Revista Latinoamericana de Psiquiatría
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Revista Latinoamericana de Psiquiatría
2 2014 número volumen 14 Editorial Alfredo Cía Quién es quién en Internet (Una breve reflexión fenomenológica lingüística y ética) Marco di Segni Suicidio y psiquiatría Santiago A. Levín Mercado adictivo: catástrofe social y de Salud Pública. Parte I Martín Nizama Valladolid, Aileen Torrejón Espejo, Cesar Aragón Macarlupú, Diego Neyra Ontaneda Mercado adictivo: catástrofe social y de Salud Pública. Parte II Martín Nizama Valladolid, Aileen Torrejón Espejo, Cesar Aragón Macarlupú, Diego Neyra Ontaneda 2 Volumen 14 2014 COMITÉ EJECUTIVO APAL CONSEJO DE REDACCIÓN Presidente Alfredo H. Cía Coordinador Juan Carlos Stagnaro Miembros Juan Tenconi Daniel Matusevich Santiago Levín Vice - Presidente Rodrigo Nel Córdoba Rojas Secretario General Juan Carlos Stagnaro Secretario de Finanzas Darío Lagos Secretaria Ejecutiva Fátima Vasconcellos Coordinadora de Secciones Graciela B. Onofrio Secretarios Regionales México, Centroamérica y Caribe José Miguel Gómez Países Bolivarianos Aitor Castillo Países del Cono Sur Freedy Pagnussat COMITÉ CIENTÍFICO Argentina Manuel Suárez Richards Brasil Claudio Menegello Martins Chile Hernán Silva Ibarra Cuba Angel Otero Ecuador Pacífico Gallegos Guatemala Sybil Prado Rosales Honduras Américo Reyes Ticas Mexico María Elena Medina Mora Panama José Calderón Paraguay Andrés Arce Ramírez Peru Renato Alarcón Puerto Rico Jesús Saavedra Republica Dominicana José Saviñon Tirado Uruguay Alvaro Dottone Venezuela Carlos Rojas Malpica Reglamento de Publicaciones (ver detalle en pág. 30) La Revista Latinoamerica de Psiquiatría, órgano oficial de la Asociación Psiquiatríca de América Latina (APAL), se publica semestralmente en español, con resúmenes en español e inglés. Los artículos publicados son trabajos originales de investigación, de revisión, casos clínicos, cartas de editor, editoriales, comentarios de libros publicados, así como temas y actividades sobresalientes relacionados con la Psiquiatría. Diseño y Diagramación Q+D diseño / 011 2055-9793 - CABA - Argentina / [email protected] - [email protected] http://quilesdiezsolucionesgraficas.blogspot.com facebook.com/QuilesDiezsolucionesgraficas 2 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 2 Volumen 14 2014 PRESIDENTES DE SOCIEDADES INTEGRANTES DE APAL Argentina Asociación de Psiquiatras Argentinos Dr. Horacio Vommaro Honduras Asociación Hondureña de Psiquiatría Dra. Alejandra Munguía Matamoros Bolivia Sociedad Boliviana de Psiquiatría Dra. Lupe Isnelda Gómez Montalvo México Asociación Psiquiátrica Mexicana Dr. Juan Luis Vázquez Hernández Brasil Asociación Brasileña de Psiquiatría Dr. Antonio Geraldo da Silva Nicaragua Asociación Nicaragüense de Psiquiatría Dr. Luis Santiago del Palacio Chile Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía Dr. José Luis Castillo Panamá Sociedad Panameña de Psiquiatría Dra. Lexma Ruiz Colombia Asociación Colombiana de Psiquiatría Dr. Jaider A. Barros Bermúdez Costa Rica Asociación Costarricense de Psiquiatría Dr. Francisco Golcher Valverde Cuba Sociedad Cubana de Psiquiatría Prof. Dr. Miguel A. Valdés Mier Ecuador Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría Dr. Carlos Jaramillo El Salvador Asociación Salvadoreña de Psiquiatría Dra. Tirza Merino Gómez Guatemala Asociación Psiquiátrica de Guatemala Dr. Nery Ortiz Alvarez Paraguay Sociedad Paraguaya de Psiquiatría Dr. Martín Moreno Perú Asociación Psiquiátrica Peruana Dr. Juan Manuel Yori Puerto Rico Sociedad Puertorriqueña de Psiquiatría Dr. Jesús M. Saavedra Caballero República Dominicana Sociedad Dominicana de Psiquiatría Dr. Vicente Vargas Uruguay Sociedad de Psiquiatría del Uruguay Dra. Cecilia Idiarte Borda Venezuela Sociedad Venezolana de Psiquiatría Dra. Yolanda Alvarado www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 3 ÍNDICE 5 Editorial Alfredo Cía 7 Quién es quién en Internet (Una breve reflexión fenomenológica lingüística y ética) Marco di Segni 16 Suicidio y psiquiatría Santiago A. Levín 23 Mercado adictivo: catástrofe social y de Salud Pública. Parte I Martín Nizama Valladolid, Aileen Torrejón Espejo, Cesar Aragón Macarlupú, Diego Neyra Ontaneda 26 Mercado adictivo: catástrofe social y de Salud Pública. Parte II Martín Nizama Valladolid, Aileen Torrejón Espejo, Cesar Aragón Macarlupú, Diego Neyra Ontaneda 30 Reglamento de Publicaciones www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 EDITORIAL L uego de una intensa labor efectuada durante estos dos años , y a punto de concluir nuestro período, los integrantes del Comité Ejecutivo de APAL 2012-14 estamos en condiciones de comunicar algunos cambios y logros, que esperamos se profundicen y sean continuados en el período que se inicia en este mes, bajo la Presidencia del Dr. Rodrigo Córdoba Rojas. En la Asamblea General de APAL de 2012, realizada en Buenos Aires fue aprobado un importante cambio en el procedimiento para la renovación de las Secciones Científicas. Se estableció que fuera por concurso de méritos y con listas de candidatos para las 29 Secciones, para elegir en cada una de ellas a un coordinador y tres secretarios regionales. Luego de una intensa labor de selección por parte de un jurado de notables, que finalizó en Junio de 2013, se cubrieron 110 cargos con vigencia por dos años. Consideramos que este cambio cualitativo ha permitido una mayor representatividad regional y mejor rotación de liderazgos, ha facilitado asimismo una mejor producción e intercambio científico y un mayor desarrollo en cada una de las subespecialidades o áreas temáticas de la psiquiatría. Ante una creciente demanda asistencial en el área de la salud mental en toda Latinoamérica con la aparición de problemas emergentes en lo que va del siglo XXI, como incremento de las adicciones a sustancias y conductuales, secuelas traumáticas consecuentes a una violencia creciente en todas sus formas y manifestaciones somáticas combinadas con ansiedad y /o depresión en los SAP, consideramos la posibilidad de entrenar a médicos interesados para que puedan capacitarse para una mejor detección y abordaje de distintas psicopatologías. Efectuamos en diversos cursos y jornadas, realizados en sinergia y colaboración con la Asociación Mundial de Psiquiatría, bajo la Presidencia del Prof. Pedro Ruiz, en diversos países del continente, como Nicaragua, El Salvador, Paraguay, Bolivia y Uruguay, para que los médicos participantes no psiquiatras pudieran estar en condiciones de brindar una atención inicial, resolver una crisis aguda, cuándo seguir tratando al paciente o derivarlo al ámbito de la salud mental (SM). Consideramos que una mejor capacitación y EMC en SM de los equipos de atención primaria de la salud, de medicina familiar y de diversos especialistas de la clínica médica permite que trabajen en fluido contacto y colaboración con los servicios de psiquiatría y salud mental y actúen para dar una mejor respuesta a estas necesidades crecientes de la población. De este modo, consideramos se podrá prevenir, asistir y rehabilitar mejor a quienes sufren las psicopatologías más prevalentes, mediante una articulación racional de distintos servicios y efectores, respetando los roles e incumbencias de cada uno de sus integrantes, desde la un enfoque integrado y multidisciplinar. Apuntamos con ello además a lograr un modelo regional o descentralizado y colaborativo de asistencia en SM, que permitirá dar www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 5 EDITORIAL mejor respuesta a muchas demandas asistenciales y de prevención aun no cubiertas en nuestros pueblos. Esta sinergia y una mayor comunicación intersectorial en el área de salud contribuirán a combatir mejor el estigma que aún pesa sobre la psiquiatría y el enfermo mental. Consideramos que un estado de bienestar se fundamenta en una asistencia pública universal, equitativa y accesible para todos, en especial para los más necesitados, que responda a los intereses mayoritarios de la población, en el cual la salud mental sea parte intrínseca a la salud en su conjunto. Hemos dado continuidad a la Revista Latinoamericana de Psiquiatría, que expresa la creciente productividad científica de los autores participantes. Se ha dado continuidad a los planes y convenios de intercambio para residentes y psiquiatras en formación, entre distintos países participantes y estimulado la organización de reuniones de intercambio de los mismos para compartir y evaluar las problemáticas inherentes a su rol. Desde APAL estamos instalando, en conjunto con otras entidades de la especialidad , una hemeroteca y biblioteca virtuales en español y portugués, con acceso gratuito y abierto para todos los interesados, que esperamos esté operativa a mediados de 2015. La bella Cartagena de Indias, ciudad llena de historia, belleza y misterio, que será sede del XXVIII Congreso APAL, del 22 al 26 de Noviembre de 2014. Está ubicada en la costa norte de Colombia, frente al mar Caribe. Tiene las fortificaciones más extensas de Sudamérica, en 1984 la UNESCO declaró a su puerto, murallas y monumentos Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. Un amplio abanico de temas, con la presencia de destacados especialistas latinoamericanos e internacionales, integrará el Programa del Congreso y permitirá el encuentro fraternal de psiquiatras y profesionales de la salud mental presentes. Este año el lema elegido es “Integrando el Conocimiento en la Práctica Clínica”, que intenta abordar los grandes desafíos que se presentan a la Psiquiatría Latinoamérica, entre los cuales resulta crucial identificar las prioridades de investigación, asistencia y prevención, que permitan mejorar la detección precoz y asistencia de las personas afectadas por enfermedades mentales y la calidad de vida de nuestros pueblos. Quedan todos invitados a compartir y disfrutar nuestra celebración bienal. Un fraternal abrazo en nombre del Comité Ejecutivo. Dr. Alfredo Cía Presidente de APAL 6 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Quién es quién en Internet (Una breve reflexión fenomenológica lingüística y ética)(1) Who is who in internet: A brief phenomenological, inguistic and ethical reflection Dr. Marco di Segni Resumen Internet es una increíble herramienta que no sólo nos posiMédico Psiquiatra Diplomado en Psicoterapia en los Servicios de Salud. Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual. Especialista en Logoterapia y Análisis Existencial. Terapia Relacional-Ética [email protected] En memoria de mi amigo y maestro, Prof. Jorge Medina Vidal (1925-2008) bilita accesos antes impensados sino que supone un nuevo modo de relacionamiento entre las personas, que a veces no excede un mero estar conectados. A la ansiedad por arriesgarse a perder cosas en las redes se ha sumado una especie de compulsión a exhibirse o a opinar por parte de los usuarios. Nuevos presupuestos éticos y estéticos cobran vigencia en las redes. Es también importante subrayar el hecho de que, dado que hipotéticamente el pensamiento se organiza según los recursos léxicos del lenguaje, la aparición de un nuevo vocabulario acuñado en las redes sociales y en la telefonía móvil puede condicionar el modo de pensar los problemas en las generaciones futuras, haciendo necesario un control ético por parte de los educadores. Palabras clave: Internet, nuevo vocabulario, ética y redes Abstract Internet has become an incredible tool in the new ways of displaying a new world of relationships among people which often do not go beyond the fact of just being connected. On one hand the so-called fear of missing out the net is easily observed and on the other hand a clear compulsion to exhibit oneself is increasing continuously. New ethical and aesthetic principles start to rule in social nets. Because think processes seem to organize according to lexical resources of language, a new vocabulary shaped at social nets and mobiles could influence the way of thinking different matters in future generations, making an ethical control by educators incleasingly necessary. El autor no declara conflicto de intereses Keywords: internet, new vocabulary, ethics and nets www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 7 Introducción Mucho se ha dicho y escrito recientemente en relación al impacto de Internet, de las redes sociales y de los celulares en los hábitos y el tiempo invertido de las personas en este tipo virtual de ‘estar conectados’. Sin embargo, más allá de los aspectos descriptivos del problema, mucho resta hacer al respecto en materia de prevención, legislación y educación. El desarrollo científico y la tecnología han avanzado a pasos vertiginosos y han superado en ‘velocidad’ nuestra capacidad de regular, definir parámetros éticos y ordenar estos fabulosos nuevos recursos en función del crecimiento del hombre como persona, y no sólo en materia de posibilidades técnicas que no siempre estén al servicio de aquél. Veamos un escueto inventario de los principales problemas que se nos plantean. Perversión