Bajar la revista completa en pdf - Instituto Nacional de Antropología
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antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 1 I S S N 0570-8346 1852-1002 ISSN PRESIDENCIA DE LA NACIÓN SECRETARÍA DE CULTURA DEL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO BUENOS AIRES, ARGENTINA 2008-2010 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 2 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 3 AUTORIDADES PRESIDENTA DE LA NACIÓN Cristina Fernández VICEPRESIDENTE DE LA NACIÓN Julio César Cobos SECRETARIO DE CULTURA Jorge Coscia SUBSECRETARIA DE GESTIÓN CULTURAL Marcela Cardillo DIRECTOR NACIONAL DE PATRIMONIO Y MUSEOS Alberto Petrina DIRECTORA DEL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO Diana Susana Rolandi COMITÉ HONORARIO Dra. Tania Andrade Lima (Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil) Dr. Antonio A. Arantes (Universidade Estadual de Campinas, San Pablo, Brasil) Dr. Leopoldo Bartolomé (Universidad Nacional de Misiones, Argentina) Dr. Lewis Binford (Southern Methodist University, Texas, EEUU) Dr. George Marcus (Rice University, Texas, EEUU) COMITÉ EDITORIAL Mariana De Nigris, Juan Carlos Radovich, Diana Rolandi SECRETARIA EDITORIAL Concepción Sierra EVALUADORES DEL PRESENTE VOLUMEN Patricia Arenas (Univ. Nac. de Tucumán), Carlos Aschero (CONICET), Inés Baffi (CONICET/UBA), Alejandro Balazote (UBA/Univ. Nac. de Luján), Margot Bigot (Univ. Nac. de Rosario), Luis Alberto Borrero (CONICET), Raúl Carnese (UBA), Silvia Citro (CONICET/UBA), Cristina Cravino (CONICET/Univ. Nac. de Gral. Sarmiento), Ana Domínguez Mon (UBA), Luis Donatello (CONICET), Dolores Elkin (CONICET/INAPL), Ricardo González (CONICET/Univ. Nac. de La Plata), Marisa Lazzari (University of Exeter, Departamento of Archaeology), Leandro Luna (CONICET/UBA), Alicia Martín (INAPL/UBA), Eloísa Martín (CONICET), Axel Nielsen (CONICET/INAPL), María Inés Palleiro (CONICET/UBA), Cecilia Pérez de Micou (CONICET/INAPL/UBA), Irina Podgorny (CONICET/Univ. Nac. de La Plata), Mercedes Salado (Equipo Argentino de Arqueología Forense), Carlota Sempé (CONICET/ Univ. Nac. de La Plata), Leonor Slavsky (INAPL), Liliana Tamagno (CONICET/Univ. Nac. de La Plata), Héctor Vázquez (CONICET/Univ. Nac. de Rosario), Roberto Zurutuza (UBA) CONICET: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas INAPL: Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano UBA: Universidad de Buenos Aires Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano es una publicación del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de frecuencia bianual. Números atrasados solicitar por canje a [email protected]. Los autores son responsables de las ideas expuestas en sus respectivos trabajos. antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 4 1852-1002 ISSN 0570-8346 Diseño de tapa: Concepción Sierra Diseño y armado de interior: Claudio Marcelo Pagella Pablo Alfredo Mesa Impresión: Este libro se terminó de imprimir en Noviembre de 2010 Grafica M&M - Tel./Fax: 4912-1343 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 5 Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 22. 2008/2010 I S S N 0570-8346 1852-1002 ISSN PRESENTACIÓN Diana Rolandi* Este número, correspondiente al bienio 2008-2009, presenta 22 trabajos de 40 que se presentaron para su publicación. Luego de un exhaustivo análisis por parte de los evaluadores, decidimos publicar todos aquellos trabajos que tuvieran una evaluación mayor a 70/100, por lo que incrementamos el número de artículos editados en comparación con los números anteriores. Durante estos dos años continuamos y rubricamos nuevos convenios con Secretarías de Cultura provinciales, Institutos de Investigación, Administración de Parques Nacionales, Museos y otros organismos, totalizando un total de 25 convenios vigentes en la actualidad. Se realizaron 57 proyectos de investigación, la mayoría de los cuales continúan, en las distintas especialidades de la antropología social, el folklore, la arqueología y la lingüística, en las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe y en el departamento Potosí, Estado Plurinacional de Bolivia. Se llevaron a cabo las VII Jornadas de Arqueología de Patagonia, en Ushuaia, Tierra del Fuego, conjuntamente con el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), la Sociedad Argentina de Antropología y la Comisión Permanente de Congresos Nacionales, donde se presentaron, entre comunicaciones orales y gráficas, más de 150 trabajos. Con el invalorable apoyo de la Asociación Amigos del Instituto Nacional de Antropología se editaron y distribuyeron 6 números de la publicación Boletín de Novedades en Antropología, órgano de difusión de la labor del INAPL. Se editaron además los siguientes libros: • "Entre la Tierra y el Agua", compiladores D. Loponte y A. Acosta; • "Arqueología del Humedal del Paraná Medio (bajíos ribereños meridionales)". Autor Daniel Loponte. • "Arquitectura Tradicional en la Región de Ischigualasto, provincia de San Juan". R. Rotondaro y equipo de arte rupestre del INAPL. • "Los recursos arqueológicos de Villa Castelli, Dto. Gral. Lamadrid, La Rioja". Adriana Callegari y otros. • "El Patrimonio Arqueológico del Norte del Dto. de Famatina y otros temas de arqueología". María Elena Gonaldi y otros. • "Tiempos Pasados en Ischigualasto". Equipo de arte rupestre del INAPL. • "El arriero en San Juan". D. Rolandi, M. Podestá, A. Ré, M.P. Falchi y M. Torres. Y a través de fondos externos se editó el libro • "Tras la estela del Hoorn: arqueología de un naufragio holandés en la Patagonia". Christian Murray y otros. La Biblioteca y Centro de Documentación del Instituto incorporó 1824 libros y publicaciones periódicas a su acervo bibliográfico y fue visitada por un promedio de 4500 personas anualmente. El Museo Nacional del Hombre efectuó 9 Muestras temporarias y continuó con su exposición permanente sobre "Pueblos originarios de nuestro país: pasado y presente". Durante los dos años fueron recorridas por un total de 28.500 personas. Se realizaron en los años 2008 y 2009 la XVIII y la XIX Muestra Nacional de Cine y Video Documental Antropológico, bajo los lemas "Etnografías visuales de la contemporaneidad" e "Itinerarios del Documental en América Latina" respectivamente. Ingresaron un total de 135 nuevos videos. Y se contó con la participación de realizadores de nuestro país y de Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, España, Estado Unidos, Holanda, Italia y Nicaragua. Actualmente nuestra videoteca cuanta con más de 2300 títulos cuya nómina puede ser consultada en nuestra página web. Hemos contado con el apoyo de varias Instituciones, a través de subsidios otorgados para proyectos de investigación, por parte de la Universidad de Buenos Aires (UBACYT), la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (PICT), el CONICET, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), del Fondo Nacional de las Artes y de la National Geographic. Continúa la serie de Micros Radiales sobre los resultados de la investigación científica que se realiza en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano así como difundir las actividades y servicios que el mismo brinda a la comunidad. La duración de ellos es de 5 a 7 minutos, retransmitidos varias veces al día por Radio Folklórica y Radio Nacional, y se difunde en 1200 radios AM y FM de todo el país. En el marco de las acciones que debemos implementar y ejecutar según la ley Nacional N° 25.743 de Protección del patrimonio Arqueológico y Paleontológico, se llevaron a cabo capacitaciones a varios niveles, se continuó con el registro nacional de objetos, de lotes y de colecciones y de sitios arqueológicos, así como de Infractores y reincidentes. Se dio cumplimiento a todas las causas iniciadas por la Justicia y se actuó como perito en 11 de ellas. Se otorgaron 103 permisos de exportación permanente y temporaria para análisis científico. Y se procedió a restituir a la República del Perú 30 piezas arqueológicas que fueran incautadas por INTERPOL y entregadas por la Justicia a este organismo. A partir del mes de agosto del año 2009 el Instituto lleva 5 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 6 adelante la Coordinación Técnica del "Qhapaq Ñan/Sistema Vial Andino", de la Argentina, con la participación de siete provincias: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza, integrándose a los otros cinco países participantes de este programa: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. La Dirección del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano quiere agradecer toda la colaboración, compañerismo, entusiasmo y dedicación de todos los integrantes de este organismo, investigadores de planta, del CONICET, de la Agencia, becarios y técnicos, personal administrativo, Biblioteca, Museo, Medios Audiovisuales, y los jóvenes que participan con dedicación de todas nuestras actividades a través de los entrenamientos laborales. Sin todos ellos no se podrían emprender y ejecutar todas las acciones que generamos para conocimiento y difusión de nuestro patrimonio material e inmaterial y que transferimos a la comunidad. * Directora del INAPL 6 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 7 Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 22. 2008/2010 I S S N 10570-8346 852-1002 ISSN POBLADOS ARQUEOLÓGICOS DE LA PUNA DE JUJUY COMO TOPÓNIMOS EN LOS SIGLOS XVI Y XVII1 María Ester Albeck* RESUMEN Se avanza en la identificación de poblados indígenas o topónimos mencionados en documentación histórica, con el objeto de vincularlos con sitios arqueológicos y accidentes geográficos de la Puna de Jujuy. Se aporta así al conocimiento de los territorios de las sociedades prehispánicas que poblaron dicho espacio. PALABRAS CLAVE Puna de Jujuy, Poblados arqueológicos, Toponimia, Siglos XVI y XVII ABSTRACT Aboriginal settlements or toponimics mentioned in historic documents are associated with archaeological sites or geographical accidents in the Puna de Jujuy. Advances are made in the identification of the territories of prehispanic societies that lived in this part of Northwest Argentina before the spanish conquest. KEY WORDS: Puna de Jujuy, Archaeological settlements, Toponimics, 16th and 17th century INTRODUCCIÓN El reconocimiento en el terreno de antiguos asentamientos indígenas permite, a partir de evidencias arqueológicas, asignarlos a diferentes grupos sociales que habitaron la Puna de Jujuy, principalmente aquellos de filiación chicha y los casabindo-cochinoca. La documentación colonial utilizada (siglos XVI y XVII), proveniente casi exclusivamente de fuentes éditas, permite asignar algunos topónimos, hoy desaparecidos o en desuso, a sitios arqueológicos o a accidentes geográficos próximos a ellos, que remiten a lugares concretos en el espacio puneño. En la mayoría de los casos, la ubicación espacial de los diferentes pueblos citados en la temprana documentación colonial constituye una incógnita para los etnohistoriadores. De la misma manera, al arqueólogo que se ocupa de la etapa de los Desarrollos Regionales o Períodos Tardío e Inca frecuentemente le intriga la denominación indígena de los poblados prehispánicos que investiga, sospechando que tal vez se trate de algunos de los que se hallan mencionados en los escritos de los siglos XVI y XVII. Investigaciones previas han logrado avanzar en el tema (Krapovickas 1978, 1984; Sica 2006, Zanolli 2005) pero quedan vigentes muchas dudas e imprecisiones y aún contradicciones. Se trata de un trabajo minucioso en el cual convergen los datos aportados por la documentación colonial, el conocimiento del espacio puneño y la identificación de los sitios arqueológicos en el mismo. Así, la información proviene tanto de los arqueólogos como de la etnohistoria y su conocimiento progresa muy lentamente, con un permanente cruce de las fuentes y datos propios de cada disciplina. OBJETIVOS Y DIFICULTADES En este trabajo se pretende avanzar en la identificación de diversos topónimos de la Puna de Jujuy, correspondientes a poblados indígenas mencionados en diferentes tipos de documentación, con el objeto de vincularlos con sitios arqueológicos conocidos o con una ubicación espacial tentativa, hasta tanto se realice una prospección arqueológica exhaustiva de todo el espacio en discusión. Paralelamente se considera también la ubicación de otros topónimos coloniales, aún cuando no se encuentren claramente relacionados con poblados prehispánicos. Se trata de una meta difícil, en tanto la información documental con que se cuenta es escasa, dispersa, confusa e imprecisa. La tardía incorporación del actual Noroeste Argentino al dominio colonial, por tratarse de un área de resistencia al español, ha dado lugar a que la documentación del siglo XVI conocida para la Puna de Jujuy sea extremadamente parca y que, por otra parte, haya sido generada casi exclusivamente en Lima o en Charcas, a cientos o más de mil kilómetros de Jujuy, con escaso conocimiento del espacio y de la toponimia. El mayor cúmulo de información proviene de documentación del siglo XVII, varias décadas después de las primeras "entradas", cuando ya se encuentran afianzadas las fundaciones de Salta y Jujuy y la avidez de los colonizadores lleva a la solicitud de tierras en diferentes espacios de la Puna (Sica 2006). Por otra parte, los topónimos son tan sólo nombres que aparecen en algún documento y su transcripción estuvo sujeta a la interpretación de la persona que registraba (pasando al español fonemas indígenas) y, para el área que nos ocupa, si mediaba la intermediación de un quichuaparlante2, podía darse una primera modificación de voces propias de las lenguas locales para luego, en una segunda instancia, ser pasadas al español. Es decir, había un doble fil- * CONICET; FHyCS, UNJu [email protected] 1 Una versión preliminar de este trabajo fue precirculado para la Mesa 1: "Sociedades indígenas y sistemas de dominación desde una perspectiva etnohistórica. Desde el Tawantinsuyu hasta la crisis del sistema colonial español". XI Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia Tucumán, 19 al 21 de septiembre de 2007. 2 El quichua es una lengua trivocálica y con su propio espectro de consonantes. 7 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 8 CUADERNOS 22 tro entre el fonema original y el morfema que figura en el texto, la voz indígena local pronunciada según las normativas del quichua y de éste a las propias de la lengua hispana. Paralelamente, mucha de esta información no es de primera mano, ya que habitualmente estuvo sujeta a traslados y se vio deformada por la transcripción de un documento original en una o más oportunidades. Esto pudo motivar una profunda alteración de los topónimos que figuran en los textos como ha sido señalado por otros autores (Platt et al. 2006:252-254). Al tratarse mayormente de toponimia originada en voces locales de la región (Albeck 2000), correspondientes a lenguas ignotas, desaparecidas hace siglos y de las cuales no ha quedado registro, tampoco se cuenta con traducciones de los términos que hubieran ayudado sensiblemente en la identificación de los lugares, en tanto la gran mayoría de los topónimos son de naturaleza descriptiva y hacen alusión a accidentes geográficos o peculiaridades del espacio. Otro problema identificado en el transcurso de la investigación es la duplicación de la toponimia, diferentes lugares que cuentan con idéntica toponimia, y obliga a tratar de discernir cuál es el espacio correspondiente al topónimo en cuestión. En lo que hace a la faz arqueológica, el principal problema reside en que se carece de un conocimiento exhaustivo de los sitios de la Puna de Jujuy. Hay espacios aún inexplorados en lo que atañe a su ocupación prehispánica y lo habitual es que sólo se conozcan los poblados de mayor tamaño. Con frecuencia se cuenta únicamente con la mención de la presencia de un asentamiento indígena en determinado lugar, sin otros datos sobre cronología, dimensiones ni otra información sobre su acervo cultural. Las prospecciones arqueológicas en el campo, frecuentemente se complementaron con entrevistas a pobladores locales cuya versión de la toponimia local pudo corresponder o no con la que se encuentra registrada en la documentación colonial. El reconocimiento en el terreno de antiguos asentamientos abandonados permite, a partir de evidencias arqueológicas, asignarlos a diferentes grupos sociales que habitaron la Puna de Jujuy antes de la llegada de los españoles e Inca, principalmente aquellos de filiación chicha y los que han sido denominados casabindo-cochinoca (Krapovickas 1968, 1978, 1984; Albeck 2001, 2007; Albeck y Ruiz 2003). Se busca avanzar así en el planteo, aún en construcción, de los espacios ocupados por estas sociedades y la naturaleza y extensión de sus territorios prehispánicos. Dicha información resulta indispensable en la discusión sobre la manera en que se fueron desestructurando algunos de los territorios indígenas identificados, un proceso iniciado desde Charcas y que se ve potenciado especialmente a partir de la fundación definitiva de Jujuy en 1593 (Sica 2006). puneño. La información documental utilizada proviene de fuentes publicadas -a veces con más de una transcripcióncon el auxilio de otras, aún inéditas, que nos han sido facilitadas por diferentes investigadores. Las fuentes más tempranas, a menos de una década de la caída del incario, corresponden al depósito de Monje y a la encomienda de Villanueva (ambas otorgadas por Pizarro en la Ciudad de los Reyes en 1540). Si bien se mencionan lugares ubicados en la Puna de Jujuy, no se repite la toponimia entre ambos documentos. La encomienda de Villanueva aparentemente comprendía un espacio que abarcaba lugares ubicados a ambos lados de la actual frontera argentino-boliviana. El depósito de Monje, en cambio, contiene topónimos propios de la Puna de Jujuy pero la mayor parte puede asignarse a otros espacios de los Andes CentroSur (esto ha sido observado en Zanolli 2005). Siguiendo un orden cronológico de la documentación, se considera el bautismo del cacique de Casabindo, cuando Joan de Altamirano pasa por la Puna de Jujuy rumbo a Atacama en 1557 (Martínez 1992 y Palomeque m.s. 19973). La Carta de Matienzo de 1566 brinda una reseña de los tambos incaicos al sur de Potosí que podían servir a los españoles para vincular a Charcas con el Tucumán. De principios del siglo XVII se cuenta con el testimonio de la muerte de Lorenzo de Aldana4 en 1601 -hijo de Monje- y primer encomendero reconocido por los casabindos (Palomeque 2006). De la segunda mitad del siglo XVII, resultan especialmente interesantes las mercedes y ventas que involucran tierras propias de la Puna de Jujuy. Entre ellos se consideran aquí la "Merced de la Quebrada de la Leña" de 1655 (transcripta y publicada originalmente por Ambrosetti en 1901, luego parcialmente por Zanolli 2005 y Sica 2006) en la cual, según Ambrosetti, Pablo Bernárdez de Ovando "hace merced" a los indios de Casabindo y Cochinoca de los terrenos dentro de los límites mencionados en el texto (Ambrosetti 1901); la petición de las tierras del oeste de la Puna, a instancias de Pablo Bernárdez de Ovando en 1662 (Madrazo 1980), y la donación de Campero y Herrera de Barrancas y Cobres a los casabindos en 1681 (Madrazo 1980, Sica 2006)5. Con el objeto de precisar la ubicación de determinados topónimos, se ha consultado la transcripción de documentos inéditos de los siglos XVI, XVII y XVIII6. La información proveniente de la documentación se ha cotejado con cartografía actual e histórica, fotografías aéreas de la zona, imágenes de "Google Earth", con información arqueológica publicada y además con los datos y el conocimiento obtenido personalmente durante más de 25 años de investigaciones en el área. Paralelamente se han realizado reconocimientos en el terreno y encuestas ocasionales a pobladores de la zona con el objeto de clarificar algunas incógnitas respecto a determinados topónimos. LAS FUENTES La documentación colonial considerada en este trabajo permite asignar algunos topónimos, hoy desaparecidos o en desuso, a sitios arqueológicos o a accidentes geográficos próximos a ellos, ubicados en diferentes lugares del espacio Transcripción preliminar de Silvia Palomeque. Agradecemos esta documentación y su transcripción a Ana María Presta 5 Toda esta documentación ha sido transcripta por Silvia Palomeque, a quien agradecemos. 6 Agradecemos la ubicación y transcripción de esta documentación a Silvia Palomeque. 3 4 8 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 9 POBLADOS ARQUEOLÓGICOS DE LA PUNA DE JUJUY... PAISAJE, POBLADOS Y TOPONIMIA Los topónimos considerados comprenden un conjunto de nombres extraídos de la documentación citada precedentemente, para los cuales se ha logrado algún tipo de precisión geográfica o alguna hipótesis al respecto. Sin embargo, muchos de estos nombres coloniales aún no han sido ubicados con precisión en el extenso espacio surandino. No se busca lograr una exégesis de la toponimia incluida en la documentación citada, y tampoco se pretende una discusión detallada de todos y cada uno de los topónimos que figuran en los documentos considerados ni su ordenamiento de acuerdo al orden cronológico en que aparece citado cada uno. La toponimia discutida en este trabajo supera la treintena, sin embargo con el objeto de lograr una presentación más ágil para la lectura hemos decidido incluir la discusión pormenorizada de cada topónimo en un anexo, donde se encuentran ordenados de manera alfabética. En la Puna de Jujuy se diferencia netamente el paisaje determinado por los grandes bolsones de acarreo sedimentario, el típico ambiente de altiplanicie, del correspondiente a los profundos valles de vertiente atlántica que caracterizan su extremo norte y nor-occidental. Si se considera el paisaje del sector central de la Puna de Jujuy, se destacan mayormente dos grandes unidades orográficas: el bolsón de Abra Pampa-Miraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes y el bolsón de Pozuelos. Estos grandes espacios planos, correspondientes a cuencas endorreicas, se hallan limitados por cordilleras con rumbo predominante norte-sur y cubiertos en su parte central con densos pastizales que acompañan a los cuerpos de agua: ríos, lagunas, salinas o salares, ubicados en las áreas más deprimidas. Es probable que estos grandes bolsones hayan sido considerados como "valles", esto al menos sucede con Lizárraga (1916). La cuenca de Abra Pampa-Salinas Grandes habría correspondido entonces al Valle de Casabindo y la de Pozuelos al Valle de Cochinoca. En la documentación analizada se hace referencia a una serie de accidentes geográficos, algunos de ellos bautizados tempranamente con nombre español, que corresponden a hitos en el paisaje y que sirven a la hora de identificar puntos concretos en el espacio. Entre ellos contamos con cerros (del Cobre, Espíritu Santo de Queta, Granada, Los Leones, Panico, Poste, Tintín), abras (Chaxrí, Mora Mora Xoguagra, Pampas de Moreta), quebradas (de la Leña), planicies (Pampas de Moreta), farallones rocosos (Barrancas y Barrancas Blancas) y otros (Rincón de las Salinas), mientras que una parte de la toponimia destaca la presencia de recursos metalíferos en la Puna de Jujuy (Cerro del Cobre, Mineral de la Rinconada). El "itinerario" de Matienzo se ocupa de nombrar los tambos ubicados a la vera del camino incaico con la propuesta de su reactivación (en lo que respecta a la Puna de Jujuy incluiría a Calahoyo, Moreta, Casabindo el Chico, Grandes de Casabindo, del Llano, Rincón de las Salinas, El Moreno). Sin embargo, es probable que el registro de Matienzo se encuentre incompleto, atendiendo a la distan- cia que media entre algunos de los tambos mencionados, como por ejemplo entre Calahoyo y Moreta 7. Finalmente consideramos los pueblos indígenas, de los cuales algunos se ubican en la cuenca de Abra PampaMiraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes, el "Valle de Casabindo" (Casabindo, Cochuy, Queta, Quichauti y Toara y donde también se encontrarían los cinco últimos tambos de Matienzo), otros en la cuenca de Pozuelos, el "Valle de Cochinoca" (Cince, Cochinoca, Ichira y Tachante, espacio donde se halla además el Tambo de Moreta), mientras que otros topónimos prehispánicos pertenecerían a la cuenca del Pilcomayo, de vertiente atlántica, (Socabacocha, Xirote y el Tambo Real de Calahoyo). Algunos topónimos no han podido ser ubicados. Por ejemplo, en el depósito de Monje se desconoce la ubicación de los pueblos de Ichimore, Quilata, que podrían no encontrarse en la Puna de Jujuy como sucede con otros ubicados por Zanolli. En la encomienda de Villanueva no se ha logrado ubicar a los pueblos de Orondi, Caquichura, Achiona, Serchica y Yosuja y en la petición de Ovando de 1662, el Abra de Chaxri que se ubicaría al oeste de Rinconada. Tampoco se han identificado las antiguas "fundaciones" (Ambrosetti 1901) o "fundiciones" (Sica 2006) de Cochinoca, aunque su localización estaría entre la cordillera de Casabindo y el Pueblo Viejo de Quichauti, es decir al noroeste de Casabindo y al oeste del Cochinoca actual. Consideramos que el aporte más valioso de esta investigación probablemente sea la localización de los poblados indígenas de Ichira y Cochinoca, ambos en la cuenca de Pozuelos. En el caso de Ichira, Sica basándose en diferentes documentos propuso una ubicación aproximada (Sica 2006) con la que coincidimos. Nuestro aporte se circunscribe a la identificación del poblado arqueológico. Se trataría del asentamiento prehispánico conocido como Pozuelos, ubicado en la planicie al este de la laguna homónima. Corresponde a un sitio de tipo monticular donde la arquitectura debió ser preponderantemente de adobe o tapia. Es muy probable que las viviendas aún fueran visibles en 1655 (Sica 2006), momento en el cual Ovando utiliza al antiguo poblado como un hito en la demarcación del territorio incluido en la merced que pasó a ser el espacio ocupado por los casabindos y cochinocas durante toda la etapa colonial8. En el caso del antiguo poblado indígena de Cochinoca, se considera que corresponde a lo que se conoce en la literatura arqueológica como Pucará de Rinconada. Esta idea surgió como hipótesis, hace más de diez años, a partir del análisis espacial de los recursos y su vinculación con los asentamientos arqueológicos en la Puna de Jujuy (Albeck 2003), sin embargo, recién ahora se sabe de la existencia de un respaldo documental (Sica 2006). Una reciente visita al Pucará de 7 Lo mismo sucede con la variante que se separa de la traza principal en Ascande (Bolivia). Esta pasa por la Puna de Jujuy más hacia el este y conecta con el ramal que corre por la Quebrada de Humahuaca, allí se omiten muchos tambos, varios de ellos identificados en el terreno por Raffino (Raffino et al. 1986). 8 Tampoco resulta extraño que el límite entre los Departamentos de Yavi y Cochinoca se encuentre cercano a la moderna localidad de Pozuelos, en tanto los Departamentos de la Puna de Jujuy surgen a partir de los curatos creados en el siglo XVIII. 9 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 10 CUADERNOS 22 Rinconada, en la cual se registró su vinculación espacial con los lugares mencionados en el documento, permite sostener sobre base más firme que el Pucará de Rinconada fue el antiguo poblado cabecera de los cochinocas. Datos procedentes del registro arqueológico también refuerzan esta idea. El Pucará de Rinconada es el único sitio del sector central de la Puna donde se ha identificado claramente un sector de construcción incaica (Ruiz 1996). En una mesada inmediata al Pucará de Rinconada se halla el "Panel Boman", cuya representación estaría haciendo referencia a un gran encuentro entre grupos de diferentes etnías con la presencia del inca y su ejército, como ha sido interpretado en otra oportunidad (Ruiz y Albeck m.s. 2005). La presencia de construcciones con patrones incaicos fue habitual en los poblados preexistentes más relevantes, como por ejemplo Los Amarillos, La Huerta y Tilcara en la Quebrada de Humahuaca. Tanto la presencia de arquitectura incaica como el Panel Boman indicarían la importancia de este antiguo poblado entre los demás asentamientos de los Desarrollos Regionales en la Puna de Jujuy. A esto puede sumarse que su ocupación, a juzgar por la información arqueológica, podría remontar sus orígenes hacia mediados del primer milenio después de Cristo9. de las Pampas de Moreta). Al realizar la petición, Ovando aclara que las tierras fueron de sus encomendados pero que se hallaban despobladas en 1662. Entre las tierras que solicita, y le son otorgadas, se encuentran Barrancas y Cobres que posteriormente fueron donadas por su yerno a los casabindos, convalidando un permiso de usufructo previo otorgado por Ovando (Madrazo 1980). Sin embargo, por los límites del territorio que solicita, queda claro que el inmenso territorio involucrado no incluía a las Salinas Grandes. Cabe aclarar que éstas tampoco se hallaban comprendidas en la merced de la Quebrada de la Leña. Resulta sugerente que excluyen a las Salinas, respondiendo tal vez a su utilización como recurso compartido con otros pueblos como señala Lizárraga (1916). El reconocimiento en el terreno de antiguos asentamientos abandonados permite, a partir de evidencias arqueológicas, asignarlos a los diferentes grupos sociales que habitaron la Puna de Jujuy, principalmente los chichas y los casabindo-cochinoca son claramente distinguibles por su acervo material. Los restos arqueológicos que caracterizan a estos dos grupos son lo suficientemente característicos como para asignar la filiación de la mayor parte de los poblados arqueológicos reconocidos en el campo. En este contexto resulta interesante establecer cuáles fueron los poblados ocupados por dichas sociedades y qué tipo de territorio determinaban. La cuenca de Miraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes, el gran "Valle de Casabindo" fue, aparentemente, de dominio casi exclusivo de los casabindo-cochinoca. En cambio la cuenca de Pozuelos, el "Valle de Cochinoca", sólo correspondía a éstos en su sector sur, la parte norte y oriental de la cuenca se hallaba ocupada por grupos asimilados a los chichas. Esto coincide también con lo expresado por Matienzo al referirse al Tambo de Moreta como poblado por indios chichas. Pasando por el abra de Mora Mora de norte a sur "donde los ríos corren hacia Casabindo" (Ambrosetti 1901) se pasa a la cuenca de Miraflores y los poblados identificados en las inmediaciones, como Queta y Agua Caliente (Doncellas), corresponden a los antiguos casabindos y cochinocas. Resulta interesante la proximidad entre los asentamientos correspondientes a los cochinocas, ubicados en el "Pucará de Rinconada", y los chichas que habitaban Ichira, el sitio de "Pozuelos", entre los cuales existe un notable contacto visual. Lo mismo parece ocurrir con los asentamientos chicha y casabindo-cochinoca ubicados al norte de la cuenca de Abra Pampa. Si bien la divisoria de aguas entre dicha cuenca y la del Pilcomayo divide también, al parecer, los territorios prehispánicos de estas sociedades, los pueblos se hallan muy próximos entre sí. Aún queda en discusión la profundidad temporal de estos límites prehispánicos. ¿Responden a procesos enraizados en la historia social y política de la puna de Jujuy? ¿o son meramente reflejo de procesos que tuvieron lugar en los últimos siglos antes de la llegada de los españoles? Con referencia al proceso de desestructuración de las sociedades indígenas en la Puna de Jujuy, los grupos de filiación chicha, ubicados en las áreas más septentrionales, SÍNTESIS Y DISCUSIÓN En el caso del depósito de Martín Monje los dos topónimos pertenecientes a la Puna de Jujuy se ubicarían en el espacio de los casabindos y cochinocas, sin embargo, Casabindo se encuentra en la cuenca de MirafloresGuayatayoc y Cince al sur de la cuenca de Pozuelos. Otra cosa sucede con la encomienda de Villanueva donde al menos Sococha/Yoscaba (Socabacocha), Ichira y la Estancia de Xirote se encontraban en el espacio chicha mientras que Queta y Cochinoca se hallaban en el área casabindo-cochinoca. La ubicación de los antiguos poblados indígenas encomendados a Villanueva habrían ocupado tanto las cabeceras de algunos afluentes del Río San Juan de Oro (cuenca del Pilcomayo), la cuenca de Pozuelos (Cochinoca e Ichira) como la cuenca de MirafloresGuayatayoc (Chocoite y Queta). Al comparar el depósito de Monje con la encomienda de Villanueva, ambos otorgados por Francisco Pizarro en 1540, resulta evidente que no se repite topónimo alguno en la enumeración realizada en ambos textos, si bien varios de ellos se ubican en la actual Puna de Jujuy. Por esta razón y teniendo en cuenta el conflicto que tuvieron ambos colonizadores, no se entiende de qué manera fue planteada la superposición entre ambas concesiones, que termina favoreciendo a Monje en el juicio. ¿Tendrá que ver con la sujeción de algunos poblados prehispánicos a otros? Respecto a la Merced de la Quebrada de la Leña y la Petición de 1662 que involucran a Pablo Bernárdez de Ovando, en ambos casos se delimita un territorio, comenzando en un punto y cerrando en el mismo (para la primera es la quebrada homónima y para el segundo caso es el Abra Fechado en el 600 d.C. aproximadamente (Ruiz comunicación personal 2007) 9 10 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 11 POBLADOS ARQUEOLÓGICOS DE LA PUNA DE JUJUY... fueron encomendados tempranamente y reducidos a mediados del siglo XVI (Zanolli 2005, Palomeque m.s. 2006), es decir, desarraigados de sus poblados prehispánicos para residir en las reducciones coloniales. Indudablemente, la hostilidad de los indígenas de la parte más meridional de la Puna de Jujuy durante la mayor parte del siglo XVI, no permitió una instalación estable de los colonizadores hasta finales del siglo. Las reducciones de los casabindos y cochinocas, al parecer, recién tuvieron lugar a inicios del siglo XVII cuando Cristóbal de Sanabria se hizo cargo de la encomienda después de la muerte de Lorenzo de Aldana. El proceso de dominación, sin embargo, debió originarse un poco antes cuando Aldana pasó a residir en el territorio de sus encomendados en una fecha aún sin precisar, tal vez inmediatamente después de la fundación de San Salvador de Jujuy. Su muerte, acaecida en Tachante en 1601, lo encontró en un "pueblo" de nombre indígena vinculado con una explotación minera, Real de Minas de Queta, donde también residían otros españoles. No en vano, en 1662 la memoria colectiva de los ancianos de Casabindo lo recordaba como el primer encomendero (Palomeque 2006). Calahoyo: Aparece en el documento de Matienzo y es calificado como Tambo Real. Persiste como topónimo y se halla ubicado sobre la línea limítrofe entre Argentina y Bolivia (Raffino et al. 1986). Se identifican claramente los restos de las estructuras arqueológicas incaicas, la mayor parte de las cuales se encuentra del lado boliviano. Casabindo: Betanzos hace referencia a "Caxivindo" (Betanzos 1999) y también es mencionado en el depósito de Martín Monje donde figura como "Casibindo". El Casabindo actual muy probablemente se remonte a la creación del pueblo ordenada por Cristóbal de Sanabria a Pedro de Zamora en 160211 y es probable que el asentamiento prehispánico se haya encontrado en las inmediaciones de dicho pueblo de reducción. En las quebradas aledañas se han identificado varios poblados arqueológicos (Albeck et al. 1999, 2001), sin embargo, el de mayores dimensiones es el denominado Pueblo Viejo de Tucute (Albeck 1999, Albeck et al. 1999, 2001), Pueblo Viejo de Casabindo o Antigal de Río Negro por los pobladores actuales y conocido en la literatura arqueológica como "Sorcuyo" (Casanova 1938). Se trata de un asentamiento arqueológico de grandes dimensiones que se diferencia del resto de los sitios contemporáneos de la Puna por su particular arquitectura, más afín a lo altiplánico que a lo sur-andino. En este contexto resulta sugerente que el nombre "Casabindo" tenga raigambre aymara. Casabindo el Chico: Registrado también en el documento de Matienzo, se ha sugerido su ubicación en algún espacio cercano a la localidad de Tambillos, al norte de Casabindo (Carrizo 1989). Prospecciones en el campo, sin embargo, no han logrado identificar estructuras que puedan corresponder a un tambo incaico, mientras que el camino es claramente reconocible, tal vez por su reutilización durante toda la época colonial y republicana hasta mediados del siglo XX. Al pie del cerro Liristi, al suroeste de Tambillos y al norte del Casabindo actual, se ha identificado un tambo incaico al cual se le ha adjudicado el nombre del cerro. No sabemos si se trata de un tambo no registrado por Matienzo o si corresponde a alguno de los dos mencionados para dicha localidad: "Casabindo el Chico" o los "Tambos Grandes de Casabindo". De tratarse del primero, el Tambo de Liristi se halla algo alejado del camino principal aunque, por sus dimensiones, creemos que difícilmente se haya tratado de los Tambos Grandes de Casabindo. Casabindo, Tambos Grandes de: Matienzo se refiere a este lugar en su "itinerario" como ubicado algo alejado del camino. Por la provisión de agua y recursos, lo más probable es que se hubiera encontrado al pie de la Serranía de Casabindo, al oeste del camino incaico, sin embargo no se ha podido ubicar a pesar de haber efectuado numerosas prospecciones en el área a lo largo de más de 25 años. Una respuesta podría ser que los "Tambos Grandes de Casabindo" se encuentren debajo del poblado actual, a 3 km de la traza del camino incaico, donde es recurrente la presencia de cerámica arqueológica, entre la cual ocasionalmente se identifica alguna de filiación incaica. ANEXO Los topónimos Aura: Este topónimo figura en la Merced de la Quebrada de la Leña, no sabemos si existía algún poblado prehispánico vinculado con el mismo. Es mencionado como "Abra", estancia de propiedad del Marquesado por Madrazo (1980 Cuadro 7 página 75). Según la Merced de la Quebrada de la Leña, que describe los límites de un espacio comenzando y finalizando en esta última quebrada "... y por su cordillera y vertientes hasta volver a llegar a la dicha Quebrada de la Leña..." (Ambrosetti 1901), Aura debería ubicarse entre Ichira y Toara. La mención a unos "paredones antiguos de adobes que están cerca de aura" (Sica 2006) nos mueve a pensar que podría tratarse de las paredes que oficiaban de límite entre Charcas y Tucumán, citados en documentación más tardía. Dichas paredes se ubicaban en las proximidades de Cangrejos, es decir, en la cuenca superior del Río Abra Pampa, afluente del Río Miraflores. Otra documentación señala a Aura como lindante con Quera y Chocoite por lo que se supone que podría ubicarse en las proximidades de la localidad de La Intermedia10. Barrancas: Se menciona como parte del límite oriental en la petición de Ovando de 1662, al solicitar las tierras del sector occidental de la Puna. También figura en la donación de Campero a los casabindos en 1681 (Madrazo op. cit.). El topónimo persiste en la actualidad. Barrancas Blancas: Son utilizadas como un hito en el paisaje y entre las cuales se ubicaría un Pueblo Viejo que constituía un lindero en la petición de Ovando de 1662. Prospecciones y entrevistas con pobladores de la zona de Rinconada sugieren que podría tratarse del lugar conocido como Liviara, ubicado en las proximidades del Cerro Granada, al oeste de Rinconada. Agradezco este dato a Sandra Sánchez y Gabriela Sica, me lo dieron hace ya muchos años. 11 10 Agradecemos esta documentación a Silvia Palomeque 11 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 12 CUADERNOS 22 Casabindo, Valle de: Se halla mencionado en el bautismo del cacique de Casabindo en 1557. Consideramos que debe referirse al bolsón de Miraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes, limitado por las serranías de Cochinoca, Casabindo, Aguilar y Sierra Alta, además de otras de menor importancia. Así, por ejemplo, el bolsón que contiene a las Salinas Grandes es nombrado como "valle" en Lizárraga (1916). Cince: Se hace mención a este poblado prehispánico en el depósito dado a Martín Monje en 1540. Si bien la cartografía moderna registra el topónimo "Cincel" para el río que nace en las serranías ubicadas al suroeste de Rinconada y desagua en la Laguna de Pozuelos por su orilla sur, los pobladores actuales lo denominan "Cince", de manera coincidente con el topónimo colonial. Se desconoce la existencia de asentamientos prehispánicos en la inmediaciones de este curso de agua, seguramente como reflejo de la escasez de prospecciones sistemáticas en ese sector de la Puna12 y la probabilidad de que se trate de un asentamiento de naturaleza monticular similar a Ichira=Pozuelos (poco conspicuo y difícil de identificar tanto en el campo como en las fotografías aéreas) por el tipo de terreno - llano, anegadizo y con sectores arenosos - que caracteriza a dicho sector. No se descarta, sin embargo, la identificación de este antiguo poblado indígena a futuro. Cobre, Cerro del: Ovando hace referencia a este cerro como uno de los límites de su petición de 1662, también se hace mención a Cobres en la donación de Campero a los casabindos en 1681. La Serranía de Cobres se encuentra actualmente en la Provincia de Salta, en tiempos coloniales tardíos dicho sector correspondía a Casabindo y su población fue empadronada como residiendo en Rangel (Padrón de Joseph de Medeiros 1786)13. El topónimo Rángel persiste en la actualidad como un paraje ubicado al sur del Río de las Burras. Cochinoca: Aparece nombrada por primera vez en la Cédula de encomienda de Juan de Villanueva (1540). Existe un poblado actual con ese nombre, ubicado en el extremo sur de la Serranía de Cochinoca, no obstante, dicho emplazamiento dataría de 1602, cuando Cristóbal de Sanabria se hace cargo de la encomienda luego de la muerte de Aldana. La ubicación del pueblo indígena, entonces, sería otra. Hace casi una década, al iniciar el análisis de los territorios coloniales de los casabindos y cochinocas y los recursos asociados, se arribó a la hipótesis que el Pucará de Rinconada podría corresponder al antiguo Cochinoca14. Esta idea sin embargo no contaba con ningún respaldo documental. Recientemente, el aporte de Sica (2006) nos ha brindado más datos que nos permiten plantear sobre bases más firmes la identidad entre el Pucará de Rinconada y el antiguo asiento de Cochinoca. La merced de tierras del "Pucará de Cochinoca" (Sica op.cit. :189) brinda referencias a topónimos cercanos que se pueden identificar en la actualidad como el Cerro Pan de Azúcar (claramente visible desde el poblado arqueológico) y el Arroyo de San José que no sería otro sino el que baja desde el actual poblado de Rinconada. Entre ambos se ubican las mesadas, de origen volcánico, una de las cuales aloja el antiguo poblado arqueológico. Figura Nº1. El Cerro Pan de Azúcar visto desde el Pucará de Rinconada Cochinoca, Valle de: Se halla mencionado en la posesión de Juan Ochoa de Zárate de la encomienda de Cochinoca en 1593 (Zanolli 2005). En este caso consideramos que debe estar haciéndose referencia al bolsón de Pozuelos, encerrado hacia el este por la Sierra de Cochinoca y el Cordón de Escaya y por la Sierra de Rinconada o de San José hacia el oeste. En este contexto resulta intrigante el nombre prehispánico de la Laguna de Pozuelos. ¿Existirá alguna referencia a una "Laguna de Cochinoca"? Cochuy: Aparece en la encomienda otorgada a Villanueva en 1940, de la cual Zanolli presenta dos transcripciones15, en una de las cuales este topónimo figura cono "Cochoit", razón por la cual consideramos que podría corresponder al sitio de Chocoite, mediando una trasposición silábica. Este lugar se encuentra ubicado al oeste de La Intermedia en el extremo norte de la Sierra de Cochinoca. Se trata de un sector atravesado por antiguos caminos que servían de nexo entre la cuenca de Pozuelos y la de Abra Pampa-Miraflores (Ontiveros 2007). Coyaguaima: Uno de los linderos de la petición de Ovando de 1662. Persiste en la actualidad como un topónimo ubicado al sur-oeste de Rinconada, se desconoce si se trataba originalmente de un poblado y si existen restos arqueológicos en las inmediaciones del paraje actual con ese nombre. El Moreno: Mencionado por Matienzo, quien indica la presencia de un tambo incaico en dicha localidad. Se trata de una toponimia colonial que se ha conservado hasta la actualidad pero desconocemos el nombre indígena del lugar. Espíritu Santo de Queta, Cerro del: Se halla menciona- Una investigación en curso desarrollada por el Dr. Carlos Angiorama sobre metalurgia prehispánica, involucra este espacio de la Puna de Jujuy. 13 Agradecemos esta documentación a Silvia Palomeque. 14 Esta hipótesis fue incluso discutida en 1999 con el Dr. Guillermo Madrazo quien la consideró muy probable. 12 En realidad serían tres porque una es transcripta dos veces y no de manera idéntica (Zanolli 2005 págs. 82 y 90). 15 12 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 13 POBLADOS ARQUEOLÓGICOS DE LA PUNA DE JUJUY... do en el testimonio de la muerte de Juan de Aldana16 como "asiento de minas", por esta razón, y principalmente porque es un "cerro", planteamos como hipótesis que se trata del Cerro Pan de Azúcar, no muy alejado del Abra de Queta Chico. El nombre "Espíritu Santo" también aparece vinculado con Cochinoca, especialmente en la documentación más temprana, tal vez esté haciendo referencia al mismo lugar o a algún paraje cercano, en tanto Cochinoca correspondería al Pucará de Rinconada, desde donde se divisa claramente el Cerro Pan de Azúcar. Granada, Cerro: En la petición de Ovando de 1662 figura como lindero. Persiste como topónimo en la actualidad y se trata de uno de los cerros más importantes e imponentes de la Puna de Jujuy. Se ubica al oeste de Rinconada y es claramente visible desde muchos lugares de la Puna, aún alejados como por ejemplo desde Tres Cruces, en la divisoria de aguas entre la cuenca del Río Grande (Quebrada de Humahuaca) y la cuenca endorreica de la Puna (Miraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes). Ichira: Este topónimo aparece mencionado en la Merced de la Quebrada de la Leña, transcripta inicialmente como "Ibara" por Ambrosetti en 1901. El orden que sigue el documento en la enumeración de los límites, y referencias a otros topónimos, nos permitieron plantear que este poblado se encontraba al norte de la actual Abra del Campanario o "Queta Grande". Referencias a dicha abra "donde los ríos corren hacia Casabindo" y "se divisan las Pampas de Moreta" resultaban inequívocas y desde allí se tomaba "la deresera hasta el pueblo Viejo de Ichira", lo que implicaba una línea recta hasta el poblado prehispánico. El único asentamiento arqueológico de importancia conocido para ese sector es el de Pozuelos (González 1963; Fernán y Fernández 1996 m.s.; Mamaní 1998) ubicado al este de la laguna homónima, inmediato a la escuela de dicho paraje. Se trata de un sitio monticular de grandes dimensiones con abundante alfarería arqueológica en superficie donde predomina claramente la de filiación chicha. Otras referencias aportadas por Sica (2006), quien también indica a Ichira como próxima al Pozuelos actual, la ubican a tres leguas de Cochinoca (se trataría de la reducción de Cochinoca por tratarse de documentación tardía), precisando con mayor detalle el área en que se encontraba. Leña, Quebrada de la: Mencionada en la merced homónima, continúa denominada de esta manera hasta fines del siglo XVIII (Censo de Carlos III). En la actualidad el nombre ha sido apocopado como "Quebraleña". Se trata de una quebrada ubicada sobre el faldeo occidental de la Sierra del Aguilar caracterizada por contener una gran densidad de queñoas (Polylepis tomentella) que forman pequeños bosques con algunos ejemplares de tamaño excepcional. Indudablemente fue el recurso maderable como combustible que le imprimió el nombre en la época colonial, se desconoce su denominación indígena previa y no cuenta con asentamientos arqueológicos de importancia. Los Leones, Cerro: También utilizado como lindero en la petición de Ovando de 1662. Los cerros León Grande y 16 León Chico son unos "inselberg" o "montes isla" ubicados al este de Rinconada, en la planicie sur del bolsón de Pozuelos, próximos al cerro Pan de Azúcar. Llano, Tambo del: Este tambo de Matienzo es de ubicación imprecisa, aunque se sabe que debió encontrarse entre Casabindo y Rinconadillas. El nombre hace referencia a su ubicación en una parte llana y en el "itinerario" se hace referencia a la presencia de "jagüeyes" con agua en abundancia. El espacio al sur de Casabindo es un territorio llano, medanoso y sin agua en superficie pues los cursos de agua que bajan de la serranía al oeste, se insumen en los depósitos sedimentarios del fondo de la cuenca y fluyen de manera subterránea hacia la Laguna de Guayatayoc. Por esta razón, el Tambo del Llano debería encontrarse en el área cercana a la laguna, donde la capa freática se halla cerca de la superficie y permite la excavación de "jagüeyes", o bien cerca de algún afloramiento rocoso donde brote el agua en superficie. Mineral de la Rinconada: Uno de los puntos a los cuales se refiere Ovando en su petición, corresponde a la localidad actual de Rinconada, importante centro minero en la etapa colonial. Mora Mora Xoguagra, Abra de: Mencionada en la Merced de la Quebrada de la Leña, corresponde sin lugar a dudas al Abra de Queta Grande o Abra de Campanario, ubicada al norte de la localidad de Queta. La referencia a que "... es donde se divisan las pampas de Moreta y nasen algunas ciénagas que corren hacia Casabindo..." (Sica 2006) permite ubicarla de manera indiscutible. El Abra de Queta Grande es divisoria de aguas entre la cuenca de Pozuelos y la cuenca de Miraflores4-Guayatayoc y constituye un nexo natural y fácilmente transitable entre ambas cuencas. Moreta, Abra de las Pampas de: En 1662, Ovando lo toma como punto de partida al enumerar todos los límites del territorio solicitado en su petición y, aparentemente, allí finaliza. En la petición se hace referencia al Abra de las Pampas de Moreta como punto inicial y la descripción de los linderos finaliza en el Abra de Moreta, seguramente se trata del mismo lugar. Moreta, Pampas de: Se trata de la planicie ubicada al sur de la Laguna de Pozuelos y al este del río Cince, donde hoy se encuentra la localidad de Caraguasi. Moreta, Tambo de: Corresponde al tambo incaico mencionado por Matienzo. Se ubica en el abra del mismo nombre en el sector donde ésta se abre hacia el área de la laguna de Pozuelos. Panico, Cerro de: Lindero de Ovando en la petición de 1662, correspondería a un cerro ubicado al oeste del Cerro del Cobre y al sur de Coyaguaima. Poste, Cerro: Figura como límite occidental en la Merced de la Quebrada de la Leña, se ubicaría al oeste de la quebrada mencionada y al sur del Cerrro de Casabindo. Se desconoce si el topónimo persiste en la actualidad. Queta: Aparece en el texto de la encomienda de Villanueva pero Matienzo no hace referencia a este lugar, a pesar de que el camino incaico pasaba por allí y que Raffino haya identificado un tambo incaico (Raffino et al. 1986). Queta también aparece como uno de los linderos orientales en la petición de Ovando de 1662, cuando solicita las tierras al occidente de la Puna. Agradecemos esta documentación a Ana María Presta. 13 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 14 CUADERNOS 22 Quichauti: Se menciona como uno de los linderos en la Merced de la Quebrada de la Leña. Creemos que se trata del actual topónimo Quichagua, un río que desagua en el Doncellas ubicado al oeste de Queta, por la secuencia en que se mencionan los linderos. Se trata de un "pueblo viejo" o pueblo prehispánico, que aún no ha sido identificado. Salinas, Rincón de las: Tambo mencionado por Matienzo, se lo asimila al Rinconadillas actual ubicado al pie de una pequeña serranía que limita a las Salinas Grandes por el oeste, al norte del Río de las Burras. Raffino identifica restos de algunas construcciones y material cerámico que corresponderían al momento incaico (Raffino et al. 1986). Socabacocha: Este topónimo aparece en primer término en la enumeración de pueblos encomendados a Villanueva y ha dado lugar a varias especulaciones (Balbuena 1991, Zanolli 2005). Balbuena lo asimila con Yoscaba y Zanolli se pregunta si no podría corresponder a Sococha. En el caso de corresponder a Yoscaba, existe un topónimo moderno con ese nombre en cuyas inmediaciones existe un importante poblado indígena de tipo monticular de filiación chicha. Sin embargo, otra documentación, aunque de 1667, menciona que la población de Yoscaba -reducida entonces en el pueblo de Talina- originalmente se hallaba vinculada con Escaya y ubicada más allá de La Quiaca17, lo que no condice con la ubicación del poblado moderno de Yoscaba. También resulta lógico plantearse que Socabacocha fuera Sococha, el poblado prehispánico encomendado a Villanueva que luego es reducido en San Rafael de Sococha (Zanolli 2005). Por la ubicación del Sococha actual, en cuyas alturas se divisa el "Cordón de los 7 Hermanos" cercano a Yavi, se plantea a título de hipótesis que el poblado prehispánico, el "Pueblo Viejo de Sococha" haya sido lo que hoy se conoce como el sitio de Yavi Chico, inmediato a la frontera con Bolivia. A menos que exista otro poblado prehispánico entre el sitio de "Yavi Chico" y San Rafael de Sococha. Tachante: Se registra en el testimonio de la muerte de Lorenzo de Aldana como "pueblo" de la jurisdicción del asiento de minas "Cerro Espíritu Santo de Queta" y debió encontrarse próximo a este último. En septiembre de 1601, cuando ocurre la muerte del segundo encomendero de Casabindo, residían varios españoles en la localidad, además de Aldana y su familia. Este nombre aparentemente ha desaparecido en la actualidad, al menos no se ha logrado registrar mediante entrevistas a pobladores de la zona. Tintin: Aparece mencionado como lindero en la petición de Bernárdez de Ovando. El cerro Tintin se encuentra al sureste de Barrancas y al este de Cobres. Se trata de un pequeño "inselberg" o "monte isla" ubicado en medio de la planicie del bolsón que contiene a las Salinas Grandes, quedando éstas ubicadas al este y sur del cerro nombrado. Toara: Mencionado en la Merced de la Quebrada de la Leña, este topónimo persistió hasta la década de 1940 por- 17 18 que así figura la procedencia de materiales arqueológicos de la Puna de Jujuy que integran una colección depositada en Roma (Müller 1997/98) y, en la tradición oral local, es reivindicado como el antiguo nombre del paraje conocido actualmente como Tabladitas, ubicado pocos kilómetros al este de Abra Pampa. Dicha localidad cuenta con varios espacios de ocupación arqueológica. Xirote: Mencionado en la encomienda de Villanueva. En documentación del siglo XVII se hace mención a un Cerro Zerote18 que se encontraría en territorio boliviano, en un espacio de producción pastoril al noroeste de Villazón, no muy alejado de la actual frontera argentino-boliviana. AGRADECIMIENTOS Este trabajo fue realizado gracias al financiamiento del Proyecto Nº 2800 PIP CONICET 2000 y del Proyecto Nº 14591 PICT 2003 de la ANPYCT. Agradezco especialmente a Silvia Palomeque y a Ana María Presta el haberme facilitado generosamente sus transcripciones de muchos de los documentos que me permitieron elaborar este trabajo. BIBLIOGRAFÍA Albeck, M.E. 2000. Toponimia indígena en Casabindo. Contribución Arqueológica 5(2): 571-587. 2001. La Puna Argentina en los Períodos Medio y Tardío. En "Historia Argentina Prehispánica", págs. 347388. E. Berberián y A. Nielsen Ed. Brujas. 2003. El territorio casabindo. Una búsqueda desde la Historia y la Arqueología. Pacarina 2:12-20. 2007 El Intermedio Tardío: Interacciones económicas y políticas en la Puna de Jujuy. En "Sociedades Precolombinas Surandinas: Temporalidad, Interacción y Dinámica cultural del NOA en el ámbito de los Andes Centro-Sur", págs.125-145. Bs. As. Tanoa. Albeck, M.E. y Ruiz, M.S. 1999. Casabindo: Las sociedades del Período Tardío y su vinculación con las áreas aledañas. Estudios Atacameños 14:211-222. 2003. El Tardío en la Puna de Jujuy. 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I argue that stressing the dissolution of social bonds obliterates the possibility of their reconstruction through territorial neighbourhood networks. KEY WORDS: Social exclusion, Homeless, Reaffiliation, Territorial networks. INTRODUCCIÓN En la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, la situación de la gente que se ve forzada a residir en la calle es descrita bajo la categoría de "homelessness". Significativamente, en la versión en castellano el término fue traducido como "desarraigo" o "desafiliación". De esta forma, el sinhogarismo1 es definido como una: "desvinculación de la sociedad que se caracteriza por la inexistencia o la debilidad de aquellos lazos que ligan a las personas instaladas en un lugar a una red de estructuras sociales conectadas entre sí (…) En el extremo de la escala, el vagabundo de hoy, el llamado Skid Row Man2, demuestra la posibilidad de vivir casi totalmente desligado de la sociedad (…) El vagabundo absoluto es un ser sin ligaduras sociales" (Bahr et al. 1968:613-614). A pesar de provenir de una tradición sociológica diferente, las teorías sobre la exclusión social coinciden con los modelos de explicación del sinhogarismo en un punto: los procesos de desventajas sociales son interpretados a partir de la noción de desafiliación. La exclusión implica una preocupación que trasciende el plano material, apunta a la relación tensa entre sociedad e individuo, visualizada en el quebrantamiento de los vínculos sociales (Silver 1994). El excluido o desafiliado, es el individuo desligado de las redes básicas de sociabilidad (Castel 1997). El objetivo del presente trabajo consiste en analizar el concepto de "desafiliación", piedra angular de las teorías sobre la exclusión social y los modelos de explicación del sinhogarismo. Se pretende discutir con las imágenes que equiparan a la exclusión con la desconexión y el aislamiento social absoluto. Para ello, la investigación se organiza en torno a las formas de sociabilidad de un grupo de personas sin hogar -en adelante PSH-, el cual reside en la Plaza Isabel II de Madrid -más conocida como Plaza Ópera3. A modo de hipótesis se sostiene que la noción de desafiliación ha tenido tanto éxito, que ha orientado los estudios sobre los procesos de desventajas sociales subrayando las rupturas respecto del mercado de trabajo o de los círculos de sociabilidad primaria. Consecuentemente, el énfasis en la desafiliación ha impedido indagar cómo los lazos sociales se recomponen en el contexto de exclusión. El artículo se centra en el proceso de reafiliación, en la conformación de nuevas relaciones sociales que apuntan a la subsistencia y adaptación material cotidiana, así como a encontrar un sentido de "normalidad" en un contexto dominado por las penurias. La imagen de miles de hombres desconectados de toda estructura social y deambulando por las ciudades es de por sí absurda; sin embargo, ha pervivido en el sentido común y en la literatura sobre los homeless. Con la intención de discutir con las perspectivas desafiliatorias, la atención recae en la detección y caracterización de las redes barriales que las PSH han establecido en los alrededores de Plaza Ópera. "Sinhogarismo" supone una traducción literal del término "homelessness", frecuentemente utilizado en el inglés. Considerando que la mayor producción académica sobre el tema se ha generado en Estados Unidos, los especialistas de la materia de habla castellana incorporaron dicho término como propio. En este trabajo los términos "persona sin hogar", "sin techo" o "homeless" son tomados como equivalentes. 2 Los Skid Rows eran barrios marginados al interior de las ciudades norteamericanas, conformados por pensiones -donde los homeless se alojaban en habitaciones infectas-, comedores económicos, agencias de empleos no cualificados, y demás comercios básicos para la subsistencia de las personas sin hogar. Hasta que los procesos de gentrificación acabaron con dichos barrios degradados, estas poblaciones no carecían necesariamente de un techo bajo el cual refugiarse por las noches. Si se los denominó como homeless fue por la ausencia de una familia, de un vínculo afectivo que transforme a la vivienda en hogar; por consiguiente, la falta de lazos sociales fue el aspecto predominante en la literatura sobre el tema. 3 El artículo es producto de más de tres años de trabajo de campo con un grupo de personas sin hogar en la ciudad de Madrid, y forma parte de la tesis doctoral en Antropología Social que he realizado en la Universidad Autónoma de Madrid. 1 * CONICET/UNPA. [email protected] 17 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 18 CUADERNOS 22 EXCLUSIÓN SOCIAL, SINHOGARISMO Y DESAFILIACIÓN Las teorías sobre la exclusión social surgieron a mediados de los 1980 en Francia, en un contexto marcado por la crisis del petróleo de los años 1970 que hizo tambalear el modelo de desarrollo y producción dominante. Por consiguiente, estas teorías remiten a una tradición de pensamiento republicana, con una fuerte impronta de la escuela sociológica de Emile Durkheim4. Su trasfondo es la relación tensa entre sociedad e individuo, la preocupación por la anomia y el quiebre de la cohesión social. La exclusión supera la dimensión económica y política para centrarse en la disolución del tejido social. Es por ello que, apelando a la retórica de la "solidaridad" y del "contrato social", la "inserción" y la "integración" fueron las soluciones propuestas desde la gestión pública. Según estas perspectivas, la ruptura de las sociabilidades primarias termina transformando las subjetividades. De tal modo, Paugam (2007) prestó atención a los problemas asociados con la integración, preguntándose por el tipo de vínculos que la sociedad establece con sus márgenes. Este sociólogo entiende a la exclusión en tanto proceso de "desintegración social": el primer factor a tener en cuenta son los problemas de empleo, los cuales inician un proceso de desocialización, de aflojamiento de los lazos sociales, que puede concluir con la inmersión del sujeto en el mundo de la asistencia social. De forma similar, Gaulejac y Taboada-Leonetti (1994) proponen el concepto de "desinserción". A través de las historias de vida, estos autores identifican una primer etapa en el proceso de exclusión, la cual es definida como de desenganche. La pérdida del empleo, los divorcios o una enfermedad suelen ser los factores desencadenantes de las rupturas que caracterizan a la exclusión. Por otra parte, la obra de Castel (1997) se centra en la construcción histórica de la sociedad salarial y el papel desempeñado por el Estado en tal sentido. El concepto que acuña para explicar los procesos de exclusión es el de "desafiliación", el cual no supone simplemente una ruptura con el mundo de las protecciones laborales típicas de la época de apogeo de los Estados de bienestar europeos, sino también el quiebre de los lazos sociales. Dicha fractura genera una pérdida del sentido de pertenencia de los individuos respecto de la sociedad. A su vez, Castel concibe a la exclusión a partir de dos variables que se complementan: un vector que permite la integración del sujeto gracias al trabajo, y un eje que pasa por la inscripción en redes familiares y de sociabilidad. Estos enlaces califican tres zonas de cohesión o de densidad de las relaciones sociales: integración, vulnerabilidad y exclusión. La primera supone una conexión exitosa con el mundo del empleo y con los lazos familiares. En la franja de vulnerabilidad comienzan las turbulencias, pues se caracteriza por la precariedad laboral y por una fragilidad en los soportes relacionales. La exclusión, en tanto sinónimo de desafiliación, es el espacio social donde se mueven los individuos desprovistos de recursos económicos, soportes relacionales y de protección social. En definitiva, cada autor pone el énfasis en puntos de vista diferentes: Paugam se centra en las instituciones; Gualejac y Taboada-Léonetti en los individuos; mientras que Castel en la política estatal con relación al salariado. No obstante, todos coinciden en asociar a la exclusión con un proceso de desmoronamiento de las subjetividades. De tal manera, la exclusión no se limita al incremento del paro de largo plazo, sino que abarca la inestabilidad de los vínculos sociales. Las teorías de la exclusión social consideran que la pobreza urbana va de la mano del aislamiento social. Desde tal perspectiva, se sostiene que la reestructuración del mercado de trabajo, conjuntamente con el proceso de urbanización y modernización, ha conducido a la individualización, a una atomización que genera la ruptura de los lazos de parentesco. Así, el desmoronamiento de una sociedad basada en la familia extensa lleva a que se liberen las cargas de parentesco. Esta situación produce efectos diferentes según el tipo de familia con el que se cuente. Para algunos, ello conlleva la posibilidad de escapar de la opresión y del control que suponían los sistemas clásicos de parentesco. Castel analiza las consecuencias adversas para quienes viven en la pobreza y carecen de apoyos sociales apelando a la noción de "individualismo negativo". Se trata de "individuos por defecto", que no logran disfrutar de las ventajas que conlleva la liberación de las tutelas tradicionales. "Sin una posición económica holgada, estos sujetos pueden pasar por la experiencia negativa de la libertad cuando, por ejemplo, sobreviene una ruptura del matrimonio (…) uno vive más cómodo en su propia individualidad cuando ella está apuntalada por recursos objetivos y protecciones colectivas" (1997:476). En cuanto al sinhogarismo, en Estados Unidos de Norteamérica es donde se ha producido la mayor cantidad de investigaciones sobre el tema. A pesar de haber seguido una tradición de pensamiento diferente a las teorías de la exclusión surgidas en Francia, llamativamente la desafiliación también ha sido la perspectiva dominante en estos estudios5. Howard Bahr, principal exponente del enfoque desafiliatorio, describe al sinhogarismo como una condi- Ya en una fecha tan remota como 1936, Suntherland y Locke (en Snow y Anderson 1993:172) describían a los habitantes de los Skid Rows como "personas sin techo y poco amistosas, aisladas de todo contacto social de naturaleza íntima y personal". Las décadas pasaron, pero las definiciones fueron reproduciendo el mismo tono: Dunham (1953 Ibídem) se refería a las PSH como individuos "incompletamente socializados"; Pitmman y Gordon (1958 Ibídem) utilizaron la expresión "infrasocializados"; mientras que Levinson (1963 en Ibídem) planteó la cuestión en términos de sujetos "fundamentalmente separados de la vida social". Al preguntarse por la relación entre anomia y estructura social, Merton (Ibídem) caracterizó a "los mendigos" como individuos retraídos. Según este sociólogo, son los continuos fracasos los que llevan a estas personas a renunciar a los principios y las formas legítimas de inserción social, a convertirse en seres asociales. Las bases teóricas estaban sentadas: a mediados de los sesenta Howard Bahr (1973) comenzó sus estudios sobre el Skid Row de Nueva York; a partir de entonces, desafiliación y sinhogarismo son términos que se retroalimentan 5 4 Quien se interese por el recorrido histórico de las teorías de la exclusión, puede indagar en la siguiente bibliografía: Abrahamson (1997), Silver (1994) o Vilasagra Ibarz (2000). 18 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 19 EXCLUSIÓN SOCIAL, PERSONAS SIN HOGAR Y REDES BARRIALES ción de separación de la sociedad caracterizada por "la ausencia o atenuación de los lazos de afiliación que conectan a las personas con las redes de interconexión estructurales" (1973:17). En definitiva, el sinhogarismo es entendido como la forma más radical de desconexión y aislamiento social. Es posible realizar una serie de críticas a estos enfoques que asocian a la exclusión social en general, y al sinhogarismo en particular, como sinónimos de aislamiento social. En primer lugar, no todos los homeless se encuentran tan desconectados de sus redes familiares como suele afirmarse desde los modelos de la desafiliación. Por el contrario, las modalidades de sinhogarismo varían de acuerdo al tipo de apoyo familiar con el que cuenta el individuo. Variables como el tamaño de la red familia -cuántos más parientes se posee más probabilidades habrá de obtener algún tipo de apoyo-, o el punto del ciclo vital en el que se encuentran la PSH y su familia -la edad o el género son elementos que inciden en el grado de ayuda-, resultan claves a la hora de comprender el nivel de ruptura (Cabrera Cabrera 1998). Es cierto que el sinhogarismo suele ser sinónimo de disolución de muchos vínculos, los lazos de quienes padecen tales procesos de desventajas sociales se caracterizan por su fragilidad e inestabilidad. No obstante, las relaciones se recomponen en función del contexto de exclusión. Como argumenta Rosenthal (1994), si el sujeto logra escapar de la situación de calle, es común que recomponga buena parte de sus vínculos sociales primarios. Según este antropólogo, dicha situación demuestra que la distancia con el núcleo familiar antes que ser causa de sinhogarismo es consecuencia del estigma y la incapacidad de reciprocar propia de residir en la vía pública. En segunda instancia, las imágenes de aislamiento y soledad en parte son consecuencia de las metodologías con las cuales trabajaron los teóricos de la desafiliación: las encuestas de corte sociológico o psicológico limitadas a las PSH que acuden a los servicios sociales diseñados para estas poblaciones. Así, cuando en una encuesta se pregunta a un homeless si tiene amigos, si cuenta con apoyo, por lo general contestará negativamente. Esta respuesta dice más sobre cómo las personas se sienten, sobre la soledad como un elemento subjetivo, que sobre los contactos diarios. Si en la misma encuesta se preguntase específicamente por el dueño del bar donde el sujeto desayuna cada mañana, por el empleado que atiende el kiosco que da a la plaza, por la vecina que todos los días pasea a su perrito por Ópera, entonces reconocerá que los mismos son una fuente de apoyo. A través de la observación participante es posible detectar una serie de vínculos, que podrán ser tenues, pero que resultan vitales para la subsistencia cotidiana del sujeto. Mediante dichas técnicas se torna posible profundizar cómo estas redes barriales inciden en los procesos de reafiliación propios del entorno de calle. Asimismo, las perspectivas clásicas sobre la desafiliación poseen un límite intrínseco: parten de una visión institucional de las relaciones comunitarias, centran su atención en las organizaciones sociales más clásicas. En distintos artículos, Bahr (1967; 1973) se preocupa por medir el nivel de afiliación de los habitantes de los Skid Rows para luego compararlos con otros grupos poblacionales. Los parámetros que le permiten realizar tales mediciones consisten en el grado de contacto que el sujeto tiene en un período de tiempo con instituciones puntuales: la familia, el mercado de trabajo, iglesias, asociaciones recreativas y sindicatos. Preocupados por la conexión que las PSH sostienen con las instituciones tradicionales, los enfoques de la desafiliación olvidaron las potenciales alternativas de reafiliación que se generan en el contexto de calle. Preguntándose por la desconexión, se silenciaron las formas en que los homeless reconstituyen sus lazos sociales, así como las dimensiones geográficas en que se desarrollan tales vínculos (Rowe y Wolch 1990). En definitiva, la etnografía permite dar cuenta de una serie de redes informales, de dinámicas barriales que constituyen la cotidianidad de las PSH y que las encuestas sociológicas no siempre logran captar. Estas son solo algunas de las posibles críticas a los enfoques centrados en la desafiliación. Vale la pena destacar que en la década de 1970 surgió una perspectiva basada en la observación participante que se dedicó a discutir con los supuestos que identificaban al sinhogarismo con la desafiliación más extrema (Rooney 1976 y Rubington 1968 en Snow y Anderson, 1993; Spradley 1970; etc.). Probablemente, el aporte más sustancial que realizó la antropología social a la materia haya consistido en reflexionar sobre la vida diaria en la calle, en caracterizar las tácticas de adaptación que desarrollan las PSH (Rosenthal 1994; Liebow 1993; Snow y Anderson 1993). En este trabajo se pretende continuar con dichos enfoques; el objetivo no consiste en analizar las rupturas asociadas con el sinhogarismo, sino en resaltar los procesos de reafiliación, cómo los lazos se recomponen en un entorno de exclusión residencial extrema. Se refutan las visiones dicotómicas que simplifican en exceso la realidad social delimitando entre "excluidos o incluidos"; por el contrario, la riqueza del trabajo etnográfico consiste en expresar la gama de matices que se ubican entre los dos polos de las lógicas binarias. Cuestionando los supuestos básicos del modelo teórico de la desafiliación, se presta especial atención a las relaciones y dinámicas espaciales que despliegan los homeless en el barrio donde se han instalado. Por otra parte, la exclusión no se circunscribe a un ámbito material. De tal modo, las prácticas de las PSH también son analizadas en tanto tácticas emotivas, como la búsqueda de un sentimiento de "normalidad" a partir de la inclusión en un territorio determinado. En definitiva, las perspectivas desafiliatorias han tenido tanto éxito que orientaron los estudios sobre los procesos de desventajas sociales hacia las rupturas, silenciando los procesos de recomposición de redes bajo un contexto de exclusión. Dicho énfasis en las rupturas posee consecuencias epistemológicas y políticas. Epistemológicas porque nos conduce a interpretar los procesos de desventajas sociales en términos de una exclusión que se equipara con individuos aislados. Políticas porque estos enfoques inciden en las modalidades de intervención; como veremos en la conclusión, las respuestas políticas propias de un paradigma como es el de la exclusión son los denominados "Programas 19 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 20 CUADERNOS 22 de Reinserción". La propuesta subyacente en tales programas consiste en reinsertar en el tejido social a un individuo que supuestamente se ha desenganchado de las dinámicas sociales, a un sujeto que aparentemente flotaría a la deriva por fuera de las estructuras sociales. PROCESOS dos observo numerosas bolsas, diversas cajas de cartón, libros, periódicos y demás objetos. Me impresiona enterarme que Rubén duerme allí también en invierno, pese al frío. Parece ser que los vecinos lo ayudan constantemente. La trabajadora social me cuenta que en más de una ocasión llegó y encontró al hombre comiendo un plato caliente que le había bajado algún vecino (17 de Septiembre de 2004)6. Los lazos regulares en un espacio concreto pueden derivar en redes sociales. Rowe y Wolch (1990) definen a las redes sociales como la interacción social de un individuo con un conjunto finito de gente. La red social es entendida como un mapa espacial y temporal de interacciones sociales repetidas. Estas interacciones recurrentes ocurren en el curso del recorrido cotidiano de un individuo a través del espacio y del tiempo, dando forma y a su vez siendo conformadas por las redes sociales. En el caso de quienes disfrutan de un domicilio, las redes primarias se constituyen a partir de las relaciones que el individuo genera en los ámbitos donde pasa la mayor parte de su tiempo: en el hogar con su familia, en el empleo con sus compañeros de trabajo, etc. Vivir en la calle afecta el tipo de conexión que el sujeto establece con sus redes primarias, pero ello no implica asumir que el sinhogarismo equivalga al aislamiento social. Por el contrario, el homeless se ve forzado a conseguir recursos dependiendo de las instituciones sociales y del espacio público, lo cual conlleva a que sus redes difieran en cuanto a la composición y organización social respecto de las redes de quienes poseen un hogar. A su vez, la formación de redes trasciende lo material, implica una táctica emotiva que apunta a conectarse con quienes disfrutan de un domicilio (Rosenthal 1994). En tal sentido, la necesidad de ampliar el círculo de sociabilidad más allá del vínculo que los une con otros homeless, debe ser comprendida como un esfuerzo por lograr cierta sensación de "normalidad", de inclusión en las dinámicas barriales. Sólo así el sujeto logra soportar emocionalmente el estigma de encontrarse residiendo en la vía pública. Son numerosos los ejemplos que demuestran como los miembros de Ópera han conformado una serie de redes enraizadas en el territorio. Tal es así que, al igual que ocurrió con las PSH, con el paso del tiempo comencé a ligar los rostros de nueve vecinos con una identidad e historia de vida: Andrés vive en un edificio de la calle Arenal que da a la plaza, Juanjo es quien suele llegar por las noches con ropa, Antonio es el dueño del bar "El Trébol", las mujeres que sacan a pasear a sus perritos por Ópera se llaman Gloria y Matilde, etc. Por otra parte, el nivel de éxito con el que estos sin techo han entablado redes barriales varía de acuerdo a factores como el tiempo de estadía en la calle -cuanto más prolongado es el período de sinhogarismo en un mismo terreno, mayores posibilidades habrá de establecer redes-, el grado de movilidad de la persona -los homeless que adoptan patrones sedentarios dependen más de las relaciones barriales respecto de quienes constantemente cambian de sitio-, el tipo de ayudas familiares o de amistades de las DE REAFILIACIÓN: ARRAIGO TERRITORIAL Y RELA- CIONES CON LOS VECINOS DEL BARRIO El aislamiento social inherente en la noción de desafiliación se basa en dos supuestos fuertes: la ausencia de redes sociales y la falta de arraigo territorial. Pretendiendo discutir con estas presunciones, en el presente apartado se detectan los procesos de reafiliación que surgen en el contexto de calle considerando las redes barriales que las PSH tejen en los sitios donde se han instalado. Más concretamente, se indaga en los vínculos que un grupo de PSH ha logrado establecer con vecinos, empleados y comerciantes que trabajan en los alrededores de la Plaza Isabel II de Madrid. Es preciso dejar en claro que las redes barriales de las PSH también se conforman a partir del contacto con empleados de los recursos sociales para homeless ubicados cerca de la Plaza Isabel II, así como de la interacción con otros sin techo. Sin embargo, por una cuestión de espacio, tal tipo de conexiones no serán abordadas en este artículo. Es en el barrio donde se refuerzan los estigmas que generan una sensación de distancia social en las PSH. La violencia explícita, por lo general nocturna contra quien se encuentra durmiendo en la vía pública, es la modalidad más radical de desprecio. No obstante, son más corrientes otras formas más sutiles de rechazo hacia las PSH. Hay miradas, palabras o gestos, que pueden ser aún más dolorosas que una paliza. La negativa a compartir un mismo espacio ejemplifica el concepto de estigma, en tanto miedo a la contaminación (Goffman 2001). El contacto estrecho con quienes son considerados como "marginales" conlleva el peligro de la "infección anómica"; la sospecha de infringir determinadas normas recae en quienes sostienen algún tipo de relación con los miembros del grupo que ha sido calificado como "marginal". En consecuencia, "un insider que tiene trato con unos marginados corre el peligro de perder estatus en su propio grupo establecido" (Elias 1998:95). Por consiguiente, al dedicar un análisis sobre las relaciones que se establecen con los vecinos del barrio, es necesario aclarar que la situación más corriente es el desconocimiento mutuo, que no exista trato alguno. No obstante, en tanto espacio público, la calle supone la posibilidad de comunicarse, un sitio de encuentro. En tal sentido, la cercanía física es de una importancia evidente: "a mayor vecindad, mayor interacción social y mayores oportunidades de intercambio" (Lomnitz 1975:28). La presencia constante en un terreno genera lazos regulares que a su vez implican recursos materiales y emotivos: ser visible es particularmente importante para quienes escapan de los servicios sociales (Quaglia 2005). Así lo refleja la siguiente nota de campo, cuando acompañé a una trabajadora social en sus recorridos por Madrid. Nos acercamos a Rubén. Me llama la atención el espacio que este hombre ocupa de la vía pública: unos cinco metros de vereda. Se instala sobre una cama con sus respectivas mantas; debajo de la misma y a los costa- 6 Buscando preservar la identidad de quienes han colaborado con esta investigación, los nombres de los informantes han sido modificados. 20 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 21 EXCLUSIÓN SOCIAL, PERSONAS SIN HOGAR Y REDES BARRIALES bres se ha conformado un vínculo que, si bien sería exagerado calificar como amistad, seguramente podría ser descrito como de simpatía mutua. También puede ocurrir que sea alguno quien cuide de una PSH enferma. Ricardo se codea con mucha gente de la zona, pues lleva más de una década en Ópera. Conversando con un vecino, logró conseguir un trabajo como empleada doméstica a su actual pareja -una mujer recién llegada de Bulgaria, a quien conoció en los asientos de la plaza. Los vecinos que pasean a sus mascotas por la plaza son uno de los grupos con mayores posibilidades de entablar relación con las PSH. No obstante, tal vez la imagen más característica de las relaciones barriales consista en las conversaciones que las PSH tienen con los jubilados que, como ellos mismos, pasan horas en los bancos de la plaza. Estos ancianos disponen de mucho tiempo, y es frecuente que acudan a la plaza buscando mitigar el sentimiento de soledad y aburrimiento. La situación de las personas que ejercen la mendicidad, o venden los objetos que rescatan de la basura en puntos fijos de la ciudad, merece un análisis aparte. Tal como sostiene Martínez Pérez (1997), una de las simplificaciones que de forma generalizada encontramos en la literatura sobre redes, consiste en que la mayoría de los autores no incluyen en sus análisis las relaciones basadas en el conocerse de vista. Y sin embargo, "el usuario del espacio urbano es casi siempre un transeúnte, alguien que no está allí sino de paso" (Delgado 1999:35). No obstante, si no somos capaces de seguir la propuesta de Simmel (Ibídem) de capturar lo fugaz en el espacio público, las situaciones o relaciones de tránsito entre quienes no se conocen o apenas se conocen, nos perderemos buena parte de las interacciones diarias de las PSH. De hecho, los homeless habitualmente adoptan el mecanismo de conocer de vista a determinados transeúntes para hacerse con una "clientela". A pesar de no manejar información vital de estas personas, logran desarrollar una relación cordial. Además, en ocasiones puntuales el vínculo puede trascender la dimensión monetaria: ya sea porque la ayuda se traduce en otro tipo de recursos -me ha tocado constatar cómo el apoyo se materializa en la entrega de indumentaria, comida para el perro de la PSH, una revisión médica gratuita cuando el "benefactor" ejerce tal profesión, etc.-, o porque con el transcurrir temporal ambas personas profundizaron su relación. En tales casos, la PSH define su actividad en términos similares a los de un trabajo. Esto es así no sólo por el beneficio económico que obtiene, sino también por emular el tipo de relaciones sociales que se generan en dichos ámbitos. Para poder ser identificado y sostener la relación, es necesario repetir una rutina; de tal modo, Rowe y Wolch (1990) sostienen que las actividades asociadas con un espacio fijo, como por ejemplo la mendicidad, reemplazan las redes que se conforman en los ámbitos laborales. A partir de entonces, muchos de los contactos cotidianos ocurren bajo tal contexto. Al fijar las interacciones con la comunidad domiciliada en un tiempo y espacio concreto, la PSH experimenta cierta sensación de "normalidad". La importancia de la rutina, de la repetición de las prácticas, reside en la percepción que genera en el sujeto la continuidad espacio-temporal de los recorridos rutinarios (Wolch et al. 1993). Por otra parte, las relaciones barriales no se reducen a que disponen -cuando se cuenta con un apoyo familiar no se torna tan imprescindible generar lazos barriales-, etc7. Por otra parte, sus redes no están construidas al azar, sino dentro de un contexto social específico: la calle. Por consiguiente, sus afiliaciones son frágiles, se ven obstaculizadas por diferentes necesidades, como la competición por los recursos, el atractivo del escape individual, el proceso de etiquetación y el miedo al estigma, las divisiones sociales y frecuentemente los límites espaciales (Rosenthal 1994). Así, por lo general sus redes se ven empobrecidas, tanto en términos de bienes materiales como de número de gente dispuesta a compartir con ellos los recursos. Pero mientras el contexto estructural de sus vidas hace difícil sostener las afiliaciones, el deseo de mantener o crear relaciones no se ha extinguido como suele sugerirse. La tensión latente entre los deseos de establecer vínculos y los límites intrínsecos asociados con la vida en la calle conllevan a que las redes de las PSH varíen enormemente en cuanto a calidad -en función de proveer ayuda emocional-, cantidad ¿cuánto apoyo emocional recibe?, ¿qué tan frecuentemente ve a sus amigos o familiares?-, multiplicidad -¿el amigo o familiar provee sólo apoyo material o también compañía?-, y simetría -¿ambas partes intercambian un valor equivalente de ayuda? (Ibídem). Bruno es con toda seguridad quien posee mayores ayudas en la plaza. Esta situación se explica, en primer lugar, por ser una de las personas con más antigüedad en los alrededores -lleva dieciséis años en Ópera-; en segundo lugar, su discapacidad física -padece las secuelas de la poliomielitis que lo afectó siendo niño- le impide trasladarse a otras zonas, lo ha forzado a entablar contactos en el barrio, así como probablemente haya generado una mayor compasión entre los vecinos. Una noche por semana llega Juanjo con su automóvil cargado de indumentaria y comida. Pero los favores de este antiguo vecino del barrio no se limitan al plano material; por el contrario, este hombre fue una figura importante a la hora de lograr que uno de los integrantes de la plaza tuviese un funeral digno. Otro ejemplo: Carlos se gana la vida tocando la guitarra en la vía pública, y en determinadas épocas del año se ubica justo frente al portal donde duermen algunos de los integrantes de Ópera. Así, entre tales homUn dato sobre la conformación de redes barriales: en la investigación realizada por Muñoz con PSH en Madrid (et al. 2003), al preguntar a quién recurriría en caso de enfermedad, los vecinos ocuparon el segundo puesto. Asimismo, Cohen (et al. 1988) analizan cómo se relacionan las tácticas de subsistencia y los vínculos sociales de los ancianos que habitan en el Skid Row de Nueva York. A modo complementario, compara las relaciones sociales de tales individuos con la sociabilidad de los ancianos de la comunidad domiciliada. La primera conclusión a la que llega es que si bien las redes de las PSH suelen ser más pequeñas, este obstáculo se suple gracias a la mayor frecuencia con la que ven a sus conocidos -prácticamente el doble de lo que lo hacen los demás ancianos. En tal sentido, la cercanía física juega un papel fundamental, pues es a los vecinos y empleados que trabajan en el barrio a quienes las PSH recurren cotidianamente. En segunda instancia, los homeless se mueven en un mundo social más reducido -la comunidad domiciliada posee dos o tres cadenas de conocidos, mientras que en el caso de las PSH las cadenas se reducen a uno o dos ámbitos. No obstante, sus cadenas se caracterizan por ser más largas que la de los ancianos de la comunidad domiciliada, incluyendo a más personas en cada cadena. 7 21 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 22 CUADERNOS 22 muchos años en la plaza Isabel II y que conoció a sus jefes en tal contexto. Las ayudas a Bernardo no se limitaron a proporcionarle un trabajo: sus empleadores incluso le consiguieron el sitio donde, hasta el día de hoy, continúa viviendo. Por otra parte, es muy común ver a varias personas del grupo girar como satélites alrededor del espacio que ocupa el kiosco en los períodos que se encuentra abierto. Dicha situación se explica por los lazos de amistad que los unen con los dueños y empleados del local, pero también por la serie de reciprocidades que entre ellos se generan. Los miembros de la plaza Isabel II conocen todos los almacenes de la zona. Por lo general, los comerciantes desconfían de esta gente. Las PSH poseen pocos recursos materiales, pero el problema es más profundo, implica la sospecha de que los homeless poseen poco de valor para intercambiar. A su vez, "el peligro percibido de un intercambio desigual es mayor cuando el lazo es formal o su naturaleza es de mercado" (Rosenthal 1994:78). El estigma propio de la condición de sin hogar actúa a modo de una etiqueta que el individuo lleva en su frente, fomentando la desconfianza. De tal manera, las interacciones entre las PSH y los comerciantes suelen estar filtradas por las sospechas: "van a robar en vez de comprar, gastarán poco respecto del problema que crean por ser asociados con su negocio, etc." (Ibídem:78). Pero cuando la PSH logra generar cierta confianza con el empleado que atiende el local, entonces obtiene un elemento fundamental para su precaria economía: crédito, vivir de fiado. Así lo refleja el siguiente fragmento de un cuaderno de campo. Todos se preguntan por qué el bar "El Trébol" continúa cerrado. Comentan que Arturo, el propietario de la panadería que está a pocos metros, todas las mañanas deja el pan en la puerta del local. Lionel va a ver, y vuelve con la noticia de que efectivamente allí está el pan. Deducen que en cualquier momento "El Trébol" abrirá sus puertas. El problema es que nadie tiene dinero, y todos esperan pues es en tal sitio donde les fían. Sebastián menciona la posibilidad de llevarse la bollería, pero luego agrega que se trataba de una broma, que a Antonio "nunca le haría eso". Pienso que perder la confianza de Antonio, el dueño del local que les fía, sería un gran problema para esta gente (17 de Abril de 2006). A pesar de ello, la inestabilidad económica ha conducido al fin del fiado en varios locales. De tal manera, los lazos entre las PSH y los empleados de los comercios, al igual que muchas otras relaciones que tienen por protagonista a quienes residen en la calle, son bastante frágiles; no obstante, mientras duran constituyen rutinas y apoyos importantes para su subsistencia cotidiana (Ibídem). Algunas PSH han logrado profundizar sus vínculos con los empleados o propietarios de determinados locales de comida. Ciertas casas de comida rápida representan un sitio donde aprovisionarse de las sobras, donde conseguir el periódico y asearse. Por otra parte, varios homeless consiguen "changas" ocasionales en los negocios de la zona. Pedro, por poner un ejemplo, durante unos meses se dedicó a descargar mercadería y otras tareas en un bar ubicado en la calle Arenal. Esta situación demuestra que no es posible escindir la economía de las redes barriales de los homeless. Tratándose de un grupo que se caracteriza por presentar quienes residen en los edificios aledaños. Debido a que la sociedad controla la mayoría de los recursos que las PSH necesitan para sobrevivir, muchos homeless sobrellevan su situación manteniendo conexiones con empleadores, comerciantes, trabajadores sociales, etc. En definitiva, "las PSH se esfuerzan por preservar o crear redes de recursos emocionales tanto como de recursos materiales, las cuales suelen sobreponerse" (Rosenthal 1994:78). Desde ya que mantener estas redes supone una cierta habilidad social. De tal manera, diversos empleados del Ayuntamiento de Madrid ocupan un lugar importante en la cotidianidad de las PSH que viven en las inmediaciones de la plaza Isabel II. La relación con los barrenderos y jardineros que trabajan en la zona es ambigua. Por un lado, las PSH suelen protestar señalando que tales empleados municipales son los responsables de las pérdidas de sus pertenencias. Por consiguiente, para los homeless es fundamental lograr fundar un vínculo sólido con dichos trabajadores. Los barrenderos con los que han entablado una relación estrecha desoyen las directivas de sus superiores, distinguen las pertenencias de las PSH -sin confundirlas con la basura-, y respetan los cartones, mantas y demás objetos que encuentran. Casi todos los miembros del grupo duermen en los diversos soportales del Teatro Real cuya fachada mira hacia la plaza Isabel II. En líneas generales, las PSH han establecido un pacto implícito con los empleados de seguridad: deben instalar sus cartones y recostarse cuando termina la función, así como despertarse relativamente temprano y despejar la zona de cartones y objetos personales. A cambio, los empleados de seguridad les permiten dormir en la fachada del Teatro. Por sobre todas las cosas, la presencia de los vigilantes garantiza una cierta protección en caso de ataques nocturnos. A su vez, la Plaza Isabel II se encuentra conectada con el resto de la ciudad a través de una parada de metro y una serie de líneas de autobuses. Varias de estas líneas inician sus recorridos en la plaza, lo cual implica que antes de iniciar un viaje algunos conductores se toman un tiempo para conversar con quienes allí residen. En más de una ocasión presencié como determinado empleado llamaba a las PSH por sus apodos o preguntaba por algún tema personal, demostrando tener un diálogo cotidiano con las PSH de Ópera. Los empleados de estos medios de transporte se convierten en un apoyo importante en invierno, ofreciendo a los homeless dar vueltas de forma gratuita y guarecerse simultáneamente del clima. En épocas puntuales del calendario, durante las pascuas o las fiestas de fin de año, un mercado de artesanías se instala en medio de la plaza. Entonces las relaciones se amplían, las posibilidades de conversar y conseguir beneficios materiales se multiplican. Pude verificar como Bruno obtenía dinero por parte de los diferentes artesanos que atienden los puestos al finalizar la jornada. Algunos porteros de los edificios que rodean la plaza pueden ser una fuente de ayuda, o por lo menos constituyen la posibilidad de entablar una conversación trivial pero que supone un sentimiento de inclusión en la dinámica barrial. Durante los meses de calor, en el extremo sureste de la plaza se instala un kiosco que vende refrescos. Sus dueños llevan más de un lustro en la zona, por lo cual han establecido una relación profunda con muchas PSH. Uno de los actuales empleados es Bernardo, un hombre que vivió 22 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 23 EXCLUSIÓN SOCIAL, PERSONAS SIN HOGAR Y REDES BARRIALES tores: a) los apoyos que reciben los homeless suelen ser ineficaces, se circunscriben a la mera adaptación; b) por consiguiente, quienes viven en la vía pública se sumergen en un círculo vicioso que difícilmente logre ser trascendido; c) los lazos que se generan desde la situación de calle se estructuran jerárquicamente; d) sus redes son erráticas, oscilan cual metáfora de la constante transformación del espacio público y la inestabilidad de sus vidas; e) finalmente, la identidad se recompone en función del entorno de exclusión. Quienes residen en plaza Ópera han logrado fundar una serie de vínculos barriales, pero con tales ayudas sólo logran satisfacer la subsistencia cotidiana8. Los lazos que unen al individuo en situación de calle con el resto de la comunidad son débiles, pero continúan existiendo o se recomponen de acuerdo al nuevo espacio de residencia. El punto a subrayar es que no alcanzan a círculos sociales más amplios que les permitan acceder a los recursos necesarios para escapar del sinhogarismo (Grigsby et al. 1990). El apoyo que obtienen de sus relaciones es esencialmente adaptativo antes que curativo (Snow y Anderson 1993). Lo que estas redes sociales no logran resolver es el contexto de pobreza extrema9. Además, y como reflejo de la situación de precariedad en la que se encuentra el individuo, muchos de los lazos sociales que se establecen en la calle se estructuran jerárquicamente. Las condiciones de reciprocidad igualitaria tienden a ser escasas. El contacto permanente con trabajadores sociales, psicólogos y demás empleados de los recursos sociales, son ejemplos de relaciones donde se refuerza la sensación de vulnerabilidad, en donde el sujeto no logra quitarse de encima la etiqueta de PSH. Lo mismo ocurre con los vecinos, incluso con aquellos que intentan ayudar de alguna manera, pero que simultáneamente adoptan una actitud un tanto paternalista. Buena parte de estos vínculos jerárquicos se explican por el estigma asociado con el vivir en la calle, con la dificultad por lograr un cierto grado de confianza. Lomnitz define a la confianza como una "variable psicosocial dinámica, que mide la capacidad y voluntad de dos contrayentes para intercambiar favores e información" (1975:209). La confianza constituye el cemento que cohesiona las redes de los grupos carenciados, y hace posible el intercambio recíproco esencial para la supervivencia. La confianza es la base de la reciprocidad, y esta solo es posible en un ámbito de igualdad socioeconómica: las diferencias económicas y los desniveles en el status social "son obstáculos al intercambio recíproco tan efectivos como la distancia física y social" (Ibídem:212). Así, la reciprocidad depende de dos elementos: la confianza y la cercanía física. altas tasas de ingesta de alcohol, los bares de la zona juegan un papel fundamental en la cotidianeidad de estas personas. Spradley (1970) o Bahr (1967) plantean algo similar: para las PSH que llevan años residiendo en el Skid Row y tienen problemas con la bebida, la vida social pasa en buena medida por las relaciones que entablan en determinados bares. Más específicamente, dos bares ubicados próximos a la plaza se constituyen como centros neurálgicos en sus vidas. En ambos casos el empleado o dueño del comercio se muestra condescendiente con las PSH, los conoce de hace años y acepta fiarles. Allí pueden mirar televisión, recuperar el calor en los meses de frío, recargar el teléfono celular, dejar sus pertenencias durante unas horas, asearse, y por sobre todas las cosas, experimentar una sensación de "normalidad" al conversar con quien comparte la barra, etc. Como regla general, cuando no encontraba a la gente en la plaza sabía que debía remitirme a estos bares. Es evidente que en el bar se sienten cómodos. Me refiero a la posibilidad que este espacio les brinda de relacionarse con otras personas diferentes a las de la plaza, de pasar desapercibidos. Tal vez sea por eso que no se sientan juntos, que no conversan entre ellos en tales momentos. De vez en cuando, alguno comenta una noticia de la televisión con algún cliente; supongo que la lógica que prima es que para conversar de tales temas con sus compañeros de desventura tienen el resto del día (20 de Octubre de 2005). El alcohol ocupa un lugar importante en las relaciones que se establecen entre las PSH de plaza Ópera, pero también entre esta gente y más de un vecino de la zona. No es casual que muchos de los vínculos entablados por estos homeless en el barrio se circunscriban a los vecinos con quienes comparten su afición por la bebida. Un ejemplo: Andrés es, sin duda alguna, el vecino con el que más contacto tienen los integrantes de Ópera. Este hombre afirma ser un alcohólico, y que dicho problema lo conduce a recurrentes períodos de desempleo. Si Andrés no termina de formar parte del grupo es gracias a que posee una madre que soporta sus borracheras estoicamente, sin echarlo del departamento donde viven a metros de la plaza Isabel II. Buena parte de las relaciones que la gente de Ópera ha generado han sido en los dos bares mencionados anteriormente, donde se han codeado con asiduos bebedores que, a diferencia de ellos, poseen un techo donde resguardarse por las noches. Tampoco es casual que tres integrantes del grupo de Ópera como son Alfredo, Roberto y Federico, hayan conocido a la gente de la plaza bebiendo. Cuando las desgracias se precipitaron, estos hombres eligieron a la plaza Isabel II como sitio donde pernoctar dentro del vasto mundo que es la calle. En definitiva, el alcohol es un factor que no sólo aglutina a quienes duermen en la plaza, sino también a estas PSH con algunos vecinos del barrio. Al respecto Cohen (et al. 1988) afirma que de cada cinco relaciones en el Skid Row, más de tres guardan relación con el intercambio de bienes y ayudas de subsistencia. 9 El sinhogarismo es una condición tan severa, que la afiliación no incide demasiado en el sentimiento que posee esta gente respecto del control de sus vidas. Es decir, las PSH que disfrutan de más vínculos tienen mejor salud, obtienen más recursos, y por sobre todo minimizan las posibilidades de depresión -no se trata de un tema menor, pues la depresión suele tener efectos devastadores que obstaculizan cualquier posibilidad de finalizar con la situación de calle. Pero sus sociabilidades no permiten trascender el círculo de exclusión (La Gory et al. 1991). 8 CARACTERÍSTICAS DE LAS REDES BARRIALES DE LAS PERSONAS SIN HOGAR Afirmar que existen relaciones territoriales no supone hacer alusión a la calidad de las mismas. Por el contrario, vivir en la calle supone experimentar un proceso de socialización ligado con una serie de límites y estigmas espaciales, entre los cuales vale la pena destacar los siguientes fac23 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 24 CUADERNOS 22 el consiguiente estigma como contrapartida. En el vínculo que se establece entre la PSH y el vecino que se aproxima para ayudar, cada uno desempeña su papel y adquiere la legitimidad que le corresponde: sentado en el asfalto, la PSH agradece humildemente lo que le ofrecen; el vecino, mirándolo desde arriba pues permanece de pie, se marcha recubierto de un halo de prestigio. En definitiva, tal como se expresa en la siguiente nota de campo, las relaciones sociales existen, pero se encuentren mediadas por las jerarquías y el paternalismo. A eso de las 24 horas, y mientras camino por la Gran Vía, detecto a María sentada en un banco. Una pareja de turistas deambula por la zona. El hombre paró, sacó unas monedas de su bolsillo, y las dejó sobre los cartones de la mujer. María no estaba mendigando, por lo cual reaccionó diciendo dos veces "no las quiero" -la segunda se expresó gritando-. Pero el turista ya había dejado su dinero. Me llama la atención que la respuesta automática del señor -que evidentemente se aproximó con buenas intenciones- haya sido dejar dinero ante una persona con aspecto de sin techo, sin siquiera preguntarle si quería el mismo. A pesar de que el turista pretendía ayudar a la mujer, su gesto también podría ser interpretado como terriblemente ofensivo para alguien que, como en el caso de María, rechaza la mendicidad por considerarla indigna (7 de Marzo de 2005). El asistencialismo forma parte de un contexto más amplio, de una cultura que se organiza sobre la base de una serie de valores y orientaciones cognitivas que prescriben cómo la sociedad concibe y actúa frente a la pobreza. De acuerdo con el criterio de normalidad y orden con el cual se rige, cada sociedad moldea a las poblaciones desfavorecidas según su propia imagen, explica su presencia y función social de diferentes maneras, así como adopta distintas estrategias de intervención (Bauman 2003). Por lo tanto, el asistencialismo no se limita simplemente a quienes se desempeñan en los recursos sociales, sino que también abarca a los vecinos, a los voluntarios de las ONGs, a todos aquellos que, con la mejor de las intenciones, se acercan a ayudar "a aquel pobre cristo". El siguiente cuaderno de campo ilustra la reacción de un homeless al verme participar en una ONG denominada "Solidarios para el Desarrollo", la cual gira por diversos puntos de la ciudad durante la noche, ofreciendo café, sándwiches, y diversos tipos de ayuda a las PSH. Aparece un hombre cargando una enorme mochila, de la cual se desprende un saco de dormir. Al verlo, asocio su imagen con la de un turista y no con la de alguien que pasará la noche en la calle (…) Con ironía, el primer comentario que hizo al verme con el termo de café en la mano fue: "¿pero tú qué eres, una especie de ángel?". Reproduzco este comentario porque creo que dice mucho sobre la visión que algunas PSH pueden tener sobre los voluntarios, así como el tono jerárquico subyacente -el ángel es un ser superior y protector, repleto de bondad, que desciende del cielo a un paisaje próximo al infierno para ayudar al desvalido. Para este hombre, o por lo menos desde su sentido del humor, yo parecía ser "un termo alado y celestial" (23 de Octubre de 2006). Las PSH forman parte de dicha cultura asistencial; De estos dos componentes, el único que disponen las PSH, y que por ende deben explotar al máximo, es la proximidad física -el convivir en un mismo espacio-. Al mismo tiempo, la mayoría de las veces los lazos se caracterizan por un asistencialismo extremo. Abundan los relatos donde queda claro que las relaciones barriales por lo general no superan la lógica del dar -rol ejercido por los vecinos- y recibir -papel que protagonizan las PSH-. Así lo refleja el siguiente fragmento de entrevista con un integrante de Ópera: P: Y con los vecinos... ¿qué tal es el trato? R: Bueno si, con los vecinos pues no hay por el momento muchos problemas. Y hay muchos que te saludan. Otro te da un par de cigarros. Y después hay otras cosas que no se comprenden. Por ejemplo estar durmiendo y te han dejado una bolsa de comida. Y no sabes quién, es persona anónima. Hay otro vecino que baja, y no sé a donde va él, porque jamás nos dice nada. Y te trae unos calcetines, te trae unos calzoncillos, te trae un jersey, unos pantalones (Entrevista al Jirafa, 16 de Marzo de 2005). De tal forma, los vínculos pierden la dimensión más personal, son siempre mediados por una desigualdad material y simbólica que, aparentemente, es imposible subsanar desde el lugar que ocupan las PSH. La relación asimétrica ubica a los homeless en una posición en la cual sólo pueden recibir. Vivir en la calle supone lidiar cotidianamente con un sentimiento de estigma y de baja autoestima, el cual en gran parte es consecuencia de un proceso de socialización que se organiza sobre la base de la siguiente enseñanza: la PSH no tiene nada para dar, es un mero receptor de la caridad ajena. Bajo tal premisa, Rowe y Wolch (1990) sostienen que si bien afrontar con éxito las necesidades cotidianas a partir de actividades como la mendicidad puede ser una fuente de autoestima positiva, la identidad que así se refuerza es la de uno mismo como un simple "receptor" -se remarca el elemento pasivo, la relación jerárquica-. Como nos enseñó Marcel Mauss (en Godelier 1988) al reflexionar sobre la economía del Don, todo intercambio encierra una dinámica de poder. El que da siempre está en una situación de superioridad. La mano que da siempre se ubica arriba de la que recibe, al dar se descubren las jerarquías. Extendiendo la misma lógica, Sahlins nos recuerda que "los regalos hacen esclavos" (1976:250). La reciprocidad que se establece entre las PSH y sus ocasionales benefactores, en buena medida escapa al marco teórico propuesto por Sahlins (Ibídem) respecto del intercambio. Esta reciprocidad no se genera entre unos familiares que no buscan rédito alguno al intercambiar, por lo cual no puede ser catalogada como generalizada; tampoco implica la búsqueda de un beneficio material por parte de los dos componentes del intercambio, motivo que lleva a rechazar la posibilidad de etiquetarla como equilibrada o negativa. La imagen de quien se desprende de unas monedas, frente a otro individuo que se limita a agradecer el acto de desprendimiento, más bien recuerda a Mauss (en Godelier 1988) y sus escritos sobre el Potlatch. De tal manera, el donante pierde algo de dinero -poco- y obtiene reconocimiento a cambio; mientras que la PSH consigue algo de dinero -poco- perdiendo bastante de autoestima, soportando 24 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 25 EXCLUSIÓN SOCIAL, PERSONAS SIN HOGAR Y REDES BARRIALES otro tipo de cuestionamientos: las visiones de "los excluidos" como seres aislados en buena medida son consecuencia de las metodologías con las que suelen trabajar los teóricos de la desafiliación -las encuestas sociológicas o psicológicas-, así como responden a una perspectiva institucional de las relaciones sociales. Por consiguiente, a modo de hipótesis se sostuvo que el éxito rotundo de las teorías de la exclusión ha supuesto una atención desmesurada sobre los procesos de ruptura, impidiendo considerar cómo los lazos sociales se recomponen en un contexto de penurias. Es por ello que el objetivo del artículo ha consistido en analizar los procesos de reafiliación de un grupo de PSH. De tal modo, el segundo apartado fue organizado buscando describir la conformación de redes barriales en plaza Ópera. Los vínculos que las PSH tejen en dicho territorio, conectándose con determinados vecinos que residen o trabajan en los alrededores, les facilitan la subsistencia material, les permiten una cierta adaptación emotiva a partir de la cual lidiar con el dolor inherente a residir en un espacio estigmatizado como es la calle. Sin embargo, afirmar que existen redes sociales no es sinónimo de elogiar a las mismas. Es por ello que el último apartado supuso caracterizar las redes territoriales de las PSH en plaza Ópera. La cotidianidad en un entorno repleto de límites espaciales y materiales, así como altamente estigmatizado, implica un proceso de socialización según el cual los vínculos sociales tienden a: circunscribirse a la mera subsistencia; ser ineficaces en cuanto a la posibilidad de conectarse con recursos que les permitan acabar con la situación de sinhogarismo; estructurarse jerárquicamente. A su vez, las redes que se crean son erráticas, frágiles e inestables. La identidad y los lazos sociales se recomponen en un contexto particular, como es la calle. El grado de repetición de los sucesivos recorridos cotidianos incide en la conformación de la identidad personal. Cuanto más se reiteran dichos itinerarios, más peso tendrán en la definición del self. El punto es que las rutinas que más se repiten son las que caracterizan al mundo social de los homeless: el contacto permanente con otras PSH; la conexión con algunos vecinos o con los empleados de los recursos sociales, basada en una serie de jerarquías que posicionan a la PSH en una situación de inferioridad, etc. Cuando pasan los años, dicho proceso de reafiliación conlleva a que la identidad se recomponga en función del entorno de exclusión; a partir de entonces, el círculo que encierra al sujeto en la situación de calle termina de cerrarse. Tal como se sostuvo anteriormente, interpretar los procesos de desventajas sociales en términos de desconexión extrema no sólo supone consecuencias epistemológicas, sino también políticas. El discurso oficial -el de los trabajadores, psicólogos y educadores sociales del Ayuntamiento de Madrid- suele plantear que los procesos de reinserción pasan por el ingreso de las PSH en la esfera de los servicios sociales, para que luego sigan el itinerario trazado por los expertos en la materia. Desde tal lógica, quienes rechazan la relación con dichos recursos son tildados como individuos "cronificados"; es decir, se los imagina como personas que no lograrán escapar del sinhogarismo, hombres solitarios a la deriva por la ciudad. La paradoja reside en que son las redes sociales que las PSH han tejido en el barrio las que más aún, desde su caída en desgracia, si no antes, iniciaron un proceso de socialización centrado en dichas pautas paternalistas. De tal manera, muchos de estos sujetos adoptan el rol que les ha sido asignado en la relación asistencial. Ello es visible en cómo, en más de un caso, los sin techo buscan aprovechar hasta las últimas consecuencias la buena voluntad de determinados conocidos que se erigen como una "especie de padrinos". Me refiero a personas que disfrutan de un domicilio y que actúan como benefactores de determinados homeless10. Claro que dichas relaciones son bastante efímeras, acaban de forma unilateral en el mismo instante en que el benefactor se cansa de su rol. De tal manera, las redes suelen ser erráticas, lo cual implica una inestabilidad permanente. Debido al espacio en el que viven, las redes y las rutinas cotidianas apuntan a cubrir las necesidades inmediatas. Es así que muchos contactos se pierden, llevando a la necesidad de localizar nuevas fuentes de apoyo, lo cual a su vez desvía energías respecto de posibles estrategias que apunten al largo plazo. El resultado es la prolongación del sinhogarismo y una transformación de la identidad y la autoestima (Rowe y Wolch 1990). Paso frente al bar "El Barrilete" y lo veo cerrado. Cuando se lo comento a Bruno, me responde que ya hace unas semanas que lo han cerrado pues perdían dinero. Atribuye la mala gestión a la forma en que se comportaban los empleados -permitían que demasiadas PSH pasen el día entero en el local-. En todo caso, así ha concluido una de las fuentes de apoyo para más de una PSH, lo cual refleja cómo la evolución de la vía pública condiciona la vida de esta gente. En tal bar habían logrado unas redes de subsistencia y cotidianidad. Con el cierre, se ven forzados a encontrar un espacio similar: a generar nuevos lazos en otro comercio en donde puedan conseguir dinero a cambio de algún trabajo puntual, poder consumir gracias al fiado, un espacio que permita diseccionar el día y escaparle al tedio de la calle, etc. (5 de Octubre de 2006). A MODO DE CONCLUSIÓN: CONSECUENCIAS POLÍTICAS DE INTERPRETAR LOS PROCESOS DE DESVENTAJAS SOCIALES EN TÉRMINOS DE DESAFILIACIÓN Como se sostuvo a lo largo del artículo, las teorías sobre la exclusión social y los modelos de explicación del sinhogarismo coinciden en un punto: la noción de desafiliación estructura el modo en que ambas interpretan los procesos de desventajas sociales. De tal manera, la exclusión es concebida como el quiebre de las sociabilidades primarias, como una falta de arraigo territorial que genera la desconexión de determinados individuos respecto de las estructuras sociales. En el primer apartado se realizaron algunas críticas a los enfoques basados en la desafiliación. En primer lugar, no todas las PSH se encuentran tan desconectadas de los vínculos sociales primarios como suele afirmarse. Pero el acento recayó en 10 Escudero Carretero (2003) menciona la existencia de protectores en el caso de más de una mujer sin hogar. De modo similar, Cohen (et al. 1988:63) plantea que "en algunos casos, la formación del grupo gira en torno a la figura de un padre que provee asistencia a los hombres de la calle". 25 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 26 CUADERNOS 22 La Gory, M.; Ferris J. R. y Fitzpatrick, K. 1991. Homelessness and affiliation. Sociological Quarterly 32,2:201-218. Liebow, E. 1993. Tell them who I am. The lives of homeless women. New York, Penguin books. Lomnitz de Adler, L. 1975. Como sobreviven los marginados. México D. F., Siglo XXI. Martínez Pérez, A. 1997. La Gran Vía o la etnografía de un paseo. Tesis Doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Complutense de Madrid, MS. Muñoz, M.; Vázquez, C. y Vázquez, J. J. 2003. Los límites de la Exclusión. Estudio sobre los factores económicos, psicosociales y de salud que afectan a las personas sin hogar en Madrid. Madrid, Témpora y Caja Madrid. Paugam, S. 2007. Las formas elementales de la pobreza. Madrid, Alianza. Quaglia, M. 2005. 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Journal of Social Issues 46,(4):141-156. 26 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 27 Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 22. 