RESEÑAS MONSIVÁIS,Carlos, Los rituales del caos. México
Transcripción
RESEÑAS MONSIVÁIS,Carlos, Los rituales del caos. México
RESEÑAS MONSIVÁIS,Carlos, Los rituales del caos. México: Ediciones Era, 1995. En este libro, Monsiváis reúne toda una serie de ensayos de la cotidianidad en la ciudad de México con ese tinte literario propio de sus crónicas. Cada una de esas pequeñas descripciones están señaladas por ese marco caótico en que las inscribe desde el principio, ese "feroz desorden" desde el cual se guarda la construcción de un orden El consumo de todo aquello que pueda ser una imagen por medio de la cual se penetren y se describan circunstancias ubicadas temporal y espacial mente, es el ámbito en donde el caos se hace presente. El poder-espectáculo es otro elemento donde el caos se hace presente, y donde, hipotéticamente, el autor busca encontrar vi rtudes en ese desorden-armonía, en donde "tiene lugarla mezcla petfecta de imposición autocrática y nivelación democrática". Es ver en todo esto un falso caos que tiene en su trasfondo toda una estructura de orden. Las parábolas, esas narraciones que nos transmiten enseñanzas morales, son el instrumento de las que Monsiváis se vale para dejamos su mensaje. Un mensaje definido a partir de toda una serie de tiempos y protagonistas en los que recrea la imaComunicación y Sociedad agosto 1996, pp. 247-264. (DECS, Universidad de Guadalajara), núm. 27, mayo- 248 Comunicación y Sociedad gen del caos en la multitud, en el espectáculo, en las creencias, en los mitos, en el nacionalismo, en el esparcimiento y en todo aquello que llena sus crónicas y que le permiten interpretar ese entramado de hilos que, en palabras de Geertz, significan la cultura de un individuo o de una sociedad. Son seis las parábolas, veinte los tiempos y cinco los protagonistas en donde Monsiváis recrea esos "rituales del caos" Parábola de las imágenes en vuelo Es la enseñanza de lo mucho y de una exaltación por la demografía, ya no como una disciplina científica sino como un rincón estadístico, desde donde la gente acecha. Es la enseñanza de ver como las multitudes se vuelcan en multitudes excesivas, en donde la noción de lo mucho queda impreso en la memoria de quienes viven en ese gentío. La hora de la identidad acumulativa. ¿Qué fotos tomaría en la ciudad interminable? Monsiváis invita a fotografiar a la ciudad ya todo ese conglomerado de masa humana que la vive, la ciudad de México es un espacio fundido a sus propios habitantes. Me imagino a Monsiváis viendo a toda esa gente que encuentra su reposo en el tumulto. Desde su perspectiva de observador, sin sentirse observado, construye las imágenes que día a día se vuelven pequeños o grandes acontecimientos y que son formas de la sociedad a partir de las cuales define su cultura. En esta ciudad todo parece hablar de lo mucho, de las grandes cantidades de personas que intentan transportarse en el metro, de las que buscan hacer un examen de admisión para la universidad, ya no en una aula sino en un estadio de fútbol; de los grandes embotellamientos que se dan uno tras otro en di- Florido reseña Los rituales del caos 249 ferentes cruces y calles de la ci udad, de la m ultitud de vendedores que se apropian de las banquetas y de los peatones. Monsiváis magniftca lo estético de estas escenas en donde afloran los rituales de la ciudad popular. Los nuevos orgullos que nacen de este lenguaje propio de lo mucho, engendran toda una visión apocalíptica, pero es en esta visión, falsa o verdadera, que se muestran los encantos de la ciudad de México. El estado apocalíptico de la ciudad se vuelve antagónico a las ventajas que ésta ofrece, y que se traducen "en ventajas fonnativas e informativas de la extrema concentración, las sensaciones de modernidad (o de postrnodernidad) que aportan el crecimiento y las zonas ingobernables de la masificación" . Las ventajas se vuel ven más. aparentemente o di ríamos ¿realmente'), que todo aquello que señala el horror de vivir en la ciudad más grande del mundo. La síntesis de Monsiváis es una ciudad post-apocaliptica, donde la convivencia se hace tolerable en ese teatro callejero donde cada actor representa su propia obra. La hora del consumo de orgullos. Protagonista: Julio César Cháve: El marco de esta crónica tiene como referencia