Guía Ilustrada de Tortugas Marinas

Transcripción

Guía Ilustrada de Tortugas Marinas
Guía Ilustrada de
Tortugas Marinas
Para los Campamentos Tortugueros Comunitarios de la Costa Oaxaqueña
“Guía ilustrada de Tortugas Marinas”
Para los Campamentos Tortugueros Comunitarios de la Costa
Oaxaqueña
Fundación Comunitaria Oaxaca A.C.
Alfonso Bravo # 103 Fracc. Villa de Antequera
C.P. 68020, Oaxaca, Oax.
www. fundacion-oaxaca.org
Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza
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Derechos reservados conforme a la ley.
Se prohibe su reproducción parcial o total sin autorización por
escrito de la Fundación Comunitaria Oaxaca A.C.
Coordinador:
Alejandro de la Torre Yarza.
Colaboradores:
Mireya Viadiu Ilarraza, Cuauhtémoc Peñaflores Salazar,
Ernesto Albavera Padilla, Martha R. Harfush Meléndez.
Revisoras:
Adriana L. Sartí Martínez, Ana R. Barragán Rocha.
Corrección de estilo:
Janneth del Rocío Noblecilla M.
Diseño Gráfico:
LDG. Cecilia M. Contreras Ramírez.
Ariana Quevedo Ortíz.
Producción y logística:
Isabel Monserrat Cid Rodríguez.
Dirección de Comunicación y Cultura para la Comunicación
CONANP
Para la realización de esta guía se contó con la valiosa colaboración de diversas organizaciones y personas entre
las que se encuentran la Red de los Humedales de la Costa de Oaxaca y las sociedades cooperativas de servicios
ecoturísticos: La Ventanilla, El Tomatal, Los Naranjos, Escobilla, Barra de Navidad, El Venado, La Tuza y El Cacalote, con
quienes tuvimos imborrables y enriquecedoras experiencias durante las capacitaciones, diagnósticos y talleres.
A Manuel Rodríguez Gómez, Director de la CMT, por las facilidades prestadas en sus instalaciones.
A la CONANP México, por el apoyo para la impresión de esta guía.
A Agustín Ruiz Gutiérrez, operador del Fondo Oaxaqueño en la costa, por su tenaz empeño.
A todos aquellos que de una u otra forma participaron y colaboraron en su realización.
“La reimpresión de esta guía ha sido posible mediante el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, y la
realización de la misma a través de los Estados Unidos de Norte América, a través de la Agencia para el Desarrollo
Internacional (USAID). Su contenido es responsabilidad de la Fundación Comunitaria Oaxaca A.C. y del Fondo Oaxaqueño
para la Conservación de la Naturaleza, y no refleja necesariamente el punto de vista de USAID o del gobierno de los
Estados Unidos de América”.
Alejandro de la Torre Yarza
Coordinador de Proyectos
Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza
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Contenido
I. Presentación........................................................................................................................................................................................................................................7
II. Importancia de las tortugas marinas y los antecedentes de su explotación en México............................................................................................8
III. El ciclo de vida...............................................................................................................................................................................................................................13
IV. Características y adaptaciones interesantes en las tortugas marinas............................................................................................................................14
V. Especies de tortugas marinas......................................................................................................................................................................................................18
1. Tortuga laúd (Dermochelys coriacea). Las diferencias saltan a la vista.......................................................................................................................18
2. Tortuga verde o prieta (Chelonia mydas)...........................................................................................................................................................................22
a) Tortuga prieta o verde del Pacífico.................................................................................................................................................................................22
b) Tortuga verde o blanca.......................................................................................................................................................................................................24
3. Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea). La de las grandes multitudes.....................................................................................................................26
4. Tortuga lora (Lepidochelys kempii). Muy mexicana, pero no sale de noche............................................................................................................30
5. Tortuga caguama o cabezona (Caretta caretta). Es de las de carrera larga...............................................................................................................33
6. Tortuga carey (Eretmochelys imbricata). Una joya que se mueve en el agua.........................................................................................................35
7. Tortuga kikila (Natator depressus). ¿Dices que es la única que no visita aguas mexicanas?, pues ella se lo pierde..................................37
VI. Amenazas que enfrentan las tortugas marinas...................................................................................................................................................................40
VII. Los campamentos tortugueros comunitarios y las actividades que realizan............................................................................................................44
VIII. ¿Qué podemos hacer?..............................................................................................................................................................................................................50
IX. Legislación y Normatividad........................................................................................................................................................................................................53
X. Fichas de identificación................................................................................................................................................................................................................56
XI. Bibliografía consultada................................................................................................................................................................................................................61
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I. Presentación
P
or décadas se pensó que el diseño y aplicación de estrategias
para la conservación de las tortugas marinas, y de los recursos
naturales en general, eran obligación casi exclusiva del gobierno en
sus distintos niveles. Con el tiempo esta idea se ha ido quedando atrás
para dar lugar a una nueva visión en la que la sociedad adquiere un
compromiso abierto y una participación más activa en la búsqueda de
alcanzar los objetivos de conservación. Hoy en día las comunidades
costeras y sus habitantes, que históricamente han convivido con las
poblaciones de tortugas marinas que llegan a depositar sus huevos a las
playas, juegan un papel mucho más preponderante para incrementar
las expectativas de sobrevivencia de estos reptiles, lo mismo aplicando
esfuerzos para la protección de nidadas que interactuando con otros
habitantes locales y con turistas que llegan a visitarlos, procurando
inducirlos a actuar de manera más responsable con nuestro ambiente.
En las costas de Oaxaca se inician los primeros Campamentos
Comunitarios de protección a las tortugas marinas a partir de la
temporada 2003-2004, pero se otorga el primer permiso a la Unión
de Sociedades Cooperativas de la Red de los Humedales de la Costa
de Oaxaca el 14 de noviembre de 2006, mediante el oficio SGPA/
DGVS/07365/06, dicho documento fue el primer permiso expedido a
favor de este tipo de ONG para localidades interesadas.
Por esta razón, esta guía tiene como objetivo principal reforzar los
conocimientos adquiridos por los guías comunitarios de los campamentos
tortugueros pertenecientes o no a la Red de los Humedales de la Costa
de Oaxaca, durante la práctica diaria de sus actividades de conservación.
Además, brinda información general sobre las tortugas marinas a todos
los que se interesen por la labor que se realiza en dichos campamentos,
o por conocer un poco más en torno a estos milenarios reptiles.
La información se ofrece de manera breve y buscando que los detalles
técnicos se complementen con otros datos que ayuden a comprender
la relevancia de las tortugas como parte de sus ecosistemas, así como
algunos aspectos culturales que giran alrededor de ellas.
En la elaboración de esta guía se consideró de vital importancia encontrar
el justo equilibrio entre la información científica sobre la biología y
ecología de las tortugas y los diferentes usos que se les ha dado en las
comunidades de la costa de Oaxaca y otras partes del mundo.
Este balance permitirá a los guías comunitarios contar con mejores
herramientas en su labor para sensibilizar a los turistas que atienden.
Se pone particular interés en abordar algunos de los aspectos por los que
estos impresionantes animales se encuentran en peligro de extinción y
lo que se puede hacer para reducir este riesgo, así como las actividades
que cotidianamente se llevan a cabo en los campamentos tortugueros.
Se aborda también un capítulo sobre la legislación y normatividad
en torno a su protección, conservación y aprovechamiento, así como
ilustraciones que sirven como fichas de identificación para cada una de
las especies de México.
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II. Importancia de las tortugas
marinas y los antecedentes de su
explotación en México
L
a importancia de las tortugas marinas puede verse desde
diferentes perspectivas: por sus características biológicas, por su
papel en los ecosistemas que habitan, por el aprovechamiento que
se ha hecho de ellas o desde la visión que cada cultura tiene sobre
estos animales.
Como ejemplo podemos mencionar la importancia ecológica
como parte de la cadena alimenticia, primero consumiendo una
gran diversidad de especies animales y vegetales, ocupándose
así de regular sus poblaciones; aportando grandes cantidades de
materia orgánica utilizable como fuente de energía al convertirse
en alimento de sus depredadores naturales; o al sufrir procesos de
descomposición cuando mueren, incorporándose al ambiente como
nutrientes para otros organismos. Cumplen una destacada labor al
transferir nutrientes entre ecosistemas, ya que al salir del mar para
dejar en la playa sus huevos, están llevando energía del ecosistema
marino al terrestre. En la playa, las hembras pueden ser presa de
algunos depredadores y los huevos que dejan sirven de alimento,
en estado fresco o en descomposición, para otros organismos como
cangrejos, mapaches, coyotes, así como para varias especies de aves
e insectos. Al salir las crías de sus nidos, dirigirse y entrar al mar,
son importante aportación de energía que se está incorporando del
ecosistema terrestre al marino. Durante sus migraciones también
transfieren energía al trasladar organismos que se adhieren a ellas,
como algas, moluscos, balanos y algunos peces.
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Como recurso, los quelonios marinos son importantes por el
uso y aprovechamiento que el hombre ha hecho de ellos desde
tiempos remotos. De las tortugas marinas no sólo ha obtenido
alimento, sino también materia prima para elaboración de variados
productos industriales, incluyendo los curativos, acostumbrados en
comunidades costeras. De igual forma tienen su importancia cultural
en muchos pueblos ribereños al ser elementos centrales de danzas y
rituales tradicionales.
La aceptación y creciente demanda de productos de estos animales
dieron impulso a una pesquería en la cual se involucraron intereses
económicos, tanto de nivel nacional como internacional. Más
recientemente, y una vez que las tortugas fueron declaradas especies
en peligro de extinción y gozaron de protección legal total y por
tiempo indefinido, sus formas de aprovechamiento dieron un giro
al convertirse en un atractivo turístico muy efectivo, gracias a lo cual
pueden seguir rindiendo frutos a las comunidades locales sin la
necesidad de capturarlas.
La captura de tortugas marinas para autoconsumo fue practicada en
México por las comunidades costeras desde antes de la Conquista
Española hasta la primera mitad del siglo XX; el incremento en la
demanda de los productos de las tortugas en mercados nacionales
e internacionales fue adquiriendo importancia hasta dar forma a una
pesquería comercial de gran magnitud.
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Entre las principales se tiene la ocurrida en la Península de Yucatán,
que hasta finales de los años sesenta se mantuvo orientada hacia la
captura de las tortugas blanca y caguama, muy apreciadas ambas
por el sabor de su carne. Por muchos años salieron cargamentos con
decenas de tortugas blancas vivas desde las islas Cozumel, Mujeres y
Holbox en Quintana Roo, con destino a la Florida en Estados Unidos
de América, mientras que la caguama se destinó principalmente al
consumo local. Hace casi medio siglo, en la costa oeste de Florida y
desembocadura del Río Mississippi, se desarrolló una pesca comercial
de regular importancia para la explotación de la tortuga lora.
En el Pacífico mexicano los primeros registros dan cuenta de una
producción nacional de alrededor de 600 toneladas al año. En 1962
esa producción se duplicó y, por esos años, la captura de tortugas en el
Estado de Oaxaca comenzó a ser significativa en la estadística nacional.
Cada año esta aportación se fue incrementando debido a la gran
aceptación de la carne y alta cotización de las pieles curtidas de tortuga
golfina en el mercado internacional, de manera tal que para 1968 se
alcanzó la captura máxima de 14,500 toneladas (aproximadamente
350 mil tortugas).
A partir de entonces se observó una reducción en las poblaciones de
tortugas por lo que la captura comenzó a descender al punto que las
autoridades declararon una veda entre los años 1972 y 1973, durante
los cuales se reorganizó la pesquería. De esta restructuración surgieron
nuevas disposiciones, tales como la exclusividad a las cooperativas
pesqueras para la captura de estas especies, el aprovechamiento
obligatorio de todas las partes de la tortuga para evitar desperdicios,
así como el establecimiento de tallas mínimas y cuotas de captura
por región. Adicionalmente se estableció el compromiso de las
cooperativas pesqueras para participar en acciones de protección de
hembras, huevos y crías.
