Las Bolas de Marciano Silva - Bibliotecas Virtuales de México

Transcripción

Las Bolas de Marciano Silva - Bibliotecas Virtuales de México
Antonio Avitia Hernández
Las Bolas Surianas: Históricas,
Revolucionarias, Zapatistas y
Amorosas de Marciano Silva.
México,
2005
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I.- Esos Corridos que se llaman Bolas.
En la mayoría de las civilizaciones del mundo, los artistas populares han creado un
buen acervo de lírica narrativa, histórica y de ficción que, independientemente del
nombre genérico que reciban (poema épico, saga, cantar de gesta, huehuetlatolli,
itoloca, balada o corrido entre otros) tiene como objeto el relato y el canto en verso de
la historia o los mitos y fantasías, como parte del imaginario colectivo de las culturas
en que se generan.
En el caso específico de las civilizaciones que han habitado el
territorio de
Mesoamérica, la composición de lírica narrativa ha sido práctica común
desde la
época prehispánica con la particularidad, entre los primeros pueblos, de que se usaba,
para la construcción de los poemas, de lo que se conoce como metros trocaicos, en los
cuales la irregularidad y disparidad en la cantidad de silabas entre verso y verso es la
constante.
El arribo de los europeos, con los tiempos del dominio de los peninsulares criollos y
castas coloniales, trajo consigo el intento de imposición hegemónica de los metros
europeos octosilábicos del romance, en la creatividad constructiva de la lírica narrativa
de los novohispanos mestizos e indígenas.
Entre el siglo XIX y el XX la evolución de la música, los instrumentos y las formas, así
como la adopción de múltiples ritmos y estructuras melódicas y poéticas abrieron un
amplio abanico de posibilidades creativas y de interpretación.
Entre los estudiosos del folklore mexicano se ha suscitado una apasionada polémica
por determinar la paternidad y el origen indígena prehispánico o europeo de la
abundante lírica narrativa mexicana. Sin embargo, los intentos por dar carta de
naturalización a los múltiples y diversos estilos y formas de creación de lírica narrativa
que se producen en cada periodo de la historia del país, incluyendo la prehispánica, y
en cada porción regional del territorio nacional, que muestran grandes diferencias entre
si, de acuerdo a sus específicas necesidades y configuraciones culturales, resulta tarea
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forzada y sin ningún posible logro en sus comprobaciones, al intentar unificar o dar
clasificación integrada a creaciones como el romance, el corrido, el itoloca y el
huehuetlatolli y sus derivados que, aunque pertenecientes a un mismo género, son de
diferente familia.
Al echar un somero vistazo al acervo de la lírica narrativa histórica mexicana, se hacen
evidentes las diferencias formales de métricas, rimas y construcciones poéticas, así
como de los sonidos musicales y las dotaciones instrumentales en la interpretación. De
igual manera, se hacen evidentes las diferencias en el uso de los vocablos y de la
lengua en general.
Al no existir relación previa a la conquista entre las civilizaciones americanas y las
europeas, las expresiones culturales, como la lírica narrativa de unos y otros tampoco
tuvo relación alguna y sólo la paulatina vinculación de americanos, europeos y demás
elementos étnicos que integran la multirracialidad mexicana producirían la creación de
las expresiones culturales propias de cada región del país.
Resulta interesante como en la mencionada polémica que se suscitó entre la cuarta y
novena década del siglo XX, había quienes, como el folklorista Vicente T. Mendoza y
sus seguidores, en la propuesta de una tesis hispanista sobre el origen de la lírica
narrativa mexicana, aseguran que el corrido es un producto derivado directamente del
romance español y que la métrica de su construcción en general; es y debe ser
octosilábica, al tiempo que el estudioso Celedonio Serrano Martínez y sus seguidores,
en su propuesta al respecto del mismo tema, adoptando una versión indigenista,
aseguran que el origen directo del corrido es el de los cantos guerreros prehispánicos
de los náhuas y otras étnias prehispánicas nacionales.
Por su parte Ángel María Garibay Kintana, en una meditada integración evolutiva de
ideas, sobre las formas de lírica narrativa que en Mesoamérica han sido, aseguraba
que:
“El cotejo de los cantos guerreros con los anales, crónicas y códices
daría una
excelente visión histórica, como actualmente lo hace el corrido, en coincidencia con los
acontecimientos y en estrecha relación con el público escucha, transformándose en un
valioso modo de comprensión de la poética histórica popular mexicana” (ÁNGEL
MARÍA GARIBAY KINTANA. Historia de la Literatura Náhuatl, México, Ed. Porrúa,
Colección Sepan Cuantos #626, pp.218, n.1.)
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Entre hispanistas e indigenistas hubo quienes se pronunciaron por la tesis del origen
mestizo del corrido y otros más por una más lógica y coherente opción teórica que
implica el origen múltiple, regional y plural de las composiciones poéticas narrativas y
musicales llamadas corridos, al ver su carácter multiforme, polimétrico y polirrítmico,
así como la diversidad de nombres con que, de acuerdo a su forma y región productora
se designa a las composiciones poético narrativas mexicanas, a saber:
tragedias,
mañanas, bolas surianas, recuerdos, versos, danzas, saludos y corridos, entre otras.
Abusando de la paciencia del lector y haciendo un símil taxonómico. Así como los
tlacoyos, los totopos, las tlayudas, las tortillas, las pellizcadas, los sopes, las gorditas, a
pesar de sus diferencias de forma, contenido y sabor, son genéricamente tortillas de
maíz y no panes de trigo. De la misma manera, esas composiciones poéticas que se
cantan y que se llaman: tragedias, mañanas, corridos, bolas surianas, recuerdos,
saludos, versos y danzas, independientemente de su diversidad de forma, dotación
instrumental, métrica y ritmo, son genéricamente corridos.
De acuerdo con lo anterior y tomando en consideración que una buena cantidad de
composiciones de lírica narrativa no tienen música propia , nunca la tuvieron, o la que
se usa para su interpretación corresponde a otra composición, se puede decir que el
corrido es un género lírico narrativo de temática múltiple, que puede ser cantado o no, y
que es usado para narrar historias reales o ficticias que expresan el punto de vista del
bando, o las ligas, afectivas o ideológicas
a que está afiliado el autor y cuya
construcción obedece a la creatividad del mismo y a las formas poéticas populares que
prevalecen en la región donde se produce.
La bola suriana es un caso especial en el terreno de la lírica narrativa mexicana, por su
construcción poética, su métrica, su ritmo, su dotación instrumental y su música que se
diferencia de las demás que se producen en el país.
La Región de las Bolas Surianas.
Se desconoce a ciencia cierta el origen de la palabra bola en su acepción musical,
aunque Catherine Heau afirma que: “se trata de una derivación del término bolera que,
a comienzos del siglo XIX, designaba un aire musical bailable parodiado por los
partidarios de la independencia, quienes le cambiaban la letra para acomodarles otras
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alusivas a la lucha contra los españoles” (CATHERINE HEAU. “El corrido y la Bola
Suriana”, en: Estudios sobre las culturas Contemporáneas, Vol. II, #6, p.101)
Los estados donde se localiza la mayor producción de bolas son: Morelos y Guerrero,
siguiéndoles sus circunvecinos: Oaxaca, Puebla, Estado de México y Michoacán. “Su
extensión geográfica coincide con la mayor parte del territorio de lengua náhuatl y
corresponde a los principales bastiones del zapatismo” (Ibíd. P.102).
Vicente T. Mendoza reconoce que la bola suriana no corresponde a su tesis hispanista
y en su opinión “En los estados del centro: Puebla, México, Hidalgo, Tlaxcala y
Morelos, el corrido se manifiesta en formas muy diferentes; acepta otros metros
literarios y en consecuencia otros compases, resultando de esto que el corrido en
dicha zona se ve influido por otra música y otra literatura, europeas ambas, que difieren
del origen español del género que tratamos” (VICENTE T. MENDOZA. El Romance
Español y El Corrido Mexicano, Estudio Comparativo, p-153).
Al externar su opinión Mendoza no acepta la posibilidad de las influencias indígenas,
pero tampoco nos informa de qué influencias europeas se nutre la bola suriana.
Dada su construcción poética, que no corresponde a la del romance y que no tiene
nada que ver con las formas más usuales de poesía hispana y su sonido musical no
europeo, según Armando de María y Campos, para la bola suriana: “es fácil considerar
que sus fuentes de origen son los cantos de los verdaderos dueños de la tierra,
cualquiera que sea la tribu a la que hayan pertenecido.(ARMANDO DE MARÍA Y
CAMPOS. La Revolución Mexicana a Través de los Corridos Populares, Tomo I, p.52)
y no es remoto el hecho de que la bola sea la forma más antigua de corrido mexicano.
La bola sigue siendo cultivada en algunos pueblos del estado de Morelos, en las ferias
y en las tertulias llamadas reuniones o juntas que los corridistas realizan para mostrar
sus habilidades musicales, literarias y narrativas. De acuerdo con Mario Colín: “La bola
es un corrido que generalmente alcanza una extensión de treinta o sesenta estrofas o
versos, como los llaman los trovadores y juglares de aquellas regiones. Los corridos de
esta especie se estructuran con dos clases de estrofas, ambas de cuatro versos, y de
rimas cruzadas perfectas, las más de las veces. La primera, que los corridistas llaman
canto, se ordena en la forma siguiente: primero y tercer verso de doce sílabas, con
hemistiquios de seis y seis de cinco o bien de cinco y siete; segunda y cuarta, de ocho
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sílabas, únicamente. En cambio, la segunda, se integra con cuatro versos octosilábicos
y se llama descante.
Ahora bien, estos dos tipos de estrofa que alternan a lo largo de la composición en el
orden del canto y
descante, son inalterables e invariables en los cantos de esta
especie, y les dan con la combinación metroestrófica señalada, un sello particular a
este grupo de corridos que reciben el nombre genérico de bolas” (MARIO COLÍN. El
corrido Popular en el Estado de México, p79)
En el contexto de las formas de construcción poética del sur del país se puede
catalogar que existen tres tipos de bolas: la sencilla, la doble y la mixta.
“Las bolas sencillas se estructuran con dos tipos de estrofas diferentes, por cuanto al
metro en que están hechas se refiere. Ambas constan de cuatro versos con rima
alterna o cruzada, las más de las veces consonante, regular o perfecta, aunque
también emplean la asonante, irregular o imperfecta. La primera estrofa de cada bola
que, tanto los corridistas o trovadores como los publicistas y cantadores de corridos,
denominan canto es de metro quebrado, es decir que el primer y tercer versos son
dodecasílabos, con hemistiquios de seis sílabas cada uno. En cambio los versos
segundo y cuarto son octosílabos (...) la segunda estrofa se llama descante, porque
ofrece alguna variante musical en la melodía con que se canta, consta de cuatro versos
octosílabos. (...) Las bolas dobles están formadas por estrofas de ocho versos cada
una y las, mixtas combinan estrofas de cuatro y ocho versos (CELEDONIO SERRANO
MARTÍNEZ. La Bola Suriana, pp.19 y20)
La interpretación musical de las bolas, al parecer, ha mantenido su manera tradicional
desde el siglo XIX, gracias a las reuniones o juntas de trovadores que conservan sus
parámetros y códigos de interpretación y los transmiten a los noveles cantantes. Los
instrumentos que se utilizan para acompañar el canto de la bola son: el bajo quinto, que
es un instrumento cordófono de punteo con forma de guitarra panzona de sonido grave.
El sonido del bajo quinto obliga a la gravedad en el canto, este a su vez, no
corresponde a los parámetros europeos del canto y su melodía recuerda a los sonidos
de los cantos indígenas con sus notas alargadas y lastimeras. La melodía de la bola,
como la de toda canción corresponde en su variedad,
al número de sílabas que
contenga la composición en sus dos primeras cuartetas u octetos: de 44 a 48 sonidos
o notas para la bola sencilla, de 88 a 98 notas para la bola doble y de 76 a 80 notas
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para la bola mixta. Al tener una rica melodía en el canto, los intérpretes de las bolas se
lucen como instrumentistas con variaciones a la misma melodía del corrido que
entonan entre canto y descante o entre descante y canto.
Antes de la existencia de los contenedores fonográficos (discos de acetato, cilindros,
casetes,
cartuchos,
videos,
cintas
magnetofónicas
y
discos
compactos)
el
almacenamiento, registro, reproducción y difusión de las creaciones musicales sólo se
podía realizar por la vía de la escritura o de boca a oído y, en México, como en otros
países, la hoja suelta, también conocida como hoja volante, era., y aún hoy es, una
muy efímera manera de conservar y difundir las noticias testimonios, manifiestos,
protestas, panfletos, libelos, cuentos, chismes, poesías y canciones, entre otros.
Sin embargo, la hoja suelta, al estar escrita, sólo es accesible en su interpretación a
aquellos que están alfabetizados, y es allí donde radica lo interesante del asunto. Aún
cuando la lectura de las hojas sueltas estaba limitada a los muy pocos lectores que
había a finales del siglo XIX y principios del XX, la difusión de boca a oído, de las
melodías y entonadas por los trovadores, también llamados publicistas, en el estado de
Morelos, era de una asimilación sorprendente. Cabe hacer notar que las hojas sueltas
(generalmente manufacturadas en papel de china de colores llamativos) en las que se
imprimían los corridos y las bolas surianas, casi nunca incluían la partitura o la guía
musical mínima de la melodía con que se debía interpretar el corrido, cosa que además
sería de completo inútil dado el analfabetismo musical de la mayoría de los intérpretes
populares. Lo interesante es que, a pesar de todos esos inconvenientes y limitaciones;
los colores, la versificación y las ilustraciones que acompañaban a las composiciones
lograron imponerse en el gusto y preferencia del público, como en su momento lo hizo
la historieta.
En diversas ciudades del país, las imprentas populares tiraron las hojas sueltas con los
corridos en los que los vates, alababan o condenaban las hazañas o fechorías de los
bandidos, hacían la detracción y la denuncia de las injusticias, daban fe exacta de los
terribles sucesos y las catástrofes, al tiempo que hacían que la gente bailara las
derrotas y cantara las traiciones.
En el caso de las bolas surianas, las ciudades que mayormente se encargaron de su
tiraje fueron: Cuernavaca y Cuautla, Morelos; Acapulco, Chilpancingo y Tixtla, Guerrero
y Tezuitlán y Puebla, Puebla.
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La hoja suelta u hoja de papel volante, como su nombre lo indica, se hace volar y
puede terminar en el retrete, en la sudorosa envoltura de una torta de tamal, entre la
colección de un intérprete, en el boyler de leña o en algún afortunado caso, como parte
de un fondo reservado de una biblioteca pública o como parte del acervo de un
estudioso del folklore. De allí el hecho de que una gran cantidad de hojas sueltas,
verdadero tesoro de la menospreciada y desdeñada cultura popular, se haya perdido
junto con sus versos, ideas y creatividad.
En un punto de vista diferente sobre la difusión de las bolas surianas, Vicente T.
Mendoza aprovechó para describir y calificar las formas poéticas de los trovadores
surianos de la siguiente manera:
“Los trovadores populares, que hacen de su canto una profesión son considerados por
nuestro pueblo como hombres de mundo. Han tratado a mucha gente, han recorridos
casi todo el país de feria en feria, de poblado en poblado, tres días aquí y tres allá; van
repitiendo al rasgueo de su vieja guitarra sucesos y acontecimientos salientes que
constituyen una novedad para esas regiones apartadas en donde la prensa es un lujo.
En muchos casos han sido testigos presenciales de los hechos que relatan y, como
consecuencia, son también ellos quienes dan forma e interés al relato.
Entre este tipo de divulgadores de la lírica popular los hay que han contribuido de una
manera efectiva a aumentar el acervo de literatura y música, especialmente de corrido.
Así encontramos verdaderas colecciones impresas firmadas por autores, entre los que
aparecen Refugio Montes, Federico Becerra, Fausto Ramírez, Samuel Margarito
Lozano, Juan Montes y otros que, aunque no son productores de los más típicos
corridos (letra y música), si han contribuido, en gran manera, a formar colecciones
actualmente impresas. Estos individuos, seguramente trovadores trashumantes,
difunden la música de su región, pero no así los textos que la acompañan; pues han
dado lugar a la aparición de un género semiculto de literatura, el cual se distingue a
simple vista, por alejarse insensiblemente del metro octosílabo del romance y contener
citas y frases completamente ajenas al pueblo anónimo, verdadero creador del corrido.
Véase, si no, el siguiente ejemplo:
Júpiter te haga feliz cual a Sísifo Endimión,
Y el destino te conduzca al progreso del amor,
La inmunda sangre de Medusa te dé más perfección
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Y Ariman te reciba en el harén de aquel inmenso horror.
En otras ocasiones
introducen un estilo que ya no se usa en nuestra época: los
esdrújulos, que estuvieron en boga a mediados del siglo pasado:
Aunque me falta para el verso práctica
Y a la vez inspiración dulcísima,
Vengo a poner ante tu planta mágica
La cruel pasión de mi existencia mísera”
(VICENTE T. MENDOZA. Op. Cit., pp.144 a 147)
Por su parte Octavio Paz (padre) también emitió su opinión sobre la construcción
poética de las bolas surianas: “En el sur, se usan mucho los corridos, en versos
algunas veces completamente cojos, pero los trovadores le buscan su música, propia
de la región, con lo que así no se nota el defecto literario (OCTAVIO PAZ (padre). “El
Cantor del Sur II”, pp. 1)
Resulta interesante como algunos académicos mexicanos de la primera mitad del siglo
XX y otros estadounidenses contemporáneos al referirse al folklore del sur del país,
descalifican específicamente a la bola suriana por el hecho de que su construcción
estrófica no corresponde a la tesis hispanista de que el corrido, en lo que se refiere a
métrica, rima y música, es descendiente directo, casi criollo, del romance español.
Aunque, si se analizan los versos que Octavio Paz llama chuecos se observará que
estos corresponden a las musicalidades propias de los prehispánicos y que, aunque no
tienen símil con las formas europeas, Ángel María Garibay Kintana los comparaba con
las irregulares métricas trocaicas europeas. Así el sonsonete octosilábico peninsular
no era preferido por los trovadores y poetas del sur.
Es evidente pues que existe un prejuicio en la descalificación de la bola suriana como
especie de corrido.
Unidos en un informal gremio, en el que la competencia por la excelencia en la
composición y la interpretación
era la regla imperante, los trovadores, también
llamados jilgueros, daban su respeto al talento y a la creatividad en esa actividad
restringida al ámbito local, casi de cofrades, abierto a las propuestas creativas dentro
de sus propios formatos regionales y que imponía sus propias reglas rituales y
costumbres y que se diseminaba y difundía en cantinas, ferias, fiestas, reuniones,
plazas, jardines, y actos públicos.
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Ingenios y Trovadores.
El acto creativo
depende en mucho del contexto social en el que el artista se
desarrolle. La relación entre clase social y artista se hace más evidente cuando el arte
que producen los creadores populares es descalificado o desdeñado por los artistas
vinculados a las élites económicas y de poder, bajo los argumentos de sentido estético
y de valores de belleza con parámetros ajenos a la cultura que los produce.
La bola suriana del estado de Morelos, en tanto forma de expresión artística popular,
se comenzó a generar desde la segunda mitad del siglo XIX, con la narración épica de
las hazañas de los bandidos
llamados Plateados entre los que destacan la Bola
Suriana de Lorenzo Caspeta, compuesta por Marciano Silva Peralta y el relato de la
aprehensión y muerte del último de los Plateados, en la Bola Suriana de Prisco
Sánchez original de Joselito Mariaca.
El canto de las hazañas de los bandidos morelenses y la existencia y acciones de los
mismos correspondía a una rebeldía primitiva, producto del malestar social creado por
una escenografía estatal en la que la propiedad comunal iba siendo paulatinamente
absorbida por el acaparamiento de tierras en la generación del sistema de haciendas y
la consiguiente proletarización y peonaje acasillado de los pobladores de las
comunidades.
El Ingenio Dominante.
Erigido como estado
el 7 de junio de 1862, Morelos experimentó una gran
transformación en sus procesos de producción durante las tres últimas décadas del
siglo XIX y la primera del XX.
Los antiguos trapiches movidos por tracción animal o por fuerza hidráulica, fueron
paulatinamente abandonados para dar paso al importante avance tecnológico de los
molinos y centrífugas
impulsados por vapor. Los antiguos arados egipcios que
surcaron las tierras del estado desde el siglo XVI, comenzaron a ser substituidos por
los arados de acero de manufactura inglesa y estadounidense y por los primeros
tractores de vapor. El avance tecnológico incrementó la producción y el momento
coyuntural no pudo ser mejor, ya que los grandes ingenios azucareros brasileños
sufrían una crisis de la que nunca se recuperarían. Las plantaciones cañeras de la isla
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de Cuba, a su vez, sufrían las destructivas consecuencias de la guerra de
independencia, esta situación creó una gran demanda de azúcar en el mercado
internacional, al no ser cubierta por los principales proveedores tradicionales. De
manera incontrolada el precio del azúcar se incrementaba, sobre todo en el mercado
estadounidense.
La situación fue propicia
para que los ingenios mexicanos de Veracruz, Colima,
Campeche, el sur de Jalisco, la tierra caliente de Michoacán y, en especial, Morelos
cubrieran la demanda externa.
Los ingenios se modernizaban y la mano de obra libre, las obras de infraestructura y de
insumo productos así como las vías de comunicación eran requeridas para cubrir la
oquedad que la ausencia del dulce brasileño y la guerra de independencia cubana
generaban.
De esta manera, las vías de los ferrocarriles comenzaron a cruzar los cañaverales y los
pueblos del estado de Morelos y como resultado de toda esta movilización la
producción de azúcar en el estado de Morelos, entre 1870 y 1908 se sextuplicó.
El dulce, la caña, el molino, las fábricas, los rieles y los capitales financieros,
paulatinamente, fueron desplazando las formas de vida los usos y las costumbres de
las comunidades morelenses.
En la batalla por la apropiación de los terrenos comunales para transformarlos en
cañaverales, los pueblos perdieron sus fundos y ejidos, y hasta los predios privados de
los campesinos fueron
absorbidos por la insaciable hacienda plantación y por el
ingenio.
Las leyes de desamortización de bienes permitieron el remate de las tierras públicas,
eclesiásticas y comunales. Aunque supuestamente deberían adquirirlas los campesinos
arrendatarios y usufructuarios, estos, en la mayoría de los casos, no podían cubrir el
importe de los impuestos de traspaso de dominio, y debían ceder ante compradores
con mayores recursos. En ocasiones, las tierras tenían hipotecas previas, cuya
liquidación tampoco estaba dentro de las posibilidades de los campesinos.
La apropiación masiva de los bienes terrenales morelenses era también favorecida por
la corrupción de los funcionarios, por la legislación favorecedora de la inversión de
capitales con las grandes exenciones de impuestos, por sistemas ilícitos de
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endeudamiento, así como por el ejercicio cotidiano de la violencia física del que
hicieron abuso los latifundistas.
Aún cuando no había muchos ingenios, su modernización hacía que la capacidad de
molienda fuese mayor y todas estas circunstancias hicieron del estado de Morelos,
después de Hawai y Puerto Rico, la tercera región azucarera de importancia mundial.
La depauperación y la proletarización de los comuneros y el ejercicio de la violencia
institucionalizada fueron los ingredientes que sazonaron el caldo de cultivo que en 19l0
favorecería el movimiento revolucionario regional morelense encabezado por Emiliano
Zapata.
La Difusa Vida de Marciano Silva.
De Marciano Silva Peralta lo único preciso es la vaguedad y lo contradictorio de los
datos de su biografía. Las autoridades y los pobladores de Tilzapotla, municipio de
Puente de Ixtla, en el estado de Morelos se adjudican el honor de ser los coterráneos
del trovador. Esta información aparece también asentada en una placa conmemorativa
que se encuentra en una casa de la calle de Ignacio Maya, en la ciudad de Cuautla,
Morelos, la placa en cuestión reza lo siguiente:
MARCIANO SILVA
cantador – cronista
zapatista morelense
de la Revolución del Sur
nació en Tilzapotla,
Puente de Ixtla, en 1849
vivió y murió en
esta casa
el 6 de febrero de 1944
sus restos reposan en
el Panteón Municipal
de esta ciudad.
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H. H. Cuautla, Morelos, 17 de mayo de 1999.
MOVIMIENTO NACIONAL PLAN DE AYALA.
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Aunque hay quienes aseguran que Marciano Silva nació en la Hacienda de Treinta,
municipio de Tlaltizapán, el testimonio de doña María de Jesús Franco Silva, nieta de
Marciano, nos aclaró que su abuelo fue oriundo de Tilzapotla.
Con respecto a la fecha de nacimiento del compositor existen de nuevo datos
encontrados. La placa conmemorativa citada indica que Marciano Silva nació en 1849 y
que murió en 1944 lo cual quiere decir que, al morir, el cantante contaba los noventa y
cinco años de edad. Sin embargo, el acta de defunción indica que don Marciano Silva
falleció a los ochenta y siete años de edad lo que implicaría que el año de su
nacimiento se remitiría a 1857. De nuevo el testimonio de doña María de Jesús Franco
nos aclara que su abuelo, al morir tenía más de noventa años.
No se sabe que hombre y mujer, de apellidos Silva y Peralta, respectivamente, fueron
los padres del compositor
y tampoco se sabe
específicamente qué actividades
desarrolló durante toda su vida, aparte de la composición y la interpretación de bolas
surianas. Se supone que Marciano silva vivió y laboró, junto con sus progenitores y, tal
vez, con sus hermanos, en la mencionada hacienda de El Treinta.
Los primeros y tal vez los únicos años en que Marciano silva asistió a una escuela
fueron en la Hacienda de El Treinta. Según Catherine Heau, estos: “le han dejado
algunos rudimentarios conocimientos de la Biblia, de la historia antigua y de la
mitología clásica” occidental (CATHERINE HEAU. Para discutir sobre el corrido, p. 21).
Esto explicaría el hecho de que, en muchas de las composiciones de Marciano Silva se
haga alusión a personajes mitológicos y deidades de la Grecia Clásica, ante lo que
habría que preguntarse si su público haría las correspondientes relaciones con los
personajes y situaciones que Silva usó, sobre todo en sus símiles poéticos.
En una injusta descalificación, Lola Elizabeth Boyd aseguró que: “Marcianito Silva,
cantor de las glorias del zapatismo, no sabía él mismo escribir y, al ver que otro
apuntaba la letra de sus composiciones, dejaba de cantar; como consecuencia, estas
se han perdido casi en su totalidad” (LOLA ELIZABETH BOYD. Emiliano Zapata en las
Letras y el Folklore Mexicano, pp.119 a 120). Al ver la cantidad de hojas sueltas
publicadas que tienen el crédito de autor de Marciano Silva se puede verificar que el
medio fundamental de comunicación de Silva fue la escritura, labor que desarrolló
hasta los últimos días de su vida. Al respecto doña María de Jesús Franco Silva nos
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dice: “Mi abuelito tenía una libreta grande de pasta gruesa que se perdió, porque la
empeño mi tío, pero él salía al patio a escribir y me decía: - no me muevas ni me
hables- y él a puro escribir y escribir, eso era lo que hacía, a eso se dedicaba. (...)
Llegaba mucha gente a que les enseñara, casi siempre personas mayores, él se salía
al frente de la calle. Había un amate con sus raizotas afuera de la tierra y allí se
agarraba y se sentaba y allí cantaba, para muchos amigos... muchos amigos, abajo del
amate se ponían a cantar” (MARIA DE JESÚS FRANCO SILVA/ Antonio Avitia,
Cuautla, Morelos, 2002)
De la formación musical de Silva no se tiene referencia alguna y se puede suponer que,
de entre los trovadores morelenses, logró Silva obtener los conocimientos de ritmo,
armonía y composición poética del formato de bolas surianas, danzas y recuerdos
sureños que explotaría
en la redacción e interpretación de sus propios corridos y
canciones. Se ha consignado que Silva participaba activamente en las reuniones de
corridistas durante las ferias regionales, o en los días de tianguis (mercado semifijo)
que eran aprovechados por los trovadores para intercambiar experiencias, opiniones,
creaciones e ideas en el muy regional arte de tañer el bajo quinto y entonar las
décimas, corridos, saludos, recuerdos y bolas. Todo ello, según el trovador Miguel Bello
Moreno era el gusto, esa entrega vital y creadora al canto que gozan quienes; con
ganas y por el puro placer musical, invirtiendo vida e ingenio, fuera del sistema de
mercado, desarrollan sus talentos creativos e interpretativos.