una figura central. el campeón de boxeo Julio César Chávez El otro referente es la multitud que se ha dado cita en el estadio Azteca a este evento, una multitud que se aglomera en sus propios gritos. El espacio de observación y de interpretación se constriñe para Monsiváis, una figura en cuadrilátero y la atención de miles de aficionados y no aficionados esperan la victoria del mexicano. El consumo de orgullos. como titula esta crónica, tiene su razón en la amplía propaganda del espectáculo-deporte que trajo consigo este acontecimiento. En la descripción que hace Monsiváis se descubre otra forma de comportamiento de la gente. e incluso del mismo protagonista, ya no es aquel 250 Comunicación y Sociedad espectáculo o lo que representaban simbólicamente los boxeadores de antes, ahora todo tiene el sello del mercado y de las grandes bolsas para los promotores. En esta crónica Monsiváis hace una descripción detallada del evento, un evento que nos acerca a la posmodernidad, aunque los aconteceres del pasado, evocados por el autor, con protagonistas similares al Julio César Chávez de ahora, se hallan quedado en el tiempo de la historia. La hora del consumo de emociones. Vámonos al Angel Monsiváis presenta a un actor de los muchos que viven la ciudad y sus aconteceres, personaje ficticio y verdadero a la vez, apasionado y conocedor del fútbol, motivado por los triunfos mundialistas de la selección nacional y visitador del altar del triunfo: el Angel de la Independencia. Monsiváis cuestiona, a través de este actor ficticio o verdadero, la actitud que se asume por parte de la gente en momentos en que la mexicanidad recorre todo el cuerpo, es sentimiento que deja el placerde la victoria que nos da la selección nacional. ¿Es esto tener una verdadera conciencia cí viea". ¿ esto exalta el patriotismo o lo acaba? A través de este personaje, Monsivais pone de manifiesto la cultura del mexicano y la forma en que éste interpreta las situaciones de las que participa y todos los símbolos de los que se vale; "el Angel es un símbolo freudiano, el juego del fútbol representa al ser nacional en abstracto, las reacciones ante el Tri son festejos del postnacionalismo, la tele empequeñece la realidad para engrandecer nuestro ánimo", toda esta interpretación de las transformaciones de los actores, en las que aparentemente se pierden valores nacionales, son un invaluable creador de los mismos. Florido reseña Los rituales del caos 251 Parábolas de las postrimerías. Teología de multitudes Si bien en la primer parábola Monsiváis señala a la demografía como esa disciplina en que se aglomera la multitud, en esta parábola señala la utilidad de lo cuantitativo, ahora la cantidad legitima, antes se hablaba de la "utopía pocos pero representativos", ahora deben acreditarse mayorías por encima de todo Las mayorías de antes sostienen una lucha con las mayorias de hoy, en su enseñanza esto es la "explosión demográfica" La hora de la tradición. ¡Oh, consuelo del mortal' Otro acontecimiento digno de narrar por Monsiváis, en donde se da cita la gente, es el 1I de diciembre, la víspera al día grande de nuestra señora de Guadalupe. Este espacio de la basílica es concurrido por todo tipo de gente caracterizados por su posición social. Monsiváis ve en este acontecimiento un país sin acceso a la modernización por contagio. Guadalupanismo es igual a la "forma más encarnizada del nacionalismo ", lejos de ver diferencia entre estos dos conceptos, Monsiváis observa una relación estrecha para igualar logros y limitaciones la miseria, la comprensión del mundo a través de actos rituales, el desamparo, la costumbre, el amor estremecido por los símbolos, el sincretismo como vía de adaptación, ( ... ) el fanatismo que es también un testimonio corporal del arraigo en el primer aprendizaje. La fe ciega potencia dentro de la impotencia de creyentes que son mexicanos, de mexicanos que además son creyentes. La guadalupana se presenta como un símbolo en el que los mexicanos tienen W1a relación estrecha con su destino, con su cotidianidad, con sus apuros. Todo este acontecimiento, mi- 252 Comunicación y Sociedad tico en su origen, también ha sido invadido por la tecnologia y el país entero se acerca a la basílica a través del televisor y vive y se emociona con los artistas que