vertebración digital, visual y multimedia

Transcripción

vertebración digital, visual y multimedia
Sección
INNOVACIÓN
Sección elaborada por IE Business School
La Universidad con
vertebración digital,
visual y multimedia
Texto: Juana Abanto Gamarra. Profesora y Directora del MediaLab. IE School of Communication-IE University
Begoña González Cuesta. Profesora y Directora de Programas. IE School of Communication-IE University
Fotos: LatinStock
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REVISTA DE COMUNICACIÓN
V
ivimos tiempos de cambio, tiempos apasionantes
en los que la revolución digital está generando
múltiples oportunidades para construir nuevos
modos de relacionarnos con la realidad. La digitalización de la cultura tiene implicaciones esenciales en
nuestra comunicación; no estamos solamente ante unas
nuevas herramientas, sino que esas herramientas están
generando nuevos lenguajes, nuevos mensajes, nuevas
maneras de recibirlos y nuevas formas de influencia. En
este contexto, la universidad ha de estar en la vanguardia
del pensamiento sobre esos nuevos lenguajes y simultáneamente en la vanguardia de la acción y la creación en
esos nuevos medios.
El lenguaje nos permite conocernos y conocer el mundo,
crear cultura; y el lenguaje del siglo XXI es digital, visual y
multimedia. Nuestra forma de comunicarnos, de expresarnos, de pensar, de construir nuestras representaciones de
la realidad pasa por la creación de obras digitales y visuales.
Es por tanto, imprescindible conocer en profundidad este
lenguaje y la cultura que en él se crea, aprender a leer
esas imágenes y a escribirlas. En un mundo en cambio
y complejo es necesario saber pensar, analizar, abordar
la realidad en múltiples dimensiones, conocer y manejar
los lenguajes, también el lenguaje digital. Profundizando
en él, crecerá nuestro entendimiento de la realidad y, por
tanto, desarrollaremos nuestras capacidades de análisis,
interacción, flexibilidad, creatividad, percepción estética,
iniciativa, compromiso, pensamiento crítico.
Y aquí se inserta nuestra reflexión sobre la necesidad de
introducir en el corazón del proceso de formación del futuro
comunicador toda una serie de conocimientos y habilidades en torno a lo que podríamos denominar “arte visual” y
“alfabetización digital”. Es en ese terreno donde se juega
en la actualidad y el estudiante de comunicación ha de conocerlo, pensarlo, usarlo y crearlo. Consideramos que un
espacio idóneo para la formación sobre el universo digital
es el ámbito de una Facultad o Escuela de Comunicación.
El comunicador del presente y del futuro ha de conocer en
profundidad los contenidos y lenguajes de la comunicación,
sus usos, sus estrategias, sus instituciones y sus efectos; y
para desarrollar todo ese ámbito de conocimiento y acción
es esencial el soporte firme de la maestría en el lenguaje
digital, visual y multimedia.
Durante largas décadas, parecía que el lugar propio para
los estudios sobre la imagen en las universidades estaba
en los campos disciplinares de la historia del arte, la
iconología, las bellas artes… Pero en los últimos tiempos
ha cambiado en gran medida el panorama de los estudios
universitarios; y también se ha producido una enorme
transformación de la presencia de las imágenes en el
universo cultural, en el seno de nuestras sociedades. Ha
habido un importante desarrollo de los estudios de Comunicación en el medio universitario y se ha desplegado una
investigación sobre las imágenes que amplía y complica
los modos en que éstas son analizadas.
Apostamos por la inclusión en los estudios en Comunicación de una formación en profundidad y práctica sobre
las imágenes, la cultura digital y multimedia. Pero, y esto
es importante, esta formación ha de construirse desde
una perspectiva interdisciplinar. Conviene no introducir en
“guetos” los estudios sobre la imagen, sino todo lo contrario: su creciente complejidad como constructora y vehículo
de cultura hace especialmente necesaria y apasionante la
confluencia de perspectivas para su estudio. Se debe abordar
la imagen compleja desde la complejidad: es el enfoque
interdisciplinar el que está siendo cada vez más necesario.
La interdisciplinariedad remite a un cruce real de perspectivas y mundos referenciales en el conocimiento del amplio
ámbito de las manifestaciones visuales. Se favorece así la
pluralidad, se evitan visiones únicas y hegemónicas, se
propician los roces, las hibridaciones, la intertextualidad.
En definitiva, se trata de reconsiderar y ampliar el ámbito
desde el que abordar la formación en el conocimiento y
uso de las imágenes. Los estudios de Comunicación tienen
mucho que hacer en ese sentido.
A todo ello, se une el hecho de que la universidad en España
se encuentra en un momento de cambio; por muchos motivos, pero especialmente por su incorporación al Espacio
Europeo de Educación Superior (o Plan Bologna, a cumplir
en 2010). Es cierto que ante esta situación se puede cambiar
todo para que no cambie nada; pero también se podrían
aprovechar los nuevos retos planteados como oportunidades de oro para repensar desde la base las funciones de
la universidad en la sociedad, sus objetivos, sus procesos.
