La lengua como hecho comunicativo

Transcripción

La lengua como hecho comunicativo
La lengua como hecho comunicativo
Índice
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LINGÜÍSTICA
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Cuaderno Nº 3
La lengua como
hecho comunicativo
ISPEE 2012
PROFESORA CECILIA SERPA
1. ¿Y ESTO CÓMO SE EXPLICA?
4
2. LA LENGUA Y LA CULTURA
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2.1. Desacuerdos
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2.1.1. Contra la lingüística formal
11
2.1.2. Contra la antropología
11
2.2. A favor de la etnografía de la comunicación
12
3. EL MODELO
17
3.1. UNIDADES DE ANÁLISIS
17
3.2. LOS COMPONENTES
20
3.3. Metodología
25
3.3.1. La observación participante
26
3.3.2. ¿Qué mira el etnógrafo del habla?
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4. LA ETNOGRAFÍA DEL HABLA Y OTROS ESTUDIOS DEL LENGUAJE
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5. NO TODO ES TAN SENCILLO
33
5.1. EL CONTEXTO
33
5.2. Lo universal y lo particular en las lenguas y en las culturas
35
6. LECTURA COMPRENSIVA
38
7. BIBLIOGRAFÍA
38
2
Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
1. ¿Y ESTO CÓMO SE EXPLICA?
“Tenemos aquí unas tendencias antiguas del pensamiento lingüístico y
antropológico. Dos tendencias sobresalen. Por una parte, ha habido en
lingüística una preocupación dominante por la autonomía de la forma
lingüística y por la autonomía de la lingüística como su k estudio.
Esta preocupación, junto con otras corrientes intelectuales, ha llevado a
ciertos lingüistas a separar el estudio estructural de la lengua y el
Ni Saussure ni Chomky sabrían qué decir frente al uso del
lenguaje, dado que ambos decidieron dejarlo de lado a la hora de
encarar sus estudios de la lengua y la competencia lingüística,
respectivamente. Así que asuntos como el humor, el malentendido,
la polisemia y las reglas comunicativas, entre otros, quedan afuera
de cualquier tipo de interpretación por parte de la lingüística si es
que no replanteamos el objeto de estudio y la concepción de lengua
o lenguaje que vayamos a seguir. Algunos ejemplos nos sirven para
entender lo acotado del punto de vista de estos autores.
significado en su sentido más amplio y el contexto social.”
Dell Hymes,
Hacia etnografías de la comunicación, 1965, pag. 54.
Ejemplo 1
En esta tira,
Felipe se enoja con
Mafalda y le rompe su
atril en la cabeza. El
efecto humorístico del
remate
es
una
consecuencia de la
“verdad” que explicita
la niña.
Una rama de los
estudios del lenguaje,
la pragmática, puede
dar una explicación
frente a este hecho. La
llamada “teoría de la
cortesía” sugiere que
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3
4
Ejemplo 1
Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
cada uno de los interlocutores en una conversación —si es que
pretende que esta prospere, obviamente— procura proteger la
“imagen social” del otro, tanto la “imagen positiva” (la imagen que
el otro tiene de sí, cómo desea ser visto) como la “imagen negativa”
(en los casos en que la libertad del interlocutor se ve amenazada).
Desde este punto de vista, la reacción de Felipe se explica a por el
hecho de que Mafalda pone en peligro la imagen positiva de su
amigo: le explicita que su cara parece un zapato con una zanahoria
adentro. Efectivamente, la verdad, en muchos casos, atenta contra
el buen desenvolvimiento de los eventos comunicativos si es que
afecta de algún modo u otro la imagen del interlocutor.
El ejemplo 1 demuestra que para hablar una lengua no basta
con dominar su gramática o conocer cómo producir y comprender
oraciones bien formadas. Conocer una lengua es, también, conocer
las reglas que rigen su uso, es decir, saber cuándo y cómo debemos
hablar y qué se espera de nosotros en cada caso. De nada nos sirve
hablar correctamente si no contamos con esta competencia
comunicativa.
Ejemplo 2
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Ejemplo 2
El segundo ejemplo
tiene como protagonista a
Malena, un personaje de
Mauro Serafini (quien
firma sus obras como “El
Bruno”). Malena es la
Mafalda
de
la
posmodernidad, una era en
la que la infancia y la
inocencia
contrastan
fuertemente con el modelo
5
que encarna el personaje de Quino. Malena es pobre y alcohólica y
no tiene la contención de una familia de clase media. Por eso, la
variante sociolingüística que emplea al hablar establece un
contraste claro con la variante que utiliza Mafalda.
La sociolingüística cuantitativa de William Labov puede
explicar este hecho en términos macrosociales como una
consecuencia de las variables “nivel educativo” y “nivel económico”,
dado que se ha demostrado que los hablantes utilizan una variedad
de lengua acorde a su pertenencia social. Esto significa que el modo
de hablar es parte constitutiva de la identidad de las personas, y
que estudiar el modo en que usan la lengua arroja información
sobre su situación socioeconómica. A diferencia de las creencias de
Saussure y de Chomsky, Labov demuestra que el habla o la
actuación, repectivametne, también presentan sistematicidad y
que, en consecuencia, resultan un objeto digno de estudio, tan
aprehensible como la lengua o la competencia.
Ejemplo 3
El tercero de los
ejemplos
tampoco tiene
cabida en las
teorías
que
estudiamos
durante los ejes
1 y 2, dado que
su
efecto
humorístico
solo
puede
explicarse
a
partir
del
6
Ejemplo 3
Cuaderno N° 3
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concepto de “género discursivo”.
Ejemplo 4
Bajtín, un lingüísta ruso de principios del siglo XX, sugirió
estudiar el uso del lenguaje a partir del concepto de género
discursivo, entendido como un enunciado relativamente estable,
determinado por el momento sociohistórico y definido a partir de
su estructura, de un estilo de lengua y de unos temas prototípicos.
Según este autor, el uso de lenguaje se adecua a las necesidades de
las distintas esferas de la praxis: esto significa que en el ámbito del
periodismo, de la educación, de la ley, del deporte, en el de la vida
cotidiana; en fin, en cada contexto particular existen unos modos de
usar el lenguaje, con sus reglas, y otros están excluidos. Estos
modos de usar el lenguaje, por lo tanto, se definen para cada
momento y cada lugar; nacen, se transforman y mueren en distintos
momentos.
El siguiente ejemplo apunta a los usos sexistas del lenguaje.
Nuevamente, este tema jamás podría ser abordado por las
perspectivas formales. Pero el análisis del discurso, por ejemplo,
tiene mucho para decir al respecto.
Entonces, siguiendo el concepto de género discursivo tal
como lo propone Bajtín, el ejemplo 3 se explica por la aparición de
nuevos géneros discursivos. De la mano de la tecnología,
aparecieron en los últimos años una serie de nuevos soportes para
la comunicación, y estos soportes suponen un cambio en las
condiciones materiales y definen, por lo tanto, nuevos usos del
lenguaje, con nuevas reglas. En el caso de los medios digitales, estos
usos están definidos por la velocidad, la brevedad, la publicación de
la vida privada, etc. Desconocer las reglas que rigen estos géneros
(el mensaje de texto, el chat, el twit, etc.) implicaría usarlos
inadecuadamente. Allí reside el efecto humorístico de 3: hay una
burla explícita hacia la hipervelocidad y la “falta de contenido” de
las comunicaciones actuales.