2008/2010 I S S N 0570-8346 1852-1002 ISSN MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE EL TRABAJO DOMÉSTICO Y ASALARIADO ENTRE LOS CHANÉ: UNA REVISIÓN CRÍTICA Sebastián Carenzo* RESUMEN: Este artículo presenta resultados de una investigación sobre transformaciones en las economías domésticas Chané de Campo Durán, Salta. Reconstruye el proceso de vinculación con los mercados de trabajo asalariado y artesanal, a partir de la recuperación de las distintas miradas que la etnografía y la antropología tuvieron sobre estos procesos. PALABRAS CLAVE: Pueblos indígenas - Trabajo asalariado - Producción Artesanal ABSTRACT: This article presents results of a research on transformations in the Chane´s domestic economies of Campo Durán, Salta. It reconstructs the process of linking with the markets of wage-earning and handcrafted work, from the recovery of the different looks that the ethnography and the anthropology had on these processes. KEY WORDS: Indigenous peoples - Wage-earning work - Handcrafted production INTRODUCCIÓN Como ocurrió con la mayoría de los pueblos indígenas localizados en el umbral del Chaco, la inserción de las economías domésticas Chanés en la dinámica de producción capitalista se dio en forma relativamente tardía, a través de un proceso muchas veces traumático que aseguró la creciente mercantilización de su fuerza de trabajo en obrajes e ingenios azucareros en un principio, luego en las grandes fincas destinadas a la producción hortícola y más recientemente en la industria del gas y petróleo. Una abundante literatura da cuenta de los procesos históricos de captación de la fuerza de trabajo indígena, así como de las transformaciones estructurales y coyunturales en las cuales estos procesos tenían lugar (Trinchero y Leguizamón 2004; Trinchero 2000; Gordillo 1995; Trinchero 1992; Gordillo 1992). Este trabajo aporta una perspectiva diferente para dar cuenta de este proceso, focalizando en el proceso de construcción de diferentes miradas desarrolladas desde la etnografía y antropología acerca de la relación entre trabajo asalariado y doméstico en el pueblo Chané. Desde las primeras etnografías realizadas a inicios del siglo pasado, hasta trabajos recientes se evidencia una preocupación sobre la cuestión del "cambio cultural". Por ello considero relevante historizar este proceso en la producción académica, ya que buena parte de las concepciones allí desarrolladas fueron cimentando algunos de los supuestos actualmente vigentes a nivel del sentido común respecto de la relación de los pueblos indígenas con el trabajo asalariado y la labor doméstica asociada a la producción de artesanías. El enganche de los indígenas Chané como peones o jornaleros ha representado una cuestión incómoda de abordar para buena parte de la literatura especializada. Los autores relevados coinciden en afirmar que el conchabo constituyó una de las principales vías de contacto con la sociedad nacional. Sin embargo las posiciones respecto a las consecuencias de este proceso son más heterogéneas. Algunos lo consideran un factor de desintegración de las culturas nativas, mientras que otros señalan que por el contrario ha resultado en la creciente integración no solo económica sino incluso política de los pueblos indígenas. En forma complementaria, otro debate que se expresa a nivel de la literatura concierne a la producción de artesanías indígenas y su creciente mercantilización. A diferencia de lo que ocurre con el trabajo asalariado, la labor artesanal supone una mayor regulación de la actividad por parte de las unidades domésticas e incluso de las comunidades. En tal sentido el debate presenta posiciones encontradas entre quienes consideran que la mercantilización supone la destrucción de su patrimonio cultural tradicional, y quienes por el contrario ven en esta producción una oportunidad por ganar espacios de autonomía no solo económica, sino también política. Mi esfuerzo está volcado en reconstruir en paralelo estas dos miradas elaboradas por el mundo académico hasta la década de 1980, tanto en lo que hace a los procesos de vinculación de los indígenas con el trabajo asalariado, como aquella otra que presta atención a su participación en circuitos de comercialización artesanal. Para esta tarea revisaré principalmente literatura específica sobre distintas dimensiones de la vida de las poblaciones Chané, y cuando se justifique incluiré también referencias etnográficas sobre otros pueblos de la región chaqueña. ACULTURACIÓN Y TRABAJO ASALARIADO. LAS PRIMERAS ETNOGRAFÍAS La literatura etnográfica producida desde los primeros decenios del siglo pasado hasta la década del sesenta se refiere principalmente a poblaciones consideradas netamente "chaqueñas" tales como Wichís, Tobas, Pilagás y Chorotes. En menor medida aparecen mencionados los * Sección de Antropología Social, Instituto de Ciencias Antropológicas, FFyL - UBA, [email protected] 27 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 28 CUADERNOS 22 grupos Chiriguanos, mientras que las referencias a los Chané son en comparación escasas y fragmentarias. La influencia "andina" atribuida a estos últimos los posicionaba en el mapa etnográfico de aquel entonces en un lugar liminar respecto de grupos cazadores-recolectores chaquenses y las culturas agrarias de los valles intermontanos, puna y altiplano (Kersten 1905; Nordenskiold 1912; Métraux 1930, posteriormente Palavecino 1948-1949 y Palavecino y Millán 1955). Esta configuración del universo etnográfico aporta elementos sumamente interesantes para recuperar la mirada que estos primeros investigadores construyeron acerca del proceso de incorporación de la mano de obra indígena en explotaciones capitalistas. En general, se trataba de empresas agroindustriales vinculadas al cultivo y procesamiento de la caña de azúcar, que desde fines del siglo XIX motorizaban el desarrollo de una economía regional orientada básicamente en explotación intensiva de recursos naturales con escaso nivel de tecnificación y alta demanda de mano de obra estacional durante la época de la zafra (Manzanal 1996). Esta mirada también tomaba posición respecto de la relación de la expansión de esta industria con la progresiva aculturación de los grupos indígenas. El tono de los textos remite a un cierto fatalismo, que posicionaba a estos etnógrafos como los últimos testigos de estas culturas que tarde o temprano estaban destinadas a desaparecer o fundirse en la sociedad nacional. El empleo del término aculturación remite en sí a un marco analítico donde la "cultura" es entendida en forma estática, expresada en un conjunto de objetos, prácticas y símbolos que configuran un stock fijo. De este modo la pérdida de estos elementos supone su reemplazo por otros provenientes de una cultura dominante, en este caso la sociedad nacional. EL siva e ineluctable aculturación. Ambas tesis constituyen el plano de fondo desde donde interpretar las referencias que aparecen en las primeras etnografías acerca del vínculo de la población Chané con este proceso. MERCADO DE TRABAJO Y SUBSISTENCIA En el fragmento citado, Métraux señala que el abandono de la "vida miserable" que caracteriza la subsistencia de estos chiriguanos en el árido chaco boliviano representa la principal motivación para conchabarse en los ingenios argentinos. La vinculación entre una vida llena de privaciones y el desarrollo de una economía de caza y recolección ha sido un supuesto ampliamente difundido entre buena parte de los etnógrafos que estudiaron sociedades cazadoras-recolectoras hasta tiempos relativamente recientes1. Siguiendo el argumento del autor, la mercantilización de su fuerza de trabajo en los ingenios les garantizaba el acceso a bienes materiales propios de la sociedad occidental. Estos objetos y bienes de consumo resultaban atrayentes en comparación con la rigurosidad de la subsistencia en un medio tan hostil como los bosques secos del Chaco. Esta misma idea es recuperada por Palavecino (1962), señalando que las severas restricciones que impone el medio en estos ambientes limitan el desarrollo de una economía basada exclusivamente en el aprovechamiento estacional de los recursos silvestres del monte. Pero además elabora una teoría sobre las motivaciones de los indígenas para buscar empleo en la zafra. Palavecino considera que el empleo estacional resulta una actividad compatible con la "cultura nativa", en tanto se integra temporalmente con los ciclos de abundancia estival y escasez invernal que caracterizan la productividad de los ecosistemas chaqueños. Así, durante el árido invierno "...el indio debe apretar su cinto y contentarse con lo que encuentra mariscando aquí y allá" (1962:381) por ello buscan conchabarse en los ingenios. Luego durante la época de la algarroba "...el trabajo de los ingenios disminuye y permite que la mayor parte de las tribus retornen a sus territorios nativos" (1962:383). Este argumento sostiene la distinción entre pueblos cazadores-recolectores y pueblos agricultores respecto de su "compatibilidad" con el trabajo asalariado. Palavecino sostenía que a diferencia de los cultivos, donde es necesario planificar las etapas de la producción, estimar los rendimientos de los alimentos, y realizar su consumo en forma diferida del momento de la producción; el producto de las TRABAJO ASALARIADO ENTRE CAZADORES-RECOLECTORES Y AGRICULTORES El prestigioso etnógrafo Alfred Métraux escribe en 1932 el siguiente fragmento referido a la dinámica migratoria que evidenciaban grupos guaraníes procedentes de Bolivia ingresaban en el noroeste argentino: “…disgustados de la vida miserable que llevaban en el Chaco boliviano, vienen a conchabarse en los ingenios donde se les considera como obreros preferidos. Algunos vuelven con los bienes que lograron juntar pero muchos otros se radican en la Argentina donde paulatinamente se fundirán con la población mestiza” (1932:183). Este fragmento resulta revelador de las dos principales tesis que orientaban las miradas e interpretaciones acerca de este proceso, que con escasas variaciones presentan continuidad en buena parte de la literatura actual sobre las culturas indígenas del norte argentino y sus manifestaciones culturales. Estas tesis pueden sintetizarse del siguiente modo: por una parte señala que el tipo de inserción en el mercado de trabajo es dependiente del modo de subsistencia característico de cada cultura, y por otra que su incorporación en el mercado de trabajo resulta indefectiblemente en su progre- Recién la aparición del célebre estudio de Lee y DeVore (1968) sobre los bosquimanos !kung permitió comenzar a reconsiderar en profundidad ciertas categorías en relación a los grupos cazadores recolectores (fundamentalmente en cuanto a eficiencia input/output energético) al mismo tiempo que instauró para con estas sociedades la imagen de bandas móviles, de baja demografía e igualitarias. Sin embargo, cada vez más estudios sobre grupos de caza y recolección indican la variabilidad posible de su complejidad social, presentándolos incluso con características similares a las de grupos con economía de producción (Schnirelman 1994). 1 28 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 29 MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE... actividades de pesca, caza y recolección permite la satisfacción inmediata de las necesidades alimentarias del individuo o grupo. En este sentido, para Palavecino el trabajo asalariado constituye una práctica compatible con la cultura de los nativos chaquenses: “Normalmente el indígena chaquense entre las tareas que el blanco le ofrece, elige siempre el trabajo a jornal. En realidad estos menesteres permiten al indígena el goce inmediato del fruto de sus esfuerzos en condiciones que asemejan a la caza. Mediante el trabajo a destajo el indígena "caza" su jornal.” (1962:384) Como evidencia el relato, el empleo en los ingenios a través de pago de un jornal (en dinero o especies) supone una analogía con el usufructo inmediato de los productos de la caza. Por esta razón sería una actividad elegida por los indígenas entre aquellas que el blanco le ofrece. su ausencia podía ocasionarle no le importaba absolutamente nada al lado del gusto de comer la carne que hacía mucho tiempo no probaba. Ese indio, alejado ya desde hacía muchos años de la vida silvestre, que acaso nunca vivió en pleno como sus padres, que sabía leer y escribir, sentía a su manera, el llamado de un pasado ancestral cuyo regusto añoraba de tiempo en tiempo.” (1962:384). A primera vista el relato mantiene un tono de reproche moral ante el comportamiento desaprensivo de este agricultor, en tanto abandonar la reducción durante la cosecha implicaba malograr meses de esfuerzo previo2. Sin embargo, hacia el final el relato presenta una velada justificación del comportamiento de este "indio" que "sentía a su manera el llamado de su "pasado ancestral". No se trata entonces de un comportamiento "negligente" a secas, sino de la vívida atracción que, aún para este indígena "aculturizado" que "sabía leer y escribir" y que estaba "alejado desde hacía muchos años de la vida silvestre", le provoca la reactualización del ethos profundo de su cultura cazadora-recolectora. El relato reafirma entonces la analogía existente entre los "retornos inmediatos" obtenidos por medio de la cazarecolección y del trabajo asalariado, al tiempo que impugna los intentos por incoporar prácticas ajenas a sus "pautas culturales". EL TRABAJO DE LOS BLANCOS COMO VÍA DE ACULTURACIÓN Como vimos recientemente tanto Métraux como Palavecino coinciden en señalar la relación entre trabajo asalariado y estacionalidad de las prácticas de los cazadoresrecolectores. Sin embargo, presentan importantes diferencias en relación a las consecuencias que la profundización de este fenómeno tendrá para las poblaciones indígenas. Para Métraux resultaba evidente que la participación de la población indígena en la vida de los ingenios determinaba su progresiva e ineluctable mixtura con los criollos. En un texto posterior se refiere a poblaciones que debido a la escasez y hambruna que sufren durante la prolongada estación seca, migran hacia los ingenios de Jujuy y Salta para trabajar como peones; para luego afirmar que estos "...contactos con la "civilización" están destruyendo las culturas aborígenes, y su población nativa está decreciendo rápidamente" (1946:205). Como puede advertirse, para el autor lejos de una integración armónica, la profundización del contacto implicaba socavar inevitablemente las bases materiales y simbólicas de las culturas nativas. Si bien Palavecino (1962) también consideraba que el proceso de aculturación era irreversible, su posición expresaba la postura que asume el indigenismo después del congreso de Pázcuaro de 1944. En tal sentido, consideraba posible garantizar una integración tutelada de las poblaciones nativas en la sociedad nacional. Incluso destacaba el rol central que las instituciones académicas debían jugar, proveyendo orientación científica al proceso. De este modo se evitaría el sin sentido de forzar a que los cazadores-recolectores chaqueños adopten formas productivas extrañas a sus pautas culturales, tales como los intentos de introducir la agricultura en pueblos cazadores-recolectores. Para ilustrar esta aseveración Palavecino refiere a una anécdota por demás elocuente, que narra un hecho que le tocó presenciar personalmente: “…la lacrimosa protesta de un toba ante el administrador de la Reducción Civil Bartolomé de las Casas cuando este funcionario le negó el permiso para ir a cazar cerdos monteses. Este desaprensivo agricultor, estando en plena cosecha de su chacra de algodón pretendía abandonarla sin ninguna preocupación. La pérdida que LAS PRIMERAS MIRADAS SOBRE EL TRABAJO ASALARIADO CHANÉ Como vimos recientemente el trabajo asalariado era considerado una actividad que se integraba al ciclo de subsistencia de las culturas de cazadores-recolectores chaquenses. Sin embargo, esto no era así en relación a los Chané, a quienes se los consideraba básicamente agricultores, con capacidad para desarrollar cultivos de escala y acopiar granos. Esta condición se asociaba a la influencia de grupos andinos iniciada en forma previa a su posterior sojuzgamiento por grupos guaraníes. Además de estas habilidades, los Chané habían incorporado otros rasgos característicos de las altas culturas de los andes, tales como una refinada alfarería y también ritmos e instrumentos musicales (Nordenskiold 1912, Métraux 1930, Palavecino 1948, Palavecino y Millán 1955). El posicionamiento de los Chané como "cultura agrícola" pudo haber influido en el tratamiento superficial que estos autores brindaron a la cuestión del trabajo asalariado. La mayor eficiencia y estabilidad de un modelo productivo basado en la agricultura, era sinónimo de una mayor autonomía respecto del "conchabo" al que debían recurrir los grupos chaquenses, al menos durante la estación seca. En este sentido es interesante recuperar una aguda observación realizada por Nordenskiold respecto de la producción agrícola en las aldeas Chané: "Quand les greniers sont pleins de ENTRE LOS 2 Como señala Gordillo (2006) la vida en las reducciones pretendía socializar a los indígenas en las instituciones de la sociedad blanca, en este caso a través de la adopción de prácticas productivas y de comercialización que los asimilaban los colonos blancos y criollos que se habían asentado en sus antiguos territorios. 29 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 30 CUADERNOS 22 particular los trabajos de Nordenskiold y Métraux ofrecen detalladas descripciones del proceso de elaboración de la alfarería Chané, a la que consideran representativa de una cultura "superior" a la del resto de las etnias chaquenses. Pero por sobre todo remarcaban la "autenticidad" de sus producciones, en tanto expresaban la riqueza de un patrimonio cultural que aún encontraban relativamente resguardado de la influencia de la sociedad blanca. Como señalaba Nordenskiold respecto de la cerámica de Chiriguanos y Chanés: "Il est certain aussi que plus les Indiens sont "civilisés", plus le industrie artistique s´attenue" (1912:210). Entre 1938 y 1943 Palavecino realiza diversos viajes de campo al Chaco salteño donde visita a grupos Chané en Tuyunti, Iquira y la costa del río Itiyuro (hoy Campo Durán). A sus ojos le sorprenden "los avances de rasgos culturales tomados en préstamo" como la vestimenta tipo europea y la construcción de muebles y viviendas de planta rectangular y techo a dos aguas como sus vecinos criollos se imponen en ritmo creciente. Sin embargo, por otra parte señala que "en contraste" evidencian "un notable desarrollo de la alfarería nativa" cuyos motivos "florecen en modelos tradicionales". El autor remarca que esta práctica junto a la agricultura del maíz, la inhumación de cadáveres en urnas bajo las viviendas y la elaboración de máscaras rituales representan rasgos auténticamente nativos que perviven "sumergidos en la marea de lo foráneo" (Palavecino 1949). Palavecino realiza una profunda observación en torno a las transformaciones evidenciadas en la actividad artesanal, señalando que la técnica del modelado constituye el rasgo que permanece intacto. En cambio las formas y la decoración han sido alteradas para satisfacer "las exigencias de la clientela blanca", en un registro contrapuesto a la conservación de la estética indígena "tradicional": “…es una deplorable aunque incipiente epidemia de mal gusto, que amenaza con extinguir un bello arte genuinamente aborigen, casi milagrosamente conservado en un ángulo olvidado de nuestro territorio.” (Palavecino 1949:11) En forma complementaria, este autor registra el "gusto" de los "indios" por ciertos objetos característicos de la estética del blanco (en particular la vestimenta), que es interpretada como un claro indicador del proceso de aculturación que se estaba desarrollando. Así en referencia al vestir de los varones Chané, señala: "con sus trajes ordinarios y poco cuidados tienen una apariencia más bien ciudadana y proletaria que contrasta con el ambiente rural y casi silvestre en que viven" (1949: 12). El contacto con la sociedad blanca amenazaba la "autenticidad" de las manifestaciones culturales de los Chané en dos sentidos complementarios. Por una parte, modificando sus patrones estéticos como requisito para su comercialización y por otra en tanto son los propios indígenas quienes se apropian de los modelos culturales del blanco. Así, la incorporación creciente de rasgos ajenos (en rubros como alimentación, vestimenta, habitación, etc.) favorecería la pérdida de tradiciones y patrones culturales propios, empobreciendo sus manifestaciones. Como síntesis de este primer apartado puedo señalar mais, l´indien est fier et arrogant, il se moque des blancs et de leur opresión et misére. Quand le grenier est vide, il est accablé et sombre." (1912:207). De esta forma un "granero lleno" generaba un sentido de arrogancia y orgullo con respecto a la opresión y miseria de los blancos, actitud que contrastaba con el abatimiento que provocaban los graneros vacíos, ya que su autonomía se encontraba cuestionada. Más allá de esta valiosa observación, la obra de Nordenskiold incluye escasas referencias sobre la ocupación de indígenas Chané en las actividades del blanco, limitándose mencionarlas en forma tangencial como parte de las tareas específicamente masculinas. Sin embargo, casi tres décadas más tarde el trabajo con los blancos había dejado de constituir una actividad secundaria entre las poblaciones Chané, tal como señala Palavecino: “...la mayor parte de los medios de pago de los chané provienen del usufructo de su salario, pero al margen de los recursos obtenidos directamente por la prestación de servicios, una fuente regular de ingresos está constituida por la comercialización de los productos de las huertas (…) Además de la venta de verduras, otra fuente de ingresos para la india chané es la venta de alfarerías” (1948:121). Si bien reconoce que el salario derivado de la prestación de servicios aporta la mayor parte del dinero que manejan los Chané, no profundiza en el tipo de actividades realizadas ni las condiciones en las cuales se realizan. En cambio, describe otra vía de ingresos monetarios entre los Chané, la comercialización de su producción hortícola y artesanal, ambas actividades realizadas por las mujeres de la comunidad. Para Palavecino la condición agrícola de este pueblo facilitaba el proceso de aculturación en tanto presuponía una mayor correspondencia de valores respecto al trabajo, pero también en cuanto a la comercialización de sus productos; ambos aspectos que no formaban parte del repertorio cultural de los pueblos nómades cazadores-recolectores. Así este autor decía de los Chané: "Estos indios, viejos agricultores, encuentran siempre su camino hacia nuestra cultura más fácilmente que los nómades, cazadores y pescadores, por lo menos en el orden material" (1948:126) Si el desarrollo de la agricultura y la alfarería constituían puntales para integrarse en la sociedad de los blancos, es necesario preguntarse en qué términos se desarrollaba ese proceso, vale decir ¿podrían hacerlo manteniendo los rasgos centrales que definían su especificidad cultural? La respuesta a este interrogante se devela al reconstruir la mirada que estos primeros etnógrafos y antropólogos tuvieron acerca de la producción artesanal Chané. "AUTENTICIDAD": PRIMEROS REGISCHANÉ Aquellos objetos que actualmente consideramos como artesanías Chané, principalmente piezas de alfarería y máscaras talladas en madera de yuchán, fueron motivo de precisas observaciones en las etnografías clásicas sobre los indígenas del Chaco producidas durante la primera mitad del siglo XX (Nordenskiold 1912; Métraux 1930; posteriormente Palavecino 1948; Palavecino y Millán 1955). En EL ENCUENTRO CON LA TROS SOBRE ARTESANÍAS 30 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 31 MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE... que en estos primeros trabajos la relación entre trabajo asalariado, y labor artesanal aparece fuertemente mediada por el concepto de aculturación. Esto supone la existencia de un corpus cultural relativamente estable e integrado, conformado por un stock de objetos materiales y un repertorio de prácticas sociales, que aportan la especificidad a una determinada cultura. A partir de la presencia o ausencia de estos rasgos es posible identificar y/o medir la autenticidad de sus manifestaciones culturales o el grado de cohesión de dicho corpus cultural. En forma inversa, la presencia de rasgos pertenecientes a otra cultura se constituye como indicador del grado de aculturación. En este sentido la mirada sobre la subsistencia de los Chané y el proceso de aculturación esboza una paradoja. En tanto cultura agrícola serían menos dependientes del trabajo en la sociedad blanca, lo cual además reafirmaría un "rasgo" fundamental de su cultura. Pero por otra parte la comercialización de su producción agrícola y alfarera favorece su inserción en el circuito de transacciones monetarizadas, y por ende la esfera del consumo de la sociedad "moderna", lo cual se traduce en una adopción de pautas culturales ajenas y en un debilitamiento de las propias. De algún modo la cultura de los Chané aparece caracterizada a partir de un conjunto de disposiciones compartidas con aquella de los blancos vinculadas por ejemplo a la moral del esfuerzo en relación al trabajo o el desarrollo de habilidades comerciales. Estas disposiciones son justamente las que favorecen o aceleran el proceso de aculturación, a diferencia de lo que ocurría con el resto de las etnias chaqueñas en donde el trabajo estacional en los ingenios se integraba al ciclo estacional que caracterizaba la productividad de los ecosistemas del "monte". De este modo a su regreso los trabajadores conchabados vuelven a integrarse al modo de vida cazador-recolector y en tal sentido los rasgos originales de su cultura quedaban mejor resguardados. He dedicado buena parte del análisis a la literatura realizada durante este período en tanto traza una clara delimitación que opone tradición y modernidad. El resultado de la conformación de estos mundos hostiles es la cristalización de un repertorio cultural asociado en este caso a la producción artesanal que aparece anclado en un pasado remoto que esencializa a los agentes y sus prácticas. Considera que cualquier proceso de cambio o transformación responde a un modelo de aculturación más que a su reconfiguración y resignificación en base a sus propios códigos y miradas. Como veremos a continuación, este planteo será retomado en líneas generales en buena parte de los trabajos realizados con posterioridad. ducción artesanal, esta es contextualizada en el marco de transformaciones ocurridas a nivel de la cultura de los pueblos indígenas. En este sentido recuperan buena parte de las consideraciones respecto de la relación entre las formas de subsistencia de los pueblos indígenas y el proceso de aculturación que habían sido formuladas previamente por autores como Palavecino. SANÍAS CHANÉ Y ESTUDIOS DEL FOLKLORE MISERIA Y ACULTURACIÓN Los principales esfuerzos de los investigadores que desarrollaron este campo se destinaron a demostrar la urgente necesidad de crear organismos estatales destinados a la protección y fomento de la producción artesanal en base al modelo mexicano. Consideraban que la total aculturación de los indígenas era un hecho casi consumado, cuyas escasas excepciones estaban representadas por comunidades que vivían en el aislamiento (Biró de Stern 1962): “La proximidad de la ciudad degradó al indio a un proletariado indigente, que con su trabajo esporádico de "changas", apenas gana para su sustento. (…) En sus míseras chozas de tipo "villa miseria" no puede existir ya ningún vestigio de sus tradiciones (…) nada de diferencia de la vivienda de cualquier criollo pobre. (…) los que viven en los montes no están corrompidos todavía del todo; en cambio hay una hibridación de culturas. La base de su economía vendría a ser la tradicional vida de nómades; es decir la caza y recolección, alternada con trabajos ocasionales” (Biró de Stern 1963:226-229). Esta perspectiva reactualiza en varios sentidos las tesis sobre la aculturación que reseñamos anteriormente, aunque de forma más gruesa ya que por ejemplo no diferencia la situación de los agricultores respecto de los cazadores-recolectores. Sin embargo, la relación entre autenticidad y aislamiento geográfico y cultural es reafirmada. Considera que la proximidad de la ciudad y el modo de vida urbano provoca una corrupción profunda de las culturas nativas, señalando que factores tales como el acceso al alcohol y el trabajo en changas ha degrado a los indígenas hasta su transformación en un proletariado indigente. En cambio, aquellos que aún viven en los montes subsistiendo de la tradicional caza y recolección en alternancia con trabajos ocasionales, pueden conservar algunos caracteres de su idiosincracia aunque en el marco de una cultura hibridizada. Para Biró de Stern los Chiriguanos y Chané forman parte de este último grupo que ha asimilado una gran cantidad de elementos culturales del blanco remarcando que "…de guerreros belicosos se han convertido en pacíficos agricultores o trabajadores de la industria azucarera." (1963:229). También señala que todavía conservaban ciertos rasgos culturales distintivos, en particular sus artesanías tradicionales aunque ya se desarrollaban en un ambiente folk. A partir de la década del sesenta una serie de estudios abordan la producción artesanal de los pueblos indígenas en el marco de los estudios del folklore. Este renovado interés por la temática artesanal respondía al interés por señalar el aporte de estas manifestaciones culturales en la construcción de la "identidad nacional" (Cardini 2003). Si bien la principal motivación de estos estudios será abordar la pro- LA "AUTENTICIDAD" EN RIESGO En el marco de los estudios folk las artesanías indígenas eran consideradas manifestaciones culturales secundarias, quedando relegadas al ámbito de las producciones con "valor etnográfico", que se consideraba separado del núcleo de lo folklórico. Su aporte a la "identidad nacional" era más MISERIA DE LA VIDA E HIBRIDIZACIÓN DE LA CULTURA: ARTE- 31 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 32 CUADERNOS 22 bien escaso y marginal. Como vimos en el apartado anterior, el escaso valor asignado a estas manifestaciones se relacionaba con el alto nivel de aculturación que presentaban estas poblaciones. No obstante el trabajo de Biró de Stern (1963) reclama por la necesidad de contar con políticas públicas de protección y fomento de las manifestaciones culturales de aquellos pueblos que aún pueden ser rescatadas. En tal sentido, su esfuerzo estuvo volcado hacia el rescate del valor estético de estas piezas y el reconocimiento de los artesanos indígenas como productores de piezas de alta calidad artística y no solo para la confección de objetos utilitarios. La demanda de estos últimos había crecido con la mercantilización de artesanías destinadas al consumo masivo urbano, donde los artesanos participaban en un intercambio desigual y "contaminaban" su arte. Para esta autora, la pauperización de sus condiciones de vida especialmente en ámbitos periurbanos, conlleva a una degradación y extinción de este arte indígena: "…desgraciadamente esta artesanía aborigen está condenada no solo a degenerar en su estilo y forma, sino a desaparecer completamente" (1963:228). Los autores enrolados en esta línea, reconocen la importancia de la venta de artesanías en las alicaídas economías de los hogares indígenas, sin embargo señalan que la ingerencia de intermediarios desvirtúa esta actividad en tanto estos últimos obtienen ganancias desmesuradas en comparación con las magras retribuciones que perciben los artesanos. Este tipo de vínculo degrada la calidad de las piezas, ya que promueve la modificación de los patrones estéticos "tradicionales" en función de ampliar sus mercados. La apuesta por el fomento de la regulación estatal en este campo, apunta tanto a equilibrar los términos de intercambio, como a preservar la "autenticidad" de estas producciones. Como síntesis de este apartado quiero señalar que la mayoría de las tesis elaboradas previamente respecto de la relación entre trabajo asalariado, aculturación y labor artesanal son recuperadas en tanto conocimiento de base que no busca ser cuestionado ni problematizado. Por el contrario, podría decir que la riqueza y matices presentes en los análisis de Palavecino, quedan subsumidas en cierto esquematismo que vincula vida urbana-changas-miseria-aculturación y lo contrapone con vida rural-producciones tradicionales-trabajos esporádicos-hibridización cultural. En ambos casos la erosión del patrimonio cultural es considerada un hecho, en el primer caso directamente desaparece, mientras que en el segundo se asimila con la "cultura rural del criollo". Sin embargo, en este último caso aún es posible encontrar manifestaciones que sobreviven y que representan a la auténtica "artesanía indígena" (incluyendo aquella elaborada por los Chané). Sus mayores aportes respecto de la relación entre labor artesanal y trabajo asalariado se relacionan con la mayor profundidad en la cual se analizan los circuitos comerciales de las artesanías. El contacto con el blanco comienza a adquirir especificidad bajo la figura de los intermediarios a quienes se les atribuye la principal responsabilidad en la transformación de los patrones estéticos y de calidad "tradicionales". En este sentido la mercantilización aparece ya como un proceso nocivo y peligroso en relación a la preservación de la "autenticidad" de las artesanías indígenas, reclamando por ende la intervención de políticas públicas destinadas a mitigar los efectos de este proceso. Los mundos hostiles de la tradición y la modernidad adquieren mayor especificidad, en tanto la erosión del patrimonio cultural indígena no solo se produce por el "contacto con el blanco", sino por un tipo particular de relación que involucra la participación de los artesanos en prácticas mercantiles que operan a través de mecanismos complejos que ellos no alcanzan a comprender cabalmente y por tanto son fácilmente engañados y explotados. Por otra parte la mayor dependencia de ingresos monetarios muchas veces favorece una: "…búsqueda afanosa de agradar en las formas y colores al cliente comprador" (op cit., 1963:229) que en forma imperceptible para los artesanos los va alejando del núcleo tradicional de su cultura, por más que aún conserven la técnica de producción aborigen. MIRADAS DIVERGENTES ANTE GRANDES TRANSFORMACIONES: LA ANTROPOLOGÍA CHAQUENSE EN LOS SETENTA Ya en la década de los sesenta, trabajos como el de Biró de Stern comenzaban a dar cuenta de las brutales transformaciones en las condiciones de vida de los grupos indígenas del Chaco. Quizá sin proponérselo señalaban que más allá de los procesos de aculturación que empobrecían sus repertorios culturales "tradicionales", aquello que se había puesto en juego con la creciente "integración" de estos pueblos a la "sociedad nacional", eran justamente las condiciones de reproducción de la vida de estas poblaciones. Como señala Gastón Gordillo esta década marca la institucionalización de la práctica antropológica en nuestro país en un contexto signado por la creciente politización de los sectores populares en torno a proyectos políticos de liberación nacional, que confrontaban con sectores conservadores de tradición oligárquica. En este marco la etnografía del Chaco también reflejó este proceso a partir de la consolidación de dos perspectivas contrapuestas que Gordillo denomina "socio-histórica" y "mítico-esencialista". En líneas generales la primera recupera la perspectiva de Alfredo Métraux y Enrique Palavecino, mientras que la segunda aparece asociada a la figura de Marcelo Bórmida (Gordillo 2006). LA (RE)INTRODUCCIÓN CHANÉ EN LA HISTORIA CONROCCA Y MAGRASSI A partir de la década del setenta los trabajos de Guillermo Magrassi y Manuel Rocca evidencian un renovado interés por el pueblo Chané dentro del campo de estudios de la antropología chaqueña, iniciando una serie de estudios que si bien recuperan las miradas centradas en los procesos de aculturación, van a profundizar sobre las raíces sociopolíticas y económicas de este proceso. Manuel Rocca publica en 1973 un artículo dedicado enteramente a dar cuenta de los cambios producidos entre las poblaciones Chané y "Chiriguano" asentadas en Salta y Jujuy, como consecuencia de la "cada vez más intensa interacción con las poblaciones de blancos y criollos que están instalados en su mismo ambiente" (p. 43). Para el DE LOS TEMPORÁNEA: LOS APORTES DE 32 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 33 MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE... autor la situación socioeconómica que atravesaban estos pueblos no podía ser entendida sin dar cuenta de su relación con la historia del poblamiento blanco y criollo del departamento Gral. San Martín de (Salta). Sus trabajos evidencian un esfuerzo por abandonar el empleo de categorías neutras para nombrar los procesos de incorporación de la fuerza de trabajo indígena en los procesos de valorización capitalistas, tales como "contacto" y/o "contaminación" de una cultura por otra, tan frecuentes en la literatura etnográfica producida en las décadas previas. Asumiendo una perspectiva materialista Rocca va a asociar la aculturación evidenciada por esos pueblos con el proceso histórico de enajenación de sus tierras por parte de la población blanca y criolla3. La violencia material y simbólica contra las poblaciones Chané asociadas a este proceso, es identificada como el principal motivo de su búsqueda de refugio en las misiones que la orden franciscana había fundado en el territorio chaqueño. Sus observaciones detalladas caracterizan las profundas transformaciones en la vida cotidiana de los Chané asociadas a su reubicación en torno a las misiones franciscanas. Para Rocca la relocalización de las comunidades en las misiones significó principalmente la pérdida del control sobre extensiones de tierras en los fértiles valles del piedemonte andino. Esto se tradujo en la destrucción de la base económica que garantizaba su subsistencia con relativa autonomía del blanco, ya que les aseguraba la realización de "varias cosechas al año, que almacenaban en grandes graneros". En cambio los chiriguano-chané de misión contaban sólo con pequeñas huertas familiares denominadas cercos, dispuestas a escasa distancia de las casas, en donde producen apenas para garantizar el consumo familiar y la venta de los eventuales excedentes en los pueblos cercanos. A su vez remarca que el esfuerzo productivo queda en manos de ancianos y mujeres ya que los jóvenes salen de la misión en procura de nuevas fuentes de recursos que permitan afrontar la subsistencia en estas nuevas condiciones. En general estos jóvenes trabajaban como cosecheros, peones o tractoristas en ingenios azucareros, obrajes madereros y grandes fincas hortícolas. Pero también migraban hacia centros urbanos para emplearse como albañiles, carpinteros o maestranzas en la administración pública. También señala que en aquel entonces se realizó un dique sobre el río Itiyuro que empleó a muchos jóvenes de las misiones aledañas, y que luego fueron recontratados por la empresa adjudicataria y llevados a trabajar en obras civiles localizadas en otras provincias. La migración de varones solos e incluso la familia completa era frecuente durante la zafra en los ingenios, e incluso cuando termina el contrato no es raro que continúen migrando siguiendo la cosecha de la uva en Cuyo y manzanas en Río Negro. Además señala que los jornales obtenidos en estos empleos no se correspondían con los estipulados por la legislación vigente, o bien que la magra paga se terminaba gastando en los mismos sitios donde se conseguía trabajo. Considerando este cuadro Rocca afirma que "Los jóvenes chiriguano y chané están casi en su mayoría en proceso de proletarización." (op cit. 1973:747). Es posible dimensionar el alcance del proceso de "proletarización" que señala Rocca, teniendo en cuenta su asociación con las transformaciones sucedidas en órdenes muy diversos de la vida de estas personas, especialmente de los jóvenes. Así por ejemplo menciona que los adolescentes que finalizan los estudios primarios en las escuelas de la "misión", buscan proseguir los estudios en los pueblos cercanos tales como Aguaray y Tartagal donde "los varones prefieren estudios técnicos, tales como tornería, electricidad, mecánica, etc." (op cit. 1973:749). Es decir buscan formarse en oficios técnicos que faciliten una pronta salida laboral, alejándose de las actividades tradicionales vinculadas a la agricultura, la "marisca" en el monte y la elaboración de artesanías. Otro ejemplo mencionado por Rocca está dado por la unión de las parejas bajo el régimen matrimonial (civil y religioso), en tanto constituye una práctica creciente que es fomentada por los sacerdotes que están encargados de ambas ceremonias. Sin embargo muchos jóvenes se resisten a abandonar las uniones de hecho debido a que la legalización en el matrimonio: “…no siempre es favorable para la pareja, pues las empresas que reclutan mano de obra indígena o criolla tratan de evitar tomar como obreros a los padres con muchos hijos, para no pagar los salarios complementarios que establece la ley…” (op cit. 1973:752). La perspectiva desarrollada por Manuel Rocca es recuperada posteriormente por Guillermo Magrassi en una obra enteramente consagrada a sistematizar la labor artesanal de Chanés y Chiriguanos4. Si bien este texto será revisado a continuación para dar cuenta de la vinculación de este enfoque respecto de la producción artesanal, es posible complementar algunas de las observaciones presentadas por Rocca. Así por ejemplo, Magrassi es categórico respecto de la centralidad que tiene el trabajo asalariado como fuente de ingresos para estas poblaciones: “El 90% de los Chiriguano-Chané trabaja en los ingenios, las fincas, los aserraderos, y las quintas y viven a préstamo o por alquiler en terrenos privados de los propietarios de aquellos. Unos pocos trabajan para YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que explota las inmensas riquezas del subsuelo para beneficio nacional sin ninguno para los nativos dueños originales de esas Este proceso se inició en las primeras décadas del 1800, cuando los chanés perdieron sus tierras como consecuencia de una serie de conflictos limítrofes entre Bolivia y Argentina (Slavutsky y Belli 1999). Posteriormente la guerra del chaco paraguayo motivó migraciones masivas de indígenas asentados en Bolivia que ingresan en territorio argentino, buscando refugio nuevamente entre misioneros franciscanos (Magrassi 1981). 3 Este autor consideraba que debido al histórico proceso de vinculación, los pueblos Chiriguano y Chané no constituían entidades culturales diferenciadas, sino por el contrario constituían un único "complejo cultural". Un abordaje crítico de esta postura, que recupera la identidad Chané como fenómeno específico puede encontrarse en Slavutsky y Belli (1999). 4 33 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 34 CUADERNOS 22 el público especializado del mundo del arte de las grandes ciudades. Tanto Newbery y Rocca (op.cit.) como Magrassi (op cit.) señalan que la mercantilización de las artesanías Chané se consolida, detallando que hay quienes se dedican todo el año a su fabricación que comienza a ser comercializada en el Mercado Artesanal de la ciudad de Salta y a través de ciertos intermediarios y comerciantes porteños que incorporan las artesanías Chané en un circuitos de consumo artístico "distinguido" comienza a valorar este tipo de trabajos. Todos estos autores remarcan no obstante la supervivencia de los saberes vinculados a la producción de artesanías realizando una descripción pormenorizada de las técnicas y diseños empleados para la fabricación de cerámicas y máscaras, remarcando la destreza, habilidad y riqueza de los artesanos y artesanas indígenas. En contraposición a los estudios del folklore que reseñamos anteriormente, estos trabajos se caracterizan por realizar una minuciosa tarea de revalorización contemporánea de la cultura indígena, no ya en el marco de la identidad nacional, sino en tanto patrimonio artístico-cultural con peso propio. En este sentido recuperan la producción de alfarería y la festividad ritual del "arete" o "carnaval chiriguano-chané", en tanto desde su perspectiva representan dos expresiones superlativas de la complejidad y riqueza cultural de las poblaciones indígenas presentes en el territorio nacional. En particular Magrassi tuvo un activo rol en la gestión pública vinculada a la revalorización de las artesanías indígenas en general y de las Chané en particular. Como síntesis del apartado puedo señalar la ruptura que los aportes de estos autores con las miradas que se habían desarrollado en forma previa sobre los Chané en el marco de la producción etnográfica. La introducción de una perspectiva procesual que daba cuenta de las transformaciones históricas de la vida de este pueblo queda evidenciada en el análisis de las bases materiales que permiten asegurar la reproducción de estas poblaciones. Así mismo la descripción de las múltiples formas que adopta el trabajo asalariado entre los Chané permite sacar a estos hombres y mujeres del "closet" etnográfico que se fue construyendo en torno un proyecto de construcción del conocimiento antropológico que requería de la exotización de sus "objetos", donde las profundas transformaciones sociales y culturales que atravesaban no eran consideradas dimensiones relevantes para el análisis. Por otra parte resulta importante remarcar que en su afán por revalorizar la producción artesanal del pueblo Chané, los trabajos enrolados en esta línea retoman y reactualizan la dicotomía entre tradición/modernidad señalada anteriormente, pero introduciendo un cambio interesante: vinculan el consumo urbano característico de la sociedad blanca al polo de la tradición y no solo al de la modernidad. De alguna forma sus trabajos académicos, pero también aquellos destinados a la gestión (proyectos, exhibiciones, etc.), aportan una serie de lineamientos estéticos sobre aquello que constituye la buena artesanía, es decir aquella que respeta las formas y estilos tradicionales, en detrimento de la artesanía degradada y orientada a un público lego que denunciaban tierras), distintas empresas viales, hidroeléctricas, etc. o como peones en los municipios”5 (Magrassi 1981:17). La referencia al porcentaje de población ocupada permite dar cuenta de la creciente dependencia del trabajo asalariado, pero además el texto señala la diversificación de las fuentes de empleo. La mano de obra indígena ya no se empleaba para las zafras en explotaciones agroindustriales y fincas, sino que además comienza a vincularse con el trabajo industrial y de construcción, así como en empleos públicos dentro de las administraciones locales. Como puede observarse los trabajos desarrollados por Rocca y Magrassi recuperan las trayectorias socio-económicas y políticas de las poblaciones Chané como aspectos centrales para comprender su realidad presente. A través de su obra dan cuenta de la abrupta transformación de sus condiciones de vida, que desde aquellos prolíficos agricultores y artesanos retratados por Nordenskiold y Métraux, hasta los jóvenes proletarizados que caracteriza Rocca, había pasado casi desapercibida a los ojos de la etnografía chaquense. Entre un momento y otro pasaron solo sesenta años, y toda una vida de cambios. Es momento de preguntarse entonces si para estos autores existía alguna relación de este proceso con la transformación de aquellas prácticas y elementos que eran considerados como representaciones de la "cultura nativa". HACIA LA PUESTA EN VALOR DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL CHANÉ Tanto Magrassi como Rocca consideraban que los procesos socio-históricos que analizaban favorecieron el empobrecimiento técnico y estético de las manifestaciones "tradicionales" de las culturas indígenas. En particular, el contacto con la vida urbana producto de su creciente "proletarización" favorecía esta dinámica en tanto la necesidad de buscar nuevas y permanentes fuentes de trabajo "los obliga a realizar constantes migraciones a zonas urbanas de las que adoptan nuevas pautas culturales." (Newbery y Rocca 1976:60). Específicamente en lo que hace a la producción artesanal Chané ambos señalaban que en las últimas décadas se había empobrecido estéticamente debido a su creciente comercialización en mercados locales y regionales, en particular mencionaban la mercantilización de las máscaras cuya simbología asociada al ritual estaba dejando lugar a su producción masiva como "objeto decorativo". Sin embargo, sostenían que aún era posible revertir esta tendencia ya que el saber hacer de los artesanos indígenas no estaba totalmente perdido, reafirmando el carácter singular de la cultura de este pueblo, así Magrassi señalaba que la "trascendencia cosmogónica de un pueblo no puede quebrarse con el sometimiento físico" (1969:7). De allí la importancia de promover la revalorización de estas manifestaciones entre 5 Con base en los datos del primer CIN (Censo Indígena Nacional), levantado entre 1966 y 1967, Magrassi establece que la población de Chané pasó de 747 en los sesentas a 1422 en la década del ochenta; mientras que los Chiriguanos pasaron de 14.742 a 21.152 en el mismo período. 34 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 35 MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE... los trabajos precedentes. Esto se traduce entonces en un buen consumo de estas artesanías, por parte de un público distinguido que reconoce la originalidad de las piezas. Si el proceso de mercantilización de estos objetos no hacía sino profundizarse, sus trabajos contribuyen a direccionar este consumo valorizando aquella producción "auténtica", como forma de contrarrestar la deformación de estilos y formas subsidiaria de un consumo no especializado. A tóricas sobre el período colonial. Hacia el final del trabajo dedica solamente un breve párrafo a caracterizar este proceso durante el siglo XIX: “Por último, a fines del siglo pasado y comienzos del actual, la inmigración cada vez mayor de colonos, el establecimiento de estancias, obrajes, etc., y una serie de campañas militares llevadas a cabo por nuestro viejo Ejército de Línea, junto con la erección de un conjunto de fortines, concluyeron definitivamente con el poderío de los antiguos Señores del Gran Chaco” (op cit. 1978:18). Tres observaciones pueden ser realizadas a partir de este artículo que develan el posicionamiento político ideológico de este grupo que se presentaba velado tras el supuesto objetivismo científico. En primer lugar, es preciso remarcar el diálogo existente entre esta etnografía y las corrientes historiográficas que durante la última dictadura militar exaltaban las acciones militares llevadas a cabo en décadas anteriores, en especial las campañas militares de extermino de la población nativa realizadas tanto en el sur como en el norte del país. En segundo lugar presenta la colonización y conquista del Chaco (y de los pueblos indígenas que allí habitan) como un proceso situado básicamente en el período colonial, cuya continuidad y profundización durante el período republicano y hasta la actualidad es concientemente ocultada. Finalmente, el peso de los hechos históricos es tal que la operación de mistificación no puede ser completa, por lo cual debe dedicar aunque sea un párrafo de seis líneas a nombrar los procesos ocurridos a partir del siglo XIX. Es aquí cuando las profundas transformaciones en la vida de estos pueblos que involucraron nada menos que su casi completo etnocidio por parte de "nuestro viejo Ejército de Línea", la enajenación de sus tierras y recursos naturales, para luego ser apropiados por el Estado o capitales privados; son presentados por el autor como hechos naturalizados y sin vinculación entre sí. El tratamiento anecdótico y superficial esconde concientemente su estrecha vinculación con la continuidad del proceso de "colonización y conquista" en épocas contemporáneas, cuando colonos, funcionarios, militares y misioneros continuaron la labor iniciada por los "adelantados" españoles. En otro artículo referido a la "historia social de los chiriguano", Braunstein (1978) esboza la particular concepción de las trayectorias históricas de las culturas que este grupo se proponía "comprender". Las culturas presentaban períodos de florecimiento y apogeo y luego de decadencia hasta su desaparición definitiva, lo interesante es que para el autor -al menos en el caso de los Chiriguanos- este proceso responde en realidad a la dinámica interna de cada cultura más que a su relación con procesos históricos de conquista y dominación. No niega la existencia de estos últimos, sin embargo sostiene que la velocidad y alcance del proceso de aculturación de los Chiriguanos puede explicarse por el debilitamiento y disfuncionalidad de "sus pautas sociales tradicionales" en los nuevos contextos de relacionamiento inter-étnico. Así por ejemplo, el ritual de la antropofagia que en el ambiente de origen amazónico de los guaraníes (devenidos chiriguanos) representaba una práctica de integración a nivel "guara", es decir inter-aldeas, perdió sentido su ritual cohesivo en momentos de la conquista de los chané en tanto estos no poseían prácticas similares. De RESGUARDO DE LA HISTORIA: PERSPECTIVA MÍTICO-ESEN- CHANÉ En la misma época que Rocca y Magrassi elaboran sus estudios, otro grupo de antropólogos y antropólogas abordaban las culturas indígenas del chaco, aunque desde un enfoque radicalmente diferente. Este grupo recuperaba la tradición difusionista iniciada por José Imbelloni, pero principalmente la etnología fenomenológica de Marcelo Bórmida que tuvo un fuerte impulso a partir de 1973 cuando crea el CAEA (Centro Argentino de Etnología Sudamericana). El enfoque propuesto por esta escuela suponía expresamente hacer abstracción de las condiciones sociales e históricas que subyacen a la producción de significados en una cultura determinada, ya que consideraban que la comprensión de la cultura solo podía realizarse según la perspectiva de sus propios integrantes. De acuerdo con Bórmida esta propuesta se contraponía a la "etnografía tradicional" que intentaba analizar las culturas a partir de las categorías de la "ciencia racional", tales como "economías domésticas", "parentesco" o "hegemonía"; cuyo empleo provocaba una "distorsión" del dato etnográfico (Gordillo 2006). En particular los Chané no recibieron demasiada atención por parte de este grupo que concentraba sus investigaciones en los "chaquenses típicos" (en argentina: "matacos", tobas, pilagás y chorotes)6, a excepción de Celia Mashnshek quien en 1978 publicó un trabajo sobre este grupo arawak en los "Cuadernos Franciscanos". Su trabajo es decididamente pobre por lo cual me he visto obligado a trabajar con pasajes de textos de otros autores que analizan aspectos generales de las etnias chaquenses o bien se refieren a comunidades "Chiriguanas". Otra aclaración importante indica que las referencias a la vinculación de los Chané y otros grupos con los mercados de trabajo y de artesanías son tan escasas, por no decir inexistentes, que me veo obligado a modificar el esquema de presentación seguido hasta aquí, por lo cual para este apartado voy a realizar un solo análisis que permita caracterizar el enfoque y dar cuenta de su posicionamiento ideológico frente a la vinculación entre pueblos indígenas y los denominados "procesos de integración" en la sociedad nacional. Así por ejemplo Tomasini (1978) dedica un artículo al estudio de la "colonización y conquista del Chaco", basado en una colección de hechos extractados de fuentes etno-his- CIALISTA SOBRE EL PUEBLO 6 Tal como planteaba Imbelloni (1959, citado en Tomasini 1978) los chané se diferenciaban del resto de los "chaquenses" en tanto mixturaban elementos culturales del "estrato amazónico" con otros "andinos" desarrollando una economía basada en la "cultura del suelo". En cambio los grupos chaquenses conformaban una "zona cultural uniformemente caracterizada por el tipo del cazador y pescador de cultura inferior y nómade". 35 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 36 CUADERNOS 22 esta forma el canibalismo se transformó en un mero "sistema de amedrentamiento y terror" del pueblo sojuzgado, evidenciando para Braunstein una "derivación inmediata y lineal de la desfuncionalización social del ritual antropofágico" (1978:108) del cual los cronistas españoles dieron cuenta contabilizando los millares de "almas" Chané devoradas por los Chiriguanos. De este modo la sociedad "chiriguana" habría transformado "normas de carácter ritual en otras de carácter puramente económico" al esclavizar a los Chané en lugar de sacrificarlos, e incluso venderlos a los españoles como mano de obra. Los Chané conformaron un nivel social inferior iniciando un proceso de estratificación étnica inexistente en la cultura de los "guaraníes". Para el autor la estratificación basada en la esclavización de los Chané constituyó el último "proyecto social" de los Chiriguanos, que fracasó a medida que se incrementó su interacción con la sociedad occidental, ya que tanto la antropofagia como la esclavitud "no podían sino ser figuras a ser rechazadas por el blanco". Como vemos las causas profundas del ocaso de la "cultura chiriguana" se encuentran en las transformaciones internas que vuelven "disfuncionales" ciertas prácticas que poseían sentido en contextos relacionales previos. Este análisis viene a relación de la cuestión del trabajo asalariado, en tanto para Braunstein los Chiriguanos contemporáneos "han perdido la mayoría de sus pautas sociales" y se encontraban atravesando la etapa "epigonal o final" de su historia cultural, siendo casi imposible distinguirlos de otros grupos de "braceros chaqueños" ya sean estos "mestizos" o "étnicos". En tal sentido, entiende que si bien las migraciones han sido una constante en su trayectoria, las últimas que realizaron (provenientes de Bolivia para asentarse en los alrededores de los ingenios en Argentina) marcan "un término en la vida social integrada de esta etnia". Si las históricas migraciones de este pueblo tenían un fundamento místico-religioso e involucraban grandes clanes, las últimas son protagonizadas por pequeñas unidades familiares y como "causas inmediatas" no tienen otra explicación que: “…el atractivo económico de las posibilidades laborales que se les ofrecía en los ingenios azucareros del norte argentino y, por otro lado, la secularización de las misiones que habían sido probablemente en Bolivia la última valla contra la desintegración social de esta etnia“ (op cit. 1978:113). Como evidencia este pasaje, el complejo y violento proceso de reclutamiento de mano de obra para los ingenios, queda reducido a una referencia motivacional encerrada en la esfera doméstica que ha perdido sus referenciales sociales y culturales que le otorgaban sentido y cohesión colectiva. Por ende no puede diferenciarse de cualquier otra familia de "braceros" chaqueños y entonces migra para disfrutar de las "posibilidades laborales" ofrecidas en los ingenios. También cabe notar que los encargados de resguardar a estas comunidades contra la desintegración social son justamente los franciscanos, que a partir de 1938 habían perdido el control sobre las misiones en el chaco boliviano ya que estas fueron secularizadas. Finalmente podemos ahora revisar brevemente el artículo de Celia Mashnshnek sobre los Chané. Digo brevemente porque en sí mismo es poco lo que se puede decir, ya que constituye una síntesis de datos y ejemplos retomados de los trabajos de Métraux (op.cit.) y principalmente Nordenskiold (op cit.). Quizá justamente lo más significativo sea la forma en la que la autora construye su relato tomando datos relevados casi 60 años atrás. Su texto describe esta "presencia arawak" en el chaco occidental narrando en tiempo presente los datos históricos, lo cual genera una sensación de inmanencia de los "rasgos culturales" de esta etnia, configurada entonces como un pueblo que vive en un eterno y sincrónico presente, es decir un "pueblo sin historia" tomando la frase de Eric Wolf. Solo bastan un par de ejemplos para confirmar esta sensación. En el acápite referido a "Economía", Mashnshnek escribe en 1978: “La principal actividad de los Chané es la agricultura, siguiéndoles en importancia la pesca y la recolección de frutos y miel silvestres. La caza ha perdido prácticamente su vigencia. (…) son prospicuos agricultores (…) los campos de cultivos tienen grandes dimensiones (…) los trabajos agrícolas son realizados utilizando un sistema de prestación denominado motiro según el cual (…) cada uno de los participantes va solicitando la colaboración de los restantes en los trabajos de su propia chacra y retribuye de igual forma la prestación de servicios” (op.cit. 1978:153-154). Como evidencia el pasaje citado, tanto la práctica de la agricultura como las relaciones sociales que la sostienen, son presentadas acentuando el sentido de su cabal vigencia contemporánea, presentando el presente como reflejo inmanente de su pasado histórico. El texto cierra con un apartado destinado a describir "los elementos foráneos presentes en la cultura Chané". Este otro ejemplo para dar cuenta del enfoque de la autora es aún más irritante, ya que se limita a describir extensamente el conjunto de "influencias culturales" de grupos andinos, amazónicos y chaquenses que había identificado Nordenskiold más de medio siglo atrás. Solo el último párrafo del texto señala que "también la incidencia de la cultura occidental se hizo sentir fuertemente en la cultura Chané", estas son atribuidas a la acción de los "Misioneros" (con mayúsculas en el original) y el contacto con "las fuentes de trabajo proporcionadas por el blanco". El resultado del análisis no deja de sorprender por su pobreza. Se limita a una enumeración de objetos y bienes tomados a préstamo y que utilizan en su vida cotidiana: tales como "sillas", "caña de azúcar", "rifle", "flauta de seis agujeros", "el juego de taba y los dados", etc. De este modo, tanto la frívola superficialidad dedicada a describir los cambios en la actualidad, como la reactualización de registros históricos en tiempo presente no pueden ser considerados como otra cosa que operaciones de engaño intelectual destinadas a ocultar los procesos de cambio y transformación que evidenciaban sus condiciones de vida, muchos de ellos traumáticos, y a mistificar las relaciones de dominación configuradas históricamente en su relación con la población blanca y criolla. REFLEXIONES FINALES El presente artículo aporta a la recuperación y análisis de las distintas miradas que la etnografía y la antropología tuvieron sobre los procesos de vinculación de la población Chané con los mercados de trabajo asalariado y artesanías. 36 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 37 MIRADAS DE LA ETNOGRAFÍA Y LA ANTROPOLOGÍA SOBRE... Esta labor se enmarca en un proceso de investigación más amplio a partir del cual comencé a problematizar la categoría de "artesanos/as" con la cual funcionarios provinciales, municipales, pobladores blancos y criollos de los centros urbanos cercanos, así como técnicos de ONGs, emplean para referirse genéricamente a la población Chané de Campo Durán. Básicamente esta construcción de los Chané como "artesanos" implicaba invisibilizar toda una serie de prácticas constitutivas de sus vidas que transcurría en relación con su empleo en las empresas de explotación de hidrocarburos en su territorio y que a mi modo de ver resultan centrales para comprender la vida social en la misión. La centralidad que cobraba este mundo narrado acerca de los "artesanos/as" de la misión en la orientación de las prácticas de estos agentes, reactualizaba una interpretación de su vida social a partir de la conformación de lo que di en llamar "mundos hostiles", caracterizados a partir de dicotomías que oponen tradición a modernidad y por extensión labor artesanal a trabajo asalariado. Si en la mirada de los etnógrafos que trabajaron sistemáticamente en el "cambio cultural" por el que atravesaban los pueblos del chaco la preocupación estaba centrada en la degradación de un repertorio cultural "auténtico" (asociado por ejemplo, a las artesanías), en la actualidad el eje aparece situado en la preservación de la producción artesanal en tanto práctica culturalmente "legítima". Estos mundos hostiles refuerzan con distintos matices un juego de oposiciones entre polos que otorgan sentido a las prácticas, valores y sentidos movilizados en dichas relaciones; estableciendo una serie de tensiones entre categorías tales como: tradición/modernidad; dominación/resistencia; diversidad/homogeneidad. Tal como se evidencia en el análisis de la literatura relevada sobre el pueblo Chané en Argentina, en aquellos casos referidos a pueblos indígenas el debate aparece centrado en torno a la dinámica de transformaciones de su cultura asociada a estos procesos cuyo ritmo, eficacia y profundidad se habría acrecentado como consecuencia de su entrada al mundo moderno. Uno de los ejes centrales en este debate refiere a la tensión entre homogeneización y heterogeneización cultural. De allí que en algunos casos, la intensificación en el flujo de estas transacciones es entendida en asociación con el desarrollo de procesos estructurales de aculturación e incluso de "erosión cultural" En cualquier caso el análisis que desarrollan estos abordajes contribuye enormemente a comprender las consecuencias de estos procesos complejos sobre la vida de los pueblos indígenas, sin embargo aquello en lo que aún resta avanzar, refiere a dar cuenta de los dispositivos específicos a través de los cuales estos procesos se desarrollan en el acontecer cotidiano de estas personas. Las artesanías Chané presentan una conexión innegable con prácticas, valores y símbolos de los "antiguos", pero a la vez han ido incorporando técnicas de producción y hasta una estética que los vincula a consumidores urbanos "modernos", tan lejanos en términos geográficos como sociales. Esto implica una compleja organización económica y logística en torno al consumo de sus artesanías en lugares tan disímiles como Salta, Buenos Aires o Roma, que se sostiene a partir de un denso entramado de relaciones comerciales que vincula a un conjunto heterogéneo de agentes. Sin embargo, por estos circuitos no solo circula dinero y artesanías sino también un conjunto de construcciones morales acerca de aquello que ellos son o deberían ser en tanto "artesanos indígenas": esto es personas que mantienen y preservan su "cultura" y sus "tradiciones", aspectos que se expresan tanto en la elaboración de las piezas, como en su modo de organización social y de vinculación con la naturaleza. Sin embargo, aquello que se evidenciaba en el trabajo de campo era la estrecha relación de estas personas con el irregular mercado laboral constituido en torno a las empresas que operan la explotación de las cuencas hidrocarburíferas dentro de lo que constituía su antiguo territorio. La práctica de buscar trabajo en la empresa es una actividad a la que los varones Chané en edad activa dedican buena parte del día y cuya suerte es seguida con interés y ansiedad por el resto de los miembros de la familia. Si bien los períodos de empleo son temporales, los salarios obtenidos son proporcionalmente elevados respecto de otras actividades asalariadas vinculadas a la producción agropecuaria en las cuales podrían emplearse. Como ocurre con las artesanías, aquí también además de dinero y mercancías circulan clasificaciones morales. Por ejemplo aquellas que se vinculan al conocimiento inter-personal con el personal técnico y jerárquico, en tanto el conocimiento de los empleadores blancos respecto de la apariencia, conducta, trayectoria y disposición para el trabajo de los cada uno de los "aborígenes" con quienes interactúan resulta clave para obtener una vacante. Las mayor parte de las economías domésticas Chané de Campo Durán están organizadas en torno a un incesante transcurrir entre el mundo del artesano indígena y del obrero con escasa calificación, entre la producción artesanal de mercancías culturales y el consumo de bienes industrializados. La vida cotidiana de estas personas evidencia un incesante trasvasamiento de discursos, objetos, técnicas y rituales de un mundo al otro, conformando un sentido heterogéneo y complejo acerca de la vida social en las "misión". Esta aproximación difiere sensiblemente de los abordajes sistematizados en tanto se aparta de una perspectiva dicotómica que opone por ejemplo mercantilización de sus artesanías y/o fuerza de trabajo a cultura, tradición e identidad, suponiendo una relación de mutua exclusión entre estos mundos hostiles. De allí que en esta investigación no he buscado resolver el problema de la definición de sus identidades como Chané, artesanos u obreros; ya que estas personas a veces actúan como artesanos y otras veces lo hacen como obreros. De lo contrario corremos el riesgo de esencializar sujetos en estas categorías, y perder de vista que las prácticas, valores y sentidos asociados al trabajo artesanal y al trabajo asalariado forman parte de una misma dinámica social, más que responder a mundos sociales contrapuestos e inconexos. Teniendo esto en cuenta resulta dificultoso hablar en términos estrictos de pérdida o recuperación de la cultura Chané, como si fuera una magnitud cosificada y susceptible de ser medida. Aquello que pude observar y compartir en el trabajo de campo era una imbricación y reconfiguración permanente de prácticas, valores y sentidos que son vividos como parte de esta cultura, mientras otros pierden esa entidad, pudiendo o no 37 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 38 CUADERNOS 22 ser recuperados y/o resignificados en otro momento. Este proceso acontecía más allá de su relación de cercanía o lejanía con la tradición o la lengua materna, la vida moderna o los artículos de importación. En tal sentido, en diversas charlas y situaciones donde se tocaba el tema de la cultura Chané no solo registré discursos de reafirmación de su etnicidad en referencia a su vinculación con la vida de los antiguos o a su destreza como cazadores, agricultores y artesanos (diferenciándose de otros pueblos y etnias); sino que también aparecían al valorizar la capacidad de trabajo que habían desarrollado para los oficios vinculados a la industria petrolera y que por mucho tiempo habían estado reservados solo para los criollos y blancos. Métraux, A. 1930. Etudes sur la civilisation des indiens chiriguano. Revista del Instituto de Etnología de la Universidad Nacional de Tucumán. Tomo I. (3): 295-494 1932. Mitos y cuentos de los Indios Chiriguanos. Revista del Museo de La Plata 33:119-184. 1946. Ethnography of the Chaco. En: Handbook of South American Indians 1 págs. 197-370. Washington: Smithsonian Institution. Newbery, S. y M. Rocca 1976. El Carnaval Chiriguano-Chané. 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El objetivo principal es complejizar y problematizar el estudio de dicha relación, a partir del conocimiento en profundidad de los adultos directa y cotidianamente implicados en la escolarización infantil. PALABRAS CLAVE: Docentes, familias, experiencias, escolarización. ABSTRACT Regarding an ethnographic investigation on the relation between families and schools, it is analyzed the heterogeneity and the diversity of trajectories and family experiences of teachers. The main objective is to expand the understanding of such relation, through the knowledge in depth about the adults implicated directly in the every-day process of children's schooling. KEY WORDS: Teachers, families, experiences, schooling. INTRODUCCIÓN Este trabajo surge de una investigación etnográfica en curso centrada en la relación entre familias y escuelas en contextos de desigualdad social, en la cual se presta especial atención a las tensiones y disputas entre docentes y familiares de los niños en torno a las experiencias formativas infantiles. El objetivo principal de dicha investigación consiste en analizar las prácticas y representaciones de adultos que tienen a cargo niños en edad escolar y de docentes (y/u otros miembros de las instituciones escolares), y sus relaciones, en torno al proceso de educación infantil, considerando también las propias experiencias y trayectorias de los adultos. El enfoque etnográfico desde el cual se aborda implica el conocimiento en profundidad de los sujetos y su cotidianeidad social. Se parte de una concepción de la vida cotidiana como historia acumulada, impregnada de contenidos históricos (Ezpeleta y Rockwell 1985), cuyo análisis permite reconstruir los sentidos que los sujetos construyen en su accionar cotidiano, entendiéndolo como parte de tramas de relaciones sociales, constituidas dentro de estructuras sociohistóricas -y que son a su vez producto de sus prácticas. Entender quiénes son los sujetos, cómo se definen/presentan a sí mismos en determinados contextos, la significatividad de sus experiencias (Bruner 1986), qué prácticas se construyen cotidianamente, son ejes centrales que orientan la investigación desde este enfoque teórico-metodológico. El avance de la investigación y la construcción de nuevos conocimientos se produce a partir de la retroalimentación constante entre los avances en el trabajo de campo y la lectura crítica de diversos materiales teóricos (incluidos los provenientes de otras investigaciones), con lo cual se van reformulando y profundizando las preguntas de investiga- ción y los argumentos que surgen del trabajo sobre las mismas. De esta manera, observé que diversos textos académicos y de divulgación suelen presentar la relación entre las familias y las escuelas como dos bandos enfrentados, homogéneos entre sí, uno representado por "los padres" de los niños, otro por "los maestros" (y eventualmente directivos). Sin embargo, al acercarse a las prácticas cotidianas, puede observarse que se trata de una multiplicidad de sujetos involucrados, y que ese recorte no sólo homogeneiza aquello que es sumamente heterogéneo, sino que deja fuera de consideración cuestiones que pueden resultar de central importancia, especialmente si lo que interesa es captar los sentidos que la vida social tiene para los propios sujetos. Uno de los aspectos sobre los que se ha prestado poca o ninguna atención desde el ámbito investigativo tiene que ver con las propias trayectorias de los docentes más allá de su escolarización, es decir, no recortando a priori otros procesos de apropiación, también constitutivos del trabajo de los maestros (Ezpeleta y Rockwell 1985). Partiendo de la base de que no se trata de sujetos escindidos, sino constituidos en y por diversas experiencias, se puede visibilizar la centralidad que las mismas tienen para los maestros en su formación, en sus trayectorias laborales, y en la propia definición de trabajo docente -lo cual resulta sumamente relevante para entender las relaciones que se establecen con los niños y los adultos a cargo de ellos en el ámbito doméstico-. En esta indagación sobre los docentes me orienta, como telón de fondo, la pregunta ¿quiénes son los sujetos? El aporte que me propongo hacer tiene que ver con dos niveles de análisis articulados: por un lado, con dar cuenta de la heterogeneidad de trayectorias laborales y formativas por las que han atravesado los docentes con los que trabajé, así como la diversidad de formas de organización familiar de las que forman parte (respecto de sus familias de origen y de sus familias actuales); y por otro lado, con las apropia- * U.B.A. - CONICET. [email protected] 39 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 40 CUADERNOS 22 ciones (Rockwell 1996) de sus propias experiencias, con los usos de la propia biografía, en relación a la construcción de su lugar como docentes y sus configuraciones. Estas apropiaciones de las propias experiencias no tienen una relación causal ni lineal con la construcción del lugar como docentes, pero sí se actualizan1 siempre desde el presente y desde determinada situación contextual. Esto habla de un proceso de construcción activo, en el cual las expresiones (Bruner 1986) de las propias experiencias se van articulando -de formas no lineales y en un sentido no deterministacon las caracterizaciones de sus alumnos y sus familias, y centralmente, con las tramas de relaciones en las que están inmersos (lo cual incluye la relación con la investigadora). Entender este proceso de construcción es central a su vez para comprender con mayor profundidad los conflictos, tensiones y particularidades de las relaciones entre adultos que tienen a cargo niños en edad escolar en el ámbito doméstico y los docentes, y las prácticas y representaciones desplegadas en torno a la escolarización infantil. Este abordaje cobra relevancia en dos direcciones complementarias. Por un lado, incorpora dimensiones de las vidas de los maestros -especialmente en relación a las experiencias familiares- que no son contempladas usualmente en los estudios que abordan la relación "familias-escuelas". Esta incorporación contribuye a superar visiones dicotómicas sobre el tema y pone en tensión los límites, alcances y matices de lo que implica "familias" y "escuelas". Por el otro lado, aporta conocimientos sobre los maestros (como sujetos no escindidos), quienes a pesar de ser puestos frecuentemente en el foco de reformas y políticas educativas, y de investigaciones de diverso corte, no suelen ser contemplados en profundidad. Una mirada en profundidad es de central importancia si lo que interesa es indagar con mayor amplitud sobre las diversas dimensiones constitutivas de la vida en las escuelas, ya que permite ahondar en el conocimiento sobre una parte significativa de los sujetos directamente implicados en su construcción cotidiana2. En este sentido, el enfoque etnográfico permite hacer un aporte importante de conocimientos en profundidad. Así, en este artículo específicamente me centro en la descripción y análisis de aspectos significativos de las trayectorias y experiencias formativas y familiares de los docentes, a partir de la interpretación de entrevistas en profundidad y de lo relevado a través del trabajo de campo realizado con observación participante. Dada la complejidad y multiplicidad de lo registrado, desarrollo el análisis a partir de la construcción del relato biográfico de una maestra en particular. La elección de construir el relato sobre esta maestra no se basa en su representatividad, ni en la posibi- lidad de su tipificación; por el contrario, resulta sumamente significativo en cuanto al propósito de mostrar la complejidad de la construcción del lugar docente y de los usos de las propias experiencias a los que me referí anteriormente, y es al mismo tiempo demostrativo de las heterogeneidades mencionadas. Asimismo, la construcción del relato tiene que ver con el recorte y abordaje de la investigación, ya que ello determina tanto el tipo de preguntas realizadas en las entrevistas, las situaciones observadas, el desarrollo en sí del trabajo de campo y los datos construidos a través del mismo, como el análisis interpretativo de los materiales producidos. Y simultáneamente tiene que ver con la presentación de "sí misma" hecha por ella tanto en las entrevistas mencionadas como en otras situaciones relevadas durante el trabajo de campo -lo cual refuerza la necesidad de incorporar el contexto como parte constitutiva de las prácticas sociales, y en tanto tal, a ser considerado centralmente en la interpretación de lo registrado. En este sentido, es importante señalar que el uso metodológico del relato autobiográfico no se sustenta en la pregunta por "el transcurrir efectivo de la vida de alguien (…), sino cómo ese alguien se representa -ante sí y ante otros- el transcurrir de su vida y lo relata. Cuando se cuenta la vida, tenemos entre manos un "discurso interpretativo" -retazos de hechos dibujados por una perspectiva peculiar, selecciones, montajes, omisiones, encadenamientos, atribuciones de causalidad, etc.- cuya particularidad es estar estructurado en torno a la construcción de una versión del "sí mismo"" (Piña 1989: 109). También la construcción final de este relato resulta de mis decisiones de qué recortar, qué incluir (y qué no), cómo narrarlo y cómo presentarlo. Mencionar esto no es un detalle menor, ya que en la construcción del relato se pone en juego, interrelacionadamente, una doble búsqueda por encontrar sentidos. Me refiero por un lado a los propósitos argumentativos e investigativos según los cuales se busca darle un sentido al recorte, las inclusiones, y demás procedimientos mencionados, que resultan en esta construcción final y exposición del relato. Y por otro lado, a la idea de que "la narración autobiográfica se inspira siempre, al menos en parte, en el deseo de dar sentido, de hacer inteligible, de expresar una lógica a la vez retrospectiva y prospectiva" (Bourdieu 1986: 69). A continuación, comenzaré por complejizar y problematizar la mirada sobre "los maestros", explicitando las decisiones teórico-metodológicas, el recorte y la forma de abordaje realizada sobre el tema. Luego, desarrollaré el relato biográfico mencionado, a partir del cual se irá dando cuenta de los núcleos centrales de este trabajo. SOBRE "LOS Son una construcción desde el presente, desde determinada "situación biográfica" (Piña 1989). 2 Si bien en esta presentación el foco de atención está puesto en los docentes, es importante señalar que se trata de procesos de construcción que se llevan adelante en un entramado de relaciones entre diversos sujetos (no sólo "maestros/as"), contemplados en la investigación mayor dentro de la cual se desarrolla este eje. 1 MAESTROS": COMPLEJIZACIÓN Y PROBLEMATIZA- CIÓN El interés por ahondar en las trayectorias y experiencias de los docentes surge de múltiples aristas de la investigación que se articulan entre sí -según se irá desarrollando en este apartado-, lo cual conlleva una complejización y problematización del tema. 40 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 41 MAESTROS: TRAYECTORIAS DE VIDA Y EXPERIENCIAS... El enfoque teórico-metodológico mencionado me llevó a tematizar aquello que iba apareciendo fragmentariamente, pero con recurrencia y significatividad, en el trabajo de campo. Apelaciones de los maestros a sus propias familias en contextos de charlas sobre las familias de sus alumnos, relatos de anécdotas, menciones de diversas experiencias laborales, junto con muchas otras cuestiones que registré a partir de la permanencia en el ámbito escolar, abrieron interrogantes en relación a las experiencias y trayectorias de los docentes, y a cómo se construyen desde su presente en relación a los procesos de escolarización. Esto cobra relevancia en interrelación con el interés teórico que mencioné anteriormente por indagar sobre los sujetos, sus experiencias y sus prácticas, los sentidos que se construyen, dimensiones todas centrales de la vida social según se entiende desde este enfoque. En mi recorrido de investigación, esto implicó un reconocimiento de los maestros como sujetos no "recortables" exclusivamente por su lugar docente en relación al sistema educativo. La indagación en profundidad en torno a los adultos directamente implicados en la escolarización de los chicos, sea en el ámbito doméstico, escolar, u otro (difícilmente definible a priori) me llevó a entender que no se trata de dos grupos homogéneos, "familias" y "escuelas", según se mencionó en la introducción. Durante el trabajo de campo realizado "por fuera de la escuela" (Cerletti 2005; Neufeld y Thisted 2005) conocí a una "madre" que también era maestra y a un "padre" que era profesor, pero el rótulo "madre", o "padre", en este contexto tiene que ver con una definición centrada en la escuela y el lugar que ocupan en relación a la escolarización de sus hijos3. Ésta fue otra de las cuestiones que me llevó a complejizar la mirada sobre los maestros, ya que permitió visibilizar claramente que los maestros también tienen familias, diversas experiencias familiares, y así como pasa con el de "madre" o "padre", el rótulo "maestros" tiene que ver con una definición circunscripta a su trabajo en la escuela. Pero desde la propia concepción de sujeto, éstas no son escindibles a priori de otras dimensiones subjetivas (y/u objetivas). Al poner esto en relación con lo mencionado en el párrafo anterior, avanzar sobre esta línea se fue configurando como uno de los aspectos centrales de la investigación. Esta idea de no escindir a priori dimensiones de la vida de los sujetos, de ahondar en la significación que ellos mismos le dan y en el sentido histórico de las experiencias, condujo a consultar una amplia variedad de bibliografía. Por razones de espacio no es posible hacer aquí un estado de la cuestión exhaustivo, pero sí es relevante mencionar las temáticas que incluyó esta búsqueda en relación al eje del trabajo, porque ello habla también de la forma de abordaje y de la noción de sujeto con la que se trabaja. Esa variedad incluyó textos provenientes de la antropología sobre docentes (Batallán 2007; Achilli 2003; Pallma 2004), así como publicaciones producidas desde otros enfoques teórico-metodológicos sobre trabajo docente (Birgin 1999; Andrade Oliveira 2006; Alves Garcia y Barreto Anadon 2006), y sobre políticas educativas (Feldfeber 2006; Barroso 2003; Birgin et al. 1998; Montesinos 2002). También es relevante mencionar trabajos que historizan la formación del magisterio en la Argentina y tradiciones en relación al mismo (Alliaud 2007 [1993]; Puiggrós 1990). Y la lista continúa con una multiplicidad de aportes en relación a estudios sobre familia y parentesco, textos teóricometodológicos que sustentan el enfoque, textos que tematizan las relaciones entre familias y escuelas, entre otros. La simple mención de la variedad de trabajos que resultan significativos da cuenta de la amplitud de referencias necesarias para complejizar este eje temático, con la intención de unir lo que muchas veces la especialización disciplinar escinde4. En cuanto a la cuestión específica de las experiencias y trayectorias de los docentes en la Argentina, coincido con Alliaud (2007) que existen trabajos en los cuales declarativamente se plantea la necesidad de conocer aspectos biográficos de los maestros, pero se encuentran muy pocos en los que esto se lleve adelante sistemáticamente y en profundidad. Si bien esos trabajos son importantes en tanto instalan la preocupación por el tema, no ahondan en la construcción de conocimientos sustantivos. Existen por su parte trabajos de corte cuantitativo que exploran aspectos de las familias de los docentes, de características sociodemográficas, de formación, etc., particularmente aquellos desarrollados en el marco del IIPE/UNESCO (publicados por ejemplo en Tenti 2006), pero desde un enfoque teórico-metodológico muy diferente, que no incluye los intereses de indagación mencionados en la introducción. Es relevante mencionar también la investigación doctoral de Andrea Alliaud, que se centra en las "biografías escolares" de los docentes (Alliaud 2007). A pesar del interés que revisten estos trabajos, y según lo planteado en la introducción, a pesar de la centralidad que han tenido (y tienen) los docentes tanto desde los planteos de reformas y políticas educativas, como desde distintos estudios académicos, considero que sus propias experiencias y trayectorias (que los constituyen como sujetos), sin recortarlas exclusivamente al ámbito escolar (aunque considerándolo), es un tema poco indagado en profundidad, lo cual también contribuyó en la decisión de complejizar y profundizar en esta dirección. El abordaje de este eje específico en el trabajo de campo se llevó a cabo dentro de una escuela5 desde agosto de 2005 a diciembre de 2006, en la cual realicé observaciones participantes en diversas situaciones escolares (actos, recreos, en las aulas durante las clases, horarios de entrada y de salida, desayunos y almuerzos en el comedor, etc.) y entrevisEste posicionamiento está ligado al Proyecto UBACyT (programación 2008-2010) "Sujetos, instituciones y políticas, dentro y fuera de la escuela: un estudio histórico-etnográfico en torno a educación y vida cotidiana en contextos de desigualdad social", dirigido por la Lic. Ma. Rosa Neufeld y co-dirigido por la Lic. Liliana Sinisi y el Lic. Jens Ariel Thisted, del cual formo parte. 4 Con respecto a ellos, los contacté por un circuito no-escolar, sin interés particular por buscar "maestros". Sin embargo, cuando por ejemplo esa mujer hablaba de su hija, de cuestiones de la crianza y la escolarización, sí aparecía como dimensión importante que ella fuera maestra (Cerletti, 2006b). 3 41 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 42 CUADERNOS 22 tas abiertas en profundidad con docentes. Las entrevistas fueron realizadas cuando ya había desarrollado durante varios meses el trabajo de campo, de manera que había una relación de confianza con los maestros, había tenido la oportunidad de tener múltiples conversaciones con ellos, y muchas situaciones de observación participante. A partir de esos primeros meses de trabajo construí un temario/guía de entrevista, que contemplaba cuatro ejes6 abiertos a lo que surgiera como significativo. Las entrevistas se realizaron en series de dos o tres encuentros, dentro del horario y del edificio escolar, en momentos y espacios elegidos por los docentes. Junto con el avance del trabajo de campo, observé -con bastante sorpresa- que las trayectorias laborales y formativas de los docentes eran sumamente heterogéneas, y lo mismo con respecto a sus experiencias familiares, dimensiones de sus vidas que aparecían muchas veces articuladas en los mismos relatos. Como parte del trabajo analítico, surgió la pregunta sobre el por qué de esa sorpresa, lo cual me llevó a explicitar un supuesto previo, subyacente, cuya existencia se hizo evidente al confrontarme con las "novedades" del trabajo de campo. El supuesto, según interpreto desde el momento actual de la investigación, tenía que ver con que los docentes tendrían recorridos "lineales" de formación y de inserción en la docencia, y que provendrían principalmente de familias nucleares (en el sentido de "familia nuclear occidental"). Dar cuenta de los supuestos es relevante para evitar que obturen el registro de la diversidad con la que nos encontramos -y por lo tanto el avance del conocimiento sobre la misma-, y además resultan significativos para el mismo avance de la investigación, ya que como todo supuesto, en alguna medida puede estar dando cuenta de procesos de construcción social de sentidos. Con respecto a los propios, me pregunto si tenían que ver con ideas fuertemente ancladas en nuestro contexto sociohistórico del magisterio como "vocación" y como "apostolado" (Alliaud 2007 [1993]; Achilli 1987; entre otros). En la construcción particular del propio supuesto, interpreto, se ponía en juego esta construcción social en términos de recorridos lineales. Con respecto a los modos de organización familiar, leo este supuesto a la luz de la realización de un trabajo de investigación anterior, en el cual había registrado con mucha fuerza y recurrencia apelaciones de los maestros a las familias de sus alumnos, en términos marcadamente normalizadores, aludiendo muchas veces a la "mala constitución familiar" (Cerletti, 2006a). Desde ahí entiendo la sorpresa de encontrar en los relatos de las experiencias familiares de los docentes situaciones o formas de organización diversas, y en principio similares a aquéllas que muchas veces eran planteadas como "deficitarias", "anormales", "mal constituidas", y en tanto tales, como causantes de límites e imposibilidades para las escuelas. De esta manera, el análisis de los propios supuestos significó también otra punta para complejizar este eje de la investigación. Luego de considerar la multiplicidad de cuestiones que me llevaron a problematizar la mirada sobre los maestros, paso a desarrollar los argumentos centrales de este trabajo sustantivamente y en profundidad en torno al relato sobre Elsa7. Las apropiaciones de sus propias experiencias (y sus expresiones), re-construidas a continuación, se tornan sumamente significativas al ponerlas en tensión con las construcciones de sentido en torno a los niños/alumnos y sus familias. Finalmente, al remitir dicho relato a los avances más generales de la investigación, se retoman los argumentos sobre la heterogeneidad de las trayectorias de los maestros y la diversidad de experiencias familiares (incluyendo los modos en que se articulan con la construcción del propio lugar docente), y su relación con la escolarización infantil actual y las apelaciones a las familias de los niños. ELSA Elsa es una mujer de más de cincuenta años8, con quien mantuvimos una relación muy fluida. Durante el 2005, primer año de trabajo de campo en la escuela, casi no tuvimos contacto, pero a partir del 2006 trabajamos juntas frecuentemente, presencié clases suyas, en su aula, nos encontrábamos regularmente, teniendo charlas e intercambios, y realizamos entrevistas en profundidad de la forma que se menciona en el apartado anterior. Durante el 2006 era la maestra de tercer grado. Al comenzar la serie de entrevistas, luego de explicarle de qué se trataba y cómo era el temario (ver nota 6), empecé con una pregunta abierta, diciendo que la primer parte de la entrevista era para saber dónde había estudiado y sus inicios en la docencia. A partir de ahí el temario pasó a un lugar secundario, y las preguntas se fueron orientando a lo que ella relataba. De todas formas, en otro orden y en otros términos, los intereses trabajados en esa guía fueron surgiendo de diversas formas, a veces a partir de mis preguntas, y muchas otras sin preguntar. A continuación se desarrollan los aspectos más significativos de su relato, seleccionados y organizados en apartados temáticos que tienen que ver con los objetivos y argumentos centrales de esta presentación. En este sentido es orientador el concepto de "trayectorias de vida", trabajado por M. Grimberg y otros (1998), quienes lo utilizan para "captar hitos significativos de la vida de un sujeto relacionados con áreas estratégicas de la práctica social. 5 Esta escuela está situada en un barrio de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, en el cual realicé trabajo de campo, entrevistando a adultos con niños en edad escolar a su cargo, a miembros de otras instituciones (como un Centro de Salud), haciendo observación participante en diversos momentos de la vida barrial (fiestas, ferias abiertas, etc.). Parte de ese trabajo se llevó a cabo junto con compañeros del Proyecto mencionado en la nota anterior. 6 Estos cuatro ejes (orientados en relación a dos grandes áreas temáticas) estaban compuestos por preguntas/intereses diversos en torno a sus antecedentes de formación y en la docencia, a su ingreso en esta escuela, a sus familias de origen y a sus familias actuales. Aunque este temario se construyó sobre los avances del trabajo de campo, y dado el enfoque teórico-metodológico mencionado en la introducción, el desarrollo mismo de las entrevistas llevó a complejizar, abrir y complementar esas preguntas. El nombre es ficticio, en pos de garantizar su anonimato. Nunca me dijo la edad, tampoco se la pregunté, pero por otras fechas de referencia tendría 57 años en el 2006, año en que se llevaron adelante las entrevistas en profundidad. 7 8 42 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 43 MAESTROS: TRAYECTORIAS DE VIDA Y EXPERIENCIAS... Por su parte, para la madre -de la cual cuenta que no había tenido la posibilidad de estudiar- era importante que ella y sus hermanas estudiaran. Sin embargo, aunque ella quería estudiar más de lo que la vida en el pueblo le permitía, la madre no quería que se fuera. Esto pone en juego una diferencia entre la madre y ella en torno a prioridades diferentes. Pero al mismo tiempo da cuenta de una cuestión significativa en común: ambas comparten un sentido muy fuerte asociado a la idea del maestro como algo muy importante, muy prestigiado por ellas en términos valorativos. Desde ahí reconstruye un agradecimiento a su madre porque la exigencia de estudiar le permite "hoy estar acá". Cabe aclarar primero, que son significativos desde la perspectiva de esos sujetos; segundo, no es una "historia de vida" porque intenta contener-relacionar pasado y presente desde la definición del problema y los objetivos del estudio" (Grimberg et al. 1998: 226). Los apartados que siguen reflejan tanto la significatividad dada por Elsa a su relato autobiográfico, como a los intereses y modos de abordaje de la investigación, orientados a su vez por mis interpretaciones y los objetivos específicos de este artículo. FAMILIA DE ORIGEN, INFANCIA Y ESCOLARIZACIÓN Elsa nació en Carhué, una ciudad muy pequeña (menos de 10.000 habitantes en la actualidad) ubicada en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Hizo "salita de 5", y después empezó primer grado en una escuela que quedaba en el centro del pueblo. Pero no le gustaba ir: “Elsa (en adelante, E.): no me gustaba, no sé qué pasaba, extrañaba… porque yo no, no… ya mi mamá se había separado, yo estuve en manos de mi abuela, mi abuelita murió, estaba con una tía que me cuidaba porque mi mamá trabajaba y… falleció mi tía también. Entonces nos quedamos medias así, como que yo no quería salir, desprenderme de la casa porque me parecía que me faltaban las personas viste, después sí empecé a ir y… me puse a full [en primero superior, equivalente al segundo grado actual].” La pérdida de personas cercanas que la cuidaban aparece en un lugar importante para explicar por qué no le gustaba el inicio de su escolarización. Pero eso lo plantea como una "etapa de cambio" (indicando similitudes con lo que le sucedió al empezar primer año de la escuela media). Después, a pesar de que la situación familiar no se revirtió (siguieron siendo la madre, ella, y sus hermanas) sí le empezó a gustar la escuela. Luego de la primaria, fue a una "escuela de monjas", donde hizo el "Normal" y con ello se recibió de maestra. En la enunciación de su historia familiar nunca nombra al padre, lo único que dice es que la madre se separó. No nombra de hecho a ningún hombre en relación a sus experiencias familiares tempranas. Esto permite poner en tensión algunas de las representaciones mencionadas anteriormente sobre las formas de organización familiar y sus efectos en la escolarización infantil. Una familia donde el padre no tiene presencia, la madre trabaja y los niños quedan al cuidado de otros adultos, suele ser una configuración que se representa como "deficitaria" o "desviada" (no normal), causante de problemas escolares -en un sentido determinista-. Más allá de lo que ella plantea como dificultades de las "etapas de cambio", el modo de organización familiar en el que se desarrolló su infancia no es presentado como problemático o causante de tales limitaciones para la escolarización. Esto es concordante con lo relevado en el trabajo en profundidad con distintos maestros y maestras; es decir, se registra una diversidad importante de formas de organización familiar -cambiantes a su vez a lo largo de los cursos de vida- que no han sido impedimento para la escolarización. PRIMERAS EXPERIENCIAS DOCENTES COMO MAESTRA RURAL Enseguida de completar los estudios en el Normal empezó a trabajar como maestra rural, a los 18 años, haciendo suplencias cortas. Entre cada suplencia volvía a Carhué, y luego vuelta a pueblos muy pequeños, cercanos. En esas experiencias relata que sufría: “E: [la escuela donde trabajaba era lejos del pueblo, en el] medio del campo, no volvía a mi casa, yo lloraba todas las noches porque paraba en una… eh… no se dice pulpería, pero era donde… ramos generales! En medio del campo, donde todas las personas paraban ahí, todas las personas paraban ahí y nosotras [ella y otra maestra] llorábamos. Lo que pasa era que yo quería ir a la escuela y […] no podía quedarme a dormir en la escuela porque [la Directora] vivía ahí…” Una particularidad que marca mucho del trabajo de maestra rural era dónde tenía que vivir: si en la misma escuela (en caso de que hubiera lugar, ya sea porque la directora no necesitaba quedarse a dormir ahí porque vivía cerca, o ya sea porque la escuela era un poco más espaciosa), o en un hotel ("donde paraban todos"). Pero a pesar del sufrimiento que indica, Elsa subraya el aprendizaje que hizo en esas primeras experiencias laborales, diciendo "me hice en el campo", en alusión a su formación como maestra. De todas formas, los inicios en su vida laboral no estaban centrados únicamente en torno a la docencia, ya que alternaba el trabajo en un negocio familiar (de la madre) en Carhué y las suplencias (para las cuales tenía que trasladarse a los pueblitos, volviendo los fines de semana, y no todos). VIDA FAMILIAR, MOVILIDAD Y TRABAJO Las posibilidades, preferencias y oportunidades laborales, junto con los cambios y experiencias familiares, tanto para Elsa como para los otros docentes con los que trabajé, se van interrelacionando estrechamente, y de esa forma se van configurando las distintas trayectorias. Tras el tiempo de alternancia entre las suplencias cortas en escuelas rurales y el trabajo en el negocio familiar, a los 21 años Elsa se casó, y al casarse dejó de trabajar. “E: en el '70 me casé […] yo ya no trabajé, cuando me casé yo ya no trabajé, entonces mi mamá me decía: '¿y el diploma?', 'lo tengo bajo el colchón' le digo, 'cuando lo necesite lo voy a sacar'… no trabajaba… Investigadora (en adelante, I.): ¿Trabajaba él? 43 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 44 CUADERNOS 22 emprendimiento económico propio/grupal (el hotel) y el trabajo en relación de dependencia (en la sulfatera): "Entonces perdí todo y me quedé sin nada". Durante ese período crítico, entre el 80 y el 85, vive intermitentemente en Carhué y en Buenos Aires, iba y venía, incluso hizo un intento de radicarse en Neuquén con la hermana: “E:[Sobre el proyecto de irse a Neuquén] con mi hermana, estaba mi hermana y lo que pasó es que fallece mi madre, el mismo día, el mismo día que yo tenía que irme (el lunes) a tomar una suplencia a [un pueblo de Neuquén], ese domingo fallece mi madre, el día del padre fallece mi mamá. Recibimos un telegrama, porque en ese entonces mandábamos telegrama… en el 84, y me vuelvo a Carhué a cuidar a mi sobrina que la cuidaba mi mamá, ella había nacido en febrero e imaginate que era en junio cuando murió mi mamá, la nena era chiquita y me quedé, ya me radiqué en Carhué y después no veía movimiento como para mí y me volví a Buenos Aires…” El hecho de que su madre cuidara a la hija (bebé pequeña) de la hermana que vivía en otra provincia, y ante la muerte de la madre, el hecho de que ella misma quedara un tiempo al cuidado de esa sobrina (y con la particularidad de que era una nena adoptada), resulta paradójico en relación a situaciones complicadas que atribuye a sus alumnos por la no-presencia de los padres. En un sentido similar al indicado con respecto a la ausencia de su padre en el relato de su vida familiar, la paradoja es que quedan de alguna manera escindidas sus propias experiencias familiares y las apreciaciones sobre las experiencias familiares de sus alumnos. En su relato autobiográfico, estas formas de organización no son problematizadas, o enunciadas como problemáticas tampoco (sí lo son las muertes y las pérdidas), pero en relación a sus alumnos esas configuraciones eventualmente van a ser enunciadas como problemáticas, lo cual será retomado y complejizado en los apartados siguientes. Luego, su sobrina pasa a estar al cuidado de su hermana, y Elsa finalmente se instala en Buenos Aires. Trabajó hasta el 89 en una "escuela especial", un Instituto de Educación No Formal, para "chicos con problemas de lenguaje, en realidad eran chicos discapacitados, chicos Down…". Era una institución privada, en Capital. Muchas veces (fuera del contexto de entrevistas pautadas) puso ejemplos de la "escuela especial". Es más, en las charlas informales durante los recreos, u otras situaciones de la cotidianeidad escolar, solía valorar mucho su experiencia en la "escuela especial" y en la "escuela rural", y todo lo que aprendió en ambas. Actualmente Elsa no vive sola, ya que volvió a formar pareja. Tuve la impresión de que haber formado una nueva pareja era algo sobre lo cual la incomodaba hablar, a pesar de que ya se había construido entre nosotras un vínculo más o menos estrecho, con bastante confianza: “E: yo en mi casa pensaba ayer, hablaba con mi marido, cuando yo le hablo de los chicos… I: Te volviste a casar después…? E: Estoy en pareja…” E: …porque trabajaba él. Entonces este… lamentablemente se enfermó…” Desde el presente, Elsa reconstruye que el título de maestra era como una herramienta a la que podía recurrir en caso de necesidad, como algo "atesorado" (sobre esto volveremos más adelante). Al casarse se había mudado con el marido a otro pueblo, a Epecuén (también muy pequeño, sobre el lago del mismo nombre, y cercano a Carhué), donde ambos trabajaban en el verano en un hotel que tenían "en sociedad" (con más personas), antes de las inundaciones que en los 80 borraron al pueblo del mapa. La enfermedad de su marido aparece como determinante de su reingreso en el mercado laboral. Después, en un momento de mejoría, el marido empezó a trabajar en una empresa, y se sumó como administrativa ahí también, ofreciéndose para un puesto que había rechazado el marido: “E: […] era una [empresa] sulfatera sí… y fui a ver a una de las dueñas, que eran varias y me aceptaron, dice 'la primera vez que tomamos una mujer pero ya que el capataz la recomendó…' […]. Yo aprendí cosas en la administración. Y ellos querían que yo enseñara a la gente que no sabía leer, que firmaran donde tenían que firmar y les enseñé a algunos […] y me encantó, cuando uno aprendió a firmar me encantó, fue una maravilla…” A pesar de no tener una continuidad en el trabajo como maestra, en el relato de sus experiencias laborales en otros ámbitos (en este caso como administrativa) marca como significativo que realizaba tareas de "maestra", contando que así se lo pidieron, y al mismo tiempo enfatizando la gratificación que significaba para ella que, por ejemplo, un hombre que era analfabeto, "aprendiera a firmar". Esto fue a partir del 78. A principios de los 80 hay varios sucesos trágicos que marcan el relato de su historia: “E: […] mi marido fallece en el 81 y yo sigo en la empresa trabajando, yo sigo en el hotel hasta que se inunda…[…]cuando se inundó […] yo ya quería venirme para acá [a Buenos Aires], iba y venía, venía mucho porque la empresa tenía la central acá [... Y también en Buenos Aires] hacía encuestas de idiomas […] Yo trabajaba en el hotel en el verano y en el invierno estaba acá en Buenos Aires. En el primer invierno que decido quedarme queda el hotel bajo el agua, en el 85, así que te imaginas que del 81 al 85 perdí a mi marido, perdí a mi mamá, perdí el hotel bajo el agua y perdí también mi trabajo por el agua, porque estaba en la empresa sulfatera, era secretaria.” Cuando enviudó volvió a vivir con la madre (quien fallece al tiempo también). En su trayectoria laboral se van entramando sus experiencias relacionadas con la vida familiar -su casamiento, su viudez y la muerte de la madre principalmente-, y otros tipos de eventos donde se cruza lo económico/laboral con determinantes externos, como la inundación del hotel y de la sulfatera. Las dos primeras son pérdidas muy fuertes para ella en el contexto de su vida familiar, y son enunciadas también junto con la pérdida del 44 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 45 MAESTROS: TRAYECTORIAS DE VIDA Y EXPERIENCIAS... No se casó, pero siempre se refirió a él como "su marido", mencionándolo frecuentemente en relación a las conversaciones que mantiene con él sobre sus alumnos. Esa discontinuidad causó para ella la "mala base" que habían tenido sus alumnos en los años anteriores. Ante eso, a principios de año los miembros de la dirección de la escuela y del Equipo de Orientación Escolar (E.O.E.) le habían hecho "la promesa" de que la iban a acompañar. Cosa que no sucedió, o sucedió muy fragmentariamente. Recién en la segunda mitad del año, algunas veces por semana se sumaba el maestro de nivelación al trabajo en el aula con ella, específicamente con dos chicos; esta compañía para ella aliviaba un poco el sentimiento de soledad. Especialmente durante los primeros meses del año planteaba con mucha angustia lo sola que se sentía en el trabajo con los chicos, lo cual se magnificaba por lo problemático del grado, y era vivido por ella como un incumplimiento de la promesa de acompañamiento que le habían hecho desde la dirección y el E.O.E. A pesar de las dificultades (señaladas por ella y por los otros), remarcaba en distintas ocasiones algunas cuestiones muy positivas, particularmente que todos los chicos ese año habían podido comprar el libro, con lo cual se siente "una reina" (frase que usaba recurrentemente), y el modo en que disfruta su trabajo en relación a los chicos. Los aprendizajes que hacían, y especialmente las demostraciones de afecto, eran para ella motivos importantes de gratificación. EL TRABAJO EN LA ESCUELA Y SUS ALUMNOS Una vez instalada en Buenos Aires, su vida laboral quedó estructurada en torno a la docencia. Después de un par de años de trabajar en esa escuela privada "especial", se le presenta como problemática la cuestión de la estabilidad laboral, que aparece asociada a una escuela estatal, más que la privada, ya que ésta puede presentar más vicisitudes, y por lo tanto, la posibilidad de perder el trabajo. Como ya tenía cierto puntaje acumulado9, primero trabajó como preceptora en una "escuela laboral", y después en el 90 titularizó en una "escuela de provincia" estatal, en la zona sur del Gran Buenos Aires. Mientras trabajaba en esa escuela: "E: me dice una compañera 'vamos a Capital', yo vivía en Capital y ella en provincia y le digo 'bueno, me voy a anotar', me anoté como maestra y me llamaron como maestra recuperadora, entré como maestra recuperadora acá… I: ¿En este Distrito…? E: En este Distrito X [número del distrito] y todo lo hice en el X, estuve como maestra recuperadora, como maestra niveladora, como maestra bibliotecaria, como maestra de grados superiores, entré… y como maestra de aceleración. I: ¿Y ahora es la primera vez…? E: Es la primera vez que tengo tercero para mí, que tengo un grado solo. […] Yo digo que estoy feliz…” Para ella tener "un grado solo", de chicos más chicos, todo el año, parece tener una significatividad especial, particularmente en cuanto a la afectividad en la relación con los niños. En varias ocasiones que hice observación participante en sus clases, los chicos le daban cartitas con mensajes cariñosos, o le escribían alguna frase linda en el pizarrón. También me mostró con entusiasmo una caja en la que guardaba toda una pila de cartitas, dibujos, notitas, que le regalaban los chicos10. Las formas en que caracteriza a sus alumnos son relevantes para entender tanto la construcción de su lugar docente y sus vinculaciones con otros miembros de la escuela, como las relaciones que establece con las familias de los niños -cuestión que entra en juego también en sus posicionamientos y prácticas como maestra. Es importante decir que esas caracterizaciones no son siempre las mismas, cambian y se matizan en diferentes situaciones, pero sí se registran algunas cuestiones con recurrencia. Así, para ese grupo, indicaba dos tipos de problemáticas: la discontinuidad de maestros anteriores (en primer y segundo grado), y "problemas sociales, externos a la escuela". Antes de que empezara el año, cuando le iba a tocar ese grado, cuenta que todos le decían que era "el peor", que era "terrible", y que le dijeran eso de sus alumnos "le duele". SOBRE LAS FAMILIAS DE LOS ALUMNOS: APELACIONES, RELA- CIONES, MATICES Y PARADOJAS Cuando los maestros caracterizan a sus alumnos, es frecuente que lo hagan en relación a explicaciones o descripciones de diversas situaciones familiares de los niños. En este sentido, también para Elsa la cuestión de las familias de los alumnos es inescindible de cómo los caracteriza y de cómo se posiciona como docente. Durante una de las entrevistas, luego de preguntarle por las características de sus alumnos, se dio la siguiente secuencia: “I: Y para vos ¿Qué es lo que hace que un chico sea muy buen alumno? [retomando una frase de ella] E: ¿Muy buen alumno? Y, la ayuda de los padres, a veces no lo tienen y son buenos alumnos igual te digo, pero por lo general la presencia de un adulto en un niño que está recién empezando es muy importante, es muy importante la presencia de un adulto. Pero viste… es primordial creo, que el chico vaya y tenga la presencia de alguien, que alguien está pensando en él también y cuando no existe eso el chico es responsable solo, hay chicos responsables y que los padres no pueden… son responsables y son excelentes… I: ¿Que aprenden lo mismo…? E: Yo a veces digo sí, la presencia del adulto cuando va a la casa y le mira que… que esté contento, pero cuando no lo tiene y se hace cargo de sus hermanos… Por ahí acá no es el caso en que se ve mucho que los chicos… pero sé que limpian. Sabés que hay una nena, [menciona el nombre], que dice que limpia y que cuida a los hermanitos, [nombra a otra nena]… era una nena que no hablaba, que ahora empezó a leer… A esa nena no la acompañan mucho, vino el papá, la mamá en una oportunidad, la abuela sabe venir siempre… esa nena Sobre el sistema de puntaje y concursos docentes ver Batallán, 2007. A mí también me escribieron alguna cartita, después de estar en el grado con cierta frecuencia haciendo observaciones, hablando con Elsa, en los recreos, etc. 9 10 45 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 46 CUADERNOS 22 no es muy acompañada ves por los padres pero la abuela sí… pero que no es lo mismo.” En relación a la escolarización de sus alumnos, para ella es importante que algún adulto acompañe, pero establece una diferencia entre el hecho de que acompañe la abuela o de que los que acudan a la escuela sean los padres: "no es lo mismo". Retomando la paradoja señalada anteriormente, esto también aparece escindido en relación al relato de su propia historia, según el cual tras la separación de los padres ella queda al cuidado de la abuela. Sin embargo, esto no aparece asociado en la reflexión sobre sus alumnos, para quienes plantea que el acompañamiento cotidiano en la escolarización es mejor que sea de los padres. A diferencia de otros relatos autobiográficos registrados en el trabajo de campo, en su caso la particularidad de las propias experiencias familiares queda escindida de las de sus alumnos, presentadas estas últimas como problemáticas. En otras entrevistas realizadas con maestros/as sí hubo una instancia reflexiva sobre las similitudes y/o diferencias entre sus propias experiencias y lo que indican sobre sus alumnos, ya sea a partir de mis preguntas, o incluso como parte del desarrollo del propio relato. Pero con Elsa no, no hubo preguntas sobre esta diferencia, y ella no puso en "uso" su propia experiencia familiar y su escolarización en relación a las caracterizaciones de las familias de sus alumnos. En este punto es pertinente retomar lo mencionado anteriormente en torno a representaciones fuertemente ancladas sobre las familias de los chicos: las dificultades o imposibilidades de la escuela frente a la "mala constitución familiar", o ante la "falta de acompañamiento", y éste definido en un sentido bastante específico, según se registra en el trabajo de campo. Ella, con respecto a esas representaciones, también ve al acompañamiento familiar como fundamental: que ayuden al chico con la tarea, que respondan a las citaciones de la escuela, entre otras cosas. Asimismo, ve a los "problemas familiares" como dificultades para los chicos en relación a la escolarización, pero no como problemas insalvables. Ella hace un gran esfuerzo, y marca su satisfacción ante los logros, en conseguir ese acompañamiento de los padres. Asociada a la importancia que le da a esto -lo cual surge tanto de las entrevistas como de otras situaciones del trabajo de campo- insistía para que vayan a la escuela, reiteraba invitaciones, llamaba por teléfono (la vi una vez en el grado llamando desde su teléfono celular a la madre de un alumno), hizo actividades con los padres, etc.; marcando que estaba muy contenta con que finalmente logró que en algún momento, todos vayan. “E: Han venido todos o sea, no hay nadie que no haya venido, tardando más tiempo, no cuando yo lo cito, que lo cito dos o tres veces, pero han venido, he conocido a todos. Por suerte han venido, no es que los han dejado…Pero no por ahí como, como vienen no sé… un 50 por ciento más bien de los chicos, entendés, tenés que mandarle y reiterarle, reiterarle y vuelta a reiterarle, pero así se consiguieron un montón de cosas. Mirá este nene que se portó tan mal ahora viene la mamá a la tarde otra vez, viene a la mañana, viene a la tarde, ya vino la otra semana porque se estaba portando muy mal y es un nene que repitió…” De todas formas, a pesar de lo paradójico de la escisión entre sus propias experiencias familiares y la interpretación de las problemáticas que indica para sus alumnos, hay momentos en los que matiza las características del trabajo escolar de los chicos y lo que pasa en la casa. En este sentido, y a pesar de que no haya un uso explícito de su propia biografía para interpretar ciertas situaciones familiares de sus alumnos, es importante señalar algunos matices e interpretaciones alternativas en las que problematiza más la relación entre la vida familiar y el proceso de escolarización: “I: ¿Y hay casos de que sí los acompañen los padres y que les cueste lo mismo, que tengan problemas…? E: Sí, hay chicos que tienen problemas, sí… que por ende yo creo que hay un equipo que es idóneo en el caso y que tendría que hacer un diagnóstico, porque nosotros no hacemos diagnóstico […]. Hay casos, hay casos, pero porque son de padres golpeadores, de padres alcohólicos, comienzan a separarse los padres viste y empiezan a tirar de los chicos para un lado y para el otro viste, luchas por los chicos. Sí, a veces no es fundamental que esté el padre porque por ahí está el padre y le hace un mal, les pega, casos de chicos golpeados viste… que reciben golpes en la casa. Sí, no es solamente… o sea, es importante la presencia de un adulto pero en estos chicos no solamente el adulto es el padre, sino que son los tíos, o los abuelos los que vienen y están, o un papá que está con los chicos o una mamá sola.” Esto da cuenta de que las prácticas y las representaciones no son homogéneas, no están libres de contradicciones, y hay que entenderlas/interpretarlas en relación al contexto en que se producen. Así, la falta de acompañamiento de los padres como problemática aparecía resaltada con más énfasis cuando estaba en situaciones de diálogo entre varios maestros. Es significativa una situación que registré en ocasión de una de las jornadas de debate entre los docentes sobre la Ley de Educación Nacional, en la cual se habían generalizado entre los docentes, con mucha vehemencia, una serie de reclamos contra las familias de los alumnos (algo que se registra con frecuencia en las charlas entre maestros). Elsa también se sumaba a las quejas con comentarios tales como el siguiente: "la escuela de jornada completa es un depósito. Están solos los chicos porque los papás no están en todo el día". Luego, durante la misma secuencia en esa jornada, ella también enfatizó una "falencia" de una madre, y muy significativamente en relación a este trabajo, desde una construcción particular de ella misma como maestra, "explicándole" a la madre: “[De un registro de campo sobre esa jornada] (Los docentes) hablaban superponiéndose, aunque por momentos algún relato concentraba la atención y era más escuchado. E. contó que ella 'tenía un nene que no veía bien. Yo [remarcándolo] tuve que explicarle a la mamá lo que tenía que hacer' [lo planteaba como queja a que los padres no sabían qué tenían que hacer en relación a sus hijos].” 