De acuerdo con el crédito asentado en una buena cantidad de hojas sueltas y la
referencia que dan los corridistas en sus composiciones, se puede deducir que el
trovador Juan Montes ejerció una fuerte influencia entre la sociedad de los poetas
populares morelenses, de manera tal que, a su muerte, ocurrida en 1901, varios
corridistas publicaron sus laudatorios versos en honor al ingenio de Juan Montes.
Marciano Silva compuso dos corridos en homenaje a su maestro Juan Montes, para
entonces Silva podría tener entre 52 y 44 años de edad.
Si se toma en cuenta la data del suceso narrado en la Bola Suriana de Lorenzo
Caspeta, cuya hoja suelta ostenta el crédito de Marciano Silva, y en la que se canta la
forma en que Caspeta,
acusado de pertenecer a la banda
de Nicolás Parras
(¿Páez?), fue fusilado por los policías montados dirigidos por Manuel Alarcón, el 4 de
febrero de 1879, se puede inferir que Marciano Silva es compositor y publicista de
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bolas surianas desde los treinta años de edad. Es decir, desde la octava década del
siglo XIX. Aunque también se puede suponer que la primera composición de tipo
histórico conocida de Marciano Silva es el Corrido de Maximiliano de Austria, que
también tiene impreso el crédito de Silva.
Celedonio Serrano Martínez y Catherine Heau adjudican a Silva una versión del
famoso Corrido del Descarrilamiento de Temamatla. Ocurrido el 28 de febrero de 1895
y publicado en hoja suelta por la Imprenta Popular de Antonio Vanegas Arroyo, con
grabados de José Guadalupe Posada. Aunque en el mencionado corrido no se
consigna quién es el autor, si se cotejan las características poéticas del mismo se
puede asegurar que si pertenece a Silva y el hecho de que no apareciese su crédito en
la hoja suelta obedece a que entonces apenas se empezaba a hablar de derechos
autorales y que el escamoteo y el plagio eran prácticas comunes.
De cualquier manera, en estas composiciones ubicadas en el siglo XIX y principios del
XX, se descubre a Silva como émulo de Homero y de manera afortunada su talento
narrativo y poético sería aprovechado para la relación de la historia versificada
y
cantada de la Revolución Zapatista, cuando ya estaba en la plenitud de la vida, es decir
cuando contaba con más de cincuenta años de edad.
Así, mientras que Montes El de la Guaripa y Raymundo Muros componían sus
tragedias en el estado de Durango, Marciano Silva, Federico Becerra, Joselito Mariaca
y Juan Montes, entre otros, componían e interpretaban las bolas del sur. En el Bajío se
cantaban los corridos y en los límites de Zacatecas, Jalisco, Nayarit y Durango se
iniciaba la composición de esos melódicos corridos conocidos como mañanas.
Era evidente que, en diversas regiones del país, se generaba la producción de formas
propias y originales de lírica narrativa, mientras que en el sur de los Estados Unidos de
América y en Sudamérica, los corridos, las milongas, los repentes, y otras formas de
lírica narrativa conformaban paulatinamente el acervo de los folklores nacionales , con
las canciones narrativas populares que, en sus contenidos, respondían a los diversos
grupos de poder y de resistencia, así como a las diversas ideologías.
17
La Irreconocible Imagen de Marciano Silva.
Si los datos de la biografía de Marciano Silva, como hemos visto, son algo confusos.
Durante un tiempo, su imagen lo fue otro tanto.
Catherine Heau nos describe a Marciano Silva como: “Un hombre maduro, de tez
morena, no muy alto, de nariz casi borbónica y rasgos salidos, con los pómulos
salientes y nada gordo” (CATHERINE HEAU. “Para discutir sobre el corrido..., Op. Cit.
P.21)
Por su parte Valentín López González y el Diccionario Histórico y Biográfico de la
Revolución Mexicana refieren que, después de 1912, Marciano Silva quedó inválido,
aunque estas fuentes no ofrecen detalle del tipo de invalidez o discapacidad que
supuestamente sufrió el llamado Cantor del Sur.
Heau, en su artículo Para discutir sobre el corrido, López González, en su libro Los
Compañeros de Zapata y Carlos Barreto Mark, en su texto Los Corridos de Marciano
Silva, apoyan la razón de su dicho, con respecto a la imagen de Marciano Silva, en
términos iconográficos presentando una fotografía en la cual, al centro, vestido de
manta, con un bajo quinto en las manos y con las piernas cruzadas aparece el que
ellos en una lamentable confusión, consideraron que era Marciano Silva, aunque al
momento de su cotejo con la nieta del cantor ésta negó que, el trovador de la
mencionada foto, fuese su abuelo y para aclararnos la duda, el cantor tepozteco Miguel
Bello Moreno identificó al de la imagen como Federico Becerra, otro cantante y
compositor de bolas surianas, contemporáneo de Marciano Silva (MIGUEL BELLO
MORENO/ Antonio Avitia, Tepoztlán, Morelos, octubre de 2002)
18
Lo interesante de la fotografía presentada por Heau, López y Barreto es que
(independientemente de la confusión por la identidad de Marciano Silva, con la de
Federico Becerra) en el extremo derecho de la imagen aparece el célebre compositor
de música sinfónica nacionalista Silvestre Revueltas.
Con respecto a la descripción literaria de la imagen de Marciano Silva, el licenciado
Octavio Paz (padre), nos dice, en 1929, que Marciano Silva es: “un viejecito de piocha
completamente cana, de calzón blanco, guaraches y sombrero de petate” (OCTAVIO
PAZ (padre) El Cantor del Sur II, p.1)
En el entendido de que Octavio Paz (padre) militó en las filas del Ejercito Libertador del
Sur y fue secretario de Emiliano Zapata, es más probable que haya conocido
personalmente a Marciano Silva Peralta. Lo cual haría que describiera el detalle de la
piocha, ese tipo de barba terminada en punta que cubre únicamente la barbilla, que no
19
luce Federico Becerra, y que éste, más bien luce abundante bigote, seña particular que
no pasaría desapercibida para ningún fisonomista.
Afortunadamente la investigadora Luz María Robles logró localizar una foto en la cual
aparece la verdadera imagen de Marciano Silva. Esta foto fue exhibida durante la
Exposición ¡Vuela, vuela palomita...!, Un Panorama del Corrido que, bajo la dirección
del etnomusicólogo José Luis Sagrado Castillo, estuvo montada de junio a octubre del
año 2000, en la Galería Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares,
de la ciudad de México. A partir de ésta imagen se hizo más fácil el localizar otras dos
fotografías de El Cantor del Sur.
20
21
Los Cantos de la Guerra.
Antes del inicio de la Revolución de 1910, Marciano Silva componía, bolas surianas y
canciones de amor que daban fe se su talento creativo y de su habilidad como poeta
narrador. Sin embargo, en su entorno, la condición de explotación, depauperación,
despojo, proletarización y represión que sufría la mayoría de los habitantes del estado
de Morelos, durante el proceso de implantación de sistemas de producción capitalista
eficiente, con miras a la generación de mercancías agrícolas, específicamente de
azúcar, con la aplicación de tecnologías avanzadas que no contemplaban la suerte de
la población proletarizada y que propiciaba grandes desigualdades entre las distintas
clases sociales. En un ambiente en el que veinte familias eran las propietarias y
poseedoras de la tierra morelense y en el que el acceso al poder estaba también
limitado a este pequeño círculo. Como en casi todo el país, se inició la integración de
partidos y clubes políticos.
De diversas banderas, algunos de ellos de ideología
anarquista.
22
La constante represión directa a los grupos y movimientos democráticos de oposición,
por parte de la dictadura porfirista y sus representantes estatales , volcaron la violencia
contenida en la guerra revolucionaria que, durante más de diez años, asoló al país y en
especial al estado de Morelos.
Emiliano Zapata, reconocido como el dirigente natural, político, militar y administrativo
de la Revolución y del Ejército Libertador del Sur, con las banderas y consignas de:
¡Tierra y Libertad! y ¡La tierra es del que la trabaja! y en la pugna por el retorno a la
propiedad comunal en el territorio morelense, contra el sistema de propiedad de las
haciendas, participó casi desde el principio en la guerra revolucionaria convocada por
Francisco I. Madero y, sin obtener la satisfacción de las demandas populares que
encabezaba, continuó la larga y sufrida guerra popular de los comuneros morelenses
hasta el momento de su asesinato, ocurrido en 1919, resistiendo durante todo ese
tiempo el paso de las múltiples parcialidades y facciones militares y políticas que
desfilaron, en el reacomodo de los grupos de poder del país.
En la narración poética de las acciones de la guerra zapatista fue donde los trovadores,
publicistas, jilgueros y cantores morelenses se lucieron, al hacer la crónica cantada de
la lucha del pueblo morelense, tomando, en la mayoría de los casos, el partido del
Ejército Libertador del Sur. Marciano Silva Peralta fue de los compositores que
mayormente se destacaron en el trabajo comprometido de la factura de esa lírica
narrativa que, durante casi todo el siglo XX, fue el recuerdo melódico de una guerra
popular que nunca se terminó por completo.
Marciano Silva tuvo una estrecha relación con Emiliano Zapata, y Octavio Paz (padre)
nos relató los pormenores del momento en que El Cantor del Sur, en su calidad de
corridista, se dio de alta en el Ejército Libertador del Sur:
“El día 12 del mes de mayo, por la noche, se presentó Zapata frente a Cuautla,
pero antes de poner sitio a la plaza, por considerar demasiado serio el asunto y
para despertar entusiasmo mayor entre sus jefes, los convocó a una junta en
Yecapixtla, donde estableció su Cuartel General para discutir el plan de
operaciones que debería adoptarse.
Terminada la junta se presentó ante Zapata un hombre como de sesenta años
de edad, de piocha entrecana, de calzón blanco, camisa del mismo color y
sombrero de petate, llevaba en la mano un bajo. Al verlo don Emiliano Zapata lo
23
saludó con gran gusto, pues ya lo conocía. Era Marciano Silva, que ya nunca se
iba a separar de su lado.
-¿Qué andas haciendo, Marciano?
-Vengo a incorporarme con usted, Jefe.
-Pero tú sólo eres tocador de bajo. ¿También sabes echar bala?
.Ya lo verá usted, Jefe, cómo a la hora de la hora, pelearé contra los pelones, y
en los ratos de descanso alegraré a ustedes con mis corridos.
-Muy bien, Marciano, te acepto con todo gusto, y tienes que cantar en tus
corridos los principales hechos de la Revolución.
-Si, Jefe, a los que les tengo más ganas de echarles un corrido son a los
orgullosos del Quinto de Caballería. Ellos solos se han bautizado con el nombre
de El Quinto de Oro, pues dicen que son muy valientes.
-Dime, ¿Quiénes mandan en la plaza de Cuautla?-. Preguntó Zapata.
-El Quinto lo manda el Coronel Munguía; hay otro cuerpo de infantería mandado
por un coronel y los Rurales del Estado están bajo las órdenes de Gil Villegas,
que dicen que es muy bravo y muy peleador.
-Está bien - repuso zapata- es bueno que nos vayamos a descansar para estar
listos para mañana temprano que vamos a empezar la guerra contra Cuautla.
La gente de Zapata había tomado sus posiciones, según lo acordaron en la
junta, poniéndose alrededor de dicha plaza y ocupando cada jefe el lugar que le
fue designado.
La noche era hermosísima, el cielo completamente despejado, estaba cuajado
de estrellas, y la luna arrojaba sus plateados rayos sobre el campamento
zapatista, en donde se habían encendido grandes fogatas, y reinaba un silencio
absoluto.
De repente, en medio del silencio de la noche, se dejó oír un canto que provenía
de la torre de la iglesia de Cuautla, y que decía así:
Nosotros somos condecorados,
los más valientes de la Nación;
no pistoleros como esos vagos
huamuchileros sin instrucción.
24
Nosotros somos condecorados,
los más valientes de la Nación;
y el azote de los malcriados
que se han lanzado a la rebelión.
(...)
Al oír Marciano Silva el canto de los federales, se levantó presuroso, y
sentándose sobre una piedra, cruzó la pierna, y pulsando su bajo, improvisó el
corrido siguiente:
Lo que es el Quinto Regimiento, nunca pierde, si.
Dirán con gran satisfacción,
cuando a Morelos dispusieron los rebeldes
sitiar en esta ocasión.
Pobres pelones, tal vez pensaban
que aquí los indios habían de huir;
tan sólo al lucir sus armas
y oír el toque de su clarín;
pobres pelones del Quinto de Oro
a otros cuenten que por aquí
nomás tres piedras, porque la fama
que hay en zapata no tiene fin.
Adiós Quinto de Oro afamado.
mi pueblo llora tu proceder,
en otras partes habrás triunfado;
pero aquí en Cuautla, no sé por qué
nos prometiste el ampararnos;
pero corriste ¡qué hemos de hacer!
los calzonudos te corretean
porque Zapata tu padre es.
25
(OCTAVIO PAZ (padre). El Cantor del Sur II, p. 1 y 8.)
A partir de la composición dedicada a El Quinto de Oro, la relación entre Emiliano
Zapata y Marciano Silva es estrecha y de compromiso, de causa común y con la
parcialidad correspondiente, en las composiciones, a favor del Ejército Libertador del
Sur. Al respecto, Catherine Heau cita una carta localizada en el Archivo General de la
Nación, en la cual, Marciano Silva se dirige a Emiliano Zapata, haciendo evidente la
estrecha relación entre el caudillo y el compositor:
“Muy Señor mío.
Tengo el honor de remitirle adjuntamente con ésta tres composiciones de cinco
que me indica usted, que son: Las Huachas, La Fuga de un Tirano y
la
Canción de los Federales; no le envío a usted La Captura de Cartón en
Chilpancingo, ni los Versos de Maya a consecuencia de que el día seis que
bajé a Jojutla, obtuve unos datos interesantes, tanto de la muerte de Maya como
de Cartón en Chilpancingo y voy a reformar esas dos composiciones, en lo
sucesivo si usted las necesitare, estaré pronto a remitírselas como también al
señor
Paulino Martínez, si juzgare conveniente ponerlas en su valiente
periódico, quedo como siempre esperando vuestras órdenes.
Marciano Silva, 20 de octubre de 1914
(CATHERINE HEAU. Así Cantaban la Revolución, p.137)
Como se puede deducir del texto de la misiva, Zapata le encargaba a Silva, copias de
sus composiciones. No se puede deducir que le marcase o sugiriera los temas de sus
bolas o la tendencia política o ideológica del contenido de sus escritos, sin embargo se
observa un gran respeto al talento y a la creatividad del vate, por parte del jefe popular
del Ejército Libertador del Sur.
En la carta también podemos ver que Marciano Silva es un investigador que no pierde
oportunidad de incluir detalles de relevancia en sus composiciones. De hecho, lo
sobresaliente de una buena cantidad de bolas surianas compuestas por Silva es,
precisamente, la narración en detalle; como investigador protagonista, acucioso e
involucrado con la guerra, de diversas acciones militares y políticas del Ejército
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Libertador del Sur y de sus principales jefes, así como de las atrocidades, crueldades y
desmanes que, por parte de las diversas facciones agresoras, sufrió el pueblo
morelense, durante los aciagos años de la Revolución.
A la muerte de Zapata, Silva continuó componiendo las bolas narrativas sobre el paso
de las diversas facciones políticas y acciones militares de los descendientes políticos
del Caudillo del Sur.
27
En los últimos años de su vida, Silva recibía una pequeña pensión como veterano de
la Revolución y compartía la vida con sus descendientes, en su casa de la Colonia
Emiliano Zapata, de Cuautla, Morelos. Tras sufrir una embolia, ya en la quinta década
del siglo XX, hizo el intento de que se le atendiera en la ciudad de México y, no
satisfecho con el servicio recibido, decidió regresar a Cuautla, para gozar del cariño de
su entonces pequeña nieta María de Jesús.
El 7 de febrero de 1944, después de una larga y creativa vida, sin gran difusión
Marciano Silva Peralta falleció.
Como se ha señalado, la dificultad de conseguir, compilar, conservar y reproducir los
materiales generados por el talento de Marciano Silva ha provocado que muchas de
sus composiciones no puedan ser conocidas. Al tiempo que se ha generado una suerte
de cuentos, consejas y mitologías alrededor de su figura, lo cual ha dificultado, en
mayor cuantía, el acceso a la obra del Cantor del Sur.
En este trabajo, a continuación, se hace una recopilación, hasta donde ha sido posible,
de ese material poético, narrativo, no oficial, no archivado, no compilado y disperso que
significa una rica e importante fuente
para la redacción de la historia popular del
estado de Morelos y la muestra fehaciente del desarrollo de la lírica narrativa suriana
como parte inherente, aunque desdeñada, del folklore mexicano. A cada una de las
composiciones transcritas se les ordenó cronológicamente, de acuerdo a los sucesos
que relatan, y se les incluyó un texto adicional, que ubica la historia narrada en su
tiempo y espacio históricos, abundando los pormenores, detalles y datos específicos
sobre los sucesos y personajes a que se refiere la bola o corrido.
De la misma manera se incluyen las bolas y canciones sentimentales y amorosas del
compositor.
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II.- Bolas Históricas (1810 a 1910).
En Pro de Hidalgo
(fragmento)
Canto:
El año diez de octubre fecha mísera,
fue publicado un cruel edicto en la metrópoli,
en contra Hidalgo por su Señoría Ilustrísima:
Monseñor Francisco de Lezama y Beaumont.
Descante:
Digno arzobispo
que se mezcló en la política,
lo cual no hacían
Jesucristo y sus apóstoles,
pues su decreto
fue una oposición ridícula
al gran libertador
al gran libertador
(CELEDONIO SERRANO MARTÍNEZ. El Corrido Mexicano no Deriva del Romance
Español, p.133)
El documento al que se refiere esta composición de Marciano Silva es el que expidió la
Inquisición de México, el 13 de octubre de 1810, para condenar la
Revolución de Independencia iniciada por Don Miguel Hidalgo y Costilla, el 15 de
septiembre de 1810.
Historia de Maximiliano de Austria
Maximiliano de Austria, si tu suerte deploro
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desde el regio sepulcro donde se halla tú ser,
no culpo a mi patria, que un pueblo siempre se honra
cuando sacude el yugo que le oprime a la vez.
Aunque te había ofendido el país de los aztecas,
para que lo vinieras tal vez a conquistar;
te pasó lo que a Ciro ante los más agetas:
buscando una corona y solo encontró un puñal.
Al ir don José Hidalgo y don Ángel Iglesias,
don José María Landa y Antonio Escandón,
no fueron a ofrecerte más que una tumba regia
que Estrada te llevará con Velázquez de León.
El sueño que soñaste en Miramar un día:
de aquel sublime anciano que te fue a saludar
fue el fantástico ángel de Escobedo que había
de anunciarte el paso que habías de dar.
Quisieron que un monarca de origen extranjero,
rigiera con sus leyes los destinos del país;
rendidos a las plantas de Napoleón Tercero,
lograron que viniera la Patria a gobernar.
Hallándose del clero superior, por entonces,
hicieron venir de Austria la muerte destructora
los ayes lastimeros se oyen de muchos hombres
que por salvar su patria volaron a la gloria.
Reunidos los traidores en un grande concilio,
a dieciséis de junio en el sesenta y tres,
allá en su condiciones quisieron traer consigo
30
el poder absoluto de un príncipe a la vez.
La Ley del tres de octubre que dictó el ministerio
en el sesenta y cinco que es un negro borrón
que vuestras frentes cubren, y que llenan de duelo
los veintisiete estados que forman la Nación.
Eso hizo que los héroes, poseídos de amor patrio,
miraran con desprecio surgir la Intervención;
eso hizo que los belgas, franceses y austriacos
marcharan a su reino cubierto de baldón.
Así como aquel mártir anciano de Dolores,
quiso verter su sangre por vuestra libertad,
así Benito Juárez venció a los opresores
que a nuestros patrios lares conquistado habían ya.
Aunque creo no se olvida la muerte tan gloriosa
de aquel héroe invencible que en Puebla sucumbió
fue un hombre de alma digna Ignacio Zaragoza
que por la patria insigne la muerte desafió
Ahí el digno patriota, señor Porfirio Díaz,
Berriozabal y Tapia, Negrete y La Madrid
a Laurences derrotan con mucha bizarría,
haciendo que su fuerzas retirara de allí.
Quedan como testigos, el cerro de Loreto
y el de Guadalupe, donde Francia perdió
quince oficiales dignos, varios hombres dispersos
y muertos en campaña: ciento sesenta y dos.
31
Ese día tan glorioso para los mexicanos,
tembló la antigua Francia y la Corte de París;
a los héroes victoriosos del día cinco de mayo
en gratitud la Patria le rinde ofertas mil.
La acción de San Jacinto y de Santa Isabel
nos ponen en contacto del arrojo marcial
que Naranjo y Treviño llegaron a ejercer
en unión de Escobedo, patriota militar.
La sangrienta batalla que hubo en Santa Gertrudis
donde se distinguieron Flores y Mariscal
donde el valiente Rocha con gran valor destruye
las fuerzas de Olvera en la Oriental.
El dos de abril, en Puebla, fue Don Porfirio Díaz
vencedor de Trungeque y de Noriega también,
su fama lleva en alas su valor y energía
con que la santa causa supo al fin defender.
A principios de mayo, Querétaro se hallaba
sitiado por las fuerzas de nuestra fiel Nación
donde Maximiliano a la sazón estaba,
con el general Méndez, con Mejía y Miramón.
El día quince de mayo, pensó el general Vélez
tomar a viva fuerza el Puente de La Cruz
con el cuerpo nombrado de Supremos Poderes
llegó a lograr su empresa con mucha exactitud
Mejía, Maximiliano y Miguel Miramón,
a un consejo de guerra fueron por sus hazañas
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y fueron fusilados los tres allá en unión,
en mayo diecinueve, cerro de Las Campanas.
Los restos del ilustre Maximiliano de Austria
con rumbo hacia su tierra salieron muy veloz
en un precioso buque llamádose Navarra
sin su fiel compañera, sin vida y sin honor.
Adiós Maximiliano, real vástago de Viena,
adiós bella Carlota, sublime emperatriz,
adiós princesa ilustre de los monarcas belgas,
mi corazón deplora vuestra muerte infeliz.
En fin, patriotas héroes, ya voy a terminar,
perdonen si he ofendido vuestra reputación,
yo, cual grato ante ustedes he querido ensalzar
el mérito que gozan por toda la Nación.
¡Gloria al valiente Juárez y a Ignacio Zaragoza!
y a todos los que se hallan allá en otra mansión,
sus nombres inmortales de México en la historia
existirán por siempre con gran veneración.
FIN.
(Hoja suelta de la colección de hojas sueltas de la Biblioteca del Colegio de México,
s.l., s.p.i., s.f.,).
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35
En esta composición, Silva se declara partidario de la República y del Gobierno liberal,
al relatar algunos pormenores de la Intervención Francesa, el fusilamiento del
emperador Maximiliano de Habsburgo y la caída del Segundo Imperio.
Duelo de Lorenzo Caspeta
Doblen, doblen las tristes campanas,
doblen, doblen sus tristes clamores,
se acabaron las glorias ufanas
que de luto se vistan las flores.
Sin consuelo me encuentro afligido,
¿a quién triste mis quejas daré?
ya se fue a la mansión del olvido,
un amigo a quien tanto estimé.
En el año del setenta y nueve,
el día cuatro del mes de febrero,
ay amigos según se comprende,
sucedió un accidente muy fiero
Un día martes muy de cosa cierta,
ya la gente se había horrorizado
al saber que Lorenzo Caspeta
en la noche lo habían agarrado.
En la Feria de La Candelaria
ya sin duda lo andaban velando,
lo agarraron en una jugada,
a donde él estaba barajeando.
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¡Ah, qué plan tan bueno le pusieron!
como él nunca jamás pensaría
que él hallándose por sus terrenos
cayó en manos de Manuel García.
Desconfiándole por su hombradía,
de ese modo pensaron agarrarlo,
ese jefe de la infantería,
de ese modo trató de asegurarlo.
Al llegar junto a los soldados,
se agachaban a verle la cara
por supuesto iban bien disfrazados,
para que este no lo maliciara.
Al decirle: “Se da usted por preso”,
sus pistolas muy bien le afianzaron
y al verlo que estaba indefenso
con sus rémitos lo amenazaron.
Ya Lorenzo, ya no pudo menos,
que rendirse y luego así al instante,
lo amarraron muy bien de las manos
y le decían: “Camine por delante”.
Al momento de que lo sacaron,
caminó sin temor, luego, luego,
le jugaron el primer engaño,
al llegar a la iglesia del pueblo.
Siendo que iban por la calle recta,
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retroceden rumbo hacia el oriente,
dieron vuelta detrás de la iglesia
y tomaron rumbo hacia el poniente.
Lo sacaron al campo de afuera,
que por nombre tenía El Zapatero,
con tormentos querían que dijera,
quienes son sus demás compañeros.
No pudieron lograr ese intento,
pues Lorenzo no confesó nada
y por eso con crueles tormentos,
lo sacaron hasta La Cañada.
Le decían con furor y firmeza:
“Este es uno de los de los de Nicolás Páez,
lo colgamos a hoy si no confiesa,
a dónde se hallan todos los demás”.
“No soy de esos que con amenazas
se proponen a hablar por hablar,
soy muy hombre y no tengo embarazo,
estoy impuesto a sufrir y callar”.
Por momentos García se alejaba,
con su gente andaba inspeccionando
y nomás dos soldados dejaba,
para que lo estuvieran cuidando.
Siendo un hombre de revolución,
que a donde quería hacia plaza de bueno,
38
esa noche con gran compasión,
lo agobiaba muchísimo el sueño.
“Si algo debo, Señor Comandante,
con la vida les he de pagar,
no me pase usted más adelante
para mí está bueno este lugar”.
Injuriado le dijo García:
“Nomás eso le va a pasar a usted
aguardemos que aclarezca el día,
caminamos para Yautepec”.
Al momento que al pueblo llegaron,
sus dolientes tuvo a su favor,
con García nada de esto arreglaron,
porque estaba lleno de rencor.
“Ya conmigo no tienen nada que ver,
allá el jefe verá si lo escapa,
al momento van a saber de él
ya fue el parte para Cuernavaca”.
Al momento que el parte llegó,
quedó impuesto don Manuel García,
pero a nadie le comunicó,
según la orden lo que contenía.
Para no atormentar a las personas,
lo sacaron muy disimulado,
al llegar a donde están unas lomas,
caminando pues lo han fusilado.
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¡Ay Lorenzo, quién te lo dijera!
que pronto te habías de acabar,
un día martes a las once y media
la existencia te habían de quitar.
Según vengo yo haciendo reflejos,
has dejado tu sangre regada,
en el fondo de un camino viejo,
arribita del salto del agua.
¡Ay entonces su afligida madre!
considérenla, cómo estaría,
angustiada y llena de pesares
¡ay qué triste y desgraciado día!.
Le formaron una casa en lora,
sus dolientes que lo acompañaban
esperando nomás hasta qué horas
daban la orden que lo levantaran.
Se acabaron los hombres valientes,
muy famosos que había de lo bueno,
de la Hacienda de ese San Vicente,
de Lorenzo nos queda un recuerdo.
Les encargo a todos mis amigos,
que le recen cada año siquiera,
en memoria récenle un sudario
porque ya está debajo de tierra.
40
(hoja suelta, sin fecha, sin pie de imprenta y sin lugar de publicación, de la colección
personal del etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo. Existe otra versión manuscrita
en la colección de manuscritos y hojas sueltas del corridista Miguel Bello Moreno)
41
Después de que el territorio del estado de Morelos fue segregado del Estado de
México, el veterano de la Guerra de Reforma, Manuel Alarcón, recibió el cargo de Jefe
de Rurales o Policía Federal Montada de los distritos de Yautepec y Tetecala.
