXI, los caminos no llevaban a Roma –todos ellos al unísono– sino a Nueva York. Por eso Al Qaeda escogió dos rascacielos de esa ciudad, y no de otra, para avisar al mundo de que la cosa va en serio. De niños, cuando las monedas que robábamos del monedero de nuestras madres nos alcanzaban para tebeos de la editorial Novaro, comprábamos los de Batman y sabíamos que la Gotham City que el superhéroe sobrevolaba no era sino Nueva York, disimulada bajo ese nombre igual que, en Superman, también era Nueva York la que enmascaraban como Metrópolis. Éramos conscientes de su puesto central en el cosmos contemporáneo, como era consciente de eso mismo Franz Kafka cuando envía a Nueva York al adolescente Karl Rossmann, para escapar de la vergüenza de haber sido seducido por una criada. Espectacular amanecer en Manhattan, el más conocido barrio de Nueva York, con el Central Park a los pies de los rascacielos Quedamos boquiabiertos cuando nos explicaron aquella historia tan bonita que dice que los holandeses compraron la isla de Manhattan a los indios lenapes ¡por unos cuantos abalorios de cristal! Era increíble que los lenapes hubiesen sido tan capullos de vender Manhattan –que Nueva York era mucho más que Manhattan lo aprendimos más tarde– sólo por unos cuantos abalorios de cristal, en lo que ahora llamaríamos un remake de la proeza de Esaú, que vendió a Jacob su primogenitura por un plato de lentejas sin chorizo. Luego, muchísimos años después, supimos que lo de los abalorios de cristal era un cuento chino, y que los holandeses habían pagado a los lenapes una cantidad concreta de dinero: 60 florines, que según dicen los que saben de cálculos malabares, equivale a unos 700 euros actuales, mucho menos de lo que hoy en día cuesta en Barcelona una habitación de hotel mediocre durante el Mobile World Congress. Aunque la base de la industria cinematográfica estuviese en California, casi cada semana aparecía Nueva York en alguna de las películas que veíamos en las sesiones dobles de los cines de barrio; el Alborada, el Albéniz y el Galileo, en mi caso. Y luego, con la llegada de la televisión, de verla una vez cada semana o dos, pasamos a verla cada día, porque las series eran, todas, estadounidenses, y Nueva York aparecía a menudo, con todo lujo de detalles. Sus calles, sus oficinas, sus bares, sus restaurantes, sus apartamentos, el metro, los barrios suburbiales... Era el mundo soñado: un país sin la dictadura asfixiante en la que nosotros vivíamos y, además, centro del planeta. Supongo que algo parecido deben sentir ahora los africanos que, en sus casas, en sus televisores, contemplan la opulencia de Europa y deciden jugarse la 8 vivir en vanguardia entramos en manhattan fue ya el delirio” vida en una barcucha para poder llegar a esta ribera del Mediterráneo. Fui a Nueva York por primera vez en 1975. Era el verano. A Franco le quedaban menos de cuatro meses de vida, pero eso no lo sabía nadie. Había quedado en París con un amigo, una especie de anarquista hispanosuizo. La propuesta era viajar por Estados Unidos durante un mes. La cita era en el aeropuerto, en el viejo aeropuerto del Norte, que el año anterior habían rebautizado como Paris-Charles-de-Gaulle. No se presentó a la cita y, cuando llegó la hora de embarcar, me fui solo. En el avión había bastantes jóvenes que viajaban a Nueva York por primera vez. Tras el aterrizaje, en el autobús que nos llevaba desde el aeropuerto Kennedy al centro de la ciudad, un muchacho –cinéfilo radical– se foto: Mitchell Funk / Getty Images Nueva York foto: Steph Goralnick / Getty Images 01 “Cuando Emblemas urbanos A la izquierda, uno de los edificios más visitados de Nueva York, el Empire State Building. Arriba, los teatros de Broadway maravillaba constantemente; igual que nos maravillábamos el resto, aunque callásemos. Ya en Queens señalaba edificios, los amplísimos cementerios, la estructura elevada del metro. Cuando entramos en Manhattan fue ya el delirio. Sin un momento de respiro señalaba calles, y las iba identificando. Saltaba de una ventana a otra. El autobús se detuvo en un semáforo y él dijo: –¡Ahí, en esa calle, unas cuantas travesías más allá está el Radio City Music Hall! Siempre, al identificar un lugar lo relacionaba con tal o cual film. Pura rata de filmoteca, era la primera vez que viajaba a Nueva York pero se la conocía al dedillo. Por las películas. Ahora imagino que al día siguiente –si no ese mismo día– estaría ya en el bar Marie’s Crisis, en su ambiente, cantando a coro musicales de Broadway con el resto de parroquianos. Sin tanta cinefilia, a los demás primerizos nos pasaba algo parecido. No recuerdo donde nos dejó exactamente el autobús, pero sí que caminé por las calles cercanas a la Port Authority Bus Terminal: la Octava avenida, la calle 41, con carteles que anunciaban actuaciones de jazz y de salsa. Paseaba mientras esperaba la hora de salida del autobús de la Greyhound que me llevaría, primero a Pittsburg y, luego, hasta California. De vuelta, un mes más tarde, dormí en un albergue juvenil al oeste de Central Park. Diría que estaba en una de las calles 80, en la acera sur. Era un dormitorio colectivo, en la planta baja, con ventanas que daban a la calle. El tipo que dormía en la cama que estaba junto a la mía era un iraní arisco. Al cabo de unos días lo detuvieron por haber intentado violar, en ese mismo dormitorio, a una de las chicas encargadas del albergue. En las aceras no había panots, vivir en vanguardia 9 como en Barcelona. Estaban construidas a base de cemento pero, incluso así, me eran perfectamente familiares. Las farolas también las conocía. Y los letreros en los postes de los cruces de las calles, tan diferentes de las placas de piedra blanca de las calles barcelonesas, atornilladas a las fachadas de los edificios esquineros. A pesar de no haber telefoneado nunca desde esas cabinas de teléfono, las tenía vistas en revistas, y también las papeleras: enormes y de rejilla. Lo mismo aquellos grandes almacenes tantas veces visitados en películas en blanco y negro en las que hombres y mujeres se enamoran el día de Nochebuena, entre guirnaldas de colores y árboles de Navidad con bolas brillantes. Luego, cuando años más tarde viví en Nueva York, cada día me sentía como cuando revelaba fotografías en el laboratorio fotográfico de la empresa donde trabajé desde los diecisiete a los veinte años. Ponía el negativo en la ampliadora, hacía una copia en papel fotográfico y la metía en la bandeja del revelador. Poco a poco la hoja se iba positivando: ciertas zonas dejaban de ser blancas para mostrar la silueta de una persona, un electrodoméstico o un edificio. Como uno conocía la imagen que había en el negativo, estaba atento a la aparición de lo fotografiado sabiendo de antemano lo que aparecería en la copia. Da cierto gusto ver cómo lo fotografiado, con la cámara o la mente, se va convirtiendo poco a poco en lo que ya sabes. Hace un año, el PEN Club americano me invitó a Nueva York, al World Voices Festival, para que participase en una mesa redonda de narradores, sobre los libros que habían conformado nuestras respectivas imágenes de Nueva York. La mesa se celebró en la sala Gilder Lehrman de The Morgan Library 10 vivir en vanguardia foto: Siegfried Layda / Getty Images Nueva York neoyorquinos tienen fama de ariscos, pero son cordiales foto: ML Harris/ Getty Images 01 Los Sentir NY A la izquierda, la trama urbana de Manhattan, tejida con rascacielos. Arriba, los neoyorquinos se relajan y toman el sol en el césped de Central Park & Museum, y los otros participantes fueron Colm Tóibín, Roxanna Robinson y Darryl Pinckney, que hablaron de Henry James, Edith Wharton y Elizabeth Hardwick. Dispuesto a explicar que, más allá o acá del Nueva York cinematográfico, mi Nueva York literario se basaba en Dorothy Parker, Truman Capote, Salinger, Norman Mailer, Fran Lebowitz o Tom Wolfe, cuando me llegó el turno comprobé que, tras tres décadas sin vivir en la ciudad, mi inglés estaba tan oxidado que daba pena, y me sentí afuereño, como aquel veinteañero que, un día de 1975, caminaba por la Octava avenida y la calle 41, observando carteles que anunciaban actuaciones de jazz y de salsa. Pero, a pesar de la fama de ariscos que tienen, los neoyorquinos son tan cordiales que, pasando por alto la herrumbre de mi inglés, los presentes fingieron que entendían mis puyas a Hemingway, aceptaron las ironías contra la pedantería del tinglado literario –el de aquí y el de allí– e incluso me aplaudieron, simplemente para que me sintiese en casa. Quim Monzó vivir en vanguardia 11 01 Nueva York Miradas Capital cultural Su condición de capital cultural de los Estados Unidos ha convertido a Nueva York en un referente mundial. Su impresionante diversidad étnica (el planeta en una isla), con sus más de 2.000 organizaciones artísticas y culturales, moviliza a una ciudad que nunca duerme. Caminar, mirar, probar, conversar, admirar, dejarse llevar por sus populosas y atiborradas calles es uno de los mejores ejercicios para entender la idiosincracia de esta inmensa y cosmopolita urbe que no deja nunca de sorprender y enamorar al visitante Un rascacielos de Frank Gehry Desde principios de 2011, Manhattan cuenta con un rascacielos del arquitecto californiano Frank Gehry. El edificio está en Spruce Street, muy cerca de la zona cero. Tiene 76 plantas y 267 metros de altura (frente a los 381del Empire State o los 417 que tenían las Torres Gemelas). Hoy es el bloque de apartamentos de lujo más alto del hemisferio occidental. Sus líneas irregulares de titanio y cristal le han convertido en la nueva referencia del skyline de Nueva York. Junto a sus 903 viviendas, alberga también un instituto público y un centro médico. (www.forestcity.net). foto: Paul Goguen/Bloomberg 12 vivir en vanguardia Inspiración y creatividad Nueva York es la cuna de buena parte de los movimientos culturales que existen en el mundo: literatura, música, pintura, cine, arquitectura, arte, moda, tendencias... Son muchas las ideas y tendencias que la Gran Manzana irradia al mundo Para ver y ser vistos El High Line es un novedoso concepto de parque que crece en la zona oeste de Manhattan, no muy lejos del Meatpacking District. Es quizás la zona verde más urbana de la ciudad, un parque construido aprovechando la estructura elevada de las vías del tren que circuló desde 1934 por la Décima Avenida. En 1980, este tren realizó su último trayecto, y el que fue su espacio, cuidadamente silvestre y con iluminación minimalista, permite ahora a los neoyorquinos ver y ser vistos, una de sus actividades favoritas. (www.thehighline.org). foto: Spencer Platt/ Getty Images La casa del jazz El Village Vanguard funciona desde hace 70 años. Es un pequeño subterráneo con poco más de cien plazas, pero no hay en Nueva York otros clubs de jazz que puedan exhibir una historia tan larga y de tanta calidad. Su acústica ha seducido a los más grandes, desde John Coltrane y Bill Evans hasta las figuras actuales. Todos han querido actuar entre sus paredes y, con frecuencia, han aprovechado la ocasión para grabar algunos de sus discos. (www.thevillagevanguard. com). Andy Robinson foto: Christopher Bierlein/Redferns vivir en vanguardia 13 NY no discrimina 01 Nueva York es la ciudad de las compras, de un servicio que no discrimina entre bolsillos, tallas, modelos, estilos y procedencias Nueva York En la Calle 4 Ir de compras por Nueva York es como pescar en una piscifactoría. La ciudad está orientada hacia el comercio y se mueve al son de nuevos barrios, zonas, tiendas. Hay cientos de webs dedicadas a seguir las nuevas aperturas, grupos de compradores que se agrupan para conseguir descuentos, tiendas clandestinas, espacios efímeros y barrios que se convierten en el centro del momento para desaparecer con la misma rapidez con que se crearon. 3 1 3 2 Williamsburg quería su presente díscolo y su futuro familiar. De Una de las primeras zonas esta manera Williamsburg comerciales de relevancia (desde Bedford Avenue a Kent Avenue) con sus fuera de Manhattan, la tiendas de queso (Bedford historia de esta pequeña Cheese Shop), sus librezona comercial va pareja al nacimiento y consolida- rías (Spoonbill & Sugartown) y sus tiendas de la ción de las nuevas tecnoSalvation Army aparecielogías de información y comunicación. Cuando la ron, se pusieron de moda clase creativa de la ciudad y allí siguen hoy. estaba asfixiada por los foto: © David Grossman/ AGE Fotostock precios de los alquileres en Manhattan, empezaron a hacer presión a través Dumbo de los primeros blogs para buscar una zona que Una vez Williamsburg estuviera bien conectada, demostró a los devotos que pudiera crecer con el de Manhattan que había tipo de comercios que re- vida y comercio fuera de 1 14 vivir en vanguardia la isla, Dumbo (2) (acrónimo que significa literalmente “debajo del puente de Manhattan”), fue la siguiente área en gentrificarse. Galerías, cafés, tiendas de ropa independiente y mucha pareja con cochecito se miran los rascacielos de Nueva York desde la distancia. Tiendas interesantes como Halcyon y la espectacular Powerhouse Arena salpican este interesante barrio que poco a poco está reivindicando su identidad ¿Quién dijo que vivir debajo de un puente no podía ser de pareja con posibles? foto: Ofir Abe/ Getty Images Evolution Nueva York está sembrada de cientos de pequeñas tiendas independientes que sobreviven en parte por el deseo de sus propietarios de consolidar fórmulas comerciales diferentes, innovadoras y alternativas. Este el motivo principal por el que la ciudad es campo obvio de trabajo para toda Chelsea Market Un secreto a voces de la ciudad, en el norte del Meat Packing District, el Chelsea Market es uno de esos milagros comerciales que sólo pueden pasar en Nueva York. Decenas de tiendas de alimentación, floristerías, objetos de regalo, restaurantes y bares conectados entre ellos por un largo pasillo que antes una legión de coolhunters era el paso del servicio anónimos y analistas de la y de descagas. Antiguos calle. Desde la mítica y ya almacenes y tiendas de procesado que han mirado cerrada Famous Friends hacia dentro en lugar de a Evolution, la hermana hacia la calle y de paso oscura de la taxidermista han reinventado el conDeyrolle (ver París), la cepto de centro comercial. oferta comercial de la cosmopolita Nueva York foto: © jader alto/ AGE Fotostock brilla tanto en la oferta más consolidada como 5 Bleecker Street en aquella que está emergiendo. Una de las míticas calles del mítico Greenwich foto: ARCHIVO Village con una mítica tienda como Magnolia Bakery que ha visto como el nuevo mito del Nueva York de hoy, Marc Jacobs, ha extendido sus tentáculos comerciales en forma de pequeños comercios para mitómanos de la marca. Una calle repleta de comercios de esos que se saben centrales en la lista de cualquier residente que quiera comprar un regalo y explicar de dónde lo ha sacado y que el que lo 4 5 recibe lo pueda identificar. D. Córdoba-Mendiola foto: © JTB Photo/ AGE Fotostock Direcciones Chelsea Market: 75 9th Avenue. Marc Jacobs: 403 Bleecker Street Halcyon: 57 Pearl Street. Evolution: 120 Spring Street. Spoonbill & Sugartown: 218 Bedford Avenue Powerhouse Arena: 37 Main Street (DUMBO). vivir en vanguardia 15 Comerse el mundo. 01 Si hay una ciudad que ofrezca más en el mundo esa es Nueva York para todos los gustos y para todos los bolsillos, sin distinción Nueva York Los Sentidos Dormir en la ciudad global Considerada la ciudad global por su influencia en el mundo, Nueva York figura entre las 10 ciudades más visitadas del planeta y su oferta hotelera es amplia y variada Los sabores del planeta 5 Cualquier día a cualquier hora en cualquier barrio. Nueva York está magníficamente servida por restaurantes de todo tipo. La variedad cultural de la población se ha fundido sin problema con la tradición culinaria del país, creando una oferta variada y variopinta en la que el mayor desafío es a menudo acabarse todo lo que hay en el plato. 1 1 Artisanal Uno de esos restaurantes que te transportan a conversaciones intelectuales al lado de Woody Allen, Hannah y todas sus hermanas. La carta de quesos más extensa de la ciudad se completa con el mejor buey, unos postres espectaculares y una carta de vinos que es imposible acabar de leer. foto: ARCHIVO 16 vivir en vanguardia Mercer Kitchen 2 Como lleva sucediendo en la mayoría de las grandes ciudades del mundo con una gran población flotante, los restaurantes de los hoteles se han tenido que poner al día para retener a su clientela entre sus paredes y atraer a los residentes. Mercer House es uno de los mejores ejemplos: situado a las puertas del Soho, el restaurante del Mercer House propone una experiencia que combina una carta accesible con gente guapa y la ilusión de encontrarse con el diseñador Marc Jacobs, que tiene su oficina a unos pocos metros del hotel. foto: ARCHIVO 3 Amy Ruth El aporte calórico de la carta queda claro cuando el pan que te sirven antes de la comida podría funcionar perfectamente como un primer plato. Pollo a la miel, el mejor cornbread de la ciudad y el resto de delicias del sur de país. foto: archivo 2 3 4 4 Café Fiorello Uno de los restaurantes favoritos para los residentes que quieren comer al lado de sus periodistas y presentadores de sus informativos preferidos. Ubicado al lado de la Metropolitan Opera es destino obligado de cena antes de la función y de las múltiples ofertas que lanza el Lincoln Center. Pastis y Morimoto Parte de la inmensa oferta gastronómica de Meat Packing District, sons estos restaurantes que aglutinan parte de la modernería de la ciudad en las cenas de los fines de semana. A destacar el interiorismo del japonés Morimoto, obra de Tadao Ando, cuyo discurso mini- malista queda claramente superado por las ganas de acción, de marcha y el griterío de sus numerosos clientes. Daniel CórdobaMendiola. foto: ARCHIVO Direcciones Artisanale: 2 Park Avenue Mercer Kitchen: 99 Prince Street Morimoto: 88 10th Ave Pastis: 9 9th Avenue Café Fiorello: 1900 Broadway Amy Ruth: 113 West 116th Street El Plaza Athénée del Upside El hotel debe su popularidad por haber sido escenario de la serie Sexo en Nueva York: En el segundo y en el último capítulo sirvió de plató para las andanzas de Carrie Bradshaw y de sus amigas. Así que, si uno desea alojarse en un hotel que refleje el encanto de Manhattan, nada mejor que el Plaza Athénée, un refinado establecimiento de cinco estrellas situado en la mejor zona de Nueva York, que no dispone de grandes salones pero cuenta con todas las comodidades para una escapada romántica o en una vacaciones familiares. Todos sus servicios se caracterizan por su ambiente exquisito, como es el caso del restaurante Arabelle o del bar Seine. ( East 64th Street Madison & Park. Tf: 212 73.491.00. www.plazaathenee.com. Precio 500 euros). 