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Grosso
modo,
los
analistas del
discurso
pretenden
poner
al
descubierto
los
mecanismos a
través de los
cuales el uso
del lenguaje
construye
relaciones de
poder e incide
Ejemplo 4
sobre
la
realidad, modificando o perpetuando un estado de cosas. La mayor
parte de los trabajos del área intentan correlacionar el lenguaje con
las formaciones ideológicas, tal como sucede en el caso del Análisis
Crítico del Discurso.
Estos enfoques dentro de la lingüística ofrecen, por lo tanto,
una explicación para el ejemplo 4. El enojo del alce, la tortura, el
conejo y el ratón, quienes acusan al zorro de ser machista y de
discriminar a su mujer, se apoya en el hecho de que la variante
rioplatense del español (así como otras lenguas) utiliza la palabra
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Cuaderno N° 3
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“zorra” como un insulto hacia la mujer. El efecto humorístico, en
este caso, se sustenta en el sentido literal: en boca de un zorro, este
término pierde su carga ideológica y se “neutraliza”.
La polisemia y la carga ideológica que supone el uso del
lenguaje solo es aprehensible desde un marco teórico que vincule
lengua con sociedad e ideología.
Ejemplo 5
¿Cómo se explica el
comentario
de
Susanita en el último
recuadro de la tira de
Quino? Las palabras
del personaje solo
son
posibles
si
asumimos que en la
conversación entre
Mafalda
y
su
compañera existió un
malentendido,
generado a partir de Ejemplo 5
la palabra “ver”, de la información implícita o no dicha y los
sobreentendidos que deberían compartir los interlocutores pero
que, en este caso, no comparten.
Sin embargo, los dos personajes no comparten el mismo universo
de información, por lo que lo no-dicho les juega una mala pasada.
En efecto, Susanita interpreta literalmente las palabras de su amiga,
dado que a ella le molesta “ver” a la gente pobre, no que “exista”,
por lo que no llega nunca a reponer la información implícita. La cara
de Mafalda en el cuadro final ilustra el desconcierto por una
comunicación fallida.
Evidentemente, entonces, si pretendemos explicar algunos
de los fenómenos en los que se apoyan las historietas de (1-5), no
podemos hacer abstracción de las personas que usan el lenguaje,
del momento y del lugar en que lo usan, de la finalidad que
persiguen, de la suma de sentidos que se aglutina en un mismo
término, de las valoraciones y actitudes sociales que se vehiculizan
y/o construyen a través del lenguaje ni de la relación que existe
entre el uso de la lengua y la (construcción de la) ideología.
¿Cómo harían Chomsky o Saussure para dar cuenta del
humor en estos casos? Simplemente, no lo explican. Desde sus
puntos de vista, el uso social del lenguaje no forma parte de los
estudios de la lingüística. Sin embargo, como ya adelantamos,
existen otros investigadores que también se autodenominan
lingüistas que se ocupan, precisamente, de estas cuestiones. En las
páginas que siguen vamos a intentar abordar una de las tantas
facetas de la relación lenguaje-sociedad.
Cuando Mafalda dice “Me parte el alma ver gente pobre”
está implicando que siente pena porque “existe” gente pobre, no
por el hecho de verla. Ella deja esa información implícita: no lo dice
abiertamente sino que supone que es una información compartida;
y por eso prosigue con su discurso, sin dar mayores explicaciones.
2. LA LENGUA Y LA CULTURA
Existen muchas aproximaciones al estudio del lenguaje en
relación con lo social, para usar un término lo más amplio posible.
Pero nosotros nos vamos a centrar solo en una de ellas, más
orientada a vincular lengua con cultura, en un sentido más
específico. El modelo que abordamos en este eje corresponde al
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Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
desarrollo teórico de Dell Hymes, quien desde su lugar de
antropólogo devenido sociolingüista propone una etnografía de la
comunicación o etnografía del habla.
2.1. Desacuerdos
Dell Hymes se posiciona a partir de una discusión tanto con
la lingüística como con la antropología: es un crítico de una y otra
disciplina.
2.1.1. Contra la lingüística formal
Según Dell Hymes, tanto se han obsesionado los lingüistas
por crear una ciencia autónoma, por ganarse el estatuto de
disciplina científica, que olvidaron cualquier fenómeno que vaya
más allá de la lengua misma; en particular, de su relación con “el
contenido cultural y la forma social” (Dell Hymes 1964: 49).
Detrás de sus palabras hay un rechazo a la postura tanto de
Saussure como de Chomsky, a uno por centrarse en la pura forma,
en la inmanencia del sistema; al otro por su individualismo y
psicologismo acérrimo. Ambos, además, se limitan a una tarea
puramente descriptiva, desde la óptica de Dell Hymes.
brevemente, en introducirse en la cultura del otro e intentar una
descripción desde el punto de vista propio y del ajeno. Mediante
este método se intenta proponer una descripción para todos los
aspectos de la cultura: la religión, la economía, la organización
familiar, etc.
Si bien Dell Hymes valora positivamente esta manera de
proceder, encuentra que los antropólogos descuidan el rol del
lenguaje a la hora de hacer sus observaciones y, en consecuencia,
sus descripciones. Para la antopología, el lenguaje es solo un medio
orientado hacia otro fin, dado que la escritura y la oralidad se
conciben en términos de fuentes de información, una vía de
comunicación entre el especialista y los nativos.
2.2. A favor de la etnografía de la comunicación
Ni antropología ni lingüística: la etnografía de la
comunicación o etnografía del habla agrega un tema —el
lenguaje— al trabajo etnográfico del antropólogo:
“Etnografía de la comunicación parece indicar mejor el
alcance necesario, así como trasmitir y fomentar la
contribución fundamental que ellos [los antropólogos]
pueden aportar: estudios básicamente etnográficos y de
comunicación en cuanto a su alcance y a la complejidad
sistemática de los cuales se ocupan” (1964: 50-51)
La lingüística que sí le gusta a este autor es la de la tradición
norteamericana, precisamente esa tradición en la que se formó
Chomsky y a la que rechazó de plano. La lingüística antropológica de
Boas, Sapir y Bloomfield es el modelo en el que está pensando este
autor.
2.1.2. Contra la antropología
El punto fuerte de la antropología está en el método: la
etnografía. Los antropólogos realizan aproximaciones a distintas
culturas a través del método etnográfico, que consiste, dicho
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Simultáneamente, reposiciona los estudios abstractos de la
fonología, la sintaxis y la semántica de manera tal que requieran del
habla para ofrecer una imagen más completa del lenguaje. Dell
Hymes afirma que la etnografía del habla o de la comunicación se
ocupa de las situaciones y usos, de los patrones y funciones, del
habla como actividad con derecho propio. Por lo tanto, Dell Hymes
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reconoce la existencia de una competencia lingüística —tal como la
entiende Chomsky, esto es, como el conocimiento de las reglas
gramaticales— pero agrega la necesidad de una competencia
comunicativa, entendida como el conocimiento de las reglas de uso
del lenguaje.