Conviene analizar lo que esta institución puede hacer en el
contexto contemporáneo: encontrar su lugar en la construcción de la sociedad del conocimiento. Una universidad que
ha de centrarse en el aprendizaje de los estudiantes, en el
desarrollo de competencias.
Es, pues, éste un buen momento en España y en Europa
para replantear el mapa y la configuración de los estudios
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universitarios, en la superficie, pero sobre todo como consecuencia de una mirada más profunda y crítica a los espacios
de docencia e investigación. Es tiempo de considerar las
competencias de la universidad en la comprensión de la
realidad cultural, interpretarla, mirarla crítica y reflexivamente, aportar creación y construcción cultural desde una
perspectiva más compleja.
Una de las funciones esenciales de la universidad es generar conocimientos, no sólo custodiarlos y transmitirlos.
Creemos en una universidad involucrada en la sociedad
contemporánea, agente constructora de la misma, capaz de
dotar a los estudiantes de instrumentos de conocimiento y
de análisis que les permitan relacionarse con la realidad y
sus obras, para recibirlas de forma reflexivo-crítica y para
generarlas también reflexiva y críticamente. La universidad
ha de dotar al estudiante de herramientas que le capaciten
para relacionarse con las producciones culturales de su
tiempo, y éstas son digitales y multimedia.
De esta forma, el estudio de la imagen -en sentido amplio
e integrador de sus dimensiones diversas- sí aportaría
algo o mucho en la tarea propia de la universidad que es la
generación de cultura, la aportación a la construcción de
una sociedad democrática de ciudadanos más reflexivos y
conocedores de la pluralidad de lo real. Pensamos en una
universidad activa frente a la realidad sobre la que investiga,
una universidad productora de conocimiento desde una
perspectiva “poética”, generadora de reflexión teórica y de
creación. Una universidad, en definitiva, que tome distancia
de una función archivística o clasificadora del saber, para
desempeñar un papel mucho más centrado en la generación
de conocimiento en profundidad y para estar en la vanguardia
de las nuevas creaciones.
La Universidad
ha de dotar al
estudiante de
herramientas que
le capaciten para
relacionarse con
las producciones
culturales de su
tiempo, digitales
o multimedia
En el ámbito de los estudios de la imagen, la necesidad de
la perspectiva interdisciplinar crece día a día pues se trata
de un campo en expansión y diversificación; es un mundo
cada vez más heterogéneo y transfronterizo. La cultura de
la imagen contemporánea viene definida por la hibridación
audiovisual, por el mestizaje entre las diversas categorías
de imágenes, entre los formatos, los lenguajes o los géneros. Para abordar una investigación en profundidad sobre
las obras audiovisuales contemporáneas hemos de cruzar
y saltar por encima de las fronteras marcadas entre cine
y vídeo, salas comerciales e instalaciones museísticas,
entre los diversos géneros, entre televisión y vídeo, entre
construcciones narrativas, poéticas, ensayísticas, entre
fotografía y multimedia, entre ficción y documental... Las
prácticas de géneros aislados o de formatos o lenguajes
puros ya no existen. Si es que alguna vez existieron.
Ante unas creaciones visuales marcadas esencialmente por
estas características, las implicaciones tenidas en cuenta
para su estudio han de abordar las distintas facetas que
incorporan esas obras: antropológicas, estéticas, sociales,
económicas, éticas, políticas… La metodología, pues, ha de
ser “programáticamente indisciplinada” -en expresión de
José Luis Brea-, o el método adecuado sería el del “cubismo
teórico” -en expresión de Robert Stam-. Apostamos por el
intento de superar las exclusividades de los cotos cerrados.
La Universidad en España
se encuentra en un
momento de cambio por
su incorporación al Espacio
Europeo de Educación
Superior (Plan Bologna) a
cumplir en 2010
Si de veras quisiéramos construir una universidad del conocimiento, deberíamos dejar de lado los espacios de poder a los
que remiten los ámbitos disciplinares establecidos y cerrados.
En consecuencia, lo que estamos proponiendo es desarrollar
estudios sobre la imagen y el universo digital que, desde su
localización en los espacios intersticiales, en los pliegues
que surgen entre las disciplinas, puedan implicarse más a
fondo en el conocimiento de lo real y en su transformación.
La cuestión que subyace en el fondo de estos planteamientos
es la necesidad de acometer desde la universidad prácticas
creadoras de cultura en lo que éstas tienen de pluralidad,
riqueza y complejidad. En nuestro caso concreto, la necesidad
de abordar la imagen en toda su profundidad, no como un mero
espejo mudo de lo real, o como generadora de simulacros
sino que se trataría de revelar de qué manera a través de la
construcción de imágenes se pone de manifiesto una dimensión profunda de lo real. Para desarrollar esta mirada sobre
la imagen creemos necesario generar un pensamiento en red,
que trabaje en las intersecciones entre disciplinas, considerándolas no como campos de estudio cerrados y vallados, sino
como territorios abiertos que incorporan espacios limítrofes
colindantes con otros territorios; y es, precisamente, en esas
localizaciones fronterizas donde comenzará a manifestarse
la complejidad inherente a las imágenes.