Al momento del triunfo de la rebelión que puso a Porfirio Díaz en la silla presidencial,
Alarcón aliado de Díaz, fue ascendido a Jefe Estatal de Rurales de Morelos y sus
oficiales llevaron a cabo el trabajo de perseguir a los forajidos, y darles muerte donde
se encontraran y no fueron pocos los bandidos que, en el estado de Morelos, siguieron
el ejemplo levantisco de la banda de Los Plateados.
Uno de los oficiales de Alarcón, Manuel García, se enfrentó al apoyo popular de que
gozaba el bandido Nicolás Páez y por esta situación la localización y aprehensión de
Páez, se tornó difícil para García y se prolongó por espacio de varios años.
En el Corrido Duelo de Lorenzo Caspeta, se cantan los detalles de la aprehensión y
fusilamiento de Caspeta, por parte de los hombres de Alarcón, toda vez que Caspeta,
fue acusado de pertenecer a la banda de Páez, el hecho ocurrió el 4 de febrero de
1879. Llama la atención en la narración, la forma entrañable en que Marciano Silva
habla de Caspeta como su amigo personal.
Con respecto a la métrica irregular del corrido, al comparar la hoja suelta con el
manuscrito de Miguel Bello podemos suponer que muchos de los errores, adendas y
posibles omisiones sean debidos al oficio del editor de las hojas sueltas de quien no
tenemos noticia.
Bola del Descarrilamiento de Temamatla
Canción Popular.
Escuchen señores, ésta triste historia
que traigo en el pensamiento
de lo que pasó en Temamatla
con el descarrilamiento.
El corazón se entristece
42
tan sólo al considerar
que muchos quedan sin padres
en este mundo a llorar.
El jueves veintiocho, del mes de febrero,
del año noventa y cinco,
todos en Ameca, para la estación
iban con gran regocijo.
Eran las doce del día
y luego, luego al momento,
silbó la locomotora
y se puso en movimiento.
Diez coches jalaba la locomotora
número cincuenta y cuatro,
y el maquinista era un extranjero,
causa de tanto quebranto.
En los coches de tercera
venían con mucho contento,
pues nadie podía advertir
que era el último momento.
Todos con gozo venían admirando
aquel bello panorama
sin comprender que la hora fatal
estaba ya muy cercana.
Cuando al llegar a Tenango,
kilómetro cuarenta y dos
el tren salió de la vía
43
causando un estruendo atroz.
Tres coches quedaron, de los de tercera,
toditos hechos pedazos,
y por donde quiera nomás se veían
cabezas, piernas y brazos.
A las tres supo el gobierno
todo lo que aconteció:
luego a las demarcaciones
sus órdenes pronto dio.
Luego que la empresa también se informó
de lo que allí había ocurrido,
al punto ordenó partiera veloz
el tren llamado de auxilio.
El Ministerio de Guerra
también sus órdenes dio,
y el cuerpo militar
con puntualidad cumplió.
Cerca de las nueve llegó el tren de heridos
espacioso y con precaución,
pues todos lanzaban tan tristes gemidos
que partían el corazón.
Los inspectores subieron
declaración a tomar,
pero no la consiguieron,
porque todo era llorar.
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“¡Dios mío, mi pierna!”, “¡Ay mi cabeza!”
“¡Jesús, mi brazo, me muero!”
y otros gritaban: “¿Dónde están mis padres?
yo ver a mis padres quiero”.
Pero todo era imposible;
se entristece en corazón
pues de toditos los muertos
hecho estaba ya un montón.
Cerca de las diez, cuarenta camillas
salieron de la estación,
el cuadro era triste, tan triste en verdad,
que inspiraba compasión.
Hombres, mujeres y niños
en un continuo penar,
en camillas los llevaban
al Hospital Militar
Todita la noche, en el hospital,
practicantes y soldados,
alistaban camas para recibir
a todos los desdichados.
Y tan luego que llegaban,
con muchísima atención
a todos les practicaban
su primera curación.
Cuarenta y cinco eran los heridos
que allí fueron auxiliados,
45
y sesenta y dos toditos los muertos
que quedaron destrozados.
La sociedad alarmada
asegura con firmeza,
que de tan terrible hecatombe
tiene la culpa la empresa.
Familias enteras, en triste orfandad,
sin protección han quedado;
pero grandes sumas, para protegerlas,
en México se han juntado .
Funciones de beneficio
en los teatros anunciaban
para auxilio de las víctimas
que más lo necesitaban.
En fin, ya señores, lo que aconteció
lo llevo ya relatado;
y sólo deseo que a los que murieron,
Dios los haya perdonado.
Aquí se acaba cantando
la historia del sufrimiento,
que en Temamatla causó
el gran descarrilamiento.
(hoja suelta, de la Imprenta Popular de Antonio Vanegas Arroyo, con grabados de José
Guadalupe Posada, sin fecha)
46
47
48
49
La construcción de Ferrocarril Interoceánico, tenía el propósito de unir al Océano
Pacífico con el Golfo de México, con una línea que cruzara el territorio nacional, con
terminales en los puertos de Acapulco y Veracruz. El tramo de México a Veracruz, con
547 kilómetros de vías se inauguró el 23 de mayo de 1892, mientras que la línea de
México a Acapulco suspendió el tendido de vías en Puente de Ixtla, Morelos, y
únicamente avanzó 198 kilómetros. En esta última línea, el veintiocho de febrero de
1895, entre Tenango y Temamatla, Estado de México, ocurrió un descarrilamiento que
involucró a cinco vagones del tren, repletos de pasajeros que habían concurrido a las
fiestas religiosas y al carnaval de Amecameca.
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En el lamentable accidente hubo 100 muertos y muchos heridos. Desde hacía algún
tiempo, las catástrofes eran tema preferido por los compositores para narrar en sus
bolas y corridos.
Mario Colín y Catherine Heau, le adjudican a Marciano Silva la composición de la Bola
del Descarrilamiento de Temamatla.
Trágico Fin de Juan Montes
Si tal vez no le fuera molesto
tomaré parte en vuestra alegría,
voy a hablarles del fin tan funesto
que Juan Montes tuvo en una orgía
Bien sabéis que en el Estado libre
de Morelos fue un gran trovador,
en su verso fue bello y sublime
aplaudido por hombres de honor.
En el pueblo de Tlalquitenango
el catorce del mes de febrero,
su destino le había señalado
de su vida el trance postrero.
Fue un día miércoles por la mañana
a las ocho según se imagina
se puso a tomar de buena gana,
con personas que eran de su estima.
Entre ellos don Jesús Montaño
que más tarde debían darle muerte,
51
sin saber su desgraciada suerte,
también ahí se hallaba tomando.
Cuando al fin los vapores del vino
por completo llegó a trastornarlos,
un enojo entonces intervino
entre Juan y don Jesús Montaño.
La cuestión comenzó en la cantina
de la señora Petra Morales,
sin embargo continuó la riña
y a otra tienda se fueron parciales.
Al llegar a la nueva cantina
del señor Margarito Arellano;
prosiguió de nuevo la contienda
entre Juan y don Jesús Montaño.
Tú serás un cantor distinguido
por personas de alta aristocracia,
pero al menos no quedo vencido,
y haré que pierdas tu elegancia.
Presumiendo ser buen caballero
ante el vulgo don Jesús Montaño,
dio a guardar su machete cañero
al señor Margarito Arellano.
Entre poco trató de acostarse
ya Morfeo lo tenía sumergido,
y Juan Montes salió así a sentarse
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a la puerta con varios amigos.
Al volver de su sueño tirano
su machete pidió sin tardanza
diciéndole al señor Margarito Arellano
que ya se iba derecho a su casa.
Al salir Montaño para afuera
don Juan Montes volvía a referir
lo que allá en la cantina primera
le había dicho siempre varonil.
Al momento se volvió con fiereza
y dos golpes mortales le dio,
una vez hecha aquella vileza
al momento su fuga emprendió.
Primer golpe aseguran el hecho
en el cráneo le dio aquella fiera
el segundo ha visto el pescuezo
cerca de la clavícula izquierda.
“Anda ingrato cobarde me heriste”
“¡Ay!”, le dijo con rectitud
“De mi parte muy bien puedes irte,
soy diez veces más hombre que tú”.
Los amigos de su estimación
trataron de seguir a Montaño,
para ver si adquirían su aprehensión
pero ya no pudieron lograrlo.
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Al mirarlo en tan mísero estado
uno de ellos allí lo paró,
a su casa trató de llevarlo
pero al fin éste se le negó.
Yo las gracias te doy fiel amigo
solamente te pido un favor,
si preguntan quién me ha lastimado
no les digas lo que sucedió.
Diciendo estas palabras tomó
así el rumbo de Tlalquitenango
de este mundo al fin se despidió
pues estaba muy presto a dejarlo.
Al llegar al crucero de la vía
de la excavación de Huatecalco,
ahí fue su lecho de agonía
porque hasta allí pudo haber llegado.
Dos amigos que muy de mañana
pasaban por Tlaltizapán,
al encontrarlo le preguntaron
quién lo había llegado a lastimar.
Les responde con grande energía:
“A mí ninguno me ha lastimado,
sino el tren pasó en su travesía
y por desgracia conmigo ha chocado”.
Uno de ellos se quedó a cuidarlo
y el otro fue a Tlaltizapán,
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a dar parte para que en el acto
lo viniesen de allí a levantar..
Mientras esto pasaba hacia el cielo
sus plegarias don Juan dirigía
al Eterno, con amor sincero
estas tristes palabras decía:
“Si ésta vida mi Dios que me diste
un cobarde al fin me la quitó
si por mi alma en la cruz padeciste
en tus manos la encomiendo yo”.
Entre tanto llegó la justicia
tan luego como lo inspeccionaron
oficiaron así todo aprisa
a Jojutla lo que había pasado.
Remitirlo a Jojutla de Juárez
los jueces así lo dispusieron
donde se hicieron sus funerales
el catorce del mes de febrero.
Se acabó su misión en la tierra
de un amigo a quien tanto estimé
se acabó con su vida sincera
toda la honra de Chapultepec.
Me despido amable concurrencia
me despido con grande dolor,
si acaso me ha sido imposible
si tal vez me ha faltado la ciencia
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me dispense la plana mayor.
(hoja suelta de la colección particular de José Luis Sagredo Castillo. Op. Cit.).
56
57
58
De entre los maestros creadores de las bolas surianas del siglo XIX, destaca Juan
Bautista Montes, quien, según los testimonios de los últimos trovadores, marcaba la
línea en las formas poéticas que usaron los publicistas en el estado de Morelos.
De gran sensibilidad poética y adicto al alcohol, Juan Montes murió durante una riña
que tuvo lugar el 13 de febrero de 1901, como lo narraron varios saludos y bolas,
algunos de ellos como los que se transcriben y reproducen, compuestos por Marciano
Silva.
De la obra poética de Juan Montes se desconoce casi todo. Toda vez que son pocas
las hojas sueltas que se han localizado con su rúbrica
y que los trovadores
contemporáneos de Montes olvidaron sus rimas. Sin embargo, la cantidad de
composiciones en honor a Juan Montes denota la gran ascendencia que éste tenía
entre los trovadores morelenses.
Laureles y Gloria al Mártir de la Democracia
Aquiles Serdán
Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles
un homenaje con el más crecido afán,
a los obreros y estudiantes que como héroes
llenos de gloria sucumbieron con Serdán.
Hagan recuerdos del dieciocho de noviembre,
año por gracia de mil novecientos diez
cuando con sangre se escribió en páginas breves
una epopeya muy gloriosa en honra y prez.
Cuando Madero bajó a hacer su propaganda,
se adhirió en Puebla mucha gente a su favor,
los que sinceros exigían en su demanda
otro gobierno que no fuera el dictador.
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Varios obreros y estudiantes se afiliaron
al candidato con el más crecido afán
y como jefe del Partido designaron
al invencible señor Aquiles Serdán.
Mucio Martínez cuando tuvo la noticia
hizo sobre ellos una cruel persecución,
porque el gobierno clerical y porfirista
había triunfado en su burlesca reelección.
El día dieciocho al nacer el nuevo día,
Miguel Cabrera con una orden imperial
llegó a la casa de Serdán y le exigía
que se le abriera, pues traía orden de catear.
Carmen Serdán al oír las amenazas
abrió la puerta, más la entrada les negó,
y entonces él como un esbirro del Tetrarca
sin respetar el bello sexo la golpeó.
En ese instante salió Aquiles iracundo,
y al darse cuenta que a su hermana maltrataba
le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo
preso en un cuarto ordenó que se dejara.
Pocos minutos después de aquella escena
llegaron tropas federales y gendarmes
para entrar a aquella casa tan famosa
donde se hallaba un conjunto de Titanes.
Quince patriotas mexicanos se aprestaban
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para luchar contra dos mil ¡oh qué heroísmo!
los que en la lucha desigual no se fijaban
ni los llenaba de pavor el cruel destino.
En un balcón hacia la calle apareció
Carmen Serdán portando un rifle con firmeza,
la que ante un grupo de curiosos expresó
de esta manera, con un acto de nobleza.
“¡Vengan esclavos a pelear su libertad
que aquí en la casa tengo parque y carabinas,
sublime herencia que a sus hijos dejarán
de bienestar, no de baldón no de ignominia.
Diciendo esto, y haciendo el primer disparo,
y abrióse el fuego sobre aquel bello edificio,
tomando luego las alturas los sicarios
para poder bien dominarlos a toditos.
La primer víctima fue Máximo Serdán,
y así siguieron sucumbiendo uno por uno,
hasta que el fuego extinguióse, porque a par
de los patriotas no quedaba ya ninguno.
Al penetrar la soldadesca a aquella casa
sólo encontraron los despojos inmortales
que sucumbieron en defensa de una causa
como esforzados y valientes liberales.
Luego pusieron una estrecha vigilancia,
y un gendarme cerca ya de la oración,
vio una figura y disparóle sin tardanza,
61
sin ver quien era quiso hacer la ejecución.
Era Serdán, el bravo Aquiles, que salía
de su escondite buscando una salvación,
era un apóstol que más tarde se uniría
a su partido contra su reelección.
Salud, obreros y esforzados estudiantes,
que en unión del bravo Aquiles sucumbieron,
como coplero permitidme que les cante
esta epopeya donde de gloria se cubrieron.
Duerman en paz en sus tumbas silenciosas,
caros hermanos, estudiantes y obreros
glorificados como Ignacio Zaragoza
y ensalzados por un hijo de Morelos.
Carmen Serdán que igual a Leona Vicario
te hiciste grande por tu arrojo sin igual,
a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos
las mexicanas vuestro nombre a venerar.
(hoja suelta publicada por Eduardo Guerrero, s/l, s/f.)
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63
Entre octubre y noviembre de 1910, el comerciante poblano Aquiles Serdán, como jefe
del Club Liberal luz y Progreso, afiliado Partido Antirreeleccionista, junto con sus
adeptos, hermanos y amigos; principalmente los hermanos Rousset, comenzaron, de
manera secreta y clandestina, el acopio de armas y parque para iniciar la Revolución
antiporfirista, el 20 de noviembre de 1910.
En el ámbito regional poblano, la promulgación del Plan de San Luis, por Francisco I.
Madero, incitando a la revolución por la democracia, había agudizado la represión, la
vigilancia y la persecución a los grupos de oposición, por parte de del gobernador del
estado Mucio Martínez, con la acción directa de los hombres bajo las órdenes de
Joaquín Pita, jefe militar de la zona.
A mediados de noviembre, los planes secretos de Serdán y sus correligionarios fueron
descubiertos por los esbirros de Mucio Martínez y lo que a continuación sucedió fue
cantado en la composición de Marciano Silva: Laureles y Gloria al Mártir de la
Democracia Aquiles Serdán que fue la primera composición que hizo Silva con
temática revolucionaria. Posteriormente el compositor se uniría a las fuerzas del
Ejército Libertador del Sur.
El sacrificio de los hermanos Serdán y sus seguidores se considera como el inicio
formal de la Revolución Maderista.
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III.- Bolas Zapatistas
El Quinto de Oro
Lo que es Quinto Regimiento nunca pierde, no
decían los de ese Batallón,
cuando a Morelos dispusieron los rebeldes
sitiarlos en la ocasión
sobre las torres y azoteas se veían alegres,
haciendo alarde de instrucción
porque pensaron que entrarían pero muy breve
toditos en montón.
Nosotros somos disciplinados,
decían con grande satisfacción,
no pistoleros como estos vagos
huamuchileros sin instrucción,
nosotros somos condecorados
los más valientes de la nación
y el azote de los malcriados
que se han lanzado a la rebelión.
Lo que es aquí no se pasean
como allá en Chiautla no,
con música y fina atención;
porque los hombres que defienden
esta plaza, son de purito León
lo que es aquí con la ametralladora basta
para hacerles su recepción,
y si no corren ya verán lo que sacan
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los indios en la ocasión.
Pobres pelones, tal vez pensaban
que aquí los indios iban a huir,
nomás al ver relumbrar las armas
o al oír los toques de su clarín,
pobres pelones, del Quinto vayan
y cuenten a otros que por aquí
nomás tres piedras, porque la fama
que hay en Zapata no tiene fin.
Era imposible que perdieran nombre y fama, no
los rebeldes de esta región,
porque llevaban a la Reina Soberana, si
de nuestra fiel nación;
por eso siempre cuando en campaña. Si
decían con grande veneración:
“¡Viva la Patria!, ¡Viva la Guadalupana!
y muera la reelección”
Adiós el Quinto de Oro afamado,
mi pueblo llora tu proceder
pues prometiste el ampararnos
y al fin corriste, qué hemos de hacer
en otras partes habías triunfado,
por aquí en Cuautla no sé por qué
los calzonudos te corretearon
porque con ellos tan sólo tres.
(hoja suelta, sin fecha, sin píe de imprenta y sin lugar de publicación, de la colección
particular del etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo)
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Bola de la Toma de Cuautla por Zapata
Noble presidente don Porfirio Díaz,
te fuiste para la Europa,
dejaste esta tierra regada, a fe mía,
con sangre de mil patriotas.
por tu cruel gobierno y tiranía
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el pueblo al fin te despoja
de aquel gran imperio que ejercías,
contemplándolo un idiota
Fuiste protector sublime
de los valientes hispanos,
y padrastro, el más temible,
de los indios mexicanos
sin embargo, fuiste libre,
siendo responsable a tanto,
mientras más grande es el crimen
más gracia encuentra el culpado.
Sin duda pensabas que era hereditaria
la silla presidencial,
y que de ella dueño te había hecho Tejada
cuando venciste a la par
del sufragio libre también te burlabas
y la ley electoral,
frente a las casillas ponías fuerza armada
para al fin poder triunfar.
Hasta que el pueblo aburrido,
llego a empuñar el acero,
guiado por un fiel caudillo
que es don Francisco I. Madero,
un hombre noble y benigno
que vino a salvar al pueblo
del fango en que estaba hundido
más de treinta años, recuerdo.
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Don Francisco I. Madero apareció en Chihuahua
como el Mesías prometido,
diciéndole al pueblo: “Levántate y anda
yo siempre seré contigo”,
entonces el pueblo, cual Lázaro anda
y al notarlo don Porfirio
se llena de miedo y a París se lanza
Corral, buscando un abrigo.
Aquel espectro salió
ensangrentado y altivo,
diciéndole a don Porfirio:
“Traidor, tu día se ha cumplido,
recuerda que te pedían
justicia y no diste oído,
a esa voz que te decía:
-Velardeña y Tehuitcingo-“.
“Tú has sido la causa que muchas familias
se encuentren en la miseria;
huérfanos, afligidas viudas,
sin un albergue siquiera,
pues dejas la Patria convertida en ruinas
con el furor de la guerra,
mi pluma no alcanza a escribir estas líneas
que requiere la tragedia”.
“Por ti fueron bombardeadas
muchas ciudades hermosas,
entre ellas la heroica Cuautla
de Morelos tan preciosa
tierra bendita inmolada
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por la mano caprichosa
de aquellos que ambicionaban
la reelección afrentosa”.
Don Eduardo Flores, jefe del distrito
y toda la aristocracia
como porfiristas juzgaron preciso
la defensa de la Plaza,
para mayor gloria llevaron al Quinto,
el furor de otras comarcas,
pero allí tres piedras nomás con los indios
huarachudos de Zapata.
Ciertas personas decían
que si Emiliano Zapata
entraba le ahorcarían
¡Oh, qué lujosa bravata!
necios, tal vez no creían
que en esas horas infaustas
caía don Porfirio Díaz
del poder y de la gracia.
Don Eduardo Flores quiso, aunque cobarde,
contrarrestarle a Zapata;
decía en sus furores que había de matarlo
pero no daba la Plaza;
confiaba en sus hombres del quinto indomable
que tenía supremacía,
don Eduardo Flores es el responsable
de la destrucción de Cuautla.
Cuautla hermosa de Morelos
70
porqué es tan grande tu castigo,
tus edificios, suburbios
todos los miro destruidos,
tu Palacio de Gobierno
en cenizas convertido,
es la venganza de un pueblo
bastante tiempo ofendido.
Culpa la imprudencia de tus nobles hijos
que en un leguaje altanero,
decían con frecuencia que el gran don Porfirio
valía por veinte Maderos
a esa sentencia se habían adherido
los más valiente iberos,
y otros individuos que por conveniencia
protegían aquel gobierno.
Creían los privilegiados
porfiristas de esa tierra
que el pueblo sería burlado
otra vez como con Leyva,
hoy los rifles en la mano
tenían por votos la guerra
y por casillas tomaron
del gobierno las trincheras.
El trece de mayo, qué gusto tenían,
algunos ricos del pueblo,
porque los rebeldes tal vez entrarían
como un rebaño al degüello;
pobres porfiristas tal vez no creían
que el triunfo era de Madero
71
y que sus palacios pronto quedarían
consumidos por el fuego.
Las soldaderas gritaban:
“¡Viva el Quinto regimiento!,
el asombro de Chihuahua,
Sonora y otros encuentros,
el Quinto de Oro es de fama,
no como ustedes, niguentos,
ahí verán, patas rajadas,
les servirá de escarmiento”.
“Entren, muertos de hambre, indios calzonudos,
huamuchileros idiotas,
vamos aprobar que aquí Guanajuato
y nomás puro Guanajuato,
sin hacer alarde estamos seguros
que la plaza no nos tocan,
si desengañarse quieren, huarachudos,
entren a traer su derrota”.
“¡Viva la Guadalupana!”,
gritaban los insurgentes,
“Que es la Reina Soberana,
de los indios de Occidente”,
¡Viva el héroe de Chihuahua!
¡Muera nuestro presidente!
pelones del Quinto, salgan
si son muy valientes”.
Llegó el diecinueve de mayo glorioso
para los libertadores
72
y el Quintillo de Oro, siendo tan famoso
corrió de sus posiciones,
aunque para ellos fue vergonzoso,
por tener tanto renombre
salieron corriendo aquellos colosos
por donde el Sol se pone.
“Morelos”, dijo un soldado
que iba ya retrocediendo:
“Más vale morir parado
y no sucumbir corriendo”,
el Quinto dijo al contrario:
“Vale más un tiro huyendo
y no frente a un triste cuadro
recibir cinco certeros”.
Por el rumbo hacia el poniente,
camino del hospital,
salió esa falange de bravos leoneses
tratando al fin de escapar;
como era probable ese punto inerme
se encontraba en realidad
pues no creía nadie de los insurgentes
que corriera un militar.
Yo como idiota no entiendo
ese triunfo que asegura
El Imparcial escribiendo
se hagan noticias impuras;
dicen que salió venciendo
el Quinto de Oro en su fuga
si así se triunfa corriendo
73
yo soy un héroe sin duda.
Dice El Imparcial que sólo tres muertos
tuvo el gobierno aguerrido
y de los demás suman cuatrocientos
entre muertos y heridos;
¡Qué barbaridad! si de esos sucesos
yo no fuera fiel testigo
tendría que aceptar ese triunfo incierto
como un hecho positivo.
La prueba es que unos salieron
disfrazados de señoras,
otros como limosneros
fingiendo humildad de sobra;
otros al fin sucumbieron
en tan funesta maniobra,
y los restantes corrieron
ese es un triunfo de moda.
Por fin han peleado con mucho denuedo
los de tilma y de Huarache,
sobrenombres vagos que le puso al pueblo
el periodista Fernández;
el calzón le ha dado al pantalón ejemplo
de valor en este lance,
y el botín realzado noble y caballero
perdió en compañía del traje.
Según la ley constituida
por el demócrata Juárez,
no hay jerarcas en la vida,
74
toditos somos iguales;
el ropaje es una insignia
de aparentes cualidades,
es nobleza por encima
y por dentro necedades.
¡Oh grandes Aquiles de la raza azteca!
quisiera ser un Homero,
y en poesías sublimes cantar las proezas
de vuestros hechos guerreros;
mas mi pluma humilde sólo se concreta
a ensalzarlos con esmero,
pues este que escribe no es un gran poeta
sino un pobre parrandero.
En el altar de los siglos
se ponga esta inscripción
con letras de oro esculpido
para que lea la nación:
“Sufragio libre efectivo
y muera la reelección,
que es lo que nos ha traído
sangre, fuego y destrucción”.
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Así cantaban la Revolución, pp. 275 a 282)
75
76
A principios de 1911, en el sur del país, surgieron varios grupos revolucionarios
maderistas que
paulatinamente se fueron integrando bajo las órdenes de los
principales jefes regionales; Emiliano Zapata, en el estado de Morelos y, en el estado
de Guerrero, los hermanos Ambrosio y Rómulo Figueroa, entre otros.
Desde el 14 de marzo de 1911, Emiliano Zapata se había adherido al Plan de San Luis,
en Villa de Ayala, Morelos.
Debido a algunos enfrentamientos entre zapatistas y figueroistas, el 22 de abril de
1911, los jefes de las dos fuerzas firmaron un convenio limitando el campo de sus
acciones a sus propios estados.
Después de ocupar las poblaciones de Chiautla, Jantetelco y Cuautlixco, entre otras,
Zapata decidió el ataque a la ciudad de Cuautla, Morelos.
Cuautla estaba defendida por el Quinto Regimiento de Caballería, bajo las órdenes del
general Eutiquio Munguía. Para la toma de Cuautla, Zapata puso sitio a la plaza e inició
los ataques el día 12 de mayo y los combates y escaramuzas se prolongaron hasta el
día 19, fecha en que el Quinto Regimiento abandonó Cuautla,
con destino a
Cuernavaca, Morelos.
La toma de Cuautla por Zapata fue uno de los principales factores militares que
decidieron la caída de Porfirio Díaz.
Tanto El Quinto de Oro como la Bola de la Toma de Cuautla por Zapata, son corridos
compuestos por Marciano Silva. Como ya se refirió anteriormente, fue en esta acción
cuando Silva se dio de alta en las tropas revolucionarias de Zapata.
Sobre la épica composición de El Quinto de Oro Octavio Paz nos dice que:
“Los federales para engañar a los zapatistas y demostrarles que estaban enteros
empezaron a entonar desde la torre de la iglesia sus famosos corridos con
frases injuriosas para sus contrarios; estos, a su vez en la misma forma. Tal
parecía que se encontraban en un torneo de ingenio y no en una horrible batalla
que se había estado sosteniendo”. (OCTAVIO PAZ –padre-, El Cantor del Sur,
primera parte, p.7)
77
Bola de la historia del Pronunciamiento
del General Emiliano Zapata.
El día 30 de abril de 1911
o
La Traición de Federico Morales
Atención te pido, público sensato,
voy a dar mi explicación,
aquí en esta historia que yo les redacto
en mi mal pronunciación.
Voy a dar un pormenor
citando lo positivo,
porque ya enterado estoy
como también persuadido.
El jefe Zapata no estando conforme
después de haber conquistado,
se salió de Cuautla según los informes
pensando en los resultados.
Se fue rumbo a Anenecuilco
que era su tierra natal,
porque conoció el peligro,
pues lo iban a traicionar.
Estando en su casa aunque no tranquilo
pensando en lo que sería
el nuevo gobierno quiso perseguirlo
78
por su grande bizarría.