46 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 47 MAESTROS: TRAYECTORIAS DE VIDA Y EXPERIENCIAS... También la cuestión del afecto en la relación con los niños remite para ella al tema de sus familias. Como se dijo en el apartado anterior, una característica importante de la relación con sus alumnos en distintas situaciones giraba en torno al "cariño"; tanto por el cariño que ella les tiene a sus alumnos, y que siente que ellos le retribuyen, como lo que interpreta como faltas de "afecto" de los niños. Es interesante cómo surge en una de las entrevistas: “I: ¿Cómo describirías al grupo, a los chicos? E: Son muy carenciados de afecto, yo me di cuenta que son contados con la mano las familias que tienen mucho afecto, porque yo hice un trabajo sobre la familia y ellos te piden que la familia sea feliz, que no les falte comida, que no les falte trabajo, que le den amor. Vos sabés cuántos pusieron que le den amor y cuántos me dicen que quieren que yo sea la mamá, eso puede ser muy común porque siempre les dicen que la maestra qué sé yo tanto, es la segunda mamá, porque viste les inculcan desde la casa, pero vos ves que los chicos son sinceros con lo que te dicen a veces. La falta de cariño, porque me pusieron que querían afecto, qué sé yo… esas cosas que te pusieron, que las hile finito, la verdad que es un grupo muy carenciado y muy castigado fue, porque tuvo una serie… cambiaron en dos años diez maestros, claro ellos ven ahora que yo no falto nunca a la escuela entonces con ellos, el otro día cuando yo tenía que ir a agarrar el cargo, o bueno el traslado, entonces les tuve que decir 'chicos, no vengo porque voy al traslado', las mamás me paraban afuera para ver si era cierto que yo no iba a venir.” Elsa interpreta que ellos pidan "que la familia sea feliz, que no les falte comida, que no les falte trabajo, que le den amor" como la carencia de eso en sus casas. No es posible en este caso identificar si eso es así o no para los chicos, lo que resulta significativo es ver cómo va construyendo y presentando su lugar como docente en relación a esto. Y si bien, como decía anteriormente, no hay un uso explícito de su biografía en la reflexión sobre las familias de sus alumnos y sus procesos de escolarización, sí introduce diversos matices y consideraciones según el contexto y las preocupaciones de las que se trate. dejaba "salir a estudiar", en el sentido de trasladarse al contexto urbano. Ella de todas formas arma sus estrategias en relación a esta prohibición de la madre: hace cursos, "capacitaciones". Asimismo, remarca que "la escuela estaba siempre presente en mí, siempre": ya sea cuando dice que les enseñaba a leer a los hombres que trabajaban en la sulfatera, ya sea en la realización de esos cursos y sus estudios. Algo similar sucede con su relato tras el trágico período en que muere el marido, la madre, se inunda el pueblo con su hotel y la empresa sulfatera, eventos que constituyen 'hitos significativos' de su vida (Grimberg et al. 1998). La reconstitución de su vida luego de este período pasa para ella por volver a estudiar. Después de relatar esas pérdidas agrega: "pero bueno, vine acá y me fui haciendo, estudiando, volví a estudiar…". Esto es llamativo, ya que dice que en el pueblo tenía la posibilidad de ser maestra, pero pareciera que ante la muerte de la madre retoma lo que había enunciado como su deseo de estudiar -que articularía centralmente con su "vocación" docente-, y la 'ciudad grande' brindaría muchas más posibilidades para ello. En el relato de sus diferentes experiencias laborales enuncia, desde su presente como maestra, una centralidad de su interés, su preocupación por la escuela, como una especie de 'hilo conductor'. Resulta significativo relacionar esto con los aportes de Bourdieu en torno a lo que él llama "la ilusión biográfica" (Bourdieu 1986), como una búsqueda de sentido, de unidad, de darle coherencia a la propia existencia. Así, en el relato autobiográfico, desde el presente "el pasado abandona ese estatuto de simultaneidad desconcertadora y polisémica que tuvo cuando aún no era pasado" (Piña 1989: 114). Vale la pena notar una 'oscilación' que hay por un lado entre ese 'hilo conductor' que traza en su recorrido de vida a partir de la construcción autobiográfica -y que desemboca en su presente docente-, junto con el relato de ese recorrido marcado (y determinado en parte) por otros acontecimientos de la vida; y por el otro con la idea del título docente como una herramienta que podría usar en caso de necesidad -caso que eventualmente se le presentó-. Esa 'oscilación' se da entre un sentido de "gran valor" asociado a ser maestra y un sentido "utilitario" del título (como herramienta que permite una inserción laboral), y ambas cosas se conjugan desde este presente suyo. Para entender mejor esta construcción es relevante retomar lo mencionado al principio en relación a la fuerte construcción social que se ha dado en nuestro país del magisterio como "misión", como "vocación", y como "apostolado" (Achilli 2003; Alliaud 2007 [1993]; entre otros). Al centrar la mirada en los relatos de vida de los maestros -y como particularmente se ve en el de Elsa-, se observa que la decisión de trabajar de docente, cómo, dónde y cuándo, depende de una gama de posibilidades y está siempre en articulación con otras dimensiones de la vida: la pareja, la familia, otros proyectos económicos, etc. Es entonces después, ya en el trabajo docente, cuando se arma el discurso más "vocacional", y se reconstruye la historia personal desde ahí. Los usos y apropiaciones de las propias experiencias, realizados desde la producción presente del relato autobio- LA ESCUELA COMO "HILO CONDUCTOR" En este apartado se retoman y sistematizan algunos aspectos que fueron surgiendo en relación a los temas anteriores, que hacen a su relato autobiográfico y a las apropiaciones de sus propias experiencias -a los usos de las mismas en la construcción de su lugar docente-. Por un lado, al hablar de lo que le hubiera gustado estudiar, pero que no pudo porque la madre "cuando era chica no me dejaba salir a estudiar, que viniera sola para acá" (en relación a la ciudad), enuncia que le gustaba ser "asistente social". Con ello desliza una relación con su trabajo docente actual, que se desarrolla en uno de los distritos con mayores Necesidades Básicas Insatisfechas de la Ciudad de Buenos Aires. Por otro lado, está la limitación de posibilidades de cursos y carreras en el contexto del pueblo, que se ponía en tensión con el mismo hecho de que la madre no la 47 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 48 CUADERNOS 22 gráfico, dan cuenta de la construcción de ese "hilo conductor" que le daría un sentido más unificado a la existencia, desde el cual cobraría sentido y relevancia el lugar actual como docente. alumnos y sus familias (en términos de carentes, deficitarias, causantes de limitaciones o dificultades para la escolarización), o bien aparecer paradójicamente escindidas de las mismas, o también matizadas en determinadas situaciones. Pero también es relevante señalar que esto no sucede así homogéneamente. Trabajé con docentes que vinculaban sus propias experiencias familiares 'problemáticas' con la construcción de su lugar docente, haciendo un uso explícito de las mismas. Es significativo en este sentido un fragmento de registro de campo, realizado a partir de una entrevista con otra docente: “I: [Le pregunté de qué origen eran los padres] Romina11: 'Padre portugués, madre española. Padre alcohólico. Yo trabajo desde los 14 años, trabajé para poder hacer el Normal. Por eso yo entiendo a estos chicos, sé que se puede. Quiero darles algo para que puedan mejorarse, salir, no desde la lástima, sino desde el que se puede'. [Hizo una breve pausa] 'Yo me siento un testimonio vivo de que se puede' [con énfasis].” Como se dijo anteriormente, éstos son aportes centrales que pueden realizarse desde un enfoque etnográfico: visibilizar la heterogeneidad y diversidad que caracteriza la vida social, y los particulares procesos de construcción de sentidos que llevan a cabo los sujetos en su accionar cotidiano. Para finalizar, es relevante relacionar lo desarrollado en este trabajo con algunos avances más generales de la investigación. Según se mencionó, a través de la indagación sobre las historias familiares de los mismos docentes registré una gran diversidad y heterogeneidad de situaciones: padres separados, madres solas, crianza con adultos que no son los padres biológicos, etc., similares a aquellas que se suelen ver como límites para que la escuela pueda "hacer su parte". Lo que interesa remarcar es que sin embargo, han sido "exitosamente" escolarizados; es decir, su escolarización se llevó adelante junto con diversas formas de organización familiar, sin que las formas que se alejan del 'modelo de familia nuclear occidental' resultaran necesariamente una limitación insalvable. Esto es importante no sólo en relación a las representaciones de los mismos docentes sobre las familias de sus alumnos, que incluyen posicionamientos diversos (como el de Elsa y el de Romina), sino especialmente por determinados discursos sobre las familias que se construyen actualmente en distintos ámbitos (académicos, de gestión de políticas, en los medios masivos de comunicación, y desde ya, también recurrentemente en las escuelas), con un sentido fuertemente modelizado y que las autonomiza con respecto al contexto sociohistórico y sus determinantes estructurales. En esos discursos se apela a las familias, ya sea en sus características y/o en su accionar, como condición necesaria (o impedimento, en el caso de que "no cumplan") para la escolarización "exitosa" de los niños. Esto incluye centralmente pedidos de "acompañamiento" y convocatorias a su "participación" en la esuela. Pero son apelaciones fuertemente prescriptivas, que no contemplan las posibilidades, condiciones y sentidos que tiene la educación y la escolari- PALABRAS FINALES El relato de Elsa, a la luz de los avances más generales de la investigación, da cuenta de la heterogeneidad en las trayectorias de vida de los docentes y de la diversidad de formas de organización familiar que constituyen sus experiencias. Y, de acuerdo con lo que se dijo en la introducción, no porque sea representativo ni tipificable, sino porque muestra lo que se ve si se mira de cerca, en profundidad: complejidad, diversas construcciones de sentidos, representaciones y prácticas no libres de contradicciones, y principalmente, sujetos que son activos constructores de la vida social, siempre inmersos en tramas de relaciones. Asimismo, este relato habla de la complejidad que implica la construcción del lugar docente, a partir de la apropiación y los usos de la propia biografía. En este relato se van entramando diversas experiencias de vida, relacionadas a lo familiar y a lo laboral (vinculado a la necesidad de generar ingresos económicos y a la búsqueda de estabilidad), entre otras cuestiones, inescindibles para entender la manera en que se construye e interpreta la propia historia. Se visualiza también cómo en esa presentación aparecen simultáneamente cuestiones ligadas a una "tradición vocacionista" (Birgin 1999), que ha tenido mucho peso en la conformación histórica del magisterio en la Argentina. Interpreto que esto se articula con lo que Elsa presenta en el contexto de las entrevistas de investigación como una especie de 'hilo conductor' de su vida, según el cual "la escuela" y su vocación como docente (gratificaciones relacionadas a enseñar, el deseo de seguir estudiando y formarse, el "peso de la palabra maestra", etc.) 'siempre estuvieron presentes en ella'. Así, el desarrollo del relato de Elsa permite mostrar que la posición como docente se construye activamente, en procesos que pueden incluir contradicciones y paradojas, a través de la conjugación de diversas dimensiones de las experiencias vividas y de las posibilidades vinculadas a cada contexto sociohistórico. Profundizar en el conocimiento sobre los sujetos sociales -que en esta investigación remite centralmente a los adultos vinculados cotidianamente a la escolarización infantil tanto en el ámbito doméstico como en la escuela- es un aspecto importante para entender las particularidades de sus interacciones, las prácticas y representaciones en torno a los niños, los acuerdos, desacuerdos, tensiones, conflictos, y diversas situaciones que se registran con suma frecuencia. El análisis de los relatos sobre las propias biografías, en las que entran en juego la diversidad de experiencias familiares, laborales y formativas, es una de las herramientas privilegiadas para entender la realidad social en términos de un 'presente historizado', tal como se aporta desde el enfoque etnográfico. Simultáneamente, el trabajo sobre los relatos autobiográficos da cuenta de determinadas particularidades en las apropiaciones y usos de las propias experiencias: las mismas pueden ser contrastantes con las caracterizaciones de los 11 48 El nombre también es ficticio para garantizar su anonimato. antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 49 MAESTROS: TRAYECTORIAS DE VIDA Y EXPERIENCIAS... zación para los sujetos implicados. Es decir, no parten de un conocimiento sobre las prácticas cotidianas, y por lo tanto se prescriben esas acciones sin considerar otras formas posibles de involucramiento en la escolarización de los niños, sin preguntarse qué sucede cuando se "acercan", ni por qué o para qué sería necesario que lo hagan; es decir, sin problematizar la construcción de la realidad sobre la que se prescribe. Esos desconocimientos y descontextualizaciones conllevan una naturalización de la necesariedad de la "alianza" entre las familias y las escuelas, que así pensadas aparecen entonces como 'dos bandos' entre los cuales la "participación" sería vista como automáticamente positiva (Menéndez 2006). Lo expuesto acá sobre los maestros aporta a la desnaturalización de esa visión, que apunta culpas y responsabilidades a las familias de los niños por el éxito y/o el fracaso escolar, en un contexto histórico de profunda desigualdad social, en el que crecientemente se tienden a individualizar las responsabilidades sociales. Es en este mismo contexto, caracterizado por la transferencia de responsabilidades que históricamente asumió el Estado en la Argentina, hacia planos individuales de acción, en el que se producen culpabilizaciones y responsabilizaciones mutuas entre los sujetos directa y cotidianamente vinculados a la escolarización de los niños: docentes y adultos a cargo de ellos en el ámbito doméstico, quienes son a su vez los principales destinatarios de dicho proceso de transferencia de culpas y responsabilidades por la educación y escolarización infantil. Barroso, J. 2003. Regulaçâo e desregulaçâo nas políticas educativas: tendências emergentes em estudos de educaçâo comparada. 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PALABRAS CLAVE: exiliados, políticas migratorias, círculos artísticos e artísticos ABSTRACT The Republicans Spanish exiles could continue with their lives in Argentina, despite the policy of the governments of the 1930s contrary to their presence and ideas. This article gives to know their social integration through the intellectual and artistic circles. KEY WORDS: exiles, migration policies, artistic and intellectual circles INTRODUCCIÓN influencia en la vida cultural argentina, las asociaciones que formaron o en las que se insertaron, dentro del particular contexto político, social, económico y cultural que vivía Argentina en la década del 30. "Soy de Kashán Pero Kashán no es mi ciudad. Mi ciudad se ha perdido" Sohrab Sepehrí, Los pasos del agua LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA El 18 de julio de 1936 el ejército español de Canarias y Marruecos se pronunciaba contra el gobierno del Frente Popular que acababa de alcanzar el poder en las elecciones del 16 de febrero de 1936. Los demócratas, socialistas, comunistas y anarquistas defendieron el gobierno implantado. Este brutal choque entre hermanos derivaba del problema político planteado en 1930, cuando la dictadura de Primo de Rivera fue abatida por la crisis económica. Los republicanos y socialistas ganaron las elecciones del 12 de abril de 1931, celebradas bajo la consigna de monarquía o república. Alfonso XIII no halló el apoyo que necesitaba en los partidos conservador y liberal, ni en las fuerzas armadas. El 14 de abril abandonó el país y se instauró la República. La misma tuvo dos virajes: hacia la izquierda, en las elecciones de mayo de 1931, y hacia la derecha, en las de noviembre de 1933. Las primeras determinaron una constitución democrática, laica y regionalista. El descontento social de 1931 y la inquietud mantenida por los sindicalistas prepararon el golpe de estado del 14 de abril, que no fue concretado. El 10 de agosto se pronunció el General Sanjurjo en Sevilla, sin éxito. Los socialistas se levantaron en armas el 6 de octubre de 1934 ante el anuncio de una constitución con elementos de derecha. Éstos fueron apoyados por el gobierno autónomo de Cataluña. Ese mismo mes, en Barcelona y en Madrid fueron sofocadas dos sublevaciones, pero en Asturias, en cambio, hubo un levantamiento armado de mineros, el cual fue reprimido violentamente por los militares. Este fuego siguió ardiendo a lo largo del año 35, alentado por la guerra de Abisinia, y a través de las elecciones de febrero de 1936. Todo esto conflu- Es interesante recurrir al pasado y observar las distintas modalidades de recepción de exiliados en nuestro país. Durante la Guerra Civil Española (de aquí en adelante G.C.E.), los círculos intelectuales y artísticos argentinos acogieron a notables escritores, filósofos y artistas que huían del conflicto armado, y hallaron en estos espacios un medio para lograr la inclusión en la nueva sociedad que los albergaría (Leiva, 2000). Figuras de la talla de Rafael Alberti, María Teresa León o Francisco Ayala encontrarían en este país un lugar para volver a empezar, a pesar de la preocupación del gobierno por el posible ingreso de los exiliados españoles, considerados "extranjeros no gratos". Estos eran visualizados como una amenaza para la población nacional, y el Estado argentino debía estar alerta para no convertirse en "el receptáculo de personas indeseables" por el peligro ideológico que representaban. Durante 1938 se incrementaron las trabas para los extranjeros que querían emigrar a la Argentina, en particular los refugiados españoles republicanos (Schwarzstein, 1997:312). Este artículo da muestra de la primera etapa de una investigación acerca de los exiliados y refugiados que provocaron la G.C.E. y la Segunda Guerra Mundial. El corpus está delimitado a las obras de autores que han investigado acerca del exilio de artistas e intelectuales a Argentina que huyeron de la G.C.E. Por ese motivo, este avance de investigación muestra las pistas que trazaron estos exiliados, en su estadía en Argentina, a partir de su producción, la * CONICET. [email protected] 51 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 52 CUADERNOS 22 yó en el conflicto de julio de ese mismo año, sumado al asesinato de Calvo Sotelo, líder de la derecha parlamentaria, que sirvió como detonante. La muerte del general Sanjurjo y del general Mola fueron aprovechados por el general Francisco Franco, quien se constituyó como líder de los sublevados, y marchó sobre Madrid, dando comienzo a los enfrentamientos armados. Estos hechos se sucedieron en un contexto de una economía atrasada, incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo; una oligarquía terrateniente sólo preocupada por sus beneficios e incapaz de introducir los cambios más elementales; una estructura social con abismales diferencias entre pobres y ricos, con una pequeña oligarquía poderosa, unas clases populares en continuo crecimiento, una clase media insuficiente para servir de elemento equilibrante; y una polarización de la sociedad en dos bandos, la derecha y la izquierda entre las que existía una fuerte tensión (Vives, 1979:498-499). mente no les otorgaría. El Canciller argentino Carlos Saavedra Lamas daba instrucciones a los cónsules de nuestro país de abstenerse de visar pasaportes de españoles huidos desde su país de origen, o cualquiera fuese el país de procedencia. El presidente Roberto M. Ortiz, quien gobernó desde 1938 a 1940, extremó esta política. A partir de 1938 comenzó a regir una nueva norma en materia migratoria, e incluso hubo casos de abuso de autoridad donde se negó el ingreso a personas que tenían el permiso de desembarco. Con ese instrumento vigente, el Decreto N° 8.972 de julio de 1938, surgió el debate en torno a los conceptos de refugiado e inmigrante. Ya los refugiados de la década del '30 comenzaron a diferenciarse de los de fines de siglo XIX por su heterogeneidad, antecedentes y motivaciones por las que abandonaron sus países. Mientras que la movilidad de los refugiados de fines de siglo se daba en pequeños grupos encabezados por un líder, los refugiados de los años '30 formaban parte de movimientos masivos de población forzada a abandonar sus países por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social o por sus opiniones políticas. Por el contrario, entre 1940 y 1942 el Poder Ejecutivo sancionó dos decretos para permitir la entrada de vascos. En esa década las arduas discusiones sobre la política migratoria se debatieron entre aquellos que abogaban por la política de puertas abiertas y los que bregaban por la de puertas cerradas, sin lograr, hasta hoy, un punto intermedio (Schwarzstein, 2001:250). El gobierno argentino empezaba a ver con malos ojos a este "nuevo tipo" de inmigrante, a los exiliados. Devoto analiza, en el marco de la historia de la inmigración en Argentina, las acciones que toman los gobiernos de Justo (1932-1938), Ortiz (1938-1942) y de Perón (1946-1955) ante el nuevo "problema": los exiliados que querían ingresar al país (Devoto, 2003:389). Pero, por otra parte, está la importante gesta de los buques "Tucumán", "25 de mayo" durante la G.C.E., analizada por Beatriz Figallo (1996). Argentina jugó un papel clave para poner a salvo a personas de muchas nacionalidades que residían en Europa mediante la figura del asilo diplomático y naval. La historia de este "rescate" comienza en Zarautz, pueblo vecino a San Sebastián, con el Embajador Daniel García Mansilla, quien fue asediado por el Frente Popular de ese pueblo debido a que había brindado asilo en su domicilio. El gobierno de Guipúzcoa y el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas respaldaron la acción cometida por García Mansilla enviando, en agosto de 1936, un buque de guerra de la Marina argentina a España para atender la delicada situación por la que estaba atravesando García Mansilla y la representación argentina en Madrid donde se asilaron cerca de 8.000 personas. El crucero "25 de mayo" fue el elegido y pasó a "rescatar" asilados en muchas ciudades europeas, tales como Alicante, Lisboa, Marsella, entre otras. También trasladaron refugiados de otras nacionalidades cuyas vidas corrían peligro. El gobierno de Justo (1932-1938) resolvió enviar otro buque, debido a las dimensiones que había tomado la situación. Envía el torpedero "Tucumán", al mando del capitán de fragata Mario Casari, quien ya había atravesado por una situa- ARGENTINA Y SU(S) POLÍTICA(S) MIGRATORIA(S) En septiembre de 1930, tras catorce años de gobierno radical, llegó al poder mediante un golpe militar José F. Uriburu, en pleno desarrollo de la crisis económica mundial desatada el año anterior. Fue el comienzo de una serie de gobiernos cuya orientación política conservadora llevó a cerrar el país a la inmigración. Al estallar la G.C.E., las opiniones en el país se polarizaron y el apoyo a la causa republicana se convirtió en una intencionada expresión de repudio hacia el autoritario gobierno argentino (Romero, 1996:149). Un tema de agenda bilateral durante los primeros años de la guerra fue el de la investigación de las actividades de las agrupaciones franquistas en Buenos Aires y su posible vinculación con las potencias del Eje. Esta investigación fue encabezada por los miembros de la Comisión de Actividades Antiargentinas de la Cámara de Diputados. En aquella época, fueron definidas como antiargentinas aquellas actividades de espionaje y subversión a favor del Eje (Cisneros y Escudé, 2000:72). Los enfrentamientos entre franquistas y antifranquistas en Argentina, entre los años 1936 y 1949, marcaban dos frentes ante la G.C.E. Cada parte implicada estaba a favor de uno u otro bando: el gobierno, la comunidad española, los partidos políticos y la Iglesia Católica. Se estableció un paralelismo entre el gobierno dictatorial de Franco y los impuestos durante ese decenio en Argentina, "la década infame". Asimismo, la (contradictoria) concesión de asilo por parte de la Argentina era vista por el gobierno republicano español como una actitud de simpatía. Los partidarios que estaban en contra del gobierno argentino apoyaban a los republicanos, recolectaban fondos y convocaban voluntarios para ir a pelear a España a favor de la República (Rein, 1997:335). Durante la G.C.E. el gobierno argentino mostró poca predisposición para acoger a exiliados republicanos, incluso reformando los mecanismos de control para evitar su infiltración. Se aconsejaba no otorgar el visado si no se contaba con la documentación exigida, sobre todo el certificado de buena conducta que el gobierno de España probable- 52 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 53 LA DIÁSPORA REPUBLICANA ARTISTAS E INTELECTUALES... ción de rescate años antes. Este buque también asistió a los asilados de distintas ciudades europeas, como las antes nombradas. En un trabajo posterior, Figallo (1999) analiza el conflicto, pero desde la figura de Casari, quien dejó documentos tales como listas de evacuados, correspondencia, recortes periodísticos, fotografías, lo que logra armar el testimonio de la gesta de aquellos días. Estos hechos muestran que la tradición humanitaria argentina prevaleció no obstante la falta de interés del Estado por ratificar los acuerdos de La Habana de 1928 y de Montevideo de 1928 sobre derecho de asilo. Por lo tanto, los funcionarios del Estado sólo contaban para legitimar sus acciones con el Tratado de Derecho Internacional Penal de Montevideo de 1889. los discursos de las personalidades de la época da cuenta de la situación vivida en Buenos Aires por esos años. Las revistas y los diarios de la época, de los partidos políticos, el cine, el fútbol, las artes (plásticas, el teatro, la literatura), se ocupan del conflicto, marcan una posición, declaran su parecer. El periodismo se ocupa del tema tomando una u otra postura con exaltación. Los argentinos conviven durante esos años con las noticias de España como si fueran de alguna población de la Argentina. Los cafés de la Avenida de Mayo, "Iberia" y "Español", se convirtieron en frentes de batalla porteños entre republicanos y franquistas, demostrando que en Buenos Aires también se combatía por España. La comunidad republicana se manifestó por primera vez en Buenos Aires, en 1903, cuando se reunía para apoyar a la I República. Las batallas que se libraban en los diarios La Prensa, La Nación, La Razón, La Fronda, Crítica y La Vanguardia defendían uno u otro frente con tintes nada objetivos, al igual que los Centros Gallego, Catalán y la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina. La revista Sur combatía dentro de sus páginas en frentes distintos, dejando entrever las contradicciones que había entre sus colaboradores y su directora. La intervención de la Iglesia favoreció al bando nacionalista, y su vocero estaba personificado en las figuras de Leonardo Castellani, Gustavo Francheschi y Julio Meinvielle, miembros activos e intelectuales de la Iglesia. Hubieron también importantes organizaciones sociales involucradas en la ayuda a los combatientes, como la recolección de dinero, envío de medicamentos y voluntarios, ropa, ayuda a los huérfanos, etc. Para finalizar, se adentran en la cuestión de los asilados que trasladó Argentina, gracias a la tarea de los buques "25 de mayo", "Tucumán" y "Massilia". Según Félix Luna (1999: 31-32), quien presenció (desde Buenos Aires) y, tiempo después, analizó estos hechos, la G.C.E. se vivió como propia por los argentinos porque en Argentina hacía años que se habían instalado no solo las empresas españolas (la luz, la explotación del subterráneo, las navieras), sino también sus costumbres, su teatro, los comercios, la gastronomía, los escritores e intelectuales que marcaban una presencia permanente en los diarios que se leían cotidianamente (como Ortega y Gasset, Unamuno, Azorín, entre otros), sumado a la importante presencia física de la comunidad española, de la que ya había abuelos y padres radicados1. Pero, al mismo tiempo, para los argentinos que no tenían ligazón con España, la guerra los había despertado de un largo letargo que los hacía ver que en la península ibérica se jugaban la vida por valores democráticos, por el sistema republicano, por la convivencia política, temas que tocaban de cerca en Argentina porque también se encontraban amenazados dichos valores. LA COMUNIDAD DEL EXILIO REPUBLICANO Schwarzstein (1991) analizó la comunidad del exilio republicano en Buenos Aires. Este estudio describe la conformación de esta comunidad, no desde las figuras preponderantes, sino desde los anónimos, en sus primeros años de formación (1945-1955). Compara la política exterior argentina con la mexicana, la cual fue mucho más abierta, porque el presidente Lázaro Cárdenas apoyó enfáticamente al bando republicano. Se podría decir que este fue un avance de la investigación que fuera publicada con el nombre "Entre Franco y Perón" (2001). Esta obra está basada en testimonios recogidos a lo largo de varios años tanto de exiliados republicanos, como de sus hijos nacidos en Argentina y de aquellos argentinos que presenciaron su llegada y establecimiento en el país. El interés principal de esta investigación, construida aplicando la metodología de la historia oral, versa sobre la reconstrucción de las experiencias del conjunto de la comunidad de exiliados republicanos instalados en la Argentina, para conocer el proceso de tránsito entre el fin de la G.C.E., los campos de concentración en Francia y el norte de África y la llegada y vida en Argentina hasta mediados de los años '50. La G.C.E. conmocionó y dividió a la sociedad, tanto como a las instituciones de la sociedad civil. Este trabajo se centra entre los años 1939 y 1955, cuando comienza la primera oleada del exilio luego de la caída del frente de Cataluña. El énfasis de esta investigación está puesto en descubrir la historia social de la comunidad republicana española en Argentina, en lugar de enfatizar los aportes de los exiliados a la sociedad de acogida. A su vez, analiza la incidencia de las políticas migratorias que fomentaron o cercenaron el ingreso de ciertos grupos nacionales. El asociacionismo de la comunidad española y su incidencia en la inserción social en Argentina y su relación con las instituciones de nuestro país. Analiza las redes y las estrategias de inversión, como por ejemplo, la creación de editoriales y la identidad de los españoles residentes en Argentina; todo esto analizado a partir de documentos de Estado, testimonios y normativas. Desde 1810 hasta comienzos del siglo XX ingresaron 2.100.000 españoles, de los cuáles un 54% se estableció en Argentina definitivamente. En 1895 los españoles representaban el 5% de la población; para 1914 ya eran 830.000 (10% de la población nacional). Debido a la Primera Guerra Mundial, la inmigración empieza a decaer. A mediados del siglo XIX había en el país casi 700 mil españoles (Rechinni de Lattes y Lattes, 1975:134). 1 VIDA CULTURAL EN BUENOS AIRES Entre los años 1936 y 1939 la vida cultural de Buenos Aires fue muy influida por esta guerra. Trifone y Svarzman (1993) abarcan las múltiples dimensiones de la vida social. El análisis de las noticias publicadas en medios gráficos y 53 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 54 CUADERNOS 22 Goldar (1986) sostiene la hipótesis que las teorías nacionalistas tenían un basamento en la realidad. Estas postulaban que las grandes potencias, como Reino Unido y Francia, se empeñaron en que Argentina no desarrollara una actividad solidaria con la República Española, y llevaron a los gobiernos de Justo (1932-1938) y Ortiz (1938-1942) a sostener la posición de neutralidad ante la comunidad internacional. Este autor no concuerda con la mayoría en que la guerra polarizó a la opinión pública, si no que descubrió que la mayoría de los argentinos y de los españoles residentes volcó su apoyo a la España legal, y eso provocó que quienes no estaban de acuerdo con los gobiernos argentinos de la década del '30, expresaran su disconformidad alineándose con la causa republicana. Compara la figura de Uriburu (presidente durante el período 1930-1932) con la de Franco y la estructura partidaria que rodeaba a Manuel Fresco (gobernador de la provincia de Buenos Aires durante los años 1936 y 1940) con la Falange. A través del análisis de las noticias de los medios gráficos (La Razón, Noticias Gráficas, Crítica) y los discursos de las personalidades de la época muestra las posiciones que toman los discursos de las derechas, las izquierdas y el centro en la sociedad civil, las asociaciones españolas, intelectuales, artistas, obreros, los argentinos que vivían en Europa, la Iglesia católica, los medios de comunicación y los partidos políticos. Analiza cómo influyó la muerte de Federico García Lorca entre los intelectuales porteños y españoles radicados en Buenos Aires. Describe cómo reacciona la opinión pública ante esos sucesos, y cómo esta reaccionaba con espanto ante los fusilamientos, los actos de barbarie y la posición irreductible de los bandos. De qué manera la guerra influyó en la vida cultural argentina y mundial y se contagió a los bares, los espectáculos de la Avenida de Mayo, la radio, las revistas (como Sur), las producciones cinematográficas. También trata la cuestión de la evacuación de los asilados en la Embajada argentina en Madrid y el rol de la contradictoria figura del canciller Saavedra Lamas. Otro análisis de los diarios de la época muestra que desde el primer día de la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, continuamente aparece en las primeras planas la información con el desarrollo del conflicto. La muerte de Calvo Sotelo, en julio de 1936, mostró una bisagra: todos los diarios muestran el hecho, pero su interpretación dejó, más que nunca, a la vista la marca que caracterizaba a cada publicación (Comellas Aguirrezabal, 1992). En cuanto al círculo intelectual y artístico encarnado por los miembros y colaboradores de la revista Sur, creada y dirigida por Victoria Ocampo, desde 1931 hasta 1992, se destacan los trabajos de Villordo (1993) y Macciuci (2004). Villordo (1993:284-302) recorre la historia del grupo Sur usando como eje principal la vida de su fundadora y alma mater, Victoria Ocampo. Recorre todas las etapas de la revista, la posición tomada durante la G.C.E., el recibimiento de artistas e intelectuales para que pudieran instarse en Buenos Aires y así poder huir de las atrocidades de la guerra. Macciuci (2004) pone el acento en el análisis de esta época, y compara las declaraciones de esta revista con las de la publicación "Claridad", revista dirigida por Antonio Zamora. Este trabajo analiza las editoriales y colaboraciones de ambas revistas para poder extraer el tipo que de enfoque que el editor le daba acorde a los hechos que se iban sucediendo en el conflicto y en sus repercusiones en Buenos Aires. Ante un mismo hecho prevalecía en los dos distintos imaginarios sociales y concepciones utópicas sobre los regímenes políticos y sociales. En el discurso de Sur subyace la idea de que la garantía de acceso al progreso, el orden y la justicia están en peligro debido a la amenaza de agentes externos, en este caso, encarnados en el fascismo y los totalitarismos. Por el contrario, en Claridad coexiste, junto a la defensa del tipo de gobierno democrático, la utopía del cambio, la posibilidad de conquistar un modelo social donde lo injusto y lo imperfecto queden eliminados. En Sur participaron muchos españoles exiliados, como José Ortega y Gasset (quien además le dio su nombre), Rafael Alberti, María Teresa León, Francisco Ayala, Guillermo de la Torre, Angel Osorio y Gallardo, Luis Jiménez de Asúa, Alfonso Castelao, Alejandro Casona, Claudio Sánchez Albornoz y Margarita Xirgu, entre otros. Ortega y Gasset fue una de las figuras emblemáticas del exilio español, a pesar de que vivió en Argentina solamente tres años (1939-1942). Había visitado nuestro país en dos ocasiones (1916 y 1928), en las cuales había hecho lazos que le permitieron establecerse años después. Los aportes de este pensador son vastos, entre ellos su creación de la Institución Cultural Española (1912-1914), que sirvió de modelo para otros proyectos culturales. Ortega fundó este instituto con la intención de atraer hacia la producción literaria, científica y artística a los grupos más cultivados de Argentina. Uno de los objetivos del Instituto era el intercambio de profesores, mediante la creación de una cátedra española en la Universidad de Buenos Aires (Campomar, 1995). Francisco Ayala, vivió en Argentina desde 1939 hasta 1976, se estableció en Argentina una vez que la República fue derrotada. Este hecho provocó la fragmentación y la dispersión del campo intelectual español. La actividad cultural, que durante la contienda había tenido que adaptarse a los condicionamientos impuestos por la situación bélica, terminó siendo cercenada debido a que los artistas era encarcelados o perseguidos, y en algunos casos, asesinados. Por otro lado, se produjo el exilio de cientos de escritores, artistas e intelectuales. Macciuci (1997) indaga acerca de las marcas que dejaron las nuevas circunstancias de creación en los escritores de la "España peregrina" a través del análisis de las estrategias que Ayala despliega ante la fractura de su público lector y el desmembramiento literario producido por la diáspora de la inteligencia republicana. Naharro-Calderón (1991) editó una serie de investigaciones sobre españoles exiliados en América que abarca testimonios de escritores exiliados en Argentina, México y República Dominicana, y una sección que se centra en la figura de Luis Jiménez de Asúa y Juan Ramón Jiménez. Analiza los aportes de la industria cinematográfica hacia América (Luis Buñuel) y enfatiza su mirada en las diferencias entre las Españas desterradas y entre sus generaciones. Leiva (2000), a su vez, realizó una selección de las obras más importantes de los escritores que se exiliaron en 54 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 55 LA DIÁSPORA REPUBLICANA ARTISTAS E INTELECTUALES... Argentina. Fragmentos de la obra de Rafael Alberti, María Teresa León, Claudio Sánchez Albornoz, entre otros, dan cuenta de la melancolía del exilio a través de sus páginas. También incluye a aquellos intelectuales que huyeron del fascismo, como el italiano Gino Germani. Pujol (1989) muestra la reacción acerca del fin del conflicto bélico y el avecinamiento de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1939, a través de la obra de artistas e intelectuales, como Victoria Ocampo y Raquel Forner, quien pintó "La Victoria" (1939), que simboliza la muerte de la II República en la figura de una mujer descuartizada, y, en el fondo, mujeres y hombres enfrentan el pelotón de fusilamiento. Establece un paralelo entre lo expresado por Victoria Ocampo, directora de "Sur", con las obras de Raquel Forner, quien realiza una serie de cuadros, de la cual "La Victoria" es uno de ellos. El movimiento editorial publica obras que dan cuenta de la cuestión. Los corresponsales en los diarios La Nación y Crítica narran lo visto con sus propios ojos en las páginas de esas publicaciones. Y cómo los mismos recién llegados, escapados de España, también dan cuenta del conflicto a partir de sus propias vivencias. La explosión en la industria editorial en el Río de la Plata se evidencia durante la llegada de los exiliados, quienes la reavivaron con la creación de nuevas empresas. Durante la década del '40 hubo un crecimiento muy elevado de publicaciones, pasando de 123 a 170 ejemplares, entre 1940 y 1955. La contribución de Rafael Vehils, Álvaro de las Casas, Mariano Medina del Río, Arturo Cuadrado, Tomás Vilar, Andrés María de Irujo, entre otros, significó el comienzo de una serie de fundación de editoriales tales como Sudamericana, Emecé, Alsina, Vasca Ekin SRI, Poseidón, etc. Aunque Gonzalo Losada, fundador de la editorial que lleva su nombre, era simpatizante de la causa republicana, había llegado a Buenos Aires en 1928, antes del estallido del conflicto (De Sagastizabal, 1991). En cuanto a los artistas plásticos, López Anaya (2005:281-283) en su historia del arte argentino de los últimos cuatro siglos narra las consecuencias que produjo la G.C.E., como la llegada de artistas de la talla de Luis Seoane, Laxeiro, Alfonso Rodríguez Castelao, Rafael Alberti, Maruja Mallo, Manuel Ángeles Ortiz y Manuel Colmeiro. Cuenta brevemente la biografía de estos artistas, poniendo el énfasis en sus contribuciones durante su estadía en Argentina. vos del nacimiento de las asociaciones, era crear instituciones que se preocuparan y consiguieran solucionar los problemas que había en sus pueblos de origen: crear escuelas, hospitales, cementerios; enviar dinero a sus familiares; estar presentes en la lucha por el regionalismo, el nacionalismo, contra el antiforalismo2. Y, a su vez, la presencia de intelectuales, artistas, periodistas fue la razón para formar una élite que luchaba por la constitución de asociaciones étnicas (Rodino Lalín, 1991). Los gallegos en la Argentina sellan su presencia con la creación, al mismo tiempo que en La Habana y en Montevideo, de una asociación mutualista que simbolizaría la pujanza y envergadura de la emigración hacia América, cuyo máximo volumen sería alcanzado en las dos primeras décadas del siglo XX. Pero lo que distingue al asociacionismo gallego del de otras comunidades, es que, tanto en Buenos Aires como en La Habana, proliferaron más de medio millar de asociaciones, debido a que fue adoptado para su creación el ámbito espacial de actuación (parroquia, comarca, municipio). Este trabajo de investigación, llevado a cabo por Núñez Seixas (1999) indaga en las causas de este fenómeno que se dio en Buenos Aires entre los años 1890 y 1936. Hubo cuatro capas generacionales sucesivas de líderes político-intelectuales dentro de la colectividad que formaron parte de la creación de estos ámbitos. Los primeros fueron aquellos que abandonaron España luego del fracaso de la I República (1873) y de la implantación del sistema político de la Restauración Borbónica en la década de 1890. A través de su papel como líderes de la comunidad, y mediante la distribución de revistas y periódicos dentro de la misma, difundían las ideas políticas, sociales, culturales y económicas para regenerar a España. La segunda oleada de republicanos llega durante la última década del siglo XIX. Más moderados que los anteriores, éstos habían sido influidos por el pensamiento regeneracionista español vigente desde 18983. La tercera generación es una camada de líderes formados en el tejido societario gallego, alineados con el movimiento obrero argentino y el agrarismo progresista. Un cuarto grupo aparece durante los años 20, pero se consolida en los años 30. Ellos son los nacionalistas gallegos, quienes se hallan influenciados por el credo nacionalista posterior a 1916. Estas asociaciones mantienen un eje de objetivos similares entre sí: llevar a cabo una actividad de protección mutualista; apoyo a la educación de nivel primaria (construcción de escuelas), el fomento del progreso ROL DE LAS INSTITUCIONES La historia del asociacionismo gallego comienza a fines del siglo XIX, fecha en la cual data la fundación de las primeras instituciones de la comunidad. Cuenta la evolución de las mismas desde 1857, año de la fundación de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, hasta 1955, durante la conformación de las asociaciones regionales y su posterior aglutinamiento en otras mayores, como la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina. Entre 1880 y 1920, Buenos Aires se convirtió en la ciudad del mundo con mayor cantidad de población gallega. La migración no se veía como definitiva, por eso, uno de los moti- 2 El foralismo es una doctrina política basada en la reivindicación de competencias administrativas exaltando los antiguos fueros y leyes de los distintos territorios de España (Llamas, 2008: 37). 3 Manuel Castro López (1860-1926), uno de los líderes de la primera generación de líderes político-intelectuales de la comunidad gallega en Argentina, sostenía que el regionalismo, basado en un proyecto reformista y apolítico, era el medio de regeneración de Galicia y de España. Su estancia en América se remitía a la búsqueda de un nuevo ideal interclasista y de progreso que tuviese una funcionalidad inmediata en el seno de las colectividades de migrantes. Esto lo llevó cada vez más a profesar un acercamiento a los postulados del regionalismo gallego (Núñez Seixas, 1999:219). 55 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 56 CUADERNOS 22 agrícola y ganadero (compra de fertilizantes y apoyo a la introducción de nuevas técnicas) y la construcción de obras públicas y benéficas (como hospitales y alumbrado público) en sus lugares de origen; apoyo a las iniciativas de tipo político en el nivel local, y más tarde, territorial gallego, para que se regenerara la vida política. El Partido Comunista Argentino y la Federación (argentina) de Organismos de Ayuda a la República Española (F.O.A.R.E.) coordinaron el envío de voluntarios provenientes de movimientos sindicales, partidos políticos, centros regionales españoles y argentinos para combatir en la G.C.E. Mediante entrevistas en profundidad a quienes participaron en los enfrentamientos, combatiendo o, en el caso de algunas mujeres, como enfermeras, el grupo "Historia desde abajo" (2006), conformado por cuatro profesores de Historia la Universidad Nacional de Mar del Plata, realizaron un profundo trabajo de investigación acerca de la historia no escrita de los miles de voluntarios que fueron a luchar a España. A su vez, conformaron un archivo fotográfico y sonoro de la época. Uno de los objetivos que se propusieron fue rescatar estos testimonios que quedaron ausentes de las historias oficiales de una u otra tendencia. El trabajo recorre los sucesos históricos de la G.C.E., desde sus comienzos hasta el fin de la contienda, intercalando los testimonios no sólo de argentinos, sino también lituanos que residían en el país y que combatieron en el frente y de aquellas mujeres que además de combatir en el frente, participaron del Socorro Rojo Internacional. conseguir trabajo, establecerse, difundir sus ideas y obras y establecer lazos permanentes que nunca pudieron ser disueltos. AGRADECIMIENTOS Al Dr. Juan Carlos Radovich, que con su mirada y su paciencia inmutables logra llevar a tierra los proyectos que emprendo. BIBLIOGRAFÍA Campomar, M. 1997 (1995). Los viajes de Ortega a la Argentina y la Institución Cultural Española. En: Ortega y la Argentina págs. 119-149. Molinuelo, José Luis (coord.). Madrid, F.C.E. Cicogna, M. P. A. 2008. Refugiados en Argentina. La comunidad peruana en Buenos Aires. Tesis de Doctorado. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, MS. 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El exilio es un período en el que una persona experimenta, casi siempre dolorosamente, un apego casi carnal al territorio (país, nación, suelo, madre patria) y a sus grupos de pertenencia (familia, parientes, comunidad, nación). La nostalgia se alimenta de la ilusión de la cura, que es volver a vivir en el lugar de origen. La esencia del exilio es el pedido imposible de estar aquí (en el lugar de acogida) y allá (el terruño) al mismo tiempo y todo el tiempo. Se vive en dos diferentes planos: en la realidad y el deseo (Sayad, 1996). La mayoría de los exiliados de la G.C.E. volvieron a España, porque siempre quedó latente el deseo de la vuelta triunfal a su patria, como ocurrió con los artistas plásticos Luis Seoane y Laxeiro, entre otros, quienes al volver recibieron el reconocimiento a su trayectoria. A pesar de la actitud contradictoria del gobierno argentino, dictar normas que entorpezcan la entrada de los exiliados al país pero ir al "rescate" de aquellos que habían quedado varados en países europeos, las redes de solidaridad tejidas en la sociedad civil permitieron el ingreso de los republicanos. Las "llamadas" de los familiares y la recepción en las asociaciones regionales y en los círculos artísticos e intelectuales permitieron que estos exiliados pudieran 56 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 57 LA DIÁSPORA REPUBLICANA ARTISTAS E INTELECTUALES... Luna, F. 1999. La Guerra Civil Española y la Argentina. Todo es Historia 379: 31-32. Llamas, M. 2008. La extensión del foralismo en España. Artículos del Instituto Juan de Mariana: 33-37. Llera Esteban, Luis de. 1999. El último exilio español en las Américas: grandeza y miseria de una formidable ausencia. Madrid, MAPFRE. Macciuci, R. 2005 (2004). La Guerra Civil Española en la revista Sur. 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PALABRAS CLAVE: noroeste argentino - simbología religiosa - narrativa oral - cristianismo indígena ABSTRACT The purpose of this work is to analyze the resignification and resymbolization processes inferred from the symbolic-religious horizon spread by the Northwestern Argentinean's oral narrative compiled in the 20th century, establishing and analyzing relationships between christian symbolic expressions and the symbolic entities of the local cosmovision. KEY WORDS: Northwestern Argentina - religious symbology - oral narrative - indigenous Christianism INTRODUCCIÓN Y CONSIDERACIONES PRELIMINARES El presente trabajo, enmarcado en una investigación más amplia, se propone indagar en el análisis de la simbología religiosa a partir del rico y extenso material que nos ofrecen las distintas recopilaciones de cuentos y leyendas que se han elaborado en nuestro país durante el siglo XX. Por un lado, se identificarán y describirán los procesos de resignificación y resimbolización (Gruzinski 1991, Segato 1991) que pueden inferirse a partir del horizonte simbólicoreligioso que despliega la narrativa oral señalada. Y por el otro, se analizarán, a la luz de los distintos conceptos teóricos esgrimidos para el estudio de los procesos de mestizaje y transformación cultural, las relaciones simbólicas inferidas. Para obtener las referencias y datos que permitieron desarrollar analíticamente estos objetivos, se ha recurrido fundamentalmente al trabajo con fuentes: en este caso, recopilaciones de relatos orales realizadas en nuestro país desde principios del siglo pasado, todas ya editadas. Y para delimitar un corpus abarcable, ha sido necesario efectuar una selección1 siguiendo los siguientes criterios: confiabilidad de la fuente, inclusión de datos sobre el contexto espacio-temporal en que fueron recogidos los relatos y sobre la persona que los narró y reproducción de los términos y expresiones del narrador. De esta manera hemos elegido cinco trabajos: 1) las dos compilaciones de cuentos de la investigadora y folklorista Susana Chertrudi2, recopilados por distintos investigadores del Instituto Nacional de Antropología entre 1944 y 1964 - Augusto Raúl Cortazar, Santiago Alberto Bilbao, Jorge Aníbal Bracco y Miguel Hángel González- y otros tomados de la "Encuesta General del Magisterio de 1921"; 2) la obra de la doctora Berta E. Vidal de Battini3; que reúne en diez tomos versiones de cuentos y leyendas compiladas por la misma autora en dis- tintas provincias argentinas; 3) el trabajo de la investigadora Margarita Fleming de Cornejo4 (en este caso utilizamos los dos últimos tomos) que transcribe diferentes tipos de relatos recogidos por la autora en la provincia de Salta; 4) la obra de las doctoras Silvia García y Diana Rolandi5, que nos presenta distintos cuentos ligados a la vida cotidiana de tres mujeres de la localidad catamarqueña de Antofagasta de la Sierra; y 5) el libro de la doctora María Gabriela Morgante6, una compilación de relatos orales recogidos por ella misma a partir de una serie de entrevistas realizadas en el año 1982 en la localidad de Coranzulí (provincia de Jujuy). Recorriendo estas recopilaciones en el orden en que han sido elaboradas y editadas se puede apreciar una progresiva aproximación y apertura hacia el registro de la oralidad y de las variaciones contextuales. Estas características, a su vez, reflejan los cambios en el paradigma del Otros trabajos que se han consultado de manera complementaria han sido: Encuesta general del Magisterio (o Colección de Folklore) de 1921. INAPL; Carrizo, Juan Alfonso. 1933. Cancionero popular de Salta. Buenos Aires, A. Baiocco; 1935. Cancionero popular de Jujuy. Tucumán, M. Violetto; 1937. Cancionero popular de Tucumán. Buenos Aires, Espasa-calpe; Franco, Alberto. 1944. Leyendas del Tucumán. Buenos Aires, Huemul. También debemos señalar que no hemos incluido otras importantes compilaciones como la de Herminia Terrón de Bellomo (1995. Continuidad de la memoria. Relatos orales de Jujuy. S. S. de Jujuy, UNJu), entre otras. 2 Chertrudi, Susana 1960. Cuentos folklóricos de la Argentina: primera serie. Buenos Aires, Instituto de Filología y Folklore; 1964. Cuentos folklóricos de la Argentina: segunda serie. Buenos Aires, Instituto Nacional de Antropología. 3 Vidal de Battini, Berta. E. 1982-1995. Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, Secretaria de Estado de Cultura. [Tomos I a X] 4 Fleming de Cornejo, Margarita 1998. Relatos folklóricos salteños. Salta, Imprenta Paratz. [Tomos III-IV] 5 García, S. y D. Rolandi 2000. Cuentos de las tres abuelas. Narrativas de Antofagasta de la Sierra. Buenos Aires, UNESCO. 6 Morgante, María G. 2001. La Narrativa Puneña. Los relatos orales de Coranzulí (provincia de Jujuy). Buenos Aires, CIAFIC ediciones. 1 * Sección Etnohistoria, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA - CONICET. [email protected]. 59 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 60 CUADERNOS 22 Folklore: una preocupación cada vez mayor por las particularidades del contexto local donde esos relatos circulan y menor por el ajuste de la narrativa a parámetros y clasificaciones internacionales (Palleiro 2005). En este sentido, es notable que en dos de los últimos trabajos algunos relatos se vuelven más dinámicos y dialógicos a partir de contener intervenciones de la autora (cfr. Fleming de Cornejo 1998), y de narrarse en situaciones donde participaban los presentes en una especie de contrapunto (cfr. García y Rolandi 2000). Con respecto al manejo de las fuentes y al lugar desde donde han sido abordadas, considero que mi enfoque se ubica, en cuanto a lo metodológico, entre dos campos disciplinares: el Folklore, por trabajar con narrativas orales (en este caso, cuentos y leyendas), y la Antropología Histórica, por utilizar los relatos como fuentes para el análisis -no como el objeto del mismo-. En relación con la teoría, corresponde a una Antropología Simbólica de la Religión, en la medida en que se intenta aplicar un marco teórico específico (Víctor Turner, Clifford Geertz, Mircea Eliade, Rudolf Otto, entre otros) al análisis antropológico de los símbolos religiosos. En este sentido, los objetivos apuntan más a un análisis interpretativo de los contenidos simbólicos presentes en la dimensión textual del relato, más allá de las características contextuales de su producción y enunciación7. Por eso no se han seguido los lineamientos metodológicos que propone el enfoque pragmático de la narrativa desarrollado en las últimas décadas (cfr. Blache y Magariños de Morentín 1987). Para poder apreciar, tal como plantea dicho enfoque, la actitud del grupo frente a lo narrado y la relación entre el comportamiento folklórico en tanto mensaje y la realidad sociocultural donde circula, es necesario que el relato esté acompañado de descripciones kinésicas, paralinguísticas e interaccionales que no suelen encontrarse en las recopilaciones existentes (Chertrudi 1975), salvo algunas excepciones donde opiniones e interpretaciones del narrador se cuelan sugerentemente dentro del relato. Por otra parte, teniendo en cuenta la interesante diferenciación entre texto folklórico inseparable de la oralidad y su contexto- y texto testimonialmente folklórico -autonomizado y reproducido en una circulación secundaria- (Longo 2001), circunscribirnos a este último tipo de textos nos ha planteado el problema de la descontextualización, al menos en dos niveles. Una subyace en las propias fuentes, en la instancia de recopilación y compilación de relatos orales que ya supone sacarlos de contexto para cristalizarlos en un texto testimonialmente folklórico; y la otra, deriva de la posterior instancia analítica, de la conformación de un corpus con fuentes producidas en diferentes épocas y para distintos contextos espaciales. Contemplando esto, el análisis tratará de abstraerse de estas variaciones espacio-temporales en cuanto a la procedencia de los relatos para profundizar en la dimensión narrativa, partiendo de la hipótesis de que el NOA como región8 envuelve creencias, símbolos y prácticas rituales compartidas en razón de una historia sociocultural común, ligada a su integración dentro del contexto mayor del área andina americana. Asimismo, en relación con este horizonte cosmovisional, se estará trabajando por encima de las variaciones provinciales y locales, centrados sobre todo en las poblaciones rurales e indígenas, ya que es entre ellos donde más circulan los relatos orales, aun siendo narrados también por criollos y habitantes de zonas urbanas. Hechas estas precisiones, antes de pasar al análisis, es necesario que introduzca dos definiciones clave: el concepto de símbolo que se ha utilizado y la distinción metodológica entre cristianismo y cosmovisión local que subyace y recorre a nuestros objetivos. Definiremos al símbolo en tanto elemento que permite la representación, condensación y unificación de múltiples y hasta dispares significados manifiestos y ocultos- bajo un mismo significante material (sea éste un objeto, una imagen, una práctica, un hecho, un ser o una expresión) (cfr. Ricoeur 1976; Turner 1980; Geertz 1987; Urbano 1993; Gruzinski 1991; Eliade 1983). A su vez, las entidades simbólicas que consideraremos se relacionan entre sí dentro de un sistema religioso (Geertz op cit.) sumamente complejo y dinámico; y cuando trabajamos con relatos, debemos tener en cuenta además que tanto en el interior de éstos como en la intertextualidad los símbolos se (sobre) cargan con significados ligados al contexto espacial y temporal de la narración y a los personajes que intervienen. Por tanto, es solo en esta intertextualidad, en el conjunto de relatos, que un cuento o leyenda particular puede ser comprendido e interpretado con mayor profundidad. El análisis de los símbolos religiosos, de esta forma, debe considerar las relaciones entre ellos no solo dentro del sistema al cual pertenecen sino también en el contexto de los relatos en donde aparecen. Respecto a la distinción entre cristianismo y cosmovisión local, si bien hablamos de dos matrices simbólicas que ya están fusionadas en la cosmovisión de los actuales habitantes del NOA, pueden ser asociadas cada una a un corpus de símbolos particular. Entiendo por cristianismo un horizonte simbólico-religioso ligado a la figura, a la persona y a la historia de Jesucristo9; y cuando hablo de cosmovisión local estoy refiriéndome a aquellos seres, lugares, elementos y prácticas que arraigan en las formas de religiosidad previas a la evangelización (aunque también defino como 8 Entendemos por noroeste argentino a la región que comprende a las provincias de Jujuy, Tucumán, Catamarca, centro y oeste de Salta y parte de Santiago del Estero. La misma coincide prácticamente con el espacio que abarcaba la intendencia de Salta del Tucumán creada en 1783 (ciudad de Salta y subdelegaciones de San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero, San Fernando del Valle de Catamarca, San Salvador de Jujuy, San Ramón de la Nueva Orán y de la Puna), como así también con la jurisdicción del Obispado de Salta establecido en 1806. 9 Si bien es esta una definición operativa muy general, creemos que presenta los elementos nodales del concepto. 7 Por supuesto que no desconocemos la historicidad de la instancia de producción y recopilación del relato, ni la variabilidad de las condiciones particulares bajo las cuales éstos se obtuvieron: relaciones de poder, intereses políticos, violencia simbólica, etc.; pero problematizarlas y reflexionar sobre ellas excede al objetivo específico de este trabajo. 60 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 61 CRISTIANISMO INDÍGENA EN EL NOA: RESIGNIFICACIONES... locales a aquellas entidades simbólicas que aparecen en los relatos y que no son identificables como cristianas)10. RELACIONES las poblaciones indígenas americanas12. En esta primera sección, entonces, nos abocaremos a inferir relaciones simbólicas que subyacen en los niveles más hondos de la dimensión narrativa, dado que estos procesos están ya sedimentados en el trasfondo más profundo de las entidades simbólicas analizadas Y aunque no sea posible a partir de los relatos dar cuenta del proceso histórico que dio lugar al símbolo actual, el análisis nos hará pasar del plano narrativo al plano diacrónico de la dinámica histórica donde las resignificaciones y resimbolizaciones se inscriben. Para ordenar el análisis y la exposición, éstas últimas han sido agrupadas en los siguientes ejes o unidades temáticas: resignificación de seres y personajes sagrados; resignificaciones etiológicas; resimbolización de significados locales; resignificación de prácticas; resignificación de elementos; resignificación de lugares simbólicos y sagrados; resignificaciones y resimbolizaciones en la relación humanos-deidades. ENTRE EXPRESIONES SIMBÓLICAS CRISTIANAS Y ENTIDADES SIMBÓLICAS DE LA COSMOVISIÓN LOCAL Como acabamos de ver, esta primera parte se organiza y desarrolla sobre un corte analítico que divide operativamente en local y cristiano al contenido simbólico de un único universo religioso pasible de ser caracterizado en términos de cristianismo indígena. Es por eso que se habla de expresiones simbólicas y no de símbolos cristianos: porque se vuelve inapropiado, dadas las múltiples resignificaciones que atravesaron, seguir tratando como símbolos cristianos a las entidades simbólicas ya resignificadas que aparecen de manera cristalizada en los relatos. Solo la forma de expresión es cristiana, y solo en base a ella es posible identificar esos símbolos como cristianos; pero en su contenido, en sus significados, ya son algo distinto: son símbolos locales que se presentan con una imagen o "cara" cristiana. Son básicamente dos los procesos que intervienen en el intercambio entre matrices simbólicas distintas, en relación con la adopción de símbolos ajenos: la re-significación, que implica revestir al símbolo con nuevos contenidos; y la resimbolización, que conlleva un cambio en la representación de ciertos significados bajo nuevos significantes o formas simbólicas de expresión (Gruzinski 1991, Segato op cit.). Dichos procesos, que pueden responder a estrategias de adaptación y resistencia, son de alguna manera el corolario simbólico de los entrecruzamientos que fueron produciéndose entre religiosidad cristiana y religiosidad local a partir del accionar evangelizador11; es decir que hunden sus raíces en un contexto particular y en procesos históricos concretos: la colonización, especialmente cultural y religiosa, de RESIGNIFICACIÓN DE SERES Y PERSONAJES SAGRADOS Una de las situaciones que pueden percibirse en los relatos considerados son las identificaciones y asociaciones entre personajes cristianos y locales. Por ejemplo, la imagen de la Virgen que se desprende de la narrativa presenta, además de cualidades maternales, características que la acercan más a la actitud castigadora y vengativa de la Pachamama13. Particularmente, en algunas narraciones referidas a momentos históricos de lugares concretos -Yavi y San Salvador de Jujuy (cfr. Vidal de Battini 1982-1995 (VIII): 110, 123, 124)- su imagen como aparición interviene en forma similar a ciertos seres locales -como Coquena y Yastay14- en tanto infunde temor en quienes la ven poniéndole fin a una situación amenazante para los habitantes locales15. También en ciertos puntos de los relatos se filtran elementos que acercan a la Pachamama al Dios cristiano. Uno de ellos tiene que ver con los castigos de aquella que, además de estar fundados en transgresiones ecológicas sancionadas por regulaciones locales, en muchos casos responden a otro tipo de normativas más ligadas a la moral cristiana: por ejemplo, cuando castiga conductas envidiosas al igual que lo hace Dios (cfr. Vidal de Battini op cit. (VI): 147, 465, 469, 507, 512; García y Rolandi 2000: 110). También es curioso que en un relato de Jujuy se plantee un accidente como castigo suyo hacia quienes trabajaban el día domingo, consagrado por Dios como día de descanso16. Si bien no han sido objeto de análisis en este trabajo, se han podido apreciar las estrechas relaciones entre la narrativa folklórica europea (ibérica especialmente) y los relatos orales del NOA (Cfr. Urbano 1993). Ver: Caro Baroja, Julio. 1941. Algunos mitos españoles. Ensayos de mitología popular. Madrid, Editora Nacional; Carreras y Candi, F. 1931. Folklore y costumbres de España I-III. Barcelona, Casa Editorial Alberto Martín; Morote Best, Efraín. 1951. Guía para la recolección de material folklórico. Revista Universitaria, año XL, 101. Cuzco, Universidad Nacional de Cuzco. 11 Para una contextualización del particular proceso evangelizador que se llevó a cabo en la región del NOA se pueden ver los trabajos de: Cayetano, Bruno. 1966-1981. Historia de la Iglesia en la Argentina [Vols. I-XII]. Buenos Aires, Don Bosco; Di Stefano, Roberto y Loris Zanatta. 2000. Historia de la Iglesia Argentina: desde la conquista hasta fines del siglo XX. Buenos Aires, Mondadori; Estruch, Dolores. 2008. La acción de la Compañía de Jesús en la jurisdicción de San Salvador de Jujuy (1593-1767). Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas. Buenos Aires, UBA, FFyL, MS; Gramajo, Amalia. 1991. Las devociones marianas en el antiguo Tucumán. Revista de la Facultad de Teología de la PUCA, 57: 33-48. Buenos Aires, PUCA. 12 Aunque los aspectos sociopolíticos y socioeconómicos del proceso colonizador no serán desarrollados aquí, entendemos que la situación general de las provincias del noroeste argentino al momento en que comenzaron a recogerse los primeros relatos analizados, representaba el resultado de un particular devenir histórico de dominación, expropiación y explotación iniciado con la llegada de los primeros conquistadores y agravado con las posteriores políticas del Estado Nacional. 10 Para un análisis más profundo sobre las vinculaciones entre la Virgen y la Pachamama, se puede ver: Gisbert, Teresa. 1980. Iconografía y mitos indígenas en el arte. La Paz, Editorial Gisbert y Cía. S.A. 14 Personajes variables y ambiguos definidos principalmente como dueños y protectores de la fauna silvestre y del ámbito de los cerros, minas, minerales y tapados (tesoros ocultos). 15 No obstante esta comparación, este tipo de apariciones milagrosas de vírgenes y santos es bastante frecuente en la narrativa hispana ligada, sobre todo, a enfrentamientos entre cristianos e infieles -tanto moros como indígenas americanos-. 16 Éx. 20: 8-11. 13 61 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 62 CUADERNOS 22 Ahondando un poco más en la figura del Diablo (con sus distintas denominaciones: Zupay, Tío, Malo, Mandinga, Familiar, entre otras), para ilustrar su vinculación con los elementos que conforman tanto el paisaje físico y animal como el contexto socioeconómico local, cabe hacer referencia a una leyenda de la provincia de Jujuy titulada "Las vacas de las salinas de niño muerto" (Vidal de Battini op cit. (VII): 143). En ella se describe cómo un hombre que descansaba en el "Ojo del Huáncar" (un cerro), donde vive el "Tío", es llevado con fuerza hacia adentro del Ojo, a una ciudad "muy hermosa", por una vaca a la que había intentado "pillar" luego de observarla con dificultades para comer y pararse. Teniendo en cuenta los significados que evoca esta historia, se puede pensar en una vinculación entre el tema de la tentación, íntimamente asociado a la presencia y a la imagen del Diablo, y los comportamientos de estos espacios sagrados locales. De esta forma, al haber "caído" este hombre en la tentación de atrapar una vaca que no le pertenecía, resultó quedando atrapado en el Huáncar, en la residencia del Tío; situación estrechamente ligada a los castigos que los cerros y lagunas aplican sobre quienes molestan a los seres que albergan (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 75, 76, 140, 144, 145; (VIII): 425; Morgante op cit.: 239). Si atendemos a su vínculo con Dios, es observable que en ciertos casos puede resultar un tanto ambiguo: algunas veces se presenta al Diablo como una especie de aliado de Dios y otras como su principal rival. En el primero de los casos, cuando su accionar parece estar obedeciendo y reforzando el orden moral divino: por ejemplo, cuando en la leyenda jujeña "El tío y los tapados" (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 333) castiga por avara a una mujer a quien le había ofrecido llevarla a ver unos tapados (tesoros ocultos). Asimismo, como muestran las descripciones sobre el Uturrunco, muchas veces el castigo divino al que obedece la permanencia de las almas en el plano terrenal -sanción que descansa a su vez en cuestiones normativas y morales, puede conjugarse con la intervención del Diablo y dar lugar al nacimiento de seres temibles y devoradores, en la medida en que la condenación de un alma implica el abandono de estas por parte de Dios y la posibilidad de ser atraídas por el Diablo (cfr. Vidal de Battini op cit., (VIII): 465, 481, 485). Siguiendo con el ejemplo del Uturrunco, podemos considerarlo también, junto a otros casos como el del duende, en términos de resignificaciones de personajes orientadas particularmente hacia el orden de lo diabólico. Así, la capacidad que posee el Uturrunco para transformarse en tigre suele ser reinterpretada de acuerdo a la noción de "pacto" con el Demonio (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 465, 481, 485. Ver apartado "El otorongo" en Bouysse-Cassagne 2005). Respecto al duende, en el noroeste argentino (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 363, 369, 372, 375, 377, 384, 392; Fleming de Cornejo op cit. (III): 59, 150, 155; García y Rolandi op cit: 149; Morgante op cit: 116) ha recibido una apariencia más sombría y demoníaca que aquella que caracteriza al duende hispano18, más travieso y enamoradizo (Santillán Güemes 2004). Dicha significación, a su vez, “Tiene que ser Dios, quien va a castigar ¿no? O quien será no se, no estamos al tanto, no estamos al tanto. Será porque seguramente el domingo, será el domingo no se puede trabajar, no se puede vender ni hacer ningún negocio. Claro. A lo mejor, a lo mejor puede ser eso claro. Puede ser por el cerro. El cerro, la Pachamama, digamos. Se ha, se habrá ido enojar, lo que es domingo” (Morgante 2001: 236). Otro aspecto está ligado a su faceta más totalizante, que la define como un ser primordial, omnipresente y omnisciente, y que la ubica en un nivel similar al de Dios (cfr. Vidal de Battini op. cit. (VI): 507; (VIII): 765, 772, 777, 779, 781; Fleming de Cornejo 1998 (III): 35; García y Rolandi op cit.: 105; Morgante op cit.: 121, 122), como si ambas deidades concentraran las mismas fuerzas o, incluso, como si fueran dos manifestaciones distintas de la misma potencia divina. Con respecto a la resignificación de la figura de Dios por vinculación con elementos del contexto local, es sugerente lo que narra una leyenda tucumana (Vidal de Battini op cit. (VII): 147), en donde se describe que Dios envía al "indio Inga" para que custodie la "laguna del tesoro" y los tesoros que en ella sepultaron los indios para protegerlos de los españoles. Es notable el sentido que envuelve a la participación de Dios, en tanto su accionar parece responder directamente a motivaciones locales. Es un Dios que interviene y colabora en la custodia y preservación de los tesoros y espacios sagrados locales, y que defiende los intereses de los "indios". El Yastay, por su parte, es un personaje local que resulta resignificado por su identificación con el Diablo (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 730, 731, 734, 735, 736 [en este relato se dice que puede aparecer montado en caballo blanco, algo característico del Diablo -cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 269-]); pero aunque esto le confiera un carácter más nefasto y siniestro, es posible que desde la propia cosmovisión local el Yastay haya sido concebido siempre como un ser temible y peligroso, asociado a los dominios subterráneos en tanto dueño de los cerros, minas, tapados y minerales. Asimismo, puede ser entendido en términos de resignificación el hecho de que el Diablo y algunos santos reciban en algunas situaciones un rol similar al de otros Dueños y Madres del paisaje17 similares al Yastay. Los santos pueden tener a cargo la protección de determinados animales y esferas de la vida, en cuya reproducción y supervivencia intervienen. El Diablo, por su parte, es muchas veces concebido como el dueño de los minerales subterráneos a la manera de otros espíritus protectores locales; por tanto, se considera que su hábitat y sus dominios son los cerros y las minas (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 19, 75, 84, 143; (VIII): 38, 107, 130, 141, 269, 280, 338, 339; (IX): 337; Fleming de Cornejo op. cit. (IV): 4, 150). Estos dueños o madres son seres protectores y defensores de los animales y otros elementos del paisaje (agua, montes, campos, bosques, cerros) que intervienen frente a la depredación humana (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 887, 895, 897). 17 62 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 63 CRISTIANISMO INDÍGENA EN EL NOA: RESIGNIFICACIONES... puede estar ligada al rol particular que asumió este personaje dentro del contexto local, como coadyuvante en el establecimiento y reforzamiento de la moral y las prácticas cristianas: el surgimiento de los duendes es consecuencia del incumplimiento de una obligación cristiana como es el bautismo. Otro tipo de vinculación es la que se establece entre santos cristianos y ciertos personajes locales cuando interactúan en los relatos. En distintas oportunidades se describe cómo San Francisco Solano y San Isidro logran amansar a dos seres bestiales y agresivos como el Uturrunco (hombre-tigre) y el toro astas de oro19, lo cual nos deja una idea de superioridad del poder milagroso de los santos. Particularmente, en uno de los casos el apaciguamiento se logra a través de la señal de bautismo, situación que, si bien aislada, puede leerse como una demostración de la eficacia de la simbología cristiana por su capacidad para imponerse sobre la fuerza y agresividad de estas figuras locales (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 98, 100; (IX): 339). Atendiendo finalmente a las descripciones que ofrecen los relatos sobre la imagen de las potencias sagradas, vemos que ilustran aquello que plantea Serge Gruzinski (1995) respecto de que la adopción de las imágenes cristianas de los santos implicó, para la población indígena americana en general, no sólo una antropomorfización y humanización de la divinidad sino también una personalización de las relaciones con esta misma. Cuando Dios se hace presente en la narrativa es caracterizado con el aspecto de una persona débil y humilde -generalmente un viejito-, que se comporta como un ser humano corriente (cfr. Chertrudi 1960: 119, 138, 155; Vidal de Battini op cit. (V): 177, 186, 343, 587; (VI): 221; (VII): 209, 215, 223, 234, 237, 241, 243, 245, 248, 250, 253; (IX): 331; García y Rolandi op cit: 150). De la misma manera, la Pachamama resulta personificada y antropomorfizada como mujer, posiblemente a partir de su asociación con la Virgen -dado que en general, y paradójicamente, suele ser definida como una potencia incorpórea y no individualizable- (cfr. Vidal de Battini op cit (VI): 507; (VIII): 741, 775, 782; García y Rolandi op cit: 110, 143). Incluso, en una leyenda jujeña, se afirma que la razón por la cual el cerro se enoja es porque "tiene alma" (Vidal de Battini op cit. (VII): 83), evocando una animación de ciertos elementos del paisaje. Sin embargo, más allá de esta antropomorfización, existe un rasgo común a muchos personajes que desborda lo humano y les confiere el carácter de seres sagrados: la metamorfosis. De esta manera, tanto el Diablo, como la Pachamama, Coquena, Yastay y los ángeles, manifiestan una morfología variable a la hora de intervenir físicamente en los acontecimientos narrados, pudiendo presentarse bajo diversas apariencias: no sólo humana desde ya, sino también animal e incluso indefinida (cfr. Vidal de Battini op cit. (V): 587; (VIII): 271, 335, 340, 395, 720, 722, 732; (IX): 393; Fleming de Cornejo op cit. (III): 102, 112; (IV): 83; Morgante op cit.: 208, 220). RESIGNIFICACIONES ETIOLÓGICAS En varias oportunidades se observa que el origen de las características actuales de diferentes animales y plantas, como así también las de personajes locales como el Ucumar (hombre-oso) y el Uturrunco, recibe connotaciones morales asociadas a la intervención de Dios y del Diablo, en la medida en que dichas características son explicadas o justificadas a partir de castigos divinos: en el caso del Ucumar, se dice que es el alma condenada de un hombre malo y mezquino (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 829). De la misma forma, existen elementos y hasta animales que resultan resignificados en función de su participación en la historia particular de personajes como la Virgen, Jesús y los santos. Así, puede verse que la presencia de ciertos santos en el NOA ha quedado simbolizada en determinados elementos aun vigentes: como el nombre de una ciudad (Río Hondo) o una vertiente de agua. También ciertos momentos de la vida de Jesús y su Madre permanecen simbolizados en una serie de elementos celestes como el Lucero, la Vía Láctea y las Tres Marías; e inclusive algunos animales -como el gallo, la golondrina, el chancho y la mula- reciben significados asociados a su intervención en el nacimiento de Jesús (cfr. Chertrudi 1964: 106; Vidal de Battini op cit., (V): 177; (VI): 331; (VII): 23, 515, 563, 811, 816; (VIII): 55, 56, 57, 95, 96; Morgante op cit.: 133). “El canto del gallo hace desaparecer los misterios malignos y anuncia las cosas buenas. El gallo tiene ese don porque él anunció con su canto el nacimiento de Cristo. El canto dice: Cristo nació” (Vidal de Battini op cit. (VII): 23). Por otra parte, la historia bíblica del diluvio fue cargándose con una serie de elementos locales que modificaron el significado del propio concepto de diluvio. En principio, porque a partir del establecimiento de una conexión entre historia local e historia cristiana (Segato 1991), la población anterior al diluvio pasó a ser designada con el término local "antiguos", utilizado también cuando se habla de aquellos cuyos huesos son hallados en los yacimientos arqueológicos y de quienes están enterrados en los cementerios prehispánicos ("antigales"). De esta manera la población antediluviana es caracterizada en términos más ligados al contexto local: pueden "pillar" y enfermar a la gente al igual que la Pachamama y otros seres de la cosmovisión indígena; quienes no pudieron ocultarse ni fueron enterrados quedaron convertidos en cardones, y fueron castigados por Dios por razones muy similares a aquellas que esgrimían los evangelizadores para justificar su accionar sobre la población local: a saber, eran "borrachos" y "rebeldes", no conocían a Dios, no estaban bautizados y vivían en la "oscuridad" (cfr. Vidal Para una descripción sobre el duende hispano, ver: Carreras y Candi, F. 1931. Folklore y costumbres de España I-III. Barcelona, Casa Editorial Alberto Martín; Caro Baroja 19411941. Algunos mitos españoles. Ensayos de mitología popular. Madrid, Editora Nacional. 19 El toro astas de oro o toro illa (illa es relámpago en quechua) es definido como el dueño y defensor de la hacienda, que castiga a quienes no saben cuidar sus animales ni ocuparse de sus estancias o la gente con intenciones de robarse algún animal. También es descripto como un ser malo, de otro mundo, que asusta y agrede a la gente (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 23; (VIII): 891, 893, 894; (IX): 339). 18 63 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 64 CUADERNOS 22 de Battini op cit. (VII): 76, 79; (VIII): 789, 791, 795, 796, 797, 798, 799; Fleming de Cornejo op cit. (III): 178; (IV): 29; Morgante op cit.: 124, 244, 245). “Eso fue en la providencia, claro, cuando había, cuando allá estaba la gente corrompida, ¿no? Ah, entonces, claro que Dios quiso eliminar toda esa gente. Todo, todo, todo esa gente. Porque ya no había cómo tratar a la gente. Era rebelde, rebelde, borracha, rebelde, de todo, en fin de todo” (Morgante op cit.: 124). La resignificación en términos cristianos de los antiguos habitantes del NOA se refleja, entonces, en el hecho de ser conceptualizados como pecadores en razón de sus "malas" costumbres, un calificativo que sólo cobra sentido desde una perspectiva moral cristiana. Asimismo, ser caracterizados como gente sin religión y no bautizada es una manifestación de la naturalización e interiorización de la religión cristiana; algo que también se advierte en el simbolismo de la oscuridad y la noche empleado para describir la ausencia de autoridad divina, del cristianismo como luz, sobre la vida de las poblaciones antiguas. sugieren la constitución de nuevos referentes simbólicos a partir de conceptos derivados del cristianismo: el hecho de que el término cristiano sea utilizado como sinónimo de humano20 y que la expresión "como bautizado" sirva para dar cuenta del amansamiento de una fiera21. RESIGNIFICACIÓN DE PRÁCTICAS En relación con el bautismo, hemos visto que su carácter obligatorio está ligado a una reinterpretación de las consecuencias del no cumplimiento con el mismo: la transformación en duende de las criaturas que mueren sin bautizar. De todas formas, si se considera el contexto histórico local resulta muy probable que esta creencia haya sido el resultado de un intento por afianzar los mandatos cristianos sobre la población indígena. Asimismo, es dable suponer una cierta adaptación del bautismo católico a relaciones, valores y necesidades locales: el parentesco "espiritual" o compadrazgo que instituye entre los individuos (cfr. Chertrudi 1960: 161; Morgante op cit.: 254), implica una serie de obligaciones recíprocas que suelen ser claves para el habitante local y que en general siempre tuvieron una fuerte presencia dentro de las comunidades andinas, especialmente a nivel económico22. En uno de los relatos citados (Morgante op cit.: 254), recogido en la puna jujeña, se describe una situación muy interesante respecto del compadrazgo: dos amigos que desean hacerse compadres realizan un bautismo con un muñeco de masa y sin la presencia de un cura, pero utilizando agua -bendita- y rezando "con todo respeto". Esto nos está mostrando al menos dos cosas: por un lado, el valor del compadrazgo, en tanto las personas pueden buscar establecer una relación de este tipo más allá de la existencia de un hijo a quien bautizar; por el otro, el respeto por y la eficacia simbólica de- las formas del catolicismo ya que, a pesar de la ausencia de un cura, se necesitó reproducir este rito de la manera más fiel posible, no pudiendo faltar ni la criatura, ni el agua, ni los rezos. Un lugar especial reciben las prácticas ligadas al tratamiento mortuorio, en la medida en que responden a una particular concepción acerca de la muerte que condensa significados tanto cristianos como de raigambre local. El "ritual del lavatorio", por ejemplo, es una práctica local que exhibe RESIMBOLIZACIÓN DE SIGNIFICADOS LOCALES Uno de los sentidos principales que rodean a las fiestas patronales es el de integración y pertenencia comunitaria (Morgante 2003), de un indudable valor para las poblaciones indígenas. El sentido de comunidad -ligado a otros valores como la reciprocidad y la cooperación- constituye uno de los principios más antiguos y perdurables dentro del horizonte andino en general, y por lo que se desprende de los relatos, la unión de los distintos grupos sociales que integran una comunidad es actualmente representada, en muchos lugares, bajo la imagen del Santo o Virgen consagrado como patrono y protector oficial del pueblo. Aunque las peregrinaciones, generalmente ligadas a estas festividades, pueden abarcar a más de una localidad y envolver múltiples y disímiles motivaciones personales, también constituyen un importante canal para la expresión y reafirmación de lo comunitario (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 112, 120, 124, 126, 128, 130, 133, 135, 137, 142, 148). Otro principio cuya presencia ha sido muy fuerte dentro del horizonte andino es el de la dualidad, que interviene en distintos órdenes de la vida y el cosmos. Respecto de su resimbolización encontramos la oposición cristiana Dios/Diablo, en cuyos términos se resignifica, por ejemplo, la división local entre animales domésticos y silvestres o dañinos. A través de esta categorización nativa, entonces, se expresa una distinción cósmica entre creación divina y creación diabólica, resignificándose así el origen de los animales: los domésticos fueron creados por Dios, y bendecidos con su mano derecha, y los silvestres por el Diablo, bendecidos por Dios con su mano izquierda (cfr. Morgante op cit.: 21-22). Esto también da cuenta de cómo una situación propia de la dimensión mítica, vinculada al origen y bendición de los animales, está de alguna manera explicando la percepción social actual de la fauna del lugar. Por otra parte, existen enunciados narrativos que nos 20 Cfr. Chertrudi 1960: 89; Vidal de Battini op cit. (IV): 686; (VI): 395, 400; (VII): 680; (VIII): 475, 889; (X): 620; Fleming de Cornejo op cit. (III): 140; García y Rolandi op cit.: 132. 21 Cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 98. 22 En su trabajo sobre la religión quechua, Manuel Marzal (1992) sostiene que el bautismo cristiano fue reinterpretado en su significado: en parte porque con él se busca, por ejemplo, evitar que si el niño muere se convierta en duende, pero también porque a través de él se obtiene no tanto un padre espiritual que asegure la educación cristiana del niño cuanto el apoyo social y económico de los compadres. Siguiendo a Mercedes Costa (1994), en algunos lugares el compadrazgo establece un parentesco casi real y está normado por la prohibición del incesto entre compadres y entre padrinos y ahijados- . El parentesco ritual, por su parte, ligado a ritos locales como la señalada por ejemplo, si bien no constituye ni un vínculo legal ni un parentesco espiritual, está ligado al compadrazgo de palabra: un vínculo familiar y afectivo que implica tabúes, impedimentos y creencias sobre los castigos por la violación de estas normas (Ibid.). 64 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 65 CRISTIANISMO INDÍGENA EN EL NOA: RESIGNIFICACIONES... muchos símbolos ligados al velorio cristiano. Básicamente consiste en repetir esta ceremonia a los nueve días del entierro de una persona, con un "cuerpo" simulado hecho con la ropa del difunto previamente lavada -según Cristina Bianchetti (1982), la práctica de lavar las pertenencias del difunto se orienta a que éste no las reconozca y se aleje definitivamente del espacio terrenal, una intención que parece emanar directamente de la manera en que se concibe a la muerte-. Cuando se procede a velar dicho "cuerpo" se lo hace a la manera cristiana con velas y rezos, pero con el agregado de una práctica bastante peculiar: se entierra junto al difunto, "para que viaje el alma", a su perro -en el caso que tuviese uno, y luego de sacrificarlo- con alforjas con caramelos, fósforos, cigarrillos, coca, azúcar, yerba, café y todo lo que el hombre tuvo en su vida (Fleming de Cornejo op cit. (III): 31). Por su parte, las prácticas asociadas al Día de Todos Santos y al Día de las Almas (1 y 2 de Noviembre)23 obedecen en principio a concepciones acerca de la muerte engendradas por la cosmovisión local y a un tratamiento particular de los difuntos que se remonta incluso a tiempos prehispánicos: las primeras, ligadas a la creencia en la posibilidad de una permanencia activa de los difuntos en el plano terrenal, y el segundo, vinculado a la veneración y especial atención que se les dedica a estos seres consagrados. Por otra parte, el hecho de que en el Día de las Almas los elementos ofrendados sean enterrados en el cementerio parece indicar que la verdadera morada de los muertos es la subterránea, más allá de la aceptación del Cielo cristiano en tanto tal. No obstante, podría deberse también a una vinculación de este rito de alimentar a los muertos con la práctica homónima de alimentar a la tierra, a la Pachamama (cfr. Vidal de Battini op cit. (VI): 391; (VII): 54; Fleming de Cornejo op cit. (III): 185). En este sentido, Eliade (1954) analiza las vinculaciones entre estos dos mundos, el de los muertos y el de la fertilidad de la tierra -que pueden llegar incluso a compartir las mismas divinidades y festividades-, señalando que los cultos funerarios pueden influenciar a los cultos agrícolas apropiándose de ritos a los que convierte en ofrendas para las almas de los antepasados. de las potencias cristianas materializadas en este elemento sagrado, que actúan de esta forma sobre las fuerzas locales que esta ceremonia invoca (cfr. Fleming de Cornejo op cit. (III): 185). En el camino inverso, encontramos elementos devenidos símbolos al intervenir en el campo religioso cristiano. Es el caso de las piedras, por ejemplo, que al tiempo que manifiestan un alto valor simbólico en relación con rituales y potencias sagradas locales -especialmente con la Pachamama (apachetas)- pueden transformarse en símbolos de ciertos santos y almas milagrosas (por haberse vinculado a la historia y acciones de estos seres), adquiriendo ellas mismas -en este mismo proceso- el carácter de piedras sagradas y milagrosas (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 54; (VIII): 49, 50, 64, 74, 75, 779). Por su parte, algunas entidades simbólicas que actúan como índices manifiestan su resignificación en relación con aquello que indican (como sucede con el viento) o con la etiología de su carácter indicador (el canto del gallo, por ejemplo). El viento, asociado a la ira de ciertas potencias locales como los cerros, es objeto de connotaciones ligadas al comportamiento de personajes cristianos: la presencia de vientos fuertes puede ser entendida como señal de la liberación y posible aparición de seres temibles como el Diablo y las "almamulas", y como indicador de la voluntad e intenciones de ciertas deidades que, al igual que los cerros, se valen de estos fenómenos para comunicar sus emociones y opiniones respecto del comportamiento humano hacia ellos (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 79, 85, 835; (VIII): 151,154, 843, 844). El canto del gallo, entendido como símbolo del advenimiento de las "cosas buenas" y del alejamiento de lo peligroso y maligno, se carga con un especial significado cuando el origen de su virtud es atribuido a la intervención del mismo en el contexto histórico-mítico cristiano: anuncia lo bueno por haber anunciado el nacimiento más significativo para el cristianismo (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 17, 23; (VIII): 267; (IX): 398). Finalmente, encontramos un elemento sonoro, las campanas, que resulta resignificado en relación con su intervención en determinados contextos espacio-temporales que pueden resultar atemorizantes. Su sonido, entonces símbolo del llamado de Dios y entendido como una invitación a su casa-, adquiere un sentido más tenebroso cuando aparece durante la noche de San Juan o en la medianoche del sábado de carnaval, cuando proviene de ciertos antigales, de iglesias que ya no están, o cuando se las oye en lugares encantados y misteriosos como ciertos cerros en el caso del cerro Limitayoc, a las 12 del día- (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 139, 329, 811; (VIII): 791, 795; (IX): 257). “Yo hi oído veinticuatro campanas el sábado de carnaval, a medianoche. Es un sonido qui hace temblar, qui hace estremecer. Muy poca gente puede oír; no resisten oír esas campanas. Eso es misterio. Aquí en Tilcara, han oído las campanas del Pucará varias personas, entre ellas, don Lucas, la noche de San Juan. Yo me puse a temblar cuando oí esas campanas” (Vidal de Battini op cit. (VII): 329). RESIGNIFICACIÓN DE ELEMENTOS Dentro de este campo puede apreciarse que algunos elementos propios del cristianismo han sido resignificados a partir de extender su eficacia simbólica sobre seres y fuerzas locales. Es este por ejemplo el caso de la cruz, cuyo poder como amuleto se extiende para conjurar todo aquello que resulte dañino y peligroso, alcanzando no sólo a lo diabólico sino también a personajes locales como el Ucumar a quien se detiene haciendo tres cruces en el suelo- (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 829). También el agua bendita, además de producir milagros y curaciones, es empleada por su capacidad para ahuyentar al demonio. Su utilización en la práctica de la corpachada (ofrenda a la Pachamama) representa la participación, en un rito local, 23 Como la preparación de ofrendas y comidas para recibir a las almas que bajan del cielo (Cfr. Vidal de Battini 1980-1995 (VI): 391; (VII): 54, 616, 617, 618; (X): 159, 576; Fleming de Cornejo 1998 (III): 185). 65 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 66 CUADERNOS 22 blecidos a través de las oraciones, de las ofrendas y de la interacción directa. Reciprocidad, porque son los términos en que puede ser entendida la actitud de la mayoría de los personajes sagrados hacia los humanos: por eso los protagonistas de los relatos -incluso los propios narradores- suelen concebir y racionalizar las desgracias en tanto señales o símbolos de la desaprobación de Dios, de la misma manera que lo hacen en relación con las deidades locales como la Pachamama (Fleming de Cornejo op cit. (III): 178, 192; (IV): 4; García y Rolandi op cit.: 54, 100; Morgante 2001: 235). Por otra parte, la actitud demandante de las divinidades se trasluce en el sentido imperativo que reviste la mayoría de las prácticas propiciatorias locales, como ofrendas y promesas (cfr.: Vidal de Battini op cit. (VI): 391; (VII): 17, 142; (VIII): 135, 141, 150, 154, 224, 225, 227, 234, 240, 242, 247, 248, 250; Fleming de Cornejo op cit. (III): 185; (IV): 83. Morgante op cit.: 222, 225, 227, 239; García y Rolandi op cit.: 95). Otra forma de reciprocidad es la que rodea a los contratos con el Diablo y con el Yastay, ligados fundamentalmente al enriquecimiento de las personas y a los contextos de explotación minera, ingenios y estancias: a cambio de beneficios económicos exigen almas o vidas humanas para alimentarse (cfr. Vidal de Battini op cit. (VIII): 283, 338, 339, 730, 803, 805, 807, 809, 810; García y Rolandi op cit.: 73; Morgante op cit.: 205, 220, 222, 225, 227, 233)26. Ambigüedad, porque es un rasgo que manifiestan la mayoría de los personajes sagrados que intervienen en los relatos: la condensación de características ambivalentes y una actitud dispar frente a las personas. Un ejemplo de ello es la figura del Diablo, que a pesar de su gran poder puede también ser engañado y aventajado (cfr. Chertrudi 1964: 167, 168; Vidal de Battini op cit. (IV): 231; (VI): 327, 377; (IX): 403, 406, 434, 437). Disciplinamiento, porque la reacción de las deidades frente al comportamiento humano se manifiesta básicamente en términos de castigos y recompensas. Por un lado, la respuesta de Dios frente al accionar de las personas está determinada por valores y principios morales (cfr. Chertrudi 1960: 80, 119, 161; Vidal de Battini op cit. (V): 338, 343; (VI): 83, 147, 331, 465, 469, 512, 573; (VII): 79, 217, 219, 221, 223, 231, 237, 241, 243, 248, 250, 253, 256, 257, 264, 563, 585, 593, 604, 615, 618, 621, 623, 680, 684, 744, 769, 771, 783; (VIII): 53, 791, 798, 799; (IX): 335, 342, 525; (X): 155, 156, 159; Fleming de Cornejo op cit. (III): 85; García y Rolandi op cit.: 110, 119, 150; Morgante op cit: 124, 130). Los seres y fuerzas sagradas locales, por su parte, delinean con sus premios y sanciones un orden normativo que obedece a una particular moralidad ecológica (cfr. ejemplos de la Pachamama y de Coquena: Vidal de Battini op cit. (VI): 507, 512; (VII): 57, 144, 322; (VIII): 700, 706, 712, 719, 738, 741, 766, 767, 771, 772, 775, 777, 779, 781, 782; Fleming de Cornejo op cit. (III): 126, 178, 192; García y Rolandi op cit.: 35, 54, 55, 110, 143, 144; Morgante op cit.: 235). RESIGNIFICACIÓN DE LUGARES SIMBÓLICOS Y SAGRADOS En algunos casos, esta resignificación deriva de una especial vinculación entre un ámbito de raigambre cristiana como la salamanca24 y el espacio físico de los cerros -en particular los denominados huancares-, a través de la figura del Diablo. Santillán Güemes (2004) nos indica que históricamente se asoció el término salamanca a la ciudad española homónima en cuyas cercanías existían cuevas donde determinados doctores enseñaban magia bajo la advocación o con la presencia in situ del Demonio. En América Latina, y concretamente en el área andina, este término fue siendo enriquecido por las comunidades indígenas con nuevos significados: además de recibir esta denominación la casa del Diablo, lugar para establecer pactos con él, decir "salamanca" también es designar un espacio cargado de potencias ocultas y mágicas y un lugar donde se adquieren conocimientos (Santillán Güemes op cit.: 43). Respecto de las potencias ocultas, es interesante considerar la vinculación entre estos espacios diabólicos y los cerros o huancares, lugares sacralizados desde la cosmovisión local que se caracterizan también por sus significados y poderes misteriosos. La vinculación de estos sitios con el Diablo, en tanto son resignificados como morada y dominio de este personaje cristiano, les confiere un carácter aun más agresivo y temible, debido a la conjugación de fuerzas telúricas locales con fuerzas malignas engendradas en la cosmovisión cristiana. Asimismo, es posible apreciar en los relatos la ambivalencia que rodea tanto a las salamancas como a los cerros en cuanto a las disímiles sensaciones que puede generar en las personas, por ser al mismo tiempo atrayentes y aterradores (cfr. Vidal de Battini op cit. (VII): 78, 83, 84, 85; (VIII): 265, 271, 278, 279, 280, 282, 284, 286, 288, 289, 290; Morgante op cit.: 233, 239)25. Este contraste armónico entre atracción y retracción es lo que Otto (1925) entiende como doble carácter de lo numinoso, en la medida en que al mismo tiempo que detiene y distancia, fascina y atrae. RESIGNIFICACIONES Y RESIMBOLIZACIONES EN LA RELACIÓN HUMANOS-DEIDADES Las características generales que manifiestan las relaciones entre los seres sagrados y los humanos pueden ser agrupadas en cuatro puntos principales: proximidad, reciprocidad, ambigüedad y disciplinamiento. Proximidad, porque las relaciones expresadas en la narrativa suelen ser estrechas: el contacto y la comunicación son continuamente esta- Aunque, en principio, no formen parte de la simbología cristiana, las salamancas suelen aparecer estrechamente ligadas a la figura del Diablo; y, al igual que el personaje del duende, pertenecen a ese gran universo de elementos populares/paganos europeos que ingresaron al imaginario local con la colonización. 25 En el caso de las salamancas, mientras resultan atrayentes por su música, sus ruidos de baile y fiesta y por la posibilidad de aprender lo que uno desea y recibir importantes beneficios -económicos, amorosos, entre otros-, genera temor y rechazo en las personas debido a las difíciles pruebas que deben superarse, a la presencia del Diablo, de brujas, espíritus del mal y almas condenadas, y a la posibilidad de salir dañado, tanto física como mentalmente. 24 26 La figura del Familiar -denominación utilizada para referirse al Diablo en estas situaciones- en las plantaciones, minas e ingenios del NOA, ha sido analizada por varios autores: entre otros, Jijena Sánchez 1952, Chertrudi 1975, Colombres 1992, Trinchero 2000, Santillán Güemes 2004. 66 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 67 CRISTIANISMO INDÍGENA EN EL NOA: RESIGNIFICACIONES... CONCEPTUALIZACIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE EXPRESIO- idea de fagocitación (cfr. Kusch 1986; Santillán Güemes 2004) en tanto apropiación de lo cristiano por lo indígena. Por otro lado, el concepto de asimilación -que alude justamente a la aprehensión de nuevos elementos simbólicos y a la interiorización de una nueva lógica cultural (Gruzinski 1991)- permite describir el proceso por el cual se integraron dos maneras diferentes de concebir lo divino. La conformación de una nueva conceptualización, mestiza y sintética (cfr. Marzal 1992; Bouysse-Cassagne 2005), de las deidades, personajes y fuerzas sagradas, y del vínculo entre éstas y los humanos. Dentro del campo de los ritos y elementos simbólicos es posible encontrar situaciones donde éstos se combinan de manera tal que parece coexistir lo cristiano con lo indígena: por ejemplo, la presencia de agua bendita en contextos rituales locales y de un rito local como la "corpachada" en una festividad cristiana (Fleming de Cornejo op cit. (III): 185). En este sentido, se ha postulado que la convivencia entre dos registros religiosos ofrece la posibilidad de una cierta duplicidad, de prácticas ambiguas no sincretizadas (Bianchetti 1982; Bouysse-Cassagne 2005). Aunque esto se aplique mejor a la situación colonial, es posible pensar en estos términos algunas situaciones que los relatos nos plantean. En cuanto al tema de las contradicciones y ambivalencias30 entre cristianismo y religión local, no es eso lo que parece desprenderse de la narrativa sino otro tipo de ambigüedades más intrínsecas a las entidades simbólicas. En el caso de los personajes, ligadas principalmente a su actitud hacia los humanos -a veces agresiva, vengativa y castigadora y a veces bondadosa y compasiva- y en menor medida a ciertos aspectos de las relaciones entre ellos -por ejemplo, la actitud del Diablo en relación con Dios, a veces como rival a veces como aliado-. De cualquier manera, teniendo en cuenta la presencia recurrente de este tema de la ambigüedad, es interesante preguntarse -y tener en cuenta siempre- con qué criterios, con qué autoridad y principalmente desde qué lugar se está estableciendo que algo es ambiguo, contradictorio o inconciliable. Además, siguiendo a Otto (1925), no debe olvidarse que lo numinoso presenta siempre un doble carácter, de ahí la ambivalencia que suelen manifestar las expresiones y fenómenos religiosos al generar un doble sentimiento de temor y fascinación. Queda claro, entonces, que no se trata de encontrar el concepto explicativo ideal que sirva para todos los casos, sino de ver cuál es el más apropiado en función de la situación particular. Por ejemplo, se ha señalado que una tendencia frecuente en los estudios sobre dinámicas culturales y transformaciones históricas ha sido la de situar los procesos de sincretismo y mestizaje como los escalones intermediarios de una escala lineal, utilizada para describir el itinerario histórico de las sociedades consideradas, que se NES SIMBÓLICAS CRISTIANAS Y COSMOVISIÓN LOCAL Es sabido que la única manera en que las sociedades pueden integrar una nueva simbología en su cosmovisión ancestral es a través de la lógica cultural tradicional y en función de la matriz simbólica y marcos conceptuales locales. No obstante, muchos términos se han acuñado para describir e interpretar los procesos de resignificación/resimbolización que envuelven estas situaciones relacionales y dialécticas de transformación cultural, donde una cosmovisión es reformulada en los términos de otra y viceversa27. A lo largo del análisis de las resignificaciones y resimbolizaciones advertidas en el corpus de relatos considerado, se han encontrado distintas y variadas situaciones pasibles de ser entendidas desde distintas ópticas y conceptos. En primer término, las asociaciones e identificaciones entre seres -y/o elementos- locales y cristianos, pueden ser concebidas como sincretismos28, en la medida en que denotan una conciliación entre entidades simbólicas provenientes de cosmovisiones disímiles: por ejemplo, las identificaciones Santos-Dueños de animales, Virgen-Pachamama, Diablo-Yastay y Ukako-Diablo. También la interacción de Santos cristianos con personajes locales (como el Uturrunco y el Toro astas de oro), y las siguientes asociaciones: Dios-Pachamama; viento-personajes cristianos; Ucumar-Condenado y Ucumar-cruces; piedras-santos y almas milagrosas; y del Diablo con distintas entidades -los Dueños del paisaje, el Ucumar, el Uturrunco, los cerros, el canto del gallo-. Por otra parte, si definimos como aculturación29 la penetración de conceptos y lógicas cristianas que se enraízan en una visión del mundo local (Silverblatt 1982), pueden ser entendidas en estos términos los siguientes ejemplos: la explicación y/o fundamentación mítica cristianizada de elementos o situaciones actuales (como la percepción social de la fauna del lugar -doméstica vs. silvestre- y el origen o las características y virtudes de diferentes animales y plantas); la existencia de huellas materiales de la historia de ciertos personajes cristianos -en ciertas piedras, por ejemplo-; y la interiorización de la simbología cristiana que revelan distintos tópicos subyacentes a la narrativa -como la conexión entre historia local e historia cristiana, la conceptualización de los antiguos, la consideración del Cielo como morada de los muertos, y la mera utilización de ciertas expresiones ligadas a conceptos cristianos-. Asimismo, para ilustrar el arraigo local que manifiestan la mayoría de los símbolos cristianos adoptados -como la figura del Diablo, acontecimientos bíblicos como el diluvio, ciertas prácticas como el bautismo o las fiestas patronales, y las imágenes de santos y vírgenes- resulta más adecuada la Para examinar una definición y revisión crítica de los conceptos más utilizados en la bibliografía relativa a la colonización cultural y religiosa de América Latina, ver: Costilla (2007). 28 Para un análisis más exhaustivo de este concepto ver: Lupo (1996). Otros autores que lo trabajan son: Gruzinski (1991, 1995), Marzal (1992) y Bouysse-Cassagne (2005), entre otros. 29 Para una definición más completa de este concepto, ver: Colombres 1991: 56-57. 27 30 Planteadas en relación al cuerpo de creencias -por estar constituido indistintamente por divinidades y demonios- (Santander 1962) y al carácter de la tradición oral, ambigua y ambivalente -aunque reconociendo las posibles correspondencias entre sistemas simbólicos antagónicos- (Vega Centeno 1992). 67 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 68 CUADERNOS 22 extiende desde la tradición hacia la aculturación. No obstante, otra manera de encarar estos estudios es concibiendo la posibilidad de encontrar en un mismo espacio social múltiples recomposiciones y estrategias en función de las presiones recibidas y de las tácticas adoptadas (BouysseCassagne 2005). De esta forma, la variabilidad no sólo es inter-contextual sino también intra-contextual, dado que en un mismo lugar -como acabamos de mostrar en relación con los relatos del NOA- pueden ocurrir distintas cosas simultáneamente: cambios, continuidades, apropiaciones, reformulaciones sincréticas, mestizajes, aculturaciones, convivencias, prácticas ambiguas no sincretizadas y confrontaciones. Además, tampoco hay que olvidar la complejidad intrínseca a estos procesos, con contradicciones internas, marchas y contramarchas. Como se ha sostenido respecto del cambio cultural en sociedades andinas coloniales, la abolición forzada de un sistema religioso no implica la supresión de todos sus referentes simbólicos; estos pueden permanecer, incluso reformulados sincréticamente, permitiendo el mantenimiento de viejas creencias31 (Gareis 1991). Mientras que la adopción de prácticas occidentalizadas puede estar motivada por fines tradicionales -consideremos por ejemplo el caso de las fiestas patronales-, es posible que haya un proceso de aculturación latente en la persistencia de lo tradicional -como sucede por ejemplo con las creencias en torno a los antiguos- (cfr. Gareis op cit.; BouysseCassagne op cit.). Así, aunque es un hilo muy débil el que vincula a la narrativa considerada con estos procesos históricos que dieron lugar a las entidades simbólicas que en ella aparecen, pudimos percibir ciertos ecos de estos cambios, continuidades y reformulaciones a través del análisis del panorama simbólico-religioso que los relatos ofrecen. En definitiva, la continuidad de una cosmovisión puede estar implícita en su propia transformación (Sahlins 1988), e incluso ser promovida por los procesos de mestizaje cultural. De esta manera, para el contexto particular que nos compete -el noroeste argentino durante el siglo XX- y más allá de las variaciones indicadas, creo que la idea que mejor integra las distintas relaciones contempladas es la de una nueva32 y original cosmovisión. La de una nueva simbología conformada a partir de una síntesis dialéctica entre dos sistemas religiosos, que una vez alcanzados por los efectos del mestizaje cultural fueron perdiendo su sistematicidad al tiempo que cargaban de significados y valores a la nueva matriz simbólica en gestación. Hablar de síntesis dialéctica implica que los elementos provenientes de esos dos sistemas originales fueron sintetizándose en esa nueva matriz, integrándose a través de un proceso de permanente retroalimentación. Es decir que desde el momento en que religión católica y religión nativa entraron en relación durante los primeros años de la evangelización, comenzó a gestarse -no sin dificultades, confusiones y contradicciones- una nueva formación religiosa (quizás sí en ese momento en términos sincréticos) a partir de elementos cristianos e indígenas. Durante varios siglos, esa nueva cosmovisión cristianoindígena fue reformulándose, readaptándose y complejizándose hasta llegar a nuestros días; más exactamente, en relación con nuestras fuentes, hasta el momento en que sus símbolos comenzaron a materializarse en los relatos recopilados durante el siglo XX. Indudablemente, lejos de constituir un sistema cerrado y estático, esta cosmovisión es absolutamente abierta y dinámica en cuanto a sus contenidos simbólicos y a las relaciones entre ellos. Como cualquier matriz cultural, es un campo semántico en permanente tensión, donde el significado de los símbolos y prácticas es usualmente disputado desde distintos lugares y sectores de la sociedad; por eso, resulta importante atender al entramado de fuerzas y negociaciones sobre las que se sostiene una síntesis religiosa (Lupo 1996). En este sentido, las resignificaciones y resimbolizaciones que dan vida a una cosmovisión pueden ser pensadas también como parte de procesos y estrategias de adaptación y de resistencia a la dominación cultural. PALABRAS FINALES En el año 1991, una serie de autores vinculados a los estudios sobre religiosidad popular afirmaban que en la Argentina "...se han realizado recolecciones de cuentos populares sin que llegaran a estimular el necesario correlato del análisis antropológico que permitiera identificar tales tradiciones como fuentes o testimonios de creencias religiosas específicas" (Chapp op cit. 1991). Diecisiete años después, esperamos que nuestra investigación represente un avance en el tratamiento y análisis de este tipo de fuentes. En cuanto a nuestro planteo de una nueva cosmovisión religiosa que sintetiza dialécticamente lo que en un principio fueron dos sistemas simbólicos en pugna, creemos que permite dejar de ver la relación entre cristianismo y religiosidad local como interacción, como si se tratara de dos conjuntos simbólicos cerrados e independientes que se relacionan entre sí. Hablar de asociación, combinación, mezcla, Si consideramos la construcción colonial de muchos cultos cristianos-andinos, es claro que estas continuidades han sido muchas veces impulsadas por los propios religiosos hispano-criollos (Ver, por ejemplo, el caso de la Virgen de Copacabana: Ramos Gavilán, Alonso. [1621] 1976. Historia de Nuestra Señora de Copacabana. La Paz, Empresa Editora "Universo"; Salles-Reese, Verónica. 1997. From Viracocha to the Virgin of Copacabana. Austin, University of Texas Press; López Méndez, Pablo. 1998. La Aurora en Copacabana. Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas. Buenos Aires, UBA, FFyL, MS). Asimismo, es importante tener en cuenta, al menos para los primeros tiempos de la evangelización, la propia flexibilidad religiosa indígena (González 2004). En términos generales, la imagen que los primeros cronistas del Perú nos muestran sobre los cultos religiosos en el área andina precolombina y colonial (José de Acosta, Pablo José de Arriaga, Francisco de Ávila, Pedro Cieza de León, Bernabé Cobo, Cristóbal de Molina, Huamán Poma de Ayala, Garcilaso de la Vega, -entre otros- en González op cit.), da cuenta de esta flexibilidad que permitió la continuidad de cultos locales y la convivencia religiosa entre "conquistadores" y "conquistados", tanto durante la expansión incaica como con la llegada del cristianismo (Ibid.). 31 Esta idea de una nueva religiosidad, de un "nuevo equilibrio de valores religiosos", la hemos tomado de Ciro Lafón (1967: 284 y ss.), quien planteaba para el caso particular de la población de Tilcara (Jujuy) la formación de una religión nueva, con caracteres propios, a partir de una puja entre religión europea y religión autóctona. 32 68 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 69 CRISTIANISMO INDÍGENA EN EL NOA: RESIGNIFICACIONES... etc., implica la existencia de dos esferas separadas, y no es esto lo que encontramos en la cosmovisión cristiana-indígena analizada. Al mismo tiempo, hablar de una nueva simbología nos lleva también a superar definitivamente viejas discusiones sobre la "autenticidad" de las creencias y prácticas religiosas del NOA. Si entendemos que el cristianismo indígena es un horizonte simbólico-religioso original cuyos contenidos se reelaboran y reacomodan permanentemente, como los de cualquier cosmovisión religiosa, no podemos pensar que las características del mismo -y las alteraciones que en él se suscitan por influencias foráneas- implican una falta o pérdida de autenticidad. Por otra parte, observando la persistencia de muchos elementos simbólicos, creencias y prácticas de la religión nativa anterior al cristianismo (como la permanencia activa de los difuntos en el plano terrenal y el particular tratamiento de los mismos, la preparación y colocación de ofrendas, la reproducción en la dimensión cósmica de relaciones humanas propias de la dimensión social -de parentesco y de reciprocidad-, la sacralización de la tierra y de ciertos elementos del paisaje, por citar algunos ejemplos) creo que es posible afirmar que existen significados profundos en el imaginario y en la religiosidad de las sociedades que, de acuerdo a las condiciones socioculturales, socioeconómicas y sociopolíticas, se van trasladando y sedimentando en distintos elementos significantes. Es entonces por la profundidad de su arraigo que, para el área que nos compete, principios y valores como el parentesco, la reciprocidad y el sentido de comunidad, entre otros, fueron más resistentes a las transformaciones culturales, siendo todavía hoy valorizados desde el discurso indígena. Retomando lo indicado en la introducción, creo que este trabajo ofrece un amplio panorama sobre el horizonte simbólico religioso cristiano-indígena que puede desprenderse de la narrativa oral que circuló en las poblaciones del noroeste argentino durante gran parte del siglo XX. Esta amplitud se constituye a nuestro entender como una primera y necesaria instancia en la tarea de aplicar un particular enfoque antropológico al análisis de la simbología religiosa desplegada por la narrativa señalada. Al mismo tiempo, dado que dicho horizonte simbólico fue reconstruido en base a relatos orales recogidos en diferentes localidades, en distintos años, y por distintos investigadores, el marco general que aquí se describe estimula la apertura de infinidad de caminos para profundizar en el tema ahondando en análisis más pormenorizados. A partir de un enfoque más limitado geográficamente, de una mirada más orientada a un momento histórico particular, o de la profundización en la investigación de una determinada creencia o práctica simbólica, se podrán formular conclusiones más acabadas sobre los procesos de resignificación y resimbolización aquí presentados, en función de poder contemplar de manera más especifica su anclaje histórico social. En este sentido, creo que el estudio de los símbolos, y de la simbología religiosa en especial, realmente se completa cuando se analiza la lucha hermenéutica de la cual dependen sus significados; las disputas y negociaciones que subyacen al campo semántico religioso y que derivan de su inserción en un particular contexto socio-histórico. AGRADECIMIENTOS A Carlos Zanolli, mi director de tesis, quien me guió en el desarrollo de este trabajo. BIBLIOGRAFÍA Bianchetti, M. C. 1982. Antropología del área de la Puna. Programa de investigaciones sobre epidemiología psiquiátrica, año 2, 29. Buenos Aires, CONICET. Blache, M. y J. Á. Magariños de Morentín 1987. Lineamientos metodológicos para el estudio de la narrativa folklórica. Revista de Investigaciones Folklóricas 2:16-19. Bouysse-Cassagne, T. 2005. Las minas, las divinidades prehispánicas y los santos cristianos. En: Actas del VI Congreso Internacional de Etnohistoria, Buenos Aires. Disponible en CD, ISBN 950-29-0893-7. Colombres, A. 1991. 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NIÑOS RÍGIDOS Noelia Enriz* RESUMEN El presente trabajo aborda la situación particular de un núcleo de la comunidad mbyá guaraní donde se han presentado dos casos de niños con dificultades severas en su desarrollo. A partir de los relatos y prácticas que se proponen abordaremos las concepciones de infancia, juego, habilidad, comunicación y salud que se expresan en estas situaciones. PALABRAS CLAVE: niños- mbyá guaraní- comunicación- juego ABSTRACT This paper undertakes the particular situation of a village of the mbyá guaraní community in which two cases of kids with severe troubles in their growth appeared. Based on the stories and practices from people, we take on the concepts of childhood game, ability, communication and health that are expressed by the informants in these situations. KEY WORDS: children - mbyá guaraní- communication- play INTRODUCCIÓN El juego ha sido abordado como estrategia didáctica, como ámbito terapéutico y como aspecto central del "tiempo libre". La deportización2 de los juegos ha convertido a estas prácticas en un fenómeno donde el cuerpo insalvablemente debe ser educado y donde sus acciones se vuelven medibles y estratégicas. El desarrollo de la racionalización corporal, paralelo a las técnicas de adiestramiento del cuerpo para el trabajo, se profundizó en las diversas etapas del capitalismo (Coriat 1988). Consideramos, con Gilles Brougère (1998) que el juego puede ser abordado a partir de tres aspectos: el material, que refiere al conjunto de objetos vinculados entre sí para jugar; el estructural, que referencia al sistema de reglas en que el jugador enmarca su actividad y otorga sentido a la práctica; y el contexto determinado que condiciona y es condicionado por éstas. Para el caso mbyá, coincidimos con Marcelo Larriq (1993) en destacar la importancia del grupo de juego, lo que Bartolome Meliau (1979) llamara "comunidad de juego". El grupo de pares, de edades distintas que acompaña las exploraciones cotidianas de los niños en el marco del núcleo3 de que forman parte. Por su parte, Larriq destaca que el juego es un ámbito donde se "estimulan las habilidades motoras, intelectivas y aún lingüísticas de los que participan de ellos" (Larriq: 1993: 53). Sostenemos que las dinámicas cotidianas de los niños mbyá son un ámbito propicio para dar cuenta de los diversos procesos de experimentación donde se producen conocimientos4. En esta indagación se constituye como un obs- El cuerpo melanesio se halla arrastrado, (…) a los comportamientos respetuosos del mundo y de la disciplina social Leenhardt. Do Kamo. "Ory rugy, mba reteve" Nuestro cuerpo es más flaco (débil) por fuera, pero nuestra sangre es más fuerte Anciano TY El trabajo de campo ha sido un aspecto central de la definición de la antropología como ciencia. Refiriéndose al auténtico contacto Malinowski destaca que "Para el etnógrafo significa su vida en el poblado -en principio una aventura extraña, a veces enojosa, a veces cargada de intereses- toma pronto un curso natural mucho más en armonía con la vida que lo rodea". (1973 [1922]: 10). Uno de los signos característicos de este método de investigación lo constituye la convivencia más o menos prolongada, con objeto de incluirse en la cotidianeidad de cierto grupo social, abordando las actividades rutinarias de los sujetos La disposición corporal es un primer aspecto que el trabajo de campo como tal demanda. En nuestro caso particular la vinculación con niños en el campo presentó ciertas particularidades. Los niños mbyá guaraní de la provincia de Misiones realizaban gran cantidad de experimentaciones con su cuerpo, que acompañé en mi trabajo de campo. La permanente mezcla de actividades físicas como persecuciones, búsquedas, encuentros, danzas, trepadas y corridas presenta gran centralidad en las actividades cotidianas de los niños. Más aún, los juegos, son un ámbito donde el diálogo del cuerpo encuentra significativo valor. 