El Montante de San Pablo (El Greco)

Transcripción

El Montante de San Pablo (El Greco)
 El Montante de San Pablo (El Greco) San Pablo fue uno de los apóstoles más representado por el Greco. En este óleo, pintado a principios del siglo XVII, San Pablo aparece portando en su mano derecha uno de sus atributos característicos: una espada, arma con la que fue decapitado. Esta forma de morir mostraba el privilegio que tenía el Santo de una muerte más digna y breve, en comparación con otros tipos de ajusticiamientos utilizados por Roma, como la crucifixión, siendo ello por haber nacido en Tarso de Cilicia, ciudad perteneciente al Imperio romano. Las ejecuciones por decapitación, en tiempo de los romanos, era reservada a sus ciudadanos como forma más noble de ser ajusticiados y, según Juan Eslava Galán en su libro “Verdugos y Torturadores”, podía realizarse de dos formas principales: la ejecución por hacha efectuada por los lictores, o por espada manejada por el verdugo, ésta menos honrosa que la anterior. San Pablo sufrió la decapitación por espada. 2
La espada no siempre fue el elemento identificador del apóstol, antiguamente, según Juan Ferrando Roig en su “Iconografia de los Santos”, San Pablo solía ser representado con un libro o un rollo de pergamino, pero desde finales del siglo XIII su principal atributo personal sería la espada. De la espada que acompaña a San Pablo, en esta obra del Greco, puede apreciarse la empuñadura, los gavilanes de la guarda o arriaz, y el tercio fuerte de la hoja (parte de la hoja más cercana al arriaz). Al comparar sus dimensiones con la altura de San Pablo (el pomo de la espada alcanza prácticamente la misma altura que el apóstol), no es aventurado decir que dicha espada era de gran tamaño. 3
Lo que también nos hace pensar que, posiblemente, el Greco debió de conocer los relatos que nos han llegado sobre la descripción de San Pablo, según los cuales, el verdadero nombre del apóstol era “Saulo”, tomando el de “Paulus” tras su conversión. Denominación latina que haría referencia a su pequeña estatura, lo que evidenciaría la fidelidad de proporciones entre el “Montante” y el Santo, indicando no una excesiva longitud de la espada, sino la verdadera altura del apóstol. Esta espada vuelve a aparecer en otras dos obras suyas: la primera, representa a San Pablo junto a San Pedro (Museo nacional de Cataluña), y la segunda, es otra versión de San Pablo en solitario (Museo del Prado. Madrid). Entre las tres obras podemos identificar el tipo de arma que porta el Santo como atributo: un “Montante” (espada de dos manos) del siglo XVI‐XVII. 4
El “Montante” es una espada de dos manos de una longitud de hoja que supera los 120 cm, y que tiene una empuñadura que ronda los 30 cm, con un gran pomo que equilibra el conjunto. Realmente, su denominación como “espada de dos manos”, no solo significaba que su empuñadura tuviera capacidad para ser asida por las dos manos, lo normal es que su longitud (30 cm) permitiera el agarre por tres y cuatro manos, sino que, al contrario que otro tipo de espadas como las “espadas de mano y media” (también conocidas como “espadas bastardas”), que pueden ser esgrimidas con una o ambas manos, el peso y las dimensiones del “Montante” hacen obligatorio su uso con las dos manos. El “Montante” mostrado es del tipo denominado “Montante de cruceta, de García de Paredes”. Diego García de Paredes fue un militar español, también conocido por el sobrenombre del “Sansón extremeño” por su fortaleza y valentía, que luchó a las órdenes del “Gran Capitán” en las Campañas de Italia a principios del siglo XVI. 5
Y de cuyas hazañas se hizo eco incluso Miguel de Cervantes Saavedra en su “Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”: “Diego García de Paredes fue un valentísimo soldado y de tantas fuerzas naturales (...) que puesto con un montante en la entrada de un puente detuvo a todo un innumerable ejercito que no pasase por ella”. Espada que se conserva actualmente en el Museo del Ejército (Toledo). En nuestro caso concreto, el “Montante” que acompaña a San Pablo se muestra con los gavilanes rectos. Gavilanes que debían estar acompañados por dos anillos, a ambos lados del arriaz, con el fin de proteger las manos que empuñan el arma. Los anillos no son claramente visibles en este óleo pero sí en el de “San Pablo” expuesto en el Museo del Prado. Para aumentar la protección de la mano que esgrime el arma, se aprecia en dicho montante unos accesorios de defensa adicionales, la “falsaguarda”, formada por unos rebordes de forma apuntada, situados en el tercio fuerte de su hoja, por debajo del recazo, dispuestos para proteger la mano de los tajos ceñidos a la hoja. 6
