El psicoanalista como antidepresivo estructurante en la
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El psicoanalista como antidepresivo estructurante en la
Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 “ EL PSICOANALISTA COMO ANTIDEPRESIVO ESTRUCTURANTE EN LA DEPRESIÓN POSTPARTO” Mtra. Dolores Montilla Bravo Psicoanalista Asociación Psicoanalítica Mexicana “Freud fue una de esas mentes poco frecuentes que nos dio las respuestas en relación a las cuales vamos aprendiendo gradualmente a formular las preguntas correctas” Khan, 1979. El desarrollo femenino está ligado particularmente al cuerpo y es inseparable de eventos biológicos como la menarca, los ciclos menstruales, el embarazo, el parto, la lactancia y la menopausia. Estos eventos implican no sólo factores hormonales sino de manera inherente, factores psíquicos que son una parte exclusiva de la maduración y crecimiento de la mujer. Cada una de estas fases conlleva crisis de crecimiento y nuevas resignificaciones de las etapas ya superadas. La mayoría de las mujeres viven la maternidad como un proceso psicobiológico que es investido como parte de un compromiso que permitirá, entre otras cosas, la justificación y trascendencia de la propia existencia. Cuando una mujer se embaraza, siempre hay que preguntarse acerca de su motivación: ¿por qué lo hace? ¿para quien se embaraza? ¿desde dónde queda incluida su pareja? ¿qué fantasías tiene acerca de ella en relación al futuro bebé? (Axelrod; Vives, 2000). No es sino hasta los años 60’s con Bibring (en Lartigue; Vives, 1994) que se inicia formalmente la investigación psicoanalítica bajo los postulados que sostienen que la crisis del embarazo puede llegar a una resolución exitosa, donde la mujer alcanza un nuevo nivel madurativo que le permite desempeñar y asumir las tareas de maternaje. Sin embargo, cuando la crisis del embarazo no se supera, la mujer queda atrapada en una regresión a etapas previas de su desarrollo que la deja limitada para asumir las tareas de la maternidad adecuadamente, afectándose no sólo ella, sino al bebé recién nacido, a los otros hijos y a la pareja (Boath; Pryce y Cox, 1998). Aunque Freud (1904,1913) sugirió que el tratamiento psicoanalítico no debía llevarse a cabo cuando una persona estaba cursando una enfermedad , una crisis o durante períodos fisiológicos acompañados de cambios dramáticos (como el embarazo), hoy sabemos que la regresión libidinal de la mujer durante el embarazo es transitoria y parcial; que no ha desinvestido al mundo, sino que catectiza a un nuevo objeto externo con características únicas, pese a que se encuentre dentro de su cuerpo (Lartigue; Vives, 1994). Psicoadinámicamente Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 la regresión en el embarazo puede ser vivenciada como algo placentero o temeroso, y puede reactivar temas tempranos inconscientes sin resolver, con sus múltiples despertares de viejos y nuevos pensamientos, sentimientos, deseos, experiencias de relaciones, impulsos libidinales y agresivos, que sin embargo se mantienen más accesibles a la conciencia y por lo mismo pueden ser más facilitadores que inhibidores del proceso analítico. Se ha estudiado ampliamente que los precursores del vínculo materno infantil están determinados por la experiencia de embarazo, sus motivaciones, las fantasías vinculadas al parto y la experiencia vivencial inicial. También, a partir de los estudios de transmisión transgeneracional y del apego, observamos que las relaciones tempranas se representan en nuestros modelos internos de interrelación y que se repiten en los patrones de interacción con los otros. Todo lo que se ha planteado hasta ahora, justifica que se le esté dando tanta importancia al estudio del embarazo y de la observación de bebés. Sin embargo, llama la atención, que al querer profundizar en la literatura, específicamente sobre depresión post parto, la información acerca del tema es francamente escasa, pareciera que la depresión post parto se ha tomado como una respuesta desafortunada que pasa de largo. De acuerdo a las investigaciones de Guise (1992, en Menos y Wilson, 2000) y de Boath (1998), el 10% de las mujeres que dan a luz sufren de depresión post parto y el 80% de los casos no se detecta ni se trata, lo que produce preocupación ya que es una seria y angustiante alteración que puede presentarse de manera intermitente o continua hasta por seis años, repitiéndose en los siguientes embarazos, debilitando a la madre y teniendo un impacto profundo sobre el bebé y el resto de la familia. De tal manera que los datos arrojados nos permiten concluir que para algunas mujeres el nacimiento de un hijo