Pese a este reordenamiento las tendencias de las poblaciones de
tortugas marinas continuaron descendiendo, por lo que la pesca
comercial de estos quelonios concluyó en mayo de 1990 con el
acuerdo de veda total y permanente para su protección.
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No sobra decir que en los últimos años de captura legal la única
especie que podía soportarla era la tortuga golfina, particularmente
en algunas regiones entre los Estados de Jalisco y Oaxaca. En ese
mismo periodo la producción nacional de tortuga golfina provenía
mayoritariamente de este último.
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III. El ciclo de vida
L
as distintas etapas que los organismos de una especie cumplen,
desde que nacen, durante su desarrollo y hasta su reproducción,
en conjunto se conocen como ciclo de vida. A continuación se
revisan los aspectos más relevantes que conforman este ciclo en las
tortugas marinas.
1. Las hembras adultas llegan a la playa, construyen un nido
y depositan sus huevos. Esto lo pueden hacer varias veces durante
la temporada de anidación dejando pasar algunos días entre cada
puesta.
2. Los huevos se incuban en la arena y luego de varias
semanas, las crías rompen el cascarón (lo que se conoce como
eclosión), emergen a la superficie de la arena y de inmediato
intentan llegar al mar; no todas lo logran, pues en el trayecto puede
haber depredadores que las ataquen. Durante la incubación algunos
embriones mueren sin llegar a eclosionar, o bien, varias de las crías
que sí lograron salir del huevo, pueden morir dentro del nido.
3. Una vez que las crías se internan en el mar, deben cruzar
lo antes posible la zona costera, donde también hay una enorme
cantidad de depredadores; de ahí se dirigen a algunas áreas para
alimentarse y desarrollarse. Se sabe muy poco de lo que ocurre con
las tortugas en esta etapa, razón por la cual se le conoce como “los
años perdidos”.
4. Las áreas de alimentación generalmente están asociadas
a zonas costeras con poca profundidad, pero también se les puede
encontrar en zonas oceánicas de grandes profundidades. Ahí se
pueden encontrar mezclados organismos juveniles y los que ya
alcanzaron la madurez sexual. Una vez que los adultos se han
alimentado durante varios meses o años para acumular suficientes
reservas de energía, se desplazan (migran) a las playas en las que
las hembras anidan, pudiendo haber hasta miles de kilómetros de
distancia entre ellas.
5. El apareamiento ocurre en el mar, durante la migración
o frente a las playas de anidación. Por lo general las hembras se
aparean con varios machos y viceversa. Al poco tiempo, los machos
migran de regreso a las áreas de alimentación, mientras que las
hembras permanecen en la zona de reproducción durante varias
semanas o meses. Esto nos permite observar que la reproducción de
las tortugas marinas se compone de una fase marina (apareamiento)
y una fase terrestre (anidación).
Luego de haber anidado en varias ocasiones en una misma
temporada, las hembras regresan a las áreas de alimentación para
nuevamente acumular energía. Su próxima temporada reproductiva
puede ser uno o varios años después, dependiendo del tiempo
que le tome acumular suficiente energía para reproducirse y de la
distancia entre las áreas de alimentación y reproducción.
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IV. Características y adaptaciones
interesantes en las
tortugas marinas
L
as tortugas son un grupo de organismos cuya aparición en el
planeta ocurrió hace por lo menos 230 millones de años, cuando
las condiciones ambientales eran muy diferentes a las actuales.
Desde luego, la apariencia y las características de estos animales
han cambiado sustancialmente desde entonces a través de una
serie de modificaciones que, al paso de muchos millones de años,
les han permitido adaptarse y mantenerse presentes en los distintos
ecosistemas en los que hoy habitan. Primero fueron organismos
terrestres, pero luego de varios millones de años colonizaron los
cuerpos de agua dulce, para posteriormente introducirse en el
ambiente marino. Esto último ocurrió hace unos 100 millones
de años.
ocurre con los mamíferos, o por plumas, como en el caso de las
aves. Tienen pulmones, lo cual significa que aunque muchas de ellas
pueden nadar y bucear, cada cierto tiempo deben salir a la superficie
del agua para respirar. Son ovíparas, esto quiere decir que para
reproducirse ponen huevos; por cierto, aunque las tortugas marinas
pasan prácticamente toda su vida en el agua, las hembras deben salir
a tierra para hacer su nido y ahí dejar sus huevos, lo que nos confirma
que en épocas pasadas vivieron en ambientes terrestres. Otro rasgo
que también comparten con los demás reptiles es su imposibilidad
para responder de manera fisiológica a los cambios de temperatura
que se presentan en el ambiente, así que deben recurrir a factores
externos cuando requieren calentar o enfriar su cuerpo; debido a ello
se dice que son organismos de sangre fría.
Pertenecen a la clase de los reptiles, al igual que los cocodrilos, las
lagartijas y las serpientes, pero se reconocen fácilmente por su cuerpo
en forma de “caja” redondeada, la cual se compone de dos partes:
una “tapa” superior o caparazón, con forma de vasija invertida, y una
“tapa” inferior, más aplanada, llamada plastrón; estas dos piezas
conforman una especie de escudo o armadura que por millones
de años les ha significado una protección generalmente efectiva, al
menos para los órganos internos.
Pero tal vez la característica que más puede asociar a las tortugas con
el grupo de los reptiles es la forma en la que están acomodados los
huesos de sus extremidades, ya que en lugar de tenerlos orientados
hacia la parte baja del cuerpo, como los mamíferos o las aves, éstos
se extienden más bien hacia los lados. De hecho a ello deben su
nombre, pues lo anterior hace que su vientre esté en contacto con el
piso y al desplazarse, literalmente, reptan o se arrastran.
Entre las características que las tortugas presentan y que las
identifican como reptiles hablemos de las más sobresalientes: En
primer término, su piel está cubierta por escamas y no por pelo, como
Por las reglas de la naturaleza todos los organismos deben estar
adaptados al ambiente en el que habitan, pues de otro modo sus
poblaciones van perdiendo individuos hasta terminar desapareciendo.
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Lo anterior significa que todas las especies que hoy conocemos, en
mayor o menor medida, han sufrido cambios o transformaciones que
les representan la posibilidad de responder y adaptarse a los cambios
que se presentan en el ambiente, o a las condiciones de áreas en las
que no habitaban y que en algún momento colonizaron. Las tortugas
marinas no son excepción y, para poder sobrevivir en un ambiente
tan particular como el mar, han debido adaptarse a él en un proceso
que les ha llevado millones de años.
Si nos detenemos un poco a revisar estas adaptaciones nos daremos
cuenta de lo maravillosa y fascinante que es la naturaleza en todas
sus manifestaciones. La adaptación más visible para la vida marina
son las aletas. Los huesos de las extremidades son muy similares en
todos los quelonios; sin embargo, mientras en las tortugas terrestres
y dulceacuícolas los dedos están bien diferenciados, en las tortugas
marinas son más alargados y están cubiertos por una capa de piel
que los fusiona para dar forma a las aletas, que cumplen la función
de remos.
Pero para poder desplazarse en el agua no basta la modificación de
sus extremidades; otra transformación visible en las tortugas marinas
es la forma de su cuerpo. Si lo comparamos con el de las tortugas
que habitan en tierra o en agua dulce, notaremos que en las marinas
está más aplanado gracias a que en su “caja” ya no hay espacio para
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que pueda retraer las extremidades y la cabeza, como sucede en la
mayoría de las tortugas no marinas. A cambio, al haber “adelgazado”
la forma de su cuerpo, su desplazamiento en el agua es mucho más
ágil, ya que hay menor resistencia a la corriente de agua.
Hay muchas características que observamos en las tortugas marinas
que nos ayudan a entender por qué han sobrevivido por tanto tiempo.
Por ejemplo, si al dejar caer sus huevos dentro del nido éstos no se
rompen al chocar unos con otros, es gracias a que el cascarón es
suave; ¿podemos imaginar qué pasaría si una gallina o cualquier ave
deja caer sus huevos desde una altura similar (30 a 60 centímetros)?
Por el tipo de cascarón, seguramente ya se habrían extinguido. Otra
adaptación es la absorción de los nutrientes del huevo durante el
proceso de incubación, la cual se retrasa un poco, de manera que
cuando la cría rompe el cascarón y sale del nido aún lleva una reserva
de energía en el vitelo (parte de lo que era la yema del huevo) que le
permite sobrevivir los primeros días sin necesitar alimentarse; esto le
ayuda a salir más pronto de la franja costera, en donde abundan los
depredadores. El vitelo es ese pequeño abultamiento que podemos
observar en las crías recién salidas del nido que se ubica en lo que
equivale al ombligo de los mamíferos. No es casualidad que a algunos
depredadores pequeños de la playa muchas veces sólo les interese
comerse esa parte, por la cantidad de nutrientes que contiene, para
luego dejar a la cría muerta sobre la arena.
Desde luego, no todas las tortugas marinas son iguales; cada especie
está adaptada al tipo de ambiente en el cual se desarrolla y encuentra
su alimento. Ilustremos esto con la forma del pico. La tortuga carey
tiene un pico visiblemente agudo o afilado; gracias a esto puede
buscar su alimento en los huecos que se forman entre las rocas y los
corales, en donde suele haber anémonas, crustáceos, moluscos, peces
y principalmente esponjas, de los cuales se alimenta. En cambio, la
tortuga blanca y la tortuga prieta tienen un pico más parejo o plano
con borde aserrado, lo que les permite cortar grandes porciones de
pasto marino y algas, sus principales alimentos. La tortuga laúd tiene
un pico en forma de “W”, lo que le permite atrapar medusas. Las
tortugas golfina, lora y caguama tienen picos más redondeados y
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mandíbulas fuertes, gracias a lo cual pueden triturar cualquier presa
de un tamaño razonable, aunque esté protegida por una dura concha.
¿Qué pasaría si una tortuga carey intentara comer pastos marinos?,
¿o si una golfina quisiera atrapar un caracol pequeño en el hueco de
un arrecife coralino? Difícilmente lo lograrían.
En cuanto a las características y hábitos de las tortugas marinas
podríamos decir que nada es producto de la casualidad, pues de
cada aspecto podemos encontrar una explicación en términos de la
adaptación. Por ejemplo, el hecho de que las crías se muevan con
mucha rapidez apenas dejan el nido, obedece a una estrategia para
que tengan mayores oportunidades de salir pronto de la zona costera,
que como ya dijimos está inundada de depredadores y otros peligros.
Continuando con las crías, ¿cómo rompen un cascarón flexible para
salir del huevo cuando el proceso de incubación ha llegado a su fin?
lo hacen gracias al carúnculo, que es una pequeña espina o diente
filoso que tienen en la punta del pico, y que pierden al poco tiempo
de haber eclosionado, pues nunca más lo volverán a necesitar.
Nos faltaría espacio para continuar enumerando los rasgos que
explican el éxito adaptativo de los quelonios marinos. Lo cierto es
que esa capacidad para adaptarse les hará mucha falta en nuestros
tiempos debido a los cambios que se están observando en el planeta.
Como grupo ya han enfrentado con éxito situaciones caracterizadas
por cambios ambientales; ello nos deja saber que tienen las
herramientas para afrontar el calentamiento global actual.
El inconveniente puede ser que, en esta ocasión, los cambios se
están manifestando a un ritmo mucho más acelerado de lo que lo
hacían antes, por lo que sólo el tiempo dirá si sobreviven como lo
han hecho en otras épocas.
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V. Especies de tortugas marinas
1. Tortuga laúd (Dermochelys coriacea)
Las diferencias saltan a la vista.
Destacar a la laúd por una sola característica que la haga
particularmente interesante o diferente a las demás tortugas marinas
no es posible, pues tiene muchas que la hacen especial; una de ellas
es el tamaño, otra el peso, también se distinguen por su color, forma
del caparazón, su distribución, migración y hábitos alimenticios, así
como por conservar su temperatura corporal más eficientemente
que las demás especies. Más bien tiene tantas características que la
distinguen de las otras que la hacen única.
