Oro rojo en la costa misquitia. Protestantismo y problemas
Transcripción
Oro rojo en la costa misquitia. Protestantismo y problemas
ORO ROJO EN EL CARIBE Sidney Rooy FTL Ex profesor de historia del ISEDET, Buenos Aires Hoy hablamos sobre una tragedia. Afecta a los miembros de una iglesia protestante con antigüedad en la América Central, la Iglesia Morava de Nicaragua y de Honduras. La mayoría de los miembros de esta iglesia son del pueblo Miskito que habita una zona llamada La Mosquitia. Bordea el mar Caribe en la zona oriental de ambos países, en las regiones autónomas de Nicaragua y en la provincia Gracias a Dios de Honduras. Para ganar su subsistencia, la mayoría de los varones jóvenes de entre quince y treinta años salen con los barcos para cosechar la langosta. Bucean en lugares cada vez más profundos para juntar estas delicias con tal de satisfacer el apetito insaciable yanqui y europeo. Suben de la profundidad del mar con apuros en busca del aire y sufren la enfermedad de descompresión, los bends. El diez por ciento mueren, la mitad tiene algún grado de invalidez permanente, y los demás sufren algún efecto desfavorable. Esta situación deplorable levanta una serie de preguntas. ¿Por qué se permite tal atrocidad contra los derechos humanos? ¿Cuál es la causa de esta tragedia humana para el pueblo Miskito, nuestros hermanos de la Iglesia Morava? ¿Qué están haciendo las autoridades gubernamentales y de las iglesias, y el montón de ONGs que siempre buscan el bien de los que sufren? ¿Qué pasos son necesarios pare resolver o por lo menos disminuir este sufrimiento que termina en décadas de sufrimiento o en la muerte? Trataremos de responder, por lo menos en parte, a estas preguntas. 1 Comenzamos con un poco de historia. Los Miskito, un pueblo originario de esta zona, resistieron la conquista española. Llegaron a ser aliados de los ingleses, quienes llegaron temprano en el siglo diecisiete. Los Miskito brindaron apoyo a las embarcaciones inglesas y en algunas ocasiones hasta acompañaron a los piratas en sus excursiones contra el enemigo común. El interés de los ingleses fue político, el establecimientos de puestos en el nuevo mundo, pero también comercial. Ciertas clases de maderas duras que se encontraban en ese territorio eran codiciadas, y una cantidad fue exportada al ultramar. En general había una buena relación entre los nativos y los extranjeros/colonos. Parece que había poco esfuerzo evangelístico, tampoco para la educación de los nativos. Durante el periodo colonial llegaron personas de color de Jamaica y otras islas del Caribe y fueron acogidos como parte del pueblo, igual como uno que otro colono. Su cultura y manera de subsistencia se basaban en la agricultura, la caza y la pesca. Los Moravos llegaron de Alemania en 1849 para comenzar un proyecto de evangelización, de educación y de obra social entre el pueblo Miskito. Al comienzo de la primera guerra mundial la obra fue transferida a la Iglesia Morava en Belén, Pennsylvania. En 1974 los Miskitos recibieron su reconocimiento como Provincia de la Iglesia Morava Mundial. (H.G. Schneider, La Mosquitia, Historia de las Unitas Fratrum en Mosquitia 1849-1898, Managua: CIETTS, 1998.) El comercio durante los años cuarenta y cincuenta estuvo basada en el cultivo y la venta de bananas. Llegó a ser más dura la economía para el pueblo Miskito cuando este comercio disminuyó. Durante un periodo breve hubo una tentativa de promover la venta de madera. Pero en la decada de los setenta comienzó en el Caribe la demanda pesquera para la langosta, los caracoles y los peces con 2 escamas. El mercado proveyó una nueva fuente laboral para los buceadores en la costa de la Mosquitia. La mayoría del pueblo Miskito en la costa llegó a depender de este trabajo para su subsistencia. Al comienzo el trabajo se trataba de sumergirse hasta poca profundidad, pero progresivamente era necesario ir más lejos de la costa. Aquí comienza la tragedia que sufre el pueblo hoy día. Son los mestizos quienes tienen el control de la pesca y la venta de los productos cosechados. Su objetivo, por supuesto, es la ganancia frente a un mercado creciente para los mariscos. Las embarcaciones de veinticinco metros de largo con casco de hierro salen al altamar por periodos de doce o quince días, hasta reunir una cosecha suficiente. Llevan encima unos treinta pangas (barquillos) donde entran dos personas en cada