participan en las tradicionales mañanitas. Todo esto lo narra Monsiváis en su crónica que pone al descubierto toda una serie de interacciones simbólicas que se dan entre lo sagrado y una multitud que emerge en la pseudomodernidad. La hora de la sensibilidad arrasadora. Las mandas de lo sublime Lo que tradicionalmente se entendía por sublime se transforma, el sello del mercado aparece. Monsi váis en esta narración, luego de hacer un recorrido por textos cargados de reflexiones espirituales, observa como lo que ahí se decía, era motivo de inspiración para escultores y artesanos. Sus lecturas encontraban la inspiración necesaria para crear obras de arte reflejadas en un cristo doliente o en una virgen de mirada dolorosa. Ahora esa obra de arte que encontraba inspiración en lo sublime se substituye por la figura resplandeciente y los juegos ópticos que imprimen movimiento a las figuras de esos cristos y de esas vírgenes; "lo sublime tiene que actualizarse". Todo ha sufrido los embates de la globalización y del neoliberalismo La hora del control remoto. ¿Es la vida un comercial sin patrocinadores? La televisión se hace la ventana de las multitudes, es la única forma para verse, el control remoto, y no ese aparatito que nos hace más fácil nuestra existencia, se ha convertido, según Florido reseña Los rituales del caos 253 Monsiváis, en parte necesaria para que un acto público no pase desapercibido por las multitudes. El control remoto hace que el público finja ser pueblo y la empresa que transmite finja ser la historia en sus horas libres. Según Monsiváis, el control remoto es el mensaje que la tecnología le entrega a la vida cotidiana. En esta breve narración, Monsiváis dice que "el control remoto es el principio y el fin de la democratización". La hora del gusto. Las glorias de/fracaso En esta crónica, Monsiváis busca las carencias de nuestra música culta referida a otras. A la pregunta de ¿qué es el gusto?, Monsiváis concluye que el gusto es propio de cada individuo y "lo que otros digan es cosa de ellos". Nuevamente, Monsiváis se ubica en un espacio y en un acontecimiento: el palacio de los deportes y la ópera Aída, para de alguna manera tener un punto de comparación con lo nuestro. Por un lado, que viene de afuera, es un megamontaje y un despliegue coreográfico de más de mil artistas y cantantes que tiene la opera de Aída y que contrasta con lo nacional en nuestra música culta. Ante melodías muy mexicanas la patria se reconcilia con sus limitaciones coreográficas. Monsiváis señala que el gusto, ya como "producto de la importación o de la sustitución de importaciones, el gusto indescriptible, es la escuela de los sentimientos y los sentimientos en la que casi todos por una razón y otra nos inscribimos". Protagonista: Jesús Helguera. E/ encanto de las utopías en la pared Las multitudes identifican al arte con lo bonito y se olvidan de toda esa terminología propia de las bellas artes. La obra 254 Comunicación y Sociedad pictórica de Jesús Helguera es narrada por Monsiváis a partir de los calendarios, ya que éste era el "arte posible en el ámbito popular" Jesús Helguera se convirtió en el pintor de multitudes, sus obras encontraban galería en cada hogar popular. Admirado por el pueblo e irónicamente señalado por las clases cultas, las minorías diria Monsiváis, Helguera trabajó ese arte plagado de simbolismos nacionales que se mete en el OJO de las mayorias. La hora de las convicciones alternativas. ¡Una cita COIl el diablo.' En Catemaco se reúne una multitud, esta vez el súbito culto al diablo es la causa de esa aglomeración y el foco de atención del autor. Descubrir actitudes desde esa fe en lo otro es descubrir también una cultura de significados y de acciones cuando se opta por lo alternativo. Un brujo de esta región es el actor central, su popularidad se rige a partir de las clases medias. La televisión y su despliegue informativo han propiciado ese peregrinar a las misas negras. Monsiváis en lo absurdo funda sus creencias, aunque esto esté marcado por el sello del mercado. Ante el ataque de lo objetivo, señala Monsiváis que "las burlas o las rotundas negaciones no disminuye la corriente de adhesión a los fenómenos parapsiquicos ". La hora de la pluralidad. i Ya tengo mi credo! Monsiváis observa que la mayoría de gente