6 Carlyle El hotel es conocido por su art decó, por sus excelentes vistas sobre Central Park y por su suntuoso lujo. Y porque en el piso 34 tuvo un apartamento John F.Kennedy un tiempo, precisamente durante su aventura con Marilyn 5 Monroe. Hubo una época en que el Carlyle era conocido como la Casa Blanca de Nueva York. Allí desayunó también por última vez su hijo John-John antes del infortunado vuelo a Martha’s Vineyard. No acaban aquí las referencias del hotel, pues en el Café Carlyle suele tocar Wody Allen el clarinete los lunes. El hotel no defrauda: la más sencilla de sus habitaciones resulta elegante y encantadora. El restaurante Carlyle merece una visita. (35 east 76th Street. Tf 212 7441600. www.carlyne.com. Precio 500 euros). Màrius Carol 6 vivir en vanguardia 17 Barcelona Levitar, evitar y habitar. Población Ciudad: 1,6 millones. Área metropolitana: 5 millones Producto interior bruto (miles de millones de $) 177 PIB / habitante (2008) 109.300 $ Turistas internacionales (2009) 4.464.700 Posición por ciudades y coste de la vida 49 18 vivir en vanguardia Como tantos otros de mis conciudadanos, soy el primer miembro de mi familia nacido en Barcelona. Provengo de la inmigración interior. Mi padre llegó a la ciudad en 1929, procedente de Sant Guim de Freixenet, en la Segarra. Sólo tenía doce años, pero no era el hereu de can Serra y ya le había quedado claro que el destino le llevaría lejos de su comarca. De modo que le acogieron unos familiares en la plaza Tetuán, se puso a trabajar y, aunque nunca perdió el contacto con la Segarra, vivió en Barcelona el resto de su vida. De hecho, sólo abandonó la ciudad condal (¡cómo deseaba hallar una ocasión para llamarla así!) por fuerza mayor, durante la guerra. Mi madre, en cambio, no dejó Vilanova i la Geltrú para trasladarse a Barcelona hasta 1960, tres años antes de nacer yo. Abrió un negocio en la plaza Virrei Amat, en una zona de aluvión migratorio que aún no se llamaba Noubarris, y se dispuso a comportarse como una barcelonesa más. Mis primeras nociones sobre qué era Barcelona llegaron a través de la zapatería que mis padres regentaban en la plaza Virrei Amat. Entre 1963 y 1981 pasé muchísimas horas entre sus paredes, aunque siempre con la sensación de estar de viaje. Recuerdo haber visto desde la puerta metálica de la tienda cómo la policía montada franquista golpeaba a grupos de manifestantes, básicamente sindicalistas, bajo los árboles de la plaza. Recuerdo los acentos variados de castellano que usaba nuestra clientela, básicamente andaluces, extremeños y murcianos. Y también recuerdo a los represen- foto: DAVID AIROB 02 Cien años de distancia arquitectónica separan estos dos emblemas de Barcelona: la cúpula modernista del edificio principal del hospital de Sant Pau, proyectada por Lluís Domènech i Montaner, y la torre Agbar, diseñada por Jean Nouvel Barcelona 20 vivir en vanguardia que parecían nuevas. Recién pintadas de un color distinto. La cuestión es que nunca estaba igual que la última vez. Me llegué a obsesionar con el edificio mutante de Cartellà hasta que un buen día, cuando ya hacía meses que me fijaba en él, leí un letrero revelador. No era un edificio en obras perpetuas sino un centro de formación profesional especializado en albañilería, carpintería y otros oficios del ramo de la construcción. Mi inopia juvenil me había impedido darme cuenta hasta entonces que aquellas mutaciones fascinantes no eran más que las diversas prácticas que hacían los estudiantes de construcción en sus foto: ANA JIMÉNEZ tantes que venían a venderle zapatos a mi madre. Todos hablaban en catalán, pero con unos acentos que se me antojaban muy exóticos, porque eran mallorquines de Inca o Llucmajor, menorquines de Ciutadella o de Ferreries, ibicencos, valencianos, gerundenses, manresanos... Sólo el señor Román hablaba de un modo que a mi me parecía completamente inteligible, porque era el único barcelonés de todos los representantes. Tan barcelonés que tenía el despacho en la Rambla de Catalunya y a mi madre le encantaba visitarlo para poder ver los escaparates de las mejores tiendas del centro. En el barrio, durante los años setenta, mucha gente decía que “bajaba a Barcelona” cuando cogía el metro o un autobús para ir al centro. Aún hoy se dice, tanto en Nou Barris como en Horta o el Guinardó, aunque la expansión de la ciudad (de su red de transportes y de su ciudadanía) haya redifinido el equilibrio entre centro y periferia. Me crié, por tanto, en un barrio nuevo en constante evolución y crecimiento. Y en cierto modo, esta experiencia me viene al pelo para definir la evolución y el crecimiento de toda la ciudad durante las últimas décadas. Y aún podría cerrar más el plano hasta centrarme en un sólo edificio, porque me pasé la juventud fascinado por uno de la calle Cartellà tan singular que merecería figurar en todos los catálogos. Pasara cuando pasara, siempre lo veía en obras. Obras que duraban semanas, meses, incluso años. Obras perpetuas. En aquella época yo pasaba por la calle Cartellà muy a menudo, a cualquier hora del día o de la noche, y la fachada de mi edificio favorito siempre era distinta. Cuando no habían cambiado las baldosas de la primera planta habían cambiado los marcos de las ventanas, o sus alféizares. O eran las puertas, las foto: Scott E Barbour / Getty Images 02 aún se “baja a Barcelona” desde los barrios de la periferia Abiertos al mar Aspecto parcial del puerto deportivo de la ciudad, con la torre de Gas Natural al fondo. Tras la arena, perfil del hotel W, vela clases. Hoy creo que una escuela de albañilería como aquella no es una mala imagen para definir la ciudad que los barceloneses nos hemos procurado en las últimas décadas, a golpe de evento, en obras de un modo casi perpetuo y harto desconcertante, hasta anteayer, cuando las grúas empezaron a oxidarse por la recesión económica. Quienes vivimos en uno de los extremos de la ciudad, como Horta o Sant Andreu (pero también Sants, Sarrià o Les Corts), cuando vamos al centro aún tenemos la sensación de “bajar a Barcelona”, aunque no lo verbalicemos. A mí me basta subir a la colina de los antiaéreos que se alzan entre el Carmel y el parque del Guinardó, muy cerca de mi casa, para tener la ciudad a mis pies. Desde allí es fácil tener una visión global sin tener que recurrir a Google Maps. Observar cómo la retícula del Ensanche (llamarle así, como lo de la Ciudad Condal, me devuelve a la Barcelona en blanco y negro que fijaban aquellas portadas de La Vanguardia en huecograbado) convive con la plaga de los edificios emblemáticos. La Torre Agbar, las torres gemelas Mapfre y Arts, el hotel Wela o los diversos rascacielos del Fòrum, que dan a ese extremo de la Diagonal el aspecto de un downtown estadounidense. ¿Quién me negará que junto a las tres chimeneas, la Barcelona más reciente, la del Fòrum, parece Detroit? Lo cierto es que las expectativas culturales que suscitó el proceso de liquidación del franquismo han acabado desembocando en un urbanismo más pensado para recibir visitas que para residir. Los reproches son variados y contrapuestos. Los hay para todos los gustos. Hay quien sostiene que la acción del nacionalismo catalán cercó a Barcelona privándola de un presunto universalismo que, mira tú vivir en vanguardia 21 mejor de barcelona somos quienes la habitamos” Barcelona 22 vivir en vanguardia la mayoría de barceloneses). Me apeo del bus en el Bogatell para acercarme al Parc de la Ciutadella y me sumo a los ciudadanos que pasean. Cerca del mar la ciudad va sobre otro tipo de ruedas: bicicletas, patines, patinetes, monopatines, cochecitos. El tránsito rodado que costea la fachada litoral que todos hemos costeado. Durante mi infancia, la costa de la ciudad era una realidad deslavazada que sumaba partes inconexas: las golondrinas, los chiringuitos, los baños. Hoy es un paseo continuo que reúne muchas caras de la ciudad, entre la foto: XAVIER CERVERA por dónde, siempre se acaba expresando en español. Otros, en cambio, consideran que la reacción ante este nacionalismo alejó a Barcelona del resto de Catalunya. También los hay a quienes les parece que el espíritu olímpico del 92 exacerbó la coquetería histórica de la ciudad, de modo que Barcelona vive desde entonces demasiado preocupada por dar siempre una buena imagen, a cualquier precio, y eso lo pagamos todos. Finalmente, hay quien se dedica a comparar Barcelona con otras ciudades de referencia para destacar sus carencias en un remedo insensato de “Los 8 errores” la secular sección de Laplace en la página de pasatiempos de La Vanguardia: Nueva York, París, Roma, Madrid... Ya puestos, yo encuentro a faltar más fluidez en la conexión mediterránea entre Barcelona y Valencia. Aunque de momento me conformo con un trayecto más modesto, para el que no hace falta subirse al Euromed. Espero la línea 10 de autobús en la Rambla del Carmel, cerca de la zona en la que, hace sólo unos años, se produjo el socavón. El bus me permite “bajar a Barcelona” con una ruta de tiralíneas, a través del túnel de la Rovira y la calle Lepant, en la periferia del plan Cerdà. Dejamos atrás las zonas de influencia del hospital de Sant Pau, una verdadera joya modernista con su moderno clon adosado, y también de la visitadísima Sagrada Família, hoy joya rediviva para los barceloneses que nunca habían entrado en ella hasta que vino el Papa y les dio dentera. Nos acercamos al puente de Marina, un territorio antes desolado y hoy circundado por tres grandes polos emocionales: L’Auditori, el Teatre Nacional de Catalunya y el Tanatorio de Sancho de Ávila (Pompas Fúnebres, para foto: Nikada / Getty Images 02 “lo Tradición y modernidad La ciudad desde el gaudiniano Park Güell, colindante con el barrio de Gràcia que engalana así sus calles durante la fiesta mayor que sigue destacando la Barceloneta, con sus terrazas, sus bares, su librería Negrocriminal y su antigua verticalidad. Más allá de las rutas que constan en las guías turísticas, lo mejor de Barcelona somos quienes la habitamos, modestia aparte. Los barceloneses mantenemos una relación ambivalente con nuestra ciudad que se puede expresar claramente con un juego de palabras por homofonía que sólo es perfecto en catalán central: los que l’habitem (la habitamos) a veces levitem (levitamos) de pura felicidad por disfrutar de la ciudad y otras veces l’evitem (la evitamos), de puro cansancio por sufrirla. Barcelona no es el lugar plácido que fijan las postales, ni tampoco el festival de luz y de color que anuncian algunas agencias de turismo para treintañeros. Otras cosas que Barcelona no es: no es la capital de un Estado (a pesar de ser la sede de un gobierno nacional), no es una ciudad de funcionarios (a pesar de acoger a muchísimos), no es un parque temático de la diversión en clave mediterránea (a pesar de los ímprobos esfuerzos que algunos han hecho por conseguirlo) ni tampoco es una ciudad platónica (a pesar de Javier Bardem). Barcelona siempre fue una suma interminable de locales discretos y ruidosos visitantes que un buen día decidieron instalarse en ella. Gentes barcelonesas de procedencias muy distantes que se van haciendo suya la ciudad mientras ella se los hace suyos a ellos en un largo y tortuoso proceso que no llega a buen puerto hasta que son capaces de entender la versión original catalana del juego de palabras que permiten los verbos habitar, evitar y levitar. Màrius Serra vivir en vanguardia 23 2 Un siglo de arquitectura 02 Del Modernismo de principios del siglo XX, a la arquitectura de vidrio y acero del XXI, Barcelona tiene un ramillete de obras que concentran la atención del turismo cultural mundial Barcelona Miradas 3 2 Espacios públicos para disfrutar El espacio público de Barcelona es su patrimonio más valioso. Calles, plazas, ramblas y paseos son agradables espacios donde la convivencia toma forma. Pasear por sus barrios permite degustar las múltiples caras de la ciudad Postal de la Sagrada Familia 2 metros de diámetro y doce de altura– situada bajo su nueva cúpula. O la pista circular de jogging que rodea ahora la plaza, bajo cornisa, con vistas de 360º sobre la ciudad. (www.metrovacesa.com/ minisites/CC/LasArenas). La más novedosa postal de Barcelona está en un interior: en la nave central de la Sagrada Familia, el templo que imaginó el arquitecto Antoni Gaudí. Inaugurada por el Papa Benedicto XVI en 2010, esta nave se distingue por su bosque petrificado, la impresionante columnata arborescente que sostiene la bóveda del templo y ordena un espacio de enormes dimensiones. La nave recibió en 2010 el premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura. (www. sagradafamilia.org) foto: marc arias foto: roser vilallonga 1 1 De plaza de toros a centro lúdico La vieja plaza de toros de las Arenas reabre en la primavera de 2011 convertida en centro lúdico y comercial. Conserva su vieja piel neomudéjar, pero en sus entrañas esconde espacios sorprendentes. Por ejemplo, la enorme sala diáfana –90 24 vivir en vanguardia 3 Ruta estelar en la nueva Diagonal En lo que llevamos de siglo XXI, el tramo de Diagonal comprendido entre plaza de las Glòries y el mar se ha convertido en escaparate de la última arquitectura barcelonesa, ya sea de firma local o extranjera. Junto al extremo de Glòries se levanta la Torre Agbar, de Jean Nouvel. A su lado, sobre Glòries, se abrirá el Disseny Hub Barcelona, en un edificio de gran voladizo debido a MBM. En el otro extremo, junto al Edifici Fòrum de Herzog & De Meuron, se yergue ahora la Torre Diagonal Zero Zero (3), proyectada para Telefónica por Enric Massip. Y, entre uno y otro extremo, edificios de Perrault (Hotel Me), Ferrater (Mediapro), un parque de Nouvel… (www.bcn.es). Llàtzer Moix. foto: marc arias Vivir en vanguardia 25 02 La capital del diseño. Barcelona en un foco de atracción para creadores de todo el mundo que buscan en la ciudad su fuente de inspiración para diseñar nuevos productos Barcelona En la Calle ‘Botiguers’ de toda la vida De todo y para todos Pese a su relativo pequeño tamaño, Barcelona cuenta con una de las ofertas comerciales más completas de Europa. El talante de sus habitantes, aventurero e innovador, hacen que la ciudad esté sorprendentemente bien equipada comercialmente. 6 1 1 Los pequeños centros Lejos (todo lo lejos que se puede estar en una ciudad pequeña) de las grandes avenidas comerciales, cuatro pequeños centros son hervideros en los que conviven tiendas de toda la vida con espacios emergentes. Gràcia (1), El Born (2), el Raval (3) y el recién incorporado Poble Sec (4) son cuatro pequeños pulmones comerciales que han recogido el testigo de los mercados de frescos a los que están enganchados. Gracia tiene un componente más auténtico y es donde podemos encontrar algunos de los pocos vestigios que quedan de 26 vivir en vanguardia la Barcelona preolímpica. El Born, autocoronado rey del cool de la ciudad, parece haber perdido en los últimos años su identidad, condenado a ser destino de turistas con ediciones antiguas de guías de la ciudad. El Raval, multicultural y fusionado, mantiene una actitud más reaccionaria y lucha por no perder el encanto de un barrio maldito y canalla. El último en llegar, el Poble Sec, reúne a residentes de toda la vida con una selección de las tribus de la ciudad que huyen de los precios y las actitudes del resto de la ciudad. foto: R. VILAllonga /. cervera 1 La ciudad se enorgullece de la cada vez más extinta figura del botiguer, el tendero de toda la vida que 9 regenta un establecimiento generalmente familiar Centros comerciales y con una clientela fija y fiel. En la foto 9, Joan Murria. Todavía se pue(6) en un extremo de la La omnipresencia de Diagonal, Glòries (7) en el den admirar algunos de El Corte Inglés (5) ha estos comercios históricos que debiera haber sido el impedido que haya un -varios centenerares-, que centro de la ciudad setejido sólido de grandes son lo auténtico y original gún el diseño original de almacenes, por lo que la Cerdà, y Diagonal Mar (8) de la ciudad. Sólo ahora, ciudad ha potenciado los cuando están a punto de centros comerciales como al otro extremo, son sólo solución para dinamizar algunos de los templos del desaparecer, parece que su espíritu se reencarna en zonas abandonadas que consumo. En una ciudad pretenden, a golpe de tan preocupada por la cara forma de servicio exquiZara y multicines, poner que da al exterior, resulta sito en comercios como estos barrios al día. L’Illa curiosa la modestia arqui- Santa Eulàlia (10), una de tectónica de estas enormes las propuestas comerciamoles comerciales. les más extraordinarias y elegantes de Europa. fotoS: foto: xavier gómez 10 JOSEP MARIA ALGUERSUARI / LAURA GUERRERO Diseño y comercio 11 Barcelona renació como ciudad de diseño con los Juegos Olímpicos. El gris de una ciudad que vivía de espaldas al mar se convirtió en una explosión de color. Barcelona se convirtió en la capital del diseño, primero gráfico y luego industrial. Este espíritu, que fue un imán internacional y posicionó a la ciudad en el mapa de las tendencias del mundo, se ha apagado un poco en estos momentos de crisis. No obstante, 11 quedan todavía vestigios en tiendas como Vinçon o Konema que demuestran que los barceloneses siguen siendo compradores con mucho criterio (o seny, como dirían ellos). Daniel Córdoba-Mendiola foto: ANA JIMÉNEZ Direcciones Santa Eulalia: Paseo de Gràcia, 91. Vinçon: Paseo de Gràcia, 96 Konema: Consell de Cent, 296. El Corte Inglés: Plaza de Catalunya, 14 vivir en vanguardia 27 02 Un referente gastronómico Barcelona aspira a ser la capital política del Mediterráneo, y lo es ya por su cocina de mercado basada en una dieta que aúna producto de calidad con tradición e innovación, todo ello servido y argumentado por ‘chefs’ reconocidos internacionalmente Barcelona Los Sentidos Más y mejor oferta de hoteles La ciudad orienta su oferta hotelera a las visitas de negocios y a un turismo de calidad. La mitad de las habitaciones existentes, cerca de 70.000, son de cuatro y cinco estrellas. Comer, beber y disfrutar 5 la oferta de restauración de la ciudad revela mejor que cualquier otro indicador el carácter mediterráneo de Barcelona. Superada la fase en la que la presentación parecía importar más que el contenido, los barceloneses cuentan con una de las cocinas más variadas y respetuosas de Europa. Es uno de los hoteles más nuevos de Barcelona y, a la vez, uno de los más sugerentes. Del arquitecto Ricardo Bofill, su situación frente al mar y su forma de vela le confieren una gran personalidad. Preferido por gentes del espectáculo (Hugh Grant, Eva Mendes o Shakira figuran entre sus clientes), tiene unas vistas extraordinarias, un bar de copas excepcional (Eclipse) y un restaurante de referencia (Bravo), al frente del cual figura el chef Carlos Abellán, formado junto a Ferran Adrià. El W es moderno, cool, mediterráneo. (Plaza de la Rosa dels Vents 1. Tf. 932952800. www.w-barcelona.com. Precio 250 euros). a todas horas, y pese a no tener un menú de mediodía, ha sabido mantener y poner al día la esencia del gran bar de la Barcelona de toda la vida. foto: XAVIER GÓMEZ 2 2 Federal En la emergente zona del Poble Sec, cerca de todo pero sin ser el centro de nada, Federal importa la fórmula de cafetería que puede encontrarse en los barrios más cool de Nueva York. Tres plantas en las que tomar uno de los mejores cafés de la ciudad mientras la gente guapa se mira unos a otros con un descaro que sólo se ve en Barcelona. foto: LLIBERT TEIXIDÓ 1 1 Velódromo Uno de los clásicos de las fiestas a cualquier hora en la Barcelona de los 80, Velódromo, ha vuelto a abrir sus puertas, ahora bajo la tutela de la cervecera Moritz. Bar, restaurante, café y pub, Velódromo va mutando a medida que pasa el día y la noche. Lleno a rebosar 28 vivir en vanguardia 3 Santa María Felizmente superada la debacle de diseño de finales de la década, que fulminó la mayoría de restaurantes que ponían más énfasis en la loza que en la comida, Paco Guzmán sigue deleitando con una de las cartas más interesantes de la ciudad. Un consejo: dejen lugar para el Drácula, el postre ideal para la generación nacida entre el 75 y el 80. foto: àlex garcia 3 4 W 4 Big Fish: Uno de los restaurantes del Born más celebrados de la ciudad, su carta combina cocina mediterránea con una fuerte influencia japonesa. Big Fish es uno de esos restaurantes en los que la ciudad se vuelca sin saber muy bien por qué. foto: àlex garcia Menús a 10 euros: Cuando había pesetas, era a 1.000. Ahora, es el menú a 10 euros. Nadie puede irse de Barcelona sin compartir una de las tradiciones de la ciudad, de 14 a 16 horas cualquier día de diario. Además, si es jueves, seguramente el menú tendrá paella (eso sí, mire los platos de los vecinos a ver qué tal pinta tiene antes de pedirla). Daniel Córdoba-Mendiola Direcciones Velódromo: Muntaner, 213 Santa María: Comerç 17 Big Fish: Plaza Comercial 9 Federal: Carrer del Parlament de Catalunya, 39 5 inglés que inspiró una columna periodística y un elegante restaurante con estrella Michelin como es el Drolma, del chef Fermí Puig, y una verdadera colección de foto: ÀLEX GARCIA arte, que incluye obras de Tàpies, Chillida, Saura o Majestic Plensa. (Paseo de Gràcia En el corazón de Barcelo- 68. Tf. 93 4881717 www. na, en mitad del paseo de hotelmajestic.es. Precio 200 euros). Gràcia, y entre edificios modernistas se halla el Majestic. Con su fachada Mandarin neoclásica, resulta todo un símbolo de la hoteleTambién en el paseo de ría barcelonesa, que abrió Gràcia, a pocos metros de sus puertas en 1918. En la Casa Batlló, de Gaudí, sus habitaciones se han en medio de tiendas de alojado grandes mitos del las grandes marcas de siglo XX como Federico moda, abre sus puertas el García Lorca, Joan Miró Mandarin, situado donde o Josephine Baker. Es un antes hubo la sede de un hotel señorial, con un bar gran banco. El hotel tiene un diseño sorprendente, cuya autora es Patricia Urquiola. Su zona de aguas es la más espectacular de la ciudad, su bar reúne a la beautiful people local, sus restaurantes Moments y Blanc congregan un público cosmopolita. El primero de ellos está dirigido por Carme Ruscalleda, que tiene seis estrellas Michelin (una en Barcelona, tres en Sant Pol de Mar y dos en Tokio) y ofrece una carta altamente creativa. Entre sus clientes figuran el rey Abdalà y la reina Rania de Jordania. (Paseo de Gràcia 38-40. Tf. 93 1518888. www. mandarinoriental.com. Precio 350 euros) Màrius Carol vivir en vanguardia 29 03 La pequeña plaza del Tertre llena de pintores, en pleno corazón del barrio de Montmartre París Población (2010) Ciudad: 2,1millones. Área metropolitana: 11,8 millones PIB (2008) en miles de millones de dólares 564 Turistas internacionales (2009) 7.749.000 Posición por ciudades y coste de la vida 17 30 vivir en vanguardia Acérquense a los muelles del Sena, cerca de la imponente catedral gótica de Notre Dame, y echen un vistazo a los típicos puestos de los bouquinistes (en sentido literal, libreros), esos pequeños bazares genuinamente parisinos donde se entremezclan libros antiguos, revistas ajadas de varias décadas atrás, carteles, grabados, postales… y souvenirs. No tardarán en ver, junto a la inevitable imagen de la torre Eiffel, reproducciones del affiche original del legendario cabaret Le Chat Noir. Obra del pintor modernista Théophile-Alexandre Steinlen, el cartel, mil veces visto, con su gato negro sobre fondo rojo y ocre, está íntimamente asociado a la Belle Époque, ese periodo febril y creativo, lúdico y frívolo que vivió la capital francesa entre dos siglos, de 1890 a 1914, el fecundo oasis de paz y despreocupación que discurrió entre el renacimiento posterior a la guerra franco-prusiana –que trajo la caída del Segundo Imperio y el trauma