uno, el buceador y un cayuquero ayudante. En cada barquillo los cuatro tanques de aire comprimido proveen suficiente aire para unos treinta minutos, durante los cuales el buceador puede juntar la cantidad de langostas posible. A veces se encuentra pocas, a veces muchas. El buceador coloca el tanque bajo una piedra y vuelve en tanto necesita respirar. Cuando el tanque de aire se acaba, el buceador sube para cambiarlo. Cuando los cuatro tanques se acaban, el buceador vuelve tres o cuatro veces por día al barco madre para poder cosechar más. El cayuquero tiene la responsabilidad de seguir las burbujas que emite el buceador para estar cerca cuando suba su compañero. En mares turbulentos esto es difícil, y a veces se pierde el rastro. Las normas de seguridad aconsejan bajar al mar profundo solo tres veces al día. Sin embargo, hacen falta cursos de capacitación para los buceadores. Muchas veces el equipo está oxidado. Para la profundidad falta más equipo de seguridad, tal como un buen medidor de aire en el tanque, una linterna para la oscuridad que hay en lo profundo, trajes especiales contra el frío, un profundímetro, un chaleco para que el buceador suba lentemente, un tanque de aire pequeño en caso de emergencia, etc. Hay que mencionar también que los buceadores trabajan con barcos mal equipados, 3 apiñados, sucios e inseguros. El aire usado en los tanques frecuentemente está contaminado con monóxido de carbono o aceite del compresor, los cuales dañan los pulmones del buceador. Al bajarse el buceador, la toxemia en la sangre aumenta, el cuerpo usa el oxígeno pero no puede eliminar el nitrógeno que acumula en su sistema respiratorio por medio de la sangre y progresivamente en los tejidos mismos. Al sumergirse repetetidas veces el buceador experimenta un aumento mayor en el nitrógeno, lo que hace más probable un daño grave al sistema nervioso. Al ascender el nitrógeno se expande cuando baja la presión, formando burbujas que sobresaturan los tejidos y bloquean la circulación, quedándose pegados al sistema nervioso. Esto puede causar un daño neurálgico permanente y la parálisis parcial o completa, con síntomas como dolores en las coyunturas (joints) y huesos, (Nell Farrell, Nicaragua Before Now, pags.179-182) Injerir alcohol o drogas aumenta las consecuencias de la descompresión. Otros síntomas son: Vómitos, torpor y picazón Cansancio y debilidad en las extremidades Dolor localizado en las piernas o los brazos Dificultad para respirar, disnea y náuseas Fatiga y dolores corporales intensos Vértigo y parálisis Colapso y pérdida de conocimiento Frecuentemente estos síntomas están acompañados de la narcosis de nitrógeno. Al sumergirse el buceador, la presión creciente provoca cambios sicológicos y corporales. A los cuarenta metros, se pueden observar una sensación de jovialidad y la perdida de compostura; a los sesenta metros la persona se pone soñolienta, y a los noventa se experimenta la disminución de las fuerzas y un sentido de éxtasis como la resultante de una intoxicación por el alcohol. (Edda B. 4 Moreno, “Tercer Informe: Análisis integral de la situación de la vulnerabilibad de los buzos y sus familias, sus efectos en las comunidades de orígen y el pueblo miskito.” Bilwi: OIT, noviembre de 2001.) Los síntomas incluyen: la rigidez en el pensamiento, la pérdida del buen juicio y la memoria, un sentimiento falso de seguridad, la euforia y la exaltación del ánimo, la somnolencia y la autocomplacencia, y un exceso de ansiedad. Durante la década de los noventa, la seriedad de la enfermedad de la descompresión llegó a la conciencia pública. Entonces hubo tentativas de parte de varias ONGs de luchar por mejores condiciones y equipos para los buceadores, incluyendo cursos sobre los peligros y los límites aconsejables de tiempo y profundidad. Es difícil establecer el número de buceadores en Nicaragua y Honduras. Un estudio realizado por el gobierno de Nicaragua en 2005 estimó que el número en su país era de unos 5.000, de los cuales 1.250 buceadores menores de 35 años (casi todos los buceadores son jóvenes) habían sufrido efectos severos de la descompresión. Se estima que unos 350 murieron entre el año 2000 y el 2004. En Honduras algunos estiman que hay 9 mil buceadores. Un informe auspiciado por el Banco de Desarrollo Inter- Americano (IDB) y llevado a cabo por un especialista en este país, encontró que 4.200 de ellos viven con daños