Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué
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Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué
:: REVISTA VIAL :: Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué 14/10/09 18:19 Miercoles 14 de Octubre de 2009 Mayo - Junio 2007 EDITORIAL || SECCIONES DE ESTE NÚMERO SUMARIO | BUSCAR Soluciones a la movilidad Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué en 55 English Version Volver Ver fotos de esta nota El ingeniero Claudio Varano ofrece su punto de vista acerca de las fallas que se cometieron con el Transantiago. por Ing. Claudio Varano * El 10 de febrero de 2007 fue un día muy esperado por muchísima gente. No sólo por los habitantes de Santiago de Chile, sino por gran parte de personas relacionadas con el mundo del transporte. Todos estaban a la expectativa de cómo iba a resultar el cambio radical en el sistema de transporte público de la capital chilena. Actualmente, a unos tres meses de iniciado el Transantiago, es muy fácil adoptar el rol de crítico, mostrar todo lo que se hizo mal y solidarizarse con el usuario del transporte público que sufre día a día para poder movilizarse. Pero la pregunta es ¿qué Pasó? ¿Cómo se llegó a Transantiago esta situación? ¿Nadie previó lo que iba a suceder? Si se lee el objetivo principal del Transantiago, por supuesto que se estará de acuerdo y se apoyará la idea. ¿Quién estaría en contra de mejorar un servicio tan sensible y vital como es el transporte público? Es decir, en los títulos, todos estamos de acuerdo y a favor. El problema surge cuando queda en el olvido el qué, el objetivo principal, y se prioriza y se le otorga exclusividad a la forma de hacerlo, al cómo. De esta manera, se convierte un complejo proyecto de movilidad de personas en un simple desafío tecnológico. En las implementaciones de proyectos de movilidad en la mayoría de las ciudades de Latinoamérica, se cometen sistemáticamente los mismos errores. Esta es, por desgracia, una tendencia que se repite en forma constante. ¿Cómo hacer para evitarlo? Es muy simple. Existe una serie de factores que son determinantes para el éxito o fracaso de un proyecto. FACTORES CLAVES 1. Cambio Cultural Normalmente este es un punto no contemplado de la forma en que merece en este tipo de proyectos. Es muy importante tener en cuenta que el éxito del sistema depende enormemente de la participación, conocimiento y aceptación por parte del público usuario. Las imposiciones normalmente son resistidas. Lo que debe hacerse es guiar y ayudar a la población en ese cambio cultural, mucho tiempo antes de inaugurar oficialmente cualquier sistema. 2. Implementaciones condicionadas por tiempos políticos Nadie desconoce las urgencias y necesidades políticas en la implementación de este tipo de proyectos de tan amplia visibilidad. Lo que debe entenderse es que estos planes que involucran un cambio cultural, llevan tiempo, que muchas veces trasciende el tiempo político de cualquier administración. Otro punto crítico aquí es que para acelerar esos tiempos, se comienzan a efectuar ahorros y economías en infraestructura. 3. Pecado Tecnológico Hoy en día tecnológicamente todo es posible. Eso es muy bueno, pero a la vez se torna peligroso. Se corre el riesgo de pretender solucionar todo a través de la tecnología. Muchas veces si las definiciones básicas son incorrectas, difícilmente la tecnología pueda resolver el problema. 4. Integración En general no se considera correctamente la futura y lógica integración natural con el resto de http://www.editorialrevistas.com.ar/articulo.php?id=461 Página 1 de 3 :: REVISTA VIAL :: Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué 14/10/09 18:19 En general no se considera correctamente la futura y lógica integración natural con el resto de los sistemas de transporte de la ciudad. En algunos casos, no se contempla la incidencia que tendrá el nuevo modelo sobre los sistemas ya existentes. 