Trabajo practicas de autocuidado, capacidad funcional y depresion

Transcripción

Trabajo practicas de autocuidado, capacidad funcional y depresion
FACULTAD DE ENFERMERÍA
PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, CAPACIDAD FUNCIONAL Y
DEPRESION EN ADULTOS MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013
Tesis para optar el Título Profesional de Licenciada en Enfermería.
AUTORAS:
Bach. Enf. Susan Camacho Serrantes
Bach. Enf. Iris Lachuma Viera
Asesores:
Dra. Maritza E.VILLANUEVA BENITES
Dra. Zoila E.LEITÓN ESPINOZA.
Dr. Eliseo ZAPATA
IQUITOS – PERÚ. 2014
RESUMEN
Con la finalidad de determinar la relación que existe entre la capacidad funcional,
depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro
de salud 9 de Octubre, se realizó este estudio descriptivo correlacional. A 86
personas mayores se les aplicó los indices de Katz, Lawton, GDS, la escala de
autocuidado de Leitón que permite evaluar la práctica de autocuidado para una
vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual,
consta de 80 ítems (confiabilidad 0.91); para el procesamiento datos se utilizó el
SPSS versión 21.0. Los hallazgos mostraron el perfil de adultos mayores: edad
promedio 71.06 años+71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son
mujeres, 68.6% casados o convivientes, el 77.9% tienen educación primaria, 79%
religión católica y 75.6% poseen seguro de salud. El 92.8% son independientes en
la capacidad funcional básica y el 62.8% independientes en la capacidad
funcional. El 59.3% de adultos mayores no muestran manifestaciones de
depresión, 27.9% con probable depresión y 12.7% con depresión establecida. El
82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el
17.4% autocuidado regular. De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se
determinó que las medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en
las mujeres, en el cuidado de: oídos (22.7+2.1), sueño (16.9+1.2), pies (16.4+1.5),
memoria (15.6+2.1) y ojos (12.2+1.6). Mientras que las mujeres mostraron
puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.2+1.6), nutrición
(14.7+1.3), boca (13.9+2.2), eliminación (13.9+1.3); sin embargo la prueba t
student demostró que solamente existe diferencias estadísticas significativa en el
cuidado de piel (p=0.032). Las variables que mostraron asociación estadística muy
fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o
positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.85, p<0.01), cuidado de la memoria
(r=0.71, p<0.01), cuidado de pies (r=0.65, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.61,
p<0.01). Es decir que, los adultos mayores que informan mejor cuidado en la
dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de
autocuidado. La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las
prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=-0.38, p<0.01). Es
decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de
prácticas de autocuidado.
Palabras clave: autocuidado-capacidad funcional- depresión- ancianos
TESIS APROBADA EN SUSTENTACIÓN PÚBLICA EN LA FACULTAD
DE ENFERMERÍA EN LA FECHA …………………. POR EL JURADO
CALIFICADOR CONFORMADO POR:
…….…………………………………………………..
Mgr.. Zulema Orbe Gaviola
Presidenta
…….…………………………………………………..
Mgr. Juanita de Fatima Tejada Gastelo.
Miembro
…….…………………………………………………..
Dra. Maritza Evangelina Villanueva Benites.
Miembro / Asesora
DEDICATORIA
Dedico este trabajo a Dios
eternamente agradecida por
darme la vida, por ser guía de
mis pasos en todo momento.
A mis padres Fernando
Camacho Rivera y Pastorita
Lotzi Serrantes Sanchez por su
amor, paciencia y apoyo
incondicional de siempre para
culminar mi carrera profesional.
Asi mismo a mis hermanos con
mucho cariño por el apoyo que
me brindaron durante mis
estudios.
A mi hija Alexia, ella me llena
de fortaleza, es el motor y
motivo
para
seguir
superándome. A mi esposo
Víctor, como muestra de mi
amor, gracias a sus consejos y
apoyo incondicional.
Susan Y. Camacho Serrantes.
DEDICATORIA
Agradezco a Dios por darme la
fortaleza para seguir adelante y
poder vencer los obstáculos que
se presentan durante mi vida.
A mis padres por todo el
apoyo y ayuda incondicional
que me brindaron, gracias a su
sencillez y humildad pude
llegar a culminar mi carrera
profesional.
A mi hijo el cual me da brinda
valor y fortaleza para seguir
luchando
por
ser
una
profesional. A mi esposo con
mucho amor.
Iris Lachuma Viera.
RECONOCIMIENTO
Queremos expresar nuestro más sincero y profundo agradecimiento
-
A la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de la Amazonia
Peruana
por brindarnos la oportunidad de realizar nuestra Tesis y así
contribuir al desarrollo de nuestra disciplina y desarrollo personal.
-
A nuestra asesora Dra. Maritza E. Villanueva Benites, por su
acompañamiento académico y personal durante el desarrollo de la presente
tesis, compartiendo sus conocimientos científicos y enseñándonos la ruta de
la investigación en enfermería
-
A las(os) enfermeras (os) docentes que nos inculcaron para seguir por un
buen camino, gracias a sus enseñanzas y el apoyo incondicional que nos
brindaron durante nuestra carrera profesional.
-
A las personas mayores que acuden al centro de salud 9 de octubre que nos
apoyaron y colaboraron durante las encuestas realizadas.
-
Al personal de enfermería del Centro de Salud 9 de Octubre, por su apoyo
incondicional y colaboración para poder llevar adelante este proyecto.
ÍNDICE DE CONTENIDO
CAPÍTULO_I
1.
Pág.
INTRODUCCION
1.1.
Introducción
10
1.2.
Problema de investigación
13
1.3
Objetivos
14
CAPÍTULO_II
2.
MARCO TEÓRICO
15
2.1.
Antecedentes
15
2.2.
Bases teóricas
20
2.3
Definiciones operacionales
47
2.4
Hipótesis
49
CAPÍTULO_III
3.
METODOLOGÍA
50
3.1.
Método y diseño
50
3.2.
Población y muestra
51
3.3
Técnicas e instrumentos
53
3.4
Procedimiento de recolección de datos
55
3.5.
Protección de los derechos humanos
56
3.6.
Análisis de datos
57
3.7.
Limitaciones del estudio
57
CAPÍTULO_IV
4.
Resultados
58
5.
Discusión
74
6.
Conclusiones
81
7.
Recomendaciones
82
8.
Referencias bibliográficas
83
Anexos
ÍNDICE DE TABLAS
Pág.
Tabla 1
Características de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
58
Tabla 2
Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores
según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
62
Tabla 3
Nivel de depresión en adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
64
Tabla 4
Nivel de prácticas de autocuidado en adultos
mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre.
Belén. 2013
66
Tabla 5
Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos
mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
68
Tabla 6
Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado
en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre.
Belén. 2013
69
Tabla 7
Depresión y prácticas de autocuidado en adultos
mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
71
Tabla 8
Matriz de correlación, entre la capacidad funcional,
depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos
mayores (N=86).
73
ÍNDICE DE GRÁFICOS
Pág.
Gráfico 1
Capacidad funcional básica e instrumental de adultos
mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
61
.
Gráfico 2
Nivel de depresión en adultos mayores. Centro de Salud 9 63
de Octubre. Belén. 2013
Gráfico 3
Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Gráfico 4
Comparación de medias de prácticas de autocuidado en 67
adultos mayores, según sexo. Centro de Salud 9 de
Octubre. Belén. 2013
65
CAPÍTULO I
1.1. INTRODUCCIÓN
Según el Instituto Nacional de Estadística INEI, en el Perú actualmente hay
2‟700.000 personas mayores de 60 años, lo que representa el 9% de la
población total del país, en cuanto a género, al año 2012, la población de
mujeres mayores de 60 años asciende a 1‟986.709 personas; mientras tanto, la
población masculina es de 1‟845.565. Cada año, los adultos mayores
aumentan en 3,3% y se espera que al año 2021, dicho grupo poblacional sea de
3‟727.000 y represente así el 11,2%1.
De otra parte, de acuerdo a la encuesta nacional de hogares realizada en el II
trimestre de 2012, en el ámbito nacional los adultos mayores presentan ciertas
características sociodemográficas como las siguientes: 39% de los hogares
albergan adultos mayores, de estos el 36,4% son familias nucleares, 36, 8%
son familias extensas, 28,6% presenta problemas en su estado nutricional, la
tasa de pobreza en los adultos mayores es del 30%. Este grupo poblacional
constituye un sector de alta demanda potencial de servicios de atención de
salud: un 73,2% presentó algún problema de salud (ENAHO, 2012). Sin
embargo, solo el 25,7% ha acudido en busca de atención a establecimientos de
salud públicos, el 10,4% a servicios de salud privados y un 52,1% no buscó
atención2.
En la región Loreto algunos estudios han informado la problemática de este
grupo poblacional, se ha identificado que los varones mayores presentan mejor
capacidad funcional que las mujeres mayores, tanto en las actividades básicas
de la vida diaria y las actividades; así mismo, los varones mayores presentaron
mejor estado de ánimo que las mujeres mayores, el 63,2% de ellos presentó
estado de ánimo normal y solo el 7, 9%% depresión establecida. Mientras que,
una tercera aparte de las mujeres mayores presenta probable depresión (30%)
y 13,3% depresión establecida (Villanueva, 2011)3. Estos datos muestran una
realidad, existiendo escases de información respecto a las prácticas de
autocuidado y el correlato existente entre ellas.
La presencia del déficit de prácticas de autocuidado en los adultos mayores y
los determinantes que ejercen influencia en la misma son desconocidos en el
ámbito nacional y regional. En un estudio realizado por López y Vásquez
durante el I semestre 2013, en dos asentamientos humanos de la jurisdicción
del centro de salud 9 de octubre, se reportó la presencia de enfermedad en el
70% de las familias encuestadas y riesgos de salud en la población adulta
mayor, especialmente la falta de evaluación mental, vacunas incompletas,
problemas visuales y auditivos4.
Las cifras anteriormente citadas muestran que en el Perú y en particular en la
región Loreto, el autocuidado de las personas mayores no ha tomado aún la
importancia que requiere; es muy poco lo que se ha estudiado sobre ello y lo
que existe está relacionado con un enfoque biomédico, enfatizando en los
problemas de salud. No se involucra a la persona adulta mayor como actor
competente que tiene la capacidad de tomar decisiones, controlar su propia
vida y asegurarse la posibilidad de gozar de bienestar.
En la práctica la mayoría de las instituciones que trabajan con la persona
adulta mayor no cuentan con programas integrales, se desarrollan actividades
fragmentadas generalmente orientadas a los aspectos recreativos y de
socialización5. Asimismo, cuentan con escaso personal capacitado para brindar
educación sobre como ejercer su autocuidado integral.
Por lo tanto la relevancia de esta investigación es conocer las prácticas de
autocuidado que realiza el adulto mayor en las dimensiones biopsicosocial y
como influencia capacidad funcional y la depresión y a partir de ello se pueda
implementar políticas y programas de autocuidado para promover un
envejecimiento con bienestar y mejorar su calidad de vida donde el adulto
mayor sea el protagonista de su cuidado.
Para enfermería la presente investigación cobra importancia en su rol educador
como promotor de salud, innovador, evaluador y conductor de estrategias
educativas-pedagógicas así como de diversos programas siendo para ello
necesario que conozca el comportamiento del autocuidado y los diferentes
factores contribuyentes para mantener la salud y bienestar, para que a través
del autocuidado respondan a las necesidades y expectativas de los adultos
mayores para el desarrollo de aptitudes personales y de la adquisición de
habilidades y conocimientos dentro del proceso enseñanza aprendizaje.
Teniendo en cuenta la situación problemática expuesta y existiendo escasos
antecedentes empíricos
realizados con estas variables, es compromiso de
enfermería dar respuesta a esta realidad demográfica y social con el fin de
mejorar la calidad del cuidado del adulto mayor, y así
aportar en la
construcción de una sociedad para todas las edades, siendo esto lo que motivó
a investigar para dar respuesta a la siguiente interrogante:
¿Cuál es la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las
prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de
Octubre. Belén. 2013?
1.2.PROBLEMA DE INVESTIGACION
¿Cuál es la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y
las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de
salud 9 de Octubre. Belén. 2013?.
1.3.OBJETIVOS
1.3.1. GENERAL
Determinar la relación que existe entre la capacidad funcional,
depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste
al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013?.
1.3.2. ESPECÍFICOS.
-
Identificar el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores.
-
Identificar el nivel de depresión de los adultos mayores.
-
Identificar el nivel de prácticas de autocuidado en los
adultos
mayores
-
Relacionar el nivel de capacidad funcional, depresión y las práctica
de autocuidado de los adultos mayores en estudio
CAPITULO II
2. MARCO TEORICO
2.1. ANTECEDENTES
Pocos son las investigaciones sobre las variables de estudio que han
abordado las prácticas de autocuidado del adulto mayor ante los cambios
biosicosociales y espirituales desde la perspectiva integral, dentro de ellas
cabe mencionar las siguientes:
Millán (Cuba, 2010) realizó un estudio descriptivo transversal en un
municipio cubano con el objetivo de evaluar la capacidad y percepción de
autocuidado del Adulto Mayor en la comunidad. De un universo de 354
ancianos de 3 consultorios, se seleccionaron 195, a los cuales se les aplicó
un Instrumento diseñado al efecto para medir su nivel de autocuidado.
Los resultados arrojaron que el 50,5% de los hombres y el 43,3% de las
mujeres no se cuidan adecuadamente, existe un déficit de autocuidado
cognoscitivo-perceptivo en el 46,7%, un 9,8% tienen déficit parcial y
5,6% déficit total. De los 121 pacientes cuyo nivel de autocuidado es
inadecuado el 75,2% son independientes y el 63,6% perciben su estado de
salud aparentemente sano, concluyéndose que no obstante la gran mayoría
de los adultos mayores estudiados ser independientes para realizar las
actividades de la vida diaria, estos no desarrollan adecuadamente sus
capacidades de autocuidado, por lo que el grado funcional independiente
es una condición necesaria pero no suficiente para un buen autocuidado,
los adultos mayores que perciben algún riesgo para su salud se cuidan
más que los que se perciben sanos. El instrumento aplicado define la
actividad de autocuidado en las personas mayores, recomendándose su
introducción en la evaluación gerontológica en la Atención Primaria de
Salud, contiene variables de autocuidado como
Actividad Física,
Alimentación, Eliminación, Descanso y Sueño, Higiene y Confort,
Medicación, Control de Salud y Hábitos Tóxicos6.
Lara y Hernandez, (Chile, 2009)7
en un estudio sobre el Perfil
Sociodemográfico de Salud y Funcionalidad en Adultos Mayores en una
comunidad en Chile tuvieron la misma tendencia aunque los porcentajes
de los sin depresión fueron menores (52%), algo más de un cuarto de
ellos cursaría con una depresión leve (30%) y los restante con depresión
establecida (18%).
Leitón, Sagásteui y Santillan (Perú, 2008)8, en una investigación de un
programa de consulta externa con adultos mayores, encontraron relación
significativa entre la práctica de autocuidado e independencia funcional
tanto en las actividades básicas de la vida diaria como en las
instrumentales. Es decir, el 73% que tuvo buen autocuidado fueron los
independientes y los que tuvieron 62,5% con autocuidado regular fueron
los moderadamente dependientes en las actividades básicas de la vida
diaria (ABVD); y en las actividades instrumentes de la vida diaria
(AIVD) los que tuvieron 65,7% fueron los independientes y los que
tuvieron 77,7% con autocuidado regular fueron los moderadamente
dependientes.
Castro e Isla (Perú, 2008,) midieron la efectividad
de un programa
educativo de envejecimiento saludable en el autocuidado del adulto
mayor, reportaron que el 92% tuvo un nivel de autocuidado regular y un
8% autocuidado alto, considerando los aspectos de nutrición, ejercicio,
sueño/descanso, manejo del estrés y autoconcepto/autopercepción para un
envejecimiento saludable9.
Vidal y Tiznado (Perú, 2008)10 evaluaron a adultos mayores que acuden a
un Centro de salud, reportaron que el 78,3% no presentó depresión, el
3,9% estuvieron ligeramente deprimido y el 7,8% muy deprimidos.
Igualmente en un estudio realizado por Sagástegui (Perú, 2008), encontró
que el 93% no estaban deprimidos y sólo el 7% tuvieron depresión
moderada11.
Cerquera (Colombia, 2007)12 realizo un estudio para identificar la
relación existente entre el estado de los procesos cognitivos y el nivel de
depresión de las adultas mayores de un asilo; aplicaron dos instrumentos
(el Minimental y la Escala Geriátrica de Depresión de Beck), muestreo no
probabilístico
de
67
adultas
mayores;
informaron
elementos
correlacionales de deterioro y depresión con eventos significantes del
ciclo vital. Esta investigación se basa en la necesidad de establecer
condiciones reales de las adultas mayores en cuanto a las dos variables y
su correlación, para así mejorar la salud mental y emocional de esta
población, a partir de acciones emprendidas por los profesionales que las
asisten. Los resultados permiten concluir que existe correlación entre el
deterioro en los procesos cognitivos y la presencia de depresión.
Barrantes (Mexico, 2007)13, estudió el correlato entre la dependencia
funcional y enfermedades crónicas,
encontró que el 77% de adulto
mayores fueron independientes en AIVD, de los dependientes en AIVD
12,5% presenta dependencia severa y 10,5% dependencia leve. Desde el
punto de vista de funcionalidad, Barrantes y col. (2007) en su estudio de
dependencia, evidenciaron que las actividades básicas de la vida diaria
(ABVD) con mayor deficiencia fueron las relacionadas con el aparato
locomotor y la incontinencia urinaria.
Medina (2006), en un estudio sobre depresión y autocuidado en el
Adulto mayor, en un centro de salud, encontró una relación significativa
entre el nivel de Depresión y el Nivel de Auto cuidado, (p< 0,01), lo que
indica que a medida que aumenta el nivel de depresión tiende a disminuir
el nivel de auto cuidado14.
Bacca, González y Uribe (2005)15, en un estudio de adultos mayores
colombianos aplicaron la escala de depresión de Yesavage, observaron que
el 76,6% de la muestra se ubica en el rango de normalidad, mientras que
el 19,4% se ubica en depresión leve y el 4% figura con depresión
establecida.
Lescano y Moreno (2004)16 en un estudio sobre depresión del adulto
mayor hospitalizado en relación al grado de dependencia y tiempo de
hospitalización, encontraron que el 60% evidenció depresión leve y el
40% depresión moderada.
En cuanto al estado de animo y autocuidado podemos mencionar a
Oquendo y Soublet (2003), en un estudio descriptivo sobre la depresión
como un problema de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron
que los diagnósticos de enfermería más utilizados en la depresión fueron:
déficit del autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración
del mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico,
disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades
recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las
interacciones sociales,
aislamiento social, afrontamiento individual y
familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol17. Dichos
diagnósticos estaría reflejando la necesidad de intervención en
actividades de autocuidado de su vida cotidiana por estar viviendo un
estado depresivo.
Alva, Leitón y Santillán (La Libertad, 2002), en una investigación sobre
efectos de un programa educativo de autocuidado en salud del adulto
mayor encontraron
en el pre test que la mayoría tenía un nivel de
autocuidado regular (67,65%), seguido de bueno en un 32,35% en el
aspecto biológico y psicosocial.
Según la OPS/OMS (2001)18, al reportar los resultados de la encuesta de
Salud
Bienestar y Envejecimiento (SABE) encontraron que la
independencia funcional para realizar la ABVD en los adultos mayores
de Bridgetown, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, Sao Paulo
varían entre el 76% y 67% y a medida que aumenta la edad empiezan a
tener dificultades para realizar de manera independiente estas actividades.
Por su parte, Santana (2001) señala en su estudio que la ABVD más
afectada correspondieron a bañarse y la menos afectada fue la de comer19.
Falla (Perú, 2001) en un estudio sobre autocuidado del Adulto Mayor
Cesante y Jubilado, reportó que antes de aplicar el programa el nivel de
práctica de autocuidado en la mayoría (80%) fue regular. Así mismo, en
la dimensión de autocuidado nutricional, ejercicio, manejo del estrés, la
mayoría obtuvo un
puntaje regular con 56%, 80% y 56%
respectivamente. También en la dimensión de recreación, descanso y
sueño fue regular con un 72% y 40% respectivamente20.
2.2.BASES TEORICAS
2.2.1.
Autocuidado para la vejez
2.2.1.1. Definición del envejecimiento y autocuidado
El término envejecimiento es indicativo de un proceso y no de un
estado. Lleva implícita la idea de continuidad.
La acción de
envejecer, es un proceso continuo que se materializa a lo largo de la
vida (Agulló, 2001)21.
Se considera el envejecimiento desde varios puntos de vista. Una
definición más completa
es la
de OPS/OMS, que define
envejecimiento como un proceso universal, continuo, irreversible,
dinámico, progresivo, declinante, individual
y por el momento
inevitable, que se asocia al paso del tiempo tornando al individuo más
vulnerable al medio y merma su capacidad de adaptación a los retos
de la vida y
que está influenciado tanto por factores genéticos,
ambientales como por la capacidad de adaptación del ser humano. En
ese proceso de envejecer a través del ciclo vital, la vejez es la última
etapa y aquí se ubica al adulto mayor22.
El envejecimiento “usual” es el resultado de una combinación entre el
efecto del tiempo, las características propias de un sujeto y un estilo
de vida determinado. En este tipo de envejecimiento existe una
pérdida de capacidades funcionales, la cual es relativamente pequeña
y no interfiere con mantener una vida normal, independiente y de
calidad. Por lo mismo, cuando se habla de la salud en el adulto mayor
es mejor expresarla en términos de “funcionalidad” más que la
presencia o ausencia de enfermedad. Aunque este envejecimiento
usual no es patológico, se le considera de alto riesgo para una
morbimortalidad elevada cuando se le compara al envejecimiento
“óptimo” o “exitoso”, el cual resulta del paso del tiempo combinado
con un estilo de vida favorable y un efecto mínimo o nulo de la
enfermedad, donde además existe mayor reserva funcional que se
traduce como robustez, mayor funcionalidad y estado más prolongado
de salud.
Dentro de este contexto el adulto Mayor, es la persona de 60 años y
más, ser único y complejo con cambios biopsicosociales propios del
envejecimiento. Con un desarrollo normal y con tareas propias en las
que puede disfrutar de bienestar y satisfacción, pero que está asociado
a una etapa de crisis y a un proceso de pérdida en toda su integridad y
complejidad, tornándolo más vulnerable, y como ser de cuidado,
inacabado y proyecto infinito tendrá que desarrollar un nuevo sistema
adaptativo para el mantenimiento de una existencia con bienestar.