en redes sociales e Internet (‘Perversión’ proviene del latín, pervertere, trastornar). La pérdida de la privacidad y de su núcleo central, la intimidad, parecen ser las grandes afectadas en el afán de publicarlo todo: estados pasajeros de ánimo, el lugar que se ocupa en el ómnibus, comentarios que procuran descollar en vano para justificar su insólita publicación, o auto-exhibición so pretexto de hacer social lo que no está concebido para ello. Las selfies y los videos –que suelen subirse a internet aparentemente sin el permiso de alguno de los protagonistas-procuran semi-exhibir, con despreocupado narcisismo, por ejemplo la intimidad corporal, que junto a los videos de la intimidad sexual son utilizados para alimentar los programas, revistas y noticieros virtuales de la farándula, que ocupan vidas de seres y alienan las de otros millones, alentados por la competencia en el ranking. Perdones y revanchas, amenazas y conciliaciones, se publicitan y se suceden con un patrón de conducta harto previsible. La autoexhibición puede hacer peligrar la vida propia y de otros, como quien se filmó en su auto a alta velocidad mientras conducía desde el asiento del acompañante (2). Lo cierto es que entre los imposibles cientos (o miles) de amigos (palabra trivializada desde un aparentemente inofensivo ‘friends’ en inglés, cuando existe en realidad en esta lengua un término más apropiado: ‘mates’) no hacemos más que ejercer la posibilidad de eventual conexión. Al decir de Sergio Sinay, nos en- 8 contramos conectados, no comunicados, o “crédulos de que estamos comunicados” (3). Y de esos contactos, probablemente una enorme mayoría lo son silenciosos o potenciales, y así quedan, coleccionados (en inglés, ya que estamos, podrían traducirse como ‘idle’, en el sentido de ‘ociosos’). En las redes el opinar alcanza con frecuencia niveles de compulsividad. La murmuración, escudada en el anonimato se viste de inofensiva ‘opinología’ ignorando que todo ‘posteo’ emitido hará impacto diferencial en alguien, acaso irreversiblemente. A veces, la exhibición se basa en la compulsión escópicaque pueda presentar el espectador ubicuo. Compulsividadem mostrarse, compulsividad en ver. Preocupa a los expertos el fenómeno del bullying en Internet. Los potenciales efectos deletéreos de tal actitud se ven infinitamente ampliados por el alcance de las redes donde, dentro de determinados grupos de pertenencia, fácilmente se hostiga, se convoca, se eleva o se denigra. La ironía, el estilete punzante de la agresividad, puede resultar difícilmente soportable para muchos jóvenes predispuestos que se verán empujados al pretil del suicidio ante la exposición sarcástica de aspectos privados de sus vidas en las redes ante sus pares. A menudo, resultan imparables una serie de deducciones, sugerencias e indirectas tejidas sobre presupuestos maliciosos cuyos efectos no se arreglan con una disculpa. Se trata de malentendidos y murmuraciones que suelen evitarse en la ‘presencialidad’ y que florecen en el mundo virtual en la falsa creencia del “no pasa nada” característico en la idiosincrasia del Río de la Plata y abonado por la resignación heredada de la impunidad en los procesos políticos autoritarios que nos han afectado décadas atrás. Las trampas o perversiones dialogales en las que insistiera Welte (4), que rigen en la vida presencial, también son válidas en el ámbito cibernético: son falsos diálogos donde se busca ‘tirar verdes para recoger maduras’, confirmar hipótesis previas del que inquiere, etc.: en otras palabras, un abandono de la actitud dialógica (de quien habla intercambiando, conversa, lo cual supone un cambio en los dialogantes) para incursionar en otra, diabólica (de confusión sembrando discordia). La falta de expresión (bloqueos, demoras en responder, falsa no recepción de mensajes), y otras diferentes formas de exclusión, se apoyan en la ambigüedad y hablan su idioma de agresión que llega hasta el intento de dar muerte telefónica o cibernética: con la www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 indiferencia. Porque si la ira o la rebeldía al menos reconocen al otro, la indiferencia ignora su existencia, decretando una especie de muerte, en este caso virtual. Tal como ocurre en la vida ‘real’. Un capítulo especial lo constituyen los video-juegos. Aparte de la ya estudiada repercusión de los mismos en tanto modelos de manejo de fusiles de letal luz sofisticada, el poder, la fuerza bruta, donde el arma y la explosión son elementos infaltables, nos encontramos además con un elemento ‘nuevo’: el enemigo o el matador tienen varias vidas, en forma de chances de continuar el juego, con lo que se puede matar varias veces, repetitivamente, y donde se vuelve a la vida para volver a matar o a ser matado (cosechando los correspondientes puntos por la hazaña –mérito-, claro). Los juegos en red convocan de hecho a innumerables personas y no sólo a jóvenes, por cierto. Concretamente, los mensajes del celular, constituyen todo un capítulo de estudio. Se pueden observar los siguientes fenómenos: a. Establecimiento, ruptura y reconciliación de relaciones mediante mensajes de texto. b. Evitación del diálogo frente a frente para enfrentar ciertos problemas, sustituyendo el encuentro presencial por el mensaje declarativo. c. Importancia de lo que se dice a medias o lo que se otorga por la vía de no decirse. Ya hemos citado la ambigüedad de no responder, demorar, apagar el teléfono ex profeso, etc. d. Los términos tomados del inglés parecen aligerar la responsabilidades comunicacionales en pro de un ‘todo vale’: se desvalorizan las verdaderas connotaciones de las palabras share (compartir, pero se comparte cualquier cosa), friend (amigo, pero todo contacto pretende serlo), chat (charla –en lugar del casi perdido ‘diálogo’, que sin embargo muchos buscan mantener), like (me gusta, y si no te gusta parece que no tenés responsabilidades). Ni rastros de opciones predeterminadas que denoten disgusto (dislike) réplica (reply), discusión (discuss) o cualquier otra forma dialogal que no asienta a lo propuesto. e. Se destaca la polisemia del silencio, fenómeno normal en lo presencial, pero en las redes frecuentemente teñido de especulación, conjetura e intriga propia de lo ambiguo y no presencial. Si no obtenemos respuesta, ¿nos han escuchado? Y si así fue, ¿nos han ignorado, despreciado o es que he- mos ‘impactado’? Señala Ortega y Gasset (5) que cuando una información necesaria nos falta, pensamos (es decir, especulamos, conjeturamos) para cubrir provisionalmente ese ‘agujero’ que no nos resulta soportable, dando al menos una respuesta provisoria. Por supuesto que el silencio es una potente arma de comunicación, que varía en significado según el contexto en que se inscribe (ironía, indiferencia, deseo, reflexión, exclusión, rechazo, adhesión, ira, etc.) (6). Actitudes facilitadas por las redes Podrían agruparse así: ■ Ser versus tener: se muestra la posesión o se ostentan logros y riquezas sin reparar en el crecimiento personal. ■ Pretender no ser quien se es (ocultar): la identidad postiza simbolizada en los ‘nicks’ permite des-responsabilizarse en pro de una mayor pero falsa ‘libertad de’ expresarse. Es la evasión de la responsabilidad al amparo de la impunidad del anonimato. ■ Pretender ser quien no se es (aparentar, engañar): permite mostrar una mejor imagen o más aceptada según los códigos de pares que parecen regir en la virtualidad. ■ Pretender estar virtualmente en todos lados (ubicuidad): con el poder que supone (con la consecuente ilusión de inmortalidad), sin estar presencialmente en ninguna parte. En la práctica, las actitudes más observadas, que en parte se solapan con lo que ya hemos indicado, serían: ■ Ansiedad por no perderse nada, por estar en todos lados, por pretender ‘abarcar y apretar’ mucho a la vez, contradiciendo el dicho. Es la ansiedad FOMO (‘Fear of missing out’: temor a quedar fuera, a ser excluido) en lugar de la deseable actitud JOMO, o ‘Joy of missing out’, que podría traducirse por: placer por no pretender abarcarlo todo. (7) ■ Otro rasgo es la manifestación patente de “viví el momento” en perjuicio de la formulación de proyectos (Tabla 1, que luego veremos en detalle). Este rasgo se conjuga con una postura individualista (“Just do it”, o el rioplatense “Hacé la tuya” que hemos bautizado con el “Síndrome de Fidodido”). Esta actitud elimina la proyección a la meta (“libertad para”) en perjuicio del momento www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 9 que permanentemente se agota y es necesario renovar (a veces recurriendo a la droga, al alcohol o a deportes o conductas temerarios). Ambos extremos representan antropologías insuficientes, como lo sería decirle a un necesitado “Comerás cuando se cumpla tal o cual plan de alimentación trienal” (descuido del ahora) o decirle a quien no sabe pescar que no se preocupe por aprender pues paternalmente le suministraremos permanentemente el pescado (descuido del proyecto), en lugar de echar a andar ambas dimensiones a la vez. El disfrute sin proyección lleva al vacío de sentido, (Tabla 1), expresándose como crítica negativista o pesimista que, por el escepticismo o un pasivo nihilismo, lleva a la parálisis de la acción en que se manifiestan los valores. ■ Algunos contenidos socialmente tolerados y a veces pintorescos, se difunden con bastante extensión en las redes e Internet: uno es la superstición. Heredera de las famosas cadenas de la buena/ mala suerte que antes solían llegar por correo y cuyo último ‘eslabón de la cadena’ era una persona conocida que nos demostraba no haber podido interrumpirla, este fenómeno se expresa en el ‘si querés que (…) dale “Compartir” ’, o “si no querés (…) dale `Compartir´”• lo que realizamos “para que no ocurra algo malo” o para intentar que nos ocurra, según el caso, lo cual se prevendrá atendiendo al aviso. Tras un socialmente admitido ritual compulsivo de “por las dudas”, se oculta la superstición. ■ La recepción de documentos en powerpoint u otros -sin que pueda modificárselos antes de eventualmente compartirlos- resta creatividad al destinatario, confinándolo a comportarse como un eslabón más de la cadena al reemitirlo, como lo fue el antecedente y lo será el siguiente. Otra actitud consiste en no personalizar los destinos de un envío tornándolos globalmente impersonales, al enviárselos a toda la red de contactos si se hace por correo electrónico. Los anónimos ‘deditos’ para arriba o para abajo y los semi-personalizados pero a la vez masivos ‘me gusta’, restan responsabilidad a quienes los emiten, que encuentran refugio en escribir amparados por uno o varios nicks. 10 Tabla 1. Algunos nuevos presupuestos éticos y estéticos difundidos en las redes de internet «Yo, sí, pero ¡sin compromiso!» (‘complicación’ [co-implicación] o compromiso vs. irresponsabilidad) Eterna Juventud (‘sindrome de la farándula’ - modelado social) «¡No pasa nada…!» (impunidad) «Es lo que hay» (resignación) Rubios, ricos, sanos y lindos: es lo ideal (modelado de consumo y exclusión) «¡Todo es relativo!» (relativismo – diferente a ‘relativización’-; evitación del compromiso) «Vale todo» (permisividad) «Normal es aburrido»; «tradicional es anticuado», «lo viejo ‘ya fue’» (falsa oposición generalizadora) «Lo siento así», «tengo ganas» (facilismo, ‘superficialidad’ del proyecto) «Hacé la tuya», «Just do it» (‘sindrome de Fidodido’) (individualismo, egocentrismo) «Me sirve» (vs. gratuidad; yo-ello sobre el yo-tú) (finalidad vs. utilitarismo) Exaltación del tener (vs. Realización del ser) (exitismo) Veamos la Tabla y examinemos cuáles son estos nuevos presupuestos. ■ Compromiso versus “complicación”: ’Yo sí, pero sin compromiso’, se anuncia. Quienes publican, escriben o proponen suelen declarar directa o indirectamente que no se complican, lo cual significa que no se comprometen; es decir, que no se coimplican en la tarea creativa de la comunicación y la relación, por ende faltante. ¡Compliquémonos, pues! Desligar libertad de responsabilidad nos convierte en irresponsables… ■ Síndrome de la farándula: Se propone aquí modelos exitosos que exaltan la eterna juventud y el dinero. El éxito económico y las peripecias amorosas figuran en primera línea y alimentan un sinfín de programas de tipo satélite donde la murmuración prolifera y la privacidad se “desviste” o expone. ■ Impunidad: Es el “No pasa nada”, frecuente en www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 ■ ■ ■ ■ ■ la idiosincrasia rioplatense y convalidado por procesos políticos anti-democráticos durante los que no pocos ciudadanos crecieron o ante los que se vieron impotentes. Floreció pues esta cultura que germinó sobre la tristemente celebrada “viveza criolla” que es más “avivada” que “viveza”, pues no conduce a un crecimiento del hombre sino a cosificar al otro. Resignación: “Es lo que hay”, suele decirse, o “No seas gil”, cuando de defender derechos se trata. Quienes presenten resistencia en favor de sus derechos al cambio o al disenso suelen ser tildados de utópicos aunque su defensa sea envidiada por el