Respecto a nombres comunes, esta tortuga marina tiene muchos. En
México también se le conoce como siete filos, de cuero, chalupa,
machincuepo y de canal. En otras partes de Latinoamérica se le
conoce como tinglado, tinglar, tres quillas, cardón, galápago, baule
o baula.
La especie se distribuye tanto en el Océano Atlántico, incluyendo el
Golfo de México y el Mar Caribe, como en el Pacífico.
La tortuga laúd se caracteriza por tener un caparazón alargado,
desprovisto de escudos córneos, pero cubierto por piel coriácea (de
cuero) que cubre una gruesa capa de grasa; presenta siete quillas o
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“filos” que lo recorren longitudinalmente y cinco en el plastrón. La
piel de las aletas, cuello y cabeza carece de escamas. La cabeza es
de forma triangular con pico córneo (con consistencia de cuerno),
filoso y con dos puntas en la parte frontal superior, mientras que en
la parte inferior solo presenta una, dándole la apariencia de “W” al
verla de frente. Sus aletas delanteras son notablemente grandes y las
traseras están unidas a la cola sólo por una por una membrana de
piel. La coloración en los adultos es negra con pequeñas manchas
blancas, grisáceas y rosadas por el cuerpo; los adultos generalmente
presentan una mancha rosa más grande en la parte superior de
la cabeza; las crías son negras y de aspecto escamoso con puntos
blancos dispuestos en línea, a lo largo de las quillas y alrededor de
las aletas; al nacer tienen una longitud de caparazón de entre cinco
y seis centímetros., y un peso de alrededor de 40 a 45 gramos. La
tortuga laúd es la más grande de las tortugas marinas y la longitud
de su caparazón en adultos va de 135 centímetros a 190 centímetros.
El peso de los adultos varía mucho, pero oscila alrededor de los 500
kilogramos. Un caso extraordinario es el de un macho que varó en
el país de Gales, Reino Unido, con longitud curva de caparazón de
256 centímetros. y un peso de 916 kilogramos.
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Su viaje a las áreas de alimentación y regreso a la zona de
reproducción para cumplir otra temporada reproductiva puede ser
de dos a tres años, aunque por factores extraordinarios, tales como
escasez de alimento, condiciones de salud de la hembra o eventos
atmosféricos intensos, puede retrasarse. La estación reproductiva en
el Atlántico es entre marzo y septiembre, mientras que las tortugas
del Pacífico americano anidan de octubre a febrero o marzo. El
desove ocurre regularmente durante la noche, de preferencia en la
fase más obscura.
El intervalo entre anidaciones dentro de una misma temporada es
de alrededor de 10 días y el número de huevos que deposita una
laúd en cada ocasión va de 60 a 90; rara vez supera este rango. En la
misma temporada una hembra puede llegar a la playa para desovar
hasta diez ocasiones; esto puede suceder en la misma playa o en
otras dentro de un rango de 300 kilómetros. aproximadamente. El
tamaño de los huevos de esta especie es mayor al de otras tortugas
marinas; pero además, es la única que pone un complemento de la
nidada consistente en formaciones similares a un huevo de tamaños
variables, generalmente más pequeños, y sin yema.
En México las principales playas de anidación son Mexiquillo en
el estado de Michoacán, Tierra Colorada en el estado de Guerrero,
Cahuitán y Barra de la Cruz en Oaxaca. En el Atlántico mexicano las
anidaciones son esporádicas.
Por el seguimiento de algunos individuos a través de marcado
satelital se ha revelado que la laúd realiza movimientos migratorios
transoceánicos que la pueden llevar desde playas de desove en
Oceanía hasta zonas de alimentación en Estados Unidos en el
Océano Pacífico; también se han detectado rutas que unen al mar
Caribe con las costas de Canadá e Inglaterra, en los extremos del
Atlántico Norte. Tortugas laúd que llegan a desovar a las playas
del Pacífico mexicano se han registrado nadando en aguas frías de
Sudamérica, frente a las costas de Perú y Chile.
El alimento preferido de la tortuga laúd son las medusas, organismos
blandos de aspecto y consistencia gelatinosa, de las cuales tiene
que atrapar grandes cantidades para satisfacer sus requerimientos
energéticos y esto la obliga a bucear en aguas profundas y frías.
La forma de su pico, garganta y esófago facilita la ingestión de los
cuerpos resbalosos de estos animales.
Ya se señaló que esta tortuga tiene muchas características que la
hacen muy especial, pero destacan dos en particular: primero, es
la única capaz de soportar y mantenerse activa en aguas frías como
las de la península de Alaska y Canadá en el Pacífico, e Inglaterra
en el Atlántico Norte. Esta capacidad se la dan ciertas características
anatómicas y fisiológicas muy particulares: cuando las tortugas laúd
están en aguas muy frías, reducen la corriente sanguínea hacia las
aletas, evitando así la pérdida de calor corporal; adicionalmente, su
cuerpo está cubierto por una gruesa capa de grasa, lo que aunado
al color negro de su piel, así como la actividad muscular y tamaño
del animal, le permiten retener calor y mantener su temperatura
corporal varios grados por arriba de las aguas que la rodean. La
segunda característica sobresaliente es la capacidad de realizar
inmersiones de más de 1,000 metros de profundidad, misma que
alcanza en tan sólo unos minutos.
En el Pacífico mexicano se contaba con una numerosa población
de tortuga laúd todavía hasta los años 70 y 80, en el siglo pasado;
en las principales playas de anidación de esta especie se veían
varias decenas de hembras anidando en una sola noche. Pero en
pocos años, su declinación fue tan acelerada que actualmente en
esas mismas playas apenas se registran algunos centenares de
anidaciones por temporada, lo que hace que se le considere en
peligro crítico de extinción.
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2. Tortuga verde o prieta (Chelonia mydas)
Las diferencias morfológicas entre las poblaciones del Atlántico y del Pacífico mexicano ha llevado a pensar a ciertos investigadores que se
trata de dos especies. Aún no hay un consenso sobre este punto y cada día hay más evidencias de que se trata de la misma especie. En
México la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 considera a la prieta como una especie diferente de la verde, sin embargo,
los tratados internacionales que México ha ratificado las reconocen como la misma especie. Un tratado internacional es un documento que
está por encima de una Norma.
En este capítulo las consideraremos la misma especie pero le dedicaremos un espacio a cada una de ellas.
a.- Tortuga prieta o verde del Pacífico
¡No te muevas ni hagas ruido, que esta tortuga es muy arisca!
La tortuga prieta, también llamada negra o sacacillo, motivó un alto
interés comercial por el valor que llegó a tener su piel y la alta calidad
de su carne en el mercado. Junto con la tortuga golfina abasteció
ese mercado durante mucho tiempo, lo que dio lugar a una intensa
actividad de captura hasta que en 1983 el aprovechamiento de la
tortuga prieta fue prohibido, apenas unos años antes de que se
estableciera la veda total que hoy protege a todas las especies de
quelonios marinos. Por esa explotación, así como por el saqueo de
sus huevos en las playas de anidación, se ocasionó una dramática
disminución en sus poblaciones.
En nuestro país en la década de los años setenta, del siglo pasado, en
el pico de la temporada podían observarse entre 200 y 500 hembras
por noche desovando en sus playas de anidación más importantes,
pero antes de que terminara esa década la cifra se redujo a unas
30. Entre la década de los años ochenta y el dos mil, la tendencia
en el número de hembras que anidaron en México fue claramente
descendente, aunque en los últimos diez años se ha observado una
ligera recuperación. Aún así se estima que la población de tortuga
prieta disminuyó en un 40 por ciento durante ese periodo. Hoy
en día es una especie considerada en peligro de extinción; pero,
22
aún después de la prohibición de su captura y hasta 1990, algunos
grupos étnicos del Pacífico mexicano: seris, pómaros y huaves, con
fuertes vínculos culturales hacia esta especie, pudieron contar con la
autorización para capturar anualmente algunos individuos.
La cabeza de esta tortuga es redondeada y con el pico aserrado para
poder cortar las algas y pastos marinos de los que se alimenta.
Es una tortuga de tamaño mediano que en promedio mide 78
centímetros de caparazón, el cual puede ser uniformemente negro
arriba o con manchas negras u otras marcas sobre un fondo grisáceo.
El plastrón por lo general es de color gris oscuro, pero en algunos
ejemplares llega a tener manchas blancas, rosas, amarillentas o
anaranjado claro. Una característica morfológica que la distingue es
la terminación de su caparazón en “V” o forma de punta. Puede
llegar a pesar más de 100 kilogramos., pero el promedio es de 52
kilogramos. Las crías son negras y se caracterizan por tener una línea
blanca en los bordes del caparazón y de las aletas; el plastrón en sus
primeros días es blanco, pero con rapidez va oscureciéndose; el largo
de caparazón está entre los 4 y 5 centímetros. aproximadamente.
La tortuga prieta se distribuye únicamente en la cuenca americana
del Océano Pacífico desde Baja California y el Golfo de California,
donde se ha descubierto que se encuentran algunas de sus
zonas de alimentación más importantes, hasta el sur de Perú.
Vive en praderas de algas y pastos marinos cercanos a la costa.
Su alimentación es omnívora durante las etapas de cría y juvenil,
pues lo mismo se alimenta de algas y pastos marinos que de peces
y otros animales, pero al llegar a la madurez su alimentación ya
es herbívora.
Entre las tortugas marinas, la prieta es una de las que hace migraciones
más cortas, pues rara vez se le encuentra muy lejos de la costa a lo
largo de su zona de distribución; sin embargo, hay informes que
mencionan migraciones del estado de Michoacán hasta las costas
de Guatemala o las Islas Galápagos en Ecuador; que, a decir verdad,
no es poca distancia. Es frecuente hallarlas en lagunas costeras por
la gran cantidad de alimento que ahí encuentran.
La temporada de anidación de la tortuga prieta inicia en agosto y
concluye en enero. Por temporada cada hembra puede desovar
hasta ocho veces, poniendo 75 huevos en promedio, con una
diferencia de 14 días entre una puesta y otra. Regresa a anidar
cada dos o tres años. Las hembras son muy sensibles a ruidos y
movimientos extraños cuando salen a desovar, razón por la cual es
frecuente que al percibir algo fuera de lo normal la tortuga regrese
al mar de inmediato. Por eso se dice que esta tortuga es muy arisca.
También es común que haga varios nidos o intentos fallidos de
anidación, antes de depositar sus huevos en el nido definitivo.
23
b.- Tortuga verde o blanca
Blanca por el color de su peto, verde por el color de su grasa.
De todas las tortugas marinas ésta es la que más se ha valorado por
la calidad de su carne, pero también se le ha explotado ampliamente
por su piel, la grasa de color verde debajo de la piel y el cartílago que
recubre el plastrón (también conocido como calipee), usado para
elaborar un tipo de sopa muy apreciada.
Uno de los problemas más serios que enfrenta esta especie es
la destrucción de su hábitat, en especial cuando en sus zonas de
anidación se edifican complejos turísticos, industriales urbanos
o portuarios; esta invasión, la cual representa la construcción de
enormes obras de infraestructura con intensa actividad humana e
iluminación artificial, ocasiona que las tortugas tengan que buscar
otros lugares menos alterados, lo que las va desplazando a otros
sitios. Cuando las hembras anidan en playas con iluminación artificial
es muy común que las crías, una vez que ha terminado la incubación y
al momento de salir del nido, se desorientan y en lugar de dirigirse al
mar se alejan de él muriendo por deshidratación o por agotamiento.
En esta especie, además, se presenta la enfermedad llamada
fibropapilomatosis con mayor virulencia que en otras especies de
tortugas marinas; esta enfermedad consiste en la formación de
tumores internos y externos que, cuando en un individuo alcanzan
cierto tamaño, pueden llegar a dificultarle algunas funciones
importantes para la sobrevivencia, como la natación, la visión,
la respiración o la ingesta de alimento, lo que a la larga puede
desencadenar la muerte.
En el Golfo de México y el Caribe, a partir de los datos que ofrece el
esfuerzo de monitoreo de las últimas tres décadas, esta especie ha
mostrado ligeros signos de recuperación de entre cuatro y 14 por
ciento. Sin embargo, aún persisten las amenazas y las razones por las
que la tortuga verde está considerada en peligro de extinción.