Si bien es cierto que todos los cambios y pérdidas biopsicosociales
dificultan la satisfacción de las necesidades a las personas que
envejecen y restringen las oportunidades de desarrollar sus
potencialidades, trascender, controlar su vida y ejercerla plenamente,
si es posible
que los adultos mayores logren
alcanzar un
envejecimiento con bienestar debido a que el desarrollo humano se
conceptúa como un ser inacabado, en continuo devenir, como “ser
haciéndose”´ en forma permanente. Así, alcanzar un envejecimiento
con bienestar constituye uno de los más grandes retos del ser humano.
Al respecto Ebersole (2005) define que para una persona adulta mayor
``bienestar es el balance entre sus entornos internos y externos y sus
proceso emocionales, espirituales, sociales, culturales y físicos, que le
permiten estar en su nivel óptimo de funcionamiento y lograr una
existencia buena y satisfactoria”23. Esta definición aclara que los
adultos mayores, con sus particularidades tienen su propio nivel
máximo de bienestar que debe considerarse cuando se aplica en
concepto de salud en general.
Según las perspectivas adoptadas por el programa mundial sobre el
envejecimiento, de la OMS (2002)24, presenta un modelo holístico
relativo a la salud y bienestar de las personas de edad, donde propone
que depende en gran medida del mantenimiento de una gran actividad
física y
cognitivas, alimentación saludable,
enfermedades y
discapacidad, adaptación,
prevención de las
y
participación en
actividades sociales, productivas y placenteras. Ajuste a nuevos roles
familiares, sociales, recreativos, culturales, educativos y laborales.
Utiliza el tiempo libre. Cuenta con un ingreso económico mensual.
Mantiene independencia, dignidad y alcanza la autorrealización.
También Litvak (1989:48)25, al referirse a los determinantes de un
envejecimiento sano, menciona la autonomía, la promoción de la
salud y la prevención de la enfermedad promoviendo estilos de vida
saludables a través del autocuidado; apoyo familiar y comunitario;
participación en la vida económica y productiva, contar con el acceso
a los servicios de salud; con una vivienda adecuada, con ambiente sin
contaminación y con seguridad vial.
Tomando en cuenta los conceptos y factores antes mencionados,
podríamos decir que una persona que vive una vejez con bienestar se
caracterizada porque:
- Se adapta a los cambios y pérdidas propias del envejecimiento.
- Aprende
permanentemente,
con
actitud
de
crecimiento
personal..
- Asume con
responsabilidad su autocuidado en la salud
enfermedad.
- Comparte sabiduría y experiencia.
- Trabaja productivamente.
- Disfruta del tiempo libre.
- Hace ejercicio regularmente.
o
- Consume dieta sana y natural.
- Puede satisfacer sus necesidades básicas.
- Espera con paciencia los resultados de los eventos de la vida.
- Siente que la vida ha valido la pena.
- Acepta su vida con sus triunfos y fracasos.
- Desempeña un papel útil y satisfactorio.
- Es afectuoso, con estado de ánimo positivo y buen humor.
- Mantiene una buena autoestima e integridad de su yo.
- Cuenta con apoyo social (familia, amigos y comunidad).
- Tiene compañía y afecto.
- Asume que tiene un proyecto de vida que cumplir.
- Es independiente.
- Tiene seguridad económica y vivienda.
- Tiene fe.
- Trasciende
- Mantiene una actitud positiva hacia la muerte.
Por lo tanto en la construcción de un envejecimiento con bienestar
compromete a todos los actores sociales como el Estado, la sociedad,
la familia y la persona, en este caso a las personas adultas mayores
para convertirse en su propio agente de cuidado. Así el adulto mayor
como protagonista principal mantendrá una actitud creativa,
constructiva favorable al cambio y futurista, partiendo de la premisa
de que la persona construye la vejez que desea y la promoción de la
salud a través del autocuidado es la mejor estrategia.
En la declaración de Alma Ata la OMS reitera que „‟La salud es un
derecho fundamental‟‟, establece la responsabilidad del estado y
señala que la Atención Primaria es la estrategia para alcanzar esa
meta. Así mismo, en la carta de Ottawa emanada de la Primera
Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud en 1986
señala que: „‟La promoción de la salud consiste en proporcionar a los
pueblos los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer mayor
control de la misma y que para alcanzar el estado adecuado de
bienestar físico, mental y social; un individuo o grupo debe ser capaz
de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades
y de cambiar y adaptarse al medio ambiente con un espíritu de
autorresponsabilidad y autodeterminación‟‟. Por lo que la promoción
de la salud es la mejor alternativa para crear un futuro con bienestar, y
en ese sentido el autocuidado
es la estrategia de elección para
lograrlo.
Según Coppard y col, referido por OPS/OMS26 el autocuidado
comprende todas las acciones y decisiones que toma una persona
dirigida a mantener y mejorar la salud para prevenir, diagnosticar y
tratar su enfermedad; y las decisiones de utilizar los sistemas de apoyo
formal e informal de salud.
Orem, en su teoría de enfermería sobre autocuidado, lo define como
“la práctica de actividades que una persona inicia y realiza por su
propia voluntad para mantener la vida, la salud y el bienestar. El
autocuidado es una conducta que se aprende y surge de combinaciones
de experiencias cognitivas y sociales. Es importante puntualizar que el
autocuidado constituye un proceso de desarrollo de aptitudes,
habilidades y conocimientos (Orem, 1983)27.
El autocuidado es la contribución constante que cuando se hace
eficazmente contribuye a la integridad. Y se da a través de los 3
requisitos de autocuidado: universal, de desarrollo y de alteración de
la salud: Los requisitos universales del autocuidado son comunes a
todos los seres humanos e incluyen la conservación del aire, agua,
alimentos, eliminación, actividad y descanso, soledad e interacción
social, la prevención de riesgos y promoción de la actividad humana.
Los Requisitos del Desarrollo, son los requisitos determinados por el
ciclo vital y
varían en períodos específicos adaptados a las
circunstancias y necesidades de cada etapa. En el caso del
envejecimiento normal se tendrán en cuenta los requisitos universales
y los de desarrollo. En cuanto a las Alteraciones o Desviaciones de
Salud, estos son para las personas que están enfermas, con daño, con
formas específicas de patologías todas ellas bajo el diagnóstico y
tratamiento médico. Cuando se satisface eficazmente estos 3 tipos de
requisitos, se produce condiciones humanas y ambientales que,
sostiene los procesos vitales dentro de límites normales, sostienen el
desarrollo de acuerdo con la diversidad humana, previene daños y
estados patológicos, contribuye a la regulación y control y curación
de los procesos patológicos manteniendo así la vida, la salud y el
bienestar.
Orem menciona que la persona posee las capacidades, aptitudes y la
voluntad de comprometerse y de llevar a cabo su autocuidado. En este
contexto el rol de la enfermera, consiste en ayudar a la persona a
avanzar en el camino para conseguir responsabilizarse de su
autocuidado utilizando cinco modos de asistencia: actuar por otro,
guiar, apoyar, procurar un entorno que favorezca el desarrollo de la
persona y enseñar. Para ello la enfermera se vale de tres modos de
actuación: sistema de intervención totalmente compensatorio,
parcialmente compensatorio o de asistencia/enseñanza según la
capacidad y la voluntad de la persona.
Al considerar el autocuidado
para un envejecimiento con bienestar
tomando en cuenta los cambios propios del envejecimiento los modos
más indicados serán el de
enseñanza,
orientación o guía y
proporcionar las condiciones ambientales adecuadas para su desarrollo
personal y de igual manera el sistema de asistencia/enseñanza, donde
el adulto mayor tomará sus decisiones controlará su comportamiento
y podrá adquirir conocimiento y habilidades. Aunque el adulto mayor
en cualquier momento puede tener necesidad de los otros sistemas de
enfermería.
Se hace necesario destacar que el fundamento del autocuidado es un
compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, responsabilidad
al actuar ante una situación reconocida de valor personal o social. La
importancia del autocuidado en los adultos mayores es que ayuda a
mantener la independencia funcional (biosicosocial), los procesos
vitales y el funcionamiento integrado. Además ayuda a promover el
crecimiento y el desarrollo normal,
a prevenir o regular las
enfermedades o invalidez y sus efectos, a mejorar la interacción entre
las personas mayores y los sistemas de servicios sociales y de salud.
Así mismo, proporciona satisfacción personal y una actitud positiva
hacia la muerte. Por lo tanto el autocuidado se convierte en un
elemento básico indispensable para un envejecimiento con bienestar y
para lograrlo es necesario que el adulto mayor realice medidas de
autocuidado.
2.2.1.2. Autocuidado en el aspecto biológico para una vejez con bienestar
2. 2.1.2.1. Autocuidado de los sentidos
Las medidas de autocuidado de los sentidos van a contribuir a que el
adulto mayor se relacione adecuadamente en su medio ambiente y sea
más independiente y disfrutar del mundo que nos rodea. Entre los
principales cambios normales de la visión tenemos: disminución de la
agudeza visual, mala acomodación. Alteración de percepción de los
colores con dificultad para diferenciar el azul, verde y violeta,
hipersensibilidad a la luz y resplandor; disminución de la capacidad
para adaptarse a los cambios en la cantidad de luz y disminución de la
producción de lágrimas (Ayalon y cols)28.
Las medidas de autocuidado de los ojos están orientadas a la
seguridad ocular y prevención de enfermedades y complicaciones.
Entre las más importante tenemos: Evitar el paso brusco de la
oscuridad a la luz. Iluminar muy bien su hogar especialmente en las
noches. Tener ayudas visuales como lentes de aumento, libros,
calendarios de letras grandes. Utilice colores y contrastes en su medio
ambiente. Evite el resplandor de lunas o superficies brillantes y luz
solar directa. Lleve sombrero de ala ancha o gorra y si es posibles
lentes que absorba el 100% de luz ultravioleta cuando salga de casa.
Evite manejar especialmente en las noches. Acuda cada año al
especialista (oftalmólogo) e inmediatamente si presenta alteración de
la visión brusca e inexplicable (Nogueron y col., 2000)29.
El principal cambio del gusto y del olfato es una disminución de la
capacidad de percibir los olores y sabores debido a una atrofia de las
fibras olfatorias y gustativas. En cuanto al tacto existe disminución de
la sensibilidad. Entre las principales medidas de
autocuidado
tenemos: Prepare alimentos apetitosos y atractivos. Permanezca en la
cocina o cerca de ella cuando se cocinen los alimentos. Prepare de
preferencia alimentos de textura o consistencia normal. Controle su
estado nutricional y pésese por lo menos 1 vez al mes. Coma en
compañía. Mantenga limpia la cavidad bucal, porque
aumenta el
gusto y el apetito. Sirva la comida caliente para que se mantenga la
sensación del gusto. Consuma limón y hierbas aromáticas en lugar del
exceso de sal y azúcar. Incluya en las comidas, vegetales verdes, pues
estos intensifican el gusto. Coloque tapones de seguridad a los balones
de gas y evitar corrientes de aire. Moverse
con cuidado por la
disminución táctil en la planta de los pies. Valore bien el dolor, porque
es posible que no pueda sentir el dolor intenso. Visite al médico
periódicamente (Papalia y col., 2009)30.
Los principales cambios que se presentan en los oídos son: la pérdida
gradual de la audición o presbiacusia, tienen dificultad para percibir o
captar los sonidos, así como para localizarlos y distinguirlos
especialmente las consonantes como la S,Z,T,F y G, y el cerumen se
vuelve seca y duro interfiriendo la transmisión del sonido.
Entre las medidas de autocuidado tenemos: Evite exposición a ruidos
ambientales. No utilice hisopos de algodón para limpiar el conducto
auditivo, tampoco instrumentos punzantes. Siga indicaciones médicas
para eliminar el cerumen impactado. Evite levantarse bruscamente de
la cama. No aplicarse gotas al oído sin prescripción
médica o
vencidas. Visite al médico especialista para control y detección de
enfermedades. También acuda al médico si tiene dificultades para oír
por teléfono, no comprende las palabras,
palabras,
pide que le repitan las
responde de manera inadecuada, ciertos sonidos son
excesivamente molestos o fuertes, disfruta menos de la televisión, la
música,
los demás se quejan
que usted pone el volumen de la
televisión o radio demasiado alto y tiene la impresión de que otros
hablan entre dientes (OPS/ OMS, 2004)31.
2.2.1.2.2. Autocuidado de piel y anexos
En la vejez la piel generalmente se vuelve seca, arrugada, frágil,
disminuye la elasticidad, con adelgazamiento. Lentitud de las
cicatrizaciones
de heridas y mayor probabilidad de desarrollo de
infecciones, tumores cutáneos y tendencia a hematomas. Disminuye la
capacidad para sentir calor o frío,
menos sudoración, uñas
quebradizas, frágiles, deformes, gruesas y el pelo se vuelve cano con
caídas parcial o total del mismo (calvicie).
Las medidas de autocuidado están orientadas a que la piel y anexos se
mantengan sanos e íntegros para lo cual es necesario: conservar su
piel seca, limpia, lubricada. El baño completo 2 o 3 veces por semana
de ducha preferentemente. Dese masajes por todo el cuerpo,
especialmente en codos, coxis, rodillas. Lave su cabello por lo menos
1 a dos veces por semana, con shampoo suave. No use ligas o
peinados que tensionen el cabello. Use la ropa cómoda de acuerdo a la
estación y necesidades, preferentemente de lana, lino o algodón. No
permanecer sentado/a en la misma posición por más de una hora.
Examine su piel mensualmente y un examen médico cada año. Evite
el uso de compresas o botellas de agua caliente. Aplíquese crema de
alto poder protector solar si se expone al sol entre las 10 am. y 15
horas. No tome baños de sol. La mejor defensa contra el cáncer de
piel es prestar atención a los signos de advertencia como (aparición de
lunares, verrugas o manchas oscuras. Si un lunar empieza a crecer o se
vuelve doloroso o cambia de color. Cambio de color de la piel. Si una
herida no cicatriza. Descamaciones, exudaciones, formación de
costras. Lesiones, grietas picazón, enrojecimiento y sangrado en piel
o hematomas) (Leitón y Ordóñez, 2003).
2.2.1.2.3. Autocuidado para la salud bucal
El envejecimiento puede producir cambios en las estructuras y función
de la cavidad bucal como: disminución de la saliva, mayor desgaste de
la superficie de los dientes,
pérdida del hueso alveolar, dientes
afilados y quebradizos. Disminución del gusto. Mayor sensibilidad.
Las encías se adelgazan favoreciendo la pérdida de los dientes. Las
medidas de autocuidado están dirigidas a la conservación de los
dientes, digestión y nutrición, aumenta la autoestima y favorece la
mejor comunicación. Las más importantes son: Cepillase los dientes
después de comer alimentos y principalmente después del desayuno,
almuerzo y comida.
De igual manera si tuviera prótesis dental. Use pasta dental o
bicarbonato de sodio, para el cepillado de dientes. Use hilo dental
después del cepillado de
dientes. No use los mondadientes que
moviliza las piezas dentarias y produce lesiones. Consuma una
alimentación balanceada sin exceso de dulces y harinas que producen
caries. Use
prótesis dental
si le faltaran los dientes naturales y
mantenga la limpieza y el cuidado necesario. Acuda al dentista por lo
menos cada seis meses y si tiene prótesis dental 1 a 3 veces al año. Se
recomienda el cambios de la prótesis dental cada cinco años o según
lo recomiende el odontólogo (Quiroz, Morales y Lupercio, 2000)32.
2.2.1.2.4. Autocuidado nutricional
Los cambios normales de mayor relevancia son los del
gastrointestinal,
sistema
hígado, vías biliares y páncreas que afectan la
función motora, secretora y absorción, interfiriendo la buena digestión
de los alimentos y una repercusión en el estado nutricional de los
mayores. Las medidas de autocuidado estarán orientadas hacia una
alimentación saludable que va promover y mantener la salud, retrasar
algunos cambios del envejecimiento, prevenir las enfermedades y
ayuda en la recuperación de las mismas con la disminución de la
morbilidad en la vejez (Mauk, 2008)33.
Es difícil formular recomendaciones nutricionales para los adultos
mayores porque es un grupo heterogéneo, por lo que se debe
considerar sus características individuales. Así como, el peso,
enfermedades, pobreza, actividad física, patrones culturales, etc. A
continuación recomendaciones generales para adultos mayores sanos:
Limitar el consumo de grasas y frituras, Sustituir la carne roja por
carne blanca (pollo, pavo). Cocinar bajo de sal. Restringir el consumo
de alcohol a una copa diaria.
Mantener el consumo equilibrado de calorías, consumir calcio
suficiente a diario, especialmente en las mujeres, tomar mínimamente
el sol y el consumo diario de vitamina D debe ser de 400 a 600UI.
Consumo todos los días frutas y verdura y beber agua en cantidad
suficiente (aprox. 2 lts). Si es posible reparta su menú en 4 pequeñas
comidas. Controle su peso periódicamente y disfrute de la comida,
´´el comer´´ debe ser un tiempo agradable para usted y su familia
(OPS, 2004).
2.2.1.2.5. Autocuidado en el sueño
Numerosos estudios han demostrado cambios en la vejez relacionados
con la continuidad, duración y profundidad del sueño. Entre los
principales cambios tenemos: disminución en la cantidad y duración
del sueño debido a los constantes despertares, las siestas diurnas
aumentan, aumento de la cantidad del sueño ligero y disminuye la del
sueño profundo, y se levantan temprano por las mañanas.
Las medidas de autocuidado están orientadas a la conservación del
sueño adecuado favoreciendo la conservación de la funcionalidad y
mejor desempeño en las actividades de la vida diaria: Levantarse y
acostarse todos los días a la misma hora aún durante los feriados y
fines de semana. Eliminar las siestas diurnas y si lo hace que no sea
más de 30 minutos. Evitar en lo posible estrés y emociones fuertes.
Hacer ejercicios pero no cerca de la hora de dormir. Realizar técnicas
de relajación y respiratorios. Dieta liviana por las noches. Evitar el
consumo de estimulante como: alcohol, tabaco, cafeína cerca de la
hora de acostarse. Usar infusiones de manzanilla y tilo. Disminuir la
ingesta de líquidos después de la cena y miccionar antes de ir a
dormir. Condicionamiento de un ambiente adecuado para dormir:
tranquilo, cómodo, con temperatura agradable, sin ruido, limpio,
ventilado, etc. Leer, escuchar música, ver películas adecuadas,
meditar, o rezar antes de dormir. Evitar el uso de medicamentos para
dormir sin indicación médica (Cowely y cols., 2008)34.
2.2.1.2.6. Autocuidado y actividad física
La actividad física y especialmente la marcha suele disminuir a edades
más tempranas, que se acentúan cuando se llegan a los 60 años y más.
En el
envejecimiento los músculos, huesos y las superficies
articulares sufren cambios que provocan una alteraciones en el
cartílago, reducción de la masa muscular, la fuerza y la coordinación.
La práctica de la actividad física permite un funcionamiento físico
óptimo en
los adultos mayores porque: Mantiene y prolonga la
independencia física y psicosocial. Retarda el envejecimiento y/o lo
hace más saludable. Es clave contra las enfermedades o ayuda a
recuperarse de ellas especialmente enfermedades cardiovasculares,
diabetes, cáncer, obesidad y depresión. Disminuye la mortalidad total.
Potencia la capacidad de autocuidado y permite el control sobre las
AVD y aumenta la seguridad, confianza en si mismo y bienestar
general, de ahí la importancia de su práctica. Existe varios tipos de
ejercicios que pueden realizar que van desde los más simples como
caminar, correr, nadar, bailar, montar bicicleta hasta los ejercicios
dirigidos; sin embargo, todos los ejercicios hasta los más simples
proporcionan beneficios. Entre las precauciones que se deben tener en
cuenta al realizar los ejercicios o actividad física tenemos los
relacionados a la seguridad, prevención de complicaciones, confianza
y autoestima, el tiempo, y limitaciones e individualidades. Treinta
minutos de actividad moderada 5 días o más es una meta conveniente
(OPS/OMS, 2002).
2.2.1.2.7. Autocuidado en la eliminación vesical e intestinal
La incontinencia urinaria es uno de los síndromes más frecuentes en
el adulto mayor. Una vejez normal no está asociada a la incontinencia,
.sino que aumenta casi siempre con la edad. Lo importante es que
puede ser curada, mejorada y tratada. Entre los cambios que ocurren
en el envejecimiento tenemos: debilidad de la musculatura vesical,
reducción de la fuerza a chorro de la orina y aumento de la excreción
nocturna. Sin embargo estos cambios no son suficientes para causar la
incontinencia urinaria. Dentro de los factores causales más comunes
tenemos: infección urinaria, aumento de la próstata, prolapso uterino
y
disminución
autocuidado
de estrógenos
entre otras. Las medidas de
estarán orientadas a restablecer
y/o
mantener una
eliminación vesical en el adulto mayor. Entre esas medidas se
encuentra
la reeducación de esfínteres y los ejercicios pélvicos.
También establezca una rutina de eliminación. Orine antes y después
de cada comida y antes de acostarse. Contraiga los músculos antes de
toser, coger peso, o realizar cualquier maniobra que aumente la
presión intra abdominal. Utilice cama baja, para facilitar la salida.
Utilice vestimenta fácil de quitar y poner y elimine o limita su ingesta
después de la 6 de la tarde porque favorece la micción durante la
noche (García y Morales, 200035; Leitón y Ordóñez, 2003)
El estreñimiento en los mayores puede atribuirse a una combinación
de factores como el envejecimiento (atrofia de la mucosa y de la
musculatura del intestino, las glándulas intestinales, disminución del
peristaltismo), descenso de la movilidad y actividad física, la dieta, las
enfermedades y las prácticas terapéuticas.
Las medidas de autocuidado están dirigidas a prevenir, restablecer
y/o mantener una eliminación intestinal normal en el adulto mayor,
orientadas a las medidas dietéticas, ingesta de líquidos, ejercicios y
reeducar la función del intestino. Así los alimentos deben ser ricos en
fibra, ingiera entre 1,500 a 2,000ml de líquidos al día (agua o jugos),
camine y realicen ejercicios, con especial énfasis en los ejercicios de
fortalecimiento abdominal. Evite laxantes o enemas. Responda al
deseo de defecar sin tardanza. Establecer una rutina de defecación.
Adopte una posición adecuada
en cuclillas o sentado y relajado
elevando los pies en el suelo o sobre un taburete, mientras se inclina el
cuerpo ligeramente hacia delante. Masajear el abdomen. Evite los
esfuerzos para defecar y tenga un ambiente cómodo y privado (Suarez
y Encinas, 200036; Leitón y Ordóñez, 2003).
