Grado Quinto - IE Pedro Estrada
Transcripción
Grado Quinto - IE Pedro Estrada
ACTIVIDAD ESPECIAL DE RECUPERACIÒN AER Asignatura: Ciencias Sociales Periodo: 3 Año: 2016 Docente: MARIA EUGENIA OSORIO P Grado: 5° Tipo de actividad: Actividad especial de recuperación Fecha de ejecución: ____________________ Establece en un paralelo relaciones entre el Pasado y el presente de Colombia. Indicadores de desempeño Describe y compara en un texto algunas características sociales, políticas, económicas y culturales de las comunidades principales de Colombia y América. Plantea por escrito las causas que dieron lugar a periodos históricos en (descubrimiento, colonia e independencia). INSTRUCCIONES: Realiza el trabajo a conciencia, con buena ortografía y letra clara Presenta el trabajo en la fecha asignada Prepárate para sustentar tu trabajo Cualquier inquietud no dudes en comunicarla a la profesora del área Buena suerte¡ CONTENIDO 1. Lee detenidamente el artículo del escritor Colombiano “ WILLIAM OSPINA” y establece un paralelo entre los acontecimientos que marcaron el pasado de nuestra historia con los del presente.( Anexo Número 1) 2. Retomando el último párrafo del artículo, qué propones para construir una filosofía que nos dé una identidad propia? 3. Extrae y describe algunas características sociopolíticas, económicas y culturales de los Quimbaya de acuerdo a la información del anexo 2. 4. Consulta cuáles fueron las causas que dieron origen al descubrimiento de América, la colonia, y la dependencia y represéntalas un cuadro sinóptico. Anexo 1 Del escritor colombiano William Ospina: ¿Cuáles pueden ser las claves para entender la historia de Colombia y de la región latinoamericana? Quizás la Historia y sus interpretaciones puedan tener respuestas. Para ello, el escritor colombiano William Ospina visita y recrea escenarios de las primeras épocas en las que se escribió la historia de la región como la conocemos hoy, y hace comparaciones necesarias con la realidad contemporánea. En una de ellas, la vlogger Lorena Rivas conversa con Ospina sobre las similitudes del pasado con el presente. Rivas ve en el consumo de recursos naturales que viene con los ritmos de las corporaciones una repetición de la historia de la Conquista de las Américas. Rivas pregunta a Ospina si estos conflictos entre la preservación de la naturaleza y el espíritu de transformación vinieron con la cultura occidental, pero que Ospina ve de modo más complejo. Según el autor, en encuentro entre Europa y América es más de lo que se cuenta: Sería caricatural pretender que a la Conquista solo llegaron los enfermos, los locos, los demonios… Algo de eso hubo sin duda, pero igual, con la misma elocuencia, alguien menos exasperado podría decir que llegaron los paladines, los valientes y a veces los santos y eso también sería verdad… Sería más justo decir que a la conquista llegó la condición humana. Ospina también explica las consecuencias propias de los encuentros entre dos mundos distintos y los desenlaces propios de la falta de entendimiento mutuo: [El encuentro con las Américas] fue en su tiempo un hecho inédito […] nunca había ocurrido que dos mitades del mundo que no habían tenido el menor contacto por milenios se encontraran y que el ser humano se viera frente a frente con otras mitologías, con otras arquitecturas, con otras estéticas, con otras lenguas, con otras memorias… Del mismo modo, Ospina reflexiona sobre las lecciones que deja la Historia y sobre los retos que continúan haciendo la vida cotidiana de los países del continente: Yo creo que no hemos aprendido todo lo que teníamos que aprender […] Yo creo que el conflicto prosigue. De alguna manera se podría decir que estamos en plena conquista de América, y que no hemos aprendido todavía las lecciones de esa conquista. Yo escribo estos libros [con el propósito] de aprender algo […] Si la humanidad podría encontrar otros caminos para relacionarse con otras culturas y con la naturaleza, porque todavía no hemos aprendido ninguna de las dos cosas. Colombia se desvaneció con el paso de la historia y de la Colonización, un país que, según el autor, los colombianos “han olvidado”: [En] la misma geografía [hay] una gran cantidad de elementos que ahora no podemos encontrar. Por ejemplo, los bosques inmensos, descomunales, que fueron todos talados, destruidos por tantas razones distintas […]los pueblos que encontró Jorge Robledopor el Cañón del Cauca, y son casi 40 naciones distintas, con sus distintas costumbres, sus indumentarias, sus tradiciones, y por todas las regiones del país era igual. Y sobre las historias que sobrevivieron sobre los pueblos originarios, el escritor agrega: A uno le asombra que se siga hablando de la barbarie y del salvajismo de pueblos que tenían el refinamiento y la delicadeza para hacer un arte con el oro como el que uno puede ver en el museo del oro. El diseño exquisito de los nariño, el diseño de los tumacos, de los zenúes, de los taironas. La