puede ser el inicio de prolongadas dificultades emocionales que justifican su detección temprana y tratamiento analítico. VIÑETA CLÍNICA Conoces el nombre que te dieron, no conoces el nombre que tienes Saramago, 1998 Sandra Acude a los 23 años (actualmente tiene 28) a tratamiento psicoanalítico 3 veces por semana por sentir que estaba recayendo del problema de bulimia que tuvo de los 17 a los 21 años. No tenía claro qué estaba disparando nuevamente su trastorno alimenticio, pero por las entrevistas quedaba claro que tenía que ver con la presión familiar que vivía para embarazarse y que ella aún no se sentía preparada para la maternidad. Debido al nivel de angustia tan alto que presentaba, el primer año estuvo cara a cara, para pasar posteriormente al diván. Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Es la segunda de 3 hermanos, el primero hombre y la última mujer. Antes de que ella naciera la madre tuvo dos abortos: un niño de 7 meses y uno de 6 meses. Para lograr que el embarazo de Sandra llegara a término, se sometió a un cerclaje y se mantuvo en reposo 5 meses. Nace normalmente, pero a los 5 meses muere la abuela materna y la madre se deprime. El padre proviene de una familia liberal, donde hombres y mujeres tienen carreras profesionales y grados académicos. Es una familia de tipo intelectual, alegre, donde no eran importantes las apariencias, sino el desarrollo intelectual. Fue el que menos destacó económicamente a diferencia del resto de su familia. Las mujeres de su familia presentaron dificultades para poder tener hijos. La familia de la madre mucho más conservadora poco preocupada por los aspectos intelectuales, muy preocupada por lo económico y por las apariencias. Siempre se ha sentido muy frustrada e inferior de no tener el mismo nivel económico que su propia familia y la de su marido. La madre se dedicó al hogar y de manera exagerada al cuidado de los hijos, quejándose continuamente de no haber podido hacer nada, ni de tener nada en la vida, a pesar de haber intentado trabajar varias veces de manera independiente, nunca ha consolidado algún negocio. La madre deseaba que Sandra fuera como sus primas: dócil, educada y con la única meta de casarse bien para formar una familia, lo que le provocó sentirse rechazada y no aceptada por ella, siempre frustrada por lo que no tenía y sintiéndose inferior a sus primas y amigas, llena de envidia, pero al mismo tiempo con gran culpa de su sentimiento. Sin embargo, siempre han tenido una relación muy cercana, aunque ambivalente. De manera similar, las mujeres de su familia tuvieron dificultades para poder embarazarse. Sandra es una mujer inteligente, guapa, con unos ojos verdes muy hermosos, de baja estatura, bien conformada, con un ligero sobrepeso, que se arregla de acuerdo a su edad. Desde pequeña fue muy admirada en la familia por su belleza; hizo gimnasia olímpica de manera comprometida durante 12 años. A los 17 años va a un viaje de la escuela y al regresar comienza a subir de peso hasta aumentar 32 kgs. Se deprime profundamente y comienza con bulimia. A los 20 años conoce al que es su esposo y sin saber cómo, paró la bulimia y se estabilizó en la comida. El marido, 7 años mayor que ella, es huérfano temprano de padre. La madre se volvió a casar nueve años después con un hombre que ha sido un buen padrastro. A los 18 años tuvo una depresión importante que le trató un psiquiatra, para referirlo después con un psicoanalista con el que todavía permanecía. Es profesionista con estudios de postgrado y trabaja de manera independiente, teniendo logros adecuados para su edad. Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Como pareja es cariñoso, contenedor, alegre, pero también con un nivel de exigencia alto para Sandra. La vida sexual de la pareja había sido buena, hasta que unos meses antes de llegar a consulta en que Sandra empezó a sentirse nuevamente avergonzada de su cuerpo y con dificultad para tener orgasmos. El ya quería encargar un bebé, pero entendió que Sandra no se encontraba en un buen momento emocional, por lo que acodaron posponer el embarazo. Sandra estudió la carrera de nutrición, con un diplomado en alto rendimiento atlético. De momento había dejado de trabajar. Se describió a sí misma como una mujer perfeccionista, insegura, con mucha necesidad de controlar, sin personalidad, con necesidad de agradar a todos, que no sabía qué quería de la vida. Temerosa de emprender acciones y culpable de no terminar sus proyectos. Inestable e insegura socialmente. Ante cualquier problema o inquietud solo podía rumearlo hasta el cansancio mental, para finalmente quedarse paralizada. Le disgustaba cómo era