de La Comuna–, y la hecatombe de la Primera Guerra Mundial. Le Chat Noir, fundado por el artista Rodolphe Salis en 1881 y cerrado oficialmente en 1897, fue por así decirlo el padre de los mundialmente famosos cabarets de Montmartre, como los célebres Moulin Rouge, Folies Bergère o Mirliton, algunos de ellos todavía en activo y reclamo tradicional de turistas. Su innovador teatro de sombras al son del piano –hasta ese momento, estaba prohibido tocar música en los cafés–, su espíritu bohemio y descocado, el ambiente provocador y gamberro del club foto: Suzanne & Nick Geary/ Getty Images Un faro en la noche. es una ciudad del siglo XXI enfundada en hábitos del XIX París 32 vivir en vanguardia mismada en sus glorias pasadas. El París de hoy se parece mucho al París del siglo XIX. Sus edificios, sus monumentos, sus calles, pero también sus referentes simbólicos, retrotraen al pasado. Ésa es probablemente su magia. Ahí radica seguramente su particular encanto. Montmartre es un buen lugar para empezar ese tentador viaje al pasado. Junto a los cabarets y locales de music-hall, el barrio está estrechamente asociado a los pintores impresionistas que lo poblaron y lo pintaron en la segunda mitad foto: Rue des Archives/ ACI de los Hidrópatas (un grupo de estudiantes y poetas, fundado por Émile Goudeau, instalados de forma permanente en el local que abominaban del agua y englutían abundante alcohol), convirtieron al Chat Noir en la principal atracción de la noche parisina y en visita ineludible de todo aquel que estuviera de paso por la ciudad. Artistas, intelectuales… pero también burgueses provinciales y aristócratas. Entre sus habituales se contaban numerosos artistas, como Alphonse Allais, George Auriol, Caran d’Ache, Paul Verlaine, Guy de Maupassant, Claude Debussy, August Strindberg… En su primer emplazamiento, el número 84 del boulevard Rochechouart, hay hoy una banal tienda de souvenirs –con el ineludible cartel del gato, naturalmente– y en el segundo, el que mayor fama le dio, el número 12 de la calle dedicada hoy a Victor Massé, una solitaria placa recuerda sus viejas glorias. En su último albergue, el 68 del boulevard de Clichy –a pocos pasos del Moulin Rouge–, subsiste hoy una brasserie-café concert, así como un modesto hotel de dos estrellas, con el mismo nombre, pálido recuerdo de su esplendor pasado. Le Chat Noir, cual Cid de la bohemia, ha sobrevivido sin embargo a su muerte, alzándose a la categoría de icono de aquellos años locos. El omnipresente cartel del gato negro asalta al turista desprevenido desde que pone el pie en París, una ciudad del siglo XXI enfundada en hábitos del XIX. No se trata sólo del marketing turístico, casi exclusivamente centrado en la Belle Époque y las vanguardias artísticas de fin de siglo. Es la ciudad misma la que parece anclada en aquel periodo dorado en que fue la capital del mundo, como ensi- foto: Scott E Barbour / Getty Images 03 París Dos símbolos de una ciudad turística por excelencia A la izquierda, la torre Eiffel, el monumento de pago más visitado del mundo, con siete millones de visitantes anuales. Al lado, cartel del cabaret Le Chat Noir, el “padre” de los mundialmente famosos cabarets de Montmartre del XIX. Cézanne, Degas, Manet, Pissarro, Renoir, Toulouse-Lautrec, Van Gogh… Sus nombres integran el ADN de París, su imagen de marca internacional. Todavía hoy su fuerza es arrolladora. En la bisagra de los años 2010 y 2011, más de un siglo después, el gran acontecimiento cultural del año ha sido la vasta exposición dedicada en el suntuoso Grand Palais al maestro Claude Monet, visitada por cerca de un millón de personas. Dejen atrás el bullicio de los bulevares de Montmartre y asciendan por sus empinadas calles hacia la cima de la colina. Millones de turistas lo hacen cada año. A falta de original, es imprescindible. Algo de aquel espíritu mundano subsiste hoy, en forma de reflejo desvaído, en la coqueta plaza del Tertre, poblada de pintores de ocasión, muchos de ellos procedentes de países del Este, en busca de colocar su mercancía a las nutridas retahílas de visitantes. ¿Retablo de cartón piedra? ¿parque temático? Algo de artificial tiene, en efecto, este paisaje congelado. Pero, como dijo un amigo la primera vez que lo vio, probablemente era el precio que había que pagar para salvaguardar el lugar. Una sensación de irrealidad produce también la cercana basílica del Sacré Coeur, edificada a partir de 1875, en un inverosímil estilo romano-bizantino –que Josep Pla calificó de “arquitectura de tumefacciones”–, para purgar los pecados por los que Francia había sido castigada con la guerra, la violencia y la destrucción. Declarada de utilidad pública por una ley de la Asamblea Nacional de julio de 1873, sus promotores buscaban también hacer de la basílica un templo expiatorio de los crímenes anticlericales de La Comuna –ejecución del arzobispo vivir en vanguardia 33 duras normas urbanísticas han preservado su esencia París 34 vivir en vanguardia y d’Orsay (hoy museo), la Ópera, la Biblioteca Nacional, el Palacio de Justicia, la Bolsa, la Prefectura de Policía, la Columna de la plaza Vendôme, el edificio neorrenacentista del Hôtel de Ville (Ayuntamiento), los cementerios de Père Lachaise y Montparnasse… … Y la torre Eiffel. Erigida con motivo de la Exposición Universal de 1889 –primer centenario de la Revolución Francesa–, osado monumento a la modernidad y el genio industrial, el artefacto foto: Travel Ink/ Getty Images de París, masacres de los dominicos de Arcueil y de los jesuitas de Haxo–, insurrección libertaria que empezó justamente en Montmartre en marzo de 1871 y que fue aplastada a sangre y fuego en mayo de ese año por las tropas versallesas del mariscal Mac-Mahon Desde las escalinatas de la basílica hay una magnífica vista de París, extendida a sus pies. Al margen de algunas torres extemporáneas de viviendas y oficinas de los años setenta, el perfil de la ciudad es el mismo de hace más de un siglo. Las estrictas normas urbanísticas han permitido preservar la esencia arquitectónica de la ciudad que legó el gran valido del emperador Napoleón III, el controvertido barón Haussmann. Entre 1853 y 1870, el verdugo del Vieux Paris reventó los barrios de estrechas y malolientes callejas de la ciudad antigua para abrir los grandes bulevares, construyó 40.000 nuevos edificios –obligando a uniformizar su altura, nunca mayor que el ancho de la calle–, construyó una moderna red de alcantarillado y plantó decenas de miles de árboles. Los monumentos y grandes edificios que sobresalen en el horizonte, citas obligadas de toda visita turística a París, fueron edificados en gran número en ese rico y agitado siglo XIX, marcado por las revoluciones, las guerras y los dos imperios de los Bonaparte. El Arco de Triunfo, la avenida de los Campos Elíseos –“La plus belle avenue du monde”, al decir de los parisinos–, el Arco del Carrusel (en el Louvre), la iglesia de la Madeleine, el Palais Bourbon (Asamblea Nacional), el Grand Palais y el Petit Palais –construidos para la exposición de 1900–, las estaciones ferroviarias del Nord, de Lyon foto: Patrice Hauser / Getty Images 03 Las Mitos parisinos A la izquierda, el Grand Palais, cita obligada de toda visita turística. Arriba, el cabaret Moulin Rouge construido en 1889 por el catalán Josep Oller- diseñado por el ingeniero Gustave Eiffel fue recibido en su momento con estupefacción y desagrado. En un manifiesto publicado el 14 de febrero de 1887 en el diario Le Temps por una cincuentena de intelectuales y artistas franceses de renombre –Alexandre Dumas hijo, Guy de Maupassanat, Charles Garnier, Charles Gounod…–la torre merecía adjetivos tan demoledores como “inútil y monstruosa”, “vertiginosamente ridícula” y causa de “deshonor” para París. El poeta Paul Verlaine la descalificó tildándola de “esqueleto de campanario”. Y hubo quien, desde cierto fundamentalismo católico, opuso el blanco inmaculado del Sacré Coeur de Montmartre, símbolo de fe, a la oscura y pagana estructura de hierro de esa nueva Torre de Babel de evocaciones revolucionarias. Construida con vocación efímera –debía ser derribada dos décadas después–, la torre Eiffel se salvó de la desaparición gracias al empeño de su autor por darle una utilidad científica, organizando experimentos en materia de comunicaciones radiofónicas. Hoy, no sólo es el monumento de pago más visitado del mundo –siete millones de visitantes al año, 250 millones desde que se abrió al público–, sino que se ha convertido en motivo de inspiración para artistas, diseñadores y hastga de creadores de moda. Reproducida en toda suerte de soportes, la torre ha acabado convirtiéndose en el emblema de París. Su potente faro rasga hoy la oscuridad nocturna como una metáfora de la Ville Lumière. Como subrayando las palabras del poeta decimonónico Téophile Gautier: “Si París se apagara, la noche caería sobre el mundo”. Lluís Uría vivir en vanguardia 35 02 La ciudad cultural por excelencia Con 1.800 monumentos, 170 museos, 145 teatros y 380 salas de cine, París es el centro de atracción mundial para los interesados en la cultura europea París Miradas El ADN cultural El ADN del París atractivo por su patrimonio sigue siendo su histórico pulso cultural. Mantiene una herencia monumental sólo superada por la de Roma. La ciudad es sede de los museos más significativos del mundo, el principal de ellos el Louvre, el más importante del planeta por la riqueza de sus colecciones. París se sigue esforzando porque la energía invertida en preservar su pasado histórico no le impida seguir estando al frente de las nuevas tendencias. La primera piedra impresionista 1 En 1872, Claude Monet pintó L’Impression, soleil levant y un crítico burlón acuñó el término “impresionismo”, que hoy todavía genera admiración y subastas multimillonarias. Aquel cuadro fundacional se conserva en el Museo Marmottan, junto a otras piezas de Monet y de Caillebotte, Pissarro, Morisot, Renoir... Sin olvidar las miniaturas –colección Wildenstein; siglos XIII al XVI–, cuya calidad y número las equipara a las del Louvre. Sin ser un museo secreto, permite visitas relajadas. Y vale la pena aprovecharlo.(www. marmottan.com). foto: Sylvain SONNET / AGE Fotostock 36 vivir en vanguardia De la opereta a la era digital 2 1 En pleno centro de París ha abierto sus puertas un templo de la cultura digital, situado en La Gaité Lyrique, teatro donde en el siglo XIX Offenbach estrenaba sus operetas. Aquel espacio –con siete pisos, casi 10.000 metros cuadrados y arquitectura de Manuelle Gautrand– se dedica ahora al 2.0, el 3D, la música, el grafismo, el cine, los videojuegos, el diseño, la moda y –pasado obliga– el espectáculo. (www.gaite-lyrique.net). foto: PHILIPPE RUAULT Un oasis de calma La plazoleta Luis XVIChapelle Expiatoire es un oasis de calma en el corazón de París. Pero sólo desde 1865: antes fue cementerio y acogió los restos de 3.000 guillotinados de la Revolución, desde Charlotte Corday a María Antonieta y Luis XVI. En 1816, Luis XVIII encargó una capilla expiatoria –neoclásico tardío– y, en la cripta en la que fueron hallados los huesos de su antepasado, mandó construir esculturas de la regia pareja. (www.chapelle-expiatoire. monuments.nationaux.fr). Óscar Caballero foto: Bruce Bi/ Getty Images 37 vivir en vanguardia 02 Donde el glamour lo invade todo París desprende un encanto inigualable y sus calles tiendas respiran sofisticación y glamour, además de marcar las tendencias de la próxima temporada París 4 En la Calle 4 El sueño del consumidor Ir de compras por París es la realización del sueño occidental colectivo. La ciudad tiene una enorme oferta comercial que se esfuerza por intentar discriminar de forma consciente al cliente local y al turista. Los comercios de referencia se esconden de las hordas de turistas 1 Le Marais Uno de los paseos de referencia, entre otros cosas porque es de los pocos barrios cuyos comercios abren los domingos, Le Marais (4) sigue siendo el destino para comprar abalorios, velas, quincalla y otros objetos que son por igual inútiles e imprescindibles en la casa de cualquier parisino que se precie. foto: Danita Delimont Arty Dandy Más gamberra y desenfadada, Arty Dandy (5) es una de esas tiendas en las que los jóvenes pasan horas y horas decidiendo qué comprar. 1 Merci , L’Eclaireur y Colette Hay sitios en que turistas y residentes se encuentran y, educadamente se ignoran. Es el caso de tres de las tiendas que más aparecen en los must de los parisinos que quieren estar al día de lo más cool/ chic de la ciudad. Todas tienen una oferta muy variada y cada una entiende lo que es moda de forma muy diferente. Colette (1) opta por dictarte lo que será tendencia por el mero hecho de alojar los productos en sus estanterías. L’Eclaireur (2), la más 38 VIVIR EN VANGUARDIA enfocada a un público estrictamente local y de gran poder adquisitivo, se jacta de su pedigrí como embajadora de grandes marcas internacionales en la ciudad y su estatus como gran introductora de tendencias, modas y estilos. Merci (3) es más sutil al lanzar un mensaje de sugerencia obligada: la tienda parece decirte algo así como “no debes marcharte sin comprar lo que te hará más cercano a lo que somos nosotros”. foto: Charles Platiau/ Reuters No será porque tengan mucho surtido (la tienda es minúscula) ni porque sea accesible a todos los bolsillos, pero Arty Dandy es el nuevo referente del chic francés. Un chic más juguetón, que se pasea por la histórica Place Furstemberg. (Palais de Tokyo, Le 104) parando siempre a tomar un chocolate en Angelina’s. 6 Deyrolle La Rue du Bac, antaño puerta de entrada al barrio más esnob y elitista de la ciudad, ha ido recuperando su voz en una ciudad que tiende a mover de forma sutil sus arterias comerciales principales. Allí desde 1854, Deyrolle sigue reclamando su lugar como una de las tiendas más extrañas y únicas de la capital. Dedicados a la taxidermia, la tienda es un nuevo referentes al alinearse a las tendencias nostálgicas y barrocas que inundan la ciudad. foto: Glenn Harper / Alamy 6 7 Rue Verneuil Famosa por acoger el palacete de Serge Gainsbourg (se ve claramente porque la pared que impide ver el interior es un gran lienzo urbano para los artistas), la calle avanza paralela al Sena con una pequeña y exquisita oferta de galerías y tiendas de muebles y anticuarios. La calle es una de las más imponentes (no por tamaño sino por la gente que se pasea) de la ciudad y la residencia ideal de muchos parisinos. Tranquila, limpia, bien surtida 7 y con una enorme historia, sólo parece molestarle que Karl Lagerfeld haya escogido su paralela Rue du Lille para abrir 7L, su exquisita librería/taller. D. Córdoba-Mendiola foto: Sylvain SONNET / AGE Fotostock Direcciones Merci: 111 Boulevard Beaumarchais. Deyrolle: 46 Rue Bac Colette: 213 Rue Saint-Honoré. Arty Dandy: 1 Rue de Furstemberg L’Éclaireur: 8 Rue Boissy d’Anglas VIVIR EN VANGUARDIA 39 02 La ciudad de los cafés y las terrazas París no lo sería sin sus cafés y terrazas, esos lugares intemporales en los que se liga o se discute de fútbol o de filosofía, intentando siempre arreglar el mundo. La historia de la cultura del siglo XX se ha pergeñado en estas mesas hoy invadidas de turistas Barcelona Los Sentidos Dormir lujosamente bajo el peso de la historia La capital francesa, la ciudad que recibe más turistas del mundo, merece una escapada para conocer los más exclusivos, elitistas y legendarios hoteles del planeta Comer y también beber 5 París parece finalmente haber abierto sus puertas a una nueva generación de restauradores que proponen opciones nuevas y más disruptivas que conviven hoy con la gran tradición gastronómica de la ciudad. A golpe de macaron, de fusión y de abrir sus cocinas a las influencias de un mundo que considera a París el referente mundial, la capital parece vivir una nueva juventud frente a los fogones. que mira con nostalgia el pasado que se le escapa. El bar-restaurante de la casa-museo Jacquemart André es el sitio perfecto para un peregrinaje a media tarde en busca de un millefuille de crema y una café au lait en un espacio que es tan real que parece un decorado. Flore, el café de todos los cafés parisienses. Por sus mesas han pasado todos los intelectuales foto: Anita Sofiacome Tokyo Eat 1 Jacquemart André 1 Después de tanta modernidad pero sin salir de un museo, vale la pena acercarse a uno de esos espacios que sólo podemos encontrar en la capital francesa y que parece ser el reducto de una clase 40 VIVIR EN VANGUARDIA El restaurante del centro cultural más cool de la ciudad se ha convertido en un destino de referencia gastronómica para la juventud parisina más creativa e inquieta. Ubicado en un local que quiere aparentar desorden, la carta convive con un ambiente de lo más posmoderno y la posibilidad de pedir al dj que ameniza la velada la canción que más te apetece entre un menú musical. Al salir, y para completar la experiencia con la modernería de la ciudad lo mejor será irnos hacia la zona de Étienne Marcel (2) y acabar en el café del mismo nombre, un bar diseñado por los 3 enfants terribles de la ciudad, M/M París. Toraya, Aoki Sadaharu 3 Si la visita al Jacquemart André nos ha dejado con más ganas de dulce, una visita a dos de los re- 2 posteros japoneses más afamados de la ciudad nos dará una nueva perspectiva sobre la tradición pastelera de París. Toraya y Aoki han recreado desde una visión oriental la pasión occidental por el dulce dando entrada, entre otros, a macarons con sabor a matcha, mochis y fuwafuwa con acento francés. Daniel CórdobaMendiola Direcciones Tokyo Eat: 13 Avenue du Président Wilson Jacquemart André: 158 bd Haussmann Toraya: 10 Rue St Florentin Aoki Sadaharu: 56 Boulevard de Port-Royal Meurice El poeta Léon-Paul Frague dividía la clientela de los hoteles parisinos en tres categorías: los malos, los buenos y los del hotel Meurice. Fue fundado hace casi dos siglos por Augustin Meurice, propietario de un albergue en Calais, que decidió abrir un segundo hotel en la Rue Saint-Honoré de la capital. Poco más tarde lo reubicó en su emplazamiento actual en la Rue Rivoli, donde competiría con el Ritz. Aquí la condesa Natalie de Goloubev disfrutó de amores ilegítimos con Gabriele D’Annunzio, a quien inspiró su Fedra. Desde el príncipe de Gales hasta el sha de Persia han figurado entre sus huéspedes, sin olvidar a Alfonso XIII, que se alojó en una de sus suites tras exiliarse de España. Precisamente esta suite real fue la que un mes al año, durante tres décadas, ocupaban Salvador Dalí y Gala. El artista pintaba en la habitación, lo que obligaba al servicio a limpiar manchas de pintura de las paredes. Su restaurante, Le Meurice, que cuenta con tres estrellas Michelin gracias al chef Yannick Alleno, merece una visita. (Rue de Rivoli 228. Tf. (1) 44581010 5 www.lemeurice.com. Precio 500 euros) foto: Martin Kreuzer/ Look/ AGE Fotostock Plaza Athenée 6 Pocos hoteles hay en París con el glamour del Plaza Athenée, que cumple un siglo de vida. Situado en la avenida Montaigne, se ha convertido en una marca más del lujo, como sus vecinas Dior, Chanel o Louis Vuitton. Es un hotel que no decepciona, aunque su exclusividad se paga: uno puede cruzarse en el bar con Emmanuelle Seigner, que vive al lado, o en el ascensor con Leonardo di Caprio. El Plaza Athenée es la mejor elección para una escapada romántica. El restaurante regentado por Alain Ducasse, el chef con más estrellas Michelin, resulta de refinada elegancia. (Avenue Montaigne 25. Tf. (1) 53 67 66 65 www.plazaathenee-paris.com. Precio 700 euros)M. Carol. tn Kreuzer/ Look/ AG. VIVIR EN VANGUARDIA 41 foto: Mitchell Funk / GETTY 04 Iconos Población (2010) Ciudad: 809.000 Área metropolitana: 3.229.000 PIB (2008) en miles de millones de dólares 301 Turistas internacionales (2009) 2.938.500 42 vivir en vanguardia y mitos. Los profesores y estudiantes universitarios que tienen intención de doctorarse, acumulan méritos realizando una estancia de investigación en un país extranjero. La peticiones que llegan a Berkeley se cuentan por docenas, y no sólo porque allí disfruten de un alto nivel formativo, sino también por razones menos académicas, como son el clima de California y la proximidad de San Francisco. La ciudad de la bahía fue en su momento la cuna de la contracultura y, aunque ya han pasado más de cuarenta años desde aquel “verano del amor”, durante el cual Scott MacKenzie aconsejaba llevar flores en el pelo si se iba a San Francisco, lo cierto es que la ciudad conserva un fuerte sabor bohemio transformado en mentalidad abierta, talante liberal y un toque informal. Algo así como acudir a una reunión de ejecutivos en mangas de camisa y tirantes, aparentando que no nos damos por enterados. Claro que si hablamos de tirantes, los más famosos de San Francisco son los sujetan el Golden Gate, el magnífico puente terminado en 1937 según el proyecto de Ralf Brown, para convertirse en verdadero icono local y puerta abierta a los atractivos naturales que rodean la urbe, como Murin Woods, la última reserva de secuoyas cercana a la costa. De iconos y mitos va sobrado San Francisco. Casi se podría afirmar que todos sus barrios son símbolo de algo. Empezando por las referencias clásicas, en North Beach encontramos el lejano eco de los beatniks, los primeros