físicos y neurológicos. Según un informe del Banco Mundial “cerca del cien por ciento de los buceadores muestran síntomas de daños neurológicos – presumiblemente por una descompresión inadecuada.” (http://www.nrdc.org/onearth/04fal/redgold2.asp, sept.19, 2011) La Asociación de los Buceadores Miskito Lisiados de Honduras tiene más de dos mil miembros. Muchos que viven en el interior no tienen acceso a los servicios de este gremio. Estos son datos, quizás demasiado secos. Ahora tomemos un testimonio. Roberto Izdepski fue buceador comercial por 30 años, trabajando con plataformas de perforación de petróleo con una profundidad de 150 metros. Roberto realizaba uno de los trabajos más peligrosos del mundo. En medio del peligro, ¡tuvo suficiente esperanza para tener una familia de ocho hijos! Al visitar 5 la costa de la Mosquitia, encontró condiciones pésimas para los buceadores de la langosta. “Tuve mi momento de epifanía”, dice Roberto. “Había hecho mi vida como buceador, bucear era mi vida – y lo que está ocurriendo en la Mosquitia era el Armagedón moral del mundo buceador, un genocidio bajo el agua en cámara lenta (“a slow motion underwater genocide”). . . . Estos buceadores bucean y usan quizás 15, quizas 16, tanques cada día durante dos semanas sin parar, aunque las tablas de la Marina de los Estados Unidos para bucear enseñan que 2 o 3 tanques por día es el límite seguro. Ellos van hasta profundidades absurdas. Hace diez años se podía encontrar todas las langostas que quisieras a los quince o veinte metros. Pero las aguas poco profundas han sido barridas, no hay más. Ahora tienen que ir hasta profundidades de 40 o 50 metros, o aún mas, para cazar las langostas.” “En mi experiencia,” sigue Izdepski, “los tanques son inspeccionados todos los años. Pero aquí en la Mosquitia los tanques llevan veinte años sin inspección. Ningún buceador tiene un profundímetro ni un medidor de presión. No saben a qué profundidad descienden, ni cuanto aire les queda en el tanque. Déjame decirte: He estado abajo y lo sé. Cuando hay cuarenta metros entre tu persona y la superficie, y tú chupas la manguera y no hay nada . . . lo que te queda es una silla de ruedas o el cementerio.” (Ibid.) Ahora escuchemos otro testimonio, esta vez de un buceador que sobrevivió el trauma de la descompresión, el miskito Edgard Walters de 32 años. Está confinado en una silla de ruedas desde el 2003, cuando estaba buceando en el mar Caribe cosechando langostas. Edgard supo que no debía sumergirse tantas veces y que no debía ir hasta los grados de profundidad que solía alcanzar, solo después de quedarse paralítico. Tampoco sabía nada de los equipos adicionales de seguridad, como los medidores de aire y de profundidad, el manómetro, los equipos de visibilidad marina, y el traje térmico. En el barco el 6 encargado de los buceadores mandaba que ellos se metieran a profundidades de 100 metros, conal menos 10 entradas al mar cada día. Edgard tampoco sabía que con repetidas entradas al mar, pequeñas burbujas se acumulan en los tejidos mismos, debilitando y empeorando la condición física del cuerpo. “Ahí ya no se veía mucho el suelo”, dijo Edgard, “hacía mucho frío y la presión del agua me impedía moverme. La última vez sentí mucha asfixia y presión en el pecho, se me estaba acabando el tanque, salí a como pude al bote y me desmayé apenas respiré. Cuando desperté, estaba en el hospital y ya no podía mover las piernas.” (http://ipsnews.netnews.asp?ifnews=54026, Jose Adán Silva, Lobster Divers in Deep Trouble. 7 de enero de 2011) Edgard pasó por repetidas sesiones en la cámara hiperbárica de Bilwi (Puerta Cabezas) durante ocho meses, pero quedó paralítico. En la camara hiperbárica (= alta presión) hay un proceso de recompresión que es una simulación de la misma presión sufrida en la profundidad del mar por el paciente. Entonces el cambio de presión repite el proceso de emerger pero lentamente, para permitir que las burbujas de nitrógeno se disipen normalmente. El problema es que este proceso debe ocurrir lo antes posible después que el buceador se enferme, ¡preferiblemente dentro de unos minutos! Pero cuando buceadores como Edgard tienen este problema, el barco puede estar en alta mar, y aunque el hombre sufra fuertes dolores, inconciencia, o se muere, el capitán se queda hasta conseguir su cosecha de langosta. Si por casualidad pasara otro barco retornando a la costa, la persona