Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio DISTRITO 4915 SUB COMITÉ POLIO PLUS PLUS Mayo de 2014 La Batalla por Ganar Qué es la Polio 2 Le Ganaron a la Polio 3 Con la última batalla ganada, India libre de Polio, la enfermedad quedaba circunscripta a tres países: Pakistán, Afganistán y Nigeria. No obstante, conflictos bélicos, raciales y étnicos en las zonas afectadas, no han permitido que las campañas se concretaran de acuerdo a lo planificado. En mayo 2014, la Organización Mundial de la Salud declaró la emergencia sanitaria mundial por el aumento del número de infectados con el poliovirus en África y Oriente Medio. En los últimos seis meses, se han detectado casos en Afganistán, Camerún, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Irak, Israel, Nigeria, Pakistán, Somalia y Siria. En ese sentido, desde la OMS se pudo confirmar que sobre todo Camerún, Pakistán y Siria – ésta última por la inmigración de los refugia- Los Sobrevivientes 4—5 Este Boletín El Milagro con la Vacuna 6 Llega a Argentina 7 Cuentos sobre la Vacuna 8—13 La Magia de la Vacuna 14 Contenido: Contadas como cuentos, este Boletín presenta además de información sobre la Poliomielitis, historias reales de los protagonistas en la lucha por derrotar a la enfermedad con las vacunas, los afectados, los pioneros, las experiencias recogidas durante dos- han “exportado” el virus hacia otras regiones. “Si no se controla, la situación podría conducir al fracaso de la erradicación global de una de las enfermedades más graves, que se puede prevenir con vacunación”, subraya la OMS. Al tiempo de acortar distancias, los medios de transporte actuales, incrementan el riesgo de importar algún caso de polio que se pueda diseminar en cualquier país a través de una persona no vacunada. No se puede desaprovechar los logros obtenidos. Los continentes y países libres de Polio, NO PUEDEN NI DEBEN DEJAR DE VACUNAR. LA VACUNA ES EL ÚNICO RECURSO PARA PONER FIN A LA POLIO. REDOBLEMOS LA APUESTA operativos de vacunación, etc. Para todo público, intenta generar conciencia de la PREVENCIÓN a partir de la VACUNA. Se puede reproducir,, duplicar, más aún: SE SOLICITA DIFUNDIR. Recopilación, selección, y redacción: María Rosa Mariani Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 2 La Poliomielitis Un Flagelo que Puso en Riesgo la Vida de La poliomielitis, también llamada parálisis infantil – porque ataca especialmente a niños de entre 5 y 10 años de edad–, es una enfermedad contagiosa producida por un virus, el poliovirus, que afecta principalmente al sistema nervioso. Ingresa al organismo a través de la boca y se multiplica en el intestino, invadiendo luego el sistema nervioso. Los síntomas iniciales de la enfermedad son fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez de nuca y dolor en las extremidades. 1 de cada 200 infecciones lleva a la parálisis irreversible, usualmente de miembros inferiores. Entre ellos, del 5% al 10% fallece por parálisis de los músculos respiratorios. Generaciones Hasta hace unas pocas décadas atrás, escenas como la de esta foto aterrorizaban a las poblaciones de todas las latitudes. Niños completamente sanos contraían la enfermedad, y en el término de tan sólo dos o tres días ya no podían continuar respirando por sus propios medios y debían permanecer dentro de pulmotores por el resto de sus vidas, con sus piernas y brazos paralizados. En 1988 la 41º Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución de erradicar la polio del mundo a través de la iniciativa GPEI (Global Polio Eradication Initiative- Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio), la que, promovida por Rotary International, organizaciones como, CDC y Unicef, recibió el apoyo de los gobiernos de todas las naciones del mundo. En 1994 la región de las Américas fue certificada como libre de polio, seguida por la región Pacífico Oeste en 2000 y la región europea en 2002. El 27 de marzo de 2014 la región SurEste de Asia fue declarada libre de polio, lo cual significa que la transmisión del virus salvaje fue interrumpida en este bloque de 11 países, implicando que el 80% de la población mundial vive en regiones libres de poliomielitis. A través de sucesivas campa- ñas masivas de vacunación en todo el mundo las epidemias se fueron controlando, hasta casi haberse neutralizado totalmente esta cruel enfermedad. En 1999 se erradicó por completo la polio tipo 2 de la faz de la tierra. Hace alrededor de 20 años, mil chicos contraían parálisis infantil cada día. En todo el año 2010, en cambio, sólo se registraron mil casos. Lamentablemente, aquel "casi" significa todavía un número increíblemente alto de niños que aún podrían contraer la poliomielitis. Globalmente, 20 millones de personas vacunan a más de 500 mil niños al año. El 99% del mal ha sido erradicado, pero si al virus no se lo aplasta de una buena vez, ese 1% restante podría traducirse en la escalofriante cifra de 200 mil chicos para el año 2030. Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Los que le Ganaron a la Polio ¡Tanto me falta por tocar! Con más de 5.000 conciertos en 50 países, y varias vueltas al mundo, no me alcanzarían tres o cuatro vidas para tocar todo lo que quisiera tocar. Casado con este señor de cola negra y dientes blancos al que he dedicado la vida. Una vida está marcada por dos grandes desafíos que se interpusieron en mi camino. El primero, convencer a mis padres para que me dejaran estudiar música. La Enfermedad nos Puso en el Centro de la Familia Afrontar la lucha contra la poliomielitis fue el segundo desafío de mi vida. Una dura etapa de mi infancia que mantuvo inmovilizado en cama durante un año. Nada fácil para mis papás. ¿Cómo acercarme un piano? Hubiera Bruno Gelber sido más fácil con otro instrumento, un violín por ejemplo. No obstante, gracias a su ingenio, pude continuar mis prácticas. Desmontaron la lira del piano y seguí estudiando recostado en la cama. En esa eterna soledad el piano era mi única compañía y la música, mi felicidad. Cada nota que brotaba del teclado, era un regalo para mis oídos, y una luz de esperanza. Menos mal que no puso en peligro la integridad de mis manos. En esa casa con paredes que parecían cubiertas con papel decorado con pentagramas, mis piernas inmóviles por la poliomelitis no fueron motivo para que mis manos descansaran sobre el piano. Enfrenté el desafío de luchar contra la enfermedad, y derroté a la polio severa que había contraído. que me tocó vivir, y tampoco fue un estímulo para enfrentar mi carrera, debo admitir que me dio una concentración mayor de la que hubiera tenido con dos piernas iguales, dos buenas piernas. Tal vez, me hizo más fuerte. Le gané a la polio, y además, creo que le saqué provecho. Si bien no fui mejor artista por haber crecido en medio de circunstancias dolorosas Sobre reportajes a María Angélica Llorente Óptica y contactóloga, socia de Rotary Club Quilmes, soy otro de los que le ganó a la Polio. Con el apoyo y la contención de mi familia, que me llevaba desde Quilmes a severos tratamientos en Capital, y la tarea de los médicos; tras varias operaciones logré recuperar la movilidad de una de mis piernas. Gracias a esas soluciones que fueron construyendo sobre la marcha, Página 3 hoy puedo decir que entre todos “le ganamos a la Polio”. Tengo familia, mi trabajo, y guardo en mi recuerdo al Dr. Salvati, también quilmeño; que inició el camino a mi recuperación con la primera intervención quirúrgica. Desde mi tarea en Rotary, espero aportar luz, para erradicar la noche oscura de la Polio. Bruno Gelberet Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 4 La Alternativa a los Casos más Severos El hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer fue creado para paliar los efectos sobre el sistema respiratorio de las personas afectadas por las terribles epidemias de poliomielitis anterior aguda de 1955 y 1956. Aquí se inauguró la primera terapia intensiva del país, se impulsó la asistencia respiratoria mecánica y se desarrolló la ventilación no invasiva. Además, en el hospital funciona un hogar respiratorio donde residen pacientes neuromusculares con compromiso respiratorio. El hogar es una de las obras de mayor importancia del hospital. Surge en respuesta a las necesidades de niñ os que de bían o bl ig at oriame nt e us ar pu lmot o re s , ca- ma os cila nt e , y ot ros aparat os re s pi rat or ios para po de r v iv ir ; a i niciat iv a de la d oct o ra G wen d o ly n S h ep h er d, que inv ie rt e t odo s u e s fue rz o para s acarlos de la s ala de hos pit al, donde s ubs is t ían. Ent once s , t ras lada n a los prime r os ni ños de l h os pit al a l H og ar, don de y a e n 196 5 hab ían p romov ido la cre ac ión de V IT RA ( Fu n d a c ió n p a ra V iv ien d a , tr a b aj o y Ca p a c ita c ió n d el Lisia d o G r a v e) , e l prime r ce nt ro v ocaci ona l para pe rs onas con dis capacidad s e v e ra e n Amé rica Lat ina. Funciona en la Casa de los leones (Palacio Díaz Vélez) en Av. Montes de Oca 110, CABA, una casona que perteneció desde 1880 al millonario Eustaquio Díaz Vélez, en el predio del Hospital Elizalde, ex Casa Cuna. Actualmente viven allí pacientes sobrevivientes de la epidemia de 1956, que por lo tanto cumplieron cincuenta años de vida en el hospital, aunque hay otros, con otras patologías además de la polio. Totalmente dependientes, además están con ventilación asistida. Algunos utilizan los pulmotores originales mientras otros están con otro tipo de ventilación mecánica”. Algunos de los que ya no Están Teresa Bonnefous Amalia Bohun Una entrerriana de origen francés, en la casa desde 1979, cuando tenía 11 años, su vida cambió radicalmente: se enfermó de poliomielitis y ya no pudo abandonar la silla de ruedas. Pero, con un respirador artificial a batería pudo salir del Hogar para trabajar en VITRA. Conectada al respirador artificial, a estudiar Teología con la ayuda de una voluntaria que lentamente iba pasando las páginas de La Biblia frente a sus ojos. Con grandes esfuerzos para hablar, solía decir: "Hay un solo Dios para todos". Esther Lavan La pampeana , el mejor ejemplo de ganas de vivir. Madre de un hijo y abuela de cinco nietos, pasó años sin salir del pulmotor. Sólo su cabeza permanecía afuera. Stella Maris Ziganti La doctora Stella Maris Ziganti, abogada, uno de los 17 pacientes afectados por la poliomielitis que en los 90’s aún vivían en el Hogar respiratorio pudo valerse de su propia respiración durante varias horas al día. "Estoy dentro del pulmotor cuando duermo, más o menos ocho horas diarias" cuenta", decía en un reportaje. Pero fuera del pulmotor, respiraba mediante el método `glosofaríngeo', que consiste en acumular aire con la faringe, como lo hacen los sapos y los peces. Entre las doce del mediodía y las dos de la tarde, recurría a un aparato respiratorio artificial, que le permitía seguir trabajando, por la tarde, como tesorera de VITRA. El Refugio de los Sobrevivientes Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 5 Los Sobrevivientes darme con audiotextos. Norberto Butler Soy un hijo tardío de la epidemia de polio de 1956: había cumplido tres años en 1960 cuando tuve el desgraciado contacto con el virus. Desde entonces no pude desprenderme de la asistencia respiratoria. En pulmotor hasta 1994, en que con la incorporación de aparatos muy sofisticados, pasé a la cama, que me dio bastante más libertad. Pude empezar a manejar