disidentes de la American way of life. Los beatniks se arremolinaban alrededor de librerías como City Lights, que también era una editorial foto: David Paul Morris/Getty Images San Francisco Los símbolos A la izquierda, un tranvía atraviesa el mítico Golden Gate. Arriba, pasacalles durante la celebración del día del orgullo gay independiente que publicaba algo tan anómalo como la poesía. Sigue ahí, en el 261 de Columbus Avenue, aunque con una atmósfera libre de tabaco que no aprobarían sus creadores. También resisten los míticos café Greco y Vesubio, pero la verdad es que, hoy por hoy, North Beach es más la “pequeña Italia” de la ciudad que un centro revolucionario. A los beatniks los sucedieron los hippies, instalados en Haight Ashbury, entre los parques de Golden Gate y Buena Vista. Aquí hay quien busca con la guía en la mano la casa donde vivieron Janis Joplin, los Greatful Dead y hasta el paranoico Charles Manson. Por lo demás, el barrio es hoy uno de los más concurridos en cuanto a tiendas de moda y complementos se refiere. De los hippies, más allá de la pose y un cierto barniz new age, poco queda de real. Y es que si somos fieles a la historia, la mayoría de ellos ya se habían trasladado a las afueras a finales de los 60, muy cerca de donde hoy se encuentra la Universidad de California, en Berkeley. vivir en vanguardia 43 San Francisco Josep Mª Palau Riberaygua 44 vivir en vanguardia Su clima mediterráneo con suaves inviernos húmedos y cortos veranos secos -frente al Pacífico- invita a dar largos paseos y a mantener tranquilas veladas en las terrazas Miradas Bohemia y liberal San Francisco es conocida por su atmósfera liberal y a la vez bohemia, mezcla de artistas callejeros, escritores e intelectuales de distintos pelajes con un espíritu empresarial de creatividad e innovación surgido del mítico Silicon Valley foto: Xxxxxxxxxxxxx Aún quedan dos áreas de San Francisco inevitables a la hora de pintar su semblanza: una es el barrio de Castro, corazón del movimiento gay y de una de las mayores fiestas reivindicativas del planeta, la San Francisco Pride; la otra es Chinatown. Llegados a América huyendo de la guerras del opio, los inmigrantes chinos encontraron acogida en el área delimitada por las calles Broadway, California, Kearny y Power. Buena parte de los edificios originales desaparecieron con el terremoto de 1906, pero aún resiste la Puerta el Dragón, un regalo enviado por la República Popular China en 1969. ¡Para que luego digan que no hay comunistas en los Estados Unidos! Se prefiera uno u otro barrio, incluido el nuevo emporio de las galerías de arte y tiendas de alta costura de Hayes Valley o el territorio salvaje del diseño que envuelve el Museo de Arte Moderno y que lleva por nombre SOMA (South of Market), la imagen que todo el mundo se lleva de regreso a casa es la de los tranvías subiendo y bajando las pronunciadas pendientes de esta urbe de colinas, un transporte que imprime un dulce traqueteo a la vida que monta en él. Creados para salvar los desniveles y las distancias de una metrópoli que castiga al caminante con su topografía, hoy se mantienen por sostenibles y también por ese romanticismo que impregna el aire que se respira en la ciudad. Con los raíles por compañía, es posible hacer la Ruta Panorámica de las 49 Millas, que recorre los principales atractivos de San Francisco, para terminar muertos de envidia saboreando una langosta en Fisherman Wharf, mientras los leones marinos toman el sol, ajenos a nuestras tribulaciones. Una ciudad ‘mediterránea’ imagen que todo el mundo se lleva a casa es la de los tranvías foto: Xxxxxxxxxxxxx 04 La Referencias Arriba, City Lights, la librería donde se arremolinaban los ‘beatniks’. El local sigue en el 261 de Columbus Avenue, aunque con una atmósfera libre de tabaco que no aprobarían sus creadores. A la izquierda, la última reserva de secuoyas cercana a la costa en Murin Woods, el bosque que rodea la ciudad 1 1 Silicon Valley Una excursión a Silicon Valley parece obligada para cualquier turista medianamente geek (tecnófilo). El Computer History Museum de Mountain, rehabilitado con el patrocinio del magnate Bill Gates, alberga una colección titulada Los primeros 2.000 años del ordenador. En ella se efectúa un recorrido por la prehistoria de la tecnología electrónica, que incluye el primer ordenador de IBM, el Ramac, fechado en 1956. No muy lejos de allí se puede visitar el nuevo campus de Google, con sus instala- ciones laborales y lúdicas. (www.computerhistory. org). foto: Alamy/ ACI 2 Golden Gate La imagen de San Francisco está indisolublemente unida a la del Golden Gate, el puente de 1.280 m. construido en los años 30 del siglo pasado, cuyo tablero cuelga de dos grandes torres, a 67 m. de altura sobre las aguas. Un paseo en coche al caer la tarde, desde San Francisco hasta por ejemplo Sausalito, es un clásico en toda visita a esta hermosa ciudad del oeste. (www.goldengatebridge. org). foto: Mitchell Funk/ Getty Images 2 Young Museum De Young Museum es una centenaria institución de San Francisco. Entrado el siglo XXI, se ha dotado de un espectacular edificio, obra de los suizos (con obra en Barcelona) Herzog & De Meuron. Su característica torre le identifica claramente en el seno del parque del Golden Gate. Este edificio, que puede admitir movimientos de hasta 90 centímetros en caso de terremoto, alberga diversas colecciones, desde las de artes indígenas americanas hasta las de arte contemporáneo.(www. deyoung.famsf.org) Andy Robinson 45 vivir en vanguardia 04 Clásica y vanguardista. Lo mejor de San Francisco, ciudad pionera en leyes y en formas de vida alternativas, es recorrerla andando e ir descubriendo sus mejores rincones San Francisco En la Calle 4 Está a un paso de los grandes viñedos y el racimo de empresas tecnológicas más ‘cool’ del mundo. Eso se nota en las compras. Es allí donde la tienda Apple reina sobre un paisaje comercial que combina sin pudor el bazar tecnológico y las vinotecas más ambiciosas del planeta. 1 2 1 Usos mixtos Una vez nos alejamos de las zonas financieras y de las principales arterias comerciales vemos la verdadera personalidad de la ciudad. San Francisco está formada por grandes barrios en los que casas familiares conviven puerta a puerta con comercios, restaurantes y zonas de trabajo. Esas zonas mixtas dan sentido a barrios como Castro (1), el único gay de una gran ciudad que no tiene una gran avenida poblada únicamente con comercios. El carácter paseable de la ciudad 46 vivir en vanguardia hace que los residentes que trabajan en el distrito financiero, o incluso en San José o Palo Alto, se queden por su barrio durante el fin de semana. San Francisco es una ciudad en la que el comercio de proximidad parece no sólo no estar amenazado sino que ha encontrado una voz propia frente a la invasión corporativa. foto: GETTy IMAGES Montgomery y Kearny Street 2 Estas calles (2 y 3), que emergen desde MarketStreet, completan la oferta comercial más convencional de San Francisco. El hecho que se pueda ir a pie a todas partes y que el centro comercial de la ciudad esté muy bien comunicado con transporte público lo convierte en la excepción en el paraíso del automóvil que son la mayoría de grandes ciudades de California. Estas calles acercan hasta Union Station, la otra gran zona comercial de la ciudad. (desde la falsamente antigua Restoration Hardware a la orgullosa y omnipresente Williams Sonoma) se respira, en general, un ambiente más relajado. foto: Bill Helsel / Alamy 3 3 MarketStreet La calle principal (4) del distrito financiero es el lugar donde se alinean, uno detrás del otro, todos los grandes almacenes y franquicias que definen el panorama comercial norteamericano. Aquí están Nordstrom, Westfield… La gran avenida va desde el mercado de abastos (reconvertido en un centro comercial para turistas deseosos de mar) hasta la zona de TwinPeaks pasando por el centro del Castro, el barrio que le da el barniz multicolor a la ciudad. foto: Vittorio Sciosia/ AGE Fotostock Lo alternativo 4 Una de las grandes sorpresas comerciales que tiene la ciudad es que ha sabido preservar la herencia beat y hippie sin caer demasiado en el maniqueísmo y el estereotipo. Y eso pese a que el turismo sea una fuente de ingresos y que la imagen que arrastra a todo un mundo a San Francisco esté basada en eventos de carácter alternativo o transgresor. Los movimientos culturales y sociales que se crearon en la ciudad han dejado una huella comercial que está viva. Basta un paseo por Haight Street (5) y entrar en Pipe Dreams para darse cuenta que aunque el hippie sólo sea cool a ratos, hay quien todavía se lo toma muy en serio... foto: David Paul Morris/ Getty Images Adobe Books Cuesta imaginarse una librería que deja que un artista local reordene los libros que vende por colores. O que use la parte de atrás del establecimiento para organizar exposiciones sobre libros. Tiendas como estas (6) son las que mantienen el espíritu bohemio de la ciudad y demuestran que aquí la cultura no está limitada a pocos. En San Francisco forma parte del tejido comercial y conversacional de la ciudad. Daniel Córdoba -Mendiola vivir en vanguardia 47 04 Gastronomia y tecnología El turismo y la tecnologia son las columnas vertebrales de la economía de una ciudad, que atrae la tercera mayor cantidad de extranjeros de cualquier ciudad de EEUU. Posee una impresionante infraestructura hotelera y una gran oferta gastronómica San Francisco Los Sentidos Alto nivel de vida San Francisco es conocida como la ciudad “más caminable” de EE.UU., a pesar de su orografía y lo empinado de sus calles. Se caracteriza por su alto nivel de vida. El turismo, y especialmente el de las parejas homosexuales, ha ampliado extraordinariamente su oferta hotelera. Desde establecimientos exclusivos a pensiones para los más aventureros. Toda una experiencia culinaria Las mesas de los restaurantes de San Francisco ofrecen una de las experiencias culinarias más interesantes de EEUU. El respeto por el origen del producto se mezcla con una insaciable voluntad de renovación y cambio, de probar cosas nuevas. ¡Ah!, y atención siempre a la carta de vinos. Fairmont Hotel 4 con propuestas originales y deliciosas, especialmente todas las que lleven salmón y atún. foto: Mifune 2 Foreign cinema 2 Alejado del centro (está en Mission), Foreign Cinema es uno de esos restaurantes típicos de la California de los últimos años. Su enorme patio interior permite cenar al fresco al ritmo de las proyecciones mudas de cine internacional. Un servicio informal hace que la cena sea una experiencia por la que los residentes sacrifican sus ganas de quedarse en su barrio. foto: archivo 1 1 Mifune En pocos lugares del mundo se puede comer mejor sushi que en San Francisco. La comunidad japonesa ha americanizado algunas de las recetas (se dice que aquí nació el California Roll) y se ha integrado en el tejido de restaurantes de la ciudad 48 vivir en vanguardia Bocadillos Un restaurante de bocadillos con acento chicano, espíritu español y personalidad portuguesa. Nacido a la sombra de la fiebre tapera que arrasó los Estados Unidos en los 90, el restaurante ha sabido sobrevivir renovando constantemente su carta y acentuando determinados platos de su menú de temporada.) 3 3 MoMo’s La ciudad se vuelca en sus Giants y es normal que antes y después del partido vayan a celebrarlo en MoMo’s, uno de esos restaurantes en los que comprobamos que los tópicos que nos llegan de EEUU son totalmente ciertos. Muchas alitas de pollo, bocadillos imposibles y toda la cerveza del mundo. foto: J. Sullivan/Getty Images Farina Italia ha llegado a San Francisco con un restaurante ideal para una cena sin prisas. Los entrantes son lo mejor y verás que todo el mundo viene con una recomendación: Foccaccia con Prosciutto con sobre de Mozzarella di Buffala. Daniel CórdobaMendiola Direcciones Foreign cinema: 2534 Mission St., Bocadillos: 710 Montgomery St MoMo’s: 760 2nd Street Farina: 33560 18th Street Mifune: 31737 Post Street El Fairmont es el más lujoso de los hoteles de Nob Hill y el que dispone de mejores vistas sobre la ciudad. Sus habitaciones son amplias y cómodas, sus dos restaurantes –uno asiático y otro californiano– francamente buenos y sus salones, espectaculares. Fue aquí donde Tony Bennett interpretó por primera vez I let my heart in San Francisco, donde se firmó la Carta de Naciones Unidas o donde John Lennon y Yoko Ono se fotografiaron desnudos en la cama. Inaugurado en 1907, un año después de que el terremoto destruyera el inmueble, es un establecimiento majestuoso, sólido, que ha alojado a jefes de estado y de gobierno. Su celebridad inspiró el best seller Hotel, que escribió Arthur Hailey y que en los 80 se convirtió en una popular serie de televisión que protagonizó James Brolin En la Sala Venecia han actuado personajes de la talla de Nat King Kole, Ella Fitzerald o James Brown. (Mason 950 Tf. (415) 7725000 www.fairmont.com. Precio: 250 euros) foto: Matthew Millman 4 Campton Place Es uno de estos hoteles que el viajero no duda en recomendar porque en él confluyen tres elementos básicos: su centralidad, su confort y su servicio. Y podríamos añadir su precio razonable para un establecimiento de contenido lujoso, con un emplazamiento envidiable junto a Union Square. Esta plaza debe su nombre a que en ella se celebraban los mítines en favor de la Unión durante la guerra de Secesión (1861-1865). El hotel abrió sus puertas como Drake-Wiltshire, pero desde principios de los 80 se conoce como el Campton, que fue rehabilitado recientemente por la diseñadora Sylvia Ching, una de las interioristas de moda de esta ciudad, que supo crear un ambiente sofisticado de refinada elegancia. Condé Nast Traveler sitúa al hotel en su Gold List. El restaurante es ideal para una cena romántica. La carta ofrece platos californianos y la bodega, un millar de referencias. (Stockton Street, 340. Tf. (415) 7815555. www.tajhotels. com. Precio: 250 euros) Màrius Carol vivir en vanguardia 49 foto: Michèle Falzone 05 Berlín POBRE, SEXY Y VARIOPINTA. PIB (2008) en miles de millones de dólares 95 Turistas internacionales (2009) 2.795.000 50 vivir en vanguardia Monumental A la izquierda, la puerta de Brandenburgo, donde han transcurrido los grandes hitos de la historia de la ciudad. Arriba, Alexanderplatz. foto: Brian Laurence Población (2010) Ciudad: 3,4 millones Área metropolitana: 3,9 millones Berlín no es una ciudad, sino varias. El Berlín de los barrios que son como compartimentos estancos; el de los jóvenes expatriados del triángulo Mitte, Kreuzberg, Friedrichshain, donde se vive en inglés sin apenas contacto con Alemania, un mundo de creatividad, cierta modernidad contracultural y precariedad. El Berlín burgués, sin refinamiento ni elegancia, del Kudamm, de Charlottenburg y Grünewald. El Berlín que sigue siendo RDA, de Marzahn y Hellersdorf. El Berlín de los emigrantes turcos de Neukölln, Weding y Kreuzberg. Y en ese mosaico, todavía dos grandes sectores claramente diferenciados; el Este y el Oeste, donde la gente no se mezcla apenas, porque vive, social y mentalmente, separada aunque hace veinte años que no haya muro. Otra divisoria de Berlín es la estacional. El Berlín otoñal e invernal, es un panorama depresivo: triste y gris, de abrigo y bufanda, con olor a cerrado y constante luz eléctrica. El Berlín primaveral y veraniego, es vida y oxígeno; con sus playas lacustres y esplendorosos atardeceres en bicicleta. Todo eso está contenido en la misma y prodigiosa ciudad. Capital de Alemania, un país que como Japón tiende a vivir cerrado en su propia salsa y está poco en el mundo pese a la paradoja de que la exportación, el mundo, es el fundamento de su prodigiosa economía. Berlín es una pieza imperfecta en una Alemania inflexible y correcta, y por eso muchos alemanes de orden la desprecian por improductiva, caótica y rompedora, por lo menos comparada con Hamburgo y Munich, las otras dos grandes ciudades del país. Pese a que hace más de veinte años que la ciudad dejó de ser el subvencionado escaparate luminoso en territorio enemigo que fue durante la guerra fría, Berlín mantiene cierto aire de artificialidad e indolencia. Uno de cada ocho berlineses no trabaja y el 20 por ciento de la población recibe subvenciones sociales. El espacio de la ciudad, resultado de la destrucción bélica y la división en dos ciudades, continua lleno de agujeros y vacíos que escapan a la urbanización. Aparecen por doquier lugares sin sentido por los que, sin ser parque ni zona verde, pasa un tendido férreo en desuso, crece la maleza y rondan los conejos silvestres. El negocio inmobiliario no ha podido con ese lujo del vacío salvaje, aun por domesticar, que derrota a los planificadores. En 1990 los planificadores y urbanistas pensaban que trayendo el gobierno aquí, las cosas cambiarían, pero no fue así. Estimaron que la nueva capital alemana volvería a ser lo que vivir en vanguardia 51 fue antes de la guerra, una metrópoli de cinco millones. Planificaron una excelente red de transportes, metro, ferrocarril de superficie, autobús y aeropuertos, reconectando lo que había estado separado, saneando lo que pudieron, pero Berlín les venció. Continuó siendo una ciudad de 3,5 millones, lo que la condenó a la actual sensación de vacío. Para ser verdadera ciudad, un conjunto orgánico y trepidante, le falta un millón de habitantes. Paseando a las nueve de la noche de un viernes o un sábado, por las vacías calles y plazas de su centro neurálgico, el visitante escucha el eco de sus pasos sobre las fachadas repletas de señales de impactos de bala y se pregunta donde está. Con poca industria y con los cuarteles generales de las grandes empresas bien lejos, en Stuttgart, Hamburgo o Munich, Berlín se ha buscado la vida en la cultura, la moda, el show, la creatividad y el turismo, que registra 22 millones de desembarcos anuales en sus aeropuertos, gran parte de ellos low cost. La ciudad no tiene monumentos ni belleza que ofrecer, pero tiene una historia fascinante. Como ninguna otra ciudad, aúna desastre bélico, nazismo y guerra fría, lo que suscita un enorme interés. La escasa presión inmobiliaria ha propiciado el asentamiento de artistas y jóvenes que encuentran aquí condiciones para una vida precaria holgada. “Pobre pero sexy”, dice el alcalde gay de la ciudad, Klaus Wobereit. La calidad de vida de Berlín, con sus bicis y grandes parques, sus múltiples teatros, sus redundantes óperas y filarmónicas, es sobre todo la del mileurista europeo. Si en Londres, París y Barcelona va con el agua al cuello, aquí vive relativamente tranquilo, mientras la ciudad arrastra una deuda de 60.000 millones de euros. Rafael Poch El corazón cultural de la capital alemana La isla de los museos es el corazón cultural del nuevo Berlín, en donde la arquitectura ha jugado un potente papel como elemento cohesionador de la ciudad dividida Miradas foto: Visions of our Land Berlín Del Holocausto al baile, pasando por el museo La cultura es una apuesta estratégica para una ciudad que alberga 365 museos y acoge a unos 25.000 artistas, muchos provenientes de la misma Europa o de China, Japón y Norteamérica Apuesta por la arquitectura Arriba, la cúpula acristalada del parlamento federal, diseñada por Norman Foster, sobre el viejo edificio del Reichstag. Intenta simbolizar la reunificación alemana. A la izquierda, arquitectura futurista en Postdamer Platz, convertida así en símbolo de la reconstrucción de la capital del país tras la unificación 1 2 3 foto: GETTY IMAGES 05 “Pobre pero sexy”, dice el alcalde gay de la ciudad, Klaus Wobereit Ciudad mutante Veinte años después de la caída del Muro, la vida cultural de Berlín –como la vida toda– sigue marcada por su pasado imperfecto. Su presente es, no obstante, prometedor, abierto a nuevas experiencias. Joven. Berlín no es Alemania; Berlín es Berlín. Una ciudad cosmopolita que, al mismo tiempo, exhibe sin pudor, en un acto masoquista quizá, todas y cada una de las huellas que en sus calles dejó el pasado nazi. Para una aproximación a ese pasado, nada mejor que empezar por una visita al Deutsches Historisches Museum (www.dhm.de). Pero si se prefiere una mirada más comprometida y sentimental, es necesario visitar el Museo Judío (1) (www.juedisches-museumberlin.de) alojado en un impresionante edificio diseñado por Daniel Libeskind, un mundo en si mismo capaz de sintetizar todo el dolor del Holocausto. Los museos son numerosos y sugerentes en Berlín, empezando por el de Pérgamo (2), la Pinacoteca Nacional y tantos otros. Más de cien. El rio Spree, en su serpentear, define una amplia zona consagrada a ellos, conocida como la Isla de los Museos, donde se encuentra, en el Museo Egipcio, el disputado busto de Nefertiti. En la foto se aprecia el edificio del Parlamento y las nuevas construcciones anexas junto al río Spree. Un paseo a pie desde allí nos lleva a la renovada Potsdamer Platz, en una panorámica única de una ciudad en mutación, con obras arquitectónicas de autor surgidas de un plano previamente diseñado por Renzo Piano. Entre ellas destacan el enorme edificio que alberga la sede de Sony en Europa, construido con vidrio y acero y diseñado por Helmut Jahn. Postdamer atrae miles de turistas diarios. Salvador Llopart fotos: getty images vivir en vanguardia 53 52 vivir en vanguardia 05 Compras de ayer y de hoy Durante la guerra fría Berlín fue el escaparate consumista para los vecinos del Este. Hoy la oferta abraza lo último, sin desprenderse de lo anterior Berlín En la Calle Las compras en Berlín son como la propia ciudad: un proyecto en constante construcción y renovación. La ciudad todavía se recupera de la herida que la partió en dos y luce con orgullo nostálgico y fetichista su pasado comunista. El Este está lleno de tiendas que se refugian en su pasado para crear una narrativa comercial que en otro caso sería muy mediocre. Sí, la tienda está sucia, pero tiene un significado: forma parte de la idealización colectiva de un pasado que no fue tan bonito. 