2 Al hablar de procesos de deportización nos referimos a aquellas estrategias que convirtieron a diversas prácticas lúdicas en fenómenos con alto nivel de competencia, entrenamiento y ritualización. 3 Denominamos núcleo a los distintos asentamientos de población mbyá repartidos a lo largo de la provincia. Se corresponden con lo que los indígenas denominan teko, como el sitio donde puede desarrollarse el propio modo de ser tekoa. (Noeli: 1993) 4 Tema de indagación más general, donde este trabajo se inserta. * Consejo Superior de Investigaciones en Ciencia y Tecnología. U.B.A. F F y L. [email protected] 71 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 72 CUADERNOS 22 táculo abordar la cotidianeidad de los niños que no logran estos niveles de expresión, los "niños duros"-kiringue ata-. Para abordar esta particularidad, tomaremos por eje las dinámicas, las expresiones, las tareas y los diversos conocimientos que circulan en torno de los niños que logran expresarse más escasamente. En los últimos años, uno de los núcleos donde desarrollé mi trabajo de campo se encuentra frente al desafío de albergar a dos niños con lesiones cerebrales severas. Lesiones que han sido generadas por diversas patologías provocando daños que no les permiten el desarrollo intelectual. Se vuelve, entonces, imposible conocer sus reflexiones, dado que no logran expresarse oralmente -ni a través de otros medios-. Tampoco logran seguir la mirada, ni sentarse. Por tanto, el conocimiento que podemos obtener es el de otros sujetos, que los circundan y reflexionan sobre ellos. Nos valdremos, entonces de relatos, reflexiones y demás manifestaciones de quienes acompañan su desarrollo5. Metodológicamente esto presenta particularidades. No hay modo de registrar las perspectivas del propio sujeto, centrales en las indagaciones de la antropología (Krotz 1993) y con las que se ha nutrido mi trabajo de campo en relación al resto de la población del núcleo. En tal sentido, la indagación encuentra grandes límites a la hora de enfrentarse a sujetos que dependen indispensablemente de otros para establecer vinculaciones con el mundo. Niños que permanecen donde son colocados, toman lo que les dan y producen muy pocos mensajes (por ejemplo: en ocasiones el llanto). Dado que nos ocuparemos de niños con dificultades en su desarrollo, es importante destacar el modo en que la infancia es considerada. Como lo abordáramos anteriormente (Enriz y Garcia Palacios 2008) existe una serie de definiciones lingüísticas con que los mbyá instituyen sus concepciones sobre la infancia. Entre los 0 y los 14 años, existen cuatro categorías diversas de sujetos, atravesadas en algunas edades por categorías de género. Consideramos con Wittgenstein (1988) que la vida social supone el uso de determinados modos del lenguaje que expresan formas de vida, lo lingüístico, lo extralingüístico y lo social puede pensarse, entonces, como un espacio discursivo. Los abordajes más tradicionales de la antropología para el área, han restado valor a la infancia por considerar a los niños como sujetos en proceso de ser adultos, y en tal medida como inacabados. Como señalábamos en un trabajo reciente, en nuestra perspectiva considerar a la infancia como un tiempo de entrenamiento no sólo no nos permite profundizar nuestras indagaciones, sino que también conlleva otros riesgos. Entre ellos, mencionábamos que las características asignadas a la edad adulta no son vistas como en proceso de transformación. Son los niños los que quieren, o deben, ser como los otros, incorporando sus saberes. Esta perspectiva en cierta medida cosifica a la infancia: los niños son considerados como estáticos y su única función consiste en recibir pasivamente las pautas culturales. A su vez, también se cosifican estas pautas culturales ya que se presentan como algo ya acabado que se transmite a los niños sin sufrir mayores transformaciones en el proceso (Enriz, García Palacios, Hecht: 2007: 10). Partimos, entonces, de considerar que la niñez se presenta como un momento valioso del desarrollo, donde ciertos aspectos de la sociedad se hacen visibles de manera particular (Szulc 2004, Cohn 2000). El desafío que presenta esta instancia es pensar el progreso de niños que no crecerán del mismo modo que otros, o mejor dicho, que no se desarrollarán físicamente e intelectualmente de la misma manera. Este interés en el desarrollo físico, se hace presente de forma indeleble cuando se denomina a estos niños como "cuerpos duros", es decir, niños que no logran aprendizajes a través de la experiencia, que no logran dominar sus cuerpos ni podrán hacerlo en un futuro. Los mbyá-guaraní son un pueblo trashumante, en permanente movimiento6. Su movilidad ha estado dispuesta a merced de la búsqueda de la Tierra Sin Mal -yvy mara ey-, por tanto no ha sido una movilidad estacional que pueda describirse en términos de circuito, sino un derrotero que enfrentaba permanentemente nuevos desafíos. Pierre Clastres sostiene que para alcanzar ahora el ywy mara ey, es necesaria la comunicación además de la migración religiosa, "los indígenas ahora esperan que los dioses les anuncien la venida del tiempo de las cosas que no mueren, de la plenitud acabada, de ese estado de perfección en y por el cual los hombres trascienden su condición" (Clastres: 1993:12). Este transitar no permite llevar grandes pesos, por ejemplo de alimentos acumulados. Los pueblos guaraníes han desarrollado una economía basada en el consumo sin acumulación. Tampoco permite acarrear demasiados cuerpos improductivos, lo que se expresa a través del mito de los gemelos7. En la actualidad, los mbyá guaraní experimentan un gran nivel de sedentarismo, que solo es mitigado con las visitas permanentes de diversas familias entre los núcleos. En Argentina, habitan en la provincia de Misiones, donde suman unos 50006 distribuidos en unos 75 núcleos. Los Si bien no se cuenta con diagnósticos médicos, consideramos que se trata de una discapacidad por deficiencia mental (como lo establece la Organización Mundial de la Salud), entendida como un trastorno donde se presenta un desarrollo mental incompleto, caracterizado por el deterioro de las funciones concretas de cada etapa del desarrollo y que afectan la inteligencia: las funciones cognitivas, del lenguaje, motrices y la socialización. Siguiendo esta misma definición se trata en ambos casos de condiciones adquiridas, ya que fueron ocasionadas por algún accidente o enfermedad después del nacimiento, provocando graves e irreparables daños en el cerebro y al sistema nervioso central. Del mismo modo se trata de casos de daño profundo. 5 Branislava Susnik sostiene que los tupi-guaraníes (núcleo extenso de los mbyá) han sido producto de migraciones sucesivas. En primer lugar hace unos 5.000 años, se dieron migraciones hacia el sur de Arawaks y Caribes, que quisieron alojarse en tierras de los Gé, y otras tribus chaqueñas. Luego ciertos cambios climáticos hacia el 4.000 A.P. los instaron a seguir más hacia el sur. (Susnik: 1988). 6 72 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 73 KIRINGUE ATA. NIÑOS RÍGIDOS mos o trilingüísmo10, asociados a su longevo vínculo con la iglesia católica. datos son sumamente imprecisos, pero se cree que un 60% de la población es menor de 16 años. Estos núcleos presentan una gran variedad de situaciones, respecto de la cantidad de población que los habita, el acceso o no al sistema escolar, la religiosidad, el acceso al sistema de salud y los planes sociales de alimentos o dinero, la posibilidad de trabajo o la caza y recolección, etc. En este trabajo utilizaremos materiales de registro de campo, centralmente de un núcleo y lo atravesaremos, circunstancialmente con otro. El núcleo central, al que denominaremos TY, es pequeño, en cuanto a la cantidad de población que lo habita, con gran disponibilidad de acceso al monte, y que subsiste centralmente de la caza, recolección y cultivo de algunos alimentos. Su población es básicamente monolingüe, sin acceso a la escolarización ni al sistema de salud. Distan a unas 8 horas a pie del camino más cercano para llegar a un pueblo de Argentina. Accesoriamente, utilizaremos materiales de otro núcleo al que llamaremos P, y que expresa diametralmente otro polo de la realidad mbyá actual. Tiene escuela hace 25 años9, vive una gran cantidad de población y no tienen acceso a tierras que permitan la subsistencia, que entonces es asegurada a través de trabajos en cultivos diversos y a planes sociales alimentarios. Cuentan con acceso al sistema de salud y tienen altísimos niveles de biblingüís- HACIA UNA ETNOGRAFÍA DE LAS PRÁCTICAS En los últimos tiempos, la antropología latinoamericana ha vivido una gran apertura de los estudios de infancia. Durante muchos años, los estudios que incluían niños lo hacían en el marco de otros problemas (para el caso argentino centralmente la escuela) y dejaban de lado las voces de estos (Szulc 2006). La antropología argentina durante la última década aumentó considerablemente su interés por los estudios antropológicos referidos a la infancia, lo que se ha expresado tanto en las reuniones científicas, como en las producciones de diferentes investigadores (Colangelo, Sulk, Hecht, Remorini, García Palacios) . Los métodos propios de la antropología hacen aportes en la recuperación de prácticas infantiles referidas a diversas temáticas. Particularmente nuestro abordaje del juego infantil se nutre de las metodologías más tradicionales, ya que conlleva a una gran demanda de descripciones y de percepciones que superan las palabras. Nuestro material de campo no se compone de entrevistas, sino de registros de experiencias; no de palabras, sino de descripciones de acciones o de relatos que expresan la relación de ciertas palabras con acciones del cuerpo. En un trabajo referido a la educación de los niños A'uw? (Xavante), Aracy López Da Silva destaca que los niños involucrados no fueron entrevistados, sino observados por la investigadora "mis propios ojos miraban en distintas direcciones, en la medida en que presenciaba, registraba y reaccionaba frente a las situaciones aquí recordadas" (2002: 39). Desde nuestra perspectiva la categoría de experiencia revela un ámbito de circulación de conocimiento en la infancia, donde se establece comunicación y se ponen en práctica saberes11. Respecto de la experiencia, la antropología de la educación ha recuperado el valor de las experiencias formativas (Rockwell: 1995) considerando a los niños como personas activas, constructoras de sus propias experiencias, enmarcadas contextualmente. En este mismo sentido, nos interesa recuperar las experiencias infantiles a partir de las cuales se producen apropiaciones y se reconstruyen conocimientos, valores, modos de vida, etc. A través de la experiencia, pueden advertirse diferencias y transformaciones en la vida de los sujetos. Mediante diferentes prácticas -realizadas, esperadas e inducidas- se pueden advertir diferencias internas del grupo. En este sentido, como ya mencionamos, la categoría de infancia de que nos valemos 7 Respecto de los gemelos, los mbyá guaraní han mantenido como práctica el abandono de ambos. Hay núcleos, actualmente que utilizan como estrategia enviarlos a casa de los abuelos, ya sea juntos o separados, fundamentalmente aquellos vinculados a la iglesia católica. En tanto, la creación de las personas para los mbyá está asociada a cantidad de semen que los hombres aportan durante la gestación, la aparición de dos niños estaría asociada a la presencia de dos hombres durante la gestación. Desde la perspectiva religiosa, los gemelos eran el futuro Sol y la futura Luna. En efecto los dos hermanos son engendrados en el vientre de Nuestra Madre por dos padres diferentes. A ello hay que agregar que los guaraní reconocen una filiación patrilineal, con lo cual, la filiación materna no es suficiente para acordar la condición de gemelos. El mayor, el futuro Sol, será hijo de Ñamandú y la futura Luna de Ñande Ru Mba'ekuá, Al enterarse Ñamandú por boca de su esposa del "adulterio", toma sus collares, su maraca, coloca la corona de plumas sobre la cabeza y se marcha a su morada eterna. Luego se cuentan las múltiples peripecias de ambos hermanos -primero en el vientre de la madrepara alcanzar la tierra sin mal, la morada del Padre. Si bien el relato religioso sobre la llegada de los gemelos expresa la monogamia como regla, podríamos considerar alguna razón económica interviniendo. 8 Hay población mbyá guaraní que reside actualmente en los países de Brasil, Paraguay y Uruguay. Los dos primeros concentran gran cantidad de población. Las cifras en Argentina son dudosas, mientras el Institucional Nacional de Estadisticas y Censo (INDEC) cuenta 4083 en la encuesta complementaria de 2006, el organismo provincial encargado del tema afirma que hay 6000 habitantes en la provincia. Las cifras de INDEC deben ser relativizadas en tanto no contemplan núcleos que no tengan personería jurídica. Por su parte Asuntos Guaraníes fluctúa mucho en las cifras y sus datos no pueden ser contrastados, por tanto nos inclinamos por una cifra intermedia como estimativa. 9 Para ampliar respecto de esta experiencia: Enriz, 2006. Una aproximación a los procesos de modernización de los Mbya guaraní de Misiones. Ponencia presentada en la mesa Relaciones Interétnicas. VIII Congreso Argentino de Antropología Social, Salta. Nos referimos al bilingüismo cuando los niños utilizan mbyá y castellano. La tercera lengua que puede estar en juego es el guaraní paraguayo o jopara. Este suele indicar interacciones, las más de las veces vehiculizadas por la iglesia católica. 11 Esta definición se nutre de la brindada por Rubén Dri "El ser humano es esencialmente praxis, totalidad de práctica y conciencia (…) Como practica que es, transforma continuamente la realidad natural, crea productos como bienes de consumo, obras de arte, etc. en los que se ve a sí mismo, en los que expande su ser. Su ser e su hacer, su obrar, su crear. La naturaleza va deviniendo mundo, mundo humano" (Dri: 1998: 195) 10 73 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 74 CUADERNOS 22 en los usos tanto cotidianos como institucionales, difiere de la concepción de infancia en uso entre los mbyá guaraní. Para estos, la infancia se encuentra limitada por el ingreso a la edad adulta, lo que sucede en el caso de las niñas con la llegada de la menarca y en el caso de los varones con el engrosamiento de la voz12. Luego, existe una serie de categorías internas, dentro de los no adultos, no viejos, no bebés, que configuran un complejo sistema que se expresa en las prácticas concretas de los sujetos. Es decir, tanto en el marco de los juegos, actividades dentro de la ceremonia religiosa, tareas comunes y otras experiencias, los sujetos tienen atribuciones y consideraciones especiales en relación a su categoría de género y etaria13. Un elemento que se destaca entre los niños a la hora de conocerse, es preguntarle por su nombre mbyá (rery). La población mbyá actual utiliza nombres castellanos o portugueses para sus denominaciones fiscalizadas por organismos que usualmente no se utilizan en la vinculación con el propio grupo (documentos, partidas de nacimiento, etc.). Gorosito (2003) sostiene que los nombres castellanos son elementos de la dominación sobre esta población. A esta se agregan otras denominaciones como el nombre mbyá y el marcante. Este cambia con el correr del tiempo y es una asociación de algún aspecto del sujeto con algunos de la naturaleza, no es necesario ser mbyá para tener marcante14. Estas dos características, no ser exclusivamente mbyá y la posibilidad de cambiar, se aplican al marcante y al nombre en castellano o portugués (Quadrelli 1998). El nombre mbyá (rery) se conoce en el marco de una ceremonia comunitaria, donde el opygua, a través de su comunicación con las divinidades, reconoce la denominación del niño en relación a los seres celestiales15. No obstante, no conocer el propio rery no es una limitación al desarrollo, dado que hay núcleos actualmente donde no hay opy y por tanto los niños no conocen su nombre mbyá y siguen autodefiniéndose como tales. Por otro lado, podríamos pensar que es mbyá quien desarrolla su infancia dentro de un núcleo de la comuni- dad. Esta categoría puede ser variable, dado que hay núcleos donde se realizan matrimonios mixtos y se desarrollan allí niños que no se definen como mbyá, dependiendo de las características de cada núcleo en particular. Podríamos decir que "es" mbyá quien se autodefine y es definido por los otros de tal modo. Pero, para nuestro trabajo en particular, ha sido central considerar esta definición a través de las actividades de los niños, de las tareas que desarrollan en cierto contexto. Como hemos intentado reflejar desde las primeras líneas de este trabajo, la cuestión de las experiencias se nos presenta como un signo que es vivido como integrador al grupo de pares, un elemento necesario de los procesos de vinculación con el conocimiento, condición de la participación en ciertos ámbitos y signo de la voluntad de incorporación. La experiencia16 aparece, más allá de otros aspectos, como un elemento que define a los niños mbyá, pero este abordaje encontraría su límite en la presencia de niños que no lograban moverse. La idea de infancia aglutina a una serie de sujetos en diversos niveles de desarrollo y etapas de acercamiento a saberes, pero que se presentan de modo unificado dentro de esa idea. "Las relaciones cotidianas que comportan los niños surgirán de la conformación del hogar. Esa conformación, física y humana planteará limitaciones y posibilidades a las experiencias del niño" (Larriq: 1993: 101). Los niños al nacer son acompañados muy de cerca y se los estimula de diversas maneras. Es habitual ver a las madres con niños de 5 o 6 meses de vida estimulando la excreción en ciertas zonas, en un proceso de establecimiento de hábitos del cuerpo. “Ara juega con Mar (5 meses) a upa. Le da comida y juega a hacerlo sentarse en un banco. Tomado de las manos lo sienta y lo levanta repetidas veces haciendo que el bebé ejercite ese movimiento. Además lo hace reírse. Por momentos lo deja sentado. Ella está sentada en el suelo frente a él. En un momento el bebé se ve cagado. Ella le dice que no. Lo toma en brazos, lo lleva cerca del pasto y lo pone en posición de cagar, lo limpia y lo mantiene así hasta que el bebé caga de nuevo. Recién ahí lo trae hacia el lugar donde estaban y siguen jugando.” (16.11.06 TY)17 Hay familias que procuran los mejores éxitos. Para esto, unos padres jóvenes habían colgado un caracolito al cuello del niño (de unos 3 meses) con el convencimiento de que así mejoraba su control de la orina. Los padres jóvenes se encuentran muy acompañados por sus padres y hermanos. Las primeras experiencias, tanto de pareja como de paternidad están muy vinculadas a la comunidad como un todo que acerca conocimientos. Vara considera que "los padre se preocupan fundamentalmente por el bienestar de los niños, apelando para ello a frecuentes recursos mágicos. Por ejemplo cuelgan del cuello del niño una bolsita con pequeños objetos protectores; también se Como desarrollamos en "Deviniendo kuña va'era" (Enriz, García Palacios, 2008) un aspecto donde podemos observar claramente la diferencia que se establece a partir de ser considerado adulto es el juego. Las niñas que han atravesado la menarca son instadas a dejar de jugar y del mismo modo, los jóvenes hombres deben comenzar a encargarse de las tareas de producción de recursos para alimentos. 13 Existen términos diferenciales para los niños recién nacidos (Pyta'i va'e), otros para los que llegan a los tres años (Kiringue'i -Kiri'i-), luego desde ahí hasta los diez (Kiringue), aproximadamente. A partir de entonces las categorías presentan diferencias entre niñas (Iñe'engue ramo va'e, Kuña va'era) y niños (Ñe'e nguchuramota va'e, Mitan ruchu) y se suceden dos denominaciones antes de ingresar en la edad adulta. 14 Yo tuve un primer marcante y luego de cierta experiencia me lo cambiaron por otro. El primer animal al que me asociaron por "no saber estar quieta". Luego, lo cambiaron cuando me asociaron al "miedo a la tormenta" porque decidí salir de regreso bajo la lluvia. 15 Bartolomé considera que en la ceremonia de colocación de los nombres el opygua intenta a través de cantos y rezos saber de qué procedencia es la palabra alma con que debe desinar al niño. Los nombres están asociados a la naturaleza, ya sea a las deidades o a elementos como el humo, el relámpago, las nubes etc. 12 16 En relación a la experiencia, Elsie Rockwell (1996) destaca el valor de el conjunto de prácticas cotidianas que expresan conocimientos, valores formas de vivir y sobrevivir. 17 En todos los casos se trata de registros personales de la autora. 74 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 75 KIRINGUE ATA. NIÑOS RÍGIDOS diferentes experiencias del cuerpo, que ya existían, se vuelven visibles. En este sentido, los rezos y las curaciones comienzan cuando esta experiencia es vivida como enfermedad o deseo de muerte. “Teo está en un "camión" (cochecito de bebé) para comer lo toma su mamá a upa y le da en la boca sopa como hace con su bebé de 5 meses. Del mismo modo hacen con Hila'i.” (16.11.06 TY). Así como esta experiencia cobra sentido en el relato de Foucault, reorganizando la forma y el objetivo del espacio hospitalario e incluso de la tarea médica, la existencia concreta y duradera de estas infancias da lugar al surgimiento de una serie de explicaciones respecto de los mismos. En tal sentido, el padre de Teo expresaba su pena. Los cuerpos de los niños se enfrentan a experiencias grupales de gran nivel de riqueza en cuanto a los saberes que las constituyen. Pero también en cuanto a que permiten organizar lo diverso (Foucault: 1987:153). Como en el caso de la destreza, los saberes que circulan en el juego infantil, en el grupo de pares, son "a la vez la técnica de poder y un procedimiento de saber. Se trata de organizar lo múltiple, de procurarse un instrumento para recorrerlo y dominarlo; se trata de imponerle un orden" (Foucault: 1987:152). Las practicas lúdicas facilitan la organización de lo múltiple, de lo diverso, forman grupos dispares en edad, habilidad, etc. Pero no logran incluir todo. Esa exclusión de sujetos, que luego, en otras edades puede asociarse a cuestiones de género, en esta instancia se vinculan directamente con el obstáculo de participar activamente. No incluyen a los niños duros, a los que no logran moverse: “Lu (anciana) habla de Cla'i, su hijo. Y cuenta que él no se fue definitivamente que en la casa donde dormíamos nosotras ahora están sus cosas y que quizá vuelva. Frente a la pregunta sobre el embarazo de Kere (la mujer de Cla'i) Lu dice que la bebé todavía esta chiquita y que además Hila'i está duro (ata) igual que Teo. Ella los asocia. Pasa a hablar de Teo, que tiene dificultades para orinar. Dice que los han llevado 3 veces al hospital de Itapiranga, pero los médicos no saben qué tiene. Ellos lo curan con sus remedios mientras tanto.” (18.08.07 TY). La rigidez y la imposibilidad de realizar con el cuerpo otras acciones que superen la dureza es el signo que no permite a estos niños su integración en el grupo de pares. La imposibilidad de los niños en cuestión de superar esa instancia de dureza e inmovilidad con el correr del tiempo desconcierta a sus parientes. Los niños, por su parte, solo logran vincularse con los otros niños a través de las instancias de curaciones, las plegarias y los humos. Intentaremos abundar al respecto más adelante. En esta instancia en que el niño no cambia y los parientes intentan estimularlo, el cuerpo se convierte en blanco para nuevos mecanismos de poder, y por tanto se ofrece a nuevas formas de saber (Foucault: 1987), el saber es asociado a las experiencias cotidianas generalizadas de la infancia mbyá, es decir, el movimiento y la curiosidad. El cuerpo duro reniega de los mecanismos de poder, el cuerpo inmóvil no es dócil, se resiste a esa "anatomía política del apela a recursos mágicos para estimular cualidades" (Vara: 1984: 73). Casualmente, dos experiencias de padres jóvenes (que tenían por primera vez hijos) presentan niños con particularidades evolutivas muy notables. Estas particularidades configuran nuevos horizontes para el propio grupo. En los registros etnográficos clásicos referidos a esta población no hay menciones a dificultades de estas características. Respecto del origen de las enfermedades, funciona una concepción animista, como para el caso de la colocación de nombres. La enfermedad es producto del conflicto entre lo bueno y lo malo. Generalmente, se considera que el mal lo realiza un extraño al grupo, por su parte el mal, puede ser abordado a través de varios aspectos: la cura por la succión, el soplo y el rezo. Schaden (1998) sostiene que los rezos pueden ser tanto para la vida como para la muerte. Los rezos pueden ayudar a los hombres a subir, a cambiar de tierra y lograr "la muerte (…) que une los destinos del hombre" (Vara: 1998: 160) Las buenas plegarias, son enviadas por las deidades, pueden decirlas quienes se acercan a Jakaira. Cadogan (1997) sostienen que en todos los fogones hay alguien que puede curar y que quienes "pronuncian las buenas plegarias extraen las hierbas nocivas, en virtud de conjurar de los de arriba, de los Jakaira" (Cadogan: 1997: 147) En el marco de una ceremonia religiosa se establece una diferencia indeleble, mientras las niñas de unos 11 y 12 años comparten las danzas y los coros, las niñas de 14 años, tienen por ejemplo al cuidado sus propios bebés y participan de los rezos adultos, compartiendo esta tarea con sus tías y abuelas. Para el caso que analizamos, la joven Ara y su marido viven con la familia de ella, con sus dos hijos, uno de ellos tuvo tétanos al poco tiempo de nacer y, por tanto, no se desarrolla como los otros. Pero en ocasiones estos procesos de desarrollo se ven condicionados por situaciones extraordinarias. Tal es el caso de las que experimenta Teo, el primero de los hijos de una pareja. El niño fue expresando signos de daño profundo desde los primeros meses de vida. Para sus padres, la presencia de una diferencia en el desarrollo se hace visible cuando el tiempo no alcanza para superarla. “Viene Pedro con su bebé más chiquito, cuenta que está muy apenado porque Teo no camina, ni mira. Le preguntamos por qué es así su bebé y dice que no sabe. Que él esperaba poder recuperarlo rezando. Le preguntamos si eso era posible y Artemio dice que es muy difícil, pero que puede que lo logre. A Teo se lo ve bien cuidado, sin heridas, ni nada, pero no logra ni siquiera sentarse. Los demás niños no se relacionan con él” (15.11.06 TY). Siguiendo a Foucault -en su trabajo El nacimiento de la clínica- esta situación se vuelve visible en cierto momento de la historia de una sociedad. La diferencia como tal ha sido un tema presente para esta población, pero que se instala como tema a tratar, a través de las curaciones a partir de cierto momento en que las diferencias del niño son vividas como enfermedad. A partir de aquí, cuando Teo de 4 años, no logra mejorar su nivel intelectual, es decir, no logra sentarse, no sigue con la mirada, debe ser alimentado, etc., las 75 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 76 CUADERNOS 22 detalle" (Foucault: 1987143) que es la disciplina en sus diversos niveles. Esta anatomía política del detalle, fue percibida de modos diversos a través del tiempo. Cuando este niño tenía un año y no lograba sentarse, no se lo percibía como una dificultad mayor. El nivel de espera y tolerancia con el niño fue alcanzando niveles cada vez mayores. De hecho, la movilidad que se espera es la de poder incluirse en el núcleo de pares. Hay niños con dificultades motrices dentro del núcleo, pero que logran acompañar al grupo de pares, insertarse en actividades de otros niños y de este modo la diferencia es incluida dentro del espacio. Lo mismo sucede con adultos que presentan diversas dificultades, pero que logran incluirse en tareas junto con otros. En este marco, la perspectiva diferencial de los niños se fue haciendo manifiesta producto de la visibilización social de la diferencia. Los niños en el marco de la ceremonia religiosa realizan diversas actividades, una de las más centrales son las danzas y los cantos pero además de esta tarea los niños suelen cuidar el humo, fumando y manteniendo encendidas las pipas de los demás, cebar el mate, etc. La infancia, entonces, no es un cúmulo de características o de estados a conquistar sino un proceso complejo que adviene en cada sujeto de modo particular pero en relación a ciertos marcos de desarrollo. Por fuera de ésta consideración quedan aquellos relacionados con patologías como las indicadas. La participación de los niños en la ceremonia religiosa es importante en la medida que el conocimiento es dado por Dios, Schaden recoge la siguiente frase de pobladores mbyá de Sao Paulo: "nosotros no necesitamos dinero, ni escuelas porque el saber viene de Dios" (Schaden: 1998: 83). En estas experiencias se manifiestan importantes diferencian dado que tanto Teo como Hila'i son centros de interés de este espacio, donde se practican curaciones: “Estaban todos presentes en la comunidad. Éramos unas treinta persona, de los cuales diez eran adultos, todos los demás niños de distintas edades. Respecto del humo, ya desde la tarde Ka (niño aprox. 10 años) estaba con un cigarro y a la noche casi todos los nenes tenían su pipa de cerámica con pico de Tacuara (entre ellos Ku'i, la hermana menor de Teo, que tiene 2 años). En lugar de tabaco los niños fuman yerba mate. Al finalizar la ceremonia, donde todos fumaron, Artemio agradeció a los niños por haber logrado lindo humo (tatach? ponã). El humo es usado para curar, Artemio sopló sobre An y Yv. Pe curó de igual modo a Teo. Le sopló con mucha fuerza sobre todo el cuerpo y pidió por él. Después de que soplara los chicos se acercaron a Teo a repetir la operación. Mientras Pe rezaba ellos soplaban de su pipa cerca del cuerpo acostado de Teo.” (14.11.06 T Y) mente esta complejidad, sino que lo son fundamentalmente las experiencias concretas de los niños. En particular aquellas donde se esperan ciertas acciones por parte de éstos. Tal es el caso de las ceremonias, donde se espera que dancen, mientras sus cuerpos se mantienen en quietismo que los deja de lado respecto de otros niños. “Antes que esto la guitarra la tocaba Ku (masculino 12 años), pero ahora era necesario tocar sin cesar (yo creo que por miedo a que se canse le dieron el violín). Mientras se prepara el rezo no había bailarines, aunque Ku tocaba, así que Ara (femenino 18 años) le pide a Ku'i (niña 2 años) que baile. La nena, con su pipa en mano, se para y empieza a dar los pasitos tan rápido que parece darlos en el aire, con ritmo y a hacer los sonidos del canto de las mujeres (muy agudos como ei sostenido). Cuando se detiene, se acerca a darnos la mano a nosotras dos, tal como sucede cuando terminan los rezos.” (16.11.06 TY) No son solo los conocimientos que se producen en torno al cuerpo sino los conocimientos que el cuerpo expresa los que producen sentidos dentro de cierto ámbito. Respecto de los conocimientos que se producen se trata, en este caso, de los conocimientos iniciales de lo religioso. Un primer saber, referido a la necesidad de percutir con los pies en la danza para que desde la tierra de arriba y la de abajo se comuniquen. Bailar, para hacer vibrar la tierra. Cantar muy agudo para que, desde la tierra de arriba, se sientan las voces de los rezos, que los hombres realizarán en breve. Las prácticas religiosas infantiles son un preludio necesario de la formación que los mbyá sostienen. Los cuerpos son una marca del saber y constituyen una experiencia de conocimiento, en términos de Bourdieu "El cuerpo en tanto que forma perceptible que produce una impresión (…) es de todas las manifestaciones de la persona la que menos y mas difícilmente se deja modificar tanto de modo provisional como sobre todo de forma definitiva, y la que es, precisamente por eso, considerada socialmente como la que expresa del modo más adecuado el ser profundo o la naturaleza de la persona al margen de toda intensión significante" (Bourdieu: 1986: 183). En este mismo sentido, las dificultades del cuerpo, vividas como inmodificables, se expresan con fuerza y son la denuncia concreta por parte del entorno de que los cuerpos de los niños no están permeables a la transformación y en tal sentido, constituyen un obstáculo al proceso de producción cultural. “Pedro comenzó a caminar, cantar y rezar. Curó a Teo, como la noche anterior, rezando y soplándole fuerte en el vientre. Lo mismo hacen después Ku (masculino 16 años) y Ve (masculino 14 años), con el humo de sus pipas. Lu (anciana) se acercó a Pe y le dijo unas palabras que dan lugar al comienzo de la ceremonia religiosa. Cla'i tomó la guitarra y comenzó a tocar. Los chicos, mientras, se ocuparon de aumentar el fuego para poder prender con comodidad sus pipas y las de los demás. Ellos mantienen encendidas las pipas de los adultos y se las acercan.” (16.11.06 TY). Frente a otras experiencias infantiles en relación a la LAS CURACIONES Tal como lo expresábamos en el apartado anterior, la pregunta respecto de qué tipo de sujeto es éste, qué niño o bien qué clase de niño, continúa siendo pertinente. No son solo las categorías lingüísticas las que expresan deficitaria- 76 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 77 KIRINGUE ATA. NIÑOS RÍGIDOS diferencial producción del cuerpo, el límite lo establecen estas circunstancias particulares donde no se logran niveles mínimos de comunicación. En este mismo núcleo hay otros niños y adultos con ciertas particularidades. Un caso que me parece revelador es el de un niño cuyo brazo derecho encontraba motricidad disminuida. Su desenvolvimiento dentro del grupo no prestaba ninguna dificultad. Realizaba menos tareas, o las realizaba más lentamente, pero no quedaba fuera de ninguna experiencia, aunque fuera, en casos, un observador atento solamente. En este sentido, como explica Silvia Citro "El cuerpo media todas nuestras relaciones con el mundo, es quien lo habita" (Citro: 2006:59). El cuerpo es socialmente demandado como herramienta de compresión, y su respuesta es buscada y parte del diálogo en que se produce la cultura. La observación es un aspecto muy saliente de las modalidades de conocimiento mbyá. En más de una ocasión, frente a mi pedido de incorporarme en ciertos juegos, los niños me han sugerido sentarme a mirar. Del mismo modo se conocen las formas del urdido de los canastos e incluso de tallado de la madera. A esta instancia de observación la sucede una necesaria puesta en funcionamiento de los saberes. Esta segunda instancia es de pruebas y ensayos sobre lo observado. Y luego sobreviene la incorporación plena a una tarea que supone la investigación y creación con los elementos dados, lo que puede ser vivenciado en estos tres ámbitos señalados. Esto convierte en muy distinguible a un sujeto que no logra observar, ni tampoco experimentar actividades. Por tanto, sostenemos con Susan Wendell (1997) que no se puede distinguir claramente entre la realidad biológica de una discapacidad y la construcción social de la misma, ya que lo biológico y lo social interactúan en la creación de la discapacidad. En tal sentido, la dificultad que se presenta frente a estos sujetos es la de considerar en estos niños una misma tensión, la de no poder comunicar ni instalarse en el código de los otros. Estos sujetos, expresan una incógnita de hecho y representan una dificultad en su incorporación a los grupos. De este modo podemos considerar que fueron unificadas las dificultades de los niños de los que hablamos en este trabajo. “Ella los asocia. Pasa a hablar de Teo, que tiene dificultades para orinar. Dice que los han llevado tres veces al hospital de Itapiranga, pero los médicos no saben que tiene. Ellos lo curan con sus remedios mientras tanto.” (18.08.07 TY). La realización de las curaciones supone momentos especiales y circunstancias que se controlan particularmente. Una vez logrado el marco, donde es necesario que se encuentren ciertos sanadores especiales en el mismo núcleo, se realizan ceremonias que pueden variar entre cinco y diez días. En estas ceremonias se reza colocando como eje central las curaciones; se hace hincapié en cada aspecto, lo que se expresa en la ingesta de los alimentos y las bebidas más tradicionales. Las curaciones se realizan sobre ciertos sujetos. Aquellos que son indicados como prioridad. Es indistinta la cuestión etaria y de género, lo que define es la valoración social sobre la dificultad que se presenta. Las dificultades que se priorizan son las que suponen cierto desgobierno de los sujetos sobre sí mismos. Incluso aquellas momentáneas, donde el sujeto puede realizar tareas comunes y en cierto momento pierde el gobierno sobre sí18. Las ceremonias religiosas expresan la patriarcalidad guaraní, particularmente cuando es la mujer quien sostiene al niño mientras el hombre realiza los rezos, soplidos y succiones. “Después llevan al medio del salón a Ja con Teo a upa. Cuando comienzan a curarlo An (hombre adulto) escupe, hace arcadas de vómito y se cae como si se desmayara. Artemio toca los popygua. Antes de comenzar la ceremonia tiraron al cielo piedras con una honda, entre los árboles las piedras sonaban como tiros. An escupe, vomita casi se cae sobre su vara...sopla y succiona del vientre de Teo. Tiene en sus manos algo y va hacia el fuego, lo muestra al opygua y a todos los que se acercan y finalmente lo quema. Los chicos se acercan diciendo "ita'i", quemo piedritas. Este evento vuelve a repetirse, al fin deja de curar al chico y vuelve en reposo. Sus rezos de curación son acompañados permanentemente por saltos, al mismo tiempo como para sacudir la tierra (son unos 8 que saltan juntos). Los rezos de Artemio no son así.” (18.08.07 TY) Las curaciones se suceden durante varios días y en uno de ellos sucede la situación antes descripta. Luego de los soplidos, uno de los sanadores muestra piedras pequeñas que ha extraído del cuerpo del niño. Esta explicación se ofrece a todos los demás como un elemento que prueba lo efectiva de la curación. Por otro lado, explica las razones por las que el niño se ve tan rígido: tiene piedras en su cuerpo. Extraerle las piedras prueba las razones de su rigidez, prueba la capacidad del sanador y prueba, como lo veremos más adelante, que la explicación respecto de la salud y enfermedad del niño está asociada a cuestiones de flexibilidad, rigidez, dureza y flaqueza. La piedra expresa lo que Schaden denominara el quid malignum, un cuerpo extraño que origina la enfermedad, y que aparece como perjudicial. La forma de su ingreso al cuerpo es considerada como el producto de la hechicería, pero en este medio no se ha referido ningún tipo de acusación. La rigidez del cuerpo es una situación bastante compleja de interpretar. Los niños no logran sentarse, pero justamente la sensación que expresa su cuerpo es de distensión, de falta de fuerza, no de dureza. Desde la perspectiva de los padres y los abuelos, el cuerpo del niño es demasiado duro y por tanto no logra ser flexible y ágil. La flexibilidad es un bien necesario para movilizarse dentro del monte. La agilidad es un signo de bienestar, está simbolizada en los movimientos de las danzas. Los niños duros no logran, siquiera seguir con la mirada, pero este signo no es demasiado destacado, porque su verdadera significación va asociada a otros aspectos como la capacidad de vincularse con los otros. Capacidad que sigue asociada a la posibilidad de sentarse y compartir con los demás experiencias. "Nuestra 18 77 Este caso lo expresaba un adulto que padecía un tipo de epilepsia. antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 78 CUADERNOS 22 pos del niño. Para el caso que mencionamos con anterioridad, respecto del niño que tenía dificultades en la movilidad de uno de sus brazos, la explicación estaba vinculada a la falta de atención de sus padres en cierta noche. Del mismo modo, algunas enfermedades de los niños se vinculan con los buenos o malos tratos entre sus padres durante el embarazo. Tales son las preguntas con forma de cuestionamiento que se le realizan a los padres de diversa manera en el momento en que se percibe socialmente la diferencia. Por tanto, el cuidado de los niños y la forma en que sus padres deben tratarlos, estableciendo pautas comunitarias de cuidado de los niños. Aquí la historia que se plasma en el cuerpo del niño pone en tensión a sus padres, que son interpelados, porque "La historia de nuestro cuerpo es la historia de nuestra educación" (Manoni: 1985: 195). Estas aproximaciones sobre la diferencia expresan aspectos que pueden ser comprendidos a través de los abordajes de la fenomenología, en tanto no se centran en una explicación racionalista respecto del déficit, sino en la consideración de aspectos socialmente valorados, es decir "introduce la cuestión del otro y de cómo el sentido del mundo se construye intersubjetivamente." (Citro: 2006: 58) En cierto modo, estos niños no logran comunicarse con los hombres ni con los dioses, y esto plantea un aspecto disfuncional social para la sociedad de acogida. Es el hecho social, en términos de Durkheim, el que convierte a las diferencias de estos sujetos en una diferencia unificada. En esta misma línea de análisis Ramos (2001) propone "El concepto es inorganicidad sociocultural cuya definición apunta a la presencia de una diferencia bio-orgánica socio-históricamente indicada, normada y valorada." (Ramos: 2001: 68) como una categoría para atender a estas diferencias. Postula, de este modo, que se tratan de diferencias socialmente determinadas y reconocidas. Diferencias que son normadas, valoradas y reconocidas en ciertos contextos, en circunstancias particulares y con denominadores que producen rupturas en sus ámbitos particulares. Para acercase a estas particularidades es necesario considerar qué nivel de dificultad le plantean al grupo en que se inscriben. A diferencia de otros contextos donde "La pedagogía y la medicina tienen el deber de preparar al cuerpo desde la infancia para el futuro al que le destina la vida social" (Manoni: 1985: 194), en este marco es el propio núcleo familiar y la comunidad como un todo la que establece estos parámetros. Esta razón vuelve más palpable el proceso a través del cual la diferencia es socialmente construida como tal. Este sujeto, frente a la pasividad que lo define, no parece ser gestor de su presente, sino estar en manos de los otros. Son estos otros los que definen la idea hecha cuerpo de lo posible. Ser niño, niña, posee ciertas limitaciones, entre estas la flexibilidad puede ser mayor o menor. Pero, las condiciones de desarrollo están frente a los sujetos, son establecidas como tales. Del mismo modo, la sensibilidad de los cuerpos es una condición fijada. Los cuerpos deben seguir ciertos caminos. Margaret Lock y Nancy Scheper-Huges plantean en relación práctica con el mundo no se da en términos de un 'yo pienso' sino de un 'yo puedo'. En aquello que intentamos, nuestro cuerpo apunta hacia un cuerpo intentando incorporarlo" Citro: 2006:59). Y en estos términos, el cuerpo duro es el que no puede incorporar el mundo ni ser incorporado por este. El cuerpo del sujeto que no logra acción, como decíamos, ni a través de la palabra, ni del gesto, ni del acto. “Dijo sobre Teo que no sabe si lo van a poder curar, que el problema es que cuando se enfermó le pusieron sangre jurua. Y lo que le pasa ahora es eso, que ellos no lo pueden curar porque tiene sangre jurua y los médicos no lo pueden curar porque tiene sangre mbyá. Dice, los jurua son más duros por afuera, pero tienen sangre más débil. Nosotros parecemos más débiles ("fraco") por afuera pero tenemos sangre más fuerteOry rugy, mba reteve.” (19.08.07) Este sujeto aparece tan distinto que la explicación sobre la diferencia lo constituye en algo extraño, un sujeto mixto. Qué es rígido, representa algo propio de otros, algo jurua pero aplicado a lo mbyá de tal modo que constituye enfermedad. Este sujeto no logra dialogar con las prácticas comunitarias. Su imposibilidad de diálogo es absoluta porque no logra comunicarse con palabras ni gestos. Tampoco logra comunicarse con los no mbyá, por tanto se lo considera una mezcla. Este sujeto plantea dudas, no obstante su existencia expresa una verdad mayúscula "la experiencia de la carne, la imbricación existencial del cuerpo con el mundo, se convierte en un rasgo existencial de la vida humana." (Citro: 2006: 69) Imbricación que puede llevar a grandes reflexiones cuando se realiza de un modo nuevo, no esperado, pero que es experiencia. Un aspecto fundamental de la imbricación de la persona entre los mbyá es la palabra, tal como quedó expuesto a partir de la asignación de nombres, por tanto, no lograr la capacidad de hablar establece la diferencia más central entre los sujetos y marca las diferencias. "En lo que refiere al uso de los distintos sentidos, es importante recordar que éstos median las relaciones con el entorno y en esta mediación, como sostenía Merleau Ponty (1993), constituyen 'significaciones vividas' que permiten 'adquirir' o 'poseer' un mundo." (Citro: 2006: 102). En estos términos un niño con limitaciones severas se expresa por fuera de las expectativas grupales. Porque no puede acercarse a la adquisición que los otros establecen como necesaria. Porque, como expresa Manoni "¿qué será del educador enfrentado a un cuerpo del que no sabe nada, que escandaliza por su desorden, que no puede reconocer? (Manoni: 1985: 194). ¿Qué alternativa de transformación ofrece este niño, en qué medida puede ser incluido en las dinámicas sociales del grupo que lo contiene? La explicación respecto de la dureza del otro de los niños en cuestión en este grupo, y que también es definido como "duro", no se corresponde con la intervención médica, como se expresa para el caso de Teo. Para el caso de diferencias menores, donde son algunas cosas las que no se logran, la explicación suele ser en relación a cosas que pueden haber sucedido en la casa familiar en los primeros tiem- 78 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 79 KIRINGUE ATA. NIÑOS RÍGIDOS The mindful body: a prolegomenon to future work in medical anthropology un paso adelante en los estudios referidos al cuerpo. Mediante una relectura aguda de Mary Douglas, se centran en los postulados respecto de que "El cuerpo social modifica el modo en que percibimos el cuerpo físico. La forma física del cuerpo, modificada siempre por las categorías sociales a través de las cuales conocemos, mantiene a su vez una determinada visión de la sociedad" (Mary Douglas: 1988: 89). Esta premisa nos permite considerar cómo las dificultades fisiológicas de ciertos sujetos implican cuestionamientos más profundos y por tanto cómo esos cuerpos son construidos socialmente. En el planteo de Douglas, la sociedad establece límites al uso del cuerpo en tanto, cosas que se admiten y estimulan y cosas que no. Las mujeres mbyá suelen llevar el torso desnudo, mientras que los hombres no; el torso, más ninguna otra parte del cuerpo de las mujeres adultas. Los niños pueden estar desnudos. Los niños que recién comienzan a caminar suelen circular sin tener cubierta la parte inferior del cuerpo. Pero, quienes no logran los niveles mínimos de movilidad parecen establecer un límite a lo que se espera de los cuerpos, enfrentándose a lo mínimo requerido como algo inaccesible. Este límite se refleja en los deseos sociales de transformar esa realidad, pensado como algo que puede ser transformado, o, como expresión de lo imposible. Anteriormente destacamos que mientras se realizan las curaciones, el límite de estos niños se expresa en la posibilidad de que su sangre se encuentre mezclada19. Lock y Scheper-Huges dan un paso más allá de este planteo. Para ellas el cuerpo puede ser abordado a través de tres niveles: el cuerpo individual, el cuerpo social y el cuerpo político. El cuerpo individual en el sentido fenomenológico de abordaje del cuerpo, donde la gente tiene cierta experiencia de su propio cuerpo, distinguiéndolo del cuerpo de otros y de sus relaciones con otros. En tanto que social, los usos representativos del cuerpo como símbolo natural, para pensar en torno a la naturaleza, la sociedad y la cultura (como plantea Mary Douglas) y el cuerpo político en términos de regulación, control. bajo de campo se inserte en la coyuntura en que excepcionalmente a través curaciones este grupo intente que sujetos de estas características se desarrollen, dejando de lado la idea de muerte. Si bien el cuerpo socialmente producido ha sido el eje de nuestro análisis, también lo es el cuerpo político, el cuerpo que no puede ser regulado, que presenta una exigencia y una dificultad a ser transformada a través de sanaciones. El cuerpo incorrecto, y que por lo tanto debe ser producto de lo espurio. La dimensión política del cuerpo es aquella que lo interpela en términos de sujeto político, frente a acciones que deben realizarse, por sí y por los otros. Acciones que los otros demandan u exigen en un mismo acto. En estos términos, los abordajes del cuerpo se han trasformado a lo largo del tiempo. Tal como sucedía con las restringidas menciones a la infancia, el cuerpo es narrado donde es utilizado en ceremonias, pero no en la cotidianeidad. Por su parte, no hay narraciones sobre la diferencia, lo que podemos atribuirle a la perspectiva del investigador, o a la posibilidad de que hubiera casos presentes (me inclino por esta última). Esta perspectiva es, además, la que mayor margen permite a un abordaje como el nuestro, donde las fuentes de reflexión han sido miradas de terceros. Es una condición necesaria para las ciencias sociales, tal como las entendemos, un abordaje múltiple, con multiplicidad de voces. Por lo tanto, carecer de la voz de los sujetos protagonistas de esta indagación ha sido una gran dificultad a la hora de enfrentarnos con esta situación. Frente a esto, solo dos caminos eran posibles, dejar de lado el tema y trabajar con quienes sí pueden expresarse, o bien, continuar la indagación a partir de las perspectivas de aquellos que establecen cotidianamente los lineamientos de trabajo. Entonces, la indagación deja de ser sobre unos sujetos, su dificultad y sus alternativas, y pasa a referirse a las formas en que socialmente una comunidad que funciona cohesionadamente, se aproxima, define y acompaña un proceso donde están en juego grandes diferencias. Considerando, a su vez que, como destacábamos en el comienzo no se trata solo de niños con dificultades físicas, sino también mentales. No obstante, las reflexiones sobre este tema, solo pudieron darse cuando el grupo concibió como tal el problema y entonces, pasaron más de cuatro años, de idas y venidas de trabajo de campo, donde cuestiones de ética pusieron en gran tensión mi desempeño. Este no es el tema central de este trabajo, pero es necesario para mí mencionar que esta experiencia ha cambiado por completo mi acercamiento a este núcleo. En otros núcleos, con realidades muy diversas, los abordajes sobre la diferencia siguen presentando enormes interrogantes: “Mientras yo entraba salía una familia. Entre los niños iba una nena muy bajita y con las piernas arqueadas, esa es Yoli (pude confirmarlo luego). Yoli vive en Buenos Aires, en una casa con unas hermanas religiosas y viene a la aldea de vacaciones. Esta distancia mantiene mucha tensión, así que solo saludo en ese momento” (01.08.07.P). CONCLUSIONES Éste núcleo de la población mbyá se enfrenta a una instancia particular, la de proponerse la sanación de sujetos que no están preparados para dar respuesta a estos cambios. Esto sucede por un lado, porque las lesiones se presentan en más de un sujeto (como veremos más adelante, además de Teo, otro niño sufre daños similares) y por otro lado, porque estas experiencias en otros contextos no eran perpetuadas. Es decir, estas comunidades no se enfrentan por primera vez a esta situación, pero dan una respuesta distinta en esta ocasión. Posiblemente este tra- En una conversación informal respecto de este trabajo, Mariana García Palacios y Ana Carolina Hecht, que realizan sus investigaciones con población Toba urbana, me comentaron que una explicación analogable a ésta es la que escucharon respecto de la presencia de travestis en la comunidad toba. 19 79 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 80 CUADERNOS 22 La niña había comenzado a presentar dificultades y la familia acompañaba el seguimiento médico, unas hermanas religiosas que los acompañaban en el tratamiento médico le ofrecieron a la familia llevarla con ellas, para que el tratamiento fuera más intenso. La llevaron a 1200 kilómetros de su casa, el proceso físico de la niña no se revirtió, sino que siguió su desarrollo, tal como venía. La mirada social sobre la diferencia se manifiesta con rigidez, en muy diversos ámbitos. "¿Cómo podría el cuerpo del hombre, ese microcosmos, escapar a la ley de polaridad que rige todas las cosas? La sociedad, el universo entero, tienen un lado sagrado, noble, precioso, y otro profano y común, un lado macho, fuerte y activo y otro, hembra, débil, pasivo, en otras palabras, un lado derecho y un lado izquierdo. ¿Habrá de ser el organismo humano lo único simétrico? Si lo pensamos bien, es imposible, pues la excepción no sería solamente una inexplicable anomalía, sino que arruinaría toda la economía del mundo espiritual, pues al estar el hombre en el centro de la creación, le corresponde manipular, las terribles fuerzas que hacen vivir o morir" (Hertz: 1990: 115). Cohn, C. 2000. Crescendo como um Xikrin: uma análise da infância e do desenvolvimento infantil entre os KayapóXikrin do Bacajá. Revista de Antropologia, 43, (2). San Pablo Coriat, B. 1998. El taller y el cronómetro. México, Siglo XXI. Douglas, M. 1988 (1970). Símbolos naturales. Exploraciones en cosmología. Madrid, Alianza Editorial. Dri, R. 1998. Los modos del saber y su periodización. Buenos Aires. 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En este sentido, se plantean algunos interrogantes acerca de las categorías de análisis construidas para aprehender dichas identificaciones. PALABRAS CLAVE: identificaciones religiosas, niños y niñas, etnografía ABSTRACT In this article, I introduce the questions arisen from an ethnographic field work trough which I tried to investigate children's religious identifications in a qom urban setting. I present some considerations about the analytic categories constructed to apprehend these identifications. KEY WORDS: religious identifications, children, ethnography INTRODUCCIÓN En este artículo, intentaré dar cuenta de las primeras reflexiones en torno a mi investigación doctoral en antropología, en la que me propongo analizar, a través de una investigación etnográfica, las identificaciones religiosas de los niños y su vinculación con las prácticas sociales, tanto familiares (y barriales) como escolares. Esta investigación se lleva a cabo en un barrio toba (qom), asentado en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, en el que habitan treinta y dos familias provenientes originalmente de comunidades rurales y semiurbanas de las provincias del Chaco y Formosa. Los niños, niñas y jóvenes del barrio participan de diferentes actividades en las que se relacionan de modos diversos con formas simbólicas religiosas. Por un lado, en las prácticas sociales que se dan al interior del barrio, se vinculan con las concepciones del Evangelio, movimiento religioso al que adscriben las comunidades qom, que articula ciertos "elementos nativos tradicionales" con otros provenientes del evangelismo pentecostal (Ceriani y Citro 2005). En este sentido, los niños y niñas participan de experiencias de formación religiosa en las que se relacionan tanto con adultos y otros niños de sus propias familias, como con los adultos responsables de las dos iglesias del Evangelio en el barrio. Por otro lado, la escuela a la que la mayoría de ellos asiste pertenece a la Iglesia Católica. Aquí, el proceso de socialización religioso se enmarca en complejos procesos de relaciones interculturales, en los que los niños del barrio representan un porcentaje relativamente bajo de la matrícula general. El proceso de evangelización católico se entrecruza con concepciones diversas acerca de la "identidad toba" y de las identificaciones religiosas de los niños y sus familias. El propósito de mi investigación es, entonces, analizar este complejo entramado de relaciones en las que los niños se involucran activamente, desempeñando diversos papeles sociales, intentando vislumbrar sus puntos de vista tanto acerca de estos procesos como de las formas simbólicas con las que en ellos interactúan. Así, intento analizar de qué modos las prácticas sociales condicionan (en el sentido de que posibilitan o restringen) la construcción de determinados puntos de vista e identificaciones (Castorina 2005; Rockwell 1995; Achilli 1996). Hasta ahora, el trabajo de campo realizado puede dividirse en dos momentos. En primer lugar, en el año 2006 realicé mi primer acercamiento al Colegio Católico y al barrio1. Luego, desde el año 2007 concurrí periódicamente al barrio y realicé, junto con mi colega Ana Carolina Hecht, un taller en el que participaron muchos de los niños, niñas y jóvenes. El objetivo del taller consistió en reconstruir con los chicos la historia del barrio y las trayectorias migratorias y de vida de ellos y de sus familias. En este artículo, me propongo analizar los primeros registros de campo construidos para poder enunciar, a modo de advertencias, algunas preguntas con que orientar nuevas búsquedas. En este sentido, no aparecerán respuestas a mis interrogantes, sino que más bien el análisis me permitirá reformular mi guía de campo. Se hará hincapié en la preocupación por afinar los instrumentos metodológicos, haciendo explícitos ciertos prejuicios con los que comencé mi trabajo de campo. Para dar cuenta de ello, he organizado el escrito en dos grandes apartados. En el primero, analizaré el pasaje de la guía de campo al registro etnográfico, haciendo alusión a mis primeras interacciones en el campo y al modo en que veía las prácticas allí observadas. Aquí, deberé introducir cómo construí mi primera guía de campo, y cómo y hasta qué punto me sirvió para registrar. En segundo lugar, intentaré dar cuenta de las reflexiones surgiEste proyecto se enmarca dentro del proyecto UBACyT "Cultura y educación. Representaciones sociales en contextos escolares interculturales", dirigido por la Dra. Gabriela Novaro. Debo a mis colegas Ana Carolina Hecht y Aristóbulo Borton, mi entrada en el barrio y en la escuela, respectivamente. 1 * UBA- CONICET. [email protected] 83 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 84 CUADERNOS 22 das a partir del análisis de los primeros registros de campo, lo que me hará reconstruir en parte la guía inicial de campo. A su vez, a lo largo de todo el artículo, iré introduciendo distintas descripciones para dar cuenta de este entramado de relaciones del que participan los niños del barrio. Es decir que no se presentarán las descripciones separadamente, sino que se irán desprendiendo de la reflexión sobre la metodología. La elección de este modo de presentación implica que no existe una manera de llegar a saber cómo son las relaciones que establecen los niños, si no es a través de lo que de ellas den cuenta mis categorías de análisis en primer lugar. Así, al presentarlas a colación de mis reflexiones metodológicas, se podrá apreciar hasta qué punto nuestras categorías condicionan los modos de ver el mundo. rito y los que están por hacerlo (los chicos en catequesis) o aún no lo han hecho, sino entre los primeros y los que nunca lo harán. Éstos últimos nunca comulgarán ni pertenecerán a la comunidad cristiana; nunca formarán parte de la Iglesia. Según el padre Juan, coordinador de la catequesis: "Y la catequesis es eso: encontrarnos con Dios y con nosotros mismos y crecer y se crece en comunidad, creemos nosotros. La experiencia de catequesis también es importante, que haya un grupo de catequesis." Y "[La comunión] Es eso, estar en comunión con Jesús y con los demás." Por lo tanto, lo que llegué a establecer con respecto a la comunión es que, entendida de este modo, actualiza permanentemente la "comunidad católica", naturalizando muchos de sus atributos sociales, ya que los rituales, entendidos como comportamientos que poseen ciertos cánones, son, según Turner (1980), mecanismos que convierten periódicamente lo obligatorio en deseable. Cuando en la elaboración del nuevo proyecto de investigación, me propuse profundizar el análisis acerca de qué se entendía por "comunidad católica", intenté articular los diferentes niveles en los que operaba, recurriendo a los materiales recabados hasta el momento. Así, llegué a establecer que las relaciones sociales al interior de una parroquia o congregación circunscriben la comunidad católica a un nivel más local. Sin embargo, estas prácticas no pueden ser comprendidas completamente sin un análisis que trascienda estas fronteras y nos ubique al nivel de lo nacional, o incluso transnacional. Cabe aquí preguntarse acerca de qué recorte puede hacerse para que el análisis, sin dejar de lado una necesaria intención holística, alcance a la vez suficiente profundidad en sus precisiones. Aquí consideré que si circunscribía las prácticas sociales a un espacio geográfico determinado de antemano, como "la parroquia", y perdía de vista sus vínculos con un sistema de valores que excede estas fronteras territoriales, estaría limitando mi capacidad de comprender muchos de los significados de las prácticas que allí se observan, ya que para comprender una interacción social cualquiera es preciso atender a las concepciones, símbolos y valores que necesariamente le otorgan sentido (Geertz 1983). En este sentido, lo interesante es considerar el espacio en tanto expresión material de las relaciones sociales y no a priori como unidad por la cual recortar nuestro objeto de estudio (Bourdieu 1999, Champagne 1975). Sin embargo, si tenemos en cuenta estas complejidades es posible considerar la existencia de una "comunidad" a nivel local, también entendiéndola como una totalidad compleja, en el sentido de que muchas de las prácticas que allí observemos condensarán las mismas normas, categorías y valores que justamente pudieron aprehenderse habiendo llevado el análisis más allá de sus fronteras (Bailey 1971). Otro aspecto que me pareció importante analizar para conceptualizar una "comunidad" es la necesaria inclusión en el estudio de las múltiples tensiones entre el consenso y el conflicto. En referencia a este punto, es necesario tener en cuenta que incluso la violencia ha formado parte de la construcción de la comunidad religiosa a nivel nacional. Si hoy en día, el culto sostenido por el gobierno federal en la Argentina es el Católico Apostólico Romano (art. 2º, Constitución Nacional), podemos sostener que el hecho de que se integre una "comunidad católica" a nivel nacional, se "RITOS DE INSTITUCIÓN": DE LA GUÍA DE CAMPO AL REGISTRO ETNOGRÁFICO Mi proyecto de doctorado se originó a partir de ciertos interrogantes que comencé a construir en mi investigación de tesis de licenciatura (García Palacios 2006) en la que intenté vincular los puntos de vista de los niños sobre determinadas formas simbólicas de la religión católica con las prácticas sociales que los involucraban en el proceso de catequesis para la Primera Comunión. Aquí es necesario tener en cuenta que en una nueva indagación todo objeto a ser conocido adquiere una determinada significación percibido a la luz de las investigaciones anteriores (Velasco y Díaz de Rada 1997). En este sentido, muchas de las categorías de análisis que conformaron mi primera guía de campo son originariamente las que consideré relevantes en mi primera experiencia de investigación y, por ello, voy a referirme brevemente a ella con el fin de introducir luego, una categoría en particular, la de "ritos de institución". LA "COMUNIDAD CATÓLICA" La investigación de tesis de licenciatura se centró en una parroquia católica en la ciudad de Buenos Aires, en la que durante los años 2003 y 2004, realicé dos períodos de trabajo de campo. El ritual de la Primera Comunión constituye la culminación de lo que en la literatura antropológica se ha denominado un rito de pasaje: rituales que establecen transiciones entre estados distintos, acompañando cambios en las personas de cualquier tipo (status social, edad, lugar) (Turner 1980). Bourdieu (1985) ha cuestionado esta teoría iniciada por van Gennep sobre los ritos de pasaje, señalando que el hincapié que se ha hecho en la transición temporal de un status a otro impide contemplar uno de los efectos principales del rito: la separación entre quienes hicieron el rito de quienes nunca lo harán. Esta separación realizada por el rito institucionaliza una diferencia fundamental entre aquellos que son abarcados por el rito y aquellos que nunca lo serán. Por lo tanto, la función principal de los ritos de institución, noción con la que Bourdieu redefine los ritos de pasaje, es la de establecer fronteras artificiales, naturalizando ciertos atributos sociales. En este sentido, consideré que la comunión en tanto rito de institución, tenía una función fundamental que consistía en separar a los individuos pertenecientes a la comunidad (abarcados por el rito) de aquellos que nunca pertenecerán. Es decir, establecer una frontera no entre los que hicieron el 84 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 85 ENTRE LA ESCUELA CATÓLICA Y LAS IGLESIAS DEL EVANGELIO. debe justamente a la dominación política constantemente reproducida por distintas instituciones que han logrado imponer el reconocimiento universal de la religión dominante (Bourdieu 1985). Es por ello que, no hay que olvidar el modo en que la intencionalidad política de unificación contribuye al establecimiento de la religión oficial. A su vez, en la práctica, su generalización y el reconocimiento de su legitimidad no se deben exclusivamente a coerciones directas, sino a disposiciones que se inculcan de manera mucho más imperceptible, bajo la forma de dominación simbólica (Bourdieu 1985). En este sentido, la otra cara de todo proceso unificador de evangelización es la devaluación social de la que otras religiones son objeto. También fue necesario observar cómo diferentes niveles de conflicto emergen incluso con respecto al sistema de valores, no sólo porque cada consenso es negociado y por lo tanto necesita ser actualizado, sino porque podemos encontrar diferentes grados de consenso, desde una hiperafirmación de algunos valores y normas hasta una negación de otros. Por último, pueden encontrarse lazos con la vida comunitaria de intensidad variable (Shils 1961; Bailey 1971). Teniendo en cuenta que, como he mencionado, los límites de las relaciones sociales no necesariamente coinciden con los límites de las fronteras territoriales, puede afirmarse que "... toda delimitación del objeto por el territorio y/o por la población está condenada a caer en cierto número de antinomias" (Champagne 1975: 44, traducción propia). Así, para evitar delimitar un grupo a partir del espacio físico, Champagne propone retomar la noción de "campo de relaciones", de Bourdieu, con el fin de construir la localización espacial propia de la red de relaciones sociales creadas por los miembros de una comunidad dada (tanto entre sí como con miembros de otras "comunidades") (1975: 61). De este modo, habiendo procurado analizar distintas prácticas, consensos y disputas al interior de la "comunidad católica", me interesaba dilucidar los modos en que ésta se relacionaba con otras "comunidades". En la construcción de mi proyecto de doctorado sostuve, por lo tanto, que una primera diferencia con mi investigación anterior radicaba en que aquí los chicos no sólo participaban de la experiencias de formación en el catolicismo, sino que en el barrio se relacionaban con otra religión a la que se supone adscriben las "comunidades tobas". Aquí la formación católica no consistía en una actividad extraescolar, sino que era parte de la currícula del Colegio, por lo que lo interesante era prestar atención a las posibles relaciones entre ciertos saberes típicamente escolares y la formación religiosa. chicos del barrio se concentra en el jardín de infantes y los grados inferiores. Luego, a medida que los grados ascienden, es cada vez menor la proporción de chicos del barrio. Si bien el mandato escolar aboga por "la integración de todos los chicos", lo hace a través de un fuerte contenido evangelizador católico. De este modo, estampas, crucifijos y afiches acompañan el "ideario" de la escuela, asociado a la familia, el amor y el hogar (Novaro et al. 2006). Este ideario, que en términos de una de las autoridades de la escuela, "no cambia, lo que pueden cambiar son las planificaciones" (Registro de Hecht, 6-12-2004), contempla, entre otros, los siguientes objetivos: "formar cristianos comprometidos, (...) realizar la síntesis entre Fe-cultura y Vida, (...) favorecer la integración de la comunidad educativa con la labor pastoral, parroquial y diocesana, promoviendo la comunión eclesial". En la ocasión en que me acerqué a la escuela para presentarme y contar mis intereses, lo primero que me dijo uno de los directivos fue que "... a los únicos chicos que dejamos entrar que no sean católicos son los tobas" (Diario de campo 5-10-2006). Pero, si bien desde la institución sostienen que al ser "… de otra religión… [con ellos] se hace otro trabajo aparte, donde también hay valores, moral" (Registro de Borton 12/05/2006), en la práctica, todos los alumnos no sólo asisten semanalmente a clases de catecismo de aprobación obligatoria, sino que participan de todas las actividades rituales que propone la escuela: oraciones en las aulas y en la formación al concluir cada día, misas, convivencias, etc. En estas situaciones se ha podido escuchar a uno de los directivos diciendo "Chicos, ustedes ya saben, hay otras escuelas si no les gusta rezar" (Registro de Borton 02/09/2005). También pueden observarse situaciones como la que transcribo de mi diario a continuación: “Llego al Colegio y no veo a nadie en el patio delantero. Cuando me cruzo con uno de los directivos, que caminaba rápidamente hacia la puerta, me comenta que está comenzando la misa por el día de la Virgen y me invita a pasar al patio trasero. También se celebra el fin del ciclo lectivo. Yo, que minutos atrás me preguntaba si valía la pena las dos horas de viaje para ir al Colegio por tan poco tiempo, comienzo a alegrarme de ver tal festejo, pues, hasta lo poco que hasta aquí sé, la figura de la Virgen es uno de los puntos centrales de la diferenciación entre católicos y Evangelio. Saludo a los chicos que me vieron llegar y me siento cerca de ellos. Según el padre que oficia la misa, estamos todos por compartir una fiesta. Nos ha invitado Dios. A la fiesta entran todos. Menos aquel al que le dijeron 'no hagas esto' y lo hizo, como por ejemplo mentir, decir malas palabras. Entran quienes le hayan hecho caso a mamá y papá, y no los que los hayan desobedecido: los que no estudiaron cuando les dijeron que estudiaran. Esto en líneas generales se llaman pecados, o pecaditos. Nos impiden entrar en la fiesta, pero Dios quiere que todos participemos. Lo mismo pasa cuando uno prepara una fiesta. Dios preparó todo para que podamos participar de la fiesta: envió a su hijo; Él no hizo ningún pecado. También, Dios preparó el corazón de una persona para que el hijo pudiese hacerse hombre entre nosotros: María. El corazón de María tampoco tiene LA ESCUELA CATÓLICA Aproximadamente dos tercios de los chicos escolarizados del barrio asisten a un colegio católico que pertenece al mismo obispado que donó las tierras sobre las que se asienta el barrio. Considerando la matrícula total, ellos representan un bajo porcentaje, ya que la mayoría de los alumnos proviene de otros barrios cercanos, también con pocos recursos económicos. El edificio de la escuela se encuentra frente al barrio y muchas de sus actividades pueden verse desde la primera hilera de casas. Es una institución privada por lo que las familias deben pagar matrícula y cuotas mensuales, muchas veces financiadas por una fundación. La mayor cantidad de 85 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 86 CUADERNOS 22 realizar distintas actividades, como encuentros con los niños del barrio, bautismos, celebraciones, etc. Recientemente, un grupo pequeño de personas ha comenzado a reunirse con el fin de institucionalizar en el barrio a la Iglesia Unida, pero aún no poseen un edificio propio, por lo que celebran ocasionalmente el culto en el comedor comunitario. A continuación, transcribo uno de mis primeros encuentros con los pastores: “Estando en el barrio, decidí pasar por la iglesia, ya que había quedado con los pastores que iba a ir un día de la semana a conversar con ellos. El pastor anterior del barrio pertenecía a la Iglesia Unida, pero se terminó yendo por ciertas diferencias y fundó la de Jesucristo Pentecostés hace 18 años. Hace poco tiempo, él falleció, dejando la Iglesia a cargo de su mujer y uno de sus hijos, ambos pastores. Yo me había presentado a ellos unos días antes. Cuando llegué a la iglesia, que se encuentra en el mismo predio que su casa, me pidieron que pase y que me siente en el patio, en donde estaban ellos con otras personas. Los demás entraron a la casa y yo me quedé con la pastora y el pastor. Cuando les conté que me interesaba saber cómo eran las actividades en la iglesia, quiénes asistían, etc., comenzaron por contarme que viajan mucho a otros lugares, al igual que el anterior pastor, ya que hoy en día hay alrededor de 75 iglesias de Jesucristo Pentecostés. Luego, me dijeron que no solo asisten al culto personas del barrio, sino que también concurren desde los barrios vecinos, lo cual no es del todo bien visto por las personas del barrio. Hoy en día, según ellos, concurren más chicos que adultos a la Iglesia. En un momento, comenzaron a enumerar ciertas diferencias entre "la religión de ustedes" y "la nuestra", categorías que mencionaron reiteradamente. Algunas de ellas serían la adoración de Jesucristo vivo y no a través de imágenes; la no adoración de la Virgen María; la no intermediación de ningún santo en la comunicación con Jesús. Durante toda la conversación iban intercalando determinados pasajes bíblicos” (Diario de campo 21-06-07) Habiendo conceptualizado previamente a "los católicos" y a "los evangelio" como grupos con diferencias excluyentes, lo cual terminaría no siendo más que un prejuicio, yo esperaba ver sólo contraposiciones entre creyentes de uno y otro lado. Aun así, mientras conversábamos, veía claramente que la dicotomía utilizada entre "la religión de ustedes" y "la nuestra" era simplificadora en exceso, pues, aun cuando entendía a qué se estaba refiriendo, yo no me consideraba parte de esa religión con la que se me identificaba. Sin embargo, lo que no percibía era que yo misma hacía exactamente lo mismo con las personas del barrio. Me encontraba atrapada en una "diferenciación excluyente", como intentaré mostrar en el siguiente apartado. pecado. Sus papás, San José y Santa Ana también fueron preparados por Dios y María no tiene pecado porque es madre de Jesús. Por Jesús nosotros podemos participar de esa fiesta. Esta fiesta que hoy celebramos nos hace acordar a la que Dios prepara para cada uno de nosotros. Tenemos que pedirle a Jesús y a María. Jesús nos toma de la mano y nos lleva a la fiesta de Dios. Recemos los unos con los otros. Le pedimos a Dios para que crezcamos cada vez más como amigos. Todos los presentes rezan el Credo y el Gloria. El padre continúa: Chicos, éste es Jesús, el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Felices los invitados a la cena del Señor. Luego de consagrar las hostias, el padre invita a todos los chicos a comulgar. Ordenadamente, todos dejan sus asientos y avanzan en una larga hilera hasta donde está el altar. Los chicos de primero a quinto grado permanecen sentados, pues no han tomado la primera comunión. De los grados restantes, nadie ha permanecido en sus asientos salvo los chicos del barrio.” (Diario de campo 7-12-2006). Teniendo en cuenta mi recorrido anterior, la imagen era visualmente poderosa; para mí era la representación más clara hasta el momento de lo que entendía por "ritos de institución". La inclusión de los chicos del barrio en este tipo de actividades no dejaba de señalar la actualización constante de su exclusión. Así, en el mismo acto de inclusión en la escuela, se los excluía por no pertenecer a la "comunidad católica". En este sentido mencionaba anteriormente que la religión oficial no se impone exclusivamente gracias a coerciones directas, sino a disposiciones que en la práctica cotidiana se inculcan de modos mucho más imperceptibles (Bourdieu 1985). LAS IGLESIAS DEL EVANGELIO Evangelio es la categoría nativa con la que se nombra en los "asentamientos qom" al movimiento en el que se articulan dialécticamente el "bagaje sociorreligioso tradicional toba" con elementos propios del evangelismo Pentecostal (Ceriani y Citro 2005). Wright (1983) establece una periodización del avance de la acción misionera evangélica en el Chaco argentino. Según él, este avance se dio por etapas. La primera, entre 1816 y 1916, se caracteriza por las iniciativas más bien individuales. Durante la segunda, de 1916 a 1938, ya aparecen ciertas acciones más organizadas y se asientan las primeras iglesias pentecostales. A partir de 1938 y hasta 1945, el avance y la irrupción se masifican, haciéndose hincapié en la educación programática (Wright 1983). Así, si bien desde la segunda etapa de esta periodización, las iglesias pentecostales comenzaron a frecuentar la zona de los asentamientos qom, es recién a fines de los '50 que se obtiene el estatuto legal para la primera Iglesia Indígena Autónoma de la Argentina, llamada Iglesia Evangélica Unida. Hoy en día existen distintas iglesias tobas representativas del Evangelio, como la de Jesucristo Pentecostés, pero la Unida es la de mayor difusión (Ceriani y Citro 2005; Wright 1983). En el barrio en el que se lleva a cabo la investigación hay un edificio destinado al culto, perteneciente a la Iglesia de Jesucristo Pentecostés. Allí, sus dos pastores invitan a REPENSANDO LAS "IDENTIDADES RELIGIOSAS" El proceso de una investigación etnográfica comprende una constante reelaboración analítica, una larga secuencia de lecturas y escrituras (Rockwell 1989). De este modo, es necesario revisar periódicamente las categorías que utilizamos con el fin de establecer hasta qué punto logran dar cuenta de la complejidad de las situaciones que intentamos 86 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 87 ENTRE LA ESCUELA CATÓLICA Y LAS IGLESIAS DEL EVANGELIO. analizar. En este sentido, una guía de campo puede verse modificada si ciertos aspectos que resultaron significativos a partir de la interacción en el trabajo de campo no han sido tenidos en cuenta inicialmente. Con este propósito, a continuación presentaré dos situaciones registradas que mostrarán algunos de los prejuicios que yo llevaba al campo. “Luego de haber charlado largamente con los pastores del barrio, fui a la casa de Estrella y Roberto. Al llegar, hicieron que me sentara en una silla en el patio delantero de la casa y comenzaron a hacerme muchas preguntas sobre lo que yo sabía de religión. Principalmente, querían saber exactamente cómo eran los bautismos en ambas iglesias, la católica y la del evangelio, porque querían bautizar a su hijo menor. Según me contaban, la pastora del barrio les había dicho que lo bautizaran allí y en la escuela le habían explicado el sistema de turnos para poder hacerlo en la parroquia. Para referirse a la religión católica y la del evangelio utilizaban las expresiones "la religión de ustedes" y "la nuestra". (Diario de campo 21-06-07) Si de lo registrado lo que hoy me resulta sorprendente es que, ante la posibilidad de bautizar a su hijo, no consideraran evidente que la iglesia del Evangelio era el lugar elegido, en el momento de nuestra charla yo no podía más que percibir la confirmación de mi esquema de grupos opuestos: atrapada en mis propias categorizaciones, lo único a lo que yo prestaba atención era a que utilizaban, al igual que los pastores, las expresiones "la religión de ustedes" y "la nuestra". Obnubilada con estas distinciones, no llegaba a darme cuenta de que ellos intentaban dilucidar "cuál iglesia consideraban más conveniente para bautizar a su hijo". En efecto, mi marco conceptual no me permitía dar cuenta de que el "ser evangelio" no era algo que imposibilitaba a las personas a realizar prácticas que para mí formaban únicamente parte del "ser católico". De hecho, el "ser evangelio" era algo mucho más difuso de lo que creía. A la hora de acercarme a los modos en que los niños veían los diferentes procesos que se daban en el barrio, el taller organizado junto con Ana Carolina Hecht resultó un espacio fundamental en donde podían expresarse los distintos puntos de vista de los chicos. Inicialmente en el diseño del taller nos propusimos trabajar con todos los niños, las niñas y los jóvenes atraídos por la propuesta de contar a las demás personas -tanto al resto de los habitantes del barrio como a otros de diferentes lugares- cómo es el barrio desde la mirada de los chicos y las chicas. No obstante, las diferentes edades de los participantes, con sus horarios escolares diferenciados, nos obligaron a habilitar dos espacios en dos horarios distintos, aunque manteniendo el mismo objetivo. El primer grupo lo compusieron niños de entre 3 y 10 años y el segundo, de entre 11 y 15. Hubo ciertos cambios en relación con las actividades según las propuestas e intereses de cada grupo, pero, en líneas generales se realizaron dibujos y collages sobre el barrio y las actividades cotidianas; entrevistas entre niños, y entre niños y adultos; fotos y filmaciones realizadas por los niños mismos sobre los sitios importantes y/o significativos para ellos; diseño y armado de historias de vida personales (dónde viven, de dónde vienen, qué hacen, qué hacen todos los días); autorretratos; y mapas de recorridos y croquis con las actividades cotidianas (García Palacios y Hecht 2008). En el marco de la construcción de historias de vida, llevamos a cabo una serie de entrevistas con Daniel, uno de los chicos que concurría al taller de los más grandes. Él asiste diariamente a la escuela católica. La serie de entrevistas comenzaba preguntándole por dónde empezaría a contarle a alguien su vida. Luego de conversar acerca de los lugares en donde había vivido antes de venir al barrio, de cómo se compone su familia, de la música que escucha, comenzamos a hablar sobre la escuela: los docentes, los compañeros, qué materias tenía: “Carolina: Che, y todas estas materias ¿son todas obligatorias? Daniel: Si… (...) Mariana: Tenés que aprobar todas, digamos…? D: Ah, sí, todas tenés que aprobar… M: ¿Te podés llevar catequesis? [ya se había mencionado la materia] C: ¿Podés repetir de año? D: Hay una chica que está ahí con nosotros que repitió por catequesis… C: Mirá… D: El año pasado no era obligatorio, ahora sí. M: Y ahora esto qué… ¿de qué religión es esta catequesis? D: Coso… cómo se llama... de catequesis no sé nada (…) No, cómo se llama… católica.” (...) M: ¿Y vos te considerás católico o no…? [La formulación de mi pregunta respondía mucho más a una forzada "vigilancia epistemológica", es decir al intento de "no imponer mi marco categorial", más que a esperar realmente cualquier respuesta posible. Es decir, yo ya "sabía" lo que él iba a contestarme: según mi categorización él pertenecía al "grupo evangelio", opuesto al "grupo católico", por lo que su respuesta iba a ser rotundamente negativa.] D: Sí, creo que sí, sí. [Automáticamente consideré que había habido un malentendido, pero ante mi silencio seguimos conversando] (...) C: ¿Tus papás alguna vez te hablaron algo de religión o algo así? D: En Chaco sí, los de allá sí, son todos evangélicos son… M: ¿Hay alguna diferencia o es lo mismo? D: Qué… yo pienso que sí, para mí sí, yo creo en dios y todo eso, porque… a mí me explicaron todas esas cosas y de chico ya tuve catequesis yo… y después le pregunté a mi papá y él también me dijo que era católico… C: ¿Y el evangelio y el católico son lo mismo o es diferente? D: Son lo mismo (...) No… no puedo tomar la hostia, los que tomaron la comunión nomás, viste… yo me quedo con un par de pibes ahí (...) M: ¿Y qué pensás de eso, de que se tengan que quedar ahí sentados…? D: No sé, yo… para mí está mal, porque para mí tienen que ir igual porque… ellos toman los que ya tomaron la comunión y le dan eso… entonces se quedan ahí, como sentados y te sentís re mal… igual, no sé cómo son, yo los respeto… [Esto al momento era por fin algo "tran87 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 88 CUADERNOS 22 quilizador": coincidía plenamente con lo que yo misma había establecido en mis reflexiones sobre este ritual] (...) Mi papá me enseñó… C: ¿Qué te decían? D: Porque… que era el dios de los tobas era (...) El sol, el agua y la tierra (…) porque son los elementos que te permiten vivir, así… y pero después yo escuché que esos elementos ya los había creado dios y me quedé pensando al final... bueno, no... cada uno tiene su religión… pero no sé… yo no es que estoy diciendo que la mía es única, así… M: ¿Y cuál sería "la tuya"? D: La cultura toba… M: ¿Y antes que decías que te considerabas católico…? D: Eso porque… por la escuela y cuando yo lo fui… como que lo iba asumiendo, no sé… todo eso, cómo se dice… el evangelio (…) M: ¿Vos podés creer en las dos cosas a la vez o no...? ¿Qué pensás? D: Yo creo… así también creo en dios pero no… pero en la cultura toba yo también la creo…” Afortunadamente, ya no puedo tranquilizarme porque durante dos minutos de una entrevista de dos horas, mi universo categorial lograba dar cuenta de las apreciaciones de Daniel. No se trata de que mis categorizaciones deberían haber reflejado exactamente las establecidas por él, pues en la etnografía, la interrelación entre categorías sociales y categorías analíticas no implica asumir todas las primeras en un intento de ver el mundo como lo ven los sujetos, pero ciertamente tampoco implica ignorarlas por considerarlas carentes de significación (Rockwell 1989). La situación narrada en la casa de Estrella y Roberto nos muestra cómo tampoco podríamos esconder el problema sosteniendo, como lo ha hecho la antropología por largo tiempo, que éste radica en que Daniel es un niño y por lo tanto no se puede confiar en sus apreciaciones2. El problema no era Daniel, ni Estrella y Roberto, ni la escuela y la iglesia del Evangelio. Evidentemente, el problema era mi marco categorial; algo estaba quedando fuera de mi análisis: si mis categorías lograban explicar ciertas cuestiones, no daban cuenta de otras que también resultan fundamentales para una comprensión más acabada. Al respecto, una cuestión fundamental es que habiendo visto la diversidad al interior de la "comunidad católica", no podía ver hasta qué punto, en las relaciones entre los grupos, los límites pueden ser porosos y ambiguos. Como lo establecen Brubaker y Cooper, "El lenguaje tanto político como cotidiano es con segu- ridad rigurosamente categorial, dividiendo a la población en categorías (...) mutuamente excluyentes, e impidiendo formas mixtas o ambiguas. Pero este código categorial, importante en tanto elemento constituyente de las relaciones sociales, no debe tomarse como una descripción fiel de ellas" (2001: 57, resaltado en el original). Es decir que aún cuando las personas muchas veces pueden retomar, en la caracterización y comprensión de sí mismas, las categorizaciones instituidas oficialmente (como "católico" o "evangelio"), estas categorizaciones excluyentes no explican de por sí las relaciones que de hecho pueden darse entre los grupos humanos. Por supuesto, esto no significa que no existan mecanismos institucionalizados de exclusión. En este sentido, sigo considerando que el ritual de la comunión ofrecido en cada misa, actualiza permanentemente las fronteras entre católicos y no católicos3. Sin embargo, las lecturas que de ese proceso hacen las personas no son homogéneas y distan de reproducir las distinciones instauradas por las instituciones. Incluso, una misma persona, puede interpretarlas de diferentes maneras de acuerdo con distintas escalas de la práctica a las que se esté refiriendo y, de este modo, "en la práctica, las cosas pueden ser blancas y negras a la vez" (Díaz de Rada 2007: 7). Tal es el caso de ambas situaciones analizadas en este apartado. Entonces, no resulta sorprendente que para la escuela católica los chicos del barrio fueran primordialmente personas "no católicas" si tenemos en cuenta que cada institución "recorta" a los sujetos a su medida. Sin embargo, "a diferencia de la reflexividad que ponen en práctica los agentes de las burocracias (...), la reflexividad etnográfica no puede partir del supuesto de la dicotomía como única forma de comprender a los sujetos..." (Díaz de Rada 2007: 3). Como puede verse en los registros, en la práctica la cuestión no es simplemente "ser católico" o "ser evangelio", sino que en la vida cotidiana pueden convivir diversas prácticas y creencias que considerábamos como exclusivas de los campos de acción de uno u otro lado. Pensar en grupos dicotómicos no nos permite comprender las complejidades de las prácticas e identificaciones que las personas ponen en juego cotidianamente. COMENTARIOS FINALES: CÓMO ABORDAR LAS IDENTIFICACIONES RELIGIOSAS DE LOS NIÑOS He intentado mostrar a lo largo de este artículo que en mis idas al campo llevaba conmigo no sólo mi cuaderno de notas, sino también ciertos prejuicios que no me permitían dar cuenta de las relaciones sociales en su total complejidad. Muchos de ellos derivan del pensamiento dicotómico, como por ejemplo, el considerar a los grupos como unidades netamente diferenciadas y excluyentes, en oposición categorial. También, la idea de que existe cierta isotopía en los ordenamientos sociales (si todas las personas del barrio son "tobas", entonces todas son "evangelio" y, por ende, todas Salvo algunas excepciones, sólo recientemente la antropología ha comenzado a problematizar con mayor sistematicidad las nociones que se encuentran naturalizadas detrás del modelo de niñez entendida como etapa esencialmente particular (en contraposición al conjunto de los adultos) caracterizada por la no agentividad (Szulc 2006). Existen en la actualidad estudios que dan cuenta de esta escasa atención prestada a los niños y a problemáticas que los involucren, en las investigaciones antropológicas (Achilli 1996; Nunes 1999; Enriz et al. 2007). Aun sin desconocer la existencia de un desarrollo cognitivo, considero que los niños son sujetos capaces de participar activamente en diversas prácticas sociales, construyendo, en relación con ellas, diversos puntos de vista, los cuales constituyen legítimos objetos de estudio para la antropología. 2 3 Una de las categorizaciones oficiales más contundentes en este sentido es la que instaura el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, del Estado Nacional, que posee una sección de "culto católico" y solamente otra que regula a todos los demás cultos, llamados por oposición, "cultos no católicos". 88 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 89 ENTRE LA ESCUELA CATÓLICA Y LAS IGLESIAS DEL EVANGELIO. son "no católicas") como si los grupos compartieran atributos comunes en todas las escalas de la práctica (Díaz de Rada 2007). Sin embargo, como he establecido, aun cuando en el colegio se pongan en juego ciertos mecanismos de exclusión, como el analizado en tanto "rito de institución", para las personas del barrio, estas diferencias referidas a las identificaciones religiosas se viven de distintas maneras. Mientras que para unas familias es algo que no puede ser tolerado, llegando en algunos casos a sacar a los chicos de la escuela, para otras no se vive como una distancia que imposibilite el diálogo (Borton et al. e/p). Inclusive, recientemente, dos chicos del barrio han tomado la comunión junto con los demás compañeros de su grado. En el caso analizado de Estrella y Roberto, si bien ellos consideraban como "su religión" al Evangelio, podían elegir dónde bautizar a sus hijos, incluyendo a la Iglesia católica en las posibilidades. Esto nos muestra, que en la realidad cotidiana no existen grupos cerrados posicionados uno frente al otro, sino que en diferentes prácticas se ponen en juego diferentes estrategias e identificaciones. La cuestión central es analizar en qué dimensiones de la práctica se ponen en juego qué tipo de identificaciones y cómo. De hecho, al no tratarse la mayoría de las veces de "... una divisoria entre grupos alineados consistentemente a uno y otro lado de un espacio social, sino de una experiencia de complementariedad instalada en el interior de cada persona de carne y hueso" (Díaz de Rada 2007), es posible observar experiencias que nuestras categorizaciones oposicionistas nos impedirían ver por considerarlas como contradictorias, como veíamos en el caso de Daniel. En este punto, cabe resaltar el potencial de reflexividad de la etnografía: las descripciones de las perspectivas de un grupo social particular o de situaciones de interacción dentro de un determinado lugar suelen ser muy valiosas porque logran cuestionar los supuestos y prejuicios que los científicos sociales llevamos al campo. En ese sentido, estas descripciones ponen a prueba las presuposiciones propias y crean teoría (Hammerley y Atkinson 1994). Por lo tanto, es necesario estar atenta para no creer que las categorizaciones formuladas y sostenidas desde distintas instituciones se corresponden plenamente con las que los sujetos sienten y viven cotidianamente. Considero que solo puede lograrse una comprensión efectiva de una forma cultural con una metodología que implique, como lo hace la etnográfica, un sustancial contacto social con los agentes durante el proceso que, a través del encuentro, registra y representa, parcialmente en sus propios términos, la irreducible experiencia humana (Willis y Trodman 2000). Por último, quisiera detenerme, en este apartado final, en el objetivo central de mi investigación. Mi intención es analizar las posibles vinculaciones entre las identificaciones de los niños del barrio y las prácticas sociales en las que participan. Distintas experiencias formativas (Rockwell 1995), relaciones y prácticas cotidianas en las que los niños se involucran activamente, condicionan el sentido de las apropiaciones de los niños, ya que son las prácticas sociales las que sitúan a los objetos a ser conocidos en sistemas previos de significación social (Castorina 2007, 2005). La intervención de diferentes condiciones sociales puestas en juego en diversos contextos (escolares, barriales, familiares) resultan constitutivas de estas construcciones en el sentido de que inciden en ellas, ya sea posibilitándolas como restringiéndolas. Ahora bien, teniendo en cuenta el desarrollo de este trabajo, será necesario tener una visión integrada y articulada de los diversos contextos en juego. Interpretar el complejo entramado de relaciones de la vida social como si fueran simplemente "... 'factores' institucionales reduciendo los diversos contextos a 'influencias independientes sobre la experiencia de las personas'" sería mucho menos fructífero (Díaz de Rada 1995: 127). Por eso es necesario pensar qué prácticas y apropiaciones se dan no solo en cada contexto, sino también en la interacción entre ellos. En este sentido, a lo largo del escrito, he introducido algunas descripciones para dar cuenta de este entramado de relaciones del que participan los niños del barrio, las cuales se iban desprendiendo de las reflexiones metodológicas. Así, en distintas prácticas de los sujetos, se ponen en juego identificaciones y categorizaciones que no reproducen automáticamente las establecidas por las instituciones. Como sostienen Brubaker y Cooper, las "denominaciones categóricas de grupo -aunque profundamente institucionalizadasno pueden servir de indicadores de grupos 'reales' o 'identidades' fuertes" (2001: 56). De hecho, una pregunta que continúa abierta es de qué modos las categorizaciones y nominaciones institucionales (como "católico", "evangelio") intervienen sobre las autocomprensiones de las personas4. En mi caso, de qué modos los niños del barrio se apropian de las distintas apelaciones que están en juego entre los diferentes contextos (la escuela católica, las iglesias del Evangelio, las familias, etc.) a sentirse identificados con determinados grupos y en qué escalas de la práctica se ponen en acción estas identificaciones. En el espacio de taller se han podido registrar algunos indicios de estas apropiaciones5. Sin embargo, será necesario continuar la investigación etnográfica, prestando especial atención a que nuestro lenguaje analítico no interfiera en el estudio de la complejidad de los vínculos cotidianos que intentamos aprehender. AGRADECIMIENTOS Este artículo ha sido realizado en base al trabajo final del seminario de doctorado dictado en Buenos Aires en 2006 por el profesor Ángel Díaz de Rada. Quisiera agradecerle tanto a él como a Gabriela Novaro, Ana Carolina Hecht y Noelia Enriz su atenta lectura y comentarios. 4 Por supuesto que estas consideraciones también son válidas para la problematización de lo que se entiende por "toba", aunque no me he dedicado a ello en este trabajo. 5 Sólo por mencionar un ejemplo cabe resaltar la importancia otorgada por las nietas de la pastora del barrio a la iglesia del evangelio en respuesta a la consigna "dibujen lo que les parece más importante del barrio". No obstante, esto no entra en contradicción con la participación activa de las niñas en las actividades propuestas por la escuela católica (me refiero no sólo a las clases, sino a los actos escolares, ferias, misas, etc.). En este sentido también en el espacio del taller puede verse que en distintas prácticas las personas ponen en juego diferentes estrategias e identificaciones. 89 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 90 CUADERNOS 22 BIBLIOGRAFÍA Achilli, E. 1996. 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Los estudios realizados nos permitieron comprobar la importancia de llevar a cabo análisis químicos para establecer de manera inequívoca la mineralogía de este tipo de objetos, ya que muchas veces son considerados como indicadores a la hora de establecer interpretaciones sobre la dinámica de los grupos del pasado. De manera general abordaremos aspectos teóricos vinculados a la circulación e intercambio de bienes. PALABRAS CLAVES: cuentas minerales, intercambio, Alamito. ABSTRACT The fundamental objective of this work is to present the results of the analysis made on a group of beads minerals and its associate contexts coming from places of Alamito (Dpto. Andalgalá, Prov. of Catamarca, Argentina). The made studies allowed to be proven the importance of carrying out chemical analysis to settle down in an unequivocal way the mineralogy of this type of objects, since many times they are considered as indicators when establishing interpretations on the dynamics of the groups of the past. In a general way we will approach theoretical aspects linked to the circulation and exchange of goods KEYS WORDS: minerals beads, exchange, Alamito. sidades individuales (Appadurai 1991: 50). Sin embargo, todos los intercambios tienen una dimensión de intercambios de mercancías ya que el interés personal en el juego político puede constituir el motor del mismo (Appadurai 1986). Esto demuestra que en cada sociedad el intercambio estuvo regulado por políticas particulares que dieron sentido a flujos específicos de mercancías (Ortiz 2007). Cuando hablamos de mercancías nos referimos a cualquier cosa destinada al intercambio (Appadurai 1991). Las mercancías son aquellos objetos que han sido construidos en un proceso intersubjetivo y que, en un momento determinado, culmina con el objeto externo al proceso que lo creó. Sin embargo, sigue conteniendo su cualidad simbólica, durante todo su ciclo de vida. Es su transcurrir en el mundo lo que lo mercantiliza. Se trata del otorgamiento de un valor social y simbólico que posee el objeto, derivado del proceso de su creación. Simmel (1978) plantea que el valor nunca es una propiedad inherente de los objetos, sino un juicio acerca de ellos emitido por los sujetos. Con todo, la clave para la comprensión del valor descansa en la región donde la subjetividad es sólo provisional y no verdaderamente muy esencial. El valor no es una medida universal, sino que se construye en relación a procesos de reproducción social particulares (Lazzari 1999:373). En función de esto, los objetos son redefinidos y resignificados culturalmente a través del intercambio. El valor está contenido en las mercancías que se intercambian. Centrándose en las cosas que se intercambian, y no simplemente en las formas o funciones del intercambio, es posible argüir que lo que crea la conexión entre intercambio y valor es la política, entendida en sentido amplio (Appadurai 1991:17). INTRODUCCIÓN El objetivo de este trabajo es presentar los resultados del análisis efectuado sobre un conjunto de cuentas minerales y sus contextos asociados que fueron recuperadas en el yacimiento arqueológico "Alamito" (Núñez Regueiro, 1998), ubicado en el Campo del Pucará, Dto. Andalgalá, Prov. de Catamarca, Argentina. Proponemos la hipótesis de que las cuentas minerales no fueron producidas localmente sino que fueron adquiridas mediante mecanismos de intercambio, como otros de los tantos productos que circularon en el flujo interregional de bienes en un contexto macroregional como es el Noroeste Argentino y el Norte de Chile. Muchos autores han abordado el tema del intercambio y han hecho notar que este concepto posee un fuerte contenido político (Appadurai 1991, Lazzari 1999, Núñez y Dillehay 1995). En este contexto podemos decir que toda transacción esta mediada por la oferta y la demanda siendo ambos regulados por la necesidad social. La demanda no es algo inmanente a la esencia humana es la expresión económica de la lógica política del consumo y por lo tanto, su fundamento debe buscarse en este lógica (Appadurai 1991:48). Por lo tanto, la demanda es un impulso socialmente regulado y generado y no un artefacto de los caprichos o las nece- * CONICET- INTERDEA (Instituto Interdisciplinario de Estudios Andinos, Fac. de Cs. Naturales e Instituto Universidad Nacional de Tucumán. [email protected] * * Universidad Nacional de Tucumán. *** Universidad Nacional de Salta 91 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 92 CUADERNOS 22 da y posee una pendiente suave hacia el Norte, se halla bordeada a ambos lados por terrazas o "mesadas" bien desarrolladas de NO a NE, cortadas por ríos limitados por barrancas verticales. (González Bonorino, 1950). El yacimiento arqueológico se dispone sobre estas terrazas de ondulación variable lo cual le permite, en muchas oportunidades, obtener panorámicas visuales excelentes de todo el valle. La mayor parte de los sitios formativos de esa zona (aproximadamente 50), corresponden a sitios caracterizados por estar organizados siguiendo un patrón que ha sido dado a conocer en la literatura como "patrón Alamito" (Núñez Regueiro 1971). El mismo se halla integrado por grandes recintos alargados con un largo pasillo (recintos tipo B), recintos de tendencia rectangular (recintos tipo A), áreas de cobertizos (recintos tipo C), dos plataformas rectangulares de paredes de piedra, rellenas de tierra, y un gran montículo (montículo mayor), dispuestos en torno a un patio central de forma circular (Núñez Regueiro 1998). Además, se han localizado otros tipos de sitios en la misma zona, entre los que sobresalen grandes recintos de paredes de piedra con una, o raramente dos, pequeñas estructuras anexas. Este tipo de recintos se ubican fuera del "anillo" de los sitios "patrón Alamito", pero muy cercanos a ellos, en general a una distancia que no supera los 300 metros. Funcionalmente se considera que se trata de unidades habitacionales, que fueron contemporáneas a la ocupación del asentamiento y que desempeñaban funciones similares a la de algunos de los recintos ubicados dentro del "anillo", es decir resguardo, procesamiento y consumo de alimentos y descanso (Gianfrancisco 2002, 2005; Gianfrancisco y Núñez Regueiro, 2009). Las cuentas analizadas en este trabajo provienen de los sitios "patrón Alamito" S (1) y H (1). En el sitio H (0) se recuperaron 44 cuentas. En el primero se recuperaron 30 cuentas (68,2 %) en el montículo mayor, 10 (22,7%) asociadas a un entierro doble del recinto 5 (recinto tipo "A"), 3 en el piso del recinto 2 (recinto tipo "A") y 1 en el exterior de dicho recinto. En el sitio S (1) se encontraron 21 (100 %), todas en el montículo mayor. Un pequeño grupo de cuentas se recuperaron en uno de los recintos con estructuras anexas correspondiente a la estructura 13 (1). La muestra total de cuentas analizadas es de 67 ítems. En relación a la distribución espacial del conjunto total de materiales (81 cuentas) aquí analizados es posible observar que más del 64% está concentrado en los montículos mayores, el 25% asociadas a entierros y el 9,8% restante vinculadas a espacios de uso doméstico. Esto nos demuestra que por su asociación mayoritaria a los montículos mayores, considerados como depositarios de ofrendas, y a los entierros, estimamos que las cuentas tenían un alto valor ceremonial y suntuario, ya que parecen haber sido utilizadas tanto para funciones cúlticas como de adorno personal. En general, las cuentas analizadas poseen forma circular (90,8%). Sin embargo hemos registrado una forma hexagonal, una hexagonal con los ángulos redondeados, una prismática rectangular, una rectangular con tendencia rectangular, una trapezoidal y una ovalada. El tamaño en general varía entre 3,0 a 7,9 mm. de diámetro, pero en un único caso se registro un diámetro de 12,8 Estos objetos y bienes intercambiados se constituyen como medios para visualizar el dominio sobre un espacio concreto creando paisajes sociales a diferentes escalas. Eso trae aparejado la materialización de lugares y personas no disponibles en la interacción cotidiana expandiendo así sus límites espacios-temporales. De esta manera podemos ver al espacio como algo intencionalmente manipulado que al mismo tiempo construye a las sociedades y a los individuos (Lazzari 1999). Al extender el espacio interpersonal pueden participar activamente en estrategias de legitimación de poder o del afianzamiento de un prestigio creciente de ciertos grupos al interior de una sociedad, en función de las relaciones distantes que son simbolizadas por ellos. Como las relaciones de intercambio son negociaciones tensas siempre está presente el riesgo de que fallen (Lazzari 1999). El intercambio crea deudas y obligaciones, de allí su carácter de transacción mediado por la violencia simbólica (Bourdieu 1977), ya que debido a su naturaleza conflictiva reemplaza a la visión tradicional de la reciprocidad como norma de regulación y equilibrio (López Campeny y Escola 2007). CONTEXTO DE PROCEDENCIA DE LAS CUENTAS MINERALES El Campo del Pucará es una extensa depresión tectónica de forma triangular, cuyo vértice esta orientado hacia el Norte y constituye un sector integrante de la unidad de Sierras Pampeanas. Se encuentra rodeada de cordones montañosos de elevación uniforme limitando al Norte con el valle del Suncho (1620 m.s.n.m.), al Sur con la Sierra de La Carreta (2780 m.s.n.m.), al Este con la sierra de Narváez (2500 m.s.n.m) y al Oeste con la sierra de Las Lajas (2650 m.s.n.m). La planicie del Campo del Pucará es levemente ondula- Figura 1. Área de estudio 92 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 93 CONTEXTOS Y PROCEDENCIA DE CUENTAS MINERALES DE LOS SITIOS... cópicas, mediante imágenes adquiridas en el microscopio electrónico de barrido (MEB). Las muestras se colocaron en una platina portadora, en número de dos o tres, dependiendo de su tamaño. Mediante una computadora se controla la posición x e y, y los movimientos en z, posibilitando el análisis de un gran número de puntos. Cada punto analizado de la muestra revela un gráfico característico que expresa la composición. Por cada muestra es recomendable tomar al menos cuatro puntos de análisis. Con este método decidimos analizar la muestra total de cuentas, las secuencias de picos obtenidas en los diferentes diagramas permitieron identificar la composición química de cada una. De esta manera pudimos comprobar que la primera agrupación por clases que efectuamos poseía algunas falencias, debido a que algunas cuentas que clasificamos como carbonato en realidad correspondían a la clase de fosfatos. A partir de este análisis la muestra se dividió de la siguiente manera (a) Carbonatos (4), 3 de Aragonita y 1 de calcita; (b) Fosfatos (8 cuentas): todas de turquesa; (c) Silicatos (14 cuentas): 1 del grupo del SiO, 5 del grupo de la serpentina (lizardita), 1 de calcedonia y 7 agregados microcristalinos de cuarzo azulado. Ante esta problemática, decidimos profundizar nuestros análisis y someter tres cuentas de este conjunto a la difracción de rayos X. A su vez, para corroborar los resultados del MEB, tomamos dos cuentas de cada clase y efectuamos el mismo análisis. Un estudio preliminar de este material se llevó a cabo entre 2003 y 2006. Este consistió solamente en un análisis macroscópico considerando ciertos atributos físicos de las cuentas que se exponen en este trabajo y en esa oportunidad consideramos que la mayor parte del material recuperado correspondía a minerales como la crisocola y la malaquita (Gianfrancisco, 2003). Posteriormente Giusta et al. (2005) llevaron a cabo un análisis macroscópico de un conjunto de cuentas obtenidas en espacios de cobertizos y concluyen que las materias primas utilizadas corresponden posiblemente a malaquita, turquesa y crisocola. mm. El espesor se presenta en un rango que varía de 0,4 a 3,5 mm, con un ítem que presentan 6,3 mm de espesor. El agujero es de tendencia central, salvo un caso, que es longitudinal; la medida del agujero propiamente dicho oscila entre 0,8 a 2,6 mm, y su prolongación cónica (41,2 %) o bicónica (58,8 %) varía entre 1,2 a 2,7 mm. El registro en lo que hace a la tecnología lítica vinculada a la manufactura de cuentas es exiguo solo hemos registrado un microperforador de cuarzo recuperado en el recinto 13(1)1, creemos que, en parte, esto se debe a las deficiencias en el registro y recuperación del material lítico que no se corresponde con las excelentes piezas de escultura lítica tan elaborada en el área. METODOLOGÍA DE ESTUDIO Análisis de la variedad de Materia Prima Con la finalidad de resolver la problemática referente a la posible área de procedencia de los minerales llevamos a cabo una serie de análisis con el fin de conocer su mineralogía. Dichos estudios incluyeron en primera medida (1) Reconocimiento mineralógico macroscópico, (2) Análisis mediante microsonda y (3) Difracción de rayos X de aquellas cuentas cuya mineralogía no pudo ser establecida con seguridad a partir de la microsonda. (1) Reconocimiento mineralógico macroscópico Este se realizó con el propósito de efectuar una primera división de la muestra que permitiera identificar las diferentes clases de minerales. Para ello se consideraron las propiedades físicas como ser: dureza, color, hábito cristalino, presencia de inclusiones, y reacción al ácido clorhídrico. A partir de este análisis la muestra quedó conformada por tres grupos: (1) carbonatos, (2) fosfatos y (3) silicatos. Con la finalidad de poder realizar un estudio en profundidad que nos permitiera conocer de manera inequívoca la mineralogía de las mismas efectuamos un análisis con microscopio de barrido electrónico. (2)Microscopía electrónica de barrido (MEB) acoplada a microsonda electrónica A partir del análisis macroscópico fue posible diferenciar los grupos de minerales indicados, por lo tanto en el análisis de MEB sólo se tomo un 40% de la muestra. En virtud de esto, se analizaron entonces, 26 cuentas de mineral (40 %), y 4 cuentas de concha. Para el análisis utilizamos un microscopio electrónico de barrido ambiental marca Philips que INTEMIN (SEGEMAR). Al poseer este equipo una microsonda electrónica acoplada, es posible conseguir análisis cuantitativos más precisos que con la microscopía electrónica de barrido con un espectrómetro de rayos X. Los análisis con energía dispersiva de rayos-X o microanálisis de rayos-X es una modalidad de análisis que utiliza la sonda electrónica micro analizadora (EDX) y el sistema de análisis EDAX, para identificar, cualificar y cuantificar la composición química elemental de materiales sólidos, incluidas las partículas micros- (3) Difracción de rayos X Sobre la base de los grupos establecidos mediante el MEB, y teniendo en cuenta la naturaleza destructiva del análisis de difracción de rayos x, para el análisis se tomó una muestra de cada uno de ellos haciendo un total de 8 cuentas. Se analizaron ocho muestras por medio de difractometría de rayos X, mediante el método del polvo. Se irradiaron con un anticátodo de Co entre 3º 22 y 130º 22. La muestra fue molida a polvo fino en mortero de ágata y montada sobre un portaobjetos de vidrio. Las secuencias de picos obtenidas en los diferentes diagramas permitieron identificar distintas sustancias minerales. Las mismas se presentan en la siguiente tabla. Como valoración final de este apartado quisiéramos sostener la importancia de llevar a cabo análisis químicos para la determinación de la mineralogía de éste y otro tipo de objetos. Fue posible comprobar que si bien a nivel macroscópico hay minerales que a poseen características muy similares con otros minerales, como ser color, dureza, brillo, reacción al ácido etc., química y mineralógicamente son diferentes. Un claro ejemplo lo constituyen la crisocola (SiO3 Cu nH2O, clase silicato) y la turquesa (CuAl6(PO4)4(OH)85H2O)-clase Sin embargo son necesarios microperforadores para perforar las cuentas; estudios realizados en Estados Unidos han demostrado la utilización de espinas de cactáceas y arena con esa finalidad, obteniéndose excelentes resultados (Cooles, 1973). 1 93 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 94 CUADERNOS 22 Tabla 1. Unidad de procedencia y mineralogía cuentas. sulfato), ambos son minerales que pueden tener características físicas similares como por ejemplo el color verde azulado, y la nula reacción al ácido clorhídrico (la turquesa es soluble en ácido una vez calcinada), pero en realidad la dureza y el brillo de ambas son muy diferentes, y químicamente no poseen ninguna semejanza. Otro ejemplo muy común es lo que ocurre con la aragonita (CO3 Ca) y la malaquita (CO3 Cu2 (0H)2), son minerales que corresponden a la misma clase, carbonatos; ambas pueden poseer el mismo color verde (en la aragonita no es tan común), idéntica dureza y reacción al ácido clorhídrico, pero químicamente poseen diferencias, por ejemplo la presencia de cobre en la malaquita. Si bien el color verde de la aragonita puede deberse a la presencia de impurezas o a la presencia de un ión cromóforo que altere su coloración, es el porcentaje en peso del Cu presente en cada mineral lo que va a determinar la mineralogía. A su vez, la crisocola presenta un color y brillo similar al cuarzo azul verdoso, pero se diferencian químicamente, si bien ambos pertenecen a la clase silicatos, el cuarzo no posee Cu en su composición. Por supuesto que hay una gran cantidad de ejemplos de este tipo que podríamos utilizar, pero nuestro fin es demostrar que, y de acuerdo a nuestra propia experiencia, la única manera de conocer realmente la mineralogía de los artefactos es llevando a cabo análisis químicos que den cuenta de su composición. Es ésta, y sólo ésta, la forma de establecer de manera más certera la mineralogía de esos objetos. Figura 2. Cuentas Lizardita En relación a su procedencia sabemos que es posible encontrarlo en todo el basamento cristalino presente en Campo de Pucará, que está formado por esquistos filíticos y micacíticos, cuarzosos, en gran parte migmatizados, y por granito (González Bonorino, 1950). Calcita La calcita (CaCO3) usualmente presenta una coloración blanca a incolora, pero puede presentar tonalidades variadas como gris, rojo, verde, azul, amarillo, y cuando es impura puede ser marrón y hasta negra. Es uno de los minerales más ampliamente distribuido como formador de rocas. Se presenta en una extensa variedad de ambientes sedimentarios. Es un mineral secundario en las rocas ígneas; como producto de de descomposición de silicatos cálcicos, también se hallan en rocas metamórficas. Es el mineral filoniano más común y aparece como ganga con toda clase de menas metálicas. La calcita toma parte en la constitución del travertino, mármol, ónix y aragonita, como producto de la depositación de aguas termales bicarbonatadas, superficiales recientes, acompañadas muchas veces por vertientes aún en actividad (Klein C. y C.S. Hlburt 2002) (Figura 3). Se los conoce en distintos lugares, entre ellos, como material muy poroso, blanco, verdoso, amarillento, a pardo claro en La Calera (La Rioja) y Puesto Viejo (Jujuy). LOS MINERALES. CARACTERÍSTICAS Y PROCEDENCIA Cuarzo azul verdoso Este tipo de agregado puede encontrarse en diferentes zonas; debe quedar claro que no constituye un mineral, sino que es una mezcla de dos minerales que pertenecen a dos subclases diferentes (el cuarzo es un tectosilicato y la mica un filosilicato) de la misma clase, silicatos. Ambos son minerales formadores de roca, aunque el cuarzo es un mineral principal, que se usa al momento de la clasificación, y la mica es un accesorio. La coloración gris verdosa que posee se debe a la proporción de cada una de las micas, en aquellos en los que falta por completo la moscovita, se obtiene esta coloración (Figura 2). 