El “Montante” fue el arma preferida por los “Doblesueldos” (Doppelsölners), cuerpo de élite de los lansquenetes alemanes (landsknechts). Estas tropas profesionales se distinguieron desde finales del siglo XV hasta principios del XVII, como uno los mejores oponentes capaces de enfrentarse con éxito a las formaciones de piqueros suizos, fuerzas que dominaban los campos de batalla europeos en aquella época. Pero el “Montante” no solo fue utilizado por los “Doblesueldos”, también la nobleza y la realeza fueron instruidos en su manejo, el emperador Maximiliano de Austria, Enrique VIII de Inglaterra y hasta el propio Emperador Carlos V fueron aficionados a esgrimir esta poderosa arma. 7
El “Montante” era un arma de guerra y no solía emplearse para aplicar la pena de muerte por decapitación. Sabemos que, a lo largo del tiempo, este tipo de ejecuciones se han ido realizando con las mismas espadas que se utilizaban para la guerra. Pero en la época en la que fue pintado este cuadro por el Greco, existía un arma especial para aplicar esta pena: la “espada de verdugo”. Este instrumento de muerte era utilizado específicamente para el ajusticiamiento de los reos, y su uso era muy común en los países del norte de Europa. La “espada de verdugo”, “espada de justicia” o “espada de cabeza” (que por todos esos nombres era conocida), no era realmente un arma, sino una herramienta diseñado específicamente para la decapitación de los condenados nobles, con el menor sufrimiento posible. En términos generales la “espada de verdugo” solía ser de un tamaño similar a las “espadas de mano y media” (105 cm), de dos filos rectos y sin punta, o ésta redondeada, dado que su único uso eran las acciones de tajo, no las estocadas. Su empuñadura permitía su asimiento con las dos manos para ejercer una mayor fuerza en sus acciones, y su guarda o 8
arriaz solía ser sencilla y de pequeñas dimensiones, más estética que funcional. Dado que al ser considerada indigna para el combate no precisaba de dicho elemento de defensa para proteger las manos. En algunos casos, encima del arriaz se situaba la figura de un Cristo crucificado, como símbolo de la justicia divina con ella impartida. Cuando las “espadas de verdugo” dejaron de utilizarse para la pena capital se exhibieron como atributo de los Tribunales de Justicia en los actos solemnes. ¿Cuál pudo ser la razón por la que el Greco pintó un arma de guerra, el “Montante” como arma de ejecución? Desconocemos el motivo por el que el Greco representó un montante en este óleo, pero aún existiendo la solución fácil, de porque si, porque era una espada vistosa que podía ser fácil de observar en las armerías de Toledo, podemos intentar realizar un pequeño ejercicio de aproximación a la razón para ello. Comencemos diciendo que la representación de la espada que suele acompañar al Santo, ha ido variando en su diseño a lo largo del tiempo, en función del momento y de la visión del artista. Una reconstrucción fidedigna de la espada con la que pudo ser ejecutado el Santo, ateniéndonos al tiempo que se quiere reproducir, debería haber sido un gladius, espada de una longitud de unos 50 cm de hoja, esgrimida con una sola mano, arma característica de las legiones romanas. 9