24
Sus crías miden aproximadamente 5 centímetros de largo y su
apariencia es muy similar a la de las crías de tortuga prieta, pues
tienen color negro con bordes blancos en el caparazón y las aletas; el
plastrón es color blanco y así se mantiene durante toda su vida. En la
etapa adulta la coloración puede ir de tonos pálidos a muy oscuros
y es frecuente que los escudos del caparazón tengan vetas radiales
contrastantes de colores amarillos, cafés o verduzcos, en ocasiones
con manchas obscuras.
Esta especie puede llegar a medir más de un metro de un extremo
al otro del caparazón y llegar a pesar hasta 230 Kilogramos en
poblaciones del Océano Atlántico y Pacífico occidental, pero con
menor peso en el Océano Índico y el Mar Caribe.
La cabeza de esta tortuga es pequeña y redondeada, el pico es
aserrado para poder arrancar las algas y los pastos marinos de los
que se alimenta.
La tortuga verde, junto con la carey, es la más tropical de las tortugas
marinas, pues se mantiene cerca del Ecuador, sin alejarse a regiones
más frías. La tortuga verde se encuentra ampliamente distribuida en
todos los océanos tropicales y subtropicales, y es frecuente encontrarla
en zonas costeras y alrededor de las islas tropicales ricas en algas y en
las praderas marinas. En México cuenta con playas de anidación en
Tamaulipas, Veracruz, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Un rasgo curioso de esta especie es que las crías se pueden encontrar
en alta mar, donde tienen alimentación carnívora, pero en sus etapas
juvenil y adulta prefieren no incursionar en mar abierto, más bien se
mantienen en la cercanías de la costa alimentándose únicamente de
algas y pastos marinos.
Se sabe que es una especie muy selectiva cuando se trata de elegir
áreas de alimentación y de reproducción.
Hay autores que mencionan que esta especie puede llegar a la
madurez reproductiva entre los ocho y los 13 años. Anida entre mayo
y septiembre; cada hembra puede desovar de dos a cinco veces por
temporada con una diferencia de alrededor de 15 días entre cada
anidación desovando entre 84 y 144 huevos en cada puesta. La
misma hembra regresa a la playa para anidar después de dos, tres o
cuatro años.
Es conocido el hecho de que la tortuga verde, al igual que la prieta,
al salir a anidar hace varios intentos de nido antes de dejar en el
definitivo sus huevos; también destaca que se han observado algunas
tortugas verdes adultas asoleándose en playas, conducta poco usual
para los quelonios marinos.
25
3. Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea)
La de las grandes multitudes.
De todas las especies de tortugas marinas, la tortuga golfina es hoy
en día la más abundante en el planeta. No obstante, se cree que la
gran mayoría de sus poblaciones aún son vulnerables, por lo que
al igual que las demás especies también es considerada en peligro
de extinción. Durante varias décadas, entre los años cincuenta y
ochenta del siglo pasado, fue el soporte principal de una pesquería
que desde nuestro país abastecía los mercados internacionales por
la demanda de carne y piel. Sin embargo, la veda total y permanente
que se estableció en 1990 para la protección de todos los quelonios
marinos puso fin a ese aprovechamiento y significó un notable
incremento en el número de anidaciones anuales en las playas del
Pacífico mexicano.
Bastó una medida administrativa para revertir una tendencia que,
de haber continuado unos años más, muy probablemente habría
significado el colapso de sus poblaciones.
Su distribución es amplia, pues se le encuentra en los océanos
Pacífico, Atlántico e Índico, aunque sus sitios de anidación se
encuentran dentro de una franja alrededor de los trópicos, como
en el caso de las otras especies de tortugas marinas. En México la
encontramos únicamente en el Océano Pacífico, y sus playas de
anidación se extienden desde el extremo sur de la península de
Baja California y el sur de Sonora hasta la frontera con Guatemala.
Aunque para anidar utiliza prácticamente cualquier playa arenosa
con condiciones mínimamente adecuadas para la incubación de
sus huevos, es sobresaliente la existencia de playas en las que se
concentran decenas de miles de hembras para anidar, dando lugar a
un fenómeno conocido como arribada o arribazón, que se describe
26
más adelante. Fuera de estos sitios, en muchas playas los registros
alcanzan apenas entre mil y 5 mil anidaciones anuales.
Las crías de tortuga golfina son de color negro o gris muy oscuro y su
caparazón apenas mide entre 3.5 y 4.5 centímetros. Conforme se van
desarrollando, la tonalidad se aclara un poco siendo color grisáceo
en la parte dorsal (espalda) del caparazón, cabeza y aletas, y de color
cremoso o blanco en la porción ventral (vientre) del cuerpo. En etapa
juvenil los escudos centrales del caparazón presentan elevaciones
puntiagudas con forma de espinas que le dan mayor protección, pero
cuando alcanza la edad adulta éstas se desvanecen para dar forma a
un caparazón liso. Ya en la etapa adulta su caparazón es casi circular
y muestra una elevación en la parte delantera, muy parecida a una
joroba; su coloración es verde olivo con pequeñas regiones grisáceas
en el dorso, conservando el tono blanco cremoso en el vientre.
Junto con la lora, la tortuga golfina es la más pequeña de todas las
tortugas marinas, pues su caparazón en edad adulta va de los 60 a
70 centímetros, rebasando esta longitud en raras ocasiones. Su peso
puede alcanzar los 50 kilogramos en ejemplares muy grandes, pero
en general oscila entre los 30 y 35 kilogramos.
Los científicos tienen opiniones muy diferentes en cuanto a la edad a
la que las tortugas marinas alcanzan la madurez sexual y reproductiva,
pero en el caso de las tortugas golfina y lora (las más pequeñas) se
considera que esta condición la alcanzan entre los 10 y los 12 años.
Una vez que inician su actividad reproductiva, las hembras de esta
especie anidan entre una y tres veces por temporada.
Recordemos que las tortugas marinas realizan viajes o migraciones
entre sus áreas de reproducción y sus áreas de alimentación,
las cuales pueden estar a varios cientos o miles de kilómetros de
distancia, por lo que no es sencillo que una hembra se presente a
desovar puntualmente cada temporada; aún así se tienen registros
de individuos que se reproducen en años consecutivos. En general
se asume que la tortuga golfina tiene intervalos de reproducción de
entre uno y tres años.
En el Pacífico mexicano su temporada de mayor anidación coincide
con la temporada de lluvias, de junio a noviembre, pero actualmente
se le puede ver durante todo el año.
El número de huevos que una hembra deposita en cada nidada varía
según diversos factores, como la edad o madurez reproductiva, el
número de anidaciones previas en la misma temporada, la condición
de salud, e inclusive la población a la que pertenece; no obstante,
se asume que el número de huevos oscila alrededor de 100, con
variaciones en función de los aspectos ya mencionados.
Las migraciones de las distintas poblaciones de tortuga golfina que
se reproducen en playas mexicanas son muy poco conocidas, pero se
sabe que algunas hembras han viajado desde Panamá y Costa Rica
para anidar acá. Aún así, todavía no se conoce la ubicación de las áreas
de alimentación, ni el tiempo que las tortugas pasan alimentándose
y acumulando energía para realizar el viaje a sus áreas de anidación.
27
La tortuga golfina es omnívora, aunque de hábitos preferentemente
carnívoros. Sus mandíbulas son fuertes por lo que la dureza de las
conchas de algunas de sus presas no es algo que la limite. Se alimenta
de peces, crustáceos (como cangrejos, langostas y camarones),
moluscos (como caracoles y almejas), y otros tipos de organismos,
(como salpas, medusas e inclusive algas).
Como ya se mencionó, el rasgo más sobresaliente de esta especie es
que, al igual que la tortuga lora (la cual pertenece al mismo género),
es capaz de anidar formando grandes grupos de hembras que dan
lugar a la arribada, un espectáculo poco visto en el mundo animal.
Este fenómeno se caracteriza por la presencia de cientos y hasta miles
de hembras anidando al mismo tiempo en una porción claramente
identificada de la playa. La cantidad de tortugas que anidan en
un espacio limitado es tal que con mucha frecuencia se observa a
hembras que al escarbar para hacer su nido están destruyendo los
huevos que habían sido depositados por otra hembra. La arribada
se puede prolongar por varios días, e inclusive semanas, periodo en
el que se observan incontables hembras llegando a la playa, otras
anidando y otras tantas regresando al mar.
En algunas playas se pueden presentar arribadas durante cualquier
mes del año, pero la temporada de arribadas más frecuentes y más
densas va de junio a diciembre. Cada arribada es diferente, pero
en general inician con la salida de algunas decenas de hembras
para depositar sus huevos en la playa; con el paso de las horas la
cantidad va en aumento hasta que se llega a un pico, un momento
culminante en el cual se alcanza el mayor número de hembras
presentes simultáneamente (por lo regular esto ocurre durante la
noche, ya entrada la madrugada). A partir de entonces, el número va
disminuyendo en forma muy regular, hasta quedar la playa vacía o
casi vacía, generalmente ya en la mañana.
Este ciclo se puede repetir durante varios días hasta que ya han
anidado todas las hembras del grupo. También se han observado
arribadas con anidaciones continuas por varios días sin que haya un
28
sólo momento en el que la playa quede vacía, sobre todo entre los
meses de septiembre y octubre, cuando la temporada está en su
nivel máximo.
Una vez transcurridas seis semanas después de una arribada, se
observará a miles de crías que emergen de la arena para intentar
llegar al mar. Como es de esperarse, la gran saturación de huevos
en un espacio de playa tan limitado provoca que el número de crías
que se producen en cada nido sea menor a la que observaríamos
en una playa donde las hembras anidan de forma solitaria. Aún así,
la cantidad de crías puede ser abrumadoramente mayor que en
cualquier otra playa.
Para muchos investigadores, la capacidad de anidar formando estos
grandes grupos es la forma más sencilla para entender por qué esta
especie es la más abundante, aunque es importante enfatizar que
esta conducta se observa en apenas una docena de playas de todo
el mundo, por lo que la gran mayoría de las playas de anidación
exhiben únicamente anidaciones solitarias.
29
4. Tortuga lora (Lepidochelys kempii)
Muy mexicana, pero no sale de noche.
La mayoría de las especies de tortugas marinas se caracterizan por
tener una distribución amplia, lo cual significa que sus poblaciones
están presentes en casi todos los océanos del mundo. La tortuga lora
es una de las raras excepciones a esta regla, pues sus poblaciones
reproductoras están ubicadas prácticamente en una sola región: el
Golfo de México. Lo anterior hace que a esta especie se le considere
endémica; es decir, que su distribución es limitada y sólo está
presente en un área geográfica claramente definida. Hay algunos
informes que señalan la observación de ejemplares de tortuga lora
fuera de esta zona, pero se ha considerado a estos avistamientos
como circunstanciales y no señalan una ampliación de la distribución.
Anida en varias playas del Golfo de México, desde el estado Texas, en
Estados Unidos, hasta Campeche, pero su principal playa de anidación
está en el Ejido de Rancho Nuevo, Tamaulipas.
Precisamente, por su condición de especie endémica, la tortuga lora es
altamente vulnerable, ya que ante un evento catastrófico que signifique
la pérdida de un alto número de individuos de la población principal
(por ejemplo, una epidemia o un derrame petrolero en las áreas
donde se desarrolla) tiene menos oportunidades para recuperarse
al no haber suficientes poblaciones alternas. Debido a esto y a que
durante muchas décadas fue afectada por la explotación de sus
huevos o la pesca incidental de la que es víctima por las actividades
de la flota camaronera, se considera una especie en peligro crítico de
extinción. De hecho, durante varias décadas se observó una tendencia
que parecía conducirla a la extinción, pues cada año acudían menos
hembras a las playas a desovar; en la década de los ochenta apenas
30
se rebasaban mil anidaciones anuales en la playa principal. Fue a
principios de la década de los noventa, luego de tres décadas del
inicio de las actividades para su conservación, cuando por primera vez
se observaron incrementos en los números de hembras anidadoras.