1 por el atrio central cuando Berlín está de fiesta. foto: Jürgen Henkelmann/ AGE Fotostock 2 El Zeitgest Sin duda, uno de los pasatiempos favoritos de residentes y turistas intrépidos por igual es el de jugar a ser antropólogos urbanos y lanzarse a observar los colectivos, barrios y calles que están empezando a despuntar por su creatividad y especificidad. Los locales comerciales de Treptow y 1 2 Friedrichshain son auténticos hervideros de lo que, en unos años y convenientemente descafeinados por el mercado, acabarán llegando a las tiendas más atrevidas del mundo. foto: Havin hellier Die Hackeschen Höfe y alrededores 3 Una de las sorpresas más deliciosas para unas compras tranquilas y originales en Berlín se esconde un paraíso para las parejas de treintañeros que pasean sus cochecitos de bebé entre comercios de todo tipo. Esta calle, y las que la atraviesan, tienen una oferta comercial que combina lo funcional con lo que tiene más consciencia de ser estiloso. Vale la pena entrar en Luxus para ver qué regalos se hacen los berlineses unos a otros. 10 detrás de la bulliciosa y estéril Alexander Platz. Agrupación de edificios residenciales que han habilitado sus plantas bajas para comercios alternativos y familiares, sus tiendas y restaurantes son un secreto a voces entre los habitantes de la ciudad. Sus alrededores se han convertido en un potente imán para comercios independientes, vintage y retro así como restaurantes y bares que juguetean con una interpretación germánica de 5 54 vivir en vanguardia 4 4 KaDeWe Estos grandes almacenes son uno de los abuelos de su categoría en Europa. Más parecidos a sus vecinos del norte del continente (Magasin en Copenhague o NK en Estocolmo) que sus hermanos latinos, KaDeWe (Kaufhaus Des Westens, o “tiendas del Oeste”) sigue teniendo una oferta comercial y de alimentación inigualable en la capital alemana. Recomendable pasearse heim (6) hasta el Museo Judío (7) pasando por el Hamburger Bahnhof (8), las tiendas de estos museos te explican con igual pasión que en sus galerías la forma en que los berlineses entienden el objeto de regalo y los complementos. Irónicos, simpáticos, transgresorres y educados, su oferta comercial es digna de una visita, aunque no 3 la gastronomía mundial. Vale especialmente la pena un paseo hasta Rosa Luxemburg Platz para ver algunas de las propuestas comerciales más interesantes de una ciudad que parece estarse descubriendo constantemente. foto: Silvia Otte/ Getty Images Direcciones Luxus: Kastanienallee 101 Die Hackeschen Höfe: Rosenthaler Straße 40 KaDeWe: Tauentzienstrasse 21 Kastanienallee La primera de las calles del Berlín Este que se gentrificó desde lo cool, Kastanienallee (4) es hoy De compras por los museos 5 Berlín es conocida mundialmente por su oferta cultural de primer orden. Junto a los museos más típicos, encajonados uno al lado del otro en el Museum Insel, la ciudad está salpicada por galerías, museos, centros de arte y grandes equipamientos culturales que destacan tanto por sus colecciones como por el interés de sus tiendas. Desde el Guggen- entremos en el museo.oto: Jorg Greuel / Getty Images Zonas consolidadas 10 Es normal ver a los berlineses comprando por las arterias comerciales más consolidadas (K’damm (9) y Friedrichstrasse (10), que si bien no tienen nada de especial, son muy frecuentadas por las familias, en especial los fines de semana. Daniel CórdobaMendiola vivir en vanguardia 55 05 Asequible para todos los bolsillos Berlín es una ciudad de precios equilibrados, si se compara con las otras capitales europeas. Y ofrece tal variedad de bares y restaurantes, que el visitante encuentra siempre uno ajustado a su medida, sea ésta económica, estética o gastronómica Berlín Los Sentidos Apuesta segura En Berlín hay hoteles de lujo, refinados, de estética glamorosa, más sencillos o simplemente confortables para poder descansar cómodamente La tentación del ‘Curry Bratwurst’ La ciudad mezcla sin pudor la alta cocina francesa y la pastelería austríaca con sus considerables influencias turcas. Además de cenar en un buen restaurante, nada es más típico en Berlín que tomarse un Curry Bratwurst por la calle esperando el tranvía que te lleva a casa. 1 2 delante suyo varios días por semana), estos restaurantes son una buena manera de disfrutar de platos típicos de la cocina berlinesa en un ambiente relajado. El mejor, sin duda, Oximoron. foto: Juergen restaurante, Sara Weiner, que mezcla cocina alemana y austriaca con una retirada pinup de los 50. Punto de encuentro de la intelectualidad y academia alemana, el restaurante es especialmente interesante entre horas, cuando uno puede pasarse horas leyendo y charlando. foto: Henkelmann 2 Die Hachesher Hofe 1 El complejo residencial y comercial está repleto de restaurantes y todos tienen su encanto. Con unas cartas más elaboradas que su entorno más inmediato (en especial las paradas del mercado que se planta 56 vivir en vanguardia Meierei Berlín está sembrado de centenares de bares y cafeterías en los que la calidad del café no es su prioridad. Meierei no es el caso. Ubicado en una antigua vaquería, la cafetería se desdobla en tienda de delicatessen especializada en productos de los Alpes y es el punto de reunión del barrio. Atención a los pasteles, nada pretenciosos en su aspecto, porque son de lo mejor que se puede encontrar en la capital. foto: Richard Nebesky/ AGE Fotostock Guy Restaurant am Gendarmenmakt 3 El centro regio de la ciudad, con Friedrichstrasse como espina dorsal, está plagado de restaurantes FORGET-GAUTIER 3 Vapiano 4 que recrean la experiencia de los grandes comedores donde las clases con posibles cenaban antes de salir a ver un espectáculo en el Berlín de entreguerras. Guy es quizás el más moderno y su patio interior lo hace destino perfecto para una noche de verano. Adlon Kempinski 5 foto: Tíbor Bognár 4 Sara Weiner El Hamburger Bahnhof es uno de los museos de arte contemporáneo más singulares de Europa. Ubicado en la antigua estación de tren que conectaba Berlín con Hamburgo, cuenta entre sus atractivos con un Una conocida cadena de restaurantes que pueblan el centro y norte de Europa, Vapiano es un cruce entre un restaurante de pasta, una pizzeria y McDonald’s. Ideal si tenemos prisa, nos preparan la comida delante nuestro y tienen una carta de postres un tanto decadente. Vale la pena para ver a una juventud que es más alemana que berlinesa, menos sometida a las modas y con ganas de pasar un buen rato frente a una buena ración de hidratos de carbono. Daniel Córdoba- Direcciones Meierei: Kollwitzstraße 42, Oximoron: Rosenthaler Straße 40-41 Sarah Wiener: Invalidenstraße 50-51 Guy Restaurant am Gendarmenmakt: Jägerstraße 59 Vapiano: Augsburger Straße 43 Es el mejor hotel de Berlín. Fue construido en 1907 con la ayuda del káiser Guillermo II. Entre los huéspedes que han disfrutado de sus sobrias y elegantes habitaciones están Einstein, Rockefeller, Strauss, Chaplin o la Dietrich. Este hotel resulta espectacular, con su majestuoso hall, su completo spa, sus cuatro restaurantes (gastronómico, francés, italiano y japonés) y sus dos bares de copas. Especialmente novedoso es el Uma, con un barman japonés que prepara cócteles orientales. (Unter den Linden 77. Tf. 49 3022610 (www.adlon-hotel.de). Precio: 300 euros). 5 6 foto: Richard Nebesky The Westin Grand Berlín 6 Con una ubicación única en el corazón de Berlín, en el barrio de Mitte. Aquellos que hayan visto El mito de Bourne recordarán que éste es el hotel donde Jason Bourne graba una conversación a un espía de la CIA para demostrar su inocencia a Pamela, y donde se suicida el agente secreto. El hotel abrió en 1987 y los arquitectos quisieron conservar la estructura octogonal del anterior Kaisserpassage, donde se celebraban bailes de gala, representaciones teatrales y actuaciones musicales. El hotel cuenta con un gimnasio y con una espléndida piscina circular climatizada. (Friedrichstrasse 158-164. Tf. 49 30 20270. (www.theberlingrandhotel.com). Precio: 250 euros). Màrius Carol Foto: archivo vivir en vanguardia 57 foto: eigthfish 06 Londres El Población Ciudad: 7,6 millones Área metropolitana: 12,2 millones PIB (2008) en miles de millones de dólares 565 Turistas internacionales (2009) 14.059.000 Posición en ranking de coste de la vida 17 58 vIVIR EN Vanguardia teatro del mundo. Y es grande porque lo que pasa en el escenario suele ser bastante menos excitante que lo que se cuece en las bambalinas. Londres son sus grandes venas y arterias, sus grandes monumentos y atracciones turísticas, pero sólo con eso sería un parque temático. Y no, la vieja Londinivm es una ciudad de pies a cabeza, de Hammersmith a Greenwich, de Hampstead a Richmond (por poner unos límites cualquiera), donde los vasos capilares le dan una vida y un brillo que la alejan a años luz del cartón piedra de los reclamos de las agencias de viajes. Si se rasca su piel, la ciudad sangra, está viva, respira. Olvídese de la lluvia (un día de primavera o verano puede e incluso suele tener las cuatro estaciones en pocas horas), olvídese de la niebla (preciosa para ambientar historias victorianas, pero cada vez más difícil de ver). Olvídese de la mala comida porque en pocas ciudades del mundo comerá tan bien, tan variado y tan sabroso sin tener que gastarse una fortuna. Si elige de la lista de las estrellas Michelin seguramente no fallará, pero si elige un restaurante, o un gastropub o simplemente se acerca a un supermercado para aprovisionarse y montar un buen picnic, tampoco. Ah y no tenga miedo ni desprecie un buen fish and chips rebozado con cerveza y acompañado de patatas nuevas si le apetece. Verá qué sorpresa. Y no, no hace falta que se lleve su máquina de cápsulas de café en la maleta. Es cierto que hace 20 años beberse un expreso como Dios manda en Londres era un imposible. foto: Mark Mawson gran teatro del mundo. Londres es el gran Big Ben A la izquierda, el palacio de Westminster visto desde el London Eye. Arriba, Hyde Park en primavera, al fondo un autobús turístico. Ahora, culinariamente hablando, Londres sabe mucho a cocina italiana, igual que siempre olió a curry, cerveza y rustido del domingo. Londres es una ciudad donde los tópicos se caen por su propio peso y donde por cada atracción turística que ofrece una gran vista, una visita inmejorable o una experiencia irrepetible a un módico precio, hay varias alternativas menos caras, menos multitudinarias y más auténticas. Por ejemplo, compare las vistas que le ofrece el archifamoso London Eye, previo pago y previa cola, y la silueta de la ciudad que le ofrece subir a Primrose Hill, un parque fabuloso que conecta con Regent’s Park. Compare Hide Park o Kensington Gardens con Hampstead, el gran bosque, medio civilizado medio salvaje, al norte de la ciudad o si quiere enseñarles cervatillos a sus hijos coja el metro y plántese en Richmond Park, donde la traicionera y rápida marea del Támesis, puede dejarle atrapado en un pub hasta que no baje (y no es broma). De camino a Richmond, los impresionantes VIVIR EN Vanguardia 59 Kew Gardens. Compare los grandes museos (muchos gratuitos) como la National Gallery o el de Natural History con las pequeñas joyas como el Geoffry, el de Händel, o el Museo Marítimo, en la zona de Greenwich, otra joya periférica londinense. Hasta los destinos más turísticos y frecuentados –como los mercados de Portobello, Candem, Brick Lane o el Borough, de comida– tienen sus calles secundarias ajenas a los souvenirs, con sus tiendas de vinilos fascinantes, sus pequeños comercios, librerías dickensianas, galerías de arte y cocinas de donde emanan efluvios indios, bangladeshíes, albaneses, franceses, australianos, portugueses o marroquíes. Perderse es casi una obligación en una ciudad cuyo metro es tan legendario y rápido (si no se avería) como incómodo y claustrofóbico. Con tiempo y sin destino fijo es mejor subirse al piso superior de un doubledecker y ver la ciudad por encima del hombro. O incluso ponerse las zapatillas deportivas y recorrer el canal Union que llega hasta Birmingham y que empieza en la coqueta LittleVenice con sus barcazas amarradas, retratadas en la última película del director neoyorquino Woody Allen. Esté en el West (tal vez más señorito y elegante), o en el East (acaso más despierto, canalla y joven), vaya al teatro o al cine (el Electric ha cumplido 100 años), al fútbol o a Wimbledon, la capital británica no se acaba nunca. Apunten, apunten: mercado de flores de la calle Columbia, barrio de los Hugonotes de Brick Lane, Galería Saatchi, paseo por el Támesis desde Hammersmith hasta Richmond, parque de atracciones Chessington, el Sunday Up Market, el jardín japonés de Holland Park, Kensington HighStreet, museo Faraday, la Filmoteca, el Southbank. Felip Vivanco Esté en el West (tal vez más señorito y elegante), o en el East (acaso más despierto, canalla y joven), patee las calles y vaya al teatro o al cine, al fútbol o a Wimbledon Miradas foto: carlos lópez barillas LONDRES 60 vIVIR EN Vanguardia Entre el Est y el West es casi una obligación en esta inmensa ciudad De lo clásico a lo insólito Junto a las propuestas clásicas, Londres destaca por sus apuestas innovadoras, más originales o insólitas, y siempre especiales. Pequeños museos instalados en casas victorianas donde la exposición parece exclusiva para el visitante 2 1 foto: Andrew Errington 06 Perderse Sosiego & estrés Arriba, un bote navega por el Regents Canal camino de Camdem Lock, en Little Venice en pleno distrito de Westminster, un pintoresco lugar apartado de la bulliciosa City. A la izquierda, londinenses cruzando el puente de Londres. Al fondo, un típico autobús urbano. British Museum 1 Es el museo de los museos –con su piedra Roseta, sus momias o buena parte de los relieves del Partenón (entre otros siete millones de objetos)– la antigua biblioteca del rey George III, es el tesoro del British. Su razón de ser. De imponente arquitectura neoclásica, esta sala (The Enlightenment Gallery, la Ilustración) muestra cómo los coleccionistas de la época, ávidos por entender el mundo, crearon el British. No muy lejos, otra herencia de estos apasionados coleccionistas: el museo de Sir John Soane’s. Este reconocido arquitecto del siglo XIX donó su colección a condición de que no se tocara nada. Y nada se tocó en su sorprendente casa, ahora abierta al público. foto: Chris Hepburn Victoria and Albert 2 Otra casa museo, no muy frecuentada por turistas, que merece la pena visitar para iniciar la ruta del Londres victoriano es una de las que ocupó Charles Dickens, cerca de Russell Square. El museo Victoria 3 and Albert, que alberga una de las mayores colecciones de arte y diseño del mundo, es fruto de esa época en la que Londres se expandió y se mostró al mundo con la Exposición Universal de 1851. Al sureste de la ciudad (en Bexleyheath), la Red House. Una casa diseñada por el arquitecto Philip Webb y William Morris (su propietario), una figura fundamental de esta época victoriana. foto: Pawel Libera La Tate Modern 3 Parada obligatoria para recorrer el arte del siglo XX. Las salas de exposiciones y el Hall, se reservan para las propuestas más contemporáneas. Para tomarle el pulso a lo que se cuece hay que acercarse a la Saatchi Gallery, la Serpentine Gallery o el siempre sorprendente White Cube (cerca de Barbican). Sara Sans foto: Latitudstock vivir en vanguardia 61 06 Llenar la maleta de tendencias Lo normal es que las calles comerciales combinen los millones que viven y los millones que están de paso y que llegan con las maletas medio vacías. Londres En la Calle Londres es una de las pocas ciudades del mundo en las que ir de compras es una experiencia que mezcla en un mismo espacio a turistas y residentes. Hay tiendas de souvenirs, tan kitschs como las de cualquier capital y con una asombrosa devoción hacia la familia real 1 2 5 que vuelven a sus hoteles tras una excursión por Oxford Street. Charcuterías (The Ginger Pig), queserías (La Fromagerie), restaurantes (Fish Works, donde además de pescado se puede jugar a pescar celebrities) y bares (Coco Momo). Y también Other Criteria (4), la marca del artista Damien Hirst para vender merchandising de sus obras y la de algunos de sus amigos. foto: Jeffrey 3 Herencia británica 1 Británico y Smythson (2) ha convertido el recuerdo en papelería y marroquineNinguna ciudad ha explota- ría. fotos: Shaun Egan/ Star Stock do mejor la idea de herencia y orgullo que Londres. 3 Cool Britannia Su constante reinvención y el mirar siempre hacia deSi algo sabe hacer bien lante no le ha impedido que Londres es acercar el cool, se regodee en su pasado. las modas y las tendencias Desde los grandes almamás emergentes al público. cenes Harrod’s (1) a los A diferencia de ciudades menos conocidos Asprey, como París y Berlín, en la ciudad está salpicada de lo que lo más alternatiherencia en formato para vo se esconde de forma llevar. Fortnum & Mason consciente y orgullosa de ha construido una expela marea de turistas de fin riencia comercial basada en de semana, Londres tiene un pasado tuneado que te la transgresión por igual traslada al glorioso Imperio en el ADN de la ciudad y en el frontal de todos los escaparates. Un ejemplo: Dover Street Market (3), la insignia que esconde la tienda japonesa de nombre francés Comme des Garçons, es uno de esos destinos que no se pueden dejar de visitar de forma regular. foto: Geraint lewis Marylebone High Street 4 Sin duda una de las calles más bellas de la ciudad, Marylebone (4) es un destino de referencia para residentes y una agradable sorpresa para los turistas 62 vivir en vanguardia 4 6 5 Shoreditch Convertido en el centro de las tendencias y la creatividad empresarial europea, el triángulo que se extiende entre las estaciones de metro de Old Street , Liverpool Street y Hoxton (5) está plagado de tiendas, showrooms, galerías, peluquerías, tiendas de decoración, restaurantes y bares perfectas para el que quiera decir que ha estado rodeado de la modernería de la ciudad. Especialmente recomendables son Charlotte Street, Boundary Street y la ya mítica Hoxton Square. foto: David Harding 7 Mercados y mercadillos 6 Aparte de los Candem y Portobello, Londres está plagada de pequeños mercados donde comprar todo tipo de comestibles elaborados por empresas y cooperativas. Los recomendables son Cabbages and Frocks en Marylebone, Broadway Market (7) y Columbia Road Flower Market (6) los domingos por la mañana. D. C.M. fotos: londonPhotos / LeherBoc-Alamy. Direcciones Asprey: 167 New Bond St F&M: 181 Piccadilly Smythson: 40 New Bond St Dover Street Market: 17-18 Dover St Broadway Market: Regent Canal a la altura de London Fields Cabbages and Frocks Market: Parish Grounds en Marylebone High Street vivir en vanguardia 63 blackler 06 ‘British’ o sabores asiáticos Sea británica tradicional o elaborada sobre la base original foránea ¬especialmente de las ex colonias¬, la gastronomía resultante es una nube de olores provenientes de cocinas indias, tailandesas, japonesas, vietnamitas, coreanas, turcas, caribeñas... Londres Los Sentidos Tradición y aristocracia Muchos de los hoteles de lujo de la capital británica se concentran en los barrios centrales de Westminster, Whitehall y la City. Dos ámbitos urbanos llenos de atractivo. En el interior de estos establecimientos destaca la tradición aristocrática y el glamour Adiós a la leyenda negra La vieja opinión generalizada según la cual en Londres se come mal, ha quedado definitivamente superada. Multicultural, fusionada y pionera del Fast Food versión 2.0, la ciudad es una de las cocinas de referencia del mundo. 