Según Dell Hymes, existen dos razones por las cuales la
etnografía de la comunicación supera otros puntos de vista sobre el
lenguaje:
1. Por una parte, el autor entiende que se trata de una
perspectiva más integral que recupera las verdaderas
relaciones que existen entre el lenguaje, la psicología, la
sociedad, la cultura, etc. En lugar de estudiar por separado
estos factores para luego intentar correlacionarlos, la
etnografía del habla se propone encarar el estudio del
lenguaje en toda su complejidad.
En la etnografía de la comunicación, la lengua está situada
dentro de las pautas de los hechos comunicativos y guarda relación
integral con ellos. Como otros investigadores que se enfocaron en el
estudio del uso del lenguaje, Dell Hymes se ocupa de explicitar —
nuevamente, en discusión solapada con Saussure y Chomsky— que
esta clase de trabajo no implica asumir que el habla sea pura
imprevisibilidad, variación y desvío. Por el contrario, afirma que los
usos del lenguaje aparentan ser de ese modo cuando se pierde de
vista, precisamente, el aspecto social y cultural; mientras que la
inclusión de estos elementos en la investigación hace emerger la
estructura, se devela la pauta que rige los intercambio
comunicativos, asentada, precisamente, en los hábitos culturales de
los que forma parte constitutiva la lengua.
En consecuencia, los etnógrafos de la comunicación
proponen (1964: 62-63):
a. abandonar el estudio de la lengua o código lingüístico
para ocuparse del habla;
2. Además, este punto de vista no parte del lenguaje sino de la
comunidad que lo usa. La comunidad determina el contexto
y de ella se investigan sus hábitos de comunicación. El
lenguaje ingresa como uno de los canales comunicativos en
el marco de tales hábitos culturales.
b. colocar la función por sobre la estructura;
c. entender la función referencial del lenguaje como una
más entre muchas funciones;
d. postular una serie de funciones y explicarlas no a priori
sino a partir del contexto etnográfico;
Este desplazamiento del eje de trabajo se patentiza en las
palabras del autor cuando defiende a la etnografía como marco
teórico y la comunicación como objeto, en lugar de la lingüística y
la lengua, respectivamente:
e. demostrar la diversidad y el relativismo de tales
funciones, no su universalidad;
f. tomar la comunidad u otro elemento contextual como
punto de partida, no el código lingüístico;
“(…) no es la lingüística sino la etnografía —no la lengua, sino
la comunicación— la que debe proveer el marco de
referencia dentro del cual se debe describir el lugar de la
lengua en la cultura y la sociedad” (1964: 51)
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g. focalizar en lo contextualmente motivado de la lengua,
más que en lo arbitrario;
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h. problematizar para cada caso el lugar, los límites y la
organización de la lengua y otros medios comunicativos.
En pocas palabras, estos investigadores se asumen como un
cruce entre antropología y lingüística, aunque superador de las dos
disciplinas, por lo que no se proponen dividir el evento
comunicativo de manera tal de aislar la forma del mensaje de su
contexto de uso. Estas premisas pueden simplificarse y ordenarse
en un cuadro como el que sigue:
Desplazamiento desde…
hacia…
(-)
(+)
Código (lengua)
Habla
Estructura
Función
Mensaje
Contexto
Lo etnológicamente arbitrario
Lo etnográficamente apropiado
Universal
Particular
Si se aspira a construir una nueva disciplina nutrida a la vez
de la lingüística y la antropología, estas dos ramas de investigación
deben ser capaces de seguir los siguientes preceptos (1964: 62):
a. Congruencia metodológica. Esto no significa utilizar la
misma metodología sino que los modos de investigación de
unos y otros sean compatibles.
¿Qué es la etnografía?
Como enfoque la etnografía es una concepción y práctica de
conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la
perspectiva de sus miembros (entendidos como “actores”, “agentes” o
“sujetos sociales”). La especificidad de este enfoque corresponde, según
Walter Runciman (1983), al elemento distintivo de las Ciencias Sociales: la
descripción. Estas ciencias observan tres niveles de comprensión: el nivel
primario o “reporte” es lo que se informa que ha ocurrido (el "qué"); la
"explicación" o comprensión secundaria alude a sus causas (el "por qué");
y la "descripción" o comprensión terciaria se ocupa de lo que ocurrió para
sus agentes (el "cómo es" para ellos).
Un investigador social difícilmente entienda una acción sin comprender
los términos en que la caracterizan sus protagonistas. En este sentido los
agentes son informantes privilegiados pues sólo ellos pueden dar cuenta
de lo que piensan, sienten, dicen y hacen con respecto a los eventos que
los involucran. Mientras la explicación y el reporte dependen de su ajuste
a los hechos, la descripción depende de su ajuste a la perspectiva nativa
de los "miembros" de un grupo social. Una buena descripción es aquella
que no los malinterpreta, es decir, que no incurre en interpretaciones
etnocéntricas, sustituyendo su punto de vista, valores y razones, por el
punto de vista, valores y razones del investigador.
En este tipo de descripción/interpretación, adoptar un enfoque
etnográfico es elaborar una representación coherente de lo que piensan y
dicen los nativos, de modo que esa "descripción" no es ni el mundo de los
nativos, ni cómo es el mundo para ellos, sino una conclusión
interpretativa que elabora el investigador (Jacobson 1991:4-7). Pero a
diferencia de otros informes, esa conclusión proviene de la articulación
entre la elaboración teórica del investigador y su contacto prolongado con
los nativos.
En suma las etnografías no sólo reportan el objeto empírico de
investigación -un pueblo, una cultura, una sociedad— sino que
constituyen la interpretación/descripción sobre lo que el investigador vio
y escuchó Una etnografía presenta la interpretación problematizada del
autor acerca de algún aspecto de la "realidad de la acción humana"
(jacobson 1991:3).
Guber, R. (2001). La etnografía. Método, campo y reflexibilidad.
Bogotá: Norma. Capítulo 1, pp. 5-6.
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b. Foco en los medios de comunicación y sus fines.
c. Preeminencia de la estructura de la comunidad, de los
acontecimientos, de las personalidades, etc. por sobre la
estructura del código.
d. Ampliación del análisis de pautas de uso, rutinas y eventos
para completar aquellos aspectos de la teoría del código que
no puedan explicarse.
3. EL MODELO
Tal como sostiene Fasold (1990: 66), uno de los puntos
centrales para Dell Hymes es la relación entre lenguaje y sociedad a
través del par habla/comunidad. Este punto de vista asume que los
modos de hablar pueden variar, y de hecho lo hacen, de una cultura
a otra; lo que significa que las reglas que gobiernan el uso del
lenguaje son diferentes para los diversos grupos sociales.
Desde este punto de vista, el énfasis recae en la conducta
comunicativa que se realiza en cada hecho de comunicación; y el
punto de partida para su análisis es la etnografía “de los hábitos de
comunicación de una comunidad en su totalidad, determinando lo
que cuenta como hechos de comunicación y sus componentes y
concibiendo el comportamiento de comunicación como
dependiente del cuadro demarcado por el ambiente o alguna
cuestión implícita” (1964: 65).