cómodo defensor pasivo del “laissez-faire” o del “no te compliques”. Modelos impuestos desde la publicidad: Lo ideal es ser lindos, rubios, ricos y sanos. Se sugiere que la felicidad descansa en perfumes de París, en mansiones de familias adineradas retozando en verdes y espaciosos jardines privados y en confortables ‘4 x 4’. (Para descansar –no es broma- finalmente en suntuosos y distinguidos cementerios parquizados). Relativismo moral: Diferente a la relativización, el relativismo moral desemboca en una ética de conveniencia donde cada cual se hace la norma a su medida. Encubre la evitación del compromiso, diluyendo las decisiones en una gelatina ética versátil que a todo se adapta. Permisividad: Como “todo vale” no se pone límites claros a nuestras acciones ni a la de nuestros hijos. Si se ven éstos deprivados de la guía paterna, será el mundo quien les imponga esos límites luego, pero sin la tolerancia y el diálogo que deben habitar la paternidad en intercambios educativos propios de su ejercicio. Falsas oposiciones y generalizaciones: “Normal es aburrido”, se escucha decir. Si se acepta que haya una ‘normalidad’ ésta puede ser amplia y adaptada a las variaciones culturales sin que haya que transgredir para “sentir la adrenalina”. También es usual escuchar: “Tradicional es anticuado” (cuando en realidad tradición significa: transmisión enriquecida por quien transmite, lo cual refleja un cambio) y finalmente estalla el insensible “lo viejo ya fue” como si nada hubiera de rescatarse de lo que se ha pensado o vivido antes (es el mismo error al revés de muchos mayores cuando dicen “éstos no sirven para nada” o “no tienen valores” ■ ■ ■ ■ o “en mi época nos formábamos de abajo”, etc.). Polarizar hace que no pueda vivirse en la gama – donde reside la realidad- y generalizar nos hace iguales –no en derechos, que todos tenemos por igual, sino en talentos y defectos-. Facilismo o superficialidad: Es el “lo siento así” (es algo rescatable del posmodernismo que reflota en parte la importancia del sentir, a diferencia de lo que ocurría en la Ilustración, en que imperaba la razón), pero se sugiere que sentirlo ‘así’ fuerza a hacerlo necesariamente “así”, a veces recordando derechos pero olvidando deberes. También está el famoso “no tengo ganas”, que olvida el proyecto que nos hemos formulado. (¿Quién tiene ganas de madrugar para ir al trabajo en una helada y lluviosa mañana de invierno? Seguramente pocos. Pero solemos ponernos en marcha porque sabemos necesario nuestro trabajo o puesto que la remuneración que recibimos nos es necesaria para sostener un plan que involucra proyectos y personas queridos). Individualismo y egocentrismo: o “Síndrome de Fidodido”, que predica “Hacé la tuya” (que parece sugerir además: a como dé lugar). El fatídico “Just do it” (es decir: Simplemente, hazlo), parece poner el placer inmediato como sustituto del obrar según la dirección que da el sentido. O sea, es un pasaporte al vacío existencial a corto o mediano plazo, cuando ya no ha ocurrido. Utilitarismo: Fulano ‘no me sirve’: aciagas palabras que resuenan cada vez más. La persona se vuelve así medio, no fin. Parece, según este concepto, que ésta debe servirnos o será desechada por no alinearse en nuestra búsqueda de placer, rentabilidad o éxito. El amor, en cambio, es ‘in-útil’ pues ocurre en el reino de los fines, del sentido, de la gratuidad. La relación Yo-Tú que se interesa por quién es el otro y por si se encuentra bien, cede espacio a la relación Yo-Ello en la que yo voy por un servicio (fin) que la otra persona me brinda (medio): tal se deduce del pensamiento de Martin Buber. Lo negativo no es pedir ocasionalmente un favor a un amigo (se lo pedimos justamente a él por la confianza basada en la amistad) sino recurrir a ese amigo sólo cuando necesitamos de él un favor. Exitismo y dinero: Olvidamos en estos casos quién el otro es, para reparar en lo que el otro tiene, mediatizándolo. Y tranquilizamos nuestra conciencia para adormecerla en un eterno: “Sé prácti- www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 11 co” o “En la vida no hay que ser gil1”. En suma, es una oportunidad para rehuir la discusión ética. En la Tabla 2 exponemos las principales formas de evitación de la discusión ética, resumidas didácticamente por la Profesora Rosa Ramos (8) y que hemos adaptado para configurar la tabla. Por la concisión a que debemos sujetarnos nos hemos limitado a transmitir la esencia de su contenido, seguida de un breve comentario. Tabla 2. Algunas formas de evitación de la discusión ética (tomado y adaptado del curso de Ética de la Prof. Rosa Ramos, ISCR, 2001). AFORMAS DE EVITACIÓN DE LA DISCUSIÓN ÉTICA a. Asimilarse al sistema sin discutirlo (“todos lo hacen”; “hoy día es la realidad”). En etapas tempranas de la vida el sentido aún no está formulado y se explora en multi direccionalidad buscando el placer inmediato, el mero ‘vivir el hoy’ fenoménico, que muchos pregonan como actitud central o permanente. En efecto, con el paso del tiempo y la experiencia se encuentra el sentido: la meta que atrae, fija la dirección de las fuerzas antes desplegadas exploratoriamente, que se ordenan a aquél en la relacionalidad. De no hallarse el sentido y agotarse la acción en la inmediatez, surgirá el vacío existencial. “Vivir el momento” o disfrute de la situación debe alinearse a su tiempo en la dirección que marcan las metas de sentido (Figura 1). Figura 1. Inmediatez o relacionalidad: exploración o dirección al sentido b. Declarar que ya no es tiempo de la Ética, que no es posible o que “ya pasó” o que “ya fue” –en lugar de admitir en estos casos que la discusión es evitada por generar angustia y señalar contradicciones, con la necesidad de rever la cuestión-. c. Negar la realidad: puede llegar hasta el fanatismo. d. Relativismo: conduce a no jugarse y por ende no actuar: “todo puede ser bueno o malo, según como se mire...”: un recurso perverso por supolivalencia. e. Variar el discurso según la conveniencia: esta desviación se denomina Ética de Situación. No hay un discurso único en la persona. f. Doble moral: tan frecuente por ejemplo a la hora de educar a hijos varones y a hijas mujeres con el mismo código, exigir al otro lo que uno no se autoexige, etc. g. Escepticismo: cuando no es sincero, resulta muy cómodo, ya que la persona no se juega por nada. Puede conducir al nihilismo: “nada vale la pena...”; “siempre va a haber todo tipo de opiniones”; “es imposible llegar a un acuerdo”. h. Subordinación de la Ética (diciendo que la Ética se subordina a la Ciencia o que la Ciencia o la Economía son anéticas, etc.). Esta evitación logra no abordar nunca el tema de fondo. Y como el Bien es la faceta ética de la Verdad de nuestra vida, cabe citar a Miguel de Unamuno cuando dice que su divisa es: “La verdad primero que la paz”, pensamiento esculpido en el frontispicio de su Rectoría en Salamanca. Efectos positivos (y sus riesgos) en Internet y en las redes sociales ■ Facilitación de contactos a pacientes con ansiedad social: Muchas personas encuentran en Internet y en las redes en general una posibilidad de intento de relación a la que creen no poder acceder de otro modo. Se trata de pacientes inasertivos, fóbicos sociales o quienes alientan la creencia irracional de que si no es por Internet no podrán vincularseen forma presencial (lo que los lleva a actuar según estas creencias, por ejemplo no intentando contactos presenciales o no accediendo a un tratamiento). Puede funcionar. Pero hay un riesgo: el ser engañado por inescrupulosos. 1. N. del E.: Gil, del español rioplatense para decir tonto, incauto. 12 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 ■ Posibilidad de observar modelos de ‘comu- nicación’ virtual: Entre los modelos de desempeño social virtual disponibles pueden ofrecerse pautas útiles de relacionamiento como aplicaciones beneficiosas del aprendizaje imitativo (aunque existan tantos modelos inadecuados). El riesgo es la fácil disponibilidad de modelos sin parámetros éticos culturales mínimos para ser imitados. ■ Acceso a una mayor cantidad de información: Abunda una gran cantidad de material, así como pop-ups que distraen. Los riesgos son la tendencia a leer ‘lo mínimo’, y la disponibilidad de material inadecuado, ‘desinformante’ o no apto para quienes no han formado básicamente su conciencia moral. ■ Conexión con sitios de ayuda terapéutica accesible: Afortunadamente, existen posibilidades de conectarnos a sitios o links que pueden ser de ayuda. El riesgo es que la información no esté personalizada o sea técnica u oscura y la persona no pueda captarla en su significado adecuado. Estos aspectos, como asimismo los negativos, no dependen de las ventajas de los avances científico-tecnológicos (desarrollo y aplicación del conocimiento científico), sino del uso que se haga de ellos (lo ‘bueno’ desde lo ético-cultural, es decir, lo considerado ‘bueno’ para la mayor parte de una sociedad plural, para la convivencia). Pensando a la medida de los recursos del lenguaje Pensamos en base a autoverbalizaciones o a imágenes (formas del pensar). Se ha postulado (Hipótesis de Sapir-Whorf) (9) que nuestros recursos léxicos condicionan nuestro pensamiento (contenido del pensar), por más abstracto que sea, desarrollándolo según el ‘formato’ que el lenguaje permita. O sea, en contra a lo antes sostenido –pero no derogado-, las palabras de una lengua, (y por ende las nuevas palabras acuñadas, incluidas las del lenguaje virtual) condicionarían nuestro pensamiento. Ya lo señaló en su momento Miguel de Unamuno. Podemos pensar en una dialéctica que contemple ambas direcciones. La Ciencia y la Tecnología, al hacer concretas ciertas posibilidades, nos obligan a pensarlas en función de la denominación que reciban, lo cual a su vez, en adelante, hará que a su vez estas denominaciones, pensadas, condicionen nuestro pensamiento. Pero a su vez, el pensamiento elaborado exigirá perfeccionar las denominaciones, estableciéndose una dialéctica: Según la Hipótesis de Sapir-Whorfel lenguaje que hablamos y las palabras que usamos,son la base de los pensamientos que construimos (determinismo lingüístico). Falsas hipótesis explicativas No es infrecuente que nos conformemos con enunciados ‘diagnósticos’ que, no obstante su pretensión de explicativos, se agotan en una fórmula tranquilizante. Si bien el diagnóstico en la Medicina resume la situación y habilita a un tratamiento y a un pronóstico (aparte de constituirse en un ‘ansiolítico’ para el médico), hay formasde proclama discursiva de forzado escepticismo o auto-exoneración de compromiso ocultastras un indisimulado: ‘Es así, qué se le va a hacer’ en lugar de explicarel fenómeno para comprenderlo y para luego actuar en consecuencia. Tal ocurre cuando decimos: “Es un tema cultural”; “Es un problema educativo”; “Es generacional”; “Es lo que hay”; o “El ser humano es así”. En estos casos prevalece la idea fantástica de que el rótulo agota la tensión de búsqueda y solucionesy que en suma poco o nada puede hacerse: resignación. La propia cultura es conformada por el lenguaje (determinismo lingüístico) (10). La estructura de nuestra lengua debe determinar en cierta medida nuestro modo de percibir el mundo (B. L. Whorf, 1897-1941). Los hablantes de una determinada lengua, según este autor, perciben realmente el mundo en forma diferente a como lo perciben los hablantes de otra.Dicho de otras manera: los pensamientos que construimos están pues basados en el lenguaje que hablamos y en las palabras de que disponemos. Y esto importa mucho a la cuestión que aquí tratamos. De ser así, se comprende la trascendencia de los nuevos recursos y del poder generador de pensamiento de las palabras acuñadas en Internet. ¿Estamos dispuestos a “reconfigurar” nuestro pensamiento? ¿No entraña –aparte de las ventajas- riesgos de utilitarismo, empobrecimiento o inmediatismo? www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 13 Pensando con palabras diferentes y usando un lenguaje diferente, ¿no cambia con ello nuestra concepción del mundo? ¿Qué control autocrítico y en tanto transmisión de valores ejercemos en realidad? Si pensamos a la medida de nuestro lenguaje, puede asimismo postularse que probablemente vivimos a la medida de los recursos tecnológicos de que disponemos. Por ejemplo, hablamos más por celular porque la telefonía avanzó de la comunicación fija a la inalámbrica, facilitando el poder comunicarse, sea o no necesario en un momento dado. Una vez creado este hábito a partir de la posibilidad técnica, aquél hábito, consolidado, estimula una mayor investigación para el consumo (produciéndose celula- Tabla 3. res nuevos, irresistibles), cerrándose la relación dialéctica esta vez en el plano social (Figura. 