`El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias

Transcripción

`El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias
'El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias, pero la masa de mujeres queda
al margen de la historia, y las circunstancias son para cada una de ellas un obstáculo y no un
trampolín'.
Simone de Beauvoir matizaba con esta frase su creencia de que no es la inferioridad de las
mujeres la que determina su insignificancia histórica sino que, al contrario, la insignificancia
histórica condena a las mujeres a la inferioridad.
Jamás hubiera podido imaginar hace casi diez años, cuando comencé a interesarme por
personajes históricos femeninos, la importancia que muchos de ellos llegaron a alcanzar en su
tiempo. Me sorprendí porque casi ninguno de sus nombres ocupaba un lugar en la historia.
Confieso que mi interés por conocer y difundir la realidad de estas mujeres lo despertó una de
ellas. Después de adentrarme en la vida de doña Juana de Trastámara, más conocida como la
Beltraneja, después de comprobar cómo la utilizaron todos y cómo la historia se olvidó de ella,
no dejaba de preguntarme si a Juana le hubiese ocurrido lo mismo de haber nacido varón. Es
muy probable que entonces, por muy inteligente que fuera doña Isabel -que sí lo era-, no tuviera
nada que hacer frente a un contrincante masculino, aunque supuestamente éste fuera bastardo.
Fue tal el impacto que me causó la desgraciada vida de Juana de Trastámara, y la sospecha de
que nada le habría sucedido de ser varón, que me impulsó a recabar información de otras mujeres
y a escribir sobre ellas en un deseo de intentar devolverles un lugar en la historia de la que
formaron parte y con la que colaboraron en la medida de sus posibilidades, que siempre fueron
más bien escasas, y a veces nulas. Pero a pesar de la difícil situación que les tocó vivir muchas
desempeñaron cargos importantes y todas influyeron en el devenir de su tiempo, aunque después
la historia no se haría eco de ello.
Adolfo Posada, sensible a la problemática de las mujeres, escribía: 'Ni una sola profesión
humana hay a la que la mujer no haya proporcionado lúcido contingente. Desde héroe, rey,
literato, hasta esclavo, todo cuanto fuere el hombre, lo fue la mujer. ¿Y en qué condiciones?
Siempre en la más desfavorable (salvo para ser esclava), teniendo que luchar con las
preocupaciones contrarias, con la falta de educación...'
En el prefacio, prólogo o introducción del segundo 'Libro de los Macabeos', del Antiguo
Testamento, los autores escriben que 'sería simpleza mostrarse difusos antes de entrar en materia,
para luego ser breves en ésta'. Ellos presentan al lector la compilación de los cinco libros que
sobre la historia de Judas Macabeo y sus hermanos había escrito Jasón de Cirene y cuentan lo
mucho que se han esforzado para seguir las normas correctas de condensación de los cinco libros
en uno, manifestando que lo único que pretenden es facilitar su lectura.
He utilizado este ejemplo porque, salvando las diferencias, existen ciertos puntos en común en
las intenciones de los mencionados autores y las mías al escribir 'Ellas mismas'. Al igual que
ellos, pretendo hacer fácil la lectura y dar a conocer, de forma resumida, los rasgos más
importantes de la vida de las protagonistas del libro, muchas de las cuales han sido objeto de
biografías extensas y muy documentadas que he utilizado como fuentes, aunque por desgracia
con alguna de las mujeres que integran el libro no pude hacer lo mismo y he tenido que
reconstruir su vida con relatos de contemporáneos en las que algunas veces se las cita de pasada.
Todas fueron personas importantes que intentaron dejar su impronta en el momento histórico que
les tocó vivir.
'Ellas mismas' pretende ser un revulsivo para el olvido y dejar constancia de que la historia ha
omitido sistemáticamente el nombre de las mujeres, tal vez porque la mayoría de los
historiadores pensaban como Gregorio Marañón, que siempre decía: 'La historia está hecha por
los hombres, las mujeres tienen reservada la misión de hacer al hombre, padre de la historia'.
'Ellas mismas' quiere recuperar esa memoria de las mujeres y penetrar en la historia del tiempo
que vivieron a través de la realidad de su existencia. Comprobar, por ejemplo, la misoginia de
algunos miembros de la Compañía de Jesús, contemporáneos del fundador, san Ignacio de
Loyola, que se opusieron con todas sus fuerzas a la presencia de mujeres en la congregación,
consiguiendo expulsar a Isabel Roser, que había ingresado en la Compañía el día de Navidad de
1545. Profundizar en el significado que encerraba el honor para la sociedad medieval observando
el comportamiento de Leonor López de Córdoba que, además, es la autora de la primera
biografía en lengua castellana que se conoce. O descubrir que una de las razones que movieron a
Juan Lamberto Tallien, líder de la Revolución francesa, a adelantar el golpe de Thermidor que
llevaría a Robespierre a la guillotina, era el deseo de salvar la vida de su amada, Teresa Cabarrús,
encerrada en la cárcel de la Force en París. Los franceses le dieron entonces a Teresa Cabarrús el
nombre de ¡Nuestra Señora de Thermidor!
Las veintisiete protagonistas de este libro vivieron en épocas muy distintas de la historia. Unas
fueron monjas -alguna ha sido beatificada-, otras reinas, escritoras, pintoras, cantantes o
simplemente esposas, aunque con personalidad propia. Porque si algo tienen en común las
mujeres que aparecen en este libro es que siempre intentaron ser ellas mismas.
¿Qué quiero expresar al decir 'que intentaron ser ellas mismas' y cómo llego a esta conclusión?
La respuesta es muy sencilla, todas lucharon por desarrollarse como personas, como seres
humanos, con sus aficiones, aptitudes, proyectos e ilusiones. Todas consiguieron, con gran
esfuerzo, proyectarse más allá de los muros del hogar en que la sociedad de su época deseaba
encerrarlas. Incluso María Lejárraga, cuyo comportamiento matrimonial resulta desconcertante,
pudo dedicar su vida a lo que ella quería, escribir.
Las veintisiete protagonistas son todas españolas a excepción de Leonor Plantagenet, Gertrudis
Gómez de Avellaneda y María Felicia García, la Malibrán. Las dos primeras llegaron muy
jóvenes a España y aquí discurrieron sus vidas. María Felicia era hija de españoles y aunque no
nació ni vivió en España siempre fue considerada como tal en el mundo artístico en que se
movía.
He querido a través de estas veintisiete protagonistas acercarme al mundo de las mujeres desde el
siglo XII, en que vivió Leonor Plantagenet, al xx, en que vivieron algunas de ellas, como Clara
Campoamor, María Lejárraga, Carmen de Burgos, María Blanchard o la infanta Eulalia de
Borbón. Digo vivieron porque ninguna de las protagonistas de 'Ellas mismas' nació en el siglo
XX.
Deseo que llegue el momento en que no sea necesario escribir libros para saber qué hizo una
parte de la humanidad. Libros que nos permiten a las mujeres encontrar nuestros referentes
recuperando nuestra memoria histórica. Lo deseo con todo mi corazón porque entonces, si eso
sucede, es que, ¡por fin!, se habrá dejado de considerar lo masculino como universal y lo
femenino como particular.

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