2.2.1.2.8. Autocuidado de la memoria
Entre los adultos mayores la ´´disminución de la memoria´´ es una
queja frecuente y una fuente de preocupación. Estos fallos esenciales
ocurren en el envejecimiento normal y corresponde a la pérdida de
memoria a corto plazo y son los denominados ´´olvidos benignos de la
ancianidad´´,
pero no afectan el desenvolvimiento de la
funcionalidad. Por otro lado
esta pérdida de memoria
no es
generalizada a todos los adultos mayores, tal es así que muchos de
ellos mantienen su capacidad de memoria intacta y conservada.
Las medidas de autocuidado estarán dirigidas a mejorar y mantener la
memoria porque posibilita el fortalecimiento de la identidad, rescatar
la cultura, la historia y la tradición y
sirven como nexos en la
socialización de las nuevas generaciones. El autocuidado será dado
considerando las fases de la memoria de registro, retención y
recuerdo. Entre ellos podemos mencionar: Intentar memorizar
visualizando, nombres de personajes de la TV, y de las revistas, etc.
que les hayan sido presentadas recientemente. Imaginarse a si mismo
haciendo acciones. Al acostarse, visualice a ´´modo de película´´, todo
lo que haya realizado durante el día. Tenga un lugar fijo y estable para
colocar los objetos de uso cotidiano. Identificar similitudes o
diferencias en imágenes aparentemente similares. Asocie parejas de
palabras o números de teléfonos. Solucione problemas de cálculo.
Describa la orientación de su vivienda y haga un plano de la misma.
Situé el mayor número de objetos en cada una de las estancias. Narre
con su referencia de tiempo, algunos acontecimientos importantes de
su vida (Calso, 2001)37.
2.2.1.2.9. Autocuidado en el aspecto biopsicosocial y espiritual para una
vejez con
bienestar
La autoestima es una de las primeras necesidades de todo ser humano
para su desarrollo psicosocial y para la construcción de una vida plena
y satisfactoria. En la última etapa de la vida, la autoestima cobra una
relevancia especial y puede estar afectada con cambios físicos,
enfermedades, bienestar psicológico, y actitudes sociales compatibles
con el fenómeno de ´´viejismo´´. Sin embargo, frecuentemente nos
encontramos con personas que siguen
disfrutando de la vida y
manteniendo buena autoestima. Por lo tanto es necesario dirigir el
autocuidado para elevar y mantener una autoestima positiva así los
adultos mayores se sentirán útiles, amados, aceptados, desarrollarán
sus potencialidades con reconocimiento social y dará la posibilidad
de vivir una vida con bienestar y satisfacción.
Las medidas de autocuidado deben de partir de la premisa que la
autoestima se aprende, cambia y podemos mejorarla. A continuación
algunas sugerencias para una autoestima positiva: Conózcase y
siéntase valiosa, acéptese y profundice el amor por usted mismo.
Mantenga pensamientos positivos. Sea usted mismo y no imite a
nadie. Tenga confianza. Respétese. Mantenga su independencia al
nivel más alto posible. Fomente una buena autoimagen. Practique la
autorrecompensa. Adopte la actitud del ´´Yo puedo´´. Esté dispuesto a
dar y recibir afecto. Sea asertivo. Solicite y acepte ayuda cuando lo
necesite. Mantenga buen sentido del humor. Aprenda a manejar sus
emociones. Pertenezca a alguna agrupación. Esté dispuesto/a a nuevos
aprendizajes (Leitón y Ordóñez, 2003).
Uno de los aspectos más valiosos en la vejez es el tiempo. Sin
embargo en el aspecto social la ancianidad no confiere estatus por si
sola, en muchas sociedades
se habla de
´´el rol sin rol´´,
que
significa pérdida del poder social-laboral. También la ideología de
´´viejismo´´ asociados a la vejez hace referencia a una imagen de
decadencia física y mental, dotando al adulto mayor una imagen de
incapacidad, inutilidad social y rigidez. Sin embargo, muchos adultos
mayores mantienen su independencia funcional y un valioso tiempo
libre (Reolid, 2005; Papalia, 2009)38 y 39.
Al respecto, la
teoría de la actividad (Neugarten, Havinghurst y
Tobin, 1968) citado por Papalia y col., (2009), sostiene que los
adultos mayores permanecen muy satisfechos con la vida si siguen
activos y participan en actividades sociales. La alta participación
social es la clave de un buen envejecimiento, autorrealización y es la
mejor manera de trascender en la vejez y enfrentar las actitudes
aisladoras de la sociedad. Así mismo las actividades recreativas
proporcionan una renovación vivificante, un reto, un estimulo, un
cambio de ideas, aventura y socialización, que ayudan a mejorar el
funcionamiento mental, estado de ánimo y bienestar utilizando su
tiempo libre con sentido (Cuenca, 2007)40.
Referente a la familia, el equilibrio de ayuda mutua que fluye entre
los padres y los hijos tiende a cambiar y ser más importante conforme
los padres
envejecen.
La modernidad, cambio de residencia,
congregar 3 a 4 generaciones en el mismo hogar, y la migración de
los hijos debilita los lazos afectivos quedando sin el
sistema
tradicional de apoyo familiar que muchas veces los confina a la
soledad, abandono y depresión.
Todo ser humano encuentra en los familiares las posibilidades de
crecer, realizarse y ser feliz, por lo tanto el apoyo familiar se hace
necesario. El cuidado y
apoyo
familiar están basados en
principios de altruismo, responsabilidad,
los
satisfacción de haber
cumplido, y reciprocidad (Yuste, 2004)41. La familia sigue siendo la
principal fuente de apoyo emocional, a la estima, económico,
seguridad, cuidado, afecto, con sentimiento de pertenecer a una
familia, y constituye un mecanismo natural de atención y preferida
por los mayores. Además reduce los efectos negativos de la transición
de la vida, es el recurso más valioso en la adaptación permitiendo
psicológicamente
un equilibrio y encuentren la incomparable
felicidad de envejecer juntos.
Tanbien el autocuidado estará orientado a como afrontar la muerte,
algunos adultos mayores ven la muerte como alternativa y no como
pérdida, puede significar la pérdida del alma, de la esencia de su ser
único, de su unidad biosicosocial y espiritual. En general, a ellos la
muerte le causa menos ansiedad y la aceptan más que cualquier otro
grupo. En parte, se debe a que consiguieron la integridad del yo, han
perdido
pariente y amigos más que cualquier grupo, además de
admitir su mortalidad, sufren más enfermedades crónicas, que
difícilmente superan y
sienten que han realizado las tareas más
importantes de su vida (Papalia, 2005; Kail y Cavanaugh, 2006)42 y 43.
Además tienen menos temor a la muerte que a morir solo,
desamparado y con dolor.
Las creencias religiosas y filosóficas, sus valores y experiencias son
recursos que le ayudan a disminuir sus temores a la muerte.
Se
considera que adaptarse satisfactoriamente a la idea de la muerte es el
logro más importante de los últimos años de la vida (Leitón y
Ordoñes, 2003).
La espiritualidad es uno de los aspectos importantes y que muchas
veces se deja de lado. La espiritualidad es una dimensión de cada ser
humano, revela a través de la capacidad de dialogo que cada cual
tengo consigo mismo y con su propio corazón, y se traduce en el
amor, la sensibilidad, la compasión, en la escucha del otro, en la
responsabilidad y en la solicitud. Se trata de alimentar un sentido
profundo de valores (Boff, 2002)44. También si la religión, produce
esta experiencia, entonces se transforma en el camino espiritual y
representa la espiritualidad en su más pura esencia. En los adultos
mayores el desarrollo de la espiritualidad fortalece y ayuda a tener
valor y resignación para adaptarse a los desafíos propios de la vejez y
la vida. También estar interconectado en el mundo material y
sobrenatural.
Como señala Boff cuidar el espíritu implica colocar los compromisos
éticos encima de los intereses personales o colectivos y enriquecer
un sentido profundo de valores. Cuidar del espíritu demanda alimentar
la brasa interior de la contemplación y la oración para que nunca se
apague.
Significa
especialmente
cuidar
de
la
espiritualidad
experimentando a Dios en todo y permitiendo su permanente nacer y
renacer en el corazón. Si reservamos en nuestra vida un espacio para
la espiritualidad ésta nos irá transformando, De este modo nos
sumergimos en esa fuente de espiritualidad, que es fuente de espíritu
de vida, de ´´amorización´´, realización y de paz y de este modo nos
hacemos mejores personas, y más humanas.
Por lo anteriormente expuesto, en la presente investigación se considera que
el autocuidado es una estrategia de salud muy importante en la vejez y que el
principal protagonista y responsable es el adulto mayor.
Con fines de esta investigación, las prácticas de autocuidado del adulto mayor
están siendo conceptualizadas como acciones que realiza el adulto mayor
consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica
(cuidado de
los sentidos, piel, pies, boca,
nutrición, sueño, memoria,
eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en
actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia,
adaptación,
espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes, 2003).
También es cierto que el autocuidado se encuentra determinado por factores
que lo favorece o dificulta impidiendo que las personas alcancen su
bienestar y satisfacción por la vida, es que se ha considerado a la capacidad
funcional para las actividades de la vida diaria y la depresión entre los
principales factores, los que se describen a continuación
2.2.2. Capacidad funcional en el adulto mayor
2.2.2.1.
Definición de capacidad funcional
Se ha descrito dos enfoques, sobre la forma de conceptualizar a la
capacidad funcional, por un lado, el enfoque médico, que considera a la
discapacidad como un problema personal, causado por una enfermedad,
traumatismo o alteración de la salud, que requiere de asistencia médica
y rehabilitación, prestadas ambas por profesionales. Mientras que por su
parte, el enfoque social, se centra en la integración de estas personas en
la sociedad, por lo que es un problema que trasciende la esfera de lo
personal para ocuparse de todas aquellas situaciones que impiden o
dificultan la plena participación de las personas con disminución de la
capacidad funcional en la vida social.
Como exponente del primer enfoque, se encuentra la Clasificación
Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías conocida
como CIDDM de 1980 (OMS, 1980), y como exponente del segundo
enfoque se encuentra la nueva Clasificación Internacional del
Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud, conocida como CIFCIDDM de 2001 (OMS, 2001)45.
Con fines de esta investigación se está utilizando la siguiente definición
“capacidad de realizar su propio autocuidado, mantención y realización
de actividades cotidianas”, el declive de la capacidad funcional se
manifiesta por la alteración de las actividades de la vida diaria (AVD).
2.2.2.2. Conceptualización de Actividades de la Vida Diaria (AVD)
Las AVD son el conjunto de conductas que una persona efectúa todos
los días, o con una frecuencia casi cotidiana, para vivir de una forma
autónoma e integrada en su medio y en su entorno social. Es decir son
las habilidades necesarias para cuidar de sí mismo y del entorno
próximo; las AVD se realizan habitualmente en el transcurso de un día
normal, y son, por ejemplo, comer, vestirse, bañarse, lavarse los
dientes46.
Fillenbaum (1984) las describe como la capacidad para valerse por sí
mismo y desarrollar las actividades de la vida cotidiana, es decir el
cumplimiento de las tareas más elementales de la persona, que le
permiten desenvolverse con un mínimo de independencia, tales como:
el cuidado personal, las actividades domesticas básicas, la movilidad
esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar
ordenes o tareas sencillas
2.2.2.3. Clasificación de las AVD
Existe un consenso en dividir las AVD en Básicas o Físicas y AVD
instrumentales.
Las AVD Básicas corresponderían a aquellas actividades esenciales
para llevar a cabo actividades de autocuidado (comer por sí solo,
bañarse, usar el servicio, vestirse, trasladarse, arreglo personal,
controlar esfínteres, etc.)
Por otra parte las AVD instrumentales quedarían integradas por un
conjunto más complejo de habilidades necesarias para llevar una vida
independiente (cocinar, limpiar, usar los transportes públicos, manejar
dinero, telefonear, hacer compras, desplazarse, etc).
Como señala Gómez, la dependencia es "la necesidad de ayuda o
asistencia necesaria para realizar las actividades de la vida cotidiana", o,
de manera más precisa, como "un estado en el que se encuentran las
personas que por razones ligadas a la falta o la pérdida de autonomía
física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas
importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de
modo particular, los referentes al cuidado personal"47.
Esta definición, que ha sido ampliamente aceptada, plantea la
concurrencia de tres factores para que se pueda hablar de una situación
de dependencia: en primer lugar, la existencia de una limitación física,
psíquica o intelectual que merma determinadas capacidades de la
persona; en segundo lugar, la incapacidad de la persona para realizar
por si mismo las actividades de la vida diaria; e incluso de las
actividades, llamadas instrumentales de la vida diaria; en tercer lugar, la
necesidad de asistencia o cuidados por parte de un tercero.
La dependencia puede entenderse, por tanto, como el resultado de un
proceso que se inicia con la aparición de un déficit en la estructura o en
el funcionamiento de alguna parte de nuestro cuerpo (aspecto
biológico), lo cual comporta una limitación en la actividad. Cuando esta
limitación no puede compensarse mediante la adaptación personal 0 del
entorno, provoca una restricción en la participación social del individuo
que se concreta en la dependencia de la ayuda de otras personas para
realizar las actividades de la vida cotidiana
La principal consecuencia de una perdida en la autonomía personal es la
necesidad del individuo de ser ayudado o apoyado para ajustarse a su
medio e interaccionar con él (Menendez et al., 2005)48.
Generalmente la dependencia se ha limitado al área física, en los
estudios epidemiológicos el termino dependencia suele definirse como
"incapacidad funcional” en relación al conjunto de conductas que una
persona ejecuta todos los días o con frecuencia casi cotidiana, para vivir
de forma autónoma e integrada en su medio ambiente y cumplir con su
rol social y que ha venido a denominarse actividades de la vida diaria.
De esta forma, una persona es dependiente cuando presenta limitaciones
en la ejecución de una o más actividades de la vida diaria considerados
componentes básicos de la vida diaria, y que por lo tanto, necesita
depender de otra persona.
En el presente estudio, se está abordando la capacidad funcional como
la capacidad de autosuficiencia que tienen las personas para realizar las
diversas actividades de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse,
ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o
instrumentales
(tareas
domésticas,
realizar
compras,
toma
de
medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público.
2.2.2.4. Valoración de la capacidad funcional
Clásicamente existen dos tipos de instrumentos que permiten detectar la
discapacidad: genéricos y específicos.
Los instrumentos de medida genéricos pueden realizarse para el estado
de salud, tanto en pacientes con patología, como en sujetos sin
patología. Los instrumentos específicos se realizan para determinar
cuáles son los aspectos que más repercuten en ese grupo específico de
patología, no siendo comparables con otros sujetos afectados de otra
patología. En función de la escala utilizada la medida, se realiza bien
por auto-evaluación o bien por una persona externa entrenada para la
evaluación.
La valoración se basa en la aplicación de un cuestionario y en la
observación directa de la persona que se valora por parte de un
profesional entrenado.
Debe ser aplicado en el entorno habitual de la persona valorada, en las
siguientes actividades y tareas el entorno habitual se corresponde a
dentro y fuera del entorno domiciliario: Comer y beber; regulación de la
micción/ defecación; lavarse las manos y lavarse la cara; desplazarse
fuera del hogar. En el resto de actividades y tareas el entorno habitual se
corresponde al domicilio habitual.
Valoración de la actividad comer: la OMS define la actividad de
“comer y beber” como el acto de llevar a cabo las tareas y acciones
coordinadas relacionadas con comer los alimentos servidos, llevarlos a
la boca y consumirlos de manera adecuada para la cultura local, cortar o
partir la comida en trozos, abrir botellas y latas, usar cubiertos; así
como sujetar el vaso, llevarlo a la boca y beber de manera adecuada
para la cultura local, mezclar, revolver y servir líquidos para beber,
beber a través de una ayuda instrumental.
- Valoración de la actividad “regulación de la micción /
defecación” cómo el acto de indicar la necesidad, adoptar la postura
adecuada, elegir y acudir a un lugar adecuado para orinar/defecar,
manipular la ropa antes y después de orinar/defecar, y limpiarse
después de orinar/defecar.
- Valoración de la actividad “Lavarse” como el acto que comprende
el lavarse y secarse todo el cuerpo, o partes del cuerpo, utilizando
agua y materiales o métodos apropiados de lavado y secado, como
bañarse, ducharse, lavarse las manos y los pies, la cara y el pelo, y
secarse con una toalla.
- Valoración de la actividad “Otros cuidados corporales” como el
cuidado de partes del cuerpo que requieren un nivel de cuidado
mayor que el mero hecho de lavarse y secarse. Las tareas relativas a:
peinarse, cortarse las uñas, lavarse el pelo, lavarse los dientes
- Valoración de la actividad de “vestirse” como el acto de llevar a
cabo las acciones y tareas coordinadas precisas para ponerse y
quitarse la ropa y el calzado en el orden correcto y de acuerdo con
las condiciones climáticas, y las condiciones sociales, tales como
ponerse, abrocharse y quitarse camisas, faldas, blusas, pantalones,
ropa interior, zapatos, botas, sandalias y zapatillas.
- Valoración de la actividad “desplazarse dentro del hogar” como
el andar y/o moverse dentro del propio entorno domiciliario, dentro
de una habitación, entre diferentes habitaciones.
- Valoración de la actividad de “desplazarse fuera del hogar”
como caminar y/o moverse, cerca o lejos de la propia vivienda, y/o
utilización de medios de transporte, públicos o privados.
- Valoración de la actividad de “tareas domésticas” como el
siguiente conjunto de tareas, como preparar comidas, hacer la
compra, limpiar y cuidar de la vivienda, lavar y cuidar la ropa.
- Valoración de la actividad de “tomar decisiones” como la
capacidad de controlar, afrontar y tomar por propia iniciativa,
decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las
normas y preferencia propias.
2.2.2.5. Instrumentos de valoración de la capacidad funcional
En cada instrumento o escala se incorporan diferentes listas de AVD.
Algunas escalas incluyen solamente 6 actividades mientras que otras
incluyen más de un centenar. Por otra parte la definición de cada
actividad no es la misma y el criterio de valoración de cada actividad
depende de cada escala. En este contexto la Clasificación Internacional
del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud que promueve la
Organización Mundial de la Salud (OMS) es un intento de
homogeneizar la terminología y facilitar una clasificación del
funcionamiento humano común para los distintos ámbitos que traten
sobre la dependencia (Salva, 2007)49.
Para valorar la capacidad de la persona para realizar por sí misma y de
forma adecuada las actividades y las tareas cotidianas, Méndez (2007)50
señala que debe tenerse en cuenta tanto su capacidad de ejecución
física, como su capacidad mental y/o de iniciativa.
Esto significa que, cuando se valore la necesidad de ayuda que la
persona necesita para realizar las tareas, se contemplará, además de la
ayuda física, un tipo de "asistencia especial", que es el que puede
precisar esta cuando presenta trastornos del comportamiento que
dificultan la prestación de apoyo para la realización de la actividad. En
las actividades de autocuidado, se valorarán de manera específica, la
capacidad para comprender e indicar la necesidad de llevar a cabo las
mismas. En las actividades de movilidad, cuando se valoren los
desplazamientos se considerarán aspectos relativos a la orientación y a
la capacidad para evitar correr riesgos y peligros.
- Índice de Katz: Es una de las escales más conocidas y estudiadas en
la evaluación de las habilidades adaptativas para la vida diaria. Fue
construída para uso específico en poblaciones mayores de 60 años.
Consta de seis elementos que cubren la AVD siguientes: Bañarse,
Vestirse, Utilizar el servicio, Movilidad mínima, Controlar
esfínteres, y Comer51. Ha de ser administrada por profesionales a
través de sus observaciones sobre la mejor ejecución del sujeto en las
habilidades funcionales indicadas. Estas se valoran de acuerdo a
definiciones específicas y claras de la independencia y dependencia
funcional, asignándose un punto por cada actividad que se considera
realizada de forma dependiente por el sujeto evaluado.
- Escala de Lawton (Philadelphia Geriatric Center): Es específico
para adultos mayores. Su objetivo es evaluar la autonomía física e
instrumental en determinadas actividades de la vida diaria. Consta de
8 items. Mide la capacidad de usar el teléfono, hacer la compra,
preparar la comida, cuidar la casa, lavar la ropa, usar los medios de
transporte, responsabilizarse de sus medicamentos y manejar sus
asuntos económicos. Se puntúa 1 para los considerados como
independientes y 0 para los dependientes. La máxima puntuación
será 8 para mujeres, 5 para hombres (excluyendo preparación de
comida, lavar ropa y tareas domésticas). El tiempo requerido es de
cinco minutos. Tiene un coeficiente de confiabilidad de 0.9452.
- Actividades Complejas de la Vida Diaria de Fillembaum:
Fillembaum (1984), presenta un instrumento para medir las áreas
funcionales en las que se puede desenvolver una persona mayor, su
capacidad para desarrollar las actividades propias de la vida
cotidiana; estas le posibilitan el mantenimiento de su competencia
para vivir en su propio hogar y entorno. Se refieren a las tareas de
cocinar, limpiar, telefonear, hacer compras, lavar ropa, tomar
medicación, manejar y administrar dinero, usar transportes públicos
y viajar.
- Escala de Rankin Modificado: Esta escala fue diseñada hace más
de 40 años con la finalidad de obtener una medida global de
minusvalía que considera deterioro, discapacidad y dependencia. La
escala original consta de cinco categorías enumeradas, donde 1
significa “sin discapacidad significativa” y 5, “discapacidad severa,
requiere atención constante”. El Rankin modificado, usado
comúnmente, ha agregado la categoría 0 para referirse a pacientes
“sin sintomatología”, y en algunas instituciones se utiliza además la
categoría 6 para describir a los pacientes “fallecidos”. Clasifica a los
pacientes, según el puntaje obtenido, en independiente, si es entre 0
y 2, dependiente, entre 3 y 5, y fallecido si obtiene puntaje 653.
- Índice de Barthel:
El índice de Barthel (IB) es un instrumento que mide la capacidad de
una persona para realizar diez actividades de la vida diaria (AVD),
consideradas como básicas, obteniéndose una estimación cuantitativa
de su grado de independencia. Fue propuesto en 1955 y existen
múltiples versiones del mismo. Es fácil de aplicar, con alto grado de
fiabilidad y validez, capaz de detectar cambios, fácil de interpretar,
de aplicación sencilla y puede adaptarse a diferentes ámbitos
culturales.