3.1. Unidades de análisis
Dada la complejidad de los fenómenos culturales que Dell
Hymes se propone capturar, su propuesta se apoya en una unidad
triple o, de manera más sencilla, tres unidades anidadas.
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a. Situación de habla: situaciones asociadas al habla o marcadas por
su ausencia. Pueden estar compuestas por sucesos comunicativos
y/o de otra clase, como actividades físicas. Las situaciones de habla
no se definen por las reglas del habla, aunque sí puede darse el caso
contario. Por ejemplo, una clase: se trata de una situación de habla
en la que ocurren una serie de sucesos comunicativos (como el
saludo de inicio, por ejemplo) y otros no comunicativos (como el
momento en que los alumnos sacan sus libros). El habla está
presente en las clases, pero sus reglas no gobiernan esta situación.
Por el contrario, lo que sí sucede es que la situación de clase
determina la preferencia por ciertos usos del lenguaje (como la
exposición oral) en detrimento de otros (como el insulto).
b. Suceso de habla: estos sí son comunicativos y están gobernados
por las reglas que rigen el uso del lenguaje. Todo suceso de habla
ocurre dentro de una situación de habla y se compone de uno o
más actos de habla. Siguiendo con el ejemplo anterior, una
exposición teórica es un suceso de habla regido por las reglas de
uso del lenguaje y que ocurre dentro de la situación de habla
llamada “clase”.
c. Acto de habla: se trata de la unidad mínima, la más pequeña, en
tanto está doblemente incrustada (dentro del suceso, que está
dentro de una situación), aunque en la práctica estos actos no sean
tan pequeños (por ejemplo, en términos de su duración en el
tiempo de realización). Los actos de habla dentro de esta
perspectiva se definen por sus rasgos gramaticales, por la
entonación y por el contexto; consecuentemente, su identificación
no resulta sencilla. Una vez más, retomemos el ejemplo. En la
situación de habla “clase” existen sucesos como “el saludo”, “la
exposición oral”, “la interrogación”, “el examen”, etc. Cada uno de
estos sucesos se compone de actos de habla: en la exposición oral
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se realizan una presentación del tema, un desarrollo, un cierre y
una secuencia de preguntas y respuestas.
Estos tres elementos pueden graficarse mediante el
siguiente esquema, de manera tal de ilustrar su realización cultural
concreta.
Situación de habla
Suceso de habla
Suceso de habla
Acto
de habla
Acto
de habla
Acto
de habla
Suceso de habla
Acto
de habla
Acto
de habla
El evento comunicativo o situación de habla funciona en la
teoría de Dell Hymes como una metáfora para capturar la
experiencia, para hacerla ininteligible, en tanto las comunidades
organizadas como sistemas de hechos de comunicación constituyen
el objeto de estudio de la etnografía. Esto significa que la
comunidad misma se define a partir de las distintas clases de hecho
comunicativos que conforman un sistema particular para cada caso.
3.2. Los componentes
Cada situación de habla o evento comunicativo se constituye
a partir de una combinación particular de componentes del habla,
es decir, en función de una serie de elementos fijos que se definen
de un modo específico para cada caso. Dell Hymes reconoce la
existencia de ocho componentes, identificados cada uno de ellos a
partir de las letras que conforman la palabra “speaking”, que en
inglés significa hablando: situación, participantes, fines, (secuencia
de) actos, clave, instrumentalidad, normas y género (Dell Hymes
1964: 65-66; Fasold 1990 71-74).
Suceso de habla
Acto
de habla
Cabe señar que puede darse el caso de que una situación de
habla c onste de solo un suceso, compuesto a su vez, por un solo
acto. Por ejemplo, el agradecimiento.
Acto
de habla
Acto
de habla
Específicamente, es posible que una situación de habla
determinada esté compuesta por una serie de sucesos; en el gráfico
se proponen 4. Cada uno de los sucesos es diverso en su realización,
por lo que se les dio una forma diferente a fin de ilustrar su
especificidad. Finalmente, cada clase de suceso está compuesto por
uno o más actos de habla. Nuevamente, cada suceso se compone
de manera diversa; por eso, en el gráfico varía la cantidad y el modo
en que se disponen los actos.
Para Duranti (1988: 262), estos componentes resultan una
guía útil en tanto permite discernir cuáles son los aspectos
relevantes del evento comunicativo. El modelo de SPEAKING tiene
la ventaja de proporcionar información sobre el sistema social como
un todo y, simultáneamente, sobre las conductas personales
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1. Setting and Scene (Ambiente y Escena)
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La situación de habla se compone siempre de un marco o
ambiente —las circunstancias físicas, incluyendo lugar y tiempo— y
una escena —esto es, la clase de suceso de habla que está
ocurriendo, según los patrones culturales propios de una
comunidad—. Por ejemplo, la situación de habla “misa” toma como
marco la iglesia, generalmente los domingos por la mañana u otros
días y horarios prefijados; y su escena es el encuentro religioso
entre los fieles y el representante de Dios.
fines que persigue cada persona particular que se involucra en ese
evento.
2. Participants (Participantes)
4. Act Sequence (Secuencia de Actos)
Los participantes son todos aquellos que forman parte del
evento. Esto significa que no solo se debe tener en cuenta a quienes
hablan de manera directa entre sí (el hablante y el oyente), sino
también a todos aquellos que se ven involucrados, como el locutor
y, la audiencia y los destinatarios indirectos.
El cuarto componente también tiene una doble realización:
se trata de la forma del acto y de su contenido. Para la adecuada
realización de un evento comunicativo, los participantes deben
conocer qué actos de habla conforman los sucesos que lo
componen. Deben conocer, específicamente, la forma en que
deben proceder (cómo comportarse lingüísticamente y en otros
sentidos) y cuáles son los tópicos que involucra cada acto y cada
suceso.
Es importante ilustrar el hecho de que no siempre coinciden
quien habla con la fuente ni quien escucha con el destinatario. En el
ejemplo anterior de la misa, el hablante suele ser el cura y los files
son sus oyentes. Sin embargo, en muchos pasajes, el cura lee
fragmentos de la biblia en donde se representa la voz de otros
(Jesús, los apóstoles, etc.) que son la verdadera fuente enunciativa.
Del mismo modo, existen otros pasajes en que el cura no se dirige
de manera directa a alguno de sus oyentes, sino que sus palabras
están dirigidas a otro, como los políticos o los infieles.
Esta distinción responde al hecho de que resultados y metas
pueden no coincidir. En la situación de habla “entrevista”, se
persigue como resultado que el entrevistado brinde información.
Pero el entrevistador puede tener como meta hacer que el
entrevistado confiese algún secreto escandaloso, mientras que la
meta del entrevistado puede ser mejorar su imagen pública.
Así, quienes participan de una situación de entrevista deben
saber que la dinámica es una de preguntas y respuestas, por lo que
los entrevistados no pueden simplemente quedarse callados
cuando se los interroga y los entrevistadores deben preguntar.
