Reportaje Cajas de Compensación, Tierra de Nadie

Transcripción

Reportaje Cajas de Compensación, Tierra de Nadie
Viaje al centro de las Cajas de Compensación de Asignación Familiar:
TIERRA DE NADIE
Es una industria que en 2012 generó US$3.600 millones en créditos sociales y que ha
existido desde hace 60 años. Tienen cerca de ocho millones de beneficiarios y no se
habla de ellas en los medios de comunicación.
Las Cajas de Compensación (o CCAF) nacieron para cubrir las necesidades sociales.
Son entidades sin fines de lucro, pero dependen de prestar dinero para subsistir, lo que
las lleva a usar cualquier medio para justificarse.
Hoy son entidades en medio del ojo público. Pero aun así es un mundo desconocido.
¿Qué se esconde detrás de esta tierra de nadie?
POR NICOLE FERNANDA COTORAS ZOLEZZI
Reportaje presentado a la Facultad de Comunicaciones de la Universidad del Desarrollo
para optar al título profesional de Periodista
PROFESORA GUÍA
María Soledad Valenzuela García-Huidobro
Noviembre, 2013
SANTIAGO
Gracias a todas las personas que prestaron su testimonio y tiempo para esta investigación
A mi círculo cercano por el aguante
A Soledad por su apoyo constante
A Paola, mi madre, con todo el orgullo
A Igor, mi viejo, con amor y un deseo de justicia
“No se trata de arrasar con lo legítimamente justo,
Sino de evitar lo ilegítimo y abusivo” (Salvador Allende)
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“No sé cuál es el beneficio social que se puede rescatar de ellas”. Así resume su
experiencia César Figueroa (33). Como muchos, estudia y trabaja a la vez. Ha venido a
Santiago desde la ciudad de Yungay (VIII región) a buscar oportunidades, dejando a su
familia atrás. Y también, al igual que miles de personas, vive sin muchos lujos junto a su
pareja en la capital. Decide contar su historia un día cualquiera de primavera, entre
medio de sus clases de Ingeniería en Prevención de Riesgos.
Hace unos años pidió un préstamo a la Caja de Compensación Los Andes para pagar las
deudas que se le habían acumulado, debido a un crédito bancario que tomó para poder
estudiar. No conocía mayormente su labor, pero lo veía como una opción más
conveniente para salir de este tema. Llenó los documentos y pidió $800.000 pesos. Pero
lo que él no sabía al momento de firmar los papeles era que ese préstamo era el principio
de un problema del que aún no puede salir.
Hasta ese momento, César tenía un trabajo estable. En esta empresa estaba desde que
terminó su práctica profesional y se le hacían los descuentos por planilla
correspondientes. Pero en octubre de 2012 quedó cesante. Mientras buscaba otro
empleo, se empezaron a acumular las cuotas de su crédito, lo que se convirtió en un
problema cuando, en febrero de este año, entró a trabajar a la cadena Sodimac para
poder complementar sus ingresos.
“Sabía que iba a pasar (que iban a descontarme por planilla las cuotas), por eso no me
pilló desprevenido. Pero al segundo mes me llegó una demanda porque en el periodo
entre octubre y abril hubo un vacío porque no estaba trabajando y no se pagaron las
cuotas”, recuerda. Le llamó la atención este hecho y, temiendo que un día pudieran
llegar a embargar sus posesiones, se acercó a la Caja a la que estaba afiliado para
solucionar el asunto, donde le entregaron dos opciones: Pagar o renegociar la deuda.
César estuvo obligado a tomar la segunda opción y, al presente, esos $800.000 se han
transformado en cerca de $2.500.000, poco más del triple de su préstamo original.
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Hoy, trabaja en Sodimac básicamente para pagar las cuotas que debe seguir cancelando
hasta el año 2015; todo su sueldo (cerca de $150.000) se va en eso, pero gracias a que
tiene otros ingresos extra, no le afecta mayormente. César mira hacia atrás y dice haber
aprendido de esta experiencia para no volver a caer en el mismo error y se ha
interiorizado en el tema, mientras espera poder terminar con esta historia. Pero sus
conclusiones no son positivas.
“No te enseñan el lado negativo que esto pueda tener (…) No encuentro nada positivo de
estar afiliado a una Caja de Compensación”, reflexiona, mientras el sol golpea su cara y
muestra toda la documentación que avala el hecho.
El caso de César no es aislado; basta dar una vuelta por Internet para leer cientos de
reclamos en contra de estas entidades. Tal vez, este término para muchas personas sea
desconocido, pero se trata de una industria que en el año 2012 había colocado US$3.600
millones en créditos sociales.
Según el Primer Reporte de Sustentabilidad realizado el año 2012 por Caja Los Héroes,
dichos préstamos son sociales por dos razones: Tienen una tasa de interés universal que
no discrimina por riesgo y porque los excedentes de los créditos son reinvertidos en
beneficios sociales para los afiliados.
Las Cajas de Compensación son sociedades sin fines de lucro, pero según sus
detractores, son financieras encubiertas. Quienes las defienden argumentan que nunca
han perdido su espíritu social. Pero una cosa es cierta: Están en una tierra de nadie que
aprovecha la ignorancia que existe a su alrededor para llevar a cabo prácticas irregulares
que, a veces, están al filo de la legalidad, para así poder mantenerse como actores
atractivos dentro de un mercado financiero cada vez más competitivo.
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Descorriendo el Velo
Las Cajas de Compensación se originaron en Europa a fines del siglo XIX como una
forma de mejorar la calidad de vida de los obreros por parte de sus empleadores y como
complemento a un área que históricamente ha sido responsabilidad estatal.
En Chile, su historia tiene como punto de partida la década de los ‘50, cuando distintos
gremios empresariales deciden hacerse cargo de prestaciones sociales, tales como la
Asignación Familiar, para así quitarle esa carga al Estado a un menor costo. Desde ese
entonces, los cinco actores que existen en el mercado (Los Andes, Los Héroes, La
Araucana, 18 de Septiembre y Gabriela Mistral) han ido perfeccionando esta labor y su
campo de acción ha ido al alza (ver recuadro 1).
Pero, ¿qué son? La Ley 18.833 las define como “…entidades de previsión social. Son
corporaciones de derecho privado, sin fines de lucro, cuyo objeto es la administración
de prestaciones de seguridad social”. Dicho cuerpo legal es también la regla por la cual
se deben guiar.