El Indice de Barthel (IB), también conocido como, Indice de
Discapacidad de Maryland (Wylie 1967, Gresham y cols. 1980), es
una medida genérica que valora el nivel de independencia del
paciente con respecto a la realización de algunas actividades básicas
de la vida diaria (AVD), mediante la cual se asignan diferentes
puntuaciones y ponderaciones según la capacidad del sujeto
examinado para llevar a cabo estas actividades (Mahoney y Barthel
1965). El IB fue uno de los primeros intentos de cuantificar la
discapacidad en el campo de la rehabilitación física, permitiendo
medir los resultados que obtenían los profesionales de rehabilitación
en los programas de mejora de los niveles de dependencia de los
pacientes (Wylie y White 1961).
El IB es una medida simple en cuanto a su obtención e interpretación,
fundamentada sobre bases empíricas. Se trata de asignar a cada paciente una
puntuación en función de su grado de dependencia para realizar una serie de
actividades básicas. Los valores que se asignan a cada actividad dependen del
tiempo empleado en su realización y de la necesidad de ayuda para llevarla a
cabo (Wylie 1967, Mahoney y Barthel 1965). Las AVD incluidas en el IB son
10 y se valoran de forma diferente, pudiéndose asignar 0, 5, 10 ó 15 puntos.
El rango global puede variar entre 0, completamente dependiente y 100
puntos, completamente independiente (Wylie 1967, Mahoney y Barthel
1965)54. Con respecto a la fiabilidad intraobservador se obtuvieron índices de
Kappa entre 0.84 y 0.97. En cuanto a la evaluación de la consistencia interna,
se obtuvo un alfa de Cronbach de 0.86-0.92 para la versión original y de 0.900.92 (Barrero, 2005)55.
Finalmente señalar que en el presente estudio, se establecerá la asociación o
correlato entre la capacidad funcional y las prácticas de autocuidado en
adultos mayores, considerando que el mantenimiento de la independencia y
funcionalidad en el adulto mayor eleva su autonomía y autosuficiencia,
permitiéndole estar en un nivel óptimo de satisfacción y mejor calidad de
vida. Por ello desde una perspectiva funcional el adulto mayor sano es capaz
de enfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad
funcional y tener la capacidad de cuidarse de si misma. Sin embargo, la
dependencia se ha relacionado con la ayuda utilizada para lograr un nivel
específico de funcionamiento y la necesidad de ayuda para su autocuidado,
siendo un marcador de fragilidad en el adulto mayor afectando su bienestar
y satisfacción, por lo que a continuación se describe otra de las variables a
estudiar, entre ellas la depresión.
2.2.3. La depresión en los adultos mayores
El estado de ánimo es otra variable que interviene en la práctica de
autocuidado. La depresión es el trastorno más común en la edad adulta
mayor debido a que están sometidos a numerosas experiencias negativas
como la pérdida de la salud, el abandono del trabajo y la muerte de
familiares, amigos
y demás
seres queridos. También los
sistema de
creencias internas, estrés, falta de apoyo, pérdida de su independencia y
enfermedades producen un gran impacto psicológico que los llevan muchas
veces a graves y progresivos problemas de salud mental, especialmente
que afectan su vida (Papalia, 2009) y López (2005)56.
La depresión, según la Clasificación Internacional de las Enfermedades en
su última edición (CIE 10), la describe como un trastorno que cursa con
humor deprimido, una pérdida de vitalidad que lleva a la reducción de las
actividades y al cansancio exagerado (Papalia, 2009; Yuste, 2004).
También se define como un trastorno afectivo emocional caracterizado
principalmente por tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que
antes le gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos
existen deseos de morir (OPS/OMS, 2003). Puede ser agudo, crónico o
recidivante y puede ir desde depresión leve, moderada o intensa (Smeltzer y
Bare, 2005; Guse, 2008) 57 y 58.
La depresión estimada de los que viven en la comunidad varía entre 2% y
25%, la prevalencia en los adultos mayores institucionalizados es
significativamente mayor, los que varían entre 25%-43% pudiendo llegar
hasta 80% (unidad agudos, casas de reposo, hogares de ancianos). Las
cifras mencionadas parecen ser excesivas, sin embargo la depresión en el
adulto mayor se diagnostica poco debido a que rara vez ellos reconocen los
síntomas depresivos, además a menudo la depresión se manifiesta por
quejas somáticas (Papalia, 2009; Kail y Cavanaugh, 2006, Mauk, 2008).
Entre las manifestaciones clínicas de los estados depresivos típicos tenemos
los referidos al humor como: deprimidos, irritables o ansiosos, no obstante
pueden sonreír; y presentar llanto o incapacidad de llorar. Manifestaciones
psicológicas: falta de autoconfianza, baja autoestima, autorreproche, escasa
concentración, indecisión, pérdida de interés en las actividades habituales,
pérdida de lazos afectivos, retracción social, desesperanza,
e ideas
recurrentes de muerte y suicidio. Manifestaciones somáticas: retardo
psicomotor, astenia, anorexia, pérdida o aumento de peso, insomnio o
hipersomnia y pérdida del deseo sexual. Síntomas sicóticos: delirio de
indignidad y pecado, persecución, hipocondrías y alucinaciones auditivas y
visuales. Sin embargo, evaluar al adulto mayor, se preguntará por los 4
síntomas frecuentes: ansiedad, falta de interés por las cosa que antes le
agradaban y síntomas somáticos e irritabilidad (Papalia, 2009; Yuste, 2004).
El Diagnostic and Statitiscal Manual of Mental Disorders de la Asociación
de Psiquiatría (DSM III-R) establece varias clasificaciones y diagnósticos
que tienen mucha utilidad para describir la depresión en los adultos
mayores. El diagnóstico de la depresión se basa en los hallazgos clínicos,
historia familiar y a través de instrumentos auxiliares.
Dentro de esos instrumentos la única construida específicamente para el
adulto mayor es Escala Geriátrica de Depresión de Yesavage y Brink y Col
(GDS) (Geriatric Depresión Scale), cuyo objetivo es la detección de
síntomas de depresión en adultos mayores.
Esta escala puede utilizarse en adultos mayores saludables en la comunidad,
en atención aguda y de largo plazo. También diferencia adultos mayores
deprimidos de no deprimidos (Menéndez y San José, 1995; OPS/OMS,
2003; Yuste y cols., 2004).
La salud mental en la vejez recobra mucha importancia especialmente
cuanto se siente afectado por la depresión, debido que está ligada al
empeoramiento de la calidad de vida, porque el adulto mayor pierde el
interés, la motivación la creatividad y la aptitud para organizar un plan de
vida, Fassino y cols., (2002) reportado por (Mauk, 2008). También la
depresión pueden ocasionar tanto el deterioro funcional en las actividades
de la vida diaria impidiendo el cuidado de sí mismo, como el declive
cognitivo (Ballesteros, 2004)59. Por lo tanto la depresión seria una variable
importante en el autocuidado del adulto mayor en esta etapa de la vida.
2.2. DEFINICIONES OPERACIONALES
VARIABLE DEPENDIENTE
PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO
Definición conceptual:
Constituye la variable dependiente del estudio.
Acciones que realiza el adulto mayor consigo mismo para vivir una
vejez con bienestar en la dimensión biológica (cuidado de
los
sentidos, piel, pies, boca, nutrición, sueño, memoria, eliminación) y
en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en actividades
de ocio, estado emocional, autoestima, familia,
adaptación,
espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes
,2003)
Definición operacional: la escala de prácticas de autocuidado para
una vejez con bienestar se ha categorizado en tres indicadores:
- Nivel de Autocuidado deficiente :
80 - 133 puntos.
- Nivel de Autocuidado regular
:
134 - 186 puntos.
- Nivel de Autocuidado bueno
:
187 – 240 puntos.
VARIABLES INDEPENDIENTES
CAPACIDAD FUNCIONAL
Definición conceptual: Es la capacidad de autosuficiencia que tienen
las personas para realizar las diversas actividades de la vida diaria, ya
sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y
alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas domésticas,
realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de
transporte público
Definición operacional: medido a través de los siguientes indicadores
a. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD):
0 – 2 puntos = Dependiente
3 – 13 puntos = Moderadamente Independiente
14 = Independiente
b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD):
0 – 2 puntos = Dependiente
3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente
12 = Independiente
DEPRESIÓN
Constituye variable independiente del presente estudio.
Definición conceptual:
Es un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por:
tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le
gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos
existen deseos de morir (OPS/OMS y 2003; Papalia, 2009).
Definición Operacional: Según Yesavage y Brink 1982 – 1983, el
GDS-15 se ha categorizado en tres niveles:
- Sin depresión:
si el puntaje obtenido es de 0 - 5 puntos.
- Depresión leve: si el puntaje obtenido es de 6 - 9 puntos
- Depresión establecida: si el puntaje obtenido es de 10 o máa.
2.3.HIPOTESIS
Existe relación estadísticamente
significativa entre el nivel de
capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los
adultos mayores en estudio
CAPITULO III
3.1.METODOLOGÍA
3.1.1.
MÉTODO Y DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
- METODO:
En la presente investigación se empleó el método cuantitativo,
porque se inicia con ideas preconcebidas acerca de las variables
relacionadas con las prácticas de autocuidado de adultos mayores
permitiéndonos
generalizaciones,
hacer
predicciones
utilizando
de
procedimientos
probabilidades
y
estructurales
e
instrumentos formales para recabar la información numérica
requerida mediante procedimientos estadísticos.
- DISEÑO: descriptivo correlacional
Descriptivo, porque permite observar, describir y documentar el
comportamiento de las variables en estudio.
Correlacional: porque busca determinar la asociación entre
variables sin establecer causa efecto.
El diseño consta del siguiente diagrama:
Ox
M
r
Oy
Especificaciones:
M
O
xy
:
:
:
Muestra.
Observaciones.
Subíndices (Observaciones obtenidas en cada
una de las variables).
Indica la asociación entre las variables de
r
:
estudio.
3.2.
POBLACION Y MUESTRA:
POBLACIÓN: Constituida por todos adultos mayores que asisten a
la estrategia de adulto mayor en el CS 9 de Octubre durante el año
2013 (Cuadro 1).
Cuadro 1.
Adultos mayores inscritos en la estrategia
de adulto mayor. CS 9 de Octubre. 2013
AAHH
Nº
28 de Julio
17
Triunfo
25
15 de Noviembre
23
Parroquia Espíritu Santo
45
Total
110
MUESTRA: Para calcular el tamaño de la muestra se utilizó el
método probabilístico y la fórmula de proporciones para poblaciones
finitas, con un nivel de confianza 95%, error 5%.
n
n
z
e
2
x 0.50 x 0.50
1.96
x 0.50 x 0.50
0.05
n= 384
Dado que se trata de una población menor de 10,000 se procedió a
n
n
n/ N
1
ajustar
n= 86
La muestra estuvo conformada por 86 adultos mayores
f
n
N
f
86
110
0.78
TIPO DE MUESTREO: se utilizó el muestreo estratificado por
afijación proporcional, para que todos los elementos de la población
muestra tengan la misma, distribuyéndose
la muestra según se
muestra en el cuadro 2:
Cuadro 2
Afijación proporcional de muestra
AAHH
n
28 de Julio
Triunfo
15 de Noviembre
13
20
Parroquia Espiritu Santo
35
86
Total
18
Criterios de inclusión:
- Participación voluntaria.
- Adultos mayores que se encuentren sin deterioro cognitivo.
3.3. TÉCNICAS E INSTRUMENTOS.
Se utilizó la entrevista y se aplicacó un cuestionario que contiene las
siguientes escalas estandarizadas:
- Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN: Esta escala
fue elaborada por
(19835),
Leitón, según el sustento teórico de Orem
Leitón y Ordoñes (2003)
y los cambios del
envejecimiento normal (Papalia y col, (2009). Dicho instrumento
permite evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con
bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual.
El instrumento consta de 80 items:
a) Dimensión biológica: (54 items)
-
Cuidado con los ojos.
Cuidado con los oídos.
Cuidado de piel y anexos.
Cuidado con los pies.
Cuidado con la boca.
Cuidado nutricional.
Cuidado con la eliminación
Cuidado en el sueño.
Cuidado con la memoria
b) Dimensión psicosocial y espiritual consta de
26 items:
participación en actividades de ocio, estado emocional,
autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y muerte. La
escala tiene tres alternativas: Siempre (S), a veces (AV) y
nunca (N), con un puntaje de 3, 2, 1 respectivamente.
Esta escala mide el nivel de práctica de autocuidado para una
vejez con bienestar en el adulto mayor, categorizándola con la
siguiente valoración:
- Nivel de Autocuidado deficiente :
- Nivel de Autocuidado regular:
- Nivel de Autocuidado bueno
80 - 133 ptos.
134 - 186 ptos.
:
187 – 240 ptos.
-
Escala de Valoración de Independencia Funcional de las
Actividades de la Vida Diaria
Esta escala consta de 2 sub escalas, la primera relacionada a las
actividades básicas de la vida diaria y la segunda a
las
actividades instrumentales de la vida diaria. La escala de las
actividades básicas de la vida diaria fue elaborado por Kats y
col. (1970) y Barthel (1965) modificada por Leitón, (2004)
considerando ítems de ambos autores, consta 7 items referidos
a bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y
alimentarse, subir/bajar gradas.
La escala de las actividades instrumentales de la vida diaria fue
elaborada por Lawton y Brody (1969) consta de 6 items , indica
la capacidad para vivir independiente en su entorno habitual
como:
tareas
domésticas,
realizar
compras,
toma
de
medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público.
Tiene tres alternativas: sin ayuda, con alguna ayuda y total
ayuda, con un puntaje de 2, 1, 0 respectivamente. Esta escala
mide la independencia para realizar las Actividades de la Vida
Diaria tanto básicas como instrumentales, categorizándolas con
la siguiente valoración:
a. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD):
0 – 2 puntos = Dependiente
3 – 13 puntos = Moderadamente Independiente
14
puntos = Independiente
b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD):
0–2
puntos = Dependiente
3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente
12 puntos
= Independiente
-
Escala Geriátrica de Depresión De Yesavage (GDS =
Geriatric Depressión Scale).
La GDS-15 (versión reducida) de Yesavage y BrinK y Col
(1982 -
1983), referido por (OPS/OMS, 2003:54), es el
instrumento seleccionado para medir la depresión. Se considera
que es la única escala de depresión construida específicamente
para las personas adultas mayores y se
centra
en
aspectos
cognitivo- conductuales. La escala consta de 15 items (versión
reducida), cuya contestación es dicotómica (SI/NO) siendo la
puntuación máxima 10 puntos y la mínima 0 puntos,
categorizando la depresión en tres niveles:
- Sin depresión:
- Depresión leve:
0 - 5 puntos
6 - 9 puntos
- Depresión establecida: 10 o más puntos
A continuación se muestra los índices de confiabilidad de las tres
escalas que se utilizó en el presente estudio
INSTRUMENTO
Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN
Escala de valoración de Independencia funcional en
las actividades básicas de la vida diaria (Katz y
Barthel)
Escala de Independencia funcional en las
actividades instrumentales de la vida diaria
(Lawton y Brody )
Escala de Depresión: Yesayage (reducida)
ALFA DE
CRONBACH
0.9100
0.751
0.8396
0.7211
3.4. PROCEDIMIENTO DE RECOLECCION DE DATOS.
- Se solicitó a la Decanatura de la Facultad de Enfermería y envió
una solicitud de permiso al establecimiento de salud y se coordinó
con la enfermera responsable de la estrategia del adulto mayor
para proceder a la identificación de las personas mayores que
reunían los criterios de inclusión
- También se remitió una solicitud de permiso a la responsable del
grupo de mayores de la parroquia 9 de octubre y secretarios
generales de los asentamientos humanos programados, para
localizar a los sujetos de estudio seleccionados.
- Se realizó una reunión de sensibilización a los líderes comunitarios
de los sectores seleccionados (secretarios generales y presidentes
de juntas vecinales) para obtener el consentimiento informado de
las personas mayores seleccionadas.
- Una vez identificados a los sujetos de estudio se obtuvo el
consentimiento informado previa explicación del propósito del
estudio, y se acordó una cita para la entrevista a desarrollar en el
domicilio del adulto mayor
- La ejecución de la entrevista se realizó a través de la visita
domiciliaria procediéndose a la aplicación de la batería de
instrumentos.
- La visita domiciliaria fue realizada por las tesistas que se
presentaron con el uniforme de salud pública. La duración de cada
entrevista tuvo una duración aproximada de 90 a 120 minutos por
cada adulto mayor, de lunes a sábados, en las mañanas de 7am a
12pm y por las tardes de 2pm a 6pm.
3.5.PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS
Se obtuvo el consentimiento informado de sujetos que ingresaron al
estudio en forma voluntaria, previa lectura, explicación y firma de la
hoja de consentimiento informado.
En todo momento se respetó la decisión de la participante de retirarse
del estudio si así lo deseaba. Es necesario indicar que éste recibió la
información acerca de su participación, incluyendo de manera
concreta las actividades a realizar, es decir: el propósito de la
investigación, duración esperada y procedimientos, su derecho a
negarse a participar una vez iniciada su participación, beneficios de la
investigación.
Los instrumentos de recolección de datos fueron manejados en forma
anónima, se codificó en la misma ficha y luego se creó una base de
datos en el paquete estadístico SSPS. Solo tuvieron acceso a la base de
datos los investigadores responsables del tratamiento estadístico y la
asesora, los datos se analizaron en forma agrupada.
3.6. ANALISIS DE DATOS
La información obtenida se incorporó en una base de datos a través
del programa SPSS Versión 20,0, previa codificación. En la primera
fase se desarrolló el análisis descriptivo con medidas de tendencia
central y de dispersión. La hipótesis de independencia entre
frecuencias se evaluó con la prueba Ji cuadrado y el coeficiente de
contingencia.
Se aplicó la prueba r de correlación para verificar la fuerza de
asociación y direccionalidad de las medias de las variables continuas.
3.7.
LIMITACIONES DEL ESTUDIO
En el caso de los sujetos de estudio, como se trata de personas
mayores que residen en la comunidad, el tiempo de recolección de la
información fue más amplio, debido a que su residencia de muchos
de ellos está ubicadas en zonas inundables. De otra parte, fueron
necesarias entre dos a tres visitas por cada uno de ellos.
CAPITULO IV
4. RESULTADOS
4.1. CARACTERIZACIÓN DE LA MUESTRA
Tabla 1. Características de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Características
Edad
X=71.06, Sd=71.26
60 a 74 años
75 a 79 años
Total
Estado civil
Soltero
Casado/Conviviente
Viudo
Total
Nivel educativo
Sin estudios
Primaria
Secundaria
Superior
Total
Religión
Católico
Evangélico/adventista/Mormón
Ninguna
Total
Femenino
n
%
Sexo
Masculino
n
%
Total
n
%
33
14
47
38.4
16.3
54.7
22
17
39
25.6
19.7
45.3
55
31
86
64.0
36.0
100.0
11
30
6
47
12.8
34.9
7.0
54.7
3
29
7
39
3.5
33.7
8.1
45.3
14
59
13
86
16.3
68.6
15.1
100.0
9
10.5
43.0
1.2
0.0
4
30
4
1
4.6
34.9
4.6
1.2
13
67
5
1
15.1
77.9
5.8
1.2
54.7
39
45.3
86
100.0
39.5
12.8
2.4
54.7
34
5
0
39
39.5
5.8
0.0
45.3
68
16
2
86
79.0
18.6
2.4
100.0
37
1
0
47
34
11
2
47
En la Tabla 1 se observa que la edad promedio de la muestra de
adultos mayores fue de 71.06 años + 71.26 años; el 64% se encuentra
entre 60 a 74 años y el 36% entre 75 a 79 años; es decir se trata de una
población gerontológica joven. Existiendo diferencias porcentuales
según sexo, con mayor proporción de mujeres (38.4%) en el grupo de
edad de 60 a 74 años.
Respecto al estado civil, el 68.6% son casados o convivientes,
encontrándose mínima diferencia entre los sexos femenino y
masculino (34.9 y 33.7% respectivamente).
El 77.9% tienen educación primaria completa e incompleta, siendo
que el mayor porcentaje se encuentra en el sexo femenino (43%), sin
embargo, solo el 1.2% del sexo masculino tiene estudios superiores,
contrariamente al sexo femenino (0%) .
La religión predominante de este grupo es la católica (79%),
observándose que la proporción es igual en ambos sexos (39.5%), un
aspecto importante es el hecho que el 2.4% del sexo femenino no
pertenece a ninguna religión.
Tabla 1(Continuación). Características de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Características
Procedencia
Rural/periurbana
Urbana
Extranjero
Total
Dependencia económica
Si mismo
Familiares
Gobierno
Total
Tiempo de demora
Menos de 30´
De 30´a más
No sabe
Total
Tiene seguro
SIS/EsSalud
Ninguno
Total
Total
Femenino
n
%
Masculino
n
%
n
%
41
6
0
47
47.7
7.0
0.0
54.7
34
4
1
39
39.5
4.6
1.2
45.3
75
10
1
86
87.2
11.6
1.2
100.0
14
30
3
47
16.3
34.9
3.5
54.7
19
16
4
39
22.1
18.6
4.6
45.3
33
46
7
86
38.4
53.5
8.1
100.0
35
11
1
47
40.7
12.8
1.2
54.7
32
6
1
39
37.1
7.0
1.2
45.3
67
17
2
86
77.8
19.8
2.4
100.0
38
9
47
44.2
10.5
54.7
27
12
39
31.4
13.9
45.3
65
21
86
75.6
24.4
100.0
La presente tabla también muestra otras variables relacionadas a
procedencia, dependencia económica, tiene seguro de salud y tiempo
de demora al establecimiento más cercano, observándose lo siguiente:
El 87.2% de adultos mayores proceden de zonas rurales, siendo el
mayor porcentaje (47.7%) del sexo femenino.
En relación a la dependencia económica, se observa que 53.5%
dependen de algunos de sus familiares, siendo que el sexo femenino
tiene dependencia económica por parte de un familiar preferentemente
(34.9%).
El tiempo de demora para llegar al Centro de Salud del grupo
estudiado, toma menos de 30 minutos (77.8%), asimismo existe un
porcentaje mínimo de ambos sexos (1.2%) que no sabe cuánto tiempo
demora.
El 75.6% poseen seguro médico (SIS o EsSalud), siendo que el sexo
femenino tiene el mayor porcentaje (44.2%), siendo preocupante que
el 24.4% de esta población no cuente con seguro de salud.
4.2. NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS MAYORES
Gráfico 1.