94 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 95 CONTEXTOS Y PROCEDENCIA DE CUENTAS MINERALES DE LOS SITIOS... unos cuarenta kilómetros en línea recta hacia el E-NE, existen una gran cantidad de minas cupríferas como Capillitas (Dpto. Andalgalá), Bajo de La Alumbrera (Dpto. Belén), Bajo del Durazno, Bajo de San Lucas, Filo Colorado, Cerro Blanco, Cerro Rico y Farallón Negro entre otras (Núñez Regueiro, 1998). Todas estas son minas cupríferas, en las que es posible hallar minerales como la malaquita. Si bien la turquesa no ha sido un mineral registrado hasta el momento en el las mismas, es posible que esté presente (Ávila, J. com. pers.)2. (Figura 5). Figura 3. Cuentas de Calcita Aragonita La aragonita es una forma polimorfa de la calcita a alta temperatura y presión ordinaria. Se forma en condiciones fisicoquímicas de bajas temperaturas, en depósitos superficiales. Las fuentes hidrotermales la depositan, también se forma en depósitos lacustres de alta salinidad. Generalmente es incolora a blanca, también gris, amarillo-pardo pálido; la coloración verde que presenta puede deberse a la presencia de impurezas o a la presencia de Cu en su composición (Figura 4). Figura 5. Cuentas de Turquesa Los hallazgos de cuentas asociadas a sitios residenciales y contextos funerarios del Noroeste Argentino son muy recurrentes por lo que sólo mencionaremos aquellos sitios en los que las cuentas poseen un carácter no-local. Se han recuperado cuentas de turquesa en el Valle de Tafí (período Temprano o Formativo) (Domínguez Bella y Sampietro, 2005), y en el sitio "El Pichao" (período Tardío o de Desarrollos Regionales) en la Provincia de Tucumán (Gianfrancisco y Dlugosz, m.s.), en los sitios El Tallar y Manuel Elordi I en el Norte de las Selvas Occidentales Ventura (1994) se refiere al registro de cuentas de turquesa, crisocola y sodalita. Lizardita Integrando parte de la muestra se analizó un conjunto de cuentas que posee una coloración verde muy oscura a negra. A partir de la difracción se pudo determinar que contenía lizardita. Es un mineral del grupo de la serpentina (subclase filosilicatos, clase silicatos). La lizardita es uno de los tres polimorfos que tiene la serpentina. Es masiva o finamente graneada; blanda y fibrosa, de fibras largas. Este rasgo no le otorga propiedades aptas para ser usada con la finalidad de realizar cuentas. Es un mineral ampliamente distribuido. Generalmente es producto de alteración de silicatos de magnesio como el olivino, los piroxenos y los anfíboles (Figura 6). Inicialmente, al registrar la composición de las cuentas pensamos que correspondía a una roca; su coloración negra Figura 4. Cuentas de Aragonita De acuerdo a los que sabemos hasta ahora, se ha registrado la presencia de aragonita de coloración verde y azulada, y cuarzo celeste en la microregión de Antofagasta de la Sierra, en los sitios Punta de la Peña 9 I y III (PP9 I y III) y Casa Chávez Montículos asociado a un complejo artefactual vinculado con la producción de cuentas minerales el sitio (López Campeny y Escola, 2007). Las autoras exponen que la única fuente posible de procedencia conocida corresponde al cerro peinado ubicado a 100 km. al SO de Antofagasta. Turquesa El área de proveniencia más cercana, registrada hasta el momento, se localiza en minas de cobre que se encuentran en la Puna de Atacama (Chile) y en distintos sectores de la Puna Argentina. En los alrededores de Campo de Pucará, a 2 Cátedra de Geología de Minas, Fac. de Ciencias Naturales e IML, UNT. 95 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 96 CUADERNOS 22 minas donde es posible hallar minerales de cobre, no está bien documentada la variedad de minerales de cobre que pueden coexistir en un mismo lugar, como en el caso de la malaquita. A su vez, los estudios geológicos registran la presencia de minerales cuando estos son significativos a nivel cualitativo, pero no consignan la existencia de minerales aislados en forma de cantos rodados o a pequeñas vetas, que si bien no tiene importancia desde el punto de vista económico, sí pudieron haber sido utilizados en épocas prehispánicas para confeccionar pequeños objetos de adorno. La turquesa, la calcita y la aragonita, constituyen materias primas que, alejadas de sus fuentes de origen aparecen en diferentes contextos constituyendo, sin lugar a dudas, un bien exótico. A su vez, registramos, por primera vez, la presencia de cuentas manufacturadas sobre la base de un preparado de minerales y rocas. Si bien los minerales son alóctonos nos preguntamos sobre la posibilidad de que estos artefactos hayan sido elaborados por la población local, o si se obtuvieron ya manufacturadas. La evidencia con la que contamos, demuestra que todas las cuentas recuperadas en todos los S(0), H(0) y 13(1) se presentan terminadas, no habiéndose registrado cuentas sin terminar de formatizar. Completan el conjunto 2 fragmentos de mineral de tamaño pequeño, un fragmento considerado como "azurita" en el primer piso del recinto 2 (tipo A), y un fragmento descrito como de "malaquita", en el piso tercero del mismo recinto del sitio H(0) (Angiorama, 1995). Por último, en el recinto 13(1) se recuperó un microperforador de cuarzo de tamaño muy pequeño con una longitud de 5,3 mm, ancho de 3,8 mm y espesor de 2 mm. Presenta una morfología similar a los microperforadores descriptos por López Campeny y Escola (2007) para la región de Antofagasta de la Sierra. En base a la evidencia presentada consideramos que no hay elementos substanciales para proponer la existencia de una producción local de cuentas. Si bien sabemos que los artesanos del trabajo de piedra de los sitios de Alamito alcanzaron un alto grado de desarrollo, expresado en las fuentes, morteros tallados y suplicantes, la tarea de confeccionar cuentas parece no haber sido desarrollada. Los fragmentos de minerales recuperados son mínimos, teniendo en cuenta el volumen de excavaciones efectuadas en el Campo del Pucará, y no se trata de fragmentos que puedan ser considerados indudablemente restos de producción de cuentas, ni siquiera se ha encontrado una sola cuenta sin terminar o en proceso de producción. Tampoco entre las cuentas de moluscos terrestres y de hueso se han hallado evidencias de producción local. Esto nos llama la atención ya que su producción suele ser habitual en contextos formativos del NOA y de la puna chilena. En virtud de esto, pensamos que es posible que las cuentas minerales registradas en Alamito se obtuvieran una vez manufacturadas; y que el mecanismo de obtención pudo estar vinculado a una red de interacción a larga distancia, formando parte del flujo interregional de bienes en un contexto donde hay notables evidencias de interacción a una escala macroregional entre zonas de valle, selva y el pacífico durante el Formativo. En este contexto, la presencia de las cuentas en estos Figura 6. Cuentas de Lizardita nos hizo pensar que era básica. Sin embargo la presencia de microclino (abundante en relación a los demás) nos indicaba una roca ácida, que se corresponde con coloraciones claras. A través del análisis se pudo determinar que la cuenta consiste en un preparado que, además de lizardita, contiene pequeños granos de cuarzo, microclino, plagioclasa, biotita, piroxenos, opacos y fragmentos de roca. La mezcla de componentes y el tamaño de ellos (limo fino-arcilla) muestra que el material es de origen artificial (Ibáñez Lucía5 comunicación personal 2008). Además, lo que ratifica el origen artificial, es la presencia de fragmentos de roca. Consideramos que podría ser una roca sedimentaria, pero al corroborar la granulometría que presentaban (tamaño limo fino-arcilla) los componentes no serían los mencionados, sino que habría minerales de arcilla y posiblemente ceolitas. La presencia de lizardita nos sugería dos posibilidades, (1) que haya sido empleada como ligante o (2) que su presencia de deba a la alteración del piroxeno. Consideramos que la primera opción es la correcta, ya que el equipo sólo detectó lizardita y ningún otro material. Eso se debe a que no se detectan, por este medio, sustancias que estén en concentraciones menores al 5% en el preparado. De esta manera se ve que lo más abundante es la lizardita. Los granos están todos en menor concentración, y si fuera alteración estarían en menor concentración todavía. En relación a la procedencia de este mineral no conocemos registros de cuentas artificiales con lizardita en el noroeste argentino, y por supuesto, tampoco de yacimientos con ese tipo de material. DISCUSIÓN Y CONSIDERACIONES FINALES El análisis efectuado demostró la importancia de llevar a cabo estudios físico-químicos que den cuenta de la composición de las cuentas minerales. A partir de ello, pudimos comprobar que la mayor parte de los minerales empleados en su manufactura no provienen de la microrregión de Campo de Pucará. Si bien en el noroeste argentino existe un registro de Instituto de Estratigrafía de Sedimentología Global (IESGLO) - Fac. de Ciencias Naturales e IML. UNT 5 96 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 97 CONTEXTOS Y PROCEDENCIA DE CUENTAS MINERALES DE LOS SITIOS... acontecimientos y/o personas intervinientes en el intercambio por medio de los cuales fueron obtenidos. Esto nos permite suponer que en cada uno de estos objetos se sumó un valor y un significado especial participando en la construcción de un espacio social particular. Consideramos a las cuentas (y a otros tipos de bienes), en tanto objetos que participan de procesos de intercambio, como "mercancías" (Appadurai 1991) que poseen un fuerte contenido social y simbólico y que transportan consigo conjunto de "ideas y asociaciones", poseyendo un rol activo en la conformación de redes de circulación. Se trata de circulaciones de bienes asociados a determinadas personas sociales relacionadas con conocimientos y servicios más que orientadas a la subsistencia, es decir transportando ideas y asociaciones. Podemos pensar al intercambio entonces de otra forma, ya no como el objetivo para la adquisición de bienes y recursos, sino como la excusa para la creación de relaciones que perduren, relaciones que son creadas a través de los objetos materiales intercambiados (Ortiz 2007). En relación a los mecanismos de adquisición de estos bienes no es posible postular con seguridad el modo en que estos objetos fueron obtenidos. En relación a los sitios Alamito, Tartusi y Núñez Regueiro (1993) plantean que éstos constituyen centros ceremoniales que mantenían nucleadas y subordinadas a nivel religioso a otras comunidades de la región. Gran parte de recursos estilísticos y tecnológicos presentes en Alamito manifiestan una distribución tan amplia a nivel regional que se consideró que estos centros desempeñaron un papel significativo en la distribución de bienes hacia otras regiones, especialmente aquellos relacionados con el culto. En este contexto, el intercambio de los objetos se explica desde el tráfico caravanero y el intercambio directo como un modo de adquisición de los objetos. A nuestro entender no hay elementos suficientes que permitan sostener que las sociedades de Alamito centralizaron y manejaron el tráfico caravanero, fue un mecanismo de intercambio. Independientemente de los mecanismos y medios que hayan intervenido en la circulación de objetos, sea mediante tráfico caravanero o comercio a espaldas, y teniendo en cuenta el número de objetos registrados consideramos que, este contexto de pequeño volumen, posiblemente, no haya requerido de una tecnología de intercambio que implique el uso de llamas cargueras. Existe una asociación clara entre minerales de cobre y cuentas de collar con contextos asociados al tráfico de larga distancia agrupando espacios geográficos dispares, complementarios y lejanos en el ámbito del área andina centro sur. En realidad pensamos que los grupos del Formativo generaron diversos lazos de contactos generándose múltiples y variadas redes de interacción materializadas a través de la circulación de bienes. Los últimos estudios efectuados en contextos Formativos del NOA demuestran que ciertos recursos alfareros o tecnológicos aparecen en contextos considerados como parte de áreas culturales distintas y contextos de ocurrencia particulares (Gero y Scattolín 1994, Sacattolín 1990, Lazzari 1997). Esto nos demuestra que el patrón de circulación era más complejo que lo que considerábamos, con una diversidad de redes que coexistían y planteaban sus demandas sobre los procesos de trabajos locales. Demandas que podrían haber estado ligadas a distintos lazos sociales y sitios apunta a establecer algún tipo de vínculo entre Alamito y los sitios donde se están produciendo. La presencia en los sitios Alamito de rocas alóctonas a la región como son la obsidiana y basaltos y la presencia de artefactos de metal y alfarería propia del área en otras zonas nos permiten pensar en la posibilidad de vínculos con otras regiones. La existencia de una posible producción local de cuentas minerales es registrada por Scattolín y Williams (1992) en el sector occidental de las Sierras del Aconquija en el sitio Buey Muerto y en el sitio Loma Alta (Williams y Scattolín 1991) donde se registraron cuentas y trozos de malaquita en bruto, entre otros objetos. En Antofagasta de la Sierra López Campeny y Escola (2007) recuperaron en los sitios Sector I y Sector III de PP9 y Montículos Casa Chávez y cuentas minerales de cobre, aragonita y cuarzo azulado como las que hemos recuperado en los sitios Alamito. Junto a ellas registraron la presencia de todo un complejo artefactual vinculado con la producción local de las mismas. En la Vega de Turi en la región del río Salado al Norte de Chile (Rees Holland 1999) registró la presencia de todo un complejo artefactual relacionado con distintas fases de la cadena productiva de estos artefactos confeccionados en malaquita y crisocola; se asocia a este complejo un conjunto de microperforadores de cuarzo Como ocurre en los sitios Alamito, se han registrado otros contextos Formativos vinculados a la circulación y consumo de cuentas minerales. En el valle de Tafí, sitio El Tolar, Sampietro (2002) y Domínguez Bella y Sampietro (2005) analizaron un grupo de cuentas minerales de turquesa y ópalo verde azulado recuperadas en contexto funerario datado en el 340 d. C. Las autoras consideran que su procedencia es alóctona ya que no se registraron estos minerales en el área. Ventura (1994) registró la presencia de cuentas minerales de collar de turquesa, sodalita y crisocola en contexto funerario en los sitios El Talar y Manuel Elordi 1 (Norte de selvas occidentales). De acuerdo a los análisis composicionales efectuados la autora considera que la sodalita procede del cerro Sapo situado en el centro de Bolivia (Depto. Cochabamba) e interpreta que este y otros hallazgos que integran el contexto son producto de redes de intercambio entre poblaciones andinas. Ya sea que se consideraron objetos de prestigio por su naturaleza exótica o como artefacto de uso cotidiano, las cuentas minerales están presentes en un sinfín de contextos a grandes distancias desde su origen. El hecho de que las cuentas minerales hayan estado ligadas a distintos contextos y acciones (teniendo en cuenta que proceden de lugares lejanos y que han circulado y han sido utilizados de distinta manera) sugiere que podría ser equivocado considerarlas solo como un bien suntuario y/o de prestigio. Como ya expusimos, en los sitios Alamito resulta sugerente que el contexto de hallazgo no es solamente de carácter funerario, como suele ocurrir en otros contextos del NOA, sino que una parte importante de estos materiales han sido encontrados al interior de unidades domésticas de habitación, sectores de descarte, patios y estructuras vinculadas con uso ceremonial. En función de esto es posible ver que estos objetos participaron aparentemente en espacios de uso cotidiano desempeñadas por las unidades domésticas. Interpretamos que se trata de objetos que se asocian con los 97 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 98 CUADERNOS 22 a distintas formas de autoridad, las cuales a través de sus demandas podrían haber estado en conflicto (Lazzari 1999). Gianfrancisco, M.S y J. C. Dlugosz. 2008. Análisis de cuentas minerales del sitio "El Pichao". Manuscrito en posesión del autor. MS. Gianfrancisco, M. S. y V. A . Núñez Regueiro 2008. Nuevos espacios. 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PALABRAS CLAVE: universidad - culturalismo - historia de la antropología ABSTRACT This paper is about the background and the institutional labour developer by José Antonio Güemes, a "minor" figure in the Argentinian anthropology who constitutes a symbol of the transformation of a scientific discipline which was at that moment strongly linked to the historic-cultural tradition. KEY WORDS: university - culturalism - history of anthropology TRAZOS PRELIMINARES En líneas generales, los trabajos referidos a la historia de la antropología argentina se han concentrado, en mayor medida en los desarrollos institucionales (especialmente universitarios) (Belli 1999; Lebedinsky 1999; Guber y Visacovsky 1998; Garbulsky 2004; Gil 2007), trayectorias individuales destacadas (Guber y Visacovsky, 2000, Guber, 2002 y 2006) o incluso en interpretaciones en clave política, testimonial, epistemológica, teórica o ideológica (Ratier y Ringuelet 1997; Bartolomé 1980; Menéndez 1999; Hidalgo 1999; Neufeld y Wallace 1991; Ringuelet 2007). Aunque parte de una especificidad institucional, este artículo gira en torno a la figura de un antropólogo casi desconocido que no dejó una importante obra pero que ocupó funciones de gestión relevantes para el florecimiento de las ciencias sociales en una universidad como la Mar del Plata que fue escenario durante poco menos de una década de varios de los principales debates y problemáticas en el campo de la antropología en particular y de las ciencias sociales en general (Gil, 2007; 2008; 2009). Se trata, en este caso, de José Antonio Güemes, decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Provincial de Mar del Plata entre 1968 y 1970 durante cuya gestión se crearon las carreras de Sociología, Antropología, Ciencias Políticas y Ciencias de la Educación. Nacido en Salta en 1910, Güemes se había afincado en Mar del Plata, donde fue nombrado decano de la Facultad de Psicología el 22 de marzo de 1968 por decreto del Poder Ejecutivo Provincial. Durante su gestión de casi tres años, la Facultad de Psicología adoptó el nuevo nombre de Facultad de Humanidades ante la aprobación de nuevas carreras, como antropología y sociología. Pese a que era el primero en la línea de sucesión del rector de la universidad, un nuevo decreto del Poder Ejecutivo Provincial (N° 5157) dio por terminadas sus funciones el 30 de diciembre de 1970. Aunque luego presentó un recurso de revocatoria ante el ejecutivo bonaerense, un nuevo decreto, N° 6542, del 16 de noviembre de 1972 ratificó la validez jurídica del cese. Aunque no se trató de un personaje con una destacada labor académica y su figura rápidamente quedó olvidada luego de que fuera destituido, mientas estuvo a cargo de la Facultad de Humanidades (denominada Facultad de Psicología hasta 1969 antes de la creación de las nuevas carreras) resultó una figura descollante en la vida institucional de esta universidad, despertando -según los casos- importantes adhesiones o fuertes rechazos pero poca indiferencia. Cuestionado o admirado a veces por las mismas razones, la figura de José Antonio Güemes permite dar cuenta de las complejidades en el campo de las ciencias sociales hacia finales de los años sesenta, que se entrelazarían cada vez más con posicionamientos críticos y radicalizados, en ocasiones fuertemente ligadas a las organizaciones político-militares (Buchbinder 2005; Barletta y Lenci 2001, Barletta y Tortti 2002; Murmis 2005) que tendrían plena actuación en los primeros años de la década del setenta. Este trabajo es producto del material empírico "residual" de una investigación sistemática referida a la carrera de la antropología de la Universidad de Mar del Plata, habitualmente identificada con la figura mucho más renombrada de Eduardo Menéndez, quien a partir de su llegada en 1971 le daría un enfoque particular a la carrera (la primera en todo el país orientada hacia la antropología social) que generaría importantes adhesiones y continuidades genealógicas tanto en Mar del Plata como en su ámbito original de la Universidad de Buenos Aires (Gil 2007). En efecto, el sentido común de la historia disciplinar le asigna a Eduardo Menéndez el papel fundador de la carrera de antropología. Sin embargo, cuando este destacado graduado de la Universidad de Buenos Aires llegó a Mar del Plata a principios de 1971 ya existía una carre- * CONICET - Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). [email protected] 101 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 102 CUADERNOS 22 ra en funcionamiento que iba a ser dejada de lado completamente en su enfoque culturalista para pasar a incorporar la pujante antropología social que sólo había accedido a espacios marginales en los ámbitos universitarios de mayor tradición de Buenos Aires y La Plata. Antes del inicio de las investigaciones, durante la etapa exploratoria preliminar de la formulación del proyecto de investigación, ya habían aparecido los datos acerca de la existencia de una carrera de antropología anterior a la dirigida por Menéndez. En el comienzo de los primeros hallazgos empíricos, los testimonios de algunos informantes y los actos administrativos de la universidad confirmaban la existencia de esa carrera y el papel central que jugó por esos años José Antonio Güemes. Debe destacarse que esta investigación se sostiene en un trabajo de campo multidimensional que, al dirigir su mirada al pasado, necesita de diversas herramientas de recolección de datos y estrategias metodológicas. Además del planteo de entrevistas etnográficas (en un número que se acrecienta paulatinamente y supera las tres decenas de informantes), se ha apelado a un intenso trabajo de archivo, con actos administrativos en los distintos ámbitos de la Universidad de Mar del Plata (rectorado y facultad especialmente), legajos de personal y los documentos periodísticos de la época. Además, distintos avatares de la vida profesional han llevado a compartir espacios con colegas que han sido parte de la historia investigada, por lo que se han obtenido muchos datos en términos autoetnográficos (Motzafi-Haller 1997). De hecho, la proliferación de informantes se ha gestado en muchos casos como fruto del trabajo cotidiano con profesionales (en algunos casos integrantes de las mismas cátedras que el investigador) que se han ido incorporando como interlocutores en las investigaciones, algunos de ellos en tan plena actitud colaborativa que se han transformado en verdaderos coautores (Gil, 2010). En efecto, algunos testigos de época se han involucrado tanto en la investigación que han participado en el análisis del material documental, ejercitando ellos mismos la memoria sobre asuntos del pasado que habían olvidado casi por completo y hasta cerrando -a partir de esos datos crudos- episodios que desconocían total o parcialmente desde hace más de 30 años. ta con capacidad de transformación social, además de la incorporación de las miradas analíticas provenientes de la antropología social y la teoría marxista, era todo aquello que los estudiantes no habían podido encontrar hasta el momento. En efecto, los dos años anteriores de cursada (1969 y 1970) fueron completamente menospreciados, quedando reducidos en el discurso a un superficial aprendizaje de heráldica y numismática, más allá de que las materias impartidas excedían esos ámbitos. En el caso puntual de Güemes, estaba a cargo de una asignatura troncal de primer año para todas las carreras de la Facultad, Introducción a las Ciencias de la Cultura, pero también dictaba Antropología Filosófica y Ética en tercer año, en general ante auditorios bastante numerosos. El programa de Antropología Filosófica constituía un amplísimo abordaje de distintos campos de saber humanísticos y problemáticas filosóficas y antropológicas (en un sentido amplio). A través de sus once "tópicos", Güemes planteaba un recorrido que se iniciaba en la "antropología prefilosófica" para finalizar en "Historia y ciencia". En el medio, el programa consideraba asuntos vinculados con la antropología biológica, la religión, la filosofía de los griegos, la filosofía moderna, filosofía de la ciencia, filosofía del lenguaje y también la "antropología cultural". Aunque en el planteo de los contenidos son mencionados algunos autores, no se detalla la bibliografía de cátedra. En los primeros "tópicos" del programa, Güemes desarrollaba una serie de problemáticas metafísicas vinculadas con "el hombre", luego de definir los "diferentes tipos de antropología". El recorrido continuaba con el tratamiento de nociones tales como etnocentrismo, mito y racismo para posicionarse de modo recurrente en problemáticas de "antropología religiosa". En esa sección, pueden encontrarse referencias a la mitología griega pero dominan los planteos teológicos católicos y el análisis de la Biblia y los autores de la escolástica. Sin embargo, hacia el final de ese segundo tópico se analizaba la obra de filósofos como Kant y Feuerbach y los aportes científicos que rompieron con el antropocentrismo (Galileo, Copérnico, Darwin). Posteriormente, los tópicos IV y V consideraban la "antropología racional" (llega a considerar a Marx, Nietzsche y Schopenhauer), la "antropología biológica", para llegar luego a la "antropología cultural". En ese sexto tópico, los contenidos remitían a nociones tales como "imperfección y autoperfeccionamiento", "libertad de y libertad para", "decantación y consolidación", el hombre como "ser histórico" y "ser tradicional", y "herencia y tradición". Los siguientes tres tópicos ("Ciencias naturales y ciencias sociales", "Tiempo y espacio" y "Signo y símbolo") giraban en torno a problemáticas epistemológicas (plantea incluso técnicas de investigación social) y de filosofía antigua y medieval. Es quizás el tópico IX el que planteaba mayor cantidad de contenidos acerca de lo que se entiende por antropología socio-cultural: "Magia, mito y religión". En esa sección, el programa refería a autores clásicos de la disciplina como Tylor y Durkheim y conceptos nodales del pensamiento evolucionista como el animismo y las formas de organización social, junto -por supuesto- con la consideración de problemáticas religiosas (monoteísmo y politeísmo, lo sagrado y lo profano, entre otras). Finalmente, los dos tópicos restantes se referían a filo- LOS INICIOS DE LA ANTROPOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD DE MAR DEL PLATA Las primeras referencias precisas sobre José Antonio Güemes no eran las mejores. La carrera de antropología que en los hechos dirigía (no existía el cargo formal de director de carrera o departamento) había sido profundamente estigmatizada con la llegada de Eduardo Menéndez, quien eliminó ese plan de estudios. Además, los pocos estudiantes que aún quedaban de ese plan no optaron por continuarlo y se sumaron a la atractiva propuesta que ofrecía herramientas analíticas y posicionamientos ideológicos más afines. Según los testimonios de quienes provenían del viejo plan, la propuesta de Menéndez les resultó sumamente atrapante, fascinante y mucho más adaptada a los tiempos de cambio social y militancia política. La antropología "crítica" desarrollada por Menéndez que proponía a la disciplina como una herramien- 102 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 103 TRADICIÓN Y CULTURALISMO. JOSÉ ANTONIO GÜEMES... hípicas muestran sus características específicas porque "en el apego del hombre a su cabalgadura, es también determinante el medio geográfico. Debiendo actuar el llanero en un escenario en el que tiene campo de sobra para utilizar cualquier aire, poca importancia presta a la educación de su caballo" (Ibíd.: 361). Del mismo modo, enfatizaba que "así como la topografía y el medio geográfico formaron escuelas de equitadores, las condiciones económicas del suelo producirán mejores jinetes…" (Ibíd.: 364). Por ello, describía que, en las escuelas de equitación argentinas, es el medio geográfico el que acondiciona sus elementos básicos, por lo que "apostura del jinete, forma de la silla, manera de estribar, educación del caballo, aires de marca, etc.son una resultante de la inteligente acomodación del paisano al medio ambiente" (Ibíd.: 369). Finalmente, Güemes abogaba por "recoger lo poco que queda de la antigua fisonomía de nuestro clásico hipismo, antes de que sea demasiado tarde para empezar" (Ibíd.: 370), ya que: "nuestro folklore, tan cantado y tan manido en ciertos círculos, y tan desconocido en ciertos aspectos esenciales, está esperando que se documenten, debidamente, los mil detalles diferenciales que existen entre región y región -que los hay, y preciosos como manifestación de inteligencia- detalles que el tiempo y nuestra desidia, borrarán definitivamente al unísono con el avanzar del progreso de que tanto nos preciamos" (Ibíd.: 370). sofía del lenguaje (teorías del origen del lenguaje, "el lenguaje desde el punto de vista cultural") y filosofía de la historia ("conciencia histórica", "verdad histórica", "hechos y actores en la historia", "juicios nomotéticos e ideográficos"). No se ha podido constatar en la trayectoria de José Antonio Güemes una importante obra publicada. Más allá de su amplia erudición -admitida incluso por sus detractores-, no se han hallado muchos rastros suyos en publicaciones académicas. Pese a formar parte del Museo Etnográfico jamás publicó en Runa y apenas pudo encontrarse un registro en una revista científica, concretamente en GAEA Anales de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos. En "Influencia del medio geográfico en la equitación argentina", Güemes basó su trabajo en "los distintos ambientes hípicos militares en que nos tocara actuar" (1945: 24). En este ejercicio de una subyacente etnografía autobiográfica, el autor se detenía especialmente en las "diferencias enormes entre los jinetes de las distintas regiones del país" (Ibíd.: 348), que configuran diversas escuelas de equitación argentinas. Consideraba allí que para captar estos datos, "no se necesita ser muy advertido" (Ibíd.: 348), para luego puntualizar en las determinaciones ambientales y sus correlatos culturales, una problemática central en el pensamiento antropológico. Retomando implícitamente reflexiones sarmientinas1, sostenía que: "el progreso no es sino la lucha constante contra el determinismo geográfico. Tan íntima y perfecta es la correlación entre ambos, que puede decirse que uno aumenta o se estaciona, según consiga mayores o menores ventajas en detrimento del otro. El determinismo, abultado por unos y combatido encarnizadamente por otros, siendo producto del medio geográfico sobre el hombre, es natural que se haga presente y sea factor coordinador de sus actividades todas" (Ibíd.: 347). En esa sintonía, Güemes detallaba que los distintos ambientes geográficos ofrecen sus correlatos en aspectos tales como actividades culturales y la fuerza física y psíquica de los hombres, lo que redunda en el caso etnográfico que lo ocupaba en tres escuelas hípicas regionales: llanura, montaña y terreno ondulado2. Al considerar que "en cuestiones etnográficas no caben las hipótesis" (Ibíd.: 352) aseguraba que en materia de monturas las distintas escuelas PERFIL DE UN ARISTÓCRATA SALTEÑO Como se mencionaba más arriba, los primeros testimonios que fueron recabados sobre José Antonio Güemes destacaban un perfil autoritario, católico y nacionalista, arrogante y clasista. El "Tata" Güemes, como lo apodaban (algunos en tono despectivo) ejercía desde el decanato de Facultad un estilo sumamente personalista que llegaba a ocuparse incluso de tareas como regañar -tomándolos de las orejas- a los responsables de una toma estudiantil, dándola por terminada para continuar con el normal desarrollo de las clases. De acuerdo con los relatos encontrados, ese estilo recogió en efecto fuertes rechazos pero también adhesiones, algunas algo superficiales y otras más consecuentes. Según coinciden los testimonios, Güemes ejerció ese liderazgo personalista que no dejaba demasiado margen para que se generaran otros espacios de poder dentro de una facultad, cuyas decisiones se emitían bajo la figura de resoluciones de decanato (RD). Güemes tenía un breve pasado como militar en su juventud, ya que tempranamente había sido pasado a retiro efectivo con el grado de subteniente. Se había graduado con ese cargo en el Colegio Militar de la Nación en 1929, y en su breve legajo personal en el ejército (pasó a retiro en 1934 con un goce de haberes del 27%) puede constatarse que cumplió funciones en los distritos de Diamante (Entre Ríos), Neuquén y Capital Federal, donde ejerció tareas pasivas. Aunque su "clasificación sintética" en sus dos primeros años como subteniente es "muy buena", en sus últimos años recibió sanciones por "hacer publicaciones en los diarios", por En Facundo, Sarmiento cae reitedamante en postura coincidentes con el determinismo geográfico. Párrafos como el siguiente son elocuentes de una mirada analítica que se repite: "los accidentes de la naturaleza producen costumbres y usos peculiares a estos accidentes, haciendo que donde estos accidentes se repiten, vuelven a encontrarse los mismos medios de parar a ellos, inventados por pueblos distintos" (Sarmiento 1999: 58). 2 Como muestra Pogodorny (1999), las investigaciones en geografía y arqueología argentina abundaron en clasificaciones geográficas que, combinadas con la dimensión temporal, intentaron proponer modelos de análisis de las poblaciones originarias en las primeras décadas del siglo XX. Esas clasificaciones territoriales, desarrolladas por investigadores como Delachaux definieron como uno de los problemas centrales a los vínculos entre los dos rasgos físicos "fundamentales" de la geografía nacional: las llanuras y las cordilleras. Esas categorías espaciales conformaban una geoetnografía que intentaba poner cierto orden en la descripción de los restos arqueológicos. 1 103 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 104 CUADERNOS 22 "presentarse en actos servicio vestido de civil" y por "haber utilizado pasajes indebidamente"3. Tras cortarse su carrera militar obtuvo el título de Profesor de Enseñanza Secundaria Normal y Especial en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1946. Revistaba como antecedentes haber trabajado de docente en el Instituto Sagrado Corazón de Jesús de La Plata entre 1934 y 1938, en el Colegio San José de la localidad bonaerense de Victoria entre 1938 y 1944, en la Universidad Nacional de La Plata entre 1952 y 1954 y en la Universidad de Buenos Aires entre 1953 y el 10 de octubre de 1955 (no especificaba qué tipo de cargos docentes). En sus antecedentes declarados, antes de hacerse cargo del decanato en Mar del Plata, también se registran tareas docentes en la Universidad de Neuquén entre 1965 y el 31 de marzo de 1968. Según relata Ricardo4, "después de la segunda guerra mundial, José Antonio pasó un tiempo haciendo trabajo social/humanitario en Italia. Allí se conectó con círculos filosóficos neoplatónicos relacionados con el Cristianismo Esotérico. Su sabiduría y nobleza espiritual fue notada, y fue nombrado Caballero de la Orden de Malta"5. Güemes era, tal como él mismo se definía en sus clases, discípulo del "gran maestro Imbelloni", el antropólogo italiano que adhirió fervientemente al peronismo y que dirigió entre 1947 y 1955 el Instituto de Ciencias Antropológicas de la UBA del que dependía el Museo Etnográfico de Buenos Aires. Imbelloni nació en 1885 en la provincia italiana de Lucania y murió en Buenos Aires en 1967. Llegado a la Argentina a principios del siglo XX, regresó a Italia en donde obtuvo su doctorado en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua. Imbelloni fue una figura descollante en la antropología y se lo considera como el introductor de la corriente histórico-cultural alemana6 que dominaría el espacio antropológico porteño durante décadas. Imbelloni desplegó un proyecto intelectual en el que postulaba una Etnología que -para desarrollarse como síntesis de las culturas del mundo- necesitaba los materiales de disciplinas como la Etnografía, la Lingüística, la Arqueología y la Musicología, entre las más importantes. Dentro de esta concepción global de la Etnología, el autor italiano desarrolló el "neologismo" de Culturología, para referirse en castellano al método histórico cultural, con particular referencia al método histórico de Graebner. Más precisamente, Imbelloni definía la Culturología como "la ciencia que estudia la vida de las Culturas, como producto de la actividad de las sociedades humanas" (1935: 182). A su vez, concebía esa "vida" como el devenir de "todas las etapas de su proceso histórico" (Ibíd.: 183) y como cultura a "los elementos patrimoniales del hombre" (Ibíd.: 183), además de "una entidad provista de vida autónoma, suficiente en relación a las necesidades humanas, internamente organizada y original en cuanto a la solución de los problemas de la vida material, social y mental del hombre" (Ibíd.: 150). Claramente identificado con el régimen peronista que fue derrocado por la autodenominada Revolución Libertadora, Imbelloni fue excluido de la Universidad de Buenos Aires, de igual modo que algunos de sus discípulos, como José Antonio Güemes. Décadas más tarde, Imbelloni sería transformado en un símbolo del peronismo y de la cul- El difusionismo fue una de las corrientes antropológicas más importantes en los primeros tiempos de la antropología científica. Desarrollada casi de forma contemporánea con el evolucionismo decimonónico, dejó algunos conceptos que se siguen utilizando en la moderna antropología social, especialmente el de áreas culturales. En su versión fuerte, el difusionismo concibe la humanidad como carente de inventiva al considerar que los objetos culturales fueron inventados sólo una vez y trasmitidos a través de la migración y el contacto cultural. El difusionismo descansa en la idea de que las culturas son conjuntos, o más bien remiendos, de rasgos culturales adoptados por contacto cultural y migraciones. Por ende, las diferentes culturas no serían más que el resultado de diversos orígenes e historias. Fue Leo Frobenius (18731938) quien expandió el método y la teoría de su maestro Ratzel, al buscar los paralelos en el desarrollo cultural de la humanidad, a partir de la idea de los círculos culturales. Al cuestionar la concepción de la sociedad como una simple yuxtaposición de elementos, se volcó a trabajar sobre la morfología cultural y puso especial énfasis en la interdependencia orgánica de las culturas, vistas como formas vivientes que constan de un alma inmanente. Su búsqueda estaba orientada al alma de las culturas, a los principios psíquicos que determinaron las configuraciones de los rasgos culturales. Una parte importante de los difusionistas alemanes estaban sumamente influenciados por el romanticismo de Herder y confiaban en la unicidad de las herencias culturales de todos y cada uno de los pueblos. Rechazaban que la evolución cultural se produjera a través de un continuo unilineal y consideraban que los avances tecnológicos de una sociedad no necesariamente determinaban la complejidad en otros ámbitos, como la cultura, ya que confiaban en la capacidad de una sociedad para, por ejemplo, desarrollar un complejo sistema religioso a la par de escasos avances tecnológicos. Esa teoría apuntaba a establecer una cronología que permitiera identificar una historia de las sociedades "inferiores" y a diferencia de la escuela angloamericana, los alemanes se volcaron más al estudio de la historia de los grupos étnicos, cuyos cambios fueron vinculados a los contactos culturales, tomando prestadas ideas y reaccionado contra ellas. Wilhelm Schmidt (1868-1954) fue quien elaboró un difusionismo histórico-cultural con el objeto de establecer una cronología que involucre a todas las culturas. Así, trabajó sobre un número de rasgos que le permita acceder a la edad etnológica de las poblaciones contemporáneas, que giran principalmente en torno a la concepción monoteísta de la religión (Eriksen & Nielsen 2001; Barnard 2000, Kuper 2001; Bonte & Izard 2004). 6 . Pese a que a fines del siglo XIX y principios del XX el Ejército no contaba precisamente con un alto prestigio social, la situación cambiaría radicalmente en la década de 1920. A partir de su fuerte identificación con la Iglesia Católica y un discurso que giraba en torno a la noción nativa de honor, esta institución se fue ubicando "en un lugar de excepcionalidad social y moral particular" (Badaró, 2006: 9) además de "reserva moral de la nación" (Ibíd.) y futuro árbitro de la política nacional. 4 . Comunicación personal, 1/6/2008. 5 . La Orden de Malta, conformada bajo el estatuto de "estado no territorial", tiene su sede en la ciudad de Roma y posee una magistratura independiente con relaciones diplomáticas bilaterales con 100 países. Está organizada en torno a seis Grandes Prioratos, seis Subprioratos, y 47 Asociaciones Nacionales de Caballeros con presencia en todos los continentes. Tiene la capacidad de expedir sus propios pasaportes, emitir sellos, acuñar monedas y conformar entidades públicas con personería jurídica propia. Se rige por su Carta Constitucional y un Código, ambos en vigencia desde 1997. El nacimiento de esta Orden se suele situar hacia el año 1048 cuando los mercaderes de Amalfi consiguieron el permiso por parte del Califa de Egipto para construir una iglesia, un convento y un hospital en la ciudad de Jerusalén. 3 104 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 105 TRADICIÓN Y CULTURALISMO. JOSÉ ANTONIO GÜEMES... tura popular, y con el regreso de este movimiento político al poder en 1973 el Museo Etnográfico dejó de llamarse Juan Bautista Ambrosetti para ser rebautizado como "Centro de Recuperación de la Cultura Popular José Imbelloni". Quizás nadie en Mar del Plata conoció a José Antonio Güemes tan bien como Ricardo, quien se considera su discípulo y en la actualidad se desempeña como docente de Psicología y Comunicación en una universidad norteamericana. Contactado vía correo electrónico, detalló que: "a fines del verano de 1969 hice una visita a Mar del Plata. Estaba ya terminando mi servicio militar, y estudiaba Filosofía en la Universidad del Salvador. Al llegar a la playa le pido a una pareja mayor si me pueden cuidar mi ropa. Al volver del mar me pongo a charlar con ellos. Era José Antonio y su mujer. Después de hablar un poco de filosofía Güemes me dice: ¿"Porque no te venís a Mar del Plata a estudiar Antropología? Te podés quedar a vivir con nosotros por un tiempo". Volví a Buenos Aires, arreglé mis cosas y en unas semanas ya estaba estudiando en la Provincial, y viviendo en lo de Güemes"7. Alicia, una arqueóloga que cursó el plan original define a la distancia a aquella carrera como "muy poco antropológica. Aquello que daba el Tata Güemes era muy raro. Nos enseñaba mucho de numismática y en el final había que ir armando un escudo. Era todo un esencialista y muy religioso. Primero estaba siempre Tata Dios, de ahí el sobrenombre, y después la Patria. Era muy nacionalista, además decía descender de Martín Miguel de Güemes"8. Aunque lo recuerda como "una persona muy elegante" no duda en calificarlo de "mal tipo. Era muy arbitrario, se burlaba de los estudiantes por cualquier cosa. Una vez un alumno llevo una Para tí9 porque tocaba un tema vinculado a algo que venía explicando y no paró de denigrarlo y tomarle el pelo durante toda la clase"10. Ricardo, pese a la admiración que le profesa, admite que "también otros que sólo lo vieron o escucharon unas pocas veces no comprendieron su sentido del humor o sus comentarios tipo "samurai", y reaccionaron negativamente"11. De acuerdo con relatos de algunos de los estudiantes (psicología, sociología) que cursaron sus materias, se trataba de una figura muy extravagante y excéntrico que, como recuerda Omar, "se hacía servir un whisky on the rocks a mitad de sus clases"12. Incluso, por medio de uno de sus ayudantes alumnos -luego profesor en la Universidad de Mar del Plata durante más de 30 años- mandaba grabar las clases de algunos de sus colegas, como las del sociólogo Roberto Carri. La anécdota se completa con el propio Carri enviándole un saludo antes de comenzar la clase a su "gran amigo el Doctor Güemes, que me está escuchando", que fue retribuido públicamente a los pocos días. Algunos estudiantes lo recuerdan con respeto y en ciertos casos con admiración, "por lo culto que era y por su clase. Tenía mucha cancha, era un dandy, siempre de punta en blanco, muy buena presencia y sabía piropear a las mujeres sin quedar desubicado". Es el caso de Omar, quien lo define como "paternalista, con rasgos de autoritarismo pero también con mucho carisma y, en cierta, medida un avanzado, un trasgresor. Creo que había tenido varios matrimonios y tenía amistades muy variadas, como Arturo Jauretche, que fue varias veces a dar conferencias a la Facultad"13. Otro rasgo de su perfil extravagante era que "tenía un criado. Cuando vivía en Neuquén encontró en la ventana de su casa a un chico indio mapuche tiritando de frío y se lo terminó "quedando". No lo adoptó pero lo hizo su criado y siempre se ocupó de él". Santos detalla además que Güemes estaba sumamente preocupado por el futuro del chico ya que tenía problemas para expresarse correctamente, pese a que bromeaba que "éste tiene sangre real, desciende de Namuncurá". Pocos años después, ya en edad del secundario en la ciudad de Buenos Aires, el joven "demostró tener un talento especial para las matemáticas", según relata el mismo Santos14. Este informante recuerda que Güemes "nunca tuvo hijos pero su última esposa tenía uno de un matrimonio anterior. Parece que el muchacho, que no vivía en Mar del Plata, trajo a su novia para presentarla a la familia y le había advertido que cuidara bien lo que decía porque "mis papás son muy inteligentes". En esa cena habíamos sido invitados varios del grupo de estudio de José Antonio y la pobre chica apenas se atrevía a hablar con monosílabos". Unos de sus auxiliares en Introducción a las Ciencias de la Cultura, Arturo15, lo recuerda como "un ser maravilloso, un fuera de serie", además de describirlo como "un .tipo súper elegante, muy fino, todo un aristócrata". Ricardo además aclara que. "José Antonio pertenecía a la verdadera aristocracia, en el sentido profundo de la palabra. Su nobleza de espíritu era evidente para los que lo conocieron más íntimamente"16. Para Arturo, era "un erudito, una persona excepcional". Este mismo sociólogo recuerda con mucho aprecio su amistad con Güemes quien, según sus palabras, le pidió que sea su ayudante de cátedra luego de haberle escuchado algunas intervenciones en las clases. Pudo conocerlo en detalle ya que "iba a comer seguido a su casa, y su mujer era encantadora, además de muy fina". Sin ofrecer demasiadas precisiones sobre sus campos de saber (por ejemplo, no enseñaba marxismo), este antiguo colaborador recuerda que "era imposible discutir con él, por todo lo que sabía, pero tampoco dejaba mucho margen para contestarle. No admitía que nadie se le plantara sin fundamentos". Arturo considera además que la Comunicación personal, 15/6/2008. Entrevista llevada a cabo el 28/7/2006. 9 Popular revista de actualidad femenina de la Editorial Atlántida. 10 Entrevista llevada a cabo el 28/7/2006. 11 Comunicación personal, 15/6/2008. 12 Entrevista llevada a cabo el 15/11/2006. 7 8 Entrevista llevada a cabo el 15/11/2006. Entrevista llevada a cabo el 11/5/2008. 15 Entrevista llevada a cabo el 6/2/2008 16 Comunicación personal, 1/6/2008 13 14 105 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 106 CUADERNOS 22 Facultad cambió sustancialmente después de su cese, cuando "otros personajes adquirieron un protagonismo que antes no podían alcanzar porque todo giraba en torno a Güemes". Vicente, un antiguo compañero de Arturo en la carrera de sociología, no lo recuerda con la misma devoción, pero lo retrata como "un tipo pintoresco, interesante, divertido, bien formado, pero un tanto extraño. Daba cosas que ya en ese momento no tenían mucho sentido, como etimologías, muchas cultura clásica, historia cultural, los fenicios, cada tanto me acuerdo de las cosas que enseñaba o la citas que pronunciaba, tales como: ¡Imbelloni, Epítome de cultorología!"17. Jorge también lo define como "pintoresco" y jamás olvidará cuando "trajo a un gaucho a recitar Hamlet. Güemes era espectacular, no podía pasar desapercibido, más allá de la utilidad o seriedad de lo que enseñaba"18. Ricardo tiene mucho más precisiones sobre la formación intelectual de Güemes y los autores que prefería su "mentor o maestro personal. No solo su erudición era amplia y profunda, sino que su intuición, visión e inteligencia superaban los rígidos fanatismos y fundamentalismos de la época". Lo define además como un verdadero erudito de amplia formación cuyas principales fuentes de inspiración eran Nikos Kazanzakis, Herman Hesse, Jiddu Krishnamurti, René Guénon, Jean Gebser, José Hernández, Mercia Eliade, Dante, Pierre Teilhard de Chardin, Eric Fromm, Antonio Porchia, entre muchos otros. Según el mismo informante, para Güemes. "las palabras "Humanidades", "Cultura", e incluso "Antropología" tenían otra dimensión de significado, una dimensión metafísica o "vertical"". En definitiva, "era esencialmente un místico, y todas sus "carreras", actividades académicas, "clases magistrales" y expresiones personales, incluso su "humor Zen", fueron atentados re-evolucionarios para compartir su visión y para despabilar a los jóvenes hipnotizados con las doctrinas de los "istas" de todo tipo"19. Tanto por su trayectoria personal como por algunas de las fuentes intelectuales en las que abrevaba, Güemes estaba ampliamente influenciado por el pensamiento esotérico. Carvalho (2006) coloca al esoterismo como un contra-discurso de la modernidad, como un "conjunto de movimientos de espiritualidad conectados con las llamadas religiones antiguas y con el cristianismo y unificadas por la presencia de un protocolo de iniciación" (Ibíd.: 2). Ese pensamiento esotérico se posiciona como una forma de desenvolver las facultades superiores y favorecer el crecimiento espiritual, en gran parte mediante ejercicios de análisis simbólico que involucran la interpretación de los mitos y diversas narrativas con el objeto de descifrar los: "esquemas simbólicos, haciendo elucubraciones de carácter filológico, descubriendo analogías entre términos y conceptos, o buscando conexiones ocultas entre procesos y eventos. Toda esa actividad incluye también otra dimensión fundamental para comprender la fascinación de lo esotérico: la capacidad de hacer con esas conexiones y exégesis simbólicas se reflejen directamente en la experiencia personal. Y esa experiencia personal es también vista en conexión con el espíritu de la época y el lugar en el que se vive" (Ibíd.: 11). Autores como René Guénon han destacado la importancia que para el esoterismo tienen las tradiciones iniciáticas, junto con el sentido oculto de, por ejemplo, los textos. En líneas generales "esos significados diversos no pueden en ningún caso excluirse u oponerse, sino que, por el contrario, deben completarse y armonizarse como las partes de un todo, como los elementos constitutivos de una síntesis única" (2006: 10). Como "unidad doctrinal esencial que se oculta tras la diversidad aparente" (Ibíd.: 12), el esoterismo se diferencia de la religión aunque pueda estar conectada con ella, de la cual pueda tomar sus modos de expresión simbólica, como lo que ocurre con las cruces. El esoterismo implica además una tradición iniciática (opuesta al saber profano) desarrollada desde la Edad Media por las diversas órdenes que se fundaron, como los templarios. Esa tradición define la función de los símbolos como un soporte de aquellas "concepciones cuyas posibilidades de extensión son verdaderamente ilimitadas, y toda expresión no es más que un símbolo; es necesario, pues, reservar la parte de lo inexpresable, que en el orden de la metafísica pura es lo más importante" (Ibíd.: 109). El punto de vista iniciático se vincula entonces con la búsqueda de una verdad profunda, para lo que el ser: "debe ante todo identificar el centro de su propia individualidad (representado por el corazón en el simbolismo tradicional) con el centro cósmico del estado de existencia al que dicha individualidad pertenece, y deberá tomar ese centro como base para elevarse a estados superiores. En ese centro reside el equilibrio perfecto, imagen de la inmutabilidad principal en el mundo manifestado; es ahí donde se proyecta el eje que religa entre sí todos los estados, el "rayo divino" que, en un sentido ascendente, conduce directamente a los estados superiores que se trata de alcanzar" (Ibíd.: 95-6). Güemes generó profundas adhesiones entre algunos estudiantes y otras personas ajenas a la facultad que lo frecuentaban con cierta asiduidad, en consonancia con esa concepción iniciática del esoterismo en la que resulta fundamental la transmisión del maestro al discípulo. Su casa era un centro de reunión y discusión que estos jóvenes disfrutaban intensamente. Santos, quien formaba parte de ese círculo y que en aquel momento todavía era un estudiante de secundaria, recuerda con nostalgia las reuniones en "la casa de José Antonio. Su mujer también era una persona encantadora, les caíamos a tomar mate, hablar de historia y del país. A algunos, como yo, nos interesaba mucho las cosas que enseñaba. A mí me daba clases de heráldica, nos enseñaba a interpretar en los escudos, los colores, las for- Entrevista llevada a cabo el 8/2/2008. Entrevista llevada a cabo el 21/10/2007. 19 Comunicación personal, 15/6/2008. 17 18 106 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 107 TRADICIÓN Y CULTURALISMO. JOSÉ ANTONIO GÜEMES... mas en las diversas épocas"20. Con mayor o menor conocimiento personal, se nota una coincidencia generalizada en los rasgos contradictorios de la personalidad de Güemes, definido habitualmente como "elitista", "arrogante", "tajante" en sus apreciaciones, pero a la vez "muy querible" para los que entraban en su círculo, "erudito" y "muy inteligente". El propio Santos, asegura que "era una persona encantadora, pero también difícil. Yo tuve la suerte de caerle bien y ser su amigo y cuando se fue de Mar del Plata todo el grupo lo extrañó mucho"21. Este mismo interlocutor no recuerda demasiado cuál era su afiliación política, pero "era muy nacionalista, de ahí sus coincidencias con personajes como Jauretche, con quien tenía una relación fluida". Para unas últimas aproximaciones descriptivas, es necesario apelar nuevamente a Ricardo, quizás su más ferviente admirador, quien recuerda que "sus antenas psíquicas y metafísicas eran largas o altas, lo que lo mantenía en sintonía con "el espíritu de los tiempos", mucho más allá de las políticas parroquiales y nacionales. Su preocupación era el cambio o, mejor dicho, la transformación de la conciencia "de adentro para afuera", a nivel profundamente individual y planetario". En esa línea destaca el contenido de un libro de Güemes al que no se ha tenido acceso, Mentes nuevas para tiempos nuevos, en donde "enfatizaba el despertar a "lo que realmente está pasando en el mundo (el universo adentro y afuera) o "La evolución de la humanidad hacia una conciencia cósmica"". Para Güemes, las mentes "viejas" (cristalizadas en ismos) no pueden comprender el dinamismo y flujo transformativo de los tiempos, es decir, lo incesantemente nuevo"22. La carrera de antropología que había gestado, estaba sostenida en su gran mayoría por las materias de Psicología y por algunas nuevas asignaturas aprobadas en el plan de estudios de sociología. Güemes le había dado forma a una carrera a medida de sus inclinaciones teóricas y que tenía como fundamentos a las cátedras que dictaba en la facultad. De este modo, a partir de la Resolución de Decanato Nº 65 del 7 de julio de 1968 se creó a la carrera de Antropología. En los fundamentos se dejó constancia que sólo se hacía necesaria la apertura de nueve cátedras nuevas para completar la estructura curricular, como complemento de otras 23 asignaturas que se dictaban en Psicología y en Sociología. Aquel plan original incluía una monografía de licenciatura, para la cual era obligatorio adscribirse al Departamento de Humanidades. Incluso tenía previsto un doctorado, con una investigación de un año y la redacción de una tesis doctoral sobre un tema original y una extensión no menor a 100 páginas. En el primer año se cursaba Introducción a las Ciencias de la Cultura, Introducción a la Psicología, Introducción a la Sociología, Introducción a la Filosofía, Economía Social y Biología Humana. En el segundo año estaban programadas Antropología Física, Sociología Sistemática, Metodología Estadística, Psicología de la Personalidad, Folklore General y Ciencias Políticas. En el tercer año se cursaban Prehistoria del Viejo Mundo, Teoría y Metodología de la Investigación, Antropogeografía, Historia Económica y Social, Antropología Cultural y Psicología Profunda. En cuarto año se contemplaban Técnicas de Investigación Social, Prehistoria, Folklore Argentino, Psicología Social, Antropología Filosófica y Sociología Argentina y Regional. El plan culminaba en el quinto con Antropología Social, Lingüística, Filosofía de la Historia, Ética, un seminario sobre Sociología de la Religión y otro sobre Sociología del Arte. ¿UN PROYECTO DE DESARROLLO LOCAL? Güemes presentaba una serie de características que son importantes de mencionar. En principio, se había afincado en Mar del Plata y parece claro que estaba firmemente involucrado en el desarrollo de las ciencias sociales en Mar del Plata. Fue sin dudas un institution-builder, aunque con un perfil claramente distinto de un caso paradigmático en las ciencias sociales argentinas: Gino Germani (Blanco 2006b). Germani fue el actor clave en la completa institucionalización y modernización de la sociología en la Argentina, pero: "su empresa de modernización de la sociología fue parte de un proceso más vasto: el de una transformación de la cultura intelectual y organizacional de las ciencias sociales. Por su intermedio, la sociología no solamente alcanzó el rango de una disciplina universitaria, sino que llegó a estar en el centro de la atención pública e intelectual" (Ibíd..: 10-1). A partir de 1957, con la creación del Departamento y la Carrera de sociología en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires, Germani resultó clave para imponer la "sociología empírica" frente a la "sociología de cátedra", concretando además una importante renovación teórica que ya había plasmado en su labor editorial en las décadas precedentes. Según Blanco (2006a), "la selección del material que introduce Germani en la Argentina no parecería obedecer a un criterio disciplinario específico y menos todavía a una tradición cultural determinada" (Ibíd.: 88), configurando el carácter estratégico de una trayectoria intelectual que de ningún modo puede reducirse al de mero reproductor del estructural-funcionalismo. Germani además conectó a la disciplina con los objetivos políticos de planificación social, sin dejar de advertir por ello los riesgos de un excesivo pragmatismo, ya que "una racionalización restringida al dominio exclusivo de los "medios" podía poner en peligro la permanencia de los valores más caros a la vida moderna" (Ibíd.: 121). Es decir, al abogar por una ciencia empírica e inductiva, trazó un claro límite con la filosofía social y estableció que una de las funciones de las ciencias sociales se vinculaba con las tareas de planificación a partir de la elaboración de uniformidades y cadenas demostrables de causalidad de los procesos sociales, ya sea en asuntos tales como la sociedad de masas, el totalitarismo, el peronismo, el desarrollo, la modernización y la democracia. Como "jefe moderno" (Ibíd.), Germani construyó una alianza intelectual en la que además de un "elenco huma- Entrevista llevada a cabo el 11/5/2008. Ibíd. 22 Counicación personal, 15/6/2008. 20 21 107 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 108 CUADERNOS 22 nista" conjugó tradiciones liberales y socialistas, todo dentro de un marco ecléctico e interdisciplinario23. Como italiano inmigrado, Germani encarna también en su política innovadora la figura del "hombre marginal", que "habita entre dos sociedades, entre dos culturas, pero que no pertenece del todo a ninguna de ellas. Es alguien completamente desgarrado por el antagonismo de distintas fuerzas sociales que están en su origen. Cosmopolita y distanciado del mundo, el hombre marginal es el tipo del émigré, aquel que quiere, al mismo tiempo, permanecer y partir" (Ibíd.: 244). Güemes no era precisamente un jefe moderno, pero sin embargo ejerció una creativa labor institucional construyendo una estrategia de formación de carreras en las que se posicionó como un líder carismático y autoritario pero abrió el espacio para que se impusieran estilos disciplinares y personales completamente antagónicos a los suyos. Por un lado, representante de profundas y rancias tradiciones familiares y epistemológicas, sus incumbencias teóricas y empíricas claramente pueden colocarse en el campo de las humanidades, más precisamente la filosofía y la historia cultural. En lo estrictamente disciplinar, la presencia de Güemes implicaba la resistencia de un paradigma teórico en retirada, la corriente histórico-cultural, que ya estaba siendo incluso abandonada por el principal discípulo de Imbelloni y figura central en la carrera de Ciencias Antropológicas en la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Bórmida, volcado hacia la fenomenología. Sin embargo, por otro lado, también operó como un generador de espacios académicos novedosos y propició un desarrollo regional nada común en su época. En su labor institucional, Güemes fue un agente "modernizador", un actor clave que impulsó una estrategia de desarrollo de las ciencias sociales que excedía a sus propias incumbencias. Inclusive en la resolución de creación de la carrera de antropología mencionó la necesidad de cubrir las "inquietudes de los estudiantes de la región" y especificó que "el antropólogo representa un papel primordial en las modernas organizaciones económicosociales". De hecho, su proyecto personal e institucional parece mostrar aristas definidas. Frente a la figura dominante del profesor viajero, Güemes se radicó en la ciudad, y en varios actos administrativos parece haberle dado importancia a la radicación de los profesores, como ocurrió en efecto con la contratación (y posterior concurso) de Elías Santos Giménez Vega, un historiador nacionalista, también especialista en folklore, que adquirió cierta importancia en la carrera y que se alejaría luego de la llegada de Eduardo Menéndez como referente de la antro- pología. De todos modos, quizás el caso más notorio fue Juan Samaja, quien también se radicó en la ciudad de Mar del Plata y se convirtió en su secretario académico. En ese sentido, la influencia de Samaja en la formación epistemológica de muchos graduados en ciencias sociales parece haber sido una de las más sólidas y persistentes, más allá de la periódica presencia (interrumpida durante el proceso militar) de este investigador en las aulas marplatenses, particularmente en la Facultad de Psicología hasta su muerte en febrero de 2007. En el caso de Giménez Vega, estuvo a cargo de la otra materia antropológica (Folklore y Etnografía) que pudo llegar a dictarse del plan original. De este profesor, a cargo de una cátedra de Historia, tampoco los estudiantes de antropología consultados guardan un grato recuerdo, ni por la calidad de sus clases ni por sus características personales. Alicia lo había olvidado completamente pero cuando se le mencionó el nombre le vinieron a la mente los reiterados problemas que tenía con los alumnos por el maltrato usual y su "obsesión" en destacar que "el verdadero enemigo de la Patria seguía siendo Gran Bretaña y no los Estados Unidos. Como Güemes, también era muy nacionalista"24. Como destaca Navarro Gerassi, el ataque que los nacionalistas dirigían a Gran Bretaña se justificaba "porque había sido el aliado tradicional de la élite liberal argentina. A su entender, dicha alianza transformó a Gran Bretaña en la responsable parcial de los infortunios argentinos" (1968: 137). Luego de la renuncia de Güemes el 19 de abril de 1971, Giménez Vega pudo mantener formalmente sus cargos hasta mediados de 1972, cuando interpuso un recurso para buscar la revocatoria de la limitación (figura burocrática que implica el despido)25. Giménez Vega tenía los títulos de Profesor de Enseñanza Secundaria Normal y Especial en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1944). Por la misma Facultad era licenciado en Letras (1952) con especialidad en Literatura Argentina. Había sido profesor de griego, latín y literatura latina a fines de la década del 40 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata. Fue auxiliar docente en la UBA y profesor de literatura argentina en la Universidad del Litoral, hasta 1955. Declaraba también entre sus antecedentes haber sido invitado a brindar conferencias en universidades alemanas. Durante el peronismo había ocupado cargos en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y en el servicio Internacional de Radio. Luego se afincó en Rosario, en donde mantenía asiduos contactos con gente de la organización paraestatal de extrema derecha Triple Como destaca Blanco (2006a), Germani convocó a un amplio grupo de graduados jóvenes de otras disciplinas que luego serían importantes referentes de las ciencias sociales en el país. Si bien algunos de ellos provenían de áreas afines, como la filosofía (Eliseo Verón, Miguel Murmis o Inés Izaguirre), la economía (Jorge Graciarena y Ruth Sautu) o las ciencias políticas (José Luis De Imaz), otros se habían formado en disciplinas algo menos pertinentes, como ingeniería (Torcuato Di Tella y Juan Carlos Marín) o arquitectura (Francis Korn y Catalina Wainerman). 23 Entrevista llevada a cabo el 28/7/2006. El 14 de agosto de 1972, por informe del fiscal de Estado, se resolvió rechazar la revocatoria de la limitación de sus cargos dado que el concurso careció de validez porque José Antonio Güemes, el tercero de los jurados, envió por carta y fuera de tiempo el dictamen. Los otros dos jurados habían sido Marcelo Bórmida y Ciro Lafón, en cuyos dictámenes "no se reconoce la especialidad del recurrente en la cátedra concursada". 24 25 108 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 109 TRADICIÓN Y CULTURALISMO. JOSÉ ANTONIO GÜEMES... A, según asegura un profesor que lo conoció en aquella ciudad. Carlos Bozzi (2006) lo coloca como un asiduo participante de charlas debates en eventos culturales de Mar del Plata y lo clasifica como "historiador nacionalista". Giménez Vega poseía una obra mucho más profusa que Güemes y en su currículum constan varias obras publicadas, como gramáticas griegas y de latín, traducciones del francés y del italiano, y análisis de obras como el Martín Fierro, la literatura de la etapa rosista, y tratados sobre el revisionismo histórico. Uno de esos libros, Cartas a un joven rosista, está dedicado a los integrantes del Operativo Cóndor26, "quienes pusieron pie argentino y plantaron la bandera nacional en el archipiélago irredento. Un gobierno militar los condenó a cárcel y mazmorras en calabozos cerrados para los criminales del país" (Giménez Vega 1970: 7). Más curioso aún es que su hijo Guillermo Daniel también participó del mismo operativo pero se lamenta, en otra dedicatoria del mencionado libro, de que su "frustrado descenso en las Islas Malvinas fuera castigado en la mal disimulada cárcel de la Base Aeronaval Río Grande (Tierra del Fuego)" (Ibíd.: 8). En ese mismo libro, en el que escribe cartas a un imaginario "joven rosista", cuestiona -como es de esperar- a la "historia tradicional argentina", pero también se despega de ejercicios revisionistas a los que califica de "demagógicos". Así, pronuncia duros ataques contra las posturas revisionistas que, descubriendo "la gran veta del guitarreo demagógico" (Ibíd.: 10), protagonizan una "exaltación alucinante, traspasando todos los límites de la verdad, y la denigración hasta la abominación, han invertido los polos en la predicación folklórica y es fuente de beneficios a costillas de eterna crucificada: la verdad histórica" (Ibíd.: 10). Por ello propone enfrentar el revisionismo dentro del propio revisionismo, resaltando que el objetivo de esta corriente no consiste en: "sustituir el olimpo del procerazgo nacional ni fabular caprichosamente para satisfacción de la vanidad nacional. El revisionismo parte del principio elemental y visible del fracaso de más de ciento cincuenta años de historia que nos han hecho perder casi la mitad del territorio y la totalidad de nuestra capacidad de reacción" (Ibíd.: 10). En un claro ejemplo de la visión decadentista de la historia nacional (Halperín Donghi 2005), el autor señala que frente a una dependencia histórica de los intereses británi- cos se hace necesario romper "las barreras que toda publicidad imperialista levanta en las fronteras de nuestras naciones" (Giménez Vega 1970: 15). Pero se encarga de alertar acerca de los ejercicios revisionistas que especulan con "falsos paralelos" y "patrocinan imágenes forzadas. Escritas, parladas, musicadas, gritadas, bombeadas, se esparcen por el país docencias que imponen una obligación a quienes dimos nuestro nombre a una corriente que ha dejado de ser científica, para convertirse en comercial" (Ibíd.: 11). Al cuestionar la dimensión comercial de algunas vertientes del revisionismo histórico, opone la figura del investigador riguroso al "panfletista fogoso, elocuente, acreedor al aplauso muchas veces, pero en definitiva, panfletista y no historiador" (Ibíd.: 12). Otro de los puntos que denota es la tendencia de muchas obras revisionistas a "trasladar al pasado la aceptación del hombre del presente, es un fundamento puramente demagógico, el que solamente se justifica en la aventura comercial de la historia" (Ibíd.: 19). Resume esa línea de trabajos en el intento de "simplificar la historia asegurándole a cada peronista que debe ver bajo su piel a un rosista, por cuanto el rosista no era, ni más ni menos, que el peronista de hoy. Así: con criterio elemental, se aumenta la grey de lectores, aunque científicamente todo esto no sea más que una estafa" (Ibíd.: 20-1). Giménez Vega había desarrollado un proyecto de inserción laboral plena en Mar del Plata. En una situación muy poco frecuente por aquellos años en la universidad local, formuló un proyecto de investigación en el marco de la materia Folklore General, que fue aprobado el 24 de marzo de 1971 mediante una resolución del decano normalizador interino, Virginio Eliseo Alsinet, y que se titulaba "Estudio Antropológico: El Hombre Portuario". En los considerandos del acto administrativo de aprobación, se destaca "la extraordinaria importancia que tal investigación reviste para la ciudad portuaria y pesquera de Mar del Plata". En ese proyecto de investigación, Giménez Vega planteaba un estudio del hombre portuario en su "ámbito doméstico", "social", "empresario", "sus manifestaciones culturales", "lingüísticas", "religiosas", "deportivas", "históricas", "ergológicas" y "técnicas". En concreto, se proponía "dar una visión total de los problemas pesqueros a través del hombre y su sociedad, para establecer bases que interesen: a) a la nación que ha invertido sumas varias veces millonarias (…); b) a la población (…) ; c) a la industria (…) y d) al trabajador (…)". Junto con el desarrollo de algunos datos estadísticos, referidos a variables económicas, sociales y sanitarias, se refería a "cierto vértigo de inmoralidad se ha adueñado de la zona y es perceptible en hechos tales como: vaciamiento en el Banco Nación (…), maniobras comerciales en la cooperativa pesquera que a su vez supone una estafa a los productores (…), monopolio en el trasporte, alza negra en el precio del pescado (…), desvío de pescado". Tampoco se priva de analizar las condiciones laborales de los trabajadores pesqueros, denunciando la cantidad de horas de trabajo. Consideraba al sector apresado en un "sistema arcaico" que "lo embrutece. El exceso de horas lo postra de tal manera, que a su retorno debe confiar en terceros el control, precios y el fruto de sus traba- 26 El "Operativo Cóndor" se produjo el 28 de octubre de 1966 cuando un grupo compuesto por 18 jóvenes (sólo una mujer entre ellos) consiguieron desviar un avión DC-4 de la la areolínea estatal argentina hacia la capital de las Islas Malvinas, Port Stanley. El grupo, compuesto por "simpatizantes del nacionalismo de derecha y del peronismo, forzó al comandante de la nave a aterrizar en la pista de carreras ecuestres de Stanley (no existía aún el aeropuerto), a la que los comandos bautizaron "aeropuerto Antonio Rivero"; luego distribuyeron panfletos explicando la operación, rebautizaron a Puerto Stanley como "Puerto Rivero", y fueron rodeados por curiosos e infantes de marina" (Guber, 2001: 91). Los responsables fueron encarcelados entre nueve y quince meses a su regreso al país. 109 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 110 CUADERNOS 22 jos". La investigación pensaba incorporar también estudiantes de sociología y economía en una concepción interdisciplinar tendiente a resolver problemas concretos, como déficit alimenticios y mejores sistemas que permitan una mayor captura, para así lograr que la universidad reintegre algo de lo que la sociedad invierte en la institución. La problemática de los profesores viajeros se encuentra plenamente vigente en muchas universidades del interior del país y constituye toda una metáfora de la organización sociopolítica de la Argentina. Aunque en la Universidad de Mar del Plata ya es un fenómeno marginal, durante mucho tiempo las distintas carreras se apoyaron en el aporte de profesores de otras casas de estudios (principalmente la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de La Plata) que con sus viajes periódicos cubrían las cátedras ante la inexistencia de recursos locales. En muchos casos, la lógica que sostiene la política de armar las carreras con esta clase de profesores gira en torno a la confianza de que estos profesores "formarán gente" en el mediano plazo para que luego esos recursos locales ocupen los cargos. Es decir, se trata en principio de una estrategia temporal hasta tanto el medio local esté en condiciones de proporcionar profesionales bien formados por esos mismos profesores viajeros. Así se fueron moldeando -en líneas generales- las prácticas efectivas que caracterizaron los distintos proyectos disciplinares en ciencias sociales en la Universidad de Mar del Plata27. En ocasiones, la puesta en práctica del sistema de profesores viajeros redunda en carreras en las que los estudiantes disponen apenas de un contacto escaso y superficial con profesores que no pasan ni siquiera un día entero en el lugar de destino. Más allá de esos impedimentos estructurales, la situación se hace aun más endeble cuando esos profesores viajeros asumen como una tarea menor su trabajo en esas universidades del interior, o incluso como una plataforma para incrementar el currículum con cargos que no podrían obtener en sus lugares de origen ante una mayor competencia28. Como se mencionaba anteriormente, la salida de Güemes constituyó un punto de inflexión en una Facultad de Humanidades cuya fisonomía se modificó sustancialmente por la salida de su principal referente. Pero el estilo de gestión de Güemes, sostenido en su carácter personalista, sus extravagancias y su carisma pertenecía a otra época y no tenía posibilidad de sostenerse en el tiempo. Los focos de militancia estudiantil, todavía incipientes, no habían alcanzado a impactar directamente en la vida institucional de carreras que contaban con profesores provenientes de las ciencias duras abocados a sus tareas profesionales y de investigación (los casos del biólogo Justo Zanier y del médico psiquiatra Hugo Guangirolli son los más notorios), docentes formados originalmente en los organismos de seguridad (el capitán del Ejército Virgilio Beltrán y el comisario Ernesto H. Hipólito, ambos sociólogos, y hasta el propio Güemes), especialistas en áreas específicas de investigación que estaban iniciando sus carreras académicas (Julio Aurelio en metodología, el propio Juan Samaja) y por supuesto los representantes de las cátedras nacionales que concebían la universidad como un espacio de lucha política y de formación de militantes para la revolución (Roberto Carri, Jorge Carpio, Enrique Pecoraro, Juan Pablo Franco, Gunnar Olson, Norberto Wilner, Néstor Momeño, entre muchos otros). En torno a las cátedras nacionales se conformó la sociología nacional, caracterizada por su rechazo a los principales fundamentos de la sociología académica dominante de la época, encarnada en la figura de Gino Germani. Al rechazar las formas convencionales de entender la práctica científica (la utilización de la ciencia, sus objetivos ocultos, el destino de los resultados, las reglas de juego del campo científico, el financiamiento), bajo la acusación de cientificismo, esta sociología buscó elaborar nuevas categorías de análisis que permitieran además transformar una realidad nacional caracterizada, entre otros aspectos, por la opresión del imperialismo. En efecto, luego de su salida y de un período de transición en el que se destacaron en los espacios de gestión figuras como Julio Aurelio y Ernesto Hipólito (ambos militantes peronistas pero con una concepción distinta de la práctica disciplinar que la de los referentes de las cátedras nacionales), el empuje incontenible de la radicalización política de la juventud llevarían al intento de construir desde 1973, con el regreso del peronismo al poder del Estado Nacional, la "universidad nacional y popular". La salida de Güemes sería necesaria para que la antropología social encontrara espacio en las aulas de la Facultad de Humanidades y generara una adhesión mayoritaria en tiempos que requerían, para la conciencia de un estudiantado en proceso de radicalización política, una reflexión crítica de los tiempos presentes. Quien se hizo cargo de la carrera de antropología luego de la destitución de Güemes, Eduardo Menéndez, jamás se afincó en Mar del Plata. Si bien su compromiso con la formación de los estudiantes se asume de forma unánime como plena, ni él ni inguno de los profesores de la carrera eligió asentarse en la ciudad para desarrollar sus tareas de forma exclusiva. Sólo Leopoldo Bartolomé solicitó una dedicación exclusiva (no existía esa figura administrativa sino una cantidad de horas de docencia e investigación fijas) pero el rectorado se la negó a principios de 1975. Como contrapartida, Bartolomé se radicó en Posadas, en donde sí pudo establecerse y crear una carrera de antropología social que lograría sobrevivir incluso en el Proceso militar (Bartolomé 2006) y que establecería una firme tradición en formación de grado, investigación de campo, antropología aplicada a las problemáticas reginales y, ya en la década del noventa, la creación de los primeros postgrados en el país en antropología social. 28 Claramente, la eficacia en la implementación de este sistema depende de múltiples factores y un estudio sistemático de su aplicación en diversas casas de estudio podría arrojar conclusiones más ilustrativas. En el caso de la carrera de antropología de Mar del Plata, la imposibilidad de contar con profesores radicados en la ciudad fue uno de los factores claves para el desarrollo de la disciplina y la planificación sistemática de investigación de campo (Gil, 2007). 27 A MODO DE CONCLUSIÓN Esta figura "menor" de la antropología argentina ha sido analizada de modo tal que pudiera utilizarse como una posible vía de acceso a problemáticas propias del campo antropológico argentino, pero también de los avatares sociopolíticos del país. José Antonio Güemes encarna una época muy particular de la universidad y de un país que se encaminaba a la mayor tragedia colectiva de su historia. De una 110 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 111 TRADICIÓN Y CULTURALISMO. JOSÉ ANTONIO GÜEMES... manera bastante clara, encarna también las ambigüedades del onganiato, es decir, la convivencia contradictoria de figuras en apariencia antagónicas pero que tras el golpe de Estado que depuso a Arturo Illia inició un proceso de profundo cambio. En este caso en las ciencias sociales, la Noche de los Bastones Largos abrió espacios que fueron ocupados por profesores identificados con el peronismo que había sido expulsados de la universidad luego de la Revolución Libertadora (como el caso de Güemes) y por docentes jóvenes que abrazaron al peronismo y que en gran parte de los casos fueron radicalizando cada vez más sus opciones políticas y epistemológicas. En ese sentido, el fenómeno de las cátedras nacionales resume gran parte de esa problemática que impactó directamente en el campo de las ciencias sociales argentinas de los sesenta y setenta. Referente de la teoría histórico-cultural y del legado de Imbelloni, y ampliamente influenciado por el cristianismo esotérico, Güemes se constituyó en un actor clave en el desarrollo de un proyecto universitario plural y contradictorio que abrió puertas que fueron luego cerradas por la represión paraestatal peronista y por el terrorismo de Estado del nuevo golpe militar de 1976 (Gil 2008). Más allá de la ideología y el nivel académico, el proyecto de facultad de Güemes se asentaba (e incluso aparecía explícitamente mencionado en actos administrativos de creación de carreras) en el desarrollo local y la actividad eminentemente académica que de ningún modo renunciaba a la afiliación política pero que no supeditaba -como en sí ocurriría parcialmente más adelante- lo académico a lo político. Dueño de un estilo de gestión tradicional, carismático, paternalista y autoritario, pudo erigir un liderazgo que se cortó abruptamente por una decisión de la esfera política provincial. Por eso, a partir de 1971 se instauraría otro proyecto pedagógico disciplinar de relevancia en la historia de la antropología social en la Argentina, que marca la emergencia de las ciencias sociales frente a un viejo patrón dominado por las humanidades (Suasnábar 2004). De aquellas figuras de gran peso en el campo intelectual como el sabio humanista, el especialista (típico de la etapa modernizadora de fines de los años cincuenta), surgiría dominante en el campo de las ciencias sociales la concepción de "intelectual comprometido", en este caso el antropólogo militante que entendía su disciplina como una forma de transformar la sociedad. Pero antes de eso, el Tata Güemes se constituyó en, según palabras de Ricardo, una "inspiración en el corazón de aquellos que lo conocieron de alma, y como una invitación, tal cual nos decía siempre, a "superar el macaneo universal"29. Aquel aristócrata salteño que podía acabar con una toma estudiantil amparado en su autoridad, comprobaría -poco antes de su muerte- la profundidad de los cambios en la vida universitaria de los setenta en otro espacio geográfico en donde volvió a ocupar puestos de gestión. Según relata Echenique (2005) su actuación en el rectorado de la Universidad Nacional del Comahue desató el 12 de septiembre de 1973 una manifes- 29 tación con disturbios y barricadas que culminó en una represión policial con gases lacrimógenos que dejó el saldo de una docena de estudiantes heridos30. Como profetizando los nuevos tiempos venir, el decreto de su cese le ahorró chocar en la Universidad de Mar del Plata contra los nuevos vientos de gestión universitaria y de radicalización política de los estudiantes y cientistas sociales. Mar del Plata, septiembre de 2009 AGRADECIMIENTOS Agradezco los valiosos comentarios de quien evaluó el artículo y, en particular, de las concretas sugerencias de Rolando Silla. La investigación en la que se enmarca este trabajo contó con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), Proyecto PICT 2006/1728. BIBLIOGRAFÍA Badaró, M. 2006. La construcción simbólica de la identidad del Ejército argentino: un análisis histórico a partir de la imagen del Colegio Militar de la Nación. Entrepasados. Revista de Historia, XV (30): 7-28. Barletta, A. y Lenci, M. 2001. Politización de las Ciencias Sociales en la Argentina. Sociohistórica. Cuadernos del CISH, 8: 177-199. Barletta, A. y Tortti, M. 2002. Desperonización y peronización en la universidad en los comienzos de la partidización de la vida universitaria. La Universidad cautiva, págs 107-123. Pedro Krotsch (org.) La Plata, Al Margen. Barnard, A. 2000. History and Theory in Anthropology. Cambridge, Cambridge University Press. Bartolomé, L. 1980. La antropología en Argentina: problemas y perspectivas, América Indígena, XL (2): 207-215. 2006. 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Uno de ellos involucró precisamente a José Antonio Güemes. 30 Comunicación personal, 1/6/2008. 111 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 112 CUADERNOS 22 2006b. Estudio preliminar. En: Gino Germani: la renovación intelectual de la sociología, págs. 9-51. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes. Bonte, P. & Izard, M. 2004. Dictionnaire de l´ethnologie et de l´anthropologie. Paris, Puf. Bozzi, C. 2006. Luna roja. Desaparecidos de las playas marplatenses. Mar del Plata, Suárez. Buchbinder, P. 2005. Historia de las universidades argentinas. Buenos Aires, Sudamericana. Carvalho, J. J. de 2006. Uma visão antropológica do esoterismo e uma visão esotérica da antropología. En Universidade de Brasília, Serie Antropología, 406. Echenique, J. 2005. El movimiento estudiantil universitario del Comahue (1969-1976). En: Sujetos sociales y políticos: historia reciente de la norpatagonia argentina. Orietta Favaro (coord.) Buenos Aires, La Colmena. Eriksen, T y Nielsen, F. 2001. 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In this direction these strategies are analyzed, in a key moment for the indigenous movements, such as the Historical March of the communities in 2006 KEY WORDS: Ethnic movements- social conflict-alliances INTRODUCCIÓN En los últimos años del siglo XX los escenarios públicos de América Latina registraron una gran efervescencia colectiva proveniente de los movimientos sociales de organizaciones comunitarias, decididas a expresar sus reivindicaciones con nuevas estrategias. Se trataba de sectores emergentes, portadores de identidades sociales de las clases media y baja, desestructuradas por las políticas de ajuste y la globalización, que reclamaban ser reconocidos en su especificidad como mujeres, jóvenes, jubilados, campesinos, desocupados, o ex-combatientes. Aunque con diversidad de intereses compartían la modalidad de protesta colectiva y la visión de una sociedad flexible en sus estructuras e inclusiva en sus prácticas. Para convocar la atención de las autoridades y ciudadanos en general, irrumpían en el espacio público urbano con marchas, piquetes, campamentos, ollas populares, abrazos simbólicos, escraches, es decir activaban formas no convencionales de lucha social. A ellos se integraron los movimientos indígenas, que si bien cuentan con trayectoria en los cinco siglos de dominio colonial, se adhirieron a esas estrategias de acción y buscaron alianzas con otros sectores sociales. La resistencia étnica que históricamente representaron contra el etnocidio de la conquista y colonización, fue asumiendo entidad política y social al demandar participación en diferentes esferas de gestión pública, ejecución de programas de educación bilingüe, sanitarios y promoción económica, legitimación de sus organizaciones, inclusión de dirigentes indígenas en candidaturas electorales, concertación de alianzas estratégicas con instituciones civiles. Las movilizaciones indígenas en Ecuador contra el Plan de Ajuste económico o los Movimientos 19 de de Abril y 11 de junio creados como organizaciones políticas indígenas en Paraguay, son claros ejemplos del cambio iniciado en el contenido y las prácti- cas de las reivindicaciones de pueblos originarios. Con sus propias características, en Argentina también las organizaciones indígenas están multiplicando sus apariciones públicas de protesta con diferentes expresiones y modalidades, siendo la del pueblo mapuche una de las mejor conocidas. El territorio de la provincia del Chaco tardíamente incorporado a la nación a fines del siglo XIX, también registró acontecimientos de resistencia étnica de sus pueblos originarios, tales como la sublevación en Napalpí de 1924, Pampa del Indio y el Zapallar en 1933 (hoy General San Martín). Estos movimientos indígenas surgieron, en ese momento, como respuesta a la tensión social y desajuste cultural que provocaba en los grupos étnicos chaquenses la incorporación a una economía de producción agro-exportadora que destruyó la autonomía de su sistema social transformándolo en trabajador asalariado en ingenios o pequeño productor de algodón1. Más cercanas a nuestro tiempo sucedieron otras participaciones colectivas con actitudes reivindicatorias, por ejemplo, en el marco de la redacción de la Ley provincial del Aborigen (1987) y la constitución de la Asociación Megexogochí para las comunidades de Colonia Pastoril Teuco (1989) con su emblemática lucha por las 150.000 has. de tierras aborígenes. En esencia los reclamos de estas nuevas movilizaciones legitimaban aquellos de principios del siglo XX al exigir respeto por sus derechos sobre la tierra, recursos naturales y costumbres ancestrales. Un instrumento importante para la exposición pública de estos reclamos fueron las organizaciones comunitarias, que si bien ya existían en los asentamientos rurales como agrupamiento social y étnico, ahora se multiplicaron bajo la forma de Asociaciones Civiles agregando a su existencia la dimensión legal. Otra estrategia fue el disciplinamiento en 1 Hermitte, Esther y equipo. Estudio sobre la situación de los aborígenes de la Provincia del Chaco. Misiones, Universidad Nacional de Misiones. 1995, pp 52-55. * Instituto de Historia. Facultad de Humanidades. UNNE. [email protected]. 115 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 116 CUADERNOS 22 las prácticas electorales para el funcionamiento del IDACH, Instituto del Aborigen Chaqueño, organismo autárquico creado por la Ley del Aborigen, con la misión de apoyar la promoción social y defensa de los derechos de los indígenas. En el Chaco se están produciendo modificaciones estructurales de la economía que tradicionalmente se desarrolló como agrícola-ganadera y forestal, donde el Estado ejercía la regulación de la tenencia de la tierra y los precios de la producción. Estos cambios originados en la privatización de campos y la expansión sojera afectaron la rentabilidad de pequeños productores rurales, e incluso provocaron la pérdida de sus propiedades. La vulnerabilidad social y económica involucró tanto a campesinos criollos como aborígenes, movilizándolos hacia la protesta pública y la institucionalización de sus reclamos. Así como en la década del 90 la Asociación Meguexogochí encabezó la mayor organización de resistencia étnica por la defensa de la tierra, en el nuevo milenio el acontecimiento que marca un cambio en la estrategia de movilización será la Marcha histórica hacia la ciudad de Resistencia en mayo de 2006. Según Héctor Vázquez, la variable étnica de las organizaciones comunitarias nativas no admite el mismo tratamiento de análisis de los nuevos movimientos sociales porque se estarían extrapolando situaciones diferentes y grupos cualitativamente diversos. (Vázquez, Héctor, 2000:132133). Los movimientos sociales nuclean a sectores excluidos de sus categorías sociales por fenómenos económicos coyunturales, reversibles o con capacidad de reinsertarlos, pero los movimientos de resistencia étnica se fundan en procesos históricos de dominación-sometimiento. Los grupos indígenas reaccionan consciente e inconscientemente a las manipulaciones y excesos de la sociedad dominante desplegando multiplicidad de estrategias, en los campos de interacción socioétnica en los que viven las comunidades. No obstante, es en esos campos de interacción donde los indígenas asumen que sus luchas étnicas, autoafirmativas y contra la discriminación, comparten reivindicaciones con sectores sociales tan empobrecidos, desarraigados y excluidos como ellos. Por esto es pertinente incorporar en el análisis de las resistencias étnicas la variable social, "a partir de la idea de sobreexplotación de las minorías étnicas que sufrirían una explotación de clase y una discriminación étnica" (Ringuelet, Roberto,1992:132). Y esto no solo desde la mirada teórica de los cientistas sociales que proponen articular los conceptos de etnia y clases sociales en movimientos étnicos, sino desde las prácticas y la percepción de los protagonistas que así lo revelan. La toma de conciencia de la posición que como sujeto colectivo tienen las etnias en la estructura social del Chaco es un proceso complejo, no siempre homogéneo en su devenir porque está atravesado por conflictos interétnicos, o con las organizaciones políticas (partidos políticos, IDACH, Unión Campesina, Corriente Clasista y Combativa), religiosas (diversas Iglesias protestantes) y no gubernamentales. Por esta razón proponemos en esta investigación abordar ese proceso como un campo de lucha, donde los aborígenes deben superar las diferencias inte- rétnicas y percibirse en el espacio social como miembros de un grupo social más inclusivo. La categorización como productor, asalariado o desocupado resultan del aspecto que ellos hagan prevalecer en las relaciones de explotación en las que se hallan sumidos. El objetivo está dirigido a analizar las estrategias desarrolladas para articular la defensa de la propiedad de la tierra, un reclamo étnico planteado siempre como "de reparación histórica", con la lucha por mejores condiciones de vida, una lucha de carácter social, política y multisectorial. En la Marcha Histórica de las comunidades del año 2006 se manifiesta ese momento clave de convergencia étnica y social, en tanto movimiento de resistencia indígena bajo la égida del campesinado chaqueño. LA CUESTIÓN ABORIGEN EN EL CHACO DEL SIGLO XX Los conflictos por la tierra, considerada como objeto de apropiación y medio de producción, son centrales e históricos entre poblaciones originarias y las estructuras de poder en el Chaco. A fines del siglo XIX el Estado Nacional reconocía que los principales ejes del denominado "problema aborigen " en el Norte eran el nomadismo y la agresividad de los indios del Chaco. Por ello desplegó como estrategia oficial para pacificarlos su radicación definitiva en reducciones o colonias. Esa era una condición básica para la ocupación, poblamiento y desarrollo de los frentes extractivos de una economía capitalista en expansión, ávida de recursos naturales y mano de obra barata. En las primeras décadas del siglo XX los informes de funcionarios públicos sobre la situación de los indios del Chaco contenían diagnósticos y propuestas para mejorar su integración social recomendando siempre la protección y tutela del Estado. Aunque la letra de la Constitución Nacional los incluía como ciudadanos, en la práctica para el ejercicio de sus derechos, los aborígenes dependían de instituciones estatales como la Comisión Honoraria de Reducciones (creada en 1916), el Consejo Agrario Nacional (1940) o la Dirección de Protección del Aborigen (1946)2. Desde el Estado se percibía que el problema del aborigen en el Chaco tenía como condición necesaria el marco cultural, porque se trataba de poblaciones atrasadas debido a sus costumbres diferentes y limitadas capacidades para desempeñarse en las funciones demandantes de la modernidad. En tanto sociedades dominadas, los indígenas nunca participaron de las decisiones políticas sobre asuntos que comprometían su existencia ni en lo referente a las relaciones internas de los grupos (relaciones intraétnicas), ni entre los grupos (interétnicas). Frente al objetivo superior de los sectores hegemónicos de "integrarlos" y sus compulsivas acciones por conseguirlo, los nativos fueron adoptando tecnologías, costumbres, idioma, creencias, y aceptaron las formas institucionales creadas para los indios pero sin los indios, protección sin participación. Toda la política indigenista de los años sesenta en adelante se desarrolló sobre la base de esta concepción dual y La situación de los aborígenes y evolución del régimen legal hasta 1945 se puede consultar en: El Problema Indígena en la Argetina. Secretaría de Trabajo y previsión. Consejo Agrario Nacional. Bs. As., 1945. 2 116 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 117 LAS ORGANIZACIONES INDIGENAS DEL CHACO Y SUS... evolucionista de la realidad social del Chaco, que desvió la reflexión profunda acerca del proceso histórico-político generador de los factores de la marginación social de los indios. Sí en cambio promovió las condiciones materiales para que subsistieran como pequeños productores rurales, asalariados o trabajadores independientes. Ya en esta época la "cuestión aborigen" no estaba sólo en la órbita de decisiones nacionales, porque el Territorio Nacional del Chaco desde 1951 había sido provincializado asumiendo sus autoridades la responsabilidad política de asistir a las comunidades nativas. La Constitución Provincial de 1957, en el artículo 34 disponía "la protección del aborigen y supresión de los sistemas de misiones, reducciones y cualquier otro que entrañe la diferenciación y aislamiento social del indígena". Esta intencionalidad de integrarlo bajo la tutela estatal se aplicaba con medidas asistencialistas dirigidas a sostener la colonización agraria con la entrega de herramientas, semillas, mercaderías, maquinarias. El retorno al sistema democrático en 1983 tuvo para la vieja cuestión aborigen un valor agregado que se expresó en el orden legislativo con la sanción de la ley N° 3.258 también conocida como Ley del Aborigen Chaqueño (1987), y en las prácticas institucionales con las convocatorias a dirigentes de las tres etnias (toba, mocoví y wichí) para participar en encuentros y mesas de discusión sobre sus reclamos e intereses. Así entre 1985 y 1986 las reuniones entre las comunidades y las ONG como el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), el Instituto de Cultura Popular (INCUPO) , el Instituto de Desarrollo del Chaco (INDES), la Junta Unida Misiones (JUM) y la Asociación Amigos del Aborigen de Quitilipi dieron como resultado la Primer Asamblea de Comunidades Indígenas llevada a cabo en la ciudad de Roque Sáenz Peña (julio/agosto 1986). El documento elaborado en esa oportunidad exponía la necesidad de resolver el ordenamiento jurídico y el derecho a 1.080.000 has de tierras, según un relevamiento censal elaborado por la Dirección del Aborigen en 1986, que estimó en 50 has la medida básica para cada unidad económica familiar. (Carrasco y Briones 1.996:99) La impronta privatista del Estado en la década de los noventa avanzó sobre la tierra pública argumentando que su venta atraería la inversión y el pleno empleo de los sectores marginales. Violando la Constitución Provincial de 1994 (artículos Nº 42 y 43) y la ley de Tierras Públicas N° 2.913 (1984), el Estado provincial vendió miles de hectáreas en Presidencia Roca y Pampa del Indio a los grupos empresariales Bunge & Born y Eurnekian. Pero las condiciones habían cambiado porque estas medidas afectaban a familias campesinas criollas y aborígenes, pobladores, en muchos casos vecinos, que habían compartido los avatares climáticos y políticos. Además las diversas reuniones y espacios de discusión que fueron construyendo desde los primeros años de la década del 90 generaron la experiencia suficiente para percibir colectivamente al enemigo común, un capitalismo globalizado y neoliberal ambicioso de la tierra pública y sus recursos. LA RESISTENCIA ÉTNICA EN EL NUEVO MILENIO Uno de los reclamos más emblemáticos de la década del 90 fue el realizado por la Asociación Comunitaria Meguexogochí sobre la propiedad de 150.000 has de la reserva indígena, otorgada por el presidente Marcelo T. de Alvear y reconocida por el gobierno provincial en el decreto N° 116/91. Esta Asociación, que lleva el nombre de un cacique histórico, se constituyó en 1989 con representantes de las comunidades que habitan la Colonia Pastoril Teuco, entre los ríos Teuco y Bermejito. El objetivo que los movilizó fue la mensura y escrituración de los territorios de la reserva, la tala indiscriminada de bosques y la venta irregular de tierras por parte del Instituto de Colonización. El centro neurálgico de la controversia fue la irregularidad jurídica de los pobladores criollos que se hallaban asentados en el área y debían ser relocalizados, lo que demandaba negociaciones aún no concretadas3. Las estrategias desarrolladas por la Asociación Meguexogochí en esta lucha por la tierra fueron primero, enmarcarla en el concepto de "reparación histórica" y peticionar a las autoridades el reconocimiento y ejecución de los títulos de propiedad. Luego como la otra parte involucrada eran los pobladores criollos comenzaron a buscar soluciones conjuntas y alternativas para el relevamiento, determinación parcelaria e incluso un plan de desarrollo sustentable. (Documento de la Asociación Meguexogochí, Castelli agosto 1995). En esta etapa la resistencia de las comunidades indígenas adopta la forma de acciones colectivas, que Raúl Zibechi explica como " luchas autoafirmativas porque parten de sectores que hasta ese momento tenían una baja consideración social, vivían oprimidos o marginados... Esta invisibilidad los lleva a utilizar formas de acción que ponen en primer lugar la afirmación de su existencia, negada desde el poder." (Zibechi 2003:32-33). La exposición pública se fundamenta en la identidad cultural, es su etnicidad quien les reclama y al mismo tiempo apoya la reparación histórica de su dignidad, con el derecho a la tierra, a sus costumbres y lengua pero con la modalidad organizativa de la sociedad hegemónica. El devenir de la economía agraria chaqueña es un factor ligado a aquellas nuevas formas de acción social que involucran a las comunidades indígenas, volviéndolas visibles a la opinión pública. Al comenzar el nuevo milenio la tradicional producción algodonera sufrió una profunda crisis provocada por la caída de los precios internacionales sobre la fibra y las inundaciones de 1997/1998. El panorama fue propicio, en cambio para la expansión del monocultivo sojero que modificó las modalidades de producción, rentabilidad y comercialización. Aparecieron los inversores de las provincias de Santa Fe y Córdoba atraídos por el bajo precio de la tierra y las generosas extensiones que podían arrendar o comprar. Las zonas del sudoeste y oeste chaqueños fueron sometidas al desmonte indiscriminado provocando el aumento del área de producción provincial en 400.000 has., según el censo agropecuario nacional del año Para conocer el proceso de reclamo de la Asociación Meguexogochí leer en: Carrasco, Morita y Briones, Claudia. Op cit., pp.101-136. 3 117 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 118 CUADERNOS 22 La Unión Campesina asistió con semillas a las organizaciones rurales de Formosa y Corrientes. • El 19 de Abril de 2004: la UNIÓN CAMPESINA y la CCC de Pampa del Indio realizaron un piquete sobre la ruta N°3, en conmemoración del día del Indio Americano y por la entrega de alimentos, pensiones a la vejez, trabajo y propiedad de las tierras. Por este hecho sus dirigentes fueron denunciados judicialmente. • El 6 de Octubre de 2004, se realizó una marcha hacia la ciudad de Castelli en apoyo a los pobladores del Teuco-Bermejito. • Marzo de 2005: cortes de ruta coordinados con la Asociación de Productores Chaqueños (APROCHA) por mejores precios para la fibra de algodón. • 8 de junio de 2005: durante 34 días mantuvieron el acampe en la Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Resistencia compartiendo las vicisitudes, La Unión Campesina con dirigentes de APROCHA, Asociación de Pequeños Productores del Chaco, Comisión Zonal de Tierras de Pampa del indio, Movimiento de Mujeres en Lucha del Chaco, Movimiento Campesino de Corrientes, Movimiento Campesino de Formosa. Contaron con la adhesión de los gremios docentes SITECH, UTRE, ATECH y de empleados públicos UPCP, con los que decidieron conformar una Multisectorial para refrendar los reclamos por mejores condiciones de vida, subsidio algodonero, precio sostén. Los logros fueron, en el orden material $1.000 por familia y 600 kg de alimentos que serían entregados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación; y en el orden corporativo las organizaciones campesinas constituyeron el Foro Regional Algodonero. • Agosto de 2005: en la Universidad Tecnológica Nacional de Resistencia se reunió el Foro "Grito Algodonero" donde los dirigentes aborígenes compartieron las reflexiones con Federación Agraria Argentina, Unión de Pequeños Productores del Chaco y organizaciones algodoneras de Entre Ríos, Santa Fe, Formosa, Corrientes y Misiones. • Mayo de 2006: la Marcha Histórica hacia Resistencia de las comunidades aborígenes del Chaco desde mayo del 2006 tuvo su epicentro entre los meses siguientes, de junio a agosto. Con esta movilización aspiraban a comprometer al gobierno en acciones concretas que reivindicaran sus derechos a la tierra y a una mejor calidad de vida. Este listado continúa con nuevos cortes de ruta y las presentaciones judiciales por el desmonte, la venta ilegal de tierras, el desalojo de pobladores, (Expte. N° 1754/04), la falta del Registro de Comunidades y Organizaciones (Expte. N° 8696/04, Sentencia Jueza Dra. Grillo); contra la discriminación del Intendente de Villa Río Bermejito (Expte. Nº 210/06 Juzgado Federal de la ciudad de Resistencia). Del conjunto y diversidad de modalidades para la acción colectiva de las organizaciones campesinas aborígenes lo que sobresale es la creciente exposición pública, cada 2.002. Pero esta expansión granaria tuvo consecuencias críticas para el sector más vulnerable de la estructura rural, los pequeños productores que endeudados por las pérdidas de las campañas algodoneras no pudieron recuperar su capacidad productiva. Si sumamos esto al grave impacto ambiental del desmonte, la venta ilegal de tierras y la percepción de operar en desventaja frente a los inversores extraños tendremos los fundamentos de la protesta social de aquel sector que incluye también a los indígenas. Respecto de las modalidades de estas acciones colectivas de resistencia de los pequeños productores rurales se pueden identificar dos: "La protesta social se centralizó en cortes de ruta y manifestaciones de distinta magnitud y trascendencia, en las cuales los productores -movilizados por lo terminal de su situación financiera-, efectuaron piquetes en la principal ruta que conecta el este y el oeste del Chaco, y cortes del puente interprovincial que une Chaco y Corrientes, reclamando medidas al Poder Ejecutivo provincial, básicamente subsidios para afrontar nuevas campañas de siembra. En estas movilizaciones, que se sucedieron todos los años desde 2001, los productores expresaron a los medios periodísticos su determinación de encabezar los reclamos, sin intermediarios de ninguna asociación, ni organización . (...) La segunda modalidad de accionar y de expresión de los pequeños productores se presenta más recientemente, y se concreta a través del reclamo judicial (promoviendo acciones de amparo) por parte de asociaciones comunitarias, con el asesoramiento jurídico de organizaciones no gubernamentales denunciando la enajenación de tierras fiscales, la deforestación ilegal y el deterioro del ambiente" (Valenzuela 2005). Los reclamos de los pequeños productores aborígenes se iniciaron en el interior provincial, en las localidades de Pampa del Indio, General San Martín y Castelli. Eran manifestaciones locales de las diferentes Asociaciones Comunitarias, con el apoyo de la CCC aborigen (Corriente Clasista y Combativa), peticionando asistencia de semillas y combustible a las autoridades municipales, hasta que en octubre del 2002 organizaron una marcha a pie hacia Resistencia. A partir de entonces se sucedieron acontecimientos destacables para el devenir de las organizaciones aborígenes: • Abril 2003: Marcha Nacional de los Pueblos originarios a Plaza de Mayo, Buenos Aires, donde expusieron la realidad de marginación, pobreza y degradación de sus tierras. • Agosto 2003: constitución de la Unión Campesina del Chaco. Sus principales dirigentes comenzaron a encabezar las movilizaciones públicas y periodísticas: Rafael Núñez (fallecido en el abril del 2005), Mártires López, Liliana Delgado y Esteban Medina. También quedó constituida la Asociación Amas de Casa de Pampa del Indio, convocando a mujeres tobas y campesinas de la localidad. El resultado de sus gestiones fueron los costureros, tambos, panaderías y planes sociales que se adjudicaron a las familias carenciadas. 118 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 119 LAS ORGANIZACIONES INDIGENAS DEL CHACO Y SUS... vez más cercana a los centros del poder, y la búsqueda para conformar cuerpos multisectoriales, unidos por demandas fundacionales de la existencia y dignidad humana. Cada organización mantiene la especificidad de sus objetivos y misiones pero acuerdan principios, apoyos estratégicos o espacios de reflexión como los Foros. El resurgimiento de las organizaciones aborígenes tiene una base fundamental en las comunidades, de allí surgen sus líderes y son ellas las que definen las estrategias, pero hay una tendencia cada vez más acentuada a identificarse por la localidad y no por la pertenencia étnica. Las asociaciones wichís que presentaron las acciones de amparo por la explotación de los bosques lo hicieron con la denominación de sus respectivos territorios a saber, la Asociación Comunitaria de Nueva Pompeya, la de Comandancia Fías y Nueva Población. Casos semejantes son los de las Comisiones Zonales de Tierras de Pampa del Indio, o las delegaciones de la Unión Campesina del Chaco de Villa Río Bermejito o Castelli. En la opinión de sus líderes esto manifiesta el espíritu convocante de las organizaciones hacia otros sectores sociales que atraviesan los mismos problemas. La pobreza, injusticias, marginación, destrucción de recursos, contaminación, no avanzan solo sobre familias indígenas, los criollos, campesinos, obreros, docentes, comerciantes, estudiantes son todos sus víctimas. La identidad étnica es importante para el desarrollo de estos movimientos especialmente en la etapa que reconocimos como "lucha autoafirmativas", pero no "quiere decir que esas señas de identidad los convierta, necesariamente y para siempre, en portadores de una identidad única, excluyente e inalterable, de carácter esencialista." (Zibechi 2003:33). La Marcha Histórica que iniciaron en mayo del año 2006 hacia la capital provincial fue un momento clave para esa convergencia étnica y social, los volvió visibles a la opinión pública, recuperó el sentido de las alianzas entre grupos, sectores e instituciones que se apropiaron de un espacio público para reclamar, negociar, y finalmente proponer soluciones. tad colectiva de permanecer en la plaza como expresión de la lucha por los derechos aborígenes. El hecho que desencadenó este movimiento se originó en Villa Río Bermejito4, cuando el intendente Lorenzo Heffner negó asistencia alimentaria a los tobas de la localidad, afectados por las inundaciones, reiterando así, como en otras ocasiones, su rechazo y discriminación a esta población nativa. La reacción de los aborígenes de acampar frente al municipio exigiendo la renuncia del intendente expuso la miseria y exclusión que enfrentan las comunidades nativas en el devenir de sus emergencias cotidianas. La solidaridad de los otros grupos no se hizo esperar porque el conflicto local tuvo el impacto de una onda expansiva cuando las asociaciones aborígenes del interior (Machagai, San Bernardo, Margarita Belén, Castelli) pasaron a la acción cortando rutas nacionales estratégicas de acceso. Se provincializó la protesta de apoyo a la comunidad toba de Bermejito, incluyendo reclamos sobre la propiedad de las tierras, mayor presupuesto para el IDACH, educación bilingüe, titularización de docentes aborígenes, atención sanitaria, apoyo para la producción agrícola, construcción de viviendas, planes sociales, jubilaciones y pensiones. Esta generalización del conflicto se canalizó a través de las organizaciones populares de resistencia, no todas de carácter singularmente étnico, por ejemplo la Corriente Clasista y Combativa, la Unión Campesina del Chaco, la Coordinadora provincial de Desocupados. Para terminar de conformar este apoyo multisectorial se sumó la participación de artistas, y la intervención de autoridades nacionales políticamente enfrentadas a las provinciales de color radical. Todas las acciones de esta protesta eran decididas democráticamente en reunión de delegados de las comunidades con autoridades del IDACH, esta institución recuperó su liderazgo en la "cuestión aborigen" tanto porque llevó adelante las negociaciones con las autoridades políticas como por la dirección que ejerció sobre los conflictos interétnicos. Por ejemplo la etnia mocoví de las localidades de San Bernardo y Colonia El Pastoril no apoyó todas las medidas adoptadas ni las gestiones del presidente del IDACH, Orlando Charole (de origen toba). El conflicto concluyó con la firma de un Acuerdo que respondía a las expectativas de las comunidades pero que aún no se ha terminado de cumplir por parte del gobierno. Este arreglo legitimó las denuncias por discriminación que iniciaron el conflicto, y también el derecho a la propiedad de la tierra ancestral, reclamos que se encuadran en el concepto de "reparación histórica". Pero avanzó, con la conformidad de las comunidades indígenas, en el disciplinamiento institucional de las demandas presentadas porque dispuso que tanto la titularización de maestros bilingües, la construcción de viviendas y hasta las asistencia económica-técnica a los productores sería mediada por los respectivos Ministerios y conforme a la legislación vigente para cada caso. LA MARCHA HISTÓRICA DE LAS COMUNIDADES HACIA RESISTENCIA Desde distintas localidades del interior grupos de tobas, mocovíes y wichís se encaminaron hacia Resistencia, y se instalaron desde el 6 de junio en la Plaza central 25 de Mayo, con el objetivo de presentar al gobierno un petitorio común elaborado por las asambleas de cada comunidad. Este acampe de las delegaciones aborígenes no era un acontecimiento nuevo para los habitantes de la capital chaqueña, parecía repetir el modelo de protesta de los años 2002 y 2005. En el espacio de la plaza aparecían carpas y toldos, la olla común, pancartas, algunos discursos oportunistas de dirigentes políticos, y la prensa local expresando la opinión pública ambivalente entre el asistencialismo y la indignación por "la destrucción del espacio público y la arrogancia de los indios que pretenden tener todo servido". Pero el transcurso de los meses demostró que una organización diferente y una actitud también diferente sostenía la volun- Localidad ubicada al norte de la provincia del Chaco, pertenece al Departamento General Güemes y dista 350 km. de la ciudad de Resistencia, capital provincial. 4 119 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 120 CUADERNOS 22 CONCLUSIONES Cuando se definió como objeto de investigación la Marcha Histórica, el foco inicial de observación sobre lo que estaba sucediendo alumbraba hacia el análisis cultural. Eran aborígenes, de asentamientos rurales, reclamando por la propiedad de las tierras y la asistencia económica y social. Avanzando sobre esta perspectiva, la identidad cultural se posicionaba como el marco teórico más propicio de donde obtener las herramientas para explicar las causas y modalidades del movimiento. Desde la variable étnica se podía incorporar el proceso histórico que los había convertido en "productores", los cambios operados en su organización tradicional y la política indigenista que desde la década de 1960 aspiró a lograr su desarrollo económicosocial integrándolos a la vida nacional. Pero al ordenar el registro de los hechos, los discursos y los actores, se plantearon dudas sobre las representaciones que los aborígenes exponían al percibirse como parte de una situación general de empobrecimiento del campesinado chaqueño. Eran los reclamos de las comunidades pero con una visión inclusiva de la problemática, desbordando la "reparación histórica" que merecían por ser pueblos originarios hacia la conciencia de clase explotada y despojada de sus recursos existenciales. La pobreza extrema de su vida cotidiana aparecía asumida como resultante del sistema económico capitalista que crea frentes extractivos sobre los bienes, insumos y la misma gente, para mantenerlos en renovada dominación. La identidad cultural circunscribe el análisis al mundo de la etnicidad, donde las dimensiones del "nosotros" se construyen sobre las regularidades culturales y las diferencias con "los otros". Dimensiones que terminan siendo irreductibles y apoyan la visión de una sociedad dual con sectores modernos y primitivos. Por eso integramos la variable social al marco cultural para enriquecer esta investigación con la perspectiva de la resistencia étnica, en tanto proceso donde los aborígenes del Chaco "actúan en situaciones que perciben y caracterizan o conceptualizan de determinada forma para poder actuar sobre ellas" (Iñigo Carrera 2000:18). Como modelo explicativo nos permite avanzar en dos sentidos: 1) la comprensión de que la situación de pobreza no es exclusiva del grupo aborigen y tiene su razón de ser "en el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas de la provincia, en la estructura ocupacional resultante y en el sistema de clases que le corresponde". (Hermitte 1995:36); 2) la identificación de las fases y grados de concientización que van asumiendo las comunidades indígenas en ese proceso de lucha. Esto movilizó la curiosidad por ver cómo fueron construyendo la resistencia y cuáles las estrategias que adoptaron para conseguir la visibilidad pública que sus reclamos históricos demandaban. La respuesta se fue armando a medida que se identificaron las organizaciones emergentes, sus líderes, el recorrido que hacían exponiendo sus reclamos y sus participaciones públicas. Cada vez se hacía más notorio que las Asociaciones Comunitarias buscaban abrir el campo de su resistencia a las demandas de otros sectores con los que compartían sus territorios y situación social. Otro aspecto a considerar es que las prácticas de exposición pública de estas organizaciones se emulan a las de los nuevos movimientos sociales, porque desarrollan dos aspectos básicos de éstos: son autoafirmativos de la identidad étnica pero inclusivos de otras posibles identidades sociales; y además porque se apropian del espacio público para exponerse. "En este punto vale la pena destacar que la llamada disrupción (ocupación de un espacio, de un edificio público, cortar una ruta o hacer un escrache) es más útil para el movimiento que la violencia directa, y es la principal fuente de innovación de las luchas sociales." (Zibechi 2003:35). El conflicto iniciado en Villa Río Bermejito con la gestión municipal arrastró hasta el espacio público provincial la discriminación racial y cultural que viven los indios, pero también la corrupción del Instituto de Colonización por la venta de las tierras públicas en el interior, la falta de acciones concretas para el arraigo de los pequeños productores aborígenes, y el insuficiente presupuesto para las campañas agrícolas, prevenciones sanitarias, viviendas y educación. El conjunto de los reclamos y la fuerza de las organizaciones estaban reflejando una situación de resistencia diferente a la iniciada en la década del 90 cuando grupos de Pampa del Indio, General San Martín y Castelli se movilizaron hacia la capital provincial e incluso hacia Plaza de Mayo (Buenos Aires) en el 2003. Fue en esos años cuando el movimiento aborigen campesino iniciaba las experiencias de lucha por la producción, obteniendo como resultado 80 toneladas de semillas de algodón para esa campaña anual, un logro coyuntural que no aportó soluciones de fondo pero que los enfrentó con la necesidad de organizarse colectivamente y abrir la convocatoria. La Marcha Histórica hacia la capital provincial para lograr una entrevista de los delegados aborígenes con el gobernador fue un movimiento de resistencia total, en el sentido del valor de representación colectiva que adquirió. Las diferencias interétnicas entre tobas, mocovíes y wichís entraron en una dinámica de alternancia sujeta a la tensión de las relaciones con los representantes políticos. Las diferencias no se disolvieron pero en los discursos de los líderes del movimiento cobró fuerza la voluntad de las asociaciones comunitarias por incluir todas las demandas y consolidar una representación unificada. BIBLIOGRAFÍA Beck, H. 1992. 