2). Para resumir convenientemente la importancia del nuevo léxico cibernético según el cual se modelaría nuestro pensamiento, he considerado necesario intentar un inventario, a modo de ejemplo, que muestre en qué términos vamos camino a pensar desde la cibernética (o sea, desde qué nuevos términos podríamos configurar nuestro pensamiento) y cuáles serían las nuevas connotaciones de sentido que acompañan a estos cambios (Tabla 3). Resulta fundamental, ya que hablamos de una eventual necesidad de regulación ética de las implicancias del nuevo léxico cibernético, recordar las alertas que ‘Moldeamiento semántico’ y pensamiento. Implicancias del nuevo léxico cibernético. Podrán resignificarse, o ‘evolucionar’ acaso para siempre, ciertos términos, sobre todo verbos, que indican la acción. En suma: en un futuro, podremos 14 pensar en más bien que en Probables nuevas connotaciones de significado Postear opinar alcance Twittear responder instantaneidad Chatear dialogar informalidad Cliquear accionar magia Mensajear escribir quasi simultaneidad Compartir publicitar difuminación de lo privado Publicar exponerse ser leído o visto; tener injerencia Ignorar ultimar destruir; escarmentar Eliminar prescindir matar Ocultar suspender hacer desaparecer; magia Subir divulgar universalización Bajar apropiarse apoderamiento Descargar coleccionar posesión Gustar agradar aprobar sin comprometerse Amigarse contactarse abarcar Seleccionar acceder ser libre Destacar ostentar ser escuchado Bloquear ultimar fantasía de destrucción o revancha Desactivar ausentarse muerte cibernética reversible Aplicar aspirar acceso Configurar modificar fantasía de cambio Refrescar abarcar (FOMO) revivir Aceptar anexar tener nuevo amigo Ser invisible NO SER suspensión; muerte temporal Ser visible SER OTRO impunidad; penetración Usar nick ser otro sin dejar de ser quien se es desdoblarse, no comprometerse www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Figura 2. recursos cibernéticos? ¿No será necesario también aquí una “Ética de Mínimos” al decir de Adela Cortina (11) cuando se refiere a consensos de respeto al peligro ecológico? Si la historia corre y la ética y el lenguaje adoptan formas cambiantes con aquélla ¿no deberíamos “educar la cultura” cibernética y lingüística para no estar conectados y expuestos al vacío ético de modo que cambiar no signifique empobrecimiento? Entonces sí disfrutaríamos de las posibilidades maravillosas que nos ofrece la ciencia. Bibliografía nos ponen en guardia de la evitación de la discusión ética, que se aplican por supuesto también a nuestro caso y cuya publicación figura más arriba. Las nuevas generaciones quizá verán la realidad desde el lenguaje hacia el cual hayan evolucionado. Verán una realidad diferente a la que vemos nosotros (acaso como siempre ha sido). ¿Cuál es el límite de nuestra responsabilidad ante este fenómeno? ¿Cómo debemos educar? Del pensamiento personal, generado desde el lenguaje ¿se pasa al pensamiento ‘social’? (Figura 2). Conclusiones ¿No nos compete tener cierto control ético mínimo sin negar que la evolución ética discurre paralela a la evolución lingüística y cultural? Del mismo modo que los padres vigilan –o deberían hacerlo- los programas de TV o cine que sus hijos pequeños ven para discernir si pueden procesar su contenido, ¿no nos compete a nosotros vigilar los parámetros éticos de las generaciones que se forman con la computadora en la mano desde muy tierna edad y en quienes la destreza y la posibilidad de acceso irrestricto, sumado al aún insuficiente grado de formación de su conciencia moral, no les permite valorar? La cosmovisión personal, si aún no fraguó (niños, educandos), puede llegar a construirse a la medida de las posibilidades técnicas sin la medida de un sentido ético. Por lo tanto, pueden darse por obvios presupuestos como: “Si existe, si es posible, su uso es bueno”, en lugar de: “Todo avance científico es bueno, pero su validez ética depende de la intencionalidad y de los resultados buscados por quienes lo usan”). ¿No resulta particularmente importante legislar y estar alertas en la ‘tierra de nadie’ de Internet y demás 1. Ponencia presentada en el I Encuentro Internacional del Cono Sur, Montevideo, 13 de marzo de 2014. 2. www.montevideo.com.uy/nottiempolibre_227651_1. html 3. Sinay S. Conectados al Vacío. La Soledad Colectiva en la Sociedad Virtual, Buenos Aires: Eds. B, 1ª. Ed., cap. 1, p. 31;, 2008. 4. Welte B. Del Escuchar Correcto (Original ausgabe:”Vomrechten Hören”). En: Gespräch ohne Partner. Hrsg. V. Klaus Hemmerle. Freiburg 1960, 9-26. Traducción: Pbro. Dr. Pablo Peralta Ansorena (30.4.2002). 5. Ortega y Gasset, J.: Ideas y Creencias.Espasa-Calpe Arg. S.A., Col. Austral, 1940. 6. di Segni, M.: Comunicándonos con el Silencio, inéd. Monografía para el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Montevideo, 2003. 7. www.eluniversal.com.mx/sociedad/2013/sufrir-de-fomo-la-nueva-patologia-de-las-redes-sociales-948417. html 8. Ramos R. Tomado y modificado de su curso de Ética Filosófica, Instituto Superior de Ciencias Religiosas, (ex CSTP), 2001. 9. Whorf BL. Language, Thought and Reality, Cambridge (Mass.): MIT Press, 1956. 10.www.profedelengua.es/Sapir_whorf.pdf 11.Cortina, Adela. Adela Cortina en Humanidades. Depto. de Publicaciones de la FHCE, 2004. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 15 Suicidio y psiquiatría Suicide, damned word (death, forbbiden word) Dr. Santiago A. Levín Resumen En este escrito se han abordado cuatro asuntos principales: la Médico. Especialista en psiquiatría. Capítulo de Historia y Epistemología de la Psiquiatría, APSA. Docente del Departamento de Salud Mental, Facultad de Medicina, UBA [email protected] El autor no declara conflicto de intereses 16 muerte reemplazando a la sexualidad como tabú, la falta de teoría que permita abordar como un todo el problema del suicidio, la distancia conceptual entre epidemiología y clínica, y finalmente, la noción de buen tratamiento como la mejor prevención en el marco individual. Palabras clave: Suicidio, Muerte, Filosofía, Teoría Abstract This paper addresses four main questions regarding suicide: Death, as a substitute to Sex as a Tabu, the lack of a theory capable of rendering a comprehensive concept, the dichotomy severing epidemiology from clinics; and lastly the notion of the good treatment as the best preventive approach to the individual patient. Keywords: Suicide, Death, Philosophy, Theory www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Lo que no se puede nombrar Retomando un escrito de Geoffrey Gorer del año 1955, Philippe Ariès (3) postula que en algún momento a mediados del siglo veinte la muerte desplaza al sexo como tema tabú, y pasa así a ocupar el lugar de lo innominable en la cultura occidental. Nunca antes como ahora en la historia humana, la muerte es tema prohibido. La muerte y todo su séquito de sucedáneos: la pérdida, el envejecimiento, el duelo, la enfermedad, la tristeza, el dolor, la agonía, el sufrimiento, la despedida… y el suicidio. Al duelo se lo acorta y “desdramatiza”, a la vejez se la aparta. La tristeza ,medicalizada, se concibe como un camino hacia la depresión. También señala Ariès la mudanza de la muerte desde la casa del moribundo al hospital de los médicos, transformándose así en asunto de la medicina. Pero no sólo es la muerte la que se muda al hospital, sino también el nacimiento, su otro extremo. Muerte y parto son, a partir de allí, intereses de la medicina y ocupan un lugar en el hospital. Tan profundas son las consecuencias de estos cambios que llegan hasta el presente. De la confluencia entre biomedicina y este nuevo tabú resulta un nuevo enemigo, la muerte, contra el que hay que luchar sin cuartel. El suicidio, en este contexto sociocultural, queda transformado en una especie de insulto para la medicina tecnocientífica, obsesionada en luchar contra la muerte. Cada suicidio nos recuerda que todos vamos a morir, y peor aún, que ni siquiera sabemos cuándo, cómo ni dónde. Conviene que recordemos que el suicidio no fue siempre lo que es hoy, y que en algunos períodos históricos fue considerado un acto más, aunque de gran trascendencia, dentro de los posibles para un ser humano. La patologización del suicidio (que es un caso particular dentro del proceso de medicalización de la muerte) es un invento de la modernidad, con importante colaboración del siglo veinte1. El título que lleva el ensayo de Henri Ey sobre el tema, “El suicidio patológico” (18), lo señala claramente. El agregado del adjetivo patológico sorprende al lector de nuestra época. ¿No son patológicos todos los suicidios? ¿Existen suicidios nopatológicos? En medio de nuestras cavilaciones, hay personas que se suicidan. Y estando la muerte dentro del distrito de la medicina, ésta es llamada a hacer algo. Tal vez nunca antes de la mutación señalada haya estado la medicina tan presionada desde la sociedad para hacer, para hacer contra la muerte. Testimonio de este “encargo” es la proliferación notable, en las últimas décadas, de artículos sobre suicidio (45), así como la percepción social de que detrás de cada suicidio hay un déficit en el accionar del médico. Testimonio de ese encargo es también la creciente tendencia a la judicialización de la tarea médica. ¿Qué es el suicidio? ¿Por qué se convoca a la medicina en primer lugar? ¿Qué formación tenemos los médicos para reflexionar sobre estas problemáticas (44)? El problema de la teoría El estudio epidemiológico del suicidio plantea problemas metodológicos y conceptuales. En primer lugar, la misma definición de suicidio es tema de controversia. Pero además: cómo detectar y contabilizar los suicidios consumados y las tentativas suicidas, cómo conceptualizar, detectar y contabilizar los accidentes parasuicidas (o suicidios “encubiertos”), etc. En los trabajos publicados se observa bastante divergencia en el tratamiento de los datos “duros” de la epidemiología, y también diferencias metodológicas notables (1, 9, 10, 12, 17, 30, 35, 36, 37, 41). Así, un lector desprevenido puede llegar a encontrarse con un estudio que sostiene que la tasa de suicidio en una región determinada es inversamente proporcional al uso de fármacos antidepresivos (17), o puede toparse con otro que afirma que a pesar del sostenido incremento en la prescripción de estos fármacos en las últimas décadas, la cifra de suicidios ha aumentado en el mundo en forma alarmante (12). Cierto es que la segunda aseveración se basa en estudios epidemiológicos extensos (conducidos por la Organización Mundial de la Salud), mientras que la primera surge, en este caso, de un estudio limitado al reino de Dinamarca (ver también referencia N° 23 para un estudio similar, en este caso realizado en Suecia). Hablábamos de la falta de una teoría del suicidio. Para ilustrar este vacío preguntémonos por el origen de la conducta suicida y veamos qué nos responde la bibliografía. Desde irregularidades genéticas en la 1. Queda por fuera del programa de este escrito la rica vertiente religiosa del suicidio entendido como pecado. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 17 neurotransmisión serotonérgica (2, 8, 19, 29, 32, 40) hasta determinantes sociológicos (15, 18, 37); desde explicaciones psicopatológicas (5, 6, 18, 41) hasta postulaciones sobre la influencia de los medios masivos de comunicación estimulando la conducta autolítica (22, 38). En su extenso estudio sobre el suicidio (18), Henri Ey opone la hipótesis sociológica (básicamente la teoría de la anomia de Emile Durkheim), a la hipótesis psiquiátrica (existencia de condiciones psiquiátricas predisponentes, principalmente depresión, esquizofrenia y algunas drogadependencias como el alcoholismo). Es claro que mientras esta deuda de teoría subsista caminamos sobre una superficie frágil: las hipótesis son de distinta jerarquía científica, y las presiones sociales y legales sobre el profesional y el paciente están a la orden del día. Hechas estas salvedades, veamos los datos de la estadística. Al parecer se suicida alrededor de un millón de personas al año en todo el mundo (10, 12, 24, 36, 37, 39, 41, 47). En los Estados Unidos, el suicidio es la segunda causa de muerte en la franja de edad que va de los 25 a los 34 años. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (48) la tasa de suicidio en el mundo se ha incrementado en un 60% en los últimos 45 años a expensas, principalmente, del mencionado intervalo etario. Los varones se suicidan cuatro veces más que las mujeres, especialmente los varones ancianos (13, 33, 34). La totalidad de la bibliografía consultada coincide en afirmar que cerca del 90% de quienes se suicidan presentan al menos un diagnóstico psiquiátrico (10, 12, 41, y otros). Interesante punto para la discusión: ¿todos los suicidas son personas con padecimiento mental agudo, o más bien se trata de un fenómeno de patologización del suicidio que nos invita a ver patología toda vez que se produce una muerte autoprovocada? Otra vez: falta teoría. Los datos estadísticos sobre suicidio suscitan interrogantes. ¿Por qué las tasas varían tanto de un país a otro? ¿Por qué son relativamente altas en, por ejemplo, Hungría, y llamativamente más bajas en países tan disímiles como Irlanda y Egipto? (41). Según datos del año 1996 (Salvarezza), la tasa anual de suicidio en la Argentina es la más alta de Latinoamérica, y la undécima a nivel mundial. Sin embargo, si se observa el mapa 18 del suicidio de la OMS del año 2009 (48), el país latinoamericano que encabeza la estadística es Uruguay. La epidemiología nos provee también de otra herramienta: los factores de riesgo. Algunos de ellos son (7, 14, 16, 26, 28, 31, 46): adolescencia o edad avanzada, impulsividad, género femenino para las tentativas y masculino para los suicidios consumados, morbilidad psiquiátrica, dolencias físicas graves, disponibilidad de armas de fuego, historia familiar y personal de comportamiento suicida, abuso de sustancias (alcohol, cocaína), etc. Pero para que un instrumento epidemiológico sea utilizable como si fuera clínico es imprescindible tener presente que proviene del estudio de poblaciones y no del sujeto individual. Desarrollaremos esta idea en la sección que sigue. De lo clínico a lo poblacional, y viceversa Tres fases se describen en el proceso suicida (14, 24). La primera, la fase de consideración, queda determinada por la aparición de la idea suicida. El suicidio aparece, primero débilmente, como una posible solución ante una situación conflictiva altamente angustiante. Si el proceso continúa, la siguiente fase se caracteriza por la ambivalencia entre las mociones autodestructivas y las autopreservativas; de predominar las primeras, el individuo pasa de la idea a la posibilidad de llevarla a cabo. Por último, la fase de decisión conduce a los preparativos y luego a la concreción del acto suicida. Como puede verse, se trata de una descripción del suicidio de cuño depresivo, que parece ser el más frecuente. Más alejados de esta conceptualización quedan los suicidios en el contexto de las psicosis, los suicidios abruptos (raptus), los suicidios en las reacciones delirantes, las reacciones suicidas en los estados demenciales y confuso oníricos, en los trastornos de personalidad a predominio impulsivo, etc. Ahora bien, es necesario distinguir al menos dos niveles bien diferentes a la hora de pensar el suicidio desde la medicina. En el nivel sanitario (poblacional), las estrategias estarán destinadas a informar, educar, perfeccionar el conocimiento de los agentes de salud, aumentar la accesibilidad y la cobertura de los servicios de salud, diseñar estrategias de prevención y tratamiento del alcoholismo y otras adicciones, implementar estrategias de detección comunitaria de www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 individuos en estado de desesperación y desesperanza (21, 25, 27, 42), etc2. Pero en el nivel clínico (individual) el enfoque será necesariamente diverso. Diverso porque la metodología epidemiológica no es aplicable punto por punto al caso individual, y diverso porque cada caso es críticamente diferente. En el nivel poblacional lo que interesa son las similitudes, que permiten construir hipótesis y clasificaciones, y diseñar estrategias para el conjunto; en el terreno clínico lo principal son las diferencias, de allí la importancia capital del análisis cuidadoso de cada caso. Siguiendo la pista de los mencionados factores de riesgo, podríamos construir una especie de caricatura del individuo en riesgo de suicidarse: varón, anciano, viudo reciente, gran consumidor de alcohol, sin familiares cercanos. Pero puede suceder que sea nuestra paciente de mediana edad, profesional, casada, con hijos, con un buen empleo, quien realice una tentativa suicida en el contexto de una fuerte crisis vital en la que el sentido de su vida se vea fuertemente cuestionado. Es decir, y lo repetimos por considerarlo uno de los conceptos fundamentales, en la clínica lo primordial es lo singular. Y como el instrumento de análisis de lo singular sólo es posible desde nuestra propia singularidad, el ejercicio de la clínica reclama la puesta en funcionamiento de una vigilancia constante de nuestros prejuicios. La aparición de la primera arruga como testimonio de envejecimiento puede parecernos una nimiedad como desencadenante de una crisis vital, pero puede perfectamente serlo para un sujeto cuyo narcisismo descanse primordialmente en la sobrevaloración de la juventud y la belleza. La muerte de un hijo, una de las peores tragedias imaginables, no necesariamente desencadenará ideas de suicidio en un sujeto que ha podido construir una vida con sentido y cierta sensación de trascendencia, religiosa o no. No todos los suicidas son sujetos impulsivos; no todos los suicidios son actos en un solo movimiento. La clínica del suicidio es, entonces, tan vasta como la diversidad de la subjetividad humana. Dicho con otras palabras: los suicidios poco se parecen a los libros sobre suicidio. La búsqueda del síntoma primordial del suicidio, sin embargo, continúa. La pretensión de encontrar el elemento clave es una constante en la historia de la semiología médica desde la modernidad, y el suicidio no iba a ser la excepción. Para Aaron Beck (5, 6) este síntoma es la desesperanza. El sujeto ya no quiere más, la lucha carece a partir de ahora de todo sentido (“¿para qué seguir?”). Lo que sostenía la esperanza ya no está, o se malogró, y, desprovista de razón de ser, la vida se convierte en un calvario sin fin, una tortura moral de la que sólo se puede salir saliendo de la vida misma. Mencionamos esta propuesta de Beck por considerarla de utilidad clínica, especialmente en los procesos prolongados, aquellos que permiten una comprensión creciente del padecer del paciente y una intervención a tiempo. ¿Es posible hacer una intervención terapéutica a tiempo? Desde luego, la intervención sólo es posible durante el proceso (aunque tal vez algo se pueda hacer antes, como discutiremos en la siguiente sección al hablar del buen tratamiento de los cuadros psiquiátricos). Surge entonces una pregunta: ¿cuánto dura el proceso suicida?, ¿horas, semanas, meses? Un reciente estudio austríaco (14) apunta precisamente en esta dirección. Se estudiaron ochenta y dos pacientes derivados al servicio de psiquiatría de un hospital universitario luego de una tentativa suicida. En la mitad de los casos, y para sorpresa de los investigadores, pudo saberse que el período de tiempo entre la primera idea de suicidio y la tentativa propiamente dicha fue de diez minutos, o menos aún. No encontraron (otra sorpresa para los investigadores) relación alguna entre impulsividad y duración del proceso. ¿Podemos generalizar estos resultados? No se trata de un estudio extrapolable a la clínica diaria, pero vale la pena tomar nota de que, en ocasiones, el pasaje entre la idea de suicidio y la tentativa propiamente dicha puede ser sorprendentemente breve. En esas ocasiones, el clínico poco o nada podrá hacer. Pero el proceso suicida puede ir apareciendo insidiosamente, desplegándose con suficiente tiempo como para permitir una intervención terapéutica. Este es el 2. En una carta de lectores publicada en 2006 en Injury Prevention, Y-Y Chen y T-H Lu, profesores de las universidades de Yang-Ming y Cheng Kung, respectivamente, de Taiwan, afirman que la prevención del suicidio no consiste únicamente en el tratamiento de la depresión. “El suicidio como estrategia de escape tiene origen en una miríada de contextos sociales: fragmentación social, quiebre económico, estigmatización de la enfermedad mental, desorganización del sistema de atención en Salud Mental, promoción de las conductas suicidas desde los medios masivos, y accesibilidad a medios letales. Todas estas condiciones sociales pueden actuar en forma independiente o combinadas” (9). www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 19 caso típico del proceso suicida en el contexto de un cuadro de depresión, que suele presentar fases distinguibles tal como se señaló unos párrafos más arriba. En el paciente con diagnóstico psiquiátrico, la mejor prevención del suicidio es un buen tratamiento Buena parte de los suicidas son personas que no se encuentran en tratamiento psiquiátrico o psicoterapéutico, o al menos no se encontraban en tratamiento antes del intento o del suicidio consumado. Este conjunto queda, pues, fuera de la clínica de nuestra especialidad (si concebimos a la clínica como lo micro) y, desde el punto de vista sanitario, forma parte de las incumbencias de la salud pública, es decir, de lo macro (la distinción pertenece a Salvarezza). En una publicación reciente (20) se estima que entre el 50 y el 70% de los psiquiatras y entre el 40 y el 50% de los residentes de psiquiatría pasarán en algún momento por la dura experiencia del suicidio consumado de un paciente. Si a esto agregamos que por cada suicidio consumado hay, estadísticamente, unas veinte tentativas, y que según la mayoría de los autores una enorme proporción de los suicidas tiene un diagnóstico psiquiátrico (depresión en primer lugar) (26), tendremos una idea más aproximada del peso que esta preocupación tiene en la mente del psiquiatra. Los psiquiatras atendemos a la porción de la población más proclive al suicidio, en particular a aquellos suicidios en los que el intenso sufrimiento psíquico es protagonista. Consideremos dos afirmaciones: una, que la tarea del psiquiatra consiste, precisamente, en colaborar, en la medida de lo posible, con el alivio del sufrimiento psíquico; dos, que un sujeto que experimenta un insoportable sufrimiento mental estará en mayor riesgo de atentar contra su vida que uno que no lo padece, o que lo sobrelleva con menor intensidad, o que ha comenzado a sentir el alivio de la mejoría y, junto a ésta, el renacer de una tenue esperanza. Dijimos buen tratamiento. Nos contentaremos con decir que un buen tratamiento es aquel en el que se busca, y en ocasiones se logra, un alivio del sufrimiento del que consulta. Un buen tratamiento es el mejor tratamiento posible, y su fundamento inicial es el vínculo terapéutico. Primero, el vínculo terapéutico como herramienta básica. Segundo, el proyecto terapéutico (en sentido amplio: médico, psicoterapéutico, psicosocial), que necesariamente debe trazarse en 20 conjunto y que puede llegar a requerir una hospitalización. Tercero, el seguimiento cercano que permita ir corrigiendo la estrategia a medida que la evolución así lo vaya exigiendo. Esto es, en líneas generales, lo que consideramos un buen tratamiento. El mejor tratamiento posible, en toda su dimensión y con todos los dispositivos disponibles según cada caso, es la mejor prevención del suicidio que los psiquiatras podemos ofrecer. Desde ya, estamos hablando del paciente con un diagnóstico psiquiátrico que además se encuentra en tratamiento con un médico psiquiatra. Queda por fuera el individuo no evaluado, y el que recibe otra clase de tratamiento y no es derivado en tiempo y forma al especialista en psiquiatría. Cerrando, pero sin cerrar el tema En este escrito se han abordado cuatro asuntos principales en relación al suicidio: la muerte reemplazando a la sexualidad como tabú, la falta de teoría que permita abordar el problema en conjunto, la distancia conceptual entre epidemiología y clínica, y finalmente, la noción de buen tratamiento como la mejor prevención en el marco individual. Hay un hilo conductor: la necesidad de volver a filosofar sobre nuestra especialidad. Debemos hacerlo, porque sin filosofía nuestro quehacer encalla en los bancos de arena del pragmatismo utilitarista, y peor aún, sin siquiera darnos cuenta de ello, como denuncia Norberto Conti cuando lamenta la “desfilosofización del psiquiatra contemporáneo” (11). Esta desfilosofización sólo se remedia filosofando, es decir, reflexionando sobre nuestra profesión y sus dificultades, en un diálogo siempre abierto con otras disciplinas, con colegas, pacientes y semejantes. No todo es complejo, es cierto. Algunos problemas médicos y psiquiátricos se benefician con un enfoque simple y directo, y hasta se prestan al diseño de diagramas de flujo que facilitan la tarea, la enseñanza y el consenso. Pero hay otros que se escapan a los esquemas simples, a los intentos de síntesis, a los acuerdos generales. Entre ellos, el suicidio. Y sobre todo, su telón de fondo: la muerte. Nuestra deuda mayor, como venimos diciendo, es con el tema de los temas, “la muerte, ese otro mar, esa otra flecha, que nos libera del sol y de la luna y del www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 amor”, como dice Borges en un estremecedor soneto. En principio se diría que resulta problemático pensar sobre la muerte en épocas en que ésta se repudia. Enseguida se recuerda que la teoría freudiana fue concebida en el clímax del tabú de la sexualidad. Tal vez este marcado rechazo por la muerte que exhibe hoy la cultura occidental pueda servir de acicate para profundizar nuestra comprensión sobre ella, del mismo modo que un avión despega mejor con el viento en contra. Bibliografía 1. Agerbo E. High Income, Employment, Postgraduate Education and Marriage: A suicidal Cocktail Among Psychiatric Patients. Arch Gen Psychiatry 2007; 64 (12): 1377-1384. 2. Arango V, Huang Y, Underwood M, Mann J. Genetics of the serotonergic system in suicidal behavior. 