Capacidad funcional básica e instrumental de adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
92.8
Independiente
Moderadamente independiente
62.8
37.2
9.2
Actividades básicas
Actividades instrumentales
El Gráfico 1, muestra el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores
del estudio, observándose que de acuerdo a la evaluación realizada con el
Test de Katz, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la
vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno
es dependiente.
También se evaluó la capacidad funcional instrumental a través del Índice de
Lawton, observándose el 62.8% de adultos mayores son independientes en las
actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son
moderadamente independientes.
Tabla 2. Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Capacidad funcional
Actividades básicas
X=13.89, DS=0.48
Independiente
(14 ptos.)
Moderadamente
independiente
(3 a 13 ptos.)
Dependiente
(0 a 2 ptos.)
Total
Actividades instrumentales
X=10.83, DS=1.81
Independiente
(12 ptos.)
Moderadamente
independiente
(3 a 11 ptos.)
Dependiente
(0 a 2 ptos.)
Total
X=Media .
Total
Femenino
n
%
Masculino
n
%
n
%
41
47.7
38
44.1
80
92.8
6
7.0
1
1.2
7
9.2
0
0.0
0
0.0
0
0.0
47
54.7
39
45.3
86
100.0
27
31.4
27
31.4
54
62.8
20
23.3
12
13.9
32
37.2
0
0.0
0
0.0
0
0.0
45.3
86
100.0
47
54.7
39
DS=Desviación estandar
La Tabla 2, presenta el nivel de capacidad funcional según sexo, en
cuanto a la capacidad funcional básica, se observa que el mayor
porcentaje del sexo femenino (47.7%) son independientes, a diferencia
del sexo masculino (44.1%). Asimismo, el mayor porcentaje de
adultos mayores moderadamente independientes se encuentran en el
sexo femenino (7%) y el menor porcentaje en el sexo masculino
(1.2%).
Al ser evaluados con el Test de Lawton (AIVD), el 62.8% son
independientes, encontrándose resultados similares en ambos sexos
equivalente a 31.4% respectivamente, sin embargo, adultos mayores
moderadamente independientes encontramos preferentemente en el
sexo femenino (23.3%) y menor en el sexo masculino (13.9%). No
encontrándose adultos mayores dependientes.
4.3. NIVEL DE DEPRESIÓN DE ADULTOS MAYORES
Gráfico 2.
Nivel de depresión en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Depresión
establecida
(10 a mas
ptos), 12.70%
Depresión
leve (6-9
ptos), 27.90%
Sin depresión
(05- ptos.),
59.40%
En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores
evaluados por la Escala Yesavage, el puntaje promedio encontrado fue
5.6 y desviación estándar de 3.7 puntos, el 59.3% de ellos se
encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con
depresión establecida.
En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores
evaluados por sexo, encontramos porcentajes similares de adultos
mayores sin depresión, tanto en el sexo femenino (29.2%), como en el
sexo masculino (30.2%), sin embargo en relación a la depresión leve y
depresión establecida predomina en el sexo femenino (17.4% y 8.1%
respectivamente),
estas
mismas
variables,
muestran
menores
proporciones (10.5% y 4.6% respectivamente) en el sexo masculino.
Tabla 3. Nivel de depresión en adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Nivel de depresión
Total
Femenino
Masculino
n
%
n
%
n
%
25
29.2
26
30.2
51
59.4
15
17.4
9
10.5
24
27.9
7
8.1
4
4.6
11
12.7
47
54.7
39
45.3
86
100.0
X=5.16, DS=3.7
Sin depresión
(0 a 5 ptos.)
Depresión leve
(6 a 9 ptos.)
Depresión establecida
(10 o más)
Total
X=Media .
DS=Desviación estandar
4.4. NIVEL DE PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS
MAYORES
Gráfico 3.
Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Regular (134
a 186 ptos.)
17.4%
Bueno (187 a
240 ptos.)
82.6%
Al evaluar el nivel de prácticas de autocuidado mediante la Escala de
Leitón, encontramos que el 82.6% de adultos mayores tienen un nivel
bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular
(Gráfico 3).
La Tabla 4 muestra que al evaluar las prácticas de autocuidado, según
sexo, se observa que hay un diferencia porcentual de 8.2 entre ambos
sexos en relación a prácticas de autocuidado bueno, siendo para el
sexo femenino de 45.4% y para el sexo masculino de 37.2%). Sin
embargo, esta brecha disminuye en ambos (1.2%) cuando se observa
prácticas de autocuidado regular, siendo predominante en el sexo
femenino (9.3%). No se encontró prácticas de autocuidado deficiente
en ambos sexos.
De otra parte se encontró que la puntuación promedio del autocuidado
alcanzada por el grupo de mayores evaluados fue de 199.86+12.15; es
decir que en forma mayoritaria los adultos mayores evaluados
presentan un nivel de autocuidado bueno.
Tabla 4. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores según
sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Prácticas de autocuidado
Total
Femenino
n
%
Masculino
n
%
n
%
Bueno (187 a 240 ptos.)
39
45.4
32
37.2
71
82.6
Regular (134 a 186 ptos.)
8
9.3
7
8.1
15
17.4
Deficiente (80 o 133)
0
0.0
0
0.0
0
0.0
47
54.7
39
45.3
86
100.0
X=199.86, DS=12.15
Total
X=Media .
DS=Desviación estandar
Con la finalidad de presentar en forma más detallada el
comportamiento de los valores numéricos obtenidos con la escala de
autocuidado de Leitón, de acuerdo al área evaluada como cuidado de
ojos, cuidado oídos, cuidado de pies, cuidado de piel, cuidado de boca,
cuidado nutricional, cuidado del sueño, cuidado de la memoria y
cuidado de la eliminación; en la tabla 5, se muestra las medidas de
tendencia central y dispersión del autocuidado de mujeres y varones
mayores, destacándose que a nivel global, las puntuaciones promedio
de las prácticas de autocuidado de los varones fueron similares a las
puntuaciones promedio de las mujeres (199.94+11.3 y 199.78+12.92
respectivamente) (p<0.05).
De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las
medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las
mujeres, en el cuidado de: oídos (22.79+2.17), sueño (16.92+1.22),
pies (16.41+1.58), memoria (15.69+2.10) y ojos (12.23+1.67).
Mientras que las mujeres mostraron puntuaciones medias más altas en
el cuidado de: piel (16.29+1.69), nutrición (14.72+1.33), boca
(13.95+2.25), eliminación (13.91+1.31). Sin embargo la prueba t
student demostró que solamente existe diferencias estadísticas
significativa en el cuidado de piel (p=0.032)
Gráfico4.
Comparación de medias de prácticas de autocuidado en adultos mayores,
según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
25.00
23.00
Puntuaciones medias de autocuidado
21.00
19.00
17.00
15.00
13.00
11.00
9.00
7.00
5.00
3.00
Ojos Oidos
Piel
Pies
Nutric
Memo Elimin
Boca
Sueño
ion
ria acion
masculino 12.23 22.79 15.41 16.41 13.85 14.49 16.92 15.69 13.38
Femenino 12.00 22.77 16.30 16.40 13.96 14.72 16.87 14.98 13.91
1.00
Tabla 5. Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Dimensiones
Sexo
Cuidado ojos
Masculino
Femenino
Cuidado oídos
Masculino
Femenino
Cuidado piel
Masculino
Femenino
Cuidado pies
Masculino
Femenino
Cuidado boca
Masculino
Femenino
Cuidado
Masculino
nutricional
Femenino
Cuidado sueño
Masculino
Femenino
Cuidado memoria Masculino
Femenino
Cuidado
Masculino
eliminación
Femenino
Puntaje global de Masculino
Autocuidado
Femenino
n
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
Media
12.2308
12.0000
22.7949
22.7660
15.4103
16.2979
16.4103
16.4043
13.8462
13.9574
14.4872
14.7234
16.9231
16.8723
15.6923
14.9787
13.3846
13.9149
199.9487
199.7872
Desviación
Estandar.
1.67743
2.05363
2.17860
2.63103
2.02248
1.69289
1.58476
1.32959
2.21880
2.25502
1.29517
1.33028
1.22226
1.29576
2.10455
2.45383
1.22722
1.31595
11.30661
12.92779
Error típico
de
la media
0.26860
0.29955
0.34885
0.38377
0.32386
0.24693
0.25377
0.19394
0.35529
0.32893
0.20739
0.19404
0.19572
0.18901
0.33700
0.35793
0.19651
0.19195
1.81051
1.88571
p
0.568
95% Intervalo de
confianza para la
diferencia
Diferencia Error típ. de
de medias la diferencia Superior
Inferior
0.23077
0.40234
-0.56934 1.03087
0.956
0.02891
0.51864
-1.00245
1.06028
0.032
-0.88762
0.40726
-1.69904
-0.07619
0.985
0.00600
0.31939
-0.63034
0.64234
0.819
-0.11129
0.48418
-1.07455
0.85197
0.408
-0.23622
0.28401
-0.80124
0.32879
0.853
0.05074
0.27208
-0.49047
0.59194
0.150
0.71358
0.49161
-0.26405
1.69122
0.057
-0.53028
0.27470
-1.07667
0.01612
0.951
0.16148
2.61416
-5.03729
5.36026
4.5. RELACION ENTRE EL NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL,
DEPRESIÓN Y PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS
MAYORES
Con la finalidad de determinar si existe o no relación entre las variables
estudiadas, se aplicó en la primera etapa se aplicó la prueba chi cuadrado y en
la segunda etapa se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson,
este coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre
variables
4.5.1. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado
Tabla 6. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado
en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Autocuidado
Bueno
Regular Deficiente
Cap. funcional
N
n
n
%
n
Actividades
básicas
Independiente
67 78.0 12 14.0 0
0.0
79 92.0
%
%
Total
%
4
4.6
3
3.4 0
0.0
7
8.0
0
0.0
0
0.0 0
0.0
0
0.0
71 82.6 15 17.4 0
0.0
86 100.0
Moderadamente
independiente
Dependiente
Total
X2c = 3.418
GL = 1
α = 0.05
p = 0.098
Actividades
Instrumentales
Independiente
50 58.1
4 4.7 0
0.0
54 62.8
Moderadamente 21 24.4 11 12.8 0
independiente
0.0
32 37.2
Dependiente
0.0 0
0.0
0
71 82.6 15 17.4 0
0.0
Total
X2c = 10.148
0
0.0
GL = 1
0
p = 0.003
0.0
86 100.0
α = 0.05
En la tabla 6, observamos que cuando se evalúa el nivel de prácticas de
autocuidado según el nivel de capacidad funcional básica (ABVD), se
detecta que que del 92% de adultos mayores que son independientes en la
capacidad funcional básica, la mayoría de ellos (78%) tienen prácticas de
autocuidado bueno; así mismo del 8% de adultos que son moderadamente
independientes en las ABVD, el 4.6% tiene autocuidado bueno y 3.4%
autocuidado regular. Sin embargo al realizar el análisis estadístico se
encontró un valor de significancia de p=0.098 < α = 0.05, es decir no
existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional
y las prácticas de autocuidado en adultos mayores
De otra parte, cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado
según el nivel de capacidad funcional instrumental (AIVD), se encontró
que del 62.8% de adultos mayores que independientes en la AIVD, 58.1%
de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y un porcentaje menor
(4.7%) tienen prácticas regulares. Asi mismo, del 37.2% de adultos
mayores con moderada independencia, el 24.4% de ellos tienen prácticas
de autocuidado bueno y 12.8% con prácticas de autocuidado regular. En
el grupo estudiado no se encontró adultos mayores con capacidad
funcional ni autocuidado deficiente.
Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de
significancia de p=0.003 < α = 0.05, lo que indica que se acepta la
hipótesis planteada, es decir existe relación estadísticamente significativa
entre la capacidad funcional instrumental y las prácticas de autocuidado
en adultos mayores.
4.5.2. Nivel de depresión y prácticas de autocuidado
Tabla 7
Depresión y prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Depresión
Sin depresión
(0 a 5 ptos.)
Depresión leve
(6 a 9 ptos.)
Depresión establecida
(10 o más)
Total
Prácticas de autocuidado
Bueno
Regular
Deficiente
Total
n
%
n
%
n
%
n
%
44 51.2
7
8.0 0
0.0 51
59.2
20
23.4
4
4.7
0
0.0
24
28.1
7
8.0
4
4.7
0
0.0
11
12.7
71
82.6
15
17.4
0
0.0
86
100.0
X2c = 3.234; gl = 2, p = 0.198
La tabla 7, muestra la distribución de las prácticas de autocuidado según
el estado de ánimo (nivel de depresión), detectándose que del 59.2% que
no evidencian depresión, 51.2% de ellos tienen prácticas de autocuidado
bueno, un 8% con prácticas regulares.
Del total de adultos que presentaron depresión leve (28.1%) , el mayor
porcentaje de ellos (23.4%) tienen prácticas de autocuidado bueno y
escasamente el 4.7% tienen prácticas de autocuidado regular.
Del 12.7% de adultos mayores que presentan depresión establecida, el 8%
de ellos tiene prácticas de autocuidado buenas y 4.7% presentan prácticas
regulares. Ningún adulto mayor presentó depresión establecida ni
prácticas de autocuidado deficiente.
Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de
significancia de p=0.198 > α = 0.05, lo que indica que se rechaza la
hipótesis planteada, es decir no existe relación estadísticamente
significativa entre la depresión y las prácticas de autocuidado en adultos
mayores.
4.5.3. Capacidad funcional, nivel de depresión y prácticas de autocuidado
En la tercera etapa, con la finalidad de analizar la asociación de todas las
variables implicadas en el estudio con la variable dependiente, se aplicó
el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente
resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables
(Tabla 8).
Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a
mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron:
el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la
memoria (r=0.717, p<0.01),
cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y
cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto significa que los adultos
mayores que informan mejor cuidado de la dimensión psicosocial,
memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado
De otra parte, las variables que mostraron asociación fuerte (r= 0.400.60) fueron el cuidado de sueño (r=0.575, p<0.01), cuidado de piel
(r=0.520, p<0.01),
la capacidad funcional instrumental (r=0.514,
p<0.01), cuidado de eliminación (r=0.442, p<0.01) y cuidado de ojos
(r=0.414, p<0.01).
Mientras que la única variable que mostró correlación inversa o negativa
con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor,
menor es el nivel de prácticas de autocuidado.
Tabla 8. Matriz de correlación, entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
1
ABVD
-
2
AIVD
.407(**)
3
Depresión
-0.128
-.427(**)
4
Cuidado ojo
-0.026
0.095
5
Cuidado oídos
-0.174
-.366(**) .382(**)
0.166
-
6
Cuidados piel
0.078
0.111
0.001
0.201
.271(*)
-
7
Cuidado pies
0.162
.339(**)
-.239(*)
0.105
-0.024
.404(**)
-
8
Cuidado boca
0.187
.262(*)
-.401(**) 0.148
-0.198
.221(*)
.400(**)
9
Cuidado nutrición
.268(*)
.313(**)
-0.028
-0.064
-0.143
.278(**)
.264(*)
0.129
10 Cuidado sueño
0.040
0.147
-0.039
.273(*)
0.182
.283(**)
.290(**)
.295(**)
0.190
11 Cuidado memoria
0.164
.509(**)
-.341(**) .329(**)
-0.055
.222(*)
.315(**)
.389(**)
.275(*)
.262(*)
12 Cuidado eliminación
-0.055
0.071
-0.145
0.080
0.135
.267(*)
.267(*)
.230(*)
.282(**)
0.190
13 Cuidado psicosocial
.267(*)
.635(**)
-.464(**) 0.180
-0.117
.232(*)
.541(**)
.460(**)
.255(*)
.407(**)
.597(**)
.282(**)
-
14 Autocuidado Global
.219(*)
.514(**)
-.380(**) .414(**)
0.081
.520(**)
.652(**)
.615(**)
.389(**)
.575(**)
.717(**)
.442(**)
.850(**)
14
-0.176
-
0.081
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
-
-
5. DISCUSION
La Salud se percibe no como un objetivo sino como una fuente de riqueza
de la vida cotidiana, es el resultado del autocuidado, del cuidado a los
demás, la capacidad de tomar decisiones y controlar la propia vida y de
asegurar que la sociedad en que uno vive, ofrezca a todos sus miembros la
posibilidad de gozar de un buen estado de bienestar. Uno de los objetivos
de la disciplina de enfermería es motivar a las personas para que tengan
como meta ser saludable, sepan cómo mantenerse sanas, realicen cuanto
esté a su alcance ya sea en forma individual o colectiva para mantener la
salud y busquen ayuda cuando sea necesario; por lo tanto, el autocuidado
se convierte en la principal estrategia para lograr dichos objetivos60.
En este contexto, los hallazgos del presente estudio mostraron que el
82.6% de adultos mayores informaron buena práctica de autocuidado y el
17.4% regular practica de autocuidado. Estos resultados son coincidentes
a los reportados por Leitón
en el año 2010, el 82,35 % de adultos
mayores de la costa peruana mostró buena práctica de autocuidado y el
17,65 % regular práctica de autocuidado61. Sin embargo, estos resultados
difieren con lo reportado por Achata y Villar (2006) quienes encontraron
en un centro de Salud que el 62% adultos mayores tuvo autocuidado
regular y el 38% autocuidado deficiente62. Así mismo, Castro e Isla
(2008) encontraron que el 88% tuvo un autocuidado regular, el 5%
autocuidado alto y el 7% autocuidado deficiente63.
Al parecer, el autocuidado en las personas adultas mayores responde a la
satisfacción de necesidades básicas, biosicosocial, productiva, cultural,
sanitaria y espiritual. Estos resultados se explicarían cuando se afirma que
si bien es cierto que envejecer es un proceso secuencial, acumulativo e
irreversible, deteriora al organismo humano progresivamente mermando
su capacidad de autocuidado. Sin embargo, como en otras etapas de la
vida los adultos mayores se saben enfrentan a las circunstancias y por
otro lado la salud para la mayoría se constituye en una de las principales
preocupaciones de su vida y
hace que adquieran
conocimientos,
habilidades y prácticas de autocuidado basados en su experiencia, o
adquiridos a través de los cuidados formales o informales. Como señala
Quinteros dichas experiencias favorecen un autocuidado integral en sus
necesidades fisiológicas, emocionales, sociales, espirituales, ecológicas,
productivas, culturales, recreativas y sanitarias64. Además todas las
personas prefieren mantener su autocuidado pues, el cuidarse así mismo
les da sentido de control de su propia existencia.
Así mismo, la mayoría de los adultos mayores no sólo tienen la
capacidad física y cognitiva para aprender sobre su autocuidado sino
también para trasmitirla a otros. Por lo tanto el ser humano tiene un
potencial ilimitado de aprendizaje independiente de su edad y mediante
el proceso educativo los adultos mayores logran
incorporar a su vida
diaria conductas de salud física, social, mental y espiritual que favorezca
su bienestar. En este contexto Boff, (2000:27-39), refiere que el ser
humano como ser de apertura, proyecto infinito, ilimitado e histórico, se
va construyendo continuamente porque es un ser nunca terminado, por lo
tanto la vejez no es la excepción. En la vejez, el hombre aún se va
construyendo con sed infinita de eternidad por lo tanto tiene un proyecto
de vida, un sentido, para vivir una vida de felicidad y en ese escenario
es que el autocuidado se presenta como la alternativa para construir su
existencia con bienestar65.
Sin embargo aunque la mayoría tiene buena práctica de autocuidado, se
encontró que el 17,4% tiene regular práctica de autocuidado. Estos
resultados reafirma lo descrito por Krieger-Blake66, cuando refiere que la
capacidad de autocuidado y la promoción de la salud son realmente
importante para mantener el bienestar en la vejez, sin embargo a medida
que se
envejece el autocuidado puede volverse
más complejo e
imposible de realizarlo. Además como el autocuidado y aprendizaje están
íntimamente relacionados hay
factores implicados en el proceso del
envejecimiento que van a dificultar o impedir que el adulto mayor ejerza
su autocuidado como los cambios especialmente en los órganos de los
sentidos, el sistema nervioso y alguna funciones cognitivas como la
memoria entre otras. También las enfermedades crónicas debilitantes
tanto físicas
como mentales, la desmotivación, depresión, soledad,
abandono, estereotipos negativos, pobreza, falta de educación, dificultan o
impiden la práctica de autocuidado en la vejez67.
Los resultados encontrados en donde la mayoría tiene buena práctica de
autocuidado para
una vejez con bienestar, podría deberse a que la
mayoría de los adultos mayores tienen entre 60 a 74 años, tiene pareja,
algún grado de instrucción, cuenta con seguro, sumado a esto es que todos
tenían su función cognitiva integra, situación que
influye directamente
en la capacidad del individuo para aprender mejor su autocuidado.
También puede haber contribuido que la mayoría (54.6%) son mujeres y
se considera que la mujer tiene más actitud de autocuidado por su función
cuidadora y feminidad asociado a mantener un mejor autoconcepto e
imagen.
Los valores, creencias,
atributos persónales, expectativas,
motivación, la cultura, autoestima positiva, independencia, significado de
salud, hábitos relacionados con mantenimiento de la promoción de la
salud y los recursos familiares y sanitarios, podrían haber influenciado
para una buena práctica de autocuidado. Por otro lado el
haber
encontrado que una minoría tuvo regular práctica de autocuidado, podría
estar asociado a desinterés,
el escaso apoyo familiar, limitación
económica, no contar con un seguro de salud y
la presencia de
enfermedades limitantes podría ejercer influencia en estos resultados.
Otro hallazgo importante de este estudio es la autonomía observada en los
adultos mayores, el 92.8% son independientes en las actividades básicas
de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y
ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional
instrumental observándose que el 62.8% de adultos mayores son
independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria,
mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Los resultados
coinciden con los reportados por Villanueva (2008), en un estudio
realizado en 600 adultos mayores de Iquitos, encontró independencia en el
87.2% de las actividades básicas y en el 63.6% de las actividades
instrumentales68. También coincide con datos señalados por la OPS69 en
un estudio sobre Necesidades de los Ancianos en América Latina y el
Caribe, los que encontraron que la mayor parte de los ancianos son
independientes y activos y que más de 90% de los ancianos podían
alimentarse, vestirse, bañarse, peinarse, acostarse, levantarse, controlar
esfínteres, tomar medicinas y caminar por un lugar llano sin ayuda y que
para realizar las actividades instrumentales como las tareas domésticas y
salir de compras necesitaron ayuda en un 33% y 20% respectivamente,
resultados que tienen mucha coincidencia con los encontrados en el
presente estudio.