su madre, pero siente que es igual a ella, lo que la llena de rabia y frustración. Desde la adolescencia los padres le dieron la responsabilidad de opinar sobre sus dificultades y la presionaron para que dirigiera la vida de su hermana por el camino que ellos consideraban el adecuado, lo que le provocó un estado de estrés permanente y una mala relación con la hermana. En su matrimonio se ha sentido felíz, aunque reconoció que al marido lo ha vivido muchas veces como a un padre que le tiene qué decir qué hacer porque ella se siente insegura en todo. Le gustaría poder ser diferente para tener una relación más equitativa y poder mejorar su vida sexual. Al inicio del tratamiento expresó su gran temor a embarazarse, focalizado principalmente al temor de engordar. Así que dado su estado emocional, de gran angustia y confusión, acordamos que trabajaríamos un buen rato antes de que se embarazara. ASPECTOS PSICODINÁMICOS Sandra nace después de un hermano con un déficit físico (sordera parcial) y de dos hermanos abortados tardíamente, a los que se sumó la muerte de la abuela materna. La madre, ante sus propias fantasías filicidas inconscientes y de muerte no neutralizadas, reaccionó con sobreprotección a los hijos, pero especialmente a Sandra quien venía a repararla y a suplir a los bebés muertos, aunado a un período de parcial desinvestimiento libidinal por su propio duelo. Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 El mundo que la paciente vivió a través de la madre era de peligro, poco gratificante y seguro lo que dificultó el proceso normal de separación individuación, ya que separarse y ser autónoma se convertía en algo sumamente incierto y peligroso. La madre una mujer narcisista, antepuso sus necesidades a las de la hija, funcionando más a nivel de una hija imaginaria que de una hija real; culpando a los hijos de no haber podido realizarse plenamente como mujer. Esto provocó que Sandra desarrollara un apego inseguro que no permitió una adecuada estructuración del Self y por lo mismo una buena autorregulación afectiva. Sus procesos de simbolización eran deficientes, predominaba un falso self , una identidad pobremente estructurada, un ideal del yo inalcanzable con un superyo punitivo. Asi, cada vez que la vida le planteaba nuevas demandas y retos, Sandra se sentía confundida, abrumada, con sentimientos de vacío y paralizada, usando mecanismos obsesivos que no le permitían utilizar su pensamiento para comprometerse con sus propios deseos, los cuales le eran todavía desconocidos. PROCESO ANALÍTICO Durante los primeros ocho meses de tratamiento de tipo psicoterapéutico, el nivel de angustia era elevado muy focalizado a sus angustias narcisistas corporales y con un alto grado de confusión en sus procesos mentales. Esta fase se caracterizó por una gran contención de mi parte con aclaraciones y confrontaciones de lo que sucedía al interior de la paciente y de la díada paciente-analista. Al irse desarrollando una mejor capacidad reflexiva se fue creando también el espacio analítico que permitió que los síntomas alimenticios bajaran considerablemente para dar paso a un discurso más integrado y con más proceso simbólico. Cuatro meses después pasó al diván y se inició el proceso analítico propiamente dicho. En el siguiente año, la paciente pudo tener insights acerca del narcisismo de la madre y de cómo esto no le había permitido constituirse en Sujeto deseante, autónomo, sin miedo y culpa de crecer. Volvió a trabajar como nutrióloga, aunque se dio cuenta de que en realidad ella hubiera querido estudiar medicina, pero no se lo permitieron por ser mujer y el padre le había sugerido ésta carrera que finalmente solo le había servido para complacerlo y como apoyo intelectualizado de su trastorno alimenticio. Con gran esfuerzo descubrió que su deseo era tener una confitería tipo boutique, donde ella creara una línea de chocolates gourmet y objetos decorativos para eventos especiales. Comenzó a leer, informarse y hacer un proyecto a largo plazo, incluso realizó dos viajes con el marido a ferias relacionadas con el chocolate. Los procesos de escisión, iban poco a poco suplantándose por los de integración, con lo que el ideal del yo se volvió más realista y el superyo menos persecutorio, permitiéndose encontrar su autoestima en un camino menos idealizado. Su capacidad para mantener otros intereses, actividades y Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 relaciones facilitó una mayor flexibilidad entre varios niveles de su experiencia del self y le aportó un amortiguador más organizado contra los efectos abrumadores de los eventos estresantes de la vida. Sus cambios internos