Pero el artista también es sensible al momento en el que pinta sus cuadros, y la evolución del armamento pudo imponer también una cierta “moda” a la hora de plasmar las armas contemporáneas a dicha pintura. Como es el caso del “San Pablo” de Rubens, que se conserva en el Museo del Prado, Madrid, pintado hacia 1611, en el que una “espada de mano y media” acompaña al Santo. En las obras del Greco en general, y en ésta de “San Pablo” en particular, podemos observar que el artista, al igual que muchos otros pintores, no busca una fiel reconstrucción de las armas que muestra dibujadas en sus lienzos, en función del momento representado. Sabemos de la costumbre del Greco por reflejar anacronismos en cuestión de armamento en muchas de sus obras, siendo frecuente que utilice para ello las armas y armaduras de la época en que pintó dichos cuadros. Ejemplos que encontramos en los cuadros de “San Martín y el mendigo” (National Gallery, Washington), o “el Expolio” (Catedral de Santa María de Toledo, Toledo), en los que los protagonistas visten armaduras y esgrimen armas (espadas, alabardas, etc) contemporáneas al artista (siglos XVI‐XVII), probablemente observadas en los talleres armeros de Toledo. El Greco podía haber pintado una “espada de un mano”, si hubiera querido representar con cierta similitud el arma de la decapitación, como en el caso del cuadro “la Cátedra de San Pablo”, obra de Domenico Beccafumi pintada alrededor de 1516 (Museo dell´Opera del Duomo, Siena). Método de ejecución (con espada de una mano) que el Greco conocía, y que si plasmó en los ajusticiamientos de los miembros de la legíon tebana del ejército romano, suceso que cuentan ocurrió en el siglo III de nuestra era, y que se muestra en su cuadro “El martirio de San Mauricio y la legión tebana”, en el que en un segundo plano puede contemplarse el cuerpo de un legionario decapitado por la acción de un verdugo, éste situado de espaldas al observador tiene levantado su brazo derecho, para descargar de nuevo su arma (espada de una mano) sobre un nuevo reo arrodillado. 10
También pudo el artista haber dibujado una “espada de verdugo”, si en realidad hubiera estimado ser consecuente con el tipo de arma utilizada para este tipo de ejecución en el momento en que pintó dicho óleo, como las que aparecen en el cuadro de “Judith con la cabeza cortada de Holofermes” de Lucas Carnach, o el “David con la cabeza de Goliath” de Caravaggio, obras que se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena. Pero en lugar de cualquiera de estas dos opciones anteriormente mencionadas el “Montante” es el arma elegida por el Greco para acompañar a San Pablo en esta obra. Seguimos sin tener pistas de como desvelar nuestro misterio. Intentémoslo por otro sendero. La documentación que nos ha llegado sobre las hazañas de los “Doblesueldos” nos informa que el “Montante” puede perfectamente realizar la decapitación de un hombre, pero el ejemplar que aparece en manos de San Pablo con sus numerosos elementos de defensa (grandes gavilanes, anillos y falsaguarda), así como su excesiva longitud, podrían dificultar en gran medida la ejecución del condenado. En las fechas en que el Greco pintó el retrato de San Pablo (principios del XVII), la decapitación por espada no era uno de los tipos de ajusticiamiento más utilizados en España, prefiriéndose el degollamiento con cuchillo, y su posterior corte de cabeza. Suplicio que sufrió el condestable don Álvaro de Luna, en Valladolid en 1453. 11
El uso de la espada para las ejecuciones requería de una elevada pericia para realizar una decapitación limpia y de forma honrosa para el reo. Esta habilidad no era frecuente entre los verdugos, y los pocos que dominaban esta técnica eran muy estimados. Afirmación que podemos corroborar en el ajusticiamiento en 1536 de Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII. Cuando el rey de Inglaterra ordenó su ejecución por decapitación con espada, tuvieron que traer al verdugo de Calais (Francia), ya que el inglés no era especialista en esa forma de ejecución. En Inglaterra se prefería el hacha para estos menesteres. Por el contrario, la falta de habilidad del verdugo conllevaba una auténtica carnicería. En España tenemos el caso del ajusticiamiento de don Diego de Heredia, en Zaragoza en 1591. Noble que ayudó a Antonio Pérez en su huida de las tropas de Felipe II y al que el verdugo mató de forma tan poco profesional que tuvo que darle mas de veinte tajos para hacerle perder la vida. 12