La afiliación a estas entidades no tiene costo alguno para los interesados, salvo en el
caso de los pensionados, los que deben destinar no más del 2% de su pensión para
acceder a los servicios que ofrecen las Cajas, según información recabada de sus sitios
web. Lo que sí se requiere para pertenecer a ellas, en el caso de una empresa, es el
consenso de sus trabajadores y sindicatos a través de una votación como forma de
expresar su voluntad y para que los intereses de los afiliados también se vean
representados en los directorios de las CCAF.
Estas organizaciones ofrecen a sus afiliados cuatro grandes tipos de prestaciones: Las
Legales, donde el Estado les traspasa recursos para su administración en la forma de
Asignación Familiar (un subsidio en dinero entregado por cada carga o hijo que tenga el
trabajador) o las licencias médicas como intermediario entre el prestador de salud y el
COMPIN (Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez, ente validador de éstas); las de
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Bienestar Social o Crédito Social; las Adicionales, que consisten en bonos pagados por
contingencias tales como nacimiento o matrimonio, y las Complementarias, que
consisten en un fondo proporcionado por un empleador para otorgar beneficios que no se
encuentran en los regímenes mencionados.
De todos ellos, el crédito social representa cerca del 70% del financiamiento de las
Cajas, según el Informe de Situación Financiera del Sistema de CCAF realizado por la
Superintendencia de Seguridad Social en 2011 (ver gráfico 1).
Debido a lo mismo, tienen su mercado apuntado a los segmentos C1, C2 y C3, los cuales
no pueden acceder a las vías tradicionales de financiamiento con facilidad, acorde a un
estudio realizado por el ex superintendente de Bancos, Carlos Budnevich. Al tener un
descuento por planilla como forma de pago, se les presenta como una opción atractiva de
obtener dinero.
Pero además, cuentan con otros beneficios que tienen como fin mejorar la calidad de
vida de sus afiliados, los cuales se dividen en activos (trabajadores) y pasivos
(pensionados). Éstos están focalizados en las áreas de salud, educación y recreación,
entre otras.
Las Cajas de Compensación de Asignación Familiar son fiscalizadas por la
Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) y en conjunto agrupan a cerca de ocho
millones de personas entre activos, pasivos y cargas (ver gráfico 2).
Actualmente, éstas se encuentran en distintos países del mundo, pero Colombia es un
caso que destaca por ser un modelo al cual Chile ha estado mirando en busca de ideas
(ver recuadro 2).
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El Beneficio de la Duda
Hilda Muñoz tiene 40 años y es dueña de casa. Vive en Maipú junto a su marido y dos
hijos en una casa sencilla dentro de un pasaje colorido y con viviendas que no difieren
demasiado la una de la otra. Es la víspera del partido de Chile contra Colombia y ella se
encuentra en el comedor de su casa con su hija de seis años en brazos, contando la
experiencia que, aunque ya hayan pasado siete años desde su comienzo y la deuda que
tenía estaba saldada, aún no termina.
Su historia nace de la necesidad. En 2006 trabajaba como operaria en una hojalatería y
se encontraba separada cuando se vio enfrentada a la operación por un tumor de uno de
sus hijos. Hilda vio en su Caja de Compensación la alternativa más rápida para solventar
este gasto y pidió $643.000 a 36 meses, los que serían descontados de su sueldo.
La operación fue exitosa. Pero luego de diez años en la hojalatería, la despidieron. No
aguantó que la obligaran a trabajar 48 horas cuando la ley señala que son 45 a la semana
y, además, había tenido problemas con los hijos del dueño, quien había fallecido. “Fui a
la Inspección del Trabajo, los tuve que demandar para que me pagaran porque no
querían hacerlo”, recuerda.
Hasta ese momento llevaba doce cuotas pagadas y el resto de la deuda había sido sacado
de su finiquito. A pesar de esto, la Caja comenzó a llamarla para decir que se encontraba
en DICOM por una deuda con ellos. Y aunque le entregaron un certificado donde se
estipula que su crédito está cancelado, debe repetir la historia una y otra vez. Incluso el
mismo día de esta conversación.
Ella dice sentirse decepcionada de las Cajas y que luego de informarse más, encontró en
Internet casos parecidos al suyo y piensa que nunca más volvería a pedir un crédito por
esta vía. “Ya no se trata de ayudar a las personas, sino de perjudicar a las personas; solo
que uno, en el momento de necesidad, no se da cuenta”, concluye.
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Este caso y muchas otras historias son un claro ejemplo del porqué se dan estas prácticas
irregulares: Responde al desconocimiento por parte de las personas acerca de esta
industria. Como los trabajadores están sujetos a la opinión de la mayoría de los
empleados, no pueden elegir personalmente a qué Caja afiliarse y es un tema que, salvo
excepciones, no se trata mucho a nivel político ni mediático.
“Es un mal endémico en Chile, el desconocimiento, la ignorancia a todo nivel, por
cuanto no solo es respecto de estas instituciones sino de todo el sistema y el
conocimiento en general”, opina el abogado y docente Antoine Peñaloza, quien llevó un
caso contra una de estas empresas.
Una de estas excepciones se dio este año, cuando las personas se enteraron a través de la
prensa de que su Caja de Compensación iba a devolverles dinero por cobros en exceso.
Fueron $8.500 millones que beneficiaron a cerca de 250 mil afiliados, que no sabían
mayormente quién y por qué se les estaba entregando esto.
Esta misma ignorancia lleva a que se malinterprete el rol social con que nacieron por el
lucro indebido al tener prestadores asociados en distintas áreas, tales como centros de
salud o educacionales. Por ejemplo, La Araucana posee un modelo donde todas las
empresas que ofrecen servicios son propios, lo que en un principio fue mirado con
recelo.
“En un principio la Superintendencia miró con mucho detalle y análisis nuestra
constitución y modelo corporativo, porque es exclusivo de la industria. Sin embargo,
hace un par de semanas sacaron una modificación a la ley donde validaron y respaldaron
nuestro modelo al ser las empresas que lo componen sujeto de fiscalización”, explica
Aracelly Salech, subgerenta de Efectividad Organizacional de Caja La Araucana.
Uno de los episodios más críticos para este rubro ocurrió en 2012, cuando el programa
‘Esto No Tiene Nombre’, de Televisión Nacional exhibió un reportaje mostrando los
métodos que algunas Cajas utilizaban para afiliar a adultos mayores. Los coletazos no se
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hicieron esperar: La Asociación Gremial de Cajas de Compensación decidió expulsar a
Los Héroes y el hecho tuvo repercusión en los medios.
