Análisis de la evidencia - Global Health Promotion
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Análisis de la evidencia - Global Health Promotion
Análisis de la evidencia E. Jané-Llopis, p. 21 De la evidencia a la práctica: efectividad de la promoción de la salud mental Una salud mental positiva es un bien público global, es esencial para el individuo y para la sociedad, y es un derecho humano fundamental. Sin embargo, la falta de una salud mental positiva y la presencia de desórdenes mentales son comunes en todas las épocas, países y sociedades. A fin de apoyar un enfoque integral de la aplicación de la acción de promoción de la salud mental, a instancias del Plan de Acción Europeo de Salud Mental de la OMS, es posible destacar cuatro dimensiones de puesta en práctica de la evidencia. Estas cuatro dimensiones incluyen seguir: 1) cotejando, revisando y resumiendo la evidencia de la efectividad de la promoción de la salud mental, 2) difundiendo eficientemente la evidencia entre las partes interesadas principales, 3) evaluando la capacidad de aplicación y 4) aprendiendo continuamente a partir de la práctica eficaz, a fin de apoyar una mayor creación de capacidad y mejorar la base de evidencia. Este documento tiene por objeto ilustrar con algunos ejemplos de qué manera la acción en estas cuatro dimensiones puede prestar apoyo en el campo de la promoción de la salud mental. En primer lugar, la evidencia demuestra que la promoción de la salud mental puede ser efectiva y aportar salud y desarrollo económico y social a la sociedad. En segundo lugar, la publicación en Internet de un registro de prácticas de promoción de la salud mental puede apoyar la difusión de la evidencia acerca de aquello que funciona a través de los países y las regiones, proporcionando diferentes herramientas de aplicación. En tercer lugar, la capacidad de aplicación de la promoción de la salud mental se puede evaluar a escala nacional, identificando aquellas áreas clave donde sea posible desplegar una acción, junto con las barreras que haya que salvar a fin de seguir mejorando la aplicación. En cuarto lugar, también es posible apoyar la aplicación mediante el desarrollo continuo de capacidad gracias a iniciativas de formación destinadas, por ejemplo, a desarrollar una plantilla de promoción de la salud mental. La acción en estas cuatro dimensiones es decisiva para facilitar la traducción de la evidencia en práctica, al tiempo que mejora la calidad de la práctica de aplicación, que puede entonces traducirse en nueva evidencia. A esto se añade que la fuerte relación entre salud mental y física y los puntos en común de sus estrategias brindan una oportunidad de incrementar la eficiencia de las intervenciones. Estas líneas de acción, que apoyan la puesta en práctica de la evidencia, ofrecen herramientas que permiten mejorar la eficiencia de la promoción de la salud mental y apoyar la política a favor del desarrollo de una estrategia integral de mejora de la salud mental de la población. K. Slama, p. 28 De la evidencia a la práctica: efectividad del control del tabaco La promoción de la salud que es persistente, global y duradera modifica los riesgos para la salud, como muestra el efectivo control del tabaco. La interacción de factores individuales, sociales, económicos y políticos crea y mantiene la epidemia del tabaco; la determinación de las buenas prácticas en promoción de la salud requiere tener todos estos factores en cuenta. Si bien es posible someter a prueba los elementos de los programas en ensayos controlados, otros aspectos del control del tabaco, incluido el cambio organizativo y social, la abogacía efectiva y las nuevas definiciones culturales emergentes del consumo del tabaco y de la ilegitimidad de las estrategias de marketing de la industria del tabaco, requieren diferentes medidas de las buenas prácticas. En la política, las mejores prácticas están actualmente resumidas en el Convenio Marco para el Control del Tabaco, que proporciona normas mínimas destinadas al control del tabaco a escala nacional e internacional y a restringir los comportamientos de la industria del tabaco. La evidencia de las prácticas proviene de las estrategias que modifican el valor social del consumo de tabaco. Esto puede incluir políticas que van más allá de estas prácticas hasta la propia definición del tabaquismo como conducta que ha dejado de ser normal y razonable; la educación para la salud y la abogacía por la salud contribuyen decisivamente a dicho cambio, que, a su vez, influye en las elecciones de las políticas. La mejor evidencia en materia de programas se puede evaluar en ensayos aleatorios controlados, a pesar IUHPE – PROMOTION & EDUCATION SUPPLEMENT 1 2005 de que la influencia del contexto dificulta la medición del cambio a una escala distinta a la individual. Los estudios indican que los programas escolares u otros programas dirigidos exclusivamente a la juventud son inadecuados, debiendo implicar a la comunidad en su conjunto. La terapia y las medicaciones para dejar de fumar pueden ayudar a nivel individual; la prevalencia en la población es influida por aquellos programas con amplia base poblacional: educación para la salud generalizada en los medios de comunicación, consejo minimo antitabaco en los servicios sanitarios, revelación de documentos internos de la industria del tabaco. En general, el control del tabaco funciona mejor cuando las políticas, las prácticas y los programas funcionan al unísono. 57