se afilia a nuevas creencias tal vez animadas por la moda que imponen artistas a través de los medios masivos de comunicación. En otro de sus personajes, el autor experimenta ese cambio de conducta y de creencias que va de lo más objetivo y moderno hasta lo que es objetivo y esotérico. ¿Son las multitudes las que fomentan esos cambios? Florido reseña Los rituales del caos 255 Protagonista: El niño Fidencio. Todos los caminos llevan al éxtasis Monsiváis nos ubica en 1927 para narramos la vida del niño Fidencio y de sus dotes curativos, es, para el autor, símbolo de una "religiosidad popular, abnegada, violenta en sus autotlagelaciones, incapaz del desánimo y la esperanza, renacida en cada culto o ritual". El autor observa una mezcla del sincretismo tradicional con el curanderi smo, el espi ritual ismo trinitario y la personalidad carismática. Nos habla de una "mística de la rnarginalidad " y expone a sus principales representantes entre brujos, magos y curanderos. Esta mística no ocupa prestigios o de visibilidad social, se encarna en los pobres y en sus creencias y desde ahí se proyecta. Para Monsiváis, "la mística de la marginalidad es un enclave de resistencia psíquica se desentiende de conceptos claves en la cultura dominante: fanatismo, superstición, herejía, irracionalidad", ésta, señala el autor, es una ventaja a sí misma, no sabe que "los milagros pueden ser manifestaciones supremas del autoconvencimiento" Parábolas de las postrimerías. Ocupacion demográfica del sueño En la enseñanza de esta tercer parábola, Monsiváis ve a una multitud que ocupa el espacio más propio, el de los sueños. El sueño es el "último territorio liberado de la multitud que contiene a una multitud, que encierra a una multitud que ... ". La hora del transporte. El metro: Viaje hacia elfin del apretujón El metro se convierte para Monsiváis en una reproducción de la ciudad, en donde las multitudes experimentan su espacio, su escaso espacio. De un problema que se relaciona más con la 256 Comunicación y Sociedad corrupcion institucionalizada, devastación ecológica, surge el rollo del apretón humanizado. Por ser una representación de la ciudad, el sexo cobra también su cuerpo, aquí "la especie vuelve al desorden que niega el vacío", esto es, el campo de batalla para las miradas indiscretas, para los arrepegones, para los apretujones con esa universitaria, con ese de traje gris, aquí todo da lo mismo. "En el metro se disuelven las fronteras entre un cuerpo y otro, y allí sí que todos se acomodan". La hora de los amanecidos. Lo que se hace cuando no se ve tele Es ese rato que no se ve tele las multitudes optan por mover el cuerpo. Monsiváis se ubica en dos espacios de baile La Conchita y el salón Century. En el primero un grupo de trasvestis, llamados por los parroquianos "las vestidas", son la atracción y la "diferencia entre el dancing de antes y el de ahora", ante este espectáculo, el autor antepone la tolerancia que antes no existía. En su crónica, Monsiváis muestra esos cambios en los gustos de las multitudes, lo nuevo es el gusto por una música estridente que excita los cuerpos de muchachos y muchachas y que aturde sus conciencias. La hora de I consumo alternativo. El tianguis del Chopo En una mirada rápida por los subtítulos de esta crónica, Monsiváis nos enseña el tianguis del Chopo, lugar donde el rock tiene su templo, donde cada disco buscado vale oro, donde el ambiente impregna al visitante de sentimientos del pasado. El tianguis del Chopo es la provocación en la extemalidad de la ciudad, donde las crisis que ocasiona el modelo neoliberal se adaptan al modelo de sobrevivencia. En esta marginalidad "todo y nada es objeto de comercio y todo y nada es objeto de Florido reseña Los rituales del caos 257 transgresión". La televisión, en este ambiente, se pierde y no tiene sentido. permite subsistir esa contracultura de los setenta apostada en una buena rola pues en el Chopo "cada rola no es parte de una atmósfera sino que es la atmósfera misma, la vibración en estado puro". La marginalidad sirve nuevamente como vía que democratiza la cultura. La hora de la máscara protagonica. El Santo contra los escépticos en materia de mitos Seguramente el nombre de Rodolfo Guzmán Huerta no nos indique nada, pero si se asocia con el de El Santo inmediatamente