Daniela De Barca, gerente de Asuntos Corporativos de Los Héroes explica su versión de
la historia: “La cuestión del reportaje fue súper complicada. Nunca supimos nada hasta
el día en que el reportaje estaba editado”, dice. Además, aclara que los casos que
aparecieron en ese reportaje eran de los años 2008 y 2009 y que se hicieron todas las
revisiones para mejorar el sistema de afiliación en pos de una mayor transparencia, sin
decir que admitían responsabilidad.
Dentro de estas medidas se cuenta la eliminación de las fuerzas de ventas externas (que
ofrecían créditos en lugares fuera de las sucursales, lo que era contrario a la ley),
grabaciones audiovisuales del proceso para una clara entrega de información y ajuste de
los plazos máximos de crédito de 60 a 48 meses. Pero esto no fue un comportamiento
exclusivo de esta Caja; la industria completa adoptó este plan de acción, de acuerdo a
representantes de las distintas entidades.
Otro de los llamados ‘secretos a voces’ de este rubro son los incentivos que puedan
ofrecer las Cajas a sus empresas afiliadas o potenciales interesados, incentivos que se
conocen con el nombre de ‘Planes de Trabajo’. Éstos pueden ser en dinero o especies y,
según cuentan fuentes anónimas de la Caja 18 de Septiembre, la idea es que no quede
registro alguno de estas negociaciones porque se trata de algo que no está permitido.
Para ejemplificar cómo funciona esta práctica, son estas mismas fuentes las que cuentan
tres experiencias que les ha tocado ver.
La primera involucra a una empresa del rubro de la impresión gráfica a la cual se le
organizó un viaje sin tener este plan de reconversión, como también se le llama (que es
un fondo para usar en actividades extra, aparte de los beneficios de la Caja). Entonces,
para evitar que se afiliaran a otro competidor, se sacó dinero del fondo de otra empresa
con mejor comportamiento financiero para darles ese beneficio. El segundo caso, es de
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un restaurante al cual se le regalaron viajes a Buenos Aires y televisores por afiliarse a
una determinada Caja; y la tercera situación es el ofrecimiento de crédito directo de
hasta $8.000.000 a una empresa de buses sin cumplir los requisitos para poder pedir
dicha suma.
Ello, a pesar de que la Superintendencia de Seguridad Social emitió una sanción de
700UF en contra de la Caja 18 de Septiembre en 2012 por incumplir lo señalado en una
circular sobre esta materia por la SUSESO que dice: “…queda expresamente prohibido
que las CCAF oferten como incentivo para la afiliación de entidades empleadoras y de
pensionados, por el solo hecho de afiliarse, el otorgamiento de premios, pagos –en
dinero, especies o servicios–, o donaciones de cualquier tipo”.
“Sabemos que eso en el mercado ocurre. Nosotros tenemos rigurosas normas de ética
para nuestros empleados. Nosotros no promovemos ni el pago de montos en dinero ni la
entrega de ningún tipo de beneficios como pueden ser televisores”, señala Cristián
Pizarro, gerente de Asuntos Corporativos de Caja Los Andes.
Al consultarles acerca de estas situaciones a personeros de Los Héroes, La Araucana y
18 de Septiembre, solo se limitaron a señalar que se trata de casos aislados de malas
prácticas y que han endurecido sus políticas de ética y transparencia para evitar hechos
que desprestigien a la industria, además de realizar un trabajo conjunto de fiscalización
con la Superintendencia. La Caja Gabriela Mistral declinó dar su opinión para este
reportaje.
Otro aspecto por el cual este rubro ha estado en el ojo del huracán, es por las tasas de
interés que cobran por sus ‘créditos sociales’, razón por la cual muchas personas y
especialmente, adultos mayores, terminan pagando más de lo que pidieron. Esto fue lo
que le ocurrió a Belarmino y Damary.
La familia de Belarmino Guaico vive en Talagante, una comuna rural a poco más de una
hora de Santiago. Allí se dedica al arreglo de computadores, pero ha venido a la capital a
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buscar un trabajo porque ha estado meses sin poder dedicarse a esto. Sus padres son de
origen humilde y quiere contar lo que le ocurrió a su madre con la esperanza de que no
les pase a otros. Cuenta que ella pidió $280.000 para hacer un viaje con su grupo
parroquial a 84 meses, que era en ese momento el plazo máximo en que se podía
solicitar un crédito. También aparece en los documentos que contrató un seguro de
asistencia de $41.853, que incluía la entrega de un teléfono, pero que no sabe qué es y
por qué se lo están cobrando. Ha reclamado en la Caja y en el Sernac, sin éxito.
“La gente está reclamando mucho, es cosa de verlo en televisión. Cuando empecé a
buscar encontré en Internet muchos reclamos. Que mi caso sirva para fiscalizar más y
para que se haga algo”, señala con mirada triste desde un banquillo de la Estación
Central. Él es un creyente de que debe haber mayor fiscalización para que estos
préstamos no sean abusivos.
Mientras tanto en la comuna de Lanco, cerca de Valdivia, vive Damary del Carmen
Soto. En el año 2011 ella pidió $150.000 a 72 cuotas. Meses después le ofrecieron
$100.000 más junto con un celular. Sin saberlo firmó y aunque lleva dos años pagando,
aún le quedan cinco. Esto ha hecho que su pensión por discapacidad de $110.000 se vea
reducida y su panorama no es alentador. “Escribo esto con mucha pena y a la vez rabia
por estas injusticias”, relata a través de una carta de su puño y letra.
Desde la Caja Los Héroes señalan,
a través de su departamento de Asuntos
Corporativos, que este seguro de asistencia que le otorgaron a la madre de Belarmino
(Carmen) y a Damary se eliminó porque “uno hace el aprendizaje de entender que
ciertos productos y ciertas maneras de vender créditos o ciertas explicaciones tienen que
ser distintas en cada segmento”. Aparte, desde la misma entidad, explican que estos
problemas tienen origen en el poco conocimiento que posee el mercado de las Cajas de
Compensación acerca de este grupo etario.
“Las prácticas cuando se pudo abrir el crédito a pensionados, transversalmente en todas
las Cajas, fueron súper agresivas”, admite Daniela De Barca.
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La Comisión Defensora Ciudadana (CDC) es una entidad del Gobierno que se encarga
de velar por los derechos de las personas y orientarles a la hora de reclamar frente a la
administración central. Andrea Lobos es asesora jurídica de la CDC y ha visto algunos
de estos casos e identifica patrones que se repiten frente a estas demandas.