Además, ambos participantes saben qué tono usar para las
respuestas y cuáles son los temas que pueden y los que no pueden
abordar.
3. Ends (Fines)
Los fines pueden ser vistos desde el punto de vista cultura y
desde el punto de vista individual. En el primer caso, se los
denomina “resultados”: se trata de los objetivos sociales,
comunitarios que persigue la realización de un evento
comunicativo; en el segundo, se denominan “metas”: se trata de los
5. Key (Clave)
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La palabra “clave” hace referencia al tono, manera o espíritu
del acto de habla. Este componente alude al hecho de que cada tipo
de evento comunicativo supone un comportamiento específico por
parte de los participantes, en términos del tono general que define
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el ambiente. Así, por ejemplo, se espera una clave “formal” en la
situación de entrevista laboral, una clave “íntima e informal” en la
situación cena de amigos, una clave “solemne” durante la misa, etc.
La tabla que aparece a continuación ejemplifica de qué
modo se pueden aplicar todos los componentes para el análisis de
una situación de habla:
6. Instrumentalities (Instrumentalidades)
Situación de habla: clase de matemática en tercer año
El sexto componente hace referencia a las formas y estilos
de habla que son propias de cada situación, además de los canales
que se utilizan. Es decir que “instrumentalidades” incluye: el código,
que puede ser una lengua o dialecto (por ejemplo, el checo antiguo)
u otro código compartido (como el musical o el pictórico) y el medio
a través del cual “viaja” el mensaje cifrado en un código (por
ejemplo, el teléfono, la carta, el tambor o el mural).
Ambiente
Martes, de 9 a 10:30 de la mañana, aula 15 en el
primer piso de la Escuela Gregorio de Laferrere,
Parque Avellaneda, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Escena
Situación de enseñanza y aprendizaje.
2
Participantes
Profesor de matemática y veinticinco alumnos (once
mujeres y catorce varones)
3
Fines:
resultados
Que los alumnos aprendan a resolver ecuaciones
enteras con una y dos incógnitas.
Fines: metas
Profesor: ser claro en su explicación y lograr la
atención de sus alumnos.
Alumno 1: aprender lo que el profesor explica.
Alumno 2: aguantar hasta que llegue el recreo.
Alumno 3: anotar todo lo que sea posible para poder
estudiar para el examen.
Alumno 4: lograr que el profesor crea que le interesa
la materia.
4
Secuencia de
actos
Saludo inicial
Presentación del tema
Vinculación con temas anteriores
Exposición del tema
Toma de apuntes por parte de los alumnos
Ejercitación
Corrección de la ejercitación
Indicaciones para la ejercitación siguiente
5
Clave
Habla formal, expositiva, clara, ordenada.
6
Intrumenta-
Código 1: lingüístico oral y escrito, español
1
7. Norms (Normas)
El anteúltimo componente alude a las reglas sociales que
rigen tanto el evento como las acciones y reacciones de los
participantes, sus intervenciones y sus interpretaciones.
Por ejemplo, en la cultura rioplatense forman parte de las
normas interaccionales de una charla informal el hecho de ceder el
turno de habla al interlocutor cuando los hablantes se superponen.
Si dos personas comienzan a hablar en simultáneo y ninguna de
ellas cede su turno para que el otro hable primero es posible que se
rompan las normas de cortesía y la charla devenga en discusión.
8. Genre (Género)
Una charla informal, una entrevista de trabajo, una escritura
de compra-venta, una publicidad son algunos ejemplos de géneros;
es decir, formatos de uso de la lengua que tienen sus propias reglas
en cuanto a la forma y en cuanto al contenido.
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24
Cuaderno N° 3
7
8
La lengua como hecho comunicativo
lidades
rioplatese, erudito, formal y académico.
Código 2: matemático.
Medio: pizarrón, gráficos, carpeta.
Normas
No interrumpir al profesor ni a los compañeros.
Levantar la mano para hacer solicitar el turno de
habla.
Cumplir con las indicaciones del docente.
No deambular por el aula.
Género
f. Significa, además, que la lengua es un elemento más dentro
de los posibles medios de comunicación que existen en una
cultura; por lo que se espera que el investigador sea capaz
de dilucidar cuál es la función de cada código en cada
cultura.
g. Finalmente, encontramos que se accede a la cultura a través
de una unidad tripartita (situación suceso(s) acto(s) de
habla) y existen unos componentes del habla.
Exposición oral.
Apunte.
h. Estos componentes son objetivos, sí son universales, al
menos a priori, aunque se debe definir para cada caso cómo
es que se realizan y cuál es su peso relativo dentro de cada
situación.
3.3. Metodología
Hasta ahora sabemos que:
a. No alcanza con conocer la gramática, es decir, con nacer
dotado de un órgano del lenguaje y que este se desarrolle de
manera “normal” hasta alcanzar la competencia lingüística
en una lengua particular.
b. Es necesario que, además, el hablante sepa cómo y cuándo
usar esa competencia lingüística; es decir que debe también
estar dotado de una competencia comunicativa.
c. La competencia comunicativa se define por la pertenencia a
una comunidad lingüística en el marco de una cultura.
d. Pero la competencia comunicativa no se reduce a saber usar
la lengua, sino también implica saber cuándo estar callado,
cuándo intervenir, cómo moverse, y el domino de otros
códigos comunicativos, como el musical, el gestual, el
pictórico, etc.
Tenemos el modelo completo. Solo nos falta comprender
cómo es que el investigador accede al estudio de la cultura. Aunque
a esta altura resulte obvio decirlo, la respuesta está en la
etnografía.
3.3.1. La observación participante
El etnógrafo trabaja por observación, se involucra con la
cultura que es objeto de su estudio y, a partir de allí, produce
conocimiento. Fasold explica qué es lo que busca el etnógrafo
durante su tarea:
“La meta del trabajo de la etnografía del habla, y de otros
estudios antropológicos, es obtener una comprensión global
de las perspectivas y valores de una comunidad como una
forma de explicar las actitudes y conductas de sus miembros
(…), una compresión íntima de la comunidad” (Fasold 1990:
74-75).
e. Esto significa que el lenguaje y sus funciones son relativos a
cada cultura particular, por lo que no importan los
universales sino lo específico de cada lengua.
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
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Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
Dos puntos de vista: emic y etic
La antropología es una disciplina especialmente reflexiva sobre su
modo de construir el conocimiento, dado que a esta clase de
investigadores les cuesta particularmente separar de manera clara y
adecuada sus valoraciones personales de las que son propias de los
actores que él estudia. Desde el momento en que los antropólogos
comenzaron a cuestionarse esta especificidad de su práctica fueron
consientes de que en sus reportes existe siempre una doble mirada: la
mirada de los sujetos que están siendo estudiados y su propia mirada
interpretativa. A estos dos puntos de vista se los denomina emic y étic,
respectivamente.
Estos dos términos fueron acuñados Pike (1967), un lingüista,
aunque Boas en Estados Unidos y Malinowski en Europa ya estaban
problematizando el su mirada como investigadores. Este último autor
da cuenta de ello en Los argonautas del Pacífico occidental (1922).