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PALABRAS CLAVES: indígenas - narrativa -nominación-poder ABSTRACT The most general objective of this article is to critically review the political budgets and the cognitive models that lead to the Huarpes to be considered extinct and we believe are still present when interpreting the recent public revisibilization of these missing peoples as "ethnic resurgence". KEY WORDS: indigenous people- narrative- nomination- power. INTRODUCCIÓN En las interpretaciones etnológicas e historiográficas elaboradas durante el siglo XX, los Huarpes no han sido un grupo privilegiado de estudio y han aparecido en la literatura etnográfica como un grupo indígena definitivamente extinto a fines del siglo XVIII (Vignati, 1931, 1940; Canals Frau, 1953; Rusconi, 1940, 1961-1962). Sin embargo, las identificaciones Huarpe en la contemporaneidad documentadas por Escolar (1999, 2007) han confirmado lo contrario y han abierto múltiples interrogantes, posibles de ser leídos de diversas maneras. El objetivo general de este artículo es revisar críticamente los presupuestos políticos y los modelos cognitivos que han actuado a la hora de categorizar a los Huarpes como extintos y que entendemos aún están presentes cuando se interpreta la reciente revisibilización pública de pueblos indígenas considerados "desaparecidos" como "resurgimiento étnico". Entendemos que no es acertado inferir del "mestizaje", de las escasas expresiones identificatorias en el espacio público y de la escasa y "distorsionada" documentación etnológica e historiográfica existente, la conclusión sobre la desidentificación/des-concientización étnica o la extinción de los Huarpes, asombrándonos y desconfiando del "resurgimiento" repentino y abrupto en la actualidad1. Basadas en el exotismo y la distancia con el objeto, y apoyadas en las teorías de la aculturación, las investigaciones etnográficas han privilegiado determinadas áreas y grupos indígenas de estudio, desobjetivando así como sujeto de análisis, aquellos pueblos y culturas, que como los Huarpes, evidenciaban "mestización" y "pérdida de los elementos tradicionales". Dichas investigaciones se limi- taban entonces sólo a describirlas como colectividades del pasado, como lo que se supone han sido, sin aludir a lo que son en el presente. Proponemos al contrario, como hipótesis vertebradoras, que: 1) el anuncio de la extinción de los indios en Mendoza se articula con las estrategias de análisis y la retórica que acompañó el registro de poblaciones indígenas, basadas en un exotismo realista y en una representación genérica del indio como primitivo; 2) esta narrativa etnológica, actuó simultáneamente como dispositivo ideológico-político de la definitiva ciudadanización/disciplinamiento de los indígenas, de su "integración nacional", bajo la forma de su negación en la "mestización"; proceso que denominamos de desnominalización pública Huarpe; y 3) el proceso de "revisibilización" pública Huarpe en las últimas décadas representa no tanto un proceso de "resurgimiento étnico", de aparición de una "nueva identidad", sino más bien el proceso de su renominalización pública. Este estudio enfrenta entonces dos desafíos, uno político y el otro, teórico: de un lado, se integra a un movimiento social más amplio de crítica a las prácticas gubernamentales de "integración social", remitiendo al conjunto de mecanismos políticos por los cuales la población Huarpe fue incorporada al proceso de construcción de lo que se ha imaginado como "nación argentina"; del otro, se encamina a revisar críticamente los presupuestos analíticos y la forma de construcción de las etnografías por las cuales han sido y son estudiadas poblaciones indígenas que como los Huarpes, se pensaron en tanto "mestizas" como extintas, o como "renacidas" en la actualidad, con un esfuerzo por desubstancializar el "objeto étnico". Adoptando una perspectiva procesual y situacional, intentamos conducir un estudio localizado sin perder de vista las políticas gubernamentales y los procesos sociales más amplios, históricamente situados -en el marco entonces de * UNLP-CONICET. [email protected] 1 García (2002) sostiene que los Huarpes constituyen un grupo de interés que pretende acceder a tierras mediante su adscripción étnica. 123 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 124 CUADERNOS 22 una etnografía multi-situada (Marcus, 1995)-, procediendo a problematizar y describir los eventos y situaciones actuales pero a partir de su génesis, es decir, desde una lectura genealógica. millcayac3 y de la obtención de la titularidad de la propiedad comunal de la tierra, mostrándose interesados a su vez en saber cómo se dio este proceso en los Tobas y en que contexto político, por lo cual se generó una intensa discusión. Fue entonces que les comuniqué mi propósito de documentar y de acompañarlos en estos procesos a lo que respondieron positivamente. GÉNESIS DE LA INVESTIGACIÓN: EL ENCUENTRO ETNOGRÁFICO CON LOS HUARPES. Entendiendo que la producción de conocimiento es a la vez objetiva y subjetiva (Schaff, 1992) no puedo menos que reconocer que el interés antropológico por las identificaciones Huarpes, no es ajeno a mi condición de ser mendocina. Entre los años 1991 hasta 1993, residí en un barrio del conurbano mendocino denominado "Huarpes III", que se caracterizaba por abrigar personas de procedencia indígena de nacionalidad argentina, boliviana, paraguaya y peruana. Mucha de la gente que residía allí evitaba usar públicamente el nombre del barrio, es decir, el nombre "Huarpes", dando incluso otro domicilio. Decir "vivo en el barrio Huarpe" se tornaba vergonzoso, pues en el imaginario social era un barrio de "negros", de "delincuentes", de "indios", donde "se mataban a palos y a tiros". Es decir, el nombre Huarpe aparecía como un significante que traducía salvajismo, negritud, indianidad. Entonces, para evitar la humillación y vergüenza que la identidad residencial generaba, se trataba de mantener en lo posible, el anonimato domiciliario. Así, pensar el proceso de invisibilización pública Huarpe como anonimato, como desnominación, además de confirmarse en relatos Huarpes actuales se refuerza en la memoria de esta situación vivida. Los primeros diálogos con familias Huarpes fueron efectuados en el año 1994, en un viaje de estudio a Lagunas del Rosario2 organizado por el colegio secundario "Liceo agrícola y enológico" de la Universidad Nacional de Cuyo, al cual yo asistía. Luego se sumaría mi participación como pasante en el trabajo arqueológico llevado a cabo por el Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco (CIRSF), uno de cuyos objetivos era obtener evidencias materiales del proceso de instalación colonial, así como del acceso diferencial a los recursos entre indígenas y españoles. En el año 2005 como integrante del proyecto de extensión universitaria "Producción de materiales para el tratamiento de la interculturalidad en antropología" dirigido por la Dra. Liliana Tamagno, organicé junto con la directora de la Escuela-Albergue de Lagunas, la Sra. Elsa López, un encuentro que consistió en presentar a los alumnos y padres un video elaborado por un grupo de adolescentes Tobas de La Plata. El video actuó como disparador de diversos cuestionamientos y se abrió un espacio en el que comenzaron a aparecer problemáticas diversas, como por ejemplo, la necesidad de la recuperación de la gramática de la lengua CONTEXTUALIZACIÓN El registro del etnónimo Huarpe se remonta a fines del siglo XVI/principios del XVII. Aparece en las narraciones de los misioneros P. Luis de Valdivia, P. Reginaldo de Lizárraga y P. Alonso de Ovalle de la Compañía de Jesús, que actuaron en la provincia de Mendoza (área denominada en ese entonces como provincia de Cuyo)4, y en las propias alusiones indígenas en los autos5. El área de nucleamiento de la población Huarpe a la llegada de los españoles queda comprendida entre el río Diamante en la provincia de Mendoza, por el sur, y la cuenca del río Jáchal-Sanjón (San Juan), por el norte; y entre el valle de Conlara al este, y la Cordillera de Los Andes al oeste. Con la fundación de la ciudad de Mendoza en el Valle de Guentata/Guentota y el establecimiento de encomiendas, 4 La primera división étnica publicada se basa en el idioma y corresponde al año 1607. Se trata de las obras del Padre Luis de Valdivia, tales como "Arte, vocabulario, y confesionario traducido en las dos lenguas Millcayac y Allentiac" y "Arte, vocabulario, y confesionario breve en la lengua Millcayac de la Provincia de Cuyo provechoso para confesar los indios de Cuyo". El padre Alonso de Ovalle, también de la Compañía de Jesús, denomina la "nación" correspondiente a las "Provincias de Cuyo" como "guarpes". Lizárraga, que llegó al territorio de Cuyo a fines del siglo XVI, alude a que en Mendoza "los indios comúnmente se llaman Guarpes", a quienes describe como "grandes ladrones y no menos borrachos", y cuyas "indias que se crían entre nosotros, hilan el hilo tan delgado como el muy delgado de Vizcaya", como también se refiere a su vínculo con los Incas y a su moviliadad hacia Chile, afirmando que "de ambos estos dos pueblos [provincia de Mendoza y san Joan de la Frontera, de cada uno por su camino, salen indios todos los años para ir á trabajar á Chile; los de San Joan a Coquimbo y los de Mendoza á Santiago, del cual trabajo pagan á sus amos parte del tributo, y á ellos se les da el cuarto; en su tierra no tienen de qué tributar. Es gente poca, subjecta a sus curacas, y bárbara; túvolos el Inga subjectos, y algunos hablan la lengua del Perú" (Descripción Colonial, por Fr Reginaldo de Lizárraga. Libro segundo, Biblioteca argentina, Bs. As., 1916, pp. 256-7). Por su parte, el P. Enrinch (1891), alude a que el P. Diosdado, que en el año 1611 recorrió Junto con el P. Juan Pastor, los Valles de Uco y de la Barranca para dar misiones , "sabía ya el quichua, el huarpe, y otro idioma de los indios que vivían en el distrito de Mendoza" y que en su práctica misionera, el P. Andrés Feldmann, en el año 1616, había aprendido los idiomas de la Provincia de Cuyo, sobre todo, el Huarpe. En los relatos de estos misioneros, frecuentemente se alude a las "lenguas de la tierra", lenguas de la "tierra de adentro", tal vez para distinguirlas del quichua y de la "lengua de Chile" que se hablaban también en la región. Fuentes: Descripción Colonial, por Fr Reginaldo de Lizárraga. Libro segundo, Biblioteca argentina, Bs. As., 1916, pp.256-7.; Cabrera (1929); Vignati, 1940, pp.74-75, 81; Márquez Miranda (1941-1946). 5 En un auto del año 1658, elaborado por el Capitán General de la Provincia de Cuyo, se transcribe la confesión del cacique Don Bartolo (puelche) en la cual dicho cacique sostiene que "él había sido guiado por un guarpe". Fuente: autos transcriptos por Cabrera (1929: 166). 2 Lagunas del Rosario es un distrito del departamento de Lavalle de la provincia de Mendoza, donde han residido y residen actualmente indígenas Huarpes. 3 Según mis informantes el último huarpe-parlante (de apellido Guaquinchay) murió hace unos años. Las alusiones de los misioneros de la Compañía de Jesús, refieren a que los Huarpes hablaban las "lenguas" millcayac y allentiac. 124 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 125 NARRATIVAS, HISTORIA, PODER. INVISIBILIDAD/VISIBILIDAD... desde esta zona hacia el sur, los Huarpes, junto con otras etnias- como Pehuenches y Puelches6-, serán arrinconados en el Noreste de la provincia, en lo que hoy es el departamento de Lavalle, particularmente en la zona de las Lagunas de Guanacache, que por la inaccesibilidad del lugar -debido a que en ese entonces el área estaba cubierta por espesos bosques de algarrobo y extensas lagunas -, fue tardíamente colonizada. Es en relación a esta área que a mediados del siglo XVIII, emerge su nominación como laguneros7, categoría que es reapropiada por los indígenas del lugar y utilizada hasta el día de hoy. Por otra parte, las narraciones de Lizárraga8 y los relatos de García Hurtado de Mendoza9, confirman a su vez las relaciones entre los Huarpes y los Incas, a quienes, al parecer, estaban sujetos. Dato que se confirma con las referencias del P. Enrich (1861), quien observa en las misiones por él dadas en el año 1843, la utilización del quipus, donde "muchos de los que venían a confesarse traían su examen anotado con hilos, palitos, granos o piedrecitas"10. Diversos documentos de fines del siglo XVIII confirman la continuidad de la presencia indígena en la región, en los cuales se alude a la necesidad de "reducir" a varias "familias viciosas" e "Indios Infieles" que había por las Lagunas de Guanacache y otras partes, o aludiendo a la presencia de "Indios enemigos" que participan en "robos, incendios, adulterando oficios de Santos e imágenes en las capillas"11. En el Nomenclador general indiano de Cuyo (Cabrera, 1929), apellidos como Allalme, Asaguate, Chapanay, Sayanca y Guallama - todos ellos registrados en la contemporaneidad - aparecen documentados entre los siglos XVI y XIX (Cabrera, 1929: 225-354). Otra evidencia la otorga Rusconi (1940), quien afirma que, Diego Sayanca, cacique de Huanacache, recibe en 1713 en merced, tierras que corresponden a gran parte del Norte de Mendoza, sur de San Juan y Oeste de San Luis. Por otra parte, el área de las Lagunas de Guanacache, si bien señalada como un área de asentamiento mayoritariamente de los Huarpes, también se representa como una zona de actuación de "naciones" indígenas diversas, tales como Huilliches, Pehuenches, Pampas, Ranqueles; por cuanto no se había incorporado aún a la territorialidad de la Colonia, funcionó como un área de refugio de estas múltiples etnicidades indígenas12 hasta mediados y fines del siglo XVIII, que es cuando en los documentos se señala la intervención más efectiva en el lugar, reduciendo a cantidades significativas de indígenas. Así, a mediados del siglo XVIII, se pretende reunir a los indígenas de las Lagunas en los pueblos de San Miguel y Asunción, procediendo a "repartir solares y tierras, y chacras y estancias a los naturales de las Laguna, a (…) todos los indios que comprenden los dos pueblos de la Asunción y San Miguel", y a fines del mismo siglo, en la llamada villa de Corocorto (hoy La Paz)13 Durante el siglo XIX la visibilidad indígena también aparece documentada, como puede leerse en un decreto gubernativo en el año 1838, en el cual debido a la "inacción en que se hallan los naturales" en el área de las Lagunas, se les otorga todo el campo correspondiente al "Departamento de Lagunas"; como en otro decreto del año 1850, en el cual se crea la Villa de la Paz, con el objeto de hacer de "este punto de frontera, fuerte y capaz de resistir á los indios ladrones" 14 . Finalmente, podríamos citar a las alusiones de Martín de Moussy15, quien al describir la región, afirmaba: "los habitantes, la mayor parte antiguos indios huarpes, confundidos con el resto de la población, son esencialmente pescadores…". La historia oral Huarpe, que se extiende hasta fines del siglo XIX, hace referencia a actividades que los Huarpes adultos adscriben como "indias" y recuerdan hoy como practicadas por sus abuelos, es decir, practicadas durante la primera mitad del siglo XX, tales como la práctica del caciAsí describía esta región el P. Francisco Enrich: (..)los ríos Tunuyán, Mendoza, San Juan y Bermejo, con sus afluentes, se desparraman por unos extensos llanos, sitios en los confines de las tres provincias de Mendoza, San Juan y la Punta [hoy San Luis], casi en el centro de la que entonces era provincia de Cuyo, formando la cantidad inmensa de sus aguas una multitud de lagunas, que, uniéndose entre sí en el verano, cuando bajan las copiosas nieves derretidas de Los andes, parecen un pequeño mar, dentro del cual se levantan como Islas los albardones de tierra que la llanura tenía, o que se han ido formando en torno de los matorrales. Éstas eran las guaridas de una parte de los indios, que nunca cayeron en poder de los españoles, y de otros muchos que se habían fugado de sus encomiendas (…) muchos de aquellos terrenos estaban aun por reconocer, y sus moradores por conquistar(…) siendo aquellas gentes un conjunto de diversas tribus, muchos no entendían ni el quichua ni el huarpe. Dueña esta gente de su voluntad, no fue posible convocarlos a determinados puntos (…) (Notas citadas por el P. Enrich [1891], en: Vignati A. (1953: 106) "Aportes al conocimiento antropológico de la provincia de Mendoza". Notas del Museo de La Plata. Tomo XVI. Antropología. N° 58). 13 Fuentes: Acta de Fundación del Pueblo de San Miguel de las Lagunas. 1756. Citado en Prieto (1999); Archivo Histórico de Mendoza, época colonial, sección militar, año 1798, documento n° 44, carpeta n° 30). 14 Código de las leyes, decretos y acuerdos que sobre administración de justicia se ha dictado la provincia de Mendoza. Por Manuel de Ahumada. 1860. Imprenta de "El Constitucional". Mendoza. 15 Moussy (1860: 468), citado en Prieto (1999: 10) 12 Ha sido señalada también la presencia de negros. Al comentar el hecho de que el P. Rector, en 1611, vio algunas misiones en las Lagunas de Guanacache, Lozano afirmaba que "aunque la lengua de estos laguneros era diferente de la que hablaban los Indios de Mendoza [Valle de Guentata, ciudad de Mendoza], sabían muchos la general del Perú, en que los predicaba el P. Pastor, y a los demás por intérprete" (Lozano, 1754, citado en Cabrera, 1929: 39). 8 Descripción Colonial, por Fr. Reginaldo de Lizárraga. Libro segundo, Biblioteca argentina, Bs. As., 1916. 9 citado en Cabrera (1929: 6). 10 Enrich, Francisco (1861) Las Lagunas y sus habitantes indígenas. Fragmento de la obra Historia de la Compañía de Jesús en Chile transcripto por Vignati (1953: 105-109). 11 Fuentes: Archivo histórico de Mendoza. Época colonial. Sección militar, año 1798, documento n° 44, carpeta n° 30; Archivo histórico de la Nación. 5.9-24- 1-2; Diario de Viaje por las Lagunas de Guanacache en el año 1789. Transcripto por Vignati (1953: 55-71). 6 7 125 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 126 CUADERNOS 22 cazgo y la alusión a figuras indígenas rebeldes como "la india Martina Chapanay", "Paula Guaquinchay " -bisnieta del cacique Sayanca- o "Guayama"; el hilado en telar; el cultivo de maíz, zapallo, calabaza; la elaboración de "cigarros" con la chala del maíz; la pesca y caza de patos y otras aves acuáticas en las lagunas en canoas confeccionadas con junquillo. En el año 1940, Rusconi documenta la presencia de "algunos descendientes de aborígenes de Cuyo", a quienes fotografía y quienes sostiene, "superviven aún a través de algunos de sus olvidados [?] descendientes" (pp. 259). Así, son fotografiados por él en el año 1939, Tomasa Julupí, de 95 años y su hijo Díaz Julupí (Rodeo del Medio); Felipa Talquenca de 50 años (Los Arboles); Doña Rosa Guaquinchay, de 70 años (Los Sauces) y Lucila González, de 70 años (Algarrobo Grande), esta última hilando en el telar. El autor llama la atención por el hecho de que los apellidos indígenas por él registrados, han sido reconocidos en los siglos XVII, XVIII y XIX como apellidos de caciques, tales como Culupí o Julupí, en el sur mendocino16; los Goicos (Puelches), en San Rafael; los Guaquinchay, Talquenca, Sayanca en Lagunas de Huanacache y Rosario. Lo cual documenta a su vez la organización política bajo la forma de cacicazgo durante el siglo XIX. Algunos de estos apellidos siguen vigentes en el presente (Azaguate, Guaquinchay, Peleitai, Allaime, Guallama); otros como Talquenca o Sayanca, aunque no en uso, se actualizan en las memorias de los Huarpes. Así, Sayanca es recordado hoy en algunos relatos como "un cacique a quien se le apareció la virgen", o en otros, como "un cacique que la trajo de Chile a lomo de burro", y a quien "donó las tierras"; es recordado como "ese [que] está sepultado en la iglesia del Rosario" y quien construyó la Capilla de Lagunas del Rosario17. Las identificaciones huarpes en la provincia de Mendoza se documentan en la actualidad en la zona del monte del noreste de la provincia (Lavalle) y en el Gran Mendoza. Si tomamos en cuenta las referencias de Rusconi y las memorias de los actuales Huarpes, la migración de algunos individuos al conurbano mendocino se habría efectuado en las primeras décadas del siglo XX18 que coincide con la desecación de las lagunas- acentuándose en la década del 90, con la búsqueda de trabajo en la ciudad19. En la región del "Secano" del departamento de Lavalle20 -cuna de las genealogías Huarpe- son múltiples las prácticas que los relatos Huarpes adscriben como "indias" y como "Huarpes" y que simultáneamente aparecen documentadas por la arqueología y la historiografía: prácticas culinarias como la elaboración del charqui; la forma de confección de las viviendas con troncos de algarrobo y cañas de carrizo, paja y cuero- la "toldería" o "rancho"; el hilado y tejido; la recolección de junquillo y totora, para elaboración de canastos y venta a los fabricantes de escoba, como de la algarroba, con la cual se elabora el patay y la aloja; la elaboración de cerámica; el trabajo en cuero; la concepción sacro-ritual etnocatólica21; ciertas prácticas funerarias, como la de depositar los cadáveres con la cabecera hacia el Oeste, para "que los muertos imploren agua para los que quedan", es decir, la sacralización de la montaña22; los rituales propiciatorios, como el de San Vicente, que consiste en una ceremonia alrededor del Santo ubicado, según la gente indígena, en algún "punto energético" en el monte -como la "medanada"- a quien "se le ruega lluvia para todo el año"; la caza de liebres, perdices y quirquinchos, actividad realizada desde la niñez, fundamentalmente durante la siesta, que "es cuando duermen los animales". Estas prácticas culturales, adscriptas por los Huarpes como "indias" y como "huarpes", operan así como diacríticos étnicos. En este sentido, uno de mis interlocutores aludía: "nosotros somos Huarpes no sólo por las creencias sino también por las vivencias (…) yo he vivido y vivo como han vivido los Huarpes" (HG, fragmento de entrevista. Febrero 2006). El modo de subsistencia básico es la producción ganadera, particularmente caprina, y la recolección de algarroba y junquillo, actividades que se complementan con la extracción de leña y guano de cabra, y que en conjunto son comercializadas. Actualmente, al rellenarse nuevamente de agua las lagunas, algunos practican la pesca. Muchos de los hombres, sobre todo los jóvenes, se trasladan estacionalmente, entre febrero y abril, a la "zona irrigada" donde se practica la agricultura intensiva, para trabajar como mano de obra en las cosechas de vid y otros productos agrícolas. Finalmente, algunos, mayormente mujeres, poseen planes asistenciales del gobierno nacional. Podemos sostener que en esta región, la continuidad espacial ha actuado como instancia de cohesión grupal, configurando un sistema de uso común de las tierras (que tienen su origen en las mercedes otorgadas en el siglo XVIII) y un sistema de semantización/ritualización de ese Tomasa Julupí, a quien Rusconi en el año 1939 entrevista, recuerda a su padre como cacique del sur de Mendoza (Rusconi, 1940). 17 Fragmentos extraídos de conversaciones con dos informantes de los distritos de Lagunas del Rosario y de Asunción, departamento de Lavalle. 18 Aunque también aparecen documentados casos de movilización compulsatoria a fines del siglo XIX, durante las campañas por el sur (ver Rusconi, 1940). 19 Testimonios de informantes residentes en la zona urbana dan cuenta del vínculo permanente con el campo, ya sea por la visita frecuente a los parientes, ya sea en ocasión de las fiestas religiosas o por la propia posesión de campos. 20 El "secano" del departamento de Lavalle constituye área no irrigada, extremadamente árida, en la cual la obtención del agua se realiza mediante el sistema "pozo-balde". 21 Diversos testimonios constatan que los "laguneros" conciben los fenómenos naturales y los seres que moran en el monte como sujetos humanizados, con voluntad e intenciones, seres que se manifiestan al modo de "apariciones". En relación a estas apariciones, proliferan con frecuencia concepciones negativas que se vinculan a la demonización del monte y de esas "entidades" que lo habitan, demonización que tiene su fundamento, siguiendo a Barabas (1995) en la desacreditación por parte de los misioneros de la concepción sacro-ritual precolonial. Sobre la concepción sacro-ritual de los Huarpes ver Katzer (2008). 22 A la llegada de los españoles, los Huarpes adoraban a una divinidad que llamaban Hunuc Huar; suponían que moraba en la cordillera. De ahí que los muertos se enterrasen con la cabeza dirigida hacia el oeste. Actualmente, si bien no se adora a dicha divinidad, se adora a San Vicente, figura religiosa que posiblemente constituya la proyección católica de la divinidad Hunuc Huar (Prieto, 1999). 16 126 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 127 NARRATIVAS, HISTORIA, PODER. INVISIBILIDAD/VISIBILIDAD... en el sentido de representar un "Otro ausente", y por producir "objetos coloniales" (Fabian, 1991). En este punto, se inscribe la concepción poética del conocimiento etnográfico, como una creación imaginaria del otro. Tal patrón narrativo es el que ha funcionado en la construcción de las etnografías y en la construcción del "objeto étnico" como una substancialidad cartografiable (Amselle, 1999; Bazin, 1999). La etnología, en su necesidad de abstracción, ha construido un espacio metasocial dentro del cual los sujetos, provistos de una identidad absoluta, coexisten sin estar en relación, entendiendo así por "etnia" un conjunto objetivamente determinable, cerrado sobre sí mismo. Al interior de este espacio, la categoría de "indio", invención colonial, figura literaria creada en la relación colonial, ha operado como significante de salvajismo, tradicionalidad, primitivismo e inferioridad. Esta manera de objetivar y describir al "otro" tiene su fundamento en el interés político de gobernarlo, de colonizarlo. Las categorizaciones etnológicas son edificadas en el contexto del control estatal del espacio que figura sobre los mapas y de las fronteras; forman parte de la preocupación del pensamiento colonial de distinguir, clasificar, ordenar, jerarquizar: "la dominación, comienza por el poder de nombrar, de imponer y legitimar los apelativos" (Derrida, 1997 [1996]). Emergen de la necesidad colonial de mapear los diversos espacios y los grupos que los atraviesan para su control. Así es como el mapa étnico-geográfico se constituye, utilizando un término de Foucault, (1998 [1979]), en un instrumento de saber-poder, un instrumento de medida, de examen, de control. Los cronistas y funcionarios de la colonia y los etnólogos de la primera mitad del siglo XX, han funcionado en verdad como agentes en este proceso, recolectando y cartografiando la información, para ser luego directamente explorada por las autoridades. Así, muchos de los etnónimos recortados no proceden más que de la acción del colonizador, que en su voluntad de territorializar, de reagrupar las poblaciones y designarlas por categorías comunes a fin de controlarlas mejor, terminó por recortar "entidades étnicas" como totalidades puras y homogéneas en sí mismas. Por ello, el problema de la "nominación étnica" no es ontológico. Más bien se trata de analizar cuáles son las condiciones de su aparición, de su enunciación. Así, entendidas las monografías etnográficas como narrativas, es que procuro explorar en ellas qué acontecimientos, qué circunstancias políticas y qué formas de concepción del Otro y de la realidad indígena se manifiestan y cuáles han sido sus implicancias políticas. En este sentido, esta investigación se halla encaminada a problematizar las condiciones políticas de enunciación de la identificación Huarpe, las condiciones de nominación/desnominación/renominación y los efectos de poder nominales23. mismo espacio -a través de mitos y particulares prácticas religiosas-, que ha sido actualizado históricamente y mantenido hasta ahora. Como hemos podido constatar de manera resumida, las identificaciones indígenas huarpes en la provincia de Mendoza se despliegan en diversas coyunturas socio-históricas. Al reconstruir de manera breve su trayectoria, a través de los documentos históricos, de las etnografías e historiografías y de las memorias Huarpes, y constatar una continuidad en las identificaciones étnicas entre principios del siglo XVII y el presente: ¿podemos interpretar su reciente revisibilización pública como resurgimiento o renacimiento étnico? ¿Alguna vez dejaron de emerger? Esta paradoja, puede explicarse en parte por las lagunas etnográficas y los silencios de la narrativa historiográfica en sus efectos de poder (Troulliot, 1995), por lo cual resulta ineludible discutir acerca de los modelos analíticos utilizados en la construcción de estas etnografías y en la conceptualización de la etnicidad. MODO DE ABORDAJE: ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICO- METODOLÓGICAS. Entender que los Huarpes no desaparecieron y que el resurgimiento está lejos de poder considerarse una aparición abrupta implica un trabajo de análisis de la propia bibliografía etnográfica y de fuentes históricas, acompañado por la búsqueda de conceptualizaciones que permitan comprender su trayectoria como pueblo indígena. El abordaje desde la textualidad permite así, analizar los discursos de la etnografía sobre los Huarpes y a través de ellos, explorar el modo de representación de la otredad que operacomo los discursos de los Huarpes sobre sí mismos. En este sentido, concebimos las monografías etnográficas y los relatos Huarpes como textos. En el abordaje desde la textualidad tomamos como referencia los planteos de Foucault (2002 [1966]), Derrida, 2001[1978], 1997 [1996]), Said (2004 [1983]), Darnton (1987 [1984]), quienes la definen y problematizan en sus relaciones con el poder. Desde esta mirada, los textos, son actos de poder: en tanto formas de clasificación del mundo, se definen como parte constitutiva del proceso social de diferenciación, exclusión, incorporación y gobierno (Said, 2004 [1983]). El texto es un soporte y lugar entre otros soportes (como el cuerpo) donde se llevan a cabo las estrategias de control de la sociedad, donde se manifiesta la historicidad. De este modo, la atención está dirigida a textualidad de las circunstancias, a cómo los acontecimientos y circunstancias conllevan y se manifiestan en los textos, problematizando así, la relación existente entre los textos y las realidades de poder. Estas conceptualizaciones son las que han guiado la redefinición de las etnografías como una forma de escritura, como narrativas (Thomas, 1991; Fabian, 1991; Rapport & Overing, 2000). Parte de ese patrón narrativo lo constituyó la retórica del exotismo y del realismo. Como forma literaria, el realismo, ha sido un estilo de escritura antropológica que ha terminado por absolutizar y naturalizar la diferencia (Rapport & Overing, 2000). En este sentido es que la creación de la diferencia, basada en el exotismo y la distancia, aparece como producto de un proceso de exclusión (Said, 1990[1978], 2004[1983]), Acerca de la problematización del "nombre" como locus de identificación/comunicación son múltiples y controvertidas las discusiones y teorizaciones existentes, fundamentalmente en los campos de la filosofía del lenguaje y el psicoanálisis, que exceden los límites de este trabajo. Son sugerentes los planteos de Benjamín (2007[1927-1940]) y Derrida (1997 [1996]). 23 127 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 128 CUADERNOS 22 LA RETÓRICA DE LA PUREZA Y LA FIGURA DEL SALVAJE: NARRA- "alguna vez fue Huarpe", es contemporáneamente desnominada y sólo representada como población superviviente del pasado indígena. "Lo Huarpe" e "indio" sólo es remitido al pasado. Esta población, en tanto campesina, mestiza, desapropiada de "elementos tradicionales", desprovista de contrastatividad cultural, pierde el interés como sujeto de estudio contemporáneo. Proponemos que este modo de describir y calificar a los Huarpes como extintos responde a un modo de representación singular del Otro -el moderno, colonizante- y de "lo indígena", en tanto Otro; un modo de representación colonial que, dentro de una lógica binaria desplegada en la oposición barbarie/civilización, instala como ley y norma de subjetividad, el territorio de lo homogéneo y disciplinado, inscribiendo a la otredad dentro del espacio de la barbarie, de la anormalidad, de la indisciplina. Esta territorialidad colonial, que aparece entonces como la única legítima, se asienta, como discurso y como práctica. Siguiendo a Skliar (2004), se trata de un aparato de poder que se sostiene a partir de un doble mecanismo diferenciador: por un lado, reconoce la diversidad como dato, pero a la vez, la desactiva, la disimula, al convertirla en puro exotismo, en pura alteridad. Un modo de representación que ha reducido la territorialidad del "otro", a una pura diferencia. La alteridad es colocada entonces en un espacio fijo y negativo: lo que no queremos ser. Esa imagen acerca del otro se construye a partir de un conjunto de mitologías acerca del otro, entre los cuales el primitivismo, es decir, la subjetivación del otro como salvaje, como arcaico, es el que ha operado con mayor frecuencia, y que ha terminado por fijar al otro en una posición de inferioridad, de subalternidad. Como espacialidad bárbara, indisciplinada, anormal, la figura del indio ocupó el lugar del Otro, el lugar de la contra-utopía moderna, cuya relación con el "Uno NormalNormalizado"-el europeo, el blanco, la nación, la ciudadanía- ha permitido la destrucción de todo "otro indeterminado" y ambiguo. Así, en las etnografías, el salvaje, aparece como una figura discursiva constitutiva de la construcción del objeto. El mestizaje, como espacialidad impura, ambigua, indeterminada, terminó por ser excluido de la territorialidad de la otredad, y por ende de la objetivación etnográfica. Los Huarpes, en tanto mestizos, contradiciendo el mito de la originalidad y de la consistencia interna de la cultura, opuestos a la imagen del "indio puro del pasado"24, aparecen entonces como desprovistos de una identidad absoluta, dejan de ser una "etnia viva", objetivamente determinable, dejan de ser una substancialidad cartografiable, todo por lo cual, suscitan el desinterés como "otro", como "objeto etnográfico". Dentro de esta narrativa, los Huarpes, mestizos, trabajadores rurales, son opuestos al indio puro, salvaje, hostil del pasado; en tanto habían perdido señales de alteridad, es decir, de primitivismo, de salvajismo, de indisciplinamiento, de anormalidad, los Huarpes dejan de TIVAS SOBRE LA EXTINCIÓN DE LOS HUARPES Los Huarpes, o, si se prefiere, la presencia indígena en la región de Cuyo, no ha sido objeto de especial interés para los etnólogos argentinos. Desde la obra de Carlos Rusconi en el año 1960 hasta fines de la década del 90 que es cuando aparecen las producciones de Diego Escolar en relación a la visibilidad Huarpe- este pueblo indígena aparece completamente ausente en la literatura antropológica. Las producciones durante ese lapso de tiempo han constado particularmente de trabajos historiográficos y/o arqueológicos, en los cuales solo son utilizados fuentes históricas, relatos de cronistas de los siglos XVI, XVII Y XVIII y material arqueológico. En esta dirección, se han centralizado en la búsqueda de "vestigios" del pasado en el presente, eludiendo, salvo algunas excepciones, la descripción y análisis del propio presente. Es decir, los Huarpes, en tanto sujeto étnico, pasa a ser descrito por lo que pudo haber sido, siendo contemporáneamente caracterizado, como "mestizos", como un mero "puñado de descendientes", en términos de "restos del pasado". Así, en Contribución al conocimiento de la etnografía moderna, Alejo Vignati (1931) señalaba que, “(…) entre los actuales pobladores [de Huanacache] (…) perduran con tenaz supervivencia muchas de las modalidades de los antiguos habitantes (pp.227)…subsisten aún las construcciones más primitivas que utilizan los mestizos y no pocos blancos más pobres o más holgazanes (pp. 230) (…) Los tipos predominantes son la casa de "adobes" entre la gente más acomodada y las chozas pajizas de los mestizos" (pp. 233) (…) Los graneros construidos sobre pilares son los más antiguos, tanto, que opino, a la par de Metraux, que representan une survivance du passé précolombien (pp. 233)” (resaltado mío). Carlos Rusconi (1940) hacía referencia a "las extinguidas naciones aborígenes como la de los Huarpes" (pp. 259) aunque simultáneamente titulaba su artículo como "Supervivencia de algunos descendientes de aborígenes de Mendoza", aludiendo a que "se advierten rasgos inequívocos del tipo indio puro" (pp. 261). Finalmente, en el trabajo de clasificación de las poblaciones y áreas culturales indígenas existentes en el país, Canals Frau (1953) señalaba: "(…) hace ya tiempo que desaparecieron los Huarpes (pp. 373) (…) su tipo es tan particular, que aún puede observarse en parte de la población actual, especialmente en algunos apartados lugares como las Lagunas de Guanacache, donde sus restos vivos, aunque mestizados, han podido llegar hasta nuestros días (pp. 375-6) la extinción definitiva de estos indios ha de estar relacionada con la fundación de pueblos de indios en Cuyo a mediados del siglo XVIII, en los que se reunieron los restos de la población indígena que aún quedaban (pp. 393)" (resaltado mío). En los relatos de esta etnología de las pérdidas (Pacheco de Oliveira, 1999), la población descrita, que En las teorías de la aculturación, la identificación biológica y etnológica del "indio", asociada a una idea de "pureza", significaba desde el punto vista biológico, no tener cruzamientos con le blanco, con los noindios; desde el punto de vista cultural, no haber sufrido influencia de la civilización (Cardoso de Oliveira, 1978). 24 128 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 129 NARRATIVAS, HISTORIA, PODER. INVISIBILIDAD/VISIBILIDAD... ser categorizados como indios, y por ende, dejan de ocupar el espacio del otro. Como mestizos ya civilizados se incorporaron a la territorialidad normalizada. De esta manera, al sostener la extinción definitiva de los Huarpes durante el período colonial temprano, negando la marca indígena en el "mestizaje", esta narrativa aparece entonces operando como parte de los dispositivos ideológicos que han argumentado a favor de una territorialidad provincial "libre de indios", homogénea, normalizada, disciplinada, en una coyuntura política en que la imagen de unidad nacional y de "un país blanco, sin indios" (Tamango, 1991) se consolidaba, y en que las elites locales buscaban representar la provincia como una comunidad moderna, civilizada, y argentina, para lo cual, la identidad indígena Huarpe se consideraba por tanto un estigma que podría proyectarse amenazador (Escolar, 2007). Esta territorialidad colonial normalizadora, que es la que se ha asentado en la objetivación del estado-nación, se sostiene en el control y disciplinamiento de la población, que en relación a las poblaciones indígenas, en tanto poblaciones "móviles", exigió en primer lugar su fijación, su sedentarización, su adherencia a un territorio. La disciplinarización ciudadana como proyecto nacional moderno ha ido encaminada entonces a la pacificación-civilizaciónsedentarización-mestización del indio salvaje y hostil y a su desnominación, para su integración como ciudadano y como trabajador nacional. En este proceso, las elites redefinen a los indígenas como parte de un Estado que se imagina como nacional, que se imagina como una comunidad política. Este proyecto es entonces también, siguiendo los planteos de Souza Lima (1995), una empresa cognitiva, orientada por procedimientos semióticos, a una producción imaginaria y un desconocimiento del otro, necesarios para su sujeción. Las formulaciones etnográficas e historiográficas, se convirtieron así en operadores fundamentales de esta empresa: los Huarpes, ya sedentarios, ya mestizos, dejan de ser nominados como "indios", refiriéndose a esta categoría sólo para nominar a los pobladores que habitaban en el pasado, fortaleciendo la idea de su integración definitiva a la comunidad política nacional. su modelo civilizatorio-modernizante y sus procesos de transformación, la idea de la desaparición o desidentificación étnica de los Huarpes parece insostenible. En la medida en que en el proyecto moderno/civilizatorio, el espacio geometrizado constituye el único espacio admitido dentro de la ley, y por ende, se convierte en el único espacio público autorizado (Tellez, 2004), la figura del indio, en tanto figura del Otro, como territorialidad exterior a la ley, a la norma, significante de barbarie, peligrosidad, amenaza, aparece desprovista de una forma autorizada de aparición en el espacio público; es demonizada, hostigada y perseguida; como figura del Otro, su presencia se deslegitima, no puede hablar en nombre propio; queda deslegitimada su aparición corporativa en el espacio público autorizado. Es decir, la identificación indígena pasa a ser públicamente ilegítima, y obligadamente, privada; debe hacerse anónima. El único rostro autorizado en el territorio público será el "rostro mestizo". En esta desnominación y pretendida mestización, los Huarpes fueron clasificados como "integrados", como ciudadanos. Quedando así disfrazada su modalidad diferenciada de sociación25 en el modo de ciudadanía común, la diferencial adscripción étnica, quedaría arrinconada y obscurecida en el ámbito de lo privado, como identificación no pública: "La historia se ocultó para afuera, no para adentro (…) en la escuela estábamos desaparecidos, en casa éramos Huarpes… (MA, hombre Huarpe adulto. Marzo 2007) Yo creo que el tema que nosotros hallamos perdido, no perdido, no es que la hallamos perdido sino que nos han…o como que han puesto pantallas delante nuestro, y son esas pantallas lo que la gente está viendo y en realidad nosotros hemos quedado sin la posibilidad de dar una opinión pública que a veces es tan necesaria… (M.A hombre Huarpe adulto. Marzo 2007). (…) mis padres, mis abuelos vivieron aquí, y ellos siempre han hablado de los indios, y cuentan…pero nadie escribió nada… (MV, hombre Huarpe adulto. Marzo 2006) (…) yo he vivido como han vivido los Huarpes, no es que nadie te lo dijo… (HG, hombre Huarpe adulto. Agosto 2006). (…) Mis padres, mis abuelos vivieron aquí, y ellos siempre han hablado de los indios, antes nadie quería decir que era lagunero…todos estaban escondidos, nadie quería ser lagunero, decíamos que éramos del campo, para no decir de Lagunas, teníamos rechazo de la ciudad…decir Huarpe o lagunero equivalía a decir borracho y ocioso….tenés toda una historia que está guardada y que se sabe por los padres, que han nacido y se han criado aquí …la gente acá es muy cerrada, no quiere hablar….mi tía me decía que antes se movían de un lado a otro, porque los corrían…" (SD, mujer Huarpe adulta. Marzo 2006). DECONSTRUYENDO LA NARRATIVA DE LA "DESAPARICIÓN" DE LOS HUARPES: LA DESNOMINALIZACIÓN PÚBLICA ¿en qué lengua escribir memorias, cuando no hubo lengua materna autorizada? y es por eso, que en cierto modo esta amnesia sigue activa, dinámica, potente, otra cosa que un simple olvido. (Derrida, 1997 [1996], pp. 49). Lo hasta aquí planteado implica suponer que luego de siglos de persecución, inferiorización y arrinconamiento de los Huarpes, además de ciertas prácticas culturales que podrían denominarse como "propias", se hallan muchas otras que se fueron modelando a lo largo de procesos complejos de aceptación-rechazo (Tamagno, 1991). Si entendemos que la etnicidad supone una trayectoria (Pacheco de Oliveira, 1999), dentro de la cual las prácticas y marcos de interpretación indígena se van reconfigurando como expresión de las articulaciones con la sociedad total, la presión de 26 El término sociación es utilizado por Jean-Luc Nancy (2003 [1998]) para distinguirlo de "asociación" (contrato, agrupamiento conjunto de individuos unidos por una "propiedad común") y definirla como la condición de coexistencia, como la condición de ser-en-común. 129 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 130 CUADERNOS 22 Hemos podido constatar que el proceso de desnominalización de los Huarpes, y su estrategia, el mestizaje, se inician en el contexto colonial con la realización de bautismos y los casamientos interétnicos. En los bautismos se procedía al reemplazo del nombre indígena por el español. Estas acciones son iniciadas por los jesuitas en el siglo XVII con la edificación de varias capillas26. Las misiones, en tanto unidades básicas de ocupación territorial y de producción económica (Pacheco de Oliveira, 1999) materializaban una intención explícita de homologación entre los diferentes grupos étnicos -Huarpes, Pehuenches, Puelches-, parcialmente "homogeneizados" por el proceso de catequesis y por el disciplinamiento del trabajo, constituyendo así un primer contingente "híbrido de indios pacíficos" que podían ser "integrados" al Estado colonial. Finalmente, se estimulaban los casamientos interétnicos y la fijación de misioneros dentro de los límites de los antiguos nucleamientos27. La constitución de áreas de refugio, como las Lagunas de Guanacache, podría interpretarse también como una forma de anonimato de parte de los indígenas, escapando a las políticas de exterminio o de integración forzosa en las encomiendas y a la expatriación hacia Chile. Por cuanto no fue territorializado por la Colonia hasta mediados del siglo XVIII, este territorio étnico que representaban las Lagunas, como territorio aún no colonizado, es decir, aún no público, se mantuvo como espacio anónimo. Otra forma se registra en el despojo del apellido indígena y su reemplazo por el español, procedimiento que es revivido hoy en las memorias Huarpes como efecto de las persecuciones de fines del siglo XIX. No son pocas las alusiones de mis informantes acerca de que muchos, "para evitar ser perseguidos", se cambiaron los apellidos. Se sabe entre la gente Huarpe que por ejemplo el apellido "Guallama" -que, como señalábamos, aún se registra en el presente- fue reemplazado por "González" y "Molina": "(…) mi abuelito sí me sabía contar…ellos se cambiaron el apellido porque los perseguían. Mi abuelito era Guallama y se cambió el apellido a González, así me contaba él… -¿cómo se llamaba él? -él se llamaba José Ignacio González, pero antes se llamaba Guallama…y cuando los perseguían en los malones..dice que los querían matar o los querían llevar para otro lado…" (Fragmento de entrevista a F.N., anciana Huarpe. Agosto 2007). Finalmente, otra desnominación tuvo lugar en relación a las figuras sagradas: por ejemplo "San Roque" refiere a "Santos Guayama", San Vicente refiere a la divinidad Hunuc Huar. De esta manera, en la medida en que todo significante connotativo de "indianidad" era hostigado, el anonimato ejercido simultáneamente por los propios Huarpes, aparece vigorizado en sus relatos como una estrategia de supervivencia, como una técnica de protección de su identidad: 26 27 "(… ) entonces algunos le preguntábamos y nos decían" "mi abuela era Huarpe, mi abuelo era Huarpe", pero nosotros ya no, y como, si tu abuelo es entonces vos también sos Huarpe, pero bueno era esta parte de tratar de sobrevivir en este sistema que te va marginando, son como las estrategias que se armaron, entonces bueno no eran Huarpes…" (M.A, hombre Huarpe adulto. Agosto 2007). Interpretamos entonces el proceso de invisibilización pública de los Huarpes como el proceso de su desnominación, como nominación/identificación/adscripción étnica privada, que, desde los indígenas, es entendida a su vez como una estrategia política de supervivencia sociativa, como una forma de sociabilidad desplegada desde fines del siglo XIX: la nacionalización exigiría que "la historia se guarde". Si su nominación indígena "Huarpe", "lagunero", "indio" marcaba una territorialidad ilegítima, anormal, peligrosa, en tanto denotativa de "salvajismo", "delincuencia", "ociocidad", "borrachera"; si la sola autoascripción pública implicaba persecución, la desnominación aparece como una forma de discurso político estratégico. No podemos confundir el hecho de que no hayan sido "nombrados por la Ley", de que no hayan sido "nombrados por la academia" y de que no se hayan identificado como forma de sociación singular en el espacio público, con una pérdida de conciencia étnica; ello no quiere decir que no hayan significado como propias su nominación y prácticas indígenas en el espacio doméstico/privado. Más aún, el hecho del ocultamiento, tantas veces señalado por nuestros interlocutores28 y en documentación histórica, pone de manifiesto la existencia de una precisa conciencia étnica: en ese "esconderse", queda implícitamente traducida. ¿INDIOS EMERGENTES? ETNOGÉNESIS HUARPE "(…)yo nunca le preguntaba a mi viejo porque nosotros teníamos bien en claro que nosotros éramos indios, pero claro, el tema era que nosotros estábamos desparecidos… En el caso nuestro, de nuestra familia nosotros nunca negamos que éramos Huarpes, yo te conté a vos, que nosotros íbamos a la escuela y nos decían que estábamos desaparecidos y en la casa nosotros no estábamos desparecidos, eso era muy fuerte para nosotros que éramos chicos, y eso no lo he vivido solamente yo, también lo habrá vivido mi viejo…A nosotros siempre nos decían los indios, incluso en familias amigas, habían fiestas y llegábamos nosotros y nos decían "ahí vienen los indios", pero bien...y a mí me encantaba, cuando yo era chico, me encantaba..y mis viejos siempre hablaban, mi abuela también, entonces la historia nuestra, digamos que no arranca en el 84…" 29 (M.A, hombre Huarpe adulto. Agosto 2007). Estos relatos extraídos de mis notas de campo, confir- Un testimonio es muy sugerente: "mi tía se escondía para hilar y tejer, no quería que las nietas la vieran, porque, claro esas eran cosas que hacían las indias.. yo no, yo les enseño a mis hijas..lo que sí, no hago ciertas comidas cuando viene gente de afuera (…)" (TL, mujer Huarpe adulta. Febrero 2008). 28 Notas del P. Enrich en: Vignati (1953: 107). Idem; Archivo Histórico de Mendoza. Documento citado. 130 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 131 NARRATIVAS, HISTORIA, PODER. INVISIBILIDAD/VISIBILIDAD... man una vez más que la identificación indígena nunca dejó de sentirse como "propia" y que por tanto, su historia no se inicia en la coyuntura en que comienzan a hacer públicos sus discursos y reivindicaciones. Apoyándonos en estos relatos, en la documentación histórica, y en las memorias Huarpes, la lectura que interpreta la revisibilidad de pueblos indígenas considerados "extintos" como "resurgimiento étnico" nos resulta ambigua. ¿Como podríamos sostener la "emergencia actual" de los Huarpes, si en los documentos históricos su registro se remonta al siglo XVI y en sus memorias están presentes, si las identificaciones indígenas se hacen presentes en las memorias, si se pueden observar formas de sociabilidad, trabajo y residencia históricamente adscriptas como "indias"? Las expresiones de algunos de nuestros interlocutores y las halladas en documentos históricos expuestas a lo largo de este trabajo, ponen de relieve que la asociación entre visibilización indígena con conciencia étnica o, simultáneamente, la negación de una conciencia étnica durante el período de invisibilidad pública, resulta insostenible. Creemos que en estos análisis es necesario diferenciar el espacio de lo público y de lo privado y dentro de esta diferenciación, el tipo de destinatario, ya que es el destinatario el que condiciona en gran medida el contenido del discurso y la cualidad de las identificaciones. Nuestro análisis de campo nos lleva a interpretar que los Huarpes han sido invisibles sólo ante los ojos de las elites y academia mendocina y nacional, que son quienes han tenido la autoridad para situar públicamente sus discursos y sistemas de clasificación social, para definir lo públicamente autorizado. En una lectura genealógica, nuestra propuesta avanza a analizar los procesos de territorialización protagonizados por los Huarpes como condicionantes de sus identificaciones y reconfiguraciones identitarias. Hemos podido observar que en distintas coyunturas de la trayectoria de su etnogénesis, las identificaciones indígenas Huarpes se hacen presentes, y que, lo que ha sido señalado como su extinción o muerte en el mestizaje, constituye más bien su transformación, su reconfiguración étnica resultante de procesos de articulación social. Los Huarpes, "indios laguneros", han manifestado ser una forma de sociación, que en silencio público, ha permanecido consolidada por una génesis y memoria histórica común. Denominamos entonces al contemporáneo proceso de revisibilización protagonizado por los Huarpes su renominalización pública. En la instancia coyuntural que se inicia a mediados de la década del 80, con la democratización del país, cuando la pluralidad étnica indígena comenzó a ser reconocida legalmente, cuando comenzó a ser "nombrada" por la Ley, y cuando fue provista de formas autorizadas y valoradas de aparición en el espacio público, es decir, cuando comenzó a ser admitida como territorialidad pública legítima, el anonimato de la identificación indígena Huarpe/lagunera comenzó a quebrarse. Uno de los testimonios Huarpes que alude al respecto, es el que se aprecia en la afirmación de que "antes nadie quería ser lagunero, pero después cuando empezó todo con las comunidades, que empezó a salir en los medios, en los diarios, la gente empezó a valorarse más" (MV, hombre Huarpe adulto. Setiembre 2006). En esta singular coyuntura, los Huarpes comienzan a protagonizar un proceso de de renominación como indígenas y como Huarpes en el espacio social, haciendo llegar a conocimiento público sus reivindicaciones. A partir de este momento, las identificaciones indígenas públicas se van haciendo cada vez más numerosas, y no sólo y particularmente por los intereses creados en la disputa por los recursos, como enfatizan las versiones instrumentalistas, sino más bien, porque la identificación indígena, comienza a aparecer como una forma de subjetividad cada vez más valorada y reconocida públicamente como respaldada jurídicamente, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. En este sentido, concordamos con la afirmación de Escolar (2007) acerca de la correspondencia de la articulación entre la visibilidad pública de las identificaciones indígenas Huarpes y la crisis del Estado de Bienestar en Argentina, en cuanto este se había encargado de sepultar la diferencia étnica en la categoría de "trabajador". Nos referimos entonces a las condiciones de la renominación pública Huarpe vinculadas al asentamiento del neoliberalismo político como proyecto nacional democrático. En este proyecto, el modelo del ciudadano común, del ciudadano indiferenciado en la forma de trabajador, como único marco legítimo de integración nacional, se desestabiliza y es reemplazado progresivamente por un modelo en el que la filiación étnica y cultural vertebra los sistemas de clasificación social y la legalidad. En esta coyuntura singular, la figura del indígena comienza a ser valorada y diferenciada como forma de subjetividad sociativa, por cuanto a su vez, la crítica pos-colonial, problematizando las implicancias políticas de las narrativas sobre la otredad, comienza a deconstruir la figura del indio como primitivo. Así, quienes se asumen como indígenas, encuentran en esta nueva normativa, un marco de legitimación de sus posturas y reclamos, que posibilita que sus identificaciones, discursos y aspiraciones se instalen por fuera de la subalternidad, es decir, se visibilicen públicamente. CONSIDERACIONES FINALES Teniendo en cuenta los relatos Huarpes y la documentación histórica, la noción de "resurgimiento étnico" nos resulta ambigua. Pensar la "emergencia étnica" Huarpe como un fenómeno actual, constituiría en definitiva otra forma de traer al presente la retórica de la "pureza". Por un lado, la dicotomía emergente/originario representa el esencialismo con más fuerza, en tanto da la impresión de que lo que se considera como movimiento emergente constituye un retorno, una "apropiación" de esa esencia pura primigenia; por otro, obscurece y desestima las configuraciones identitarias pasadas. Por último, la movilización indígena que se imagina como actualmente emergente no es ni nueva ni de aparición imprevista, sino que se ha dado a lo largo de toda la historia, variando, según la situación, la forma y Este es el año en que la familia Huarpe Azaguate reinicia la pelea por sus tierras y que comienzan a hacerse públicas sus reivindicaciones. 29 131 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 132 CUADERNOS 22 estrategia organizativa; lo que es nuevo y actual -pero de ninguna manera gestado sorpresivamente sino a partir de la situación histórica precedente- es la incorporación de pautas de organización y representación política modernas, lo cual no debe obscurecer la diversidad de acciones colectivas indígenas gestadas con anterioridad, durante y después de la Colonia. Contrariamente a pensar que los Huarpes "estuvieron desaparecidos" y a entender su visibilidad contemporánea como "resurgimiento étnico", estamos tratando de problematizar cómo determinadas coyunturas históricas y determinadas narrativas, han incido en su pública visibilización/invisibilización y han condicionado en parte la configuración de sus identificaciones, sus instituciones y sus aspiraciones públicas. Por ello, preferimos hablar de "etnogénesis" Huarpe y no en el sentido de dar cuenta de un "fenómeno actual" o de un "producto final", ocurrido desde que este pueblo indígena se revisibiliza en el espacio público, sino en el sentido de dar cuenta de la génesis30 de su identificación étnica, en la cual diversos movimientos de territorialización, como procesos de reorganización social a nivel estatal y étnica, y diversas estructuraciones de la dinámica interétnica, han condicionado políticamente la enunciación de la nominación indígena. Derrida, J. 2001[1978]. La verdad en pintura. 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ABSTRACT The aim of this work is to analyze the progressive process of institutionalization of the project and the work of the group that participates in the carrying out of a memory policy that tends to turn the ex clandestine detention center known as "Olimpo" into a place of memory. KEY WORDS: places of memory, policies of memory, clandestine detention centers, State terrorism. INTRODUCCIÓN En el siguiente trabajo nos proponemos reconstruir y analizar un proceso particular que contribuye a la construcción de memoria social y política sobre el pasado reciente de terrorismo de Estado en Argentina (1976-1983): el proceso llevado adelante por un grupo de actores heterogéneo que trabaja desde hace más de tres años en la constitución de un lugar de memoria1 en el predio donde funcionó el centro clandestino de detención conocido como "Olimpo". El foco de nuestro análisis estará puesto en interpelar un proceso de marcación de lugar -aún inconcluso- que tiene como fin último constituir, en un sitio que fue terreno de desaparición, tortura y exterminio, un lugar en el que se rememoren y denuncien las violaciones a los derechos humanos del pasado y del presente; proceso que involucra actores sociales, discusiones, rupturas, decisiones y acciones. Nos interesa dar cuenta de algunos aspectos de la transformación material y simbólica que involucra la marcación de lugar, atendiendo, especialmente, a los aspectos conflictivos de una política de memoria atravesada por las disputas de sentido propias de las "memorias de la política" (Rabotnikof, 2007:260)2. A su vez, quisiéramos dar cuenta de algunas de las condiciones políticas e institucionales que hicieron posible la emergencia y el desarrollo de un "programa institucional de memoria" en el ex "Olimpo" así como de algunos de sus aspectos específicos. La reconstrucción del proceso que describimos y analizamos se realizó, fundamentalmente, sobre la base de "notas de campo" de reuniones en las que diversos actores sociales y políticos, gubernamentales y no gubernamentales, debaten sobre el destino y el uso del ex "Olimpo"; reuniones en las que participamos en calidad de investigadores-observadores3. El caso en el que se centra nuestro análisis, si bien muy local y singular, puede iluminar aspectos más generales en torno a cómo se construye memoria social a partir de lugares que condensan significados sobre el pasado reciente de terrorismo de Estado en Argentina y que habilitan la objetivación de una narración sobre él. * CONICET / Departamento e Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. [email protected]. 1 El proyecto de Les lieux de mémoire, según cuenta P. Nora (1998), consistió en analizar aquellos productos sociales que de una manera u otra condensaran significados asociados a lo nacional, a partir de una perspectiva que enfatizaba en el aspecto simbólico. Se trataba, entonces, de un análisis que partía del "objeto histórico" e intentaba reconstruir su representación y formación en el tiempo. Un abordaje deconstructivo de un objeto naturalizado que representaba un "punto de cristalización" de la herencia nacional. El lugar de memoria que se está constituyendo en el ex "Olimpo" difícilmente pueda considerarse un lieu de mémorie en estos términos. Si bien el trabajo de muchos actores sociales y políticos se direcciona hacia esa meta, no podríamos afirmar -al menos no por ahora- que el ex "Olimpo" constituya actualmente un lugar donde "se cristaliza y se refugia la memoria" nacional sobre el terrorismo de Estado. Según N. Rabotnikof, las "memorias de la política" no se restringirían solo al recuerdo de un pasado político por sus contemporáneos sino que también abarcarían las imágenes de la política de aquellos que no fueron contemporáneos a los hechos recordados, es decir, de aquellos que han construido ese pasado "a partir de testimonios, recuerdos, documentos. O sea, a las memorias de las otras memorias" (2007:261). 3 La práctica de observación participante se ha llevado adelante desde abril de 2005 hasta diciembre de 2007. Además hemos realizado entrevistas en profundidad a algunos de los integrantes de la Comisión y trabajo de archivo (especialmente relevamiento de leyes y artículos de prensa) con el fin de reconstruir las condiciones políticas e institucionales que hicieron posible la emergencia y el desarrollo de un programa institucional de memoria en el ex "Olimpo". 2 135 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 136 CUADERNOS 22 LA CIUDAD Y LAS MARCAS DE LUGAR El terrorismo de Estado produjo acontecimientos que irrumpieron en la vida cotidiana de los argentinos: secuestros en la vía pública, en domicilios particulares, en lugares de trabajo; asesinatos a la luz del día; robo de bebés; aparición de cuerpos no identificados en descampados, en las costas de la provincia de Buenos Aires; allanamientos violentos y saqueos a domicilios particulares; entre otros. Entre 1976 y 1983 funcionaron alrededor de 340 centros clandestinos de detención distribuidos en el todo el territorio argentino, muchos de los cuales tuvieron como sede dependencias de las fuerzas armadas y de las fuerzas de seguridad provinciales y nacionales4. Estos centros clandestinos constituyeron el presupuesto material de una sistemática metodología represiva consistente en el secuestro seguido de la tortura y, en la mayoría de los casos, de la desaparición definitiva. Todos ellos estuvieron supeditados a autoridades militares y fueron concebidos con el fin de deshumanizar a las víctimas. La supresión de todo nexo con el exterior, la ausencia de referencias temporo-espaciales, la asignación de letras y números y el hacinamiento de los detenidos fueron, entre otras, características comunes a todos ellos5. Ahora bien, ¿cómo se inscribió este dispositivo represivo basado en el secuestro, la tortura y la desaparición de personas en el entramado de la Ciudad de Buenos Aires? La misma forma represiva que caracterizó al terrorismo del Estado tuvo como efecto no dejar huellas en la ciudad (o, al menos, invisibilizarlas). Desaparecieron personas y, con ellas, los rastros mismos del mecanismo represivo. En palabras de E. Schindel (2002:27), "como la picana eléctrica, que empleada con pericia no deja marcas en la víctima, la desaparición no debía producir huellas en la piel de la ciudad". Por ello, consideramos que el estudio de los procesos tendientes a inscribir, mediante una marcación de lugar, aquel dispositivo represivo es una perspectiva fértil para abordar la construcción de memoria social sobre este período trágico de la historia argentina. Hablamos de marcas de lugar para referimos a las inscripciones de sentido producidas por sujetos sociales sobre aquellos espacios materiales que resultan significativos para ellos. Entendemos que lo real no se significa a sí mismo sino que son los sujetos sociales -individuales o colectivos- quienes, mediante sus propias prácticas, lo significan (Escolar 2000, Besse 2005). La acción de dichos sujetos inicia procesos de lugarización, es decir, procesos tendientes a constituir lugares en los que se condensan sentidos sobre el pasado e identidades políticas y sociales. En este sentido, un emplazamiento cualquiera es pasible de ser convertido en un lugar a través de un proceso de lugarización. Dichos procesos suponen debates, conflictos y pugnas entre diversos sujetos sociales con distintos intereses en juego -por ejemplo entre actores de la sociedad política (como pueden ser el gobierno nacional, el gobierno municipal, la legislatura, entre otros) y actores de la sociedad civil (grupos vecinales, organismos de derechos humanos, entre otros); y, por ello, es posible suponer que entre el inicio del proceso y su culminación (es decir, en la constitución de un lugar de memoria) medien períodos variables de tiempo que pueden contarse en meses o hasta en años. Consideramos que la práctica de marcación, al desencadenar dichos procesos, forma parte de la construcción de una memoria urbana sobre el terrorismo de Estado. Dado que las marcas de lugar son públicas -en tanto intervienen en el espacio público-, su inscripción significa la puesta en publicidad de aquello que había sido restringido al fuero íntimo. Existen distintas formas de marcación de lugares asociados con el pasado reciente: placas que recuerdan a personas desaparecidas y que ponen en evidencia la necesidad de recuperación de su identidad; creación o intervención de espacios abiertos (desde la plantación de árboles hasta la realización de parques y plazas); cambio de nombre de calles, plazas y otros espacios públicos; construcción de monumentos, generalmente acompañados por placas con información adicional; marcas en lugares donde funcionaron centros clandestinos de detención; muros con graffitis y pintadas con nombres de desaparecidos; entre otras. La construcción de estas marcas -que no sólo recuerdan a las víctimas sino que también denuncian y manifiestan la continuidad de la lucha por justicia-, ha sido una constante en las políticas de memoria como forma de abordar e interpretar el pasado reciente (Díaz 2002). El caso de estudio que presentamos en este trabajo constituye una de estas formas de marcación de lugares. ALGUNOS ANTECEDENTES DEL PROCESO DE MARCACIÓN DEL "OLIMPO" COMO LUGAR DE MEMORIA El "Olimpo" -denominado así por los represores por ser considerado "el lugar de los dioses"- funcionó como centro clandestino entre agosto de 1978 y enero de 1979 en una dependencia de la Policía Federal argentina situada en el corazón de un barrio de la Ciudad de Buenos Aires6. Se calcula que durante aquellos 5 meses estuvieron recluidos alrededor de 500 detenidos-desaparecidos, de los cuales alrededor de 100 fueron liberados7. El personal represivo (Policía Federal, Servicio Penitenciario Federal, Gendarmería Nacional y Ejército) actuaba bajo la supervisión de la EX 4 Nos basamos en el informe Nunca más elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP 1984). 5 Para ahondar en una descripción de las características de los centros clandestinos de detención en Argentina véase el informe Nunca Más de la CONADEP (1984) y Pilar Calveiro (1998), quien realiza un riguroso análisis sobre la complejidad de dichos centros y reflexiona en torno a la relación con la sociedad que les dio lugar. Asimismo, en otro trabajo, hemos problematizado el concepto de centro clandestino de detención a fin de repensar su uso para el caso del ex "Olimpo" (Messina 2009). El predio donde funcionó el "Olimpo" se halla emplazado en el barrio de Floresta de la Ciudad de Buenos Aires; más precisamente, en la manzana delimitada entre las calles Ramón Falcón, Lacarra, Fernández, Rafaela y la Avenida Olivera. Durante las primeras décadas del siglo XX dicho predio funcionó como terminal de líneas de tranvías pertenecientes a la Compañía Tramways Anglo Argentina y hacia la década del 60 se convirtió en terminal de la línea 5 de ómnibus. Durante la última dictadura militar, cuando ya era sede de la División Automotores de la Policía Federal, el área del garaje fue "acondicionada" para que funcione como centro clandestino de detención. 6 136 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 137 LA CONSTRUCCIÓN DE UN LUGAR DE MEMORIA. EL CASO... Jefatura del Primer Cuerpo de Ejército, comandado en ese entonces por Suárez Mason. Con motivo de la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos, el "Olimpo" fue desmantelado y la mayoría de los detenidos-desaparecidos fueron "trasladados" -eufemismo utilizado por las fuerzas represivas para referirse al exterminio masivo de detenidosdesaparecidos que consistía, principalmente, en ejecutarlos y enterrarlos en fosas comunes o en arrojarlos vivos desde aviones al Río de la Plata. Antes de centrarnos en el análisis del proceso que inicia y desarrolla la plasmación institucional de una política de memoria en el ex "Olimpo", quisiéramos mencionar algunos antecedentes que fungieron como condiciones de posibilidad para que dicho ex centro pueda ser pensado, visibilizado, proyectado y marcado como lugar de memoria: 1. En 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), como parte de la labor llevada adelante para investigar los hechos relacionados con la desaparición de personas durante el terrorismo de Estado, visitó junto a sobrevivientes los sitios que fueron denunciados como centros clandestinos de detención con el fin de constatar su existencia. El ex "Olimpo" fue, junto a la Escuela de Mecánica de la Armada y a la Superintendencia de Seguridad Federal, uno de los tres centros clandestinos de la Ciudad de Buenos Aires visitados por dicha Comisión8. 2. A partir del año 1995 y durante los años subsiguientes, vecinos, sobrevivientes y familiares del ex "Olimpo" impulsaron, guiados por una iniciativa políticamente activa y militante, la organización frente al predio de actos, festivales, movilizaciones y diversas actividades con el fin tanto de denunciar las violaciones a los derechos humanos allí cometidas como de protestar por la permanencia de la Policía Federal. En marzo de 2002, las masivas movilizaciones, la conformación de asambleas barriales y el aumento de participación política como correlato de la crisis económica, política y social de diciembre de 2001 dieron a la organización por la "recuperación"9 del ex "Olimpo" un nuevo impulso10. 3. En 1995, se registró el primer proyecto de ley presentado ante el Congreso Nacional en el que se solicitaba la cesión del predio a la Ciudad de Buenos Aires con el fin de construir el "Museo de la Memoria Nunca Más"11. Tres años más tarde, se presentó en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de resolución que impulsaba la colocación de una placa en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y el emplazamiento de una escultura alusiva al funcionamiento en el lugar de un centro clandestino de detención en la plazoleta ubicada frente al predio donde funcionó el "Olimpo"12. Si bien ninguno de estos dos proyectos prosperó, constituyeron los primeros antecedentes institucionales de una política de memoria que se vería plasmada más adelante en otros proyectos que sí lo hicieron. En el 2001, se presentaron en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires otros dos proyectos vinculados al predio del ex "Olimpo": uno proponía declararlo como Sitio Histórico de la ciudad y otro solicitaba su protección edilicia13. En el 2002, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la ley Nº 961 de creación del Instituto Espacio para la Memoria (IEM)14, organismo que tiene dentro de sus atribuciones "Recuperar los predios o lugares en la Ciudad donde hubieran funcionado Centros Clandestinos de Detención o hubieran ocurrido otros acontecimientos emblemáticos de la época, promoviendo su integración a la memoria urbana"15. 4. En 1999, se estrenó el film Garage Olimpo, dirigido por Marco Bechis, sobreviviente él mismo del centro clandestino conocido como "Club Atlético". Dicha narrativa cinematográfica inauguró una visibilidad social del ex "Olimpo" que trascendió las fronteras de los ámbitos políticamente más comprometidos con la lucha por la justicia y Nos basamos aquí en una entrevista en profundidad realizada en diciembre de 2006 a un integrante de la agrupación "Vecinos por la Memoria-Floresta-Parque Avellaneda", y en el Anteproyecto Olimpo (2004) elaborado por dicha agrupación. 11 El proyecto de ley (Exp-dip: 4075-D-95) fue presentado por los entonces diputados nacionales Bravo (Unidad Socialista), Meijide y Álvarez (Frente Grande). Sin embargo, de acuerdo a la Base de Proyectos 1990-1998 de la Dirección de Información Parlamentaria (http://www.diputados.gov.ar/), el proyecto no aparece vinculado a ninguna de las seis opciones que se dan como resultado de un proyecto: aprobado, sancionado, rechazado, retirado, archivado, media sanción. 12 El proyecto de resolución (nº 02017) fue presentado por el legislador Groiso (FREPASO) el 23 de abril de 1998. Si bien dicho proyecto fue sancionado el 5 de agosto del 2000, la escultura nunca fue emplazada. 13 Respectivamente: Ley N° 1.197 sancionada el 27 de noviembre de 2003 y publicada el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires N° 1.848 del 30 de diciembre de dicho año; y Ley N° 1.793 sancionada el 22 de septiembre de 2005 y publicada en el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires Nº 2316 del 11 de noviembre de dicho año. 14 El Instituto Espacio para la Memoria (IEM) es un ente con autonomía funcional y autarquía en lo económico financiero perteneciente a la administración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Está conformado por organismos de derechos humanos, personalidades reconocidas por su compromiso en la defensa de los derechos humanos, un representante del Poder Ejecutivo y representantes de los distintos bloques partidarios de la Legislatura. 15 Artículo 3º inciso c) de la Ley Nº 961 sancionada el 5 de diciembre de 2002 y publicada en el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires el 6 de enero de 2003. 10 Tanto la cantidad de detenidos-desparecidos como la de sobrevivientes son provisorias y resultan de los constantes esfuerzos reconstructivos de los sobrevivientes que prestaron testimonio. Nos basamos aquí en las cifras que se proporcionan en la página web del Instituto Espacio para la Memoria (http://www.institutomemoria.org.ar), organismo del cual depende actualmente el programa de memoria del ex "Olimpo". Como sabemos, no hay registros públicos que permitan corroborar dichos números. Los perpetradores del terror en Argentina, como en otros regímenes dictatoriales en el mundo, han intentado borrar, ocultar y destruir toda prueba material -desde archivos hasta bienes inmuebles- que los inculpe en los crímenes por ellos cometidos. P. Levi (1986) denominó a este fenómeno "guerra contra la memoria". Por ello, uno de los objetivos de muchos de los grupos que trabajan en la "recuperación" de los centros clandestinos consiste en reconstruir la nómina de desaparecidos y sobrevivientes, así como sus itinerarios militantes. 8 CONADEP (1984:457) 9 Utilizamos las comillas porque se trata de una categoría que, en la jerga antropológica, suele ser denominada como nativa. Si bien excede los propósitos de este trabajo, consideramos que resultaría interesante una indagación en torno a las asociaciones y las consecuencias que arrastra su uso. 7 137 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 138 CUADERNOS 22 dad, el Gobierno de la Ciudad se hizo cargo de impulsar el proceso de conversión del predio en un lugar destinado a la rememoración de acontecimientos violatorios a los derechos humanos durante el terrorismo de Estado. Con el objetivo primordial de debatir un proyecto general e integral para el uso del predio, hacia fines de 2004 comenzó a reunirse quincenalmente en el Gobierno de la Ciudad una Comisión en la que participan representantes gubernamentales, representantes de organizaciones sociales20 y de derechos humanos21, familiares de detenidos-desparecidos y sobrevivientes del ex "Olimpo". Los organismos de derechos humanos que hoy se conocen como "históricos" (como Madres de plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo) participan del espacio de manera formal pero no activa -casi, podríamos decir, a "título honorario". En este sentido, si bien la política de memoria como "curso o recorrido concreto" que comienza a desplegarse desde el inicio de estas reuniones no podría haberse siquiera pensado -y mucho menos implementado- sin la experiencia social de lucha por la memoria, la verdad y la justicia que durante 30 años sostuvieron estos organismos -experiencia que sin duda constituye una política de memoria entendida como proceso-, estos no tienen una participación directa en las discusiones y decisiones que se toman en dicho espacio22. A pesar de algunos cambios en la composición como producto del retiro o la fractura interna de algunas agrupaciones, la mayoría de los actores sociales que participaron de las primeras reuniones lo sigue haciendo en la actualidad. Consideramos que una de las particularidades del ex "Olimpo" se vincula, justamente, con esta composición de actores intervinientes: una fuerte participación de organizaciones barriales de base con una historia de al menos 10 la memoria. Así, comenzó a inscribirse en términos sociales la intercambiabilidad del nombre "Olimpo" con el de "centro clandestino de detención"16. 5. En octubre de 2004, el Presidente de la Nación y el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires firmaron un acuerdo a partir del cual el predio del ex "Olimpo" fue cedido gratuitamente a la ciudad con el imperativo de que se lo destine a la "recuperación de la memoria histórica de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado y de promoción de los derechos humanos y los valores democráticos"17. De esta forma, el ex centro "Olimpo" pasa a formar parte de las agendas de ambos gobiernos. Estos antecedentes, sumados al proceso que presentamos a continuación -que se inició con la firma del mencionado acuerdo-, contribuyeron a que el nombre "Olimpo" se constituyera progresivamente en sinónimo de "centro clandestino de detención"; esto es, que su existencia singular se hiciera visible a partir del universal que lo atraviesa y constituye. Consideramos que, en tanto discursos y prácticas que coadyuvaron a la visibilización social del ex "Olimpo" (y, junto con él, del sistema concentracionario en su conjunto), los fenómenos recién mencionados funcionaron como condiciones de posibilidad de la plasmación institucional de una política de memoria en dicho ex centro clandestino de detención. LOS INICIOS: LA CONFORMACIÓN DEL GRUPO DE ACTORES Las políticas de memoria resultan de la negociación entre diversos actores de la sociedad civil y la sociedad política. Así como la memoria social es terreno de disputa entre distintas narraciones acerca de lo ocurrido y de su sentido, los espacios físicos que sirvieron de escenario a la violencia estatal -hoy reconocidos por diferentes gobiernos a través del despliegue de políticas públicas- también son espacios de conflicto y confrontación. Partiendo de la premisa de que la memoria sobre el pasado resulta de un "trabajo de encuadramiento" (Pollak 1989:25)18 y de que los discursos organizados y objetos materiales producidos por él ofician de puntos de referencia e involucran un entretejido de actores sociales provenientes de distintos campos y con diversos intereses, un objetivo de este trabajo consiste en indagar la hipótesis en torno a un progresivo proceso de institucionalización tanto del proyecto como del grupo de trabajo que participa en la concreción de una política de memoria en torno al ex "Olimpo"19. Como recién mencionamos, el comienzo del proceso estuvo ligado a un acontecimiento político de carácter nacional: la firma del acuerdo a partir del cual el Ejecutivo Nacional le cedió el predio al Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires. A partir de ese momento y hasta la actuali- M. Pollak (1989) retoma el concepto de "memoria encuadrada" de H. Rousso y sostiene que si se puede hablar de "memoria encuadrada" es porque hubo un "trabajo de encuadramiento" que la produjo. Según Pollak, el trabajo de encuadramiento de la memoria sirve a los fines de "mantener la cohesión interna y defender las fronteras de aquello que un grupo tiene en común (…); he aquí las dos funciones esenciales de la memoria común. Eso significa proporcionar un marco de referencias y de puntos de referencia" (1989:25). Dicho trabajo se nutre del material proporcionado por la historia, "reinterpreta incesantemente el pasado en función de los combates del presente y del futuro" y es llevado adelante por "actores profesionalizados, profesionales de la historia de tal o cual organización de la que son miembros" (1989:26). Si bien Pollak orienta su trabajo al relevamiento de las memorias individuales que puedan poner en evidencia "los límites de ese trabajo de encuadramiento", sostiene que "el análisis del trabajo de encuadramiento, de sus agentes y sus rasgos materiales es una clave para estudiar, desde arriba hacia abajo, cómo las memorias son construidas, deconstruidas y reconstruidas" (1989:29). 19 Hablamos de institucionalización en tanto "paso de las tensiones y los enfrentamientos a la constitución de nuevas formas organizativas institucionales" (Escolar 2000:34). 20 Vecinos por la Memoria Floresta-Parque Avellaneda, Buscando un Destino de Uso Público para el Olimpo y red Gestión Asociada del Oeste (GAO). 21 Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-línea Fundadora, Familiares de detenidos-desaparecidos, H.I.J.O.S., Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, Herman@s, Comisión de Derechos Humanos Uruguayos en Argentina. 18 Para un análisis en torno a la manera en que el cine de ficción ha creado, a partir de los testimonios de sobrevivientes, los "fotogramas inexistentes del mundo concentracionario" que sirven a la representación de la vida en los centros clandestinos de detención, véase Raggio (2009:49). Específicamente, para un análisis de la película Garage Olimpo, véase Manzano (2009). 17 Proyecto de Ley elevado por el Presidente de la Nación Néstor Kirchner al Congreso Nacional, con fecha 26 de septiembre de 2005. 16 138 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 139 LA CONSTRUCCIÓN DE UN LUGAR DE MEMORIA. EL CASO... años de movilización en torno a la "recuperación" del predio, de organismos de derechos humanos con posiciones críticas respecto de las políticas del gobierno nacional, y de sobrevivientes y familiares de desaparecidos del ex "Olimpo". Participación "difícil" para muchos de ellos por las resistencias en torno a aceptar la implicación del Estado tanto en la "recuperación" como en la gestión del predio. En este sentido, podríamos decir que dicho espacio se caracteriza si no por la intervención de nuevos actores comprometidos con la plasmación institucional de un programa de memoria concreto -"emprendedores de la memoria" en términos de E. Jelin (2002)- al menos por una nueva combinación de ellos. Un primer momento se extiende desde el inicio de las mencionadas reuniones a fines de 2004 hasta el desalojo efectivo de la Policía Federal en el mes de junio de 2005. Se trata de una etapa de conocimiento mutuo y de evaluación de las posibilidades de trabajar conjuntamente en la que, si bien primaba un trato distante, ya que no se había consolidado todavía entre ellos una relación de confianza política -distancia más aguda aún con los representantes gubernamentales-, sí se advertía una apuesta común a no "embarrar" el proceso recientemente iniciado. Lo que dio unidad a este período se vincula a que las potenciales diferencias políticas entre los actores intervinientes quedaron en un segundo plano frente al objetivo común de "echar a la policía". En las reuniones previas al desalojo de la policía, todos los integrantes de la Comisión reforzaban dicho objetivo en sus intervenciones: "tenemos que centrarnos en el "Olimpo", en cómo desde acá [la Comisión] peleamos por el desalojo de la Policía", "tenemos que centrar las reuniones en desalojar el predio, buscar todas las instancias de presión"23. En este sentido, el eje de discusión que sin duda dominó en esta primera etapa fue la evaluación de posibles estrategias para ejercer presión sobre el gobierno nacional en pos de agilizar el desalojo de la policía24. Pero además, hay dos cuestiones de importancia que se definieron en esta etapa y que se mantuvieron como acuerdos en las etapas posteriores: 1) considerar a todo el predio como centro clandestino de detención y no sólo el sector que funcionó como "pozo"25; 2) no reconstruir el sector del "pozo" sino señalizarlo con el fin de indicar la disposición espacial y funcional de los diferentes sectores que lo constituían. Si bien no se consiguió definir qué hacer en la totalidad del predio ni cómo hacerlo (ya que la discusión en torno a los proyectos integrales que cada agrupación había presentado fue quedando sistemáticamente postergada reunión tras reunión), consideramos que estas dos decisiones -parciales y acotadas- fueron delineando algo del orden de un proyecto más general en torno a cómo y qué transmitir del pasado reciente. La opción por no reconstruir el "pozo" puede sugerir una apuesta por producir una memoria que no se agote y reduzca a la reproducción literal de la "máquina de concentración-exterminio" que fueron los centros clandestinos de detención (Calveiro 1998). Está en juego aquí cómo transmitir la experiencia concentracionaria, cómo representar las ausencias sin recrear los espacios de represión. Pero a su vez, en esta decisión también se manifiestan, por un lado, la importancia concedida a mostrar el trabajo PERÍODOS DEL PROCESO Y EJES DE DISCUSIÓN A continuación, nos proponemos reconocer y analizar los principales ejes de discusión que estructuraron los debates y contribuyeron a tomar posiciones en torno a qué y cómo trasmitir el pasado reciente de terrorismo de Estado en Argentina. Este recorrido tiene por fin identificar las preocupaciones, los problemas, los argumentos y los acuerdos que sirvieron de marco al funcionamiento del grupo y guiaron el desarrollo del proceso de constitución de un lugar de memoria. Una hipótesis de trabajo que acompaña este objetivo sostiene que son las pequeñas y cotidianas decisiones y acciones las que van constituyendo y demarcando progresivamente el tipo de lugar de memoria que constituirá el ex "Olimpo". Por eso, lejos de buscar un momento canónico en el que se decida el destino último de dicho predio, nos proponemos abordar cómo se manifiestan, en aquellas decisiones y acciones, concepciones más generales en torno al sentido del pasado y a sus usos; esto es, cómo se ponen en juego en el accionar de un grupo particular las interpretaciones del pasado y las perspectivas desde las cuales se lo interpela para actuar en el presente. Para reconstruir este proceso social y político, hemos diferenciado tres momentos en los que, consideramos, se manifiestan características particulares del grupo de trabajo y giros en los ejes de discusión. Para establecer esta periodización hemos tenido en cuenta la incidencia en el grupo de actores tanto de factores "externos" a el (tales como cambios de coyunturas político-institucionales) como de factores "internos" (especialmente, los cambios en su dinámica grupal). UN ENEMIGO COMÚN 22 Seguimos aquí una diferenciación establecida por J. Besse (2007:293) entre las diferentes acepciones del concepto políticas de memoria. Mientras que abordar las políticas de memoria como "procesos" nos conduce a indagar la experiencia histórica de debates y conflictos entre diferentes actores sociales en torno a cómo procesar el pasado represivo, abordarlas como "curso o recorrido concreto" nos lleva a examinar los proyectos y programas institucionales referidos a ese pasado. Entre ambos niveles hay una "relación de subordinación lógica" ya que los programas o proyectos institucionales se inscriben -emergen y se concretizan- en escenarios de debates políticos y sociales, que operan como sus condiciones de posibilidad. Las políticas de memoria así concebidas, entonces, no se circunscriben a las políticas oficiales sino que abarcan el conjunto de políticas desplegadas en el ámbito público por diferentes actores sociales. Notas de campo de la reunión del 6 de mayo de 2005. Si bien el plazo para el desalojo del predio se cumplió en abril de 2005, para esa fecha la Policía Federal aún permanecía en el predio. Desde la Comisión se organizaron diversas actividades para denunciar y revertir este incumplimiento (carta documento al Ministro del Interior, conferencia de prensa, "abrazo" al ex "Olimpo", entre otras). En respuesta a estos reclamos, el 17 de mayo se hizo presente en el ex "Olimpo" el entonces Ministro del Interior, Aníbal Fernández, y ratificó el desalojo de la policía para los días subsiguientes. Finalmente, el desalojo se hizo efectivo el 8 de junio de 2005. 25 "Pozo" es un eufemismo de la jerga represiva que refiere al lugar en el que se mantenía secuestrados a los detenidos-desaparecidos. 23 24 139 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 140 CUADERNOS 22 de ocultamiento que llevaron a cabo las fuerzas represivas y, por el otro, la intención de visibilizar cómo las huellas de la existencia efectiva del centro clandestino aparecen entremezcladas con la impunidad que posibilitó el intento -hoy podemos decir, fracasado- de borrarlas. Una sobreviviente lo expresaba de la siguiente manera: "hay que mostrar las marcas del pozo pero también que se vean las huellas de lo que hicieron, de las modificaciones, para ocultarlo"26. Por otro lado, el acuerdo por considerar a todo el predio como centro clandestino expresa algo del orden del qué narrar sobre el terrorismo de Estado. Lejos de avalar la idea de que solamente un grupo al interior de las Fuerzas Armadas y de Seguridad participó en el sistema represivo concentracionario, este acuerdo parecería reafirmar, más bien, la idea contraria: la existencia de los centros no sólo no era un secreto al interior de las fuerzas represivas sino que todos sus miembros de una u otra forma participaron y alimentaron el sistema concentracionario. En este sentido, la frontera entre aquellos que efectivamente sabían lo que allí ocurría (responsables por acción u omisión) y aquellos que podían no saberlo aparecería trazada por los límites del predio mismo. se. Un segundo tema que tomó protagonismo en esta etapa fue la elaboración del presupuesto para el año siguiente29. Esta necesidad de definir presupuesto puso de manifiesto la distancia existente entre los tiempos de la Comisión y los demandados por el Estado. La mayoría de los actores intervinientes manifestó resistencias en torno a tener que precisar un presupuesto sin antes haber definido concepciones generales que estarían en la base de un proyecto integral para el uso del predio (cuestiones tales como ¿qué fue la dictadura?, ¿qué es la memoria? Otro de los asuntos que ocupó el temario de las reuniones en esta etapa fue la preparación de la actividad en la que se iba a exhibir la muestra gráfica del ex "Club Atlético". Si bien la actividad estaba a cargo de la Mesa de Trabajo y Consenso del ex "Club Atlético", la Comisión del ex "Olimpo" consideró pertinente que, al tratarse de la primera actividad dentro del predio, se la acompañara con materiales y contenidos propios de éste. Esto condujo, nuevamente, a reflexionar en torno al relato y a los soportes que se utilizarían para transmitirlo. Se decidió hacer hincapié en la continuidad del circuito represivo entre los centros clandestinos "Atlético-Banco-Olimpo" a través de la exposición de un listado único de represores y de detenidos-desparecidos. A su vez, se expuso una planta del sitio con indicaciones del funcionamiento como centro clandestino y se exhibieron fotos e información sobre la historia de la "recuperación" del predio y sobre otros trabajos realizados por la Comisión (tales como el relevamiento de marcas tanto del funcionamiento del centro clandestino como de su posterior ocultamiento). También en esta etapa comenzaron a manifestarse tensiones entre distintas posiciones en torno a cuestiones que, en última instancia, intensificaban el vínculo con el Gobierno de la Ciudad y tendían a profundizar la institucionalización del funcionamiento de la Comisión y del trabajo que se venía realizando. Siguiendo la experiencia del ex "Club Atlético", se comenzó a hablar de convertir a la Comisión en una Mesa de Trabajo y Consenso, de crear una Unidad Ejecutora y un Programa Presupuestario. Esto fue resistido por algunas agrupaciones por considerar que, por un lado, se estaba atentando contra la inclusión de más actores en el espacio de decisión y, por el otro, se tendía a jerarquizar la participación de algunos actores por sobre otros30. Estas disputas, sumadas a las mencionadas resistencias en torno a cogestionar con el Estado, contribuyeron a agudizar un malestar que se expresaría meses más tarde en el alejamiento de una de las agrupaciones barriales. En un balance escrito, dicha agrupación barrial sostuvo: "Hoy en el "Olimpo" ya no está la Policía Federal. Pero tampoco fue recuperado plenamente (…) Tratamos, también en ese ámbito [la Comisión], de plasmar las CONTROVERSIAS EN TORNO A CÓMO GESTIONAR El segundo momento que identificamos se extiende desde la "recuperación" efectiva del predio hasta la realización dentro del mismo, a fines de noviembre de 2005, de una muestra gráfica sobre el proceso de "recuperación" de otro centro clandestino que funcionó en la ciudad conocido como "Club Atlético". Si bien luego de esta actividad el predio permaneció cerrado unos meses al público en general27, aquella actividad tuvo carácter de inauguración simbólica. En tanto constituyó la primera vez que el ex "Olimpo" abrió sus puertas al barrio y a la sociedad en su conjunto, consideramos que dicha actividad marcó el fin de este segundo período. El estado calamitoso y de arrasamiento en que la policía entregó el predio condujo a que uno de los temas dominantes de este período fuera la coordinación de acciones necesarias para gestionar, casi sin recursos, la protección y conservación edilicia. Un representante de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires informó, en una de las primeras reuniones posteriores al desalojo de la policía, que en el predio del ex "Olimpo" "había animales muertos, vidrios rotos, se llevaron [la policía] puertas, no hay electricidad, dejaron los cables pelados y el tinglado está en muy mal estado"28. Esto llevó a que la Comisión se ocupase de cuestiones que, aunque no se relacionaban directamente con la definición política del uso del predio, constituían, en definitiva, sus condiciones de posibilidad. Asuntos tan básicos y burocráticos como la iluminación y la seguridad del predio remitieron a controversias más conceptuales vinculadas a qué es necesario preservar y qué no, qué puede ser suprimido en el relato y qué debe conservar- 29 Este tema pasa a formar parte de la agenda de discusión de aquí en adelante. 30 Por ejemplo, se propuso que la Unidad Ejecutora esté conformada por: dos sobrevivientes y dos familiares de detenidos-desaparecidos y/o asesinados del ex "Olimpo", dos representantes de organizaciones barriales y cuatro representantes de organismos de derechos humanos. Notas de campo de la reunión del 7 de octubre de 2005. Aunque sí se realizaban visitas programadas, especialmente con escuelas y estudiantes de niveles superiores. 28 Notas de campo de la reunión del 17 de junio de 2005. 26 27 140 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 141 LA CONSTRUCCIÓN DE UN LUGAR DE MEMORIA. EL CASO... vez, este afianzamiento en las relaciones entre los distintos actores también se reflejó en algunas intervenciones en las que el otro aparecía ya como "compañero" y no como rival. Los principales ejes de discusión que caracterizaron esta etapa estuvieron atravesados por problemáticas ligadas a la identidad y la especificidad de la Comisión -ya constituida en Mesa de Trabajo y Consenso-, y a la necesidad de garantizar la autonomía en la toma de decisiones. Un acuerdo tácito que se profundizó en este tercer momento y en el que se entrelazan el qué y el cómo narrar la significación del lugar se originó en la actividad de guiar a los visitantes del predio. Dicho acuerdo consistió en interpelar la relación sociedad/centros clandestinos de detención a partir de la problematización de la frontera entre el adentro y el afuera del predio. Situar el predio no sólo en un contexto histórico sino también en uno geográfico. En ese sentido, las visitas comienzan con una caminata que recorre desde afuera el perímetro del predio y que pretende destacar la inserción del centro clandestino en el corazón de un barrio de la Capital Federal. Se busca, así, interpelar desde el afuera la posibilidad misma de existencia de los centros. Sin embargo, podemos decir que hay un segundo nivel en el que se puso en juego esta relación; un nivel no ya vinculado al pasado sino al presente: el adentro y el afuera de la Comisión. Nos referimos a las maneras en que ésta se plantea sus relaciones con el barrio y la sociedad en su conjunto. Y, especialmente, a las discusiones en torno a los criterios de inclusión de más actores sociales en su seno. Es decir, aquí se plantean tensiones vinculadas a cómo garantizar que la Comisión sea efectivamente un espacio abierto, sin que esta apertura represente una amenaza potencial hacia los acuerdos políticos ya alcanzados. El proceso de construcción identitario (en este caso, de una identidad política) implica el establecimiento de fronteras que permitan delimitar el nosotros del otro. En este sentido, la frontera entre el adentro y el afuera de la Comisión es una frontera difícil de establecer, pero al mismo tiempo necesaria. Difícil porque implica, de hecho, la exclusión de un otro que potencialmente pueda cuestionar los acuerdos alcanzados en un espacio que se pretende y proyecta como amplio y participativo; necesaria porque es condición de posibilidad de la afirmación de un nosotros que pueda, llegado el caso, defender el proyecto político que intenta desarrollar. La cuestión de la identidad de la Comisión también se puso de manifiesto en las discusiones en torno a la construcción de un reglamento interno, documento considerado por algunos integrantes como la "base fundamental de cómo tenemos que funcionar nosotros". Algunos puntos del reglamento condujeron a problematizar la propia especificidad del espacio: "¿es un espacio de articulación de agrupaciones?", "¿amplificador de denuncias?", "¿una organización en sí misma?". El hecho de que estuviese conformada por representantes gubernamentales complejizó aún más esta discusión y visibilizó los límites de su intervención en el espacio público. En este sentido, uno de sus integrantes se preguntaba: "¿cómo una Mesa en la que participa el Gobierno de la Ciudad le va a exigir algo a ese mismo gobierno? No podemos perder la especificidad de la propuestas contenidas en nuestro Anteproyecto. Pero ante la imposibilidad de impulsar desde allí dos de los ejes fundamentales del Anteproyecto, como son la gestión del predio en forma independiente del Estado, y la participación real de los vecinos y organizaciones en la planificación de su destino, decidimos en marzo de este año dejar de participar de dichas reuniones."31 Estas disputas se inscribían, a su vez, en un contexto socio-político de crisis institucional en la Ciudad de Buenos Aires: a partir de noviembre de 2005, se abrió un período de transición caracterizado por una creciente inestabilidad en el escenario político porteño32 que se tradujo en una progresiva incertidumbre en torno a la continuidad de los programas de memoria en curso. Si bien las reuniones de los diferentes proyectos continuaron realizándose, la preocupación y la desconfianza de los participantes de la Comisión del ex "Olimpo" se retroalimentaban con la situación de "descabezamiento de la Subsecretaría de Derechos Humanos". Eran incógnitas tanto el área del cual dependerían en el futuro los proyectos de memoria como quién los dirigiría. AUTONOMÍA E IDENTIDAD DE LA COMISIÓN El tercer y último momento que hemos identificado se inicia a fines de marzo de 2006 con la creación, mediante un decreto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, del Programa Recuperación de la Memoria del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio "El Olimpo"33 y se extiende hasta las elecciones porteñas de junio de 2007; punto de inflexión que, al abrir un nuevo -y presumiblemente hostil- escenario político, exigió a la Comisión resoluciones postergadas de discusiones de larga duración. Un aspecto importante de este momento es que las reuniones comenzaron a realizarse en el predio mismo. En esta etapa, el grupo se encontraba ya consolidado en tanto colectivo de trabajo. Esto se expresó, por ejemplo, en que -a diferencia de los momentos anteriores- ya no se planteaba que el delineamiento del proyecto general referido al uso de predio, los contenidos y las actividades fuera producto del ensamblaje de propuestas elaboradas previamente por cada agrupación sino de la realización de jornadas internas que habilitaran una construcción conjunta. A su 31 El fragmento citado corresponde a un documento que los integrantes de "Vecinos por la Memoria Floresta-Parque Avellaneda" enviaron por e-mail al resto de los integrantes de la Comisión el 1 de mayo de 2006. Si bien la decisión de dejar de integrar la Comisión se formalizó mediante una carta fechada el 25 de marzo de 2006, el alejamiento de esta agrupación se venía dando de hecho desde octubre de 2005, mes en el que dejaron de participar de las reuniones. 32 El entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Aníbal Ibarra fue destituido el 7 de marzo de 2006 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por considerarse que incurrió en "mal desempeño" de sus funciones en la tragedia que tuvo lugar en el local República Cromañón durante un recital de rock, en el que murieron asfixiadas y quemadas 194 personas, en su mayoría jóvenes. 33 Decreto CABA Nº 305 / 2006 publicado en el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires Nº 2414 el 6 de abril de 2006. Este decreto no solo crea el Programa sino también la Mesa de Trabajo y Consenso, la Unidad Ejecutora y el Programa Presupuestario y estipula que el mismo funcionará en el predio del ex "Olimpo". 141 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 142 CUADERNOS 22 Mesa"34. Este tema ya había surgido meses antes, cuando se especulaba con hacer una conferencia de prensa para denunciar la permanencia de la Policía Federal en el predio. En aquella oportunidad, una sobreviviente se preguntaba: "La conferencia de prensa es de vecinos y sobrevivientes pero la Subsecretaría queda afuera… ¿Si el día de mañana tenemos que hacer una conferencia de prensa contra ellos [la Subsecretaría] qué hacemos?"35. La apertura para plantear estas discusiones en presencia de quienes participaban en calidad de representantes gubernamentales habilita la pregunta de si éstos son o no investidos en tanto tales. Cabe una reflexión en torno a este punto. Los representantes gubernamentales que participaban en la Comisión lo hacían, fundamentalemte, en calidad de coordinadores/ordenadores de las discusiones y de gestores/implementadores de las decisiones que aquélla toma. No eran percibidos como un otro al cual cabría plantear demandas sino que, por el contrario, parecían forman parte del nosotros. Si bien esto no fue así desde el comienzo -y aunque sí siguió siendo así con los funcionarios del Gobierno de la Ciudad-, el hecho de trabajar conjuntamente durante un período prolongado de tiempo propició las condiciones -si no suficientes, al menos necesarias- para la construcción de una relación de mutua confianza política. Como ya mencionamos, otra de las problemáticas que se manifestó en las discusiones se vinculaba a cómo garantizar la autonomía de la Comisión en las decisiones en torno a la definición de un proyecto integral para el uso del predio. Si bien este tema fue objeto de debate desde la constitución misma de la Comisión, el "fantasma" del cambio de los "tiempos políticos" que cobró "figura humana" en las últimas elecciones de la Ciudad de Buenos Aires36 produjo un cimbronazo que activó estas preocupaciones postergadas, arrojando al centro del debate las estrategias posibles para resguardar el programa de memoria del ex "Olimpo" de los avatares propios del campo político-institucional. Finalmente, hay un tema fundamental que resultó transversal a todos los momentos señalados. Nos referimos a la importancia concedida al consenso para realizar intervenciones (del tipo que sean) en el predio. Desde las primeras reuniones se señaló: "tenemos claro que todo debe ser consensuado en esta Comisión"37. El consenso no se reduciría a una simple forma de decidir sino que constituiría toda una metodología de trabajo que implica constantes esfuerzos de los actores intervinientes por arribar a decisiones comunes. Uno de los participantes lo definió de la siguiente manera: "el consenso es una apuesta amplia, grande, difícil, pero que permite mayor solidez en las decisiones"38. A MODO DE CONCLUSIÓN En el presente trabajo hemos presentado una descripción y un primer análisis del proceso de constitución de un lugar de memoria en el sitio donde funcionó el centro clandestino de detención conocido como "Olimpo". Hemos partido, en primer lugar, del supuesto de que las políticas de memoria vinculadas a los crímenes del terrorismo de Estado reconocen como antecedente general y común a las experiencias de movilización social llevadas adelante, fundamentalmente, por los organismos de derechos humanos para obtener verdad y justicia. Ahora bien, ¿cómo se explica que el "Olimpo" se haya constituido en uno de los pocos ex centros clandestinos en los que actualmente se despliega una política de memoria? Una primera reflexión que surge del análisis presentado sugiere que el hecho de que el ex "Olimpo" haya podido ser pensado como un lugar de memoria no es azaroso sino que se asienta sobre una serie de fenómenos que lo singularizan, tales como: la movilización barrial y la participación activa de los sobrevivientes en torno a la "recuperación" del predio, los proyectos de ley presentados tanto ante el Congreso Nacional como ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, e incluso un film que lleva su nombre; fenómenos que, además, han contribuido a incrementar su visibilidad social. Consideramos que estos antecedentes constituyen una base sólida para comprender no sólo por qué el ex "Olimpo" pudo ser proyectado como un lugar de memoria sino también por qué esta política de memoria se sostuvo (y sostiene) desde fines del 2004 hasta la actualidad, a pesar de las dificultades que su implementación conllevó (y conlleva). En segundo lugar, hemos propuesto que la política de memoria desplegada en el ex "Olimpo" se ha ido institucionalizando de manera progresiva a lo largo de los tres períodos señalados. Algunos de los elementos que nos han permitido sostener esta hipótesis son: la Comisión de trabajo se dio a sí misma un nombre (Mesa de Trabajo y Consenso); apoyó la creación de un decreto que la reconoce como el espacio legítimo de toma de decisiones en torno a las intervenciones sobre el predio y que la ligó a un programa institucional dentro del área de la Subsecretaría de Derechos Humanos dependiente del Ministerio de Derechos Humanos y Sociales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires39; trabajó en la redacción de un reglamento interno que regula y legitima su funcionamiento y las decisiones que allí se toman; su conformación actual es resultante de un proceso que dejó actores políticos en el camino y produjo la fractura interna de otros. Consideramos que estas decisiones y acciones de la Comisión expresaron una tendencia hacia el fortalecimiento de la ligazón que, ya desde el principio del proceso pero de manera muy frágil, la unía con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si durante las primeras reuniones del 2005, cuando recién se estaba conformando la Comisión, había lugar para que algunas agrupaciones de la sociedad civil explicitaran cuestionamientos en torno a la intervención y al rol del Estado, e incluso, para Notas de campo reunión 28 de octubre de 2006. Notas de campo de la reunión del 20 de mayo de 2005. 36 Hacemos referencia aquí a las elecciones de Jefe de Gobierno de junio de 2007 en las que se impuso como ganador Mauricio Macri. 37 Notas de campo de la reunión del 17 de junio de 2005. 38 Notas de campo de la reunión del 9 de diciembre de 2006 34 35 39 Actualmente, el programa del ex "Olimpo" depende del IEM, ver nota al pie 14. 142 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 143 LA CONSTRUCCIÓN DE UN LUGAR DE MEMORIA. EL CASO... que se promovieran acciones que tendían a disputar el lugar de éste en tanto gestor de la política de memoria en el ex "Olimpo" (como por ejemplo, la conformación de una sociedad civil que se hiciera cargo de la administración del predio), hacia mediados del 2007, estas tensiones ya habían dejado de manifestarse. Con esto no queremos afirmar que estas tensiones se hayan disipado por completo; por el contrario, podríamos suponer que comenzaron a expresarse mediante otras demandas: ya no desde la disputa directa por la gestión y administración del predio sino, por ejemplo, a través de acciones tendientes a presionar al Estado para que aumente el presupuesto del programa o, al menos, para que cumpla con su ejecución. En tercer lugar, la descripción de los tres períodos no sólo nos permitió ordenar los ejes de discusión, los acuerdos, y los cambios en los posicionamientos en relación a las distintas coyunturas político-institucionales y a los cambios en la dinámica propia de la Comisión. También, la delimitación en períodos nos ha permitido indagar la hipótesis que sostiene que la definición del tipo de lugar de memoria construido en el ex "Olimpo" no constituye el resultado de una decisión canónica, tomada en un momento preciso, de una vez y para siempre, sino que, en todo caso, es el producto de las decisiones consensuadas, reunión tras reunión, por los actores intervinientes en la Comisión, con la prolongación de definiciones y las marchas y contramarchas que implica la dinámica de trabajo por consenso. En este sentido, consideramos que es la propia dinámica de funcionamiento de la Comisión, basada en la importancia concedida al arribo de consensos, aquello que permite explicar, al menos en parte, que la discusión en torno al proyecto general e integral haya sido sistemáticamente postergada largos meses y que, en cambio, las acciones e intervenciones se hayan realizado sobre acuerdos parciales y puntuales. Nos preguntábamos al comienzo de este trabajo si el terrorismo de Estado había dejado huellas en el entramado urbano de la Ciudad de Buenos Aires, si era posible leer en él los vestigios de la maquinaria represiva que exterminó a miles de personas, si era posible narrar a partir del paisaje urbano esas pérdidas, ese "pasado que no pasa". Consideramos que la experiencia de marcación de lugar del caso analizado, en tanto práctica de inscripción de sentidos que pone en relación la materialidad de un espacio que fue escenario de represión con un relato que pretende dar cuenta de ese pasado, constituye una apuesta por construir una memoria urbana sobre el terrorismo de Estado. Por último, consideramos que el análisis presentado habilita la formulación de una serie de interrogantes que se prestan a futuras indagaciones: ¿Por qué se erigen lugares de memoria sobre la violación a los derechos humanos por parte del Estado en los emplazamientos mismos que fueron terrenos de muerte clandestina? ¿Hay algo en ellos que facilite el trabajo en pos de la construcción de una memoria y una conciencia críticas sobre el pasado represivo? ¿Habría, entonces, que recuperar todos los sitios que funcionaron como centros clandestinos de detención? ¿O sólo los más emblemáticos del accionar represivo? ¿Los sitios que guardan en sí tanto las huellas represivas como las de los ocul- tamientos posteriores permiten iluminar mejor el horror represivo que aquellos otros especialmente construidos para tal fin? Quizás las preguntas que debamos hacernos son: qué expresa la posibilidad de "recuperación" de estos sitios y qué se puede potencialmente transmitir a partir de ella. Como respuesta muy provisoria, diríamos que la posibilidad de construir museos, memoriales o lugares de memoria en los sitios mismos en los que se consumó la represión puede constituirse, en alguna medida, en un indicador de la profundización del proceso de democratización de la sociedad argentina. BIBLIOGRAFÍA Besse, J. 2005. Memoria urbana y lugares patrimoniales. Elementos teóricos para el abordaje de las marcas territoriales asociadas a acontecimientos políticos. En: Anales del Taller Internacional Desplazamientos, Contactos, Lugares. La experiencia de la movilidad y la construcción de 'otras geografías'. Buenos Aires, 11, 12 y 13 de Mayo. 2007. Posfacio. Políticas de memoria: usos y desusos. En: Grafías del ´55. Otros repartos entre recuerdos y olvido Besse, págs. 281-300. Juan Besse y Alejandro Kawabata (comp.). Lanús, Ediciones de la UNLa. Calveiro, P. 1998. Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires, Colihue. CONADEP 1984. Nunca Más. 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Béatrice Fleury y Jacques Walter (dirs.). Nancy, Presses universitaires de Nancy. 143 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 144 CUADERNOS 22 Nora, P. 1998. La aventura de Les lieux de mémoire. En: Memoria e Historia, págs. 17-34. Josefina Cuesta Bustillo (ed.). Madrid, Marcial Pons. Pollak, M. 2006 (1989). Memoria, olvido, silencio. En: Memoria, olvido, silencio. La producción social de identidades frente a situaciones límite, págs. 17-31. Ludmila da Silva Catela, Luzmila (comp.). La Plata, Ediciones Al Margen. Schindel, E. 2002. Las ciudades y el olvido. Puentes 7: 26-33. Rabotnikof, N. 2007. Memoria y política a treinta años del golpe. En: Argentina, 1976. Estudios en torno al golpe de Estado, págs. 259-284. Clara E. Lida, Horacio Crespo y Pablo Yankelevich (comp.). México DF, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos. Raggio, S. 2009. La noche de los lápices: del relato judicial al relato cinematográfico. En: El pasado que miramos. 