Hasta ahora los pasos dados en nuestra pequeña investigación no nos han facilitado demasiada luz sobre la razón por la que el Greco pudo representar el “Montante” como arma de ajusticiamiento. Pero vamos a intentar encontrar un poco de claridad apuntando en otra dirección: los hechos de armas de las tropas españolas que por aquel tiempo intentaban “poner el cascabel” a la rebelión que se producía en los Países Bajos Juan Giménez Martín, en su estudio sobre los “Tercios de Flandes” indica que en los últimos años del XVI y principios del XVII, los sucesos que se venían produciendo en aquellas tierras era una fuente de preocupación constante para los españoles. Apuntado, además, como también el Greco pudo estar influido por estos acontecimientos, hasta tal punto que sus algunos de sus principales protagonistas como Alejandro Farnesio y don Juan de Austria, fueron retratados en uno de sus cuadros: “El martirio de San Mauricio y la legión tebana” (Real Monasterio del Escorial), en un intento por mostrar la similitud, en la lucha contra la herejía, entre los mandos militares españoles y San Mauricio. Tenemos constancia de que “espadas de dos manos” fueron utilizadas como instrumentos para aplicar la pena capital en las ejecuciones llevadas a cabo por motivos disciplinarios entre las fuerzas imperiales de Carlos V y Felipe II, en los teatros bélicos europeos de los siglos XVI y XVII. 13
Información que podemos encontrar tanto entre las tropas de lansquenetes al servicio de España, ejemplo que se muestra en una ilustración de una ejecución en el “Weiss Kuning” (“el rey blanco”), obra del siglo XVI que relata la vida y el reinado del emperador Maximiliano I, (Museo Británico); como en los Tercios españoles. Julio Albi de la Cuesta en su estudio sobre los Tercios de infantería española en los siglos XVI y XVII, “De Pavía a Rocroi”. Cuenta que en 1578 un soldado fue condenado por el propio D. Juan de Austria a la pena capital por decapitación con espada, al haber desobedecido a su superior en una alarma en el frente de los Países Bajos. “Espadas de dos manos” que parece también fueron empleadas en las ejecuciones llevadas a cabo como medida represora y de escarmiento contra las actividades delictivas. Citemos el ejemplo de la decapitación de treinta y cuatro piratas en Hamburgo en 1573. Como curiosidad comentar que el verdugo debió ser un auténtico profesional de la espada porque los ejecutó a todos (los treinta y cuatro) en veintisiete minutos. Con el mismo fin, podemos citar las ejecuciones masivas por decapitamiento con espada que parece ser también fueron un método empleado durante la “Guerra de los Ochenta años” (1568‐1648) en un intento de sofocar algunas revueltas en los Países Bajos. Ejecuciones que pueden observarse en algunas representaciones propagandísticas en contra del dominio español sobre estos territorios. En el libro “Sobre la cruel y horrible tiranía española en los Países Bajos” aparecen dibujadas escenas de las atrocidades que se les imputaban a los españoles, entre ellas varias ejecuciones por decapitamiento en Bruselas, Haarlem y Battemburgher. En las que se muestra como los reos de rodillas y con las manos en actitud de oración esperan el golpe de espada del verdugo. Las armas que se muestran para realizar estas ejecuciones son “espadas de dos manos”. Tipo de espadas también utilizadas por otros artistas del siglo XVI y XVII, para identificar a San Pablo. Citemos como ejemplos el dibujo de pluma de Hans Leonhard Schäufelein pintado en 1507, o el óleo sobre lienzo de José de Rivera (1637). 14
Por todo lo expuesto, podemos concluir apuntando como hipótesis, que la razón por la que el Greco pudo pintar a San Pablo acompañado de un “Montante”, pudiera venir de las informaciones que del frente de Flandes pudieran haber llegado a su taller de Toledo, de la mano de los soldados licenciados. Testimonios en los que se aseguraría que el “Montante” había sido utilizado en algunas ejecuciones por decapitamiento producidas en aquel territorio. Noticias que el Greco pudo dar por buenas y animarían al pintor a representar al “Montante” como arma de ajusticiamiento. Manuel Jesús Ruíz Moreno
Profesor de Tecnología.
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