“En general, los casos que han llegado acá han sido por créditos sociales.
Principalmente, adultos mayores porque consideran que los cobros o los pagos que están
haciendo son muy altos y cuando suman todo se dan cuenta que es más alto que el
capital, o han llegado porque no han recibido respuesta de la Superintendencia (…) Te
diría que el 99,9% tiene que ver con créditos refundidos”.
Uno de los casos que ha tenido más repercusión mediática fue el que afectó a José
Baeza, un hombre de 86 años en la comuna de Quellón (Región de Los Lagos), con
serios problemas de salud, a quien la Caja 18 le otorgó un crédito de $3.500.000 en 84
cuotas de $136.000 sin solicitarlo.
“Debido a que se le empezó a realizar descuentos por un crédito que jamás contrató,
denunció el hecho a la PDI, la que luego de un peritaje caligráfico determinó la
falsificación de la firma de mi cliente. Dos días después de informada la opinión pública
de tal delito, se nos devolvió todo lo pagado más una modesta compensación y el pago
de las costas”, recuerda Antoine Peñaloza, el abogado que llevó en Concepción el caso
de José por pedido de su hermano, al ver que este hombre estaba pasando por
dificultades no solo financieras, sino que también legales.
En el Punto de Mira
Para muchos chilenos, DICOM es una sigla desagradable que cierra las puertas a poder
acceder a créditos por deudas en el sistema. Pero los compromisos financieros que un
ciudadano tenga no aparecen en los registros de las Cajas de Compensación, lo que
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permite que, amparados bajo el principio que estas entidades no deben discriminar por
ser sin fines de lucro, puedan prestar dinero a personas morosas.
“Sí, se le presta dinero a la gente en DICOM. Pero igual varía según la empresa y su
clasificación interna respecto al comportamiento de pago. Pero cuando tienen cheques
protestados no les prestamos”, explica Romina Rivas, ejecutiva del área de crédito en la
Caja 18. Según los expertos consultados, aunque no se trata de una irregularidad
propiamente tal, debiera funcionar igual al resto de los actores del sistema financiero.
“Yo creo que lo que me dices es una falla del sistema que hay que regularizar, donde se
debería informar la deuda igual que en la banca. Es un tema súper delicado”, analiza el
ex economista del Banco Central, Antonio Ahumada.
La legislación vigente señala que estas entidades deben descontar no más del 25% de la
renta mensual de un afiliado en pagos de créditos que éste haya solicitado. Pero hay
casos en donde no se cumple este principio, cayendo en una irregularidad.
Sergio Ardiles vive en Ovalle, al sur de La Serena. Hace poco cumplió 40 años, aunque
él mismo dice que parece como si tuviera 30. Se trasladó desde Santiago, donde vivía
con su madre y hermana, cansado de la saturación diaria y las grandes distancias y ha
encontrado una vida más tranquila junto a unas tías mientras se establece como operador
en Chilexpress y ahorra para poder tener su propia vivienda.
Cuando tenía un trabajo que le reportaba mayores ingresos pidió un crédito a la Caja Los
Andes. Pero su sueldo se redujo y no podían seguir descontándole por planilla
argumentando un tema de liquidez. Explica que nunca le dijeron lo que sucede en un
caso como el suyo y que le siguen enviando correos y cartas de cobranza a su domicilio.
“Como ejemplo, un ejecutivo de normalización de la Caja me ofrece realizar el
descuento tope del 25% de mi renta líquida y al segundo día me informa que la
Subgerencia de Cobranza propone descontarme el 30% aumentándome el crédito a 60
meses teniendo ya pagadas más de 15 cuotas. Otro ejecutivo en Ovalle me indica que,
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por estar mi crédito en cobranza, me pueden descontar hasta el 40% de mi renta y una
ejecutiva de plataforma me dice que por ley me tienen que descontar el 25%. ¿Dónde
está la transparencia?”, se pregunta. Actualmente, su petición de un descuento acorde a
la ley se encuentra en manos de la Superintendencia de Seguridad Social y Sergio debe
resignarse a esperar una respuesta.
Muchas de estas personas han llegado al Servicio Nacional del Consumidor con sus
reclamos buscando soluciones. Fuentes de este organismo señalan que las quejas dentro
del rubro han aumentado un 144%, según estudios realizados por ellos en 2012. “Un
crédito social puede ser bueno para quien lo sabe usar, pero para alguien que no sepa
puede ser peligroso”, dicen (ver gráfico 3).
Pero no solo el ciudadano de a pie se ve afectado por las malas prácticas. También existe
una cara menos conocida. Para los trabajadores del sector, el día a día puede ser un
péndulo. Romina Rivas trabajó once años en Caja Los Andes antes de llegar como
ejecutiva de crédito a la Caja 18 de Septiembre.
“Cuando se trabaja con metas se pasa mal. En Los Andes pasaba estresada porque era
poco menos que jugar con la voluntad de las personas y si no cumplía con las metas, no
servía para la empresa”, reflexiona sentada en un café del barrio Providencia, a pocas
cuadras de su trabajo. Ella admite que una de las razones por las cuales dejó su antiguo
empleo fue justamente por la composición del salario y las comisiones.
“El sueldo consiste en una base (generalmente el salario mínimo), gratificaciones, bonos
por locomoción y colación, pero la mayor parte son comisiones. Por ejemplo, si yo
inscribía pensionados me pagaban entre $7.500 y $11.000”, explica. Romina cuenta que
sabe que en otras Cajas sí se cometen prácticas irregulares como las descritas. Y que hay
compañeros suyos (pidiendo que sus nombres queden en reserva) que han llegado a
pagar un costo humano muy alto.
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“Hay una compañera mía que ha estado con licencia médica por más de un año por una
depresión severa y que volvió a trabajar hace poco. Y otra persona que trabajaba
conmigo renunció hace un tiempo porque no aguantaba más. ¿Qué se hace cuando tienes
la soga al cuello para cumplir una meta?”.
Un Vaso Medio Lleno
Eva Camus es la encargada de bienestar de una empresa del rubro de construcción y
montajes. Su trabajo es hacer llegar a los cerca de 2.000 empleados de la compañía en
distintas obras a lo largo de Chile, los beneficios que les ofrece la Caja de
Compensación 18 de Septiembre, a la cual se encuentran afiliados desde 2001.