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PALABRAS CLAVE: patrimonio - impacto - conflictos - mediación ABSTRACT Various groups with self-interests became involved while carrying on protection and security works in Cueva de las Manos. The fact of having different values concerning patrimony produced clashes which became the center of conflicts between them. We are interested in showing the practical side of our work of supervision and archaeological advise. KEY WORDS: patrimony - impact -conflicts - mediation INTRODUCCIÓN El presente trabajo es una continuación y ampliación de algunas ideas desarrolladas en otro artículo escrito por uno de nosotros (Onetto 2006). En el mencionado trabajo se plantearon situaciones y problemas surgidos durante la puesta en práctica del plan de manejo (Onetto 2001) relacionados con la construcción de la infraestructura necesaria para Cueva de las Manos, Santa Cruz, Argentina. Aquí profundizaremos estos aspectos, incorporando problemáticas surgidas a lo largo del último período de trabajo -2006/2007- de control de impacto en dichas obras por parte de un equipo de arqueólogos coordinados por el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Principalmente, pondremos el énfasis en su contexto efectivo: un escenario dinámico de negociación entre distintos grupos. En la interacción de los diversos agentes involucrados, entre ellos los arqueólogos, se pusieron en juego distintos significados y valoraciones sobre el patrimonio arqueológico que afectaron el modo en que nuestra tarea se realizó. Esta consistió en la supervisión de los trabajos de obra y en la resolución de imprevistos que pudieran afectar al patrimonio arqueológico durante estas actividades. Sin embargo, el trabajo traspasó los límites de la práctica arqueológica, ya que nuestro papel se fue redefiniendo y terminamos actuando en diversas esferas de acción relacionadas con otros aspectos del manejo del sitio, por ejemplo el turismo. Es así que a partir de estas experiencias de supervisión arqueológica, reflexionamos sobre la complejidad de poner en práctica las acciones planteadas inicialmente en el plan de manejo. Por lo tanto, esperamos que nuestro trabajo represente un aporte útil para otros arqueólogos relacionados con la planificación y el desarrollo de obras de esta envergadura en otras áreas del país. BREVE HISTORIA DEL TRABAJO EN CUEVA DE LAS MANOS El sitio arqueológico Cueva de las Manos se ubica en el cañadón del Río Pinturas, en el noroeste de Santa Cruz, a 180 km de la localidad de Perito Moreno. A partir de las investigaciones sistemáticas en el sitio, iniciadas en 1972, el área del Río Pinturas adquirió valor científico, principalmente por la presencia de las más antiguas manifestaciones de arte rupestre de los grupos humanos que poblaron el sur de nuestro país hace aproximadamente diez milenios. En el caso de Cueva de las Manos se evidencia una ocupación humana continua durante 8000 años. La secuencia artística está respaldada por los resultados de las investigaciones arqueológicas, con fechados radiocarbónicos y con niveles de ocupación relacionados con el arte (Gradin et al. 1976, Gradin et al. 1979, Gradin 1985, Gradin y Aguerre 1994). En el año 1993 el sitio fue designado Monumento Histórico Nacional por su valor histórico cultural (Onetto 2001). A partir de 1995 y en el marco del Programa de Documentación y Preservación del Arte Rupestre Argentino del INAPL, se iniciaron acciones de documentación fílmica y fotográfica, registro de daños naturales y antrópicos, monitoreo permanente de su estado de conservación y tareas de difusión, entre otras (Podestá 1997, Podestá et al. 2000, Onetto 1998, Rolandi et al. 1998). De la información obtenida, surgió la necesidad de llevar a cabo un plan de manejo y administración del sitio, el cual fue elevado a la Secretaría de Cultura de la Nación en mayo de 1998 (Onetto 2001). Esto constituyó un punto de * CONICET/UBA/INAPL. [email protected] [email protected] // [email protected] ** CONICET/Área Arqueología y Antropología, Municipalidad de Necochea. [email protected] *** CONICET/Instituto de Arqueología. FFyl, UBA. [email protected] **** CONICET/ INAPL. [email protected] 145 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 146 CUADERNOS 22 inflexión en la historia de los trabajos realizados en Cueva de las Manos, ya que comenzaron a involucrarse tanto organismos nacionales y provinciales como agentes privados en tareas de conservación y protección y en el manejo turístico. Es así que en junio de 1998 el sitio fue presentado a la UNESCO para su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial como "Área Arqueológica y Natural Alto Río Pinturas", siendo declarada en diciembre de 1999 como bien cultural bajo la designación de "Cueva de las Manos, Río Pinturas". En diciembre del mismo año la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA) reformuló el proyecto de infraestructura del plan de manejo mencionado y agregó un sistema de seguridad para el sitio. Esta fue la primera intervención del Estado nacional en un sitio arqueológico con arte rupestre declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Onetto destaca la conexión entre estas acciones con la creciente toma de conciencia por parte de la comunidad de Perito Moreno de la importancia de Cueva de las Manos, principalmente como recurso económico a través de la explotación turística (Podestá y Onetto 2003, Onetto 2006). Con respecto al plan de manejo propuesto, se desarrollaron distintas estrategias que incluyeron el mantenimiento, la preservación y la adaptación1 del bien patrimonial, así como la administración y protección del sitio y, por último la educación del público acerca de sus valores e importancia (Carta Burra 1979 y Stanley Price 1991). En otros trabajos se ha discutido el resultado de las acciones llevadas a cabo en la primera, segunda y tercera etapa del plan de gestión elaborado para Cueva de las Manos (Onetto 2001, 2006). Nos interesa centrarnos en esta última, que consistió en la concreción de las obras de infraestructura previstas por parte de la empresa constructora en el marco del contrato de licitación "Obras de Protección y Seguridad para el Monumento Histórico Nacional Cueva de las Manos". Las mismas se iniciaron en noviembre del 2004 y se extendieron hasta marzo del 2007. La envergadura de las tareas necesarias para el manejo público y protección del sitio implicó la existencia de diferentes frentes de trabajo. Así, se llevó a cabo el acondicionamiento y ampliación del área de estacionamiento, del centro de recepción y de las instalaciones necesarias para guías y guardias; se construyeron pasarelas y decks en los sectores con pinturas, barandas en la senda peatonal, barandas y escaleras en la ladera de bajada al río; se instalaron molinos para energía eólica y una toma de agua en el río (Onetto 2006). Durante esta etapa fue necesaria la presencia constante de un arqueólogo en el sitio para monitorear las acciones llevadas a cabo y participar en la toma de decisiones cotidiana. Para los arqueólogos que participamos constituyó una oportunidad excepcional de acompañar, desde nuestro rol subjetivo, el proceso de resignificación del sitio por parte de los distintos grupos de agentes involucrados. En este sentido, todo este proceso implicó un movimiento de institucionalización y construcción (sensu Ballart 2002) de Cueva de las Manos como bien patrimonial. Se modificó la situación inicial de tal manera que en el año 2006 se creó una Comisión de Sitio con la participación de todos los organismos gubernamentales con ingerencia en el mismo2. Su principal objetivo es la administración, incluyendo la formulación de un nuevo plan de gestión que contemple las problemáticas actuales, especialmente el manejo de la creciente afluencia del turismo (Onetto 2006). OBJETIVOS DE ESTE TRABAJO Nos proponemos desarrollar, a través de la exposición de nuestra práctica durante los dos años y medio de trabajo de control de impacto, los problemas y situaciones que surgieron con los distintos grupos de interés. Exponemos algunas consideraciones generadas a partir de estas experiencias, mostrando de qué manera fuimos resolviendo situaciones en los distintos procesos de confrontación y negociación con estos diferentes actores. Para esto presentamos a los grupos de agentes involucrados: empresa constructora, operadores de turismo privado, arqueólogos, funcionarios de la Direcccion Nacional de Arquitectura (DNA) y empleados de la municipalidad que trabajaban en el sitio, considerando sus intereses y valoraciones. Posteriormente, mencionamos los conflictos que surgieron durante nuestra presencia allí. En primer lugar, nos centramos en la relación entre los arqueólogos y la empresa constructora, luego entre los arqueólogos y los operadores turísticos, finalmente entre la DNA y la empresa constructora. Cabe destacar que dentro de lo que se puede incluir en lo que comúnmente se denomina "trabajo de impacto" o "manejo de recursos culturales" (Molinari et al. 2001, entre otros), las actividades llevadas a cabo en el sitio se caracterizaron por una serie de particularidades. Por un lado, la envergadura de la obra implicó que el tiempo de duración de la misma fuera mayor que el estipulado en un principio. Esto trajo aparejado por lógica una mayor interacción cotidiana entre los diferentes grupos. Los distintos valores e intereses fueron surgiendo en la cotidianeidad, traduciéndose muchas veces en conflictos que a menudo nos involucraban directamente como arqueólogos, o en los cuales terminábamos actuando como mediadores. Por otro lado, es el único sitio arqueológico del país reconocido a nivel internacional como Patrimonio Cultural de la Humanidad. CONSIDERACIONES TEÓRICAS El concepto de patrimonio cultural hace referencia a un conjunto de bienes y conocimientos, tangibles e intangibles, que son reconocidos como propios por un grupo humano y Integran la Comisión de Sitio los siguientes organismos: La Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, ambos de la Secretaría de Cultura de la Nación; las Subsecretarías de Cultura y Turismo de la Provincia de Santa Cruz; la Municipalidad y las Direcciones de Cultura y Turismo de Perito Moreno, la Asociación Identidad Pro-Museo de Perito Moreno y la propietaria del campo en donde se encuentra el sitio, Dra. Alicia Sosa de Molina. 2 1 La "adaptación" refiere a la realización de las obras de modificación del sitio a conservar sensu. Pearson y Sullivan 1995 146 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 147 IMAGÍNATELO EN VIVO: PATRIMONIO EN ACCIÓN Y ARQUEOLOGÍA... posibilitan a este grupo establecer pautas y comunicar ideas acerca de su identidad. Dentro de este marco, las referencias a un pasado compartido representan un pilar fundamental para el sentido de pertenencia a una determinada identidad. El patrimonio cultural es una construcción social, es decir, no es un universal en las sociedades humanas, y tiene un origen asociado a especificidades histórico políticas y culturales concretas (Prats 1997). Acordamos con Díaz de Rada (2007) en que el valor patrimonial es relativo y relacional. Su reconocimiento depende del modo en que los sujetos posicionados en el espacio social (entendiendo este concepto en el sentido de Bordieu 1997) establecen relaciones entre sí (asignando valores). Es así que cuando un bien es percibido con atributos "patrimoniales" no es por características propias sino como consecuencia de un proceso relacional concreto, en el que los agentes participan con distintos intereses. Nos resulta útil para el análisis de los conflictos y negociaciones que ocurrieron en el sitio, la triple distinción que hace Ballart para considerar las valoraciones que se establecen sobre los bienes reconocidos como parte del patrimonio histórico: un valor formal, un valor simbólico significativo y un valor de uso. El valor formal, relacionado con las atracciones que el bien puede despertar a los sentidos, en este caso sobresalen la singularidad, el exotismo y la antigüedad. El valor simbólico significativo hace referencia al objeto patrimonial como vehículo de conocimiento y comunicación entre pasado y presente. De aquí puede surgir, por ejemplo, tanto una investigación científica como una inspiración poética. Por último, el valor de uso se vincula con la utilización posible que se hace del bien. Dentro de los valores de uso posibles, nos interesa distinguir el económico: el bien material es considerado como un medio para obtener un beneficio redituable. En Cueva de las Manos encontramos dos dimensiones asociadas a esto. Por una parte, los beneficios que puede obtener la empresa constructora de las obras y por otra la explotación turística. Podríamos decir que, en cierta medida, hemos participado como arqueólogos, en una compleja negociación para legitimar ciertos valores y usos sobre el sitio en el marco de un proceso de activación y afirmación del patrimonio de Cueva de las Manos. GRUPOS DE INTERÉS, INTERACCIÓN Y CONFLICTO Durante el período de duración de las obras las actividades que desarrollamos en el sitio comprendieron una amplia gama de posibilidades. En primer lugar, se encuentran las tareas directamente relacionadas con la supervisión de obra y la reducción del impacto en lugares de alto interés arqueológico. En segundo término, también se realizaron tareas en zonas de bajo impacto arqueológico: construcción de la casa para guías y centro de interpretación, colocación de barandas de madera en la bajada al río e instalación de una bomba de agua sobre el cauce del mismo. En estos casos nuestro trabajo estuvo relacionado con aspectos estéticos y de reducción del impacto ambiental. Hubo una tercera serie de actividades sin conexión con la obra, como por ejemplo colaborar con las visitas guiadas. En una jornada de trabajo era probable que se reunieran empleados municipales -encargados del cuidado del sitio, guías oficiales municipales-; trabajadores de la obra; ingenieros de la empresa constructora; arqueólogos; operadores turísticos privados; visitantes locales, nacionales y extranjeros. En la Figura Nº 2 presentamos a los distintos grupos de interés que tuvieron ingerencia en el sitio. En el presente trabajo nos centramos en los que han interactuado en la ejecución de las obras: los arqueólogos, la empresa constructora, la DNA y los operadores turísticos. Cada uno de ellos le asignó valores particulares al bien en cuestión, como ya expresamos, y en base a estas diferencias se generaron constantes conflictos que influyeron en el modo en que cada uno intervino en el sitio. En primer lugar, el valor patrimonial fue el puntapié inicial para que adquiriera importancia como recurso económico. Este valor se ve reflejado en los objetivos de investigación, conservación y conocimiento de los valores forma- Interacciones y puntos de conflicto entre los distintos grupos de agentes involucrados en el sitio Cueva de las Manos Vista del cañadón del río Pinturas 147 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 148 CUADERNOS 22 les y simbólicos que buscan los arqueólogos del INAPL, los organismos provinciales y municipales de Cultura. En segundo lugar, el grupo de interés que le otorgó un valor exclusivamente económico fue la empresa constructora. Esta empresa estaba trabajando simultáneamente en varias obras de la zona (viviendas, hospitales, etc.), por lo cual el trabajo en Cueva de las Manos era considerado como uno más entre tantos otros. Luego, frente a las características de la obra que distaban mucho de una construcción común, tanto los directivos como los operarios de la empresa cambiaron su apreciación acerca del trabajo en el sitio. Por último, Cueva de las Manos representa un recurso importante de desarrollo económico a través de la explota- ción turística. Tanto los organismos de turismo nacional, provincial y municipal, como los propietarios rurales y los operadores privados, responden a este tipo de interés. En suma, encontramos que entre los distintos grupos involucrados en el sitio existen intereses diversos, que incluyen: la explotación del lugar en términos de usufructo, la preservación, la investigación y la posterior divulgación de los resultados, la gestión cultural y la promoción turística. En la Figura Nº 3 esquematizamos las relaciones entre los grupos de agentes involucrados. Creemos que es en la interacción de los diferentes grupos de agentes, con intereses y valores dispares donde podemos ubicar los puntos de origen de las distintas dificultades y conflictos que desarrollaremos a continuación. Grupos de interés, su ingerencia, intereses y valoración del sitio 148 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 149 IMAGÍNATELO EN VIVO: PATRIMONIO EN ACCIÓN Y ARQUEOLOGÍA... 1) CONFLICTOS Por otro lado, fueron surgiendo problemas diarios producto de la falta de planificación y/o previsión de las consecuencias específicas en el terreno de algunos elementos constructivos o prácticos del plan de manejo. Esto generó situaciones que debieron resolverse sobre la marcha, en este sentido nuestro trabajo de monitoreo iba paralelo al trabajo de la obra. Algunos ejemplos de esto son: • La especificación de un espacio para el acopio y depósito de los desperdicios: para la empresa significaba un costo extra trasladar estos materiales a otro lugar y cuando alguno de nosotros planteaba el problema se generaba una extensa negociación (Informes Morales, Salerno, Elías, Colombo, entre otros). Es necesario destacar que muchos de los operarios con los que convivíamos día a día, con el tiempo contribuyeron a la limpieza y preservación del sitio y sus alrededores. • La instalación de cámaras de video en el circuito de pinturas: está incluida en el proyecto de Obras de Detección Inteligente agregado al plan de manejo por la DNA (Onetto 2006). Este proyecto implicó la instalación de un bitubo y de "cajas" a lo largo de todo el sendero generando movimiento de sedimentos y produciendo impacto visual (Informes Bozzutto, Buc). No obstante, la instalación de dichas cámaras nunca se concretó. • Los tamaños de los decks debieron ser modificados sobre la marcha en función del impacto visual que generaban en el sendero, las particularidades del terreno, etc. (Informes Cassiodoro y García Guraieb). Cabe destacar que a su vez, varios de estos conflictos también surgieron como consecuencia del incumplimiento de las órdenes de servicio de la DNA por parte de la empresa. Así por ejemplo: ENTRE ARQUEÓLOGOS Y PERSONAL DE LA EMPRESA CONSTRUCTORA. Los diferentes conflictos que surgieron entre el grupo de arqueólogos y el personal de la empresa giraron principalmente en torno al desconocimiento por parte de la misma de lo que debía hacer el arqueólogo en el contexto de la obra; cuál era su lugar, jerarquía, poder de decisión y principales funciones. Esta situación, se debió principalmente a la ausencia, desde el inicio de las actividades, de una instancia de información clara y precisa acerca de lo que implicaban las tareas de impacto y control que debíamos realizar. Por otra parte, consideramos que la empresa constructora no tenía claramente identificadas cuáles eran sus responsabilidades al emprender una obra en un sitio de tal envergadura. Entendemos que este es un punto vital al momento de llevar adelante una obra en relación a un bien patrimonial, en tanto las empresas constructoras, normalmente acostumbradas a proyectar y edificar barrios, complejos turísticos, deportivos, etc., no suelen tener en cuenta aspectos de reducción del impacto ambiental. Esto se observa claramente en la utilización de equipos que producen vibraciones y ruidos, la acumulación de residuos y en el desconocimiento de la importancia de construir estructuras acordes al paisaje. Este último fue uno de los aspectos que muchas veces dificultó nuestro desempeño. Debíamos determinar, con los obreros y capataces, si una actividad era factible y luego especificar cuál era la razón de tal decisión. Al reformular algunos aspectos de la obra, se retrasaba el tiempo estipulado para el cumplimiento de los plazos acordados con la DNA, generando un costo extra en tiempo y dinero. Esto derivó en que en la práctica muchas veces las exigencias y decisiones operativas de los arqueólogos fueran "accidentalmente" desatendidas por la empresa. De esta forma, se generaron muchos puntos de conflicto. Por un lado, desde el comienzo existió una reticencia constante por parte de la empresa para con nuestro trabajo. Esto se manifestó en distintas actitudes: • No nos comunicaban de motus propio cuándo se iniciaban o reiniciaban las actividades en el sitio. Mientras estábamos en la obra no nos informaban claramente cuáles eran las tareas a llevar a cabo cada día. Muchas de las recomendaciones elevadas en los diferentes informes no fueron tomadas en cuenta. En las visitas al sitio, de arquitectos, ingenieros y técnicos que debían tomar decisiones sobre la obra no era solicitada nuestra presencia e incluso se buscaba evitarla. Incluso en aspectos que implicaban medidas referidas específicamente a cuestiones arqueológicas no se consultaba al arqueólogo que se encontraba en el sitio. Al respecto sólo se reconocía, parcialmente, la opinión de Onetto, coordinadora del grupo de arqueólogos. • Existieron dificultades operativas a lo largo de toda la obra que, en algunas ocasiones, llevaron a obstaculizar o suspender nuestras actividades: no se sacaban los pasajes en las fechas solicitadas, el pago de los honorarios nunca se hizo a término, etc. Acumulación de basura en el circuito de visitantes 149 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 150 CUADERNOS 22 de los turistas, malestar entre los obreros y una mayor duración de la obra, dado que las tareas debían suspenderse mientras se realizaban las visitas guiadas. En este caso nuestro papel fue el de mediar entre los distintos grupos de interés (Onetto 2006, Informe García Guraieb). Por otro lado, en momentos previos al comienzo de la obra el manejo turístico estaba en estrecha relación con las decisiones tomadas por la municipalidad de Perito Moreno y los operadores privados. En este sentido, no existía un horario específico de visitas, un cupo estipulado de personas que podían acceder a la visita guiada y fundamentalmente, durante la misma se permitía el ingreso al interior de la cueva abriendo las rejas de protección. Así, se observó que el ingreso masivo a la misma exponía las representaciones rupestres al daño producido por diferentes agentes, como por ejemplo el polvo, el contacto físico de la gente y los permanentes flashes3. También se registró un paulatino deterioro por pisoteo del área excavada así como también la potencial extracción de materiales de superficie (Informes Cassiodoro, García Guraieb, Bourlot). Como medida para evitar esto, se buscó prohibir el ingreso de todos los visitantes al sector de la cueva, por lo tanto las rejas debían permanecer cerradas. De este modo, surgieron una serie de conflictos entre los arqueólogos y los operadores turísticos (Informes Gordón, Bourlot, Musali, Buc, etc.), que ignorando la medida atraían a sus clientes con folletería bilingüe que promocionaba el acceso al interior de la cueva4. Se había establecido que no se tocaran los materiales arqueológicos. Esto se cumplió sólo para los materiales involucrados directamente con el sitio pero no con los que se encontraban en las inmediaciones (Informes). • Se especificó el cuidado de la prolijidad del sitio y su entorno y que no se dejaran desperdicios de ningún tipo. No obstante, el descarte de basura fue un problema constante a lo largo de toda la obra (Informes Morales, Cassiodoro, García Guraieb, Bozzuto, Gordón, Bourlot, Musali, Buc, Salerno, Castro, Elías y Colombo). • Se aconsejó que las rocas grandes, matas o arbustos y desniveles importantes que se localizaban en el sendero no debían ser removidos para la construcción de los decks y barandas. A pesar de que esto figuraba por escrito, dicha recomendación sólo fue cumplida luego del llamado de atención del arqueólogo que se encontrara en ese momento (Informes). Incluso hubo casos en que más allá de la recomendación del arqueólogo, igualmente se desmontaron matas de calafate, afectando la contención del desnivel del talud. • Visitantes con cascos de protección 2) CONFLICTOS ENTRE ARQUEÓLOGOS Y OPERARIOS DE TURISMO Aunque nuestro rol como arqueólogos en la obra no estaba directamente vinculado con el manejo turístico del sitio, la permanencia continua en el mismo nos permitió observar su funcionamiento. Intencionalmente o no, esto nos llevó a participar en una serie de conflictos que se generaron. Por un lado, durante el período de obra, las dificultades surgieron cuando las actividades estaban centradas en los sectores del sendero de acceso a la cueva, lo cual obstaculizaba las visitas guiadas, generando ruidos molestos y situaciones incomodas para los visitantes y operadores. Estas situaciones ocurrieron a pesar de la reglamentación establecida por la DNA, de común acuerdo con la empresa constructora, la municipalidad y el INAPL. Se fijó una veda estival con horarios específicos para las visitas guiadas a los efectos de disminuir estas dificultades, pero estas normas provisorias no fueron respetadas por los distintos operadores turísticos. De esta manera se generaron quejas por parte Turistas dentro de la cueva 3) CONFLICTOS ENTRE DNA Y EMPRESA CONSTRUCTORA En primer lugar, en los pliegos de licitación figuraba la necesidad de contar con un geólogo antes del comienzo de la obra para realizar un estudio de la ladera y del entorno del sitio, con el fin de evitar potenciales riesgos durante la misma. No obstante, su presencia fue postergada por la empresa siendo convocado cuando parte de las barandas y Durante la temporada 2006-2007 visitaron la Cueva de las Manos aproximadamente 10.700 turistas, llegando a partidas diarias de un promedio en el mes de enero de 120 personas, con grupos de hasta 40 visitantes por turno. 4 Cabe aclarar que en la ciudad de Perito Moreno existen propagandas de un agente de turismo que promociona ser "el único" que posee acceso a la cueva. 3 150 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 151 IMAGÍNATELO EN VIVO: PATRIMONIO EN ACCIÓN Y ARQUEOLOGÍA... la base del deck ya estaban colocadas. En consecuencia, muchas de sus recomendaciones no se cumplieron lo cual trajo aparejado algunos problemas serios. Tal es el caso de la actual caída de rocas desde las bardas altas hasta el deck por donde circulan los visitantes. Esto ha obligado al uso obligatorio de cascos. Al mismo tiempo, cabe mencionar que los arqueólogos hemos actuado en reiteradas oportunidades como nexo entre la empresa constructora y la DNA. Un ejemplo concreto es que en dos oportunidades, la certificación de obra de la DNA para la empresa constructora se basó en fotografías e información proporcionadas por los arqueólogos. Esto se llevó a cabo por expreso pedido de la empresa a los arqueólogos, ya que dicha acción facilitaba el trabajo a la misma evitándole el viaje hasta el sitio. En un caso se trató del cierre de obra por la veda invernal, lo cual implicó que el arqueólogo tuviera que permanecer durante quince días adicionales (Informe Colombo). En el otro caso fue el amojonamiento del área mensurada por peritos topógrafos. El registro fotográfico de la arqueóloga que supervisó esta tarea fue utilizado para la certificación ante la DNA, evitando de esta manera el envío de un representante de la misma empresa. Se trató de un trabajo difícil y hasta peligroso para la arqueóloga en cuestión, ya que algunos de los mojones estaban ubicados en áreas de muy difícil acceso, sobre las mesetas altas que bordean el cañadón del río Pinturas (Informe Castro). tura inicial acerca de lo que considerábamos un trabajo de control de impacto, ya que en lo concreto nos encontramos con una situación de permanente mediación y negociación entre las partes. Por otro lado, es muy importante que los arqueólogos que van a estar en el campo haciendo la supervisión conozcan no sólo los pliegos de licitación de la obra sino que también exijan que se les informe de las actividades específicas a llevarse a cabo día a día con la antelación necesaria como para definir las estrategias de relevamiento y/o rescate pertinentes. Vimos que frecuentemente se llevaban a cabo tareas sin nuestro previo conocimiento, lo que condujo a situaciones de conflicto (Informes Bozzuto; Cassiodoro; Elías; Salerno). Asimismo, es conveniente que se establezcan de antemano y por escrito, las pautas y propuestas relacionadas con las consecuencias del trabajo cotidiano de los obreros en el sitio. En nuestra práctica notamos que había aspectos esenciales no contemplados, como por ejemplo el tratamiento de los desechos. Los pliegos de licitación de la obra son una herramienta de argumentación y control periódica que puede ser utilizada constantemente en este sentido. Onetto pudo comprobar que en varios casos no hubo coincidencia entre lo que figuraba en los pliegos de licitación y lo que efectivamente se construyó. Como ejemplo podemos citar dos casos concretos: la dimensión, forma y diseño de los decks y el tamaño de la casa para guías. Consideramos que uno de los problemas básicos fue que la empresa constructora no reparó en la dimensión cultural de la obra (Informe Colombo) y no tomó algunos recaudos previos que sostenemos necesarios en una obra de protección del patrimonio. La desinformación de los obreros acerca del sitio arqueológico y del ambiente natural, generó muy poco cuidado del lugar (precipitación intencional de escombros por el talud, descarte no controlado de residuos, etc.). Pensamos que un sitio se cuida mejor si se conoce su historia e importancia en la actualidad. Por todo esto creemos que parte de los problemas se podrían solucionar, o por lo menos disminuir, si antes de comenzar las obras se implementaran cursos de entrenamiento en los cuales los trabajadores pudieran obtener una instrucción conjunta, que reúna de forma horizontal a arquitectos, capataces y operarios a fin de conocer la arqueología del área y el rol específico del arqueólogo. El sentido es que todos los trabajadores se sientan comprometidos en alguna medida con el patrimonio arqueológico en el que van a intervenir antes de empezar la obra. Este tipo de capacitación, aunque orientada en general a la protección del ambiente natural, es llevada a cabo en la actualidad por parte de empresas petroleras y mineras. Consideramos viable y de gran importancia que el aspecto arqueológico sea incorporado en estos emprendimientos como un requisito fundamental y al mismo nivel que el de la problemática ecológica. Por último, queremos aclarar que en ningún momento el equipo de arqueólogos que trabajó en Cueva de las Manos desconoció el valor económico que un sitio de tales características posee. Sin embargo, las tensiones surgidas por la mercantilización del sitio sin considerar un uso sustentable del mismo (como por ejemplo la obstinación por parte de Almuerzo de la arqueóloga con los operarios de la empresa REFLEXIONES FINALES Y RECOMENDACIONES PARA FUTUROS TRABAJOS Uno de los propósitos primordiales del presente trabajo es reflexionar sobre nuestras experiencias para así elaborar algunas recomendaciones para los arqueólogos que deban enfrentarse con situaciones similares a la aquí expuesta. En primer término queremos subrayar nuevamente la importancia de que el plan de manejo sea flexible (Onetto 2001). Desde la práctica se hace evidente que todo plan de manejo rígido estará destinado al fracaso o por lo menos a graves situaciones de conflicto. El hecho de haber sido testigos de la diferencia entre la teoría y la práctica en el manejo del patrimonio nos llevó a reformular nuestro propio concepto acerca del impacto. Fuimos modificando nuestra pos- 151 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 152 CUADERNOS 22 los operadores turísticos privados por traspasar las rejas de protección a pesar de las recomendaciones de los arqueólogos), nos llaman la atención sobre la necesidad de revertir esta situación a través de diversos trabajos orientados a la participación de agentes locales en el sitio. Por ejemplo con programas de: formación docente y charlas públicas que tiendan relaciones históricas e identitarias entre el sitio y los pobladores (por ejemplo exposición de historias locales en relación al sitio); participación de las escuelas en las tareas de exposición e investigación; formación de guías, etc. Estas actividades de capacitación -para los trabajadores de la obra y las comunidades locales- permitirán a su vez reducir prejuicios sobre qué es la arqueología y nuestro modo de trabajar. Varios de los que estuvimos trabajando en Cueva de las Manos pudimos identificar en el imaginario común una visión simplificada del trabajo del arqueólogo, quien juntaría materiales al igual que cualquier coleccionista, y cuyo conocimiento generado no sería muy certero pues no sabe nada de la vida en el campo. Además, creemos que este prejuicio está íntimamente ligado a conflictos de género, grupo social y edad. Confiamos plenamente en la utilidad de las actividades de capacitación ya que hemos sido testigos de cómo el imaginario común mencionado fue modificándose como resultado de la interacción cotidiana de los trabajadores de la empresa con los arqueólogos presentes en el sitio. Este contacto permanente y sostenido a partir de la convivencia, permitió dar a conocer nuestras valoraciones patrimoniales y nuestra metodología de trabajo. Notamos así un cambio en la valoración sobre el patrimonio por parte de la gente de la obra y, consecuentemente, una evolución positiva en el interés y en la preocupación por el cuidado del sitio. Otro aspecto que nos parece importante mencionar concierne al rescate de materiales arqueológicos durante la supervisión de tareas relacionadas con el movimiento de suelos. Nos parece fundamental llevar adelante tareas de análisis del material extraído y exposiciones locales tanto de las piezas como de las tareas realizadas. La construcción de estas actividades en conjunto con la comunidad local y los trabajadores de la obra permitirá no solo completar el trabajo de cuidado y acompañamiento que se realizó durante toda la obra, sino también promover el cuidado y mantenimiento del sitio por parte de quienes conviven con él. Esta es una manera interactiva de poner en marcha las relaciones con los obreros y pobladores locales, así como también de reducir la ignorancia acerca del modo de conocer y reconocer la metodología arqueológica. La inclusión de diferentes facciones de la comunidad en las algunas etapas del trabajo arqueológico, generaría mayor interés y preocupación por el patrimonio, facilitando las tareas de resignificación y apropiación del mismo. Consideramos que, a pesar de que nuestra tarea no fue fácil, esta experiencia nos enriqueció no sólo a nivel profesional sino también personal. Debido a que, contrariamente a lo que sucede en un trabajo de campo arqueológico convencional, en donde la mayoría de los que participan en un equipo son colegas, en el caso de los trabajos de impacto, la mayoría de las personas son ajenas a la especialidad. En este contexto estuvimos haciendo arqueología con gente muy diversa, es decir, compartiendo, comentando y debatiendo nuestros puntos de vista sobre el patrimonio con todos aquellos que convivían con nosotros. AGRADECIMIENTOS Mensaje de despedida escrito por el carpintero y firmado por varios obreros. El texto dice: "Las Cuevas de las Manos. 22-02-07. Para todas las amigas. Arqueólogos y arqueólogas que pasaron por este paraje inhóspito y lejano de la mano de Dios. Aquí va nuestro Saludo y Abrazo fraternal y no los vamos a olvidar. Los días que pasamos juntos. Esperamos que algún día nos encontremos y rememorar las distintas vivencias. Un beso a todas y todos. El Grupo de la Cueva". A todos los demás arqueólogos que participaron en la obra: Marcelo Morales, Solana García Guraieb, Damián Bozzuto, Florencia Gordón, Tirso Bourlot, Javier Musali y Natacha Buc. A la comunidad de Perito Moreno, especialmente a aquellos amigos que siempre nos acompañan. A Munir Mattar por su apoyo logístico. A la Asociación Identidad por su colaboración. A los guías y cuidares del sitio. A los operarios de la empresa constructora por su colaboración y buena predisposición con nuestras tareas. A los propietarios de la Estancia Los Toldos por su apoyo logístico y hospitalidad. 152 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 153 IMAGÍNATELO EN VIVO: PATRIMONIO EN ACCIÓN Y ARQUEOLOGÍA... BIBLIOGRAFÍA Ballart Hernández, J. 2002. El patrimonio histórico y paleontológico, valor y uso. Barcelona. Ariel Patrimonio. Bourdieu, P. 997. Razones Prácticas. Sobre la Teoría de la Acción. Barcelona. Editorial Anagrama Bourlot, T. 005. Informe Cueva de las Manos. Informe a la Empresa Constructora Torraca Hnos SRL, MS. Bozzutto, D. 2005. Obras de Protección del sitio Cueva de las Manos, Río Pinturas, Provincia de Santa Cruz. Informe de Monitoreo y Asesoramiento Arqueológico. Informe a la Empresa Constructora Torraca Hnos. SRL, MS. Buc, N. 2006. 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INTRODUCCIÓN En los últimos años ha habido una preocupación acentuada por parte de los intelectuales por los estudios acerca del cuerpo y la corporeidad, en cuanto al ser humano vivo. En este trabajo sin embargo, llevaré la atención sobre el cuerpo muerto e intentaré analizar los rituales mortuorios y la importancia ritual del cuerpo muerto, desde una perspectiva que involucre a los estudios sobre la corporalidad y la performance. De esta manera, analizaré la ubicación ritual del cuerpo desde un enfoque que junto con los aportes de la antropología simbólica y la antropología de la muerte, nos pueda dar cuenta de la inmediatez de la experiencia corporal atravesada por sus significados culturales. Para ello he realizado trabajo de campo con observación participante en una serie de velatorios, tanto de la provincia de Buenos Aires como en Capital Federal. Como el objetivo fue entrar en escena como una empleada más de las empresas funerarias, trabajé asistiendo a las azafatas con los servicios habituales que ofrecen. Las azafatas son mujeres encargadas de atender a los familiares y quienes participen del velatorio. Se ocupan entre otras cosas de la limpieza de las salas velatorias, del servicio de cafetería, y de proporcionar ayuda e información a quienes lo necesiten. En este sentido, he participado del ritual vestida de azafata y sirviendo café de modo de no alterar la conducta de los presentes. Mis conclusiones sobre la performance del velatorio, se han basado en la observación sobre las prácticas y sentimientos expresados en el ritual, pero no he incluido lo que los participantes del mismo "dicen" acerca de sus experiencias ya que no realicé entrevistas post velatorios. Sin embargo considero que es una tarea que se debería realizar en trabajos futuros, para integrar a los resultados obtenidos. Por otro lado, he hecho entrevistas a profesionales de las empresas encargados de la organización de los eventos (azafatas, asesores, etc.). En este sentido la primer entrada al campo fue gracias a Carlos Pitrau, quien me permitió hacer observación en las salas de su empresa fúnebre en San Martín, provincia de Buenos Aires. Por otro lado Ricardo Péculo1 ha sido un informante clave para la entrada al campo en las casas velatorios de Capital Federal. Como veremos, el trabajo de campo junto con el material teórico analizado sobre el tema, me han permitido entender al cuerpo muerto como un símbolo de acción ritual, revelador de experiencia por lo que intentaremos ver su acción y eficacia, así como también las referencias sociales que encarnan y las dimensiones que poseen. LA ANTROPOLOGÍA DEL CUERPO Si bien desde Mauss hasta la actualidad diferentes autores han abordado el tema del cuerpo, las prácticas corporales y la corporeidad, me focalizaré sobre los aportes de Thomas Csordas (1999) y Silvia Citro (2004, 2006). Retomando las propuestas fenomenológicas desarrolladas por Merleau-Ponty de conocer el mundo a través del cuerpo, Thomas Csordas (1999) propone el concepto de embodiment como el análisis de las experiencias que se dan a través del cuerpo. Esto implica el estudio acerca de la cultura y la experiencia desde una perspectiva fenomenológica cultural, es decir, desde el punto de vista de la corporalidad del ser -en el mundo, que refiere a una síntesis entre la inmediatez de la experiencia corporal con la multiplicidad de significados culturales (ibíd.:143). Según el autor, el trabajo de Merleau y Ponty sugiere que la cultura no reside solamente en los objetos y representaciones, sino también Ricardo Péculo es Tanatólogo (Matrícula otorgada por el Instituto Internacional de Ciencias Tanatológicas en diciembre de 1991) especializado en Ritos Funerales, Ceremonial y Pompas Fúnebres. Es reconocido como Idóneo Director Funeral por la F.I.A.T. - I.F.T.A. (Federación Internacional de Tanatólogos Asociados). Fundador y Director del Instituto Argentino de Tanatología exequial y asesor de distintas cooperativas y empresas de servicios fúnebres. 2 * CONICET-UBA/ Escuela de Humanidades, UNSAM, [email protected] 155 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 156 CUADERNOS 22 en los procesos corporales de percepción, a través de los cuales se manifiestan, por lo que plantea la experiencia de percepción corporal como un medio de conocimiento prereflexivo basado en este vínculo inseparable del sujeto con el mundo. Entonces, Csordas (ibíd.) haciendo crítica a las posturas teóricas metodológicas que proponen considerar a las culturas como textos y reducen la experiencia al lenguaje, el discurso y la representación, propone una distinción metodológica entre cuerpo y embodiment. El cuerpo, una entidad biológica y material, estaría claramente diferenciado del embodiment, al cual denomina como un campo metodológicamente indeterminado definido por la experiencia perceptiva y por un modo de presencia y agencia en el mundo. De esta manera, propone al embodiment desde una aproximación fenomenológica en la que el cuerpo vivido es un punto de partida metodológico y focaliza sobre la importancia de considerar la corporalidad para entender el ser-en-el-mundo, el cual debería considerarse como un compañero dialógico de la representación. Los trabajos de Silvia Citro (2004) consideran la importancia de los aportes de Csordas acerca de la fenomenología cultural, pero inspirados en la perspectiva de Ricoeur, contribuye con un abordaje dialéctico del cuerpo planteando la necesidad de describir la experiencia práctica del cuerpo en la vida social, la materialidad del cuerpo y su materialidad pre-reflexiva de vincularse con el mundo a través de percepciones, sensaciones, gestos y movimientos socialmente constituyentes. Citro considera que la materialidad del cuerpo y su experiencia práctica están atravesadas por significados culturales, y a partir del reconocimiento de esta constitución material-simbólica de la corporeidad, propone el concepto de cuerpos significantes. En este sentido, propongo entender las prácticas mortuorias desde el punto de vista del embodiment, para poder entender al cuerpo como un símbolo dominante que guía la acción ritual, su modo de presencia y agencia en el mundo, y la percepción de la muerte como producto de las relaciones recíprocas que se dan entre el cuerpo en tanto materialidad y las significaciones y experiencias vividas por los dolientes y otros participantes en el contexto ritual. Por ello, la obra de Citro nos ayuda a entender a los "cuerpos muertos" como cuerpos significantes, y nos preguntamos en qué sentido el cuerpo muerto en el escenario ritual puede tener un carácter activo y transformador en la práctica social que reacomoda las categorías dentro de la estructura de las relaciones sociales. De esta manera tomaré las propuestas teórico-metodológicas que plantea Citro (ibíd) acerca del abordaje de los cuerpos significantes vivos, para trabajar con los cuerpos significantes muertos en nuestra sociedad argentina actual. Haré entonces, un abordaje de la corporalidad que pretenda abarcar tanto la materialidad de los cuerpos como los significantes culturales. De aquí en más utilizaré la distinción analítica que propone Csordas entre cuerpo y embodiment y hablaré de embodiment para referirme al cuerpo muerto en el contexto ritual, destacando de esta manera, además de su entidad biológica y material, su modo de presencia y agencia en el mundo. Entonces, hablaré de cadáver para referirme al cuerpo muerto siempre y cuando se considere ajeno a un contexto ritual, y utilizaré la palabra cuerpo para referirme al cuerpo humano vivo. Esta triple distinción permite considerar al cadáver como un dis-embodiment, una desencarnación del sujeto que en el contexto ritual, en tanto embodiment, lo sigue encarnando. En este sentido, como veremos, sería el contexto ritual lo que vuelve a corporizar al cadáver y su materialidad, lo que genera las percepciones. LA ANTROPOLOGÍA DE LA MUERTE La antropología, preocupada por dar cuenta de las representaciones acerca de la relación entre vida-muerte, se ha movido desde diferentes perspectivas a lo largo del tiempo. La inevitabilidad de la muerte biológica ha consistido siempre en una preocupación extrema del hombre, y esta constante en todas las sociedades ha hecho que los estudios antropológicos de la muerte, hayan tenido en sus inicios un marcado interés comparativo prestando atención sobre los rasgos universales a través de las variables culturales. Como lo reseña Antonius Robben en su libro Death, Mourning, and Burial, A Cross-Cultural Reader (2004:1), el interés fundacional en el estudio antropológico de la muerte es de James Frazer con su obra La Rama Dorada (1974 [1890]). Este interés antropológico fue igualado por un interés similar en sociología por Emile Durkheim (1966 [1897]), y llevado adelante en la siguiente generación de discípulos, en particular Robert Hertz (1990 [1917]), Van Gennep (1960 [1909]) Marcel Mauss (1979 [1924], y Bronislaw Malinowski (1994 [1948]). Argumenta Robben que la antropología de la muerte llevó una existencia bastante inactiva después de este comienzo, y ha solamente revivido desde 1970 con la publicación de sofisticadas etnografías más que con ambiciosos esfuerzos comparativos que caracterizaron a los eruditos más tempranos (ibíd.). En la década del 70, dentro de los esfuerzos comparativos, se encuentran los trabajos de Louis-Vincent Thomas (1993 [1975]) y Philippe Aries (1999 [1977], 2007 [1975]) que tienen el objetivo de repensar la actitud frente a la muerte de la "sociedad occidental"2. Thomas confronta sociedades africanas con la moderna sociedad industrial, para poner de relieve sus divergencias en cuanto a las creencias y actitudes respecto de la muerte. Por ser la antropología la ciencia del hombre por excelencia que busca las leyes universales del pensamiento, dice Thomas, la antropología tanatológica debe ser necesariamente comparativa, debe buscar la unidad del hombre en la diversidad o, mejor dicho, construir la universalidad a partir de las diferencias (1993:12). De esta manera afirma que el "África tradicional" nos ofrece un ejemplo de cómo resolver los problemas de la muerte propios del mundo occidental. Con la misma Dentro de estos esfuerzos comparativos Robben cita como los más prominentes a los de Rosenblatt, Walsh y Jackson, sobre el pesar y el duelo, Huntington y Metcalf, sobre los rituales mortuorios, Bloch y Parry, sobre la regeneración, Palgi y Abramovich sobre los enfoques teóricos y asuntos temáticos, Counts y Counts sobre la pena, Hallan y Hockey sobre la cultura material y el recuerdo, y Barley con un estudio sobre la cultura de la muerte. 2 156 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 157 EL EMBODIMENT DE LOS MUERTOS: HACIA... actitud comparativa encontramos los trabajos de Ariès, sin embargo, este autor no intenta aislar ningún universal de la muerte, sino, desde una perspectiva histórica analiza el pensamiento en torno a la muerte en occidente y marca sus cambios a lo largo del curso de la historia. Pese a los trabajos comparativos citados, con la nueva generación de antropólogos nos vemos enriquecidos por sofisticadas etnografías más que con ambiciosos esfuerzos comparativos (Robben 2004). Este trabajo, si bien retoma a Thomas y Ariès, se concentra en los aportes comparativos hechos por dos de los autores que según Robben han formado parte la primera generación de estudiosos sobre la muerte. Por un lado, se encuentra Hertz, quien debe su formación antropológica a la escuela sociológica de E. Durkheim y aborda sus trabajos en el ámbito de las representaciones colectivas, por lo que intenta poner de manifiesto los valores que fundan la moral en aspectos de la experiencia social. A través de etnografías sobre Indonesia, hace un estudio detallado describiendo las nociones generales sobre la muerte y las prácticas funerarias que le dan lugar, prestando una especial atención al caso de las dobles exequias. Su trabajo pretende demostrar, comparando con otros ejemplos etnográficos, de qué manera la significación que tiene la muerte para la conciencia social constituye un objeto de representación colectiva. Al representar la muerte un cambio de estado del individuo implica, a la vez, una modificación profunda de la actitud mental de la sociedad, por lo que requiere de un proceso lento, una transición que necesita tiempo y rituales específicos (Hertz 1990). Este autor pone énfasis en las relaciones entre el muerto y los deudos, y en lo necesario del ritual mortuorio para que el deudo pueda reinsertarse adecuadamente en la sociedad. De esta manera pone a la función del cuerpo en primer plano, siendo éste la materia sobre la que se ejerce la actividad colectiva después de la muerte. Por otro lado y siguiendo la misma orientación, se encuentran los trabajos de Van Gennep (1960), quien haciendo referencia a los procesos sociales por los cuales un individuo pasa cuando atraviesa un cambio de status o posición social, propone el modelo de los ritos de paso, los cuales divide en ritos de separación, de transición y de agregación. Este modelo nos será de suma importancia para entender las características propias de los velatorios. rechazo. Hoy en día, como dicen Philippe Ariès (2007), Norbert Elias (1987) y Nigel Barley (2000), pese a la aparente continuidad de los ritos, la muerte se volvió problemática. Un alto grado de individualización, y la tendencia del hombre al aislamiento y la soledad, son algunos de los factores que según estos autores han hecho que la forma de enfrentar la muerte haya cambiado a lo largo de la historia y con ello las actitudes frente al cadáver y el moribundo. En este trabajo se intentará demostrar que pese a los cambios que se fueron produciendo frente al fenómeno de la muerte y los rituales mortuorios en general, el embodiment del cuerpo en el escenario ritual, sigue cumpliendo un rol fundamental, y se presenta como metonimia del individuo, al igual que lo es el cuerpo en la vida social (Le Breton 1995). Dice Elias (1987) que en las sociedades más desarrolladas, un mayor grado de pacificación interna y el avance de la medicina que genera prevención y tratamiento de la enfermedad, hacen que la muerte no sea imaginable ni esperada. A diferencia de la época medieval, por ejemplo, la vida ya no es tan breve y los peligros son más controlables. Esto hace que el individuo aleje la muerte de su vida cotidiana, lo que explica el aislamiento de los seniles y los moribundos de la comunidad de los vivos. El individuo, al no estar identificado con la muerte, no se identifica por lo tanto con los moribundos, ya que la muerte del otro se presentaría como un símbolo premonitorio de nuestra propia muerte (ibíd.:17). De aquí que, frente a épocas anteriores, la muerte se ha vuelto algo menos familiar y más oculto. Sostiene Ariès al respecto, que la vergüenza y prohibición que provoca la muerte, la vuelve invisible, como si esta no existiese (1999:509). La fotografía mortuoria es un claro ejemplo de cómo, en épocas anteriores, la muerte formaba parte de lo cotidiano y lo familiar. Esta práctica se empezó a usar en la Argentina desde mediados del XIX, y hasta por lo menos 1970 todas las funerarias tenían un fotógrafo para cubrir los sepelios (Príamo, 2002). El fotógrafo, según lo quisiese el familiar, podía fotografiar al difunto (un recordatorio de la muerte en el sentido estricto) o solamente el cortejo y la sepultura (recordatorio del acontecimiento social). Se supone que esta última fue suplantando a la foto del difunto. Con el retrato del difunto, lo que el deudo elige para conservar como recuerdo a su ser querido es la imagen de su rostro. Pero hoy en día la foto del cortejo y sepultura también se abandonaron, y la sola idea de pensar que se puede fotografiar el cortejo o al difunto nos resulta morbosa y aberrante (ibíd.)3. Por el contrario, dado que la sociedad en el siglo XIX consideraba al momento de la muerte como dulce y pacífico, una fotografía al momento de la muerte podía capturar una entrada triunfal al cielo (Cuarterolo, 2002)4. En épocas donde, como habíamos dicho, la muerte EL EMBODIMENT DE LOS MUERTOS Desde que el hombre es hombre, el cuerpo del difunto fue objeto de una atención particular interviniendo de manera directa en el rito. Las vastas etnografías acerca de la problemática de la muerte y los rituales mortuorios, que atraviesan las diversas culturas en tiempo y espacio (Van Gennep 1960; Ruth Benedict, 1971; Margaret Mead, 1985; Hertz, 1990; Thomas 1993 y Malinowski, 1994; entre otros) resaltan la presencia del cuerpo en la acción ritual, tanto así como su función primordial. Sin embargo en lo que comúnmente llamamos la cultura occidental, la manera en que el pensamiento cristiano ha llevado a realizar las prácticas mortuorias fue variando al paso del tiempo, pasando por sentimientos de indiferencia, aceptación, y A pesar de que se haya dejado la práctica de la fotografía mortuoria, como veremos más adelante, otras prácticas como la tanatopraxia, demuestran la importancia que se le da al cuerpo como metonimia del individuo. 4 Las pinturas mortuorias también fueron prácticas bastante populares durante la primera mitad del siglo XIX donde la gran mayoría de ellas se hacían usando como modelo al muerto (Cuaterolo Andrea 2002). 3 157 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 158 CUADERNOS 22 formaba parte de lo cotidiano, personificarla a través de la fotografía mortuoria era una práctica habitual. Siguiendo el curso de la historia se observan también cambios en las costumbres del luto, específicamente en lo relativo a las honras fúnebres, la ropa, los colores y la duración. Las honras fúnebres fueron modificándose con el cambio de actitud frente a la muerte, y de las solemnes exequias se pasó al actual luto privado y silencioso (Alarcón, 2002). Nos cuenta Omar López Mato (2002) que a principios del siglo XIX, las familias competían en mostrar desmedido dolor y respeto por su ser querido, y alquilaban carros en proporciones exageradas. En este sentido, nos dice el tanatólogo Ricardo Péculo que el culto a los muertos se ha dejado de usar: "Antiguamente las pompas fúnebres eran a caballo, y se distinguía tanto socialmente como afectivamente, por si tenían dos caballos, tres caballos, cuatro caballos. Vos vas a una empresa de servicios fúnebres, y, te toman los datos, te van a buscar al fallecido, te lo ponen en el velatorio y te lo llevan al cementerio. Y ese no es el trabajo" (Péculo 8/10/2007). Entonces, los profundos cambios que se han dado dentro de las sociedades industrializadas, han generado una importante fractura entre el individuo y la sociedad, por lo que hay una menor participación de la comunidad en el duelo de un fallecido, donde este, se consume aisladamente. Las crisis de duelo se viven en el anonimato, se resuelven en general sin recurrir a las etiquetas de luto, y no cuentan con la participación colectiva (Di Nola 2007). Sin bien Ariès ha atribuido a la categoría de muerte domesticada a esa actitud frente a la muerte dónde esta es aceptada y esperada, familiar, cercana y anunciada sin miedo ni desconsuelo, creemos, como dice Jack Goody, que "toda ceremonia funeraria es una manera de domesticar la muerte, de ayudar a los seres humanos a mirar la muerte cara a cara" (1998:112)5. En tanto los procesos de duelo son objetos de regularizaciones y semantizaciones culturales, cuyo propósito consiste en resguardar al deudo de los peligros de la experiencia de la pérdida (Cordeu, et al. 1994: 139) y en tanto en nuestra sociedad la comunidad participa cada vez menos en los procesos de duelo, la persistencia de la práctica del velatorio acentúa la necesidad de este único espacio social, que permite la solidaridad, la percepción de la muerte, y la preparación para la separación definitiva entre el muerto y los vivos. Si bien podemos asumir que en la sociedad occidental la muerte se volvió problemática, y ha dejado de formar parte de la vida cotidiana, cuando nos sorprende la muerte de un ser querido, las fórmulas y ritos convencionales (adaptados a los cambios actuales) nos siguen proporcionando herramientas para atravesar la pérdida dolorosa. De esta manera, los rituales mortuorios siguen ocupando un rol importante para los individuos, y el cuerpo del difunto sigue siendo el centro de atención. Por lo tanto, el embodiment del muerto como símbolo ritual será mi objeto de análisis e intentaré delinear propuestas teórico metodológicas desde la antropología del cuerpo y la antropología simbólica para la descripción y análisis de su estructura, propiedades, funciones y capacidad de acción. EL APORTE DE LA ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA6 En el marco de la antropología simbólica tomaré los aportes de dos etapas diferentes de la obra de Turner que se refieren al ritual y la performance, para entender el embodiment del muerto en la performance ritual. Si bien en sus inicios Turner se ha desarrollado bajo el estructural-funcionalismo, reacciona frente a esta escuela hacia la década del 60, ya que manifiesta que este marco teórico no le permite prestar atención a los componentes estéticos y dinámicos de los materiales que se le presentan (Reynoso 1998:232). Cuando tuvo que desarrollar conceptos para describir los procesos observados en la vida cultural, advirtió que muchos de estos procesos sociales tenían una forma consistentemente dramática y que la fase dramática comenzaba cuando surgían las crisis en el transcurso diario de la interacción social (Turner 2002:108). Con sus estudios de los dramas sociales, Turner funda una modalidad de análisis que se denomina procesual, que implica convertir al espacio en un proceso, temporalizarlo, y que a diferencia de lo "estructurado", da lugar a las imperfecciones, vacilaciones, y a los factores contextuales y situacionales. A diferencia del análisis estructural-funcional, Turner pone la dinámica en primer plano (Reynoso, ibíd.). El drama social consiste entonces, en una experiencia o consecuencias de experiencias que significativamente ejercen su influencia en la forma y la función de los géneros de la performance cultural. Se entiende por performance cultural, a las actuaciones que poseen un tiempo limitado, un comienzo y un final, un programa organizado de actividades, en un lugar determinado, para una audiencia determinada, en la que se expresan y comunican los componentes elementales o básicos de una cultura (Singer, en Citro 2006). Entonces, por un lado, tomaré al primer Turner (1997) que se dedica los aspectos del sistema ritual (y sus acciones Es importante aclarar, que Ariès explica a modo excepcional el caso de Norteamérica, que conserva la necesidad de enfrentar la muerte a través de ritos de solemnidad, con prácticas que van desde el aseo funerario a la exposición del muerto en la sala velatoria, visitado por parientes y amigos, y rodeado de flores y música. Con esto, dice Ariès, los norteamericanos encontraron depositar el cuerpo en un lugar neutro: ni en un lugar excesivamente anónimo como el hospital, ni en un lugar excesivamente familiar, como en la casa (2007:233). De esta manera con los funeral home, al igual que los funerales propios de nuestra sociedad que describiremos a continuación, los norteamericanos encontraron "un término medio entre la desritualizacion de la Europa del Norte y las ceremonias arcaicas del duelo tradicional" (ibíd.). 2 Tomamos a la antropología simbólica como un conjunto de propuestas difusas que surgen en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, en oposición a un positivismo dominante y otorgan una importancia fundamental a los símbolos, y a los significados culturalmente compartidos (Reynoso 1998:211). En este trabajo tomaremos los aportes del antropólogo inglés Victor Turner, quien inicia sus trabajos bajo los auspicios del estructural-funcionalismo, en su modalidad manchesteriana (ibíd.). 6 158 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 159 EL EMBODIMENT DE LOS MUERTOS: HACIA... simbólicas) del pueblo ndembu del noroeste de Zambia, y consideraremos a las celebraciones rituales como fases específicas de los procesos sociales donde los individuos llegan a ajustarse a sus cambios internos. Por otro lado, tomaré al segundo Turner, para entender también al ritual, como una performance, una secuencia compleja de actos simbólicos, de carácter transformador, que revela las principales clasificaciones, categorías y contradicciones de los procesos culturales. En este sentido los últimos trabajos de Turner se diferencian de los primeros, por el papel que juega la reflexividad en la performance. El último modelo, frente al anterior más centrado en los significados que el símbolo condensa, se centra más en la reflexiones de los actores que se movilizarían en la performance. Turner toma el modelo de Van Gennep acerca de los rituales de paso para explicar el proceso ritual. Los rituales de paso, dice este último, son los procesos a través de los cuales pasa un individuo cuando atraviesa un cambio de status o rol social. Estos ritos posen tres fases específicas que se suceden: de separación, de transición (liminalidad) y agregación. En la primera fase, se producen las conductas simbólicas que separan por primera vez al individuo del grupo al cual pertenece. En la segunda, la de transición, el individuo todavía no dejó el grupo anterior, pero tampoco pertenece al nuevo: está al límite de lo que podría ser, pero no es, el individuo pasa por un estado de ambigüedad y paradoja. Recién en la tercera fase, la de agregación, aquel se agrega al nuevo grupo de pertenencia. Turner se centra en la fase liminal, de este proceso ritual, y en su texto "La selva de los símbolos" (1997) hace un exhaustivo estudio acerca de las propiedades de las características rituales de los neófitos ndembu, cuando atraviesan la fase liminal del ritual de circuncisión. En este estado, los muchachos que no tienen nombres ni propiedades sociales, están vivos y muertos o, no-vivos, no-muertos a la vez. En los rituales mortuorios tradicionales de la sociedad argentina actual, podemos entender al velatorio como la fase transicional del ritual del paso. Aquí el muerto que ya no pertenece al grupo de los vivos, todavía no partió al mundo de los muertos, y convive con los vivos por última vez. Veremos a continuación, de qué manera, en la performance del velatorio, se presentan las características liminales de los procesos sociales, y cómo el embodiment del muerto, permite que se produzcan las fases sucesivas del ritual de paso planteado por Van Gennep, remodelando la estructura del grupo social. En primer lugar, siguiendo a Turner (ibíd.) asociaré a los símbolos rituales con los intereses, propósitos, fines y medios ya sea a través de su formulación explícita o a través de la inferencia a partir de la conducta observada. En este sentido debemos atender a diferentes clases de datos, que según Turner pueden deducirse de la estructura de los símbolos, como ser la forma externa y características observables, las interpretaciones ofrecidas por los participantes de la performance ritual, y los contextos significativos elaborados por el antropólogo. Las investigaciones antropológicas realizadas sobre los rituales mortuorios en diversas sociedades junto con nues- tra propia etnografía hecha en velatorios nos sugieren identificar el embodiment del muerto como un símbolo dominante, que como símbolo ritual se convierte en un factor de acción social (Turner 1997:22). Ya sea que la muerte represente la separación entre cuerpo y alma, o para los no creyentes, un sinónimo de anulación total de toda la persona, la muerte habita en el cuerpo, y como habíamos dicho, gracias a él y alrededor de él se ejercen las prácticas rituales. Por un lado, las características observables del cuerpo son las que nos enfrentan a la muerte en persona. De esta manera, la performance ritual, donde la exposición del cuerpo muerto juega un rol fundamental, obliga a los familiares a preparar el cadáver para que conviva con los vivos hasta la reparación definitiva. Mientras los cuidados frente al cadáver en épocas anteriores estaban a cargo de los familiares, hoy son los profesionales (médicos, enfermeros o tanatólogos) quienes se ocupan de su preparación. Si bien los significados implícitos en las ceremonias del arreglo pueden variar según los casos, la finalidad principal, dice Di Nola, es "atenuar por un breve lapso de tiempo el horror del rostro y del cuerpo, para presentar de nuevo al difunto como una persona todavía dotada de rasgos humanos…" (2007:286). En este sentido, no solo el lavado del cuerpo y la cosmetología sino también la tanatopraxia7: la técnica para demorar la descomposición final de un cuerpo, juegan un rol fundamental, para que la materialidad del cadáver del difunto concuerde lo más posible con la persona en vida: "… La función más importante de la técnica de la tanatopraxia es que el fallecido queda como si estuviera durmiendo, queda con el color natural que tenemos en vida, porque se le aplican químicos donde tienen conservantes, colorantes, etc…., al margen de la conservación que es para que no haya olores, no se derramen líquidos… si un fallecido está mal preparado, cuando hablo preparado hablo "mal presentado" demacrado, flaco, sin afeitar y demás, la imagen que queda grabada es esa. La gente no quiere velar porque los amigos no quieren que lo vean demacrados, perdiendo líquidos…. entonces ¿cuál fue la conclusión? que la gente quiere que los vele pero en buenas condiciones…" (Péculo 8/10/2007) En nuestra sociedad donde el cuerpo es el soporte del individuo y la frontera de su relación con el mundo (Le Breton, 1995:27), la apariencia que tiene el cuerpo muerto, es fundamental para un acercamiento a la muerte que concuerde con las características de la persona. A la vez, la presencia del cuerpo es tan importante para que el deudo se pueda descargar que cuando está el cajón cerrado, dice Péculo, los familiares actúan como queriendo traspasar la madera: "Cuando el ataúd está cerrado…hay algo que me lla- La tanatopraxia deja en el cuerpo una apariencia semejante a la existencia en vida, borrando cualquier efecto de enfermedad o sufrimiento. Se realiza mediante la inyección vascular y de cavidad de soluciones acuosas y químicos germicidas solubles (ver http://www.funarg.com.ar/ServicioTanatopraxia.htm). 7 159 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 160 CUADERNOS 22 Hemos observado en los velatorios, que son los familiares más cercanos quienes permanecen cerca del familiar muerto, mientras que en general las otras personas presentes permanecen en salas contiguas conversando entre ellos o dando contención a otros familiares afectados8. En este sentido estaríamos hablando de una categoría general de muerto y una categoría personal, la del familiar, que provocaría este sentimiento de amor y compasión hacia el fallecido. Di Nola, al igual que Malinowski, nos habla también de la doble carga psicológica que propone actitudes opuestas y contradictorias (2007:280). Por un lado, dice el autor, surge la exigencia de alejar lo antes posible al muerto, por los sentimientos de miedo y temor que provoca el cadáver9. Por otro lado, nos encontramos con la carga afectiva, donde los sujetos de luto desean retener al difunto junto a ellos: "en la polivalente dinámica de la muerte, los sentimientos de rechazo de la inhumación y de negación del hecho concreto se transfieren sobre el propio cadáver" (ibíd.). Se ha observado en los velatorios, que esta actitud de adhesión al cuerpo, se acentúa en el momento en que se cierra el cajón para el posterior entierro o cremación. Vemos entonces, en estas actitudes frente al embodiment del cuerpo, las particularidades del estado de liminalidad donde el muerto, que aún convive con los vivos, y todavía no pasó a su nuevo estado (el de muerto), tiene características ambiguas y contradictorias: "…Como que quieren despertarlo, le hablan, le dicen, "despertate, no puede ser, no seas malo", le echan la culpa al muerto… porque todo esto que hacen, de quererlo despertar, de decir "bueno todavía no está con los muertos, todavía está conmigo" hace que pueda desahogarse…" (Péculo 8/10/2007). En el velatorio, un espacio social donde "se vive la muerte y se muere la vida" (Van Gennep 1960) se le da lugar al muerto de tener una última permanencia con los vivos y a los vivos una última permanencia con el muerto. Al muerto se le habla, se lo contempla, se lo llora y se lo acaricia, y empieza la despedida en un espectáculo triste y lastimoso. Reflexiona Ricardo Lesser (2007) acerca de los rituales mortuorios del Buenos Aires del siglo XVII y XVIII, que en tanto la doctrina de la resurrección asimilaba la muerte al sueño, y velar significa estar sin dormir en el tiempo que uno ordinariamente duerme, el que vela al difunto se diferencia nítidamente del muerto porque está despierto y el maba la atención, el ataúd está cerrado y la gente le hablaba al ataúd, como queriendo traspasar la madera los sentimientos… La presencia del cuerpo hace que la gente pueda desahogarse… cuando no está, o está el ataúd cerrado, yo creo que la bronca es doble, digamos, yo tengo a mi pariente, lo toco, le hablo, pero si yo no lo tengo, no lo puedo ver, es como que empujo para que me escuche…" (Péculo 8/10/2007). Entonces, el cuerpo es lo que expresa a la muerte física, el deceso, y lo que provoca sentimientos asociados a ello. De esta manera, el cadáver puede ser objeto de horror y frente a él los individuos se ven enfrentados a un estado inevitable al cual todos vamos a llegar. Para el tanatólogo Péculo, ver al familiar en el velatorio enfrenta a la realidad, y alivia así como provoca dolor: "Yo creo que es fundamental para la familia o para la gente… poder verlo… es como que alivia, yo a veces escucho a la gente que en los velatorios dice "bueno está bien, no llores", estas cosas… es lo mismo que vayas a un cumpleaños y digan "no te rías" es una locura. Pero sale de adentro, yo creo que la gente cuando ve al fallecido es cuando llora y se alivia, no cuando llora y sufre" (Péculo 8/10/2007). Dice Thomas que el horror que inspira el cadáver se emparenta con los sentimientos que experimentamos ante las deyecciones de origen humano (1993:298). En este caso el vínculo inseparable que hay entre el cuerpo muerto y la posibilidad/realidad de la muerte tiene como referente, en primer lugar, un acto biológico. El cadáver por definición está allí, y lo que los vivos sienten en los rituales mortuorios es, a la vez, una preparación para su propia muerte (Malinowski 1993). Y donde el muerto y los vivos conviven por última vez, el ritual expresa las diferencias fundamentales que los separan: "…el cadáver, este cuerpo objeto cosificador por excelencia… expresa adecuadamente esta ambivalencia, en tanto el está allí yo sigo ligado extrañamente a él, y sin embargo el otro amado es/ha desaparecido. Su cuerpo inerte, frío, sin sonrisa ni palabra, me lo recuerda a cada instante y sin embargo me invade con su presencia" (Ariès en Thomas 1993: 298). Sin embargo, Malinowski, habla de una doble actitud de horror y veneración que produce el cadáver. Lo que domina en la muerte, dice, no es el horror y el asco al cadáver sino una combinación de esto con el amor al difunto y el afecto apasionado a la persona que permanece en el cuerpo (1994:46). El hecho de que el familiar se acerque al difunto, lo toque, lo acaricie, y hasta incluso le hable, expresa esta actitud de adhesión y amor al muerto, aunque provoque sentimientos inversos. En este sentido dice Péculo, que en general, los familiares del difunto, no tienen aprensión al cuerpo: "Los íntimos no tienen aprensión a los fallecidos, y los no tan íntimos algunos tienen aprensión… cuando es tu pariente no te acordás que es un muerto… cuando es mi papá me olvido que es un muerto, y la otra cosa que yo veo, es esta cosa de quererlo despertar, de no asumir que se murió…" (Péculo 8/10/2007). Los servicios fúnebres en general cuentan con distintas salas separadas del lugar donde se encuentra el embodiment del cuerpo. 9 Si bien, dice Di Nola, en las sociedades de tradición "occidental" (europeas o judeocristianas) esta ambivalencia es un elemento constante de la psicología del luto, existen ámbitos culturales en los cuales según el autor la ambivalencia se supera. Es el caso, por ejemplo de los cazadores recolectores en los que predomina la reacción de terror y este es alejado del hogar lo antes posible, o el caso de los pueblos ganaderos, donde el muerto se presenta como una realidad benéfica y protectora que hay que tutelar (2007:281). Por otro lado Hertz (1990), en su meticuloso trabajo acerca de las dobles exequias nos muestra el grado de responsabilidad que se tiene sobre el cuerpo muerto, donde rigurosos rituales de cuidado y contención tratan de evitar el peligro. 8 160 antropologia.qxp 10/11/2010 01:37 p.m. PÆgina 161 EL EMBODIMENT DE LOS MUERTOS: HACIA... muerto no (ibíd.:121). De esta manera el rito de los velatorios traza una frontera precisa entre la vigilia y la muerte, es decir, entre los vivos y los muertos. La presencia del cuerpo en un encuentro social como el velatorio remite entonces a las normas y valores que guían a los individuos dentro de la sociedad ya que especifica claramente la categoría de doliente en la que se encuentra el familiar, persona allegada al muerto que está pasando por una situación especial, y que a partir de entonces tiene que seguir conductas determinadas. Así, el velatorio reúne a parientes y amigos en un acto de solidaridad. Se crea entonces un espacio social donde los dolientes se sienten acompañados, "entendidos" y atendidos. Su dolor ante la pérdida es reconocida por parte de la sociedad ya que la muerte se hace pública y es habitada y compartida socialmente. El vínculo entre el cuerpo y la muerte tiene también y en este sentido, un referente social y resalta tanto los aspectos inestables y disgregantes (la pérdida de un individuo dentro de la estructura de la relaciones sociales) como armónicos y cohesivos (el apoyo y contención de parientes y allegados). Las azafatas participan también activamente de este escenario de solidaridad, generando un espacio de escucha y contención para los familiares más cercanos: "A mí me gusta contener a la gente. Hay que usar palabras que tienen que salir de adentro, y hay que saberlas decir en el momento adecuado. Tenés que saber usar el tono especial…. Si veo que la persona está muy mal, me la llevo, le doy un caramelito, y dejo que me cuente. Porque a muchas personas les gusta hablar del fallecido, reivindicar su pasado, y lo hace con la azafata, porque para otro familiar, ya es historia contada…" (Cristina 07/11/07). "Yo me fui a otro trabajo… porque yo quería tener algo fijo. Y después de un año y medio… a pesar de que yo estaba allá, trabajaba lunes a viernes, ocho horas, tenía todos los francos… pero volví, porque yo extrañaba esto… ayudar a las personas… yo me siento bien, me hace bien ayudar…" (Bety, 23/05/08). En este sentido, varias prácticas propias en los velatorios expresan la obligación de reciprocidad. La comida en los funerales, señala Van Gennep (en Di Nola 2007: 197) es el símbolo de la unión de los supervivientes, un rito de unión. Hoy en día la comida en los velatorios es una práctica usual, en los funerales no falta el café y según lo prefieran los familiares, el servicio puede incluir equipo de mate, jarras con jugo, platos con masitas, sandwich de miga, y caramelos10. Este ritual de la comida, una vez más excluye a los muertos y restaura las relaciones entre los vivos. En este marco, el aspecto operacional del símbolo distingue a los muertos de los vivos y marca la solidaridad entre estos últimos, así como también discrimina a los dolientes de los demás participantes del ritual, al simbolizar su nueva personalidad social. Los símbolos dominantes, dice Turner, por un lado son los medios para el cumplimiento de los fines del ritual y, por el otro, son fines en sí mismos en la medida en que se refieren a principios y valores de la organización social. En este sentido dice el autor, unas de las características propias de los símbolos rituales es que poseen tanto un polo ideológico como un polo sensorial. En el polo ideológico se encuentran normas y valores que guían a las personas como miembros de los grupos y categorías sociales. El polo sensorial está asociado a fenómenos y procesos naturales y fisiológicos que provocan deseos, sentimientos etc. Como vimos, el embodiment del muerto en la performance ritual refleja las características de ambos polos, ya sea haciendo referencia a las sensaciones y sentimientos provocados por la presencia del cuerpo en tanto "muerto" como por las conductas y condiciones que explicita en relación a los dolientes y demás participantes del ritual. En este aspecto, como dice Turner, el símbolo ritual es referencial (multireferencial) y de condensación al mismo tiempo ya que "su cualidad esencial consiste en su yuxtaposición de lo groseramente físico con lo estructuralmente normativo, de lo orgánico con lo social" (1997:33). Además de permitir que se generen espacios donde uno se enfrenta a la muerte "en persona", el velatorio permite que el familiar pueda honrar a su fallecido. "Yo iba a los velatorios a hablar con la gente, tal cual hace un piloto, que junta horas de vuelo, yo juntaba horas de velorio, entonces me sentaba y hablaba con la gente y me di cuenta que la gente tiene una necesidad incorporada de hacer un homenaje a su ser querido. He comprobado que las honras fúnebres alivian el dolor, si yo tengo un fallecido, y le hago honras fúnebres, resalto lo que hizo en su vida, a la familia le duele menos la pérdida, o sea, no sé si le duele menos o acepta más la separación…" (Péculo 08/10/2007). Las ofrendas de flores reflejan algunos aspectos fundamentales del luto, como el de honrar al muerto y expresar la presencia de los vivos (Di Nola 2007). El ataúd es también un elemento importante para presentar al cuerpo en buenas condiciones y honrar al ser querido: "¿Para qué la gente compra un ataúd? Hay un montón de modelos, no se si vos conocés pero hay un montón de modelos… La gente compra un ataúd bueno o malo dependiendo de su economía para honrar a una persona… La gente compra un ataúd para honrar a sus seres queridos, como la novia compra un vestido de novia por una noche. Hay gente a veces, va a cremación por ejemplo, "no, deme un ataúd barato que lo voy a cremar" pero cuando yo le digo, cuál es la función del ataúd, cambia la historia, porque el ataúd no es porque lo van a cremar, porque ¿cuál es la diferencia entre cremarlo y ponerlo bajo tierra? Es lo mismo, por eso digo, si vamos a ver el final, vamos a envolverlo, pero también, si la novia va a ver el final, se compra un jean porque lo va a usar en la noche. Entonces el concepto está equivocado, porque la mayoría, compra un ataúd con sentimientos, dependiendo de su economía, uno compra lo mejor que Los servicios requeridos por los familiares, en las casas velatorias observadas fueron conforme a las posibilidades económicas de personas pertenecientes a una clase media: servicio de mate y café, y un pequeño refrigerio de gaseosas y sándwich de miga. 10 161 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 162 CUADERNOS 22 tivo, que enaltece al individuo como parte de una comunidad. puede, porque quiere honrar a su ser querido…" (Peculo 08/10/2007). Las funerarias ofrecen también servicios ceremoniales organizando la salida del cortejo hasta el cementerio, ordenando el trayecto y coordinando los homenajes que se le deseen realizar al fallecido. Finalmente, con el entierro o la cremación, se produce la última fase de los que Van Gennep ha llamado el ritual de paso. En esta instancia el sujeto social se separa definitivamente del grupo al cual pertenecía y se agrega a su nuevo grupo, o estatus social. Esta experiencia directa con la muerte, percibida en todas las fases del proceso ritual, donde se vivencia la pérdida del ser amado, permite la autorreflexividad: "Esta forma, entonces se convierte en una pieza del saber comunicable que ayuda a los otros comprenderse mejor, no solo a sí mismos sino también a los tiempos y las condiciones culturales que determinan su experiencia de realidad" (Turner 2002: 87). Ahora sí, atravesada la experiencia transformadora del ritual del paso, concluidas todas sus etapas, el deudo se instala como deudo y el muerto es claramente un muerto dentro de la topología social. Como dice Turner, estos rituales pueden llamarse "profilácticos" (2002:98) ya que ayudan a una reinserción adecuada en la vida social, cuando las relaciones sociales cambiaron drásticamente, después de que se produjo una brecha en el orden habitual del grupo. El ritual permite que las estructuras de la vivencia social sean expresadas, replicadas, desmembradas, remodeladas y convertidas en significativas (ibíd.). La muerte, a través del reajuste ritual, es "atendida"11 (con todo lo que implica la palabra atender: aguardar, acoger, albergar, admitir, prestar atención, cuidar de…) y con ello, los cambios relacionales que se producen. La muerte es así, socialmente reconocida, esto implica que el fenómeno de la muerte es articulado en una diversidad discursiva de la sociedad12. Podríamos concluir que, a pesar de que estamos pasando por una etapa que Ariés ha denominado la de la muerte "invisible" y "prohibida" (1999, 2007) el trabajo de campo en velatorios actuales, nos recuerda que en estos espacios sociales, gracias al embodiment del muerto, la muerte se hace visible, se expresa, se llora, y se atiende en un espacio de reciprocidad, entre familiares y presentes. En este sentido, la muerte no es solo un acto individual, sino colec- LA PERFORMANCE INMÓVIL Entonces, el embodiment del muerto, en un velatorio, une en una comunidad de solidaridad a los individuos presentes y se inserta en un proceso dramático que conmueve a todos los participantes, y donde los actores, perciben, expresan e interpretan la muerte. Con todos los gestos y actitudes rituales que acompañan a su preparación, permite que se expresen todos los sentimientos antes mencionados de rechazo y adhesión, de horror y afecto, y propone a los familiares y amigos presenciar, experimentar y vivir, tanto la muerte, la pérdida, como la despedida de su ser querido. De esta manera, la performance ritual ayuda a los familiares a enfrentarse a esta dolorosa realidad y a atravesar todos los cambios en las relaciones sociales que ello implica. Por un lado, la muerte tiene presencia a través del cuerpo muerto y puede ser dicha, hablada, representada, experimentada y compartida socialmente. Por otro lado, habita en un espacio social de gestos, actitudes y prácticas tradicionales que lo invade, lo penetra, y le dan el elemento dinámico de sentido. El embodiment del muerto y su relación con el mundo se establece a través de su materialidad y los significados culturales. De esta manera, la carga afectiva y emocional que tiene el cuerpo como símbolo de la muerte es transformador en la práctica ritual, generador de percepciones, actitudes a propósito del embodiment del cuerpo, del ser del difunto y de los dolientes. Donde el cuerpo y el ritual proponen, el contexto social da el elemento dinámico de sentido. El ritual comunica a la vez que transforma y constituye un lugar de representación donde se encarnan los valores y normas que regulan los comportamientos de las personas. Entonces, teniendo en cuenta que la performance del ritual mortuorio tiene tanto aspectos simbólicos (enfatizando sobre aquello que se quiere comunicar, expresar) como instrumentales, que contribuyen a consolidar determinadas creencias, valores y normas fundamentales para el grupo, he concluido que quienes participan en la performance ritual, habitan una experiencia transformadora, provocada por el embodiment del muerto: "las performances son constitutivas de la experiencia social de los actores, no son meramente representativas de la identidad de un grupo social sino que también contribuyen a construirlas" (Citro 2003:26). De esta manera, sería su condición de personificador de la muerte (y todos los valores, sensaciones, acciones y experiencias asociados a ello) junto al contexto ritual, lo que significa y reestructura las relaciones sociales. Por ello, el cuerpo muerto en el contexto ritual puede ser entendido como una performance inmóvil, en tanto posibilita "experimentar la muerte" en el escenario ritual, y es polo de experiencia y acción al estar atravesado por significados culturales. Ya que su materialidad es interceptada socialmente por las personas presentes en el escenario ritual, solo una perspectiva de estudio que comprenda el embodiment de los muertos, nos puede permitir entender cómo a través del contexto ritual, es éste quien da el elemento dinámico de sentido. Dentro de este marco y siguien- 11 La Hemos llamado muerte desatendida (Panizo 2003, 2005) a aquella que por no darse en condiciones normales (por ejemplo el caso de los desaparecidos de la última dictadura militar en Argentina, y la particularidad de la falta del cuerpo) no se enfrenta de una manera clara y no permite la realización de los rituales mortuorios socialmente establecidos. 12 Todos los agentes que participan directa o indirectamente de estas prácticas mortuorias (azafatas, médicos, enfermeros, tanatólogos, etc.) contribuyen a un reconocimiento social de la muerte. Dice Thomas al respecto que hay muerte verdadera recién cuando socialmente se la reconoce (1993:62). En este sentido, se refiere no solo a los signos o pruebas de la muerte sino a la autoridad que está habilitada para autentificarla. El certificado de defunción y el permiso para inhumar consagran oficialmente lo que Thomas llama la "muerte socialmente reconocida" (ibíd.). 162 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 163 EL EMBODIMENT DE LOS MUERTOS: HACIA... do las consideraciones de Turner, creemos relevante entenderlo como agentes constituyentes del mundo externo y su perspectiva temporal ya que son los que nos ubican en la sociedad en un estado determinado y los que nos hacen poseedores de una identidad reconocida. De esta manera, reconociendo su dimensión constituyente del ser-en-el mundo, considerando que su materialidad es atravesada y productora de significados culturales, y uniéndonos a los estudios que reconocen en la corporalidad un elemento constitutivo de los sujetos, pretendemos entender al embodiment del muerto como una dimensión analítica que se integra al estudio de las prácticas socioculturales. Como habíamos dicho, estas observaciones sobre la performance del velatorio, son desde el punto de vista del etnógrafo, ya que no aparece a lo largo del trabajo la voz de los familiares, a pesar de considerar pertinente integrarlos en futuras investigaciones. Sin embargo, en el presente estudio se legitima, a partir de nuestras reflexiones sobre el trabajo de campo, la importancia de la presencia del cuerpo muerto en el ritual mortuorio. Por otro lado, si bien no intento realizar generalizaciones a partir un acotado trabajo de campo, dichas observaciones nos pueden servir para entender, de qué manera pudieron desarticularse las nociones y prácticas nativas de muerte de familiares que han sufrido pérdidas dramáticas y extraordinarias como el caso de los familiares de los desaparecidos de la última dictadura militar en Argentina, o el de los familiares de los caídos en la Guerra de Malvinas, que se enfrentan a la problemática de la falta del cuerpo y la imposibilidad de la realización de los rituales mortuorios socialmente establecidos. De esta manera proponemos herramientas analíticas que integrando las disciplinas de la antropología de la muerte y la antropología del cuerpo, nos permiten entender mejor los procesos rituales de la muerte como fenómenos sociales, objetos de representaciones colectivas, donde, parafraseando a Hertz (1990) el cuerpo se constituye como la materia donde se ejerce la actividad colectiva y los cambios que se producen no solo en la condición del sujeto ritual, sino también en la actitud mental de la sociedad. Citro, S. 2004. La construcción de una antropología del cuerpo: propuestas para un abordaje dialéctico. Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social. Córdoba. 2006. El análisis de las Performances: el caso de los cantosdanzas de los toba orientales. En: Simblismo, Ritual y Performance págs. 83-119. Guillermo Wilde y Pablo Shamber (comp.) Buenos Aires, SB. Cordeu, E.; E. Illia, y B. Montevechio. 1994. El duelo y el luto. Etnología de los idearios de la muerte. 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PALABRAS CLAVE: Tafí, Inkas, Santamariano, arqueología ABSTRACT Our research conducted on a site know as "Pukara de las Lomas Verdes" since 2001 allow us to evaluate and discuss some remarkable inka materials recovered at the site as well as the persistence of local social practices. We offer reflections about social reorganization under a broader imperial situation. KEY WORDS: Tafí, Inkas, Santamariano, archaeology INTRODUCCIÓN La cuenca de Tafí es un atractivo valle intermontano localizado hacia el centro-oeste de la actual provincia de Tucumán, República Argentina, a unos 110 km de la ciudad capital de San Miguel de Tucumán. Este valle ha sido un centro constante de interés en las investigaciones arqueológicas del Noroeste Argentino (NOA) desde finales del siglo XIX (Ambrosetti 1897, Bruch 1911, Lafone Quevedo 1902). A través de todo este tiempo, numerosas investigaciones contribuyeron hacia un incremento notable de nuestro conocimiento sobre un segmento específico del proceso cultural prehispánico local, el Formativo (Berberián et al. 1988, Núñez Regueiro y García Azcarate 1996, Sampietro Vattuone 2000/2, entre otros). Estudios de momentos posteriores permanecieron como un campo de análisis con remarcada insuficiencia hasta tiempos bastante recientes. Tareas de prospecciones, recolecciones superficiales, relevamientos y excavaciones en diversas áreas del valle ampliaron el rango de evidencias disponibles, generando un valioso cúmulo de datos concerniente a los Desarrollos Regionales (o Tardío) y, en menor medida, Inkas (González y Núñez Regueiro 1960, López 2000, Manasse 2002, 2003, 2006, 2007, Manasse y Páez 2006, Páez 2005, Páez y Patané Aráoz 2007, Patané Aráoz et al. 2002). Estas investigaciones nos proveen de interesantes perspectivas de amplio alcance que necesariamente requieren ser profundizadas. En este trabajo daré a conocer resultados obtenidos desde 2001 en un sitio localizado a unos 2.410 msnm, en el extremo terminal de una de las estribaciones orientales del Filo de las Micunas, (Los Cuartos, NE de Tafí del Valle). Este asentamiento, conocido como "Pukará de las Lomas Verdes", fue descripto a mediados del siglo pasado (Santillán de Andrés 1951). Los materiales recuperados en superficie, principalmente fragmentos cerámicos, fueron atribuidos a Belén y Santamariano (Santillán de Andrés 1951:23). Sin embargo, luego de ese trabajo, no fueron realizadas investigaciones. Mi objetivo es realizar un esperado replanteo sobre este sitio. Se pondrá énfasis en una caracterización del asentamiento y de los materiales recuperados en recolecciones superficiales y excavaciones. Los resultados alcanzados hasta el momento son significativos en cuanto lo ubican temporalmente en momentos de dominio inka en el NOA. De igual modo, es mi intención ofrecer reflexiones derivadas de estudios tecnológicos sobre muestras cerámicas, como también sobre la organización intrasitio, que me permiten discutir aspectos afines a las respuestas de poblaciones locales que enfrentaran el reto de una conquista imperial prehispánica. REVISANDO LO INKA Y LO LOCAL EN EL NOA Existe un acuerdo general en que la irrupción inkaica en el NOA, a mediados del siglo XV, fue consecuencia de un rápido proceso a escala pan-regional (Raffino 1991, L. González 2000, entre otros). Se enfatiza que esta expansión produjo profundas transformaciones en su heterogéneo paisaje social, generando profundos cambios a nivel regional dentro de un marco de reestructuración general y flexibilidad organizacional (Williams y D'Altroy 1998). Trabajos de síntesis sugirieron que la modalidad de esta ocupación podría caracterizarse a través de marcos generales de explicación, y otras tantas en base a particularidades. Por ejemplo, la correspondencia de presencia/ausencia de elementos inkas en determinados lugares puede ser homologada proporcionalmente al grado de conquista (Raffino 1991). El despliegue estratégico de infraestructura, reasentamiento de poblaciones e intensificación económica fueron sinónimos de una política efectiva y flexible de ocupación (L. González 2000, Williams y D'Altroy 1998). Dentro * Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. [email protected] 165 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 166 CUADERNOS 22 de esta línea, algunos autores evaluaron factores económicos presentes en determinadas regiones que pudieron despertar interés para el imperio (por ejemplo en el Sur del valle de Yocavil y en Antofagasta de la Sierra Prov. de Catamarca inversión en el desarrollo de actividades mineras [L. González y Tarragó 2005, Olivera 1991, ver también A. González 1980]; Valle de Lerma [Prov. de Salta] control de prestaciones rotativas y redes de intercambio de productos [Mulvany 2003]; interés en la obtención de mano de obra especializada [Lorandi 1980], entre otros). El análisis integral de este "encuentro" entre "lo inka" y "lo local" en el NOA presenta, al menos desde mi perspectiva, dos particularidades. En primer lugar, que no comenzara a examinarse como tal sino hasta años recientes. Los estudios sobre "unos" y "otros" permanecen prácticamente como campos separados de análisis, tantas veces privilegiando el estudio casi exclusivo de "lo inka" en una región y muchas veces descuidando o relegando el análisis de las acciones-reacciones de las poblaciones locales. Estrechamente relacionado a esto es que aquellas regiones que no presentan cierta "monumentalidad" y/o rasgos imperiales puros han sido por lo general ignoradas. Desde una perspectiva alternativa, se argumenta que esta interacción estuvo estructurada dentro de una compleja y multidimensional esfera de tensiones y negociaciones (Gifford 2003). En este esquema se reconoce a las poblaciones nativas como parte activa en este proceso de "encuentro multi-étnico". Captando las experiencias y vivencias locales dentro de una nueva situación, remarcando a sus expresiones materializadas como situacionales y estratégicas. Promoviendo así un abordaje desde lo "mutuo", no polarizado entre extremos estáticos de una misma situación. (Gifford 2003, González y Tarragó 2005, Mulvany 2003, Nielsen 1997). Esta posición fue sostenida también por D'Altroy, acentuando que en el examen de tales situaciones se debe alcanzar necesariamente un equilibrio entre intereses y acciones de ambos lados del encuentro (D'Altroy 2002, D'Altroy y Schreiber 2004). En este mismo sentido es que D'Altroy centró sus críticas a los modelos más utilizados en arqueología para entender los procesos imperiales. Este investigador sostiene que existe un marcado énfasis hacia, (a) el estudio de las intenciones y acciones de la elite dominante, (b) la creencia general en centro complejo y periferias no desarrolladas, (c) el énfasis en un poder exclusivo de la sociedad dominante (D'Altroy 2002). Desde luego que estas últimas observaciones no niegan o descartan la importancia de analizar procesos globales como el imperialismo-colonialismo y sus consecuencias. El caso de la expansión inkaica continúa siendo naturalmente un tema de mucho interés y debate, pero ha sido continuamente encarado desde una perspectiva a "macroescala" y, fundamentalmente, desde la representación del colonizador. Lo que se viene a subrayar es que en este proceso imperial la relación entre lo global, lo regional y lo local se articula primero a nivel local, debiéndose prestar renovada atención a la forma en que las vivencias y experiencias pudieron haber mantenido vigencia en una nueva situación sociopolítica. Es que la capacidad de los actores locales de influir en su realidad no ha recibido la suficiente atención, ni en trabajos de campo o en lo teórico-metodológico (Cornell y Galle 2004:216). LO INKA Y LO LOCAL EN EL VALLE DE TAFÍ Encontramos probable que al menos sean dos las razones por las que las evidencias sobre el Tardío y lo Inkaico en el valle fueran estudiadas de forma ciertamente restringida. En primer lugar, la falta de monumentalidad, variabilidad-complejidad arquitectónica, como también la riqueza y diversidad en los bienes muebles que poseen sitios de otras regiones vecinas (por ejemplo Valle de Santa María, Calchaquí, Quebrada de Humahuaca). O aún más, la aparente falta de indicadores que señalen su participación dentro de un contexto de interacción regional. Otorgándole a esta región, tal vez involuntariamente, cierto "aroma" de marginalidad. Segundo, no contamos con fuentes históricas que refieran a momentos de ocupaciones tardías o inkas. Por lo tanto, la reconstrucción de este segmento prehispánico depende fuertemente en los esfuerzos que aporte la arqueología. Carencia que, necesariamente, nos remite al punto anterior. No obstante los problemas mencionados, el valle de Tafí fue incluido en la propuesta de modelos explicativos sobre la dinámica sociopolítica de tiempos prehispánicos tardíos del NOA. Según Tarragó (1974:211, 2000), las sociedades del valle de Yocavil (Santamarianas) en pleno proceso expansivo hacia las yungas tucumanas se apropiaron del espacio tafinisto, estableciendo colonias en demanda de diferentes pisos ecológicos productivos y complementarios. Las evidencias que sustentarían esta propuesta se remiten a, ".... Las sociedades de Yocavil poseían puestos de altura en Tafi del Valle (papa y pastoreo) ... hacia el este, en el valle de Tafi, San Pedro de Colalao y Salí, existen restos de habitaciones y cementerios de urnas santamarianas que sugieren un control de estos espacios productivos desde el eje vallisto". (Tarragó, 2000:265-276). Por otra parte, en su propuesta de un origen oriental pedemontano de la tradición Santamariana, (Núñez Regueiro y Tartusi (1990, ver también Esparrica 2004), dejan entrever que resultado de un proceso migratorio hacia el oeste, grupos Santamarianos habrían traspasado al valle de Tafí como un espacio natural y necesario en su camino hacia las zonas serranas del valle de Yocavil. Sempé, en su caracterización de la cultura Belén, señala que la relativa ausencia de materiales de esta cultura en ambientes tucumanos en tiempos pre-inkaicos, sería consecuencia de una fuerte oposición Santamariana local. Posteriormente, para el caso de Tafí en tiempos de dominio inka en el NOA, se encontrarían asentadas allí poblaciones originarias del valle de Hualfín en el contexto de traslados poblacionales característicos de las políticas inkaicas (Sempé 1999:255, 2006:377). Notamos un aspecto recurrente en este tratamiento, esta región ha sido un espacio (social-natural) receptor y/o contenedor (pasivo) de estímulos externos. En ninguno de los tres casos señalados encontramos mención o consideración alguna sobre la situación previa, o aún coetánea, que encuentran los grupos santamarianos o inkas en su "paso" y/o "uso" de este espacio. Investigaciones recientes nos ofrecen una perspectiva 166 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 167 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES... distinta. Resultados obtenidos en el área por Manasse durante los últimos 15 años insisten en que estas interpretaciones deben ser revisadas. De acuerdo a esta investigadora, se propone para el Tardío el registro de una abundante proporción de elementos cerámicos Santamarianos (en sus fases tempranas y tardías) esparcidos prácticamente por todo el valle. De igual manera, se reconocieron numerosos asentamientos compuestos por estructuras de morfología variada (cuadrangulares, rectangulares, circulares, también las conocidas "depresiones"1). Sitios que en su disposición y articulación espacial conforman núcleos poblacionales aglutinados, aunque de configuración general no muy extensa. Se destaca que estos asentamientos fueran localizados haciendo uso de una diversidad de espacios, sobre terrenos fácilmente accesibles y en cercanía a fuentes permanentes de agua o bien sobre áreas montañosas. Ofreciendo una perspectiva de ordenamiento espacial que se articula en función, o en relación con, espacios destinados a la agricultura o con otros vinculados al control estratégico (Manasse 2007:145-153). Sobre la base de lo expuesto, Manasse (op. cit.) sostiene para el segundo milenio de la era cristiana una ocupación humana exhibiendo dinámica propia. Argumentando una ocupación estable y permanente, aunque manteniéndose en relativa autonomía con respecto a centros de mayor poder de regiones aledañas (por ejemplo valle de Santa María)2. La presencia inka, de igual manera, es una problemática de indudable relevancia local, pero aun mayor si se pretende una articulación a nivel regional. Hasta tiempos recientes esta temática solo fue abordada tácitamente. Este valle fue incluido por algunos investigadores como parte del Kollasuyu sin demasiadas referencias (ver mapas en Pärssinen 2003:128, Hyslop 1988:39). A. González propuso en diversas oportunidades la posibilidad de que esta región integrara efectivamente el Tawantinsuyu, incluyéndolo como parte de la provincia de Quire-Quire, sugiriendo que un tramo del camino inka llegaba hasta allí (González 1982:332-3)3. Finalmente, Núñez Regueiro y Tartusi sostienen la ocupación del valle por poblaciones inkaicas luego de suplantar a grupos Santamarianos (Núñez Regueiro y Tartusi 1990:134). No obstante estas propuestas, las evidencias sobre "lo inka" permanecen, de alguna manera, elusivas. Pese a la realización de prospecciones intensivas y sistemáticas en diversas áreas, los registros sobre asentamientos "puros" inka o del camino inka fueron prácticamente nulos. Pero, por otra parte, recientemente se registró cierta cantidad de bienes muebles, principalmente cerámica y en menor medida metalurgia, que pueden ser asignados con certeza a momentos de dominio inka. Aunque estas evidencias se dan en casos concretos y localizados. Figura 1. Sitios con evidencia material Inkaica (1) LCZVIIIS1 (2) LCZX (1), (3) LCZVII D3, (4) Bº Malvinas. Ver referencias en Tabla 1. Específicamente, la alfarería corresponde al estilo Inka provincial en sus formas características y estandarizadas (aribaloides, platos pato y ollitas con pie), como a los de Fase Inka (Famabalasto Ns/R, Belén III y Santamariano de sus fases más tardías) (ver Manasse 2007:150-155). En cuanto a la cerámica cuzqueña o imperial, solo fue registrada en un sitio y en una proporción menor. Las "depresiones cuadrangulares" son un tipo de estructura en superficie muy característica de esta región, varios son los investigadores que han trabajado en ellas, obteniendo valiosos resultados referidos a la problemática del Tardío e Inkas (ver Esparrica 2004, González y Núñez Regueiro 1960, López 2000, López y Manasse 2001). 2 Estudios tecnológicos en cerámica de estos tiempos son sugerentes en cuanto a que el valle de Tafí estuvo vinculado dentro de un contexto geopolítico amplio, manteniendo sus propias particularidades (Manasse 2007, Manasse y Páez 2006, Páez 2005). 3 Como parte de sus propuestas, González sugirió que, "En Tafí por ejemplo, sitios Incas han sido hallados con cerámica Belén junto a Santamariano… Estas disconformidades probablemente reflejen la presencia de mitimaes" (González 1963:115). Posteriormente señaló, "En un lugar de Tafí del Valle (Tucumán) la cerámica encontrada era del tipo Belén, la que no corresponde a los habitantes de la zona sino a los de los valles del suroeste; evidentemente estamos en presencia de mitimaes traídos desde el sur" (González y Pérez 1987:112; ver también Sempé [1999:255, 2006:377] y Núñez Regueiro 1974:183 ). 1 Figura 2 De esta manera, en la arqueología del valle de Tafí, "lo inka" comenzó lentamente a construir su propio espacio. Las evidencias que se recuperaron son sugerentes e inspiradoras. Hallazgos de este tipo se incrementan en medida proporcional a la intensificación de las investigaciones, al igual que las nuevas preguntas que de ello se derivan4. Esta investigación toma como caso de estudio un sitio que nos brindó muchos de los datos que hasta ahora expuse. 167 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 168 CUADERNOS 22 Tabla 1 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES, ANTECEDENTES Fue a principios de la segunda mitad del siglo pasado que una publicación de Santillán de Andrés (1951) brindó una breve caracterización sobre la arqueología del valle de Tafí. En aquella oportunidad se dio a conocer un sitio, localizado en un área montañosa, que la autora consideró de especial interés. Su gran tamaño, la asignación funcional del asentamiento (un poblado fortificado o "pukará") y su aparente asociación con un poblado "pacífico" ubicado en la parte más llana, por debajo del pukará, fueron considerados de importancia local. Los hallazgos realizados por ella fueron principalmente fragmentos cerámicos de tiempos tardíos, Belén y Santamarianos (Santillán de Andrés 1951:23). Desafortunadamente, no fueron efectuadas investigaciones por más de medio siglo. A pesar de ello, otros investigadores insertaron posteriormente al sitio dentro de la dinámica sociocultural del valle o aún dentro de un contexto macroregional basándose en aquel primer (y único) trabajo. Pasadas dos décadas, el primer autor en ocuparse de forma directa de este sitio fue V. Núñez Regueiro. Si bien él no trabajó en este asentamiento, le asignó una funcionalidad netamente defensiva, en el contexto de expansiones territoriales de los señoríos del período de Desarrollos Regionales. Este asentamiento fortificado habría sido construido para frenar ocasionales presiones de las etnias nóma- des o seminómadas provenientes del este. Dejando entrever que este pukará pudo haber estado ocupado por mitimaes movilizados por los Inkas desde el valle de Hualfín (Núñez Regueiro 1974:183). Posteriormente, y ya acentuándose esta cadena de datos compartidos, Núñez y Dillehay (1995:115) valiéndose de los datos de Núñez Regueiro (op. cit.) sugieren que en el marco de las disputas territoriales características del período de Desarrollos Regionales del NOA, los centros aldeanos expandían su accionar para formalizar ejes periféricos coloniales en donde los giros caravaneros de cada señorío podían complementarse con los de otros señoríos en espacios diferenciados. Dentro de ese ambiente de tensión social y de acciones desplegadas por cada señorío (giros caravaneros de complementación) los autores incluyen a este pukará5. La otra mitad de esta "historia" comienza a escribirse entre finales del siglo pasado y principios del actual. Producto de tareas de prospección y evaluación de impacto arqueológico que estamos realizando en el noreste del valle (Localidad de Los Cuartos, ver Manasse 2002, 2003, 2006, 2007), pudimos individualizar un sitio en particular, que denominamos LCZVIIIS1 (abreviatura de "Los Cuartos, 4 Por motivos de espacio disponible, remito al lector a Manasse (2007) para una exposición más amplia relacionada a las evidencias arqueológicas registradas en Valle sobre el Tardío e Inka y de la zona de Los Cuartos en particular a Manasse (2002 y 2003). 168 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 169 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES... Zona de Intervención Arqueológica VIII, Sitio Nº1", Manasse 2002). A partir de sucesivos análisis sistemáticos en el sitio que dieran inicio en 2001, comienza a "redescubrirse" al Pukará de las Lomas Verdes (Patané Aráoz et al. 2002)6. (cuchillas delgadas y quebradas) y mesadas relativamente amplias. Tareas de prospección por encima de los 23.000 msnm permitieron registrar y examinar 72 sitios, la mayoría emplazados sobre el Filo de las Micunas (48/72) (Lanzelotti 2002, Manasse 2003). El sitio que nos ocupa aquí, LCZVIIIS1 (o S1), se encuentra localizado sobre un pequeño morro, a unos 2.410 msnm, en un extremo terminal de las estribaciones orientales del Filo de las Micunas8. Tiene una longitud aproximada, en dirección N-S, de 135 m por 49 m en su parte más ancha, en dirección E-O. La topografía del asentamiento se caracteriza por estar conformada a modo de dos "pisos" naturales. Una parte alta y central, de relieve llano y espacioso en gran parte de su extensión, conectada con un piso inferior, hacia el este, oeste y sur, a través de pendientes de gradiente variable. La morfología general del sitio se distingue por la presencia de un muro perimetral, en mal estado de conservación, que en gran parte de su extensión delimita una distribución particular de los recintos internos que priorizó el uso de la porción superior del terreno. La visibilidad de las estructuras es buena en términos generales, pudiéndose apreciar las paredes que las conforman-delimitan. Aunque pudimos constatar en determinados casos, particularmente hacia el norte, que algunas estructuras fueron parcialmente destruidas por acción antrópica reciente (Patané Aráoz 2007). En el sitio se encuentran estructuras cerradas de morfología heterogénea, (circular, subcircular, cuadrangular) y otras abiertas (hileras de piedra simple). Las paredes de los recintos fueron levantadas según las técnicas conocidas para los asentamientos locales tardíos de la región, es decir utilizando bloques graníticos de diverso tamaño, con o sin relleno interior de pequeñas piedras, conformando muros dobles. En algunos casos se utilizaron también rocas del afloramiento natural. La ocupación de un terreno elevado, de topografía restringida y difícil acceso, con pendientes muy pronunciadas especialmente hacia el este y oeste, le brindan al conjunto arquitectónico un carácter defensivo y estratégico. Desde aquí se tiene, no solo una panorámica muy amplia del valle, sino de todos aquellos sectores inmediatos que lo rodean. Actualmente se accede al sitio por un único sendero que se localiza hacia en el flanco oriental. Este sería su sector más vulnerable, aunque no presenta mayor "defensa" que el muro perimetral en la parte "baja" del sitio. Este muro fue registrado en detalle, en algunos tramos fue construido en doble hilera de piedras, mientras que en otros sectores es simple. En promedio este muro alcanza los 0,50 - 0,60 m de altura con respecto a la superficie actual del terreno (Patané Aráoz et al. 2002). Tomando en cuenta la articulación-relación entre factores topográficos (localización, altitud, distancias) y la localización de estructuras (contigüidad o aislamiento), se esquematizó la configuración general del sitio en seis LCZVIIIS1, UN SITIO NUEVO QUE ES UNO VIEJO El área en la que se inserta esta investigación se restringe a una porción de la actual localidad de Los Cuartos (NE del valle de Tafí, Prov. de Tucumán)7. Es un área de aproximadamente 1.000 hectáreas, que comprende tanto a zonas bajas (parte media y alta del paleocono sobre la que se localiza la localidad de Los Cuartos), como zonas altas (faldeo meridional de las Cumbres Calchaquíes). Esta extensa área, fue subdividida en once "Zonas de Intervención Arqueológica" por Manasse (2002), delimitación realizada en base a elementos relacionados al paisaje natural y humano (arroyos, quebradas, caminos, áreas urbanizadas, etc.). La zona baja se sitúa entre los 1.940 y 2.150 msnm. Es la zona que más fuera afectada en los últimos años por intensos procesos antrópicos (loteos, construcción de casas de veraneo, pastoreo, etc.). Un tipo de estructura prehispánica visible en superficie, muy características de esta zona, son las "depresiones cuadrangulares". Excavaciones efectuadas en una de estas depresiones permitieron identificarla como una unidad doméstica de mediados a finales del siglo XV (López 2000, López y Manasse 2001). Los materiales hallados fueron principalmente Santamarianos (bicolor y tricolor), Famabalasto Negro Grabado (FNG), Belén y Famabalasto Negro sobre Rojo (FNs/R). Trabajos recientes en este mismo sector del paleocono, vinculados a estudios de impacto arqueológico, dieron cuenta también de materiales cerámicos de tiempos muy tardíos, principalmente Santamariano, FNG y en menor medida materiales Quilmes Ns/R, FNs/R e Inka (Manasse 2006). La zona alta es un área montañosa accidentada que baja desde las partes cumbrales hacia el valle desde los 3.000 msnm. Su topografía incluye superficies muy restringidas 5 Finalmente, podemos mencionar unas Notas Inéditas del Dr. Alberto Rex González que gentilmente nos proporcionara la Dra. Beatriz Cremonte. En la década del 80 del siglo pasado, González realizó recolecciones superficiales y unos "rápidos" sondeos en un sitio localizado en la zona montañosa de Tafí, al que identificó como Pukará de las Lomas Verdes. Obtuvo allí material cerámico (Belén, Santamariano, tosco), una "hachita", un cuchillo agujereado, manos de canana, etc. Sin embargo, según se desprende de este texto mecanografiado, habría un error de localización, al ubicar al sitio en la "Cuchilla La Delgada". Esta Cuchilla se encuentra al Este del Morro de Don Valentín, lugar en donde se localiza el Pukará de las Lomas Verdes. 6 Un factor de gran interés en el estudio de LCZVIIIS1 estuvo dado por la coincidencia de varios elementos, que nos permitía suponer que se trataba del pukará con paradero "desconocido". Su localización, altura, relación con sitios aledaños y el material arqueológico hallado, fueron algunos de los factores que nos alertaron sobre su asignación. Remito al lector a un trabajo anterior (Patané Aráoz et al. 2002) para referencias sobre un análisis comparativo entre nuestros primeros resultados en el sitio y lo brindado por Santillán de Andrés (op. cit.). 7 Las investigaciones arqueológicas en desarrollo en esta zona corresponden a los proyectos dirigidos por la Lic. Bárbara Manasse desde 1994 hasta la fecha. 8 Mediciones efectuadas con navegador satelital permitieron obtener los puntos 26° 50' 00" de Latitud Sur y 65° 41' 30,9" de Longitud Oeste, a la altura de un mortero ubicado en una de las estructuras del sitio, conocido localmente como "Pie del Indio". 169 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 170 CUADERNOS 22 a b c d Figura 3. a. Vista desde el N de LCZVIIIS1, b. Vista desde el SO de E14, c. Hilera simple de piedras conformando una subdivsión interna en E18, d. Paredes O y S de E9 "Sectores de análisis" (Ss-1 a Ss-6). Nuestro análisis identificó dentro de cada Sector cada estructura existente, siendo estas designadas por siglas y su correspondiente número identificatorio (E1 a E33). Los Sectores que corresponden al piso superior fueron denominados Ss-1 a Ss-4, definidos en base a la distribución de las estructuras. Los Sectores que corresponden al piso inferior (Ss-5, al Oeste y Ss-6 al Este), fueron individualizados por su localización relativa (Patané Aráoz et al. 2002). cuarcita roja y verde (lascas externas, extraídas de nódulos no muy grandes). Importante de destacar es la presencia de material alóctono, me refiero a distintas variantes de obsidiana, traslúcida y negra9. Los elementos metálicos hallados en el sitio han sido escasos. La muestra está compuesta por dos elementos, uno de ellos de tamaño pequeño, fragmentado y en mal estado de conservación. El restante corresponde a una pieza entera, en buen estado de conservación, se trata de un tumi (ver Figura 5[a]). Este tipo de pieza habría sido incorporada al repertorio local del NOA junto a la expansión inkaica (González et al. 1998-9). Los materiales cerámicos conforman una proporción muy superior al resto. Sobre estos se efectuaron una serie de análisis, ya sea a nivel macro y microscópicos. Destacamos, en primer lugar, una primera aproximación orientada a una caracterización tipológica. LOS MATERIALES REGISTRADOS EN EL SITIO Nuestras primeras tareas realizadas en el sitio tuvieron como uno de sus objetivos efectuar recolecciones y registros sistemáticos de materiales culturales en superficie, atendiendo a la zonificación propuesta. Los materiales recuperados en esas tareas conformaron un conjunto particularmente significativo, pero fundamentalmente complejo en su diversidad. Se tratan principalmente de fragmentos cerámicos y, en menor medida, elementos líticos, óseos y metales. En cuanto a los materiales líticos, registramos 13 morteros, ya sea sobre rocas sésiles o portátiles, además de algunas moledoras. La materia prima reconocida ha sido variada, entre ellas la local, como el cuarzo blanco (lascas y desechos), también De acuerdo a estudios preliminares, la Dra. Patricia Escola sugiere una proveniencia de al menos tres fuentes diferentes: Ona (Salar de Antofalla, Antofagasta de la Sierra, Prov. de Catamarca), Cueros de Purulla (Antofagasta de la Sierra, Prov. de Catamarca) y Valle Ancho (Tinogasta, Prov. de Catamarca). Agradezco también a la Dra. Escola su gentil colaboración en el análisis de la punta de proyectil hallada en excavación, ver más adelante. 9 170 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 171 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES... Figura 4. Plano del sitio LCZVIIIS1 (Los Cuartos, Tafí del Valle, Prov. de Tucumán). Modificado de Patané Aráoz et al. 2002 d. Paredes O y S de E9 La alfarería decorada que presentó una mayor representación correspondió a fragmentos de tipos Santamarianos. Pudimos determinar formas correspondientes a urnas funerarias y pucos o escudillas, siendo estos mayoritariamente bicolores (Ns/B y en menor medida Ns/R), con escaso registro de fragmentos tricolores (N y Rs/B). Los diseños reconocidos fueron diversos, principalmente ofidios bicéfalos además de figuras geométricas. Recuperamos también algunos apliques (rostros antropomorfos) y asas de urnas que conservan su pintura original. La cerámica Famabalasto Negro Grabado (FNG), interpretada como parte del conjunto cerámico de lo Santamariano (Palamarzuk y Manasiewicz, 2001)10, apareció en proporciones relativamente bajas. Este tipo de material fue registrado en mayores densidades en otros sitios de la parte baja del área -Los Cuartos y Barrio Malvinas- (Manasse 2007). 171 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 172 CUADERNOS 22 Tabla 2. Siguiendo la propuesta de Calderari y Williams (1991), clasificamos la cerámica inkaica en inka cuzqueño, inka provincial, inka mixto y de la fase inka. Una de las formas alfareras inkas con mayor representación en el sitio son los platos o cuencos poco profundos, de formas abiertas y extendidas, con apliques de cabezas zoomorfas (Páez y Patané Aráoz 2007) (ver Figura 5[b]). En cuanto a los aríbalos, se recuperaron numerosos fragmentos (cuerpo, asas y bordes). La mayoría presentó pintura negra sobre engobe o baño rojo. Recuperamos un solo fragmento que responde a los clásicos diseños imperiales. Se trata de un fragmento de plato pato, de tamaño medio, que en su superficie interna presenta diseños en negro y rojo sobre un fondo crema (ver Figura 5[c]). De destacar también es el hallazgo de un fragmento, probablemente de un plato pato, que presenta en su superficie interna las clásicas "llamitas" estilizadas, pintadas en negro sobre fondo rojizo (Inka Pakajes). De los tipos cerámicos que corresponden a tradiciones estilísticas del NOA que persistieron sin sufrir demasiadas transformaciones bajo el dominio inka (Fase Inka) -usualmente asociados a poblaciones mitimaes- se registró el Famabalasto Negro sobre Rojo, en una proporción relativamente abundante. Otro conjunto importante en esta muestra correspondió a cerámica de cocción oxidante con pintura negra sobre fondo rojo, con rasgos diagnósticos del tardío de los valles meridionales (Belén, Valle de Hualfín). Los diseños correspondieron a serpientes bicéfalas, como también motivos geométricos diseñados en líneas negras finas o gruesas (ver discusión en Manasse y Páez 2006). Estudios tecnológicos realizados en esta muestra aportaron datos que deben ser considerados. En primer lugar, análisis a nivel microscópico (cortes delgados) en fragmentos atribuidos a una forma clásica del conjunto alfarero inkaico, los "platos pato", identificaron la presencia de microtiestos en la composición de las pastas (Páez y Patané Aráoz 2007). Este rasgo tecnológico está presente en la alfarería Santamariana de momentos tardíos en valle de Tafí (Páez 2005, Páez et al. 2005). Otro dato relevante obtenido en esos trabajos fue que la presencia de microtiestos en la pasta no se presentó junto a inclusiones blanquecinas. La presencia de estas inclusiones blanquecinas en la pasta de algunos fragmentos cerámicos del sitio se presenta como un segundo elemento de consideración. Fueron identificadas en alfarería Santamariana (bi y tricolor), Belén e Inka, aunque no en fragmentos cerámicos de estilos del área santiagueña (FNs/R y Yocavil)11. En ninguno de los casos analizados su presencia se circunscribe a una morfología específica. Estudios microscópicos sugieren que se trataría de rocas piroclásticas. La ausencia de esta materia prima en la geología local nos plantea interrogantes acerca de la circulación de bienes alfareros, poblaciones o materias primas durante estos momentos del desarrollo histórico del Valle (Páez et al. 2007). Según estudios realizados por el equipo de Tarragó en el Sur del valle de Yocavil, el estilo alfarero Famabalasto Negro Grabado se desarrolla a partir del siglo X de nuestra era, siendo registrado en sitios de ese valle en proporciones minoritarias en relación al Santamariano. Posteriormente, habría trascendido su espacio originario como resultado de concretos intereses cuzqueños, siendo reconocido a partir de esta movilización en algunas de las instalaciones estatales (por ejemplo, Potrero de Payogasta [Valle Calchaquí Norte], Potrero Chaquiago [Depto. Andalgalá], Shinkal [Valle de Hualfín]) (ver González y Tarragó 2004, Palmarzuk y Manasiewicz 2001). En nuestros estudios pudimos determinar la asociación de elementos SMB y FNG junto a otros estilos relacionados a la expansión inkaica (Belén, FNs/R) en las excavaciones realizadas en una de las "depresiones cuadrangulares" localizadas en la Parte Baja. Resultados de excavaciones realizadas en estas estructuras permitieron definirlas como unidades domésticas Santamarianas de tiempos inkaicos (López 2000, López y Manasse 2001). 10 11 Pastas con este tipo de apariencia fueron referidas para alfarería de sitios inkaicos como Potrero Chaquiago e Ingenio del Arenal Médanos, ambos sitios localizados en la Prov. de Catamarca (Cremonte 1991) y otros del Norte del Valle Calchaquí (Williams 2003). Esto es de sumo interés para nuestros estudios, ya que este rasgo tecnológico fue atribuido al producto de manufactura por parte de mitmaqkunas altiplánicos (Cremonte 1994). 