En el Plan Nacional para Personas Adultas Mayores en el Perú, dentro de
su marco conceptual de salud clasifica a los adultos mayores en
autovalentes, frágiles y dependientes. Considera que el 65% de los adultos
mayores que viven en la comunidad son autovalentes, es decir,
aquella
persona mayor capaz de realizar las actividades básicas de la vida
diaria como:
comer,
vestirse,
desplazarse,
asearse,
bañarse,
continencia, así mismo
realizar actividades instrumentales de la vida
diaria tales como: cocinar, limpiar, comprar, lavar o planchar, usar el
teléfono, manejar la medicación, manejar el dinero, realizar tareas o
trabajos fuera de casa o salir fuera de la ciudad. La persona adulta mayor
frágil con una moderada dependencia, representa el 30%. Y la persona
adulta mayor dependiente asociada a una restricción o ausencia física o
funcional que limita o impide el desempeño de las actividades de la vida
diaria,
considerada entre el 3% a un 5% de los adultos mayores que
viven en la comunidad. (MIMDES)70. La OPS y considera que la
autonomía e independencia en las ABVD es una buena medición del
estado de salud y calidad de vida y precisamente el número y calidad de
los años que una persona de edad avanzada puede vivir sin discapacidad.
La disminución de la funcionalidad en los diferentes sistemas
especialmente de los sistemas músculo-esquelético, óseo y nervioso
tiende a perder su capacidad de funcionalidad en relación con las
actividades cotidianas y a aumentar su dependencia Además a medida
que la gente envejece los niveles de reserva se reducen desencadenando
en pérdida de función o fragilidad, y la gente puede ser menos capaz de
cuidarse a sí mismo y más dependiente de otros (Lara y Mardones,
2009)71. Es decir, que el envejecimiento y los factores acompañantes
suelen dificultar mucho este periodo de la vida, especialmente a partir de
los
75 años en que las circunstancias pueden volverse todavía más
complejas que los coloca en una situación de fragilidad, disminuyendo su
reserva funcional donde la susceptibilidad es mayor, aumentando la
posibilidad de que desencadene en pérdida de la función, discapacidad y
dependencia.
En cuanto al estado de ánimo, en el presente estudio, se encontró que
59.3% de adultos evaluados no presentaban depresión, 27.9% con
depresión leve y 12.7% con depresión establecida. Datos de estado de
ánimo anormal que son superiores a los informados por Villanueva
(2008), quien señaló que el 68.4% de los mayores adultos mayores mostró
función afectiva normal, un 22.8% probable depresión y 8.8% depresión
establecida. Tambien Leitón informó que el 82.35% no tuvo depresión, el
13.72% tuvo depresión leve y el 3.92% depresión establecida.
Estos resultados en que la mayoría de los adultos mayores no padecen de
depresión, concuerda con la OPS/OMS cuando refiere que la mayoría de
las personas mayores gozan de buena salud mental, y que ello depende de
sus valores y experiencias, y de sus creencias filosóficas y religiosas,
recursos económicos y sociales que le ayudan a hacer frente a situaciones
difíciles e importantes para su vida. También Yuste72, señala que es
lícito afirmar que las personas mayores pueden tener los mismos
problemas de depresión que los sujetos de cualquier
otra edad. Sin
embargo a pesar de los cambios, tantas veces perjudiciales, que suelen
presentarse en estas etapas de la vida, y a pesar de las típicas
modificaciones que acompañan a la senectud, los mayores se adaptan bien
y suelen evidenciar una buena salud mental.
También Kail y Covanaugh mencionan que el envejecimiento condiciona
a la depresión y que sus causas se centran en los procesos biológicos y
psicosociales. En cuanto a lo biológicos algunos investigadores piensan
que se debe a problemas bioquímicos porque casi todos los
neurotrasmisores se deterioran con la edad. Del mismo modo la
disminución de sus fuerzas y facultades, que muchas veces deriva en
pérdida de la independencia y las discapacidades sensoriales pueden
ocasionar aislamiento y depresión. En lo psicosocial juega un papel
importante las pérdida del cónyuge, posición dentro de la estructura
familiar y del empleo con disminución de ingresos con deterioro de la
identidad y estatus social y las enfermedades. De igual manera las
creencias internas cuando piensa que son responsables de todo lo malo
que le sucede, y
la falta de los factores de protección, entre ellos las
habilidades de enfrentamiento, y la falta de apoyo de salud, social y
familiar, explican el porqué la depresión en los mayores. A esto se suma
el estereotipo negativo de ·”viejismo” donde los valores individuales, el
concepto de productividad, de consumo, de juventud, de belleza y de
vitalidad rechazan al adulto mayor por considerarlo inútil e improductivo,
desvalorizando la vejez.
En cuanto al análisis bivariante, el haber encontrado que los adultos
mayores que tenían autocuidado regular
se ubicaban en los
moderadamente dependientes y dependientes en las actividades de la vida
diaria puede deberse a varias causas. Entre ellas a un estado de fragilidad.
Si bien es cierto que ni la edad ni la incapacidad por si solos vuelven
frágil a una persona, pero los cambios que suelen acarrear la edad pueden
favorecer mucho su aparición. La fragilidad se considera como un declive
de las funciones fisiológicas corporales en los adultos mayores, capaz de
desencadenar en pérdida de función, discapacidad y dependencia.
En el estudio se encontró que a mayor nivel de depresión, menor practica
de autocuidado (p<0.05), al respecto no existen trabajos realizados con la
variable depresión y autocuidado para una vejez con bienestar que está
construida en base al autocuidado ante
los cambios propios del
envejecimiento, pues los que existe utilizan el autocuidado orientado a la
enfermedad, por lo que se carecen de antecedentes de evidencia empírica.
Sin embargo existen trabajos con alguna relación con las variables antes
mencionadas, que pueden ayudar a comprender las practicas de
autocuidado en adultos con estado de ánimo alterado; Oquendo y
Soublet73, en un estudio descriptivo sobre la depresión como un problema
de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron que los diagnósticos
de enfermería más frecuentes en la depresión
fueron: déficit del
autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración del
mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico,
disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades
recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las
interacciones sociales,
aislamiento social, afrontamiento individual y
familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol. Dichos diagnósticos
estaría reflejando la necesidad de intervención pues las actividades de
autocuidado de su vida cotidiana están siendo interferidas por estar
viviendo un estado depresivo.
Los aspectos mencionados contribuyen actualmente a la revalorización de
la persona adulta mayor, quien debe jugar un papel más activo en su
cuidado integral. Concibiéndose el autocuidado en la persona adulta
mayor como el medio que le permitirá desarrollar al máximo su potencial
personal y perfeccionar o transformar sus actitudes indispensables para la
vida. El autocuidado tiene como propósito; mantener la capacidad de
independencia
funcional
del
adulto
mayor
y prevenir
algunas
enfermedades; hacer menos grave la enfermedad o discapacidad; mejorar
la interacción entre las personas mayores y los sistemas de servicios
sociales y de salud por medio de la difusión de más y mejor información.
También, como señala Coppard74 las personas adultas mayores que se
autocuidan, tienen la posibilidad de atenuar los factores adversos en las
áreas que producen experiencias negativas afectando su calidad de vida.
Con el autocuidado se puede mejorar las posibilidades de que se adapten e
integren a su entorno social, se autorealicen, mantengan sus talentos,
metas, esperanzas, sabiduría, creatividad y trasciendan en la vida. El
autocuidado por lo tanto se convierte en un elemento básico indispensable
para el mantenimiento de la salud y lograr una vejez con bienestar y para
lograrlo es necesario que el adulto mayor asuma la responsabilidad de su
propio cuidado. Los resultados de la presente investigación proporcionan
evidencia científica para el equipo de salud y especialmente las
enfermeras/os mejoren el bienestar y la calidad de vida de los adultos
mayores a través del autocuidado en actividades de promoción de la
salud. Sin embargo
es necesario destacar que el fundamento del
autocuidado es un compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, al
manifestar el individuo su necesidad de actuar ante una situación
reconocida de valor personal y social.
6. CONCLUSIONES
Del análisis y discusión de los resultados se llegó a las siguientes
conclusiones:
-
El perfil de la muestra de mayores estudiados es el siguiente: edad
promedio 71.06 años + 71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años,
54.6% son mujeres, 68.6% son casados o convivientes, el 77.9%
tienen educación primaria completa e incompleta, 79% de religión
católica, 75.6% poseen seguro de salud.
-
en cuanto a la capacidad funcional, el 92.8% son independientes en
las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 62.8% de
adultos
mayores
son
independientes
en
las
actividades
instrumentales de la vida diaria
-
El 59.3% de adultos mayores se encuentran sin depresión, 27.9%
con depresión leve y 12.7% con depresión establecida
-
El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de
autocuidado y el 17.4% autocuidado regular.
-
Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r=
0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o
positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido
del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies
(r=0.652, p<0.01) y
cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto
significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la
dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel
de prácticas de autocuidado
-
La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las
prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto
mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado.
7. RECOMENDACIONES
De los resultados encontrados en este estudio, se proponen las
siguientes recomendaciones:
- Elaborar programas educativos a todos los niveles en coordinación
con otras entidades que incluyan el aprender a envejecer con
bienestar en todas las etapas del ciclo vital, con énfasis en el
enfoque de género.
- Elaborar programas de intervención que promueva, incluyan y
fortalezca la independencia funcional en las actividades de la vida
diaria (AVD) que favorezcan su autocuidado. Así mismo, en la
prevención y manejo de la depresión.
- Desarrollar estudios de investigación con las variables depresión
con la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, a fin
de clarificar, confirmar o no su significancia estadística. Así
mismo, considerar otras variables que puedan haber estado
influenciando en la no significancia estadística como el apoyo
familiar, motivación, entre otros. También ampliar la población
del estudio.
- Realizar investigaciones cualitativas a fin de develar los modos
de cuidar del adulto mayor construido desde el senso común de
los participantes, y contribuir a disipar la laguna y minimizar las
brechas entre el saber científico y el senso común, y construir las
alianzas entre la filosofía académica y la filosofía popular. Así
mismo considerar los aportes de la investigación cuantitativa y
cualitativa para construir un Modelo de Cuidado más científico,
ético, estético, político, sensible y humano que promueva las
potencialidades de los adultos mayores para mantener o mejorar su
condición humana en el proceso del envejecimiento y la vejez.
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ANEXOS
MATRIZ DE CONSISTENCIA
VARIABLE
Prácticas de
autocuidado
DEFINICION
CONCEPTUAL
Constituye la variable
dependiente del estudio.
Acciones que realiza el
adulto mayor consigo
mismo para vivir una
vejez con bienestar en
la dimensión biológica
(cuidado de los
sentidos, piel, pies,
boca, nutrición, sueño,
memoria, eliminación)
y en la dimensión
psicosocial y espiritual
(participación en
actividades de ocio,
estado emocional,
autoestima, familia,
adaptación,
espiritualidad y
afrontar la muerte)
(Orem, 1983; Leitón y
Ordoñes ,2003)
DEFINICION
OPERACIONAL
INDICADOR
Nivel
Autocuidado
deficiente
de 80 - 133 puntos
Nivel
de 134 - 186 puntos.
Autocuidado regular
Nivel de
Autocuidado bueno
187 – 240 puntos
ESCALA
Ordinal
PREGUNTAS
Escala de Práctica de
Autocuidado de
LEITÓN
VARIABLE
Capacidad funcional
DEFINICION
CONCEPTUAL
INDICADOR
Es la capacidad de
autosuficiencia que
tienen las personas
para realizar las
diversas actividades
de la vida diaria, ya
sean básicas (bañarse,
vestirse, ir al baño,
traslado, continencia
y alimentarse,
subir/bajar gradas) o
instrumentales (tareas
domésticas, realizar
compras, toma de
medicamentos,
manejo de dinero, y
uso de transporte
público
Actividades Básicas
de la Vida Diaria
(ABVD):
DEFINICION
OPERACIONAL
Dependiente
0 a 2 puntos
Moderadamente
Independiente
3- 13 puntos.
ESCALA
PREGUNTAS
Ordinal
Escala de Katz
(ABVD)
Independiente
Actividades
14 puntos
Instrumentales de la
Vida Diaria (AIVD):
Dependiente
0 a 2 puntos
Ordinal
Moderadamente
Independiente
3- 11 puntos.
Independiente
12 puntos
Escala de Lawton
(AIVD)
VARIABLE
Depresion
DEFINICION
CONCEPTUAL
Es un trastorno
afectivo emocional
caracterizado
principalmente por:
tristeza, ansiedad,
pérdida de interés por
actividades que antes
le gustaban, síntomas
somáticos, pesimismo
y que en casos
extremos existen
deseos de morir
(OPS/OMS y 2003;
Papalia, 2009).
INDICADOR
Sin depresión
DEFINICION
OPERACIONAL
GDS= si el puntaje
obtenido es de 0
Depresión leve
Depresión
establecida:
GDS=si el puntaje
obtenido es de 6 - 9
puntos
GDS si el puntaje
obtenido es de 10 o
más
ESCALA
Ordinal
PREGUNTAS
Escala de Depresión:
Yesayage (reducida)
PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, ESTADO DE ANIMO Y
CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS
MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013
INSTRUCCIONES: Señor (a) esta encuesta es personal y anónima, tiene el
propósito de conocer la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar
y algunos factores relacionados. A continuación se le realizará algunas
preguntas, para lo cual solicitamos su colaboración al contestar las preguntas
con toda sinceridad.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------CARACTERIZACION DE LOS PARTICIPANTES
Nombre:.......................................................................................................................
.........
Dirección:.................................................n2.AA.HH:.......................................n3.Mz
……n4.JJ.VV…………….......... n5. N° de familias en vivienda:..……… n6.
Edad:............ n7. Sexo:…............ n8. Estado Civil:.......................................
n9. Nivel de Instrucción: n9.1. Sin estudios ( ) n9.2. Primaria incompleta ( ) n9.3.
Primaria Completa ( ) n9.4. Secundaria incompleta ( ) n9.5. Secundaria completa ( )
n9.6. Superior universitaria ( ) n9.7. Superior no Universitaria ( )
n10. Tiempo de residencia en domicilio actual:………….…
n11. Idioma
predominante de la familia:………….………. n12.Etnia:…………………..….
n13.Donde vivieron antes:………..………...… n14.Tiempo que demora en llegar
al EE.SS.:………..….. n15. ¿Cuenta con algún seguro de salud?........... n16.
¿Cuál?......................
n17. Percibe remuneración económica:……………...
n18. ¿De quién depende económicamente?..................
n19.Lugar
de
Religión:…………………….…
Procedencia.......................................
n20.
F ACULTAD DE
ENFERMERIA
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Nombre del
entrevistado:_____________________________________________
PRESENTACIÓN.
Srta, Sra, Sr, tenga Ud. Muy buenos (días, tardes), soy bachiller de la
Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana,
el motivo de este acercamiento hacia su persona es para solicitarle su valiosa
información que me servirá para determinar la asociación que existe entre la
capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto
mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013. Su
participación en el estudio es voluntaria, Ud. No recibirá ningún tipo de
beneficio económico si acepta colaborar con el estudio.
Todos los datos que se obtengan de Ud. Serán en forma anónima y se
respetara la confidencialidad. Los datos obtenidos del presente estudio solo
serán utilizados por los investigadores con fines de investigación.
Si Ud. Tiene alguna pregunta o duda, gustosamente serán absueltas o si
deseas algún tipo de información adicional se puede acercar a mi persona en
cualquier momento. Por favor coloque su firma y su huella digital al final de
este formato, con lo cual Ud. Está dando la autorización para la participación
en este estudio.
Firma
Huella digital
DNI N°:---------------------------------------¡Muchas Gracias
FACULTAD DE ENFERMERÍA
Artículo científico
PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, CAPACIDAD FUNCIONAL Y
DEPRESION EN ADULTOS MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013
.
AUTORAS:
Bach. Enf. Susan Camacho Serrantes
Bach. Enf. Iris Lachuma Viera
Asesores:
Dra. Maritza E.VILLANUEVA BENITES
Dra. Zoila E.LEITÓN ESPINOZA.
Dr. Eliseo ZAPATA
IQUITOS – PERÚ. 2014
RESUMEN
Con la finalidad de determinar relación que existe entre la capacidad
funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor
que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén, se realizó este estudio
descriptivo correlacional; a 86 personas mayores se les aplicó los indices
de Katz, Lawton, GDS y la escala de autocuidado de Leitón que permite
evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en sus
dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual, consta de 80 ítems
(confiabilidad 0.91); para el procesamiento datos se utilizó el SPSS
versión 21.0. Los hallazgos mostraron el perfil de adultos mayores: edad
promedio 71.06 años+71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son
mujeres, 68.6% casados o convivientes, el 77.9% tienen educación
primaria, 79% religión católica y 75.6% poseen seguro de salud. El 92.8%
son independientes en la capacidad funcional básica y el 62.8%
independientes en la capacidad funcional. El 59.3% de adultos mayores no
muestran manifestaciones de depresión, 27.9% con probable depresión y
12.7% con depresión establecida. El 82.6% de adultos mayores tienen un
nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular.
De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las
medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las mujeres,
en el cuidado de: oídos (22.7+2.1), sueño (16.9+1.2), pies (16.4+1.5),
memoria (15.6+2.1) y ojos (12.2+1.6). Mientras que las mujeres mostraron
puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.2+1.6), nutrición
(14.7+1.3), boca (13.9+2.2), eliminación (13.9+1.3); sin embargo la
prueba t student demostró que solamente existe diferencias estadísticas
significativa en el cuidado de piel (p=0.032). Las variables que mostraron
asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de
autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial
(r=0.85, p<0.01), cuidado de la memoria (r=0.71, p<0.01), cuidado de pies
(r=0.65, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.61, p<0.01). Es decir que, los
adultos mayores que informan mejor cuidado en la dimensión psicosocial,
memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado.
La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las
prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=-0.38,
p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor
es el nivel de prácticas de autocuidado.
Palabras clave: autocuidado-depresion-autonomía-anciano-
INTRODUCCIÓN
Según el Instituto Nacional de Estadística INEI, en el Perú actualmente hay
2‟700.000 personas mayores de 60 años, lo que representa el 9% de la
población total del país, en cuanto a género, al año 2012, la población de
mujeres mayores de 60 años asciende a 1‟986.709 personas; mientras tanto, la
población masculina es de 1‟845.565. Cada año, los adultos mayores
aumentan en 3,3% y se espera que al año 2021, dicho grupo poblacional sea de
3‟727.000 y represente así el 11,2%75.
De otra parte, de acuerdo a la encuesta nacional de hogares realizada en el II
trimestre de 2012, en el ámbito nacional los adultos mayores presentan ciertas
características sociodemográficas como las siguientes: 39% de los hogares
albergan adultos mayores, de estos el 36,4% son familias nucleares, 36, 8%
son familias extensas, 28,6% presenta problemas en su estado nutricional, la
tasa de pobreza en los adultos mayores es del 30%. Este grupo poblacional
constituye un sector de alta demanda potencial de servicios de atención de
salud: un 73,2% presentó algún problema de salud (ENAHO, 2012). Sin
embargo, solo el 25,7% ha acudido en busca de atención a establecimientos de
salud públicos, el 10,4% a servicios de salud privados y un 52,1% no buscó
atención76.
En la región Loreto algunos estudios han informado la problemática de este
grupo poblacional, se ha identificado que los varones mayores presentan mejor
capacidad funcional que las mujeres mayores, tanto en las actividades básicas
de la vida diaria y las actividades; así mismo, los varones mayores presentaron
mejor estado de ánimo que las mujeres mayores, el 63,2% de ellos presentó
estado de ánimo normal y solo el 7, 9%% depresión establecida. Mientras que,
una tercera aparte de las mujeres mayores presenta probable depresión (30%)
y 13,3% depresión establecida (Villanueva, 2011)77. Estos datos muestran una
realidad, existiendo escases de información respecto a las prácticas de
autocuidado y el correlato existente entre ellas.
La presencia del déficit de prácticas de autocuidado en los adultos mayores y
los determinantes que ejercen influencia en la misma son desconocidos en el
ámbito nacional y regional. En un estudio realizado por López y Vásquez
durante el I semestre 2013, en dos asentamientos humanos de la jurisdicción
del centro de salud 9 de octubre, se reportó la presencia de enfermedad en el
70% de las familias encuestadas y riesgos de salud en la población adulta
mayor, especialmente la falta de evaluación mental, vacunas incompletas,
problemas visuales y auditivos78.
Las cifras anteriormente citadas muestran que en el Perú y en particular en la
región Loreto, el autocuidado de las personas mayores no ha tomado aún la
importancia que requiere; es muy poco lo que se ha estudiado sobre ello y lo
que existe está relacionado con un enfoque biomédico, enfatizando en los
problemas de salud. No se involucra a la persona adulta mayor como actor
competente que tiene la capacidad de tomar decisiones, controlar su propia
vida y asegurarse la posibilidad de gozar de bienestar.
En la práctica la mayoría de las instituciones que trabajan con la persona
adulta mayor no cuentan con programas integrales, se desarrollan actividades
fragmentadas generalmente orientadas a los aspectos recreativos y de
socialización79. Asimismo, cuentan con escaso personal capacitado para
brindar educación sobre como ejercer su autocuidado integral.
Por lo tanto la relevancia de esta investigación es conocer las prácticas de
autocuidado que realiza el adulto mayor en las dimensiones biopsicosocial y
como influencia capacidad funcional y la depresión y a partir de ello se pueda
implementar políticas y programas de autocuidado para promover un
envejecimiento con bienestar y mejorar su calidad de vida donde el adulto
mayor sea el protagonista de su cuidado.
Para enfermería la presente investigación cobra importancia en su rol educador
como promotor de salud, innovador, evaluador y conductor de estrategias
educativas-pedagógicas así como de diversos programas siendo para ello
necesario que conozca el comportamiento del autocuidado y los diferentes
factores contribuyentes para mantener la salud y bienestar, para que a través
del autocuidado respondan a las necesidades y expectativas de los adultos
mayores para el desarrollo de aptitudes personales y de la adquisición de
habilidades y conocimientos dentro del proceso enseñanza aprendizaje.
Teniendo en cuenta la situación problemática expuesta y existiendo escasos
antecedentes empíricos
realizados con estas variables, es compromiso de
enfermería dar respuesta a esta realidad demográfica y social con el fin de
mejorar la calidad del cuidado del adulto mayor, y así
aportar en la
construcción de una sociedad para todas las edades, siendo esto lo que motivó
a investigar para dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Cuál es la relación
que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de
autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre.
Belén. 2013?