6 1 2 3 1 Fast Food 2.0 Las enormes distancias, la meteorología, tener 45 minutos para comer y la naturaleza cambiante de los habitantes de Londres ha hecho que toda una nueva generación de cadenas rápidas hayan tenido que innovar constantemente y ofrecer más que una hamburguesa con patatas fritas. Cada día más de 2 millones de residentes comen fuera de su casa y a esa cantidad hay que sumarle los miles de turistas que cualquier día pasean las calles de la ciudad. Cocina india, ára64 vivir en vanguardia be, vietnamita, japonesa, italiana, francesa, española… todas las nacionalidades con un imaginario gastronómico bien exportado han sido objeto de domesticación por parte de grupos ingleses de cadenas de restauración. Wagamama (1), Busaba, Nando’s, The Real Greek, Canteen, Carluccio’s (2), Leon, Wasabi (3), Giraffe… pueblan la ciudad ofreciendo una oferta de comida de diario que se suma a las innovaciones constantes de cadenas de bocadillos más convencionales como Pret o Eat. fotos: dennis Gilbert/Roberto Herret 34 35 Cocineros estrella 2 Heston Blumental (4) o Gordon Ramsay son sólo algunos de los cocineros que se desdoblan en celebrity. La mayoría de ellos cuentan con más de un restaurante y suelen ofrecer menús en los que suele ser más innovador el nombre que el contenido del plato. Jamie Oliver (5), en su vocación de salvar al universo de los malos hábitos alimentarios a través de saquear tarjetas de crédito, es sin duda el cocinero que más ha sabido explotar su estrella en todo tipo de formatos. Fifteen, Jamie’s Italian son algunos de los restaurantes que le han convertido en una suerte de Martha Stewart con las manos sucias. D. C-Mendiola foto: Greg Zabilski/Chris Jackson. Direcciones Jamies Italian: 2 Churchill Pl Fifteen: 5 Westland Place, Shoreditch, Canteen: 55 Baker Street Carluccio’s: 1-3 Old Brompton Rd Claridge’s Entre la aristocracia británica se solía bromear diciendo que cuando un rey perdía la corona, siempre la quedaba el Claridge’s. Este establecimiento del corazón del Mayfair es uno de los mejores hoteles del mundo y, sin duda, el más inglés de todos, puesto que en él ha fumado sus puros sir Winston Churchill, ha tomado el té la reina Isabel II y han cenado lenguado de Dover el duque de Windsor y Wallis Simpson. El mejor piropo al establecimiento se lo dedicó Spencer Tracy cuando proclamó: “Yo no quiero ir al cielo, sino al Claridge’s”. The Foyer es el gran comedor, en el que se desayuna la mejor bollería de Londres y por la tarde se convierte en salón de té. Recomendable es el restaurante del chef Gordon Ramsay, que resulta uno de los más elegantes de la ciudad y donde hay que ir con chaqueta. (Brook Street. Tf. 20 76298860. www. claridges.co.uk. Precio 450 euros). foto: hotel Claridge 7 The Savoy Mantiene su aspecto art decó tradicional, aunque las suites y sus salones han ganado en moder- 6 nidad y confort, tras su reciente reforma. Situado a orillas del Támesis, (Monet lo pintó desde el escritorio de una de sus habitaciones), abrió sus puertas en 1889 sobre lo que era un antiguo teatro, cuyo propietario, Richard D’Oyly Carte, decidió levantar un hotel al estilo estadounidense. César Ritz intervino en la concepción del hotel, teniendo el acierto de contratar al mejor cocinero del mundo, Agust Escoffier. Aquí pasó su primera luna de miel Elizabeth Taylor, Ava Gardner contrató una orquesta para bailar chachachá en su suite, Twigy no pudo entrar con minifalda y Steve McQueen se paseó desnudo por sus pasillos. En su salón desayunaba el primer ministro Winston Churchill durante los bombardeos de la 7 aviación alemana, a fin de dar un mensaje de calma a la población. (The Strand. Tf. 20 7836 4343. www. the-savoy.com. Precio 500 euros). Màrius Carol foto: hotel the savoy vivir en vanguardia 65 foto: Scott Barbour 07 Sidney Los anglosajones más simpáticos del Población (2010) Ciudad: 4,4 millones PIB (2008) en miles de millones de dólares 213 Turistas internacionales (2009) 2.040.000 Posición en ranking de coste de la vida 24 66 vIVIR EN Vanguardia ¿Es acaso la lejanía, el largo camino, lo que hace de Sidney una ciudad radiante, hedonista y olímpica? Todo viajero llega cansado a Sidney tras horas interminables de avión, por lo general enlatados en la clase económica, aunque acaso eso influya positivamente: ¡qué alegría tocar tierra! Muchos creen que la relación con todas las ciudades queda determinada por la primera vista, cuando se produce o no ese coeup de choeur, como dicen los franceses, que marcará el deseo de volver o no volver. Sidney tiene un perfil entre marinero y de diseño que le da mil vueltas a esos malls y muelles postizos con lo que tantas ciudades han querido reinventarse a gusto del consumidor que encuentra en ellos las mismas heladerías, tiendas de jabones provenzales y restaurantes ya sea en Miami como en Dubai. Si alguien duda que Sidney es diferente sólo tiene que hacer una prueba concluyente. Por 44 dólares australianos en gallinero (32 €), 280 (206 €) si opta por platea, puede adquirir una entrada para la ópera y durante el entreacto, a menudo antes de que el sol se haya escondido, salga a estirar las piernas para llenarse de la belleza que le da el mar al edificio y viceversa. Hoy, los sidneysiders, o sea los 4,4 millones de habitantes de la ciudad y su área metropolitana, sacan pecho con el edificio Opera House aunque en su día –he aquí un caso de reflexión: ¿por qué somos tan reacios a las innovaciones de nuestras ciudades?– el proyecto, adjudicado foto: andrew watson mundo “El más bonito del mundo”. A la izquierda, gente cenando en la Opera de Sidney, el “edifico mas bonito del mundo”. Arriba, una mujer corre hacia el Harbour Bridge. en 1957 al arquitecto danés Jorn Utzon, fue creciendo entre críticas, diatribas y muchas chuflas. Incluso gafes trágicos: el primer muerto en un secuestro en la historia del país fue el hijo del primer ganador del sorteo de lotería federal hecho para financiar el ambicioso edificio. “Se carga el paisaje”, era la crítica más común, “Es como un grupo de monjas francesas con sus cofias jugando al fútbol”, es el más original. Finalmente, en 1973, la jefa de Estado de Australia, es decir la reina Isabel II de Inglaterra, cortó la cinta inaugural del “edificio más bonito del mundo”, según la definición del The Times de Londres de la época. La Ópera y el puente sobre la bahía, muy a lo San Francisco, son los dos grandes iconos de la capital del estado de Nueva Gales del Sur. La Ópera de Sidney, además, tiene un repertorio cada tempovIVIR EN Vanguardia 67 antes de 2000, Sidney tenía un espíritu “olímpico” rada muy al gusto popular, con sus Verdis, Puccinis y Bizets, fiel reflejo del estilo patalallana de los australianos, posiblemente los anglosajones más simpáticos y abiertos del mundo. Y deportistas, porque este pequeño país, en habitantes, es el que tiene la mayor densidad mundial de medallas olímpicas por habitante, un mérito que reportó a Sidney la organización de los Juegos Olímpicos de 2000, una designación ganada a Pekín. Ya antes de 2000, Sidney tenía un espíritu “olímpico” si por tal se entiende una ciudad marítima llena de parques donde se puede pisar el césped y se pisa. Curioso final para una ciudad habitada por los descendientes de los 736 convictos ingleses desembarcados el 26 de enero de 1778 a las órdenes del almirante Arthur Phillip, fecha de la fundación de Sidney. Hoy, son gentes de modales desenfadados que tienen el privilegio de vivir en una ciudad con un centro financiero ultramoderno y una variedad interminable de playas y puertos deportivos (hasta 70), siendo Bondi la playa más turística y atractiva para dejarse llevar por el hedonismo reinante y las habilidades de los surfistas. Un buen lugar para almorzar al aire libre, aprovechando el clima templado de la ciudad. Sidney es una ciudad multicultural, con comunidades nutridas de serbios, croatas, vietnamitas, chinos, libaneses y filipinos que han ido creando barrios animados para, por ejemplo, comer bien. Ahí está Cabramatta, con decenas de restaurantes vietnamitas. No hay ciudad de mar sin pecado y el de Sidney está concentrado en King Cross, antaño un barrio de bohemios al que la guerra de Vietnam –o mejor dicho, los muchachos que pasaban unos días de vacaciones– cambió de carácter. Y de negocios. Joaquín Luna 68 vIVIR EN Vanguardia Un perfil entre marinero y de diseño El puerto de Sidney destaca sobre tantos otros muelles globales reconvertidos en zonas turísticas con las mismas heladerías y jabones provenzales, sea en Miami o Dubai Miradas foto: scott barbour Sydney Belleza alrededor de la bahía A poco más de doscientos años de su ignominiosa fundación como colonia penal –léase La costa fatídica, de Robert Hughes (Edhasa, 1989)–, Sidney es en la actualidad una de las ciudades más bellas y multiculturales del mundo. Su alma, cerebro y corazón se hallan alrededor de la enorme y deslumbrante bahía, más allá de cuyas orillas se extienden los suburbios, se diría que ‘ad infinitum’. 1 foto: Jean-Paul Ferrero/ Ardea/ ACI 07 Ya ‘Skyline’. Arriba, el ‘skyline’ de Sidney tras Harbour Bridge, el Luna Park y el Centrepoint. A la izquierda, la playa de Bondi, la más turística y atractiva para dejarse llevar por el hedonismo reinante y las habilidades de los surfistas. Un buen lugar para almorzar al aire libre, aprovechando el clima templado de la ciudad. 1 Opera House Al lado sur de la estampa formada por la archiconocida Opera House, con sus velas de hormigón desplegadas a todo trapo, flotando sobre el agua al pie de los rascacielos, frente al inmenso puente metálico que une los dos hemisferios de la ciudad, uno puede adentrarse en el barrio de The Rocks, que es el más antiguo, y en cuyos laberínticos edificios de piedra labrada por los convictos el turista encuentra un mercadillo de artesanía de calidad y una muestra de las tan codiciadas obras de arte de los aborígenes. foto: Michael Dunning Powerhouse Museum 2 2 3 El Museum of Applied Arts and Sciences, popularmente conocido como el Powerhouse Museum, que, por supuesto, está a dos pasos de la bahía, es algo así como el Victoria and Albert Museum de las antípodas, en el que la ciencia, el diseño y las artes decorativas se dan la mano, y el pasado da la sensación de haber salido del futuro. foto: William robinson Zoológico de Taronga Park 3 Tal vez la oferta cultural más atractiva, interesante y exclusiva de Sidney sea el zoológico de Taronga Park, al que se accede en un pequeño ferry que pasa por delante de la Opera House. Koalas y canguros aparte, el ornitorrinco, un bicho realmente extraordinario, bien merece al menos una visita. John W. Wilkinson foto: Paul M. o’connell vivir en vanguardia 69 07 Experiencia comercial relajada La ciudad propone salir de compras de una manera más relajada que la que acostumbran sus vecinas asiáticas, combinando asfalto con arena de playa SYDNEY En la Calle Paddington y Darlinghurst 4 Oferta americana, densidad asiática y horarios ingleses. Bienvenidos a la propuesta comercial en Sidney: grandes almacenes victorianos que datan de principios del siglo XIX conviven con enormes centros comerciales conectados entre ellos y con la red de transporte, como en cualquier ciudad del sur de los Estados Unidos. 4 esfuerzos de los comerciantes ha sido restaurado replicando todos los detalles. foto: peter clements QVB (Queen Victoria Building) 2 1 1 Pitt Street Aunque fastidiosamente perforada por un monorraíl que hace que parezca el loop de Chicago, Pitt Street es la antigua gran avenida de las compras de Sidney. Poco a poco ha sido tomada por comercios más actuales, hoteles contemporáneos y franquicias de restaurantes de comida rápida. Pese a ello, alberga un larguísimo carrusel de grandes almacenes y centros comerciales incluyendo los famosos Picadilly. El fuego de 1976 acabó con la Strand Arcade original pero gracias a los 70 vivir en vanguardia Los grandes almacenes más antiguos de Australia te transportan automáticamente a las grandes galerías y pasajes comerciales del centro de Inglaterra. Abierto en 1898, en los últimos años ha vuelto a su brillo original, con una oferta que combina lo mejor de un gran almacén con una oferta que, si bien no es muy diferencial, sí que permite tenerlo todo bajo un mismo techo. El gran almacén se toma a sí mismo tan en serio que incluso incluye unos tours organizados en que te explican la historia del edificio, nombrado como homenaje a la Reina Victoria de Inglaterra. foto: adam eastland/alamy 3 Bondi Beach Aquí es donde Sidney reivindica su relación de parentesco lejano con el 5 2 4 3 este de California. Tiendas, bares, espacios alternativos, galerías, showrooms convierten la playa en un gran paseo marítimo. Un sueño hecho realidad para surferos de medio mundo y amantes del aire libre, la larga tradición de la relación de la ciudad con sus playas hace que haya quien sólo compra en el centro al salir del trabajo. foto: giovani rivolta Dos de los suburbios al este de la ciudad, aquí es donde los más jóvenes van de compras. Una plétora de tiendas independientes, cafés y locales de ocio componen un espacio en el que se puede comprobar porqué la ciudad está considerada el epicentro del cool en Australia. En Paddington está Five Ways, un cruce de calles en el que vemos lo que queda de un planteamiento comercial de tres siglos: desde tiendas independientes a locales que combinan comercio y residencia y hoteles con superficie comercial. Oxford Street tiene algunas de las tiendas más interesantes de la ciudad, incluyendo Moku, Kirrily Johnston y Incu. foto: bosiljka zutich/aci 4 Sydney Fish Market 5 Supuestamente el mayor mercado de pescado (5) del hemisferio sur, y sólo superado por Tsujiki en Tokio, este mercado ofrece sus productos por igual a restaurantes y al público local. Un destino por sí mismo, el mercado ha ido evolucionando en los últimos años para incluir restaurantes, una escuela de hostelería y todo tipo de servicios. Un mercado del siglo XXI que demuestra la gran tradición que la cultura australiana tiene con todo lo que viene del mar. Daniel CórdobaMendiola Direcciones QVB: 455 George St Strand Arcade: 412-414 George Street Moku: 208 Oxford Street Kirrily Johnston: 6 Glenmore Road Incu: 500 George Street vivir en vanguardia 71 07 Una ciudad siempre soleada Sol, buen ambiente, una impresionante vista a las playas, gozar al aire libre y menús para descubrir las carnes y los sabrosos caldos del país. Restaurantes y locales de la capital australiana apuestan ambién por el ingenio a la hora de seducir la clientela. Sydney Los Sentidos Variedad con vistas a la bahía Los sidneysiders viven mirando a su amplísima bahía y a su Opera House, al igual que la mayoría de los establecimientos hoteleros. Buen servicio en las antípodas Innovación frente al mar 4 Sidney ofrece todo tipo de ofertas para comer y beber en casi cualquier momento del día. La ciudad separa claramente entre el restaurante de toda la vida y los más innovadores, que se alejan del centro y prefieren las playas y Paddington. 1 de recomendaciones que cambian cada día y donde es especialmente recomendable el couscous con yoghourt. Quay, Aria y Marque 2 Icebergs Dining Room 1 En el top de las recomendaciones de cualquier residente de la ciudad, su precio elevado queda compensado por una deliciosa carta, su ambiente y una impresionante vista de las playas de Bondi. Cocina italiana con un giro australiano y con una gran presencia en el menú de la carne del país. 72 vivir en vanguardia 3 Hay que dejar sitio para na cocina, buen ambiente los postres, una verdadera y una cierta sensación que indulgencia decadente. foto: estás siempre rodeado de gente guapa. foto: sydney Icebergs 2 Café Sydney Sin dejar el ambiente italiano y las espectaculares vistas, esta vez del centro de la ciudad (está ubicado el tejado de la Customs House), Café Sydney resume perfectamente el espíritu de la ciudad: bue- 3 Toko En el mundo hay restaurantes japoneses de cinta autoservicio y luego está Toko en Paddington. Con varios locales en la ciudad, Toko ha conseguido establecer una personalidad propia en una ciudad en la que la cocina japonesa ha dejado hace tiempo de ser exótica. El mejor sushi y sahimi de la ciudad con un enorme respeto por el producto y un toque australiano que lo convierte en un local de referencia. foto: toko Café Mint Pocos locales trabajan mejor su oferta de desayunos como Café Mint. Una carta sencilla repleta Para cuando los residentes se ponen formales, estos tres restaurantes son los máximos exponentes de la variedad gastronómica de la ciudad. Aria está ubicado al lado de la Ópera y ha ido creciendo hasta ser uno de los puntos de referencia en los eventos de Sidney. D. Córdoba-Mendiola Direcciones Iceberg: 1 Notts Ave, Bondi Beach Café Sydney: 31 Alfred Street Toko: 362 Oxford St Café Mint: 579 Crown Street Quay: Upper Level Overseas Passengers Terminal Circular Quay West Aria: 1 Macquarie Street, East Circular Quay Marque: 4/5 355 Crown Street Shangri-La Ofrece el confort propio de los establecimientos de esta cadena. Son una apuesta segura, por la calidad del servicio y la comodidad de sus habitaciones. Su situación en el histórico barrio de Rocs, con unas impresionantes vistas sobre la bahía, el puente, el puerto y la ópera, convierte el anochecer en un espectáculo para los sentidos. El restaurante Altitude, situado en lo alto de este rascacielos, y el bar Azul (en el piso 36) intentan aprovechar el paisaje que se ofrece a los ojos del cliente para que empiece a disfrutar del local antes que sirvan sus platos de cocina de fusión y sus cócteles exóticos. (Cumberland 176 Tf. (2) 92206000. (www.shangri-la.com) Precio: 350 euros). FOTo: sangri-la 5 4 5 Four Seasons En el mismo barrio de Rocs, el más antiguo de la ciudad, donde proliferan las tiendas, los pubs y los museos, se alza este otro gran hotel, el Four Seasons, que resulta igualmente recomendable y ofrece 121 suites. Algo menos suntuoso en su mobiliario, pero igualmente cómodo cuenta también con unas vistas espectaculares. El hotel tiene un interesante restaurante, el Kable’s, donde sirven excelente marisco, y un local de copas, The Bar, donde saben preparar el martini según los cánones oficiales. (George Streer 199. Tf. (2) 92503100. (www. fourseasons.com). Precio 350 €). Màrius Carol foto: four seasons 73 vIVIR EN Vanguardia 73 foto: slow images 08 Madrid Un contrato social. PIB (2008) en miles de millones de dólares 230 Turistas internacionales (2009) 3.211.000 Posición en ranking de coste de la vida 27 74 vIVIR EN Vanguardia Madrid futurista y castizo Arriba, la calle Alcalá vista desde la Gran Vía. A la izquierda, Cuatro Torres Business Area, el futuro crece al norte de la Castellana foto: eyeswideopen/getty images Población (2010) Ciudad: 3,2 millones. Área metropolitana: 5,3 millones Fue un barcelonés, Santiago Fisas ¬ex edil en Barcelona, ex consejero en Madrid, eurodiputado en Estrasburgo¬, quien dio con la primera clave: “A Madrid has de venir si eres joven porque aquí es donde ocurren las cosas; pero si ya has pasado los cincuenta, mejor ve a Barcelona”. Sí, Barcelona es ciudad adulta, ciertamente, y Madrid ni lo es ni lleva camino. A cambio es dichosa y radiante. No a la manera del sur. Madrid no es mística ni chistosa, aunque viniendo del norte (es el caso) a veces cueste verlo. Ni siquiera se toma en serio por ser megalópolis que impugna la provincia. No se ufana de ser la única ciudad sin apellidos, sin forma ni fortaleza, sin más planificación urbana que una avenida que la corta de norte a sur y un redondel de asfalto que reemplaza a la muralla, sin otro cometido que ser civitas; y civilizar. Madrid es hermosa a su manera y según los días, y en su caótico entendimiento con la arquitectura contemporánea expresa su resistencia a madurar, a dejar de andar mal peinada. En Madrid no cabe argüir parentesco para que un propio se cuadre por ser vos quien sois. Ojo, el nepotismo se practica con fruición, pero descansa en el poder y el dinero acreditados o en la amistad leal: la venerada historia de un apellido, la casa con escudo del abuelo no velan por ningún madrileño y por ende no son alarma o amenaza. Se fundó la ciudad en un villorrio, sin gestas, sin loba, sin sangre y sin mito. No hay leyenda, así que no hay custodios. Nadie es de Madrid y por eso Madrid no es de nadie. Ahí radica ese peculiar sentido de lo comunal, civismo laxo que huye de la algara- da. Las autoridades prohíben fumar, beber en la calle o comprar vino blanco si son las diez y el madrileño, jovial, se queja y hace un par de ademanes clamando justicia, pero callando acuerda con la municipalidad un nuevo y sutil contrato social: sentido común. Y así, la persecución del botellón nunca trajo un coche ardiendo, un contenedor volcado, la combustión de una papelera. Se hace botellón sin alarde, se molesta al vecindario pero un rato, se hace ruido pero no mucho, y se canta pero no muy fuerte. Luego, la policía disuelve, expeditiva sin escarnio, y algún vecino se queja del desorden, pero rápido se cansa y vuelve a lo suyo, en un equilibrio imperfecto y ritual. Es sustancial este contrato social, esa mesura en el incivismo y la coerción, en una ciudad que vive de puertas afuera. Llueva, truene o haga sol, haya crisis o bonanza, los madrileños salen, “como fuera de casa, en ninguna parte”. No hay exposición vacía, conferencia sin oyentes, concierto sin público, y a la vez las tiendas andan llenas. Hay gente para 75 vIVIR EN Vanguardia Madrid Pedro Vallín “Se fundó Madrid en un villorrio, sin gestas, sin sangre y sin mito. No hay leyenda, así que no hay custodios. Nadie es de Madrid y por eso Madrid no es de nadie” Miradas Dentro y fuera de la almendra La mayoría de lo que hay que ver en la capital se encuentran dentro de la denominada almendra central, pero para apreciar su inmensidad y su espectacular desarrollo hay que ir más allá de la M-30= foto: luis castaneda todo, apuntada a todo, por todas partes. El sábado, los bares no dan abasto. No es cosa de turista rubicundo o universitario holgazán, es un atributo de la ciudad, de su privilegiada relación con la luz, con la Mahou y con la vida. Así Malasaña, Chueca, o La Latina, pero también las cantinas de la Concepción o la Prospe. Y en todas premian al feligrés, cuando menos, con una croqueta de hoy. Es una forma sabia de casticismo sin castas barajado con una voluptuosidad de baja intensidad vinculada sobremanera a la buena charla y al buen yantar (siempre se ha comido bien aquí, pero no hace tanto que se dio el salto del puchero a la caramelización y, como toda afición tardía, se acogió con entusiasmo desmedido y precios populares). Porque Madrid es anónima a demanda. Extrañamente es ciudad de amistades rápidas y duraderas, apuntaladas en rituales de fútbol, vino o partida. Quizá eso explique que sea un caso de paz social único, dado su tamaño e inmigración, o el hecho de que tras el 11-M no hubiera ni un brote violento, en contraste con el millar de ataques a musulmanes registrados en las semanas sucesivas al 7-J londinense. A diferencia del resto de la península ¬incluidas Lisboa y Oporto¬, aquí o no hay patricios o no hay plebeyos así que no hay rito de entrada ni cabe rechazo. El cronista Manuel Ligero sostiene que Madrid no exige disfraz ni indumento e invita a crecer en la diferencia, mientras que casi todos los demás ensayos urbanos de Europa (salvo París hace un siglo, Londres hace medio, o Berlín ayer) invitan a “hallar un lugar en el mundo ataviado con mono de fábrica, uniforme caqui o arropado por una bandera”. Alrededor se esgrime, con ufano desapego, que España no es Madrid. Sí, vaya por dios. 76 vIVIR EN Vanguardia La ciudad sin leyendas es una ciudad de amistades rápidas y duraderas foto: jorg gtreuel 08 Madrid 2 1 Ocio. Arriba, el parque del Retiro en el centro de Madrid, pulmón de la ciudad, y punto de referencia para pasea, tomar el sol, tapear o descansar. A la izquierda un atardecer el plaza Mayor, a pocos metros de la Puerta del Sol y de la plaza de la Villa, que tiene su origen en el siglo XV Vistas desde el 2 Cuestión cerro del tío Pío de altura 1 Toda ciudad moderna cuenta con un skyline. Madrid no podía ser menos, aunque en su caso lo mejor no es observarlo desde una torre o un puente, sino desde un parque situado lejos del centro de la ciudad. Se trata del cerro del tío Pío, en el corazón de Vallecas, en un prado conocido como Las siete tetas por la forma de sus colinas. Hay unanimidad en que debe visitarse al atardecer, cuando el sol tiñe de rojo el espectacular cielo de Madrid y, a ser posible, desde el quiosco que corona el tío Pío. (www.barriovalllecano.com). foto: dani duch Desde el cerro del tío Pío se divisa bien la sierra madrileña, perfilada por millares de tejados. Y, como agujas dispersas, las que en su día fueron las torres más altas de la ciudad, como la de Picasso, Europa o las KIO, ahora superadas por las Cuatro Torres de Chamartín. Destaca entre estos rascacielos, situados sobre los terrenos de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, en la Castellana, la Torre de Caja Madrid, diseñada por Norman Foster, que con sus 250 metros es la más alta de España. (www.wikipedia. 