Porque era un hombre valiente
nuestro general suriano,
querían políticamente
por completo exterminarlo.
Llegó la noticia, según se declara,
al pueblo de Anenecuilco,
que luego al momento él se retirara
que iban a formarle sitio.
Mandó tocar las campanas
nuestro invicto general :
“Vamos de nuevo a campaña
la defensa es natural”.
En aquel momento se reunió su pueblo
para ver lo que pasaba
y les dio a saber que el nuevo gobierno
asesinarlo trataba.
“Yo no ambiciono la silla
ni tampoco un alto puesto,
siento a mi Patria querida
verla en tan cruel sufrimiento”.
Hablóle a su hermano con toda firmeza
y le dijo en el momento:
“Rendir yo mis armas sería una tristeza,
sólo ya después de muerto”.
79
“Esta política es falsa,
la tengo bien conocida,
quieren que entregue las armas
para quitarnos la vida”.
Respondió don Eufemio con acento fijo
y un valor sin segundo:
“Ya no condesciendas, bajo el armisticio,
ya ves los pagos del mundo”.
“Levantémonos en armas
vamos de nuevo a sufrir,
las conferencias dejarlas
hasta vencer o morir”
“Hoy lo que interesa es otra providencia
a lo que el tiempo depare,
para recibir de la Omnipotencia
lo que del cielo mandare”.
“Saldremos, después veremos
qué descubra el firmamento,
al fin después volveremos
si nos da lugar el tiempo”.
Día treinta de agosto dieron ese grito,
todos de conformidad:
“¡Viva nuestra Patria y este requisito
de paz, tierra y libertad!”.
“Vámonos a padecer
vamos de nuevo a sufrir,
80
traidor nunca lo he de ser
por mi Patria he de morir”.
Salieron de Ayala rumbo a Chinameca
donde se reunieron todos
pidieron permiso con toda presteza
para jugar unos toros.
Dos días de toros jugaron
nos quedan como recuerdos
y un hombre vil por trasmano
mando un parte a Morelos.
“Aquí en esta hacienda se encuentra Zapata
si lo quieren agarrar,
tiene cuarenta hombres, pero mal armados
ahora se han de aprovechar”.
“Fórmenle una entretenida
sin dársela a maliciar,
denle todo lo que él pida
que su día se va a llegar”.
Pusieron violento el parte a Morales,
puesto por la Presidencia:
“A traerme a Zapata se va usted al momento,
se halla en san Juan Chinameca”.
“Con mucho gusto lo haré,
ahora sí no se me escapa,
hoy mismo le traigo a usted
81
la cabeza de Zapata”.
Con seiscientos hombres marcho entusiasmado
queriendo igualar al viento
pero sólo Dios, que es dueño de lo creado
no le concedió su intento.
Como a las once del día
por Santa Rita pasaron,
dos hombres iban de guía
al punto donde llegaron.
Hacia una rejilla donde dispusieron
dividirse por la altura,
y por La Cañada, doscientos se fueron,
los demás por La Herradura.
Sin saber que el general
había puesto su avanzada,
al píe de un buen tecorral
les preparó su emboscada.
Cuando les mandaron el: “¡Alto, quién vive!”,
“Figueroa”, todos gritaron,
con un par de bombas, luego los reciben
para comenzar la loa.
Diez eran los zapatistas
contrarios seiscientos fueron,
pero sus grandes conquistas
con valor las defendieron.
De cada descarga de los zapatistas
82
diez o doce se tumbaron,
porque ya su gente estaba bien lista
y bien muertos los dejaron.
Los bombazos resonaban
sin cesar cada momento,
los zapatistas peleaban
haciéndoles muchos muertos.
Cuando el general se hallaba gustando
con don Santiago Posadas,
llegó la noticia que el gobierno había dado
que a la hacienda se acercaban.
Se montó en su buen caballo
paso a paso se fue yendo,
con unos cinco soldados
se quedó reconociendo.
Cuando el general divisó al gobierno
que se acercaba al poniente,
echó mano al rifle, se apeó muy sereno,
con cinco les hizo frente.
Lo rodearon cuatrocientos
pero no se acobardó,
le hicieron fuego al momento
y entre ellos se revolvió.
A pocos momentos de que tirotearon
Zapata se despidió,
haciéndoles fuego con tres se quedaron
83
a los cerros se internó.
Dicen que los derrotaron
porque así corrió la voz,
pero sólo a tres mataron
contrarios sesenta y dos.
De testigo pongo aquí al siglo veinte
como certero y seguro,
para que noticie el hecho presente
de lo pasado y futuro.
De Zapata estos recuerdos
quedaron siempre grabados,
en todo el plan de Morelos
y los pechos mexicanos.
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., pp. 289 a 294)
84
85
Al triunfo de la Revolución Maderista, el presidente interino Francisco León De la Barra
inició el licenciamiento de las tropas revolucionarias en el país.
En el estado de Morelos, las presiones de los hacendados locales, obligaban al
gobierno al desarme y licenciamiento de las fuerzas revolucionarias de Emiliano
Zapata, mientras éste se obstinaba en la exigencia del cumplimiento del artículo tercero
del Plan de San Luis, que implicaba la realización de una reforma agraria en el país.
Luego de algunas conferencias entre Francisco I. Madero y Emiliano Zapata, se inició
el licenciamiento de los zapatistas, en junio de 1911 y se dio a Zapata, de manera no
oficial, el cargo de Comandante de Policía Federal en el estado de Morelos, cargo que
Zapata nunca ejerció.
Al no obtenerse el desarme de la totalidad de las partidas zapatistas del estado de
Morelos, los ataques de la prensa de la ciudad de México se incrementaron
argumentando la inestabilidad del nuevo gobierno, mientras Francisco León De la Barra
enviaban al Trigésimo Segundo Batallón de Infantería, bajo las órdenes del general
Victoriano Huerta, para hacer campaña contra los jefes zapatistas no licenciados de
Morelos. De la misma manera, el 11 de agosto, De la barra suspendió la soberanía del
estado de Morelos.
Por su parte, Zapata, tratando de regresar a su comunitaria vida cotidiana, contrajo
matrimonio en julio, pero fue sistemáticamente atosigado por sus enemigos locales,
quienes, después de la toma de Cuautla, veían en él al principal y más peligroso jefe
revolucionario de Morelos.
Con la promesa del retiro de tropas federales del territorio estatal, Zapata logró
convencer a los jefes insumisos en el sentido de deponer las armas con fecha del 22
de agosto. Sin embargo, las tropas federales de Victoriano Huerta y las fuerzas
auxiliares irregulares guerrerenses de Ambrosio Figueroa, continuaron hostigando y
ocupando posiciones en tierra morelense, por lo que Zapata se vio obligado a huir a
Anenecuilco.
El 30 de agosto de 1911, en Villa de Ayala y Chinameca, Zapata sufrió el ataque de las
tropas auxiliares irregulares guerrerenses de Federico Morales y Silvestre Mariscal.
Según John Womack: “Federico Morales, agente de Figueroa, lo había hecho mal y lo
había dejado escapar. Tratando de atrapar a Zapata dentro de los muros de la
hacienda de Chinameca, estúpidamente había ordenado una carga contra la guardia
86
de la puerta del frente. Zapata había oído los disparos, y como conocía el terreno de la
hacienda, se había escapado del edificio principal y había echado a correr por los
cañaverales que quedaban atrás del mismo” (JOHN WOMACK. Zapata y la Revolución
Mexicana, p.118).
De la hacienda de Chinameca, Zapata huyó aparentemente al estado de Puebla. Sin
embargo, su destino real fue la sierra de Morelos en donde recomenzó su forzada
rebelión.
Los gobiernistas
auxiliares irregulares guerrerenses de Ambrosio Figueroa, por su
actitud poco definida con respecto al bando al que pertenecían, fueron conocidos por
los zapatistas como los colorados.
La bola suriana de la Historia del Pronunciamiento del General Emiliano Zapata. El día
treinta de agosto de 1911, también conocida bajo el nombre de La Traición de Federico
Morales, compuesta por Marciano Silva, fue objeto del escamoteo en su crédito de
autor por la imprenta de Eduardo Guerrero y en la hoja suelta más conocida que
difunde el corrido aparece la firma de alguien cuyas iniciales son G. M.. Sin embargo se
ha podido verificar la autenticidad de la autoría original de Silva Peralta en la bola
transcrita.
El 25 de noviembre de 1911, Emiliano Zapata y sus principales generales expidieron el
Plan de Ayala, documento en el que, desconociendo al gobierno de Francisco I.
Madero, daban legitimidad documental y sentido agrarista a la lucha de los campesinos
revolucionarios morelenses.
El movimiento zapatista, bajo la bandera del Plan de Ayala, pronto se extendió a los
estados aledaños de: Puebla, Guerrero, México y Tlaxcala.
Durante todo el lapso que Madero duró en el poder, las guerrillas zapatistas se
mantuvieron en pie de guerra y, al momento del golpe de estado, de febrero de 1913,
en el que se derrocó y asesinó a Francisco I. Madero, y que instauró al gobierno
usurpador de Victoriano Huerta, las hostilidades contra los zapatistas se incrementaron
considerablemente por lo que la reacción natural de los campesinos fue en el sentido
de una más eficiente organización de las guerrillas.
87
El Rebelde
Soy rebelde del estado del estado de Morelos
que proclamo las promesas de San Luis
soy rebelde lucharé contra Madero
porque al fin nada ha llegado a cumplir.-
Con mi Winchester, mi caballo y dos cananas
y de escudo la Virgen del Tepeyac,
he de hacer que se respete el Plan de Ayala,
o sucumbo cual valiente liberal.
Mi baluarte es la montaña, no lo niego;
y mi nombre zapatista ha de ser;
ante un grupo de pelones no me arredro,
mientras tenga Treinta-Treinta he de querer.
Mas en fin, si la muerte me es adversa
y en el campo sucumbiere por desgracia,
moriré pero exclamando con firmeza:
“Vivan las huestes del sur, viva Zapata!”
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., p. 297)
Soy Zapatista del Estado de Morelos
o
Himno Zapatista
Soy zapatista del estado de Morelos
porque proclamo el Plan de Ayala y de San Luis;
si no le cumplen lo que al pueblo le ofrecieron,
88
sobre las armas los hemos de hacer cumplir.
Para que adviertan que al pueblo nunca se engaña
ni se le trata con enérgica crueldad;
si semos hijos, no entenados, de la Patria,
los herederos de la paz y libertad.
Sublime general,
patriota guerrillero,
que peleó con gran lealtad
por defender su patrio suelo.
Espero que ha de triunfar
por gracia del Ser Supremo,
para poder estar en paz
en el estado de Morelos.
(LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA y Col.. Encuentro Regional de corridistas, Tixtla, 1994,
cantado por Jesús Peredo Flores y Luz María Robles Dávila)
89
90
Corrido de Marciano Silva
Soy el rustico cantor de las montañas
que al acorde de mi destemplada lira,
voy cantado de los héroes las hazañas
y del déspota tirano la ignominia.
Soy del sur ignorado publicista
que sin gracia ni cultura en la ocasión,
voy cantado del tirano la injusticia
y ensalzando el patriotismo de un campeón.
No es el rifle el que manejo con destreza
ni la brida del intrépido corcel,
es la pluma mi cañón y mi estrategia
y mi verso la metralla, a mi entender.
Son las armas con que lucho en el presente
y con ellas lucharé sin descansar,
combatiendo a los tiranos que imprudentes
sólo anhelan el conflicto nacional.
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., p.299)
Las tres composiciones anteriores se caracterizan porque no son del tipo narrativo sino
más bien descriptivo y de arenga. Soy Zapatista del Estado de Morelos, se transformó
el himno del Ejército Libertador del Sur y fue la pieza musical que dio identidad a los
revolucionarios seguidores del Plan de Ayala, a partir del momento en
proclamado por Emiliano Zapata.
91
que fue
Bola de la Toma de Chinameca
Por ahí va la bola, señores ahí va,
va con la segunda vuelta.
Diré cuando entraron los libertadores
a ese San Juan Chinameca.
Es corta mi entonación,
mi dialecto es muy corriente,
pero me figuro que en toda ocasión
lo claro es lo más decente.
Este fue un pedido de unos tres mil pesos,
en seguida les diré
contestó Carriles, luego en el momento:
“Tres mil balas les daré”.
“No le hace que sea valiente,
puede venir cuando él quiera
que yo también cuento con un brazo fuerte
y que es la espada primera”.
Luego que Zapata tuvo la noticia
de dicho administrador
montó su caballo recorrió sus fuerzas
y las órdenes les dio.
No fue pa’ menos el susto
por lo que se apercibía,
porque ya los muertos no hallaban sepulto
y en cajones se escondían.
92
Luego que llegaron al punto de honor,
nombre: La Piedra Encimada,
al mentado Enríquez, le ha dado un temblor
que ‘onde meterse no hallaba.
Zapata muy enojado,
lleno de mucho furor
gritó con imperio:
“¡Vengan con un hacha
y túmbenme éste portón!”.
El pobre del maquinista
en tan cruel retiro
uno se le dirigió:
“Tumbe uste´ el portón
o le pego un tiro”,
de inmediato el tren rompió.
Tembló la tierra en esa hora
Zapata entró en ese piso;
“Busquen a Carriles que se pasa la hora
de que cumpla lo que he dicho”.
Ahí lo buscaron arriba y abajo
echando la disciplina
lo fueron a hallar que estaba apurado
con la cocinera encima.
¡Viva Emiliano Zapata!
93
¡Viva su juez y opinión!
porque se ha propuesto
morir por su Patria
como héroe de la nación
(ARTEMIO CRUZ LEÓN. Con su Permiso...Voy a Cantar un Corrido, Cassette CH02,
cantado por Raúl Osorio)
94
El 19 de julio de 1913, Emiliano Zapata atacó la hacienda de San Juan Chinameca,
según el periódico El Independiente, en represalia porque el pueblo de Villa de Ayala
había sido destruido por las fuerzas del Ejército Federal, dirigidas por el general
Juvencio Robles.
La
autoría de la Bola de la toma de Chinameca, ha sido adjudicada, por varios
investigadores, a Marciano silva, aunque no se tiene un documento u hoja suelta que
nos lo corrobore de manera fehaciente. Sin embargo, en la versión que se transcribe,
aunque parece incompleta, se nota el estilo poético narrativo de Silva Peralta.
Danza de los Voluntarios
¡Oh, cuánta dignidad se vende por doquier!
¡Oh, cuánto hombre traidor se apresta a combatir!
a un pueblo que a la para reclama su deber:
las promesas de San Luis.
Por ciento cincuenta fierros marcha así a la frontera
a combatir a ese pueblo que pelea su libertad
sin ver que en su propio suelo de la Patria se congela
la sangre que por Madero se derramó sin piedad.
¿Dónde está el pundonor, dónde está la igualdad,
el patriotismo fiel que debemos seguir,
el paternal amor que nos debe guiar
para que seamos feliz?.
Yo creo que a la Madre Patria amarla deben sus hijos
y defenderla entusiasta de cualquier intervención;
no es por amor a la Patria, sólo nos lleva un capricho,
porque es una grande falta de patriotismo y unión.
95
No hay bárbaro que diga: “¡Voy a defender a la Patria!”
y sus honrados talleres cambien por el fusil;
¿qué potencia vecina sobre ella se destaca,
para salvar al país?
Hablando con más franqueza, no es por amor a la Patria,
según lo hacen por fuerza, marchar al campo de honor;
es la grande conveniencia de vivir sólo en la holganza
porque el trabajo les cuesta miles gotas de sudor.
Hermanos contra hermanos sucumben sin cesar,
maldito sea el dinero que los lleva a la lid;
maldito el mexicano que por un vil metal
pues se apresta a combatir.
También llamo antipatriotas a esos viles voluntarios
que sobre el pueblo se arrojan como Caín sobre Abel;
yo también nombro antipatriotas a esos malos mexicanos
que de un pueblo se mofan siendo hijos de ella también.
(CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p. 24)
Una vez que el gobierno de Francisco I Madero había sido derrocado y éste había sido
asesinado, el gobierno usurpador de Victoriano Huerta, aliado de los hacendados y de
los industriales del país, determinó como una de sus prioridades la de acabar con el
foco insurreccional que representaba el Ejército Libertador del Sur.
Una de las tácticas preferidas para menguar la fuerza de las comunidades morelenses
fue el reclutamiento de conscriptos voluntarios para que prestaran servicios militares en
otras partes del país.
El reclutamiento voluntario al que, en términos de condena, le canta Marciano Silva,
tuvo poco éxito.
Posteriormente el general Juvencio Robles optó por realizar levas, o conscripciones
forzadas, de centenares de campesinos y jornaleros, lo que, en lugar de restar fuerza al
movimiento zapatista la incrementó, toda vez que los posibles soldados
96
federales
forzados, preferían unirse al Ejército Libertador del Sur, antes que vestir el entonces
despreciado uniforme del Ejército Federal.
El Exterminio de Morelos
o
Danza de Juvencio Robles
Dios te perdone Juvencio Robles,
tanta barbarie, tanta maldad,
tanta ignominia, tantos horrores,
que has cometido en nuestra entidad;
de un pueblo inerme los hombres corren
y después de esto van a incendiar,
qué culpa tienen sus moradores
que tú no puedas al fin triunfar.
Si es que a Emiliano Zapata buscas,
allá en los montes lo encontrarás
marcha a los campos contra él y lucha
y así de gloria te cubrirás;
deja a los pueblos, no tienen culpa,
ya no los mandes exterminar,
el que es valiente nunca ejecuta,
hechos tan viles como el actual.
Lo que es Cartón y Rasgado en suma
en nuestro estado nunca podrán
vencer a Neri, que es la figura
más formidable que hay en el plan;
saben muy bien los sitios que ocupa,
al fin se animan pero no van,
97
y como prueba les diré algunas
de sus hazañas en realidad.
Llegan a un pueblo que abandonado
sus habitantes dejaron ya,
tiran balazos, por si emboscados
los zapatistas llegan a estar;
si este saludo no es contestado
entonces entran a incendiar;
triunfan los leales de un pueblo aislado
al cual dejaron sin un hogar.
Los zapatistas llegan a un pueblo
y son en número regular,
mandan un parte luego al gobierno
más inmediato sin dilatar:
“Aquí se encuentran los bandoleros,
pueden venirlos a exterminar”,
el bravo jefe responde luego:
“Cuentos de viejas, qué van a estar”.
Pero si saben que ya se fueron
y que muy lejos deben estar,
entonces marchan, pero ligeros,
con sus cañones a bombardear;
las pobres casas son los guerreros
con quienes van a contrarrestar
y las mujeres que sin remedio
se llevan como un trofeo marcial.
¡Cuántos pacíficos ha matado
Cartón en su cruel avilantez!
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cuando algún pueblo llega a incendiar
y en sus hogares encuentra a alguien,
luego en su parte pone el menguado:
“Hónrome participar a usted
que as zapatistas he derrotado
quité caballos y armas también”.
Son nuestros pueblos sólo unos llanos,
blancas cenizas, cuadros de horror,
tristes desiertos, sitios aislados,
donde se agita sólo el dolor;
fúnebres restos que veneramos
como reliquias de nuestro amor,
donde nacimos, donde nos criamos
y alegres vimos la luz del Sol.
Adiós, Cartón y Juvencio Robles,
adiós Rasgado, bravo adalid,
llévenle a huerta sus batallones
y su estrategia tan infeliz,
díganle que ya no hay poblaciones
ni bandoleros qué perseguir,
sólo Zapata y sus escuadrones
siempre dispuestos a combatir.
Bravos guerreros, hijos de Esparta,
que al fin se honraron con acabar,
pero a los pueblos, porque a Zapata
ni la razón han podido dar;
quemar a un pueblo creo que no es gracia,
matar inermes es cosa igual,
dejar familias en la desgracia,
99
eso no es honra de un militar.
Cuántas familias se hallan llorando
en tierra extraña sin un hogar,
y por su pueblo siempre anhelando
sin que ese instante pueda llegar;
cuántas familias peregrinando
de pueblo en pueblo siempre andarán
hasta que el cuelo diga: “Hasta cuándo”,
a sus hogares se volverán.
Soldados viles que habéis jurado
ser la defensa de la Nación,
ya no exterminen a sus hermanos
y alcanzarán su salvación;
negros Caínes cual inhumanos
tened un rasgo de abnegación,
quiero se dignen cual mexicanos,
oír los clamores de la razón.
(Hoja suelta de la imprenta Popular de Eduardo Guerrero, sin fecha, México. Colección
de hojas sueltas de la Biblioteca del Colegio de México, sin paginación)
El Exterminio de Morelos
¡Oh, caros hijos del estado de Morelos,
a qué terrible situación habéis llegado!
El exterminio se enseñorea en nuestro suelo
por una turba miserable de soldados.
Son nuestros pueblos convertidos en cenizas
por u ejemplo cruel y bárbaro a la vez,
100
y perseguido cual los pobres israelitas,
hasta que venga a libertarnos un Moisés.
Huerta a la vez quiso seguir su mismo ejemplo
y te mandó al incediador Juvencio Robles;
para no dar a esas promesas cumplimiento
mandó arrasar toditas nuestras poblaciones.
Al contemplar mi rico estado en exterminio
no puedo menos que expresar con voz doliente:
“Juvencio Robles, sin cesar yo te maldigo,
maldito seas en este mundo para siempre”.
“¿Qué has alcanzado con quemar nuestra comarca
y perseguir a los neutrales fugitivos?
Sólo salir avergonzado ante Zapata,
Ya que juraste entregarlo vivo o muerto”
“Tu prometiste según tu plan de campaña
hacerle guerra sin cuartel al zapatismo,
y vemos que ahora sólo diriges tus armas
a los pacíficos inermes, ¡Qué heroísmo!”.
“Grandes remesas de pacíficos mandabas
a la Metrópoli por su negra desdicha,
a cuyos hombres sin cesar los denunciabas
como avanzados en las fuerzas de zapatistas”.
“¡Cuántas personas de ese modo arrebataste
de sus hogares sin tener ningún delito!
¡Cuántas esposas, cuántas infelices madres,
llorando viven por la ausencia de sus hijos!”
101
“El hombre vil siempre es cobarde en sus empresas
porque carece de valor en lo absoluto;
si llega a herir es a mansalva y si no acierta
sólo la mísera venganza es su recurso”.
“Más tu estrategia que no ha sido más que un mito,
sólo a los hombres indefensos se aplicó,
reconcentrándolos primero a los distritos
para incendiar luego sus pueblos, ¡Qué dolor!”.
“Como ninguno obedeció tales mandatos
fueron cruelmente por doquiera perseguidos
aquellos hombres indefensos a balazos
llevando algunos sus esposas y sus niños”.
“Aquellos seres fugitivos se lanzaban
hacia los montes y los bosques más espesos,
buscando abrigo a tan injustas represalias
de que eran víctimas en aquellos momentos”
“¡Oh, qué dolor era escuchar allá en los bosques
aquel incógnito llorar de las criaturas,
y el clamor de aquellas madres que a sus voces
unían el llanto, la tristeza y la amargura!”.
“Aquel continuo navegar en las montañas
sufriendo, humildes, la intemperie de los cielos,
llevaban niñas y decrépitas ancianas
sin encontrar a su tormento algún consuelo”.
“Eran las cuevas los santuarios silenciosos
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donde llegaban a albergarse aquellos seres,
gratos asilos que ocultaban los despojos
de aquellos pueblos incendiados por infieles”.
“Al recordar tu proceder yo me estremezco
Juvencio Robles, hombre vil, cruel y menguado;
y si hay alguien que me desmienta yo protesto
y así lo harán todos los hijos de mi estado”.
“-El zapatismo está concluido-, le dijiste,
al viejo Huerta con muchísima eficacia;
sólo unos quedan y ésos voy a perseguirles,
pronto tendrá usted la cabeza de Zapata”.
“Sólo unos quedan y es don Francisco Mendoza
Jesús Navarro y don Eufemio Zapata,
Lorenzo Vázquez y el señor Vicente Rojas,
Ignacio Maya, cuyo mérito se ensalza”.
“Agustín Cásarez, Marcelino Rodríguez,
don Carlos Torres, Primo Sol, y enseguida
Pioquinto Galis, Franco Pliego que invencibles
Se han distinguido cual Marcelino Alamirra”.
Zacarías Torres, don Cleofás y José Hernández,
Efrén Mancilla y señor Vicente Aranda
y don Francisco Alarcón, y el indomable
y distinguido señor Concepción Baranda”.
Joaquín Camaños, Fidel Arcos y Vaquero
Juan Alatorre y Margarito Ortiz se escriba;
Cesáreo Burgos y Silvino que sinceros
103
al Plan de Ayala han consagrado su vida”.
“Eusebio Jáuregui y trinidad tenorio digo
y el invencible coronel Camilo Duarte
y Bardomiano González, que un día unidos
con Everardo irán al templo de Marte”.
“El impertérrito Amado Salazar
y Mauro Neri y el coronel Octaviano,
don Román Silva y Constancio Farfán,
Samuel Bautista e Isauro Toledano”.
“Aunque ya algunos de estos jefes, por desdicha,
El Imparcial ha fusilado en sus columnas,
vuelven de nuevo a renacer sus cenizas,
como el fénix volvió a tomar su figura”.
El zapatismo se halla en toda su grandeza,
nada le han hecho los soldados herodianos:
sólo las casas acabó con su estrategia
el señor Robles, y a infinitos ciudadanos.
Tierra sagrada de Morelos, dios me inspira
para cantarte mi dolor y así loo haré;
y cual fantasma sobre ti, nueva Palmira,
a contemplar sólo tus ruinas llegaré.
Adiós hermoso y rico estado de Morelos,
tierra bendita que en su seno me arrulló;
yo te dirijo desde mi amargo destierro
aquestos ritmos cual humilde trovador.
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(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Op. Cit., pp. 302 a 305)
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Corrido a Zapata
o
Un Pobre Mexicano
Un pobre mexicano escribe humildemente
la historia de unos héroes de quienes voy a hablar,
sus nombres son sagrados de: Francisco Mendoza,
Emiliano Zapata, a quien sujeto está.
Mendoza es el modelo de los jefes que operan
por todo el sur y centro de México a la vez,
por eso en los estados de Morelos y Puebla
hay orden y respeto pa’ todo hombre de bien.
Los jefes Marcelino Rodríguez y Galindo,
Espinoza y Camaño, Baranda y Primo Sol;
Ignacio Maya y otros, Francisco y José Mozo
Eduardo y Cleofás Torres lucharon con valor.
Soldados aguerridos que luchan y sucumben
por defender la Patria que está en vuestro deber;
a los libertadores que amor patrio sentimos
a derrotar a Huerta, ¡Vamos!, no hay qué temer.
A todos los traidores que han sido voluntarios
que acompañan a Huerta y a todo su escuadrón,
aquí los conquistamos aunque seamos hermanos
que digan que zapata proclama la sinrazón.
Justicia y ley reclama, detesta la ignominia
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de un gobierno tirano con que nos rige ya;
al toque de campanas ¡Vámonos a las filas
todos los mexicanos que quieran libertad!
Se oyen silbar los cuernos, despierta la mañana
concédenos, te ruego, tu santa bendición
tú que eres protectora, Virgen Guadalupana,
a todo hijo de México que ama vuestra Nación.
Todos los mexicanos digan: “¡Viva Zapata!
¡Viva también Mendoza y todos los demás!
¡Que muera el mal gobierno de Victoriano Huerta!
¡Que muera o que renuncie, queremos ya la paz!”.
“¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad
y el Plan de Ayala! que se dio a conocer,
que goce nuestra Patria de paz, tranquilidad
y la nueva reforma resuene por doquier”
Una corona ofrezco de mirtos y de rosas,
jazmines y laureles, guirnaldas, flores mil,
a los libertadores de la nueva reforma
esta canción a ustedes yo les envío aquí.
(LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA. Op. Cit., cantado por Margarita Vázquez Ramírez y
Moisés Vázquez Moreno)
111
La guerra zapatista fue sostenida por las comunidades y poblados pequeños del estado
de Morelos, lugares de donde provenían la mayoría de los combatientes dados de alta
en el Ejército Libertador del Sur.