MATERIAL Y METODOS
METODO: se empleó el método cuantitativo, se inicia con ideas
preconcebidas acerca de las variables relacionadas con las prácticas de
autocuidado de adultos mayores permitiéndonos hacer predicciones de
probabilidades y generalizaciones, utilizando procedimientos estructurales e
instrumentos formales para recabar la información numérica requerida
mediante procedimientos estadísticos.
DISEÑO: descriptivo correlacional, descriptivo porque permite observar,
describir y documentar el comportamiento de las variables en estudio.
Correlacional: porque busca determinar la asociación entre variables sin
establecer causa efecto.
VARIABLES: la variable dependiente del estudio estuvo conformada por la
practicas de autocuidado, son las acciones que realiza el adulto mayor
consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica
(cuidado de
los sentidos, piel, pies, boca,
nutrición, sueño, memoria,
eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en
actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia,
adaptación,
espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes ,2003),
categorizado en tres indicadores: Nivel de autocuidado deficiente (80- 133
puntos), nivel de Autocuidado regular
(134 - 186 puntos) y autocuidado
bueno (187–240 puntos).
Las variables independientes fueron la capacidad funcional, definida como la
autosuficiencia que tienen las personas para realizar las diversas actividades
de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado,
continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas
domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y
uso de transporte público. Fue medida a través de los siguientes indicadores:
a) Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) (0 a 2 puntos =
Dependiente, 3 a 13 puntos = Moderadamente Independiente, 14 =
Independiente. b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): 0 – 2
puntos = Dependiente, 3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente y 12
= Independiente
DEPRESIÓN
Constituye variable independiente del presente estudio.
Definición conceptual:
Es un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por:
tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le
gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos
existen deseos de morir (OPS/OMS y 2003; Papalia, 2009).
Definición Operacional: Según Yesavage y Brink 1982 – 1983, el
GDS-15 se ha categorizado en tres niveles:
- Sin depresión:
si el puntaje obtenido es de 0 - 5 puntos.
- Depresión leve: si el puntaje obtenido es de 6 - 9 puntos
- Depresión establecida: si el puntaje obtenido es de 10 o máa.
POBLACION Y MUESTRA: La población estuvo constituida por todos
adultos mayores que asisten a la estrategia de adulto mayor en el CS 9 de
Octubre durante el año 2013 (110 personas). Para calcular el tamaño de la
muestra se utilizó el método probabilístico y la fórmula de proporciones para
poblaciones finitas, con un nivel de confianza 95%, error 5%. La muestra
estuvo conformada por 86 adultos mayores, que reunían los siguientes
criterios de inclusión: participación voluntaria y aadultos mayores que se
encuentren sin deterioro cognitivo.
TÉCNICAS E INSTRUMENTOS: Se utilizó la entrevista y se aplicó un
cuestionario que contiene las siguientes escalas estandarizadas: a) Escala de
Práctica de Autocuidado
de LEITÓN: Esta escala fue elaborada por
Leitón, según el sustento teórico de Orem (1983), Leitón y Ordoñes (2003) y
los cambios del envejecimiento normal (Papalia y col, (2009).
Dicho
instrumento tiene una confiabilidad de 0.91, permite evaluar la práctica de
autocuidado para una vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y
psicosocial y espiritual. El instrumento consta de 80 items, mide el nivel de
práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en el adulto mayor,
categorizándola con la siguiente valoración: Nivel de Autocuidado deficiente(
80 - 133 ptos), nivel de Autocuidado regular (134-186 ptos), nivel de
Autocuidado bueno ( 187-240 ptos). b) Escala de Valoración de
Independencia Funcional de las Actividades de la Vida Diaria: Esta escala
consta de 2 sub escalas, la primera relacionada a las actividades básicas de la
vida diaria y la segunda a las actividades instrumentales de la vida diaria. La
escala de las actividades básicas de la vida diaria fue elaborado por Kats y
col. (1970) y Barthel (1965) modificada por Leitón, (2004) considerando
ítems de ambos autores, consta 7 items referidos a bañarse, vestirse, ir al
baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas (confiabiliad=
0.75). La escala de las actividades instrumentales de la vida diaria fue
elaborada por Lawton y Brody (1969) consta de 6 items, indica la capacidad
para vivir independiente en su entorno habitual como: tareas domésticas,
realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de
transporte público (confiabilidad 0.83). Tiene tres alternativas: sin ayuda, con
alguna ayuda y total ayuda, con un puntaje de 2, 1, 0 respectivamente. Esta
escala mide la independencia para realizar las Actividades de la Vida Diaria
tanto básicas como instrumentales, categorizándolas con la siguiente
valoración: Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): dependiente (0 –
2 puntos) y moderadamente independiente ( 3–13 puntos, independiente (14
puntos). Las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD): dependiente
(0–2 puntos), moderadamente independiente (3–11 puntos) e independiente
(12 puntos). c) Escala Geriátrica de Depresión De Yesavage (GDS =
Geriatric Depressión Scale): La GDS-15 (versión reducida) de Yesavage y
BrinK y Col es el instrumento seleccionado para medir la depresión. Se
considera que es la única escala
de depresión construida específicamente
para las personas adultas mayores y se
centra
en
aspectos
cognitivo-
conductuales (confiabilidad=0.721). La escala consta de 15 ítems (versión
reducida), cuya contestación es dicotómica (SI/NO) siendo la puntuación
máxima 10 puntos y la mínima 0 puntos, categorizando la depresión en tres
niveles: Sin depresión (0-5 puntos), depresión leve (6-9 puntos) y depresión
establecida (10 o más puntos)
PROCEDIMIENTO DE RECOLECCION DE DATOS: a)Se solicitó a la
Decanatura de la Facultad de Enfermería y envió una solicitud de permiso al
establecimiento de salud y se coordinó con la enfermera responsable de la
estrategia del adulto mayor para proceder a la identificación de las personas
mayores que reunían los criterios de inclusión. b)También se remitió una
solicitud de permiso a la responsable del grupo de mayores de la parroquia 9
de octubre y secretarios generales de los asentamientos humanos
programados, para localizar a los sujetos de estudio seleccionados. c) Se
realizó una reunión de sensibilización a los líderes comunitarios de los
sectores seleccionados (secretarios generales y presidentes de juntas
vecinales) para obtener el consentimiento informado de las personas mayores
seleccionadas. d) Una vez identificados a los sujetos de estudio se obtuvo el
consentimiento informado previa explicación del propósito del estudio, y se
acordó una cita para la entrevista a desarrollar en el domicilio del adulto
mayor. e) La ejecución de la entrevista se realizó a través de una visita
domiciliaria procediéndose a la aplicación de la batería de instrumentos. f)La
visita domiciliaria fue realizada por las tesistas que se presentaron con el
uniforme de salud pública. La duración de cada entrevista tuvo una duración
aproximada de 90 a 120 minutos por cada adulto mayor, de lunes a sábados,
en las mañanas de 7am a 12pm y por las tardes de 2pm a 6pm.
PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS: Se obtuvo el
consentimiento informado de sujetos que ingresaron al estudio en forma
voluntaria, previa lectura, explicación y firma de la hoja de consentimiento
informado. En todo momento se respetó la decisión de la participante de
retirarse del estudio si así lo deseaba. Es necesario indicar que éste recibió la
información acerca de su participación, incluyendo de manera concreta las
actividades a realizar, es decir: el propósito de la investigación, duración
esperada y procedimientos, su derecho a negarse a participar una vez iniciada
su participación, beneficios de la investigación. Los instrumentos de
recolección de datos fueron manejados en forma anónima, se codificó en la
misma ficha y luego se creó una base de datos en el paquete estadístico SSPS.
Solo tuvieron acceso a la base de datos los investigadores responsables del
tratamiento estadístico y la asesora, los datos se analizaron en forma
agrupada.
ANALISIS DE DATOS: La información obtenida se incorporó en una base
de datos a través del programa SPSS Versión 20,0, previa codificación. En la
primera fase se desarrolló el análisis descriptivo con medidas de tendencia
central y de dispersión. La hipótesis de independencia entre frecuencias se
evaluó con la prueba Ji cuadrado y el coeficiente de contingencia. Se aplicó la
prueba r de correlación para verificar la fuerza de asociación y
direccionalidad de las medias de las variables continuas.
RESULTADOS
CARACTERIZACIÓN DE LA MUESTRA
Tabla 1. Características de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Características
Edad
X=71.06, Sd=71.26
60 a 74 años
75 a 79 años
Total
Estado civil
Soltero
Casado/Conviviente
Viudo
Total
Nivel educativo
Sin estudios
Primaria
Secundaria
Superior
Total
Religión
Católico
Evangélico/adventista/Mormón
Ninguna
Total
Femenino
n
%
Sexo
Masculino
n
%
Total
n
%
33
14
47
38.4
16.3
54.7
22
17
39
25.6
19.7
45.3
55
31
86
64.0
36.0
100.0
11
30
6
47
12.8
34.9
7.0
54.7
3
29
7
39
3.5
33.7
8.1
45.3
14
59
13
86
16.3
68.6
15.1
100.0
9
10.5
43.0
1.2
0.0
4
30
4
1
4.6
34.9
4.6
1.2
13
67
5
1
15.1
77.9
5.8
1.2
54.7
39
45.3
86
100.0
39.5
12.8
2.4
54.7
34
5
0
39
39.5
5.8
0.0
45.3
68
16
2
86
79.0
18.6
2.4
100.0
37
1
0
47
34
11
2
47
En la Tabla 1 se observa que la edad promedio de la muestra de
adultos mayores fue de 71.06 años + 71.26 años; el 64% se encuentra
entre 60 a 74 años y el 36% entre 75 a 79 años; es decir se trata de una
población gerontológica joven. Existiendo diferencias porcentuales
según sexo, con mayor proporción de mujeres (38.4%) en el grupo de
edad de 60 a 74 años. Respecto al estado civil, el 68.6% son casados o
convivientes, encontrándose mínima diferencia entre los sexos
femenino y masculino (34.9 y 33.7% respectivamente). El 77.9%
tienen educación primaria completa e incompleta, siendo que el mayor
porcentaje se encuentra en el sexo femenino (43%), sin embargo, solo
el 1.2% del sexo masculino tiene estudios superiores, contrariamente
al sexo femenino (0%) . La religión predominante de este grupo es la
católica (79%), observándose que la proporción es igual en ambos
sexos (39.5%), un aspecto importante es el hecho que el 2.4% del sexo
femenino no pertenece a ninguna religión.
Tabla 1(Continuación). Características de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Características
Procedencia
Rural/periurbana
Urbana
Extranjero
Total
Dependencia económica
Si mismo
Familiares
Gobierno
Total
Tiempo de demora
Menos de 30´
De 30´a más
No sabe
Total
Tiene seguro
SIS/EsSalud
Ninguno
Total
Total
Femenino
n
%
Masculino
n
%
n
%
41
6
0
47
47.7
7.0
0.0
54.7
34
4
1
39
39.5
4.6
1.2
45.3
75
10
1
86
87.2
11.6
1.2
100.0
14
30
3
47
16.3
34.9
3.5
54.7
19
16
4
39
22.1
18.6
4.6
45.3
33
46
7
86
38.4
53.5
8.1
100.0
35
11
1
47
40.7
12.8
1.2
54.7
32
6
1
39
37.1
7.0
1.2
45.3
67
17
2
86
77.8
19.8
2.4
100.0
38
9
47
44.2
10.5
54.7
27
12
39
31.4
13.9
45.3
65
21
86
75.6
24.4
100.0
La presente tabla también muestra otras variables relacionadas a
procedencia, dependencia económica, tiene seguro de salud y tiempo
de demora al establecimiento más cercano, observándose lo siguiente:
El 87.2% de adultos mayores proceden de zonas rurales, siendo el
mayor porcentaje (47.7%) del sexo femenino. En relación a la
dependencia económica, se observa que 53.5% dependen de algunos
de sus familiares, siendo que el sexo femenino tiene dependencia
económica por parte de un familiar preferentemente (34.9%).
El
tiempo de demora para llegar al Centro de Salud del grupo estudiado,
toma menos de 30 minutos (77.8%), asimismo existe un porcentaje
mínimo de ambos sexos (1.2%) que no sabe cuánto tiempo demora. El
75.6% poseen seguro médico (SIS o EsSalud), siendo que el sexo
femenino tiene el mayor porcentaje (44.2%), siendo preocupante que
el 24.4% de esta población no cuente con seguro de salud.
NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS MAYORES
Gráfico 1.
Capacidad funcional básica e instrumental de adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
92.8
Independiente
Moderadamente independiente
62.8
37.2
9.2
Actividades básicas
Actividades instrumentales
El Gráfico 1, muestra el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores
del estudio, observándose que de acuerdo a la evaluación realizada con el
Test de Katz, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la
vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno
es dependiente.
También se evaluó la capacidad funcional instrumental a través del Índice de
Lawton, observándose el 62.8% de adultos mayores son independientes en las
actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son
moderadamente independientes.
Tabla 2. Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Total
Capacidad funcional
Femenino
Masculino
n
%
n
%
n
%
Actividades básicas
X=13.89, DS=0.48
Independiente
41
47.7
38
44.1
80
92.8
(14 ptos.)
Moderadamente
6
7.0
1
1.2
7
9.2
independiente
(3 a 13 ptos.)
Dependiente
0
0.0
0
0.0
0
0.0
(0 a 2 ptos.)
Total
47
54.7
39
45.3
86
100.0
Actividades instrumentales
X=10.83, DS=1.81
Independiente
27
31.4
27
31.4
54
62.8
(12 ptos.)
Moderadamente
20
23.3
12
13.9
32
37.2
independiente
(3 a 11 ptos.)
Dependiente
0
0.0
0
0.0
0
0.0
(0 a 2 ptos.)
Total
47
54.7
39
45.3
86
100.0
X=Media .
DS=Desviación estandar
La Tabla 2, presenta el nivel de capacidad funcional según sexo, en
cuanto a la capacidad funcional básica, se observa que el mayor
porcentaje del sexo femenino (47.7%) son independientes, a diferencia
del sexo masculino (44.1%). Asimismo, el mayor porcentaje de
adultos mayores moderadamente independientes se encuentran en el
sexo femenino (7%) y el menor porcentaje en el sexo masculino
(1.2%). Al ser evaluados con el Test de Lawton (AIVD), el 62.8% son
independientes, encontrándose resultados similares en ambos sexos
equivalente a 31.4% respectivamente, sin embargo, adultos mayores
moderadamente independientes encontramos preferentemente en el
sexo femenino (23.3%) y menor en el sexo masculino (13.9%). No
encontrándose adultos mayores dependientes.
NIVEL DE DEPRESIÓN DE ADULTOS MAYORES
Gráfico 2.
Nivel de depresión en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Depresión
establecida
(10 a mas
ptos),
12.70%
Depresión
leve (6-9
ptos),
27.90%
Sin
depresión
(05- ptos.),
59.40%
En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores
evaluados por la Escala Yesavage, el puntaje promedio encontrado fue
5.6 y desviación estándar de 3.7 puntos, el 59.3% de ellos se
encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con
depresión establecida. En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión
de los adultos mayores evaluados por sexo, encontramos porcentajes
similares de adultos mayores sin depresión, tanto en el sexo femenino
(29.2%), como en el sexo masculino (30.2%), sin embargo en relación
a la depresión leve y depresión establecida predomina en el sexo
femenino (17.4% y 8.1% respectivamente), estas mismas variables,
muestran menores proporciones (10.5% y 4.6% respectivamente) en el
sexo masculino.
Tabla 3. Nivel de depresión en adultos mayores según sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Nivel de depresión
Total
Femenino
Masculino
n
%
n
%
n
%
25
29.2
26
30.2
51
59.4
15
17.4
9
10.5
24
27.9
7
8.1
4
4.6
11
12.7
47
54.7
39
45.3
86
100.0
X=5.16, DS=3.7
Sin depresión
(0 a 5 ptos.)
Depresión leve
(6 a 9 ptos.)
Depresión establecida
(10 o más)
Total
X=Media .
DS=Desviación estandar
NIVEL DE PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS
MAYORES
Al evaluar el nivel de prácticas de autocuidado mediante la Escala de
Leitón, encontramos que el 82.6% de adultos mayores tienen un nivel
bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular
(Gráfico 3).
La Tabla 4 muestra que al evaluar las prácticas de autocuidado, según
sexo, se observa que hay un diferencia porcentual de 8.2 entre ambos
sexos en relación a prácticas de autocuidado bueno, siendo para el
sexo femenino de 45.4% y para el sexo masculino de 37.2%). Sin
embargo, esta brecha disminuye en ambos (1.2%) cuando se observa
prácticas de autocuidado regular, siendo predominante en el sexo
femenino (9.3%). No se encontró prácticas de autocuidado deficiente
en ambos sexos.
De otra parte se encontró que la puntuación
promedio del autocuidado alcanzada por el grupo de mayores
evaluados fue de 199.86+12.15; es decir que en forma mayoritaria los
adultos mayores evaluados presentan un nivel de autocuidado bueno.
Gráfico 3.
Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Regular
(134 a
186
ptos.)
17.4%
Bueno
(187 a
240
ptos.)
82.6%
Con la finalidad de presentar en forma más detallada el
comportamiento de los valores numéricos obtenidos con la escala de
autocuidado de Leitón, de acuerdo al área evaluada como cuidado de
ojos, cuidado oídos, cuidado de pies, cuidado de piel, cuidado de boca,
cuidado nutricional, cuidado del sueño, cuidado de la memoria y
cuidado de la eliminación; en la tabla 5, se muestra las medidas de
tendencia central y dispersión del autocuidado de mujeres y varones
mayores, destacándose que a nivel global, las puntuaciones promedio
de las prácticas de autocuidado de los varones fueron similares a las
puntuaciones promedio de las mujeres (199.94+11.3 y 199.78+12.92
respectivamente) (p<0.05). De acuerdo a las dimensiones o áreas
evaluadas, se determinó que las medias de autocuidado fueron más
altas en los varones que en las mujeres, en el cuidado de: oídos
(22.79+2.17), sueño (16.92+1.22), pies (16.41+1.58), memoria
(15.69+2.10) y ojos (12.23+1.67). Mientras que las mujeres mostraron
puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.29+1.69),
nutrición (14.72+1.33), boca (13.95+2.25), eliminación (13.91+1.31).
Sin embargo la prueba t student demostró que solamente existe
diferencias estadísticas significativa en el cuidado de piel (p=0.032)
Tabla 4. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores según
sexo.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Sexo
Prácticas de autocuidado
Total
Femenino
n
%
Masculino
n
%
n
%
Bueno (187 a 240 ptos.)
39
45.4
32
37.2
71
82.6
Regular (134 a 186 ptos.)
8
9.3
7
8.1
15
17.4
Deficiente (80 o 133)
0
0.0
0
0.0
0
0.0
47
54.7
39
45.3
86
100.0
X=199.86, DS=12.15
Total
X=Media .
DS=Desviación estandar
Gráfico4.
Comparación de medias de prácticas de autocuidado en adultos mayores,
según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
25.00
23.00
Puntuaciones medias de autocuidado
21.00
19.00
17.00
15.00
13.00
11.00
9.00
7.00
5.00
3.00
Ojos Oidos Piel
Elimi
Nutri Sueñ Mem
Pies Boca
nacio
cion
o
oria
n
masculino 12.23 22.79 15.41 16.41 13.85 14.49 16.92 15.69 13.38
Femenino 12.00 22.77 16.30 16.40 13.96 14.72 16.87 14.98 13.91
1.00
Tabla 5. Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Dimensiones
Sexo
Cuidado ojos
Masculino
Femenino
Cuidado oídos
Masculino
Femenino
Cuidado piel
Masculino
Femenino
Cuidado pies
Masculino
Femenino
Cuidado boca
Masculino
Femenino
Cuidado
Masculino
nutricional
Femenino
Cuidado sueño
Masculino
Femenino
Cuidado memoria Masculino
Femenino
Cuidado
Masculino
eliminación
Femenino
Puntaje global de Masculino
Autocuidado
Femenino
n
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
39
47
Media
12.2308
12.0000
22.7949
22.7660
15.4103
16.2979
16.4103
16.4043
13.8462
13.9574
14.4872
14.7234
16.9231
16.8723
15.6923
14.9787
13.3846
13.9149
199.9487
199.7872
Desviación
Estandar.
1.67743
2.05363
2.17860
2.63103
2.02248
1.69289
1.58476
1.32959
2.21880
2.25502
1.29517
1.33028
1.22226
1.29576
2.10455
2.45383
1.22722
1.31595
11.30661
12.92779
Error típico
de
la media
0.26860
0.29955
0.34885
0.38377
0.32386
0.24693
0.25377
0.19394
0.35529
0.32893
0.20739
0.19404
0.19572
0.18901
0.33700
0.35793
0.19651
0.19195
1.81051
1.88571
p
0.568
95% Intervalo de
confianza para la
diferencia
Diferencia Error típ. de
de medias la diferencia Superior
Inferior
0.23077
0.40234
-0.56934 1.03087
0.956
0.02891
0.51864
-1.00245
1.06028
0.032
-0.88762
0.40726
-1.69904
-0.07619
0.985
0.00600
0.31939
-0.63034
0.64234
0.819
-0.11129
0.48418
-1.07455
0.85197
0.408
-0.23622
0.28401
-0.80124
0.32879
0.853
0.05074
0.27208
-0.49047
0.59194
0.150
0.71358
0.49161
-0.26405
1.69122
0.057
-0.53028
0.27470
-1.07667
0.01612
0.951
0.16148
2.61416
-5.03729
5.36026
RELACION ENTRE EL NIVEL
DE CAPACIDAD FUNCIONAL,
DEPRESIÓN Y PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN
ADULTOS
MAYORES
Con la finalidad de determinar si existe o no relación entre las variables
estudiadas, se aplicó en la primera etapa se aplicó la prueba chi cuadrado y en la
segunda etapa se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este
coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables
Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado
Tabla 6. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado
en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Autocuidado
Bueno
Regular
Deficiente
Total
Cap. funcional
N
%
n
%
n
%
n
%
Actividades básicas
Independiente
67
78.0
12
14.0
0
0.0
79
92.0
Moderadamente
independiente
4
4.6
3
3.4
0
0.0
7
8.0
Dependiente
0
0.0
0
0.0
0
0.0
0
0.0
71
82.6
15
17.4
0
0.0
86
100.0
Total
X2c = 3.418
Actividades
Instrumentales
Independiente
GL = 1
α = 0.05
p = 0.098
50
58.1
4
4.7
0
0.0
54
62.8
Moderadamente
independiente
21
24.4
11
12.8
0
0.0
32
37.2
Dependiente
0
0.0
0
0.0
0
0.0
0
0.0
71
82.6
15
17.4
0
0.0
86
100.0
Total
X2c = 10.148
GL = 1
p = 0.003
α = 0.05
En la tabla 6, observamos que cuando se evalúa el nivel de prácticas de
autocuidado según el nivel de capacidad funcional básica (ABVD), se
detecta que que del 92% de adultos mayores que son independientes en la
capacidad funcional básica, la mayoría de ellos (78%) tienen prácticas de
autocuidado bueno; así mismo del 8% de adultos que son moderadamente
independientes en las ABVD, el 4.6% tiene autocuidado bueno y 3.4%
autocuidado regular. Sin embargo al realizar el análisis estadístico se
encontró un valor de significancia de p=0.098 < α = 0.05, es decir no
existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional
y las prácticas de autocuidado en adultos mayores.