sería trasbordada. Además, funciona solo una cámara hiperbárica en Nicaragua, en Bilwi (Puerto Cabezas, Hospital Nuevo Amanecer), y para llegar allí el paciente tiene que ser transportado desde el puerto de llegada. En la Mosquitia de Honduras funcionan dos cámaras hiperbáricas, en Puerto Lempira (Hospital Moravo) y en Ahuas (Clínica Evangélica Morava). Existen dos más, una en La Ceiba y otra en la Isla Roatán, las que son usadas para buceadores miskitos. La última se utiliza 7 también para emergencias que surgen con los turistas. En casos severos los tratamientos repetidos pueden tardar meses. El Dr. Elmer Mejía, quien opera la cámara hiperbárica en La Ceiba (Clínica La Bendición) trató a 47 buceadores miskitos en los primeros seis meses del 2010, con un promedio de siete tratamientos cada uno. Algunos requirieron solo cuatro sesiones, otros doce. Pero en vista de que hay una veda sobre la pesca de langostas desde marzo hasta fines de junio, durante la época de cría, el numero tratado no fue muy alto. Cuando hay falta de progreso, muchos optan por volver a sus casas. Frecuentemente los bends dan como resultado la imposibilidad de orinar y la impotencia. Las personas que salen con este problema frecuentemente no toman líquidos para disminuir el dolor, y sufren entonces la deshidratación. Si tienen catéter (o sonda) se mueren típicamente dentro de dos o tres años de una infección urinaria. (http://www.alertdiver.comHarvestin_Divers_at_Risk , June 6, 2011) Otros se rehúsan a la opción de obtener tratamiento, eligiendo mas bien volver a sus casas en la Mosquitia, esto como reacción a un ambiente extraño, el temor a los tratamientos, y el susto a causa de los sintomas tan intimidantes que provoca su enfermedad. Además de esto, frecuentemente entre en juego otro factor. Algunos dueños de los barcos ofrecen hasta 25 mil lempiras ($1,320 US) al buceador paralítico. El buceador piensa que quizás no recibirá tanto si está curado, y por lo tanto no busca tratamiento. Cosa rara. ¿Que se está haciendo para enfrentar este problema de vida o muerte entre el pueblo Miskito? Primero, veamos lo que hacen los gobiernos de Nicaragua y Honduras, las iglesias y otras entidades humanitarias. Estas serían las respuestas a corto plazo. Después debemos mirar cuáles son las alternativas que dan solución a largo alcance. Durante la década de los noventa, cuando la busca de langosta llevaba los buceadores a zonas cada vez más profundas, la epidemia de gente herida parcial o totalmente aumentaba más y más. Movimientos de derechos humanos nacionales, así como grupos internacionales, levantaron su voz contra toda la cadena de agencias que 8 causaba el sufrimiento de tantos Miskitos. Primero hubo protestas contra los compradores del producto. En este época se estima que un 60% de los mariscos era comprado por Darden Restaurantes, dueños de la cadena Red Lobster, y Sysco, una distribuidora de comidas al mayoreo. Después de una campaña en su contra, estas empresas anunciaron que comprarian solo langostas cosechadas por trampas y en mares de poca profundidad. Pero, una vez que el producto está en el mercado, es difícil saber dónde fue cosechado. En febrero de 2007 fue aprobada por el órgano legislativo de RAAN (Región Autónoma del Atlántico Norte, Nicaragua) la Ley 613 de “Protección y Seguridad a la Personas Dedicadas a la Actividad del Buceo”, que entrará en vigencia el 7 de febrero de 2011. La ley prohíbe a los empresarios el uso de buceadores para la captura de cualquier producto del mar, requiere la modernización de los equipos de trabajo, y establece el uso de nazas (redes con forma de embudo invertido) para la pesca. Impone multas y decomisas a las empresas que violen la ley. Hubo presión fuerte para postergar la imposición de la ley porque ésta dejaría al 90 % de la población de 50,000 habitantes en las zonas pesqueras sin un sostén económico. Además la venta de productos del mar está en segundo lugar después del café en el sector de exportación del país. El gobierno en Honduras también decidió clausurar toda busca de langosta por buceadores en junio de este año, 2011. Sin embargo, tanto Honduras como Nicaragua han decidido extender por dos años y “por última vez”, la veda sobre la cosecha de langostas desde el fondo del mar a de parte de buceadores; se ha decidido que se deben emplear en su lugar trampas o nasas. El Ministerio de Pesca, la comisión que rige la industria, la organización de los buceadores y de los dueños de barcos, y oficiales locales están encargados de encontrar y estimular otras avenidas para una vida sostenible en la costa de la Mosquitia. Muchos son escépticos frente a la idea que tales medidas sean encontradas; se espera que los mismos buceadores, así como los dueños de los barcos presionarán de nuevo en el 2013. 