Dado que, para el Ejército Federal Huertista, era muy difícil combatir a las guerrillas
zapatistas en el terreno de las armas, toda vez que, en su táctica de guerra de
guerrillas, los zapatistas aparecían y desaparecían al amparo de la sierra del estado de
Morelos. Durante los años de 1912 a 1913 y parte de 1914, el general Juvencio Robles
y sus subalternos Luis G. Cartón y Alberto T. Rasgado optaron por combatir a los
zapatistas cortándoles sus fuentes de abastecimiento, con la destrucción y quema
sistemática de las cosechas, con la reconcentración de la población y con el incendio
de los poblados que simpatizaban o ayudaban a los guerrilleros zapatistas.
La sensibilidad de Marciano Silva nos da los detalles del terrible periodo del exterminio
del estado de Morelos, en las tres bolas surianas antes transcritas.
Historia de la Derrota y Muerte del General Luis Cartón
Cuando Cayó en Chilpancingo en Manos del General Ignacio
Maya
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Nobles patriotas, que en las montañas,
fuisteis del pueblo la admiración,
cuando escondido entre las cabañas,
se oía feroz el rugir del cañón.
El hombre idiota, de mala saña,
que fue el terrible Luis G. Cartón,
tirano fue, de malas entrañas,
pagaste todo en esta ocasión.
“¡que viva Huerta, muera Zapata!”
decían los juanes sin vacilar,
que un pueblo junto, esa es la Patria,
y con sus armas debe ganar.
Sin duda tú fuiste para Huerta
un hombre raro en esa ocasión,
tal vez pensabas que en la revuelta,
ya acabarías con tu batallón.
Pero Zapata que estaba alerta,
mirando siempre al usurpador,
tuvo razón y noticia cierta
que al sur bajabas sin dilación.
Hubo una junta en San Pablo Hidalgo,
de varios jefes en esa vez,
de allí se fueron a pozo colorado
donde en un antes era cuartel.
Estando el jefe y muchos soldados,
113
que se encontraban en esa vez,
de allí se fueron para otro lado
donde adelante yo explicaré.
En Chilpancingo, según se dice,
los generales se creían rey,
que eran cartón, Ponciano Benítez
y el conocido Juan Poloney.
Y se soñaban que eran felices
y resollaban más peor que un fuelle
y los pelones, esos belitres, decían:
“Bandidos, vengan a comer buey”.
Así gritaban los pobres juanes,
sobre las casas de la ciudad,
rompiendo el fuego, todos iguales,
Cartón gritaba con vanidad:
“Muera Zapata, no creo que gane,
porque no tiene capacidad,
¡Que viva Huerta! Porque si sabe
regir un pueblo y gobernar”.
El general Encarnación Díaz,
rumbo a la plaza se dirigió,
cuando Vicario veloz corría,
para salir de la población.
Los zapatistas todos decían:
“Alto ahí!, ¡quién vive! ¡Soy sólo yo!,
y les decía: “¡Viva Chón Díaz!”
y con engaños de allí salió.
114
Ya derrotados los cartonistas,
el sitio aquel querían romper,
con sus cañones y dinamitas
para Acapulco querían correr.
Pero avisados los zapatistas
que se encontraban en esa vez,
pues de antemano ya estaban listas,
todas las fuerzas a acometer.
Todos corrieron por el camino,
haciendo fuego sin descansar,
logró la empresa y el cruel destino,
que a los traidores debe esperar.
Cartón tirando tras el incendio,
se parapeta en un tecorral,
cuando a balazos es sorprendido
y enfurecido hizo fuego más.
Ya había pisado según la raya
que en esa guerra preso cayó,
quedando en manos de Ignacio Maya,
a quien su espada luego entregó.
“No crea usted jefe que yo me vaya,
sólo le pido me haga un favor,
que entierre a mi hijo que en la campaña,
hace un momento muerto cayó”.
“Vaya a enterrarlo”, Maya le dijo,
115
“Permiso tiene en esta ocasión,
luego que dé sepultura a su hijo,
vamos a hacer su presentación”.
A ver a su deudo, con ojos fijos,
luego le dijo: “Moriré yo,
porque sepulcro hoy te prodigo
yo soy tu padre, adiós hijo, adiós”.
“Mi general mi alma está muy grata
y benevolencia siempre esperé,
yo quiero ver a jefe Zapata
que conocerlo siempre ansié”.
“¿Usted es Cartón, el jefe de Cuautla?”,
“Mi general, no lo negaré”,
“Pues sepa usted que yo soy Zapata
el que por los montes lo buscaba a usted”.
“Usted ha quemado a muchos pueblos
y a indefensos usted mató
porque le pagan un triste sueldo
hacen horrores sin compasión”.
“Si usted no se acuerda, yo se lo acuerdo,
de aquellas leyes que usted dictó,
cuando toditos los de Morelos,
para sus filas usted mandó”.
“Yo quemé todo lo que usted dice,
porque me mando mi superior,
eché las levas no porque quise,
116
que así lo exige la ley de hoy”.
“A generales la ley nos dice
que en una guerra es mejor morir
que ser vencido y así rendirse
al enemigo, como hice yo”.
“Mi general quiero me conceda
en el momento mi libertad,
quiero ir al centro y hasta que pueda
pedir más armas y aparentar”.
“Luego yo mismo les haré la guerra
y con empuje podré ganar,
cuando usted sepa que por mí queda
la Ciudadela y La Capital”.
“Está muy bueno lo que usted dice
y el nuevo plan que usted pensó,
mañana libre lo dejaremos
y ya de acuerdo estaré yo”.
“Ya me despido me voy sereno,
muy satisfecho de su razón”,
“General Díaz, llévelo al pueblo
mañana libre sale Cartón”
Ya aleccionados los generales
lo internaron en la prisión
y el les decía: “Si son legales
quiero que me tengan buena opinión”.
117
No les hacían caso a sus vocablos
que a ellos mismos los invocó:
“Mi centinela, favor de hablarle;
dígale al jefe que le hablo yo”.
Rompió la aurora del nuevo día
en que esperaba salir Cartón
y a sus guardias él les decía:
“Ya no me tengan en la prisión”.
Si no era cárcel donde existía,
estaba lejos de la versión,
y los soldados bien se reían
de lo ocurrido en la ocasión.
Llegando el jefe con voz muy fuerte:
“Salga usted fuera, señor cartón,
vamos marchando rumbo al oeste
que así lo exige la situación”.
Llegó al punto donde la muerte
ya lo esperaba sin dilación,
y así lo quiso la infausta suerte
y allí morirá sin vacilación.
“Oiga usted jefe, dijo Zapata
que se me diera mi libertad,
pues yo he ofrecido que por mi Patria
la vida diera y es la verdad”.
“Ya de antemano traigo una carta
que me han mandado con brevedad,
118
deque usted muera y que se cumplan
las duras leyes de autoridad”.
“Si muero siempre yo ya he cumplido
con los deberes de mi misión”,
“Párese al frente que hay cinco tiros
para el descanso de su intención”.
“Fórmenle cuadro, vénganse cinco,
preparen armas sin dilación
¡Vivan las fuerzas de Chilpancingo!
¡Que muera Huerta!, ¡También Cartón!”.
Se oyó el descargue de muchas armas,
cuando Cartón dejo de existir,
también a Benítez muy de mañana,
le había tocado ya sucumbir.
Quinientos hombres que en la campaña
se han avanzado todos al fin,
les dieron libres en las montañas
porque a su tierra se querían ir.
Se vino el jefe para Morelos,
a ver las fuerzas de su región,
y a pocos días quedó Guerrero
sin fuerzas de la Federación.
Se vino Olea también de miedo
porque decían: “Ahí viene Chón”,
y con tres mil juanes poco más o menos
119
se marchó al norte sin precaución.
Ya me despido ciudad de Iguala,
Cuautla, Morelos, feliz unión;
digan: “¡Que viva el Plan de Ayala
y el jefe de la Revolución!”.
“¡Que muera Huerta, en mala hora,
y los que fueron de su opinión,
muera Carranza porque no cumple
con los ideales de la Revolución!”.
(CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit. pp.16 a 18)
120
121
La toma de la importante plaza de Chilpancingo, Guerrero fue cuidadosamente
preparada por Emiliano Zapata con varios meses de antelación.
El 12 de marzo de 1914, Zapata y sus jefes: Julián Blanco y Jesús Salgado
establecieron cuartel en Tixtla, con cinco mil hombres, mientras que la ciudad de
Chilpancingo estaba defendidas por mil cuatrocientos soldados bajo la órdenes del
general Luis G. Cartón.
Zapata había previsto el asalto a Chilpancingo para el día 26 de marzo. Sin embargo,
los generales zapatistas: Encarnación “Chón” Díaz e Ignacio Maya, en una
indisciplinada pero afortunada acción lograron ocupar la plaza de Chilpancingo el 23 de
marzo de 1914.
El general Cartón logró escapar de Chilpancingo pero fue aprehendido, junto con su
segundo Juan A. Poloney y varios oficiales federales más, en un poblado llamado El
Rincón, a unos sesenta kilómetros al sur de Chilpancingo.
La mayoría de las tropas federales, en su calidad de conscriptos y soldados
involuntarios de leva, fueron puestas en libertad y muchos de ellos, de inmediato se
afiliaron a las tropas del Ejército Libertador del Sur.
Como Cartón y Poloney habían sido actores protagonistas del exterminio del estado de
Morelos, fueron juzgados, de manera sumaria, y fusilados en la plaza
pública de
Chilpancingo, junto con los oficiales a quienes se les comprobó su participación como
incendiarios en las campañas contra los zapatistas.
El fusilamiento de Cartón tuvo lugar el seis de abril de 1914 y Marciano Silva no perdió
la ocasión para escribir y cantar la bola suriana respectiva.,
Despedida a Don Victoriano Huerta
o
La Fuga de un Tirano
122
Se fue don Victoriano, para la vieja Europa,
como Mamá Carlota, buscando a Napoleón,
también don Aureliano Blanquet, cosa chistosa,
decía con voz medrosa: “Adiós, mi fiel Nación”.
Dejaron a la Patria vistiendo negro luto,
llorando en los sepulcros su mísera orfandad
donde a la vez descansan mil de héroes difuntos
que el proyectil injusto mandó a la eternidad.
Los valientes no corren, señor don Victoriano
y usted y don Aureliano violaron ese honor
nunca el valor se esconde en pechos mexicanos,
sólo huyen los tiranos por miedo al vencedor.
Dijiste que en dos meses vencerías a Zapata,
y la alta aristocracia creyó tal pretensión
pues cueste lo que cueste la paz se hará en la Patria,
y al fin con tus petacas marchaste a otra Nación.
Te fuiste, ¡Oh, qué vergüenza!, sin valor ni arrogancia,
sin honra ni esperanza, a un destierro fatal
y con La Marsellesa te reciba la Francia,
ilustre Sancho Panza del suelo occidental.
Allá en la vieja Europa, asilo de mendigos,
se ocultan los bandidos no sé por qué razón
no hay ley que desconozca tal vez como es debido,
a hombres corrompidos a quien dan protección.
Ahora esos caudillos y jefes voluntarios
123
que fieles te ayudaron en tu obra criminal
quedan comprometidos y al fin abandonados,
¡Pobres decepcionados! de ejemplo servirán.
La sangre inmaculada que se vertió cruelmente,
de seres inocentes sacados de su hogar
irán cual un fantasma con voz triste y doliente
al Viejo Continente tu sueño a perturbar.
Adiós, don Victoriano, funesto presidente
al fin, impunemente, te fuiste muy en paz
por siempre los tiranos, por influencia o por suerte,
se burlan de la muerte y del Código Penal.
Te fuiste a tierra extraña, lejos del Reino Azteca,
Llevando en tus maletas con mucha precaución.
tus planes de campaña y esa grande estrategia,
con que vendida dejas a la Revolución.
Saluda a Félix Díaz y a Mondragón de paso,
y dales un abrazo, en prueba de amistad
por su obra tan impía que los llevó al fracaso,
funesto Cuartelazo para la humanidad.
El pueblo mexicano, con alegría sincera,
saludan por doquiera tu desaparición
funesto marihuano, aborto de la tierra,
Dios quiera que no vuelvas aquí a nuestra Nación.
(CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit. pp.21 y 22)
124
125
126
Con las derrotas sufridas por el Ejército Federal Huertista, en las batallas de: Torreón,
Zacatecas y Guadalajara, la legitimidad de la dictadura huertista, sustentada en las
armas, dejó de existir. El 15 de julio de 1914, el general Victoriano Huerta renunció a
la presidencia de la República, dejando como sustituto al licenciado Francisco Carbajal.
Al asumir el poder, Carbajal inició las negociaciones de rendición del Ejército Federal,
ante los triunfantes Ejércitos Revolucionarios. La rendición de Carbajal se realizó
mediante los Tratados de Teoloyucan. El 10 de agosto,
Carbajal renunció a la
presidencia y el 15 del mismo mes, el general Álvaro Obregón, con las tropas
revolucionarias del noroeste del país, hizo su entrada a la ciudad de México.
Marciano Silva, aprovechando la métrica de la canción Adiós Mamá Carlota compuso
su corrido de La Fuga de un Tirano, festejando la derrota del gobierno usurpador. Sin
embargo, todavía estaba muy lejos el fin de la guerra zapatista.
Danza de las Huachas
Siendo enemigos a nuestra causa
los federales en la ocasión,
127
las de mi pueblo se han vuelto huachas
y hasta suspiran por un pelón,
que porque tienen bastante plata
y a muy buen precio le dan su amor
ya también dicen:”¡Muera Zapata!
¡Viva el gobierno que es lo mejor!”.
Pero nosotros, ¡Oh, cruel desgracia!,
porque les damos sólo un tostón,
nos hacen menos las muy ingratas
y a ellos les brindan su corazón,
alguna vieja no ha de ser huacha
y ha de brindarme tal vez su amor,
y si me dice: “¡Viva Zapata”
“¡Viva Zapata!”, le diré yo.
Lindas mujeres que en dulce calma
dan sus acaricias a un federal
siendo que riegan con sangre hermana
nuestro sufrido pueblo natal,
sin duda deben no tener alma
y si la tienen es muy fatal
no les conmueve el llanto que exhalan,
varias familias sin paz ni hogar.
Si es que me niegan vuestras caricias
porque mi traje no es de rural,
pueden borrarme ya de su lista,
pues por sentido no me he de dar,
soy y prefiero ser zapatista
y no un verdugo y cruel militar
128
que a hombres inermes la vida quitan
cuando los llegan a derrotar.
Hay morelenses interesables
sin patriotismo y sin compasión
que a los verdugos de nuestros lares
rinden gustosos su adoración,
hasta unas jóvenes muy notables
se han vuelto huachas en la ocasión,
pero esas sólo con oficiales,
porque son huachas de grande honor.
Muy orgullosas las catrincitas
versan con ellos sin vacilar,
el uniforme, creo, las hechiza
o la arrogancia del militar,
más si mañana, por cruel desdicha,
sus napoleones de aquí se van,
quedan las huachas, suerte maldita,
sin las caricias de su galán.
Al fin pasó como se esperaba,
sus pobres juanes se fueron ya,
y unas quedaron hasta preñadas
y otras llorando su soledad,
y ahora esos niños que a luces salgan
a quién le nombrarán de papá
al cruel destino que presenciaban
los tiernos goces de la mamá.
Si algún paisano, tal vez por chanza,
les declaraba su amor legal,
129
le contestaban: “¡Huy, qué esperanza
que as un zapatista llegase a amar!.
Yo pertenezco a la aristocracia
y mi adorado es un militar,
y aunque en mi pueblo me llamen huacha,
¡Yo soy huertista, no liberal!”
¡Bravo, que vivan las nuevas huachas!,
pues pertenecen ya a un escuadrón
y aquí en Morelos se han dado de calta,
en contra de la revolución,
dicen que allá les provoca basca
los de huarache tilma y calzón,
porque no tienen bastante plata,
como los juanes de un batallón.
Qué quieren que haga, queridas huachas,
pobre he nacido, pobre he de ser,
y si por pobre me dan de baja
allá en sus filas, qué hemos de hacer,
algún día Venus me dará de alta
entre las ninfas de su vergel
y entonces vayan con dios las huachas
que no quisieron darme cuartel.
Y cuando quiera que a mi me quieran
voy a vestirme de munición,
mi pantalón y mi cartuchera,
mi chaquetín y mi Rémington
y entonces, viejas, nomás tres piedras
ya con mi chaco seré un pelón,
y me darán sin ninguna espera
130
lo que hoy me niegan en la ocasión.
Muy de mañana tendré mi sueldo
y con mi huacha saldré veloz
a cualquier tienda donde ligeros
nos echaremos una de a dos,
aunque de piojos traiga un cencerro,
flaca y greñuda y yo pelón
seré su viejo, con grandes cuernos,
será mi huacha feliz unión.
(CATALINA H. DE JIMÉNEZ, Op. Cit. pp.257 a 259)
La Danza de las Huachas, en tono satírico, describe el comportamiento de
sobrevivencia de algunas mujeres morelenses, a las que se les acomodó el mote de
huachas, por el hecho de que alternaron con las tropas federales. Como era de
esperarse, la situación de las huachas se tornó difícil, al momento en que los huertistas
abandonaron los territorios dominados por el Ejército Libertador del Sur.
Corrido de Ignacio Maya
Que se cubra de negros crespones
el Ejército Libertador,
y sus armas que se empabellonen,
demostrando a la vez su dolor.
Que se cubra el estado de luto,
por la muerte de un gran general,
las campanas toquen a difunto
anunciando el momento fatal.
131
Se acabó ya la primera espada,
que el caudillo tenía a su favor,
se acabó el valiente Ignacio Maya
combatiendo en los campos de honor.
De su muerte gloriosa hay testigos,
que al pasar de este mundo a la historia
sucumbió pero llevó consigo
al sepulcro una nueva victoria.
Como solamente en Cuernavaca,
les quedaba en todito el estado,
dispusieron tomar esa plaza,
por medio de un sitio prolongado.
Porque ya el valiente Pedro Ojeda,
al pedirle fiel su rendición
le había dicho a Zapata que fuera
a tomarla sin más dilación.
Entonces se sintió aquella plaza,
con un sitio retirado al fin,
donde el hambre y la sed sin tardanza
por fuerza los haría sucumbir.
Después de no tener resistencia,
Pedro Ojeda lleno de pavor,
se alejó de aquella fortaleza
faltando a su palabra de honor.
Hacia el sur dirigió su salida
con el fin de poder escapar,
132
mas sus huestes fueron perseguidas
y diezmadas en lance fatal.
Entonces el valerosos Maya,
que era el genio de la guerra altiva
se arrojó sobre de aquella escuadra
que en desorden huía fugitiva.
En unión de unos cuantos valientes,
por delante marchó sin demora
combatiendo con valor ingente
aquel bravo guerrero sin par.
Mil cadáveres dejó en su fuga,
Pedro Ojeda sin más compasión,
armamento, cañones y mulas
y de parque buena dotación.
Con qué heroísmo el invencible Maya
se batió cual un bravo campeón
y sus jefes que lo acompañaban
en aquella gran persecución.
Ya la aurora del triunfo veía
a su límpida frente llegar,
cuando una bala cruel lo impedía,
la existencia le vino a quitar.
De un noble corcel cayó a tierra,
al sentir aquel golpe mortal,
y momentos después muerto queda,
aquel bravo guerrero sin par.
133
Según nota que tuve del hecho
llegó el fin de su vida postrera,
cerca del pueblo de Coatetelco,
en el punto de La Nopalera.
Allí fue en donde murió aquel coloso
que en distintas campañas se vio,
un día viernes catorce de agosto
fecha triste en que al mundo dejó.
De allí fue su cuerpo trasladado,
para el pueblo de Tlaltizapán,
donde al fin se encuentra sepultado
como varios muy bien lo sabrán.
Duerme en paz valiente Ignacio Maya,
mientras que en este mundo fatal,
triste llora el coronel Juan Vara
recordando tu nombre inmortal.
Si en compañía tuviste esa gloria,
en alteza los hombres de honor,
tus hazañas son pruebas notorias
que doquiera salías vencedor.
Se acabó el que brindaba laureles
al líder de la revolución,
se acabó también Felipe Neri,
dos espadas de gran pundonor.
134
Entre de esas dos grandes figuras
debemos también colocar
a don Marcelino Casarrubias,
que en campaña no tuvo rival.
Esos hombres de honor intachable
con su heroísmo, constancia y valor,
es muy justo que al fin les consagre
un recuerdo siquiera de honor.
Al Eterno pido en mis plegarias
nuestro digno reposo a la vez,
nobles mártires del Plan de Ayala,
vuestro premio será de honra y prez.
(hoja suelta sin pie de imprenta, sin fecha y sin lugar de publicación, de la colección del
etnomusicólogo José Luis Sagredo Castillo)
135
136
Ignacio Maya nació en Iguala, Guerrero, pero creció en San Juan Chinameca. En 1911
se incorporó a las fuerzas rebeldes antiporfiristas que operaban por su lugar de
residencia. Al momento en que se proclama el Plan de Ayala, Maya se encontraba ya
en estado rebelde, combatiendo a las tropas federales pero sin estar bajo el mando de
Zapata, aunque de inmediato se incorporó al Ejército Libertador del Sur. En 1923, Maya
fue comisionado por Emiliano Zapata para operar la guerra en el estado de Guerrero.
El 16 de marzo de 1914, Ignacio Maya recibió de Zapata el grado de general de
brigada, en Tixtla, Guerrero.
El general Ignacio Maya, se destacó durante el sitio y toma de la ciudad de
Chilpancingo, al vencer y capturar a diversos oficiales del Ejército Federal Huertista,
como Benítez, Cartón y Maldonado.
En el Corrido de Ignacio Maya, Marciano Silva nos relata la forma en que Maya murió
durante el sitio de Cuernavaca, ciudad donde se refugiaba el último reducto huertista, a
pesar de que el propio Victoriano Huerta ya había huido del país.
El deceso de Maya tuvo lugar cuando el general zapatista intentaba capturar al general
federal Pedro Ojeda, al momento en que éste, junto con sus tropas, evacuaba la capital
de Morelos, el 13 de agosto de 1914.
Bola Doble del Sitio de Tlaltizapán
Voy a recordar del trece de agosto
del mil quinientos veintiuno,
en que a conquistar vino el asqueroso
Cortés a este suelo puro,
fue Tenochtitlán, el sitio luctuoso
que contempló, taciturno,
una mortandad que llenó de gozo
al trono ibero y de orgullo.
Después de cuatro centurias,
según poco más o menos,
137
volvió otra vez esta espuria
fecha escrita a sangre y fuego,
allí Cortés, cruel tortura,
aquí Carrión, dio un degüello,
año dieciséis ¡Qué injuria!
trece de agosto recuerdo.
A la hermosa Villa de Tlaltizapán,
en domingo por desdicha,
llegaron las fuerzas del sur a atacar
a los bravos carrancistas,
el triunfo obtuvieron, no hay ni qué dudar,
según corrió la noticia,
pero después de esto no tardó en llegar
el refuerzo a toda prisa.
Por el Amate Amarillo
entró un refuerzo a la lucha,
y a poco llegó otro auxilio
procedente de Jojutla
y un fuego cruel y nutrido,
se oía en tan gran disputa
quedando allí el enemigo,
vencedor en su obra justa.
Las tropas del sur dejaron el sitio,
batiéndose en retirada
con la prontitud de aquel que indeciso,
ve su esperanza frustrada,
con mucha quietud, por rumbos distintos,
se fraccionó muy animada
a echarse otro albur, cuando ya expeditos
138
para el caso se encontraban.
Al retirarse Zapata,
con sus fuerzas liberales,
quedó dueño de la plaza,
Carrión, esto fue loable,
en venganza de las bajas
que le hicieron al cobarde,
tocó a un degüello salvaje,
demostrando su barbarie.
Ávido de sangre, Carrión, altanero,
mandó que, con arma en ristre,
dos horas fatales dieran de degüello
a los pobres infelices,
que como neutrales, vivían en el pueblo,
sin prever el fin tan triste
que el cielo implacable tenía para ellos,
al son de alegres repiques.
Cuatrocientos sucumbieron.
según rindieron informes,
entre los cuales murieron :
mujeres, niños y hombres,
sin culpa ahí perecieron ,
gran número de varones,
entre un dolor tan acerbo
y muy grandes estertores.
Esa cruel falange de bárbaros tingos,
fraccionáronse en guerrillas,
139
por todito el pueblo matando a los niños
de diez años para arriba,
mujeres y hombres eran conducidos
por la tropa fratricida,
y luego en la calle tenían su exterminio,
quedando al punto sin vida.
Como brutos los lanzaban
a la calle sin piedad,
arrastrando los sacaban,
¡Ay, qué cruel barbaridad!
ahí los sacrificaban
con la más negra crueldad,
sin que sus ruegos hallaran
algún gesto de piedad.
Algunas mujeres caían de rodillas
pidiendo al cielo clemencia,
los hombres rogaban, al ver las cuchillas
que usaban con gran violencia,
los niños lloraban buscando una mano
humilde pa’ su defensa,
más los herodeanos reían como Atilas,
sin ninguna condolencia.
Hubo un desgraciado Atila,
sin sentimientos humanos,
que él sólo quitó la vida
a cincuenta y dos paisanos,
y así este cruel asesino,
que lo apodaban El Bendo,
al degollar a un vecino,
140
decía: “¡Soy estupendo!”.
Unos abrazaban sus pobres criaturas
al ver a los herodeanos,
pidiendo con llanto, angustia y ternura,
perdón a aquellos tiranos,
unos encontraban por clemencia, burlas,
y por perdón, un sarcasmo,
y una muerte infausta, con grande premura,
niños, mujeres y ancianos.
Carrión, en su sed de sangre,
guiado por una venganza,
tocó a degüello el infame,
haciendo horrible matanza,
más creo que el cielo implacable,
lo premiará sin tardanza,
llevándolo a los umbrales
del infierno, es mi esperanza.
Las calles estaban cubiertas de muertos
insepultos a la vez,
sólo se veían inmundos espectros
y una horrible fetidez,
sepulcro no hallaban, todo era un pretexto,
¡Oh, que necia estupidez!
pues las represalias en el cuerpo yerto
demuestran avilantez.
Ese es el valor civil
que demuestran los tiranos,
correlones en la lid,
141
cuando luchan palmo a palmo,
y valientes como un Cid,
con inermes ciudadanos,
pues, sin temor a morir,
mataron muchos hermanos.
Esos son los hijos que la Madre Patria,
en su seno un día arrulló
y con un prolijo amor entusiasta,
su ilustre nombre les dio,
cuyos beneficios pagan los jerarcas
con un premio de rencor,
crueles asesinos, viles cual tetrarcas,
sin clemencia ni pundonor.
La humanidad en su mente,
triste este caso deplora,
y juzgo que eternamente
lo grabará en su memoria,
del mes de agosto, el día dieciocho,
fecha infeliz y notoria,
por siempre los guardará,
en sus páginas la historia.
(CELEDONIO SERRANO MARTINEZ. La Bola Suriana, pp.92 a 96)
Vilezas del Carrancismo en Tlaltizapán
por Clotilde Sosa, un vil Nerón,
el trece de agosto del año de
mil novecientos dieciséis
142
La ley mosaica se halla vigente
porque el Eterno la autorizó:
ojos por ojo, diente por diente,
dijo a aquel pueblo que libertó.
Si estos preceptos guardas prudente
sin infringirlos cual mando yo,
serás dichoso, si no cruelmente
te aplicaré la ley del terror.
Escrito está que el que a hierro mata
también así a hierro muere,
porque la ley de Dios baja
para el infractor aleve
aunque sea un grande monarca
o un semidiós con sus leyes
tendrá que sellar su causa
con sangre en páginas breves.
Clotilde Sosa, cruel, inhumano
se hizo notable cual un Nerón
matando inermes conciudadanos,
quemando casas sin compasión,
mas la justicia llegó temprano
para ese insecto, ¡Qué admiración!,
tal es el premio de los tiranos
cuando se sueñan un Napoleón.