cantidad de objetos distintos, la reproducción de la naturaleza, la manera como hacen saltamontes, como hacen pájaros […] Era una suma de culturas riquísima en su interpretación del mundo, y el hecho de que no hubiera llegado a tener una gran arquitectura, porque el clima no era para hacer grandes fortalezas de piedra, permitió que cundiera, digámoslo así, la calumnia, de que eran pueblos bárbaros, cuando ya la antropología moderna nos ha revelado cuán refinado y cuán exquisito es el tejido de sus artesanías y de sus mitos, y sus símbolos. La historia contemporánea y los conflictos de Colombia Ospina opina también acerca de las historias y las voces de las víctimas, que suelen estar ausentes de los relatos más expandidos. Según el escritor, esta falta de visibilidad se ve reflejada en la falta de nombres, algo que borra la individualidad y la importancia de muchos. En el caso colombiano, en el que el escritor ve el pasado y el presente fundirse, el drama de los desplazados y las víctimas de los conflictos internos en Colombia que han cobrado la vida de más de 200.000 personas desde su comienzo al final de los años 50 mantienen vivo este drama y hacen difícil la construcción de un proyecto colectivo de país: Las víctimas aquí siempre son […] insignificantes. No tienen nombre propio, como ocurrió también en la historia, que los indios y los negros dejaron de tener nombre propio. […] El genérico reemplazaba la individualidad, y ahí estaba contenida la semilla de un drama. El drama de un pueblo que es mayoritariamente mestizo, mayoritariamente mulato, y que sigue considerando lo indio y lo negro como taras y como insultos. [Sin embargo] el orgullo de ser indígenas, y el orgullo de ser africanos, yo creo que ha ido creciendo, pues buena parte de lo mejor que tiene Colombia es lo que procede de esa riqueza étnica. Y alguna vez a mi me parecía que siquiera de una manera caricatural […] uno podría decir que un colombiano […] piensa como europeo, habla como indígena y baila como africano. Y en cuanto a la situación contemporánea del país, el autor resalta: Colombia es una extraña figura de la geometría con el centro afuera […] No nos sentíamos en el centro del mundo y eso es una ilusión necesaria. […] Pero ahora la modernidad y el siglo XX nos han arrojado a la comprobación terrible de que estamos en el centro del mundo, pero no es un centro amable […] Los grandes dramas de la época atraviesan a Colombia por todas partes, de una manera central. […] La crisis espiritual que produce la drogadicción, el problema del tráfico de drogas, el problema del tráfico de armas, el problema de los inmigrantes la pregunta por el desarrollo, la pregunta por la naturaleza y por el futuro de la naturaleza. Todos los grandes temas de la época moderna, son temas centrales para la sociedad colombiana […] ya no estamos al margen de nada. […] Ya somos una sociedad que afecta al mundo, no lo ve como un espectáculo desde fuera […] quizás por eso las soluciones deberían empezar a salir desde adentro. Una reflexión seguida por Alejandro Triviño, que se pregunta por la tendencia a ver lo foráneo como superior y el proceso profundo que ha sido para Colombia y América Latina la construcción de la identidad: Por qué tan solo olvidamos lo que fuimos ?? por qué vemos a los extranjeros mas altos que nosotros mismos?, porque fueron estos los que conquistaron no solo nuestro país… si no nuestra identidad. “ser como otros para ser si mismo” (filosofía) la construcción de nuestra propia filosofía [latinoamericana]. Anexo 2. La quimbaya fue una etnia y cultura indígena colombiana famosa por su producción de piezas de oro de alta calidad y belleza. Hacia 1530 estaban organizados en la llamada federación quimbayá, centrada alrededor de la ciudad de Chinchiná, esta federación opuso una férrea resistencia armada a los españoles, tras la derrota continuó existiendo aunque desaparecierón como grupo reconocible hacia 1700 de esta población Territorio[editar] Culturas precolombinas del suroccidente colombiano. La cultura Quimbaya es la número 1. Cuando llegaron los españoles, la cultura quimbaya estaba localizada, como aún hoy sus restos, al interior y alrededor de lo que hoy se conoce en Colombia como el Eje Cafetero, en los departamentos de Caldas (sur: Chinchiná, Palestina, Villamaría, Manizales), Risaralda (sur: Pereira, Marsella, Santa Rosa) y Quindío (norte: Armenia, Quimbaya, Montenegro, La Tebaida, Salento, Circasia) en los municipios de Cartago y Obando, al norte del Valle del Cauca.1Los más más antiguos ocupantes de la región Quimbaya desaparecieron hacia el siglo X y se conoce muy poco sobre ellos. La orfebrería finamente desarrollada que se ha encontrado de los quimba indica que desde una época muy antigua poseyeron un alto o desarrollo. Poporo quimbaya, Museo del Oro, Bogotá. Viviendo en el clima tropical templado de eje cafetero pudieron cultivar una gran variedad de productos: maíz y yuca, como base