Esa tendencia se ha mantenido en las últimas dos décadas y ha
permitido que en años recientes se rebasen las diez mil anidaciones
por temporada, tan sólo en la playa de Rancho Nuevo, Tamaulipas.
A pesar de ello, sigue considerándose en peligro crítico de extinción.
En su apariencia general y en sus dimensiones la tortuga lora es
muy similar a la tortuga golfina. Para empezar, las crías se ven
idénticas, tanto en forma, coloración y apariencia general, como en
dimensiones; sin embargo, ya en edad adulta hay algunos rasgos que
permiten distinguirlas. El más visible es la forma del caparazón, pues
en la tortuga golfina éste es ligeramente elevado en la parte delantera,
mientras que en la tortuga lora es más aplanado. Por otro lado, en la
tortuga lora el caparazón tiene una forma más circular que la golfina,
por lo que es más extendido a los lados. Los bordes laterales del
caparazón terminan en una ligera elevación (con la forma de un
sombrero), mientras que en la tortuga golfina terminan hacia abajo.
Otra diferencia visible entre estas especies es el número de pares de
escudos laterales del caparazón, ya que en la tortuga lora siempre
son cinco, mientras que en la tortuga golfina por lo general son más,
presentando con frecuencia diferente número de escudos en cada
lado; este rasgo puede ser muy útil para diferenciar las crías de las dos
especies. En cuanto a la coloración de adultos, también presenta verde
olivo y grisáceo como la tortuga golfina, aunque en una tonalidad
ligeramente más clara y con el peto más cremoso.
Como ya se dijo, la tortuga lora y la tortuga golfina son las más
pequeñas entre todas las especies de tortugas marinas. En cuanto a
alimentación, también es omnívora y se inclina más por el alimento
de origen animal; su dieta se compone de cangrejos, camarones,
langostas, peces, calamares, medusas y algunos tipos de algas.
Las migraciones de la tortuga lora son relativamente cortas, pues
su hábitat típico es el Golfo de México, en el Atlántico Occidental,
donde está su principal área de anidación y donde al parecer también
están sus áreas de alimentación. Se han registrado individuos de esta
especie (principalmente juveniles) en el Atlántico Oriental, desde el
norte de Europa hasta el norte de África, e inclusive en el Atlántico
sudamericano. Aunque estos registros pueden ser reales, queda la
incertidumbre de una identificación errónea, a partir del parecido con
la tortuga golfina, y la distribución de esta especie en la mayoría de
esas regiones.
La temporada reproductiva de la tortuga lora ocurre entre los meses de
marzo y julio, con el pico de mayor anidación en mayo.
En cuanto a su reproducción, las semejanzas con la tortuga golfina
continúan, y no es para menos, pues sus similitudes morfológicas
conducen a similitudes en su fisiología y comportamiento.
La edad a la que alcanza la madurez sexual, el número de anidaciones
por temporada, el número de huevos por nidada y el intervalo de
tiempo entre sus temporadas reproductivas son muy similares. Pero hay
algo en lo que no coinciden del todo: mientras la tortuga golfina anida
principalmente durante la noche y sólo anida de día ocasionalmente
durante las arribadas o en situaciones particulares, la tortuga lora realiza
prácticamente todas sus anidaciones a la luz del día. De hecho, esta
característica marca una diferencia entre la tortuga lora y el resto de las
especies de tortugas marinas.
31
Pero la característica común de estas dos especies de tortuga que
más llama la atención, es la conducta de anidación en grandes
grupos. Evidentemente, en el caso de la tortuga lora, tratándose de
una población significativamente más pequeña que la de la golfina,
forman arribazones con grupos de hembras más reducidos. Alguna vez,
hacia finales de la primera mitad del siglo pasado, se llegaron a filmar
imágenes en las que se apreciaba la playa de Rancho Nuevo totalmente
saturada de hembras anidando. Los cálculos que hicieron los expertos
de entonces eran de unas 40 mil hembras en una sola arribada. Hoy
en día difícilmente se vería algo similar, pero si los esfuerzos para su
recuperación continúan siendo exitosos, no podemos descartar que en
algunos años, tal vez décadas, la playa vuelva a presentar arribadas tan
abundantes y espectaculares como las vistas el siglo pasado.
32
5. Tortuga caguama o cabezona (Caretta caretta)
Es de las de carrera larga.
En México, esta especie se distribuye en el Atlántico, incluyendo el
Golfo de México y el Mar Caribe, así como en el Pacífico, aunque en
este litoral su distribución es más restringida, concentrándose en las
inmediaciones de la Península de Baja California. Morfológicamente
los organismos de ambas poblaciones son muy similares, aunque
se debe resaltar que la población del Pacífico mexicano se compone
únicamente de organismos juveniles y subadultos. A nivel local,
la del Golfo de México y Mar Caribe es conocida como caballera,
cahuama o caguama, mientras que en el Pacífico la llaman perica,
amarilla o jabalina, además de los nombres anteriores.
La coloración de la tortuga caguama es café cobrizo con pequeñas
manchas ligeramente más claras, tanto en el caparazón como en
la parte superior de la cabeza y aletas; la porción ventral de todo
el cuerpo, incluyendo el plastrón, es de tono amarillo rojizo. El
caparazón es casi circular y su longitud en adultos va de 72 a 104
centímetros; el peso corporal puede estar entre 67 y 107 kilogramos
pero ocasionalmente llega a los 200 kilogramos. Generalmente
presentan organismos adheridos a su cuerpo, como sucede con las
otras especies de tortugas marinas.
En comparación con otras especies, la caguama tiene una cabeza
grande, con un ancho promedio de 25 centímetros y un largo de
32.5. Tanto las aletas delanteras como las traseras presentan un
par de uñas. Las crías son café oscuro con márgenes claros, una
longitud media de 43.6 milímetros y un peso de 20.7 gramos.
La estación reproductiva de la tortuga caguama del Atlántico es de
mayo a septiembre y su ciclo reproductivo va de dos a cuatro años,
con rango de dos a cinco desoves por año. Sus principales sitios
de anidación en el Atlántico mexicano se encuentran en el estado
de Quintana Roo; fuera de esta área sólo ocurren anidaciones
ocasionales en las playas de Tamaulipas, Campeche y Yucatán. El
promedio de huevos por nidada es de 104, pero puede variar entre
40 y 179 huevos; el diámetro de éstos va de 39 a 43 milímetros y
el periodo de incubación es de alrededor de dos meses.
No se tienen registros de anidaciones en el Océano Pacífico
americano, pero en la costa del Pacífico de la Península de Baja
California, específicamente en el Golfo de Ulloa, se localiza
la principal zona de desarrollo de la población que anida en
Japón, encontrando juveniles y subadultos. A esta población
se le considera altamente migratoria por los movimientos
transoceánicos que se han verificado con un juvenil que fue
marcado en Japón y encontrado más de dos años después frente
a San Diego, California, en Estados Unidos de Norteamérica. En
ruta inversa tenemos el ejemplo de un ejemplar liberado frente a
la península de Baja California y fue localizado un año después en
la costa japonesa. Lo anterior significa que las tortugas caguamas
que nacen en playas japonesas en algún momento se desplazan
unos 10 mil Kilómetros. para llegar a algunas zonas de desarrollo
en Norteamérica, y cuando están listas para reproducirse, hacen el
viaje de retorno a la región en la que nacieron.
Todas las crías de tortuga marina son carnívoras y casi todas siguen
manteniendo esa característica hasta su etapa adulta. Tal es el caso
de la caguama, cuyo pico córneo es grueso y posee mandíbulas
muy fuertes que le permiten alimentarse de organismos con
33
esqueletos duros; entre los preferidos por la caguama están
moluscos (como caracoles, lapas, almejas, ostras, calamares y
pulpos), crustáceos (como langostas, cangrejos, jaibas, cacerolitas y
camarones); ocasionalmente consume también medusas.
Actualmente se considera a la tortuga caguama en la lista de especies
en peligro de extinción.
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6. Tortuga carey (Eretmochelys imbricata)
Una joya que se mueve en el agua.
La tortuga carey también es conocida como tortuga pico de halcón
por la similitud de su pico con el de estas aves. Esta característica
parece deberse a una adaptación por el tipo de alimento que
consume, y que consiste principalmente en esponjas, erizos, pólipos
y otros organismos que viven en pequeños orificios o huecos en
los arrecifes coralinos o zonas rocosas; lo estrecho de su pico le
permite introducirlo lo suficiente para poder alcanzar su alimento.
También se alimenta de peces y en ocasiones de algas. Se les ha
observado principalmente cerca de los arrecifes de coral o zonas
rocosas de los mares tropicales y subtropicales de los océanos
Atlántico, Pacífico e Índico, en donde se distribuye. Migran desde sus
áreas de alimentación a áreas de reproducción teniendo rutas más
bien cortas.
El caparazón de la tortuga carey es negro opaco o café oscuro con
moteados amarillos y rojizos con manchas cafés, aunque también
se pueden observar individuos en los que predomina más el tono
amarillento con los moteados oscuros. Las escamas de la cabeza son
negras con borde claro. Su cabeza es angosta y alargada; el pico es
amarillo y frecuentemente muestra algunas franjas negras verticales.
Su plastrón y el borde de aletas y caparazón son de color amarillo
cremoso. En las aletas anteriores tiene dos uñas. Las crías tienen el
caparazón color café rojizo con zonas más oscuras en las uniones
de los escudos; tanto las aletas como la cabeza son de un tono muy
cercano al negro. Los adultos pesan entre 39 y 80 kilogramos. En esta
etapa la talla del caparazón muestra mucha variabilidad, pues puede
ir de 76 a 114 centímetros, pero se han registrado hembras anidando
con una talla de apenas 53 centímetros; esta variación puede ser
muy notoria de una población a otra. En cuanto a las crías, su peso
llega a los 20 gramos, y su caparazón apenas alcanza entre 3.8 y 4.6
centímetros.
Esta es la especie de tortuga marina que pone más huevos en una
sola nidada, con un rango entre 80 y 250, y con un promedio de 130
huevos, pero también es la que pone los huevos con menor tamaño.
El periodo de incubación es de entre 47 y 75 días y cada hembra
puede poner de tres a cinco nidadas por temporada. La temporada
de anidación inicia a finales de la primavera y se mantiene a lo largo
del verano.
Los juveniles y adultos de esta especie tienen los escudos del
caparazón sobrepuestos o traslapados; eso quiere decir que no
están colocados de forma continua uno junto al otro como en las
demás especies, sino que el borde posterior de uno está sobre el
borde anterior del otro, como las tejas de una techumbre. Los bordes
de su caparazón tienen escudos con puntas salientes, lo que le da
forma parecida a la de un serrucho. Los escudos del caparazón son
muy resistentes y están compuestos principalmente de queratina
(sustancia similar a la de las uñas), lo que hace que sean maleables,
es decir, que se pueden cortar y deformar para crear artesanías cuya
belleza hace que se coticen a precios muy altos.
Los escudos del caparazón de esta tortuga se consideran materiales
preciosos equivalentes al marfil, al cuerno de rinoceronte, al oro y a
las gemas, que muchas veces se comercian con elevados precios en
el mercado negro.
35
En México este tipo de piezas ya eran realizadas por las culturas
Azteca y Maya. A pesar de que en México las tortugas marinas están
protegidas por la ley, en la actualidad el carey se sigue utilizando para
producir armazones de anteojos, peinetas, peines, botones, dijes y
muchos tipos de adornos a pesar de que está prohibido.
A esta especie se le considera en peligro crítico de extinción porque
sus poblaciones a nivel mundial disminuyeron casi un 80 por ciento
en tan sólo tres generaciones, lo que abarca poco más de 100 años.
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En México se le puede observar anidando tanto en las playas del
Golfo de México y Caribe mexicano, principalmente en Campeche y
Yucatán, como en las del Pacífico, aunque en este último su anidación
es más escasa y dispersa. En playas de Oaxaca, Michoacán y Nayarit
se ha documentado la anidación de esta especie, aunque esto ha
ocurrido de forma intermitente. Suele anidar de manera aislada
en playas de aguas tranquilas y prefiere hacerlo durante la noche,
aunque se tienen registros esporádicos de anidaciones diurnas en
playas con escasa presencia humana.