Dionisio Carrión, en suma,
por una venganza cruel
tocó a degüello en furia
matando a hombres sin temer,
en Tlaltizapán no hay duda,
143
en el año dieciséis,
cuatrocientos se murmura
hizo desaparecer.
Cirilo arenas reconociendo
la justa causa si más temor,
vuelve a las armas contra el gobierno
como patriota y hombre de honor,
al fin lo cubre de gloria el cielo
y triunfa de Dionisio Carrión
en un combate que al fin tuvieron
contra el gobierno de la Nación.
Clotilde Sosa a la vista
quiso dar un escarmiento
a los bravos arenistas,
pero en su tal pensamiento
fue el de labrar su desdicha,
pues su triunfo fue funesto,
que lo llevó a toda prisa
en un tranvía casi yerto.
Vivan los hombres que en hora buena
se hallan luchando en la ocasión,
el muy patriota cirilo arenas
que por un rasgo de abnegación
sigue la causa que otros no aprueban
por una falta de convicción,
para sus jefes honra suprema,
para el caudillo fiel ovación.
Silos bravos que circundan
144
al feroz don Venustiano
obraran con más cordura
vendría la paz que anhelamos,
ya no correría sin duda
más sangre de vuestros hermanos,
en esta guerras espurias
por la ambición de un tirano.
Sigan luchando como valientes
mostrando al mundo con dignidad
que sois soldados y que defienden
la honra de un pueblo y la libertad
que por las Patria lucha es prudente,
quien por persona es un tenaz,
sin raciocinio y sólo pretende
matar sin tregua a la humanidad.
No desmayéis en la lucha,
soldados libertadores,
que vuestro triunfo se escucha
según ligeros rumores,
nuestra misión es muy justa
y creo que merecedores
alcanzaréis sin disputa
una corona de flores.
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ. Así Cantaban la Revolución, pp. 368 a 370.)
La población del estado de Morelos que había sufrido: represión, matanzas, exterminio
y reconcentraciones, durante los periodos del porfirismo, maderismo y huertismo. De
igual manera tuvo que sufrir durante la campaña de guerra del bando constitucionalista
/ carrancista, contra el convencionista / zapatista, al que estaba afiliado el Ejército
Libertador del Sur. Así, las tropas carrancistas de los generales Pablo González y
145
Joaquín Amaro se esmeraron en la campaña militar contra los zapatistas del estado de
Morelos y sus aliados civiles y pacíficos.
Para 1916, los zapatistas ya no podían ofrecer combates formales e iban abandonando
sus posiciones, hasta que, derrotados en su cuartel general de Tlaltizapán, se vieron
obligados a remontarse para continuar la lucha de guerrillas, en medio de graves
conflictos y depuraciones internas, al tiempo en que se sucedía la defección de una
buena parte de sus efectivos.
El coronel zapatista Marciano Silva, sin armas pero con bajo quinto, nos dice en sus
bolas de: El Sitio de Tlaltizapán y Vilezas del Carrancismo en Tlaltizapán por Clotilde
Sosa, un vil Nerón, el trece de agosto de mil novecientos dieciséis, cómo, en la fecha
que menciona el título, se suscitó el degüello masivo de: hombres, mujeres, ancianos y
niños en Tlaltizapán.
Aún cuando no se pudo cotejar la exactitud del dato, no mencionado en los partes de
guerra de la historia oficial; el investigador John Womack nos da la relación de dos
sucesos similares ocurridos en Tlaltizapán. El primero lo ubica a mediados de junio de
1916, fecha en que resultaron muertas 283 personas y se cree que ésta es la matanza
a que hace referencia Marciano Silva, ya que Womack no especifica la fecha exacta del
suceso, además de que el protagonista del genocidio es Dionisio Carreón (Carrión en
los corridos), gobernador militar constitucionalista del estado de Morelos. La otra
matanza acaecida en Tlaltizapán tuvo lugar el 30 de septiembre de 1916 y se ejecutor
fue el general Jesús Guajardo, en esta segunda matanza sucumbieron ciento ochenta
residentes de Tlaltizapán. De cualquier manera, tanto los textos de Womack como los
corridos de Silva coinciden en que la persecución y represión de los constitucionalistas
competía en crueldad y saña con la de sus antecesores huertistas, maderistas y
porfiristas.
Desastre de los Carrancistas en Nepantla. Bola
El día veinticuatro de agosto por fecha, en el año dieciséis,
que atacó Nepantla con mucha bravura y muchos puntos a la vez
éste fue un asalto de grande estrategia, según por lo que se ve,
146
pobres carrancistas tuvieron su noche de San Bartolomé.
Aunque muy sucintamente les narrare esta historia,
hablando explícitamente lo que traigo en mi memoria,
hecho de armas eminente, con que se cubren de gloria,
hombres de un valor ingente y de fama tan notoria.
Everardo González y Vicente Rojas puestos en combinación,
a los carrancistas una cruel derrota infringieron con valor,
estos bravos jefes de veras patriotas y de un estricto pundonor,
sus hechos marciales sin pasión elogia un humilde trovador.
Siete trenes muy ligeros venían de la heroica Cuautla,
con armas, parque y guerreros para auxiliar a Nepantla,
los que capturados fueron puestos sin mayor tardanza
a los rigores del fuego, del furor y la venganza.
Allí el general Tomás García y el jefe José Contreras,
al ver a los ferros dejaron la vía libre para que pudieran
entrar hasta el sitio que ellos pretendían, mientras sus huestes ligeras,
el último ferro de los que venían, volaron con fe certera.
Cerca del puente de Adtipa, según poco más o menos,
quedó ese tren carrancista consumido por el fuego,
tomando un dique a la vista, por lo cual los otros ferros
quedaron en una estricta prisión y luego quemados fueron.
Quedaron los trenes a disposición de las fuerzas liberales
y como retenes, parque y un cañón, comestibles y cereales,
muchos hombres fieles muertos en la acción y otros corrieron cobardes,
a darle a sus jefes, sin más dilación cuenta de un hecho innegable.
147
Allí Everardo González fue el ínclito vencedor,
con sus bravos generales que lucharon con valor,
nunca de un triunfo hace alarde, ni teme al campo de honor,
porque en su pecho indomable nunca ha reinado el pavor.
Pasemos al fuerte, lugar que se encuentra cerca de Tlacotitlán,
a donde Vicente Rojas sus estrategia despliega con grande afán
con unos valientes al lugar se enfrenta, pero la suerte fatal
los hizo imprudentes por la fortaleza que es difícil de tomar.
Allí Guillermo Rodríguez e Ismael Cruz y también Julio Villegas,
lucharon cual invencibles con valor, gloria y sin tregua,
aunque se quedó intangible dicho lugar se comprueba
de que corrieron los viles, ganando quien lo creyera.
Y luego a otro día pensaron, el darles de improviso un asalto
mas cuando llegaron a aquel, edificio no encontraron ni un soldado,
se conjeturaron que, en la noche misma, de miedo pelaron gallo,
con guachas y fardos, según por lo dicho, a Yecapixtla llegaron.
En La Herradura atacaron a Antonio Beltrán
con grande valor y hazaña, radiante peleaba sin vacilar,
unido a la fuerza armada de otro bravo general,
Gregorio Rivero una espada valiente y muy liberal.
En vano mandaron un tren en auxilio a salvar a La herradura,
se fue rechazando con varios heridos y algunos muertos a Ozumba,
fue tan acertado el plan convenido que en dichos jefes figura
el laurel plateado, con que los caudillos se adornan por su bravura.
De allí marcharon a Ozumba, buscando un triunfo completo,
pero la suerte fue espuria, porque fracasó el proyecto,
148
si con la mayor premura de Ameca salió el refuerzo,
sin embargo se rumora que les hicieron muchos muertos.
En fin se quitaron, con mucha eficacia tres bravos destacamentos,
que fue La Herradura, El Fuerte y Nepantla y siete trenes a un tiempo
que dirían los bravos de la heroica Cuautla, que había llegado el momento
de que abandonaran esa linda plaza con el Quinto Regimiento .
Si los constitucionalistas llegaran a comprender,
que por sus iniquidades han de llegar a perder,
respetaran propiedades, porque a mi mal comprender
dice un adagio notable: “La razón vence al poder”.
Pero su bravura es matar gallinas, guajolotes y borregos
y dejar desnudas miles de familias sin albergue y sin consuelo,
acciones impuras que la historia escribe en los años venideros
y la Patria, en suma triste y afligida, les dé su baldón por premio.
En fin, mis pobres cantares, dedico por simpatía,
a los bravos generales que lucharon con bizarría
secundando los ideales del Plan de Ayala a fe mía
¡Viva Everardo González, Beltrán y Tomás García!.
(Hoja suelta, sin lugar de publicación, sin pie de imprenta y sin fecha. De la colección
de manuscritos y hojas sueltas del corridista Ángel Bello Moreno, de Tepoztlán,
Morelos).
149
En la segunda mitad del año de 1916, el Ejército Libertador del Sur contaba con
alrededor de cinco mil hombres, repartidos en diversos contingentes guerrilleros, como
los que comandados por Vicente Rojas y los hermanos: Everardo y Bardomiano
González, quienes operaron en los límites de los estados de México y Morelos, además
de que, a menudo penetraban en importantes poblados de los alrededores de Cuautla.
En el corrido del Desastre de los Carrancistas en Nepantla. Bola, se relata la acción
casi de sabotaje, del incendio de siete trenes militares constitucionalistas, por parte de
la guerrilla de Everardo González y Vicente Rojas, en San Miguel Nepantla, Estado de
México, así como la continuación de la acción en Ozumba y Amecameca, Estado de
México, el 24 de agosto de 1916.
En el momento del resurgimiento de las guerrillas zapatistas en Morelos y el Estado de
México, los asaltos y voladuras de trenes se hicieron cosa cotidiana, por esta razón,
algunas guerrillas zapatistas fueron señaladas, por la prensa nacional, como partidas
de bandoleros del orden común
150
Danza de Álvaro Obregón
Adiós Álvaro Obregón, general de generales,
no corras bravo campeón, detén a tus carranclanes:
¿por qué te arredra el cañón siendo un caudillo indomable,
si México es tu ambición, por qué lo dejáis, cobarde?
Te vas pero a la vez dejas la capital
en la miseria cruel que es triste contemplar;
familias sin tener ni un pedazo de pan
y muertas de hambre y sed ¡Jesús! qué iniquidad.
No vuelvas a esta región en donde Zapata impera,
adonde por convención triunfante va por doquiera;
y con la Constitución que te sirve de bandera,
te juzgará la Nación en un consejo de guerra.
La ilustre sociedad te cubra de baldón
y el clero en su pesar te envíe su maldición
por tanta iniquidad, fingido Napoleón,
la historia te dará el nombre de ladrón.
Adiós Álvaro obregón, anda dile a Venustiano
que ya a Veracruz llegó el Ipiranga deseado
que se despida veloz de México y sus aliados
que de nada le sirvió llevarse el sillón dorado.
Ya corren y se van los yaquis en el tren,
bello Tenochtitlán no volverán a ver
a esa plaza infernal que se mostró tan cruel
matando sin piedad y robando a la vez.
(CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit., p. 34)
151
En 1917, después de promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, por el Congreso Constituyente de Querétaro, convocado por Venustiano
Carranza, el general Álvaro Obregón Salido, dejó la capital del país y se retiró, de
manera aparente, a la vida privada y a los negocios en Navojoa, estado de Sonora.
Se llegó a rumorear que, como vencedor de la División del Norte y uno de los
principales jefes del Ejército Constitucionalista, Obregón se opondría a Carranza en su
ascensión al poder presidencial, sin embargo, para 1919 el llamado Manco de Celaya
ya estaba de regreso en la ciudad de México listo para contender por el poder político.
Las Hazañas de los Yaquis en Morelos
Adentro rifleros vamos al combate,
a dar grandes muestras de nuestro valor,
no les causen miedo los míseros yaquis
ni el ligero toque de su cruel tambor.
Que el silbar de los cuernos les cause coraje,
que hundidos los pechos les cause furor,
pelearles debemos, vengar el ultraje
que han hecho en los pueblos de esta región.
No digan los yaquis que aquí, en nuestro estado,
todos carecemos de valor civil,
y a todos escape vamos dispersados
cuando al fin furiosos los vemos venir.
Inmundos salvajes vienen engañados,
por eso se meten sin miedo a morir
porque aunque les maten no les da cuidado;
dicen que en su tierra van a revivir.
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Adentro, muchachos, que la muerte es dicha,
cuando por su Patria se llega a morir,
“Adentro”, nos dice el jefe Ayaquica
Cabrera y Alfaro, con voz varonil.
Él muy enojado, jefe que hay en lista
señor Camarillo, bravo paladín
que bien les ha dado a los carrancistas,
con el muy valiente señor Bravo Gil.
El muy invencible señor Caraveo
y el señor Arenas con su división ,
mandaron los yaquis en tren de recreo
para las cavernas del viejo Plutón.
Aunque en Xochimilco fue su gran trofeo,
poco agradecidos de tal excursión,
Álvaro, cacique de aquellos soldados,
creo que podrán darles una explicación.
El día veinticuatro de agosto por fecha,
fueron a batirse a San Juan Amecac
con los guajolotes, gallinas culecas,
cabras y borregos, qué barbaridad.
Los pobres marranos no hacían resistencia,
los gallos volaban queriendo escapar
y ellos airados decían con violencia:
“De estos zapatistas ni uno ha de quedar”.
Cargando con burros, vacas y cereales,
todo cuanto hubo en ese lugar,
153
se fueron contentos de aquellos lugares
que al fin les cubrieron de necesidad.
Tal es el inmundo proceder infame,
de su lema horrible es constitucional,
creo que Dios Padre quedaría desnudo
si de su alto trono llegara a bajar.
Por dios Venustiano, cambia de experiencia,
diles a tus militares que no vayan a matar
los pobres marranos, vacas y gallinas,
y los guajolotes en lance fatal.
Diles que los jarros no son zapatistas;
ollas y cazuelas, también el comal,
semillas en grano, rebozos y platos,
viejos mantequeros, también nixtamal.
Cambia de estrategia y de disciplina,
lleva a tus legiones al cuerpo de honor
y no así a los pueblos a matar gallinas,
o a hombres indefensos sin ningún temor.
Tu quieres por fuerza sentarte en la silla,
tu que no conoces lo que es pundonor,
pídele a Zapata y a francisco Villa,
que te den ejemplo de buen senador.
(CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit. p. 23)
En uno de sus múltiples cambios de facción, el general Marcelo Caraveo se unió, en
1918, junto con sus fuerzas de soldados yaquis sonorenses, a la rebelión de Félix Díaz
154
y después volvió a defeccionar, firmando el Manifiesto al Pueblo de México que
Emiliano Zapata expidió el 18 de abril de 1918. Para estas fechas la autodefensa en los
pueblos del estado de Puebla era una práctica muy común, sin distinción del bando al
que pertenecieran los atacantes. En este contexto, a fines de abril de 1918, Marcelo
Caraveo tuvo un enfrentamiento contra los pobladores de San Juan Amecac, Puebla.
Según Womack: “Los vigilantes del pueblo de Amecac dispararon contra un escuadrón
de aliados felicistas de Caraveo. Los relatos que más tarde se hicieron de lo que había
ocurrido exactamente no coincidieron. Los de Amecac dijeron que cuando se negaron a
entregarle al oficial de las tropas intrusas, la comida y los pastos que habían pedido,
éste había ordenado a sus tropas que se apoderaran de lo almacenado en los edificios
municipales. Las autoridades locales, entonces, se defendieron; se hicieron disparos,
cayeron hombres de ambos lados y los felicistas huyeron perseguidos de cerca por los
campesinos. El desdichado oficial alegó que cuando él y sus hombres llegaron
pacíficamente a Amecac, oyeron observaciones como estas: -Ahora vienen pocos,
acabemos con ellos-. Mientras comía con el ayudante municipal, dijo, oyó disparos,
salió corriendo y vio que los aldeanos estaban dando muerte a sus hombres. No sabía
cuántos había perdido” (JOHN WOMACK, Zapata y la Revolución Mexicana, p.300). A
raíz de ese encuentro, Zapata optó por enviar a Caraveo en misión al estado de
Guerrero.
Por su parte Marciano Silva, confundiendo a los felicistas con constitucionalistas
satirizó la acción en el Corrido de Las Hazañas de los Yaquis en Morelos, que, como
se puede deducir, pudo haberse llamado de Las Hazañas de los Yaquis en Puebla.
En el caso del general Marcelo Caraveo, éste siguió practicando la costumbre que lo
hizo famoso, de cambiar de facción y, defeccionando del Ejército Libertador del Sur, se
anexó, a fines de 1918 a las fuerzas rebeldes anticonstitucionalitas, patrocinadas por
los magnates petroleros, de Manuel Peláez, en la región de Las Huastecas.
Duelo del General Emiliano Zapata
A los presentes por favor yo les suplico
que me permitan un momento su atención,
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aunque sin técnica en el arte, ni principio,
voy a cantarles una rústica versión.
Es una historia, la más triste por su estilo,
donde se narran episodios dolorosos,
donde se ve la recompensa de un caudillo,
que tuvo de u hombre el más traidor y alevoso.
Allá en el año diecinueve, ¡Oh, qué desgracia!,
el diez de abril, a la una y media, hora funesta,
un hombre alevoso asesinó al jefe Zapata,
allá en la Hacienda de San Juan de Chinameca.
Lo asesinó por traer el nombre de bandido,
según la prensa en sus columnas declaraba,
pero la causa de su crimen fue y ha sido,
porque pedía para los pobres tierra y agua.
Cero que la tierra se formó por ley escrita
para el servicio de la pobre humanidad,
mas los iberos, por derecho de conquista,
se apoderaron de ella y nuestra libertad.
Hastiado entonces de sufrir, el bajo pueblo,
se rebeló contra el señor Porfirio Díaz,
acaudillado por don francisco I. Madero,
parea acabar con tan funesta tiranía.
Madero al pueblo le ofreció con frenesí
que sí triunfaba lo hacía digno y acreedor
de las promesas que traía el Plan de San Luis,
pero pronto la reacción se levantó.
156
Entonces fue cuando un humilde hijo de Ayala,
en San Miguel Anenecuilco, digno y fiel,
alzó esa límpida bandera que rodaba,
tinta en la sangre del noble mártir aquel.
Le refutó su acción tan vil y miserable,
que hizo a los pueblos que entusiastas lo seguían,
y el juramento que firmó allá en Ciudad Juárez,
manchando el acta sólo por galantería.
Peleó con Huerta y el muy pérfido Carranza,
queriendo hacerles que cumplieran sus promesas
pero estos hombres, liados en la plutocracia,
por tierra y agua le mandaron bayonetas.
Pablo González y Jesús H. M. Guajardo,
eran expertos en el modo de matar
con traición, porque en la lid fueron menguados,
en prueba de ello se los voy a declarar.
Para acabar con los purísimos ideales,
que el gran Suriano traía escritos en la mente,
premeditaron en hacerse unos rivales
mostrando al vulgo que se odiaban, pero a muerte.
Muy bien hicieron su papel, pues a Guajardo,
mandó González a encerrar en la prisión,
para hacer creer que se le había subordinado
y que lo odiaba con justísima razón.
Cuando Zapata tuvo nota de este asunto,
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mandó a Guajardo una amistosa invitación
para que al fin lo secundara y, todos juntos,
dieran el golpe más funesto a la reacción.
Guajardo entonces le escribió que se encontraba
dispuesto al fin en secundarlo en tal empresa,
si bajo palabra de honor le aseguraba,
el darle ciertas garantías a él y a su fuerza.
Zapata entonces contestóle sin malicia:
“Le otorgo a usted toditas esas garantías
y le concedo el mismo grado en la milicia
hasta ponerlo de más alta jerarquía”.
“Más lo que quiero que me aprehenda a Victoriano
y me lo mande sin demora a este cuartel,
pues los traidores de la vida no son dignos
y es muy preciso que yo me entienda con él”.
Pero Guajardo, siendo al fin su compañero,
cincuenta y nueve voluntarios de él entrega
y en un paraje que nombran Mancornadero,
allí los pasan por las armas sin más tregua.
Viendo Zapata el hecho aquel que hizo Guajardo,
creyó sincera su adhesión y su falsía
y le otorgó grado y poder a un vil menguado,
que solamente exterminarlo pretendía.
Después marcho a tomar a Jonacatepec,
para granjearse de ese modo más su afecto,
donde tan sólo un simulacro creo que fue,
porque en tan fuerte tiroteo no hubo ni un murto.
158
De allí marchó más orgulloso que un esparta,
a Tepalcingo, cual ilustre vencedor,
y a su encuentro le salió el jefe Zapata,
condecorando su estrategia y su valor.
Entre mil vítores del pueblo y alevoso,
entró Guajardo a Tepalcingo con el jefe
y según datos, después de un gran reposo,
marchó Guajardo a Chinameca con su gente.
Como Zapata fue invitado por Guajardo,
a Chinameca tuvo que ir al otro día,
para tratar ciertos asuntos reservados
y entregarle algo de parque que traía.
Marchó del Agua de los Patos, según cuentan ,
a Chinameca, con su escolta muy temprano,
donde llegó según a las siete cuarenta,
el diez de abril, un triste jueves desdichado.
Ciento cincuenta eran los hombres que traía,
pues no pensaba en la más mínima traición,
y el vil Guajardo con seiscientos no podía,
darle la muerte, cara a cara, en la ocasión.
Allá en el cuarto contigua hacia la hacienda,
Guajardo y otros, con el jefe se reunieron,
para tratar con mucho tacto y más prudencia,
todos los planes que tenían contra el gobierno.
Para no errar hizo correr la voz espuria,
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de que el gobierno se acercaba muy veloz
y guarneció sin dilación bosques y alturas
y las alturas, demostrando su valor.
Zapata entonces tomó la Piedra Encimada
y al separarse, el vil Guajardo, le decía:
“Usted me ordena si salgo con avanzadas
de puro infante o mejor caballerías”.
“No puede ser, porque hay inmensos alambrados
y son obstáculos a las caballerías,
para que el éxito se logre y sea ganado,
mejor le ordeno salga con infantería”.
Cesó la alarma y todo quedó tranquilo,
a su calvario se acercaba el redentor,
ya de aquel drama, el acto daba aturdido,
el último acto de barbarie y de dolor.
Comisionó Guajardo, al capitán Castillo,
para que fuera a traer al jefe, en nombre de él,
recomendándole que fuera muy cumplido,
en invitarlo para que fuera con él.
Después de un rato pidió el jefe su caballo
y diez de escolta para que fueran con él
y se lanzó para el cuartel, donde Guajardo,
muy impaciente lo esperaba ya a comer.
Cuando tuvieron la noticia que llegaba,
luego se oyó el toque de honor muy entusiasta,
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la guardia vil y veleidosa presentó armas,
para después hacerle fuego, ¡Qué desgracia!.
Al apagar su última nota los clarines,
se oyó el fragor de una tristísima descarga,
cayó Zapata, el que luchó siempre invencible,
con su asistente y otros que le acompañaban.
Esa no es honra militar, alguien le dijo,
no son soldados de opinión los que así matan,
matar a un hombre sin hablarle es un delito
con que a la digna sociedad necio se ultraja.
Tened el fallo de la Historia, que algún día,
os llamará seres indignos de la Patria,
que haber trocado el pundonor y la hidalguía,
premeditando alevosía, miedo y ventaja.
Murió Zapata, el luchador inexorable,
a quien ni el oro ni la plata deslumbró,
de sus caudillos quién tal vez podría imitarle,
allá la Historia lo dirá tal vez, o no.
Cuando Guajardo vio su traición realizada,
mandó al momento atravesarlo en su caballo,
para que a Cuautla, sin demora, lo llevara,
a recibir los parabienes de don Pablo.
Qué de atenciones le brindó Pablo González,
cuando del cuerpo del Suriano le hizo entrega,
cincuenta mil pesos fue el precio miserable,
que la nación tuvo que darle a ese pantera.
161
Varias familias, con su llanto, demostraron
su gratitud y su cariño hacia Zapata,
que, como Cristo, llegó al fin de su jornada,
por libertar de la opresión a nuestra raza.
Guachos y guachas se paseaban por las calles,
en un estado de ebriedad, diciendo al pueblo:
“Hoy si, bandidos, se les acabó su padre,
si no lo creen, allá en el palacio irán a verlo”.
Sobre su tumba, allá en Morelos, se halla un ángel,
mostrando un libro a la pobre humanidad,
donde se lee, con un afecto delirante:
“La tierra es libre para todos, dicho está”
FIN.
(CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p.25)
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Historia De La Muerte
del Gran General Emiliano Zapata
Después que aquel apóstol, don Francisco I. Madero,
del Plan de Ciudad Juárez ingrato se burló,
al ver hecho un despojo y caído por el suelo
ese estandarte hermoso que repudió altanero,
un pobre campesino, al fin lo levantó.
Ese fiel campesino fue el inmortal Suriano,
que indómito peleaba por el Plan de San Luis,
al ver que su caudillo había ya claudicado,
alzó valiente y digno ese pendón sagrado,
siguiendo con las armas luchando hasta el morir.
Fue Emiliano Zapata, el hombre sin segundo,
que ante la plutocracia su diestra levantó,
fue un ángel de la Patria, un redentor del Mundo,
que por su humilde raza duerme el sueño profundo,
en los brazos de Vesta por voluntad de Dios.
Al ver la tiranía que, contra los aztecas,
los blancos dislocaban, siguió a un falso líder,
tiró a Porfirio Díaz después siguió con Huerta,
peleó con bizarría contra las hordas necias
del infeliz Carranza donde llegó a caer.
Como los propietarios, de este jirón de tierra,
compraban los gobiernos con oro nacional,
para que el proletario nunca libre se viera,
teniendo un solo amo y una sola miseria
ganando en los ingenios un mísero jornal.
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Por eso es que Carranza le dio a Pablo González
el mando de las fuerzas del sur sin vacilar,
para que, de Zapata, murieran los ideales
pues vio que de ese esparta sólo podría salvarle,
por tener más astucia que valor militar.
Hombre de mucho ingenio él y Jesús Guajardo,
para esgrimir el alma de la más vil traición
pues de pronto se hicieron unos improvisados,
rivales al extremo que dispuso don Pablo
de que al fin se arrastrara a Guajardo en la prisión.
Luego salió de Cuautla la cándida noticia,
que Guajardo y don Pablo se odiaban con furor,
entonces Emiliano, sin pérdida, lo invita
creyendo que el pirata, constitucionalista,
como al fin resentido obraría en su favor.
Guajardo le contesta, que dispuesto se hallaba
a secundarlo siempre, si el perdón le ofrecía,
Zapata, en su respuesta, tan fiel entusiasmada
dijo: “Con esta fecha queda garantizada,
su vida y a presente su misma jerarquía”.
“Después de esto le ordeno, que sin pretexto alguno,
me aprehenda a Victoriano por ser un vil traidor,
y me lo mande luego, pero muy bien seguro
pues soportar no puedo a ese falaz perjuro,
que ha pisoteado indigno su palabra de honor”.
166
Pero Guajardo, a trueque de Bárcenas, le entrega
sesenta voluntarios de su brigada de él,
contestándole al jefe que su orden no se lleva
a efecto estrictamente, porque según las pruebas,
que Bárcenas fue enviado en comisión tal vez.
Y este acto de barbarie alucinó a Zapata
y lo hizo caer al fondo de la credulidad,
aliándose a un infame que, atraído por su audacia,
premeditó los planes de alevosía y ventaja
para acabar al golpe de una traición falaz.
Después, viendo el efecto que produjo en Zapata,
aquella ocasión funesta le dijo con placer:
“Con el mayor respeto, le pido a usted por gracia,
que me otorgue el derecho de tomar una plaza,
y esa plaza en cuenta es Jonacatepec.
Zapata contestóle: “Le otorgo a usted la gracia
y puede usted tomarla con mucha precaución”,
pero aquel hombre noble no vio que era una farsa,
de cómicos histriones, pagados por Carranza,
para que el Plan de Ayala muriera en su extensión.
El fuego fue nutrido, por una y otra parte,
en ambos combatientes mostrábase el furor
pero, lo más lucido que, que en tan cruel desastre
ni un muerto, ni un herido resultó en el combate,
los proyectiles siempre obraban a favor.