“Cuando llegué acá supe a través de la ejecutiva qué eran. La Caja es una empresa para
el beneficio de los trabajadores –sin fines de lucro– que presta servicios de capitán a
paje. Ya no es algo exclusivo de las gerencias o sueldos altos, es para todo el mundo”,
dice.
Hasta la fecha la experiencia de la empresa ha sido positiva y Camus calcula que entre
70% y 80% de los empleados han usado alguna vez beneficios tales como crédito social,
bonos por matrimonio o nacimiento y centros vacacionales.
“Nuestra tarea como departamento de bienestar es tomar todo lo que nos ofrece la Caja y
nosotros transmitirlo, que exista una identificación con la Caja en cosas tan pequeñas
como que les des un dulce o un lápiz con el logo y cacha su Caja y se siente identificada
con ella”, dice.
También, cree que uno de los factores que hace la diferencia para tener una buena
opinión es el ejecutivo que atiende a la empresa: “Sé que sus sueldos dependen de la
cantidad de créditos que coloquen, pero ellos anteponen los beneficios para los
trabajadores”.
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Eva conocía al ex trabajador que tenía a su cargo el mantenimiento de esta empresa.
Cuenta que muchas veces le contó situaciones que le ocurrían con sus superiores,
especialmente con el tema de las metas crediticias. “Sus jefaturas me preguntaron un par
de veces cuántos créditos vamos a poner este mes. Eso es ilegal. Yo fui a instancias
superiores y después no lo hicieron más”, relata.
A raíz de estas conductas, las mismas Cajas enfrentan las críticas y admiten que parte de
la culpa es de ellos mismos. “En algunas opiniones hay algo de ignorancia y eso no es
solo culpa del afiliado o del ciudadano de a pie o del político. Es fundamentalmente
responsabilidad nuestra y tenemos que asumirla porque las Cajas pasaron muchos años
sin explicar qué hacían y por qué”, señala Cristián Pizarro, de Los Andes.
También, a nivel interno de la industria, se han abocado a crear una cultura de trabajo
dentro del cual los mismos ejecutivos se sientan bien dentro del ambiente en el cual se
desempeñan, donde a veces sienten presiones por el cumplimiento de metas.
“Tenemos lo que se llama el ‘espíritu araucano’. Eso no se ha perdido a pesar del
crecimiento explosivo. La gente se termina adoptando a este estilo y los que no, se
sienten marginados. Han habido colaboradores que se ven cautivados pero no lo han
podido resistir y la cultura se encarga de acogerlos o no”, explica Aracelly Salech,
subgerenta de Efectividad Organizacional de Caja La Araucana.
Ella es la encargada de recursos humanos, campañas de apoyo interno a través del
departamento de bienestar y capacitación de los trabajadores vía cursos que son
obligatorios en temas que son transversales a todas las áreas de la empresa.
“Sé que en otras Cajas, por una necesidad de modernización, forman su batería de
ejecutivos desde otras áreas que son muy competitivas como la banca y eso lo vuelcan a
sus empleados. No somos un banco, no nos administramos como ellos y la palabra
‘social’ que acompaña a nuestros créditos es lo que nos diferencia”, señala Salech.
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“Nuestro gerente general conoce mucho de la industria y sabe que hay que tener un
equilibrio entre la vida familiar y la laboral”, señala. Por su parte, Daniela De Barca, de
Caja Los Héroes, explica que las personas que trabajan en esta industria sienten que
cumplen con un rol social, especialmente al trabajar con un segmento como el de los
pensionados.
“Creo que es el único camino (el rol social) y es la esencia de la industria, porque si no
seríamos un banco y nadie se siente banco aquí adentro. La gente se va de la banca y
viene acá porque siente una motivación social”, dice.
Sacar la Voz
Uno de los aspectos que más ha crecido en los últimos dos años, tanto en exposición
como en recursos, tiene que ver con las campañas publicitarias que hacen las Cajas para
darse a conocer. Hoy en día es común ver un anuncio de una Caja de Compensación, ya
sea auspiciando un noticiero o en el vidrio de una micro del Transantiago.
“Las propias Cajas han asumido una inversión publicitaria importante para ir permeando
en la opinión pública qué tipo de entidades son, estableciendo las diferencias
fundamentales que hay entre estas entidades de previsión y otras más comerciales”,
explica desde su oficina Eusebio Pérez, vicepresidente ejecutivo de la Asociación
Gremial de Cajas de Compensación, ente que agrupa a cuatro de los cinco actores del
mercado.
Pérez agrega que como vocero de la organización que representa la voz oficial del
gremio, han realizado estudios para conocer mejor el nivel de satisfacción de las
personas. La mayor conclusión que se puede rescatar, en su opinión, es que la persona
que conoce la Caja a la cual está afiliada, está más satisfecha de los beneficios que le
entregan.
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Cristián Pizarro, gerente de Asuntos Corporativos de Los Andes (que tiene una
participación de mercado de cerca del 50%, siendo la más grande), explica que este
cambio en la mentalidad responde a temas de mercado y políticas internas.
“¿Por qué nos conocen tan poco? Porque no hemos difundido lo suficiente. Desde hace
dos años hubo un cambio en las políticas atingentes a la publicidad y relaciones
públicas. Hemos invertido muchos recursos en un proceso de promoción a través de
campañas en la prensa”.
Su par de Los Héroes, Daniela De Barca, tiene su propia teoría: El aumento de la
publicidad se relaciona directamente con una necesidad de mayor transparencia de parte
de la sociedad. “Hace cinco años nos dimos cuenta por los cuestionamientos, que la
gente quiere saber más porque son instituciones que han tenido mucha plata y se
preguntan a dónde va la plata”.
Según datos de la Superintendencia de Seguridad Social y Cajas de Chile, al menos un
35% de las utilidades deben ser reinvertidas en beneficios sociales y son sujeto constante
de fiscalización. Pero esto no es de público conocimiento hasta ahora.
“En 2014 nuestros excedentes estarían proyectados en US$160 millones, lo que
demuestra que ha sido una gestión eficiente porque hemos invertido recursos en
beneficios. Pero eso también nos pone una tarea grande: Invertir socialmente bien”,
declaran en Los Andes.
En su rol de llevar la voz oficial del gremio, Eusebio Pérez es uno de los más férreos
defensores del espíritu que las Cajas de Compensación han tenido desde que se crearon
durante la década de 1950. “El rol sigue siendo social porque el objetivo no ha
cambiado, lo que cambió es su forma de financiamiento”, sentencia. Hasta 1974 –año en
las que se las autorizó a otorgar créditos–, se sostenían gracias al aporte de las empresas
afiliadas y una contribución estatal; esta última eliminada por la dictadura militar.