Los antropólogos integran el punto de vista emic y el etic en
distintos momentos de su trabajo. En algunos momentos, el
investigador proyecta su mirada desde dentro de la comunidad que
estudia, lo que implica asumir temporalmente los valores y las
apreciaciones de los nativos, esto es, el punto de vista emic. Esta
mirada se logra a través de un método de investigación específico, la
observación participante: el antropólogo se mete de lleno en la cultura
que pretende captar, convive con los nativos e intenta convertirse en
uno más. El objetivo de esta fase del trabajo es eludir la distorsión de
analizar los valores ajenos con parámetros propios. Por otra parte, la
mirada etic se alcanza observando el sistema desde fuera, es decir,
como si el antropólogo estuviera fuera de la sociedad que estudia. Así
que, una vez finalizado el trabajo de campo, el antropólogo coteja los
dos puntos de vista, establece analogías entre la cultura que ha
estudiado y la suya propia; además de las comparaciones pertinentes
con otras culturas de las que tiene conocimiento indirecto.
Sobre este asunto, Dell Hymes afirma que “la objetividad
etnográfica es objetividad intersubjetiva, pero en primera instancia, la
objetividad intersubjetiva en cuestión es la de los participantes en la
cultura” (1965: 68).
La observación participante es la manera en que se
efectiviza la actividad del etnógrafo. Esta requiere de mucho
compromiso —no solo intelectual sino también físico— por parte
del investigador, ya que deberá integrarse a la cultura que es objeto
de su interés tanto como le sea posible. Los antropólogos pasan
semanas, meses y hasta años viviendo con la comunidad nativa.
Durante ese tiempo, deben tomar nota de todo lo que ven,
entrevistar a los miembros de la comunidad —a todos, desde los
más importantes hasta los más anónimos— e integrarse en las
actividades que estos llevan a cabo: cocer, cantar, trotar o lo que
sea que hagan los nativos.
Durante este proceso, el antropólogo tiene que dejar de
lado sus prejuicios, sus ideas previas, sus preconceptos, dado que
debería ser capaz de comprender las cosas que ve y que le cuentan
desde el punto de vista de la comunidad. Estos significa que los
investigadores tienen que correrse de su punto de vista (llamando
etic) y colocarse en el punto de vista nativo (llamado emic) para
lograr capturar el verdadero significado de los hechos, ritos,
costumbres, hábitos y conductas que conforman esa cultura. Y
“verdadero” significa, en este caso, “propio de la comunidad”. No
importa qué significa un matrimonio, por ejemplo, para el
investigador, en su cultura; si está estudiando el matrimonio entre
los mapuches deberá ser capaz de comprender qué sentido le dan
estos. El punto de vista del investigador interviene como elemento
contrastivo, dado que aportará su conocimiento de los hechos en
otras culturas (investigadas por él mismo o por sus colegas) y en la
propia.
En los casos en que la investigación se lleva a cabo dentro de
la propia cultura —por ejemplo, un etnógrafo del habla porteño que
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Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
estudia las interacciones docente-alumno en las escuelas de Buenos
Aires— la tarea es todavía más difícil: solo una introspección
concienzuda —esto es, la observación detallada y crítica de los
propios actos y pensamientos— permite desprenderse de las ideas
que poseemos cada uno de nosotros sobre lo que somos y lo que
hacemos. Es necesario que, en estos casos, el antropólogo y el
etnólogo miren con ojos nuevos, vírgenes, aquello que les resulta
más conocido: su propia cultura. Es necesario, entonces, ser un
extranjero dentro de su propia casa.
los componentes, sino que tales combinaciones vienen
dadas por la cultura (Duranti 1988: 262).
b. además, si el investigador es capaz de dilucidar de qué modo
la comunidad se relaciona con cada uno de los componentes
de la comunicación, logrará comprender cuál es el rol de la
lengua en esa cultura.
c. En este sentido, deberá ser cuidadoso de no tomar el valor
de un canal o un código como si fuera igual en todas las
culturas: esto significa asumir (y no perder de vista) que la
lengua oral u escrita y otros sistemas de comunicación
tienen un valor específico en cada comunidad.
3.3.2. ¿Qué mira el etnógrafo del habla?
Específicamente en el caso de los etnógrafos del habla, la
observación participante estará orientada a estudiar la cultura a
través del estudio de las situaciones de habla particulares que la
conforman.
Dijimos más arriba que el concepto de evento comunicativo
—o situación de habla— se utiliza como un constructor teórico para
capturar la experiencia cultural, para hacerla ininteligible. Si el
objeto de estudio son las culturas en tanto comunidades
organizadas como sistemas de hechos de comunicación, el etnólogo
debe describir precisamente tales hechos de comunicación. Su
observación participante estará orientada a descubrir y describir
cada una de las situaciones, sucesos y actos de habla y para hacerlo
cuenta con la taxonomía de componentes que propone Dell Hymes.
Si esta teoría defiende la idea de que el habla cumple
diversas funciones en cada cultura, o sea, una posición relativista,
entonces:
a. para cada comunidad los eventos de habla estarán
compuestos por una combinación particular de
componentes y no otra: no es posible combinar libremente
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
29
Duranti (1988: 262-263) destaca el valor heurístico del modelo
de SPEAKING, y reconoce que la diversidad de métodos de la
etnografía del habla —subjetivo, intersubjetivo y objetivo— resulta
fiel a la complejidad del lenguaje como una praxis, en lugar de
reducirlo a unos principios independientes y abstractos; es decir
que la propuesta de Dell Hymes logra captar y mantener unida la
totalidad de la comunicación.
Sin embargo, este modelo tampoco está exento de críticas
(Duranti 1988: 263-264): si bien es un valor, el hecho de que se
respeten las taxonomías nativas en lugar de proponer
denominaciones a priori para los eventos comunicativos orienta la
investigación hacia lo que los miembros de una cultura describen
como relevante; esto, contrariamente a lo esperado, podría implicar
que algunos eventos comunicativos sean dejados de lado e
ignorados por el investigador pese a su importancia. En rigor, lo que
los etnólogos terminan por estudiar “es una mezcla de lo que los
miembros de una cultura describen como relevante y de lo que se
espera que ellos mismos documenten de acuerdo con su condición
de miembros de una determinada tradición investigadora” (1988:
264)
30
Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
4. LA ETNOGRAFÍA DEL HABLA Y OTROS ESTUDIOS DEL LENGUAJE
En “La etnografía del habla: hacia una lingüística de la
praxis” (1988), Duranti ubica la etnografía del habla en relación con
sus puntos de contacto y sus puntos de divergencia con cuatro
perspectivas lingüísticas: la sociolingüística, la pragmática, la
gramática generativa y el análisis de la conversación.