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Director Ejecutivo de la Dirección Ejecutiva de Investigación, Docencia y Atención Especializada (DEIDAE) en Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. [email protected] Dra. Aileen Torrejón Espejo Médico Psiquiatra Asistente de la DEIDAE en Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. Dr. Cesar Aragón Macarlupú Médico Psiquiatra. Residente de Psiquiatría en Adicciones, Facultad de Medicina Humana “San Fernando”, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio DelgadoHideyo Noguchi”. Lima, Perú. Resumen Ciertos poderes económicos y políticos multinacionales pretenden apoderarse del mercado ilícito de drogas. Para ello utilizan falaces discursos sin sustento científico con el fin de que los estados aprueben la legalización de una mayor cantidad de sustancias adictivas, sin tener en cuenta que la adicción es una enfermedad de consecuencias catastróficas a nivel individual, familiar y social. El presente artículo tiene por objetivo revisar los aspectos más importantes relacionados al mercado adictivo como un componente fundamental de esta enfermedad, para sustentar el criterio de los autores, quienes consideran peligroso para la salud pública promover la legalización de más sustancias adictivas. Palabras clave: Mercado adictivo, Salud Pública, despenalización, drogas, adicción. Abstract Certain multinationals economic and political powers seek to seize the illicit drug market. Therefore, they use deceptive speeches without scientific basis in order to approve legalization of a greater amount of addictive substances, without taking the addiction as a disease with catastrophic consequences and impact over the family and society. This article aim to review the most important aspects related to the addictive market as a key component of this disease, to underpin the approach of the authors, who consider it dangerous to public health. Keywords: Market addictive, Public Health, decriminalization, drugs, addiction. Diego Neyra Ontaneda Médico Residente de Psiquiatría, Facultad de Medicina Humana “San Fernando”, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. Los autores no declaran conflicto de intereses www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 23 Introducción Determinados poderes políticos multinacionales codician el lucrativo mercado de las drogas y pretenden arrebatárselo a los cárteles del narcotráfico. Con este propósito, se conformó la Comisión Global de Políticas de Drogas, presidida por Fernando Henrique Cardoso y compuesta fundamentalmente por ex-presidentes latinoamericanos, multimillonarios y personalidades e intelectuales muy influyentes en la opinión pública internacional. Esta comisión no gubernamental publicó en setiembre de 2014 un informe titulado “Taking control: pathways to drug policies that work.” (1). El documento, carente de sustento científico, argumenta: “[…]los enfoques previos que se basaban en el paradigma punitivo han fracasado enfáticamente. La aplicación de este modelo ha tenido como resultado más violencia, el aumento de la población carcelaria y la erosión de los gobiernos alrededor del mundo. Los daños a la salud derivados del consumo de drogas no han disminuido, sino que incluso han empeorado.”; y es explícito en recomendar que“[…] se deben permitir e incentivar distintos experimentos de regulación legal del mercado con drogas actualmente ilícitas empezando, entre otras, por el cannabis, la hoja de coca y ciertas sustancias psicoactivas nuevas.” (1), sin aclarar que el fracaso de la guerra antidrogas se debe principalmente a la cadena de corrupción gubernamental paralela, y que los efectos de las sustancias psicoactivas en la Salud Pública no dependen de la legalidad o ilegalidad de las mismas, sino de su potencialidad adictiva (2). Dicho sea de paso, confunde la hoja de coca, cuyo consumo no es adictivo, con la cocaína. Así, se vienen preparando condiciones propicias para imponer esta estrategia, sustentada en la ideología neoliberal, en la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre Drogas que se realizará el 2016 (3), y de esta manera alentar a los gobiernos a dejar de lado la prohibición, sustituyéndola por la despenalización de los mercados de drogas ilícitas. Para ello trabajan sigilosamente los lobbies, las cadenas de la corrupción global y las organizaciones políticas mafiosas, nacionales e internacionales. Preocupados por tan riesgoso panorama, abordamos desde el Enfoque Holístico Centrado en la Familia (4), los complejos problemas relacionados con el mercado adictivo y la enfermedad adictiva, como dos 24 componentes de un mismo fenómeno. Por razones de redacción, en esta Primera Parte nos ocuparemos de manera sucinta de los aspectos fundamentales vinculados al mercado adictivo para finalmente presentar nuestros puntos de vista. Siguiendo la misma línea, y bajo este mismo enfoque, en la Segunda Parte comprenderemos lo relacionado a la enfermedad adictiva. Mercado Único de Drogas El mercado hedonista es único, indivisible y omnipresente (5); por tanto la fragmentación constituye un sesgo en la concepción de este fenómeno mórbido. La oferta del producto no discrimina entre drogas lícitas e ilícitas. Los micro-comercializadores, dealers y deliverys expenden indiscriminadamente marihuana, cocaína, crack, éxtasis, entre otras; mientras que las drogas legales, sean tabaco, alcohol o psicofármacos, se pueden adquirir en cualquier bodega o farmacia, y en el comercio informal. Los adictos buscan sustancias de mayor concentración y les es indiferente quién se las provee. Por tanto, la legalización de cualquiera de ellas no las individualiza ni las separa del mercado (2). Cabe anotar que las experiencias de la legalización del alcohol y del tabaco no disminuyeron la producción ni el consumo de estas sustancias; por el contrario se incrementaron al punto que actualmente son las drogas de mayor consumo en el mundo, superando a las sustancias ilícitas (5, 6). Problema social El mercado de drogas ilícitas (narcotráfico, narcopolítica, narco-Estado, sembradíos ilícitos de marihuana, planta de coca y amapola, etc.) afecta gravemente a la sociedad de consumo. Existen factores que juegan un rol importante en el desarrollo de este mercado hedonista, como la comercialización de insumos químicos, la micro-comercialización masiva, la corrupción generalizada, la guerra entre los cárteles, los asesinatos selectivos, el crimen organizado, las barras bravas, los antros de consumo masivo, los dealers, los deliveries y la delincuencia callejera que, ligados umbilicalmente al mercado adictivo, intimidan a la sociedad. Por su lado, los estados y las organizaciones internacionales competentes no pueden controlar eficazmente estos graves problemas, por lo que el consumo masivo de drogas se extiende aceleradamente en la sociedad posmoderna. De esta manera, los estados incumplen www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 su función esencial de promover el bien común, preservar la salud de la población, la seguridad ciudadana, los derechos humanos y la vida de las personas. Dogmatismo ideológico Por acción mediática del fundamentalismo neoliberal, se ha internalizado en el colectivo social el concepto falaz de que ser adicto o recibir tratamiento es una opción personal, una decisión voluntaria. Asimismo que consumir drogas es el ejercicio de la autonomía y del consecuente libre albedrío. Esta publicidad embustera oculta la verdad: la enfermedad adictiva, en cualquiera de sus formas, es un proceso mórbido que perturba fundamentalmente la voluntad, el control de impulsos y la capacidad de juicio para la toma de decisiones personales; y tiene su propia historia natural (4). Conclusiones 1. El mercado adictivo se ha convertido en un apetecible negocio para algunos grupos empresariales y políticos, quienes seducidos por el dinero, lo perciben como posible fuente de enriquecimiento. 2. Se está organizando una extensa red de lobbies transnacionales dedicados a promover leyes que despenalicen y regulen la cadena de producción, distribución, comercialización y consumo de más drogas, sin considerar el devastador impacto de la enfermedad adictiva a nivel individual, familiar y social. Para ello, proponen una serie de postulados falaces y carentes de sustento científico, camuflados bajo las banderas de la democracia, la libertad, la salud pública y los derechos humanos. 3. Es inexacto afirmar a la comunidad internacional que la política del paradigma de la regulación legal del mercado adictivo desarrollará comunidades más saludables, seguras y de respeto irrestricto a los derechos humanos. 4. En base a las experiencias con la legalización del alcohol y el tabaco, no creemos que el narcotráfico cesará una vez aprobada cualquier legislación de despenalización. Lo que podría suceder con alta probabilidad es que se generen más poli-adictos y más familias desintegradas, reforzando así la deshumanización de la sociedad posmoderna. Asimismo la delincuencia, el terrorismo urbano y el crimen organizado se podrían incrementar de manera exponencial. 5. Es anético, cruel e inhumano que, con fines utilitarios, cualquier Estado promueva la propagación de la enfermedad adictiva, cuyas consecuencias son mortales como veremos en la segunda parte de este trabajo. Referencias Bibliográficas 1. 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Director Ejecutivo de la Dirección Ejecutiva de Investigación, Docencia y Atención Especializada (DEIDAE) en Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. [email protected] Dra. Aileen Torrejón Espejo Médico Psiquiatra Asistente de la DEIDAE en Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. Dr. Cesar Aragón Macarlupú Médico Psiquiatra. Residente de Psiquiatría en Adicciones, Facultad de Medicina Humana “San Fernando”, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio DelgadoHideyo Noguchi”. Lima, Perú. Resumen Según el Modelo Holístico de las Adicciones Centrado en la Familia, la adicción constituye una enfermedad que se incuba esencialmente en el entorno familiar, siendo inconsciente e involuntariamente sostenida y perpetuada por el entorno disfuncional, cuya manifestación extrema es la anomia patológica. Por desinformación, desconocimiento y prejuicios acerca de la naturaleza de esta enfermedad, la familia, la sociedad y aún ciertas autoridades públicas perciben a la adicción como un vicio o una enfermedad incurable. Se cree que la persona se hace adicta voluntariamente y que puede dejar de serlo si ella lo decidiera sin llegar a tener en cuenta la alteración neurobiológica existente. En este sentido, el siguiente artículo tiene por finalidad cuestionar la actual campaña mundial en favor de la despenalización y regulación de la cadena de producción, distribución y consumo de drogas ilícitas. Palabras clave: adicción, entorno disfuncional, despenalización Abstract According to the Holistic Model of Family, addiction is a disease that essentially incubates in the family, being unconscious, involuntary sustained and perpetuated by dysfunctional environment which extreme manifestation is the pathological anomie. By misinformation, ignorance and prejudices about the nature of this disease, the family, society and even some public officials perceive addiction as an addiction or an incurable disease. It is believed that the person is addicted voluntarily and may cease to be if she decide dit without actually takingin to account the existing neurobiological disorder. Regarding to this, the following article aims to challenge the current global campaign for the legalization and regulation of the production, distribution and consumption of illicit drugs. Keywords: Addiction, dysfunctional environment, decriminalization Diego Neyra Ontaneda Médico Residente de Psiquiatría, Facultad de Medicina Humana “San Fernando”, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Lima, Perú. Los autores no declaran conflicto de intereses 26 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Un problema de Salud Pública Desde 1957 la OMS clasificó a la adicción como una enfermedad que consiste en un estado de intoxicación crónica y periódica, originada por el consumo repetido de una droga natural o sintética (1). El uso de sustancias psicoactivas genera una carga de morbilidad muy significativa: 8.9% en términos de años de vida ajustados por discapacidad, asociadas en el 4% al tabaco, 4.1% al alcohol y 0.8% a las drogas ilícitas. Asimismo, su carga de mortalidad alcanza el 8.8, el 3.2 y el 0.4% respectivamente (2). Claramente se puede observar que la carga de morbilidad y mortalidad se debe mucho más a las sustancias psicoactivas lícitas, dado su fácil acceso para el consumo. En el 2010 la UNODC estimó que 230 millones de personas habían consumido alguna droga ilícita en el año previo, lo que representaba alrededor del 5% de la población mundial entre 15 y 64 años de edad (3). Para el 2014 estimó que la prevalencia de vida del consumo de drogas ilícitas oscilaba entre el 3.5 y el 7% de la población mundial en el mismo grupo etario. También reportó 183.000 muertes vinculadas