5. Personas y no vehículos Esta nota no se refiere a sistemas de transporte sino de movilidad. Esto es algo muy importante porque en la actualidad, el tema es la movilidad de las personas y no la de los vehículos. El transporte, sin lugar a dudas, juega un rol preponderante dentro de la movilidad. Pero si se mira como una entidad independiente, se puede caer en el error de priorizar la movilización de vehículos en lugar de personas. En el caso de Transantiago, prácticamente la totalidad de estos factores no se tuvieron en cuenta (factores 1, 2, 3 y 5), o se los implementó de forma incorrecta (factor 4). INTERPRETACIONES Factor 1. La importancia que se le dio al cambio cultural fue escasa si no nula. Se subestimó la influencia de este factor tan vital para el éxito del proyecto. Se realizó una campaña publicitaria pocas semanas antes del inicio del sistema, y el punto fuerte se llevó a cabo cuando gran cantidad de gente estaba de vacaciones fuera de Santiago. Se recurrió a una figura emblemática para los chilenos como es Iván Zamorano, que es correcto para generar un vínculo de confianza con el público. Lamentablemente, como el diseño de la campaña no fue bueno, ni suficiente la duración, esto se tradujo en un deterioro de la excelente relación que tenía el pueblo con su ídolo, quien a su vez se sintió engañado por los responsables de Transantiago. Factor 2. En lo que respecta a las implementaciones forzadas y apuradas por cumplimiento de tiempos políticos, nadie puede desconocer que el ex Presidente Ricardo Lagos inauguró de forma apresurada y desesperada el Transantiago para poder culminar su mandato cumpliendo su promesa. Lo que a corto plazo puede tomarse como un logro político (prometió y cumplió), a mediano y largo plazo se convierte en lo que realmente se genera con este tipo de acciones: un costo político enorme. En el caso de Transantiago, no solo alcanzó al ex presidente, sino que condicionó y deterioró considerablemente la gestión e imagen de la actual presidenta Michelle Bachelet. Si a esto se le suman los ahorros que se hicieron en infraestructura, como por ejemplo, el no contar con vías exclusivas y físicamente segregadas para la circulación de los buses articulados, la situación se vuelve aún más crítica. Cuesta entender esto en un país como Chile, donde se invirtieron U$S 2.000.000.000 para la construcción de autopistas con sistemas de FreeFlow, otros U$S 2.000.000.000 para duplicar la red de Metro, y tan solo U$S 300.000.000 para la infraestructura del Transantiago. Factor 3. En este punto no escatimaron esfuerzos. El ambicioso plan de reconversión del sistema de transporte público no podía estar exento de llevar lo mejor de la tecnología. En algunos casos, equipamientos sobredimensionados (por ejemplo, tres cámaras de video por bus). Además, se repite un error clásico en implementaciones de sistemas de cobro electrónico, como es el de no considerar el pago del pasajero eventual o de única vez. Esto no significa que se trate de personas que viajan esporádicamente en bus, sino de aquellos que tienen un comportamiento de pago de viaje sencillo (sólo un boleto). Esto trae automáticamente la definición de tener un único medio de pago con la tarjeta inteligente sin contacto. Sin lugar a dudas, la tarjeta inteligente sin contacto es el medio de pago ideal para el transporte, pero de ninguna manera puede ser el único. No se entiende muy bien esta decisión, ya que en el propio sistema del Transantiago se tiene al Metro (que moviliza alrededor del 20 o 25% de los pasajeros) que tiene como medios de pago la tarjeta, pero además cuenta con el viejo boleto magnético para todos aquellos pasajeros que compran un solo viaje. A pesar de ello, para el transporte de superficie se consideró que el medio de pago sea la tarjeta. En los buses articulados es la única forma de pago habilitada, y en el resto de la flota se permite el pago con dinero en el 50% de la misma. Esto traerá, sin lugar a dudas, serios trastornos adicionales que aún no se han detectado, ya que por el momento la dificultad principal es la falta de buses (ver factor 5), que motiva que casi un 30% de los pasajeros no paguen su pasaje. Factor 4. El Metro de Santiago era uno de los sistemas de transporte masivo más exitoso y eficiente de Latinoamérica, tomado como modelo a seguir. En la definición del Transantiago se decidió que el Metro sería la columna vertebral del nuevo proyecto y recibiría un mayor número de pasajeros proveniente del sistema tradicional de superficie. Sin embargo, debido a las deficiencias en el diseño general, no se tuvo en cuenta en ninguno de los cálculos preliminares que prácticamente se duplicaría el número de pasajeros que debería transportar. Se debió implementar, además, un servicio de buses clones del Metro, que realizan el mismo recorrido, y que sirven como paliativo temporal para resolver el crecimiento de la demanda. Esto sin contar con todo el deterioro y desgaste extra del material rodante, producto de este exceso de demanda, y que no estaba previsto en los cálculos de los gastos de operación. Esta situación ha convertido en una odisea diaria el tener que viajar en Metro. Filas interminables, gente esperando desde mucho antes