172 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 173 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES... a c b Figura 5. a. Tumi, b. Apéndices zoomorfos de plato pato, c. Inka Cuzqueño DESCRIPCIÓN DE LAS EXCAVACIONES Y DISCUSIÓN A fin de profundizar nuestros estudios decidimos realizar sondeos estratigráficos en el sitio. Fueron nuestros objetivos, (a) determinar la potencia arqueológica, registrar evidencias arqueológicas diagnósticas y obtener información sedimentológica, (b) realizar las excavaciones preferentemente contra las paredes de los recintos de modo de efectuar estudios arquitectónicos, (c) obtener información sobre la función de las estructuras, (d) establecer posibles secuencias ocupacionales. Las excavaciones fueron realizadas en diferentes localizaciones intrasitio de la parte alta. Cuatro de ellos fueron de 1,20 x 1,20 mts. (E15, E10, E9 y E5) y uno de 1,50 x 1,50 mts (E18) (ver Figura 4). En cada una de las excavaciones se respetaron las unidades estratigráficas naturales, trabajando hasta alcanzar un nivel estéril. El análisis conjunto de los resultados obtenidos por excavación nos ofreció la posibilidad de rescatar algunos aspectos sobresalientes para los objetivos de estudio planteados. En primer lugar, en solo una de las excavaciones pudimos detectar un piso nítido y bien consolidado (E5). En el resto de los sondeos debimos recurrir a análisis sobre densidad, distribución y posición de los hallazgos, correlacionándolos con análisis arquitectónicos, a fin de establecer secuencias de uso del espacio. Nuestros estudios no registraron hiatos ocupacionales o cambios sustanciales en la composición de los materiales (por ejemplo ausencia de otros tipos cerámicos con implicancias cronológicas [Formativo/ Hispano - Indígena]). En este contexto, el comportamiento de los hallazgos en la matriz sedimentaria, en términos de densidades, presentó una remarcable homogeneidad. En cada una de las excavaciones se registraron mayores proporciones entre los 0,20 a 0,40 m de profundidad. En términos cuantitativos, allí se recuperaron 314 hallazgos sobre un total de 406 (77,34%,). Estudios efectuados sobre la arquitectura manifestaron coherencia con esos resultados. Nuestros análisis sobre técnicas de construcción detectaron marcadas regularidades, sin algún tipo de evidencias de remodelaciones o reorganización. Reconocimos paredes edificadas con piedras de gran tamaño colocadas de forma vertical con sus caras planas hacia el interior de los recintos. Otras veces, paredes construidas con piedras más pequeñas (redondeadas o rectangulares) colocadas unas por encima de otras. Nuestros resultados señalan concretamente que los recintos fueron edificados como parte de un mismo y único acto construc- tivo (ver Figura 3[c] y 3[d]). Estos análisis no dieron cuenta de estructuras que reflejaran un patrón arquitectónico que denote un mayor esmero o prolijidad por sobre el resto. Nuestras tareas contemplaron también el cotejo de la composición artefactual de los sondeos realizados. Los elementos culturales recuperados en estas excavaciones fueron, 367 fragmentos cerámicos (90,17%); 22 restos óseos (5,40%), por lo general fragmentados y en avanzado grado de meteorización [bajo análisis]; 17 elementos líticos (4,18%), principalmente pequeños desechos de talla de cuarzo y obsidiana y una punta de proyectil apedunculada de base escotada, limbo triangular y dentada, tallada en una lasca de obsidiana; 1 pequeño fragmento metálico (0,25%) [bajo análisis]. Asimismo, sobre el conjunto cerámico se analizaron variables de manufactura (forma, decoración, tratamiento de superficie) y uso (presencia o ausencia de hollín, marcas de atrición mecánica y no mecánica) a fin de elaborar una tipología funcional. Sobre esta base efectuamos análisis relacionados a la distribución y asociación de estos tipos, con la intención de poder inferir actividades desarrolladas en cada una de las estructuras intervenidas. La muestra cerámica fue numerosa (367=90,17%), siendo la media por sondeo de 73 fragmentos cerámicos. En una gran proporción fueron registradas en las superficies que determinamos de ocupación. Los fragmentos toscos tuvieron una mayor representatividad, manteniéndose en cada sondeo valores porcentuales por lo general muy superiores a los decorados. Del total de la muestra este tipo constituyó un 67,58%. Los fragmentos decorados dieron cuenta de asociaciones mayormente recurrentes en todos los sondeos, manifestando una alta diversidad de tipos presentes (ver Tabla 2). Nuestras tareas de remontaje dieron cuenta de casos concretos de reconstrucción parcial de un plato pato, un puco FNs/R y una olla tosca. La determinación de formas presentes basadas en fragmentos diagnósticos señaló la presencia de platos pato, aríbalos y pie de compotera, formas inkaicas típicas utilizadas en las provincias del imperio (Bray 2003). Del tipo Santamariano fueron reconocidos pucos y ollas. Resultados similares a estos últimos fueron registrados para los fragmentos del tipo FNs/R. Vasijas de tipo toscas fueron identificadas en formas diversas, algunas de ellas conservaban restos de hollín. Estos resultados presentaron, en términos generales, una estrecha relación con los registros de las recolecciones 173 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 174 CUADERNOS 22 a c b Figura 6. a. Plato pato, b. Puco Famabalasto Negro sobre Rojo, c. Vasija Santamariana Negro sobre Rojo superficiales. Aunque considero importante detenerme en datos que merecen particular atención. En primer lugar, la alta frecuencia de materiales asignados al tardío local (Santamariano en sus variantes) en un sitio que consideramos de momentos inkaicos. Según resultados de estudios en curso, esta alfarería no manifiesta cambios estilísticos y morfológicos de relevancia. Por otra parte, si bien en recolecciones superficiales los fragmentos asignables a Belén fueron representativos, solo aparecieron en uno de nuestros sondeos (E18) y en ínfima proporción. En relación inversa a la anterior, los fragmentos asignados al FNG son representativos en excavación, pero relativamente escasos en las recolecciones efectuadas en superficie12. En estratigrafía se recuperó un fragmento Yocavil-Averías (E10), el único registrado hasta ahora en el sitio (…y en el valle). Finalmente, nos resulta intrigante la alta proporción del estilo FNs/R registrado en las excavaciones. Fragmentos de este tipo fueron reconocidos en cada uno de los sondeos. Si bien aún no contamos con fechados radiocarbónicos, todos los elementos analizados nos señalan, en primer lugar, que el sitio tuvo un solo momento de construcciónuso, tal vez por un lapso relativamente corto. Muestra de ello sería la ausencia de hiatos ocupacionales en estratigrafía, la armonía de la arquitectura y la homogeneidad registrada en la muestra cerámica. Vinculamos este momento de ocupación, basados en el análisis de presencia y asociación en estratigrafía de los estilos cerámicos, a tiempos de dominio inkaico. Las superficies excavadas en cada estructura no nos habilitan a realizar generalizaciones sobre la distribución de actividades y la totalidad de los eventos sociales ocurridos en cada una de ellas. Aunque pudimos determinar, basados en el registro de tipos funcionales cerámicos y su distribución, la realización de actividades vinculadas a la vida doméstica. Me refiero a la preparación, almacenamiento, servido y consumo de alimentos. De igual modo, de acuerdo a demás evidencias, se constataron tareas tales como, talla lítica, hilado y tejido. Por otra parte, nuestros registros no dieron cuenta de la posibilidad de un abandono violento del sitio, en excavación no se hallaron restos de techos quemados o evidencias de intención humana en el desmoronamiento de las paredes. Por el contrario, estas se conservan en buen estado siendo que las piedras registradas dentro de las estructuras serían el resultado natural del decaimiento constructivo post-abandono. CONCLUSIONES. UNOS DOMINARÁN Y OTROS POSEERÁN LO QUE POSEÍAN Al comenzar a delinear esta investigación consideré que el estudio sobre el "encuentro entre lo inka y lo local" en el valle de Tafí me remitía a un cuestionamiento formulado anteriormente por Gifford en relación a la necesidad de revertir una pregunta recurrente, ¿a qué se debe el bajoescaso registro de materiales inkaicos en una región determinada?, pregunta que considero desmotivó todo interés por esta temática en el valle, hacia un interés más instructivo que sería ¿por qué persiste en una gran proporción el registro de lo local bajo esa misma situación? (Gifford 2003:342-3). Posicionado desde esa perspectiva, sostengo la necesidad de un enfoque que considere que el análisis sobre el proceso de dominio-colonización inkaica en esta región no puede ser entendido acabadamente sin tener en cuenta su historia previa. De igual manera, que el análisis sobre reorganización y estructuración social a nivel local no puede ser abordado sin tener en cuenta el proceso de imperialismo de la que fuera parte. Desde un marco general de análisis, los datos registrados y analizados hasta el momento nos sugieren la posibilidad que esta situación de integración y control imperial no habría alterado significativamente el modo de vida local. Todos los datos señalados nos permiten pensar en una integración y articulación pacífica o, de algún modo, negociada. En esta misma línea, considero importante señalar, (a) la falta de evidencias relacionadas a una anexión conflictiva al imperio (por ejemplo proliferación de sitios defensivos, armas, restos esqueletales con evidencia de traumas), (b) la prácticamente nula inversión imperial en infraestructura en este valle, (c) la distribución diferencial de materiales de tipos inkaicos se presenta recurrentemente en asentamientos locales (López 2000, Manasse 12 En particular podemos destacar el hallazgo en estas excavaciones de un tortero de tamaño pequeño, negro pulido y con forma cónica de tipo FNG. En su superficie se representó, por incisión, los clásicos motivos de este tipo cerámico. 174 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 175 EL PUKARÁ DE LAS LOMAS VERDES... 2007, Patané Aráoz et al. 2002), (d) que las propuestas vertidas anteriormente sobre la posibilidad de mitimaes reasentados en el Valle permanecen aún como tema que merece investigaciones más exhaustivas. En este contexto, nuestros estudios en el sitio nos brindaron datos valiosos y de amplio alcance. Dada la marcada relevancia de algunos hallazgos, considero conveniente avanzar en algunas consideraciones al respecto. La presencia de cerámica foránea (Inka Cuzqueño, Inka Pakajes) sería, en primera instancia, una expresión de relaciones mantenidas entre este territorio y otros sectores provinciales y centrales del imperio. Este es un dato relevante, en tanto el registro de ambos estilos es poco frecuente en sitios inka, o bajo su influencia, en el NOA. Siendo reconocidos concretamente en sitios de importancia en el engranaje implementado en sus provincias. De igual manera, los hallazgos de tumi en otros sitios del NOA no son particularmente frecuentes. Sobre estos materiales se propuso una complejidad técnica en su manufactura y su utilización relacionada a connotaciones específicas, como marcador de status o soporte material para la ideología dominante (González et al. 1998-9). La circulación en las provincias de este tipo de elemento pudo ser operado a través de canales restringidos y específicos, ingresando dentro del sistema redistributivo del imperio como elementos especiales destinados a establecer y/o reforzar lazos de alianzas y lealtades con líderes locales a fin de legitimar y reproducir condiciones de dominación (ibíd.). De acuerdo a esto último, podemos pensar entonces que estos materiales cerámicos y metálicos ("especiales") adquirieran aquí un rol de activos elementos empleados en actividades de orden exclusivo, concretos (simbólicos-prestigio). Tal vez de acuerdo a prácticas estatales de carácter ceremonial o político, empleadas como generadoras de nexos con el Tawantinsuyu. Siguiendo dentro de esta línea de análisis, fue mi interés atender también el examen del rol de la historia local como configuradora en el modelado de este encuentro. Ciertamente, un análisis profundo de estas características requiere de un acabado conocimiento de la historia local previa. Hemos mencionado anteriormente que los datos disponibles sobre el Tardío en el Valle conforman un cuerpo en constante construcción, considerando así que estos me permiten avanzar en algunas reflexiones sobre las prácticas locales, específicamente las registradas en este sitio, bajo esta situación de dominio. En primera instancia, nuestros estudios en el sitio nos inducen a considerar "persistencias-continuidades" de prácticas locales en tiempos de dominio-colonización. Si bien este tipo escenario no debe sorprendernos, necesariamente debe ser considerado y, fundamentalmente, analizado. Pensando que este tipo de interacción incluye intereses y negociaciones permanentes entre todos los actores participantes. Estudios realizados sobre los conjuntos cerámicos pusieron de manifiesto una alta proporción de materiales asignados al tardío local en estos momentos de dominio inkaico (ver Tabla 2). Esta particularidad fue registrada, de forma insinuante, en todos aquellos sitios en los que se reconoció cerámica de tipo inkaica en el valle. Consideremos también otro dato, me refiero a que piezas de una forma característica de la alfarería inkaica (platos pato) sean manufacturadas según ciertos estándares locales (utilización en la pasta de microtiestos). De igual manera, si el patrón arquitectónico local manifestado en el sitio fuera mantenido durante momentos de profundos cambios sociopolíticos, no es este un dato menor. En nuestros análisis de la arquitectura del sitio, tanto en excavación como en relevamientos efectuados en restos visibles en superficie, no se detectó alguno de los cánones tan propios y particulares del inka. Por otra parte, determinar si este sitio fue "hogar" de mitimaes o de poblaciones realizando su turno de labor (mit'a) no es sencillo de establecer a priori. En primera instancia, todos los datos analizados señalan que este sitio fue construido-utilizado por poblaciones locales. Sostengo esta posición basado en tres aspectos ya revisados, (a) la técnica constructiva como el patrón de asentamiento responden a tipos registrados en el valle para momentos previos, (b) se reconoció en la muestra cerámica (tanto de recolecciones superficiales como de excavación) una proporción superior de tipos cerámicos Santamarianos (en sus variantes) y (c) evidencias concretas de continuidad en las prácticas tecnológicas en la cerámica. De igual modo, el sitio no presenta características de un establecimiento estatal con poblaciones movilizadas destinadas a cumplir funciones específicas como, por caso, se observa en Potrero Chaquiago (Williams 1991)13. Para finalizar, si bien lo expuesto hasta aquí ha servido para develar parte de la "historia" de este sitio, proyectamos ahondar en nuestros estudios. Actualmente estamos efectuando análisis específicos que nos permitan relacionar los resultados obtenidos aquí con los alcanzados en sitios de momentos inkaicos localizados en la parte baja (López y Manasse 2001, Manasse 2006), como así también nuevos estudios en sitios localizados en sectores montañosos aledaños al Pukará (Lanzelotti 2002, Manasse 2003). No escapan a nuestros intereses de análisis preguntas relacionadas a, ¿es este sitio un "pukará", un sitio "defensivo"?, ¿en defensa de quién(es)?, ¿ha sido el valle de Tafí una zona fronteriza del imperio? Nos resulta un indicativo interesante que las evidencias inkaicas hacia el oriente de este valle, se desvanecen casi por completo. En suma, a través de estos estudios buscamos avanzar en la comprensión de la inserción del Pukará de las Lomas Verdes dentro de un contexto local de desarrollo histórico particular. De esta manera, es nuestro objetivo conformar Sin embargo, no descuido algunos resultados en este sitio que merecen particular atención, (a) la relativa abundancia del estilo cerámico Famabalasto Negro s/Rojo, (b) el caso de las inclusiones blanquecinas registradas en las pastas. Nuevos estudios están siendo realizados atenientes a caracterizar petrográficamente los materiales FNs/R y Yocavil (provenientes de excavaciones y recolecciones superficiales) con el objetivo de determinar si estos fueron manufacturadas localmente o importados. 13 175 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 176 CUADERNOS 22 un cuerpo mayor de datos en el valle que, en definitiva, nos acerque al conocimiento de los matices que pudieron alcanzarse en la articulación de las estrategias empleadas por el imperio Inkaico con las respuestas locales. En este sentido, el hoy de la "arqueología de los encuentros" entre lo inka y lo local se constituye en un campo de análisis que adquiere valiosas connotaciones. Confiamos en que lo que sigue a continuación profundizará en gran medida nuestra visión de este segmento poco conocido de la historia vallista. Cremonte, B. 1991. Caracterizaciones composicionales de pastas cerámicas de los sitios Potrero-Chaquiago e Ingenio del Arenal Médanos. 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Dominación, resistencia y tecnología: La ocupación incaica en el Noroeste Argentino. Chungara 36(2):391-404 2005. Vientos del Sur: El Valle de Yocavil (NO Argentino) bajo la dominación incaica. Estudios Atacameños 29:67-95. AGRADECIMIENTOS Este trabajo es una versión resumida y revisada de mi Tesis de Licenciatura. Mi profundo y sincero agradecimiento a muchas personas que hicieran esto posible. Principalmente a mi familia, por su permanente apoyo y compañía. A Bárbara, por su apoyo en todos estos años de trabajo en Tafí. A mis compañeros de proyecto por su amistad y muy buena predisposición durante las campañas realizadas en el sitio. A los Dres. Félix Acuto, Elizabeth Arkush, Elizabeth DeMarrais, Chad Gifford y Martti Pärssinen por su generosa colaboración con bibliografía. Los comentarios efectuados por el Dr. Martín Orgaz a este trabajo han contribuido en gran manera para agudizar mis ejercicios reflexivos. Todo lo expuesto aquí es de mi exclusiva responsabilidad. 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En este trabajo se presentan los resultados del análisis tecnotipológico y formal del material cerámico de la Colección Doncellas del INAPL con el objetivo de aportar datos que permitan contrastar las hipótesis postuladas por dos importantes investigadoras del yacimiento relacionadas con la posible funcionalidad de esta importante localidad arqueológica. PALABRAS CLAVES: cerámica, tipología, tecnología, forma, función. ABSTRACT The Doncellas archaeological area has been and it is now considered one of the most relevant to study the interrelated occurrences between the Puna and the bordering regions. For that reason, many researchers have generated different hypothesis about its possible functionality. This research work presents the results of the analysis techno-typological and formal of the ceramic material of the Doncellas Collection of the INAPL, which aims to add data to contrast the postulated hypothesis by two important researchers of the area, related to the possible functionality of this important archaeological site. KEY WORDS: ceramics, tipology, technology, form, function En la parte central del valle y a ambos lados del curso de agua efímero se desarrollan terrazas aluviales. Las mismas se encuentran a +1/+3 m de altura con respecto al cauce efímero. Están integradas por gravas y conglomerados acumulados por el curso de agua. Estas geoformas tienen una topografía plana y en su superficie se distinguen antiguos cauces de 0,5 y 1 m de profundidad. Sobre las terrazas aluviales se ubica parte del yacimiento del río Doncellas donde se distingue una gran cantidad de estructuras arqueológicas (Figura 1). Los procesos geomórficos actuantes en la zona son: erosión fluvial a lo largo del cauce efímero que origina profundización y erosion en las riveras y acumulación de sedimentos arenosos provenientes desde los farallones (Tchilinguirian, com. pers.) Los fechados radiocarbónicos disponibles para la cuenca fueron realizados por Alfaro de Lanzone (1988) con un rango temporal que abarca entre el 1.210 años DC y 1.540 años DC (fecha corregida) y posteriormente por Pérez de Micou (1996) situando al yacimiento en el 1.205 y 1.400 años cal. AP. EL ÁREA DE ESTUDIO El yacimiento se encuentra ubicado en el borde oriental de la Puna Norte (departamento de Cochinoca, Provincia de Jujuy) en las primeras estribaciones de la Sierra de Quichagua o Quichaura que si bien aquí se presenta con poca altura llega a alcanzar los 5.000 msnm en la parte occidental. Hacia el sureste se encuentra la Sierra de Incahuasi y hacia el noreste la Sierra de Cochinoca que es drenada por el río Doncellas. El mismo se ubica en el tramo de la cuenca inferior de un curso afluente del río Rachaite-Doncellas. El curso de agua es de régimen efímero, es decir que el agua de escorrentia es producto de las precipitaciones de verano. La cuenca de drenaje tiene 3,5 km de largo y las cabeceras de la misma se ubican a 3.800 msmn, mientras que el sitio se ubica a 3.500-3.550 msnm. Desde el punto de vista geomorfológico, se encuentra asentado en un valle de origen fluvial el cual posee una orientación este-oeste y tiene un ancho de 200 a 250 m. Las laderas del valle son escarpas desarrolladas en ignimbritas dando lugar a elevados escarpes de erosión con pendientes verticales. Estas escarpas tienen entre 30 a 50 m de altura y están afectadas por procesos de remoción en masa donde se distinguen caídas de rocas y taludes de bloques al pie de las mismas. Numerosos sitios se ubican en los bloques como en los aleros u oquedades desarrolladas en el frente rocoso de la escarpa. INTERPRETACIONES FUNCIONALES DEL YACIMIENTO La gran cantidad de materiales que se extrajeron en las diferentes excavaciones ha aportado datos que confirman la idea ya mencionada anteriormente de un conjunto complejo de sitios pluricomponentes en términos cronológicos y culturales (Pérez y Kergarabat, 2005). En el yacimiento se pueden identificar diferentes sitios que incluyen desde estructuras habitacionales hasta zonas * UBA-INAPL [email protected] 179 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 180 CUADERNOS 22 Figura Nº 1: Geomorfología en la zona de estudio. 1: meseta de ignimbritas, 2: talud de bloques de ignimbritas, 3: Terraza aluvial con antiguos cauces, 4: cauce efímero. esta autora la que realiza la primera tipología cerámica del poblado, tema que será desarrollado en otro capítulo de esta tesis. Posteriormente, y en base a las campañas realizadas en 1973, 1974 y 1975, Alfaro de Lanzone (1988) describe el yacimiento como "uno de los más ricos de la puna jujeña", compuesto por recintos habitacionales divididos por un corte geológico, andenes y acequias de cultivo, enterratorios, arquitectura religiosa y cuevas con arte rupestre. Con respecto a los enterratorios distingue varios tipos: casas tumbas, que son construcciones adosadas a los farallones, grutas tapiadas, donde se aprovechan las cavidades naturales de los farallones, sepulcros de planta semi-circular y sepulcros de planta circular o redonda. La autora realiza diferentes estudios sobre los materiales recogidos en la excavación que abarcan análisis líticos, de material óseo, textil, mates pirograbados, de fibra vegetal, madera, orfebrería y cerámico (este último será desarrollado con posterioridad) y a partir de los mismos interpreta que las influencias culturales más notorias en el yacimiento serían: Tiwanaku Expansivo, Inca, Cultura Humahuaca y relaciones con el Norte de Chile (1988:137,143). Además, en este trabajo ella argumenta que Doncellas habría sido un centro cúltico de atracción religiosa con habitación estacional y repetida en forma cíclica, utilizado durante la última mitad del Período Tardío. De este modo Doncellas sería el polo religioso de una serie de sitios prehispánicos como Rinconada, Queta, Tinate, Agua Caliente, Sayate y Sorcuyo, cada uno de ellos con una funcionalidad diferencial. La autora sustenta esta hipótesis debido a la presencia de menhires, enterratorios, utilización de cuevas para celebraciones religiosas y de una estructura escalonada con influencias de Tiwanaku que según ella cumplía funciones religiosas. de cultivo, sepulcros y estructuras con posible funcionalidad ritual. Estas características han hecho que esta localidad arqueológica sea considerada desde su descubrimiento como una de las más relevantes para el estudio de las interrelaciones ocurridas entre el sector de la puna y regiones aledañas (Krapovickas, 56:1958-59; Ottonello de García Reynoso, 57: 1973; Alfaro de Lanzone, 137:1988). Por un lado, Ottonello de García Reynoso (1973) define la instalación de Agua Caliente de Rachaite como un poblado agrícola estable de tipo conglomerado utilizado durante las postrimetrías del período Tardío y compuesto por unidades habitacionales, recintos asociados desiguales y un tipo simple de recinto perimetral compuesto. En el poblado también se encuentran menhires de sección cilíndrica y de sección subrectangular y gran cantidad de enterratorios que se dividen en dos tipos: aquellos realizados en huecos naturales cercados por muros de piedra y barro de los cuales la autora contabiliza 800 y llama cuevas tapiadas y las llamadas chulpas, que están construidas sobre las paredes de los farallones que limitan al poblado con tres o cuatro paredes de piedra revocada y techadas con paja sobre vigas de madera empotradas en la roca. De estas últimas se contabilizaron noventa y seis y solo una se encontró en forma prístina y se procedió a su excavación. Ottonello considera esta instalación como un poblado agrícola apoyada en la gran cantidad de terrazas y andenes de cultivo que se encuentran contiguos al mismo, sobre todo en el valle denominado valle del Cerro de la Cruz que según ella debió ser un verdadero centro de la actividad agrícola del pasado. Relacionado con lo anterior es interesante la asociación de silos tanto de escala doméstica como comunitaria. Por otro lado considera que la división bipartita del poblado en mitades obedece a una organización social del grupo que era común en las comunidades bolivianas. Es importante destacar que es 180 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 181 IDENTIFICACIÓN FUNCIONAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ... tienen las vasijas es posible inferir para que estaban destinadas. Con respecto a la forma, diversos autores consideran, sin llegar a ser concluyentes, que existe una estrecha relación entra ésta y la función potencial de un recipiente, es por eso que "the intented use of a vessel affects the final form the vessel will take in a number of ways" (Sinopoli 1991:83). Rice (1990) define que la función se refiere a los roles, actividades o capacidades generales de los objetos de cerámica, por ejemplo su papel de contenedores ya sea para almacenamiento, transporte, procesamiento, etc., como así también de materiales estructurales como por ejemplo ladrillos; mientras que el uso se refiere a las formas específicas en las que se utiliza una vasija para un propósito en particular. Orientándonos en el tema y sin querer asignar una pesada carga deductiva a las vasijas cerámicas como para inferir redes comerciales, estratificación social, tamaño de la unidad doméstica, dieta prehistórica, etc. en este trabajo se apuntó a comprender como se utilizó la cerámica en la vida diaria de esta comunidad (Skibo, 1992) y ver las propiedades particulares de esta producción alfarera para así acercarnos a un conocimiento general del pasado prehistórico. Para ello, y sin desestimar los trabajos anteriores y discusiones al respecto se utilizó el enfoque de Rice que propone que es posible conocer la función a la cual estuvo destinado un recipiente sin llegar a identificar el uso real, debido a que una vasija pudo haber sido fabricada como recipiente de cocina pero posteriormente, y por causas aleatorias, fue usada como contenedor de transporte. Para conocer la función potencial de una vasija se tuvieron en cuenta además de la forma, las propiedades físicas, las características tecnológicas y los llamados estudios de caracterización que, como se mencionó anteriormente, tienen por objetivo inferir cómo podría haber sido usado un objeto, en este caso la cerámica, en el pasado y de determinar el espacio y las técnicas involucradas en su manufactura. Con este fin se utilizó un modelo de comparación basado en tipos funcionales ideales o tecnofuncionales (sensu Rice), tomando en cuenta "los supuestos de correlación arqueológica" propuestos por Rice, (op. cit.) en su cuadro 7.2 p.238 tomado de Howard, 1981. Es allí donde la autora define cinco categorías funcionales: almacenamiento, cocción, preparación de la comida sin calor, servicio y transporte para las cuales se utilizan recipientes con características tecnológicas, decorativas y formales bien puntuales. Si bien estas categorías fueron construidas por la autora para la cerámica utilitaria, aquí se tomarán como validas para las decoradas ya que en este grupo también se analizará la muestra desde un punto de vista técnico-morfológico. Por otro lado, se correlacionaron determinadas formas a actividades funcionales específicas sin que esto signifique que las relaciones de forma y función sean arbitrarias e inamovibles. Para esto se utilizó la aproximación de Sinópoli (1991) en la cual ciertos tipos formales se pueden adscribir a tecnofunciones potenciales. OBJETIVOS E HIPÓTESIS El objetivo principal de este trabajo es aportar datos que permitan inferir la funcionalidad del yacimiento arqueológico de Doncellas a partir del análisis de los conjuntos cerámicos buscando parámetros para identificar la funcionalidad potencial de los recipientes tomando en cuenta las características tipológicas, tecnológicas y formales de la producción alfarera. Para alcanzar el propósito planteado anteriormente, a continuación se delinean una serie de objetivos secundarios: 1. Definir e identificar grupos tecno-tipológicos a partir de sus características diagnósticas como ser pasta, decoración, tamaño y forma. 2. Determinar grupos funcionales a partir de las variables antes mencionadas. 3. Aportar datos para avanzar en la contrastación de las hipótesis funcionales del yacimiento postuladas por las principales investigadoras que trabajaron en el mismo. Hipótesis La primera de ellas es la de Ottonello quien postula que Doncellas… "Fue un poblado agrícola estable de tipo conglomerado compuesto por unidades habitacionales, recintos asociados desiguales y un tipo simple de recinto perimetral compuesto". Por otro lado para Alfaro de Lanzone Doncellas… "Fue un centro cúltico de atracción religiosa con habitación estacional y repetida en forma cíclica, siendo de este modo el polo religioso de una serie de sitios de la región". FUNCIÓN Y USO El estudio de la variabilidad de la muestra cerámica fue abordado dando por supuesto que existen correlaciones entre distintos conjuntos cerámicos y la función que ellos cumplen dentro de una comunidad. En los últimos años se ha establecido la diferencia fundamental que existe entre la funcionalidad asignada a un recipiente cerámico arqueológico y el uso específico al que halla sido destinado después. A partir de entonces son numerosos los estudios que se han hecho en esta dirección (Rye, 1976; Braun, 1983; Bronitski, 1986; Rice, 1990 Skibo, 1992; Kaplan, 1994; entre otros) y no es aquí donde se desarrollará tan floreciente bibliografía aunque si es importante destacar la orientación teórica que se seguirá al respecto. Debido a sus capacidades únicas la cerámica fue uno de los bienes más diversificados de las comunidades pasadas. Podía ser utilizada para preparar alimentos ya sea cocerlos o procesarlos, guardar líquidos por tiempos variables, transportar determinados alimentos o lo que fuera necesario, almacenar granos o algún otro elemento, participar en los rituales, etc. Todos estos tipos de utilidades implicaban una enorme variabilidad en las características materiales del producto final. Esto significa que a través de determinados atributos como ser las propiedades físicas o la forma que 181 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 182 CUADERNOS 22 ANÁLISIS TECNO-TIPOLÓGICO Descripción y análisis tipológico En primera instancia se dividió a la muestra en dos grandes conjuntos que representaron por un lado, los fragmentos con decoración y por el otro aquellos que carecían de la misma. No se utilizó aquí la clasificación tradicional de cerámica fina - cerámica ordinaria por considerar que esta última denominación no se corresponde con las características propias de este conjunto en particular, que de por sí presenta una gran mayoría de especímenes sin decoración con una notable calidad en su manufactura. Además no se utilizó tampoco la división funcionalista tan en boga en los estudios ceramológicos de cerámica decorada-cerámica utilitaria porque se considera que ambos grupos tipológicos pudieron cumplir las funciones domésticas y de uso cotidiano. En esta primera gran clasificación se ha podido comprobar que no existe una diferencia significativa en la cantidad de fragmentos correspondientes a una y otra categoría lo cual resulta llamativo ya que generalmente en los sitios habitacionales suele haber mayor representación de los grupos cerámicos sin decoración con respecto a los decorados. Igualmente, es necesario destacar que esta muestra solo representa una porción de la realidad de la población pero que aún así se considera representativa como para poder realizar inferencias acerca de esa realidad poblacional (Sinópoli 1991). Por último se tuvieron en cuenta las huellas de uso que puedan haber permanecido en los recipientes luego de un uso específico como ser el hollín, propio de vasijas que se expusieron al fuego directo; el piqueteado, el descascarado y abrasión, en el fondo interno de las bases, producto de la preparación de ciertas comidas y las adherencias en la superficie interna que puedan haber quedado luego de cocinar determinados alimentos. PROCEDENCIA DE LA MUESTRA El material cerámico que se ha utilizado para esta investigación proviene de la excavación llevada a cabo por Alfaro de Lanzone y Suetta durante las campañas realizadas en 1973, 1974 y 1975. Parte de este material se encuentra en el museo del INAPL y el resto, sobre todo los fragmentos y algunas piezas enteras, ha sido depositado en el sótano de dicha institución de donde se realizaron las tareas de rescate, que incluyeron limpieza, reparación de rótulos en mal estado y cambio de contenedores para su mantenimiento de acuerdo a cada tipo de material. Posteriormente se llevó a cabo una nueva clasificación y hoy son parte del inventario del INAPL dependiente de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Para el análisis de los fragmentos cerámicos y la definición de grupos tecno-tipológicos se ha utilizado el examen macroscópico en cortes frescos con lupa binocular de bajos aumentos (máximo 30X). El análisis se dividió en tres niveles: análisis de los tratamientos decorativos, análisis tecnológico y análisis morfológico. Posteriormente se realizó un cruce de la distinta información obtenida y en base a la combinación reiterada de distintos atributos diagnósticos se definieron los diferentes grupos. Para la selección de la muestra de fragmentos clasificables se consideraron, en primer lugar las zonas de procedencia. Desde esta perspectiva, se descartaron todos los materiales que no fueran representativos de la aldea de Doncellas como por ejemplo los de Queta, Sayate, Sorcuyo-Hornito, etc., que si bien son materiales que forman parte de la colección Doncellas del INAPL no son de la aldea propiamente dicha. A su vez, luego de definido el universo de análisis, cabe aclarar que se consideró la aldea en su conjunto sin discriminar los sectores individualmente debido a que en muchos casos los rótulos no son sumamente precisos y a los efectos de esta investigación esto no modificaría los resultados de la misma. Luego de una clasificación previa, en la cual se descartaron aquellos fragmentos sumamente meteorizados, se seleccionaron para el análisis 944 fragmentos los cuales conformaron el total de la muestra. Como técnica de análisis para el abordaje de los objetivos propuestos, en base a este recorte y a los niveles de análisis requeridos se construyeron distintos grupos de referencia (Zagorodny, et al. 1999) los cuales posibilitaron la aproximación a la problemática de estudio. Cerámica no decorada Para la identificación de los fragmentos que conformaron este grupo se consideró básicamente el aspecto decorativo en todas sus instancias. Es decir que se incluyeron solo aquellos especímenes que no presentaban ningún tipo de tratamiento decorativo ya sea en el acabado de superficie como ser pulido, bruñido o engobe ni la presencia de técnicas decorativas como el pintado o la extracción o agregado de materia (incisión, pastillaje, etc.). En este grupo las pastas son de textura mediana a gruesa con antiplásticos finos, medianos y gruesos; compuestos por mica, cuarzo, material orgánico, plagioclasas y tiesto molido. La atmósfera de cocción predominante es la tipo oxidante, en algunos casos incompleta, con presencia de algunas reductoras. Muchos fragmentos presentan posibles depósitos de lípidos y solo un bajo porcentaje presenta restos de hollín. Es importante destacar que este tipo de cerámica no decorada en la mayoría de los casos es de muy buena terminación, presentando una muy buena calidad de alisado tanto en la cara externa como en la interna. Es por ese motivo que la subdivisión de este primer conjunto se realizó teniendo en cuenta el tipo de alisado que presentaban los fragmentos y para ello se consideraron las siguientes variables: • tipo de alisado interno • tipo de alisado externo • tipo de alisado en ambas superficies A partir de esta segunda subdivisión, se hace notable que existe un gran porcentaje, aunque sin ser mayoritario, de 182 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 183 IDENTIFICACIÓN FUNCIONAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ... cerámica con una buena calidad de alisado sobre todo en la parte interna de la vasija. Si se suman el grupo de los bien alisado interno-externo al de los bien alisado interno, la muestra de la cerámica sin decoración está compuesta por un 43% de ejemplares que presentan un buen alisado en su interior. siguiendo la clasificación propuesta por Rye (1996) Así se dividió la muestra en cerámica con atmósfera oxidante, cerámica con atmósfera reductora y cerámica con atmósfera de tipo mixta o incompleta. • Tipo de pasta: a partir de la observación en fractura fresca se identificaron las siguientes categorías: -Laminar: es aquella pasta que presenta diferentes capas en su estructura interna, generalmente resultante de la utilización de abundante mica como antiplástico. Es muy friable al corte. -Porosa: con alta presencia de espacios entre las paredes, lo que permite que los líquidos atraviesen o penetren la superficie. -Disgregable: esta pasta contiene, generalmente, una gran cantidad de antiplásticos de tamaño medianos y medios lo que la hace sumamente quebradiza al realizar el corte. -Compacta: pasta con alta densidad que presenta una porosidad muy baja relacionada con la utilización de antiplásticos muy finos. Generalmente es de gran dureza y de superficies muy impermeables. • Tipo de inclusiones: Luego de la identificación de los materiales y donde fue posible mineralógica, se midieron los porcentajes de distintos tipos de antiplásticos utilizados en cada uno de los grupos. Posteriormente y partir de las variables mencionadas, se realizó una cuantificación para de esta manera proceder al análisis comparativo. A partir del análisis tecnológico es posible observar que la variable grosor es muy significativa en la muestra ya que en cada uno de los grupos tipológicos existen diferencias en los tipos de grosores que presentan cada uno de ellos. Igualmente la tendencia general es que la cerámica fina es mayoritaria en casi todos los grupos tipológicos, seguida de la de grosor medio y con escasa representación de la cerámica gruesa que en muchos de los grupos es inexistente. Cerámica decorada Integran este segundo grupo todos aquellos fragmentos que, a diferencia de los primeros, presentan algún tipo de decoración ya sea en el acabado de superficie o la aplicación de alguna técnica decorativa como las que se mencionaron anteriormente. Con respecto a la subdivisión del conjunto de fragmentos decorados se parte de la base que el yacimiento arqueológico de Doncellas ha aportado desde su descubrimiento información que sostiene la existencia de diferentes grupos tipológicos dentro de los conjuntos cerámicos, utilizando para ello principalmente variables de tipo decorativas. En este caso para la construcción de los diferentes grupos tipológicos se consideraron los siguientes atributos diagnósticos: • técnicas decorativas • tratamiento de superficie A partir de la consideración de cada variable se pudieron distinguir los siguientes grupos tipológicos, ya presentados en un trabajo anterior (Pérez y Vidal 2004 en prensa). 1- Negro sobre rojo 2- Puna Tricolor 3- Negro reticulado sobre rojo 4- Naranja 5- Negro 6- Rojo 7- Incisa Descripción y análisis tecnológico El análisis tecnológico, el cual es independiente de otras categorizaciones cerámicas utilizadas en arqueología, permite identificar las propiedades de la alfarería al facilitar las comparaciones y resulta importante a la hora de investigar la producción de ciertos bienes ya que tiene gran potencial para el estudio del proceso de producción como así también para el conocimiento del medio y de los recursos de la comunidad autora de esos productos. Este tipo de análisis se realizó en cada uno de los grupos tipológicos definidos anteriormente ya que la idea fue ver como se comportaba cada uno de ellos y de esa manera poder determinar posibles capacidades funcionales. Las variables elegidas para analizar la tecnología de los ceramistas de Doncellas fueron: • Grosor: se incluyeron todos aquellos fragmentos de 6mm o menos en la categoría de finos, entre 7 mm y 9mm los medianos y todos los que tuvieran un grosor mayor a 9mm en la categoría de gruesos. Si bien esta delimitación es arbitraria se utilizó porque permite, de alguna manera, establecer categorías de análisis para la agrupación y el procesamiento de los datos. • Atmósfera de cocción: se observó sobre la cara de fractura del fragmento, a lupa binocular (máx. 30X) Análisis morfológico Debido a que la cerámica es el producto del modelado con una materia prima plástica, la misma puede adoptar una amplia variedad de formas. Para el análisis formal de la cerámica de Doncellas se utilizaron los fragmentos de bordes por considerar que estos pueden aportar información acerca del tamaño y la forma de la pieza completa, es por eso que se cuantificaron los mismos (Figura 3) en cada uno de los grupos tipológicos definidos anteriormente, se realizaron mediciones y estimaciones del diámetro de boca y posteriormente se clasificaron de acuerdo a las distintas categorías morfológicas. Para la determinación de las distintas variedades formales se utilizó el sistema clasificatorio de Shepard (1956) y en base al mismo se reconocieron los siguientes tipos: 1. Vasijas no restringidas: son aquellas que tienen un orificio abierto marcado por una tangente de punto extremo que es vertical o inclinada hacia fuera y carecen de estrangulamiento marcado ya sea por un ángulo o punto de inflexión. 183 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 184 CUADERNOS 22 Figura Nº 2: Porcentaje de Grosores por Grupo Tipológico grandes a aquellas en el que el diámetro de boca supera los 15 cm, (ver Rivolta y Salazar 2006). Dentro del grupo de vasijas no restringidas de contornos simples esto fue más evidente sobre todo en las fuentes, mientras que en el grupo de vasijas restringidas simples y dependientes fueron las ollas las que presentaban grandes tamaños. 2. Vasijas restringidas simples dependientes: su boca es cerrada y marcada por la tangente de borde inclinada hacia adentro y su perfil no posee estrangulamientos marcados por un ángulo o punto de inflexión. 3. Vasijas restringidas simples independientes: presentan un punto de angular o punto de inflexión sobre un punto mayor. En la muestra cerámica de Doncellas fue posible identificar muchas de las formas correspondientes a fragmentos gracias a la presencia de un buen porcentaje de bordes (16%), de algunos fragmentos diagnósticos y de vasijas enteras. En la figura 4 se presentan los porcentajes de cada una de las distintas variedades formales. De este análisis formal, también fue posible determinar el tamaño de alguna de las formas identificadas, siendo bastante notoria la alta presencia de vasijas de grandes tamaños, considerando ANÁLISIS FUNCIONAL Para la definición de las categorías funcionales presentes en el conjunto cerámico se llevaron a cabo distintos tipos de análisis y se combinaron los datos de los mismos para de esta manera conformar grupos con una estructura interna homogénea en sus propiedades tecno-tipológicas y morfológicas utilizando como criterio la aparición recurrente de combinaciones de atributos visibles al ojo desnudo. Siguiendo a Rice (1987), a las vasijas cerámicas es posible asignarles cinco categorías funcionales diferentes: almacenaje (líquido o seco), procesamiento (sin calor), cocina, servicio de comida y transporte y cada una de ellas requiere de capacidades tecnológicas y formales diferentes. Del análisis morfológico y en base a la clasificación propuesta por Sinópoli (1991), fue posible determinar algunas funciones potenciales de los recipientes ya que en este trabajo se considera que la función que se le asignará a un recipiente cerámico determinará algunos aspectos de su forma. Por otro lado en el análisis tecnológico, los datos de grosor, tipo de pasta, tipo de inclusiones y tratamiento de superficie permiten identificar otras variables condicionantes para diferentes funcionalidades de los recipientes. Para la determinación funcional de los diferentes conjuntos se consideró como variable tecnológica prioritaria el Figura 3 184 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 185 IDENTIFICACIÓN FUNCIONAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ... Figura 4 ces, poco aptas para cocinar. En este caso la mayoría son decoradas, no registran manchas de hollín y en excavación siempre se las ha encontrado asociadas a contextos funerarios, ya sea como urnas para contener párvulos (como es el caso de dos especímenes de la muestra) o como ofrenda en enterratorios de adultos. Los alimentos además de ser preparados son servidos y consumidos, por lo cual esta actividad requiere de ciertas características distintas a la primera. Estas deben ser, por lo general, de paredes delgadas lo cual las hace más livianas y por ende de fácil manipulación; a su vez, las pastas más propicias son las compactas debido a que las hacen poco permeables y fáciles de lavar. Por último, sus formas deben ser abiertas o poco restringidas para permitir el acceso a los alimentos que contienen y como son exhibidas socialmente es común que estén decoradas, tanto en las superficies internas como en las externas. Los recipientes que reúnen la mayor parte de estas características son las escudillas y los platos que además presentan en un porcentaje importante adherencias en las superficies internas relacionadas con sustancias grasas. Por otro lado, los vasos también reúnen estas características pero aquí se asocian con el servicio de líquidos ya sea por su forma y por la alta impermeabilidad de sus paredes como también es el caso de las jarras o cántaros que permiten contenerlo y servirlo. El alto porcentaje de este tipo de formas condice con la idea de un reemplazo frecuente de estos recipientes debido a las constantes roturas por su exposición. También están las fuentes, que son importantes en torno a la idea del servicio de comida pero en este caso dado sus grandes dimensiones se relacionan más que con el consumo individual de alimentos con el consumo compartido (De Boer y Lathrap, 1979). A pesar de ello es importante mencionar que en este caso algunas son piezas de paredes muy gruesas y muy pesadas lo cual afectaría su transporte de un sector a otro y si bien eso no impediría que su función sea la de servicio de comida, no se descarta la posibilidad que hayan servido para el procesamiento de alimentos secos, para lo cual resultan muy aptas y fuertes. Las vasijas utilizadas para las distintas manifestaciones grosor (thickness) por ser esta una de las variables más sensitivas en la variabilidad tecnofuncional (Rice, 1996). En la muestra analizada se evidenciaron ciertos atributos tecnológicos asociados a algunas de las variedades formales representadas que permitieron inferir posibles funciones de cada una de ellas teniendo en cuenta que muchas actividades requieren de condiciones específicas para ser llevadas a cabo. En actividades de cocción existen ciertas condiciones de la cerámica que resultan favorables, sobre todo para la exposición al calor. Una de ellas es la porosidad que reduce el estrés térmico, por lo que el aumento de ésta resulta una estrategia favorable para contrarrestar los cambios bruscos de temperatura como así también las paredes delgadas. Por otro lado, generalmente se asume que las vasijas para cocinar y procesar alimentos tienen diámetros de boca grandes que permiten manipular su contenido y superficies, sobre todo las internas, con buena terminación lo cual resulta beneficioso para la conductividad térmica, el contenido de productos líquidos y su lavado posterior. En el caso de la muestra analizada las formas con este tipo de características son básicamente las ollas, que además son las que presentan el mayor porcentaje de marcas de hollín, a su vez, la abundante presencia de las mismas permite inferir que la preparación de alimentos ha ocupado un importante lugar en el yacimiento de Doncellas y a partir sus grandes dimensiones se podría establecer que el alimento era preparado en abundantes cantidades. Es importante aclarar que en este tipo de recipientes no se pueden descartar las funciones de almacenaje a pequeña escala ya que sus tamaños, sobre todo los más grandes, son aptos para cumplir esta función. Igualmente, el grosor de sus paredes que siempre tiende a ser mediano o fino no sugiere piezas demasiado fuertes y estables aunque la abundante presencia de cuarzo le otorgaría este requisito. Por otro lado, el alto porcentaje de bocas restringidas aunque suficientemente ancha como para manipular su contenido concuerda con la posible función de almacenar productos secos. Otro es el caso de las ollas restringidas independientes que presentan ángulos que interrumpen la conductividad del calor y concentran la fuerza en esas zonas, siendo enton- 185 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 186 CUADERNOS 22 tas formas de los recipientes cerámicos con la representatividad de los diferentes grupos tipológicos a los cuales se les ha asignado una posible función potencial, insistiendo en que a pesar de presentar estas características solo son funciones ideales por lo cual nada indica que no se hayan utilizado para cumplir otras funciones. rituales no requieren características demasiado específicas aunque existe una relación muy estrecha entre el tipo de decoración y estas actividades. Muchas veces las ofrendas funerarias están relacionadas con bienes de prestigio de origen local o alóctono y en Doncellas se han registrado gran cantidad de sectores de enterratorios con ajuar asociado compuesto tanto por cerámica decorada como sin decoración. Los pucos de cerámica fina y decorada podrían relacionarse con este tipo de actividades y en el caso de las urnitas de párvulos, las mismas no presentan decoración. Es notorio como en esta muestra no se han hallado aquellas formas típicas relacionadas con la función de almacenaje en gran escala, que de por sí requiere de aptitudes específicas para este tipo de actividades como ser el tamaño grande con paredes gruesas, una buena estabilidad y alta densidad y dureza de ambas superficies. En contraposición a ello es evidente que la actividad agrícola de Doncellas fue muy importante ya que el yacimiento está rodeado por numerosas hectáreas con terrazas de cultivo y además los instrumentos líticos más representados son las palas y manos de mortero. Esto lleva a pensar que el almacenaje se realizaba en algún tipo de estructura presente en el sitio y no en contenedores cerámicos. En la siguiente tabla (Figura 5), se presentan las distin- DISCUSIÓN A pesar de no provenir de un contexto primario de excavación, de haber sido trasladados más de una vez desde su lugar de origen, de haber sufrido avatares de todo tipo como pérdida, rotura y descontextualización; la cerámica de Doncellas se ha transformado en información más que relevante para poder interpretar el modo de vida pasado. En este caso en particular la meta final fue conocer la funcionalidad potencial de los recipientes cerámicos partiendo de la premisa básica que como tales, cada tipo de actividad requería de un tipo particular de recipiente y de esta forma poder relacionar esta variable con la posible funcionalidad del yacimiento arqueológico de Doncellas. Por todo esto es que validamos aquí el trabajo con materiales de colecciones considerando que con el uso de una metodología apropiada y delimitando el alcance de los objetivos son una fuente de información realmente valiosa Figura 5 186 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 187 IDENTIFICACIÓN FUNCIONAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ... funcionalidad. En la cerámica de cocina (ollas), ambas categorías se encuentran representadas bastante uniformemente; en la que era destinada al servicio de alimentos existe un mayor porcentaje de cerámica decorada con la excepción de los cántaros y las jarras lo cual también sugiere que podrían estar relacionados con el almacenaje de líquidos. Con respecto al grupo vinculado con las funciones rituales, también hay un alto porcentaje de la cerámica decorada sobre la no decorada (Figura Nº 6). Esto último podría vincularse con la mayor exposición social de estos recipientes en una sociedad en la cual, como se sugiere más adelante, los mecanismos de cohesión social y de integración política serían primordiales para el mantenimiento y legitimación del orden establecido. Desde otra perspectiva, el análisis macroscópico realizado a los fragmentos y a las formas completas evidencia la presencia de sustancias grasas adheridas tanto para el primer grupo como para el segundo apoyando la idea de preparación y servicio de comida. El análisis formal también proporcionó información relacionada con el tamaño de los recipientes y llama la atención una alta frecuencia de ollas y fuentes de tamaños grandes lo cual hace posible discutir algunas cuestiones referidas a su funcionalidad. Según Blitz (1993) los recipientes utilizados para la preparación y el consumo de alimentos en grandes cantidades genera una pequeña variabilidad en los tamaños de las distintas formas cerámicas y existe una tendencia a que predominen los tamaños grandes. Este tipo de variables permiten postular que estos recipientes (ollas y fuentes), eran sobre todo recipientes utilizados para la preparación y servicio de comidas a una escala grupal. y a veces única del pasado. De tal manera "...Entender que las colecciones arqueológicas depositadas en museos.... proporcionan una fuente de información útil a la investigación es el paso previo necesario para una ética del registro arqueológico en la cual es el investigador quien conjuga los materiales transformándolos en datos válidos" (Pérez de Micou, 1998:231). Desde esta perspectiva es que se realizó este análisis de los distintos conjuntos cerámicos provenientes de la Cuenca del Río Doncellas y se contribuyó también a la puesta en valor del abundante material de la Colección Doncellas del INAPL. La funcionalidad de los recipientes El análisis de los datos permitió asignar determinadas funciones potenciales a muchos de los recipientes de la muestra utilizando para ello tanto la combinación de atributos tecnológicos, tipológicos y formales propuestos por Rice (1987) para distintas categorías funcionales como así también la clasificación formal de Sinópoli (1991). Para realizar inferencias sobre la función que pudieron cumplir las vasijas de Doncellas se han tomado en cuenta tanto los aspectos tecnológicos como los formales considerando este último como una variable fundamental ya que esta posibilita relacionar ciertas actividades con determinadas actividades y no con otras. Según Arnold (1985) la forma de la vasija es el elemento que funciona como la unidad conductual primaria de producción cerámica, además podemos agregar que la misma está condicionada por la futura funcionalidad del recipiente. Siguiendo esta línea y a partir de los diferentes análisis fue posible establecer que las formas predominantes de la muestra son las fuentes grandes, las ollas grandes, las escudillas de tamaños medianos y los pequeños vasitos puneños. La presencia de todas estas variedades formales puede indicar que este tipo de vajilla estaba destinada al consumo y preparación de alimentos. Por otro lado las características tecnológicas de los recipientes denotan la presencia potencial de tres grupos funcionales distintos: el primero de ellos es el más representado numéricamente y es el de recipientes aptos para cumplir funciones de almacenaje en pequeña escala y/o cocina, sobre todo de cocción de alimentos (muchos presentan manchas de hollín en la superficie externa) y esta representado básicamente por las ollas con un alto porcentaje de tamaños mediano-grandes. El segundo grupo es el que conforman los recipientes de servicio de alimentos representado por escudillas, quizás de consumo individual y fuentes para servir que siempre son de grandes tamaños. Por último, el tercer grupo es al que se relaciona con funciones rituales, siendo mayoritarias las urnas funerarias o de ofrendas. Este último grupo es el menos representado pero es posible que esto sea la consecuencia de la elección planificada de excavación de contextos funerarios en las primeras excavaciones del sitio a gran escala (ver Casanova, 1943). Dentro de estas variedades formales es posible observar que se encuentran presentes tanto las categorías de cerámica decorada como aquellas no decoradas pero con una representación numérica diferente de acuerdo a su distinta CONCLUSIONES A partir del análisis del registro cerámico, teniendo en cuenta tanto la variabilidad tecnológica, la morfológica y la tipológica fue posible llegar a establecer los siguientes postulados: 1. En Doncellas existe variedad con respecto a los grupos tipológicos representados. 2. En Doncellas se identificó la presencia de grupos tecnológicos diferenciales. 3. En Doncellas existen recipientes cerámicos con distintas variedades morfológicas. A su vez estos postulados permitieron: A. Establecer diferencias de funcionalidad en los distintos tipos de recipientes y B. Aportar datos relevantes para contrastar las distintas hipótesis funcionales del yacimiento postuladas por Alfaro de Lanzone y por Ottonello de García Reynoso. Los distintos tipos de materiales, construcciones y fechados del yacimiento de Doncellas permiten ubicar a este poblado en el Período Tardío o de Desarrollos Regionales. Según distintos autores (Nielsen 1996; Palma 2000, entre otros) este período se caracterizó por cambios en el patrón de asentamiento con una consecuente redistribución espacial, por la presencia de estados conflictivos y 187 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 188 CUADERNOS 22 Figura 6 cual no significa, como mencionamos anteriormente, que esa actividad no se realizara de alguna otra manera. En este sentido los resultados de esta investigación aportan datos que permiten apoyar la hipótesis que sugirió Alfaro de Lanzone (1988) en la que postula al yacimiento de Doncellas como un centro cúltico que oficiara de polo religioso de una serie de sitios prehispánicos aledaños. A partir del análisis de los recipientes cerámicos es posible inferir que los mismos podrían estar vinculados con el consumo colectivo de comidas posiblemente asociado a celebraciones rituales. A su vez, la gran cantidad de enterratorios, la presencia de construcciones con posible funcionalidad religiosa, los menhires y las celebraciones rituales postuladas a partir de esta investigación apoyan, aunque de forma preliminar, la idea de esta investigadora. una intensificación agrícola que propulsó el desarrollo de la arquitectura hidráulica. También, dentro de este marco se generó el espacio para el aumento del tráfico comercial. Todos estos cambios económicos y políticos sumados a la concentración demográfica implicaron el desarrollo de formaciones políticas de una escala sin precedentes para este territorio que utilizaron mecanismos de integración política como así también intensificación de las interacciones sociales En este sentido las celebraciones públicas debieron haber jugado un importante papel a la hora de reforzar los lazos de pertenencia y adhesión al orden político establecido utilizando mecanismos simbólicos fuertes capaces de movilizar a la población (Nielsen, 2005). En toda el área del noroeste, el culto a los muertos fue característico de este período y está documentado en numerosos sitios del Período Tardío. Doncellas no es la excepción, es más, llama la atención la gran cantidad de sepulcros que se encontraron en el poblado ubicados contra las paredes de los farallones que flanquean por ambos costados al núcleo habitacional, los sepulcros sobre elevados, las chulpas, las cuevas tapiadas, las casas tumba y los enterratorios en los recintos. Siguiendo a Nielsen (op. cit.) es posible que este culto ocupara un papel central en la reproducción del orden político y es muy probable que estas celebraciones estuvieran acompañadas del consumo colectivo de comidas con amplia participación de la comunidad como se ha registrado en muchos casos etnográficos. Con respecto a la hipótesis de Ottonello la cerámica no está aportando datos que posibiliten contrastar su hipótesis positivamente ya que no se han podido vincular recipientes asociados al almacenamiento de granos a gran escala lo CONSIDERACIONES FINALES Y EXPECTATIVAS Lejos de cerrar las líneas de investigación este trabajo abre muchos nuevos interrogantes y genera la búsqueda de nuevas respuestas. En primer lugar se hace necesario un nuevo análisis formal que abarque todas las líneas posibles de evidencia incluyendo así la mayor parte de los fragmentos posibles. Además es importante comparar estos datos con los de distintas colecciones que contienen abundantes piezas completas del yacimiento de Doncellas. De hecho en una primera observación de las piezas del Museo Arqueológico de Tilcara se han presentado notables diferencias en las características de la cerámica con respecto a la muestra aquí trabajada. Estas discrepancias que ya se han presentado en otras investigaciones y con otro tipo de materiales (ver Pérez de Micou, 1997) pueden obedecer a dife- 188 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 189 IDENTIFICACIÓN FUNCIONAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ... rencias cronológicas o de utilización diferencial de los espacios. La coincidencia con respecto a estos datos propicia el desarrollo de nuevos estudios en esta dirección. En segundo lugar es importante conocer la dieta alimentaria preponderante en los habitantes de Doncellas para así relacionar los datos obtenidos con otro tipo de estudios como ser de isótopos en huesos humanos o análisis de residuos hallados en el interior de los recipientes. Esto contribuiría a determinar si evidentemente hubo consumo de alimentos específicos o "valiosos" como ser carne o maíz e intentar relacionar esto con las actividades religioso-festivas de la comunidad (sensu Nielsen op. cit.). También las comparaciones de los datos con distintos tipos de análisis mortuorios, algunos en proceso en los materiales de Doncellas, son importantes para indagar en las características de estas prácticas. Como se ha expresado anteriormente no se ha intentado ser concluyente con este trabajo y muchas líneas de investigación quedan abiertas a partir de aquí. Este es entonces quizás, el mayor logro del mismo. Reflexiones teóricas actuales sobre complejidad social, C. Langebaek y C. Gnecco (Eds.), Universidad de los Andes, Bogotá. Nuñez Regueiro, V. 1974. Conceptos Instrumentales y Marco Teórico en Relación al Análisis del Desarrollo Cultural del Noroeste Argentino. Revista del Instituto de Antropología. T. V: 169-190. Orton, C., P. Tyers y A. Vince 1997. La cerámica en arqueología. Crítica Barcelona. Ottonello de Garcia Reinoso, M. 1973. Instalación económica y cambio cultural en el sitio tardío de Agua Caliente de Rachaite. 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After this, we analyzed the variety of the current performance thought this historic ride, focusing on the strategies of legitimation. KEY WORDS: tango - dance - legitimation INTRODUCCIÓN En los últimos años han sucedido una serie de cambios vinculados a la magnitud del interés por el tango y los grupos sociales que manifiestan dicho interés. Exaltado como parte de la identidad nacional, el tango es promovido desde organismos estatales como objeto turístico a la vez que como herencia cultural. Asimismo, abundan los espectáculos de tango en todas las dimensiones, desde muestras callejeras hasta las presentaciones en grandes teatros y giras internacionales. Proliferan los profesores de tango tanto en las academias como en los salones destinados al baile, llamados milongas, que incorporan -cada vez más- asistentes de todas las edades. Todos estos cambios condujeron al surgimiento de nuevos estilos, a la creación de milongas y a la modificación de las ya existentes. Estas transformaciones han involucrado tanto a los asistentes y su forma de interactuar entre sí, como a los tangos que se eligen para musicalizar las milongas y la incorporación de nuevos géneros musicales. El presente trabajo tiene por objetivo analizar el estilo de tango surgido en este nuevo contexto, el tango Queer, y examinar algunas características de las actuales milongas de la Ciudad de Buenos Aires1. Para ello consideraremos cómo se presentan a sí mismas, quiénes son sus asistentes, cómo es el tango que tiene lugar en ellas y qué estrategias se adoptan para legitimarlo sobre otras opciones. Para realizar este análisis se hará necesario previamente examinar las consideraciones existentes al respecto de las prácticas pasadas, y tras describirlas, proponer una periodización de ellas, porque es en relación a los estilos previos del tango que se caracterizan a las manifestaciones actuales. Al preguntarnos acerca de la historia de la danza del tango notamos que las cronologías y periodizaciones que se han realizado hasta el momento se apoyan principalmente en la música y, en el mejor de los casos, incluyen la poética del tango2. Por su parte las transformaciones del baile han sido analizadas en momentos específicos3 o se las ha incorporado a etapas ya establecidas, basadas en el estudio de otras manifestaciones del tango. Son corrientes, tanto entre los adeptos al tango como entre los investigadores las referencias al "tango tradicional", consideramos que el uso de este término es un tanto incierto ya que parecen englobarse en el prácticas ciertamente diversas (desde los estilos de principio de siglo XX como el Milonguero y el Liso, pasando por el Salón hasta las distintas vertientes de tango para escenario). Por estas razones sentimos la necesidad de realizar una periodización de los estilos de baile -que convivieron y se combinaron- dando cuenta de la heterogeneidad que ha caracterizado a la danza del tango a lo largo de más de un siglo, diversidad que se expresa tanto en las prácticas de la danza como en los discursos que les sirven de fundamento. Explorar a qué hace referencia el término "tango tradicional" nos permitirá abordar nuevas líneas de análisis para las manifestaciones actuales, ya que como mencionamos estas suelen describirse por contraste con el pasado. Nuestro apartado inicial está entonces destinado a un recorrido por la historia del tango en el que trataremos su baile, realizando algunas referencias obligadas a la música y dejando de lado sus desarrollos en la poesía. Analizar la historia del tango en tanto baile implica atender por una parte a las diferentes propuestas coreográficas que han surgido y por otra al contexto social en que esas manifestaciones han tenido lugar. En cuanto a las propuestas coreográficas comentaremos el surgimiento y desarrollo de los estilos, * U.B.A. [email protected] 1 Este recorte espacial es arbitrario, el fenómeno de las milongas ha superado los límites de la Ciudad de Buenos Aires. Se puede consultar en esta línea una completa compilación de testimonios de bailarines de Olavarría realizada por Azzi (1991). Una de las periodizaciones más completa en este sentido es la de Ferre, H. y O. Del Priore (1999). 3 Por ejemplo a principios de siglo en Francia (Humbert 2000) o en Italia (Cámara de Landa 2000). 2 191 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 192 CUADERNOS 22 destacando sus rasgos principales y las características comunes a otros estilos. Describiremos aquellos elementos que fueron novedad, distinguiendo los que han permanecido a lo largo del tiempo y se han establecido como constitutivos del tango. En lo referente al contexto social en el que se insertan las diferentes manifestaciones del tango vincularemos el surgimiento, apoyo o rechazo a determinado estilo a las relaciones que han establecido entre sí distintos sectores sociales y a las pautas morales instauradas en cada época. Cerramos esta sección con un balance de las rupturas y continuidades que han tenido lugar en el desarrollo del baile de tango, que expresa la heterogeneidad de prácticas a las que hacemos referencia desde nuestros días como "tango tradicional". En el segundo apartado nos ocuparemos de las manifestaciones contemporáneas del tango, tomaremos por una parte el estilo Queer y por otra la dinámica actual de las clases y milongas. El tango Queer ha atraído recientemente la atención de los investigadores, principalmente por las posibilidades que brinda para ser abordado desde las problemáticas vinculadas al género. La caracterización de este estilo se ha realizado por oposición al "tango tradicional", es por ello que el recorrido histórico que llevamos a cabo previamente nos permitirá desentrañar el uso del término "tradicional" en la construcción del discurso de legitimación del tango Queer y reconsiderar las novedades coreográficas que trae aparejadas este estilo a partir de una comparación con aquellos que lo preceden y conviven con él. Sumando nuestras consideraciones sobre el tango Queer a la historización realizada en el primer apartado contaremos con una descripción de los principales estilos del tango, imprescindible para analizar las distintas formas de legitimación de los estilos que coexisten actualmente en los espacios destinados al baile. Para ello, consideraremos tanto las milongas como las clases que en ellas se dictan y revisaremos la clasificación de las primeras en Tradicionales, Jóvenes y Queer. generó profundos cambios en el orden social. Si bien a partir del crecimiento económico estos años fueron considerados como una "edad de oro", la incorporación de las distintas regiones, sectores y clases sociales fue desigual. El proceso de modernización y urbanización fue acompañado de numerosos conflictos a partir de la constitución de nuevos actores sociales y de la creación y competencia entre los símbolos de identidad (Lobato 2000, Rocchi 2000). Si bien existe cierto acuerdo sobre el significado que adquirió la palabra "tango" en las colonias hispanas, su etimología no se conoce en forma precisa. Al parecer en un primer momento designaba el lugar donde los esclavos africanos se reunían para bailar y posteriormente fue utilizada para nombrar a las danzas africanas en general. La música del tango se gestó en la convivencia y en el interjuego entre estas danzas africanas -el candombe principalmente-, la habanera cubana, el tango andaluz y la milonga rioplatense (Collier 1997). El espacio del tango fue el suburbio, zona marginal del centro urbano y cuyo lugar emblemático fue el conventillo. Este era un ambiente de pluralidad cultural y étnica generado por la concentración en la Ciudad de Buenos Aires de migrantes tanto europeos como provenientes del interior del país. El tango en su constitución híbrida expresó conflictos de clase, nacionalidades, cultura y género surgidos de este espacio (Ferrer 1960, Savigliano 19931994, Pellarolo 1997). Sus primeras manifestaciones estuvieron entramadas con el carnaval y el sainete, ya que estas expresiones se complementaron para representar desde un registro popular los momentos de transición social (Ferrer 1960, Savigliano 1993-1994, Pellarolo 1997, Martín s./d.). El tango fue conocido en sus inicios como baile de cortes y quebradas, ya que sus principales innovaciones respecto de las danzas que le precedieron consistieron en la interrupción del desplazamiento de la pareja por la pista y el desarrollo de figuras en un espacio coreográfico interno a la pareja (Zanada 1995). A lo largo de las dos últimas décadas del siglo XIX el tango tuvo su espacio en prostíbulos, en algunos casos enmascarados como cafés o academias, pero también en festividades populares realizadas al aire libre. Ya en la primera década del siglo XX el tango extendía su presencia a los conventillos, al tiempo que se abrían salones de baile y academias que no estaban necesariamente asociados a los prostíbulos. En cuanto a la música, no existían temas preestablecidos sino que se improvisaban en el momento y los instrumentos que se utilizaban eran flauta, violín, arpa y en algunos casos clarinete y acordeón; posteriormente la guitarra desplazó al arpa4. Entre los tangos y compositores más conocidos de la primera década del siglo XX se encuentran: Ángel Villoldo autor de El Choclo en 1903 y Enrique Saborido que compuso La Morocha en 1905 (Collier 1997). Se cree que éstos fueron los dos primeros tangos conocidos en París gracias al viaje que realizaron en 1907 Villoldo y Gobbi en busca de mejores condiciones de grabación. En este período, que va desde fines del siglo XIX a ESTILOS QUE HICIERON HISTORIA Desde sus inicios, y a lo largo de toda su historia, el baile del tango expresó una convivencia y combinación de estilos. Los primeros conocidos fueron el Canyengue y el Orillero que se ubicaron temporalmente en las últimas dos décadas del siglo XIX. Durante la primera mitad del siglo XX se desarrollaron el tango Liso, el Salón y el Milonguero. En tanto que el tango Fantasía, el For Export y el Nuevo aparecieron en la segunda mitad del siglo XX y desde mediados de la década de 1990 y con mayor fuerza desde el 2000 en adelante surgió el tango Queer. LOS PRIMEROS PASOS Nuestro recorrido se inicia con el período que trascurrió desde 1880 hasta 1916. En el marco de un régimen político conservador tuvo lugar una etapa caracterizada en el plano económico por el modelo agroexportador, la conformación de un mercado nacional y un incremento en el consumo. Este período ha quedado marcado por la masiva inmigración, sobretodo proveniente de Italia y España que 4 Aunque no contamos con demasiados registros de la época ha llegado a nuestros días el nombre de un violinista de aquellos tiempos, el Negro Casimiro (Collier 1997). 192 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 193 EL MUNDO DE LA MILONGA Y LAS ESTRATEGIAS ACTUALES... principios del siglo XX, pueden identificarse dos estilos5, el Canyengue y el Orillero. La coexistencia de estos estilos abarca casi treinta años y aunque el Canyengue es el primero reconocido precediendo en unos pocos años al Orillero, este último extenderá su influencia una década más hasta convivir en 1930 con el estilo Liso6. El estilo Canyengue se caracterizó por la improvisación y los movimientos cortados, marcados y rápidos. Los cuerpos se disponían en 45° quedando los torsos juntos y las piernas separadas, acentuándose la flexión de rodillas. En cuanto a las características del abrazo, el varón tomaba a la mujer por la cintura con su mano derecha y esta apoyaba su mano izquierda en el hombro de él. Aunque no hay acuerdo sobre la disposición que adquiere la unión de la mano izquierda del hombre con la derecha de la mujer, se cree que había tres posiciones posibles: las manos entrelazadas sobre la cadera del varón; los dedos de la mujer sobre la palma del varón y el brazo bien extendido hacia arriba; la mujer tomando la muñeca del varón, quién coloca el pulgar en el bolsillo del pantalón (Benzecry Sabá 2004). El segundo estilo que se ha definido para esta época es el Orillero, se distinguió por pasos cortos y rápidos con pequeños saltitos y el torso quedaba dispuesto de manera similar al estilo Canyengue. En este estilo se destacó la incorporación del cruce de la mujer7 y surgieron giros en los que la mujer movía el torso y la cadera en forma unificada, para permitir mayor libertad en este movimiento se generó más espacio modificando la posición del brazo derecho del hombre y del izquierdo de la mujer. cia porteña8 (Humbert 2000). En la década iniciada en 1910 se consolidó también la presencia del bandoneón, de la mano de Juan Maglio, Eduardo Arolas y Vicente Grecco, este último dio un importante paso hacia la constitución de la llamada "orquesta típica" al incorporar el contrabajo. En 1922 Julio De Caro y Osvaldo Fresedo, cada uno con su sexteto, impusieron la forma conocida como orquesta típica: dos bandoneones, dos violines, un piano y un contrabajo. En esos años comenzaron a cobrar mayor importancia las letras y en consecuencia los cantores, ya que hasta entonces la mayor parte de los tangos eran instrumentales o incorporaban unos pocos versos de carácter generalmente cómico9 (Ferrer 1960, Collier 1997). A principios del siglo XX surgió un nuevo estilo, el Liso, que respondió tanto a los cambios en la música como a la diversificación de los sectores sociales interesados en el tango y que se consolidó en las décadas de 1920 y 1930. En el tango Liso no encontramos cortes ni quebradas, los pasos cortos quedaron atrás y sus movimientos característicos pasaron a ser caminadas y ochos. Los cuerpos de los bailarines se dispusieron verticalmente, por lo tanto cada uno conservaba su propio eje. Durante la década de 1930 el tango bailado según el estilo Orillero fue rechazado en los salones de baile, en los que primó el tango Liso (Benzecry Sabá 2004). Con la aceptación del tango por las más diversas clases sociales se incrementaron y diversificaron los espacios para su manifestación, abundaron los cafés, cines, teatros, confiterías, salas de baile y clubes donde el tango fue tanto una diversión como un espectáculo (Ferrer 1960). Por ello, aunque no existen estudios precisos sobre el origen y constitución de las milongas, se considera que surgieron y se expandieron en los años que transcurren entre 1920 y 193010. La década de 1930 estuvo ligada a la profesionalización de las orquestas, entre las que se destacaron la de Osvaldo Pugliese, Juan D'Arienzo y Pedro Laurenz, en 1940 se sumó la orquesta de Aníbal Troilo y dos años después la de Alfredo Gobbi. La radio se constituyó en un elemento de DE LA ORILLA AL SALÓN A partir de 1910 comenzó un proceso que se denominó "adecentamiento del tango". El tango fue desligándose poco a poco del ambiente prostibulario, gracias al lugar cada vez mayor que ocupaba en las fiestas populares, a su incorporación al repertorio de los organillos, a la incursión del piano en la formación ya clásica del trío flauta-violínguitarra, y a la trascripción de sus partituras que le abrieron las puertas de la clases media. La aceptación del tango fue impulsada también por su expansión internacional ya que su acceso a las clases altas estuvo garantizado por su vigorosa aceptación en París, referente cultural de la aristocra- Un hito de la historia del tango en París fue, en 1910, la presencia del poeta Ricardo Güiraldes y la demostración de la danza del tango que realizó en una de las tertulias llevadas a cabo en la casa de Madame de Reské. Entre 1912 y 1913 se produjo el boom del tango en París, se instaló la "moda tango" e incluso causaba preocupación la dependencia que el tango parecía provocar en sus adeptos. En 1912 el barón Antonio de Marchi organizó una fiesta en el Palais de Glace de Buenos Aires para mostrar cómo se bailaba el tango en París con la intención de lograr que el tango fuese admitido por la sociedad porteña. Llegó incluso a ser comparado con una droga y sus detractores y defensores se embarcaron en una polémica que involucró al Papa (Cámara de Landa 2000, Humbert 2000). 9 Pascual Contursi desempeñó un rol fundamental en la versificación de los tangos y en el tinte dramático de los versos, entre 1916 y 1917 escribió la letra de Mi noche triste que luego fue interpretado por Carlos Gardel en el teatro Esmeralda -hoy Maipo- (Ferrer 1960). 10 El Cachafaz fue conocido principalmente por su desempeño desde que formó pareja con Carmencita Calderón en 1933 y la imagen de estos bailarines quedó inmortalizada en el cine en la película Tango filmada en ese mismo año. Otro bailarín, quizás no tan famoso, pero que acostumbraba a dar exhibiciones en las milongas era Carlos Alberto Estévez, apodado como "Petróleo". 8 Utilizo el término estilo como conjunto de características propias de cada período del tango que definen una estética. La definición de un estilo es producto de la generalización y abstracción de lo observado en diferentes bailarines, por lo tanto no se espera que al considerar una pareja en particular ésta posea todas las características de un estilo determinado o que no manifieste elementos de otros estilos (Benzecry Sabá 2004). 6 Uno de los bailarines más representativos de esta época es Casimiro Ain, que comenzó a brindar exhibiciones en 1904 y ese mismo año actuó en el teatro Ópera junto con su esposa Marta. Ovidio José Bianquet, mejor conocido como el Cachafaz, daba sus primeros pasos en estos años, en 1911 viaja a Estados Unidos para realizar una presentación y dos años más tarde instaló en Buenos Aires una academia de baile. 7 Tanto para este término como para otros similares y propios de la danza del tango remitimos al lector al Glosario. 5 193 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 194 CUADERNOS 22 manera los musicalizadores de tango13. Desde fines de los años cincuenta y durante la década de 1960 las milongas se redujeron considerablemente. Los cambios en la producción de música, en los espacios destinados al baile y en la difusión del tango en el cine y la radio, hicieron notar en este período cierta decadencia del tango. Paralelo a este proceso de disminución del tango en los espacios cotidianos, se inició un movimiento que resultará en un tango destinado al escenario14. Desde mediados de la década de 1950 se hizo presente el estilo Fantasía, cuya ejecución planificada se opone a la ya clásica improvisación. Al estar pensado para ser representado frente a un público se interrumpe la dinámica presente hasta el momento que posibilitaba a los sujetos alternar su rol como espectadores o ejecutantes. El tango Fantasía se caracterizó por innovaciones coreográficas destinadas a impresionar al público, aparecieron así ganchos, boleos, sacadas, saltos y la suspensión momentánea del abrazo. Continuando la línea de crear coreografías destinadas al público, en este caso principalmente extranjero, surgió en la década de 1970 el tango For Export15. Este estilo se caracterizó por exagerar los movimientos alargando los pasos, incrementar la destreza de los bailarines aumentando la velocidad en secuencias complejas y por una puesta en escena que combina de manera indistinta estilos de baile, música y vestimenta de diferentes épocas (Benzecry Sabá 2004). En 1973, en momentos que no eran precisamente los de mayor auge del tango, se creó el Sexteto Mayor. Este grupo retomó la modalidad instalada en 1922 por Julio de Caro, la orquesta conformada por dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo. El Sexteto Mayor participó diez años más tarde en el espectáculo Tango Argentino y continúa en actividad actualmente. A pesar de que en los años que transcurrieron entre fines de la década de 1950 y 1980 el tango transitó un período en el que decayó su popularidad esto no significó su desaparición por completo. Como vemos, en medio del ocaso surgen nuevas orquestas y durante esta etapa algunos bailarines continúan asistiendo a las milongas -aunque escasas- y otros tenderán un puente con el tango para escenario y serán parte, años después, del resurgimiento del tango. Tras el fuerte desarrollo del tango para escenario, destinado a un público extranjero, se generaron nuevos espacios en el ámbito internacional y los bailarines emprendieron viajes al exterior tanto para realizar espectáculos como para dar clases. Esto estuvo acompañado de la creciente comercialización del tango vinculada sobre todo al turismo, el tango se ofreció como elemento característico de la ciudad y como expresión de su esencia. En 1983 inició su gira mundial el espectáculo Tango Argentino16, al que se lo ha suma importancia para la difusión del tango porque transmitía la presentación de las orquestas en vivo y las personas podían ir a presenciar la ejecución ya que las radios poseían auditorios para tal fin. Esto condujo a un incremento del acceso del público general al tango, que tuvo su auge en la década de 1940. La radio fue un espacio de transmisión y de producción del tango, tal como afirma Pujol (1995) la reproducción mecánica del tango fue tanto un hecho artístico como un hecho moral, ya que la alianza entre el tango y las industrias culturales (sistema discográfico, radio y cine) hizo posible tal modificación del contexto de producción y recepción. Estas transformaciones se vieron plasmadas en la danza con el surgimiento en la década de 1940 del tango Salón, caracterizado por secuencias compuestas de variadas combinaciones de pasos. Este estilo se distingue por pasos suaves, torsos enfrentados y la posición del rostro de la mujer que se sitúa por encima del hombro derecho del varón. Entre sus rasgos característicos se encuentran, además, el menor movimiento de la cadera y el torso. En la década siguiente se incrementó el uso del pívot lo que permitió un mayor manejo del espacio de la pista. En esos mismos años se desarrolló el estilo Milonguero, que se distinguió por la primacía de la improvisación y por instaurar el desplazamiento en la pista en sentido inverso a las agujas del reloj. El estilo Milonguero resaltó la caminata y mantuvo los torsos enfrentados con una leve inclinación hacia adelante. En los salones de baile "decentes" este estilo fue visto con recelo y se privilegió el tango Salón11. LOS GRANDES ESPECTÁCULOS A partir de la década de 1950 la relación entre el tango y las industrias culturales se modificó drásticamente. Disminuyó la presencia del tango en la radio, principalmente en cuanto a la presentación de orquestas en vivo y se redujo el mercado del cine argentino, que al igual que la radio había desempeñado un papel central en la historia del tango al ampliar su público. Paralelamente, se dio un auge de la televisión en la cual el tango no logró una inserción exitosa. Posteriormente el tango recuperó parcialmente un espacio en la radio pero sólo se transmitieron grabaciones correspondientes a décadas anteriores12 (Del Priore 1995, Zanada 1995). Una situación similar se presentó en la década de 1960 cuando se enfrentaron los dueños de las milongas y el sindicato de músicos. Este conflicto llevó al reemplazo de las orquestas por grabaciones y surgieron de esta 11 Entre los bailarines de esta época que han cobrado fama se encuentran Pepito Avellaneda y Virulazo. 12 La producción musical que se destaca en estos años es la de Astor Piazzolla quien en 1955 forma el "Octeto Buenos Aires", que cinco años más tarde reorganizará en el quinteto "Nuevo Tango". Sin embargo pasarían décadas hasta que la música de Piazzolla fuera aceptada en el ambiente de tango, aún hoy sus composiciones sólo son bailadas en espectáculos y no en la milonga. 13 En estos años parecía no haber lugar para orquestas tales como la conformada en 1952 por Horacio Salgán, que contaba con cuatro bandoneones, cinco violines, una viola, un cello, un piano, un bajo y dos vocalistas. Las grandes orquestas dejaron de ser económicamente viables y surgieron como alternativas los tríos y quintetos. Entre las parejas más conocidas de estos años se encuentran Copes y María Nieves, quienes realizaron un tango para espectáculo que en rasgos generales fue aceptado por el ambiente. 15 El término For Export fue empleado en un primer momento para calificarlo como un tango de primera calidad pero finalmente se utilizó en sentido negativo para describir el desempeño de los bailarines cuando la intención era resaltar su falta de autenticidad y el estar destinado a un público desconocedor y acrítico. 14 194 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 195 EL MUNDO DE LA MILONGA Y LAS ESTRATEGIAS ACTUALES... considerado como acontecimiento clave y punto de partida del renovado interés por el tango (Del Priore 1995). Este espectáculo buscaba producir un tango para escenario diferente del For Export en criterio y calidad, con la finalidad de difundir mundialmente el "auténtico" tango. Tango. Entre las razones para la creación de la Academia se encuentran que el tango "es expresión auténtica y profunda del pueblo argentino" y que ha representado al país en todo el mundo. Mientras que entre los fines de la Academia se establece tanto recopilar y estudiar este patrimonio como estimular la docencia, el interés de nuevas generaciones y preservar el tango nacional e internacionalmente (Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 1235/1990). La conformación de estilos destinados al público y el renovado interés por el tango quedaron insertos en el proceso de comercialización y en el mayor impulso dado al turismo desde los años noventa. Esto último amplió el campo para los bailarines profesionales, que incrementaron su número, pero también tuvo como resultado un aumento en la convocatoria de las milongas, algunas se inauguraron o reabrieron mientras que aquellas que habían permanecido vieron modificada su dinámica21. En lo referente a la música se crearon fusiones del tango con otros géneros, entre ellos el rock, de la mano de Melingo, la murga con los trabajos de Cáceres, y el tango electrónico cuyos principales representantes son Bajo Fondo Tango Club y Gotan Proyect. Hacia fines de la década de 1990 surgió el tango Queer22, que entendemos como un nuevo estilo en gestación y que justamente por encontrarse en pleno proceso de constitución no puede ser caracterizado por completo. El surgimiento de este estilo se encuentra atravesado por procesos sociales más generales, tales como la visibilización de las minorías sexuales y las políticas públicas de la última década que, en un marco general de impulso al turismo, intentan captar un sector específico posicionando la Ciudad de Buenos Aires como "gay-friendly" (Cecconi 2007). Queer designa tanto un estilo como un tipo de milonga, que los asistentes y organizadores denominan de esta manera con el fin de hacer saber a los potenciales asistentes que allí encontrarán parejas de baile conformadas por personas del mismo sexo, aunque no de manera exclusiva. La innovación más conocida del tango Queer es que la pareja de baile, además de la manera ya establecida un hombre y una mujer, puede estar constituida por dos hombres, por dos mujeres o nuevamente un hombre y una mujer pero con los roles de conductor y conducido invertidos. Una vez establecido el rol como algo negociable y no predeterminado, se abre también la posibilidad de que las personas alternen los roles incluso en un mismo tango. En las próximas páginas, analizaremos en mayor detalle este estilo, pero es necesario realizar previamente un balance de las transformaciones históricas del tango ya que el tango Queer ha sido caracterizado como una ruptura con el "tango tradicional". NUEVAS GENERACIONES, NUEVOS DESAFÍOS El redescubrimiento del tango lo llevó a una nueva consagración en el ámbito internacional y a la reapropiación a nivel nacional. Si entre 1970 y la primera mitad de la década siguiente la presentación del tango como parte fundamental de la identidad nacional fue "hacia afuera" destinada al ámbito internacional y al público extranjero, desde mediados de la década de 1980 y durante la de 1990, se buscó intensificar la identificación "hacia adentro" definiendo al tango como una expresión auténtica del ser argentino y apelando a las generaciones más jóvenes. A mediados de la década de 1980, proliferaron las grandes compañías que realizaron espectáculos en el exterior y en el país17. En estos mismos años, de la mano de las nuevas generaciones interesadas en el tango, cobró vigor un movimiento que constituyó el tango Nuevo18 y que se encuentra asociado, aunque no exclusivamente, a las milongas Jóvenes19. En algunos casos, este estilo se ha situado al margen de la fuerte impronta del tango Escenario y en otros como una nueva opción para un público tanto nacional como internacional pensado como exigente, conocedor y crítico. Este estilo se caracterizó por analizar en detalle la estructura del tango para la construcción de nuevos pasos y figuras, en la búsqueda de herramientas para potenciar el perfeccionamiento técnico y artístico, interesándose además en desarrollar nuevas técnicas de enseñanza. Desde el Estado se tomaron medidas para fomentar la concepción del tango como representativo de la identidad nacional20. Las resoluciones principales fueron la aparición de La 2x4, radio que dedica su entera programación al tango y la fundación en 1990 de la Academia Nacional del 16 En sus sucesivas temporadas confluyeron tres generaciones distintas, la primera representada por Virulazo y Elvira Santamaría; la segunda por Carlos Copes y María Nieves, Elsa María y Héctor Mayoral, Gloria y Eduardo y la tercera por Juan Carlos y María Rivarola, Miguel Ángel Zotto y Milena Plebs, Roberto Herrera y Osvaldo Zotto. Formaron parte de Tango Argentino los bailarines de mayor reconocimiento, que tuvieron -y tienen- sus propias academias de baile. 17 Entre estas compañías se destaca "Tango x 2", fundada en 1988 por Miguel Ángel Zotto y Milena Plebs, que continúa hasta nuestros días. 18 Entre sus principales representantes se encuentra la pareja conformada por Gustavo Naveira y Giselle Anne. 19 Las milongas contemporáneas han sido calificadas como Tradicionales, Jóvenes y Queer. Una descripción y revisión de esta tipología se encontrará en el apartado Clases y milongas. 20 Los Torneos Bonaerenses, creados durante la primera gobernación de Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires, fueron otra de las medidas tomadas con el fin de estimular el acercamiento de las nuevas generaciones al tango, al incluirlo entre las disciplinas contempladas en la competencia. A lo que se sumó el espacio otorgado para su enseñanza en las escuelas. En lo que se refiere a la música, la orquesta Color Tango creada en 1989 por Roberto Álvarez, quien fuera el primer bandoneonista de Osvaldo Pugliese, se desempeñó al año siguiente como orquesta estable del canal nacional de televisión. Nos referiremos en detalle a estos cambios en las milongas en el apartado Clases y milongas. 22 El término Queer significa en inglés raro o desviado. Fue utilizado en un primer momento como calificativo negativo para designar a quienes eran identificados o se identificaban a sí mismos como homosexuales. Sin embargo, el término fue reapropiado e inserto en reivindicaciones socio-políticas englobando distintos grupos sociales en un movimiento antihomofóbico (Lucio 2007). 21 195 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 196 CUADERNOS 22 BALANCE DE CONTINUIDADES Y RUPTURAS Las transformaciones que el tango ha atravesado durante más de un siglo han sido pensadas por Del Priore (1995) como muertes y renacimientos; si bien la imagen que proporciona el autor resulta fértil a la hora de pensar los cambios nosotros consideramos la necesidad de reflexionar sobre sus continuidades. Valiéndonos de la historización realizada, llevaremos a cabo un balance de las transformaciones que tuvieron lugar en el desarrollo de la danza del tango. En primer término, consideraremos las grandes rupturas y luego examinaremos los elementos coreográficos que han logrado permanecer atravesando distintos estilos. Intentaremos de esta manera un aporte al examen de la categoría "tango tradicional", explicitando la heterogeneidad de propuestas que parece designar, esto nos posibilitará discutir algunas descripciones de las manifestaciones contemporáneas del tango como el tango Queer o las milongas actuales, y sugerir caminos alternativos de análisis. Los cambios ocurridos a lo largo del desarrollo del tango han sido considerados por sus adeptos de forma selectiva y según el momento en el que los distintos discursos fueron elaborados. A pesar de la complejidad de estas transformaciones, tanto la música como la danza han sido clasificadas mediante polarizaciones. Con el paso del tiempo algunas oposiciones se desvanecen frente a un "otro" nuevo, solo por mencionar un caso, el enfrentamiento entre la Guardia Vieja y Guardia Nueva23 se desdibujó frente al surgimiento de una innovación de la mano de Piazzolla. Al parecer uno de los polos en cuestión lo constituye la novedad contemporánea a la discusión mientras que el otro contiene un pasado cada vez más homogeneizado. Sostenemos que en la historia de la danza del tango hubo tres grandes rupturas: a) el adecentamiento del tango; b) la ejecución planificada frente al público; c) el auge de su comercialización como símbolo de identidad. El adecentamiento del tango tuvo lugar a principios del siglo XX, el baile fue depurado según los criterios de la moral de época y surgió el estilo Liso. No se trató sólo de su extracción del prostíbulo y las orillas de la ciudad, implicó además remplazar el desplazamiento en base a pequeños y rápidos pasos, saltitos y cortes por un caminar calmo y pausado. Los cuerpos de los bailarines se encontraron erguidos, cada uno en su propio eje, dejando atrás los cuerpos altamente inclinados y los notorios movimientos de las caderas de las mujeres. Entre las décadas de 1920 y 1950, a pesar de los diferentes estilos, encontramos una complejización de la coreografía en la línea que triunfó en los primeros años del siglo. Nuestro segundo hito llega en la década de 1950 de la mano del cisma que ocasiona romper con la improvisación característica del tango y ejecutar coreografías planificadas frente a un público masivo. Se abre paso con el tango Fantasía a una vertiente aún vigente que ha entablado distintas relaciones con el tango de las milongas, desde la fuerte oposición hasta la presentación de espectáculos en la milonga24. Finalmente encontramos la tercera ruptura a principios de la década de 1990, cuando el tango entra en un pico de comercialización y difusión tanto a nivel nacional como internacional. Los grandes espectáculos, la mayor profesionalización de la enseñanza, la inserción de las nuevas generaciones y la consideración del tango como elemento identitario a la vez que de interés turístico fueron promovidos desde el Estado. Así como encontramos propuestas coreográficas que marcaron momentos de transición, existen elementos del tango que se caracterizan por su continuidad a lo largo del tiempo y por su capacidad de ser recontextualizados en el marco de distintos estilos. Elementos que se han instaurado como indispensables para el tango en general y que por tanto forman parte de cualquiera de los estilos presentes en la actualidad, estos son: el abrazo, el cruce, los giros, el pivot, la improvisación, la calidad del movimiento, el desplazamiento por la pista y el caminar (Dinzelbacher y Dinzelbacher 1997). A continuación describiremos cada uno de ellos, comenzando por la forma de tomarse en la pareja, que como hemos señalado no siempre fue única. El abrazo en el tango comenzó a unificarse en el estilo Orillero con los brazos a un lado y las manos entrelazadas. Luego esta toma fue modificando su inclinación y ya en los bailarines del estilo Liso encontramos las conocida posición que ubica los brazos semi extendidos, quedando las manos a la misma altura de los hombros. Aunque para los bailarines de hoy en día el tango parecería impensable sin el cruce de la mujer, lo cierto es que recién surgió en el marco del estilo Orillero y se expandió en el Salón. Algo similar ocurrió con el pivot, que se incorporó en la década de 1950 y hoy es un elemento técnico fundamental. Sin embargo, no fue necesario hasta que la combinación de giros (1910/1920), pasos largos (1940) y la leve inclinación de los torsos (1940) ocasionó dificultades a la hora de la ejecución. Esto trajo aparejada también la disociación torso/cadera-piernas, otra herramienta técnica que hizo posible junto con el pivot, incorporar secuencias complejas manteniendo la disposición ya establecida del abrazo y el torso. Por su parte, el espacio coreográfico al interior de la pareja, la alternancia entre figuras y quietudes y la versatilidad de velocidades se encuentran presentes desde los primeros momentos del tango, pero se han complejizado a medida que se incorporaron secuencias de mayores componentes. La improvisación ha jugado un rol similar, presente desde las primeras manifestaciones del tango ha acompañado al desarrollo de cada estilo, aunque con mayor o menor énfasis -exceptuando el tango de escenario-. El caminar, hoy lugar central del tango, no cobró impor- Se ha caracterizado a la Guardia Vieja por su espíritu alegre, ritmo vivaz, improvisación interpretativa, primacía de la danza, ausencia del cantor, pervivencia de conjuntos reducidos y amateurismo. Mientras que a la Guardia Nueva se la ha pensado a partir la profesionalización de los músicos y la comercialización de la música popular. El ritmo pausado, la primacía de la letra, el advenimiento del cantor y resolución estructural de la orquesta típica con tendencias a aumentar el número de instrumentos (Stilman 1983). No usamos están distinción en nuestro trabajo porque no nos resulta operativa. 23 24 El desarrollo coreográfico de esta vertiente del tango, pensado para ser ejecutado frente a un público, no es analizado en profundidad en este trabajo. Para ello se deberían tener en cuenta, en principio, los vínculos que se han establecido con el teatro y la danza clásica y contemporánea. 196 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 197 EL MUNDO DE LA MILONGA Y LAS ESTRATEGIAS ACTUALES... tancia hasta el desarrollo del tango Liso que se encontraba inserto en el proceso de adecentamiento del tango y lo depuraba de sus cortes. Esta línea fue continuada por el tango Salón y luego el caminar pasó a ser no solo un elemento indiscutido sino uno de los más relevantes entre ellos, junto con el abrazo. Actualmente entre bailarines es famosa la frase 'para bailar bien el tango solo hay que saber caminar', 'solo' se utiliza aquí para enfatizar la complejidad de algo que podría parecer muy simple. No es nada fácil caminar bien en el tango, cuanto menos implica una leve flexión de rodillas, su roce junto con el de los tobillos en cada desplazamiento y la descarga del peso corporal sobre una pierna a la vez que significa no dividir el peso durante el traslado. Finalmente, la circulación en la pista en sentido contrario a las agujas del reloj es otro de los elementos que hoy se encuentra naturalizado en las milongas, sin embargo no fue hasta la década de 1940 que los bailarines del tango Milonguero lo impusieron. estas interpretaciones se encuentra la propuesta de que los hombres bailaban entre sí en los burdeles o que lo hacían como parte de una contienda en el plano simbólico (Cecconi 2007). Ante la construcción de este discurso, entendemos que no se trata de establecer o discutir su veracidad sino que debemos considerar qué elementos se están recuperando o adjudicando al pasado y qué lectura de ellos se realiza desde este presente particular. Es el armado mismo del discurso lo que interesa analizar, y que en este caso busca dar legitimidad a un nuevo estilo apoyándose en los orígenes del tango. El tango Queer se presenta a sí mismo como un quiebre con el tango tradicional, que en este contexto parece englobar todas las manifestaciones que se dieron durante el siglo XX adjudicándole los rasgos que caracterizaron la década de 1940. Pero el tango Queer, al mismo tiempo que manifiesta romper con el tango tal y como lo conocíamos hasta el momento, encuentra un lazo con la "esencia" del tango apelando a los orígenes. Esta estrategia no sólo se orienta a la búsqueda de reconocimiento, sino que al anclar su autenticidad en "los orígenes del tango" implícitamente pasaría a ser la manifestación actual "más legítima". Esta construcción selectiva que realizan los sujetos en algunos casos no ha sido examinada en detalle por los investigadores y ha conducido a la descripción del tango Queer a partir de la comparación con esta entidad un tanto incierta que sería el "tango tradicional". Los componentes coreográficos del estilo Queer se encuentran entrelazados con ciertas novedades musicales. Asociada al tango electrónico25 aparece una incipiente innovación coreográfica que se ha expandido en estos círculos pero que no podemos saber aún si es una moda pasajera o se instalará como un nuevo elemento característico del tango. Se trata de una modificación en el traslado del peso corporal entre un paso y otro que admite una suerte de "rebotes" o "vaivenes" hasta el momento desconocidos. En principio pueden asemejarse a los ya conocidos "amagues", sin embargo su frecuencia en el baile es mucho mayor, admite combinarse con otros pasos en formas más variadas y su expansión en la práctica lo ha ido complejizando hasta dotarlo de una dinámica corporal bien particular. En lo referente a la modificación del rol, existen situaciones de éste tipo por fuera del marco de las milongas Queer, consideraremos casos que se presentan tanto en las milongas como en las clases que en ellas se dictan. Estas son circunstancias en las que se ponen en juego posiciones de poder negociadas a través de la posesión de conocimiento y combinadas a contextos situacionales particulares que permiten llevar a cabo exitosamente prácticas que generalmente se consideran inadecuadas. Situaciones de ASÍ SE BAILA HOY EL TANGO A partir de la descripción del desarrollo histórico y la periodización que hemos propuesto para la danza del tango podemos extraer dos premisas que nos servirán de guía a la hora de considerar las manifestaciones actuales del tango: 1) los diversos estilos conviven y se articulan; 2) los elementos coreográficos del tango tal como los conocemos hoy no estuvieron dados de una vez y para siempre sino que son parte de un proceso de construcción que lleva más de un siglo y que continúa en el presente. A continuación emprenderemos una revisión de las caracterizaciones del tango Queer que se han elaborado y, una vez que contemos con un examen del tango Queer para sumar a la descripción de los estilos ya realizada, analizaremos las prácticas actuales en las milongas y en las clases de tango que en ellas se dictan. Los dos casos que abordaremos implican efectuar una revisión de la categoría de "tango tradicional". REPENSADO EL TANGO QUEER Tal como mencionamos previamente, el estilo Queer es de reciente aparición. Sus primeras manifestaciones datan de fines de la década de 1990 y recién en 2002 se abrieron las puertas de La Marshall, la primera milonga de este tipo. El tango Queer tuvo un rápido impacto tanto en el ambiente del tango como entre periodistas e investigadores, quienes se han interesado mayormente por el cambio de rol en la pareja desde una perspectiva de las relaciones de género (Cecconi 2007, Lucio 2007). Consideramos a esta línea de investigación de sumo interés, sin embargo desarrollaremos otros acercamientos posibles. Analizaremos los discursos que vinculan al estilo Queer con los orígenes del tango, las innovaciones en el plano coreográfico que van más allá del cambio de rol y las situaciones en las que el tango ha admitido esto último y que no involucran solo cuestiones de género sino también de poder a través del conocimiento. Las representaciones que se han generado en torno del tango Queer por parte de sus adeptos, recuperaron versiones ya existentes de los momentos iniciales del tango. Entre Somos conscientes de que podría objetarse que el tango electrónico tiene también su lugar en las milongas Jóvenes, sin embargo hasta el momento su presencia es mayor en las milongas Queer y sólo en sus clases tiene un espacio el tango electrónico. Por otra parte las milongas Jóvenes mantienen lazos con las corrientes de murga y rock en el tango, es decir que su vínculo con el tango electrónico se inserta en una dinámica más amplia de exploración de nuevas propuestas musicales. 24 197 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 198 CUADERNOS 22 actuales considerando los estilos vigentes, sus articulaciones, y la transmisión y ejecución en el marco de las milongas, que se han constituido en el espacio característico del tango. Contemplar en nuestro análisis las clases que allí se dictan nos brinda la oportunidad de captar los discursos que se elaboran para dar cuenta de la práctica corporal y los argumentos que se esgrimen para fundamentar ese conocimiento. Por su parte, las milongas actuales reflejan la diversidad de estilos que caracterizaron históricamente al tango, examinaremos la calificación que de ellas se realiza en Tradicionales, Jóvenes y Queer a la luz de los cambios que han atravesado las milongas en los últimos 20 años y expondremos la diversidad de opciones que encierra la categoría de milongas Tradicionales. este tipo pueden darse en las clases, ya que los profesores26 al momento de enseñar suelen alternar entre uno u otro rol. Pongamos por caso, si un profesor varón se dispone a corregir un paso realiza la figura con los dos integrantes de la pareja. Al tomar el rol de conducido para realizar el paso con el varón de la pareja esto no solo no está mal visto y en todo caso amparado por la situación de corrección, sino que -además- se considera una demostración de destreza y conocimientos destacables. En estas circunstancias es la posesión de un conocimiento lo que permite realizar acciones vetadas para otros sujetos y no lo hace solo posible sino elogiable y admirable por parte de los espectadoresbailarines. A partir de una ampliación del ejemplo anterior podemos observar un interjuego entre relaciones de poder que involucran el género y el conocimiento. Si pensamos en una profesora que en la situación de enseñanza alterne los roles, notaremos que, al igual que al profesor, le está permitido pero que eso no lleva a la admiración de su destreza como bailarina. Esto ocurre porque los asistentes a la clase suelen considerar que el profesor sabe más que la profesora, el conocimiento en la enseñanza del tango tiene como depositario privilegiado al varón. Por ello, tanto mujeres como varones prefieren ser corregidos por el profesor y casi carece de sentido que la profesora adopte el rol de conductora durante una clase. No debemos pensar, sin embargo, que no existen situaciones en que las mujeres encuentren la posibilidad de alternar su rol. En las milongas puede verse a dos mujeres bailando juntas y aquí lo interesante es en qué momento y quiénes son estas mujeres. Situaciones de este tipo suelen ocurrir en horas avanzadas de la milonga, y la mujer que conduce debe ser muy respetada como bailarina. La especificidad de la innovación del tango Queer consiste en extender el campo en el que la alternancia de roles puede tener lugar, de situaciones específicas y sujetos reconocidos como poseedores de saber, a cualquier momento de la milonga y a todas las personas. Por otra parte el cuestionamiento de esta técnica a las construcciones de género es, cuanto menos, limitado. No sólo porque la gran mayoría todavía utiliza los términos "hacer de mujer/varón" sino principalmente porque entre aquellos que propugnan desligar los roles del género es todavía poco usual ver una pareja conformada por una mujer conductora y un hombre conducido, el carácter negociable del rol es más claro cuando los integrantes de la pareja son del mismo sexo. DEFINICIONES Y CONSIDERACIONES GENERALES El término milonga designa a los salones en los que se baila tango27, aunque pueden además incluirse otros ritmos. Milonga puede referirse sólo al espacio físico, ya que el salón puede utilizarse para otras actividades, como pueden ser clases de tango o de otro tipo de danza y que varían según las particularidades de cada caso. La milonga sería en este sentido el lugar en el que se llevan a cabo estas actividades. Pero también puede designar a la actividad misma en la que se funden el espacio, la acción de bailar tango y el encuentro con otros bailarines. Por su parte, las clases dictadas en la ante sala de la milonga implican una puesta en palabras mediante la construcción de un discurso que dé cuenta de gran parte de los fenómenos que observamos en la milonga. Por supuesto, las clases tienen una dinámica que les es propia y que en varios aspectos las distinguen de las milongas. Si se le pregunta a los bailarines qué hacen cuando bailan surgen referencias al sentimiento particular que el tango les provoca, con comentarios tales como 'sólo me dejo llevar por la música' o 'lo siento así'. Pero al momento de enseñar deben explicar los procesos que llevan a cabo al bailar. En la clase se busca transmitir conocimientos, para ello se debe construir un discurso que dé cuenta de una práctica eminentemente corporal y dotarlo de credibilidad. En la misma conformación del discurso se encuentran involucrados aquellos elementos que le darán legitimidad. Ahora bien, qué elementos serán seleccionados para fundamentar una postura dependerán, en parte de los criterios de autoridad involucrados, los que no son uniformes. Consideramos las clases que se dictan en las horas previas a la milonga, en el mismo espacio, como un lugar intersticial en la distinción academia-milonga que, a grandes rasgos, concibe a la milonga como un espacio de mayor "autenticidad" con respecto a la academia, aunque la relación entre estos dos sectores se ha matizado en las últimas décadas. Si bien la enseñanza del tango por fuera del espacio de la milonga no es en absoluto reciente, de hecho se puede remontar hasta las primeras décadas del siglo XX, las academias eran vistas como carentes de autenticidad y se CLASES Y MILONGAS Realizado ya nuestro recorrido histórico estamos en condiciones de ocuparnos del análisis de las prácticas Generalmente las clases son dadas por un hombre y una mujer o un hombre solo o una mujer sola, aunque esto último es menos frecuente. Cuando se trata de un solo profesor este suele recurrir al alumno más preparado para que lo asista en sus demostraciones de los pasos. Cuando se trata de milongas Queer ocurren en cuanto a la pareja de profesores las mismas transformaciones que en la pareja de baile, sin embargo se mantiene la necesidad de recurrir a un alumno cuando falta un integrante de la pareja. Y en el caso de que se trate de un solo profesor son más frecuentes las de clases dictadas por quienes manejan con mayor destreza el rol de conductor. 26 27 En las últimas décadas surgió la denominación de tanguería, pero lo cierto es que su aceptación fue escasa sino nula. 198 antropologia.qxp 10/11/2010 01:38 p.m. PÆgina 199 EL MUNDO DE LA MILONGA Y LAS ESTRATEGIAS ACTUALES... las asociaba fuertemente al tango para espectáculo. Incluso hasta principios de los años noventa los milongueros consideraban que el verdadero tango sólo se aprendía en las milongas y las clases que en sus salones se dictan fueron alcanzadas por ese áurea de legitimidad. A partir de la década de 1990 y en la actualidad gran parte de los milongueros toman clases tanto en las milongas como en las academias. Obviamente no todas las clases responden a los mismos criterios y sigue vigente la distinción entre academia y milonga, la que continúa siendo el espacio del tango por excelencia. Sin embargo la academia ya no está indefectiblemente ligada al tango para público y comenzó a ser legítimo para los mismos milongueros bailar y aprender tango fuera de la milonga. El tango que observamos actualmente en las milongas es producto de la combinación en distintas proporciones de los estilos Liso, Milonguero, Salón, Nuevo y, más recientemente del Queer. La variación que se puede hallar comparando milongas, parejas y profesores se encuentra dentro de este espectro de posibilidades. Se ha instalado en la práctica cotidiana la clasificación de las milongas en Tradicionales, Jóvenes y Queer. Las Tradicionales serían aquellas que mantienen los códigos establecidos en la década de 1940, y los presentan como la esencia misma del tango. Las milongas Jóvenes surgieron en los años noventa y en ellas se ven modificados aspectos como la interacción entre los bailarines o la vestimenta. Las milongas Queer, posteriores al año 2000, se caracterizan por el ya mencionado cambio en la constitución de las parejas. Consideramos que esta clasificación es útil para un acercamiento inicial, pero a medida que nos adentramos en las manifestaciones actuales y examinamos las distintas performances se evidencian sus límites, sobretodo en lo que respecta a las milongas designadas como tradicionales. parejas circulan de derecha a izquierda y no se ubican dentro de ella personas que no estén bailando. En contraposición, en el transcurso de la clase la pista puede ser dividida en dos sectores uno para los asistentes que recién comienzan a bailar, y otro para los experimentados. Solo estos últimos mantendrán en su sector la forma de circulación característica de la milonga. Además podrán encontrarse numerosos sujetos parados en cualquier lugar de la pista observando a distintas parejas. A pesar de estas diferencias en la significación y el comportamiento en el espacio, encontramos una constante tanto en las clases como en las milongas: no se baila fuera de la pista. Esto, que podría parece un dato menor, evidencia su importancia cuando observamos que los bailarines hacen uso de sus habilidades para evitar pisar tan sólo unos centímetros fuera de ella. La destreza de los bailarines no se mide sólo por la dificultad de los pasos que ejecutan sino también por la elegancia con la que los realicen y por su capacidad de desempeñarse exitosamente a pesar de las restricciones espaciales que impongan las características de la pista y las demás parejas que en ella se encuentran. Tanto en las milongas como en las clases previas se trabaja con las grabaciones de orquestas clásicas como Di Sarli, D´Arienzo, Pugliese, Troilo. En las milongas Jóvenes y Queer se destina un espacio para el tango electrónico, pero sólo las Queer lo utilizan en algunas de sus clases. Mientras que a lo largo de las clases los temas se suceden uno tras otro, durante la milonga la música se presenta en segmentos llamados "tandas". Las tandas están constituidas por un conjunto de temas continuados de la misma orq