9 Una cantidad de agencias han estado luchando para resolver esta tragedia que sigue cobrando víctimas todos los días. En primer lugar está la misma Iglesia Morava a través de sus clínicas y hospitales, donde los doctores, enfermeras y empleados trabajan de forma sacrificada, tanto en lo económico como con la sobrecarga de trabajo. La Iglesia Morava participa en el gobierno regional, las escuelas de capacitación y las comisiones de estudio, y son mediadores en la llegada de equipos necesarios, también con la ayuda de su iglesia hermana en Pennsylvania. Hace lo posible para cuidar pastoralmente a las esposas, niños y heridos en su medio. Las organizaciones de los buceadores, de las empresas pesqueras, de las mujeres viudas y solteras, y de la red social en el sentido más amplio, . . . todas hacen lo posible para superar esta crisis de tener cada vez más heridos en su medio. Cada año se agregan varios centenares más. Hay también muchas organizaciones (ONGs) que dan su apoyo en diversas maneras, algunas directamente en apoyo a los buceadores, otras con acompañamiento en trabajos de subsistencia en el interior. Algunas de las ayudas benefician a los buceadores, otras a los capitanes de los barcos, los enfermos de descompresión o las familias con sus viudas y huérfanos; algunas se dirigen a la educación, el apoyo médico, la ayuda para encontrar otros métodos de subsistencia, la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de reglamentación gubernatal, y mucho más. En primer lugar, existen organizaciones nacionales que defienden los derechos y buscan responder a las necesidades de los buceadores y sus familias: MOPAWI, AHMBLI, MIMAT, DIGEPESCA, HOMIBAT, etc. Hay organizaciones con un agenda amplia que frecuentemente colaboran desde el ultramar con los objetivos de los nacionales y traen recursos urgentes y necesarios. Algunos ejemplos de este tipo de organizaciones son: 10 Divers Alert Network (DAN), con su ayuda en conseguir equipos como las cámaras hiperbáricas, cursos de capacitación a buceadores y capitanes de barcos. Episcopal Diocese of Wyoming, ayuda para una cámara hiperbárica, apoyo moral y económico Send Hope, Dr. Tom Brian, ayuda médica, proveedor de asistencia a las víctimas de la descompresión. Board of World Missions, the Moravian Church in Bethlehem, Pennsylvania Corazón a Corazón, misión de ayuda establecida por el Dr. Steve Foster, proveyendo elementos para la vida, material de construcción y asistencia médica. Humanitarian Assistance Program (HAP) de la U.S. Southern Command, dos escuelas y una cámara hiperbárica en Puerto Lempira. Personal Energy Transportation (PET), que ha enviado seiscientas sillas de movilidad a las zonas rurales. (Estas son sillas de ruedas especializadas para terrenos difíciles de navegar con una silla de ruedas convencional, operadas por fuerza manual.) Y otras como OCEAN, OIT, PADI, SOS, Alas de Socorro, varias iglesias y misioneros, etc. Estas soluciones son provisionales. ¿Que se debe hacer para mejorar la vida del pueblo Miskito? Tantos los gobiernos como equipos especializados han presentado soluciones, aunque estas han sido parciales y se demandaría mucho sacrificio y visión para implementarlas. Hace años fue publicada por la Iglesia Morava y la organización de los buceadores (Mopawi) la “Guía Verde para el Buceador Profesional” en el idioma Miskito, que incluye advertencias sobre los graves efectos de usar drogas y alcohol durante las bajadas al mar. La Unión Europea aportó diez millones de dólares para la construcción de un proyecto de pollos en 2005 para proveer empleos a los heridos en Kauquira, un pueblito en la costa hondureña. El Instituto de la Pesquera en Nicaragua trata de atraer a 11 los buceadores a otras especialidades de menor peligro en la industria pesquera. En escala menor existen varias tentativas de promover la agricultura y las pequeñas industrias. Desde la epoca de la colonia, cuando esta industria fue llevada a cabo por los británicos, varios grupos han