Sergio Fernández: „la televisión me ha apartado del fogón

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Sergio Fernández: „la televisión me ha apartado del fogón
Fecha de realización de la nota de prensa: 19 de agosto
Código: 483_2016
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PAISAJE GASTRONÓMICO
Sergio Fernández: „la televisión me ha apartado del fogón‟
Docente, propietario de El Luca y con experiencia en cocina molecular: más allá
de una cara conocida de la pequeña pantalla. Fernández pasará por la quinta
edición del evento el viernes 16 de septiembre.
Mientras responde a las preguntas, cocina unos “macarrones con una boloñesa de pollo y un queso gouda
para mis hijas que les encantan. Una de ellas está aquí a mi lado removiéndome el guiso”, dice entre
carcajadas Sergio Fernández. Para muchos es uno de los cocineros más simpáticos de la televisión aunque
precisamente sea la pequeña pantalla la que lo haya hecho alejarse de la cocina: “la televisión me ha
apartado del fogón”, confiesa el madrileño.
Es mucho más que una cara conocida de la televisión, en la que empezó allá por el año 2002 en „Oído
cocina‟. Docente, propietario del restaurante El Luca y con experiencia en cocina molecular son algunos
de los baluartes de este chef. Fernández estará en la quinta edición de Paisaje Gastronómico en Garachico
el próximo viernes 16 de septiembre a las 19.00 horas mostrando su buen hacer en los fogones.
Destaca por su simpatía ante las cámaras aunque asegura que “el éxito de la cocina en televisión es que no
te importe nada que haya cámara o no. Lo importante está en ser auténtico”. Fernández ha decidido en
alguna ocasión no seguir con algún programa televisivo porque “no me apetecía mentir”, añade.
Considera que ser mediático es un añadido a su profesión y explica que “la televisión y la cocina es una
profesión diferente a la de cocinero”.
El cocinero madrileño conduce ahora mismo el programa „Cocinamos contigo‟, un espacio televisivo que
recorre todo el país en busca de recetas de la gente de a pie. De esta experiencia, destaca la imaginación
de la gente para hacer mucha comida con poco dinero. “Me he dado cuenta de que en España se usa
muchísimo la inteligencia para poder cocinar a un bajo coste”, detalla. Y entonces pone como ejemplo a
Canarias: “la comida tradicional canaria me parece una comida inteligente, de subsistencia… lo que había
de la tierra es lo que se come. Esa es la base de cualquier alimentación: la subsistencia, la economía y el
que esté bueno”.
“La comida que se hace en las casas es la comida de verdad”
En este sentido, Fernández piensa que la cocina “es lo que hace la gente en sus casas. Todo aquello que
hacemos los cocineros es un poco show, es una demostración… puede ser un plato espectacular pero es
solo una vez, no tiene trascendencia”. Así, compara a la cocina de vanguardia con la Fórmula 1 y dice que
“puedes fabricar un coche muy rápido, súper especial… pero si la gente luego no puede comprarlo o
disfrutarlo no vale para nada. Los platos tienen que ser reproducibles, tienen que ser ricos y todo el
mundo debería poder hacerlos”. Sale entonces al plato la tortilla de papas de la que cree que su éxito está
en su fácil reproducción. “La comida que se hace en las casas es la comida de verdad, la auténtica comida
es la que se reproduce fácilmente no la que se diseña en un laboratorio”, concluye.
No obstante, al chef le gusta mucho la cocina molecular. De hecho, ha impartido conferencias sobre la
materia en Johannesburgo y Pretoria. Para él muchas veces se trata de conocer bien el producto. “Si tienes
que usar un pollo, tienes que saber a qué temperatura coagula… todo ese tipo de cosas para usar bien la
materia. Si eso es cocina molecular, yo uso cocina molecular”, declara. Fernández usa mucho las
metáforas y explica, por ejemplo, que “lo importante es el traje de la novia: los platos tienen que llevar un
producto principal muy importante y otra cosa son los abalorios, la nueva tecnología, las técnicas de
vanguardia… Abogo porque el producto principal tiene que ser la esencia y luego la guarnición, ya
veremos”.
Con respecto a su restaurante, El Luca, asegura que empezó siendo un gastro bar pero “me di cuenta de
que lo que querían eran otro tipo de platos totalmente diferentes a los que yo ofrecía. Y cambié, porque la
cocina es una profesión de servicios”, detalla. Fernández dice que los cocineros tienen un error y un
problema de ego. “Somos tan ególatras que somos capaces de ofrecer un tipo de comida que no es
adecuada al sitio en el que estamos”, apunta.

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