las manos, algo que no me permitía el pulmotor. Soy miembro de la comisión de salud de la asamblea de Parque Lezama y una figura siempre presente en los cacerolazos, con el respirador a cuestas, me entremezclo con manifestantes, bombos y pancartas. Promueve actos contra los gobiernos de turno, porque no protegen a las personas con discapacidad. Hace muy poco, logré con la ayuda de amigos, inaugurar mi Centro Cultural. mis padres me trajeron desde el Chaco buscando la cura. Así llegaron hasta el Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer que, por entonces, todavía no estaba especializado en el tema. No encontraron lo que esperaban porque la polio ya me había paralizado sin remedio, y decidieron regresar a casa. Sin mí. Viví en el Hospital hasta los once años. Fue en ese momento cuando se decidió abrir un Hogar que nos alojara, a muy pocos metros del Hospital. Desde entonces, éste es mi lugar en el mundo. En el Silencio, y Casi ciego, abandonado por mi familia, mi vida no fue un jardín de rosas pero puedo reconocer dos etapas diferentes: la sala de hospital y la mejor, que llegó en el ’73, cuando pudieron trasladarme al Hogar. Fue como entrar al paraíso. Allí pude hacer la escuela primaria y el secundario, pude hacer amigos y tener contacto con chicos voluntarios de mi edad. Ni la parálisis, ni la respiración asistida, ni la ceguera, derivada de “la maldita polio”, fueron lo bastante fuertes como para impedirme disfrutar, estudiar y militar. Con el respirador a cuestas asisto a recitales, a la facultad. Cuando salí del pulmotor y pude empezar a manejar las manos, empecé a ayu- María A. Sánchez La poliomielitis ha sido mi vida. Sé que mucha gente no recuerda o ni siquiera conoce la epidemia que se extendió por todo el país en 1956, pero en mi caso fue la condena que me deparó el destino. No consigo imaginarme qué hubiera sido de mí sin la enfermedad que me afectó a los dos años, cuando era casi un bebé. Lo que conozco lo supe por relatos ajenos, poco precisos aunque repetidos, que ya forman parte de la bruma del pasado. Aunque había habido brotes anteriores, el de ese año fue muy poderoso y se cobró más de seis mil víctimas. Con muy escasos recursos, Un día descubrí que podía usar la boca para pintar a pesar de la poca movilidad en mis manos. Entré en contacto con la Asociación de Artistas Pintores con la Boca y el Pie. Ellos me aceptaron, promo- vieron y becaron. Y me dieron la oportunidad de ganarme la vida. Con el tiempo construí una familia algo especial, pero familia al fin. Está compuesta por tres amigas y mi sobrino Alan, que tiene 18 años y vive conmigo. Mi hermana, cuyas capacidades fueron muy distintas de las mías, lo dejó a mi cargo cuando era un bebé. La epidemia de polio me marcó para siempre el Olvido, para Muchos la Enfermedad fue un Estigma. Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio El Milagro de la Vacuna Para 1947 ya había comenzado mis investigaciones, cuando comencé a recibir la ayuda de la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil. No fue caprichoso que Harry Weaver, su responsable, me convocara. El tenía en su cabeza el diseño detallado de los pasos que habían de darse para llevar a cabo el programa de investigación más ambicioso de aquellos momentos en el campo biomédico, y la forma de organizar los fondos para los investigadores y las instituciones donde trabajaban, En momentos en que en mi país ya se El Pueblo es el Dueño de la Vacuna. No hay Patente. ¿Se Podría Patentar el Sol? registraban 60 mil casos, decidí inocularme para probar vacuna antipolio que acababa de producir, porque, "no se debería querer para los demás lo que no se quiere para uno mismo". Elegí hacerlo el 13 de marzo de 1953, fecha del cumpleaños de Roosevelt, que tanto apoyó mis investigaciones, concretando un gran sueño. Un sueño al que además contribuyeron mi mujer, Donna Lindsay, y mis tres hijos, de 5, 8 y 11 años, que sirvieron también de conejitos de Indias. Necesito "el coraje suficiente como para defender mis convicciones", pensé Página 6 JONAS SALK en el momento de aquella prueba. Y fui convincente. Dos años después se inició la primera vacunación masiva para dos millones de personas, con la supervisión de uno de mis maestros: el notable epidemiólogo, Dr. Thomas Francis. Los Pioneros de la Vacuna—Randy Kerr Para abril de 1954 la posibilidad de las pruebas con la vacuna causaba tanto temor como la misma epidemia. A los seis años de edad, se cumplió mi sueño. Había pedido, rogado ser el primero en recibir la vacuna. Estábamos haciendo la Historia. Y yo mismo pasaba a la historia, cuando me tomaban la foto durante la primera inyección. “Dolió menos que una de penicilina”, comenté a los reporteros, que me rodeaban. Igual felicidad sentí cuando a casi un año, el 12 de abril de 1955, a diez años de la muerte del Ex Presidente Roosevelt, nos reunieron en el Gimnasio, prendieron la radio, y desde los altavoces escuchamos decir “La Vacuna Funciona”. Pasados los años, seguía participando como líder de la Fundación contra la Polio, y me seguían tomando fotos cuando me invitaban a algún acto. ALBERT SABIN Mi familia, de origen judío, en 1921, se vio obligada a huir de Polonia por el antisemitismo. Estudié Medicina en la Universidad de Nueva York y fue en mis años universitarios cuando comencé a investigar sobre la polio. Entre 1935 y 1937 ya había realizado grandes avances. Uno de mis primeros aportes fue descubrir que el virus de la polio no ingresaba al organismo por medio de las fosas nasales, como sostenían muchos de miss colegas; sino a través de la boca, para des- pués extenderse por la sangre a través del sistema gastrointestinal. Por eso sostuve que la vacuna debía seguir la misma ruta que la infección en el caso del virus salvaje – ingresando al organismo a través de la boca, y desarrollé una vacuna oral, que evitaba jeringas, agujas e inyección. Se impuso a la anterior, pero tal vez, logró la mayor trascendencia cuando con Rotary International, encaramos la Campaña Polio Plus, cuyo símbolo es, la gotita. Con Rotary, dimos los primeros pasos en la integración de La Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio, que constituye, en sí misma, un hito histórico por tratarse de la campaña sanitaria más amplia, a nivel internacional, que se haya desarrollado en la historia de la humanidad. Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 7 Yo Traje la Vacuna de Polio a la Argentina Eugenia Sacerdote de Lustig, Apasionada por la Medicina Turin, Italia 9 de noviembre de 1910 Buenos Aires 29 de noviembre de 2011 Mi historia, es la historia de una pasión. A la que dediqué mi vida, sorteando obstáculos y ganando batallas. Una de las primeras mujeres Universitarias en Italia, me gradué en Medicina en 1936, para pasar a integrar el reducido grupo de ayudantes de la cátedra de Histología en la Universidad de Turín, hecho que marcaría mi vida profesional. En esa época, ser mujer, científica y además judía, era demasiado. Pero la guerra trajo lo peor. Recuerdo que en junio de 1938, salieron las leyes raciales, y los judíos ya no podían trabajar. A mi esposo, ingeniero que trabajaba en la empresa Pirelli, para no despedirlo, le ofrecieron trasladarse a Argentina, donde iban a instalar una planta. Era un país del que nada sabíamos, pero no había alternativas. Un día de 1939 abordamos en Nápoles el buque Oceanía, y así llegamos a este país. En 1952 comenzó en nuestro país la terrible epidemia de poliomielitis. Yo estaba de vacaciones y el Ministerio me mandó a llamar. Había que actuar de urgencia, ya que la epidemia avanzaba a un paso alarmante. Nos enviaban muestras continuamente. Fue un tiempo en el que me llegaban sesenta o setenta casos diarios para hacer el diagnóstico. Poco después se oían las primeras alentadoras noticias de la vacuna Salk. Fui becada por la Organización Mundial de la Salud junto con investigadores de distintas partes del mundo para ir a Estados Unidos y Canadá, a estudiar los efectos de esa vacuna. Estuve trabajando con monos. ¡Qué difícil que era! Les tenía que poner inyecciones con jeringas de vidrio, que se rompían continuamente. Trabajábamos de la mañana a la noche y teníamos miedo de infectarnos, porque las condiciones de trabajo no eran las de hoy. A mi regreso, impulsé el uso de la vacuna Salk. Si bien aún no había sido autorizada por el Ministerio de Salud, para dar el ejemplo, decidí inocularme yo misma en público y vacunar a mis propios hijos a fin de convencer a la población, como había hecho Salk, en su país. Yo misma se la apliqué a los primeros chicos que se acercaron al Malbrán. Como Investigadora del Conicet y jefa de Virología del Instituto Malbrán, y en el Instituto Angel Roffo, donde dediqué más de 40 años al estudio de las células tumorales, hasta que pasados los 80 años de edad, la ceguera me impidió continuar utilizando el microscopio de mi laboratorio. Pero todos los premios y los reconocimientos recibidos, no se comparan con haberle ganado la batalla a la Polio. Cuando por 1959, contribuí con mi aporte para traer la vacuna, que se sancionara la ley 15.010, que estableció la vacunación obligatoria y gratuita para todos los niños hasta los 14 años de edad y las mujeres desde el quinto mes de embarazo. Con esa Ley, Argentina, se convierte en uno de los primeros países en comenzar formalmente a combatir este flagelo. También me ocupé de convencer a la población de su importancia como barrera para detener la epidemia. Fuentes: Andrea Ferrari, Página 12 Valeria Román, Clarín http:// www.cienciaenlavidriera.com .ar/2012/01/01/sacerdote-de -lustig-eugenia-personaje-del -mes-enero-2012/ Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 8 Yo Logré Controlar la Polio en el Mundo Carlos Canseco González Nacido el 17 de marzo de 1921 en Tampico, falleció el 14 de enero de 2009 en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, México. Desde Monterrey, donde a principios de 1948 me radiqué ya Médico, médico, t ras haberme especializado en Chicago, logré la apertura de la Cátedra de Alergia e Inmunología Clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo León. En 1972, ministro de salud de México, que para entonces registraba unos 500 casos de poliomielitis anuales; instituyó los días nacionales de vacunación contra la polio. Un programa de cuatro años en el que durante una semana se implementaba un operativo de vacunación obligatoria para todos los niños menores de 5 años. Desde Monterrey me tocó, supervisar este programa que no dejaba librada la vacunación a voluntad de la madre, para convertirse en el primero obligatorio en la historia de la medicina en América Latina. La Presidencia de Rotary International, me dio la oportunidad de hacer realidad mi sueño. Mi relación con Albert Sabin, socio honorario del Club Rotario de Filadelfia en Estados Unidos de América, con el que compartía la preocupación por vacunar como única forma prevenir esa enfermedad, dio grandes frutos. Iniciar el programa Polio-Plus. “Un proyecto ambicioso y complejo”, un “enorme desafío”, el programa que constituiría mi mayor herencia: Controlar la poliomielitis en el mundo, costeando la vacuna para todos los niños. Con un operativo implementado con la colaboración del Gobierno del Presidente Miguel de la Madrid, en que el sábado 18 de enero de 1986 se inmunizaron 13 millones de niños, en 1988 logré convencer a la Organización Mundial