se reflejaron en una relación más íntima y satisfactoria con el marido por lo que él y toda la familia comenzaron a presionar nuevamente para que se embarazara. Yo consideré que podría ser positivo esperar un poco más a profundizar y consolidar los cambios logrados hasta ése momento sin embargo, se embarazó en un contexto de lenguajeacción que como describió Bion, es un lenguaje más próximo de la acción que del pensamiento. La noticia del embarazo se recibió con gran júbilo por parte de todos los que la rodeaban. En la transferencia con frecuencia me veía como una madre dudosa, castrada, que podía rechazarla y castigarla por tomar decisiones propias por lo que me había excluido. Había un gran temor de que yo no pudiera ser diferente a su objeto materno internalizado. El análisis de la transferencia permitió que analizara su inseguridad acerca de ser una persona capaz de crear algo nuevo, que pudiera gustarle a ella y ser aceptado por los demás. Ya embarazada fuímos descubriendo que sus motivaciones se relacionaron con el temor a que ella no pudiera ser diferente a las mujeres de su familia y que no pudiera embarazarse naturalmente. Esto fue el inicio de un trabajo más profundo en relación a la identificación con las partes destruidas de la madre y de su indiferenciación con ella. El proceso de embarazo con su proceso natural de regresión y reunión con la madre interna, permitió que emergieran aspectos nuevos en la identidad de Sandra que tenían que ver con la maternidad. Como es natural, hubo momentos de gran ambivalencia y de tendencias filicidas que alcanzó a ver y tramitar sin culpa severa. Puedo decir, que la paciente vivió un embarazo donde hubo momentos de verdadera plenitud y otros cargados de angustia por la dificultad para manejar la incertidumbre y su plena seguridad en ser capaz de realizar un buen maternaje, donde ni ella, ni el bebé se murieran. Al momento del parto su estructura aún era frágil, el parto fue psicoprofiláctico, a petición del marido. La bebita nació normal pero el parto fue bastante prolongado lo que la dejó fatigada físicamente. Decidí visitarla en el hospital y coincidí con la visita de la pequeña. Sandra se mostraba cariñosa con ella, le hablaba y la miraba la bebé se mostraba tranquila y no tuvo ningún problema para tomar el pecho. Sin embargo, al llegar a su casa comenzó a sentirse incompetente e incapaz de contener las angustias del bebé y las suyas propias. Se apoderaron de ella pensamientos catastróficos que no le permitían descansar ni disfrutar del vínculo con su hija. La invadió una angustia incontenible e inmanejable para el Yo, volvió a someterse a un superyo implacable tanto por las obligaciones como por su incumplimiento, desembocando en una depresión. Esto le permitió pedir ayuda y regresar al sitio de hija para seguir gozando del cariño de la madre, repitiendo con su bebé el mismo apego ansioso que ella vivió al nacer. Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 La visité en su casa una vez por semana y le hablaba una más durante el primer mes hasta que se sintió capaz de ir al consultorio con la bebita. El ginecólogo le mandó antidepresivos, a lo que no me opuse y los tomó por seis meses. Durante ése período acudió solo una vez por semana y posteriormente retomó sus tres sesiones. Poco a poco y tolerando períodos de intensa transferencia negativa se fue restableciendo para sentirse orgullosa de su bebé y de ella misma, gozando sus interacciones con más espontaneidad. Con el bebé imaginario ideal, había perdido ilusiones fantasmáticas como la reparación omnipotente de sus hermanos muertos y los proyectos de vida no realizados por sus propias limitaciones. Se trabajó para que su bebita de la realidad dejara de ser vista de manera narcicista, para ser vista en su propio derecho, rompiendo así la cadena transgeneracional. Año y medio después, a pesar de haber andado un buen trecho del camino de sus sueños laborales, Sandra deseaba volver a embarazarse, pero ahora desde un lugar diferente desde el propio deseo, considerando los afectos y los planes, es decir, desde el pensamiento más que la acción. Así lo hizo y volvimos a vivir todo el proceso de embarazo, con sus duelos por el proyecto profesional parcialmente frustrado y demorado, por las fantasías idealizadas de un cuerpo perfecto y de una mujer perfecta, por la incapacidad de reparar a los hijos muertos de su madre. Por un lado se sentía más confiada para enfrentar el período de post parto, pero también tenía temor de caer en lo mismo, de revivir las propias representaciones negativas de su infancia. Esta vez yo estaba segura de que sus vivencias aunque difíciles