7. Tortuga kikila (Natator depressus)
¿Dices que es la única que nunca visita aguas mexicanas?,
pues ella se lo pierde.
Esta especie es la única de las tortugas marinas cuyo rango de
distribución no alcanza aguas mexicanas puesto que es endémica de
Australia, en Oceanía, principalmente de la Costa Norte y en algunas
islas de esa región del continente; por esa situación es la menos
conocida y de la que se difunde menos información en nuestro país.
De hecho, sus movimientos migratorios y distribución en general son
relativamente estrechos, lo que hace muy difícil que se le pueda ver
fuera de ese continente. Anida casi todo el año con picos entre marzo
y abril, aunque en el lado noreste de Australia lo hace principalmente
entre noviembre y enero, en lo que corresponde al verano del
hemisferio sur.
Poseen un caparazón bastante plano, con los bordes ligeramente
elevados; por lo mismo su nombre en inglés es tortuga espalda plana.
Su coloración es gris oliváceo con el plastrón amarillento. La tortuga
kikila llega a pesar hasta 90 kilogramos. y su caparazón puede medir
casi un metro. Sus huevos son proporcionalmente los de mayor
tamaño entre las tortugas marinas, pues son casi del tamaño de los
huevos de la tortuga laúd, aunque en cuanto a la talla de los adultos
exista una enorme diferencia entre estas dos especies. Es la especie
de tortuga marina que pone menos huevos en cada nidada, pues
su promedio es de 54 huevos. Deposita de dos a cuatro nidadas
por temporada.
Las crías de la tortuga kikila son más grandes que las de las de
la tortuga blanca, pero más pequeñas que las de la tortuga laúd;
alcanzan los 6 centímetros de longitud en el carapacho y pesan
alrededor de 45 gramos. La coloración de los neonatos también es
un poco diferente a la de las demás tortugas marinas pues en cada
escudo del caparazón presenta una coloración gris más clara en el
centro que en las orillas, permitiendo diferenciar los escudos a simple
vista. La coloración general de las crías es de un tono gris oscuro con
bordes blancuzcos en las aletas y el caparazón.
La kikila permanece casi toda su vida en aguas no muy profundas
y debido a la temperatura de las playas donde anida presenta la
temperatura de incubación más alta de las tortugas marinas:
alrededor de los 36 grados centígrados. Su tiempo de incubación es
de 48 a 66 días.
El éxito de incubación suele ser alto, con un rango entre 70 y 95 por
ciento, pero tiene muchos depredadores naturales, como el cocodrilo
o una lagartija de gran tamaño llamada goanna, que destruye un
gran porcentaje de nidos.
La alimentación de esta especie es carnívora y su dieta se compone
principalmente de invertebrados bentónicos (que habitan en el
fondo marino, como pólipos, erizos y pepinos de mar), moluscos
(como pulpos, calamares, caracoles y almejas), así como corales de
consistencia suave.
Su piel es un poco más suave que la de las demás especies de tortugas
marinas; por esta razón las hembras resultan más lastimadas por los
machos durante el apareamiento, cuando éstos las sujetan con las
37
uñas o cuando les muerden en la parte posterior de la cabeza. Dado
que pueden retener y conservar el esperma del macho por toda la
temporada de reproducción sólo requieren aparearse una sola vez.
Otro rasgo interesante de esta especie es su marcada preferencia
por anidar en una misma playa, o incluso en una misma zona; se
han registrado individuos cuyas anidaciones, aún al paso de muchas
temporadas reproductivas, se mantienen a una distancia en el rango
de 1.5 kilómetros.
Hoy en día, a esta especie se le considera en una situación vulnerable,
aunque parece no requerir de tratados internacionales para su
conservación por su restringida área de distribución. Los gobiernos
federal y locales en el norte de Australia se han dado a la tarea de
impulsar la protección de la tortuga kikila, sobre todo por el riesgo
que ésta corre por la acción de sus depredadores naturales.
38
Sin embargo, al igual que la tortuga lora, es altamente vulnerable a
eventos catastróficos o a la sobreexplotación por su distribución tan
limitada, al tratarse de una especie endémica. En años recientes se
publicó que su población mundial no rebasa las 30 mil hembras y
que se estima anidan unas 10 mil por año.
39
VI. Amenazas que enfrentan
las tortugas marinas
C
on frecuencia escuchamos o leemos referencias que relacionan
a una especie, a una población o a un ecosistema con la palabra
“amenaza”. En general entendemos que eso se refiere a que en las
condiciones actuales hay ciertos factores que hacen posible que esa
especie, población o ecosistema sufra algún daño, inclusive, que
puede llegar a desaparecer. Amenaza, entonces, se define como lo
que representa un riesgo, lo que anuncia la proximidad de un daño
o peligro.
Todos los seres vivos corren riesgos que ponen en peligro su
supervivencia, pero en ciertas circunstancias, unas especies son más
vulnerables que otras. Por ejemplo, organismos que consumen un
tipo de alimento específico, o que habitan en un ecosistema de
características muy particulares se ven fuertemente amenazados si
ese tipo de alimento empieza a escasear, o si su hábitat se reduce o
sufre alguna modificación sustancial; a este tipo de organismos se les
considera “especialistas”.
Evidentemente, si hay una especie o población cuya dieta se compone
de diversas fuentes de alimento, o que es capaz de vivir en distintos
tipos de hábitat, entonces ésta es mucho menos susceptible a alguna
amenaza. Eso no significa que sea indestructible, simplemente que es
más resistente.
Si tratamos de ver las amenazas desde una perspectiva más amplia,
notaremos que lo que pone en riesgo a una especie también significa
una amenaza para el ecosistema mismo o para otros grupos de
40
organismos por la gran cantidad de relaciones que se dan entre
individuos de distintas especies. A la inversa, una situación que pone
en riesgo a un ecosistema, por ejemplo la contaminación por basura,
la disminución en la disponibilidad de agua o la desertificación, entre
otras, lleva implícita una amenaza para los seres vivos que ahí se
alimentan o se desarrollan. Dicho de otra forma, los desequilibrios en
el balance natural de las poblaciones o de los ecosistemas, representan
amenazas que pueden alcanzar a afectar directa o indirectamente a
todos sus componentes.
Ahora bien, es importante diferenciar las causas que dan lugar a
las amenazas. Consideremos primero que nuestro planeta está en
constante cambio, lo que significa que los seres vivos deben adaptarse
para poder sobrevivir o desaparecerán. La extinción de varias especies
se ha ocasionado por procesos naturales regulados por las condiciones
del ambiente y la capacidad de los seres vivos para adaptarse a él. Sin
embargo, también hay muchos tipos de amenazas que tienen origen
en nuestras actividades, las actividades humanas, sobre todo en lo
que respecta a la manera como satisfacemos nuestras necesidades
o gustos haciendo uso de los recursos que hay en el planeta; a este
tipo de amenazas se les conoce como antropogénicas. El crecimiento
de la población humana y el constante cambio en los hábitos que
se generan en la vida moderna representan una seria amenaza para
muchas especies y para muchos tipos de hábitat.
Las tortugas marinas no son ajenas a lo anterior. Aunque cada especie
puede tener diferentes formas de alimentarse, u ocupar distintos tipos
de hábitat, en general todas enfrentan amenazas que ponen en riesgo
su sobrevivencia. Se tienen registros de que en el planeta han existido
más de 60 especies de tortugas marinas y hoy en día sólo quedan siete
u ocho; puede sonar extraño, pero a la fecha no se ha documentado
que alguna de las especies de tortuga marina se haya extinguido por
causas atribuibles a la actividad humana. Lamentablemente eso podría
cambiar dado que muchas de las poblaciones actuales se muestran
vulnerables ante las condiciones que parecen estar imponiendo la
manera cómo los humanos usamos los recursos de nuestro planeta.
Son muchas las amenazas que enfrentan las tortugas en la actualidad
y no sería práctico abordar cada una de ellas a detalle. Nos referiremos
más bien a las más conocidas y, en particular, a aquellas que tienen
que ver de alguna manera con nuestras actividades cotidianas.
e inclusive el océano abierto. Hoy en día existe tecnología para
construir grandes puertos, marinas, complejos turísticos y otro tipo de
obras de infraestructura que representan la destrucción de grandes
extensiones de vegetación costera, o la modificación de la dinámica
natural de playas, esteros y lagunas; también significan la generación
de desechos y otras fuentes de contaminación, como el ruido o la luz
artificial excesiva, la cual provoca que las adultas que salen a desovar
y las crías que emergen de los nidos se desorienten y les impida
cumplir con su ciclo de reproducción. Recordemos que las playas
son un componente importante del ciclo reproductivo de las tortugas
marinas porque es precisamente ahí donde depositan sus huevos,
por lo que el interés de la sociedad moderna por explotar las costas
representa una amenaza significativa no sólo para estos reptiles, sino
para muchas otras especies silvestres.
Primero hablemos de la destrucción o modificación de sus hábitat,
entre los que se incluyen playas, lagunas costeras, arrecifes coralinos,
41
También podemos hablar de las embarcaciones gigantes que se
construyen y navegan por los mares, transportando mercancías
y materiales de distintos tipos y que también pueden llegar a ser
verdaderas ciudades flotantes. En todos los casos se derraman
cantidades importantes de desechos.
no se hizo de manera ordenada, llegándose a la sobreexplotación. El
saqueo de los huevos en las playas de anidación es una práctica que
aún persiste y que tiene un impacto determinante en la situación de
riesgo en la que se encuentran los quelonios, lo que la convierte en
una de las amenazas más graves.
Mucho se ha hablado del enorme impacto que los plásticos y derivados
de los petroquímicos provocan en el ambiente, y muy en especial en
los ecosistemas marinos. Es tal la cantidad de este tipo de desechos de
este tipo acumulados en el mar, que las corrientes las concentran en
algunos puntos formando enormes “islas” de plástico. Tampoco está
de más decir que en muchos casos esos plásticos causan la muerte de
tortugas y otros animales cuando éstos los tragan, confundiéndolos
con su alimento.
Hoy en día, en la gran mayoría de los países, el aprovechamiento
directo de las tortugas o de sus huevos está prohibido, o por lo menos
regulado, pero eso no significa que no haya personas dispuestas a
capturarlas violando la ley. Como muchas otras especies, las tortugas
son organismos migratorios, lo que significa que pueden pasar parte
de su ciclo en países donde sí se tenga y se aplique un marco legal
adecuado para su protección, pero también en aquellos en los que
ocurra lo contrario.
Hay otras situaciones que pueden significar amenazas para las tortugas
marinas. El cambio climático es uno de ellos, y lo es por varias razones,
pues por un lado este cambio significa una serie de transformaciones
en el planeta que pueden modificar las rutas migratorias o las áreas
de alimentación, o el incremento del nivel del mar ocasionando la
pérdida de playas, pero también se puede incrementar la temperatura
de incubación de la arena, aspecto importante porque precisamente
la temperatura de la arena tiene mucho que ver con en la incubación
de los huevos para la producción de hembras o machos. Las tortugas
marinas han sobrevivido a varios cambios climáticos en la historia del
planeta, pero ¿qué esperaríamos que suceda si en algún momento
se producen sólo hembras? Nada bueno. El cambio climático como
resultado de actividades antropogénicas es también un ejemplo de
cómo estamos afectando a las tortugas marinas de forma indirecta,
pero determinante.
Otra situación que afecta de manera importante a las poblaciones
de tortugas marinas es la posibilidad de que sean capturadas
accidentalmente en actividades de pesca dirigidas a otras especies, lo
que se conoce como pesca incidental. Por ejemplo, las embarcaciones
camaroneras pueden capturar tortugas cuando realizan sus arrastres
porque el camarón forma parte de la dieta de algunas especies.
