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DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 3ºESO C 2016-2017
COMENTARIO DE UN TEXTO MEDIEVAL: CANTAR DE MIO CID
Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando,
la cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas, y cerrojos quebrantados,
y vacías las alcándaras sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones, sin los azores mudados.
5
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía, tan bien y tan mesurado:
—Gracias a ti, Señor Padre, Tú que estás en lo más alto,
los que así mi vida han vuelto, mis enemigos son, malos. […]
Nuestro Cid Rodrigo Díaz en Burgos con su gente entró.
10
Es la compaña que lleva, de sesenta, con pendón.
Por ver al Cid y a los suyos, todo el mundo se asomó.
Toda la gente de Burgos a las ventanas salió,
con lágrimas en los ojos tan fuerte era su dolor.
Todos diciendo lo mismo, en su boca una razón:
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—¡Dios, qué buen vasallo el Cid! ¡Así hubiese buen señor!
Aunque de grado lo harían, a convidarlo no osaban.
El Rey don Alfonso, saben, ¡le tenía tan gran saña!
Antes que fuese la noche en Burgos entró su carta,
con órdenes muy severas, y fuertemente sellada;
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mandaba en ella que al Cid nadie le diese posada,
y aquel que allí se la diese, supiese, por su palabra,
que perdería lo suyo y aun los ojos de la cara,
y además de cuanto digo, las vidas y las sus almas.
Gran dolor el que sentían aquellas gentes cristianas.
25
Y escóndense así del Cid, sin osar decirle nada.
El Campeador, entonces, se dirigió a su posada
Y en cuanto llegó a la puerta se la encontró bien cerrada.
Mandatos del rey Alfonso, pusieron miedo en la casa,
y si la puerta no rompe, no se la abrirán por nada.
30
Allí las gentes del Cid con voces my altas llaman. [...]
Nueve años tiene la niña que ante sus ojos se planta:
—¡Campeador, que en buen hora ceñisteis la vuestra espada!
Orden del rey lo prohíbe, anoche llegó su carta,
con prevenciones muy grandes, y venía muy sellada.
35
A abriros nadie osaría, nadie os acoge, por nada.
Si no es así, lo perdemos lo nuestro y lo de casa,
y además de lo que digo los ojos de nuestras caras.
Ya veis, Cid, que en nuestro mal vos no habéis de ganar nada;
que el Creador os valga con todas sus gracias santas.
40
Esto la niña le dijo y se entró para su casa.
1. ¿A qué obra pertenece este fragmento? Género, subgénero, tipología… autoría.
2. Comenta las características métricas del texto: (6)
3. Reconoce el tema del texto y elabora un resumen del mismo. (1-4)
4. Explica el contenido del poema, determina su estructura y menciona su tema: (5)
5. Indica los rasgos estilísticos que destacan en el texto. Explica de qué recursos y tópicos se ha servido el
autor del texto para desarrollar el tema. Comenta las figuras literarias que aparecen en el poema y el porqué de
su uso.
6. Señala el objetivo del autor con este texto. ¿Qué recursos aprovecha para lograrlo?
7.- ¿Cómo continúa la historia? / Valoración (8)
1
Este fragmento corresponde al inicio del Cantar de Mío Cid, al “Cantar del Destierro”, en el que el Cid es
expulsado de Castilla por el rey. La obra pertenece al mester de juglaría. Se trata de un texto anónimo aunque
aparece una referencia de autoría de Per Abbat, el cual fue el copista. (escribir/fazer) La obra data del siglo XIV
pero la figura legendaria del héroe, Rodrigo Díaz de Vivar es del XIII.
No podemos olvidar que este texto funcionó durante siglos como un cantar de gesta, es decir, era un poema
épico en el que se ensalzaban las hazañas (gestas) de un héroe literaturizado. En la Edad Media el texto era
recitado por juglares a la gente del pueblo, que se reunía para escuchar la historia. El mensaje en todo texto
literario adquiere relevancia por su forma y por la presencia de figuras literarias para favorecer la recitación del
poema. El contexto de la obra es un ambiente medieval, en una sociedad estamental, en las que las hazañas
épicas recitadas son reclamadas por el público.
El texto es narrativo-descriptivo, ya que se cuenta de manera literaria el destierro del Cid. Se emplea para ello
una estrofa típica del mester de juglaría, la tirada, grupo de versos irregulares, de arte mayor, suelen ser de 14
a 16 sílabas, con una cesura o pausa central, lo que permitía descansar al juglar y que divide al verso en dos
hemistiquios. La rima es asonante es decir, solo coinciden las vocales a partir de la última vocal acentuada (a-a)
y continúa a lo largo de toda la tirada (casa, compaña, montaña). Los versos son de arte mayor, suelen ser de
14 a 16 sílabas. Hay, por tanto, irregularidad silábica.