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REVISTA DE COMUNICACIÓN
INNOVACIÓN
Artículo
Sección elaborada por IE Business School
Hace una década el control
de las herramientas
tecnológicas era
responsabilidad exclusiva de
los técnicos. El profesional
hoy tiene que saber
emplearlas para competir en
el mercado digital
Por lo que respecta concretamente a la formación de estudiantes en el seno de las titulaciones de Comunicación, parece conveniente formar a personas que no se conviertan simplemente
en cinéfilos que veneran obras del
pasado, o en técnicos de audio y
video conocedores sólo de los
instrumentos de trabajo, sino
formar a constructores de
obras multimedia o analistas que sean más creativos y libres, más cultos.
Es una formación de la
que están necesitados
los creadores visuales,
quienes han de adquirir
herramientas conceptuales, analíticas, reflexivas, que les hagan
capaces de realizar obras
generadoras de significado
y efectos culturales; y, por
tanto, les hagan más preparados para la responsabilidad
moral y política. Una formación
que ha de apoyarse sobre un sólido
conocimiento teórico y sobre una vanguardista preparación práctica.
Los acelerados cambios tecnológicos de esta era digital,
están obligando a las universidades a replantear su sistema
educativo. Ya no es suficiente un plan de estudios que forme
al alumno sólo en el “saber”, ahora resulta indispensable
prepararlo también en el “saber hacer”. Además de adquirir
“conocimientos”, el estudiante debe desarrollar “competencias y habilidades” que le permitan desempeñarse de
manera competitiva en el mercado de la comunicación actual.
Los procesos de producción y administración de contenidos
están evolucionando hacia la digitalización de la información.
Desde esta perspectiva, el referente formativo actual, debe
estar basado en una comunicación vía Internet, interactiva
y multimedia, es decir, debe ser integral y multidisciplinar.
Hasta hace apenas una década, el control de las herramientas tecnológicas era responsabilidad exclusiva de los
técnicos. Esta situación está cambiando, el profesional de
hoy, para que pueda competir en este revolucionado mercado
digital, necesariamente tiene que saber emplearlas. Hasta
hace poco cubrir un hecho noticioso suponía un importante
despliegue de recursos humanos y técnicos, por ello, esta
labor era realizada generalmente por los grandes medios.
Actualmente, el avance tecnológico ha traído consigo el
abaratamiento de las herramientas de la comunicación y,
en consecuencia, el acceso a las mismas. Por poner un
ejemplo, el periodista de hoy, puede difundir una noticia
en el mismo momento en que está ocurriendo, es decir,
en tiempo real; suficiente con que tenga un teléfono móvil
y acceso a Internet.
Preparar al estudiante para el mundo profesional como empleado y también como empleador, poniendo a su alcance el
pensamiento y las herramientas tecnológicas de la cultura
digital y sobre todo, enseñarle a utilizarlas de manera adecuada. El comunicador tiene que saber crear, desarrollar y
gestionar productos multimedia, en y para Internet.
En este sentido y acorde con los nuevos procesos, dimensión y lógica de la comunicación, cabe resaltar la
experiencia no en tamaño, con grandes sumas de
dinero, sino en uso inteligente; la unidad
central de contenidos en el MediaLab1
que la IE School of Communication de la IE University tiene a
disposición, para el claustro
y alumnado como eje fundamental del desarrollo del
plan de estudios de grado
y postgrado.
Es necesario que las
universidades tengan
en cuenta que nos encontramos en un mundo
donde los medios analógicos, caracterizados
principalmente por la
transmisión de información, están siendo desplazados por los digitales, donde la producción y gestión de
la información cobra relevancia,
siendo la movilidad, Internet y los
contenidos multimedia los principales protagonistas en manos no de
los productores, sino de los consumidores.
En este escenario, la formación debe encaminarse hacia
un comunicador autónomo en el ejercicio de la profesión,
versátil y multidisciplinar, con criterios que le permitan
seleccionar la información de manera justa, con habilidades
y competencias para desenvolverse en cualquier área de
la comunicación, con dominio de lenguajes de información
múltiples integrados en soportes multimedia. Todo esto,
sin descuidar, claro está, las vertientes éticas y humanistas
de la profesión.•
En todo este contexto cabe preguntarse: ¿están las universidades realmente preparadas para llevar a su eje central
un planteamiento estratégico enmarcado en esta nueva
realidad social y mediática, tan cambiante e incierta como
dinámica y beneficiosa? Nosotros, “sí”; no tenemos más
remedio al haber nacido en 2008. •
1 El MediaLab supone para el alumno una apertura al mundo profesional; una
factoría multimedia. Cuenta con un sistema de almacenamiento compartido: editshare, el cual permite interconectar el audio -cabina de radio-, la imagen estática
-laboratorio fotográfico- y la imagen dinámica -estudio de televisión, control de
realización, cabinas de edición y postproducción-. En este laboratorio el alumno
tiene la posibilidad, desde el primer año de estudios, de experimentar y poner en
práctica los fundamentos teóricos que va adquiriendo, trabaja como si estuviera en
un escenario profesional real desarrollando proyectos digitales de manera integral.
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