En cuanto a la sociolingüística, Duranti considera que la
etnografía del habla se constituye como un subcampos (1988: 254):
si la sociolingüística es el estudio sistemático del uso lingüístico en
la vida social, la etnografía del habla es una rama dentro de esta. Sin
embargo, estas dos disciplinas tienen diferencias teóricas y
metodológicas, ya que discrepan en cuanto a su modo de entender
el concepto de uso, el de habla y el de competencia compunicativa:
a. Uso (Duranti 1988: 245-256): mientras que los sociolingüistas
identifican uso con la noción de parole, por oposición a langue, y los
modelos cognitivos pretenden dar cuenta del comportamiento
humano por medio de un conjunto de reglas independientes del
contexto; los etnógrafos del habla consideran que el uso lingüístico
debe interpretarse como el uso del(los) código(s) lingüístico(s) en el
desarrollo de la vida social, en contextos específicos.
b. Habla (Duranti 1988: 256): este término se diferencia
radicalmente de las propuestas anteriores, dado que es introducido
por Hymes para señalar el papel activo del código humano,
orientado a la praxis. Estos significa que designa una forma de
trabajo humano, la forma de comportamiento cooperativo filo y
ontogenéticamente más poderosa (Vygotsky 1978)
c. Competencia comunicativa (Duranti 1988: 256-259): este
concepto es enteramente acuñado por Dell Hymes, por lo que es
imposible rastrearlo en la sociolingüística.
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
31
Por otro lado, en cuanto a la pragmática, esta disciplina
coincide con el interés por la relación entre el lenguaje y la acción
que presenta la etnografía del habla. Ambas disciplinas dan cuenta
de lo que los hablantes hacen con el lenguaje, la labor realizada por
y a través de este: el modo en que el lenguaje interviene en la
configuración de las identidades y las relaciones sociales, cómo
incide sobre la concepción del mundo de una comunidad, de qué
modo participa en los eventos comunicativos individuales y sociales,
su papel en cuanto a la rutura y/o refuerzo de barreras físicas,
políticas y culturales.
Las diferencias entre la pragmática y la etnografía del habla
se deben a que esta última presenta mayor grado de preocupación
por el contexto sociocultural en el que se enmarca el uso del
lenguaje y otorga un énfasis menor a los sistemas de notación
lógica.
En cuanto a la relación etnografía del habla/gramática
generativa, estas dos ramas de los estudios del lenguaje coinciden
en postular la existencia de una competencia lingüística; mientras
que la etnografía del habla se diferencia de la gramática generativa
mediante el concepto de competencia comunicativa que incluye y
supera a la otra (Duranti 1988: 257). Según Duranti, Dell Hymes se
aleja de Chomsky al sugerir la necesidad de una competencia
comunicativa que permita acompañar la descripción gramatical con
condiciones de pertinencia, además de complementar el código
gramatical o lingüístico con otros aspectos del comportamiento
gobernados por reglas.
Entonces, las concepciones del término “competencia” que
manejan uno y otro autor son diversas. Para el generativismo, el
conocimiento puede estudiarse separadamente de la actuación,
que se define como la ejecución que se realiza de aquel. Esta
perspectiva excluye factores no lingüísticos, como las creencias y las
actitudes y propone la autonomía de la gramática. Contrariamente,
en la etnografía del habla, participación, actuación y conocimiento
32
Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
intersubjetivo son componentes igualmente esenciales de la
capacidad de ‘conocer una lengua’ que es, por lo tanto,
dependiente del contexto (Duranti 1988: 257).
Finalmente, el análisis de la conversación se encuentra con
la etnografía del habla en su recuperación del papel del habla en la
creación del contexto y en la necesidad de adoptar la perspectiva de
los participantes para el estudio de las interacciones (Duranti 1988:
266). Sin embargo, ambos marcos teóricos difieren en su
concepción de lo que constituye el contexto —el análisis de la
conversación excluye cualquier elemento por fuera el intercambio
de turnos— y en cuanto a la universalidad implícita de los turnos de
habla (1988: 266-267).
5. NO TODO ES TAN SENCILLO
5.1. El contexto
El concepto de “contexto” resulta central en los estudios de
la etnografía del habla, dado que piensa el lenguaje siempre en
relación con una comunidad hablante, en el marco de una cultura.
Tal como relata Duranti (1988: 259), el término tiene su
origen en los trabajos de Malinowski, quien introduce los conceptos
de contexto de situación y lenguaje como modo de acción.
Posteriormente, el concepto de contexto se ha ido redefiniendo de
manera tal que en él cupieran toda la gama de hablantes, las
dimensiones espacio-temporales de la interacción y los objetivos de
los participantes. Esto llevó a la etnografía del habla y otras
corrientes a adoptar y discutir las nociones de comunidad de habla,
evento comunicativo y actos de habla (Duranti 1988: 260).
El problema de los límites de la comunidad lingüística no es
restrictivo a esta área particular de los estudios del lenguaje. De
hecho, todos los investigadores del lenguaje en relación con lo
social se cuestionan sobre este punto. Del mismo modo, Dell Hymes
afirma que “La cuestión de los límites de la comunidad lingüística y,
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
33
de hecho, de cuántas comunidades lingüísticas hay dentro de una
comunidad, llega a ser un problema desde el punto de vista
estrictamente etnográfico” (1964: 72). Dicho en palabras de Fasold
(1990: 67): para los propósitos de la descripción etnográfica, ¿cómo
decidimos qué es un grupo social?
Dónde empieza y dónde termina una comunidad lingüística,
cómo saber quiénes forman parte de ella y quiénes no, qué rasgos
objetivos se usan como parámetro para delimitar un grupo social
lingüísticamente homogéneo son preguntas que muchos
investigadores responden de manera diversa. Es decir, no hay
acuerdo sobre este punto (Fasold 1990: 68).
La respuesta de los etnógrafos no zanja la discusión pero al
menos operativiza el trabajo. Por una parte, Dell Hymes coincide
con los sociolingüistas al considerar que todos los miembros de una
comunidad de habla comparten las mismas reglas para hablar,
además de al menos una variedad lingüística. Esto significa que
una comunidad de habla no se define por el hecho de compartir una
lengua, sino como el conjunto de personas que comparten las reglas
para interpretar al menos una lengua o una variante lingüística
(Duranti 1988: 260).
El evento comunicativo también define el contexto, dado
que se trata de la actividad social en la cual el habla tiene lugar: a
diferencia de la sociolingüística, la comprensión de la forma y el
contenido de la conversación diaria implica, en sus distintas
manifestaciones, la comprensión paralela de la actividad social en la
que el habla tiene lugar (Duranti 1988: 261). Desde este enfoque, el
habla desempeña un papel central en la constitución del evento
social.