Hablando de actividades humanas que afectan directamente a las
tortugas marinas, tenemos que detenernos a revisar la captura de
adultos y la cosecha de huevos que por décadas se han practicado
en muchos países, incluyendo el nuestro. Aunque por muchos años
las tortugas marinas fueron fuente de alimento y de recursos para
comunidades costeras, el problema surgió porque su aprovechamiento
42
También puede suceder que las tortugas muerdan anzuelos que son
colocados para capturar a otras especies, o que se enreden en las
líneas pesqueras o que queden atrapadas en redes de deriva, lo que
puede significar que mueran.
Tomando en cuenta las amenazas que directa o indirectamente
representan las actividades humanas, no es de extrañar que muchas
poblaciones de quelonios estén siendo afectadas al grado de que
en muchos países, incluyendo México, se les considere especies en
peligro de extinción.
Se han tomado algunas acciones para intentar evitar situaciones
como las descritas anteriormente; por ejemplo, se han creado leyes
más estrictas para evitar que la zona costera se vea más dañada y
se han diseñado artes de pesca que pueden ayudar a excluir a las
tortugas de los lances de pesca comercial; evidentemente esto aún
es insuficiente. También se requiere que todos hagamos algo para
intentar reducir el potencial destructivo de estas amenazas, y no sólo
se trata de no consumir carne o huevos de tortuga. Hay un ejemplo
muy claro y que no es difícil de aplicar: podemos reducir el uso de
materiales plásticos, sobre todo los desechables, sustituyéndolos por
otros que se puedan usar por más tiempo.
Como vimos, las tortugas marinas pueden ser afectadas de muchas
maneras por las actividades humanas, pero también hay distintas
formas en las que podemos ayudar a su conservación. Y lo más
interesante es que en muchos casos sólo se trata de cambiar algunos
hábitos. La decisión está en cada uno de nosotros.
43
VII. Los campamentos
tortugueros comunitarios
y las actividades que realizan
U
n campamento tortuguero es una construcción temporal o
permanente que se encuentra en una playa que frecuentan
las tortugas marinas para desovar; dicha playa puede ser de mayor
o menor importancia, e inclusive con valor estratégico para la
conservación de los quelonios marinos.
En el país existe una gran cantidad de campamentos tortugueros
registrados ante la Dirección General de Vida Silvestre. Algunos son
operados por el gobierno federal, estatal o municipal, por instituciones
académicas, por organizaciones no gubernamentales, iniciativa
privada, o por grupos comunitarios, en donde los campamentos son
atendidos por el personal de las localidades. En la costa oaxaqueña
las comunidades que atienden los campamentos tortugueros se
han organizado para formar la Red de Humedales de la Costa de
Oaxaca (RHCO), ejemplo de éxito en un programa comunitario en la
conservación de especies en peligro de extinción.
A continuación se da una breve explicación de esas actividades y en
qué consiste cada una de ellas.
1.Recorridos nocturnos.
Dado que las tortugas marinas que se presentan a desovar a las
playas de Oaxaca en general lo hacen por las noches, los recorridos
se inician a partir del atardecer. Los recorridos se hacen con una
frecuencia variable dependiendo de la playa, el número de kilómetros
que se deben cubrir, el medio de transporte que se use, la cantidad
de personas que participen y la temporada del año.
El objetivo principal de los recorridos nocturnos es rescatar aquellas
nidadas de tortuga marina que queden en áreas susceptibles de
saqueo, depredación o destrucción por fenómenos naturales, ya sea
por estar en la desembocaduras de ríos, esteros o muy cerca del oleaje.
Siete de las cooperativas que integran la RHCO cuentan con
autorización para realizar actividades de conservación de tortugas
marinas. Estas cooperativas se encuentran trabajando en las
comunidades: La Ventanilla, en el Municipio de Santa María Tonameca;
El Tomatal, Los Naranjos y Barra de Navidad, en el Municipio de
Colotepec: La Tuza en el Municipio de Jamiltepec; Playa Cacalote y el
Venado, en el Municipio Tututepec.
Durante la salida nocturna se registra en un formato la información
más destacada, como número de nidos colectados, nidos saqueados,
nidos depredados, tortugas muertas y sus posibles causas, así como
rastros de tortugas que salieron pero no anidaron. Estos datos
permiten tener una idea de cuál es la situación de la población
anidadora en cada una de las playas, al igual que de los problemas
a los que se enfrentan incluyendo saqueo, depredación, factores
ambientales, etc.
Los campamentos tortugueros de la Red de los Humedales de la Costa
de Oaxaca realizan diferentes labores de monitoreo y conservación.
2.Traslados de nidadas a corrales.
El traslado de las nidadas a los corrales construidos por los grupos
44
comunitarios es una de las labores más extenuantes y que precisa de
mayor cuidado en su realización.
Al reubicar los huevos se debe tomar en cuenta el tiempo transcurrido
entre el desove de la tortuga y el momento en que se encuentra el
nido, la zona de la playa en la que se encuentra así como los posibles
factores de destrucción del mismo.
El manejo de los huevos durante el traslado es de vital importancia,
pues mientras más cuidado se tenga y menos movimientos bruscos
sufran, más probabilidades de éxito de eclosión habrá. También por
ello es determinante estimar el tiempo transcurrido entre el desove y
el hallazgo del nido. Si se ha visto a la tortuga desovando o cerrando
el nido, las probabilidades de éxito aumentan.
Una vez que el nido ha sido trasladado, en el corral se construye un
nido similar al que hacen las tortugas marinas, es decir, con forma de
cántaro y una profundidad entre 40 y 60 centímetros, dependiendo
la especie. Después de colocar los huevos en el nido, éstos son
cubiertos con arena que debe irse compactando suavemente. Una
vez que están completamente cubiertos, se coloca una estaca o vara
que contenga un número que lo relacione con la hoja de datos o
ficha, así como la fecha probable de nacimiento. Esta información
es la mínima requerida pero puede llevar otra información como la
especie, la fecha de siembra, colectados y sembrados, especie de
la tortuga, hora de colecta y sembrado y observaciones, en caso
de haberlas.
Cuando se acerca la fecha de nacimiento, es común colocar alrededor
de cada nido una rejilla de malla y cubierta con una tela mosquitero,
que sirve para evitar que las moscas dejen sus larvas y dañen los
huevos que se están desarrollando, y para evitar que las crías escapen
y poder contarlas.
Durante los días de incubación, entre 45 y 60, según la especie y la
época del año, el sitio donde se coloquen los nidos debe ser vigilado
para evitar depredación o saqueo.
Como van saliendo las crías se van contando. En cuanto están activas
se llevan cerca del mar y se deja que entren por ellas mismas. Una vez
que salen todas las crías, el nido es abierto para contar los cascarones
dejados por las crías emergidas, las crías muertas y los huevos que
45
no produjeron las crías. Todos estos datos dan una idea del éxito de
eclosión y pueden permitir que se tomen algunas medidas en caso
de que la eclosión sea muy baja.
3. Liberación de crías.
Las crías cuentan con una reserva energética conocida como saco
vitelino, que les permite salir del nido, cruzar la playa hasta el mar y,
una vez dentro, nadar frenéticamente hasta llegar a zonas un poco
más seguras y con alimento. Gracias a esta adaptación las crías de
tortuga marina no necesitan ingerir alimento al momento de emerger
del nido y durante varios días después mientras consiguen llegar a
zonas en el mar con menos depredadores.
Esta reserva de alimento y la energía que demuestran al salir del
nido y comenzar su carrera al mar son las razones principales para
no retener las crías con la idea de liberarlas más tarde; ambas
condiciones les dan ventajas a las crías para conseguir sobrevivir en
sus primeras horas fuera del nido.
Por lo dicho en los párrafos anteriores, las crías deben ser liberadas
al momento de salir del nido. También es importante dejarlas que
recorran un buen tramo de la playa, pues en ese trayecto identifican
la playa en que nacieron para que puedan volver a ella en su etapa
adulta. A este hecho se le conoce como impronta. Nunca deberán
dejarse las crías directamente en el agua, pues eso limitaría el proceso
de impronta.
Cuando hay personas ajenas al campamento apoyando las
actividades, se les menciona que deben llevar las manos libres
de productos químicos como repelentes, bronceadores, cremas
o aceites, pues estas sustancias alteran la capacidad olfativa de
las crías.
4. Educación ambiental.
Una actividad primordial en los campamentos es sensibilizar a otras
personas sobre la importancia de la conservación de las tortugas
46
marinas. Para lograr esto, los grupos comunitarios realizan pláticas
en escuelas y las invitan a participar con ellos en las labores de
conservación en playa. Entre las acciones que se realizan de manera
frecuente están las limpiezas de playa, que contribuyen a dejar las
áreas de anidación libres de basura que impida a las tortugas anidar.
A estas campañas de limpieza generalmente se invita a la comunidad
a participar y es común que los niños sean los más entusiastas. A
través de esto, a los niños les queda más clara la relación que hay
entre sus acciones y la muerte de las tortugas marinas por plásticos
en el mar.
Otro momento en que los operadores de los campamentos
tortugueros llevan a cabo acciones de educación ambiental es al
ofrecer información biológica, ecológica y vivencial a los visitantes
que llegan a sus comunidades para conocer a las tortugas marinas.
La labor en este aspecto es lenta y casi imperceptible, pero sus frutos
se verán en algunos años, cuando los niños de estas comunidades
y visitantes sientan un fuerte compromiso y vean como algo natural
cuidar su medio ambiente.
5. Ecoturismo.
El ecoturismo es una actividad que debe conjugar tres aspectos
básicos para que sea sustentable: el social, el ambiental y el
económico. En este sentido es una herramienta que contribuye a que
las comunidades que participan de ellas se organicen de acuerdo a
su cultura y al medio ambiente que les rodea. Cuando el ecoturismo
es realizado correctamente se conserva la diversidad natural y cultural
de una comunidad obteniendo, además, beneficios económicos.
Las personas que desean hacer protección de tortugas marinas
e instalar un campamento tortuguero, deberán obtener una
autorización a través de la Dirección General de Vida Silvestre de
la SEMARNAT. La DGVS determinará cuáles son las condicionantes
para la actividad y si el protocolo propuesto por la comunidad
está acorde con la conservación de las especies y sus hábitats. Los
campamentos tortugueros de la Red de los Humedales de la Costa
de Oaxaca cuentan con dicha autorización. Los guías les brindarán la
información necesaria y les notificarán la posibilidad de no encontrar
tortugas durante el recorrido.
5.1. Protocolo para realizar recorridos nocturnos con turistas:
Las actividades de turismo ecológico se desarrollan con el fin
de educar y obtener recursos que permitan la conservación y
manejo de las especies en peligro de extinción en zonas o áreas
determinadas para ello.
Las especies de tortugas marinas que se pueden observar en las
playas de Oaxaca son golfina, prieta, laúd y ocasionalmente carey.
Para el desarrollo de las actividades de ecoturismo existe un protocolo
de actividades y un código de conducta que aseguran el completo
respeto a las especies objeto de observación.
Los turistas interesados en participar en las actividades de
observación de tortugas, individualmente o en grupo, deberán
reservar anticipadamente el recorrido con los encargados o guías
ambientales y deberán seguir puntualmente sus recomendaciones.
47
Los visitantes podrán llegar a la playa a partir de las cuatro de la
tarde, considerando el tiempo necesario para armar el campamento,
en el caso de que se queden durante toda la noche en la playa.
No sobra decir que algunas comunidades cuentan con el servicio de
hospedaje en cabañas. Una vez instalados se les brindará una plática
y se les mostrarán fotos y material didáctico para que comprendan la
importancia ecológica de las especies y su biología, así como el trabajo
de conservación que se realiza en los campamentos tortugueros.
Se deberán organizar grupos con un máximo de diez personas por
guía; también se determinarán los turnos de salida considerando
aproximadamente una hora de recorrido por grupo. Los recorridos
se iniciarán a las 9:00 de la noche y terminarán a las 2:00 de
la mañana.