alimentaria, aguacates, guayaba . Se nutrían también de la pesca y caza, y eran excelentes agricultores, con lo que la miel de abejas no faltaba en su alimentación. Eran también intensos cazadores. La caza les proporcionaba carne de conejo y de venado en abundancia, pero también, que se sepa, cazaron zarigüeyas, dantas, armadillos, zorros y pecaríes, entre otros animales cuyos vestigios han sido hallados. La minería era fundamentalmente aurífera. Desarrollaron técnicas de metalurgia avanzadas para procesar el oro de un modo colmado de estética y finos acabados. Las abundantes piezas quimbayas que se han encontrado son motivo de admiración para los visitantes de incontables museos colombianos y extranjeros; el nombre «quimbaya» se ha convertido en un término tradicional genérico para referirse a muchas de las producciones y objetos encontrados en esta zona geográfica, así no provengan rigurosamente de la etnia misma y provengan de diferentes épocas en el tiempo. «Quimbaya» es un término ya mundial e históricamente famoso en los círculos arqueológicos e incluso a nivel popular. Como industriales se destacaron además de la producción de piezas de orfebrería, en la fabricación de aceite para alumbrado, y en su industria textil, de la que no han sobrevivido piezas dadas las pobres condiciones geológicas para su preservación. La confección de mantas de algodón era en realidad su principal industria. Como comerciantes intercambiaban sus piezas de orfebrería, mantas, textiles y oro, con pueblos del vecindario y aun lejanos. Para destacar, está también la explotación y el comercio que hacían con la sal, extraída de los ríos mediante técnicas de ebullición de agua bajo el fuego. Cultura y costumbres. Se discute si los quimbayas practicaban la antropofagia ritual con sus enemigos de guerra, en festividades o celebraciones muy especiales. Este canibalismo tenía significados simbólicos relacionados con la derrota y venganza de sus enemigos o con la apropiación del espíritu de la persona. Sin embargo, en el caso de los quimbayas, las crónicas que se refieren el canibalismo se basan en un solo testimonio sobre dos supuestos casos.2Exhibían cabezas humanas como trofeos colgadas de cañas en la plaza. Durante la conquista intensificaron esta práctica para infundir temor en los conquistadores. Prestaban mucha atención a sus prácticas funerarias, y las construcciones de tumbas quimbayas testimonian esta afirmación pues, en verdad, elaboraron una enorme variedad de tumbas diferentes de acuerdo con lo específico de cada entierro, en el que siempre se incluían las ofrendas que habrían de acompañar al difunto en su paso a la otra vida, incluidos víveres y armas para hacérselo más fácil. En las tumbas también enterraron la mayoría de los objetos de oro precolombinos, elementos personales del muerto y algunos otros elementos sagrados. Creían que todos los cuerpos resucitarían. Una de las actividades que más famosos ha hecho a los quimbayas es su lujosa orfebrería, que goza de una increíble belleza a la vez que de una técnica perfecta. Desarrollaron sistemas de metalurgia para combinar cobre con el oro que no abundaba en su región (a diferencia de otras zonas del país). Esta combinación de oro y cobre, llamada «tumbaga», no restaría para nada el atractivo, brillo y durabilidad de sus magníficas piezas, de una vivacidad espectacular. Una de ellas muy popularizada son los famosos «poporos». Su orfebrería es de la más importante de América dada la exquisita belleza de las piezas expresada mediante muy bien desarrollados métodos metalúrgicos. Su cultura la forma de fundir el oro para obtener el grado exacto de oro y cobre para mantener una pureza alta, aún se desconoce cómo se logró tal calidad ya que necesitarían hornos que alcanzarían los mil grados centrifugador para fundir estas piezas. Otro de los misterios de la Cultura Quimbaya son los artefactos quimbaya, antiguamente llamados "Pájaros del Otún" ya que el primero se halló cerca de la rivera del Río Otún en la provincia de Risaralda. Organización social Estaban organizados en cacicazgos; cada uno compuesto según se estima por 200 súbditos. Se calcula que los cacicazgos se aproximaban a cien y se confederaban en juntas, para la economía o la guerra. Conquista: En la conquista española del territorio quimbaya comenzó en 1539 y sometió a los indígenas al servicio de los encomenderos. En 1542 se produjo la primera rebelión quimbaya3 y en 1577 la segunda,4 que llegó a adquirir mayores dimensiones. Derrotadas estas se produjo una continuada disminución de la población quimbaya, de manera que para 1559 ya había desaparecido por lo menos el 55% de los cacicazgos. 5 Los trabajos forzados, la desnutrición, las enfermedades y finalmente la guerra de los pijaos contra los españoles, de la que fueron víctimas, terminaron de diezmarlos, de manera que el último censo de los quimbayas, en 1628, registró apenas 69 tributarios, en una zona donde en 1539 se registraron 20 mil.