De otra parte, cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado
según el nivel de capacidad funcional instrumental (AIVD), se encontró
que del 62.8% de adultos mayores que independientes en la AIVD, 58.1%
de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y un porcentaje menor
(4.7%) tienen prácticas regulares. Asi mismo, del 37.2% de adultos
mayores con moderada independencia, el 24.4% de ellos tienen prácticas
de autocuidado bueno y 12.8% con prácticas de autocuidado regular. En
el grupo estudiado no se encontró adultos mayores con capacidad
funcional ni autocuidado deficiente. Al realizar el análisis estadístico a los
datos se encontró un valor de significancia de p=0.003 < α = 0.05, lo que
indica que se acepta la hipótesis planteada, es decir existe relación
estadísticamente significativa entre la capacidad funcional instrumental y
las prácticas de autocuidado en adultos mayores.
6.4.1. Nivel de depresión y prácticas de autocuidado
La tabla 7, muestra la distribución de las prácticas de autocuidado según
el estado de ánimo (nivel de depresión), detectándose que del 59.2% que
no evidencian depresión, 51.2% de ellos tienen prácticas de autocuidado
bueno, un 8% con prácticas regulares.
Del total de adultos que presentaron depresión leve (28.1%) , el mayor
porcentaje de ellos (23.4%) tienen prácticas de autocuidado bueno y
escasamente el 4.7% tienen prácticas de autocuidado regular.
Del 12.7% de adultos mayores que presentan depresión establecida, el 8%
de ellos tiene prácticas de autocuidado buenas y 4.7% presentan prácticas
regulares. Ningún adulto mayor presentó depresión establecida ni
prácticas de autocuidado deficiente.
Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de
significancia de p=0.198 > α = 0.05, lo que indica que se rechaza la hipótesis
planteada, es decir no existe relación estadísticamente significativa entre la
depresión y las prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Tabla 7
Depresión y prácticas de autocuidado en adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
Depresión
Sin depresión
(0 a 5 ptos.)
Depresión leve
(6 a 9 ptos.)
Depresión establecida
(10 o más)
Total
Bueno
n
%
44 51.2
Prácticas de autocuidado
Regular
Deficiente
Total
n
%
n
%
n
%
7
8.0 0
0.0 51
59.2
20
23.4
4
4.7
0
0.0
24
28.1
7
8.0
4
4.7
0
0.0
11
12.7
71
82.6
15
17.4
0
0.0
86
100.0
X2c = 3.234; gl = 2, p = 0.198
6.4.2. Capacidad funcional, nivel de depresión y prácticas de autocuidado
En la tercera etapa, con la finalidad de analizar la asociación de todas las
variables implicadas en el estudio con la variable dependiente, se aplicó el
análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente resume la
magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables (Tabla 8). Las
variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con
las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado
psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la memoria (r=0.717,
p<0.01), cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.615,
p<0.01). Esto significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado
de la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de
prácticas de autocuidado
De otra parte, las variables que mostraron asociación fuerte (r= 0.400.60) fueron el cuidado de sueño (r=0.575, p<0.01), cuidado de piel
(r=0.520, p<0.01),
la capacidad funcional instrumental (r=0.514,
p<0.01), cuidado de eliminación (r=0.442, p<0.01) y cuidado de ojos
(r=0.414, p<0.01). Mientras que la única variable que mostró correlación
inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de
ánimo o depresión (r=-0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado
depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de
autocuidado.
Tabla 8. Matriz de correlación, entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores.
Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
1
ABVD
-
2
AIVD
.407(**)
3
Depresión
-0.128
-.427(**)
4
Cuidado ojo
-0.026
0.095
5
Cuidado oídos
-0.174
-.366(**) .382(**)
0.166
-
6
Cuidados piel
0.078
0.111
0.001
0.201
.271(*)
-
7
Cuidado pies
0.162
.339(**)
-.239(*)
0.105
-0.024
.404(**)
-
8
Cuidado boca
0.187
.262(*)
-.401(**) 0.148
-0.198
.221(*)
.400(**)
9
Cuidado nutrición
.268(*)
.313(**)
-0.028
-0.064
-0.143
.278(**)
.264(*)
0.129
10 Cuidado sueño
0.040
0.147
-0.039
.273(*)
0.182
.283(**)
.290(**)
.295(**)
0.190
11 Cuidado memoria
0.164
.509(**)
-.341(**) .329(**)
-0.055
.222(*)
.315(**)
.389(**)
.275(*)
.262(*)
12 Cuidado eliminación
-0.055
0.071
-0.145
0.080
0.135
.267(*)
.267(*)
.230(*)
.282(**)
0.190
13 Cuidado psicosocial
.267(*)
.635(**)
-.464(**) 0.180
-0.117
.232(*)
.541(**)
.460(**)
.255(*)
.407(**)
.597(**)
.282(**)
-
14 Autocuidado Global
.219(*)
.514(**)
-.380(**) .414(**)
0.081
.520(**)
.652(**)
.615(**)
.389(**)
.575(**)
.717(**)
.442(**)
.850(**)
14
-0.176
-
0.081
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
-
-
7. DISCUSION
La Salud se percibe no como un objetivo sino como una fuente de riqueza
de la vida cotidiana, es el resultado del autocuidado, del cuidado a los
demás, la capacidad de tomar decisiones y controlar la propia vida y de
asegurar que la sociedad en que uno vive, ofrezca a todos sus miembros la
posibilidad de gozar de un buen estado de bienestar. Uno de los objetivos
de la disciplina de enfermería es motivar a las personas para que tengan
como meta ser saludable, sepan cómo mantenerse sanas, realicen cuanto
esté a su alcance ya sea en forma individual o colectiva para mantener la
salud y busquen ayuda cuando sea necesario; por lo tanto, el autocuidado
se convierte en la principal estrategia para lograr dichos objetivos80.
En este contexto, los hallazgos del presente estudio mostraron que el
82.6% de adultos mayores informaron buena práctica de autocuidado y el
17.4% regular practica de autocuidado. Estos resultados son coincidentes
a los reportados por Leitón
en el año 2010, el 82,35 % de adultos
mayores de la costa peruana mostró buena práctica de autocuidado y el
17,65 % regular práctica de autocuidado81. Sin embargo, estos resultados
difieren con lo reportado por Achata y Villar (2006) quienes encontraron
en un centro de Salud que el 62% adultos mayores tuvo autocuidado
regular y el 38% autocuidado deficiente82. Así mismo, Castro e Isla
(2008) encontraron que el 88% tuvo un autocuidado regular, el 5%
autocuidado alto y el 7% autocuidado deficiente83.
Al parecer, el autocuidado en las personas adultas mayores responde a la
satisfacción de necesidades básicas, biosicosocial, productiva, cultural,
sanitaria y espiritual. Estos resultados se explicarían cuando se afirma que
si bien es cierto que envejecer es un proceso secuencial, acumulativo e
irreversible, deteriora al organismo humano progresivamente mermando
su capacidad de autocuidado. Sin embargo, como en otras etapas de la
vida los adultos mayores se saben enfrentan a las circunstancias y por
otro lado la salud para la mayoría se constituye en una de las principales
preocupaciones de su vida y
hace que adquieran
conocimientos,
habilidades y prácticas de autocuidado basados en su experiencia, o
adquiridos a través de los cuidados formales o informales. Como señala
Quinteros dichas experiencias favorecen un autocuidado integral en sus
necesidades fisiológicas, emocionales, sociales, espirituales, ecológicas,
productivas, culturales, recreativas y sanitarias84. Además todas las
personas prefieren mantener su autocuidado pues, el cuidarse así mismo
les da sentido de control de su propia existencia.
Así mismo, la mayoría de los adultos mayores no sólo tienen la
capacidad física y cognitiva para aprender sobre su autocuidado sino
también para trasmitirla a otros. Por lo tanto el ser humano tiene un
potencial ilimitado de aprendizaje independiente de su edad y mediante
el proceso educativo los adultos mayores logran
incorporar a su vida
diaria conductas de salud física, social, mental y espiritual que favorezca
su bienestar. En este contexto Boff, (2000:27-39), refiere que el ser
humano como ser de apertura, proyecto infinito, ilimitado e histórico, se
va construyendo continuamente porque es un ser nunca terminado, por lo
tanto la vejez no es la excepción. En la vejez, el hombre aún se va
construyendo con sed infinita de eternidad por lo tanto tiene un proyecto
de vida, un sentido, para vivir una vida de felicidad y en ese escenario
es que el autocuidado se presenta como la alternativa para construir su
existencia con bienestar85.
Sin embargo aunque la mayoría tiene buena práctica de autocuidado, se
encontró que el 17,4% tiene regular práctica de autocuidado. Estos
resultados reafirma lo descrito por Krieger-Blake86, cuando refiere que la
capacidad de autocuidado y la promoción de la salud son realmente
importante para mantener el bienestar en la vejez, sin embargo a medida
que se
envejece el autocuidado puede volverse
más complejo e
imposible de realizarlo. Además como el autocuidado y aprendizaje están
íntimamente relacionados hay
factores implicados en el proceso del
envejecimiento que van a dificultar o impedir que el adulto mayor ejerza
su autocuidado como los cambios especialmente en los órganos de los
sentidos, el sistema nervioso y alguna funciones cognitivas como la
memoria entre otras. También las enfermedades crónicas debilitantes
tanto físicas
como mentales, la desmotivación, depresión, soledad,
abandono, estereotipos negativos, pobreza, falta de educación, dificultan o
impiden la práctica de autocuidado en la vejez87.
Los resultados encontrados en donde la mayoría tiene buena práctica de
autocuidado para
una vejez con bienestar, podría deberse a que la
mayoría de los adultos mayores tienen entre 60 a 74 años, tiene pareja,
algún grado de instrucción, cuenta con seguro, sumado a esto es que todos
tenían su función cognitiva integra, situación que
influye directamente
en la capacidad del individuo para aprender mejor su autocuidado.
También puede haber contribuido que la mayoría (54.6%) son mujeres y
se considera que la mujer tiene más actitud de autocuidado por su función
cuidadora y feminidad asociado a mantener un mejor autoconcepto e
imagen.
Los valores, creencias,
atributos persónales, expectativas,
motivación, la cultura, autoestima positiva, independencia, significado de
salud, hábitos relacionados con mantenimiento de la promoción de la
salud y los recursos familiares y sanitarios, podrían haber influenciado
para una buena práctica de autocuidado. Por otro lado el
haber
encontrado que una minoría tuvo regular práctica de autocuidado, podría
estar asociado a desinterés,
el escaso apoyo familiar, limitación
económica, no contar con un seguro de salud y
la presencia de
enfermedades limitantes podría ejercer influencia en estos resultados.
Otro hallazgo importante de este estudio es la autonomía observada en los
adultos mayores, el 92.8% son independientes en las actividades básicas
de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y
ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional
instrumental observándose que el 62.8% de adultos mayores son
independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria,
mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Los resultados
coinciden con los reportados por Villanueva (2008), en un estudio
realizado en 600 adultos mayores de Iquitos, encontró independencia en el
87.2% de las actividades básicas y en el 63.6% de las actividades
instrumentales88. También coincide con datos señalados por la OPS89 en
un estudio sobre Necesidades de los Ancianos en América Latina y el
Caribe, los que encontraron que la mayor parte de los ancianos son
independientes y activos y que más de 90% de los ancianos podían
alimentarse, vestirse, bañarse, peinarse, acostarse, levantarse, controlar
esfínteres, tomar medicinas y caminar por un lugar llano sin ayuda y que
para realizar las actividades instrumentales como las tareas domésticas y
salir de compras necesitaron ayuda en un 33% y 20% respectivamente,
resultados que tienen mucha coincidencia con los encontrados en el
presente estudio.
En el Plan Nacional para Personas Adultas Mayores en el Perú, dentro de
su marco conceptual de salud clasifica a los adultos mayores en
autovalentes, frágiles y dependientes. Considera que el 65% de los adultos
mayores que viven en la comunidad son autovalentes, es decir,
aquella
persona mayor capaz de realizar las actividades básicas de la vida
diaria como:
comer,
vestirse,
desplazarse,
asearse,
bañarse,
continencia, así mismo
realizar actividades instrumentales de la vida
diaria tales como: cocinar, limpiar, comprar, lavar o planchar, usar el
teléfono, manejar la medicación, manejar el dinero, realizar tareas o
trabajos fuera de casa o salir fuera de la ciudad. La persona adulta mayor
frágil con una moderada dependencia, representa el 30%. Y la persona
adulta mayor dependiente asociada a una restricción o ausencia física o
funcional que limita o impide el desempeño de las actividades de la vida
diaria,
considerada entre el 3% a un 5% de los adultos mayores que
viven en la comunidad. (MIMDES)90. La OPS y considera que la
autonomía e independencia en las ABVD es una buena medición del
estado de salud y calidad de vida y precisamente el número y calidad de
los años que una persona de edad avanzada puede vivir sin discapacidad.
La disminución de la funcionalidad en los diferentes sistemas
especialmente de los sistemas músculo-esquelético, óseo y nervioso
tiende a perder su capacidad de funcionalidad en relación con las
actividades cotidianas y a aumentar su dependencia Además a medida
que la gente envejece los niveles de reserva se reducen desencadenando
en pérdida de función o fragilidad, y la gente puede ser menos capaz de
cuidarse a sí mismo y más dependiente de otros (Lara y Mardones,
2009)91. Es decir, que el envejecimiento y los factores acompañantes
suelen dificultar mucho este periodo de la vida, especialmente a partir de
los
75 años en que las circunstancias pueden volverse todavía más
complejas que los coloca en una situación de fragilidad, disminuyendo su
reserva funcional donde la susceptibilidad es mayor, aumentando la
posibilidad de que desencadene en pérdida de la función, discapacidad y
dependencia.
En cuanto al estado de ánimo, en el presente estudio, se encontró que
59.3% de adultos evaluados no presentaban depresión, 27.9% con
depresión leve y 12.7% con depresión establecida. Datos de estado de
ánimo anormal que son superiores a los informados por Villanueva
(2008), quien señaló que el 68.4% de los mayores adultos mayores mostró
función afectiva normal, un 22.8% probable depresión y 8.8% depresión
establecida. Tambien Leitón informó que el 82.35% no tuvo depresión, el
13.72% tuvo depresión leve y el 3.92% depresión establecida.
Estos resultados en que la mayoría de los adultos mayores no padecen de
depresión, concuerda con la OPS/OMS cuando refiere que la mayoría de
las personas mayores gozan de buena salud mental, y que ello depende de
sus valores y experiencias, y de sus creencias filosóficas y religiosas,
recursos económicos y sociales que le ayudan a hacer frente a situaciones
difíciles e importantes para su vida. También Yuste92, señala que es
lícito afirmar que las personas mayores pueden tener los mismos
problemas de depresión que los sujetos de cualquier
otra edad. Sin
embargo a pesar de los cambios, tantas veces perjudiciales, que suelen
presentarse en estas etapas de la vida, y a pesar de las típicas
modificaciones que acompañan a la senectud, los mayores se adaptan bien
y suelen evidenciar una buena salud mental.
También Kail y Covanaugh mencionan que el envejecimiento condiciona
a la depresión y que sus causas se centran en los procesos biológicos y
psicosociales. En cuanto a lo biológicos algunos investigadores piensan
que se debe a problemas bioquímicos porque casi todos los
neurotrasmisores se deterioran con la edad. Del mismo modo la
disminución de sus fuerzas y facultades, que muchas veces deriva en
pérdida de la independencia y las discapacidades sensoriales pueden
ocasionar aislamiento y depresión. En lo psicosocial juega un papel
importante las pérdida del cónyuge, posición dentro de la estructura
familiar y del empleo con disminución de ingresos con deterioro de la
identidad y estatus social y las enfermedades. De igual manera las
creencias internas cuando piensa que son responsables de todo lo malo
que le sucede, y
la falta de los factores de protección, entre ellos las
habilidades de enfrentamiento, y la falta de apoyo de salud, social y
familiar, explican el porqué la depresión en los mayores. A esto se suma
el estereotipo negativo de ·”viejismo” donde los valores individuales, el
concepto de productividad, de consumo, de juventud, de belleza y de
vitalidad rechazan al adulto mayor por considerarlo inútil e improductivo,
desvalorizando la vejez.
En cuanto al análisis bivariante, el haber encontrado que los adultos
mayores que tenían autocuidado regular
se ubicaban en los
moderadamente dependientes y dependientes en las actividades de la vida
diaria puede deberse a varias causas. Entre ellas a un estado de fragilidad.
Si bien es cierto que ni la edad ni la incapacidad por si solos vuelven
frágil a una persona, pero los cambios que suelen acarrear la edad pueden
favorecer mucho su aparición. La fragilidad se considera como un declive
de las funciones fisiológicas corporales en los adultos mayores, capaz de
desencadenar en pérdida de función, discapacidad y dependencia.
En el estudio se encontró que a mayor nivel de depresión, menor practica
de autocuidado (p<0.05), al respecto no existen trabajos realizados con la
variable depresión y autocuidado para una vejez con bienestar que está
construida en base al autocuidado ante
los cambios propios del
envejecimiento, pues los que existe utilizan el autocuidado orientado a la
enfermedad, por lo que se carecen de antecedentes de evidencia empírica.
Sin embargo existen trabajos con alguna relación con las variables antes
mencionadas, que pueden ayudar a comprender las practicas de
autocuidado en adultos con estado de ánimo alterado; Oquendo y
Soublet93, en un estudio descriptivo sobre la depresión como un problema
de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron que los diagnósticos
de enfermería más frecuentes en la depresión
fueron: déficit del
autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración del
mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico,
disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades
recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las
interacciones sociales,
aislamiento social, afrontamiento individual y
familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol. Dichos diagnósticos
estaría reflejando la necesidad de intervención pues las actividades de
autocuidado de su vida cotidiana están siendo interferidas por estar
viviendo un estado depresivo.
Los aspectos mencionados contribuyen actualmente a la revalorización de
la persona adulta mayor, quien debe jugar un papel más activo en su
cuidado integral. Concibiéndose el autocuidado en la persona adulta
mayor como el medio que le permitirá desarrollar al máximo su potencial
personal y perfeccionar o transformar sus actitudes indispensables para la
vida. El autocuidado tiene como propósito; mantener la capacidad de
independencia
funcional
del
adulto
mayor
y prevenir
algunas
enfermedades; hacer menos grave la enfermedad o discapacidad; mejorar
la interacción entre las personas mayores y los sistemas de servicios
sociales y de salud por medio de la difusión de más y mejor información.
También, como señala Coppard94 las personas adultas mayores que se
autocuidan, tienen la posibilidad de atenuar los factores adversos en las
áreas que producen experiencias negativas afectando su calidad de vida.
Con el autocuidado se puede mejorar las posibilidades de que se adapten e
integren a su entorno social, se autorealicen, mantengan sus talentos,
metas, esperanzas, sabiduría, creatividad y trasciendan en la vida. El
autocuidado por lo tanto se convierte en un elemento básico indispensable
para el mantenimiento de la salud y lograr una vejez con bienestar y para
lograrlo es necesario que el adulto mayor asuma la responsabilidad de su
propio cuidado. Los resultados de la presente investigación proporcionan
evidencia científica para el equipo de salud y especialmente las
enfermeras/os mejoren el bienestar y la calidad de vida de los adultos
mayores a través del autocuidado en actividades de promoción de la
salud. Sin embargo
es necesario destacar que el fundamento del
autocuidado es un compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, al
manifestar el individuo su necesidad de actuar ante una situación
reconocida de valor personal y social.
8. CONCLUSIONES
Del análisis y discusión de los resultados se llegó a las siguientes
conclusiones:
-
El perfil de la muestra de mayores estudiados es el siguiente: edad
promedio 71.06 años + 71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años,
54.6% son mujeres, 68.6% son casados o convivientes, el 77.9%
tienen educación primaria completa e incompleta, 79% de religión
católica, 75.6% poseen seguro de salud.
-
en cuanto a la capacidad funcional, el 92.8% son independientes en
las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 62.8% de
adultos
mayores
son
independientes
en
las
actividades
instrumentales de la vida diaria
-
El 59.3% de adultos mayores se encuentran sin depresión, 27.9%
con depresión leve y 12.7% con depresión establecida
-
El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de
autocuidado y el 17.4% autocuidado regular.
-
Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r=
0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o
positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido
del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies
(r=0.652, p<0.01) y
cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto
significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la
dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel
de prácticas de autocuidado
-
La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las
prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto
mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado.
7. RECOMENDACIONES
De los resultados encontrados en este estudio, se proponen las
siguientes recomendaciones:
- Elaborar programas educativos a todos los niveles en coordinación
con otras entidades que incluyan el aprender a envejecer con
bienestar en todas las etapas del ciclo vital, con énfasis en el
enfoque de género.
- Elaborar programas de intervención que promueva, incluyan y
fortalezca la independencia funcional en las actividades de la vida
diaria (AVD) que favorezcan su autocuidado. Así mismo, en la
prevención y manejo de la depresión.
- Desarrollar estudios de investigación con las variables depresión
con la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, a fin
de clarificar, confirmar o no su significancia estadística. Así
mismo, considerar otras variables que puedan haber estado
influenciando en la no significancia estadística como el apoyo
familiar, motivación, entre otros. También ampliar la población
del estudio.
- Realizar investigaciones cualitativas a fin de develar los modos
de cuidar del adulto mayor construido desde el senso común de
los participantes, y contribuir a disipar la laguna y minimizar las
brechas entre el saber científico y el senso común, y construir las
alianzas entre la filosofía académica y la filosofía popular. Así
mismo considerar los aportes de la investigación cuantitativa y
cualitativa para construir un Modelo de Cuidado más científico,
ético, estético, político, sensible y humano que promueva las
potencialidades de los adultos mayores para mantener o mejorar su
condición humana en el proceso del envejecimiento y la vejez.
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