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Tema en Trámite
El recientemente reelecto senador del MAS por la zona del Bío Bío Costa, Alejandro
Navarro, ha sido una de las personas que más ha hecho esfuerzos para que el tema de las
Cajas de Compensación se discuta en los círculos de poder. A través de un equipo
especializado ha logrado documentar cientos de casos de adultos mayores que se han
visto afectados por los créditos sociales y es, a través de este trabajo de años, que ha
logrado armar un cuadro acerca de su funcionamiento.
“Mi opinión es que las Cajas pasaron a ser rentables porque tienen un universo cautivo
de millones de afiliados y sus directores tienen sueldos de $16 millones mensuales. Ellos
señalan que tienen intereses bajos, pero no dicen que los tienen secuestrados con el
descuento por planilla ¡Ya quisiera el mercado de los bancos tener eso!”, dice.
Navarro es de los que afirman que las Cajas de Compensación están, por estas razones,
incurriendo en un lucro indebido y ha llevado a cabo una serie de presentaciones a las
autoridades para así iniciar el debate acerca de la redefinición del rol que deben jugar
estas instituciones.
“En marzo o abril del próximo año esperamos estar en condiciones de hacer dos
presentaciones a los senadores y diputados para armar comisiones investigadoras”,
explica.
Navarro ha tenido una visión muy crítica acerca del verdadero funcionamiento que tiene
este rubro, llegando a afirmar que lucran a través de un otorgamiento indiscriminado de
crédito y fraude (ver cronología 2).
Además, señala que ha solicitado a Michelle Bachelet que en un eventual gobierno
impulse un proyecto de ley para que la Superintendencia de Bancos tome el control de
los créditos de las Cajas de Compensación. Revisando los programas de los nueve
candidatos a la presidencia, ninguno hace referencia a temas relacionados con estas
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instituciones. ¿Por qué no se discute si sus acciones afectan a cerca de ocho millones de
personas, según estadísticas de la SUSESO?
“Los candidatos no se van a referir a las Cajas de Compensación porque a algunos les
gusta que exista este sistema porque con esto tienen atrapados con facilidades y
garantías a trabajadores y jubilados. En esta materia, hay un proyecto de ley en trámite
de varios senadores donde proponen que el descuento por planilla se extienda a todos los
actores del mercado. O sea, mi banco o el retail me podrían descontar mis créditos por
esa vía. Eso es tremendamente abusivo”, señala Hernán Calderón, presidente de la
Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (CONADECUS).
En tanto, Felipe Salaberry, parlamentario UDI a cargo de la Comisión de Trabajo y
Previsión Social de la Cámara de Diputados hasta marzo de 2014, señala que los cinco
proyectos de ley que aparecen en el sitio web del Congreso como ‘en trámite’ son muy
antiguos. “Desde el punto de vista de la legislación, actualmente en la Comisión de
Trabajo no hay proyectos acerca de las Cajas de Compensación”. A su juicio, las
personas sí conocen el rol de estas organizaciones.
“Al revés de lo que se piensa, la gente sabe muy bien lo que hacen y no hacen las Cajas.
Lo que sí, hay una opinión crítica y por eso surgen algunos de estos proyectos de ley que
buscan regular y transparentar las tasas que algunas Cajas cobraban para pensionados de
menores ingresos. Y eso actualmente está en el Senado de la República”. La certeza del
representante oficialista contradice la opinión de Alejandro Navarro, quien asegura que
no ha escuchado ningún indicio de discusión luego de años en la arena política.
El único proyecto que está en discusión actualmente es el que fija lo que se conoce como
Tasa Máxima Convencional (TMC), que afectaría de forma negativa a las Cajas de
Compensación porque, según lo que señaló la Asociación Gremial en los medios, éstas
dejarían de prestar cerca de $10.500 millones anuales, equivalentes al 8% del total de
colocaciones anuales en el segmento de pensionados.
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“Ellos están haciendo lobby porque no les gusta que la reducción sea para todos, quieren
dejar fuera a los trabajadores y que la norma sea solo para los pensionados”, criticó el
diputado de la Democracia Cristiana, Fuad Chahín, en el diario El Mercurio. Este
escenario es similar al que ocurrió en 2009 cuando el gremio de las Cajas de
Compensación manifestó su descontento con el proyecto de ley de deuda consolidada.
El economista Antonio Ahumada define este concepto de la siguiente manera: “La TMC
es una tasa de interés que se fija mensualmente y es lo máximo que se le puede cobrar a
un deudor por operaciones de crédito que hoy en día corresponde al 50% de las tasas
registradas el mes anterior”.
La última gran modificación al cuerpo legal de las Cajas de Compensación por parte de
la SUSESO ocurrió en 2011, en donde se establecieron una serie de medidas entre las
que se cuentan la reducción de los plazos máximos de préstamo y los límites de
endeudamiento y descuento de pensiones.
La Superintendencia de Seguridad Social no quiso entregar su versión para este
reportaje, aunque fuentes cercanas a María José Zaldívar señalaron que ella, como
Superintendenta, fiscaliza según la regulación actual y que no hay ningún cambio en ésta
a corto plazo por tratarse de temas más políticos.
El mercado de estas instituciones ha contado con los mismos cinco actores desde su
creación, lo que se interpreta como que no se permite la entrada de nuevos actores que
harían de esta industria un rubro más competitivo. Antonio Ahumada opina que esta
falta de participantes atenta contra un mejor desempeño de éstas.
“No sé si habrá alguna restricción legal para instalar nuevas Cajas de Compensación. O
tal vez el mercado considera que no hay espacio para entes adicionales. Es difícil entrar
en un rubro donde los participantes ya están consolidados y quitarles espacio. Y esa
inversión es poco rentable”, explica.
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“Las Cajas que tienen su mercado muy concentrado en un sector tienen más
posibilidades de quiebra que unas que tengan sus préstamos más diversificados”,
concluye el economista.
Contrariamente, el vicepresidente ejecutivo de Cajas de Chile, Eusebio Pérez, se encarga
de desmitificar dos aspectos que contribuyen al manto de misterio sobre estas
organizaciones: Que no pueden entrar nuevos actores y que no pueden quebrar. “Eso es
falso, absolutamente falso. La ley dice que pueden entrar nuevas Cajas cuando quieran.