3 org/wiki/Cuatro_torres) . foto: eyeswideopen/getty images En clase con Ramón y Cajal 3 Cerca del Museo Reina Sofía se encuentra el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, antigua facultad de Medicina. En este inmueble, declarado Bien de Interés Cultural, impartió sus enseñanzas entre otros Santiago Ramón y Cajal. Vale la pena visitar la clase del Premio Nobel y, más aún, el Aula Magna de la facultad que se conserva tal y como la concibió el arquitecto Jacques Gondoin. (www.icomem. es). Celeste López foto: colegio de médicos 77 vivir en vanguardia 08 Voz muy propia y particular. La capital española es un Leviathan que poco a poco se está levantando y reclama con fuerza su papel en el mapa comercial del mundo Madrid En la Calle El tamaño de una metrópolis, el transporte de una megalópolis y la oferta comercial de un pueblo enorme. En pocas ciudades del mundo, el universo de las tiendas es más cómodo, variado, distendido, agradable y al alcance de todos como en Madrid. 4 1 5 A lo grande 3 2 1 Alternativos Madrid tiene una gran tradición como cuna de movimientos alternativos. Menos diseñados que los de su vecina Barcelona, Madrid vio nacer la última tribu de la modernidad europea, la movida madrileña. Todavía quedan rastros de estos movimientos, que combinan ingenuidad con transgresión, creatividad y voluntad de romper con lo peor del pasado más inmediato. Los barrios más alternativos de la ciudad son la versión comercial de esto: objetos y marcas internacionales y muy innovadoras al lado de 78 vivir en vanguardia objetos y marcas castizas que muestran orgullosas su españolidad y casticismo. Las calles del céntrico, multicultural y polisexual barrio de Chueca (1), desde Fuencarral, Hortaleza hasta Infantas y La Reina están llenas de tiendas únicas que cambian cada pocos años. foto: white star/alberto Comprar por el mundo 2 Las grandes arterias comerciales de la ciudad están equipadas con las marcas inevitables que pueblan las principales capitales del planeta. Todo el lujo está allí, del más ostentoso (como el barrio de Salamanca) al más refinado y discreto, uno al lado del otro, junto a una oferta de peluquerías, bares y restaurantes que conscientemente parecen hablarle sólo a los vecinos de ese barrio. Únicamente en Madrid se puede tener la sensación al entrar en Louis Vuitton (2) que se está yendo a una tienda de comestibles a por cuarto y mitad de serrano. foto: m. tomas Comprar por el barrio 3 Sea por el barrio de La Latina (4), Malasaña (5) o Lavapiés (6), la ciu- dad vibra con una oferta comercial que combina sin ningún problema ni tapujo los rótulos internacionales, las franquicias omnipresentes y los pequeños locales llenos de exquisiteces al lado de comercios de toda la vida que mantienen orgullosos una oferta de productos única y un servicio que puede sorprender por lo informal y distendido. Tiendas de ropa, menaje, decoración, hogar, complementos… todo tiene una capa de cercanía que hace que las compras sean una actividad de diario que no discrimina entre qué tipo de bienes se están adquiriendo. foto: alex segre Al igual que Londres, los grandes centros comerciales en Madrid no parecen haber podido consolidarse en el centro de la ciudad. Por ello, para poder disfrutar de la compra en estas enormes superficies de acero y linóleo uno debe irse a las entradas de la urbe, en la que espacios como Xanadú (5) o la Cúpula han ido tomando posiciones. Estos centros se alimentan entre semana de los habitantes de la periferia de Madrid y de los múltiples polígonos industriales y clusters de oficinas. Los fines de semana, sus enormes lucernarios y pistas de esquí les convierten en destino de referencia. No obstante, a ojos de un visitante, sin duda lo que más sorprenderá es la omnipresencia de los grandes almacenes El Corte Inglés (4). Moles de cemento sin ventanas que esconden en sus tripas la oferta comercial más completa de España. La vieja promesa del gran almacén francés (todo para todos) se encuentra aquí elevado a la máxima expresión. Daniel CórdobaMendiola Foto: kriysztof dydynski vivir en vanguardia 79 08 Premio a la fidelidad El sábado, los bares no dan abasto. Llueva, truene o haga sol, haya crisis o bonanza, los madrileños se echan a la calle: “como fuera de casa, en ninguna parte”. En todas partes premian al feligrés, cuando menos, con una croqueta recién hecha Madrid Los Sentidos Hoteles con historia Establecimientos para aristócratas y famosos que quieran perservar su intimidad en pleno corazón de Madrid, cerca de los mejores museos y de exquisitos locales de lujo La tradición del buen comer Madrid se mantiene fiel a la tradición de la comida y la cena española de primer y segundo plato, postre y café con todas sus posibles variaciones. Salir de trabajar y empezar con unas cañas acaba en una cena en un restaurante que parece tener un horario eterno. Madrid, tierra adentro, tiene una cocina espectacular en la que todavía se saborea, paradójicamente, el mejor pescado de España. 1 3 rante de nombre exótico que son los primeros embajadores de la modernidad madrileña servida como merienda a media tarde. foto: dANI duch Tandoori Station 1 Nebraska La cocina puramente internacional ha tenido una entrada tardía en la ciudad, sin duda por el apego que sienten los madrileños a su cocina tradicional, pero cuando se ha puesto al día lo ha hecho a lo grande. Tandoori Station es un restaurante hindú de los de verdad: la comida está poco localizada, pica un montón y el servicio es en general excelente. Especialmente recomendable el Naan, el pan indio, servido aquí de mil maneras diferentes y que es casi un plato por sí mismo. Hay que dejar espacio para el mejor Lassi de mango a este lado del Ganges. Se ha ido sofisticando con el tiempo y ahora intenta tener aires similares a los Vip’s, que parece que han decido que son sus competidores. No obstante, la Arrocería Gala memoria de los madrileños está en parte marcada Un clásico de la noche por estas cafeterías/restau- de Madrid, en la que se 80 vivir en vanguardia 2 cena como si uno fuera un extra en una de las películas canallas de Pedro Almodóvar. Arroces de cualquier tipo completados con ensaladas y algunos otros platos que palidecen en comparación. Decoración kitsch y ambiente más interesante que familiar. El Jardín Secreto 2 La zona de Conde Duque ha ido reclamando silenciosamente su papel como una de las embajadoras de las nuevas tendencias con espíritu creativo. El Jardín Secreto es uno de esos locales en los que cada día se crea un ambiente diferente. Es un secreto a voces. Daniel. Córdoba-Mendiola foto: dANI duch Direcciones Nebraska: Gran Vía, 55 Madrid Tandoori Station: Jose Ortega y Gasset, 89 Arrocería Gala: C/ Moratín, 22 El Jardín secreto: C/ San Bernardino, 22 Ritz Es el hotel donde pasaron la luna de miel el príncipe Rainiero y Grace Kelly, lo que demuestra que hubo un tiempo que era el mejor establecimiento de Europa. Fue Alfonso XIII quien encargó su construcción después de haber viajado por Europa y descubierto el placer de los grandes hoteles: lo necesitaba para su boda doña Victoria Eugenia de Battemberg. El rey prometió a sus amigos que levantaría un hotel para ellos y el resultado fue espléndido, aunque tuvo que valerse de los consejos de Charles Ritz y del arquitecto de los establecimientos de este nombre en Londres y París. Más de un siglo después, mantiene el brillo de antaño, como pudieron comprobar las cabezas coronadas que se alojaron en sus suites durante la boda de los príncipes de Asturias. Su ubicación resulta inmejorable. El salón del hotel tiene un gran ambiente y es uno de los watching people de la capital. Su restaurante Goya reúne a políticos y empresarios. (Plaza de la Lealtad 5, Tf 91 7016767. (www.ritz. es). Precio 300 euros. foto: john greim 4 3 Urban Es un hotel para amantes del lujo, que huyen de la convencionalidad. Lo cierto es que resulta un cinco estrellas conceptualmente vanguardista, sin que ello vaya en detrimento de su confort. De líneas minimalistas, 4 4 el Urban ha conseguido convertirse en uno de los hoteles de moda. La decoración la integran piezas de culturas milenarias, que forman parte de la colección del propietario. El restaurante Europa Deco es muy recomendable. Su Glass Bar es excelente. (Carrera de San Jerónimo 34. Tf. 91 7877780. (www. derbyhotels.com). 250 euros. foto: urban Santo Mauro El palacete del siglo XIX del duque de Santo Mauro es hoy uno de los hoteles más selectos de la capital de España. Situado cerca de la Castellana, es un hotel de pocas habitaciones, moderno pero no sofisticado, que permite la intimidad. (Zurbano 36, Tf. 91 3196900. (www.hotelsantomauro. com). Precio 275 euros). Màrius Carol vivir en vanguardia 81 Roma foto: gary yeowell foto: latitudestock 09 Una experiencia sensorial. Para no indiges- Población (2010) Ciudad: 2,7 millones. Área metropolitana: 3,6 millones PIB (2008) en miles de millones de dólares 144 Turistas internacionales (2009) 5.543.000 Posición en ranking de coste de la vida 26 82 vivir en vanguardia tarse de arte y cultura, Roma permite ser gozada también en su autenticidad como ciudad real, más allá de la estampa turística En el muro que da al río Tíber, frente al castillo de Sant’Angelo, hay una pintada original. El poeta eres tú que lees, escribió su autor. Maltratada por los grafitis como pocas ciudades, debe reconocerse que en este caso se captó, tal vez sin pretenderlo, una de las esencias profundas de Roma. La capital italiana posee un patrimonio cultural y artístico inabarcable. Una receta para no indigestarse consiste en dejarse arrastrar por la sensibilidad personal, plantearse la estancia como un recorrido sensorial y abrirse a uno de los rasgos más peculiares del lugar: la autenticidad que aflora más allá de la estampa turística. Roma permite ser gozada también como ciudad real y saborear la magia de una cotidianidad tamizada por 27 siglos de historia. Subir a la terraza de Sant’ Angelo, de buena mañana, es recomendable porque, con un poco de suerte, se disfruta del maravilloso cielo romano, de la luminosidad y textura de las nubes, en ese horizonte de cúpulas de iglesias y tejados uniformes. Roma ofrece mucho más que el legado de su esplendor imperial o de sus joyas renacentistas y barrocas. Vivirla significa mirar ese cielo o pararse un instante en un puente para ver fluir las aguas terrosas del Tíber. Experimentarla es observar cómo una monja filipina, menuda, cruza la plaza de San Pedro con un carrito de la compra e imaginarse las viandas que degustará ese día un Historia en mayúsculas La basílica de San Pedro desde el puente de Sant’Angelo y el Tíber. Arriba, la luz cenital ilumina el Panteón de Agripa, o de Roma prelado. Explorarla incluye acudir a la plaza de Montecitorio, esperar a que salgan los diputados y que los asedie la prensa. O caminar por la estrecha Via Giulia, frente a la Dirección Nacional Antimafia, donde siempre esperan los guardaespaldas de los magistrados. La Roma genuina se palpa un domingo de verano en el atiborrado tren hacia la playa de Ostia, o una tarde de derby futbolístico, Roma-Lazio, en el estadio olímpico. Cualquier visita quedaría incompleta sin asistir a una audiencia pública del Papa o, al menos, al rezo dominical del Ángelus. En Roma uno escoge entre comportarse como peregrino asceta o dejarse seducir por el hedonismo. Es posible alojarse en un convento o revivir el mito de La dolce vita en un lujoso hotel de Vía Veneto. Puede uno conformarse con una modesta pizza al taglio para engañar el hambre o dejarse la cartera en un sofisticado restaurante. La autenticidad romana se respira callejeando por su centro vivir en vanguardia 83 Roma Eusebio Val Vivir Roma significa también mirar el cielo y detenerse en un puente para ver fluir las aguas terrosas del Tíber bañando día a día una ciudad con 27 siglos de historia Miradas Esplendor imperial La capital italiana posee un patrimonio cultural y artístico inabarcable. Una receta para no indigestarse consiste en dejarse arrastrar por la sensibilidad personal y , plantearse la estancia como un recorrido sensorial 2 foto: leonid serebrennikov histórico, donde, pese a la invasión turística y el coste de la vivienda, se mantiene una atmósfera casi de pueblo. La gente se conoce y se saluda. Sobreviven milagrosamente algunos comercios tradicionales y trabajos artesanales. Como en Vicolo Cellini, donde resisten dos pequeños talleres de ebanistería y restauración de muebles. En la cercana Via del Pellegrino la familia Collalti regenta un negocio de bicicletas desde 1899. En la plaza del Biscione, la carnicería de los Orelli, prestigiosa por su cordero, sigue ahí, vetusta y entrañable, desde 1860. La dueña presume que Julia Roberts estuvo el año pasado para rodar la secuencia de una película. Existen diversas alternativas para huir del bullicio. Una es irse a los Abruzos para una excursión de alta montaña. Otras opciones más cercanas son dos lagos volcánicos: Bracciano –con un castillo de postal en el que se casó Tom Cruise– o Castelgandolfo, donde veranean los papas. También en Roma hay remansos de paz, como los extensos parques de Villa Borghese y Villa Pamphili, o el singular cementerio de los extranjeros no católicos, junto a la estación Ostiense. Allí reposan los restos del escritor británico John Keats, de August von Goethe (hijo del poeta alemán) y de Antonio Gramsci, líder comunista italiano (está enterrado allí no por ateo sino porque su mujer era rusa). En el camposanto yacen muchos extranjeros fascinados por Roma, como el caballero inglés William Harding of Scarbro, en cuya lápida se lee que “murió en esta ciudad, el 22 de octubre de 1821, a la edad de 31 años, mientras hacía un recorrido por Italia para ver sus curiosidades de naturaleza y arte, antiguas y modernas”. 84 vivir en vanguardia XXVII siglos de historia permite ser gozada como ciudad real más allá del turismo foto: martin child 09 Roma 1 Callejear Arriba, la popular plaza de España repleta de turistas. A la izquierda una típica calle del centro histórico, Vicolo del Giglio. La autenticidad romana se respira callejeando por su centro histórico, donde, pese a la invasión turística y el coste de la vivienda, se mantiene una atmósfera casi de pueblo. Cementerio acatólico 1 En el siglo XVIII, cuando Roma era capital del Estado pontificio, la ley no permitía que los extranjeros no católicos fueran sepultados en tierra bendita. Protestantes y ortodoxos empezaron a inhumar a sus muertos en un terreno junto a la pirámide Cestia, monumento del siglo I a.C. Ese cementerio acatólico alberga tumbas insignes, como las de los poetas ingleses John Keats y Percy Bysshe Shelley, fallecidos en 1821 y 1822. (Vía Caio Cestio, 6). foto: ezio bocci Moisés de Miguel Ángel 2 De mármol blanquísimo y mirada terrible, el Moisés forma parte del proyectado –e inacabado– grupo escultórico de la tumba de Julio II, quien se lo encargó a Miguel Ángel. El Papa quería ser enterrado en la basílica de San Pietro in Vincoli (San Pedro Encadenado), pero falleció en 1513, antes de que Miguel Ángel terminara, por lo que fue embalsamado (primero en la historia) y quedó a la espera. Un siglo después su cuerpo recaló en esta iglesia imprescindible, que custodia las 3 en Villa Giulia, palacete supuestas cadenas de san Pedro. (plaza de San Pietro de recreo construido por in Vincoli, 4). foto: juanma aparicio Julio III en el siglo XVI, el museo contiene una 3 Museo Etrusco vasta colección de antigüedades prerromanas de Lacio, Toscana y Umbria. La civilización de los La pieza más famosa es el etruscos, enigmático pueblo precursor del romano, sarcófago de los esposos puede conocerse mejor en de Cerveteri, en terracota este museo menos frecuen- pintada. (plaza de Villa Giulia, 9). tado por los turistas que los más céntricos. Ubicado María-Paz López foto: ifpa. vivir en vanguardia 85 09 Complicidades Roma es una ciudad inundada de propuestas culturales. Podría decirse que desde siempre comercio, arte y cultura han marchado de la mano Roma En la Calle 5 Piazza Navona Roma es una ciudad que más que salpicada por propuestas culturales podemos decir que está inundada por todas ellas. Y esto se nota en las propuestas comerciales: agrupadas alrededor de grandes edificios, fuentes o palacio, unas al lado de las otras, constituyen destinos comerciales por sí mismos. Los amantes del arte tienen una cita en las calles que rodean la Piazza Navona, donde los artistas exponen tambien sus obras. Galerías, anticuarios, salas de subastas… sorprenden a los turistas cuando miran los precios al confundir estas tiendas con chucherías y souvenirs. foto: slow images Roma lucha por entrar comercialmente en el siglo XXI. No sabe si quiere ser el destino de referencia del lujo más decadente o una ciudad para que los jóvenes busquen propuestas alternativas. Algunas de sus avenidas están atravesadas por las grandes atracciones turísticas 1 Spazio Sette 2 Piazza di Spagna 1 Destino obligado de turistas y paseo ocasional para residentes, la Piazza di Spagna marca el inicio de la Via Condotti, la arteria del lujo más famosa de la ciudad. Una detrás de otra encontramos a Versace, Gucci, Ferragamo, Valentino, Armani, Prada… y todo el resto de los nombres que dan forma al universo del lujo. Miles de turistas pasean cada año esta calle y se maravillan ante los escaparates de estas tiendas en las que, pacientemente, los de86 vivir en vanguardia pendientes esperan a que alguien se atreva a ir más allá de los grandes ventanales. foto: mcphoto / pwi 3 Bassetti Tessutti Si eres de los que no pueden o no quieren gastarse una pequeña fortuna en alguna de las tiendas men2 Trastevere cionadas, una sugerencia, Más canalla que el resto y ahora que se llevan tanto las crafts, es la de ir a comcon mucha personalidad, prar los tejidos a la misma el Trastevere es la zona tienda a la que van estas donde uno se imagina a marcas. Bassetti Tessutti parte de la bohemia de la (3) lleva desde 1954 en el ciudad. Allí encontramos Corso Vittorio Emanuelle tiendas que mantienen el espíritu de un pasado lleno vendiendo tejidos de todo tipo. Tienda de origen y de inocencia y prosperipresente familiar, la entrada dad. Un barrio lleno de secretos escondidos donde puede ser un poco caótica uno debe saber que seguro y sorprendente pero es, sin se va a perder por entre sus duda, uno de los destinos de referencia en la ciudad. calles. foto: dean forbes 4 3 5 Porta Portese Erigida en 1644 y a las puertas del Trastevere, Porta Portese (3 y 4) es lugar donde cada domingo se celebra uno de los mercadillos más famosos de la ciudad. Si bien la mayoría de productos no difieren más que en su estado de conservación con lo que se puede encontrar en otra tienda, sí que vale la pena acercarse al área de antigüedades. Entre entre quincalla y falsificaciones, uno puede encontrar más de un tesoro escondido. Ojo con las carteras. fotos: daniel donadoni/ SylvainGrandadam Direcciones Versace Roma: Via Vittorio Veneto, 104 Bassetti Tessutti: Corso Vittorio Emanuele II, 73 Spazio Sette: Via dei Barbieri, 7 El diseño italiano va mucho más allá que la moda. Buena parte de las marcas de muebles y hogar de referencia en el mundo actual proceden de Italia y la mayoría de ellas tienen su espacio en Spazio Sette (6) Una tienda de decoración y esdtudio de arquitectura que acoge todo tipo de objetos, muebles y elementos de decoración en la que la propia tienda es ya una pequeña obra de arte. Ubicada en un antiguo palacio del siglo XVII, sus estancias hacen que hasta la más humilde de las servilletas sean dignas de ser presentadas en el banquete de Navidad. Daniel Córdoba-Mendiola vivir en vanguardia 87 09 Buscar y dejarse sorprender Roma ofrece mil pequeños refugios en los que reponer fuerzas después de una larga caminata. Sofisticados, populares, rápidos, placenteros y relajados, todos con un mínimo común denominador: la calidad de las materias primas y sus condimentos Roma Los Sentidos Innovación en la ciudad eterna Habitaciones amplias, camas grandes, vistas panorámicas sobre la ciudad eterna, fusión entre antiguo y moderno: son las cualidades que caracterizan los grandes establecimientos hoteleros que reseñamos: el Hassler y el Majestic Mucho más que pasta y pizza Roma se toma muy en serio el tema gastronómico, especialmente si no estás de paso. Como cualquier urbe sitiada constantemente por una nube de visitantes, la ciudad separa claramente la oferta pensada para el turista -que quiere platos básicos y mucha pizza-, y las propuestas para los romanos. Una vez conseguimos hallar estos locales vemos cómo la cocina italiana es mucho, mucho más que pasta y pizza. 