de la Salud del poder de movilización social de los rotarios del mundo, lo que dio lugar a la creación de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis, con la intervención de la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). América Latina rotaria fue la primera en responder, regis- trándose el último caso de polio paralítica en su territorio, el 24 de agosto de 1991, en Perú. En 1995 el Programa Polio-Plus ya se había implementado en 147 países, logrando inmunizar a mil millones de niños alrededor del mundo. A través de sucesivas campañas masivas de vacunación en todo el mundo las epidemias se fueron controlando, hasta casi haberse neutralizado totalmente esta cruel enfermedad. En 1999 se erradicó por completo la polio tipo 2 de la faz de la tierra. Fue el 13 de enero de 2011 cuando la polio cobró su última víctima en la India, Rukhsar Khatoon, una niñita de dieciocho meses que sus papás se habían negado a vacunar. En un esfuerzo conjunto de la OMS, el UNICEF, más de 100.000 rotarios indios ayudaron a liberar de la polio a su nación y con eso demostraron que los rotarios son capaces de lograr lo imposible. El 13 de enero de 2012, India fue declarada libre de Polio. Con India libre de polio en 2012, circunscripta a zonas de tres países, Pakistán, Afghanistán y Nigeria, y un rebrote en Siria durante en 2013, LOGRÉ CONTROLAR LA POLIO EN EL MUNDO. Fuente: Rodrigo, Mendirichaga. Transcender en el prójimo: Carlos Canseco. México, Castillo, 1996 “La Mejor Recompensa por Hacer, Es la Oportunidad de Hacer Más” (Jonas Salk). Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 9 Un Recuerdo Perfumado Esta mañana escuchando las noticias me enteré que la OMS y ROTARY INTERNACIONAL, rendirían una vez más, merecido homenaje a los Dres. SALK, y SABIN descubridores de las vacunas contra la poliomielitis. “Incluya aquí una frase o una cita del artículo para captar la atención del lector”. Instantáneamente, mi mente retrocedió a los años 50’s, cuando mi infancia transcurría alegre entre mi casa y la de mis abuelos. Ellos habían llegado de Italia, siendo niños, con sus ataditos de ropa, en barcos repletos de inmigrantes que traían el corazón lleno de ilusiones y los brazos fuertes para cualquier trabajo. Nunca olvidaré la larga mesa tendida y las ¨canzonettas¨ coreadas por todos. gada de la leche escuchando la radio. Elegantes damas, tomando el té en diminutas tacitas, audaces héroes, de capa y espada, rescatando a los injustamente prisioneros; y la pausa obligada de la leche escuchando la radio. Volví a recordar cuando una tarde, infortunada tarde, nos dijeron que Robertito ¨Tito¨ el hermanito de mi amiga Ángela estaba enfermo, muy enfermo, atacado por esa enfermedad del nombre raro. Seguro que no tenía puesta la bolsita.; porque en aquellos días todas nuestras mamás ya nos habían colgado al cuello, entre las ropas y debajo del guardapolvos, una bolsita, hecha con puntadas a mano, conteniendo una o dos pastillas de alcanfor, para que nos protegiera de ése mal. Los días pasaron. No hubo más risas ni juegos. De Tito sólo sabíamos que estaba internado en Casa Cuna y que estaba mal, muy mal. Un día llegaron a la escuela Mi recuerdo se hizo más real. Vi el patio en damero poblado de malvones, donde siempre jugaba con mis amiguitos. Aquel fue el escenario de las más diversas situaciones. Elegantes damas, tomando el té en diminutas tacitas, audaces héroes, de capa y espada, rescatando a los injustamente prisioneros; y la pausa obli- unos doctores y nos pusieron a todos una vacuna. Después de muchos días, Ángela, que era mi compañera de banco, nos contó que Tito estaba mejor, pero que no movía del todo sus piernitas. Pasó mucho tiempo. Una mañana, Tito volvió al barrio. Todos, grandes y chicos, fuimos a verlo y a llevarle regalos. Estaba muy flaco y pálido, parecía un viejito; su pierna izquierda, estaba sostenida por un aparato de metal y cuero al que yo miraba hipnotizada. En el verano siguiente mi padre compró una casa más amplia en otra localidad. Nos mudamos. No volví a verlos. A ninguno. El comienzo de las clases me dio nuevos amigos y la vida mi destino. De grande supe que lo de la bolsita no era eficaz. Tal vez haya sido una creencia popular. Están transmitiendo el acto por televisión. Un fuerte impulso, me lleva a mi cajón de los recuerdos, lo abro y busco. Busco y la encuentro. Allí está la vieja bolsita. La aprieto en mis manos y me sumo al homenaje, musitando un GRACIAS a todos los benefactores de la humanidad. De la raída tela se desprende un tenue perfume a alcanfor. ZULEMA ANTONELLI Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 10 En Algo nos Parecemos “La belleza del universo no es sólo la unidad en la variedad, sino también la diversidad en la unidad.” Umberto Eco Y Rotary, un universo de más de 33.000 Clubes rotarios y 1.200.000 miembros en el planeta, provenientes de culturas diversas, en una multiplicidad de idiomas, hacen del “Dar de Sí, sin Pensar en Sí”, lema de vida, no hace más que confirmar los dichos del filósofo. Y en esa variedad que determinan los límites territoriales, la búsqueda de la Paz, y Polio Plus, hacen a la unión de esfuerzos en pos de objetivos comunes. Fue en el trabajo por los objetivos compartidos desde Rotary, descubrí que Bill Gates y yo teníamos algo en común. Un arquitecto argentino, y un estadounidense, co-fundador de Microsoft, una de las mayores fortunas del mundo. Junto con su esposa Melinda, lideran la Fundación Bill and Melinda Gates, que viene realizando sistemáticos aportes muy significativos a la erradicación de la Polio en el mundo. Socio honorario del Club Rotario de Seattle, luce una gorra de Rotary en la Convención de RI, donde fue a