De ahí, como un esparta, marchó hacia Tepalcingo,
después de un simulacro que cruel premeditó,
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y el general Zapata, aquel digno caudillo,
sobre su encuentro marcha, con gusto, a recibirlo
felicitando grato, su indómito valor.
En medio de alborozo y vítores del pueblo,
entró el jefe y Guajardo, con gran satisfacción,
después de un fiel reposo, Guajardo fue el primero
que marchó presuroso, cual Napoleón Tercero,
a San Juan Chinameca, fraguando su traición.
Guajardo al separarse del gran jefe suriano
a San Juan Chinameca, con gusto lo invitó,
para obsequiarle parque que traía de antemano,
pero en su negra faz, sólo se veía el engaño,
envuelto en su siniestra política de horror.
Al otro día Zapata, marchó hacia Chinameca,
con ciento cincuenta hombres de escolta nada más,
donde lo esperaba Guajardo, con firmeza,
un viernes por desgracia, el diez de abril por fecha,
con seiscientos dragones para su acción falaz.
Del Agua de los Patos, según las referencias,
llego el jefe Zapata con una escolta fiel,
según ligeros datos, a las siete cuarenta,
en un pequeño cuarto contiguo hacia la hacienda,
Guajardo y otros jefes se reunieron con él.
Para no errar el golpe, Guajardo urdió la espuria
noticia que: el gobierno se acercaba veloz,
ocupan luego entonces sus hombres las alturas,
los barrancos y bosques, con la mayor premura,
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tapando las salidas, con mucha precaución.
Zapata remontóse a la Piedra Encimada,
mientras el vil Guajardo su gente disponía,
todavía el Iscariote le dijo que ordenara
si es que salía al galope llevando una avanzada
de gente de a caballo o pura infantería.
“Hay muchos alambrados y la caballería,
en tales circunstancias, no se podrá batir,
mejor lleve soldados de pura infantería,
que el éxito ganado será por su hidalguía,
mientras yo, a retaguardia, me quedo a combatir”.
Después cesó la alarma, quedó todo tranquilo
era el último acto, de aquel drama fatal,
mandó que lo invitaran el coronel castillo,
para que le entregara el parque prometido,
aquel noble espartano marcho sin vacilar.
Le dijo a su asistente: “Vé y tráeme mi caballo,
que el coronel me llama a su cuartel de honor”,
con diez de sus jinetes se fue a ver a Guajardo,
pues siempre los valientes no temen al menguado
porque su escudo de armas sólo es el pundonor.
Cuando tuvieron nota que el general llegaba
la banda de clarines le dio el toque de honor
la guardia presurosa, al verlo presentó armas,
después se oyó la odiosa y fúnebre descarga,
cayendo el invencible Zapata, ¡Oh, qué dolor!.
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Guajardo se soñaba con ser un Alejandro,
cuando vio al suriano tendido hacia sus pies,
mandó que atravesaran su cuerpo en un caballo,
para que lo llevaran, como un trofeo alcanzado,
a Cuautla y se premiara su negra avilantez.
Al ver Pablo González llegar al vencedor,
trayendo al que luchaba constante y varonil,
¡Oh!, cuántas atenciones al fin le prodigó,
condecorando innoble su astucia y no el valor,
porque su limpia espada nunca supo medir.
Varios hombres lloraron al ver el triste fin,
del hombre que luchaba por el bien nacional,
las mujeres trocaban en rabia su gemir,
al ver la declarada traición de un hombre vil,
que hablarle cara a cara no pudo en lance tal.
Los guachos altaneros vagaban por las calles,
burlándose falaces del pueblo espectador:
“Hoy sí, hijos de Morelos, ya se acabó su padre,
bien pueden ir a verlo e identificarlo,
Guajardo en tal combate peleando lo mató”
Zapata fue el bandido por la alta aristocracia,
mas a la vez ignoro su criminalidad,
en un panteón lucido, un ángel se destaca,
trayendo así, en su mano, un libro lee entusiasta:
“La tierra para todos y el don de libertad”.
El año diecinueve, el mes de abril por fecha,
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murió el jefe Zapata, como bien lo sabrán,
del modo más aleve, en San Juan Chinameca,
a la una y media breve, de esa tarde siniestra,
dejando una era grata así a la humanidad.
(Corridos Zapatistas, Disco INAH # 26, cantado por Mauro e Ignacio Vargas)
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El diez de abril de 1919 el general Emiliano Zapata, jefe del Ejército Libertador del Sur,
fue asesinado en la hacienda de San Juan Chinameca, en el estado de Morelos y su
corridista oficial, el coronel Marciano Silva, compuso su Duelo del General Zapata y la
Historia de la Muerte del Gran General Emiliano Zapata. En sus corridos bolas,
Marciano Silva nos relata como los constitucionalistas, al no poder acabar con el
movimiento zapatista, en forma directa, prepararon una complicada traición, dirigida por
el general Pablo González y protagonizada por el general Jesús M. Guajardo, quien,
ganándose la confianza de Zapata y valiéndose de hábiles engaños, logró separar al
jefe suriano de sus tropas y lo emboscó en el casco de la hacienda, pudiendo así darle
muerte. Se considera que las versiones de corridos de Silva, son las que dan una
mayor cantidad de detalles sobre el suceso.
La muerte dé Zapata es el suceso sobre el cual se ha compuesto una mayor cantidad
de corridos, de forma que existen más de treinta corridos localizados que tratan el
tema. Incluso un corrido de Emiliano Zapata fue ilustrado en un mural, por el pintor
Diego Rivera, en los corredores del edificio de la Secretaría de Educación Pública, en
el centro de la ciudad de México.
Las Comadritas
“Sólo vengo a noticiarle comadrita,
unas notas que en la calle recogí,
que los bravos y temibles carrancistas,
ésta noche se pelaron ya de aquí”.
“No es posible, los constitucionalistas
son tan hombres y no corren en la lid,
ya usted sabe cuando a pelear se dedican
con las vacas no se arredran, eso si”.
“Pues anoche se pelaron comadrita,
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según dicen unas viejas por ahí,
porque dicen que don Venus necesita
del auxilio de sus tropas que hay aquí”.
“Pues entonces fue más gloria en los huertistas
que buscaron pleno día para partir,
aunque Rojas los batió, según noticias,
cinco días no dieron tanto qué decir”.
“Unos dicen que porque su presidente
fue llamado a las regiones de Satán,
y otros no, que su villa se halla al frente
de sus tropas en Tenochtitlán”.
“Lo cierto es que se pelaron comadrita,
como huerta y sus legiones, eso sí,
y de noche, para que los zapatistas
no los vieran y los fueran a batir”.
“Qué vergüenza que, por lauros de conquista,
sólo llevan el letrero y dice así:
Pobres rupas vengan sobre las cenizas
de sus bravos compañeros a gemir”.
“No ‘aste visto comadrita, en las trincheras,
unos papas que escribieron a la vez
estos bravos, antes de pegar carrera
cuyo bravo contenido dice así:
La brigada que aquí en esta plaza impera
en unión de los de Jonacatepec,
cuenta ya con cien mil hombres en la guerra
para el triunfo de su causa ha de ser”.
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“Ya nos vamos, porque así se nos decreta,
no por miedo, pues tenemos que volver
y entonces, ¡ay de aquellas hordas necias!,
les haremos una guerra sin cuartel”.
“Le interrumpo comadrita su contesta
pero el miedo también me infunde a la vez,
amenazan para ver si se amedrenta
el rival a quien tratan de ofender”.
“¿y se firman esos jefes, comadrita?”,
“Por supuesto, comadrita, uno es Mariel,
un Maicón o maricón, según noticia,
un Guanaco, un lechuga o betabel”.
“Un don Eusebio Galindo o ciega
y otras mulas que vinieron de alquiler,
a cargar lo que en los pueblo, por desdicha,
encontraban a los pobres sin temer”.
“Una cosa me sorprende, comadrita,
es el ver esas columnas tan insanas,
asquerosas muertas de hambre que no tienen
más que el robo como sostén de compañía”.
“Comadrita, dicen que a don Venus lo sostienen
millonarios que le envían dinero y armas”,
“Pues entonces comadrita se comprende
que es un hombre criminal que no tiene alma”.
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“Si usted viera cómo destruían las casas
y rajaban sus maderas de a montón
y en palacio vendían leña sus guachas
tres palitos por dos reales o tostón”.
“Vendían palos, vendían cucharas y tazas,
vendían carne de ternera o de lechón,
ya ve usted fueron soldados y piratas,
comerciantes y mendigos de ocasión”.
“Ya tan sólo nos dejaron la existencia,
y desnudas, comadrita, sin comer,
con el pube fuera o en presencia
de las lúbrigas miradas de otro ser”.
“Pero el cielo les dará su recompensa,
eso si, ya comenzaron a perder,
ya usted vio lo que sufrieron allá en Treinta,
en Jojutla y Cocoyoc la última vez”.
“Y se van agradecidos de esta tierra,
donde al fin, nada tuvieron qué desear,
con Zapata y don Zeferino Ortega,
Jorge Méndez y con Constancio Falfán”.
“De Morelos hacia el norte, allá en la sierra,
con Everardo y con Antonio Beltrán,
los llenaron de pavor en mil tragedias
y si vuelven sólo el polvo encontrarán”.
“Me despido comadrita, porque es tarde,
ahí mañana seguiremos la cuestión,
no sea que el diablo que me halle su compadre
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y me juzgue carrancista en excursión”.
“Yo mejor para comadrita y no un cobarde
y no un sobrenombre de un ser sin reputación,
zapatista y aunque al vulgo no le cuadre,
aunque viejas no cambiamos de opinión”.
(CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., pp. 31 y 32.)
A modo de chisme de comadres, esta bola suriana de Marciano Silva nos cuenta cómo,
en el mes de abril de 1920, los leales carrancistas salieron del estado de Morelos para
apoyar a su líder contra la Rebelión de Agua Prieta, organizada por los enemigos
políticos de Carranza integrados en el denominado Grupo Sonora y dirigido por el
general Álvaro Obregón Salido. Sin embargo, algunos carrancistas habían entrado ya
en componendas con Obregón para anexarse a la Rebelión de Agua Prieta y
desconocer al gobierno de Carranza. El corrido hace mención del general Francisco P.
Mariel, quien acompañó a Venustiano Carranza en su huída de la ciudad de México, al
momento en que las fuerzas triunfantes del Grupo Sonora hacían su arribo a la Capital
de la República. Mientras los carrancistas salían del territorio zapatista, algunos jefes
zapatistas también se afiliaron al Plan de Agua Prieta
Corrido de Jesús Capistrán y Maurilio Mejía
Hoy amigos la suerte es contradictoria,
cuando el hombre no tira bien sus medidas,
queda escrito en los anales de la historia
lo que le hombre pueda ser en esta vida.
Es muy lógico que el hombre sea patriota,
guerrillero y de muy buenas condiciones,
que se gane las presillas y carlotas
con sus hechos, pero en buenas condiciones.
177
Pero el hombre que traiciona a su bandera
es muy poco militar y no es patriota,
ser lo lleva la ambición de las monedas,
son muy raras las personas y muy pocas.
En la historia están grabados los traidores,
los que dicen: “Soy patriota”, y no lo son,
sugestionan sus personas y por cobres
nada le hace que se pierda el pundonor.
Ante el vulgo es afrentoso que Maurilio
que se entablen relaciones con don Pablo,
que recuerden que González fue el cuchillo
y el verdugo fue Jesús M. Guajardo.
Ni el rumor de las espadas han podido,
ni secciones de cañones que emplazaron ,
sólo Jesús Capistrán y usted Maurilio
sin más réplica al gobierno se pasaron.
Que nos duele tanta sangre que ha corrido
por el bien de nuestros pueblos mexicanos,
todavía con eso, señor don Maurilio,
se transmite un carrancista y vil tirano.
Si Zapata reviviera y los viera
todos los que han traicionado el Plan de Ayala,
desearían que se los tragara la tierra
y de vergüenza no le querrían dar la cara.
Rancho Nuevo, Chinameca, es un testigo,
178
allí fue donde sucumbió nuestro caudillo,
el apóstol que teníamos más querido,
que el suriano nunca olvida su sentido.
Los valientes nunca corren a rendirse,
el que no ama Dios ni Patria es un tirano,
los presente sólo están para decirles
que muy pronto verá usted su desengaño.
La historia ha de condenar a los infieles,
como premiará a los que han sido leales,
los que no se acobardaron con las muelles,
los que firmes sostuvieron sus ideales.
Adiós Maurilio Mejía, ya me retiro,
a Jesús Capistrán dará un abrazo,
el que su mano le extiende a su enemigo,
pues, de seguro, sólo le espera el cadalso.
(CATALINA H. DE JIMÉNEZ. OP. Cit., pp. 392 a 393)
Maurilio Mejía, a la sazón, sobrino de Emiliano Zapata, fue uno de los principales jefes
del Ejército Libertador del Sur. Sin embargo, en 1920, él y el jefe zapatista Jesús
Capistrán se unieron al Ejército Nacional oyendo las voces del Plan de Agua Prieta y
las promesas de progreso personal de Álvaro Obregón.
Sin Emiliano Zapata, los adictos al Plan de Ayala no tenían la suficiente fuerza de
cohesión ni de convicción y paulatinamente se irían disgregando.
Duelo a Venustiano Carranza
Duerme en paz Venustiano Carranza
en esa lóbrega y olvidada mansión
179
donde todo mortal va y descansa,
a donde muere todita ambición.
De mí no esperes ninguna alabanza,
mas tampoco esperes un baldón,
porque en pechos nobles no hay venganza,
solamente un eterno perdón.
Te lanzaste a una tierra desierta
y eclipsóse tu límpida gloria,
son los rayos del Sol cuya fuerza
que alumbrando vino desde Sonora
el señor Adolfo de la Huerta
y Plutarco Elías Calles recobran
los ideales de un pueblo que dejas
con sus fueros violados y sin honra.
Ya tu administración era odiosa
y la opinión pública resentida
te gritaba con voz imperiosa:
“No queremos por jefe a Bonilla”,
mas al ver tu actitud caprichosa
subleváronse llenos de ira
varios jefes y la mayor tropa
siendo el trágico fin de tu vida.
Pues los jefes de mayor influencia
desconociendo a vuestros poderes
rebeláronse por tu imprudencia
declarándote enemigo cruel,
y tú al ver las tristes consecuencias
que traiba tu mal proceder,
180
te lanzaste de la presidencia
como Huerta, para no volver.
Los soldados que en tu travesía
te servían ahí de custodio,
mas al ver el peligro que corrían
te dejaron en cruel abandono
pues Herrero, aguerrido porfía
con justicia y sin ella en el fondo
le pusieron término a tu vida
en el pueblo de Tlaxcalantongo.
Cuando fuiste a la vez sorprendido
en la triste choza donde dormías
no tuviste soldado ni amigos,
según lo ha declarado un guía.
Ya no hay pruebas de honor en peligro,
solamente don Tomás mejía,
le ofreció al archiduque afligido
el morir en su fiel compañía.
Pues Herrero, ya bien comprendía
que al hacer frente a vuestros soldados
lo tendría que derrotar Murguía,
por ser corto el número de aliados,
en tal caso la cuestión perdería
y por eso pensó cual soldado
sorprender el sitio donde dormías
como al fin quedó verificado.
Al hacer la primera descarga
exhalaste un grito doloroso,
181
era que una pierna perforada
tenías ya, por un treinta furioso,
y Verlanga, en horas tan amargas
te gritaba con acento medroso:
“¿Qué le pasa mi jefe Carranza?”,
y se lanzó de aquel sitio horroroso.
Cuando supo Mariel tal desgracia
se lanzó hasta el lugar del suceso
y otros jefes de mayor importancia
con el fin de trasladar tu cuerpo
para México a donde descansa,
y tuviste un asiento predilecto
ya hoy debajo de ese pedestal descansa
en dolores tus fingidos restos.
No fue Herrero el que te dio muerte
obsequiándole una tumba fría,
fueron hombres de tu gabinete
que a tu administración corrompía,
que Verlanga y Cabrera imprudentes
y Bonilla que tú al fin consentías
que lo hicieras un gran presidente
sin la gracia del pueblo, a fe mía.
Ante el pueblo tú te hiciste odioso,
creo que el pueblo con gran hidalguía
te sabrá perdonar generoso
tu conducta tan mala e impía,
cuyo ejemplo servirá para otros
que embriagados en su jerarquía
niegan que hay un Todopoderoso
182
que castiga las obras impías.
Duerme en paz, duerme en paz, noble anciano,
allá en esa mansión donde moras
que olvidados quedan tus agravios
y en tu muerte ninguno se gloria.
Basta que seamos mexicanos
de una tierra feliz y notoria
descendientes de Nicolás Bravo,
cuyo nombre se enlaza en la historia.
(CATALINA H. DE GIMÉNEZ . Op. Cit., pp. 394 a 397)
El 21 de mayo de 1920, en el poblado de Tlaxcalantongo, Puebla, fue asesinado don
Venustiano Carranza, una vez que las tropas leales a su gobierno habían sido
derrotadas por los adictos al Plan de Agua Prieta.
Los restos del Varón de Cuatro Ciénegas fueron trasladados a la ciudad de México y se
les inhumó en el Panteón de Dolores, el 25 de mayo, del mismo año.
A fines de 1920, el general expelaecista Rodolfo Herrero, presunto asesino de
Venustiano Carranza fue puesto en libertad, por no haber pruebas en su contra.
Existe la versión de que Carranza, al verse perdido en el ataque de Herrero a
Tlaxcalantongo, prefirió suicidarse.
A partir de la muerte de Venustiano Carranza, la legitimidad de Álvaro Obregón, como
jefe político del país, fue indiscutible, dando paso a la irresistible hegemonía del Grupo
Sonora.
Charla de Comadres. Época de Adolfo De la Huerta
“¡Ay, comadre!, ¿cómo le ha ido de revuelta?”.
“De los Diablos, ya usted ve la situación,
ni tres años disfrutamos paz completa
cuando viene ya una nueva rebelión,
183
ya usted ve al señor Adolfo De la Huerta,
se cree un patriota liberal, de convicción,
quiere hacerse presidente por la fuerza,
porque cuenta con el clero y la reacción”.
“Y también con esos ferrocarrileros,
comadrita, ¿qué no ha visto la visión?
Pues se han puesto ya una placa en el sombrero
con su nombre como prueba de adhesión,
se han llevado varios trenes, muy ligeros,
para darle a los rebeldes protección,
tumban puentes ellos mismos, ni de creerlo,
y alarman a todita ala región”.
“Eso es nada, si le cuento comadrita,
que yo he visto varios hombres de opinión,
que lucharon con Zapata, el agrarista,
y hoy se han puesto a defender a la reacción,
¡Qué desgracia en nuestros hombres, qué desdicha!
Y ¡qué buscan con esta transformación?”
“El dinero y los ascensos, comadrita,
ha de hacerlos que se vendan a Plutón”.
“La ambición hacia el dinero es la desgracia
de infinitos mexicanos a la vez,
pues por ella ha claudicado nuestra raza
de sus leyes sacrosantas y su fe.
La ambición es una herencia de la Patria
la dejó en su expedición Hernán Cortés,
ya usted vio cómo vagaban los piratas,
conquistando de los mares al través”.
184
“¿Y la paz ya no vendrá con estas cosas?”.
“Si es que siguen los disturbios como van,
no hay más paz que conformarnos con nuestra hoja
de servicios comadrita , y nada más,
el cinismo y el descaro es prenda propia
que algunos traen de su tierna mocedad,
y aunque vemos la elegancia de la ropa,
bajo de ella sólo hay pura vanidad”.
“Y en verdad que era un partido abrumador,
el De la Huerta, comadrita, sin mentir,
“Si, es muy cierto, pero gallos de cartón,
que de pico lo hacían todo, yo los vi,
con sus aliados calzonudos a morir
a él lo abandonaron. ¡Qué dolor!,
esos valientes compañeros de fifí”.
“Antes eran del gobierno muy aliados
y enemigos de cualquier revolución,
hoy difaman de Obregón porque es agrario,
y agraristas nunca han sido ni lo son,
mas se sirven de la tierra y el arado
para hacer buenas cosechas, sin pasión,
es la pera que, aunque no es de su agrado,
pero van comiendo de ella en la ocasión”.
“¡Ay!, comadre, si es que sigue la revuelta,
va a agobiarnos la más triste situación,
nos veremos en una ruina completa,
muertas de hambre y sin ninguna protección”,
185
“No se acuite comadrita, que a la fecha
va perdiendo gran terreno la reacción,
pues me dicen que ya Adolfo De la Huerta,
las espaldas ha enseñado el correlón”.
“¡Ay qué bueno! Comadrita, me despido,
son las once y tengo que dar de comer”.
“Las haremos, no se vaya, que el marido
si la quiere que la aguarde, ¿qué ha de hacer?”.
“pues entonces comadrita, ya me animo,
que las sirvan y brindemos con placer”.
“Yo...por Calles...”. “Yo por Álvaro tan digno”.
“¿Y por Huerta?”. “Que la choque su mujer”.
(CARLOS BARRETO MARK, Op. Cit., pp. 35 y 36)
En un reacomodo de fuerzas, al interior del Grupo Sonora, en septiembre de 1923,
Adolfo De la Huerta se levantó en armas contra Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles,
apoyado por treinta y seis generales en una rebelión por demás desorganizada que fue
rápidamente sofocada, tanto así que se le conoció como La Revolución sin Cabeza.
En el corrido antes trascrito, Marciano Silva, en su probado estilo de chismes de
comadres, nos da su punto de vista y filiación con respecto a la Rebelión Delahuertista.
Corrido del General Gabriel Mariaca
Alza tu frente, estado libre de Morelos,
tiende tu vista alrededor de tu entidad,
ya no hallarás hombres valientes en tu seno,
sólo cobardes ante sacra libertad.
De aquellos hombres que pelearon sin ideal
y que quisieron defenderte sin valor,
186
siempre venciendo la traición a los cobardes
para que fueras el primero en la Nación.
Haré un recuerdo del gran general Zapata,
que por el pueblo a la tumba en (ilegible)
en compañía de otros jefes de gran fama,
que en sarcófago su cama ahora en paz.
Pero es en vano tanta sangre que ha corrido,
para quitar la esclavitud de nuestro estado,
ahora el gobierno militar se ha convertido
en un error, porque así lo ha decretado.
Ya se han ido acabando los caudillos
por una infamia que les lleva a la traición ,
hombres inertes convertidos en esbirros
para huir lejos de la persecución.
Año inoportuno de novecientos veintitrés,
según los datos que yo voy a referir,
de una traición, la más infame en esta vez,
que entre nosotros los hombres va a existir.
Lunes funesto, no quisiera recordar,
seis de diciembre, a las nueve de la noche,
en una casa fue aprehendido un general,
hombre valiente y respetado por su nombre.
Nadie pensaba en aquella vil traición,
si las celadas que tenían para aquella hora,
iban pensando en aquella vil traición
el señor Cruz y el señor Zamora.
187
Al dirigirse José Cruz hacia su lecho,
estas palabras le dirige al general:
“Traigo la orden para que se dé usted por preso,
y en el momento me va usted a acompañar”.
En aquel acto se levanta el general,
para cumplir aquella orden que llevaba,
mas, sin pensar lo que le fuera a pasar,
dio su pistola al capitán primero Almaya.
Luego que vieron que ya estaba desarmado,
lo encaminaron para afuera del zaguán
y se lo llevan en un coche custodiado
hacia el sur de Cuernavaca Chipitlán .
Llegando al punto que tenían tal vez pensado,
para acabar con un valiente liberal,
luego, al momento, se aparecen los soldados
y le conducen para aquel trance fatal.
“Óigame Cruz, quiero me escuche unas palabras,
quiero saber, ¿por qué voy a ser fusilado?,
seguir quisiera el hilito de mi causa,
moriré porque así Dios lo ha estimado”.
A sus preguntas José Cruz le respondió:
“No tengo culpa general, yo soy mandado,
sólo cumplo una orden de De la O,
y en el momento va uste’ a ser fusilado”.
“Hasta que al fin se les cumplió lo que deseaban,
188
ahora disponga como se le dé la gana,
morir es fuerza, me conviene y no pensado,
que a quien tanto le serví me ha traicionado”.
Se oyó el descargue de aquel vil asesino
donde acabaron con la vida de un (ilegible)
sólo las aves atestiguan con sus cantos
y el Ser Supremo, el que moriste con valor.
Después de muerto recogieron el cadáver
y se lo llevan, en un coche, a sepultar,
allí en presencia de la justa Patria madre,
fue presentado ante el cuartel general.
“Ya están cumplidas sus órdenes general,
ahora usted diga lo que debemos hacer”,
(ilegible)
“Y que esto quede en silencio hasta la vez”.
En paz descanse, general Gabriel Mariaca,
hombre magnánimo de gran reputación,
aunque se tarde vengarán su sangre amada
y castigar de los culpables la traición.
Ya ni oigo el trino de las aves en los campos,
ya ni las flores embelesan con su olor,
sólo el silencio que quedó entre los hombres,
y en esa infamia te moriste con valor.
A Dios le pido que tu alma sea recibida,
y en descanso para siempre se hallará,
pues fuiste mártir que luchaste entre la vida,
en compañía de tu pueblo liberal.
189
Perdón le pido a todo el público presente,
que disimule esta mi corta versión,
si en algo he errado les suplico me dispensen
y ante sus plantas soy de ustedes servidor.
(MIGUEL BELLO MORENO, Colección de manuscritos y hojas sueltas de corridos y
bolas surianas, facilitada por él mismo, recogido por Antonio Avitia, en Tepoztlán,
Morelos, en 1988)
El general Gabriel Mariaca nació en Santa Rosa Treinta, en el estado de Morelos y en
1910 formó parte de las fuerzas maderistas del general Modesto Rangel. Al momento
del pronunciamiento agrarista de Emiliano Zapata, en contra de Francisco I. Madero,
Mariaca permaneció en las filas del Ejército Libertador del Sur con grado de coronel. En
1916, a la muerte del general Rangel, Mariaca tomó el mando de sus fuerzas y fue
ascendido a general de brigada, por el general Genovevo De la O.
Las tropas de Mariaca participaron el
sito de Tlaltizapán y, cuando Zapata fue
asesinado, Mariaca formó parte de la junta de jefes y generales que nombró como
sucesor del general Zapata a Gildardo Magaña.
Al triunfo del Plan de Agua Prieta y del Grupo Sonora, Mariaca se dio de alta en el
Ejército Nacional, como parte de la División del Sur y se le comisionó para que
comandara la guarnición de la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
El 11 de diciembre de 1923, Gabriel Mariaca fue detenido por las fuerzas de los
generales José Cruz Rosas , José Zamora y Benigno Abundez, entre otros, quienes,
por orden del general Genovevo De la O, le dieron muerte en el trayecto a Chipitlán,
Morelos. El supuesto motivo del asesinato de Mariaca fue su inminente adhesión a la
ya fracasada Rebelión Delahuertista.
Plutarco Elías Calles
Salud al candidato del pueblo proletario,
que en lances necesarios se apresta a defender,
190
las flores del aplauso le brinda el pueblo ignaro
y que arda el incensario en honra de su ser.
Con júbilo se escriba, y en letras inviolables,
el nombre de Elías Calles con grande frenesí,
el hombre sin mancilla, la brújula incansable,
que lleva los ideales de nuestro porvenir.
Tal vez el cura Hidalgo, desde su excelsa gloria,
transmitió a su memoria su soberano ideal,
su límpido calvario, su inmarcesible historia,
su inspiración notoria, para poder triunfar.
¡Alerta mexicanos!, luchemos con el hombre
que en su alma nunca esconde una traición falaz,
cual buenos ciudadanos marchemos hacia donde
las urnas no responden por la elección audaz.
El porvenir que busca el incansable obrero
y el campesino en cueros se debe conquistar,
igual como en la Rusia, veremos con anhelo,
henchido nuestro suelo, de gloria y bienestar.
Abajo burocracia abajo potestades
los señoríos feudales y su dominación,
gritad: “¡Viva Zapata y Plutarco Elías Calles,
y el sonorense que es Álvaro Obregón!”.