El tema es el destierro del Cid y la orden del rey de que nadie lo aloje en su salida de Burgos. El Cid
Campeador, por orden del rey, se ve obligado a abandonar su tierra y no le permiten pernoctar en ninguna
casa, pues quien lo haga podría pagar con su propia vida, de modo que el Cid, estimando oportuno no
comprometer a nadie, pasa su primera noche, como desterrado, al raso. El Cantar de Mio Cid exalta, como se
ha señalado, la figura de Cid. Todo el texto está organizado de modo que se destaquen sus virtudes como
perfecto caballero medieval (ejemplos) Ya desde el primer momento, el autor deja claras sus preferencias. La
imagen que proyecta, en este primer momento, del rey es la de un monarca cruel y vengativo (“el rey don
Alfonso tenía muy gran saña, v18), imagen que se refuerza con la descripción detallada de la terrible amenaza
que llega a Burgos por medio de una carta “en gran recaudo y debidamente sellada”, demostrando con ello el
interés personal que tiene el rey en que se obedezcan sus órdenes. Pese a todo, las simpatías de los
ciudadanos de Burgos están con el Cid, como recuerda varias veces el autor: “Aunque de grado lo harían, a
convidarlo no osaban (v. 16), en palabras de la niña: “que el Creador os valga con todas sus gracias santas”
(v. 40). El Cid presenta las virtudes típicas de un héroe medieval, es decir, es un caballero fuerte (fortitudo),
inteligente y sabio (sapientia), cuyas acciones están dominadas por la mesura (la prudencia y la discreción).
Este texto puede dividirse en tres partes: La primera abarca los versos 1-10. Aquí vemos cómo el Cid abandona
su casa al ser desterrado, con gran pena. La segunda parte es cuando el héroe y sus aliados intentan pasar la
noche en una posada resguardados y no se les permite bajo orden del rey. La segunda comprende desde el
verso 11 hasta el 31. En la tercera parte es una niña la que le explica la situación, desde el verso 31 hasta el
final.
El texto se halla cohesionado gracias a una serie de recursos como la narración ordenada de los hechos, la
repetición de palabras y estructuras similares (propio del lenguaje oral), la presencia de figuras literarias a lo
largo de todo el texto, y la de conectores ( así, luego), que enlazan unas ideas con otras. Se utilizan estructuras
paralelísticas (lagrimas / llorando). La conexión entre las puertas abiertas de su casa abandonada (v. 3) y las
puertas que se cierran cuando llega a Burgos (v. 28). La conexión entre las lagrimas en los ojos del Cid al
abandonar su casa (v.1), los ojos que le quieren ver al llegar a Burgos y que lloran de pena al no poder
ayudarle (v. 14), La niña que ante sus ojos se planta (v. 32) y el castigo de sacar los ojos a quien lo ayudase
(v. 38).
Reflexionando sobre la oralidad del texto, aparece el epíteto épico (“Campeador, en buena hora te ceñiste la
espada”, v.33 que es una fórmula típica de la épica castellana y que se utilizaban para identificar
inequívocamente a los personajes y como recurso mnemotécnico del juglar. Mediante las descripciones
detalladas de las acciones del Cid, y el uso de recursos como el pleonasmo (Figura retórica que consiste en
añadir enfáticamente a una frase más palabras de la necesarias para su comprensión con el fin de embellecer o
añadir expresividad a lo que se dice. ‘lo he visto con mis propios ojos’ o ‘subir arriba’) el autor intenta conmover
al lector. La transmisión oral por medio del canto o del recitado se muestra en la aparición de figuras retóricas
relacionadas con la repetición que favorecen el ritmo. Es el caso de los elementos binarios (“las pieles y los
mantos” (v.6) o la bimembración (“A abriros nadie osaría, nadie os acoge, por nada” (v.36).
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El autor pretende exaltar la figura del Cid, visto como víctima de una injusticia. Se acrecienta el
dramatismo con el rechazo que encuentra por parte de los burgaleses, que no se atreven a desobedecer al rey.
El Cantar sigue con las hazañas y conquistas del Cid, que demostrarán al rey que es de su total confianza y le
permitirán recuperar el honor en los Cantares de las bodas y de las Afrenta de Corpes.
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