promovido la búsqueda y el rescate de troncos de madera atrapados en los ríos. Se calcula que casi la mitad de lo cortado queda en condiciones lo suficientemente buenas para proveer una ganancia económica. (Un estudio plantea dudas sobre la cantidad disponible. Ver Karl Offen, “British Logweed Extraction from the Mosquitia: The Origin of a Myth”, Hispanic American Historical Review, 80.4, February, 2004, pp.113-135.) Ya en el año 2002 la Oficina International del Trabajo había hecho un estudio sobre la crisis con los buceadores. Según su informe, “Para ellos el síndrome de la descompresión se ha convertido en una epidemia silenciosa”. Este informe llega a la conclusión de que, a pesar de la importancia de la industria pesquera para las economías nacionales y la claridad de las normas internacionales sobre los derechos humanos, los gobiernos, para ese entonces, habían hecho poco para mejorar la situación. El informe llama a las autoridades a mejorar la situación y hace quince recomendaciones, las cuales tienen la virtud de asignar responsabilidades para la implementación de sus propuestas. (Organización Internacional del Trabajo, Condiciones laborales de los buzos miskitos en la Costa Atlántica de Nicaragua, San José, Costa Rica, 2002, p. 39-40) Durante el año 2007 otro estudio extensivo fue hecho por la ONG Solidaridad Gallega, una organización española. Reproducimos aquí un resumen de las recomendaciones presentadas por esta organización a las comisiones del gobierno nicaragüense: La necesidad de iniciar la capacitación básica y la certificación de los buzos mariscadores artesanales, como la primera y más importante medida, 12 mediante cursos especiales, dadas las características étnicas de muchos trabajadores. La regulación de las condiciones de trabajo. La creación de un reglamento de higiene y seguridad. El control toxológico y programas de recuperación, entre otras medidas sanitarias y laborales. La obligación de las empresas de solicitar y proporcionar las condiciones adecuadas de trabajo. Los recursos de emergencias, horarios, equipos, retocando algunas tradiciones y añadiendo nuevas costumbres de carácter internacional. La inversión de las empresas y gobiernos en la prevención de riesgos, los recursos de emergencia y la medicina hiperbárica. La creación de un organismo de control independiente, con la presencia y participación de todas las partes afectadas, con capacidad para actuar y realizar una supervisión permanente, implicando a los sindicatos de buzos, empresas y diferentes instituciones, incluyendo el control medioambiental y la sostenibilidad de los recursos naturales de la zona a largo plazo. Un ligero incremento en el precio del producto, compensado con campañas de promoción internacional. La búsqueda de nuevos canales de comercialización y mercados. Un programa de atención a los buzos afectados y a sus familias. Un programa de estudio de alternativas económicas basadas en los modelos de éxito aplicados en Perú, Ecuador, México o Chile, mediante la transformación o combinación de los recursos pesqueros y las nuevas tecnologías con proyectos de turismo ecológico, de aventura, actividades de buceo turístico recreativo, etc. (http://mail.aol.com/34122-111/aol-6/enus/Lite/MsgRead.aspx?folder=NewMail&uid=307… , downloaded 9/26/2011) El gran problema es la capacidad y la voluntad, de parte tanto de los gobiernos como de los mismos buceadores y las empresas involucradas, de llevar a realización estas propuestas. Con la adopción de la Ley 613 en 2007, varias instancias fueron mandadas a buscar una conversión ocupacional para el auto- 13 sostenimiento de la comunidad Miskito en la costa. No ha habido progreso en el cumplimiento de este mandato. Por su parte el Director del Instituto de la Pesca (INPESCA) en Nicaragua, Steadman Fagoth, presentó este junio de 2011 a la Comisión de Asuntos Laborales de la Asamblea Nacional, 17 propuestas para convertir la pesca artesanal en una pesca mediante nazas y trampas, con beneficios directos para la gran mayoría de los buceadores de su país. Estas propuestas requerirían una inversión de 23 millones de dólares, tanto por las empresas pesqueras privadas como de las instituciones del estado. No está claro en este momento si existe la voluntad de superar esta tragedia que causa tanto sufrimiento y ha resultado en tantas atrocidades contra los derechos humanos del pueblo Miskito. 14