Lo que pasa es que no hay grupos que quieran organizar una Caja ya que no representa
un negocio atractivo”, aclara.
Revisando la legislación, tampoco aparecen referencias a un aspecto que las diferencia
de instituciones como los bancos: No pueden quebrar. “Lo que pasa es que eso es una
interpretación jurídica de la Superintendencia y justamente para garantizar la
sustentabilidad del sistema es que, si una Caja quiebra, otra puede absorberla”, aclara
Pérez.
A lo largo de la historia solo han ocurrido dos procesos de fusión por absorción: La Caja
Javiera Carrera, que fue tomada por 18 de Septiembre en 2001 y la Caja Valles de Chile,
fusionada con Los Andes.
Un aspecto que llama la atención es que, a pesar de que existen cientos de afectados por
estas instituciones, no ha existido una acción colectiva frente a la justicia como sí se ha
visto en demandas contra la banca y el retail. Hernán Calderón, de CONADECUS opina
que esto responde a que no existe una homogenización de los casos.
“Normalmente, los abusos son particulares y no masivos y para que haya una demanda
colectiva, necesitamos que sea masivo y que todos sean afectados por el mismo hecho.
Eso no se ha producido”, dice. Este mismo organismo, ha tenido una visión crítica
acerca del funcionamiento de las Cajas por la gran cantidad de créditos que otorgan a las
personas.
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“La mirada que teníamos de las CCAF como un organismo que buscaba beneficios para
sus afiliados, jubilados y trabajadores, al final se transformó en un gran negocio para
algunos que, a través de distintos mecanismos, han estado extrayendo las utilidades que
generan y que no son repartidas en forma correcta para beneficios de sus afiliados”,
enfatiza el abogado. Representantes de las mismas Cajas se defienden señalando que esa
información se puede encontrar en sus sitios web.
Antoine Peñaloza, el abogado penquista que demandó a una Caja de Compensación por
irregularidades en contra de una persona de la tercera edad, opina que lo que se necesita
es una mayor regulación al trabajo que hacen de parte de las autoridades competentes.
“Lo que falta es una fuerte fiscalización así como una vigilancia que transparente lo que
realmente son: Instituciones financieras disfrazadas”.
Hay un dicho que señala que la información es poder y en los ciudadanos eso se ha visto
expresado con cada vez mayor frecuencia. Ya no es extraño ver a las personas defender
sus derechos. La consigna pareciera ser de apertura y transparencia, pero con las Cajas
de Compensación ocurre el caso contrario. Fuentes del Sernac celebran este fenómeno y
resaltan la importancia para las personas de saber lo que están haciendo cuando están
involucrados temas sensibles.
“Un consumidor informado puede hacer muchas cosas y evitar muchas situaciones que
después son muy desagradables. Es mucho mejor para cualquier mercado contar con
más y mejor información siempre porque favorece la competencia”, analizan.
Han pasado 60 años desde que las Cajas de Compensación se establecieron en Chile con
sus dos caras: Una positiva, representada por la labor social; y otra negativa, que ha
salido a la luz poco a poco. Pero dentro de todas las transformaciones que ha vivido esta
industria en el último tiempo, que les ha significado enfrentarse a múltiples situaciones
bajo el ojo público, les deja planteada una serie de desafíos.
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Eusebio Pérez, de Cajas de Chile A.G., opina que el papel que juegan en materia de
seguridad social va a ir aumentando en la medida que la población vaya envejeciendo.
Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los mayores de 60 años
representarán el 14,7% de los habitantes del país para el año 2015.
“Si estamos de acuerdo en que las futuras demandas de este país se van a concentrar en
lo que pide la clase media, la mirada hacia la seguridad social va a ser necesaria; llámese
Caja u otro organismo”, concluye.
La subgerenta de Asuntos Corporativos de Los Héroes, Daniela de Barca, explica que el
camino que esta industria debe tomar tiene que ver con conocer bien a todos los
segmentos con los cuales se trabaja.
“Hay muchos problemas y desafíos; el nivel de transversalidad es muy difícil de
gestionar. Manejar un espectro de gente que va desde el abuelo de 90 años al trabajador
de la minera es difícil, pero es la garantía de una industria muy bonita”, opina.
Las Cajas de Compensación de Asignación Familiar llevan seis décadas de existencia,
pero el rol que juegan es poco claro, como dijo en una entrevista radial la candidata
presidencial Evelyn Matthei cuando era Ministra del Trabajo. Para fines de 2013 se
espera que sus estados financieros tengan números azules, pero falta educación por parte
de las personas acerca de la labor que hacen. Cometen las irregularidades descritas en
este reportaje, pero sigue habiendo un manto de misterio alrededor de este mundo que no
permite fiscalizarlas con mayor rigor.
Los registros de proyectos que buscan modificar el funcionamiento de estas instituciones
abarcan los últimos diez años, pero a la fecha, aún duermen entre miles de otras ideas
que esperan su momento de ser discutidas. Pareciera ser el reflejo de la falta de interés
por parte de la clase política de estos temas por sobre otros con mayor impacto, como
por ejemplo la reforma tributaria.
24
De hecho, Felipe Salaberry señala que, actualmente, en la Comisión de Trabajo de la
Cámara no hay ningún proyecto en tabla porque “no es tema”. Aun así, la prensa
informa cada cierto tiempo de frases de parlamentarios tanto del oficialismo como de
oposición que dicen estar preocupados de su funcionamiento.
Según algunas de las personas consultadas para este reportaje, falta camino por recorrer.
Parte de esta ruta depende de que se cambie el cuerpo legal que las rige, el cual se ha
mantenido igual por cerca de 25 años y que no se ha adaptado a la situación actual de
esta industria.
La información y transparencia son tremendamente importantes a la hora de cualquier
transacción financiera, sobre todo en el caso de un crédito. Y esto se ha visto en que,
durante los últimos años, han salido a la luz casos en donde los ciudadanos han ido
tomando mayor conciencia de sus derechos como consumidores, tales como los que
afectaron a Banco Estado o Cencosud.
Fuentes al interior del Sernac Financiero, el cual fue creado en 2011 como consecuencia
de este mayor interés, están contentas con esta situación y admiten que han bajado los
costos asociados a reclamar. “Es el objetivo que queríamos: Que las personas que antes
no reclamaban, ahora lo hagan”, reflexionan.