efectuar un anuncio muy importante a nivel global, y yo, miembro del E-Club del Conurbano, con mi esposa Celia, socia del mismo Club, realizo mis aportes a la Cultura desde la Asociación de Amigos del Museo Hudson, y nuestro humilde programa de Radio “Te cuento”. No sé si mi sombrero es de gaucho o de “cowboy”, pero no es solamente el tener la cabeza cubierta, ni compartir el mismo compromiso con la institución lo que nos hace parecidos. Recorriendo materiales para aprender más sobre Rotary, que descubrí una coincidencia que nos une. Y, el escuchar su comentario sobre la tía de Melinda, Mira, que tras muchos años de trabajo en Nueva Orleans como agente de reservas de Delta Airlines, se mudó a Dallas, después del Huracán Katrina; me recordó a mi propia tía, Aida. Ambas víctimas de la poliomielitis. No sé con exactitud si era el fin de 1955 o el verano del 56, , (la memoria de un niño pequeño apenas guarda sus primeras imágenes en una nube algo indefinida), aunque sí recuerdo que todavía no iba a la escuela. Mi mamá, estaba aterrorizada por las noticias sobre los estragos que estaba causando la parálisis infantil, en especial después de conocer de cerca un caso en la familia. Mi tía Aída, hermana de mi papá contrajo poliomelitis cuando niña ..... y, si bien salvó la vida, y no tuvo que usar muletas como Mira, quedó renga de una pierna, situación que la acompañó toda la vida .... La pobre, pese a ser muy capaz y simpática nunca pudo prosperar en su trabajo en la medida de sus posibilidades, ni aspirar a estar en atención al público por su renguera (en esa época se discriminaba a las personas que rengueaban) y es así que tuvo que conformarse con ser telefonista. Si bien recuerdo perfectamente a mi tía, casi había olvidado mi propia anécdota. Es increíble cómo una palabra, un hecho activan en la memoria imágenes almacenadas en la memoria a largo plazo. Veo mi encierro de tres meses, en soledad, mirando la calle desde la terraza. No había vacunas, ni modo de prevenir el contagio más que remedios caseros, y evitar el contacto con otros chicos. Por eso, no salía a la calle, no me permitían invitar a otros chicos a mi casa. Una casa muy amplia, con hermosos juegos, que sólo compartía con el perro. Veo lagrimones corriendo por mis mejillas durante la prolongada cuarentena impuesta por designio materno. Pero en esa época, los chicos no protestaban, aceptaban lo que decían mamá y papá. Con los años, aprendí que su temor era fundado. Solamente en 1956, hubo casi siete mil casos registrados. Así como aprendí que Bill Gates y yo, tenemos mucho en común. Sobre el relato de Atilio Alfredo Martínez "Hay que buscar igualdad, la diferencia se da de antemano. Los seres humanos somos diferentes. La diferencia es un hecho, la igualdad, un derecho. Nadie está más pendiente de la diferencia que un racista, por ello se debe educar en la igualdad; las diferencias son superficiales pero los parecidos y semejanzas son esenciales." Fernando Savater. Te lo Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 11 Las Primeras Dosis de la Vacuna Salk Hija de los 40, y prematura, con una mamá Enfermera, devenida en Radióloga, mis visitas al Hospital Evita de Lanús, (Aráoz Alfaro, después de 1955) eran algo frecuente. Ya fuera porque ese día no había nadie que me cuidara en casa (ya que todos trabajaban) o porque debía verme algún especialista. Los lavajes Proetz por mis sinusitis, las visitas al especialista de alergia, cuando me llenaba de ronchas, el hematólogo por la falta de glóbulos rojos, formaban parte de mis rutinas. Si hasta una simple operación de garganta, con ese médico tan buen mozo, yerno de la cantante Libertad Lamarque, derivó conmigo en una internación de casi un mes, que requirió de transfusiones de sangre, que acepté sin chistar. El Hospital era casi mi segunda casa. Verdaderas excursiones mañaneras que olían al cuero de los asientos de los vagones de 1º clase del Roca, que tomábamos en Bernal para transbordar en Avellaneda, y depositarnos finalmente en la estación Lanús, entremezclado con el aroma de madera de los pisos. Hasta tenían baño, que sistemáticamente visitaba en cada viaje, aunque más no fuera para verificar que todo estaba en orden, mientras me tambaleaba con el movimiento de la formación. Reconocer en los pasajeros habituales que tenían abono mensual, una cara amiga y adivinar las historias detrás de un maletín, un libro, el diario abierto, o un par de gafas. Esa mañana, todo era diferente. Y al llegar al Hospital, todo lucía diferente. Tras el breve pasaje por la salita donde se marcaba la entrada, el Hall lucía mucho más amplio. Los largos pasillos con piso de mármol, tan brillantes, eran una invitación a correr y terminar resbalando como sobre patines, hasta frenar en la pared a una cuadra de distancia. Pero debía portarme bien. Las paredes, también recubiertas de mármol reluciente, y las placas de bronce que anunciaban el nombre de cada servicio, parecían lustrados para recibir mi visita, iluminaban el camino hasta Rayos. Después de dejar tras el mostrador a la izquierda del pasillo, las bolsas con galletas marineras de la panadería La Argentina, que mamá solía llevar para compartir con unos mates, entre placa y placa; los sillones me invitaban a zambullirme. Mucho más mullidos que los del Roca, donde de mañana no conseguía asiento, eran una tentación. Durante más de 30 años, su nombre original estuvo proscripto. Allí, por ejemplo, nació Diego Armando Maradona, en octubre de 1960, y se asistió a “La Raulito”, que también vivió allí durante años. Todo era tan diferente que hasta lo habitual parecía atípico. Tanto habíamos escuchado con la radio con mi papá sobre la Poliomielitis. Tanto me había