Finalmente, en cuanto al acto de habla, se trata de un
concepto que acentúa la dimensión pragmática del habla y que
también afecta el concepto de contexto. Si bien esta denominación
proviene de la Teoría de los Actos de Habla de Austin (1975), en
34
Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
ambos casos implica que el mismo enunciado puede usarse para
cumplir diferentes fines según se apoye en distintos conocimientos
compartidos sobre el evento social en el que tiene lugar el habla. A
la etnografía del habla le interesa particularmente la relación que
existe entre la noción de Austin y diversos aspectos de las teorías
locales de la comunicación y de la interpretación
5.2. Lo universal y lo particular en las lenguas y en las culturas
Siendo empleado de una compañía de seguros contra
incendios, Whorf nota que los sujetos actúan de acuerdo al
significado que atribuyen a las palabras, hecho que desemboca
muchas veces en un accidente: no solo la situación física sino el
significado de la situación es un factor que a través del
comportamiento de las personas se traduce en incendio. En
particular, observa que las personas actúan de una manera diversa
si se encuentran en un depósito de “tanques de gasolina” —en cuyo
caso tienen un cierto cuidado— o si están en un depósito de
“tanques de gasolina vacíos”, donde son más descuidados. En “La
relación entre lenguaje y pensamiento y conducta habituales”
(1941), Whorf presenta este hecho como una prueba a favor de su
idea de que la conducta está condicionada o determinada por el
lenguaje. Según el autor, el alto índice de incendios en los depósitos
de tanques de gasolina vacíos se debe a que los hablantes asocian
dos categorías lingüísticas —“tanque de gasolina lleno” y “tanque
de gasolina vacío”— con dos situaciones del mundo —posibilidad
de accidente vs. no-posibilidad de accidente— y actúan en función
de estas ideas. Según Whorf, entonces, el lenguaje determina el
pensamiento y este modela la conducta.
cosmovisión dada y determinan el pensamiento —y en
consecuencia la conducta— de los hablantes. Esto significa que el
modo de organización formal de cada una de las lenguas del mundo
correlaciona con la manera en que cada comunidad entiende la
realidad, el modo en que conceptualizan su vida. Esto significa,
además, una unión muy fuerte entre la lengua, el pensamiento y la
cultura, al punto tal de que una versión “fuerte” de esta hipótesis
habla de determinación: la forma de la lengua determina la imagen
de mundo de los sujetos que la hablan.
Por ejemplo, la gramática del español permite construir el
mundo de la experiencia de las emociones de dos maneras: una en
la que el sujeto que experimenta la emoción es “más activo” y otra
en la que este sujeto es “más pasivo”. Cuando decimos “Camila
disfruta de la lectura” estamos colocando a Camila como la persona
que experimenta un placer y a la lectura como el objeto de ese
placer. Pero si decimos “A Camila le gusta leer” estamos colocando
a la misma persona, Camila, en un lugar más pasivo, dado que la
lectura es algo que genera un efecto —el gusto— sobre ella.
Entonces, según la hipótesis Sapir-Whorf, la gramática del español
nos permite pensar las emociones de dos maneras, una en la que
somos protagonistas de la emoción y otra en la que las emociones
impactan sobre nosotros. Nos habilita a este modo y solo este de
entender el universo de las emociones. La lengua, en este sentido,
determina, condiciona nuestra percepción del mundo. Igualmente,
la gramática del español nos ofrece una serie de opciones para
catalogar la experiencia de la temperatura —por ejemplo, “helado”,
“frío”, “tibio”, “caliente”, “hirviendo”—, por lo que solo podemos
reconocer esas categorías y ninguna otra a la hora de construir
nuestra cosmovisión.
En base a esta idea se construye la “hipótesis Sapir-Whorf”
—denominación que toma su nombre de las investigaciones de
Whorf y de su maestro, Sapir—, según la cual las particularidades
formales de una lengua se relacionan con las especificidades de una
Existen dos modos de interpretar la hipótesis whorfiana. La
primera versión de esta hipótesis es la menos aceptada: sugiere que
el relativismo lingüístico es estructural, es decir, que la especificidad
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
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Cuaderno N° 3
La lengua como hecho comunicativo
de una lengua determina el pensamiento, la experiencia y la
conducta. A esta variante se denomina “relativismo fuerte” dado
que establece que la lengua es la causa de las características de la
cultura: la comunidad de habla solo puede comprender el mundo
tal y como sus categorías lingüísticas le permiten hacerlo; es decir
que la lengua determina fuertemente el pensamiento de los
hablantes. La segunda variante de la hipótesis del relativismo se
denomina “débil” y propone que existen diferencias en el uso del
lenguaje en cuanto a las pautas culturales y su importancia para la
experiencia y la conducta. Para dar cuenta de estas particularidades
culturales, el investigador debe realizar inferencias a partir de los
datos etnográficos relacionados con las funciones lingüísticas. En
este caso, no se proponen relaciones de causa-efecto entre la
lengua y pensamiento, el modo de entender la realidad.
Dell Hymes (1964: 76-77) sostiene que la hipótesis whorfiana
fuerte da por hecho que el rol funcional de la lengua en relación con
la cosmovisión es el mismo en todas partes, para todas las culturas:
en todas las comunidades la lengua tiene la misma función en
relación con el modo de construcción de la experiencia. Por lo
tanto, este autor está en desacuerdo con el universalismo
transcultural de Sapir-Whorf y propone, como contrapartida, el
relativismo del rol funcional de la lengua a nivel transcultural: las
lenguas cumplen distintas funciones en cada cultura. Según Hymes,
la relatividad lingüística de Whorf es secundaria: depende de una
relatividad sociolingüística primaria, la del compromiso diferencial
de las lenguas en la vida social, dado que el papel de una lengua
como instrumento para categorizar la experiencia no puede
separarse de su papel como medio de comunicación. De hecho, si el
código lingüístico es pensado como uno más de los componentes
del evento de comunicación queda al descubierto su
multifuncionalidad dentro de los distintos propósitos de la
comunicación y la vida cultural.
ISPEE / Lingüística / Prof. Cecilia Serpa
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6. LECTURA COMPRENSIVA
1) ¿Qué es la etnografía del habla y cuál es su área específica de
estudio?
2) Compará la idea de uso lingüístico en el ámbito formal y en el de
la etnografía del habla.
3) ¿Qué significa el término competencia comunicativa y qué
relación establece con la competencia lingüística propuesta por
Chomsky?
4) ¿Qué idea de contexto propone la etnografía del habla y cómo ha
ido evolucionando este concepto?
5) ¿Qué es la comunidad de habla y qué problemas presenta este
concepto?
6) Definí la unidad de análisis de la etnografía del habla.
7) Enumerá y describí cada uno de los componentes del habla.
8) A partir del modelo de la etnografía del habla, proponé al menos
tres eventos comunicativos y analizá sus componentes.
7. BIBLIOGRAFÍA
Duranti Alessandro, (1992) La etnografía del habla: hacia una
lingüística de la praxis, en Newmeyer, F. (ed.) Cambridge Linguistic
Survey. T. IV. The sociocultural context. Cambridge U.P
Fasold, R. (1990) La etnografía de la comunicación, en Fasold,
R. Sociolingüística del lenguaje. Buenos Aires: Docencia.
Guber, R. (2001). La etnografía. Método, campo y
reflexibilidad. Bogotá: Norma. Capítulo 1.
Hymes, D. (1964) Hacia una etnografía de la Comunicación, en
Garvin y Lastra (ed) Antología de etnolingüística y Sociolingüística.
México: UNAM, 1974.
38
Cuaderno N° 3
Whorf, B. (1941) La relación entre lenguaje y pensamiento y
conducta habituales, en Garvin, P. L. y Y. Lastra de Suárez (comps.):
Antología. Estudios en etnolingüística y sociolingüística. México:
UNAM.
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