De hecho, uno de los proyectos que se encuentra actualmente en trámite busca que los
contratos que celebren personas de la tercera edad o sin mayor información sean hechos
ante notario para que exista conciencia del compromiso que se adquiere al pedir un
préstamo. Aquellos que contaron sus experiencias en este reportaje concuerdan en que
eso es lo que se debería haber hecho hace mucho tiempo para evitar malos entendidos.
Estos malos entendidos se han visto reflejados especialmente en la Caja 18 de
Septiembre, donde durante los últimos meses han ido cayendo, cual castillo de naipes,
cuatro miembros de su directorio por incumplimiento de condiciones y una demanda por
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parte de un ex gerente general por conflictos de interés de su presidente desde 1987. No
solo eso, sino que también ha habido una fuga de empresas a otros competidores.
Fuentes cercanas a la Superintendencia de Seguridad Social señalan que habrá una
intervención próximamente y que se arriesgan multas de hasta 15 mil UF ($350 millones
de pesos). Pedro Lizana, ahora ex Presidente de esta CCAF declinó dar su opinión para
este reportaje.
En marzo próximo asume una nueva Presidenta, lo que deja la puerta abierta una vez
más para que las Cajas de Compensación se abran al escrutinio público. Solo el tiempo
dirá. Y tal como señala Cristián Pizarro de Los Andes: “Los objetivos son a cualquier
precio y eso es un mandamiento”.
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Recuadro 1: Cronología CCAF (Cajas de Compensación de Asignación Familiar)
60 Años de Historia
1953: Reconocimiento jurídico de las CCAF
Creación Caja Los Andes (CChC – Cámara
Chilena de la Construcción)
1955: Creación Caja Los Héroes (ASIMET – Asociación
de Industrias Metalúrgicas)
1956: Creación Caja Gabriela Mistral (Cámara del Cuero
y el Calzado)
1959: Ley 13.305. Otorgamiento de beneficios sociales
adicionales a la Asignación Familiar
1968: Creación Caja La Araucana (CCS – Cámara de
Comercio de Santiago)
1969: Creación Caja 18 (SOFOFA – Sociedad de Fomento
Fabril)
1974: Las CCAF son autorizadas a entregar préstamos en
dinero (créditos sociales)
1976: Extensión de cobertura. Pueden entrar los
trabajadores al sistema
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1977: Administración de Subsidio por Incapacidad y Cesantía
1989: Ley 18.833. Marco regulatorio de las Cajas
1993: Administración de cuentas de ahorro para la vivienda
(leasing)
1998: Extensión de cobertura. Los pensionados entran al
sistema, con excepción de los afiliados a DIPRECA y
CAPREDENA
2007: Ley 20.233. Los empleados públicos podrán afiliarse a las
Cajas de Compensación a partir de 2008
2008: Modificación al reglamento de crédito social
(establecimiento de límites)
Créditos hipotecarios
2011: Créditos de educación superior con recursos CORFO
2012: Incorporación de trabajadores independientes
Regulaciones para evitar sobreendeudamiento
Afiliación de pensionados de DIPRECA Y
CAPREDENA
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Fuente: Cajas de Chile A.G.
Recuadro 2: Caso Colombia
Inspiración Cafetera
Las Cajas de Compensación colombianas se crearon en 1954 con el
mismo espíritu que tienen en otras latitudes: Mejorar la calidad de
los sectores medios y bajos a través de prestaciones en áreas como
la educación y la salud.
Al igual que sus pares chilenos, son sin fines de lucro y fiscalizadas
por un ente gubernamental que trabaja en conjunto con el sector
privado, los cuales hacen un aporte monetario del 4% de sus
ingresos para su funcionamiento.
43 actores son los que componen el mercado que, en su conjunto
impactan a 21,2 millones de colombianos (47% de la población).
Fuente: Comfama.com
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Gráfico 1: Participación de Mercado
10%
3%
Los Andes
La Araucana
Los Héroes
Caja 18
Gabriela Mistral
14%
50%
23%
Fuente: Superintendencia de Seguridad Social
Gráfico 2: Financiamiento CCAF
Préstamos Bancarios
Bonos Securitizados
Bonos Comunes
8%
13%
Otras
14%
65%
Fuente: Superintendencia de Seguridad Social
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Gráfico 3: Ranking SERNAC Financiero 2012
Motivo del reclamo
Cobros indebidos
Mala calidad del servicio
Falta de información y problemas en los contratos
Incumplimientos de las promociones y ofertas
Otros
Total
%
33,4
13,8
11,7
2,3
38,7
100
Fuente: SERNAC Financiero
31
Gráfico 4: Reinversión de Utilidades CCAF Los Andes
Pagos al Estado
0,3
Pago Proveedores de
Capital
14,8
%
Salarios y Beneficios
Empleados
31,19
Costos de Operación
57,7
0
10
20
30
40
50
60
70
Fuente: Reporte de Sustentabilidad 2012 Caja Los Andes
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“Es inaceptable que
las Cajas de
Compensación
mantengan créditos de
muerte”, denuncia el
Senador del MAS,
Alejandro Navarro.
Cronología de Senador Navarro
Marzo 2012: Inicio de las fiscalizaciones por créditos “abusivos”.
Julio 2012: La SUSESO promulga la circular 2824 para regular los créditos.
Mayo 2013: Navarro exige la retroactividad de la circular 2824 a través de una
intervención en el Senado. Presentación ante la SUSESO solicitando fiscalización por el
lucro en las CCAF. Respuesta da cuenta de eventuales conflictos de interés entre las Cajas,
institutos profesionales y sociedades espejo.
Agosto 2013: Presentación ante la Fiscalía para que se pronuncie respecto a posible fraude
y apropiación indebida de dineros de pensionados a raíz de devolución de cobros.
33
Septiembre 2013: Presentación ante la Contraloría para que investigue lucro en las CCAF
“El mercado de las Cajas
de Compensación debería
seguir creciendo a futuro”,
opina el Vicepresidente
Ejecutivo de la Asociación
Gremial de Cajas de
Compensación, Eusebio
Pérez.
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A Septiembre de 2013, los cinco actores
del mercado de las Cajas de
Compensación han realizado 170.073
créditos, equivalentes a $910.670.712
Fotos: La Araucana (publicidad)
Fuente: Estadísticas Mensuales SUSESO
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Las dos caras de la
moneda
Arriba: Belarmino
Guaico e Hilda Muñoz,
afectados por las Cajas de
Compensación
Abajo (izq. a der):
Cristián Pizarro (Caja
Los Andes), Antonio
Ahumada (economista) y
Hernán Calderón
(Presidente
CONADECUS)
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