recordamos a nuestro héroe y el olor de los cines los domingos por la mañana. Un luchador que ha sido recordado y admirado por muchas generaciones, El Santo encarna "el rito de la pobreza, de los consuelos peleoneros dentro del gran desconsuelo-que-es-Ia-vida, la mezcla exacta de tragedia clásica, circo, deporte olímpico, comedia, teatro de variedad y catarsis laboral ". Cada película del El Santo le sirve a Monsiváis para describir los portentos de una leyenda que se construye en la marginalidad, es decir, en esa multitud hacedora de cultura. Parábolas de las postrimerías. Donde, por falta de señalización, se confunden el alfa y el omega Monsiváis, en esta enseñanza, nos habla del relajo como origen de desorden y principio de unidad. En el relajo el autor ve un trasfondo en el que la sociedad se alivia, pues éste, "dirige y extravía a lo que va surgiendo, convoca al orden a horas falsas, en lugares inexistentes, precipita diluvios, genera y elimina especies, esteriliza y fecunda a la primera pareja, todo en el mismo segundo. El relajo: el alfabeto de los orígenes". Comunicación y Sociedad 258 La hora civica. De monumentos cívicos y sus espectadores Monsiváis hace una crónica de los monumentos, esas estatuas de los próceres que desde su base lo vigilan todo, Juárez, Hidalgo, Morelos, Carranza, Zapata, todos ellos encuentran espacio en plazas públicas o en avenidas. Con el tiempo estos monumentos se mezclan con la gente, que los hace parte de su entorno y de su cotidianidad, cuántas veces la cita de amor tiene como referencia un monumento y cuántas otras se reúne la gente para brindar homenaje. Estos se convierten en "símbolos de lo cotidiano", lo mismo sirven para celebrar a "hijos predilectos que destacaron en el arte" como para reconocer a los que brindaron "servicios publicitarios de alcance internacional" En las esculturas cívicas, dice Monsiváis, intervienen simultáneamente la revancha contra el enemigo vencido, la evocación suntuosa, el desafío político, la intimidación, el catálogo de logros históricos, la alabanza al poder que proclama la sensibilidad del patrocinador de esta obra y, a ojos vistas, admite su inocencia cultural. Monsiváis narra la crónica histórica, en donde aquellos ayeres evocan los discursos ante el monumento propuesto o inaugurado. Define a la escultura cívica como aquello que perdura y que nunca se repetirá, con ello, Monsiváis ve las tareas que le corresponden a los monumentos y que van desde la reconciliación del régimen con sus gobernados hasta de apoyo a éste. La hora del paso tan chévere. No se me repegue que eso no es coreografía El autor se encuentra ahora en el salón Colonia, lo que se ameniza es el danzón, baile de adeptos de determinada edad, entre los 30 y 35 años, vals de los pobres, externalización de Florido reseña Los rituales del caos 259 todos los sentimientos puestos en el cuerpo, el danzón es forma y es símbolo para quien lo practica. Desde el cine, y más desde las películas de Fellini, se ve algo que en la vida ni siquiera se nota, esa "aceptación de que a partir de cierta edad se es invisible socialmente", los 30 40 años son proclamas de esa "desaparición de la figura", con esta edad todo los sentimientos juveniles se quedan en el recuerdo. El salón Colonia revive esos traspiés del tiempo a través de la danza, del baile de virtuosos en los ritmos de la salsa, el cha-cha-chá, el danzón, la conga, etcétera, todo lo que sirva para recuperar "las pérdidas, los hallazgos y los quebrantos ". Monsiváis en otra narración habla de la Santanera, aquella que ha hecho bailar a muchas generaciones, los actores de esta narración son una pareja por 25 años unida en matrimonio. A través de los de la boda de plata, Monsiváis relata una biografía de la Sonora Santanera y ven en esta la representación del pueblo. ó La hora del lobo. Del sexo en la sociedad de masas En esta ocasión el tema es el sexo. En doce pequeños relatos de esos CIudadanos y ciudadanas Jóvenes, imaginados y reales, Monsiváis nos muestra situaciones chuscas que hablan de diferentes temas: la virginidad y lo que representa para ciertas muchachitas, la especialidad en el conocimiento de condones, el experto en teorías sexuales, lo que representa la masturbación para unos, los temas de sexo en las épocas de cada generación, la iniciación en el sexo, la precocidad de las niñas que estudian la secundaria, la infidelidad con las prostitutas, los conflictos generacionales, las tácticas y estrategias a seguir debajo de las sábanas, y las preferencias cinematográficas por el erotismo y la pornografía. 