Que sea la Ley Agraria la que impere y domine,
en todos los confines de nuestra fiel Nación,
no cual la pobre Italia, que sin consuelo gime,
nos venga un Mussolini, sin alma y compasión.
191
Sigamos de la Rusia sus rígidas lecciones,
con las oposiciones que engendra el rico audaz,
que cesen las disputas, aquí en nuestras regiones,
mueran las ambiciones y al fin reine la paz.
La tierra es el rezago de esa pobre familia,
que al fin se le deriva la pobre humanidad
y siendo de este espacio, la dueña primitiva,
se encuentra, ¡qué ignominia!, en mísera orfandad.
Su voz, triste y doliente, jamás fue percibida
por esas camarilla que tenían el poder,
sólo el terrateniente, por gracia inmerecida,
su voz era atendida, sin réplica y doquier.
El ángel de la Patria por ella siempre vele
y haga que prospere, allá en su porvenir,
para que nuestra raza, en condición se eleve,
en un sentido breve y deje de sufrir.
El pueblo será un niño, que a nueva vida salga,
sonriendo en los umbrales de su transformación,
siempre que los destinos de México se hallen,
en manos de Elías Calles y de Álvaro Obregón.
(CARLOS BARRETO MARK. Op. Cit., p.33)
En este corrido se hace elogio y propaganda política a la candidatura del general
Plutarco Elías Calles, quien tomó posesión del Poder Ejecutivo Federal, el primer día
de diciembre de 1924, en el Estadio Nacional, para el cuatrienio que concluyó en 1928.
Marciano Silva, en su composición, expresa las esperanzas del proletariado morelense,
una vez que, de acuerdo con la propaganda, los socialistas de Calles ocuparan el
poder y la reforma agraria fuese una realidad.
192
IV.- LIRA VARIA Y AMOROSA.
La Bola de la Aristocracia
“¡Ay, niña de mi alma, si vieras qué modas
se están usando hoy en día!
Realmente profanas, como allá en Gomorra,
en la ciega idolatría.
No creas que difamo, son cosas notorias
que se miran, día con día
en distintas damas, niñas, señoritas”.
“Si aquellos tiempos pasados
volvieran hoy al presente,
se quedarían admirados,
de ver tantos alicientes
que el bello sexo ha inventado
en su descarriada mente,
para atraer con agrado
la atención del pretendiente”.
“Hay señoritas de la aristocracia
y también de otras esferas,
que se hacen por moda las enaguas altas,
para mostrarse hechiceras,
salen sin demora al paseo entusiastas
sin llenarse de quimeras,
tan fascinadoras y llenas de gracia
193
con media pierna de fuera”.
“Si es que a la vez se critica,
es con justicia sincera;
esas costumbres malditas
que nos trae la culta escuela.
Ese vestir significa
que ya los hombres no imperan
y que a la vez necesitan
de estímulos para verlas”.
“Eso fue inventado allá por Sodoma
cuando los hijos del pueblo
habían encontrado las leyes y formas
que a todos dio el Padre Eterno.
Pero aquí es en vano, los hombres se glorían
de ser muy enamorados;
aunque la miseria les sea muy notoria
y anden muy mal forjados”.
“Es una cosa inaudita
ver las costumbres groseras
que se ponen a la vista
de la juventud primera.
Contradanzas de israelitas
me parecen en su esfera
o en los salones de artistas,
alambristas de primera”.
“Hay unas doncellas de la clase baja
que también se hallan en boga,
y aunque sea sin medias, pobres y descalzas,
194
también les gusta la moda.
Salen muy serenas, con rumbo a la plaza,
muy galantes como todas,
mostrando unas piernas tan prietas y flacas
y chamagosas de sobra”.
“El pudor se fue al olvido,
la virtud se halla doliente,
el recato fue vencido
por tanto y tanto aliciente
con que el sexo femenino
se bate furiosamente,
desafiando al masculino
a un combate inconveniente”.
“En la más humilde hay mayor jactancia,
según por lo que se ha visto;
hacen imposibles por seguir la usanza
de sus modas al capricho.
Usan de escarpines, zapatillas blancas
formando un contraste inicuo,
más bien irrisibles, que no de alabanza,
por su ser tan desprovisto”.
“Me refiero a las trigueñas
que usan zapatillas blancas,
rojas o negras las medias
y el traje hasta las medias zancas,
cuyo contraste es la seña
de la impudicia que avanza
con la libertad más plena,
degradando la elegancia”.
195
“A unas, por ventura, les hace algo gracia
dicha moda de vestir;
su fina cintura, sus piernas torneadas
y su andar bello y sutil.
Otras, qué locura, sus piernas delgadas,
sus medias nadando al fin;
flacas esculturas de piedra, y no mármol,
se creen un querubín”.
“Si lo que habían de ocultar
por modestia o por virtud,
en obsequio a la moral,
no lo hacen, ¡Qué ingratitud!
Vendrá tiempo, a su pesar,
que llegue la senectud
y entonces mal desearán
su profana juventud”.
“Hay unas que tienen, desde la pretina,
en torno de las enaguas,
un listón de razo, desde el cual se miran
mil tiras que van colgadas,
que al andar se extienden flotantes encima
cual lindo paracaídas,
cruzan el ambiente de esta triste vida
como misteriosas hadas”.
“¡Cuánto ha traído el presente
para el fanatismo humano!
el glorioso siglo veinte,
que en la actualidad cruzamos.
196
Nuevas modas, nueva gente,
nuevas costumbres miramos;
y al fin quedarán vigentes
en la tierra que pisamos”.
“Ahora los vicarios del globo terráqueo
cumpliendo con la virtud,
predican a diario a sus feligreses
de Cristo la excelsitud.
Pero los profanos hacen sus quermeses
mostrando su juventud
hechos tan mundanos, con lo que degradan
a aquel que murió en la cruz”.
“Los paganos, por ejemplo,
siendo idólatras y moros;
en las puertas de sus templos
y en un sitio, el más notorio,
ponen al Dios del silencio,
anunciando el letra de oro
el mayor abatimiento
y el más estricto decoro”.
“Pero hoy los pastores de Cristo se alejan
de su divina misión,
dejando pérdidas sus fieles ovejas
en la cruel prostitución.
Católicas damas, muchachas y viejas,
en su cruel profanación,
ya mero desnudas, como Eva se muestran
para infundir tentación”.
197
Me despido pesaroso,
moderna generación,
pues creo que, por revoltoso,
me tendrán en la ocasión.
Lo que hago, muy generoso,
una seria reflexión:
al Dios Todopoderoso
por su justa indignación.
(CELEDONIO SERRANO MARTÍNEZ. La Bola Suriana, pp.184 a 188)
198
199
Corrido del Solterito
Cuando estaba con mis padres de solterito
me tenían bien planchadito con mis dos mudas,
ahora me parezco a judas tan hilachento
como gato de convento por los rincones.
Remendado mis calzones con pita floja
y esto es lo que acongoja y el ser casado
ya me veo muy apurado no hallo qué hacer,
loco me quiero volver ¡ay, no hay remedio!
Ahora triste me quejo al cielo y a mi fortuna,
las estrellas y la luna son mi esperanza,
lo que gano no me alcanza para mis hijos
y hago miles sacrificios, suerte tirana.
Me levanto de mañana y me persigno
voy agarrando camino y aunque no quiera
se me quita la flojera con trabajar,
ya quedé como un charal, voy para viejo.
Mi padre me dio un consejo que era bonito
el andar de solterito muy bien planchado
con mi sombrero de lado por las esquinas
saludando a las catrinas ¡adiós chulitas!
Tirándoles florecitas y sin cuidado
pero ahora ya soy casado por mi torpeza
200
piensen bien con la cabeza y no se casen
para que la vida pasen feliz sin pena.
La mujer anda piojosa peor si es dejada,
no le sirven a uno pa’ nada yo se los digo
por eso hoy les aconsejo a mis aparceros
que vivan siempre solteros y a toda reata.
Bien vestidos y con plata y entre flores
si quieren tener amores, dice un refrán:
“Traten a comer con pan y andar la bola
agarrándola de la cola y dándose un vuelo”.
Porque el que tiene dinero es apreciado
pero si lo ven pelado ni quien lo quiera,
no le quisieran ni hablar las jovencitas
sólo que vean moneditas son halagüeñas.
Se vuelve muy pedigüeñas como le he visto
pélense bien el Jalisco con las mujeres
gocen bien de sus placeres toda la plebe
y antes que la muerte llegue yo ya me voy.
Para que ya no me vea en un convento,
allí me meteré adentro de sacristán,
ello que todos dirán que soy monjito
pero allí estaré gordito como buen mozo.
Ya no andaré chamagoso con las monjitas
las agarraré a toditas, pero al pasito
si nos halla el padrecito yo le diré
que me dieron de comer carnita cruda.
201
Y si la suerte me ayuda me voy pasando
hasta llegar al fandango con mis amigos
con esto ya me despido, les he cantado
la vida de ser casado es muy penosa.
Adiós todita la broza de mi clientela
al compás de mi vigüela yo ya me voy
ya les doy la despedida con ligereza
aunque me cause tristeza en el corazón.
Sólo un consejo les doy, que no se casen
para que la vida pasen con distracción,
dispensen mi narración yo les suplico
adiós mis fieles amigos, ¡adiós, adiós!
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas )
202
Gracioso el Alba
Gracioso el alba que embellece al territorio
el lindo suelo de la Patria Mexicana,
también los pájaros saludan muy ufanos
con esos cantos alboreando la mañana.
Hermosa aurora nos alumbra en el oriente,
con el reflejo de aquel astro luminoso,
yo soy un ser, de los aztecas descendiente,
que me engrandezco al mirarme suelo hermoso.
Miro en los árboles su estado corpulento
y las bellezas de los frutos que producen
y los aromas que despiden por el viento
en un paraíso nuestra tierra se reduce.
También las flores que el rocío las engalana
las del otoño y también de primavera
siempre se encuentra en sus tintes muy ufanas
incomparable es igualar en su belleza.
Hermosa azteca te amaré hasta la muerte
y como dueños hoy los dos de este paraíso
con una cítara mi amor vengo a ofrecerte
ante tus ojos porque amargas horas paso.
Vengo por fin ante la faz de tu existencia
como holocausto a ofrecerte mi cariño
para que tú, como juez, me des sentencia
203
y me destines según sea mi merecido.
Hace algún tiempo que tus huellas he seguido
como una sombra espiritual, no de este mundo,
comprenderás que por tu amor mucho he sufrido
y me perdones mi amor si te importuno.
Y si existieran esos genios que, en un antes,
que el grande sabio Salomón los destruyera
me entregaría yo a uno de ellos por amarte
y regalarte los tesoros que quisieras.
Hoy no existe nada de eso en este tiempo
de aquella magia no te ofrezco nada, nada,
muy natural es sólo mi ofrecimiento
sólo dedico a tu frente una guirnalda.
Bajo este cielo, hermosa azteca, eres nacida
y yo he nacido en esta tierra bendita
pues para mí esta es la tierra prometida
que Dios eterno ofreció a los israelitas.
Hace algún tiempo que he querido así explicarte
los sentimientos de mis grandes ilusiones
avergonzado vengo hoy a declararte
que eres la dicha y la reina de mis amores.
Que el Dios de Abraham conserve siempre tu existencia
y tu hermosura como virgen venerada
para que así pueda alcanzar correspondencia
204
y sea el alivio y el consuelo para mi alma.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
205
Corrido a Amalia
Ayer con impaciencia se me hizo pesaroso
me vino a la memoria recuerdo que pasó,
recuerdo puramente de un ser tan generoso
que aún siendo inocente en mi alma se grabó.
Sería sólo en mi infancia un cuadro de misterio,
en ella me extasiaba soñándome feliz,
veía unos amantes reír y otros tan serios
parece que sufrían, así lo comprendí.
Yo era tan pequeño que todo lo veía,
a mi me parecía a un tiempo terminar,
pero no se, en mi mente todito lo imprimía
sería para servirme de un método sin par.
Cuando dieciocho abriles cumplidos ya de vida
me exigió el destino amar a una mujer,
la veía tan hermosa, tan virgen, tan querida,
que me robó la calma, la dicha y el placer.
Entonces dominado por tales ilusiones
que refrenaba en breve mi fuerza con ardor,
pensé que ayer veía y ahora son pasiones
que en memorables horas recuerdan a mi amor.
Amarla más no puedo, dejarla, mucho menos,
aún cuando ya no existe conmigo en el hogar
quisiera con él fugarme a otros terrenos,
206
con ella en el mismo acto volver a mi lugar.
Buscando la manera de remediar mis males,
contraer un matrimonio con ella prometí,
pero mis esperanzas de todas fueron tales
que se desvanecieron porque me ofendió así.
Por una cruel venganza busque en otra abrigo,
creyendo que olvidada por siempre podría ser
de mí, pero en vano, mentira es lo que digo,
porque hasta ahora me encuentro en duro padecer.
No se cómo has podido, Amalia de mi vida,
quitarme el pensamiento, robarme el corazón
bien te has apoderado de un pecho desvalido
que aun siendo tu culpable me robas la razón.
Es tan indispensable la suerte que hoy espero
tal vez hasta mi tumba allá descansaré,
allá será mi llanto y si posible fuera
aun estando ya muerto, de allí te adoraré.
De nada me doy cuenta, siento que un mármol frío
me pesa en el cerebro que mi alma destruyó,
no entiendo qué es mundo, será mi desvarío
creo que ya no hay otro hombre que sufra más que yo.
Te mando en despedida, de un corazón que es grato,
que amar siempre ha sabido con incansable ardor,
adiós, adiós, no olvides que he sido yo en mi trato
constante y sin segundo más nunca fui traidor.
207
(BIBLIOTECA DEL COLEGIO DE MÉXICO, Colección de Hojas Sueltas de Imprentas
Populares).
208
Corrido a Ignacia
Oyes Ignacia, quiero que escuches mis súplicas,
voy a decirte cual es mi ilusión frenética,
aunque carezco de práctica y política,
yo te suplico que conmigo seas benéfica.
Quiero que escuches de mis labios este prólogo
que te dirige el autor de este facsímile,
dijo minerva saca copias del catálogo
y con cuidado a esa jovencita escríbele.
Yo he venido al compás de hermosa cítara
a dirigirle a tu deidad mis tristes cánticos,
por el mandato de Minerva que es magnífica
que me permitas la licencia de cantártelas.
No las desoigas jovencita rosa nítida,
antes acógelas te lo ruego por tus méritos
nunca te muestres que al hablarte seas tan tímida,
porque es muy justo que comprendas un pretérito.
Mi pecho se halla sumamente tristísimo
porque al mirarte en mi corazón enérgico,
al ver tu talle tan bello y tan purísimo
que tanto me encanta tu rostro angélico.
Deja que mire ese rostro color de ópalo,
porque sin verte yo me encuentro muy atónito,
abre mi pecho y mi corazón colócalo
209
sobre tu seno, pero allá en lo más recóndito.
Cuando mi cuerpo se halle puesto en un sarcófago
y que mis restos se hallen bajo una lápida,
tu nunca olvides visitar a un sitio sólido,
que allá estará tu trovador, niña simpática.
Y cuando mi alma llegue a ese momento crítico
y que mis restos se transformen en un ánima
si tu cariño para mi ha sido lícito,
a mi sepulcro regarás con una lágrima.
En fin, Ignacia, voy a terminar mis páginas
que en bellas trovas te entoné al pie de la música
y como que eres tan benévola y magnánima,
yo te suplico que conmigo seas benéfica.
Adiós modelo de virtud, termina mi ópera,
me voy y parto a la mansión del Polo Ártico
y si me buscas y no me hallas en la atmósfera,
vete si quieres que he de estar en el Antártico.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
210
Mis Recuerdos a Florencia
¡Oh, cuánto sufro en el mundo tirano!
mi vida ha sido un terrible martirio
¡Oh, Dios Cupido, por piedad tu mano!
me des te ruego, o ven en mi auxilio.
Me ayudarás a luchar con frecuencia
contra el dolor que a mi pecho conmueve
211
pues según veo para mi no hay clemencia
el cielo injusto castigarme quiere.
Si porque yo amo con delirio santo
a esa mujer que impaciente me tiene,
tampoco es justo que yo sufra tanto
y que en mi pecho esa mancha quede.
Si yo me quejo es con cierta justicia,
contra ese ser que ocasiona mis males
porque ella usando de infame malicia
y atormentar más y más mis pesares.
Razón no tienes de tal impaciencia
que entre tu mente se encuentre impregnada
porque al contrario recuerda Florencia
que de mi pecho tu has sido apreciada.
Tu te has fijado en tu orgullo tan necio
y por calumnias dejaste de amarme
pero más tarde sabrás qué es desprecio
y sentirás lo que es un cruel desaire.
Bien sabe Dios que mi amor era tuyo,
toda mi vida te ofrecí me acuerdo
pero tu, ingrata falaz, con orgullo
me despreciaste y olvidarte no puedo.
Y entonces tu tendrás que arrepentirte
y maldecir tu desgraciada suerte
y cuando casos lleguen a ocurrirte
recordarás de quien supo quererte.
212
En fin, me voy, relicario de mi alma
triste, muy triste, llorando tu ausencia,
sólo esperando que apagues la llama
abrumadora de mi amor Florencia.
Si alguna vez fracasare mi anhelo
y en un cadalso yo llego a encontrarme,
sólo te ruego que ele envíes al cielo
una plegaria por quien supo amarte.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
213
¡Diana!
Quiera el cielo coronar tu frente
con la aureola de virtud y paz
mientras febo plácido sonriente
luz de gloria pone ante tu altar
si de homero, aquel sabio elocuente
la memoria llegare a alcanzar
cual los genios sabios del oriente
dulces trovas te vendría a cantar.
Pero inepto al expresar
lo que siente el corazón
me conformo con mostrar
ante todo mi opinión.
Tan sólo a felicitar
vuestro nombre en la ocasión
me ha traído la voluntad
que engendra la estimación.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
214
Impulsado por la Estimación, Saludo
Impulsado por la estimación
que les tengo a los hombres de gusto
me presento a esta bella reunión
a cantarles de amor mi tributo.
Mi ansiedad sólo está en saludarles
porque creo que así es mi deber
en sentido como me declaro
creo que ustedes sabrán comprender.
No interrumpo ninguna pregunta
con respecto a la tranquilidad,
porque veo que en razones muy justas
hoy toditos se encuentran en paz.
215
Por lo tanto se ensancha mi vida
y quisiera en recuerdo de amores
coronarles sus frentes erguidas
con laureles y ramos de flores.
Yo quisiera traerles un nardo
los perfumes de la chuparrosa,
para ver si podía engalanarlos
y cantarles en poseía o en prosa.
Aún así la sirena del mar,
siendo ella la reina del canto
perdería la virtud de cantar
por oír estos rústicos cantos.
Son tan suaves y dulces los cantos
que de ustedes he venido a escuchar ,
he quedado de todo embriagado
porque todos se encuentran en paz.
Así quiero saber comprenderles
aunque inútil, como al fin lo soy,
el placer que he tenido al hallarme
con ustedes en esta ocasión.
Más en fin, soy transeúnte y por eso
me despido, pues voy de camino,
otra vez en reunión cantaremos
hasta ver el placer concedido.
Ya me voy porque no puedo menos
216
mi destino lo permite así,
conque adiós, caballeros, nos vemos,
adiós bellas flores de un jardín.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
217
Presagio de Amargura
¡Oh! Cuánto sufro por quererte, vida mía
desde la hora en que yo te conocí,
mientras lucho con mis penas, ¡Oh María!
ni un recuerdo tan siquiera harás de mí.
Con qué anhelo quise amarte, ángel divino,
y entregarte mi inocente corazón,
pero el cielo quiso que nuestro cariño
se tornase en inocente desilusión.
Mas si el cielo nos separa algún día
de esta tierra donde yo te conoció,
tú en mi pecho vivirás siempre, ¡Oh María!
igualmente tú te acordarás de mí.
Mi alma herida por este terrible presagio,
antes de ceso yo quisiera para mí,
que me dieras por piedad un tierno abrazo
y un beso para acordarme de ti.
No te olvides de aquellos ricos laureles
ni del bardo que ahí te iba a contemplar
desde lejos cuando triste a los dinteles,
de tu puerta salías a divagar.
No hay momento más amargo y doloroso
en la vida que es el darse un triste adiós,
218
sentimiento que se expresa con los ojos
porque vienen tristes lagrimas de amor.
(JOSÉ LUIS SAGREDO CASTILLO. Colección de Hojas Sueltas)
Saludo Olímpico o Saludo a una Joven Científica
He llegado con júbilo, impávido
al dintel de tu morada espléndida,
sólo espero de ti el beneplácito
para hablarte con dialecto gráfico.
Es muy cierto que soy muy estólido
ante el público no tengo mérito,
siempre busco un lugar astrológico
y dispensen mi pobre talento.
219
No seré para ti un gran filósofo
ni en la vida persona científica,
sólo soy, jovencita un satélite
soy un astro extenso en la bóveda
y si al templo voy como un católico
dirán todos que soy un hipócrita,
no hagas caso que eso es de la física
yo te quiero con todito el ánimo.
Soy Saturno, un planeta sin límite
que ilumina allá en lo recóndito,
soy poeta y carezco de título
y el conjunto me dice lacónico.
Me despido, dirán que soy lírico
se los digo por medio de ópera,
soy jilguero que habita en lo sólido
y mi canto se extiende en la atmósfera.
(LUZ MARÍA ROBLES DÁVILA. Encuentro Regional de Corridistas, Tixtla, 1994,
cantado por Abel Nava Vargas y Felipe Neri Flora)
220
Corrido de Marciano Silva
Autor.- Federico Becerra
Horas tan tristes que a mi corazón lastiman
por la noticia tan atroz que recibí,
de un fiel amigo, persona de alta estima,
Marciano silva que ha dejado de existir.
Su gran musa ha enmudecido para siempre
no volveremos a encontrarla ya jamás,
a dios le pido su descanso humildemente
y en su gloria inaccesible goce en paz.
221
Seis de febrero fue la fecha en que murió
el gran versista y poeta de Morelos,
recuerdos gratos para siempre nos dejó
él, como vate, fue la honra en nuestro suelo.
No hay quien se acuerde ni mencione ya su nombre
del paladín de las hazañas de Zapata,
para el olvido la memoria de los hombres
que en otro tiempo le sirvieron a su Patria.
Como poeta fue la honra de Morelos
y luchador de los ideales libertarios,
como hombre grato le consagro mis recuerdos
y así lo harán los compañeros de mi estado.
La triste fecha del año cuarenta y cuatro
con letras de oro en mi memoria escrito está,
sólo recuerdos en el alma hechos muy gratos
del gran versista que en su tumba duerme en paz.
No volveremos a encontrar a don Marciano
por más que ufanos lo busquemos por doquiera,
salió de viaje y tal vez sería de Arcano
el separarse de este mundo de miserias.
Todos sus cantos de renombre los conservo
y los publico con ahínco y voluntad
porque nacieron de la mente de un cerebro
que fue versista y trovador en realidad.
Ahora resultan trovadores por doquiera
222
y cantadores afamados de cartel,
y Salomones que prosiguen en sus huellas
soñando grato ese su indigno proceder.
Esos modernos han querido superar
aquellos hombres que estudiaron en colegio,
y al mismo tiempo no han sabido respetar
a las lumbreras que nacieron de talento.
Pero en mi mente para siempre vivirán
aquellos hombres de saber y de elocuencia,
que fueron la honra y que supieron respetar
porque pudieron ser la llave de la ciencia.
Nunca jamás olvidaré que don Marciano
fue distinguido entre los grandes trovadores,
mi gratitud que fui por él condecorado
hoy lo deploro en mis humildes renglones.
Fui publicista y lo seré mientras yo viva
y sus cantares en mi mente los conservo,
sus dignos versos y aquellas hermosas rimas
como un santuario las consagro como debo.
Tal vez mañana, que en el mundo ya no exista
porque la parca traicionera me arrebate,
en grandes páginas su historia quede escrita
por un humilde trovador escaso de arte.
Jamás olvido que fui bastante estimado
y sus afectos siempre a mí consagró,
hoy que no existe mi maestro don Marciano
223
me encuentro solo como Friano en la ocasión.
Solo he quedado y con tristeza me despido
a esta plegaria aquí le doy su conclusión,
estos renglones los dedico a un fiel amigo
que fue poeta y un grande trovador.
Suplico entienda el auditorio que me escucha
lo que en mis versos he venido a publicar,
soy el autor y mi lugar sólo lo ocupan
mis publicistas en el arte de cantar.
Aquí termina ya por fin mi triste historia
sabrán ustedes que no soy un soñador,
sólo dedico este recuerdo a la memoria
de un hombre ilustre que en Morelos sucumbió.
(Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana, Tomo IV, Jalisco,
Michoacán, Morelos, Nayarit, pp. 544 a 555)
224
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227
ÍNDICE
Página
I.- Esos corridos que se llaman bolas__________________________2
La región de las bolas surianas____________________________________________4
Ingenios y trovadores__________________________________________________10
El ingenio dominante___________________________________________________10
La difusa vida de Marciano Silva__________________________________________12
La irreconocible imagen de Marciano Silva__________________________________18
Los cantos de la guerra_________________________________________________22
II.- Bolas Históricas (1810-1910)________________________________29
En pro de Hidalgo_____________________________________________________29
Historia de Maximiliano de Austria________________________________________29
Duelo de Lorenzo Caspeta______________________________________________36
Bola del descarrilamiento de Temamatla___________________________________42
Trágico fin de Juan Montes______________________________________________51
Laureles y Gloria al Mártir de la Democracia Aquiles Serdán____________________59
III.- Bolas Zapatistas____________________________________________65
El Quinto de oro_______________________________________________________65
Bola de la toma de Cuautla por Zapata_____________________________________67
Bola de la historia del pronunciamiento del general Emiliano
Zapata. El día 30 de abril de 1911 o La traición de Federico
Morales_____________________________________________________________78
228
El rebelde____________________________________________________________88
Soy zapatista del estado de Morelos o Himno Zapatista________________________88
Corrido de Marciano Silva_______________________________________________91
Bola de la toma de Chinameca___________________________________________92
Danza de los voluntarios________________________________________________95
El exterminio de Morelos o Danza de Juvencio Robles________________________97
El exterminio de Morelos_______________________________________________100
Corrido a Zapata o un pobre mexicano____________________________________110
Historia de la derrota y muerte del general Luis Cartón cuando
cayó en Chilpancingo en manos del general Ignacio Maya____________________112
Despedida a don Victoriano Huerta o La fuga de un tirano_____________________122
Danza de las huachas_________________________________________________127
Corrido a Ignacio Maya________________________________________________131
Bola doble del sitio de Tlaltizapán________________________________________137
Vilezas del carrancismo por Clotilde Sosa, un vil Nerón, el trece de agosto
del año de mil novecientos dieciséis______________________________________142
Desastre de los carrancistas en Nepantla. Bola._____________________________146
Danza de Álvaro Obregón______________________________________________151
Las hazañas de los yaquis en Morelos____________________________________152
Duelo del general Emiliano Zapata_______________________________________155
Historia de la muerte del gran general Emiliano Zapata_______________________165
Las comadritas______________________________________________________173
Corrido de Jesús Capistrán y Maurilio Mejía _______________________________177
Duelo a Venustiano Carranza ___________________________________________179
Charla de comadres. Época de Adolfo De la Huerta__________________________183
Corrido de Gabriel Mariaca_____________________________________________186
Plutarco Elías Calles__________________________________________________190
IV.- Lira varia y amorosa_______________________________________193
La bola de la aristocracia_______________________________________________193
Corrido del solterito___________________________________________________200
229
Gracioso el alba_____________________________________________________ 203
Corrido a Amalia_____________________________________________________ 206
Corrido a Ignacia_____________________________________________________209
Mis recuerdos a Florencia_____________________________________________ 211
¡Diana!_____________________________________________________________214
Impulsado por la estimación, saludo._____________________________________215
Presagio de amargura_________________________________________________218
Saludo olímpico o saludo a una joven científica____________________________ 219
Corrido de Marciano Silva (autor Federico Becerra)_________________________ 221
Fuentes_________________________________________________________225
230

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