explicado sobre los riesgos de contraer la enfermedad y sus secuelas. Tanto, que me había convencido que vacunarme era casi una fiesta. En el servicio de alergia, un cartel anunciaba: “Se aplica la vacuna Salk”, que no era obligatoria todavía, ya que tampoco había suficiente para todos los chicos. Después de los afectuosos saludos que mamá intercambió con sus compañeras, … un pinchazo, atención que recompensó con una bolsa de galletas marineras; y yo me había liberado de resultar infectada por la parálisis infantil. Estaba tan contenta, que me costó contener las ganas de correr por los interminables pasillos. Me permití en cambio zambullirme en el sillón al lado de Radioterapia (promesa de vida que nunca llegó a atender a Eva Perón), frente al mostrador de Rayos, que me vio recostada con mirada tranquila y cara de satisfacción. Ya le estaba ganando a la Polio. María Rosa Mariani Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 12 Nos Vacunaban en la Escuela “Rotary Cambia Vidas”, dice un Lema que vi en un banderín de esos que usan los rotarios. Y a Rotary lo hacen los socios, que Viven Rotary con intensidad y compromiso. Ellos también cambian vidas. Trabajar en la casa de dos Rotarios, y con ellos, me llevó no sólo a aprender el significado del Servicio al colaborar con el Club, recibiendo llamados telefónicos, lavando manteles, alguna vez limpiando la sede, asistiendo en la cocina en oportunidad de alguna cena muy concurrida; sino a promover el apoyo a causas nobles que yo misma acerco al Club. Una Biblioteca Popular a la que esos libros que esperan dueño le pueden venir muy bien, o mi amigo que lleva adelante una escuelita de futbol para chicos de escasos recursos que espera sacar de la calle, y necesita zapatillas. Sin quererlo, fui ingresando en su filosofía Entonces, en mis visitas mi Cruz del Eje natal, cuando veo esa Rueda, les digo a los rotarios que cruzo en el camino, “que sé de qué se trata”, y comenzamos a hablar un mismo idioma, un idioma sin fronteras. Universal. Tanto escuchar hablar de Polio Plus, interiorizarme de sus avances y sus problemáticas, de sus benefactores, de ver a mis hijos que crecieron libres de esa amenaza, que agitó en mi memoria los recuerdos de la primera vacuna que recibí. Allá por los 70’s, mi papá, ferroviario, había sido transferido a Capilla del Monte. Familia numerosa, seis hijos, y todos bastante tranquilos, conmovimos a las monjas del Colegio religioso local, Madre Cabrini, que nos becó a todos. Sí, no solamente la cuota, sino los uniformes y hasta los libros y útiles. Eran más exigentes que nuestros papás, que demandaban estricto cumplimiento de deberes y todo lo que nos mandaran. Si había que ir un sábado para una clase extra, … había que ir. Una mañana llegó la maestra y dijo: “vinieron a vacunarlos”. “Tienen que ser valientes y no llorar, va a ser bueno para ustedes”, y nos hizo formar en fila para salir del salón e ingresar de a uno a un aula contigua. No sabría hoy si fue su reclamo de valentía para afrontar el pinchazo lo que hizo que la fila se convirtiera en un coro de llantos, al mejor estilo de una tragedia griega. Nuestras lamentaciones se escucharían desde la calle. Y llorábamos sin haber visto las largas agujas que usaban para inocularnos. Aunque la maestra había advertido: “No miren”, era imposible no mirar. La imagen que conservo del mechero que usaban para lo que con el tiempo aprendí que era “esterilizarlas”, potenciaba el berrinche de los últimos de la cola, que se iban enterando de lo que se veía adentro, aunque en realidad, no fuera más que un pinchazo. Con los años aprendí el valor de la vacuna, que salvó a miles y miles de chicos. Cientos de miles, y a sumarme a todos los que desde 1953, le dijeron “Gracias”, en una infinidad de idiomas. El que se inoculó a si mismo para probar la efectividad de la vacuna con la que venció a la Poliomielitis. Con la que los pulmotores empezaron a ser relegados, como símbolo de una pesadilla que atacaba las piernitas y brazos de cientos de miles de chicos en el mundo, cuando no todo su cuerpo. ¡Qué pena que no me explicaron qué es una vacuna utilizando sus propias palabras! "Cuando se vacuna a una persona, su organismo jamás olvida esta experiencia". "Años más tarde, no importa cuántos, al aparecer el verdadero enemigo, el organismo tiene la capacidad de reaccionar diciendo `yo a usted lo conozco'”. Mis hijos no lloraron. No sé si fui más convincente que mi maestra. No sé si fue que no recibieron un pinchazo sino una gotita. . Lo que sí sé es que cuando sean padres, si todavía hace falta, llevarán a sus hijos a vacunarse sin temor. Sobre el relato de María Noemí Cativa Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 13 El Día en que una Gotita le Puso Freno a la Polio Estaba en segundo grado, lo que hoy es tercer año de la Escuela Primaria. En aquella época, había un Primero Inferior y otro Primero, llamado Superior. ESE DÍA CONOCÍ LA PRIMERA VACUNA QUE NO DOLÍA. Sobre el relato de María Graciela Formoso Una etapa feliz, en la Escuela Número 36 de Sarandí, una escuela muy linda, cerca de casa. Sobre la Avenida Mitre, desde sus ventanas, no éramos testigos de picadas, ni de vehículos circulando a gran velocidad, aunque el colectivo había reemplazado a los tranvías de las líneas 22 y 17 . Tampoco necesitaba cruzarla. Yo vivía en un barrio tranquilo, con calles no tan anchas que no eran riesgo para que pudiera hacer el camino de ida y vuelta, caminando, y sola. Con el gris del otoño y la caída de las hojas, el viento y la lluvia, interrumpían ese transitar armónico por la vida; si al son del Capitán Piluso, a la hora de tomar la leche asomaba un estornudo. ¿Resfrío o gripe? ¿O…? La posibilidad