260 Comunicación y Sociedad Protagonista: Gloria Trevi. Las provocaciones de la virtud, las virtudes de la provocación Monsiváis nos muestra una estrella rebelde, una cantante que se sale de convencionalismos y formalismos a la hora de actuar. Las letras de sus canciones y la forma de vestirse muestran esa contestación de los jóvenes a una parte de la sociedad que se queda en el anacronismo de su memoria conservadora, y que trabaja más por el rescate de las buenas costumbres olvidadas en el tiempo, que por el rescate de una cultura floreciente de actualidad. En Gloria Trevi, señala Monsiváis, "la provocación es el método en donde participan por igual las efusiones sincerisimas y la estrategia de consolidación de imagen. Eso la vuelve única: nunca es por completo industria, jamás es por entero provocación". La hora de codearse con lo más grande. La pareja que leía ¡Hola! Resulta increíble pensar cómo los medios para ligar se complejizan, las relaciones que se pueden establecer a través de otros, de esos que ocupan portadas de revista y que se pasean por los rincones más exclusivos del mundo, de esos que al enfadarse con su pareja obtienen dividendos por publicidad, de esos que construyen la high society y el sueño de muchos. Monsiváis narra de cómo una pareja de burócratas, esos actores que se desvanecen en la multitud de los burócratas, se conoce a través de la revista Hola, y de cómo éstos desatan por medio de la imaginación que les proporcionan los artículos de ricos, nobles y famosos, sus pasiones que desbordan en el éxtasis. Las multitudes clasemedieras ven en este tipo de revistas sus sueños idealizados, sus alcances imaginarios, olvidándose, a propósito, de sus realidades presentes. Florido reseña Los rituales del caos 261 Parábolas de las postrimerías. De las genealogías de la respetabilidad La enseñanza de esta parábola se finca en el respeto, de cómo éste surge y se desarrolla. La respetabilidad, señala Monsiváis, "se engendró a sí misma convencida de los derechos autoreproductivos de las instituciones, y le satisfizo ampliamente el vasallaje tributado por sombras y espejos ". La hora de la sociedad del espectáculo. La multitud ese simbolo del aislamiento Es esta narración, o este tiempo, a la que Monsiváis dedica más páginas. Implora la presencia de las vacas sagradas de la antropología para ver los fenómenos que se dan en el espectáculo, en donde se inventan los ritos instantáneos que permiten una comunicación de la sociedad de masas con su estrella. El escuchar de pie sobre una silla el espectáculo, el agitar encendedores o tubitos luminosos, el mecerse valsísticamente, el hacer la "ola", el enunciar "Mé-xi-co, Mé-xi-co", o el emitir gritos desgarradores son el lenguaje de esos ritos que se confunden con lo espontáneo. El espectáculo es el escenario natural para ver esa interacción de una sociedad de masas en conjunción con su estrella o artista favorito, el asistir a un concierto lo hace histórico, sea del artista que sea. Las masas se dan cita para unirse en una sola voz, en un solo movimiento, en un solo destino. La evocación de toda una época de los Estados Unidos corre a cargo de Frank Sinatra, Sting nos muestra la tecnología dellaser y la tradición del mariachi con la intención de explotar sentimientos y pasiones, Luis Miguel con sus ademanes y canciones hipnotiza a un público, en su mayoría femenino. Para Monsiváis, cada concierto de un ídolo es un laboratorio de los estremecimientos permitidos. El paso de Madonna por tierras aztecas no queda fuera de la crónica de Monsiváis, él entrevista a una persona de aquella 262 Comunicación y Sociedad multitud que se ofendió con su presencia, que se desgarró las vestiduras por tan semejante espectáculo, este protagonista nos enseña que en México todavía hay moral y que los promotores de ella poco a poco se diluyen en las masas. Monsiváis nos habla de los ídolos express, los ídolos made in televisa, todo ese grupo de niños y niñas bien que muestran figura e influencias, que