4 3 cina y te sientas a ver qué te sirven. Traen lo que tienen, que suele ser excelente. Un servicio pintoresco y un espacio único que hace las delicias de una parte de la población romana que, por lo que parece, está cansada de comer fuera de casa y quiere hacerlo en un restaurante que está en una casa. Felice a Testacio 3 1 1 Tuna Uno de los últimos espacios en incorporarse a la lista de los restaurantes obligados en la ciudad, Tuna ofrece sólo productos del mar a la italiana. Mucho blanco en las pareces, unas sillas bastante incómodas y un servicio que a veces confunde la calidad con la arrogancia 88 vivir en vanguardia son los únicos defectos que hacen que su excelente pasta con erizo de mar no sea sencillamente perfecta. Hay que dejar espacio para los postres, en especial para el flan de mandarina. foto: tuna 2 00100 Una propuesta diferente que se enfrenta al difícil reto de mejorar la pizza de toda la vida. A tenor de lo que piensan los más jóvenes de la capital, parece que en 00100 lo han conseguido con sus trappizzini: una especie de pizza que quiere también ser empanada, samosa y croqueta a la vez. Cómoda si hay prisa, durante un tiempo se convirtió en el plato que la juventud romana que 2 empieza a recibir en su casa servía a sus invitados imprevistos. foto: archivo Ristorante del Pallaro Aquí hay que olvidarse de cartas largas (una especialidad romana) y dejarse convencer por los menús cerrados que te ofrecen en Pallaro. Entras, pasas la co- En pocos restaurantes de la capital italiana se puede ver un mayor respeto a la tradición gastronómica local que en Rosetta, un restaurante familiar que lleva desde los años 30 sirviendo básicamente la misma carta de platos y que cada día de la semana cambia su menú para sorprender a la clientela. D. C.-M. foto: archivo Direcciones Ristorante del Pallaro: Largo del Pallaro, 15 Tuna: Vittorio Veneto, 11 00100: Via giovanni branca, 88 Felice a Testacio: Via Mastrogiorgio 29 Hassler El mejor hotel de Roma, no porque así lo haya elegido la prestigiosa revista Condé Nast Traveller el último año, sino porque tiene la mejor situación en lo alto de las escalinatas de la plaza de España; las mejores vistas, pues desde sus suites se divisa toda la ciudad eterna; y las mejores habitaciones, ya que son amplias, luminosas y con grandes camas. Y con flores frescas, lo que demuestra el extremo cuidado en los detalles que procura Robert E. Wight, miembro de la quinta generación de hoteleros suizos, que está al frente del Hassler. El restaurante Imago, situado en la azotea del Hassler, es espectacular de día, pero una verdadera maravilla por la noche. El chef Francesco Apreda ha conseguido una carta muy equilibrada, dotando a la tradicional cocina italiana de un toque de modernidad (Plaza Trinità dei Monti 6. Tf. (0) 6699340. (www.hotel hassler.com). Precio 450 euros). foto: travel 5 Majestic Es el primer hotel que se construyó en la Via Veneto, allá por 1889, cuando el barrio estaba forma- 4 4 do por lujosas villas. El Majestic se convirtió rápidamente en uno de los lugares preferidos de la nobleza europea. Situado en la curva que conduce a la plaza Barberini, alcanzó gran celebridad en los sesenta a raíz del estreno de La dolce vita de Fellini. La película hizo que el Majestic, en disputa con el Excelsior, se convirtiera en el local preferido por las estrellas de Hollywood, como lo demuestra la colección de fotografías del piano bar La Ninfa, entre quienes figuran Frank Sinatra y Liza Minnelli. El hotel fue remodelado en 2006, cuando se introdujo mobiliario de gran singularidad, como 5 los espectaculares sillones de Versace. (Via Veneto 50. Tf (0) 6421441.(www. hotel majestic.com) Precio: 500 euros). Màrius Carol foto: C. filacchioni vivir en vanguardia 89 10 Vancouver PIB (2008) en miles de millones de dólares 95 Turistas internacionales (2009) 1.929.000 90 vivir en vanguardia El emblema El Science World es uno de los atractivos turísticos más visitados. El museo se encuentra bajo la enorme cúpula geodésica, emblema de la ciudad. foto: © Michael Wheatley/ AGE Fotostock Población (2010) Ciudad: 580.000. Área metropolitana: 2.120.000 obtener vistas panorámicas excelentes de Vancouver, pero el más popular con motivo está en la Harbour Center Tower. A más de 160 metros de altura, que se alcanzan en 50 segundos en ascensores acristalados no aptos para cardíacos, se divisa una vista que revela sin lugar a dudas que el centro urbano ocupa una península en cuyo extremo despunta el verde. Se trata del célebre Parque Stanley, que con 400 hectáreas de extensión es una de las mayores atracciones y zonas de recreo preferidas por los habitantes de la ciudad, los cuales la disfrutan ampliamente a partir de las cinco de la tarde, momento en el que resulta imposible encontrar a nadie en la oficina. Vancouver hace gala de una muy elevada calidad de vida, y ese dato se refleja en la estricta observación de los horarios laborales. El Parque Stanley está a poca distancia del centro y dispone de una ruta pavimentada de diez kilómetros de longitud, apta para caminar, practicar el jogging, circular en bicicleta y, ocasionalmente, detenerse a observar el paso de las ballenas beluga que se acercan a la bahía de English Bay, la misma que un día surcó el navegante George Vancouver, forjado en las artes del mar a la sombra del mítico capitán James Cook y que en el año 1792 recaló en esta agua buscando un paso entre el Pacífico y el Atlántico. El parque Stanley es un magnífico ejemplo de una de las principales preocupaciones de los habitantes de Vancouver: la ecología y la sostenibilidad. No es casual que la ciudad haya sido escogida durante tres años consecutivos como la Mejor Ciudad foto: © Lawrence Worcester / AGE Fotostock N aturalmente. Muchos son los lugares desde donde de América por la influyente revista Condé Nast Traveler. En buena parte, su buena reputación deriva de su actitud respetuosa con el medio ambiente, así como la abundancia de tierras vírgenes y parques naturales que la rodean. Recordemos que fue aquí donde germinó la semilla que daría como resultado la creación de la organización ecologista Greenpeace, por citar un ejemplo. Otro quizá más interesante es el de la creación de “tejados verdes” en lo alto de edificios públicos como la Biblioteca Nacional o los tribunales de justicia, es decir, verdaderos jardines con césped e incluso arbolado en lo alto de las casas, una costumbre que también puede observarse en los países nórdicos de Europa. Pero no dejemos todavía el parque, ya que desde el mismo se obtiene una magnífica vista del skyline de Vancouver, en el que destacan por mérito propio las velas blancas del Canada Place, un conjunto arquitectónico que acoge el World Trade Centre, el hotel vivir en vanguardia 91 Pan Pacific y la mayor terminal de cruceros de la Columbia Británica en el muelle de Burrard Inlet, el mismo en el que recalaron en su día los vapores de la Compañía de las Indias Orientales y los aventureros que acudieron a la región atraídos por la “fiebre del oro”, todos ellos punto de partida de la riqueza y pujanza de la ciudad. Muchas han sido las oleadas de emigrantes que han llegado a éste puerto de acogida desde entonces. La más reciente fue la oleada de chinos de Hong Kong en 1977, cuando el Reino Unido cedió su enclave estratégico a la República Popular. Hoy viven en el colorido Chinatown, que disfruta de un animado mercado nocturno, así como de un impresionante jardín al estilo de la dinastía Ming, el Sun Yat Sen Classical Chinese Garden. Otro barrio que merece la pena de ser conocido en una vista es el de Gastow o casco antiguo, una zona encantadora de calles empedradas en las que se abren sótanos donde se esconden galerías de arte, cafés y tiendas con encanto. La mayor atracción de la zona es el Reloj de Vapor que hay en el cruce de las calles Water con Cambie, que cada hora arroja sus nubes de gas al cielo, acompañado de los mismos acordes que suenan en la abadía inglesa de Westminster. Los que busquen la seducción de las zonas comerciales y sus carteles luminosos, sin duda acudirán a la calle Robson o tal vez al barrio de Grandville Island, el que fuera distrito industrial de la urbe y que hoy se viste con las mejores galas del diseño local. Shopping, naturaleza, gusto por el hedonismo y una tolerancia que se refleja en el hecho de que el 40% de sus habitantes proceden de fuera del Canadá, son los valores que hacen de Vancouver el lugar ideal para vivir. Emi Lozano 92 vivir en vanguardia foto: © Michael Wheatley/ AGE Fotostock Vancouver foto: Michael Wheatley/ AGE Fotostock 10 votada como Mejor Ciudad de América durante tres años Contrastes Arriba, impresionante panorámica del ‘skyline’ la ciudad de Vancouver frente a la bahía, con las montañas detrás. A la izquierda, la popular Puerta del Dragón que da entrada al barrio chino, el más populoso de América después del del de San Francisco. 10 Recorridos diversos Vancouver es una urbe de contrastes, de barrios con espíritu californiano, de dinámicas avenidas y curiosas alamedas donde relajarse Vancouver En la Calle 4 Vancouver es una de las pocas ciudades del oeste de Canadá cuyo centro histórico permite ser recorrido a pie. El talante canadiense está presente en bares, restaurantes y algunas tiendas, pero el grueso de la oferta comercial respira Estados Unidos por todas sus poros 3 Yaletown Esta zona fue un área de almacenes y fábricas que han sido reconvertidas en el epicentro de las tendencias en la ciudad. Poco queda de esa zona industrial que creció influida 1 1 Casco antiguo Ubicado en el norte de la ciudad, al lado del pulmón urbano que es Stanley Park, el centro de la ciudad se extiende por una veintena de calles en las que están presentes la mayoría de cadenas internacionales. No obstante, hay una importante diferencia con el resto de los centros de las grandes ciudades americanas que se nos escapa a primera vista. En el centro de Vancouver, hay tantos edificios residenciales como de oficinas lo que hace que no quede desierto los fines de semana. Cuando los oficinistas están en sus hogares en la enorme estepa de casas que es el 94 vivir en vanguardia sur de Vancouver, las parejas con hijos, ejecutivos y el grueso del colectivo creativo de la ciudad salen a pasear, de compras y a divertirse. foto: © Douglas Williams 2 Granville La avenida que cruza la ciudad de norte a sur va mutando su aspecto a medida que avanza. Antes de convertirse en el puente que lleva hacia Downtown, la avenida es una cómoda arteria comercial. Las tiendas allí son más grandes que en el centro y abundan rótulos de productos para el hogar: desde la falsamente antigua Restoration Hardware a la orgullosa Williams Sonoma. foto: Chris Cheadle/ AGE Fotostock Main Street 4 Así, con este nombre tan poco original, la que fue en su día una de las calles principales de la ciudad corre paralela a Greenville Street. El paisaje comercial aquí es mucho 3 menos grandioso y es lo más cercano a este espíritu por el final del trayecto del californiano que a veces se ferrocarril. Dos calles, Ha- intuye en la ciudad. Vemos aquí un Nesters Market (5) milton St. y Mainland St. se han mantenido intactas más local que el resto y algunas de las pocas tiendas y son ahora una atractiva mezcla de tiendas, restau- de discos (como Red Cat) que quedan en la ciudad. rantes, edificios residenEdificios bajos, muchas ciales y oficinas. cafeterías y un ambiente foto: Douglas Williams/ AGE Fotostock más cercano a un pueblo que a la tercera área metropolitana canadiense. foto: Thompson Paul/ AGE Fotostock 5 2 Chinatown La comunidad china tiene una larga tradición en la ciudad ya que empezaron a llegar a Vancouver en el siglo XIX para participar en la construcción del ferrocarril. Hasta hace unos años, la comunidad se había mantenido bastante al margen del panorama comercial de la ciudad, lo que había preservado su carácter auténtico y exótico. Desde hace una década, esta comunidad, que reside desde siempre en una zona que era periferia antaño y que ahora está en el mismísimo centro, ha empezado a orientar parte de su oferta a residentes y turistas. Este fenómeno provoca la aparición 5 de tiendas de objetos de regalo pensados para los americanos. La propuesta pierde en autenticidad pero sin duda gana en atractivo para una ciudad que está siempre ávida de probar nuevas culturas. Daniel Córdoba-Mendiola. foto: Robert Giroux/Getty Images vivir en vanguardia 95 10 Fusión y gastronomía Vancouver destaca por la gran diversidad étnica de su población: china, japonesa, coreana, iraní e india. También existe un amplio colectivo británico, alemán y de emigrados de la ex Yugoslavia. Lo que se traduce en una gran diversidad gastronómica Vancouver Los Sentidos Dormir junto al Pacífico Vancouver es una ciudad joven y cosmopolita en donde la oferta de hoteles es muy diversa. La ciudad, además, es el punto de partida y referencia para grandes aventureros y amantes de la naturaleza, ya sea para subir hasta Alaska, para adentrarse en los bosques húmedos de la zona de la Britsh Colombia o zarpar hacia el Pacífico. Descubrir nuevos sabores Pese a que tiene un clima bastante lluvioso, la ciudad está plagada de restaurantes y bares en los que disfrutar al aire libre. Basta con que el sol amenace con salir para que la ciudad se eche a la calle a disfrutar de una cocina fusionada con mucho toque marino. 1 Lift La cocina canadiense con un ligero acento francés tiene su lugar de honor en Lift, una de las propuestas preferidas por los residentes cuando tienen algo que celebrar. Su gran especialidad son los whet plates, una suerte de tapas que permiten de una tacada probar buena parte de sus propuestas más arriesgadas de la carta. Atención a las espectaculares vistas desde las mesas cercanas a la ventana. foto: Lift 2 3 4 Es el establecimiento hotelero más lujoso de Vancouver. Poderoso, cómodo, clásico, tiene el aspecto y el encanto de un castillo inglés. Las habitaciones gold disponen de mayordomo, servicio de té a todas horas y copas de alcohol a media tarde, todo muy british. Cuenta con una encantadora brasserie de estilo art decó con vistas al jardín y con un bar, el 900 West lounge, donde por las noches suena música de jazz. Por la tarde sirven una espectacular selección de té y de pastelería; disponen incluso de un té especial con sabor a chiclé para niños, eso sí, sin teína. (West Georgia 900 Tf. (604) 6843131. www.fairmont. com. 200 euros). Vij No admite reservas y suele estar siempre lleno, pero Vij es la respuesta canadiense a la nueva tendencia en cocina hindú. Auténtica con un toque fusionado, sorprende con 1 C Cuando los residentes de Vancouver se ponen tendencieros pueden serlo tanto como cualquier otra metrópolis del mundo. La comunidad más creativa de Yaletown se acerca en bloque hasta el mar para disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece este restaurante. Como todo lo cool, caduca rápido y necesita un lavado de cara pero mantiene su encanto, aunque sólo sea por ver lo moderna que era una simple pared blanca en 1997, cuando abrió sus puertas. fot: archivo 96 vivir en vanguardia Fairmont Hotel foto: fairmont 3 2 una carta accesible y un ambiente distendido. El menú cambia a menudo por lo que es normal que los camareros se conozcan a los clientes veteranos que van, como mínimo, una vez al mes. El consuelo ante la inevitable espera son los papadums con lo que te obsequian para hacerte más llevadero el tiempo (y de paso, abrirte la sed). foto: Vij Banana Leaf Sin duda el mejor espacio para probar cocina malaya en la capital de la Britsh Columbia, esta cadena de restaurantes ofrece la evidencia del espíritu gastronómico aventurero de los residentes. Carta novedosa que requiere explicación y, para los más vagos, un menú degustación a precio razonable que te Sheraton Vancouver 5 ofrece la posibilidad de probar un poco de todo. Daniel Córdoba-Mendiola. Direcciones Vij: W 11th Ave, C: 2-1600 Howe Street Banana Leaf: 1096 Denman Street Lift: 333 Menchions Mews No es el hotel de los sueños, pero resulta muy funcional y bien situado. El rascacielos de cristal donde se ubica, en medio de jardines, es un prodigio arquitectónico. Se encuentra a un paseo de Robson Street y Yalton, las calles comerciales por 4 excelencia, pero también cerca del distrito financiero. Se agradece que un hotel sin aspiraciones responda a todas las necesidades del viajero: es magnífica la piscina interior climatizada, muy agradable el Bar One, que sirve copas hasta medianoche, y aceptable el Café One, informal pero un punto sofisticado. (Barred Street 1088 Tf. 604. 3311000. www.starwoodhotels.com. Precio 150 euros). Màrius Carol. 5 foto: © Douglas Williams/ AGE Fotostock vivir en vanguardia 97 10 Una ciudad abierta a los ciudadanos A pesar de los rígidos inviernos y los cortos períodos de calor, Vancouver está conformada para ser disfrutada al aire libre por todos sus residentes, que aprovechan sus espacios abiertos para ir en bicicleta o correr por sus amplios parques Vancouver 2 Miradas Mar y montaña Mar y montaña, el maridaje perfecto al alcance de la mano en una ciudad que en 2009 logró el cuarto puesto en la lista de las 50 ciudades del mundo con mejor calidad de vida y al año siguiente los Juegos Olímpicos de invierno 1 1 Downtown Situado entre el lago marino False Creek y el West End, ha recobrado vitalidad como zona de ocio gracias a los Juegos Olímpicos de invierno de 2010: Vancouver es ahora una ciudad más abierta al ciudadano. Calles con especial interés, como Hamilton Street y Mainland Street, se cierran a menudo al tráfico rodado, cosa infrecuente en Norteamérica. Son un lugar ideal para degustar cualquier cocina, con énfasis en lo asiático ya que Vancouver es gran puerta de entrada para quienes proceden del 98 vivir en vanguardia otro lado del Pacífico. Por ejemplo, en el restaurante Milestones, en el 1.109 de Hamilton Street. (www.milestonesrestaurants.com). foto: © Ron Watts/ AGE Fotostock Del mar al parque en “fixie” 2 Numerosos carriles bici, tanto en el frente de False Creek (al sur) como en el de Salish Sea (al norte), permiten el acceso a Stanley Park, pulmón verde de la ciudad. La bicicleta es una buena y barata manera de conocer esta ciudad. En el 102 de West Broadway Street (al sur), hay varias tiendas de bicis, entre las que destaca Sport Junkies, donde son expertos en fixies, un tipo de bicicleta que se lleva mucho en Vancouver. (www.sportjunkies.com). foto: © Douglas Williams/ AGE Fotostock Destino skater En la confluencia entre Kingsway Street y Main Street, también en el sur de la ciudad, Vancouver reúne gran cantidad de tiendas de ropa y accesorios, de bares y restaurantes con un claro aire alternativo. Destacamos la tienda Antisocial Skateboard Shop, en el 2337 Main Street, por la que pasan muchos de los patinadores que llegan a Vancouver, un valorado destino skater. (www. antisocialshop.com). Toti Rosselló