de una línea de fiebre, era aterradora. El fantasma amenazador de la Polio se hacía presente. Estaba todavía allí, en los recuerdos de mamá al agitar el termómetro. Temerosa del aumento de la temperatura por la noche, que la mañana si- guiente podía ser parálisis. Es que en la familia se había vivido un caso. Omarcito, ese primo lejano, dos años mayor que yo, de la noche a la mañana, se había contagiado la parálisis infantil. Salvó la vida, no fue total, pero la falta de movimiento en un pie, sería permanente. No había vuelta atrás. No tenía cura. Menos conscientes que nuestros mayores, ya que no conocíamos que había riesgo de parálisis total, y de vida; nosotros, los chicos, también teníamos miedo. Por eso aceptábamos sin chillar cuanta vacuna hubiera. A mamá o papá no se le decía que no, ni se protestaba. ¡De ningún modo! Aunque los pinchazos que ya hacía un tiempo habían comenzado a controlar las mayores epidemias, que ya formaban parte de la memoria compartida, también generaban temor. A la maestra tampoco. Ese día, vinieron a vacunar a la escuela. Todos los chicos sentaditos y tranquilos, casi como en el acto de una fiesta patria, en el que se entremezclaban la solemnidad con la emoción y la incógnita. Después de la experiencia del primero en atreverse, comprobamos que era diferente de todas las demás. Sin aguja Volví a mi casa, con una sonrisa en los labios, tan pero tan feliz. Con aire triunfal, agitaba en mis manos el certificado, y apuraba la marcha para mostrarlo a mis papás. La sensación de que esa gotita me había cambiado la vida se acentuaba cada vez que miraba el papel en que habían escrito mi nombre y la fecha. Me dijeron que lo guardara. Y lo guardé como recuerdo, de que ya no corría riesgo de contagiarme. Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio Página 14 Hagamos la Magia Nacido en Bernal, con la imagen viva de Florencio Sánchez en “M’ijo el doctor”, mis papás me mandaron a una Escuela Bilingüe, la mejor que sus tiempos les permitieron costear. El Mariano Acosta, era la promesa de la mejor formación para prepararme para la Universidad. Mi hermana Lorena y yo, logramos ingresar a la Universidad. Ella en Económicas, siguiendo el designio de papá, y yo Medicina. Dedicaba los espacios ociosos entre las obligaciones de los teóricos y los prácticos, al placer de la Asociación Mágica de La Plata. Hobby, entretenimiento, desafío que se había instalado en mí desde muy chiquito, cuando en la Primaria, mi abuelo me regaló mi primer jueguito de magia. Antes de terminar la Primaria, ya animaba fiestas infantiles, y durante la Secundaria ya me ganaba algunos pesitos, para mí. Para comprar elementos que sirvieran en los trucos que utilizaba tanto en los shows como en las prácticas de Medicina. Las noches en la Guardia fueron testigos de algún juego que surgía espontáneamente o me pedían, para matizar con sonrisas la tarea de vencer al do- lor. Les parecía divertido. Y los grandes de la Magia de La Plata, decían que era bueno. El año 1994, después de una odisea para prepararme, lograr lo necesario para poder viajar, me vio partir con una valija cargada de sueños y la rutina en inglés. No me cansaba de prometer, que después del Campeonato, me pondría “las pilas” para rendir los finales de las materias adeudadas, y llevar el título a mi casa. Y al son de un tango desde un grabador a cassette, con solamente un mazo de cartas, y el inglés aprendido de las maestras de mi escuela, que dirigía Graciela Formoso (“Miss Grace”), hoy socia del E-Club, fui el primer argentino en llegar a ese título, que finalmente llevé a mi familia. Campeón Mundial de Magia. Volví, y todo era festejo. En medio del festejo, las cámaras de televisión, los shows, y las dudas: ¿Cómo conciliar la Medicina, con la Magia? Fue durante un programa de televisión en que me preguntaron cómo iba a con mi carrera, ya había tomado la decisión, que anunciaba a la familia desde las cámaras. Como por arte de magia, con los años, ya como socio horario del E-Club Conurbano, trabajando en la difusión de Polio Plus, descubrí que aque- lla disyuntiva en que me encontré en 1994, no era tal. Aprendí a ver a la Medicina y a la Magia, como dos caras de una misma moneda. Dos caras, que sue“La Vida es len darse la y la mano. Por ejem- Magia, plo, una vacuna, N a t u r a l e z a explica UNICEF, Estar realiza un truco Parece con el cuerpo, Regida por una que al recibir Suerte de una versión inofensiva de un Magia”. germen, cree enfrentar una Jonas Salk invasión a gran escala, y responde generando anticuerpos para defenderse. Y tan efectiva y tan real resulta esa ilusión, además de duradera, que se guarda en la memoria del organismo. En- Sobre el relato de Adrián Guerra Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio CON LA VACUNA EN SUS MANOS, EN DISTINTAS E T AP AS , SEÑALABA LO Página 15 Comprometidos con la Cultura, la Identidad y el Medioambiente, levantamos el estandarte de Polio Plus, difundiendo la importancia de la Campaña, de continuar con la vacunación hasta la erradicación de la enfermedad en la faz de la tierra. https://www.facebook.com/RotaryCiberClubDelConurbano [email protected] POLIO PLUS, obra del artista Plástico Marcos Castro, socio del E-Club del Conurbano Distrito 4915, que fuera presentada en sociedad en diciembre de 2013, en una Exposición en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Quilmes, Carlos Morel; instala la temática en el ámbito artístico local. Pensada y plasmada como aporte del Club a la Campaña, CADA PINCELADA EN LA TELA, SE CONVERTIRÁ EN UNA DOSIS DE VACUNA. Cuando termines de leerme, una Escuela será el mejor destino, otra forma de colaborar con el objetivo de Poner Fin a la Polio.