serían diferentes; sus necesidades de dependencia frustradas ya no eran tan intensas, tenía una mejor capacidad de autorregulación afectiva y la vivencia anterior de haber salido avanti. Era consciente de que la vida son procesos, con sus tiempos especiales que no pueden modificarse, de que ella podría adaptarse a las necesidades del bebé con mayor seguridad de contenerlo y contenerse. En esta ocasión ella decidió dar a luz bajo bloqueo peridural, naciendo un varoncito, lo cual era esperado y deseado. Tal como lo había yo predicho estuvo angustiada y con cierto temor a no ser capaz de realizar su rol maternal con el bebé y la pequeña. El marido y los padres se angustiaron y decidieron darle antidepresivos, a lo que en esta ocasión me opuse; lo hablé con ella y le hice saber que yo la escuchaba diferente a los dos años anteriores, que estaba más fuerte y debía confiar en mí percepción, lo cual pudo hacer. A cambio, me ofrecí para estar disponible telefónicamente cuantas veces ella sintiera la necesidad de contactarme. Le expliqué que tolerar la frustración y el dolor le permitirían ir desarrollando pensamientos que a su vez harían más tolerable sus vivencias, aprendiendo más de la experiencia. Al principio me hablaba hasta cinco veces al día y fue muy impactante como con el simple hecho de escucharla, contenerla y devolverle de manera matizada sus contenidos (a veces caóticos), bajaba su nivel de angustia. Incluso hubo un momento crítico en que decidió que el bebé tenía reflujo, al Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 cabo de tres días su percepción del supuesto reflujo había alcanzado niveles de gravedad y prácticamente quería internarlo, confundiendo inclusive la capacidad diagnóstica del pediatra, sin embargo, a solas tuvo la capacidad de introspección e insight para entender que todo eran proyecciones suyas y que el bebé estaba perfectamente bien. A partir de ése momento bajó la frecuencia de las llamadas y se fueron espaciando, hasta que al mes se presentó nuevamente a la consulta con su hermoso bebé y me agradeció no haber tomado los antidepresivos y haberla ayudado a entender que el mundo estaba bien, que sus percepciones subjetivas eran internas y que con ésa comprensión podía fluir con menos obstáculos disfrutando más del proceso. Incluso tomó la decisión con mucho dolor de dejar a un lado sus proyectos laborales por ocho meses y disfrutar más de su maternidad. Podemos concluir, que tanto el embarazo como el puerperio poseen el potencial de crecimiento y cambio, ya que cualquier individuo independientemente de su nivel de desarrollo psicológico, es capaz de regresiones y progresiones en cualquier nivel de organización y en cualquier momento de la vida (Menos y Wilson, 2000). La depresión post parto es una compleja entidad clínica que debe tomarse muy en serio para evitar los efectos negativos que tiene en las madres, sus bebés, la familia y en su ámbito social. El papel del analista en su capacidad de escucha y contención se liga al florecimiento de la función transformadora de las actitudes de la madre, posibilitando la introyección de funciones como la contención y flexibilidad que dan lugar al pensamiento simbólico e integrador (Souza y Novaes, 2000). En Duelo y Melancolía Freud advirtió que el duelo ocurre no solo ante la pérdida de un objeto concreto, sino también ante la pérdida de una abstracción como la patria, la libertad y agregaremos: un bebe imaginario perteneciente al mundo interno de la madre. El duelo debe ser paralelo al establecimiento de relaciones vinculares y con el bebe de la realidad (Axelrod y Vives, 2000). BIBLIOGRAFIA - - - - Axelrod, R.; Vives, J. (2000) “Apego y Depresión Post Parto” . En: Observación de Bebes. Compiladora: Noemí Polanco. Editorial Plaza y Valdés. México Boath, E.H.; Pryce, A.J.; Cox, J.L. (1998) “La Depresión Postnatal: El Impacto en la Familia” J. of Reproductive and Infant Psychology. Vol.16; 199203 De Souza, B.C.; de Rezende, N.S. (2000) “Depresión Materna, Pacto de Destete y Angustia de Separación”. En: Observación de Bebes. Compiladora Noemí Polanco. Editorial Plaza y Valdés. México. Menos, M.D.; Wilson, A. (2000) “Affective Experiences and Levels of SelfOrganization in Maternal Postpartum Depression”. Psychoanalytical Psychology 15: 396-419 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 - Trad, P. (1995) “Using Maternal Representaional Patterns to Evaluate Post-Partum Depression” Vol.49,; 128-143 Vives, J.; Lartigue, T. (1994) “Manual de Psicoterapia Breve Durante el Embarazo y la Lactancia” . Manuales de Práctica Profesional. Departamento De Psicología. Universidad Iberoamericana. México