Todos los recorridos se realizarán a pie, tratando de caminar sobre
la arena húmeda y sin dispersarse, teniendo cuidado de no pisar
crías, en playas donde se dejan las nidadas in situ. Se deberá guardar
silencio. No se pueden usar luces blancas ni cámaras con flash; por
ello se deberá equipar a los participantes con lámparas de luz roja, la
cual perturba menos a las tortugas. Sólo el guía podrá usar lámparas
con focos blancos cuando lo considere necesario. Los interesados en
tomar fotos o videos lo podrán hacer únicamente durante el desove
y sin usar flash, por lo que tendrán que ajustar sus equipos para que
funcionen con la iluminación roja.
Es posible que durante la caminata se encuentren rastros de tortugas
con nidos; en esos casos el guía podrá colectar los huevos para
mostrar el trabajo que se realiza en los campamentos tortugueros.
El guía deberá explicar las técnicas utilizadas para la ubicación de los
nidos y el reconocimiento de las especies mediante el rastro.
A lo largo de todo el recorrido estará prohibido consumir comida
o bebidas alcohólicas en la playa de anidación. Los participantes
podrán llevar agua pero con el compromiso de no dejar botellas,
vasos o cualquier recipiente en la playa.
48
En caso de que se encuentre una tortuga saliendo del mar, el grupo
se detendrá y no se acercará hasta que la tortuga haya hecho el nido
y empiece a desovar. Una vez que empiece el desove, el grupo se
podrá acercar a no menos de un metro de la tortuga y procurando
mantenerse por detrás de ella, fuera de su campo visual. El guía
podrá remover la arena cuando sea necesario para que se pueda
observar el desove e iluminará la cloaca y el nido, cuidando que la
luz no llegue a ser percibida por la hembra. Se podrán tomar fotos
o videos sin flash. Sólo se podrá alumbrar a la tortuga por la parte
posterior, nunca frente a ella. Sólo el guía podrá realizar el manejo
para el traslado de los huevos. Si se encuentra a la tortuga regresando
hacia el mar es mejor no acercarse y simplemente observarla a una
distancia prudente.
Durante todo el tiempo de observación se deberá mantener silencio;
las preguntas durante el desove se podrán hacer siempre y cuando
se mantenga un tono de voz baja.
Si no se encuentran tortugas en la playa durante una hora, el grupo
deberá regresar al punto de inicio del recorrido. En temporada
de lluvias, los visitantes decidirán si realizan el recorrido con
impermeables o suspenden la actividad. En caso de tormenta
eléctrica, todo el grupo debe de suspender la actividad.
49
VIII. ¿Qué podemos hacer?
C
omo ya se ha dicho, la conservación de las tortugas marinas y
de su hábitat no es responsabilidad exclusiva del gobierno en
sus distintos niveles, o de los grupos, instituciones u organizaciones
directamente involucrados en esta tarea. Cada uno de nosotros,
como miembros de una sociedad cuya forma de uso de los
recursos naturales está dando origen a una situación de riesgo
para los quelonios, debe aportar su mejor esfuerzo para reducir
estas amenazas.
Ya sea cambiando algunos hábitos en nuestra vida cotidiana, o tomando
las siguientes acciones:
• Apoyar en la difusión de las actividades de conservación.
• Evitar dejar basura en las playas, y así ayudar a mantenerlas limpias.
• No usar iluminación artificial en las playas de anidación de tortugas
marinas. En caso de que sea muy necesario, preferentemente usar
filtros para iluminar con luz roja.
• Reducir el ruido que pueda generar nuestra presencia en las playas
de anidación, especialmente cuando estamos en presencia de
una tortuga.
• No llevar mascotas a la playa.
• Difundir las actividades de observación responsable de tortugas
marinas en su hábitat.
• Mantenerse informados de las medidas de conservación que impulsa
el gobierno.
• Evitar hacer fogatas en las playas de anidación.
• No usar vehículos motorizados en las mismas.
• Denunciar ante las autoridades competentes cuando sepa de casos
de saqueo y posesión ilegal de huevos o carne de tortugas marinas.
50
• Reducir, en la medida de lo posible, el uso cotidiano de artículos de
plástico y productos desechables.
51
52
IX. Legislación y normatividad
L
as acciones de conservación, protección y aprovechamiento de
las tortugas marinas cuentan con un amplio y antiguo marco
jurídico que las protege ampliamente en muchos aspectos; desde
las playas de anidación a las que arriban, la regulación de las artes de
pesca en las que pueden ser capturadas, hasta la prohibición de la
comercialización de los organismos y sus productos. A continuación
se presenta una relación de Decretos, Vedas, Acuerdos y Normas
que han sido creadas para ello:
En 1976 se decretan a nivel nacional 16 zonas de reserva y sitios
de refugio de tortugas marinas en las costas del Golfo de México,
Océano Pacífico y Mar Caribe.
La primera normatividad se establece a partir de 1927 con un
Decreto Presidencial que prohibió la explotación de huevo y la
destrucción de nidadas de tortugas; dos años más tarde, el 14 de
febrero de 1929 se decretó una veda y se define la normatividad
para las tallas mínimas de captura, así como la prohibición de la
explotación de los nidos y huevos.
El 31 de mayo de 1990 se establece la veda total e indefinida para la
captura y comercio de todas las especies de tortugas en los litorales
del Golfo, Pacífico y Mar Caribe.
El 9 de julio de 1937 por Decreto Presidencial de Lázaro Cárdenas, se
declara el Parque Nacional “Lagunas de Chacahua” para permanecer
como refugio de las riquezas naturales, y la flora y fauna quedarán
debidamente protegidas.
El 29 de octubre de 1986 se publica en el DOF el Decreto por el
que se determina a 17 playas de anidación como Zona de Reserva
y sitio de Refugio para la Protección, Conservación, Repoblación,
Desarrollo y Control de las diversas especies de tortuga marina.
El 30 de diciembre de 1991 se adiciona el artículo 254 bis del Código
Penal para el DF en materia de Fuero Común y para toda la República
en materia de Fuero Federal con la imposición de penas de prisión
a quien capture, dañe o comercialice sin autorización cualquier tipo
de quelonio y mamífero marino.
En 1964 se estable en México el “Programa Nacional de Tortugas
Marinas”, con políticas y actividades de Protección, Conservación e
Investigación, en 1966, se instituye por decreto, la veda total a la
comercialización de huevos de todas las especies.
En 1992 el Instituto Nacional de la Pesca (INP) crea en Mazunte,
Oaxaca, el Centro Mexicano de la Tortuga con el propósito de
concientizar a las comunidades ribereñas sobre la importancia
de preservar este recurso, se ofrecen asesorías y se promueven
alternativas productivas, además de realizar investigación científica
y tecnológica para su manejo y conservación.
En 1971 y 1972 se decreta la veda total para todas las especies y
se reserva la explotación del recurso sólo para algunas sociedades
cooperativas de producción pesquera.
El 6 de marzo de 1992, por decreto se integra México a la Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna
y Flora Silvestre (CITES).
53
El 2 de diciembre de 1993 y por acuerdo presidencial se crea la
Comisión Intersecretarial para la Protección y Conservación de las
Tortugas Marinas en la que participan las Secretarias de Pesca,
Desarrollo Social y Marina para conservar y rescatar el recurso.
Ese mismo día, se integra el Comité Nacional para la Protección y
Conservación de Tortuga Marina con carácter técnico consultivo de
concertación y de apoyo en la investigación, protección, conservación
y rescate de las tortugas marinas.
El 31 de diciembre de 1993 se publica la Norma Oficial Mexicana
de Emergencia NOM-EM-002-PESC-1993, en donde se establece
el uso obligatorio de los Dispositivos Excluidores de Tortugas
Marinas (DET) para evitar su captura en las redes de embarcaciones
camaroneras del Golfo de México; y, en 1996 aparece la NOM-EM001-PESC-1996 donde se considera también para todo el Pacífico y
Golfo de California.
Para el año 1994, en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se
publica la Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-1994 que
determina las especies y subespecies de flora y fauna terrestres y
acuáticas en peligro de extinción, amenazadas, raras y las sujetas a
protección especial, donde se establecen especificaciones para su
protección, en la que se incluyen a todas las especies de tortugas
marinas. En el mismo año se creó el Comité Nacional para la
Protección y Conservación de Tortugas Marinas, donde participaron
los sectores social, académico y gubernamental.
En 1996, el día 13 de diciembre, se decreta la creación y adición en
el Código Penal para el Distrito Federal en materia de Fuero Común
y para toda la República en materia de Fuero Federal el Artículo 420
que establece “la pena de seis meses a seis años de prisión y multa
de mil a 20 mil días de salario mínimo vigente en el DF al momento
de la comisión del delito, a quien, de manera dolosa, dañe o prive
de la vida a algún mamífero o quelonio marino o recolecte o
comercialice en cualquier forma sus productos y subproductos.
54
El 28 de abril de 1999 México se integra a la Convención
Interamericana para la Protección y Conservación las tortugas
Marinas al firmar el compromiso Internacional con otros países de
Norte, Centro y Sudamérica.
El 29 de septiembre de 1999 aparece el Reglamento de la Ley
de Pesca donde se establecen términos y condiciones para el
desarrollo de investigaciones sobre las diversas poblaciones de
tortugas marinas.
En el año 2000 se aprueba por la Cámara de Diputados y se
publica la Ley General de Vida Silvestre, en donde se mencionan las
especies en riesgo y prioritarias en su Art 60 bis: “Ningún ejemplar
de tortuga marina, cualquiera que sea la especie, podrá ser sujeto
de aprovechamiento extractivo, ya sea de subsistencia o comercial,
incluyendo sus partes y derivados”.
En 2007 aparece la NOM-029-PESC-2006, donde se establecen
las disposiciones para mitigar la captura incidental de tortugas
marinas, eliminación del uso de redes de deriva, uso de anzuelos
circulares y profundidad mínima de operación en la pesca de
tiburones y rayas.
55
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X. Fichas de identificación
En esta sección se presentan las principales características de las tortugas que anidan en México.
Los pictogramas utilizados en esta sección fueron tomadas de la “Guía de Identificación de las
Tortugas Protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas
de Flora y Fauna Silvestres”. CITES, 1999.
*Para cada especie se incluyen pictogramas que representan los diferentes usos que han tenido en
México los productos y subproductos de las tortugas marinas a lo largo de la historia. A partir de
1990, en México las tortugas marinas están protegidas por la ley y no se permite hacer uso alguno
de ellas, sus partes, productos o subproductos.
Especies incluídas en el apéndice I de la Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de
Flora y Fauna Silvestres (CITES)
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Uñas
57
Uña
Chelonia mydas
CaféRojizo
58
Verde
Prieta
Olivo
Gris
Lepidochelys kempii
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60
XI. Bibliografía consultada
Albavera, E., 2009. Situación actual de la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) en playas de arribada del Pacífico mexicano. En: Sarti, L. A. Barragán
y C. Aguilar (Comp.) Memorias de la Reunión Nacional sobre Conservación de Tortugas Marinas. Veracruz, Ver., 25- 28 de noviembre de 2007. Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas, SEMARNAT, México. 42-46.
Albavera, E., 2010. No es una, no son diez, es… la arribada. Artículo publicado el 31/05/10 en el suplemento La Jornada Ecológica, del periódico La Jornada, México.
Disponible en línea en http://jornada.unam.mx/2010/05/31/eco-e.html.
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periódico La Jornada, México. Disponible en línea en http://jornada.unam.mx/2010/05/31/eco-c.html.
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date. FAO Fisheries Synopsis No. 125, Vol. 11. Rome, FAO. 81 p.
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Márquez, M. R. 1996. Las tortugas marinas y nuestro tiempo. México. Fondo de Cultura Económica.
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y M. Donnelly (Editores). 2000 (Traducción al español). Técnicas de Investigación y Manejo para la Conservación de las Tortugas Marinas. Grupo Especialista
en Tortugas Marinas UICN/CSE Publicación No. 4: 23-42.
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SEMARNAT, WWF. 16 pp. http://www.wwf.org.mx/wwfmex/descargas/laud_041207.pdf
SEMARNAP, 1999. Programa Nacional de Protección y Conservación de Tortugas Marinas; Resultados (1992-1997).81 p.
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Páginas de internet recomendadas:
www.cccturtle.org
www.seaturtle.org
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