el talento no importa a la multitud y que no les importa ser estrellas fugaces al amparo de televisa. Ante el poder de esta empresa, la multitud crea también lo alternativo. La hora del ascenso social. Y si usted no tiene éxito no será por culpa mía (notas sobre la religión del miedo al fracaso) Grandes insumos de mensajes y símbolos observa Monsiváis en esta narración. Buscar el éxito se vuelve común a todo hombre ordinario de la clase media. Las ventas se levantan como una actividad que te permite más pronto tener acceso al éxito, a ése que se traduce en mujeres rubias y bellas, autos, viajes y toda una vida para vivirla. Llegar a tener éxito es sencillo como lo demuestra todo un arsenal de best seller que tratan sobre el tema. Aprender el manejo de las computadoras, saber hablar inglés, estar en constante preparación con técnicas especiales que nos permitan conducimos ante lo jefes, los clientes, la familia, las multitudes, etcétera. Monsiváis ve en sus protagonistas exitosos la negación de sus debilidades. La hora de las adquisiciones espirituales. El coleccionismo en México (notas dispersas que no aspiran aformar una colección) Quien colecciona arte, colecciona poder. Debe ser una satisfacción sentirse dueño de propiedades exclusivas, desde donde se Florido reseña Los rituales del caos 263 puede especular en tiempos y en dinero. Monsiváis nos señala cómo en el siglo XIX, y hasta mediados del siglo XX, el coleecionismo es una oposición ante el progreso. Monsiváis tiene como protagonistas, para buscar e indagar sus motivos y preferencias, a los coleccionistas. A los que compran, a los que venden, a las galerías, museos y casas que albergan a esas colecciones, pero más que nada es una búsqueda de significados a las actitudes que mueven a la gente a coleccionar, dejadas llevar por sus pasiones quizá porque "toda pasión colinda con lo caótico" y porque "la pasión del coleeci oni sta colinda con un caos de recuerdos". Parábola de las postrimerias. El apocalipsis en arresto domiciliario Es esta la última enseñanza del libro de Monsiváis que en sentido profético nos habla de lo que habrá de venir y en lo que habrán de convertirse las ciudades y sus multitudes. El temor del apocalipsis bíblico se ha olvidado, para Monsiváis la ciudad encuentra en sus reclamos y en su crecimiento la razón de su existencia y no se puede prescindir de ello, ahora "la pesadilla más atroz es la que nos excluye definitivamente". La hora de Monsiváis. La enseñanza de la observación Desde la portada de este libro, Monsiváis se nos muestra como un observador ávido de alimentarse de lo que ve. Su intención no es la de damos una descripción detallada del evento en el cual se sitúa, más bien, ofrecemos una perspectiva diferente para mostramos todo aquello que mueve a los actores, que se hacen multitud, y que participan de ese evento. Monsiváis busca en todas partes y encuentra en todas partes, en las emociones desbordadas, en los grítos, en los rítuales, en lo espontáneo de la gente, en lo simbólico y en todo aquello 264 Comunicación y Sociedad que le permita encontrar representaciones significativas que ayuden a describir las acciones voluntarias e involuntarias de las multitudes enmarcado por ese caos aparente que envuel ve a la ciudad de México. Lo que sorprende de Monsiváis, es que los retratos que hace de cada evento que narra no son imágenes inmóviles ni fijas, más bien son imágenes interactivas en las cuales el lector puede reflejarse desde su percepción consciente o inconsciente, y lo mismo puede mezclarse con la gente que viaja en el metro, como con la que se da cita en un estadio para ver un espectáculo, que bien puede ser una pelea de box entre Julio César Chávez y "x " boxeador, o la presentación de Luis Miguel o "x " cantante, o ser "x " individuo inmerso en sus reflexiones filosóficas acerca de lo que se es o de lo que se puede llegar a ser. Nada escapa alojo clínico de Monsiváis y en esta serie de pequeñas crónicas nos enseña a observar lo inobservable, lo que está envuelto en el caos y por ello lo que es indescriptible, a explicar lo inexplicable, los murmullos que se escapan desde los rituales, desde esos rituales del caos. Angel Lorenzo Florido Alejo Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA) Universidad de Guadalajara