al mercado adictivo, con una tasa de 40 muertes por cada millón de personas (4). A su vez, el 80% de las personas con problemas de adicción son dependientes a más de una sustancia psicoactiva (5) y en la experiencia de trabajo en psicoterapias familiares (Asociación “Familia Armónica”), se encuentra que alrededor del 40% tiene uno o más parientes dentro del hogar con problema de adicción, lo que constituye la adicción familiar múltiple (6). Modelo Holístico de las Adicciones Centrado en la Familia El entorno familiar disfuncional constituye el eje principal de la génesis, curso, sostenimiento y desenlace a largo plazo (Figura 1) de las adicciones. Aunque su etiología es multicausal, la familia es el origen, pero también la víctima principal de la misma. Comúnmente, sus integrantes son objeto de la soberbia, prepotencia, conducta delictiva, agresiva y violenta del enfermo. Así, el núcleo parental termina convertido en infierno familiar: fragmentado o extinguido. Este problema se inicia cuando dos personas inmaduras conforman una diada progenitora, originando un entorno familiar disfuncional. Los progenitores cumplen un rol de proveedores de bienes materiales; sus críos son“huérfanos, hijos de padres vivos”, privados de su presencia y afecto cotidiano. Ellos compensan estas falencias asumiendo el rol de “compra todo”, “soluciona todo”, “facilita todo”, “tolera todo” y “celebra todo”, fomentando de este modo el libertinaje y el hedonismo. Así, el sujeto estanca su desarrollo psicoevolutivo y queda fijado en un grado de inmadurez extrema portadora de vacío existencial (vacuidad), falencias que asociadas a sus antecedentes genéticos lo hace vulnerable a la adquisición de la enfermedad en el miasma adictivo en el cual se desenvuelve, dentro del contexto de una sociedad anética global. Una vez adquirida la adicción, ésta es inconsciente e involuntariamente sostenida y perpetuada por el entorno familiar disfuncional, cuya manifestación extrema es la anomia patológica o incapacidad de los miembros para revertir su desorden y estilos de vida nocivos. Merced a esta anomia la familia sabotea el tratamiento del paciente (7). Como consecuencia, el adicto pierde el sentido de vida, tornándose disocial, insensible, autodestructivo y heterodestructivo. Frecuentemente acaba deshumanizado, con comportamientos irracionales y primitivos. Bases neurobiológicas y síndrome pre-frontal El consumo de sustancias psicoactivas genera una serie de alteraciones en el sistema dopaminérgico meso-límbico-cortical, ocasionando neurodegeneración, neuroadaptación y disregulación en diversas áreas cerebrales como: área tegmental ventral, estriado ventral, estriado dorsal, amígdala cerebral, hipocampo, ínsula y giro cingulado anterior, entre otros (8). Son la corteza frontal inferior, la corteza pre-frontal (CPF) orbitofrontal y la CPF dorsolaterales que constituyen el sustrato neurobiológico principal del conjunto sintomático de la enfermedad adictiva en sus diferentes etapas, debido al síndrome pre-frontal, que se caracteriza por: déficit del control de impulsos, disfunción cognitiva, degradación ética, acciones pobremente concebidas, riesgosas o inapropiadas para la situación, carencia de un proyecto de vida, incapacidad para diferir la gratificación durante la toma de decisiones, estulticia, agresividad, violencia (estado bestia), con alto riesgo homicida y suicida, entre otras (9, 10). Esto produce la psicopatización secundaria de la personalidad o síndrome del caracol originando mendacidad, manipulación, maquinación, simulación, doble www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 27 vida, histrionismo, seducción, vehemencia, incapacidad de espera, intolerancia, soberbia, autoendiosamiento e insensibilidad. En el mejor de los casos recibe ayuda terapéutica profesional y especializada en algún momento de las etapas de la enfermedad. Sin embargo el 98% de los Figura 1. Esquema de la Estructura Holística de las Adicciones. Fin del adicto En forma lenta y progresiva el adicto inconscientemente destruye su imagen, sentido de existencia, proyecto de vida y visión de futuro. En su etapa terminal acaba convertido en un individuo decrépito, sucio, andrajoso, degradado y abandonado a sí mismo, refugiado en antros y desvinculado de su entorno familiar. Suele morir por sobredosis, accidente, asesinato o por mano propia (suicidio dulce). 28 pacientes carece de conciencia de enfermedad, por lo que rechazan activamente el tratamiento, lo evaden o boicotean, haciéndolo fracasar. (5, 7). La adicción causa en el individuo discapacidad transitoria o permanente, mella la voluntad (“preso de sí mismo”) y cronifica la enfermedad, provocando a menudo el deterioro grave, incluso la muerte. Sin embargo, en su gran mayoría, terminan siendo abandonados a su suerte o endosados a profesionales inexpertosy/o personas inescrupulosas que, haciéndose pasar por ex adictos o guías espirituales, asumen el rol de pseudo-terapeutas. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Conclusiones Referencias bibliográficas ■ En la actualidad, la adicción constituye un grave 1. World Health Organization. Expert Committee on Addiction-producing Drugs. SeventhReport. Geneva, 1957. 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Es en la familia donde primariamente se gestan los factores protectores y de riesgo y es ella la llamada a asumir la responsabilidad humana y ética de intervenir inmediatamente al enterarse de la presencia de la enfermedad, aún cuando el adicto, por su inconsciencia de enfermedad, se resista o se niegue a recibir tratamiento. Por ser una enfermedad de alta complejidad, el tratamiento de la adicción es médico, especializado, interdisciplinario, multimodal y a largo plazo, y tiene como objetivo el desarrollo humano integral para asegurar la curación. Por desinformación y prejuicios acerca de la naturaleza de esta enfermedad, la familia, la sociedad y aún ciertas autoridades públicas perciben a la adicción como un vicio o una enfermedad incurable. Se cree que la persona se hace adicta voluntariamente y que puede dejar de serlo si ella así lo decidiera. Cabe preguntarse si a la luz del conocimiento cabal de este complejo fenómeno mórbido, se justifica la actual campaña mundial en favor de la despenalización y regulación de la cadena de producción, distribución y consumo de más drogas ilícitas, habida cuenta que ni el alcoholismo ni el tabaquismo disminuyeron con su legalización. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 29 REGLAMENTO DE PUBLICACIONES [email protected] CUESTIONES GENERALES La Revista Latinoamericana de Psiquiatría, órgano oficial de la Asociación Psiquiátrica de América latina, es una revista en español que publica trabajos sobre Psiquiatría, Neurociencias y disciplinas conexas. Está dirigida especialmente a profesionales del campo de la Salud Mental. Las condiciones de presentación y publicación de manuscritos que se detallan más abajo se ajustan a las normas del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, y se pueden consultar en: http://www.medicinalegal.com.ar/vanco97.htm, en su versión en español, o en http://content.nejm.org/cgi/content/full/336/4/309, en su versión original en idioma inglés. El envío de un manuscrito a la Revista Latinoamericana de Psiquiatría constituye en sí mismo una constancia de aceptación de este Reglamento de publicaciones, y por lo tanto de las responsabilidades en cuanto a autoría, originalidad y confidencialidad que en él se enuncian. Originalidad Los manuscritos enviados a la Revista Latinoamericana de Psiquiatría serán aceptados en el entendimiento de que son materiales originales, no publicados previamente, ni enviados simultáneamente para ser publicados en otra revista y que han sido aprobados por cada uno de sus autores. La reproducción de figuras o tablas previamente publicadas, ya sea por los autores del manuscrito, o por otros autores, deberá contar con la autorización por escrito de la fuente (revista, libro, material electrónico u otro) originales. Autoría Todas las personas que firman el trabajo deben reunir los requisitos para ser autores de un trabajo científico. De acuerdo con el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas se considera que un autor es una persona que ha realizado una contribución intelectual sustancial a un estudio, entendiendo esta como el cumplimiento de los tres requisitos que se enumeran a continuación: 1) haber contribuido a la concepción, diseño, adquisición de datos, análisis o interpretación de los mismos; 2) escribir el borrador del artículo o revisarlo críticamente en sus aspectos sobresalientes; 3) proporcionar la aprobación final de la versión enviada para su publicación. A la inversa, cualquier persona que cumpla con los requisitos mencionados debe figurar como autor. Cuando un grupo lleva a cabo un ensayo multicéntrico, los autores son aquellos que detentan la responsabilidad directa del manuscrito. Son éstos quienes deben reunir los criterios de autoría que acabamos de mencionar. Los demás colaboradores deberán ser enlistados en el apartado de Agradecimientos Para la Revista Latinoamericana de Psiquiatría, en consonancia con las normas vigentes en las publicaciones médicas, la provisión de fondos, la supervisión general del grupo de investigadores o un rol jerárquico en la institución en que se realizó el trabajo no justifican la autoría. Todas las personas designadas como autores deben calificar como tales, y todos aquellos que reúnen las condiciones para serlo deben ser mencionados. Cada uno de ellos debe haber participado en forma suficiente en el trabajo como para poder responsabilizarse del mismo públicamente. En el apartado de “Agradecimientos” pueden mencionarse a todos aquellos que hayan contribuido económica o técnicamente al trabajo de manera tal que no justifique su autoría. También puede agradecerse a quienes facilitaron la realización del trabajo o la preparación del manuscrito. 30 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Transferencia de derechos y envío del manuscrito El envío de un artículo a la Revista Latinoamericana de Psiquiatría supone que todos los autores aprueben el manuscrito que es enviado para su consideración, como así también que todos ceden a la revista el derecho de publicación y reproducción posterior. Si en el trabajo se realizan citas extensas (de más de 500 palabras) o figuras de otros textos, los autores deben contar con autorización de los editores del material citado. Aclaración de conflictos de intereses Toda forma de apoyo (subsidios, financiación de laboratorios farmacéuticos, etc.) debe ser mencionada en el apartado “Agradecimientos”. Además, los autores deben especificar, en un apartado especial a continuación del apartado de Agradecimientos, y bajo el título “Declaración de conflictos de intereses”, los compromisos comerciales o financieros que pudieran representar un aparente conflicto de intereses en relación con el artículo enviado, incluyendo pagos de asesorías, de sueldos, u otras retribuciones. La lista de empresas o entidades privadas o de otro tipo que hubieran pagado al o los autores honorarios en concepto de los rubros antes mencionados debe ser explícitamente aclarada. Si no hubiera conflicto de intereses, en este apartado se consignará “El /los autor/es no declara/n conflictos de intereses”. Esta información no deberá necesariamente limitar la aceptación del material, y podrá o no, a criterio del Comité Editorial, ser puesta a disposición de los evaluadores del manuscrito. Preservación del anonimato de los pacientes El material clínico enviado para su publicación debe cuidar especialmente la protección del anonimato de los pacientes involucrados. Consentimiento informado Los trabajos de investigación clínica deben incluir, en el apartado “Materiales y Métodos” una cláusula que señale que todos los pacientes participantes han sido informados de las características y objetivos del estudio y han otorgado el consentimiento para su inclusión en el mismo. Proceso de revisión de manuscritos El proceso de evaluación por pares constituye la piedra angular de la comunicación científica. La revista cuenta con un Consejo Editorial y un numeroso grupo de asesores científicos. Todos los trabajos enviados para su publicación son sometidos a la evaluación de al menos dos de los miembros de dichas instancias. Los evaluadores reciben una copia del trabajo en la que se omiten los nombres de los autores, de manera tal de evitar sesgos en el proceso de evaluación. Si fuera necesario, se podrá solicitar además una evaluación de lo procedimientos estadísticos empleados, o la opinión de algún evaluador externo a la revista. Si las opiniones de ambos revisores fueran divergentes, el Editor o el Comité Científico pueden solicitar una tercera opinión, o decidir como cuerpo colegiado acerca de la publicación o no del trabajo. Si los revisores consultados lo solicitan, el Editor podrá requerir al o los autores, modificaciones para adecuar el manuscrito a las sugerencias realizadas. El o los autores recibirán, junto con la decisión del Editor, los comentarios de los revisores a fin de conocer los fundamentos de la decisión final adoptada. Envío de trabajos La revista acepta los siguientes tipos de artículos: Investigación original, Revisiones, Casos clínicos y Artículos científicos de controversia o de opinión. Todos los trabajos deberán enviarse, vía correo electrónico, a la dirección: [email protected]. Los textos deben presentarse en el programa Word. Es importante que no incluyan macros ni ningún tipo de plantillas. Antes de enviar el trabajo verifique haber cumplido con las normas utilizando el apartado titulado ANTES DE ENVIAR EL TRABAJO que se incluye al final de este Reglamento. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 31 Tipos de trabajos a) Investigación original: describe nuevos resultados en la forma de un trabajo que contiene toda la información relevante para que el lector que así lo desee pueda repetir los experimentos realizados por los autores o evaluar sus resultados y conclusiones. Las investigaciones originales no deben exceder los 19.500 caracteres incluyendo un resumen de no más de 200 palabras, texto, referencias y datos contenidos en tablas y figuras. Se recomienda especialmente la utilización del menor número de figuras posible. El Comité de Redacción valora especialmente la capacidad de síntesis, siempre que esta no comprometa la claridad y exhaustividad del trabajo. b) Revisión: estos textos compilan el conocimiento disponible acerca de un tema específico, contrastan opiniones de distintos autores e incluyen una bibliografía amplia. La longitud de estos trabajos no debe exceder los 19.500 caracteres incluyendo un resumen de no más de 200 palabras, el texto propiamente dicho y las referencias bibliográficas. Como se mencionó más arriba el uso de figuras o tablas publicadas previamente por el autor o por otros autores debe haber sido expresamente autorizado por el editor original, y debe ser citado apropiadamente al pie de la figura y en el apartado “Referencias”) c) Casos clínicos: son textos breves en los que se presenta uno o varios ejemplos de casos clínicos de una determinada patología. El artículo debe incluir un resumen en español y en inglés con sus correspondientes Palabras clave y Keywords, respectivamente; luego comentar las generalidades de la patología en cuestión, su semiología habitual, epidemiología, criterios diagnósticos, eventual etiología y tratamiento y, por fin ejemplificar con uno o varios casos originales diagnosticados por el autor. El trabajo debe incluir una breve bibliografía. d) Artículo científicos de controversia o de opinión: son trabajos en los que se presentan o discuten temas científicos particularmente polémicos. Pueden publicarse dos o más de estos artículos, sobre un mismo tema en el mismo número o en números sucesivos de la revista. Su longitud no debe exceder los 8000 caracteres incluyendo las referencias bibliográficas. ORGANIZACIÓN INTERNA DE CADA TIPO DE MANUSCRITO Instrucciones generales Todos los materiales enviados a la Revista Latinoamericana de Psiquiatría para su publicación serán escritos a doble espacio, en letra de cuerpo de 12 puntos. Primera página (común a todos los tipos de trabajos, salvo Cartas de lectores) El texto del trabajo será precedido por una página (página de título) con los siguientes datos: título, nombre y apellido de los autores, dirección profesional y de correo electrónico del autor principal, título profesional, lugar de trabajo y lugar en el que el trabajo fue realizado. El título debe ser informativo y lo más breve posible (ver más abajo las restricciones al uso de abreviaturas). Segunda página (sólo para Investigaciones originales, revisiones y artículos de opinión) La segunda página contendrá los resúmenes en español y en inglés y bajo el subtítulo “Palabras clave” y “Keywords” se especificarán 5 (cinco) palabras o frases cortas en inglés y español respectivamente. Se proporcionará un título en inglés. El resumen de 200 palabras deberá proporcionar los antecedentes del trabajo, los propósitos del mismo, los medios de que se valió para lograrlo, los resultados obtenidos y las conclusiones que de los mismos se desprenden. Cuando se trate de revisiones debe aclararse cuáles son los puntos esenciales que se exploraron y la conclusión principal a la que se llegó. El resumen es la única parte del trabajo que resulta visible para la totalidad de los lectores, ya que está indexada en bases de datos internacionales. Por lo tanto, se recomienda especialmente a los autores que cuiden su redacción, haciéndola lo más informativa y completa posible. Debe también cuidarse que su contenido refleje con precisión el del artículo. 32 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Agradecimientos En un texto breve los autores podrán agradecer a quienes hayan contribuido a la realización del trabajo (por ejemplo colaboradores técnicos). Las fuentes de financiación deberán ser explícitamente mencionadas. Referencias bibliográficas Las referencias bibliográficas se incluirán en una página aparte de la del texto. Las referencias serán citadas con números correlativos, entre paréntesis, a medida que aparezcan en el texto y con ese número serán luego enlistadas en la sección “Referencias bibliográficas”- No usar supraíndices para las citas bibliográficas. Ejemplo: “Algunos autores observaron que la administración de un placebo, acompañada de un seguimiento clínico que no incluía ni siquiera una psicoterapia formal, proporcionaba alivio sintomático duradero a alrededor de un 50% de los pacientes con depresión leve (1,2). Referencias bibliográficas 1.- Shea MT, Elkin I, Imber SD, Sotsky SM, Watkins JT, Collins JF, Pilkonis PA, Beckham E, Glass DR, Dolan RT. Course of depressive symptoms over follow-up: findings from the NIMH treatment of depression collaborative research. Arch Gen Psychiatry 1992, 49: 782-787. 2.- Rabkin JG, McGrath P, Stewart JW, Harrison W, Markowitz JS, Quitkin F. Follow-up of patients who improved during placebo washout. J Clin Psychopharmacol 1986, 6: 274-278. La forma de cita se ajusta a las normas del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas y pueden ser consultados en http://www.hospitalarias.org/publiynoti/libros/art%C3%ADculos/163/art1.htm Se ilustran a continuación los principales casos: Artículos de revistas 1. Artículo estándar Incluir los seis primeros autores y a continuación escribir et al. Molto J, Inchauspe JA. Libertad de prescripción en España. VERTEX 2005; XVI (59): 130-132. 2. Autor corporativo The Cardiac Society of Australia and New Zeeland. Clinical exercise stress testing. Safety and performance guidelines. Med J Aust 1996; 164:282-4. 3. Suplemento de un volumen Shen HM, Zhang QF. Risk assessment of nickel carcinogenicity and occupational lung cancer. Environ Health Perspect 1994; 102 Supl 1:275-82. Libros y otras fuentes de información impresa 4. Autores individuales Bagnati P, Allegri RF, Kremer J, Taragano FE. Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Manual para los familiares y el equipo de salud. Buenos Aires, Editorial Polemos, 2003. 5. Editor(es) como autores Norman IJ, Redfern SJ, editores. Mental health care for elderly people. New York: Churchill Livingston; 1996. 6. Capítulo de libro Phillips SJ, Whisnant JP. Hypertension and stroke. En: Laragh JH, Brenner BM, editors. Hypertension: pathophysiology, diagnosis and management. 2.ª ed. New York: Raven Press; 1995. p. 465-78. www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 33 7. Actas de conferencias Kimura J. Shibasaki H, editors. Recent advances in clinical neurophysiology. Proceedings of the 10th International Congress of EMG and Clinical Neurophysiology; 1995 Oct 15-19; Kyoto, Japan. Amsterdam: Elsevier; 1996. 8. Ponencia presentada en un Congreso Bengtsson S, Solheim BG. Enforcement of data protection, privacy and security in medical informatics. En: Lun KC, Degoulet P, Piemme TE, Rienholf O, editors. MEDINFO 92. Proceedings of the 7th World Congress on Medical Informatics; 1992 Sept 6-10; Geneve, Switzerland. Amsterdam: North-Holland; 1992. p. 1561-5. Material No publicado 9. En prensa Leshner AI. Molecular mechanisms of cocaine addiction. N Engl J Med. En prensa 1996. Material Informático 10. Artículo de revista en formato electrónico Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis [serial online] 1995 Jan-Mar [citado 5 Jun 1996]; 1(1): [24 pantallas]. Disponible en http://www.cdc.gov/ncidod/EID/eid.htm Comunicación personal Se deberá limitar al máximo este tipo de citas, se deberá contar con la autorización escrita de la fuente. Figuras Las figuras deberán ser en blanco y negro, lo que incluye el tramado de superficies para diferenciar distintos grupos experimentales. No se aceptan medios tonos, grises ni colores. Las figuras serán identificadas con números arábigos, en orden correlativo según aparecen en el texto. Debe enviarse el número mínimo de figuras que facilite la comprensión de los resultados obtenidos. No se aceptarán figuras que utilicen tres dimensiones (3D), a menos que en éstas se cuantifiquen y relacionen entre sí tres parámetros distintos. En la realización de las figuras los autores deben tener en cuenta que el tamaño de las letras y de los números debe ser tal que, aún reducidos para su inclusión en la revista, éstos sean legibles. Las figuras serán enviadas en página aparte (documento aparte en el CD), formato Word. Se desaconseja explícitamente el uso de figuras para mostrar resultados que pueden ser fácilmente enunciados en forma de texto o tabla (por ejemplo la distribución por sexos o edades en una población, la proporción de pacientes que responden a una de tres o cuatro características en una muestra, etc.). Como se menciona más arriba, si se reproducen figuras previamente publicadas, los autores deberán contar con una autorización por escrito para su reproducción. En la leyenda correspondiente se citará la fuente original con la aclaración “Reproducido con autorización de … (cita de la fuente original)”. Leyendas de las figuras En página aparte, a continuación del cuerpo principal del manuscrito, deberán consignarse todos los pies de figura correctamente identificados con el número arábigo correspondiente. Las leyendas serán los suficientemente explicativas como para que los lectores puedan comprender la figura sin recurrir al texto. Tablas Se presentarán en hojas aparte y deberán ser identificadas con números arábigos en orden correlativo según sean citadas en el texto. Estarán provistas de su correspondiente encabezamiento, lo suficientemente claro como para que, al igual que las figuras, puedan ser interpretadas sin volver al texto del artículo. La información contenida en las mismas no debe ser incluida en el cuerpo del trabajo. 34 www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 Abreviaturas Las únicas abreviaturas aceptadas son aquellas consagradas por el uso, como ADN (por ácido desoxirribonucleico), ATP (por adenosintrifosfato), etc. Cuando un término es excesivamente largo o es una frase de más de tres palabras (ejemplo: trastorno obsesivo compulsivo) y aparece más de seis veces en el cuerpo principal del manuscrito los autores podrán optar por abreviarlo. La abreviatura deberá ser presentada entre paréntesis a continuación de la primera vez que se utiliza el término o frase, y a partir de ese punto podrá reemplazarlos. Ejemplo: El trastorno obsesivo compulsivo (TOC)... No se aceptan abreviaturas en el título ni en el resumen. Deben evitarse oraciones con más de una abreviatura, ya que su lectura se hace muy difícil. No deben utilizarse abreviaturas de frases o palabras escritas en un idioma distinto al español. ANTES DE ENVIAR EL MANUSCRITO Antes de enviar el manuscrito controle haber cumplido con los siguientes requisitos: Hoja de título ■ ■ ■ ■ ■ ■ Título. Autor o autores. Títulos académicos. Lugar de trabajo y/o institución de pertenencia. Dirección postal. Dirección de correo electrónico. Resumen ■ Controle que no tenga más de 200 palabras. ■ No utilizar abreviaturas. Resumen en inglés ■ Título en inglés. ■ Controle que el número de palabras sea igual o menor a 200. ■ No utilizar abreviaturas. Cita correcta de la bibliografía ■ ¿Cada una de las citas indicadas en el texto tiene su correspondiente referencia en el apartado de Bibliografía? ■ ¿Las referencias están citadas de acuerdo al reglamento de publicaciones? Figuras ■ ■ ■ ■ ¿Están numeradas? ¿Cada una está correctamente citada en el texto? ¿Se acompañaron los pies o leyendas indicando a qué figura corresponde cada uno? ¿La tipografía utilizada es legible una vez reducida la figura al tamaño de una o a lo sumo dos columnas de la revista? Tablas ■ ¿Están numeradas? ■ ¿Cada una está correctamente citada en el texto? ■ ¿Cada tabla está encabezada por un titulo suficientemente explicativo? Declaración de posibles conflictos de intereses ■ ¿Están debidamente aclarados? www.apalweb.org Revista Latinoamericana de Psiquiatría Volumen 14, número 2, 2014 35