que abran las estaciones, cierre de estaciones en horas pico por colapso, y hasta tener que lamentar muertes por asfixia. Factor 5. La capacidad de planificación, estudios y modelización de los profesionales chilenos es ampliamente conocida. ¿Pero entonces qué falló? Se cayó aquí en el error de priorizar el movimiento de los vehículos por sobre el de las personas. Los cálculos podrían ser aceptables dentro de un modelo que no refleja la vida real. El esquema de implementación Big Bang, como los responsables del Transantiago lo denominaron, dejó de lado la gradualidad y optó por una reconversión total del sistema de transporte público de un día para otro. Se eliminaron los recorridos existentes y fueron reemplazados por nuevos, en muchos casos desconocidos por el público usuario, lo que obligó al desplazamiento a pie en distancias muy largas. Se dividió la ciudad en diez zonas (ver gráfico 1), donde cada zona tiene sus operadores exclusivos. Esta http://www.editorialrevistas.com.ar/articulo.php?id=461 Página 2 de 3 :: REVISTA VIAL :: Transantiago: cuando el cómo es más importante que el qué 14/10/09 18:19 ciudad en diez zonas (ver gráfico 1), donde cada zona tiene sus operadores exclusivos. Esta distribución racional del territorio lleva implícito en muchos casos una excesiva cantidad de transbordos que dificultan e incomodan al pasajero (existen casos de hasta ocho cambios). La suma de todos los factores aquí enunciados dio como resultado un enorme déficit inicial en la cantidad de buses que operan el sistema (entre un 10 a 15%). Es difícil creer que los modelos utilizados tengan ese tipo de error. Seguramente se partió de premisas falsas, planteando soluciones teóricas ideales y no reales. ¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE? Sin lugar a dudas, las personas que diseñaron el Transantiago son responsables. También lo es el gobierno, que los designó y les encargó esta tarea, por apurarse para cumplir con promesas electorales. El Administrador Financiero del Transantiago (AFT), compuesto por un consorcio de los bancos más importantes de Chile y Sonda, y los operadores privados que ganaron la licitación también son responsables. Es difícil entender cómo gente que está acostumbrada a manejar grandes negocios, no supo ver ni identificar que todo este proyecto estaba partiendo de premisas irreales. Los académicos, profesionales, consultores, políticos que no participaron en forma directa del proyecto, pero que sí tomaron conciencia de lo que iba a ocurrir también son responsables. En lo personal, como consultor independiente y además vicepresidente de la División Latinoamericana de la Unión Internacional de Transporte Público (UITP), también me siento responsable. Si bien desde el año 2003 anticipé este resultado, y a pesar de innumerables reuniones y presentaciones con los técnicos y autoridades del Transantiago como del Ministerio de Transportes alertando sobre este tema, no obtuve resultado alguno. Al ver confirmado mi diagnóstico, me pregunto, ¿habré hecho lo suficiente? El único que no es responsable de esta situación es el público, quien lamentablemente padece a diario el traslado a su lugar de trabajo o estudio. He utilizado el término responsable y no culpable. Algunos buscan culpables para castigarlos y cobrar multas, y mostrar una aparente sensación de justicia. Multar al encargado de proveer la tecnología, porque ésta falla, o a los operadores por falta de buses, no va a resolver el problema actual. De ninguna manera se debe dejar sin castigo a los responsables, pero la sugerencia es releer la lista de todos los responsables. Lamentablemente la implementación del Transantiago ha afectado en gran parte a una ciudad y a sus habitantes y esto no tiene solución inmediata. Desafortunadamente se tardarán muchos meses (años) en reordenar esta situación y lo que nunca tendrá vuelta atrás es la humillación que le han hecho sentir a los santiaguinos. Este artículo tiene como finalidad la reflexión, para evitar que acontecimientos como estos vuelvan a producirse en la región. Todos los referentes del sector somos responsables de ello. *El ingeniero Claudio Varano es vicepresidente de la división América Latina de la Unión Internacional de Transporte Público. HOME | QUIENES SOMOS | NOVEDADES | FERIAS & CONGRESOS | CONTACTO | VER OTROS NUMEROS Revistas S.A. - Tucumán 1625 2 ° A (C1050AAG) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel Fax 4372.3519 / 4371.0083 / 4371.5759 - Email: [email protected] http://www.editorialrevistas.com.ar/articulo.php?id=461 Desarrollado por Página 3 de 3